SANDOVAL Historia Del MIR 1969 a 1973 _(Borrador)

204
1 PALABRAS PREVIAS. Han pasado más de diez años y por fin puedo cumplir con los deseos de aquellos amigos y amigas, que me exigían entregar la segunda parte de “MIR: Una Historia”. También se cumple treinta años de la muerte, en combate desigual, del Secretario General del MIR. Veinticinco años de militancia en el MIR me otorgan la posibilidad de escribir sobre su historia, tanto por conocimiento <<de causa>> como por un deseo de entregar la visión de alguien que no ocupó altos cargos de dirigencia, pero que sí mantuvo una adhesión al proyecto revolucionario propuesto por el mirísmo al pueblo de Chile, sin importar los costos que hube de pagar. Llegar a militante del MIR fue como dar un salto en mi evolución social, intelectual e incluso sicológica. Como estudiante de una escuela pública me tocó convivir con lo más pudiente de mi pueblo. Allí estudiaban los hijos e hijas del gerente, del administrador, del jefe de personal e incluso de varios ingenieros que trabajaban en una de las industrias más importante de la zona: la Compañía de Refinería de Azúcar de Viña del Mar (CRAV) filial Penco. Con varios de ellos compartí sala de clase, bancos, tareas y juegos; más de algún enamoramiento infantil nació y murió sin que nadie se diera cuenta. Era un espacio ideal, en que todos nos reconocíamos como iguales. Por eso no pude comprender, ni menos aceptar, que mi “viejo” (sindicalista de quien aprendí lo que era una organización de trabajadores) tuviera que correr a abrir la puerta del auto de unos de sus jefes, sin que éste ni siquiera lo saludara. Ese individuo, de apellido difícil, era el padre de una de mis compañeras de curso. Algo me “picaneó” por dentro, una rabia enorme invadió mi espíritu. No sabía si mi enojo era con mi progenitor, porque se humillaba de esa manera o con ese “rubio encorbatado” que lo avasallaba. Jamás había imaginado que mi héroe, ese hombre alto y de manos callosas, que me guardaba el sandiwchs de la “choca” y que me llevaba a cortar pasto para los conejos en el paseo dominical, estuviera siendo víctima del atropello de otro que, se suponía, era igual que él. Esa fue la primera experiencia vital enseñándome que la sociedad abrigaba enormes diferencias entre quienes la componían. Allí, al lado fuera de mi Escuela primaria, tuve mi primer gran acto de rebeldía. Hice lo que un niño puede hacer ante la injusticia: llorar de impotencia.

Transcript of SANDOVAL Historia Del MIR 1969 a 1973 _(Borrador)

  • 1

    PALABRAS PREVIAS.

    Han pasado ms de diez aos y por fin puedo cumplir con los deseos de aquellos amigos y amigas, que me exigan entregar la segunda parte de MIR: Una Historia. Tambin se cumple treinta aos de la muerte, en combate desigual, del Secretario General del MIR. Veinticinco aos de militancia en el MIR me otorgan la posibilidad de escribir sobre su historia, tanto por conocimiento como por un deseo de entregar la visin de alguien que no ocup altos cargos de dirigencia, pero que s mantuvo una adhesin al proyecto revolucionario propuesto por el mirsmo al pueblo de Chile, sin importar los costos que hube de pagar. Llegar a militante del MIR fue como dar un salto en mi evolucin social, intelectual e incluso sicolgica. Como estudiante de una escuela pblica me toc convivir con lo ms pudiente de mi pueblo. All estudiaban los hijos e hijas del gerente, del administrador, del jefe de personal e incluso de varios ingenieros que trabajaban en una de las industrias ms importante de la zona: la Compaa de Refinera de Azcar de Via del Mar (CRAV) filial Penco. Con varios de ellos compart sala de clase, bancos, tareas y juegos; ms de algn enamoramiento infantil naci y muri sin que nadie se diera cuenta. Era un espacio ideal, en que todos nos reconocamos como iguales. Por eso no pude comprender, ni menos aceptar, que mi viejo (sindicalista de quien aprend lo que era una organizacin de trabajadores) tuviera que correr a abrir la puerta del auto de unos de sus jefes, sin que ste ni siquiera lo saludara. Ese individuo, de apellido difcil, era el padre de una de mis compaeras de curso. Algo me picane por dentro, una rabia enorme invadi mi espritu. No saba si mi enojo era con mi progenitor, porque se humillaba de esa manera o con ese rubio encorbatado que lo avasallaba. Jams haba imaginado que mi hroe, ese hombre alto y de manos callosas, que me guardaba el sandiwchs de la choca y que me llevaba a cortar pasto para los conejos en el paseo dominical, estuviera siendo vctima del atropello de otro que, se supona, era igual que l. Esa fue la primera experiencia vital ensendome que la sociedad abrigaba enormes diferencias entre quienes la componan. All, al lado fuera de mi Escuela primaria, tuve mi primer gran acto de rebelda. Hice lo que un nio puede hacer ante la injusticia: llorar de impotencia.

  • 2

    Ya ms tarde, entrando a la adolescencia, la inequidad social se me hizo ms evidente. Varios de mis compaeros y compaeras de las primarias ingresaron a colegios privados de Concepcin, yo me conform con matricularme en el Liceo de Penco, ello a contrapelo de mis viejos que queran verme estudiando mecnica tornera en la Escuela de Artesanos del Liceo Salesiano. Las expectativas de mis padres eran una peguita en la CRAV, ah ten trabajo seguro y buena paga, Carlitos me dijo innumerables ocasiones mi viejo. Pero no fue as, me fui a un Liceo a estudiar Humanidades, sin siquiera saber en qu consista y que futuro tendra con esa educacin. El Liceo de Penco fue mi primera trinchera de lucha verdadera. El primer cargo de representacin que ocup, fue el de presidente de curso. Como tal asum la defensa de mis compaeros ante los abusos del Inspector General, un individuo enjuto de apellido Romero, al que le decamos el marraqueta. Muchas veces me suspendieron de clases y otras tantas tuvo que ir mi padre a justificar mi conducta. Ms tarde fui elegido delegado a la Fepresco (Federacin Provincial de Estudiantes Secundarios de Concepcin) y como tal tuve que asistir a un Congreso provincial de estudiantes. Este evento marca la lnea divisora, entre la rebelda instintiva y la construccin de un sueo posible. En ese congreso de estudiantes conoc a grandes de la poltica rebelde (entre otros a Fernando Krauss) y a hermosas muchachas que vestan y hablaban con desenfado. Las intervenciones, todas muy largas y combativas, llevaron por primera vez a mi conciencia palabras como burguesa, lucha de clases, proletariado, revolucin y socialismo. Era un lenguaje cautivante, que me permita comprender lo ocurrido aos atrs con mi padre. Por fin tuve una explicacin de por qu calzaba zapatos rotos y andaba con pantalones parchados; del por qu mi madre deca el que guarda siempre tiene y as impedir que me comiera toda la mortadela, para el da del pago. Por fin encontraba culpables del cansancio de mi viejo y el hasto de mi madre. Era el capitalismo, brutal y sanguinario, que nos tena sumido en esas condiciones. La pobreza dej de ser un estado natural al que haba que resignarse; por el contrario era motivo para luchar y destruir el demonio que abusaba de miles y millones de hombres y mujeres. Mi vida cambi sustantivamente despus de ese encuentro; pude construir otra visin sobre la cotidianeidad de los pobres. Ya no vi como castigo el acompaar a mi viejo para ayudarle a hacer el aseo de las oficinas de los jefes de la fbrica; cada vez que pasaba virutilla en el piso o limpiaba los

  • 3

    servicios higinicos, senta que estaba templando el acero con el que pondra fin a las penurias de los explotados. En quinto ao de humanidades fui elegido presidente del Centro de Alumnos del Liceo, desde este cargo pas a formar parte de las autoridades de la comuna, me iba convirtiendo en un dirigente social que buscaba estar al servicio de los dems. Por eso que dentro de mis tareas la preocupacin central fue luchar para que la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales, construyera un local donde estudiar. Mi enemigo fundamental era el gobierno de Frei Montalva, en la persona del ministro de educacin, el seor Mximo Pacheco. Varias semanas de huelga, marchas, entrevistas con autoridades e incluso un brevsimo apresamiento cost para que el gobierno accediera a construir el local. Para entonces mi admiracin por Luciano Cruz iba en aumento. Me asombraba su valenta, su audacia, para enfrentar a las fuerzas policiales. Enorme marca me dej verle en una la fotografa forcejeando con varios Carabineros. Por cierto que cada vez que sala a protestar trataba de emular a Cruz, pero nunca o casi nunca me result; ya porque los Pacos no me tomaban en cuenta o porque mi esmirriado fsico no lo permita. Pero las ganas de rebelarme nunca me faltaban. Con esa algarada juvenil viv uno de los episodios ms violento de la poca: el tacnazo de Viaux. Las noticias que llegaban de Santiago, en las que se deca que los milicos haban salido a la calle, me impresionaron en extremo. Como dirigente estudiantil mi deber era hacer algo en contra de quienes se haban alzado. No entenda mucho aquello de defender la institucionalidad, pero intua que la democracia y, sobre todo, la posibilidad de cambiar las cosas para los pobres, corra mucho peligro. Se reunieron todas las fuerzas polticas, se discurseo bastante, pero se acordaron pocas cosas. Lo ms interesante donde los estudiantes tendramos un papel protagnico fue la decisin de tomarse el local del liceo. Me dirig a casa para buscar unas frazadas y comunicarle a mis padres que esa noche no dormira all, porque mi deber era luchar por la democracia. Alguien, de los asistentes a la reunin, hizo trascender a los Carabineros el acuerdo, de modo que al llegar al establecimiento, los pacos nos estaban esperando. La estampida de muchachos no se hizo esperar, corrimos por las calles hasta la playa y all me agarraron. Fue la primera vez que me pegaban en serio. Resultado: termin preso. La lucha, el combate, no haba durado ms de media hora.

  • 4

    Mi rebelda juvenil la mezclaba con mi catolicismo consuetudinario. Iba misa todos los domingos (esa del medioda, a la que asistan todos los lindos y lindas de mi pueblo) comulgaba e incluso me confesaba (pobre cura, cmo quedara con todas mis confesiones) participaba en grupos de jvenes y actuaba en un taller de teatro al abrigo de la Iglesia. Si bien haba ledo algo de Marx (el Manifiesto) y se deca que los comunistas y marxistas eran todos ateos, nunca me hice problema. Para mi el asunto de la lucha por los pobres tena su primera inspiracin en Cristo y, cuando se discuta el tema, recurra al pasaje aquel cuando Jess expuls a los mercaderes del templo. En fin, tena todo en mi mano para cambiar el mundo. Por un lado estaba la fuerza moral del cristianismo y, por otra, la certeza del marxismo de que los cambios sociales eran inevitables. Slo me faltaba el instrumento para hacerlo; en comunista no poda convertirme, mi viejo jams lo habra permitido; del partido socialista no conoca mucho (a pesar que Allende siempre era bien visto en mi casa) qu era lo que quedaba?, ni ms ni menos que el MIR. Me gustaba mucho eso de la revolucin, incluso siendo presidente del Centro de Alumnos form junto a otros compaeros el Movimiento de Estudiantes Revolucionarios del Liceo de Penco (MERELP). Por el ao 67 conoc a un muchacho universitario que me habl por primera vez del MIR; la conversacin me asust porque gir exclusivamente en torno al cmo atacaramos con una escopeta desde el balcn de su casa a la Comisara. La eleccin de Allende me encontr militando en el MIR; no voy a decir que las esperanzas de los cambios que soaba las haba depositado en el gobierno de la Unidad Popular, pero el slo hecho que fuera un hombre de izquierda el que fuera presidente de Chile me puso muy contento y sal a la calle discretamente porque me las daba de clandestino -- a celebrar.

  • 5

    EL TRIUNFO DE LA UNIDAD POPULAR UN NUEVO PERIODO HISTORICO

  • 6

    Los tres tercios electorales y el fiel mesocrtico.

    Al iniciarse el ltimo tercio del siglo XX, era evidente que tres proyectos polticos desarrollados desde los aos cuarenta, se verificaran ante el pas en una tensa contienda electoral. No hubo dudas en los impulsores que sus ideas (vertidas sobre los programas de gobierno) eran las nicas vlidas; consecuentemente actuaron cada vez ms excluyente.

    Las tres candidaturas, que los partidos polticos levantaron como alternativas, desarrollaron una enorme tarea de proselitismo, con el fin de tener exito en el torneo electoral. Aquella campaa no estuvo exenta de violencia verbal y fsica; fue frecuente ver en los peridicos noticias referidas a enfrentamientos entre las brigadas de propaganda. Era el preambulo de lo que vendra ms tarde.

    Hubo quienes proclamaron que la sociedad chilena necesitaba soluciones rpidas y globales, que los serios problemas que sufra no podan ser enfrentados con cambios parciales y graduales y que la ruta electoral se agotaba. El pas requera de una nueva estructura poltica, social y econmica que naciera de una situacin de quiebre. Al menos as pens un sector del mundo poltico partidista de la izquierda. No se poda seguir gobernando con un impasse estructural. El enfrentamiento violento no solo apareca ineludible, sino que a visin de algunos, era impostergable y necesario. Hubo quienes incluso-- creyeron que el cuatro de septiembre de 1970 sera el momento para iniciar el combate final.

    La tensin poltico-electoral fue en aumento a medida que se acercba el da de la eleccin presidencial.

    Los demcratas cristianos optaron por erigir a Radomiro Tomic, destacado falangista y ex-embajador en Estados Unidos, como candidato a suceder a su correligionario Eduardo Frei Montalva. Tomic Romero, antes de aceptar su postulacin, puso tres condiciones al Partido Demcrata Cristiano: asumir un programa de corte anticapitalista; rechazar la nacionalizacin pactada del cobre y; elegir una directiva partidaria (segn sus propias palabras) "integrada e integradora"1.

    El P.D.C. -a raz de su gestin gubernamental- viva serias dificultades internas. A partir de 1967 se venan estructurando tres sectores o corrientes: el oficialista, (ms tarde se denominara "fresta") que esgrima un discurso tendiente a identificar la accin de gobierno con la conducta poltica del partido; el sector "rebelde" o "chascn" que plante la no subordinacin partidista al gobierno, alegando que una opcin de este tipo terminara debilitando al partido. Por ltimo estaba el grupo llamado "tercerista", lnea caracterizada porque sus miembros tomaban distancia entre "oficialistas" y "rebeldes"2. As Tomic, con un Programa claramente de corte izquierdista, buscaba no solo cohesionar a su partido, sino ampliar su base social de apoyo. Se trataba de construir, lo que este poltico llam unidad popular por la base. Pero la propuesta implicaba unidad subordinndose al Partido de la Falange, sin participacin alguna en el futuro gobierno. Era la manida tctica poltica del camino propio, ahora envuelto en un tapiz ms progresista, por tanto de mayor competitividad electoral. Adems no olvidemos el desgajo

    1.- "CHILE EN EL SIGLO XX", AYLWIN, Mariana. Pg. 280, Editorial EMISIN.

    2.- Ibd., pgina 270.

  • 7

    por la izquierda que afect a la Democracia Cristiana y el trauma ocasionado por la emigracin de destacados militantes: jvenes y de tradicin. Para la DC era imperioso exhibir radicalidad en sus proposiciones para atraer o retener a potenciales disidentes.

    Por su parte la Izquierda, compuesta por la alianza socialista-comunista y favorecida por la emergencia del MAPU3 y la depuracin del Partido Radical4, afirm la candidatura de Salvador Allende Gossen, a travs de un amplio pacto de partidos polticos. Esta alianza, la "Unidad Popular", no fue fcil de constituir. Todos sus posibles integrantes haban levantado pre-candidaturas el ao anterior. El Partido Comunista proclam a Pablo Neruda; el MAPU al ingeniero Jacques Chonchol; el PR a Alberto Baltra y la social democracia junto al API5, a Rafael Tarud.

    Esta situacin pre-electoral, oblig a negociar para lograr una candidatura nica y unitaria. Le correspondi al comunismo chileno y al propio Salvador Allende jugar un papel protagnico en la bsqueda del acuerdo.

    Testimonio histrico de este concierto izquierdista se cristaliz en el Programa de Gobierno de la Unidad Popular, llamado las 40 medidas bsicas. Dicho brevemente, este proyecto tena dos carriles por donde deba transitar la accin poltica para lograr las transformaciones: uno se referira a lo rigurosamente poltico institucional y el otro, abordara el campo econmico.

    En el primero se acord sustituir el sistema bicameral del aparato legislativo por otro unicameral, que llevara el nombre de Asamblea del Pueblo. Se aleg que un sistema as dara mayor agilidad al tratamiento de las leyes y permitira una mayor participacin a los chilenos.

    En la esfera econmica se acord constituir tres reas de propiedad: privada, mixta y estatal. Naturalmente se le atribuy a esta ltima un papel preponderante, pues inclua la actividad minera, la financiera, el comercio exterior y las industrias consideradas estratgicas.

    Por su parte la Derecha, a pesar de su crecimiento desde el ao 1968 en adelante, no estuvo ajena a las dificultades. Dos grandes problemas enfrent: por una parte la ausencia de lideres partidistas y, por otra, la aparente reticencia del ex presidente y empresario papelero, Jorge Alessandri Rodrguez, para aceptar una nueva postulacin.

    Sin embargo este sector poltico pudo superar sus dificultades nuclandose en torno a la lnea programtica conocida con el nombre de La Nueva Repblica, al paso que logr convencer a Alessandri de iniciar una nueva lucha por la Presidencia de Chile.

    3.- MAPU (Movimiento de Accin Popular Unitario) partido fundado en 1969 por disidentes de la Democracia Cristiana. Este

    grupo fue encabezado por Rafael Agustn Gumucio, fundador de la Falange y Rodrigo Ambrosio, alto dirigente de la Juventud Demcrata Cristiana.

    4 El Partido Radical entr en una profunda revisin de sus polticas a partir de la derrota electoral de 1964. El anlisis hecho

    daba como responsable a la directiva nacional (CEN) porque haba efectuado alianzas con los sectores derechistas del pas. Fruto de la polmica interna, un grupo de viejos radicales liderados por los hermanos Durn, Tormo y otros, fueron expulsados. Ellos formaran ms tarde el Partido Demcrata Radical. 5 Accin Popular Independiente.

  • 8

    Alessandri proclam su carrera electoral a fines del ao 1969. Los partidos polticos que dieron asiento y apoyo a esta alternativa fueron: la Democracia Radical y el Partido Nacional; ste ltimo conducido por quien haba reunificado a la Derecha, Sergio Onofre Jarpa.

    En definitiva, este panorama poltico fue la manifestacin electoral de tres proyectos polticos que, como ya dijimos, se venan gestando desde mediados de siglo.

    La Angustia del 4 de septiembre.

    Como adelanto a lo que la ciudadana decidira, estuvieron las encuestas. Sin perjuicio de la pintoresca encuesta realizada por el Servicio de Investigaciones que dio al candidato de la UP y al demcrata cristiano las primeras mayoras con un 38,5% y un 35,2%, respectivamente, la mayor parte de las consultas de la poca, entregaron posibilidades de triunfo a dos de los candidatos: Salvador Allende o Jorge Alessandri.

    Lo que estaba en juego aquel da, no era un simple y rutinario cambio de autoridades polticas; aquel acto electoral entra algo ms importante.

    As lo expresaron organizaciones sociales y partidos polticos. Para la Derecha signific la definicin entre "libertad" (naturalmente que defendida por ella) y "totalitarismo" (patrocinado por los marxistas agrupados en la Unidad Popular)

    A su vez, para el bloque izquierdista se deba optar entre la "regresin", (representada en las otras dos candidaturas) y el "progreso para los trabajadores" manifestado en el programa allendista. Ilustrativo es traer al presente la declaracin de la FECH, para entonces conducida por el Partido Comunista, publicada el mismo da de los comicios: "No slo se resuelve el cambio de un Presidente por otro, sino la posibilidad real de transformar profundamente nuestra sociedad en beneficio de las mayoras. La regresin no es posible; Chile reclama cambios revolucionarios urgentes a travs del acceso del pueblo al ejercicio del poder..."6

    Ms all de estas grandilocuentes y quizs bien intencionadas declaraciones, el pueblo chileno se apeg a la tradicin. Aquel cuatro de septiembre fue da de una pronta primavera, tmidos rayos de sol caeran sobre las espaldas de los votantes. La organizacin del lance electoral se ajust a lo dispuesto por dcadas para esas ocasiones: desde temprano, en los locales de votacin, se constituyeron las mesas receptoras de sufragios; las FF.AA. se hicieron cargo del orden pblico, como lo dispona la ley, dos das antes del evento; el comercio permaneci cerrado, especialmente los bares y restaurantes. Por distintas calles de las ciudades y pueblos de Chile, hombres y mujeres se acercaron con aires de decisin, a expresar sus preferencias. El hombre de pueblo, el trabajador, se arreglaba para tan importante ocasin. Con mucha antelacin daba inicio al ritual: se afeitaba y "lavaba", se colocaba el terno "dieciochero", reservado slo para las grandes ocasiones y sta era una de ellas. Mucho cuidado tena en no llevar algn distintivo en la solapa del vestn, ni siquiera aquel que lo identificaba como integrante de la Compaa de Bomberos o como hincha de algn club deportivo.

    6.- Declaracin de la Federacin de Estudiantes de Chile. "El Clarn", Santiago 4 de septiembre de 1970.

  • 9

    El voto femenino tendra mucha importancia en los resultados, por ello que mltiples y variados mensajes se lanzaron en procura de capturarlo. Frei Montalva ya lo haba experimentado con su consigna y que ayud a su triunfo apotesico en el ao 64.

    La mujer, especialmente la duea de casa, primero se preocupaba de las labores hogareas; el aseo y el almuerzo tenan que estar listos para cuando "EL"7 volviera. Eso haca que de madrugada estuviese en pie. Haba que "echar abajo a los cabros" para tender las camas, barrer el comedor y el patio, pelar las papas, desplumar la gallina "pa' la cazuela" y ponerla a cocer en la olla, sin olvidar de dejar lista la ensalada. La idea era terminar antes del medioda, para dar paso a la espera de sus amigas o vecinas que pasaran a buscarla "pa'ir a votar juntas".

    Esas eran las reglas del juego, heredadas y escritas en la costumbre y nadie estuvo dispuesto a desconocerlas. Sin embargo, ello no obvi el clima de expectacin que haba creado la propaganda electoral8.

    El gran responsable del proceso, desde la cabeza del Ministerio del Interior, fue el mdico y militante demcrata cristiano, Patricio Rojas; la Jefatura de Plaza de Santiago la tuvo el general de Ejrcito Camilo Valenzuela. Estos dos hombres llevaron en sus espaldas toda la carga del momento poltico, que se avizoraba como de alta tensin.

    Alessandri y Tomic sufragaron en las mesas receptoras ubicadas en la Estacin Mapocho, el primero a las 11 horas, el segundo media hora ms tarde. Curiosamente dentro del bloque de la U.P. quien paradojalmente no vot en favor de su candidato, fue el propio doctor Salvador Allende. ste, que era senador por el sur, estaba inscrito en los registros electorales de su regin, de modo que para sufragar deba trasladarse hacia su lugar de votacin, lo que resultaba contraproducente porque no alcanzara a estar de regreso, al momento de iniciarse el recuento de sufragios. Por tanto se decidi que cumpliera con lo dispuesto en la ley, concurriendo a la Comisara Las Canteras para dar aviso de la imposibilidad de cumplir con este deber ciudadano9

    A pesar de la expectacin, no hubo grandes problemas, salvo las tempranas y acostumbradas denuncias en este tipo de acontecimientos. Los alessandristas las emprendieron contra supuestas maniobras del marxismo. Alegaron que los comunistas de Valparaso haban lanzado el rumor que Alessandri (motejado como La Seora por el diario "El Clarn", en abierta alusin a su pertinaz soltera) se haba retirado. Ni lo uno ni lo otro haba sucedido.

    Al caer la tarde en los comandos explotaron los rumores de triunfo: los "tomicistas" insistan en que peleaban el primer lugar con los "alessandristas"; a su vez, stos insistan que su rival de xito eran los demcratas cristianos y por su parte los "allendistas" especulaban que la baja abstencin los favoreca; ello porque las capas populares siempre presentaban el ms alto

    7.- Trmino usual entre las mujeres de las capas populares para referirse al marido, denotando un fuerte machismo. 8.- En estas elecciones hizo su estreno como medio de comunicacin poltica, el ms eficaz de todos los conocidos: La Televisin. Se recuerda, entre los comunicadores y analistas polticos, que la aparicin televisiva de Jorge Alessandri fue tremendamente perjudicial para l. En aquella ocasin, al ser enfocadas sus manos temblorosas, qued de manifiesto su avanzada edad. Hay quienes piensan que este hecho fue decisivo en su derrota. 9 Revista Que Pasa de septiembre de 1970. Santiago de Chile

  • 10

    ndice de apata electoral. Este fenmeno, por lo dems, siempre se haca presente en las elecciones presidenciales. Todos, antes que se dieran los resultados, se proclamaban triunfadores. Allende - recuerda su secretario privado Osvaldo Puccio- permaneca ajeno a estas especulaciones, revelando su enorme experiencia poltica.

    El jolgorio popular.

    El momento de la verdad se hizo presente. Cumplido el lapso legal, las mesas receptoras empezaron a cerrar, dando paso a los escrutinios. Los primeros informes parciales y oficiosos dieron como ganador a los tres candidatos; todo dependa de donde saliera la noticia. En una ocasin apareci Alessandri a la cabeza; en otra Tomic, por ltimo Allende.

    Con ello se reafirmaba en los distintos comandos la sensacin de triunfo, sin embargo la palabra definitiva no estara dicha sino hasta las 11 de la noche y no en forma abierta sino implcita. Estando Allende, en su casa de Guardia Vieja, junto a sus ms cercanos colaboradores y algunos militantes del M.I.R. (que ms tarde daran origen al G.A.P.) se comunic con el General Camilo Valenzuela. La intencin del doctor era solicitarle autorizacin para realizar una concentracin pblica, con el fin de celebrar lo que ellos ya consideraban un xito electoral. El Jefe de la Guarnicin de Santiago respondi que no poda dar permiso, sin antes consultar al gobierno, no obstante le agreg que devolvera el llamado con una respuesta, al menos oficiosa. Al cabo de un momento de espera, son el telfono de Guardia Vieja, era el alto oficial que comunic al candidato popular la decisin del Ministerio del Interior de permitir que los adherentes de la coalicin izquierdista salieran a las calles. Con ello qued, extraoficialmente, a firme el triunfo de la Unidad Popular.

    Aquella noche la Izquierda chilena tuvo "su" primavera. La estrategia allendista, despus de largos aos de intentos, derrotas y esperas, haba dado un buen resultado. La Izquierda, por primera vez acceda al principal poder del Estado: el gobierno. Con este suceso la esperanza de miles y miles de hombres y mujeres de tener un mejor vivir se hizo posible. Eso no era poco, tampoco era suficiente, pero se haba dado un paso exitoso en el proceso de reivindicacin de los trabajadores y trabajadoras del pas, por lo tanto era imperioso celebrar. Desde poblaciones populares como La Legua, San Gregorio, Jos Mara Caro y La Victoria salieron hombres y mujeres pobres a las calles santiaguinas, para marchar hacia el centro de la capital y as mezclarse con estudiantes, intelectuales y militantes polticos en la celebracin del triunfo de la Unidad Popular. Fue la Alameda Bernardo OHiggins, frente a la sede de la Federacin de Estudiantes, el escenario donde se dara rienda suelta a la alegra del allendismo. Chile iniciaba segn los triunfadores, el camino al socialismo.

    DE LA POLTICA AL ASESINATO

    Negociaciones en el Interregno.-

    Todo el tiempo transcurrido -- desde la entrega de los resultados definitivos y la toma del mando por Allende-- fue de extrema tensin poltica. En aquellos aciagos dos meses quedaron en evidencia, aunque embrionariamente, las formas de hacer poltica que asumira la oposicin centro-derechista al gobierno popular: la conspiracin y el chantaje. Del mismo modo surgi el

  • 11

    estilo que tendra Allende, para enfrentar a sus adversarios: la negociacin y la ganancia de tiempo en "pos de acumular fuerzas".

    Varios hechos polticos sucedieron, unos tras otros, con velocidad vertiginosa hasta desembocar en la muerte del general Schneider, momento en que la oposicin a la Unidad Popular, regres sobre sus pasos, desconcertada y con espritu de derrota.

    La primera veta que explor el anti allendismo fue desconocer el triunfo del conglomerado izquierdista, o al menos relativizarlo a las disposiciones de la Constitucin Poltica. La Derecha habl de la frmula "Congreso". Esto significaba que al no conseguir Allende la mayora absoluta, deba constitucionalmente el Parlamento elegir entre las dos primeras mayoras relativas al Presidente de Chile. El anlisis derechista y de algunos demcratas cristianos era que, si bien Allende haba obtenido ms adhesiones que Alessandri, ello no significaba un resultado definitivo, porque quedaba el camino que la Constitucin Poltica sealaba para las situaciones de mayoras relativas.

    El escenario poltico estaba pleno de agitacin. Todos los sectores polticos -- centro, derecha y ultraderecha-- trataban de impedir el ascenso de la U.P. al gobierno o al menos "amarrar" al futuro Presidente a concesiones. Conversaciones palaciegas, citas nocturnas, encuentros "casuales" en fiestas, comidas familiares, declaraciones oficiales, "infidencias" de servicios de inteligencia, menudearon entre los actores de la vida nacional. Algunas de ellas definitivamente ridculas.

    Versiones como la del Presidente del Senado, Senador Toms Pablo Elorza, en cuanto a que, segn informacin del servicio de inteligencia del Ejrcito (no confirmada) "guerrilleros hngaros" se preparaban para ingresar al pas, corran por salones, oficinas y sedes partidarias. Otras intervenciones televisivas (recubiertas de seriedad tcnica) como la del Ministro Andrs Zaldivar en cuanto a que se estaba generando una crisis econmica fruto del triunfo "marxista", cre un clima poltico de extrema peligrosidad toda vez que cre una fuerte fuga de capitales. El propio Comandante en Jefe, General Ren Schneider Chereau, se mostr inquieto. De hecho Schneider dispuso que los generales Schaffhauser, Ervaldo Rodrguez y Mario Seplveda se reunieran con el senador comunista Volodia Teitelboim para manifestarle "los puntos de vista" de los militares.

    Estas inquietudes se expresaron en conceptos como que el Ministro de Defensa fuera una personalidad, que sus Subsecretarios "fuesen oficiales activos", que las designaciones se hicieran respetando los escalones jerrquicos, que no se desahuciara el Pacto de Ayuda Militar, que se mantuviera el Plan de Adquisiciones del Ejrcito, que no se interviniese en la Junta Calificadora y que se respetaran las Leyes Previsionales del personal de la Fuerzas Armadas10.

    Analizando estos "puntos de vista", nos percatamos que distan mucho, de ser una posicin respetuosa de las facultades propias de un Presidente de la Repblica. Ms bien revelan del comandante en Jefe del Ejrcito y el resto de los Generales de la poca, una clara intencin de involucrarse en la gestin presidencial. Pedir que los subsecretarios de Defensa fueran militares

    10.- MEMORIAS, Testimonio de un Soldado, PRAT, Gonzlez Carlos. Pgina 179. Editorial Pehun, Tercera edicin, marce de

    1987 Santiago, Chile.

  • 12

    activos y que no se procediera a intervenir en la Junta Calificadora, expresa --al menos-- desconfianza de los uniformados hacia el nuevo gobierno y una permeabilidad a la propaganda derechista.

    La respuesta de Teitelboim, segn Prat Gonzlez en sus memorias, fue que el ministro de Defensa sera un "civil intachable", lo que satisfizo al General Schneider. El resto del planteamiento castrense, fue diferido para ms adelante, bajo pretexto que la Unidad Popular careca informacin y estudio del mundo uniformado. Dicho de otro modo, se evidenci en la Izquierda tradicional la ausencia de una poltica militar.

    En estas tratativas de polticos con militares tambin la Unidad Popular y Salvador Allende aportaron lo suyo. A pocos das de su muerte, Schneider y el resto de los Comandantes en Jefe fueron convocados por el Ministro de Defensa, el demcrata cristiano Sergio Ossa Pretot. La reunin tuvo como fin el que tomaran conocimiento de las reuniones entre algunos Almirantes y el Presidente electo. En esa ocasin el Secretario de Defensa dijo que el da 12 de septiembre se reunieron los Almirantes Montero y Merino con el abanderado de la UP; que luego lo hicieron Buzeta y Poblete y, por ltimo los almirantes Weber y Eberhard. Todas estas citas fueron comunicadas al Ministro das despus de haberse realizado, lo que gener un rechazo de parte de Ossa Pretot, porque consideraba esos hechos una "actitud inusual [que] quiebra las prcticas institucionales y [era] un atropello para el gobierno"11

    Difcil resulta desentraar lo que conversaron aquellos Almirantes con el Presidente Allende; no obstante algo, del espritu de los marinos, es posible descubrir a travs de las palabras de Puccio. "Habamos programado una concentracin en Valparaso - recuerda el secretario privado del Presidente electo -. Adems, Allende iba a tener conversaciones con unos almirantes... El da domingo, Rodolfo Ortega y yo salimos muy temprano a buscar a estos dos seores a Via. Los dos seores eran los almirantes Montero y Jos Toribio Merino... El almirante Merino era en ese momento comandante en jefe de la escuadra; el almirante Montero era segundo comandante y jefe del estado mayor, creo. Segn la antigedad, l era el segundo hombre y Merino el tercero, dentro de la Marina... el compaero Allende estaba esperndonos. Merino, Montero, el doctor, el compaero Toh y yo tuvimos una larga conversacin. El compaero Allende buscaba a quien iba a designar comandante en jefe de la Armada. El almirante Montero plante su punto de vista con seriedad. No as Merino, que trataba siempre de encubrir las cosas... En el momento de salir, Merino me llev a un rincn y me dijo: "-Osvaldo, Ud. es un hombre..." Ms no pudo decir, porque en ese momento pas Toh al lado nuestro. Lo tom de un brazo: "Uds. dos son hombres que estn muy cerca del Presidente. Dganle que se cuide del almirante Montero. Es un hombre de los norteamericanos. Con l, nunca vamos a llegar al socialismo!-"12.

    Al margen de cualquier duda sobre la veracidad de las palabras de Puccio - por lo dems muy legtimo que alguien las tenga -, existe un hecho irrefutable: la Armada de Chile, no evidenci en la conducta de sus altos jefes, una actitud refractaria o de rechazo al Presidente Allende. Al revs, por todas las reuniones de personeros de la Unidad Popular y el propio Allende con

    11.- MEMORIAS, Testimonio de un soldado. Carlos Prat Gonzlez. Pgina 181 Ed. Pegun. Santiago 1987.

    12 UN CUARTO DE SIGLO CON ALLENDE. Puccio Osvaldo, pgina 256. Ed. Emisin, diciembre de 1985. Santiago

    Chile.

  • 13

    algunos de los altos mandos armados, inclinan a pensar que procuraron al menos estar en comunicacin directa con el gobierno emergente. Por otra parte, estos encuentros sealan que la Unidad Popular, los partidos de izquierda, no haban diseado claramente una estrategia para enfrentar - en el caso de un triunfo- a los Institutos Armados como parte importante en el quehacer poltico del pas. Dicho de otro modo, no haba ninguna malla de relaciones entre los partidos de izquierda y las FF.AA. que permitiera un conocimiento ms o menos acabado de las inquietudes de los uniformados.

    En este marco de contactos y conversaciones mltiples, la futura Oposicin estaba dividida. La derecha e incluso algunos demcratas cristianos buscaron apoyo en los Institutos Armados para impedir el acceso de Allende al gobierno, otros - como dijimos en prrafos precedentes- idean frmulas constitucionalistas para lograr lo mismo13. La Derecha y la Democracia Cristiana, no tuvieron coherencia interna suficiente, como para aceptar una sola lnea que la dirigencia estimara conveniente, ya para impedir el acceso de Allende al gobierno, ya para ratificarlo en el Congreso sin condiciones o con ataduras legales. Pruebas al canto, el propio Sergio Onofre Jarpa plante en la Comisin Poltica del Partido Nacional la tesis de votar en el Congreso Pleno por Salvador Allende. Los resultados de la votacin interna fueron estrechsimos: ocho votos estuvieron a favor de Jarpa, nueve sealaron su rechazo14.

    Por su parte la militancia joven de la DC, mir con malos ojos los intentos de desconocer el veredicto popular; a ella se sumaron algunos dirigentes y parlamentarios como Rafael Agustn Gumucio, Alberto Jerez y el propio Radomiro Tomic que al saludar a Allende como candidato triunfante, dio una seal inequvoca que estaba dispuesto a presionar - en la DC- para que se respetara la primera mayora.

    No obstante este marasmo, empieza a perfilarse una solucin poltica, que a la luz del devenir histrico aparece como lgica. En medio de esta confusin y desorientacin se cristaliz la salida negociada con las llamadas "Garantas Constitucionales" que - segn recuerda de Puccio- "en el fondo, se trataba de que el sector de izquierda [de la DC] le pidiera al compaero Allende esta garanta que les posibilitara a ellos maniobrar dentro de su propio partido contra el sector reaccionario y para que ellos fortalecieran su posicin, a fin de evitar el sabotaje de la poltica de Allende, que a ellos les pareca prudente"15.

    En este contexto se explica y se entiende la interpretacin de "salida tctica" que dio Allende - que le cost cidas crticas - a la aceptacin de esas condicionantes para llegar a gobernar. Este "Estatuto de Garantas Constitucionales" - rubricado en el Congreso a fines del mes de octubre- tuvo mltiples efectos y reacciones. Permiti que la UP llegase al gobierno. Sirvi para que la izquierda revolucionaria criticara la tctica negociadora del allendismo, indicando que slo fortaleca a la "reaccin, el imperialismo y la contrarrevolucin; y precipit los afanes

    13 En "MEMORIAS SECRETAS DE PATRIA Y LIBERTAD", su autor, Manuel Fuentes Wendling, recuerda que "Consciente de la gravedad que viva Chile y ajustndose a lo expresado por la Carta Fundamental, Alessandri manifest pblicamente que si era designado Presidente por el Congreso Pleno, renunciara para dar paso a una nueva eleccin en la cual se dirimira la disyuntiva de democracia o marxismo". Ejemplar N 074, pgina 6. Primera Edicin, 20 de diciembre de 1973. Santiago de Chile. 14 Ibd. Pginas 6 y 7. 15.- UN CUARTO DE SIGLO CON ALLENDE, Puccio Osvaldo, Pgina 260.

  • 14

    golpistas de algunos sectores de la derecha, liderados por el General(r) Roberto Viaux Marambio16 y su suegro el coronel(r) Ral Igualt.

    Pero... qu otro camino le restaba a la Unidad Popular y a la Oposicin para lograr sus respectivos objetivos?.

    No exista un desbalance en la correlacin de fuerzas17, que favoreciera a uno u otro bloque. Los platillos de la balanza poltica estaban muy equilibrados. De consiguiente era necesario ganar tiempo para acumular fuerzas; ya para desatar los cambios, ya para impedirlos. Nadie - relativamente prudente en poltica- estaba dispuesto a embarcarse en una aventura que no asegurara un xito. Por ello que - al menos en el discurso- lo importante era que el cambio de gobierno se hiciera dentro de los marcos legales y constitucionales, en un ambiente poltico relativamente pacfico, que alejara el peligro de enfrentamiento fratricida entre los chilenos.

    Le correspondi al propio Jorge Alessandri, el 19 de octubre, dar la seal definitiva del curso que seguiran los acontecimientos. Esto lo hizo a travs de una comunicacin pblica en la que expres su indeclinable decisin de no aceptar que el Congreso Pleno lo eligiese Presidente de Chile a pesar que era una alternativa establecida en la Constitucin Poltica. Pero el empresario papelero fue aun ms lejos; no slo desech la propuesta de ser elegido por el Congreso, sino adems llam a que se apoyase a Allende. Dado este cuadro poltico - de consenso circunstancial y forzado- a la ultraderecha no le qued ms camino que la conspiracin y el terrorismo (el que ya estaba desbocado)

    El MIR, como veremos ms adelante, a travs de sus equipos de informacin ya estaba, desde haca semanas, siguiendo los pasos a los conspiradores. Ms an haba logrado participar en algunas conversaciones de los facciosos y pudo al menos construir una imagen de lo que estaba tramando la ultraderecha chilena.

    El Crimen del General Ren Schneider: primera vctima del impasse.

    "A las 8,20 horas, ms o menos, en circunstancias que el Sr. Comandante en Jefe del Ejrcito, General Sr. Ren Schneider Chereau, se diriga a su despacho, en el automvil fiscal conducido por el cabo chofer Leopoldo Mauna Morales, por calle Martn de Zamora en direccin al poniente, al enfrentar el nmero 4420 fue interceptado por un vehculo que choc al que viajaba el seor General, vehculo ste que fue rodeado por cinco individuos, uno de los cuales haciendo uso de un elemento contundente similar a un combo, rompi el vidrio posterior izquierdo y luego dispar contra el General Schneider, impactndolo en la regin del bazo, en el hombro izquierdo y la mueca izquierda, ocasionndole lesiones de carcter reservado, segn pronstico del Hospital Militar donde fue llevado para su inmediata atencin"(parte policial firmado por el Mayor de Carabineros, seor Carlos Donoso Prez)18.

    16.- Este general se hizo conocido en las postrimeras del gobierno de Eduardo Frei Montalva, al protagonizar el autoacuartelamiento del regimiento "Tacna". Situacin a la que este uniformado llam "huelga militar".

    17.- El M.I.R. habl en aquellos das de un "impasse" en la lucha de clases. Este impasse o empate tendra que resolverse por la nica manera que se resolva la lucha de clase: utilizando la fuerza; ello resultaba imperioso prepararse. 18 "EL CASO SCHNEIDER... OPERACIN ALFA". Documentos Especiales, Editorial Quimant, pgina 183. Octubre de 1972. Santiago de Chile.

  • 15

    Con estas escuetas frases Carabineros de Chile, dio cuenta a la Justicia, del desenlace de la conspiracin ms ignominiosa, absurda e improvisada conocida (hasta ese instante) en la poltica chilena e iniciada inmediatamente despus de conocido el resultado de la eleccin presidencial. Para situar la historia en un lugar relativamente preciso, no basta conocer los hechos; tambin es aportativo tener presente las caractersticas personales de quienes participaron en los acontecimientos. Por ello nos dispondremos de algunas hojas y tiempo - paciencia mediante del lector- para adentrarnos en el conocimiento de los personajes involucrados en el secuestro-asesinato del General Schneider.

    Tomemos parte del alegato del abogado Sergio Politoff, patrocinante de la familia Schneider, ante la Ilustrsima Corte de Apelaciones de Santiago19. En aquella ocasin el profesional dividi al grupo de conjurados en "Hampones", "Maniticos" y "Magnates", con el fin de diferenciar a quienes tienen la responsabilidad principal - en el delito- de quienes cargan con un papel secundario. A estos ltimos, los denomina "personajes fungibles o intercambiables".

    Conozcamos algunos de estos - en palabras de Politoff- "hampones" que seran "fungibles o intercambiables". Luis Hurtado Arns, conocido en el grupsculo conspirador como "Leonardo", nacionalista a ultranza, presidente de la juventud del Movimiento Independiente Alessandrista (MIA), presidente del Movimiento Cvico Independiente. Registraba anotaciones policiales de estafas reiteradas y giro doloso de cheques. Fernando Jos Cruzat, de seudnimo "Custodio", miembro de la derechista "Ofensiva Nacional de Liberacin". Tambin resulta conocido en los servicios policiales por robo, usurpacin de funciones, giro doloso de cheques y trfico de drogas. Pedro Jos Lagos, conocido con el curioso apodo de "Giro Sin Tornillo". Mario Berrios Silva, taxista que registraba una condena de cuatro aos por hurto. Luis Gallardo Gallardo alias "Gilberto", nacionalista furibundo que registraba los siguientes antecedentes policiales y judiciales: declarado reo el 29 de mayo de 1952 por trfico ilegal de drogas, 23 de febrero de 1959 declarado reo por hurto; 13 de enero de 1968, encausado por giro doloso de cheques. Jaime Melgoza Garay, alias "Severino", con una anotacin de tres aos y un da en el Juzgado de Punta Arenas por robo con violencia.

    Quines son los "maniticos" para el abogado representante de la familia Schneider?, "son los militantes, los viejos y obsesos militantes del Partido Nacional Socialista; gente que tiene ya una tradicin en este sentido. Es [para ellos]una verdadera obsesin la de introducirse en esta clase de asuntos, porque tienen un cierto desequilibrio en sus facultades mentales, o en su sentido moral"20. En este "saco" coloca a Juan Diego Dvila Basterrica, a Mario Montes Tagle, a Juan Luis Bulnes y Julio Izquierdo Menndez.

    La tercera clasificacin (hecha por el jurista) -los magnates- estaba compuesta por conspicuos seores de la aristocracia, la mayor parte de ellos latifundistas. Nombremos solo un par de ellos: Julio Antonio Bouchn Seplveda, secretario del Club de Polo y Equitacin San Cristbal, tesorero del Old Grangonian Club, propietario de dos aviones y dos latifundios, uno en Los Lagos y el otro en las ricas tierras de Colchagua y; Roberto Vinet, propietario de extensos territorios en la zona de Victoria.

    19 Ibd., pgina 73

    20 Ibd., pgina 76

  • 16

    La pregunta en el alegato de Politoff fue qu uni a estos hombres para cometer tan oprobiosa accin?. En todas, ms bien en la mayora de las declaraciones judiciales de los involucrados, aparece la palabra "Patria" o "Patriotismo". El objetivo era "salvar" al pas de las garras del marxismo y para tal cosa era imprescindible desatar o precipitar un Golpe de Estado o al menos la intervencin de las FF.AA. y as impedir que Salvador Allende asumiera el gobierno.

    La izquierda y los demcratas de este pas, tuvieron la oportunidad histrica, de detectar hasta qu punto estaban dispuestos de llegar, los sectores derechistas y ultraderechistas, con tal de interrumpir el proceso democrtico. Las dirigencias polticas de izquierda no se dieron cuenta o no lo quisieron hacer, que el golpismo no se detendra ante el veredicto popular y que los facciosos no respetaran la institucionalidad vigente, que para ellos las leyes haban pasado a ser instrumentos inservibles y que no les importaba las consecuencias polticas y sociales que acarreara un Golpe de Estado. A su vez los demcratas - no de izquierda- ingenuamente trataron de convertirse en "fieles" de la balanza poltica, procurando mantener los equilibrios polticos (incluso sociales) con una equidistancia entre la propuesta de derecha y la de izquierda. No se dieron cuenta que los "centros" tienden a desaparecer en los perodos de colisin social y terminan subordinndose al triunfador.

    Pero regresemos a nuestro relato. En toda esta accin conspiradora hubo un personaje que ya tena en su espalda a lo menos una conducta reida con la legalidad vigente. Se trataba del General Roberto Viaux Marambio. Qu papel le correspondi a este alto militar?. Segn Politof, fue el hombre que estuvo detrs de todo. Fue quien dio las rdenes de cmo, cundo y donde se llevara a cabo el atentado. Pero l nunca estuvo en el escenario; ms an, el da del ataque se encontraba en Via del mar, acompaado de Hurtado, Cruzat y Requena.

    Dejemos las expresiones del abogado de la familia. De una u otra manera podemos pensar que por formar parte de los agredidos, tenga en sus expresiones una enorme cuota de subjetivismo. Ms bien conozcamos a la verdad objetiva e imparcial entregada por la Justicia chilena, en este caso a travs de los Tribunales Militares. En la sentencia de primera instancia, que le correspondi dictarla a Juez Militar, General de Divisin, seor Orlando Urbina Herrera, se puede conocer en abundancia toda la trama del delito.

    El General Urbina expresa en su sentencia, que los propsitos de los complotados eran cuatro, que por su importancia reproduciremos extensamente las palabras del Juez castrense:

    Obtener el alzamiento de Unidades del Ejrcito y la Armada de Valparaso.

    Que el General en retiro Roberto Viaux Marambio se acuartelara en alguna Unidad Militar de Santiago, tomando el control de ella.

    Producir un hecho de grave trascendencia pblica, sin precedente alguno, para obligar a una rpida y masiva accin policial en todos los barrios de Santiago, destinada a detectar y requisar armamento que se supona estara en poder de elementos de extrema izquierda, seguida de una carta para conocimiento de la opinin pblica para forzar al Gobierno a que se entregara el mando de la Nacin a un Gabinete Militar.

  • 17

    En este ltimo predicamento primeramente a las cuatro primeras antigedades del Ejrcito; despus solo a las dos primeras y, desechndose estas dos alternativas anteriores; finalmente producir dicha retencin o secuestro slo en la persona del Comandante en Jefe del Ejrcito don Ren Schneider Chereau21.

    Independiente del veredicto final de los Tribunales de Justicia, vemos claramente que las acciones emprendidas, por este grupo, desde la perspectiva judicial estaban destinadas a impedir por cualquier medio, el ascenso de Salvado Allende. Dicho de otro modo, la derecha anunci con la muerte del General Schneider la impronta que asumira el accionar poltico en el perodo que se avecinaba.

    El Mirismo en el caso "Schneider".

    El M.I.R. haba dispuesto, desde mayo del ao anterior, el "cese o suspensin de las acciones armadas", pero no el "trabajo militar", particularmente el de "inteligencia" cuyo fin era recabar informacin de las acciones conspirativas de los grupos ultraderechistas. Esta fue la forma mirista de aportar al xito de la candidatura de Allende. A cargo de toda esta actividad estuvo Luciano Cruz Aguayo, hijo de uniformado, ex militante socialista, miembro de la Comisin Poltica y -a mediado de los sesenta- destacado dirigente estudiantil penquista22.

    El resultado de la actividad de infiltracin en los grupos de ultraderecha y acopio de antecedentes conspirativos recopilados por el MIR no fue escaso. Algunos de estos datos se hicieron de conocimiento publico en dos instantes: en una conferencia de prensa efectuada a las 10 de la maana del da 21 de octubre de 1970 y, luego el 10 de noviembre del mismo ao en la separata de una revista de izquierda23.

    Antes de continuar recordemos que para ese instante toda investigacin relacionada con el asesinato del General Schneider estaba en manos de la Justicia Militar y en calidad de sumario, por lo tanto en secreto. Esta situacin aseguraba la imposibilidad que hubiesen "trascendidos".

    Ese 21 de octubre el M.I.R. estaba convencido que - por decir lo menos- el gobierno y los servicios policiales estaban actuando con desidia ya "... que saban de estos planes (de la conspiracin en marcha) quienes lo realizaran, sus nombres y direcciones y nada hacan..."24 .

    Esta situacin llev a la organizacin revolucionaria a poner en conocimiento pblico parte de esa informacin, como una forma de desbaratar los planes de la derecha y obligar al gobierno de Frei a actuar. Por ello y para evitar que los acontecimientos se precipitaran, se remitieron exclusivamente a los grupos civiles y uniformados en retiro, guardndose para una mejor

    21 Ibd. Pginas 131 y 132 22 Luciano Cruz Aguayo, "Juan Carlos", estudi medicina en la Universidad de Concepcin. En 1967 fue detenido y procesado por "secuestro de un carabinero". En 1969 pas a la clandestinidad por ser acusado de participar en el secuestro de un periodista. Particip en varias "acciones expropiatorias", entre la que destaca al del Banco Nacional del Trabajo. Su accin ms espectacular fue entrevistar -disfrazado de periodista italiano- al General Viaux en el Hospital Militar, despus de los sucesos del "Tacna". Al interior del M.I.R. se distingua por su posicin de abierto combate al "reformismo" de la Unidad Popular. Su muerte accidental, el 14 de agosto de 1971, fue un dursimo golpe para el M.I.R. 23 "DOCUMENTOS", Suplemento de la edicin N 117 de la revista Punto Final, pginas 1 a 10. Noviembre de 1970. Santiago de Chile. 24 Ibd.

  • 18

    ocasin la nmina de personas vinculadas al gobierno demcrata cristiano y al mundo de los uniformados.

    Cul fue el contenido de esta primera advertencia?. "Dimos (dice el documento aludido) en esa oportunidad a Viaux y su grupo como parte importante de la conspiracin, sus ligazones con el grupo Patria y Libertad, con el P.N., con los movimientos alessandristas, el CID y otros; sealamos las provocaciones internacionales que planeaban e informamos de sus dementes planes de bombardeo de la "Moneda Chica", la poblacin "26 de Enero", puentes, caminos etc. Dijimos que todas estas provocaciones buscaban crear las condiciones para un golpe de Estado, que la fecha original era el 21 de octubre, pero que luego se posterg para el da 22 (hubo un intento anterior, el da 18).25". Fruto de esta denuncia - segn expresan los miristas- se entreg a los servicios policiales el seor Luis Garate26, Secretario General de "Patria y Libertad" y por lo que el gobierno se vio obligado a reprimir al mencionado grupo poltico de ultraderecha, procediendo en la noche del mismo da a allanar su local, no obstante ya se encontraba vaco de moradores y documentacin.

    En la segunda denuncia, dieron ms detalles del abanico de acciones conspirativas, reconociendo sin embargo que los hechos que llevaron a la muerte a Schneider, no los haban pesquisados, pero que la consideraban parte de todo el plan golpista. Para los miristas la sedicin se inici el mismo da 4 de septiembre y se fue intensificando con los das. A los ojos de este grupo poltico hubo varias situaciones que respaldaban sus argumentos. Mencionemos algunas de aquellas circunstancias, que a los ojos de los denunciantes aparecan como sospechosas de complicidad.

    Primero acus a Patricio Rojas, Ministro del Interior, en trminos que haba detenido la entrega de resultados de los escrutinios y "... simultneamente informaba por telfono a Jorge Alessandri que l era el triunfador por un estrecho margen de votos...27", lo que haba generado afanes de defender una supuesta victoria.

    Adems consider sediciosa la oferta alessandrista28 (por lo dems inconstitucional para entonces) de una "segunda vuelta" electoral; y asegur que "al mismo tiempo, en La Moneda se planificaba un autogolpe: Andrs Zaldivar deba pronunciar un discurso en el que alertaba al pas de los peligros que se cernan "sobre la democracia", dar una imagen de caos y conmover directamente a las Fuerzas Armadas. El discurso sera seguido por la renuncia a sus cargos en forma simultnea de los Ministros del Interior, Patricio Rojas; de Hacienda, Andrs Zaldivar; de Economa, Carlos Figueroa; y un cuarto. La crisis ministerial deba llevar a la constitucin

    25 Ibd. 26.- En nota a pie de pgina del documento mirista, se hace una grave acusacin que por su envergadura la citaremos textualmente: "El da domingo 1 en el programa "A tres Bandas" del canal 7, el Ministro del Interior del pasado gobierno, Patricio Rojas, se permiti insinuar que Luis Garate era un "infiltrado de un grupo de izquierda", intentando as descalificar as la confesin de Garate. Lo que no dijo el ex ministro es que en el texto original de la confesin de Garate a la polica figuraba como uno de los principales implicados, el propio Patricio Rojas, lo que indign al ex seor Ministro y le vali un violento altercado con Luis Jaspard y Ren Carrasco, en esos das Director y Subdirector de Investigaciones. Esto ocurri el da mircoles 21 en la tarde en su oficina, incidente que termin con la escandalosa e ilegal medida de eliminar de la confesin de Garate el prrafo que implicaba al encargado del orden y la ley en Chile. No es extrao el inters del seor Rojas en descalificar la confesin de Garate y las denuncias que el MIR ha entregado". 27 Ibd. 28 En esta maniobra habran estado -expresan los miristas-involucrados personajes como Julio Durn Neuman, Francisco Bulnes Sanfuentes, Ral Morales Adriazola y Enrique Ortzar.

  • 19

    de un Gabinete Militar, lo que rpidamente desembocara en un autogolpe29." A todo este marasmo poltico palaciego se sumara el terrorismo, tanto ideolgico como paramilitar. El primero evidenciado en expresiones de catstrofes econmicas, el segundo a travs de atentados con bombas.

    En opinin del mirismo todo esto fracasa "... al no encontrar condiciones objetivas que les favorezcan: las Fuerzas Armadas no cuentan con su tradicional monolitismo y homogeneidad, e importantes sectores rechazan estos caminos; algunos sectores de la derecha vacilan y la Democracia Cristiana se divide entre los que desean precipitar desde ya el golpe de estado y los que prefieren amarrar al gobierno de la UP, desprestigiarlo previamente y despus derribarlo."30 Esto habra convencido a sectores de la derecha, de la Democracia Cristiana y del "imperialismo" que para evitar la asuncin de Allende, era necesario crear un clima extremo de inestabilidad que arrastrara al conjunto de las FF.AA. a dar un golpe de Estado. Ese objetivo se alcanzara slo utilizando todos los medios a su alcance, sin desechar ninguno. Este sera el marco de anlisis que explicara los acontecimientos desarrollados en el mes de octubre, mes del asesinato del Comandante en Jefe del Ejrcito.

    As entonces - detalla el MIR.- a principios del mes de octubre se efecta una reunin en el domicilio de Julio Fontecilla Rojas, a la que asisten Jorge Arce, Julio Bouchn Seplveda, Guillermo Carey Tagle y Len Cosmelli Pereira. El tema de ese encuentro fue tomar conocimiento de la compra de quinientas metralletas en Argentina, cuyo traslado estara a cargo de Bouchn, quien - sin embargo- puso reparo en cuanto a que el cargamento era muy voluminoso para los aviones de su propiedad (un Pipper Azteca y un Bonanza) Se sorte esta dificultad al acordarse que se alquilara en el pas trasandino un aparato ms grande. Despus de esta reunin se realiz otra en el tercer piso del hotel "Crilln". Estuvieron presente Jos Olalquiaga, Jorge Arce, Julio Bouchn y Ral Morales Adriazola, este ltimo Senador de la Repblica y militante del partido Democracia Radical.

    Para darnos cuenta de la importancia de lo tratado y el grado de infiltracin logrado por el M.I.R. citemos textualmente los datos entregados por en el documento mirista.

    "Cuando Arce y Bouchn ingresaron a la habitacin, Olalquiaga y Morales Adriazola ya se encontraban reunidos. En la conversacin el senador Morales Adriazola manifest ser l quien posea los contactos necesarios en Argentina para la adquisicin de las quinientas metralletas y Olalquiaga hizo notar con insistencia que l era la persona que financiara la operacin... Durante la reunin, Morales Adriazola realiz dos llamadas telefnicas, conversando acerca de si podra contar `con la mercanca; media hora ms tarde ingresaba al departamento un hombre de unos cincuenta aos, de acento argentino, el que convers a solas con el senador... en una salita anexa del mismo departamento. Hacia el fin de la entrevista se acord que Julio Bouchn Seplveda y Jos Olalquiaga viajaran al da siguiente a Buenos Aires en el Pipper Azteca del primero para ver ms de cerca la posibilidad de la compra y traslado de las armas y para aprovechar el conocimiento de armas que tena Bouchn, que verificara su calidad31".

    29 Ibid. 30 Ibid. 31 Ibid.

  • 20

    Inmediatamente despus Bouchn, acompaado de Cosmelli, viaj a San Fernando, de donde regres al da siguiente, trayendo como pasajeros al mismo Cosmelli y a un capitn de Carabineros - de apellido Calis- miembro del Servicio de Inteligencia de la Institucin. Apenas aterrizaron en el aeropuerto de Cerrillos, Cosmelli realiz los trmites para despegar hacia Buenos Aires, viaje que iniciaron al medioda. Al cabo de un par de horas, por razones climticas, estuvieron de regreso, optando volar en una lnea rea comercial. Sin embargo, a raz de las dificultades para obtener pasajes, hubo de intervenir nuevamente Morales Adriazola haciendo "varios llamados telefnicos, afirmando que uno de ellos haba sido a la embajada argentina en Santiago, donde le resolvieron el problema entregndole dos pasajes en Aerolneas..."32.

    Cunto de certeza tuvo lo investigado por el M.I.R.?. Nos hacemos esta interrogante, porque el manejo de la informacin fue un gran capital poltico que el MIR supo administrar. Adems hay ver cunta base real tuvo la sensacin popular del alto grado tcnico que posean los militantes del MIR.

    En la segunda intervencin pblica el MIR en un largo y un tanto confuso documento el MIR parte haciendo una advertencia al decir que "el 4 de septiembre comenz para muchos un perodo de festejos del triunfo obtenido por la izquierda en la eleccin presidencial. Nosotros desde mayo de este ao, venamos sosteniendo que ante la posibilidad del triunfo electoral de la izquierda se formalizara un impasse entre los trabajadores, por una parte, y los dueos del poder y la riqueza, por la otra, la que slo sera resuelta mediante un enfrentamiento"33.

    Segn la visin del M.I.R. no bastaba con la mayora electoral, haba que prepararse para cristalizarla en gobierno, en poder de los trabajadores. "...convertir en gobierno la mayora electoral (indic el M.I.R)... [es] una tarea enormemente difcil, plagada de agresiones y conspiraciones de derecha, que slo la movilizacin de las masas y la vigilancia revolucionaria podran detener. Ms an (reiter el mirismo) lo dijimos entonces y lo reiteramos ahora, convertir el gobierno de izquierda en poder de los trabajadores, es una tarea que slo podr ser cumplida por obreros y campesinos movilizados, preparados poltica y militarmente para el inevitable enfrentamiento de clases que sobrevendr34.

    De estas frases se puede sacar algunas ideas fuerzas de la visin poltica que el M.I.R. tena del nuevo perodo histrico, que se abra con el triunfo electoral de la Unidad Popular. Primero, que la derecha no estaba dispuesta a permitir bajo ningn pretexto que la izquierda llegara al gobierno. Segundo, que el xito electoral se defendera slo afirmndose en la movilizacin del pueblo. Tercero, que era necesario convertir el gobierno en poder de los trabajadores. Cuarto, que resultaba imprescindible la preparacin poltico-militar del pueblo y la vigilancia revolucionaria para resolver el llamado "impasse" y, quinto que el enfrentamiento era inevitable.

    De consiguiente, dado que parte integrante de este enfrentamiento eran las acciones conspirativas que la derecha estaba planeando, el MIR. tuvo la obligacin de "vigilar

    32 Ibd. 33 Op. cit., Pg. 1. 34 Ibd..

  • 21

    revolucionariamente" y actuar en consecuencia durante los meses que precedieron a la eleccin y la toma de gobierno por parte de Salvador Allende.

    Ese actuar consecuente y la - por decir lo menos- desidia del gobierno y de los servicios policiales "... que saban de estos planes (de la conspiracin en marcha) quienes lo realizaran, sus nombres y direcciones y nada hacan..."35 el M.I.R. decidi denunciar pblicamente parte de esa informacin como una forma de desbaratar los planes de la derecha. Por cierto que la denuncia la hicieron con cautela, para evitar que los acontecimientos se precipitaran, remitindose exclusivamente a los grupos civiles y oficiales en retiro.

    En las diligencias realizadas por el Juez Militar Titular, General de Divisin seor Orlando Urbina y por el Auditor de Ejrcito en propiedad, Coronel de Justicia don Francisco Saavedra, efectivamente se pudo acreditar los siguientes hechos36:

    1 Que un grupo de individuos contrarios "a la posibilidad constitucional"(sic) en sucesivas reuniones efectuadas en Diagonal Oriente N 1410 (domicilio del General (r) Roberto Viaux Marambio) en la oficina de Julio Fontecilla (ubicada en la cuadra 900 de la calle Hurfanos) y en un departamento de la calle Hernando de Aguirre con Providencia ... conversaron, discutieron y se concertaron para lograr ese su objetivo por medio de actuares estudiados y correlacionados destinados a producir pnico, temor y desconcierto en la ciudadana, terreno propicio, necesario - segn ellos- para que las Fuerzas Armadas se decidieran a asumir el control total del pas con miras de que stas hicieran un Gobierno fuerte y de tipo nacionalista".

    2 Que algunos elementos involucrados en las acciones se contactaron con el General de Divisin, Comandante General de la Guarnicin de Santiago, seor Camilo Valenzuela Godoy y con el Vice Almirante y Comandante en Jefe de la Primera Zona Naval, don Hugo Tirado Barros, quienes "... se sumaron en estas deliberaciones y resoluciones, en reuniones en que algunos actuaron en ellas y otros slo las facilitaron, en lugares tales como Avda. Prncipe de Gales N 6141, Chacra Rosa Elena de Las Condes, un Departamento del 6 Piso de calle Los Serenos...".

    3 Que los fines de la conspiracin eran lograr el alzamiento de Unidades del Ejrcito y la Armada de Valparaso; que el General(r) Viaux Marambio se acuartelara en algn Regimiento de Santiago, tomando el mando del Ejrcito; crear un hecho de "grave trascendencia pblica" que desatara una masiva accin policial y, publicar un documento a la ciudadana con el fin de forzar al gobierno demcrata cristiano a que entregara el mando de la Nacin a un Gabinete Militar.

    4 Que para lograr esto ltimo era necesario "retener o secuestrar a las cuatro primeras antigedades del Ejrcito; despus slo a las dos primeras y, desechndose estas dos alternativas anteriores, finalmente, producir dicha retencin o secuestro slo en la persona del Comandante en jefe del Ejrcito don Ren Schneider Chereau".

    35 Ibd. 36 "EL CASO SCHNEIDER OPEREACIN ALFA", Documentos Especiales. Pginas 124 a 167. Octubre de 1972. Editorial Quimant. Santiago de Chile.

  • 22

    5 Que el civil Jos Olalquiaga Reyes ofreci financiar la adquisicin de quinientas metralletas en Argentina, motivo por el cual, uno de los conjurados viaj a dicho pas el da 8 de octubre de 1970.

    La colaboracin mirista: costo y beneficio.

    La conducta del MIR, an con las diferencias que tuvo, fue de colaborar con el gobierno emergente. Lo hecho con anterioridad, en el crimen de Schneider, fue desde afuera. En cambio lo dispuesto con relacin a la proteccin de Allende, era en el marco de una relacin ms estrecha porque significaba que algunos militantes destacados pasaran a formar parte de un crculo ms estrecho en torno al lder de la Unidad Popular; se trata de la formacin del Grupo de Amigos del Presidente o GAP; sigla acuada por la Oposicin para referirse al equipo de Seguridad Personal, creado durante la campaa, para proteger al candidato popular.

    Este grupo fue formado por gente del MIR. El primer mirista decidido a proteger la vida de Allende fue Mario Melo, un ex-oficial del Ejrcito dado de baja en julio de 1970 por el Comandante en Jefe del Ejrcito, General Ren Schneider Chereau. La historia de este ex uniformado refleja en alguna medida, el trabajo de infiltracin que la izquierda revolucionaria haba realizado al interior del Ejrcito. La razn porque se le dio de baja habra sido la comprobacin de la participacin de Mario Melo en la sustraccin de granadas de propiedad del Ejrcito. En aquella ocasin tambin se elimin de las filas militares a otro oficial y catorce clases porque, segn da cuenta el aquel entonces Director de la Escuela de Paracaidistas, "... trabajaban clandestinamente como instructores del M.I.R. y que esperaban la oportunidad para fugarse del cuartel de Peldehue."37

    El grupo "madre" del G.A.P. qued compuesto por Max Marambio, cuyo seudnimo poltico era Ariel Fontanarosa, jefe del equipo; bajo su mando estaban los jvenes de apellidos Superby (hijo de un alto oficial en retiro de la Fuerza Area) Garca (al que apodaban "Chicho") y un tercero que obedeca al sobrenombre de "La Vieja". A ellos se sumaron el "Pelao Melo" y un militante del Partido Socialista, de nombre Fernando Gmez.38.

    Uno de los primeros actos de reconocimiento, que Salvador Allende tuvo hacia los miristas, fue el decreto de indulto para varios dirigentes y militantes de la izquierda revolucionaria. Unos pudieron abandonar la crcel como Zorrilla, Silva Luvece y, otros, como Miguel Enrquez, van Schowen, Luciano Cruz o Pascal Allende pudieron salir de la clandestinidad. El Presidente Allende, quizs para bajarle el perfil a los beneficiados, expres que era necesario perdonar a esos jvenes revolucionarios y romnticos.

    37.- PRATS, Gonzlez Carlos. "MEMORIAS, Testimonio de un Soldado". Pg. 154, Edit. Pehun, marzo de 1987. Santiago. Chile. 38.- La dificultad para identificar plenamente a los integrantes del futuro G.A.P. se debe a que los militantes del MIR solan usar nombres "polticos" para identificarse al interior de la organizacin. Esto tuvo que ver con las medidas de seguridad que se venan implementando desde el ao anterior a raz de la persecucin a que estuvieron sometidos. Junto con estos nombres supuestos o "alias" estaba la compartimentacin, es decir a la norma de que un militante deba saber solo aquello que le era atinente. Ambos criterios tuvieron que ver con la forma en que se organizaba el mirismo: los G.P.M. es decir los Grupos Poltico Militares.

  • 23

    Hay quienes preguntaron cmo el Partido Comunista acept a buenas y primeras, que el tan despreciado grupsculo ultra izquierdista obtuviera tal granjera de parte del Gobierno de la Unidad Popular. Se aleg que la anuencia comunista, se deba a la necesaria compensacin al MIR por el asesinato de su militante Oscar Arnoldo Ros Maldonado a manos de brigadas muralistas del Partido Comunista. El asesinato de Ros estremeci a los miristas, no solo a la militancia penquista, sino a toda la organizacin.39, convirtindose en un grave hecho poltico que marcara fuertemente las relaciones PC-MIR. Por su parte, la Oposicin supo sacar dividendos de este desaguisado, provocado por el fuerte sectarismo imperante en la poca. Titulares periodsticos como Asesino! Gritaron a presidente de la FECH (Diario La Tarde) o Concepcin al rojo. Guerra a muerte PC-MIR (Diario Las ltimas Noticias) fueron la constante del momento.

    Para hacernos una aproximada idea de las repercusiones que tuvo, recordemos el discurso de Miguel Enrquez en las exequias de Ros el 4 de diciembre.

    Seremos breves por razones ajenas a nuestra voluntad. Hemos venido a despedir a nuestro militante y compaero, Oscar Arnoldo Ros. Lo haremos en la nica forma que l, un revolucionario, hubiera aceptado. El dolor de los revolucionarios ante la muerte de un compaero, es un sentimiento difcilmente expresable y ms an si se hace en palabras. Para nosotros la vida de un hombre y la vida de un revolucionario son valores de la ms alta significacin, no medibles o compensables de manera alguna.

    Lo son mucho ms si se trata de un revolucionario como Arnoldo Ros, quien a los 23 aos era ya un militante de aos, un combatiente del pueblo y un profesional de la revolucin.

    Nuestro compaero, mientras estuvo en vida se entreg por entero y con todo el sacrificio necesario a la lucha por los intereses de los trabajadores del campo y la ciudad. Su vida solo tuvo el sentido de luchar por terminar con el usufructo del poder y la riqueza por unos pocos y por construir el socialismo en Chile. Estamos cierto que jams habra permitido y no lo permitiremos nosotros tampoco, que su muerte pudiera ser tomada como una bandera por los enemigos del pueblo, que l siempre jur combatir.

    A los dueos de fundos, fbricas y minas, Bancos y empresas extranjeras, a la prensa reaccionaria y a los conspiradores sediciosos que hoy se solazan explotando los enfrentamientos entre las fuerzas de la Izquierda, creyendo que a partir de todo esto podrn ellos ganar fortaleza para defender sus mezquinos intereses, les decimos claramente: la vida, para Arnoldo Ros, no fue sino el camino por el que marchamos combatiendo implacablemente a quienes se han enriquecido con el trabajo de todos los chilenos.

    Nuestro compaero se prepar por aos para ofrendar su vida si era necesario en el combate contra los que han mantenido por dcadas a nuestro pueblo en la miseria y el oprobio. No fue as su muerte, ni tampoco fue slo un accidente. El compaero Rodrigo Silva, ese era su nombre entre nosotros, perdi la vida en una lucha fratricida entre fuerzas de la Izquierda. Ese fue el resultado de aos y meses de una poltica sustentada por un grupo de la Izquierda

    39 Al interior de las filas miristas se atribuy la muerte de Ros al jefe de la Brigada Ramona Parra, conocido por el apodo El Gitano.

  • 24

    plagado de sectarismo y que predic como virtud la divisin de la Izquierda, poltica que todos y Ros tambin, combatimos.

    Si entre todo el dolor que nos embarga podemos afirmar que la muerte de nuestro compaero tiene un significado, ese es que partir de ella todo la Izquierda ha comenzado a comprender que deben desterrarse las prcticas sectarias desde la Izquierda, debe unirse toda ella y as enfrentar fortalecidos la conspiracin derechista y reaccionaria en desarrollo.

    A partir del sacrificio de nuestro compaero no debemos dejar emerger slo lamentos y odiosidades. A partir de su muerte y de su vida, debemos obtener la fortaleza, la unidad y la serenidad para seguir el camino que l comenz, y continuar nuestra lucha hasta terminar con la explotacin del hombre por el hombre, en Amrica, en Chile y en la humanidad.

    Su mujer y su pequeo hijo, sern desde hoy y por siempre, nuestra familia40

    A mayor abundamiento, en una entrevista al preguntrsele por las consecuencias del asesinato Enrquez respondi, Para nosotros el lamentable incidente que llev a la muerte a nuestro compaero Ros debe insertarse en el marco de la situacin poltica por la que atraviesa el pas. Por un lado, las clases dominantes, nacionales y extranjeras, representadas por el Partido Nacional, el fresmo demcrata cristiano y la Democracia Radical, despus de un repliegue tctico posterior al resultado electoral, se reagruparon, formularon polticas conjuntas y comenzaron a preparar la contraofensiva reaccionaria y sediciosa que, derrocando a la izquierda del gobierno, les permita posiciones de poder. Por otro lado el triunfo electoral de la izquierda y su posterior ascenso al gobierno, abrieron enormes posibilidades al proceso revolucionario y a la actividad de las masas, si bien la correlacin de fuerzas an no es del todo favorable y la izquierda estaba enfrentando el proceso dividida. Para nosotros la nueva situacin estaba y est definida por un impasse entre los trabajadores del campo y la ciudad, de una parte y de la otra los dueos del poder y la riqueza, reagrupados y a la ofensiva stos ltimos. Se caminaba y se camina a un enfrentamiento de clases que definir el problema de en qu manos queda el poder en definitiva. La poltica a nuestro entender, la izquierda deba formular en todos los planos y frentes deba estar regida por el principio bsico de ganar fuerzas y golpear al enemigo fundamental. Para ello era y es condicin bsica la accin comn de todas las fuerzas para enfrentar al enemigo, relegando a segundo plano las diferencias que separan a las distintas fuerzas de la izquierda. La muerte de Ros fue el resultado de una poltica errada en relacin a todo lo anterior por parte de otras fuerzas de la Izquierda. Pero a la vez, es justamente a partir de su muerte que comienza a corregirse una poltica semejante41.

    El trmino de la persecucin signific un gran fortalecimiento para el MIR, pues permiti que los lideres tuvieran mayor capacidad de desplazamiento para estar en contacto con las bases partidarias, que seguan confusas con los acontecimientos polticos / electorales.

    40 Homenaje al compaero cado. Discurso de Miguel Enrquez. Revista Punto Final del 22 de diciembre de 1970. Santiago de Chile. 41 El MIR habla sobre las relaciones con el PC. Entrevista a Miguel Enrquez. Punto Final, nmero 120 del martes 22 de diciembre de 1970, pginas 2 a 5.

  • 25

    El MIR y el gobierno de la Unidad Popular: revolucin o reformismo

    Ya no entiendo nada! Primero, un marxista gana las elecciones. Despus la reaccin y un representante del gobierno burgus y reaccionario, este seor Tomic, viene a reconocer el triunfo. Y de hecho el mundo entero reconoce esta victoria lograda por la va democrtico-burguesa. Y ahora veo que este socialdemcrata revisionista, que gana la eleccin en estas condiciones, y que dice ser marxista, tiene una escolta compuesta de compaeros que son militantes de mi partido. Mientras yo hablaba contra la eleccin, el M.I.R. estaba a cargo de la seguridad del candidato socialdemcrata, que triunfa y aparece como marxista. parece que he vivido en la luna y tengo que tomar un pasaje de vuelta!"42.

    Estas frases de Jorge Fuentes43, recordadas por el secretario privado de Allende, sintetizaron las emociones que viva el mirismo en los instantes que el doctor Salvador Allende, resultaba triunfante en el torneo electoral del 4 de septiembre. La sorpresa en los grupos extra Unidad Popular, especialmente en provincias, era total. El triunfo de Allende gener mucho desconcierto en el mirismo. Lo que creyeron "muy difcil", una victoria electoral de la izquierda, se haba hecho realidad. Durante semanas y meses haban estado rayando las calles con la consigna "SI a la revolucin, NO a la eleccin" y ahora deban saludar el triunfo de la Unidad Popular, escribiendo en las paredes El Pueblo ya eligi, DC y PN a la mierda.

    Rostros serios, casi sombros, llegaban a las reuniones de base y estructuras. Los intelectuales se lanzaban sobre textos de Lenin buscando una respuesta; los "ortodoxos" se apegaban a los principios y, quizs los ms, vivan la contradiccin de sumarse al jolgorio popular por los resultados de la votacin o disciplinarse al interior de la organizacin.

    En Santiago y en algunas provincias, especialmente en Concepcin, las preguntas se sucedan entre los militantes del MIR; algunas de stas fueron "haba fracasado la estrategia de la lucha armada en Chile?", "Se deba desechar la organizacin poltico-militar?", "El triunfo era slo de la UP y el mirismo nada tena que hacer en el futuro?", "Haba sido errado el camino propuesto?", "Caba la disolucin del MIR?". Preguntas lacerantes... que algunos osados militantes, las enfocaban hacia una crisis de estrategia. Recordemos, como sntesis de aquellas inquietudes, la ancdota que circulaba en las filas miristas. A propsito del triunfo de Allende se efectu una reunin amplia en la Universidad de Concepcin, en esa ocasin el profesor universitario, historiador y fundador del MIR, Luis Vitale44, habra dicho en su intervencin ... Lo que no sabemos es si estamos en febrero o en octubre...45.

    Las primeras seales, de la posicin mirista, vinieron desde la revista Punto Final cuya lnea editorial mostraba el fuerte influjo que tena de la izquierda revolucionaria. A la semana de ser

    42 "UN CUARTO DE SIGLO CON ALLENDE", PUCCIO, Osvaldo. Pp. 247-248. Editorial EMISION. Ao 1987, Santiago de Chile. 43 Jorge Fuentes, "El Trosko". Destacado militante del M.I.R. fue presidente de la Federacin de Estudiantes de la Universidad de Concepcin en el ao 1970. En el ao 1976 fue capturado por fuerzas represivas de Argentina, junto a Edgardo Enrquez, y habra sido entregado a la DINA. Desde aquella fecha se encuentra desaparecido. 44 Luis Vitale, profesor, historiador, autor de Interpretacin Marxista de la Historia de Chile. Reconocido militante trotskista, de ser militante del MIR en la crisis del ao 1969. 45. Nota del Autor que no pudo entender aquella frase (porque corra el mes de septiembre), sino hasta aos ms tarde al percatarse que se refera al proceso revolucionario de Rusia. La idea era saber si se trataba de una revolucin burguesa o una proletaria.

  • 26

    electo Allende, Punto Final dijo en sus pginas ... corresponde... al pueblo defender, en primer lugar, la victoria del 4 de septiembre; ms adelante, desde el Poder, al que debe incorporarse de modo efectivo, corresponder al pueblo convertir en realidad el programa por el cual vot46. El resguardo que planteado deba enfocarse a fortalecer orgnicamente la Unidad Popular, aspecto que sera una diferencia sustantiva con el futuro lineamiento del MIR. El mismo semanario seal que ... no se plantea solamente a nivel de superestructuras polticas. Al contrario, la fortaleza de la Unidad Popular depende de la armazn organizativa que la sustente. Es en este plano... donde la izquierda revolucionaria debe estar presente47, lo que aparece como una invitacin a sumarse a las filas de la izquierda tradicional.

    Por fin y con relativa rapidez lleg la respuesta a las turbaciones que acechaban a la militancia. La Direccin Nacional del MIR, dando muestras de enorme capacidad poltica, ideolgica e intelectual pocas semanas despus de la eleccin entreg a la militancia y opinin pblica un documento titulado "EL MIR Y LOS RESULTADOS ELECTORALES"48, en el que fij la posicin oficial de la organizacin revolucionaria. La intencin de la dirigencia, era avanzar hacia el convencimiento poltico de la membresa partidista, en cuanto a la validez y vigencia del MIR y su estrategia, tratando de este modo evitar una nueva crisis de la organizacin.En este manifiesto se hizo un extenso - como de costumbre entre los miristas- anlisis de la situacin poltica, no slo nacional sino adems internacional.

    La primera idea abordada, fue exponer su enfoque del tipo de relacin entre el imperialismo norteamericano y las burguesas latinoamericanas. Para ello trataron de responder una interrogante comn en la izquierda chilena: que posibilidad exista de estructurar una alianza entre sectores importantes de la burguesa nacional y la izquierda chilena, con el fin de desarrollar consecuentemente una poltica anti imperialista?. Dicho de otro modo cules eran las contradicciones ms importantes entre el imperialismo y la burguesa nacional?.

    Con cierto afn pedaggico intentaron caracterizar la llamada "clase dominante" sealando es un "complejo social y poltico... (constituido por)... las clases dominantes norteamericanas y nuestras burguesas nativas, ligados estrechamente (por) sus intereses econmicos, militares y polticos"49.

    Al utilizar el concepto de "complejo social", se reconoci la existencia de contradicciones al interior de esta clase dominante. Estas contradicciones se evidenciaban en la lucha que sostenan por adquirir mayores cuotas de riquezas; sin embargo, eran de carcter secundario o menor; puesto que, tanto para los yanquis como para la burguesa nativa, les resultaba prioritario mantener el sistema de dominacin capitalista.

    Adems estas "contradicciones menores" eran relativas a los momentos polticos histricos que vivan. No siempre las discordancias se daban en un mismo grado de intensidad, tiempo y fuerza. En ocasiones suba la tensin generando confrontaciones entre las burguesas latinoamericanas y la clase dominante de Norteamrica. De qu dependa esta oscilacin de

    46 El enemigo del pueblo prepara un contragolpe. Revista Punto Final, nmero 113 del martes 15 de septiembre de 1970, pginas 2 a 5. 47 Ibd. 48.- Revista "PUNTO FINAL", N 115, 13 de octubre de 1970, Santiago Chile. 49 Coleccin de Documentos. Publicados por "Ediciones Resistencia Popular". Mxico DF. Septiembre de 1985, pgina 18.

  • 27

    enfrentamientos?. Segn el MIR "Crecen las contradicciones toda vez que la cuota del botn de la explotacin disminuye significativamente para uno de ello; y cuando las masas en repliegue o estancadas en sus movilizaciones no amenazan la supervivencia del sistema"50. Esta caracterstica - segn la lgica mirista- en las relaciones burguesa v/s imperialismo, era lo que explicaba la "ola de nacionalismos" y gobiernos reformistas de la poca; toda vez que la clase dominante de Latinoamrica, se haba planteado disputar una cuota mayor de los excedentes econmicos. Ejemplos de estos gobiernos hubo muchos, pero los ms importantes son los de Joa Goulart en Brasil y los gobiernos militares progresistas del Per.

    Otra preocupacin del MIR fue la conducta poltica de Norte Amrica, frente a la emergencia de gobiernos reformistas; para descubrirla caracterizaron la situacin mundial como de constante enfrentamiento entre capitalismo imperialista y revolucin colonial en ascenso. Esto haca que Estados Unidos se opusiera fuertemente a los gobiernos que impulsaran reformas sociales, polticas y econmicas inspirados en ideas izquierdistas. Esa oposicin en Amrica Latina - segn el documento aludido- se haba expresado en una poltica del "garrote", a pesar de la supuesta ayuda norteamericana plasmada en llamada Alianza para el Progreso. Ejemplos de esta lnea poltica norteamericana fueron la intervencin militar en Santo Domingo, el bloqueo econmico a Cuba y la invasin de Baha Cochino51.

    Sin embargo se daba ocasiones que EE.UU. deba aceptar la existencia de algunos gobiernos reformistas. La razn de este "beneplcito" se encontraba en que el pas del norte estaba comprometido en enfrentamientos de mayor envergadura y con ms importancia para sus intereses econmicos, polticos y militares. Solo una situacin as explicaba la tolerancia de la Casa Blanca ante el gobierno de Lzaro Crdenas, quien procedi a nacionalizar el petrleo de Mxico; por la misma causa se entiende la permanencia de la administracin populista de Sukarno en Indonesia.

    Aplicando esta racionalidad, los miristas afirmaron que en esos instantes el imperialismo norteamericano, desarrollaba una agresividad ilimitada en la expansin de la guerra del sudeste asitico y agudizaba los enfrentamientos en el Medio Oriente. Sin embargo, a pesar de la enorme importancia estratgica que tenan ambas regiones para los intereses norteamericanos, ste no se dejara atar las manos, como para no intervenir en otros lugares.

    Norteamrica empezaba a cambiar la tctica de intervencin "directa" por otra que podramos denominar como "sacar las castaas con las manos del gato". Por ejemplo podran los yanquis intervenir en otros lugares, si en el sudeste asitico se produca una vietnamizacin de la guerra52 y se fortaleca - en el medio oriente- el ejrcito israel.

    Con esta visin de la situacin poltica internacional, el MIR crey que EE.UU. no permitira la existencia de un gobierno reformista de izquierda en nuestro pas. Aseguraron que era probable cierta tolerancia en los primeros meses, pero ello obedecera a consideraciones de "prestigio poltico" del decano "mundo libre" y a las propias contradicciones internas que viva la

    50 Coleccin de Documentos. Publicados por Ediciones Resistencia Popular". Mxico DF, septiembre de 1985. Pg.18 51

    .- La invasin a Baha Cochino fue protagonizada por disidentes (conocidos como "gusanos" ms tarde) a la revolucin cubana. Esta aventura fue apoyada material y polticamente por el gobierno de Kennedy. 52

    .- "VIETANAMIZACION": Poltica guerrera impulsada por Richard Nixon que consista en reemplazar gradualmente las tropas norteamericanas por el ejrcito de Vietnam Del Sur.

  • 28

    sociedad norteamericana fruto de la guerra en Vietnam53. El MIR seal que estas situaciones eran slo limitaciones relativas; llam a no confundirse: una cosa era el consentimiento coyuntural y otra, la tolerancia estratgica.

    Por otra parte, la Unidad Popular se enfrentara a la disyuntiva de entregarle garantas a los intereses econmicos que las empresas yanquis tenan en Chile o arriesgaba una intervencin fornea; la que no necesariamente sera directa, es decir con presencia militar norteamericana. Esto porque exista la variante de desarrollar y apoyar un enfrentamiento entre las clases dominantes y los trabajadores en Chile54, en el que las FF.AA tendran un papel determinante.

    Respecto de lo medular - el triunfo electoral de Allende- el MIR lo explic bajo cuatro aspectos: las causas, su significado, el alcance y las posibilidades de desarrollar el programa. En torno a las causas plante "... el ascenso de las movilizaciones de masas permiti lo que creamos muy difcil: la mayora electoral de la UP55". En otras palabras, para los miristas las movilizaciones sociales, que venan sucedindose desde el ao 1967, haban agudizado el proceso de lucha de clases, fenmeno que habra influido en el quiebre del bloque poltico de las clases dominantes. Ruptura que se tradujo en la presentacin de dos candidaturas presidenciales: Tomic y Alessandri.

    La duplicidad de aspirantes presidenciales del bloque dominante no haba sido un simple error de clculo de la burguesa. Aquella divisin tuvo otros factores o causas. Segn el anlisis la clase media se atemoriz; aquel miedo tendra su fundamento en el crecimiento de la izquierda tradicional, las acciones de la izquierda revolucionaria y el cambio cualitativo de las movilizaciones populares. Este temor haba llevado a algunos sectores de las capas medias a apoyar una candidatura demaggica y populista como la de Tomic y no optaron por apoyar a una marcadamente derechista porque "... con certeza abrira el camino al desarrollo de una izquierda revolucionaria"56.

    A lo anterior se agreg que un importante sector de trabajadores se haba inclinado por el populismo de la candidatura demcrata cristiana, permitiendo que el candidato oficialista obtuviera una alta votacin en detrimento de la opcin Alessandri; esto -obviamente- favoreci a las filas de la Unidad Popular.

    Por otro lado, la agudizacin de la lucha de clases haba generado fisuras en las Fuerzas Armadas perdiendo -supuestamente- su tradicional perfil monoltico. Esta carencia de cohesin en las filas militares impidi que la derecha y las clases dominantes, las emplearan en asegurar el poder, ya antes, ya despus del cuatro de septiembre. Dicho de otro modo e intentando resumir, para los miristas hubo tres factores que permitieron la llegada de Salvador Allende al gobierno: la cristalizacin de los tres tercios poltico electoral, el ascenso del movimiento de masas y una supuesta debilidad relativa de las FF.AA.

    53.- La guerra en Vietnam despert un fuerte movimiento pacifista en la juventud norteamericana. Es representativos de este

    fenmeno el movimiento hippie cuya consigna fue "haz el amor y no la guerra". Tuvieron una actitud relevante en la lucha por la paz personalidades como la actriz Jean Fonda, la cantante Joan Bez y el pugilista Cassius Clay. 54

    .- "El MIR y los resultados electorales" Op. cit. pg. 21 55

    .- Ibd. 56

    .- Op. cit. pgina 21.

  • 29

    Conjuntamente, en trminos de consecuencias, la eleccin de Allende, ms all de la orientacin poltica