SANFIC 7 Diario Digital N° 4

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ANGIE CEPEDA Belleza y encanto Más directores chilenos en competencia toman la palabra

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Cuarta edición del Diario Digital del Festival de Cine de SANFIC versión 7.

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ANGIE CEPEDABelleza y encanto

Más directores chilenos en competencia toman la palabra

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Competencia de Cine Chileno

LA MUJER DE IVÁNFrancisca Silva, directora.

“¿Cómo responde la humanidad en una situación de cautiverio?” Dos personas en una casa, solos, sin que la naturaleza de su re-lación quede realmente clara. Sólo sabemos que se trata de una especie de dominación, aunque incluso ésta es ambigua. Una se-rie de misterios sobre la naturaleza humana permanecen latentes en la obra de Francisca Silva. -Tu película nace de una historia verídica, de un secues-tro y cautiverio en Austria. ¿Cómo vinculas esa historia a nuestra realidad en Chile?

La película se inspiró en sus comienzos en las especulaciones pe-riodísticas de la vida que compartieron Natascha Kampusch y Wolfang Priklopil durante ocho años en una casa en Viena, ese fue el punto de partida de una investigación que duró alrededor de un año, y que consistió en investigar el tema del cautiverio a través de muchas historias, diarios de vida y ensayos, tanto de la realidad como de la ficción. Fueron fundamentales en este proce-so también, las constantes conversaciones creativas con integran-tes del equipo, donde juntos nos sumergíamos en este universo e íbamos tejiendo. Todo este trabajo dio finalmente origen a una nueva historia de cautiverio, en diálogo con las obras e historias que la inspiraron, pero con una mirada particular. La mujer de Iván se vincula con todas aquellas realidades deter-minadas por un historial de dominación. En este sentido, podría-mos decir que la historia de Iván y Natalia es sólo el blanco o el pretexto para hablar de una problemática socio cultural mayor: ¿Cómo responde la humanidad en una situación de cautiverio? ¿Cuánto tiempo puede resistir la dominación de alguien sobre otro? En algún momento lo creado, lo educado se revela. El mar-gen de ignorancia de lo sometido encuentra un espacio para su Francisca Silva

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despertar, entonces el status se invierte. ¿Cómo se desenvuelve el amor en todo esto?

Sólo sabemos que se trata de una especie de dominación, aunque incluso ésta es ambigua.

-¿Cómo manejaste el tema del erotismo en tu película, en un momento en que el tema de la pedofilia es muy recurrente?

El erotismo en esta película pareciera desenvolverse en el ám-bito de la pedofilia, sin embargo, en estricto rigor, no es así. Los rasgos de personalidad de quienes sienten excitación o placer sexual por los niños (de hasta 12 años), son muy diferentes a los del personaje de Iván, quién se caracteriza por ser autoritario, controlador y represor. Él es así, debido a una incapacidad de sentir confianza en el mundo y con las personas, y por lo tanto, de entregarse. Sin embargo, tiene las mismas necesidades que todos (o el general): amar, tener una pareja y crear una familia. Pero, como consecuencia de sus inhabilidades sociales, la única alter-nativa que encuentra para cumplir este sueño es tomar a una niña y formar “la mujer de sus sueños” moldeada y educada, bajo la visión, el criterio y las leyes de “su reino”, teniendo el control total sobre su existencia (esa es su gran perversión). Así, él cumplirá el sueño de “estar con alguien para toda la vida”. Y esa persona que lo acompañará estará con él siendo niña, adolescente, adulta o vieja. Bajo esta dinámica fantasiosa que erige Iván en la casa, el ero-tismo es manejado en la película como una herramienta concreta para obtener poder, por parte del personaje de Natalia. El erotis-mo es la vía para lograr un cambio en su fortuna. Por esta razón, el tema se trabajó totalmente despojado de una moralidad.

La mujer de Iván se vincula con todas aquellas realidades deter-minadas por un historialde dominación.

-El tema que abordas es delicado y complejo, ¿desarrollaste con los actores la particular relación que se establece entre los dos protagonistas?

Si bien el tema es complejo y delicado, fue para todos un desafío apasionante entrar en esa zona de misterio (tan hermética) para tratar de ver lo que allí estaba aconteciendo y cómo se estaba manifestando la naturaleza humana en ese contexto. Observar una situación sin anteponer un prejuicio ni una moralidad, con la finalidad de abrir la mirada, rompiendo ese velo de juicios que te impide ir más allá y comprender (sin necesariamente estar de acuerdo o avalar) el actuar de los otros, de tu entorno social. De esta manera, con María de los Ángeles García y Marcelo Alonso hicimos un gran trabajo de guión, leímos muchas veces el texto, los tres juntos, deteniéndonos en cada detalle, diálogo, escena. Marcelo es actor y también director teatral, un pensador de la puesta de escena que siempre estaba enriqueciendo las escenas con su visión. Sumergidos en este ambiente y haciendo un gran trabajo de imaginación y pensamiento, fuimos esclare-ciendo y delineando más finamente el interior de cada uno de los personajes. Cuando comenzó el rodaje, ellos no sólo tenían la visión de su rol, sino también, del todo que estábamos contando, lo que permitió que durante las grabaciones surgieran nuevas propuestas; en ese sentido, María de los Ángeles García tiene un poder excepcional para improvisar y hacer surgir lo invisible. Era muy sorprendente mirarla, ver cómo le iba dando cuerpo a su personaje, cómo lo materializaba con gestualidad, movimiento, energía. El trabajo que cada uno realizaba, más el trabajo que hacían en conjunto, fue creando algo totalmente inesperado, una suerte de tercer per-sonaje: la relación de ellos se reveló como un ente invisible pero poderoso dentro de la película.

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Competencia de Cine Chileno

LA MUERTE DE PINOCHETBettina Perut e Iván Osnovikoff, directores.

“Tenemos necesidad permanente de tirar el mantel”En un momento en el que han resurgido las polémicas sociales derivadas de la Constitución de 1980, los au-tores de “Un hombre aparte” y “Noticias” revisan las significaciones del fallecimiento de uno de los perso-najes fundamentales de la historia reciente del país.

-Se ha comentado mucho sobre el estreno de “La muerte de Pinochet”. ¿Cómo se sienten con las expec-tativas que se han generado?

Es estimulante, pero también es un desafío. Por lo general nuestros trabajos, por su radicalidad formal y de punto de vista, son apre-ciados por públicos más específicos y sentimos que en este caso, gracias a la transversalidad del tema, tenemos la oportunidad de ampliar la zona de impacto. Y no es un detalle considerando que, en general, los temas políticos son tratados de manera estanda-rizada, tanto plástica como conceptualmente. Entonces el desafío consiste en lograr que la necesidad, sobre todo de las nuevas ge-neraciones, de replantear las cosas, de generar nuevas lecturas sobre la realidad, se haga eco en nuestra película.

-¿De dónde surge la necesidad de hacer esta película?

De una casualidad. Estábamos grabando “Noticias”, cuando nos enteramos de la internación de Pinochet en el Hospital Militar, lo que nos permitió registrar todo el proceso de manera consisten-te, porque teníamos todo montado. No fue improvisado y eso se siente en el material. Por lo mismo, como un año después, toma-mos la decisión de hacer una película específicamente sobre el Bettina Perut

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asunto, porque las condiciones estaban dadas. Aunque también surge de nuestra necesidad permanente de tirar el mantel, de hacer trabajos en los que tomamos temas tradicionales y los po-nemos cabeza abajo. “La Muerte de Pinochet” es una película antipolítica, con mucho humor, con personajes salidos del pueblo y no de la elite opinante a la que hemos escuchado diez mil veces decir lo mismo sobre los mismos temas.

-¿Qué les sucede a ustedes, como autores, cuando ven lo que está pasando hoy en la sociedad chilena, donde la figura de Augusto Pinochet sigue generando divi-siones incluso después de su muerte?

Más allá de las divisiones y pasiones que genera Pinochet, y que van a subsistir por muchas décadas, nos parece que la eferves-cencia actual es muy estimulante. Y claro, Pinochet va a ser siem-pre tema obligado porque, para mal o para bien, nuestro actual sistema institucional se instaló bajo su dictadura. Entonces, que Pi-nochet siga siendo tema habla también de que en Chile se están poniendo en cuestión cosas que no pueden ser eternas, pero que después del regreso a la democracia se dejaron pasar como mal menor. Hoy hay menos miedo a poner en cuestión esas cosas, que antes eran tabú. Las nuevas generaciones no estuvieron someti-das a las políticas públicas del miedo, y por eso está pasando lo que está pasando.

Pinochet va a ser siempre tema obligado porque, para mal o para bien, nuestro actual siste-ma institucional se instaló bajo su dictadura.-¿Qué reacción esperan lograr en el público?

Todo tipo de reacciones: carcajadas, pena, sorpresa, espanto, ternura, vergüenza, y un poco de susto. “La Muerte de Pinochet” es una montaña rusa.

Iván Osnovikoff

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Competencia de Cine Chileno

POBLACIÓN OBRERARodrigo Fernández, director.

“En Chile el valor de los terrenos es económico, sin considerar los aspectos inmateriales”

Uno de los edificios insignia del patrimonio arquitec-tónico de Valparaíso, pero que sin embargo se enfren-ta al ingrato desalojo. Este retrato colectivo y coral nos muestra a una comunidad completa pero también a sus individuos, así como las desventuras que los lleva-rán a luchar por algo tan básico como su hogar.

-Hay más que un esfuerzo por rescatar un patrimonio material en tu película. ¿Cuál es el correlato entre lo que pasa con la infraestructura y lo que ocurre con la gente que la habita?

La película es por sobre todo un rescate del riquísimo patrimonio inmaterial del mundo popular de Valparaíso, anidado en los ha-bitantes del emblemático edificio centenario e ícono de la vida porteña que lleva el nombre de este largometraje, y que albergó la primera experiencia de vivienda social de Chile. Es el retrato de una comunidad humana en demasía vital, hermanada con mu-chas realidades latinoamericanas. La circunstancia a partir de la cual se desencadena el documental es el hecho de que los pobla-dores y pobladoras debían desalojar dicha construcción por pri-mera vez en su historia, con una tremenda tensión para sus vidas individuales y comunitaria. Así, a partir de tal suceso, que ellos mismos provocaron, surge la premisa básica para abordar este trabajo y que fue la consideración de que en dicha circunstan-cia los/as habitantes de la POBLACIÓN OBRERA tendrían toda Rodrigo Fernández

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su historia, emociones, recuerdos, vivencias, aspiraciones, deseos y frustraciones a flor de piel, por lo que estábamos frente a las condiciones propicias para armar un relato etnográfico, que se dispusiera a entrar en todos los matices de una historia colectiva a partir de los sentimientos y vivencias individuales.

Lo anterior, al mismo tiempo de la ocurrencia de un proceso de transformaciones materiales de su edificio conducido y súper vigi-lado por ellos mismos, que no se sabía en qué iba a terminar, ni cómo se iba a desarrollar. Con este objetivo primordial, donde los sucesos materiales se constituyen en un relato cronológico, que en términos de imagen contiene y da continuidad al relato principal, inmaterial, que el lenguaje audiovisual de este documental se en-carga de imbricarlos de un modo que al fin de cuentas son uno, pues las imágenes y el tratamiento se abordaron con la idea de constituir al edificio en una construcción viva, con texturas, voces, sonidos, etc. otorgando sentido al relato de la materialidad, como recipiente de memoria y de los sucesos, donde pasado, presente y futuro, van más allá de esa concepción que divide la realidad entre lo material y lo inmaterial, para terminar constituyendo a la totalidad de los planos del relato en una unidad indivisible. Esta concepción me llevó a optar, al calor del seguimiento, por acotar el espacio de la película encerrándola en el edificio, como metá-fora del cuerpo humano y colectivo, donde su transformación, es también la transformación de un modo de vida y de sentir, que, para bien o para mal, se va quedando atrás en nuestro país, a cambio de una modernización repleta de cemento, estructuras y reglamentaciones, que según los mismos pobladores debían asu-mir como un desafío que les permitiera superar una precariedad que había llegado a su punto más bajo, cuando uno de sus habi-tantes fue asesinado por otro. El desgarro de los habitantes es al mismo tiempo el desgarro del edificio. Necesitaban meter picota, o bisturí, por decirlo de un modo gráfico. Así, la nueva apariencia del edificio es también la imagen de la aspiración a una nueva imagen social y a un nuevo trato de convivencia. Al final, en lo personal, no te podría decir cuánto ganaron los habitantes de la población y cuanto perdieron, a pesar de que la película es casi una epopeya colectiva, donde el verdadero final es lo que está pasando ahora y que en el documental no se cuenta, porque esa realidad, entonces, queda en un terreno que se nos aleja porque como espectadores nos subimos arriba del vuelo de una gaviota o de un helicóptero, dejando todas las emociones y sucesos que nos invadieron durante los 97 minutos en la película, atrás, como un eco del tiempo en nuestra memoria personal e histórica.

-Hay cierto eco entre esta película y lo que hemos vis-to con la reconstrucción post-terremoto. ¿Qué te ocu-rre cuando ves lo que pasa en el país?

He seguido muy poco el proceso de reconstrucción post terremo-to de nuestro país, pero sí me puedo referir a tu pregunta final, en el entendido de que te refieres a los procesos urbanos de Chi-le, donde el valor de las casas, de los barrios y de los terrenos es netamente económico desde su plusvalía, sin considerar los aspectos inmateriales que se puedan alojar o potenciar allí, ni los sentidos comunitarios de convivencia, indispensables de res-catar y preservar en un mundo que está perdiendo el sentido de

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la esencia de lo humano y de una felicidad sustentable, que se debieran expandir y profundizar en el tiempo para el bien y el goce de los pueblos. Así, en esta línea, todos los procesos de desarrollo, en particular los constructivos y urbanísticos, como me preguntas, pienso que se deben concebir, desarrollar y ejecutar con la participación y acuerdo de las propias personas que ha-bitaran dichos espacios, esa es la forma como pienso que se de-biera reconstruir lo que el terremoto y el maremoto destruyeron. En este punto, se me viene al recuerdo una experiencia de trabajo que tuve con una comunidad de areneros de Los Andes, a quienes el Estado “favoreció” con un programa para que mejoraran sus condiciones habitacionales, pero los funcionarios del programa no consideraron que ellos tenían caballos y que su subcultura era más rural que urbana, pues su vida se había desarrollado siem-pre a todo campo en las orillas del río Aconcagua, y entonces muchos de ellos se negaron al traslado, aunque los esperaba un departamento pequeño con piso de cemento y baño con ducha, a cambio de sus casas amplias de fonolita con piso de tierra. Entonces, cuando veo que las cosas en este país y en el mundo globalizado de hoy no van en una dirección que respete los sen-tidos comunitarios, ni las culturas o subculturas, en ninguno de los planos de nuestra vida, ni considera al otro como un otro digno y válido, sintiéndose superior, cerrando todo sentido democrático en decisiones que debieran ser participativas en esencia, siento que tarde o temprano se van a generar explosiones sociales que busquen colocar las cosas en su lugar.

En esto la Población Obrera es un ejemplo, con todas las contra-dicciones que ella tiene y que nos puede provocar, porque es un proceso que iniciaron, condujeron y terminaron los propios pobla-dores en su interacción y transacción con el Estado y la ciudad de Valparaíso. Nosotros tenemos en Chile un personaje intere-santísimo que es Humberto Maturana, que nos habla desde la biología, o sea desde la ciencia -una de las diosas de este mundo actual- y nos dice que en el origen de la humanidad los hombres y las mujeres se unieron para la colaboración y la ayuda entre sí, pues en solitario estaban condenados a la extinción, y eso, agre-ga, es una fuerza biológica impresa en nuestra naturaleza huma-na, relacionada con el amor. Entonces, dicha fuerza básica hay que tomarla en serio, reconociendo la necesidad de promover los procesos de colaboración y de solidaridad entre los seres huma-nos, y no la competencia que nos separa, divide y aísla, para be-neficio de los depredadores de esta selva que nos mata y aplasta con su egoísmo, mezquindad y monstruosa maldad. “¿Para qué querer más, si antes no teníamos ni baño?”, nos dice la Tía Leo en el documental, el personaje que representa nuestro punto de vista, en respuesta a la pelea por un espacio mayor.

-¿Cómo surgió la idea de hacer esta película?

La idea me nació cuando me acerqué a la Población Obrera a realizar un breve trabajo audiovisual y me encontré con la in-formación de que iban a desalojar el edificio para restaurarlo, rehabilitarlo y reconstruirlo, lo que les estaba generando grandes tensiones a sus habitantes. Desde ese momento me planteé la po-sibilidad de documentar todo este proceso, en un trabajo audio-visual de seguimiento y conversé con la directiva de esta comuni-dad para llevar adelante esta idea, quienes lo discutieron en una asamblea y nos dieron el pase. La población es una comunidad organizada y eran ellos quienes habían detonado el desalojo, dentro de un proceso de toma de decisiones colectivo, elemento que para mi tenía muchísima importancia y valor en la decisión de embarcarnos en un proyecto largo. Era una lucha colectiva, no una dádiva. De allí iniciamos un trabajo de investigación y de búsqueda de los elementos narrativos presentes y potenciales a desarrollar. En aquellos tiempos, entrar al edificio y sentir la vida que allí bullía era incentivo suficiente como para querer realizar un trabajo en dicha locación, repleta de cruces materiales e inma-teriales. Cables con ropa, música, conversaciones a la distancia, pasillos, puertas y ventanas que se miraban. Una especie de cas-tillo de otro tiempo en medio del cerro popular más característico de nuestro puerto principal. Marcas por donde se mirara. Mucho tiempo impreso. Texturas por doquier y por supuesto, habitado por una comunidad con una riquísima historia, donde cada uno y una es un personaje en términos cinematográficos. Todo el en-trecruce material me pareció el espejo de los entrecruces inma-teriales. Una realidad alucinante y cautivante. Cada textura era un signo del pasado. Los pasillos, el patio y las escaleras poseían un peso existencial del cual era imposible abstraerse y eran pre-cisamente los espacios comunes, allí donde sucedía todo, había sucedido y probablemente sucederá. Allí había una vitalidad que quería romper el anonimato. Fue un proceso lento. Un seguimien-to de casi tres años, donde los pobladores poco a poco fueron ganando confianza y abriéndose con nosotros, tanto que llego un momento, cuando comenzamos nuestra retirada, en que nos empezaron a echar de menos, al igual que nosotros a ellos y ellas. Una experiencia inolvidable y colectiva que no dejo a nadie indiferente.

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ANGIE CEPEDAllegó a SANFIC7“El cine latinoamericano y el europeo son más interesantes que el de Hollywood”

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Famosa por su despampanante belleza, aunque tam-bién ha demostrado ser una mujer inteligente y que sabe de lo que habla -“la belleza no me parece un obstáculo, pero no sirve de nada sin una cabeza que lo acompañe”, aclaró-, otra de las figuras especiales invitadas a nuestro festival tiene una opinión muy cla-ra de lo que pretende como actriz y de los potenciales de nuestro cine continental.

Una conferencia de prensa en una de las salas Premium de Hoyts Parque Arauco sirvió como punto de encuentro para que la actriz pudiera hablar con los medios. Cepeda vino a presentar la pelí-cula “Una hora más en Canarias” -“una comedia romántica, mu-sical y con tonos de realismo mágico”-, coproducción española y colombiana dirigida por David Serrano, quien, en la opinión de Angie, “es un experto en comedia, le encanta el género”.

Proveniente del mundo de la televisión, Angie se dedica hoy prin-cipalmente al cine y, aunque no le cierra las puertas a las pro-ducciones televisivas, prefiere por lejos la pantalla grande. “Los tiempos del cine son distintos a los de la TV; los personajes son más variados y se puede profundizar más. Me siento afortunada porque hago lo que me gusta. Prefiero tomar riesgos y sentir que estoy contenta”. Sin embargo, tiene claras las exigencias del cine, donde, según ella, “menos es más. Hay que dosificar muy bien la actuación. En cine no puedes engañar a una persona que está ahí dos horas sin cortes comerciales”.

Su carrera la ha llevado a moverse principalmente entre Colom-bia y España, ya que prefiere seguir vinculada al cine latinoame-ricano y también al europeo. “Tuve la oportunidad de estar en Los Angeles y me di cuenta de que yo no calzaba con un lugar así, por lo que me fui a España”. Cree que es en el mundo iberoame-ricano donde se pueden hacer historias más interesantes, sobre todo por sus personajes. “En Europa y Latinoamérica los persona-jes femeninos son muy jugosos, y tienen mucho potencial”.

Angie tiene aún deseos y aspiraciones. Deja claros sus gustos por el cine -le gusta el trabajo de directores de renombre como Sam Mendes o Robert Altman- y reconoció su admiración por “La Nana”, film chileno dirigido por Sebastián Silva. “Es el tipo de películas que me gusta. Me encantan las películas en las que uno parece estar espiando”. Espero algún día poder trabajar en nuestro país -y que algún director o productor la contacte mien-tras está en SANFIC- y cuenta que le encantaría que la dirigiera Woody Allen. También sueña con actuar junto a Sean Penn y/o Robert De Niro. “Pero con ese elenco, dudo que sería una película de Woody Allen”, comentó con humor.

sibilidad de documentar todo este proceso, en un trabajo audio-visual de seguimiento y conversé con la directiva de esta comuni-dad para llevar adelante esta idea, quienes lo discutieron en una asamblea y nos dieron el pase. La población es una comunidad organizada y eran ellos quienes habían detonado el desalojo, dentro de un proceso de toma de decisiones colectivo, elemento que para mi tenía muchísima importancia y valor en la decisión

-“la belleza no me parece un obstáculo, pero no sirve de nada sin una cabeza que lo acompañe”, aclaró-

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de embarcarnos en un proyecto largo. Era una lucha colectiva, no una dádiva. De allí iniciamos un trabajo de investigación y de búsqueda de los elementos narrativos presentes y potenciales a desarrollar. En aquellos tiempos, entrar al edificio y sentir la vida que allí bullía era incentivo suficiente como para querer realizar un trabajo en dicha locación, repleta de cruces materiales e inma-teriales. Cables con ropa, música, conversaciones a la distancia, pasillos, puertas y ventanas que se miraban. Una especie de cas-tillo de otro tiempo en medio del cerro popular más característico de nuestro puerto principal. Marcas por donde se mirara. Mucho tiempo impreso. Texturas por doquier y por supuesto, habitado por una comunidad con una riquísima historia, donde cada uno y una es un personaje en términos cinematográficos. Todo el en-

trecruce material me pareció el espejo de los entrecruces inma-teriales. Una realidad alucinante y cautivante. Cada textura era un signo del pasado. Los pasillos, el patio y las escaleras poseían un peso existencial del cual era imposible abstraerse y eran pre-cisamente los espacios comunes, allí donde sucedía todo, había sucedido y probablemente sucederá. Allí había una vitalidad que quería romper el anonimato. Fue un proceso lento. Un seguimien-to de casi tres años, donde los pobladores poco a poco fueron ganando confianza y abriéndose con nosotros, tanto que llego un momento, cuando comenzamos nuestra retirada, en que nos empezaron a echar de menos, al igual que nosotros a ellos y ellas. Una experiencia inolvidable y colectiva que no dejo a nadie indiferente.

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En medio de sus actividades du-rante su breve pero intenso paso por SANFIC, el actor estadouni-dense Willem Dafoe y su esposa, la realizadora italiana Giada Co-lagrande, quisieron conocer algo más de Santiago, y se hicieron el tiempo para visitar La Chascona, la casa del poeta Pablo Neruda en pleno barrio Bellavista. Aten-tos a las explicaciones de su guía y muy interesados en aprender más del vate, ambos disfrutaron al máximo esta pausa antes de continuar con sus actividades en el festival, y quedaron contentos y satisfechos.

Dafoe en la casa del poeta.Fotos de : Sebastián Padilla

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