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96 Boletín Música # 36, 2014 decir’, con sus formas musicales y poéticas tan distintas que fuimos perfeccionando…». El «más porteño de los habaneros» legó una rica discografía y canciones que no saldrán del repertorio de generaciones de trovadores. Dejó también un estilo de inter- pretar y arremeter con una zurda cargada de poesía y pensamiento. Tomado de La Ventana SANTI Por Silvio Rodríguez Suena el teléfono a las cuatro de la mañana y pienso que ojalá sea un equivocado. Des- de una conciencia adormecida el instinto de conservación lanza ese pensamiento. Si esa llamada no es error ¿qué buena noticia te pueden dar a las cuatro de la mañana? El instinto no traiciona, no miente, viene de un lugar ignoto pero corta como navaja, porque cuando escucho Aurora y después «cuándo fue», ya la cabeza está en Vicente, que está en Guatemala, en algún accidente de avión o carretera, en un atentado loco. ¡AY!, LA VIDA, SANTI Llegó a la Casa para quedarse en ella de la mano de Silvio, Pablo y Noel en 1979, en el XX aniversario de la institución. Y su último concierto aquí, Superando la alegría de vivir, el 1 de junio de 2012, fue para celebrar su medio siglo de vida. Aquel concierto sonó durísimo durante varios días entre el público que desbordó la sala Che Guevara, se dejó llevar por sus can- ciones y se sorprendió cuando Santi invitó a Xiomara Laugart a compartir un tema. Esco- gió la Casa porque «es como un templo para la canción inteligente, conserva esa magia. Es como un doble homenaje, a mí mismo y a la propia Casa», dijo entonces en entrevista para La Ventana. En el 2011 subió a la sala Che Guevara a tanguear junto a su amiga Liuba María Hevia, quizá una costumbre que se coló du- rante sus años en la Argentina, un país que también hizo suyo. Cuando se presentó Trovadores de la he- rejía, la compilación que Fidel Díaz Castro y Bladimir Zamora armaron con los «cuatro» de los ochenta, Santi no pudo llegar por en- contrarse fuera de Cuba. Envió una cartica en la que aseguraba «Nosotros traíamos lo nuestro y hasta hoy lo seguimos defendien- do, demostramos ser la continuidad de la canción inteligente, cada uno con su ‘qué COMENTARIOS Santiago Feliú... «el trovador del rock and roll»

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decir’, con sus formas musicales y poéticas tan distintas que fuimos perfeccionando…».

El «más porteño de los habaneros» legó una rica discografía y canciones que no saldrán del repertorio de generaciones de trovadores. Dejó también un estilo de inter-pretar y arremeter con una zurda cargada de poesía y pensamiento.

Tomado de La Ventana

SANTIPor Silvio Rodríguez Suena el teléfono a las cuatro de la mañana y pienso que ojalá sea un equivocado. Des-de una conciencia adormecida el instinto de conservación lanza ese pensamiento. Si esa llamada no es error ¿qué buena noticia te pueden dar a las cuatro de la mañana? El instinto no traiciona, no miente, viene de un lugar ignoto pero corta como navaja, porque cuando escucho Aurora y después «cuándo fue», ya la cabeza está en Vicente, que está en Guatemala, en algún accidente de avión o carretera, en un atentado loco.

¡AY!, LA VIDA, SANTILlegó a la Casa para quedarse en ella de la mano de Silvio, Pablo y Noel en 1979, en el XX aniversario de la institución. Y su último concierto aquí, Superando la alegría de vivir, el 1 de junio de 2012, fue para celebrar su medio siglo de vida.

Aquel concierto sonó durísimo durante varios días entre el público que desbordó la sala Che Guevara, se dejó llevar por sus can-ciones y se sorprendió cuando Santi invitó a Xiomara Laugart a compartir un tema. Esco-gió la Casa porque «es como un templo para la canción inteligente, conserva esa magia. Es como un doble homenaje, a mí mismo y a la propia Casa», dijo entonces en entrevista para La Ventana.

En el 2011 subió a la sala Che Guevara a tanguear junto a su amiga Liuba María Hevia, quizá una costumbre que se coló du-rante sus años en la Argentina, un país que también hizo suyo.

Cuando se presentó Trovadores de la he-rejía, la compilación que Fidel Díaz Castro y Bladimir Zamora armaron con los «cuatro» de los ochenta, Santi no pudo llegar por en-contrarse fuera de Cuba. Envió una cartica en la que aseguraba «Nosotros traíamos lo nuestro y hasta hoy lo seguimos defendien-do, demostramos ser la continuidad de la canción inteligente, cada uno con su ‘qué

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Santiago Feliú... «el trovador

del rock and roll»

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Pero no es avión ni carretera ni atentado ni Vicente. Es Santiago, el más joven, a quien hace una hora se lo llevó un infarto.

Ayer mismo borré la carpeta donde le puse una selección de fotos de su boda. ¿Por qué llevaba días pensando en él?

Muchas malas palabras se me ocurren. Muchas. «Son tantas, que se atropellan».

Publicado por Silvio, 6:43 a.m.Miércoles, 12 de febrero de 2014

Tomado del blog Segunda cita

SENCILLAMENTE SANTIPor Joaquín Borges-TrianaNo abundan como uno quisiera las perso-nas que por su forma de ser se ganan con facilidad el amor de los demás. Santiago Fe-liú, o sencillamente Santi, como le decíamos cariñosamente, es de esa clase de elegidos. Cuando desde un programa radial una lla-mada telefónica me despertó en la mañana de este miércoles 12 de febrero para inda-gar por la veracidad acerca de la muerte del Santi, de entrada no comprendí nada y llegué hasta pensar que todo era efecto de un mal sueño. Pero no, ahí estaba la voz de

quien me preguntaba de manera insistente. Lo único que se me ocurrió hacer fue decir que yo llamaría después de corroborar o no la noticia, así que de inmediato telefoneé a mi amiga Paquita Armas, moradora del mis-mo edificio en que residía Santi y ella me ratificó la información.

Hay artistas dueños de una obra que resulta imborrable de nuestras mentes y cuyo quehacer queda ahí para conformar nuestras evocaciones y nostalgias. En esa categoría se inscribe lo llevado a cabo por Santiago Feliú, desde que debutase en los escenarios cubanos a fines del decenio de los setenta, momento en que lo conocí en memorables descargas llevadas a cabo en el parque Almendares.

Sentado en mi cuarto, mientras el lec-tor de la máquina de compactos repasa los cortes de los diez álbumes en solitario que del Santi compilo en mi fonoteca personal, para pensar que de algún modo él no se ha ido y que en el momento más insospechado me lo volveré a topar en cualquier rincón de La Habana, el recorrido que ahora hago por buena parte de su obra me transpor-ta por diversos instantes de mi propia vida

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durante los pasados treinta y seis años, pues conocí las primeras canciones de este cantautor cuando ambos éramos un par de adolescentes allá por 1978.

El tiempo ha transcurrido para nuestra generación y los de entonces ya no somos los mismos. El proceso diaspórico y la muer-te de tantísimos seres queridos me han ido dejando solo. Por eso siento como mío un verso de Santi de su tema «Ay la vida» y en el que asegura: «Lo triste de estos tiempos son las venas del recuerdo».

La última vez que nos encontramos fue en diciembre pasado. La gente de la revista El Caimán Barbudo habíamos ido a compar-tir una tarde de comida y bebida en casa de la Paca y en varias ocasiones llamamos al apartamento de Santi para invitarlo al fete-cún. Él no se encontraba. Justo me lo topé en la entrada del edificio cuando ya yo me iba, Santi llegaba y nos saludamos. No ha-blamos apenas porque a decir verdad yo iba con una carga que me impedía coordinar bien las ideas y supongo que Santi, experto en el asunto, se dio cuenta de ello. Es ese

el postrer recuerdo de alguien que lo sentí siempre como parte de mi entorno natural.

Confieso que en este minuto no logro hilvanar mis pensamientos para escribir un texto más o menos coherente. Hacía tiempo que algo semejante no me ocurría. Imagino que es el hecho de que con la pérdida del Santi tomo aún más conciencia de que me sobran los dedos de una mano para contar los amigos que me quedan de mi adolescen-cia y temprana juventud. Con el autor de tantas canciones que conforman mi particu-lar banda sonora, ni siquiera tendré de ahora en adelante la oportunidad de reencontrar-nos en esa maravilla que es el ciberespacio, realidad virtual o virtual realidad (no puedo definirlo con exactitud).

No recuerdo bien en qué texto he escrito alguna vez que hubo una escuela de druidas experta en guardar los sonidos más queridos en caracolas de mar, para curar las nostal-gias de los argonautas que partían al largo viaje. De haber sido yo uno de ellos, entre las voces de las que no habría prescindido está la de Santiago Feliú.

Junto a Noel Nicola en el concierto Casa Viva, realizado con motivo del aniversario 40 de la Casa de las Américas. Calle G. 24 de abril de 1999.

Santiago junto a Car-los Varela. Al fondo

izquierda, Silvio Rodrí-guez y Gerardo Alfonso.

Concierto Casa Viva

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Quiero concluir estas líneas dedicadas al Santi a propósito de su fallecimiento, repro-duciendo un fragmento de un texto escri-to por nuestro común hermano Humberto Manduley, de seguro una de las personas que entre nosotros mejor ha decodificado la esencia de la propuesta de este genuino tro-vador, definido por otro buen amigo, Juan Pin Vilarn, como «un hippy en el comunismo». En sus palabras, el Mandu (que de seguro también desde México estará más que afli-gido ante la pérdida del Santi) deja sentado que en los textos de Santiago Feliú, además de los temas sociales, aparecen tópicos como los sueños, el tiempo, la muerte y el amor, por lo que con sobrada lucidez afirma:

Su discurso poético es todo lo personal que permiten las actuales condiciones globalizadoras en el arte. En sus cancio-nes priman metáforas casi dadaístas («azul como su hijo, bebé como su cielo»), de un lirismo cristalino, o de una intensidad so-brecogdora («sólo con golpes hondos mi alma intranquila entiende»). También es irreverente y cáustico, apasionado y tier-no, lúcido y mordaz, una especie de Bor-ges lisérgico (es la primera equivalencia literaria que me viene a la mente) hilva-nando palabras hasta decir exactamente lo que esperamos de él. Si bien a veces se mueve en concéntricos círculos intimistas

no rehúsa un compromiso generacional. El mismo cantor que apuesta por nues-tro devenir social en tanto nación («es un amor por Cuba») expresa sus rabias ante la cerrazón burocrática («las buenas locu-ras las asesina un buen puesto») o habla sobre la ambigüedad económica actual en el «Rock and Rolito de Fulanito y Men-ganito». Aún cuando la etapa hipercriti-cista de los ochenta ha quedado como anécdota, Santi sigue ejerciendo su rol de cronista de un tiempo histórico espe-cífico (el suyo, el mío) diciendo las cosas claras, sin tartamudear (¿algo insólito en él, no?), invocando el regreso nunca utó-pico de Lennon y el Che, hablando con-tra el oportunista, encarando su postura sin concesiones... y no digo más «no vaya a ser que algún cretino diga que uno es contrarrevolucionario».

Tomado de Cuba Contemporánea

LAS HOJAS QUE EL TIEMPO CAMBIÓ DE COLORPor José Luis DelgadoEsta es una de las tantas anécdotas que pue-do contar de Santiago. Fue a comienzo de la década de los noventa, en «Los días de la música», un festival que auspiciaba la Aso-ciación Hermanos Saiz y que en esa ocasión se debía realizar en el Anfiteatro de la Ave-nida del Puerto de La Habana. La expectativa general con ese concierto era muy grande, pues estaría protagonizado por Santiago.

Por esos días habían anunciado la llegada de un frente frío a las provincias occiden-tales del país, por lo que el aire en esa zona de la capital se hacía cada vez más irresisti-ble y amenazaba con llover. Omar Medero, quien estaba al frente de la producción, nos comentó que era el momento de tomar una decisión sobre qué hacer con el concierto de Santiago. No queríamos renunciar a él. Tras unas llamadas a la dirección de la UJC se lle-gó al acuerdo de trasladar el concierto para

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el cine Acapulco en la Avenida 26. La cosa era cómo transportar instrumentos y equi-pos de sonido desde La Habana Vieja has-ta Nuevo Vedado. Es válido decir que estos hechos que aquí relato ocurrieron en pleno período especial —con todas las carencias y dificultades inimaginables.

En un aparte, Omar y dos personas más llegamos a la conclusión que la única mo-neda con que contábamos para pagar la transportación era los almuerzos de los im-plicados en la realización del evento. Nos llevó largo tiempo conseguir algún trans-porte que quisiera trasladar toda la carga; de pronto, un van marca EBRO —de esos en que se repartía esa época el pan— se detuvo y lo comprometimos a llevar todo al Aca-pulco. Al llegar al Acapulco le entregamos al chofer las cincuenta cajitas de cartón que contenían nuestros almuerzos, los cuales vi-mos alejarse a gran velocidad.

En Avenida 26 no había fluido eléctrico y con la luz que manaba del farol de la bi-cicleta —marca Scala— de Ruy López-Nussa fuimos alumbrando para hacer el montaje,

creo que la corriente la pusieron cuando ya estaba a punto suspenderse el concierto.

Al finalizar y tras bambalinas repasamos todo lo ocurrido, Santiago estaba emociona-do y ahí fue que vino el bombazo: Santi nos comentó a los dos o tres que hablábamos con él que se iría por un tiempo a la Argentina.

Recuerdo que le hice un comentario bus-cando la respuesta a lo que nos había dicho, salí al escenario y recogí el programa del concierto y la letra de dos canciones, una de ellas en calidad de estreno, que había inter-pretado esa noche. Cuando se los entregué y me dijo que me quedara con ellos. No sabía a ciencia cierta por qué aquella decisión de Santiago de ir a la Argentina.

Un tiempo después nos encontramos y le hablé de «El vencedor», la canción que nunca más había cantado —solo en aque-lla ocasión. Me dijo que no tenía ni idea de cómo era la letra y mucho menos la música, hasta donde se no existe registro alguno de aquel concierto. Desde ese día descansan en mi archivo personal estas cinco hojas que el tiempo se ha encargado de cambiar de color.

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El Vencedor

Ahora soy el vencedorOtra víctima dementeOtro cero del millónOtra carta de la suerteAhora soy el vencedorLa conquista del pasadoEl futuro de una opciónEl realismo alucinado

Revientan los rojosEn el viejo mundoSe apaga la luzY seguimos de rumbaNo quiero saberQué pasará allá arribaSi abajo [en el Sur] mi genteCavando la tumba está

Ahora soy el vencedorTengo el tiempo en la memoriaAquel día en que el amorDespertó para su gloriaAhora soy el vencedorDe esta máquina imperfectaLa violencia del ciclónLa pasión que está más cerca

Qué quiero saberSi todo es la respuestaQué quiero tenerSi tengo el mundo a cuestasLa vida seráComo la muerte premiaA todo el dolorQue curará las almas

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atentamente podías ver a un hombre niño poseído, en trance bajo algún efecto narcótico de sus visiones del mundo. De un mundo que podía a veces no estar frente a él. Pero es que de eso se trata todo. A veces no estamos allí o sobre eso sobre lo que cantamos no está allí. Eso vive en otras dimensiones.

Y eso que vive en otras dimensiones se per-cibe en soledad, bajo las estrellas o dentro de un opiadero en Marrakesh, o después de un polva-zo con una mulata desconocida en Bogotá, o dentro de los ojos de tus hijos, o en una soledad acompañada de muchísma gente en una disco-teca. Eso que él percibió y expresó del mundo fue y será absolutamente genuino y original. Grave y agudo. Hizo su vida y sus canciones sin pedirle permiso a nadie. Como debe ser.

Absolutamente incorrecto, como los gran-des artistas. Y tenía ese exquisito sentido del humor para desacralizar todo lo fatuo. Era un hombre del rock and roll, sin haberlo escu-chado mucho. Sin miedos ni normalidades absurdas. Él era un anormal en todo el sen-tido enorme de la palabra. Sus músicas y sus palabras representaban «la diferencia». Él era lo diferente.

Santi era de esos que asustaba a los pro-gresistas correctos, defensores de las dife-rencias. Miserables, decíamos. Sé que a Santi le hubiera gustado mucho este último pá-rrafo. Puedo decir que conocí a un hombre noble y sin ninguna duda, de haber ido a la guerra, lo hubiera querido tener a mi lado porque sé que hubiera cuidado mis espaldas como yo las de él. Santi, te vamos a extrañar porque fuiste uno de los mejores. Fuiste uno de mis grandes e incondicionales amigos y habernos conocido se lo debemos a Pablo Milanés, en el festival de Varadero ‘87.

Me cuentan que ya te cremaron.Edgar Allan Poe narra en uno de sus

cuentos que no se muere hasta terminar de morirse la última célula o sea que sentiste al fin las llamas del fuego sobre ti!…

¿Habrán sido tan sagradas y hermosas como las de tu corazón?

Fito Paez (cantautor argentino)

LAS VOCES DE DOS AMIGOS…Santiago Feliú fue uno de mis más diverti-dos compañeros en la noche habanera du-rante casi treinta años. Fueron noches de música, alegría, excesos y amistad. Recuerdo su carromato blanco que parecía una caja de pandora donde convivían sillas rotas, tarros de pintura, guitarras, cables eléctricos, equipos de música, alfombras, etc, y el auto de Chitty Chitty Bang Bang de Dick van Dycke, por donde nos sacaba a Juanpin, a Alejandro Avalis y a mí por los piringundines y antros habaneros en busca de nuevas aventuras.

Nos peleábamos y entreverábamos mucho entre la revolución cubana, los efectos del ron, la indecencia capitalista a la que yo oponía la nuestra propia y sus delirantes posiciones de acordes en esa endiablada guitarra zurda de la que él hizo florecer varias de las mejores canciones de la música popular americana de los últimos años. Y su constante tartamu-deo. Yo le decía: «Habla bien cabrón, no tengo mucho más tiempo» —mientras señalaba con mi dedo índice hacia mi muñeca a un reloj invisible en señal de apuro e incomodidad. Y él entre el ataque de risa propio, el de la con-currencia y su adorable gaguez tardaba en responder. Y cuando lo hacía lo hacía con esa ternura que despiertan los niños.

Amaba y amo mucho a Santi por su tes-tarudez ideológica, aunque muchas veces no acordara con él y tuviéramos diferencias irre-conciliables tanto en aspectos políticos como musicales a veces, o sobre la piel de alguna mujer o la importancia del agua en la nave-gación. Nada que no pudiera desarmar una buena Hatuey de doce grados helada recién salida de algún refrigerador cubano. Amo a Santi por su lirismo inconmensurable. Por su autenticidad y su quijotismo contra viento y marea de todas las formas impuestas por los cánones de la música popular del mundo.

Él escribió sus gemas al borde del mundo. En un castillo de cristal. Estaba y no estaba con nosotros. Cuando lo veías y escuchabas con sus grupos en La Habana durante tantos años, en tantísimos escenarios, si lo mirabas

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que no la acepto, aunque no me creo su par-tida, porque lo quiero y adoro esa canción que reza «de abrirme en el verso, un palpitar, no me dejes ir». Y cierto, no te dejo ir. Aquí estamos todos los que no te dejaremos ir nunca. Niño travieso, rebelde y sincero. Te voy a recordar siempre y te quiero recordar de paso esta canción tuya para que donde quiera que estés te sirva de boleto y regreses.

Seré cuanto pida el vientoMi canción será por todosNo vendré descamisadoSeré todo un buen regresoVendré de la misma formaCon un poco más de viejoLleno de pasado y tanto recuerdoTendré para mi cantoA mi espalda irá el futuroEl que ante mis ojos tengoLuego el porvenir de siempreAlgo de esta voz tendrá

Por eso estamos contigo todos los que te queremos y admiramos y te regalamos flores; aquí están las flores que te enviaron a nom-bre de Raúl Castro nuestro presidente, están las flores que te envió Raúl en este momento tan particular de nuestra historia. Otros ami-gos también te enviaron flores, Pablo Milanés, el Ministro de Cultura Rafael Bernal, te envia-ron flores del Instituto Cubano de la Música y del Centro Nacional de Música de Concierto, a

Ese Corazón1

Hoy es un día extraño, extraño /y tristeA Cuba le falta algo, a la canción /le falta algoA los hijos y a la esposa, /a los amigosA todos nos falta un pedazo.Santiago se fueEse corazón que le falló a SantiagoEs el mismo del cual le brotaron esas canciones únicas Con las que le cantó a la vidaEs el mismo corazón intuitivo /e inteligenteCon que adivinó el camino que tenía /que seguir,Amén de las modas y los modosEs el mismo corazón libre, /desafiante, graciosoY muy tiernoDonde guardaba la esperanza para todosEs el mismo corazón inagotable /de sentimientos buenos

Sentimientos que nos regaló, en forma de amistad, de melodías, de inclaudicables y exóticas metáforas, de visitas inesperadas y de un guitarrear «azul e infinito».

Dentro de ese corazón cabíamos todos, sus amores, sus familiares, sus amigos, sus cono-cidos, sus enemigos no, porque en su original manera de existir cabían los adversarios, pero no los enemigos, porque no tenía enemigos. Santiago se nos fue de una manera increí-ble, se fue sin advertirnos, sin prepararnos, nos tomó de sorpresa por la madrugada y se marchó, con tanta falta que nos hace y con tanto que tenía para dar. Así es la vida aun-

1 Texto escrito para «el Santi», leído durante la Cantata en homenaje a Santiago Feliú en el Instituto Cubano de la Música, el 12 de febrero de 2014 Texto escrito para «el Santi», leído durante la Cantata en homenaje a Santiago Feliú en el Instituto Cubano de la Música, el 12 de febrero de 2014

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do poesía de las cosas simples y saludando la sonrisa y la belleza de los otros, haciendo notar aspereza en los encierros y luz en la libertad, celebrando la vida. Y vimos al ami-go que también nació como Músico en esta Casa, Donato Poveda, en un video que hizo llegar vía mail: «este homenaje no podía ser en otro lugar», dijo. Y en la propia sala don-de Noel Nicola les presentó siendo jóvenes, flacos y bardos, casi antes que poetas, vimos la entrevista-documental donde Santia-go confiesa a Lester sus procesos, sus deli-rios, sus modos de «lidiar» consigo mismo. En charla serena y diáfana, extensa como pocas que hemos visto filmadas —quizá, nin-guna otra— Santiago habló esta noche frente a quinientas personas. Les hizo cómplices de sus modos de ver la vida y la paternidad, y les habló de sus amigos: «lo que cuenta al final». Ensayó conceptualizaciones sobre la canción social y la posición del artista ante/dentro de la política, y se confesó «rojo freelance»… lo que ya sabíamos. Para Lester, «fue un mo-mento bendito tenerlo en cámara» aunque la hora de hacerlo público no se pareciera a la que imaginó.

—Luminaria —escribió Santi en su chat el 10 de septiembre de 2011, tres y veinte de la tarde —FIGURA CUMBRE —le dice Lester, y las mayúsculas son de él— diga usted… —Esperando que me resucites en la tv local… ayer volvieron a poner aquel de Fundora…2 en la calle me miran con odio y cariño… comiquísimo.—Jajaj… éxitos del ayer —ríe la «Lumina-ria» a las tres y veintiséis, antes de pro-meter lo que apenas empieza a cumplir esta noche— resurgirás, lo prometo, y de varias maneras…

No podía ser en otro lugar…

Tomado de La Ventana

nombre de todos tus compañeros y flores que tenemos colgadas todos en el recuerdo para ti.Chao brother.

Gerardo Alfonso (cantautor cubano)

Tomados de El diablo Ilustrado

RESUCITAS, SANTI, DE MUCHAS MANERASEl pasado 28 de marzo se presentó en la Sala Che Guevara el DVD Santiago Feliú Antoló-gico junto a la exposición De la reencarna-ción y otras fotografías de amor, con imáge-nes tomadas por el propio Santi.

Nadie aquí lo dudaba, pero de cualquier modo, sorprendió que el evento en Facebook rozara los quinientos participantes en me-nos de veinticuatro horas y la avalancha de gente que subió a la Che Guevara sin dema-siadas expectativas: el DVD Santiago Feliú. Antológico iba a presentarse esta noche, pero nadie iba a poder comprarlo ni tener-lo siquiera en las manos. No importó. Santi iba a cumplir cincuenta y dos años, le había nacido un segundo hijo, iba a hacer música para cine y por primera vez saldría a la calle una antología de su obra en vivo. Esta noche debió ser una fiesta, y lo fue.

Como si lo hubiese organizado el propio Santiago, hubo más asombros que informa-ción consabida: apenas hubo consenso en la hora —cosa rara en este lugar que suele agen-dar y promover sus eventos con la precisión de un mecanismo de relojería—; se presentaba el volumen II de esa antología, no el primero, y no había discos; el amigo, hijo de pastor y verbo fácil, no tenía cómo decir lo que quería decir y se veía temblar sobre las manos el pa-pel estrujado; el cineasta frente al que se «des-cerebró» —Lester, director, «editor y logopeda» de este material— no dijo si se sentía triste o feliz, leyó un chat de Facebook. Pero la gente llegó a la hora que siempre fue, reclamó el disco (como tocaba), entendió a Joel Suárez, rió con el chat: se supo parte de esa promesa. En una decena de fotografías colocadas en la propia sala Che Guevara se vio al zurdo, por primera vez, detrás del lente, sacan-

2 Se refiere al video clip de su canción Bs As muerte del 92 dirigido por Ernesto Fundora en el año 1993.

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Fotos de la exposición De la reencarnación y otras fotografías de amor, de Santiago Feliú. Casa de las Américas, 28 de marzo de 2014

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Orquesta de cámara Gustav Mahler y la Or-questa del Festival de Lucerna, de las cuales fue fundador.

Una parte importante de su legado ha sido la cercanía y el trabajo con los músicos jóvenes, tanto desde la renovación de los miembros de la Filarmónica de Berlín, como su labor pedagógica y la tutela de brillantes intérpretes como el venezolano Gustavo Du-damel. En este marco, sostuvo una estrecha relación con el Sistema de Orquestas Juve-niles e Infantiles de Venezuela y la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, con las cuales diri-gió conciertos en varias ciudades de Europa y América, con presentaciones importantes en Caracas y La Habana.

ABBADO Y CUBAPor Roberto Chorens DotresDurante el año 2003, a través del Ministe-rio de Cultura de Cuba, se conoce la noticia de que el maestro italiano Claudio Abbado (Milán 1922 –Bolonia 2014) volvería a visi-tar Cuba con el propósito de descansar de su muy intensa vida profesional.1 Como parte del programa que le es concebido para la vi-sita, el maestro Abbado asiste al Teatro Au-ditorium Amadeo Roldán donde la Orquesta Sinfónica Nacional interpreta un programa de concierto bajo la dirección del maestro Manuel Duchesne Cuzán.

Siempre atento a la irradiación y diversifi-cación de sus proyectos, el maestro Abbado fija su atención en la violinista Desirée Justo y la violista Anolan González: ambas fueron invitadas a realizar una gira por importan-tes plazas europeas como integrantes de la selectiva Orquesta Juvenil Gustav Mahler, cuyo programa incluyó como partitura única

1 En fechas anteriores, Abbado se había presentado con todo éxito en el Teatro Auditorium Amadeo Rol-dán al frente de la Orquesta Sinfónica Juvenil Gustav Mahler y la Orquesta de Cámara Mahler, ambas fruto de su vocación fundacional y con músicos selecciona-dos entre los de mejor talla que habían trabajado con él. En aquellos conciertos quedó sellada la admiración y amor hacia el público cubano por parte del Maestro.

Para mí, Claudio Abbado será siempre parte de ese excelso grupo de genios en la historia del Arte. Su

infinita generosidad y amor que me tocaron desde mi plena juventud, serán siempre unos de los más

valiosos tesoros que guardare en esta vida… GUSTAVO DUDAMEL

Quizá lo más significativo, en cualquier caso, sea el apoyo que prestó a los jóvenes músicos con la

creación de muchas e importantes orquestas juve-niles [...]. Era un pionero que trabajaba con nuevos intérpretes, los motivaba y apoyaba durante toda

su carreraDANIEL BARENBOIM

El pasado mes de enero, la música y los músicos del mundo entonaron un réquiem por el maestro Claudio Abbado, quien falle-ció a la edad de 80 años en Bolonia. Con-siderado uno de los directores de orquesta más importantes e influyentes de todos los tiempos, Abbado inició muy joven su cami-no en la música, que se extendió por más de cinco décadas. Su nombramiento como director principal de la Orquesta Filarmónica de Berlín en 1989 —como sustituto de Her-bert von Karajan— constituyó un momento cumbre en su carrera, durante la cual tran-sitó como director musical del teatro de la Scala y de la Ópera Estatal de Viena, la Or-questa Sinfónica de Londres, así como de la

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Claudio Abbado in memoriam

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la Sinfonía No. 9 en Re Mayor de ese compo-sitor austriaco. Durante el concierto de la Or-questa Sinfónica Nacional bajo la dirección del maestro Duchesne, la presencia en la sala de Claudio Abbado fue anunciada y los aplausos tuvieron toda la nobleza que encierran la es-pontaneidad y la admiración del público hacia un artista de estatura tan relevante.

Regresa Claudio Abbado a Cuba en los úl-timos días del propio 2004 y nace entonces la idea de ofrecer un concierto, en el propio Teatro Auditorium Amadeo Roldán, donde una orquesta sinfónica de jóvenes cubanos

actuase bajo su dirección. Rápidamente co-menzó a organizarse esa masa orquestal con jóvenes aventajados de la Facultad de Música del Instituto Superior de Arte y otros —jóve-nes y aventajados también— provenientes de la Orquesta Sinfónica Nacional. A esta tarea se le adicionó el reto de que los centros docentes estaban de vacaciones de fin de año y hubo que convocar a algunos estudiantes del Instituto para que regresaran a La Habana desde sus diferentes provincias de residencia. Comenza-ron los ensayos en la última decena del mes de diciembre, quedando solamente libres el 31 de ese mes y el 1 de enero de 2005.

Los ensayos fueron concebidos en las sesiones matutinas, cinco horas aproxi-madamente, con una o dos pausas, según el avance del montaje. ¿Qué obras se inter-pretarían durante el concierto? Abbado y el director alemán que lo acompañó como asis-tente discutieron mucho sobre el asunto. El asistente proponía este o aquel título por ser «fácil» y Abbado apuntaba «¿Qué obra musical es fácil?». Al fin fueron escogidos el Preludio y muerte de amor de la ópera Tristán e Isolda, de Richard Wagner y la Sinfonía No. 7 Op. 92 en La Mayor de Ludwig van Beethoven.

El maestro Abbado insistió en que los estudiantes de música de las escuelas ca-pitalinas asistieran a las sesiones de ensa-yo y fueron muchos los que respondieron al llamado, entre ellos varios profesionales relevantes de la vida musical cubana —se re-cuerda con especial constancia al maestro Roberto Valera, siempre de pie en una de las «patas» del escenario para ver de frente al maestro. Varios tienen en mente a Abbado durante las pausas tomando el sol en alguno de los bancos del Parque Villalón, sostenien-do entre sus manos algunas de las hojas que habían caído de los árboles.

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La llegada del maestro al teatro era siem-pre directa al camerino, allí dejaba su vieja cartera de cuero y su sweater rojo encima de un piano vertical e iba directo al escena-rio con la partitura y batuta en mano. Exigía, como es natural, que a su entrada a escena la orquesta estuviera perfectamente afinada y que los cerca de cien jóvenes que la inte-graban estuvieran colocados en sus respec-tivos lugares de trabajo. Al fin el tan espera-do concierto de Claudio Abbado en Cuba al frente de una orquesta de jóvenes del país se produjo el 10 de enero de 2004. A pesar de la asistencia masiva de público, los pia-nissimi de la pieza de Wagner se escuchaban con toda nitidez debido al silencio reinante y la apoteosis final de la sugerente sinfonía de Beethoven ayudó a que el aplauso aún pueda ser recreado en la mente de quienes allí se encontraban.

Las semanas iniciales del año 2005 vol-vieron a tener como principal hecho del panorama cultural de Cuba una nueva vi-sita del maestro Abbado, esta vez con la idea —lamentablemente todavía no fragua-da— de crear una Orquesta Sinfónica Juve-nil Latinoamericana (OJL), cuyo documento original para su fundación aún se conserva entre nosotros. En una primera etapa, la OJL estaría formada por jóvenes cubanos y venezolanos, para después irse ampliando con instrumentistas de otros países del área. Abbado manifestó claramente su deseo de abrir paso al sinfonismo en Latinoamérica, siempre a partir de agrupaciones integradas por jóvenes.

En un vuelo charter puesto a disposición de los jóvenes cubanos por el Ministerio de Cultura y el Instituto Cubano de la Música, partieron hacia Caracas varias decenas de estudiantes y profesionales de nuestro país para interpretar, los días 22 y 23 de enero de 2005, los esbozos sinfónicos El mar de Claude Debussy y la Sinfonía No. 5 en do sostenido menor de Gustav Mahler en el es-cenario del Teatro Teresa Carreño. Los inten-

sos ensayos por cuerdas se realizaron desde una semana antes de esa fecha en varios salones del propio teatro, una enorme pla-za que resultó insuficiente para acoger al público deseoso de asistir a este gran acon-tecimiento. Al día siguiente del segundo de estos conciertos regresaron los jóvenes cu-banos a la Patria junto con integrantes de la Orquesta Juvenil Simón Bolívar para ofrecer el mismo programa en el teatro Auditorium Amadeo Roldán. Fue, como era de esperar, otro éxito inolvidable para los participantes y para los asistentes al concierto habane-ro, organizado y conducido por el maestro Claudio Abbado.

A partir de estos inolvidables momen-tos no cesó la colaboración de Claudio Abbado con la música y los músicos cu-banos: a principios del año 2006 los vio-linistas de la Orquesta Sinfónica Nacio-nal de Cuba Iresi García, Desirée Justo y Reynier Guerrero viajaron a Caracas para presentarse con la Orquesta Sinfónica Ju-venil Simón Bolívar bajo su dirección, en un concierto que incluyó la Sinfonía No. 29 y el Concierto No. 13, ambas de Wolfgang Amadeus Mozart. En esta última obra actuó como solista el pianista y compositor cuba-no Aldo López-Gavilán.

El año 2007 también fue testigo de la relación entre el maestro y los músicos cu-banos; en esta ocasión invitó un grupo de jóvenes instrumentistas de la Orquesta Sin-fónica Nacional de Cuba —las violinistas Ire-si García, Desirée Justo y Vanessa Moreno, la violista Anolan González y la cornista Susa-na Venereo— junto a la Orquesta Sinfónica Juvenil Simón Bolívar a interpretar un con-cierto que incluyó en su programa la suite El pájaro de fuego de Stravinsky, la Sinfonía No. 4 Opus 36 en fa menor de Chaikovski y el Concierto No. 1 Op. 10 en Re Bemol Mayor de Prokofiev, con la misma actuación de Aldito en los papeles solistas.

La presencia de Claudio Abbado entre los cubanos, tanto en las vivencias artísti-

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COM

ENTA

RIOS

Llegar a una cita con quién

y para qué...Federico Smith: Cosmopolitismo

y Vanguardia, de Liliana González

Moreno

Manuel Ceide

Mi primer «encuentro» con la figura de Fe-derico Smith fue en el año 2010 a partir de una lectura de los diarios cubanos de Hans Werner Henze.

Comenzábamos entonces con Álea 21 el proceso de montaje que nos llevaría al estreno en Puerto Rico de la ópera El Cimarrón, con-cebida por el compositor alemán a partir de la novela homónima de Miguel Barnet durante los meses de su residencia en Cuba, hecho que se produjo entre los años 1969 y 1970.

Esta lectura, un hermoso cuaderno de bitácora que nos narra la creación de una poética vital por parte del compositor, como consecuencia del encuentro con el entonces joven proceso revolucionario que estaba te-niendo lugar en el país, fue esencial para mí en cuanto a la decisión de llevar adelante el montaje de ese proyecto operístico.

En una entrada de esos diarios, Henze hace mención a un encuentro en el Instituto Cubano de Radiodifusión con un grupo de jóvenes creadores —Carlos Malcolm el único de ellos del cual yo tenía conocimiento en aquel momento— nucleados en torno a la figura de un compositor norteamericano de estética vanguardista, establecido en Cuba durante los primeros años de la Revolución.

co-emotivas del público como en las de las decenas de instrumentistas jóvenes que ac-tuaron bajo su dirección, selló el interés lati-noamericanista del maestro.

La noticia de su deceso, tal cual sucede con los grandes artistas del mundo, no es un fin sino un paso hacia ciertas dimensiones del futuro. Su amor por Cuba no fue externo ni liviano. Resultó, además, el privilegio de haber conocido dentro y fuera del escenario a un hombre cuyo carácter, gentileza, refi-namiento y sabiduría nunca dieron espacio a la arrogancia.

Roberto Chorens Dotres. Cuba. Organista y musicólogo. Director del Conservatorio Amadeo Roldán de La Habana.

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¿De qué manera ese imaginario, com-puesto a partir de un bagaje cultural mar-cadamente cosmopolita, contribuyó a ver-tebrar esa vanguardia cubana de la cual parece, a veces, ser constante protagonista silente?

¿Qué causas han contribuido al hermetis-mo respecto a su figura, su obra y su pensa-miento durante las últimas tres décadas?

Es a partir de este contexto donde la fra-se, tomada de Julio Cortázar, que da título a esta reseña cobra sentido: llegar a una cita con quién y para qué... Bajo esa perspectiva el libro de Liliana González apela al lector, lo confronta con el encuentro, lo invita, yo casi diría que le obliga, a dar un paso hacia el enigma y la atracción simultánea que impli-ca la figura y la obra de alguien como Smith.

RESTAURANDO UN FRESCO...Nos encontramos ante un trabajo que es, en sí mismo, vanguardia e introducción a una investigación de mayor envergadura, la cual habrá de estar compuesta, proba-blemente, por una trilogía que abarque el análisis compositivo de la obra de Smith, sus posicionamientos tanto estéticos como políticos, además de un redescubrimiento de áreas ocultas de su biografía.

Uno de los elementos más atractivos que presenta el libro es la manera en que intro-duce al lector a una dinámica de canales de información altamente poliédrica. Se trata de la primera pieza de esa posible trilogía, construida a partir de un texto que pretende ser introducción a la vida, las ideas y la his-toria social del personaje a ser descubierto.

La autora no oculta en ningún momento el hecho de que el estudio de la figura de Federico Smith hace que nos encontremos ante una realidad llena de lagunas e incóg-nitas. Por el contrario, su planteamiento consiste en invitarnos a entrar al centro mis-mo del laberinto, desde donde, a partir de los resultados de su investigación, nos lleva de la mano a construir, como si de un modelo

Ese dato fue suficiente de cara a activar y hacer crecer mi curiosidad por el personaje. Federico Smith, el compositor, el pedagogo, el crítico musical, el organizador de eventos culturales... su nombre aparecía como mo-tivo continuo en cualquier acontecimiento asociado a la música cubana inmediatamen-te posterior a la Revolución y, de manera muy especial, en relación con las tendencias y actitudes que darían lugar a la llamada «vanguardia musical».

Pero más allá de eso, de unas pocas re-ferencias, Smith se tornaba en un personaje con carácter casi mítico, envuelto en una densa nube de hermetismo e incógnitas que el libro de Liliana González Federico Smith: Cosmopolitismo y Vanguardia nos invita a transitar con determinación y argumentos, con contenidos, pero sobre todo, con un ge-nuino cariño por la figura de su protagonis-ta, su época, sus dramas y sus sueños.

La primera afinidad que pude encontrar entre mi interés, mi fascinación diría yo, por el personaje —alimentada por la muy esca-sa información que era capaz de obtener acerca de él— y el libro de Liliana, fue esa voluntad de situarse en lo que me gustaría describir como una Poética del enigma.

Dicha poética aparece generada por la inevitabilidad de plantearnos cuatro pre-guntas, consecuencia de la realidad biográ-fica objetiva de Smith; preguntas a las que el libro trata de dar respuesta una y otra vez, de manera constante y recurrente.

¿Qué razones y circunstancias llevan a un compositor de origen norteamericano a establecerse en una isla del Caribe, envuelta en medio de un proceso revolucionario que habría de abrir una nueva era de relaciones políticas en la América Latina, con todos sus entusiasmos, esperanzas y turbulencias?

¿Quién es Federico Smith? ¿En qué medi-da el periplo geográfico que traza su biogra-fía —los Estados Unidos, México, Cuba— es determinante en la creación de un imagina-rio personal?

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para armar se tratase, un trazado biográfico, así como un imaginario vital del compositor objeto de estudio.

Podríamos comparar el planteamiento expositivo con algo parecido al proceso de restauración de un fresco: se restaura sólo aquello visible, lo que ha resistido al paso del tiempo, dejando intacto aquello que el tiem-po ha borrado, sin caer en el error de tratar de reinventarlo.

Considero ésta una actitud correcta para abordar un tema tan esquivo como éste. El enfoque de la autora, presente en todas las secciones, ayuda a introducir al lector ha-cia los interiores del personaje protagónico; creando, al mismo tiempo, una necesidad de conocer más, de seguir adentrándose al in-terior de territorios inexplorados.

SONATAS Y VARIACIONESMe atrevería a decir que la manera en que el libro está estructurado tiene en sí misma mucho de «musical». Sea de forma cons-ciente o no por parte de la autora, el tema objeto de investigación conduce hacia una

organización de su contenido en la cual se combinan de manera simultánea —visto al menos desde una perspectiva occidental— los dos principios básicos de la arquitectura musical. Estos son el principio Sonata —con sus conflictos temáticos internos, su choque y complemento de ideas— y el principio de Variación, donde uno o más elementos se re-generan a sí mismos una y otra vez de ma-nera cíclica.

La estructura del libro está compuesta a partir de una «exposición» —Federico Smith: La vanguardia, el mito del genio y la memo-ria— donde dos ideas temáticas se contra-ponen y complementan a la vez: el papel de Smith en la génesis y desarrollo de la van-guardia musical cubana en la década del sesenta, y el mito de su genialidad, creado a partir de la visión y el recuerdo de aquellos que lo conocieron.

Esta exposición tiene su otro eje formal en una «recapitulación» —Imaginarios so-noros— donde ambos temas reaparecen de manera clara con una intención de fundirse en uno, aspirando de esta forma a presentar al lector una idea integral del personaje.

En medio de estos dos bloques formales, la parte central —Itinerarios vitales, políticos y estéticos— desarrolla ambos temas, como si de una Sonata se tratase, a partir del peri-plo cronológico y geográfico de Smith, divi-dido este en tres períodos:

Estados Unidos. Un intento de aproxima-ción a los orígenes de Smith, sus raíces, las cuales serían la base para la construcción de sus futuros planteamientos políticos y esté-ticos y, al mismo tiempo, de las realidades que conformarían su entramado sicológico, con ese elemento auto destructivo que ha-bría de manifestarse, de forma recurrente, en su alcoholismo y su tabaquismo, entre otros factores.

México. Su primer «exilio». Su trabajo como crítico musical y su relación con la re-vista Política, su paso por el Conservatorio Nacional, su actividad como integrante del

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otra sección que completa el libro. Se trata de aquella titulada De su obra.

Ésta funcionaría a manera de «coda» ima-ginaria y como complemento a las partes narrativas de la investigación. Dicha coda estaría subdividida en dos partes.

La primera nos muestra un primer intento de catalogación de la obra compositiva de Federico Smith. En ella se articula informa-ción en lo referente a espacios, formatos, géneros e intérpretes a los que estuvo vin-culado su trabajo como compositor.

Este catálogo no es ni pretende en modo alguno ser definitivo, en palabras de la auto-ra: «solo pretendo llamar la atención sobre la dimensión de un legado desconocido hasta este momento y cómo este se imbrica con la trayectoria vital del autor».

El denominador común es una actitud de rastreo, en algunos casos podemos se-guir el proceso de composición y estreno de algunas obras con todo lujo de detalles; en otros, apenas una referencia bibliográfica, una grabación, un fragmento de partitura, un comentario de algún intérprete...

La segunda parte de esa imaginaria coda, Incipits musicales, continúa la línea de ras-treo a partir fragmentos melódicos, orga-nizados siguiendo el orden de aparición en el catálogo de las obras de donde han sido tomados. A través de ellos podemos seguirle la pista al compositor, de manera fragmen-taria, como si se tratase de una especie de código genético que corre por los interiores de su obra.

De nuevo, esta «coda» nos sitúa ante el modelo para armar. La información, que nos llega es susceptible en cierta medida de ser organizada por nosotros como sí de un pro-ceso aleatorio se tratara. Somos invitados a construir nuestro propio itinerario musical partir del encuentro con esos vestigios de la obra de Smith esperando a ser re-descubier-tos. Nos encontramos ante un notable tra-bajo de recopilación, tanto por su volumen como por su contenido.

grupo Nueva Música, el enriquecimiento de su bagaje interdisciplinario a partir del tra-bajo con grupos folklóricos michoacanos...

Cabe destacar en esta área las frecuen-tes menciones a compositores con los que Smith mantuvo un contacto personal y pro-fesional, tales como Roberto Bañuelas o la costarricense Rocío Sanz, colocando así al lector tras la pista de creadores latinoame-ricanos con cuya obra no siempre es fácil encontrarse.

Cuba. Este último periplo vital aparece di-vidido en dos secciones:

a) La Habana. Su trabajo en el Teatro Musical de La Habana, el Conjunto de Dan-za Moderna, su labor docente en la Escuela Nacional de Arte, la actividad pionera en el Instituto Cubano de Radiodifusión y, de ma-nera muy especial, su figura como parte del claustro de maestros del Grupo de Experi-mentación Sonora del ICAIC.

En esta última faceta, Liliana aprovecha para proponer, de manera concisa pero pro-funda, una visión de la actividad diaria del grupo, a partir de las entrevistas realizadas a sus miembros con el propósito de seguir el rastro y montar el rompecabezas biográfico del compositor.

b) Matanzas. Su actividad con el grupo Siglo XX, la Banda Militar del Ejército de Occidente, su trabajo en la Biblioteca Gener y del Monte y su relación con la Orquesta Sinfónica de Matanzas. Actividades, algunas de ellas, llevadas a cabo en combinación con su labor docente en el Instituto Superior de Arte de La Habana.

La dinámica de entrevistas que forman par-te de la investigación nos pone en contacto de manera directa con un rico mosaico de perso-najes, parte de la vida musical de la época, ta-les como Silvio Rodríguez, Carlos Malcolm, Leo Brouwer o Manuel Duchesne Cuzán; muchos de ellos, figuras clave en la formación de la vanguardia cubana de los años sesenta.

Voy a permitirme continuar de forma bre-ve con la analogía musical para referirme a

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Se incluye, además, un interesante ma-terial fotográfico, unido a una abundante muestra documental, muy útil a la hora de situar al personaje en contexto.

VARIACIONES Y POÉTICASLos dos núcleos temáticos anteriormente mencionados corren a través de las distin-tas secciones del libro a manera de variacio-nes, presentando una serie de constantes, las cuales van tejiendo —como si de redes de comunicación se tratara— ese imagina-rio multifacético desde donde encontrarnos con el personaje y con su época.

La narración nos traslada a aquellos pri-meros años del proceso revolucionario en Cuba, cuyos «aires» describe de una manera hermosa Leo Brouwer en la Nota Obituario a Federico Smith, que la autora coloca a modo de encabezado: «Se iniciaba la década del 60. Había nacido un proyecto fresco, alegre y hermoso como la mañana, la flor o la mujer».

A través de todos los enigmas que entra-ña la figura de Smith, una idea emana a par-tir de las investigaciones que la autora nos presenta: la construcción de un concepto de vanguardia adaptado a las realidades vitales de la figura del compositor, caracterizado por una clara identificación entre vanguar-dia musical y vanguardia política, entendida esta como pensamiento de izquierda. Esta afinidad coloca la actitud del protagonista muy cerca del concepto acuñado por María Gabriela Guembe de «vanguardia situada». En palabras de la autora, «Smith interpela, desde su ejercicio profesional y una actitud bohe-mia comprometida, la construcción colectiva de una noción de vanguardia situada».

A partir de estos conceptos, nos vemos envueltos como lectores dentro de los deba-tes sobre la función del arte —la música en este caso— como elemento de transforma-ción individual y colectiva, situando dicho debate en un período concreto de la historia reciente «Entre los propósitos del movimien-to de vanguardia cubano de los años sesenta

estuvo la construcción de nuevos imagina-rios sonoros vinculados al cambio social y la posibilidad de interpelar nuevas identidades cubanas desde esas experiencias».

La otra constante temática que corre a través de las páginas viene en buena me-dida enfocada desde la visión y el recuerdo de aquellos testigos que, como contempo-ráneos suyos, tuvieron la oportunidad de compartir vivencias con Smith. Aquí, la idea del «genio» es presentada desde dos polos opuestos que, una vez más, forman un todo. Por un lado, el compositor y pedagogo dota-do de unas extraordinarias destrezas musi-cales, envuelto, al mismo tiempo, dentro de una dinámica auto destructiva, todo lo cual sería la causa de esa unicidad del persona-je, de su genialidad y, tal vez también, de su marginación. De acuerdo a la autora, «Cuba fue su más feliz utopía. Su aclimatación se debió a la apertura de posibilidades de crear en un contexto de vanguardia, ecléctico, que fomentaba la difusión de música contempo-ránea como símbolo de cambio».

Esta realidad choca con su soledad y su aislamiento. Quizás su utopía interior iba más allá de lo que cualquier proceso político podía humanamente aspirar a mostrarle... A veces, buscar donde no hay es la única ma-nera de construir aquello que no existe.

LA ESCRITORA ACTIVAUno de los aspectos más singulares y, me atrevería a decir, más hermosos de este tra-bajo es la manera en que su autora emerge una y otra vez como sujeto activo de su in-vestigación. Es decir, más allá de la musicó-loga que descubre, puede sentirse de mane-ra latente al ser humano que escribe, con sus opiniones, sus emociones y sus deseos.

Encuentro en esta actitud un gran acierto por parte de Liliana, pues ayuda a construir una complicidad con el lector, al estar in-teraccionando éste con una interlocutora real, y nunca con el simple resultado de acu-mulación de data presentada bajo un halo

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aproximación, como una demarcación de territorio, invitando al lector a ser cómplice de futuros descubrimientos.

¿Qué podríamos esperar de esas futuras fases de este proyecto? Tal vez colocar a Fe-derico Smith a la luz de otros «visitantes», aquellos otros que como Luigi Nono, Hans Werner Henze o Peter Schat —por limitarme a compositores con orígenes en otras lati-tudes— hicieron también su peregrinaje a la «arcana» cubana.

Otro aspecto, igualmente fascinante, se-ría el poder entrar a los «talleres» de Smith. El estudio musicológico de obras como Matanzas 281, su Quinteto de Vientos o su amplia producción para la radio y el cine de animación, tanto en cuanto a su contenido como a partir de su arquitectura formal.

En cualquier caso, será la autora la en-cargada de tomar estas decisiones en lo que, estoy seguro, habrán de ser atractivas invitaciones a transitar los caminos, todavía vírgenes, que conducen a la encrucijada de Federico Smith y su contexto histórico.

Sirva este primer acercamiento para en-tender el por qué de esa cita, el para qué y, sobre todo, con quién...

Manuel Ceide. Puerto Rico. Compositor. Direc-tor artístico de Álea 21, Conservatorio de Música de Puerto Rico.

de supuesta objetividad. La autora plantea interrogantes —sus propias interrogantes—y tomas de postura que apelan al lector, el cual en todo momento puede sacar sus pro-pias conclusiones, al colocar su pensamien-to en perspectiva con respecto a aquel de la que escribe.

Aquí, nos encontramos ante una inves-tigadora que «compone» su propia «poética del análisis». Desde mi punto de vista, sus pesquisas, su acto mismo de escribir, repre-sentan una manera de aportar al todo de la creación musical.

Considero esta posición como una salu-dable vacuna contra el exceso de academi-cismo, tan usual en trabajos de investigación donde, con frecuencia, la disociación entre contenido y sujeto investigado se convierte en un obstáculo para el receptor, ante la im-posibilidad de establecer connivencia alguna con el material, expuesto este por una espe-cie de autor «fantasma».

Desde las primeras páginas de este libro resulta evidente que el tema a tratarse for-ma parte «física» de la vida cotidiana de la autora; es uno de esos casos en que el viaje a través del proceso de investigación ha hecho que su visión de la música y su imaginario circundante estén moldeados por la expe-riencia de relación con el personaje prota-gonista, con el impacto en su tiempo y con sus circunstancias.

UNA VEZ MÁS... LA CITA CON QUIÉN Y PARA QUÉ...Resulta ciertamente atípico que una de las cualidades a destacar en la estructura de un libro sea su presentación de contenido a partir de un proceso de fragmentación. Ello resulta aún más extraordinario cuando el trabajo en cuestión es una investigación musicológica.

He ahí el encanto de la propuesta, los va-cíos existentes entre los diversos fragmen-tos de información nos recuerdan de ma-nera constante el carácter del trabajo como

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Jorge Fiallo

En su octava edición, la Semana de la Cul-tura Belga trajo a La Habana, casi cerrando el 2013, una variada muestra ofrecida por la Casa Museo Vitrina de Valonnia, en cola-boración con la Oficina del Historiador de la Ciudad. Entre múltiples actividades incluyó la expo «El jazz en viñetas», con cincuenta y ocho piezas alusivas al género así como a la vida del luthier Adolphe Sax, inventor del saxofón junto con un taller del historietista Etienne Schédrer.

Hasta allí fuimos al conocer que el muti-instrumentista Max Vandervorst desarrolla-ba otro taller de lo que él mismo denomina «luthiería salvaje», una acción participativa que involucra, fundamentalmente, a jóvenes para la construcción e iniciación a instru-mentos de todo tipo, a partir de materiales reciclados; taller coronado en la interpreta-ción conjunta de lo que el Maestro belga lla-ma «salsa andina» donde aporta un rasgueo de carnavalito en charango y coro de kazoo, un mirlitón que él les enseñó cómo hacer enrollando cartulinas engomadas, tapan-do un extremo con papel fino, y tarareando por una abertura hecha como embocadura. Así cerró aquella performance final, confir-mando cuánta magia es capaz de desplegar cuando, por mencionar ejemplos, se convier-

COM

ENTA

RIOS

Salsa Andina Belga en La Habana

te un cuadro de bicicleta en arpa (con varias palancas de cambio como tensores de las cuerdas), o una aspiradora con manguera flexible se transfigura en melodiosa soprano.

La palabra salvaje tiene un amplio po-der de evocación, y depende de quien la use, porque en boca de un cubano puede resultar el reconocimiento de una condición supre-ma. Así, cuando le escuchamos decir a un espectador del concierto final que cerró este taller: «Ese hombre es un salvaje», segura-mente no estaba asumiendo el apelativo del propio Vandervorst, sino estaba abriendo el campo semántico del vocablo en un ámbito que va reflejando, desde una laboriosidad extrema y feroz —aunque pocos puedan creerlo— hasta los límites de la genialidad.

Un genio, sí, pues al conocimiento adqui-rido, añade la luz creadora que natura le dio para encontrar soluciones oportunas en un caso u otro. Y mucho de eso hay en su ma-nera de aplicar la ciencia —buena dosis de acústica, física y musical— para transfigurar en flauta celestial un manubrio de bicicle-ta —¡bah!, dirían los gentiles hombres que increparon a Colón, pero no supieron parar un huevo de punta: ¡cualquiera lo hubiera hecho!.

Está claro, cualquiera, si conoce cómo se comportan las vibraciones parciales en los tubo abiertos y cerrados, digamos de flauta y de zampoña, practicando una perforación como embocadura más próxima a un lado del manubrio —o de cualquier tubo— tapando alternamente un extremo u otro obtendría, como si dijéramos, un canuto más corto que el otro, con series de parciales distintas. Si lue-go de ensayos y comprobaciones repetidas, tal vez grabaciones con sus correspondientes cálculos, cualquiera logra ubicar convenien-temente el hueco-embocadura para luego engarzar los sonidos en intervalos de interés musical —no importa en qué relación— pues verá claro que resulta posible. Todo está en la voluntad para dedicar tantas horas-cerebro, horas-oído, horas-manos, horas-espíritu…

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enrolarse como músicos, a sólo tres días de divertidos ensayos, aquellos doce jóvenes que no fueron escogidos precisamente por poseer cualidades musicales excepcionales, a pesar de lo cual vivieron la experiencia de su vida haciendo música sin prejuicios sobre la noción de artistismo, pero evidenciando cómo todo puede hacerse con arte, la con-clusión principal después de ver y escuchar a Max Vandervorst y sus muchachos, un grupo que se expande por el mundo al paso de este caballero andante con su morral de fantasías, asegurando que todos somos ca-paces de hacer música.

Jorge Fiallo. Cuba. Musicólogo.

Asistí al taller de Vandervorst con la idea de ganar experiencias para un proyecto pro-pio en una dirección parecida, aunque nunca con los ribetes tan asombrosos y espectacu-lares como los vistos en esa mágica Vitrina de Valonia. Lo confieso así porque no hay me-jor manera de explicar y compartir, si no es desde la más vívida experiencia, cómo toma-ron cuerpo ante mis ojos los pliegues de un tiempo que se presentó relativo, encapsulado en los breves minutos de cada demostración mientras yo imaginaba todo el trabajo depo-sitado en ellas: años-luz convertidos en se-gundos-sonido que se desvanecen en el aire.

Así se nos presenta en flash-back todo el proceso gracias al cual sale un trombón plástico hecho con dos tubos, uno deslizán-dose por el otro y una botella recortada a modo de pabellón. Escuchar en eso una melodía francesa, afinada en el oscilante vi-brato de trombón, con acompañamiento de teclado —Greta María Rodríguez— y contra-bajo —Harold González— un trío de jazz con tremendo swing, desborda lo soñado por el más fantasioso.

Qué decir ante esa especie de gaita o cornamusa donde funge como bajón, con su sonido en pedal, un detector de metales so-bre el cual arma otra melodía que puede ser, y así le escuchamos aquí, con flauta traver-sa de tubo plástico, tal vez con otro aeró-fono tipo clarinete o saxofón que también hace hibridando un tubo con boquilla y el pabellón de cualquier cosa, como lo vimos a partir de una regadera. O una mandolina de botellón plástico achatado para hacerlo caja de resonancia, un «violín» de clavos frotados con arco, un «piano» con los rayos de una llanta de bicicleta, una «cuica» de lata...

Si magia había en la confección de instru-mentos como sonajeros con tapas metálicas o plásticas, frotadores con bolsas de nylon, en fin, con los materiales más disímiles y sorprendentes incorporados a ese montaje, nada se comparaba con otra magia, la de una didáctica meteórica en la cual lograron

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COLE

CCIÓ

N M

ÚSI

CA Fonogramas

Primavera musicológica

Layda Ferrando

Para los que habitamos el Caribe, marzo descorre las cortinas de la primavera. Tiempo fecundo y creativo que este año convirtió a la Casa en una colmena. Du-rante cinco días, en tres de sus salas, investigadores de veintinueve países pre-sentaron sus más recientes estudios, discutieron sobre los temas que interesan al campo musicológico en la región, dictaron y asistieron a conferencias magistrales, participaron en lanzamientos de libros... Todo ello, en el VIII Coloquio Internacional de Musicología, que en esta ocasión fue el contexto a la primera Conferencia de la Asociación Regional de la Sociedad Internacional de Musicología para la América Latina y el Caribe (ARALC/IMS) en ocasión del Premio de Musicología 2014.

Durante las jornadas nuestros amigos nos legaron —además de sus reflexio-nes y valiosas contribuciones académicas— un buen número de materiales que ya atesora nuestra colección. Libros, partituras, discos y audiovisuales que dan fe del quehacer de investigadores, pedagogos y promotores en el continente. Resulta de interés destacar las siguientes publicaciones: el libro Prácticas sociales de la mú-sica en Chile, 1810-1855. El advenimiento de la modernidad en la cultura del país, de Luis Merino, Rodrigo Torres, Cristian Guerra y Guillermo Marchant, entregado por el maestro Merino; Yearbook for traditional music, vol.25, donado por el ICTM, así como los números recientes de la Revista Musical Chilena. Por su parte, An-nibale Cetrangolo —quien lidera el Study Group de la International Musicological Society— además de contagiarnos de su espíritu investigativo y su pasión por las huellas italianas en el teatro musical iberoamericano, dejó en la Casa el cuaderno del IMLA La arcadia entre las vicuñas. Secretos y sátiras en los peregrinajes de la ópera napolitana. Acerca de estas producciones, así como de otras excelentes obras estaremos comentando en próximos números. En el presente, ofrecemos la relación de algunos fonogramas.

Choro para Carmen. Choro & samba en concierto. Cecilia Arellano. Autores varios. CD RR050 Random Records SRL , Argentina, 2013.

La cantante rosarina Cecilia Arellano cumple con este disco un antiguo deseo: rememorar la figura de Carmen Miranda. Tal y como lo expresan las notas, «Choro para Carmen rescata y homenajea a la reina del samba que brilló en los escenarios de Río, antes que a la diva tropical de bananas y turbantes» Por ello, el repertorio elegido privilegia los éxitos radiales en los años treinta. Así, en acertadas interpre-

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taciones, nos llegan Capelinha do coraçao (Marques Jr. Y Roberti), Cachorro vaga-bundo (de Ribeiro) y Saudade de você (Silva). Los arreglos recrean las sonoridades instrumentales que identifican estos repertorios en el acompañamiento de Jo-hannes Deffner (cavaquinho y guitarra), Paulo Colares (guitarra de siete cuerdas), Georg Tchirdewahn (clarinete, saxofón alto) y Ricardo Marini (percusión).

Ola Nocturna. Obras latinoamericanas para violín y piano. Francisco Cabán, violín; Ivonne Figueroa, piano. Autores varios. CD Conservatorio de Música de Puerto Rico, CEMCA Records, Puerto Rico 2012

Un proyecto largamente acariciado se materializa en esta entrega. Ocho pie-zas de reconocidos compositores latinoamericanos recrean un amplio universo estético para este formato. Se destacan los compositores boricuas: Candorosa, danza puertorriqueña de Morel Campos; Sonatina No. 2, de Héctor Campos Parsi; Meditación para violín solo, de Ernesto Cordero; Borinquen, danza puertorriqueña de Jesús Figueroa y La reina de la noche, de Mariano Morales. Completan, Intrata y danza rústica, del argentino Juan José Castro; Ao pé da fogueira (Preludio XV), del brasileño Flausino Vale y Estrellita, de Ponce en arreglo de Jascha Heifetz.

Corazoncito. Margarita Laso. Autores varios. CD Gallito Verde, Editoras quite-ñas, Ecuador, 2009

Canciones inéditas, en ritmos remotos y cercanos como el alza o el bambuco esmeraldeño, temas que hacen parte del repertorio colectivo; sanjuanitos, bomba urbana, fox andino, pasillos. Música popular ecuatoriana en la voz de Margarita Laso, cantante, escritora y productora de sólida trayectoria artística en su país y la América Latina.

Orquesta Sinfónica de Venezuela presenta a Los Tucusitos. CD OSV, Orquesta Sinfónica de la Ópera, Venezuela, 2007

El grupo musical Los Tucusitos, fundado en 1959, en la Escuela Nacional Crucita Delgado, tiene en su haber una larga trayectoria. Su repertorio privilegia aguinal-dos que « […] resaltan los valores espirituales del niño Dios, la paz, los juguetes, los platos navideños, el compartir con la familia y amigos». En el presente fonograma, «se unen a la Orquesta Sinfónica de Venezuela elevando este género a su máxima expresión musical», según expresan las notas.

Music of the Americas 2012. Americas Society. Concert Series. Autores e in-térpretes varios. CD MetLife Foundation, Americas Society, Estados Unidos, 2012

La Sociedad de las Américas es pionera en la educación, debate y diálogo entre las Américas y fue establecida por David Rockefeller en 1965. Música de las Amé-ricas tiene por objetivo promover la misión de esta sociedad mediante conciertos, conferencias y otras actividades. Además realizan producciones fonográficas. La presente producción del musicólogo Sebastián Zubieta, incluye quince obras que abarcan desde piezas tradicionales y canciones emblemáticas hasta obras del re-pertorio universal (Puccini, Brahms) interpretada por variadas formaciones instru-mentales, así como destacados solistas.

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Music of the Americas 2013. Americas Society. Concert Series. Autores e in-térpretes varios. CD MetLife Foundation, Americas Society, Estados Unidos, 2013

En esta producción se recogen trece obras con igual variedad de estilos y ám-bitos creativos. Abre el disco A mis hermanos, de Aquiles Báez, interpretada por el C4 Trío, agrupación venezolana de alto nivel, integrada por tres cuatristas y un bajo. Resalta Miserere, de José Mauricio Nunes, a cargo del coro Meridionalis, bajo la conducción de Sebastián Zubieta; Lunfardo, de Piazzolla, por sexteto musical argentino Escalandrum y la que cierra el fonograma, Canarios, de Manuel Álvarez, interpretada por el laudista, musicólogo y director estadounidense Paul O`Dette.

...a cinco. Cuarteto de guitarras de la Universidad de México. Autores varios. CD Producciones Clave, CONACULTA, FONCA, México, 2013

Explorar y explotar las sonoridades de esta formación en unión a timbres de flauta, clarinete, percusión y voz, es el objetivo de la propuesta que se concibe en cinco obras de cinco compositores mexicanos contemporáneos. Introducción y Scherzo, de Manuel Ziyman (1956); Lloren Guitarras, de Marcela Rodríguez (1951); Tres sonetos de Francisco de Quevedo, de Jorge Sosa (1976); Inner Sound, de Sabina Covarrubias (1977) y Diskantos, de Jorge Ritter (1957).

Voces de la otra orilla. Matilde Salvador. Isabel Monar, soprano y Mac McClure, piano. CD Columna Música SGAE, España, 2007

Matilde Salvador (Castelló de la Plana, 1918- Valencia, 2007). Compositora española autodidacta. «De las muy numerosas canciones que Matilde compuso, creo que este disco contiene las que ella posiblemente más amaba, las que habría escogido», expresa la periodista Rosa Solbes. Fueron musicalizados por la autora los textos de los españoles Bernat Artola y Rafael Caria, así como una selección de textos de importantes escritoras latinoamericanas: Juana de Ibarbouru, Gabriela Mistral y Alfonsina Storni.

Layda Ferrando. Cuba. Investigadora de la dirección de Música de la Casa de las Américas.

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NOTAS

Documentan música de silvestre revueltas para cine y escena

Luego de una década de minucioso estudio sale a la luz la investigación devenida en el libro Silvestre Revuel-tas en Escena y en Pantalla. La música de Silvestre Revueltas para el cine y la escena, texto creado por el investiga-dor Eduardo Conteras Soto y que fuera presentado en el Museo Nacional de Antropología, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), con la participación del cineasta Juan An-tonio de la Riva, la investigadora Lui-sa Villar y el crítico de teatro Rodolfo Obregón.

Este texto del dramaturgo y director de teatro Contreras Soto, se encarga de documentar, detalladamente, nueve pe-lículas y cinco producciones escénicas que musicalizó el compositor mexicano.

Para la ocasion enfatizó lo admira-ble que fue adentrarse en la obra de un compositor de la talla y calidad de Silvestre Revueltas (1899-1940), quien colaborara con personalidades como la coreógrafa Gloria Campobello y los directores de cine Chano Ureta y Fer-nando de Fuentes.

Esta obra no es la primera ocasión en la que Soto Contreras se introduce en la vida del compositor duranguense, ya en el año 2000 escribió su biografía titula-da Silvestre Revueltas. Baile, duelo y son.

Fueron muchas las motivaciones qe llevaron a Conteras a asumir esta in-vestigación, pero entre las primordiales están relacionadas con su pasión por la dramaturgia y porque lo reconoce como el único músico que sintió la ne-cesidad de acercarse a otras disciplinas.

Para este trabajo el autor recorrió parte de Estados Unidos y Europa, de

ese mod realizo la consulta exhausti-va de archivos y partituras originales de las obras que musicalizaron pe-lículas emblemáticas, como Redes y Vámonos con Pancho Villa, que a decir de Contreras «son las más logradas y las que integran mejor su discurso artístico»;mientras que en escena lo hizo en El renacuajo paseador.

Asimismo, Contreras Soto afirma; «El volumen concentra todo aquello escri-to de manera consciente por Revueltas para los productores de su tiempo»

El director de cine, Juan Anto-nio de la Riva señaló que el libro de Eduardo Contreras es una prolija des-cripción de una época, en la que el compositor compuso algunas de sus más celebradas obras para el cine y los escenarios.

Añadió que los años previos a la consolidación de la industria cinema-tográfica representaron una etapa de búsqueda creativa, que condujo a pelí-culas notables de la época como Redes, La mujer del puerto, El compadre Men-doza y Vámonos con Pancho Villa.

Por su parte el crítico de teatro, Ro-dolfo Obregón se refirió a la música para escena, y expresó: «sin duda la me-jor lograda fue la que hizo para la obra de teatro guiñol El renacuajo paseador, que formó parte de una cruzada de la educación en la que participaron Lola y Germán Cueto, precursores del teatro de títeres de México.

A su vez, la especialista en musico-logía Luisa Villar indicó que Silvestre Revueltas en Escena y en Pantalla. La música de Silvestre Revueltas para el cine y la escena, editado por el Ceni-dim, es un libro «detallista, responsable y ameno en la que el autor aporta las decisiones estéticas que tomó Revuel-

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tas al componer para el séptimo arte y para el teatro».

El libro de las gaitas largas. Tradi-ción de los Montes de María

Un libro de texto, uno de partituras y un material de audio conforman este tra-bajo centrado en la tradición musical de las gaitas largas, con epicentro en la Se-rranía de San Jacinto, también conocido como llamada Montes de María.

De la autoria de Federico Ochoa Es-cobar en el primer libro se explican los aspectos básicos con cernientes a estos instrumentos y a la música que con ellos se toca. Preten de explicar y analizar sus aspectos técnico-musicales, las notas que produce y por qué; cuál es su afi-nación, y manera de digitar; así también cuáles son sus adornos y sus estructu-ras rítmicas más comunes. Brevemente se abordan aspectos que contextualizan la gaita: su construcción, posi bles oríge-nes, regiones donde habita tradicional-mente, estilos de interpre tación recono-cidos, y con qué ritmos e instrumentos se acompaña. Por supuesto que hay un espacio detallado a abordar los temas que abordan sus letras, quiénes son sus mejores intérpretes, entre otros aspec-tos; finalmente, se incluyen unas breves instrucciones para su interpretación en aspectos como la manera de respirar, soplar y atacar las notas.

El segundo libro—melodías y cancio-nes— es exclusivamente de partituras, en el cual se consignan cuarenta me-lodías reconocidas de esta música, al-gunas con un mayor nivel de detalle en la transcripción que otras, pero todas ilustran la aplicabilidad y utilidad del sistema de transcripción propuesto en el primer texto.

El material de audio consta de un disco compacto integrado por diecio-cho temas tradicionales de música de gaitas, interpretados por un conjunto de notables intérpretes. Aquí se inter-calan la ejecución de la gaita hembra Roberto Guzmán, Nawi Blanco y Fabián Sánchez, tres de los más renombrados gaiteros, cada uno de ellos con un es-tilo definido y particular, que represen-tan grosso modo los distintos estilos de interpretación de esta música.

Independientemente de una sección del libro Gaiteros y tamboleros, de Leo-nor Convers y Juan Sebastián Ochoa, en 2007, las tres partes que conforman el presente libro de gaitas, constituyen el primer trabajo etnomusicológico de-dicado de manera exclusiva a las gaitas largas de los montes de María.

XVII Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza

Entre el 26 de noviembre y el 8 de di-ciembre 2013 se realizó la decimoquin-ta edición de uno de los festivales mas consolidados como referencia cultural dentro de Andalucía, y como uno de los festivales especializados de mayor proyección de todo el país.

Esta propuso una visión crítica- re-trospectiva de las músicas coloniales en su más amplia aceptación concep-tual y cronológica, con especial interés en la observación de los procesos de intercambio musical entre la Península Ibérica y la América durante el periodo 1492-1898.

En ocasión de este evento se desa-rrollo un Congreso Internacional que tuvo como punto de mira el impulsar nuevos marcos teóricos y líneas de investigación en torno a las músicas

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NOTAS

coloniales. De ese modo el festival se unió a las celebraciones por el quinto centenario de la llegada de Juan Ponce de León a la Florida (1513)

El festival abordó un conjunto de líneas temáticas entre la que desta-caron: sones de ida y vuelta: músicas coloniales; Ars organica. Música para órgano; la música en los monumentos de Vandelvira; conciertos didácticos y un ciclo de conferencias-concierto.

En el ámbito de las actividades aca-demicas sobresalieron el tratamiento de temas como: la importancia de la voz en la labor del docente; el trata-miento de la música tradicional en la provincia americana de la Nueva An-dalucía (1498-2013); y el Renacimien-to español y la música del oriente de Venezuela.

El Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza nació en 1997 con la idea de impulsar la candidatura de am-bas ciudades como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, por la im-portante contribución de ambas ciuda-des para la introducción en España de las ideas renacentistas procedentes de Italia y la exportación de sus postula-dos artísticos a la América Latina.

Lo cierto es que en la actualidad los participantes en este festival disfru-tan de la música en un entorno único, puesto que los auditorios elegidos para la celebración de los conciertos son dos claros exponentes del Renacimiento español: el Hospital del Santiago de Úbeda y las Ruinas de San Francisco de Baeza.

En la actualidad, el festival está or-ganizado por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, la Diputa-ción Provincial de Jaén, los Ayunta-mientos de Úbeda y Baeza y las Uni-

versidades Internacional de Andalucía y de Jaén. A la iniciativa original de las Administraciones organizadoras se han unido también la colaboración de instituciones como el Ministe-rio de Educación, Cultura y Deportes (INAEM) y el Obispado de Jaén, de ese modo el Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza se convierte en un punto de encuentro excepcional para la realización de diversas manifesta-ciones culturales, que contribuyendo al florecimiento de una nueva Edad de Oro en estas dos urbes.

Verticidades, nuevo disco del saxo-fonista Miguel Villafruela

Verticidades es el mas reciente álbum del saxofonista Miguel Villafruela, fon-grama financiado por el Fondo para el Fomento de la Música Nacional, Unl-bum. Este trabajo incluye obras de An-drés Ferrerari y Eduardo Cáceres, entre otros compositores chilenos, para con-junto de cámara integrado por saxofón, flauta, violonchelo y arpa

Ritmo, música de cámara de van-guardia, contemporánea, electroacús-tica y sonidos propios del jazz, son al-gunos de los elementos que definen a este fonograma que vio la luz el 29 de noviembre en la Sala Isidora Zegers

El álbum contiene seis obras chile-nas escritas casi simultáneamente en-tre 2002 y 2003 para flauta, saxofón, violoncello y arpa, instrumentos in-terpretados por Wilson Padilla, Miguel Villafruela, Celso López y Manuel Jimé-nez, respectivamente, bajo la dirección musical de Aliocha Solovera.

Afirma Fernando García, uno de los compositores presentes en el disco:«si bien se observa diversidad de estilos

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entre los compositores, existe un clima musical común entre todos ellos, que no radica solamente en la formación instrumental empleada sino que en la calidad y cantidad de información re-cibida y adoptada por el medio musical local».

Entre las piezas destaca Septiembre de Eduardo Cáceres, que se diferencia por su rítmica, «influenciada a ratos por características del jazz», según Miguel Villafruela. Mientras que Verticidades de Andrés Ferrari—-nombre al que se debe el disco— presenta sonidos elec-trónicos. Cuatro manchas sonoras de Fernando García «también trabaja un lenguaje aleatorio con mucha liber-tad, además hay muchos elementos de improvisación en esa obra», expresó el saxofonista.

Las otras obras que completan el catálogo son Divertimento Op. 123 de Hernán Ramírez, WXY... de Aliocha So-lovera y Copienkuart de Alejandro Gua-rello. En relación a la primera, Ramírez comenta que el nombre de su compo-sición se debe a que fue escrita con un ánimo liviano y rítmico.

Por su parte, Aliocha Solovera habla sobre el peculiar título de su pieza en las notas del disco, diciendo que «la identifican solamente tres letras y jus-tamente las menos universales del al-fabeto latino moderno, las que menos podrían sugerir significado alguno».

Finalmente, Guarello señala sobre su composición que «la redacción de la obra consiste en paneles homogéneos que se suceden, evolucionando a medi-da del protagonismo de los integrantes del cuarteto [...] hasta recuperar el am-biente sonoro inicial».

Verticidades, nació, según el propio Villafruela, a raíz de una invitación he-

cha por la arpista Asunción Claroa a el para participar del II Festival de Música Contemporánea Chilena en Europa de 2003 en Copenhague, con la finalidad de estrenar obras de un grupo de au-tores nacionales para flauta, saxofón, violoncello y arpa. Y a pesar de que el evento no se realizó, Villafruela conser-vó los manuscritos de las piezas que volvieron a ser utilizados nueve años después. Luego de terminar «mi pro-yecto discográfico llamado Travesía latina, recordé que la música de los seis autores chilenos nunca se había interpretado y pensé que sería un lindo proyecto».

Por otro lado, según las notas escri-tas por Fernando García para el fono-grama Verticidades, Villafruela también se interesó en su producción para dar a conocer un formato instrumental inusual repleto de posibilidades, que podría «servir para valorar, fortalecer y desarrollar en la práctica local de músi-ca de cámara y el empleo de agrupacio-nes instrumentales mixtas, en general».

Con el financiamiento del Fondo para el Fomento de la Música Nacional concretó el primer proyecto en 2011 bajo el nombre de «Estrenar y grabar seis obras contemporáneas inéditas de Compositores Chilenos para Cuarteto de Cámara Mixto (saxofón, flauta, vio-loncello y arpa)», y esto le permitió gra-bar el disco original. Este año, ejecutó el segundo proyecto «Producir en CD seis obras contemporáneas de Com-positores Chilenos», con el cual realizó la producción y multiplicación final del disco. De esta manera Miguel Villafrue-la completa una lista de doce discos publicados, además de otras colabora-ciones realizadas con diversos autores chilenos.

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NOTAS

Desde Uruguay: Coloquio Interna-cional «El tango ayer y hoy»

«El tango ayer y hoy», fue el tema cen-tral del Coloquio Internacional ocurrido entre los días 27 y 30 de septiembre en Montevideo, Uruguay. Coordinado por el Centro Nacional de Documentación Mu-sical Lauro Ayestarán, el evento contó con la participación de dieciséis confe-rencistas procedentes de siete países.

A la conferencia inaugural «Gardel: siglo XXI», a cargo del antropólogo uru-guayo Daniel Vidart, se sumaron diver-sas presentaciones de investigadores y académicos de la América Latina, en las que confluyeron enfoques y abordajes analíticos en torno a las prácticas del tango, así como referencias al mismo en diferentes expresiones culturales y espacios geográficos.

En ese sentido resaltan las interven-ciones de los argentinos Omar Corra-do, Laura Falcoff, Omar García Brunelli, Héctor Goyena, Camila Juárez, Julián Peralta y Julio Schvartzman, los chile-nos Paloma Martín y Alfonso Padilla, el brasileño Carlos Sandroni, el colombia-no Egberto Bermúdez, el japonés Hide-to Nishimura y los uruguayos Coriún Aharonián, Boris Puga y Pablo Rocca.

El programa de conferencias y po-nencias fue complementado con el in-forme sobre las «instituciones tangue-ras» del Uruguay, por Elbio López Raffo (por Club de la Guardia Nueva) y Raúl Laurenzo (por Joventango), con la par-ticipación de Boris Puga.

Como registro de la memoria del evento, todas estas exposiciones serán publicadas próximamente en un libro homónimo.

La muestra sonora del Coloquio fue concebida a través de tres conciertos

que ilustraron expresiones musicales contemporáneas asociadas al tango. Entre los músicos invitados estuvieron Fernando Cabrera, el Cuarteto Ricaco-sa, el quinteto La Mufa, el Sexteto de Álvaro Hagopián, los dúos de Francis-co Falco con Julio Cobelli y de Nicolás Mora con Fernando Goicoechea, y el sexteto Astillero.

Marimba de Júcaro Amarillo, nueva obra de Keyla Orozco

La obra Marimba de Júcaro Amarillo (2013), una de las más recientes crea-ciones de la compositora cubana Keyla Orozco, fue estrenada el pasado 8 de octubre en el Samobor Music Festival, en Croacia.

Compuesta especialmente para Ta-tiana Koleva, con el apoyo financiero del Nederlands Fonds Podiumkuns-ten, esta pieza para marimba sola fue incluida en el recital «Rituales y con-fesiones», de la percusionista búlgaro-holandesa, quien ofreció además obras de Yannis Kyriakides, Jacob ter Veldhui, Dobri Paliev, Eric De Clercq, Peter Klat-zow, Louis Andriessen y Duke Ellington.

Marimba de Júcaro Amarillo, fue concebida por la compositora justa-mente tras la muerte de su padre, el emblemático musicólogo cubano Da-nilo Orozco (1944-2013), cuyos restos mortales descansan bajo las raíces de un júcaro amarillo, árbol endémico de Cuba, sembrado en uno de los espa-cios de la Universidad de las Artes en La Habana. Con esta propuesta se rinde tributo al legado de Orozco, que «crece y se multiplica a través de este árbol y del colosal trabajo musicológico que dejó para las próximas generaciones de músicos e investigadores».

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Argeliers León. Historias para una historia

El pasado 19 de octubre, como parte de las actividades por la Jornada de la Cul-tura Nacional, el Pabellón Cuba del Ve-dado habanero, acogió la presentación de uno de los más recientes títulos del sello Ediciones Museo Nacional de la Música. Historias para una historia, de la musicóloga cubana Grizel Hernández Baguer, constituye el primer volumen dedicado íntegramente a la figura de Argeliers León, fundador de la acade-mia musicológica cubana.

El libro propone el acercamiento a la vida y obra del musicólogo y com-positor cubano, a través la perspectiva testimonial de personalidades que inte-ractuaron con el maestro en diferentes espacios: familiar, musical, académico y científico.

Este volumen es resultado de un amplio trabajo realizado para el do-cumental Argeliers, dirigido por Félix de la Nuez y producido por el Centro de Desarrollo del Documental Octavio Cortázar, de la UNEAC. De ese modo, contiene una primera sección, «Música que aun vive», que recoge las entre-vistas realizadas para el audiovisual. La segunda, «Rieles para el vuelo», se dedica a testimonios ofrecidos espe-cialmente para esta publicación.

La compilación se convierte entonces en una ventana a variadas facetas de sus entornos personal, social, político y profesional. Así, el lector puede acercar-se no solo al científico, sino también al ser humano que fue Argeliers León.

El material se complementa con una cronología mínima que permite orde-nar y ubicar los sucesos más importan-tes narrados en el texto. Asimismo, se

incluye un valioso cuerpo de anexos, como memoria gráfica de los diferen-tes relatos y vivencias que integran el volumen.

Partituras mexicanas ilustradas: un tesoro inaudito

La exposición Partituras mexicanas ilustradas: un tesoro inaudito, dedica-da a la imprenta musical en México, se exhibió desde el 30 de octubre en el Museo del Estanquillo Colecciones Carlos Monsiváis, ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

La muestra, que contó con la cura-duría de Margarita Barajas, reunió par-tituras mexicanas que Carlos Monsiváis (1938-2010) coleccionó, tanto por su valor estético como por su contenido musical. Uno de los propósitos explíci-tos de la exposición fue «comprender el gran valor y el significado que la músi-ca de México ha tenido para sus pro-pios habitantes».

De ese modo, se observaron piezas de diversos géneros musicales correspon-dientes a usos y costumbres, desde el siglo XIX hasta mediados del XX. Estas partituras guardan relación con la vida religiosa, la asistencia al teatro, las acti-vidades de las familias, los bailes y la mi-licia. También se muestran los cambios musicales que el siglo XX trajo consigo, con el auge del teatro de revista, la lle-gada de la radio y las actividades desde las instituciones educativas.

Como parte de la curaduría también se muestra la relación de música e imá-genes con la construcción de estructu-ras sociales, desde la familia hasta el Estado mismo.

Se describe cómo por medio de mú-sica e imágenes impresas se afianza el

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NOTAS

papel de la mujer mexicana en la fami-lia y en la sociedad, y se deja expuesta su participación en la construcción de la identidad nacional.

De modo paralelo a la exhibición de las partituras, se realizaron conferen-cias y conciertos en cooperación con la asociación civil Meliphone; un proyec-to de educación e investigación etno-musicológica, con la Escuela Nacional de Música y con el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Infor-mación Musical Carlos Chávez.

De la programación colateral so-bresalió la intervención del caricatu-rista Rafael Barajas, «El Fisgón», sobre el contenido musical de los periódicos satíricos del siglo XIX, así como la parti-cipación de la pianista Silvia Navarrete.

Premio para la Orquesta de Instru-mentos Autóctonos y Nuevas Tec-nologías

The Musical Rights Award (Premio a los derechos musicales), distinción otorgada por el Internacional Music Council, fue entregada a la Orquesta de Instrumen-tos Autóctonos y Nuevas Tecnologías, en ceremonia efectuada en noviembre de 2013, en Brisbane, Australia, durante la apertura del World Forum on Music.

El premio, evaluado bienalmente por relevantes personalidades musicales, consideró programas de las diferentes regiones del planeta, decidiendo ade-más reconocer como segundo y tercer premios a Music and Resilience para los Refugiados Palestinos en Líbano y Remix the Orchestra de la Orquesta Filarmónica de Nueva Zelandia, para Jóvenes en Riesgo Social.

Acerca de la Orquesta de Instrumen-tos Autóctonos y Nuevas Tecnologías,

el comunicado oficial del jurado señala que es un programa integral, destinado a recuperar y otorgar vida artística a los instrumentos autóctonos olvidados de América, y se ha desarrollado durante los últimos diez años, incluyendo in-vestigación, exposiciones, composición musical, cursos comunitarios, así como un modelo pedagógico-musical para todos los niveles. Este proyecto, aus-piciado por la Universidad Nacional de Tres de Febrero en la Argentina, es reco-nocido internacionalmente y «apoya de forma enérgica y holística los Derechos Musicales del Internacional Music Cou-ncil».

El International Music Council fue fundado en 1949, a petición del Director General de la UNESCO, en tanto organis-mo asesor musical en su sede central de París, y es, actualmente, la organización profesional líder en el mundo dedicada a la promoción del valor de la música en la sociedad. Su red está presente en ciento cincuenta países a través de Consejos Regionales y nacionales de la Música, así como organizaciones especializadas en el campo de las artes y la cultura.

Mario Lavista: Premio Tomás Luis de Victoria

En noviembre pasado el compositor Mario Lavista (México, 1943) fue pro-clamado ganador del XII Premio SGAE de la Música Iberoamericana Tomás Luis de Victoria, hecho público el día 22 en un acto realizado durante la Feria Internacional de Música Clásica Expo-clásica, en Madrid.

Este galardón, instaurado en 1996, tiene el propósito de otorgar el más alto reconocimiento público a un composi-tor vivo por haber contribuido sustan-

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cialmente al enriquecimiento del acervo musical de los pueblos iberoamericanos a través de su obra creativa.

El jurado, presidido por Antón García Abril, compositor y Premio Tomás Luis de Victoria en 2006, estuvo integrado ade-más por Marta Cureses, profesora titular de la Universidad de Oviedo; Marcela Díez Martínez, directora de programación del Festival Internacional Cervantino de México; María Luisa Ozaita, compositora y presidente honoraria de la Asociación Mujeres en la Música; y Juan Ángel Vela del Campo, ensayista y crítico musical.

En la lectura del acta, el composi-tor y secretario del jurado, José Zárate, destacó del premiado: «Su relevante obra, profundamente arraigada en la identidad de su país y que contribuye a la creación de un lenguaje universal en la cultura iberoamericana; y su apor-tación y su extraordinaria labor como maestro de nuevas generaciones y di-fusor de la música actual».

Mario Lavista es miembro de la Acade-mia de Artes de México, donde además, recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes y la Medalla Mozart. Ha sido dis-tinguido como creador emérito por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. De su trayectoria musical se ha re-saltado la fundación, en 1970 del grupo de improvisación Quanta, interesado en la creación e interpretación simultánea y en las relaciones entre la música en vivo y la electroacústica, así como su colaboración con otras artes como la plástica y el cine.

En los últimos años ha trabajado en estrecha colaboración con algunos no-tables instrumentistas interesados en la exploración y la investigación de las nuevas posibilidades técnicas y expresi-vas que ofrecen los instrumentos tradi-cionales. Actualmente imparte las cáte-

dras de composición, análisis y lenguaje musical del siglo XX en el Conservatorio Nacional de Música de México y es di-rector de Pauta, cuadernos de teoría y crítica musical. Recientemente apareció su libro Textos en torno a la música. Su obra de orquesta ha sido interpretada por los principales directores y orques-tas del país e internacionalmente.

Algunos de sus recientes trabajos son Danza de las bailarinas de Degas, para flauta y piano, para la flautista Jill Fel-ber, de la Universidad de Santa Barbara; Cinco danzas breves, para el Quinteto de Alientos de la Ciudad de México; Misa a Nuestra Señora del Consuelo, para coro mixto a capella, para el Contemporary Vocal Ensemble de la Universidad e In-diana; Cuarteto de Cuerdas No. 3 «Mú-sica para mi vecino», para el Cuarteto Kronos; Tropo para Sor Juana¸ para la Orquesta Filarmónica de la Universidad de México; Cuarteto de cuerdas No. 4 «Sinfonías», para la Universidad e Cornell y el Cuarteto Latinoamericano; Danza isorrítmica, para el grupo de percusio-nes Tambuco; Octeto para ocho alientos, para la Sinfonieta Ventus; y Natarayah, para el guitarrista David Starobin.

II Congreso Chileno de Estudios en Música Popular

La Asociación Chilena de Estudios en Musica Popular (ASEMPCh), con la co-laboración del Magíster en Musicología Latinoamericana, de la Universidad Al-berto Hurtado (UAH) y la Universidad de Artes y Ciencias Sociales, ARCIS, convocaron, entre el 8 y el 11 de ene-ro de 2014, al II Congreso Chileno de Estudios de Música Popular. Bajo el ru-bro «Direcciones y convergencias para la resignificación en la investigación

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NOTAS

musical», el evento abordó la música popular como objeto de estudio, a par-tir de cinco ejes temáticos fundamen-tales: Emoción y cognición, Identidades y poder, Política y ciudadanía, Lugares y territorios, y Tecnología y cultura. Aproximadamente veinticuatro mesas de trabajo reunieron a un centenar de investigadores procedentes de once países. Además se ofrecieron presenta-ciones musicales en vivo.

Fulanas trío en Cuba

El grupo argentino Fulanas Trío se pre-sentó en Cuba del 10 al 18 de enero. La gira, organizada por el Centro Cul-tural Pablo de la Torriente Brau, llevó a la agrupación a las ciudades de Santa Clara, Trinidad y La Habana.

Integrado por Silvina Cañoni (per-cusión, armónica, melódica, verdulera), Cecilia Picaron (guitarra, charango, per-cusión), Victoria González Scotti (piano, percusión) y Victoria García (piano, acor-deón y percusión), Fulanas Trío hizo un recorrido por todo su repertorio, desde las producciones iniciales –A desemara-ñar y Azúcar de caña – hasta las cancio-nes más recientes que se incluirán en su próximo trabajo de estudio.

Diferentes espacios trovadorescos les acogieron, desde la santaclareña Casa del Joven Creador, en ocasión del Festi-val Longina, hasta el espacio cultural «El Lío de Lía» del Dúo Cofradía, en Trinidad. Igualmente, inauguraron en la capital el espacio «Cantautores» del Piano Bar Tun Tun en la Casa de la Música de Miramar y protagonizaron el imprescindible «A guitarra limpia», del Centro Pablo.

Tras doce años de trabajo, la agru-pación, que ha ampliado su formato a cuarteto, ha participado en importan-

tes eventos musicales de la Argentina, Colombia y Chile. Desde su debut, en 2001, ha sido reconocida por la ori-ginalidad de sus arreglos a la obra de autores como Pepe Vásquez, Violeta Parra, Linares Cardozo, Leda Valladares, Berta Pereira y Nicomedes Santa Cruz. Además es elogiada su versatilidad vo-cal e instrumental.

Opus Cuatro y el cincuentenario de la Misa criolla

El cuarteto vocal argentino Opus Cuatro, integrado por los tenores Alberto Has-san y Andrés Bugallo, el barítono Her-nando Irahola y el bajo Federico Galiana, fue elegido por la Comisión del Festival Nacional de Folklore de Cosquín, para presentar la Misa Criolla, el pasado 30 de enero de 2014, en la conmemoración del cincuenta aniversario de la emble-mática obra del maestro Ariel Ramírez.

La presentación contó además con la participación especial de Javier Rodríguez, solista de la obra en los últimos conciertos que el compositor ofreciera en la Argenti-na y el mundo entre 1995 y 2005. Además de cantar, interpretó la guitarra. El elenco instrumentista se completó con Rolando Goldman, en el charango, Marcelo Aran-da, en los teclados y Manuel Ríos en la percusión. La masa coral fue integrada por más de cien voces provenientes de los coros de la U.T.N. de Villa María, munici-pales de Cosquín y General Deheza (pro-vincia de Córdoba) y la Camerata Criolla de Ayacucho, de Buenos Aires.

Premio para joven compositor cubano

La obra El viento en los álamos, del joven compositor cubano Daniel Torres Coro-na obtuvo tercer premio en el recién

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finalizado V Concurso Internacional de Composición en la región del Saar, Ale-mania. Torres Corona, aun estudiante de la Escuela Nacional de Música, fue reconocido en el certamen al cual se presentaron ciento nueve composito-res de veintiocho naciones del Norte, Centro y Sur de América, Asia y Europa.

Dentro de las actividades del VI Fes-tival de guitarra para niños y jóvenes, se realizó la prueba final del concur-so de composición para conjunto de guitarras, donde los participantes en el evento interpretaron en concierto de clausura las obras finalistas frente al Jurado integrado por el reconocido maestro Roberto Aussel, el director de la editorial Edition Chanterelle, Michael McMeecken y la directora artística del festival Inés Peragallo, quienes dieron a conocer los premios en la ciudad de Lebach, el 17 de abril.

Daniel Torres junto al prestigioso compositor cubano Roberto Valera, pre-senciaron las jornadas del festival y con-curso con el apoyo y gestión del Centro Nacional de Escuelas de Arte (CNEArt), el Instituto Cubano de la Música (ICM) y el Ministerio de Cultura (Mincult).

Baremboim y Argerich, juntos al piano

El pasado 19 de abril los pianistas ar-gentinos Daniel Barenboim y Martha Argerich, ambos considerados leyen-das vivas de la música clásica, en la sala de la Filarmónica de Berlín. Obras de Mozart, Schubert y Stravinsky, in-tegraron el programa, sobre el que volverán el próximo 5 de agosto en el teatro Colón de Buenos Aires, su ciu-dad natal.

Argerich, considerada una de las mejores pianistas de la historia, y Ba-

renboim, además director de la Ópera Estatal de Berlín, ya habían actuado juntos el año pasado, aunque enton-ces con Barenboim como director. Este concierto a cuatro manos, sin embargo, fue el primero desde los años ochenta que los reunió en el mismo acto como pianistas. Nacidos en Buenos Aires en 1941 y 1942, respectivamente, Arge-rich y Barenboim mantienen desde la infancia una amistad que fue conso-lidada esta vez ante el público, con la Sonata en Re mayor para dos pianos, de Wolfang Amadeus Mozart, las Va-riaciones sobre un tema original para piano a cuatro manos, de Franz Schu-bert, y la versión para piano a cuatro manos de La consagración de la prima-vera de Igor Stravinski.

La presentación fue uno de los mo-mentos más relevantes del Festival de Pascua que organiza la Staatsoper de Barenboim.

Anuncian XI Congreso IASPM-AL

La rama latinoamericana de la Asocia-ción Internacional para el Estudio de la Música Popular, anuncia la oncena edi-ción de su congreso bienal, que se rea-lizará del 13 al 18 de octubre de 2014, en Salvador, en la Universidad Federal de Bahía y en la Universidad Federal de Reconcavo da Bahía, Brasil.

La convocatoria propone debates y reflexiones en torno a las prácticas musicales en su estrecha relación con los contextos socioculturales en que son producidas o consumidas. De ahí que el tema central enfatice el amplio concepto de «territorialidad», abordado a través de escenas musicales, músicas en las ciudades, espacios locales, regio-nales, globales y virtuales, relaciones

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NOTAS

sociales, conflictos y jerarquías de gus-to y de espacio.

Los organizadores invitan además a que los debates consideren en sus abordajes cuestiones epistemológicas y metodológicas pensadas desde el con-texto latinoamericano.

Dando continuidad a la experiencia del Congreso precedente, se manten-drá la posibilidad de presentar trabajos en simposios, además de comunicacio-nes libres y talleres seleccionados por el Comité académico. Como acciones colaterales del evento se realizarán jam sessions protagonizadas por los congre-sistas inscritos y por músicos invitados.

Más información acerca del congre-so puede ser obtenida en http://ias-pm2014.wordpress.com/about/ .

Amigos que se despiden

El colectivo de Boletín Música ha la-mentado la pérdida de entrañables amigos, notables exponentes de la mú-sica de América y el mundo.

Diomedes Díaz (1957-2013): cantautor colombiano, ídolo del vallenato en su país. Fue identificado como El cacique de la Junta, por su ciudad natal en el departamento de la Guajira (norte), fue reconocido por canciones como Boni-ta, Mi primera cana, Sin ti, entre otras. Su trayectoria de casi cuarenta años ha quedado registrada en múltiples fono-gramas, por los cuales ganó un disco de oro y varios de platino. Su último trabajo discográfico fue La vida del artista.

Esther Borja (1913-2013): emblemática mezzosoprano, considerada una de las principales voces de Cuba en el siglo XX, y famosa por sus interpretaciones de la

obra de Ernesto Lecuona. Galardona-da con el Premio Nacional de la Música en 2002, Esther Borja fue, además, una de las más importantes promotoras del arte lírico cubano, a través de la obra de otros compositores como Gonzalo Roig y Adolfo Guzmán. Conocida como la «da-misela encantadora», Borja actuó en zar-zuelas y operetas, además de trabajar en la radio, el teatro, el cine y la televisión.

Conrado Silva (1940-2014): composi-tor uruguayo, pionero en el campo de la electroacústica. En 1964 compuso la obra Música para 10 radios portátiles, utilizando una computadora para or-ganizar el material composicional de la misma. Otras de sus obras más recono-cidas son Antígona (1965), Brinquedos I (1971), Cor incurvatum (1972) y Ulisses (1973). En 1966 fundó, junto a Corihún Aharonián, Daniel Viglietti y Ariel Martí-nez, el Núcleo Música Nueva, y entre 1971 y 1989 organizó y coordinó los Cursos Latinoamericanos de Música Contempo-ránea.

Carolina Robertson (1949-2014): et-nomusicóloga y antropóloga argenti-na. Doctora en Etnomusicología por la Universidad de Indiana en 1975 y con estudios de antropología en la Univer-sidad Nacional Autónoma de México y de violín en el Conservatorio Nacional de Córdova. Sus resultados de trabajo incluyeron importantes investigaciones in situ sobre la cultura Mapuche (Pata-gonia, 1971-1996 y sur de Chile, 1995-96): relaciones entre estructura social y musical, chamanismo, impacto del soni-do sobre el cuerpo humano, vida ritual y simbolismo; sobre la cultura Kassena-Nankani, (Ghana y Burkina-Faso, 1973-1985): procesos de composición, creati-

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vidad, cambio social, género, identidades musicales, la composición y el suicidio, danza y la integración de la estética; sobre las culturas polinésicas (Hawai, Samoa y Tahiti, 1987-2000): género e identidad en la ejecución musical, géne-ros múltiples y corporalidad en la danza tradicional, música y sanación, cam-bio social y musical en el renacimiento hawaiano. Fue presidenta de la Society of Ethnomusicology en los Estados Uni-dos (1983-1985), y entre los años 1980 y 2006 se desempeñó como profesora de Ertnomusicología en la University of Maryland, con nombramientos adjuntos en Antropología, Estudios Latinoameri-canos y Estudios sobre la mujer. Fungió también como asesora de programas culturales del Smithsonian Institution, Consejo Nacional de Humanidades, The Mountain Institute y otras institucio-nes internacionales. Sus textos fueron publicados en numerosas revisas sobre música, y aportó valiosas contribuciones al Groves Dictionary of Music and Mu-sicians, Graland Encyclopedia of Music y The Univers of Music: Latin American and the Caribbean (Ed. Malena Kuss).

Pete Seeger (1919-2014): legendario cantor, investigador y compositor nor-teamericano. Fue referente clave de la música folk, además de modelo y men-tor de importantes figuras de la música norteamericana como Bob Dylan, Don McLean y Bruce Springsteen. Algunas de sus obras más representativas: This land is your land (Esta tierra es tu tie-rra), Where have all the flowers gone (A dónde se han ido todas las flores) y We shall overcome (Venceremos). Desde la segunda mitad del siglo XX, el tam-bién guitarrista formó parte activa de los movimientos sociales de izquierda

surgidos en Estados Unidos que juga-ron un papel decisivo en las luchas sin-dicales, por los derechos civiles, contra la guerra de Vietnam y a favor de las causas ambientales justas. Durante su carrera publicó más de cien discos y fue galardonado con el Premio Grammy en más de una ocasión. En 1994 obtuvo la Medalla Presidencial de las Artes, y en 1999 recibió en La Habana la Orden Félix Varela de Primer Grado.

Simón Díaz (1928-2014): célebre com-positor e intérprete venezolano, cuya obra ha sido considerada símbolo del folklore y la cultura popular de su país y de la América Latina. Identificado por su muy conocida y versionada obra Ca-ballo viejo, Simón Díaz dejó un legado de más de setenta producciones disco-gráficas que dan fe de su amplia labor creativa, a través de géneros como la canción, el bolero y el tango. Por su obra fue honrado con las más altas distinciones nacionales e internacio-nales como la orden del Libertador en su Orden de Gran Cordón y el Grammy Latino a la trayectoria.

Paco de Lucía (1947-2014): virtuoso guitarrista español, considerado uno de los más importantes maestros del instrumento de todos los tiempos. Su peculiar concepción y estilo interpreta-tivo del flamenco ha sido notablemen-te influyente entre los guitarristas de iberoamericanos y de otras latitudes. Dejó una muy amplia y valiosa disco-grafía que registra su impronta, desde su encuentro en 1970 en el Palau de Barcelona con Camarón de la Isla, has-ta el desborde de fronteras musicales, a través de los diálogos sostenidos con el jazz, el rock o la música clásica

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NOTAS

mediante sus presentaciones y graba-ciones con Chick Corea, Al DiMeola, John MacLaughlin, Larry Coryell y Pe-dro Iturralde, entre otros músicos.

Raúl Martínez Rodríguez (1937-2014): musicólogo matancero. Inició sus estu-dios en el Conservatorio Municipal de La Habana y el Centro Musical número 1, de 1961 a 1964; continuó su forma-ción en la Escuela para Instructores de Arte, el Seminario de Música Popular y la Escuela de Superación Profesional Ig-nacio Cervantes. Entre sus maestros se cuentan: Clara Nicola, Carmen Valdés, Argeliers León, María Teresa Linares y Enrique Bellver. En 1964 se traslado a Matanzas, donde laboró como profesor e instructor de arte, asesor folclórico y director provincial de música. Reor-ganizó los Muñequitos de Matanzas y organizó una orquesta con el formato de la del compositor matancero Miguel Faílde, con la cual interpretó el reperto-rio danzonera que esta famosa agrupa-ción ejecutó en el siglo XIX: Sus temas de investigación se centraron en las siguientes áreas: los columbianos de matanzas (1970), los bandos y los co-ros de claves (1972), El danzón (1972), la música bailable en el siglo XIX en la ciudad de Matanzas (1973), la rumba en la provincia de Matanzas (década del setenta), los cuartetos vocales en la música cubana y la habanera en Cuba y España (décadas del ochenta y noven-ta). En 1974 se trasladó nuevamente a La Habana, donde desarrolló una inten-sa labor como investigador en el Mu-seo Nacional de la Música. Realizó la banda sonora de varios audiovisuales nacionales. De su bibliografía destacan los libros Benny Moré (Letras Cubanas, 1996), Ellos hacen música cubana (Le-

tras Cubanas, 1998) y Para el alma di-vertir (Letras Cubanas, 2004).

Sonia Silvestre (1952-2014): popular cantante dominicana, reconocida en la América Latina, fundamentalmente, por su repertorio romántico. Desde su debut, en la década de 1970 recibió varios reco-nocimientos como artista más popular en su país y otras naciones latinoamericanas. En 1974 actuó en el espectáculo «Siete días con el pueblo», junto a artistas como el español Víctor Manuel, la argentina Mercedes Sosa, el grupo venezolano Los Guaraguao, y los compositores cubanos Silvio Rodríguez y Noel Nicola. En 1986 participó en el primer Encuentro de la Nueva Canción realizado en la Semana de Integración Cultural Latinoamericana. Ganó prestigio en Cuba por su acerca-miento al movimiento de la Nueva Trova y por su interpretación de repertorio de autores cubanos como César Portillo de la Luz, José Antonio Méndez y Marta Valdés. En su más reciente período de trabajo en Cuba asumió el puesto de Encargada de Asuntos Culturales del Consulado domi-nicano en la Isla. Su última presentación se produjo en el Encuentro de Voces Po-pulares realizado en La Habana en no-viembre de 2013 jubnto a su compatriota Maridalia Hernández.

Cheo Feliciano (1936-2014): emblemáti-co cantante de salsa puertorriqueño. Se inició como cantante en 1955 con la or-questa de Tito Rodríguez en el Palladium de Nueva York. Su carrera discográfica se activó en 1971 con una histórica graba-ción titulada Cheo, que rompió récords de ventas, con éxitos como Anacaona, Mi triste problema y Si por mí llueve. Con esta producción recibió numerosos premios incluyendo el «Front Page» del diario Daily

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News de Nueva York. Igualmente fueron exitosos sus años de grabaciones para el sello Fania Records, a través de temas como Amada mía, Juguete y Salomé.

Regresa el Festival Latinoamericano de Música de Caracas

El Festival Latinoamericano de Música celebrará próximamente su XVIII edi-ción. El evento se dividirá por primera vez en dos partes, que se celebrarán entre el 16 y el 25 de mayo y el 12 y el 19 de octubre. El público venezola-no tendrá la oportunidad —por partida doble— de acercarse a la más reciente producción de la música latinoameri-cana de conciertos.

A lo largo del año 2014, el XVIII Fes-tival Latinoamericano de Música estará rememorando los sesenta años de la realización del 1er Festival Latinoame-ricano de Música, organizado en 1954 por un distinguido grupo de músicos e intelectuales venezolanos encabeza-dos por el Dr. Inocente Palacios (1908-1996) y el Maestro Pedro Antonio Ríos Reyna (1903-1971). Para dicha con-memoración han sido invitados a los compositores Aurelio de La Vega (Cu-ba-USA, 1925) y Sergio Cervetti (Uru-guay, 1940), ambos participantes del II y III Festivales realizados en 1957 y 1966, quienes participarán de forma activa el próximo mes de octubre. Se reconocerán también sus veinticuatro años de labor ininterrumpida, que des-de 1990 ha ofrecido aproximadamen-te un millar de obras de compositores latinoamericanos de todas las genera-ciones y sin distinción de tendencias estéticas, en los más de doscientos conciertos de las catorce ediciones rea-lizadas. Igualmente, se rendirá home-

naje al Maestro José Antonio Abreu en sus setenta y cinco años de vida y por su especial relación con el Festival Lati-noamericano, del cual fuera participan-te activo como compositor en 1966 y el impulsor de su histórico regreso cuan-do se celebrara, después de 24 años, la IV edición en Noviembre de 1990.

La primera entrega del Festival pro-pondrá nueve conciertos, en los que se escucharán cerca de sesenta obras de producción reciente de composito-res de todas las latitudes, con espe-cial énfasis en los creadores venezo-lanos. Este año, por primera vez, se dedicará un concierto a la generación emergente de compositores naciona-les, en el que serán presentadas obras de compositores menores de 30 años, quienes —luego de una rigurosa selec-ción— tendrán a bien presentar su tra-bajo al público caraqueño. Así mismo, tendrán lugar los estrenos de las obras ganadoras del Concurso de composi-ción de música de cámara de la Uni-versidad Simón Bolívar y del Concurso de composición Antonio Estévez de la Orquesta Sinfónica de Venezuela.

Para interpretar este repertorio han sido convocados algunos de los más destacados músicos venezolanos y ex-tranjeros, entre los que se cuentan el Ensamble Latinoamericano de Músi-ca Contemporánea Simón Bolívar, los cuartetos de cuerda «Yaracuy», «Teresa Carreño» y «Arsen», el quinteto de vien-tos «Simón Bolívar», la Orquesta Nacio-nal de Flautas, el Ensamble de Cámara de la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas, así como la Orquesta Sinfóni-ca de Venezuela y la Orquesta Sinfóni-ca Simón Bolívar de Venezuela. Tam-bién ofrecerán conciertos el Ensamble «Proxima Centauri» (Francia); el direc-

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NOTAS

tor y compositor Angelo Inglese (Italia), el clarinetista Antonio Tinelli (Italia), así como el guitarrista venezolano-aus-tríaco Gabriel Guillén y los composito-res Boris Alvarado de Chile y José Javier Peña Aguayo de Puerto Rico. Serán impartidas también clases magistrales y conferencias dirigidas a jóvenes es-tudiantes y al público interesado en la reflexión del pensamiento musical de nuestros días, en las que alternarán con muy destacados compositores ve-nezolanos.

Una vez más, el Festival es presen-tado por la Fundación Musical Simón Bolívar, ente rector del Sistema Nacio-nal de las Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, en su empeño por apoyar la creación y comprome-tido con la formación de jóvenes que contribuyan en hacer de Venezuela, no sólo el país de las orquestas, los coros y los directores, sino también de los compositores. Fungirán como sedes la Sala Simón Bolívar y la Sala Fedora Alemán del Centro Nacional de Acción Social por la Música (CNASPM), la Sala José Félix Ribas del Teatro Teresa Carre-ño y el Teatro Alexander von Humboldt de la Asociación Cultural Humboldt.

Música en la Casa: enero-abril

La Casa de las Américas recibió el año con la visita de la Jazz Band de jóvenes estudiantes de la Universidad de Brown (Estados Unidos) dirigida por Matthew McGarrell. El concierto formó parte de un intenso programa de intercambio cultural que sostuvo la agrupación con músicos, investigadores y estudiantes cubanos. Dicho intercambio contó con el auspicio del Centro de estudios de América Latina y el Caribe y el Departa-

mento de Música de dicha Universidad.La edición número cincuenta y cinco del Premio Literario Casa de las Améri-cas, en su concierto habitual, recibió en la Sala Guevara a la Orquesta Aragón, dirigida por Rafael Lay. Las sonoridades de esta agrupación, fundada en Cien-fuegos hace algo más de siete décadas, ya se habían dejado sentir en su ciudad de origen ante los invitados del Premio Casa en el 2002; este reencuentro con el Premio hizo bailar a los participantes del evento con una orquesta que cons-tituye toda una institución dentro de la cultura cubana.

Los festejos por el aniversario cin-cuenta de la primera presentación pública de música electroacústica en Cuba, iniciaron en febrero con el pri-mer Espacio Sonoro del año, donde se rindió homenaje al destacado com-positor cubano, vanguardista de este género y maestro, Juan Blanco. El ci-clo de conciertos también celebrará durante el resto del año el aniversario treinta y cinco del Laboratorio Nacio-nal de Música Electroacústica; el ani-versario veinticinco del Estudio Carlos Fariñas de Arte Electroacústico Musi-cal, el aniversario noventa y cinco del natalicio de Juan Blanco, ochenta del natalicio de Carlos Fariñas y sesenta y cinco del natalicio de Juan Piñera. Se-rán significados también los diez años de presencia de la música electrónica en el Laboratorio Nacional de Música Electroacústica.

El mes de febrero cerró con la pre-sentación del cantautor dominicano Claudio Cohen, quien llegó a la Casa como parte del programa de la Semana de la Cultura de República Dominica-na en Cuba. En su presentación se unió a músicos cubanos —entre los que se

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contó el trovador Pepe Ordaz— inter-pretó parte de su musicalización de los versos de Juan Pablo Duarte, uno de los padres fundadores de la patria domi-nicana.

El mes de marzo centró las acciones del Premio de Musicología Casa de las Américas, el VIII Coloquio Internacio-nal de Musicología y la I Conferencia de la Asociación Regional de la Socie-dad Internacional de Musicología para la América Latina y el Caribe (ARALC/IMS), la cual convocó a más de un cen-tenar de especialistas del mundo. Este mismo mes tuvo lugar un homenaje al recientemente fallecido Santiago Feliú con el lanzamiento del DVD Santiago Feliú, Antológico (Producciones Colibrí, 2013) del realizador Lester Hamlet, así como la inauguración de la exposición De la reencarnación y otras fotografías del amor, con obras del propio trovador.

Abril recibió a La quenística en con-cierto, con el lanzamiento del CD La Quenística, un trabajo en conjunto del pianista cubano Alejandro Falcón y el quenista argentino Rodrigo Sosa. El material discográfico consigue inser-tar la quena, instrumento tradicional andino, dentro de la música cubana, al tiempo que lo fusiona con elementos afrocubanos y una mezcla de latin jazz. Entre los invitados a dicha celebración se contaron Luna Manzanares (voz), Michel Herrera (saxo) y Yoandy Argu-dín (trombón), además de un all star de jóvenes músicos integrada por Ruli Herrera en la batería; Aniel Someillan en el bajo y en la percusión menor Adel González.El mes cerró con un Viaje a la Guitarra protagonizado por el Dúo Con-Trastes, integrado por Susana Grade y Zuleida Suárez, que celebró los cinco años de

su promera presentación como agru-pación de concierto en la Casa de las Américas. El programa de concierto incluyó obras latinoamericanas y cu-banas, y contó con la participación de la soprano Bárbara Llanes y el ba-rítono Alejandro Zúñiga en calidad de invitados.

Ailer Pérez Gómez. Cuba. Musicóloga. In-vestigadora del Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana (CIDMUC) y profesora del departamento de Musicolo-gía de la Universidad de las Artes de Cuba.

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Con el objetivo de estimular y difundir lo más reciente de la creación musical, la Casa de las Américas convoca a los compositores de la América Latina y el Caribe a participar en el Premio de Composición Casa de las Américas.

El Premio se convoca cada dos años con el propósito de reconocer obras según lo indicado en la convocatoria oficial. La sexta edición tendrá lugar en abril de 2015 y estará dedicada a obras para voz (hasta cuatro solistas) y cualquier formato hasta nueve instrumentos o recursos sonoros; según las siguientes bases:

1. Podrán participar compositores latinoamericanos, naturales o naturalizados. 2. Cada autor podrá enviar a concurso hasta dos obras inéditas, que no haya obtenido antes algún premio nacional o internacional. El criterio de inédito corresponde a obra editada y publicada bajo convenio de impresión o registro discográfico.3. Las obras podrán incluir instrumentos tradicionales y populares latinoamericanos, instrumentos convencionales de la tradición occidental, medios electrónicos y otros recursos alternativos. 4. La duración de la obra deberá estar entre ocho y doce minutos. 5. Serán enviadas bajo seudónimo y el comité organizador mantendrá oculta la identidad del compositor hasta que el jurado haya emitido su veredicto. 6. La presentación de las obras exige una grabación inédita que permita valorar la realización de la composición musical. El registro deberá ser de audio, en soporte CD, estereofónico en resolución de 16 bits y 44.100 muestras por segundo, útil para su reproducción fonográfica.7. La partitura o esquema gráfico respectivo se presentará en 3 ejemplares debidamente foliados y anillados, que serán fotocopias del manuscrito o impresiones de la obra realizadas en cualquier programa de escritura musical profesional vigente. En el caso que corresponda, junto a la partitura impresa se enviará en sistema compatible con PC: un CD con la versión digital (partitura y particellas). 8. Las obras estarán identificadas con el seudónimo del autor (o autores) y acompañada por un sobre sellado que contenga el currículo del compositor indicando: seudónimo, nombres y apellidos completos, fecha de nacimiento, dirección postal, dirección electrónica, títulos o grados académicos, desempeño profesional y catálogo de obras. Junto al registro grabado, el compositor deberá aportar los créditos y autorizaciones correspondientes de ejecución y grabación. En el caso del uso de un texto autoral, se aportará la autorización correspondiente de uso y reproducción. 9. Se otorgará un premio único e indivisible, consistente en tres mil dólares o su equivalente en la moneda nacional que corresponda, así como la reproducción de la obra en una edición multimedia (audio, partitura y textos) que será distribuida ampliamente por la Casa de las Américas. Se otorgarán menciones si el jurado las estima necesarias, sin que ello implique retribución económica o compromiso editorial por parte de la Casa de las Américas. 10. La Casa de las Américas se reserva el derecho de publicación y difusión de la que será considerada primera edi-ción de la obra premiada, hasta un máximo de mil ejemplares, aunque se trate de una coedición. Tal derecho incluye no solo evidentes cuestiones económicas, sino todas las características gráficas y otros aspectos de la mencionada primera edición. En las sucesivas ediciones los derechos corresponderán íntegramente al compositor. 11. El autor se compromete a que en las posteriores ediciones, ejecuciones y grabaciones de la obra premiada figure la mención: Premio de Composición Casa de las Américas 2015. 12. Las obras galardonadas y aquellas recomendadas por el jurado, integrarán la Colección de Música de la Casa de las Américas. 13. Las obras deberán ser remitidas por correo certificado o mensajería especializada directamente a la Casa de las Américas, sita en Calle 3ra. y G, El Vedado, La Habana, Cuba. Las obras se recibirán hasta el 30 de marzo de 2015. Los interesados podrán dirigirse a las Embajadas de Cuba en el exterior y solicitar el envío antes del 1 de diciembre de 2014. En todos los casos, se deberá establecer contacto con la Dirección de Música de la Casa de las Américas, a través de la dirección electrónica: mú[email protected]. 14. El jurado quedará oficialmente constituido en La Habana en abril de 2015 y estará integrado por compositores de reconocido prestigio internacional. 15. La premiación tendrá lugar en abril de 2015 y el dictamen del jurado será inapelable. 16. Las obras presentadas que no obtengan premio o menciones estarán a disposición de sus autores hasta el 30 de abril de 2016. La Casa de las Américas no se responsabiliza con su devolución por correo aéreo. 17. Los compositores que contravengan lo especificado en estas bases serán descalificados. El envío de la obra pre-supone e implica la aceptación íntegra de estas bases.

Premio de de Composición Casa de las Américas 2015

La Habana, 6 al 10 de abril de 2015