Sara Castro

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El Cuzco de Garcilaso: el espacio y el lugar del conocimiento Sara Castro-Klarén. Para Cicero humanitas era la cualidad que distinguía al Homo humanos de los bárbaros y de las gentes vulgares porque estos últimos carecían pietas. Los valores humanos se complementaban la educación con la urbanidad y se daban en la cultura en tanto concepto opuesto a natura. El concepto renacentista de humanitas revivió la antítesis clásica entre civilización y barbarie y lo sobrepuso a la antitesis medieval entre humanitas y divinitas. Dentro de este esquema humanista, Garcilaso pone su piedra angular con su relación de la “fundación del Cuzco, ciudad imperial” a la que dedica los capítulos XV y XVI del libro I de la primera parte. El significado de esta narrativa se centra para Garcilaso en la idea de fundacional de separar la naturaleza de la cultura y dar así paso a la emergencia de un orden racional (superior al bestial) eventualmente re-presentado en el urbanismo cuzqueño. La segunda orden de los fundadores es la construcción de casas y chozas dando al Inca la traza de cómo las debían hacer. El trazo de la ciudad en sí expresa e inscribe la organización social y política que sostiene el régimen incaico. La ciudad dividida en dos medios (Hanan Cuzco alto y Hurin Cuzco bajo). Esta división no se hace para que una mitad aventaje a la otra sino para que todos fuesen iguales. Al inscribir el orden social, sus prácticas, en el orden arquitectónico, Garcilaso conjuga aquí la concepción del urbanismo del humanismo italiano con la versión inca de la fundación en el sentido del Cuzco.

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Inca garcilaso de la Vega

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Sara Castro-Klarn

El Cuzco de Garcilaso: el espacio y el lugar del conocimiento Sara Castro-Klarn.Para Cicero humanitas era la cualidad que distingua al Homo humanos de los brbaros y de las gentes vulgares porque estos ltimos carecan pietas. Los valores humanos se complementaban la educacin con la urbanidad y se daban en la cultura en tanto concepto opuesto a natura. El concepto renacentista de humanitas revivi la anttesis clsica entre civilizacin y barbarie y lo sobrepuso a la antitesis medieval entre humanitas y divinitas. Dentro de este esquema humanista, Garcilaso pone su piedra angular con su relacin de la fundacin del Cuzco, ciudad imperial a la que dedica los captulos XV y XVI del libro I de la primera parte. El significado de esta narrativa se centra para Garcilaso en la idea de fundacional de separar la naturaleza de la cultura y dar as paso a la emergencia de un orden racional (superior al bestial) eventualmente re-presentado en el urbanismo cuzqueo.

La segunda orden de los fundadores es la construccin de casas y chozas dando al Inca la traza de cmo las deban hacer. El trazo de la ciudad en s expresa e inscribe la organizacin social y poltica que sostiene el rgimen incaico. La ciudad dividida en dos medios (Hanan Cuzco alto y Hurin Cuzco bajo). Esta divisin no se hace para que una mitad aventaje a la otra sino para que todos fuesen iguales. Al inscribir el orden social, sus prcticas, en el orden arquitectnico, Garcilaso conjuga aqu la concepcin del urbanismo del humanismo italiano con la versin inca de la fundacin en el sentido del Cuzco.

Sabemos que lo ms importante respecto del sitio escogido por los incas para el asentamiento de su capital, es lo relativo a la fcil vinculacin de los distintos pisos ecolgicos. Es claro que la eleccin del lugar es producto de un largo y profundo CONOCIMIENTO de las condiciones ambientales de la zona andina. La ubicacin de Coricancha templo del sol- constituye otro ejemplo de correspondencia de conocimientos. Se fij de acuerdo con observaciones astronmicas. Garcilaso indica claramente que l comprende que los grandes edificios del Cuzco ocupan lugares asimtricos debido a complejas razones que reunan conocimientos prcticos con expresiones religiosas.No hay en los Comentarios ninguna descripcin general y sistemtica del aspecto fsico-espacial de la ciudad. La descripcin no est bajo el domino de la mirada. Hila otros temas: Los dioses, su sentido y su culto, el calendario, la agricultura, los ejrcitos, las panazas. En el Cuzco de Garcilaso no hay estilo porque la ciudad es eterna y sirve de modelo para todas las otras. La melancola no est en la prdida de los bienes materiales sino por el conocimiento perdido. Queda la fragmentaria aunque fundacional descripcin a contrapelo de la ocupacin espaola que no supo reconocerla como asiento gnoseolgico, es decir, como la otra Roma, cuyo rescate le diera a Europa un esplendido Re-nacimiento.