Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales · a mediados del siglo XV]], y la ciudad pre...

8
Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales ISSN: 0186-0348 [email protected] Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora México Martínez Delgado, Gerardo Serge Gruzinski, La ciudad de México: una historia, FCE, México , 2004, 618 pp. (Colección Popular, 566). Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales, núm. 64, enero-abril, 2006, pp. 267-273 Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora Distrito Federal, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=319127419014 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Transcript of Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales · a mediados del siglo XV]], y la ciudad pre...

Secuencia. Revista de historia y ciencias

sociales

ISSN: 0186-0348

[email protected]

Instituto de Investigaciones Dr. José María

Luis Mora

México

Martínez Delgado, Gerardo

Serge Gruzinski, La ciudad de México: una historia, FCE, México , 2004, 618 pp. (Colección Popular,

566).

Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales, núm. 64, enero-abril, 2006, pp. 267-273

Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora

Distrito Federal, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=319127419014

Cómo citar el artículo

Número completo

Más información del artículo

Página de la revista en redalyc.org

Sistema de Información Científica

Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

sistema político nacional, y no sólo a cues­tiones coyunturales relativas al equilibriode fuerzas políticas. En efecto, el que no sehaya dado una serie ininterrumpida de"Barbones" () del"Habsburgos" mue straque existe una tensión no resuelta entrelas exigencias contradictorias de la ciuda­danía de tener un presidente-tlatoani capazde brindar mayor calidad de vida a sussúbditos quien, al mismo tiempo, debeautolimitar su poder y respetar a las demásfuerzas políticas. Los estilos "Borbón" y"Habsburgo' no son sino oscilaciones depéndulo dentro de una serie de prerroga­tivas presidenciales que, algunas veces, semuestran como incompatibles entre sí. lorealmente esencial de la figura presidencialno es su carácter "Borbón", que parecieraresponder a las expectativas de la culturapolítica mexicana que espera encontrar lasolución a los problemas nacionales en lasdecisiones de un solo hombre, sino la cen­tralidad del papel del presidente en elimaginario de la nación, independiente­mente de la fortaleza de su adm inistración,de su nivel de legitimidad y de su estilopersonal de gobernar o innovar. Todos lospresidentes, "Borbón" o "Habsburgo", ter­minan siendo criticados por ser déspotaso pusilánimes. Lo realmente notable esque, independientemente de esto, siempreson considerados como figuras indispensa­bles del escenario político del país.

Por último, merecen especial atencióndos capítulos que analizan el papel de lasprimeras damas: Anne Staples trata alas esposas de los presidentes del siglo XIX,mientras que Sara Sefchovich a las del.xx. Una comparación ent re estas dos cola­boraciones muestra una muy interesanteevolución del papel de la esposa del presi­dente, pasando de ser casi un instrumen­to de ascenso social y de financiamiento

RESENAS

de carreras políticas, a desempeñar un pa­pel de importancia en la aplicación y dise­ño de políticas asistenciales. Estos dos ca­pítulos son especialmente gratos, pues sonricos en detalles que ejemplifican cómolas esposas compartieron la suerre de lospresidentes, añadiendo una dimensión per­sonal a los análisis del presidencialismo.

Presidentes mexicanos fue coordinado porel doctor WiU Fowler, reader de la Uni­versidad de Sr. Andrews en el Reino Uni­do, quien es el reconocido autor de Mexicoin the Age 01Proposals, 1821-1853.

Francisco PorrasINSTITIJTO MORA

Serge Gruzinski, La ciudadde MéXico: unahistoria, FCE, México , 2004, 618 pp. (Co­lección Popular, 566).

EL AUTOR Y EL LIBRO

"Tal vez haya mil maneras de escribir lahistoria de la ciudad de México desde susorígenes hasta nuestros días", dice Gru­zinski en las primeras páginas de su libro.El historiador francés -conocido principal­mente por su obra La guerra de las ima­gmes- renía ante sí al menos dos retos co­losales: ofrecer en un libro de divulgaciónuna historia capaz de asimilar la magnitudy la complejidad de la capital mexicanaen un recorrido de más de seis siglos, y,por si esto fuera un reto menor, había quepresentar una visión original frente a lainmensa producción de estudios que sehan escrito sobre esta ciudad.

A lo largo de 600 páginas, Serge Gru­zinski da sobradas muestras de que salióadelante en su tarea de forma más quehonorable.

267

Hay dos preocupaciones centrales delpensamiento y obra de este autor que pa­recen permear y orientar la dirección desu libro. La primera, el asunto de la occi­dentalización, mestizaje y "colonizacióndel imaginario", tres conceptos estrecha­mente unidos que buscan una propuestaparticular para entender la historia europeay la historia americana:

No estudio el mestizaje en sí -ha comenta­do-, sino en relación con la occidentaliza­ción. Para mí el mestizaje es a la vez unaconsecuencia de la occidentalización y unareacción frente a la occidenralización. Reac­ción de defensa de los indios, por ejemplo,que tornan presrados elementos eutOpeos yconstituyen una nueva identidad frente a laoccidentalización L. .J América no es un do­ble de Europa, sino un territorio donde lascosas se rnezcl an .1

No es extraño entonces que Gruzinskiencuentre en la historia de la ciudad deMéxico un campo fértil para reflexionarsobre esta inquietud; en este sentido, tam­poco debe sorprendernos que al final delrecorrido enfatice que, tras siglos de cons­trucción, la ciudad actual es ante todo unaurbe mestiza, donde resuenan los teponaz­des , las óperas barrocas y los grupos derock, demostrando que nada es puro, que"todo está mezclado, híbrido, irremedia­bleme~te contaminado y enriquecido porel otro .

1 Marianne Braig y Petra Schumm, "La occiden­ralización y los vestigios de las imágenes maravillo­sas",entrevistaconSergeGruzinski en PerraSrhumm(ed.), Barrocosy modernos: nuevos caminos enla investiga­cióndelbarroco iberoamericano, Vervuerr Iberoamericana,Madrid, 1998, p. 3G8.

268

Un segundo problema sumamente su­gerente que enfrenta en el libro es, ni másni menos, que el de la búsqueda de herra­mientas intelectuales para aprehender lacompleja y cambiante realidad histórica."La Historia -señala- exige dar una apa­riencia de orden al caos de nuestras memo­rias y de nuestras posturas .:" El autorrealizóun esfuerzoenorme por dar esa apa­riencia de orden al caos que presenta suobjeto de estudio, y lo hizo, además, me­diante un ejercicio audaz y complejo,contando la historia a través de múlriplesplanos de comprensión por los que semueve con gran soltura. El nivel más evi­dente es la estructura del relato, que iniciapor el final, es decir, por los años recientes,imponiéndole a la secuencia una suerte deespejo, de tal forma que, al remontar eltiempo y llegar a los orígenes de Tenoch­tirlan, se atraviesa el espejo y se anda denuevo el camino, por la misma ciudad ya través del mismo tiempo, pero poniendolos ojos en diferentes realidades.

A TRAVÉS DEL ESPEJO: LA ESTRUCTURA

EVIDEN TE DEL LIBRO

En la primera parte se transita por un ca­mino temporalmente retrospectivo queconduce al lector por una ciudad de mu­chos rostros construidos en diferentestiempos, pero en los que se encuentran al­gunos denominadores comunes: en ellaresaltará su belleza, las grandes obras ar­quitectónicas, el lujo de sus elites, y, antetodo, su activa vida cultural, artística e

2 Estapreocupación la manifiesta en la entrevistacitada y la haceexplícita en la introducción del libroreseñado .

RES EÑAS

intelectual que atrae y a la vez se nutre defiguras internacionales.

Es la ciudad de las grandes salas deconciertos y los espectáculos de los añosrecientes; la que construyó museos y mos­tró monumentos arqueológicos para exal­tar el espíritu nacional; la de los estudioscinematográficos, las universidades, edito­riales y canales de televisión culturalessostenidos por el gobierno. Esta ciudad sepermitía reunir en un lugar -la casa azul­a León Trotski, Diego Rivera, André Bre­ton y a su anfitriona, la pintora FridaKahlo, entre muchas otras figuras.

La ciudad de México puede ser, vistadesde esta perspecriva, la que en ocasionesparece inmune a las desgracias, como du­rante los años de la revolución o los de lapostración que siguieron al triunfo dela independencia, un siglo atrás. Esto noera obstáculo suficiente para menguar suvitalidad cultural, pues, por ejemplo, atodo lo largo del siglo XIX fue capaz derecibir las óperas de moda en Europa conapenas cinco o seis años de diferencia.

Poco antes, a mediados del siglo XVIII,

el centro de esta urbe se había visto pobla­do por suntuosos palacios levantados porlas elites comerciales, mineras y dueñasde haciendas de todo el virreinato, en cu­yos interiores se reunían, a manera de sín­tesis de los vínculos que la urbe tejía conel mundo, "muebles y objetos de arte ori­ginarios de todos los continentes", forman­do "cuevas de Alí Babá, de las cuales losmuseos no dan más que una pobre idea".

Quien acompaña al autor por este pri­mer recorrido se encuentra con la ciudadbarroca, colmada de iglesias y monaste­rios que proyectaron prestigiados maestrosespañoles e italianos. En esta ciudad la eli­te solía exhibirse en el exterior, mientrasen el interior, en bibliotecas particulares o

RESEÑAS

conventuales atiborrad~ de libros, se nu­trían personajes como Carlos de Sigüenzay Góngora o sor Juana Inés de la Cruz.

La ciudad observada con esta miradaes la que sorprendió por su belleza y ma­jestuosidad al diplomático esradunidenscJoel R. Poinserr y al erudito alemán Ale­xander von Humboldr en el siglo X]X; laque fascinó al viajero inglés Thomas Gagea mediados del siglo XV]], y la ciudad pre­hispánica -la mayor urbe del mundo enese riempo, como lo volvería a ser en elsiglo xx- que dejó mudos a los conquis­radores españoles.

Pero contar esta historia de la ciudades apenas una aproximación que hace elautor en la primera parte del libro. Hayotra historia -otra ciudad- que se descu­bre en la tercera parte, -tras una especie depuente que se construye en el segundoapartado, donde asistimos al reconoci­miento de la ciudad indígena y sus ante­cedentes- donde la perspectiva cambia.

Caminamos ahora por las ruinas, loscuerpos sobre el suelo, el agua enturbiaday los ríos de sangre que dominaban el pai­saje en los primeros años de la conquista.

Es ahora la ciudad a merced de la natu­raleza, en la que las tragedias latentes sellegan a consumar, como la de la nochede San Mateo de 1629, cuando quedó au­rénticamenre sepulrada bajo una capa deagua que rardómás de cinco años en reti­rarse por completo.

Es la ciudad oscura, la que a veces seesconde o no se quiere ver, pero que sigueahí. En ella se tejían redes que allecrormejor prevenido no dejan de sorprenderloy causarle una sensación de profundasemejanza con la ciudad actual. Era la ciu­dad que ya en el siglo XV]] había confor­mado circuitos clandestinos de homo­sexuales, brujas, de consumo de hongos,

269

tabernas y redes de prostitución, un mun­do, pues, que anticipaba los it inerariosocultos, la corrupción policial y las 4 000cantinas y cabarets, los 200 prostíbulos ylas 50 000 prostitutas que según las cifrasoficiales existirían para 1943.

Es una ciudad donde convivían mu­chas ciudades superpuestas. "Muchas deella.', se cruzan todos los días en las taber­nas y los baños." En las primeras se toma­ba y se bailaba entre gritos y sonidos deguitarra, en 'un ambiente impregnadode humo de cigarro, "olores de orina, pul­que echado a perder o vómito". En un te­mascal -pequeño cuarro de baño de origenindígena- se apretujaban más de 20"hombres y mujeres, indios, mestizas, in­dias, españoles, mulatos L. ,] de cuandoen cuando salen para enjuagarse con aguafría o caliente, en cueros, canturreando te­mas pícaros o groseros."

Es esta la ciudad que está abajo o almargen de la ciudad de los artistas y los le­trados. Es también la ciudad que se hun­

.dió en un profundo bache en las primerasdécadas del siglo XIX, cuando dejó de serla capital más importante.del imperio es­pañol en América, y la que fue escenariode los enfrentamientos de los nuevos gru­pos que intentaban hacer frente al ordeny administración que requería la naciónen ciernes.

Es la ciudad incontrolable; la que cobi­ja a personajes insólitos como "el zar dela basura" que tenía a su mando 5 000basureros; la que recibía a diario cientoso miles de campesinos, indígenas y perso­nas de todas las clases sociales que ibanen busca de mejores condiciones de vida,y la que, en 1950, mantenía a la mitadde sus habitantes en condiciones de vidadeplorables. Gruzinski no es el primero­que lo dice, ni es una sentencia que se

270

aplique únicamente a esta ciudad, pero ala luz de su análisis hay una idea que re­cobra vigencia y que mueve a pensar acualquier teórico de la ciudad: "Sin duda,ése es justamente el secreto de la ciudad deMéxico: saber conservar el equilibrio enlas situaciones más precarias".

MúLTIPLES PLANOS DE COMPRENSIÓN

DE LA HISTORIA URBANA

A pesar de no ser un especialista en histo­ria urbana, el conocimiento, olfato y oficiodel autor le permitieron construir un ex­celente libro que aporta múltipleselemen­tos para el estudio y reflexión de la ciudad.Más allá de la estructura evidente del textohay, a la manera de la ciudad que descu­bre, muchas líneas transversales que se su­perponen, se traslapan y se cruzan.

Por ejemplo, Gruzinski periodiza laciudad en diez etapas, identificando así"diez ciudades" que se construyen, se so­breponen y conviven en el espacio geográ­fico a través de un largo espacio temporal:prehispánica, renacentista, manierista, ba­rroca, ilustrada, independiente, de la refor­ma, porfiriana, revolucionaria y la megaló­polis. Cada una de estas ciudades , valedecir, representan niveles e intensidadesde cambio diferente, pues, por ejemplo,si bien la ciudad barroca o la de la reformaimplican cambios importantes, la de laconquista, la ilustración, y el crecimientodel sigl~ xx, representan "revolucionesurbanas ,

La pregunta de fondo que parece estaren estas exploraciones: ¿cómo entendemosel cambio histórico a través de una ciu­dad?, es decir, ¿cómo ordenamos la multi­plicidad de eventos que suceden en unespacio a través de siglos y que sucesiva-

RESEÑAS

mente le van imponiendo fisonomías ylógicas de funcionamiento diferentes?Gruzinski sabe por supuesto que las ciu­dades no se construyen con la simple im­posición de proyectos únicos, pero en supropuesta parece entender también quehay ideologías y aspiraciones más o menoscompartidas por las elites que configuranprogramas de enorme impacto en la ciu­dad, opuestas frecuentemente a los proyec­tos de la(s)ciudad(es) heredada(s), y que alfinal, con la combinación, le confieren uncarácter parricular. Veamos sólo un caso.

En la ciudad barroca (1640-1760 apro­ximadamente), por ejemplo, las influen­cias y el proyecto de su construcción sonmuy claros: se trata de hacer una ciudadsiguiendo el modelo europeo y respon­diendo a las exigencias de la contrarre­forma católica. La ciudad, como reflejo dela sociedad que la habita, se cubrió enton­ces de iglesias y conventos que le otorga­ron un toque particular al paisaje urbano,con lo que se declaró simbólicamente elpretendido triunfo de la religión y la cul­tura católica occidental sobre la culturamexica y prehispánica en general. Esteproyecto estaba sostenido por la coronaespañola, pero se alimentaba por muchosotros canales, como los propiciados porlas ideas y los libros de arquitectura y geo­metría que llegaban en los barcos acom­pañando a viajeros y arquitectos italianosy españoles, quienes entraban en diálogocon los criollos novohispanos.

Junto alproyecto barroco hay muchosotros que transforman profundamente laciudad. Nada menos que el proyecto ilus­trado, que buscaría destruir la ciudad ba­rroca.

Otra interpretación importante que sedesprende de la "disección urbana" quehace el autor es la de la segregación social

RESEÑAS

promovida en el siglo XVIII, cuyo proyectose extiende hasta la actualidad -conadaptaciones por ejemplo de reformistas oporfiristas- y sin el cual no se puede en­tender la urbe moderna. La búsqueda decontrol del espacio, estética, orden y rege­neración urbana ilustrada generó un lentopero perceptible cambio hacia una nuevadivisión espacial de la ciudad; la idea no esnueva, pero sigue siendo sugerente y unpoco discutible: "Ya no era la separaciónen dos repúblicas -de indios y de españo­les-lo que regía la distribución del suelode la ciudad, sino las diferencias econó­micas."

Con esto se iría haciendo cada vez máspalpable la separación en la ciudad y laconstrucción de la ciudad de los privilegia­dos: "Los ricos se mezclan cada vez menoscon los pobres. Esto vale tanto para losbarrios como para las distracciones en lasg~le, hasta hace p~co, los distintos gruposaun se codeaban.

Ya en el siglo xx, en la ciudad dondese hace definitiva la inspiración de la urbeestadunidense, pero donde también dejauna huella "la fantasía devastadora" de losarquitectos que tratan de seguir a Hauss­mann y Le Corbusier,

un filtro automático aísla [de los centros co­mercialesl a los clientes desprovisros de me­dio de transporte y de tarjetas de créditoL..J La multiplicación de clubes deportivosL..J salones de fiesta [. . .J contribuyeron alcrecimiento del espacio privado y a la crisisdel espacio público.

Desde luego, la identificación de mo­delos y de proyectos urbanos, de nivelesy de ritmos es tan sólo una formula de or­ganización de la historia de la ciudad deMéxico, lo que no quiere decir que Gru-

271

zinski conciba una hisroria lineal ni mu­cho menos que pueda exist ir una nega­ción absoluta de las ciudades heredadas o,lo que es lo mismo, una imposición coralde un proyecto de elite, pu es, evidente­mente, las ciudades son el resultado demúltiples proyectos y elem entos qu e sevan incorporando en el espacio a t ravésdel tiempo.

Hay de hecho una suerte de concep­ción de la historia con recurrencias cíclicas:la elite que hace del paseo una exhib iciónpor la ciudad en el siglo XVII y XVIII por laAlameda lo hará en el XIX por el Paseo dela Reforma, y "de la misma manera que labu rgu esía del siglo X IX frecuentaba losgrandes almacenes a la europea", poco másde medio siglo después la clase media que­daría prendada "de los supermercados deinfluencia esradunidense".

F UENTES y OBSERVACIO NES CRiTICAS

la escritura de una hiscoria de la ciudad deMéxico puede nutri rse de una cant idadabsolutamente inmanejable de fuentes. Escierto que este trabajo puede catalogarsecomo ejercicio de reinrerp reraci ón o desíntesis, pero por supuesto también es untrabajo original alimentado de mú ltiplesfuentes primarias provenientes, por ejem­plo, de los archivos del Ayuntamiento, delGeneral de la Nación, del General de In­dias, ent re Otras.

Aunque las características de divulga­ción del texto eliminan una gran cant idadde referenciasdirectas a las fuentes, se haceobvio el aprovechamiento muy puntualde crónicas de via jeros y lite ratura, asícomo un análisis y seguimiento a fuenteso temas como la televisión, el cine, la ra-

272

dio, la música, la pint ura y el arre en gene­ral -tratadas por mom entos de form anovedosa- , codo lo cual, junto a la docu­mentación oficial y la bibliografía. se enri­quece con el contacto d irecto y profundoque el autor ha tenido con su objeto deestud io.

Vale la pena destacar el uso que hacede la fuente judicial para la compren­sión de usos urbanos, mediante la cualapoya , por ejemplo, la forma en qu e lagente se movía y convivía por amplios es­pacios de la ciudad, ge nerando a vecesen ese tránsito relaciones de mestizaje.

El libro , por supuesto, no está exentode posibles observaciones crít icas. A pe­sar de la exposición brillante, por momen­tos va quedando la impresión en el lector-o por lo menos en el menos hábil- unavisión enormemente centralista de la ciu­dad de México, que olvida no sólo su con­texto nacional, sino el continental y a veceshasta el internacional. Por supuesto quese trata de la historia de un a ciudad, yque fue escrito originalmente para una co­lecciónde historias de las grandes ciudadespor una editori al francesa. Sin embargo,parecería pertinente no olvidar que hay unacompleja red de ciudades que entran enrelación con ella y sin la cual, por cierto, nose explica su hiscoria. Esta pérdida de pers­pectiva es notoria cuando afirma, por ejem­plo: "la gastronomía mexicana, tan ricaen alianzas inesperadas, nace sobre las me­sas de la ciudad de México." Queda lapregunta ¿y sólo en la ciudad de México?

Igualmente, y sobre roclo cuando hablade la ciudad colonial, en vano se buscaránreferencias o comparaciones con las ciu­dades americanas, a excepción de un parde señalamientos tímidos respecto a la im­portancia de Lima.

RESEÑAS

EVALUACIÓN FINAL

El libro aquí reseñado posee un valor in­discutible desde múltiples puntos de vista.En el aspecto teórico e historiográfico des­taca por su sugerente forma de buscar unorden al caos de la historia; respecto allu­gar que tiene dentro de las incontablespáginas escritas alrededor de la ciudad deMéxico se constituye no como uno más,sino como una visión original que entien­de e invita a entender la ciudad mesti­za, de muchos rostros y de muchos proce­sos recurrentes. Por otro lado, constituyeuna contribución al campo de la historiaurbana por los matices que adquiere sudivisión de las distintas ciudades, por losniveles de transformación que encuentra ypor las múltiples miradas desde las cualesobserva y busca entender la ciudad.

Finalmente, como texto de difusión, ellibro está impregnado de un espíritu ge­nuino paraque la historia salga del ámbitode los historiadores y de unos cuantos cu­riosos; su ágil redacción está compuestamuchas vecesde anécdotas y de referenciasfamiliares y entretenidas que nunca seaparran de la rigurosidad, pero que, sinduda, acercarán, y ésta es una invitación aello, a un público más amplio que el queprodiga atención al común de la produc­ción historiográfica.

Gerardo Martínez DelgadoPOKTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

Cristina Sacristán y Pablo Piccato (coords.),Actores, espacios y debates en la historia de laesfera pública de la ciudad de México, Insti­tuto Mora!I1H-UNAM, México, 2005, 283pp. (Historia Política).

RESEÑAS

Tal vez fuera Hegel el primero en identi­ficar la sociedad civil con la sociedad bur­guesa, planteamiento que Marx asumió.Para éste , la sociedad civil apareció en elsiglo XVIII, dando lugar a una especie deinversión histórica, en la cual el resultadose presentó como el punto de partida. Esdecir, los hombres que en el pasado habíanvivido incorporados a colectividades sú­bitamente circulaban como individuos au­tónomos, desatados de cualquier lazo co­munitario, en calidad de privados, doradosde libertad y de voluntad propia. Su con­traparte era el Estado, o más precisamente,la expresión hacia afuera de lo que haciaadentro era la sociedad civil, constituyen­do las dos caras de una misma moneda.

La historiografía liberal distinguió en­tre el antiguo y nuevo régimen, de tal ma­nera que en éste, con la supresión de lascorporaciones, la sociedad y el Estado,quedaban separadas. En el primer terciodel siglo xx, con la elaboración del con­cepto de hegemonía por Gramsci, se fuerondefiniendo más claramente los instrumen­tos de mediación entre el poder político yla sociedad civil, acuñándose el conceptode aparatos hegemónicos (medios de infor­mación, escuela, iglesia, etc.) p'araexplicarlas bases consensuales de la dominaciónburguesa.

Habermas en su Historiay crítica delaesfera pública (1962) retomó la identifica­ción entre la sociedad civil y la sociedadburguesa de cuño hegeliano y vio, en loque definió como esfera pública, el gozneentre la sociedad civil yel Estado. Desdesu perspectiva teórica, aquélla es el lugaren donde los individuos libres e igualesejercitan su razón debatiendo los asuntospúblicos. Por lo tanto, es el lugar en dondelos ciudadanos dirimen la marcha de lapolis. Esta conceptualización constituye el

273