Seis Gigantes Sombrerudos

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Seis gigantes sombrerudos Yademira E. López Barragán Seis gigantes sombrerudos saltaban de desierto a montaña. Viajaban en busca de una medicina para su corazón adolorido, para su cabeza dura y para su hambrienta barriga. Un gigante vestido de azul dejaba un charco de agua a su paso. Comía algunas nubes y sollozaba desconsolado. Había abandonado su casa construída en lo alto de una montaña, ya que un día despertó en una cama mojada de lágrimas. Desde ese momento, no pudo dejar de llorar por más que lo intentó. En sus ojos llorosos se podían ver el cielo, el mar y alguna que otra gaviota volando bajo el torrencial. Detrás, le seguía un gigante deslumbrante. Amarillo de la cabeza a los pies, aventaba chispas y sudaba gotas ambarinas. Su andar desesperado era una muestra de la urgencia por un remedio. Le dolía la cabeza que aunque estaba iluminada, carecía de ideas. Un día decidió bajar del sol y a los otros gigantes se unió. Un aroma delicioso se desprendía de la giganta de las flores. Se deslizaba con suavidad cuidando no maltratar su sombrero adornado con violetas. La giganta vivía en un lugar lleno de flores de colores, suaves y con perfumes variados,

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Historia de seis cabezones infelices que un día descubren la fórmula para caminar un poco más alegres.

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Seis gigantes sombrerudos

Yademira E. Lpez Barragn

Seis gigantes sombrerudos saltaban de desierto a montaa. Viajaban en busca de una medicina para su corazn adolorido, para su cabeza dura y para su hambrienta barriga. Un gigante vestido de azul dejaba un charco de agua a su paso. Coma algunas nubes y sollozaba desconsolado. Haba abandonado su casa construda en lo alto de una montaa, ya que un da despert en una cama mojada de lgrimas. Desde ese momento, no pudo dejar de llorar por ms que lo intent. En sus ojos llorosos se podan ver el cielo, el mar y alguna que otra gaviota volando bajo el torrencial. Detrs, le segua un gigante deslumbrante. Amarillo de la cabeza a los pies, aventaba chispas y sudaba gotas ambarinas. Su andar desesperado era una muestra de la urgencia por un remedio. Le dola la cabeza que aunque estaba iluminada, careca de ideas. Un da decidi bajar del sol y a los otros gigantes se uni.Un aroma delicioso se desprenda de la giganta de las flores. Se deslizaba con suavidad cuidando no maltratar su sombrero adornado con violetas. La giganta viva en un lugar lleno de flores de colores, suaves y con perfumes variados, hasta que un ataque de suspiros la hizo tomar un nuevo camino. A lado de la giganta, hmedo y fresco, caminaba el gigante verde. De la selva huy con una enorme desazn. Tena la piel cubierta de musgo y ramas en sus orejas. El gigante intentaba comprender su naturaleza. En los ltimos tiempos, su barriga no se llenaba por ms helechos que devoraba. Tena que viajar para buscar otra clase de alimento, uno que s lo saciara.Un gigante anaranjado haca seas a un gigante caf. El anaranjado derramaba jugo pues era un gigante que habitaba los huertos y coma frutas hasta reventar. Su cara redonda y chapeteada, pareca una apetitosa naranja. Sin embargo no consegua dormir. Quera descansar y dejar los sabores por la paz. El gigante caf sali de un volcn porque su corazn se derreta. Para conservarlo, explot y brinc por muchos lados. Su corazn no reaccion, se haca pequeo y ahora el gigante andaba lento.

Despus de recorrer mucho camino, todos se sentaron formando un crculo. Y de una escalera baj un hombre con un sombrero cubierto de estrellas. En su valija tena una efectiva receta. A los gigantes les prepar un brebaje que contena letras. Abecedario adentro, empezaron a nombrar sentimientos, ideas, recuerdos, hablaron por mucho tiempo. Los gigantes se haban librado de muchos de sus pesares.

- Yo me llamar Azulejo y escribir sobre la inmensidad del cielo.- Mi nombre ser Ambarino y ya que las ideas de mi cabeza han surgido, escribir libros informativos.- Floralia es bonito nombre para una poeta que entiende de aromas y colores.- Me presento como Musgn y a todos hablar de la selva, de sus follajes y animales. Fruterio ser mi nombre, creo que tranquilo dormir, despus de leer un cuento. Qu me conozcan por Volcnico, cantar con todo el sentimiento, mi corazn se recupera cuando digo con meloda, lo que siento.

Los gigantes sombrerudos ahora cargan diccionarios. Preguntan, conversan, investigan y de esa forma, encuentran respuestas. Quieren ser verdaderos gigantes de mente.