Selección de Ensayos de Voltaire

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Voltaire: Diccionario filosófico. Librodot, s/d. ALFABETO. Si todavía viviera el sabio Dumarais le preguntaríamos qué nombre tiene el alfabeto. Pero como este sabio murió, interrogaremos a los ilustrados redactores de la Enciclopedia para que nos digan por qué el alfabeto no tiene nombre en ninguna lengua europea. Alfabeto sólo significa A B, y A B carecen de significado, o mejor dicho, no indican más que sonidos sin relación el uno con el otro: beta no se forma de alfa, éste es el primer sonido y aquél el segundo, sin que sepamos por qué. ¿Por qué, pues, carecemos de términos para expresar las esencias? El conocer los números, esto es, el saber contar, no se llama uno-dos, y los rudimentos del arte de manifestar nuestros pensamientos no tienen en Europa vocablo propio que lo designe. El alfabeto es la primera parte de la gramática. Los que dominan el idioma árabe, del que no tengo la mínima noción, podrían decirme si dicho idioma, que según se dice dispone de ochenta voces para expresar la palabra caballo, tiene siquiera una para significar la palabra alfabeto. Confieso que, al igual que el árabe, ignoro el chino, mas sin embargo he leído en un vocabulario de China que esa nación posee dos vocablos para expresar el catálogo o lista de los caracteres de su idioma: hotu y haipien. Nosotros no podemos vanagloriarnos de que nuestras lenguas occidentales posean ninguna de las dos palabras. A los griegos les sucedía lo mismo que a nosotros, no tenían ningún término para expresar su alfa-beta, que los griegos copiaron de los fenicios, de la nación que llamaron los hebreos el pueblo ilustrado, lo que no les impidió apoderarse de su territorio. Debemos suponer que los fenicios, al enseñar sus caracteres a los griegos, les prestaron el gran servicio de librarlos de las dificultades que ofrecía la escritura egipcia que Creops les llevó de Egipto. Los fenicios como eran comerciantes, trataban de entenderse con facilidad, pero los egipcios, que se creían intérpretes de los dioses querían que les entendieran difícilmente. Me imagino oír a un comerciante fenicio que acaba de arribar a

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Voltaire: Diccionario filosfico. Librodot, s/d.

ALFABETO. Si todava viviera el sabio Dumarais le preguntaramos qu nombre tiene el alfabeto. Pero como este sabio muri, interrogaremos a los ilustrados redactores de la Enciclopedia para que nos digan por qu el alfabeto no tiene nombre en ninguna lengua europea. Alfabeto slo significa A B, y A B carecen de significado, o mejor dicho, no indican ms que sonidos sin relacin el uno con el otro: beta no se forma de alfa, ste es el primer sonido y aqul el segundo, sin que sepamos por qu.

Por qu, pues, carecemos de trminos para expresar las esencias? El conocer los nmeros, esto es, el saber contar, no se llama unodos, y los rudimentos del arte de manifestar nuestros pensamientos no tienen en Europa vocablo propio que lo designe.

El alfabeto es la primera parte de la gramtica. Los que dominan el idioma rabe, del que no tengo la mnima nocin, podran decirme si dicho idioma, que segn se dice dispone de ochenta voces para expresar la palabra caballo, tiene siquiera una para significar la palabra alfabeto.

Confieso que, al igual que el rabe, ignoro el chino, mas sin embargo he ledo en un vocabulario de China que esa nacin posee dos vocablos para expresar el catlogo o lista de los caracteres de su idioma: hotu y haipien. Nosotros no podemos vanagloriarnos de que nuestras lenguas occidentales posean ninguna de las dos palabras. A los griegos les suceda lo mismo que a nosotros, no tenan ningn trmino para expresar su alfabeta, que los griegos copiaron de los fenicios, de la nacin que llamaron los hebreos el pueblo ilustrado, lo que no les impidi apoderarse de su territorio.

Debemos suponer que los fenicios, al ensear sus caracteres a los griegos, les prestaron el gran servicio de librarlos de las dificultades que ofreca la escritura egipcia que Creops les llev de Egipto. Los fenicios como eran comerciantes, trataban de entenderse con facilidad, pero los egipcios, que se crean intrpretes de los dioses queran que les entendieran difcilmente. Me imagino or a un comerciante fenicio que acaba de arribar a Achaix, decir a su colega griego: Mis caracteres, no slo son fciles de escribir y reflejan el pensamiento como los sonidos sino que expresan nuestras deudas, activas y pasivas. El sonido fenicio aief, que en Grecia pronunciis alfa, equivale a una onza de plata; beta, a dos; ro, a cien; sigma, a doscientas. Os debo un sigma, os pago un ro y os debo otro ro; de esta manera, con facilidad haremos nuestras cuentas.

Probablemente, los comerciantes fueron los que establecieron la sociabilidad entre los hombres satisfaciendo sus necesidades, porque para negociar es preciso entenderse. Los egipcios conocieron muy tarde el comercio por miedo a arrostrar los peligros del mar, que para ellos era Tyfn o dios del Mal. Desde tiempos inmemoriales, los tirios fueron navegantes y por medio del comercio unieron con vnculos estrechos los pueblos que la naturaleza haba separado, reparando los cataclismos y revoluciones del globo terrqueo que ahogaron a parte del gnero humano. A su vez, los griegos comunicaron su alfabeto y su comercio a otros pueblos que lo modificaron, al igual que los griegos cambiaron el alfabeto de los tirios. Cuando los comerciantes considerados despus como dioses establecieron en Colcos el comercio de peletera, llamado el toisn de oro, dieron tambin su alfabeto a los pueblos de dichas regiones, que lo conservaron con diversas modificaciones.

Es probable que ni Tiro, ni Egipto, ni ningn pueblo asitico de los que habitan cerca del Mediterrneo, comunicara su alfabeto a los pueblos del Asia oriental. Si los tirios y los caldeos que habitan las mrgenes del ufrates, por ejemplo, hubieran traspasado su alfabeto a los chinos, stos conservaran algo de l, usando sus veintids, veintitrs o veinticuatro letras; por el contrario, usan signos distintos para todas las letras que componen su idioma, disponiendo dcese de ochenta mil, del todo distintos de los que usaban en Tiro. A esta ingente cantidad de signos tan prodigiosamente diferentes, hay que aadir que escriben de arriba abajo, y los tirios y los caldeos lo hacan de derecha a izquierda. Los griegos y nosotros escribimos de izquierda a derecha.

Si estudiamos los caracteres trtaros, hindes, siameses y japoneses, veremos que no tienen la menor analoga con el alfabeto griego ni con el fenicio. Sin embargo, todos esos pueblos, incluyendo a los hotentotes y a los cafres, pronuncian las vocales y las consonantes casi lo mismo que nosotros, porque casi poseen nuestra misma laringe, del mismo modo que el aldeano ms rudo est dotado de una garganta igual a la de la primera tiple de la Opera de Npoles. La diferencia que hace que el aldeano tenga una voz ruda y discordante de bajo y que la tiple semeje la voz de un ruiseor, es tan imperceptible que ningn anatomista puede conocerla.

Al decir que los comerciantes de Tiro ensearon el alfabeto a los griegos no hemos querido suponer que les ensearan a hablar. Probablemente, los atenienses se expresaban mejor que los pueblos del sur de Siria porque su garganta era ms flexible, las palabras de su idioma se componan de un suave conjunto de vocales, de consonantes y diptongos, y la lengua de los pueblos de Fenicia era ruda y tosca. Suponeos que los romanos de hoy hubieran conservado el antiguo alfabeto de Etruria y que los mercaderes holandeses pretendieran que adoptasen el que stos usan en la actualidad. Los romanos admitiran quiz dichos caracteres, pero se abstendran de hablar la lengua btava. Esto es precisamente lo que el pueblo de Atenas hizo con los marineros de Cafthor, que arribaban de Tiro o de Besith: adoptaron su alfabeto porque era preferible al que copiaron de Egipto, pero rechazaron su idioma.

Filosficamente hablando, y dejando de lado los libros sagrados de los que no nos ocupamos aqu, la lengua primera para nosotros es slo una quimera. Qu pensarais del hombre que tratara de averiguar cul fue el grito primitivo que lanzaron los animales, y cmo es que en el transcurso de muchos siglos los corderos se hayan concretado a balar, los palomos a arrullarse y las serpientes a silbar? Los animales se entienden, en su lenguaje, mucho mejor que nosotros. El gato comprende perfectamente los variados maullidos de la gata. Maravilla ver cmo una yegua endereza las orejas, patea el suelo y se agita al or los relinchos ininteligibles de un caballo. Cada especie tiene su idioma, y el de los esquimales no es el mismo que el de los indgenas del Per. No hubo lengua ni alfabeto primitivo, como no hubo encinas ni hierba primitivas.

Algunos rabinos opinan que la samaria fue la lengua madre; otros aseguran que lo fue el antiguo bretn. En la incertidumbre (y que no se enojen los habitantes de Bretaa o de Samaria), no vamos a admitir ninguna lengua madre. Sin ofender a nadie, no podramos suponer que el comienzo del alfabeto fuesen los gritos y las exclamaciones? Los nios, cuando ven un objeto que les choca, dicen, ha, he; cuando lloran, hi, hi; cuando se burlan, hu, hu, y cuando les pegan, ay, ay. Estas exclamaciones son tan naturales en los nios como el croar de las ranas y constituyen casi un alfabeto. Basta que la madre diga a su nio algo equivalente a ven, toma, dame, calla, acrcate, vete, y aun cuando estas palabras nada representan y nada describen, se dan a comprender con el gesto. Desde esos rudimentos hay que andar un largo camino hasta llegar a la sintaxis. Me asombro cuando reflexiono que desde la voz ven hemos conseguido llegar a decir un da: Hubiera venido, madre ma, con gran placer, obedeciendo vuestro mandato con el respeto de siempre, si al dirigirme hacia vos no me hubiera cado en tierra y no me hubiera clavado en la pierna un pincho de las plantas del jardn. Creo que ha sido preciso el transcurso de muchos siglos para juntar esas frases y el paso de otros tantos para crearlas.

Los caracteres alfabticos representando al mismo tiempo los nombres de las cosas, su nmero, las fechas de los sucesos y las ideas, se convirtieron pronto en misterios para los mismos que inventaron dichos signos. Los caldeos, los sirios y los egipcios, atribuyeron algo divino a la combinacin de las letras y al modo de pronunciarlas, creyeron que los nombres tenan significacin por s mismos, conteniendo una fuerza y una virtud secreta, y llegaron hasta imaginar que la palabra que significaba poder era poderosa por su misma naturaleza, que la que significaba ngel era anglica y que la que expresaba la idea de Dios era divina. Por eso la esencia de los caracteres se introdujo necesariamente en la magia, y no se verificaba ninguna operacin mgica sin que intervinieran las letras del alfabeto.

Esa puerta que se abri a todas las ciencias dio entrada a los errores. Los magos de todas partes se aprovecharon de ella para andar por el laberinto que construyeron y que no permita entrar a los dems hombres. El modo de pronunciar las vocales y las consonantes se convirti en el ms profundo de los misterios, y con frecuencia en el ms terrible. Haba un modo de pronunciar Jahv, nombre que daban a Dios los sirios y los egipcios, que forzaba al hombre a caer en tierra muerto. San Clemente de Alejandra refiere que Moiss caus la muerte repentina de Nechepe, rey de Egipto, dicindole al odo esa palabra, y que en seguida le resucit pronunciando la misma palabra.

Nada retras tanto el progreso del espritu humano como esa ciencia profunda del error que naci en los pueblos asiticos con el origen de las verdades. El orle se embruteci con el mismo arte que deba ilustrarle. De ello se encuentran claros ejemplos en Orgenes, en san Clemente de Alejandra y en Tertuliano. Orgenes dice sin el menor empacho: Si al invocar a Dios le llamamos el dios de Abrahn, de Isaac y de Jacob, se conseguirn con la invocacin de estos nombres resultados de naturaleza y fuerza tan grandes que los demonios se sometern a quienes los pronuncien. Pero si le invocamos con otro apelativo, como el de Dios del mar ruidoso, como Dios suplantador, esos adjetivos carecern de virtud. El nombre de Israel traducido al griego no tendr ningn poder, pero pronunciado en hebreo, con las dems palabras requeridas, verificar el conJuro.

El mismo Orgenes dice estas frases notables: Existen nombres que por su propia naturaleza tienen virtud. Esos nombres son los que usan los sabios en Egipto, los magos en Persia y los brahmanes en la India. Lo que se llama magia no es un arte vano y quimrico, como suponen los estoicos y los epicreos. El nombre de Sabaoth y el de Adonai no se han inventado para los cristianos, sino que pertenecen a una teoloda misteriosa que se relaciona con el Creador y de ello viene la virtud que tienen esos nombres cuando se usan como es debido y se pronuncian segn las reglas....

Pronunciando las letras segn el mtodo mgico se obligaba a la luna a descender a la tierra. Hemos de perdonar a Virgilio que creyera semejantes paparruchas y hablara seriamente de ellas en el verso 69 de su gloga octava: Carmina vel caello possunt deducere lunam (Con esas palabras se consegua que la luna descendiera a la tierra).

En una palabra, el alfabeto fue el origen de todos los conocimientos del hombre y de sus absurdos.47- 50

AUTORES. Autor es una palabra genrica que, como los nombres de las dems profesiones, puede significar bueno y malo, respetable o ridculo, til y agradable o intil y fastidioso. Esa palabra es tan genrica que tiene aplicaciones diferentes, pues lo mismo se dice el autor de la naturaleza, que el autor de las canciones del Puente Nuevo y que el autor del Ao literario.

Creemos que el autor de una buena obra debe andar con pies de plomo respecto al ttulo, a la dedicatoria y al prlogo. Los dems autores deben abstenerse de escribir. Respecto al ttulo, si tras l tiene afn por poner su nombre, lo que a veces es peligroso, debe escribirlo en forma modesta; no nos gusta que en una obra pa, que debe dar lecciones de humildad, al nombre del autor se aadan los calificativos de consejero del rey, obispo, conde, etc. El lector, que casi siempre es maligno y muchas veces se fastidia leyendo la obra, se complace en ridiculizar el libro que se anuncia con nfasis y en seguida recordamos que el autor de la Imitacin de Cristo ni siquiera firm la obra.

Se me objetar que los apstoles ponan su nombre en las obras, pero no es verdad; eran excesivamente modestos. El apstol Mateo nunca titul su libro Evangelio de San Mateo; eso fue un homenaje que le rindieron despus. San Lucas, que recopil todo lo que oy decir y que dedic su libro a Tefilo, tampoco lo titul Evangelio de San Lucas. Slo Juan se nombra a s mismo en el Apocalipsis, lo que hace sospechar que Cerinto compuso ese libro y tom el nombre de Juan para darle ms autoridad.

Pero aparte lo que acaeci en siglos pasados, me parece osada en el siglo XVIII poner el nombre y ttulos del autor al frente de los libros. Esto es lo que hacen los obispos, y en los gruesos volmenes que publican con el ttulo de Mandamientos imprimen adems su escudo de armas; a continuacin, escriben algunos prrafos llenos de humildad cristiana, seguidos algunas veces de injurias atroces contra los que pertenecen a otra confesin religiosa o partido. Esto en cuanto a autores religiosos. Referente a los autores profanos, tambin podemos decir que ocurre lo mismo; por ejemplo, el duque de La Rochefoucauld public la coleccin de sus Pensamientos recordando que los haba escrito Monseor el duque de La Rochefoucauld, par de Francia, etc.

Sabido es que en Inglaterra la mayor parte de las dedicatorias se pagan, y los autores hacen como los capuchinos en Francia, que nos regalan hortalizas con el fin de que les hagan donativos. Los hombres de letras franceses desconocemos hasta hoy ese rebajamiento y siempre fueron ms dignos, si exceptuamos a los malhadados que se llaman escritores a s mismos y son como los pintores de brocha gorda, que se jactan de ejercer la profesin de Rafael, y como el cochero de Vestamont, que crea ser poeta.

Los prlogos tienen otro inconveniente. El yo es despreciable, deca Pascal. Ocpate de ti mismo lo menos que puedas, porque el lector tiene tanto amor propio como el autor y no perdona que quieras obligarle a que te aprecie. El libro debe recomendarse por s mismo cuando llega a abrirse paso. Nunca digas: mi comedia fue honrada con tantos aplausos que me creo dispensado de contestar a mis adversarios, porque como es falso lo de los aplausos, nadie se acuerda de tu obra. Algunos crticos censuran que haya excesivo enredo en el acto tercero y que la princesa descubra demasiado tarde, en el cuarto acto, el tierno sentimiento que le inspira su amante, pero a esa censura respondo que... No respondas, amigo, porque nadie se ha ocupado en juzgar a la princesa de tu comedia que ha fracasado porque ha fastidiado al pblico, est mal escrita, tu prlogo es una especie de responso que cantas a la muerta, y con l no logrars resucitarla. Algunos proclaman ante la faz de Europa que no se han comprendido los sistemas que desarrollan. Otros autores dan a la luz insulsas novelas copiadas de otras antiguas, sistemas nuevos fundados en remotas utopas o historietas sacadas de las historias generales.

Quien desee escribir un libro debe procurar que sea nuevo y til, o por lo menos agradable. Hay muchos autores que escriben para vivir, y muchos crticos que lo satirizan tambin con la idea de ganarse el pan Los verdaderos autores son los que adquieren reputacin en el arte, en la epopeya, en la tragedia, la comedia, la historia o la filosofa; los que ensean y deleitan a los hombres. Los dems son, entre la gente de letras, lo que los znganos entre las abejas.

Los autores de los libros ms voluminosos de Francia han sido los directores generales de Hacienda. Pueden formarse diez tomos muy gruesos de sus declaraciones, desde el reinado de Luis XIV hasta el de Luis XVI. Los parlamentos han criticado algunas veces esos mamotretos al encontrar en ellos contradicciones y proposiciones errneas. Nunca ha habido un autor bueno a quien alguien no haya censurado (1).

(1) Vase el artculo Expiacin.

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LENGUAS. Dcese que los hindes empiezan casi todos sus libros con estas palabras: Bendito sea el inventor de la escritura. Tambin nosotros podramos empezar este artculo bendiciendo al autor del lenguaje.

Al ocuparnos del alfabeto dijimos que nunca ha existido ninguna lengua primitiva de la que deriven todas las dems. La voz Al o El, que significaba Dios en los pueblos orientales, no tiene ninguna relacin con el vocablo Gott, que quiere decir Dios en Alemania. Housse y huis son palabras que no pueden derivar de la griega damos, que significa casa.

Nuestras madres, y las lenguas que denominamos madres, se parecen mucho. Unas y otras tienen hijos que se casan en los pases inmediatos sin que alteren el lenguaje ni las costumbres. Esas madres tienen otras madres, de las que los genealogistas no pueden desentraar el origen. El mundo est lleno de familias que se disputan el abolengo de su linaje sin saber de dnde provienen.

Es sabido que los nios nacen con el espritu de imitacin, si no les dijramos nada nunca hablaran, no haran ms que gritar. En casi todos los pases conocidos empezamos por ensearles las palabras mam, pap u otras similares, fciles de pronunciar, y ellos las repiten. Los que quieran saber la palabra equivalente a nuestro pap en japons, trtaro, en el lenguaje autctono del Kamchatka y en el de la baha de Hudson, que viajen por esos pases y despus nos la enseen.

Un misionero llamado Sagart Theodad, que estuvo predicando durante treinta aos a los iroqueses, algonquines y hurones, public un pequeo diccionario hurn editado en Pars en 1632. Esa obra ser poco til para Francia despus que nos hemos descargado del peso del Canad. Dice el mencionado autor que, en hurn, padre se llama aystan y en canadiense notoui; hay bastante diferencia entre ambas palabras y pater o pap. No debe hacerse caso de sistemas.

Genio de las lenguas. Se llama genio de una lengua a su aptitud para decir del modo ms conciso y armonioso lo que las dems lenguas no pueden expresar tan bien.

El latn, pongo por caso, es ms idneo para escribir en las lpidas que las lenguas modernas, por sus verbos irregulares que alargan una inscripcin y la enervan. El griego, por su mezcla melodiosa de vocales y consonantes, es ms a propsito para la msica que el alemn y el holands. El italiano, por tener muchas vocales dobles, sirve mejor para la msica delicada. El latn y el griego, por su riqueza y las caractersticas apuntadas, son ms a propsito para la poesa que las dems lenguas del mundo. El francs, por la marcha natural de sus construcciones y su prosodia, es ms a propsito que ningn otro para la conversacin. Los extranjeros entienden con ms facilidad los libros franceses que los libros de las dems naciones, y hallan en las obras filosficas francesas una claridad de estilo que no encuentran en obras de otros pueblos. Esto es lo que dio preferencia al francs sobre el italiano, que por las obras inmortales que produjo en el siglo xv estuvo en situacin de dominar en Europa.

Con todo, no existe ninguna lengua completa, ninguna que exprese todas nuestras ideas y sensaciones, toda vez que los matices de unas y de otras son imperceptibles y numerosos. Nadie es capaz de dar a conocer con exactitud el grado de sentimiento que representa; por ejemplo, nos vemos obligados a designar con la voz general de amor y de odio mil amores y mil odios diferentes unos de otros, e igual nos sucede si tratamos de manifestar nuestros dolores y alegras. Por eso todas las lenguas son imperfectas como nosotros. Y por lo mismo se fueron formando sucesivamente y por grados, conforme a las exigencias de nuestras necesidades. El instinto comn a todos los hombres es el que hizo las primeras gramticas sin apercibirnos de ello. Los lapones y los negros, igual que los griegos, necesitaron expresar el pasado, el presente y el futuro, y lo hicieron, pero como nunca reunieron una asamblea de lgicos para formar una lengua, ninguna consigui adecuarse a un plan regular.

En todos los idiomas, las palabras son necesariamente la imagen de las sensaciones. Los hombres nunca han podido expresar ms de lo que sentan. Por lo tanto, todo se ha convertido en metfora, y en todas partes donde el alma se ilumina, el corazn arde y el espritu ve, el hombre compone, une, divide, se equivoca, se corrige y se extrava.

Todas las naciones estn de acuerdo en llamar soplo, espritu, alma al entendimiento humano, del que conocen los efectos sin verlo, despus de haber llamado viento, soplo y espritu a la agilidad del aire, que tampoco han visto. En todos los pueblos, el infinito fue la negacin de lo finito y la inmensidad la negacin de la medida.

Es evidente que nuestros cinco sentidos son los que han producido todos los idiomas, al igual que han producido nuestras ideas. Las lenguas menos imperfectas pueden parangonarse con las leyes, en que las que tienen menos de arbitrario son las mejores. Las lenguas ms completas son las de los pueblos que ms se han dedicado a las artes y a la sociedad. Por eso la lengua hebrea debi ser una de las lenguas ms pobres como el pueblo que la habl. Cmo podan tener los hebreos en su idioma trminos martimos, si antes de la poca de Salomn carecan de barcos? Cmo podan tener terminologa filosfica si vivan en la ms profunda ignorancia hasta que empezaron a aprender algo en su cautividad en Babilonia? La lengua de los fenicios, de la que los hebreos sacaron su jerga, debi ser muy superior porque fue el idioma de un pueblo industrioso, comercial y prspero, esparcido por todo el mundo.

La lengua ms antigua de las conocidas debe ser la de la nacin que primeramente constituy sociedad, la del pueblo menos sojuzgado o que, habindolo sido, ilustr a sus conquistadores. Atenindonos a esta regla, podemos inferir que el chino y el rabe fueron las lenguas ms antiguas de las que se hablan actualmente.

No ha habido ninguna lengua madre. Las naciones limtrofes se han prestado sus palabras unas a otras, aunque hemos convenido en llamar lengua madre a aquellas de las que han derivado algunos idiomas. Por ejemplo, el latn es lengua madre del italiano, espaol y francs, pero ella tiene su origen en el toscano, y ste deriva del celta y griego.

El ms hermoso de los idiomas debe ser el que, a la vez, es ms completo, ms sonoro, ms variado en sus giros y ms regular en su cadencia, el que tiene ms palabras compuestas, el que con su prosodia expresa mejor los movimientos lentos o impetuosos del alma y el ms parecido a la msica.

El griego rene todas esas caractersticas: carece de la rudeza del latn, en cuya lengua abundan las palabras que terminan en um, ur y us, tiene el empaque del espaol y toda la dulzura del italiano, aventaja a todas las lenguas vivas del orbe en la expresin musical, que le dan las slabas largas y breves y el nmero y variedad de sus acentos. Desfigurado y todo, como hoy se habla en Grecia, puede estimarse todava como el ms hermoso lenguaje del mundo.

Ahora bien, el mejor idioma no puede extenderse por todas partes cuando el pueblo que lo habla vive sojuzgado, es poco numeroso, no comercia con otras naciones y los pases cultivan sus propias lenguas; por eso el idioma griego est menos extendido que el rabe y el turco.

Insisto en que el francs debe ser el idioma ms generalizado de Europa porque es el ms idneo para la conversacin: tom su carcter del pueblo que lo habla. Los franceses, desde hace unos ciento cincuenta aos forman la nacin que mejor conoci la sociedad y donde las mujeres fueron libres y hasta soberanas cuando an eran esclavas en todas partes. La sintaxis de esta lengua, que siempre es uniforme y no admite inversiones, le confiere una facilidad que no se encuentra en otras lenguas: es una moneda de ms curso que las dems, aunque tenga menos peso. La ingente cantidad de libros agradables y frvolos que produjo es asimismo otra razn del favor que su lengua conquista en todas las naciones. Los libros sesudos no consiguen extender las lenguas; se traducirn y se aprender la filosofa de Newton, pero nadie estudiar ingls para entenderle.

Lo que ms contribuy a la extensin del idioma francs fue la perfeccin que alcanz en el teatro. El favor que goza lo debe a Cinna, a Fedra y al Misntropo, no a las conquistas de Luis XIV.

La lengua francesa no es tan abundante como el italiano, ni tan majestuosa como el espaol, ni tan enrgica como el ingls; sin embargo, se ha extendido ms que ellos porque tuvo ms comunicacin, amn de que ha producido libros ms agradables que los tres juntos: conquist tanto xito, como los cocineros de Francia, porque supo halagar al gusto general.

El mismo espritu que impuls a las naciones a imitar a Francia en decorar las casas, en amueblarlas, en imitar sus jardines, sus bailes y todo aquello que requiere gracia, las llev tambin a imitar su lengua. El arte de los buenos escritores franceses lo deben justamente a las mujeres de su pas, que visten mejor que las dems mujeres de Europa y, sin ser ms hermosas, parece que lo sean por el arte que despliegan en sus tocados y adornos.

La civilizacin contribuy decisivamente a que de la lengua francesa desaparecieran las huellas de su antigua barbarie; cuando se suavizaron las costumbres se suaviz tambin la lengua, que era ruda como los franceses antiguos, antes que Francisco I reuniera a las mujeres en su corte. El hablar francs de los tiempos de Carlos VIII y Luis XII equivala al antiguo celta; el idioma alemn no era tan duro. Para conseguir la buena estructura que hoy tiene la lengua francesa fue preciso que transcurrieran siglos, y las imperfecciones que todava le quedan seran intolerables sin el cuidado que ponemos continuamente para evitarlas, al igual que el hbil jinete evita los pedruscos que obstaculizan su camino.

Todo concurre a desfigurar las lenguas bastante extendidas: los autores que estropean el estilo con la afectacin, los que escriben en otros pases y mezclan casi siempre frases extranjeras en su lengua nativa, y los negociantes que introducen en las conversaciones su jerga de mostrador. De que las lenguas sean imperfectas no cabe deducir que deban corregirse. Es preciso atenerse al modo de hablar y escribir de los buenos autores, y una vez se cuente con cantidad suficiente de autores que puedan tomarse por modelo queda fijada la lengua. Por eso, nada puede cambiar de los idiomas italiano, ingls y francs sin corromperlos, pues es obvio que si se cambiaran dichos idiomas resultaran ininteligibles los libros que sirven de instruccin y solaz a todas las naciones. 606 608

LETRADOS (hombres de letras). El vocablo letrado corresponde a la expresin francesa gens de lettres, como sta corresponde a la palabra gramticos que usaban los griegos y romanos. Ellos incluan bajo esta denominacin, no slo a los entendidos en gramtica, base de todos los conocimientos, sino a quienes estaban versados en geometra, filosofa, historia, poesa y elocuencia. No merece este calificativo el que teniendo escasos conocimientos se dedica a un solo gnero, el que no habiendo ledo ms que novelas slo novelas escribe, el que sin conocer bien la literatura haya escrito por casualidad una novela o un drama y quien, hurfano de ciencia, haya pronunciado algunos sermones.

Este ttulo es bastante ms extenso en nuestros das que lo era la palabra gramtico entre los griegos y latinos. Los griegos se contentaban con saber su lengua y los romanos no aprendan ms que el griego, pero el literato actual ha de estar ms preparado y necesita saber tres o cuatro idiomas. El estudio de la historia es ms extenso que lo era para los antiguos, y el de la historia natural ha crecido a medida que han ido aumentando los pueblos. No se exige al letrado que profundice en todas estas disciplinas, porque la ciencia universal no est al alcance del hombre, pero los verdaderos letrados poseen varios terrenos aunque no puedan cultivarlos todos.En el siglo XVI y casi hasta la mitad del XVII, los letrados consuman gran parte de su tiempo ocupndose en la crtica gramatical de los autores griegos y latinos, y a sus trabajos debemos los diccionarios, las ediciones correctas y los comentarios de las obras magistrales de la Antigedad. Hoy, esta crtica es menos necesaria y prevalece el espritu filosfico, que parece constituir el carcter de los letrados.

Nuestro siglo aventaja a los pasados en que hay bastantes hombres instruidos que pueden pasar desde la aridez de las matemticas hasta las flores de la poesa, y son capaces de juzgar acertadamente un libro de metafsica que una obra de teatro. El espritu del siglo XVIII hace que la mayor parte de ellos descuellen tanto en el trato social como escribiendo en su gabinete, y en esto son superiores a los letrados de los siglos precedentes.

Los letrados, por lo general, son ms independientes que los dems hombres, y los que nacieron en cuna humilde encuentran con facilidad, en las fundaciones que dej Luis XIV, los medios para asegurar su independencia. Y ya no escriben, como antiguamente, las largas dedicatorias que el inters y la bajeza ofrecan a la vanidad.

Hay muchos letrados que no son autores y probablemente sern los ms felices porque estn libres de los disgustos que la profesin ocasiona algunas veces, de las cuestiones y rencillas que la rivalidad promueve, de las animosidades de partido y de ser mal juzgados.610- 611

LIBROS. Desdean los libros quienes sumergen su vida en las vanidades de la ambicin, los que corren nicamente en pos de los placeres y quienes viven sumidos en la ociosidad, sin preocuparse de que los libros gobiernan a todo el orbe conocido, menos a las naciones salvajes. Africa entera, hasta Etiopa y Nigeria, obedecen al Corn despus de haberse sometido al libro del Evangelio. China se gobierna por el libro moral de Confucio y gran parte de la India por el libro de los Vedas. Persia se rigi durante unos siglos por los libros de uno de los Zoroastros

Si cais en las mallas de un proceso, vuestros bienes, vuestro honor y, tal vez, vuestra vida, dependen de la interpretacin de un libro que nunca leis.

Quienes dirigen al gnero humano en las naciones civilizadas son los que saben leer y escribir, pero casi ninguno de los habitantes de esas naciones conoce a Hipcrates, Boerhaave, ni Syndenham, pero dejan que curen sus enfermedades los que han ledo esos autores. Entregan el alma a los que reciben paga por leer la Biblia, aunque entre ellos no haya cincuenta que la hayan ledo de cabo a rabo y meditando.

De tal modo los libros dirigen el mundo que la Curia que manda hoy en la ciudad de los Catones y Escipiones se empe en que fueran slo para el clero los libros de la fe, que constituyeron su cetro, y arbitraron que constituyera un crimen de lesa majestad para sus vasallos tocar esos libros sin permiso. En otros pases se ha prohibido pensar por escrito sin previa licencia.

En algunas naciones se tienen los pensamientos como objeto de comercio y en ellas las operaciones del entendimiento humano estn tasadas a dos sueldos la hoja. Cuando el librero solicita un privilegio para su mercanca, sea para vender las obras de Rabelais o las de los Padres de la Iglesia, el magistrado le concede el privilegio pero no se hace responsable del contenido del libro. En otras naciones, la libertad de pensamiento en los libros es una de las ms inviolables prerrogativas; en ellas puede imprimirse lo que se quiera, bajo pena de aburrir a los lectores o de castigar a quien abuse del ejercicio de su derecho natural.

Antes de la estupenda invencin de la imprenta, los libros eran ms raros y caros que las piedras preciosas. Las naciones brbaras casi carecieron de libros hasta Carlomagno, y despus de l hasta Carlos V, y desde Carlos V hasta Francisco I, tambin haba muy pocos. Slo los rabes tuvieron libros desde el siglo VIII de nuestra era hasta el XIII.

En China abundaban los libros cuando las naciones europeas an no saban leer ni escribir. Los copistas estuvieron muy ocupados durante el Imperio romano, desde la poca de los Escipiones hasta la invasin de los brbaros. Los copistas griegos se ocupaban mucho de transcribir en los tiempos de Amyntas, Filipo y Alejandro, y continuaron ejerciendo ese oficio en Alejandra. La profesin era bastante ingrata. Los comerciantes de libros siempre pagaron muy mal a los autores y copistas. El copista necesitaba dos aos de trabajo asiduo para transcribir bien la Biblia, en pergamino. Cunto tiempo y cunto trabajo no se necesitara para copiar correctamente en griego y latn las obras de Orgenes, Clemente de Alejandra y los autores que denominamos padres de la Iglesia!

San Jernimo, en una de las cartas satricas que escribi contra Rufino, dice que se arruino comprando las obras de Orgenes, contra el que luego escribi con amargura y clera. S dice, he ledo a Orgenes. Si esto es un crimen confieso que soy culpable y agot mi bolsa comprando sus obras en Alejandra.

Las comunidades cristianas conocieron en los tres primeros siglos de la Iglesia cincuenta y cuatro Evangelios, de los que slo dos o tres copias llegaron a los romanos de la antigua religin hasta los tiempos de Diocleciano. Hemos dejado constancia de que era un crimen irremisible para los cristianos ensear los Evangelios a los gentiles y ni siquiera los prestaban a los catecmenos.

Cuando Luciano nos cuenta que una pandilla de bergantes le hizo subir a un cuarto piso para or cmo invocaban al Padre por medio del Hijo, y cmo predecan desastres al emperador y al imperio, no dice que le ensearan un solo libro. Ningn autor romano habla de los Evangelios.

Cuando un cristiano desenfadado e indigno de la santa religin destroz y pisote pblicamente un edicto del emperador Diocleciano, atrayendo al cristianismo la persecucin que sucedi a la mayor tolerancia, los cristianos se vieron obligados a entregar sus Evangelios y dems escritos a los magistrados, lo que no haban hecho hasta entonces. Quienes entregaron sus libros por temor a ser encarcelados o muertos fueron tachados por los dems cristianos de apstatas sacrlegos y les llamaron traditores, de donde viene nuestro vocablo traidor, y algunos obispos aseveraron que era necesario rebautizarlos, idea que produjo un cisma espantoso.

Los poemas de Homero fueron tan poco conocidos durante mucho tiempo que Pisstrato fue el primero que los puso en orden y los hizo copiar en Atenas, unos quinientos aos antes de nuestra era. Tal vez no existan hoy una docena de copias del Vaidam y del ZendAvesta en todo el Oriente.

En la actualidad nos quejamos de tener exceso de libros, pero los lectores no deben quejarse porque nadie les obliga a leer. A pesar de la cantidad enorme de libros que se publican es muy reducido el nmero de personas que leen, pues si leyeran con fruto, se diran las deplorables sandeces que llenan la cabeza del vulgo? Lo que multiplica los libros es la facilidad que hay para escribirlos sacndolos de otros ya publicados. En muchas obras impresas se puede elaborar una nueva historia de Francia o Espaa sin aadirles nada nuevo. Todos los diccionarios se escriben sobre otros y casi todos los manuales nuevos de geografa son copiados de otros que tratan de esta materia. La Summa de Santo Toms ha producido dos mil volmenes amazacotados de teologa, y las mismas especies de gusanos que royeron a la madre roen tambin a los hijos.(624-625)

LITERATURA. El vocablo literatura es uno de esos trminos vagos que pululan en todos los idiomas, como la palabra filosofa, que designa por igual las especulaciones del metafsico, las demostraciones del gemetra o la sabidura del hombre escptico, o la palabra espritu, que se prodiga indiferentemente y necesita una explicacin que limite su sentido, como sucede con todas las voces generales cuya expresin exacta no determina en ninguna lengua los objetos a que se aplica.

La literatura es exactamente lo que la gramtica entre los griegos y romanos. Como las letras del alfabeto son el fundamento de todos los conocimientos, esas dos naciones, con el paso del tiempo, llamaron gramticos, no slo a los que ensearon sus idiomas, sino a quienes se dedicaban al estudio de la filologa, la poesa, la retrica y los hechos histricos. Por ejemplo, dieron el nombre de gramtico a Ateneo, que viva en la poca de Marco Aurelio, por ser el autor de Banquete de los filsofos, a la sazn conjunto agradable de citas y hechos verdaderos o falsos. Aulo Gelio, que viva en la poca de Adriano, tambin fue llamado gramtico por haber escrito Noches ticas, en donde encontramos gran variedad de crticas e investigaciones Las Saturnales de Macrobio, escritas en el siglo Iv, constituyen una obra de erudicin instructiva y agradable y las llamaron tambin obra de un buen gramtico.

La literatura merecedora de este nombre denota en toda Europa tener conocimiento de las obras de buen gusto que se han escrito y un tinte de historia, poesa, elocuencia y crtica. Es hombre instruido el que conoce los autores antiguos, puede comparar sus traducciones y sus comentarios y posee ms literatura que aquel que con mejor gusto se ha limitado a conocer los autores de su pas, que pueden ser conocidos con ms facilidad.

La literatura no es un arte particular, es el ligero conocimiento que se adquiere de las bellas artes. Homero era un genio, Zoilo un literato, y el periodista que resea y juzga las obras magistrales es un hombre que se dedica a la literatura. No pueden distinguirse las obras de un poeta, las de un historiador, ni las oraciones de un orador designndolas con la vaga palabra literatura, aunque sus autores logren manifestar variados conocimientos. Racine, Boileau, Bossuet y Feneln, que saban ms literatura que sus crticos, no pueden con propiedad llamarse literatos, como no daramos todo lo que merecen a Newton y a Locke si nos limitramos a llamarles hombres de talento.

Para ser literato no es indispensable ser sabio. Los que han ledo con fruto los principales autores latinos en su lengua materna saben literatura, mas para llegar a ser sabios necesitan hacer estudios ms extensos y profundos. No es suficiente decir que el Diccionario de Bayle es una compilacin literaria, ni tampoco basta decir que es una obra muy ilustrada, pues lo que la distingue es precisamente su profunda dialctica, y si slo fuera un diccionario, con ms raciocinios que hechos y observaciones, no gozara de la reputacin tan justamente conquistada, que ha de conservar siempre. Es un diccionario que puede formar literatos y es superior a ellos.

Se denomina bella literatura la que tiene por objeto producir la belleza esto es, poesa, elocuencia e historia. La crtica literaria, las interpretaciones de autores, las opiniones de los antiguos filsofos y la cronologa, no pertenecen a la bella literatura porque no tienen por objeto la belleza. Los hombres han convenido en llamar bellos los asuntos que inspiren sin esfuerzo, sentimientos agradables; los que slo son exactos, ridos y tiles, no pueden empearse en ser bellos. Por eso no podemos decir que es bella una interpretacin, una crtica o una discusin, y s que es bello un fragmento de Virgilio, Horacio, Cicern, Bossuet y Racine. La disertacin bien escrita que sea tan elegante como exacta, que cubra de brillantes metforas un asunto rido, puede tambin llamarse un bello fragmento de literatura, aunque en categora inferior a las obras de genio.

Entre las artes liberales que se llaman bellas artes por la misma razn que casi dejan de ser arte cuando carecen de belleza, hay algunas que no pertenecen a la literatura: son la pintura, la arquitectura, la msica, etc. Estas artes per se no tienen ninguna relacin con las bellas letras y por eso la denominacin de obra de literatura no puede aplicarse a los libros que ensean arquitectura, pintura o msica. Esos libros se llaman obras tcnicas. (627- 628)