SEMIÓTICA Y ACCIÓN COMUNICATIVA: UNA RUTA ENTRE PIERCE, APEL Y HABERMAS

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    SEMITICAYACCINCOMUNICATIVA: UNARUTAENTRE PIERCE,

    APELYHABERMAS

    Gabriel Jaime Vlez Cuartas*

    RESUMEN. El propsito de este artculo es dar un vistazo al plan-teamiento de la semitica peirceana y su relacin fundamentalcon la comunidad de comunicacin de Apel y la accin co-municativa de Habermas. La idea de una sociedad comunicada,

    constructora de consensos y democrtica tiene su funda-mentacin en teoras del lenguaje y la pragmtica, es por elloimportante regresar a sus fuentes y tratar de encontrar en laspreguntas de estos autores, algunas luces para el ejercicio de lainterlocucin social.

    PALABRASCLAVE: lenguaje, accin comunicativa, comunidad decomunicacin, pragmtica, semitica

    INTRODUCCIN

    Pierce, Habermas y Apel forman parte del llamado giro lingstico-pragmtico en la filosofa. Este giro lingstico se constituye en la supe-racin de la filosofa del sujeto inaugurada por Descartes, en la cualtodo acercamiento a la comprensin del mundo (verdad, pretensin devalidez, establecimiento de normas de convivencia) queda clausuradaen la reflexin subjetiva, impidiendo toda explicacin y fundamentacin

    de una construccin de la verdad en comunidad. El giro lingstico, porel contrario, permite descubrir un nuevo campo de comprensin en elque se considera que en la base de toda fundamentacin y conocimientode la realidad no est la conciencia, sino el lenguaje.

    Ao 1, nmero 2, junio, 2005, pp. 173-195

    * Profesor de la Universidad de Antioquia (Colombia). Comunicador social de la Uni-versidad Pontificia Bolivariana en Medelln (Colombia). Maestro en comunicacin porla UIA (Mxico). Correo electrnico:

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    El giro lingstico permite reconocer que el acceso al mundo a travsde la razn no puede ser reducido a la reflexin de una conciencia so-

    litaria. La construccin de conocimiento hace parte de un proceso queincluye rasgos de intersubjetividad, en tanto que pensar al sujeto fuerade un mundo social puede llevar al colapso de la civilizacin (Habermas,1989: introduccin). De esta forma, la razn clausurada en el sujeto nopuede ser ms fundamento de un mundo necesitado de caminos alternospara resolver sus conflictos.

    Pensamos y conocemos el mundo porque vivimos en el lenguaje yporque existen interlocutores que comparten esta misma condicin.

    Somos sujetos de lenguaje, caracterstica que se antepone a la conciencia.Vivimos en un mundo que slo podemos conocer porque existen otrosque tambin conocen y lo hacen a travs del mismo instrumento queyo: el lenguaje.

    Ms all de los planteamientos de la gramtica general y la lingsticaestructural (Saussure, 1996, 99-117), que plantean un lenguaje nicoreferido a s mismo con la nica posibilidad de su correccin para lacomprensin mutua de los sujetos, pasando por alto su carcter con-textual. Si bien el lenguaje se desarrolla de manera lgica en nuestro

    pensamiento, construyendo enunciados y juicios que lo validan, tambines cierto que esto se realiza en condiciones de interpretacin, depen-diendo de las experiencias de cada quien y las situaciones en que se rea-lizan esos enunciados. Todo lenguaje se realiza en un contexto, de all sucondicin pragmtica.

    Estos avances en la descripcin de condiciones para la existencia dela intersubjetividad, son los que permiten plantear gran parte de lasteoras sobre la democracia contempornea, teoras de la negociacin yel conflicto, que sustentan los esquemas institucionales de nuestra mo-dernidad tarda, o era postmetafsica como la llamara Habermas, dondealgunos filsofos hacen grandes esfuerzos por mantener viva a la razncomo principio nico para poder sobrevivir en un mundo conflictivo yglobalizado.

    Aqu aparecen en escena Charles Sanders Peirce, Karl-Otto Apel yJrgen Habermas. Son defensores acrrimos de la razn como condicinde acceso al mundo, pero descubren en el lenguaje una salida a la con-ciencia clausurada y limitada para resolver los conflictos que se presentan

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    en un mundo globalizado y lleno de intereses muchas veces opuestos y enconflicto. En lo siguiente se pretende presentar una introduccin a los pen-

    samientos de Peirce, Apel y Habermas, intentando develar las propuestasque dan fundamentacin a una mirada intersubjetiva del mundo comova para comprensin de lo social.

    Peirce plantea los fundamentos de un pensamiento pragmtico,donde lo constitutivo de ste son los signos y la lgica, Apel pone lascondiciones de existencia de una comunidad comunicativa y Habermasdesarrolla la posibilidad de encontrar acuerdos universales a travs de laaccin comunicativa que permitan la convivencia en el mundo.

    SEMITICAY PRAGMTICA

    En este apartado se intentar plantear todo el esquema lgico-semitico-epistemolgico que sirve como respuesta a la pregunta de Peirce,fundamental en todo el desarrollo de su pensamiento, sobre la forma enque logramos pensamientos claros y la fijacin de nuestras creencias.

    ESQUEMADEFIJACINDELACREENCIA

    Cmo se reconoce una idea clara y precisa?, se pregunta Peirce. Estaser la pregunta que guiar sus investigaciones, intentando estableceruna ciencia que pudiese abarcar todas las dems, fundamentando de

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    paso todo el proceso cognitivo mediante el cual tenemos acceso a larealidad. La realidad, para Peirce, est mediada por el pensamiento y de

    ah parte su planteamiento epistemolgico-semitico-lgico.Para Peirce, la pregunta por la realidad se desvanece. Su preocupacin

    est en cmo construimos la realidad en el pensamiento. De esa forma,toda realidad queda mediada y clausurada en el pensamiento. Lo queno significa que niegue que exista algo all en el exterior, slo que a eso notenemos ms acceso que por medio de la representacin o el signo, queequivale a decir pensamiento.

    La identidad entre pensamiento y signo, permite a Peirce establecer

    una identidad ms, el proceso de pensar como un proceso semitico, elcual puede ser analizado desde una perspectiva lgica, pero no una lgicaformal, sino una lgica donde los signos funcionan en un proceso eternode asociacin (o de atraccin, como el gusta llamarlo, pues evita unaexplicacin psicolgica del proceso de pensar), donde un pensamientoo un signo siempre est asocindose con otro, o de otro modo, una ideasiempre desencadena otras ideas, y desde una perspectiva epistemolgi-ca que se refiere al proceso mediante el cual se conoce la realidad a tra-vs de inferencias.

    Estos dos aspectos, son los que segn Peirce explican el proceso defijacin de las creencias. De otra forma dicho, cada vez que intentamoscomprender el mundo, nos vemos sometidos a un proceso que va de laduda, la indagacin, la comprobacin a la creencia, pero esta ltimavuelve a ponerse en duda por experiencias vividas y que mueven la cer-tidumbre hacia el campo de la duda al aparecer nuevas ideas en eseincesante proceso del pensar.

    Los aspectos lgico y epistemolgico son los que con ms detalledescriben la forma en que dudamos al estar constantemente sometidosa una asociacin incesante de ideas, la forma en que indagamos al teneruna capacidad inminentemente humana de inferir la realidad, la formaen que comprobamos al someter las ideas a contrastacin con las percep-ciones que tenemos de la realidad y la forma en que llegamos a la certi-dumbre al calmar toda duda a travs de la comprobacin emprica.

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    PENSAMIENTO-SIGNO O PROCESO LGICO

    Siempre que pensamos tenemos en la conciencia algo sobre lo que sepiensa: sensaciones, imgenes, representaciones, conceptos, que sirvena ese pensamiento como signos. De all que el pensamiento opere gracias aque existen signos. Pero ese signo funciona de tres maneras para elpensamiento:

    Un signo es signo para un pensamiento que lo interpreta (inter-pretante).

    Un signo es signo en lugar de algo del que es equivalente en estepensamiento (objeto). Un signo es signo en algn respecto al objeto que lo conecta con ese

    objeto (representamen)

    Si tenemos en cuenta que para Peirce no tenemos acceso directo a la rea-lidad tal cual y siempre est mediada por el pensamiento, al hablar deobjeto no se refiere a una cosa que est all afuera, sino a la percepcinde esa cosa que est all en nuestra presencia. En otras palabras: objeto se-

    ra aquella materia que percibimos y que se hace presente en nuestropensamiento; representamen sera la asociacin de ese objeto con unarepresentacin e interpretante, la funcin que le damos a ese objeto, to-do en nuestro pensamiento referido a algo externo.

    Estas tres funciones del pensamiento-signo permiten la continuidadlgica del pensamiento en tanto se percibe, se relaciona y se interpretadndole precisamente una funcin especfica a la realidad en la cual nosmovemos; y permiten clarificar la concepcin de la realidad y la certezasobre ella. Por tanto, al clarificar la concepcin de la realidad, se est enun proceso de asignacin de valor a esa realidad, en tanto es prctica (en elsentido de praxis o intervencin), en tanto funciona de alguna manerapara el pensamiento y en tanto es representada e interpretada cons-tantemente.

    As se puede decir que el proceso de representar e interpretar noconcluye con la certeza, es imposible que paremos de pensar y de asociarideas. El proceso de semiosis es un continuo. A un pensamiento signo,le sigue otro pensamiento signo y as infinitamente. Nunca se dejan de

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    producir pensamientos signos, que son como una cadena infinita queslo termina con la muerte. De all que tampoco se pueda llegar a la

    verdad, en tanto que siempre se est en un proceso infinito que pasa dela duda a la certeza y viceversa. De all la importancia de la falsabilidadde las creencias y la apertura a rebatir lo ya tenido por certeza.

    De esa forma queda planteado el proceso de cmo procesamos nues-tro conocimiento y cmo representamos, pero queda an pendiente elasunto del acceso a la realidad, que es el que alimenta el proceso lgicode manera emprica.

    Inferencia o proceso epistemolgico

    Bsicamente accedemos a la realidad por inferencia. La inferencia seconstituye como el mtodo del pensamiento, as como la lgica es elproceso por el cual pensamos.

    Decir de una semiosis que es una inferencia, no es, pues,hacer de ella exclusivamente un objeto de anlisis formal.La inferencia es un mtodo de pensar. Es por ello que la se-

    mitica peirceana, ms que otro nombre de la lgica en elsentido formal que damos hoy a este trmino, es otro nom-bre de la epistemologa. La semitica peirceana responde ala pregunta: cmo pensamos? La inferencia es sinnimode induccin o de deduccin? La respuesta de Peirce esms matizada. Segn l, no estamos sujetos al doble tor-mento del imperio de los hechos y del imperio de las leyes.Pensar es buscar, es indagar, tantear, creer que se haencontrado y hacer como si por un tiempo, antes de reiniciaresa bsqueda de la verdad que Peirce califica de falibilista.(Deladalle, 1996: 88-89)

    El proceso de inferencia permite indagar, creer que se ha encontrado,conservar esa creencia por un tiempo y luego cuestionar esa creencia,para reiniciar la bsqueda de la verdad. En cierto modo es el sustento dela lgica prctica planteada por Peirce.

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    Peirce dice que lo que nos mueve a hacer una inferencia y no otra esque tenemos hbitos que producen conclusiones verdaderas o no. De

    all las inferencias pueden ser verdaderas o no dependiendo del hbitoque las gobierne. En otras palabras: los hbitos determinan los tipos deinferencias que se hagan, y concluir que son verdaderas o no, lleva a lacreencia.

    Pero la creencia, en el proceso semisico puede ponerse en duda y elhbito puede dejar de cumplir su funcin, en tanto que el comporta-miento que se asume ya no soluciona la situacin en determinada condi-cin. La creencia que da sustento al hbito, de esa forma deja de funcionar

    y permite el paso al estado de inquietud o duda. De all que el procesode inferencia se haga visible para intentar fijar una creencia nuevamente,que permita regresar al hbito. El mtodo de inferencia funciona bajotres facultades segn Peirce (1988):

    Abduccin: que es una prediccin general que pauta racionalmentenuestra conducta.

    Induccin: fundada en la experiencia pasada y que nos alienta a unfuturo.

    Deduccin: argumento interpretante que lo pone en una serie deargumentos generales.

    La abduccin es lo que posibilita la induccin y sta a la deduccin:Una abduccin incontrolable sugiere una idea general de la cual ladeduccin extrae diversas consecuencias que la induccin pone a prueba(Deladalle, 1996: 89).

    El acceso a la realidad y el proceso de creacin de conocimiento,adems de ser un proceso infinito en el que se atraen las ideas, es unproceso constante de comprobacin y generalizacin de esas ideas quepermiten el establecimiento de creencias y certezas para movernos en elmundo. Pero esas creencias se pueden fijar por varios caminos en esteproceso semisico. Es decir, hay distintas formas en las que se realiza lainferencia:

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    Una puede ser eliminando la duda. Sostener un argumento contraotras comprobaciones empricas. No permitir un asomo de inquietud

    respecto de lo que se cree (tenacidad). Dos, por medio de un control permanente sobre la creencia. Funcin

    esencial de los estados totalitaristas, donde no se permite un asomode duda respecto del rgimen vigente (totalitarismo).

    Tres, ajustar la comprobacin emprica a algn tipo de credo, comosuele suceder con la religin o la metafsica (dogmatismo).

    Cuatro, la falibilidad y comprobacin emprica como mximas en elproceso de llegar a la creencia (cientificismo). Para Peirce es la forma

    ms perfecta de llegar a la creencia, en tanto se permite la com-probacin emprica de las inferencias y tiene como horizonte labsqueda de la verdad. Es una verdad inalcazable, pero que a partirdel sometimiento de los sujetos al principio de una comunidad deinvestigadores que intentan alcanzar la verdad a travs de susposibilidades de comprobacin emprica y fidelidad al proceso deinferencia, pueden construirse creencias cada vez ms ciertas y claraspara todos.

    Para cerrar esta presentacin esquemtica del pensamiento peirceano serescatan dos aspectos importantes que ms adelante servirn para hacerel lazo con los planteamientos de Apel. Uno tiene que ver con el procesopragmtico de inferencia: la forma en que se construye el conocimiento atravs de procesos lgicos y epistemolgicos es importante para sustentarel planteamiento de Apel, de toda una prctica de construccin de creen-cias a travs de la argumentacin y la contrargumentacin en busca deacuerdos que incluyan a todos los que argumentan. Esto corresponde ala construccin del conocimiento desde argumentos en una perspecti-va pragmtica o en situacin. Lo segundo tiene que ver con el privilegiodel camino cientificista para la construccin del conocimiento, pues serla base fundamental de una tica que reconozca a todos los sujetos queentran al juego de la argumentacin como capaces de llegar a un acuerdobueno y justo para todos.

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    PRAGMTICA TRASCENDENTAL

    Karl-Otto Apel tiene un punto de partida muy distinto al de Peirce. Supreocupacin bsica consiste en por cmo fundamentar una macrotica,luego de la secularizacin y el triunfo de la razn en una sociedad mundialdonde la ciencia y la tecnologa son los campos que guan el destino dela humanidad.

    Apel aparece en un contexto donde la posmodernidad ya ha hechosus planteamientos y la razn se ha convertido en un mito ms del mun-do. La sociedad est fragmentada y no parece haber un principio universal

    que haga poner a la humanidad de acuerdo en un camino a seguir o porlo menos con unas normas mnimas para la accin y de ese modopendiendo de un hilo su sobrevivencia en tanto la tcnica y la cienciahan llevado a la creacin de modos de vida dainos en nuestras so-ciedades: la contaminacin, la exclusin, la creciente aparicin deconflictos interculturales, la libertad reducida a la libertad de consumo,etctera.

    El cometido de Apel es encontrar un fundamento que permita hablarde la posibilidad de acuerdos intersubjetivos para encontrar estrategias de

    sobrevivencia a la humanidad concebida como una sociedad unificada.Para ello cuenta con algunas herramientas provedas por el giro lingsticodel cual versa la introduccin de este texto: el lenguaje, la pragmtica yuna crtica a la hermenutica.

    ESQUEMADELATICADISCURSIVAPLANTEADAPOR APEL

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    Luego de la cada de la metafsica y la filosofa de la conciencia, Apelintenta reconstruir de las cenizas un fundamento ltimo que permita la

    posibilidad de lograr acuerdos universales, para ello no puede ya acudirms a una filosofa de la conciencia que lo recoja, pues ya sus fundamentosse han resquebrajado.

    Su primer planteamiento es que hay que partir de un acuerdointersubjetivo, pero ste no puede hacerse ms desde paradigmas dogm-ticos, religiosos o metafsicos, pues asistimos a una sociedad seculariza-da, donde todo argumento tiene que ser racional, es decir, comprobadoempricamente. Pero tampoco puede surgir ese acuerdo de la ciencia,

    pues la ciencia plantea enunciados descriptivos comprobados, no enun-ciados prescriptivos, es decir no plantea enunciados en el campo del de-ber ser, sino del ser.

    Por tanto las ciencias, y en especial las ciencias humanas o del espritu,no pretenden lograr acuerdos en torno a sus resultados, sino ms biendemostraciones descriptivas. Esto difiere de la bsqueda de acuerdosnormativos, porque lo que se quiere en ellos es una validacin hechapor todos los sujetos participantes. Simplemente son caminos distintos.

    Lo que s rescata de la ciencia es el carcter valorativo que subyace a los

    planteamientos cientficos en las ciencias humanas. Afirma que en laformulacin de problemticas cientficas hay implcito un acuerdovalorativo. Dice que las ciencias humanas, desde la aparicin de la filosofade la conciencia, han simulado una no valoracin de la realidad, es decir,su neutralidad pretendida es falsa, pues niega la existencia de una co-munidad intersubjetiva de argumentacin, reemplazndola por el sujetosolitario capaz de contener todo el universo en su conciencia.

    En el camino progresivo de las ciencias humanas, aparece la her-menutica como mtodo de las ciencias del espritu y con ella la va-loracin interpretativa del mundo. Todo aquello que describe la realidades una interpretacin de sta en el intento por buscar las estructurassubyacentes de esta realidad. Pero Apel nuevamente resalta que se sigueen un camino donde prima la conciencia que intenta objetivar el mundoy, a travs de la interpretacin, busca la verdad. Antes la realidad estabamediada por el sujeto con una conciencia capaz de referir todo lo sucedi-do del universo, ahora la hermenutica contina este camino, pero di-ciendo que ese acceso al universo no slo est mediado por el pen-

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    samiento, sino tambin por el lenguaje. Y el lenguaje se constituye eninterpretacin del mundo, conducida por las representaciones de la rea-

    lidad que subyacen en ste.Pero ya que el inters es fundamentar un acuerdo intersubjetivo s-

    lo rescata la condicin del lenguaje como herramienta interpretativa delmundo. Vivimos en un mundo ya interpretado por el lenguaje y esacondicin la compartimos con todos los seres humanos habitantes delplaneta.

    La pretensin de universalidad de la hermenutica, siempre

    que se refiera al mtodo (o a la metodologa) de las tra-dicionalmente llamadas ciencias del espritu, debe ser re-chazada sin ambages. Naturalmente, con ello no queda afec-tada la pretensin de universalidad de la hermenutica enel aspecto cuasi-trascendental, desarrollado por Heideggery Gadamer. Por aspecto cuasi-trascendental de la pretensinde universalidad de la hermenutica entiendo lo siguiente:que el mundo de la vida est ya siempre interpretado lin-gsticamente y ela priori del acuerdo, efectuado en lenguaje

    ordinario en el contexto del mundo de la vida, es en unsentido que puede ser precisado la condicin irrebasablede posibilidad y validez intersubjetiva. (Apel, 1985: 369-370)

    La hermenutica slo es posible si acepta que el sujeto que interpretahace parte de una comunidad de interpretacin, una comunidad pre-supuesta en el lenguaje que interpreta al mundo y que est abierta a laargumentacin. De otra forma continuara en un juego donde pretendeuna valoracin neutral, ciega a la valoracin moral existente detrs de susenunciados. El proyecto hermenutico de interpretacin universal quedaaplazado en la comunidad de interpretantes, pues en tanto no se logreun acuerdo intersubjetivo primero, no podr salirse de su pretensin de uni-versalidad fallida.

    Incluso los resultados de la reconstruccin histrico objetivade las condiciones materiales de vida de la sociedad y, por

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    consiguiente, tambin los resultados de la crtica de lasideologas, deben ser validados mediante acuerdo; y ello

    implica que tales resultados tienen que ser transferibles,por principio, a la conciencia reflexiva de todos los hombres.(Apel, 1985: 370)

    Tenemos dos condiciones que describen un primer acercamiento a lafundamentacin de los acuerdos intersubjetivos: una, todo enunciadocientfico o, para nuestro propsito, racional, se construye porque preci-samente detrs hay unos acuerdos valorativos sobre cmo se debe actuar

    cientficamente: y dos, pensamos e interpretamos el mundo gracias aque pertenecemos a una comunidad de lenguaje, la cual nos da la posi-bilidad de argumentar cada enunciado racional que proferimos. Estonos lleva tambin al primer postulado de la existencia de una herme-nutica normativa que resume el postulado de los acuerdos en el lenguaje.

    Continuando con la bsqueda del fundamento intersubjetivo, Apelplantea que ste puede derivarse slo de una argumentacin racional.Es decir, para construir normas ticas universales es necesario acudir ala razn. Esto slo es posible si se piensa la argumentacin como un

    proceso lgico y es aqu donde aparece Peirce. Apel retoma el procesosemisico como fundamento del proceso de argumentacin. Agrega quela lgica entendida como el proceso del pensamiento en la produccinde argumentos de validez, puede ser vista como teora de uso nor-mativamente correcto del entendimiento.

    La comunidad de investigadores que privilegia Peirce como formaidnea del proceso de fijacin de la creencia es, para Apel, la posibilidadde pensar en una comunidad de argumentacin o de pensadores capacesde llegar a un acuerdo intersubjetivo y llegar a un consenso.

    La lgica se convierte en mtodo tico para una bsqueda de ar-gumentos vlidos donde sea posible llegar a acuerdos con otros sujetos,slo si los participantes de la argumentacin se someten al juego de laargumentacin lgica.

    La justificacin lgica de nuestro pensamiento presuponetambin el seguimiento de una norma moral fundamental.Por ejemplo, la mentira hara claramente imposible el di-

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    logo de quienes argumentan; y lo mismo puede decirsetambin de la renuncia a comprender argumentos crti-

    camente, o bien a explicar y justificar argumentos. En suma:en la comunidad de argumentacin se presupone que todoslos miembros se reconocen recprocamente como inter-locutores con los mismos derechos. (Apel, 1985: 380)

    Pero a diferencia de Peirce, que plantea la lgica semitica como tecnologamoral no valorativa, Apel dice que los sujetos no slo hacen enunciadosno valorativos, sino que tales enunciados estn ligados a acciones co-

    municativas que plantean exigencias morales a todos sus miembros, esdecir, requieren del otro que tambin argumente como condicin parala validacin de los enunciados normativos. No basta con decir que lalgica ya supone una moral, sino que hay otro que argumenta y quetambin debe ser tenido en cuenta en el momento de realizar los enun-ciados.

    As presuponer que uno solo puede cultivar la ciencia y reducir asus semejantes a objetos de descripcin y explicacin, se convierte enun absurdo al plantear la comunidad de comunicacin. El hecho de

    plantearla ya presupone que deban existir acuerdos, una tica normativaque modere el debate racional.

    Dicho brevemente: la lgica normativa de la ciencia pre-supone la hermenutica normativa y, con ella, la tica nor-mativa, porque uno solo no puede cultivar la ciencia y re-ducir a sus semejantes a meros objetos de descripcin yexplicacin con ayuda de una lgica privada. A mi juicio,lo que posibilita en ltimo trmino el trnsito desde la lgica(normativa) a la tica (normativa) es la superacin del so-lipsismo metdico. (Apel, 1985: 383)

    En este planteamiento formal de una lgica normativa y de una her-menutica normativa lleva a Apel a concebir una comunidad ilimitada deargumentacin o de comunicacin, donde el sujeto que reflexiona nopuede construir sus argumentos sin aceptar la existencia de otros sujetosque tambin construyen argumentos y contrargumentos. La comunidad

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    ilimitada de argumentacin se constituye en el ideal bajo el cual se cons-truyen acuerdos intersubjetivos. En otras palabras, el fundamento de cual-

    quier argumento siempre presupondr la existencia de otros sujetos queigual se plantean bajo las mismas reglas lgicas y hermenuticas so-luciones iguales a problemticas iguales si se sigue obviamente el juegoargumentativo total.

    Ese se constituye en fundamento trascendental de su planteamiento.Pero surge un problema y es que la tica y la lgica se fundamentan launa a la otra, es decir, la bsqueda de la fundamentacin del acuerdo in-tersubjetivo se ve empantanada en una contradiccin lgica. All Apel

    se enfrenta al llamado trilema de Mnchhausen:

    Una deduccin, entendida como forma en que la validez de un enun-ciado que orienta sobre algo se deriva de la validez de otros enunciadossimilares se encuentra ante tres alternativas (y se niega que haya otrasposibles alternativas): regressus in infinitum: las premisas desde las que dedujo el enunciado

    se fundan en otras de orden superior, stas en otras a su vezsuperiores y as sucesivamente;

    crculo vicioso; es decir, la conclusin se fundamenta en las premisasy stas en la conclusin (fallo lgico similar al de la definicin enque el definiendum es utilizado como definiens);

    dogmatismo: toma como base algo que no se fundamenta, sinosimplemente se afirma como inmune a todo cuestionamiento.Es claro que planteado as, a un nivel de estricta lgica en queslo se observan relaciones entre contenidos, pero se prescindede las operaciones del que las establece, es decir, de la dimensinpragmtica. [...] En cambio, una fundamentacin comprendidacomo argumentacin escapa al citado trilema de Mnchhau-sen pues se realiza en constante referencia a la comprobacin porotros participantes en la comunidad cientfica (Mnchhausen actaen una especie de autismo lgico). Cada paso de la fundamenta-cin debe pues lograr el asentimiento del sistema social controlador.Las evidencias logradas en esa fundamentacin no pueden sertomadas como base acrtica o no cuestionable, sino quedan siem-

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    pre sujetas a nuevas comprobaciones por la comunidad cientfica.(Rodrguez de Rivera, 2001)

    La salida pragmtica de Apel al trilema y a su barrera lgica en la bsquedade fundamentacin de un acuerdo intersubjetivo, constituye un pasodecisivo para la fundacin de la pragmtica trascendental, es decir, laposibilidad de validez de la argumentacin desde una comunidad her-menutica y una comunidad argumentativa como la forma de llegar auna fundamentacin ltima presuponiendo los actos de habla ensituacin.

    De esa forma, el sujeto enfrentado a un dilema con la necesidad dejustificar su decisin necesariamente tiene que acudir a esa comunidadilimitada de comunicacin para justificar sus planteamientos. Toda ar-gumentacin debe presuponer una pragmtica trascendental que lasustente, segn Apel. Esa comunidad es elegida voluntariamente, as elsujeto

    toma la decisin en el seno del juego lingstico tras-cendental de la comunidad trascendental de comunicacin;

    y si toma la decisin en un sentido bsico y radical, aban-dona con la ella la comunidad trascendental de co-municacin y renuncia, a la vez, a la posibilidad de auto-comprenderse y autoidentificarse. (Apel, 1985: 394)

    Hasta aqu el planteamiento formal que da lugar a la fundamentacindel acuerdo intersubjetivo como presupuesto para la toma de decisio-nes. Pero sucede que esa toma de decisiones se da en circunstancias rea-les donde los intereses entran en conflicto. De esa forma el sujeto se veenfrentado a una comunidad real de comunicacin de la cual se es miem-bro por socializacin y a una comunidad ideal de comunicacin quecomprende el sentido de sus argumentos y enjuicia su verdad definitiva.

    La decisin tica y racional se toma en un proceso dialctico dondeconfluyen estas dos comunidades. Ambas comunidades no constituyenuna contradiccin para Apel en el sentido de la lgica formal, sino quese constituyen en una contradiccin dialctica en el sentido de Hegel.

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    De esa forma la comunidad ideal de comunicacin, al fin de lostiempos, tiene que convertirse en la comunidad real de comunicacin a

    travs de la verdad que pueda alcanzarse en el dilogo y la toma de deci-siones presuponiendo esa comunidad ilimitada de comunicacin. Esteproceso dialctico se constituye en una estrategia de emancipacin, atravs de la cual el hombre busca su libertad en una comunidad dehombres libres y de all deriva precisamente la estrategia de superviven-cia en el largo plazo presuponiendo siempre esta tica discursiva plan-teada desde una pragmtica trascendental.

    PRAGMTICA UNIVERSAL

    Habermas, igual que Apel, no tiene la intencin de proponer un cdigode tica universal, ambos andan tras la posibilidad de una fundamen-tacin formal de una tica que pueda servir a toda la sociedad global. Sila semitica de Peirce llega a ser fundamental en la argumentacin deuna comunidad de comunicacin, no lo hace porque su intencin primerafuese la fundamentacin de un acuerdo intersubjetivo, sino porque a se-

    mejanza de los otros dos autores est en la bsqueda de salidas que permi-tan ir ms all del sujeto trascendental de Kant, en un mundo que ya haprobado su imposibilidad emprica, pero que necesita de la explicacinde las condiciones sobre las cuales se comparte una misma humanidad.

    Habermas como Apel parten de la pregunta por la unidad de la so-ciedad mundial en acuerdos normativos que hagan viable la supervivenciade la humanidad, pero Habermas toma un camino distinto.

    Habermas dice coincidir con Apel en su planteamiento de la nece-sidad de una comunidad comunicativa, pero le reprocha dos asuntosfundamentales: uno, que su planteamiento es muy formal y que sin unateora social que lo sustente puede parecer vaco y sin consecuenciasprcticas importantes; dos, que no logra salir de la filosofa de la con-ciencia en tanto que la pragmtica trascendental presupone unas condi-ciones de argumentacin que el sujeto debe aceptar, pero que no lo llevaal debate real en la construccin de una tica normativa que tenga carcterde universalidad.

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    La preocupacin de Habermas radica en cmo fundamentar un acuer-do intersubjetivo que pueda cumplir las condiciones necesarias para

    lograr enunciados normativos universales. En otras palabras, cules sonlas condiciones para realizar la mejor argumentacin que pueda justifi-car un enunciado normativo universal. Parte de algo y cada interlocutorenuncia algo sobre el mundo con la pretensin de que sus enunciadostengan validez:

    Con su afirmacin, A se refiere a algo que como cuestinde hecho tiene lugar en el mundo objetivo. Y al hacerlo as

    ambos plantean con sus manifestaciones simblicas preten-siones de validez que pueden ser criticadas o defendidas, es-to es, que pueden fundamentarse. La racionalidad de sus emo-ciones o manifestaciones se mide por las reacciones internasque entre s guardan el contenido semntico, las condicio-nes de validez y las razones que en caso necesario puedenalegarse a favor de la validez de esas emociones o mani-festaciones, a favor de la verdad del enunciado o de la efi-cacia de la regla de accin. (Habermas, 1989: 25-26)

    El saber es falible si guarda una relacin con el mundo objetivo. Slo sehace enjuiciamiento objetivo mediante la pretensin transobjetiva de va-lidez, que para cualquier observador o destinatario tendr el mismo sig-nificado que para el sujeto agente. Pero Habermas ve dos problemas: es-ta explicacin de la racionalidad deja afuera detalles importantes, y elespectro de la racionalidad inmanente a las prcticas comunicativas esms amplio que su conexin con emisiones verdaderas o falsas, efica-ces o ineficaces. Remite tambin a diversas formas de argumentacin y aotras posibilidades de seguir la accin comunicativa con medios reflexivostales como la interpretacin y las situaciones pragmticas generadas apartir de acciones que estn orientadas al entendimiento del otro.

    El mundo slo es conocible en comn, por la comunidad de comu-nicacin, pues no parte del presupuesto de un mundo objetivo. Lo queest en juego es la validez de los juicios de acuerdo con la inter-subjetividad. No es entonces la falsabilidad lo importante sino el acuerdo

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    intersubjetivo. As, lo que se pone en discusin son los mtodos conque hacemos experiencia del mundo.

    Las pretensiones de validez subjetivas se constituyen dentro de dis-tintos campos sociales, los cuales desarrollan sus propias lgicas. Demanera semejante a las comunidades hermenuticas de Apel, Habermaspropone que stas, como pretendientes de validez universal para susenunciados a partir de la objetivacin de la realidad y sus puntos devista, deben entrar en una lgica argumentativa que permita la orientacinde todas las acciones hacia el entendimiento del otro o de la otra comu-nidad argumentativa desde la cual parte quien habla. La pretensin uni-

    versal de validez puede slo realizarse en un proceso de argumentaciny contrargumentacin en el intento de comprender al otro para generarfinalmente consensos.

    Simplificando un poco los planteamientos de Habermas, a diferenciade Apel, l considera que la razn est distribuida entre todos y que lanica forma de lograr un acuerdo intersubjetivo es realmente aplicandouna accin comunicativa que permita llegar al consenso que incluya atodos los implicados en el juego de la argumentacin. No basta considerarla comunidad de argumentacin, sino que hay que vivirla. Esto radicaliza

    an ms los planteamientos de Apel y Peirce en tanto no slo se es con-ciente de la comunidad, sino que adems funciona como comunidad realen la que no puedo tomar la representacin de nadie en mis argumentos.

    ESQUEMADELA TICADISCURSIVAPLANTEADAPOR HABERMAS

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    El primer planteamiento de Habermas se refiere a la necesidad de unafundamentacin en la teora social del acuerdo intersubjetivo y no que-

    darse en el plano formal como lo hace Apel.Esta teora social debe partir de una esfera distinta a la del Estado o

    a la del Mercado, pues la racionalidad se ha agotado en estas instanciasen tanto que no logran concretar acuerdos en el mundo social y se con-vierten en esferas excluyentes. Por lo tanto esta fundamentacin debehacerse en la esfera de lo que Habermas llama el mundo de la vida, esdecir, los sujetos sociales excluidos del Mercado y el Estado.

    Para Habermas es necesario descubrir aquellas prcticas co-

    municativas que se dan en el mundo de la vida y sus mecanismos racio-nales para encontrar la fundamentacin de una tica normativa que pue-da resolver el problema de la fragmentacin social. De all su inters porla construccin racional del conocimiento en los sujetos.

    Esas prcticas comunicativas que se dan desde la construccinracional del conocimiento, presuponen la construccin de argumentos,y estos argumentos directamente presuponen el lenguaje y la construccindel conocimiento en el lenguaje. Presuponer el lenguaje, igual que en laargumentacin de Apel, directamente est enunciando la construccin

    del conocimiento como un fenmeno intersubjetivo, pues si la cons-truccin del conocimiento se da en el lenguaje, a travs de la construccinargumentativa con pretensin de validar esos enunciados y juicios, seestn ya presuponiendo interlocutores que acepten o nieguen la cons-truccin lgica de ese argumentar.

    Con la teora de la argumentacin tambin se est planteando unaconstruccin del conocimiento y un entendimiento en situacin, pueslos argumentos con pretensin de validez deben encontrar no slo unaforma lgica de resolver su punto, si no tambin el mejor argumentoque pueda ser vlido en la situacin planteada. De all que no baste conla lgica y la correccin sintctica y semntica de los enunciados, quepermitan una conclusin lgica, sino que se hace necesario entender yconstruir argumentos en situacin. Es este el planteamiento pragmticoal cual se acoge Habermas.

    Hasta aqu la argumentacin de Habermas y Apel siguen un mismocamino, en tanto tienen como punto de partida una perspectiva lin-gstico-pragmtica como condicin importante del logro de acuerdos

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    intersubjetivos. Pero de all en adelante comienzan las diferencias entanto que Habermas continua con su argumentacin desde una teora so-

    cial, que le permita afirmar una pragmtica universal.Antes de plantear la accin comunicativa como tal, Habermas hace

    un repaso de las distintas teoras de la accin racional: accin teleolgica,accin regulada por normas, accin dramatrgica y finalmente la accincomunicativa. Este repaso lo hizo para argumentar la imposibilidad deun acuerdo intersubjetivo a travs de la imposicin de un inters racional,la accin bajo normas ya establecidas o roles predispuestos en el mundosocial. Un acuerdo intersubjetivo nicamente es posible si se reconoce

    entre los actores que participan de una comunidad, su capacidad racionalde argumentacin y el sometimiento a un juego lgico pragmtico quepermita resolver los conflictos surgidos en un juego argumentativo real,donde todos tengan la posibilidad de participar, y con ayuda de esa mis-ma lgica llegar a un acuerdo consensado.

    La accin comunicativa, supuesta en el lenguaje y en la argumen-tacin lgica en situacin, se constituye en posibilidad de una norma-tividad universal, nicamente si todos los participantes aceptan sucondicin racional y se someten al juego del debate lgico pragmtico.

    El puente entre esa accin comunicativa y la norma universal es elconsenso al cual se pueda llegar al final de la argumentacin y la vali-dacin de esos enunciados valorativos.

    Finalmente, Habermas propone que el acuerdo normativo universales imposible si no se establece un debate real, donde a travs de argu-mentaciones racionales se intente validar cualquier enunciado valorativoen la bsqueda siempre de una validez de carcter universal que permitaalcanzar unos mnimos para la convivencia. La razn ya no es ms ex-clusiva del sujeto, donde puede ocurrir todo el proceso lgico pragmtico.Slo se puede realizar si existe un nosotros real y no presupuesto o to-mado en cuenta en la construccin argumentativa.

    Es una comunidad en proceso de realizacin y slo podr llevarse acabo en su totalidad cuando todos los seres humanos puedan entrar aldebate de la validacin de normas que puedan conducirlos a laemancipacin de la humanidad en la razn misma.

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    CONCLUSIONES: INSTAURACINDE LA INTERSUBJETIVIDAD

    Peirce, Habermas y Apel, de una manera u otra intentan la reconstruccinde una filosofa o teora social que permita reestablecer la razn comocondicin nica para lograr una sociedad en la que se puedan lograracuerdos y compartir unos supuestos comunes que se vislumbren comohorizonte para el actuar individual y colectivo.

    La razn como producto de unas reglas de lenguaje, las cuales hayque reconocer si se tiene una pretensin de accin tica, queda sujeta ala voluntad de los actores interesados en entender racionalmente su

    contexto y actuar bajo parmetros racionales en una comunidad argu-mentativa an por realizar (asunto que aparece de manera implcita oexplcita en los tres autores).

    Esta comunidad argumentativa ideal tiene varias condiciones que lepermiten su existencia: una, la presuposicin de igualdad de condicionesde todos los actores que entran en el debate; dos, la emancipacin conrespecto a sus creencias privadas sobre el mundo y la vida; tres, la cons-truccin lgica, pero a la vez pragmtica de sus argumentos; cuatro, quelas normas para actuar sobre la realidad vienen exclusivamente del

    acuerdo logrado intersubjetivamente, independiente de los objetosexteriores sobre los cuales se argumenta (es decir, los argumentos ra-cionales sometidos al debate intersubjetivo son suficientes como con-dicin para enfrentar el mundo). En este punto Peirce dira que lo im-portante son los procedimientos lgicos del pensamiento-signo y sudepuracin en un procedimiento cientificista para lograr ideas claras;para Apel lo relevante sera que si bien es importante una tica normati-va desde la construccin de argumentos racionales, cientificistas, se de-ber tener en cuenta la comunidad pragmtica de la que se hace parte.Slo se llegarn a construir mnimos para la convivencia, desde el reco-nocimiento de lo intersubjetivo y las normas que regulan esa inter-subjetividad (pero an no sale de la conciencia de los sujetos); Habermasda el ltimo paso en este sentido y propone una comunidad real de co-municacin, donde mltiples sujetos se debaten en su pretensin de ge-nerar argumentos de validez universal.

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    Esos acuerdos intersubjetivos slo son posibles si el conocimientoes visto como una semiosis constante de representacin e interpreta-

    cin del mundo, que permite el pensar en la intersubjetividad. La in-tencin de Peirce no era fundamentar la construccin intersubjetiva delconocimiento, pero haber obviado el yo y reconocer que todo signo opensamiento slo puede ocurrir en situacin, abre las puertas a toda lateora de la accin comunicativa.

    Los tres autores tienen puntos de partida distintos. Peirce, semiti-co, lgico y qumico; Apel, epistemlogo y filsofo; Habermas, socilogo;pero sus preocupaciones son similares, andan buscando un estatuto que

    les permita a los planteamientos modernos y en especial a las promesasde la razn su sobrevivencia. El abandono de una argumentacin (porparte de la filosofa occidental clausurada en la conciencia) que incluyaal otro por privilegiar el lugar de la razn en el individuo y no en elcolectivo, ha sido golpeada por hechos tan catastrficos como las guerrasen nombre de valores ticos o religiosos o inclusive en nombre de unproyecto moderno que se mantiene, es exitoso en cuanto a su expansin,pero carente de resultados en sus promesas de igualdad y libertad paratodos. El buen nombre de la razn trata de ser rescatado en plan-

    teamientos que sacan a flote la importancia del lenguaje, visto desdeunas reglas propuestas por el mtodo cientfico y que son desarrolladaspor una comunidad real en su interaccin constante tratando de encontrarlos mecanismos institucionales adecuados para el desarrollo de la con-vivencia de la especie humana en su totalidad que vaya ms all del in-dividuo pensante. Es finalmente el descubrimiento del mundo socialcomo escenario de la intersubjetividad.

    Por supuesto, es yo quien habla, pero lo que l dice no esy no puede ser subjetivo: el yo es el lugar de los signos ysingularmente el lugar de los interpretantes, un lugar queno est aislado; muy por el contrario, un lugar en situacin,y toda situacin es social. (Deladalle, 1996: 124)

    [Fecha de aceptacin: 15/01/2005]

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    BIBLIOGRAFA

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    Ao 1, nmero 2, junio, 2005, pp. 173-195