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    Semitica y estudios culturales. Un balance (critico?) de dos miradas

    sobre la modernidad

    Lucrecia Escudero Chauvel

    Los estudios culturales y la semitica han estado histricamente relacionados a partir de un

    objeto de estudio comn: la cultura de masas. A partir de los trabajos de Barthes, Eco o

    Morin se pens que la semitica podra ofrecer un instrumental critico de anlisis de los

    textos de los medios, en una inicial bsqueda del nivel "ideolgico" de estos objetos. Los

    estudios culturales de raz anglosajona se iniciaron fundamentalmente como una respuesta

    de critica socio-cultural al impacto de los medios en las

    culturas populares, sobre todo influencia de la televisin. Conceptos como recepcin,

    mediatizacion, traducciones, identidades, han cruzado ambas disciplinas con distinta suerte.

    Mientras la semitica corre el peligro de encerrarse en una hermenutica del sentido, losestudios culturales pueden ser una moda intelectual con anclaje acadmico pero escaso

    contenido poltico. En Amrica Latina, y particularmente Argentina, la relacin entre

    semitica, comunicacin y cultura de masas fue pensada, histricamente,

    como una articulacin critico-poltica.

    Palabras clave: estudios culturales - semitica - cultura de masas - ideologa

    Las relaciones entre comunicacin, semitica y estudios culturales planteanun doble desafo: encarar un balance critico (necesario) entre la semitica,

    disciplina del sentido y de los textos y los estudios culturales, disciplina de lasindustrias culturales, ambas emergentes de las ciencias sociales en la vertiente delanlisis de las formas de articulacin de practicas sociales simblicas y revisitar

    simultneamente ese vasto territorio que supo llamarse en los anos 60 y 70

    ideologa en ese crucial y anticipatorio debate, sin duda de inspiracingramsciana, que atraves toda Amrica Latina entorno a la nocin de cultura

    popular, cultura de masas, de dependencia y de imperialismo cultural. La hora estapara un came backcon fuerza de estas temticas porque nos permite cuestionarnos

    simultneamente que hacia (y que hizo despus) la semitica y como comenzaron ydonde terminaron los estudios culturales en el marco de la globalizacin y del

    infoentretenimiento. Tambin nos permite ver como han cambiado las prioridades -histricas- en la constitucin de lo que Anbal Ford ha llamado sucesivamente una

    nueva agenda critica (1999, 2001, 2005).

    Umberto Eco (1964) fue tal vez uno de los primeros en registrar conmagistral sntesis la contradiccin principal que planteaba la irrupcin de los

    medios y de la industria cultural descrita por Edgard Morin (1962) entre losapocalpticos y los integrados: los primeros son una obsesin del dissenter hacemal el Pato Donald?, que se actualiza hoy en la critica apocalptica a las nuevas

    tecnologas privada de un contexto de anlisis econmico y poltico-; Los segundos

    terminan asimilados en el conformismo de la academia y en el silln confortabledel espectador televisivo, como si todo nos fuera ajeno, como si la nica praxis

    poltica posible fuera solamente la descripcin.

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    La postmodernidad ha eximido de culpas a todo el mundo, al punto queotro gran debate que atraves el periodo inicial de convergencia entre semitica y

    estudios culturales - y que podramos llamar una contradiccin secundaria- me

    refiero al debate entre formalistas y antiformalistas, entre modelizadores yempiristas jams se resolvi y el problema de la ideologa como conjunto derepresentaciones de una cultura dominante, dejo de formar parte de la agenda delos semilogos y de la metodologa de los investigadores en comunicacin por falta

    de respuesta adecuada. Hay tambin una investigacin que es funcional al periodo

    del neoliberalismo avanzado.Para completar el cuadro, una tercera problemtica se sobrepone a las

    anteriores, el del punto de vista del investigador y el de la colonialidad inscrita entoda disciplina que observa (la marginalidad, el intersticio, otras culturas) como

    ejercicio de un determinado poder. Si en su acepcin clsica una cultura es eldesarrollo de un conjunto integrado y organizado de practicas sociales entre ellas

    la comunicativa - , la semitica considero originariamente como objeto propio ladescripcin de la vida de los signos en el seno de la vida social y vio en los

    textos de la cultura de masas un tipo particular de practica discursiva. Por su partelos estudios culturales inicialmente de raz anglosajona (Raymon Williams (1921-

    1988); Richard Hoggart (1918); Edward Thompson (1924-1993); Stuart Hall

    (1932)) trabajaran desde un punto de vista casi etnogrfico, el anlisis de laspracticas de consumo de la literatura popular, de la televisin y las formas de

    apropiacin de esta incipiente cultura de masas que luego se volvera la culturahegemnica de la modernidad. No es por azar que estos estudios derivaran luego en

    estudios sobre la recepcin de los medios y la constitucin de los pblicos (Morley

    1992).Una hiptesis es que la irrupcin casi simultanea de los estudios culturales

    y de los estudios semiticos son una respuesta para dar cuenta de los nuevos

    objetos que nos presentaba la modernidad de la segunda mitad del siglo XX, comoantes la antropologa trato de dar cuenta del colonialismo europeo y la sociologa

    de la aparicin de la sociedad industrial. La creacin en 1964 del Center forContemporary Culture Studies(CCCS) en Birningham fundado por Hoggart al que

    se incorpora inmediatamente Stuart Hall es prcticamente contemporneo delproyecto editorial que inicia en Francia la revistaCommunications(1961) donde

    Eco publicara su lectura de Steve Canyon y Barthes analizara las pastas Panzani

    (1964). La posicin es de resistencia pero tambin de curiosidad no desprovistade un cierto optimismo, se estaba construyendo un nuevo objeto de estudio y la

    semitica se vea a si misma como un instrumento turstico potente de descripciny anlisis.

    Y aqu se produce el primer clivaje con los intelectuales latinoamericanos,

    que muy tempranamente trataran de estudiar las formas de la cultura de masas en elinterior de un debate fuertemente poltico entre la hegemona de la cultura

    americana tanto en sus productos como en el control de los flujos de informacin (

    lo que posteriormente seria la cultura McDonald), y las culturas populares y susformas de trasmisin y resistencia, pensemos en el rol que tuvo para toda una

    generacin de argentinos esa educacin a la cultura poltica de lo popular quefue la revista Crisis.

    Es cierto que el horizonte latinoamericano estaba marcadoeconmicamente por la teora de la dependencia (Cardoso y Faletto.1969) y

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    polticamente por la influencia determinante de la revolucin cubana; lo que meinteresa sealar es que culturalmente se inserto en forma innovadora una

    percepcin aguda de los fenmenos de naturaleza bsicamente heterognea de

    mestizaje y traduccin como matriz caracterstica de la produccinlatinoamericana, sin caer en lo autoctono. La definicin misma de cultura sevuelve tensional y dinmica, prefigurando la influencia posterior y decisiva queejercer Yuri Lotman en el anlisis de los fenmenos de la industria de lo

    imaginario como semioesfera. Revistas latinoamericanas como Marcha, Los

    Libros, Lenguajes - de la que se cumplen precisamente treinta anos de sufundacin- Comunicacin y Cultura o Crisis sern el espacio de un debate que

    atraviesa toda la dcada de los setenta sobre polticas e identidades culturales, en elintersticio que dejaron las diferentes dictaduras continentales.Pour mmoirepara

    los jvenes lectores, hubo una poca en que tener estas revistas en la biblioteca erariesgoso y literatura subversiva.

    Otro rasgo distintitivo y diferenciador es la articulacin de los gigantestelevisivos privados como la brasilera O Globo o la mejicana Televisa en la

    produccin y difusin de productos de fuerte identidad e identificacin como sonlas telenovelas que pondrn el problema de la constitucin de los pblicos y de las

    audiencias, pero tambin el de la contaminacin de los gneros (Mazziotti.2001).

    El problema de la identidad, consustancial a la problemticalatinoamericana, se desplaza de ser una variable de clase (y en consecuencia leda

    desde la sociologa o la poltica) a ser una construccin donde intervienendiferentes dimensiones simblicas y los medios (de informacin, de

    entretenimiento) cristalizaran una forma de representacin y un sistema de

    contenidos y valores. La reflexin de Eliseo Vern desde la semiolgica -recordando que los fenmenos superestructurales les son una articulacin

    extremadamente compleja de practicas productivas (1974,1978) y de Jess Martn

    Barbero desde los estudios culturales (1987) son un punto de confluencia deambos paradigmas hacia una atencin terica central a la transformacin social que

    representan los fenmenos de mediatizacion/mediaciones donde los medios sevuelven constructores centrales activos y no solo difusores- de representaciones

    colectivas de la cotidianidad y del lazo social. Martn Barbero pondr en duda lacapacidad de los estados (exclusivamente latinoamericanos?) para controlar los

    procesos de gestin cultural por lo que tambin la nocin de frontera cultural

    enunciada por Lotman se vuelve problemtica. Pblicos, audiencias, espectadores,negocian permanentemente saberes e identidades, tcticas de acomodamiento y de

    supervivencia.La semitica vera que muchos de sus postulados, entre los cuales el de la

    competencia desigual entre emisores y receptores, el de su inscripcin en el texto

    como lector modelo o el clsico concepto de cdigo, pernearan el instrumentalterico de los estudios culturales en forma inconfesada. Por su parte los medios y

    los flujos de informacin globales producen desterritoralizaciony migraciones a

    gran escala, as un tema clsico y crucial de los 60 como el de la identidad culturales analizado por los brasileros Renato Ortiz (1985,1994) o Muiz Sodr (2002)

    estudiando la construccin de nuevos referentes identitarios, como la religin y eltraspaso de las fronteras que realiza la msica trasmigraciones africanas,

    caribenas y brasileras o la cultura joven - sincretismos urbanos de modas ytendencias.

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    Otro concepto terico clave ha sido sin duda el deprocesos dehibridacin,cercano al norteamericano de multiculturalidad, que vienen de la antropologa,

    para describir los procesos socioculturales de intercambio caractersticos de finales

    del siglo XX. Para Nstor Garca Canclini (1990) lo hbrido (mezcla cultural) es unrasgo tpico de la cultura latinoamericana y de la cultura tout court, termino que leparece mas fecundo al de mestizaje (limitado a la mezcla de razas) o al desincretismo (fusin de elementos simblicos),porque presupone la idea de una

    estrategia de apropiacin cultural de las clases dominantes y de las populares, y se

    comprende en relacin con una constelacin de conceptos como modernidad/modernizacin/ modernismo o diferencia/ desigualdad. Del mismo modo que el

    espectador negocia significados e identidades, el actor social esta confrontado aestrategias de reconversin econmica y simblica, en un ejercicio de traduccin

    permanente donde cierta literatura de frontera es un ejemplo.Tres elementos me parecen decisivos en el escenario de las ciencias

    sociales que intentan trabajar la articulacin entre los fenmenos sociales ypolticos y los productos culturales: la transformacin de los Estados Unidos en una

    hiperpotencia y su control casi exclusivo sobre las formas de produccin deentretenimiento e informacin, la transformacin de las relaciones culturales en

    relaciones de mercado, la desrregularizacin de los medios y la transformacin de

    los controles democrticos sobre el espacio publico como esta sucediendoactualmente con la construccin social a escala global de la nocin de terrorismo

    o guerra. El modelajede los medios es tambin funcional al proyecto neoliberal.Mucha agua a pasado bajo el puente y es extremadamente difcil en el

    marco de estas paginas realizar un balance de la renovacin del espacio terico y

    de los importantes cambios estructurales que se han producido: el momento derecepcin en los medios, la etnografa de los pblicos, la cada de la nocin de

    cdigo (un triunfo de la ideologa de lo inefable dir Eco), la aparicin del

    concepto de enciclopedia y de interpretacin, que generan por su propia dinmicaun acercamiento con otras disciplinas de estudio del sentido, el descentramiento de

    las identidades enunciativas y el corolario de una fragmentacin de las identidadespolticas, la emergencia de una nueva sensibilidad social como lugar de la

    diversidad y de la diferencia, un nuevo espacio publico.Se le puede criticar a la semitica la disolucin del mundo social en

    exclusivamente discursivo en un eclecticismo terico y una (deliberada?)

    ignorancia poltica de la que los estudios culturales tambin son cmplices. Lasemitica seria el momento estructural describiendo la primera modernidad, los

    estudios culturales el advenimiento de la globalizacin, lo que explicara tambin elcambio de modas y los xitos fulminantes. Estos ltimos, con su rpida asimilacin

    acadmica, su escasa problemtica metodolgica, de trabajo emprico y su

    abandono de todo proyecto critico de la sociedad a la que estudian (Philo, Miller,2001), sin reales mecanismos de objetivizacin se han vuelto una nueva moda

    inofensiva como lo fuera la semitica en los anos 60? - y la buena conciencia del

    intelectual, en una modernidad apoltica. Armand Mattelart (1996) observara conirona que esta explosin de los estudios culturales en el medio acadmico,

    particularmente anglosajn, se realiza en paralelo con la desaparicin de la figuradel intelectual como conciencia critica - rol social que se fue construyendo en los

    ltimos doscientos anos - y de la progresiva transformacin de la universidad eninstitucin irrelevante.

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    No podemos dejar de recordar que Amrica Latina es una de las regionesdonde la globalizacin y las polticas neoliberales han hecho estragos durante la

    dcada de los noventa, aumentando dramticamente y conflictivamente la brecha

    entre ricos y pobres, entre alfabetos y analfabetos de las nuevas tecnologas de lainformacin. Si la cultura es un lugar de luchas y conflictos, de fronteras porosas yosmticas y de traducciones tcticas y adaptativas el escenario de la posicincritica se ha reformateado, como no podra ser de otro modo, testimoniando no solo

    las mutaciones culturales sino tambin las polticas.

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    Lucrecia Escudero Chauveles PHD en Semitica por la Universidad de Bolognay Master en Ciencias del Lenguaje por la Universidad de Paris. Licenciada en

    Letras en la Universidad Nacional de Rosario, becaria externa del CONICET, es

    actualmente profesora de Teora y Modelos de la Comunicacin en la Universidadde Lille 3 (Francia). Es miembro del CD de la Asociacin Argentina de Semitica,vice presidenta de la Federacin Latinoamericana de Semitica (FELS) y directorade la revista DeSigniS. [email protected]