Separata Aljamia 17 (Premios literarios)

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PREMIOS “RAFAEL ALBERTI” DE POESÍA Y “EDUARDO MENDOZA” DE RELATO BREVE (VI, VII y VIII EDICIÓN, 2004-2006) Separata de la revista ALJAMÍA Nº17 (Especial XV aniversario, Vol. II) Diciembre 2006 MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y CIENCIA CONSEJERIA DE EDUCACIÓN EMBAJADA DE ESPAÑA EN MARRUECOS

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  • 1. PREMIOSRAFAEL ALBERTIDE POESA YEDUARDO MENDOZADE RELATO BREVE(VI, VII y VIII EDICIN, 2004-2006)Separatade la revista ALJAMAN17 (Especial XV aniversario, Vol. II) Diciembre 2006 CONSEJERIA DE EDUCACINMINISTERIODE EDUCACIN EMBAJADA DE ESPAAY CIENCIAEN MARRUECOS

2. SEPARATA DE ALJAMAN 17 (Especial XV aniversario , Vol. II)Diciembre 2006CONSEJERO DE EDUCACIN EN MARRUECOSJos Amador Crespo RedondoEDITAMinisterio de Educacin y Ciencia Secretara General TcnicaSubdireccin General de Informacin y PublicacionesConsejera de Educacin en MarruecosEmbajada de Espaa9, Av. Marrakech10.000 Rabat (Marruecos)Telfs.: +212 (0) 37767558/59/60Fax: +212 (0) 37767557http://www.mec.es/sgci/mae-mail: [email protected] preparada por Magdalena Roldn Romero,Asesora Tcnica de la Consejera de EducacinIlustraciones en pginas interiores y portada de Mariano BertuchiDISEO, MAQUETACIN E IMPRESINLitograf - TngerDEPSITOS LEGALESISSN 1113- 3112NIPO 651-06-055-X 2 3. PRESENTACIN - Jos Crespo Redondo -7- Premios Rafael Alberti de poesa2004 Mohamed El Hanini: MEMORIAS DE UN NMADA-15-Abdelhak Serghini: ESTRENO DE SIMPATA-21- 2005 Yassir Hamout: LOS POEMAS DEL SILENCIO-27- O O O OPremios Eduardo Mendoza de relato breve 2004Mohamed El Messari: AMORES OCULTOS-35- FinalistaAbdelkader Ben Abdellatif: EL CACHORRO DE MUAD -41- 2005Abdelkader Ben Abdellatif: SAID EL PESCADOR-49-2006 Sanae Chairi: SOLIMN EL ARTICULISTA -55-AccsitNabil Loukili: QUEMADOR-67- 5 4. PRESENTACINL a edicin de este nmero especial de la revista ALJAMIA (n17), segundovolumen conmemorativo del XV aniversario de la publicacin, incluye esta sepa-rata en la que hemos recogido los trabajos ganadores de los Premios Rabel Albertide poesa y Eduardo Mendoza de relato corto, correspondientes a las ediciones2004, 2005 y 2006.La convocatoria de estos premios responde al compromiso de la Consejera deEducacin de la Embajada de Espaa en Marruecos de fomentar y alentar lacreacin en espaol entre autores marroques, en sintona con su misin funda-mental, la difusin y el apoyo de la lengua y cultura espaolas en Marruecos,siendo, en la actualidad, la nica convocatoria existente de estas caractersticas.Los premios estn dirigidos a titulados universitarios y estudiantes marroques desegundo ciclo, con la finalidad de difundir la lengua espaola y abrir espacios decreacin para intelectuales afines al hispanismo.La iniciativa se puso en marcha en 1999, ao en el que la Consejera de Educacinconvoc por primera vez los premios literarios en lengua espaola EduardoMendoza de narracin corta y Rafael Alberti de poesa. Se trata, por tanto, deunos Premios que ya cuentan con una pequea historia, que queremos recordar enesta breve presentacin.En 1999 presidi el jurado el escritor Agustn Cerezales y los ganadores fueronKARIMA BELMOUNTI, en la modalidad de poesa, y AHMED EL GAMOUN,en narracin corta. 7 5. En el ao 2000 el Presidente del jurado fue el escritor Alfredo Conde y losganadores fueron ABDERRAMN EL FATHI, en la modalidad de poesa, yMOHAMED SAADAN, en la de narracin corta.En el ao 2001 la escritora Soledad Purtolas presidi la tercera edicin de estospremios y los ganadores fueron AZIZ TAZI, en la modalidad de poesa, y ABDEL-MOUTTALIB MAIMOUNI, en la de narracin corta.En el ao 2002 el jurado fue presidido por el escritor Lorenzo Silva, ganador delPremio Nadal 2000 y autor, entre otras obras, de dos libros sobre Marruecos: Elnombre de los nuestros, finalista del Premio Ciudad de Cartagena de NovelaHistrica 2002 y el libro de viajes Del Rif al Yebala. Viaje al sueo y la pesadilla deMarruecos. El IV Premio Eduardo Mendoza fue otorgado a la narracin La ciudadtatuada de MOHAMED BOUISSEF-REKAB. El Premio Rafael Alberti de poesafue declarado desierto en esa edicin.El jurado del V Premio, presidido por Cristina Frasie otorg el Premio RafaelAlberti de poesa a KHALID RAISSOUNI por el poemario titulado Ms all delolvido y el Premio Eduardo Mendoza a MOHAMED AKALAY por el relatotitulado Luz de vida.En la edicin del VI Premio, en 2004, el jurado estuvo presidido por la escritoraMara Tena Garca, finalista del Premio Herralde 2002 con su novela Tenemos quevernos. Se otorg el Premio Rafael Alberti de poesa, ex aequo, a ABDELHAK SER-GHINI autor del poemario Estreno de simpata, y a MOHAMMED EL HANINIpor Memorias... de un nmada. El Premio Eduardo Mendoza recay sobre MOHA-MED EL MESSARI por el relato Amores ocultos. Asimismo, el jurado decidirecomendar la publicacin en ALJAMA del relato finalista El cachorro de Mouad deABDELKADER BEN ABDELLATIF por el valor moral de su contenido.En su edicin 2005, el jurado estuvo presidido por el escritor Juan Jos Tllez, y lospremiados fueron YASSIR HAMOUT, en el apartado de poesa, con Los poemas delsilencio y ABDELKADER BEN ABDELLATIF, en el de narrativa, con Said elPescador.En la ltima convocatoria (la VIII), realizada en 2006, el jurado, que yo tuve elhonor de presidir, premi los trabajos de SANAE CHAIRI, Solimn el articulista yconcedi un accsit a NABIL LOUKILI por Quemador, ambos en el apartado derelato breve (Premio Eduardo Mendoza), y declar desierto el de poesa.8 6. Por diversos motivos, la revista ALJAMA estuvo dos aos sin aparecer, hasta que,en el 2005, retomamos felizmente la iniciativa y la revista remont de nuevo elvuelo, razn por la que se retras la publicacin de los trabajos premiados. En estenmero especial aniversario hemos querido reservarles un espacio destacado,publicndolos en esta SEPARATA, cumpliendo as con nuestro compromiso.Los diversos trabajos aqu publicados, que vienen a unirse a los anteriores, dan fede las potencialidades de la escritura en espaol entre los creadores marroques.Esperemos que las prximas convocatorias contribuyan a seguir alentando ydesarrollando esta interesante va creativa en una lengua que nos une, el espaol.Jos Crespo RedondoConsejero de Educacin 9 7. PremiosRAFAEL ALBERTI de poesa 11 8. Convocatoria 2004 9. Separata de la revista ALJAMA MEMORIAS DE UN NMADAMohamed El HaniniMUERTESILENCIOSilencio.. Mil setecientos ochenta y nueve.. y son las seis de la maana..estamos plidos.. estamos azules.Tu cuerpo tiritante..congela mi cara y mis brazos.El stano nos contiene..y el ejrcito encima vido de ver est.. una cuerda abrazando tus muecas..y otra cuerda, colgando mi cuello.Permanezco a la escucha.. oigo pisadas por encima..suena el viento fuerte..suena el trueno.. pero suena tambin... tu estmago vaco. Te abrazo..te huelo.. Ya no tiritas.. ya no tiemblas..ya no jadeas.. ya no respiras....silencio.15 10. N17 (Especial XV aniversario, vol.II) VIVO MUERTOsta eres t. Te arrodillas..queriendo llorarme.. Mi alma, al lado tuyo, queriendo decirte que,muerto no estoy que vivo me hallo....a tu lado. S.. mi cuerpo es ese..que inerte parece ahora. Mi figura.. acallada ante la muerte parece inmvil ante el dolor..Pero yo, sigo ah..mi ente vuela cerca de ti Te rodea, te abraza, te eleva, te desea, te huele, Te susurra: Te quieroTe ama..Si aqu tuvo que serel yacer de mis restos mundanos, la tumba de mi alma, porque te amo, deseo que seas.... t.16 11. Separata de la revista ALJAMALGRIMAS... DE TI LGRIMAS.. DE TI Lgrimas.. que mojan la arena y tu cara.. sustituye mi horizonte.Ando.. buscndote la pazando.. y eres t la Paz. Tus ojos, intermedian mi extenso horizonteenrojecidos, tal vez.. por ser el atardecer luego, la noche los tapa,y me cubre en un silencio,..cubre mis lgrimas ..cubre mis huellas en la arena pero no cubre mi respiro. La noche, seca mi sudor.. diluye mi olor..me baa de fro.. y caigo.Paro mi andar, porque caigo porque te amo, caigo..Tus ojos son mi Paz Las estrellas asisten mi testamento Dos de esas estrellas, son tus ojos? o es tu respiro, este fro que me ahoga..? Dejo de mirar..dejo de sentir, 17 12. N17 (Especial XV aniversario, vol.II)slo hallo el vientoque mueve la arena sobre la cualmi fsico est sostenido.Me cubri la nocheAhora la arena tambinme cubre a m, y a mis lgrimas.18 13. Separata de la revista ALJAMAELEL NIO VIEJO NIO VIEJOMe sumerjo en la oscuridadpara llegar a tiobservo tu miradatmida, e indecisa.Te me alejas, en la oscuridady lloro.. Igual que un len,hecho de papel, lloro. Lgrimas de papel,lloro, y polvo, y suciedad. Nos queremos, mientras atardece, oscurece, envejece,y yo con mi tiza, trazo en la pared una lnea,temblante, porque lloro,que luego es tu cara.. Buenas noches, escribo.19 14. Separata de la revista ALJAMAESTRENO DE SIMPATA Abdelhak SerghiniEl once eme cuando el amanecerCuando suea el recio temporalCon el florecer primaveralCuando la esperanza ha de crecerEl Hombre ruma, en su asiento va muy ancho :Quin llevar la pugna novelesca ?Habr en las urnas advertencia de SanchoO quimrica ilusin quijotesca ?Un fro hace volar el peloY va extendiendo un ceniciento veloSobre las rojizas tejas humeantesDe la famosa tierra de Cervantes.Se incorpora la nia en la camaUna espantosa pesadillaTan ardiente como la llamaRonda en su mente todava :- Mam! qudate conmigo ! No ! no quiero que te vayas !- Nia ! djame que vaya ! No te agarres a mi abrigo !- Mam ! si salieras fueraNunca volvera a verteQuiz en tu ausencia me mueraVi que me encontraste inertecon el hierro en la costilla21 15. N17 (Especial XV aniversario, vol.II)Yo s que no quieres creermePor ser una pesadillaYo s que no puedes creerme- Adis nia ! que ya es tarde !No creas a pie juntillasQue lo que en tu memoria ardePueda ocurrir algn da !Arranca el enlace de cercanasTomando el camino de su destinoA bordo el Hombre en quieta compaaCon la mirada contempla al vecino :A los menudos madrugadoresQue se engalanan con vivos colores,A una preciosa mujerAbsorta en un Best- sller,A otra de estatura rotundaInmersa en reflexin profunda,Al que aprovecha el corto viajeY aprecia, sentado, el paisaje.De repente en pedazos vuela el ambienteDe repente asciende el corazn dolienteA la boca, alguien lo tiene mordidoYa no se mueve, no siente sus latidosSe destripa el asiento y cede el estriboY, entre las manos, se deshace un libroLas palabras se estrellan como el cristalContra la losa de un destino fatalDestrozos como los ltimos tizones22 16. Separata de la revista ALJAMADe una hogueraYa se apoderaAquel miedo cerval de los corazones.La dama apenas recobra el sentidoAguanta la resaca de lo sufridoEn las pestaas ennegrecidasAbunda una lluvia de alquitrnLas gotas ruedan estremecidasSobre mejillas de azafrn Oh vagn de la suerte ! Oh vagn de la muerte ! El grito es un voceo del encantoO un desolado sollozo y llanto ? Sacadme de aqu ! llevadme a mi casa !Grita cuando una camilla pasa.Ve cmo un velo de cenizas lunaresCubre a un vecino de Alcal de Henares.Me pregunto cmo el HombrePuede albergar en su pechoAquella maldad sin nombre Cmo concibe tal hecho ? En nombre de qu ley ? de qu libertadEl Hombre corta al Hombre su libertad ?Dolieron donde han podido dolerMas se mantuvo la razn de serEl destino hizo a Dios una ofrendaDe cunas mecidas por un sueoSe fueron por la sigilosa sendaSenda minada del nuevo milenio 23 17. N17 (Especial XV aniversario, vol.II)Se fueron hacia la luz ms intensaDonde el sino reviste otro diseoY el inocente cobra recompensaAtendido, sin labor, sin empeo.Bajo las copas de verdes encinasYa reposan quietos los fallecidosAbrazados como ramas de encinasYacen, fieles, solidarios y unidosEn la memoria de los madrileosComo la osa apoyada en un madrooHan querido conjurar el amorEngarzando eslabones de terror.Forj mis versos encendidosComo muestra de simpataAl vecino de la otra orillaYa saben ahora lo que piensoMis letras son fragancias de inciensoMis letras son velas, ramos de floresQue por el aire derraman olores.Pisamos el mismo charcoApeamos del mismo barcoY con la fuerza del sinoVamos a nuestro destino Dejemos la pesadilla pasar ! Dejemos a los muertos descansar ! Basta ! no seas locuaz ! Que descansen en paz ! 24 18. Convocatoria 2005 19. Separata de la revista ALJAMALOS POEMAS DEL SILENCIOYassir HamoutREQUIEMen la noche fluyenfras sensaciones a soledad.hay hojas muertas,y rboles agotados movindoseen su lentitud exacta.hay un viejo atormentado que deambula,que anda en sus pasos de burla,rumbo a lo incierto...es una tarde densa,que lo viste todo de incertidumbrehay un color a fatiga amarrado a cada rincn.en la tarde frahay multitudes que reman,con su silencio de pjaros nocturnos;y un olor a muerte va cabalgandosin tregua hacia la tumba.. 27 20. N17 (Especial XV aniversario, vol.II) LA NOCHE DEL AULLIDOen la noche hay un rumora orfandades abrumadoras,cadencias en rituales mezquinosse escupen con tormento.hay fro y fatiga,y desgastadas ideas que se pudrena cntaros.hay nios descalzos,hay hambre,y espaldas heridas .y un montn de piedra duraa sepultar en el alma.en la noche hay un rumora rotas imgenes que declinan.hay un terror de rabia cultivadoy horas y horas de sueos estpidosque el tiempo devora. 28 21. Separata de la revista ALJAMA MUJER DEL VELO NEGROparece que tu nocheconserva ciertas melancolas.no son otra cosaque lealtades mal calculadasacumuladas sin razn.parece que tu nochese puebla de vagas inquietudes;inquietudes que parpadean,que recuerdan a gloriaabatida por el peso de su propia edad.hay un silencio de niez mal bastidaque te llena de orgullo;y un lamento ahuyentadoque cabalga desvanecido.que va trepando por tus huesosde mujer desnuda y triste...29 22. N17 (Especial XV aniversario, vol.II)ODA A LA VEJEZcomo sombra deformada,de das y das desgastadoscabalgando sin tregua.como saliendo de si, apresuradamente,sola y fugitiva;envuelta en sus secretosde edades un tanto lgubres,sin saber adnde,difcilmente guardandosu marcha agonizante, temblorosa,arrugada y sin retorno;sale deslizando del agua inmvil,vertida en el fondo de la memoria,la faz declinante de la dura vejez... 30 23. PremiosEDUARDO MENDOZAde relato breve 24. Convocatoria 2004 25. Separata de la revista ALJAMAAMORES OCULTOSMohamed EL MESSARIFue un da sealado aquel en que se enter nuestro barrio de que Madani, elde la tienda, el hijo de Hachma, la usurera ms vil que se conociera, un cuaren-tn decrpito, socarrn, menudo, tuerto y tan tacao que sus enemigos, y eranlegin, aseguraban que el hombre todava conservaba la calderilla que le dieronel da de su circuncisin1, aquel ser cuya sola presencia agriaba el nimo msalegre, el pesetero ms sagaz, estaba perdidamente enamorado y nada menos quede la ms hermosa de las mozas de nuestro barrio, incluidas las nazarenas. Amina,la guapa que suscitaba la admiracin de todos los moradores del barrio y no slopor sus enormes trenzas castaas o por su perfil perfecto, sino porque demostr,tras la muerte de su madre, que era una chica cabal y digna hija de Rahma laYebla, la mujer que pudo, con amor y comprensin, liberar a la barriada delFuerte de uno de los maleantes ms temidos. Amina haba decidido malograr lasilusiones de sus numerosos enamorados dedicando su codiciada juventud a la crade sus cuatro hermanos.La noticia corri entre las callejuelas escarpadas del barrio como la neblinamarina en las tardes pegajosas de verano. Todo se supo a raz de lo ocurridoaquella maana en el Zoco. Paco Bukrira2, Rhona la vendedora de hierbabuena, Matilde, la vieja dueadel puesto de chufas y altramuces, Selam el Barbero y el apopljico Tarifa fuerontestigos de primera fila del suceso que pudo haber terminado ensangrentando losadoquines que pavimentaban la calle Maestra Mara Jan, justo a la entrada de laPlazoleta. Cuenta Paco que an no haban dado las nueve de la maana cuando MaimnChonate apareci en la bocacalle. No haba mucha gente transitando. Los niosque llenaban la calle de bullicio en esa hora, estaban ya en sus pupitres y el barde los Rbano estaba an vaco. Chonate llevaba algo enrollado en un peridicoviejo bajo el brazo y se diriga con paso firme haca la Plazoleta. Se par uninstante frente a la corroda puerta de la escuela. Pareca estar abstrado, profun-1 En las fiestas de circuncisin, es costumbre entre los musulmanes dar dinero al nio circunci-dado inmediatamente despus de la operacin. Con ello pretenden mitigar el dolor causado porla operacin.2 El de la pequea joroba. 35 26. N17 (Especial XV aniversario, vol.II)damente turbado. Reanud sus pasos hasta plantarse en la tienda de Madani. stepresinti algo y se incorpor esperando alguna reaccin de Chonate. Con vozestrepitosa, tono amenazador y clavndole unos ojos inyectados de sangre le dijo:- Madani, soy rifeo y muy peligroso! Una mueca ambigua se dibuj en el rostro de Madani. No pareca estardemasiado sorprendido, ni atemorizado, pero seguramente esperaba or todomenos aquella amarga afirmacin de Chonate.Despus de un largo y pesado silencio, Madani lleg a balbucir:- Mira Maimn,...yo soy de aqu y muy pacfico.-respondi con frialdadcalculada.Tal respuesta podra haber desembocado en una larga conversacin peroChonate era por naturaleza parco de palabras y no estaba all para un regateoverbal. Tena que pasar de inmediato a la parte prctica de su cometido.Desenroll lentamente el papel de peridico y con mano trmula sac unaenorme navaja de carnicero. La blandi como si la viera por primera vez y actoseguido la llev con determinacin hasta las mismas narices de Madani. ste se espant, trat de recular, pero la mercanca que le rodeaba por todaspartes haca la maniobra imposible. Pens que si el Chonate quera rajarlo ya lohabra hecho y se qued tieso como una estatua en una espera interminable.Quiso decir algo, hacer lo que fuera pero la situacin sobrepasaba su capacidadde reaccin y las ideas se le enredaron. En situaciones similares, y sin el fro filode la navaja por medio, habra puesto el grito en el cielo, posiblemente habrapro-rrumpido en un sinfn de insultos contra el agresor y como ltimo recursohabra hecho llamar a la pareja de Guardia Civil que estaba en el cuartelillo yque no distaba ms de cincuenta metros en la cuesta de la iglesia de SanIldefonso. Esta vez la situacin era harto diferente y compleja. El hombre quele apuntaba con la navaja no era un cliente de su madre, ni un simple bravucnde los que merodeaban ociosos por las callejuelas del barrio, sino el ser queengendr a la mujer, que desde hace mucho tiempo le robaba el sueo. Amina,el rayo de luz que iluminaba la vacuidad de su vida. Tampoco poda olvidarsede que el hombre al que se enfrentaba le preceda tambin una fama bastanteinquietante. En sus aos jvenes, Chonate era un hombre de mucho cuidado, un camo-rrista que haca temblar hasta a los ms aguerridos legionarios y un ladrn tantemerario que no dud una vez en saltar las verjas del cuartel de Artillera pararobar piezas de motor y vendrselas a los chatarreros del Sardinero. PeroChonate ya no es lo que era. Haba cambiado mucho desde que un da sus36 27. Separata de la revista ALJAMAhermanos se pusieron de acuerdo en sacarle del medio en que estaba. Se fuerona El Biut, un pueblo de Anyara, y de all le trajeron a Rahma, una lozana y bellacabilea, con la misin expresa de llevarlo al buen camino. La Yebla3, como al gustaba llamar con devocin, lo enderez con creces. Poco despus de su casa-miento, incluso antes de que Rahma cayera embarazada de Amina, su conductay su destino haban cambiado radicalmente. Dej su vida de haragn jaranero yse consagr por entero a su nueva familia. Se dedic a la venta ambulante depescado por otros barrios de la ciudad. Eso lo haca desde la madrugada hasta elmedioda. Las tardes las dedicaba por entero a su mujer. Se le vea atareadoayudando a Rahma para adecentar la chabola donde vivan; enjalbegando elpatio, talando las paletas de chumberas que invadan los espacios abiertos ocuidando de los geranios que florecan por doquier. Sus compinches trataron envano de persuadirle para que siguiera encabezndoles. Finalmente desistierondejndolo a su suerte, muy convencidos ellos, de que la Yebla lo estabaatiborrando de orejas de burro4. De su turbulento pasado slo quedaban losrecuerdos, una ficha policial desbordada y mil tatuajes esparcidos por la geogra-fa de su slida y formidable corpulencia. La muerte sbita de Rahma de unparto mal asistido, tras ms de veinte aos de vida comn, sumi a Maimn enla ms oscura de las desesperaciones. Dej de orse su ronca voz pregonando lafrescura de caballas, jureles y bogas. Las canastas de caa compaeras de sus for-nidos brazos durante muchos aos yacan arrinconadas bostezando en el patio,ya abandonado a merced de las chumberas y las malas hierbas. Poco a poco fuefrecuentando el bar Manolo, donde paraban algunos de sus antiguos aclitos.Volva a casa de madrugada arrastrando horrendas borracheras. Chonate pasabalas noches delirando.Aquel hombre herido en el alma estaba empuando un arma y parecaimportarle poco de dnde era natural su adversario y mucho menos su declaradopacifismo. l vino a zanjar un asunto y lo estaba haciendo de la manera quemejor saba. - Si te atreves a acercarte otra vez a mi hija, juro que te matar con esto.- lo dijo con inconfundible determinacin.Madani estaba absolutamente anonadado. Le sobrecoga el alma tener unarma letal tan cerca. l estaba siempre presente en los sucesos ms trgicos delbarrio, con su ojo sano vio cmo el Gato degollaba como a un cordero el da delAid El Kebir al hijo del teniente Buzin, por un asunto de faldas y cmo los3 Serrana.4 Entre los musulmanes de Ceuta, el consumo de las orejas de burro convertan al ms tozudo delos hombres en ser ms dcil.37 28. N17 (Especial XV aniversario, vol.II)miembros del clan de los Rbanos cosieron a navajazos a Juan el Tuerto, elgitano ms pendenciero del clan de los Luises. Asisti a cruentas peleas entre losborrachines que atestaban el bar del Rubio, pero l nunca se implic ni fueimplicado. Lo mximo que pudo protagonizar fueron las agrias rias con losendeudados que no respetaban los plazos inflexibles que su madre impona. Le abrumaba an ms el ver disiparse como una bocanada de humo por elefecto de una rfaga de aire el sueo tan largamente acariciado por l; tener muypronto entre sus brazos a la dulce Amina. Durante meses y meses, Madani, hizosoterradamente lo indecible para tener un hueco entre sus pretendientes, perofue la ms absoluta indeferencia lo que cosech. Ella no estaba para l, ni paranadie. Desesperado, fue a buscar a Rabea, la vieja casamentera en la barriada delos Rosales. La taimada vieja fue muy cauta con l, no le dio grandes esperanzasy tampoco poda darlas. Al fin y al cabo, qu mujer podra vivir con un ser tanrastrero como Madani? Quin poda desear tener a la marrullera Hachmacomo suegra? Eso s, le sac muchsimo ms dinero de lo que Madani pensabaofrecerle a cambio de sus servicios. Una tarde, tras el rezo de Al Asr, la viejaapareci por la tienda como simple cliente. Cuando estuvieron a solas, exigi desde el principio que le abonara lo acor-dado en el primer encuentro y cuando ya tena los billetes bien anudados en unmugriento pauelo y el pauelo sigilosamente guardado en alguna parte debajode su descolorida chilaba, le dio la noticia ms feliz de su vida. Le dijo que lamujer de sus sueos aceptaba casarse con l, pero que pona dos condiciones: quel se comprometiera ante los adules5 a abonarle todos los meses lo necesario paraque a sus hermanos no les faltara de nada y que no la privara de estar con ellostodo el tiempo que ella quisiera. A pesar de las regainas de su madre, Madani vencido por su pasin, aceptel trato y como demostracin de su buena voluntad le envi como presente conRabea un anillo de oro, un corte de brocado para hacerse un caftn y unas babu-chas cubiertas de terciopelo. Amina rechaz categricamente el regalo sin siquieraabrir el paquete y le hizo saber, a travs de la casamentera, que no haba trato sinel consentimiento de su padre y que ella se iba a encargar de hablar con l. - Paso, paso..Las voces provenan de fuera de la tienda. Seguramente llamados poralguien, entraron corriendo a la tienda don Alberto el maestro acompaado delfaqu Larosi. No hubo necesidad de mediacin. Chonate estaba envolviendo la5 Asesores del Cad encargados de redactar las actas matrimoniales entre los musulmanes. 38 29. Separata de la revista ALJAMAnavaja en el papel con la misma lentitud con que la haba desenrollado. Pidipaso para salir y los curiosos que se haban agolpado en la puerta de la tienda ledespejaron el camino. Se alej por donde haba venido. Madani al fin pudohablar, se dirigi al faqu como excusndose:- Yo slo quera cumplir con mi religin6, es pecaminoso casarme segnlos preceptos de Al y Su Mensajero?El faqu ni le contest. Junto con don Alberto salieron de la tienda.En la madrugada del da siguiente, los vecinos de Maimn el Chonate levieron salir con las dos canastas camino de la lonja.6 En base a un dicho del Profeta el casamiento es considerado entre los musulmanes como parteesencial de la religin. 39 30. Separata de la revista ALJAMAFINALISTAEL CACHORRO DE MUAD Abdelkader BEN ABDELLATIF L lova intensamente cuando el pequeo Muad, de apenas once aos, sali delcolegio resguardado por su minsculo paraguas y se dirigi con un andar can-sino y titubeante al lugar que ms le encantaba visitar. Su ansiedad por llegarcuanto antes contrastaba con la torpeza de su caminar que se haca ms notoriocon la insistente lluvia y los charcos formados. Su pecosa carita de nio amar-gado se iluminaba ahora con una sonrisa de oreja a oreja que se haca ms osten-sible cada vez que se acercaba a su destino. No le importaba ni el fro ni la llu-via ni los charcos ni nada; ni siquiera la reprimenda de su preocupada madreacompaada del habitual tirn de orejas cada vez que llegaba tarde a casa.Algunas veces tardaba ms de una hora en hacerlo y la pobre madre se ponacomo una fiera preguntando a todo el vecindario por la tardanza de su hijo, peronadie saba dnde estaba. Era un secreto que mantena como tal a pesar de pri-vrsele en casa de su plato favorito: la tortilla espaola con salsa ketchup. Nohaba manera de sacarle la verdad sobre sus continuas tardanzas. El padre, comotrabajaba de jornalero todo el santo da, no volva a casa hasta entrada la noche.Cansado y hambriento, apenas si haca caso a los lamentos y quejas de la mujery slo responda lo mismo: - Deja en paz al chico que no ha hecho nada malo tardando un poco en llegar. - Un poco dices? Una hora para recorrer quinientos metros te parece poco, eh? - Y qu ms da, Maldita sea! Es que te has olvidado de lo que tiene el pobre?La madre, al recordarle el padre lo que padece su hijo, rompi a llorardesconsoladamente y no haba manera de pararla.- Siempre me echas la culpa de todo como si Muad no fuera parte de micarne. Eres injusto. Yo slo busco su bien y cuando tarda me preocupotanto que casi se me sale el corazn de miedo viendo a todos sus compae-ros venir y a l no. A veces, dejo la casa sola y voy a buscarlo al colegio,pero en vano.41 31. N17 (Especial XV aniversario, vol.II)- No te preocupes, ya le advertimos que no tomara ningn atajo por lossolares que hay por ah donde an puede haber todava alguna mina obomba enterrada sin explotar a pesar de la labor limpiadora llevada a cabopor los artificieros en los ltimos meses.- Maldita guerra! Sigue haciendo dao an ya acabada. El nio, ajeno a la inquietud de su madre que le esperaba desesperada encasa, continuaba con su torpe andar que se haca ms precipitado al divisar aunos diez metros la luna de un pequeo escaparate. Su rostro resplandeci dealegra y aunque quera correr para llegar cuanto antes, algo le fren y le hizodesistir del empeo, con lo que no tuvo ms remedio que hacerlo pausadamente.Por fin lleg. Al otro lado del escaparate haba una perra embarazada de razacaniche, blanca como la espuma que dejan las olas del mar al romperse en laplaya, que miraba fijamente al chico, sin dejar de mover la diminuta cola, comoagradeciendo la visita. El pequeo, despus de sonrer un buen rato sin dejar deacariciar el cristal con ambas manos, se torn serio como un adulto invadindoleuna honda preocupacin. Y ni corto ni perezoso, entr en la perrera dispuesto asatisfacer la curiosidad que le embargaba. Aquella atmsfera enrarecida de olora orina canina y gimoteos y ladridos por todas partes le pareca fabulosa. Noparaba de mirar pasmado y con la boca abierta a diestro y siniestro las jaulasrepletas de perros de todas las razas. Se senta inmensamente feliz en medio deaquella jaura, como si los animales formaran parte de l, y stos, instintiva-mente, le reciban con gestos inequvocos de alegra.Estaba tan absorto en su mundo de ensueo que no se dio cuenta del dueoque le preguntaba:- Ah, eres t, muchacho!- Si.. Si.. Hola. Perdn. Es que estaba distrado, seor.- No te preocupes, chaval, siempre sers bien recibido aqu. Eres la terapiapara estos animalitos; no s lo que les pasa, pero cuando te ven todos seponen tan alegres que hasta los enfermos dejan de serlo mientras t estscon ellos.- Me gustan, seor, me gustan todos, pero.. qu le pasa a la embarazada,tiene algo malo?.- Qu va, pequeo, qu va! seguramente maana dar a luz.- Y cunto dijo que valdra un cachorrito?- Ummm.. para ti unos cincuenta dirhams es bastante.- Ya los tengo ahorrados, seor - dijo, manifestando jbilo-- Pues, trelos maana y tendrs tu perrito. 42 32. Separata de la revista ALJAMADe vuelta a casa, Muad pareca un autmata con la cara desbordante de feli-cidad. No haca caso a la histrica madre que le zarandeaba continuamentereprimindole el llegar tarde. Por un momento, la madre temi lo peor, que suhijo se habiera vuelto loco o algo parecido, pero sus temores se desvanecieron alescuchar las sensatas repuestas del muchacho:- Mam, maana ser el ms feliz de los nios.- Y eso?- Tendr un cachorro de caniche por slo cincuenta dirhams. A la madre nunca le hizo gracia tener que convivir con un animal en casa,pero viendo la ilusin que le haca a su hijo tener uno, no tuvo ms remedio queresignarse y aceptar los hechos tal y como eran sin rechistar. - Te permito que traigas al perrito, a condicin de que me digas dnde te escondes cuando sales del colegio. - Bueno, mam, te lo dir. Paso un buen rato con mis amigos de la tienda donde se venden perros que hay cerca del cole. - Tus amigos, dices? Qu amigos? - Los perritos! Y los hay de todas las clases. Sabes, mam? El dueo me ha invitado a venir siempre que quiera. - Oh, Dios! resignada- Y con el cachorrito que vas a comprar, pasars ms tiempo en casa? - Ya lo creo mam, ya lo creo! Se abalanza sobre su madre y la abraza tiernamente, y sta, sin poder reprimir la emocin le responde con los ojos henchidos de lgrimas: - Bueno, hijo, bueno; no obstante, espero que no ensucies la casa ni traigas tan a menudo a tus amiguitos a juguetear por aqu que me dejis todo perdido. - No, mam, har lo que tu mandes. Aquella noche, Muad no peg ojo pensando cmo sera su cachorrito, quesi blanco, que si negro, que si amarillo, aunque a l le daba igual el color quefuera. Luego, le daba mil vueltas a la manera de criarlo; que si debera mimarloo ser ms inflexible y autoritario con l. Y su lecho? Saba que su mam nopermitira bajo ningn concepto dejarle dormir en su cama. Por lo que pensen construirle una caseta y llenarla de algodn para que el animalito no pasarafro. En lo que a alimentacin se refiere, le procurara un bibern y le dara demamar cinco veces al da. Y en stas y otras cavilaciones se qued el eufricohijo hasta casi el amanecer.43 33. N17 (Especial XV aniversario, vol.II)A la maana siguiente, y a la salida del colegio, Muad sali dando tumbosentre los primeros sin percatarse de que su madre le segua a muy poca distan-cia. Su torpe andar se haca ms ostensible a medida que aceleraba el paso y sumadre tena que hacer un gran esfuerzo para seguirle sin ser vista. Sin embargo,no haca falta tanta cautela ya que el nio solo miraba de frente con los ojos fijosen el ltimo recodo antes de enfilar la callejuela que daba a la tienda de sus sue-os. Al acercarse a unos diez metros, ralentiz su andar como si le invadiera unahonda preocupacin, como si temiera que su amiga la perra no hubiera paridotodava. Pero sus temores se desvanecieron al alargar el cuello y ver de reojo atravs del escaparate a la madre canina tumbada de lado y con seis cachorritosde distintos colores amamantando vigorosamente en las ubres repletas de leche.La escena le hizo tan feliz que no poda sostenerse en pie de tanta emocin. Elpeso de la mochila cargada hasta los topes de libros y cuartillas le haca inclinara un lado a pesar del esfuerzo que haca por mantenerse sentado y erguido en elbordillo de la entrada de la tienda. Finalmente decidi desembarazarse de lapesada mochila y se sent sobre ella para presenciar a gusto ese lance tan espe-cial para l. As sigui varios minutos y siempre con la sonrisa a flor de piel. Lamadre estaba angustiada y dubitativa sobre si deba intervenir o no, pero algole deca que deba mantenerse a una distancia prudente para no interrumpir esosmomentos de xtasis emocional de su hijo. ste segua absorto, con su miradafija en los animalitos que empezaban a retozar entre ellos con los ojos an cer-rados. La torpeza con que lo hacan provocaba alguna que otra carcajada en elchico que pareca la mar de contento. Pasados unos minutos de regocijo, la cara del nio se volvi de repente tanplida y desencajada que pareca la viva imagen de un condenado a muertecamino del suplicio. No poda crerselo! Uno de los cachorritos tena dificul-tades para moverse, tena algo en una de las patitas delanteras y no podaapoyarse en ella ni poda competir con sus hermanos por los pezones de lamadre. Estaba en inferioridad y pareca como abandonado. La escena le conmo-vi tanto que se levant de golpe y entr en la tienda olvidndose de la mochila.La pobre madre se apresur a recogerla y sin esperar ms entr con ella adentro.El nio, al verla, se abalanz sobre ella y la abraz llorando desconsoladamente. - Tranquilo, hijo, no pasa nada! - Uno de mis cachorritos est enfermo y no s lo que le pasa.En esto apareci el dueo, y con una serenidad consoladora dijo consolemne gravedad:- No te preocupes por ese animalito, hijo, yo lo cuidar.- Y qu le pasa? -Pregunt anhelante el nio-- Ha nacido as, con un defecto en una de las patas delanteras, pero vivir. 44 34. Separata de la revista ALJAMAAdems, t puedes escoger cualquiera de los sanos.Muad se qued paralizado, sin habla, mirando seriamente unas veces alescaparate y otras a la madre que mostraba una incredulidad pasmosa para ter-minar diciendo sentenciosamente:- Me quiero llevar a ese. Aqu tiene usted los cincuenta dirhams que mepidi.- Te refieres al cachorro tarado, hijo? Pregunt asombrado el dueo-- Si, seor, a ese. Me gusta mucho y me ha entrado cario por l.Intervino la madre tratando de convencer al incomprendido hijo de la maladecisn que haba tomado:- Pero Muad, haz caso a este seor y llvate aqul blanquito con manchasamarillas que no hay quien pueda con l.- Quiero a ese, mam, por favor. -Y empieza a llorar-- Mira, pequeo, ese no puede correr bien y no puedes jugar con l comoquisieras. -Trat el dueo de convencerle-- No importa.- Ser una carga para ti.- No importa, sabr cmo cuidarle.- Como quieras, hijo, como quieras. - dijo, Haciendo gestos ostensibles deresignacin-. El hombre se fue al escaparate y tom con delicadeza al animalito lisiado, ytras ponerlo en una caja de cartn se lo entreg a Muad con una sonrisa forzada.El nio lo cogi con una mano y con la otra empez a acariciarlo tiernamente,y despus de echar una mirada a su alrededor como despidindose de todos losperritos, y de darle las gracias a la madre caniche que segua tumbada amaman-tando a sus cras, sali de la tienda.- No lo comprendo, la verdad es que no lo comprendo.Entonces, la madre, antes de seguir a su hijo, le dijo al perrero de formalacnica y sentenciosa:- l tampoco puede correr normal, tiene una pierna ortopdica a causa deuna mina perdida.45 35. Convocatoria 2005 36. Separata de la revista ALJAMASAID EL PESCADORAbdelkader BEN ABDELLATIFSaid era un experto pescador de agua dulce. Haca ms de treinta aos quesuba a las tierras altas del Rif donde las aguas del ro cobraban mayor fuerzadescendente aunque no tanto como para impedirle, a veces, vadearlo sin apenasriesgo de ser arrastrado por la corriente. En algunos tramos del torrente, habaremansos que Said, el pescador, aprovechaba para lanzar su anzuelo y esperarpacientemente a que picaran las truchas que abundaban en primavera.Cada sbado, se despertaba muy temprano, de madrugada, preparaba susseuelos, la mayora de las veces gambas y lombrices, unos cuantos rollos desedal fino, una caa plegable y una cesta de camo. Luego de desayunar conprisas, se llenaba la bolsa con bocadillos de tortilla de patatas, aceitunas verdes,pan, frutas y agua, lo suficiente para una larga jornada de pesca.Cuando el horizonte empezaba a clarear, Said sali de su casa, puso el cocheen marcha y tom el camino de Chauen, donde, a menos de veinte kilmetrosde esta pintoresca ciudad, se halla el ro Negro que lo atraviesa la carretera porel puente del mismo nombre. Said sola dejar el coche cerca de un cafetuchoapostado al lado del puente al cuidado del dueo. En realidad, el ro es un ria-chuelo aunque en esta poca del ao su cauce aumenta considerablemente acausa del deshielo de las altas montaas. Con el coche a buen recaudo, Said, el pescador, tomaba el riachuelo por laribera sur bordendolo en lnea ascendente. Despus de caminar un buen ratolleg a un remanso donde el agua era difana y cristalina reflejando en su tran-quila superficie las ondulantes frondosidades de pinos y cipreses rematados porlos picachos blanquecinos que se erguan all en la lejana. Haba caminado msde dos horas a paso ligero sorteando pedruscos, races de rboles salientes enforma de bultos retorcidos que parecan espantosas serpientes tropicales, arbus-tos, etc.- ste es un buen sitio - dijo satisfecho Said. Pero tena que cruzar el ro ya que el margen opuesto ofreca mejores pers-pectivas de pesca amn de un buen lugar de emplazamiento. Se quit las botas,se arremang los pantalones y vade parsimoniosamente a la altura de los mus-49 37. N17 (Especial XV aniversario, vol.II)los la parte del cauce ms estrecha y menos profunda con la mochila al hombroy la caa y las botas en las manos. Una vez al otro lado, tir las botas al sueloque le molestaban y se sent sobre una pequea roca. Sac de la mochila unatoalla con la que sec sus pies. Se puso los calcetines y alarg la mano para cogerla bota derecha que estaba tirada de lado sobre la hierba seca. Al ponrsela yapretar los pies para que encajara de lleno, sinti en la planta del pie un agui-jn seguido de un agudo dolor. El pescador, sobresaltado, dio un brinco, y sepuso de pie, dando fuertes patadas en la tierra como si intentara aplastar lo quefuere dentro de su bota. Pero cuanto ms forcejeaba, ms punzadas reciba en elpie; entonces decidi quitarse la bota y al sacudirla sali, medio aturdido, unalacrn del tamao de una lagartija adulta. El hombre lanz un juramento y sinpensarlo dos veces lo aplast con la suela de la bota que an sostena en la manoderecha. Rpidamente ech una ojeada a la planta del pie, no sin muchoesfuerzo, y descubri seis o siete gotitas de sangre.Por un instante contempl las heridas con cara de pnico. No poda succio-nar el veneno con la boca porque no llegaba. Se acerc a la orilla y lav el pie.De los puntitos segua manando sangre aunque muy dbilmente. Sac unpauelo y con la ayuda de una ramita hizo un torniquete a la altura del tobillo.Un dolor agudo invada ya todo el pie y aumentaba paulatinamente con sensa-cin de tirante abultamiento. Apenas si poda mover los dedos del pie. Unametlica sequedad de garganta, seguida de sed quemante, le arranc un nuevojuramento.Said, el pescador, se dio cuenta de que necesitaba ayuda a toda costa, y sinperder un instante, tom el camino ro abajo, tambalendose y dando tumbos.Iba con los pies desnudos porque no poda permitirse el lujo de perder tiempocalzando la bota izquierda puesto que el pie derecho se haba convertido ya enuna monstruosa hinchazn. La piel apareca adelgazada y a punto de ceder detensa. Tena que recorrer casi diez kilmetros por entre arbustos, maleza, y cuandose acercaba a la orilla del ro para humedecer la garganta, se le clavaban en lospies puntiagudos guijarros y caparazones secos de cangrejos. Su andar se hacacada vez ms cansino y cuando intentaba acelerar la marcha se caa una y otravez maldiciendo la mala suerte de haberse topado con el escorpin. Sudaba achorros. Su corazn lata aceleradamente y la ayuda en el cafetucho estaba toda-va lejos, muy lejos. No obstante, de vez en cuando, lanzaba con aterradora vozun auxilio por si alguien lo oyera, pero slo le responda el montono rumor delagua y el trinar alegre de los estorninos que revoloteaban de rbol en rbol aje-nos a la tragedia que se avecinaba abajo. 50 38. Separata de la revista ALJAMA El sol estaba ya en su cnit aunque no haca tanto calor por la proximidaddel ro. Said, el pescador, senta que las fuerzas le flaqueaban pero tena que lle-gar perentoriamente al puente, a la carretera, a su coche y pedir socorro a quienfuera, y de manera urgente. Para ms desgracia, se haba olvidado el mvil en elcoche. Estaba solo, abandonado a su suerte en medio de un monte inhspito yabrupto. Segua pidiendo ayuda cada diez o veinte metros, pero en vano.Los dolores fulgurantes se sucedan en continuos relampagueos y llegabanahora hasta la pantorrilla. El torniquete se haba aflojado y ya no tena fuerzaspara apretarlo de nuevo. La atroz sequedad de garganta que el jadeo pareca cal-dear ms, aumentaba a la par. El intenso dolor le impeda tocar en el suelo lapierna hinchada que era ya un bloque deforme y plido con brotes gangrenosos.Era demasiado peso para una sola pierna, por lo que pens en algo en quapoyarse y lo encontr en forma de una robusta rama seca. Con la ayuda de laprovidencial rama pareca recobrar la esperanza de llegar a tiempo al puente.Haban pasado ms de dos horas desde que empez a bajar y apenas si habarecorrido la mitad del camino.- No quiero morir aqu, no quiero! Tengo que llegar, tengo que llegar.Dios mo, aydame! Sus plegarias le infundan nimos para seguir andando amn de la ayuda deuna complexin corporal fuerte aunque un sueo terrible se apoder de l comosi tomara una sobredosis de anestesia; pero saba que si ceda a esa placenteramodorra sera el fin y luchaba y luchaba y luchaba. La pierna, hasta medio muslo reventaba la ropa y le obstaculizaba el cami-nar, por lo que tuvo que cortar el pantaln con el cuchillo y al hacerlo se des-bord la carne como una gigantesca salchicha. Ya no senta dolor aunque s unapesada carga. Por un momento, lleg a pensar que si tuviera un hacha, cortarade cuajo esa maldita pierna que le impeda seguir andando. Al incorporarse enuna de las mltiples cadas, un fulminante vmito lo mantuvo medio minutocon la frente apoyada en la punta del palo que le serva de muleta.La naturaleza, a su alrededor, segua impasible su curso. El sol empezaba aocultarse all en el horizonte por entre bloques de montculos formando rampasde verde y amarillo. El ro, arremolinado, se precipitaba en continuos hervores deagua difana. El paisaje se haca ms agresivo cada vez que se pona el sol, yreinaba ya en l un silencio de muerte, cobrando una majestuosa belleza sombra.El sol se haba puesto ya cuando el hombre divis a lo lejos el puente salva-dor. Estaba a unos cien metros pero ya no poda gritar. Jadeaba tanto que slo51 39. N17 (Especial XV aniversario, vol.II)sala de su boca un aliento caliente que secaba cualquier atisbo de saliva. Estabadeshidratado, los ojos desorbitados y avanzaba a rastras. Ahora ya no sentanada, nada de nada; la sed disminua y su pecho, libre ya, se abra en lenta ins-piracin; un escalofro le recorri por todo el cuerpo y la sensacin de mejoralo desbord. El bienestar avanzaba y con l una somnolencia llena de recuerdos.Por fin, podra abrazar a sus hijos, a su esposa, a sus seres queridos y contarlesesta inesperada ancdota como si fuera una horrible pesadilla, si, una pesadilla,una broma pesada del destino que no podra ser real. Sera una humillacincontarles a sus amigos que haba sido mordido por un bicho, por un simpleescorpin con lo cauto que siempre era y que de su boca salan siempre los mejo-res consejos para aquellos novatos que empezaban en la faena de pescar en el ro;siempre les deca que hay que nadar y guardar la ropa y tomar las mximas pre-cauciones sobre todo nunca debe ir uno solo, siempre tiene que estar acompa-ado, aunque l, por su experiencia, conocimientos y los muchos aos de acti-vidad en la pesca, se saltaba esta bsica regla porque la consideraba slo aplicadaa los dems y no a l, puesto que representaba una deshonra cumplirla porqueera superior y se crea infalible. No obstante, un descuido lo puede tener cual-quiera y Said, el incontestable pescador de agua dulce, lo tuvo en el peor sitio yen el peor momento. Adems, nunca haca caso a su mujer que le deca continuamente que fueraa pescar en compaa de algn amigo, pero Said, el pescador, le responda queas tendra que compartir con el acompaante todo lo que pescaba y como erael mejor no iba a permitirse el lujo de desprenderse de la mitad de sus capturasa alguien que apenas pescaba nada. Su avaricia le cegaba y su mujer se resignabaaunque siempre le recordaba tomar la mxima cautela.All abajo, el cielo, al poniente, se abra ahora en pantalla de oro y el ro sehaba coloreado tambin. El monte dejaba caer sobre el ro su frescura crepus-cular en penetrantes irradiaciones de azahar y miel silvestre. Una pareja deestorninos cruz en silencio hacia Tetun.El hombre lleg casi hasta el puente, a unos veinte metros, pero estaba yacon la cara desencajada y los ojos fuera de rbita. Haba hecho el ltimo esfuerzosupremo y ya no poda ms. La hinchazn alcanz hasta su bajo vientre y lapierna era ya una masa demacrada de color verdoso negruzco de apariencia inhu-mana. Esboz una esforzada sonrisa al divisar cmo dos nebulosas en formahumana se acercaban a todo correr a su encuentro. De repente sinti que estabahelado hasta el pecho, hasta la garganta, hasta la frente... y las figuras borrosasque se le acercaban iban difuminndose en la nada hasta desaparecer para siem-pre. El corazn que palpitaba a revoluciones de vrtigo dej de latir y Said, elpescador, dej de respirar. 52 40. Convocatoria 2006 41. Separata de la revista ALJAMA SOLIMN EL ARTICULISTASanae CHAIRILo saba muy bien y estaba convencido de ello: su perro Rex sufre una vio-lenta depresin, todos los sntomas lo indican. "Muy poca gente sabe que losanimales, al igual que los seres humanos, sufren trastornos psicolgicos", decaen su fuero interior, mientras miraba tristemente a su perro. Hace das que Rexno come, ha perdido bruscamente el apetito, ya no mueve su cola en seal dealegra, ni tampoco ladra cuando ve a un desconocido, sus ojos ya no brillancomo antes y su sonrisa, su bonita sonrisa ha desaparecido definitivamente.- " Pobrecito Rex, y encima se te cae el pelo, qu te pasa campen? quieresque te lleve al veterinario? no te preocupes, ahora vamos".Solimn acarici dulcemente la cabeza de su Doberman y el animal no esca-timaba esfuerzos en lamer la mano de su dueo. Perro y amo son como ua ycarne, son muy buenos amigos, haban convevido juntos ms de diez aos.Solimn es un gran aficionado a los animales. En su pequeo apartamentode la calle Mohamed V de Casablanca tiene una pecera y una tortuga. Rex fueun regalo de Doa Carmina, la vecina de la casa de enfrente, la nicaespaola que viva en un barrio mayoritariamente marroqu, una viuda que lle-vaba ms de 50 aos en Marruecos. En su juventud se cas con Ibrahim, unfabuloso coleccionista de monedas que trabajaba en el gremio de losperfumistas en el antiguo Fez, a pesar de la negacin rotunda de sus padres -Don Ramiro y Doa Asuncin, que se instalaron en Marruecos durante elperodo del protectorado espaol- A los pocos aos se convirti al Islam ycambi su nombre: Karima en vez de Carmina. Pero, an as, todos los delbarrio: el tendero, el zapatero, el panadero, preferan llamarla por su antiguonombre espaol: Carmina. Pasaron los aos y muri Doa Carmina, todo el barrio se escandaliz al orla noticia. Su nica hija, que viva en EE.UU vino apresuradamente para asistiral funeral. Era una mujer seca que no se pareca nada a su madre, recibi en doshoras las condolencias y los psames de los vecinos, al cabo de dos das venditodos los muebles de la casa por un precio mdico y luego entreg el Dobermn,su correa y su orinal a Solimn, tal como su madre le indic en su testamento, untestamento conciso y fastidioso que tan slo deca en un rengln cortito : 55 42. N17 (Especial XV aniversario, vol.II)- "El Doberman para Solimn, el vecino de enfrente. Slo l sabr cuidarlo" - Que Dios se apiade de ti, Doa Carmina, y que descanses en paz -murmuraba Solimn, cortando as el hilo de los recuerdos que se extenda ante sus ojos como un clich de pelcula en blanco y negro.- Venga Rex, vmonos. - El perro lanz un ladrido enronquecido y seguia Solimn.Los dos bajaron las escaleras y, al llegar al quinto piso, se encontraron conHafida, la espa y la cotilla de todo el edificio, que siempre anda con la orejabien estirada y los ojos bien despiertos.- Hola Solimn.- Hola qu tal ?- Pues, menudo artculo escribiste ayer. Ahora el ministro se estar cagando.- No es nada del otro mundo Lalla Hafida, es un simple artculo que des-tapa ciertas verdades. Te parece chocante porque en este pas no hayms que cobardes, nadie es capaz de expresar su opinin libremente.- S, guapopero eso de meterte con los polticos no es un juego fcil note parece ?- T s que conoces bien a los polticos, mejor que yo, y mejor que cualquierotra persona del mundo -se rieron a carcajadas- Venga, hasta ahora, voy alveterinario, no s que le pasa a Rex.- Siempre te lo digo, bscale una perrita y ya vers cmo se pondr bien,las hembras hacen milagros. Hafida odiaba hasta la muerte a todos los vecinos del edificio, menos aSolimn. l era el nico inquilino que rechaz muy amablemente congregarseel otro da con los vecinos, que decidieron, tras una exhaustiva recogida de fir-mas, dirigirse al ayuntamiento y quejarse de la vecina del quinto: la seoraHafida. La historia de Hafida es muy conocida en todo el barrio. Todo el mundosabe que se dedica a la hechicera y a la magia negra. De su casa siempre salenolores raros y se escuchan letanas incomprensibles. Su clientela es muy variada:solteronas vidas de casarse; mujeres desgraciadas que se quejan del engaoamoroso de sus maridos; seores que temen caer rendidos en las redes de lasmujeres astutas; y hasta los polticos ms emblemticos del pas, que suelenvenir muy a menudo durante el perodo de las elecciones. Vienen disfrazados ya horas muy tardas del da para que nadie los descubra y pregone luego sushistorias a bombo y platillo.56 43. Separata de la revista ALJAMALos que frecuentan la casa de Hafida cuentan que la dama dispone de unpequeo laboratorio donde prepara sus mgicos amuletos, elaborados a base deuas, legaas de murcilagos, saliva de lagartijas, mechones de pelo mezcla-dos todos con orines macerados de caballo. Cuando llega la estacin de verano, y precisamente en el mes de agosto,Hafida cierra la puerta de su casa y emprende su habitual viaje al sur deMarruecos. Recorre toda la zona de Dukala, Marrakech, Khenifra en busca delo ltimo en hechicera. All intercambia experiencias, entra en contacto conotros hechiceros famosos, asiste a sus reuniones diablicas inauguradas siemprecon espectculos de Gnawa y escenas escalofriantes de personas posedas quebailan sudando al son de los tambores, tiran de sus cabellos y golpean con fuerzala cabeza contra la pared en un xtasis extraordinario. De todas sus prcticas nefastas y asquerosas se quejaban los vecinos del edi-ficio, pero ningn responsable les hizo caso, prestaron odos sordos. - Parece que estamos desperdiciando nuestro tiempo, esa puta tiene enchufes por todas partes, no vamos a lograr nada - dijo Mustaf, el vecino del sexto. - Efectivamente es as- grit otro de los inquilinos del edificio- estad seguros que nuestras protestas caen en saco roto. Yo mismo v con mis propios ojos cmo un ministro le regal el otro da un fabuloso Crysler en recompensa por los valiosos servicios prestados en materia de conspiracio- nes, estafas y timos. OOOOOEl veterinario -Don Gregorio- ocupadsimo cuando Solimn entr con suRex, estaba tomando el pulso a una desgraciada gata embarazada, cuyos ojossangraban a borbotones.- Hostia, qu le pasa ?- pregunt Solimn.- Dicen que un nio le peg un tiro, un ajuste de cuentas si quieresllamarlo as, porque andan comentando por ah que la gata devorfieramente a una paloma que el nio criaba en la azotea de su casa.- Joooder- Qu le pasa a Rex ? No me digas que otra vez la cagalera.- La verdad es que no s qu tiene exactamente, lo veo un poco raro estosdas, no tiene apetito, no hace sus necesidades biolgicas, no se muevemucho de su sitioEl veterinario examin cariosamente al perro, le susurr palabras en elodo, le hizo cosquillas, caricias cariosas pero Rex, como si estuviera en otra57 44. N17 (Especial XV aniversario, vol.II)galaxia, slo miraba a los alrededores con sus ojos marchitos y sus jadeos continuos.- Escucha Solimn, Rex se quedar aqu un par de das. No te preocupes, estar en buenas manos. Necesito someterle a ciertos anlisis imprescin- dibles para diagnosticar su caso. En cuanto tenga los resultados, te contactar por telfono vale ?- Confo plenamente en t, aunque me cuesta mucho separarme de l, ya sabes qu significa ese perro para m.Al salir de la clnica, Solimn apret bien el paso. Hoy me espera un dacargante -se dijo a s mismo mientras cruzaba la carretera- Lo primero quetengo que hacer es mecanografiar el artculo de ayer y entregarlo ya al peridico.Parece que he tardado demasiado esta vez, el jefe de redaccin me echar unabronca seguro.Solimn es un articulista como la copa de un pino y su fama se ha exten-dido como la plvora. Es un larachense de 41 aos recin cumplidos que haceya un ao que trabaja en la Ribera Azul, un diario nacional que goza de muchapopularidad. Sus artculos han captado increblemente el inters de muchos ciu-dadanos. Mucha gente compra la Ribera Azul tan slo para leer a Solimn.- Lo siento, tienes que venir tempranito, el peridico se agota a las ocho ymedia de la maana - deca S Buchaib, el quiosquero, a un cliente habitual.- Sabes qu te digo? pues hazme siempre una fotocopia del artculo deSolimn, y as no me lo pierdo.- Me parece muy buena idea -pens el quiosquero- ser una faena lucrativa Solimn no deja a nadie en paz. Sus protagonistas favoritos son los minis-tros, los diputados y la jet set del pas. Con su clamo pretende sacar a la luz lostrapos sucios de esa capa social, conocida por su nepotismo y por su amortremendo a permanecer siempre pegaditos a las sillas de la sede del gobierno.OOOOOAl acercarse a su casa, Solimn vislumbr un coche de polica aparcadojunto a la puerta del edificio.- Anda ya, seguro que han venido para detener a Lalla Hafida -murmurabaentre dientes.Unos pasos ms adelante, un polica moreno y bizco se acerc hacia l y ledijo :- Hola seor Solimn, llevamos ms de una hora esperndole.58 45. Separata de la revista ALJAMA- Esperndome! pero, por qu? Mirad, os lo digo con la mano en elcorazn, la seora Hafida es muy amable, ella es libre de hacer lo quequiera, nadie tiene el derecho de meterse en su vida, la pobre ha tenidoque acudir forzosamente a la brujera para poder sobrevivir, a fin decuentas eso es mejor que prostituirse no es as ?- Seor Solimn, tenemos una orden para detenerle.- Detenerme! pero por qu? por defender a una criatura indefensa, a unamujer que lucha por el pan de cada da?- Mire, Seor Solimn le respetamos porque sabemos que es un intelectualpero la ley es la ley. Tenemos que llevarle inmediatamente a la comisara,de verdad que lo sentimos.OOOOO- No te preocupes, tranquilo, vmonos.- Venga, rpido, no tenemos tiempo, suelta de una vez : nombre, apellido,estado civil, profesin y direccin - peda un polica con un humor deperros, escupiendo la ltima cscara de pipas que tena en la boca.- Solimn Salim, todos me llaman el articulista, soltero, 41 aos, calleMohammad V, N23 se puede saber de qu se me acusa?- Acaso no lo sabes ? pues, de ultrajes nene, esa lengua que tienes se tieneque cortar lo antes posible. Ya vers cmo pagars la multa muy carasinvergenza.- Eh! No me insultes, por favor.- Cllate canalla, o te rompo la cara en pedazos, encima gritas y alzas la vozquin te crees que eres? un profeta especial enviado para salvar a lahumanidad de la corrupcin? El polica cogi un peridico del da anterior y comenz a leer el artculode Solimn en voz alta y con un tono burlesco. Deca as: La mujer de nuestroquerido ministro es una funcionaria fantasma, cuentan que es una profesora desecundaria pero, nunca acude a sus clases, nadie sabe si por pereza o porque susinfinitas ocupaciones se lo impiden. Sin embargo cobra mensualmente y puntual-mente sin quitarle ni un cntimo, y su promocin siempre viento en popa. Envano sirvieron las protestas de los sindicatos que no pararon de manifestarse encontra del silencio fastidioso de la administracin A la mujer de nuestro querido ministro no le importa el futuro de sus alum-nos su agenda es apretadsima: el lunes a primera hora, sesiones de jacuzzi y 59 46. N17 (Especial XV aniversario, vol.II)masajes; el martes, mircoles y jueves, shopping en los grandes centros de moda;los fines de semana veladas ntimas Los alumnos de la mujer de nuestroquerido ministro sacaron todos un cero en el examen nacional de bachillerato,muchos suspensos y muchos odos sordos. Pero, como dice el refrn rabe,cuando se ausenta el gato, el ratn baila.El polica tir el peridico y exclam:- Pues, parece que estos mismos ratones y gatos te mandarn a la crceldesgraciado, a ver si aprendes a cerrar esa boca a cal y canto.- No lo hara jefe, no lo hara, al diablo la reputacin de esos peleles-contest Solimn con un aire de desafo.- Pues, veo que ests cavando tu tumba con tus propias manos- dijo elpolica suavizando un poco el tono de voz- venga, llevadlo a la crcel.OOOOOAntes de entrar en la celda, Solimn pas por un despacho sucio, que des-peda un olor desagradable. All, no se escuchaban ms que gritos, palabrotas,insultos y escupitajos. - Venga, rpido, no tenemos tiempo, qutate los calcetines, los cordones de los zapatos, el reloj, el cinturn, y entrega tu telfono mvil y tu docu- mentacin Son las normas amigo, para evitar suicidios. - Pero, cmo quieres que me quite los calcetines si hace un fro que pela? y cmo calculamos el tiempo sin reloj ? - Anda, anda Hace mucho tiempo que no pasaron por aqu filsofos, no sers hijo de algn pijo del pas detenido por borrachera, pedofilia o sodoma? - No digas tonteras, soy Solimn el articulista. - Oulal!, Solimn el articulista, Dios mo qu susto me has dado quines ese Solimn el articulista?, no sers un hroe de las Mil y una Noches? Callay obedece, o te bajo los pantalones.Solimn se sinti humillado, frustrado y ofendido a ms no poder.- Es imposible razonar con esos salvajes- deca en su fuero interior- acatlas rdenes y pas a lo que se llama crcel.OOOOO60 47. Separata de la revista ALJAMACelda 12, un espacio cuadrado, minsculo e iluminado con una luz tenue,acoge a unos 116 encarcelados, todos exhaustos y mugrientos. Solimn haba odo hablar muchas veces de las condiciones infrahumanas delas crceles, pero nunca haba imaginado que la realidad pudiese llegar a talesextremos. Haba odo hablar en numerosas ocasiones de la literatura de crceles-Adab Suyn- pero nunca tuvo la curiosidad de acercarse a ese misteriosomundo que muchos desconocen.OOOOOLos guardianes abrieron la puerta de la celda y empujaron al articulistahacia dentro.- Bienvenido camarada -grit el veterano de los encarcelados- Pareces unbueno tipo, una gallina sin plumas, qu habrs hecho nio? Seguro quete pillaron encima de una puta no es as ?- Eh, no hables de putas, que me abres el apetito, coo- grit otro de losencarcelados. Solimn no saba cmo reaccionar, senta escalofros, y un hilo de sudor froresbal por su columna vertebral. Quera sentarse, pero no tena dnde estirarlas piernas: la celda estaba abarrotada de gente, 116 cautivos amontonados unossobre otros, sentados todos en cuclillas sobre unas esteras inmundas y empapa-das - Oye Jaky Chan- volvi a gritarle el veterano de los encarcelados en un tono jocoso- quiero que sepas que tenemos un reglamento interno que hay que respetar, y a la fuerza me oyes ? A la fuerza, el que manda aqu soy yo, soy el jefe del grupo, todos me llaman Cabrn, llevo aqu veinte cinco aos y me quedan otros veinte aos ms. Aqu todos somos iguales, no nos importa quin eres ni de dnde vienes, fregamos el suelo por turno, y una vez al mes te tocar pasar la noche en el servicioya ves que no hay sitio para todos.Solimn estaba petrificado, no saba qu decir, se qued inmvil, pasandosus ojos por las paredes hmedas y malolientes pero el cabrn excitado eimpaciente se sac de la boca una cuchilla afilada e hizo un corte en su brazoizquierdo. La sangre flua y goteaba en el suelo, y en un santiamn grit aSolimn :- Entendido gilipollas ? Entendido? Contesta o te estropeo los cojones,canalla. 61 48. N17 (Especial XV aniversario, vol.II)Solimn se orin en los pantalones.- Creo que no hay mejor respuesta que sa - replic Solimn- y el cabrn serevent de risa, soltando unas carcajadas diablicas.- La orina trae buena suerte desgraciado, ya me conformo, venga sintateaqu- y le indic un espacio que no superaba dos palmos de tierra, apenascaba su culo. OOOOO- De qu te acusan, caballero? -pregunt Solimn muy amablemente alcompaero de al lado en un intento de amortiguar el sentimiento dedesesperacin que se apoder de l- Y a ti qu te importa bastardo? Me vas a sacar de aqu? Mtete en tusasuntos o me mear encima de ti .- Dios mo, qu barbaridad, no me lo puedo creer- replic Solimn en sufuero interior.Y una voz suave se acerc a sus odos y le murmur:- Mira, yo a ti te conozco muy bien, eres Solimn el articulista no es as ?Soy un fan de tus artculos, siempre los lea. Escucha lo que te voy adecir, y hazme caso: para integrarse bien con esa chusma, tienes que serun cabrn, un hijo de puta, No ves que no respetan a nadie? O cambiasde poltica o te devorarn vivo.Solimn alz la vista y vi un rostro firme y muy bien afeitado, el nico ros-tro que no tena cicatrices ni araazos.- Si alguien se acerca a ti, escupe, grita como un loco, suelta palabrasobscenas, amenaza con gestos histricos, qutate la camiseta o mejorbjate los calzoncillos y ensales tu rgano, y ya vers cmo te respeta-rn, y te clasificarn en un buen catlogo No tengas miedo, son todosunos cobardes de mierda.- Gracias por el consejo -respondi Solimn a media voz- Llevas muchotiempo aqu?- Un ao y pico, estoy condenado a treinta aos de crcel.- Madre ma treinta aos dices?- S, he matado a mi mujer, me pona los cuernos, era una descarada deprimera categora, no nos entendamos sexualmente hablando, ella era 62 49. Separata de la revista ALJAMAuna mujer ardiente, fogosa Tena fantasmas sexuales, siempre me pedael coito anal, y al no satisfacer sus estrambticos deseos busc su placeren otro sitio. Yo la pill in-fraganti en la cama de su amante, no podacontener mi ira y la estrangul con mis propias manos.- Joooder y a qu te dedicabas?- Soy director financiero de una gran empresa de cemento y ladrillos enCasablanca. Mira, tengo que dejarte ahora, voy a mi sitio, estoy a unosseis metros de aqu, para cualquier cosa que necesites, no dudes enllamarme. Tengo un mvil escondido, por si acaso quieres llamar aalguien. Est prohibido usarlo aqu, mi madre me lo introdujo un da enun trozo de bizcocho que me trajo en una de sus visitas semanales.Tambin tengo folios y bolgrafo, por si quieres escribir algn artculosobre este mundo mgico.- Vale, te lo agradezco de corazn.OOOOO- Nos han apagado las bombillas qu creen que somos, gallinas paradormir a estas horas ? Venga, a soar con los angelitos -grit elCabrn con una voz entrecortada, e inmediatamente despus se apaciguaronlas voces. Solimn no poda conciliar el sueo, estaba preocupadsimo, pensaba en sufuturo, en su perro Rex, en la mujer del ministro, en sus artculos que minaronel cimiento a su perdicin Se senta agotado y le dolan las articulaciones.Quera apoyar su cabeza en el hombro del compaero de al lado, cuando derepente escuch unos gemidos reprimidos que le llamaron la atencin. Agudizel odo y abri bien los ojos en la oscuridad, y vi cmo un encarcelado se mas-turbaba en la esquina de enfrente. Frotaba fuertemente su rgano con la manoderecha, y con la izquierda sujetaba una pequea linterna azul con la que ilu-minaba un pster de una perversa mujer desnuda.- Mezquinos estos hombresOOOOO- Dime cmo puede esa gente conseguir posteres pornogrficos aqu?-pregunt Solimn al director de la empresa de cemento.- No te extraes amigo, aqu hay de todo : gente que vende cocana,marihuana, trocitos de hachs, cigarillos sueltos, preservativos para los 63 50. N17 (Especial XV aniversario, vol.II)homosexuales que pululan por aqu, fotos de mujeres en pelotas, en fin,todo lo que puede cubrir las necesidades de unas personas desesperadas yfrustradas Y el mircoles por la tarde es el gran da de la semana, puesse hacen subastas de los mejores artculos que traen los familiares ensus visitas semanales: mantas de marca, chandales, alpargatas, e inclusoproductos alimenticios. Da mucha pena ver cmo un adolescente dedieciocho aos te besa la mano, te suplica de rodillas, y te vende su alpar-gata Nike por veinte DH slo para comprar una pizca de cocana.- Ser posible ? y los guardianes qu hacen ?- Que qu hacen ? pues, comen y beben con los grandes comerciantes deaqu. Los guardianes tambin tienen su comisin por permitir estasatrocidades. Todos cortados por el mismo patrn, no hacen ms queconsagrar la corrupcin, andan todo el rato buscando sobornos e intimi-dando a la gente con sus voces de animales salvajes.OOOOO- Solimn Salim grit un guardin a travs de las rejas de la celda-- Presente- Venga, al tribunal, hoy comparecers ante el juez.Todo pas en un abrir y cerrar de ojos, una farsa en el pleno sentido de lapalabra, preguntas insignificantes y respuestas lacnicas.- En este pas, criticar es jugar con el fuego hijo- Esta fue la ltima frasedel juez.El tibunal dict su sentencia: tres meses de crcel y una fianza de treintamil dirhams.Tres meses de sufrimiento, de nervios y de continuas peleas, al cabo de loscuales Solimn sali aturdido, enjuto y con una cicatriz vertical en su mejilladerecha. En la puerta de la crcel, le estaba esperando la seora Hafida con unramo de flores, al verlo solt unas albrbolas graciosas.- Damos las gracias a Dios por tu libertad.- Es un gesto de agradecer enormemente, no me lo esperaba.- Somos vecinos Solimn y si necesitas algo no dudes en pedrmelo, porfavor.Despus de la ducha, Solimn se fue a ver al dermatlogo del barrio, su64 51. Separata de la revista ALJAMAcuerpo le picaba mucho, y lo tena todo rojo y araado.- No te preocupes -exclam el dermatlogo- es una simple infeccin de lapiel, no es algo grave, te recetar unos antibiticos y te sentirs bien.Al salir del consultorio, se dirigi hacia la clnica de Don Gregorio, el vete-rinario de Rex.- Pues lamento comunicarte que Rex muri el mismo da que estuvisteis por aqu. Te llam varias veces a tu telfono para comunicrtelo, pero fue en vano, siempre me sala el buzn de voz Luego me enter por los peridicos de lo que te sucedi. Lo lamento mucho Rex era un gran perro, resgnate Solimn. Solimn trag silenciosamente su amargura, dio media vuelta y sali de laclnica sin despedirse de Don Gregorio. Recorri todas las calles de la ciudad,sin rumbo ninguno. Deambulaba y deambulaba hasta que se encontr- sinpretenderlo de modo ninguno- delante del kiosco de S Bouchaib, que lo reci-bi con brazos abiertos dicindole entre otras cosas :- Ya no vendemos como antes seor SolimnSolimn compr la Ribera Azul. En tres meses todo ha cambiado: laportada, la contraportada, los colores Con curiosisdad, sus dedos buscaron enla seccin donde escriba y descubri con sorpresa que su pgina se habaconvertido en un espacio libre para la publicidad de Lencera de SENZA.- Leccin muy bien asimilada-deca para sus adentros- lo he perdidotodo, mi perro, mi trabajo, mi clamo, mi oxgeno, mi dignidad peroya tengo el recuerdo de este querido pas marcado profundamente en mimejillaQuerida patria, ya has perdido de nuevo a otro de tus hijos quete quera mucho. Ahora tengo que despedirme de t, si me voy para la otraorilla en busca de mi LIBERTAD, no me mires con ojos de ingratitud, yno me regaes, por favor. Eres t la culpable 65 52. Separata de la revista ALJAMAAccsitQUEMADOR Nabil LoukiliEl cielo estaba tapado por nubes lgubres y apretadas. Era una tardeparda que le daba mala espina. Hizo esfuerzos para contrarrestar aquellasensacin de malestar que pesaba tercamente sobre su corazn y que leentorpeca hasta la respiracin:- Todo saldr a pedir de boca. - Dijo para s mismo, en un intentode paliar el regusto desagradable que le dej la crucial decisin queacababa de tomar.Cuando estaba en el ltimo curso de su carrera universitaria acari-ciaba el dorado y modesto sueo de sacar un ttulo con buena califica-cin que le permitiera hacerse hueco en una sociedad regida por la leyde la selva.En efecto logr, no sin esfuerzos, poner el pie en el primer peldaohacia la salvacin. Por fin dio por terminada su carrera universitaria quesupuso, tanto para el como para su familia, un autntico calvario quehizo mella en el mdico y exiguo ingreso familiar reportado por el padreque se gana el pan del da como vendedor ambulante. A decir verdad,el pobre padre no escatim esfuerzo ni gastos para satisfacer las necesida-des tanto materiales como afectivas de su hijo . Siempre le deca :- Hijo, en ti depositamos todas nuestras ilusiones, no nos defraudes.Estas palabras al tiempo que le servan de acicate para redoblar susesfuerzos y aplicarse an ms en sus estudios, le corroan por dentro recor-dndole los sacrificios que por l venan haciendo sus padres. Pero lereconfortaba la idea de que no ms conseguir empleo les recompensaracon creces sus sacrificios.Aquel da se levant temprano, tena que dirigirse a la Facultad deLetras ubicada fuera del casco urbano. Los resultados de fin de curso esta-ban por darse y necesitaba cinco dirhams para coger el autobs. Le costtrabajo pedrselos a su padre, as que los consigui de la madre que, a 67 53. N17 (Especial XV aniversario, vol.II)espaldas de la cabeza de familia, logra ahorrar a duras penas alguna queotra cantidad de dinero por si las moscas. Camino ya de la universidad,despus de haber aguardado ms de una hora y media la llegada de larenqueante y quejumbrosa chatarra que por all llaman autobs, en sumemoria se perfilaban agolpndose todos los recuerdos de cuatro aos desufrimientos, esfuerzos, estrecheces y quebraderos de cabeza que se losdepar esa carrera paradjicamente placentera y ardua. En esto le llamla atencin un titular de un peridico que lea un estudiante para hacertiempo y que deca as :" Mueren ahogados en plena mar veinte emigrantes marroques tras intentaralcanzar las costas espaolas" . La noticia en s no le sorprendi, ya queanlogas informaciones se haban convirtieron en el pan de cada da detodos sus coetneos, pero eso s le dio en que pensar : " Estn locos deremate- dijo para s, con un rictus de amargura. Arriesgar la vida as deabsurdamente, en lugar de encararse a la realidad, por muy amarga y rudaque sea, me parece una cobarda y un disparate imperdonable. Cierto esque la responsabilidad de esas hecatombes, y que parecen traer sin cui-dado a los altos cargos, recae irremisiblemente en la lite minoritaria quegana dinero a espuertas en tanto que la abrumadora mayora y la gentede a pie lo gana a cuenta gotas, malviviendo y llevando a cabo unalucha sauda contra el hambre, las enfermedades y las penurias; pero estono niega el hecho de que muchos jvenes se resistan a buscarse otra salidaque no sea " quemar " al paraso y rehacer all su vida hechizados por suscompatriotas retornados en vacaciones en coches lujosos y con muchoseuros". Un brusco frenazo y consecuente sacudida interrumpi el hilo desus cavilaciones anuncindole la llegada a la facultad por la cual pulula-ban estudiantes atrados como l por las nuevas noticias. Se dirigi dere-cho y a paso largo hacia el Departamento de Lengua y FilologaHispnicas donde solan dar los resultados. Al acercarse le dio un brincoel corazn, pero su euforia era tal que no pudo contener las lgrimas alcomprobar que sac la mejor calificacin a nivel de toda la facultad. Sintique por lo pronto sald la deuda que tena con sus padres y que deja-ron la piel para sacarle adelante. Volvi en volandas a casa para comuni-car a su madre una noticia tan feliz y ahelada por la familia entera. Encuanto franque la puerta llam chillando a su madre:- Madre!, madre!. - Ella le estaba lavando la ropa, encorvada sobreuna pila:- Qu pasa hijo ? - le pregunt, levemente alterada por sus gritos.- Nada madre, es que acabo de sacar la primera nota. 68 54. Separata de la revista ALJAMA La noticia la dej de piedra y la enmudeci. Sus ojos se inundaron de lgri-mas y se abalanz sobre su hijo abrazndole y apretujando un cuerpo dbil ycarcomido por los estudios. Yassin sinti las palpitaciones aceleradas del cora-zn ms carioso y desprendido del mundo. Las lgrimas se precipitaron resba-lndose por las mejillas de la madre y mojndole el cogote a Yassin. La actitudemocionante de Zineb, que as se llama ella, le impresion tanto que prorrum-pi en un sollozo amargo pero contrariamente dichoso. El padre era el ltimoen enterarse ya que suele regresar al anochecer exhausto tras recorrer buena partede las callejuelas de la ciudad antigua pregonando sus verduras y esquivando alos guardias corruptos encargados de perseguir a los vendedores sin puestos ysacarles la mayor cantidad de dinero que puedan o la misma mercanca llevn-dosela luego a casa. La buena noticia sirvi de antdoto contra el extremo can-sancio del padre el cual, a diferencia de la madre, pudo reportar su emocin alrecibir la novedad pero no disimul su jbilo y satisfaccin inefables.- Estoy muy orgulloso de ti hijo. Dios te lo pague! Me has hecho elpadre ms feliz del mundo. El padre sud la gota gorda para reunirle a Yassin el dinero necesario paraque se trasladase a Tetun adonde haban sido convocados los alumnos msbrillantes a nivel nacional y que tendran que competir por diez miserablespuestos de profesores de espaol ofrecidos por un Estado especialmente roosoen Enseanza y Sanidad pblicas pero extremadamente generoso y dadivoso enrelacin a nimiedades. Eran treinta los titulados que se presentaron al concursode ingreso a la Escuela de formacin de profesores, despus de haber pasado porun proceso de preseleccin riguroso. Yassin era de los diecisiete afortunados yaprob el examen escrito. Pero nada estaba sentenciado, tena que superar ine-ludiblemente una entrevista oral que le acreditara apto para ensear el espaolcomo lengua extranjera. Yassin crea a pies juntillas en s mismo, en la justiciadivina, en el apoyo moral y psicolgico que le haban brindado sus padres justoantes de abandonar Fez con destino a la Paloma del norte. Pero lo que ignorabaera que los que no tenan enchufes ni mano en algn que otro ministerio esta-ban literalmente condenados al paro, al olvido feroz de toda la sociedad, a lasmiradas de conmiseracin e hipocresa de vecinos, parientes e incluso amigosbien situados. El da de los resultados definitivos era el peor de toda su vida ydio un vuelco de ciento ochenta grados a su existencia, a su manera de ver,entender y pensar las cosas. Estaba tan convencido de conseguir un puesto, pormuy reidos que eran los ofrecidos, que se resista a admitir sin ms ni ms elhaber sido descartado as de simple por el comit del examen. De todos modostena que despertar a la realidad y pensar qu tena que hacer de all enadelante. De vuelta a Fez, arrullado por los baches esparcidos a lo largo de lacarretera principal, se dedic a dar vueltas a lo que le acaba de suceder: " Qu 69 55. N17 (Especial XV aniversario, vol.II)dir a mis padres? que desilusin tan grande se llevarn ! Qu ser de mi vidade hoy en adelante ? Es que no estoy hecho para otra cosa que sea ensear lalengua que tanto me gusta y en cuyo aprendizaje me dej la piel. " Hubierapreferido ahorrarse el cara a cara y el no tener que explicarles a sus padres lospor qus de su fracaso pero aunque le costaba no tuvo ms remedio que hacerlo.Las palabras del hijo constituyeron un jarro de agua fra y un golpe bastantefuerte que hizo trizas todos los sueos y esperanzas de Zineb y Mohameddurante mucho tiempo albergados. No obstante se armaron de su fe, pacienciay resignacin de siempre que hacen llevadera una vida tan accidentada como lasuya. Metido en su catre poco acogedor, Yassin empez a barajar las escasasposibilidades que tiena a mano para abrirse paso al igual que otros. " Terminarlos estudios ? ....... Qu va ser llover sobre mojado" dijo para s. " Trabajarcon mi padre ? ........ no estoy para esto", " ...lo nico que me queda es emi-grar a Espaa. All me integrar fcilmente en la sociedad gracias a la lenguaque hablo a la perfeccin y no me resultar difcil encontrar una colocacin yrehacer mi vida.....Pero ...pareces sonado Yassin, con lo difcil que es conse-guir el visado ni lo suees !" " Y....?" " Pues hacer al igual que muchosde tus compatriotas" " ! Ni pensarlo! No eras reacio a las intentonassuicidas emprendidas por parados muertos de hambre ?. Tienes que ser conse-cuente con tus principios....." El canto de los gallos criados por el vecino de allado anunci la llegada del amanecer. No peg un ojo en toda la noche. Suspadres tampoco conciliaron sueo pensando en el porvenir de su nico retoo.Zineb se levant hecha polvo y con un dolor de cabeza insoportable pero, aunas, hizo de tripas corazn y prepar el desayuno para su marido que suelamadrugar para salir temprano con sus verduras a la calle. La ciudad inhspita y huraa de Tnger le infunda miedo e incertidumbrea Yassin. No estaba acostumbrado al ambiente de las ciudades costeras y ademsla salida con destino a Espaa estaba a la vuelta de la esquina y esto acrecentabasu temor y preocupacin. Se alojaba en una pensin msera ubicada en una delas calles ms hmedas y sombras de la ciudad. El dinero que llevaba encimano daba para ms. Las calles por las que transit cuando se diriga al caf"Mirador" donde haba quedado con el "Cojo", el hombre que gestionaba elmayor engranaje de emigracin clandestina en la ciudad, hormigueaban detransentes, vendedores, amas de casa de compras, nios de regreso de laescuela, ancianos jugando a la baraja espaola matando el tiempo por no tenerqu hacer, jvenes entontecidos por el efecto de la droga, en cuyas caras se apre-ciaban meridianamente claros los estragos de la miseria ms cruda, del desam-paro, de las inclemencias de la vida....." Cunto esfuerzo y cuntos aos nosllevar el sacar este pas adelante, acabar con la corrupcin, con el clientelismo,con la pobreza y con una infinidad de lacras que lo siguen azotando......" 70 56. Separata de la revista ALJAMAse preguntaba a s mismo con amargura.El Cojo sola permanecer en el caf todo el santo da. Era para l el puntode encuentro de los candidatos a la emigracin clandestina provenientes de dis-tintas partes del pas. Llevaba una boina en la cabeza, un jersey de punto beige,una cazadora de cuero marrn y unos pantalones vaqueros del mismo color bas-tante ajustados a su mitad inferior. Jugaba a las damas con tres ayudantes suyoscuyo trabajo consista en atraer a los aspirantes a emigrar al continente de lossueos.Cuando entr en el caf le recibi un ambiente denso y cargado mezcladocon una humareda mareante y asfixiadora formada por centenares de bocanadasenfurecida o plcidamente soltadas por los ocupantes del local ms frecuentadode la ciudad. Yassin slo conoca de odas al Cojo, pero en cuanto vio aHassan, el ayudante que haba concertado la cita, lo reconoci fcilmentegracias a corpulencia y a su cara apestada de cicatrices mal curadas. Hassan lebusc una silla y le invit a sentarse con ellos. El encuentro dur menos de loque esperaba Yassin. La conversacin se centr escueta y exclusivamente en lahora, el lugar de salida y el modo de pagar la travesa prevista.Hasta aquel momento no haba confesado a sus padres sus intenciones deemigrar clandestinamente a Espaa. Llevaba varios das dndole vueltas alasunto, ya que saba como nadie que la noticia les caera como jarro de agua fray que no habra quien les convenciera de que era la nica vlvula de escape quetena a mano. No obstante, se decidi a decrselo fuera como fuera su reaccin.- Madre ! quera confesarte algo muy importante y espero que lo tomescon calma y filosofa.- dijo Yassin- Dime hijo- contest recelosa la madre.- Es que tengo decidido marcharme al extranjero a buscarme la vida. T ms que nadie sabes que hice cuanto pude para salir adelante aqu, pero en vano. Aqu no hay futuro madre.....- Hijo, por el amor de Dios, por el amor del profeta, no me amar- gues la vida con estas palabras . Sabes que sin ti no puedo vivir, que eres mi vida entera , mi sueo incumplido y que espero que se cumpla en ti.Hasta aquel momento la madre no estaba al tanto de que Yassin sal-dra del pas en una patera, y aun as se mostr reacia a la mera ideade que su hijo emigrara sin entrar en los detalles de cmo y cundohaba de hacerlo. En vista de lo cual, Yassin se vio forzado a disimular 71 57. N17 (Especial XV aniversario, vol.II)los pormenores del viaje planeado ya que, a ciencia cierta, sus padres seopondran a ultranza a que su hijo nico se echara al mar y arriesgarala vida tan insensatamente.- No te preocupes madre crees que a m no me cuesta abandonara la gente que ms quiero ?. Me desgarra el corazn, madre. Peroya ves, no me queda otra salida.- No tires la toalla a las primeras de cambio Yassin. Eres todavajoven y tienes todo un futuro por delante. Ten fe y mucha pacienciahijo.- Por mucha paciencia que uno tenga en este pas de.. Yassin sereport y Zineb le reproch.- Nunca lo digas Yassin. La culpa no la tiene el pas y bien sabesquien la tiene. As que ni se te ocurra volver a hacerlo y menosen mi presencia.- Ya lo s madre. Disclpame, es que estoy tan desesperado que nome doy cuenta de lo que digo . Bueno por lo que respecta a miviaje est todo sentenciado y no puedo dar marcha atrs. En cuantose me arreglen las cosas all nos reuniremos todos en Espaa y nosdespedimos de la miseria y de los sufrimientos de una vez portodasZineb enjug sus lgrimas y se dio por vencida.. Mohamed, elpadre, se resisti en menor grado a la idea. Pero ambos no se entera-ron de que su hijo hara su viaje en una embarcacin destinada a trafi-car con seres humanos de la forma ms vil y abyecta que puede existir. Tres mil dirhams era el importe del viaje y Yassin haba de apa-rselas como Dios le diera a entender para reunir esta cantidad de dineroque resultaba bastante prohibitiva para los ingresos de su padre. Vendilos libros y novelas en espaol que tena a cambio de unos mdicos bi-lletes. Consigui unos mil dirhams de prestado de dos amigos ntimossuyos dedicados a vender chucheras por las callejas del casco antiguo dela ciudad. El padre, por su parte, tomo prestados unos dos mil dirhamsde un amigo suyo, Taher , un comerciante bastante acaudalado. - En cuanto llegue Yassin a Espaa y le vayan bien las cosas te los devolver Taher. Te estoy muy agradecido y nunca me olvidar de tamao favor. - No seas exagerado, Mohamed. No es nada. Adems para esto estn los amigos.72 58. Separata de la revista ALJAMA- Dios te lo pague con creces, hermano. A Mohamed se le llenaron los ojos de lgrimas y no pudo impedirque la emocin se adueara de l. Se dej caer en el catre chirriante y oxidado de la habitacin msbarata que haba en la pensin Arraha ( Comodidad ). Se tumb bocaarriba y cerr los ojos en un intento de vencer la cenicienta corazonadaque se apoderaba de l. A las siete de la noche se haba dado cita conHassan en las afueras de la ciudad para ir al lugar de salida hacia laotra orilla. - Pinsalo antes de que sea tarde. Le susurr una voz recndita y amortiguada- Todava ests a tiempo. Piensa en tus padres, en lo mucho que sufriran en el caso de que - No.. ! No !- Se incorpor brusca y repentinamente- Llegar sano y salvo a Espaa y sacar a mis padres de esta maldita situacin- Lo dijo en voz alta pero entrecortada y respirando con dificultad.Le vino a la memoria el momento en que se despidi de suspadres.Sentada en una silla de plstico, extenuada, rendida, los ojoshinchados de tanto llorar, unas ojeras indicando que llevaba varios dassin pegar ojo, las manos desmayadas sobre el regazo, la cabeza agachadacas hundida entre las piernas.Yassin era el tacn de Aquiles de Zineb, el ser que daba sentido,sabor, color y valor a su existencia amargada por las inclemencias del daa da.El estaba ultimando los preparativos de su viaje. Mohamed estaba porregresar tras una jornada movida. En una bolsa de plstico negra metiuna camiseta, un jersey de lana descolorido, unos pantalones vaqueros deazul plido de mucho poner y lavar. Una foto de sus padres de recincasados en blanco y negro, un rosario y una copia del Corn Sagrado leserviran de gran apoyo para hacer frente a los temores que presumible-mente le asaltaran en el curso de la travesa.- Dnde est Yassin ?- Pregunt el padre.- Recogiendo sus cosas all dentro- contest Zineb- Intntalo por ltima vez Mohamed, te lo ruego por Dios, convncele de que no lo haga.- No hay manera, no te mortifiques ms de la cuenta ; pasar lo que Dios quiera. De todos modos hemos de aceptar nuestro destino con 73 59. N17 (Especial XV aniversario, vol.II)resignacin y dejar que las cosas tomen el curso trazado por Dios.- De eso nada, Mohamed. Dios aprieta pero no ahoga. Y esto nosahoga, nos quita la vida. Qu acicate nos queda para seguir malviviendo tan humilladamente ? Dime.- Nunca llueve a gusto de todos y.....- Recurdame cundo llovi a nuestro gusto alguna maldita vez...- Bueno de qu sirven nuestras lamentaciones y maldiciones ahora ?....De nada Zineb..de nadaYassin sali de su habitacin con la bolsa al hombro. La madre tratde ponerse de pie pero se sinti sin fuerzas, fij su mirada en su hijocomo si fuera la ltima vez. Not que el alma se le arranca de entre lascostillas. Yassin se acerc y se arrodill a los pies de su madre.- Perdname madre ! y reza mucho por m , te lo suplico madre, no dejes de rezar por m..pide a Allah que me proteja madre.- Que Allah te proteja hijo- le dijo acaricindole cariosamente la cabeza.Le bes las manos temblorosas, se levant con prontitud para que suspadres no se dieran cuenta de que tena la emocin a flor de la piel y que leentraban ganas irresistibles de prorrumpir en un sollozo ininterrumpido y des-cargar todas las amarguras, sinsabores, resquemores que bullan en su interior.Se despidi de su padre abrazndole fugazmente y sonriente para quitarlehierro a un momento tan desgarrador y doloroso. Sali apretando el pasodejando a sus espaldas a dos criaturas sin alma, sin sueos, sin vida..- A qu hora es la salida ?- Y la pasta ?- Descuida. Dime cundo saldremos de aqu.- Dentro de una hora. Nos reuniremos al resto de los Quemadoresy en cuestin de horas ya estars en Europa. Pero nada ms ponertelos pies en la patera me debes entregar la blanca.- Est bien.Ambos acudieron a un restaurante barato a matar el gusanillo. Elcamarero les sirvi sendos platos de plstico con cuatro sardinas fritas,un poco de salsa de tomate, una ensalada y una rosca de pan. En reali-dad Yassin no tena ganas de comer, pero aparentaba tener hambre para 74 60. Separata de la revista ALJAMAdisimular, ante Hassan, los temores que no le daban cuartel desde hacaya tiempo.Eran las ocho y media de la noche. Soplaba un viento suave y fresco.El cielo estaba cubierto de nubes ligeras, y de cuando en cuando, deja-ban paso a unas estrellas que se asomaban avergonzadas a las olas quietas ydciles.- No me parece un buen momento para quemar Cojo - AdvirtiHassan a su patrn.- Qu sabes t del estado del mar ni del tiempo para decirme a m quhay que hacer y cundo ?. Aqu mando yo, slo yo, me oyes chato ?- Bueno, bien, no te pongas as por pequeeces. Haz lo que te parezcaoportuno y olvdate de mis palabras.- En boca cerrada no entran moscas, cretino. As que cllate de una vez.- Vale , valeEntre los quemadores haban muchos subsaharianos que aguantaroncarros y carretas para llegar a este punto tan cercano de Europa, huyendo deguerras, de homicidios, de hambrunas y enfermedades fcilmente curables encualquier hospital llamado desarrollado. En las caras de los subsaharianosYassin lea bien claro lo mucho que haban sufrido hasta llegar aqu.- Todo el mundo los abandon a su suerte cobardemente. Derechos huma-nos, solidaridad, igualdad de oportunidades, cooperacin Norte- Sur,conferencias, congresos, debatesHablar por hablar y a la hora deverdad.que los trague el mar..que vayan al infiernos..allellos.y a nosotros qu.. Dijo para s Yassin con un rictus deburla amarga.Cerca de veinte personas de carne y hueso se hacinaron como sardinas enuna patera a motor. Reinaba un silencio sepulcral. En las miradas se reflejabanesperanzas infinitas pero empaadas por el temor a lo desconocido. Cada cualse hizo un lugar en la patera como si se entregaran por voluntad propia a lasgarras implacables de la muerte. El traqueteo del motor puesto en marcha rom-pi el silencio en el que se vean sumidos. La embarcacin empez a moversemar adentro dejando una estela espumosa a su zaga y con ella todo un acervode recuerdos, vivencias, amores, desamores, ilusiones y desilusiones.en fintoda una vida de los que en ella viajaban.Los primeros momentos transcurrieron con normalidad con la excep-75 61. N17 (Especial XV aniversario, vol.II)cin de que algunos quemadores , entre ellos Yassin, se marearon yrompieron a devolver lo poco que tenan en las entraas. Con el paso deltiempo, el viento que momentos atrs era apacible y suave, empez a ponersede mal humor soplando con fuerza . Las nubes se hicieron ms presurosasagrupndose y apretndose las unas contra las otras. La embarcacin sebalanceaba golpeada repetidas veces por las cada vez ms crecientes olas.El mal tiempo lejos de amainar se arreci aun ms contra la indefensa eimpotente patera. El pnico comenz a cundir entre los quemadores .Yassin se ech a recitar versculos del Corn y sac de la bolsa la fotode sus padres. Una ola descomunal se abalanz con la saa de una fieraherida sobre los cuerpos desamparad