Sesgo Politico y Espiritiualidad en Formacion de Psicoterapeutas APONTE

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El sesgo político, los valores morales,y la espiritualidad en la formación de los psicoterapeutas (Aponte) Las personas que acuden a terapia carecen muchas veces de familia, comunidad y religi con frecuencia le piden al terapeuta guía, orientación y ejemplos. Le piden valores, sentido, le piden espiritualidad. El reto está en ver cómo se vincula lo espiritual con lo psicológico abriendo la tera esencial de la vida. El autor propone diversas medidas para la formación de los terap incluyendo el uso activo de los recursos espirituales de sus pacientes y familias a f aclararlas sus valores frente a un tema determinado y alentarlos que busquen fuentes trascendente de esperanza, fortaleza o consuelo. Hoy La psicoterapia se preocupa por lo espiritual. in embargo, lo que se inquiere no es un espíritu, como en qu! forma ese espíritu, de cualquier manera que se defina, afect emociones, nuestra vida anímica y nuestras relaciones con los demás. "ambi!n está en saber cómo influyen en nuestra política, moral y religión en la psicoterapia. "eniendo en cuenta el trastocamiento social de los valores, la sociedad nos desafía a revelemos, e#pliquemos y justifiquemos de qu! modo nuestra terapia gravitará en los v moral y la cosmovisión de los individuos, familias y comunidades. La espiritualidad puede ser definía como unamodalidad de vida que proporciona una cosmovisión, normas morales y una forma de vivir. $ aunque permanezca parcialmente oc la conciencia individual y social, se halla en el centro de las elecciones que se rea vida, manifestándose la espiritualidad en nuestra política, cultura, etnicidad, raza definiendo además las prioridades, obligaciones y roles de los individuos en la socie %or tanto, en el n&cleo mismo de las psicoterapias hay una base de valores espiritual confieren a cada escuela su propia perspectiva y determinan el rumbo que comprensión del funcionamiento humano. La confusión espiritual y las necesidades de los pacientes 'onsiderándose esta diversidad de maneras de pensar de los terapeuta a la luz de lo q sucediendo en la población en general ()En esta sociedad los valores están fragmentán En el n&cleo de esta libertad no solo hallamos el aflojamiento de los lazos emocional y legales con la familia y la comunidad sino tambi!n el debilitamiento de los valores y comunitarios en que las personas basan sus decisiones personales, las que requieren practicidad, y eficiencia. Los pacientes no solo vienen a terapia llenos de confusión en cuanto a su moral indiv buscando compensar la falta de guías morales humanitarias y confiables en la sociedad conjunto. cuden con familias en desintegración o que ya apenas son familias, a menudo han perdi control de su vida a raíz de las drogas y el alcohol, de su comportamiento autodestru dedicarse a un estilo de vida y entablar relaciones que anta-o eran consideradas infr novedoso no es sólo el tipo de problemas que presentan, sino su confusión en lo tocan manera de refle#ionar sobre esos problemas. us preguntan abarcan desde qu! hacer con adolescente embarazada, hasta la manera de enfrentar la muerte con sida. La gente no solo viene buscando alivio para sus angustias, sino respuestas, quieren una mejor manera de vivir o de morir. menudo acuden porque no tienen nada por qu! vi porque están deprimidos, sino porque hay escaso sentido e#istencial en su frecuencia le piden al terapeuta guía, orientación y ejemplos. Le piden valores, fina sentido. Le piden espiritualidad.

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El sesgo poltico, los valores morales, y la espiritualidad en la formacin de los psicoterapeutas (Aponte)Las personas que acuden a terapia carecen muchas veces de familia, comunidad y religin, y con frecuencia le piden al terapeuta gua, orientacin y ejemplos. Le piden valores, finalidades, sentido, le piden espiritualidad. El reto est en ver cmo se vincula lo espiritual con lo psicolgico abriendo la terapia al sentido esencial de la vida. El autor propone diversas medidas para la formacin de los terapeutas, incluyendo el uso activo de los recursos espirituales de sus pacientes y familias a fin de aclararlas sus valores frente a un tema determinado y alentarlos que busquen fuentes trascendente de esperanza, fortaleza o consuelo. HoyLa psicoterapia se preocupa por lo espiritual. Sin embargo, lo que se inquiere no es tanto si hay un espritu, como en qu forma ese espritu, de cualquier manera que se defina, afecta nuestras emociones, nuestra vida anmica y nuestras relaciones con los dems. Tambin est en juego el saber cmo influyen en nuestra poltica, moral y religin en la psicoterapia. Teniendo en cuenta el trastocamiento social de los valores, la sociedad nos desafa a que revelemos, expliquemos y justifiquemos de qu modo nuestra terapia gravitar en los valores, la moral y la cosmovisin de los individuos, familias y comunidades.La espiritualidad puede ser defina como una modalidad de vida que proporciona una cosmovisin, normas morales y una forma de vivir. Y aunque permanezca parcialmente oculta a la conciencia individual y social, se halla en el centro de las elecciones que se realizan en la vida, manifestndose la espiritualidad en nuestra poltica, cultura, etnicidad, raza y religin, definiendo adems las prioridades, obligaciones y roles de los individuos en la sociedad. Por tanto, en el ncleo mismo de las psicoterapias hay una base de valores espirituales que confieren a cada escuela su propia perspectiva y determinan el rumbo que tomar en la comprensin del funcionamiento humano. La confusin espiritual y las necesidades de los pacientesConsiderndose esta diversidad de maneras de pensar de los terapeuta a la luz de lo que est sucediendo en la poblacin en general (En esta sociedad los valores estn fragmentndose). En el ncleo de esta libertad no solo hallamos el aflojamiento de los lazos emocionales sociales y legales con la familia y la comunidad sino tambin el debilitamiento de los valores familiares y comunitarios en que las personas basan sus decisiones personales, las que requieren sabidura, practicidad, y eficiencia. Los pacientes no solo vienen a terapia llenos de confusin en cuanto a su moral individual, sino buscando compensar la falta de guas morales humanitarias y confiables en la sociedad en su conjunto. Acuden con familias en desintegracin o que ya apenas son familias, a menudo han perdido el control de su vida a raz de las drogas y el alcohol, de su comportamiento autodestructivo o de dedicarse a un estilo de vida y entablar relaciones que antao eran consideradas infrecuentes. Lo novedoso no es slo el tipo de problemas que presentan, sino su confusin en lo tocante a la manera de reflexionar sobre esos problemas. Sus preguntan abarcan desde qu hacer con una adolescente embarazada, hasta la manera de enfrentar la muerte con sida. La gente no solo viene buscando alivio para sus angustias, sino respuestas,: quieren saber si hay una mejor manera de vivir o de morir. A menudo acuden porque no tienen nada por qu vivir, no porque estn deprimidos, sino porque hay escaso sentido existencial en su vida. Y con frecuencia le piden al terapeuta gua, orientacin y ejemplos. Le piden valores, finalidades, sentido. Le piden espiritualidad. Los psicoterapeutas de hoy La capacitacin que reciben los terapeutas no les da suficiente informacin acerca de los valores y de las dimensiones espirituales presentes en la vida de sus pacientes, o se les da sesgada. Los terapeuta se ven presionados a resolver por si mismos qu es lo correcto y cundo una conducta es responsable. Los terapeutas tienen que determinar, dentro de este nuevo marco moral fragmentado, qu significa funcionar bien o mal, qu objetivos teraputicos son mejores o peores, que soluciones resultan apropiadas o inapropiadas. La formacin de los terapeutas de hoyEs posible entender la espiritualidad, como una fuerza activa, emanada del ncleo de la persona asi como de la familia y la comunidad; como una dinmica compleja que se desarrolla, y evoluciona a travs de los triunfos y derrotas, los cambios y el crecimiento; como algo que forma hasta tal punto parte inherente de la vida, que ningn dolor emocional, afliccin psquica o conflicto relacional puede ser comprendido en profundidad sin tomar en cuenta la espiritualidad de la gente. El inters de los valores de parte del terapeuta se limita al papel que cumple la espiritualidad en la comprensin y resolucin de los problemas emocionales y de relacin que los consultantes traen al tratamiento. En la practica el mayor desafo que lo espiritual presenta a los terapeutas consiste en saber ayudar a la gente a utilizar su espiritualidad para resolver sus problemas. Los valores, la cultura y la religin solo tienen relevancia en un mtodo curativo si los terapeutas son capaces de traducir sus creencias en guas morales, motivaciones y fuertes autnticas de fortaleza, inspiracin y consuelo. Los pacientes pueden reflexionar acerca de su espiritualidad con sus terapeutas dentro de los limites impuestos por el intento de comprender su problemtica y trabajar sobre esta. La inclusin de la familia y aun de ciertos miembros de la comunidad puede complicar esta exploracin, pero puede tambin enriquecerla. Los terapeutas tienen que contar con la experiencia y sensibilidad suficientes para colaborar con los pacientes en su recorrido por estas muy complejas y misteriosas conexiones entre la espiritualidad y los problemas cotidianos. Consideraciones para terapeutas instructoresNo tomar una posicin explicita en cuanto a la inclusin de la espiritualidad en el trabajo con los pacientes, y familias equivale a desconocer, desatender, y mantener silenciados los valores, la moral y la cosmovisin que encuadran la terapia, tal como es practicada por el clnico. No formar en espiritualidad equivale a impedir que los terapeutas sean responsables de los valores que transmiten con su terapia, dejando abierta la posibilidad de un descuido o manipulacin de la espiritualidad del paciente. Para que las instituciones formativas incluyan la espiritualidad en sus programas, primero tienen que 1. Reconocer cuales son sus propias opiniones en materia de valores sociales, moral personal, y filosofa de vida, 2. Decidir en que medida su modelo teraputico reflejara o no ese sego particular, 3. Establecer que un sistema que capacite a los terapeutas para trabajar con la espiritualidad forma parte integral de su tipo de terapia. La persona del terapeutaLa formacin sobre la persona del terapeuta puede brindar la habilidad de acceder a sus propia espiritualidad, comprenderla y operar profesionalmente con ella. Se sugiere que la focalizacin en lo espiritual podra seguir estas 3 etapas: 1. Aprender a reconocer los valores morales, actitudes corporales y creencias religiosas vigentes en su vida presente. 2. Alumno estudia la historia de su espiritualidad en el contexto de las relaciones personales que tuvo en el pasado. 3. Supervisin clnica centrada en lo que aporta o debe aportar de su espiritualidad personal al trabajar con pacientes. Adquiriendo parmetros, indicadores y mtodos para el uso de su espiritualidad personal en sus relaciones en el trabajo con los consultantes dentro de su modelo profesional de terapia. ConclusionesEl reto est en ver como se vincula lo espiritual con lo psicolgico y con las relaciones personales, abriendo la terapia al sentido y finalidad fundamentales de la vida en las luchas cotidianas de nuestros consultantes y pacientes. Para los terapeutas la dificultad de este reside en lo que espiritual no es propiedad del clnico, ni siquiera forma parte de su especializacin corriente. No obstante, los sucesos y circunstancias de la sociedad actual exigen que los terapeutas reconozcan el poder, la importancia y la significacin que tiene lo espiritual en la vida de sus pacientes. Para comprometerse con lo espiritual, el psicoterapeuta necesita tanto humildad como osada, Humildad, porque ello le exigir operar con algo que desborda el campo de la psicologa y osada, porque en el mundo espiritual es mayor la porcin desconocida que la conocida.