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Estas dos simples palabras simbolizan desde diciembre la revuelta de la ciudadanía en Galicia, dispuesta a romper con el fatalismo, con la actitud de resignación que parecía inheren- te al carácter de un pueblo demasiado acostumbrado a sufrir los reveses de la fortuna. El accidente del petrolero Prestige, convertido en catástro- fe por la desafortunada actua- ción de las autoridades respon- sables de afrontarlo, hizo reac- cionar a la población con una mezcla de coraje y civismo que sorprendió a propios y extraños. Como es sabido, el petrolero estuvo navegando durante una semana siguiendo un rumbo errático frente a las costas galle- gas, mientras las autoridades repetían sin cesar que la situa- ción estaba controlada y no había nada que temer. Pero estas decla- raciones perdieron toda credibili- dad cuando los vecinos de la bien nombrada Costa da Morte vieron desde sus casas, al despuntar el día catorce de noviembre, cómo ese almacén de material conta- minante estaba a punto de estre- llarse contra la costa, en medio de una gran tormenta. La gente empezó a llamar por teléfono y a intervenir en directo en las emisoras de radio, incluso en la Radio Galega, la niña de los ojos de la Xunta, para contar lo que veían, que SIGNOS DE LOS TIEMPOS 69 ¡Nunca máis! Agustín Díaz Blanco __________ Agustín Díaz Blanco (Santiago de Compostela) es periodista.

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Estas dos simples palabrassimbolizan desde diciembre larevuelta de la ciudadanía enGalicia, dispuesta a romper conel fatalismo, con la actitud deresignación que parecía inheren-te al carácter de un pueblodemasiado acostumbrado asufrir los reveses de la fortuna.El accidente del petroleroPrestige, convertido en catástro-fe por la desafortunada actua-ción de las autoridades respon-sables de afrontarlo, hizo reac-cionar a la población con unamezcla de coraje y civismo quesorprendió a propios y extraños.

Como es sabido, el petroleroestuvo navegando durante unasemana siguiendo un rumbo

errático frente a las costas galle-gas, mientras las autoridadesrepetían sin cesar que la situa-ción estaba controlada y no habíanada que temer. Pero estas decla-raciones perdieron toda credibili-dad cuando los vecinos de la biennombrada Costa da Morte vierondesde sus casas, al despuntar eldía catorce de noviembre, cómoese almacén de material conta-minante estaba a punto de estre-llarse contra la costa, en mediode una gran tormenta.

La gente empezó a llamarpor teléfono y a intervenir endirecto en las emisoras de radio,incluso en la Radio Galega, laniña de los ojos de la Xunta,para contar lo que veían, que

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¡Nunca máis!

Agustín Díaz Blanco

__________Agustín Díaz Blanco (Santiago de Compostela) es periodista.

muy poco tenía que ver con lastranquilizadoras declaracionesoficiales. Por eso, los ciudada-nos siguieron alarmados el sin-gular periplo del barco, mien-tras escuchaban día tras día lasmás firmes declaraciones ofi-ciales desmentidas casi deinmediato por la realidad cons-tatable.

Al descrédito de las autorida-des se sumó muy pronto la cons-tatación del negro porvenir quese cernía sobre las costas: losbancos de marisco, empezandopor criaderos de percebes, lasplayas y acantilados de la salva-je Costa da Morte empezaron acubrirse de chapapote. Y deinmediato se descubrió que laimpotencia de las autoridadesante la catástrofe era tan fuertecomo la de los afectados direc-tos. Estos empezaron de inme-diato a buscar métodos imagina-tivos para combatir la mareanegra, que las autoridades nisiquiera querían llamar así.

Este cúmulo de circunstan-cias hizo despertar entre los ciu-dadanos la necesidad de hacersentir su desazón, hacer oír surebelión, mostrar su repulsaante unas autoridades que nisiquiera se atrevieron a compar-

tir su sentimiento de impoten-cia: todos aspiraban a salvar sudignidad personal, algo tanpoco medible como íntimo einalienable.

Por eso la difusa llamada auna manifestación de protestaobtuvo un eco absolutamenteinesperado: cerca de doscientasmil personas acudieron aSantiago el uno de diciembre.La gente más concienciada enlos pueblos y aldeas fue toman-do protagonismo, con la ayudasobre todo de militantes nacio-nalistas y la menos decididacolaboración de otras personascon sensibilidad; hasta el puntoque en ese gran acto de protestala gran mayoría de los partici-pantes no eran militantes deningún grupo y abundaban lossimpatizantes de todo el espec-tro político, incluido el PartidoPopular, que a última hora quisosumarse a la convocatoria, paralo que reclamaba que se supri-miese en el comunicado finaltoda demanda de dimisión delas autoridades.

Ese es, en esencia, el espíritude la plataforma Nunca Máis,un grito unánime de defensa dela dignidad de un pueblo, deunos ciudadanos que se sintie-

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ron víctimas de una catástrofe yabandonados por unas autorida-des que no habían sido capacesde evitarla ni de compartir sudesesperación y su rebeliónfrente a la fatalidad. Por eso labandera de Nunca Máis, la ban-dera de Galicia en la cual elcolor blanco ha sido teñido porel negro de la contaminación, semultiplicó en los balcones delas casas, proliferó en losespectáculos deportivos e inva-dió algún escenario de espectá-culos televisivos, de la manodel público y en la boca de muydiversos artistas.

Desde la gran manifestacióndel uno de diciembre enSantiago hasta la marcha sobreMadrid del 23 de febrero, NuncaMáis no dejó de mantener enalto la bandera de la reivindica-ción de la dignidad, de la nuevaconciencia de la ciudadanía. Poreso obtuvo también la complici-dad de los miles de voluntariosque acudieron de todas partes aechar una mano en la lucha con-tra la contaminación: ellos fue-ron testigos de primera mano deldesamparo de las víctimas.

Por eso han tenido tan pocoeco las desafortunadas y malé-volas maniobras que pretendie-

ron ensuciar la idea concretadaen este grito, que hasta GeorgeBush repitió. La insidiosadenuncia de un autodenomina-do sindicato Manos Limpias,del que no se conocen delega-dos electos, pero sí dirigentesultras, obtuvo franca acogida deun personaje tan “independien-te” como el fiscal Cardenal ymereció un discreto apoyo enun periódico tan centrado comoLa Razón, para dar el salto a dosminutos de telediario del inefa-ble Urdaci. Al mismo tiempoque desde La Moncloa sedifundían dudas sobre una posi-ble ilegalidad en la recogida yuso de 80.000 euros y un conse-lleiro de la Xunta trataba de“jarraicitos” a sus miembros.

Curiosamente esta campañarecibía el apoyo del veinte porciento de los seguidores de unforo abierto por el diario La Vozde Galicia, frente al 80 porciento de adhesiones a la plata-forma, a la cual anunciabandonativos muchos de los parti-cipantes en dicho foro. Pero esque todas las actuaciones prota-gonizadas por esta plataformademostraron un tal grado decivismo que los ciudadanos delcomún, sin mayores conviccio-

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nes políticas o ideológicas oincluso votantes reconocidosdel Partido Popular, se sintieronofendidos por tal tipo de cam-paña difamatoria.

¿Hasta cuándo y hasta dóndellegará este sobresalto de defen-sa de la dignidad ciudadana? Esla gran pregunta que la opiniónpública se hace. Por lo pronto,en la encuesta del CIS difundidaa finales de enero, el problemacausado por el Prestige aparecía

como el tercero (después delparo y del terrorismo) en la con-sideración de los ciudadanos detoda España. Y, desde luego,vista la furibunda reacción deJosé María Aznar en su discursode lanzamiento de la campañamunicipal en Santiago (“seacabó el chollo de andar ladran-do por las esquinas”), da laimpresión de que el PartidoPopular tiene miedo a no gober-nar Nunca Máis.

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En estos días se está preparan-do una acción militar de ataquecontra Irak que nos es presenta-da como inevitable. Sin embar-go, la guerra nunca es una fata-lidad, ante la cual haya queresignarse, sino que siempresignifica una derrota de lahumanidad, que hay que evitar.Por el contrario, el respeto delderecho internacional, el diálo-go leal, la solidaridad entre losestados y el ejercicio de la

diplomacia son los únicosmedios dignos de la persona yde las naciones para resolver losconflictos. Nuestra fe cristiananos exige un compromiso reno-vado a favor de la paz. Así,pues, impulsados y orientadospor esa fe, al mismo tiempo queluchamos por la justicia, recha-zamos toda violencia; y demanera especial la nociónmisma de la llamada “guerrapreventiva”.

¡Digamos no a la guerra!

Manifiesto

_________Manifiesto promovido por las siguientes organizaciones e instituciones:

Justicia y Paz - Departamento de Justicia y Paz de la Confer - Acción cultural cristiana - Acción social protestan-te - Iglesia Evangélica Española -Acción Verapaz - Agencia adventista para el desarrollo y recursos asistenciales(ADRA) - Asociación de ayuda al anciano sobre residencias -Asociación misionera salvatoriana paraLatinoamérica (AMSALA) - Asociación nacional de caridad de San Vicente de Paúl - Cáritas Española -Convención de cristianos por Europa (e-cristians) - Cristianos con el sur - Obra cooperación apostólica seglar his-pano-americana (OCASHA) - Departamento de misiones de la Confer - Federación de Movimientos de AcciónCatólica Española - Federación Setem - Fraternidad cristiana de enfermos y minusválidos (FRATER) - FundaciónEmmanuel Mounier - Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) - Juventud Estudiante Católica (JEC) -Juventud Obrera Católica (JOC) - Movimiento de Acción Católica general de adultos - Movimiento de jóvenesde Acción Católica - Movimiento de los Focolares - Organización de cooperación y solidaridad internacional(OCSI) - Proyectos de promoción y desarrollo (PROYDE) - Sociedad de San Vicente de Paúl.

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Tenemos, pues, que oponer-nos a la guerra, ahora quetodavía estamos a tiempo.

La cuestión de la paz nopuede separarse de la cuestiónde la dignidad de la persona yde los derechos humanos.Juntamente con eso, se ha derecordar a cuantos creen que lavida pública internacional sedesarrolla de algún modo fueradel ámbito del juicio moral queel problema de la paz no puedeprescindir de las cuestionesrelacionadas con los principiosmorales, y, por lo tanto, todaslas decisiones relativas a ellaestán sometidas al examen éticoque tiene como referente desta-cado la Declaración Universalde los Derechos Humanos.

La guerra que se anuncia yprepara es inmoral e ilegítima, ytendría previsibles consecuen-cias dramáticas: en primerlugar, causaría sin duda milesde muertos, heridos y desplaza-dos, y el pueblo iraquí sería suprimera víctima, en particular lapoblación civil; en segundolugar, se incrementaría el abis-mo de desconfianza y hasta deodio que ya se ha establecidoentre los países occidentales ylos pueblos de la región.

Una acción militar contra Irakdaría la razón a los extremistasque perciben nuestro mundocomo dominado por el choqueentre “civilizaciones”, es decir (¡yeso nos causa un sufrimiento par-ticularmente cruel a los creyen-tes!), como una confrontaciónentre religiones, cuando en reali-dad se trata de un enfrentamientomotivado por razones económi-cas. Además, si se produjera laguerra, no podríamos evitar elsentimiento de que las resolucio-nes de las Naciones Unidas seaplican con doble rasero enOriente Próximo. Y nuestro dis-curso que proclama a la democra-cia y los derechos humanos comovalores universales quedaríatotalmente desacreditado.

Pero aún estamos a tiempo;podemos todavía influir sobre lasdecisiones que se han de tomar porparte de quienes nos gobiernan.España es en estos momentosmiembro del Consejo de Segu-ridad de las Naciones Unidas, yocupa, por lo tanto, un lugar privi-legiado en la resolución de esteconflicto. Por eso, manifestemosmasivamente al Gobierno nuestravoluntad de que nuestro País seoponga a esta aventura sin retor-no que sería la guerra.

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Desde la Edad Media hasta elsiglo XXI, la Iglesia católica hadado respuestas dispares a losdistintos conflictos bélicos queha sufrido la humanidad. Elrotundo no de Juan Pablo II auna nueva guerra en Irak con-trasta, por ejemplo, con el sí alas guerras de Bosnia y Kosovo,con el rechazo a la guerra delGolfo, o con el silencio sobre los200.000 católicos asesinados enTimor Oriental, silencio obser-vado también en Chechenia.

Pero hay que remontarsevarios siglos en el tiempo pararecordar las guerras económicasque en los siglos XI y XII con-dujo Occidente para abrirsepaso hacia Oriente, bautizadaspor los católicos como las cru-

zadas contra los árabes paraliberar Jerusalén. O las guerrasde religión en Europa centraldurante los siglos XV-XVI pararepartirse los impuestos de loscatólicos y protestantes tras lasecesión de Martin Lutero. Másrecientes fueron la bendición dePío XII a la victoria de la cruza-da de Franco y el apoyo delVaticano al régimen colabora-cionista de Vichy.

La contradicción

Los analistas ponen comoejemplo de ese vaivén de lospapas la aparente contradicciónde las dos posiciones que hadefendido en público JuanPablo II: “La guerra es una

Las guerras del Vaticano

Rossend Domenech

__________Rosend Domenech es colaborador de la Agencia Adital de Brasil. Este artículo se publicó, conpermiso de reproducción en www.PerspectivaCiudadana.com, un portal de Rep. Dominicana.

aventura sin retorno” (guerradel Golfo, 1990) y la comuni-dad internacional “tiene eldeber de intervenir en otro paíspor razones humanitarias”(Kosovo, 1999).

Historiadores y teólogoscatólicos han considerado queestos cambios de actitud a lolargo de los siglos han sido“oportunistas” e “interesados” yno inspirados solamente en losprincipios cristianos. Otros, encambio, han atribuido los cam-bios a la naturaleza ambigua delpapel del Papa, jefe de Estado ylíder de una religión a la vez.

Diferentes ópticas

También hay pensadores queimputan la ambigüedad alhecho de que, aun siendo unaestructura jerárquicamente ver-tical y rígida, la Iglesia católicaes también un universo horizon-tal donde “hay de todo” y argu-mentan que la óptica con que semira la miseria puede ser dife-rente desde los palacios vatica-nos que desde una miserablechabola brasileña.

Durante siglos, la doctrinaoficial de la Iglesia católicaincluyó el concepto de “guerra

justa” y no podía ser de otramanera, visto que los papas erana veces, entonces, los primerosque dirigían las tropas en losataques. La leyenda de LucreciaBorgia se forjó precisamentegracias a las ausencias de supadre, Alejandro VI, de Roma,ocupado en guerras y, de paso,en otros menesteres menosnobles para un eclesiástico.

El concilio del cambio

Los cronistas y pensadoressitúan en el Concilio Vaticano II(1963-1965) el abandono de laidea de “guerra justa”. “No esrazonable pensar que la guerrasea un instrumento adecuadopara reparar las violaciones delos derechos”, dijo el entoncesPapa Juan XXIII. Aquel conciliodeclaró, en síntesis, que la gue-rra es siempre un mal a la quesolamente se puede recurrir unavez agotados todos los demásinstrumentos y sólo para la legí-tima defensa, aunque nunca conarmas atómicas, bacteriológicaso químicas, o con armas con-vencionales que provoquen des-trucciones indiscriminadas.

Pero el Catecismo de laIglesia Católica ignoró la cues-

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tión tal como se había planteadoen el Concilio Vaticano II y afir-ma que las autoridades tienen“el derecho de usar las armaspara rechazar a los agresores dela comunidad civil a ellos con-fiada”. Paralelamente, para impe-dir o frenar arbitrariedades, seabrió paso en los discursos de lospapas Pablo VI y Juan Pablo IIuna idea ya formulada por Pío XIIsobre la necesidad de instituir ode tomar como referencia una“autoridad internacional compe-tente”. De ahí que las continuasapelaciones de Karol Wojtyla se

hayan dirigido a la “comunidadinternacional” y a la ONU encada conflicto.

Juan Pablo II es quien másha oscilado entre posicionesdiferentes. En Chechenia calló,posiblemente para no empeorarmás todavía las relaciones delos católicos con los ortodoxosrusos, mientras que en Bosniadefendió la “injerencia humani-taria” para salvar las relacionescon el Islam moderado. “¡Quédifícil es ser Papa!”, dijo un díaKarol Wojtyla

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El término reconciliación hatenido un largo y accidentadorecorrido en nuestra historia,tanto en el lenguaje filosóficoético, como en el mundo de loreligioso. Surgió en la culturagriega como restauración de laarmonía primitiva entre losseres humanos, después de unaenemistad casi insalvable. SanPablo rescató este término dellenguaje profano de su tiempo ylo empleó como acción deponer fin a una enemistad yestablecer la paz mesiánicaesperada. Cristo reconcilia a lahumanidad con Dios; a judíos ygentiles, dos pueblos excluyen-tes; y a todas “las cosas delcielo y de la tierra”. La reconci-liación es “mensaje” de Dios deconversión y perdón, al que res-ponden los creyentes con un

“servicio” de armonía y de pazentre “judíos y paganos, escla-vos y libres, hombre y mujer”.Hoy diríamos entre judíos ypalestinos, vascos nacionalistasy no nacionalistas, españoles yemigrantes, hombres y mujeres.

En los primeros siglos delcristianismo, la reconciliaciónse entendió como virtud emi-nente, a la altura de la paz, ycomo sacramento de la conver-sión y del perdón. En latín,reconciliar procede de concilio,que significa reunión o convo-cación. Conciliar es, pues, reu-nirse para hacer las paces conlos otros, sean adversarios oenemigos. Reconciliar es cam-biar la manera de pensar y com-portarse, en una relación nuevade donación y apertura, deencuentro y comunión, para

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El menester de la reconciliación

Casiano Floristán

__________Casiano Floristán (Madrid) es profesor de Teología

y miembro del Consejo de redacción de FRONTERA.

crear una sociedad nueva, segúnel mensaje evangélico.

La reconciliación es el cen-tro vital de la primera predica-ción de Jesús y del mensajecristiano. Es llamada de Dios aedificar el reino, implantar la jus-ticia, vivir en paz y alcanzar elperdón final. Se dirige al serhumano tal como es, en su reali-dad existencial. Comienza con elremordimiento de la concienciaque invita a una decisión, la deretornar o volver a empezar. Pordesgracia, el término reconcilia-ción, entendido como tarea paci-ficadora en lo político y social,casi desapareció del pensamientoteológico de la cristiandad a partirdel s. XII. Se comprendió comoconfesión individual y privada delos pecados ante el confesor.

La Reforma protestante recu-peró la reconciliación. Vino a decirque la obra reconciliadora deCristo no se opone a las concilia-ciones humanas, sino que las dig-nifica y ennoblece. A comienzosdel s. XX, el teólogo protestanteKarl Barth situó la reconciliaciónen el punto central en la teologíaevangélica. San Ignacio, con unaintuición profunda, propuso a larecién creada Compañía comomisión “reconciliar desavenidos”,en la línea de las bienaventuranzas.

Después de la segunda gue-rra mundial se empleó enAlemania el término reconcilia-ción ( “Versöhnung") para aca-bar con los odios suscitados porel nazismo y lograr la fraterni-dad y la paz en la nueva naciónrenacida, auque todavía dividi-da entonces en dos estados.Otro tanto se hizo en nuestrasociedad española para borrarde una vez la odiosa divisiónque suscitó la contienda civil ypreparar la llegada pacífica dela democracia. En la década delos sesenta fue rescatada lareconciliación por el Vaticano IIy el Consejo Ecuménico de lasIglesias.

El término reconciliación per-tenece a la cultura contemporá-nea. Significa perdón, indulto oamnistía. Por una parte, no esta-mos reconciliados como herma-nos, ya que existe en la sociedadun antagonismo social entre gru-pos, clases sociales y pueblos,que no es natural ni procede deDios. Es preciso analizar el con-flicto político existente con obje-to de establecer unas oportunasestrategias y tácticas, para llegara la supresión de esos antagonis-mos. Es la cara de la lucha comoforma activa de reconciliación.“La aspiración a una reconcilia-

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ción sincera y duradera —diceJuan Pablo II— es un móvil fun-damental de nuestra sociedad”.

Hoy entendemos por reconci-liación la aproximación mutuade dos personas, grupos sociales,partidos políticos, pueblos onaciones, que durante algúntiempo estaban enemistados ydistanciados. Su consecuencia esel restablecimiento de relacio-nes, el desarme, la concordia, lapaz. Con la reconciliación termi-na un estado tenso y peligroso deenemistad. No hay reconcilia-ción cuando se dan poderes abu-sivos, amenazas injustas, matan-za de inocentes, violencias cons-tantes, terrorismos amedrentado-res y presiones para que no sepueda manifestar lo que unopiensa. Sin embargo, dada lasituación de violencia y terroris-mo que se da en la sociedad, apa-rece la reconciliación como unideal utópico. Para algunos esuna ilusión nociva y engañosa.El mundo es así y seguirá así. Lareconciliación —dice el escépti-co— es inalcanzable.

Otros piensan que el conflic-to es inherente al ser humano;

sirve para conservar el equili-brio de la sociedad. La reconci-liación -dicen- oculta los verda-deros problemas, es un mantopiadoso que encubre las injusti-cias. A la violencia de los domi-nadores hay que oponer la vio-lencia revolucionaria. Así sedegrada el ser humano.Entramos en la espiral de laviolencia.

No son admisibles los con-flictos éticamente inmorales,contrarios al bien común, queno respetan los derechoshumanos y excluyen de ante-mano cualquier solución razo-nable. Fue rotundo Juan PabloII en la encíclica “Centesimusannus” de 1991, al condenar“el predominio absoluto deuna de las partes, por medio dela destrucción del poder deresistencia de la parte opuesta,destrucción llevada a cabo porcualquier medio, sin excluir eluso de la mentira, el terrorcontra civiles, las armas deexterminio”. La reconciliaciónes un menester. urgente, civil yreligioso, que nos incumbe atodos.

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¿Sería mucho pedir que nues-tros compañeros enrollasen susbanderas, Paulo, Sergio yLucio, para que podamos ver alas personas de atrás y los deatrás puedan vernos? Ustedessaben que una de las cosas quemás admiro es un militante decualquier organización que va ala calle con su bandera.

Creo que es una cosa fantás-tica e inusitada. Hace tiempoque no los veo, hace tiempo queno me ven, y considero queenrollar la bandera cinco minu-tos no incomoda a ningún com-pañero.

Quiero en primer lugar decira ustedes que es una alegría másgrande de lo que mi corazón

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El reencantamiento de la política

Luiz Inácio Lula da Silva

El 24 de enero de 2003, en el ámbito del Tercer Foro SocialMundial de Porto Alegre, Lula da Silva, recién estrenadoPresidente de Brasil, pronunció el discurso que sustancialmen-te se recoge en estas páginas. Es bien conocida la significacióndel Foro Social Mundial de Porto Alegre, que acuñó la expre-sión de que "otro mundo es posible", porque es espacio deencuentro de grupos, entidades y personas que sueñan en abrircaminos posibles en esa dirección.

El anverso, porque se inició años antes, es el Foro de Davos(estación Invernal de Los Alpes suizos), que acoge a los gran-des popes de la economía que nos globaliza, junto a presiden-tes, expresidentes, ministros, banqueros, etc. Aunque las cosasestán bastante claras, el Atlántico se cruza a veces en ambasdirecciones. Como Lula, que ha estado inevitablemente en losdos Foros. Porque Brasil es Brasil.

¿Es posible cambiar el curso de la historia? ¿Y el de laspequeñas historias? ¿Es posible que la política recupere sucapacidad de influencia, en tiempos de mercado puro y duro, yde proclamación grosera de intereses económicos, como elpetróleo iraquí, como razón para una guerra?

soporta el estar otra vez partici-pando del mayor evento multi-nacional que la sociedad civilmundial organiza, que es esteForo Social Mundial. La otravez que participé aquí, fue en undebate donde el tema destinadopara que yo hablara era “OtroBrasil es posible”. En aquelinstante, no tenía ni la certeza deque sería candidato a presidentede la República. Y hoy participoen este foro como funcionariopúblico número uno de mi país.

Quiero agradecer a la direc-ción de este evento el sacrificioque realizan para organizarle. Sédel cuidado que tienen con laseguridad. Ahora mismo, Hadad,estoy hablando en portugués ydebe haber compañeros france-ses, ingleses, gentes de China, deIndia, que no entienden nada delo que estoy hablando.

Aunque no entiendan mispalabras, si son personas quecreen en el Foro Social Mundial,miren mis ojos que van a enten-der cada palabra que diga.

Quiero agradecer la presen-cia de los compañeros dirigen-tes del Foro, de los ministros,pero sobre todo la del pueblodel mundo entero que, sin medirsacrificio, a veces sin el derecho

o la oportunidad de hablar, vie-nen sólo para decir: yo existocomo ser humano y quiero serrespetado como tal.

Siempre dije que mi mayordeseo como presidente electo dela República, era ver si conse-guía atender a mis propias rei-vindicaciones. Hice muchas rei-vindicaciones en Brasil, exigímucho a cada gobierno que pasóaquí antes de mí, como muchosde ustedes exigen en sus países.¿Seré capaz ahora de atender amis propias reivindicaciones?

Y tengo que preocuparme delo que dirán mis posibles adver-sarios. Sé que a lo largo de lahistoria el movimiento socialbrasileño, el movimiento sindi-cal, los partidos políticos deBrasil, las Iglesias, las ONG's,han acumulado mucha expe-riencia y junto con esa expe-riencia tienen propuestas, rei-vindicaciones, tienen cosasextraordinarias presentadas.

Y ahora tenemos cuatro añospara atender con tranquilidad, sino todas, al menos aquéllas paralas que tengamos capacidad ycondiciones.

Continúo con mi sueño dehacer la reforma agraria en estepaís, de garantizar una escuela

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pública de calidad, de que launiversidad no sea un privilegiopara apenas un 8% de la socie-dad, sino un derecho al alcancede todos. Continúo soñando enuna política de salud dondeningún pobre más muera en lapuerta del hospital por falta deatención médica o de asistencia.

Continúo soñando en cons-truir una sociedad justa, solida-ria, fraterna, en la que el resul-tado de la riqueza producida sedistribuya de forma más equita-tiva para todos los hijos de estepaís.

He aprendido también a lolargo de mi trayectoria política,y aprendí con ustedes, que loimportante no es comenzarganando, sino terminar ganandoel juego que nos hemos pro-puesto. Tengo cuatro años degobierno para ir haciendo lascosas que deben ser hechas deforma tranquila y serena.

Quiero hacer el gobiernoquizá más honesto de toda lahistoria de este país, que tengala más perfecta relación con lasociedad.

Quiero tratar a cada uno deustedes como trato a mi hijomenor de 17 años. En el momen-to en que se pueda hacer, lo hare-

mos. Pero si no es posible, con lamisma serenidad y el mismocariño, les diré: compañeros, noes posible hacerlo. Y tengo lacerteza que esa relación dehonestidad y de compañerismoserá la razón del éxito de nuestrogobierno en este país.

¿Y por qué voy a actuar así?Porque tengo conciencia de laresponsabilidad de las personasque me eligieron, de mis minis-tros, y de mi propia responsabi-lidad. Aunque he sido elegidopresidente de Brasil, tengo unanítida noción de lo que nuestravictoria representa de esperan-za, no sólo aquí dentro, sinopara la izquierda en todo elmundo y sobre todo en AméricaLatina.

Cualquier gobierno de cual-quier país del mundo puedeequivocarse. No sucederá nada,porque es normal que los gober-nantes se equivoquen.

Pero yo no me puedo equi-vocar, porque no fui elegidogracias al apoyo de un canal detelevisión, o al apoyo del siste-ma financiero, o al de los intere-ses de los grandes gruposeconómicos. No fui elegidotampoco por mi capacidad o miinteligencia. Fui elegido por el

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alto grado de conciencia políti-ca de la sociedad brasileña eldía 27 de octubre del 2002.

Sé la expectativa que se estágenerando en las mujeres, en loshombres y en los niños. Nuncavi en la historia de Brasil tantaexpectativa, tanta esperanza ytanta gente pidiendo a Dios queacertemos, y pidiendo no unempleo, sino diciéndome: Lula,cómo hago para ayudar a nues-tro gobierno para que acierte. Esesa la fuerza de la sociedad y elcapital político que nos ayudó aterminar la elección y gritarbien alto: la esperanza final-mente venció al miedo.

Ya estuve en Argentina, enChile, en Ecuador y sé la expec-tativa que América del Sur tieneen el gobierno brasileño. Sé laesperanza que los socialistas delmundo entero tienen en el éxitode nuestro gobierno. Es eso loque aumenta nuestra responsa-bilidad.

Y vuelvo a afirmar, nosotrosesperamos tanto, perdimostanto, sufrimos tanto, tantagente murió antes que nosotrosintentando llegar allá, que porese cúmulo de compromisos,quiero mirar en la cara de cadauno de ustedes y decir: no me

voy a equivocar y voy a gober-nar mirando a los pobres de estepaís.

[ Lula había participado otrosaños en el Foro Social Mundial dePorto Alegre. Su presencia esteaño se justificaba por su condiciónde Presidente del país anfitrión. Aesta justificación que le dieron losorganizadores se añadió la invita-ción que se le hizo para hacersepresente en el Foro de Davos. Ensu reflexión en Porto Alegre, Lulahace un recorrido histórico perso-nal de su vida sindical en el movi-miento sindical brasilero, la crea-ción e implantación del Partido delos Trabajadores, etc, hastadesembocar en la proclamación delo que quiere decir en el Foro deDavos... ]

¿Cuál es la novedad esteaño? Este año por causa de uste-des y por causa del Foro SocialMundial fui invitado para ir aDavos.

[...]Al principio me dije, ¿qué es

lo que voy a hacer en Davos? Ytomé la decisión de ir allá, por-que soy el presidente de un paísque es la octava economía mun-dial, que tiene 45 millones depersonas que no comen lascalorías y las proteínas necesa-

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rias, que tiene historia y quetiene un pueblo, y no ocurrecualquier día, cualquier mes ocualquier siglo que un torneromecánico gane la Presidenciade la República de este país.

Quiero ir y decir en Davosexactamente lo que diría a uncompañero cualquiera que estéaquí en este palenque, que no esposible continuar un ordeneconómico donde unos pocospueden comer cinco veces al díay muchos pasan cinco días sincomer en el planeta tierra, decir-les que es preciso un nuevoorden económico mundial y queel resultado de la riqueza debeser distribuido de forma másjusta para que los países pobrestengan la oportunidad de sermenos pobres.

Decirles que los niñosnegros de África tienen tantoderecho de comer como losniños de ojos azules que nacenen los países nórdicos. Que losniños pobres de América Latinatienen tanto derecho de comercomo cualquier otro niño naci-do en cualquier parte delmundo. Que el mundo no nece-sita la guerra, sino la paz y lacomprensión.

Todos tenemos que construirel mundo. Lo que la gente nopuede hacer es quedar presodentro de nuestro mundo cre-yendo que todo el mal que nosrodea es por causa de los demás.

Más o menos como en unafamilia, en que de repente apa-rece un hijo metido en drogas, yel padre y la madre comienzan aculpar a la escuela, al vecino, alnovio o a la novia, en lugar desentarse y mirar para dentro ypreguntarse a sí mismos qué eslo que dejaron de hacer para queel hijo fuese drogadicto.

Nosotros somos pobres, unaparte puede ser culpa de los paí-ses ricos, pero una parte puedeser culpa de la elite del conti-nente sudamericano quegobernó de forma servil ysubalterna este país practicandolos casos más absurdos decorrupción.

Sólo en América Latina enlos últimos cuatro años, cuatrogobernantes, Collor, en Brasil,Fujimori, en Perú, Menem, enArgentina, Salinas, en México,salieron por haber practicadoverdadero robo escandaloso ensus países. Y eso no puede con-tinuar sucediendo. No pueden

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los países ricos querer ayudar alos países pobres aceptandodepósitos o lavado de dinero dequien roba de los países pobres.

Recuerdo que había un presi-dente de Zaire, llamado Mobutu,y se denunciaba que él tenía8.000 millones de dólaresdepo-sitados en un país de Europa, ysu pueblo estaba pasando ham-bre.

Si los países ricos quierencontribuir, que no acepten dine-ro del narcotráfico, del crimenorganizado, y que no aceptendinero de los países en que losgobernantes practicaron verda-deros robos. Que devuelva esedinero para ayudar a su pueblo.

Quiero terminar esto dicien-do una cosa, que el único y másimportante compromiso quetengo con ustedes es que pue-den tener la certeza, como lacerteza y la fe que tienen enDios para quien es cristiano, deque yo puedo cometer errores,pero jamás negaré una coma delos ideales que me hicieron lle-gar a la Presidencia de laRepública de nuestro país.

Quiero mirar cada día o cadames a los ojos de cada niño, decada mujer, de cada hombre, ydecir que estamos construyendo

una nueva nación, un nuevopaís.

Insisto en decir todo el santodía: hemos de realizar un sueñoque no es mío sólo, sino detodos ustedes, que habrá un díaque en este país ningún niño iráa dormir sin un plato de comiday ningún niño despertará sin undesayuno, habrá un día en quelas personas podrán morir, por-que nacemos para morir, peronadie morirá de desnutricióncomo mueren hoy.

Habrá un día en que tendre-mos conciencia de que este paísque ustedes y yo soñamospuede ser construido, dependede nuestra disposición hacerlo,de nuestro coraje.

Y estoy aquí para decir austedes, mis compañeros y miscompañeras del Tercer ForoSocial Mundial, que suceda loque sucediera, intentaré cumplircada palabra contenida en elprograma de gobierno que meeligió para presidente de laRepública.

Gobernar es como unmaratón, uno no puede comen-zar a 80 por hora porque elaliento puede acabarse en la pri-mera esquina, uno tiene que darpasos sólidos, concretos, para

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terminar el gobierno con la cer-teza del deber cumplido.

Y quiero poder decir almundo, que sería maravillosoque los países ricos, en vez deproducir y gastar tanto dineroen armas, gastásemos dinero enpan, en porotos, en arroz paramatar el hambre del pueblo. Mequedo imaginando cuántosmiles y miles de millones dedólares se gastan en una guerra,soldado matando soldado, sol-dado matando inocente, y próji-mo nuestro, niños levantandolos ojos y mendigando un platode comida que muchas veces setira fuera y no se da a ese niño.

Mis compañeros y compañe-ras del Foro Social Mundial,brasileños y no brasileños, ten-gan la certeza más absoluta dela vida, no les fallaré, no dejaréde hacer las cosas que tenemosque hacer y espero dar mi con-tribución para que otros com-pañeros ganen las elecciones enotros países del mundo, paraque podamos de una vez portodas elegir personas que ten-gan más sensibilidad, más com-promiso, personas que creanque es posible cambiar la histo-ria de la humanidad.

Nuestro país durante 500años se quedó mirando haciaEuropa, es la hora de mirar aÁfrica y a América del Sur, yhora de establecer nuevas aso-ciaciones para ser más indepen-dientes, fortalecer el Mercosury establecer una fuerza políticapara negociar.

No podemos aceptar lo queestá aconteciendo durante 40años, el bloqueo a Cuba, ni quepaíses sean marginados durantesiglos y siglos. No podemosaceptar que un país del tamañode Brasil continúe presentandocada año un enorme índice depobreza y miseria.

Valió la pena venir aquí adecirles estas cosas y va a valermucho más la pena cuando tenga-mos el último día de gobierno yprobemos con dato sobre dato loque hicimos en cuatro años, y loque los otros no hicieron en algu-nas decenas de años en este país.

No desistan. Davos ya notiene la misma fuerza que teníaantes de existir el Foro SocialMundial. Los problemas socia-les del mundo nunca habíansido discutidos en Davos. Ahoratodos saben que es imprescindi-ble discutirlos.

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Ustedes consiguieron unespacio en la historia. En el pri-mer Foro se decía que era unencuentro de izquierdistas, unencuentro de los locos delmundo. Hoy reconocen en todaslas primeras páginas de los dia-rios, que el Foro Social Mundiales el mayor evento político rea-

lizado en la historia contem-poránea, y yo no tengo ningunaduda que va a contribuir deforma decisiva para que cambie-mos la historia de la humanidad.

Muchas gracias, y hasta lavictoria, si Dios quiere, com-pañeros.

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Hablar de los PresupuestosParticipativos remite ineludi-blemente a Porto Alegre, capitaldel estado de Río Grande delSur, en Brasil. Allí fue dondeesta experiencia comenzó adesarrollarse en 1988 con la lle-gada al gobierno municipal delPartido de los Trabajadores,debido al impulso y compromi-so de alcaldes como Raúl Pont yTarso Genro. Este partido, pococomparable con lo que conoce-mos en nuestro entorno, tienesus orígenes en tres corrientes yse nutre, a la vez, ideológica-mente en cada una de ellas:

—El Movimiento Sindical—Las comunidades cristia-

nas de base influidas por laTeología de la Liberación.

—La extrema izquierda(trotskistas y maoístas princi-palmente).

Hablar de los presupuestosparticipativos es hablar no sólode una nueva forma de partici-pación política, sino de unamanera de profundizar en lademocracia; es hablar de lo quese conoce como “democraciaparticipativa” o, como dicen losresponsables de impulsar estoen Porto Alegre, es “democrati-zar radicalmente la democra-cia”, poniendo todo el énfasisen la participación directa de laciudadanía, capaz de y conderecho a pensar, proponer,decidir y actuar.

Esta manera de entender lademocracia lleva al ejercicio dela misma en la vida cotidiana,que permite a l@s ciudadan@s,sin distinción, contribuir a bus-car alternativas concretas detransformación en su barrio y suciudad.

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Otra participación es posibleLos presupuestos participativos

Carlos López Casas

_____________Carlos López Casas (Madrid) es director del Centro Cívico La Alhóndiga de Getafe.

La experiencia de Porto Alegre

No se pretende aquí profun-dizar en la experiencia de PortoAlegre, pero es necesario apun-tar algunas reflexiones a partirde ésta.

1ª.- Ha habido una voluntadpolítica decidida de poner enmarcha un mecanismo de parti-cipación radical en algo sobre loque pivota el desarrollo de cual-quier ciudad: los presupuestosmunicipales. Algo que por otraparte se hace duro y lejano parala mayoría de l@s ciudadan@s.

2ª.- Ha habido continuidadpolítica en la decisión de poneren marcha los presupuestos par-ticipativos, a pesar del cambiode alcaldes.

3ª.- Se ha optado por un pro-ceso de implicación radical dela ciudadanía en la gestión de lopúblico. No ha sido ni unamoda, ni una simple promesaelectoral de cara a la galería. Hasido un empezar a caminar sinparar, con avances y retrocesos,en aras a que cada vez más per-sonas decidan sobre más aspec-tos de la vida de su ciudad. Si enlos inicios se empezó decidien-do sobre inversiones que afecta-ban a las infraestructuras de los

barrios (asunto fundamentaldada la situación de PortoAlegre), ahora se empieza sobreeducación, sobre sanidad, etc.Sobre todo lo que tiene que vercon los servicios a las personas.

4ª.- Se ha construido (y sesigue haciendo, no es una tareani mucho menos acabada) unmodelo de participación conuna metodología que permiteque no sólo las personas queestán organizadas a través delmovimiento asociativo de laciudad, tengan cabida en ladecisión con respecto al repartopresupuestario, sino que cual-quier persona puede participardesde el principio en el proceso.

Al mismo tiempo se utilizauna metodología que sabe com-binar la dimensión barrio con ladimensión ciudad; que combinala redistribución de recursos enbase a la población de cadabarrio, a las carencias existentesy a las prioridades que l@svecin@s de cada barrio estable-cen. Existen unos criterios cla-ros y compartidos para distri-buir los presupuestos.

La última cuestión, es que seha articulado un auténtico pro-ceso educativo, en cuanto quesupone dar la palabra a los que

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normalmente no tienen voz; encuanto que suponen ponerse enel lugar del otro (conocer paradecidir no sólo sobre su reali-dad, sino sobre la realidad delos otros); unas necesidades deformación permanente en lo quesupone de conocimiento de losprocesos y mecanismos presu-puestarios, de funcionamientode la ciudad, de conocer los por-qués de muchas decisiones.

Habría más temas que refle-xionar en torno a Porto Alegre,como las consecuencias de bie-nestar y desarrollo que la puestaen marcha de los presupuestosparticipativos está teniendo parala ciudad; o las posibilidadesreales de trasladar la experien-cia a niveles mayores, la llama-da cuestión de escala o los lími-tes de la democracia asamblea-ria, etc, pero sería tema de otroartículo. Ahora abordaré cómose está trasladando esta expe-riencia en nuestra realidad máscercana.

Nuestra experiencia

La experiencia de PortoAlegre ha servido para que dis-tintos municipios europeosestén poniendo en marcha la

participación en la elaboraciónde los presupuestos, comomedio para democratizar la vidamunicipal y empezar a hacerpolítica de otra manera.Combinar la democracia repre-sentativa con la democracia par-ticipativa, tratando de que laciudadanía se implique en latransformación de la ciudad apartir de su entorno más inme-diato.

La experiencia se está lle-vando a cabo en distintos pun-tos de nuestro estado: Rubí, enBarcelona, Cabezas de San Juanen Sevilla, Córdoba y Albacete,quizás sean los lugares másemblemáticos y con más reco-rrido en llevar a cabo losPresupuestos Participativos. Elmomento en el que están estosmunicipios con respecto a supuesta en marcha es diferente eincluso varía su método depuesta en marcha.

Una primera reflexión encuanto a la experiencia en nues-tra realidad, es que se están rea-lizando en ciudades máspequeñas que Porto Alegre(1.300.000 habitantes) y por lotanto, a priori, las distancias conla pirámide, desde las asambleasde barrio a la Coordinación de

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los Presupuestos, son más cor-tas y eso puede ser un elementofacilitador de las deliberacio-nes, que acerca todos los nivelesde discusión. Sin olvidar que larealidad socioeconómica y lacultura política con respecto aPorto Alegre es radicalmentedistinta, lo cual influye a la horade adaptar metodologías, esque-mas organizativos, etc.

Así mismo esta experienciatiene un recorrido muy corto enel tiempo. Albacete lleva cuatroaños con el proceso y, paraCórdoba, es su tercer año. Estoquiere decir que, en Córdoba, apartir de este año empezarán aver realizados algunos de los pro-yectos aprobados en el año 2001.

Hay algunas diferenciasimportantes en cuanto a lossujetos en la toma de decisio-nes. Mientras en Albacete laspropuestas de proyectos sebasan más en las iniciativas delas entidades y asociacioneslegalmente constituidas, enCórdoba, por ejemplo, se basanmás en el conjunto de la ciuda-danía y en la idea de hacercorresponsable al vecin@ de lamarcha de la ciudad, aunquepara ello se apoyen en las aso-ciaciones vecinales, etc.

En el caso de Cabezas deSan Juan, la realidad es aún máspequeña, pues sólo tienen16.000 habitantes. Se parte aquíde un proceso impulsado desdeuna metodología muy concreta:la investigación-acción-partici-pativa, con voluntad política depor medio, es decir, los presu-puestos participativos se hanconfigurado como satisfactoresde la necesidad de participar.

En cuando a sobre qué sedecide, todas las experienciastienen en común el capítulo deinversiones, con limitaciones encuando a las cantidades sobrelas que se decide. En Albacetehay propuestas sobre todos losaspectos de la vida municipal:vivienda, educación, sanidad,cultura, saneamiento, etc. Estascuestiones en este momento noson lo más importante para lareflexión. Lo verdaderamenteimportante es que su puesta enmarcha está rompiendo elmodelo de participación, encuanto a la negociación de lasgrandes obras de la ciudad: deun modelo en el que éstas sepactaban principalmente con lasAsociaciones de Vecinos, sepasa a un modelo en el que lasinversiones se deciden entre

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más sujetos, muchas veces sinmediación del movimiento aso-ciativo.

Ninguna de estas experien-cias se ha traslado literalmente.Córdoba es la que más se pare-ce en cuando a la metodología yorganización utilizadas. Aún esmuy pronto para evaluar elimpacto de los presupuestosparticipativos en la transforma-ción de la ciudad, para ver lapercepción que la ciudadaníatiene a la vista de los resultados;para ver las consecuencias enlos movimientos sociales o en laadministración municipal; paraver cómo la clase política cam-bia sus maneras de hacer eincluso cómo las rotacionespolíticas (de partido y candida-tos) pueden afectar a su conti-nuidad, cuestión indispensablepara que se vaya consolidando apartir de las realizaciones con-seguidas. Téngase en cuentaque en las ciudades donde se hallevado a cabo no ha habidocambios políticos importantesen los últimos años.

En este momento hay otrasciudades donde se empieza ahablar de este tema y dondeparece que hay alguna voluntadpolítica de ponerlos en marcha.

Algunas reflexiones a partirde las experiencias

La primera reflexión es quedebe haber una voluntad políti-ca decidida de compartir poder,pues este es el fondo de los pre-supuestos participativos. Lo queno puede ser es una modaimportada después de una“excursión” a Porto Alegre.Apostar por la participación esapostar por otro modelo dehacer las cosas, es hacer “con” yno “para”.

La segunda, que el impulsode modelos de participación enesta línea, debe romper losmodelos clientelistas que se handesarrollado en los ayuntamien-tos democráticos. Me refiero alas prácticas de subordinación ynegociación, que se han llevadoy de hecho se siguen llevandoacabo, entre parte del movi-miento asociativo y los gobier-nos municipales para decidir elfuturo de las ciudades.

Otra cuestión a tener encuenta es la necesidad de insti-tucionalizar procedimientos,esto es, que las dinámicas departicipación estén basadas ennormas transparentes, para pro-teger los derechos de los ciuda-dan@s y que estén encaminadas

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a la eficacia de la participación.De hecho, la ausencia de nor-mativas claras o que las prácti-cas participativas dependan delos momentos o intereses políti-cos de turno, no favorecen pre-cisamente los procesos partici-pativos. En todo caso, provocanla manipulación por parte dequien los ha puesto en marcha.

Resumiendo, la calidad ytransparencia de los procedi-mientos mejora la gestión, trans-formando las relaciones entre laadministración y la ciudadanía.

La puesta en marcha de losprocesos participativos ha deconllevar obligadamente proce-sos que transformen el funcio-namiento de la administración:cambio de procedimientos eimplicación de los funcionariospúblicos. Está demostrado quecualquier paso que se dé en lademocratización de las estructu-ras municipales, debe tener encuenta a los trabajadores públi-cos, como parte que puede favo-recer o entorpecer estos proce-sos. De ahí, que sea fundamen-tal trabajar no sólo con la ciuda-danía sino con los técnicos, porlo menos con aquellos suscepti-bles de implicarse en estos pro-cesos.

En este sentido, en los ayun-tamientos decididos a poner enmarcha procesos participativos,habría que contar con muchostécnic@s que están trabajandodía a día con los vecin@s en losbarrios y aprovechar los recursosmunicipales (Centros Cívicos,Centros socioculturales, etc.)como elementos facilitadores deestos procesos. Además, en estosespacios ya se están llevando acabo programas encaminados aldesarrollo personal y a la impli-cación de las personas en susrealidades más cercanas.

Otra cuestión importante. Laparticipación no empieza ni ter-mina en los presupuestos partici-pativos. Hay muchas otras cosasque hacer cuando hablamos deque los vecin@s deben implicar-se en la construcción de su ciu-dad y sus barrios. En todos losmunicipios hay programas yproyectos hechos para las perso-nas. ¿Por qué no se empieza acontar con ellas? Hay equipa-mientos cuyo objetivo es el ser-vicio al barrio y a las personasque en él viven. ¿Por qué no seponen los medios y las normasnecesarias para sean gestionadoscolectivamente? Se puede empe-zar a “ceder poder”, a “compartir

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poder”, desde ya mismo, perocon transparencia y protegiendolos derechos de los ciudadan@s.

Finalmente, tengamos encuenta que un proceso de partici-pación, como es la puesta en mar-cha de los presupuestos participa-tivos, es un proceso educativoque requiere un aprendizaje, yaque cada persona aporta y decidesobre lo que quiere para su barrioo para su ciudad. Todas estas rea-lidades dejan de ser asunto deunos pocos, para pasar a ser detod@s. Se trata de llevar a cabo lamáxima de que a “participar seaprende participando”. Eso sí,poniendo a disposición de las per-

sonas los recursos formativosnecesarios para crear realmentecondiciones objetivas y óptimasde participación en igualdad.

En este momento, empieza ahaber personas sensibles entorno a estas cuestiones, lo quepermiten apuntar que la partici-pación con mayúsculas puede irhaciéndose realidad. Cada vezhay más personas que creen queel modelo de democracia repre-sentativa se agota si no avanzahacia la complementariedad conun modelo más participativo, yque están dispuestas a compro-meterse en la transformación desus barrios y ciudades.

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Números publicados:

1*. Los cristianos y el compromiso socio-político 2. Esperanza histórica y esperanza cristiana

3. El Cuarto Mundo 4*. Encuentro con Jesús

5. Valores de la sociedad actual 6. Vivir en la frontera

7. El horizonte de la izquierda 8. Ética civil y cristianismo

9. Los excluidos 10. Nueva cultura y evangelización 11. Aproximación al mundo rural

12. A las puertas del año 2000 13. De la muerte a la resurrección

14. Los conflictos 15. La escuela: crisis y perspectivas

16. Desafíos a la fe 17. La globalización

18. Los miedos 19*. Invitación a la mística

20. Vivencia de la sexualidad 21. Fundamentalismo, Religión y Política

22. Iglesia, Sociedad y Estado 23. Sombras y luces de la religión

24. La transmisión de la fe25. Recuperar la política

* * * SUSCRIPCIÓN: Año 2003España............ 30 eurosExtranjero....... 36 euros

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FRONTERA

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El año 1996, el obispo AntoniDeig publicó un libro que teníapor título esta pregunta: ¿Elnacionalismo es pecado? Puessí, parece que sí. Contra lo queopinaba el obispo Deig, laConferencia Episcopal Españo-la nos acaba de decir que todonacionalismo que atente contrala Constitución y la sagrada uni-dad de España es pecado. Enadelante, quien quiera ser buencatólico ha de ser nacionalistaespañol. Antes, a esto se le lla-maba nacionalcatolicismo.

Nos referimos, como podeissuponer, al documento de losobispos españoles contra elterrorismo. Una vez más, laIglesia española ha desaprove-chado la ocasión de ejercer sumisión, que es ser instrumento

de paz. En lugar de hacer un aná-lisis sereno y objetivo de lasituación y del terrorismo y deesbozar caminos de solución, seha alineado descaradamente,igual que hizo en 1936, con elrégimen españolista y centralis-ta, condenando todos los inten-tos nacionalistas que pudieranponerlo en peligro. No le faltabarazón a Duran i Lleida cuandopedía que, en lugar de velar tantopor los derechos del Estado,puede que algún día los obisposespañoles se ocupen también delos derechos de los pueblos en elcontexto de un Estado plurina-cional. Al fin y al cabo, la opciónpor los pobres y las minorías esun imperativo evangélico.

Con todo, lo más triste esconstatar la dependencia que

Jesús Huguet

El nacionalismo es pecado

__________Jesús Huguet (Barcelona) es redactor de EL PREGÓ.

Tradución del texto en catalán aparecido en El Pregó (15-XII-02), por Josep A. Comes.

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manifiesta el documento de lastesis del gobierno de Aznar,sobre todo en el capítulo 5donde se ocupa de nacionalis-mos, soberanías y Constitución.Se podría componer una especiede díptico con las afirmacionesdel documento por un lado y lasdeclaraciones de Aznar y susministros por otro, especial-mente cuando dice que la auto-determinación sólo se justificaen caso de colonización o deinvasión. Aunque en Catalunya,de invasiones militares, genoci-dios culturales y botines de gue-rra estamos bien servidos. ¿ Noresultará, en definitiva, que ladescripción que el documentohace del nacionalismo totalita-rio, después del de ETA, a

ningún otro nacionalismo lecuadra mejor que al español?

Ellos se lo han cocinado yellos se lo tendrán que comer.Han querido tomar postura sobreel problema de la relación entrelos pueblos de España sin contarcon las iglesias diretamente afec-tadas, que eran la vasca y la cata-lana; más aún, en contra delreciente documento de los obis-pos vascos y haciendo uso deunos textos pontificios —que ori-ginariamente habían sido conce-bidos para la defensa de los dere-chos de las naciones— para coar-tar precisamente sus libertades.Resultado: que todos seguimosigual, sólo que un poco más divi-didos.

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