Sinopticos 1 Introducción a Los Evangelios Sinópticos

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1 INTRODUCCIÓN A LOS EVANGELIOS SINÓPTICOS 1. Comienzos de la transmisión oral sobre Jesús Jesús no fue el “gran personaje histórico”. Vivió y actuó en Galilea, un rincón territorial de un reino vasallo del imperio romano. Los historiógrafos antiguos escribían sobre las acciones de los dominadores y poderosos, sus guerras y sus conquistas. Por eso no extraña el que Jesús no les llame la atención. Sobre él apenas hay testimonios fuera del cristianismo. Tácito, historiador ro- mano, hablando del incendio de Roma en tiempos de Nerón, dice en sus Anales (escritos hacia el 116) que un tal Cristo fue ajusticiado bajo Poncio Pilato. Otro historiógrafo, Suetonio, menciona en su biografía del emperador Claudio (originada hacia el 120) que éste había expulsado de Roma a los judíos que habían sido sublevados por un tal Crestos. Suetonio alude sin duda a la expulsión de judíos y judeocristianos de Roma en el año 49. Lo que el historiógrafo sabe es de oídas, desco- nociendo al personaje e ignorando que no había vivido en Roma. En los escritos judíos sólo se encuentran pocas alusiones. El historiógrafo Josefo, hablando del final que tuvo Santigo, responsable de la comunidad de Jerusalén, dice que era “el hermano de Jesús, llamado Cristo” (Antiquitates Judaicae 20,200). Los testimonios rabínicos sólo mencionan a un tal Jeshua que había practicado la magia, que tenía cinco discípulos y que había sido ejecuta- do la tarde antes de pascua. Ni el mundo de la época ni el medio judío se interesan por Jesús. Jesús mismo no dejó a la posteridad nada escrito, si bien se presume que sabía leer y escribir y que incluso además de la lengua (materna) aramea entendía griego. Galilea era en aquella época una tierra bilingüe. Además Jesús no procedía de la clase inculta de los pequeños agricultores y jornaleros sin propiedades, sino de una capa de artesanos y comerciantes que en esa época eran bastante abiertos. La actividad de Jesús se enraiza en la experiencia fundamental de su llamamiento, a la cual alu- de el relato de su bautismo (Mc 1,9-11); su misión es anunciar al pueblo que Dios comienza a instaurar su reino y a reunirlo como pueblo de ese reino. A diferencia de Juan Bautista, de quien Jesús debió ser discípulo por un tiempo, su mensaje no fue la llamada a la conversión en vista de la ira inminente de Dios (Mc 1,4). Según el mensaje de Jesús Dios viene, su reinado comienza a instaurarse –pero no viene en primera línea como juez, sino como auxilio y salvador (Lc 6,20b- 23). La ayuda de Dios consiste primeramente en que reúne de nuevo a su pueblo perdido y dis- perso, en que reclama a los que le pertenecen. Jesús habla de la cercanía inmediata de Dios, tam- bién en sentido temporal. Sin contar con fechas y plazos en el sentido de una hora final, alude a la intervención inminente de Dios. Está más cerca que todas las cosas y acontecimientos de la vida diaria. Irrumpe con su venida en medio del mundo cotidiano. El comportamiento exigido es com- prometerse con lo que Jesús dice y hace. Jesús tiene un grupo de discípulos, mujeres y hombres llamados, convocados de sus actividades cotidianas para que, como él, participaran en el anuncio de reino inminente de Dios. En cuanto al número no se sabe nada. Pudo oscilar, pero muy probablemente debió ser mayor que el número simbólico de los Doce, que alude a las doce tribus de Israel. Para tener parte en el envío de Jesús necesitaban instrucción, que da origen a la fuente primigenea de la transmisión oral. El grupo de discípulos asumió y transmitió posteriormente temas y contenidos centrales del mensaje de Jesús. La cuestión de la transmisión del mensaje a los discípulos siempre ha sido objeto de investiga- ción. La palabra “discípulo” es traducción de μαθητής, “alumno”. Pero no se trataba de la rela- ción acostumbrada entre maestro y alumno. Esto lo comprueba el hecho de que Jesús no era un rabí en el sentido usual. La primera finalidad de su actividad no consistía en transmitir enseñan- zas; en eso se diferenciaba de la escuela judía. El maestro judío también tenía “alumnos” a quie- nes instruía en la Torá. Los “alumnos” tenían la tarea de memorizar con el fin de hacerse ellos, a

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    INTRODUCCIN A LOS EVANGELIOS SINPTICOS 1. Comienzos de la transmisin oral sobre Jess

    Jess no fue el gran personaje histrico. Vivi y actu en Galilea, un rincn territorial de un reino vasallo del imperio romano. Los historigrafos antiguos escriban sobre las acciones de los dominadores y poderosos, sus guerras y sus conquistas. Por eso no extraa el que Jess no les llame la atencin. Sobre l apenas hay testimonios fuera del cristianismo. Tcito, historiador ro-mano, hablando del incendio de Roma en tiempos de Nern, dice en sus Anales (escritos hacia el 116) que un tal Cristo fue ajusticiado bajo Poncio Pilato. Otro historigrafo, Suetonio, menciona en su biografa del emperador Claudio (originada hacia el 120) que ste haba expulsado de Roma a los judos que haban sido sublevados por un tal Crestos. Suetonio alude sin duda a la expulsin de judos y judeocristianos de Roma en el ao 49. Lo que el historigrafo sabe es de odas, desco-nociendo al personaje e ignorando que no haba vivido en Roma. En los escritos judos slo se encuentran pocas alusiones. El historigrafo Josefo, hablando del final que tuvo Santigo, responsable de la comunidad de Jerusaln, dice que era el hermano de Jess, llamado Cristo (Antiquitates Judaicae 20,200). Los testimonios rabnicos slo mencionan a un tal Jeshua que haba practicado la magia, que tena cinco discpulos y que haba sido ejecuta-do la tarde antes de pascua. Ni el mundo de la poca ni el medio judo se interesan por Jess. Jess mismo no dej a la posteridad nada escrito, si bien se presume que saba leer y escribir y que incluso adems de la lengua (materna) aramea entenda griego. Galilea era en aquella poca una tierra bilinge. Adems Jess no proceda de la clase inculta de los pequeos agricultores y jornaleros sin propiedades, sino de una capa de artesanos y comerciantes que en esa poca eran bastante abiertos. La actividad de Jess se enraiza en la experiencia fundamental de su llamamiento, a la cual alu-de el relato de su bautismo (Mc 1,9-11); su misin es anunciar al pueblo que Dios comienza a instaurar su reino y a reunirlo como pueblo de ese reino. A diferencia de Juan Bautista, de quien Jess debi ser discpulo por un tiempo, su mensaje no fue la llamada a la conversin en vista de la ira inminente de Dios (Mc 1,4). Segn el mensaje de Jess Dios viene, su reinado comienza a instaurarse pero no viene en primera lnea como juez, sino como auxilio y salvador (Lc 6,20b-23). La ayuda de Dios consiste primeramente en que rene de nuevo a su pueblo perdido y dis-perso, en que reclama a los que le pertenecen. Jess habla de la cercana inmediata de Dios, tam-bin en sentido temporal. Sin contar con fechas y plazos en el sentido de una hora final, alude a la intervencin inminente de Dios. Est ms cerca que todas las cosas y acontecimientos de la vida diaria. Irrumpe con su venida en medio del mundo cotidiano. El comportamiento exigido es com-prometerse con lo que Jess dice y hace. Jess tiene un grupo de discpulos, mujeres y hombres llamados, convocados de sus actividades cotidianas para que, como l, participaran en el anuncio de reino inminente de Dios. En cuanto al nmero no se sabe nada. Pudo oscilar, pero muy probablemente debi ser mayor que el nmero simblico de los Doce, que alude a las doce tribus de Israel. Para tener parte en el envo de Jess necesitaban instruccin, que da origen a la fuente primigenea de la transmisin oral. El grupo de discpulos asumi y transmiti posteriormente temas y contenidos centrales del mensaje de Jess. La cuestin de la transmisin del mensaje a los discpulos siempre ha sido objeto de investiga-cin. La palabra discpulo es traduccin de , alumno. Pero no se trataba de la rela-cin acostumbrada entre maestro y alumno. Esto lo comprueba el hecho de que Jess no era un rab en el sentido usual. La primera finalidad de su actividad no consista en transmitir ensean-zas; en eso se diferenciaba de la escuela juda. El maestro judo tambin tena alumnos a quie-nes instrua en la Tor. Los alumnos tenan la tarea de memorizar con el fin de hacerse ellos, a

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    su vez, maestros. Pero en el caso de Jess la enseanza y el aprendizaje no estaban destinados al cultivo y conservacin de las tradiciones. La urgencia del anuncio, que no toleraba ninguna pos-tergacin, y tambin la inminencia del reino, que relativizaba la conservacin de enseanzas para futuras generaciones, hablan en contra de una actividad rabnica de Jess. No obstante, es indu-dable que los discpulos debieron aprender contenidos centrales para que pudieran ejercer la pre-diacin. Adems, la predicacin de Jess debi ser tan novedosa y perfilada que los discpulos pudieron gravrsela. Con todo se notan ciertas libertades y despreocupacin en detalles particula-res, lo cual corresponde al estilo de Jess.

    2. Estadios preliminares a los evangelios

    Cmo se puso por escrito la transmisin oral sobre Jess. El desarrollo de los escritos evangli-cos hasta su puesta por escrito difcilmente se puede rehacer. Lo ms seguro: entre la transmisin oral y la puesta por escrito hubo eslabones, colecciones escritas de materiales sobre Jess. Estos escritos debieron originarse pronto. Los escritos debieron recoger materia homogenea tanto en cuanto al contenido como en cuanto al gnero de textos. Estos escritos debieron tener una funcin prctica en la predicacin misionera y en la enseanza. Se puede suponer que muy al comienzo hubo diferentes crculos o grupos de personas que escribieron y apoyaron la transmisin escrita. Los ms importantes debieron ser: a) la comunidad primitiva que viva en Jerusaln; b) seguido-res de Jess que permanecieron en Galilea y lugares circunvecinos como misioneros itinerantes. Estos crculos o grupos bien pudieron existir relacionados entre s.

    Los escritos atribuibles a esos grupos son los siguientes: 1) El relato de la pasin. Pudo originarse en Jerusaln, dado su fuerte asiento local y su interpre-tacin teolgica de la pasin como un acontecimiento concerniente a todo Israel. Pudo incremen-tarse antes de llegar a Mc aadindosele los hechos de la ltima semana de Jess en Jerusaln. Tambin hablan en favor de la atribucin del texto a la comunidad de Jerusaln el dato de la ne-gacin de Pedro, dirigente de la comunidad, y la inclusin de la ltima cena en la pasin, que se puede relacionar con la fraccin del pan, que se celebr primero en Jerusaln (Hch 2,42). 2) El discurso apocalptico de Jess (Mc 13,5b-37) es un escrito relativamente antiguo del que Mc pudo disponer. Reune ideas que pudieron originarse con base en discusiones agitadas en la comunidad, relacionadas con el desenlace de los acontecimientos finales; el discurso reune pala-bras inspiradas en Jess, elementos del judasmo y del cristianismo. Algunos investigadores pien-san que fue un escrito aislado de poca de Calgula que intranquiliz a la gente. Tal escrito se re-coge de manera crtica: los presuntos signos del final slo desorientan; segn el plan de Dios pri-mero se debe predicar el evangelio a toda la tierra (Mc 13,10). En todo caso los signos del final inminente se rechazan de forma crtica. 3) Otro tipo de textos que pudo haberse reunido fueron las parbolas. Una coleccin se encuentra en Mc 4,1-34: el sembrador y su explicacin (4,3-9.14-20), la explicacin de las parbolas (4,10-12) grano de mostaza (4,30-32), semilla que crece por s sola (4,26-29). 4) Tambin pudo haber una coleccin de controversias, como Mc 2,1-3,6 y 12,1-40. Pueden ha-berse originado en Jerusaln. 5) Menos comprobables que las anteriores son las colecciones de milagros. El grueso de textos de Mc 4,35-5,43 pudo ser una de esas colecciones dado que tienen una ubicacin local bien definida (junto al lago): calma de la tempestad (4,35-41), curacin del endemoniado de Gerasa (5,1-20), resurreccin de la hija del jefe de la sinagoga (5,21-24.35-43), curacin de la hemorroisa (5,25-34).

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    3. La cuestion sinptica

    3.1 La cuestin. Una comparacin o sinpsis en tres columnas de Mt, Mc, Lc revela coincidencias de contenido e incluso literales entre estas tres obras, por eso se llaman evangelios sinpticos; Jn, en cambio, se diferencia bastante de ellos. Los sinpticos desarrollan su contenido en un orden similar; suscintamente: aparicin y obra de Juan baustista, ministerio de Jess, y por ltimo relato de su pasin, muerte y resurreccin en Jerusaln. Desde hace ms de dos siglos la explicacin de estas coincidencias, de esta cuestin, ha sido tarea de muchos investigadores; es una cuestin que todava sigue abierta.

    3.2 La tradicin oral. Gotthold Ephraim Lessing supuso ya en 1778 una misma fuente hebrea para los cuatro evangelios, que llam "Evangelio de los apstoles" o "Evangelio de los nazarenos" o "Evangelio hebreo". Lessing introdujo as un reconocimiento elemental: una parte de la tradicin evanglica se debi transmitir inicialmente en lengua aramea; ella debi tener un recorrido hasta ser incluida en los evangelios, textos originados en medios grecoparlantes. Johann Gottfried Herder, siguiendo a Lessing, propuso en 1796 que la forma de transmisin ms antigua habra sido la "predicacin oral" en arameo, difundida por rapsodas evanglicos, puesta por escrito posteriormente por los evangelistas; Herder, que haba estudiado poesa y saga literaria popular, aplic a los evangelios el resultado de sus trabajos sobre los patrones orales fijos que sigue la transmsin oral. Y tales patrones, ciertamente, pueden garantizar la transmisin de determinados relatos y dichos orales de los evangelios, se es el mrito de Herder, pero no la de todo un evangelio, en el que convergen distintas tradiciones orales y ante todo escritas. Herder mismo entendi pronto que los evangelios fueron documentos escritos; propuso entonces que Mt y Lc se habran basado en Mc, que habra existido previamente en arameo. En suma, Herder leg a la exgesis de los evangelios el reconocimiento del carcter propio de la transmisin oral con base en sus investigaciones etnolgicas.

    3.3 La transmisin oral segn la escuela de la historia de las formas. La predicacin oral debi ser inicialmente el medio de difusin del evangelio, una forma de transmisin que no slo es docu-mentada por los evangelistas, sino tambin en escritores cristianos de mediados del siglo II, como san Justino, y de finales de ese siglo, como los padres apostlicos. Sobre el aspecto de la transmisin oral desarroll la llamada "Escuela de la historia de las for-mas" importantes puntos de vista. En su Historia de las formas de 1919 Martin Dibelius aplic a los evangelios el planteamiento propuesto por Gunkel, investigador del Antiguo Testamento, de que las formas en que se transmitieron los textos se relacionaban con la vida religiosa de la comu-nidad. Dibelius describi entonces algunas formas que haban sirvido a la transmisin sobre Je-ss, como dichos o logia jesunicos, paradigmas o apoftegmas, leyendas, parensis, formas estas que revelaban la situacin (Sitz im Leben) y determinados rasgos litrgicos de las primeras gene-raciones cristianas. La dichos o logia jesunicos al irse transmitiendo fueron modificando su funcin. P. ej., el pre-sagio apocalptico de Lc 17,23 tiene la funcin de actualizar el tema del juicio, el dicho del mdi-co y los sanos de Mc 2,17 muestra el alcance del ministerio de Jess, la parbola del grano de mostaza de Mc 4,30-32 y la alegora de Mc 4,13-20 tratan el reino de Dios, tema esencial en la predicacin de Jess, la palabra sobre el impuesto de Mc 12,13-17 es como una controversia que prepara a cristianos para enfrentamientos con adversarios. Entre los relatos entorno a Jess menciona Dibelius en primer lugar los relacionados con la pa-sin; este investigador se fija particularmente en las leyendas, que mediante rasgos edificantes destacan de tal manera la importancia de Jess que lo legendario opaca el trasfondo histrico; tal

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    es el caso de los relatos de infancia. Adems cuenta entre los relatos en torno a Jess los que l llama "novelle", que tratan acontecimientos de rasgos milagrosos con un hilo narrativo sencillo hasta un desenlace; dentro de estas formas, entonces muy conocidas y difundidas, se transmitie-ron los hechos taumatrgicos de Jess, formas que acentan la alta estima de la persona de Jess. Es probable que la trasmisin oral tendiera a acrecentar determinados rasgos en los relatos tauma-trgicos, tendencia que debi atenuar, por una parte, la praxis litrgica y, por otra, la seleccin de relatos, coherentes con el pensamiento de Jess, que encontraron cabida en los evangelios. La Escuela de la historia de las formas indudablemente ilumin bastante el aspecto de la trans-misin oral, no obstante tambin se le acusa de haberle atribuido a las comunidades primitivas y a su praxis litrgica el acrecentamiento creativo de los contenidos de la tradicin; "inconcientemen-te asumi el presupuesto de Herder y de todo el romanticismo segn el cual hay algo as como una fuerza creadora colectiva del pueblo." Ernst Ksemann, en la dcada de los 60 del siglo pasa-do, cuestion el rol, atribuido por la Escuela de la historia de las formas a las comunidades primi-tivas, de enriquecer por propia inventiva los contenidos de la tradicin. Su cuestionamiento llev al reconcomiento de que ciertamente la predicacin de aquellas comunidades es muy importante respecto a la consolidacin de la tradicin, pero sin perder de vista el Jess histrico, origen de esa tradicin.

    3.4 Hiptesis de fragmentos y de un evangelio primigenio. La hiptesis de fragmentos o de dige-sis, procedente de Friedrich Schleiermacher, propona en 1817 que los evangelios reunan trozos escritos, aislados, de relatos apostlicos, originados en un medio de lengua aramea; ms tarde su-puso este filsofo que el evangelio de Mt contena una antigua coleccin de dichos y relatos. Esta hiptesis supona acertadamente el recurso de los evangelistas a fuentes que haban puesto por es-crito tradiciones orales; no obstante, no explicaba las coincidencias entre los evangelios. Herder haba propuesto antes la idea de un evangelio primigenio escrito, que se habra perdido; esta idea fue desarrollada en detalle por Johann Gottfried Eichhorn en 1794. Ella constituy otra hiptesis que reconoca el carcter escrito de los evangelios y la relacin entre ellos, pero sin po-der demostrar que tal escrito primigenio realmente haba existido; por otra parte, la hiptesis no explicaba las diferencias entre los sinpticos.

    3.5 Hiptesis de la utilizacin. Las coincidencias y la contatacin de que el evangelio ms corto de Mc est contenido en los dos ms largos de Mt y Lc hacieron pensar que de alguna manera entre los tres hay dependencia, por lo menos uno fue empleado por los otros; as surgi la hiptesis de la utilizacin. a) La hiptesis de Grieschbach. Ya Johann Jakob Grieschbach haba propuesto en 1789 que Mc se habra basado en los grandes evangelistas, el autor de Mc habra combinado en su obra a Mt y Lc. Supona adems que Lc habra con-sultado a Mt; Grieschbach explicaba as la relacin entre los dos grandes evangelios y Mc; explicaba tambin la constatacin de que el orden de los episodios que trae Mc se aparta del orden en que tales episodios aparecen res-pectivamente en Mt y Lc y, adems, comparando en detalle los relatos parale-los de los grandes evangelios, que habra reproducido Mc, aquellos coinciden en pequeos deta-lles (minor agreements) que faltan en Mc, p. ej., cfr. Mt 9,7 y Lc 5,25 con Mc 2,12; en Mc 1,40 falta la palabra "Seor" que est en los paralelos de Mt y Lc; esos pequeos detalles podran indi-car que Mc de veras se bas en Mt y en Lc. Pero esta hiptesis no se impuso, pues a lo largo de todo el libro de Mc, que estara basado en los dos grandes evangelios, son relativamente pocos los detalles mnimos, comunes a Mt y Lc,

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    que habra omitido Mc; la mayor deficiencia de esta hiptesis es el no explicar por qu Mc habra simplicafido tanto: por qu habra eliminado parbolas que trae slo Mt o slo Lc, por qu habra ignorado los relatos de infancia de Mt y de Lc, por qu habra esparcido en su evangelio conteni-dos del sermn del monte de Mt o del sermn del llano de Lc. Los detalles mnimos (minor agreements), que indican que Mc se habra basado en Mt y Lc, se explican mejor si hubiese pasado lo contrario: que Mt y Lc se hubiesen basado en Mc; as en el ejemplo anterior el detalle "se fue a casa" de Mt 9,7 y Lc 5,25, que falta en Mc 2,12, puede expli-carse por la tendencia a la repeticin de las palabras de Jess que les mandan a las personas hacer algo, en este caso, le manda al hombre ponerse en movimiento (cfr. el versculo anterior de Mc 2,11 con Mt 9,6 // Lc 5,24), y al cumplir la orden Mt y Lc repiten esa expresin. La palabra "Se-or" que habran agregado Mt 8,2 y Lc 5,12, que no est en el pasaje de Mc 1,40, es el ttulo con el que la Iglesia primitiva se dirige al resucitado: "Seor". El orden de los episodios que trae Mc, que se aparta del orden en que aparecen en Mt y Lc, tambin se podra explicar suponiendo que estos, basados en Mc, habran reorganizado la materia segn su visin y segn la finalidad de sus respectivas obras; p. ej., Lc habra tomado el relato de Jess que se presenta en la sinagoga de su ciudad, de Mc 6,1-6, y lo habra ubicado antes de que Jess comenzara a ejercer su ministerio pblico, en Lc 4,16-30, convirtiendo el relato en una pre-dicacin inaugural. Mt habra tomado los milagros narrados por Mc en distintos captulos del li-bro y los habra agrupado en Mt 8-9, en donde reforzaran las enseanzas que da Jess en el ser-mn del monte de Mt 5-7. El anlisis del lenguaje y del contenido de Mc, en comparacin con los de Mt y Lc, tambin aporta argumentos en contra de la hiptesis de Grieschbach. Entre los tres Mc revela rasgos ms cercanos al lenguaje oral, coloquial, mientras el de Mt y Lc lo es menos; por otra parte, el conte-nido de los dos grandes evangelios refleja algunos puntos de vista propios de una generacin pos-terior en comparacin con la que se refleja en Mc. P. ej., la visin de la historia en Lc difiere de la del judasmo y de la visin apocalptica de los primeros cristianos.

    b) La teora de las dos fuentes. En su obra "De ordine narrationum in evan-geliis synopticis" de 1835 explicaba Karl Lachmann que el evangelio de Mc habra sido la fuente de los otros sinpticos; el orden del contenido que pre-senta Mc aparece en las secciones en las que Mt y Lc concuerdan con l, y cuando uno de los dos se aparta del orden de los episodios de Mc, el otro se atiene a tal orden, al menos en lneas generales. Mc debi ser entonces punto de partida de los otros dos sinpticos.

    Esta teora fue reelaborada y complementada por Christian Hermann Weie (1838) y por Heinrich Julius Holtzmann (1863) junto con Bernhard Wei: adems de Mc los dos grandes evangelios se habran basado en una segunda fuente de dichos jesunicos, denominada Q (Quelle: fuente). Mientras la pri-mera fuente, Mc, lleg hasta nosotros, la existencia de la segunda es hipotti-ca; su contenido se deduce de los evangelios actuales.

    Siguiendo a estos investigadores Burnett H. Streeter desarroll en 1925 una teora de cuatro do-cumentos en su obra "The Four Gospels": los dos sinpticos mayores Mt y Lc se habran basado en Mc y en Q, adems Lc habra sido ampliado y Mt habra tenido a disposicin una fuente espe-cial; la teora se llama de las dos fuentes porque los dos sinpticos mayores, Mt y Lc, se habran basado en dos fuentes comunes: Mc y Q. Streeter sostena que toda esta cuestin se poda resol-ver aclarando las relaciones literarias entre estas fuentes.

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    De esta forma se consolid la teora; el planteamiento algo inflexible de Streeter de que la cues-tin sinptica es ante todo cuestin de fuentes literarias se corrige admitiendo tambin el influjo de la tradicin oral viva en la formacin de los sinpticos.

    La teora de las dos fuentes da una idea del proceso de formacin de los sinpticos; representa de forma escueta las relaciones bsicas que pudo haber entre ellos y, en este sentido, las simplifi-ca. Esta teora se ha impuesto porque dentro de mrgenes amplios est en capacidad de explicar el origen literario de los sinpticos. Considerando la distribucin de la materia y la estadstica se constatan las siguientes relaciones entre Mc y los dos grandes evangelios: i) A partir de 14,1 Mt sigue el mismo orden de Mc, aunque Mt: - en 8-9 rene milagros que trae Mc en distintos captulos; - en 10 aborda la misin de los discpulos basado en la eleccin, Mc 3,13-19, y la misin, Mc 6,7-11; - cambia de sitio diversas dichos de Jess con respecto al orden de Mc; - entre Mc 1,21-22 intercala la enseanza del sermn de la montaa. De 128 textos de Mc slo 12 cambian de sitio en Mt. ii) En la primera parte de su evangelio (3,1-9,50) Lc reubica varios textos de Mc (muerte de Juan, rechazo de Jess en Nazareth, vocacin de los discpulos, sumario, parientes de Jess) y varios dichos de Jess, adaptndolos a su propia presentacin de Jess. Dentro de la segunda parte, en 9,51-18,14, Lc se aparta de Mc. En la tercera parte, 19,29-24,12, cuando se basa en Mc, sigue Lc su orden con ms fidelidad. Lc toma 96 textos de Mc. iii) Cambios estilsticos: lo hace menos Mt que Lc. Mt evita las repeticiones, usa vocabulario propio, cambia palabras. Lc traduce o elimina palabras extraas, mejora verbos, usa ms que Mc el genitivo absoluto, cambia por , mejora construcciones gramaticales. iv) Estadstica: slo tres textos y algunos dichos segn Mc no estn en Mt ni en Lc. De 11.078 palabras Mt toma 8.555, y Lc 6.737. Segn la teora se acepta la siguiente datacin respecto al origen de los sinpticos:

    Muerte y resurreccin Q Mc Lc/Hch Mt

    30 40 50 60 70 80 90

    El vaco lucano se llama toda la seccin de Mc 6,45-8,26, que debera ubicarse entre los vers-culos Lc 9,17 y 9,18; este vaco es uno de los problemas que no logra explicar la teora de las dos fuentes. Esta constatacin se resolva antes suponiendo que Lc habra consultado una antigua ver-

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    sin de Mc (protomarcos) en donde faltaba el trozo. Actualmente se piensa que el mismo autor del evangelio habra omitido toda la seccin; observando la manera como usaba sus fuentes se nota que las tomaba por bloques, p. ej., a uno de Mc le adjuntaba otro de otra fuente; procediendo de forma similar tambin pudo omitir todo el bloque en cuestin; por otra parte, los libros no de-ban exceder determinada extensin, quiz por esto debi prescindir de Mc 6,45-8,26. El conteni-do de los textos de la seccin pudo haberlo movido a omitirla: el paso de Jess por el lago pudo insinuarle repetir la calma de la tempestad narrada antes, un segundo prodigio de los panes podra ser superfluo, pues ya haba sido narrado antes; las curaciones de un sordomudo y de un ciego acentuaran demasiado los detalles, desviando la atencin de la persona de Jess; el tema de las costumbres judas podra haberle parecido ajeno a los griegos, la restriccin del envo a Israel cuando Jess le responda a una mujer sirifenicia podra causar perpelejidad en los destinatarios. Quiz todas estas razones hayan motivado al autor a omitir toda esa seccin.

    3.6 La redaccin. La Escuela de la historia de las formas se haba ocupado del estadio precedente a la puesta por escrito, haba reconocido el influjo de la tradicin oral en la formacin de los evangelios dentro de las comunidades primitivas; posteriormente Ksemann correga el desequi-librio de ese importante reconocimiento aludiendo al cordn umbilical de la tradicin: el Jess histrico. No obstante, respecto a los autores de los evangelios aquella escuela continuaba consi-derndolos recolectores de tradiciones; si bien Rudolf Bultamann en su "Historia de la tradicin sinptica" de 1921 llamaba la atencin sobre la finalidad teolgica de los evangelistas, tambin los consideraba recolectores de tradiciones, aunque dotados de una gran lucidez inventiva. Hacia la dcada de los 50 del siglo pasado introdujo Hans Conzelmann en su obra "El centro del tiempo" otro mtodo de estudio de los sinpticos, centrado en primer lugar en la redaccin de la obra lograda por el agigrafo a partir de sus fuentes escritas y orales; en ltima instancia busca-ba ese mtodo mostrar la visin teolgica del autor con base en la propia redaccin de los escritos que tuvo a mano y de las tradiciones orales en que l mismo debi estar inmerso. Conzelmann denomin al principio ese mtodo "historia de la redaccin", despus le puso "crtica redaccio-nal". El mtodo parte pues del texto tal cual ha llegado hasta nosotros y analiza todos sus detalles para evidenciar el perfil redaccional del autor; con todo, el procedimiento no se limita al estudio meramente interno de la obra, sino que tiene muy en cuenta que los escritos y tradiciones insertos en la obra tienen tras s un recorrido histrico, aspecto que se comprueba comparando, p. ej., uni-dades textuales comunes a los evangelios sinpticos y a Juan. La comparacin de un evangelista con los otros aporta adems puntos de vista respecto a su carcter propio desde los puntos de vis-ta estilstico y teolgico. La investigacin de la redaccin puso de manifiesto el perfil propio de cada evangelista, que segn su propia experiencia redact su obra sobre la persona y la vida de Jess, sus dichos y he-chos, acentuando estos o aquellos aspectos, de acuerdo al momento histrico que vivi dentro de determinada situacin comunitaria. Ahora bien, la libertad que tuvieron para lograr su tarea estu-vo bastante determinada por la finalidad, tambin comunitaria, de conservar lo ms fielmente po-sible la tradicin sobre Jess. La investigacin de la redaccin ayuda a distinguir los acentos interpretativos propios de los evangelistas en comparacin con las tradiciones escritas y orales reelaboradas por ellos; por otra parte, tambin puede sirve para depurar un tronco comn de tradiciones cultivadas por el cristia-nismo primitivo, que arrojen una imagen teolgica de la Iglesia de aquella poca.

    Fuente: La cuestin sinptica (P. Pokorny / U. Heckel, Einleitung in das Neue Testament. Seine Literatur und Theologie im berblick, Tbingen 2007) pp 321-339.