“SOY EL SIGUIENTE” Escrito por Anthony Brawns en Octubre del

2012.

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que fin).

Cada palabra escrita es para ti, mi amor.

Capítulo 0 - Cuando escribir es lo único que libera.

Aquí estoy, otra noche más escribiendo. Sí, esta es la primera página que voy a escribir sobre la situación que vivo yo y posiblemente el resto de la juventud en España. He aquí un chico de no más de 25 años, de estatura media, pelo castaño oscuro y ojos azules. ¿Por qué no digo mi edad exacta? Pues porque a las señoras le dais ese privilegio y a mí no, y como yo mando entre estas hojas pues no hay más que debatir.

La verdad es que no se puede decir que haya sido el estudiante perfecto, he repetido unas cuantas veces. Quizá por ser un vago o quizá por ser un incomprendido por el sistema educativo, aunque siendo sinceros siempre ha sido por la primera. Quise siempre convertirme en un escritor, sí, de esos que escriben libros y viven de ello; creando sus propias historias, relatando su vida, relatando la de los demás... ¡Qué más da! ¿No? El caso es, contando historias para hacer felices a los demás, concienciarles de algo... Yo que sé.

Actualmente vivo con mis padres, nada raro hoy día, hay tíos con 40 años que tienen que volver a cada de sus padres con niños incluidos. Yo no corro esa suerte o desgracia, según se mire.

Llevo casi un año buscando curro y he encontrado una mierda, sí, ojalá hubiese encontrado una mierda, sería mejor que no tener nada. Mi novia corre otra suerte, aunque suerte con tiempo limitado. Vive con sus padres también y está estudiando periodismo en la Complutense. Por tanto, su suerte durará lo que sus padres estén pagándole los estudios y todo lo demás. ¿Después? Al paro, así están las cosas en este lado de la frontera amigos.

Todavía recuerdo cuando teníamos 19 años y soñábamos con tener un pequeño apartamento donde vivir juntos, con un perro y una vida llena de proyectos e ilusiones. Creedme, han pasado casi 6 años y estamos igual que cuando empezamos con 16 a salir juntos, sólo que con menos esperanza y más años a la espalda, poco más.

Olvidándome como siempre de como presentarme al principio de una hoja, olvidándome siempre de quien soy, algo que siempre me pasaba en todos los exámenes que hacía. ¿El nombre? ¿Cómo me llamo? Aunque me gustaría llamarme indignación, desilusión y cualquier otro nombre que me describa como estoy ahora mismo. Aunque debemos conformarnos en que me llame Diego.

Así que resumiendo mi vida: Vivo con mis padres, me llamo Diego, sigo parado tras un año, mi novia se llama Carol, que estoy hasta las narices de los políticos, hasta los cojones de estar en mi casa sin encontrar un trabajo con el que independizarse en un puto futuro, joder.

Tras todo eso te asaltas siempre las mismas putas dudas: ¿Y si hubiese estudiado más? ¿Y si hubiese aprovechado más el tiempo? Y si, y si y más martirizantes y pesados y sis.

Uno espera día tras día una vida un poco mejor; Hoy me tocará la lotería, hoy me llamarán para mi futuro súper puesto en tal empresa, mañana me caerá dinero del cielo, pasado quizá me caiga del cielo una mansión traída por un tornado... Espera gilipolleces ¿Qué sino? Uno espera ser independiente y feliz, no tener que vivir desesperado cada puto día ¿Entendéis?

Es curioso que pluralice, siempre con la esperanza de que alguien lea estas líneas ¿Pero a quien le puede interesar esto cuando casi ni a mí me interesa? Esto es una forma de escribir unas memorias desde el principio, por si algún día me vuelvo millonario, pues... Ya tengo un poco de curro ya hecho. O también tener este diario me ayudará a recordar mi vida cuando tenga Alzheimer. Aunque claro, si tengo Alzheimer ¿Dónde cojones sabré donde está? Aquí uno, siempre razonando a tiempo ¿Luego me extraño si no tengo un puto trabajo? Manda cojones.

Capítulo 1 - Lo oscuro a veces brilla.

Me levanto, me voy al baño, me miro al espejo detalladamente, salgo del baño y vuelvo a entrar, hago el proceso dos y tres veces de nuevo, vuelvo a salir y me dispongo a ir a mi habitación de nuevo. Hago la cama, me siento en la silla de mi escritorio y me dispongo a abrir mi portátil. Una vez abierto, este se dispone a iniciarse con toda la tranquilidad del mundo desafiando mi paciencia de forma muy agresiva y lasciva a estas horas de la mañana. Mientras tanto, aparecía un pequeño ser por la puerta de la habitación a una velocidad imponente, un pequeño potro desbocado buscando alguien o algo que le tranquilice.

- ¡Hola Molly, ¿cómo esta mi pequeña? - dije.

Esta se dignó a mirarme y a mover el rabillo, poca cosa más podía esperar.

Molly es mi pequeña Bichón Maltés, es realmente una mónada. Se gana a todo el mundo, no sé cómo lo hace, alguna vez se lo he preguntado pero nunca se ha dignado a responderme, lo único que hace es mirarme, mover el rabillo y si se le antoja sacar la lengua para lamerme la nariz. Quizá no hable, pero igual esas señas son las instrucciones para saber como gana a los demás. Gracias a mi madre, Molly siempre está reluciente, luce un precioso pelo blanco polar y brillante como cuando miras el sol y tiene ese amarillo incandescente.

Por fin, ya inició el pequeño portátil.

- Joder, ¡por fin despertaste pequeño hijo de puta, buenos días!. - Dije entre pequeñas carcajadas solitarias.

Comprobé sí el portátil había cogido la conexión WIFI y me dispuse a entrar en internet para ver mi correo.

14 mensajes sin leer, algo me decía que iba a tener suerte y llegaba alguna oferta de trabajo en ese correo.

Tras mirar un buen rato y comprobarlo hasta en la bandeja de Spam el resultado fue abrumador, increíble, no cabía en mi devoción... Me llegaron la increíble cifra de 0 ofertas de trabajo. Mi cabreo fue monumental, como esas veces que estás entre llorar y romper todo, entre importancia y desilusión. Esos días que quizá no debía haberme levantado de la cama.

Tras desayunar y vestirme me dispongo a ir a casa de un colega, es un buen tío y me ha dicho que tiene una sorpresa para mí. Aunque con todas las bromas que me suelta diariamente ya ni le creo, pero bueno, es más por ver a ese capullo que por esperar una sorpresa de él.

Al entrar me recibe su madre. Se llama María José, una mujer entrañable.

- Mario está arriba Diego, sube si quieres.

- Muchísimas gracias, buenos días por cierto. - Dije.

La verdad es que me gustaba ser cortés con esa señora, a pesar de ser un malhablado nato, no me salía soltar ninguna palabra mal sonante delante de ella.

Subí, se oían los bajos de la música que seguramente tenía puesta Mario.

- ¡Joder tío, baja la puta música! - Dije gritando.

- Vale, ahora mismo tío, qué pasa ¿qué no has follado hoy o que?.

Mario se levantó de su silla hacia el equipo de música y pulso un botón para apagarlo completamente.

- Alá, ya está. - Dijo Mario mientras suspiraba.

- Bueno, donde está la puta sorpresa, y espero por tu bien que no sea una gracia porque te comes la mesa.

Tras esto, Mario me miró fijamente y echó una leve sonrisa seguida de carcajadas. La verdad es que tiene una risa contagiosa, por lo que yo también me reí.

- He encontrado un curro, es complicado, pero tengo curro.

- ¿Y esa es la sorpresa para mi o para ti? - Pregunté.

- Para los dos, te explico. El jefe del asunto es el padre de un amigo mío y necesita 4 personas más, españolas. Por el momento estoy yo y otro más. Le comenté sobre ti y tu gran arte culinario, ya sabes.

- Lugar, horas, sueldo...

- Alaska, 6 horas de trabajo, 3100 dólares, alojamiento y comida incluidos.

- Me cago en la pu... ¿En qué consistiría el asunto? - Pregunté.

- Trabajar dando la comida y la cena a los trabajadores de una planta petrolífera, la planta de Deroom Straight. Es algo sencillo. No hay que hacer mucha comida, ya que, quedan pocos trabajadores. La planta está en sus últimas y no saca barriles de petróleo. Únicamente quieren llevarnos allí unos meses para su mantenimiento hasta que se apruebe el cierre definitivo de ella.

- ¿Y por qué contratan gente nueva? ¿Y especialmente españoles?

- A ver. Es sencillo. Contrata gente nueva porque los que están allí ya regresan a casa con sus familias, es un clima gélido y triste, y más cuando llega el invierno. ¿Españoles? Pues porque uno de los jefes es español, tenemos 5 millones de parados y no exigimos mucho al estar tan lejos de casa. - Dijo Mario con rintintín.

La verdad es que la idea era perfecta, casi 2900 euros de sueldo con todo incluido. Cuando volviera a España tendría casi 12.000 euros listos para ser puestos en la entrada de una casa en el caso de que a la vuelta Carol tuviera un trabajo y yo encontrase otro estable.

- No sé tío, la idea me parece la hostia, pero Carol... -Exclamé.

- ¡No te preocupes por Carol! Nos iríamos un mes después de que termine la carrera. Puede venirse con nosotros, hay un puesto de portavoz y gestión que le vendría como anillo al dedo. Cobraría creo que... 4000 dólares al mes y con todo incluido igual que tú.

- Joder, eso sería la polla, tendré que comentárselo. Entre los dos traeríamos casi 23.000 euros, que tanta falta nos hace tío. No sé cómo darte las gracias, de corazón. - Dije con una sonrisa de oreja a oreja.

- Tranquilo, no me las des. Habla con ella y ten una respuesta antes del Jueves, estamos a Lunes así que, ya sabes.

Estuvimos un buen rato en su casa, hablamos de nuestras cosas y bajamos al jardín a fumar, un poco lo de siempre. La verdad es que no cabía en mí de la alegría que llevaba encima, sentía que el camino se abrió cuando más oscuro estaba el túnel, una escotilla dorada se abrió, o quizá no.

Sentía esa sensación de triunfo y felicidad, pero eh, frenemos. Está claro que no sé si iré sólo o Carol querrá venir, sino viene ¿Qué haré? Soy un celoso por naturaleza. Es tan jodido ser así... Tengo plena confianza en ella ¿Y si después de tanto tiempo fuera encuentra a alguien mejor? ¿Y si cuando estoy fuera tiene ganas de sexo y busca a otro para dárselo? ¿Y si cuando vuelva a cambiado su forma de ser? Y si, y si, y si...

¿Era el principio o el final? Si ella no viene, viviré en un sin vivir, si es así mejor que me destierren allí y punto. Dudas que siempre inundan mi corazón, perderla sería la mayor derrota que jamás haya podido imaginar.

Salí de su casa, despidiéndome de su madre claro está, ella siempre me recibe y me despide con una sonrisa, es agradable despedirla. Después de que cerrara la puerta de su casa me dispuse a cerrar la puerta de fuera y dirigirme tranquilamente a la mía, debía pensar, debía meditar... Estaba lleno de millones de océanos de dudas e inseguridades.

Por fin llegué a casa, curiosamente me sentía exhausto, como si hubiese venido corriendo a toda pastilla, cuando realmente vine andando lo más relajado que se puede, aunque prefiero no mostrarle importancia alguna, serán los nervios.

Entro en casa, me quito los zapatos de la calle y pego un par de gritos.

- ¿¡Mamá?! ¿Hay alguien en casa? - Dije con las manos puestas en torno a mi boca.

Siempre he creído desde bien pequeñito que ponerse las manos en torno a la boca a la hora de gritar mejorarían la sonoridad, al igual que cuando hacía un avión de papel y lo ponía en mi boca y lo exhalaba aire como cuando quieres empañar un cristal ¿Acaso el avión volaría mejor si hacía eso? Pues aún sabiendo que no, lo hacía, al igual que ahora. Lo peor de esto es que ya no tengo 7 años, tengo el triple de edad.

Nadie respondió, por lo que intuí que mi madre no estaba en casa. Molly estaba en su cesta tumbada mirándome fijamente y pensando ¿Este gilipollas a quien llamará?. Al ver que estaba solo en casa fui rápido a mi habitación a coger mi teléfono fijo y llamar a Carol para contarle todo, no siempre está el teléfono de casa libre. A pesar de tener unas ganas inmensas de contárselo, a la vez tenía mucho miedo.

Antes de llamar fui al baño, me miré al espejo y dije:

- Venga joder, ella te ama, no te va a dejar ir solo ¿No crees? –Mientras me miraba fijamente al espejo, a mí, a mi yo contrario.

Volví a la habitación con las ideas claras tras mi monólogo en el baño, todo estaba muy claro. Me senté en la cama, cogí el teléfono blanco inalámbrico que estaba en mi mesilla cargando.

Marqué su número de memoria, puse mi oreja en el teléfono. Suena un primer pitido y…