Soy espía y tengo miedo
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Soyespíaytengomiedo...
AsíempiezalacrónicaqueescribeenelsigloXIII frayJuliánsobreelcruelasedioaMontségurylaluchaentrecátarosycatólicos.
Siglosdespués,en1939,unmedievalistaagnósticoemprendeunpeligrosoviajeporelBerlínnazienbuscadesuesposadeorigenjudío.
Enlaactualidad,ungrupodemusulmanesradicalesseinmolaenFrankfurtdejando tras de sí un mensaje críptico que pone en estado de alerta alCentroAntiterroristade laUniónEuropea, cuyosagentes, con laayudadelosserviciossecretosdelVaticano,intentarándesvelarunenigmaqueunelaintoleranciadelaInquisición,lasinrazónfascistayelintegrismoislámicoenunafrase:«Algúndíaalguienvengarálasangredelosinocentes».
Un musulmán captado por una célula terrorista, un jesuita experto enherejías,uncondefrancésobsesionadoporunadramáticaherenciafamiliar,un hombre misterioso—El Facilitador— que desde la sombra maneja loshilos del poder junto a una intrépida joven de los servicios antiterroristasprotagonizaneste apasionante libro sobre la venganza y la traición, conelviolentoconflictoentreOrienteyOccidentecomotelóndefondo.
En su novela más madura y ambiciosa, Julia Navarro sorprende con unavertiginosaaventuraquenostransportaalugarescomoJerusalén,Granada,RomaoEstambul, yque indagaen lascausasdel fanatismo religiosoy laintoleranciaalolargodelossiglos.
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JuliaNavarro
Lasangredelosinocentes
ePUBv1.0Mezki01.11.11
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Primeraedición:febrero,2007©2007,JuliaNavarroFernández©2007,RandomHouseMondadori,S.A.TravesseradeGràcia,47-49.08021BarcelonaPrintedinSpain-ImpresoenEspañaISBN:978-84-01-33637-9Depósitolegal:B.2.685-2007Compuestoen:Fotocomp/4ImpresoenLimpergrafMogoda,29.BarberàdelVallès(Barcelona)
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Amimadre,MartinaEliaFernández,inmemoriam,contodoamor.Gracias
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PRIMERAPARTE
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Languedoc,mediadosdelsigloXIII
Soyespíaytengomiedo.TengomiedodeDios,porqueensunombrehehechocosasterribles.
Perono,noleecharélaculpaaÉldemismiseriasporquenoessuya,sinomíaydemi señora. En realidad la culpa es de ella y sólo de ella porque siempre se hacomportado comoun ser omnipotente ante cuantos hemos estado a su lado. Jamásosamoscontradecirla,nisiquierasuesposo,mibuenseñor.
Voyamorir,losientoenlasentrañas.Séquehallegadomillora,pormásqueelfísicome asegure que aún viviré largo tiempo porque elmal queme aqueja no esmortal.Peroélsóloestudiaelcolordelirisdemisojosyeldemilengua,ymehacesangrar para sacarme losmalos humores del cuerpo aunque nome alivia el dolorpermanentequetengoenlabocadelestómago.
ElmalquemeconsumelotengoenelalmaporquenoséquiénsoyniquéDioseselverdadero.Ypormásquesirvoalosdos,alosdosacabotraicionando.
Escribo para aliviar mi mente, sólo por eso, aun a sabiendas de que si estaspáginascayeranenmanosdemisenemigoso inclusoen lasdemisamigos,habríafirmadomisentenciademuerte.
Hacefríoy,acasoporquetengoelalmahelada,pormásquemeenvuelvoenmimanto,nologrotemplarmishuesos.
Estamañana, fray Pèire, al traerme un caldo caliente, intentó animarme con elanunciodelaNavidad.DicequefrayFerrermevisitarámástarde,perolehepedidoquemedisculpeanteelinquisidor.LosojosdefrayFerrermeproducenvértigoysuvozpausada,terror.EnmispesadillasmeenvíaalInfierno,yaunallísientofrío.
Peroestoydesvariando,¿aquiénleimportaquetengafrío?Los hermanos no desconfían al verme escribir. Esmi oficio. Soy notario de la
Inquisición.Misotroshermanostampocosospechan.Sabenquemiseñoramehapedidoque
escribaunacrónicadecuantosucedeenesterincóndelmundo.QuierequealgúndíaloshombresconozcanlainiquidaddequienesdicenrepresentaraDios.
Cuando alzo la mirada hacia el cielo apareceMontségur entre la niebla, y suimagenborrosamellenadezozobra.
Imaginoel iryvenirdemi señoradandoórdenesaunosyaotros.PorquepormásquedoñaMaríasehayaconvertidoenperfectaestáensucaráctermandar.Noquieropensarenquécomplicacionesnoshabríametidodeserhombre.
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De cuando en cuando se filtra a través de la gruesa tela de mi tienda la vozrotundadelsenescal.HuguesdesArcisnopareceestardebuenhumorestámañana,pero¿quiénloestá?Hacefríoylanievecubreelvalleylasmontañas.Loshombresestán cansados, llevamos aquí desde el pasadomes demayoy temenque el señorPèireRotgerdeMirapoixaguantemuchosmesesmáselasedio.ElseñordeMirapoixcuenta con la complicidad de los habitantes del lugar que, ante las barbas delsenescal, soncapacesde iryvenira la fortaleza llevandoprovisionesynoticiasdeparientesyamigos.
Ayer recibí una misiva de mi señora doña María instándome a reunirnos estanoche.Quizámidesasosiegosedebaatenerqueatenderestaúltimaorden.
Unodeloscampesinosdelazona,quesurtedequesodesuscabrasalsenescal,logrócolarseenmitiendaparaentregarmelacartadedoñaMaría.Susinstruccionessonprecisas:cuandocaigalanochedeboabandonarelcampamentoycaminarhastala entrada del valle. Allí alguien me llevará por los pasos secretos que sé queconducenaMontségur.SiHuguesdesArcissupieradesuexistenciamepagaríabienpor la información o acasomemandaría ajusticiar por no haberla desvelado hacetiempo.
Latardesemehaceeterna.Oigopasos,¿quiénserá?—¿Estáisbien,Julián?FrayPèiremehaalarmadodiciendoquesufrísfiebre.Elfraileselevantódeunsaltoyabrazóalhombrealtoyrobustoqueacababade
entrar en la tienda sin pedir permiso.Era su hermano. Por un instante se encontrómejor, como cuando era niño y se sentía protegido por la figura imponente deFernando, capaz de derribar de unmanotazo a cualquiera que se le acercara. Perosobre todo era su mirada serena y llena de confianza lo que desarmaba a susadversariosyhacíaquesusamigossesintieranseguros.
—Fernando,¿vosaquí?¡Quéalegría!¿Cuándohabéisllegado?—Apenashaceunahoraquellegamosalcampamento.—¿Llegasteis?—Sí, con otros cinco caballeros. El obispo deAlbi,Durand deBelcaire, le ha
pedidoayudaalgranmaestre.NuestrohermanoArthurBonardesunhábilingeniero,lomismoqueelobispo.
—HacedíasquellegaronlosrefuerzosqueelobispohaenviadoanuestroseñorHuguesdesArcis.PeronosabíaquetambiénpediríaayudaalTemple.Esunhombrede Dios al que le gusta la guerra, puesto que es capaz de imaginar todo tipo demáquinasyartefactosparadestruiralenemigo.
—Supongoquetendráotrasvirtudes...—respondióconunasonrisaFernando.—¡Oh,sí!ArengaalossoldadoscasimejorqueelseñorDesArcis.—Bueno,noestánadamalparaserunobispo—bromeóFernando.—Decidme,¿lostemplariosqueréisacabarconlosbonshomes?Heoídorumores
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dequenoosgustaperseguircristianos.Fernandotardóenresponder.Luegosuspiróyledijoenvozbaja:
—Nohagáiscasodelosrumores.—Ésanoesunarespuesta.¿Noconfiáisenmí?—¡Claro que sí! ¡Soismi hermano!Bien, os daré una respuesta: los cristianos
tenemosadversariospoderosos,demasiadosparaperderenergíascombatiendoentrenosotros.¿Quédañohacenlosbonshomes?Vivencomoverdaderoscristianos,dandotestimoniodepobreza.
—¡PeroreniegandelaCruz!NovenaNuestroSeñorenella.—AborrecenlaCruzcomosímbolo,comolugardondefuecrucificado.Peroyo
nosoyteólogo,soyunsimplesoldado.—Ytambiénmonje.—Cumplo con Dios como me manda la Santa Madre Iglesia, aunque eso no
signifiquequenopuedapensar.Nomegustaperseguircristianos.—NiavosnialosdevuestraOrden—recalcóJulián.—Yavos,¿osgustaveramujeresyaniñosabrasadosenlashogueras?LapreguntadeFernandoleprovocónáuseas.—¡QueDioslestengaensuseno!—exclamóJuliánmientrassesantiguaba.—LaIglesiaaseguraqueestánenelInfierno—aseveróFernandoentonoburlón
—.Nonosaflijamosytomemoslascosascomoson.Niavosniamínosgustanlasmuertesdeinocentes.
EncuantoalTemple...somoshijosobedientesdelaIglesia,noshanreclamadoyaquíestamos.Otracosaesloquehagamos.
—¡Diossealoado!Asíqueestáisperocomosino...—Algoasí.—Tened cuidado, Fernando; entre nosotros está fray Ferrer, que ve la herejía
hastaenelsilencio.—¿FrayFerrer?Hedeconfesarosque lasnoticiasquemehan llegadodeélson
inquietantes.¿Porquéestáaquí?—DirigenuestraOrdenyha juradohacer justiciamandandoa lahogueraa los
asesinosdenuestroshermanos.—¿OsreferísalosdominicosasesinadosenAvinhonet?—Así es. Llegaron a esa ciudad en busca de herejes. Les acompañaban ocho
escribanosquefueronvíctimasdeuncomplot.RaimundodeAlfaro,eladministradordelcondedeTolosaenAvinhonet,permitiósuasesinato.
—Peroesonoestáprobado—protestóFernando.—¿Lodudáis,señor?—oyeronasusespaldas.JuliányFernandosevolvieron,sorprendidos.FrayFerreracababadeentrarenla
tiendayhabíaescuchadolasúltimaspalabras.
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Fernando no se inmutó pese a la mirada cargada de reproche con que leexaminabaelinquisidor.
—¿Vossois...?—Fray Ferrer —respondió el dominico—, y os preguntaba si dudáis de la
complicidaddeAlfaroenelasesinatodemisdoshermanos.—Nohaypruebasdequeasísea.—¿Pruebas?—bramófrayFerrer—.SabedqueAlfaroalojóamishermanosenla
torre del homenaje del castillo, donde nadie pudiera prestarles socorro, lejos decualquier mirada. Sabed también que fueron asesinados en plena noche por undestacamento de herejes salido de aquí, deMontségur, este nido de iniquidad queDios destruirá. La Iglesia no perdonará esta afrenta. Esos que se llaman BuenosCristianossonunhatajodeasesinos.
Julián lemiraba aterrado, incapaz demoverse. Fernando sopesó al dominico ydecidióqueseríaunerrorentrarenconflictoconél.
—Ignorolosdetallesdelosucedido.Sivosdecísquefueasí,sea.FrayFerrerclavólosojosenJulián,queparecíaapuntodedesmayarse.—Fray Pèire me ha insistido en que no viniera a veros porque necesitáis
descansar,perofaltaríaalapiedadyalacaridadsinomepreocuparaporvos.Veoqueestáisacompañado,yaosvisitaréenotromomento.
FrayFerrersalióconlamismarapidezconqueleshabíasorprendido.—Vamos, no os asustéis, os he visto palidecer —rió Fernando—. Es vuestro
hermanoenDios.—Vos...vosnoleconocéis—murmuróJulián.—Noquisieraestarenellugardelosherejes.Metemoquesidealgocareceeste
frayFerreresdecompasión.—SupongoquesabéisquevuestramadrecontinúaenMontségur,acompañadade
lamásjovendevuestrashermanas.Fernandoasintiócongestoserioypreocupado.Evocarasumadre,doñaMaría,le
producíaundolorrepentinoenelpecho.Nuncalahabíasentidocercana,apesardequererla incluso más que a su padre. Enérgica e inquieta, no había prodigadodemasiadas caricias entre sus hijos, por más que a todos quisiera y protegierabuscándolesunporvenir.
—Yo...bueno...lahevistoenalgunasocasiones—confesóJulián.—No me extraña, el castillo nunca ha estado incomunicado. Sabernos que
algunosdesushombressubenybajanporpasossecretosquesóloellosconocen.Nohacemuchomimadremeenvióunacarta.
—¿Osescribió?—preguntóJulián,asustado—.¡Sólolaseñorapodíaatreverseahaceralgoasí!
—Noospreocupéis.Mimadreesinteligenteynonospusoenpeligro.Recibíla
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misivaatravésdeunpajedelacasademihermanaMarian.Yasabéisquesuesposo,donBertrand'Amis,sirvealcondeRaimundo,demaneraqueMarianrecibenoticiasfrecuentesdemimadre.Ahoraqueestoyaquíprocuraréverla,no sécómo...quizávospodáisayudarme.
—¡Ni lo intentéis! Mi señor Hugues des Arcis os mataría, y el obispo osexcomulgaría.
—Sabré encontrar el modo, mi buen Julián. Intentaré convencerla para queabandoneMontséguroalmenosse lopermitaamihermanaTeresa,queapenashadejado la infancia.Tardeo temprano el castillo será conquistadoy... bueno, vos losabéiscomoyo:nohabrápiedadparaloscátaros.Intentaréconvencerla,selodeboamipadre,anuestropadre.
Juliánbajólacabezaavergonzado.LedolíanlasentrañasalsaberseunbastardodedonJuandeAínsa.
—¡Vamos,Julián,noquieroverosabatido!Tomóasientoysesirvióunajarradeaguaquebebióconavidezsinofrecerlea
Fernando.Ésteaguardóensilencioaquesuhermanoreencontraraelsosiegoantesdecontinuar.
—¿HabéisestadocondonJuan?—preguntóJuliánconunhilodevoz.—Hacemuchosmeses,deregresoaestepaís,pudedesviarmeypasarporAínsa
paravisitaranuestropadre.Apenasestuvedosdías,perofuesuficienteparaquenossinceráramoselunoconelotro.Continúaamandoamimadretantocomoeldíaquela desposó y le angustia su suerte. Me encomendó que las salvara, a ella y a mihermana pequeña. Le prometí que haría lo imposible para que abandonaraMontségur,aunqueambossabemosquemimadrenodejaráelcastillo,queafrontarálamuertemirándoladefrenteporquenotemeanadanianadie,nisiquieraaDios.
—¿DonJuanseencontrababiendesalud?—Estámuyenfermo, lagotacasi le impidecaminar,ysufredeespasmosenel
corazón.Lamayordemishermanaslecuidacondevoción.YasabéisquedoñaMartaenviudóy regresó a la casa solariega con sus doshijos, buscando la proteccióndenuestropadre.
—DoñaMartasiemprefuesuhijafavorita.—Eslamayorde todosnosotrosyduranteuntiempoparecíaqueibaaserhija
únicapuestoquemimadrenoquedabaencinta.Aexcepción,claroestá,delosotroshijosquetuvonuestropadre...
—Sí,desusbastardos.DonJuanamabaadoñaMaría,peronuncatuvoreparoentomaraotrasmozas.
—Vuestramadreeramuyhermosa.—Sí,debiódeserlo,notuveladichadeconocerla.Losdoshombresquedaronensilencio,absortoscadaunoensuspensamientos.El
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airefríoyelcarraspeodefrayPèirelesdevolvióalarealidad.—Excusadme, don Fernando, venía a comprobar que fray Julián se encontraba
bien; no sé si se sentirá con fuerzas para cenar con nosotros o prefiere que letraigamosaquílasviandas...
—Sinoosimporta,desearíaquedarmeenlatienda—afirmóJulián—.Mesientomal;quizáelsueñomesirvadeayuda.
—Diréalfísicoqueosvuelvaaexaminar—dijofrayPèire.—¡No!¡Osloruego!Nosoportaríaotrasangría.Unpocodecaldoyuntrozode
hogazaquemojaré enelvino seránelmejorde los remedios.Estoymuycansado,frayPèire...
—Creo que tiene razón—intercedió Fernando—; lomejor que podemos hacerpormibuenhermanoesdejarquedescanse.Nohaynadacon loquenopuedaunsueñoreparador.
—Avos,donFernando,osesperanparacompartirlacenaconmiseñorHuguesdesArcisyelrestodeloscaballeros.
—Nomedemorarémásdeunminuto,eltiempoquetardéisentraerelcaldoyelvinoconpanalbuenJulián.
ConpasodiligentefrayPèirevolvióasalirdelatienda,preocupadoporlapalidezdelhermanoJulián.QueDiosleperdonara,perocreíahabervistolamuertereflejadaensurostro.
—Siento haberos causado pesar—dijo Fernando cuando de nuevo quedaron asolas.
—Noospreocupéis.—Sí,símepreocupoporqueosaprecio,yosgusteono,somosmediohermanos.
Esonoosdeberíaafligir.SoishijodeunnobleseñordelavilladeAínsa.—Ydeunacriadadevuestracasa.—Deunajovenbellayencantadoraquenotuvootraopciónqueentregarseasu
señor.Niyohedictadolasreglas,niestoydeacuerdoconellas.Perovossabéiscomoyo que los señores tienen hijos fuera del matrimonio. Tuvisteis suerte, porque mimadre
—nuncaabandonóaloshijosbastardos,nitampocoasusmadres.Procuródaratodosunaposiciónypusoespecialempeñoenvuestrocaso.Oscriasteisennuestrosolarfamiliar,aprendisteisamontaracaballoaltiempoqueyoyoshicieronaprenderaleeryaescribir,inclusomimadrecompróvuestrocargoeclesiástico...
—Perosoyunbastardo.—TodossomosigualesalosojosdeDios.EldíadelJuicionoospreguntaránpor
elinstantenilacircunstanciadevuestronacimiento,sinoporloquehabéishechoenestavida.
Julián,aterrado,empezóa toser incesantementemientrasFernando intentabaen
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vanohacerlebeberagua.—¡Tranquilizaosybebed!Pero¿quéossucede?—EljuiciodeDios...iréalInfierno,losé.Elfrailetemblabaylaslágrimasseledeslizabanporlasmejillas.Laangustiayel
miedoconvirtieronalnotariodelaInquisiclonenunniño.—¡PeroJulián!¿Cuálesvuestraculpaparaqueossintáisasí?—¡Vuestramadre,ellaeslaculpabledemisufrimiento!—¡Callaos!¿Cómoosatrevéisadecirtamañabarbaridad?Laslágrimasanegabanelrostrodelfraileque,enmediodefuertesconvulsiones,
setumbóenelausterocatredondedormía.Fernandonosabíaquéhacer.LeapenabavereneseestadoaJulián,alquesiemprehabíaqueridoyprotegido,yalquepreferíaalrestodesushermanos.
—EsunasuertequehayavenidoconnosotroselcaballeroArmand.EsunbuenfísicoyenOrientehaaumentadosusconocimientos.Lepediréqueosvisiteyosdéunremedioparaelmalqueosaqueja.Ahora tengoquepartir;mañanaosvendráaver.
Fernandosalióde la tiendaconfundidopor su sufrimiento.Lepreocupaba,másqueelpadecimientofísicodesuhermano,elsaberleconelalmadesgarrada.
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Juliánsequedóunbuenratoencogidoenelcatre.NisiquierasemoviócuandofrayPèirelellevóelcaldo,elpanyelvino.Prefirióhacerseeldormidoparanotenerqueafrontar otra conversación sobre su calamitoso estado de salud. Cuando dejó deescucharlospasosdefrayPèireseincorporóparamojarlahogazadepanenelvinode sabor áspero que algunas veces lograba levantarle el ánimo. Bebió de golpe elcaldoyvolvióatenderseaesperarqueseapagaranlosruidosdelcampamentoparaacudiralacitacondoñaMaría.Elcampesinoqueleentrególamisivadelaseñoraleesperaríaalasafuerasdelcampamentoparaconducirleatravésdelosriscoshastaellugardondesolíacitarleella.
Nosupocuánto tiempohabía transcurridocuandoescuchóunruidocercadesutienda. Se incorporó sobresaltado, consciente de que se había quedado dormido.Aduras penas logró levantarse y servirse una jarra de agua, que bebió con apremio.Luegoseenjuagólacaray,colocándoseloshábitosarrugados,salióconsigilodelatiendasintiendoqueloslatidosdesucorazónpodíandespertaralcampamentoqueenesemomentoestabatranquilo,alumbradoporelfuegodelashoguerasqueintentabanaliviarelfríointensodeaquellanochedeinvierno.
Seescabullódelcampamentoconpasorápidoycaminóhaciaelbosque,segurodequeencualquiermomentoapareceríaelenviadodedoñaMaría.
—Oshabéisretrasado—lereprochóelcampesinoquesalióasuencuentrocomosi de un espectro se tratara. Era un cabrero que conocía bien los senderos de lamontaña.
—Nohepodidovenirantes.—Oshabéisdormido—replicóelhombre,malhumorado.—No,nomehedormido,sóloquenopuedosalirdelcampamentoamiantojo.—Puesotroslohacen.—¡Vaya,estosíqueesunasorpresa!—¿Os sorprende que entre los soldados reclutados a la fuerza haya quienes
tenganparientesahíarriba?Juliáncalló.DemaneraqueFernandoteníarazón:habíaquienesentrabanysalían
deMontségurcomodesuspropiascasas.—¿Dóndemeesperalaseñora?—Vosseguidme,tantoosdaellugar.Caminaroncercadeunahoraentreaquellosriscosformadosdebloquescalcáreos
queterminabanenlagranrocadonde,desafianteparaelojohumano,seaposentabaelcastillodeMontségur.
Elcampesinosedetuvojuntoaunosárbolesqueseencaramabanporunodelosriscos.Apenas había recuperado el resuello cuando se encontró frente a frente con
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doñaMaría.—Julián,hijo,cuántomealegraverte!—Miseñora...—Ven, siéntate ami lado, no tenemosmucho tiempoy debemos aprovecharlo.
Quiero queme cuentes cómo están las cosas ahí abajo.Nuestros espías dicen queHuguesdesArciscuentacondiezmilhombres.EsperoqueelcondedeTolosanosearredreanteesa fuerzaycumpla suscompromisosparaconesta tierra.Nose tratasólodefe,sinodepoder.
—¿Quédecís,señora?—SiHuguesdesArcisconquistaMontségur,seacabólalibertaddenuestratierra.
El rey quiere esas tierras porque, sin ellas, su reino no es nada. ¿Crees que leimportanloscátaros?No,hijo,noteequivoques,aquínoseluchaporDios,sinoporelpoder.QuierennuestropaísparalaCorona.
—¡PeroelPapaquiereerradicarlaherejía!—ElPapasí,peroalreydeFranciatantoleda.—¡Señora,decísunascosas...!—Bueno, no te cansaré con mis ideas, prefiero escucharte, o mejor: que
respondasamispreguntas.DuranteunahoradoñaMaríainterrogóaJulián;nohubodetallesobrelasfuerzas
deHuguesdesArcissobreelquenopreguntara.—¿Ytú,Julián?¿Continúassiendouncredente?—¡Quéséyo!Estoyconfundido,señora,yanoséniquiénesDios.—Pero¿cómoesposiblequedigaseso?¿Mehabréequivocadocontigo?Siempre
tecreíinteligente,poresoquisequeestudiarasytehicierasdominico...—¡Perosiloúnicoquequeréisesquetraicioneamishermanos!—LoquequieroesquesirvasalDiosverdadero,ynoaldemonioaquientienes
porDios.Juliánsesantiguó,espantado.DoñaMaríaleatormentabaconsusideasheréticas
y le hacía dudar. Aún recordaba el día en que le llamó para decirle que habíaencontrado al verdadero Dios y que a partir de ese momento él también debíaservirle.Leexplicóqueelmundolohabíacreadounadivinidadinferior,undemonioque había encarcelado a los ángeles auténticos, y que estos ángeles eran las almashumanasquesóloseliberaríanconlamuerte.Elcuerpo,ledijo,eraunaprisión,elpeor de los calabozos. Dios nada tenía que ver con la terra oblivionis. Él era elartíficedelespíritu,nodelarealidadmaterial.Coexistíandoscreaciones,lamalaylabuena, la terrenal y la espiritual. Losperfectos, añadió, nos ayudan a encontrar elcaminoparahuirdelaprisiónyparaquenuestraalmaseencuentreenelcieloconesapartedenuestroespírituquenosharávolveraseruntodo.
—HevistoadonFernando.
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—¿Amihijo?—Avuestrohijo.—¿Seencuentrabien?—Sí, al menos eso parece. Llegó hoy al campamento. El obispo de Albi ha
pedido a los templarios que le ayuden con alguno de sus artilugios, y uno de losfreires, de una de las encomiendas cercanas, es un experto ingeniero.Vuestro hijovieneenlacomitiva.
—MealegrodequeestéaquíenvezdeenOriente,esomepermitirádespedirmedeél.
—Quiereveros.—Yyotambién.Teencargarásdetraerleaquí.—¿Yo?Mandadaunodevuestroshombres...—¡PorDios,Julián,yonomandohombres!—Pero,señora...—Debesobedecerme.—Nuncahedejadodehacerlo—asintióJulián,apesadumbrado.—¿Estásescribiendolahistoriaquetepedí?—Loestoyhaciendocongranriesgodemivida.—No tengas tanto apego a esa carne hecha por el demonio. Escribe, Julián,
escribe, los hombres deben saber lo que está pasando aquí. Si tu Iglesia, la GranRamera,pudiera,borraríaparasiemprenuestraexistencia.Sólosiquedaescritoqueexistimos, lo quehicimosy enqué creíamos, nuestra historia no será olvidada.Laverdaddebesalvarseatravésdelosescritos.Nopodemospermitirqueellosborrennuestramemoria.
—Escribocuantomehabéisdichoycuanto sucedeaquí.Perohedeadvertiros,señora,queMontségurcaerá.Hastavuestrohijoestásegurodequeasívaasuceder.
—¿Ycreesqueyono?NoconfíoenqueelcondedeTolosaseacapazdevencerelcercoalquelehansometido.Raimundoquierequeresistamosperonoshadejadolibradosanuestraspropiasfuerzaseingenio.
—Elcondehajuradoperseguiralosherejes...—El conde intenta salvarse y salvar sus tierras. Los herejes, como nos llamas,
sólosomospiezaseneltablero,suspropiaspiezas.Noolvidesquenacimosenestatierra.
—Vossoisaragonesa.—Enrealidad,sólomimadreeraaragonesa.MipadreeradeCarcasonaysiempre
mesentídeestepaís.EnestatierranacíyvivílosprimerosañosdemividaydeaquísalíparadesposarmeconelbuenodedonJuan,miesposo,queesperoseencuentrebien.
—¡Oh,sí!Vuestrohijolohavisto,yaunquerefiereachaquessobresusalud,al
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parecerestábiencuidadoporvuestrahijamayor,doñaMarta.—Lavidahasidogenerosaconambos.ÉltieneaMarta,yyotengoaTeresa.Y
demisdosvarones,todavíaviveFernando.DoñaMaríasequedóensilencioyporuninstanteevocóasuhijomuertoaños
atrás, en un lance contra otro caballero. Le quedaba Fernando, sí, pero éste nuncahabía sidodel todo suyo.Acaso la culpa fuerade ella, puestoquedurantemuchosaños lloró al hijomayor despreocupándose del pequeño. Fernando había dejado elhogarfamiliarparaingresarenelTempleycombatiralosinfieles.DudabadelafedesuhijoycreíasaberquesuingresoenelTemplefueunsignomásderebeldíaquededevoción.Peroyaerademasiado tardeparavolveratrásymásahora,que tenía tancercanalamuerte.
—Dentrodetresdíasquieroqueregreses.Tedaréunacartaparamiesposo.—¡Peronopodréhacérselallegar!FrayFerrertieneojosentodaspartes.—¡Eres notario de la Inquisición! ¡Claro que puedes! No debes dejarte
amedrentarporesefrailemaligno.—Esélquienhaexcomulgadoagranpartedeloscaballerosdelpaís.Nodudará
enhacerloconmigo.—¡Hazloquetepido,Julián!—Señora,hedepermaneceralospiesdeMontségurhasta...—Hastaquelogréishacerosconelcastilloymatarnosatodos.—¿Porquénohuís?VuestrahijaMariangozadebuenaposiciónen lacortede
donRaimundo.Suesposo...—Suesposo es tanpusilánimecomoel propioRaimundo,máspreocupadopor
mantenerlacabezasobreelcuelloqueporningúnotroasunto.—PerodoñaMarianescredente...—Sí, eso sí, al menos mi hija no me ha traicionado. Y ahora escúchame y
obedece. Te daré una carta para mi esposo, no me importa cuándo se la puedasentregar,peroasegúratedequela lea.TambiénmetraerásaFernando.Encuantoatusescritos,cuandoestén terminadosse losentregarásaMarian.Ellasobreviviráysabráguardarnuestrahistoriahastaquellegueelmomentoenquepuedasacarlaalaluz.
—Esopuedesernunca—seatrevióadecirJulián.—¡Nodigassandeces!NisiquieraelreydeFranciaseráeterno.YMariantiene
hijos, y éstos tendrán hijos a su vez. Lo importante es que nuestra historia quedeescrita.Todoloquenoestáescritonoexiste.Nopodemosdejarnuestrosufrimientoalalburdelrecuerdodeloshombres.Diosmeiluminócuandotetrajeanuestracasaymeempeñéenqueaprendierasaleeryaescribir.
—DoñaMaría,nopuedotraeravuestrohijo.—¿AFernando?¿Yporquéno?
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—Sabráquesoyuntraidoryconunasolapalabrapuedeenviarmealahoguera.—Fernandonoharáeso.Tequiere,Julián,teconsiderasuhermano,yademáses
incapazdetraicionarnos.Ledevoraránlosremordimientospornopoderconfesarloquesabe,peroguardarásilencio.No,notedelatará,niamítampoco.Soysumadre.
—Pero¿quéhededecirle?—Dile parte de la verdad: que recibiste un recado mío, que nos vimos y me
anunciaste su llegada y que te he implorado por verle. No, no le digas que heimplorado,noselocreerá.Dilesóloquequieroreunirmeconél.Osveréaquíalosdos,dentrodetresnoches.
—¿Enviaréisapornosotros?—¿Dequéotromodopodríaisllegarhastaaquí?Sinolohiciera,acabaríaisenel
fondodeunbarranco.Yahora,veteypiensaenelverdaderoDiosyenelmomentodedejarlacáscaraqueteenvuelve.
Juliánibaaprotestarperosuseñorahabíadesaparecidosinqueélacertaraaverpordónde.Porunmomentosesintióperdido,dispuestoacreerquetodohabíasidounsueñoydoñaMaríaunaaparición,peroelcarraspeodelcampesinolodevolvióalarealidad.
—Daosprisa.Hoylaseñorasehaentretenidomásdeloesperado,ytenemosunbuentrechoantesdequeospuedadejarenelcampamento.
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Se podía intuir el alba a través de las nubes cargadas de lluvia cuando llegaron alcampamento.Enlaoscuridaddesutiendaaúnrezumabanlosrescoldosdelbrasero.Cansado,sedispusoadormirantesdequelesorprendieraelamanecer.
—¿Dedóndevenís?LavozrotundadeFernandolesobresaltó.—¡PorDios,mehabéisasustado!—No tanto como me he asustado yo al venir aquí y no encontraros. Os he
buscadoportodoelcampamentosinquenadiemehayasabidodarrazónsobrevos.—¡Estáisloco!¿Quéhabéishecho?—selamentóJulián.—Vamos,noosasustéisydecidmededóndevenís.—Nooslocreeríais.—Miqueridohermano,lavidamehaenseñadoqueloincreíbleformapartedela
realidad.—Nadamásirosrecibíunmensaje.Fernando miraba a Julián con curiosidad y pena viendo el sufrimiento que se
reflejabaensurostrosudorosoycansado.—¿Yesemensajeoshahechoabandonarvuestratiendaenmitaddelanocheaún
estandoenfermocomoestáis?—EradedoñaMaría—admitióJuliánbajandolavoz.—Mimadre...bueno,eradeesperarquetardeotempranosepusieraencontacto
convos.¿Eselprimermensajequerecibísdeella?—¡PorDios,Fernando,parecéisnodarle importanciaa loqueosdigo!Vuestra
madre es una perfecta, una iniciada consagrada a la virtud, quizá la mujer másinfluyentedeMontségur.
—No exageréis, aunque, conociéndola, seguro que pocos se atreven adesobedecerla.Bien,decidmequéosdecíaenelmensaje.
—Mepedíaqueabandonaraelcampamentoymereunieraconella.Fernando rió con ganas asombrado por la osadía de su madre. Poco después,
dando un golpe cariñoso en la espalda de Julián, se sentó a su lado dispuesto aescucharle.
—Contadmetodalaverdad.—¿La verdad... ?Ya no sé cuál es la verdad. La señora ha sabido de vuestra
presenciaaquíymehainvitadoallevarosanteella.—Pocoapoco,Julián.¿Eralaprimeravezquelaveíais?¿Ycómohasabidode
mipresenciaenelcampamentosiapenashaceunashorasquehellegado?—DebéissaberquePèireRotgerdeMirapoixesunodelosjefesmilitaresdela
plaza,ademásdeencargarsedequeenMontségurnofaltenalimentos.ElseñorDe
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MirapoixesparientedeRaimondePerelha.—Yalosé,yalosé,nohacefaltaquemeexpliquéisaquiénesnosenfrentamos.
Sonhombresvalientesydecididos.—¿Cómoosatrevéisahablarasídevuestrosenemigos?—Pero,Julián,ossobresaltáisportodo.¿Porquénohemosdereconocervirtudes
enloshombrescontralosqueluchamos?Ellostienensucausa,nosotroslanuestra.—YDios¿conquiénestá?Fernandosequedópensandoensilencio.LuegoclavósumiradaenladeJuliány
selevantóincómodo,caminandoazancadasporlatienda.—¡Bastadecharla!Soisvosquientenéisqueresponderamispreguntas.Elfrailebajólacabezaresignado.Fernandoleconocíabien.Leresultaríadifícil
engañarle,pormásquedoñaMaríalehabíapedidoquenoledijeratodalaverdad;aunasí,decidióseguirlasinstruccionesdesuseñora.
—Vuestra madre envió a un hombre que me guió a través de las sombras.Anduvimosdurantemucho tiempo,nosé sidoso treshoras,estoyagotado.LuegodoñaMaríaapareciódeentrelasrocasencargándomequeosllevaraanteellaalcabodetresdías.Esoestodo.
—¿Eso es todo? Poco me parece tratándose de mi madre —respondió condesconfianzaFernando.
—Bueno,tambiénmedijoquequiereenviarunacartaavuestropadreparaqueselahagáisllegar.
Fernando observó pensativo a Julián preguntándose si su hermano conservaríaalgo de salud para el día de la cita con su madre. El rostro del fraile parecía lamáscaradeunmuerto.OArmand, sucompañero templario, encontrabaelmalqueaquejabaaJuliánoéste,pensóFernando,noseguiríaconvidapormuchotiempo.
—Ahoraquieroquemeobedezcáis—ledijoa Julián—.Osacostaréis,ynoosmoveréis del lecho hasta que yo no regrese entrada la mañana. Vendré con micompañeroArmand;yaoshedichoqueesunfísicoexcelente,élosaliviarávuestromal.¡Ah!,ynoseosocurradeciranadieloquehapasado.Osmandaríanahorcar.
JuliánsufrióunespasmoantelaadvertenciadeFernando,quiensaliódelatiendaconairepreocupado.
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Elfríodelamanecerenvolvíaa loshombresdelcampamento instaladoporHuguesdesArcisenelColduTremblement,unlugarestratégicoqueimpedíaalossitiadoslamejorsalidahaciaelvalle.
EsamañanaelsenescaldeCarcasona,HuguesdesArcis,parecíadebuenhumor,a pesar del tiempo inclemente. Católico convencido de la bondad de su causa, secongratulabadelapoyoincondicionaldelarzobispodeNarbona,PèireAmiel,ydelapresenciade loscaballeros templarios, aunquedeestosúltimosno se terminabadefiar.Sinembargo,agradecíaqueentreellosseencontraraungraningenieromilitar.
Enlatiendadelsenescaluncriadoservíaalospresentesvinorebajadoconagua.Bebíanparacombatirelfrío.
HuguesdesArcissedispusoaexplicaralosreciénllegadoslasituación.—Noestoydispuestoapasarel restodemividaanteestospeñascos.Sabemos
que laguarnicióndeMontségur sehavisto reforzadaporcampesinosde la región,para losqueestamontañano tiene secretos.Cuentocondiezmilhombres,peronisiquieraconestafuerzahepodidocontrolartodosloscaminosquellevanalacima.Nohemospodidoreducirlesporelhambre,tampocoporlased,porquenohadejadode llover desde que acabó el verano. Tomar al asalto la fortaleza es imposible, almenos hasta ahora lo ha sido; tan sólo tirando piedras ya nos hacen un dañoconsiderable.
—¿No es posible escalar hasta ese nido de águilas por algún lugar que esté alabrigodesusmiradas?—preguntóArthur,elingenierotemplario.
HuguesdesArcisleseñalóelmapa:—Estamosaquí:enelColduTremblement,alospiesdeestemalditopeñasco;la
empinadaqueveisenfrenteconducedirectamentealcastillo.Alsituarelgruesodenuestras fuerzas en este lugar lo único que hemos logrado es impedir el accesodirectoalafortalezaycontrolarlaaldeacercana,dondetienenparientesque,apesardenuestrapresencia,lesabastecen.Heenviadoamishombresescalaresosriscosybuscarunaccesohastalacrestadelamontaña,peroaunquellegáramosylográramosreduciraloscentinelasaúnnohabríamoslogradonuestroobjetivo:hayundesniveldevariosmetrosqueloseparadelcastillo.
»Osconfieso,caballeros,quemismejoreshombreshandedicadotodosuesfuerzoyempeñotrepandoesosriscosengañosos,puestoquenohansidopocaslasocasionesque creyendo haber encontrado un paso oculto que nos podía llevar a la cima noshemos enfrentado a desfiladeros que terminaban en barrancos. Dado el terreno,tampoconosesposibleutilizarnuestrasmáquinasdeguerra,yaquenolograríamosalcanzar ni lamás baja de sus defensas.Bien, he tomado una decisión que esperoresulteacertada.Mañanallegaránungrupodegasconesparalosquelasmontañasno
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tienensecretos.Exigenunabuenapagaylatendránsi,comoespero,logranabrirnosunabrechaensusdefensas,uncaminoquenosacerquealacumbre.
—¿Y qué pueden hacer los gascones que no hayan sido capaces vuestroshombres?—preguntóFernandocongestoofendido.
—Me los han recomendado asegurándome que ni Montségur ni ninguna otramontañatienesecretosparaellos.Suspiessonfirmesdondeotrostropiezanyvenenlaoscuridadcomosídeldíasetratara.Debemosintentarlo,caballeros—respondióelsenescal.
—¿Por dónde, cómo y cuándo intentarán vuestros gascones acercarse aMontségur?—insistióFernando.
—Seránellosquieneslodecidan—sentencióHuguesdesArcis.Durantetodalamañanaloscaballeroscontinuaronhablandodelasituaciónyde
loqueelsenescalpreveíasilosgasconesteníanéxito.Suprincipalempeñoerapoderacercaralgunadelasmáquinasdeguerrahastaelcastillo,sóloasípodríaderrotaralos sitiados. Fue entonces el turno de las preguntas del caballero templarioArthurBonard.
Deaquellareunión,loquemássorprendióaFernandofueelfuegovengativoquebrillaba en los ojos de fray Ferrer, el principal inquisidor.No había una brizna depiedadensumiradaysuspalabrasparecíandictadasporunaintensapasión.Aquelhombre,sedijo,estabadominadoporelodio.
Cerca del mediodía hicieron un alto para dar cuenta del generoso almuerzodispuesto por el arzobispo de Narbona, momento en que Fernando solicitó a sucompañeroArmanddelaTourqueleacompañaraaveraJulián.
ElfrailedormíaagotadoyasuladoelbuenodefrayPèirelesecabalafrenteconunpañohúmedomientrasrezabaimplorandoaDiosporlasaluddelilustrenotariodelaInquisición.
Elfrailesesobresaltóalverentraralosdoscaballerostemplarios.—Disculpad nuestra irrupción, pero me gustaría que el caballero Armand
examinaraalbuenJuliányversipuedealiviarsudolencia.—¡Ojalá!Perodebéissaberqueelfísicodelsenescallevisitacasiadiariosinque
hastaelmomentohayapodidomitigarsumal.Annand de la Tour rogó al fraile que les dejara solos y éste, a regañadientes,
obedeció.Nolegustabanlostemplarios,losconsiderabaarrogantesymisteriosos,yhabía escuchado algunas historias que ponían en entredicho la santidad de estosmonjessoldados.
ElfísicotemplarioseacercóallechodondeyacíaJuliánysinningúnmiramientoledestapó,sobresaltandoalenfermo.
Fernandoletranquilizóasegurándolequeestabaenbuenasmanoseinstándolearesponderacuantaspreguntaslehicieraelfísico.
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—¿Dóndeosduele?—quisosaberDelaTour.Juliánseñalódesdeelcorazónhastaelvientre.Leconfesóqueaveceseldolor
eratanagudoquenopodíaponersederechonicaminar,yqueenocasionesnotabaunhormigueoenlosbrazosylaspiernashastasentirlosrígidos.Sufríafiebre,explicó;además,tambiénteníavómitos.
Armand de la Tour examinó minuciosamente al enfermo. Le hizo mostrar lalengua,luegohundiósuságilesdedosenelestómagoyenelvientre;acontinuación,lehizoqueencogierayestiraralasextremidades.Luegolellegóelturnoalosojosyalanuca.
Fernandoasistíaensilencioalquehacerdesucompañerodearmasysonreíaparasusadentrosporeltemorquereflejabaelrostrodesuhermano.
Tras examinar a Julián, el caballeroArmandde laTour se sentó a su ladoy lepidióqueledescribieracondetalletodoloconcernienteasusdolores.
—¿Quéospreocupa,frayJulián?—preguntósúbitamenteelfísico.Temiendoqueaquel templariofueracapazde leerensualma,Juliánsufrióuna
fuerteconvulsión.—Noesfácillavidaenuncampamentomilitar—respondióintentandodesviarla
atencióndeDelaTour.—Noloesmásqueencualquierotrolugar,yavosnadaosfalta.Soisnotariode
laInquisiciónalaesperadeexaminardecercalasalmasperdidasdelosherejesdeMontségur.
Juliánsesantiguóyvolvióaserpresade temblores.Unaoladesudory frío leinundólafrente.
—Yo creo que vos sufrís, fray Julián, y si me dijerais por qué acaso pudieraayudaros.
—¿Sufrir?Bueno...sufroporesasalmasperdidasqueprontoiránalInfierno.—Perovossoisunhombredeexperiencia,lleváisañosejerciendocomonotario.—Estantalaresponsabilidad...temoequivocarmeenmisjuicios...—Soissimplementenotario,avosnooscorrespondejuzgar.—Nocreáis,enocasionesmishermanosrequierenmijuicio;sabenqueamínose
me puede escapar ninguna palabra de los acusados, y que demi entendimiento decuantodicenavecesdependesupena.
—Insistoenquesoishombredeexperiencia.—Losoy,losoy,nohacemuchoparticipéenuncónclavey,paraevitarelerroren
los juicios contra los sospechosos, compilé un glosario para hacermejormi labor.FrayFerrernosguió.
Juliáncarraspeóy,clavandolosojosenArmanddelaTour,recitócomosideunaletaníasetratase:
—Son«herejes»losqueseobstinanenelerror.Son«creyentes»losquetienenfe
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enloserroresde losherejesy losasimilan.Lossospechososdeherejíasonlosqueestánpresentesenlossermonesdelosherejesyparticipan,porpocoquesea,ensusceremonias.Los«simplementesospechosos»hanhechoestascosassólounavez.Los«sospechosos virulentos», muchas veces. Los «sospechosos más virulentos» hanhechoestascosasconfrecuencia.Los«encubridores»sonlosqueconocenaherejesperonolosdenuncian.Los«ocultadores»sonlosquehanconsentidoenimpedirquese descubra a los herejes. Los «receptores» son los que han recibido dos veces aherejesensusposesiones.Los«defensores»sonlosquedefiendenasabiendasalosherejesafindequelaIglesianoextirpeladepravaciónherética.Los«favorecedores»son todos los de arriba en mayor o menor grado. Los «reincidentes» son los quevuelven a sus antiguos errores heréticos tras haber renunciado formalmente a losmismos...
—Bien,bien,estáclaroquesabéiscuálesvuestrafunciónycómodistinguiralosherejes. Con ese glosario es difícil equivocarse, ¿no? —preguntó con sorna elcaballero.
—Nocreáis...aveces...aveces,esdifícilsabersimientenosisencillamentesoninocentes. Entre los herejes hay gente rústica que responde con simpleza a laspreguntassindarsecuentadequeconsuspalabras siembran la sospecha...pero talvezsoninocentes,simplementenosabendemostrarlo...PerofrayFerrer...
—Esedominico...—Fernandonoseatrevióaterminarlafrase.—¿Dedóndeviene?—quisosaberelcaballeroDelaTour.—Escatalán,dePerpiñán,ysehahechocargodetododespuésdelasesinatode
nuestroshermanosenAvinhonet.Esmuyminucioso,nadaseescapaasumirada,leeenelcorazóndeloshombresysabecuándolemienten—explicó,azarosoynerviosoelfraile.
—Yavososaterra—añadióArmanddelaTour.—¡Oh, es mi hermano en Cristo! —protestó Julián—. Él se encargará de los
herejesdeMontségur.—¿Yavosospreocupalasuertequepuedancorrer?—¿Que sime preocupa? Sabéis que la condena puede ser la hoguera. ¿Habéis
vistomoriraalgúnhombreenlahoguera?LosherejesdesafíanalaIglesiaymuchossenieganapedirperdónprefiriendomorirabrasados.Hevistoamujeresyhombres,tambiénajóvenes,enfrentarsealfuegocantando,mientraseloloracarnequemadaseprendíaenelairehastahacer insoportableelhedordenuestrasropasydenosotrosmismos.Eseolor...avecesmedespiertooliendoacarnequemadayveolosrostrosdequienespornosaberdecirlapalabraprecisahansidopastodelasllamas.
—Osduelelaconciencia—sentencióelfísico—.Esunaliviosaberqueaúnhayquientieneconciencia.
—Pero¡quédecís!—protestóasustadoelfraile—.Osaseguroquemiconciencia
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nadatienequeverconeldolorquemeatraviesaelvientre.¿Esquenosoiscapazdediagnosticarmimal?
—Calmaos, mi buen fraile; tener conciencia es un don, un don doloroso porcierto,peroundon.
—¡Noosentiendo!—Hermano, no os agitéis —terció Fernando—. Y vos, Armand, ¿qué estáis
diciendo?Noacabodesaberadóndequeréisllegar.—Vuestrohermanosufremucho,bienescierto,yesesufrimientoessuprincipal
mal.No creo que padezca del hígado ni tampoco creo que su dolencia esté en losintestinos,oenlagarganta...Sumalestáenelalma,yparaesosólohayunremedio.
Fernando escuchaba atentamente al caballero Armand, meditando todo cuantodecía,mientrasJuliánlesobservaba,temblandocomoloharíaunniñodescubiertoenfalta.
—Ybien,¿cuáleseseremedio?—preguntóFernando.—Quevivade acuerdoa su conciencia, quenohaganadade loque tengaque
avergonzarse, que escuche la palabra que Dios le murmura al oído y se resiste aatender.Vuestrohermanosufreporlosbonshomes...ylohaceporquenoestásegurodequeseanunosmalvadoso,entodocaso,nocreequesuscreenciasmerezcantantosufrimiento,¿meequivoco?
Julián lloraba como un niño entre convulsiones e hipidos ante la miradacompasivadeFernando,queseacercóparaabrazarlointentandodarleconsuelo.
—Entonces,¿nohadetomarningunamedicina?—insistiósuhermano.—Sí,algoledaréparaayudarleaconciliarelsueño.Loquenodebeessometerse
amás sangrías innecesarias que le están debilitando.Yomismo os prepararé unashierbasquetomaréisantesdeacostaros.Osayudaránaencontrarunsueñotranquiloyprofundo.Porlodemás,nocreoquetengáisningúnmal.
—Osequivocáis—acertóaquejarseJulián—,estoyenfermo.—Sí,perolavuestraesunaenfermedaddelalma;sólocuandoospongáisabien
convuestra conciencia sentiréis alivio, hasta entonces lo único que se puede hacerpor vos es ayudaros a que podáis dormir. Hablaré con el físico del senescal paraaconsejarlequedetengalassangríasalasqueosvienesometiendo.
Juliánseestremecióalpensarqueel templario lehablaríaal físicodelsenescalsobre el mal de su alma. Armand de la Tour no pudo evitar un sentimiento decompasión al ver elmiedo reflejarse en los ojos del fraile dominico. Pensó que aJuliánnoleadornabanningunadelasvirtudesdeDomingodeGuzmán,elfundadordelaOrdenquehabíahechodesuvidaunmodelodesacrificioyascetismoparecidoaldelosbonshomes,alosquecontantoahíncoquisohacerqueregresaranalredildela Iglesia. El templario se pregunto por qué Julián habría seguido a Domingo deGuzmánsitodoenéldelatabaqueposeíaunespíritufrágil.
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—No os preocupéis, Julián, nadie sabrá de vuestro mal. No mentiré, perotampocoentraréendetalles;pedirépermisoparatratarosconmishierbasparaversilogroaliviaros.
—Gracias, Armand —dijo Fernando apretando con gratitud el hombro de sucompañero—.Yahora,Julián,empezadporcumplirlasinstruccionesqueoshadadoArmand. Cuando os sintáismejor deberías pasear, visitar a los soldados; sin dudaagradeceránqueunfrailesepreocupedesusalmas,ydeestamaneratendréistiempodeolvidarosunratodelavuestra.
—También pediremos a fray Pèire un barreño con agua tibia y jabón; no osvendríamalasearos—tercióelfísicotemplario.
Juliánnofuecapazdeponerobjecionesalasrecomendacionesdelcaballeroydesuhermano.Losmirócongratitudy,porprimeraenvezenmuchotiempo,sesintióconfortado.LapresenciadeFernandohabíadespejadomomentáneamentelasbrumasdelasoledadqueleacompañabadesdequeentróenlaordendelosdominicos.
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FernandoyArmandde laTourdejaron a Julián sumido en sus tribulacionesy conpaso firme se dirigieron al rincón del campamento donde se encontraban suscompañerostemplarios.
—NoosdebéispreocuparporJulián—aseguróelfísico.—Lo sé, después de escucharos estoy más tranquilo, aunque veo que las
enfermedadesdelalmasontandevastadorascomolasdelcuerpo.—Avecessonpeores,peroenelcasodeJuliánvuestrapresenciaserviráparaque
recuperelasfuerzasquelefaltan.Convossesienteseguro.—Mihermanohavividoatormentadodesdequesupoqueeraelhijobastardode
mipadre.—Nodebedeserfácilestarenesaposición,pormásquemehayáiscontadolas
bondades de vuestros padres, sobre todo la generosidad de doña María, vuestramadre...
—Supongo que no podemos comprenderle del todo, puesto que nacimoscaballeros.Os agradezco que hayáis visitado a Julián y sé que cuento con vuestradiscreción. Ahora quisiera preguntaron qué os parece la situación respecto aMontségur.
—Escuestióndetiempo.—¿Quéqueréisdecir?—Quenadieresisteeternamente.Yque,pormásqueseantojedifícilllegarala
cima,sepuedehacer.Elpreciosonvidas,ytantoelsenescalHuguesdesArciscomoelreyLuisnoseránavarosalahoradepagarlo.
Volvieronasumirsecadaunoensuspensamientoshastaqueseencontraronconsuscompañeros,queenesemomentoestabanlimpiandolasarmas.
—Mealegrodequehayáisregresado—lessaludóArthurBonard—.Elsenescalhaordenadoquenosunamosasuestadomayor.
ArthurBonarderataneficazinventandoartilugiosdeguerracomosecoydirectoalhablar.
—¿Yvos,quéhabéisrespondido?—quisosaberFernando.—No debemos desairar al senescal ni al rey Luis, ni tampoco al arzobispo de
Narbona—respondióBonard.—Esoquieredecirquenosquedamos—sentencióFernando.—Esoquieredecirqueaguardaremosaversiesosfierosgasconesdelosquenos
ha hablado el senescal son capaces de acercarse a la fortaleza. Será interesanteconocerelresultadodetalempeño—respondióelingeniero.
—¿Ynosotrosquéharemos?—preguntóFernando.—Esperar,observar,hablarypocomás.YasabéisqueanuestraOrdennolegusta
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matarcristianos,yesasgentesdeMontségurloson,equivocados,perocristianosalfinyalcabo.Temoporellos,puestoqueelarzobispodeNarbonayfrayFerrerestándispuestoavengarlamuertedeÉtiennedeSaint-ThibéryyGuilhèmArnold.Comobien sabéis, estos dos inquisidores fueron asesinados hace más de un año enAvinhonet.
—Es la única ocasión en la que los bons homes han participado en un actocriminal—apuntóunodelostemplarios.
—Nolohicierondirectamente—lesdisculpóFernando.—Noseáis ingenuo—interrumpióArmandde laTour—.¿Acasocreéisqueno
matar a un hombre directamente con la espada o con las manos exime de laresponsabilidaddesumuerte...?Loshombresquemataronalosinquisidoressalierondeaquí,deMontségur.¿CreéisacasoquesusobisposherejesBertranMartíoRaimonAgulhernosabíanloqueibaasucederenAvinhonet?NoesunsecretoquelanoticiadelasesinatodelosinquisidoresfuecelebradoenMontséguryqueinclusorepicaronlascampanasdealgunaiglesia.ElasesinatodeÉtiennedeSaint-ThibéryyGuilhèmArnoldfuellevadoacaboporcredentes,entreellosGuilhèmdeLahille,GuilhèmdeBalaguieryBernatdeSentMartí...
—Pero ¿cómo sabéis tanto de lo que sucedió aquella noche enAvinhonet?—preguntóFernando,cadavezmássorprendido.
—Losé,ocreosaberlo,perodeestonohablaremosniconelsenescalniconelarzobispo deNarbona. Pero ya veis que haymomentos en que todos los hombrespecamos por acción, por omisión, o simplemente porque nos alegramos delsufrimientodenuestrosenemigos.Quizánoseríamoshombressinolohiciéramos.
Sehizoelsilencioentreloscaballeros.Elfísicohabíaexpuestoconcrudezacómoelmalformabapartedelasustanciahumana.
—Bien,ahorayasabéisquenosquedaremosuntiempo—dijoArthurBonard—,el suficiente para no ofender ni al arzobispo ni al senescal. Si podemos, noparticiparemos en ninguna batalla, aunque creo que debernos estar tranquilos alrespecto.LoshombresdeMontségurnolaplantearányaúnpasarátiempoantesdequeelsenescalHuguesdesArcislogrehacerlesbajardeeseriscoinfernal.
Súbitamente,unpajellegócorriendohastalatiendaconunrecadodelarzobispode Narbona. Les invitaba a cenar. Los caballeros respondieron que acudiríanpuntuales; sentían curiosidad por conocer el interior de la suntuosa tienda delarzobispo,delaquesedecíaestabamejorequipadaqueladelpropiosenescal.ÉseeraelproblemadelaIglesia:quesussacerdotesnovivíandeacuerdoalcaminodehumildad y pobreza señalado por Cristo, por más que el español Domingo deGuzmánhubieradadoejemplodequeensusenotambiénhabíaquiennoolvidabaelmensaje del Maestro. Sin embargo, pese a que él y sus frailes daban ejemplo deascetismo y privaciones, se mostraban inmisericordes con quienes se negaban a
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regresaralsenodelaIglesia.
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ElcabrerosepresentóenlatiendadeJuliánmástardedeloacordado.Fernando se mostraba inquieto. Temía que hubiese ocurrido algo inesperado,
algúnsucesoqueimpidieraasumadremandaraporellos.La noche se había cerrado en torno al campamento y hasta la tienda de Julián
llegaban,decuandoencuando,lasvocesdeloscentinelasdandoelsantoyseña,ylas toses secas de los soldados que habían enfermado durante la larga espera,preparandoelasedioaMontségur.
Juliánpermanecíasentadoensucatre,extrañamentequieto.Lelatíanconfuerzalasvenasdelassienesypensóqueenaquelsíntoma,elfísicotemplariohabríavistomiedoysólomiedo.
Cuandoelcabrerosedeslizópor laaberturade la tiendasiseandoelnombredeJulián,losdoshombresseapresuraronasalirasuencuentro.
—¿Porquéoshabéisretrasado?—quisosaberFernando.Elcabrerolemiróconfastidioantesderesponder:—Veo, señor, que sois soldado, de manera que deberías saber que el senescal
tiene ojos por todas partes, y que esos demonios de gascones llevan dos nochesestudiandoelterreno,estánportodaspartes,ynoquisieraseryoquiencayeraensusmanos.Noimagináisloqueelsenescalseríacapazdehacerconuntraidor.Claroqueyonolosoy,soytansólounhombredeestatierra,uncredentequesirvealverdaderoDios.
—Bastadecharla—atajóFernando—,¡conducidnosadondenosesperan!Elcieloparecíaunmantonegroyapenas lograbanver loquehabíaunospasos
delantedeellos,peseaqueelcabrerolesguiabaconlaseguridaddequienconoceelterrenoaunconlosojoscerrados.
AFernandoseleantojóunaeternidadlacaminataatravésderiscosymaleza,ysesorprendiódequeJuliánnohubieraemitidoniunasolaqueja.Sediocuentadequesuhermanohabíahechoéseuotroscaminosenmásocasiones,yquedebíadehaberestadoviendoconfrecuenciaasumadre.
Derepenteelcabreroseparóensecoindicándolesconlamanoquesedetuvieran.Lo hicieron con una punzada de inquietud, temiendo haber tropezado con algunapatrulladegascones.PeronofueungascónconquienderepenteseencontraronsinocondoñaMaría,queaparecióentrelamalezasonriéndoles.
—¡Vaya,yaerahora!—lesreprochóladama,envueltaenunacapanegra.—¡Madre!La mujer se acercó a su hijo templario y antes de abrazarlo, le observó
expectante.—¡Cuántohascambiado!Tehashechounhombre.
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Luego le abrazó apretándole con ansia mientras suspiraba conteniendo laslágrimas.
Fernandosedejóagasajarporsumadremientrasaspirabaelolora lavandaquedesprendíaelmantoquelaenvolvía.Eraunaperfecta,perosiempreseríaunadamaque ni aun en las circunstancias más extremas renunciaría a su personal toque decoquetería,aunquesólofueraperfumarsuásperacapa.
—Sentaos, tenemosmucho de que hablar y poco tiempo para hacerlo. ¿Cómoestás,Julián?Teveoconmejorcara,ytú,Fernando,hijomío,cuéntamequéhasidodetiestosañosenquenonoshemosvisto.Juliánmehadichoquefuisteaveratupadre. ¿Cómo se encuentra? Rezo por él, y me tranquiliza saber que le cuida tuhermanaMarta;ellaloharámejorqueyo,puestieneladulzuraylapacienciaqueamímefaltan.
MientrasdoñaMaríahablaba,Fernandolaobservabaconemoción.Lascanashabíancubiertoelcabellootroratrigueñodesumadre.Elrostrosele
habíaafilado,habíaperdidopeso,peroensusojoscontinuababrillandolamismaluzqueantaño;todaelladesprendíalaenergíadesiempre.Continuabasiendounamujeralaqueeradifícildesobedecer.
DoñaMaríasujetabaentrelassuyaslasmanosdesuhijo,queacariciabaconlaternuraquetantasvecesélsentíaquelehabíasidonegada.Fernandoteníaunnudoenlagargantay,temiendoromperesemomentoqueseleantojabamágico,noseatrevíaadecirniunapalabra.
—Señora,elsenescalvaaenviaraunosgasconesparaconquistarMontségur—anuncióJulián—.Deberíassalirantesdequeseademasiadotarde;sinoesporvos,hacedloporvuestrapequeñahija.Teresanotienelaculpadequevosprofeséisunafequeconducealahoguera.
—Sébienquehacedosdías llegóungrupodegascones.MiadmiradoHuguesdes Arcis sabe que sus gascones podrán trepar por estos riscos y llegar hasta elcastillo.ElbuenodePèireRotgerdeMirapoixlocreeimposible,peroconozcobienalsenescal:esunsoldadotozudoquenocejaráhastadestruirMontségur.
—Entonces,silosabéis,¿porquéosempeñáisenmorir?—gritóJulián.—¡Déjanossolos!—ordenódoñaMaría—.Nomecansesypermítemehablarcon
mihijoydespedirmedeél,puesserálaúltimavezquenosveamosenestavida.Julián,abatido,sesentóenunarocaapocosmetrosdeellos.DoñaMaríaclavósusojosdelcolorde lamielen losojosnegrosdeFernando
intentandoleerlasemocionesysentimientosdesuhijo.—Tequiero,telodigoporsialgunaveztehanasaltadolasdudas.Séquenohe
sido lamadreque túesperabasni laquemehubieragustadoser.Nomedisculparéenumerándoterazonesqueníamímeconvencen.Soyunserimperfecto;estacáscaraque me envuelve ha intentado pudrir mi alma, pero afortunadamente pronto me
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desprenderédeella.—¡Madre...!—Calla y escúchame, Fernando, no tenemos tiempo y es mucho lo que debo
decirte.AquítienesatumediohermanoJulián,queesdébilyasustadizo,alqueheintentadoconvencerdequeabracelaverdaderafe,peroloúnicoqueheconseguidoesquevivaatormentado.Aunasí,confíoenél,llevatusangre,sangredelosAínsa,ypor tanto jamás nos traicionará. Hace meses le pedí que, puesto que sabe leer yescribir,nopermitieraquenuestrosnietosylosnietosdeellosysusbisnietosolvidenlo que ha sucedido aquí.Quiero que escriba una crónica en que lo cuente todo, lamaldaddelaGranRamera,cómonopuedesoportarquehayacristianosquevivamosde acuerdo con las enseñanzas de Jesús, que compartamos cuanto poseernos conquienesnada tienen,queayudemosaquien lonecesita.Ella, laGranRamera,viveenvuelta en ropajes damasquinados, rodeada de sirvientes y riqueza, lejos de lospobresyenfermos,sirviendoalDiablo,porqueespartedeél.
—¡Madre,blasfemáis!—No lo hago, Fernando, y tú... y tú, hijo mío, bien lo sabes. Tú conoces la
avariciadelaIglesiaquenosotrosllamamoslaGranRamera.Túylosquesoncomotúhabéisvistosuiniquidad;notepediréqueloaceptesaquíyahora,perosécómoeres y por tanto sé que eres bueno, que estás dispuesto amorir por los débiles, asacrificarte por los necesitados, a dar tu vida porDios, sin esperar nada a cambio.Escucha: Julián escribirá esa crónica, y relatará que tuvimos en doña Blanca deCastillaunafanáticaypoderosaadversaria;sinellaFrancianoexistiríayRaimundoconservaríaelcondadodeTolosa.
—Doña Blanca ha sido generosa con los condes de Tolosa y de Foix; por sumediaciónelreynoleshacastigadotanseveramentecomomerecían—acertóadecirFernando.
—¡Noseasingenuo!DoñaBlancaeselmejorgobernantedeFrancia.Sinella,suhijonoseríanada.SiLuissehamostradomisericordiosonohasidoporotrarazónqueporconsejodesumadre.DoñaBlancanotoleraráqueseempobrezcamásestatierra a causa de la guerra, y no lo consiente porque muy pronto perteneceráíntegramentealaCorona.CuandocaigaMontségur,nuestropaíshabrámuerto.
—¿CreéisqueRaimundonoacudiráenayudadeMontségur?—No,nolohará.Elcondenosdejaráanuestrapropiasuerte.Comobiensabes,
tuhermanaMarianviveenlacortedeRaimundo,yaquesumarido,Bertrand'Amis,ocupaunlugarprincipalalladodelconde.EllamehacellegarnoticiasciertassobreloquepodemosesperarenMontségur.EnelconciliodeBézierstodalahordadelaGran Ramera tomó la decisión de aplastar Montségur. Aquí se encuentran loshombres que acabaron con la vida de los odiosos inquisidores Étienne de Saint-Thibéry yGuilhèmArnold, demanera queMontségur es el último bastión de los
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verdaderoscristianos.Sólocuandoelcastilloseadestruidoporlasllamashabrápaz.—¡Ylodecísasí!—Que yo sea cristiana no significa que sea tonta y no entienda las reglas del
tablero de la política. Conocí a doña Blanca y te aseguro que siento auténticaadmiraciónporella;yohabríahecholomismosieldestinomehubiesepuestoensulugar.
—Sinembargo,despuésde los asesinatosde los inquisidores enAvinhonet, lasgentes del país han tomado otra vez las armas...—apuntó con timidez Fernando,impresionadoporlaleccióndepolíticaqueenaquellasextrañascircunstanciasestabaimpartiéndolesumadre.
—Una tormenta en un vaso de agua. La familia Saint-Gilles está acabada,RaimundolosabeyportantonovolveráaenfrentarsealreydeFrancia.LaCoronaylaIglesialehanderrotado.AntesyaloaceptóRotgerBernatdeFoix,poresofirmólapazconlosfranceses.SinélRaimundonoesnadie,yporellohatenidoqueseguirsus pasos. Pero la Iglesia no perdona, de manera que Montségur pagará por losinquisidoresmuertos enAvinhonet. Si no lo hiciera, las gentes de aquí tendrían latentación de seguir destripando frailes; por eso en Béziers se tomó la decisión dedestruirMontségur.
—¿Ydespués?—preguntóconcongojaFernando.—Después los trovadores ensalzarán nuestro sacrificio y la crónica de Julián
serviráparaquenuestrosnietossepanlaverdadynoolvidenquesobrelainteligenciayelfanatismodeunareinaseacrecióunamonarquíaqueacabóconlaslibertadesdenuestropaís.
—IdaporTeresa,yoossacarédeaquí—suplicóFernandocondesesperación.—Túsabesquenoloharé,¿mecreescapazdehuir?¿Entanpocometienes?—Teresanoesmásqueunaniña,¿condenaréisamoriramihermana?DoñaMaríasuspiró impaciente.SentíaeldolordeFernando,preocupadopor la
muerte, incapaz de ver la verdad, esa verdad que ella había abrazado con alegríasabiendoqueelcuerpoes lapeorpesadilla,elmantodelquehayquedesprenderseparaconvertirseensustanciayencontrarse,finalmente,conDios.
—Fernando, hijo, en el trigo hay cáscara y grano y el cuerpo es sólo cáscara.Teresanomorirá,sólo...
Fernandolainterrumpiófuriosoapartandosusmanosdelasdeella,sininmutarseporlapenaquesereflejabaenlosojosdesumadre.Ambossufríanporigual:elhijopensaba que estaba condenado a no entenderse con su madre y la madre sereprochabanosercapazdehacerentenderlaverdadasuhijo.
—Madre, Teresa no merece morir en la hoguera; traédmela o subiré por ellaaunquepierdalavidaenelempeño.
DoñaMaría leescuchabasabiendoquecumpliría loqueacababadedecir.Pero
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ellanoqueríaveraFernandomuerto;ensu fuero íntimo,apesardesuscreencias,deseabaquesuhijoviviera.Él teníaquecumplirunamisiónyaúneraprontoparaqueregresaraalapatriacelestial.
—Tedoymi palabra de que lograré queTeresa dejeMontségur.No la forzaré,peroselopediréporquetúasílodeseas.
—Os pidomás, madre, os exijo que la obliguéis a dejar esta montaña. No osperdonarélavidademihermana.
Semiraron en silencio incapacesde expresar envoz alta el dolor, el amory laadmiraciónquesentíanelunoporelotro.DoñaMaríavolvióaagarrarlasmanosdesuhijoyselasllevóalrostrobesándolelapuntadelosdedos.
—Quieromoriry regresar ami ser celestial, peronodescansaré tranquila si séquepartocontuodio,demaneraqueharé lo imposibleporconvenceraTeresa.Tedoymipalabra, tú sabes loquevale.Sólo te ruegoquenomeculpes siTeresanoaceptalaordenquehededarle.
—Quieroquelatraigáismañanamismo;ordenadalcabreroquemañanacuandocaigalanochenosvuelvaaconduciraquí.
—Eso no te lo puedo prometer. Os buscará cuando no haya peligro, mañana,pasado,yalosabrás;hastaqueesosuceda,confíaenmí.
—Tengovuestrapalabra—asintióFernando.—Sí,tieneslapalabradeunabuenacristiana.—Mipadre...mipadremepidióquesaludaraisensunombrealseñorDePerelha;
yasabéisque,peseatodo,letieneengranestima.—Lo haré. Es un hombre valeroso que sabe que ha de morir, al igual que su
esposaCorbadeLantarysusqueridashijas.—Mepidióquelehicierallegarelruegodequeoscuide,peronosécómopodré
hacerlo...—Yomismase lodiré, aunquenohace falta,puestoque la familiaPerelhame
vienedistinguiendoconsuafectoyamistad.NohansidopocaslasocasionesenquemehabrindadosuprotecciónparaqueregresaraalastierrasdetupadreenAínsa.
—Avuestrastierras,señora—lerecordóFernando.—Nadatengoynadaquierotener,asílodecidíhacetiempo;sólosientoeldaño
queoshecausadoatupadreyatiymitorpezaalnosercapazdehacerosabrazarlaverdaderafe.
—Cristoosjuzgará,señora.—¿Cristo?—NuestroSeñor,Dios.—¡Hijo, cómome gustaría hablarte de Jesús! Te dices cristiano y sin embargo
ensuciastualmaconritosquenadatienenqueverconelMaestro.Eldíamásfelizdemi vida fue el que recibí elconsolament, el bautismoespiritual auténtico, el único
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sacramento que permite la salvación del alma. Cuando el obispo me impuso lasmanos...
—¡Callaos,porfavor!Nadaquierosaberdevuestraherejía.—Sonelloslosherejes,sonelloslosquesehanapartadodelcamino.Recuerda
queelSeñordijoque«JuanbautizóconaguaperovosotrosseréisbautizadosconelEspírituSanto».
—¡Basta,madre,notenemostiempoparadiscusionesteológicas!DoñaMaríaguardósilencioapretandoconfirmeza lasmanosdesuhijo; luego,
sinqueésteloesperara,loabrazóyrompióallorar.Fernandosesobresaltó.Nuncahabíavistoderramarlágrimasasumadre,incluso
habíaescuchadoen lacasonadeAínsaquedoñaMaríani siquieradejóescaparungemidocuandotrajosushijosalmundo.
—Madre,perdonadmirudeza—seexcusóFernando.—Disculpatúmislágrimas,hijomío,peromeesmásdifícildespedirmedetide
loquenuncaimaginé.Hasdesaberlomuchoqueteheamado,aunqueséquenolohassentidoasí.Perdónamesipuedes...
—Nomepidáisperdón,yo...yoosquiero,señora;admirovuestrafeyentereza,osenvidioporquenodudáis...
—Lavidanopermitelavueltaatrás—dijodoñaMaríaenjugándoselaslágrimasconeldorsodelamanosinsoltarasuhijo.
—¿Quéqueréisquehaga?—preguntóFernando.—Miúltimavoluntadesquehagassabera tupadrequesiempreleheamadoy
que siento cuántos quebrantos le he provocado. No he sido ni la esposa que élesperaba,nilaqueélmerecía,peroesoyanolopodemoscambiar.Sóloquieroquealgúndía nuestros nietos sepan lo que sucedió aquí: que sepanque fuimosbuenoscristianosdecididosavivircomoelMaestrodijo,yquenosvimosinmersosenunaluchaporelpoder,queunosyotrosansiaban.NuestropecadohasidoserelespejoenelquelaIglesianosoportamirarseporquevehumildadypurezadondeenellasólohay avaricia y corrupción. No, no te preocupes, no voy a iniciar una discusiónteológica,peroprométemequecuidarásdeJuliánparaqueescribalacrónicaqueleheencargado.Prométemetambiénque,cuandoestéterminada,selaentregaréisatuhermanaMarianparaqueseaellaquienatravésdesushijosseencarguedemantenervivalamemoriadelosucedidoenMontségur.Túeresunmonjesoldado,MartaestádemasiadoapegadaalaIglesia,Teresa...bien,sóloMarianpuedehacerloqueestoypidiendo;ellaesunacredenteysumaridotambiénloes.Ellaeslaindicadapara...
—No os justifiquéis, madre, tenéis razón. Os doymi palabra de que cumplirévuestraúltimavoluntad.
Fernando apretó a su madre entre los brazos y no pudo evitar las lágrimas.AgradecióquelassombrasdelanocheimpidieranaJuliányalcabreroverleenese
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estadodeemoción.—TemandaréaTeresaencuantopueda.—Séqueloharéis.Madre e hijo volvieron a abrazarse una vez más antes de que doña María
desaparecieracomosideunsueñosetratara.Fernandovioa Juliánque, apoyadoenuna roca, también lloraba.El cabrero, a
cortadistancia,parecíaabsortoescuchandolosruidosdelanoche.Los tres hombres emprendieron el camino de regreso sin intercambiar palabra
alguna.Fernandosentíaelpesodelaemocióndelencuentroconsumadre,ysejuróquenoparticiparíaenlatomadeMontségur.NoseríacapazdeestarenlasfilasdequienesdieranmuerteadoñaMaría,pormásqueellaleinsistieraqueelcuerpoerasólolacáscaradeltrigoyelalmaelgrano.Élsentíaqueaquelcuerpoenérgicoerasumadreynosoportaríaquenadielahicierasufrir.
Elcabrerolosinstóaquecaminarandeprisa.ElencuentrocondoñaMaríahabíasidomáslargodeloprevistoyelalbapodíasorprenderlesllegandoalcampamento.
Fernando y Julián se separaron, cada uno en dirección a su tienda. No habíanpronunciadopalabraduranteelcamino.Yahablaríancuandoambosvolvieranatenereldominiodesusemociones.
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HuguesdesArcissefrotabalasmanosparacombatirelfríodelamañana.Eljefedelosgasconeslehabíamandadorecadopidiendoserrecibido.
El senescal de Carcasona había convocado de inmediato a su estado mayor,ademásdealarzobispodeNarbonayalobispodeAlbi,cuyavocacióneclesialeramenorque ladesoldado.Losseiscaballeros templarios tambiénfueron invitadosaparticiparenlareunión.
—Ybien,decidnos,¿pordóndesubiréis?—preguntóelsenescaldeCarcasonaaljefe de los gascones, un hombre bajo de aspecto fornido, manos grandes y ojosdepredadores.
—Mishombresyyohemosexaminadoel terreno,noes fácil loquequeréisdenosotros.
—Silofueranoestaríaisaquí—respondióconsequedadelgransenescal—.Esmucho lo que ganaréis si cumplís el encargo, de manera que no hace falta queperdamos el tiempo discutiendo sobre las dificultades del empeño; lo que quierosaberescómoycuándoactuaréis.
—Creemosqueesposiblehacernosconelpuntomásalto,loquellamáiselRocdelaTour.ElilustrísimoseñorobispodeAlbi—elgascónseñalóconeldedoíndice—necesitaesebaluarteparacolocarsusmáquinasdeguerra,ylotendrá.
—¿Ypordóndesubiréis?—Por el este.Es la únicamanerade alcanzar esaparte del risco, desde la ruta
occidentalseríamosunapresafácilparalosdeMontségur.El senescal sabía que aquélla era una pared empinada, que había resultado
imposibledeescalara sushombresmásavezados,perosi losgasconesasegurabanquepodíanhacerlo,tendríaqueesperaraversiresultabacierto.
—¿Cuándoloharéis?—Estanoche—aseguróelgascón—,perodependedealguien.Poresohepedido
veros.Necesitounabuenabolsademonedasparaunapersonaquenosguiaráatravésdelosriscos.
—¡Un traidor entre los herejes! —exclamó entusiasmado el arzobispo deNarbona.
—Vos le llamáis traidor—respondió el montañero— pero es sólo un hombrecomoyo,queconocebienelparajeyquetantoledaaquiénycómoserece.
Sequedaronensilencio,incómodosporlaspalabrasdeljefedelosmontañeros.—Es un hombre que aspira a vivir mejor, sólo eso —aseguró el gascón con
dureza y un deje retador en el tono de sus palabras—. Bien, vos decidís. Los deMontségur jamás imaginaránquenosvamosa acercarpor ese lugar; esunbastiónseparadodelcastillopormuchosmetros,unsuicidio,salvoquesesepallegarhasta
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allí.Yhayunhombrequesabecómohacerlo.—¿Quiénes?—quisosaberHuguesdesArcis—.Traedleaquí.—¡Ah,quécosaspedís!Esoesimposible,noaceptaráhablarconvos,nosefía—
rió el gascón—. Trata conmigo por razones familiares, pero no lo hará con losfranceses,noostieneningúnaprecio.
Hugues des Arcis carraspeó irritado por la insolencia del montañero. Podríaobligarle a que le desvelara el nombre del traidor si le sometía a tortura, peroentonceslosgasconessenegaríanaparticiparenningunaacción.Tomóunadecisión,aunquesincomunicárseladeinmediatoaljefedelosgascones.
—Marchaos,yaosmandaréllamar.El gascón salió de la tienda seguro de que el gran senescal de Carcasona, el
hombre que representaba al rey Luis, no tendría más remedio que ceder a suspeticiones. Conocía bien la naturaleza de los nobles para saber que el senescal lemandaríarecadoconunabuenabolsallenademonedas.
Fray Pèire contemplaba cómo Julián bebía el brebaje preparado por el físicotemplario. Su silencio era un evidente reproche, porque el bueno del fraileconsiderabaqueelfísicodelsenescalsabíamuchomásqueuntemplarioquehabíapasado su vida combatiendo sarracenos allende losmares. Aun así, reconocía queJuliánpasabalasnochestranquilosinsufriraquellasconvulsionesquehacíantemerporsuvida.
El dominico continuaba taciturno, sí, pero se quejaba menos del dolor deestómago,yalgodecolorhabíavueltoasusflácidasmejillas.
JuliánrompióelsilenciopreguntandoafrayPèireporlosrumoresquecorríanporelcampamento,delosquesiemprehacíagaladeestarbieninformado.
—Pocacosa,salvoquelosgasconessaldránestanocheparaintentaracercarsealaplataformadelacrestaoriental,laquedaalapartetraseradelcastillo.Alparecerentrelosherejeshayuntraidordispuestoallevarlesporuncaminosecreto.
—¿Untraidor?Nopuedocreerlo...—murmuróelfraile.—Sonpeoresqueperros,yentreellosloshaycodiciosos—concluyófrayPèire.
Julián no quiso contrariarle, pero le costaba creer que entre aquellos quemalvivíanenMontséguresperandosumuertehubieratraidores.PensóendoñaMaríayenlapequeñaTeresaynopudoevitarunestremecimiento.
—¡Otravez!—selamentófrayPèire—.Llamaréalfísicodelsenescal;volvéisatenerconvulsiones,esashierbasdeltemplarionosonnadaeficaces...
—Noosmováis,hermano,queyaestoybien—suplicóJulián—,sólohasidounespasmo.
—Deberíaveroselfísico...—Osdigoqueestoybien,noospreocupéis.Decidmequémássabéis...—Pocomás...elseñorDesArcissemuestraimpaciente,elreyLuismandóhace
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dos días un emisario para saber la situación. El senescal espera poder ofrecerlebuenasnoticias,siesquelosgasconescumplenconloprometido.
—¿Y quién es el traidor? —preguntó Julián sintiendo una oleada de ruborbajándoledelafrentealmentón.
—Nadielosabe,sóloeljefedelosgascones.Dicenqueesunparientesuyoquese casó con una mujer de esta zona y que conoce bien los vericuetos de estasmontañas. En cualquier caso se le pagará bien.Un paje le entregó una bolsa bienrepletaalgascón.
JuliánbostezóparadaraentenderafrayPèirequeestabacansado;luegosesentóenelcatre.
—¿Queréisquerecemoselrosario?—propusoelbuenodefrayPèire.—Os loagradezco,peroya lo recéantesdequevinierais.Prefieroorar a solas
antesdeintentardormir.—Entoncesosdejo.Sinecesitaraisalgo...—Osdoylasgracias,hermano.ApenashabíasalidofrayPèiredelatiendacuandoentróFernando,sobresaltando
aJulián.—¿Cómoosencontráis?—quiso saberFernando.—Compungidopor lanoticia
quemehadadofrayPèire.¿SabéisquehayuntraidorenMontségur?—En Montségur no, aquí, cerca de nosotros, un hombre del lugar al parecer
parientedeljefedelosmontañeros.Losdoshermanossequedaronunossegundosensilencio,cadaunoensimismado
ensuspropiospensamientos.—¿Quévamosahacer?—preguntóJulián.—¿Hacer?¿Nosotros?Noosentiendo,Julián...—Vuestramadreestáallíarribay...—Mimadrehaelegido.Volvieronaguardarsilencio,cadaunopensandoendoñaMaría.—Nohesabidonadadelcabrero—dijoJulián.—Mimadre cumplirá su palabra y nos hará saber cómo y dónde recoger ami
hermanaTeresa.—Ysinopudiera...—¿Mi madre? ¿Acaso no la conocéis? Podrá, aunque para ello tenga que
enfrentarsesolaalejércitodelsenescal.—Sí,esbiencapazdeello—aceptóJulián.—Veníaadecirosquenoestaréaquímuchotiempo.Apenasveaamihermaname
marcharé,enrealidadnosiremostodos.—¿Osiréisconvuestroshermanos?—Sí,hemosconvencidoal senescaldequeno le somosnecesarios,puestoque
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cuentaconelingeniodelobispodeAlbiparalasmáquinasdeguerra.Además,nosnecesitanennuestraencomienda.ProntoregresaremosaOriente.
—Alostemplariosnoosgustacombatiralosherejes—sentencióJulián.—Son cristianos como nosotros, Julián, los Buenos Cristianos se denominan
ellos,yavecespiensoquetienenrazón,queenrealidadloson.¿Cuálessupecado?Vivenenlapobrezadandoejemplo,ayudanalosmenesterosos,curanalosenfermos,acogenaloshuérfanos...
—PeronocreenenNuestroSeñor—protestóelfraile.—Sí,sícreenenél,sóloquedemaneradistinta.OdianlaCruzporserelsímbolo
del sufrimiento, dicen que Jesús no pertenece almundo visible, creen que hay unDios bueno y otro malo. ¿De qué otra manera se entiende tanta iniquidad ysufrimiento?¿CómoexplicarquesiDios todo lohacreadohaya traídoelmaloalmenos lo permita? ¿Qué tiene que verDios con lamuerte de tantos inocentes?ElDemonioexisteytieneunpoderinmenso;nosotrosllamamosalMaldeunamanera,ellosdeotra.Tampocosontangrandeslasdiferencias.
—¡Peroquédecís!¡Estáiscometiendounsacrilegio!—¡Mibuendominico!Avecessemeolvidaquepertenecéisalaordenencargada
decombatirlaherejía,yquesoisunnotariodelaInquisición.SeréisvosquienmandealahogueraacuantosseresguardanenMontségur.
—¡Callad!¡Nomeatosiguéis,Fernando!¡Sabéisbiencuántosufroportodoesto!ElDiablomeatormentaelalma.
—El Diablo no es quien os atormenta, sino vuestra conciencia, incapaz dedistinguir loqueestábiende loqueestámal;yvossabéiscomoyoqueesagenteningúnmalhace,quesoninocentes...
—¡Noloson!SehanrebeladocontranuestraSantaMadreIglesia.—Se han rebelado contra la corrupción de nuestra SantaMadre Iglesia, contra
clérigosamorales,contraelboatodelosobispos...—¡Osacusarándeherejía!—¿Quién?¿Loharéisvos?—¿Yo?Sabéisquejamásharíatalcosa,sois...soismimediohermano.—Yocreo,Julián,queademásnoloharíaisporquesoisbueno.—Os ruego que no digáis a nadie lo que acabáis de decirme amí—suplicó el
fraile—;osacusaríandehereje.—Nolohago.Soyunmonje,nodiscuto,acatocuantodiceyordenanuestraSanta
MadreIglesiaylucho,arriesgomividacontralossarracenos,peroaveces...avecesdejo que f luyan los pensamientos y, entonces, donde antes sólo había certezasencuentrodudasqueni siquierame atrevo a exponer ami confesor.Pero a vos sí,Julián, aun sabiendo que sois un dominico, un guardián de la verdadera fe.Ahoraquisiera hablar con vos sobre esa crónica que estáis escribiendo, ¿cómo la haréis
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llegaramihermanaMarian?—Nolosé.Vuestramadremehaencargadounamisiónhartodifícil,esperoque
seaellaquienmebusque.—¿QuéharemosconTeresa?—¿Quéharemos?Yosoyunfraile,nopuedotenerlaconmigo.—Yyo unmonje soldado, tampoco puedo llevarla a la encomienda... ¿Podréis
enviarlajuntoamihermanaMarianalacortedelcondeRaimundo?—EstaríamejorconvuestropadreyvuestrahermanaMartaenAínsa...—Sería difícil para ella volver a Aínsa. Tarde o temprano las garras de la
Inquisición se cebarían en ella.Vuestras garras, Julián...No, nomemiréis así. EnAínsa todos saben que Teresa está conmimadre enMontségur y que ambas sonherejes.No tendránpiedad con la pobreniña, demaneraque el único lugar dondepuedeencontrarprotecciónesconmihermanaMarian.MicuñadoBertrand'AmisesuncaballeroprincipalenlacortedelcondeRaimundo.Osruegoquelaenviéisallí.
—Pero¿cómopodréhacerlo?—selamentóJulián.—Tienequehaberalguienenquienconfiéis.—No, no confío en nadie. Bastante tengo con procurar que no sepan que
mantengotratosconlosherejes.—Pensaremosalgo,aúnestaréaquídosotresdías.Fernando salió de la tienda dejando a Julián aterrado ante la idea de tener que
hacersecargodeTeresa.Eltemplarionoteníaotraopciónquecargarasuhermanoconesaresponsabilidad:pormásquelesupieradébil,nodudabadesulealtadparalacasadeAínsadelaqueeraparte,puestoqueteníaelmismopadrequeél.
ConpasodecididosedirigióasutiendaysepusoarezarrogandoaDiosquenolesabandonara.
Julián,hincadoderodillasjuntoasucatre,estabasolicitandoelmismofavoralTodopoderoso.
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La luna no apareció aquella noche. El campamento se encontraba en un extrañosilencio, sólo roto por el rumor del viento helado, que desasosegaba al senescalHuguesdesArcismientrasaguardabaensutiendanoticiasdelaincursiónquehabíaniniciadolosgasconesunahoraantes.
El senescal caminaba nervioso, aguardando acontecimientos. Pensaba queDiosestabadesuparteyque,puestosaelegirentrelavidadelosherejesyladesushijosfieles, no tendría dudas. Él sí las tenía: sabía que el castillo deMontségur parecíainfranqueableyquesuseñor,RaimondePerelha,yelcomandantedelaguarnición,PéíreRotgerdeMírapoíx,habíandemostradocorajeeinteligenciadurantelosmesesdeasedio.
EnMontségur vivían más de cuatrocientas personas entre soldados, perfectos,credentes,sirvientesyotrasfamiliasdeudasdelseñorDePereiha.
Envariasplataformascolgadasdelasladerasdelamontañaseveíanminúsculascasasycabañasdondeloslugareñosasegurabanqueseencontrabanlamayoríadelosperfectos orando y ayudando a cuantos habían buscado refugio en el castillo. Elsenescalpensóque,siDiossemanifestabadesuparte,muyprontoMontségurdejaríadeexistiryelcondadodeTolosayanoseríaunproblemaparaelbuenreyLuis.
Mientras el senescal esperaba, losgascones iniciaron lamarchaguiadosporunhombreparecidoaellos.HablabandelamismamanerapuestoqueelhombresaliódeGascuñaynuncasesintiópartedelpaís,alqueahoraseprestabaatraicionarporunabuenabolsademonedasqueleserviríapararegresaracasa,llevándoseasudíscolaesposay a sus treshijospormásqueésta lehabía aseguradoquenadaninadie lamoveríandesutierra.Estaveznolepreocupabalatozudezdesuesposa,quedejaríade lado su orgullo en cuanto cayeraMontségur e hiciera tintinear ante sus ojos labolsaenviadaporelsenescal.
Elfríohelabasusmanosydificultabasuascenso.Losmontañerosguardabanunsilencio sepulcral, sabiendo que si les descubrían los hombres que protegían losbaluartes cercanos al castillo su muerte era segura. Tenían que evitardesprendimientosquelesdelataran,mientrassentíanquelescrujíalaespaldaporelpesodelasarmas.
Apenas veían dónde ponían el pie y temían caer despeñados. Pero la paga erabuena; además, ayudar avencer a aquellosherejesque seocultabanenMontségur,según les habían prometido los hombres de la Iglesia, les reportaría una granrecompensaenelcieloeldíaquemuriesen.
Nosabíancuántotiempollevabansubiendo,peroyateníanlasmanosdesolladasyundoloragudoentodosycadaunodelosmúsculosdelcuerpo.Aunasí,estabansegurosdeloquelesesperabaenelbaluarte:enfrentarseaunostemiblessoldados.
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Al final,Diosestuvode suparte, sedijeron,porque sorprendierona los rivalesdormidosy,antesdequesedierancuenta,lesarrojaronalvacíoysehicieronconelbaluarte. El jefe de los gascones y el traidor se palmearon la espalda agradecidos.Habíasidomásfácildeloqueesperaban.Yanolesdolíanlasmanos,pormásquesehubierandejadolapielentrelasrocas,nisentíanpunzadasenlabasedelaespalda;ahorasaboreabanlavictoriaysólolosmásavariciosospensaronqueacasodeberíanhaberpedidounapagamayoralsenescalporaquellaespectacularhazaña.
Algunosdeloshombres,guiadosporeltraidor,regresaronalcampamentoadarlabuenanoticia.
Hugues des Arcis bebía una copa de vino templado cuando un soldado pidiópermisoparaanunciarlallegadadelosmontañeros.Trasescucharloqueledijeron,musitó una oración en silencio dando gracias aDios por habersemanifestado a sufavor.
Lanoticiacorrióraudaporelcampamento:losgasconessehabíanadueñadodelRocdelaTour,amenosdecienmetrosdelcastillo;desdesualtura,casipodíanverlosrostrosdelosrefugiadosdeMontségur.
Los ocupantes, orgullosos de su hazaña, incluso algunosmás que sorprendidospor loquehabíansidocapacesdehacer,comentabanentrerisasquesi lanochenohubieraocultadolospeligrosdelaescaladanosehabríanjugadolavidadeaquellamanera.
El senescal llamó a sus nobles a consejo y envió respuesta a la corte real paraanunciar la nueva. Por primera vez desde que comenzara el asedio no dudó enabsolutoquepronto,muypronto,caeríaMontségur.
HuguesdesArcisreconocíaquemuchosdesushombresestabanhartosdeestarallí. Eran del país y, aunque debían a la Corona la prestación del serviciomilitar,apenas deseaban que aquel baluarte en donde se refugiaban los Buenos Cristianosfuera expugnado. De manera que muchos de ellos aguardaban impacientes a quepasarasutiempodeservicioalreyLuisparaabandonaraquelejércitoquenosentíancomosuyo.
Muchos tenían familiares en Montségur, algunos incluso se comunicaban conellos.Noqueríantraicionaralrey,perotampocotraicionarseasímismos.
El golpe que les habían infligido podía sermortal. Raimon de Perelha y PèireRotger deMirapoix no se engañaban: o el conde Raimundomandaba refuerzos oMontségurnoresistiría.
Durantelosdíassiguientesasistieronimpotentesalainstalacióndemaquinariadeguerra,untrabuqueteypretarias,conlaquepodíancastigarlabarbacanadelcastillo.
El obispo deAlbi,Durand deBelcaire, se encargó de supervisar y se dedicó aarengar a sus hombres a la victoria. Mientras tanto, Fernando no hacía más queretrasarcuantopodíalapartidadesuscompañerostemplarios,alaesperaderecibir
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noticiasdesumadre,quenoseprodujeronhastapasadascasidossemanas.Dormía con el sueño agitado cuando unamano le apretó el hombro. Saltó del
lechosobresaltado,conunarmadispuestoarebanarelcuellodesuagresor...—Noosasustéis,Fernando,soyyo.—Julián!¿Quéhacéisaquí?Puedenveros...—Losé,peronotenemostiempo,seguidme.Fernandosaliódelatiendatemiendoquesehubierandespertadosuscompañeros
dearmas.—¿Quésucede?¿Cómooshabéisarriesgadoaveniraquíyenplenanoche?—ElcabreromehatraídounmensajededoñaMaría.—¿YTeresa...?—Escuchad,dentrodedosnochesabandonaránlafortalezaalgunosperfectos.Al
parecertratarándeponerabuenrecaudocuantodevalortienen.Conellosirávuestrahermana. DoñaMaría quiere que seáis vos y sólo vos quien acuda a recogerla ysirváis de escolta a los perfectos. Si no aceptáis, vuestra hermana se quedará enMontségur; vuestra madre asegura que no tiene otra manera de hacerla salir congarantías.
—¡Mediosupalabra!—protestóFernando.—Ylavaacumplirasumanera.—Esunchantaje.—Es sumanera de obligaros a proteger a esosperfectos y a lo quequiera que
llevenconellos.—Nosésipodréhacerlo.—Loharéis,nohayotraalternativa.EsanocheeraJuliánquienmostrabamásenterezaquesuhermano.—Pero ¿no os dais cuenta de que no puedo desaparecer?Mis compañerosme
preguntaríanadóndevoy...nopuedoengañarles.—No,nodebéisengañarnos.FernandoyJuliánsevolvieronasustadosantelavozqueleshabíasorprendido.ArthurBonardlesobservabacongestoadusto.Loshermanosenrojecieron.—Y bien, Fernando, ¿nos diréis a nosotros, vuestros compañeros, cuál es el
misterio?Deentrelassombrassurgieronelrestodeloscaballeros.Fernandopudoleeren
losojosdeArmanddelaTour,elfísico,unatisbodecomprensión.Hizo un gesto y entraron en la tienda que compartían, seguidos por Julián.
Despuésdetomarasiento,Fernandolesexplicólasituación:sumadre,dijo,eraunaperfectaytemíaquesupequeñahermanatambiénlofuera,aunquenoestabaseguropuestoqueteníacatorceaños.
No les ocultó que había visto a sumadre y tampoco que le había rogado quesalvaraaTeresadejándolamarchar.
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—Mimadrehaenviado recadodequedebo seryoquien recojaamihermana.TambiénmeexigequeescolteaunosperfectosqueabandonaránMontségurconlaspertenenciasmáspreciadasdelacomunidad.Serádentrodedosnoches,peroJuliánaúnnosabedóndeserálacita.
—¿Yvos,hermanoJulián,estáisentratosconlosherejes?El fraile tembló ante la pregunta del templario. Arthur Bonard le infundía
profundo respeto, pero también temor. Sabía de sus hazañas en Tierra Santa, perosobre todode su fey ascetismo,que le llevabaa rechazar cualquierhonor.No,nosabríamentiraesehombre,nisiquieraparasalvarlavida.
—AcompañoalsenescaldesdequesitióMontséguralaesperadeljuiciodelosherejes—acertóadecirJulián.
—Lo sé; pertenecéis a la Orden de Domingo de Guzmán, vuestra es laresponsabilidaddeencontrarherejesentreeltrigo—adujoBonard.
—DoñaMaría supoque estaba aquí ymemandó llamar.Quería noticias de sucasa, de don Juan, su esposo, y de sus hijos, de Fernando y Marta. También meordenóunamisión.
—¿Os ordenó? —preguntó Bonard—. ¿Cómo es posible que doña María ospuedaordenaralgoavos,undominico?
—No la conocéis, ella es... no se le puede negar nada.La obedezcodesde quetengousoderazónytodocuantosoyaellaselodebo.Lepertenezco.
—Pero¡quédecís!—ElcaballeroBonardparecíaescandalizado.—No,nomemalinterpretéis.AdoñaMaríaleprofesoungranrespeto,sóloque
ellagobiernalasvidasdecuantostienecercayyosoyunodeellos.—¿Sabéisqueospuedenquemarenlahogueraportratarconherejes?—preguntó
Bonard.—Losé,y sivosmedenunciáisnohabrápiedadparaconmigo.Para la Iglesia
seríaungolpequeunodelossuyos,undominico,miembrodelaInquisición,tengatratosconlosherejesyademássepresteaayudarles.FrayFerrerencenderíamipiraélmismo.
ElcaballeroArmanddelaTourdiounpasoalfrentey,clavandosusojosenlosdesucompañeroBonard,sentenció:
—Segúnparecenovamosatenermásremedioqueprotegeros,paraprotegernosnosotros mismos. Ninguno querrá tener sobre su conciencia vuestra muerte en lahoguera,nitampocoladenuestrohermanoFernando.AlaIglesianoleconvienequeunnotariode la Inquisición tenga tratoscon losherejes,nialTemple tampocoqueunodelossuyostengaunamadreperfecta.
—¿Proteger?—preguntódesconcertadoArthurBonard.—Sí,proteger.Novamosadenunciarles,yademás,¿nohemoshabladodeldolor
quenosproduceestaluchafratricidaentrecristianos?ElTempleprocuramantenerse
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alejadodeesteconflicto,asílodecidieronnuestrossuperiores,yhastaahorahemosesquivado vernos envueltos en esta cruzada contra los que se llaman los BuenosCristianos. No, yo no permitiré que envíen a la hoguera a nuestro compañeroFernandodeAínsa.Tampocomepareceundelitoayudarasalvarlavidadeunaniñainocente. ¿Qué sabrá ella de teología? Soymonje, soy soldado, pero también soyfísicoyaborrezcoquesedestruyanvidas.Nooscreocapaz,Bonard,deentregaranuestrohermano.
Elingenierobajólamiradaycerrólosojosbuscandoensuinteriorunarespuestaalosproblemasalosqueseenfrentaban.
—Nopodemosayudaraescaparaesosherejes—acertóadecir.—Sí,sípodemos—insistióArmanddelaTour.—Esoestraición—afirmóBonard.—Noloes.Nosotrosacudiremosasalvaraunaniñaylaescoltaremos,aellaya
susacompañantes,hastaunlugarseguro.Nadamás.—Medieronlaresponsabilidaddedirigirnuestrogrupo,yesonoloharemos—
recordóBonardmirandonosóloaArmandsino tambiéna losotros trescaballerosquelesacompañaban.
Unodeellos,unjovendelaedaddeFernando,pidiópermisoparahablar.—Señor,yoquisieraayudaraFernandodeAínsa.Noveonadamaloensalvara
su hermana, ni creo que sea traición. ¿Se puede traicionar al rey por ayudar a unaniña a escapar de la hoguera? Yo no podría mirar a Fernando sabiendo que hecondenadoasuhermana.
—Sinembargo,novaisaacudirasalvarasumadre...—dijoBonard.Eljovennoseamedrentóyrespondiódeinmediato:—No, no creo que debamos hacerlo. DoñaMaría sabe lo que hace. A vos os
preocupalatraición...yyonocreoqueestolosea.—¡A mí me preocupa mezclar al Temple en la fuga de unos perfectos de
Montségur!¡Esoesundelito!Todoslosabéiscomoyo.—Peor sería denunciar a Fernando y que cayera en manos de la Inquisición.
Sabéisquemuchosdenuestrosenemigosveríanenellounaoportunidadparaintentardestruirnos—reiteróArmanddelaTour.
—Tenemosotraalternativa:partirdeinmediato.LaspalabrasdelcaballeroBonardparecíannoadmitirréplica.PeroniFernando
niJuliánestabandispuestosaclaudicar.—Señor, en vuestrasmanos estámi vida. No os pido queme ayudéis; sé que
cuandoestoterminesufriréuncastigoejemplarquemerezco,pero,omedenunciáisyasí me detenéis, o sabed que ayudaré a mi hermana a escapar y escoltaré a esosperfectos a lugar seguro. Es la última voluntad de mi madre antes de morir y lacumpliré.
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BertranMartí, el ancianoobispode los herejes, habíamandado reunir todo el oro,plata, piedras preciosas y cuantos objetos de valor se podían transportar. HacíatiempoqueenMontségurguardabantodaslasofrendasquelosnoblesentregabanalacausa de losBuenosCristianos. Con aquel oro levantaban casas para acoger a loshuérfanos,curaralosenfermos,socorreralasviudas...
Elancianoobispoqueríaponerloasalvo,enmanosseguras,paracontinuarconlaobradelosBuenosCristianos.
Dosdesusdiáconos,MatèuyPèireBonet, serían losencargadosdeescapardeMontségur y de la hoguera, a la que más pronto que tarde todos se sabíancondenados. Junto a los diáconos iría la pequeñaTeresadeAínsa.Sumadre, doñaMaría,habíaordenadoquelasalvaran.
DoñaMaría le había contado aBertranMartí la conversación con su hijo y elcompromiso de salvar a Teresa. La dama sabía que para que el obispo aceptaraarriesgarlamisión,elladeberíacontribuiraléxitodelamisma,deahísuideadequeFernandoayudara a escapar a losdosperfectos junto a su hija.Ese trueque era suúnica opción si quería cumplir su promesa a Fernando. Sabía que su hijo noentenderíasuexigencia,peronoteníaalternativa.
Raimon de Perelha y Pèire Rotger de Mirapoix habían añadido a suspreocupacionesladehacersalirsinpeligroalosdosdiáconos.
Estavezeltraidorestabadelladodeloscruzados,aunque¿erauntraidor?Aquelsoldado del país, que servía con las armas a un rey al que no profesaba ningunasimpatía, tenía a su hermana y sobrinos dentro de Montségur. El hombre aceptóarriesgarsuvidaparaatenderelruegodesuhermanayelseñorDeMirapoix.
EraunhombredeCamon,elfeudodePèireRotgerdeMirapoix,elcuallehabíaprometidounabuenarecompensapor«nover»cómoescapabandosdiáconos.
FijaronlanochedelafugaenlaqueélyotroscompañerosdeCamonestaríandeguardia; sólohabíaunpasoporelqueescapar,difícily tenebroso,elúnicoquenocontabaconfuertevigilanciadeloscruzados.
Teresa lloraba abrazada a su madre. El obispo BertranMartí le había dado elconsolament,asegurándoleunlugarenelcielo.Lapequeñanoqueríasepararsedesumadrenideaquellosconlosquehabíacompartidotantasdesventurasenlosmesesdel asedio. Odiaba con toda su alma a los cruzados, a los que creía soldados delMaligno,ysuplicabaasumadrequelepermitieradejarestemundomalditojuntoaella.
DoñaMaríanoencontrabapalabrasparaeldesconsuelodesuhija.—LehedadomipalabraaFernando,yélsóloaccedeaayudarnosporqueirástú
con los diáconos. ¿Quieres que cuanto poseernos caiga enmanos de los cruzados?
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Ese oro y esa plata servirán para mantener nuestra Iglesia, para salvar a muchoshermanos.Túmismalescondenarásalahoguerasinoaccedesasalvarte.Nuestrafenecesita más tiempo para arraigar en otros corazones. Si después de destruirMontségur no hay nadie que pueda dar testimonio de nuestra fe, ¿de qué habráservidoelsacrificio?Tútienesesamisión,Teresa,hasdevivirparaquelafedelosBuenosCristianospermanezca.ElhermanoMatèutieneademáslamisióndeiralacortedelcondedeTolosayexplicarlenuestrasituación.SihayunaoportunidaddesalvarMontségurdependedeti,hijamía.
—¿YdóndemellevaráFernando?—preguntabalaniñasollozando.—Ospondrá a salvo.Luego tú irás conMatèu a la corte deRaimundo, con tu
hermanaysumarido.Fernandoaguardabaimpacienteentrelaespesuradelmonte.Elcabreroleshabía
guiadohastaallíapenashabíacaídolanoche.Llevabanhorasesperandosinescucharotrosonidoqueeldelosanimalesdelbosque.
Elcabreropermanecíaensilencio.Fernandosabíaquenolejosdeallíestaríansuscompañerostemplarios.BonardhabíaaccedidoalapeticióndeArmanddelaTour,quienhabíaencontradolamaneradeayudarleperosincomprometeralTempleenlaaventura.Leseguiríandecerca, lecubriríanlaespalda,procuraríanprotegerle,perono participarían directamente.De vuelta a la encomienda entregaría a Fernando almaestreparaqueéstedecidieraelcastigodelqueeramerecedor,aunqueBonardnoseengañaba:ellostambiénsufriríanlasconsecuenciasporsucomplicidad,porescasaqueéstafuera.
El leve crujido de una rama alertó al cabrero y puso en tensión a Fernando.Exhaustos,conlasmanossangrandoyelcansancioreflejadoenelrostro,aparecierondoshombresseguidosdeunafiguraenvueltaenunmantoqueandabaatrompicones.
—Sonellos—anuncióelcabrero.Fernandoseacercócondoszancadasaloshombresalosqueapenassaludócon
ungestoparadescubrirelmantoquecubríalacabezayelrostrodesuhermana.—¡Teresa!Laniñaprimerolemiróconodioperodeinmediatosederrumbóydejóescapar
untorrentedelágrimas.—Hacedla callar o nos encontrarán—ordenó el diáconoMatèu—.Nos hemos
cruzadoconunossoldados.Nohasidofácilllegarhastaaquí.—Cálmate,Teresa,yatendréistiempodellorar—tratódecalmarlaFernandosin
sabermuybiencómotrataralaniñaalaqueveíaconvertidacasienunamujer.Elcabrerohizounaseñaparaqueguardaransilencio.Lehabíaparecidoescuchar
unruido.Todosestabannerviosos,entensión.—Los caballos están cerca de aquí, apenas a unos pasos, hemos cubierto los
cascosparanohacerruido.¿Sabéismontar?—preguntóFernandoalosdiáconos.
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—Sabremos—respondieronéstos.—Entalcaso,enmarcha...Fernando abría el paso, protegido por sus compañeros.Losperfectos le habían
indicado que les acompañara a un lugar de las montañas del Sabartés. Allíesconderíansucargamentohastaquellegaraelmomentodehacerusodeél.
CabalgaronsindescansohastaquelosdoshombreshicieronunaseñaaFernandoparaquelesaguardaraenaquelrincóndelbosque.Luego,caminando,seperdieronenlaespesura.Fernandocreyóescucharvocesdeotroshombres,peronosemoviódedondeestaba,comolehabíanpedidolosdosperfectos.
Cuando regresaron, hablaban entre ellos con cierta animación y, por lo quedecían, Fernando intuía que se habían encontrado con alguien; ninguno de loshombresquisoconfirmarleesaimpresión.Selesnotabaaliviadosporsabersucargaabuenrecaudo.
Cabalgaron sorteando a los soldados. Fernando les guiaba seguro a través debosquesymontesbajos,procurandoevitarpoblacionesy,sobretodo,aloshombresde armas. Permanecía de guardia por la noche velando el sueño de los fugitivos,sabiendoquemuy cerca sus compañeros estarían al acechode cualesquiera que seacercaran a ellos. Corrieron peligro en un par de ocasiones, pero salieron bienlibradosgraciasalapericiadeltemplario.
Losdosdiáconos se sentían segurosbajo laproteccióndeFernando.¿Quién sehubieraatrevidoaenfrentarseaunsoldadodelTemple?
Teresa estaba agotada de haber cabalgado sin descanso en las últimas jornadashasta llegar a las tierras bajas, donde en ese momento estaba la corte del condeRaimundo. Fernando no quiso acompañarla hasta el castillo. Se despidió de ellaobligándolaaprometerqueobedeceríaasuhermanamayoryasuesposo.
Despuéssedespidiódelosperfectos,trasencomendarlesasuhermana.—Oslaconfío.MicuñadoBertrand'Amissabrárecompensaros.—No necesitamos ninguna recompensa—respondió PèireBonet sin ocultar su
irritaciónporlaspalabrasdeltemplario.—Nohequeridoofenderos—sedisculpóFernando.—En esta vida no esperamos ninguna recompensa —insistió el perfecto—.
Vuestrahermanaharecibidoelconsolament,asíqueestambiénnuestrahermana.Fernando abrazó a Teresa; luegomontó en su caballo y lo espoleó con fuerza.
Sabía que sus compañeros le estarían esperando. Teresa viviríamientras él iba enbuscadesucastigo.Sepreguntóasímismosirealmenteselomerecía.
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LasituaciónenMontségurhabíaempeoradoyelsenescalasegurabaqueeracuestióndetiempoqueelseñorDePerelhaaceptaralarendición.
Bajo laenérgicadireccióndelobispodeAlbi, lasmáquinasdeguerranodabanrespiro a los defensores.Los cruzados estabanya a pocosmetros del castillo y lascatapultashabíanbatidobuenapartedelmurooriental.
Julián escribía ensimismado la crónica ordenada por doñaMaría. A través delcabrero,ladamalehabíamandadorecadodequeTeresaestabaabuenrecaudojuntoasuhermanaenlacortedelcondeRaimundo.Sinembargo,deesohacíayatiempo;laNavidadhabíapasado,eneroestaballegandoasufinyseguíasintenernoticiasdedoñaMaría.
DeFernandotampocoteníanuevas.Parecíaqueselohubieratragadolatierra.Enocasiones estuvo tentado de recabar noticias a la encomienda templaria situada apocos días a caballo, pero no se había atrevido a hacerlo para no aumentar lasdificultades de Fernando y, lo que era peor, alertar a los enemigos de ambos. DemaneraquesehabíadedicadonocheydíaaescribiraquellacrónicasobreMontségurylosherejes,quealgúndíadepositaríaenmanosdesuhermanastraMarian.
Escondía con celo sus escritos para evitar la tentación de leerlos a los quevisitaban su tienda. A veces creía sorprender a fray Ferrer observándole condesconfianza.Sentíalaantipatíadesusuperior,sedecíaqueeraincapazdemostrarbuenossentimientoshacianadie.HastafrayPèireparecíaasustadoensupresencia.
Unsoplodeairesecolóporlaaberturadelapuertadelatienda,quediopasoafrayPèire.
Julián,¿cómoosencontráishoy?—Mejor,hermano,mejor.—¡Cuántotrabajáis!—Quieroestarpreparadoparacuandocomienceeljuiciodelosherejes.—Pero¿quéescribíscontantocelo?—Pongo en orden sentencias de otros juicios de herejes, y las disposiciones
aprobadasenlosconcilios.Nadaimportante,peromeayudaapasarlashorasenestosdíasdelluviaenquesólounlocoseaventuraríaasalir.
—Tenéisrazón.Osconfiesoquelahumedadmeestáafectandoaloshuesos.Haydías en que los miembros me duelen de tal manera que pienso que no podrémoverlos.Elfísicodelsenescalmehasangrado,peronomealiviaeldolor.
—Elfísicodelsenescalnosabenada.—¡PeroJulián!—Esuncarnicerocuyaúnicacienciaconsisteensacarsangredelasvenas,tanto
daquesetratedeundolordebarrigaquedeunresfriado.
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Fray Pèire no respondió; en su silencio había una aceptación implícita de laspalabras de Julián.Durante un rato, conversaron de las noticias que corrían por elcampamento,aunquenosehubieraproducidoningunanovedaddestacable.
Poco después de marcharse fray Pèire, un sirviente entró anunciándole que elcabrerosolicitabapermisoparavisitarle.Desuhombrocolgabaunaristradequesos.
—Hevenidoatraeralgunosquesosalsenescal—saludó.Juliánsintióunataquedevértigo,puessibienansiabanoticiasdedoñaMaría,al tiempolastemía.Seguíasinsaberquélehabíapodidoocurriralaseñora.
—DoñaMaríaquiereveros.Unanochedeéstasosvendréabuscar,nosécuándo.Ahora las cosas han cambiado, e ir y venir aMontségur esmásdifícil. Pero estadpreparado.
A partir de ese momento Julián volvió a dormir inquieto, a pesar de que lashierbasque lehabíasuministradoel físico templarioconseguían inducirlealsueño.SusnochessellenarondepesadillasenlasquedoñaMaríaaparecíadándolelasmásdiversasórdenesqueponíanengraveriesgosuvida.Sedespertabasobresaltadoenmedio de sudores fríos que le recorrían la columna. De nuevo había perdido elapetito.FrayPèirelecreíaunsanto,convencidodequesudelgadezsedebíaalafánde sacrificio y renuncia a todo lomaterial, incluida la buenamesaque todavía eraposibleencontrarenaquelcampamento.
Lanocheenqueaparecióelcabrero,Juliánacababadebeberla infusiónquelepermitiríainstalarleenelsueño.
—Daosprisa,hoylanochenoestámuyclara;debemosaprovecharlaparallegarcuantoantes.
Juliánlesiguiótemiendodormirseporelcamino,aunqueenrealidadloquemástemía era caer en manos de los cruzados, a los que no podría explicar qué hacíaescalandoriscosconelcabreroendirecciónalcastillomaldito.
Una vez más perdió la noción del tiempo; no supo cuánto había caminado,aunqueleparecióquemuchomásqueenocasionesanteriores.Ledolíanlospies.
CuandodoñaMaríaapareció,derepente,comounfantasma,lecostóreconocerla.El rostro de la dama se había afilado aúnmás a causa de las privaciones y un
cerco violeta enmarcaba su mirada, ahora apagada. Doña María había perdido,ademásdelozanía,lavivacidaddeantaño.Selanotabaextenuada.
Leabrazóconafectocomohacíamuchotiempoquenolohacía.—Ven, siéntate, no tenemos mucho tiempo —le dijo, invitándole a compartir
juntoaellaunsalientedelaroca.—Miseñora,osnotocansada.—Loestoy,vuestrascatapultasnonosdantregua.Esedemoniodeobispoconsus
infernalesmáquinas...enfin,yafaltamenos,peronoesdeguerrade loquequierohablar,sinodemihijo.
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—¿DeFernando?Señora,yo...perdonadme,peronohetenidonoticiassuyas.—Loimaginaba.Notehasatrevidoaindagar.—Señora, es difícil saber lo que sucede tras losmuros de las encomiendas del
Temple;loscaballerossólorespondenanteelPapa.—PeropodríasacercarteavisitaraFernando.—Vossabéisqueloscaballerostemplariosnorecibenvisitas.Lesestáprohibido,
sonmonjes,señora.—Bien,puessinovastú,iréyo.—¡Vos!Peronopodéishacerlo.—Claroquepuedo.¿Sabes?Nosólolasmáquinasdeldemoniodetuobispome
impidendormir;lasuertequehayapodidocorrerFernandomeatormenta,porquemesiento responsable si ha sufrido algúnmal.Una cosa es saber que puedemorir encombateluchandocontralossarracenosyotramuydistintaqueestéenunamazmorrapudriéndose.Esonolopodríasoportar.
—Había un caballero, Armand de la Tour, un físico, que parecía profesarleafecto...
—Entonces, Julián, intentad poneros en contacto con ese caballero. Que os dénoticiasdeFernando.
—¡Pero,señora,esonoesposible!—Pues tendrá que serlo—sentenció doñaMaría—. Dentro de dos semanas te
mandaréabuscar.Creoquealmenosotrasdossemanasresistiremos—murmuróparasí.
—Señora,nosabéisloquepedís.—Sí,claroquelosé.Hedemorirconlaconcienciatranquila,ynofaltamucho
paraqueesosuceda.Túmismomejuzgarásyenviarásalahoguera.Juliánbajólacabeza,abrumadoporlaspalabraspremonitoriasdedoñaMaría.No
pudoevitarlaslágrimas.—Vamos, hijo, no llores, las cosas son así, tú te has empeñado en servir a esa
Iglesia que no es otra cosa que una Gran Ramera, haciendo caso omiso de misrecomendaciones.
—¡Vosquisisteisquefueradominico!—EsofueantesdeencontraralosBuenosCristianos.—Señora, vos pretendéis que los demás creamos en lomismo que vos, y que
dejemos de creer cuando vos dejáis de creer, y que veamos el día cuando es elcrepúsculo,ylanochecuandoamanece...
—¡Basta,Julián!Noteatormentes,notevoyaexigirquecambiesdecreencias,yanotengotiempoparaello;además,atumanera,tambiéntúeresunhereje.
—¡Diosseapiadedemí!—Esonolosé—bromeódoñaMaríasinqueJuliánalcanzaraacaptarelmatiz
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guasóndesuvoz.El cabrero se acercó a ellos haciendouna señal a la dama.—Esverdad—dijo
doñaMaría—,sehapasadoeltiempoydebesirte.TemandaréabuscarparaquemedesnoticiasdeFernando.
—¿HabéisvueltoasaberdeTeresa?—preguntóJuliánconapremioenlavoz.—YatemandédecirqueTeresaestábien.AfinalesdeeneroregresóMatèu,uno
delosperfectosquelaacompañaronalacortedeRaimundo.Peronohemosvueltoatenernoticias.
—¿Unodeesoshombresregresó?—Claro,ya te lohedicho.Creíamosquevendríaconrefuerzos,perosólo trajo
doshombresdearmas.PèireRotgerdeMirapoixcreequesedebevolveraintentar.—¿Volverapedirayudaalconde?—Mirapoixhaconvencidoalseñordelcastillo,suparienteRaimondePerelha,de
queesnecesariomantenerlaesperanzaenloshombres;poresohavueltoapediranuestroobispo,BertranMartí,queenvíedenuevoaMatèuoaotrodelosdiáconosahablarconRaimundo.Yavescuántoconfíoenti,quetedesvelonuestrosmásíntimossecretosylaangustiadenuestrasituación.
—Noosdeseoningúnmal.—Tú eres bueno, Julián, sólo que ahora estás en el lugar equivocado. Te ha
faltado perspicacia para darte cuenta del error. Crees que convertirte en un buencristiano es un salto en el vacío, pero en realidad lo eres más de lo que siquierapuedasimaginar.
JuliánsequejóafrayPèiredequenolequedabaniunabriznadelashierbasdelfísicotemplario,yquesinellaslevolvíaamartirizareldolordevientre,améndequenopodríaconciliarelsueño.
Elbuenodelfraileintentóconvencerleasuvezdequenopodíaenviaranadiealaencomienda,con lamuyextrañapeticióndeque lessurtierandehierbasparaundominico.Además,frayFerrernoloautorizaría.
DurantedosdíasJuliánguardócamaquejándosedeundolor insoportableenelabdomen;inclusosedejósangrarporelfísicodelsenescal,consiguiendoaumentarlapalidezdesuyablancocolordepiel.
A regañadientes, fray Ferrer accedió a los ruegos de fray Pèire y consintió enenviar unpaje al castillo delTemple situado enAgen, la encomienda templaria deArmanddelaTouryelhermanodeJulián.
Elpajefuerecompensadoconunabolsademonedas,conlapromesaderecibirotramássiapartedetraerlasapreciadashierbasconseguíanoticiasdeFernando.
—Esmihermano—explicóJulián—,saludadledemipartesiosesposibleysino lo fuera dadle esos saludos al caballero De la Tour para que se los transmitacuandotengaocasión.
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Hasta una semana después no regresó el paje y Julián no tuvo las ansiadasnoticias.
—Sientohaberfracasadoenelencargo,nopudeveraesefísico—dijo.Juliánpalideciótemiéndoselopeor.—Peronoospreocupéis,loscaballerosmedieronunzurrónllenodeesashierbas
quetantoosalivian.—¿Ymihermano?¿Quésabéisdeél?—Poco.Unservidordeloscaballerosmecontóqueunoscuantosdeelloshabían
estadoenprisióndespuésderegresardeunviaje.Alparecerhabíancometidounactodedesobediencia.Creoquevuestrohermanoestáentreellos.Elsirvientemecontóquelasmazmorrasdelcastillonosondignasnidelasalimañas,yqueloshombresenloquecen en esos agujeros adonde no llega ni una brizna de luz, y que por todoalimentorecibenmediovasodeaguaaldíaymediahogazadepan.
—¿Cómosabéisquemihermanoestabaentreellos?—Estuvo aquí con otros cuatro caballeros no ha demasiado tiempo. Los
caballeroscastigadosformabanpartedeesegrupo,demaneraquenohayquepensarmucho para saber dónde está.Me prometisteis una recompensa si os daba noticiasciertasyéstasloson—lerecordóconcodiciaelpaje.
Juliánleentrególabolsa.Nosabíasipodíacreerensuspalabras,peronoteníaotraopciónquedarlasporbuenas.TemblabaalpensarenelmomentodetransmitirlelasnovedadesadoñaMaríapero,sobretodo,temíasureacción.
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CorbadeLantarayudabaavestirseadoñaMaría.LaesposadelseñordeMontségur,RaimondePerelha,nohabíadudadoanteelrequerimientodesuamiga:doñaMaríanecesitaba ropa de dama, de la que carecía puesto que era unaperfecta y su trajehabitual era una saya pardusca y un manto negro. Pero de esa guisa no podíapresentarseenelcastillodeAgenyenfrentarsealmaestrede laencomiendadondeestabapresoFernando.
RaimondePerelha había intentadohacer desistir a doñaMaría de su aventura,pero todos sus argumentoshabíanchocadocontra la tozudezde ladama.TampocoPèireRotgerdeMirapoixhabíatenidomássuerteenelintento.
—A lo mejor no os volvemos a ver —comentó Corba mientras ayudaba acolocarselatocaasuamiga.
—Volveré, correré lamisma suerte que cuantos estáis aquí, pero he de intentarsalvaramihijo.
—Lo sé y os comprendo, pero no deberíais sentiros culpable por la suerte deFernando.
—¿Sabéis,Corba?Conestehijonuncahehecholascosascomodebiera.Siemprehesabidoquesi ingresóenelTemplefuemásporrebeldíaqueporvocación.Creoquelohizoparacastigarme.Nopuedodejarleabandonadoalasuertedeesosmonjessoldadosquetanextrañosmeresultan.
—Puedequeelmaestrenoosreciba.—Merecibirá,notendrámásremedioquehacerlo.DoñaMaría había rechazado prendas costosas, y se envolvía en un vestido de
colorazuloscuroacompañadodeunmantodelmismocolorribeteadoconunapieldeconejo.Sehabíarecogidoelcabelloeintentadodarcolorasusmejillas.
Nolefuefácildejarelcastillosinqueloscruzadoslavieran.Esemesdefebrero,loshombresdelsenescalpodíanobservardesdesuspuestos losdemacradosrostrosdelosdefensores.
De nuevo Pèire Rotger de Mirapoix tuvo que buscar la complicidad de lossoldados cruzados de su región, a los que regaló dos bolsas demonedas para quetuvieran a sus compañeros ocupados mientras doña María se deslizaba entre lassombrasdelanoche.
La dama cabalgó escoltada por un paje hasta el castillo de Agen. No aceptóningún descanso. Quería salvar a su hijo, pero también regresar cuanto antes aMontségurparacorrerlamismasuertedesushermanos.ElobispoBertranMartílahabíabendecidoencomendándolaaDios.
Dibujándose en la línea del horizonte, el castillo deAgen resultaba imponente.DoñaMaría indicó al pajeque sedetuvierapara refrescarseypeinarse, ademásde
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poder acomodar sus vestimentas y presentarse como la dama que era al maestretemplario.
Sullegadaalcastilloprovocóestupor.Seanuncióconaltivez:«SoydoñaMaría,señoraDeAínsa».
Unsirvientelepidióqueaguardaraenunaestanciadondetansólohabíaunbancodepiedradondesentarse.Peroestabademasiadotensaparadescansar,demaneraquecruzólaestanciavariasvecesalaesperadequeaparecieraelmaestre.
Cuandoelsirvienteentróleyóensurostroqueletraíamalasnoticias.—Noospuederecibir;losiento,señora.—¿NomequiererecibirelseñorYvesdeAvenaret?—Nopuedehacerlo,señora.—Bien,puesdecidlequeaquímequedaréhastaquepueda.Traedmeaguayalgo
decomer.Notengoprisa.Elsirvientemiróasustadoaladama.Sesentíaindefensoantelaactitudenérgica
dedoñaMaría.—¡Pero aquí no podéis quedaros! Éste es un castillo del Temple, no está
permitidalapresenciadedamas.—Losé,yesmideseoirmecuantoantes,peronoloharéhastaqueelseñorDe
Avenaretmereciba.—¡Señora,noinsistáis!—suplicóelsirviente.—No lohago.Simplementequieroquecomuniquéis almaestreque leesperaré
aquí,quenomeiréhastahablarconéldealgoqueconciernealTemple,alreyLuisyalPapa,ademásdealosdos.
El sirviente saliódespavorido ante lamenciónde la gentede relievequehabíanombradoladama.
Tardóenregresar largoratoyencontróadoñaMaría igualquelahabíadejado,cruzandoazancadaslaestancia.
—Elmaestreosrecibirá.DoñaMaría no respondió y le siguió con paso presto a través de las heladas
estanciasdelcastillo,dondesecruzóconalgúncaballeroquelaobservabadereojoconcuriosidad.
Yves de Avenaret era un hombre entrado en la ancianidad. Extremadamentedelgado,susojoshundidosreflejabanunespírituascético.
Permanecíadepie,rígido,juntoaunabutacaderespaldoalto.Laestanciaestabadesnuda salvopor labutaca,unamesaconvarios rollosdepergaminoy recadodeescribir.Unachimeneadepiedraempotradaenlaparedcaldeabalaestancia.
EltemplarioleclavósumiradagrissinquedoñaMaríabajaralosojos.Siaquelhombrecreíapoderintimidarlasehabíaequivocadodeadversario.
—Decidloquetengáisquedecir,señora—lepidióconvozautoritariaelmaestre
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sininvitarlaasentarse.—Seré breve; soy tan celosa de mi tiempo como vos del vuestro. Habéis
encarcelado a mi hijo Fernando de Aínsa. Vos sabéis que no ha cometido ningúndelito, salvo el de cumplir con la última voluntad de su madre, que pronto seráenviadaalahoguera.
ElmaestrenopudoevitarasombrarsealescucharadoñaMaríahablarcontamañacrudezasobresupropiodestino.
—Mal nacido sería Fernando si negara un favor a sumadre en vísperas de sumuerte.Mihijoquería salvar lavidade lamáspequeñadesushermanasyaccedí,aunqueleobliguéaescoltarlajuntoadosperfectos,dosdiáconosdenuestraIglesia,hastaunlugarseguro.Sí,lepresioné:lavidadesuhermanaacambiodegarantizarlafuga de dos hombres buenos con nuestros bienes más preciados, que permitiránseguirdifundiendolaPalabradeDios.Éseessupecado.Voslehabéiscastigadoconextremadureza,habéissidoinmisericordeconunjovenquenopodíadesobedecerasu madre. Sé que le tenéis en las mazmorras de este castillo junto a otros cuatrotemplarios que se vieron envueltos sin pretenderlo en estos hechos. Sé que seopusieronconvehemencia,peroqueoptaronpornodejarsoloaFernando,temerososdequeledetuvieranloscruzados,loquepodríahaberprovocadoungranescándalo.No hace falta tener mucha imaginación para saber que si hubieran encontrado aFernando, el Temple se habría visto comprometido en la fuga de dos hombresimportantes de la Iglesia de los Buenos Cristianos. Nadie habría creído que untemplarioactuabasinelconsentimientodesumaestre.Suscompañerosobraronconprudenciaintentandoquealasituacióncreadanoseañadieranmásdificultades,porloquesiguieronaciertadistanciaaFernandosinintervenirenloqueéstehacía,queno era otra cosa que poner a su hermana y a los diáconos en lugar seguro.Ahoraquierodevosquehagáisjusticia.
YvesdeAvenaretmiraba iracundoaaquellamujer intrépidaque lehablabacontantaserenidadyaltaneríacomosifueraunjefeenlabatallaquenoadmiteréplica.
Se sentía irritado consigo mismo por haberla recibido, pero al mismo tiempoviéndolacomprendíaquedoñaMaríaeracapazdeconseguir cualquiercosaque sepropusiera,ytemíaloquepodíallegarahacersinolesatisfacíansusdemandas.
—¿Justicia pedís, señora? ¿Qué sabéis vos de justicia? ¿Cómo os atrevéis apresentaronaquíamenazando...?
—¿Amenazando? ¿Os he amenazado?Decidme en cuál demis palabras habéisencontradounatisbodeamenaza.No,señorDeAvenaret,aúnnoosheamenazado.
El templariose removiónerviosodeseandoacabarcuantoantes laconversaciónconaquellamujer,delaqueintuíaquepodíaserunafuentedeproblemas.
—Vuestrohijohavioladosusjuramentos.CuandoseentraenelTempleunosedespidedesufamiliaparasiempre.Hadesobedecidoynoshapuestoenpeligro;ha
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depagarporello.—Extrañas normas las de unos monjes que dicen servir a Dios y piden a los
hombres que olviden a quienes quieren, a la madre que les trajo al mundo, a loshermanos...¿cómoseráncapacesdehaceralgoporlosdemássidanlaespaldaalossuyos?Nosepuedeborrarlamentedeloshombres,eliminarleselpasado,pormásquehayan asumidoun compromisonuevo.Mihijo tuvoqueobedecerme, no teníaotraalternativa,reaccionócomounhermano,nocomounmonje.
—Esextrañoescucharoshablarasíavos,quesoisunaherejeydejasteisavuestroesposoehijos.
DoñaMaríasintiólaestocadaenelcorazón,peronosearredróydecidióseguirluchando.
—Nosoismijuez;vuestroDiostampocoloserá,demaneraquenoperdamoseltiempo hablando sobre mí. Vengo a deciros que si no liberáis a mi hijo y a suscompañeros, el rey Luis y el Papa sabrán que unos caballeros templarios de estaencomiendaayudaronaescaparadosdiáconosdeMontségurque llevabanconsigounimportanteyenormetesoro.Sabrántambiénquedespuésdehacerlo,habéishechodesapareceradichoscaballerosparaquenadiesupieradesuhazaña,¿acasoporqueelTemplesehaconvertidoenguardiándeltesorodelosBuenosCristianos?
—¿Cómoosatrevéisadecirsemejantescosas?¡Vossabéisquenadatenemosquever!
—Se abrirá un proceso en el que tendréis que demostrar vuestra inocencia alTemple,alPapayalRey.Loshombresnuncacreenloevidente,demaneraquenadieaceptaráqueFernandoobedecíaasupobremadreperfectaparasalvarasuhermana.NoosdescubroqueelTempletienemuchosenemigos,algunosmuypoderosos;estolesserviráparaentretenerse.¿Dóndeestánuestrotesoro?Yojuraréquelotenéisvos.
—¡Hereje!—gritóelmaestre.—¿Hereje?Yocreíaqueloeraisvos.Quieroquemihijosalgadeinmediatode
esamazmorra donde le habéis encerrado, y también quiero que le enviéis aTierraSanta,lejosdeaquí,devos,demí.Lomismopidoparalosotroscaballeros.Juraréissobre vuestra Biblia que jamás diréis lo que ha pasado, ni les perseguiréis. Si nocumplísvuestrapalabradaréiscuentasaDios,quenoserámagnánimoconvos,hijodelDiablo.
Yves de Avenaret temblaba furioso. Si doñaMaría hubiese sido un hombre lahabría atravesado con su espada, pero aquella mujer era el peor de los enemigos,dura, implacable, irreductible. Si no accedía, el Temple se vería envuelto en unescándalo, y él mismo terminaría en una mazmorra juzgado por traición, pero lasangreseleinflamabaalpensarenaceptarelchantajedeaquelladama.
DoñaMaríaguardósilencio.Sesentíaextenuada;aúnnosabíasihabíaganadolapartida o no, pero era tanta su determinación que había decidido hundir a aquel
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templarioenelfangodelahistoriasinoliberabaasuhijo.EllamismaacudiríaalacortedeLuis,pediríaveralReyymandaríaunamisivaalPapa.SeacusaríadeserunaBuenaCristiana, una hereje, dirían ellos, pero a su vez acusaría al Temple dehaberles robado el tesoro guardado enMontségur. No sabía lo que podía suceder,además de ser condenada de inmediato a la hoguera, pero al menos sembraría talconfusiónqueelTemplenosaldríaindemnedesuembestida.
Yves de Avenaret observó con odio profundo a aquella mujer que habíaprovocadolaúnicaderrotadesuvida.
—Vuestrohijoseráliberado.Tenéismipalabra.—Primero juraréis ante vuestra Biblia, después le mandaréis traer ante mí, le
proporcionaréis a él y sus compañeros comida, agua, caballos y salvoconductos, ydespuéssaldréconellosdeestecastilloparasiempre.¡Ah!,ycomonomefíodevos,como podéis tener la tentación de querer arrebatarme la vida antes de que seadevorada por las llamas, sabed que otros Buenos Cristianos están dispuestos acumplirconloqueosheanunciadosiamíoamihijonospasaraalgo.
—Sois una hereje y como tal no comprendéis el valor de la palabra de uncaballero.
—Soy María de Aínsa, estoy desposada con el más bueno y valeroso de loscaballeros,yosaseguroqueennadasepareceavos.
Volvieronamedirse cruzando lasmiradas.LadeYvesdeAvenaret, cargadadeira;ladeMaríadeAínsa,deresolución.
LadamaseacercóalamesayseñalólaBibliaqueseencontrabaabierta.Jurad,señor,jurad.YvesdeAvenaret lohizo.Juróconrabiayconfirmezacuantoaquellamujer le
pedía.JuróporDiosyporsuhonor.LuegosaliódelaestanciadejandoadoñaMaríaaguardandoimpaciente.
Tardó más de una hora en regresar y lo hizo con Fernando apoyado en unsirviente,yaqueapenaspodíasostenerseenpie,ytapándoselosojosdoloridosporlaluz que inundaba la estancia. Se le transparentaban los huesos, tenía el cabellodesgreñadoyunolorfétidosedesprendíadelaropamugrientaquelecubría.
—¡Madre,habéisvenido!DoñaMaríaseacercóasuhijosinpoderevitarlaslágrimasalverloensemejante
estado.—¡Así tratáisvosavuestroshermanos!—gritó iracundaaYvesdeAvenaret—.
NuncacomohoyhevistotandecercaalDiablo.Fernando se apoyó en la pared desconcertado por la escena y temiendoque su
madreenfurecieraalmaestre.PerodoñaMaríahabíavueltoarecobrareldominiodesímismaysedirigióaltemplarioconvozglacial.
—Mandadque ayudenamihijo a asearse, proporcionadle ropay alimento.Lo
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mismo haréis con sus compañeros. Cuando estén listos que vengan aquí, a estaestancia,porquedeaquísaldremos.
Cuandosehuboquedadosolanopudoresistirelcansancioque laembargabaysinpensárselodosvecessesentóenaquellasillaaltaquepertenecíaalmaestre.Nosuposisehabíadormidonicuántotiempohabíatranscurrido,peroledevolvieronalarealidadlospasossonorosdeunoshombresentrandoenlasala.
Fernando aún se apoyaba en uno de los sirvientes, al igual que el resto de suscompañerosquetambiénlohacíanenotroscriadosdelTemple.
Se lesveía aseados, con ropanueva,y el cabellohúmedo, recién lavado.DoñaMaríadudósiseríancapacesdemontaracaballo,perodecidióquenopodía tentarmásalasuerteycuantoantesdejaranaquelcastillo,mássegurosseencontrarían.
—Los caballos están preparados, junto con cuatromulas con víveres y armas.AquíestánlossalvoconductosylascartasdepagoparaquepuedanembarcarrumboalaTierradeNuestroSeñor.
DoñaMaríacogiólossalvoconductosyselosguardó.Duranteunsegundocruzósumiradaconladelmaestreysupoqueaquelhombrecumpliríasupalabrapormásquelaodiara.
Nosedijeronnadamás.DoñaMaríahizoungestoindicandoaloscaballerosquesepusieranenmarcha.Éstosnohabíanacertadoadecirpalabrayaúnsepreguntabanpor lo que estaba sucediendo. Habían pasado de la oscuridad y el silencio a serliberados,aseadosyenviados,comosinadahubierapasado,acombatiralsarraceno.Ytodoelloparecíadeberseaesamujerenjuta,deojospenetrantesygestofirme,quetantoseparecíaaFernando.
Dejaronelcastilloguiadospordossirvientesqueformabanpartedelacomitiva,ademásdecincoescuderos,queparecíanigualdeextrañadosqueellosmismosporlarepentina misión. Pero nadie pregunta al maestre, nadie osa discutir sus órdenes;sencillamenteseobedecen.
SehabíanalejadounbuentrechodelcastillocuandodoñaMaríamandódetenersea la comitiva.Bajódel caballoypidióa loscaballeros templariosquedescansaranmientrashablabaconsuhijo.Estavezsíibanadespedirseparasiempre.
—Fernando,hijo,teruegomeperdoneselsufrimientoquetehecausado.—No sois culpable, madre —acertó a decir el joven—, yo sabía que sería
castigadoyaceptéquebrantarlasreglas;vosnomeobligasteis.—¡Claroquelohice!Yenmiconcienciatengocadasegundodetusufrimientoy
eldetuscompañeros.Perdóname,nopodrémorirenpazsintuperdón.—Madre,nadahedeperdonaros.Aúnnosécómohabéisconseguidosacarnosde
esamazmorra...—Loheconseguidoyesobasta.—Elmaestreesunhombreduroperojusto.
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—¿Justo?¿Esjustocastigaraunhombresinverlaluz,encerradoentrealimañas,apenas darle media hogaza de pan para mantenerle vivo? ¿De verdad crees quemerecías ese infierno? No. Ni tú ni tus compañeros merecíais ese final. Habríaismuertoconvergüenzasiendoinocentes.Eldemoniohabitaen loshombresquesoncapacesdehacerloquetehanhecho.
—¡Madre,porDios!¡Nodigáiseso!—Temoaloshombresquenodudan.—Vostampocolohacéis.—¡Qué sabrás tú, hijo! A veces es demasiado tarde para desandar el camino
emprendido.—¿Quéharéis,madre?—RegresoaMontségur.Dentrodepocohedemorir.—¡Huid!Notenéisqueregresar,mipadreosprotegerá.—Buscaríasudesgraciasiregreso.No,nopuedohacerleeso.Noquierovolver,
hijo,noquierohacerlo.—¿CuántoresistiráMontségur?—Poco,Matèuhasalidoendosocasiones.Laprimeraregresócondoshombres
como todo refuerzo, ahora estamos esperando su regreso pero no nos hacemosilusiones. Raimundo no vendrá, nos deja a nuestra suerte; sabe que si vuelve adesafiaralReynohabráperdón,prefiereconservarlavidayalgunasdesustierras.Cada vez es más difícil entrar y salir de Montségur, pero aun así Matèu nos hamandadodecirquehaydosseñores,Bernatd'AlioyArnautdeSo,dispuestosapagaraun jefederibaldosaragonésdenombreCorbario,paraqueacudaconalgunosdesushombres.Peronohemosvueltoatenernoticias.
—Madre,buscad refugioentre losBuenosCristianosqueaúndebedehaberenestastierras,peronoregreséis.
—Hijo,notepreocupespormí.Yoyahevividomivida,loúnicoquesientoesnohabersabidodarteloquemereces.
—Mehabéissalvadolavida.—Teladebía.—¿Sóloporeso?—Y porque te quiero, Fernando, te quiero con toda mi alma aunque no haya
sabidodecírtelo.Hesidomuyduraconcuantosmerodeabanperosobretodolamentonohabersabidoacercarmeati,hijo.DeesoresponderéanteDios.
Fernandocogió sumanoentre las suyasy luego laabrazó.Deseabaqueeneseabrazoprolongadosumadresintieracuántolaquería.
Loscaballerosseacercaronconpasotorpehastadondesehallabanmadreehijo.—Queremosdaroslasgracias—dijoArmanddelaTour,elfísicotemplario.—Yooslasdoyavosotrosyospidoperdónporhaberpuestoenpeligrovuestras
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vidas.—Habéissidomuyvaliente,señora—afirmóArthurBonard.—Hecumplidoconmiconciencia,quieromorirenpaz.Ahoramarchaos.Mihijo
osexplicarátodo.Vuestromaestremehajuradoquenoosperseguiráynadiesabráloquehapasado.Guardadsilenciotambiénvosotros;atodosnosconvieneguardarensecretolosucedido.
Loscaballerosjuraronquejamássaldríaunapalabradesusbocas,ytrataron,envano,deconvencerladequenoregresaraaMontségur.
—Cadacual tienequeenfrentarseasudestino.Todoselegimoselnuestro,yyoheelegidohastalaformademorir.PeroidenpazyqueDiososproteja,caballeros.
Madre e hijo se abrazaron una vezmás. Por lasmejillas de ambos corrían laslágrimas,peroningunointentabadominarlas.
—Te quiero, Fernando.Vive, vive como el caballero que eres, como el últimoseñorDeAínsa.
Luego,sinvolverlavistaatrás,doñaMaríaseenderezóenelcaballoyalgalopesedirigióaMontségur.
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Una brisa suave anunciaba la primavera aquel 16 de marzo de 1244. Juliánmurmurabaunaoraciónsinpoderevitarquelecastañetearanlosdientes.Elpolvodelcamino indicaba que de un momento a otro verían aparecer el cortejo de losrefugiadosenMontségur.
Loscombatesde lasúltimas semanashabían sido intensos,y tantoel señordelcastillo,RaimondePerelha,comosucomandante,PèireRotgerdeMirapoix,habíanllegadoa laconclusióndequeera inútil resistirpormás tiempo.EstavezelcondeRaimundo mantendría su compromiso de vasallaje con el rey Luis; además, lanobleza del país no se sentía capaz de acudir a socorrer a quienes luchaban enMontségur:carecíandeunjefeyelcondadoestabaexhausto.
Elprimerdíademarzo,PèireRotgerdeMirapoixhabíasalidoanegociarconloscruzados.TantaeralaalegríadelsenescalHuguesdesArcis,queyafueraporbondadnatural o por el deseo de acabar cuanto antes con el asedio que duraba ya nuevemeseslargos,lociertoesqueelcaballerosemostrómagnánimo.
Aligualquelosotrosfrailesdominicos,Juliánfuetestigodelascapitulaciones.Hugues des Arcis concedió un plazo de quince días para que los sitiados
abandonaranelcastillo,exigiendorehenes,entreellosaJordan,hijodelpropioseñordeMontségur, y aArnaut deMirapoix, pariente del comandante de la guarnición,ademásdeRaimonMartí,hermanodelobispodelosBuenosCristianos.
También se acordó establecer dos categorías, la de los perfectos y la de todosaquellos que, aun habiéndoles ayudado, no habían profesado la fe de los BuenosCristianos, de la Gleisa de Dio. Para los Buenos Cristianos la condena erairrevocable:moriríanenlahoguera,perolosqueabjurarandesufepodríansalvarlavida. Los dominicos estaban impacientes por comenzar los exhaustivosinterrogatoriosdelosqueJuliánseríanotario.FrayFerrer,el implacableinquisidor,estaba ansioso por mandar a la hoguera a aquellos desgraciados. Él mismo seencargaríaderecopilarlasactasdecuantohabíasucedidoenMontségur.
DoñaMaría,aligualqueelrestodelosperfectos,consolabaalasbuenasgentesqueleshabíanayudadoycompartidoconelloslossufrimientosdelasedio.MuchosdelosquehabíandefendidoMontségursinserBuenosCristianosdecidieronpediralobispo Bertran Martí el consolament para así correr la misma suerte que losperfectos.Corba,laesposadeRaimondePerelha,seunióalosperfectos,aligualquesuhijaEsclarmonde.
Denadasirvieronlosruegosdesuesposo,elseñordeMontségur.Ladamasintióque haría ese sacrificio como último testimonio del sufrimiento vivido, como ungestoparalasgeneracionesvenideras.
Otroscuatrocaballerosseunieronaella,ademásdeunmercader,unescudero,un
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ballestero,seissoldados...BertranMartípreguntóunoporunoalosperfectossideseabanretractarse,para
así librarsede lahoguera.Elancianoobispo lesasegurabasucomprensión,peroniunosoloquisoabjurardesufe.
Losperfectosdistribuyeronsusexiguaspertenenciasentresusvecinosyamigos,yaprovecharonparaescribircartasasusparientesmáspróximos.
Dos destinatarios tuvieron las misivas de doña María. Una iba dirigida a suesposo,donJuandeAínsa;otra,asuhijaMarian,damaenlacortedeRaimundoVII.Por un momento pensó escribir a Julián, pero descartó la tentación temiendocomprometerle. Sabía que el hijo de su esposo cumpliría su palabra y escribiría lacrónicadelacaídadeMontségur.
Cuánto fanatismo, se lamentó ladama.LosBuenosCristianosnohabíanhechoningúnmal, salvo vivir en la pobreza y ayudar a sus semejantes. Pagaban con lahogueranomantenersedentrodelaestrictaortodoxiadelaIglesia,delaquenoeratantoloquelesseparaba.
A lo lejosveíaalzarse losestandartesy lascrucesde loshombresdel senescal.Doña María no pudo evitar un gesto de repugnancia ante la visión de aquellosmaderosenformadecruzquelosseguidoresdeRomaadoraban.
RezabaaJesús,quepredicóelmensajedeDiosenlatierra.Sinembargo,nocreíaquemuriera en la cruz para salvar a los hombres. Jesús no es de carne, no puedesufrirningúnmalporqueesHijodeDios.Tambiénpercibíacomounaaberraciónlaliturgia en la que los sacerdotes engañaban al pueblo haciéndoles creer queconvertían el vino en sangrede Jesúsy el pan en su carne. ¡Quéhorror, devorar aJesús!¿Sedabancuentadeloqueesosuponía?
SanJuanlodejabaclaroensuEvangelio:«Mireinonoesdeestemundo»o«nosondelmundocomoyotampocolosoy».
Elúnicosacramentoquepermitíasalvarelalmaeraelconsolament,elbautismoespiritual.Sí, JuanBautistabautizabaconagua,peroJesús imponía lasmanosparaasí recibir alEspírituSanto rezando la única oración del agradodeDios, elPadreNuestro.
En esos días doñaMaría se congratulaba al ver cuántos de sus vecinos habíandecididorecibirelconsolament.Quéabsurdo,decía,echaraguaaunniñoydecirqueestábautizado.Elbautismo,bienloenseñaelobispoBertranMartí,sóloesposibleenlaedadadulta:recibironoalEspírituSantoesunadecisiónindividual.
La dama terminó de escribir, intentando ordenar sus pensamientos que habíadejadovagarmientrasalcanzabaaverlaenormepiradeleñosamontonadosporloscruzados. No faltaba mucho para que ella misma fuera quemada en esa hogueradesprendiéndosedelacáscara,sucuerpo,yliberándoseparaencontrarseconDios.
El cabrero le informó que fray Ferrer aguardaba con ansia que llegara el día
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señalado para verles arder en el fuego, pero antes élmismo les interrogaría.DoñaMaría sentía una punzada de inquietud. El dominico catalán era un demonio, unhombre cruel incapaz de sentir compasión. Había encendido hogueras por todo elpaís, refinando lasartesdel interrogatorio, revisandoviejosarchivosparaencontraralgún fallo que pudiera servirle paramandar al fuego a cualquiera que se hubieselibradoporfaltaaparentedepruebas.Juliánletemía,cadavezquehablabandeélseledilatabanlaspupilasyunsudorfríolecomenzabaacorrerdesdelanuca.¿DequéseríacapazesehombrecuandobajasendeMontségur?
Confesó su angustia a Bertran Martí en esos postreros momentos. Acaso fuedemasiadoegoístaalpensarsóloenvivirsufe,dejandoasuesposoehijoslibradosasusuerte.
Elobispolaconsoló,peronologróborraresapenadesualma.Fernandolahabíaperdonado,pero¿yJuan,suesposo?¿YsuhijaMarta?¿Ysusnietos?¿Entenderíanquehubieradecididoconsumirseenlahoguera?
Unamujerperfectaseleacercóparaavisarlequelahoradedejarelcastillohabíallegado.DoñaMaríabuscóalsargento,queleprometióhacerllegarsuscartas.Selasentregócomosideuntesorosetrataseyél,conmovido,besólamanodeesadamaquetantovalorleshabíainsufladoenlosmomentosmásamargosdelasedio.
Raimon dePerelha dio la orden para iniciar el descenso;mientras, doñaMaríabuscóconlamiradaaPèireRotgerdeMirapoix,quiendabaórdenesalossoldados,organizando la rendición. Sabía que el señor De Perelha había exigido a sucomandantequesalvaralavida,quehuyera;paraellolehabíaencargadounamisión.También sabía que dos días antes, el obispoBertranMartí había decidido que dosperfectos intentarían sacar el resto del oro y de la plata que aún guardaban enMontségur.LosperfectosAmelhAicartyHucPetavi,guiadosporunmontañés,ibanadescolgarseporlasparedesdelamontaña,peroantesaguardaríanaquelacomitivallegaraasudestinoycayeranlassombrasdelanoche.SumisiónconsistiríaeniralmismobosquedondelosperfectosqueacompañaronaTeresanotantotiempoatráshabíanescondidoelgruesodeltesoro.
Enaqueltibioamanecerdelaprimaveratodoinvitabaavivir,perobuenapartedelosqueintegrabanelcortejoquesalíadeMontségursabíanqueestabansaboreandolasúltimashorasdesuvida.
La treguahabía expirado.A lospiesdel castillo, sehallaba el senescalHuguesdes Arcis, acompañado por el obispo de Albi y los dominicos Ferrer y Durand,ademásdeJuliányPèire.Hacíahorasquesehabíalevantadounaempalizadacapazdealbergaradoscientaspersonas.Loshacesdeleña,resinaypajaaguardabanprestosaarder.
Losperfectos, descalzos, vestidos conhábitosde telagruesa, caminabancon lacabeza alta.Les precedían las buenas gentes con las que habían compartido tantos
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mesesdesufrimientoenMontségur.Losinquisidoresintentabanquelosherejesabjurarandesufe,peroéstosparecían
noescucharles.FrayFerrerinstabaaquesearrepintieranybesaranlacruz.Losperfectosvolvían
lacabeza,inclusoalgunoescupiósobreelpreciadosímbolodelcristianismocatólico.Losojosdelinquisidorbrillabandealegríaconcadagestoderechazoalacruz.
«Eslamejorpruebadelamaldaddelosherejes—bramaba—.¡Merecenlahoguera!»Doña María buscaba la mirada de Julián y, sonriéndole, intentó insuflarle la
fuerzadelaqueelfrailecarecía.FrayFerrerseacercóconpasopresurosoaladamainvitándoleabesarlacruz.DoñaMaríarechazóelmaderovolviendoelrostro,peroelinquisidorseregocijócolocandolacruzapocoscentímetrosdesuboca.LaseñoraDeAínsanoqueríaescupir;aunsabiendoque lacruzerasóloun trozodemadera,queenningúncasoJesúsestabaenella,algoensuinteriorleimpedíaescupirsobreellacomohacíanalgunosdesusamigos.
Juliánseguíaangustiadolaescena.SentíaunasganasterriblesdeempujarafrayFerrer,dearrebatarlelacruzyarrojarlaalsueloparaquenocontinuaramartirizandoconellaasuseñora.Perosóloesepensamientoleespantaba.
Estabaapuntodegritar,perolosojosdedoñaMaríalellamaronalacalma.La dama, junto al resto de los perfectos, entró en la empalizada. Los herejes
comenzaron a rezar guiados por el anciano obispo Bertran Martí, mientras lossoldados les ataban a los postes, que habían rodeado con resina y paja.Cuando elinquisidorFerreremitióunaseñal,prendieronlahoguera.
Las llamas se deslizaban entre los pies de los condenados, que continuabanrezandosinpedirclemencia.
Juliánmiraba lospiesdedoñaMaríayelbordedesu túnica,quecomenzabaaarder.Nopudoevitarungrito secoyangustiadoque,para su suerte,nadieparecióescuchar.
No podía apartar los ojos de la señora De Aínsa, toda dignidad atada a aquelmadero, valiente hasta el final. Sus labios murmuraban rezos pero no clemencia,mientras Julián sentía sus ojos clavarse en él dándole la última orden: «Escribe lacrónica,quelaposteridadsepaporquémorimosenMontségur».
ElfuegoeratanvivoquefrayFerrerylosotrosdominicostuvieronquealejarsepara,desdeladistancia,seguircontemplandoelmacabroespectáculo.Eloloracarnequemadainundabalamontañayelcalorqueexpandíalahogueraabrasabaelaireylaspiedras.Nubesnegrascubríanelcieloquepocosminutosanteslucíadeunazulintenso.
Losojosde frayFerrerbrillabandeentusiasmo.Eraelmomentocumbrede sucarrera:seregocijabaviendoarderfrenteaélalosúltimosresistentesdelpaís.Sabíaqueaúnhabíaperfectostantoenlospuebloscomoescondidosenlosbosques,peroél
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losbuscaríahastaconvertirlesenhumo,comoaloshabitantesdeMontségur.—¡Julián!¡Julián!¿Osencontráisbien?LavozdefrayPèireledevolvióalarealidad.Julián,tendidoenelsuelo,nosabía
enquémomentosedesmayó.Frenteaél,frayFerrerleobservabacondesprecio.—¿Tanfrágilesvuestrafequeperdéiselsentidoalverarderaesosherejes?—
clamóelinquisidor.—Hansidoelcaloryelfuerteolor—ledisculpófrayPèire—,yomismomehe
sentidomareado.—Pues recobraos, porque debemos comenzar cuanto antes a escuchar las
confesionesdeesagente.—¿Hoymismo?—preguntóconangustiaJulián.—Sí—respondiósinvacilarelinquisidor—.Ysabedquenoconsentiréflaqueza
algunaenunnotariodelaInquisición.
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Lanoche era fresca, pero el aire que corría no era capaz de borrar el olor a carnequemada.
Los cruzadosparecíanhaber caído enunmutismoextraño.No teníanganasdehablarlosunosconlosotros,comosielfindelasedioylarendicióndeMontségurnofueranunsonorotriunfosinomásbienunveladofracaso.
Algunos hombres no habían podido ocultar las lágrimas. Los detenidos, queaguardabanserinterrogadosporfrayFerrer,teníanafamiliaresoamigosangustiadosporsusuerte.AlgunossehabíanacercadoafrayPèireyfrayJuliánparapreguntarlesquéseríadeaquellosquenoeranperfectosyqueestabandetenidos.LosdosfrailesaseguraronquelaIglesiacumpliríaconsuparte:interrogaríaacuantoshabíanvividodentrodeMontségur,perono lesquemarían salvoque frayFerrervieraenellos lamenorsombradeherejía.
Los interrogatorios duraron varios días y fueron exhaustivos. Pèire y Juliánescribíanagranvelocidadlaspreguntasdesusuperiorylasrespuestastitubeantesdelos acusados. En ocasiones, fray Ferrer sometía a sus prisioneros a la prueba defuego: lescolocabadelantedeuncrucifijo instándolesabesarloya rezarelPadreNuestro.
FrayFerrersabíaqueningunodelosbonshomesobonasdonasseríancapacesdeadorarlacruz,demaneraqueencuantoveíaunaactituddeduda,seensañabahastalograrunaconfesióndeherejía.
Todas las declaraciones de los defensores de Montségur eran transcritas conminuciosidadporlosescribanosdelaInquisiciónyenviadasaunlugarseguro.
Cuando, caída la noche, Julián llegaba a su tienda continuaba escribiendofebrilmentenarrandoelhorrordelovividocadadía,lafaltademisericordiadefrayFerrer. Julián veía en su superior una mente enferma y retorcida, un fanático quedisfrutabadeldolorajenoenelnombredeDios.
Unanocheelcabreroentródeimprovisoensutiendacuandosedisponíaaapagarlavelaparaconciliarelsueño.
—Pero¿quéhacéisaquí?—exclamóasustado.—Vengo a recordaros la promesa que hicisteis a doña María, ¿tenéis lista la
crónica?—Aúnno,aúnmequedamuchoporcontar.—Quizáqueráis añadirquedosperfectos hanpodido salvarse,queel señorDe
Mirapoixlosayudó,yqueélmismohasalvadolavida.—FrayFerrerlehamandadobuscarportodoslosrincones...—Pero no le encontrará. El señor De Perelha dispuso que Pèire Rotger de
Mirapoixviviera.Quiénsabesiserácapazdeorganizaralgunaresistenciacontralos
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invasores.Julián guardó silencio. Lo que el cabrero decía era sólo un sueño, un sueño
imposible: la Iglesia y el rey de Francia habían ganado la partida. Quienes no loaceptaransóloteníanfuturocomoproscritos.
—¿Quéteníandeespecialesosperfectosparaquesedecidierasuhuida?—En Montségur se guardaba oro, plata y piedras preciosas donadas por los
caballerosydamascredentesoquehabíandecididoabandonarlo todoparahacerseperfectos.ConesetesoromanteníamoslaGleisadeDio,lascasasdondelasperfectasacogían a las viudas y a los huérfanos, la ayuda para nuestros hermanosmenesterosos, también para comprar víveres, e incluso armas para nuestrosdefensores... Nuestro obispo no quería que el tesoro cayera enmanos de nuestrosverdugos.ConfiabaenqueotrosperfectospudierancontinuarllevandolapalabradeDios, y para ello era necesario tener una bolsa bien llena.Nuestros hermanos hanescondido ese oro en lugar seguro. Cuando llegue el momento lo utilizarán comodeben.Oscuentotodoestoporqueasímeloindicólaseñora.
—¿Leteníaisafecto?Elcabrerobajólosojosyconlapuntadelzapatoraspóelsuelomientrasbuscaba
laspalabrasquehicieranjusticiaasudevociónpordoñaMaría.—Cuidódemiesposadurantesulargaenfermedad.Elfísicodijoquelaspústulas
queteníaerancontagiosas,perodoñaMaríanoseasustó:lalavabaylimpiaba,luegoextendíasobrelasheridasunamezcladebarroyhierbas.Nisiquierayomeatrevíaaacercarmeaella,queDiosperdonemicobardía.Tambiénfuegenerosaconmihijayle dio una dote que la ha permitido hacer una buena boda con un palafrenero delconde de Tolosa.Y ami hijo le envió a casa de su hijaMarian, donde sirve a suesposo.
—Siemprefuegenerosa.—Hasta el último momento. Repartió cuanto tenía entre los más pobres de
nosotros.Avos...avososquería,siemprehablabadevoscomosu«buenJulián».Meencomendóquevinieraaverosyosdijeratodoesto.TambiénmepidióqueosrogaraquefueraiscuidadosoehicieraisllegarcuantoanteslacrónicaadoñaMarian.
—Nosabrécómohacerlo...—selamentóJulián.—Yomismolallevaré.—¿Vos?—Nome quedaré aquí mucho tiempo, sólo lo que tardéis en terminar vuestra
crónica.YaoshedichoquemishijosestánbajolaproteccióndedoñaMarianenlacortedelcondeRaimundo;esperopoderganarme lavidacercadeellos.Aquí...nomedesprendodeloloracarnequemada,lacarnedelosBuenosCristianos.
Acordaron volver a verse tres días después, aunque Julián no le aseguró quepudieraconcluirelescrito.
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No se lo dijo, pero temía más que nunca a fray Ferrer y aunque tenía bienescondida la crónica, temía que la descubriera su superior, que había tomado lacostumbredepresentarsedeimprovisoensutienda.
JuliánsentíaladesconfianzadefrayFerreryéstesentíaelmiedodeJulián.
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—¡FrayJulián,frayJulián!—gritófrayPèireentrandocomounaexhalaciónenlatienda.
¿Quésucede,hermano?—preguntóJuliánqueenesemomentosepreparabaparaacudirallugardelosinterrogatorios.
—¡FrayFerrerhaordenadodeteneravuestroamigoelcabrero!Juliánvolvióasentirlasnáuseasqueleacechabansiemprequeteníamiedo,pero
sesobrepusoy,sinsaberdedónde,sacóvaloryseacercóconpasoraudohastadondefrayFerrerestaba.
El cabrero tenía las manos atadas a la espalda y había sido azotadoconvenientemente.
—¿Quésucede?¿Quémalhahechoestehombre?Fray Ferrer le miró incrédulo. Tenía a Julián por un cobarde incapaz de
interesarsepornadiequenofueraélmismo.—¿Conocéisaestehombre?—lepreguntócondesconfianzafrayFerrer.—Sí, leconozcoyelsenescal también.Enrealidad leconocemos todoseneste
campamento,yaquedurantenuevemesesnoshasurtidodelecheybuenqueso.—Entonceshaengañadoatodos—aseverófrayFerrer.—¿Engañado?¿Enqué?—Esuncredente,unhereje.—¡Imposible!—afirmóJuliánmirandoangustiadoalcabrero.—Una de las campesinas le ha señalado. Asegura que entraba y salía de
Montségurllevandomensajesyqueespiabaestecampamento.—¿Yvoslahabéiscreído?—¿Quémáspruebasnecesitáisparacondenarleportraición?—¿Pruebas?Precisamenteesoesloquenotenemos.Unamujerleacusay,¿qué
hapresentadoella,ademásdesutestimonio?—Conesoessuficiente—insistiófrayFerrer.—Esunapruebaendeble.Todoelmundopuededecircualquiercosadeunopor
despecho,porcontentarosavosoporsalvarsupellejo.—¿Defendéisaestehombre?¿Porqué?ElaceradotonodevozdefrayFerrerhizotemblaraJulián.Podíaverensusojos
alsádicoquellevabadentro.—Esmuyfácilsabersiestehombreesunhereje—dijoJuliánaltiempoquese
desprendíadelcuellolacruzquellevabacolgando.Miróalosojosalcabrerosuplicándoleconlamiradaquehicieraloqueleibaa
pedir.Seacercóconpasodecididoyletendiólacruz.—Besadla,buenhombre,despejadlasdudasdemihermano.
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Elcabreroapenastitubeó.Agarróconfuerzalacruzy,mirandoprimeroaJuliánydespuésafrayFerrer,labesórepetidasveces,despuéssesantiguóycayóderodillasconellaentrelasmanos,llorandoymusitandounaoración.
—Yahabéisvisto.¿Quéotrapruebanecesitáis?Estehombreesunbuencristiano—dijorecalcandolasúltimaspalabras.
Fray Ferrer estaba rojo de ira. Deseaba con todas sus fuerzas golpear alentrometido fraile que hasta esemomento le había parecido un infeliz. ¿De dóndehabíasacadolasagallasparadefenderalcabrero?
—Dejadlemarchar,esinocente—suplicóJulián—.NadiecreeráenlajusticiadelaIglesiasinosomoscapacesdesepararlacáscaradeltrigo.
Un grupo de soldados se había arremolinado junto a ellos. Contemplaban laescenaconexpectación,hartosmuchosdeellosdevermorira familiaresyamigosporindicacióndeaquelfrailequenoconocíalacompasión.
FrayFerrer se diomedia vuelta sin decir palabra.Tenía la furia dibujada en elrostroyJuliánsepreguntóquéseríacapazdehacer.
—Marchaos—leordenóalcabrero—.Ahoramismo,sinperdertiempo,nocojáisnada.¡Fuera!
El hombre se levantó y con lágrimas en los ojos abandonó el campamentomirandohaciaatrás,temerosodequefrayFerrermandaradetenerle.
Juliánsesentíaexhausto,peroporprimeravezenmuchotiempo,enpazconsigomismo.PensóenArmanddelaTour,elfísicotemplariocuyaúnicarecetaparacurarsusmaleshabíasidoquesiempreactuaradeacuerdoconsuconciencia.
—Algúndía—musitó—,algúndía,alguienvengarátantasangreinocente.
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SEGUNDAPARTE
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5demayode1938Carcasona,Francia
«Algúndía,alguienvengarálasangredelosinocentes...»
La última frase le conmovió profundamente. Le había impresionado el relatoescrito en aquellos rollosdepergaminoquehabían sobrevivido escondidosdurantemásdesietesiglosenuncastilloperdidoenelsurdeFrancia.
Elpropietariodelcastilloaguardaba,impaciente,sujuicioexperto.Nolegustabaaquelhombreymuchomenossuabogado—queparecíatenergranascendientesobreeldueñodelacasa—,perosedijoqueesonoteníaimportancia.ÉlestabaallícomoexpertomedievalistadelaUniversidaddeParís,noparahacerrelacionessociales.
Se frotó losojosymiró el reloj.Había estado toda la tarde ensimismado en lalectura, y el crepúsculo empezaba a adivinarse entre los ventanales que daban alcuidadojardín.
El café se había quedado frío y apenas había mordisqueado los sándwichesprimorosamentealineadosenunabandejadeplata.
Aunqueestabasegurodequeeranauténticos,habíapensadopedirlealcondequelepermitierallevárselosalauniversidad:queríaconsultaraungrupodeexpertosendatacióndemanuscritos.
Salió de la sala en busca del conde, pero no había dado tres pasos cuando uncriadoseleacercó.
—¿Deseaalgo,profesor?—Sí.¿Podríaavisaralseñorconde?—Sí,señor;estáaguardandoensudespacho.Etienne Marie de la Pallisière, vigésimo segundo conde d'Amis, no se hizo
esperar.Acompañadodesuabogado,elseñorSaint-Martin,acudióraudo,deseosodeescucharlaopinióndelexperto.
—¿Ybien,profesor?—preguntóelcondesinmáspreámbulos.—Esunrelatoextraordinario,escritoporunhombreatormentado,dotadodeuna
gransensibilidad.Enmiopiniónesauténtico,peromegustaríallevármeloaParísyconsultarconotroscolegas...
—Nosdijeronqueustederaelmejor—dijoelabogado,congestoagrio.—¿Elmejor...?Seloagradezco,perohayotroscolegascontantaomássolvencia
académicaqueyo.—Nomegustanloshombresmodestos—afirmóD'Amis.
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—Le aseguro que no lo soy, pero tampoco soy presuntuoso.Me parece, señor,que en estos momentos en los que hay... yo diría que cierto sarampión, sobre lacuestiónde loscátaros,noestádemásserescrupuloso.DesdequeenelsigloXIXese personaje llamado Peyrat, aprendiz de historiador, empezó a fabular sobre loscátaros, son muchos los documentos falsos, las interpretaciones erróneas y laseudoliteraturaquesedaporbuena.Yosoyunhistoriadory,portanto,nodoynadaporciertohastaquenolocompruebocientíficamente.
—¡AsíqueaustedPeyratlepareceunimpostor!—exclamóenfadadoelabogadodelconde.
—Sí, señor Saint-Martin, ese pastor de la Iglesia Reformada me parece unsinvergüenzaquehahechoundañoimportantealahistoria,almenosaestapartedelahistoriadeFrancia.Adjudicaraloscátaroselementosesotéricosesundesprecioalahistoria.EltalPeyratlosqueríavercomoprecursoresdelaReforma.
—Yustednoestádeacuerdo—murmuróelconde.—Eso es una majadería —afirmó el profesor—, tanto como ese movimiento
políticoquequiere impulsarunaFranciacondistintas identidadesy lenguas.Enmiopinión, eso sería dar un paso atrás en la historia. No me parece que haya quesacrificarelEstadomodernopararegresaralaEdadMedia.Diganloquediganunoscuantosindocumentadosquejueganahistoriadorese inclusose inventanlahistoriaquemáslesgusta,elsigloXIIInofueningunaArcadia.
El conde d'Amis miró con desprecio al profesor antes de afirmar con vozimpostada:
—Nosotros pertenecemos a ese movimiento político que aspira a que elLanguedocrecuperesuhistoria,sulenguaysuautonomía,arrebatadasporlafuerzadelasarmas.
Ferdinand Arnaud estuvo a punto de echarse a reír pero se contuvo; ya habíapensado en la posibilidad de que aquellos hombres circunspectos pertenecieran almovimientodeiluminadosqueimpulsabanaquelinvento,elPaísCátaro.
—Bien, no estamos aquí para discutir de política—afirmó el abogado—, sinopara conocer su opinión como experto, y en vista de que usted no se considera elmejor...
D'Amis hizo un gesto indicando a Saint-Martin que no siguiera. Le irritaba elprofesor pero se lo habían recomendado como lamáxima autoridad en elmedievofrancés, como el hombre que más sabía de los cátaros o albigenses, y no queríaperderlepormásquetodoindicaraquelasrelacionesnoibanaserfáciles.
—¿Quépropone,profesor?—¿Proponer?¿Aquéserefiere?—Quieroautentificarestospergaminos;¿loharáusted?—LoharésimepermitellevármelosaParísosiustedmismomelosllevaallí.Ya
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lehedichoquecreoquesonauténticos,peronecesitoexaminarlosmásafondo.Loquenoentiendoes...enfin…,cómoesquenoloshaautentificadohastaahora.
—En el archivo familiar hay varios documentos y pergaminos, todos ellosclasificados,peroéste...bueno,lahistoriadeestacrónicadefrayJuliánesuntantoespecial.
A Ferdinand le brillaron los ojos con curiosidad, pero el conde no parecíadispuestoadecirniunapalabramássobreelasunto.
—Bien, yo mismo se los llevaré. Dígame a qué hora puedo entregárselos...pongamosqueelpróximolunes.Estefindesemanatenemosinvitadosenelcastilloynopodrédesplazarme.
—Estaré enmi despacho desde las ocho, tengo clase a las nueve, y termino amediodía,demaneraquesiustedquierepodemosvernosalasdoce,osiprefiereporlatarde,apartirdelastres.
—Alastresestábien.—Puesestaréencantadodevolveraverle.FerdinandArnaudselevantódispuestoamarcharse.Aúnledabatiempodecoger
elúltimotrenaParís.Parecióqueelcondeleadivinabaelpensamiento.—Michóferleacercaráalaestación,peroaúnpodemostomarunacopaantesde
quesemarche.Noledioopciónarechazarla.Comosihubieraestadoalacechoentróelsirviente
conunabandejaenlaquehabíadispuestasdosfuentesconaperitivosyunabotelladeChablisfrío.
El conde le ofreció una copa que Ferdinand aceptó resignado, aunque deinmediatosealegródehaberlohecho:aquelChabliseraexcelente,sindudaelmejorquehabíaprobadoensuvida.
—¿Creeustedquehoydíahaycátaros?—preguntó,derepente,elabogadoantelamiradareprobatoriadelconde.
—No.¿Cómopodríahaberlos?Loquehayesmuchocharlatánqueseaprovechadelaingenuidaddelagente.Mefastidiaenormementeesamodadelateosofíaenloscenáculos de París e imagino que también de aquí. No hay nada esotérico en loscátaros, les imagino removiéndose en sus tumbas, indignadospor la distorsiónqueestánhaciendodeellosesosgruposdeocultistasydeesotéricostanenboga.
El conde y su abogado intercambiaron una mirada de complicidad. FerdinandArnaud no tenía pelos en la lengua y parecía complacerse provocándoles, como sisupieraqueellospertenecíanaesosgruposquetantodecíadespreciar.
—¿Quéopina usted deDéodatRoche?—insistió el abogado.El profesor soltóunacarcajadaquealosdoshombreslessupoaofensa.
—¡Unmentecato!Yquieneslesiguenlosonaúnmás.—Supongoqueopinarámásomenos lomismodelescritorMauriceMagret—
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afirmóelabogado.—Hayque reconocerlealgún talentocomofabuladorpero todassus teoríasson
cuentos para niños. Les insisto, señores, en que no hubo nada esotérico en elmovimientodeloscátarosoBuenosCristianos,comosellamabanellosasímismos.Nopierdaneltiempoconsupersticiones,nosedejenengañar.
—¿Yporquécreequenosdejamosengañar?—preguntóelconded'Amis.—Puesporsuinterésenlosnombresporlosqueacabandepreguntarme.Déodat
Roche es un notario que nada sabe sobre elmedievo. Su obsesión es construir un«PaísCátaro».Nosepuedetergiversarlahistoria,lahistoriafueloquefue.
»En cuanto aMauriceMagret ya les hedichoque creoque tiene talento comoescritor, pero fantasea sobre los cátaros, no es ningún especialista, deja correr laimaginaciónpormásquesusescritostenganéxitoyunmontóndeseguidores.
»Vivimosunmomentodifícil,lacrisisqueasolaaEuropahacequemuchagentecreaquehubountiempopasadoenquelascosasfueronmejor.Eselmomentoenqueastrólogos, espiritistas y embaucadores se aprovechan del miedo. Del miedo querecorre Europa ante la incertidumbre del futuro. Hay gentes dispuestas a creer loincreíbleporquelesresultamásconsoladorqueafrontarlarealidad.
—Asíqueustedcreequeelcontextopolíticoeuropeotienequeverconelinterésquemuchagentesienteporloscátaros—insistióelabogado.
—Sí;enlosmomentosdeincertidumbresuelecundirciertooscurantismo.—Enmicaso,señor,debodecirlequeelinterésesfamiliar.Comohabránotado,
miapellidoesD'Amis.—Noescomplicadollegaraesaconclusión:delospergaminossedesprendeque
éstos llegaron a la hija de doña María, Marian, casada con el caballero Bertrand'Amis,delosqueusteddebedesersuilustredescendiente.
—Losoy—afirmóconorgulloelconde.—¿Puedo insistir enpreguntarle por qué su familia nohahechopúblicos estos
documentoshastaahora?—Aúnnoloshehechopúblicos,profesor,ytampocoestoysegurodequevayaa
hacerlo.Peroresponderéasupregunta:estospergaminossonpartedemiherencia.Noloshetenidoenmismanoshastahacetresmeses,cuandofalleciómipadre.
—Imaginoqueconocíalaexistenciadelospergaminos...—Sí,naturalmente.Durantesiglosmifamilialosguardócongransecreto.Susola
posesiónponíaenpeligrosusvidasinocentes.Fuemiabueloquiendecidióquehabíallegado el momento de sacarlos a la luz. Él era partidario de legarlos a algunauniversidad,yenesaideaestaba,cuandomurió.Mipadrenoteníalamismaopinióny los guardó a la espera de... bueno, él tenía sus propios planes, pero antes queríaautentificarlosdocumentos.
—¿Porqué?¿Porquéteníadudasdeunosdocumentosfamiliares?—quisosaber
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Ferdinand.—Miabuelonosentíademasiadointerésporelpasadofamiliar,yalparecernole
hablódeellosamipadrehastapocoantesdesumuerte.Ahorasoyyoquienasumelaresponsabilidaddehacerconelloslojusto.
—¿Yquéeslojusto,conde?—inquirióelprofesorArnaudconcuriosidad.El conde d'Amis no respondió.Miró al reloj y, de nuevo, apareció el sirviente
comosipudieraintuiratravésdelasparedeslosdeseosdesuseñor.—EslahoradeacompañaralprofesorArnaudalaestación.—Elcocheleesperaenlapuerta,señor—anuncióelcriado.—Bien, profesor, le veré el próximo lunes a las tres en su despacho—dijo el
condeamododedespedida.Elabogadoinclinólacabezaconungestoquealprofesorleparecióqueeraun
remedodereverencia.«Sonunostiposestrafalarios»,pensóFerdinandArnaud,peronodijonada.
Losperiódicosnopodían traernoticiasmásalarmantes.1938 llegabaasufinyestabaresultandoserunapesadillaparalaeconomíaeuropea.Y,porsifuerapoco,enAlemania el loco de Adolf Hitler encandilaba a las masas con un discurso que aArnaudleproducíaescalofríos.
Elprofesor,comotantosotrosfranceses,creíaqueHitlerengañabaalpresidenteDaladier asegurándole que no tenía ningún afán expansionista ni de guerra. Y suscompatriotas se engañaban a su vez creyendo que estaban seguros tras la líneaMaginot. Se consolaba pensando que el tiempo pondría las cosas en su sitio y losjóvenes se darían cuenta de que el miedo al futuro no se puede combatir conrepresión,oechandolaculpaalosextranjeros.
—Tienesmalacara.Supongoqueeselsueñoelquetevuelvemaleducado.Eslasegundavezquepasaspormiladosinsaludarme.
Ferdinand sonrió a la mujer que le hablaba. Acababa de entrar en la sala deprofesoressindarsecuentadequeMartineDupontestabaallífumandouncigarrillo.Martine, también profesora de Historia Medieval, era una docente rigurosa ycompetente,cuyoúnicoproblemaerasubelleza,inclusoahoraquehabíapasadodeloscuarenta.Serguapalehabíaproducidomásdeundisgusto.Tuvoqueestudiarmásque nadie para demostrar hasta el hartazgo que su cerebro superaba a su físico.Tambiénhabíatenidoqueponeraalgunosdesuscolegasensusitiodejándolesclaroquenoeraunapresafácil,habíahechodesusolteríaunaseñadeidentidad:nadaleimportaba,exceptosucarrera,alaquelededicabatodasuenergía.
MartineestimabaespecialmenteaFerdinandporqueéstejamáshabíamanifestadoelmenorinterésporella,loquesuponíaunalivio.
—Perdona,tienesrazón,tengosueño.Lleguémuytardeacasaylosañospesan;desdequecumplíloscincuentanosoyelmismo.Mimujerymihijomedicenque
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mehe vuelto un gruñón, pero lo peor es que si no duermo ocho horas, no soy yomismo.
Martinesonriócomprensiva.—Nopuedesimaginardóndeestuve—continuóFerdinand.—Tratándosedeti,seguroquenoacierto.—Hace una semana me llamó un colega de la Universidad de Toulouse
pidiéndomequemedesplazaraaunchâteaucercadeCarcasonaparaexaminarunosdocumentosdeunamigo.Melopidiócomounfavorespecialynotuvemásremedioqueacceder.Ymealegrodehaberido.
—¿Hasencontradountesoro?—Sí,creoquesí.Undocumentomaravilloso:nadamenosqueunacrónicaescrita
porunnotariodelaInquisiciónquehacíadeespíadeloscátaros.Martinefruncióelceño.AligualqueFerdinand,aborrecíaquecuantoteníaque
verconloscátarosestuvieraadquiriendounapátinadeesoterismoeirrealidad.—Esunahistoriapreciosa,teloaseguro.Unadamacátaraquelepideaunhijo
bastardo de su marido, que es dominico, que deje escrito para la posteridad lapersecucióndequefueronobjetolosBuenosCristianos.
—¡Peroquécosastanextrañasestásdiciendo!—protestóMartine.—Ya lo leerás; así contado, parece algo fantástico, pero no lo es. Quiero que
echesunvistazoaesospergaminosyquemedestuopinión.—¿Dóndeestánesospergaminos?—Elcondemelostraeráellunes.—Asíquetetratasconunconde...—rióMartine.—Sí,elpropietariodeese tesoroesunconde.Yuncondemuyraro, lomismo
quesuabogado.Yodiríaquesondos...bueno,mepreguntaronporRocheyMagret...—¡Dios, qué horror! Esos dos son pura bazofia. ¿Estás seguro de que esos
pergaminossonauténticos?—Loestoy,yalosverás.Tendréqueconvencerlesdequemedejenpublicarlos,y
noseráfácil.—¿Porqué?—Siestásellunes,tepresentaréalcondeycomprenderásporqué.
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Ferdinand Arnaud pasó el fin de semana buscando en sus libros algo que lepudieradaralgunapistasobreelextraordinariodocumentodelconded'Amis.
Noencontrónada, salvo loqueya sabía: las actasde los interrogatoriosde lospobresdiablosdeMontségursedebíanalcelodefrayFerrer.AhoraFerdinandsabíaalgo más: que uno de los notarios, uno de los escribanos, había sido un fraileatormentadoquerepartíasufidelidadentreelDioscatólicoyelDiosdeloscátaros.
NolecostabaimaginarseafrayJulián.Lesuponíainteligenteyaquehabíasidocapazdesobrevivirnavegandoentredosorillaspeligrosas,einclusocreíasaberdeélque tenía algodel caballeroquenopudo serpor razóndenacimiento.Pero si frayJuliánleparecíaunpersonajeapasionante,llenodecontradiccionesymatices,doñaMaríaseleantojabaunamujerespléndida.Dura,correosaydearmastomar.
Pensóquelehubieragustadoconoceraambos.Lo que ya no tenía tan claro era lo que el conde d'Amis quería hacer con los
pergaminos,aunque intuíaquepodíaestarmezcladoconalgunadeesassociedadessecretasqueclamabanporelresurgirdeunpaíscátaroinexistente.
El lunes a las tres en punto un ujier le anunció la visita del conde d'Amis. Lehabía pedido a Martine que estuviera unos minutos con él en el despacho parapresentarlealconde.
Suprimerasorpresafueverle llegarconsuabogado,elseñorSaint-Martin.Losdos hombres saludaron con sequedad a Martine, y ésta, incómoda, se marchó deinmediatodeldespacho.
—La profesora Dupont es una de las mejores medievalistas de Francia—dijoFerdinandconvozseca.
—Si hubiéramos querido tratar con ella no estaríamos aquí —respondió conacritudelabogado.
Ferdinand les invitó a sentarse y a continuación les explicó los trámites queseguiríaparaautentificarlospergaminos,ademásdeasegurarlesqueenelrectoradolesdaríanunreciboacreditativodelaentregadelosdocumentosconelcompromisodelauniversidaddequeéstosseríantratadosconabsolutaconfidencialidadysinquesufrierandañoalguno.
ElabogadoSaint-Martinestudiólospapelesylostérminosdelacuerdo,antesdeindicaralconded'Amisquetodoestabaenorden.
—Ahora, señor conde, quisiera saber qué quiere hacer usted con estospergaminos. Son una joya y merecen ser conocidos. Es el mejor relato de lo quesucedió enMontségur.En distintos archivos están los testimonios recogidos por laInquisición,peroelrelatodeunacontecimientovividoacaballoentreambaspartestieneunvalorextraordinario.Noleocultoquemegustaríapublicaruntrabajosobre
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estospergaminos.Launiversidadcorreríaconlosgastosdesupublicación.Siustedaceptara,tendríaquepedirlequemedejaraconsultarotrosdocumentosfamiliares...
Los dos hombres se miraron mientras escuchaban al profesor Arnaud. Luego,comosilohubiesenensayadodeantemano,elcondetomólapalabra.
—Miqueridoprofesor,vayamosporpartes.Paramílomásurgenteesqueustedmeasegure suautenticidad;despuésyahablaremosde loque sepuedehacerenelfuturo.
Ferdinandnoinsistió.Sedabacuentadequelosdoshombresteníanunplandelquenopensabanmoverseniunmilímetro.Tendríaqueesperarmejorocasión.
—Deacuerdo.Seharácomodicen.Yahablaremosmásadelante.—¿Cuándotendráunarespuesta?—preguntóelconde.—Llámemeentresocuatrodías...—¿Nopuedesermáspreciso?—quisosaberelabogado.—Le aseguro que tengo el máximo interés en estos pergaminos, pero las
autentificacionesllevanunprocesoquenipuedo,niquiero,nidebosaltarme.—ParalaIglesiaseráungolpefatal—sentencióelconded'Amis.—¿ParalaIglesia?¿Porqué?Estosdocumentostienenunvalorhistórico,perono
cambianloshechos.—Perounodelossuyoslestraicionó—insistióelconde.—Unodelossuyossevioenvueltoenunconflictotremendamentehumano,nada
más;tampocoesocambialahistoria.LeaseguroquealaIglesiaestosdocumentosnolevanaafectar.
—¿Esustedcatólico?—lepreguntódirectamenteelabogadoSaint-Martin.—Ésaesunapreguntapersonalquenotengoporquéresponder,señor.Perosíle
diréquesoyhistoriadoryquesiheconseguidoelrespetodemiscolegasespormitrabajo,enelquenunca intervienenmisconviccionespersonalesseanéstas lasquesean.Yoinvestigoelpasado,noloreescribodeacuerdoconloqueyopienso.Perosíle digoque si tieneusted algún contencioso con la Iglesia, busqueotra cosa comoarma. Estos pergaminos le resultarán indiferentes. Tienen un valor histórico, nopolítico.Nocambianlahistorianiunacoma.
—Esperaremossullamada—dijoelcondealtiempoqueselevantaba.Ferdinand acompañó al conde y su abogado a hacer los trámites para quedarse
conlacustodiatemporaldelosdocumentos.Luegosedespidiódeellosenlapuertadelauniversidad.
Cuandosequedósolo,Ferdinandpensóqueaquellostiposeranmuyextraños.Supretensión de causar un conflicto a la Iglesia por esos pergaminos era de unaingenuidadrayanaenlaestupidez.
FueabuscaraMartine,quesehallabaenlasaladeprofesores,ynadamásentrarFerdinand percibió la tensión. Martine discutía acaloradamente con otros dos
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profesores.—¿Haestalladolaguerra?—preguntóFerdinandparaintentarrebajarlatensión
ambiental.—No te hagas el gracioso, la situación no está para bromas —respondió el
profesorCernay,uncincuentón,comoFerdinand.—Pero¿quéospasa?—Me niego a creer que ese loco deHitler vaya a contagiar a Francia con sus
ideasxenófobas—respondióMartine.—Yyoledigoquenoseaingenua—añadióelprofesorCernay.—Martineseempeñaenidealizarlosvaloresrepublicanos.Leresultaimposible
admitirquelanaciónquehizolaRevoluciónseacapazdedejarsellevarporlosmásbajosinstintos,comosilaRevoluciónnohubieradejadotambiénsueltosesosbajosinstintos—tercióelprofesorJeanThierry.
—Esladistancialaqueembellecelascosasylasdespejadelhorrordelmomento,delamiseriadelacotidianidad—insistióCernay.
—Hoyheexpulsadodeclaseaunalumno—explicóMartine—:estamosenunaparte de la asignatura que suele gustar a los alumnos, ya sabes, el siglo xiii y lasituaciónenelLanguedoc,losherejes...Enfin,despuésdelaexplicaciónheabiertoun turno para que los alumnos plantearan dudas y preguntas, y un imbécil me hasalidoconqueestamosenelumbraldeunaépocanuevadondeOccitaniavolveráarecuperarlaindependenciaperdida.Luegohahechouncantoal«hombrenuevo»queafloraráenesasociedadideal,un«hombrepuro»,de«razapura»,yapartirdeahísehapuestoadivagarsobrelosmalesqueaquejanalaEuropaactual,señalandoalosjudíoscomoelcáncerquecarcomealospaísesyquehayqueerradicar.
—Hashechobienexpulsándoledeclase—afirmóFerdinand.—Sí,ydeloquediscutimosesqueyomantengoqueesechicoessólounidiota
solitario, alguien que lee seudoliteratura barata sobre los cátaros. Hace un año sepublicóenAlemaniaLacortedeLucifer:unviajealosbuenosespíritusdeEuropa,quehatenidociertoéxitoenelcontinente.EsdeesetalOttoRahn,autordeCruzadacontraelGrial:latragediadelcatarismo,unlibroexecrable,dondeseinventaunaraza nueva. Los cátaros son seres superiores, paganos, un grupo de esotéricos queguardanelGrial.
—Conozcoesoslibros,ytienesrazón,sonseudoliteratura—aceptóFerdinand.—Nuestracoleganoquierereconocerquelas ideasesotéricassonpeligrosas—
terció el profesor Cernay—. No sólo dan lugar a la seudoliteratura. Hay quienesjueganconellascon talhabilidadque lasconviertenenbanderíndeengancheparaideas racistas, y ese estudiante del que nos ha hablado es un claro ejemplo, pero,desgraciadamente,nounejemploaislado.
—Yotengovariosalumnosracistas—apuntóelprofesorThierry—.Enmiclase
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yahahabidovarioschoquesdialécticosyalguna situacióncasiviolenta.Entremisalumnoshayjudíosquenoestándispuestosasertratadoscomounarazainferiory,obviamente, se defienden de los ataques, hasta ahora verbales, de algunos de suscompañeros.
—¡Dios, cuánta falta de cerebro precisamente aquí, en la universidad! —selamentóCernay.
—Yopropongounareunióndelclaustroparaquetratemosdeestetema—expusoThierry—,peroMartinecreequeestamoscreandounproblemaporlaactituddesólocuatroocincoidiotas.Dicequesinosponemossolemnesalgunosalumnosseguiríanalosidiotasporaquellodellevarlacontrariaalosmayores.
Ferdinandencendióuncigarrilloysequedópensativo.Noteníaunarespuestaalproblemadelquetratabansuscolegas.Porunapartecreíaqueeramejoratajarcuantoantes esas actitudesxenófobasque se empezabanadar en launiversidad,peroporotra...alomejorMartineteníarazónyloúnicoquelograbaneraqueloschicos,porrebeldía,asumierancomomodaloqueeraunaideologíahartopeligrosa.Dudóunossegundos,aunqueluegosumentelógicaseimpuso.
—Martine,creoquenuestroscolegas tienenrazón.Deberíamoshaceralgo;estauniversidadnopuedequedarseparalizadaanteelpeligrodelaxenofobia.Debemoshacer las cosas con inteligencia, esto es, cortando de raíz cualquier manifestaciónrepugnantecomotúhashechohoy.
—Lomaloesquetenemosunpardecolegasquevenconciertasimpatíaalgunasdeesasideas...—protestóMartine.
—Es que no son medievalistas—rió Ferdinand—, así que podemos convocarunascuantasclasesgratuitasparanuestroscolegasexplicándolescómosevivíaenlaEdadMedia.
Pasaron un buen rato discutiendo. A ellos se unieron otros profesores quecoincidieron en el diagnóstico: en la universidad comenzaban a manifestarse,abiertamente, algunosextremismosquehablabandeconstruirunagranEuropaconunarazasuperiortalycomoproponíaHitlerenAlemania.Sinembargollegaronalaconclusión de que en Francia, salvo entre algunos gruposminoritarios, estas ideaspeligrosasnoencontraríaneco.
El informe del grupo de expertos de la universidad fue concluyente. Lospergaminoseranauténticos,demediadosdelsigloxiiI.ParaFerdinandArnaudnofueningunasorpresa,peroinclusoasísesintiósatisfecho.LacrónicadeaquelfrayJuliánlehabíaconmovidomásdeloquelehubieragustadoadmitir,yansiabapoderescribirun ensayo académico, pero no las tenía todas consigo. El estrafalario conde y suextrañoabogadoparecíanempeñadosendaraaqueldocumentootrovalordistintoalhistóricoyacadémico.
Elconded'Amislehabíapedidoqueviajarahastaelcastilloparadecidirelfuturo
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de los pergaminos. Ferdinand tenía pocas esperanzas de convencerlo para que lepermitiera trabajar con la crónica de fray Julián, pero pensó que aunque fuera enterrenoenemigomerecíalapenaintentarlo.
—¿Puedo ir contigo?—lepreguntó suhijoDavid, un jovendediecisiete años,buenestudianteytantranquilocomosumadre.
—Megustaría,peronosécómonosrecibiríaelconde;esuntipomuyraro—seexcusóFerdinand.
—Vespocoatuhijo—protestóMiriam,lamujerdelmedievalista—;yoyameheacostumbradoaquevayasyvengas,peroDavidteechaenfalta.
Ferdinandsabíaquesuesposateníarazón,peronoqueríahaceraúnmásdifícileslasrelacionesconelcondeynoseatrevíaapresentarseconDavidenelcastillo.Derepente, mirándola, sintió una punzada de inquietud al recordar la conversaciónmantenida dos días antes con sus colegas sobre la política antisemita del gobiernoalemán, que parecía encontrar comprensión en algunos sectores de la sociedadfrancesa.
Miriamera judía.Lomismoqueélerauncatólicoagnóstico,ellaerauna judíaagnóstica. Ninguno de los dos era practicante, ni ella iba a la sinagoga ni él a laiglesia.No tenían una actitud beligerante contra la religión pero tampoco formabaparte de sus vidas, ni de la de su hijo.CuandoDavid nació, los padres deMiriampidieron encarecidamente que le hicieran la circuncisión y así se instalara en elmundocomojudío.Élaceptó;suspadres,agnósticoscomoél,dijeronquelesdabalomismo.«No sepuede imponeruna religión—habíadicho supadre—.Cuando seamayor, David decidirá en qué quiere creer, si quiere creer en algo.» Sus padresconsiderabanensufueroíntimoquelareligión,améndedividira loshombres,eraunafuentedesuperstición.DemaneraqueDavidformalmenteerajudío,aunquedetodas formas ya lo era para la comunidad hebrea, puesto que de acuerdo con latradición,lacondicióndejudíolatransmitelamadre.
LosabuelosmaternosseencargarondequeDavidcumplieraconalgunosdelosritosreligiosos,perolohabíanhechocondelicadeza,sinmostrarseexigentes.AsíquealostreceañoshizoelBarMitzvá,lacomuniónjudía,suentradaenelmundodelosadultos.
David no parecía rechazar aquellas visitas periódicas a la sinagoga, porque legustaba complacer a sus abuelos maternos y éstos se sentían especialmentesatisfechosconello.MiriamerasuúnicahijayDavidsuúniconieto.
AMiriamleinquietabandistintosinterrogantes:serjudío¿podríallegaraserunproblemacomoya loeraenAlemania?¿Veríaa suhijodiscriminadopor serlo?Yella,¿sufriríaalgúntipodediscriminaciónporperteneceraunpueblocuyareligiónleresultabaindiferente?
Ferdinand, ensimismado en sus pensamientos, no la estaba escuchando; de
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repentesesorprendióaloírsusúltimaspalabras.—...yentoncesDavidlediounpuñetazo,pero...—¿Cómodices?—Pero¿nomehasescuchado?Teestoydiciendoqueatuhijolehaninsultadoy
le han llamado «judío demierda», que aguantó un buen rato hasta que al final sevolvióylediounpuñetazo...
—Pero ¿a quién?—preguntó con el tono de voz alteradomientras buscaba lamiradadeDavid,queenesemomentoleobservabaexpectante.
—¡Ferdinand, tuproblemaesquenomeescuchas! ¡Poresono teenterasde loqueteestoycontando!
Bajó la cabeza en señal de asentimiento. Era verdad, no le había prestadoatención.Miriamestabairritadaypreocupada,másdeloqueélhabíasidocapazdepercibir.
—Empiezadenuevo,losiento.—Notehabíamosdichonadaparanoinquietarte,perodesdehaceuntiempoel
hijodelseñorDubois,elcarnicero,semeteconDavid, le llama«perro judío»yselamenta de que en Francia no haya un Hitler. Hasta ahora David ha evitado elenfrentamientoconél,peroayerelchico leestabaesperandoen lapuertadel liceoconsusamigos.Empezaronazarandearle,ylopeoresquenadiesalióensudefensa;inclusosusamigosdesaparecierondejándolesolo.Nuestrohijonopudosoportar lahumillaciónylediounpuñetazoalsinvergüenzadeDubois,ysupadresepresentóaquí,aprimerahora,parahablarcontigo...
FerdinandmiróhorrorizadoaMiriamyaDavid.¿Cómopodíahabersucedidoesoyélnosehabíaenterado?¿Quéestabapasando?¿Tendríanrazónsuscolegas,yél,aligualqueMartine,senegabaaverlagravedaddeloqueestabapasando?
Seacercóasuhijoyleabrazóintentandotransmitirlesuprotecciónyapoyo,peroDavidsepusotenso.Norechazóelabrazo,perotampocosesentíacómodo.
—Losiento,hijo,hablaréconelpadredeeseenergúmenoyteprometoquenosevolveráarepetir.
—¿Estásseguro?—preguntóDavidentonodesafiante—.¿Quiéntedicequesupadre te hará caso? A lo mejor no sabes lo que piensa ese señor Dubois sobrenosotros.Elotrodíaacompañéamamáalacompraycuandosalimosdelacarniceríaescuchamoselcomentario:«Noquieroaesosjudíosnicomocarnepicada».
Ferdinandsintiócomosilehubierangolpeadoenelestómago.Miriamlemirabapreocupada. Sabía que ella era valiente, incapaz de rendirse ante comentariosgroserosoracistas,perosuhijo...¿TeníaDavidlafortalezadesumadre,inclusoladeélmismo?Elchicoestabaheridoenlomáshondoyélnosehabíaenteradodeloquesucedía,nisiquieraensupropiacasa.
—Seré yo el que vaya a pedir explicaciones al padre de ese energúmeno. Le
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denunciarésiesnecesario.Davidsoltóunacarcajadaamargaquedesconcertóasuspadres.—¿Levasadenunciar?¿Antequién?¿Esquenoteenterasdeloquepasa?Tú...a
titegustalapolítica.—Así es, pero no milito en ningún partido, me avengo bastante mal con la
disciplina—intentójustificarseconunamediobroma.—Pero lees los periódicos, ¿o tampoco lo haces? —El tono de David era
inquisitorial.—Ferdinand, estoy preocupada—intervinoMiriam—; hace dos díasmimadre
vinollorando.HarecibidounacartadelatíaSara,quelehantraídounosamigosquehanhuidodeAlemania.Asaltaronsuestablecimiento,ycuentanqueamistíoshaceunas semanas también les destrozaron la librería. Un grupo de camisas pardas sepresentó por la noche, rompieron los escaparates, sacaron los libros a la calle ehicieronunafogataconellos.Amistíoslesdieronunapaliza.EltíoYitzhaktieneunbrazo roto y apenas puede mover el cuello, a mi tía le llenaron el cuerpo decardenales de tantas patadas que recibió. Están aterrados, no saben qué hacer.Mipadre quiere que se vengan de inmediato, pero ellos dudan, toda su vida está enAlemania,latíaesfrancesaperoeltíoYitzhakesalemán,másalemánquenadie,ynoconcibeloqueestápasando.
Ladescripcióndesumujerlehabíaheladoelalma.Sara,ladulceSara,hermanadelpadredeMiriam,unamujeralegre,siempredispuestaaayudaralosdemás.Erabibliotecaria, lomismoqueelpadredeMiriam.ConocióaYitzhakenunviajequerealizó aAlemania. Entró en su librería, comenzaron a conversar y se quedó parasiempreenBerlín.Sehabíaadaptadobienasunuevapatria,yahoraunosdesalmadoslepegaban,pero¿porqué?Seestremeciódehorrorsólodepensarlo.
—Deben venir cuanto antes —dijo con preocupación Ferdinand—, lesayudaremoscuantopodamos.Dilesquepuedencontarconnosotros.
—Yalosaben,perosoyyolaquesevaaAlemania.—¿Tú?¡Estásloca!¿Aquéquieresir?—Quieroverloquepasa,ayudarlesatomarladecisión.Estánaterrados,noson
capacesdepensarloquelesconviene.Temenquetodasuvidaselesesfume.Yahanperdidolalibrería,ahoratemenperdersucasa.Ferdinand,hacetiempoquemistíosnopuedensaliralacallesinllevarcosidaasusabrigosunaestrelladeDavidquelesseñalacomojudíos.
—Unacostumbremedieval...—inicióFerdinand.—Sí,unacostumbremedievalquenuncahasidodesechada—afirmóMiriamcon
tristeza—,losjudíossonlosculpables,el«otro»,alguienaquienpoderreprocharloqueaunolevamal.YademásmatamosaCristo.Leclavamosenlacruzy...
—¡Calla,porDios!¡Peroquécosasdices,precisamentetú!
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—¿Sabes,Ferdinand?Empiezoasentirmejudía.La afirmación deMiriam le descolocó. De repente sumujer lemiraba con un
destellodeiracomosiéltuvieraalgoqueverconloqueestabapasandoenAlemaniaoconlossimpatizantesdeHitlerenFrancia.
No supo qué responder a sumujer; se sentía abrumado por lo que le contaba.Sabíamuybien loqueestabaocurriendoenAlemania, lehabían informadodeellocolegasquehabíanviajadoaaquelpaís, inclusounañoatráshabíanllevadoacabounacolectaenlauniversidadparaayudaraunpardeprofesoresjudíosquesevieronobligadosaescapardeaquelclimadehorrorydeodio.Sí,nopodíadecirqueloquelerelatabaMiriamfueranuevoparaél.PormásqueelGobiernodelFrentePopularhabíainsistidoenquealgoasíaellos,losfranceses,nolespodíapasar.Asícomosupadre lehabía anunciadoqueenEspaña laRepública iba aperder laguerra,podíaocurrirqueelnazismoganaralabatallaenFrancia.
SupadredecíaqueéleracatalándePerpiñán.Tenían familiaalotro ladode lafrontera, en España: republicanos y socialistas como su padre, y las noticias queenviaban eran cada vez más alarmantes: tíos muertos en el frente, primosdesaparecidosenelfragordealgunabatalla...Elfascismoparecíaestarvenciendoentodaspartes.
El mundo que conocía se estaba derrumbando a su alrededor mientras élcontinuabaexplicandoa los jóvenes lasclavesparaentender laEdadMedia.SabíaquelasLigasFascistasfrancesasoperabanenlaclandestinidad,yqueenlosúltimostiemposhabíanperdidoelmiedoaasomar lacabeza.Talvezel señorDuboisy suhijopertenecieranaalgunadeesasLigas.
Decidió acceder al ruego deDavid y llevarle al castillo del conde d'Amis. Nosabíacómoselotomaríaelconde,perotantoledaba.Davidlerequería,necesitabacertidumbres, sentirse protegido por su padre.Había aplazado la conversación conMiriamparacuandoregresara.LaideadesumujerdeiraAlemaniaeraunalocuraquenoestabadispuestoapermitir.
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DuranteelviajehaciaCarcasona,padreehijocomentaronlaconversaciónmantenidaporFerdinandconelseñorDubois.Habíaresultadoserunfascistaentodaregla,quecalificó al profesor de poco patriota por habermezclado su sangre francesa con lasangre impura de una judía. El profesor replicó con una sonora carcajada, lo queaumentó la ira del señor Dubois, y no pudo evitar decirle al carnicero que leencontrabacómico.Cuandocolgóelteléfonosintióunregustoamargoenlabocadelestómago.SentíaundesprecioinfinitoporDuboisperoalmismotiempointuíaqueelcarniceropodíaserpeligroso.
Cuando llegaron a la estación, el coche del conde les aguardaba dispuesto atrasladarleshastaelcastillo.
D'Amislehabíainsistidoeninvitarleacenary,así,conoceríaaunoscaballerosalemanesexpertosenliteraturamedieval.
El mayordomo le aguardaba en la puerta del castillo. No se inmutó cuandoFerdinandleexplicóqueviajabaacompañadodesuhijo.
—Lo siento, no he podido avisar al conde; en todo caso no creo que nosquedemosmuchotiempo.
LesacompañóalasaladondeFerdinandhabíaestadoelprimerdíaquevisitóelcastilloparavaloraraquellacrónicadefrayJulián.
Notardómuchoenaparecerelaristócratajuntoaunniño,nomayordediezaños,ysuabogado,PierredeSaint-Martin.
—Profesor,mehaninformadodequeleacompañasuhijo,¡ahyaveoqueestodounmuchacho! En cualquier caso, mi hijo Raymond le enseñará el castillo. Desdeluegoseránustedesmisinvitadosestanoche,supongoquehabrántraídolonecesario.
—Noquisieramolestar,surgióunimprevisto...—No es ninguna molestia.Mandaré a por sus cosas al coche y más tarde les
mostraránsushabitaciones.Ahora,profesor,ardoendeseosdequehablemossobreelresultadodesuinvestigación.
Vio salir a David siguiendo al pequeño Raymond, un niño rubio con unosinmensosojosverdes,igualquelosdelconde,ysinsaberporquésintióunaoleadade inquietud. Le había sorprendido la frialdad del niño, parecía un militar enminiatura,unacaricaturadealguienmayorqueél.
—Bien,profesor,explíquese—leconminóelconde.Hasta ese momento el abogado no había abierto la boca; se había limitado a
saludarleconunaleveinclinacióndecabeza.DurantecasiunahoraFerdinandhablóexhaustivamentesobrelospergaminos,el
resultadode laspruebasdel laboratorio, laopiniónde suscolegasy, sobre todo, laoportunidaddequeaquellajoyamedievalfueraconocidaportodos,insistiendoenla
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posibilidad de hacer un trabajo completo si le dejaba examinar otros documentosfamiliares.
—Esta crónica de fray Julián puede tener alguna relación con otros escritos odocumentosdesuarchivofamiliar.Mereceríalapenaintentarlo—concluyó.
Elcondeescuchabaansiosomientrassuabogadoseguíasinmoverunmúsculo,como si nada de lo que dijera Ferdinand en realidad tuviera interés para él, ybostezandoenalgunaocasión.
—Bien, una vez que usted nos confirme que son auténticos, pensaré en supetición,profesor,peronomepidaqueledéunarespuestadeinmediato.Paraustedestacrónicasólotieneunvalorhistórico,paramí...paramíymifamiliaesalgomás.
FerdinandhabíaintentadoverenD'AmisaldescendientedeaquelladoñaMaríaenérgica y llena de sentido común y de aquel don Juan deAínsa que, como buencaballero, se quedó en su casa solariega sin decir ni requerir nada. Lo comparó,también, con aquel apasionado caballero templario, Fernando, o con el propio frayJulián. Aquellos personajes se le antojabanmuchomás humanos que aquel condeestirado,quemásparecíaelcomparsadeunaóperaqueunnobledeverdad.
—Lapropuestadelauniversidadesgenerosa—insistióFerdinand.—Losé, lo sé,perohablaremosdeellamás tarde.Ahora, simedisculpa,debo
atenderamisotrosinvitados.Lacenaseserviráalassiete;descansehastaentonces.Creoquesuhijoestáenlascuadras.Almíoleencantanloscaballosynoseresisteallevaranuestrasvisitasallí,tenemosalgunosejemplaressobresalientes.
—¿Te estás aburriendo mucho? —le preguntó Ferdinand a David mientras lehacíaelnudodelacorbataparabajaracenar.
—¡Menudagente!Sonmuyestirados, inclusoelniño,Raymond,esuncursidemuchocuidado.¿Sabesdeloquemehahablado?Deloscátaros,delamaldaddelaIglesiacatólica...¡Uf!,aesepobreniñoletienenlavadoelcerebro.
—Sonunpocoraros—admitióFerdinand.—Ysinotegustan,¿porquéestamosaquí?—Hay veces que uno no puede decir no.Ya te he explicado queme llamó un
profesordeToulousequehabíasidotutormío,parapedirmeelfavordequeecharaunvistazoaunospergaminosqueconstituíanundocumentoúnico.LaverdadesquemealegrodehabertenidolaoportunidaddeleerlacrónicadefrayJulián;esunrelatoconmovedor.
Un sirviente les acompañó a una sala queprecedía al comedor.El condey susinvitados,inclusoelpequeñoRaymond,vestíanesmoquin.
—Nosotrossomosnosotros—susurróFerdinandasuhijo—,nuestromundoeseldelainteligencia.
—Notepreocupes.Mesentiríaridículoenunodeesoschismes,miraalniño...El conde le presentó a sus invitados, tres hombres y dos mujeres, además del
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abogado.Ferdinandsedijoqueaquelcastillonoteníadama,puestoqueningunadelasmujereslefuepresentadacomolaseñoradelacasa.
—ElbarónVonSteiner,suesposa,labaronesaVonSteiner,elcondeylacondesaVon Trotta, y un colega suyo de la Universidad de Berlín, Henrich Marbung. AlcaballeroSaint-Martinyaleconoce,lomismoqueamihijoRaymond...
Mientras tomaban una copa de champán la conversación fue intrascendente.HastaelprimerplatoFerdinandno sediocuentadequeestabacompartiendocenaconungrupodefascistasrefinados.
—Alemania entera está entusiasmada con Rahn —afirmó el profesor de laUniversidaddeBerlín—ynoesparamenos.Rahnhasidocapazdeverdondeotrosnovennada,sólopiedrasopalabras.
—¿Se refiere a Otto Rahn, el autor de Cruzada contra el Grial? —preguntóFerdinand.
—Almismo.Unhombreilustrealquetengoelhonordeconocer.Estoyaquíconelencargodeencontrar...
—¿ElGrial?—preguntóFerdinanddivertido.—¿Lesorprende,profesor?—MesorprendequeunprofesordelaUniversidaddeBerlínvengaabuscaralgo
quenoexiste.ElGrialesunmito,uninventomuyoportunocomorecursoliterario.—¿Niegaustedsuexistencia?—quisosaberelcondeVonTrotta.—Naturalmente.NoniegoqueellibrodeRahntengaimaginación,yaquehasido
capazdeelaborarunasteoríassugestivas,perocarecedevalorhistórico,loquenoesde extrañar habida cuentaque ese señorno eshistoriador, sino escritor, demaneraquehadejadosueltasuimaginacióndemanerabrillante.
—Pero ¡cómoseatreve...!—exclamósinocultar su iraelprofesorMarbung—.DebeustedsaberqueRahnhabebidodelasmejoresfuentes,conoceestatierramejorqueustedytodassusteoríasestánfundadasenhechos;ningunadesusafirmacionesesgratuita.
—Siento contradecirle, pero no es así. Sé que sus libros se han convertido engrandes éxitos y quemucha gente cree a pies juntillas sus especulaciones, pero elLanguedocquedescribeno es real y sus imaginativas hipótesis no están asentadascientíficamenteennadaquelassostenga—insistióFerdinand.
—Esustedmuycontundenteensusjuicios—afirmóelbarónVonSteiner.—Soycontundentealahoradehablardeloqueséymeniegoaquesereescriba
la historia por mucho que ésta pueda salir embellecida del intento. En cuanto alpropósitodeOttoRahn,talycomoélconfiesa,deencontrarunhiloconductorentreMontségury elMontsalvat, el castillo de suWolframvonEschenbach, el autor deParsifal,esunejerciciotanbellocomoinútil.Sientonopodercomplacerlesconotraopinión.
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—Si he acudido al profesor Arnaud para que certificara la autenticidad de lacrónicadefrayJulián,esprecisamenteporquecuentaconel respetode lasociedadacadémica—afirmóelconded'Amis—.Elprofesorjamásdaríasunihilobstatanadade lo que no estuviera realmente seguro. De manera que para mí tiene un valorincalculablesureconocimientodelospergaminosfamiliares.
—Quizá fuera posible intentar convencer al profesor de que colabore connosotros—sugiriólabaronesaVonSteiner.
—¿Colaborar?Nocreoqueelprofesorseaunodelosnuestros—dijoelabogadoSaint-Martin—,yocreoquemásbienseríaunobstáculo...
—Nolesentiendo,caballeros...—dijoFerdinand.—Señor,formamospartedeuna...deunasociedadcultural;queremosbuscarla
verdadsobreelmisteriocátaroyaserposibleencontrarelGrial,pormásqueustedno crea en su existencia. Pero si la suya es una opinión docta, otros académicosmantienentesiscontrariasy...
—NingúnacadémicoseriocreeenelGrial—cortóFerdinandinterrumpiendoelparlamentodelcondeVonSteiner.
—Ustedsólocreeloqueve—sentencióelconde.—Yosoyunprofesor,misarmassonlacienciaylarazón.—¿CreeustedenDios,profesor?—lepreguntólacondesaVonTrotta.—Es una pregunta que me hicieron hace unos días y que considero del todo
impertinente.Loqueyocreaodejedecreerperteneceamiámbitoprivadoynadatienequeverconmiactividadcientífica.
—Noabrumemosalprofesor—tercióelconde—,bonitamaneradeconvencerlepara nuestra causa... Brindemos por que éste sea el comienzo de una fructíferaamistad y colaboración. A todos nos interesa la verdad, sólo buscamos la verdad.Profesor Arnaud, ¿se uniría usted al equipo que estoy formando para buscar lasverdadesdelcatarismo?
—Perdóneme, conde, peronohayningunaverdadquebuscar sobre los cátarosporqueyatenemoscertezas.Yaledijequemerepelíanesasinterpretacionesirrealessobreloscátaros.Sonunejercicioabsurdodelqueyonoparticiparéjamás.
—Le estoy pidiendo que dirija nuestro equipo... Buscaremos donde usted nosdigaquedebemosbuscar—insistióelconde.
—Elcasoesquenohaynadaquebuscar.Podemosencontraralgúnactaperdidade la Inquisición o un documento precioso como el que su familia ha conservado,peronadamás.ElGrialnoexiste.
—¿Usted afirma que no existe el cáliz sagrado?—preguntó el abogado Saint-Martin.
—Sinceramente,sí.¿DeverdadustedpiensaqueaquellacopaqueJesúsllenódevinoparacompartirconsusdiscípulosseconservadosmilañosdespués?¿Creeque
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alguno de sus discípulos la escondió entre los pliegues del manto pensando en laposteridad?
—¡Ustednocreeennada!—exclamólabaronesaVonStener—.EsevidentequeelGrialnoesunacopa,es...algomás,algoquepuedecurar,quedaráunpodersinlimitesalqueloposea.
—Señora,yonoconfundofeconsuperstición.—Y el tesoro de los cátaros, ¿qué cree que era?—preguntó el abogado Saint-
Martin.—Oro, plata, monedas, algunos objetos de valor... Donaciones de damas y
caballerosalaIglesiadelosBuenosCristianos,peronadamás.Nobusquenningúntalismán,noexiste.
—Aunasí,nosgustaríacontarconusted—insistióelconde.—Losiento,peronoestoydisponible.Sehizounincómodosilencio.Davidmiróasupadreconadmiración.Nuncale
habíavistodesplegar su autoridadacadémica con tanta firmeza.Estaba conmovidoporsuvalentíaalnodejarseamilanarenaquellatensasituaciónyconaquellaextrañagente.
—¿QuépiensadelasituaciónenAlemania?—preguntólabaronesaVonSteinerparacambiarelsesgodelaconversación.
—Mepreocupaymucho.CreoqueAdolfHitlerterminarásiendounapesadilla,nosóloparaAlemania,sinotambiénparaelrestodeEuropa.
—¿Nocomparteelideariodenuestrarevolución?—quisosaberlabaronesa.—¿Surevolución?Mecuestaverlaaustedcomounarevolucionaria,señora.—¡Porfavor,noseasimple!—protestóairada—.HitlerestácambiandoAlemania
ycambiaráelmundo.Franciatendráqueaceptarlasupremacíadesusideas.—Leaseguro, baronesa, que somosmuchos losqueharemos lo imposiblepara
quelasideasdesulídernotraspasenlafrontera.¡Vamos,vamos!Nohablemosdepolítica—intervinoelconded'Amisintentando
apaciguarlaconversación—,aquíestamoshablandodehistoria,yparaesoesparaloque quiero contar con el profesor. Verá, señor Arnaud, el profesorMarbung, granamigomío,expusoa lasautoridadesacadémicasdesuuniversidadmipropuestadeponer enmarcha un grupo de trabajo que desentrañe toda la verdad sobre el paíscátaro,yalparecerlaidealeshaentusiasmado.Yotambiénsoyunrendidoadmiradorde Otto Rahn, quien naturalmenteme gustaría que tuviera una participación en elproyecto...
ElpequeñoRaymondhabíapermanecidoensilencio,observandoconfascinaciónaunosyaotros,cuandoderepenteirrumpióenlaconversaciónconunapreguntaalprofesorArnaud:
—¿Legustanlosnazis?
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Elcondeclavólosojos,enlosquesepodíaleerunafríacólera,ensuhijo.Davidcreyó ver, además de inquietud, miedo en los ojos verdes que Raymond bajóavergonzado.
—No,hijo,nomegustan losnazis—respondióFerdinandmirandoalcondeenvezdealniño.
—¡Quéocurrenciastienes,Raymond!—tercióelabogado.Elmayordomoentróenelcomedoranunciandoqueelcaféestabaservidoenel
salón, lo que supuso un alivio para todos los comensales, que se habían quedadomudos.
DecaminoalsalónFerdinandseacercóalconde.—Señor, creo que es mejor que mi hijo y yo nos marchemos. No quiero
incomodarlemás conmi presencia, ni a usted ni a sus invitados. Si su chófer nospuedeacercaraCarcasonaestoyseguroqueencontraremosunhoteldondepasar lanoche...
—¡Porfavor,profesor!¿Porquiénmetoma?Ustedesmiinvitadoytienetodoelderechoamanifestarsusopiniones.Meofenderíaquesefuera.Mañanamichóferlellevará a la estación, como tenía previsto. En cuanto al comentario de mi hijo...Esperoquenoselotomeenserio,esunniño,escuchaconversacionesynoentiendebiensusignificado.Nomegustaríaquesehicieraunaideaequivocadadenosotros...
Ferdinandnoseatrevióadecirlequesesentíaincómodo,perotemiósergroserosi insistíaenmarcharse.QuizáhabíasidoladeclaracióndelabaronesaVonSteinerdecantándoseporHitler.
Laconversaciónse relajómientras tomabancaféycoñac,aunqueFerdinandnopodíaevitarseguirtenso.
El conde pidió a Ferdinand que explicara el alcance de los pergaminos a susinvitados.
ArnaudhizounadescripciónapasionadadelaCrónicadefrayJulián,yhablódeéstecomosifueraunamigo.
—¿Ycómoconservósufamiliaesospergaminos?—quisosaberlabaronesaVonSteiner.
—No lo sé; imagino que fueron pasando de padres a hijos, con el encargo demantenerlosensecretohastaquellegaraelmomento—explicóelconde.
—Elmomentodevengarlasangredelosinocentes.LaspalabrasdelabogadoSaint-Martinprovocaronunmomentáneosilencio.David, que hasta esemomento se habíamantenido callado,miró a su padre y
antes de que a éste le diera tiempo de hacer un gesto indicándole que siguiera ensilencio,eljovenpreguntó:
—¿Ycómoyquiénesvanavengarlasangredelosinocentes?—Lamejorvenganzaesdevolverleslavoz—afirmóelabogado—,revindicarles,
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defenderelLanguedocdelaocupaciónfrancesa.—¡Peroustedessonfranceses!—dijoDavid.—Somosoccitanos,francesesalafuerza.—EstonoeralaArcadia...—apuntóFerdinand.—Ustedconocelahistoria—ledesafióSaint-Martin.Ycomolaconozco,séquelavidaenlaEdadMedianoeraenvidiable,nisiquiera
aquí.Elpaíscátaronoexiste.Eselresultadodelaimaginacióndealgunosescritoresyaficionadosdelsigloxixquehansublimadolaculturadelostrovadores,dandodeese período de la historia una visión empalagosamente romántica. Es curioso. Lospobrescátarossirvenpara todo:para losanticlericales,para losesotéricos,para losnacionalistas,paralosliberales...Todoslesreinterpretanycreenverenelloslasseñasdeidentidaddesuspropiasconvicciones.Nohevistounperíododelahistoriamástergiversadoymalinterpretadoqueéste.
—Ustednoesoccitano—recalcóelabogado.—Bueno,alomejorunpoquitosílosoy.MipadreesdePerpiñánymimadrede
Toulouse,demaneraquealgotengoqueverconestatierra,aunque,siquierenquelesdigalaverdad,medalomismodedóndesoyodedóndesonlosotros.Meimportadóndeestoybienyconquiénestoy,meimportaladignidadhumana,lajusticiaylapaz.Dedóndeesunoesalgoquenoseelige.
—¿Niegaustedlasraíces?—preguntóelcondeVonTrotta.—Notengonecesidaddereafirmarmeenellas.Loqueimportaesloquesomos
capacesde llegara ser comopersonas,nodóndehemosnacido.Nacerenun lugarpuededeterminarelmundodelasemocionesíntimas,lossabores,olores,lamúsica,elpaisaje...peroniquieronipermitoquenadadeestomedeterminecomopersona.
—¿Esustedcomunista?—lepreguntóelprofesorMarbung.Ferdinand dudó en responder a esa pregunta formulada con tono impertinente,
peropensóquesinolohacíasesentiríauncobardequeocultabasusideas.—Soyundemócrata.Nomilitoenningúnpartido.—¡Ah!—exclamóelprofesorMarbung—.Realmente,conded'Amis,seríadifícil
queelprofesorArnaudyyopudiéramoscolaborar.Elcondeclavósumiradaverdeyfríaenelprofesorantesderesponderle.—Señores,yobuscosucompetenciaprofesional.El abogado Saint-Martin iba a intervenir pero pareció arrepentirse. No
comprendíaalcondenisuempeñoporcontarconArnaud.—Conde...—quisoprotestarelprofesorMarbung.—No discutamos, caballeros. Quiero contar con ambos para este proyecto.
Piensenustedes loquequieran,peropongan su talentoy su saber al serviciode lahistoria.
—Creo,señor,quenomehaentendido—dijoFerdinandentonocortante—;no
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tengo la más mínima intención de trabajar en ningún proyecto que tenga que vercon... con fantasías.Además, no estoydisponible.Mi trabajo en laUniversidaddeParísme ocupa todo el tiempo. Si ustedme lo permite,me gustaría trabajar en laCrónica de fray Julián, darla a conocer, escribir sobre ella, publicarla... pero noquierotenernadaqueverconningúnotroproyecto.
—Hablaremos,profesorArnaud...hablaremos...—asintióelconde.
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EltrencondestinoaParísteníasuhoradesalidaalascincodelatarde.AFerdinandse le antojaba insoportablepermanecermás tiempoenel castillo,peroel condenoparecíadispuestoapermitirlemarcharniunminutoantes.
Por lamañana intentó engatusarle con una oferta que a punto estuvo de hacerdudaraArnaud.
—Quiero que escriba una historia sobre los cátaros. Una nueva historia, queinvestigue,busque,cuenteconlaCrónicadefrayJulián,ysiustedcreequetodosonfantasías, que ayude a despejar las dudas sobre el Grial; pero, en todo caso, queintentecomohistoriadorverquépuedehaberdeverdad.Hablaréconsuuniversidadparaquelelibereunatemporada.Naturalmentecorrerécontodoslosgastos.
Ferdinand, sobre todo para no seguir sufriendo su presión, le había prometidopensarlo.Luegobuscó refugio en su habitación.A excepción de al abogadoSaint-MartinyelprofesorMarbung,nohabíavistoalrestodelosinvitados.
ElpequeñoRaymondpropusoaDavidvolvervisitarlosestablos.—Ayerpreguntasteporlosnazis.¿Porqué?—Nopuedohablardeeso—respondióRaymond.—¿Porqué?—¿Atitepegatupadre?—¡No!¡Nunca!Mecastiga,peropegarme...nuncamehapegado,¿atisí?Raymondguardósilenciomientrasextendíasumanohaciaellomodeunayegua
decolorcastaño.—Tengoqueaprender.Tengoqueaprenderaasumirmisresponsabilidades.Yme
merezcoquemecastiguencuandonolohagobien.—Dependedecómotecastiguen—afirmóDavid.—Haypersonasquesomos...somosdistintas;pertenecemosaunarazaespecial,
y...bueno...yo...yosoydeesaspersonas,comomipadre,comoSaint-Martinolosamigosdemipadre...Túnolosé...nomeloparecesytupadre...
—Yoestoymuyorgullosodemípadre,entreotrascosasporqueesundemócrata—aseveróDavid con tono de enfado, olvidándose de que estaba hablando con unniñodediezaños.
—Losdemócratas,lossocialistasyloscomunistassonuncáncer,comolosjudíos—aseguróRaymond.
Silehubiesengolpeado,Davidnosehabríasentidomásherido.Supadrelehabíaencarecidolanocheanteriorqueevitaracualquierdiscusiónconaquellagente,peroél sentía la necesidad de saber, de preguntar. Raymond era el único dispuesto aprestarleatenciónyacababadepronunciarlapalabramaldita:judío.
—Yosoyjudío—respondióDaviddesafiante—ynosoyningúncáncer.
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Raymond se quedó perplejo, y mordiéndose el labio echó a correr. Temía lareaccióndesupadreporhabervueltoahablardemasiado,yaúnledolíanlasnalgasporlosazotesrecibidos.Elcinturóndesuprogenitorlehabíalevantadolapiely,conelcontactodelpantalón,sentíaunescozorcontinuo.EstabaapuntodeentrarenelcastillocuandosediodebrucesconelprofesorMarbung.
—¡Sonjudíos!—gritóelniño.—¿Judíos?¿Quiénes?—preguntóalteradoelprofesor.—Davidysupadre.Melohadichoél—dijoseñalandohacialascuadrasdonde
seveíarecortadalafiguradeDavid.ElprofesorMarbungyelniñoentraronenelcastilloenbuscadelconded'Amis,
alqueencontraronensudespachodepartiendoconelabogadoSaint-Martin.—¡Conde!¡Suhijoacabadedarmeunaterriblenoticia!EltonodelprofesorMarbungpreocupóalosdoshombres,queselevantaronde
inmediatotemiendounadesgracia.—¿Quésucede?Raymond,¿quétepasa?—Son judíos—afirmó el niño—,me lo ha confesadoDavid. El conde d'Amis
apretólospuños,intentandocontrolarsucontrariedad.—Estocambialascosas—musitóelabogado.—¡Nunca trabajaré con un judío! No toleraré que un asqueroso judío conozca
nuestrosplanes... ¡Yasospechabayodesu interésenhacernosdesistirdebuscarelGrial!—afirmóconfuriaelprofesorMarbung.
—Y sin embargo... sería un error no poder contar con el profesor Arnaud. Suantiguo profesor de la Universidad de Toulouse no me dijo que fuera judío... —explicóelconde.
—SuhijoselohadichoaRaymond...—insistióelabogado—,demaneraquenocabendudas.
Ninguno vio a David en la puerta observando con los ojos llenos de rabia ydesprecio.
—Yosoyjudío,élno.Le miraron sobresaltados, preocupados por la presencia inesperada de aquel
adolescente,¿cuántotiempollevaríaallí,escuchándoles?Joven,noseamaleducado,noseescuchadetrásdelaspuertas—acertóadecirel
conde.—Lapuertaestáabiertayparairamihabitacióndebopasarpordelantedeella.—En cualquier caso, un caballero no escucha una conversación que no le
concierne.Peroyaquelohahecho,acompáñenos,porfavor—ordenóelconde.Davidentróconpasovacilante.Lehubieragustadosalircorriendoenbuscadesu
padre,peronosehabíaatrevidoacontradeciralconded'Amis.—Siéntese,joven.
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Tanto Raymond como el abogado Saint-Martin y el profesor MarbungaguardabanexpectanteslasiguientereaccióndeD'Amis.
—Bien,ustedsabequehaygentequetieneprejuicios,quenolegustanlosjudíos,piensanquesonculpablesdealgunasdelascosasquepasan.Amípocomeimportalo que piensen los demás; lo queme importa es la historia, y quiero que su padretrabajeenmiproyecto,tantomedasiesjudíoono.
Davidestabaapuntodeprotestary llamarlementiroso,perorealmentenoteníade qué acusarle: había sido el profesor Marbung quien había manifestado sumenosprecioporlosjudíos,noél.
—Suhijopiensaquelosjudíossomosuncáncer.—Mihijo tiene diez años y escucha conversaciones queno entiende, lo que le
llevaa...digamos,queaserimprudente.Lepidodisculpasensunombre.El jovennosupoquédecir.ClavósusojosenelprofesorMarbung,ansiosode
queledieraunaexcusaparalevantarseymostrarsuira.Pero el profesor parecía no estar interesado en el combate y tenía la mirada
perdidaenlasvolutasdesucigarro.—Voyabuscaramipadre—fuetodoloqueseleocurrió.—Vaya,vaya,perole
ruegoquenoleabrumeconmalentendidos.Davidsediomediavueltaysedirigióhacialasescaleras,deseosodeencontrara
su padre en el dormitorio. Le pediría que se fueran de inmediato aunque fueraandando.
—¡Ah,yahasvuelto!—Ferdinandestabaleyendotumbadoenlacama.Surostroreflejaba hastío—. Siento que no podamos marcharnos antes. Me temo que aúndeberemoscompartirelalmuerzoconesagente.
—Handichoquelosjudíossonuncáncer—replicóDavidmuyalterado.Ferdinandseincorporópreocupado.Sedabacuentadequesuhijonoestababien.—Pero¿quéestásdiciendo?—FueRaymond... ese niño dice en voz alta lo que su padre y los otros no se
atrevenadecir—aseguróDavid—.Demócratay judíoes lopeorque sepuedeserparaellos.Luegolesescuchéhablar.ElprofesorMarbungdijoquesieras judíonopodríatrabajarcontigo,quenoquieresquebusquenelGrial.
—¡Peroqué locura es ésta!Bajaré ahoramismo a hablar con el conded'Amis.Podemosadelantarnuestrasalida,cambiaremoselbilleteenlaestación.
DavidpareciócalmarseperoFerdinandsedabacuentadequesuhijosufría.Derepentesesentíadiferente,yporconsiguienterechazado.
—¿Quétienedemaloserjudío?¿Porquéhaygentequenosodia?—Losignorantesodianloquedesconocen,peroademásenlahistoriadeEuropa
haymomentosexecrables:laInquisición,lospogromos...Eljudíoeselextranjerooeldiferente,alguienaquienculpardetodoslosmalesdelasociedad.Ésaeslaexcusa
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queutilizanlospoderososparadesviarlaatencióndesusresponsabilidadeshacialapropia sociedad. Además, es un buen negocio quedarse con los bienes de lacomunidadjudía,ysobretodonopagarleslasdeudascontraídas.
—Losabuelosnosonricos,latíaSaratampoco...—balbuceóDavid.—No, no lo son; tampoco lo eran la mayoría de los judíos quemados en las
hogueras.Lomásperversodelosverdugosesinocularasusvíctimaslaideadequeson culpables de algo, por lo que tienen que pagar; éstas terminan aceptándolotácitamenteysepreguntanquéhanhechomal.No,notepreguntesporquéalatíaSaralapersiguenlosnazisalemanes,quéhanhechotusabuelosoquéhashechotúparaqueteodien.Sólopreguntárteloesunamonstruosidad.
—Perocontinúosinentenderelhechodetantoodio.NosabesconquédesprecioRaymondhadichoquelosjudíossonuncáncer,yelprofesorMarbung...Bueno,elprofesormepareceelpeordetodos.
Unos ligerosgolpesen lapuerta interrumpieron la charla entrepadreehijo.Elmayordomo les transmitió el ruego del conde de que se reunieran en el salón encuantoestuvieranlistos.
Ferdinand suspiró. Se sentía atrapado entre su deseo de poder disponer de lacrónicadefrayJuliánylanecesidaddemarcharse.Seahogabaenaquelcastillo.
Cuando entraron en el salón, el conde les esperaba junto a Raymond y Saint-Martin.
Apesardelaseguridadquemanifestaba,Ferdinandpudoapreciarunticnerviosoensuformadecerraryabrirelpuñodelamanoderecha.
El rostro de Raymond reflejaba dolor y miedo, pero al mismo tiempo, por sumanerademiraraDavid,seintuíaquelereprochabaalgo.
—Profesor, antes hablé y me disculpé con su hijo; ahora lo hago con usted.Desgraciadamente Raymond se ha comportado de manera abominable con suscomentariosdeltodoimprocedentes.Leruegoqueledisculpeaél,ytambiénamí,porhaberlesofendido.Nadamáslejosdemiintencióny,simepermitesersincero,demisintereses.
—Deberían preocuparle los comentarios de su hijo—respondió Ferdinand confrialdad.
—Ha sido castigado por ellos. Le aseguro que le costará olvidar el errorcometido.
—No se trata de cometer un error por decir algo, se trata de lo que significapensaresealgo—respondióFerdinand.
—Ustedsabequelosniñosescuchancosasquenoentiendenyseconfundenalahorade...
—¿Deafirmarqueserjudíoydemócrataeselpeordeloscánceres?—EltonodevozdeDavidreflejabasudolorysuira.
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ElcondemiróaDavidy luego,conungesto, indicóasuhijoquesequitara lachaqueta y se subiera la camisa. Raymond palideció, pero se ruborizó, muyavergonzado.
CuandoRaymond dejó su espalda al descubierto, Ferdinand yDavid emitieronunaexclamacióndehorror.Enlaespaldadelniñoseapreciabanlasmarcasquehabíadejadolacorreadesuprogenitor.Lapieldescarnadaysangrantenodejaba lugaradudas:Raymondhabíasidoazotadoconsaña.
—¡PorDios!Yo...—acertóadecirFerdinand.—Esperoqueseasuficienteparadarlesatisfacciónporlaofensademihijo—dijo
consequedadelconde.—¡Estonoeranecesario!Aborrezcoelcastigofísico...Pero¿cómolehapodido
hacer esto al niño, a su propio hijo? —Ferdinand no encontraba palabras paraexpresarelhorrorqueleproducíaverlasmarcasdelmaltrato.
Davidsentíanáuseasporquesecreíaculpabledeaquellatortura.Talvez,sedijo,élhabíaexageradolafrasedeRaymond,yenrealidadnoteníatantaimportancialoquedijeraunniñodediezaños.Nosabíaquéhacer,perosentíaundeseoimperiosodepedirperdónalniño.
—Losiento—balbuceódandounpasohaciaelniño—;yo...yo...losiento.—Loquehapasado,pasadoestá.Raymondaprenderádelerrorcometido.Ahora,
profesor,quierodesagraviarle,ynosemeocurreotramaneraqueanunciándolequepuede disponer del manuscrito de fray Julián. Acepto la oferta de su universidad.Haga un estudiomás exhaustivo, dé a conocer su ensayo. Los archivos familiaresestaránabiertosparausted,perotendráqueveniraquíaconsultarlos;noquieroquenuestrosdocumentosandenporahídesperdigados.
Ferdinandsequedóperplejo.Noseesperabaqueelcondeaceptaradesprendersedelacrónicadesuantepasado,ymuchomenossincondiciones.Tambiénéltuvounsentimientodeenojoydevergüenzaconsigomismo.¿Nohabríansacadolascosasdequicio entre David y él? ¿No estarían demasiado sensibles por lo que le habíasucedidoaDavidconelbocazasdeDubois,añadiendoaeseepisodioladesgraciadelatíaSara?
Raymondcontinuabaconlaespaldaaldescubierto,exponiendosuhumillaciónydolor,sinatreverseacubrirseantesdequesupadreledieraelconsentimiento.Porfinelcondehizoungestoautorizándoleaacomodarselacamisa.
—No sé qué decir... todo esto es... lo siento... siento lo sucedido...—balbuceóFerdinand—,creoquenodeberíamosdemezclarunacosaconotra.
—Acepte, por favor,mis disculpas ymi ofrecimiento.Mi abogado y amigo elseñorSaint-MartinredactaráundocumentodepréstamodelacrónicadefrayJuliánparasuestudioycustodiaporlaUniversidaddeParís.Lapróximasemanaestarálistoy yo mismo se lo entregaré en París. Tengo que visitar la capital por negocios a
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finalesdelapróximasemana;yaletelefonearéparareunirmeconustedyelrectordelauniversidad.
Ferdinand se sentía desconcertado ala vez que abrumado por todos aquellosacontecimientos. Sentía además vergüenza por todo cuanto estaba sucediendo, ytambién por símismo, por su ansia de tener la crónica de fray Julián, que parecíaquitarimportanciaaloquelehabíasucedidoaRaymond.
Aceptó la oferta del conde y le dio las gracias por ello, evitando lamirada deDavid;yahablaríaconélmástarde,eneltren,detodoloquehabíapasado.
Elalmuerzotranscurriódemaneramásapaciblequelacenadelanocheanterior.Los invitados del conde parecían deseosos de agradarle; sólo el profesorMarbungmanteníaciertadistancia,lomismoqueelabogadoSaint-Martin.Hablarondetodoydenada,demúsica, literaturaygastronomía.ElbarónVonSteinerdemostróserunexpertoconocedordelosvinosfrancesesylesdiounaconferenciaalrespecto.
Cuando el conde les despidió en la puerta del castillo, el ánimo de FerdinandestabasumidoenlaconfusiónperodispuestoadejarsellevarporaquellapromesadequeenunasemanadispondríaparasuestudiodelaansiadacrónicadefrayJulián.
Nobien se hubieronmarchadoFerdinand yDavid, el conde y sus invitados sereunieronensudespacho,congransigiloygestosdepreocupación.
—Noentiendosuactitud,conde—seatrevióareprocharleelprofesorMarbung—,nitampocosuempeñoencontarconelprofesorArnaud.Nolenecesitamos.
—Se equivoca, profesor. El nombre del profesorArnaud nos abrirá archivos ypuertas que de otra manera nos estarían vedados. Necesitamos su prestigio parabuscar lo que queremos —explicó el conde—, la cuestión es no alertarle sobrenuestrasintenciones,esdecir,evitarloserroresquetodoscometimosdurantelacenadeayer.
—La máxima autoridad mundial sobre catarismo es Otto Rahn —afirmó elprofesorMarbung—.SiguiendosuspasosencontraremoselGrial.
—Siguiendo sólo sus pasos no, profesor. Esto es Francia, y los franceses sonchovinistas. Rahn no impresionará a algunos archiveros a cargo de documentospreciosos,peroelprofesorArnaudsí.Élseránuestrallave,nuestroguíaciego,irápordelantesinsaberadóndequeremosllegar,perodesbrozandoelcamino.
—Reconozcoquesujugadahasidogenial—dijoelcondeVonTrotta—;alfinalsehaidoinsultado,peroagradecido.
—Sí,ysintiéndoseendeudaconmigo,conmimagnanimidad.Nocolaboraríaconnosotros por dinero, y si supiera nuestras intenciones haría lo imposible pordetenernos.
—Es un ignorante —murmuró el profesor Marbung—, si fuera capaz decomprenderlaprofundidaddeLacortedeLucifersabríaqueloscátarosnosonmásque los fielesseguidoresdeunadoctrinaquesepierdeen lanochede los tiempos.
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LoscátarosnadatienenqueverconlaIglesia,niconlatradiciónjudeocristiana.SóloRahnhasidocapazdeverlo...ElDiosdeRoma,¡puaf!,escuposobreÉl.
—¿QuiéncreeenelDiosdelospapas?Purasupercheríaparapobres—añadióelbarónVonSteiner.
—Los católicos sueñan con sufrir su propia cruz para emular a suCristo; puesbien,latendrán—sentencióelabogadoSaint-Martin—.Quemueranconella.
—Señores, es evidente que nosotros no participamos de las tonterías de lareligión,somoshombresilustrados.Peronodebemosexponerloantecualquiera;estono es Alemania y nuestra actitud puede resultar sospechosa. De manera queprocuremos disimular nuestras ideas delante de extraños. Necesitamos al profesorArnaudporahora,yloimportanteesquehayamordidoelanzuelo.Usted,profesorMarbung, siguiendo las indicaciones de Berlín, continuará trabajando como hastahoy. Sueño con el día en que la diosa Razón vengue la sangre vertida en elLanguedoc.
FerdinandArnaudaceptóaregañadientescolaborarenlainvestigacióndelconde.NolepidióquesedesplazaraaToulouseoCarcasona,níquetreparaporlosriscosdeMontségur;sóloleindicóqueleabrierapuertasymovieraloshilosnecesariosparatener acceso a determinados archivos, y que las autoridades locales no pusieraninconvenientesalasexcavaciones.
Arnaud tranquilizaba su conciencia diciéndose que no había nada de malo enayudar a un colegade laUniversidaddeBerlín por pocoque éste le gustara; perosentíaunainquietudenelfondodesualmaquenolepermitíasentirsebienconsigomismo.Le repugnaban aquellos amigosdel conde, entusiastas deOttoRahny conideasfilonazis.
En compensación estaba ilusionado con la publicación de la crónica de frayJulián,quesibiennoconteníarevelacionessustancialessobreelsitiodeMontségur,sí tenía el valor histórico del relato en primera persona de los acontecimientos, ysobretodo,porladescripcióndelosprotagonistasdeaqueldrama.
—¡Vaya,existes!FerdinandsonrióalveraMartine irrumpiren sudespacho.Llevabanunosdías
sincoincidirylehabíallegadoelrumordequeMartinehabíavueltoaenfrentarseaunalumnoporsuscomentariosracistas.
—CreoqueteestásconvirtiendoenlaguardianadelasesenciasdelaRepública—lerespondióamododesaludo.
—Perosindemasiadoéxito.Esosfascistascrecencomohongos,oalomejoresqueestabanagazapadosyahorasedejanver...Peroaquíenlauniversidad...¿Yatehancontado...?
—Sí,yaséqueechastedeclaseaotrodetusalumnospordecirquelosjudíossonsólomierda.
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—Elmocososemeencaróymeamenazódiciéndomeque tuvieracuidado,quequiénsabedóndeestaríaélydóndeestaríayoenelfuturo.
—Ytúporloprontolemandastefueradeclaseyconelanunciodequeteníatuasignaturasuspendida.
—Sí,ymenudasehaorganizado.Supadrehavenidoahablarconelrectoryladiscusión está en si puedenonoobligarme a retractarme.No lo voy a hacer.O elchicooyo,ysimetengoqueirmeiré,peronovoyacederalpulsodeesemocoso.Sisequiebranuestraautoridadynosdejamosamedrentar,serámejorquecerremoslauniversidad.
—Por lo que sé, el claustro te apoya, incluso los que no te tienen simpatía—bromeóFerdinand.
—Ganarestepulsonoesenbeneficiomío—sequejóMartine.—Losé.—Yati,¿cómoteva?—Bien,aunque...—¿Quésucede?—MepreocupanMiriamyDavid.Yatecontéelincidentequetuvomihijoylo
de la tía demimujer...Miriam insiste en ir aBerlín y yo... nome fío, podría serpeligroso.
—Nocreoquevayaasucederlenada,Miriamesfrancesa.—YsutíoYitzhakesalemánysinembargolehandestrozadolalibreríaheredada
desusabuelos.Ytúhasexpulsadoadosalumnosdeclaseenmenosdedosmeses.—Sí, tengo la sensacióndequenuestromundo se estáderrumbando—admitió
Martine.—Puesnolopermitamos,profesora.Luchemos.—¿Somoslosuficientementevalientesparahacerlo?¿Notememosimplicarnosy
perdernuestrosprivilegios?—Sindudasomoshumanosynotenemosporquétenermaderadehéroes,pero
esonosignificaquenosquedemosdebrazoscruzados.Túnolohaces,Martine.—Nomelopuedopermitir.
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París,20deabrilde1939
—Miriam,teruegoquerecapacites—suplicabaFerdinand.—No,estádecidido,voyaporellos,quierosaberquéleshapasado,dóndeestán.
Nocreerásquevoyapermitirqueseamipadrequienlohaga.Yenlaembajadadicenquesinosabemosnadadeellosesporquesehabránidodevacaciones.¡Cínicos!Esloqueson,unoscínicos.
Davidcontemplabaensilenciolaúltimapeleadesuspadres,quesehabíanvueltocadavezmásfrecuentesenlosúltimostiempos.Ambosteníanlosnerviosaflordepiel.Supadreconstatabaquelauniversidadhabíadejadodeserellugardondetantodisfrutaba con su trabajo. Desde que regresaron del castillo d'Amis le había vistoangustiadoy,cuandorecibíalallamadadelcondeodelprofesorMarbungpidiéndoleque hiciera alguna gestión, se irritaba con facilidad. En un par de ocasiones habíaregresadoal castillo, sinproponerleque le acompañara.Él tampocohabríaqueridovolver,aquellagenteleparecíasiniestra.
Ferdinand parecía resignarse a tratar con el conde d'Amis con tal de podertrabajar con la crónicade fray Julián.Aúnnohabía terminadoel ensayoque ibaapublicarconelavaldelauniversidad,ydesdequesehabíaincorporadoalasclasestraslasvacacionesdeverano,parecíadesganado,nohabíavueltoaescribir.
Y ahora se estaba peleando con su madre, insistiéndole que no se marchara aBerlínenbuscadesustíos.
—Miriam, temo lo que pueda estar sucediendo allí —insistía—. Siempre hecreídoqueelPactodeMunichhasidotiempoganadoporHitler,pormásquenuestropresidentecreaapiesjuntillasaeseindeseable.
—¡Voyair,Ferdinand!—dijoMiriammientrascerrabadeungolpelamaleta—.Escúchamebien, todostenemosprioridadesenlavida.Noshasdichoquehayalgoque te repugna en el conde d'Amis, y después de lo sucedido nome extraña. Sinembargo, sigues en tratos con él. Te he suplicado que le devolvieras el malditomanuscrito y no regresaras jamás a donde a nuestro hijo le insultaron llamándolejudío.Bien,yotengomiprioridad,ynoesotraqueiraverquéleshasucedidoamistíos.Nadievaaimpedírmelo,Ferdinand,nisiquieratú.
—¡Vaya,mereprochasmitrabajo!¡Nosabíaquetemolestabatanto!—¿Tutrabajo?No,Ferdinand,notereprochotutrabajo,tereprochotuceguera,
quetedejesutilizar,manipular.Todoloquemehasidocontandodeesecondeysusamigosmeinquieta.¿QuétienesqueverconungrupodegentequebuscaelGrial?¿Porquélesayudas?
—¡Yonolesayudo!Notengonadaqueverconesainvestigación.
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—¡Esoesdeloqueintentasconvencerte!¡Nitúmismotepuedesengañartanto!¿Sabes por qué estás irritado, por qué casi no hablas, por qué esquivas laconversación sobre la crónica de fray Julián? Yo te lo diré: porque no estássatisfecho,porquesabesqueestáscolaborandoconalgoqueno tegusta,congenteoscura.
—¡Teexpliquécómoelcondeazotóasuhijoporinsultaralnuestro!¿Teparecepocapruebadesuactitudyconvicciones?—Meparecemuyinteligenteeseconde.
—¡Porfavor,nodiscutáismás!—casisuplicóDavid—.Mamáseva...Vamosaestarmuypreocupados,ynomegustaríaquesefueratriste.
Miriamabrazóasuhijo,conmovida.Lequeríamásqueasuvida.Nosóloporqueerasuhijo;tambiénporsusensibilidad,porsucapacidadparaponerseenlapieldelosdemásysentircompasiónporquienessufren.
Desdequeregresódeaquelviajealcastillod'Amis,Davidleshabíapedidoasusabuelosqueleexplicaranquéteníaquehacerparaserunbuenjudío.Ahoraibaalasinagoga con frecuencia y acompañaba a sus abuelos a todas las celebracionesreligiosas; inclusosehabíacolgadounadiminutaestrelladeDavidenelcuello.Lehabíanescupidolapalabra«judío»ynecesitabasaberquéseescondíadetrásdeesetérminoparadespertar tantoodio.Aunque sedecía a símismoque ser judíono lehacíasentirsediferentealrestodesusamigos,leobsesionabaencontrarladiferencia.
FerdinandsehabíarendidoalasúplicadeDavidyseacercóalamadreyalhijoparaabrazarlesalavez.
—Losiento, sientono sercapazdeexplicarmejormipreocupación, ¡osquierotanto!
—Ynosotrosati,papá.Yotampocoquieroquemamásevaya,peroséquetienequehacerlo,yprefieroquenosveacontentos.
Salierondelapartamentocogidosdelamanoyhablandodenaderías.Durante el trayecto a la Gare de Lyon, Ferdinand disimulaba su angustia
concentrándose en la conducción, mientras David no cesaba de parlotear con sumadre.
Elpitidodel trenanunciandosusalida lesquebróelánimoa los tres.Davidnopudoevitarque se le escaparauna lágrimaahoraque laveíapartir yFerdinand sereprochabahaberdiscutidoconMiriam.
—¡Cuídate!¡Porfavor,cuídate!—dijoFerdinand.—Mamá,vuelvepronto—suplicó,asuvez,David.Ella,conternura,lesdijoadiósenviándolesunbesoatravésdeladistanciaque
ibaestableciendoeltren.FerdinandestabaensimismadoleyendounospapelescuandoMartineentrócomo
unaexhalaciónensudespacho.—¡Nolosoportomás!
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Selaquedómirandoinmóvil,incapazdedecirnada.Martinesediocuentadelasorpresaquesereflejabaenelrostrodesuamigo.
—Perdona,peronoaguantomásatantofascista.CuandohellegadoaclasemeheencontradosentadoamimesaaunchicohaciendounaexaltacióndelasesenciasdeFranciaylasmalasinfluenciasextranjeras.Elidiotamehadichoqueeramiembrodelas JuventudesPatrióticas.He instado al rector a que le abriera un expediente y leexpulsara de la universidad. Habrá una reunión informal del claustro, por eso hevenidoabuscarte.Sabíaqueestaríasaquíencerrado,trabajandosinenterartedenada.
Ferdinandselevantócomounautómata.CadadíasesucedíanincidentesdeestetipoyMartineparecíahaberseconvertidoenlaJuanadeArcocontraelfascismo.Laprofesora estaba especialmente empeñada en no tolerar ninguna manifestacióncontrariaaloqueellacreíaqueencarnabalaRepública.
—Sientonopoderiraesareunión—seexcusóél—.LeprometíaDavidqueiríaabuscarlealliceo.
Cuandollegó,suhijoyasehabíamarchado,loqueleprovocóunsentimientodeangustia.Sedirigióasucasarezandoparaencontrarleallí.
Davidescuchabalaradioenelsalónsinpoderdisimularsusufrimiento.—Mamá... —musitó—, no sabemos nada de mamá, y está allí... Tienes que
llamaralaembajada...Sesentójuntoasuhijoyescuchólasnoticiasqueconvozgraveibarelatandoel
locutor.Elteléfonolessobresaltó.Davidacudióraudoaresponder.—EselabueloJean—dijo,mientrasledabaelteléfonoasupadre.—Papá...sí...losé,nosotrosestamosbien.No,nosabemosnadadeMiriam.Ferdinandaduraspenaslograbaresponderasupadre,preocupadopor lasuerte
deMiriam.—No, dile amamáque esté tranquila, no necesitamos nada, ya os llamaré.De
acuerdo,deacuerdo, iremosacenarestanocheavuestracasa.Sí,a lassiete,no tepreocupes.
Cuandocolgóelteléfonosesintióinundadoporunsudorfríoquelecorríadesdelanucaporlaespalda.Davidcontinuabasentadojuntoalaradiocomosiaguardaraquedeunmomentoaotroellocutorfueraadarlenoticiasdesumadre.
—¿Quévamosahacer,papá?—Nolosé,hijo,nolosé.PaulCastres,uncompañerodelauniversidad,tieneun
cuñadoquetrabajaenelMinisteriodeAsuntosExteriores.Puedequeatravésdeélconsigamossaberalgo.
Suamigoprometió llamarleencuantopudierahablarconsucuñado,aunque lepidiópaciencia:«Yasabes,enestemomentoinclusoamímeserádifícilcomunicarconél».
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Pasaronelrestodeldíahablandoporteléfonoyrecibiendollamadasasuvezdefamiliares y amigos, esperando siempre que cuando sonara el teléfono fuera PaulCastres.
—Ellaprometióllamarnos—musitabaDavid—,loprometió.Ferdinandnoteníarespuestasparasuhijo.DesdequesefueMiriamnoleshabía
llamado,yelteléfonodesustíos,YitzhakySara,norespondía.Enrealidadllevabandíaspreocupadosporlafaltadenoticias.
Padreehijosesentíandesorientados,sinsaberquéhaceroaquiénrecurrirquepudieraaconsejarlesenmediodesudesesperación.
—No quiero ir a casa de los abuelos hasta que no te llame tu amigo—pidióDavidasupadre.
ErancercadelasseiscuandoporfintelefoneóelprofesorPaulCastres.—Nopuedodecirtemucho,sóloquenuestraembajadaenBerlínintentaráhacer
algunagestión.Micuñadomepideladireccióndelostíosdetumujerysunúmerode teléfono; alguien de la embajada intentará ponerse en contacto con ellos, peroentiendequeesunmomentodegranconfusiónyquelaposicióndeFranciaesmuycomprometida... Mi cuñado dice que Hitler engañó bien engañado al presidenteDaladierenlaConferenciadeMunich.
AFerdinand le importabanpoco losengañosdeHitleralpresidentedeFrancia.EnesemomentosuúnicapreocupacióneralasuertedeMiriam.
Cuando llegaron a casa de sus padres, se encontró también con sus suegros.Intentó animarles, y también reconfortarse a sí mismo, comunicándoles que laembajadadeFranciaenBerlínibaaocuparsedirectamentedelocalizaraMiriam.
Apenas probaron bocado pese a la insistencia de su madre, empeñada en quecomieran«porqueenlosmalosmomentosescuandosenecesitatenerfuerzas»,comosi el hecho de comer un filete pudiera insuflarles la energía que necesitaban paraencontraraMiriam.
PeroeraDavidquienparecíaestarnoqueado.Nohabíapalabraquesirvieraparadisipar su angustia. Tanto sus abuelos paternos como los maternos hicieron loimposibleporsacarledesumutismo,peroélsemantuvocallado.Sólodeseabaestarconsupadreycompartirsudesesperanza.
AldíasiguienteDavidsenegóairalliceo,yaduraspenassoportólapresenciadealgunadesusdosabuelas,quehabíanacordadoacudir indistintamenteasucasaparaocuparsedeellos.
Hacían las labores de la casa, cocinaban y, sobre todo, procuraban que no sesintieransolos,aunqueamboshubiesenpreferidoestarlo.
Paul Castres animaba a su colega cuando le encontraba por los pasillos de lafacultad;sucuñadoleayudaría,estabaseguro.CuatrodíasdespuésPaulseleacercóparadecirlequesucuñadolesrecibiríaensudespachodelQuaid'Orsay.
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FerdinandyDavidsepresentarona lahoraprevistaen lapuertadelministerio,donde les esperaba Castres para acompañarles hasta el despacho de su cuñado.Atravesaron pasillos donde funcionarios circunspectos parecían ir muy deprisa aalguna parte. Llegaron ante una puerta igual que el resto y Paul llamó con losnudillos;escucharonun«pasen»secoycortante.
ElcuñadodePauleraunhombreapuntodejubilarse,unfuncionarioquellevabatodasuvidaenaqueledificio,queconocíamejorquesupropiacasa.
—Bien,señorArnaud,laúnicanoticiaquepuedodarleesquenohaynoticias.—¿Cómo?¿Quéquieredecir?—preguntópreocupadoFerdinand.—Lepedíaunamigodelaembajadaquecuandotuvieraunmomentoseacercara
acasadesusfamiliares.Hacetiempoqueallínovivenadie.Lalibreríadelaplantabaja...Bueno,creoqueyanoexiste...Encuantoalaviviendadelaprimeraplanta,lleva un tiempo desocupada, según le informaron unos vecinos. Sencillamente susfamiliaressehanido,nohandejadoningunadirección;encuantoasuesposa...Bien,nadie lahavisto.Laembajadaha realizadoalgunas indagaciones,discretasdada lasituación,porquenoestamosenarmoníaconlasautoridadesalemanas;perosiemprese tienen amigos, y el Ministerio del Interior alemán no tiene noticias de ningúnaccidenteniningúnsucesoenelqueestéimplicadasuesposa.Casihubierasidounabuena noticia poder decirle que había sufrido un accidente de tráfico o que estabahospitalizada y que por eso no tenían noticias de ella, pero desgraciadamente larealidadesquenadiehavistoasuesposa.
Ferdinandsintiócomosilehubierangolpeadoenlacabeza,mientrasqueDavidnofuecapazdecontenerseyrompióallorar.
SesentíanperdidosenunapesadillaenlaqueaMiriamselatragabalatierrasinqueellospudieranhacernadapararescatarla.
—¿Qué se puede hacer? —preguntó Paul Castres por ellos, puesto que tantoFerdinandcomosuhijoparecíanincapacesdereaccionar.
—Nada, no se puede hacer nadamás.He pedido a la embajada que de vez encuandoyenlamedidadeloposible,seacerqueacasadesusfamiliaresparaversiregresanyque,enfin,en loscontactoscon lasautoridades insistansobrecualquiernoticiaquepuedantenerrespectoasuesposa.
—IréaBerlín—afirmóFerdinandconseguridad.—Nocreoquesirvademucho,selodesaconsejo.Bien...Megustaríahablarcon
ustedunmomentoasolas.Paul,¿podríassalirconeljoven?Notardaremosmucho.Cuandosequedaronsolos,elfuncionariomiróincómodoaFerdinand,comosino
encontrarapalabrasparaexpresarse.—Bueno... yo... verá, señor Arnaud, me gustaría que no se sintiera ofendido
pero...nosé...quizásumujer...—Noséquéquieredecirme...
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—Perdonequelehagaunapreguntapersonal,pero¿sellevabanustedesbien?Ferdinandcaptóloqueelcuñadodesuamigonoseatrevíaadecir.—¿Meestápreguntandosicreoquemimujermehaabandonado?—Bueno,esascosaspasan.Sinoestuviéramosenmediodeunacrisisbélica la
situaciónseríamenosdramática...quizásuesposasehaya...sehayaidoconalguien...—Yomismolaacompañéaltren—respondióFerdinand,nervioso.—Sí,claro,ustedlapudoacompañaraltren,peroesonosignificaquenohubiese
alguienenesetrenconelqueellahubieradecididomarcharse.—No, señor, eso no ha sucedido. Somos una familia feliz, sin problemas, nos
querernos,seloaseguro—acertóadecirmientras,frutodelahumillación,sentíaunaoleadadecalor.
—Bueno,eraunaposibilidad...noqueríaexponérseladelantedesuhijo.—Muy considerado por su parte —dijo Ferdinand reprimiendo la ira que le
empezabaainvadir.—No puedo decirle más. Si tuviéramos alguna noticia, no dude que nos
pondríamos en comunicación con usted de inmediato. Pero le ruego que no hagatonterías.NointenteiraBerlín,noenestascircunstancias.
—¿Cuándoentraremosenguerra?—No puedo responderle a esa pregunta, pero soy pesimista, muy pesimista.
ExtraoficialmentelediréquecreoqueHitlerintentaráinvadirFrancia.Estaopiniónnoescompartidapormuchosdemiscolegas,tampocopornuestroGobierno,peromiolfatomedicequeesoesloquesucederá.Verá,heestadodestinadoenBerlínhastahace un año y nada de lo que está sucediendome sorprende, pormás que nuestroGobiernoquierahacernoscreerquenoseloesperaban.
—TenemoslalíneaMaginot.—No tenemos nada, señor Arnaud, hay que ser muy ingenuos para creer que
estamosprotegidosporunalíneaimaginaria.—Entonces...—Enmiopinión,escuestióndetiempoqueHitlerdecidainvadirFrancia,perole
insistoenqueésaesmiopinión,noladelQuaid'Orsay.NocreoquetardemosmuchoenentrarenguerraconAlemania.
Conexpresióngraveygestodepreocupación,elprofesorArnaudsedespidiódeldiplomáticoconunfuerteapretóndemanos.
Tomaronladecisiónentrelosdos,sindiscusiones.EstabandeacuerdoenquenopodíancruzarsedebrazosyaceptarsinmásladesaparicióndeMiriam.
Se lo comunicaron al resto de la familia: Ferdinand iría a Berlín e intentaríalocalizarasuesposaysustíos,YitzhakySara.
Los padres de Miriam lloraron agradecidos. No podían aceptar sin más ladesaparicióndesuhija.Davidsequedaríaconelloshastaelregresodesupadre;eljoven hubiese preferido esperar en su casa, pero Ferdinand le aseguró que sólo
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sabiéndoleseguroseiríatranquilo.Pidió al profesorCastres quehablara con su cuñadodelQuai d'Orsay, para ser
recibidoenlaembajadadeBerlín.Estabaensudespachocorrigiendounosexámenescuandorecibió la inesperada
visitadelconded'Amis.—Miqueridoprofesor,perdonequemehayapresentadodeimproviso.Estoyen
Paríspornegocios,yhepensadoenhacerunaltoypasaravisitarle.¿Lemolesto?No se atrevió a decirle que efectivamente le molestaba, que estaba trabajando
contra reloj y le faltaba tiempo para dejar todo listo antes de viajar a Berlín, demaneraqueleinvitóasentarse,haciendopatentesufaltadeentusiasmo.
—En realidad—continuó diciendo el condemientras tomaba asiento—, queríaanunciarlequehemosrecibidorefuerzos.Ungrupodeestudiantesalemanes,alumnosdelprofesorMarbung,sehanunidoanosotros.Sonmuyeficientesyentusiastas,demaneraquesupresencianosserádegranayuda.
—Mealegroporusted—respondióFerdinandconsequedad.—Estamosestudiandolasestelasdiscoidales...—Sonmonumentos funerarios que nada tienen que ver con los cátaros. ¿Sabe,
conde?Mesorprendequeunhombreinteligentecomoustedpersigaunafantasía.Nohay ningún tesoro cátaro; aquel oro y plata, aquellas monedas que sacaron deMontségur sirvieron para ayudar a los Buenos Cristianos que vivían en lasemiclandestinidad a causa de la Inquisición y para seguir haciendo sus obras decaridad.
—Esamíaquiensorprendesuempeñoenlocontrario.Esustedelúnicoexpertoen catarismoque niega que exista el tesoro, el único que rechaza la existencia delGrial,elúnicoqueaseguraqueesosextrañosdibujosquehemosencontradoen lascuevas cercanas aMontségur son simplesgarabatosynoun código secretodejadoporloscátaros...
—Leaseguroquenosoyelúnico.Puedopresentarlealmenosaunadocenadeprofesoresquelediránlomismoqueyo,peroseráinútil;ustednoquiereescuchar.En cualquier caso, quiero recordarle lo que le he dicho en otras ocasiones: nocompartolasteoríasnideustednidesusamigosrespectoalcatarismo.Gustosamentepuedopedirquelespermitanindagarenarchivoshistóricos,peronoquierocolaborarennadamás.
—Hemosencontradootrosdibujosgrabadosenunacuevadesconocidahastaelmomento.Hasidounacasualidad,ymegustaríaquefueraaMontséguraecharunvistazo.Podríavenirconmigo,regresomañana...
—Losiento,nopuedo;memarchoaBerlín—respondióFerdinandhastiadodelainsistenciadelaristócrata.
—¿ABerlín?—preguntóasombradoelconded'Amis.
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—Sí,aBerlín.—¿Asuntosacadémicos?—insistióelconde.—Asuntos personales... —Ferdinand se quedó unos segundos dudando, luego
pensó que aquel conde con amigos influyentes alemanes quizá podría ayudarle—.Voyabuscaramimujer.Hadesaparecido.
—¿Su esposa ha desaparecido? ¿Dónde? ¿En Berlín...? —El tono de voz delcondereflejabaelasombroporlaconfesióndeFerdinand.
—Miesposaes judía.Fuea localizarasus tíos,que tambiénson judíos,de losque no teníamos noticias desde hacía tiempo. Supimos que un grupo de salvajeshabíandestrozadosulibrería,unadelasmásantiguasyprestigiosasdeBerlín,yqueelloshabíanrecibidounapalizabrutal.Luegonosupimosmás.Lesllamábamosperosuteléfononorespondía.Missuegrossepusieronencontactoconamigosalemanesynadiesupodarnosrazóndeellos.Habíandesaparecido,demaneraqueMiriamtomóladecisióndeiraBerlín.Noqueríaquedarsesinhacernada,sufríaporlasuertequepudieranhabercorridosustíos.Semarchóel20deabrilydesdeentoncesnohemossabidonadadeella.
Elconde leescuchabaensilenciomirándolefijamente,comosi intentaracaptarun sentido oculto en sus palabras. Ferdinand esperaba que D'Amis se ofreciera aayudarle,peroelsilencioinstaladoentrelosdossealargabademasiado.
—MevoyaBerlín,demaneraquenopuedoocuparmedesusdibujos,ymalditaslasganasquetendríadehacerlo—dijoFerdinandsinocultarsuenojoydecepción.
—¿Quéquiere?—preguntóelconded'Amis,convozqueda.—UstedconocegenteimportanteenAlemania.Podríaayudarme.ElcondevolvióaquedarseensilenciomeditandolapeticióndeFerdinand.Luego
selevantóyletendiólamanoparadespedirse.—Veréloquepuedohacer.¿EnquéhoteldeBerlínestará?—En realidad no lo sé, iré a casa de los tíos de Miriam, y luego... no lo sé,
supongoqueencontraréunhotel.—Bien,apúntemelosnombresdeesaspersonasdesaparecidasycuandolleguea
Berlín llámeme.Lediréconquiénpuedeponerseencontactoy si esposiblehaceralgo.Novaustedenelmejormomento,nocreoqueunfrancésseabienrecibido.
FerdinandescribiódeprisaelnombredeSarayYitzhak,asícomosudirección,ademásdelnombredeMiriam.Cuandoleentregóalcondelanotapudoleerensusojosunairededesprecio.Nosedieronlamanonisedijeronnadamás.Ferdinandsequedóenpie,mirandoalaristócratamientrassalíadesudespacho,sinsabersiaquelhombreporelquesentíaunaocultaaversiónerasuúnicayúltimaesperanza.
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EnBerlínnohacíafrío,perollovíaylahumedadsemetíaentrelaropahastallegaraloshuesos.EltaxistaqueleconducíaacasadelostíosdeMiriameraunentusiastadeHitler,alqueponderabacomounhombreprovidencialparaAlemania.Ferdinandcallaba,noqueríadiscutirconaquelhombre;enrealidadnoqueríadiscutirconnadiesobrenada.SóloqueríaencontraraMiriam.
Cuandoelcochesedetuvodelantedelatiendaeltaxistalemiróconsuspicacia.—Aquídebíandevivirjudíos...—dijomirandolacasaconojoexperto.—¿Ycómolosabe?—preguntóFerdinandconirritación.—Mire cómo está esa tienda... Seguro que ha recibido la visita de nuestros
valerosos jóvenes. Nuestros hijos son lo mejor de Alemania, valientes, decididos.Ellos son la avanzadilla de nuestra revolución. Seguro que han dado una buenalecciónalosjudíosqueteníanestatienda.
Ferdinandlepagódominandoeldeseodedarleunpuñetazo.Nuncahabíapegadoanadie; ni siquiera cuando era niño le gustaban las peleas, pero aquel hombre eracapazde sacar lopeordeél.Sequedóquietoaguardandoaqueel taxi seperdieraentreeltráficoberlinésantesdedirigirsealapuerta.
La librería estaba arrasada. No había nada dentro, parecía un esqueletodescarnado. No quedaba ni un solo libro y los estantes donde antes estuvieronaparecíandestrozadosenelsuelojuntoamultituddepequeñoscristalesyrestosdehojasrotasypisoteadas.
Sedirigióalfinaldelaestancia,alapuertaquedabapasoaunapequeñasaladedondepartíanunasescalerasquecomunicabalalibreríaconelprimerpiso,dondetíaSaray suesposo tenían lavivienda:unapartamentopequeñoycoquetocompuestopordoshabitaciones,unasala,eldespachodetíoYitzhak,unacocinayelbaño.Lapuerta estaba destrozada, los goznes arrancados y tanto lamesa redonda como lascuatro sillas que antaño tenía alrededor estaban partidas. Subió las escalerassintiéndosedesolado.
Laviviendaestabaenelmismoestadoquela librería: lacamavolteada,elsofáacuchillado,platosytazasrotosydesparramadosporlacocina...Pensóquesólounosbárbarosseríancapacesdeundestrozotangratuito.
Luego vio la foto, con el marco roto, pisoteado, junto a otros marcos y otrasfotografías.Seagachóarecogerla.Allíestabaél juntoaMiriamyDavidysustíoscuando cinco años atrás visitaron Berlín. Posó la mirada más tiempo en su hijo.David tenía entonces doce años y para él había sido un acontecimiento el viaje aBerlín.
—Lohandestrozadotodo.Se volvió sobresaltado y se encontró con una mujer joven, de no más de
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veinticincoaños,demedianaestatura,cabellocastañoyojosazules.Niguapanifea,eraunachicaderostroanónimo,fácildeolvidar,quellevabaunniñodeapenasunañoentrelosbrazos.
—¿Quiénesusted?—preguntóFerdinandenalemán.Afortunadamente,nohabíaperdidosolturaconeseidioma.
—¿Yusted?—Soy... soy sobrino de... bueno en realidad mi mujer es sobrina de Sara, la
esposadeYitzhakLevi.—MellamoIngeSchmmid,ayudabaasustíos.—Nolosabía...¿Quéhaceaquí?—Queríalimpiarunpocotodoesto.Hevenidovariasvecesantes,peronuncame
habíadecididoahacerlo.Quizáesperabaqueaparecieranenalgúnmomento...—¿Enquéayudabaamistíos?—Llevabaapenasunañoconellos.Hacíaunpocodetodo:venderenlatienda,
encargarmedelcorreo,colocarylimpiarestantes...SupongoquesabráqueSarateníavértigo, y Yitzhak lumbago, de manera que buscaron a alguien para echarles unamano.
Lamiró sorprendido, ¿cómo aquella joven se había atrevido a trabajar para unmatrimonio judío?SabíaqueSarayYitzhak, como tantosotros, llevabancosida laestrelladeDavidensusabrigos,queestabanseñaladosporserjudíos,ysignificarseteniendotratosconjudíosnoerafácil.
—Necesitabaun trabajodondepudieraestarconmihijo—explicóInge—.Soymadresoltera,mifamilianoquieresabernadademí,elpadredemihijodesaparecióantesdequeelniñonaciera.UnadientadelatiendadesustíosqueesvecinamíanospusoencontactoyellosaceptaronquevinieraconGünter.Sustíoseranmuybuenos.
—¿Eran?—preguntóFerdinand,alarmado.—Buenonolosé,son,eran...Laverdadesquenoséquéhabrásidodeellos.—Dígamequésabedelosucedido.—Yonoestaba,fueunsábadoporlanoche.Llegóungrupodecamisaspardas,
apedrearonla lunayladestrozaron; luegoentraronenla librería;empezarona tirarestantes y a romper los libros, subieron a la vivienda. Sus tíos estaban asustados,abrazados temiendo que ése podía ser el último día de su vida. Al parecer seconformaronconapalearles,condejarlesenelsueloensangrentados.
—¿Ynadiehizonada?¿Ningúnvecinoacudióasocorrerles?—¿Sabe?ElrestodeEuropanoquiereenterarsedeloquesucedeenAlemania;
tampocolosalemanesquierenplanteárselo,demaneraqueHitlertieneelcampolibreparahacerloquequiera.
—Noharespondidoamipregunta:¿porquénadiehizonada?—Porque nadie ayudaría a unos judíos. Eso sería colocarse en una situación
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difícil,bajosospecha,demaneraquecuandosetratadejudíosnadieoyenivenada.—¿Quiéndiolavozdealarma?—Saramecontóquecuandolapesadillaterminóyloscamisaspardassefueron,
se quedaron mucho rato tirados en el suelo. No podían moverse y el cable delteléfonoestabaarrancado.Yovivoadoscallesdeaquíyporcasualidadmeencontréa laporteradeestacasaeldomingopor lamañana.Mecontóriendoquemis jefeshabíantenido«visita»yquemehabíaquedadosintrabajoporqueyanohabíalibrosparavender.VinecorriendoconGünterenbrazosylesencontrétendidosenelsuelo,temblandoy sufriendopor lasheridasy losgolpes.Medijeronque llamaraaunosamigos suyos, un matrimonio mayor, judíos; él es médico, aunque está retirado.Vinieron de inmediato junto con otros amigos. Entre todos logramos poner estodecente, aunque no nos atrevimos a hacer nada en la librería, ya que eso podríasuponerquevolvieranloscamisaspardas.CreoquesutíasepusoencontactoconsufamiliadeFrancia;hablabandemarcharse,deescapardeaquí.
Ingecallómientrasbuscabaunlugardondedejaralniño.Pusounasillaenpieylesentó.
—No te muevas, Günter—le pidió mientras depositaba un sonoro beso en lamejilladelbebé—.Siquiereleayudoaadecentarunpocoesto.
—Sinoleimporta...Ferdinandnoteníamuyclaroquesirvieradealgointentardevolverlaapariencia
de casa a aquel lugar destrozado, pero al menos la actividad le ayudaba atranquilizarse mientras continuaba escuchando a Inge, que con una rapidezasombrosa levantaba muebles, sacudía colchones, barría los restos de la lozadiseminadosporelsuelodelacocina...Éllaseguíapordondequieraqueellafuera,haciendoloqueleordenaba.
—¿Yluego?¿Quéocurrió?—Durante unos días parecía que había vuelto la normalidad, esa extraña
normalidad en la que vivíamos.Yo acudía a verles todos los días.No podía hacernada en la librería pero sí ayudarles aquí, ya que apenas podían moverse por losgolpesrecibidos.
»Un viernes me despedí de ellos. Me insistieron en que me tomara el sábadolibre,queellospodríanarreglarsesolos.Laverdadesquerecibíanvisitasdealgunosamigos.Vineeldomingoparavercómoestabanyencontrélacasacomoustedlahavisto.Ellosnoestaban;bajéapreguntaralaporteraymedijoquenosabíanada.Leinsistíparasabersihabíavenidoalguienaporellos,sihabíandecididoiracasadealgúnamigo,peromeaseguróquenosabíanada.Subíapreguntaralosvecinosdelsegundoytercerpiso,alosdelcuarto,ylarespuestafuesiemprelamisma:nosabíannada,nohabíanvistonada,nohabíanoídonada.
—¿Cuándofueeso?
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—Amediadosdemarzo.—¿Ynosepusoustedencontactoconlosamigosdemistíos?—Suagendahabíadesaparecido, peroyo sabía la direccióndelmédicoy fui a
verle.Tambiénhabíadesaparecidoysucasa...bueno,sucasaestabaarrasadacomoésta.
—¡Perotienequesaberdeotrosamigos,deotrasdirecciones!—gritóFerdinand.—No se altere; la verdad es que no sé dónde viven los amigos de sus tíos,
tampoco tendría por qué saberlo. Ya le he dicho que busqué una agenda, algúncuaderno, algo donde pudieran tener apuntadas direcciones o teléfonos, pero noencontrénada;alomejorustedtienemássuerte.
Ferdinand temió de repente que Inge se enfadara y le dejara allí, quedesapareciera el único vínculo con Sara yYitzhak, su única pista para encontrar aMiriam.
—Lo siento, siento haber gritado... estoy... estoy mal... mi mujer vino aquí ytambiénhadesaparecido.
—¿Sumujer?¿Cuándo?Yonolahevisto...—Salió el 20 de abril de París, prometió llamarnos cuando llegara pero no lo
hizo. La embajada ha intentado buscarla pero no ha tenido éxito, yo... estoydesesperado.MiriamvinoparallevarseaSarayYitzhakaParís,parasacarlesdeestapesadilla.Tienerazón,nadiequierevernada,nadiequiereverloquepasaaquí;nosescandalizamoscuandonosdicenquelosjudíosllevanlaestrelladeDavidcosidaensus abrigos,peronohacemosnada,nosdecimosqueyapasará,queestonopuededurar,quelosjudíosalemanessonsobretodoalemanes...
—Bueno,nuncahevistoanadieaquíhastahoy.Preguntaremosalaportera,peroya le digo que será inútil; es nazi, puede que fuera ella quien denunció a sus tíos,quienalertódequesequeríanir...nolosé.
—¿Yelrestodelosvecinosdeestacasa?—Gentemayor,conmiedo.Nadieseatreveamostrarcompasiónporlosjudíos,
temenquelesconfundan,quepiensenquesusangrenoespura...enfin, todasesaslocuras.
—¿Yusted?¿Noteme...?—Amí nome pasará nada.Mi padre es nazi, mimadre es nazi, mis tíos son
nazis...Estánbienrelacionados.Yosoylaovejanegradelafamilia,nomeaceptanpero procuran no perjudicarme.Mi padre es policía,mi tío es policía... demaneraque...
—¿Yelpadredesuhijo?—El padre demi hijo era comunista y judío.Nome abandonó, sé que nome
abandonó, simplemente desapareció.Ami familia les causa horror que uno de lossuyos, mi hijo, lleve sangre judía, de manera que prefieren no saber nada de mí,
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tenermelejos,paraqueyoamiveznolescomprometa.—¿Dóndecreequeestáel...elpadredesuhijo?—No lo sé. Quizámuerto, o tuvo que huir de repente... no lo sé,me puse en
contactoconalgunosamigos...noconfíandeltodoenmíprecisamenteacausademipadreydemitío.Yave,soyunaindeseableparatodoelmundo.
Inge le había contado su historia con sencillez, sin alterarse, como si cuanto lehabía sucedido no fuera nada extraordinario. Se la quedómirando con otros ojos,intentandodescubriralgodetrásdesuanodinoaspectodebuenachica.
—¿Dequévive?—Limpio las casas de algunos de mis vecinos. Me pagan poco, me explotan
porquesabenquenotengootraopción.NotengoconquiéndejaraGünter.—¿Ysumadre?—Paramimadresoyunadecepción:nosoynazi,nomehecasado,hetenidoun
hijo,tengotratosconcomunistasyjudíos...Noquiereverme,tienemiedodequelacontamine.
—Losiento—acertóadecirFerdinand.—Yahehabladobastantedemí.Ahorahablemosdeusted.—Yase lohedicho,mimujervinoaverqué sucedíacon sus tíosynohemos
vueltoasabernadadeella.Tenemosunhijo,David;sepuede imaginar laangustiaqueestápasando.
Ingeentróenelpequeñocuartodebañoconlaescobaenlamanoparabarrerlosfragmentosdecristalesdesparramadosporelsuelo.
—Tendríaquehaberadecentadoesto,perotengopocotiempo—seexcusó.—Déjelo, ya lo haré yo, aunque en realidad... bueno, supongo que está bien
ordenarlounpoco.Estaba terminando de barrer cuando Ferdinand se agachó hacia el recogedor
dondehabíavistounobjetoentreloscristales.—Pero¿quéhace?—exclamóInge.—Esto... esto es de Miriam —respondió él balbuceando. Inge miró lo que
Ferdinandhabíacogido:unlápizdelabiospisoteado.FerdinandlocontemplóacariciándolocomosidelapropiaMiriamsetratara.Se
había quedado mudo e inerme. Aquel lápiz de labios le había producido unaconmoción.SaliódelbañoseguidoporIngeysesentóenunasilla.
—¿Estásegurodequeesdesumujer?Saratambiénsepintabaloslabios.—Sémuybien cómoera el lápiz de labios deMiriam.Siemprehautilizado el
mismo,desdequenosconocimosen launiversidadno lahevistousarotramarca,otrocolor...
—Entoncessuesposahaestadoaquí.Vamosabuscarsihayalgomás—propusoInge.
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Duranteunahorarevisaronlosrestosdecuantohabíaquedadoenelapartamento;cuandometieronlamanoenlabasura,secortaronalrebuscarentrelosvidriosrotos.Günterlesobservabaydevezencuandorequeríaconlloroslaatencióndesumadre.Ferdinand estuvo tentado de decirle que se fuera, que se ocupara de su hijo, perotemíaquedarsesolo: Ingeera loúnicoque levinculabaa los tíosdeMiriamya lapropiaMiriam,demaneraqueapesardelossollozosdelniño,suplicóquelesiguieraayudando.Ellaparecíaleerleelpensamiento.
—Tienesuertedequehoyseasábado—dijoInge—.Delocontrario,nopodríaestaraquí.Peroporfortunalosfinesdesemananadiemepidequevayaafregar,asíquemequedaréparaarreglarestoyversiencontramosalgomás.
Treshorasdespués,elapartamentoofrecíaunaspectomáspresentable,aunqueelsofá seguíadestripado.A lamesadel comedor le faltabandospatas, los colchonesestabanreventadosyelfríosecolabaporlasventanascarentesdecristales.
Ferdinandhabíaguardadoellápizdelabioscomosifuerauntesoro.—Lepropongoquevengaamicasa.Leinvitoacomeralgoyatomaruntéantes
dequevayaasuhotel.¿Dóndesealoja?—Nolosé—respondióFerdinand—,nolohepensado.Dígameunoquenoesté
lejosdeaquí.Ingesopesóalhombreypareciódudarunossegundosantesdehablar.—Siquierelealquilounahabitación.Enmicasatengouncuartolibre,haybaño,
y... bueno,nohay lujosperocreoquepuedeestar cómodoy tengo teléfono.No leocultoqueeldineromevendrábien.
Aceptólapropuestadelajoven.Nosesentíacapazdeestarsolo.Necesitabaunapresenciahumanaasulado,alguienqueledieraesperanzas.
—Antesdeirnos,megustaríahablarconlaportera—pidióFerdinand.—Bajaremosabuscarla.Ibanasalircuandosedierondebrucesconunamujeroronda,conelpeloestirado
sobre la nuca y recogido en unmoño. Ferdinand pensó que aquellamujer tenía lamaldadaflorandoencadaporodesurostro.
—Otravezustedaquí...—lereprochólaporteraaInge—.Yalehedichoquenomegustaverlamerodear;aquínohaynadadeusted,lapolicíamedijoquelesavisarasiveníaalguien,demaneraquetendréquedecirlesqueustedtieneuninterésmalsanoenestacasa.
—¿Avisó usted a la policía de la visita de la mujer francesa? —le preguntóFerdinand ante el estupor de la orondamujer, que hasta esemomento no le habíaprestadoatención.
—¿Quiénesusted?¿Quéleimportaloqueyohaga?—legritóaFerdinand.—SoyunfamiliardelosseñoresLevi;ymimujervinoaquíy...—¡Otrojudíoasqueroso!—gritóella.
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IngerogóaFerdinandconlamiradaquesecallara.—No, señora Bruning, él no es judío, es un familiar indirecto de los Levi, su
esposa era la sobrina.Al parecer vino aquí a interesarse por su suerte, seguro queustedlatuvoquever.
LaporteramiróconodioaIngeantesdeempujarlesaambosparaquesefueran.—Aquí no ha venido nadie; afortunadamente ya no tenemos a sucios judíos
contaminandoestacasa.Márchenseollamoalapolicía.Ferdinandesquivóunodelosempujonesdelaporterayleplantócaragirándose
haciaella.—Mimujerhaestadoaquí—afirmó—.Dígamedóndehaido,siledijoalgo...—¡Váyase!Aquínohavenidonadie.—¿Dónde estánYitzhakySara?—preguntóFerdinand—.Tieneque saberlo, a
ustednoseleescapanada.—¡Yyoqué sé!Semarcharonyya está. ¡Ojalá no regresennunca esos sucios
judíos!—Tuvieronquedespedirse,decirdóndeiban...—insistióFerdinand.—No lo hicieron. De esa gente no se puede esperar nada, no tienen nuestros
valoresninuestraeducación,sefueronsinmás.—Mi esposa le preguntó por ellos cuando estuvo aquí —afirmó Ferdinand,
haciendounesfuerzoporresultaramable.La portera le miró con desprecio, pero Ferdinand leyó en sus ojos algo más.
Interpretó que había visto a Miriam y que era dueña de un secreto que la hacíasentirsesuperior.
—Porfavor—rogó—,dígamequésabe,ledarétodoloquetengo.—Márchese,nosédequémehabla,ylodedarme...ustednopuededarmenada,
noquieronadadelosjudíosnidesusamigos.Mientras Günter lloraba asustado, Inge tiró de la manga de la gabardina de
Ferdinandparaquelasiguiera,peseaqueélseresistíaamarcharse.—Señora,loúnicoquequieroesquemedigadóndeestánlostíosdemiesposa,y
silahavistoaella...¡porfavor!—Llamaréalapolicíasinodejademolestarme.—Puede llamara lapolicía,peronopuedeecharmedeaquí; ésta es la casade
unos familiares y si quierome quedaré.Usted no puede expulsarme, veremos quédicenlasautoridades.Hablaréconmiembajada.
La mujer le miró asombrada. Aquel hombre que hablaba alemán con acentofrancés se atrevía a plantarle cara. Dudó un segundo pero de inmediato volvió adominarlasituación.
—Muybien,llameasuembajadaoaquienquiera,yaveremosquépasacuandoselocuentealapolicía.
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—SeñoraBruning,me parece que todo esto es innecesario—terció Inge—, yodoy fe de que este hombre es familiar de losLevi, demanera que usted no puedeimpedirqueestemosaquí.
—¡Márchense!—gritólamujerempujándolesfueradelportalycerrándolodeunportazo.
CuandoseencontraronenlacalleFerdinandhizoungestoparavolveratrás,peroIngelepidióquenolohiciera.
—Ahoraestarállamandoaloscamisaspardas,éstosvendrány...bueno,esmejorquenoestemosaquí;yavolveremos.
—Soyciudadanofrancés.—Aquínoesnadie,niyo,ningunosomosnada,sóloellos.Primeroledaránuna
paliza, luego le tirarán cerca de un estercolero; y nadie habrá visto nada ni nadiesabránada,diránquesehametidoenalgúnlío,queesundelincuente,cualquiercosaquese lesocurra,ysuembajadanoharánada.¿NocreeráqueFranciadeclarará laguerraaAlemaniaporusted?
Ferdinand guardó silencio encogiéndose dentro de la gabardina. Se sentía másimpotentequenunca.
—Miriamestuvoencasadesustíos—afirmóconapenasunhilodevoz.—Puedeser,peroellosyanoestabanallí.—Sipreguntóaesamujer...—Silohizo,nosabemosloquepasó.—Pero estoy seguro de que estuvo en la casa. Necesito hablar con los otros
vecinos;alguientienequesaberalgo.Ingesedetuvobruscamente,sesituófrenteaélconrostromuyserio.—Quiero ayudarle, pero de manera inteligente. No sabe a lo que se está
enfrentando.—¿Yustedsí?—Yosí.Yovivoaquí,yohevistoamilesdejudíosinscribirseenuncensocomo
judíos,prenderseunaestrellaamarillaenlaropaparasaliralacalle;yohevistosuscomercios y sus casas destruidos como los deYitzhak y Sara, y también he vistodesapareceracompañerosdelauniversidad,comunistascomoelpadredemihijo,yhepodidocomprobarquelagenteamialrededornovenada.Seloexplicoperoseniegaacreerme.
—Lacreo,Inge—musitóFerdinand—,peroahoraséqueMiriamhaestadoaquíytengoquehaceralgo.
—Ylohará.Perovolverahoraa lacasadeSarayYitzhaknoserviríadenada.Tengolallavedelportal;podremosregresarporlanocheoenotromomento.
IngeleexplicóalaporteradeledificiodondevivíaqueFerdinanderaparientedeunosamigos,queestabapornegociosenBerlínyqueellaleibaaalquilaruncuarto
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durantesuestancia.—¿Estambiénnazi?—lepreguntóélmientrassubíanlaescalerahaciaelpiso.—NoloesdelaformadelaseñoraBruning,peroestáencantadaconHitler.Dice
quevaadevolverlagrandezaaAlemania.Asumaneraesamableconmigo;fueellala que habló con algunos vecinos para decirles que yo estaba disponible comoasistenta.
Entraron en el apartamento, situado en la última planta. Era una buhardilla detechos inclinados, donde apenas se podía estar de pie en algunos lugares. Elvestíbulo,diminuto,dabapasoaunasalayadospuertas.Unaconducíaalacocina,laotraalbaño.Lasalaasuvez teníaotrasdospuertasquedabana losdosúnicosdormitoriosdelacasa.
—Vineaquí cuandominoviodesapareció; el alquilerno esmuyalto, ladueñaviveenlaprimeraplantayalquilalasbuhardillas.Haycuatroentotal;alladoestáelpisodeesavecinaqueledijequecomprabalibrosasustíos.Esmaestra,soltera,sinhijos, y buena persona, que aborrece lo que está pasando en Alemania. Otrabuhardilla laocupanunmúsicoysuesposa,unmatrimonioyamayora losque lescuestasubirlasescaleras.Élseganalavidatocandoelpianoenunrestaurante.Yenla cuarta buhardilla vive Hans. No sé su apellido, todos le llaman Hans; estudiamedicina.Sonbuenosvecinos,nosotrossomoslospobresdeledificio.Enlasplantasdeabajovivegenteacomodada.
Ferdinand deshizo la pequeña maleta que había llevado consigo. Un traje, unjersey,otrospantalonesyunoszapatos,ademásderopainterioryunpardecamisas.El cuarto erapequeño, conunaventanaovaladadesde laque seveía la calle.Unacama, unamesa, unamesilla y un par de sillas, además del armario, ocupaban laestancia sin dejar un hueco libre. Pero el cuarto era cómodo, alegre y limpio. Sesentíaextrañoporestarallí,peroseguíapensandoquelopreferíaaestarsolo.
TelefoneóasussuegrosparaexplicarleslosucedidohastaelmomentoysealegródequeDavidnoestuvieraencasa.Temíaelmomentoquetuvieraquedecirlequeaúnno sabía nada de su madre. Explicó a su suegro que se quedaría en casa de laempleadadetíoYitzhakytíaSaraporqueleayudaríaaintentarencontrarlosylesdioelnúmerodeteléfonoparaquelellamaraDavidcuandoregresara.TambiénlespidiódireccionesynúmerosdeteléfonodeamigosjudíosdeYitzhakySara,alguienquelepudieradar,porpequeñaquefuera,unapistasobreellos.
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Ingenotardóenprepararunacomidaligera:unatortillaconunpocodequeso.Despuésleofrecióunté.Güntertomóunapapillahechaconharinaalaqueañadióunhuevo.Elniñocomiósinrechistaryluego,cansado,sequedódormidoenbrazosdesumadre.
—Sientonotenernadamejorquedarle;vivoconlojusto—seexcusó.—La tortilla estaba buena y además no tengohambre. Pero ya que he de estar
aquí,tenga—leentregóunoscuantosbilletesdelacartera—.Ademásdelalquilerdelcuarto, que ya me dirá cuánto es, esto ayudará a pagar mis gastos, la comida, elteléfono...enfin...Noquieroserunacargaparausted.
—Gracias—dijoellamientrascogíaeldinero—,encuantoalalquiler...demeloqueconsidere;loquedecidamevendrábien.
Acordaron una cantidad por el alquiler de la habitación durante una semana.FerdinandcreíaqueenesetiempohabríapodidodarconalgunapistadeMiriamydesus tíos,yconsuerteregresarconellosaFrancia.Ingenoquisocontradecirle.Ellaestabaseguradequelascosasnoseríantanfáciles.
DespuésdecomerFerdinandsefuealaembajadadeFranciaperonoencontróalfuncionarioamigodelcuñadodePaulCastres.Solicitaronunatarjetaconsunombreyledijeronqueregresaraaldíasiguientealasocho.
Cuando salió de la embajada paró un taxi y dio una de las direcciones que lehabíafacilitadosusuegro.
Eltaxistaleobservabaatravésdelespejoretrovisor;Ferdinandempezóasentirseincómodo.
—Ustedesfrancés—adivinóeltaxista.—Sí,soyfrancés.—Hablabienalemánperoelacento...—Ya—admitióFerdinand.—Vaustedaunazonadondevivenmuchosjudíos—dijoel taxista,atentoasu
reacción.Ferdinand decidió no responder; ¿qué podía decirle a aquel hombre que a lo
mejoreraunnazi?—Aquílascosasestánmalparalosjudíos—insistióeltaxista.—Sí,losé—respondiócondesgana.—Alparecertienenlaculpadetodo—dijoeltaxistaentonodebroma.—Nolosabía...—Bien, hemos llegado, ésa es la casa que busca y ese coche negro que ve
aparcadoesdelapolicía.Sebajódel taxiysedirigióconpasorápidoaledificioseñalado.Apretóvarias
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vecesel timbredelapuertahastaqueunamujermenudaynerviosaabriólapuertamirándoleconterror.
—QuisieraveralprofesorBauer—dijoamododesaludo.—¿Quiénesusted?—preguntólamujer.—Verá,alparecerlostíosdemimujer,SarayYitzhakLevi,conocenalprofesor
y también amis suegros. Ellosme han dado esta dirección. Tengami tarjeta, soyprofesorenlaUniversidaddeParís.
Lamujerleexaminóconpena,dudandoquéhacer, luegodecidiófranquearlelaentrada.
—Pase.Leacompañóhastaunasalaenlaquelepidióqueaguardara.El profesor Bauer no tardó mucho en hacer acto de presencia. El hombre, ya
entradoenaños,aúnconservabaciertaprestanciafísica:eraalto,anchodeespaldasysusojos,deunazuloscurointenso,brillabanconenergía.
—¿Quiénesusted?—MellamoFerdinandArnaud,miesposaMiriamessobrinadeSarayYitzhak
Levi.Handesaparecido,mimujervinoaBerlíny...tambiénhadesaparecido.En los ojos del profesor Bauer se dibujó la compasión que le producía aquel
hombre,quesehabíapresentadodeimprovisoensucasa.Le veía desesperado, haciendo acopio de un enorme esfuerzo para no volverse
lococomoatantosotrosleshabíasucedido.—Conozco aSara yYitzhaky sé a ciencia cierta quehandesaparecido.De su
esposanotengonoticias.Losiento.Lamujerentróconunabandejayunserviciodetéylocolocódiligenteencima
deunamesabaja,luegosaliósindecirnada.—Mimujer,Lea,eramuyamigadeSara.Enrealidadfuelaprimeraamigaque
SaratuvoenBerlín.—Misuegromelohacontado...—murmuróFerdinand.—Asussuegros lesconocíhaceunosaños, luegolesvienunpardeocasiones
cuandovinieronaveraYitzhakySara.—¿Quéleshasucedido?—preguntóFerdinandtemiendotodaslasrespuestasque
lepudieradarelprofesorBauer.—Leshanhechodesaparecer.No son los primeros, tampoco serán los últimos.
Undíanossucederáanosotros.—Pero¿cómoesposible?—Somosjudíos.—Pero...—Nosabemosmucho, señorArnaud.Sóloqueaalgunos judíosse los llevana
campos de trabajo. Tampoco sabemos a ciencia cierta dónde están esos campos.
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Nadiehavueltoparadecirlo.—Pero¿porqué?Nopuedoentenderlo.—Yaselohedicho:somosjudíos,sólojudíos.Derepentehemosdejadodeser
alemanes.—Yesosignifica...—Que nos despojan de nuestras posesiones, que no tenemos derecho a tener
nada,quemalvivimos,quenos llevanacamposde trabajoparahacerfuncionar lasfábricas de armamento, que no podemos andar por la calle como ciudadanosnormales, que hemos perdido nuestros trabajos... Yo he perdido mi cátedra, señorArnaud.Heenseñadomedicinadurante cuarenta años,pero comosoy judíopareceser que puedo contaminar a los jóvenes alemanes. Ahora vivo recluido en casa,aunquetengosuerte:otroscolegasyahandesaparecido,leshanhechodesaparecer.
—¿Yustedcómo...?—¿Cómocontinúoaquí?Enmediodelmaltambiénesposibleencontrarelbien.
Notodoslosalemanessoniguales,aunquelamayoríaprefieremirarhaciaotroladoynoenterarse;perohaygentebuena,gentequehaceloimposibleporlucharcontralainjusticia aun a riesgo de su bienestar. Tengo amigos que intentan protegerme,profesores como yo, colegas, pacientes a los que salvé la vida comomédico, quehacenloimposibleparaquevivamos,paraquenodesaparezcamoscomotantosotrosjudíos.Peroséquenoseremosunaexcepción,queescuestióndetiempoquevenganapornosotros.Undíadesapareceremos,lomismoqueYitzhakySara.
—¡Loquediceesunalocura!¡Nopuedeser!El profesor Bauer le miró con pena. No quería dar falsas esperanzas a aquel
hombre,porgrandequefuerasudesesperación.—Sabemosque loscamisaspardasdestrozaron la libreríadeYitzhakehicieron
unahogueracon los libros.Lespegaronhasta romperlesvarioshuesos;otroamigonuestro,eldoctorHaddas,fueasocorrerlesavisadoporunajovenquetrabajabaparaellos. Pero los camisas pardas volvieron unos días después, y Yitzhak y Saradesaparecieron,comotambiéndesaparecióeldoctorHaddasysufamilia.¿Creequenohemosintentadoindagarsobresuparadero?Peroescomochocarcontraunmuro,nadiesabenada.
—Mi esposa llegó a Berlín hace unos días. Sé que estuvo en casa de sus tíosporque he encontrado esto —y Ferdinand le enseñó el lápiz de labios que habíaenvueltoensupañuelo—.Loencontrétiradoenelcuartodebaño,entrelosobjetosdestrozadosenelsuelo.Laportera...yocreoquelaporterasabealgo,nosechó.
ElprofesorlepidióaFerdinandquesecalmarayleexplicaracondetenimientotodo lo sucedido desde su llegada. Le escuchó en silencio, sintiendo la angustiaprofundaquedestilabacadapalabra.
—Lasporteras,losvecinos...muchossonlapuntadelanzadelosgruposdelos
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camisaspardas.Seapresuranadenunciarqueensusedificiosvivenjudíos...yluego,unanoche, lleganesossalvajesydestruyen todo.Puedequeellavieraa suesposa,pero nadie le obligará a confesarlo; ella se siente fuerte. EnAlemania tanto da unjudíomásqueunjudíomenos.
—Peropuedodenunciarla.—¿Quévaadenunciar?Diráqueencontróunlápizdelabiosquepertenecíaasu
esposayquesospechaquelaporteralavio.Nadamás.Desengáñese,nadieharánadaalrespecto.
—Pero¿quiénlahahechodesaparecer?—preguntóFerdinandelevandolavoz.—Lapolicía,loscamisaspardas,laGestapo...elrégimen,señorArnaud.Acudaa
lapolicía,hágaseacompañarporalguiendesuembajada,pongaunadenuncia,peronadieharánadaporquenosevanainvestigaraellosmismos.
—Miesposaesfrancesa.—Noséloquehasucedido,nolosé,peroporloquemehacontadonoesdifícil
imaginaralgunasdelascosasquehanpodidoocurrir.AcasodiscutióconlaporteraalpreguntarleporYitzhakySara;acasoesanaziladenuncióysusamigosdelapolicíao los camisas pardas se presentaron a detenerla. Estamos en guerra, profesor, suembajadapresentarátodaslasrequisitoriasqueseannecesarias,perosiaalguienseleha ido la mano con su esposa... o alguien decidió castigarla por su actitud si seenfrentóaellos...entoncespuedehabersucedidocualquiercosa.
Ferdinand ocultó el rostro entre las manos y se puso a llorar. No soportabaescucharaquellaspalabras.Aquelhombrenoleestabadejandoniunsoloresquicioalaesperanza.SenegabaaadmitirqueenlaAlemaniaqueélhabíaconocido,ladelarazónylainteligencia,pasaraesto.Claro,queahoraapenasreconocíaelpaís.
—¿Me está diciendo queme rinda y regrese a Francia?—preguntó almédico,conlavozquebrada.
—Leestoydescribiendolasituación,nadamás.Perdónemeporhacerlo.—¿SarayYitzhakpodríanhaberseescondidoencasadealgúnamigo?Bauerdudóantesdedarleunarespuesta:—ProfesorArnaud,siestuvieranescondidoslosabríamos,noslohabríanhecho
saber,seloaseguro.—¿Quépuedohacer?¿Quéharíausted?—Yaselohedicho:intentaríabuscarles,perosabiendoaquéseenfrenta.EnesemomentoentróLea,laesposadeldoctorBauer.Eraunamujermenuday
nerviosaqueseapretabalasmanosenungestodeimpotencia.—ProfesorArnaud,haceunosmesesdesaparecieronnuestrohijoysuesposacon
nuestros dos nietos, el mayor de veintiún años, el pequeño de diecisiete. Hemoshecho lo imposible por saber su paradero, los amigos que tan generosamente nosayudan lo han intentado todo pero no hemos logrado saber nada, sólo que
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probablementeestánenuncampode trabajo, sóloeso;peroni siquiera tenemos lacertidumbredequeesténvivos.Poresomimaridonoleengañaniledicepalabrasdeconsuelo.
Lamujersepusoallorarsecándoselaslágrimasconunpañuelo.ElprofesorBauerselevantóylaabrazó.—Vamos,querida,vamos,nollores.—Losiento—musitóFerdinand—,losiento...—Nosedisculpe,entendemossudolorporqueeselnuestro,ycomoeldetantos
otrosdenuestracomunidadqueundíahanvistodesaparecerasuspadres,sushijos,un sobrino, un nieto.Todos los días nos llegan noticias de esas desapariciones. Suesposa es francesa, a lomejor tiene suertey logra...Noquiero ser cruel conustedpero será difícil que se la devuelvan precisamente porque es francesa. Si la hanmaltratado,silahanenviadoauncampo,¿cómoadmitirlo?Losiento,señorArnaud,sientohabersidoyoelqueledigaestaverdad.Miesposayyosabemosloqueestásufriendo...
El profesor Bauer le entregó una lista con las direcciones de los amigos másíntimosdeSarayYitzhak,insistiendoenquefueraprudente,puestoqueeraposiblequelapolicíayaestuvierasiguiéndolelospasos.
—Seguramente laporterade la casadeYitzhakhadadoavisoa susamigosdequeustedestápidiendoinformaciónsobresuesposaysus tíos.Tengacuidado,porustedypornosotros.
—Inge... bueno, ¿Yitzhak y Sara se fiaban de ella?Me ofreció alquilarme unahabitación,yacepté;nosésimeheprecipitado...
—Esunabuenachica—aseguróLea—,comunistacomosunovio,sóloquenolahancogido,o,comoelladice,supadre,peseanohablarle,laprotegeyevitaqueladetengan.
—¿Tambiénescomunista?—preguntóFerdinandsorprendido.—Sí,esomecontóSara.Ellaysunovioestabanenlamismacélulayélunbuen
día desapareció. Tenía que repartir unas octavillas en la universidad; debierondetenerle,porquenuncasehavueltoasaberdeél.Ingetuvosuhijo,yparecequesehaalejadounpocodesusantiguoscompañeros,peronolosébien.Creoquepuedeconfiarenella.
—Gracias...nosécómoagradecerlesloquehanhechopormí.—Nohemoshechonada,salvodesesperanzarleaúnmás.—Por favor, salude a sus suegros—le pidió el profesor Bauer—, fueron unos
anfitrionesencantadorescuandoestuvimosenParís.Alsalir,Ferdinandtomónotadequeenlaesquinacontinuabaaquelcochenegro
con dos individuos que se le antojaron siniestros. Decidió caminar para poner enorden sus emociones.Estabaagotado,no sóloporqueaúnnohabíadescansadodel
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viajesinoportodoloquehabíavividoenlasúltimashoras.Sedetuvoenunatiendaqueestabaapuntodecerrar.Comprómanzanas,café,té,
harina,galletas,pasta,mantequillayjamón,confiando,deestamanera,encontribuirahacersuestanciamenosonerosaparaInge.
Tuvoqueandarmásdeloprevistohastaencontraruntaxi,sintióaliviocuandosemontóenuno.ConocíaBerlín,peronolosuficienteparanoperderse.
IngeacababadebañaraGünteryleestabadandounapapilla.Elniñoteníasueñoysedurmióapenassumadrelemetióenlacama.
FerdinandlerelatósuvisitaalaembajadayalosBauer,ademásdeloqueéstosle habían contado, excepto que la creían una militante comunista. Parecíaensimismada,comosiestuvieraenotraparte.
—¿Puedopedirleunfavor?Ferdinand lamiró sorprendido. Se puso tenso, era él quien necesitaba favores,
perolerespondióafirmativamente.—Necesitosalirunahora,quizádos...Günteresmuybuenoyduermedeuntirón
todalanoche,peroyoestaríamástranquilasabiendoqueustedestápendientedeél.Sólolepidoquedejelapuertadesucuartoentreabiertaporsisedespiertayseponeallorar.
Ledijoquepodíacontarconesefavor,aunquebromeódiciéndolequeestabatancansadoque lomismosedormía tanprofundamentequenooiríanada.Ella sonriódistraídayunavezquerecogiólosplatosdelacenasedespidió.
—Novolverétarde,muchasgraciasporcuidardelniño.¿Dónde iría? Intuyó que seguramente iba a reunirse con sus camaradas
comunistas.DecidióllamaraDavidyhablarconélahoraqueestabasolo.Suhijolepreguntóconangustiasobreelparaderodesumadreyélselasvioy
deseóparanoquitarlelaesperanza.Luegovolvióahablarconsusuegro,quelepidióquesiguierabuscandoaMiriamyleinsistióenquenosepreocuparaporDavid,queelloslecuidabancomosifueraunajoya.
Cuandoporfinsemetióen lacamasintióundeseoprofundode llorar.¿DóndeestabaMiriam?¿Lavolveríaaverohabríadesaparecidoparasiempre?
Lecostódormirse;eranlasdosdelamadrugadacuandomiróelrelojporúltimavez.Ingenohabíaregresado,¿lehabríapasadotambiénalgoaella?
—Despierte,ollegarátarde.Enelumbraldelapuerta,Inge,apesardeestarperfectamentevestidaypeinada,
mostrabafaltadesueño.—Sonlasseisymedia,voyahacercaféyatostarpan,¿quieredesayunar?Ferdinandasintió,y sedirigió albañodondedespuésdeunaducha se aplicóa
afeitarse con rapidez. Veinte minutos después ambos estaban sentados a la mesa
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saboreandoeldesayuno.—Esto es un lujo—dijo Inge—, normalmente no me puedo permitir comprar
café,esdemasiadocaroparamí.DespuésdeldesayunodespertóaGünter,lediolechecongalletasylevistiócon
rapidez.—Hoy tengo tres casas para limpiar, demanera que no le veré hasta la tarde,
salvo que quiera venir a almorzar. A las doce vuelvo a casa para dar de comer aGünteryluegocontinúotrabajando...
—No, no se preocupe por mí. Tengo que ir a la embajada y quiero visitar aalgunosotrosamigosdeSarayYitzhak,notengootraspistas.
Ellasemordióellabio.Ibaadecirlealgo,perosearrepintió.Luegosalióconelniñoenbrazos.
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En la embajada le estaban esperando. El funcionario le escuchó con paciencia yamabilidadhastaqueFerdinandterminósurelato.
—Bien,comoyalehabráninformado,hemoshechogestionesparaencontrarasuesposa.YomismofuialdomiciliodelosseñoresLevi,ydesdeluegolaactituddelaporteranofuecolaboradora.Estabadeseandoquememarcharaynomedioningunaexplicación salvo que los tíos de su esposa ya no estaban. Hemos hablado conalgunos amigos que nos quedan en la policía y con el Ministerio de AsuntosExteriores alemán. Todos han prometido poner elmáximo interés en el caso, perohastaahoranohansabidodarnosrazónalgunadelosucedido.
—Pero¿estánhaciendoalgo?—preguntóFerdinandsinocultarsudesesperación.—Oficialmente cursan nuestras peticiones, nos escuchan y nos aseguran que
harántodoloqueestéensumano.—¿Yustedquécree?El funcionario bajó la vista, buscó un cigarrillo, le ofreció otro a Ferdinand y
luego respondió. Había necesitado esos segundos para evaluar si podía dar unarespuestarelativamentesinceraaaquelhombredesesperado.
—Mis opiniones personales no cuentan, señor Arnaud. Usted sabe lo que estápasando:Alemaniaestáenguerra,primerofueronlosSudetes,después...yaveremos,peroHitlerseguiráhaciendoavanzarasusejércitoshastadoblegaratodaEuropa.Enestos momentos la posición de Francia es muy comprometida. Hitler se creeinvencible,notemeanadanianadie,nohaynaciónalaquerespete.
—Porfavor,yasécuáleslasituaciónpolítica.—¿De verdad lo sabe? Bien, entonces no le será difícil entender que en el
Ministerio deAsuntos Exteriores alemán elmenor de sus problemas es su esposa.Sientodecírseloasí.
—¿AlMinisteriodeAsuntosExterioresalemánnolepreocupaladesapariciónydenunciadeunaciudadanafrancesa?
—No, no les preocupa. Ésa es la verdad. Toman nota, me han hecho rellenarvariosformulariosyyaestá.
—¿Ylapolicía?—preguntóFerdinandcomosinohubieraescuchadolasúltimaspalabras.
—LapolicíadicequenosotrosaseguramosquesuesposacogióenParísuntrencondestinoaBerlín,peroqueesono significaquehaya llegadoa la ciudad,pudobajarseencualquierestación...Nadielahavisto,notenemosniunsolotestigodequesuesposallegaraaBerlín.
Ferdinandsacódelbolsillodesuchaquetaunpañueloenelquehabíaenvueltoellápizdelabios.
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—Loencontréenelsuelodelcuartodebañodesustíos;esdeMiriam.Elhombremiróelobjetosintocarlo.—Bien,enviaréunanotaalapolicíayalMinisteriodeAsuntosExterioresdando
cuentadelhallazgo,¿leparecebien?—Sí,perohagaalgomás.Pregunte a lapolicía si ha interrogadoal revisordel
tren.Tuvoquepedirleelbillete.ÉlpuededecirsisebajóenBerlín.—¿Tieneunafotodesuesposa?—Sí,hetraídovarias.SacódelacarteracuatrofotosdeMiriam.Elfuncionariolasmiróconcuriosidad.
Lasimágeneserandeunamujermadura,deunoscuarentaaños,alta,delgada,melenacorta,cabellocastañoclaroyojosmarrones.
—Ahoradígamequémáspuedohacer—preguntócondesesperaciónelprofesor.—Esperar, nada más. Si quiere regresar a París, nosotros nos pondremos en
contactoconustedsiseproducealgunanovedad.—¿Qué haría usted si fuera su esposa la que ha desaparecido en estas
circunstancias?—Rezar.Ferdinandnoesperabaunarespuestaquepudierasobrecogerletantoelalma.—¿Quélehapasadoamimujer?—preguntóyasinfuerzas.—Le aseguro que no lo sé. Le doy mi palabra que hacemos cuanto está en
nuestrasmanos.—Perosinconfianza,sinfe.Paraustedesesunasuntorutinario.—Señor Arnaud, le aseguro que entiendo su angustia, pero por increíble que
parezca,esdifícilhacermásdeloquehacemos.Hitlerhacambiadolasreglas,selohedicho,despreciatantoasusenemigoscomoasusaliadosyenAlemaniaéleslaley.
—Quieroqueinterroguenalrevisor—insistióFerdinand.—Lopediré.Quedaronenverseunosdíasmástarde.Noteníaotracosaquehacer,asíquese
dirigió él mismo a la estación. Allí paseó de arriba abajo hasta que se decidió aacercarseaunaventanillaypreguntarporeljefedelaestación.
Cuandologródarconelhombre,ésteleescuchóimpacientecomosisetrataradeun loco. El tren de París ya había llegado y el revisor estaba descansando. Podíaprobar suerte otro día, aunque difícilmente iba a acordarse de una pasajeraprecisamenteenesetren.¿Acasoteníaalgodeespecial?Enellibrodeincidenciasnohabíaningunareseñadael20deabril.
Le despidió sin muchas contemplaciones y Ferdinand se sintió tan solo comonuncaimaginóquepodíallegarasentirse.
DecidiócontinuarlasvisitasalalistadeamigosdeYitzhakySaraquesusuegro
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lehabíaproporcionado.LatiendadelosLandauernoestabalejos,demaneraquefueandando.Eledificioeraseñorialy los transeúntesdeaquellacalledaban la impresiónde
sergenteacomodada.Buscabaunatiendadeantigüedades;susuegrolehabíadichoque se trataba de una de lasmejores deBerlín.Debió de serlo, pero ahora estabacerrada y con las lunas rotas. Era evidente que la tienda de los Landauer habíarecibidolavisitadeloscamisaspardas.EntróenelportaldealladoypreguntóalaporteraporlafamiliaLandauer.
—Sehanmarchado—dijolamujer—.Nocreoqueregresen.—Yconlatienda,¿quéhapasado?—Eranjudíos—respondiólamujeramododejustificación.—Queyosepa,eranalemanes.—Ferdinandsesentíadominadoporlaira.Judíos,eranjudíos—insistióella.—¿Dóndeseloshanllevado?—¿Llevado?Yonohedichoqueseloshayanllevado,sóloquesehanmarchado.
Y¿ustedquiénes?¿Otrojudío?La observó con rabia, iba a decirle que no, que él no era judío, pero hizo lo
contrario.—Sí,yotambiénsoyjudío,corraadenunciarmeasusamigos.Salió del portal con paso rápido, tanto como su respiración. ¿Es que todas las
porterasdeBerlíneraniguales?Sepreguntósiaquellamujer,sitodoslosquehabíanconvertidoalosjudíosenloschivosexpiatoriosdesuslocuras,ibanamisa,siseríancristianos,sisedabancuentadequeelcristianismohabíanacidodeJesús,unjudío.
Notuvomejorsuerteenlasdossiguientesdirecciones.Nadiesupodarlenoticiasdelasfamiliasporlasquepreguntaba.Sehabíanmarchado,decían;nadamás.
Peroenlaúltimadirecciónleabriólapuertaunamujerdeunostreintaaños,conelcabellollenodecanasyelmiedoasomándoleenlosojos.
—Porfavor,quisierahablarconelseñorSchneider.—Esmipadre,peronoestá.¿Quiénesusted?Ferdinand le explicó con brevedad quién era y por qué estaba allí; la mujer
entoncesleinvitóapasar.—YitzhakySarasonamigosdemispadres, lesconozcobien,hemoscelebrado
muchos sabbats con ellos. Les visitamos cuando... cuando lo de la librería; luegodesaparecieron. Mi padre se ha acercado varias veces a su casa, con muchaprecaución,yasabequelosjudíosnosomosbienrecibidosenningunaparte.
—Ustedesalmenoscontinúanaquí.—¿Porcuántotiempo?Ustedmismoloestácomprobando.Derepenteundíala
gente desaparece, deja de existir. Dicen que a los judíos nos llevan a campos detrabajo.Peroalosancianosyniños¿porqué?Tengodoshijasyhelogradosacarlas
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deAlemania,esdeloúnicoquemesientosatisfecha.—¿Sacarlas?¿Adónde?—Tenemos familia en Estados Unidos, un hermano mío se fue allí hace unos
años.Yo...yotrabajabaenelMinisteriodeAsuntosExterioreshastaquemeecharon;allí seoíanmuchascosas, tambiénhaygentebuenaaunqueesté tanasustadacomonosotros.Selocontaré:mijefeeraunbuenhombre,yundíamellamóparadecirmeque tenía que despedirme, que yo no era de confianza para los nuevos amos deAlemania,ymediounconsejo:«Márchate,hazloantesdequeseademasiadotarde,vete con tus hijas, yo te ayudaré ahoraquepuedo».Yonoquería dejar aquí amispadres, porque ellos se resistían a abandonar su ciudad, me decían que éramosalemanes.Perodecidíquesiaquelhombremehablabaasíeraporalgomuygrave,demaneraquemepuseencontactoconmihermanoylepreguntésipodíahacersecargodemishijas.LedoygraciasaDiosporquevivensegurasenNuevaYork.
—¿Dóndeestánsuspadresahora?—Hanidoareunirseconamigos,esperoquenolespasenada.Cuandosalesde
casanuncasabessivasaregresar.Nosequedómuchotiempomás;sabíaquelamujernopodíaaportarningunaluz
sobreladesaparicióndeYitzhakySara,ymuchomenosdeMiriam.Vagóporlaciudadsinrumboyentróenvariastiendasparacomprarcomidapara
llevaraInge.Cuandoellaleviollegarcargadodepaquetesleregañó.—Nodeberíacomprartantascosas;seloagradezco,peronoquieroquesesienta
obligado,ustedyapagaporsuhabitación.—Noquieroofenderla—seexcusó.—No, nome ofende; al contrario, soy yo la que no quiero que se sienta usted
comprometidoaayudarme.Yoaceptolavidacomoviene.Enrealidad,yoheelegidoloquemepasa.
Ferdinand se indignóal escucharlahablar así.No, ellanohabía elegidoaunosnaziscomofamilia,ninacerenunpaísalbordedelalocura,niquesunoviohubieradesaparecido, ni que no pudiera trabajar en otra cosa que limpiando casas. Él nohabía elegido lo que le estaba pasando, de ninguna manera había elegido aquellapesadilla.
Cenaron casi en silencio, Günter se había dormido hacía rato. Inge estabacansada,yéltambién;leayudóarecogerlosplatosydespuéslepidiópermisoparallamar a su hijo. La conversación con David se le hacía difícil, pero no podíaengañarlenidarlefalsasesperanzas.
—Hijo,continúobuscándola,hagoloimposible,perosisupierascómoestáestepaís...
A David poco le importaba la situación de Alemania; lo único que quería erarecuperar a su madre, no aceptaba que hubiese desaparecido ni que le hubiese
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abandonadosinmás.Élsabíaquepornadadelmundolesdejaría.Durmiódeuntiróntodalanoche,ysesorprendiócuandoalamañanasiguientele
despertóInge.—Tengoqueirmeatrabajar;lehedejadocaféenlacocina.—¿Quéhoraes?—Lasocho.Comonomedijoqueteníaquemadrugar,hepensadoquelevendría
biendormirunpocomás.Encuantooyó lapuertacerrarse saltóde lacama.No teníanadaquehacer.Ya
habíavisitadoalosamigosdeYitzhakySaraquesusuegroconocíayalfuncionariodelaembajadateníaquedarletiempo:nopodíapresentarsearequerirnoticiastodoslos días.De repente pensó en el conde d'Amis. Le había pedido ayuda y él no sehabíapronunciado.
Cuando el conde se puso al teléfono le notó malhumorado y durante laconversaciónsemostrósecoycortante;perodespuésdemuchoinsistiraceptódarleelteléfonodelbarónVonSteinerparaquelellamaraensunombre.
Elbarónseextrañóalrecibirsullamada,peroaceptórecibirleesamismatardealastresensudespacho.
Ferdinandregresóalaestación.Tampocoestaveztuvosuerte,yaquenoencontróalrevisordeltrenprocedentedeParís.PaseóporBerlínsinrumbofijo.Sabíaquenolograríanada,perodecidióregresaralacasadelostíosdeMiriam.
Diounascaminatasdearribaabajoporlaacera,fijándoseenlaslunasrotasdelalibrería, en cuyapuerta habían clavadounasmaderaspara impedir la entrada a losintrusos.Novioalaporteranitampocoentrarnisaliranadiedelportal.Parecíaunacasadeshabitada,aunquesabíaquenoloestaba.Volvióatenerlasensacióndequeeraobservadoporalguiendesdelasegundaplanta,peronoalcanzóaidentificarle.
RegresóacasadeIngejustoenelmomentoenqueéstadabadecomerasuhijo.—¿Quierequelepreparealgo?—seofrecióella.—No,nosepreocupe,notengohambre;tomaréuntéyunasgalletas.—Tiene que comer, no le servirá de nada no hacerlo. Uno piensa mal con el
estómagovacío.—Ya, pero no tengoganas, luego cenaré.A las tres voy a ver a un hombre, al
barónVonSteiner.—¿VonSteiner?¿Leconoce?—Le conocí hace pocomás de un año, en el sur de Francia, en el castillo del
conded'Amis.YalehedichoquesoymedievalistaydoyclasesenlaUniversidaddeParís.
—Esunhombremuybienrelacionado;sialguienlepuedeayudaresél,deberíahaberempezadoporahí.
—¿ConoceaHitler?
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—Imaginoquesí;tienemuchodineroyesdelosquedecíanquelaprovidencianoshatraídoaHitlerparasalvaraAlemania.
—¿Ycómosabeloquedice?—Porqueleolosperiódicosyescucholaradio,supongoquecomousted.Inge terminó de dar de comer aGünter y dejó al pequeño sentado en el suelo
rodeadodesusjuguetesmientrasellasepreparabadenuevoparasalir.—Hoynotengotantotrabajo,peroayermequedaroncosasporplancharencasa
demicasera,asíqueestaréunpardehorasabajo.¿Leesperoparacenar?—Sinoleimporta...—¡Pues claro que no!Aunque no seamosmuy buena compañía el uno para el
otroporqueambostenemosproblemas,esmejorcenarjuntosquesolos.Faltabancincominutospara las trescuandoapretabael timbredeldespachode
VonSteiner,situadoenunedificiocéntricodelaciudad.Unhombreleabriólapuertayleinvitóapasaraunasaladeesperadondecada
detalleevidenciabanosólobuengusto,sinolaposicióneconómicadesupropietario:loscuadros,laalfombra,lossillonesdecuero,lamesadecaoba...
Alastresenpuntoleacompañóaldespachodelbarón.—¡SeñorArnaud,quésorpresa!—Losé,barón,graciasporrecibirme.—Dígame, ¿qué hace usted en Berlín? ¿Tiene algo que ver con sus
investigacionessobrefrayJulián?—rióelbaróncelebrandosuocurrencia.—No,barón,tienequeverconmiesposa.—¿Suesposa?Ferdinandvolvió a explicar lo sucedido: de tanto hacerlo ya había depurado el
discursohastadejarloenloesencial.El barón le escuchaba sin inmutarse. Cruzó las manos encima del escritorio y
pareciódudaruninstanteantesdehablar.—Lo que usted cuenta es muy extraño. Sinceramente, me cuesta creer que
alguienpuedadesaparecerasíanoser...—Anoser...—Anoserqueesadesapariciónseavoluntaria,perdonemifranqueza.EstavezfueFerdinandquiendudódelarespuesta.Eralaterceravezquealguien
sugeríaqueMiriamhabíadesaparecidovoluntariamente.Primeroel funcionariodelQuaid'Orsay,luegoeldelaembajadayahoraelbarón.Sesentíaimpotenteyairadoanteestasinsinuaciones.Leparecíasuciotenerquejustificarseasíantedesconocidos.
Pero una vez más lo hizo, sintiendo la impaciencia del barón quedisimuladamentemiróelreloj.
—...noquieroquitarletiempo,sólolepidoayuda;ustedpuedeconseguirquelapolicía se tome en serio el caso, que investiguen, que interroguen al revisor. En
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cuantoaladesaparicióndelostíosdeMiriam,parasorpresamíanosonlosúnicos;alparecerlosalemanesjudíosdesaparecendeundíaaotro,ynadiesabenadadeellos,salvoque lesconducenacamposde trabajo.¿Porqué?¿Cómopuedendesaparecerasí? ¿Qué pasa con sus negocios, con sus trabajos?Me parece terrible lo que estásucediendoaquí.
Elbaróndiounpuñetazosobrelamesasinocultarsuindignación.—¿Cómoseatreveajuzgarnos?Losjudíos...aquínadiedesaparece,haymuchos
delincuentes que van a campos de trabajo. Los judíos han recibido mucho deAlemaniayeshoradequedevuelvanalgodeloquehanrecibido,enestosmomentosenquesenecesitanmanosenlasfábricasparaafrontarlosretosfijadosporelFührer.Nuestros jóvenes se preparan para ir al frente, los mejores hombres de Alemaniaestánlistosparamorirporsupatria,yustedsepreocupaporqueunoscuantos...unoscuantosjudíostrabajen.¡Esindignante!
Nosuposicallarseo traicionar susconvicciones.Fueunmomentodifícilenelque se sintió desgarrado, pero al final decidió que traicionarse a sí mismo eratraicionaraMiriamyaDavid.
—Barón,nocompartolapolíticadesuFührer,ymuchomenoslaqueserefierealos judíos.Los tíosdeMiriamsonalemanes, los judíosquevivenenAlemaniasonalemanes.CadahombredebepoderrezaralDiosquequierasinqueesotengaqueverconsupatriotismoosulugardenacimiento.EntrelasmejorescabezasdeAlemaniaencontrarámuchosjudíos,nosepuedeescribirlahistoriadesupaíssinellosyustedlosabe.Peronohevenidoadiscutirsinoapedirleayuda,¿puededármela?
ElbarónVonSteinerlemirófijamenteyluegoselevantódesubutaca.—Dele a mi secretaria todos los datos de su esposa y sus tíos. Le llamaré. Y
ahora, señor Arnaud, tengomucho que hacer. Le recuerdo que nuestros países noestánprecisamenteensusmejoresrelaciones.
Se despidieron con una ligera y fría inclinación de cabeza. La secretaria leacompañóalapuertatrasanotarconrapidezlainformaciónqueledioelprofesor.
Ferdinandmiró el reloj.No había estado ni veinteminutos en aquel despacho.Respiró hondo, reconfortado por el aire frío y la lluvia que comenzaba a caer confuerza.Yasóloquedabaesperaraquelaembajadaoelbarónledieranalgunapista.Laespera,porcortaquefuera,seleíbaahacereterna.
Cuandollegóacasa,IngeestabahaciendolacenayescuchandolaradiomientrasGünterjugabasentadoenelsuelo.Parecíacontenta.
—¿QuétallehaidoconVonSteiner?—preguntó.—Nomuybien,peroesperoquemeayude.Y le contó lo sucedido; también su sentimiento de vergüenza por tener que
defender su matrimonio ante desconocidos. Luego le pidió permiso para llamar aDavid.Hablóconsuhijo,alquenotóaúnmásangustiado.LamadredeMiriamse
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pusoacontinuaciónparadecirlequeDavidapenascomía,quehabíadíasenquesenegaba a ir al liceo y que casi no dormía. Pidió volver a hablar con su hijo paraintentarconvencerledequefuerafuerte.
—Tienesqueserlo,porti,porellaytambiénpormí.Tumadrenoflaquearía,estédondeesté,demaneraquenosotrostampocopodemoshacerlo.
—Pero¿dóndeestá?¿Dóndecreestúqueestá?—gritóDavid.La conversación con suhijo le deprimió aúnmás.Se sentía inútil, perdido, sin
saberelrumboquedebíatomar.Ingeleobservabaensilenciomientrasponíalamesa.Sefueasuhabitación,necesitabaestarsolo.
UnahoramástardeIngellamósuavementealapuertadeldormitorio.—Güntersehaquedadodormido,¿quierequecenemos?Yaséquenohaynada
que celebrar, pero he preparado una strudel con lasmanzanas que compró.Esperoqueleguste;noesqueseamuybuenacocinera,perohacertartasmeencanta.
Estabancenandoensilenciocuandoeltimbrelessobresaltó.Ingeselevantóyfueaabrirlapuerta.Laescuchóhablarconunhombre,luegoentróconélenlasala.
Eljoveneraaltoyllevabauniformemilitar.LlevabaaIngecogidadelamano,aellaselaveíatranquilaasulado.
—Ferdinand,lepresentoamihermanoGustav;acabadellegardepermiso.Eselúnico de la familia con quien me trato. De vez en cuando me da la sorpresa devisitarme.
Seestrecharonlamanoyeljovensesentóconellosacompartirlacena.Ingeleexplicó quién era su huésped y por qué estaba allí; Gustav escuchaba y hacíapreguntas;interesadoporcuantoFerdinandlerelataba.
—Siento lo que le está pasando, aunque no me extraña. En Alemania estánocurriendotantascosas...
Gustavdionoticias a suhermanadel restode la familia.Sumadre cadadía semostrabamás fanática:adorabaaHitleryhabíacolocadosu fotoenunahornacinacomosideunsantosetratara.Supadresequejabadelasmuchashorasdetrabajoporla necesidad de limpiar las calles de escoria, «es decir, a judíos, comunistas,homosexuales...todoelquenoesnazi».
Su hermana pequeña, Ingrid, seguía en la escuela y sus padres la estabanconvirtiendoenlaperfectanazi.
Ferdinand se interesó por la opinión del hermano de Inge sobre lo que estabaocurriendoensupaís.
—Yoquería ser soldado antes deque sucediera todo esto, supongoqueporquemispadresdesdepequeñomedecíanquelomejoreratenerunpuestoseguroenelEstado.Nomegustabaserpolicía,aborrezcoloquehacemipadreylodesersoldadome parecía más digno, pero ahora... sé que tendré que combatir, pero no porquetengamosningúnenemigosinoporqueHitlerhadecidido«salvar»aEuropaypara
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ellosnadamejorquequiendirijaEuropaseaAlemania.Soysoldadoyobedezco.Nohago preguntas, pero pienso, claro que pienso, y aunque no comparto las ideas deIngenocreoquedebamorirporellas,comotampocoquelosjudíosseanlacausadelosproblemasdeAlemania.Pero,comoledigo,yonodecido,sóloobedezco.
Cuando terminarondecenar,Ferdinandseofrecióa recoger losplatosmientraslosdoshermanoshablaban.Después,lesdiolasbuenasnoches;noqueríaimponerlessupresencia.NotabaqueIngeestabaávidadenoticiasdesufamilia.Setumbóenlacamaysepusoaleermientraslellegabaelsueño.
PorlamañanadesayunóconIngeyseofrecióaquedarseconGünterpuestoquenoteníanadaquehacer.
—Siquierelepuedollevaralparque,hoynollueve...—¿Ysilellaman?—Bueno,ustedestá limpiandoenelpisodeabajo,demaneraque le llevaríaal
niñodeinmediato.Ellaaceptóencantada,ledijoqueasílecundiríamáseltrabajoyacabaríaantes,
loquelevendríabienparadescansarunpoco.Eltrabajoeraduro,ledolíalaespaldaytambiénlasrodillasdeestartantashorasagachadafregando.
—¿Porquénointentaacabarsusestudios?—lepreguntóél.—Yoestudiabafilología,queríasermaestra,peroesunsueñoqueheenterrado,
yaledijequeaceptolavidatalcomoes.Noserémaestra,seréloqueahorasoy.Almenospuedomanteneramihijoysaliradelante.
Ferdinandsellevóalniñoapasear.Güntereraunniñoapacibleyapesardesertanpequeñoparecía saberque teníaqueportarsebienynoserun incordiopara sumadrecuandoéstatrabajaba,yaqueporesolepermitíanirconél.
Le llevó al parque y le hizo dar unos pasos agarrado de su mano. Sería unasorpresaparaIngeveresosavancesyaquesequejabadequeelniñollevabaciertoretrasoenaprenderacaminar.
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Losdíascomenzarona tener supropia rutina.Por lamañanasalíaconGünter,queevolucionaba muy rápidamente y prácticamente ya andaba solo, y por la tardeacostumbraba a acercarse a la casa de losBauer o de los Schneider, para saber siteníanalgunanoticiadeYitzhakySara.Tambiénhabía idoenunpardeocasionesmásalaestaciónparatratardever,sinéxito,alrevisor.
DiezdíasdespuésdesullegadaaBerlínrecibiólallamadadelfuncionariodelaembajadacitándoleparaeldíasiguientealasocho.
Acudió puntual y nervioso, temiendo oír que seguían sin tener noticias deMiriam.
—Señor Arnaud, aquí tengo el informe que me ha enviado el Ministerio deAsuntosExterioresalemán.
Le entregó un folio cuyo contenido era desolador.No había constancia de queninguna ciudadana francesa hubiera sufrido ningún accidente enAlemania, ni queestuviera ingresada en ningún hospital. Tampoco de que hubiera habido ningúnincidenteenelquehubieraestadomezcladaunaciudadanafrancesa,porloquenienlas comisarías ni en los centros de detención tenían noticias sobre ella. No habíaconstanciadequedichaciudadanahubierallegadoaBerlín.ElMinisteriodeAsuntosExterioresalemándabaporcerradoelasunto.
—¿Asídesimple?—preguntóFerdinand,decepcionado.—Asídesimple.Oficialmentenohaycaso.—¿Nopuedeinsistir?—rogóalfuncionario.—Puedohacerlo,peronosemolestaránenhacernada.Volveránamandarmeun
oficiocomoéste.—¿Creequehanhechoalgo,quelahanbuscado?—SeñorArnaud,loqueyocreadaigual.Ellosdicenquelohanhechoyésteesel
resultado.Loquesíséesquenoharánnadamás.—¿Ylapolicía?—Yasabequenosotrostenemosalgúncontacto,perononoshandichonada.Esta
mañanaantesdequeustedllegarahabléconelhombrequeconocemos,ymeaseguróque no sabían nada de su esposa y que estaban convencidos de que nunca llegó aBerlín.
—¿Yhaninterrogadoalrevisor?—Al parecer le localizaron y le enseñaron la foto de su esposa, pero no la
recuerda. El embajadorme ha dicho que le transmita que continuaremos haciendotodos los esfuerzos que estén a nuestro alcance, pero que no le podemos daresperanzasprometiéndoleresultados.Escomobuscaraunfantasma.
—Mimujeresreal.EllallegóaBerlínyestuvoencasadesustíos.
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—Nolodudo,señorArnaud,perodebeentenderquenopodemoshacermásdeloqueestamoshaciendo.
—Creo que las autoridades alemanas no están haciendo nada —sentencióFerdinand—.Loquenoséesporqué.
Elhombresequedócalladomientras lesostenía lamirada.Eraundiplomático,peroparaesapreguntaéltampocoteníarespuesta.
Salióvencidode laembajada.Sabíaqueno ibanahacernadamás, siacasodecuandoencuandoenviaríanunainformaciónconcisa:sinnoticiasdelparaderodelaseñoraArnaud.
SiregresabaaParísadmitiríaquedabaaMiriamporperdidaparasiempre;nosesentiríacapazdeafrontarlaangustiadesuhijonidesussuegros,nilasuyapropia.Teníaqueseguirperonosabíaquédireccióntomar.
Volvióapasearsinrumboporaquellaciudadquecadavezodiabamásysintiólasgotasdelluviamezclándoseconsuslágrimas.
«Dónde estás, Miriam? ¿Dónde estás?», susurró mientras lloraba. Algunaspersonassevolvíanamirarleeimaginabanqueaquelhombrepasabaporalgúndueloquenoeracapazdeocultar.Pocoleimportabanlosdemás.Sesentíadesgarradopordentro y era demasiado el dolor para preocuparse por aquellos que lemiraban concuriosidad.
LlegóempapadoacasadeInge.Fuedirectamenteasudormitorioparaevitarquelevieraeneseestado,peroellalesiguiópreocupada.
—Perdone,noquieroincomodarle,pero¿hatenidoalgunanoticia?¿Hasucedidoalgo?
La miró entre lágrimas incapaz de hablar y ella, con timidez, se acercó paraabrazarleeintentartransmitirunconsueloquesabíaqueerainútil.Despuéssaliódelcuartoparadejarqueserecuperara.
Alcabodeunosminutos,Ferdinandsereunióconella.—Estuveestamañanaenlaembajada.Ingeesperóquefueraélquienlerelataralosucedidoporquenoqueríaahondaren
lasheridasdeaquelhombre.—Mimujersehaconvertidoenunfantasma,hadejadodeexistir.Sólomequeda
esperarlagestióndeVonSteiner,siesquelahace.—Lahará,estéseguro,delocontrarionosehabríamolestadoenpedirlelosdatos
desuesposaydesustíos.Puedequeéltengamássuerte.—Nolosé,Inge.Lopeoresquenosemeocurrequémáspuedohacer.Séque
estáaquí,pero¿dónde?Hepensadoenponeranunciosenlosperiódicos.—Meparecebuenaidea;puedequealguienlahayavistoyledenunapista.No
pierdenadaporintentarlo.Puedoacompañarleestatarde.Hoynotengomástrabajo.Fueron a poner el anuncio en los periódicosmás importantes, y ofrecieron una
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pequeñarecompensaporcualquierinformaciónsobreMiriam.IngeconfiabaenqueesodieraresultadoyFerdinandnecesitabacreerquealomejoreraasí.
Esanochevolvieronacenarensilencio.Cualquierpalabrahubieraestadodemás.Al día siguiente los periódicos mostraron la foto de Miriam y Ferdinand
permaneció todo el día sin salir de casa junto al teléfono pero nadie llamó. Elsegundo día sí se produjo una llamada: la secretaria del barón le citaba para esamismatarde.
Porprimeravezdesdequeeraniño,rezócontodassusfuerzasparaqueesatardeledijeranalgosobreelparaderodeMiriam,loquefuera,algoqueevidenciaraquenosehabíaconvertidoenunfantasma.
Elbarónlerecibiódepieeneldespacho,comounanunciodequelaentrevistanoduraríademasiado.
—Señor Arnaud, dada la amistad que me une al conde d'Amis y larecomendacióndeésteparaqueleayude,heintentadoindagarsobreelparaderodesuesposa.Yahevistoqueustedhaacudidoalosperiódicos...
—Estoy desesperado, barón —admitió Ferdinand—, haré cualquier cosa porencontrarla.
—Bien,hemolestadoaalgunaspersonasimportantes,yséquesehantomadoeldebido interés por darme una respuesta satisfactoria, pero siento decirle que ladesaparicióndesuesposaesunenigma.Sehainterrogadoalrevisordeltren,inclusoaotrosempleados,ynadielarecuerda.Selahabuscadopor...
Ferdinandleinterrumpióanteelasombrodelbarón.—Hospitales,comisarías,cárceles...ynada,nirastro.ComosilaseñoraArnaud
noexistiera,onuncahubieratomadountrencondestinoaBerlín.Elgestodelbaróndelatabalaincomodidadquelehabíaproducidolainterrupción
deFerdinand.Aquelhombreleexasperaba,comocuandoD'Amislespresentóensucastillo.
—Ustednoquiereadmitirlaverdad,señorArnaud.—¿Ycuálesesaverdad,barón?—Que su esposa ha desaparecido voluntariamente, que le ha dejado, señor
Arnaud.Nomecorrespondeamísaberporqué,peroésaeslaúnicaevidencia.—Seequivoca,barón;mimujerllegóaBerlínyfueacasadesustíos.Encontré
sulápizdelabiosenelcuartodebañodesucasa,unacasaarrasadaporloscamisaspardas,aellosselosllevaronporserjudíos, imaginoqueaunodeesoscamposdetrabajo,pero¿yaMiriam?¿Quéhanhechoconella?Ellaesfrancesa,noesalemana,notienenadaqueverconustedes.
Elbarónpermanecióensilencioescuchándole,impasible,comosinadadeloqueFerdinanddijerapudieraconmoverle.
—¿Quéhacenconlagente,barón?¿Esustednazi?¿Esunodeesosdesalmados?
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Noleimaginoaliadoconesagentuza.—Entiendosupreocupaciónydesconcierto,peronadapuedohacer.Ustednose
conformaconlaverdad,demaneraque,señorArnaud...—Yame voy, barón. No hace falta queme acompañe a la puerta; soy sólo el
esposodeunajudíadesaparecida.¿Aquiénleimportaunajudíamásomenos?Esta vez las lágrimas eran de rabia. Salió del despacho del barón con la ira
reflejadaencadamúsculodelrostro.Paróuntaxipararegresaracasa.HablaríaconDavidyconsussuegrosyentre
todosdecidiríanquéhacer.Cuando llegó a casa de Inge la encontró hablando conDeborah, la hija de los
Schneider,lamujerdecabellocanosoquehabíaenviadoasushijosaNuevaYork.Lamujertristequelehabíarecibidoatemorizada.
—Perdonequemehayapresentadoaquí,perovimoslafotodesuesposaenlosanunciosdelosperiódicosymipadremehapedidoquemeacercaraparavercómoseencuentra.Queremosquesepaquenoestásoloensudesesperación.
—Cada vez que hablan de mi mujer siento que la intentan ensuciar con suspalabras.
—No sé cómo podemos ayudarle —se lamentó Deborah Schneider—. A mispadresyamínosgustaríapoderhaceralgo,loquepodamos,cuenteconnosotros...
—Gracias.UstedesaligualquelosBauermehanayudadoanodesfallecer,sonelúnico nexo con los tíos de Miriam y, por tanto, con ella misma en estascircunstancias.Elproblemaesquenoséquéhacer...
—Se tendrá que marchar —afirmó Deborah—, aquí no puede quedarseindefinidamenteysiella...bueno,sisuesposalograsalirdedondeesté,lesbuscará.
—Pero¿dóndeestá?Dígamelousted.—Nolosé.Quizátuvounenfrentamientoconlaporteradelacasadesustíosy
éstaavisóaloscamisaspardas.Oselallevaronporqueesjudíaaunquelesdijeraqueera francesa.Puedequehayasucedidoesoyahoranoseatrevanadejarlamarcharporqueentoncesdiríaloquenoquierenquenadiesepa.
—Si fuera así, significaría queno la dejarán libre nunca, que la retendránparasiempre...
—Esloúnicoquesemeocurrequepuedehaberocurrido...—Entonces tengoque seguirbuscándola—afirmóél—.¿Dónde se llevana los
judíosquehacendesaparecer?¿Dóndeestánesoscamposdetrabajo?—Nadie ha regresado para contarlo —afirmó Deborah—. Sólo la gente
importantedelrégimenlosabe.—Semeocurrequevolvamosaveralaportera—propusoInge—,alomejorsi
intentasobornarla...noseráfácil,porqueesunafanática,peronuncasesabeconesagente.Tambiénpodemos intentarveraalgúnvecinodesus tíos;quizáseatrevana
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decirnosalgo.—Loharé—dijoFerdinand—,iréahoramismo.DeborahSchneideraceptócuidaraGünter,deseosadequelavisitaalacasade
los Levi diera sus frutos. Sentía lástima por aquel hombre que buscaba con tantadesesperación a su esposa.Y rezó dando las gracias aDios por haberla iluminadopara que enviara a sus hijos a Norteamérica: ella podría desaparecer como tantosotrosjudíos,peroalmenossushijosvivirían.
LaoscuridadenvolvíaBerlínpeseano sermásde las sietede la tarde.El taxiparóenlapuertadelacasadeYitzhakySara.Lapuertadelatiendaestabacubiertaportablasclavadasdemalamaneraperoquecumplíanlafuncióndeimpedirelpasodeintrusos.Elportalestabacerrado,peroIngeteníalasllaves.Habíadecididovisitarprimeroalosvecinosantesdeenfrentarsealaportera.Subieronconpasofirmelasescalerashastalasegundaplantadondehabíadosviviendas.Llamaronalapuertadeladerecha,peropormásqueinsistieronnadierespondió:onohabíanadieenaquellacasa o no querían visitas de extraños. Luego probaron suerte con la puerta de laizquierda,ycasideinmediatoaparecióunamujer.
—¿Quédesean?—preguntócondesconfianza.—Buenas tardes, señora; verá, yo era ayudante de los Levi, seguro queme ha
vistoenalgunaocasiónpor la librería,yesteseñoressobrino,bueno,suesposaessobrinadelosLevi...
—¿Y amí quéme importa quiénes sean ustedes? ¿Qué es lo que quieren?—respondiólamujerdemalamanera.
—QuerríamossaberadóndesehanllevadoaYitzhakySara.Alomejorhaoídoalgo...ytambiénpreguntarleporelincidentequeseprodujoaquíamediadosdeabrilcuandolasobrinadelosLevillegóalacasaencontrándose...yasabe,losdestrozosquehansufridolatiendaylavivienda.
—Yonosénada,nihevistonada,niheoídonada.LamujerestabadispuestaacerrarleslapuertaperoFerdinandseloimpidió.—Señora, no le estamos pidiendo que revele ningún secreto inconfesable, sólo
queremos que nos diga dónde cree que han llevado a losLevi y si usted vio amiesposacuandoestuvoaquí.
—Nosédequémehabla,déjemeenpazollamaréalapolicía.—¿Alapolicía?¿Yporqué?¿Porquelehemospreguntadoporunosancianosy
su sobrina? ¿Es eso un delito en Alemania? —Ferdinand no podía contener suirritación.
Lamujercerrólapuertabruscamentesindarlestiempoareaccionar.Ingelemiróyhaciendoungestoleinvitóaseguirlaalaterceraplanta.
Notuvieronmássuertequecon lamujerdelsegundopiso.Despuésdedecirlesquenosabíannada, lescerrarondeinmediatocomosielhechodehablarconellos
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pudieraprovocarlesalgúnproblema.Así fueronsubiendoplantaporplantahasta llegara laúltima,dondehabía tres
puertas.—Éstasdebendeserbuhardillascomoenmicasa.Sellevaronunasorpresacuandollamaronalaprimerapuertayseencontraronde
brucesconlaportera.—Buenas tardes, señoraBruning, ¿podemos pasar a hablar con usted?—pidió
Ingeconunasonrisa.Laportera,tandesconcertadacomoellos,abriólapuertay,antesdequepudiera
decirlesnada,seencontróconqueIngeyFerdinandestabanyadentrodelacasa.Alfondo,unhombresentadoescuchabalaradioconunperiódicoenlasmanos.Nolesfuedifícildeducirqueeraelmaridodelaportera.
—Lesdijequenovolvieranporaquí—dijoellaentonoamenazante.—SeñoraBruning—comenzóahablarFerdinand—,séqueesustedunamujer
sensible y por eso he vuelto. Usted, que tiene familia, puede entender ladesesperación de alguien que no encuentra a su esposa; imagínese que a usted lesucedieraalgoasí,quesuesposodesaparecieraderepente,sindejarrastro...
Lamujerlemiródudandodelarespuesta.EltonoapenadodeFerdinandparecíahaberlaconmovido,perosólo fugazmente,porqueal instante les regalóunamiradacargadadedesprecio.
—¿Yamíporquémepreguntaporsuesposa?—gritó—.Silehadejado,busqueenotraparte;ustedsabráconquéclasedemujerestácasado.
FerdinandlevantólamanoparaabofetearlaperoIngese interpusoentre losdostemiendolasconsecuencias.Elmaridodelaporteraseacercóalescucharlosgritosdesumujer.
—Ursula,¿quépasa?—¡Preguntanporesagentuza!—¿Quégentuza?—LosLevi,éstaeslaquelesayudabaenlalibrería—dijoapuntandoconeldedo
a Inge— y éste el marido de su sobrina. ¡Yme preguntan a mí por esa gentuza!¡EstaránconelDiabloenelinfierno,delqueesperonolesdejensalir!
—Cálmate, mujer, y vete adentro que ya me hago cargo yo. ¿Qué es lo quequierendenosotros?—les increpóelhombre, tanorondocomosuesposaysinunsolopeloenlacabeza.
Inge cogió del brazo a Ferdinand e intentó calmarle. Luego se dirigió alenergúmenoyledijo:
—Señor Bruning, no queremos molestarles, disculpe si hemos llegado en malmomento,peroverá,sinofueraimportante,nonoshabríamosatrevidoahacerlo.
Duranteunosminutoslehablócomosideunniñosetratara,paraqueelhombre
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respondieraalaspreguntasquetantoenfurecíanasuesposa.Éllesobservabaconlafrialdadimpersonaldelqueodiaporpropiaimpotencia.
FueraporeltonodevozneutroysosegadodeInge,fueraporsentirseimportanteante los intrusos, lo cierto es que el hombre escuchó hasta el final a pesar de losimproperiosquesuesposalanzabadesdelasalapidiéndolequelesecharaapatadas.
—Sisuesposahadesaparecido,vayaalapolicía;nosotrosnosabemosnada—dijocondespreciomirandoaFerdinand—.EncuantoalosLevi,eranbasurahumana,judíos,estándondedebenestar.
—¿Dónde?—preguntóIngesuavementeconlamejordesussonrisas.—No lo sé, en cualquier lugar en que hagan algo útil por este país al que han
sangradoconsuavaricia.Sivuelven,lesecharemosapatadas.—Peroaquíestásucasa,sutiendalespertenece—acertóadecirFerdinand.—Sinoregresan,lesdejarádepertenecerypasaráaserdebuenosalemanes.Ya
hemos soportado bastante a los judíos en este país.El Führer sabe lo que hay quehacerconellos.Sonuncáncer.
FerdinandibaareplicarperoIngeleapretóelbrazoconfuerza;erasumaneradepedirlequeladejaraaellatratarconlosBruning.
—¿Sabedóndesellevaronasusobrina?Sabemosqueestuvoaquí,encontramosalgunasdesuscosas,demaneraquenohayduda,ynosgustaríasaber...
Ingenopudocontinuarlafraseporquelaporterasehabíaplantadoenelvestíbuloylesempujóconrabia.
—¡Fueradeaquí,asquerososamigosdelosjudíos!¡Fueradeaquí!Acabaroneneldescansillo,conlapuertacerradayoyendolosimproperiosdela
porteraylosgritosdesumarido.Sesentíanexhaustos,conlarabiadelafrustraciónaflordepiel.Llamaron al timbrede las otras dosviviendas, peronadie respondió.Se sabían
observadosporlamirilla.EntraronenelpisodelosLeviylovolvieronaexaminardearribaabajoenbusca
dealgunaotrapista.Noencontraronnada,peronotaronquealguienhabíaestadoallídespuésqueellos.Algunascosasnoestabancomolasdejaron. Ingesugirióque talvezlapolicíahabíaidoabuscaralgúnindiciodelapresenciadeMiriamainstanciasdelaembajada.TampocoesoleservíadeconsueloaFerdinand.Allí,enaquellacasa,seperdíaelrastrodeMiriam,allísehabíaesfumado;peroseguíasinsaberquéhabíaocurridoexactamente.
DeborahparecíaencantadaconGünter.Laencontraronenelsuelojugandoconelpequeño. La mujer se entristeció al escuchar el relato de lo sucedido y antes demarcharsediounconsejoaFerdinand.
—Séqueesmuyduroloquevoyadecirle,peroregreseaParís.Vuelvaconsuhijo,esloúnicorealquelequeda.
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—¿YabandonaraMiriam?No,nopuedohacerlo.
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Losdíassiguientesseconvirtieronenunapesadilla.Noteníadóndeírnínadaquehacer.Llamóalaembajadaunpardevecesyamablementeledijeronquenosehabíaproducidoningunanovedad;tampocoentrelosamigosdeSarayYitzhakseprodujoningúnacontecimientorelevante.
Ingenoledecíanada,peroenrealidadtampocohablabanmucho.Trabajabatodoeldíaycuandoseveíanalahoradecenarestabademasiadocansada.EntresocuatroocasioneslevolvióapedirquecuidaradeGüntermientrasellasalíaporlanoche.UndíaleconfesóquesereuníaconsuscamaradasdelPartidoComunistaporquehabíanvueltoaaceptarla.
Porsuparte,DavidinsistíaenquesequedaraenBerlínybuscaraasumadre.Enlaspalabras entrecortadasde sus suegros interpretabaque tampoco se resignabanaqueregresarasinMiriam.
Eltranscurrirdeltiemposeleempezóahacerinsoportable.EstabaenBerlínparasentirse cerca de su mujer, pero acaso, se decía, era una manera de calmar suconciencia más que otra cosa. Porque se sentía culpable, culpable por haberlepermitidoemprenderelviaje,culpablepornohabersidocapazdeverloqueestabapasando enAlemania pese a que no era ningún secreto queHitler había puesto enmarchaleyesracialescuyasprimerasvíctimaseranlosjudíos.
Unamañanarecibióunallamadadelconded'Amis.—SeñorArnaud,¿cuándopiensaregresaraFrancia?—lepreguntóelcondesin
máspreámbulo.Le dijo que se quedaría hasta encontrar a Miriam y le sorprendió la reacción
brutaldelconde.—SinoregresadeinmediatoyterminaeltrabajosobrelacrónicadefrayJulián
meveréobligadoaromperelacuerdoconustedysuuniversidad.Hesidopacientecon sus problemas personales, pero comprenderá que no puedo, ni quiero, seguiresperando.Además,lenecesitoenelcastilloparaqueorienteamigrupodetrabajo.Tengoaquíaunaveintenadepersonasaguardandosusindicaciones;lerecuerdoqueerapartedeltrato.Yporcierto:hehabladoconelrectordesuuniversidad,leanuncioquelellamará.Decídasepronto,señorArnaud,novoyaesperarmuchomás.
Apenas ledio tiempoaprotestar.El condeno atendía amás razonesque a suspropios intereses. Tal como le había anunciado, a los pocos minutos recibió unallamada de la universidad. El coordinador del departamento deHistoria semostrócordial y amigable. Naturalmente, todos entendían el drama que estaba viviendo,podía tomarse el tiempoquenecesitara, pero ¿podríavolver aParísunosdíasparaarreglar algunas cosas?Alguiendebía sustituirle en las clases; en cuanto al trabajosobrelacrónicadefrayJulián,tambiénhabíaqueadoptardecisiones.Launiversidad
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se había comprometido a su edición, quizá élmismo podría aconsejar quién podíaterminarlalabor.
Para Ferdinand aquellas dos llamadas le devolvieron a la realidad.Antes de ladesaparición de Miriam era otro hombre: tenía una familia, un trabajo que leapasionaba, amigos y colegas, publicaba estudios sobre la Francia medieval, dabaconferenciasportodaEuropa...peroélmismosehabíaconvertidoenunfantasma;noestabaallídondeantesteníaunavida.Oregresabaosedespedíadetodoloquehabíasido.
Teníaquetomarunadecisiónqueibaaresultarcrucialparaelrestodesuvida;porque quedarse en Berlín también significaba separarse de David, y tendría quepensardequéibaavivir;losahorrosdetodalavidanoleduraríansiempresiseguíasinhacernada.Uncolegalehabíasugeridoquepidieraunaexcedencia...
—Yoqueustedvolvería—leaconsejó Ingedurante la cena—.Ahoraesdifícilquelaencuentre,talvezmásadelante.Podríavenirdevezencuando.
—Noquieroabandonarla.—Si va y viene no la abandona, pero tampoco abandona a su hijo. No puede
destruirtodoloquehicieronentreambos.Lavidanoesotodoonada,aveceshayquebuscarsolucionesintermediasparasobrevivir.
—Usted es como los camaleones—le reprochó él—, inclusome asombra queaceptequesujefeStalinfirmeacuerdosconHitleryesonolehagareplantearsenada.
—Stalinsabequenoeselmomentodeltodoonadayespera.—Ymientras,loscomunistassepudrenenlascárcelesalemanas—lerecordó.—Sí, inclusoalgunossehansuicidadoporquenopuedenentenderlo, sesienten
traicionados.Perolavidanoescomounoquieresinocomoes.Loschinosdicenquehay que ser como los juncos, que se doblan cuando les azota el viento pero no serompenycontinúandepie.
—Yustedesunjunco.—Notengomásremedio,nopuedoniquierodejardecreerenloquecreo.Soy
comunista,sí,yséquetenemoslarazón,peronobastacontenerla,hayqueesperarelmomentoy,mientras,dejarnosdoblarporelviento.
—¿Ysinuncaregresaelpadredesuhijo?—Conesoyacuento.—¿Aceptaquenovolveráaverlo?—Sí;esmásqueprobablequenuncaregrese.—¿Ynoleduele?—Hasta el fondodel alma,peronoestá enmismanoshacermásde loquehe
hecho,deloquehagotodoslosdíassacandoadelanteanuestrohijo.—Loscristianosaesolollamanresignación...—No se equivoque, aceptar la realidad no es resignación, es una manera de
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afrontarla. No tengo poder para cambiar las cosas. Hitler va a continuar con supolíticaracista,vaaseguirpactandoconStalinyencarcelandoaloscomunistas;nadavaacambiarporqueyoquieraomelamente.
—Esmuyjovenparaexpresarsecontantadureza;medapenaoírlehablarasí.—¿Preferiríavermelloraryquemihijosemueradehambre?¿Preferiríaverme
actuarcomounaheroínadenovelaycorrerelriesgodedesaparecer?¿Deverdadesesomejor?
—Nolajuzgo,Inge,porquedeseoquenomejuzguenamí.—SialfinaldecideregresaraParís,perovenirdecuandoencuandoaBerlínpara
seguirbuscandoaMiriam,megustaríaquesiguieraalquilándomeelcuarto;mevienemuybieneldineroyesunhuéspedquenodaproblemas.Quizásivieneunaodosvecesalmes...nosé,piénselo...
OptóporseguirelconsejodeInge.Apesardequelajovennohabíacumplidolosveinticinco años, parecía rezumar sentido comúny experiencia.Ella tambiénhabíavistodesapareceralpadredesuhijoyaguantabaimpertérrita;pero¿quéesperaba?
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Porfinhabíasucedido.AlemaniayFranciaestabanenguerra,peronosecombatía.Los periódicos franceses calificaban la situación de «guerra boba». Algunosconsideraban que el ultimátum dado por el gobierno francés a Hitler para que seretirara de Polonia había sido un gesto de cara a la galería pero, gesto o no,oficialmente los dos países estaban en guerra. De manera que, pensó él, tampocohabríapodidoalargarpormuchotiemposuestanciaenBerlín.
ElreencuentroconDavidnofuefácil.Suhijolereprochabaconsussilenciosqueno hubiera sido capaz de encontrar a su madre. Le oía gritar por la noche entrepesadillasqueleatenazabanelalma,yavecesdiscutíanporquenoestudiaba.Lavidahabíaperdidointerésparaeljoven.
Suscolegasdelauniversidadsealegrarondeverleyescucharonpreocupadosycircunspectos sus relatos sobre el gobierno deHitler. Sí, desaparecía gente, judíos,comunistas,gitanos,todoaquelquemolestaraalrégimen,ynadiedecíanada,nadieparecíapreocuparseporaquello.«Vanacamposdetrabajo,nadamásqueeso.»
AlprincipiohabíaidoaBerlínconciertafrecuencia.SequedabaencasadeIngeydurantetresocuatrodíassededicabaallamaralaembajada,visitaralosamigosdelostíosdeMiriam,queasuvezlepresentabanaotrosexiliadosensupropiapatria.Luego regresaba a París con el alma llena de congoja, diciéndose que estabacumpliendo con un rito para calmar su conciencia, un rito ineficaz y estéril. PerodesdequeHitler invadióPoloniayFranciahabíaentradooficialmenteenguerranohabíapodidoregresar.
Cuando, unosmeses después, el 10 demayo de 1940, Francia cayó como unafrutamaduraenmanosdeldictadornazi, almismo tiempoqueHolandayBélgica,fue de los pocos franceses que no se sorprendió. Enmenos de cuatro semanas lastropas francesas estaban de retirada, y París se encontraba sin defensas ante lossoldadosdelTercerReich.
Las tesis del general Maxime Weygand y del vicepresidente del Gobierno elmariscalPétainacabaronimponiéndoseenelgabinetedecrisis:prefirieronnegociarelaltoelfuegoconAlemaniaqueseguircombatiendosinéxito.
Una tardeque seencontrabaen sudespachode launiversidad,Martineentróahablarconél.
—Memarcho.Queríadespedirmedetiantesdequelosepanlosdemás.—¿Tevas?Pero¿porqué?—¿Notehasenterado?—¿Quéhapasado?—Lo previsto: hoy 22 de junio el general Huntziger y el mariscal Keitel han
firmadounarmisticioenCompiégne.Seacabó.
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—¿Quéquieresdecirconqueseacabó?—LoquesediceesquePétainsevaahacercargodetodo,queelprimerministro
Reynaudledejaelcampolibre,dimite.Tepuedesimaginarloquevaasuceder.—¿Yadóndequieresir?—¿Nuncatehedichoquesoyjudía?Éllamiróperplejo,sinsaberquédecir.No,noselohabíadicho;además,porelapellidoDupontjamáshubierapensado
quelofuera.—Mimadreloes,mipadreno.Perotantoda,yolosoy.Entiéndeme,nuncame
habíadadocuentadequeloera.Mimadreesunajudíalaica,jamáslahevistoiralasinagoga ymi padre, un cristiano igualmente laico, jamás entra en una iglesia, demaneraquehevividobastantealmargendelareligión,peroahora...
—Túeresfrancesa,Martine—protestóél.—Sí,perofrancesajudía.Anteserasólofrancesa,aunquetúsabesqueninuestro
paísseescapadelantisemitismo,lomismoqueelrestodeEuropa.NoquieroirconunaestrelladeDavidcosidaenlasolapadelabrigo,nopodríasoportarlo...
Élsequedócalladosinsaberquédecir.Martinelecogiólamanoyselaapretóconafecto.
—¿Dóndeirás?—quisosaberél.—APalestina.—¡Estásloca!¿Quévasahacerallí?—Aúnno lo sé,por loprontovoyaunkibbutz.Hacedosañosse fueronunos
amigos y, bueno, dicen que aquello es toda una aventura. Quizá ha llegado elmomentodequehagacambiosenmivida;yatedirécómosemedaplantarlechugas.
—Pero ¿por qué no te vas a Estados Unidos? Allí saldrías adelante, eres unaprofesoraconprestigio.
—Noestanfácilyademáscreoqueenestosmomentosdeboirallí,quierosaberquésignificaserjudía,quésensacionestendrécuandopiselaTierraPrometida.
—¿Allíestarásasalvo?—Puesnolosé.Misamigosmecuentanqueduermenconunfusilenlamano,ya
sabesqueenel36hubounarebeliónárabecontralapresenciadejudíosenPalestina.Parecequeapesardelosbritánicos,lasituaciónnoesunabalsadeaceite.Porloquesé,losingleseshacenloimposibleporimpedirquelleguenmásjudíos,peroaunasívanllegando...
—Perdona si soy indiscreto, pero ¿tus amigos a qué sededicaban antesde irseallí?
—Jean es abogado yMarie perfumista; eran vecinos y amigos, y creo quemeaconsejanbiendiciéndomequevayaantesdequenopuedahacerlo.
—¿Cómoloharás?
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—No te lo vas a creer, perome va a ayudar un sacerdote; es hermano de unaamigamía.
—Teecharédemenos,Martine—leconfesóél.—Yoa ti también,ereselmejoramigoque tengoaquí.Yaveráscómovendrán
todosapreguntartesisabíasqueyoerajudía.LadecisióndeMartinelerecordóaDeborahSchneiderysuexplicacióndepor
qué se había separado de sus hijos enviándolos aNuevaYork. Se dijo que tal vezdeberíareflexionarsobreelfuturodeDavid.Porincreíblequeleresultaraadmitirlo,suhijoeraparalasnuevasautoridadesjudío,sólojudío.
Lecostótomarladecisiónquesabíaibaaprovocarunaconmociónensufamilia,pero estaba decidido a imponer su voluntad. Primero habló con su hijo, luegoconvocóensucasaasuspadres,asussuegrosyalrestodelafamilia.
—Séqueloqueosvoyadecirossorprenderá,perohedecididoenviaraDavidaPalestina.
Sus suegros le miraban atónitos, sus padres no sabían qué decir, su hermanomayorcarraspeóincómodoylamujerdeésteseapretólasmanosnerviosa.
—No voy a irme, papá—le interrumpió David—. Nome iré a ninguna partehastaqueaparezcamamá.
—Yaséquenoquieresirte,lohemoshablado,perolosiento,hijo,tuopinióneneste caso no cuenta; lo importante es tu vida, y aquí hoy ya no estás seguro, noquiero...
GuardaronsilencioytodosimaginaronelrostrodeMiriam.—Unaamigamíaseva dentro de unos días. David irá con ella. ¿Tenéis familia allí?—preguntó a sussuegros.
—Sí, claro —respondió la madre de Miriam—, tengo dos hermanas y variossobrinos.Lavidanoesfácilenesazona...
—Losé,peroalmenosserjudíonoesunestigmacomoaquí.—EstoesFrancia—leinterrumpiósuhermanomayor.—Sí,estoesFrancia.¿YquéhapasadoenlacultayexquisitaAlemaniadondeun
cabo se ha convertido en el referente de toda la nación?Te recuerdo que nuestrosgobernantessonmarionetasquemuevendesdeBerlín.Lohevistoconmispropiosojos.MeniegoaquemihijodesaparezcaundíaenunacalledeParísoqueledenuna paliza a la salida del liceo, o que lleve una estrella deDavid en la solapa delabrigo;Miriamno lohabría soportado.Yaospodéis imaginar loqueva a suponerparamí su ausencia, pero almenos sabré que está vivo y eso es lo único quemeimporta.
—Ferdinand tiene razón—dijo supadre—.Esto esFrancia, hijo, pero ¿quéhaestado haciendo con los republicanos españoles? Amuchos los devolvieron, otrosfueronenviadosacampos,losperiódicosleshancalificadode«desechoshumanos»,
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«peligrososinvasores»...LamadredeFerdinandinterrumpióasumaridopararecordarlequeLePopulaire
oL'Oeuvre les apoyabanyqueel cardenalVerdierhabía rotomuchas lanzasen sufavoryque, incluso,algunosescritorescatólicoscomoJacquesMaritainoFrancoisMauriaclesdefendíancontravientoymarea.
PeroelpadredeFerdinandinsistióenqueDavidestaríamejorfueradeFrancia;el profesor agradeció su apoyo. Sabía que estaba indignado por la actitud delgobiernofrancésconlosrefugiadosespañoles,entrelosquehabíarescatadoaalgúnpariente.NisupadreniélsefiabandelanuevaFrancia:losdosestabancansadosdevercómoloshombressecegabanlosojosparanover.
Davidsuplicóasupadrequeledejaraquedarse,peroFerdinandsemantuvofirmeensudecisiónaunquesepreguntabaensilenciositodoaquellonoeraunalocura.
—¿Ytúquéharás,papá?—Mequedaré aquí, cercade tumadre, esperándola, y continuaré estudiando la
crónicadefrayJulián.Esunahistoriatantrágicacomohermosa.—Perosinotegustairalcastillo...—No,hijo,nomegustaesagenteyafortunadamentehacetiempoquenovoy,no
es imprescindible para mi trabajo. Además, creo que el conde también prefieretenermeaciertadistancia.Despuésdelodetumadre...meesdifícilsoportaranadiequesimpaticeconlosnazis.
—Demaneraquetevasaencerrarconelpasado—dijoDavid,apesadumbrado.—Mientras tú haces el futuro, yo me refugiaré en el pasado; no es un mal
acuerdo,hijo.EncuantotemarchesmereencontraréconfrayJulián.
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...Carecemosdepiedad,precisamentenosotrosquedeberíamosdarejemplo.PeroafrayFerrerlebrillalairaenlosojosycreequesóloelfuegopuedepurificarloquelos herejes han tocado. Por eso ordenó quemar hasta las últimas piedras deMontségur,parapurificarellugarcontaminadoporlapresenciadelosherejes.
—Sóloelfuegopurificaráestaspiedras—clamabafrayFerrer.YaheperdidolacuentadelosdíasquehanpasadodesdequedejamosMontségur,
tambiénheperdidolacuentadelasdeclaracionesdeherejesdispuestosadelatarasushijos,asuspadres,asushermanosyasusvecinosparasalvarlavida.¿DóndeestánlosmártiresdeMontségur?¿Quéhasidodesuejemplo?
Ahora que ningún ejército vendrá a salvarles, los antes heroicos hombres ymujeres que se hacían llamar Buenos Cristianos sólo son eso, hombresy mujeresasustados.
Confieso que ya no me impresionan como antaño, cuando les respetaba yadmirabaensecretoporlafirmezadesusconvicciones.Ahoraséquesonigualesqueyo,tienenmiedo,ylesdespreciotantocomomedesprecioamímismo.
Mentiría sidijeraque todos sehan rendido.Noesasí,pero son losmenos.NoquieroniimaginarloquehabríasufridodoñaMaríasíhubieravistotantastraiciones.
He estado enCarcasona, y enLimoux, enBramy enLagrasse, y en todos loslugaressucedelomismo.Cuandollegamos,nosestánesperandoparahablardeotrosyasísalvarse.
Y yo, señor, continúo enfermo, sin que las hierbas del caballero Armand mealivien.Yaosexpliquéenmianteriormisivaqueelcaballero templariocompañerodearmasdedonFernandopasabaporserunaeminenciaenelartedecurar,ydoyfede que sus hierbas han resultado hasta ahora conmigo. Quizá es el olor a carnequemadaelqueembotamis sentidosycierrami estómago,o acaso seaelolordelmiedo,elmiedoquedesprendenesosdesgraciadosqueconfiesansusfaltasantemí.
RezoaDiosparaqueestacartallegueavuestrasmanos,porquetiembloalpensarenquecaigaenlademisamigos.FrayFerrermemandaríaaarderdirectamentealInfiernoeinclusoelbuenodefrayPeirenoperdonaríamitraición.
Oshedichoqueheperdidolanocióndeltiempoyasíes,perocomosientoquelaenfermedadavanza,quisierapedirosunagracia.Séquenolamerezco,quevosnuncamemirasteiscomohijo,peropormásqueosdesagrade la idea, lociertoesque losoy, y por esome atrevo a pediros quemedeis sepultura enAínsa. Siento que novivirémuchoyprontopedirélicenciaparavisitaron.
Quiero que la tierra queme cubra sea la quemevio nacer; os solicito quemeentierrencomoaunAínsa,bastardo,sí,perofrutodevuestrasangre.
Perdonadmidesvarío,perolacabezameardeporlafiebre,yeldolorseagarraa
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lasentrañas.Sueñoconelaguaheladadenuestromanantialyaquellasmañanasfríasenquecorríacaminodelpajarparahacercuantomeordenabais.
Sí,pedirélicenciaafrayFerreryDiosquieraqueseapiadedemienfermedadymepermitairadespedirmedevosypodermorirenpaz.
¿Sabéis,donJuan,quelosmuertosmevisitanacualquierhoradeldía,yescuchosusplegariasfundirseconmicerebro?
Veosusrostroslastimados,susdedoscrispadosdeshechosporelfuego,quemereclamanjusticia.Peronoseréyoquienpuedahacerlo,esolosabíabiendoñaMaría.PoresosuempeñoenquedejaraescritalacrónicadeloquesucedióenMontségur,queestáabuenresguardoencasadedoñaMarianysuesposodonBertrand'Amis.
Algúndía,miseñor,alguienvengarálasangreinocentequehemosderramadoennombre de la cruz, porque tanta sangre no puede quedar impune. Donde hoy haytraiciónalgúndíahabráorgulloy seddevenganza.Sí,mi señor, algúndíaalguienvengarácon furia la sangrede los inocentes.Mientras,os ruego,mi señor,quemeacojáisavuestroladoparabienmorir.
Ferdinandcontinuó leyendo la cartaquehabía encontradoenel archivodeunafamiliaemparentadaconlosAínsa.NolehabíaresultadofácilseguirlapistaafrayJulián,porqueestabaempeñadoenbuscarsurastroporCarcasonayToulouse,perounamañanasedespertósintiendonostalgiadeMiriamyDavidyentoncespensóquesiélsóloqueríaestarconlossuyos,frayJuliántambiénhabríasentidolomismo.
Había tardado más de lo previsto en poder concluir la historia, pero ¿acasoimportaba cuando tanta gente había muerto a causa de la guerra? Por más que elcastillo d'Amis fuera una isla enmedio de la desolación de Europa, ni siquiera elconde había podidomantener demanera permanente a esos grupos que acudían aescarbarentrelaspiedrasdeMontségur.
EnpocosdíaspresentaríasutrabajoalaUniversidaddeParísysereuniríaconelcondeparaexplicarlelasperipeciasdealgunosdesusantepasados.
Habíatenidoquehaceralgunosviajesalcastilloparaleerlegajosybuscarenlosarchivosfamiliares,siempreprocurandoquesusestanciasfuerancortasydejandodeladoaaquellosgruposdealemanesqueformabanpartedelequipodeinvestigacióndelconde.
Lerepugnabaencontrarseconellos,demaneraquenosealojabaenelcastillo;prefería hacer unos cuantos kilómetros y dormir en Carcasona. El conde tampocoocultabalaantipatíaquesentíaporél,peroseguíasinponerletrabasparacontinuarindagandoenlacrónicadefrayJulián.
Había viajado cuanto había podido, siguiendo el rastro de los archivos de laInquisiciónybuceandoencrónicasmedievalesenbuscadepistasquelecondujeranaaquella familia que se creía llamada a conservar la memoria de la rendición deMontségur. También en los archivos familiares de los Aínsa había encontrado
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algunostesoros.La familia ya no existía como tal, salvo en la rama francesa de losD'Amis, y
algunosparienteslejanos,perosusarchivossehallabanenunmuseolocal.AdemásdeFernandodeAínsa,suhermano,¿alguienhabíaqueridoafrayJulián?
En el archivo de los Aínsa no había encontrado ningún documento que dejaraconstanciadeaquelhijobastardo.DonJuanhabíamuertounañodespuésque frayJulián,quedandolahaciendaacargodedoñaMarta,lahijaviudaycondoshijosquehabíaencontradoprotecciónjuntoasupadre.
Entrelosdocumentosdelafamilia,otradelasjoyaseranlascartasenviadasasupadre por doña Marian, la esposa del caballero Bertran d'Amis, el hombre deconfianzadelcondedeTolosa.
Queridopadre,sientovuestrodolor,porqueeselmío,porlapérdidademimadre.Sé que nunca entendisteis su decisión de abandonar el solar de la familia para,encomendandosuvidaaDios,serviralosBuenosCristianosyatodoscuantoshandeseadosaberlaVerdad.Ahoraquemimadrehamuerto,quierodecirosquecuantasvecesestuveconellaen losúltimosaños,noocultabacuánto lepesabaenelalmavuestra ausencia.Nunca quiso a nadie tanto como a vos, ni siquiera a sus hijos ynietos.Enlavidademimadrehubodosgrandesamores:Diosyvos.
Encuantoalavidaenlacortedelconde,hacambiadomuchoyosconfiesoquetengomiedo.MiesposoespersonadeconfianzadelcondedeTolosa,peroRaimundoesunsupervivientequecomosabéistienequecontentaralReydeFranciayalPapa,quienes,peseaquelehanperdonado,noconfíanenél.EnsucortecontinúahabiendoalgunosBuenosCristianosycredentescomonosotros,peronoshapedidodiscreción.Haceunosdías,aunodesusamigosmásqueridoslesuplicóconlágrimasenlosojosquevolvieraalosbrazosdelaIglesiaparanoverseobligadoaentregarleélmismoalaInquisición.YesqueadonRaimundoleazuzanlos«canes»delPapaqueseñalanaalgunosdesusamigoscomosospechososdeherejía.
Yo no tengo la fortaleza de mi madre, tampoco mi esposo, y nos hemosacomodado a la nueva situación, de manera que procuramos ser discretos yacompañamosalcondeencuantasmisasyliturgiasparticipa,pormásquelloremospordentroaltenerquearrodillarnosantelacruz.Miesposomeconminaanopensar,a ver en la cruz un trozo de madera sin valor alguno, que tanto da que hagamosreverencias,quesonsólogestos.Perocadavezquehago la señalde lacruzsientoqueestoy traicionandoamimadreycondenandomialma,porque la sangrede losinocentesclamajusticia.
Perdonadme,padre,estaconfesión,puestoquevossoisunbuencatólicoalquelafedemimadreymíatantodañooshacausado,peroostengoporgenerosoybueno,ycuentoconvuestroperdónlomismoqueperdonasteisamimadre...
Esta carta de doña Marian estaba fechada meses después de la derrota de
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Montségur.EnunplieguedelpergaminohabíaencontradodospalabrasmanuscritaspordonJuandeAínsa:«Pobrehija».
Dossencillaspalabrasqueacasosugeríaneldolordeaquelhombre,nosóloporlapérdida de su esposa, sinopor las dificultades que afrontabadoñaMarian, o quizáfueranunlamentoporlapérdidadesualma.
HabíaencontradoenlaiglesiapruebasdelafededonJuan:donacionesenvidaaconventoseiglesias;ensutestamentotambiénsehabíamostradogeneroso.
EnelarchivolocalseguardabaunarelacióndelosbienesdonadosporlosAínsaalolargodelossiglosysorprendíacomprobarquealgunoshabíansidoentregadospor lapropiadoñaMarian.AFerdinandno le suponíaningúnmisteriodebido a lacorrespondenciade lahijaconsupadre.Ella,comoelcondedeTolosa,RaimundoVII,tambiénhabíaoptadoporsobrevivir.
Mimuyamadoyrespetadopadre,osescriboenunmomentodedolorprofundo.Nuestro señor donRaimundo se ha visto obligado a enviar a la hoguera a ochentaBuenos Cristianos de Agen, ciudad situada junto al Garona, donde los perfectosvivían apaciblemente, aunque siempre con el temor de que los «canes» del Papaclavaransuscolmillosenellos.
Don Raimundo no ha podido negarse a condenar a la hoguera a estas buenaspersonas,aunquetieneelalmatristeyloshalloradodurantevariosdías,sinquerertomaralimentoniocultarsutribulación.
ElbuencondeestáenfermoyselamentadelaspruebasqueleexigenelReyyelPapa.Yomisma lehevisto lamentar la traicióna sus súbditoscon lágrimasen losojos,pero¿quépodíahacer?
Ayer reunió a un grupo de amigos fieles entre los que estaba mi esposo donBertran.Lesagradecióqueenestosañosnolehayamoscausadoquebrantoshaciendoalarde de nuestra verdadera fe. Por fidelidad a él nos hemosmantenido discretos,traicionandolaVerdadconlosgestos,peronuncaconelcorazón.
PeromiseñorelcondeRaimundotemeporloquepuedasucedercuandofalte,yporeso,padre,quierosolicitarosprotecciónporsituviéramosquedejarTolosaporuntiempo;sívosnopudieraisrecibirnos,iríamosaPavíaoGénova,dondesabemosquesusnoblessemuestranbenevolentesconlosBuenosCristianos.
Si nos acogéis no os causaremos problema alguno, puesto que ya sabéis queaparentamosserhijosdelaIglesia,demaneraqueasistiremosalcultojuntoavosymihermanaymisdossobrinos,queardoendeseosdeconocer...
Enlasiguientecarta,doñaMariananunciabaasupadrelamuertedelcondedeTolosayleavisabadequesehabíapuestoenmarchaendirecciónaAínsa.
Mimuyqueridopadre,nuestrobuencondeRaimundodeTolosasehaliberadodesu cuerpo y yace en Fontevrault, donde descansará para siempre junto a sumadredoñaJuana,sutíoRicardoysusabuelosdonEnriqueydoñaLeonor.
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Ossupongoenteradodeque el condeenfermóde fiebres enMillau, aunque susaludestabaresentidaportantossufrimientos.
SuherenciaesahoradedoñaJuana,suhija,ysuesposoAlfonsodePoitiers,alosqueDiosaúnnohaconcedidohijos.
MiesposodonBertrancreequeestarémásseguraconvos,yhastaqueseaclarelasituación,osagradeceríaqueaceptéisquevayaavisitaronconmishijos.
Esperonoserunacargayquemiestancianoseprolongueeneltiempo,puestoquecomosabéisquieroamiesposoymeentristecelaseparación...
QuizálaverdaderajoyaeralacartaenviadapordoñaMarianafrayJuliánalpocodepartirdecasadesupadre,dondeserefugióunoscuantosmeses.
Poreltonodelamisivanoresultabadifícildeducirqueladamayelfrailehabíanpasado muchas veladas de conversación. Doña Marian debió de llegar a Aínsa afinales de 1449 o principios de 1450, pocos meses después de haber fallecido elcondedeTolosa,demaneraquepudodespedirsedesupadreyaenfermo.
Mi buen fraile, extrañome resulta llamaros así puesto que los frailes han sidofuente constante de desdichas en mi vida y en la de los míos, pero estos mesespasadosenelsolarfamiliarheentendidoporquémimadreconfiabatantoenvos.Pormásqueosescandalice,frayJulián,soisunbuencristiano,aunqueviváisconfundidocreyendoqueJesúsestárepresentadoeneseobjetodetorturaqueeslacruz.Peroestamisivanoesparaprolongarlasdiscusionesycharlasquehemosmantenido,sinoparaagradecerosvuestrabondad.HabéisconfortadoamipadreensusúltimosdíasysoisunaayudaparamihermanadoñaMartaymisdossobrinos.
Nocreoquenosvolvamosaver;poresoquieroreiterarosqueelcompromisoqueasumisteis conmimadre, doñaMaría, se cumplirá.Vuestra crónica saldrá a la luzalgúndía,yloshombressabráncuángrandehasidolainiquidaddelReyydelPapa.
Sabed que mis hijos son ya depositarios de la verdad de cuanto ha acaecidodurante estos años y ellos, aunque se guardan bien de demostrar que profesan laverdaderafeynooscrearánproblemas,sueñanconeldíaenquepuedanvengarlasangredelosinocentes.Seránellososushijos,oloshijosdesushijos,peroalgúndíala familia D'Amis vengará la sangre derramada, porque sólo entonces podrándescansarlosinocentes...
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NortedeEspaña,1946
Ferdinandguardaba, como si deoro se tratara, las copiasde la correspondenciadedoñaMarian que, por lo que había podido reconstruir, había regresado junto a suesposo, con el tiempo leal vasallo de Alfonso de Poitiers, marido de doña Juana,únicahijadeRaimundoVII,condedeTolosa.
Era evidente que la fe de doña Marian y don Bertran d'Amis no les impedíaquerervivir,y,aunqueloscátarossoñabancondejarestemundoydesprendersedelacáscaramalditaqueconsiderabanqueeraelcuerpo,enelcasodeestosdosnoblespesabanmásotrosintereses,puestoquemurieronancianos.
Sintióasco.¡Cuántofanatismo!¡CuántasangrederramadaenelnombredeDios!Pensó queDios no podía perdonar a quienes utilizaban su nombre para torturar yasesinaraotrossereshumanos.Era imposiblequeasí fuera, ¡quémás ledabaaÉlcómolerezaran,cómolesintieran!
YseacordódeDavid,suhijoquerido,alquehabíanarrancadolainocenciaysehabíaconvertidoenunsionistaradical.
HabíacumplidoveinticincoañosycontinuabaenPalestina.NoqueríaregresaraFrancia. «Soy judío—decía—, ellos hicieronqueme sintiera diferente y eso es loque soy: diferente.»Ypreguntaba: «¿Dónde estaban los que ahora se escandalizanconlosucedidoenloscamposdeexterminio?Sialgohemosaprendidolosjudíosesquesólocontamosconnosotrosmismos;poresodebemostenerunapatriadelaquenonospuedanechar».
Davidyanosesentíapartedeél,nidelpasadocomún,sinoquehabíaentroncadoconsumadredesaparecidayhabíaconstruidosobreesadesapariciónsurazóndeser.
CuandoacabólaguerralepidióqueleacompañaraaBerlínparaintentarbuscaralgúnrastrodeMiriam,perosuhijosenegó.
—Lesodio,padre,lesodiotantoquesisalieraalacalleypensaraquecualquierpersonapodríaserlaculpabledelamuertedemimadre,nolosoportaría.Nopuedoir, sólo deseomatarles a ellos y a sus amigos, a todos los que con su silencio hancolaborado.
—Notodoslosalemanessonunosasesinos,David,allíhaygentequehasufridomucho.Tustíoseranalemanes.
—Tienesrazón,padre,peronopuedoevitarsentircomosiento,demaneraqueesmejorquenoteacompañe.Permítemequeseainjustoyarbitrario.Soyjudío,melopuedopermitirdespuésdeseismillonesdemuertos.
Comprendía a su hijo, que había perdido a su madre y a sus abuelos por serjudíos.
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Ferdinandaúnrecordabaaquel17dejuliode1942cuandoenParíssussuegrosfueron detenidos junto con otrosmiles de judíos. Lamayoría eranmujeres, niños,ancianos.Les llevaron alVelódromode Invierno.Él se enteró por un amigode susuegroqueacudióaavisarlealauniversidad.
—¡Seloshanllevado!—gritóelhombreirrumpiendoensudespacho.Inmediatamente,corrióhaciasucasaynolosencontró.DabagraciasaDiospor
haberlogradosacaraDaviddeFrancia.No pudo hacer nada, por más que llamó a todas las puertas imaginables. Los
padresdeMiriam,juntoalrestodelosjudíosdeParís,fueronconducidosalcampodePithiviersydespuésaldeDrancy,antesdesertrasladadosaAuschwitz,dedondenoibanaregresar.
Todoesolosupomuchomástarde.Enaquellosdías,loshombresdelRégimendeVichy se comportaban como los burócratas alemanes: no sabían nada, no decíannada,simplementeactuaban.PrimeropromulgaronunEstatutoparalosJudíos,luegocrearonunaComisaríaGeneraldeCuestionesJudíasymástardeselosllevaronaloscamposdeexterminio.
TardóendecírseloaDavidporquesabíaquesuhijonosoportaríaotrapérdida,ydurante un tiempo cuando le preguntaba por sus abuelos esquivaba responderledirectamente.
Un día su hijo no le preguntó, sencillamente afirmó: «Se los han llevado,¿verdad?».EscuchabalossollozosdeDavid,refrenándoseparaqueélnoescucharalossuyos,atravésdelteléfono.
Sí,DavidsepodíapermitirserarbitrariodespuésdeseismillonesdemuertosAhora su hijo trabajaba en un kibbutz, y decía estar bien, incluso ser feliz. Le
confesóqueteníaunsueño:formarpartedelaHaganá,ungrupodedefensasecretoque estabanorganizandoaunos cientosde judíos civiles enPalestina, dispuestos alucharporaqueltrozodetierrayconvertirloensupatria.Peroporloprontoseteníaqueconformarconayudaraladefensadesupropiokibbutz.Enunadesusprimerascartaslehablabadeunnuevoamigo.
Estoyaprendiendoárabe,meloenseñaunpalestino,queviveenunagranjacercadelkibbutz.MiamigosellamaHamza,tienemiedad.Yoleenseñófrancésyalgunasvecessalirnosjuntosporelcampo.Legustaelfútbolyamítambién,yalosabes.Eljefedel kibbutzdicequeno confíe demasiado en él, peroyo confío, es unabuenapersonaqueloúnicoquequiereeslomismoqueyo:vivirenpaz,teneruntrozodetierraquesientasuya.Estatierraespequeñaperocabemostodos,yoselodigoaljefedel kibbutz: tenemos que poder vivir juntos. Hamza piensa como yo. El otro díasalirnosacazar;laverdadesquenocazamosnadaperonosdivertirnosmucho.Ensucasamerecibencomoamigo,mehaninvitadovariasvecesacompartirconelloslacena.Hamzatambiénvienealkibbutz,antesnuncasehabíaatrevidoaentrar,aveces
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meayudaconlastareasdelcampo.Nomegustanperotengoquehacerlas.¡Estoytancontento con tener un amigo palestino! Yacob, nuestro jefe, cree que algún díatendremosproblemas,peroyonoestoydeacuerdo,aunqueséquealgunospalestinostemennuestrapresencia.YoledigoaHamzaqueelretoesconseguirhacerunpaísdondequepamosnosotrosyellos;alfinyalcabotodossomoshijosdeAbraham...
LascartasdeDavidestabanllenasdeentusiasmo.Almenosesoleconfortabaelalma.Suhijocontinuabasiendounabuenapersona.Iríaaverle,peroantesteníaqueregresaraBerlíny,desdeluego,terminareltrabajosobrefrayJulián.
Volvió a sentir náuseas al acordarse del conde d'Amis, de aquella genteestrafalariaquehabíanperforadoenlosalrededoresdeMontségurbuscandountesoroinexistente.Ensufuerointernoseburlabadeellos,erasuvenganzaantelaidiotezdelaquehacíangala.
Sentía desprecio y asco por el conde. Le había costado lágrimas seguir con lainvestigaciónsabiendoalconded'AmisundevotodelRégimendeVichy.Uncolegade Toulouse le había advertido sobre los amigos alemanes del conde: «Buscan elGrialparaHitler».Peroaquelloyalosabía.Lehabíaparecidotaldisparatequenolehabíaqueridodar importancia, aunqueconelpasodel tiempohabíaadvertidoque,pesealosesfuerzosdelcondeporladiscreción,ledelatabasufanáticaobsesiónporla independencia del Languedoc. Si el conde apoyaba a Alemania era con laesperanzadeversu tierraseparadadeFranciay recobrar laautonomíaperdidaconlasguerrascátaras.
Sabía que enMontségur se habían reunido los seguidores deOttoRahn, y queformabanpartedelosgruposdetrabajodelconde;peroésteerainteligenteynuncalehabíasentadoconellos.Éltampocolohabríaaceptado,aunqueenciertasocasionesse había cruzado con algunos de ellos, que llegaban exhaustos de agujerearMontségur.
A él tanto le daba la vida después de la desaparición deMiriam.Mantenía laesperanzadequealgunavezalguienledieraunapistayentoncesintentarpresionaralconde para que moviera los hilos de sus amigos alemanes. Pero eso no habíaocurrido.Laguerrasehabíamostradocontodasucrudeza,Franciasehabíadivididoen dos y todas las historias personales habían quedado arrinconadas. La suyatambién.
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Desde su retiro, Ferdinand continuó recordando los meses inmediatamenteposterioresalfindelaguerra.
Fue a Alemania sin David, a casa de Inge, que había sobrevivido a todos losavataresdelconflicto.JuntosvolvieronabuscaraMiriam,yendodeunsitioaotroparahacerseconlaslistasdelosprisionerosdeloscamposdeexterminio.EnunadeesaslistasencontróalosBauer,enotraaDeborah,yleslloróconrabiayconpena.
HabíanencontradolafechaenqueSarayYitzhakllegaronaDachauyenlaquefueronconducidosalacámaradegas.PeronirastrodeMiriam.
—Tendremosqueesperaraquesesepalaverdad—ledijoInge—,quealgúndíanos cuenten cuánta gente murió en las comisarías. Supongo que a Miriam se lallevaron los camisas pardas, y quién sabe si la mataron de una paliza, o muriótorturada por la Gestapo. Hace falta tiempo para que los archivos se abran. Losalemanesnopuedensoportarseasímismosypreferiríanseguirsinsabertodoloquehanhechoyhandejadohacer.
—¿Ytú,Inge,quésientes?—lepreguntó.Trasunosinstantesensilencio,ellasemordióellabioycruzólasmanossobreel
regazoantesderesponder.—Siento asco. Asco de mí misma, de mi país, de la gente. No será fácil
reconciliarnos con nosotros mismos, a Alemania le perseguirá para siempre estapesadilla.
—Vosotroseraislapesadilla—respondiócondurezaFerdinand.—Tienesrazón,yademássabesquesoydelasquenoquierenevitarunápicede
responsabilidad, ni siquiera personal, a lo que ha sucedido.Yo estaba aquí, podríahaberme jugado lavida como tantosotrosyno lohice.Miúnicaobsesiónha sidoviviryesperaraqueterminaratodoesto.
Había encontrado también al padre de su hijo. La fecha de su ingreso enAuschwitz y la de su ejecución. Sabía que jamás le iba a volver a ver, que noregresaríadedondequieraqueestuviese.
—¿Yahora,Inge?—Esperopoderencontraruntrabajomejor.Tambiénleconfesóquedurantelaguerrahabíallegadoatrabajarcomoprostituta
delastropasparapoderdardecomeraGünter.—Cuandonomellamabanparalimpiar,noteníamásremedioquesaliralacalle.
MedieronladireccióndeunlocaldondesolíaniroficialesalemanescuandoestabandepermisoenBerlín.Fuienunascuantasocasiones.
Él sabía que aquello la había dejado marcada, pero Inge no lo diría, nodesfalleceríaantenadie.Suúnicaobsesióneracontinuaradelante.
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—¿Quéquiereshacer?—lepreguntoél.—Megustaría terminar la carrera y sermaestra; a lomejor lo consigo.Günter
tienesieteaños,yanomenecesitatanto.Podrédisponerdetiempoparaestudiarporlanocheymientrastantocontinuaréconeltrabajodelquetehablé.
Habíacomenzadoatrabajarcomotelefonistaenunhotel,ysesentíasatisfechaapesardequeelsalariofueraexiguo.Peroellasearreglaba.
Ingeeraespartana,estabaacostumbradaasobrevivir,demaneraquelohacíaconlojusto.
—¿Nohaspensadoenmarcharteaotrolugar?—¿Adóndeyparaqué?No,nocreoqueseabuenaidea,aquí...bueno...aquísé
cómo puedo vivir, y en otro sitio seguramente me costaría más. No puedo correrriesgosporGünter;éltienederechoaunavidamejor,yestepaís,pesealoquetedijeantes, saldrá adelante; ya verás, incluso puede que Alemania se convierta en unatierradeoportunidades,estátodoporhacer.
—¿Siguessiendocomunista?—lepreguntóconcuriosidad.—No,nosoynada,sólosoyyo.Enrealidadsiemprehabíasidoasí,perosurespuestaleimpresionó.Ingeaúnno
habíacumplidotreintaañosyhablabacomounaancianasinfe.—¿Ytúquéeres,Ferdinand?—lehabíapreguntadoasuvez.—Noséquéresponderte,aunqueloseuropeosdebemosestarmuyagradecidosa
tus amigos rusos ademásde a losnorteamericanos.Amboshanganado laguerraynoshanlibradodelinfierno.
—Sí,ledebemosmuchoalamadrecitaRusia,yatedijeundíaqueStalinesperabasumomento.
—PeroelpactoMolotov-Ribbentropfueunapuñalada.—Fuepolítica.—Lapeorpolítica,unapáginanegraenlahistoriadeloscomunistas.—¿Detodosloscomunistas?—Sí,detodos.Enmipaísalgunosdirigentescomunistasnosquierenhacercreer
ahoraqueHitlerqueríalaguerraconFranciayquelapolíticadeStalinlefrenóuntiempo.
—Yfueasí.—¿Yquémedicesdela«cesión»deHitleralaURSSdelosPaísesBálticosyel
estedePolonia?—AcabasdedecirmequeledebemosmuchoaRusia.—Peroyopiensoenlagente,enlossoldados,enlasmadres,piensoenpersonas
decarneyhuesoquesehansacrificado.—SiNapoleónnopudoconlosrusos,menosloibaaconseguirHitler—dijoella
esbozandounasonrisa.
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UndíalepidióaIngequeleacompañaraacasadelostíosdeMiriam.Queríaveralaportera,alaseñoraBruning.Quizáahoraledijeralaverdad.
Ingeintentódisuadirle,sabiendoqueaquelloledesgarraría,peroaceptóirconél.LaseñoraBruninghabíasobrevividoalaguerrayestabamásgordaquecuando
lavieronlaúltimavez.Cuandolesabriólapuertalesreconocióenelactoypalideció.—¡Ustedes...!¿Quéquieren...?Yalesdijequenosénada...Peroambosnotaronque lamujercarecíade lasoberbiayde la fortalezade las
quehizogalacuandoondeabalaesvásticadesdelaventanadesucasa.—Señora Bruning, de usted depende lo que le vaya a pasar —le amenazó
Ferdinandmarcándoseunfarol—.Ahorasomosnosotroslosquehacemoslistasconloscolaboradoresdelosnazis,conquienesdenunciabanalabuenagente...Hableyalomejordecidodarleunaoportunidad.
—Hable,señoraBruning,notieneotraopción—espetóInge.Lamujersesecóelsudordelafrenteconeldorsodelamano.Desprendíaelolor
delmiedo.Vacilabasinsaberquéhacer,luegolesinvitóapasar.—Miesposohamuerto—lesanunció—.Mehequedadosola,conunahijaydos
nietos.Elmaridodemihijamurió enRusia.Siustedesmedenuncian... no séquéseríadenosotros...
Inge agarródel brazo aFerdinandpara evitar que insultara a lamujer.Aquellaqueja resultaba impúdica en boca de una nazi. Pero la única manera de saber laverdaderanopresionarlamásdelodebido.
—Laescuchamos,señoraBruning—dijoIngesuavemente.—Ellallegóporlamañana,seenfadómuchocuandoviolalibrería.Yo...lepedí
quesecallara,peromeinsultó,medijoqueéramosunossalvajes,quequéclasedepuebloeraaquelquesaca los librosa lacalle, losquemayhacedesapareceradospobresancianos.Meamenazó,amí...seatrevióaamenazarme.Ledijequeeraunaperrajudíaysevolvióriendoydiciéndomequesí,queerajudíayquenuncasehabíasentido más orgullosa de serlo que en aquel momento. Le ordené que se fuera ysiguióriéndose.Medijoquequiénerayoparaecharladecasadesustíos.Leaviséquesinose iba...Luegovinieronellos.Elhermanodemiyernoeraun jefede loscamisaspardas,yuncuñadotrabajabaenlaGestapo.Ellaseenfrentóaellos,lesdijoquenolepusieranlasmanosencima,queeraciudadanafrancesa,quellamaranasuembajada...Entoncesunolagolpeóyellalemordiólamano.Lavolvieronagolpearyselallevaron.
Las lágrimas empapaban el rostro de Ferdinand. Veía a Miriam enfrentarse aaquellossalvajes;ella,tanracional,tanseguradelpoderdelarazónydelafuerzadelaley,sehabíaenfrentadoaaquelejércitodelmal.
Ingeleapretólamanointentando,envano,darleconsuelo.
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—Señora Bruning, dígame dónde estaba el cuartel general de esos camisaspardas,y enquédepartamentode laGestapo trabajabael cuñadode suyerno—lerequirióIngeconvozfirme.
Laporteraloapuntótodoenunpapelmientrasllorabapidiendoqueseapiadarandeellaydesusnietos.
—Les he ayudado... díganles que lo tengan en cuenta... les he ayudado... —implorabaentresollozos—.Yonoséloquepasódespués,nadiemedijonada...
—¿Sabe usted cómo han muerto Yitzhak y Sara Levi? —le espetó Inge confrialdad.
—No...nosénada...nosabíaquehabíanmuerto...—En una cámara de gas. ¿Se imagina lo que es morir así? ¿Y sabe por qué
murieron?—continuóInge.—No...no—gimiólaportera.—Porqueelmalexisteyporqueusted formapartedeél.Creoquemereceuna
muertehorrible,peronomecorrespondeamiprocurársela.Ustedresponderápor loquehahecho,señoraBruning,lagentequehamuertoporsuculpanolepermitirándescansar.Nocierrelosojos,señoraBruning,porqueestánahí...
Lamujerllorabapresadelahisteria,sintiéndoserodeadadefantasmas.—Ahoranosvamos,peroalguienvendráaporusted.Debeser juzgadaypagar
por lo que ha hecho—sentenció Inge, sabiendo que a aquellamujer no le pasaríanada.
LlevabaaFerdinanddelbrazo,comosideunniñoperdidose tratara.Lesentíadestruido, inerme, con un dolor imposible de soportar.Aquelmomento había sidopeor que todos aquellos años sin noticias de Miriam. Por fin estaba a punto deencontrarla y no lo podía soportar. Ahora el sufrimiento que ella había pasadoadquiríalostintessórdidosdelarealidad.Miriamestabadejandodeserunfantasmaparavolveraadquirirsustanciahumana.
Durante varios días, acompañado de un funcionario de la embajada, fue de unladoparaotro, reuniéndosecon losnuevosadministradoresde laciudad,ahoraconlosnorteamericanos,ahoraconlosrusos...Habíacomitésportodaspartes,intentandoreconstruirloquehabíasucedidoenlaAlemaniadelaesvástica,indagandosobreelparaderodelosdesaparecidosycotejandolaslistasdelosasesinadosenmasaenloscamposdeexterminio.Nofuefácilquelehicierancaso:elsuyoerauncasoaislado,uno entre miles, pero tuvo la suerte de que un funcionario norteamericano, JohnMorrow,quedaraimpresionadoporsucaso.
Morrow era un profesor de historia deOxford, un hombre que había decididoalistarseparacombatiralosnazisporquenoconcebíaunmundodominadoporaquelpuñado de asesinos y psicópatas. Fue a la guerra por convicciónmoral y ahora seencontraba destinado en Berlín, en el Cuartel General, intentando ayudar a poner
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ordenenelcaosdeaquellaciudad.—Comprendosuangustia,señorArnaud,simiesposahubiesedesaparecidome
habríavueltoloco.Leharéunaconfidencia:ellatambiénesjudía.EsdeNuevaYork,perosusabuelosllegaronaNorteaméricadesdePoloniaenbuscadeunaoportunidad.Sientounarabiaprofundacuandoveoloquehanhecholosnazis.Hanescritolapeorpáginadelahistoria.
AsíqueJohnMorrowleayudó,abriendopuertasquepermanecíancerradas,hastadarconlosarchivosdeunacomisaríadeunbarrioberlinésdondeel21deabrilde1939Miriamhabíasidoconducidadespuésdesudetención.Unaescuetanotadabafedequeladetenidahabíafallecidoesemismodíaporparadacardiorrespiratoriaysucuerpohabíasidoarrojadoaunafosacomún.
Ferdinand lloró como un niño mientras leía aquel papel amarillento que unfuncionariopuntillosohabíaguardadoenelarchivodeunacomisaríadebarrio.
Le dejaron llorar a solas sin intentar consolarle. Sabían que nada de cuantopudierandecirletendríasentidoparaél.
Nohacíafaltamuchaimaginaciónparasaberloquepasó:aMiriamdebierondegolpearla cuando la detuvieron en casa de sus tíos, y también en la comisaría. Lapalizalehabríacausadolamuerte.Asídesimple,asídecruel.
Durantedosdíasanduvocomounzombi,incapazdehablar,comerodormir.IngeyJohnMorrowselasingeniaronparanodejarlesolo;temíanqueperdieralarazón,que no quisiera regresar al mundo de los vivos, ensimismado como estaba en suprolongadaysilenciosaconversaciónconMiríam.
FueIngelaquetomóladecisióndellamaraDavidyJohnelquelogrólocalizarleensukibbutzcercadeHaifa.
Ellaentróenelcuartodondeélestabatumbadoenlacamaconlamiradaperdidaeneltecho.Llevababarbadevariosdías,yolíaasudoryalágrimas.
—Tuhijoestáalteléfono,levántate.Elprofesorpareciónoescucharla,peroluegovolviólosojoshaciaella,mirándola
sinverla.—Davidestáalteléfono,levántate—repitióInge.Seincorporócondificultadcomosielcuerpolepesaraunatoneladaysusbrazos
y piernas no le respondieran. Inge se acercó y le tendió la mano ayudándole alevantarseparallevarlealasala.
Ferdinandcogióelteléfonoperopermaneciómudo.EntoncesIngeseloquitódelasmanosysepusoparapedirleaDavid:«Tupadreestáalteléfono,háblale».
Durante unos segundos Ferdinand continuó encerrado en el silencio, luegorompióallorar.Ingesaliódelasalaysefuealacocina,dejándolesolo,sabiendoqueaquellaconversaciónentrepadreehijonodebíatenertestigos.
Ahoraquehabíanpasadounosmesesdelosucedido,Ferdinandsesentíaaúnmás
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agradecido a Inge. La recordaba volviendo a la sala, sentándose enfrente de él,cogiéndolelamanoydiciendomuybajito:
—Estásroto,totalmentehechoañicos,perotienesquerecomponertepocoapoco,juntar los pedazos; eso o morir, y yo no creo que debas morir, Miriam no te loperdonaría.Muerto,nolesirvesdenada,ysinembargovivopuedesayudaratuhijo,aloqueellamásquería.
Leacompañóalbañoyabrióladucha.—Arréglate,estáshechounasco.EldíaenquedejabaBerlín,JohnMorrowacudióalaeropuertoadespedirleyle
entregóunsobrecerrado.—Me pediste que indagara sobre los padres de Miriam y lo he hecho. Como
puedessuponer,murieronenuncampodeexterminio.Aquíestátodoelrecorridoquehicieron:delcampodePithivierslesllevaronaldeDrancyydeallíaAuschwitz.Losiento.Losalemanessonlosprincipalesculpablesdelosucedidoperonolohicieronsolos.¿Deverdad lospolíticosdeVichynosabían loquesignificabamandarasusconciudadanosaAuschwitz?Nolopuedocreer...¿Sabes,Ferdinand?CreoquealgúndíaEuropa tendráquehacer examendeconciencia,porqueesta locuraes frutodelantisemitismo,peronosólodeunloco,sinotambiéndesiglosdepersecuciónalosjudíos, de considerarlos culpables de todo, de presentarles como los asesinos deJesucristo.Escurioso,seolvidandequeCristoerajudíoydequenoquisoserotracosaquejudíopormásquesumensajefuerauniversal...Laizquierdatambiéntienequehacerexamendeconciencia,Ferdínand,pormásqueleshorrorice,todoestohapasadoporquehabíauncaldodecultivodesiglos.Túeresprofesordelauniversidad,comoyo,ytenemoslaobligacióndealzarlavozyponeralosnuestrosfrenteasuscontradicciones.Nohayeximentesparalosucedido.
Enelaviónabrióelsobreyleyóaquellosfoliosdonde,someramente,serelatabalatragediadelospadresdeMiriam.NosólotendríaquecontarleaDavidlosucedidoasumadre,tambiénelhorrorsufridoporsusabuelos.
Cuatro días después, se encontraba con su hijo en París. Lloraron juntos hastavaciarsede lágrimas; hablarondeMiriam,de los abuelos, del tiempopasadoydelfuturo.
—Gracias,papá,porhabermeenviadoaIsrael.Mesalvastelavida,túvisteloqueibaapasar...¡yyoquenoqueríair!Simehubiesequedado...
—Nopienseseneso.Tefuisteyvives,esoesloqueimporta.Debesvivirporti,por tu madre, por tus abuelos. Seguro que ellos, cuando sufrían en Auschwitz,pensabanentiysesentíanaliviadossabiendoqueestabasasalvo.
Davidhabíacambiado.Ahoraeraunjovensegurodesímismo,conunidealporelqueluchar.
—Sí,soysionista,papá,elsionismonoesotracosaqueelretornoalapatria,es
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lo que debimos hacer hace muchos siglos; silo hubiéramos hecho esto no habríapasado. Por eso hemos creado grupos para defendernos. Los ingleses están contranosotros, no es que formemos un ejército, papá, porque no tenemos uniformes yapenas armas, pero estamos dispuestos a luchar por nuestra tierra. Los judíosnecesitamosunapatria.DelocontrarionosvolveráapasarlodeAlemania.¿Cuántasveces nos han expulsado de los que creíamos nuestros países, de nuestras casas?¿Cuántos pogromos más tendremos que soportar? No, se acabó, no volveremos apermitir que nos lleven almatadero como ovejas por ser judíos, no volveremos asentirnos ciudadanos de segunda.Voy a luchar, papá, tengo que hacerlo.Mamá lohabríaquerido.Túmelohascontado:seenfrentóaesacerdadelaseñoraBruning,por eso le pegaron, por eso le dieron una paliza que acabó con su vida. Si ellaestuvieravivapensaríacomoyoyteanimaríaaquevinierasconnosotrosaPalestina.Continúanllegandoinmigrantesapesardelosingleses,yparecequesehaformadouncomitéanglonorteamericanoqueestáestudiandoelhorribleLibroBlancoquelosinglesesimpusieronen1939restringiendolainmigracióndejudíosaPalestina.Losmuycerdos...
—¡David!—Papá, ahora los judíos pueden venir y es lo que están haciendo.Megustaría
tantoqueestuvierasallíconmigo...—Tienes razón,David,debes luchar.Paramí seríauna impostura ir allí;puedo
visitarte,pasartemporadascontigo,peronomesientocapazdeparticiparentusueñodeconstruirunEstadojudío.Situmadreviviera...Estusueño,David,yoteapoyocon todami alma, hagas lo que hagas, aunque nome guste. Sólo te pido que noolvidesalgunasdelascosasqueteenseñamostumadreyyo;noteolvidesdequenoimportacómosellameaDiosnidequémaneraselerece.Notevuelvasunfanático,telopidoportumadre,ellanuncalohabríasido.
Yentoncessuhijolemirómuyserioysepusoallorar.—¿Dios? Yo no creo en Dios, papá, no creo en Dios porque le pedí que me
devolvieraamimadreynolohizo.Siexistieranohabríapermitidoquemurieranseismillones de inocentes en las cámaras de gas. ¿Crees que ellos no le rezaronpidiéndolecompasiónypiedad?¿DóndeestabaÉl?¿Nohaqueridoevitarlamuertedelosinocentes?¿Nohapodido?¿Porquépermitióquemataranamimadre?
—Hijo,noculpesaDiosdeloquehahechoHitler.—SiexisteDios,hapermitidounamatanza.Vosotrosmedisteisunaeducación
laica; por tanto nomehables deDios ahora.Yovoy a luchar para que nuncamásnadiepuedamatar judíos impunemente.Voya lucharparaquelos judíos tenganunhogar,paraquenonospersiganmás.YonohecontadoparaÉlcuandolenecesitabayÉlhadejadodecontarparamí,¿quémásnospuedehacer?
Notuvorespuestasparalaspreguntasdesuhijo,tampocolasteníaparalassuyas;
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nisiquierasabíaporquélepreocupabaDios.Acasoporlasmuchashorasdeestudioyreflexiónsobreloscátarosolapersecucióndeherejes,laInquisiciónytantasotrasbarbaridadescometidasporloshombresensunombre.
Sintió desgarrarse por dentro cuando de nuevo se despidió de David. Su hijoregresabaaEretzIsrael,comoélllamabaaPalestina.
Loúnicoquelefijabaalatierra,asupropiaexistencia,eraDavid,demaneraquetendríaquebuscarlamaneradequenoserompieraelvínculo.
Ahoraañorabaelmomentoenquesereencontraríaconsuhijo,enunmesodos.EncuantoentregaraeltrabajosobrefrayJuliánylauniversidadlopresentaracomounodesusdocumentosde investigaciónsobreelpasado.Tambiénelconded'Amisaguardabaansiosoelresultadodetantosañosdetrabajointerrumpidoporlosavataresdelaguerra.
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Unmesdespués,cuandoestabaapuntodeiraIsraelparaveraDavid,eldirectordeldepartamentodeHistorialeconvocóconurgenciaasudespacho.Allísesorprendióalencontrartressacerdotesjuntoasucolega.
—Ferdinand,estoscaballerossonelpadreNevers,delanunciaturaenFrancia,elpadreGrillo,delaSecretaríadeEstadodelVaticano,ysusecretario,IgnacioAguirre.
—Encantado—dijodándoleslamanosinentenderlarazóndesupresencia.—Ellosleexplicaránelmotivodesuvisitayelrequerimientoquenoshanhecho
—explicóeldirectordeldepartamento.El padreNevers y el padreGrillo intercambiaron unamirada rápida en la que
decidieroncuáldelosdostomabalapalabraprimero.Lohizoelfrancés.—ProfesorArnaud,irédirectamentealasunto.—Sí,siestanamable—respondióFerdinandcadavezmásextrañado.—Sabemosquehaestadoustedtrabajandoparaelconded'Amis.—Sientocontradecirle,peronoesexactamenteasí—leinterrumpió—;supongo
que el director del departamento les habrá explicado que he llevado a cabo unainvestigación sobreuna crónica escritaporun frailedominicodurante el asediodeMontségur.Esacrónicallegóamismanosatravésdelconded'Amis,quequeríaquela autentificara. A partir de entonces el conde autorizó a la universidad a que yotrabajaraconesedocumento,permitiendoqueiniciarauntrabajoacadémicocuyofineraampliarlosconocimientosquetenemossobreloquesignificólapersecucióndelcatarismoy,sobretodo,laconfiguracióndeFranciatalycomolaconocemos.Esoeslo que he hecho, entre otras cosas, en los últimos años.Mi trabajo ha sido para launiversidad,noparaunparticular.Elresultadodeesetrabajohasidopublicadoconelsellodelauniversidad.
—Peroustedhaestadoencontactopermanenteconelconded'Amis—aseveróasuvezelpadreGrilloenunexcelentefrancés.
—Sí,claro,hetenidoqueinvestigarensusarchivosfamiliares,demaneraqueheido con cierta frecuencia al castillo d'Amis, una frecuencia interrumpida por losavataresdelaguerra.
—Estoscaballerosyaconocensutrabajopublicadoporlauniversidad—tercióeldirectordeldepartamento—,loquemehasorprendidogratamente.
—Supongoqueaustedes lesmolestaqueahorasepubliqueunestudiosobre loquesignificóaquellacruzadacontra loscátaros,pero lesaseguroquemi trabajoespuramenteacadémico,notengoningunaintencióndehacerdañoalaIglesiaporsuserrores pasados—afirmó Ferdinand en un tono de voz en el que se vislumbrabaciertoenojo.
—SeñorArnaud,nohemosvenidoadebatiraquellascircunstanciashistóricasni
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elporquédelasaccionesdelaIglesia;enestosmomentosloquenospreocupaeselpresente,noloqueunestudioacadémicopuedadeducirdeloquesucedióenelsigloXIII—lerespondióelrepresentantedelanunciatura,elpadreNevers.
—Bien,puesdíganmequéquieren—lesconminóFerdinand.—En estos años, a pesar de la guerra, grupos de... no sé bien cómo llamarlos,
¿estudiosos? alemanes y también franceses, han excavado la zona de Montségur,buscando... buscando un tesoro, y sabemos que usted los ha dirigido—afirmó elpadreNevers.
—¡Ah,no!¡Esosíqueno!¡Yonohedirigidonada!—protestóFerdinand.—Testimoniosaseguranquesílohahecho.—Lesexplicaréexactamenteloqueherealizadoyloqueno,peroantesdíganme
quésucede,quéquieren...ElpadreGrillocarraspeó.Ferdinand lemiródehitoenhito.Eraunhombrede
mediana edad, con el cabello salpicado de canas perfectamente peinado, de tezmorenaymanosfinasylargas.Habíaenéluntoquearistocrático.
—SeñorArnaud,lediremosloquesucede—dijoelpadreGrillo—.Desdehaceunosmesesnosllegannoticiasdeltrabajoqueungrupodefilonazisestárealizandoen los alrededores deMontségur. Desde 1939 buscan el tesoro de los cátaros, untesoroquealgunoscreenqueeselGrial.
Ferdinand soltóunacarcajadaque sorprendióa los tres sacerdotesy aldirectordeldepartamento,quelemiróconenfado.
—¡Por favor! ¡Supongo que ustedes no se creerán esas historias fantásticas!Señores,tengolibrospublicadossobreeseperíododelahistoriadeFranciaysobrelapersecucióndelaherejía.Enalgúncapítulohetratadodeltesoro,dejandoclaroqueno eranmás quemonedas y joyas que fueron sacadas deMontségur para que lossupervivientespudierancontinuarconlaIglesiadelosBuenosCristianos.Noexisteningúnmisteriosobreesetesoro,ninguno.NohayGrial,noexisteelGrial,ustedesnodeberían leer librosesotéricoso losdeaquelnazi,OttoRahn,muybrillanteporcierto. Soy historiador, no fabulador, demanera que no encontrarán ningún escritomíoqueavalelaabsurdateoríadelGrial.
—Entonces,¿cuálhasidosurelaciónconesosgruposdetrabajo?—preguntóeldirectordeldepartamentodeHistoria.
—Ustedlosabemuybien—respondióairadoFerdinandporqueseloheexplicadoen más de una ocasión. El conde d'Amis, efectivamente, tenía grupos de chicosexcavandolazona;losdirigíaalgúnqueotroprofesordeuniversidadesalemanas,queinfluidos por las historias de Rahn, estaban seguros de encontrar el tesoro de loscátaros. Esos grupos aparecían y desaparecían; lo único que el condeme pidió enalgunaocasión eraqueyo examinara lospapelesde sus conclusionesy trabajos, ysiemprerespondílomismo:queeranconclusionesfalsas,absurdas,queallínohabía
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ningúntesoroyqueelGrialnoexistía,aunquenuncamedijerondirectamentequelobuscaran. Era el pequeño tributo que tenía que pagar para que nos permitierainvestigar en sus archivos. Sí, eran filonazis como ustedes dicen —y miró a lossacerdotes—;en realidadnoerandistintosde tantos francesesquecolaboraronconAlemania.Laverdadesquenuncalesprestémuchaatención.Nomegustaban;comotampocomegustabaelconde.Miúnicoobjetivoerainvestigar,ahondarenlahistoriadefrayJulián.Ahíestámitrabajo;silohanleídonopuedentenerdudasalrespecto.
—Querríamosqueustednoscontara todoloquerecuerdadeesosgrupos,de loquerealmentebuscabaelconde—insistióelpadreNevers.
—Yaselohedicho:buscabaneltesorodeloscátaros.Ustedessabenquehubounpintorescoescritor,NapoleonPeyrat,pastordelaIglesiaReformada,queescribióLahistoriade losalbigenses; en realidad él reescribió lahistoria conmitos, leyendas,cuentosdeniños...enfin,hayquereconocerlequeeraunbuennarrador, lomismoque lo ha sidoOttoRahn. Las fábulas de Peyrat dieron lugar a que se pusiera demoda todo lo provenzal y que algunos hayan sustentando estrafalarias ideasnacionalistas sobre el Languedoc perdido. Otros personajes, menores, esotéricos yocultistas, han desarrollado otras historias sobre los cátaros y el Languedoc; otroescritor,MauriceMagret, ha contribuidomucho a esamoda.Dedicaba un capítuloalucinante a los cátaros en su obra Los nuevos magos. Antes de la guerra teníamuchísimosseguidores,sinirmáslejosalpropioOttoRahn.
—¿Yquétienequevercontodoestoelconded'Amis?—insistióelpadreGrillo.—Esdescendientedeunaperfecta,unamujerquemadaenMontségur.Lacrónica
de fray Julián la han ido guardando y pasándola de padres a hijos durantegeneraciones. Si hubiera caído enmanos de la Inquisición, les habrían quemado atodos, incluido él mismo a pesar de ser dominico. De manera que a esa crónicasiempre la rodeó cierto secreto; noquerían darla a conocer para quenadie pudieraseñalarlescomoherejes.LesrecuerdoquenohacetantoPíoX,quefuepapa,comoustedes saben, entre 1905 y 1914, incluyó a la Inquisición cuando reorganizó laCuria,quepasóadenominarseCongregacióndelSantoOficio;esdecir,queaunqueoficialmenteyanoexistía,existe.YlamemoriadeMontségurydelapersecucióndelos herejes ha pasado de generación en generación. Demis conversaciones con elcondehepodidodeducirquesueñaconlaindependenciadelLanguedoc;creoquesussimpatíashaciaAlemaniaeranproporcionalesaldesprecioquesienteporFranciaporhaberanexionado,comoéldice,sutierra,elLanguedoc.Yaloven,haygentequenoasumelahistoria,queelpasodelossiglosysusaconteceresnotienenimportanciapara ellos. El conde sueña con un Languedoc independiente y desde luego sientepocas simpatías por la Iglesia católica, pero eso son deducciones mías. Tampocopuedo afirmarlo, porque siempre ha procurado ser discreto a la hora de expresaropinionespolíticasoreligiosas.
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—¿Esoestodo?—preguntóelpadreGrillo.—Eso es todo lo que sé y lo que les puedo contar.Mi querido colega también
conocealconde,lomismoqueotraspersonasdeestauniversidad;hacemuypocolehicimos entrega oficial del resultado de mi trabajo. Yo diría que no está muysatisfecho del mismo, que esperaba algo más, pero no dijo nada. En cuanto a sicontinúaalentandoaesosgruposquesededicanaagujerearelLanguedocenbuscadeltesoro,laverdadesquenomehapreocupado.
—SeñorArnaud,correelrumordequeelconded'Amishabríaencontradoalgomuyespecial—afirmóelpadreNevers.
—¿Yquéesesealgotanespecial?—preguntóFerdinandconcuriosidad.—Eso es lo que no sabemos, lo que querríamos averiguar—explicó el padre
Grillo—. Verá, durante la guerra eran insistentes los rumores de que el mismoHeinrichHimmlerestabadetrásdealgunasdelasexcavacionesdeMontséguryquesus agentes estaban en contacto con algunos de los grupos del conde. Incluso...bueno, aunque parezca un disparate, otro rumor apunta a que Alfred RosenbergsobrevolóMontséguren1944el16demarzo,coincidiendoconel septingentésimoaniversario de la rendición del castillo. Y luego está el peor de los rumores: laposibilidaddequehayanencontradoalgoquepongaenpeligroalaIglesia.
—¿Quéesloqueaustedeslespreocupa?Delosnazispuedocreercualquiercosa;despuésdehaberasesinadoaseismillonesdepersonasencámarasdegasnovoyasorprenderme de que el teórico del nazismo favorito de Hitler, Rosenberg, hayapodido subirse en un avión para sobrevolar Montségur o que un personaje tansiniestrocomoHimmlerhayapodido interesarseporcuentosesotéricos.No,nomesorprendenadade loquemepuedancontardeesagente,perocreoqueen tornoaMontségur se tejenmuchas patrañas, y puede que durante la guerra hubiera genteinteresada en difundir éstas y otras cosas. A mí tanto me da. La mayoría de lostrabajosquesepublicansobreMontséguryeltesorocátarosonsimplesrumores,poresonocreoquesehayaencontradonadaquepuedaponerendificultadesalaIglesia,salvo que ustedes, señores, tengan un secreto inconfesable que guardan bajo sietellavesytemenquesedesvele.LoquenoalcanzoaentenderesquétienequeveresesecretoconMontségur.
—Señor Arnaud, la Iglesia no tiene secretos inconfesables —respondió conenfadoelpadreNevers.
—Amímedaigual;sólomeinteresaríacomohistoriador,yenestosmomentosnisiquieraeso—respondióFerdinandconabsolutafrialdad.
—¿QuécreeustedqueeselGrial?—lepreguntóconvozquedaelpadreGrillopermaneciendoajenoalatensiónentreelpadreNeversyelprofesorArnaud.
—Nolosé,esomelotendríanquedecirustedes—sentencióFerdinand—.Comocomprenderán,nocreoquelacopaenlaquebebióJesúsenlaÚltimaCenasehaya
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conservado durante veinte siglos. ¿Es que alguno de los apóstoles pensó aquellanocheenlaposteridadydecidióconservaraquellacopa?¿Yporquénoelplatoenquecomieron?Esabsurdo,yustedeslosaben.Elnegociodelasreliquiasnuncamehainteresado.Entiendoquehaymillonesdepersonasquedebuenafecreenquetalocualhuesoesdeunsanto,oqueuntrozodemaderaespartedelacruzenqueCristofuecrucificado,oque lacopade laÚltimaCenaseguardóyha llegadohastahoy,peroesosoncuentosparaniñosqueestoyseguroqueniustedescreen.Lafeesotracosa,Diosesotracosa.
—Nolesabíamosteólogo—ironizóelpadreGrillo.—Niyolesconsideroaustedes idiotas;si lofuerannohabríansobrevividodos
milaños—afirmóFerdinand.—Bien,hemos llegadoaunpuntode reconocimiento—admitióelpadreGrillo
—.Ahoravienelasegundaparte:¿podríaayudarnosaaveriguarquéesexactamenteloquehanencontradoenMontségur?
—Nohaynadaqueencontrar,nohaynadaqueaveriguar.—ParalaIglesiaesimportantesaberaloqueseenfrenta—dijoelpadreNevers.—Ustedesno se tienenqueenfrentar anada; si acasoaunapatrañaqueno les
costarádeshacer.—¿Podríavisitaralcondeeintentaraveriguarlo?—lepidiódirectamenteelpadre
Grillo—.Talvezunodenosotrospodríaacompañarle.—Misrelacionesconelcondeson...digamosquetensas,precisamenteporqueme
hemantenidolejosdesusgruposdetrabajo;encuantoaustedes...enfin,selesnotamuchoquesonsacerdotes,ynocreoqueelcondesientaningúndeseodeconfesarse,alomejor...
—¿Alomejor...?—preguntóelpadreGrillo.—No sé; usted—respondió dirigiéndose al joven— no tiene aspecto de cura,
puedequelepudierahacerpasarporunodemisalumnos.IgnacioAguirrediounrespingoalsentirtodaslasmiradasenél,yasuvezpidió
auxilioalpadreGrilloconlamirada.—¡Ah, el joven Aguirre! Es unmuchacho capaz, con buenas dotes que podrá
desarrollarenlaSecretaríadeEstado,peroessólounayudante,unescribiente;aúnnotieneniformaciónniexperiencia.Dehecho,letengoconmigoporquesusuperiormehapedidoqueestosmesesdeveranopermanezcaami ladohaciendoprácticas,perosufuturoestápordeterminar.Aúnnohafinalizadosusestudios.
—Siustedmeacompañaraalcastilloelcondenotardaríaniunsegundoendarsecuentadequeesalgomásque,pongamos,unestudiosoenhistoriamedieval.Senotademasiadoqueesunhombrede iglesia,encuantoalpadreNevers...Creorecordarhabervistoalgunafotosuyaenlosperiódicos.Poresosemehaocurridolodeestejoven.Entodocasopuedoirsoloyprobarsuerte,aunquelesinsistoenqueelconde
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noestáprecisamentesatisfechoconmitrabajoynosécómomerecibirá.ElpadreGrilloyelpadreNeversvolvierona intercambiarunadeesasmiradas
conlasqueparecíanentendersesinnecesidaddepalabras.—MandaremosconustedaljovenAguirre;asíseiráfogueando.¿Cuándopuede
irusted?—quisosaberelpadreGrillo.—Mañana,alomástardepasado.Dentrodediezdíasmemarchodeviaje,voya
veramihijoaIsrael,ylesaseguroquenovoyainterrumpirelviajepornadanipornadie.
—No le pedimos tanto, señor Arnaud. Sabemos lo que han sufrido usted y suhijo.Leestaremosagradecidossipuedeaveriguaralgo—respondióelpadreNevers.
—Creoqueeste joven—sugirióFerdinand—debería leersemi librosobre frayJuliányponersealdíaenloqueserefierealoscátaros.Silesparece,pasadomañanasaldremosparaelcastillo.Llamaréalcondeparaanunciarlenuestravisita,esperoqueno se niegue a recibirnos. ¡Ah! Y lo mejor es que se vista como un estudiante odifícilmentepodríapasarporalumnomío.
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Durante el trayecto en el tren, Ignacio Aguirre le insistió en que le explicara la«verdadera»historiadeloscátaros.
—Sé que debería saber más, pero no es mi fuerte—le confesó. Ferdinand seexplayó.Peropocoantesde llegara laestaciónsacóunacartadeDavidquehabíaencontradoenelbuzónantesdepartir.
Hace unos días cené en casa de Hamza. Su madre preparó cordero con unashierbasaromáticas.Eselmejorcorderoquehecomidonunca.Yolesllevépanácimodelquehacemosenelkibbutzyunacestaconfrutadenuestrohuerto.Hamzaserióymedijoquenometeníaquehabermolestadoenllevarlaporqueyaseencargabaéldequitárnosladecuandoencuando.Estuvimoshablandohastatarde.Elloscreenquelesqueremosechardesutierraymehancontadoquesuslíderesquierenquedesconfíendenosotros.ElpadredeHamzacreequealfinaltendremosqueenfrentarnos,peroyoleshedichoquelopodemosevitar,quesólodependedenosotros.AyervinoHamzaacenar conmigo al kibbutz; le recibieron bien, él al principio se muestra siempretímido,luego,cuandocogeconfianza,sesientecomoensucasa.Lesorprendequelocompartamostodo,quecomamostodosjuntos,quenadietenganadayquenohayacategorías sociales. Aquí lo mismo vale un ingeniero que un campesino, todoshacemoselmismotrabajo.Tambiénlellamalaatenciónquelosniñosvivanjuntosenunacasacomúncuidadoscadadíapordosmadresmientraslasotrastrabajan.Leheenseñado todos los rincones del kibbutz y élmeha confesadoque a veces cuandoestamosdistraídoscogealgunasmanzanasdenuestrosárboles.Noshemosreídoporeso,ylehasorprendidoquenomeenfade,aunquelehepedidoqueprocurequenolevean.Luego, durante la cena, hemoshabladode lo buenoque hubiera sido que sehubiera podido formar un Estado judeopalestino tal y como propuso en 1937 laSociedaddeNaciones.PeroloslíderesárabeslorechazaronyyoledigoquefueunerrorporquepodríamosformarunEstadocomoSuiza.Enfin,yanohayvueltaatrás,peromeresistoaqueundíaHamzayyotengamosqueestarenfrenteelunodelotroporquelospolíticosasílodecidan.
Ni él ni yo somos tandiferentes a pesar devenir dedosmundosdistintos.Porcierto,Hamzadicequesemeentiendeyaalgocuandohabloenárabe,ylaverdadesqueélhaaprendidomásfrancésqueyosu idioma.Esmuy listo,enrealidadesmimejoramigo.Tegustaráconocerle.Estoydeseandoquevengas,terecibiránconlosbrazosabiertos,séquetesorprenderálavidaenelkibbutz,estosíqueessocialismopuro.¡Ah!YlospadresdeHamzamehandichoqueteinvitaránacenar...
LacartacontinuabacontandomásanécdotasdelavidacotidianaenaquelrincóndeIsrael.
LavidadeDavidnoestabaexentadeprivacionesydificultades,peroalmenos
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erafeliz,oasílocreíaverFerdinandenlascartasquetanamenudorecibía.—¿Buenasnoticias?—preguntóIgnacioAguirre.—Esunacartademihijo;sí,estábien.—¿Seencuentramuylejos?—EnPalestina.Davidesjudío,sumadreerajudía.Lodijoconuntonodedesafío
enlavozquehizoenrojeceralsacerdote.—Sabemosloquehasufrido—acertóadeciréste.—¿Mehaninvestigado?—preguntóFerdinandconcuriosidad.—¡Oh, no! Nada de eso, pero cuando empezaron a llegar noticias de lo que
pasabaenMontségury salió sunombre... bueno,me imaginoque lanunciaturadeParíspreguntaríaquiénerausted.
—Ya, de manera que además de leerse mí trabajo sobre fray Julián quisieronsaberquéclasedepersonaera,¿no?
El sacerdote no respondió directamente a la pregunta. Esbozó una sonrisamientrasganabatiempo.
—Tiene usted el reconocimiento de la comunidad universitaria. Y su trabajosobrefrayJuliánesmuyinteresante,parececomosifueradecarneyhueso.
—Esque fue de carne y hueso.Unhombre comousted y comoyo, al que lasdudas lehicieronenfermar.Quería ser leal aDiosya su familia,yeso significabavivirunaimpostura.
—ÉlsólotraicionóaDios;semantuvofielasufamilia,aunafamiliaquenoleterminabadeaceptar.
—¿DeverdadcreequetraicionóaDios?—Sí—respondióelsacerdote.—Yocreoquenolohizo.Simplementeintentóconciliardoslealtades,peronunca
dudódeDios.—NosabíaaquéDiosservir.—SiempresirvióalmismoDios,puestoquesólohayuno,selellamecomosele
llame,selerececomoselerece,selepercibacomoseleperciba.Ynuncarenegódela cruz aunque le asqueaba lo que se hacía en su nombre. ¿A usted no le habríasucedidolomismo?
IgnacioAguirredudó,ysehizoasímismolapregunta.¿Cómosehabríasentidoél?¿Habríapodidosoportarelcomportamientofanáticodeaquellosaquienes teníaporhermanos?
—No se puede juzgar a los hombres fuera del contexto en que han vivido—respondióelsacerdote—.Nohayqueacercarsealahistoriaconlosojosdehoy.
—Ahoraentiendoporqué,siendotanjoven,trabajaenlaSecretaríadeEstado.ElsacerdotesoltóunacarcajadaquedesconcertóaFerdinand.—¡Pero si no trabajo allí! Ya se lo explicó el padre Grillo: me tienen
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provisionalmente durante el verano porque mi superior, que es amigo del padreGrillo, le pidió queme diera trabajo para queme fuera fogueando.Hago de todo:archivar, ir a por café, pasar a limpio cartas, traducciones... En realidad el padreGrillomehatraídoporquesusecretarioestádevacaciones,creoquesumadrehabíaenfermadoylehandadopermisoparavisitarla.Demaneraquemeheencontradoconesteregalo.PorqueveniraFranciahasidounregalo.
—Pueshablaustedbastantebienfrancés.—Soyvasco.—¿Yesoquétienequever?—PuesquetengounatíacasadaconunfrancésdeBiarritzyhepasadoconellay
con mis primos algunos veranos. Dicen que tengo facilidad para los idiomas; midirectoraseguraquesialguienescapazdehablarvascopuedehacerloencualquieridioma.
—No quiero ser indiscreto, pero ¿cómo un joven como usted ha decidido sercura?
—PorquetengovocacióndeserviraDios.Mispadresmellevaronalseminariopara que estudiara, ya sabe que cuando no hay mucho dinero en una familia unamaneradeestudiaresiralseminario,yenmicasoencontrélavocación.YasabequemitierraesladesanIgnacio,yunsacerdotejesuitaparientelejanodemipadremehaayudado;graciasaélhepodidoestudiarestosúltimosañosenRoma.
—Esustedunjovenconfuturo;lomismoundíallegaaserPapa,aunquesinlasotananopareceuncura,sinounchiconormal...
—Soyjesuita,servirédondememanden,perolodeserPapameparecedifícil—matizóIgnacioconhumor—.¿Yustedescreyente?
—Enrealidadsoyagnóstico,perotengounprofundorespetoporlosquecreenyporDios.
—Apesardeseragnóstico,habladeDioscomosiparaustedexistiera.—No,notengocertidumbres,sólorespeto.Mispadrestambiénsonagnósticos,y
duranteestosañosnohevistolahuelladeDiosenningunaparte,demaneraquecasimepareceunmilagroseguirsiendoagnóstico.
La conversación estaba adquiriendo tintes demasiado personales. Mientrasllegabanalaestación,FerdinanddecidiódesviarlahacialoscátarosyfrayJulián.
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Raymondlesrecibióenlapuertadelcastillo.Elhijodelcondesehabíaconvertidoenunmuchachoaltoyrobusto.Ensurostrodestacabansusintensosojosverdes,llenosdecuriosidadyalmismotiempomarcandolasdistancias.
—Seabienvenido,profesor—saludóaFerdinand—,yustedtambién,señor...—Aguirre—dijoFerdinand.Elsacerdote todavíaestabaunpocodesconcertado
porlasituación.—Mi padre regresará mañana, pero cuando le llamé para decirle que quería
visitarnosmepidióquelerecibieraymepusieraasudisposición.Hemandadoquelepreparenlahabitacióndesiempre,yausted,señorAguirre,unajustoallado.Esperoqueesténcómodos.Elalmuerzoseservirádentrodedoshoras,simenecesitanparaalgoestaréencantadodeayudarles.
—Ignacioesunexcelentealumno;creoquellegaráasaberdeloscátarosmásqueyoyenestosúltimosmesesmehaayudadoconellibro,creíqueledebíaenseñarellugardemisdesvelos...
—Desdeluego,profesor.¿SeacercaránaMontségur?—Eso me gustaría. Le he explicado a Ignacio que cuando uno se acerca a la
montaña siente algo especial, te das cuenta de que la historia se ha quedadoimpregnadaenlatierra.
—Así es, nadie que se acerque aMontségur puede permanecer indiferente—respondióRaymond.
Vieronllegarunjeepcondoshombres;unodeellosjoven,elotrodelaedaddeArnaud.
—Losdoscaballerosquellegantambiénsoninvitadosdemipadre,hansalidodeexcursión —les explicó Raymond mientras los dos hombres descendían deltodoterrenoyentregabanlasllavesaunodeloscriados.
—LespresentoalprofesorArnaudyasuayudanteelseñorAguirre.LosseñoresStresemannyRandall.
Sesaludaronsinentusiasmoeiniciaronunaconversaciónintrascendentesobreeltiempoylabellezadellugarantesdesubirasushabitaciones.
No había pasado mucho tiempo cuando el mayordomo llamó a la puerta deFerdinand para avisarle de que Raymond les esperaba para acompañarles dondegustaran.
FerdinandeIgnaciosereunieronconelhijodelconde,deseosodedemostrarsusdotescomoseñordelacasa.
—Asíqueaustedtambiénleapasionalahistoriadeloscátaros—lepreguntóaAguirre.
—Sí,elprofesorArnaudmehacontagiadosuentusiasmo—respondióel joven
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sacerdoteruborizándosealtenerqueresponderunapreguntatandirecta,pero,sobretodo,portenerquementir.
—¿HallegadoaconocerbienlahistoriadefrayJulián?—Bueno...sí...enrealidad...esunahistoriaapasionante.¡Cuántosufrimiento!Decidido a no intervenir, Ferdinand escuchaba a los dos jóvenes mientras
iniciabanunpaseoalrededordelcastillo.PensóquealomejorRaymondcometíaunaindiscreción, como le ocurrió en aquella ocasión conDavid. Se le notaba la rígidaeducación recibida, así como su convicción de que algún día, cuando fuera él elconded'Amis,tendríaqueestaralaalturadelahistoriadesufamilia,oalmenosdeloquesupadrelehabíainculcadoqueseesperabadeél.
—No admito la intolerancia de la Iglesia cuando pretende imponer a hierro yfuegosuscreencias,incapazderespetarlasdelprójimo,comosifueralaguardianadelaverdad.AntesdequelaIglesiaexistierahabíaotrasreligiones,demaneraque,¿por qué va a tener la Iglesia católica el monopolio de la verdad? —exclamóRaymond.
—TienelaverdadreveladaporDios—respondióIgnacio,incómodopornopoderextenderse,yaqueFerdinandlehabíahechoungestoparaquenodiscutiera.
—¿Laverdadrevelada?Esoesuncuentodeniños...—sentencióRaymondconconvicción—.¿Cuántosconciliossehantenidoquecelebrarparaponersedeacuerdoenloqueloscatólicos tienenquecreer?Nohayningunaverdadrevelada,sinounapoderosamáquinadepoderdirigidaadominaralosincautos.
—¿Yusted,enquécree?—lepreguntóIgnacio.—¿Yo?En la razón y en el derecho de los habitantes de esta tierra a creer en
quienquieran.¿Sabeporqué la Iglesiade losBuenosCristianosestuvoapuntodederrotaralaIglesiacatólica?Sencillamenteporquesusperfectosvivíancomobuenoscristianosdandoejemplodehumildadypobreza.Poreso la Iglesianecesitóacabarconellos:nopodíasoportarsuejemplo.Enmifamiliahuboperfectos.
—Sí,doñaMaría—dijoIgnacio,alquecadavez lecostabamáscontenersesinresponderaRaymondcomoélcreíaquesemerecía.
—Doña María, su hija doña Marian, don Bertran, sus hijos... —continuóRaymond.
—Perosupongoqueustednoserácátaro...—No, no... ya le he dicho que sólo creo en la diosa razón, pero ésta continúa
siendotierradecátaros,aunquenosemanifiesten.—¿Continúahabiendocátaros?—preguntóIgnacioconsorpresa.—¡Claroquesí!Nosepuedeaplastarlasideasnilascreencias.Nohayfamiliaen
Occitaniaquenodesciendadecátaros.Ferdinand escuchaba a Raymond con preocupación, ya que en sus palabras
parecíaaflorarciertofanatismo.
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Elalmuerzo locompartieroncon losotrosdos invitadosdel conde,quedijeronserestudiososdelcatarismo.
Ignacio permaneció en silencio, escuchando rebatir a Ferdinand algunas de lasteoríasdelosdosestudiosos,hastaquesorprendióatodosaldirigirunapreguntaalaire.
—¿YustedescreenqueexisteelGrial?FerdinandlemiróconasombroyRaymondconcuriosidad,mientraslosseñores
StresemannyRandallguardaronsilencio.—Bueno,lopreguntoporqueheleídomuchoalrespecto.Hayhistoriadoresque
creen que el tesoro de los cátaros era el Grial. Mi profesor no lo cree y nos haenseñado que es un cuento, pero... no sé, perdóneme, profesorArnaud, que yo notengasuconvicción—explicóIgnacio.
Nadie parecía tener prisa por responder, incluido Ferdinand, que había captadoconadmiraciónlatrampaquepretendíatenderleseljovensacerdote.
—TanposiblepuedeserlateoríadelprofesorArnaudcomolasqueapuntanque,efectivamente,hayuntesorocátaroescondidoyqueesetesoropuedeserelGrial—aseveróelseñorRandall.
—Nohayporquédescartarnadaapriori—apostillóelseñorStresemann.—Sí,loshistoriadoresdescartamoslasfantasíasyelucubracionesdeescritoresde
novelasesotéricas.Señores,lainvestigaciónhistóricaesunacienciaquenopodemosdejarquesecontamineconlaimaginacióndesbordantedequienesnosoncientíficos—explicóFerdinandmuyserio—.Encuantoamiqueridoalumno...veoquenohetenidodemasiadoéxitoconmisenseñanzas...yesoquehaobtenidosobresalienteenmiasignaturayqueconeltiempoesperoseconviertaenmiayudante.
—¿Yustedes,quécreenquepuedeserelGrial?—preguntóIgnacioaparentandounainocenciaquenodejabadesorprenderaFerdinand—.SesuponequeeslacopaenlaqueCristobebiódurantelaÚltimaCena...
—¿Ha leído la obra de Wolfram von Eschenbach? —preguntó el señorStresemann.
—Sí, es una obra bellísima. En Parsifal el Grial es algo más, algo queproporcionaunpoderilimitadoaquienloposea.
—Exactamente—asintióaquelinvitado,queporsuacentoparecíaalsaciano.—¡Ojaláalguienloencontrara!—exclamóconentusiasmoIgnacio.—Haymuchagenteempeñadaenencontrarlo,peronosepuedeencontrarloque
noexiste—sentencióFerdinand,queparecíareprobarasualumno.—Puedequeselollevaranlostemplarios—insistióelsacerdote.—Sonfalsas lassupuestas relacionesentrecátarosy templarios;eso también lo
expliquéenclase,yqueyosepafueunodelostemasdelexamenfinal.—¿Cómopuedeasegurarustedquelostemplariosnoprotegíanaloscátaros?—
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preguntóconairedeenfadoelseñorRandall.—Nolodigoyo,sonloshechoslosquelodemuestran.ElTempleteníacastillos
yencomiendasenelLanguedocyunabuenarelaciónconlosseñoresdeestastierras,peroesonosignificabaqueparticiparandesusquerellas.Loúnicociertoesquelostemplarios estaban luchando contra los musulmanes también en España, y noconsiderabanque sumisión fuera combatir a otros cristianos, pormuyherejes quefueran.Tampoconadieselorequirió.
—¿YnocreequeelSantoGrialpudierontraerlolostemplariosyesconderloaquí,enelLanguedoc?—intervinoRaymond.
—No,porqueelGrialnoexiste,demaneraquedifícilmentepudierontraerloquenoexiste.
—Pero,profesor,hayestudiososqueaseguranquelostemplariosencontraronunacámara oculta debajo del Templo de Salomón, en Jerusalén, y que allí habíaimportantes secretos, que les dieron mucho poder y que pudieron chantajear a laIglesia,quetemíaquesepudierandifundir...
—Eso son elucubraciones esotéricas que no se basan en ninguna prueba. LostemplariosseconvirtieronenunestorboparaFelipeIVdeFrancia,quequisounificarlasórdenesmilitaresysometerlasalpoderdelaCorona,ydesdeluegoquedarseconsus bienes. El rey estaba enfrentado con el papa Bonifacio VIII y organizó unacampañacontraél,precisamenteporqueésteseoponíaaqueelmonarcafrancéssehicieraconlosimpuestossobrelosbienesdelaIglesiaqueelreynecesitabaporquesusarcasestabansecasacuentadelaguerracontraInglaterra.Ysuhombrefiel,elconsejeroGuillaumedeNogaret,fueelbrazoejecutordelapolíticadelreycontraelPapaylostemplarios.
—Se les acusaba de escupir en la cruz —recordó Raymond esbozando unasonrisa—,lomismoqueloscátaros,quelarechazaban.
—Fue un templario expulsado de la Orden quien empezó a difundir lasacusacionesdeblasfemia,sodomía,ritosiniciáticossecretos...EstehombrelesirvióenbandejaaNogaretlaexcusaparaqueFelipeiniciaraelprocesocontraelTemple.Nogaret convenció al inquisidor de Francia, confesor además del rey, para quecomenzara a investigar al Temple. En ese momento ya era papa Clemente, quereprendióal inquisidoryprotestóal reypormeterseencamisadeoncevaras.PeroFelipe, a través deNogaret, volvió a desatar una campaña contra el Papa; aun así,Clementeseresistiócuantopudo,yhayquerecordarquealprincipiolostemplariosfuerondeclarados inocentesporelPapa,que luegodecidióquese investigarían lasactuacionesdeloscaballeros,peroindividualmenteparanoacusaralaOrdenensuconjunto,yaquealgunostemplarioshabíanadmitidoesasprácticasdelasqueselesacusaba,aunqueotrosseretractaronalegandoquehabíanconfesadobajotortura...
—Pero¿escupíanonoenlacruz?—interrumpiótajantementeRaymond.
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FerdinandobservólamiradaburlonadeRaymondacordeconlaintencióndelapregunta. El joven sólo aceptaría un «sí» o un «no», poco le importaban lasexplicacionesolosmatices.
—Después de haber sido torturados, algunos templarios confesaron crímeneshorrendos,peroenmiopinión,ateniéndomeadocumentos,esdecir,aloshechos,elTemplenoeraunaordenesotérica,pormásquealgunosnovelistaslosutilicencomorecursoliterariopresentándoloscomounoscaballerosmisteriosos.LadisolucióndelTemplefueunpulsoentreelreydeFranciayelPapa,pormotivosquenadateníanque ver con los estrictamente religiosos. Felipe, entre otras cosas, pretendía queClementecondenaraasuantecesorBonifacioVIIIporherejía,aloqueelnuevoPapase opuso, pero Clemente tampoco podía enfrentarse del todo al rey y terminócediendoconlostemplarios.
—Noharespondidomipregunta—insistióRaymond.—Si te torturaran, a tioacualquieradenosotros, terminaríamosconfesando lo
quenospidieran,demaneraquelostestimoniosobtenidosbajotorturasnotienenuncienporciendefiabilidad.PormásquemuchosseempeñenenpresentaralTemplecomo una ordenmisteriosa, la realidad es que no lo fue, aunque tuvieron lamalasuerte de que su último gran maestre, Jacques de Molay, no fue un dechado deinteligenciay tampocounpolíticoavezado.Nodiréque tuvoresponsabilidaden losucedido, pero sí que no era el hombre para hacer frente a una circunstancía tandifícilcomoaquélla.
—De manera que no niega que escupieran en la cruz —afirmó Raymondsatisfecho.
—Síloniego: todasesashistoriasestrafalariassobrequeencontraronelGrialyotrossecretosquepuedenponerendificultadesa laIglesiasoncuentos,¡porfavor,noconfundamoslasnovelasconlahistoria!
—Ustedletienedeclaradalaguerraalosnovelistas—apuntóIgnacio.—Una novela que trata de historia puede ser muy entretenida, pero eso no
significaqueestéofreciendounaversiónrealdelosucedido.Cuando concluyó el almuerzo Ravmond se ofreció para hacerles de guía por
Carcasona.Aldíasiguiente,aprimerahora,saldríanparaMontségur.A Ferdinand le llamaba la atención la capacidad del jesuita para ganarse la
confianzadeRaymond;lohacíacuestionandolaverdadhistóricaparadarcabidaalafabulación,queeraelterrenodondedesdehacíaañosseempeñabanenmoversetantoelcondecomosuhijo.
IgnaciosemostróentusiasmadoporCarcasona,yFerdinandentendióqueenesoerasincero.
Porlanochealegóunfuertedolordecabezaycansancioparanobajaracenar.LohabíaacordadoconIgnacio,puestoquesupresenciacoartabaalhijodelconde,que
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parecíasentirsecómodoconelsacerdote.Sinembargo,lacenafuedecepcionante,yaqueniRaymondnilosotrosinvitados
dijeronnadasustancialnidieronningunapistasobreelsupuestohallazgodelGrialeIgnacionoseatrevióapreguntarles.
A la mañana siguiente se levantaron al amanecer para ir a Montségur. AllíRaymond, dejándose llevar por la magia del entorno, confesó a Ignacio lo queestaban buscando en unmomento en que Ferdinand deliberadamente se separó deellos.
—ElprofesorArnaudesunescéptico.PoresosutrabajosobrefrayJuliáncarecedepasión,pormásquetodosdiganqueesespléndido.Enrealidadmipadreesperabamás.
—¿Yquéesperaba?—Algunapistasobreeltesoro.—Pero¿cómoibaasaberfrayJuliándóndeestabaeltesoro?—DoñaMaríaconfiabaenél;noolvidesqueellabajódeMontségurconlosdos
perfectosquellevabaneltesoro.—Tienes razón —accedió Ignacio—. Y vosotros que lleváis tanto tiempo
excavando,¿nolohabéisencontrado?Raymonddecidiófiarsedeaqueljovenconelquetantocongeniaba.—Nohemosencontradonada,ésaeslaverdad.Nadaquepodarnosdecirquees
el Grial. Hay estudiosos que creen que el Grial es una piedra caída del cielo conpoderesilimitadosyqueestáguardadaenalgúnlugardeporaquí.OtrosestudiosospiensanqueselallevaronlostemplariosaEscociayquelaenterraronenEdimburgo.Y...bueno,unprofesorquehaestadoaquísostieneotrateoría:piensaquealomejorelGrialnoesunobjeto.
—¿Yentoncesquées?—Puedeserunapersona.—¿Unapersona?—¿TúcreesqueJesúseracélibe?—Bueno,vocreoloquenoshanenseñado...—Hay documentos muy antiguos que atestiguan que se casó con María
Magdalenaeinclusotuvieronhijos.Puedeque...bueno,puedequeelGrialseanlosdescendientesdeJesús.
Ignacionosabíasireírseoindignarse,perooptópornohacerningunadelasdoscosasparanoalertaraaqueljovenque,peseatodo,lecaíabien.
—¿YcómollegaronaquílosdescendientesdeJesús?—PuedequeconMaríaMagdalena,opuedequesiglosmástarde.Puedequelos
templarios encontraran esos documentos y fuera lo que han guardado tancelosamente.
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—Esto es lo que el profesor Arnaud diría que son cuentos esotéricos,seudoliteraturabarata.
—EnrealidadalprofesorArnaudnuncalehainteresadoencontrarelGrial;todosuesfuerzoloconcentróenlacrónicadefrayJulián.Cuandomipadrelepedíaqueviniera al castillo y escuchara a algún otro profesor, él se excusaba; y si porcasualidadestabaaquí,siemprerebatíacualquierteoríaquenoseajustaraalassuyas,niescuchabaloqueledecían.Peromipadredecíaqueeramejorcontarconélporsuprestigio,porqueesoabríapuertasanuestrosotrosexpertos,queesloquedeverdadleimportaba.
—Entonces,¿nohabéisencontradonada?—preguntódenuevoIgnacio.—Nada; sólo manejamos esas teorías que te he dicho antes, pero seguimos
buscandopruebas.Estánaquí,essólocuestiónde tiempoquedemosconellas.¿Tegustaríatrabajarparanosotros?—preguntóRaymondconentusiasmo.
—Pues...laverdadesqueseríamuyinteresanteperonocreoquepueda...Verás,tengoqueterminarmisestudios,aúnnoestoysuficientementepreparado.
—¡Noseasmodesto!ElprofesorArnauddicequeeressumejoralumno.—Sí,peroesonosignificaquelosepatodo.Pero...bueno,sí,megustaríasabersi
encontráisalgo,seríaapasionante...—Si alguna vez quieres venir sin el profesor Arnaud, llámame. Serás bien
recibido y te puedes unir a nuestros grupos de trabajo aunque sea temporalmente.Ahora tenemos gente buscando en Edimburgo, porque tampoco es descabellada lateoríadequeelGrialloescondieronallílostemplarios.
—Ysiloencontráis,¿quéharéis?—YasabesloquedicefrayJuliánensucrónica:alguiendebevengarlasangrede
los inocentes, nuestra familia no puede dejar impunes los crímenes de la Iglesiacatólica. Lo que queremos es destruirla, que pague por su fanatismo y por haberacabado con la libertad de esta tierra. Es una responsabilidad que asumimos losD'Amisdegeneraciónengeneración,ymipadresueñaserélquien lleveacabo lavenganza.
—Pero¿túcreesqueestanfácildestruiralaIglesia?—Sí.SinoshacemosconelGrial, seaéste loquesea, loconseguiremos.Se lo
debemosalLanguedoc.Megustaríaquevinierasdevezencuandoporaquí,creoquete entenderías con mi padre, y seguro que con lo que sabes podrías contribuir anuestrabúsqueda.
Ignacio lesonriómientras tragabasalivayasimilaba todas lasbarbaridadesqueacababadeoír.DerepenteRaymondse leantojabaun locoy temíaaúnmáscómopudierasersupadre,elconded'Amis,alqueconoceríaesanoche.
Lo que no sabía calibrar era si aquél era un grupo de fanáticos peligrosos opacíficos.VolvióasonreírsabiéndoseobservadoporlamiradadeRaymond.
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—Tesupongouncaballero,demaneraquetepidoquemedestupalabradequenocomentarásnadadeloquehemoshabladoconelprofesorArnaud.Séqueledebeslealtad como alumno pero yo me he confiado a ti... seguramente no debería dehaberlohecho,demaneraquesólomequedarétranquilosimedastupalabra.
Raymond lemirabamuy seriomientras esperaba ese compromiso e Ignacio sesintióruin.TendríaqueconfesarseypedirperdónaDiosporloqueestabaapuntodehacer.SesintiósuciocuandotendiólamanoaRaymondmientrasleaseguraba:
—Notepreocupes,guardaréelsecreto.—¡Ah! Y tampoco le comentes nada a mi padre... no me perdonará la
indiscreción. Él cree que soy demasiado confiado... en fin... espero no habermeequivocadocontigo.
LesinterrumpióFerdinand,quesehabíamantenidoalejadomientrasfumabaunpardecigarrillosyendodeunladoaotro,aparentandouninopinadointerésporlasruinas.
—Creo que deberíamos pensar en marcharnos. Me gustaría ver a tu padre,Raymond—afirmóelprofesor.
—Sí,comoguste.
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El conde d'Amis estuvo frío y distante con Ferdinand, aunque se mostró másreceptivo con Ignacio, debido al interés en el muchacho mostrado por su hijo.AquellanocheapenashablarondelacrónicadefrayJuliánodeloscátaros.Elcondeno estaba demasiado locuaz y sus invitados parecían apesadumbrados. Todos seretiraronasushabitacionescuandolacenaterminó.
—¡El daño que están haciendo tantos novelistas de tres al cuarto!—exclamóFerdinand después de haber escuchado el relato minucioso que Ignacio le habíahechodesuconversaciónconRaymond.
—Ydeustednosefíandemasiado—apuntóIgnacio.—Ladesconfianzaesmutua.¡Quépersonajes!Loincreíbleesquegenteformada
yseriasecreaesaspatrañaspuestasencirculaciónpordesalmados.¡Asíquetenemosentre nosotros a los descendientes de Jesús! En unmundo donde no hay secretos,porqueniloshuboenelpasado,niloshayenelpresente,niloshabráenelfuturo,resulta que, a través de los siglos, se hanmantenidoocultos a los hijos de JesúsyMaríaMagdalena.Peroalgoasíhabríasidoimposibledeguardar.
—Bueno,esooelGrialestáescondidoenEdimburgo.—Son capaces de agujerear todos los castillos buscando un objetomágico que
sóloexisteensusmentes.¡Estánenfermos!—SuobjetivoesdestruiralaIglesiacatólica,asímelodijoRaymond—explicó
Ignacio.Ferdinandcomenzóareírse.—¡Perocómoselesocurretamañaidiotez!¡DestruiralaIglesia!—Bueno, yo no le veo la gracia—protestó Ignacio. Ferdinand se puso serio y
clavólamiradaenlosojospreocupadosdeIgnacio.—¿CreequepuedendestruirelmensajedeJesús?¿Creequequienestienenfey
creenenDiosdejaríandecreerenÉlporqueresultaraqueeraunhombre?Jesúserajudío,unrabí,yenaquellasociedadlosrabísestabancasados.Yonosésiloestuvoono, tantomeda,pero lociertoesquenonoshan llegadopruebasseriassobreello.Meresultadifícilcreerquesideverdadtuvoesposaehijosesoseconvirtieraenunsecretoporpartedelosapóstoles,queerangentesencilla,casados,confamiliayparalos que tener esposa e hijos era lo normal, de manera que no creo que aquelloshombresseconfabularanparaocultaralaesposadeJesús.¿Conquéobjeto?Ellosnoestabaninventandoelcristianismo,nopodíanimaginarloqueJesúshabíapuestoenmarcha,loqueibaasuponersumensajeatravésdelossiglos...Entodocaso,siJesúshubieraestadocasado,esonodestruiríaalaIglesia,perotendríaqueaceptarquelossacerdotespuedancasarse.Ylomismoqueunconciliodecidióquenopodían,otroconcilio podría determinar lo contrario. Nada más. Sinceramente no creo que ése
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fueraunproblemaparaningúncristiano.—¡Yustedsediceagnóstico!—exclamóIgnaciomaravilladopor laconvicción
deFerdinandenlasolidezdelaIglesia.—Agnóstico sí, pero no tonto. Puedo entender las razones de la Iglesia para
preferirasussacerdotescélibes,peronomeparecequeeledificiosepuedatambalearporqueJesúshubieraestadocasado,aunqueinsisto,nohayningunapruebahistóricasolventequeloindique,asíque...asuntoterminado.
—Precisamenteloquebuscanesesaprueba.—Nolavanaencontrar,porquenoexiste.—¡Ustedhablaexcátedra!—protestóIgnacio.—No,yohablodesde el sentido común.Estoy segurodequeRoma tendría un
buen número de respuestas si apareciera una prueba en esa dirección. Pero no sepreocupe,quesalvoenespeculacionesseudoliterariasnoencontraráninguna.
—Escurioso,ustedutilizalarazónparareafirmarlaposicióndelaIglesia.—¡Vaya conclusión! Soy historiador y analizo las cosas con perspectiva. La
familiad'AmisnovaatirarporlabordadosmilañosdeIglesiacatólicapormuchoquelesobnubilesupapeldevengadores.Nosepreocupe,Ignacio,ytengaunpocomás de fe en su Iglesia. Lo importante es que va a poder decir a sus superiores:«Misióncumplida».Ustedeselperfectoespía.
Ahora fue Ignacio el que rió con ganas. No había disfrutado esos dos díasengañandoaRaymond,pormásquesehabíadichoasímismoquedisimulabaycasimentíaporprotegerunbienmayor,peroaunasísuconciencialeaguijoneaba.
—Nomehagustadonadaloquehehecho—confesó.—Nohahechonadade loquedebaavergonzarte.Amínomehabríancontado
nada;nielcondenimuchomenosRaymond.Hasidounaciertoquehayavenido;seva con una información precisa, demanera que su Iglesia ya sabe a lo que hacerfrentesiesquealfinalencuentranalgodeloquebuscan,cosahartoimprobable.
—Esperoqueloquehayamosaveriguadoseasuficiente...—Lo es, claro que lo es. Lo peor que puede suceder es no saber a lo que se
enfrentauno,perocuandoesosesabeesmásfácilorganizarladefensa.YaverácómoelpadreGrilloyelpadreNeverslovenasí.
—Me da pena Raymond. Es tan joven... pero el ambiente en que vive le hatrastornado.Supadre leha imbuidode tal fanatismoque leveocapazdecualquiercosa—selamentóIgnacio.
—Sí,esunavíctimadesupadre.Cuandoleconocíapenaseraunniño,yrecibíacastigosseveros:lepegabancuandonoestabaalaalturadeloquesupadreesperabade él. Le han estado lavando el cerebro desde que nació y por lo que he visto haasumidocomosuyaslasabsurdasobsesionesdelconde.Esunapena,peroahísíqueno podemos hacer nada ni usted ni yo. Creo que mi relación con los D'Amis ha
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llegadoasufin,ysientoalivio.—ParaustedhasidomuyimportantelacrónicadefrayJulián,¿verdad?—Es bellísima. Me conmovió en lo más profundo cuando la leí y es un
documento histórico importante: un dominico, bajo las órdenes del terrible frayFerrer, que relata en primera persona lo que sucede en los dos campos de lacontienda.Perosobre todoes lahistoriadeunconflictohumanoexpuestocon todacrudeza.MeparecíaimportantedarloaconoceryqueotroshistoriadoreslotuvieranasudisposiciónparaseguirdesentrañandoeseperíododelahistoriadeFrancia.
—YdelahistoriadelaIglesia.—Algún día la Iglesia tendrá que pedir perdón por todos los desatinos que ha
cometido—apostillóFerdinand.Ignacionorespondió.Nopodíahacerlo,porqueteníaqueadmitirquetambiéna
éllesobrecogíaquesehubierapodidomatarenelnombredeDios.AFerdinandleextrañóverasupadreenelandén.Nuncahabíaidoaesperarleal
regresodeningúnviaje,demaneraquesiestabaallísedebíaaquehabíasucedidoalgograve.
Sebajódeltrenrápidamente.—¿Quéhapasado?—preguntósinmáspreámbulo.—David... está en el hospital... le hirieron en una emboscada. Está grave.Han
avisadoestamañana, te llamaronacasaya launiversidad,yel rectornos llamóanosotros...Tumadretehapreparadolamaleta,yyohesacadolosbilletesdetrenydebarco.Sinoteimporta,quieroacompañarte.
PeroFerdinandyanoleescuchaba.Selehabíacontraídoelrostroenunamuecade dolor y el aire parecía no llegarle a los pulmones. Estaba pálido, con los ojosdesorbitados,mudo, incapazde emitir sonido alguno.En el bolsillo de la chaquetallevabalaúltimacartadeDavid,palabrasrebosantesdealegría,ganasdevivirydeesperanza.Yderepenteaquellaspalabrasdetintadesuhijosehabíanconvertidoensangre.
Ignacionosabíaquéhacerniquédecir,luegoleagarródelbrazoconfuerzayleinstóacaminar.
—¡Vamos,deseprisa!CaminaronensilenciohastaqueFerdinandserecobródelestadodeshock.—¿Estávivo?—musitó.—Sí,estávivo,peromuygrave—respondiósupadre.—Serecuperará—afirmóIgnacio—,rezaremosyserecuperará...—Diosnuncahaestadocuandolehemosnecesitado—afirmóFerdinandconun
hilodevoz—,hacetiempoquetantoamícomoamihijonosabandonó.Elprofesormiróasupadreconlosojosenrojecidos.Sóloqueríaunarespuestaa
supregunta:¿QuélehaocurridoaDavid?¿Quélehapasado?
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Jerusalén,semanasantes
—Hamza, tienes que decidirte. —El tono del hombre no admitía dudas, y sumiradadecolornegroparecíataladrarlosojosdeHamza.
—Nonoshanhechonada,¿porquénopodemoshablar,llegaraunacuerdo?—respondió Hamza con cierto desafío en la voz a pesar de que el hombre le dabamiedo.
—Los sionistas están consiguiendo que el mundo les apoye, hace unos añosquisieronqueformáramosunEstadojuntos,ahoraquierenpartirnuestratierraendos.¡Nopodemosaceptarlo!¡Oellosonosotros!—gritóelhombre.
—Por favor, cálmate... mi hijo es joven y no entiende bien lo que pasa... —intercedióelpadredeHamza.
—Verás, Rashid, o tu hijo es un traidor, en cuyo caso tú mismo resolverás elproblema, o es un cobarde y también deberás resolverlo, o se une a nosotros ydemuestraqueesunpatriota.
—Nosoyni traidorni cobarde,Mahmud—protestóHamza—,sóloquepiensopormicuenta.
—¡Calla!—leconminósupadre,quesíestabaasustadoporquesabíade loqueeracapazMahmud.
HamzabajólacabezaconscientedequeMahmudnoledejabaningunasalidayquedesobedecerlepodríacostarleaélyasufamilialavida.SuhermanoAli,dediezaños, le observaba con ojos asustados sentado en el suelo, al lado de su hermanopequeño.Susdoshermanasestabanenuncuarto juntoasumadre,aquéllaeraunaconversacióndehombres.
—Lucharemos,casaporcasa,huertoporhuerto,connuestroshermanosdeSiria,de Jordania, de Egipto, de Irán... todos los hermanos árabes nos respaldan. Nopodernosdejarnosquitar la tierrapor los judíos; los echaremosalmar—sentencióMahmud—.OformaspartedelEjércitodeSalvación,odenuestrogrupo,omueresconellos,Hamza,decídelotú.
—Lucharáconvosotros—sentencióRashid,elpadredeHamza—yyotambién.Somospalestinosybuenosmusulmanes.Tienesrazón,éstaesnuestratierra,debemosluchar por ella, los judíos son engañosos. Primero vinieron a establecerse junto anosotros,peroahoraquierenquedarsecontodo.Lesecharemosalmar.
Hamza miró a su padre con asombro. No le reconocía en esas palabras queacababa de decir.Aún resonaban en sus oídos las palabras de paz de su padre, suconvencimientodequeelenfrentamientoconlosjudíossólotraeríadesgracias.
—NosotrosnotenemosquepagarloquehasucedidoenEuropa.Hitlernohizo
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bien su trabajo —dijo riéndose Mahmud—, si quieren posesiones que les denCalifornia,olaSelvaNegra,oProvenza,peroquenonoslasquitenanosotros;nosquierenrobarnuestratierraparaacallarsusconciencias.
—Tienes razón,Mahmud—respondió Rashid—, tienes razón, no tenemos porqué cederles nuestras tierras y convertirnos en invitados en nuestra propia casa.Lucharemos;estamosdispuestosamorir.
—Porahoraessuficientecontuhijomayor.Esaélaquiennecesitamos,peronodudesque tepediremosa tusotroshijosy tupropiavida si fueranecesario—dijoMahmud en tono amenazante—.Mañana te mandaré llamar—le dijo a Hamza amododedespedida.
Cuando Mahmud y sus hombres se fueron, Rashid se sentó junto a la mesasabiéndosevencido.Suesposasaliódelahabitaciónjuntoalasdosniñasyseacercóaélponiéndoleunamanosobreelhombroparadarleánimos.
—Hasobradobien,Rashid,lohashechoconinteligencia.Nopodemoshacerotracosa—dijolamujer.
—¿Nopodemosonoqueremos?—leinterrumpióHamzaconrabia.—Uno tiene que saber cuando no hay puertas en la pared. Si no lo ves estás
perdido.—Lo que yo veo es que esta guerra ya la han decidido por todos nosotros; ni
siquierahasidoMahmud.¿Creesquelospobrescontamos?Mahmudessólounodelosmuchostontosútilesparamoriryhacermoriraotros.EstaguerralaorganizanenElCairo,oenDamasco...Loquesíséesquenosotros,ylosquesoncomonosotros,debemosmorir—respondióHamza.
—Noteengañes,hijo,tusamigosjudíossedefenderánymatarán,lomismoquenosotros—afirmósumadre.
—¿Ysinoquieroluchar?—preguntóHamzadesafiandoasumadre.—Tienes dos hermanas. Están comprometidas para cuando sean un poco más
mayores. Las rechazarán. Pero, además, un día nos levantaremos y nuestro huertohabrá sido destruido. Y otro día a tu padre le obligarán a matarte porque de locontrarionosmataránatodosnosotros.Yonohehecholasleyes,Hamza,lasaceptocomo son, y tú debes hacer lo mismo para no traer a tu familia la vergüenza, eldeshonorylamiseria.Lucha,hijo,lucha.
Lamujerseacercóasuhijoyleacaricióelrostromirándoleconpena.Losdadosdelasuerteestabanechados.Aellalecorrespondíasacrificaralmayor
desushijosyseveíaincapazdeimpedirlo.—Hamza,nopuedesvolveraveraDavid—ledijosupadreconvozcansada—.
Evitaaesechicojudío.Eslomejorparatiytambiénparaél.—¿Y qué debo decirle?Hola, David, hay gente que ha decidido que debemos
matarnos.¡Ah!Ynoteofendas,estonoesnadapersonal;túyyonosomosnadie,no
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contamos,nuestraobligaciónesmatarnoscuandonosdiganquedebemoshacerloyyaestá.¿Quiéndispararáprimero,túoyo?—HamzahacíaunaparodiaamargadeloquelediríaaDavid.
Supadre,sumadreysushermanoslemirabanconpena.Leveíansufrir,peroalmismotiemposesentíanincapacesdeaplacarsudolor.DesdeahoraMahmuderaunodeellos.Habíapasadodedestripar terronesadirigirhombres,yestabadispuestoahacercuantolepidieran:teníafeensímismoyenlacausaalaqueibaaservir.
—Hamza, nuestra vida depende de ti —añadió su padre con tristeza—, no tepuedoobligaraqueluches,perosinolohaces...
—Lo haré, padre, lo haré—asintió Hamza con los ojos bañados en lágrimas,mientrassalíadelacasaenbuscadelassombrasdelanoche.
Caminó un buen rato sin rumbo.A pesar de la negra noche, conocía como sumanocadapalmodelterrenoynonecesitabaver.
Había nacido en aquel trozo de tierra. Su madre le había traído al mundo enaquella casamodesta rodeada de árboles frutales y una acequia donde chapoteabacuandoeraniño.
Habíasidofeliz.Nonecesitabamásdeloquetenía:sufamilia,elhuertodondetrabajaban,acompañarasupadreavenderlasfrutasyverdurasalaciudadalomosdel burro...Disfrutaba también de las cenas en el patio, cuando sus tíos acudían avisitarlesypodíajugarconsusprimosatreparporlosárbolesyesconderseentrelosarbustos.
Sumundosequebrabaporquederepenteteníaenemigos.Unosenemigosquenisiquierahabíapodidoelegir.
Pensó en David. ¿Qué le diría? No la verdad: nos estamos organizando paraecharos al mar. Tendría que esquivarle, procurar no coincidir con él, ponerdistancias...
Tuvoganasdereírrecordandolaprimeravezquesevieron.Élespiabaalosdelkibbutzatravésdelacerca;enrealidad,leestabaechandoelojoaunachiquilladesuedad,depelorubiocomoeltrigoyhermososojosazules,conlaquecruzabamiradascadavezqueseencontrabanyqueleprovocabasentimientoscontradictorios.Elsuyonoeraunmundodemujeres,yéstasnolehabíaninteresadodemasiado,peroaquellachicaparecíatandelicada,tanirreal,quenoleasustaba.
Lesonreíaylesaludabaconlamanoyaélseleacelerabaelcorazón.Lehubieragustadosaltarlacercayayudarlaarecogernaranjasoalimpiarlatierradelasmalashierbas.Esoes loquehacíaDavid laprimeravezque levio.Estabapreparando latierraparasembrar,yselenotabaunrictusdedolorenelrostro;devezencuandosellevabalasmanosa losriñonesyse losfrotabaconfuerza.Se lenotabaquenuncahabíalabradolatierra.Peroenelkibbutztodostrabajabanporigual,noimportabadedóndevinieranniaquésededicaranantesdellegarallí:vivíandelatierra,lomismo
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quesufamiliayél.Davidhabíalevantadolamiradaylehabíavisto.Seincorporóycaminóhaciala
cerca. Le sonreía, así que no salió corriendo como en otras ocasiones cuando lepillabaYacob,el jefedelkibbutz,unhombredelgadoyadustoquesiempreparecíaestardepésimohumor.
Empezaron a hablar en inglés, idioma que los dos chapurreaban, y en pocosminutosparecíaqueseconocíandesiempre.Davidleconfesóqueestabareventadoyledolía todoel cuerpo;Hamza seofrecióaayudarley,para sorpresa suya, aceptó.Fuelaprimeravezqueentróenelkibbutz,ytuvolasuertedevermásdecercaalachicadesussueños:erarusa,sellamabaTania,teníaquinceañosyapenassabíaunaspalabraseninglés.
Desdeentoncesentrabaysalíadelkibbutzconfamiliaridad,lamismaconlaqueDavid iba a su casa, donde siempre había sido bien recibido. Ahora tendría quedecirlequenovolviera.Éltampocovolveríaacruzarlacerca.
Mahmudhabíadichoquealdíasiguientelemandaríaabuscarparacomenzarsuentrenamiento militar. No sabía disparar, sólo arar, pero tendría que aprender aempuñarunarmaymatar.Matar.Lapalabrase leantojabaterriblee irreal.¿Cómoseríamatar?¿Quésentiríaalverdesplomarseaunhombreanteél?¿Ysieraélquienresultabamuerto?
Siguió caminando sin rumbo hasta sentirse agotado. No sabía cuánto tiempohabíaandado;tantoledaba:temíalallegadadelamañana.
—No te deberías fiar tanto de él; algún día nos tendremos que enfrentar, esirremediable—sentenciabaYacobdirigiéndoseaDavidyalgrupodejóvenesconlosquedepartíadespuésdelacena.
—Es mi amigo y nunca lucharé contra él. Podemos hablar y discutir lasdiferencias, no hay por qué matarse. Nuestro problema son los ingleses, no lospalestinos—argumentabaDavid.
—Nuestroproblemaestodoelmundo.Losinglesesyahanaflojandolacuerdaypermiten la entrada de inmigrantes. Sabemos que muy pronto habrá una nuevaresolución de Naciones Unidas proponiendo la creación de dos Estados, pero losárabessenegarán—explicabaYacobconundejedeimpaciencia.
—Estásmuysegurodequediránqueno,perosiconsultanalospalestinosa lomejoroslleváisunasorpresa...—alegabaDavid.
—Siguessiendofrancés—lerespondióunhombremayorquefumabaenpipa—.EstoesOriente,aquínofuncionanlasreglasdelademocracia.Nadievaaconsultaralospalestinos,seránlosegipcios,losjordanos,lossirios,lossaudíes,losquedecidanporellos.Llevan tiempoorganizándose.Yahemos tenidoenfrentamientos,noshanatacado,enotroskibbutzimsehanproducidobajasporataquesguerrilleros.¿Porquécreesquepatrullamoslacercadurantetodalanoche?Nosatacarán,lesordenaránque
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lohaganyloharán.Davidibaareplicarperosecalló.TodosrespetabanaSaul,eltipodelapipa,un
hombrequehabíanacidoenIsrael,comosuspadres,susabuelosylospadresylosabuelosdeéstos.Todasufamiliahabíapermanecidoenaquella tierrasagradasiglotrassiglo,sobreviviendoaromanos,árabes,cruzados, tártaros, turcosy, también,alprotectoradobritánico.SaulformabapartedelaHaganá,lasfuerzasdedefensaquehabían puesto en marcha para defenderse de los ingleses y de los ataques de losárabes.Recorríaelpaís,ibadeunlugaraotro,hablabaárabealaperfecciónypodíaconfundirseconcualquierpalestino.Sauleraunaleyendaporquehabíavividoenunodelosprimeroskibbutzim,enTellHay,ytambiénsímbolodevalentíaydebravuraparatodosaquellosquellegabanaEretzIsrael,porquehabíaresistidoyrepelidolosataquesdelosárabesdelnorte.
EranpocaslascosasqueseescapabanalamiradadeSaul,porqueteníaamigosentodaspartesy,comodecíaYacob,fuentesdeinformaciónhastaenelinfierno.
Continuaronhablandoun ratomássobre loquesepodíaavecinar si finalmenteNacionesUnidasvotabaafavordelaformacióndedosEstados.Saulaseguróquelospaíses árabes rechazarían la fórmulayqueentonces se recrudecerían los conflictosconlospalestinos.
—Sólocontamosconnosotrosmismos,noloolvidéis—lesrecordabaYacob—.Nadievendráaayudarnos,demaneraquetendremosquedefendernoscasaporcasa,piedraporpiedra.
Yacob destilaba amargura. Era alemán, deMunich, y había llegado a Israel en1920ainstanciasdesupadre,queveíacómolainflaciónmonetariayelavancedelantisemitismoprendíanconfuerzaentrelosalemanes.
Comootrosjóvenes,Yacobdejóatrásasufamilia,suhogar,susamigos,suvida.Había participado en la fundación de la primera asociación obrera israelí, y luegoayudóafundaraquelkibbutzqueahoradirigía.
Suspadres,aligualquelamayoríadesufamilia,habíanmuertoenlascámarasdegas.Eraelúnicosupervivientedesuentorno,yhabíaperdidolasonrisaparasiempre.
SaulyYacoblesanunciaronquedesdeeldíasiguienteibanadedicarmástiempoa la instrucción militar, tanto ellos como ellas. Ya no se trataba simplemente depasearsealrededordelacercaconunfusildecazaalhombro.Ademáselkibbutz,aligualqueotros,ibaadedicarsealaproduccióndearmasligerasymunición.
—¿Yquiénnosvaaenseñarahacerlas?—preguntóingenuamenteTania,lachicarusaquetantolegustabaaHamza.
—Vendrá gente de la Haganá, ellos os enseñarán. Necesitamos más armas,debemosestarpreparados.Noessuficienteconloquetenemosdelosbritánicosylospolacos. Nadie nos regala nada, por más que nuestra gente hace lo imposible porconseguirlas. Estamos mal armados frente a los árabes, y necesitamos poder
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defendernos. Debéis aprender a disparar una pistola, una metralleta... También alucharconvuestrasmanosoconuncuchillo.Apartirdemañanadedicaremosunashorasalainstrucción,asícomoaconstruirarmas—lesanuncióSaul.
—Entonces, es inevitable... —murmuró David. —Lo es, y cuanto antes loasumas, mejor para ti y para todos—replicó Yacob—. Antes estabas dispuesto aluchar, decías que no podíamos dejarnos quitar la tierra, que sólo si teníamos unhogarnoserepetiríaloquelehasucedidoatumadreyatustíos.¿Nolorecuerdas?¿Porquédudasahora?
—¡Claroquequierolucharporestatierra!Séquelosjudíosnecesitamosunhogarpropio,yquenopodemoscontinuardeprestadoenpaísesqueluegonostratancomociudadanosdesegundaonosmatan.Notengodudassobreeso,sóloque...sóloqueyocreoqueesposiblevivirenpazconlospalestinos,queesposiblellegaraacuerdosconellos,quenuestrosderechossoncompatiblesconlossuyos.
ElalegatoapasionadodeDaviderabienrecibidoporelrestodelosjóvenes.Saulsedabacuentadequeapesardeladurezadelavidaenelkibbutz,delosdiscursosalertándolesdelospeligros,ellosteníanfe,nosóloenelfuturo,sinotambiénensuscongéneres,fueranquienesfueran,yqueestabanhartosdetenerenemigos.
—Mañana vendrás conmigo, David. Tengo que visitar a algunos amigospalestinos. Son jefes en sus respectivas comunidades, mi familia y las suyas seconocendesdesiempre.Sonamigos,David,amigosalosquequieroycontralosquetendréqueluchar,yelloscontramí.Vendrásconmigoparaqueteexpliquenloquevaasucederpormásquenonosguste.
Davidno lograbaconciliarelsueñoaquellanoche.Sedespertóunpardevecesenvueltoensudoratacadoporlamismapesadilla:seveíaenunarefriega,disparando,yluegosentíaundolorin-tensoenelestómagoysedespertabaangustiado.Optóporlevantarseysentarsealeer,peronolograbaconcentrarse.AúnnohabíaterminadoellibrodesupadresobrefrayJulián.Nosabíaporqué,acasosentíarechazo,notantoporaquelfrailequeleparecíatanpusilánime,sinoporsudescendiente,aquelcondeal que aborrecía con toda su alma. En su fuero íntimo pensaba que todas susdesgraciashabíancomenzadoenelcastillodelconded'Amis.Además,laobsesióndesupadrepor lacrónicade frayJulián también leshabíaalejado.Nuncase lohabíadicho,perolereprochabaquenoquisierareconocerquéclasedegenteeraelcondeysusamigos;élnoteníadudadequesetratabadenazisoporlomenossimpatizantes,pormás que su padre le hubiera dicho que buena parte de los franceses no teníanmotivosdesentirseorgullososdelosucedidoduranteelRégimendeVichy.Todoelmundomirabahaciaotraparte,eralamaneraderesistir,decía.Peronoeraverdad;hubogentequeresistiódeverdad,queseenfrentóalosnazis,quemurióluchando.Su abuelo paterno le había hablado de los republicanos españoles, de aquelloshombres que habían organizado la Resistencia, que no se habían rendido y
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aguantaronhastaelfinal.Pasólamanoporencimadelatapadellibrosindecidirseaabrirlo.Queríaleerlo
antesdequellegarasupadreparacomentárselo,peronohabíapasadodelapáginadiez.Sabíaquesupadrenoleharíaningúnreprochesinololeía,aunqueparaélseríauna satisfacción que lo hiciera. Lo intentaría al día siguiente. En esemomento sesentía demasiado conmocionado por la charla de Saul y Yacob. No quería serenemigodelospalestinosaunquesabíaqueéstosdesconfiabandeloscolonosjudíos,porqueasíselohabíandichoHamzaysupadreRashid.«Elproblema—sedecía—es que nadie hace nada para que nos sentemos a hablar los unos con los otros ydecidir cómoqueremos vivir y organizarnos. ¿Por qué nadie se decide a hacer eseesfuerzo? ¿Por qué?» Si les dejaran aHamza y a él, seguro que lo arreglaban sinproblemas;discutirían,sí,perollegaríanaunacuerdo.
A lomejorHamza y él tenían que dedicarse a la política para hacer entrar enrazónasusgentes.
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Aúnnosehabíapuestoel solcuandounosgolpessecosen lapuertadespertaronaHamza.Se restregó losojosymiró lahoraeneldespertador.Fueradelcuartoquecompartía con sus hermanos se oía ruido. Su madre y sus hermanas ya estaríantrajinandoenlaslaboresdelacasa,ysupadreestaríaapuntodedardecomeralosanimales antes de salir al campo. Unas voces le alertaron. Su padre hablaba conalguienenvozbaja;unsegundodespuésabríalapuertadelcuarto.
—Levántate,Hamza,teesperan.Se aseó deprisa y se vistió conmayor rapidez todavía. Sentía los latidos de su
corazónypensabaquelosdemástambiénlosescucharían.Sumadrehabíacolocadountazóndelechedecabraencimadelamesayleindicóqueselotomararápido.
Un hombre, que permanecía de pie en el umbral de la puerta, le miró conimpaciencia.
—No tenemos todo el día.Hay que irse antes de que se despierten los judíos.Mejorquenotevean.
Apenasdiounsorboalaleche,sesecólabocaconeldorsodelamanoyledijoalhombrequeestabalisto.
Salierondelacasasinhacerruido.Sentíalamiradadesuspadresclavadaenlaespalda.Esedíacomenzabaelrestodesuvidaeintuíaqueseríamuchopeorquelaquedejabaatrás.
El hombre dijo llamarse Mohamed y le explicó que irían andando hasta lacarretera,dondehabíadejadouncamión.Nohabíaqueridollegarconélhastalacasapara no alertar a los del kibbutz.Luego irían a buscar a otrosmuchachos antes dellegarallugardondeibanaenseñarlesamanejarlasarmas.Hamzaconocíaaunodeloschicosquefueronabuscar.Vivíaenunacasacercanaysufamiliaeracampesinacomolasuya;peroadiferenciadeél,parecíacontentoconelcambiodevida.
—Yovoyaprobarconéstos—ledijobajandovoz—,perosinohayacciónmevoyconotros.Tengounprimoquetienecontactosimportantes.
Otro de los chicos que recogieron era maestro de un pueblo cercano. Alto ydelgado, con lamiradabrillante, parecía también feliz por haber sido reclutado.Elresto, hasta completar el número de diez, eran campesinos como él que tambiénparecíansatis-fechos.Hamzaempezóapensarsinoeraélelequivocado.
El camión traqueteaba por un camino sin asfaltar. Mohamed les aconsejó queevitaranlacarreterayquesilosbritánicoslesdeteníandijeranqueibanatrabajaraunagranjacercana.EnrealidadMohamedlesllevabahaciaelsur,cercadelafronteratransjordana.
Elcamiónestacionójuntoaungrupodetiendasbeduinas.Mohamedlesdijoquebajaranperoquenosesepararandelcamión.Leobedecieronyduranteunosminutos
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nopasónada.Observaronquelasmujeresbeduinas,conelrostrocubierto,parecíanensimismadas contemplando los pucheros en los que preparaban alimentos. Unosancianossehallabansentadosdelantedeunatiendafumandoybebiendoté.Másallá,ungrupodechiquilloscorríayjugaba.Deprontosevieronrodeadosporunadocenadehombresdeldesiertoarmadosde fusiles.Unodeellos, sindudael jefe,hablóaMohamed.
—Llegasconretraso.—Noesfácildespistaralosinglesesyalosjudíos.Estánportodaspartesyahorasesientensegurosporquelosbritánicoshacenlavistagordaacuantohacen.
—¿Estossontodos?—preguntóeljefemirandoalgrupodechicosdeMohamed.—Deberíade llegarotrocamiónconunoscuantosmás;vienenconun tíomío,
perosaliódespuésqueelnuestro.—Empecemoscuantoantes.Para sorpresa de todos, el hombre que parecía un jefe beduino se destapó el
rostro.—Soyvuestro instructor—les dijo—,mi nombre esHusayn. Soy oficial de la
Legión Árabe y os voy a enseñar a manejar armas, montar bombas y pelear. Osquedaréis un par de días, a lo máximo tres, de manera que poned atención y noperdáisnimehagáisperdereltiempo.Seguidme.
Lesiguieronhastaunlugardondehabíamáshombresvestidosalamaneradelosbeduinos.Husaynlesentregóropascomolasquellevabanaquellosnómadas.
—Así pasaréis inadvertidos—dijo—, y si viene alguien os haremos pasar porjóvenesdeestatribu.
Luegolesllevóaunlugarllenodearmasdistribuidasporelsuelo.Noleshabíanofrecidoaguanitampococomida;noparecíandispuestosaperder
niunsegundoencortesías,algoextrañoen loshombresdeldesierto.Apenashabíapasado una hora cuando otro grupo de jóvenes llegados de otros pueblos se lesunieron.Aligualqueellos,tambiénvestíancomobeduinos.
Durante varias horas estuvieron familiarizándose con diferentes armas: lesenseñaron amontar y desmontar pistolas, los rudimentos para hacer una bomba odispararconfusil.
Husaynsemostraba implacable.No lesdejabadescansarunsolosegundoen lainstrucción. Cuando comenzaba a caer la tarde y parecía anunciarse la noche, unbeduinoseacercóacaballo,intercambióunaspalabrasconHusaynyéstelevantólamanoindicándolesquesedetuvieran.
—Ahora beberéis y comeréis.Os aconsejo que después no os entretengáis connadaquenoseadormir.Antesdequesalgaelsolestarédenuevoaquí,ylajornadaserá larga. No habéis aprendido lo suficiente, con lo que sabéis no podríais nisobrevivir.
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Dicho esto, Husayn se subió a un jeep donde le aguardaban tres hombres ydesapareció entre las sombras del crepúsculo. —No se te da mal —reconocióMohamedaHamza,mientrasseacercabanaunodelosfuegos,enderredordelcualungrupodehombrescomíancordero.
Abrieron el círculo invitándoles a compartir con ellos la cena. Los hombreshablaban de guerra.Habría guerra contra los judíos; los hermanos de Jordania, deSiriaydeEgipto,deArabiayde tantosotrospaíseshabíanprometidoayudarles aconservar la tierra sagrada.Nocompartiríannadacon los judíos, ¿porqué tendríanquehacerlo?
Hamzaescuchabamientrascomíaperopreferíanohablar.Nopodíadiscutircontantos hombres convencidos de una causa. Le tacharían de traidor, no lecomprenderían.HablarallídelasventajasdetenerunEstadopropioydejardeestarbajo laprotecciónde los inglesesoantesde losotomanos,habríasidounaopiniónquecrearíarechazo.¿PorquénopodíahaberdosEstadoseinclusounocompartidoconlosjudíos?Queélsupiera,nuncahabíantenidounEstado,elsuyonuncahabíasido un país, siempre habían estado bajo la protección de otros, y ahora iban arechazaresaoportunidadporquesusjefesdecíanquenoibanadejarsedoblegar.Sinembargo,Hamzapensabaquesiemprehabíanestadodoblegadosyque,precisamente,setratabadedejardeestarlo.
Durmiódeuntirónenvueltoenunamantajuntoalosrescoldosdelfuego.Estabaagotadoyconlasemocionesaflordepiel.Talycomoleshabíaanunciado,Husaynse presentó a las cuatro de la mañana, cuando aún era noche cerrada. Junto aMohamednoseanduvoconcontemplacionesalahoradedespertarles.
Enmenosdemediahoraestabanpreparadosyentrenandodenuevo.Teníanquemontarydesmontarlasarmassinluz,avanzararrastrándoseporelsuelo...HastabienentradalamañanaHusaynnolespermitióbeberagua.
—Tenéisdiezminutosparadescansarybeber,niunomás.Efectivamente, no tuvieron un segundo de regalo. Hambrientos y sedientos,
esperaronaquecayeralanochepararegresaralcampamentodelosbeduinos,dondeestavezHusaynsesentóconellos.
—Algohabéisaprendido—explicóHusayn—,losuficienteparamatareintentarevitar que os maten. Si tenéis fe y valor conservaréis la vida, pero si dudáis laperderéis.Quenuncaosconmuevalamiradadeunenemigo,noimportaqueseaunsoldado,unamujerounniño.Seráélovosotros,vuestravidaolasuya,ysidudáislaperderéis;yaveisquelasreglasalasqueosdebéisatenersonmuysimples.Cuandotengáisqueatacardisparadprimero,sinpensar.
—¿Cuándohabráguerra?—preguntóelmaestro.—Nolosé,perodebemosestarpreparados.Losjudíosquierenquedarseconnuestratierra,tenemosquedemostrarlesquenopodrán.Puedequeseevitelaguerraopuedequeno;lospolíticosdiscutenen
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lasNacionesUnidasparadarlesloquelosjudíosllamanun«hogar».Queseloden,peronoelnuestro.Nuestroshermanoscombatentambiénconlasarmasdelapolítica,debemosesperar,perohastaquellegueelmomentonuestramisióneshacerleslavidadifícil a los judíos, que no se sientan seguros, que no puedan cultivar la tierra sinllevarunfusilalhombro,quenopuedanirporlacarreterasintemoraseratacados,quesusmujerestenganmiedoacaminarsolasporelcampo,quesushijosnopuedansalir de las cercas de sus casas o de sus kibbutzim.Vamos a atacarles, a causarlesbajas.Latácticaessencilla.Llegamosaunsitio,lescogemosporsorpresa,matamosynosvamos.Quenoduermantranquilos,queestatierraseconviertaensusepulturasiinsistenenquedarse.
»Cada uno de vosotros formará parte de un grupo con un jefe; él será quienmarquelosobjetivosdeacuerdoconnosotros.
Debéisobedecer.Vuestrasfamiliassabenqueapartirdeahorahabráocasionesenqueosmarcharéis,peroniaellospodréisdecirlesnidóndeniquévaisahacer.Elqueno obedezca o nos traicione recibirá un castigo, que sólo puede ser la muerte, yvuestrafamiliatambiénsufriríalasconsecuencias.
Seescucharonunosmurmullosdeprotesta.Losjóvenesasegurabanqueestabandeseandomatar a los judíosyecharlosalmar.PeroHusaynnoparecíaconmovidocon aquellas proclamasde fidelidad.No sabríadequé clasedehombres se tratabahastaquenolesllegaralahoradematar,algoqueharíanmuypronto,porquecuantoantesmataran antes se sentiríanpartedelgrupoy comprometidos con la causa.Lasangrederramadaeralamejoralianzaentreloscombatientes.
Mohamedlesdespertódenuevoalamanecer,azuzándolesparaquesemetierandeprisaenelcamión.Regresabanacasa.
Losbeduinoslesobservaronmarcharconindiferencia;apenaslesdiotiempodedespedirsedelotrogrupodejóvenesconlosquehabíancompartidolasjornadasdeinstrucción.
Hamzapensóquelopeoraúnestabaporvenir.
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SaulesperabaaDavidsentadoenelcocheconlapuertaabiertayelmotorenmarcha.—Tehasretrasado—ledijosindisimularsuenfado.—Losiento,nopensabaqueibaenseriocuandomedijoquehoyiríaconusted.—Yosiemprehabloenserio,todosnosotroshablamosenserio.¿Creesqueesto
esunjuego?—Losiento,discúlpeme.Fueronensilenciounbuenrato.DavidobservabaaSaul;parecíaensimismadoen
sus pensamientos, como si estuviera muy lejos de allí. No se atrevía a hacerleninguna pregunta temiendo una respuestamalhumorada.Le parecía que el hombrehabía exagerado el enfado, puesto que su retraso no había sido más que de diezminutos.
—Abrelaguantera—leordenódeprontoSaul—ysacalapistola.Estámetidaenunabolsa.
Davidobedeció.SedisponíaadárselacuandoSaullehizoungestonegandoconlacabeza.
—Noesparamí,lamíalallevodentrodelachaqueta;esparati;lacarreteradeJerusalénnoessegura.Hacedosdíasmataronacuatrodelosnuestros.
—¡Pero yo no sé disparar bien!—protestóDavid, sintiendo que una oleada demiedolerecorríaelcuerpo.
—Si nos disparan tendrás que disparar: o te defiendes o te dejasmatar, así desencillo.
—Yalehedichoquenoloséhacerbien.Hastaahoraenelkibbutznohetenidoquedispararanadie.
—Hastenidosuerte,perootrosnolahantenido,ytúmismohasvistocómo,enalguna escaramuza, han herido a compañeros tuyos. Que te hayas librado sólosignificaquehastaahorahastenidosuerte.
Saulleexplicócómomanejarelarma,aunqueinsistiendoenqueaquellonoteníamisterio.
Luego, durante un buen rato, volvieron a quedarse en silencio, aunque DavidnotabaqueSaulestabaalerta.
—¿Qué sabes de ese chico palestino del que te has hecho tan amigo? —lepreguntóderepente.
—¿DeHamza? Esmi amigo, me está enseñando árabe y yo a él francés; nosentendemoseninglésque,porcierto,lohablamejorqueyo.
—Sí,aquítodoshemostenidoqueaprenderloparaentendernosconlosbritánicos.Pero¿quémássabes?
—Bueno, usted debe de saber más que yo, le he visto hablar con Rashid, su
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padre,enalgunaocasión.—Les conocemos desde hace tiempo, su huerta está pegada a nuestra cerca,
hemos comerciado con ellos, y las puertas de nuestro kibbutz siempre hanpermanecidoabiertasparaellos.Rashidesunbuentipo,supongoquesuhijotambiénloes,peromegustaríasaberdequéhabláisyquépiensadeloqueestápasando.
—Pensamos lomismo.Creemosque si nosdejaran entendernosdirectamente alosjudíosyalospalestinospodríamosllegaraunacuerdo,perohaygenteempeñadaen envenenarnos. Hamza coincide conmigo en que deberíamos crear un Estadocomún,unaconfederación,perosinoesposible,lomejoresquehayadosEstados.Todo,menosluchar.
—Peroluchará.Susjefesseencargarándeello.Mahmudyaleshavisitado.—¿Mahmud?¿Quiénes?—Uno de los jefes de la guerrilla.Dirige un grupo en nuestra zona que ya ha
llevadoacaboasaltosaalgúnkibbutzyhatendidoalgunaemboscadaenlacarretera.Mahmudestáreclutandogenteentreloschicosdelasgranjasylasaldeas,yhaestadoencasadeRashid.PorahoraseconformaráconllevarseaHamza.
—¡Peroesoesimposible!¡Hamzanoluchará!Estáencontradelaguerra,nocreequelosproblemasseresuelvanatiros.Élquieresutierra,quierequeprospere,tienedignidadperocreequesepuedelucharsinmatar.
—Todo eso son sólo palabras y buenos deseos. Pero hav que enfrentarse a larealidadyHamzalosabe;notendrámásremedioquehacerloquelepidan.
—¿Yquélevanapedir?—Quemate, que ayude a echarnos almar.Eso es lo quedicen algunos líderes
árabes.¿Sabes?,AminHusayni,elgranmuftídeJerusalén,eraaliadode losnazis,siemprefuebienrecibidoporHitler,ydesgraciadamentesuinfluenciahasidoysiguesiendodeterminanteenestatierra.
—Nolosabía...—Puesyavasiendohoradequepierdaslainocencia.Davidibaaprotestarpero
Saulnoledejó.—¡Agárrate!Derepentediounvolantazoysemetióenelotroladodelacarretera,sincasidar
tiempoaqueeljovensesujetara.Elcocheduranteunossegundosderrapó,yapuntoestuvierondevolcar.Uncochequehabíapasadocomounaexhalaciónhizolamismamaniobraqueellosygiróparapasaralotroladodelacarretera.
—¡Agárrateotravez!—DenuevoSaulrealizó lamismamaniobravolviendoalcarril por donde iban antes.El cocheque les perseguía aúnnohabía terminadodeestabilizarsecuandoquisovolveralotrocarril,peroestavezderrapóysesaliódelacarretera.
—Pero¿quéhapasado?—gritóDavidtemblandodemiedo.
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—Hace rato que venían detrás de nosotros, y la única manera de saber si eracasualidadonosseguíaneraésta.
—¡Podíahabernosmatado!—Sí, yo podía fallar y estrellarnos, o ellos disparar y acabar con nosotros.No
habíamuchasopciones.Setratadedecidirlamenosmala,aunqueavecestodasseanigualdemalas.
—¡Estáustedloco!—legritóDavid.—¡Cálmate!Noquierochicoshistéricos.¿Noerastúelquedecíaquelosjudíos
no podíamos permitir más que nos mataran? ¿No te he escuchado asegurar quenecesitamos un hogar, una patria, una tierra nuestra? ¿Cómo crees que la vamos aconseguir?—gritó Saul—. ¿Acaso piensas que nos la van a regalar?No, nadie lohará, ahora sienten horror por lo que ha pasado, por los seis millones de judíosasesinados, pero olvidarán y, cuando pase el tiempo, si pueden, si no nos hemoshechofuertes,nosvolveránamatar.¿Esquenohasaprendidonadaenestetiempo?
Davidsesentía tanfuriosocomohumillado.LavidanohabíasidofácilparaéldesdequellegóaIsrael.Habíaaprendidoloqueeralasoledad,sehabíadespellejadolasmanostrabajandoenelcampo,lavabaplatos,cambiabapañales,reparabalacerca,daba de comer a los animales... Había dejado atrás una vida confortable donde sesentía querido por los suyos; sabía que su padre había acertado al mandarle allíporque le había salvado la vida, pero almismo tiempo él había pagado un precioíntimo,terrible,porconservarla.Sí,élcreíaqueteníanquelucharporconservaresetrozodetierra,perolaluchasiemprelahabíavistocomoalgoabstracto.Derepenteledecían que tenía que aprender amatar y se reprochaba a símismo sus escrúpulos,porqueenrealidadnohacíamuchosoñabaconentraraformarpartedelaHaganá.
Había sido su amistad con Hamza la que le había cambiado. Cuanto másprofundizabanenlasconversacionesquemantenían,cuantomásseabríanelcorazónel uno al otro,máshabía ido transformando sus ansias de luchar sustituidas por eldeseodehablar,deencontraratravésdelapalabraunasoluciónaaquellosproblemasqueparecíanirresolubles.¿SeríanunosestúpidosHamzayél?
Saul se equivocaba si pensaba que no había aprendido nada desde que llegó aIsrael. Había aprendido que era parte de una sociedad que hasta hacía no muchosentía como extraña. Había aprendido que aquélla era la tierra de la que un díasalieronsusantepasadosyquelaúnicaposibilidaddesobrevivireraregresaraella,habíaaprendidoqueenlaTierraPrometidanollovíamaná,yquecadafrutoquelesdabaleshabíacostadohorasysudor.Habíaaprendidoloqueeralasoledad.
PeronoledijonadadetodoestoaSaul;sabíaquenadadeestoleconmovería,puedequenilellegaraaentender.ÉladmirabaaSaul,peronoeracomoél.
—Vamosatenerqueluchartodos.Yanosetratadeenfrentarnosalosbritánicos,ahora sevuelve a tratarde supervivencia.O luchamosporquedarnos,por tenerun
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trozode esta tierra, por tenerunEstado,odenuevonos espera laDiáspora,y esohastaquedecidanvolveramatarnos.Losiento.
Saul había pronunciado estas últimas palabras con cansancio. Continuóconduciendoensilencio,yfueDavidelquehabló.
—¿Cómosabelodelavisitadeese...Mahmud...acasadeRashidyHamza?—Porquemiobligaciónessaberlo.Yorespondodelaseguridaddelkibbutz.—EntoncessignificaqueespíaalafamiliadeRashid...—Entoncessignificaquetuvidayladetodoslosdelkibbutzpuededependerde
loqueyosepaonosepa.Hastaahoranohemostenidodemasiadosproblemas,yatehedichoqueRashidesunbuenhombre,perotendráqueobedecer,éllosabeyyolosé.
—Nuncahanconfiadoenmíparalascuestionesdedefensadelkibbutz.—No es cierto. Tú has patrullado como el resto y has hecho guardias; si nos
hubieranatacadohabríastenidoquedefendernos.—¿PorquénomehanpedidoquemeunaalaHaganá?—Todoasutiempo.—Peroalgunosamigosmíosyahansidoelegidos.—Tienes que aprender a aceptar lo que se decide, si hasta ahora no te hemos
pedidoqueteunasalaHaganáesporquepensamosquenoestabaspreparado.—¿Porqué?¿Creesquenopuedoserunbuensoldado?—Esoseaprende;dehechotodosvaisaaprenderadisparar,autilizarexplosivos,
a utilizar el armamento de que podamos disponer, que no es mucho. Pero formarpartedelaHaganárequiere...bueno,yairásaprendiendo.
—¿Creequesoydébil,quenotengovalor?—No,nolocreo.Eresunsuperviviente,yparaserloserequierevalor.—¿Tanmal estamos de armas que tenernos que fabricarlas?—preguntóDavid
queriendocambiardetema.—Ya sabes que tenemos algunas armas británicas y polacas, pero hasta ahora
nadienosqueríavenderniunapistola.Poreso,despuésde laguerraempezamosamontar pequeñas fábricas clandestinas y produjimos munición y armas pequeñas.Perovamosanecesitarmuchasmás.Poresonuestrokibbutzdispondrádeuntallerenelquetodostendremosquetrabajar.
Sauldetuvoelcochebruscamenteyleinvitóabajarse.AlolejossevislumbrabaJerusalén reluciendo bajo los tibios rayos del sol de medio día. Vista desde allíparecíasumidaenlacalma.Estuvieronunosminutosensilenciohastaqueelbalidodeunacabralesdevolvióalarealidad.
—Vamos,noquierollegardemasiadotarde.—Aúnnomehadichodóndevamos.—Yaloverás.
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Condujoelcochehastacercadelaciudad,desviándoseporuncaminodetierraquelesllevóhastaunacercatraslacualselevantabaunacasadepiedradorada,dedosplantas,rodeadadefrutalesydepalmeras.
Saulsedetuvoantelacercayaguardó.Dospalestinosconlakufiyaenlacabezayfusiles al hombro aparecieron de repente, pero Saul no pareció preocuparse. Loshombreslemiraronyunodeelloslesonrió.Luegoabrieronlaverjadándolespaso.
Habíaotrosarmadoscustodiandoelampliojardín;detrásdelaviviendaseabríaenunainmensahuertaqueasemejabaunvergel.Ungrupodeniñoscorríariendoygritando.Unodeellosseacercóalcocheagitandolamano;nodebíadetenermásdedoceotreceaños.
—¡Saul,québienquehavenido!—¡Hola,Ibrahim!¿Aquenosabesquétetraigo?—¿Tehasacordadodemicumpleaños?—¡Puesclaroquesí!Toma,veaabrirelpaqueteyluegomedicessitegusta.Saul hablaba en árabe, y David se congratuló al comprobar que las lecciones
recibidasdeHamzalepermitíanentender loquedecían.NosalíadesuasombroalcomprobarlafamiliaridaddelniñopalestinoconSaulniqueenaquellacasafuerantanbienrecibidos.
Una mujer joven, de no más de treinta o treinta y cinco años, apareció en elumbraldelapuerta.Vestíaalaoccidental,unablusayunachaquetaajustadasyunafaldaquelellegabacasihastaeltobillo;elcabelloeramuynegro,lomismoquelosojos.
—¡Saul,quéalegría!Ven,llegasatiempoparatomarcafé,séqueloprefieresalté.
Éllecogiólasdosmanosyselasapretóenseñaldesaludoyafecto,yluegolepresentóaDavid.
—TepresentoaDavidArnaud.Esfrancés,yllevayauntiempoconnosotros.—¿Viveenelkibbutz?—Sí,asumadrelamataronenAlemania.—Lo siento —musitó la mujer mientras le tendía la mano y le saludaba con
simpatía—.Cuestacreerloquehicieron...Davidnosabíaquédecir.Optóporesbozarunasonrisayguardarsilencio.—Pasa. Abdul está con unos amigos, pero querrá verte enseguida, ya le he
mandadoavisar.PasaronalvestíbuloyaDavidlesorprendiólasobriedadyeleganciadelacasa.
Lamujer desapareció por una puerta haciéndoles un gesto para que esperaran.Unminutodespuésseabrióotrapuertayunhombrealto,morenoyvestidotambiénalaoccidental,contrajeycorbata,abriólosbrazosparaabrazaraSaul.
—¡Saul!Pasa,buenamigo,noteesperaba.Estoyconalgunosamigos,yesuna
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suerte,porqueasípodremoshablarcontigodeloqueestápasando.Saul lepresentó aAbdul, yDavid sedio cuentadeque estaba anteunhombre
especial.Conademaneselegantessedirigióaéleninglésconelacentodelasclasesaltas,antesdequeSaulledijeraquepodíahablaryentenderárabe.Emanabapoder.
Pasaronaunasalaampliadondeunamesagrandeocupabatodoelcentro.Asualrededor varios sofás bajos llenaban la estancia. Diez hombres, algunos bebiendocafé,otrosté,charlabananimadamente.
Lesrecibieronconcordialidadyenseguidalesacomodaronentreellos.Despuésdeunosminutosdecharlaintrascendentededicadaaformalidades,Saul
sedirigióaAbdulytodosloshombrespresentes.—EstamoscercadeconseguirqueNacionesUnidaspropongalacreacióndedos
Estados.Nosotrosaceptaremos;esunaoportunidadparatodos,peronuestrasnoticiasnosonbuenas:cadavezhaymáskibbutzimatacados,lacarreteradeJerusalénsehaconvertido en una trampa y algunos de los nuestros han sido ametrallados... ¿Quépodéisdecirme,amigosmíos?
Los hombres le habían escuchado en silencio conpreocupación y antes de queAbdulhablaralohizounhombreyamayor,conlacabezacubiertaconlakufiya.
—Estamos divididos. Muchos de los nuestros no os quieren aquí. Primerollegaronunospocosyluegomásymás.Losnuestrostemenqueosquedéiscontodo,queseamosnosotrosquienespaguemosloquehanhecholosalemanes.
—¿Ytúquépiensas?—lepreguntóSaul.—A esta tierra nunca la han dejado vivir en paz, pero es nuestra; nosotros
estábamos aquí, y ahora, ¿qué pasará?Creo que podríamos vivir en paz, pero hayfuerzasimportantesquecreenlocontrario,osprefierenfueradeaquí,noquierenunEstadojudíoennuestratierra.¿Quépodemoshacernosotros?
—Decirquepodemosvivirjuntosyenpaz.—¿Ypodemos?—preguntóelanciano.—Nosotrosqueremosqueasísea;sólonecesitamosunhogar.—¿Quitándonoselnuestro?—Noéramoslibresantesdequecomenzaranallegarjudíos.Tufamiliasiempre
ha estado aquí, la mía también, sufriendo a británicos, turcos, tártaros y, antestambién,aárabesyaromanos...Perocreemosquejuntospodemosvivirenpaz.
—Nuestroslíderesreligiososnolovenasí—respondióelanciano.—Vuestroprincipallíderesunnaziylosabéisbien;AminHusaynieraamigode
Hitleryhaenvenenadoamuchosdevosotrosinoculandoelodiohacianosotros.Perohallegadolahoradedecirnoaloslocos.
—Noestanfácil,Saul—intervinoAbdul—.¿Creesquenolohemosintentado?Muchosdenosotrosllevamossemanasviajando,yendodeunlugaraotro,hablando.Peroestamosdivididos,y losquecreemosqueesposiblevivir juntos tememosser
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tachados de traidores. ¿Tenemos que regalar nuestra tierra? Eso es lo que nospreguntan, ¿y por qué hemos de hacerlo? Nos están invadiendo, arrinconando,quedándosecontodo...esloquedicen.
—Túsabes,Abdul,quelatierraquetenemosoeranuestraolahemoscomprado.Nohemosrobadonadaanadie,nonosqueremosquedarcontodo.Sólonecesitamosunpedazodetierraparatenerunhogar,unEstado.EselmomentodequevosotrostambiéntengáisunEstadoyquedejéisdesersúbditosydedependerdeotros,eselmomentodequenosotrosyvosotroscojamoslasriendasdenuestrospropiospueblosyhagamosalgojuntos.
—Noseráposible—terciódenuevoelanciano.—Noloserásinoqueremosquelosea—afirmóSaul.David les escuchaba en silencio. No comprendía todo lo que decían porque
hablabanconrapidez,perosílosuficienteparadarsecuentadequeSaulyaquelloshombreseranamigos,seconocíanyserespetaban,paraconfirmarquesidependieradeellosnohabríaenfrentamientos.
—¿YporquénounEstadopalestinoenquepodáisvivirlosjudíos?—propusounhombredemedianaedad,vestidoalaoccidental,lomismoqueAbdul.
—No,Hattem—respondióSaul—,novamosavivirenningúnEstadoquenoseaelnuestro.Sitúgobiernasséquenadiemeperseguirá,pero¿ysilohaceotro?Losjudíos necesitamos una patria y sólo puede ser la que siempre ha sido.De aquí sefueron muchos de los míos, que ahora están regresando, y otros se quedaron.Nosotrosdecimosquepodemosvivirjuntos,quedebéisponerfinalosataquesaloskibbutzim,notenemosporquéenfrentarnos.Estamosatiempodeevitarunaguerra.
—¿Estás seguro de que Naciones Unidas os permitirán crear un Estado? —preguntóHattem.
—Es lo más probable, sí. Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia apoyan lacreacióndelEstadodeIsrael.¿Tienesentidoqueosopongáis?Esonos llevaráa laguerra y perderemos todos, vosotros y nosotros, sólo quenos tendréis quematar atodos,nopodréisdejarniaunsolojudíovivo,porquelucharemostodos.Estaveznonosdejaremosmatar.No,esonosucederánuncamás.
Discutieronunbuenratosinponersedeacuerdo.Unsirvienteentrabadevezencuandoconaguafresca,té,caféyfruta.
Davidseremovíaenelsillón,cansadodelainmovilidadydeaquelladiscusión,queveíanoconducíaaningunaparte.
HastadosotreshorasdespuésnosemarcharonlosinvitadosdeAbdul;entoncessequedaronasolasconsuanfitrión.
—Losiento,Saul,heperdido—confesóAbdullevantandolasmanosenungestodeimpotencia.
—Entonces...
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—Entonces estaremos en bandos distintos, lucharemos y nos mataremos y denadaservirátumuerteylamía.
—¿Lucharás?—Deboestardondeesténlosmíos.Aunqueseequivoquen.Túharíaslomismo.—Sí,Abdul,yoharíalomismo.Rezaréparanoencontrarnosenningunabatalla.—Yotambiénrezaréporquenomeperdonaríatenerquematarte,hermanomío.Losdoshombresparecíanemocionados.Davidsedabacuentadequeentreellos
elafectoeratanprofundocomosinceroysepreguntóquéeraloquelesunía.Él,quehabía juzgado con dureza a Saul creyéndole incapaz de entender su amistad conHamza,descubríaqueteníalazosdeafectofirmescomolasrocasconaquelhombrellamadoAbdul.
—Quedaos a dormir esta noche enmi casa—les invitó.—Nopodemos, he devisitaraalgunosamigos—respondióSaul.
—Notendremosmuchasoportunidadesmás—selamentóAbdul.—Las buscaremos. ¿Crees que alguien puede destruir nuestra amistad? No,
Abdul, aunque tuviéramos quematarnos seguiríamos siendo amigos, yo te llevarésiempreenmicorazón.Tedebolavida—recordóSaulriendo.
—¡Esquesiemprefuisteunimprudente!—respondióAbdulconotracarcajada.—Cuandoéramospequeñosmecaíenunaacequia—explicóSaulaDavidque
lesmirabaatónito—,aúnnosabíanadar,yél tampoco,perose tiróapormíymesacó.Nosécómoloconsiguió,porqueyomeagarrabaasucuelloconfuerzayAbdulpateabaelaguacon lasmanosy lospies intentandomantenernosa flotea losdos.Consiguióagarrarsealsalientedeunapiedraytirardemíhastaquelogramossalir.Creoquenohebebidomásaguaenmivida.
—Niyo,amigomío,niyo...AbdulySaulconversaronduranteunratosobreotrasanécdotasdecuandoeran
niños. David les veía reírmientras recordaban, pero sus risas estaban cargadas denostalgia.
Caía el sol cuando se despidieron deAbdul y de su esposa en el umbral de lacasa.ErapalpablelaemociónquesentíanambosylatristezadelaesposadeAbdul.
EstabansubiendoalcochecuandoAbdullesllamó:—¡Saul,éstasiempreserátucasa!¡Aquíestarásasalvo,paseloquepase!Saul se bajó del coche y se dirigió a la casa; de nuevo ambos hombres se
fundieronenunabrazo,anteelasombrodeDavidalveraaquellosdoshombres,dosguerreros,tanemocionadosporqueteníanqueenfrentarseyluchar.
—Yovivíaenaquellacasa—ledijoSaulseñalandounaconstruccióndepiedramuyparecidaaladeAbdul,localizadaapocosmetrosdedondeseencontraban.
—Yyanovivenadieallí...—Mis padresmurieron y yo comencé a trabajar con los grupos de judíos que
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llegabanaEretzIsrael.Yaunquesabesquenuncaestoyenningúnsitiofijo,dondemástiempopasoesenelkibbutz.
LlegaronfrenteaunaverjamásbajaqueladelacasadeAbdul,peroadiferenciadeéstanosalióningúnhombrearmado.Saulcondujoelcochehastalapuertadelacasa,delaqueenesemomentosalíaunancianovestidoalamaneratradicionaldelospalestinos,conlakefiyacubriéndolelacabeza.
—¡Saul!ElancianoabrazóaSaulyambosentraronenlacasasinprestaratenciónaDavid
quelosseguíaconcuriosidad.Unamujerpalestinaconun trajedesdeelcuellohasta lospiesyconelcabello
cubiertoconelhiyabempujabaasumaridoparapoderabrazaraSaul.—¡Cuántotiemposinvenir!¿Quétehapasado?—lereprochólamujer.—Trabajo, mucho trabajo —se excusó Saul—, pero siempre me acuerdo de
vosotros.—Puedes estar tranquilo, guardamos tu casa como si fuera nuestra—afirmó el
anciano.—Losé.Lamujerfuecorriendoaporagua,té,frutaydulces,quecolocóprimorosamente
enunabandeja.Davidnotóque lavivienda teníaunaestructuraparecidaa ladeAbdul, incluso
salaconsofásrodeandounamesaqueocupabaelcentro.SesentaronySaulescuchólasexplicacionesdelhombresobrelaúltimacosecha,
lasnovedadesentrelosvecinosyeldolordehuesosporlaedad.—Habráguerra,Marwan.—Losé,Saul,losé,peronosquedaremosaquí,yasísalvarástucasa.—Noquieropedirtetanto.—Nomelopides,lohemosdecididonosotros.Miesposaestádeacuerdoymis
hijos...unossíyotrosno.Perononosmoveremodeaquí, tambiénesnuestracasa.Aquínacíyaquíhannacidomishijos.Miabueloymipadrevivieronaquí,ayudaronalostuyosatrabajarlatierra.
—Losé,Marwan,hemossidosiempreamigos,peroahora...—Ahora habrá guerra, pero nosotros no nos enfrentaremos. Nosotros nos
quedaremoscuidandotucasaycuandotodoacabevendrás.Todaslasguerrasacaban,Saul,todas.
SaulyMarwanhablaronde loquehabíaquehaceren lacasayenelhuertoy,parasorpresadeDavid,SaulentregóunaimportantecantidaddedineroaMarwan.
—¡Perosinolonecesitamos!Heidorecibiendolaayudaquenosmandas,yateenseñarélascuentas.
—Nonecesitoverlas.Estedineroesporsiocurrealgo;esmejorquetengasuna
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reserva,nosécuándopodrévolver.—¡Peroesmucho...!—Esperoqueseasuficiente.Lamujerinsistióenquesequedaranacenaryadormir.Sauldudó,peroluegose
dejóconvencer,aunquelesdijoqueprimeroteníanquehacerunasgestiones.—¿Yahoraadóndevamos?—quisosaberDavid.—Aun kibbutz cerca de aquí. Tengo que reunirme con algunos oficiales de la
Haganá.Meesperanalassiete.—¿Yquéharéyo?—Notevienemalescuchar.—Ya,yesospalestinosquecuidantucasa...Senotaquetequieren...—Losconozcodesdequeeraniño,lesconfiaríamivida.Entonces,¿porquémereprochasqueseaamigodeHamza?—Notehe reprochadonada,simplemente teheadvertidode loquevaapasar.
TambiényosoyamigodeAbdul.Crecimosjuntos,tuvimoslosmismosmaestros,laprimeravezquenosenamoramosfuedelamismachica,unaprimasuya;peroambossabemosque tendremosque luchar el uno contra el otro. Se lo has oídodecir a élmismo.
—Todoestomepareceunalocura.Porunapartetenemosamigospalestinosyporotraellosnosatacan,nosotrosnosdefendemos,lesmatamos,nosmatan...
—Sí, a veces hasta a mí me cuesta entenderlo. Pero es muy simple: ésta eranuestrapatria,llegaronlosromanos,laconquistaronyapartirdeahínohanparadodeinvadirnos.Muchosjudíossemarcharon,yalolargodelossigloshanvividoenotros lugares, formando parte de ellos, sintiéndose de otra tierra pero siempreañorandoésta.Notevoyadarunaleccióndehistoria,hablándotedelospogromosode la Inquisición, hasta llegar al Holocausto. Ahora se trata de recuperar nuestrapatriayquenohayaenelmundounjudíosinhogar.
—Yome sentía francés, sólo francés, hasta que desapareciómimadre.Nomehabíadadocuentadeloquesignificabaserjudío.Enrealidadnomesentíajudío.
—Puesahorayasabesloqueesosignifica.—¿Somostandiferentescomoparanopoderentendernos?Saul pensó la respuesta durante unos segundos. En realidad él no se sentía
diferenteaAbdul,niaMarwan,niatantosotrosamigosconlosquehabíacrecido.—Ladiferenciaestribaenquelamayoríadelosjudíosqueestánllegandovenís
deOccidente,yvuestramaneradeverlascosasyorganizarlasociedadesoccidental.Ahíradicaladiferencia,elabismo.Yohenacidoaquí,aligualquetodamifamilia,demaneraquemicabezaesmásdeOrientequedeOccidente,poresocomprendosusmiedosytemores,poresoséqueesinevitableloquevaapasar.
—PerohasintentadoconvenceraAbdul.
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—Abdulesunjequerespetadoporotrosmuchosjeques,aélleescuchan.Élyyononosengañamos,sabemoslobuenoylomaloquehayennosotrosmismos,enloquedefendemosyenloquequeremos.Sugentehadichono,yélestaráconellospormásquecreaqueseequivocan.
»Elviejo reyAbdullahdeCisjordania tambiénerapartidariodeentenderseconnosotros,yyavescómolemataron.LavidaylamuertenotienenelmismovalorenOriente.EsonoloentiendenenOccidente.Nitútampoco.
Llegaron a un kibbutz situado en las orillas del desierto de Judea. Estabafortificadoyseveíanhombresarmadosrecorriendotodoelperímetro.
SaulledejóconotrosjóvenesmientrasélasistíaaunareunióndeoficialesdelaHaganá.Leenseñaronelkibbutz,muchomásgrandequeel suyo,y lepreguntaroncómo se las apañaban cuando les atacaban.Muchos de los jóvenes que vivían allíformaban parte de la Haganá, y estaban preocupados por lo que sabían que seavecinaba.
Unahoradespués,SaulfueasuencuentropararegresaraJerusalén.—Esunaestupidezvolver,peroloharemos,Marwanysuesposasellevaríanun
disgusto.Además,¡quiénsabecuándopodrévolveradormirencasa!AquellanocheDavidnopudoconciliarelsueño;sepreguntabaporquéSaul le
había llevado consigo. Pero estaba seguro de que lo había hecho por algo: no erahombredegestosvacíos.
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Mahmud observaba cómo preparaban las armas. Había organizado tres gruposformados por quince hombres cada uno. Ninguno sabía cuál sería su objetivo, loúnicoqueleshabíadichoeraquedebíanestarpreparadosparaantesdelamanecer.
HamzapensabaenDavid.Apenassehabíanvistoenlosúltimosdías.Éllehabíaevitado,peroDavidtambiénaél.Sehabíansaludadoatravésdelacercahaciéndoseseñalesdeque severíanmás tarde,peroningunode losdosbuscóalotro. ¿AcasoDavid sospechaba algo?, se preguntaba Hamza para, de inmediato, desechar estepensamiento:¿quépodíasaber?Nadiepodíahaberledichoqueahoraformabapartedeungrupoguerrillero.
TambiénaéllehabíachocadonoveraDavidduranteunpardedías.«A lomejor estamos dejando de ser amigos porque no confiamos el uno en el
otro.Yotengounsecretoypuedequeéldesconfíedemíotengaotro»,pensó.—Bien, así me gusta, el arma limpia, bien preparada —le dijo Mahmud
interrumpiendosuspensamientos—;estanochedemostrarásloquevalesyloquehasaprendido.
Hamzanorespondióycontinuóencuclillas,aspirandoelhumodeltabaco.Ahorafumabasinparar,pormásquesumadresequejara.Supadreestabamáscalladoquedecostumbreyselehabíaagriadoelcarácter.
Hamza se preguntaba por qué Mahmud no les quería adelantar cuál sería suobjetivo;creíaquemásquepordesconfianzaeraporalardeardeautoridad.
Hastalascuatrodelamadrugadanoempezóadarlasórdenes.—ElgrupodeEhsanarrasará laaldea;eldeAli,asaltaráelalmacén,yel tuyo,
Hamza,atacaráelkibbutzquelindaconlahuertadetucasa.Conocesbienellugaryhas ido allí en ocasiones. Os meteréis sin que os vean y colocaréis las cargas dedinamita.Luegoentraréisenlashabitacionesydispararéisantesdequelesdétiempoa despertar; cuando salgáis, detonad la dinamita. Yo os acompañaré. He elegidovuestrogrupoparacombatirestanoche.
—Enesekibbutzvivenveinteniños—dijoHamzahorrorizado—,morirán...—Sí,puedequemuerantodosoalgunos,peroesoanosotrosnonosimporta.Son
judíos—respondióMahmudriéndoseentredientes—.Sinotienesvalor,novayas—añadiódemaneraamenazante.
Mahmud le apuntaba directamente a la sien. Hamza sabía que no dudaría endisparar.NotabaqueMahmudestabadeseandoencontrarunaexcusaparamatarleyselamentóporsuapegoalavida.
EscuchólasinstruccionesdeMahmuddominandolanáuseaqueintentabaabrirsepasoensuestómago.SentíalarisasecadeMahmudregocijándoseporsuangustia.Aquélla era la prueba a la que le sometía para saber si podía confiar en él. Si era
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capaz de matar a quienes conocía, sería capaz de matar a cualquiera. Era unaecuaciónsimpleyterrible.
Dirigióalgruporeptandoentrelosarbustosparaaproximarsealacerca.Conocíabienloslugarespordondepatrullabanlasgentesdelkibbutz.Cortaronlacercayseadentraron en el recinto sin casi atreverse a respirar.Escuchó las voces de los quepatrullabanycreyóreconocerladeDavid.
RogóaAláquenofueraasí,quesuamigonoestuvieradeguardiaaquellanoche.Sinoloestaba,podríasalvarlavida;delocontrario,nosabíaquépodíasuceder.
Indicó a los hombres cómo repartirse.Ya les había señalado dónde colocar lascargas.Unaeneltaller,otraenelsilo,otramásenlascocinas,queaesahoraestaríanvacías;enelrecintodondeguardabanlostractores,enelcorraldelosanimales,enelpozo, para dejarles sin agua, en el tendido telefónico... Sus compañeros semovíancon rapidez y sigilo entre las sombras de la noche mientras él y otros hombresaguardabanelmomentoparamataralosquepatrullaban,irrumpirenlashabitacionesy ametrallar a cuantos dormían. Sabía dónde estaba el cuarto de David y allí noentraría.Tampocopermitiríaquelohicieranadie.
Notardaronmuchoendistribuirlascargasycuandoseagruparon,hizounaseñal.Sedesplegaronenabanicoycomenzaronaabrirlaspuertasconunapatadamientrasametrallaban a los que en ese momento dormían plácidamente. En un minuto losgritos rasgaron el silencio de la noche; el traqueteo de otras armas automáticascomenzó a responder a las suyas. Los niños lloraban, hasta que su llanto erainterrumpidoporunabala.
Fueradesí,Hamzadisparabasinpensar,corriendodeunladoaotroseguidoporMahmud,queparecíacomplacerseconelcaosylamuerte.
Viocaer a algunosde sus compañerospor lasbalasde lagentedelkibbutz; sesorprendióalveraTaniadisparandomientrasgritaba.Entoncesrecordóqueentrelosjudíosnosehacíadistingoconlasmujeresyqueéstasrecibíaninstrucciónmilitarymanejabanarmas.Luegolaviocaer,conelrostrodestrozadoporlametralla.
De repente sucedió lo quemás temía.Vio aDavid conunapistola en lamanodisparando a quemarropa. Le sorprendió la falta de expresión en el rostro de suamigo, la firmeza con la que actuaba. El encuentro fue inevitable. Mahmud leincitaba a avanzar hacia el rincón del kibbutz que David defendía, hasta que, depronto, se encontraron frente a frente. David le miró con pena pero sin sorpresa,comosihubieraestadoesperandoesemomento.Hamzaibaadecirlequesecubrieraybajólapistola.Nopensabamatarasuamigo,aunquesearriesgaraaqueMahmudlematara después a él. PeroDavid no vaciló como él.Avanzó hacia donde estabadisparando. Sintió un dolor agudo en el vientre y escuchó aMahmud gritarle sinentender qué le decía. Luego se llevó la mano al estómago y se percató de quemanaba sangre, volvió amirar aDavid y pudo apreciar la angustia reflejada en el
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rostrodesuamigo.Lesonriómientrastirabaelarmaycaíaalsuelo.Mahmudsaltóporencimadelcadáverdisparandouna ráfagadesubfusilcontra
aquel hombre que acababa dematar aHamza. Poco le importaba lamuerte de sucompañero,perosintióunaoleadadesatisfaccióncuandoviocaeral jovenjuntoalcuerpodeHamza.Elmuyestúpidohabíadudado,habíabajadoelarma,inclusohabíasonreídoasuasesino.Merecíamorircomounperroporsucobardía.
Dio orden de replegarse y, mientras salían del kibbutz, se escucharon lasexplosiones de la dinamita. Se sentía satisfecho, la operación había sido un éxito:aquelkibbutzhabíadesaparecidodelafazdelatierra.
Era un milagro que aún estuviera vivo. Los disparos de Mahmud le habíanreventadounpulmón,hechoañicoslaclavícula,perforadoelestómagoydestrozadounapierna.
Durante varios días transitó por elmundo de losmuertos. Los doctores que leatendíansesorprendierondelaresistenciadesucorazónydequenocejaradelucharporlavida.
Elataquealkibbutzhabíasidounacarnicería.Sólocinconiñoshabíansalvadolavida;deloscienadultoshabíansobrevividotreinta,entreellosélmismo.
Aúnnopodíahablar:unamáscaradeoxígenoleayudabaarespirarysesentíasinfuerzassiquieraparaabrirlosojos.HabíacreídoveraMartineunavezquelosabrió,quizátambiénaSaul,peronoestabaseguro.
Escuchabaalosmédicosdecirqueaúnnolehabíanrescatadodelasgarrasdelamuerte,queeraprontoparadecirsiviviría.Tantoledaba.Preferíadormir,sumirseenlos brazos de los fármacos que le suministraban para aliviar los dolores. Cuandorecobraba la razón, por tenue que fuera, veía aHamza sonreírle, ir hacia él con lapistolabajada.Sí,habíavistoconclaridadcómosuamigonoteníaningunaintenciónde dispararle, pero él, en cambio, no había dudado un segundo. Le vio caersonriéndolecomosisetrataradeunjuego,comoqueriendodecirlealgo.
NopodríavivirconlamiradadeHamzaensuretina.EnningúnmomentodesuvidamientrasestuvieradespiertopodríadejardeverelrostrosonrientedeHamzaysumanobajandolapistola.EneseinstanteHamzahabíademostradosuvaloryélsucobardía.Eseinstanteleperseguiríacomounapesadilla,yélnoaceptaríaconvertirseenunfugitivo.Mejormorir.¿Porquénoserendíasucorazón?¿Porquéseempeñabaenlatir?Situvierafuerzas,searrancaríatodosesostubosqueleteníanaprisionadoala cama, que entraban y salían de su cuerpo uniéndole a unos aparatos que se leantojabanmonstruosos.
Tantoesfuerzoporsalvarlelavida,¿paraqué?Silarecuperaba,selaquitaríaélmismo.Esoes loquequeríadecirlesperono leoían,acasoporqueno lesalían laspalabras.
—David,hijo,¿meoyes?
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Creyóescucharlavozdesupadreeintentóabrirlosojos,perolossentíapesados.Nopodíaser.Eraotrosueño.Otrapesadilla.—Doctor,¿creequemeoye?
—Nolosé,noselopuedodecir;esunmilagroqueaúnviva,perodesconozcolaevolución que tendrá, ni sé si se podrámover, o no... Es su corazón el que se haresistidoamorir,uncorazónjovenyfuertequenohadejadodelatir.Sigueencoma,nosécuántotiempocontinuaráasí...
La voz de su padremurmurándole palabras de aliento le llegaba hasta lomásrecónditodelcerebroenaquelsueñodelqueparecíanopoderdespertar.
Tambiéncreíaescucharlavozdesuabueloalentándoleaabrirlosojosyaluchar.—Noterindas,David,estamosaquí,vive,tienesquevivir.Aveceslesescuchaba
conmásclaridad;otraselsonidoseperdíaenlanegruradesumente.—Mihijosufre,losé—creyóescucharasupadre.—No,nosufre,estásedado,
nosepreocupe,nopiensanisiente—respondíaelmédico.—Usted se equivoca, lo veo en la expresión de su cara. David sufre, sufre un
dolorprofundoeinsoportable...hagaalgo...noledejepadecer.—Leaseguroquenosufre,estátotalmentesedado,esimposiblequesientanada.—Mihijosiente,doctor,mihijosiente...yolosé,yosientoquesiente.Hamza le sonreía y le tiraba de la mano. No estaba enfadado con él. Quiso
hablarleperonolesalíanlaspalabras.Necesitabapedirleperdónporhaberlematado,perosuamigonoqueríaescucharle,sólotirabadesumanollevándoleconsigohacialaeternidad.
Ferdinandnotóquelamanodesuhijosehabíaquedadohelada.Selaapretóconfuerzayluegollamóalaenfermera,gritando.
Entraronotrosdosmédicosymásenfermeras,mientrasélseencomendóaDiospidiéndolequeestaveznolefallara.Norecordabahaberrezadodesdelaniñez,salvocuandobuscabaaMiriam.Entoncesno sehabía apiadadodeél; nopodíavolver aabandonarle.
Se abrió la puerta de la habitación en la que su hijo yacíamonitorizado desdehacíadoslargosmeses.Lasenfermerassalíanconlaexpresióndelrostrocontraída,comoquienacabadesufrirunadolorosaderrota,dejandoquefueranlosmédicoslosqueseacercaranaél.
Antesdequedijerannada,Ferdinandsupoloqueibaaoír.Gritó. Un grito desgarrado repleto de un dolor insoportable. Le sujetaron para
evitarquesegolpearalacabezacontralapared,leobligaronasentarse,mientrasunaenfermera le descubría el brazo para inyectarle un calmante, como si algo pudieracalmareldolordelalma.
Le enterraron en el kibbutz, cerca de la verja que les separaba de la huerta deRashid.Ferdinandvioaaquelhombremirarleatravésdelosárbolesyreconocióensusojoselmismodolorqueélsentía.Suhijohabíamatadoalhijodelárabeyotro
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hombrehabíamatadoalsuyo.Noteníannadaquedecirse,nisiquierahabríansidocapacesdedarseconsuelo.Cuando la última pala de tierra cubrió la tumba, Ferdinand supo que había
perdido definitivamente. Su vida ya carecía de sentido. Su padre le sujetabacubriendo su espalda con el brazo, y al otro lado, Inge le daba lamano. Se habíapresentado allí junto a John Morrow. Como siempre, Inge estaba presente en losmomentosmástrágicosdesuvida.
Detrásdeella,Martinellorabaensilencio.Miriamnoteníatumba.HabíadesaparecidoenunafosacomúnenBerlín.Suhijo
sequedabaenaquelrincóndelmundo,enunapatriaquequeríaparasí,enunlugarqueproclamabaquesóloluchandosepodríaevitarloquelesucedióasumadre.
Unhombreconunapipavacíaenlamanoseleacercó.—No hay palabras para consolar a un hombre que ha perdido a un hijo, pero
quieroquesepaquesuasesinoestámuerto.Luego se dio lamedia vuelta y semarchó. Ferdinand, inmóvil y sin saber qué
hacerodecir,escuchóaMartinequelesusurróunaexplicación.—SellamaSaulyesunoficialdelaHaganá.AnochevengólamuertedeDavid:
buscóalhombrequelehabíadisparado,averiguósunombre.SetratabadeMahmud,undirigentedelaguerrilla.Saullematóysejugólavidaparahacerlo.Fuesolo,lesorprendióensucasacenandoconalgunosdesushombresyacabócon lavidadetodos.
—¿Dequémesirvesumuerte?—preguntóFerdinand.—Ojoporojo,dientepordiente,ésaeslaleyenOriente.Simatanaunodelos
nuestros,tienenquesaberquenopodránesconderse,porquelosencontraremosylosmataremos.Estamos solos, Ferdinand,muy solos; rodeados de enemigos por todaspartes,nopodemospermitirnosellujodeladebilidad.ParaSaulnohasidosólounarespuesta que había que dar; él tenía afecto a tu hijo, sabía lo que para DavidrepresentabaHamza,ytemiósiempreelmomentoenquetuvieranqueenfrentarse.
—FueDavidelquematóaHamza.—Sí, le disparó, le enseñaron a defenderse.No puedes imaginar el infierno de
aquellanoche,quinceniñosmurieronasesinados...—Losé,Martine,losé.Nojuzgoanadie,sóloséquemihijoestámuertoyque
otro joven también loestá,quenisuspadresniyo tendremosconsuelo.Aellos lesquedanotroshijos,amínomequedanadasalvoesperarelmomentodemipropiamuerte.
—Eresungranhistoriador...—Soyunhombreperdidoensupropiahistoria.
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Ignacio rezaba en la capilla cuando un sacerdote se le acercó para decirle que lellamabandelVaticano.
Selevantó,nervioso,preguntándosequiénpodíallamarledesdeRomaunsábado.LavozdelpadreGrillo le sobresaltó.Hacíadosmesesquehabía terminado su
trabajo temporal en la Secretaría de Estado y había regresado a sus estudios en launiversidad. Aquel tiempo transcurrido entre los muros del Vaticano le habíaafectado,aunqueenrealidadloquemáslehabíamarcadohabíasidosuextrañoviajeaFrancia.
—Te prometí que te daría noticias del profesor Arnaud. Acabo de recibir untelegramadeJerusalén.Suhijohamuerto,leenterraronhaceunosdíasyelprofesorregresaaFrancia.
—¡Diosmío,pobrehombre!—exclamóIgnacio.—Sí, el profesorArnaud es un hombre al queDios hamandado unas pruebas
terribles...debedeestardestrozado.—Sólo tenía a su hijo —musitó Ignacio—, pensé que Dios se iba a mostrar
misericordiosoconélsalvándolelavida.—Nopudosalirdelcomaprofundoenqueestaba;siharesistidotantotiempoes
porquesucorazónerajoven,perolosmédicosnuncacreyeronquepudieravivir.—Herezadotantoporél...—selamentóeljovensacerdote.—Todoshemosrezado.—¿CreequepodríadarmeladirecciónyelteléfonodelprofesorArnaud?—Cuandovengastelosdaré.¿Podríasacudirahoraaldespacho?—¿Ahora?—Sí,hehabladocon tusuperioryno tiene inconvenienteenquevengas, salvo
quetúnopuedasporalgo.—No,notengonadaespecialquehacer,iré.—Teespero.LallamadadelpadreGrilloledesconcertó.¿Quépodíanquererdeélunsábado
porlatardeenlaSecretaríadeEstado?Sehabíanvuelto aver enunpardeocasiones en lasque el padreGrillohabía
visitado lacasade los Jesuitas.Encuentrosafectuososybreves,conapenas tiempoparaevocarlovividoenFrancia.
RecordabaalprofesorArnaudcorriendoporelandénseguidodesupadrehastaperderseentrelamultitud.AéllehabíanllevadoalanunciaturadondeleesperabanelpadreGrillo,elpadreNevers,elnuncio,ydoshombresquelepresentaroncomomiembrosde losserviciosdeseguridadfranceses,ansiososporsaber loquehabíanaveriguadoenelcastillod'Amis.
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—Esungrupoextraño.Selespodríacalificardefanáticosodelocos;laverdadesqueresultaninquietantes.CreenquevanaencontrarelGrial,yespeculanconloquepuedaser.
Le escucharonmuy serios, preocupados, sin interrumpirle ni hacerle preguntashastaquenoterminódedescribircuantohabíavistoyescuchadoenelcastillo.
—Raymond, el hijo del conde, es un pobre chico asustado por su padre. Y elconde me pareció tenebroso. En cuanto a sus invitados... el señor Randall esnorteamericano,conaspectodemilitar,hablabapocoyescuchabamucho,yelseñorStresemanndecíaserunestudiosodeloscátarosysindudaesalemán.
Uno de los hombres de los servicios secretos franceses había expuesto conclaridadqueelconded'Amiseraunhombreinteligente,aquienantesdelaguerrasele atribuían contactos con el régimen de Hitler, que nunca se habían podidodemostrar.Sucastillohabíapermanecidosiempreresguardadodemiradasindiscretasy aquellos grupos de jóvenes a los que patrocinaba en busca de vestigiosarqueológicosparecíantaninocentescomounamañanaclaradeprimavera.Aunasí,persistíanlassospechasdequetraslasbúsquedasarqueológicashabíaalgomás.
—Puesyaleshecontadoloquehay:buscanelGrial.Creenqueoesunobjetomágicoqueconferirápoderesextraordinariosaquienloposea,oquepuedenserlosdescendientesdeJesúsyMaríaMagdalena.ElprofesorArnaudseríedeestasteorías,ydicequesonseudoliteraturabarata.AseguraquenovanaencontrarelGrialporquenoexiste.
Paralosfranceseslacuestiónnoeratantoqueelconded'AmisbuscaraelGrial,sino que mantuviera relaciones con alguna sociedad secreta de antiguos nazis;algunoshabíanescapadodeAlemania,esparciéndosealolargoyanchodelmundo,ynosepodíadescartarqueD'Amisdierarefugioaalguno.
—Loquemenosnospodemospermitireselescándalodetenernazisrefugiadosen Francia —comentó con preocupación uno de los integrantes del servicio deseguridad.
ParalaIglesia,encambio,elproblemagirabaentornoalasespeculacionessobreel SantoGrial.El padreGrillo había coincidido con el juicio del profesorArnaud:«Esmejorsaberaquénosenfrentamos,porqueasípodremosprepararlarespuesta».
Lehabíanfelicitadoporsusaveriguaciones.ElpadreGrillo,incluso,insinuóqueen el futuro se podría convertir en un buen diplomático y llegar a trabajar en laSecretaríadeEstadodemaneranoprovisional.
Yahora,mesesdespués,seproducíalallamadadelpadreGrilloparaanunciarlelamuertedelhijodelprofesorArnaudycitarleenelVaticano.
Fue a decirle al director de su casa que salía porque el padre Grillo le habíacitado.
—Sí,hehabladoconél.Creoquehallegadotuoportunidad.
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—¿Mioportunidad?—¿Notegustabaladiplomacia?Estásapuntodeacabartusestudiosyelpadre
Grillodicequefuisteunbuensecretario.Telodiráél,peroparecequesusecretariotieneunaenfermedaddelcorazónyelmédico lehaaconsejadounavida tranquila,algo impensable en la Secretaría de Estado.Me parece que te va a ofrecer que lesustituyas.
Ignacionoocultósusatisfacción.TrabajarenelVaticano lehabíasupuestounaexperienciaextraordinariaydeseabaregresar.
ElpadreGrillo,desdesudespacho,hablabaporteléfonoenjaponésylehizounaseñaaIgnacio,indicándolequeaguardaraaqueterminaralaconversación.
—Bien,mealegrodequehayaspodidovenir.—Sí,claro,bueno...mealegrodequemehayallamado.—¿Aunquenosepasparaqué?Ignaciobajólacabezaintentandoocultarelruborquesentíaenlafrente.—¿Yatelohadichotusuperior?—dijoriéndoseelpadreGrillo.—Sí,algomehacomentado...—Sinotienesotrosplanes,megustaríaproponertequetrabajarasconmigo.Este
verano lo hiciste bien, y ya sabes un poco la mecánica de la casa, hablas a laperfeccióninglés,francés,español,italianoycreoquecasidominaselárabe,loquenosserámuvnecesario.
—Yvasco.—¿Cómodices?—Quetambiénhablovasco.—Bueno, en principio no creo que hablar en vasco te seamuy necesario aquí,
peronuncasesabe.¿Podráscompaginarlaterminacióndetusestudiosconeltrabajoaquí?
—Creoquepodréhacerlo.Dormiréunpocomenosporlanoche.—Eso no lo dudes, pero no sólo porque te tengas que quedar estudiando, sino
porqueaquínohayhorarios.—¿Cuándoquierequeempiece?—Ahoramismo.Ignacio no rechistó. Su superior tenía razón: aquélla era su oportunidad y no
podíadesaprovecharla.—Tengo un montón de cartas por responder y un problema en una diócesis
francesa.Hayquepreparar,además,lavisitaqueelpresidentedeEstadosUnidosvaahaceralPapa.YelsecretariodeEstadonecesitalospapelesparaayer,yestamosenhoy...
Noalmorzaronningunode losdos,aunquetomaronvarioscafésmuycargados.Pasaron loque restabade lamañanaybuenapartede la tarde trabajando.Perono
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eranlosúnicosenlaSecretaríadeEstado,inclusoelcardenalsepasóporlaoficinaadespacharasuntosurgentesapesardesersábado.ElpadreGrilloteníarazón:enelVaticanonosedescansabanunca.
ErancercadelasnuevedelanochecuandoelpadreGrillodioporterminadalajornadadetrabajo.
—Envistadequenotehepermitidoalmorzar,teinvitoacenar;eslomenosquepuedohacer.
LellevóaunatrattoriadelTrasteverepocofrecuentadaporturistas.—LlevastodoeldíadeseandopreguntarmeporelprofesorArnaud—lealentóel
padreGrillo.—Sí, me gustaría saber lo que ha pasado. El profesor me impresionó. Se
considerabaagnósticoperohablabadeDioscomosifueraunapresenciapermanenteen su vida. Lamuerte de su hijo habrá sido terrible para él.Ya le dije que quieroescribirle; no creo que le importe lo que yo le pueda decir, pero siento que debohacerlo.
—Nosóloeso,dentrodepocoirásaParís.—¿AParís?Tengoexámenes...—Procuraremos que no coincidan con tu viaje. Quiero que regreses al castillo
d'Amis y hagas un informe de evaluación de la situación. Pero no viajarás hastadentrodeunpardemeses,comopoco.
—¿Quieresabersihanencontradoalgo?—Queremos saber qué están haciendo, eso es todo. Es un grupo inquietante.
Nuestros amigos franceses nos piden colaboración y, como el interés es común,trataremosdeverquépodemoshacer.
—Nosésimerecibirán...—Dijistequeelhijodelconde,Raymond,tehabíainvitadoaircuandoquisieras.—Sí,peroesosoncosasquesedicenenunmomentodado;creoquealcondeno
lecaítanbien.—Entodocasolointentaremos,peronoahora.Yatedirécuándo.Estabanervioso.CuandollamóalprofesorArnaudsehabíamostradomuysecoa
través del teléfono. Accedió a recibirle sin ningún entusiasmo. Y ahora temíaencontrarseconél.
No se levantó para saludarle; simplemente le indicó que se sentara. En pocosmesesFerdinandArnaud sehabía convertido enun anciano.El cabelloblanco, losojos apagados, la mirada crispada, las manos con la piel llena de manchas... Lecostaba reconocer en aquel hombre al quemeses atrás había acompañado hasta elcastillod'Amis, llenodevitalidadyde esperanzaenel futuroquecontaba losdíasparaviajaraIsraelyverasuhijo.
—Profesor,graciasporrecibirme.
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Nolerespondió.Permanecióensilencio,apático,indiferente.Ignaciotragósaliva,nosabíacómoabordaraquellasituación.Sedabacuentade
quenadadeloqueledijeralepodíainteresar;nisiquieraconsuelopodíaofrecerle,nadiepodíareparareldañoquehabíarecibido.
—Sientolamuertedesuhijo.Ferdinand continuaba sin moverse, mudo, aguardando a que el sacerdote
terminaradehablarysemarcharadejándoleenpaz.—Noquieromolestarle,sólo...enfin,necesitabadecirlecuántolosiento,yque
estosmesesherezadoporustedyporsuhijo.La expresión de Ferdinand continuaba siendo lamisma, para desesperación de
Ignacioque,derrotado,decidiómarcharse.—Mevoy,noqueríamolestarle.Sientohaberleimportunadoconmipresencia.Nohabía terminadode levantarse cuandoFerdinand le indicó con lamanoque
volvieraasentarse.—No tengo nada que decir, ni a usted ni a nadie. No soporto que me den el
pésame,niquemehablendeDavid.Enrealidad,loúnicoqueesperoeselmomentodemorir.Situvieravaloryanoestaríaaquí.
La confesión de Ferdinand le dejó noqueado. Seguía sin encontrar las palabrasparacomunicarseconél,parahacerlepatentequesentíacomosuyosusufrimiento,queharíacualquiercosaqueestuvieraensumanoporayudarle.
—Mealegrodequelefalteesevalorysigaaquí—acertóadecir—,sumuertenoarreglaríanada.
—Esoya losé,peroserviríaparadejardesufrir.Ustednosabe lo insoportablequepuedellegarasereldolordelalma.
No,nolosabía,demaneraquenopensabaengañarlediciéndolequesí.Nosabíalo que era perder a la mujer amada, buscarla desesperadamente, para saber añosdespuésquehasidoasesinada.Nosabía loqueeraperderaunhijoyqueesehijotambién hubiera arrancado la vida de otros como él. En realidad, su vida habíatranscurridosinnadarelevante,yportantosinsufrimiento.Demaneraquenopodíadecirlequesabíaloqueestabasufriendoporqueniremotamentepodíaintuirlo.Y,sinembargo, era sacerdote y suponía que su misión era también consolar a los quepadecen.Perohacerloenesemomentohabríasidounaimpostura.
—Heaccedidoaverleporqueme lohaordenadoel rector.Novoyaestaraquímuchotiempomás,mevoy,peromientrastantotengoqueaparentarnormalidad.
—¿Dóndeirá?—Aningunaparte,amicasa,aesperarelmomentodemientierro.—Ustednoesculpabledenada.—No,claroqueno.Nocreaquemeestoycastigandoporquemesientoculpable
denada;simplementenotengoganasdevivir.Aquímeheconvertidoenunincordio.
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Nosoportoamisalumnosyellosyanomesoportanamí.Medaigualqueaprendanoqueno,queentiendan loque les cuentoono.No lesveo, antemíatisbo formasextrañasquesemuevenyhablansinsentido.Esmejorquememarcheyesoesloqueharécuandotermineelcurso.
—¿Creequesuesposaysuhijoestaríansatisfechos?—Undíaledijequeeraagnóstico;ahoratengolascosasmásclaras:nohaynada,
nohayDios.Demaneraquenimiesposanimihijoexistenmásalládemicabezayenlasdequienesleshanconocido.Nopiensan,nosienten,noexisten;portantonopueden sentirseni satisfechosni insatisfechoscon loquehago.Por favor, ahórreselosfalsosconsuelosdecura.
—No erami intenciónmolestarle, comprendo que usted no crea en nada, peroparamísuesposaysuhijoexisten.Permítamequeyotambiéndefiendamiscertezas.
—Comocomprenderá,notengoganasdediscutirsobrecreencias;tantomedaloqueustedcrea.Dígamequéquiere,paraquéhapedidoverme.
—Sentía la necesidad de hacerlo, de decirle lomucho que siento lo que le hapasado.Sí,yaséqueaustedlecostarácreerqueaundesconocidolepuedaimportaralgodeloquelehasucedido,peroelcasoesqueamímeimporta,ynoporqueseasacerdote,meimportacomoserhumano.Puedequeustedsealaprimerapersonaalaquehevistosufrirdeverdad,ysusufrímientomehayaafectadodetalmaneraquenopuedodejardesentirmeinvolucradoenél.
—¿Estoes todo loquequeríadecirme?El rectormehablódequeustedqueríavolveralcastillo.
—Asíes,peroleaseguroqueesonotienenadaqueverconmideseodeverle.—¿Porquéquiereregresarallí?—Porque los servicios de seguridad tienen informes sobre las actividades del
condequelesinquietan,yporquelaIglesiaquieresabersihanavanzadoalgoensubúsqueda.
—Noleacompañaré.—Noselohepedido.—Mejorasí.—¿YanosignificanadaparaustedlacrónicadefrayJulián?—Fueuntrabajo,nadamás.—Siemprepenséquehabíasidoalgodiferenteparausted.—Lofue,peroesopertenecealpasado.Enelpresentenomeimporta.Nosésise
hadadocuentadequeestoymuerto.
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Estavezelviajeentrenseleantojópesado.Mirabaalfrenteyveíaelasientovacío.Enmenos de un año su vida había sufridomuchos cambios. Había terminado susestudiosconbuenascalificaciones,trabajabaenlaSecretaríadeEstado,enunpardeocasioneshabíaestadocercadelSantoPadre...Sufamiliasesentíaorgullosadeélypresumíanantelosvecinos.Cadadíaquepasabasesentíamássegurodeladecisiónde haberse hecho sacerdote. Nada podía colmarle más que servir a Dios dondepudieranecesitarleSuIglesia.
Esperabaestara laalturade lamisiónque lehabíanencomendado.No le ibaaresultar fácil; no se sentía cómodo engañando. Temía, además, que en cualquiermomentosedierancuentadelaimpostura.CuandotelefoneóaRaymondésteparecióalegrarse, pero luego dudó cuando le anunció que iba a Carcasona y le gustaríavisitarle. Le pidió que esperara unos minutos, mientras consultaba a su padre sipodíanrecibirle.SintióaliviocuandoRaymond ledijoque le invitaríanaalmorzar.Demaneraquesuestanciaenelcastilloseríacorta,yaquelainvitaciónincluíasóloelalmuerzo.
LeparecióqueRaymondestabamás altoque lavez anterior.Seguramente aúnestabaenedaddecrecer.Lerecibióenlapuertadelcastilloconcordialidad,peroconlamiradaalerta,comosinoestuvieracómodoconsupresencia.
—Me alegro de volver a verle—le dijo al estrecharle lamano—, ha sido unasorpresasullamada.
—Esperonohaberlemolestado.TeníaqueveniraCarcasonaamirarunascosasenlosarchivosypenséenpasarmeasaludarle,fueronustedesmuyamablesconmigocuandoestuveconelprofesorArnaud.
—¡Ah,elprofesorArnaud!Dicenquehaenloquecido.Ignaciosesintiómolestoconelcomentarioynofuecapazdecontenerse.
—Puesleshaninformadomal;elprofesorestáestupendamente.—Noshabíandichoquelamuertedesuhijolehabíatrastornado...—Bueno, lonormalenestoscasos, imagíneseasupadresiaustedlesucediera
algo...Peroeltrabajoleayudaasuperarestemalmomento,ypocoapocovuelveasereldesiempre.
Raymondnohizoningúncomentariomás,peroclavósumiradaenIgnacioyéstesupoquenolehabíacreído.
Comenzaronacaminarpor los jardinesdelcastillosinrumbofijonisabermuybiencómoromperelhieloqueambosnotaban.
—¿Cómovalabúsqueda?—planteóIgnaciodirectamente.—¿Labúsqueda?¿Aquébúsquedaserefiere?—AlGrial.Cuandoestuveaquímecontóqueestabanapuntodeencontrarlo.
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—Le rogaría que no hiciera mención de esto delante de mi padre ni de susinvitados.Fuiindiscreto,hablédemasiado,algoimperdonableenmí.
—¡Porfavor,nosepreocupe!Naturalmentequenodirénadadelantedesupadre.Si le he preguntado es porque como historiador que aspiro a ser, esa misión meparecelamásextraordinariadecuantassepuedanacometer.
—Loes,perodesafortunadamenteaúnnolohemosconseguido.Llevarátiempoymuchapaciencia,peromipadreestásegurodequelolograremos.
—Esedía,aunariesgoderesultarmaleducado,lepediréquemepermitaverloqueencuentren.
Raymondrióhalagado.Sesentíapoderosoanteesejovenaspiranteahistoriadorqueparecíaestarsuplicándolequelepermitierameterlasmanosenelpastel.
—Noselopuedoprometer,nodependerádemí,peroleaseguroquelointentaré.—¿Enquéfaseestán?—Buscamos documentos, tenemos gente investigando en Escocia, seguimos
excavando...nadanuevo,peroloencontraremos,nolodude,elGrialseránuestro.El almuerzo transcurrió casi en silencio.Al igual que en la ocasión anterior el
condesemostrósecoydistante,enellímiteparanosertachadodemalanfitrión.Los invitadosdelcondeeranungrupoheterogéneoformadoporchicos jóvenes
delaedaddeRaymondyhombresdelaedaddelconde.Ningunohizoalusiónalasrazonesqueleshabíanllevadoaestarallí.
Después del almuerzo todos desaparecierondando las excusasmás variopintas.RaymondinvitóaIgnaciotomarcaféantesdequeelcochelellevaraaCarcasona.
—¿Sabe?ParececadavezmásevidentequeelGrialeslasangredeJesús.Síloconfirmamos,adiósIglesia.Sonpatéticosesoscurasarrodilladosantelacruz,anteunobjetodetortura.Estánenfermos.Lopeoreslacantidaddeestúpidosquelescreen.
—Esunateoríainteresante—acertóadecirIgnacio—,perodifícildeprobar.—AlaIglesialeharíadañoquesedifundiera.Alomejoralgúndíaescriboalgoal
respecto;veríamoslareacción.—¿Escribir?Pero¿qué?—Un libro sobre los secretos de Montségur, una recopilación de leyendas...
inclusounanovela.—Peronadadeesoseríaunademostracióndeloquequierenprobar.—Yasabequesiserepitealgomillonesdeveces...—ÉsaesunafrasedeGoebbels.—Pordesgracia,noporellodejadeserverdad.—¿SetratasólodehacerdañoalaIglesia?—Setratademuchascosas,perodeesotambién.Tienenquepagarporloquehan
hecho.Handerramadomuchasangreinocente;recuerdelacrónicadefrayJulián.
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Regresó a Roma insatisfecho. Había fracasado en el intento de acercarse alprofesorArnaud,ytampocoeraextraordinarialainformaciónquehabíaobtenidoenelcastillo.
ElpadreGrillonopensabalomismo.CreíaqueRaymondlehabíadichomásdeloquehabríaquerido.
—Van a empezar a difundir especulaciones sobre Jesús yMaríaMagdalena, yhabrámuchagentedeseosadecreerlo.ElpropioRaymondtelohadicho:elobjetivoes hacer daño a la Iglesia, encontrarán quien escriba uno o varios libros, puedeninundarlaslibreríasconnovelas,falsosensayos...intentaránpolemizarconnosotros.Debemosestarpreparadosparacuandoesosucedayponderarlarespuesta.
—Lamejorrespuestaesquenohayarespuesta—propusoIgnacio.—¿Quenodigamosnada?—Esopienso.La Iglesianodebe responder a infundiosni a teoríasperegrinas,
sólopuederesponderahechos.—TransmitirétuopiniónalsecretariodeEstado.—Noseburledemí.—Nomeestoyburlando;cuandodespacheconélsobreesteasunto,lediréloque
opinas.Puedequetuconsejoseaelacertado.HastaunmesdespuéselpadreGrillonovolvióamencionarelasunto.Cuando
entróensudespacho,ensurostroserioIgnaciovioelpreámbulodeunamalanoticia.—Enprimer lugarquierodecirtequeelsecretariodeEstadohadecididoque te
hagasresponsabledelasuntofrancés.Deahoraenadelanteteencargarásdeprocurarque tengamos noticias de los trabajos del conde y sus amigos, de estar alerta acualquierpublicaciónsobreelGrial;dispondrásdelosmediosquenecesites.QuiénibaaimaginarqueunfrailedominicodelaInquisiciónnosibaadartantotrabajoyquebraderosdecabeza.FrayJuliánsehaconvertidoenunapesadilla.
—Bueno,elpobrefrailenotienelaculpadeloquehaganlosdescendientesdesufamilia.
—Esacrónica...enfin,nolevoyajuzgar.Esevidentequeelpobresufría.—SupongoquealgúndíalaIglesiatendráquerevisaralgunasdesusactuaciones
parapoderexplicarlasalaluzdehoy.—Eso, Ignacio, no es asunto ni tuyo nimío; bastante tenemos con estar alerta
frente a lo que pueda hacer la familia de fray Julián.No te separes de su crónica,porqueeslacausantedetodo.Y...bueno...tengoquedarteunamalanoticia;séqueteafectará.
Ignacio tragó saliva y esbozó una oración pidiendo que no se refiriera a sufamilia.
—El profesor Arnaud ha muerto de un infarto. Ha tenido un final triste. Al
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parecerllevabadosdíassinservistoyenlauniversidadsepreocuparon;sepusieronencontactoconsufamiliay...bueno,leencontraronmuerto.
—No,nomurió,yaestabamuerto.—¡Ignacio...!Ignaciosaliódeldespachocon laCrónicade frayJuliánen lamano.Sabíaque
aquellibrolehabíaunidoparasiempreconFerdinandArnaud.***
DosdíasdespuésIgnacioestabaenlanunciaturadeParísjuntoalpadreNeversydospolicíasquehabíanacudidoainterrogarle.
Leexplicaronquenohabíanadaextraordinarioenel fallecimientodelprofesorArnaudyquelaautopsiahabíaconfirmadoelinfartodemiocardio.
El padre Nevers estaba nervioso. Le incomodaba la situación. ¿Por qué elprofesorArnaudhabía tenido la infeliz ideadedejarenherenciaa IgnacioAguirretodos sus papeles referentes a su investigación histórica sobre fray Julián? Lapregunta se la hacía él, pero también se la formulaba la policía. Por eso habíansolicitadoalanunciaturahablarconelsacerdoteespañol.
FerdinandArnaudhabía fallecidode un infarto, pero el día antes de sumuertehabíadejadosuscosasperfectamenteordenadas,asícomoyunacajadeconsiderabletamaño con una dirección y un nombre escrito: «Ignacio Aguirre. Secretaría deEstado.CiudaddelVaticano».
Naturalmente la policía había abierto la caja y encontró un sinfín de papeles ylibretas que para ellos no tenían ningún sentido. En ellas, con letra apretada,Ferdinandhabía idoescribiendoel librosobrefrayJulián,pero tambiénreflexionesmáspersonalessobreelcondeysusamigos.Ademásdelospapeles,habíaunacartacerradaylacradatambiénparaIgnacio.
Encimadelamesadeldespachohabíanencontradotambiénotracartadirigidaauna dirección en Berlín a nombre de una mujer: Inge Schmmid, con la que launiversidadsehabíapuestoencontacto.LapolicíatambiénmostróinterésenhablarconlaseñoraSchmmid.
LacartaalaseñoraSchmmidnoparecíacontenernadarelevante,exceptoqueleindicabaladirecciónyelteléfonodeunnotariodeParísconelqueelladebíaponerseencontactodeinmediato.Ledabalasgraciasporhaberleayudadoamantenerseenpieenlosmomentosmásdifícilesdesuvidayleinstabaabuscarlafelicidad.
—Aestaseñoralahahechoherederadesusbienesmateriales:elpisodelarueFoucaultdondevivía,elcocheytodossusahorros.Unbuenpellizco...—lescontabaunodelospolicías.
Encuantoalacartaparaelsacerdote,lapolicíanoterminabadeentendersihabíaalgunaclaverelevante;poresohabíaninsistidoenverle,yaque,decían,nosehabían
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atrevidoaabrirla,algodeloqueIgnaciodudabaapesardequeparecíatenerellacreintacto.
—Les aseguro que no sabía que el profesor Arnaud iba a decidir entregarmeprecisamenteamísuspapelesmáspreciados—asegurabaIgnacio.
—¿Eranmuyamigos?—preguntóunodelospolicías.—¡Apenas se conocían!—afirmóelpadreNevers, aunque lapreguntano se la
habíanhechoaél.—Eraunapersonamuyespecialparamí,másqueunamigo.Encuantoaporqué
me eligió para que tuviera sus papeles, no lo sé; puede que se fiara de mí, quesupiera...
—Quesupiera...¿qué?—preguntóelpolicía.—Quevoyanecesitarestospapelesenelfuturo,queaquípuedenestarlasclaves
deloquepuedasuceder.—Pero¿aqué se refiereusted?¿Quépuede sucederque tengaqueverconesa
crónicamedieval?—tercióelotropolicía,hastiadodeaquellaconversaciónqueseleantojabainútil.
—Verán,nopuedodecirlesloquenosé.SóloquemesientomuyhonradoporqueelprofesorArnaudmehayalegadosuspapeles.
—Preparóesta caja eldía antesdemorir...Sinembargo, la autopsia revelaquemurió por causas naturales, un infarto. Por eso no entendemos estas dos cartas dedespedida.
—Yaestabamuerto—afirmóIgnacio,anteelestupordelospolicíasydelpadreNevers.
—¿Cómodice?—preguntóunodelospolicías.—Queestabamuerto,habíadejadodeviviraunquecontinuararespirando.Murió
elmismodíaenqueenterróasuhijoDavid.—¡Pero,Ignacio!¿Cómopuedesdecireso?—protestóelpadreNevers.—Es la verdad, se puede estar muerto en vida. Yo no lo sabía, lo he sabido
después, laúltimavezquevialprofesorArnaud.Sóloesperabaquese lepararaelcorazón,yeracuestióndedías.
—¡Quécosasdices!Ignacio no quería quedarsemucho tiempo en París, pero sentía curiosidad por
conoceraesafrauSchmmiddelaquenuncahabíaoídohablar.PoresolespreguntóalospolicíassiseguíaenParís.
—Sí,tienequearreglarlospapelesdelaherencia.SealojaenelhotelSena,enlaorillaizquierda.Esunhotelpequeñoymodesto,cercadeSaint-Michel.
ElpadreNeversfruncióelceñoalverquelaintencióndeIgnacioerairaveraladesconocidamujer.
—Pero ¿por qué quieres conocerla? ¿Qué más te da quién sea? Ni a ti, ni a
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nosotrosnosconciernelavidadelprofesorArnaud.—Tienerazón,padre,perosientolanecesidaddeconocerla;puedequeellasepa
porquéelprofesorArnaudhadecididolegarmesuspapeles.—TieneslacartadelprofesorArnaud;seguramenteenellateexplicaelporquéde
sudecisión.PeroIgnacionosedejóconvencerporelpadreNevers.—Nosepreocupeusted
pormí.Regresarépormispropiosmedios.—¡Perosinisiquierasabessiesaseñoraestáenelhotel!Ignacionoreplicó;se
bajódelcochey,sonriendo,sedespidiódeél.—Yalellamaré,padre,nomeirésindespedirmedeusted.Elrecepcionistadelhotellemiróconcuriosidad.Noerahabitualverauncuraen
aquellugar.YsesorprendiómáscuandopreguntóporlaseñoraSchmmid.—Tieneustedsuerte,porquesalióestamañanatempranoyacabaderegresarno
hacenicincominutos.Siénteseenaquellasilla,laavisaré.IngenotardónidosminutosenbajaralarecepciónysedirigióhaciaIgnaciocon
lainquietudreflejadaenelrostro.¿Quépodíaquererunsacerdotedeella?—Buenastardes,¿quédesea?—Aélleasombrócómoeraella.Pensóqueandaría
por los treinta, pero las arrugas alrededor de los ojos y el rictus de los labios eranhuellasclarasdealguienquehabíavividoysufrido.
—Perdonequelamoleste,señoraSchmmid,mellamoIgnacioAguirre.Sunombreaellanoledecíanada.Nuncahabíaoídohablardeél.Él le explicó quién era, y ella le escuchó sin decir palabra nimostrar tampoco
curiosidad.—¿ConocíadesdehacemuchotiempoalprofesorArnaud?—seatrevióIgnacioa
preguntaraaquellamujerdegestoinescrutable.—Sí, nos conocimos hace tiempo. —Ignacio se impacientó; ella no parecía
dispuestaadarleningunaexplicación.—Siento importunarla, pero... en fin, me gustaría saber algo más del profesor
Arnaud;me he encontrado con un legado que no esperaba y no sé por qué. Si hequerido conocerla es porque sé que usted es la persona a la que ha dejado cuantotenía.Porfavor,¿podríamosiraalgúnsitioatomaruncaféyhablar?
Ingedudóunossegundos;luegoclavósumiradadirectayfrancaenlosojosdeIgnacio.
—Si quiere, podemos ir a tomar un café y hablar, pero no creo que yo puedadespejarsusdudas.Nuncamehablódeusted,noteníaporquéhacerlo.
Salierondelhotelycaminaronhastallegarauncaféconunaterrazacubiertaporcristales.InstintivamenteIgnaciobuscóunrincónapartadodondenolesmolestaran.
Inge pidió té y él café, y aguardaron hasta que el camarero se lo trajo paracomenzarahablar.
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—No sé por qué el profesor Arnaud decidió dejarle sus papeles; lo siento, notengoesarespuesta,queeslaúnicaqueustednecesita.
—¿CuándofuelaúltimavezquevioalprofesorArnaud?—quisosaberIgnacio.—En el entierro de su hijo, en Palestina. Nos despedimos en el aeropuerto; él
regresabaaParísyyoaBerlín.Estabadestrozado.ParaéllavidasehabíaacabadoenelinstanteenqueenterraronaDavid.
—Yoestabaconélcuandoledieronlanoticiadequesuhijoestabamalherido.Yole acompañé al castillo d'Amis; estuvimos apenas dos días, y al regreso estaba elpadredelseñorArnaudenlaestaciónesperándoleparaexplicarlelosucedido.
—Supongoquefueunmomentoterribleparaél.¿Ycuándolevolvióaver?—Haceyaalgúntiempo.FuiaParísparahablarconél,yoteníaqueregresaral
castillo.—Yqueríaqueélleacompañara,¿no?—Mehabríagustado,sí,perosobretodofuiaverleporquenecesitabadecirleque
sentía lo de su hijo. Le habíamandado una carta de pésame pero no había tenidoningunarespuesta.
—¿Porquéleimportabatantoelprofesor?—Ignaciosehabíahechoesapreguntaenrepetidasocasionesyaúnnohabíaencontradolarespuesta.
—Nolosé;quizáfuelaconversaciónquemantuvimoseneltrenapropósitodeDios,delaIglesia...Meimpresionó.Penséqueparadeclararseagnósticodemostrabauna envidiable fe en Dios y en la Iglesia. Me sorprendió, y me hubiera gustadoproseguiraquellaconversación.
—Habíasufridomucho.—Sí,sélodesuesposa.¿Ustedlaconoció?Entonces Inge le explicó cómo se conocieron, y el vínculo invisible que se
establecióentreellosenaquellosañosdebúsquedadeMiriam.Que, juntos,habíandescubierto lo sucedido a los tíos deMiriam, quemás tarde la señoraBruning, laporterade lacasadeSarayYitzhak, leshabíaconfesadoquehabíasidoellaquienhabíadenunciadoaMiriamycómoselahabíanllevado.
—Perdone que le haga una pregunta muy personal, pero ¿usted qué hacía enaquellosaños?
—Erauna jovencomunista,conunnoviocomunistaconelque tuveunhijo,yunos padres nazis que renegaban de mí. Sara y Yitzhak me ayudaron, me dierontrabajo,metrataroncomoaunserhumano.Perosiquieresaberquérelacióntuveconlosnazis,larespuestaesquesoyunasuperviviente,notirébombasasupaso,nimatéaninguno;nohicenada,sólosobrevivir.
—No,nolepreguntabaporeso,perdone,noquieroremoversusheridas.—No lo hace, no me reprocho nada a mí misma. —Ignacio no se atrevía a
preguntarlesiaellayFerdinandleshabíaunidoalgomásqueelinfortunio,peroInge
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sediocuentadeloqueelsacerdotequeríasaber.—Ysi sepregunta si enesosañoshuboalgoentrenosotros la respuestaesno.
Nuncamemirócomoaunamujer,niyoaélcomoaunhombre.Aunquelecuestecreerlo,esposiblelaamistadentreunhombreyunamujer.
—No,nomecuestacreerlo.—Enaquellasituacióndesesperadaenquenosencontrábamosningunodelosdos
necesitábamosamor,noesaclasedeamor.Creoquellegamosaestarmásunidosquesinoshubiéramosmetidoenlamismacama.
Élseruborizó,apesardequeenlamaneradehablardeIngenohabíaelmenorasomodeprovocación.
—Y ahora que sabe un pocomás demí, ¿por qué cree queme ha dejado suspapeles?
—Nolosé,enrealidadnosénadadeusted.AlprofesorArnaudlefascinabalacrónicadefrayJulián,eramuyimportanteparaél,peroalmismotiemposentíaciertarepulsiónporelconde.Noleayudódemasiado.Enrealidad,elconded'Amisnolohizo porque no podía decirle que sus amigos pertenecían al grupo de asesinos quehabíanacabadocon lavidadesuesposa.Demaneraqueelcondeysusamigossemostraron indiferentes a la desesperación del profesor y éste nunca se lo perdonó.Tampoco le gustaban sus ideas ni su obsesión por elGrial, ni que creyera que eraposible la independenciadeOccitania.Creoqueelcondeesperabaque losnazis leayudarían a lograr que Occitania se desgajara de Francia. Puede que todo esto leinquietaramás de lo que dejaba entrever y quizá decidió fiarse de usted para quehicierafrentealcondesillegabaelmomento.Peroleinsisto:nolosé,nomehablódeusted.
—¿DespuésdeIsraelnovolvieronahablar?—Sí, le llamé un par de veces.Y le escribí varias cartas que élme respondió.
Pero le aseguro que no dijo nada sobre usted, lo siento. Tampoco tenía por quédecírmelo;quefuéramosamigosnosignificaqueyolosepatodosobreél.
—Habladelprofesorenpresente,comosiestuvieravivo.—Paramíloestá,loestarásiempre.—Yahora,¿quéharáusted?—Loquesiemprehequeridohaceryélmehapedidoquehaga:voyaterminar
mi carrera, luego daré clases, seré maestra. Ferdinand ha sido muy generosoconmigo;me ha dejado todos sus ahorros y su casa. Voy a venderla, él me lo hapedidoenlacarta.Volveréaestudiarymantendréamihijosinagobios.Élmepideque sea feliz, que almenos lo intente.En realidad, élmeha regalado la felicidad;volveraretomarmicarreraesloquemásanhelaba,eramisueñooculto.
—¿Quéestudiabausted?—Filologíaalemana.
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—Tendrásuerte.Ingeseencogiódehombros.Nocreíaenlasuerte,ellaerasólounasuperviviente.Ignaciosedijoquenoteníanadaencomúnconaquellamujer,apenasunosaños
mayorqueélyquesinembargohabíasufridoloqueposiblementeéljamássufriría.Sentía que sus destinos se habían unido porque así lo había querido el profesorArnaud.
—LedarémidirecciónenRomaporsialgúndíavaporallí;tambiénmegustaríasaberdóndeencontrarlasivoyaBerlín.ElprofesorArnaudnoshaconvertidoensusherederos...
—¿Ypiensaqueesoleuneamí?—preguntóellaconundejeirónicoenlavoz.—Sí,piensoqueesomeuneausted.Noséporqué,perolopienso,mejordicho,
losientoasí.Puedequealgunaveznecesiteayuda;siesasí,acuérdesedemí.Haréloqueestéenmimanoporayudarle.
—YonocreoenDios—afirmóellacomorespuesta.—No le he preguntado en qué cree. ¿Por quéme lo dice? Inge se levantó y le
tendiólamanoparadespedirse.—Leveo atormentadopor lamuertedeFerdinand,ynodebería estarlo.Murió
porqueparaélyanoteníasentidovivir.Ahoraestáenpaz.Laviosalirdelcaféandandoconpasofirmeypensóqueaquellamujernuncale
necesitaría,niaélnianadie.Ellamismaselohabíadicho:eraunasuperviviente.Yyahabíasobrevividoalopeor.TelefoneóalpadreNeversparadespedirse.
—Quédateacenar.—No,prefieroregresaraRoma.Tengomuchotrabajo,elpadreGrillonopuede
quedarsesinsecretario;conunpocodesuertecogeréelúltimovuelo.En realidad, necesitaba estar sólo para leer con calma la carta del profesor
Arnaud.Tuvosuerteypudohacerloenelavión.Rasgóconciertaemociónelsobreblanco
queconteníaunoscuantosfoliosescritosconletrapequeñayapretada,peroclara.El profesor Arnaud le decía que todos aquellos papeles de su trabajo sobre la
crónicadefrayJuliányanoteníanningúnsentidoparaél,pero
...puedequealgúndíaustedlocaliceenellosalgoqueleayudeaafrontarloqueelcondepuedahacerconsusestrambóticasideas,aunqueyasabequeenmiopiniónnunca hallará nada porque no hay nada que encontrar. Pocome importan ya lascosasdelosvivos,puestoqueyanomesientodeestemundo,peroustedesjovenyconservaintactasu feenlahumanidad,demaneraquepuedehaceralgoporella:lucheparaevitarquesederramesangreinocente.
Alolargodelahistoriasehaderramadomuchasangreporquealgunoshombressecreendiosesynolesimportasembrarelmundodemuerte,porqueparaelloslos
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otroshombres son sólocarnecon formapero sinvoz, sinalma.No lesven,no lessienten,nolesimportaquemuerancontaldequesirvanasusintereses.TambiénsehaderramadomuchasangreennombredeDios,¡quécontradicción!¿QuépensaráDiosdeestoshombresquehanutilizadoyutilizansunombreparamatar?¿NocreequelaIglesiadeberíareflexionarsobreesto?Yhaceralgo,sí,¿porquénoempiezausted?
Fray Julián clamaba por que algún día alguien vengara la sangre de losinocentes, pero creo que es más útil que no se siga derramando. La venganza denadalesirvealosmuertos...
Ignacio no pudo contener las lágrimas. Aquella carta era algo más que untestamento:eraunapeticiónparaquehicieraalgo,paraquededicarasuvidaaevitarlamuertedelosinocentes.AIngelehabíapedidoquefuerafelizyaélqueledieraunsentidoasuvocacióncomosacerdote,unsentidodistintodelqueélmismohabíaimaginado.¿Podríaysabríahacerlo?
***
CuandollegóaRomaeranochecerrada.Estabaagotado,perosesentíaincapazdedormir.Abrió lacajadondeelprofesorArnaudhabíacolocadoconcuidadosuspapelesycomenzóaviajarporlosañosenquehabíavividofrayJulián.QuisoverlamanodeDiosenelhechodequesudestinosevieraunidoaldeaquelfrailedominicoqueclamabavenganzaennombredelosinocentes.
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TERCERAPARTE
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SábadoenAtenas,épocaactual
Elhombreobservabadistraídodesdeelbalcóndesuhabitacióncómoeltenuesoldela mañana se reflejaba en el mármol haciendo que pareciera aún más blanco yreluciente.AunqueaúnnoeranlasochoenlaplazaSintagmaeltráficoestabaensuapogeo. Limusinas negras aguardaban a la puerta del hotel Gran Bretaña paratrasladar a algunosde losbanqueros,políticosy empresariosque se alojabanen elviejoyseñorialhotel,todosellosparticipantesdelaCumbreparaelDesarrolloquesecelebrabaenAtenas.
Durante un segundo el hombre pensó que él, al igual que algunos de aquelloshombresquemovíanloshilosenelmundo,preferíaelGranBretañaaotroshotelesmásmodernosysofisticadosdeAtenas.Ynosóloporqueelhotelestuvierasituadoenelcorazóndelaciudad,frentealParlamento,sinoporqueelGranBretañaseguíaconservandoelglamurdelosviejoshoteleseuropeos.
Miródistraídoelrelojsabiendoquedisponíadetiempoantesdeacudiralacitaconcertada con algunos participantes en un discreto palacio situado en una zonaresidencial en las afueras de la ciudad. En realidad, era en aquel palacio donde setomarían las decisiones que iban a tener una repercusión sobre los ciudadanos delmundoenterodurantelossiguientesmesesyaños.Peroesoeraalgoquenosabíannilos cientos de periodistas que habían acudido a informar sobre la Cumbre para elDesarrolloymuchomenoslosconfiadosciudadanos.
Buscóelmóvilquehabíadejadosobrelamesillaymarcóunnúmerodeteléfonodeotromóvil;apenastranscurrióunsegundoantesdequerespondieranasullamada.
—Buenos días, conde —le dijo al hombre que le escuchaba a cientos dekilómetrosdedistancia—,queríaasegurarmedequenuestrosasuntoscontinúanporbuencamino.
La conversación fue breve, de apenas dosminutos, y cuando cerró la tapa delteléfonosonriósatisfecho.Todoibaporbuencamino.Duranteunsegundodejóvolarsu imaginación y vio al conde d'Amis sentado en la butaca demadera forrada deterciopeloverde,traslamesaderoblemacizodesudespacho,perfectamentetrajeadoyconelcabellopeinadodemaneraquenoselemovíaniunpelodesusitio.
Habíasidounhallazgoeltalconded'Amis.Unaperlaperdidaenelocéanodelavida,unaperlaqueengarzabaalaperfecciónensuplan.
En su trabajo no podía permitirse ningún fallo; se basaba en la confianza quehombres poderosos depositaban en él sabiéndole capaz de conseguir lo que ellosquerían. En definitiva: que otros se ensuciaran las manos para conseguir susobjetivos.Yaélnoleimportabaquesusmanosestuvieranmanchadas;hacíatiempo
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quesehabíainmunizadocontracualquierolordesagradable.Lepagabandemasiadobienparatenerescrúpulos.
Unos golpes discretos en la puerta le sacaron de su ensimismamiento. Unacamarera le preguntó, solícita, dónde podía dejar la bandeja con el desayunoy losperiódicosdeldía.EchóunaojeadaalaprimerapáginadelHeraldTribunemientrassesentabadisponiéndoseadesayunar.
EnlaportadacompartíantitulareslaCumbreparaelDesarrolloylassecuelasdeunrecienteatentado islamistaenuncinedeFrankfurt:cincuentamuertosycasiuncentenardeheridos.Sesirvióunatazadecaféyseaplicóalalectura.
Sonrió al comprobar la ingenuidad de los periodistas al calificar la cumbre de«histórica».Enrealidad,lacumbreeralatapaderaperfectaparaquealgunoshombrespoderosossepudieranreunirante losojosdelmundoenterosin llamar laatención.Unadocenadebanqueros,seisosietedirigentesdemultinacionales,algunospolíticosretiradosperoinfluyentes,formabanpartedeunselectoclubquenoteníanombre,nirazónsocial,nisede,ninúmerodeteléfono.Eranhombresconpoder,quemovíanloshilosdelaeconomíamundialconinversionesydesinversiones,cuyoúnicoobjetivoeraelbeneficio,ypara losque lospaísesy losciudadanoseransólodibujosenungranmapaquecreíanpodermoverasuantojo.
Estoshombreseranrespetadosyrespetables,figurasmundiales,inaccesiblesparael común de los mortales. Eran hombres fuera de toda sospecha, incapaces deensuciarselasmanos.
Una vez leídos los periódicos encendió el televisor y buscó una cadena queretransmitíaendirectolaclausuradelacumbre.Cuandoellocutoranuncióelúltimodiscursoselevantó,apagóelreceptor,seajustólacorbatafrentealespejoyantesdesalir de la habitación llamó a recepción para que el portero tuviera listo su cochefrentealapuertadelhotel.
Unos minutos después el hombre se había sumergido en el tráfico caótico deAtenas,quenoleimpidióllegarpuntualalacita.
Ademásdeunoscuantosárbolescentenariosquehacíaimposiblelamiradadeloscuriosos,elpalacionoseveíadesdelacalle;unaverjaaltaloaislabadelexterior.
DelestiloneoclásicotanusadoenmuchosedificiosapartirdemediadosdelsigloXIX,senotabaquesusdueñosmimabansuconservación.
Nadielepreguntódóndeibaniaquiénqueríaver.Primeroseabriólaverjaparapermitirleentrarconelcocheen lafinca, luegoaparcóyunmayordomosilenciosoqueapenaslediolosbuenosdíasleacompañóhastaunasalaylepidióqueaguardaraallí.Porlaventanapudoobservarquecomenzabanallegarlimusinasnegrasqueseparabanante lapuertadelpalacio,de lasquebajabanalgunosdeaquelloshombrescuyosinteresesmarcabanlapolíticamundial.
—Buenosdías.
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Selevantóparasaludaralhombrequeacababadeentraren lasala:alto,conelcabello entrecano, de edad indefinida, elegante, el inconfundible acentode la clasealta británica y con el aspecto de quien está acostumbrado a mandar sin que lerepliquen.
El dueño de aquel palacio no perdió el tiempo en circunloquios sino que fuedirectamentealgrano.
—Bien,infórmeme.—Antesdevenirhehabladoconelconded'Amis,yelplansiguesucurso.—¿Estásegurodenocometerunerrorconfiandoeneseconde?—Estoy seguro. Es el personaje perfecto para llevar adelante el plan. Es un
hombre desequilibrado, obsesionado... sí, es el hombre adecuado.Hasta ahora estáhaciendoloquelepidosincometererrores.
—¿Paracuándoestáprevistalaculminacióndelplan?—Aúnfaltanalgunosdetalles,puedequeenunmesestétododispuesto.—Noseretrase.—Paraqueelplansalgabienhacefaltapreparación,tiempoydinero.—Losé,peroeltiempoesunmaterialsensibleyescaso,delquenodisponemos
enestemomento.¿Haseguidolacumbre?—Sí.—¡Cuántaspalabrasinútilessehandicho!¡Peroenfin!Loquequierelaopinión
pública es que les digamos que elmundo irámejor y que es posible que vivamostodos juntos y felices, como si dando un chasquido con los dedos fuera suficienteparaquetodoslossereshumanosnosconvirtiéramosenángeles.
—Losperiódicosdicenquelacumbrehasidounéxito.—Sí, eso dicen, ¿y sabe qué hemos decidido? Nada, absolutamente nada. El
comunicadoconsensuadoesun largocompendiodebuenas intenciones.Lospaísesdesarrollados aprobarán planes de desarrollo en los paísesmenos desarrollados. Seabriránvíasdediálogoentrepaísescondistintasculturasrespetandolaidiosincrasiaydiferencias de cada cual, etcétera, etcétera. O sea, nada. En fin... ahora tengo unalarga reunión con los caballeros que me están esperando, que sin duda será másproductiva.¿Debocomunicarlesalgo?
—No,yalehedichoquetodosiguesucurso.Ustedsabequenuncacantovictoriaantesdetiempo,perocreoqueelplansaldrá,sellevaráacaboytendráeléxitoqueustedesdesean.
—Hastaahoraustednohafallado...—No, no lo he hecho, señor, y espero poder seguir cumpliendo sus encargos,
comotodosestosaños.—Las fuentes de energía no pueden estar en manos de esos ignorantes... es
increíble que algunos no se den cuenta del peligro que representan. Sólo hay una
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maneradeacabarconellos,dehacerqueelmundosedécuentadequeesnecesarialaconfrontación...
—Esperemosqueelplansirvaparaeso.—Servirá,claroqueservirá.Lospolíticospuedendecirloquequieran,peroesla
opinión pública previamente sensibilizada la que les fuerza a ir en una u otradirección.Nosotros contribuimos a que la opinión pública acierte. ¿Cuánto tiempohacequenovisitaLondres?
—Estuvehacecuatrodías,señor.—¡Ah!Semeolvidabaqueustedestáentodaspartes.Entonceshabrávistoque
en Londres hay de todo menos londinenses. Hay barrios que parecen unaprolongacióndePakistán...LosmusulmanescadavezsemuestranmásexigentesyelGobierno más débil, preocupado por aparecer como el adalid de los derechoshumanos... ¡cómo si esa gente lo agradeciera! ¡Quieren destruirnos! ¡Acabar connuestracivilización!
—Sí,esoesevidente.—Loesparacualquieraquenoseaunestúpido.Porcierto,¿hatenidodificultades
paraencontrarestelugar?—No,nohasidodifícilllegarhastaaquí.—Estepalaciopertenecealafamiliademimujer;ellanuncahaqueridovenderlo,
porunacuestiónsentimental,ydeboreconocerquealmenosnosestásirviendoparalaocasión.Bien,estaréenAtenasunpardedíasantesderegresaraLondres;sihayalgunanovedad,llámeme.
—Loharé.—¿Sabe? He de decirle que estamos satisfechos con su trabajo... usted hace
posibleloquepareceimposible...
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Esemismosábado,enelcastillod'Amis,surdeFrancia
—Señor,hallegadolaprensa.Raymond de la Pallisière, vigésimo tercer conde d'Amis, se levantó del sillón
donde seencontraba repasandounospapeles,paracogerdemanosdelmayordomolosperiódicosquepuntualmentelellegabancadamañana.
Unavezsolo,volvióaacomodarseenelsillónjuntoaunventanalycercadelachimeneaquecaldeabalaestancia.
En lamesitabajaque teníadelantecolocó losdiezperiódicosque leíaadiario:cincofrancesesycuatroalemanes,ademásdelHeraldTribune.
Habíaheredadoestacostumbredesupadre,quecadamañanasehacía traer losperiódicosdesdeCarcasonayseencerrabaconelloscomosisetrataradeuntrabajo.
Enrealidad,éstenoeraelúnicogestodesupadrequereproducía;casi todasurutinadiariaeraunacopiadelaquehabíasidolavidadesuprogenitor.
Desdequesupadremurió,apenashabíaintroducidocambiosenelcastillo;sólolosimprescindiblesparaseguirgarantizandosuconfortyeldesusinvitados.
Elpersonaldeserviciosíhabíaidocambiandoalolargodelosaños.Pensó en su actual mayordomo, un hombre de mediana edad, educado y
puntilloso,quesiempreseanticipabaasusdeseos.Habíatenidosuerteconél,porquealanteriorlehabíatenidoquedespedirporincompetente.
En realidad,elmundohabíacambiado tantoquecontarconunmayordomoeracasiunaexcentricidadquesólosepermitíanlosviejoscomoél,aunquesusamigosyconocidoselogiabansuaspectodiciéndolequenoaparentaba laedadque tenía.Semantenía erguido, con la mirada verde brillante y el cabello rubio, que al haberencanecidoleprestabaunaspectoimponente.
SiempreleíaenprimerlugarelHeraldTribune,lomismoqueantañohabíahechosupadre.
De nuevo la noticia del atentado de Frankfurt ocupaba la primera página. Lapolicía no había detenido a ningún sospechoso, aunque el atentado había sidorevindicadoporungrupo islamistaqueestabaponiendoen jaquea lospaísesde laUniónEuropeayqueseautodenominabaelCírculo.
LoslíderesdelCírculoveníanamenazandoconnopermitiraloseuropeosvivirenpaz,ydehecholoestabancumpliendo.AtentadoscomoeldelcinedeFrankfurtsesucedíancadacierto tiempoysólodevezencuandolapolicía lograbadetencionesimportantes.
LoshombresdelCírculoteníanmuyclarosuobjetivo:derrotaralos«cruzados»yreconquistar las tierras que según ellos pertenecían a losmusulmanes: al-Andalus,
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incluidoPortugal,asícomopartedeFrancia,losBalcanes,etcétera.Y,porsupuesto,borrar a los judíos de Israel. Ése era su programa, al que se aplicaban con celo yfanatismoanteelquenadaparecíapoderdetenerles.
Según elHerald Tribune no se habían encontrado «restos importantes» en elapartamentoenelquelosmiembrosdelcomandoislamistasehabíaninmoladoparano caer enmanos de la policía, y Raymond se preguntó a qué se referían cuandohablaban de «restos importantes», porque era obvio que, importantes o no, algohabíanencontrado.
Losperiódicosalemanesofrecían,fundamentalmente, informaciónprecisasobreel atentado, sobre la conmoción en la sociedad alemana, las víctimas del cine, lasvíctimasdeledificiodeapartamentosquehabíanvoladolosmiembrosdelcomandoparasuicidarse,losestragosquehabíancausado.
Raymondsesintióinquietosinsaberporqué;selevantóaservirseunacopadecalvadosapesarde lo tempranodeldía; aúnnoeran lasonce,peroel calvados sehabíaconvertidoensumejorcompañía,ytantoenlosmomentosfelicescomoenlosdetensiónleresultabaimprescindible.
Sesirvióunacopagenerosayluegodecidióhacerunallamadatelefónica.Nolahizodesdeelteléfonoquereposabaencimadelamesadeldespacho,sinoquebuscóenunodeloscajonesdelamesayextrajounmóvil;marcóunnúmeroyaguardóaquelerespondieran.Eltimbredelteléfonosonóinsistentementehastaqueescuchólavozdeunhombreatravésdelalínea.
—Buenosdías,queríapreguntarleporlosucedidoenFrankfurt...Larespuestadelhombrepareciótranquilizarle.Luego,sindecirunapalabramás,
apagóelteléfonoylovolvióacolocarcuidadosamenteenelcajón.Despuésmiróelreloj;apenasquedabanunosminutosparaquellegaranlosmiembrosdelconsejodeadministracióndeMemoriaCátara, lafundaciónquepresidíadesdelamuertedesupadre.
Muchos de los miembros de la fundación eran hijos de los fundadores de laAsociaciónparalaMemoriadelosCátaros,puestaenmarchaporsupadreparadarunairederespetabilidadasubúsquedadelGrialydeltesorodeloscátaros.
Raymond pensó en el esfuerzo y el dinero que su padre y sus amigos habíaninvertidoenesabúsquedafallida,aunquecreíaque,al final, todos losesfuerzosnohabían sido inútiles. El Languedoc había vuelto a renacer; ahí estaban los cartelesanunciandoa los turistasque llegabanalPaísCátaro, o el logotipodiseñadocomomarca turística con forma de disco, o el sinfín de cafés restaurantes y tiendas desouvenirsdondelapalabra«cátaro»eraunaconstante.Algunosdeloshombresqueformaban parte del Consejo de Memoria Cátara eran ricos comerciantes cuyocompromisoconelpasadoeratanfuertecomoelsuyo.Eranlosherederosdeunpaísqueleshabíanarrebatadoporlafuerzadelasarmasyqueahoraellosgobernabana
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sumodoatravésdelasleyesmodernasdelcomercio.Al consejo, además de occitanos, continuaban perteneciendo los hijos de los
caballeros alemanes amigos de su padre, vencidos por las armas en la SegundaGuerraMundial,aunquealgunoshabíanlogradosobrevivirprecisamentegraciasalagenerosidadyelempeñodelosD'Amis.Algunoshabíancambiadodeapellidoydenacionalidad, otros habían logrado pasar inadvertidos en su propio país. Pero lomismoqueantañoasuspadres,atodoslesuníalamismafe,ladesabersehombressuperioresyportantodiferentes.
Seguían buscando, sí, porque todos ellos sabían que el tesoro de los cátarosexistíaynocejabanenelempeñodeencontrarlo.Lasuyaeramásqueunafundación,comoensudíafuemásqueunaasociaciónlacreadaporsupadre.Erauna«orden»,unaordendecaballeroscomprometidosconlabúsquedadelsecretodeloscátaros.
Atodosellostambiénlessatisfacíaverquecadaañollegabanjóvenesdetodoelmundoseducidosporelecodelaviejaherejía.
ElPaísCátarohabíasobrevividoasusdestructores,ysuviejafeseguíaanidandoenelcorazóndelasgentes.
El mayordomo golpeó suavemente la puerta antes de entrar. —Señor, susinvitadosyahanllegado.
Eldeaqueldíaeraunconsejoimportante,unconsejoenelquenoparticipabantodoslosmiembrosdelafundación,sinolosdeOrdenCátara,lahermandadfundadaporsupadre.Unaordensecreta,formadaporcincohombresconlosquecompartíaunsueño:unsueñodevenganza.
Raymondsedirigióalsalóndondeleesperabanlosmiembrosdelahermandad.El saludo consistió en una leve inclinación de cabeza, luego les invitó a tomarasiento.
—Señores, tengo buenas noticias: nuestro plan continúa en marcha. Aún nopuedoseñalarunafechaconcreta,peroantesdeunmeshabremosculminadonuestravenganza.
Bilbao
Esemismodía y a esamisma horamuy lejos de allí, IgnacioAguirre paseaba sinrumbopensandoenlaconversaciónqueacababademantenerconOvidioSagardía,sudiscípulopredilecto.
Elviento soplabacon fuerza llevandoconsigounolor lejanoamar.Elancianosacerdote se dijo que ya no tenía la paciencia de antaño, cuando no le importabadedicar cuantas horas fueran necesarias a tratar los problemas de los jóvenessacerdotes.
Ahora,retiradoensuBilbaonatal,elVaticanoquehabíasidotodosumundosele
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antojaba lejano,sinofueraporquedecuandoencuandoel teléfonolesobresaltabacon la llamada de algún cardenal u obispo, necesitado de información sobre algúnsucesodelpasadoenelquehabíaintervenido.
Había hecho un largo camino desde que, casi por casualidad, llegó comosacerdotemeritorio a laSecretaríadeEstadoydeallí a la terceraplanta,donde seseguía al minuto cuanto acontecía en el mundo, analizando la información que,después de depurada, mandaba resumida en informes a la cúpula del poder de laIglesia,esdecir,alosdespachosdeloscardenalesyaldelmismoPapa.
Enrealidadsucarrera,siesquelapodíallamarasí,seladebíaaaquelviajequerealizóaFranciamuchosañosatráscomosecretariodelpadreGrillo,elhombrequeleayudóaconvertirsepasoapasoenloquehabíallegadoaser.
Recordaba con nitidez todo lo vivido en aquellos días, el viaje al castillo delconded'Amis;subreveperoprofundarelaciónconelprofesorFerdinandArnaud,supreocupación,reflejodeladesussuperiores,porloqueparecíaserunrenacercátaro;laCrónica de fray Julián, y aquellos papeles que le dejó en herencia el profesor,convencidodequealgúndíalepodríanayudar.
Enaquelviajehabíacomenzadoacimentarseloquedespuéshabíasidoelrestodesuvidaeclesiástica.
Había vivido con intensidad, sintiéndose un privilegiado por la oportunidad deservir a Dios donde sus superiores creían que hacía más falta; por eso se sentíairritadoconOvidioSagardía,unjesuitacomoél,alquehabíaayudadoasituarseenelintrincado mundo vaticano porque creía en él, en su fe, en su inteligenciaespeculativa, en su capacidad de trabajo, sus dotes diplomáticas, su solidezsacerdotal, y de repente... sí, de repente Ovidio se había venido abajo, y estabadispuesto a renunciar a todo porque quería convertirse en un párroco de cualquierlugar.
Habíanmantenidovariasdisputastelefónicas,peroalfinaleratantalaangustiadeOvidioquehabíaaccedidoaayudarleahacerunaltoenelcamino.ElacuerdoalquehabíanllegadoconsistíaenacogerleduranteunatemporadaenlacasadeBilbaopara,unavezqueelsacerdotesehubierareencontradoconsigomismo,decidirdóndepodíaservirmejoralaIglesia,porquedeesosetrataba:deserviraDiosyalosdemás.
Sí, a eso había dedicado su vida. En realidad, su carrera sacerdotal la habíadeterminado el profesor Arnaud al encomendarle que ayudara a evitar que sederramara sangre inocente. La vida deArnaud había estadomarcada a su vez poraquellaCrónica de fray Julián que había convertido en obsesión. Pero el frailedominico clamaba por vengar la sangre de los inocentes,mientras que el profesorArnaudlecolocóanteunretodiferente:evitarquesederramarasangre.
PocoantesdehablarconOvidiolohabíahechoconelsecretariodeEstado,quienlehabíacomentadoque,pesealadecisióndelsacerdotededejarenbrevesutrabajo,
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le había convocado a una reuniónpara tratar sobre el atentadodeFrankfurt.En elVaticanoestabanpreocupadosporesteatentado,revindicadoporelCírculo,lareddefanáticosislamistasqueconsusactuacionesestabanlograndoponerenjaqueatodoslos servicios de inteligencia de Occidente. ¿Cómo evitar que se continuaraderramandosangreinocente?,habíapreguntadoelcardenalaIgnacioAguirre,sinqueéstesupieradarleunarespuesta.
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CiudaddelVaticano
OvidioSagardíanoprestabaatencióna loquedecía aquelhombre.En realidad, selamentaba de su suerte preguntándose a sí mismo: «¿Soy un espía? ¿De qué otramanerapodríallamarsealoquehago?Aunsabiéndolo,meirritaquemetratencomotal.Mepreguntocómohellegadohastaaquí,enquémomentosetorciómivida».
—¿Algunaopinión?—Perdone,eminencia,estabapensandoenloqueestosseñoresacabandecontar
—respondióelsacerdotedemaneramecánica.La voz rotunda del cardenal le había devuelto a la realidad. Hacía calor en la
estancia,oacasoeraeldesánimoloqueestabahaciendomellaenél.Lepesabanlasmiradasdelcardenalydelosdoshombresqueleacompañaban.Ellostambiéneranespías,sóloqueélservíaalTodopoderosoyellosasusgobiernos.
—Bien,padre,tengalabondaddedecirnosquépiensa—leinstóelcardenal.—Necesitaría que me dieran más información. En realidad, lo que nos han
contadopuedeseralgoopuedenosernada.Loúnicoqueparecen tener seguroesqueelatentadolohacometidoelCírculo.
—Notenemosmásinformación—aseguróentonocansinoelhombredelcabelloplateado—. ¡Ojalá la tuviéramos! Por eso les hemos pedido ayuda. Y sí,efectivamente,elCírculoharevindicadolamatanzaenesecinedeFrankfurt.
El cardenal no respondió y él también decidió callar. Sabía lo que su superiorpensaba:quenoestabanendeudaconaquelloshombres.Lesabíaincómodoconlosdos hombres a los que había tenido que recibir por la ausencia del director deldepartamentodeAnálisisdePolíticaExterior,elobispoPelizzoli.PeroelministrodelInteriorhabíainsistidoantelaSecretaríadeEstadosobrelaurgenciadelasituaciónyelcardenalsehabíaavenidoarecibirlos.
—Es un rompecabezas —afirmó el hombre joven como si hablara consigomismo.
Duranteunossegundoslesobservó,intentandocalibrarquéclasedehombresydeespías eran. El mayor, el del cabello plateado, respondía al nombre de LorenzoPanetta.Semostrabasegurodesímismo,nadaimpresionadoporlamagnificenciadeaqueldespachocuyotechohabíasidopintadoporRafael.Eraunaltoresponsabledela seguridad del Estado, un ex espía que había ido subiendo en el escalafón hastaconvertirseenunpolítico.
Elmás joven ¿qué edad tendría?Nomás de treinta y cinco años, con aspectomilitar, aunque parecía abrumado no sólo por el lugar, sino por el asunto que leshabía llevado hasta aquel despacho del Vaticano. Le habían presentado como
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Matthew Lucas, era norteamericano y trabajaba como enlace de una agencia deespionajedesupaísconelorganismoquecoordinaba la luchacontrael terrorismodentrodelaUniónEuropea.
Decidiósalirdelletargoqueleenvolvíayvolveraserquienesperabanquefuera.Levantó los hombros y clavó la mirada en los papeles que le habían entregado,leyéndolos,estavezsí,conmuchaatención.
—¿Cuándo dicen que intervinieron estos papeles? —preguntó sin dirigirse aningunodelosdoshombresenespecial.
—Sonpartedelosrestosencontradosenelapartamentoenquesesuicidaronloshombres del Círculo —respondió el del cabello plateado—; en realidad no sonpapeles, sino fragmentos con los que el laboratorio ha podido reconstruir algunasfrases.Esohasidohacecuatrodías.
—¿Yporquéleshaalarmadotanto?Losdoshombressemiraronantesdequeelmayorrespondiera.—Nohaymásqueañadiraloqueleshemoscontado.LaBrigadaAntiterrorista
deInterpolhacemesesqueseguíaaMilanKarakoz.Ademásdetraficarconarmaslohace con información. Es uno de los traficantes que surte de armas al Círculo.Tambiéntienecontactosconasesinosasueldo.Unajoya.
—¿Ynocreenquesu«joya»debedetenersuficienteexperienciacomoparanocometer errores y evitar que su nombre aparezca en un escrito enmanos de unosterroristas?
—Seguramente Karakoz no sabe que su nombre ha aparecido en un trozo depapelentrelosrestosdeunapartamentodeFrankfurt—afirmóelhombredelcabelloplateado.
—Como puede ver en el informe —terció Matthew Lucas—, un grupo deterroristasislámicosibanaserdetenidosporlapolicíaalemana;creemosquesonlosmismosquedosdíasantesvolaronuncineenelcentrodeFrankfurtdondemurieronmásdetreintapersonas,entreelloscinconiños.Yyasabecómoreaccionaestagente:prefierenmoriraserdetenidos.Sevolaroncuandolapolicíalesordenóquesalierandel apartamento donde se refugiaban. Antes quemaron un buen número dedocumentos,delosquequedarontrozosminúsculosquehansidoexaminadosenellaboratorio.Sehanpodidorescataralgunaspalabrasdeesospapeles:Karakoz,conelque presumimos que debían de tener contactos, seguramente les proveía de armas.Otrosnombreseran«Sepulcro»,«CruzdeRoma»,«Viernes»,«Saint-Pons»,quenosabemossieselnombredeun lugarodeunapersonaodeambos,«Lotario»,yelfragmentodeun libroquenosabemosaquése refiere:«Nuestrocieloestáabiertosólo a aquellos que no son criaturas...». El resto aparece quemado, junto a otrofragmento:«lasangre».Nohaymásletras,nosabemoscómocontinúa.
—Seleolvidalode«Santo»...—añadióLorenzoPanetta—.Lopuedeleerenel
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informe,tambiénhabíaunrestodepapelenelquehabíanescrito«correrálasangreenelcorazóndelSanto...»,yotravezlapalabra«cruz».
—Sí, todoestoya lohanexplicadoyestáaquíenel informe,peronoentiendoquétienequeverelVaticanocontodoesto.Losiento.
El cardenal le miró malhumorado. En cuanto los dos hombres se marcharanseguroquelereprendería,yconrazón.Enrealidadnosentíaelmásmínimointerésporloqueleestabancontando,yloúnicoquedeseabaerapedirqueleencargaraneltrabajoaotro,quenocontaranconél.
—PadreOvidio,estoscaballerosnoestaríanaquísinocreyeranquetodoestoesimportante.Enmiopiniónloes.Nuestraobligaciónescolaborarconnuestrosamigosaresolveresteenigma.Yesoesloqueharemos.
Laintervencióndelcardenalnodejabalugaradudasyelsacerdotebajólacabezasabiéndosederrotado.
—Eltrabajodeberíaserconjunto—sugirióMatthewLucas.—Lo será, señor Lucas—afirmó el cardenal—, el Vaticano colaborará con el
CentrodeCoordinaciónAntiterroristade laUniónEuropea,comonopodríaserdeotramanera.ElpadreSagardía sepondráencontactoconustedesencuantopuedaexaminartodalainformaciónquenoshanentregado.Lesaseguroquenostomamosesteasuntomuyenserio.
Losdoshombressemiraron,conscientesdequeelcardenaldabaporterminadalaaudiencia.Lapuertadeldespachoseabrióyentróunsacerdote.
—Misecretariolesacompañará.Ladespedidafuebreve,ylosdoshombresdejaronaqueldespachopreocupados
porlaapatíaquehabíamostradoeltalpadreOvidio.Cuandolapuertasecerróestallólatormenta.—Ybien,¿quéocurre?—preguntóelcardenalsinocultarsucontrariedad.—Perdóneme,eminencia,peronocreoquenadade loquenoshancontadosea
motivodealarma.—Osea,queustedcreequePanetta,elmayorexpertoenluchaantiterroristaque
tenemosenItalia,quetrabajacodoconcodoconotrasagenciasdepaísesaliadosenelCentrodeCoordinaciónAntiterrorista de laUniónEuropea, y con laOTAN,havenido aquí a asustarnos como si fuéramosniñosde colegio.Yel señorLucas, unespecialista en movimientos terroristas islámicos, que pertenece a la AgenciaAntiterroristaydeSeguridadAmericana,esunalarmista.¡Porfavor,Ovidio!¿Quélepasa?
OvidioSagardíaestuvo tentadodevolverabajar lacabezayno respondera lapreguntadirectadelcardenal.Perosabíaqueéstenoseconformaríayqueleinsistiríahastaqueledijeralaverdad.
—Su eminencia sabe bien lo que me pasa: quiero dejar todo esto, necesito
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encontrarmeconmigomismo,perosobretodo,reencontrarmeconDios.Losdoshombresguardaronsilenciomirándosealosojosfijamente,leyendocada
unoenlosdelotro.—Ustedsabequedentrodeunosdíasmevoy,quehelogradoquemedestinena
unaparroquia.Esloquequiero,serunpárrocodebarrio,ayudaralagente,sentirmeútil,vivirdeacuerdoconelEvangelio...
Callóanteelgestodel cardenal.Se sentíaperdidoporque sabíaquenadade loquedijeraconmoveríaladeterminaciónférreadeaquelpríncipedelaIglesia.
—Losiento,Ovidio,suparroquiatendráqueesperaralmenoshastaqueregresemonseñorPelizzoli.Antesdellamarleheconsultadoconélycreequeeslapersonaadecuada para encargarse de este trabajo. El confía en ustedmás de lo que ustedconfíaensímismo.Esunsacerdote,un jesuita,unsoldadodeDiosy sedebea laIglesia. La obligación de un sacerdote es servir donde la Iglesia nos pide que lohagamos; no se trata de lo que queremos, sino de lo que debemos y a quién nosdebemos.Ustedtieneuntalentoextraordinarioparaelanálisis,lotienetambiénparainvestigar,parafundirseconelpaisaje.SondonesqueDios lehadadoyqueno lepertenecen.HastaahoraloshapuestoalserviciodelaIglesia;noabandone,Ovidio,nolohagaahora.
—Sóloquieroserunsacerdote.—Esloquees,unsacerdoteenprimeralíneadebatalla.Unjesuitaquesabeque
nopuedehacerloquequieresinoloquedebe,yahoraquierehuir.—¡Ustedsabequenohuyo!—gritóelsacerdote.—¡Tieneunacrisis! ¡Losé!—respondiógritandoasuvezelcardenal—.¿Cree
queeselúnicosacerdotequetieneunacrisisysepreguntaquéestáhaciendoconsuvida?
—Yonomecuestionoelsacerdocio,sinoloquehago,loquehehechohastaelmomento.NocreohabervividocomonosmandóNuestroSeñorJesucristo.
Elcardenalsupoquehabíaperdidoyquesieneseinstanteintentabadoblegaralhombreperderíaalsacerdoteparasiempre.—Bien,¿quiénpodríaencargarsedeesto?—QuizáDomenico.Ademásesunexpertoenel islamy,si todoesto tienequeverconungrupodeislamistas,éleselmásadecuado.
—LediréalSantoPadrequeseva;querráverle,yasabecuántoleaprecia.—Gracias.—¿Gracias?No,nomedélasgracias,nomehadejadootraopción.—¿Porqué creeque el cura semostraba tan renuente?Nosha tratado como si
fuéramosunoslocosquenoshemospresentadoenelVaticanoacontarunahistoriadeovnis.
—Sí, ha estado muy desagradable —respondió Lorenzo Panetta—, aunquesupongoquetendráquehacerloquelemanden.
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—ElVaticanoesimpresionante—dijoMatthewLucas—.Nuncaimaginéqueibaa poder verlo por dentro, me refiero a algo más que la basílica o los museos. Elcardenaltambiénmehaimpresionado.
—Es un personaje importante en la nomenclatura de la Curia; aunque no seencarga directamente de la inteligencia vaticana, se puede decir que toda lainformaciónllegahastasudespacho.
—¿Inteligencia vaticana?—Comandante, ¿en qué escuela se ha formado? ¿NosabequeelVaticanocuentaconunodelosmejoresserviciosdeinformaciónquehayenelmundo?Nadaseescapaasusoídos,perosonmuycelososde la informaciónqueobtienen.Sinosayudan,nosresultarámásfácil.
—Ustedsehaempeñadoenquenospuedenayudar,¿porqué?¿Sóloporqueenuntrozodepapelpone«Santo»yenotro«DiosdeRoma»?
—Éseseríaunmotivosuficiente,peroademás...verá,tengolaimpresióndequehaymuchomásdeloquesomoscapacesdeimaginarydever,yquenecesitamosaesoscurasparaquenosayuden.
—Puesustedeselúnicoquelocree.EnBruselasnotodosestándeacuerdoenquehabíaquemeterenestoalVaticano.
—¿Sabe?Hayunaenormediferenciaentrelospolíticosylosanalistasquenuncahansalidodeundespacho,yquienescomoyohanestudiadoenlacalle.
—¿Estudiado?—Mehehechoenlacalle,persiguiendodelincuentes.Leaseguroquesécuándo
enuncasohayalgomásdeloqueseve.—Peroustedllevamuchosañossiendo...bueno,unaltocargo.—Sí,peromiremismanosymirelassuyas.—¿Paraqué?—Las suyas son de oficinista, las mías... bueno, qué más da. Tengo una
corazonada,peroentodocasonoperderemosnadasi loscerebrosdelVaticanonosayudan.
—Confíomásenlaayudaquenospuedanprestarexpertosdeverdad.¿Llegaráatiempoparalareunión?
—Mañanapor la tardeestaréenBruselasparaparticiparen lamaldita reunión.Esperoquelapolicíaalemananosmandealgunainformaciónmásyquesusamigosde la CIA no se lo monten de estrechos y nos informen si tienen algo de esosestúpidosensusarchivos.
—¿Dequiénes?—Delossuicidas,Matthew,delossuicidas.—Yonodiríaqueeranunosestúpidos, lapruebaestáenque lograronvolarun
cineenelcentrodeFrankfurt,conbombassuministradasporelinevitableKarakoz;últimamenteapareceentodaslassalsas.
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—Los terroristas pagan bien y al contado, por eso venimos tropezando conKarakoz.Aéstesóloleinteresaeldinero.Esunserrepugnante.
LorenzoPanetta aparcó el coche en la terminalAdel aeropuertodeFiumicino.Matthew Lucas bajó del coche llevando en la mano una pequeña bolsa. Los doshombressedespidieronconun«hastamañana».
Aldíasiguienteseveríanenla«reunióndecrisis»convocadaporeldirectordelCentrodeCoordinaciónAntiterroristade laUniónEuropea.LorenzoPanettaeraelsubdirectordedichoorganismoyunodesusmásbrillantesanalistas.
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MohamedAmirsesentíamareado.Ademásdemiedoteníahambreysed.Nosabíasilapolicíaalemanalepisabalostalonesosi ledabanpormuertoconelrestodeloshermanosquesehabíaninmoladoconelnombredeAláenloslabios.Loscristianosdiríanque se había salvadomilagrosamente.En realidad, había sido así.Temiendoquelapolicíafueraaasaltarlacasa,suprimoYusuflehabíapedidoquefueraalbañoy quemara todos los papeles, y eso estaba haciendo cuando escuchó la voz de unpolicíaquelosconminabaasalirconlosbrazosenalto.EscuchóaYusufordenándoleque semarchara;no recordabacómo lohabíahecho,pero lo cierto esqueabrió laventana del baño, saltó a la cornisa exterior y de ahí, deslizándose por una gruesacañería, logró llegar a la cornisa del piso inferior. Sabía que en uno de losapartamentos vivía un matrimonio que a esa hora estaría trabajando, aunque enrealidad la policía había ordenado desalojar el edificio y probablemente noencontraría ni un alma en ninguno de los apartamentos.Tuvo suerte: empujó laventanayéstaseabrió.Nolecostódeslizarseal interiordelpiso,aunquetemiendoquelapolicíapudieraencontrarseensuinterior.Peronohabíanadie,demaneraquebuscó dónde esconderse. Después escuchó la explosión; los gritos y el humoinundaroneledificio.Yusufyloshermanoshabíanpreferidoinmolarseantesquecaerenmanosdelapolicía.EranunosmártiresdelosqueelCírculosesentiríaorgulloso.
Por un momento se sintió confuso y con miedo, temiendo que en cualquiermomentounpolicíaledetuviera,peromilagrosamentenosucediónada.Sabíaqueamediatardellegaríanlosdueñosdelapartamento,siesquelapolicíanoavisabaantesatodoslosvecinosdelaexplosión.Siparaesemomentoaúnnosehabíamarchadolapolicía, él se encontraría en peligro, pero todavía faltaban unas cuantas horas, demaneraquesólodebíaesperarensilencio.
El escondite elegido le recordaba a los juegos de su infancia. Se habíametidodebajodelacamadelmatrimonio,yhastaallílellegabanlosruidosylosgritosdelexterior.
¿Cómo les habían encontrado? ¿Quién les había traicionado? ¿En quién podíaconfiarsilograbasalirdelapartamento?
Esperabaquehubieranardidotodoslospapeles,demaneraquehubieranquedadoborradastodaslaspistasqueconducíanhaciaotroshermanosysobretodoaaquellosque,¡Alálesprotegiera!,contribuíanasucausasagrada.
SuprimoYusuferael jefede lacélulayaesahoraestaríasentado juntoaAládisfrutandodelParaíso.SonrióimaginandoaYusufrodeadodebellashuríes.Habíamuertocomounmártirysuspadressesentiríanorgullososdeél.Lesiríaavisitarencuantopudiera,siesquesalíaconvidadeaquelapartamento.
Lashorasselehacíaninterminables,peronoseatrevíaamoversededebajodela
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cama. Hasta allí le llegaba amortiguado el ruido de las sirenas, los gritos, lasórdenes...
Eranlasseiscuandoescuchóelruidodelapuerta.Salióarrastrándosededebajode lacama.Escuchó lavozde la señoraHeinke,queparecíaestarhablandoporelmóvil.Contaba a alguien lo sucedido, aunque afirmabaque afortunadamenteya sehabíanllevadolosrestosdeloscuerposdelosterroristasdelapartamentodearriba,yque en esemomento la calma parecía haber vuelto al edificio. Se quejaba de quenadielahubieraavisadoconantelacióndelosucedidocuandopodíahabersequedadosin casa, y relató con todo tipo de detalles que a esa hora los vecinos estabanregresandoasuscasasyenlacallehabíadoscochesdelapolicíahaciendoguardia.Sumarido—explicabaasuinterlocutor—estabadeviajeynollegaríahastalatardedeldíasiguiente,demaneraquelatranquilizabaquelapolicíacustodiaraellugar.
Mohamed Amir se dijo que tenía suerte. No le sería difícil reducir a aquellamujer,unaseñorademedianaedad,delgadayasustadiza.Sóloteníaqueencontrarelmomentooportunoparaqueéstanotuvieratiempodedarlaalarma.
La señora Heinke se entretuvo en el salón y luego en la cocina; hasta muchodespuésnosedirigióalahabitacióndonde,alentrar,unamanofuerteletapólaboca.Despuéscayóalsuelosinconocimientoporelefectodeunpuñoqueseestrellóensusien.Cuandorecobróelsentidoteníalosojostapadosconunpañuelo,yotrometidoenlabocaleimpedíaemitirelmásmínimosonido.
Su marido la encontró veinticuatro horas después en un estado cercano a lademencia;lapolicíanofuecapazdelograrquelescontaracómoerasuagresor.
En realidadel señorHeinke sehabía cruzadoen el portal conMohamedAmir,peronohabíaprestadoatenciónaljoven,demaneraquetampocopudoaportarpistaalguna a la policía, que llegó a la conclusión de que uno de los miembros delcomando había logrado escapar y, tras esconderse en la casa de losHeinke, habíasalidotranquilamentealacalle.
El apartamento de los suicidas estaba situado en un barrio popular,Sachsenhausen, en la riberameridional del ríoMain.Un lugar pintoresco, con lascallesempedradasyunbuennúmerodesidrerías.
Huyendo del lugar de la explosión, Mohamed Amir se había encaminado alBarrioRojo,enelcentrodeFrankfurt,cercade laestacióndeferrocarril,unazonaque procuraban evitar los ciudadanos de bien, donde resultaba fácil surtirse de lasdrogasmásavanzadas.
Mohamed se había parado ante una tienda de electrodomésticos, no porque leinteresara lo que se exponía en el escaparate, sino para ver a través del cristal sialguienleseguía.Noqueríallamarlaatenciónperoestabaexhausto.Teníaquetomarunadecisiónaunsabiendoelriesgoquenosólocorreríaél,sinoqueharíacorrerasuvez a otros hermanos.No teníamuchas alternativas: tenía que salir de Frankfurt y
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necesitaba ayuda, de manera que intentaría seguir al pie de la letra lasrecomendacionesdeYusufysecercioraríadequenadieleseguíaantesdeacercarseala casadel cuñadode suprimo.Cuandocomprobóquenadieparecía reparar en élcruzólacalle,entróconpasorápidoenelportalysubiódetresentreslasescalerashastaelsegundopiso.
Dudóunos segundos;no sabíacuál era lapuerta a laque teníaque llamaryalfinalpulsóeltimbredelapuertadeenmedio.
Tardaron en abrir, aunque Mohamed tenía la impresión de que alguien leexaminaba a través de lamirilla. No supo de dónde había salido, pero de repentesintiólafríahojadeunanavajasobrelosriñones.
—¿Quéquieres?Elhombrelehablabaenárabe,porloqueapesardequeelmiedoleatenazaba,se
sintiómástranquilo.—Buscó aHasan—dijo en voz baja sin atreverse a hacer ningúnmovimiento,
clavandolosojosenlapuertaquepermanecíacerrada.—¿Quiéneres?—Mohamed,elprimodeYusuf.ConozcoaHasan,éltepuededecirquiénsoy.—¿Aquéhasvenido?—Necesitoayuda.—¿Porqué?—Esoselodiréaél.Derepentelapuertaseabrióyelhombrequeteníaasuespaldaleempujódentro.
Duranteunossegundosperdióelsentidodelaorientaciónporquetodoestabaoscuroasualrededor; luegosintióquedosmanosleagarrabanylevolvíanaempujarcontantafuerzaquesecayóalsuelo.
—¡Levántate! —Sintió alivio al reconocer la voz de Hasan y torpemente seincorporó.Alguienencendiólaluzysevioenmediodeunasaladonde,ademásdeHasan, le observaban seis hombres.Uno de ellos llevaba una enorme navaja en lamanoysupusoqueeraelquelehabíainterrogadoenelumbral.
MohamedaguardóaqueHasanlehablara.Sentíaunrespetoreverencialporaquelhombre,elmássabiodecuantoshabíaconocidonunca.Aél ledebíahaberpodidoestudiar en una madrasa en Pakistán. Allí había encontrado un sentido a su vida,abandonando para siempre su pretensión de convertirse en un occidental. Duranteaños había soñado con poder fundirse con Granada, su ciudad, pero no lo habíaconseguido.Eradiferente,diferenteaaquellosestúpidoscompañerossuyosdeclase.Era diferente porque sus rasgos le delataban. «Moro», le llamaban con desprecioalgunosespañoles,otros le tratabancondeferencia,peronoeramásquelacortesíaconquesedistingueaquienesdiferente.
Pensabaquequienesestabanfueradelugareranaquellosqueseburlabandeél.
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Había estudiado en la escuela pública, y después con becas; primero en elinstituto y más tarde en la universidad. Con una beca Erasmus había recalado enAlemania, en Frankfurt, donde vivían sus tíos y su primoYusuf, que era quien lehabíapresentadoaHasan,elimamquelesalumbrabadándolesesperanza.YusufsehabíacasadoconlahermanapequeñadeHasan,unamujerquelellevabaasuprimounoscuantosañosyquelehabíadadodoshijos.
LaesposadeYusufnoerademasiadoagraciada,peroasuprimo tanto ledaba;paraéleraunhonoremparentarconelimamdesucerradacomunidad.
FueHasanquienleenseñóadejardesentirdesprecioporsímismoyatrasladarloalosinfieles.TambiénfueélquienleabriólosojosalCorán,yquienleapartódeunavidasinsentido,enlaquelasmujeresyelalcoholeranunaconstante.
Lasmujeres... aquellas compañeras de estudio para las que el sexo significabamenosquesonarselanariz.
Cuando terminó sus estudios de Turismo viajó conYusuf a Pakistán y allí fuedondesecomprometióaformarpartedelejércitosilencioso,queestavezsíacabaríaconloscristianosysudecadentecivilización.Tandecadentequenosedabancuentade cómo estaban ellos aprovechando los resortes de sus corrompidas democraciasparainfiltrarsealaesperadeldíaenquelesarrancaríanatodoselcorazón.
—Hassidounimprudenteviniendoaquí.Lapolicíaalemanatebusca,laInterpoltebusca;enrealidadtebuscantodaslasmalditasagenciasdeseguridaddeEuropa.
—Yusufmedijoquevinierasimeveíaendificultades.—¡Yusuf! —susurró el imam—. A estas horas está con Alá disfrutando del
Paraíso,¿cómonoestásconél?—Pude escapar. Salté por una ventana ymemetí en el apartamento de abajo.
Nadiemebuscóallí.—¿Porquéestásvivo?—insistióelimam.—Yusufme ordenó que quemara los papeles, y eso estaba haciendo cuando se
produjoel asaltode lapolicía.Enesemomentomiprimoy loshermanosmártiresaccionaroslosexplosivosquellevabanpegadosalcuerpoy...volaron.
—¿Ytúporquénolohiciste?—Amínomediotiempoacolocarmelacarga,estabaquemandolospapelesy...
bueno, actué instintivamente, huí.—Huiste—afirmóHasan con dureza—, ¿y quéquieres?
—Quemeayudesaescapar.—¿Dóndequieresir?—¿Dónde crees que debo ir? —preguntó Mohamed con humildad bajando la
cabeza.—DeberíasestarenelParaíso,éseeraellugar,aquíeresunproblema.MohamedAmirnoseatrevióalevantarlosojosdelsueloyaguardóaljuiciodel
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imam.Hasan se paseaba de un lado a otro de la habitación mientras el resto de los
hombresaguardaba,lomismoqueMohamed,ensilencio,alaesperadesusentencia.—Puestoquevives,teharásresponsabledelaesposadeYusuf;tienedoshijosy
necesitaunhombrequecuidedeellos.Luego...osiréisaal-Andalus.Allíospodéisesconder.¿Tupadresigueviviendoallí?
—Sí...mispadresestánenGranada,ymishermanostambién...—Bien,volverásconlostuyosjuntoatuesposaehijos.Sabía que no podía replicar al imam a pesar de la oleada de repugnancia que
notabaenlabocadelestómago.Tomarporesposaalamujerdesuprimo,másqueunaobligaciónparaconYusuf,seleantojabauncastigodivino.
Fátima,lahermanadeHasan,esposadeYusuf,estabademasiadogruesaparaelgustodeMohamedyhabíacumplidoloscuarentaaños,mientrasqueélteníatreinta.Sesintióhundido,pero inmediatamente rechazóaquelpensamiento sobre laesposadeunmártir.Paraélseríaunhonorconvertirlaensuesposa,talycomoleordenabael imam. Además, eso significaba emparentar con Hasan, y aquello sí que era unprivilegio.
—¿Ahoraquédebohacer?—preguntóconciertoazoramiento.—Te irás a casa de un hermano. Allí estarás a salvo hasta que te preparemos
papelesylamaneradesalirdeaquíparaqueregresesaEspaña.AntestedesposarásconFátima.Yahora,cuéntanostodoslosdetallesdelosucedido.Vuestraacciónhasupuesto un duro golpe para los alemanes. Están asustados, tanto como losnorteamericanosylosingleses.Sabenquenopuedendormirtranquilos,queestamospor todaspartes.Perononosvenporquenonospuedenver, susistema les impidevernos.
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El padre Domenico observaba de reojo a Ovidio Sagardía mientras discutía conmonseñorPelizzoli.
Elobispointentabaconvenceralsacerdoteparaqueaplazarasuansiadoplanderegresar a España, a una parroquia en Bilbao, como coadjutor de otro sacerdote,jesuitatambiényapuntodejubilarse.
—¿Qué crees que significa «correrá la sangre en el corazón del Santo...»?—preguntabamalhumoradoelobispoalpadreOvidio.
—Puesnolosé,nolohepensado.Losiento,notengolacabezaaquí—confesóSagardía.
—¡Pero tienesobligaciones aquí!—afirmócon tono severomonseñorPelizzoli—.¡Vamos,Ovidio,estásactuandocomounniño!¿Dóndeestáelsacerdote?¡Aplazatu viaje! ¡Estamos preocupados!ElSantoPadre está inquieto por todo esto, cree...creequehayalgo,algooscuroquesecierne,unaamenaza.SabesquelaIglesiavivemomentosdezozobra,quetenemosdemasiadosenemigos;necesitamosestarunidosy,sobretodo,quenuestrasmejorescabezasnosevayan,quenosayudenapensar,aafrontarlosproblemas.
—NohaynadaqueyopuedahacerquenopuedanhacerDomenicoyelrestodelequipo—insistióconterquedadOvidioSagardía.
—Ovidio, no me gusta tener que decirte esto pero... He hablado con tussuperiores, con el prepósito de la Compañía de Jesús, les he explicado que tenecesitamosy...
—¡DiosSanto!Pero¿quéesesto?Sólosoyunsacerdote,nosoynadie,¡nadie!—Eres un hombre inteligente, una de las mejores cabezas que tenemos. Un
analistaextraordinario,alguienqueenotrasocasioneshademostradosaberencontrarunaagujaenunpajar,ynosenfrentamosaunpajarinmenso,nosabemospordóndeempezar,noencontramossentidoatodoesto,ninosotros,nilosexpertosenlaluchaantiterroristadelaInterpol,nidelCentrodeCoordinaciónAntiterroristadelaUniónEuropea. estamos a ciegas, todos. Sólo te pido que pienses, que analices estainformación.
Ibaadecirqueno,peroleinterrumpióungolpesecoenlapuertacomopreludiodelaaparicióndelsecretariodelobispo.
El secretario se acercó a monseñor Pelizzoli sin prestar atención a los dossacerdotes.Ambossalieronde laestanciasinmolestarseendarexplicacionesasusinterlocutores.
—No te entiendo, Ovidio —le dijo el padre Domenico—, pareces un niñoenrabietado,tuactitudnosecorrespondeconloquehassido.
—¿Y qué he sido,Domenico?Dime tú qué he sido.Digomisa a solas, no he
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tenido la oportunidad de ser un pastor, un verdadero pastor que ayude a sussemejantes.¿Tanextrañoteresultaquequierahacerunaltoenelcaminoyejercerelministerioalquemeconsagré?
—HasservidobienalaIglesia,hassidocapazdeiluminarnoscuandoestábamosaoscuras,ycuidastedeSuSantidad...Ovidioleinterrumpióconungestocansado.
—¿Cuidado? ¿Dices que supe cuidar del Papa? Nunca me perdonaré queestuvieraapuntodeperderlavidaprecisamenteporquenohicebienmitrabajo.Yome sentía ufano porque me habían destinado a la coordinación del servicio deseguridaddelSantoPadre,ypequédesoberbia.NopudeevitarqueAliAgcaatentaracontrasuvida.TengopesadillasenlasqueveoalPapacaermuertodelantedemí.
—ElSantoPadrenuncatereprochónada,siempretedistinguióconsuafecto,yenelVaticanocontinúanconfiandoenti.
—Asíes—afirmóelobispoPelizzoli,quehabíavueltoaentrarenlaestanciasinqueningunodelosdossacerdotessepercataradesupresencia—.Ovidio,teesperanenlasecretaríadeSuSantidad.¡Ahora!
Cuandoelsacerdoteabandonólaestancia,monseñorPelizzolisuspiró.Apreciabasinceramente a aquel jesuita que había conocido años atrás. El padre Aguirre lerecomendó para trabajar en el discreto departamento que la prensa sensacionalistacalificabade«ServicioSecretodelVaticano».Enrealidad,élysuscolaboradoressededicabanarecogeryanalizarinformacióndetodaslaspartesdelmundoparaayudaralaSecretaríadeEstado,yporendealSantoPadre,atomardecisionesterrenalesyacomprenderelporquédelasmuchascosasquepasabancadadíaenelexteriordelosmurosvaticanos.
Nohacíannadaextraordinarioenaqueldepartamentodeanálisis,aunqueaveceselpropioOvidiobromeabaydecíaquepertenecíanal«ServicioSecretodeDios».Aél lehubieragustado estar tan convencido como lo estaba el padreAguirredequeaquel departamento realmente era útil, porque en algunas ocasiones, y sin quetrascendieraalaopiniónpública,habíanrealizadolaboresdemediaciónenconflictosqueparecíanirresolubles.
Se trataba, según el viejo jesuita, «de intentar evitar que se derrame sangreinocente».
AlobispoPelizzolisiemprelehabíallamadolaatenciónlaimportanciaqueparael padre Aguirre tenía aquella crónica de un tal fray Julián, que él había leído ainstancias de sumaestro, pero reconocía que nunca le había producido la emociónqueparecíaproducirleaél.
«Estacrónicamecambiólavida»,solíadecirleelpadreAguirre.Élnoterminabadecomprenderlo,pormásquerespetabaalviejojesuitaquehabíadedicadosuvidaamediarenconflictosqueparecíanserimposiblesdesolucionar.
ElobispodespidióalpadreDomenicoysequedósolo,ensimismado,leyendouna
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vezmásaquellasfrasesincoherentesquesehabíansalvadodelfuego.Pensóquenadaes casual y que sí unos trozosdepapel nohabían sidodevoradospor el fuego eraporque la Divina Providencia así lo había querido. Pero ¿por qué? Los serviciossecretositalianos,ysobretodolaInterpolyelreciéncreadoCentrodeCoordinaciónAntiterroristadelaUniónEuropeadedicadocasienexclusivaalterrorismoislámico,creían que el Vaticano podía arrojar alguna luz sobre el asunto, precisamente poralgunas de las palabras y frases rescatadas del fuego. Pero ¿dónde estaba el hiloconductor?Llevabandosdías intentandodesentrañar elmisterio y noveían la luz;sabíaquenecesitabalamenteespeculativadeOvidio,laimaginacióndesbordantedeaquel jesuita, capaz de hacer elucubraciones insólitas que luego, por lo general,resultabanacertadas.SólolecabíaesperarqueelsacerdoteregresaradelasestanciasprivadasdelSantoPadreynoseleocurriómejorremedioquerezarpidiendoaDiosquedomeñaralatestarudezdeljesuitavasco.
***
—Noestandifícil.Todas las miradas se clavaron en la mujer que acababa de decir aquella frase
rotunda.—¿No es tan difícil? —preguntó entre irritado y curioso Lorenzo Panetta,
subdirectordelCentrodeCoordinaciónAntiterroristadelaUniónEuropea.—Bueno, no quiero decir que sea fácil, pero no me parece imposible. Por lo
menostenemosunapista.Déjenmeunossegundosparaversiestoyenlocierto...Matthew Lucas disimuló una sonrisa. Allí estaban desde hacía una semana
devanándose los sesos una docena de los mejores analistas europeos ynorteamericanos sobre movimientos terroristas islámicos y de repente MireilleBéziers,unareciénllegada,«laenchufada»,sobrinadeungeneralfrancésdestinadoen el cuartel general de la OTAN en Bruselas, aseguraba que el enigma de esaspalabras y frases sueltas rescatadas entre los papeles quemados de los terroristasmuertosnoeratandifícil.
NisiquieraenelVaticanoelpadreDomenicohabíallegadoaunaconclusión,demaneraqueaquellachicanoibaadarlesunalección.
MireilleBéziers llevaba tresaños trabajandoenelCentro, rotandopordistintassecciones,yhacíadosdíasque lahabíanasignadoaldepartamentodeAnálisis.Alparecer, la chica había presionado lo suyo para que la dejaran entrar en el sanctasanctorumdelCentro,ylohabíaconseguido.
Tendría unos treinta años y un buen expediente académico. Licenciada enHistoria, hablaba perfectamente árabe, razón por la que su importante tío habíalogradoenchufarlaenelCentro.
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Supadreeradiplomático,y lachicahabíavividosusprimerosañosdevidaenSiria;deallípasóalLíbano,Israel,Yemen,Túnez...hastaqueregresóaFranciaparahacersusestudiosuniversitarios.Sutíodecíadeellaquenosólohablabaárabealaperfecciónsinoque«pensaba»comosifueraárabe,tantolesconocía.
El jefe Hans Wein y el subdirector Lorenzo Panetta la habían aceptado aregañadientes.Nonecesitabanmásanalistas,comentaban,ymenosaunatreintañerasinexperiencia.Suresistenciafueinútil;alfinallahabíantrasladadodesdesuúltimodestino,elarchivo,aldepartamentodeAnálisis,yallíestaba.
—¿Ybien?—insistióLorenzoPanetta—.¿Yahaencontradolapiedrafilosofal?Todos intercambiaron sonrisas cómplices por la ironía del subdirector, pero
Mireille no pareció darse por aludida.Miraba con seriedad la transcripción de laspalabrasrescatadasenFrankfurt:Karakoz,Sepulcro,CruzdeRoma,Viernes,Saint-Pons...
—Saint-Ponspuedeser...¿Saint-Pons-de-Thomières?—aventurólajoven.—¿Yporqué?—quisosaberLorenzoPanetta.—Puesporquesitemeteseninternetylobuscascasitodaslasreferenciassona
Saint-Pons-de-Thomières.Alomejoresunatontería,perohaynombresquesolosnodicen nada, pero relacionados entre sí... Bueno, no sé, quizá como soy deMontpellier...
—¿Sabe,señoritaBéziers?Esdifícilentenderla.La voz helada de Hans Wein hizo acallar los murmullos del personal del
departamento.Weineraunbuenjefe,perorigurosoymetódico,alquenuncalehabíanvistoreír.
Noeraunhombrequeenprincipiodemostraratenerprejuicios, lapruebaestabaenque había llegado a integrar en el departamento a un grupo heterodoxo decolaboradoresdebuenapartedelospaísesdelaUniónEuropeayconespecialidadesdistintas; entre ellos había abogados, informáticos, historiadores, sociólogos,antropólogos,matemáticos,etcétera.Élbuscabaa losmejoresparaeldepartamentodeAnálisis y, eso sí, descartaba la intuición y las corazonadas: exigía que quienestrabajabanconélpensaranyactuaranconlógica.
—Bueno,quierodecirquehaymuchasprobabilidadesdequeSaint-Ponsseaestalocalidaddelsudestefrancés,un lugarprecioso,porcierto.ConLotario lo tenemosmáscomplicado.HayunpersonajeenelQuijote...untalLotarioquepretendeaunajoven, Camila. También tenemos otros Lotarios, reyes del Sacro Imperio RomanoGermánico,alláporelaño800.LosLotariosseenfrentaronaotrosreyesdesuépoca.Sedisputabanlaherenciacarolingia...
—¡Impresionante!—lainterrumpióMatthewLucasconironía.PeroMireillenosedioporaludidaycontinuóhablandoconentusiasmo.—Otro Lotario importante fue Lotario di Segni, más conocido como el papa
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InocencioIII.Y...bueno,hayunaóperadeHaendelquesellamaasí,Lotario,delaque los musicólogos dicen que es una pieza un tanto extraña entre las muchascomposicionesdeestemúsicogenial.
Sehizounsilencioespeso.HansWeinclavósumiradaazuldeaceroenlosojosdeMireillehastahacerlaenrojecer.LorenzoPanettacarraspeónerviosoylamayoríadelosmiembrosdelequipoparecieronensimismadosensusrespectivosordenadores,sínlevantarlavista.TodosmenosMatthewLucas,quesepusodepieyaplaudió.
—¡Bravo!Muy imaginativa. Pero ¿sabe que estamos investigando a un grupoislamista?LoshombresquesesuicidaronenFrankfurtlohicieronalgritode«¡Aláesgrande!».
—Losé...—sedefendióella—,peroaunasí,estosnombres...—Mireille,estascosassuelensermáscomplicadas.LauraWhite, lamujerqueacababadehablar,era laasistentedeHansWein.El
directordelCentronodabaunpasosinellay,aunquepocodadoaloselogios,solíafelicitarseporcontarensuequipoconella.
—Ustedloúnicoquehahechoesbuscareninternet—afirmócontonodeenfadoMatthewLucas—,ynosleeloquehaencontradoenlaredcomosihubierahechoundescubrimiento.¿Aquécreequenosdedicábamosantesdequeustedllegara?
—Bueno...eraunamaneradeempezar—sedefendióMireille.HansWeinsediolamediavueltaysedirigióasudespacho.Llevabalairritación
dibujadaenelrostro,preámbulodelatormentaqueseavecinabaeneldepartamento.LorenzoPanettayLauraWhitelesiguieronhastaeldespacho.Lorenzopensaba
quehabíasidounerror incorporaraMireillealcasodeFrankfurt;deberíanhaberledadootrocometido.Lopeoreraqueelerrorhabíasidosuyo,porquefueélquiénledijoqueseunieraalgrupoqueseencargabadelossuicidasdeFrankfurt.
UnavezdentrodeldespachoHansWeinsedespachóagusto.—¡Esachicaesunaestúpida!¡Quieroquesevaya!¡Ya!¡Ahoramismo!Llamaal
departamentodePersonalyqueselallevenadondequieran.Siesnecesario,hablaréconelcomisariodeInteriordelaUnión,conelpresidentedelaComisiónEuropea,¡con quien haga falta! ¡Por Dios! Que le den un empleo, pero no en «mi»departamento.
—Sí, tendremos que hacer algo, la chica está muy verde para trabajar aquí,aunquellevauntiempoenlacasayalmenosesdeconfianza—dijoLorenzoPanetta.
—¡Mimujertambiénesdeconfianzaynotrabajaaquí!—gritóHansWein.—¡Vamos, cálmate! Gritando no lograremos nada. Hablaré con personal, pero
primerodeberíamossugerirleaellaquepidael traslado.Novamosaprovocarunacrisisacausadeesachica.Yasabescómosonlospolíticos:sedebenfavoresentreellos,yelquelacolocóenelCentroesporquedebeunfavoraalguiendelaOTAN,delaComisiónEuropeaovetetúasaber,demaneraquenopodemosdespedirlasin
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más.Porotraparte,apesardequeyasabemosquelallaman«laenchufada»,enestacasa la mayoría ha entrado con algún tipo de enchufe, y la chica tiene buenexpediente,nohatrabajadomalallídondehaestado.
—Nohagasdeabogadodeldiablo—leespetósujefe.—Nocreoquedebamosdepreocuparnosmásdelonecesario—intervinoLaura
—,es evidentequeaMireille le falta experiencia,peronoes tonta,quizáunpocoingenua.Perosinoosgusta,lomejoresquesolicitemossutraslado.
Ajeno a los carteles de PROHIBIDO FUMAR que había por todo el edificio,Hans Wein encendió un cigarrillo. O fumaba o saldría a despedir él mismo a laBéziers.
Lorenzoaprovechóparaencenderasuvezuncigarrillo.Tambiénéllonecesitaba,yselamentódetenerquefumaraescondidasenaqueledificio,lomismoquehacíanlamitaddelosquetrabajabanallí.Fumarsehabíaconvertidocasienundelito;todoporpreservarlasalud,aunqueélopinabaquelamodadelopolíticamentecorrectoseestabaconvirtiendoenunadictaduradelopolíticamentecorrecto.
Las diatribas contra Mireille, lo mismo que aquellos cigarrillos fumadosclandestinamenteeneldespachodeljefe,eranunaválvuladeescape;ambossabíanquelesibaaresultardifícilquitarsealachicadeencima.
Laura abrió una ventana para que el humo se perdiera entre la neblina de lamañana.Ellatambiénfumaba,aunquemenosquesujefe.
—IndaguecondiscreciónquépuestoshayenlacasaendondepodamosencajaralaseñoritaBéziers—lepidióHansWein.
—Loharé—respondiómientrassalíadeldespacho.—Lauravalemucho—dijoLorenzoPanetta.—Sí,esunasuertecontarconella.Además,noesambiciosaylegustaeltrabajo
—respondióHansWein.—¿Porquédicesquenoesambiciosa?—Porque una licenciada enCiencias Políticas que habla cuatro idiomas podría
optaraotropuestoquenofueraeldemiasistente,ysilosolicitara,moralmentemeveríaobligadoaapoyarla.
—Sí,tienesrazón,esunasuertequepodarnoscontarconLaura.
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6
El piloto anunció que en diez minutos aterrizarían en el aeropuerto de Sondica.Ovidio colocó cuidadosamente en la cartera los papeles que le habían mantenidoabsortoduranteelvueloaBilbao.
El secretario del Papa le había pedido que ayudara a resolver el misterio queparecíaanidar enaquellas frasesque sehabían salvadodel fuegoenFrankfurt.Noimportaba desde dónde lo hiciera; para pensar no necesitaba estar en el Vaticano.Sólo le pedían que pensara, que dedicara una parte de su tiempo a ayudar adesentrañar aquellos restos de papel quemado. Nada le impedía hacerlo desde sunuevo destino en aquella parroquia situada en un barrio nuevo que crecía junto alGran Bilbao. Allí le aguardaba el padre Aguirre, en realidad la persona másimportantedesuvida,elhombreque lehabíadescubiertosuvocaciónsacerdotalyquelehabíaayudadoaseralguienenlavida,atenerunacarreraenelVaticano.
Cerró los ojos para intentar recordar mejor los rasgos de aquel sacerdote yaancianoyqueundía,al igualqueélhacíaahora,dejóelVaticanoparavolverasutierraapredicarentrelossuyos.
ÉlsehabíahechojesuitaporelpadreAguirre,habíaidoaRomaparaestarcercadelqueconsiderabasupadreespiritual,ysehabíapuestoensusmanospermitiendoquedirigierasuvidasacerdotal,encauzándolaprimerohacialadiplomaciavaticana,luego...luegohaciaaquellaterceraplantadelVaticanodondeestabaninstaladasunasoficinassobrelasquelaprensasolíafantasear.Enrealidadsededicabanalanálisisdecuanto sucedía en elmundo, y también coordinaban la seguridad del Papa y de laIglesia.
El padreAguirre había cumplido ya ochenta y cuatro años, aunque aparentabaunoscuantosmenos.Alto,delgado,erguido,apesardelreumaqueleprovocabaundolor permanente en la espalda, con lamirada azul y el cabello níveo, el ancianojesuitaesperabaimpacienteasudiscípulo.
Los dos hombres se abrazaron con emoción. El maestro y el alumno sereencontrabanensutierra,tantosañosdespués,yteníanmuchoquecontarse.
SiemprehabíatemidoqueOvidioterminaraadoptandoaquelladecisiónperonotanpronto;eraelporquédelmomentoloqueintrigabaypreocupabaapartesigualesaaquelviejojesuitaavezadoenelconocimientodelasalmasatormentadas.
—Vamos,tellevaréacasa.Deseamosquetesientascómodo,tehemospreparadouncuartoesperoqueatugusto,aunquevivimosmodestamente.Mikelestádeseandoconocerte.Esunbuensacerdote,peroesunodelospocosjesuitasquenohasentidolallamadadeirseaotroslugares;creequeaquíhaymuchoquehacer.HatrabajadoenlaNavalhastaquecerraronelastilleroyahoradaclasesdereligiónenuncolegio.Tieneartrosis,comoyo.
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—Estaré muy bien, estoy seguro. Y... bueno, quiero darle las gracias poracogerme,porhabermeayudadoaquemepermitieranvenir.Séquenohasidofácil.
—ElSantoPadreteapreciayélesantetodounpastorquequierelomejorparalossuyos;nocreasquemehacostado tantoquecomprendieranquedebíandejartevenir, aunque ya sabes que no estoy de acuerdo con tu decisión, creo que teequivocas,perotehascomprometidoaterminaruntrabajoydebeshacerlo.
—Loharé.Esunasuntomuyextraño,yloquesugierees...bueno,laverdadesque no había leído los papeles hasta que me subí al avión que me traía aquí. Nisiquieraeldíaquemelosentregaron,nienlasconversacionesconmissuperioresmedirealmentecuentadeloextrañodeesospapeles.Esperoquepuedaayudarme...
—Nodeboverlos.Esunsecretovaticano,ytútienesuncompromisodesilencio.—¡Vamos!Ustedtieneelmismocompromisoqueyo.Esdelaoficina...—Era...aunquehaylugaresdelosqueunonosevanunca.AtravesaronBilbaopara llegaralbarriodeBegoña,donde losbloquesdecasas
nuevas se apilaban unos junto a otros con cierta armonía. Ovidio pensó que losbarrios obreros ya no eran aquellos lugares tristes de su infancia y se regocijó porello.
Élhabíanacidojuntoalaría,enunacasadondetodoserantanpobrescomosufamilia.Ensumemoriapredominabaelgris,elgrisdelafachadadelacasa,elgrisplomizo del cielo deBilbao, el gris del delantal de sumadre, de las faldas de sushermanas,delhierrodelafábrica.Elmundodesuinfanciacarecíadecolor,oacasoes que todos los colores que él pudiera recordar palidecían ante la explosióncromática que era Italia entera, y más que nada el Vaticano, donde los grandesmaestroshabíanpintadocadarincónganándoselainmortalidad.
Se dio cuenta de que todo le parecía pequeño, incluso las montañas que seasomabanatravésdelosbloquesdecemento.Pequeñoeinclusoinsípido,pensó,ysearrepintióalmomento.Ynoporqueaquéllafueralaciudadenlaquehabíanacido,sino porque si empezaba a pensar que lo que le rodeaba no teníamisterio, estaríatraicionandoaquienesconfiabanenélyasímismo.
NecesitabarecuperarlahumildadperdidaduranteaquellosañosenlosquehabíaviajadopormediomundoparavelarporlaseguridaddelSantoPadreyquelehabíallevado a sentarse con los poderosos, a tratar con quienesmanejan los hilos de lapolítica,delaeconomía,endefinitiva,delmundo.
Habíaalmorzadoycenadoendemasiadospalacios,endemasiadosreservadosderestaurantes de lujo. Había dormido en camasmullidas y siempre había tenido uncocheesperandoyunayudantedondequieraqueestuviera.
Sí,habíaservidoalaIglesia,peroahoranecesitabaserviralosmásnecesitadosdelaIglesia,aquieneshabíanperdidolafeoaduraspenaslamantenían.
ÉldabagraciasaDiospornohaberdejadodecreer,pornoalbergarensucorazón
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ningunaduda.El bloque donde se encontraba la casa tenía cuatro alturas y su arquitectura
funcionalindicabaqueallívivíagentemodesta.El padre Mikel les esperaba en el portal, inquieto por la llegada del nuevo
inquilino.Unromanoque,pensaba,noaguantaríamuchotiempoentreellos,lejosdelamagnificenciadelVaticano.
MikelEzquerraestabaapuntode jubilarse.Habíacumplido lossesentaycincoañosyerapárrocodeaquelbarrioademásdedarclasesenuncolegiocercano.Paraélhabíasidounaexperiencia,avecesdura,tenerquecompartirlacasaconelpadreAguirre.
Ahorasedecíaquenosabríapasarsinél,peroalprincipiodesconfiabadeaquel«romano»quehabíaocupadoimportantescargosenlaCuria,ysedecíadeélqueeralosoídosdelVaticano.
PeroelpadreAguirresehabíaempeñadoenvivirenunacasadebarrioconotrosjesuitasynohabían tenidomás remedioqueaceptarle.Él con reticencias, elpadreSantiagoconsatisfacción.PeroelpadreSantiagoerauntantopeculiar.Duranteeldíatrabajaba en una fábrica de cemento, por las noches componíamúsica y leía a losclásicosensulenguaoriginal.ParaelpadreSantiagoelgriegoantiguo,elarameo,elárabeoellatínnoteníansecretos.Eratanalegrepornaturalezacomobondadoso,yapesardenoservasco,sinoandaluz,sehabíaadaptadobienaaquellatierraqueeraladesanIgnacio.
La casa era modesta aunque espaciosa. Un piso con cuatro habitaciones, uncomedor,uncuartodebañopequeñoyunaterraza.Lashabitacioneseranminúsculas,apenasconespacioparaunacama,unamesayunasillayelarmarioempotradoenlapared.Perotodoestabalimpio,conoloraespliegoylavanda.
—HavenidoItziaraecharunamano—explicóelpadreMikel—,yasabescómoesdeservicial.Sehapresentadodiciendoquequeríaponerestodecenteparaqueelnuevocuranoseasustaraysemarchara.
—Itziar se encargadeCáritas en la parroquia; es unamujermuybuenaymuydispuesta,yunacocineraextraordinaria—añadióelpadreAguirre.
El padre Santiago aún no había llegado aunque, según explicó el padreMikel,nuncaregresabaantesdelassieteporquecomíaenlafábrica.
Ovidiodeshizolamaletaconscientedelafaltadeespacio.SepreguntódóndeibaametersuslibroscuandollegarandeRoma.Sediocuentadeloinútilqueleseríanallílostrajesquellevabaenlasdosmaletas.Trajesyclergyman,unoscuantosparesdezapatos,camisas...Nadadeloqueteníaleibaaservirenaquelbarriodondeloshombrestrabajabanenlasfábricascercanasylamayoríadesusmujeressededicabanacuidardelafamiliaydelacasa,excepto,claroestá,lasjóvenes.
¿Se adaptaría a vivir allí? Lo había deseado fervientemente, sin escuchar a
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quieneslepedíanquereflexionara.Habíallegadoaidealizarelcambioqueahoraselehacíarealidad.«Humildad—sedijo—,necesitoserhumilde.»
Almorzaron los tres juntos, hablando de todo y de nada. El padre Mikel lepreguntóporlavidaenelVaticano,asegurándolequealpadreAguirrenolegustabacontarnadadesuslargosañospasadosenRoma.
¿CómoeraelPapa?¿Quiéneseranloscardenalesconmáspoder?¿Conocíanelproblemavasco?
Ovidio respondíacondiplomaciaal sinfíndepreguntasdelpadreMikelante lamiradadivertidadelpadreAguirre,hastaqueapuntodedarlastres,elsacerdotesedespidiódelosdosamigosparairseadarclasealcolegio.
—Siento dejaros ya, pero tengo clase hasta las cinco y media; luego voydirectamentealaiglesiaparaoficiarunfuneralalasseis.Sinoestáscansado,pasaluegoporlaiglesia;noestálejosdeaquí,yasívasconociendoalagente.AlassietehayunareuniónconCáritasyalasochomisa.
—Iré—aseguróOvidio—,estoydeseandoempezar.—Puesmañana podrías decir lamisa de las siete, y así Ignacio no tendrá que
madrugar.—¡Megustamadrugar!—protestóelpadreAguirre.—Ya,perodeberíascuidarteunpocomás.Alomejoratitehacemáscaso—dijo
dirigiéndose aOvidio—, elmédico le ha dicho que se cuide y que descanse, perohaceloqueledalagana.¡Ah!Yyateacostumbrarás,peronohaydíaquenoreleaalgodelacrónicadeesefrailehereje.
—FrayJulián—respondióOvidioconunasonrisa.—Sí, fray Julián, todos hemos leído el libro y, la verdad, es interesante, pero
Ignaciotieneobsesiónconél.Cuando se quedaron solos, el padreAguirre sacó una botella de orujo y sirvió
apenasundedoenunacopayenlaotraunpocomás.—Vamosacelebrarturegresoacasa,aunquetecostará.No,noseráfácil;amí
también me costó, incluso hubo un momento en que estuve a punto de regresarporque me ahogaba; además, la soberbia me golpeaba a diario cuando leía losperiódicosoveíalatelevisión,sabiendoquedetrásdelasnoticiassiemprehaymuchomásdeloqueseve,deloquesesabe,ymeparecíaincreíbleestarfueradejuego.Hanpasadoañoshastaquehedomeñadomisoberbiayhe logradosentirmeenpazconmigomismo.
LaconfesióndelpadreAguirreleprodujoestupor.Elancianojesuitatodavíaeracapazdeleerensualma,eintuíalaconfusióncontralaqueluchabaenaquelinstante.
—Aguantaréeltirón—respondiósonriendo—;alfinyalcabo,loheelegidoyo.—¿Yporqué?¿Porquéahora?—Por hastío y porque creo que he perdido el rumbo. Elegí ser sacerdote para
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serviralosdemás,ysientoquenolohehecho;sielmensajedeCristotienesentidoes viviendo comoÉl lo hizo ayudando a quienes de verdad lo necesitan. ¿Qué hehechoyo?
—Demaneraquemereprochashabertellevadoalaterceraplanta...—¡No!¡Nocreaeso!Leagradezco todas lasoportunidadesquemehadado, lo
quemehaayudado,nomecreadesagradecido.Sentiríaquememalinterpretara...—No lo hago. Te entiendo, Ovidio, no imaginas cuánto te comprendo, pero
quierosaberelporqué.—ElatentadocontraelPapamehizosufrirmuchísimo;nohedejadodesentirme
culpable.—ElPapanuncateculpóporlosucedido.—El Papa era bondadoso con las faltas de todo el mundo. Nunca me hizo el
menorreprocheycomosentíamiangustianofueronpocaslasocasionesenlasqueintentótransmitirmeconsuelo,peroaunasí...Fuecomodarmecuentadequeestabainmerso en el mundo terrenal, que nada de lo que hacía tenía que ver con ladimensión espiritual de los hombres. Apenas tenía tiempo para reflexionar, parapensar en Dios, pertenecía a su servicio de inteligencia, pero sin un minuto parasentirmeencomuniónconÉl,pararezardeverdadynodemaneramecánicacomoloveníahaciendo.Ytieneustedrazón,estomeresultaráduro,perolevendrábienamiespíritu.
—Rezaremosparaqueasísea.MástardesedirigieronalaiglesiaparaencontrarseconelpadreSantiagoyconel
padreMikel. El primero estaba reunido con unos cuantos jóvenes pertenecientes aCáritas,mientraselsegundoacababadeoficiarelfuneral.ElpadreMikellepresentóaunoscuantosfeligresesyelpadreSantiagolediounfuerteapretóndemanosyunapalmada en la espalda a modo de recibimiento, para a continuación invitarle aparticipar de la reunión con los jóvenes y ponerle al día de las actividades quedesarrollabaconellos.
—¿Esustedvasco?—quisosaberunachica.—Sí,perohacemuchoquemefui—respondióOvidio.—¿Y qué opina de lo que pasa aquí? —preguntó un joven alto de aspecto
nervioso.—¿Yquépasaaquí,entuopinión?—Quenonosdejanserlibres—respondióelchicoentonochillón.—¡Se acabó!—interrumpió el padre Santiago—.Aquí estamos para ver cómo
podemosayudaralosquemáslonecesitandelbarrio,yencuantoaquenonosdejanserlibres...
—Usted, como es andaluz, no nos entiende, aunque sea un cura majo —interrumpióotrachica,apenasunaadolescente.
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—¿Tú crees que por ser andaluz estoy incapacitado para entender lo que pasaaquí?Porlopronto,loquepasaesqueennuestrobarriohayungrupodeinmigrantesrumanosqueloestánpasandofatal,quemalvivenenchabolasytienenasushijossinescolarizar,yparaesoestamoshoyaquí,paravercómolesvamosaayudar.
—¡Vamos,déjenoshablarconelcuranuevo!—pidióotrojoven.—ElcuranuevoestádeacuerdoconelpadreSantiago—respondióOvidio—y
déjamedecirtequenocreoqueloshombresseamosdiferentesporhabernacidoenunlugaroenotro,ymuchomenosquenopodamosentenderlosproblemasenfuncióndel lugar de nacimiento. Así que sí, soy vasco, pero me da lo mismo; a mí meimportan los seres humanos, no su partida de nacimiento, y mucho menos doyimportanciaalamía.
Los jóvenes se le quedaronmirando en silencio, pensando si les gustaba o noaquelsacerdotequedecíaquepocoleimportabaservasco.
—Y bien, ¿alguien ha logrado hablar con el jefe de ese clan de inmigrantesgitanosdeRumania,talycomoosencargué?
—Sí,yoestuveconélayer.Menudotiporaro.Medijoqueestaránaquíhastaquelesvengabien,quesusniñosnoiránaningunaescuela,quenosoncatólicos,yqueloúnicoquequierenestrabajo—explicóunodelosjóvenes.
—Yotambiénheestadoallí,conlasmujeres.Dicenquenovanadejarnosasusniños, que ellas les enseñan lo que tienen que saber, pero que están dispuestas aaceptar lo que podamos darles. Me pidieron ropa y juguetes—añadió una de laschicas.
—Elconcejalestáenfadadoconelalcalde,porquedicequehayquehaceralgoyrápido,antesdequesuschabolasseconviertanenunpoblamientoestable—dijounadelaschicas.
—Ynosotros, ¿qué creéis quepodemosydebemoshacer?—preguntó el padreSantiago.
Apartirdeahíseoriginóunaconversaciónenlaquecadacualdioideasehizopropuestas,quefueronperfilándosehastalaconcrecióndeunsencilloplan.
Ovidio escuchaba en silenciomientras observaba a aquellos jóvenes y al padreSantiago,porelquehabíasentidounasimpatíainmediata.
Cuando terminó la reunión, los cuatro sacerdotes se dirigieron a su casa,discutiendosobrelosasuntosdeldíaypresentandoaOvidioaalgunosvecinosconlosquesecruzaban.
Después de cenar el padreSantiago propuso rezar el rosario ante el estupor deOvidio.De repente sedio cuentadequehacíamuchos añosqueno lo rezabay sereprochaba a símismo que su imaginación volaramientras repetía losAveMaría.Definitivamentenecesitabareencontrarseconelsacerdocio.
A lasonceelpadreMikeldijoqueerahorade irsea lacama.Ovidiosesentía
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cansadoyperplejoantetantasemocionesencontradas.
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Mohamed miró a Fátima sin saber qué decirle y luego miró a los dos niños queaguardabanexpectantesaquerompieraelsilencioquesehabíainstaladoentreellos.Aquélla era su familia, le había dichoHasan, comprometiéndole a que les cuidaracomoasushijosyhonraraaFátima.
Fátima, con los ojos bajos, pensaba en qué destino le aguardaría junto a aquelhombremásjovenencuyamiradaleíarepulsión.Ellasabíaquecarecíadeatractivo,que ningún rincón de su cuerpo agradaría a aquel hombre con el que la habíanconminadoadesposarse.Sepreguntósilamaltrataríaoporelcontrarioharíacomosu anterior esposo, que se limitaba a yacer con ella cuando se dejaba tentar por elalcohol.Esohabíasucedidounascuantasveces,peroelrestodeltiemponilatocaba,lo que ella agradecía porque no encontraba ninguna satisfacción en aquellosencuentrosíntimos,aunquesesentíaagradecidaporhaberpodidoconcebirdoshijosalosquequeríaconlocura.
Los niños, de cinco y seis años respectivamente, estaban asustados ante aquelhombrequetíoHasanleshabíaordenadoquellamaranytratarancomoasupadre.
No comprendían por qué su padre se había ido al Paraíso abandonándoles,dejándolesallíanteaquelotropadreextrañoquelesdabamiedo.
—MañananosiremosaGranada,acasademispadres.Allíestaremosseguros.NiFátimani sushijos respondieron.Sabíanquepertenecíanaaquelhombre,al
quedeberíanseguirdondequieraquefuera.Noobstante,lamujersintióunapunzadadeinquietudporloqueeldestinopudieradepararle.Allí,enFrankfurt,eraalguien,lahermanadeHasan,alquetantosrespetaban,peroenGranada...pasaríaadependerdesusuegra,lomismoquesushijos,yestoeraloquemástemía:lasuertequepudierancorrer lospequeños.Mohamednolosabía,peroelladifícilmente lepodríadarmáshijos puesto que había comenzado a tener los síntomas de la menopausia. ¿Seconformaríasumaridoconloshijosdesuprimo?
—Ahoradescansad,elviajenoseráfácil.Mohamed Amir salió de la habitación y suspiró. Fátima le desagradaba, de
maneraquealargaríacuantopudieraelmomentodeacostarseconella.Quelamujerdurmieraconsushijos;yaveríasiencontrabaelvalorsuficienteparadormirconellacuandollegaranaGranada.
Hasanlehabíaaseguradoquelapolicíanosabíaquiéneraelmiembrohuidodelcomando.Lapolicíabuscabaaunhombre sin rostro, sin identidad,demaneraqueteníaunaoportunidaddesalirdeAlemaniayllegaraEspaña.Viajaríaconsupropiopasaporte,acompañadodeFátimaysushijos.EnGranadadebíaincorporarseaunacélulade«durmientes»yllevabainstruccionesparaellos.
AMohamedno dejaba de dolerle el estómago, no sólo por la inquietud que le
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provocaba el futuro, sino por una frase enigmática que había deslizado entre susrecomendacionessuadmiradoHasan:«Ponordenen tucasaparaqueno tengamosquehacerlonosotros».
¿A qué se refería? A Fátima no podía ser, se acababan de casar, y hasta ayermismohabíaestadobajolaproteccióndeHasan.Losniñoserandemasiadopequeñosparatenerqueveralgoconesaadvertenciaquemáshabíasonadoaamenaza.Ysuspadreseranbuenosmusulmanes.¿AquésereferíaHasan?
Nodurmióbienaquellanoche,asaltadoporlapesadillaqueleperseguíadesdeeldía en que huyó de aquel piso de Frankfurt donde se inmolaron su primo y susamigos.Sentíaqueéltambiénsaltabaporlosaires,queestabamuerto,perodetrásdelamuertenoleesperabanbellashuríessinosólonegrura,uninmensoespacionegroporelquegirabahastasentirnáuseascomosideunapelotasetratara.
Cuando se levantó encontró a Fátima cerrando una bolsa en la que habíadispuestoalimentosparaelviaje.Lasmaletasestabancerradas,colocadasjuntoalapuertadeentrada,yeldesayunoservidoenlamesa.Losniñosestabansentados,ensilencio,temerososdemolestaraaquelhombrealquedebíanllamarpadre.
—Saldremosenmediahora—ledijopordeciralgo.La mujer asintió con la mirada y acomodó en la bolsa un paquete lleno de
panecillos.LehabíaescuchadoasuhermanoHasandecirleasunuevoesposoquenosalieran antes de las ocho, que procuraran emprender el viaje cuando las callestuvierangenteypudieranpasarinadvertidosalosojosavezadosdelapolicía.
Viajarían en coche hasta España. Un Volkswagen Golf, de los que disponíantantos trabajadores alemanes e inmigrantes. Un coche discreto que no llamaría laatención.
CuandoMohamedsaliódelaseo,Fátimaseestabacolocandoelpañueloqueselehabía deslizado por el cabello durante su quehacer.Vestía una chilaba bajo la quellevabaunospantalonesyunablusadelanagruesa,ademásdeunasbotasdelluviaforradas. Los niños estaban enfundados en sendos anoraks de color azulmarino ytambiénllevabanunasresistentesbotasparalalluvia.
Mohamed lesmiró diciéndose a sí mismo que aquélla era su familia y que lehabíajuradoaHasanquelesprotegería.Suspirópreocupadoporlaresponsabilidad.
—Vámonos.AbriólapuertaysinmiraratrásbajólaescaleraseguidoporFátimaysushijos.
Sintióqueenesemomentocomenzabaelrestodesuvida.
***
Mireille buscó con lamirada un lugar donde sentarse. Los de la oficina no lahabíaninvitadoaunirseaellosparacompartirelalmuerzoenlacafeteríadelCentro.
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Sabíaquelallamaban«laenchufada»,comosialgunodeelloshubierallegadoallí,ademásdeporsusméritos,sinlarecomendacióndealguien.Nolemostrabanningúnaprecio,claroqueellatampocolesteníasimpatía.
Noseloibanaponerfácil;porsifuerapoco,ellasehabíaprecipitadoalhablaresa mañana. No había medido los tiempos. En cualquier caso sabía que a lo deenchufadaahoraañadiríanqueestabalocaoeraunaexcéntrica.
Viounlugarlibreenlaesquinadeunamesaysesentósinfijarseenquiénteníaasu alrededor. No tenía hambre, estaba deprimida; se preguntaba si había hecho elridículo,yesolahumillabaantesímismaademásdeantesuscompañeros,ypensabalamaneraderesarcirseanteellos.
—¿Puedosentarme?LorenzoPanettaestabadepieconunatazadecaféenlamano.Lesonreía,locual
lasorprendió.—Sí,porfavor,siéntese.—Laestababuscando.—¿Paradespedirme?—¡Vamos,Mireille!—Hemetido la pata, lo sé, lo siento. Entiendo que quieran deshacerse demí.
Supongoquehavenidoasugerirmequepidaeltraslado.—Sabe,creoquetieneunproblema:quenopiensaloquedice,losueltatalcual
levienealacabezayesoesunerror,ungraveerror,sobretodosipretendededicarsealnegociodelainteligencia.
—Tienerazón,esmiprincipaldefecto;soyincapazdemordermelalenguayesomehaprovocadounoscuantosdisgustos.Pero¿meequivoco?¿Novieneapedirmequemevaya?
LorenzoPanettaclavólamiradaenMireilleintentandoprofundizarmásalládeloqueveía.Lajovenlesostuvolamirada,yélporprimeravezsediocuentadequelachicaeramásatractivadeloqueparecíaasimplevista.
Mireille se resguardabaen ropaanodinaparapasar inadvertida,pero teníaunosbrillantes ojos negros, tan negros como el color del cabello. Estaba delgada,demasiadoparaelgustodePanetta,pero tenía estilo, el estilo inconfundiblede lasmujeresquepertenecenaunaclasesocialquenuncahatenidoquepreocuparseporcuántocuestaunabarradepanounbistec.
—Sóloquierohablarconustedsobrelodeestamañana,¿adóndequeríallegar?—¿Nopiensaqueestoyloca?—Enrealidadcreoquepuedeestarlo,pero¿sabe?,soyunviejopolicíaquenunca
desechounapistapordisparatadaqueresulte.Le miró asombrada. Aquello no lo había previsto. ¿Cómo era posible que el
subdirectordelCentrosemolestaraenhablarconelladespuésdeloquehabíapasado
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enlaoficina?Exhalóunsuspiroantesdepreguntarle:—¿Ycuándohadecididodarmeunaoportunidad?—No sé si le voy a dar una oportunidad. Sólo quiero que me explique si ha
llegadoaalgunaconclusióndespuésdesupaseoporlared.—¿Quédiceeljefe?—¿HansWein?Deberápreguntárseloaél.—Nolecaigosimpática.Enrealidadcaigomalatodoeldepartamento.—¿Sevaalamentar?—Déjemequelohaga,mesientofatal.—Vamos,Mireille,quierosabersihallegadoaalgunaconclusión.—Aúnno,pero...bueno,nomepareceimposibleencontraralgúnsentidoaesas
palabrassueltas.—Dígamelodemaneraquepuedaseguirelhilodesuargumentación.—Sileparecequeloquedigonoestandescabellado,¿convenceráaHansWein
dequemedéotraoportunidad?—Selatendráquepedirustedmisma.Eneldepartamentohayreglasnoescritasa
lasquenosatenemostodos.Nosejuegaporlibrey,sobretodo,antesdehacerjuiciosrotundosunoselopiensadosveces.
—¡Peroesolesquitaposibilidades!Elnegociodelainteligencia,comoustedlollama,deberíadejarvíalibrealaespeculación,aformularcombinacionesmúltiplesporalocadasqueparezcan,apensarjuntos...
—Lasreglas,Mireille;hayqueatenersealasreglas.—¿Ustedsiempresehaatenidoalasreglas?—¿Cómo cree que he llegado hasta aquí? He sido policía muchos años, he
trabajado en la calle, pero hasta en la calle hay reglas. Hay que saber moverse atravésdeellas,éseeselsecretoparasobreviviralosburócratas.Eselmejorconsejoquelepuedodar.
Mireille sonrió agradecida y le fue explicando el porqué de sus extravagantesdeducciones.
—Verá, soy deMontpellier, así que pensé que Saint-Pons podía ser el mismoSaint-Pons-de-Thomières de mi región; por eso busqué en internet, para saber sihabíaotrosmuchospueblosolugaresconesenombre.Ytengoquedecirlequeno.
LorenzoPanettaenarcóunacejayapuntoestuvodelevantarsepensandoquelaconversación iba a ser una pérdida de tiempo; había algo en aquella mujer querealmente le desconcertaba. No era ninguna estúpida, de eso sí que estabacompletamenteseguro.
—Continúe.—Bueno,puesa lomejorhayalguna relaciónentreSaint-Pons-de-Thomièresy
Lotario.
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—¿Ah,sí?—Alverjuntosesosdosnombres,LotarioySaint-Pons...—¿Juntos?Si no recuerdomal susnombresnohanaparecido juntos sino entre
restosdepapelesquemados,ynisiquieraestabanescritosenelmismopapel.Mireille le sostuvo la mirada y sintió un escalofrío. Se daba cuenta de que el
amabilísimoLorenzoPanettaeraunhombreextremadamentesagaz,unhombreconelquenosepodíajugar.
—Saint-PonsestáenelsurdeFrancia—insistióella.—¿QuéSaint-Pons?—Saint-Pons-de-Thomières.ElgestodelamanodeLorenzolainterrumpió.Mireillelemiró,expectante.—Bien, dígame, ¿qué relación pueden tener esas palabras con un grupo de
terroristasislámicosquedecidenvolarseenelcentrodeFrankfurtcuandolapolicíalesvaadetener?
—Bueno,enrealidadninguna.Yosimplementemehelimitadoadecirqueesaspalabrasteníansentido.
—Si hubieran aparecido juntas en un mismo papel, quizá, pero... ni aun así.Usted, comoesdeMontpellier—dijocon ironía—,haencontrado sentidoaSaint-Pons.
—Tiene razón,hesidounpocoestúpida.Losiento.Mehedejado llevarporelentusiasmo.Losientodeveras.
¿Porquéserendíatanpronto?Esperabaqueellasedefendiera.Pero,derepente,parecía aceptar que todo lo que había dicho era una solemne tontería. Ledesconcertabaelcomportamientodelajoven.Habíaalgoenellaquenoterminabadecaptar.
—Nosereprochenada,estábienesodeintentarbuscarrespuestashastaenloqueaparentementepuederesultarabsurdo,significaquenoesusteddelasqueserinden.
—¿EstanterriblehaberentradoenelCentroporunarecomendación?La pregunta directa deMireille le cogió desprevenido. Resultaba evidente que
ella lo estaba pasando realmente mal por la animadversión manifiesta de suscompañeros.
—No,noesterrible,peroyasabequesiemprefastidiaqueaalguienleabranlapuertacuandounohatenidoquesubirunascuantasescalerasparallegar.Austedlehansimplificadolostrámites.
—Sí, pero tengo un buen expediente académico, hablo perfectamente árabe,conozcolospaísesárabesporquehevividoenellos.Nadiemeharegaladomistítulosuniversitarios.
—Se tendráqueganar su respetoparaque la considerenunamás,yparaeso...bueno, lo mejor que puede hacer es ser discreta, no llamar la atención, mostrarse
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humildeycondeseosdeaprenderdelosveteranos.—Tambiénpuedollevarleselcafé—respondióMireillesinpoderreprimireltono
airadoenlavoz.—Sí,tambiénpuedehacerlo,yaunasínoesseguroqueloconsiga.Sólopuede
intentarlo.—Nosésimerecelapena.—Esosólolopuededecidirusted.Bien,mealegrodequehayamoscharlado,ysi
nomeequivocoeshoradequelosdosnosincorporemosaltrabajo.Salierondelacafeteríaelunojuntoalotroperoensilencio,cadacualsumidoen
sus propios pensamientos, que en aquel momento pasaban por desmenuzar laconversación que acababan demantener.Ambos buscaban grietas, contradicciones,algoespecialenloescuchadoalotro.
CuandoentraronjuntosalasaladeAnálisis, lesmiraronextrañados,peronadiedijonada.
—Bien, a trabajar. Creo que estará usted mejor con el grupo de la señoraVillasante.Esunalabormásespeculativa.
Mireille se quedó callada sin saber qué decir. Andrea Villasante no era unapersonafácil,teníamalgenioyeraexigenteconlosmiembrosdesuequipo.Desdeluego,era la favoritadel jefe.HansWeinconsiderabaqueAndreaVillasanteera laquintaesenciade lapersonaadecuadapara trabajareneldepartamento,nosóloporcapacidad profesional, que sin duda la tenía, y porque era una reputada psicóloga,sinotambiénporsucarácter.Andreaapenassonreía,sepasabalashorasenfrascadaeneltrabajo,nodabalugaralaconfianzanialasbromas.MenudafaenaleacababadehacerLorenzoPanetta.
Andrea ocupaba un rincón de la enorme sala, junto a otras cinco personas quetrabajabandirectamentebajo subatuta.Conpasodecidido seplantódondeestabanLorenzoyMireille.
—¿Queríashablarconmigo?—preguntóconsequedadaLorenzo.—MireilleBézierspasaatrabajardirectamentecontigo.Teseráútil:hablaárabe
yhavividomuchosañosenpaísesárabes,demaneraqueconocebienaquelmundoypuedeayudaradesentrañarelporquédetantofanatismo.
—De acuerdo. Siéntese allí, junto a la ventana, hay unamesa libre—indicó aMireillesinapenasmirarla.
Sin atreverse a rechistar, Mireille siguió a Andrea con gesto desolado. Laespañola no se andaría con contemplaciones y la pondría de patitas en la calle almenorrenuncio.Contabaademáscontodaslasbendicionesdeljefe,HansWein.
Sintió una punzada de envidia hacia Andrea. Había llegado allí por méritospropios,nadielehabíaregaladonada.EralamayorexpertadeEuropa,yseguramentedel mundo, en psicología terrorista. Había estudiado y analizado a presos de las
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BrigadasRojas, del IRA,ETA, talibanes, tutsis y hutus, serbios, croatas y bosniospartícipes de matanzas y de limpiezas étnicas en la antigua Yugoslavia, pasandomeses, incluso años, visitándoles en las cárceles, ganándose tanto la confianza dealgunos como la indiferencia de otros. Incluso había sufrido alguna agresión. PeroAndreaVillasantenohabía cejado jamás en su empeñode intentardesmenuzar lasmentesasesinas,dequererentenderporquéunserhumanoescapazdeconvertirseenunaalimañaparasussemejantes.
CuandoAndrea terminó la carrera de psicología sacó oposiciones para trabajarcomofuncionariadeprisionesenEspañayallíempezóatratarconterroristasdelaETA.
Nosehabíacasado,ni teníahijos,ya suscincuentaañosparecíano tenerotroobjetivoquededicartodassusfuerzasyenergíasalmismoafán:desentrañarlamentedelosterroristas,noimportaennombredequémataran.
Mireille siguió aAndrea hasta lamesa que ocuparía a partir de esemomento.Pensó que su jefa no era fea, aunque tampoco lo suficientemente llamativa paramolestaraotrasmujeres,distraeraloshombresyganarselasantipatíasdelasunasylosotros.Deestaturamediana,conelcabellocastañocorto,losojosdeigualcolor,nolesobrabaunkiloperotampocolefaltaba,yvestíasiempreconimpecablestrajesdechaquetaoscuros.
—Siéntese,leexplicarécómotrabajamosenestasección.Luego,paracualquierdudaquetenga,pregunteaDianaParker.
Mireille se sentó obedientemente dispuesta a no salirse del guión. Si lo hacíaestaríafueradejuegoyesoeraloúltimoquequería.
MientrasAndrea le explicaba en qué iba a consistir su trabajo, no pudo evitardesviarlamiradahaciaMatthewLucas.Elnorteamericanoteníareflejadoenelrostroun gesto de antipatía, de antipatía hacia ella, y se preguntó por qué, aunqueinmediatamente constató que el sentimiento eramutuo. A ella tampoco le gustabaMatthew.Sentíaunaprofundadesconfianzahacialosarrogantesfuncionariosdelasagencias de información norteamericanas, fuese la CIA o cualquier otra. Secomportabancomosisobreellosrecayeralaresponsabilidaddesalvaralmundoyloseuropeos fueran todosunos ingenuos izquierdistascondicionadosporsusopinionespúblicasquesiempreanteponíanlalibertadalaseguridad.
Suspiróresignada.Lehabíacostadomuchollegarhastaallíynopodíaecharloaperderpormotivospersonales.
—Vamos,noestanterribletrabajarconnuestroequipo.Diana leacababadedevolvera la realidad.Lesonrió.Eranmásomenosde la
misma edad y parecía simpática; almenos siempre se habíamostrado amable conella. Sabía que se había licenciado en Antropología y que también hablaba árabe.Mireillesedijoquequizápodíallegaraseramigadeaquellainglesadelargamelena
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rubiayojosazules,pormásquefueralamanoderechadeAndreaVillasante.
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El viaje fue largo y pesado. Desde Frankfurt llegaron hasta Estrasburgo, luegoatravesaron Francia y cruzaron los Pirineos por Perpiñán, y por la carretera de lacosta hasta Granada. En total habían tardado cuatro días que se le habían hechoeternos,preocupadoporquelepararanenuncontrolrutinarioencualquiercarreterayledetuvieran.
Pero los infieles no parecían desconfiar de una familia; los niños pequeños lehabíansidodegranayudaparadespejarladesconfianzadelasmiradas.
Aunqueteníamiedo,sesentíafelizdesdeelmomentoenquehabíaentradoenlaprovinciadeGranada,colmadadeloloraazahar,limonesyespliego.Eranlosoloresdesuinfancia.Aúnconservabaenlamemoriacadarincóndesuciudad,porqueerasuya, más suya que de aquellos infieles que osaban mancillarla con su presencia.Algún día expulsarían a todos los infieles y el suelo sagrado de sus antepasadosvolvería a sus legítimos dueños. En realidad, la reconquista había comenzado concautelaperosinvueltaatrás.CadavezeranmáslosgranadinosquevolvíanlosojosalaverdaderafeyaclamabanaAlácomosuúnicoDios.Lacomunidadmusulmanaseextendíapor todos los rincones ante losojosde los españolesque, llevadospor suafán de tolerancia y para que nadie pudiera acusarlos de perseguir a otras razas oreligiones,sedejabanconquistarsinoponerresistencia.
SintióqueelpulsoseleacelerabacuandollegaronalospiesdelAlbaicín.EnelbarriodesuinfanciahabíaunaimportantecomunidadmusulmanaysuaspectonoeradistintoaldelasciudadesdelotroladodelEstrecho.
Seregocijóalveralasmujeresconelpañuelotapandosuscabellosymuchasdeellasvestidasa lamanera tradicional,congalabiyasque lascubríandesdeelcuellohastalospies.
Alazaharseleuníaeloloracuerodelosartesanosquehabíanabiertosustiendasencaramadas en las calles estrechas y quebradas. Casas blancas de tejados pardos,rodeadasdenaranjosycipreses.
En la plaza Larga, elArco de las Pesas recuerda el viejo esplendor nazarí, asícomoelaljibedelaantiguamezquitaenlaplazadeSanSalvador.
Cuandollegóalacasadesupadresesintióasalvo.Nadamalopodíasucederleenaquellugar,dondehabíasidotanfelizapesardelasdificultadesdesupadreparasacarlesadelante.Perolohabíaconseguidoconlaayudadesumadre.Él,trabajandoenlaconstrucción,ellacomoasistentaporhorasenlascasasburguesasdelaciudad.EntonceselAlbaicíneraunlugardejadodelamanodelosinfieles,dondesólovivíanlosquenopodíanhacerloenningunaotraparte.
Enlosúltimosaños,lacomunidadmusulmanahabíaidocreciendoyrecuperando,almismoritmo,aquellapartedelaciudadquesiglosatrásbrillabaconluzpropia.
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Había dejado el coche a unos cuantos metros de la casa de su padre. Pidió aFátimayasushijosqueleaguardaranhastaquecomprobarasisufamiliaestabaencasa.
Llamóalapuertaconlosnudillos,primeroconsuavidad,despuésconfuerza,einmediatamenteescuchólavozcantarinadesumadre.
—¡Yava!¡Yava!Cuando lamujer abrió la puerta dejó escapar un grito en el que semezclaban
angustiayalegríaapartesiguales.—¡Hijomío!¡Mohamed!¡Aláhaescuchadomisoraciones!¡Hijo,estásaquí!Le estrechó con fuerza yMohamedhundió la cabeza en el cuello de sumadre
oliendolasuavecoloniadelimónconquelamujerseperfumaba.—¡Madre,tranquila,queestoybien!¿Ymipadre?—Creíamos...creíamosquehabíassufridounadesgracia...Tupadreseacabade
marchar,ahoratrabajadenoche,comoguardadeunaobra.Yaesviejoparaandarporlosandamios.Peropasa,hijo,pasa.¡Quéalegría!
—¿Ymihermana?Sumadre le soltó y dejó caer los brazos a lo largo de su cuerpo, como sí de
repentelehubieranabandonadolasfuerzas.—Tuhermanaestábien,ellanotardaráenllegar.
MohamedrecordóqueHasanlehabíaadvertidosobresuhermana,pero¿porqué?Decidiópreguntárselomástardeasumadre,ahorateníaquepresentarleaFátimayalosniños.
—Madre,mehecasado,tengoesposaehijos.—Pero¿cuándotehascasado?¡Atupadrenolegustaráquelohayashechosin
supermiso!—MiesposaeslahermanapequeñadeHasan.FátimaestabacasadaconYusufy
él...bueno,hamuertocomounmártir.Hasanmehahechoelhonordeaceptarmeensufamiliadándomeasuhermana.Tienedoshijosqueahorasonmishijosyserántusnietos.TeocuparásdeFátimaydeellos...
Sumadrelemiróalosojosysediocuentadelomuchoquehabíacambiadosuhijo.
Ladiferencia,losupodeinmediato,esquehabíaperdidolainocencia.Yanoeraeljovenidealista,confiadoenunfuturomejor.Ensusojossereflejaba
angustiaymiedo,perotambiéndeterminación.—Tuesposaserámihija,ysushijosseránmisnietos,yesperoqueprontotengas
lostuyospropiosparaalegrarmivejez.¿Dóndeestán?—Meesperanenelcoche,lohedejadoenlaplazuela.Ahoralestraigo.Fátimasepreguntabacómolarecibiríasusuegra.Confiabaenqueserhermana
de Hasan le serviría para que la trataran con tanto respeto y deferencia como lo
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hacíanlosmiembrosdelacomunidadenFrankfurt,peronoestabaseguradeltodo.Susuegralaabrazó,besóconafectoalosniñoseinvitóapasaratodos.—Estaréis cansados del viaje y seguro que tenéis hambre. Esperaremos a que
llegue Laíla y cenaremos juntos. Mientras, os enseñaré dónde os podéis instalar.Mohamed y tú podéis ocupar su antiguo cuarto, y al lado hay otro pequeño queutilizamoscomotrastero,peroqueserviráparalosniños.
—Mientraslosinstalasiréaveramipadre;dimedóndeestáesaobra.—No,esmejorqueaguardesamañana.Atupadrenolegustaquelemolestemos
mientrastrabaja,salvoqueseaporextremanecesidad.Mohamednoprotestó.Sabíaquesumadreteníarazón.Supadrepodíaenfadarse
sisepresentabadeimprovisoensutrabajo.Eraunhombrediscretoycumplidor,queprocurabapasarinadvertido.
Descargóelequipajeyaleccionóunavezmásalospequeñosparaqueseportaranbien.
—Mipadre—lesdijo—esunhombrejusto,peronodudaenutilizarelcinturónsiesnecesario.Nolegustanlosgritos,níquesecorraporlacasa.Nomanchéisnada,ynadadehablarsinoospreguntan.
Los pequeños asintieron asustados. Notaban el nerviosismo de su madre anteaquella mujer mayor que era la madre de Mohamed, su nuevo padre. Granadatambiénselesantojabaunaciudadextraña,diferentedelFrankfurtdondeelloshabíannacido.
Unahoradespués,yadenoche,seabriólapuertadelacalleyescucharonunospasosrápidossobrelasbaldosasdebarrococido.
Laila entró en la sala principal y soltó un grito alegremientras se abrazaba alcuellodesuhermano.
—¡Tú aquí! ¡Qué alegría! ¡Hoy es un gran día! ¿Por qué no has avisado de tullegada?
Mohamed escuchó sonriendo el parloteo de su hermana y sintió una oleada decariñohaciaella.QueríamuchísimoaLaila;suhermanateníasólotresañosmásqueél;habíasidosuconfidentecuandoeranpequeñosylehabíacubiertolasespaldasensus travesurasparaquesupadrenoutilizaraelcinturónconél.Pequeña, rebeldeyvalerosa,siempredispuestaaayudara losmásdébiles, incluidostodoslosperrosygatos abandonados que se cruzaba por el Albaicín y que terminaban encontrandoacomodoenelpatiotrasero,paradesesperacióndesumadreyenfadodesupadre.
Lailaeramenuda,comosumadre,congrandesojosdecolorcastañooscuro,elcabello negro y la piel blanquísima. No era una belleza, pero tenía tanta fuerza ydeterminaciónenlamiradaqueeradifícilnorendirseanteloquequería.
AMohamedlesorprendióverlaconelcabellodescubierto,vestidaconunafalday un jersey como cualquier chica occidental, pero no dijo nada: estaba demasiado
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contentoparainiciarunadiscusiónconsuhermana,yalfinyalcaboestabanencasa,dondenadiepodíaverla.
Sumadresirviólacenaenlasalayduranteunbuenratohablarondebanalidades;Mohamedestabadeseandosaberdeltrabajodesupadre,desusantiguosamigos,deloscambiosenGranada,delasituaciónpolíticaenEspaña.
Saboreaba uno de los dulces preparados por su madre cuando preguntó a suhermanaporlosestudios.
—HeacabadoDerecho,soyabogada.—Bueno, no me extraña, siempre te ha gustado defender a todo el mundo—
respondióMohamed.—Incluidoati—replicóLaila.—Sí, es verdad, siempre fuiste una buena hermana —reconoció con afecto
Mohamed—.¿Trabajas?—Sí,enlauniversidad,eneldepartamentodeDerechoInternacional.Soyunade
las ayudantes del catedrático. No me pagan mucho, pero sí lo suficiente para serindependiente.Tambiéncolaboroconundespachoquemontaronunosamigosdelafacultadcuandoacabaronlacarrera.
—¡Asíqueerestodaunaabogada!—exclamóMohamedconorgullo.—Sí, soy abogada—afirmóLaila sonriendo a su hermano.—He visto que no
llevashiyab.—Nome lo pongo, aunque en algunas ocasiones he pensado hacerlo para que
algunasmujeresesténmástranquilas;bueno,noellassinosusfamilias.Puedequeasínodesconfíentantoypuedaseguirenseñándoles.
—¿Enseñándoles?¿Qué?El nerviosismo de su madre le alarmó tanto como intuir en la mirada de su
hermanaunbrillodesafiante.—Les enseño el Corán.Rezamos, hablamos sobre el verdadero significado del
Corán.Heabiertounapequeñamadrasaparamujeres.Bueno,enrealidadparatodoelmundo, pero por ahora sólo he conseguido que vengan algunas mujeres. Losmusulmanes aún sois muy machistas para aceptar que una mujer dirija el rezo yenseñeelSagradoCorán.
Mohamedsepusoenpierojodeiraydescargóelpuñosobrelamesahaciendocaerlajarraconelagua.
—¡Perotúnopuedeshacereso!¡Esunaprofanación!Laila le miraba sin inmutarse, sin hacer caso de la reacción violenta de su
hermano.—¿Ah,sí?¿Yquiénlodice?¿Dóndeestáescritoquenopuedoenseñarydirigir
losrezos?DimeenquélugardelCoránseprohíbequelohaga.Lamiró desolado.Había estudiado a fondo el Libro Sagrado cuando gracias a
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HasanpudoiraPakistánaprepararsecomounbuencreyenteparaconvertirseenunsoldadodeAlá.Suhermanablasfemabatomandounpapelqueleestabavedadoalasmujeres.
—Eresunamujer.—Losé.Soyunamujeryestoyorgullosadeserlo,nohaynadaimpíoenseruna
mujer. Soy unamujer yAláme ha hecho igual de inteligente, o acasomás, que amuchos hombres. Soy creyente y llevo años estudiando el Corán. Sé que puedoenseñarydirigirlosrezosdeotroscreyentes.Séquenohaynadamaloensermujer,quenosoymásquetú,perotampocomenos.
—¡Estás loca!—gritóMohamed ante lasmiradas temerosas de sumadre y suesposa.
—Esodicepapá—respondióLailasin levantar lavoz—,peroyocreoquesoisvosotros losqueestáisequivocados.Oel islamseadaptaal sigloXXIohabremosfracasado.
—¿Fracasado?¿Quiéneshabremosfracasado?—Nosotros, loscreyentes.Nopodemoscontinuarmirandoalpasado;elmundo
cambiacadasegundoynohayvueltaatrás.Otrasreligiones,aunquearegañadientes,lohantenidoqueaceptar.Loimportanteeselespíritu,nolaletra.CreoquehayunDios,lavidanotendríasentidosinDios,ylossereshumanos,desdeelprincipiodelostiempos,hemosintuidoaDiosylehemosinterpretadoanuestramanera,inclusolehemosmanipuladoenfuncióndeinteresesterrenales.LoimportantenoessóloqueMahomaaseguraraqueselehabíaaparecidoelarcángelYibril,loimportanteesquesupo unir a los árabes y canalizar nuestra espiritualidad enseñándonos que hay unsoloDios,alejándonosdeídolosimportadosdeotraslatitudes.ÉlinterpretóaDiosasumodo,como loscristianos interpretanasuDiosal suyo,o los judíoshacenotrotanto.InterpretamosaDiossegúnnuestracultura,elmedioenquehemosnacido,enelquenoshemosdesenvuelto,peroDioseselmismo,ydesdeluegoloqueesunamonstruosidadesmatarennombredeDios.
Las últimas palabras de Laila fueron para Mohamed como una puñalada. Suhermanalecondenaba.¡Cómoseatrevía!Supadresolíadecirqueaquellachiquillalescausaríaproblemasyteníarazón.Lailasehabíaconvertidoenunmonstruoqueblasfemaba.
—¡Basta,Laila!—sumadreinterrumpióladiscusiónentrelosdoshermanos—.Veteatucuartoydescansa,yahablaráscontuhermanode...detodoesto.
—Pero ¿cómo es posible que hayáis consentido que mi hermana se hayaconvertidoenunaperdida?—gritóMohamed.
—¿Cómoteatrevesainsultarme?¡Novesmásalládetusnarices!Eresunpobrehombre,incapazdepensarportimismo.¿Quéesloqueteasustatanto?¿Teasustalaverdad?
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—¡La verdad! ¿Qué verdad? ¿Tu verdad? ¡Estás pisoteando las sagradasenseñanzasdenuestroProfeta!¡Cómoreatreves!
—Hasta en Irán hay una escuela femenina enQom y la díríge unamujer, unamuchtahida.
—¡Callaoslosdos!—volvióaintervenirsumadre—.¿QuévaapensarFátima?Creeráqueestamostodoslocos...
—Loúnicoquepensaráesquemihermanablasfemaymispadresselopermiten—selamentóMohamed.
Fátimabajó la cabeza, azorada, sin atreverse a intervenir.Estaba escandalizadapor laactituddeLailaperoalmismotiemposentíaadmiraciónporella.Leparecíavaliente, y no sólo eso: ¡que Alá la perdonara!, pero lo que había dicho le habíagustado;sipudierairaescucharlaaesamadrasa...perono,noloharía.Mohamednoselopermitiríajamás.
—EnFrankfurtmeadvirtieron,ahoraentiendoporqué.—¿EnFrankfurt?LavoztemblorosadesumadrehizoqueMohamedsedieracuentadequehabía
expresado su pensamiento en voz alta. Sí, en Frankfurt Hasan le había advertidosobre su hermana, instándole a que interviniera, a que arreglara el problema enfamiliaolacomunidadtendríaqueintervenir.
—¡Vaya,nosabíaqueeratanfamosa!—ironizóLaila.—Hablaréconnuestropadredetodoesto.Peroquieroquesepasquenopuedes
continuarasí.Nosóloteperjudicastú,tambiénperjudicarásanuestrafamilia.—No tienes ningún derecho sobremí, ni ningún poder. Soy un ser libre, libre,
Mohamed,entiéndelo.—¡Libre!¿Quésignificaesodequeereslibre?¡Debesobedienciaanuestropadre
yamíquesoytuhermano!Tuhonoresnuestrohonor.—Mihonor,comotúdices,esmíoyportantointransferible.Loshijosnopagan
por los errores de los padres ni los padres por los de los hijos. En derecho cadaindividuo es el único responsable de sus actos. En cuanto a la obediencia... sientodecepcionarte, pero no tengo que obedecerte ni a ti ni a nadie. Respeto a nuestropadre,respetosumaneradevivir,sucultura,sustradiciones,peroesonoimplicaquelas tengaqueasumiren su totalidad.Quieroanuestrospadrescomo tequieroa ti,perosoymayordeedadyprocurovivirdeacuerdoconmiconciencia.
—¡QueAlánosprotejadetantalocura!¿Cómonoshapodidopasaresto?¡Quédesgraciaparalafamilia!
Lailasepusoenpieymiróconpenaasuhermano.Ibaaacariciarleelpeloperosecontuvo.Sabíaqueélrechazaríasugestodecariño.
—¿Sabes, Mohamed? Soy yo la que lamenta que hayas cambiado tanto.Pensaba...bueno,pensabaqueseríasdiferente,quehabríasaprendidoalgo,nosólo
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durante tu infancia aquí, sino también enFrankfurt, aunqueme alarmé cuandomedijeron que habías ido a Pakistán a estudiar en unamadrasa. Recé para que no teperdierasyparanoperderte;ingenuademí,hemantenidolaesperanzadequenotehubiesen lavado el cerebro. Puedover lo que han hecho contigo y créemequemesientoprofundamenteinfelizenestemomento.
—Laila,déjaloya,veteadescansar—insistiósumadre.—No,nomevoyadormiraún.Esviernes,yhequedadoconunasamigaspara
salir.Novolverétarde.Mohamedmiró a su hermanay a continuación a sumadre sin saber qué decir.
Estabaextenuadoporladiscusión.Sesentíadesgarradopordentro.Elruborlecubríalacarayelcuello.Surelojmarcabalasoncedelanocheysuhermanasedisponíaasalir,oesohabíacreídoentender.¿Eraposiblequefueraasíysumadrenohubiesepuestoobjeciónalguna?
Ella pareció leerle el pensamiento y levantó la mano en un gesto que parecíapedirlequesecalmara.
—Tu hermana sale cuando quiere. Nunca llega demasiado tarde, es una chicajuiciosayprudente.
—¿Mihermanasalesolaporlanoche?¿Esesopropiodeunamujerdecente?¿Ytúselopermites?¿Ymipadre?¿Quédicemipadre?¿Cómoesposiblequemipadreacepteestásituación?Deberíamatarla.
—¡Calla!¿Cómodiceseso?¡Estuhermana!—¡Esunaperdida!—¡Cállate! ¿Cómoesposiblequeno lo entiendas? ¿Dóndecreesquevivimos?
EstoesEspaña,¿setehaolvidado?YtúvienesdeFrankfurt.¿Esquelasmujeressondiferentesalasdeaquí?EstonoesnuestraaldeadeMarruecos, losabesbien;aquílasmujeres tienen derechos, incluso allí los empiezan a tener. Tu hermana... tienerazónenalgunasdelascosasquedice.Elmundohacambiado...
—¡Madre!¿Tútambiéntehasvueltoloca?MohamedvolvióadarunpuñetazosobrelamesaylosniñosrompieronaIlorar.
Habíanpermanecido en silencio, temerososdehacersenotar, pero la tensión se leshacía insoportable y no pudieron contenerse. Fátima intentó apaciguarlos, aterradaporlareacciónquepudieratenersumarido.PeroMohamedselimitóaordenarquesellevaraalosniñosalacama.
Fátimaselevantóconrapidezyconunniñoencadamanosaliódeprisadelasalatemiendo que su marido cambiara de opinión y pudiera descargar su furia en suespalda. No sería el primer hombre que libraba su frustración atormentando a suesposaoasushijos.
EnlasalasequedaronfrenteafrenteMohamedysumadre.Lamujersosteníalamiradairacundadesuhijosabiendoqueéstenoseatreveríaafaltarlealrespeto.
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—Déjamesolo.—Loharéencuantorecojalavajilla.Deberíasdescansaryaclarartusideas.Soy
una mujer ignorante, pero me doy cuenta de que te han cambiado, no sé si enPakistán o en Frankfurt, no sé quién ni por qué. Pero puedo leer en tus ojos ladesgracia.
—¡Cállate,madre,ydéjame!Lamujernoinsistió.Saliódelasalayregresóalminutoconunagranbandejaen
la que comenzó a colocarmeticulosamente los platos y cubiertos.Mohamed hacíacomosinoestuviera,sumidocomoestabaensuspensamientos,perosumadrepodíaleerenelrostrodesuhijoconfusiónysufrimiento.DerepenteintuyóquelallegadadeMohamedlesacarrearíaunagrandesgraciaynopudoevitarestremecerse.
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Lailabajabaconpaso rápidopor lascallejuelasdelAlbaicín.Habíaquedadoenunpub situado en el centro de Granada. La esperaban dos de sus compañeras dedespacho. El pub Generalife solía ser el punto de encuentro de buena parte de lagentejovendelaciudad;quedarallíeragarantíadeencontrarseconmuchosamigosyconocidos,sobretodolosfinesdesemana.
Cuandoentró,suamigaPaulalehizoseñasparaindicarledóndeestabansentadas.—Tehasretrasado—lerecriminóPaula.—Sí,esquemihermanoacabadellegar.Hacíamuchoquenoleveía.Yasabes
queviveenAlemania.—Haceunsigloquenoleveo,¿siguetanguapo?—preguntósuamigaCarmen.—Sí,comosiempre—respondiósinganasLaila.—Eraguapísimoyunratoligón—insistióCarmen.—Era.Ahorasehacasadoytienedosniños.—¡Sehacasado!Pero¿cuándo?—quisosaberPaula.—Nohacemucho.—¿Ylosniños?—preguntócuriosaCarmen.—Sondelprimermatrimoniodesuesposa.—¡Vayapalo!—exclamóCarmen.—¿Por qué?—Lada estaba deseando terminar la conversación, pero no quería
parecergroseraconsusdosmejoresamigas.—Pues porque tu hermano eramás joven que nosotras, le llevamos dos o tres
años,oseaquedebedeandarporlostreinta,ycasarseyserpadrededoshijosesunapasada.¿Terminósusestudios?
—Sí,yasabesquehizoTurismoyquesemarchóaAlemaniaparaaprenderbienalemán.Allítenernosfamilia...bueno,¿habéiscenadoya?
—Sí—respondió Paula—, hemos tomado unos pinchos. Por cierto, me llamóAlbertoparadecirmeque sepasarápor aquí con Javier;debendeestar apuntodellegar.
Laila pidió una tónica y cogió distraídamente un cigarrillo de la cajetilla quePaulateníasobrelamesa.
—¿Vuelvesafumar?—lepreguntóésta.—No,esque...bueno,estoyunpoconerviosa;además,nohedejadodefumardel
todoydevezencuandoenciendoalgúnpitillo.Carmencomenzóacontarleslospormenoresdeunareuniónquehabíamantenido
aquella misma tarde con un nuevo cliente que estaba en proceso de separaciónmatrimonial.ParaaliviodeLaila, las tresamigasseenzarzaronen laconversación;preferíaolvidarporunratoelenfrentamientoconsuhermano.
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CarmenyPaulanosóloeransusmejoresamigas,sinoquelahabíanincorporadoaldespachoqueambashabíanmontadojuntoconJavier.
Lashabíaconocidoenlafacultad.EllasveníandeuncolegiodemonjasmientrasqueLailahabíaestudiadoenuncolegiopúblico.Allí,alprincipiolamiraroncomoaunbichoraro.PeroLailalesdemostrónosóloqueerainteligenteycapazdesacarlasmejoresnotasdelaclase,sinoqueerabuenacompañera,siempredispuestaaayudaralosdemás.
Nohabíasidofácilquelatratarancomounamás.Sobretodoporquesupadresenegabaaqueellahicieragimnasiacomolasotrasniñas,inclusolaobligabaairconhiyabalcolegio.HastaeldíaenqueLailaserebeló.Nodijonadaparanoofenderasupadre,peroencuantosealejabaunosmetrosdesucasasequitabaelpañuelo,yconvencióasumadreparaquelecompraraunchándaligualqueelquellevabanelresto de sus compañeras de clase. Sumadre se lo compró y se juramentaron paraguardarelsecretoyquesupadrenosesintieraavergonzado.
PeroaLailaleproducíaunprofundomalestarengañarasupadreytemíaporlareacciónqueéstepudieratenersiseenterabadequesumadrelahabíaayudado,noporquefueraamaltratarasumadre,deloquelesabíaincapaz,sinoporelprofundodolorque lecausaría lamentira.Demaneraquecuandocumpliódieciochoaños, apunto de entrar en la Facultad de Derecho, se sentó a hablar con su padre paraexplicarlequenoseibaaponerelhiyab,quesesentíaespañola,quenosabíasentirsedeotramanerayqueencuantopudieraoptaríaporestanacionalidad.
Supadregritólamentándosedeladesgraciadetenerunahijacomoella,luegolaamenazóconenviarlaaMarruecosycasarlaconunbuenhombrequelequitaraesasideasabsurdasdelacabeza.Suhermanohabíaasistidoaladiscusiónentreasustadoyazorado;ensufuerointernopensabacomosupadre,peroadorabaasuhermanayselehacíamuyduropensarquelaibanaenviaraMarruecos.
En realidad, por aquel entonces, Mohamed estaba hecho un lío sobre lo queestababieny loqueestabamal.Había idoa lamismaescuelaqueLaila, salíacongentedesuedadynoselehubieraocurridotratara laschicasdemaneradiferentequeasusamigos,entreotrasrazonesporqueellasnosehabríandejado.Peroademás,ladirectoradelcolegionopermitíaningunamanifestaciónmachista.DoñaPiedaderafeminista,yhabríacortadodecuajocualquiersignodediscriminación.Enrealidad,fue doña Piedad quién convenció a sumadre para que permitiera a Laila hacer elbachillerato, y también la ayudó a conseguir una beca para que pudiera ir a launiversidad.
Mohamedsentíaunrespetoreverenteporladirectoradelcolegio,queconsusolapresencia era capaz de hacer callar a todos los niños de la clase, y eso que jamáshabíadichounapalabramásaltaqueotra;peroaquellamujeremanabaautoridad.
Alfinal,Ladasehabíasalidoconlasuya.Yanoseocultabaantesupadrealsalir
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decasasinelpañuelo.Aregañadientes, supadre fueaceptando lanuevasituación.Laila procuraba vestir sin llamar la atención, y sus faldas siempre le tapaban lasrodillas.No llevaba camisetas ajustadas comootras chicas de su edad, ni tampocoescotes,perosalvoporesosdetallesvestíacomolasdemás.Sabíaquehabíaganadouna batalla importante a su padre, pero no quería que éste se sintiera derrotadototalmente,nimuchomenosquelavergüenzalehicierabajarlosojosalverla.
CuandoAlbertoyJavierentraronenelpub,Paulalevantólamanoparaindicarlesdóndeestabansentadas.
Alberto tenía una tiendadematerial informático justo en la esquina de la calledonde ellas tenían el despacho. Javier era su socio, especializado en derechomercantil,mientrasellassededicabanalderechodefamilia.
JaviereraprimodeCarmenycompañerodecursoenlafacultad.—¿Habéiscenado?—preguntóJavier.—Sí,hemostomadounospinchos,¿yvosotros?—respondióCarmen.—Albertoyyoestamoshambrientos,perosiyahabéiscenadopedimosalgoaquí
yluegonosvamosaalgúnsitio.¿Quétepasa,Laila?LapreguntadeJavierlasobresaltó.Estabaensimismadapensandoenladiscusión
consuhermanoyapenasprestabaatenciónasusamigos.—Estárara—apuntóPaula—yesoquedeberíaestarcontentaporquesuhermano
acabadellegaraGranada.¡Chica,anímate!—Perosinomepasanada,esqueestoyunpococansada.—Esquetedasunaspalizasdandodoctrinaaesasmujeres...—protestóPaula.—Vamos,dejadla—intervinoCarmen—, tienederechoano tenerunbuendía.
¿Oavosotrosnuncaospasa?—¿Cómotevatuescuela?—quisosaberAlberto.—Bien,cadavezvienenmásmujeres,yasomosquince.Noestánadamal.Espero
aumentar el número, aunque cuando empecé me habría conformado con muchomenos.
—Hoy he vuelto a ver a ese tío malencarado—explicó Carmen—, el que lasinsulta cuando suben al despacho. No te lo he dicho, pero 1e he amenazado conllamaralapolicíaysehaido.¡Menudocretinoestáhecho!
Laila se mordió el labio. Paula y Carmen no sólo contaban con ella comoabogada;tambiénlehabíancedidounasala,queellahabíaconvertidoensumadrasa:allí se reuníaconmujeresmusulmanasahablardelCorán; rezabanyestudiaban,yademásLaila las ayudabacuantopodíaporque sabíade susdificultades familiares.Algunas eranmuy jóvenes y vivían un duro conflicto con sus padres, defendiendoparcelasde libertad.Noquerían llevarelpañuelo,queríansalirconchicasychicoscomoelrestodelasjóvenesdesuedad,habíanaprendidoenelcolegioquetodoslosseres humanos eran iguales y que la Constitución española garantizaba que nadie
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pudieraserdiscriminadoporrazóndesusexooreligión.Habían vivido la esquizofrenia de ser unas en la escuela y otras en el recinto
familiar, y buscaban desesperadas el equilibrio entre dos mundos que,ineluctablemente,parecíandestinadosalaconfrontación.
Enel últimomes sehabíanencontradocon ladesagradable sorpresadequeunjoven musulmán hacía guardia en la calle, frente al portal del despacho, y lasinsultaba,instándolasairseasuscasas.
JavieryAlberto lehabían recriminado su actitudy él les advirtióquepagaríanmuycaroelestarconesasmujeres,perohastaelmomentolasituaciónnohabíaidoamás.
—Vamos a tener que llamar de verdad a la policía—dijo Javier—,porque esetipopuedeserunloco.
—Sí, hayque estarlo para perseguir a ungrupode chicas que se reúnen enundespachoarezar—añadióAlberto.
—Esunfanático.Loquenoséeshastadóndeestádispuestoallegar.Se quedaronmirando a Laila sorprendidos porque ésta había expresado lo que
todosellospensabanperonoseatrevíanadecirparanoofenderla.—Bueno,pues lomejoresquepongamosunadenuncia—insistióJavier—yya
veremosquiénesyquépasa.—Yoséquiénes—afirmóLaila.—¿Quesabesquiénes?¿Yporquénonoslohasdicho?—quisosaberCarmen.—No es que sepa cómo se llama, pero le he visto por el Albaicín. Va con un
grupodechicosque...enfin,sontodosunosfanáticos.—Puesentoncesdeberíamostenercuidado—dijoPaulapreocupada—,novayaa
serqueundíadeéstosnosdenunsusto.—Lomejorseráquemebusqueotrolugardondereunirmeconmisalumnas.De
esamaneraosdejarándemolestar.—¡Peroquétontería!—tercióJavier.—No, no es ninguna tontería. Habéis sido muy generosos conmigo, pero no
quieroquetengáisproblemaspormiculpa.Estonotienenadaqueverconvosotros,demaneraquemebuscaréunpisobaratoparamontarmimadrasa.
—¡Deesonada!—dijoPaula—.Notevamosadejarsola;siesunfanáticoqueledetengan,túnoestáshaciendonadamalo.Esélquienosquiereamedrentar.
—Creo que deberías consultar con alguien lo que está pasando y ver si esechifladoesunpeligroosólovadefarol—argumentóAlberto.
—Mi padre conoce al delegado del Gobierno. Quizá pueda preguntarle qué sehaceenestoscasos—afirmóPaula.
—Bueno,olvidémonosdeesecretinoyvamosatornarunacopaporahí,queparaesohemostrabajadoduroestasemana.
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Decidieron aparcar el problema, tal y como proponía Javier. A pesar de estarpreocupada,Lailadecidióacompañarasusamigosparaolvidarsedeladiscusiónconsuhermano.
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Darwishabriólapuertadesucasacongestocansado.Trabajabatodalanochecomovigilantedeunaobra,loque,asuedad,eramejorqueestarsubidoalosandamios,peroaunasíestabaagotado.
Se dirigió a la cocina seguro de encontrar a sumujer preparando el desayuno.Lailaestaríadurmiendoporqueerasábadoynotrabajaba;tambiénélteníadosdíasdedescansopordelante.
Cuandoentróenlacocinasuesposaestabaensimismadapreparandocafé,ynisediocuentadesupresencia.
—¡Hola,mujer!Lamujersevolvió,nerviosa,yDarwishleyóensumiradamiedo.—¿Quésucede?—preguntóalarmado.—Nada, nada, ha llegadoMohamed. Ahora duerme con sumujer y los niños,
perosiquieresleaviso...—¿Mihijo?Pero...¿cuándo?—Llegó ayer por la tarde, y... bueno, ya te contará él, se ha casado con la
hermanadeHasan,laesposadeYusuf...—Pero¿quédices,mujer?Explícamelobien,quenoteentiendo.—Yusufhamuerto...alparecer;bueno,nuestrohijotelocontará.Elcasoesque
sehacasadoconsuesposayahoratenemosdosnietos.Darwishsequedómirandoasumujerextrañadoporsunerviosismoysufaltade
alegríaantelallegadadesuhijo.Hablabadeélcomosideunextrañosetratara.—¿Quépasa,mujer?—Nada,¿quémevaapasar?—Estoycansado,tengosueño,llegoanuestracasa,meanunciasquehallegado
nuestrohijoymelodicescomosideunadesgraciase tratara,¿porqué?¿Tanto tedisgusta que se haya casado? Sí, debería haberme pedido permiso, pero si hadesposadoa lahermanadeHasan...bueno,paranosotrosesunhonor,yMohamednosexplicaráporquélohahechosinavisar.
—Sí,claro.¿Tieneshambre?—Unpoco,peroprefierodescansar.Tomaréunvasode lecheconalgodulcey
meiréadormirunrato,perodespiértameencuantosedespiertemihijo.¿YLaila?—Duerme.—Ya,pero¿havistoasuhermano?—Anoche.—¿Nomevasadecirnadamás?Darwishseestabairritandoporlaactituddesumujer.Noentendíaporquéestaba
tan cariacontecida, ni el nerviosismo que delataban sus movimientos y la mirada
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perdida. Era una buena mujer y había sido una madre excelente, volcada en elcuidadodesusdoshijos.Ellatambiénhabíatrabajadodurofueradelhogarlimpiandolasviviendasdefamiliasburguesasdelaciudad,loquesindudahabíacontribuidoalaeconomíadesucasayaquesusdoshijospudieranestudiarunacarrera.
Se sentó y suspiró. Esperaría a hablar conMohamed y a conocer a su esposa.Estabademasiadocansadoparahacercasoalestadodeánimodesupropiamujer.
No se despertó hasta las dos de la tarde. Le costaba abrir los ojos por elcansancio, pero su mujer le instaba a levantarse, recordándole que estaba en casaMohamed.
—Dameunosminutosparaasearme.¿Dóndeestámihijo?—Estánenlasalayyaeshoradecomer.
—¿Porquénomehasavisadoantes?—Mohamedmehapedidoquetedejaradescansar...—¿YLaila?—Salióestamañana;estaráalllegar.—Bien,comeremos todos juntos.Esperoque tehayasesmerado;hacedosaños
quenovemosanuestrohijo.—He preparado cuscús de cordero, sé que os gusta a todos. Cuando Darwish
entró en la sala apenas tuvo tiempo de mirar a su hijo porque éste le abrazó deinmediato.
Fátimalesobservabadepieenunrincón,juntoasushijos.Darwishlediolabienvenidaalafamiliaysaludóalosniñosintentandohacersea
laideadequeeransusnietosycomotallesdebíadetratarapartirdeesemomento.PreguntóporLailaysumujer,nerviosa,leindicóqueaúnnohabíaregresado.
—Laesperaremos,no tardará.Lossábadossiemprecomemos juntos;esunodelospocosdíasquetúhermananotrabaja.
—De mi hermana deberíamos hablar —sentenció Mohamed ante la miradapreocupadadesumadre.
—¿DeLaila?¿Porqué?—preguntóDarwishintuyendolarespuesta.—Nollevahiyab,yporloqueellamismamehacontado,haabiertounaescuela
dondeenseñaelCorán.Estoyavergonzado.—¿Avergonzado? Tu hermana no hace nada de lo que debas avergonzarte—
respondióDarwish—.Esimpetuosa,perounabuenacreyenteyjamássehadesviadodelasendadelCorán...PeroyahablaremosdeLailamástarde;ahora,hijo,cuéntamedetiy...detuesposaehijos,ydamenoticiasdeFrankfurt.Debessaber,Fátima,quetenemosatuhermanoHasanpornuestroguíayesunhonorquetúhayasunidoalasdosfamilias.
Mohamedordenóasuesposaquesefueraconlosniñosalacocinaaayudarasumadreparaquedarseasolasconsupadre.Cuandolosdoshombressesentaronfrente
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a frente, sin testigos, Mohamed relató minuciosamente a su padre todos lospormenoresdelsucesodeFrankfurt.
Darwishsentíacadapalabradesuhijocomounpuñalenlasentrañas.UnacosaeraparticipardelasideasdelCírculo,protegerasusmiembros,soñarconquealgúndíael islamsería la religiónde todosy loscristianosno tendríanmás remedioqueconvertirse—dehecho,enGranadacadavezeranmáslosespañolesqueapostatabanparaconvertirseenmusulmanes—,peroloquesuhijoleestabareconociendoeraqueél se había convertido en un muyahid dispuesto a matar y a morir y, lo mássorprendente, que había participado en el atentado en el cine de Frankfurt, dondehabían muerto treinta personas, y que también estaba en aquel apartamento deFrankfurtdondeelgrupodemuyahidinhabíatenidoquesacrificarseofreciéndoseenmartirioparaquelapolicíanolesdetuviera.SabíaqueYusufhabíamuerto,peronoimaginaba la presencia de su hijo. Sólo Mohamed se había salvado para poderdestruirunospapelesqueasegurabahaberhechoañicosydespuésquemado.
Darwish miraba a su hijo con incredulidad sabiendo que éste esperaba suaprobación, pero se sentía desgarrado. Su hijo había participado en lamatanza delcineyélhabíavistoportelevisiónlasimágenesdeloscuerposdestrozados,incluidoslosdeunosniños.SedijoqueenIrakmoríanniñostodoslosdíasyqueenPalestinanohabía semana enque el ejército de Israel nodisparara sobre algún inocente.Sedijoqueestabanenguerrayenlaguerrasemataysemuere,yloúnicoqueunonopuedesentirespiedadporqueesotehacedébil.Peroapesardeestareflexiónsentíauna punzada de náusea en la boca del estómago mientras miraba a Mohamed,convertidoenunhombredistinto.Acasosuhijoeracomoélhabíaqueridoquefuera;de lo contrario no le habría permitido ir primero aFrankfurt bajo la protección deHasan y más tarde a Pakistán; él sabía que siMohamed iniciaba ese viaje nuncavolveríaaserélmismo,peroahoraseencontrabaconesarealidad,queleproducíaunsaboramargo.
—¿Porquéelegisteisuncinc?Allíhabíamujeresyniños…—seatrevióadecirtímidamente.
—Allí había enemigos y por eso murieron. ¿O crees que esas mujeres no sealegrancuandonosvencaeranosotrosenIrak,oenPalestina?Sushijossonfuturoscombatientes; si crecen irán a luchar contra nosotros. Padre, espero que tusconviccionesnoflaqueen...
—¡Hijo!—Noveasmujeresyniños,veloqueson:enemigos,enemigosenlaretaguardia
conlosquehayqueacabar.Noesdifícilmatarcuandosabesporquématas.—Ytú,¿porquélohaces?Laila llevaba unosminutos en el umbral y había escuchado buena parte de las
explicacionesdesuhermanosinqueniéstenisupadresehubierandadocuentadesu
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presencia.ElrelatodeMohamedlehabíaarrancadolágrimasdelomáshondodesuser.Nopodía reconocer a suhermanoen el asesinoqueveía en la salade su casadepartiendoconsupadre.
—¡Lada!—gritósupadre,sobresaltado—.¡Saldeaquí!Éstaesunaconversacióndehombres.
—¿Dehombres? ¡LoqueMohamedhacontadoeshorrible! ¿Cómohaspodidohacerlo?¿Cómohaspodido...?—gritóLailaconlosojosanegadosporelllanto.
—¡Saldeaquí!—leordenósuhermanoconfuria—.Salantesdequeteapalee,desgraciada.Ycúbretelacabezasinoquieresquetelacubrayo.
—¡Atrévete!¡Atrévete!—gritóLaila.SumadreyFátimaentraronenlasalaasustadasporlosgritos.YLailaserefugió
llorandoenlosbrazosdesumadre.—¡Es un asesino!Élmató a toda esa pobre gente del cine deFrankfurt... ¡Oh,
Misericordioso!¿Cómolohaspermitido?Fátima bajó la cabeza entre avergonzada y temerosa. Ella sabía queMohamed
habíaparticipadoenlamatanzadeFrankfurtlomismoqueYusuf,suprimermarido,peroeso,hastaesemomento,lesconvertíaenhéroesasusojos,porquesuvisióndelarealidaderalamismadesuhermanoHasanylacomunidad,aunquelaslágrimasdeLailalaconmovíanylahacíandudar.
Lailasaliódelasalayseencerróllorandoensucuartomientrassumadreinsistíapara que le abriera la puerta. DarwishMohamed no se habíanmovido de la sala,mientras que Fátima había vuelto a refugiarse en la cocina con sus dos pequeños,temerosadeloquepudierapasar.
Los dos hombres comieron solos y estuvieron hablando hasta bien entrada latarde, cuando Darwish se dirigió a la habitación de Laila y le ordenó salir deinmediato.
CuandoLailaabriólapuerta,apenasseledistinguíanlosojos,hinchadosporelllanto.
—Lávatelacarayvenalasala,tenemosquehablar—leordenósupadre.Mansamenteseencaminóalcuartodebaño,dondeserestregó lacaraconagua
fríamientras intentaba ahogar nuevas lágrimas que se deslizaron por susmejillas.Cuandoporfinsepresentóenlasaladondelaesperabansupadreysuhermano,sesentíaagotadayempequeñecida.
—Me escucharás y obedecerás, porque de lo contrario puedes acarrear ladesgracia a esta familia —le dijo su padre a modo de preámbulo, pero Laila nisiquierarespondió,bajandolacabeza—.Estamosenguerra,Laila,pormásquetúnoloquierasverasí.Hallegadoelmomentodequenosdefendamosysaldemostodaslasafrentasyhumillacionesalasquenoshansometidoloscristianosenlosúltimossiglos. Nos han ido arrinconando, expoliando y despreciando hasta intentar
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reducirnosa lanada,ymuchosdenuestrosdirigentessehandejadocorromperporOccidente. Pero Alá quiere que esta situación termine y por eso ha inspirado aalgunoshombressantosparaqueliderenunanuevacomunidaddecreyentes,dondeloslimpiosdecorazóndeberánsacrificarseparaconseguirquelabanderadel islamvuelvaaondearalolargoyanchodelmundo.
—¿Matandoinocentes?—seatrevióapreguntarconapenasunhilodevoz.—¡Esquenoloentiendes!—exclamóconfuriasupadre.—No,noloentiendo.Noentiendoelfanatismo.Noentiendoporquénopodemos
vivir juntosmusulmanes y cristianos. No entiendo por qué los seres humanos nosempeñamosenhacerdeladiferenciaunabismoinfranqueable.NoloentiendoporquenocreoqueAláseadiferentealDioscristianooalDiosjudío...
Lailanopudoseguirhablandoporquesuhermanoselevantóconextraordinariarapidezylepropinóunabofetadaquelahizotambalearse.
—¡Blasfema!—gritóMohamedalzandoelpuñoqueestrellócontrael rostrodesuhermana.
SupadreseinterpusoentreambosparaevitarqueMohamedgolpearadenuevoaLaila.Sesentíaimpotenteantelasituación.
Denuevosuesposairrumpióenlasalachillandoasuvezalverasuhijaconellabiopartido,unojoamoratadoysangrandoacausadelpuñetazodeMohamed.
—¡QueAlá seamisericordioso con nosotros! ¿Qué hemos hecho?—gritaba lamadre,asustada,abrazandoaLaila.
—¡Vosotrostenéis laculpadeesto!—gritóMohameddirigiéndoseasuspadres—.Nuncadebisteisconsentirlellegartanlejos.¡Tú,madre,hasengañadoamipadreocultándolelasfaltasdeLaila,túereslaresponsable!
Lamujerbajólacabeza,asustada.Noreconocíaasuhijoenaqueljovenllenodeira que le gritaba amenazante, pero no se atrevió a responderle, ni siquiera intentódefenderse,sabiendoquesidecíaunasolapalabrapodíaaumentaraúnmáslarabiadeMohamed.Tampocosabíacómoibaareaccionarsumarido.Hastaesedíahabíasidounbuenhombreque jamás lashabíagolpeado,niaellaniaLaila,peroahoraveía en los ojos de su esposo un brillo especial que no sabía cómo interpretar.AbrazadaaLailayconteniendolaslágrimas,sedijoqueloúnicoquepodíaintentarhacereraprotegerasuhijaconsupropiocuerposiMohamedinsistíaengolpearasuhermana.
Lossegundosselehacíaneternoshastaqueporfinsumaridohabló.—Llévatelayquenosalgadesuhabitaciónhastaqueyolodiga.Lailatieneque
obedecer,Mohamedtienerazón.Adurasapenaslogróponerasuhijaenpieysacarladelasala.Fátimaaguardaba
enelumbraldelacocinadirigiéndoseconpasoraudoparaayudarlaallevaraLailaasu cuarto.Entre las dos la acostaron en la camay con lamirada se dijeron lo que
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debíanhacer.Fátimasequedójuntoalajovenmientrassumadresalíadelcuartoenbuscadel
botiquínparacurarsusheridas.Lailaapenaspodíahablar.Ledolíalacabezayelojo,teníalavisiónborrosaylos
labiosentumecidosporelpuñetazo.CongestosdiligentessumadrelelimpiólasheridasmientrasFátimalesujetaba
lacabeza.SumadrelediounanalgésicomientrasenvozbajapreguntabaaFátima:—¿Creesquedeberíaverlaunmédico?—No, no... Se pondrá bien, si viniera un médico podría... bueno, podría
denunciarnos,yesoseríaterribleparatodos.Notepreocupes,Lailasepondrábien.Lamujerlamiróyasintió.FátimaestabaprotegiendoaMohamed;enrealidada
todos ellos, pero aun sabiendo que su nuera tenía razón, sintió una punzada deremordimiento por no atreverse a hacer lo que creía que debía de hacer, que eraprocurarqueasuhijalavieraunmédico.
—Deberíamosdarle algoparaqueduerma—propusoFátima—.Mañana estarámejor.
—Nosé...quizádebiéramosesperar...Encárgatedeloshombresydetushijos,yomequedaréconLaila.
Fátima salió del cuarto procurando no hacer ruido para que ni su esposo ni susuegrosefijaranenella.Sentíamiedo,miedodeMohamed,miedodeloqueestabapasandoenaquellacasa.
Losniñosestabanenlacocinajugandoensilencio.Sumadreleshabíaadvertidoque no debían molestar y mucho menos enfadar a su nuevo padre, al que lospequeños,instintivamente,temían.Demaneraque,sentadosenelsuelo,jugabanconunoscochesdeplásticosinhacerruido.
Mohamed y su padre seguían hablando en la sala, y aunque habían cerrado lapuerta,devezencuandoescuchabalavozestridentedesumarido.Acariciólacabezade los pequeños y les susurró que debían portarse bien y acostarse pronto para nomolestaralosmayores.Losniñosnoseatrevieronaprotestaryellapudoverenlosojosdesushijoscuánasustadosytristessesentían.PeroFátimanosedejóconmovermásdeunsegundoporelrostroentristecidodesushijos.Asíeranlascosas,ynadasepodíahacer.Ladalecaíabien,perosutozudezibaaprovocarunadesgracia.Lasmujeresteníanqueobedeceraloshombresyaceptarqueellospensaranydecidieranporellas.NosabíaloquepretendíaLaila,peroencualquiercaso,sedijo,sucuñadaestabaequivocada.
Mohamedysupadrediscutíansobrelosucedido.—Ésta esmi casa y soy yo quien decide lo que ha de hacerse. Sí tu hermana
mereceuncastigoesmiresponsabilidadcastigarla,demaneraque...—¡Pero padre! —le interrumpió Mohamed—. Eres incapaz de ponerla en su
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lugar.Esunavergüenzaquevayasinvelo,ymiracómoviste...noseladistinguedelas cristianas.Me sorprende que no tenga ni una pizca demodestia y se atreva aenfrentarse a nosotros. Hay que poner fin a esta situación. No debe volver a esedespacho donde trabaja, y hay que obligarle a que no escandalice al Círculo,reuniéndose con buenas musulmanas a las que llena la cabeza con sus fantasías.¡LadaenseñandoelCorán!¡Quélocura!Hayqueimpedirquelohagasinoqueremosque nuestros hermanos nos juzguenpor impiedad.Hasanme advirtió que o somoscapacesdeponerfinaestasituaciónoloharálacomunidad.¿Quéclasedehombressomossinoconseguimosquenosobedezcanlasmujeresdenuestracasa?
—Mañanahablaréconella,perotúdéjala—sentenciósupadre.—Perosinolograshacerlaentrarenrazón,entoncesloharéyo.Sonóeltimbre
delteléfonoyMohamedlevantóelauricularcongestodecidido.—¿Quiénes?—preguntó.Escuchóduranteunsegundomientrasenrojecíadenuevoporlaira.—¡No!, Laila no está, y no la vuelva a llamar. Usted no tiene permiso para
preguntarpormihermana.Su padre le miró esperando que le dijera quién era, pero Mohamed dio un
puñetazosobrelamesaydenuevosepusoagritar.—¡Un hombre preguntaba por Laila! El muy indecente se atreve a llamar a
nuestracasa,pero¿cómohabéisconsentidounacosaasí?—Mohamed,estoesEspaña;hijo,haztecargo,noesfácilprohibirletodo.Laila
tiene que trabajar, tratar con gente. Has vivido aquí y enAlemania, sabes que lasmujeresyloshombrestrabajanjuntosysabesqueenMarruecostambiénsucedelomismoenlasciudades,peroloimportanteescómosecomportenellas,yteaseguroquetuhermananuncahahechonadadeloquedebamosavergonzarnos,esunabuenachica,yunabuenacreyente...
—Pero ¿cómo la defiendes? ¿No te das cuenta de lo que significa todo lo quehaceLaila?¿Quésentidotienenuestraluchasinuestrasmujeressecomportancomovulgaresrameras?
—Hijo, para ganar esta guerra debemos ser cautos y no llamar la atención.NopodemosencerraraLaila,tienequeseguirtrabajando...
—De ahora en adelante se comportará de manera diferente, y no saldrá sinpañuelo;noselopermitiré.
Padre e hijo se miraron agotados. Llevaban muchas horas hablando y elenfrentamientoconLailahabíadejadohuellaenlosdos.Erahoradequecadaunosequedaraasolasconsigomismoymeditara.
—¿PorquénollevasatuesposaaqueconozcaGranada?Aúnnoesdemasiadotardeytumadreospuededejarlacenapreparadayhacersecargodelosniños.
—Sí,mevendrábiensalirunrato.
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Mohamed salió de la sala en busca de Fátima, aunque hubiera preferido ir apasear sin ella.No es que lamujer lemolestara, puesto que procuraba no hacersenotar,peroaunasílasentíacomounacarga.Sedijoqueaúnnohabíancompartidoellechoyquenopodíademoraresemomentomuchotiempomás,puestoquetantosufamilia como la de Fátima esperaban que tuvieran hijos. Sintió una punzada derepugnanciaenlabocadelestómago,porquesumujerledesagradabafísicamenteynosabíacómoibaasercapazdetomarla.Elpensamientoleenfurecióaúnmásytuvoganasdeentrarenlacocinaagolpearla,perosecontuvoporquealfinyalcaboellaeralahermanadeHasanyéstepodríasentirseofendidosipegabanasuhermana.
—Mujer,nosvamos—dijo,conminándolaaseguirle.Fátimanoseatrevióarechistarycambiandounamiradaconsushijosleshizoun
gestoparaquenopreguntarannada,mientrasellaseestirabalagalabiyayseguíaasumaridohacía lapuerta.Esperabaquesu suegra sehicieracargode lospequeñosy,aunque le hubiera gustado pedírselo, sabía que no debía porque Mohamed no letoleraríaningún retraso,demaneraquemansamentesalióde lacasacaminandounpasodetrásdesumaridosinatreverseadecirlenada.
AesahoraGranadaolía a azaharyMohamedempezó a sentirsemás tranquilomientras reconocía los rinconesdesu infanciaenvueltosenelaroma inconfundibledeesasfloresminúsculasquesóloaparecíaporlanocheparaembriagarlossentidos.
FueronbajandoporlascallesempinadasdelAlbaicínhastallegaralaorilladelrío,dondeaesahoragruposdejóvenessereuníanenlosbaresdelazona.
Mohamed suspiró recordando los años vividos en Granada, cuando él mismoacudíaaesosbaresjuntoasusamigos.PensóencontárseloaFátimaperolasentíauna extraña para hacerla partícipe de sus recuerdos y emociones, de manera quevolvióaperderseensuspensamientosmientrassaboreabacon losojoscada rincónreencontrado.
De repente se acordó de que cerca había un pub donde solía reunirse con susamigosysedirigióhaciaallílamentándosedelacompañíadeFátima.Aquelpubnoera el lugar donde se lleva a una esposa. En el Palacio Rojo solían reunirse los«camellos»delazonaantesdesaliralacalleparadistribuirladroga.ÉlhabíasidounodeellosantesdemarcharseaAlemania.Alosdieciséisañosempezóatrapichearconhachísysefelicitabadeldineroobtenidoconestaactividad.
Se convirtió en camello porqueAli, sumejor amigo, le propuso el negocio: élpasaríaelhachísdesdeMarruecosyMohamedysusamigoslovenderíancobrandouna buena comisión. Aceptó el trato sin pensarlo y se convirtió, además de endistribuidor,enconsumidor.Cuandoaspirabaelhumonegrodelhachíssentíaquesele afinaban los sentidos y que el mundo era suyo. Lo mejor de todo era queconvertirseendistribuidordeladrogalehabíaabiertopuertasquedeotramaneralehubieran estado vedadas: las de todos aquellos señoritos que vivían en las zonas
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residenciales de la ciudad y que acudían a él suplicantes para que les vendiera«mierda».Inclusoenocasionesleinvitabanaalgunasdesusfiestas.Habíadisfrutadodelolindoconaquellaschicastanhermosasqueaceptabansuscariciasacambiodelhachís.
Decidió que entraría en el Palacio Rojo a ver si encontraba a alguno de susantiguoscolegasycompraríaunachinadehachís.EraloquenecesitabaparapoderacostarseconFátima,ysedijoasímismoquenadieseenteraría.SabíaquesillegabaaoídosdeHasanquehabíavueltoafumar,leexpulsaríadelCírculo.
Hasan se lo había advertido antes de enviarle a Pakistán y aceptarle entre lossuyos:nadadedrogas,nadadecomportarsecomoesoscristianoscorruptoscapacesdematarasumadreporunadosis.
PeroHasanestaba lejosyél teníaquehacer loshonoresde lacamaaFátimaysólotrasunbuenporroseríacapazdeafrontarlo.
—Quédateaquíunmomento,voyaversiestáunamigo.—¿Aquí,sola?—seatrevióadecirFátima.—¡Mujer,notepasaránada!Essólounmomento.Empujó la puerta y sonrió al ver que nada había cambiado en el PalacioRojo;
inclusoPacoseguíadetrásdelabarra.—¡Miraquiénestáaquí!—exclamóPacoalverle—.¿Dóndehasestado?Hace
añosquedesapareciste;dijistenoséquédeunabecayhastahoy.—Hola,Paco,¿cómovatodo?—Comosiempre,sincambios.Bueno,aalgunosdetuscolegasleshanmetidoen
eltalegoporpasarsedelistos.—Hacetantoquenosédeellos...¿quésabesdeAliydePedro?—AlidesapareciócomotúyPedroestáenlacárceldeCórdoba.Lepillaroncon
uncargamentodepastillasquehubieraservidoparasurtiramediaEspaña.—¿YdeAlinosabesnada?—Loqueserumorea.UnosdicenquesevolvióaMarruecos,otrosquelepillóla
poliyestáenalgunacárcelcumpliendocondena,otrosquesehavueltounfanáticoyqueestápegandotirosenIrak,vetetúasaber,estabaunpocopirado.Bueno,¿ytúquétecuentas?
—Nadade especial, terminémis estudios enAlemaniayhevuelto aver amispadres.¡Ah,ymehecasado!
—¡Vayapasada!Pero¿cómoseteocurrecasarte?—Bueno,nomeparecequeseatanraro...porcierto,¿sabesdealguienquetenga
buenmaterial?—Osea, que elmatrimoniono te ha retiradode la «mierda»; bueno, ése de la
mesadelfondo,queesmorocomotú,tienedetodo.MohameddudósidirigirsealhombrequePacoleseñalaba.Temíaquepudieran
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reconocerleyllegaraaoídosdeHasan,perodecidiócorrerelriesgo;ofumabahachísonosepodríaacostarconFátima.
TardódosminutosencomprarunabarradehachísysaliódellocalasegurándoleaPacoquevolveríapronto,aunqueenrealidadnoteníaintencióndehacerlo.
—Vamos,comeremoscualquiercosaantesderegresaracasa.Fátimalemirósorprendida.Noesperabaquesumaridolafueraainvitaracomer
fueradelacasa,eraconscientedesurechazohacíaella.Caminaron el uno junto al otro sin decir palabra hasta llegar a un pequeñobar
desdeelqueseveíalaAlhambra.Mohamedlacondujohastaunamesadelfondoyélsedirigióalabarra.Dosminutosmástardeuncamareroseacercabaconunabandejaen la que llevaba dos Coca-Colas, un plato de queso y dos raciones de tortilla depatatas.
Comieron sin mirarse el uno al otro, pero al final Mohamed la sorprendiópreguntándoleporLaila.
—¿Quépiensasdemihermana?Fátima sintió que le ardía el rostro mientras buscaba las palabras con las que
responderasumarido.—Esunabuenachica,yahoraquetúestásaquí,seguroqueseportarámejor—
dijotemiendodisgustarasumarido.—Mis padres han sido demasiado condescendientes con ella, no han sabido
encauzarlayahora...meavergüenzodeella.—No...nodeberías...ella...bueno...esunabuenachica.—¡Esunaestúpida!Suertequeestamosaquíypodréenderezarla.Nodijomás.Conungestopidiólacuenta,yunavezquepagóselevantóseguido
deFátima.DenuevoensilenciocaminaronhaciaelAlbaicín.Encontraronlacasaaoscuras.Lesllegaronmurmullosdesdelahabitacióndesus
padres y se dirigieron a su propio cuarto, donde los niños dormían apaciblementesobreuncolchóncolocadoenelsuelo.
—Llévalesalcuartodeallado;nodeberíanestaraquí.Fátima se sobresaltó al escuchar la orden de su marido, sabiendo lo que
entrañaba.Nodijonada:despertóalospequeñosytiródelcolchónhastallevarloalotro cuarto, allí les acarició el cabello y les conminó a dormirse de nuevo.Luego,suspirando, regresóaldormitorio,dondeencontróaMohamed fumandohachís.Nodijonada,sesentóenlacamayesperólasórdenesdesumarido,rezandoensilencioparaqueloquevinieranofuerademasiadoinsoportable.
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Ovidio estaba ensimismado releyendo los papeles que le había dado el obispoPelizzoli. Había escrito en distintos folios cada una de las palabras salvadas delincendioylasteníadispuestassobrelamesacomosifueraunrompecabezas.
—Pues sí que estás entretenido —le dijo el padre Mikel mirándole de reojomientrasencendíaunpitillo.
—Loqueestoyesatascado—confesóOvidio—ynosépordóndetirar.—DeberíasdecirlesalosdeRomaqueteliberendeesetrabajo,porquesino,no
tevasacentrarenlaparroquia.Perdonaquetelodiga,peroteveomáspreocupadopor esos papeles que por nuestros feligreses. Es difícil conciliar lo que sea que tehayanencargadoenRomaconlosproblemasdeaquí.
—Tienerazón,peronotengomásremedioquecumplirconloquemehanpedido—seexcusóOvidio.
—Ytú,Ignacio,podríasdejardeleeresacrónicadefrayJulián,queyatedebessaberdememoria,ycompadecertedelchico.
ElpadreAguirre,queparecíaabsortoenlalecturadeaquelrelato,estabasentadoenunabutacajuntoalbalcón,peroenrealidadnosehabíaperdidounapalabradelaconversación.Dejóellibroyselevantó,acercándoseaOvidio.
—¿Sabes,Mikel?OvidionotienemásremedioqueestudiarestospapelesporqueasílohadispuestoelSantoPadre—dijoelpadreAguirreentonocansino.
—¡El propio Papa!—exclamó cl padre Mikel—. Bueno, sise lo ha pedido elPapa...perotienequehaberotrosquepuedanhacerlodeOvidio,porquesisigueasínolevanadejarcentrarseenlodeaquí—continuórefunfuñandoelpadreMikel.
—¿YquiénessomosnosotrosparajuzgarlasrazonesdelPapa?AlaIglesiaselasirvedondenospidenquelasirvamos,ysinrechistar—respondióelpadreAguirre.
—Vale,siyonodigonada.Esquemedapenaveralchicotodoeldíapreocupadoconesospapeles.Deberíasecharleunamano,porquetúdeesascosassabes.
—¿Dequécosas?—preguntóelpadreAguirre.—¿Dequévaaser?¡Puesdesecretos!ElotrodíaescuchéaOvidiodecirtealgo
de lamatanza de Frankfurt, que no sé yo qué tiene que ver con la Iglesia.Y tú...bueno...sehablamucho,ysedicequedesdequehasllegadotehasempeñadoenqueaquílagentedejedematarse.
—¡Yparecíaquenoteenterabasdenada!—exclamóriéndoseelpadreAguirre—.Pero,queyosepa,eseempeñolotenemostodos,¿no?
—¡Hombre,claro!—respondió riéndoseelpadreMikel—.Ysiospuedoecharunamano...alomejorossirvodeayuda.
—No,nopuedes—respondió,veloz,IgnacioAguirre.—¿Sabe, padre?A veces pienso que tanto secretismo no está justificado. ¿Qué
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haydemaloenqueMikelySantiagosepanenquéestoytrabajando?Yoconfíoenelloscomo...
—Comonohasconfiadoennadieenlosúltimostreintaaños—terminólafraseelpadreAguirre.
—Sí,efectivamente.—Perotienesquecumplirlasreglas,eslaúnicamaneradeevitarproblemas.Yen
nuestrotrabajolaregladeoroesladiscreción.—Ya...pero...—Ovidio,yopondríamividaenmanosdeMikelodeSantiagoperohayasuntos
quenolesconfiaría;noporquenomefíe,sinoporqueesmejorparaellos.—EnRomaloqueusteddicetienesentido,peroaquí...losiento,padre,aquínole
veoelsentido.—Tú sabrás cómo debes de actuar. Yo sólo te recuerdo las reglas a las que
estamossometidos.—No, no me cuentes nada—terció el padre Mikel—; si Ignacio dice que no
debeshacerlonolohagas,pero,almenos,queélteayude,porquetambiénhaandadometidoensecretos.MevoyabuscaraSantiago,queestáconloschicosdelcoro,asíqueaprovechadeltiempo.
Mikel Ezquerra fue a su habitación a por la gabardina y la txapela y luego sedespidiódesuscompañerosconunescuetoagur.
—¡Quéhombre!—dijoriendoelpadreAguirre—.Menudocarácter...—Esunpedazodepan—respondióOvidio.—Loes,loes.Yatehedichoqueleconfiaríamivida.—Peronoleenseñaríaestospapeles,¿verdad?—Escuriosoquecuestionesunodelosfundamentosdenuestrooficio.—Esque aquí las cosas resultandiferentes.Romaestámuy lejosy las intrigas
vaticanastambién.Creoquetodoesmássimpledecomolovemoscuandoestamosinmersosenlavoráginedeallí.¿Sabe?YonosóloconfiaríamividaalpadreMikelyalpadreSantiago,tambiénlesconfiaríaestospapeles.
—Nodebeshacerlo,Ovidio,por tubienyporeldeellos.Yelquenolohagasnadatienequeverconlaconfianza.
—Peroustedsímepodríaecharunamano...—No,nodeberíahacerlo,peroloharé.Tehasatascadoynoséporqué.—Puedequelalejaníameimpidapensarcomolohacía.Aquítodoesdiferente.—Bueno,cuéntameyverésipuedoayudarteono.Ovidioordenólospapelessobrelamesaycomenzóarelatarlesuencuentrocon
LorenzoPanettayMatthewLucas;despuésleexplicóminuciosamentecuantosabíadel caso de lamatanza de Frankfurt. El padreAguirre le escuchaba sinmover unmúsculo,ydecuandoencuandocerraba losojoscomosinecesitaraabstraersedel
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todo para entender lo que le contaba Ovidio. Cuando éste terminó su exposiciónvolvióadistribuirporlamesalospapelesenlosqueteníaescritaunadelaspalabrasencontradas en aquellos restos de folios rescatados del apartamento de Frankfurtdondelosterroristassehabíanvolado.
A Ovidio le sorprendió la mueca de amargura y dolor que parecía habersedibujadoenelrostrodelancianosacerdote.
—¿Quéopinadeloquelehecontado?ElpadreAguirrelemirófijamentey,exhalandounsuspirodepesar,lerespondió:—Intentaréecharteunamano,aunquenodeberíahacerlo.—Pero... ¿por qué? —quiso saber Ovidio que miraba preocupado el rostro
sombríodelviejojesuita.—Siyohubieratenidounhijomehubieragustadoquefueracomotú.Quizápor
esoinconscientementetetratocomotal—respondióelpadreAguirre.—Gracias, usted para mí es más que un padre —acertó a decir emocionado
Ovidio.—Haypreguntas a las queno te voy a responder, porquenopuedo, porqueno
deboyporquenoquiero.Perointentaréayudarte.—Gracias.—Bien,empecemos.Dimeaquéconclusioneshasllegado.—Éseeselproblema,quenohellegadoaninguna.Navegoentretinieblas.Esas
palabrasnoparecentenerningunarelaciónentresí:«Karakoz»,«Sepulcro»,«CruzdeRoma», «Viernes», «Saint-Pons», «Lotario», «cruz»... Las frases, sacadas de sucontexto, son absurdas: «nuestro cielo está abierto sólo a aquellos que no soncriaturas», «sangre», «correrá la sangre en el corazón del Santo»... No consigodesentrañarsusignificado,perosíleoenellasuntonoamenazador,noséporqué.
ElpadreAguirreseconcentróenlalecturadelosesquemastrazadosporOvidiomientraséstecontinuabahablandomásconsigomismoqueconelsacerdote.
—No imaginoqué clasedepapeles o documentos eran los que contenían estaspalabras, pero estoy segurodequenada tienenquever con elCorán.Yno sondeningúnlibro,porque,simiralasfotocopias,veráquealgunassonpalabrasescritasamano,ynoporlamismamano.Enalgunascoincidenlostrazos,enotrasesevidentequehansidoescritasporunapersonaopersonasdistintas.Hepensadoenpedirunexamencaligráfico;noesquenosvayaadesvelarnadatrascendente,peroalmenosalgoindicarásobrelosautores.Laúnicaqueestáclaraes«Karakoz»,queserefiereauntraficantedearmas.
—¿Dedóndees?—quisosaberelpadreAguirre.—Un serbobosnio.Un personaje oscuro que luchó en las guerras de la antigua
Yugoslaviayqueahora sededicaal tráficodearmas.Los informesde inteligenciaaseguranqueKarakozpuedeconseguircualquierarmaquelepidan,sóloescuestión
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deprecio.SegúnlaInterpol,enlosúltimosañoshasidounodelosproveedoresdelosgruposislamistasy,sinduda,fueélquienvendiólosexplosivosparalamatanzadelcinedeFrankfurt.
—De manera que la única pista sólida que tienes es Karakoz. ¿Le haninterrogado?
—Al parecer no quieren hacerlo; prefieren tenerle controlado para ver si hacealgúnmovimientoqueconduzcaaunapistasólida.Peronoesfácilhacerlo:semuevecomounaanguila,yapareceydesaparecesindejarrastro.
—Karakozesunodelosextremosdelacuerda.—¿Quéquieredecir?—Imagínatequeel casoesunacuerda.Enunextremo tenemosaKarakozy si
tiramosllegaremosalcabodelotroextremo.Demaneraque,obienesperasaquelaInterpolyelCentrodeCoordinaciónAntiterroristadelaUniónEuropeatecuentenloque van averiguando del personaje, o bien intentas averiguarlo por tus propiosmedios,loquesindudaesmásdifícil.
—Se supone que lo único que tengo que hacer es pensar qué significan esaspalabras.
—Un nuevo atentado, es evidente; lo que no sabemos es dónde, ni cómo, nicuándo.
OvidioSagardíasequedómirandoconasombroalpadreAguirre.Suafirmaciónhabía sido como unmazazo. El viejo jesuita le observaba sin poder disimular unasonrisa.
—¡Pero, hijo, si es evidente! Si no estuvieras tan obcecado con tus propiosproblemaslohabríasvisto,comolohanhechoPanettayLucas.¡Nopuedesser tantonto!Nohacefaltatrabajarenningunacentraldeinteligenciaparasaberquehayunplanbiendeterminadoporalgunaoalgunaspersonas,decididasaprovocarunchoqueentreOccidenteyelislam.Lopeoresqueelfanatismoislamistaencuentraaliadosenciertossectoresalosquenolesvienenadamalparasusinteresesquetengamosunanueva«guerra fría», sóloqueéstaesdiferente,y sepretendeque la religión seaeldesencadenante. ¿Sabes? No puedo creer que seas tan ingenuo; es más, medecepcionas.
Ovidio tragó saliva avergonzado. Llevaba media vida trabajando para eldepartamento deAnálisis de PolíticaExterior, y de repente se estaba comportandocomounnovato;peorqueeso,comounincapaz.ElpadreAguirreteníarazón.
—Losiento.Esverdadqueheestadomuyencerradoenmímismo.Llevomesessinpensarennadaquenoseayo...
—¿Y eso te ha convertido en un simple? —le reprochó con enfado el padreAguirre.
—No;bueno,esperoqueno.
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—Estoyseguroquedesdeel11deseptiembre,inclusoantes,elobispoPelizzolidebebaberospuestoatodosatrabajarenloqueestápasandoyseestámoviendoenel mundo islámico. ¿No ha reforzado las legaciones vaticanas con algunos denuestrosanalistas?¿Nohadeterminadoqueelproblemaislámicoeshoylaprioridad?Nohacefaltaquemerespondas.ConozcobienaLuigiPelizzoliyestodomenosunincapaz,esunade lasmentesmásbrillantesde la Iglesia.Demaneraquesupongoqueestádedicadoaesteconflicto.Ytúrealmenteestásmal.Eresunjesuita,entiendola crisis por laquehaspasado, entiendoquenecesitarasdejar elVaticano, peronoadmito que no razones y que tu preocupación se haya convertido en tu únicoproblema.Bien, ahora estás aquí; dimequé es exactamente lo que quierePelizzoliquehagas.
—Pensar,buscarunhiloconductorentreestas frasesysí, supongoque intentarsaber si detrás de ellas hayuna amenaza, aunque enningúnmomento el obisponiaquellosdosagentesdeinteligenciadijeronnadaalrespecto.
—Nohace falta señalar loevidente.Enmiopinión, loque tehanpedidono lopuedes hacer solo desde aquí. Necesitas medios, ayuda, una buena base de datos,saberquéesloquevaaveriguandoInterpol,elCentrodeCoordinaciónAntiterroristaeuropeo,laCIA...enfin,nopuedeshacernadaencerradoenestepisodelamargenizquierdadeBilbao.
—Ésaeslacondiciónquepuseyqueaceptaron.—PuesesmejorqueseashonradocontigomismoyconlaIglesia.Yotedigoque
esetrabajonopuedeshacerlosolodesdeaquí.TendríasqueiraBruselas,reunirteconlos de eseCentro deCoordinación, ver a los de la Interpol, estar en contacto connuestrodepartamentoenelVaticano,ysimeapuras,deberíasintentaraveriguaralgopor tu cuenta de ese sinvergüenza de Karakoz dondequiera que se esconda. Lainformaciónseencuentraenlacalle.
—Nuestroobjetivoesanalizarlainformación—sedefendióOvidio.—Claro, pero nadie nos la regala, hay que buscarla. Nuestro departamento de
AnálisisdePolíticaExteriorcuentaconmejoresdatosquemuchosgobiernos.¿Sabesporqué?Puesporquenosotrosestamosentodaspartes,entodaslascalles,entodoslos rincones del planeta. Pero esto ya lo conoces, así que no me cansescomportándotecomosinosupierasdequévaestenegocio.
—Mesorprendequehabledeestamanera...—selamentóOvidio.—Bueno, lo hago para fastidiarte; ya sé que precisamente por todo esto has
queridodejarelVaticano.PediréperdónalSeñorporhabertehechodañoasabiendasdeloquehacía.
—¿Asídefácil?—Tambiéntepidoperdónati.—iEsustedincreíble!
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—Nosoylamaravillaquecreesquesoy.Sólosoyunhombre,unviejosacerdotejesuita.Nomeidealices,acéptamecomosoy.
Sequedaronensilenciomirándosea losojos.AOvidio le sorprendía ladurezadelrazonamientodelpadreAguirre,peronoseengañaba:sabíaqueelviejosacerdoteteníarazón.
—Supongo que podré conciliar los dos intereses, el de la Iglesia y el mío—afirmóconundejedecinismo.
—Túverássipuedes.—NoregresaréalVaticano.Mequedo,trabajarédesdeaquí,aunquetengaqueir
de un sitio a otro.Megusta lo que estoy haciendo, en realidad no sabía cómo eratratar con gente normal, ni qué problemas reales tiene la gente. Aquí estoyencontrandoverdaderosentidoalsacerdocio.
—Nadiemejorquetúparasaberloquepuedeshacer.Perosivasaseguirconelcaso, teaconsejoque te lo tomesen serioynoamodode inventario,porquede tipuededependerquesesalvenvidas.Bien,¿quétesugierenalgunasdelaspalabras?
—Lotario... hay varios Lotarios importantes en la historia pero en principionuestroLotariodeberíasercontemporáneo.EncuantoaSaint-Pons,aparececomounpequeño pueblo en el sur de Francia; eso podría suponer que allí hay una célulaislamista,oqueesellugarelegidoparaunatentado.SupongoquelosdelCentrodeCoordinaciónAntiterroristadeBruselasloestaráninvestigando.
—Noestámal...—Gracias por animarme, pero en realidad no tengo nada. Pienso que estas
palabras tienen que significar algo, pero no tienen sentido en manos de unosterroristasislamistas.
—Nodesechesningunapistaporextravagantequeteparezca.Encualquiercasome tranquiliza ver que no has estado perdiendo tanto el tiempo comome estabashaciendocreer.
—Luego está lo de: «correrá la sangre en el corazón del Santo...». Una frasemisteriosaquenomedicenada,ymecuestarelacionarconelgrupodefanáticosdeFrankfurt.
—No tienes más remedio que tirar de la cuerda, y la única pista sólida esKarakoz.InsistoenquehablesconesosdosseñoresqueosfueronaveralVaticanoyquetedigantodoloquehanaveriguadodelpersonajehastaelmomento.Meparecequenohaymuchasopcionesmás.Anteshasdichoquesemuevecomounaanguila,perotendráundomicilioenalgunaparte.
—Según este dossier, Karakoz pasa temporadas en Belgrado pero también enMontenegro,inclusoselehavistoenalgunasdelasexrepúblicasdelaURSS,esunode los proveedores de la guerrilla chechena; ha recalado en varias ocasiones en elaeropuertodeBeirut,enYemen,enDamasco,perotambiénenParís,enLondres,en
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Amsterdam...Elinformedicequeesuntipodiscreto,quenosecomportaalusodelos gánsteres. No suele frecuentar clubes nocturnos, ni tampoco se le conocenmujeres.Bebevodkayfumapuros.Esoes todoloquealparecersesabedeél.Lacuestión es saber si el grupo de Frankfurt estableció contacto directamente conKarakoz o si el grupo en cuestión tenía otros jefes por arriba que son los que seencargarondecomprarlasarmasylosexplosivosaKarakoz.
—Supongo que sobre eso ya deben de tener una idea en el Centro deCoordinaciónAntiterrorista.Demaneraque...
—Que no me queda otro remedio que irme a Bruselas —respondió Ovidiosoltandounacarcajada.
—Túverás...—No tendré más remedio que hacerlo si quiero evitar que piense que soy un
tonto.—Efectivamente—respondió,riendo,elpadreAguirre.—Mehanhechounafaena.—Sí,telahanhecho.PerosiLuigiPelizzolihainsistidoenmeterteenestecaso
esporquecreequepuedesayudarmásqueotros,demaneraquetieneslaobligacióndehacerlo.
—¿CuántasveceslehanpedidoayudadesdequedejóelVaticano?—Mividanoeslatuya,miscircunstanciasnadatienenqueverconlastuyas,de
maneraquenopierdaseltiempohaciendoparalelismos.Peroquetequedeclaraunacosa:yoheservidoa la Iglesiaallídondemeharequerido,dondehanconsideradomissuperioresquedebíahacerlo,yloseguiréhaciendo.
—Peroledejaronveniraquí...El padre Aguirre no respondió y volvió a ensimismarse en los papeles
diseminadossobrelamesa.—Laverdadesqueestecasoesunauténticoretoparalainteligencia;sindudaes
el«caso»detuvida,enelquevasadarlamedidadeloqueeres.—¡Vaya!,nomeloponefácil.—Nosoyyoelquenoteloponefácil.Estecasoesendiablado,teloaseguro.SemiraronyOvidiotuvolaimpresióndequehabíauntrasfondoenlaspalabras
delpadreAguirre;peronoseatrevióaplanteárselo.—LlamaréamonseñorPelizzoliylepedirépermisoparairaBruselas.Supongo
queconunpardedíastendrébastante.—Nosupongasnada:tienesuntrabajoquehacer;hazlo,perosincondicionartea
timismoniconeltiemponiconnada.Pero...¿sabes?,estaconversaciónmecansa.En realidad es tu resistencia la que me cansa. Quizá deberías llamar al obispo ydecirlequerenunciasdeltodo;quizáesoseríalomáshonrado.
El padre Aguirre se levantó y salió de la sala dejando a Ovidio perplejo y
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malhumorado. Esperaba que el anciano sacerdote se pusiera de su lado, queentendierasudesganaparaponerseapensarenelatentadodeFrankfurtquetanlejosse leantojabadesunuevavidaenEspaña.Y,sinembargo,sumaestro le instabaadedicarsealcienporcienalmalditocasoyveíadibujarseenéllaprofundadecepciónqueleprovocabasuactitud.
Ovidio se dijo que también él estaba sorprendido consigo mismo, por suterquedadcasiinfantil,perosedisculpópensandoqueteníaderechoaserunsimplesacerdote y no vermás allá de los problemas de sus feligreses. Sintió de nuevo eldesgarrointeriorquelehabíamortificadoenlosúltimosmeses.
Escuchóel sonidode lapuertaalcerrarse.ElpadreAguirre sehabíamarchadodejándolesoloparaquetomaraunadecisión.
Cogió el teléfono y marcó el número directo de monseñor Pelizzoli, quienrespondió al segundo pitido. Durante media hora estuvo explicando a su antiguosuperior los escasos avancesquehabíahechoydespués lepreguntó si considerabaconvenienteque sedesplazara aBruselas, yquizá también aBelgrado.Pudiera serque en la nunciatura alguien supiera algo relevante de Karakoz. Él sabía porexperiencialamuchainformaciónquesobrelosasuntosmásdiversospuedenllegaratenerenlasnunciaturas.
—Ya hemos pedido discretamente a nuestros hermanos de Belgrado que nosdigansisabenalgointeresantesobreKarakoz.Enrealidad,loquenoscuentannoesmuchomásdeloquesabenenBruselas,perosicreesconvenienteir,hazlo.Llamaréparaqueterecibanytefacilitenloquepuedasnecesitar.EncuantoalodeirtambiénaBruselas,tampocohayinconveniente.Túeresquienllevaestecaso.
—Bueno...noexactamente...—protestóOvidio.—Confiamosenqueseascapazdeencontrarunapistaquenosilumine.Estamos
preocupadosporloquepuedansignificaresaspalabras,esasfrasesenigmáticas.—Nohecambiadodeopiniónrespectoaloquecreoquedebohacer.—Ynotehemospedidoquelohagas—respondiócondurezaelobispo.—Harétodoloquepueda.—Enesoconfiamos.—EnnuestraOficina,¿sehallegadoaalgunaconclusión?—Aningunasólida,peroseríaconvenientequeintercambiaraspareceresconlos
hermanosqueestán trabajandoenelcaso;esmejorque todosdemospatadasen lamismadirección.PodríasveniralVaticanoantesdeiraBruselasyaBelgrado.
Ovidioestuvoapuntodenegarse,peronosesintiócapaz.Además,sabíaqueelobispo tenía razón. O estaba dentro del caso o lo dejaba, pero no podía seguiresquivandosuresponsabilidad.
—Loharé.—¿CómotevaenBilbao?
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—Mesientomuybien.Aquípuedollegaraestarenpazconmigomismo.—Mealegrodequeasísea,¿yelpadreAguirre?—Acabadesalir.Estámuybien,tanenérgicoybondadosocomosiempre.—Yalosupongo.¿Teestáayudando?—Seresiste—confesóOvidio.—Muy propio de él; querrá que te enfrentes a tu propia responsabilidad; sin
embargo,escúchale.Él...bueno,éltienemuchaexperienciaysabevermásalládeloquesomoscapacesdeverlosdemás.Seguramentetieneyaunaideabastanteprecisadequévaestecaso.
—Siesasí,nomelohadicho.—Ynoloharásalvoquelocreaestrictamentenecesario.—Noentiendo...¡Pero,hijomío,cómovasaentenderalpadreAguirre!Esmiamigoademásdemi
maestroynuncahelogradoentenderleni...nisiquieraconocerledeverdad—confesóelobispoanteelestupordeOvidio—.Bien,ponteenmarchayvenavermecuandolleguesalVaticano.Hablarécontussuperiores,conelgeneraldetuOrdenparaquetepermitanhacer altos en el caminoquehas empezadoa recorrer como sacerdote enBilbao.
Ovidio volvió a concentrarse en los papeles que tenía ante sí pensando en elabsurdoque suponía entrelazar unaspalabras aparentemente sin relacióny llegar auna conclusión lógica. En cuanto a las frases, tenía que buscar igualmente suscontextosylatareatampocoerafácil.
Habíaanochecidocuandoregresaronsustrescompañerosdepiso.ElpadreMikelEzquerra estaba discutiendo con el padre Santiago, mientras el padre Aguirre lesconminabaaacabarladiscusión.
—¡PeroesqueSantiagonoentiendenada!—protestabaelpadreMikel.—Erestúelqueveslarealidadconuncristalquelodistorsiona—sedefendíael
padreSantiago.—¡Noterminasdecomprenderelproblema!—¡Claro que lo entiendo! La cuestión es que no comparto contigo ni el
diagnósticonilasolución.Entraron en la sala refunfuñando. El padre Aguirre les pedía que dejaran de
pelear.—Pero¿quéospasa?—quisosaberOvidio.—Éste,quesecreequeloqueocurreaquíesculpanuestra—respondióelpadre
Mikel.—¿Loquepasadónde?—Pues en el PaísVasco.Tú eres de aquí y, bueno, sabes de qué va esto, pero
Santiagoloveconojosdegranadinoy...
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ElpadreSantiago,denaturalapacible,diounrespingoysedirigióiracundohaciaelpadreMikel.
—¡Oseaquesólolosvascospuedenhablaryentenderalosvascos,loschinosalos chinos, los franceses a los franceses...! ¡Menuda estupidez! Haces mal en serambiguoconesoschicos,estássembrandosuperdición.
—¡Estosíqueesdemasiado!Nosoyambiguoylosabesbien,sóloqueprefieroescucharlesyconvencerles,nocondenarlesalaprimeradecambio.
—Es que el mal hay que condenarlo a la primera de cambio, no hay maticesposibles—replicóelpadreSantiago.
—¿Podemoscenar?LapreguntadelpadreAguirrehizoqueaparcaranladiscusión.Ovidioquitósus
papeles de enmedio, mientras el padreMikel ponía la mesa y el padre Santiago,seguidodelpadreAguirre, entrabaen la cocinaparacalentar la cenaque leshabíadejadopreparadalabuenadeItziar.
TodosseconcentraronensaborearlasopadepescadoylassardinasrebozadasdeItziar.
Cuandoterminarondecenar,elpadreAguirrelesinvitóarezarelrosariopara—según les dijo— meditar y liberar el espíritu de las tensiones del día además deintentaracercarseaDios.
Una vez que finalizaron el rezo, el padre Aguirre propuso tomar una copa depacharánantesdeirseadormir.
—¡Anda!¿Esqueesfiesta?—preguntóconsornaelpadreMikel.—No,peroalomejornosvienebienatodosdegustarellicorcharlandounrato
antesdeirnosadormir—respondióelpadreAguirre.—Amímepareceunaideaestupenda—apuntóelpadreSantiago.—Haceañosquenotomopacharán—confesóOvidio.—Pues sí que te has perdido cosas andando por esos mundos—dijo el padre
Mikelmientrassedisponíaaservircuatrominúsculascopasconelpacharán.Los cuatro sacerdotes apuraron el licor de endrinas cada uno sumido en sus
pensamientos,hastaqueelpadreMikellesdevolvióalarealidad.—Mañanatenemosquereunirnosconesosjóvenes;necesitanrespuestas.—Larespuestaesclara:nohay justificaciónparaquesecomportencomounos
bárbarosyamedrentena suscompañeros.Nopodemos justificarles—dijoelpadreSantiagoentonoenfadado.
—Nosédequéhabláis.¿Delomismodeantes?—quisosaberOvidio.El padre Santiago tomó la delantera a su compañero Mikel para responder a
Ovidio.—Sí. Te lo explico en dos palabras. Hoy ha venido a vernos una chica del
institutoasustadaporqueungrupodechavalesdebachilleratovienenamenazandoa
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suhermanoporquenoseuneaellosenlakaleborroka.Lellamancobarde,español,perro, etcétera. Ayer les tiraron un cóctel molotov en la terraza de su casa,afortunadamentenohabíanadieenesemomento.Perohoyenelpatiolehanrodeadoy le han dado una paliza.Nadie hamovido un dedo, nadie ha visto nada. Sólo suhermanahaintentadoayudarleyesosbestiaslehanpuestounojomorado.Ellatemequelacosavayaamás;temeporlavidadesuhermanoyhavenidoapedirnosayuda,porqueconocemosa esosbárbaros,y creequepodemos tener alguna influencia enellos si les hablamos. Yo creo que además de hablarles debemos decirles que sivuelvenatocarunpeloaesemuchacho,sivuelvenalanzaruncóctelmolotovasucasa,lesllevaremosdelaorejaantelaErtzaintza.PoresonospeleamosMikelyyo.Élnoestádeacuerdoconestoúltimo.
El padre Aguirre observaba a Ovidio pendiente de lo que pudiera decir. Elsacerdote,absortocomoestabaensuscuestionespersonales,noterminabadeentrarenlosproblemasrealesdelacomunidadalaquequeríaservir.
EnelrostrodeOvidiosereflejabalaconfusiónytambiénelmalestarporloqueacababadeescucharalpadreSantiago.
—Nosepuedepermanecerneutralantelaviolencia—acertóadecir.—¡Pero no podemos denunciarles! ¡Si lo hacemos no volverán a confiar en
nosotros!—protestóelpadreMikel.—Y si miramos hacia otro lado, esa chica, su hermano y muchos como ellos
tampococonfiaránennosotros—afirmóconrotundidadelpadreSantiago.—Lascosasnosontansimples,porlomenosaquí.Estepueblohasufridomucho
—dijoelpadreMikel.—¿Ysusufrimientolesdaderechoaprovocarmás?—preguntóOvidio.—¡Vamos!¡TúsalistedeBilbaohacemuchotiempo,peronosetepuedehaber
olvidadoloquehemospasadoaquí!—insistióelpadreMikel—.Noestoydiciendoquenohagamosnada,claroquepodemoshacer,peronoloquediceSantiago.
—Esoschicostienenqueaprenderadiferenciarelbiendelmal.Nopodemossersuscómplicesenelmal,nopodemosdecirlesqueporquequieren la independenciadelPaísVascoestánlegitimadosahacercualquiercosaparaconseguirla.
—Amímeparecenunoscobardes—sentencióelpadreAguirre—.Hayquesermuy cobarde para entre cinco dar una paliza a un compañero y un puñetazo a suhermana.Soncobardesellos,perotambiéntodoslosquehanmiradohaciaotrolado.Nopodemospermanecerimpasiblesanteelmal.
ElpadreMikelnopudoocultarungestodedesolación, aunqueno sedabaporvencido.
—Claroquedebemosactuar.Mañanairéaveraldirectordelinstituto.Tambiénquierohablarcon losprofesorese ira laclasedeesoschicos;debemoshablarconellosunoaunoyadvertirlesdequesuactuaciónnopuedequedar impune.Perosi
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perdemossuconfianzaserápeor.Notienendemasiadasreferenciassobreloqueestábien o lo que está mal. Uno de ellos tiene a su padre en la cárcel, el otro a unhermano,hayqueponerseensupiel—insistióelpadreMikel.
—¿Porquétieneasupadreenlacárcel?—preguntóOvidio.—Porunatentado.Formabapartedeuncomandoqueatentócontraunapatrulla
delaGuardiaCivil;murierontresguardias.—O sea, que está en la cárcel por matar—sentenció Ovidio sin un ápice de
compasióneneltonodevoz.—Hamatadoporquecreequeestepaísnoes libre,porquecreequees laúnica
manera de que se reconozca que Euskadi tiene derechos. No lo justifico —seapresuróamatizarelpadreMikel—,sóloteexplicocómosepercibenlascosasdesdeaquí.
—Yparaconquistaresalibertadacabanconlavidadeotros...—empezóadecirOvidio.
—Deotrosquerepresentanlaopresión—seapresuróaresponderelpadreMikel.—¿Dóndeponemosellímite?—preguntóOvidiocondureza.—¿Ellímite?Noteentiendo—respondióelpadreMikelconvozalterada.—Sí, dime, ¿en qué circunstancias podemos justificar matar, torturar, dar una
paliza a quien no piensa como nosotros?Digamos que aquí tienen razones, ¿y enIrlanda?Tampocopodemosolvidarnosdeloschechenos,nidelospalestinos,inclusoBinLadentienerazonesparadeclararelyihad,y...
—¡Nohagastrampas,Ovidio!—dijoenfadadoelpadreMikel.—¿Trampa?No,erestúelquetehacestrampasatimismo.Soytanvascocomo
tú,ycuandoeraniñoescuchabaalosmayoreshablardeunapatrianuevaqueseríaunaArcadia.PeroArcadianoexiste,sóloexistimosloshombresysomosiguales,noimportadóndehayamosnacidoodóndevivamos.Hombrescontodaslasmiseriasygrandezasque albergamos todos los sereshumanos.Cuandopierdes a tumadre, eldolor es elmismo hayas nacido aquí o en laChina; cuando alguien te humilla, eldolorde lahumillaciónse teclavaenelalmaseasvascooescocés.Sinoganas losuficienteparamanteneratufamilia,ladesesperaciónesigualaquíoenSebastopol.
—Hasestadotantotiempofueraque...—Heestadotantotiempofueraqueheaprendidoquelatierranoesnadasinlos
hombres,queloqueimportansonlossereshumanos.ElpadreAguirreyelpadreSantiagoescuchabanensilencioeldueloentreOvidio
yMikel.Ambosdefendíanconpasiónsusposiciones.—Yoestoyencontradelaviolencia,Ovidio,teloaseguro,sólodigoquenuestro
deber es saber dónde ejercemosnuestroministerio, entender los sentimientos de lagente.Deotramaneranopodemoshacernadaporellos.
—Entonces, comprende el dolor de ese chico apaleado y de su hermana
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maltratada. ¿Qué tipo de patria nueva se puede construir sobre los cadáveres dequienesnopiensancomoellos?¿Sabes?Megustaríaacompañartealinstitutoaveraesoschicos.
—Puesven;alomejorasíveslascosasdeotramanera.—Lointentaré,peronocreoquepueda,mañanamemarcho.—¿Adónde?—quisosaberelpadreMikel.—Bueno,yasabéisqueestoyterminandountrabajoqueteníapendienteantesde
veniraquí,ymeestáresultandomáscomplicadodeloquepensaba.TengoqueiraRoma y a Bruselas, supongo que no estaré fuera más de una semana. Lo siento,porqueloquemásdeseoeslarutinadeestanuevavida,perotengoelcompromisoylaresponsabilidaddeterminarloqueestabahaciendo.
Nolepreguntaronmás.SiguieronhablandodegeneralidadeshastaqueelpadreAguirrelespropusoirseadescansar.
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LorenzoPanettarecibióaOvidioSagardíaenelaeropuerto.LlovíaintensamenteenBruselasyelvientohacíaaúnmásdesagradablelamañana.
OvidiolehabíatelefoneadodesdeRomaproponiendounencuentroparacambiarimpresiones. El veterano policía aceptó de inmediato, ansioso por escuchar a esesacerdoteque,segúntodoslosinformes,erala«estrella»delainteligenciavaticana,aunquealparecerhabíadecididoretirarse.
ElCentrodeCoordinaciónAntiterroristaestabasituadoenunedificiocercanoalasededelaOTAN,yenéltrabajabanvarioscientosdepersonas.
Colaborabandemanerapermanente conél oficialesde inteligenciade agenciaseuropeasydeotrospaíses.MatthewLucaseraunodeellos.
AOvidiolesorprendiólagrancantidaddemediosconquecontabaelCentro,queorgullosamentelemostraroneljefe,HansWein,yelpropioLorenzoPanetta.
Cuando por fin se reunieron en el despacho de HansWein,Matthew Lucas yAndreaVillasanteseunieronaellos.
—Díganos,¿hallegadoaalgunaconclusiónsobreesteasunto?—lepreguntósinrodeosHansWein.
—No;confranqueza,no.Heexaminadolaspalabrasencontradasenlosrestosdepapeles,hehechoconellasvariascomposicionesyhepedidounexamengrafológico,aunque supongoque ustedes también lo habrán hecho.Es evidente que algunas deesas palabras han sido escritas pormanosdistintas.Nohe encontradouna relaciónposible entre ningunade ellas, yme sigopreguntandopor todasy cadaunade laspalabrasyfrasesencontradas.Nijuntasniseparadasparecentenersentido.
—Nosotros tampoco hemos adelantado demasiado —explicó Hans Wein—,estamos igualmente atascados.La única esperanza es queKarakoz nos conduzca aalgunodelosjefesdelcomando,aunqueserádifícil.Esagentefuncionademaneraaislada,no se conocen losunos a losotros, tienenautonomíaparadecidirdóndeycuándoactúan.
—Pero hay una cabeza pensante —afirmó Lorenzo Panetta—, de eso estoyseguro.
—Pues yo no lo estoy tanto —apuntó Andrea—. Su seguridad se basaprecisamenteenquenopertenecenaunaorganizaciónarticulada.
—Losiento,Andrea,enestodiscrepocontigo.Creoquehayunaovariascabezasen alguna parte. No digo que no haya células que puedan actuar de maneraindependiente,pero losgrandesatentados tienenunamotivaciónespecífica,no sonfrutodelazar.
—Bueno,enalgotenemosquediscrepar—respondióellasonriendo.—Enmiopinión,losterroristasdeFrankfurtnoteníanintencióndeconvertirseen
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mártires.Teníanotrosplanes,posiblementefuturosatentados.LacuestiónesquesitienerazónAndreayestosgrupossonindependientesunosdeotros,sehanllevadoalotromundosusplanes,fueranlosquefuesen.SiporelcontrariotienerazónLorenzo,entoncesotrogrupopuedehaberrecogidoeltestigoeintentarllevaradelantedichosplanes,delosquesólotenemosesaspalabrassacadasderestosdepapelesquemadosquenosabemosaquécorresponden.
EscucharonatentamenteladisertacióndeHansWein,conscientesdeladificultadqueplanteaba.
—Mañana voy a Belgrado —les informó Ovidio—. Aunque ustedes tenganinformación precisa, que espero puedan enseñarme, sobre Karakoz, intentaréconseguiralgunacosamássobreelterreno.
Matthew Lucas le observó de reojo expectante. ¿Qué podía conseguir unsacerdotequenohubieranconseguidoyalosserviciosdeinformacióndelospaísesoccidentales,ademásdelossatélitesylasantenasdeescuchastelefónicas?Ovidiosediocuentadelamiradadesconfiadadelnorteamericano.
—¿Sabe, señor Lucas? Seguramente tiene usted razón para pensar lo que estápensando, pero siempre hay un detalle perdido que nosotros los curas podemosaportar,yalomejoresedetalleesimportante.Ono,yaseverá.
—¡Por favor, no crea que soy reticente! —se disculpó Matthew Lucas,preocupadoporhaberresultadotantransparenteparaaqueljesuita.
—Bien,yahoramegustaríasaberloquemepuedendecirdelcaso.LorenzoPanettacambióunamiradarápidaconHansWeinyéste,conungesto
casiimperceptible,leindicóquefueraélquienhicieraunresumendelasituación.—Continuamos teniendo aKarakoz bajo vigilancia, noche y día; curiosamente
lleva tres semanas sin moverse de Belgrado. Si no supiéramos quién es, casipodríamos creer que es un comerciante y un anodino padre de familia. Esextremadamente cuidadoso en sus conversaciones telefónicas, se refiere atransacciones comerciales sín especificar la mercancía y sin dar ningún datorelevante.DespuésdelodeFrankfurtsehavueltomáscautelosoqueantes,comosisospecharaque le estánvigilando.Encualquier casonovamosaperderledevista,porqueenalgúnmomentosetendráquemover.NopuedellevarsunegociocriminalsentadoensusoficinasdeBelgradoodePodgorica.Esehombresepaseaportodaslasrepúblicassinproblemas.KarakozesnuestramejorcartaparallegaraalgúnjefedelCírculo.
»En cuanto a las palabras, tampoco nosotros logramos encontrarles sentido. Esimposiblesaberenquécontextoestaban,sienunacarta,enuninforme,enunfolletoturístico...demaneraquepodemosequivocarnosytrabajarenladireccióncontrariasi nos obsesionamos con esas palabras, aunque tampoco desechamos seguiranalizándolas.
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—¿Tienen información de que se esté preparando algún otro atentado? —preguntódirectamenteOvidio.
—El Círculo ha declarado la guerra a Occidente, de manera que en cualquiermomento y en cualquier lugar pueden sorprendernos; pero respondiendo a supregunta,notenemosningunainformaciónprecisa.EscomosidespuésdeFrankfurthubierandecididoesperaraqueaflojemoslasmedidasdeseguridad.TantoInterpol,comonosotros,comootrasagencias,estánsondeandoasusfuenteshabituales,peroporahoranotenemosnadaquenosllamelaatención.Losmalossehabránescondidoensusguaridasplaneandoelpróximogolpe.
—SupongoquemandaránaalguienaSaint-Pons...—Sí,desdehaceunosdíashaygenteallíobservando,hablandoconunosycon
otros, pero Saint-Pons-de-Thomières es un apacible pueblo donde ní siquiera esimportanteelnúmerodeinmigrantes;esdifícilsaberdóndebuscar.
—Entoncesvanaciegas—sentencióOvidio.—Desafortunadamente sí. Por eso no le hemos desanimado sobre su viaje a la
antigua Yugoslavia; es difícil que le cuenten algo que no sepamos, pero nunca sesabe.
—CreoquetambiénmedaréunavueltaporSaint-Pons.—Ustedverá,loimportanteesquesepamosquévahaciendo.LanochesehabíaadueñadodeBruselas.Lamujerandabaconpasoágilsinmirar
atrás.Estabacansadaporlaintensajornadadetrabajoyansiosaporllegarasucasaparapoderdescansar.Cuandoentróeneledificiodondeestabasituadosudiminutoapartamento,eIconserjeleentregóunsobrequehabíanllevadoesamismatardeparaella.Echóunvistazorápidoalremite,diolasgraciasalconserjeyseapresuróacogerelascensor.
Ya en el apartamento, sin siquiera quitarse la gabardina abrió el sobre, queconteníaunatarjetademóvilbarato.Lasustituyóporlasuya.Luegofuealacocinaparabeberunvasodeagua,miróelreloj,sepusounchándalyzapatillasdedeporte,volvióamirarelrelojydecidióesperarunosminutos.Elconserjeestaríaapuntodemarcharseypreferíasalirsinquelaviera.Tampocoteníaimportanciasilaveía,perosesentíamássegura.
Sentadaenelsofá,sinmoverse,cerrólosojos,dejandovagarlaimaginaciónenunrecorridoinesperadoquesiempreterminabadelamismamanera:ellaconél,enaquella playa, o en aquel café, o en el apartamento de laCosta del Sol... ella y élriendo,ellayéldiscutiendohastaaltashorasdelamañanasobreunfuturomejor,ellayélsoñando,ellayélamándosecondesesperación.
Cuandopasóuntiempoqueconsideróprudencialvolvióasaliralacalle.Caminócon paso lento, como si estuviera dando un paseo. Se alejó de su casa corriendo,haciendofooting,ycuandosehabíaalejadounascuantasmanzanassacóelmóvildel
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bolsillo del pantalón ymarcó un número.Durante unos segundos temió que nadierespondieralallamada,luegolellegónítidamentelavozdeél.Noaflojóelpaso,sinoquecontinuóandandomientrashablaba.
—Nohaynovedad,nosesabenada,niunapista,sóloelexplosivovendidoportuamigo.Poresoletienenvigiladodíaynoche,creenquesitirandeélllegaránalfinaldelamadeja.
Desdeelotroladodelalíneaalguienlehizounapreguntaalaqueellarespondió.Laconversaciónnodurómásdedosminutos,tiemposuficienteparadarletodala
informaciónquenecesitaba.Luegovolvióaguardarelmóvilenelbolsilloyregresóa casa.Allí sacó la tarjeta del teléfono y la partió en dosmitades que echó por elinodoro.Temíaqueundíaseprodujeraunatasco,peroeramásseguroque tirar latarjetaauncontenedor.Bruselaseraunaciudadllenadeespías.Espíasdetodoslospaíses, de todas las agencias, desconfiando los unos de los otros, vigilando a losamigosyalosenemigos.
Tenía sueño; al día siguiente el despertador sonaría a las seis y media de lamañana,demaneraquedecidiódarseunaduchaantesdemeterseenlacama.
Ibaaacostarsecuandoeltimbredelteléfonolasobresaltó.Locogiópreocupada,hablóunpardeminutosycuandocolgó suspiróconagotamiento.Esanoche ibaadormirmenosdeloprevisto.Alosdiezminutosvolvióasalirdesuapartamento.
MatthewLucasentróenelrestauranteconOvidioSagardía.HansWeinlehabíaencomendadoqueinvitaraacenaralsacerdoteyéstehabíaaceptadodebuengrado.
Wein se consideraba ateo, pero sentía una extraña fascinación por la Iglesiacatólica,porsumaquinariaquehabíasidocapazdesobrevivirdosmilaños.Además,suvisitaalVaticanolehabíaimpresionado,ySagardíanoeraunsacerdotealuso:eraunanalistadeinteligenciaalserviciodelaIglesia,pormásqueeufemísticamenteaaqueldepartamentovaticanose ledenominaradepartamentodeAnálisisdePolíticaExterior.
El camarero les señaló una mesa vacía situada al fondo del restaurante. ParasorpresadeambosenlamesadealladoseencontraronconMireilleBéziers.
—¡Vaya,estosíqueescasualidad!—dijolajoven.—Buenasnoches—respondiósecamenteMatthewLucas.OvidioSagardíalasaludóconunainclinacióndecabeza.Nolehabíanpresentado
aesajoven,aunquesílahabíavistoporelCentro.Mireillenohizoademándepresentarlesalhombreconelqueestabacenandoy
ellostampocohicieronnadaporsaludarle.AMatthewLucasselenotabalaincomodidadtantocomoaMireille,perohabría
sidounagroseríapedirquelescambiarandemesa.Mientras examinaban la carta, tanto Matthew Lucas como el sacerdote
observaban de reojo a Mireille y a su acompañante, un hombre moreno, bien
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parecido, de rasgos inconfundibles: eramagrebí, lomismopodía ser deMarruecosquedeArgelia.Noeradifícilsaberqueelhombreteníaciertaposiciónsocial:seveíaensuaspecto,sobretodoenlasmanosfinasycuidadas,enlaropaquevestía,inclusoenlosmodales.
Mireilleyelhombrehablabanenárabeyselesnotabaagustoelunoconelotro.OvidioSagardíayMatthewLucasconversarondegeneralidades;elsacerdotese
había dado cuenta de la antipatía del norteamericano hacia aquella chica y sepreguntabalarazón.
El acompañante de Mireille pidió la cuenta y entregó una tarjeta de créditoAmericanExpressOro.Unavezfirmadoelrecibo,dejóunabuenapropinasobrelamesa.EllasedespidiódelsacerdoteydeMatthewLucasconungestoconlamano;suacompañantenisiquieralesmiró.
—Perdonesisoyindiscreto,pero¿quiénesesajoven?MehaparecidoverlaenelCentro—preguntóOvidioaMatthewLucas.
—SellamaMireilleBéziers.SutíoesunmilitarimportanteenlaOTAN,ynoshacolocadoasusobrinaenelCentro.—Veoquenoletienemuchasimpatía.
—Nomegustanlosenchufados.—Alomejortienealgunavirtud—respondióriendoOvidioSagardía.—Yonoselaencuentro.Loquenoséesquiénpuedeseresehombre.—Tampocotieneporquésaberlo.—Eramagrebí.—Sí.—Bueno,nuestrodepartamentosededicaainvestigarelterrorismoislámico.—¿Yesoquétienequeverconesehombre?—Pues...bueno,resultaextrañoveraalguiendelCentroconunmagrebí.—¿Ustednoconoceaninguno?Matthew se dio cuenta de que el sacerdote le estaba malinterpretando y se
enfurecióconsigomismoporhaberdadopieaesaconfusión.—Sí,aunoscuantos.—¿Entonces?¿Esquedesconfíadetodoslosquenosonoccidentales?—Mi padre es un judío de Nueva Jersey y mi madre pertenece a la Iglesia
episcopaliana.Leaseguroquenotengoprejuiciosniracialesnireligiosos.—Uno de los problemas de los seres humanos, de todos sin excepción, es la
desconfianzahaciaquienesdiferente.Nolesentendemosynossentimosincómodos,conmiedo.
—Le aseguro que no es mi caso, pero en esta profesión te vuelves un pocoparanoicoy terminasdesconfiandode todoelmundo.Estamos librandounabatallacontraunenemigoinvisible.
—Losé,perolamaneradeganarlanoestratarcomodelincuentesatodoslosque
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nosoncomonosotros.Matthewenrojeció,almismotiempoquesentíairritaciónhaciaelsacerdoteque
letratabacomoaunchiquillo.—¿Y cómo ha vivido la contradicción de tener un padre judío y una madre
episcopaliana?—lepreguntóderepenteOvidio.—En realidad no he vivido ninguna contradicción. Mi padre nunca iba a la
sinagoga, ni mi madre a la iglesia. Vivimos sin religión. Cuando cumplí dieciséisañosmispadresnosenviaronamihermanayamíaJerusalénacasadeunostíos;allíentendíloquesignificabaserjudíolasveinticuatrohorasdeldía.MequedéenIsraelmás tiempo del previsto por mis padres, de los dieciséis a los dieciocho, y meenamorélocamentedeunabeduinaisraelí.
—¿Unabeduinaisraelí?—Sí,yasabequeenIsraelhaypalestinosyárabesconlaciudadaníaisraelí.Los
padres de Saira son beduinos, aunque de cuando en cuando se asentaban cerca deJerusalénytrabajabanenlafincademistíos,bueno,decirfincaesdecirmucho:tresmilmetrosdeterrenodondetienenunoscuantoscultivos.
—Notieneporquécontarmenada,Matthew,noleestabajuzgando.—Sí... bueno... creo que me he explicado mal al referirme al hombre que
acompañaba a la señorita Béziers y quiero decirle que yo no soy antiárabe, niantimusulmán, ni anti nada. Pero déjemeque le explique lo deSaira. Fuemi granamordelosdieciséisalosdieciochoaños;estabadispuestoacasarmeconella,loqueno le hacía ninguna gracia a su padre y también preocupaba a mi tío. Tuve queregresar aNueva Jersey para ir a la universidad, pero Saira y yo nos juramos queesperaríamosloquehicierafalta,yquealfinalnossaldríamosconlanuestraynoscasaríamos.
—¿Yquépasó?—Se lo puede imaginar. Ingresé en Harvard, luego me metí en el ejército, y
cuando regresé a Jerusalén Saira estaba felizmente casada y tenía dos hijosmaravillosos.Findelahistoria.
—Historiaconlaquemequieredemostrarquenotieneprejuicios.Yaledigoquenohacíafalta.Perodéjemequeledigaquesílostiene,lostienerespectoaesachica,Mireille.No legusta, le irrita,ypiensamaldeellahastaelextremodebuscar trespiesalgatoporquelahavistocenandoconunhombreconaspectomagrebí.
Matthew Lucas bajó la cabeza incómodo. El cura le acabada de soltar unrapapolvo, pero se lo había ganado a pulso. Se sintió un estúpido por habersejustificadoanteelsacerdotecontándolelodeSaira.
OvidiosediocuentadelestadodeánimodeMatthewydecidiósacarledelapuro,demaneraquedioungiroalaconversación,preguntándolesobreloquepensabadelatentadodeFrankfurt.
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Hablaronunbuen ratohastaque lasmiradas irritadasdelcamarero leshicieronponersedepieydarporterminadalacena.
AldíasiguienteelsacerdoteteníaquevolaraBelgrado,peroensufuerointernoelviajeseleantojabainútilyhabíadecididocambiardeplanes;regresaríaaRoma,alVaticano,yunavezallípensaríasimerecíalapenaonoiraBelgrado,porquesiibanopodíahacerlocomoquienera.
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MilanKarakozsaliódesuoficinarodeadoporladocenadeguardaespaldasalosquecada día confiaba su vida. Había combatido codo con codo con aquellos hombresmatandoamásgentedelaquepodíarecordar.Daríansuvidaporél,comoélladaríaporellos;estabanunidosporlasangrequehabíanderramado.
—A casa —ordenó al chófer que arrancó de inmediato el lujoso Mercedesblindado.
Karakoz encendióun cigarrillo y permaneció en silencio. Junto a él,Dusan, sulugarteniente,leíaunmensajequealguienacababadeenviarlealteléfonomóvil.
—Deberíamosmovernos—dijocerrandolatapadelmóvil.—Sabes que ahora no debemos hacerlo o caerían sobre nosotros como hienas.
Nosvigilanatodashoras;inclusoleentusmensajesalmismotiempoquetúlohaces.—Supongoquelescostarádescifrar:«Tuabuelitaquiereverte,teechaenfalta».—Noesmuyoriginal.—No,perotampocoesfácilencontraramiabuelita.Quizápodríairyo...—¡No!Atiteconocentantocomoamí,sabenqueloquesévolosabestú,sería
unaestupidezquefuerasaningunaparte.Perotendremosquemandaraalguienquenodespiertesospechas.
—¿Enquiénhaspensado?—EnBorislav.—¡Vaya,esosíqueesunasorpresa!—Nodeberíaserloparati.—Noestápreparado.—Para lo que yo quiero sí. Se trata de que vaya a Londres, acuda al lugar
previsto,recojalainformaciónyvuelva.—¿Conquécoartada?—Conlamássencilla:visitarasuhermanaqueviveexiliadaallí.—ConfíasdemasiadoenBorislav.—Nadielerelacionaconmigo.—Nolosabemos.—Sí, eso sí lo sabemos, aún no le relacionan con nosotros. Encárgate de
organizarlotodo.Daleinstruccionesmuysimples,noleasustes.—Noleseráfácilbuscarunaexcusaparaqueledenpermisoenelhospital.—Laexcusa esmuy simple: suhermanaquiere verle, no se hanvisto desde la
maldita guerra, de manera que le ha invitado a Londres y él no puede ni quiererechazar la invitación. ¿Sabes? Nunca he querido que ese joven se acercara anosotros; prefería tenerle en la reserva para utilizarle en un momento como éste.Nadiesospecharádeél.
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—Deacuerdo.¿Cuándoquieresquesevaya?—Encuantolotengasorganizado,perodaletiempoparaqueaviseenelhospital.
Lo que nadie entendería sería una espantada. Prepara la carta de invitación de suhermanaparaquelapuedaenseñar.
—Éldeseafervientementetrabajarcontigo.—Éstaesunabuenamaneradeempezar.Necesitamosinformacióndirecta.El coche paró delante de un edificio que evidentemente había sido restaurado.
Doshombresflanqueabanelportal,yencadaextremodelacalleseveíantambiénguardaespaldasatentosalallegadadesujefe.
Karakoz se bajó seguido de Dusan. Su casa ocupaba todo el edificio de tresplantas.En laplantabaja ademásdeundespacho,una salade recibiry la zonadeservicio, habían habilitado habitaciones para los guardaespaldas. En los dos pisossuperioresvivíalafamiliaKarakoz:sumadre,unaancianaqueyahabíasobrepasadolosochentaaños;unatíaviuda,tambiéndelaedaddesumadre,ademásdesuesposaysuscuatrohijos.
LamujerdeKarakoz salió a recibirleun tantoalterada.—Milan,quierohablarcontigo,mehapasadounacosamuvraraenelmercado.
KarakozyDusansepusieronalertayambossiguieronalamujerescalerasarribahasta la cocina, donde en ese momento la madre y la tía de Karakoz estabancocinando.
—Verás, esta mañana he ido al mercado; tranquilo, que me ha acompañadoBranko,comosiempre.Habíamuchagente,comosuelehaberlosjueves;cuandoyanosíbamosunamujerhatropezadoconmigo,nomepreguntescómoeraporquecasinomehadadotiempoaverla,bueno,sehadisculpadoyhaseguidoandando,peroalllegaracasayabrirlacestadelacomprameheencontradoestesobre.Hadebidodeserlamujerlaquemelohametidoenlacesta.Noloheabierto.
Dusan alargó la mano y cuidadosamente examinó el sobre antes de dárselo aKarakoz.
Elsobreeradeuntamañonormalydentroseadivinabanunoscuantosfolios.Karakozloabrióysonrió.—No es nada, no te preocupes, es un amigo que ha encontrado una manera
bastanteingeniosadeponerseencontactoconmigo.Sumujerledevolviólasonrisayempezóaparlotearsobrelocaraqueestabala
vida y sus esfuerzos por ahorrar. Karakoz la escuchó durante unos minutos y acontinuaciónsalióde lacocina,despuésdebesarasumadreyasu tíayelogiar loqueestabancocinando.
Unavezeneldespachodelaplantabajacomenzóaleerlamisivaconatención.Dusanaguardabaaquesujefeterminara,observandoporlaventanalacallevigiladaporlosguardaespaldas.
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CuandoKarakozterminódeleer,tendiólacartaaDusanparaqueéstelaleyeraasuvez.
—Nosabennada—afirmóDusan.—No, no saben nada, de manera que por ahora nuestros amigos pueden estar
tranquilosy tambiénnosotros.Es increíble lode laspalabrasquehan rescatadodeentre los restos de papeles quemados, y aunque difícilmente puedan sacar ningunaconclusiónhayqueestaralerta.
—Supongoquenuestrosamigoscambiaránalgunosplanes—reflexionóDusan.—Eso va no es asunto nuestro, pero hay que reconocer que esta vez nos han
ganado por la mano a la hora de conseguir información. Bien, veremos con quépodemossorprenderles.
—YanohacefaltaqueenvíesaBorislavaLondres.—No,nohace falta,podemosdejareseviajeparaotromomento;pero tenemos
quemovernos,nopodemoscontinuarcruzadosdebrazos.—Nosestánvigilando.EnlacartanosrecuerdanquelosdelCentroAntiterrorista
deBruselastienencontroladastodasnuestrascomunicacionesyquehayunmontóndesatélitesrondandoporencimadenuestrascabezas,demaneraqueseamoscautos.
—Dusan,déjamequeseayoquiendecida loquesepuedeonohacer,y loquevamosahaceresiraChechenia.Tenemosunnegocioqueatender.Prepáralotodo.
Karakozdiolaespaldaasulugartenienteysepusoabuscardistraídamenteunospapelesenunarchivador.Dusansaliódelaestanciasindecirunapalabramás.Sabíaquenosediscutíaconsujefe.
Una vez solo, Karakoz se sentó detrás del escritorio y encendió el ordenador.Desconfiabadelaparatoynuncaguardabainformaciónimportanteenlosarchivosdelordenador, pero tampoco se podía sustraer a los medios del siglo XXI. Estuvotrabajando un rato pero no se concentraba, además le preocupaba que se hubiesenpodido acercar a su mujer con tanta facilidad, aunque quien lo había hechoevidentementetrabajabaparaelCírculo;peroaunasíteníaqueaumentarlaseguridadentornoasufamilia.
Karakozsedijoasímismoqueteníaqueempezarasermáscauto,susimpatíapersonalporelCírculolepodíatraerproblemas,yéleraunhombredenegocios.Aunasí deseaba fervientemente que el Círculo infligiera todo el daño posible a loscristianos; se lo merecían por prepotentes, pero además eso significaba negocio,ventasdematerial,desdeexplosivosaarmasdedistintocalibre.
PorloprontonodebíaretrasarelviajeaChechenia,aunquebienpensadopodíadejar ese trabajo a Dusan y concentrarse en el pedido que le acababa de hacer elCírculoenlacartaquehabíarecibidosuesposaenelmercado.Enesemomentonodisponíadelatotalidaddelasarmasque1erequerían,aunquetampocoseríaningúnproblema conseguirlas. En las repúblicas ex soviéticas se podía comprar de todo,
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inclusounaojivanuclear.Inquieto,empezóapaseardeun ladoaotrodeldespacho,parándosedevezen
cuandojuntoalventanalparacontemplarlacalle.Laciudadempezabaacicatrizar susheridas físicas: lacomunidad internacional
estabaempeñadaenborrarlahuelladelaguerra,ylapoblaciónvolvíaasonreíryavivirencalma.
PensóenSarajevo.Antesdelaguerrahabíavividounalargatemporadaallí,peroahora había pasado a ser la capital de Bosnía. Había vuelto a la ciudad con unaidentidadfalsaparavenderarmas.
No era sorprendente ver a muchas mujeres con el velo, incluso a muchachasjóvenes,peseaqueloshabitantesdeSarajevosabíanquesehabíansalvadonoporlasbrigadasdehermanosmusulmanesquehabíanidoacombatir,sinoporqueOccidente,la Unión Europea y Estados Unidos habían impedido que se llevara a término lalimpiezaétnicaorganizadaporserbiosycroatas.SiOccidentenohubieraintervenidohabrían terminadoconaquellosmusulmanes,peroaél tanto ledaba;ahoramuchosde ellos eran sus mejores clientes. De manera que había sido providencial noaniquilarles.
Aunasí,Karakozpensóquelosserbiosnodebíannadaaloscristianos;almenosél no se sentía en deuda con ellos: habían dejado que les machacaran, no lesimportabaquemurieranlosserbios,todosuinteréssecentrabaenevitarlamuertedelosbosnios.Peroesoyaerapasado,sedijo,ahoraeraunhombredenegocios,ysunegocioeralamuertedelosdemás,tantoledabaquiénesmurieranyporqué.Yteníaunclientemuyespecial,quejamáslediscutíaundólarcuandoledabaunprecio,yafueradearmasodeasesinosasueldo.Aunqueesteúltimoencargoestabaresultandomáscomplicadodeloquepodíaimaginar.
Sevolvióasentartraselescritorio.Notabaciertomalestarenelestómagoquesedebía a esa carta que le había entregado sumujer.ElCírculo le avisabadeque sunombrehabíaaparecidoentrelospapelesencontradosenFrankfurt.Aquellosidiotasnohabíanhechobiensutrabajo.¿Cómoeraposiblequenosehubieranaseguradodequenoquedaraniunrestoentrelosdocumentosquemados?
LaInterpolllevabaañospisándolelostalonesydesdehacíameseselCentrodeCoordinaciónAntiterroristadelaUniónEuropeatambiénhabíapuestolosojosenél.Sí, teníaque tener cuidadoperonopodíaquedarsequieto; además, sushombres leperderíanelrespetosivieranqueteníamiedo.
***
AmonseñorPelizzolinolesorprendióqueOvidiohubieraregresadoalVaticano.EncuantolellamódesdeelaeropuertodeFiumicinopidiendopermisoparaquedarse
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unosdíasenRomaytrabajardesdesuantiguaoficina,elobispohabíacomprendidoque el jesuita había decidido afrontar el reto de desentrañar el caso; peroseguramente,pensó,habríaalgomás,yaqueOvidioSagardíaatravesabaunacrisisquenosabíacómoacabaría.
Cuandoelsacerdoteentróensudespacholerecibiócomosisehubieranvistoeldíaanterior.OvidioleexplicólospormenoresdesuviajeaBruselasysudecisióndenoviajaraBelgrado.
—NotienesentidoquemepresenteenBelgradoapreguntarporKarakoz.Sivoy,tiene que ser clandestinamente. De otra manera lo único que haré será perder eltiempo.
—¿Clandestinamente?Explícate—lepidióasombradoelobispo.—Sí, quizá podría conseguir alguna información sobre Karakoz si paso
inadvertido y me quedo una temporada en Belgrado; pero aun así tampoco tengoclaroqueloquepuedaobtenermerezcalapena.InterpolyelCentrotienenmediosadecuadosparaseguir lospasosdelpersonaje;dehecho,sabencuándosemueveyadóndeva,demaneraquemiprimeraideadeiraBelgradolahedesechado.
AlobisponolesorprendióelrazonamientodeOvidioSagardía;alfinyalcaboerajesuita,y losjesuitashabíansidolaavanzadilladelaIglesiaenloslugaresmásremotos; más que eso, muchos habían vivido vidas clandestinas en su afán depropagarydefenderelEvangelio.PensóeneljesuitaMiguelAgustínqueenlosañosveinte del siglo pasado había vivido en el México anticlerical de entonces bajodiversas apariencias: mendigo, barrendero, mecánico... Otro jesuita, EdmundCampion,habíapredicadoclandestinamenteen la Inglaterrade laReformaallápor1581.
—Bien, ¿qué propones? —preguntó el obispo interrumpiendo el hilo de suspensamientos.
—Creoque debería quedarmeunos días; enBilbao no dispongode losmedíossuficientesparabuscarlosporquésaestecaso.
—Túdecides,Ovidio,hazloquecreasnecesario.¿HasavisadoalpadreAguirre?No,aúnnolohehecho;hevenidodirectamentedesdeelaeropuerto.
—Bien,peronoseteolvidehacerlo.¿Dóndetequedarás?—Aúnnolosé.—Puedesquedarteaquí...—Lopensarémástarde.Ahoraquisierabuscarennuestrosarchivosyennuestro
centro de documentación... no me parece que esas palabras salvadas del fuego secorrespondanconlamaneradepensarde los islamistas,perosupongoqueelpadreDomenicolosabemejorqueyo.
—¿Quéesloqueestáspensando?—Pues que hay algo extraño en todo esto, algo que hasta el momento no
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alcanzamosaveraunquelotenemosdelantedelasnarices.—Dimequécreesquees.—¡Nolosé!Peroesasfrases...heestadoreleyendoelCorán,hebuscadoalgunos
textosdepensadoresárabes,yésenoeselestilodeellos,sumaneradeexpresarse.—PeroenelCentroAntiterroristanotienenlamenordudadequeelatentadode
FrankfurtesobradelCírculo.ElseñorPanettayelseñorLucaslodejaronmuyclaroy,además,elCírculorevindicóelatentado.Lohacesiempre.
—YotampocotengodudasdequehayasidoelCírculo,pero...nosé,intuyoquehaymás,muchomás.Poresolepidopermisoparaquedarmeuntiempo,esperoquepoco,porqueaunqueno locreaañoro lavidaquehecomenzadoenBilbao.Ymiscompañerossonextraordinarios.
—Haz lo que creas que esmejor para sacar adelante el encargo que te hemoshecho,hijomío.Notelimites,notepongasfechas,quenoteangustieeltiempo.
—Esperonotenerquequedarmedemasiadosdías.—Bien,llamaréaDomenico.—Gracias.—¿ContinúasteniendoreticenciasrespectoaDomenico?—En absoluto, sabe que le aprecio aunque tenemos maneras diferentes de
trabajar.—Sí, las tenéis.Un jesuita y undominico... pero ambos igualmente eficaces al
serviciodelaIglesia.AOvidioSagardía le había costado tiempoypaciencia llegar a entenderse con
DomenicoGabrielli,unhombretancautoydesconfiadocomometiculosoyobsesivocon el trabajo. En su opinión, a Domenico le faltaba imaginación; claro queDomenicopensabaqueaOvidioprecisamenteeraloquelesobraba:imaginación.
—Monseñor,¿puedoocuparmiantiguodespacho?—Metemoqueno.Hemosremodeladolasección,perodiréque tebusquenun
lugaradecuadoparaquetrabajeseltiempoqueestésaquí.—Gracias —respondió Ovidio con sequedad y cierto fastidio. En realidad le
molestabaquesudespachohubieradejadodeserlo.—Notecontraríesporlodeldespacho.—No,enabsoluto.—¡Vamos,amínomepuedesengañar!Tehasido,ynosotrosdebemoscontinuar.—Loentiendo,monseñor,loentiendo.—Mealegrodequeasísea.Yahora,¡atrabajar!El obispomandó llamar aDomenico. Sabía que necesitaba respaldar al jesuita
frente al dominico, sobre todo porque éste no entendía a Ovidio, ymuchomenospodíaintuirsucrisis.ParaDomeniconocabíanvacilacionesenunsacerdote,porquepara él no había nada más sublime que el servicio a la Iglesia; se sentía un
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privilegiadoporelloydabagraciasaDiostodoslosdíasporquelehubierailuminadoparahacersesacerdote.Tambiénsesentíaunprivilegiadopordesempeñarsufunciónen el Vaticano, en aquella tercera planta donde se analizaba cuanto sucedía en elmundoylosefectosquepudieranteneresossucesosenlaIglesia.
DuranteunahoraelobispomoderóelencuentroentreOvidioyDomenico;luegolespidióqueunieranesfuerzosporqueeramucholoqueestabaenjuego.
Cuando se quedaron solos, Ovidio notó en la mirada de Domenico que noterminaba de entender por qué había vuelto. En realidad ní él mismo lo sabía;últimamente sedejaba llevardemasiadopor sus impulsos, aunque la influenciadelpadreAguirrehabíasidodeterminante.Sumaestro lehabíasituadoante larealidadqueéltratabadeesquivar,yenesarealidadestabaresolvereseasuntopendientequeteníaqueverconunatentadodeterroristasislámicosenFrankfurt.
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El joven caminaba con paso apresurado por una de aquellas calles empinadas queconducenalcorazóndelAlbaicín.Alto,musculoso,conelcabellorizadoylosojosnegros como el carbón, intentaba pasar inadvertido temiendo que alguien lereconociera. Por eso había elegido la noche para acercarse a la casa de la familiaAmir.EsperabaqueMohamed se encontrara allí y le tranquilizaba saberque a esahoraDarwish,elcabezade familia,estaría trabajandoen laobra.TemíaaDarwishporque recordaba cómoen el pasado les recriminaba su comportamiento tanto a élcomoasupropiohijo.Enrealidad,DarwishhizocuantopudoporrompersuamistadconMohamed;poresohabíaenviadoasuhijoaFrankfurt.
Ali se había enterado del regreso de Mohamed por un amigo que continuabayendo por el Palacio Rojo y había escuchado a Paco contar que había vuelto «elmorito alemán». Claro que se había llevado una sorpresa cuando Omar le habíaenviadorecadodequequeríaverleconurgencia.VeraOmarnoerafácil;resultabaungranhonor, porqueera elmáximo representantedelCírculo enEspañaynuncahablabaconlossimplesmuyahidincomoél.
DebíaaOmarelcambiodesufortunaal igualque tantosotrosa losquehabíarescatado de lamiseriamoral en la que vivían. Él había dado sentido a sus vidas,recordándoles la existencia de Alá todopoderoso y las palabras de Mahoma, suprofeta.
El mundo podía cambiar, pero los musulmanes debían unirse como un solohombre, en una sola comunidad, para enfrentarse al enemigo cristiano, débil ydesconcertado.
DemaneraqueAlihabíadejadodeseruncamelloocasionalparaconvertirseenunguerrerodispuestoamataryamorir.
Al principio Omar le había confiado un par de misiones sin importanciaconsistentesenhacerdecorreoparadistintascélulasdelgrupo.Después,undía, lehabía preguntado hasta dónde estaba dispuesto a llegar; su respuesta le satisfizo,porquelemandóaMarruecosacolaborarjuntoaotroshermanosenlavoladuradeunhotel en Tánger frecuentado por extranjeros. La operación fue un éxito; murieronquinceturistas:ochoespañoles,dosnorteamericanos,tresbritánicosyunaparejadefrancesesreciéncasados.
Lapolicíanohabíalogradodarconellos,ynoeradeextrañarpuestoqueOmarhabíapensadohastaenelmínimodetalle.AhoraOmarlepedíaquesalieraalaluzysereencontraraconsuviejocompañeroMohamedAmir.
Cuandollegóalapuertadelacasamiróaderechaeizquierdaparaversialguienleobservaba.Despuésapretóeltimbreconfuerza,escuchóunospasosyseabriólapuerta.
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Mohamedsequedómirandoaljovencuyorostrosedesdibujabaenlapenumbraynotardómásdeunsegundoenreconocerasuantiguoamigo.
—¡Ali!Los dos jóvenes se fundieron en un abrazo emocionado. ¡Habían compartido
tantas cosas juntos desde que sus familias emigraron desde Marruecos buscandotrabajoenEspaña!Habíanacudidojuntosalaescuela,yjuntoshabíansoñadoenloqueharíandemayores.Habíanfumadosuprimercigarroaescondidasenloslavabosdel colegio, y juntos tambiénhabíancomenzadoa trapichear conhachísy a fumarlejosdelamiradadesuspadres.LacasadeAliestabasituadadoscallesmásarriba,perohacíacasi tresañosqueestabavacíaporquesuspadreshabían regresadoa supueblo natal después de años de trabajo y ahorro. Su padre había montado unabarbería donde trabajaba feliz ayudado por los hermanos menores de Ali. Sushermanas habían recibido ofertas de matrimonio ventajosas y a pesar de ser unasniñas, la mayor tenía diecisiete años y la pequeña quince, ya habían formado suspropiasfamilias.
—Pasa, pasa... He preguntado por ti, pero no me sabían decir por dóndeandabas...¿Cómotehasenteradodequeestabaaquí?
—A travésdePaco;bueno,porunamigoquecontinúayendopor allí.Mehandichoquetehascasado...¡nomelopuedocreer!
—Sí,mehecasadoconlahermanadeHasanal-Jari.FuelaprimeraesposademiprimoYusuf.
—Séquemuriócomounhéroe.—Asíes.ParamíhasidoungranhonorqueHasanmeentregaraasuhermana.
Ahora tengodoshijos.Peropasa, lediré amimadrey aFátimaquenospreparenalgodecenar;tenemosquehablar.
—Sí,Mohamed,paraesohevenido.Se acomodaron en la sala y charlaron de la infancia mientras las mujeres les
servían la cena. Cuando terminaron de cenar y se quedaron solos Ali empezó aexplicarleaMohamedelmotivodesuvisita.
—Omarme ha explicado lo de Frankfurt. Te felicito yme alegro de que estésvivo.
—Nomehubieraimportadomorir—aseguróMohamedfanfarroneando.—Losé,amítampocomeimportamorir.—Pero...Ornar...¿Leconoces?¿Sabesquiénes?—Sí,soymiembrodelCírculo.Omarmeharescatado.—¿Cómohasido?—Estuveen lacárcel.Mepillaronenunaoperaciónantidroga.Allíhabíaotros
presosmusulmanes.Unonoshablabadelsentidodelavidaydelamuerte,decómonodebíamosdesperdiciareltiempocuandoseestabalibrandounabatallaquepuede
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serdefinitivaentremusulmanesycristianos.Ahorasíquepodemosvencer.—¿Porquéestabaallíesehombre?—Leacusandehaberescondidoensucasaaunmiembrodenuestraorganización
ydequesunombreapareceenlaagendadeotrosmuyahidindetenidosenotraspartesdelmundo. ¡Losmuyperros! Pero doy gracias aAlá por haberle conocido.Élmeabriólosojosalaluzyahora,aligualquetú,séquésentidotienelavida.
Ali leexplicódetalladamentequeaquelhombre lehabíadadounadirecciónenGranadadonde,cuandosaliódelacárcel,leacogieronyleayudaronaconvertirseenunguerrerodeAlá.TampocoleahorródetallessobreelatentadodeTánger,ylosdosamigosvolvieronasentirqueserestablecíanmássólidosquenuncalosviejoslazosdelaamistad.Eldestinoleshabíaconvertidoenlomismo.
—¿Podré conocer a Omar? Hasan me dijo que no debía intentar ponerme encontacto con él salvo que fuera él quien me llamara.Me avisó de que eso podíasucederencualquiermomento,porquehabíaqueterminarunaoperaciónquesehabíafrustradoporlamuertedeYusufyloshermanosdeFrankfurt.
—Élquiereverte.Hasanlemandórecadodequeveníasydeloqueesperabadeti.Noledigasquetelohedicho,perocreoqueOmartieneunamisiónparatiyesposiblequeyotambiénparticipe,peronosédequésetrata.
—¿Unamisión?—EltonodevozdeMohamedteníaundejedealarma.AúnnosehabíarepuestodelestrésdelatentadodeFrankfurt.
—Sí,esocreo.PeroseráOmarelquetelodiga.Tienesqueiraverle.—¿Cuándo?—Dentrodedosdíastevendréabuscar.Deberásestarpreparado.—Pero¿aquéhora?¿Dóndeiremos?—Aúnnolosé.Omarsemuevedeunladoaotro.—Supongoquetendráunatapadera.—¡Claro!Es propietario de varias agencias de viaje.Viaja, no sólo por toda la
provincia,sinoporAndalucíaentera.OmarestáencontactopermanenteconHasanyesnuestroguía,todosleobedecemos.
—Losé;escuchéhablardeélenAlemania,aunquenuncaimaginéquellegaríaaconocerle.
—Puesloharásy...bueno,estomeresultamasdifícildecírtelo,peroOmarestápreocupado por tu hermana Laila. Mohamed se puso tenso, las venas de la sienderechalecomenzaronalatirprovocándoleunrepentinodolordecabeza.
—¿QuélepuedepreocuparaunhombrecomoOmardeunamujerinsignificantecomoLaila?
—Tuhermananoseatienealasreglas,nosecomporta...perdonaquetelodiga,amigo, pero no se comporta como una buenamusulmana.Altera a lasmujeres denuestracomunidad,sereúneconellasyleshabladelCorán,dirigelosrezos...Sabes
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queesoestáprohibido.Ademáspareceunacristiana,sevistecomoellas,vaalugaresdondejamásiríaunabuenamusulmana.
—Mihermanaesmuyjovenyestállenadebuenavoluntad.—Tu hermana está provocando escándalo, tiene que renunciar a lo que está
haciendo,debehacerlo.Mohamed,sécuántoquieresaLaíla,poresoteaviso,sinolograsqueabandonesusactividades,Omar tendráque tomarunadecisiónqueserátriste para todos. Habla con tu padre, es el jefe de tu casa, él sabrá cómo actuar,aunquemuchosdenuestroshombreslecreenresponsabledelmalcomportamientodeLaila.
—Elproblemaloresolveremosencasa—replicóMohamed.—Más vale que así sea porque de lo contrario... no creo que Laila tenga
demasiadasposibilidadesdeseguiradelanteconloqueestáhaciendo.Hablaron un ratomás de los viejos tiempos, de su niñez y adolescencia en las
callesrecoletasdelAlbaicín.Conservabanintactoelafectoelunoporelotro,aunqueyanoeranlibresparaayudarsecomolohabíanhechotiempoatrás.
SeestabandespidiendoenlapuertacuandovieronllegaraLaila.—¡Ali!¡Quésorpresa!—Hola,Laila.—Hace tiempo que no te veíamos por esta casa; creía que te habías ido de
Granada.—Asíhasido.—Mealegrodeverte,¿tevasya?—Sí,sólohevenidoavisitaraMohamed.Sedespidiódeellafugazmenteyconpasorápidoseperdióen lapenumbradel
Albaicín.Lailaentróenlacasaseguidadesuhermano.Nosehablabandesdeeldíaenque
la había golpeado. En realidad, la presencia de Mohamed había acabado con latranquilidad de la casa. Su padre parecía reverenciar a su hijo y en los ojos de sumadrebrillabaelmiedo.EncuantoaFátima,semovíacomounasombraporlacasaysushijosparecíanaterrorizados.Nosecomportabancomotodosloschiquillos:nocorrían,nigritaban,nicantaban.
—Vamosalcomedor,tengoquehablarcontigo.Lasmanosde suhermano laempujaronpor la espaldahacia la sala; sintióuna
oleadaderabia,perologrócontenerseporquesiprotestabaseríaaúnpeor.—Hesidopacientecontigo,tehedadolaoportunidadderectificar,peropersistes
entuactitudyesosuponequetengoquetomarmedidasquenotevanagustar.—¿Meestásamenazando,Mohamed?—preguntóLailaenunsusurro.—Te estoy advirtiendo, dándote una última oportunidad. No provoques tu
desgraciayladenuestrafamilia.
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EneltonodevozdeMohamedhabía,ademásdeirritación,undejedeangustiaqueLailapercibióconasombro.
—Te lo dije aquel día y te lo repito ahora: soy ciudadana española,mayor deedad, y no tienes ningún poder sobre mí. Nada puedes hacerme, Mohamed.Respétamecomoyoterespetoati.Nohagonadadeloquetengaqueavergonzarmenipuedaavergonzaranuestrafamilia.
—Insistes en reunirte con esas mujeres, dirigir los rezos, interpretar el Corán.Debesacabarcontodoeso.
—No hago nada malo, te lo demostraré. Me gustaría que mañana meacompañarasalacasadeunapersonamuyespecial,deunhombresantoquetepodrádecirquesoyunabuenamusulmana.Despuésdeescucharlealomejornocontinúaspensandoigual.¿Sabes,Mohamed?Novoyadejarmedoblegarporelfanatismo,nisiquieraporeltuyo.Porfavor,acompáñamemañana.
Mohamedclavó lamirada en losojosde suhermanadudando si golpearla unavezmás. Se sentía impotente ante la tozudez deLaila, que estaba seguro les iba aacarrearunagrandesgracia.Aunasí,sintiócuriosidadporsaberdóndequeríallevarlesuhermana.
Nolerespondióysaliódelasalaparanopegarle.Lailasuspiróaliviadaporquehabíavistodibujarselaviolenciaenlamiradadesuhermano.Sefueasuhabitaciónsabiendoqueaquellanochesehabíalibradoporlospelosdeotrapaliza.
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Carmen y Paula, a través de los visillos de la ventana, observaban al joven quevigilabadesde la aceradeenfrente lapuertadel edificiodonde teníaneldespacho.Lailaestabareunidaconelgrupodemujeres,cadavezmásnumeroso,queacudíanaconocer,entusiasmadas,suinterpretacióndelCorán.Intuíanqueaquelhombreibaacausarles problemas y, aunque no se atrevían a decirlo en voz alta, temían que lepudierasucederalgoaLaila.
—¿NoeséseMohamed?—preguntóPaulaseñalandohaciaelotroextremodelacallepordondeacababadeaparecerelhermanodeLaila.
—Separece,aunquenosé.Hacetantoquenolevemos...—respondióCarmen.Las amigas se miraron sin decir palabra cuando vieron que el que parecía
hermano de Laila y el hombre de la acera de enfrente se miraban comoreconociéndose pero sin decir palabra. Luego Mohamed entró en el portal y nopasaronnidosminutoscuandoescucharoneltimbredelapuerta.
—Puesdebedeserél—exclamóCarmen—,voyaabrir.Mohamedsemostrócircunspectoconlasdosamigasdesuhermana.Respondía
conmonosílabosalparloteodelasdosabogadas,quelepidieronqueaguardaraeneldespachodeunadeellasmientrasavisabanaLaila.
Él lasmiraba incómodoy se sentía arrepentidode haberse dejado llevar por elimpulsodepresentarseeneldespachodondetrabajabasuhermana,paradecirlequeestabadispuestoaacompañarlaaconoceraesesupuestohombresanto.
Pasaronunosminutoscuandooyóvariasvocesdemujereshablandoenárabe.Lehubieragustadopoderescucharconmásatención,peroPaulayCarmennoparabandehacerlepreguntas,altiempoqueelogiabanaLaila.
—Esunaabogadaestupenda—comentóPaula—,lamayoríadelasmujeresquevienenaldespachoquierenqueellalesllevesucaso,yesquecomoLailahaganadounoscuantos,lasclientasselavanrecomendandolasunasalasotras.
—Hoy acaba de notificarnos el juzgado otro caso ganado por Laila—explicóCarmen—.Unahistoriaterrible,deviolenciadoméstica.Elmaridopegabaasumujerdelante de los hijos, los críos han sufrido lo indecible viendo a su madre llorardesesperada por los golpes. Él lo negaba todo, pero tu hermana es como unahormiguita,halogradodemostrarqueaquellacasaerauninfierno.
PorfinlapuertadeldespachodeCarmenseabrióyapareciósuhermana.Lailalemiró asombrada sin saber qué hacer ni qué decir. Mohamed se levantó del sillóndondeestabaeintentósonreír,másporcompromisoqueporquequisierahacerlo.
—He venido a buscarte; ayer me hablaste de una persona que me gustaríaconocer,nosésitienestiempoahora.
—Sí...claro...acabodeterminar lareuniónconlasmujeresynotengoninguna
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citapendiente.Ibaatrabajarunratoantesdeiracasa,peropuedocontinuarmañana.—Entoncesvamos—respondióMohamedconciertabrusquedad.SedespidierondeCarmenyPaulaysalieronensilencio,incómodoselunoconel
otro.Mohamedbuscóconlamiradaaljovenmagrebíperoyanoestaba.Nosupoporqué,perosesintióaliviado.
—¿Quiénesesehombresanto?—quisosaberMohamed.—Enrealidadleconoces,aunqueposiblementenoteacuerdesdeél.—¿Quiénes?—insistióMohamed.—Jalilal-Basari.—Noleconozco.—VienedeFez,aunqueyallevaunosañosviviendoenGranada.Cuandoéramos
pequeñosnuestropadrealgunavezleinvitóanuestracasa.Veníadevezencuandoaverasuhija,queestácasadaconunespañol.CuandoenviudódejóFezysevinoaviviracasadesuhija.
—¡Ytúquieresqueconozcaagenteasí!—Sonunasbuenaspersonas.Jalilesunmaestro,enseñabaenunamadrasa.Esun
alim respetadoenMarruecosyaquí también.Habladepaz,deentendimientoentreloshombres,predicaelrespetoentretodoslossereshumanosydefiendelosderechosquetenemoslasmujeres.
—NocreoquevalgalapenaquemellevesaconoceraeseJalil.Siesoesloquepiensa,noesunodelosnuestros.
—No le conoces, no le juzgues aún. Confía en mí, verás cómo al escucharlesienteselcorazónreconfortadoyaúncreerásmásenelMisericordioso.
—¿Dóndeviveesehombre?—Cercadeaquí,enelcentro.—¿YporquénoviveenelAlbaicín?—Yatehedichoqueviveencasadesuhija.Elladaclasesenunaescuelapública
donde hay muchos niños de nuestro país; les enseña a hablar español y les vaintroduciendoenlascostumbresdeaquí,intentatenderpuentesentrelosdosmundos.Esunamujermuyamableysiempreestádebuenhumor.
—¿Ysuesposoquéhace?—Tiene una tienda donde vende café, té y especias; es un hombre bueno y
respetuosoconsuesposa.Tienentreshijospequeños,yaverás.MohamedsiguióaLailahastallegaraunedificiodondepudodistinguirlatienda
delyernodeJalil,unlocalespaciosollenodeluzdondeenvariasfilasdeestantessedistinguíandiversostiposdecafés,té,mermeladas,mielyespecias.
LailaentróenlatiendaysaludóconalegríaaCarlos,elyernodeJalil.ElhombreestrechólamanodeMohamedylespidióqueentraranenlatrastienda,dondeenesemomentoestabasumujer,Salima,preparandountéparasupadre,elbuenodeJalil.
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SalimaabrazóconafectoaLailamientrasobservabaconcuriosidadaMohamed.—Yaoshehabladodemihermano;teníaganasdequeleconocierais.LosojosdeJalilestabanperdidosenlanada,peromovíalacabezaendireccióna
Laila. A Mohamed le impresionó el aspecto elegante del anciano, que vestía unaimpecable chilaba blanca de lana fina, tan blanca como el color de sus cabellos.Tambiénsefijóensusmanosdededoslargosyensusonrisabeatífica.
—AsíquetúeresMohamed—afirmóJalil—.Laílanoshahabladomuchodeti.Mohamedsequedóensilenciofascinadoporaquelancianodeaspectoelegantea
pesardeestarmodestamentevestido.—Esunhonorconocerle—acertóadecir.Elancianosonrió.Podíasentirlaturbacióndeljovenenesemomento.—Ven, siéntate ami lado. Tomaréis una taza de té con nosotros. Salima, hija,
¿puedesservireltéanuestrosamigos?—Sí,padre,yaestoypreparandolastazas.¿Osapeteceundulce?Loshehecho
yo.—¿A qué te dedicas,Mohamed?—le preguntó Jalil sabiendo que el joven no
esperabaunapreguntatandirecta.—Bueno, ahora estoy de vacaciones, pero estudié Turismo y he trabajado en
Alemania.—¿Piensasquedartemuchotiempo?—Depende...puedequetengaquemarcharme,peroenrealidadnolosé.—Ya—dijoelancianomientrasseconcentrabaenbeberelté.Laila notaba la incomodidad de su hermano, pero decidió no hacer nada para
aliviarle la situación. Le sabía cohibido ante Jalil y sorprendido por ver a Salímavestida como una occidental, con pantalones y sin un pañuelo que le cubriera loscabellos.
—Mañanateiráaverunamujerdemiparte—dijoSalimadirigiéndoseaLaila—, es lamadrededosniñasdel colegio; he logrado convencerla dequenopuedeseguiraguantandoensilencioquesumaridolamaltrate.
SalimamiródereojoaMohamedquesemovíaincómodoenlasilla.Perodecidiócontinuarsuplática.
—Esunachicajoven,notienenitreintaaños.Nohaydíaenquenoaparezcaconalgúngolpeenlacara,peroayerademásdetenerunojomorado,vinoconunbrazoroto. Las niñas están aterrorizadas porque son testigos de la violencia de su padrecontrasumadre.Temoqueundíalacosavayaamás.Mirasipuedesayudarla.
—Yasabesquetododependedeella,quequieraponerunadenunciapormalostratos.A partir de ahí podemos conseguirle un domicilio provisional para que estéjuntoaotrasmujeresmaltratadas,mientrassearreglasusituaciónlegal.Yonopuedohacernadaporellasiellanoquiere.
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—Lo sé, lo sé... pero escúchala. No es fácil dar ese paso para ningunamujer,denunciaralmaridosiempreesterrible.Medatantapenaverlasufrirysaberqueleaguardaelinfiernohastaquesemuera...
—Haréloquepueda.JalilyMohamedescuchabanlacharladelasmujeres,ensilencio.AMohamedle
irritabaqueelancianonointervinieraparareconveniraSalimayaLailaporloqueseproponíanhacer.
—¿Ytúquépiensasdequeelmaridomaltratealaesposa?—preguntódemanerainesperadaJalilaMohamed.
—¿Huir?¡Yonohuyodenada!—EneltonodevozdeMohamedhabíanotasdehisteriaydemiedo.
—Entoncesterminatutéynotengasprisaporescapardela—Nocreoquenadietengaderechoameterseenlosasuntosdeunmatrimonio,y
muchomenosaconsejaraunaesposaquedenuncieasumarido.ElCorándicecómodebedecastigarsealaesposacuandoéstacometeunafalta.Desdeluegoelcastigodebe ser proporcionado a la falta cometida. Me disgustaría que mi hermanaintervinieraenunasuntoparticulardeunabuenafamiliamusulmana.
—¿De dónde has sacado que el matrimonio del que hablo es musulmán? —replicóSalima—.Paratuinformaciónlosdossonespañoles,deaquídeGranada,ysoncristianos.
—Aunasí,nocreoquenadiedebameterseensusasuntos.Siéllepega,sabráporqué.
—¿Yatiteparecejusto?—quisosaberJalil.—¡Claroquesí!¿AcasovamosacuestionarelLibroSagrado?—Te he preguntado si consideras justomaltratar a otro ser humano sea por la
causaquesea—insistióelanciano.—EstáescritoenelCorán...—¡Porfavor,Mohamed,dejaenpazelCorán!¡Loshombresnohemosdejadode
hacer barbaridades en nombre delCorán o de laBiblia!Buscarnos excusas en lostextossagradosparajustificarloinjustificable.
EltonodevozdeJalilal-Basariestaballenodeenergíaperotambiéndecalidez,inclusoparecíaesbozarunasonrisaburlonaqueirritósobremaneraaMohamed.
—Mihermanamehabíadichoqueeraunhombresanto,unalimrespetado,ymeencuentroconunancianoquecuestionaelSagradoCorán.
—¿CreesquehecuestionadoelSagradoCorán?Dimeporquécreeseso.—Nohevenidoadiscutir a sucasa.Lesagradezco suhospitalidad,peroahora
debemosirnos—afirmóMohamedmirandoasuhermana.—¿Dequéhuyes,Mohamed?—preguntódenuevoelancianoJalil.—¿Huir?¡Yonohuyodenada!—EneltonodevozdeMohamedhabíanotasde
histeriaydemiedo.
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—Entoncesterminatutéynotengasprisaporescapardelaconversaciónconunanciano.
Mohamedbajó lacabeza resignado.Aquelhombre ledesconcertaba;pensóquebajosuaparienciadeancianidadseescondíaunloboastutodispuestoaclavarlelosdientesencuantosedescuidara.
—DejemoselCorányhablemosdelbienydelmal.Yonocreoqueningúnserhumanotengaderechoahumillar,torturar,hacercualquiertipodedaño,elquesea,aotroserhumano.Desgraciadamentesondemasiadaslasocasionesenqueloshombresnos comportamos como auténticas alimañas con otros hombres, y todo porque nopiensan como nosotros, porque no comparten el mismo credo y rezan de maneradiferenteonorezan,porquequierenvivirdeunamaneradistintaacomocreemosquesedebevivir...Enfin,sonmuchaslascosasquenosirritanyseparandelosdemásv,sinembargo,ningunadeellasesdeverdadunacausaquejustifiquequehagamoselmal.
»Pongamosquetúmatasporquepretendescastigarunaofensadetusenemigos,omaltratas a tu esposa porque no ha sido diligente, o mientes para no sentirtehumilladoantetucomunidad.Cualesquieradeestascosassonintrínsecamentemalas.Lacuestiónestáendominarelmalquellevamosdentro,lucharcontraélalolargodelavida,intentandoquenonosdirijanlosdemonios,sinoqueseamosnosotroslosquelosdobleguemos.
»No,Mohamed,noestájustificadoqueunhombremaltrateasuesposa,niaunhijo,niaunperro,niaunaflor.¿CreesqueAláseregocijacontigosimuelesapalosatuesposa?Antessentirácompasiónporsusufrimientoeiraportuira.
Jali1 al-Basari se quedó en silencio mientras apuraba la taza de té. Salimaobservaba de reojo aMohamed y a Lada y pudo leer en los ojos de su amiga ladesesperaciónquelaembargaba.
—Están a punto de llegar unos amigos para el rezo de la tarde. ¿Os podéisquedar?—preguntóSalimapararomperelsilencioquesehabíainstaladoentreellos.
—Tengocosasquehacer—seexcusóMohamed.—Puesvomequedaréunratomás—afirmóLaila.—¡No!Túvienesconmigo.—No,mequedoaquíunrato;megustaescucharaJalil,siempreaprendoalgo.—No te preocupes. Si se hace tardemimarido y yo acompañaremos aLaila a
casa.—Mihermanadebevenirconmigoahora.—No,mequedo.AMohamed le volvía a arder el rostro.Notabaque la ira le corroíapor dentro
peronoqueríadejarsellevardelantedeaquellosextraños.—Debes obedecerme, Laila, es mejor que regresemos juntos, si te retrasas
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tendremosqueesperarteparacenar.Laexcusaleresultóridículahastaaél,peronoselehabíaocurridootracosapara
intentar que su hermana le acompañara. Lo que sí tenía decidido es que Lailaconocería los rigoresdesucinturónporhaberlecolocadoenesa situación.Cuandollegaranacasalaazotaríaysuconciencia,sedijo,nosealteraríaporlaslágrimasyelsufrimientodesuhermana.
—Me gustaría que os quedarais los dos —intervino Jalil—; creo que puedessentirteagustohablandoyrezandoconnosotros.Noteharámal.
—Bueno...—Mohamednoencontrabanuevasexcusas.—Estádecidido,osquedáis;nuestrosamigosdebendeestarapuntodellegar.Nopasaronmás de unos cuantosminutos cuandoCarlos, elmarido deSalima,
entróenlatrastiendaparaavisarlesdequelosfieleshabíanllegado.Conmimoydelicadeza,SalimayLailaayudaronaJalilaincorporarseyporuna
escalerainteriorsubieronalpisoquelesservíadevivienda.AMohamed le sorprendió comprobar que su hermana conocía a todos los que
formaban aquel grupo de fieles, y le escandalizó la naturalidad en la manera detratarse loshombresy lasmujeres,asu juiciosinrecato,sinpudor.Teníaganasdereprocharaalgunasdelasmujeresquenollevaranelcabellocubiertoconelveloyque por su indumentaria parecieran cristianas en vez demusulmanas, pero decidiócallarporqueentreaquelgruposesentíaperdido.
Se sentaronencojinesdispuestos enel sueloen tornoa Jalil, queocupabaunasillabaja.AladerechadeJalil,lasmujeres,asuizquierdaloshombres.
—¿Osparecequehoyreflexionemossobrelaviolencia?—preguntóJalil.Elmurmullodeasentimientohizosonreíralanciano.—Antes de que llegarais, estábamos hablando sobre el derecho del marido a
castigarfísicamenteasumujer.NuestroamigoMohamedcreequealoshombressenoshadadoesederechoenelSagradoCorán.
UnhombrequedebíadetenermásomenoslaedaddeJalillevantólamano.—Sin duda nuestro amigoMohamed conoce bien el Corán. Por ejemplo en la
sura4,aleya34,sedice:«Loshombressonsuperioresalasmujeres,acausadelascualidadespormediodelascualesDioshaelevadoaéstosporencimadeaquéllas,yporqueloshombresempleansusbienesendotaralasmujeres.Lasmujeresvirtuosasson obedientes y sumisas: conservan cuidadosamente, durante la ausencia de susmaridos, loqueDioshaordenadoque seconserve intacto.Reprenderéisaaquéllascuya desobediencia temáis, las relegaréis en lechos aparte, las azotaréis; pero tanprontocomoellasobedezcannolesbusquéiscamorra.Dioseselevadoygrande».
Mohamedmiró con agradecimiento a aquel hombre que acababa de recitar dememoriaaquelversículodelCoránquenodejabalugaradudassobrelafacultaddelhombre para castigar a la esposa. Sintió alivio al comprobar que en aquel extraño
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gruponotodossecomportabancomoinfieles.—Loscreyentescristianosy loscreyentes judíos llevantiempoalejándosede la
literalidaddelaBiblia;latienencomoLibroSagradoinspiradoporDios,perodicenque cuandoDios inspiró el Libro, lo hizo teniendo en cuenta cómo era el mundoentonces.DemaneraquesequedanconelespíritudelLibro,noconsuliteralidadynoporquenoseanbuenoscreyentes,sinoporquecreenqueDioshaqueridoqueelmundocambiedíatrasdía,añotrasaño,siglotrassiglo.LomásimportanteeslafeenDios,nosielprofetaElíassubióalcielosobreuncarrodefuego.
Esta intervencióndeCarlos, elmaridodeSalima,dejó anonadadoaMohamed.Erauninfiel.
—¿Quiere decir que no debemos seguir las enseñanzas del SagradoCorán?—preguntóMohamed.
—Quiero decir que el espíritu del Sagrado Corán es lo que debe guiarnos.Podemos leer en la sura 49, aleya 16: «¿Pensáis enseñar a Dios cuál es vuestrareligión?SiÉlsabetodoloquehayenloscielosyenlaTierra.Élloconocetodo».Ydicemás adelante: «Dios conoce los secretosde los cielosyde laTierra; ve todasvuestrasacciones».
Todos los presentes escuchaban atentamente al hombre. Nadie le replicó,conscientesdequeesatardeteníaunprotagonistanuevo:Mohamed.
Jalilnolespodíaver,peroparecíasaberdóndeestabacadaunoyasí,dirigiéndoseaMohamed,lehabló:
—Diosesmisericordioso.En la sura53,aleya32, sedice:«Losqueevitan losgrandescrímenesylasfealdadeseincurrenenfaltasligeras,paraésostieneDiosunagranindulgencia.Bienosconocíacuandoosformabadetierra;osconocecuandonosois más que un embrión en las entrañas de vuestra madre. No intentéis, pues,disculparos;Élconocemejorquenadiealqueleteme».
—MesientoreconfortadocuandoescuchoelSagradoCorán—dijounjovenllenode entusiasmo—. Aun sabiendo que Dios todo lo ve y todo lo sabe pienso en sumisericordia,yporesoesperosuperdónportodaslasfaltasquepuedacometer.
—Sí,peronosetratasólodehacerloquenosedebe—apostillóJalil—yluegoesperarlamisericordiadeDios;Élesperamásdenosotros.
Eljovenbajólacabezaavergonzadoporhabersedejadollevarporelentusiasmo,aunqueestabaconvencidodequelamisericordiadeDiosalcanzaríaacuantohicieraenlavida.
Mohamed carraspeó antes de decidirse a hablar. Aquellos ancianos conocíanmejor que él el Sagrado Corán, pero durante el tiempo pasado en Pakistán, en lamadrasa donde le envió Hasan, había dedicado muchas horas al estudio del textosagrado,tantascomoparasaberqueJalilysuamigoentresacabanaquellascitasdeltextointerpretándolasdeunamanera,asujuicio,pocoortodoxa.Decidióarriesgarse
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yhaceralardedesusconocimientosdelCorán.—«Hemospreparadounbraseroardientepara los infielesquenohancreídoen
Diosyensuapóstol—recitóentrecerrandolosojos—.ElreinodeloscielosydelaTierra pertenece aDios; perdona a quien quiere y aplica el castigo divino a quienquiere.Élesindulgenteymisericordioso.»
—Túmismoloacabasderecordar:esindulgenteymisericordioso—lerespondióJalil—.Enlasura4,aleya44,sedice:«Diosnohacedañoanadie,nisiquieradelpeso de un átomo; una buena acción paga doble y concederá una recompensagenerosa».AsíesDios,asísenosdiceenelSagradoCoránquees.ElTodopoderosonospuedecastigarcuandoquiera,comoquiera,anosotrosyalosinfieles,atodoslosseresdelaTierra,peroelCoránnodejaderecordarnoslaindulgenciaymisericordiade Dios para con nosotros, pobres pecadores.Me alegro de que conozcas bien elCorán,Mohamed; ahora lo importante es que lo interpretes bien y sepas sentir laindulgenciaymisericordiadeDiosparaconloshombres.
—Osea,¿quealfinalresumeelSagradoCoránenlaindulgenciaymisericordiadeDios?—preguntódesafianteMohamed.
Jalilsequedóensilencioapenasunsegundo,luego,antesderesponder,clavóenélsumiradavacía.
—Ser indulgenteymisericordiosoconnuestrossemejantesesuna tarea titánicapara nosotros, pobres mortales. ¡Cuántas veces nos irritamos y maltratamos depalabrayobraanuestrosseresqueridos!Lohacemosporquenosomoscapacesdeserindulgentesconsusfaltasymuchomenosmisericordiosos.Miraentucorazónypregúntate cuántas veces has sido misericordioso con los demás. Seguramente larespuestanotegustará.Tampocoamícuandomehagoesapregunta.
—«Todoelquehayacometidounamalaacciónhabráobradoinicuamentecontrasu propia alma; pero luego implorará el perdón de Dios, lo hallará indulgente ymisericordioso»—recitóenvozaltaotroanciano.
La noche había cubierto la ciudad cuando Jalil dio por terminada la reunión.Mohamed se sorprendió al ver que eran casi las diez. Sumadre y Fátima estaríanpreocupadas.LeshabíadichoqueibaabuscaraLailaydeesohacíacasicincohoras.
Suhermanasedespidióconafectodeaquelgrupoheterogéneo;Mohamedsediocuentadequetodoslaapreciaban.
Salierondelacasaensilencio,yensilenciofueroncaminandohacíaelAlbaicín.Mohamed tenía sentimientos contradictorios. Por una parte se había sentido a
gustoentreaquellagente,porotrapensabaqueeranungrupodeingenuosempeñadosenverelperdónencadalíneadelCorán.Ignorabantodoaquelloquenoconcordabaconsusdeseosdeindulgenciaymisericordia.
Cuandollegaronalacasa,encontraronasumadreyaFátimaesperándolesenlasala con gesto de preocupación. Sumadre se dirigió con paso raudo haciaLaila y
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suspiró tranquilaalcomprobarquesuhijanohabíasufridoviolenciaalguna; luegosonrióasuhijoylesinvitóapasaralamesa.
Laila se excusó diciendo que estaba cansada y que al día siguiente debíamadrugarporquedabasuprimeraclasealasocho.MohamedhizocasoomisodesuhermanaysedirigióalasaladondeFátimayahabíadispuestolacena.
Comióensilencio,solo,mientrassuesposaleservíaconlacabezabaja.Laobservódereojoypensóqueseguíasinencontrarleningúnatractivo,apesar
dequesehabíaacostadoconellaenunpardeocasionesconelúnicoobjetivodequenopudieraquejarseasusparientesdequesumaridonolahabíatomado.Hasannolehabríaperdonadoesaafrenta.
LachilabaocultabalasformasdeFátima,peroélsabíaqueelcuerpodesuesposano era atractivo, y que el cabello, cubierto por el hiyab, era de un anodino colorcastañooscuroydetactoáspero.
TendríaquevolveraacostarseconFátimayparaelloguardabaenuncajónunatabaquera llenadehachís.Sólocon la cabeza repletadebrumas se sentía capazdehacerlo.Esperaba queFátima se quedara embarazada y con esa excusa alejarse deella durante algún tiempo, pero hasta el momento no adivinaba en ella ningúnsíntomaquepudieraanunciarlequehabíaconcebidounhijo.
Estabaterminandodecomerunagranadacuandosumadreentróenlasalaysesentófrenteaél.
—EstatardehavenidoAlipreguntandoporti.—¿Yquéhadicho?—Que volverámañana. Hijo, nome gusta tu amigo.—Pues que yo sepa eres
amigadesumadre,oalmenosloeraiscuandoíbamosalcolegio.—Desgraciadamente su madre no está aquí. Pero no es su familia quien me
importa;meimportastúynoquieroquetemetasenlíos.SívasconAlíterminarásmal.
—¿Porqué?—Andacongentepeligrosa,nosoncomonosotros.—¿Ycómosomosnosotros?—Tú has cambiado.No sé qué han hecho contigo en Frankfurt y en Pakistán,
peronoereselmismo.—Soyunhombre,madre.—Sí,unhombrealquetemoqueotrosmanejencomosifueraunchiquillo.—¿Manejarme?—EltonodevozMohamedsehabíaelevadoyensumiradase
reflejaba ira contenida—.Soyunhombre,madre.Unhombre conuna familia y eldeseo de hacer de este mundo un lugar mejor, donde los musulmanes no seamosciudadanos de segunda, donde se nos trate con respeto. Debemos castigar a losinfielesyesoharemos.Diosnosrecompensaráporello.
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—¿Y quién ha dicho que tengamos que castigar a nadie? ¿Por qué no somoscapacesdevivirlosunosconlosotrosenpaz?LaTierraesdetodos,haysitioparatodos.DejemosquecadacualreceaDioscomolehayanenseñadodeniño.
—¡Madre,cómopuedeshablarasí!—Porquesoyviejayhevistodemasiadosufrimientoamialrededor.—Nadieteharádaño,confíaenmí.—Notemopormísinoporti.AléjatedeAli.—¿QuétepreocupadeAli?—Anda con los peores de nuestra gente, con hombres que destilan odio. Le
manejancomoauntítere,lomismoquequerránhacercontigo.Tediránqueeresunmuyahid,quetienesquecumplirunamisiónsagrada,peroserámentira,sóloquerránquemuerasporellos.
—Cualquiermadresesentiríaorgullosadequesuhijoseconvirtieraenmártir.—Yo,Mohamed,meconformoconqueestésvivo.Noquieromás.—¡Nohablascomounabuenamusulmana!¿Esqueno tedascuentade loque
sucedeenelmundo?—Sí,medoycuentadequehayhombresempeñadosendestruiraotroshombres,
peronosonelloslosquesecolocanenprimerafilaenlabatallasinoqueosenvíanavosotros,anuestroshijos.Osembaucanconpalabrasqueosllenanelcorazón,perotejuroquenoséporquémorís.
Mohamedselevantódeunsaltoysaliófuriosodelasala.Noqueríadiscutirconsumadre.¡Quésabíaella!Eraunamujerignorantequeaduraspenashabíaaprendidoaleeryescribir.Nadadeloquedijerateníavalorporqueellanocomprendíaloquesucedíaalrededor.Eraunabuenamujer,nadamás.
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Porlamañana,cuandoLailasalíadesucasa,sesorprendióalencontraraAlíqueenesemomentosedisponíaallamar.
—Buenosdías.—¿Estátuhermano?—Sí,peronosésisehalevantado;esperaquellamoamimadre.Lailavolvióaentrarconpasorápidobuscandoasumadreenlacocina.—Aliestáenlapuerta.VieneabuscaraMohamed.—¿Aestashoras?—Sí,avísale.—Nomegusta...—Amítampoco,madre,peronopodemoshacernada.Mihermanoesunhombre
yesélquiendebedecidirsudestino.—No,aúnnoesunhombre,esunniño.Lamujermiróasuhijaconpreocupaciónyluegosaliódelacocinaparaavisara
suhijo.Laangustialeatenazabalabocadelestómago.Ali aguardaba a Mohamed en la sala. Estaba nervioso por la tardanza de su
amigo.LasinstruccionesdeOmareranprecisasynoadmitíandemora.CuandoporfinaparecióMohamed,leconminóaseguirlesinmásexplicaciones.
—Mehashechoesperar—lereprochó.—Estaba dormido, pero me he dado prisa, apenas he estado un minuto en la
ducha,ynisiquierahetomadocafé.Bajaronconpaso rápidopor lasangostascallejuelasdelAlbaicín;apesarde la
insistenciadeMohamedparaqueAliledijeradóndeiban,ésteguardabasilencio.YaenelcentrodeGranada,Alilecondujoporlariberadelrío,mientrasmiraba
continuamentehaciaatrás.—Pero¿quémiras?—lepreguntóMohamed,irritado.Nohuborespuestaporqueenesemomentouncochetodo-terrenoseparójuntoa
ellosyAliempujóasuamigoalinterior.Alvolanteibaunhombredemedianaedad,decabellonegroybigoterecortadoquenisiquieralessaludó.Alitampocodijonada,demaneraqueMohameddecidióhacerlomismo.
Dejaron atrás la ciudad dirigiéndose a la autopista que conectaGranada con lacosta.Elhombreconducíaconpericiayrapidez.Nohabíanpasadodoshorascuandollegaronalaverjadeunafinca,queseabrióydiopasoauncaminodetierraalfinaldelcualseveíauninmensochaletdearquitecturamoderna.
Doshombresseacercaronalcocheesperandoquebajaranlosvisitantes.UnodeellosabrazóaAliconafecto;luegolescondujoalinteriordelacasa.
La sala era grande, con una mesa baja en el centro, alrededor de la cual se
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hallabandispuestostresdivanesyvariassillas.—Esperadaquí—lesdijoelhombre.AliyMohamedsequedaronenpie,sinatreverseatomarasiento.—¿ÉstaeslacasadeOmar?—preguntóMohamedconapenasunhilodevoz.—Asíes,esmicasa.Mohamed se sobresaltó. No había visto entrar al hombre que acababa de
responderleynisiquierasabíacómohabíapodidoescucharle.—Bienvenidoseas,Mohamed,queAláestécontigo.—Gracias—respondióazorado.—Te has retrasado, Ali —dijo Omar con tono de reproche. Ali no intentó
justificarsesinoquebajólosojosavergonzado.—Bueno, supongo que no habéis podido llegar antes. Bien, sentaos, no tengo
muchotiempo.Losdosjóvenesobedecieronaaquelhombredeedadindefinida:lomismopodía
tenercuarentaquecincuentaaños.Alto,conporteseñorial,elcabellonegrosalpicadodecanasylosojosmásnegrosquelanoche.
Se le notaba que estaba acostumbrado a mandar sin que nadie le llevara lacontraria.
Unamujeryaanciana,conchilabayelhiyabcubriéndoleelcabello,entróenlasalaconunabandejaenlaquehabíatrestazasdecaféyunplatodedulces.
Ornaresperóaquelaancianavolvieraasalirparacontinuarhablando.—Quieroqueforméispartedeungrupoparallevaracabounamisiónquedaráel
golpedefinitivoalosinfieles.Despuésdeellanospediránclemenciayelpoderdelmundo estará para siempre en manos de los creyentes. Tu primo Yusuf se iba aencargardeejecutarestamisión.¿Tehablódeella?
—No—afirmóMohamed—,Yusuferadiscreto;peroyosabíaquese traíaalgoentremanos.Sepasabaeldíaestudiandopapeles,algunavezlellamabanporteléfonoyevitabaqueescucháramoslaconversación.Seibadeviajesindeciradónde...peronuncadijonada,niamínialrestodelcomando.
—Yusut contaba con todami confianza y con la de Hasan. Bien, ahora seréisvosotros quienes llevaréis adelante la misión. No será fácil, y en caso de que osdetengan deberéis sacrificar vuestra vida para no hablar; los hombres que van aparticiparjuntoavosotrosyasehancomprometidoaello.
AliyMohamedjuraronaOmarqueestabandispuestosaentregarsuvida,yqueparaellosnohabríamayoralegríaqueencontrarseconAláenelParaíso.
—Si caéis enmanosde los infieles esmejor queosquitéis la vidaporvuestrapropiamano,porque si salís indemnesos laquitaremosnosotrosynohabráhonorparavosotrosniparavuestrasfamilias.Deberéisllevarunapastillapermanentemente.
—¿Unapastilla?—preguntósorprendidoMohamed.
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—Sí, una pastilla. El último recurso, por si no podéis morir luchando comoguerreros.
—EnFrankfurt teníamoscinturonescargadosdeexplosivosparahacernosvolarencasodequelapolicíaintentaradetenernos.EsoesloqueYusufyloscompañeroshicieron, loqueyodebíahaberhechosimiprimonomehubieraordenadodestruirlospapeles.
—NotedisculpesmáspornohabermuertoenFrankfurt.Aláhabíadispuestoquedebías vivir. Puede quemueras en estamisión o puede que no. Los cinturones deexplosivos son una posibilidad que siempre tenemos a mano, pero esta misión esespecial.Habrámomentosenqueactuaréisaldescubierto,momentospeligrososenlosquenopodréisirconloscinturonesdeexplosivos.Séquemorirconunapastillaospuedeparecerpocoheroico,peronopodemoscorrerriesgos.
MohamedyAliasintieronsinocultarsudecepción.Losvalientes,pensaban,nomuerenconunapastilla,peronopodíancontradeciraOmar,quesabíamásqueellos.
—Ahoraos contaré los pormenores de lamisión.Escuchad.Durante dos horaslargaslesexplicóloqueesperabadeellos.MohamedyAliatendíanextasiados.
—Les golpearemos donde más les duele: en tres de sus santuarios másvenerables.Se trata dedestruir lamás sagradade las reliquias de los cristianos: lacruzdondedicenque Jesucristo fue crucificado.Existen cientosdepedazosde esacruz.Nosotrosdestruiremoselsantuariodondeseencuentraeltrozomásgrandedelmadero,enSantoToribio,enCantabria.SantoToribioesunodeesoslugaresenqueloscristianoscelebranelAñoSanto.SóloJerusalén,RomaySantiagodeCompostelacomparteneseprivilegio.YnosotrostenemoslasuertedequeésteseaAñoSantoallí,demanera que habrámiles de peregrinos de todo elmundo adorando ese trozo demadera.TambiéndestruiremoslareliquiaqueestáenlabasílicadelaSantaCruzdeJerusalénenRoma,ydestruiremoselSantoSepulcrodeJerusalén.
»No podrán bajar la cabeza ante esta afrenta; los periódicos, las radios, lastelevisiones, cuando den la noticia, despertarán la conciencia dormida de loscristianos; aun los que se dicen laicos, agnósticos o ateos, no podrán ignorar laafrenta. Su tragedia es que no sabrán qué hacer, y no harán nada. Enseguida sealzaránvocesllamandoalacalma,alentendimientoentremusulmanesycristianos,diránqueesobradelocosydefanáticos,peroloimportanteesquebajaránlacabezaynoseenfrentaránanosotrosporquenostienenmiedo,muchomiedo.
LosojosdeOmarbrillabanconemoción.Saboreabaporadelantadoelmomentoen que las reliquias saltaran hechas pedazos. Bebió un sorbo de agua antes decontinuar.
—Hace siglos nos diezmaron con la cruz como estandarte, ahora nosotrosdestruiremos parte de esa cruz. Después de esto, Europa será nuestra; sólo serácuestióndetiempo.
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No,nopodíanfallar.Sítodosalíabien,Occidentequedaríaheridodemuerteparasieñlpre,ycaeríacomounafrutamadura.
Mohamedsonreíaparasusadentros,orgullosodehabersucedidoasuadmiradoprimoYusufalfrentedelcomandoquedebíarealizarlamisión.
—Túguiaráslaacción,peroseráSalín]al-Bashírelquecoordinelosdetalles,queorganice el grupo, la infraestructura, las vías de escape... Deberás pedirle a él losmediosquenecesites.Todosseréisuno,él será lacabezayvosotros losmiembros.Contamosconunaventaja:tenemosconocimientodealgunascosasqueloscristianospuedendescubrirdenosotros.
—¿Cómo?—preguntóA1iconcuriosidad.—Eso,amigomío,notelopuedodecirnitúmelodebespreguntar.—Pero¿noserápeligrosoqueelmismocomandolleveacabolostresatentados?—EsoesunacuestiónqueconcierneaSalimal-Bashir.—¿Cuándoleconoceremos?—quisosaberMohamed.—Pronto.VendráaEspaña,peroahoraestápreparandoalgunospormenoresdela
misión. Él se pondrá en contacto con vosotros; debéis estar dispuestos a salir deinmediato.Encuantoavuestrasfamilias,sabéisquesonnuestrasfamiliasyquelasprotegeremossiospasaalgo.Porcierto,Mohamed,séquetienesproblemascontuhermana...
Mohamed bajó la cabeza asustado. Se había olvidado de Laila, entusiasmadocomo estaba por asumir buena parte de la responsabilidad en lamisión.Ahora noteníamásremedioqueencarareseproblema.
—Mi hermana es muy joven. Está llena de buenas intenciones; pero no tepreocupes,arreglaréelproblema.
—Sé que para ti ha supuesto un gran disgusto encontrarte con tu hermanadescarriada, pero debes comprender que no podemos hacer excepciones. O secomportacorrectamenteodelocontrarioadoptaremosunadecisiónquesirvacomoejemploaotrasmujeres.
—Ellaesespañola...—balbuceóMohamed.—Yotambién—respondiósecamenteOmar—,peroparanosotrosnohaymásley
queelSagradoCorán.Notepediréquelacastiguessinotesientescapazdehacerlo,perosinolohaces...bueno,puedequemeestéequivocandocontigoyquenoseaselhombrepara lamisiónmás importantequeelCírculovaa llevar a cabo.Para estamisión necesito hombres cuya única lealtad sea para con nosotros, para con nadiemás.
—Nohacefaltaqueintervengas,yoloarreglaré—aseguróMohamed.—Queasí sea.Ahora,empezada trabajar.OspresentaréaHakim,que también
formarápartedelcomando.Tieneexperiencia,comoSalim,enestetipodeacciones.HakimhacombatidoenBosniayhaestadounosmesesenIrak.Antesparticipóenla
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voladura del autobús de París, y también formó parte del comando que colocó labomba en el consuladodanés enViena.Es un experto en explosivos, le enseñaronbienenAfganistán.Esunbuentipo,frío,connerviosdeacero.Suúnicoproblemaesquenohabladeltodobieninglés.Enesolesllevasventajaatodos,Mohamed;séquetualemánescasiperfecto,yquedominasel inglés.Alisólohablaárabeyespañol,peroserásuficiente.
—¿YSalim?—Salim es extraordinario. Profesor de una prestigiosa universidad en Reino
Unido,esciudadanobritánico.EnrealidadnacióenLondres,aunquedeorigensirio.Es un hombre fuera de toda sospecha. Sus artículos en la prensa llaman a lamoderación y defiende que es posible el entendimiento entre comunidades. Tieneencantadoa todoelmundo:a suscolegasde launiversidad,a losperiódicos,a losgobiernoseuropeos.Esunhombreimpecablesínotropasadoqueelestudio.
—Entonces,¿nuncahaparticipadoenunaacción?—preguntóMohamed.—¡Alcontrario!Haparticipadoentodaslasquehantenidoéxitoporqueéllasha
preparadominuciosamente.YaoshedichoqueSalimeslacabeza,tenedlopresente.Vosotrosestáisacostumbradosalaacciónyélapensar.
—¿No somos pocos dada la envergadura de la misión? —se atrevió a decirtímidamenteAli.
—Noestaréissolos.HabrámásmiembrosdelCírculoayudandocadavezquelosnecesitéis, pero no olvidéis que la clave para que esta operación salga bien es elsilencio, que no haya ninguna filtración. Por eso esmejor que no haya demasiadagente en esto. En principio soismás que suficientes. Salim al-Bashir ha estudiadotodoslospormenores,esélquienhadecidido.Esélquientieneloscontactosquenosestánsiendotanútiles.
—YoconozcoaHakim—afirmóAli.—Losé,osayudóenlaaccióndeTánger.—Esunhombreamable.—Eseficaz—respondióOmar—yesoesloqueimporta.—Séqueesunbuenhijo,siemprepreocupadoporsupadreyhermanos,yquesu
esposamurióduranteelpartodesuprimerhijoynuncasehavueltoadesposar—insistióAlíapesardelceñofruncidodeOmar.
—Suvidaprivadanoosconcierne.Hakímcuentaconmiapoyoyconfianza.Séqueeselhombreindicadoparaestamisiónyesoesloúnicoqueimporta.
»¡Ah,semeolvidaba!Mohamed,antestehablédetuhermanaynotemencionéaJalíl.Séqueellatehallevadoaconocerle,queparticipasteenunadesusreuniones.AléjatedeJalil,noesdelosnuestros;esunviejoingenuoquecreequeelmundosearreglaconbuenavoluntadyrezos.
Mohamed se sentía desnudo ante Omar, ¿cómo era posible que supiera de su
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estanciaencasadeJalil?Derepenterecordóaaqueljovensituadofrentealedificiodonde estaba el despacho de Laila. Debía de ser un espía de Omar, y sintió unrepentinoataquedepánico.NadaseescapabaalhombrequeahorateníaenfrenteysupoqueLailacorríaverdaderopeligro.
—EseJalílesunbuenhombre.Nocreoquehagadañoanadie—respondiócontemor.
—Esunincordio.Seempeñaenpredicarlapazolvidandoquenuestroenemigoesfuerteyquedebemosderrotarle,quesóloentoncespodremoshablardepazysermagnánimos.
—NocreoqueJalilsuponganingúnpeligro—seatrevióareplicarMohamed.—Noloesporquenopermitiremosquelosea,demaneraquenolefrecuentes.
No es a su casa donde debes ir a rezar. En Granada encontrarás mezquitas parahacerlo e imames dispuestos a guiar tu espíritu y ayudarte a seguir en el caminoelegido.
OrnarlemirófijamenteyMohamedsupoquenoleestabadandounconsejosinounaorden.
De repente una niña irrumpió en la estancia, perseguida por la anciana que leshabíaservidoelcafé.
—¡Papá!¡Papá!¿Verdadquemedejarásirdeexcursiónconelcolegio?Mimadredicequeno,peroyoquieroir,¡porfavor,estavezsí!
—¡Rania!¿Quémodalessonéstos?Apesardel tonodeenfadoenlavozdeOmar,Mohamedpudoverqueaaquel
hombreimplacableselehabíadulcificadolamirada.Estabasegurodequesilaniñasehabíaatrevidoa interrumpirasupadreeraporquesabíaqueno lacastigaríaporello.Laniñanotendríamásdediezañosyllevabaelcabellocubiertoconelhiyab.Vestíaeluniformedelcolegio,ylafaldagrislellegabacasihastalospies.
—Losiento,papá,losiento.Rania bajó la cabeza como si estuviera arrepentida por haber molestado a su
padre,peroinmediatamentesubiólabarbillay,sonriendo,lepreguntó:—¿Medejarás?Esunaexcursiónporlacapital,iremosalaAlhambra.—PerotúyaconoceslaAlhambra—respondióOmar.—Ya,peronuncaheidoconmisamigasylopasaremosbien.—Yahablaremos.Ahoravetecontumadre.La niña no insistió y salió seguida de la anciana, que iba reconviniéndole su
comportamiento.—Esmihijapequeña,disculpadla.NiAliniMohamed se atrevieronadecirnada.Habíanasistidoen silencio a la
escenaysepreguntabansifinalmenteOmarpermitiríairdeexcursiónaRania.—Lo malo de vivir aquí es que tenernos que luchar continuamente contra la
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influencia de las costumbres cristianas, que vuelven locas a nuestras mujeres y anuestrashijas.Algúndíaseránelloslosquevivandeacuerdoanuestrasnormas,perohastaesemomento...bien,continuemos.¿Dequéestábamoshablando? ¡Ah!Sí,deJalil.
—Notepreocupes,evitaréalanciano—asintióMohamed.—Asíhadeser.Bueno,¿tenéislascosasclaras?Siesasí,eshoradequeveáisa
Hakim.—¿Estáaquí?—preguntóAli.—No,aquíno,peroosllevaránadondeestá.Viveenunpuebloenlamontaña,
un pueblo que es nuestro, hemos ido comprando todas las casas y ya no quedancristianos.Hakimosesperaparaalmorzar.
Ornarselevantóydespidióalosdoshombres.Mohamednosabíaporqué,perode repente le notaba preocupado.Acaso la irrupción de la niña le habíamolestadomásdeloquehabíadejadover.
Se abrazaron y besaron en la puerta de la casa donde el todo-terreno lesaguardabaparallevarleshastacasadeHakím.
Llevaban casi una hora de viaje.Mohamed se dijo que cuando llegaran habríapasadolahoradelalmuerzo.Teníahambre,peronocomentónadaconAliporquesuamigo permanecía en silencio, ensimismado, contemplando el paisaje. El chófertampocodecíanada, demaneraque entendióque loque se esperabade él eraquemantuvieralabocacerrada.
Elcochedejólacarreteraprincipalyenfilóuncaminosinasfaltarenelquealolejos se divisaba unamontaña y en su falda, diseminadas, varias casas tan blancascomolacal.Tardaroncasiotramediahoraenllegar,ycuandolohicieronaMohamedlesorprendióencontrarsederepenteconunpequeñovergel.
Elpuebloerapequeño,no tendríamásdecincuentacasas,y estaba rodeadodehuertosdelosquellegabaunolorintensoafrutasyazahar.
En el centro del pueblo, a la sombra de varias higueras, había un aljibe deconsiderable tamaño.No se veía un alma, lo que no era de extrañar dada la hora:pasabanlastresdelatarde.
El conductor paró el coche delante de una casa situada a las afueras.Mientrasesperaban a que abrieran,Mohamed se fijó en que, en la parte de atrás, había unhuertoquecomunicabaconlacasa.
Unhombredemedianaestaturayporteatlético lesabrió lapuerta.Labarba lecubríabuenapartedelrostro,enelquedestacabaunanarizganchudayunosojosdecolormarrónoscuro.
—Bienvenidos,pasad,osesperaba.El interior estabaenpenumbra,peroelhombre,que semovíaconagilidad, les
condujohastaunasalaquecomunicabaconunporchequeseabríahaciaelhuerto.
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Frente al porche una pequeña fuente dejaba escapar varios chorros de aguaproduciendounainmediatasensacióndefrescor.
—Sentaos,ahoranostraeránalgodecomer.MohamedyAliobedecieronyseacomodaronenelsofá,mientrasqueHakimse
sentabaasuladoenunsillón.Entróunjovenvestidoconunalargachilaba.LlevababarbaaligualqueHakimy
Mohamedcreyóencontrarleciertoparecidoconéste.—MihermanoAhmed—dijoHakimamododepresentación.Ahmedllevabauna
bandejaconunajarraconagua.Ladepositóenlamesaysaliósindecirnada.—Esmi hermano pequeño.Ha estudiado en laUniversidad deGranada y creo
queconoceatuhermana.Mohamedsemovióincómodoenelsofá;nolegustabaquelerecordaranaLaila,
demaneraquenorespondióaHakimyconcentrósuatenciónenelvasodeaguaquesedisponíaabeber.
—Ahmedhaencontradoelverdaderocaminoaligualqueotrosjóvenes.Antesnoqueríaatendernuestrasrazones,estabasegurodequeparaloscristianoseraunigual.Defendíaconvehemenciaasusamigosgranadinos,legustabairalauniversidad,suambientedelibertad,hastaquehacomprendidoquenuncaseráunodeellos,sóloun«moro»más,comonosllamandespectivamente.
Unamujer, también vestida con chilaba y elhiyab, entró en la sala seguida deAhmed. Entre ambos llevaban dos bandejas con varios platos de ensalada, queso,humus,dátilesynaranjas.Nodijeronniunapalabra:tanrápidocomohabíanentrado,salierondelaestancia.
—Esmihermanamayor,viudacomoyo,demaneraqueseencargademicasa.Tienedoshijospequeñosqueviventambiénaquí.
Ali y Mohamed escuchaban en silencio las explicaciones de Hakim sobre susituaciónfamiliar.
Hakim les conminó a comer y mientras lo hicieron charlaron de temasintrascendentes.Hastaque lahermanadeHakim les sirviócafééstenocomenzóahablardelaoperación.
—¿Ornaroshaexplicadocondetalleenquéconsistelamisión?—Sí—respondieronalunísonoMohamedyAli.—¿Yestáispreparados?Esmejorqueoslopenséisbienporquenoseráfácil.Es
posiblequealgunodenosotrospierdalavidaenelempeño...—SimueroesperoestarenelParaísoconAlá—aseguróconcontundenciaAli.—¿Quéimportamorir?Loimportanteeslamisión—añadióllenodeentusiasmo
Mohamed.—Morir es un honor, pero muertos no serviremos de nada; lo importante es
cumplircon lamisión.Demaneraqueprocuradviviralmenoshastaelúltimodía;
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luegoda lomismo.Bien,quieroqueospreparéisa fondo,demaneraquevendréisaquí todos los días. Os quiero en buena forma y además tenéis que aprender amanejarconsolturalosexplosivos.Osaseguroquenoesfácil.
»Elplaneséste:a lasochoenpunto llegaréisamicasaparaelentrenamiento;tambiéniremosperfeccionandolosdetalles,estudiaremosafondoloslugares,SantoToribio, la basílica de la Santa Cruz de Jerusalén en Roma, la iglesia del SantoSepulcro. Estos dos últimos atentados los llevarán a cabo en principio otroshermanos, pero debemos estar preparados por si nos corresponde a nosotros esehonor. Con la cruz nos combatieron, es su símbolo; pues bien, nosotros lodestruiremosparasiempre.EsperaremosaqueSalimal-Bashirnoscomuniquequehallegadoelmomento.
—¿Lagentedelpueblonoseextrañarápornuestrapresencia?—quisosaberAli.—ElpuebloesnuestroytodoslosquevivimosaquípertenecemosalCírculo.La
presencia de las mujeres y los niños da al pueblo aspecto de normalidad. Lasautoridadesnonosmolestan:pagamoslosimpuestosyaquínohaypeleasnibroncas.Trabajamos y rezamos en la mezquita, somos ciudadanos ejemplares. En algunaocasión la televisiónhahechoreportajessobreesteoasis,queponencomoejemplodelarraigodelosmusulmanesenEspaña.
»Tú,Mohamed, di a tu familia que has encontrado trabajo aquí. Tenemos unacooperativaquecomercializa losproductosdenuestrashuertas;dilesquenosvasaecharunamanoconlosnúmeros.Tú,Ali,notienesquedarexplicacionesanadie,tuspadresestánenMarruecosytuhermanoesunodelosnuestros.
—Yoconfíoenmifamilia—tercióMohamed.—Tu padre es un buen hombre y tu madre una mujer ejemplar, pero no
pertenecenalCírculo—replicóHakim.—Mipadresabe...bueno,sabelodeFrankfurt.—Ya sabe demasiado.No puedes decirle nada de estamisión. Tu esposa es la
hermanadeHasanysabequenodebepreguntartenadaynolohará.Encuantoatuhermana...tehabrándichoquenonosfiamosdeella.
—Lailanohacenadamalo—ladefendióMohamed.—No es una buena musulmana. Cree que puede interpretar el Corán a su
conveniencia y se apoya en el viejo Jalil para justificarse. No,Mohamed, no nosfiamosdeLaila.EntodocasoenelCírculonadasabemoslosunosdeloquehacenlosotrosyestamosobligadosaguardarsilencio.
Mohamed no quiso rebatir a Hakim; pensó que carecía de argumentos parahacerlo.
Habíacaído la tardeconvirtiendoelcieloenpenumbracuandoMohamedyAlidejaronatráselpueblodeHakim.Elviajedevueltatambiénlohicieronensilencioninguno de los dos se atrevió a comentar nada delante del conductor que les
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transportabaeneltodoterrenorumboaGranada.
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Salimal-Bashirsaboreóelvinoquebrillabacomoelrubíatravésdeldelicadocristaldelacopa.
—Excelente —dijo mirando al hombre que sentado frente a él le observabadivertido.
—Losé,esunChâteauPetrusdel82,unaexcelentecosecha.—Sí.Síqueloes.Uncamareroretirólosplatosylesanunciólospostres,laespecialidaddelacasa.
Salimsedejótentarporunamoussedechocolate,mientrasquesuacompañantepidiócaféyunacopadecalvados.
—Yahora,hablemosdenegocios.Salimal-Bashir clavó susojos en el hombre.Le caíabien, en realidadpensaba
que,apesardelasaparentesdiferencias,ambosteníanmuchascosasencomún.Su interlocutor era mayor que él; de edad indefinida, lo mismo podía tener
sesenta que setenta años. Alto, de complexión fuerte, con el cabello blanco y unamiradaverdeaceroenlaquesepodíaver,ademásdedeterminación,dureza.PensóqueaRaymonddelaPallisièreselenotabaqueeraunaristócrata.
—No se preocupe, las cosas van bien. Hoy me han comunicado que ya estáformadoelequipo.Hombresconexperiencia.
—¿CómoenFrankfurt?Salimlemirófijamenteantesderesponder,perodecidiónohacerlo.—Sonhombrespreparadosysobretodolealesalacausa...—¿Aquécausa?—preguntóriéndoseelhombremayor.—¿Cómoqueaquécausa?Ellosobedecenycreenquevanacambiarelmundo,
lomismoqueustedyqueyo.—¿Ustedcreequevaacambiarelmundo?—En realidad ya lo estamos haciendo. Mire a sus líderes babear detrás de
nosotros, preocupados por no ofendernos, creyendo que somos niños a los que secontentadándoles la razón.Son estúpidos, profundamente estúpidos, losdesprecio.Occidenteestácondenadoporsuestupidez.
—Occidente está condenado porque ha perdido la perspectiva, porque quierearrancar sus raíces de cuajo, porque no tiene valores, porque lo que impera es elsálvese quien pueda... Con la caída del Muro comenzó el principio del fin deOccidente.
—¿Sabe?Noleentiendo.Avecesparecequelamentaque...Bueno,estamosdeacuerdo en lo sustancial. Además, usted quiere humillar a los suyos tanto comonosotros,¿no?
—Sí,quierohumillarles...quierohacerundañoespecífico,devolverojoporojoy
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dientepordiente,nadamás.—¿Leparecepoco?—Meparecesuficiente.Perohablemosdenegocios:¿nadiedesconfíadeusted?—¿Ydeusted?—¿Porquéhabríandehacerlo?Soyunrespetablemiembrodemicomunidad,un
hombrefueradetodasospecha.—Yo también,y además soymusulmán, con loque tienenmáscuidado; temen
ofendermeyquelesacusederacistasodealgopeor.—¿Ysusalumnos?—Mis alumnosme quieren; ellos también intentan ser políticamente correctos.
¿Algúndíamedirácómomeencontró?—¿Mevaarepetirlamismapreguntacadavezquenosveamos?—Demiseguridaddependenmuchosdemishermanos,ysihasidocapazdedar
conmigo,otraspersonasnotanamablescomoustedtambiénpodríanhacerlo.—Esunhombrepúblico,unprofesorquevadeun ladoaotrohablandode las
Cruzadasdesdeelpuntodevistadelosárabes.Noesdifícildarconusted.—Conelprofesornoesdifícildar,peroconmigo,conquiensoyenrealidad,sílo
es.—Susecretoestáseguroconmigo.—Puedeser,delocontrario...—¿Quénecesita?—He traídouna lista con tododetallado.Ydinero, necesitaremosuna cantidad
importante.Unmillóndeeuros.—¡Estáloco,Salim!Yalehemosadelantadootrascantidades.—No, no lo estoy, conde; lo que usted y yo queremos es difícil y arriesgado.
Costaráorganizarlo, llevarloacabo,peroademásdebocontarconlaposibilidaddequematenaalgunodemishombres,ysusfamiliasnecesitaránayuda.
—Esteasuntonosinteresaaambos,yyasabeloqueopinanmissocios...—Nosotrosponemosnuestrasvidas,yleaseguroquevalenmásdeunmillónde
euros.—Correremosamedias con losgastos,Salim, asíhade ser.Mis sociosno son
tontos, no se crea su propia propaganda, Salim, no corneta el error demenospreciarnos.
Salimal-Bashir sostuvo lamiradaverdeyheladadelconded'Amisy supoqueéstenoretrocederíaniunpaso,demaneraqueaceptó.
—Estábien,asíserá.—Cuando tenga todo el plan organizado quiero que me llame. Debemos
coordinarnos y antes de que hagan nada quiero conocer todos los detalles y estarsegurodequepuedesalirbien.
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—Deberíaaprenderaconfiar.Yoconfíoenustedporquesécómoes—dijoSalimesperandoverlareaccióndelhombre.
—¿Está seguro? Tiene suerte, porque yo no termino de saber quién soy. Bien,ahorapongamosfinaestaestupendavelada.Mañanatengoquemadrugar.¿SequedaenParís?
—Sí, tengoquever aunapersonaquees imprescindiblepara laoperación;mequedaréelfindesemana.EllunestengoqueestarenLondres,tengolaprimeraclasealasnueveyporlatardedoyunaconferenciaenlasededeunaONGquedefiendeelentendimientoentreOrienteyOccidente.
—Entonces,adescansar.¿Quierequelelleveaalgúnsitio?—No,prefierocaminar;nohacefríoymegustaandarporParís.Salimpidió lacuentaqueelmaître leentregóde inmediato,aunquenopagóél
sinosuacompañante,deloqueSalimsealegró.LasfacturasenelApiciussiempreeranelevadas,peromerecíalapenapagarloquefueraporaquellacabezadeterneraaderezada con salsa picante, en la que destacaba el sabor de las alcaparras y lacebolleta.
Losdoshombressedespidieronantelapuertadelrestauranteconunapretóndemanos.UncochenegroesperabaalacompañantedeSalim,queenseguidaseperdióenlanochedeParís.
SalimcaminóporlaavenidadeVilliers.TeníahabitaciónreservadaenelLutetia,enelbulevardRaspail,enplenaorillaizquierda.Seguramenteellayahabríallegado.
Mientras paseaba no podía dejar de pensar en el hombre con quien habíacompartidolacena:elconded'Amiseraunnobleentradoenaños,fríoyadusto.Leshabíapresentadootroprofesor,cuandoélparticipabaenParísenuncongresosobreelmedievo.Sucolegalepidióqueleacompañaraacenarconunaristócratainteresadoenhistoriamedievalyaceptó;nopudonegarseacenarenLaTourd'Argent.
Sehabíanreconocidoelunoalotro,hastaqueporfin,despuésdeotrosmuchosencuentros,elcondehabíadecididoconfiarseparallevaradelanteelplanqueahoraestaba en marcha. Cómo y por qué sabía D'Amis que detrás de su apariencia derespetableprofesoreraunodelosdirigentesdelCírculoenEuropa,eraalgoqueelconde nunca le había querido revelar. Lo cierto es que continuaba preocupado,conscientedequehabíaunabrechaensuseguridadyladelaorganización,pormásqueRaymond d'Amis le asegurara que su secreto estaba a salvo, que a él tanto ledaba que hicieran estallar todas las capitales de Europa, porque odiaba a susdirigentes por pusilánimes y débiles. Habían desaprovechado la oportunidad dedominarelmundo;ahoraeranresponsablesdesudecadencia:queafrontaranelloselproblema;aél,decía,noleimportaba,eraviejoyestabamáscercadelamuertequedelavida.
Salim creía haber llegado a conocerle bien, pero a veces había algo que se le
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escapaba.No terminaba de comprender esamirada de hombre atormentado que suamigofrancésdejabaentrever.
Acasoteníaqueverconesahijarebeldealaquenoconocía.Lafuturacondesad'AmisvivíaenEstadosUnidos,ignorantedesupadre.
ElbardelLutetiaestabarepletodegenteyaunqueleapetecíatomarseunacopasedirigióalaconserjeríaapedirlallavedesuhabitación.
—Tieneunmensaje,señoral-Bashir.El conserje le entregó un sobre cerrado que Salim ni siquieramiró. Le dio las
graciasysefuehaciaelascensor.Subióasuhabitaciónyallírasgóelsobre.Dentrosólohabíaunnúmero:«507».Suspiró.Volvióasalirdelahabitaciónyseparódospuertasdespuésdelasuyallamandoconsuavidad.Lapuertaseentreabrióylafiguradeellaenvueltaenunabatadesedagrislelevantóelánimo.
—Pasa,hetenidosuerte.Preguntésimepodíandarunahabitaciónenestaplantadiciendoquelaúltimavezhabíaestadoenunahabitaciónestupendayelderecepciónhasidomuyamable.
—Nodebeshacertenotar—protestóSalim.—¿Crees que me hago notar por decir que me gustaría que me dieran una
habitaciónenlaplantaquinta?—Yasabesquedebesprocurar ser transparente,quenadie se fijeen ti,yesun
errorpedirunahabitaciónenunaplantaconcreta.—¿Quémásda?Asíestamosmáscerca.LamujersepegóalcuerpodeSalimperoéstelaapartóconsuavidad.—¿Nomevasaofrecerunacopa?—lepidió.—Sí,claroquesí,¿quéprefieres,champánounwhisky?—EstamosenFrancia,demaneraquebrindemosconchampán.Señoramía,tenía
ganasdeverla—ledijoburlonamente.—Nomeextraña—respondióellacontinuandolaburla.Salimlamirófijamente
dudando si preguntarle por las novedades que pudiera tener del Centro deCoordinación Antiterrorista, pero decidió que si lo hacía le provocaría inquietud.Esperaríaaldíasiguiente.
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Raymondd'AmisseencontrabaensuapartamentosituadoenlaÎle-de-France.Dabavueltas por el despacho pensando en su cena con Salim. Reconocía que erainteligenteyminucioso,perotemíaqueelexcesodeconfianzaensímismopudieraecharaperderlaoperación.
El mayordomo entró en el despacho para preguntarle si le necesitaba o podíaretirarse.
—Acuéstese;aúnmequedaréunratoleyendo.—Sí,señorconde,buenasnoches.Cuando se quedó solo, Raymond apuró la copa de calvados y localizó en la
agendaunnúmerode teléfono.Buscóenuncajónun sobredondeguardabavariastarjetasdemóvilycolocóunaensupropioaparato.Suspiró.Nolegustabaelhombrecon el que iba a hablar, sabía que sus intereses eran distintos de los suyos, perotambién que la venganza habría sido imposible sin él. Le había buscado, le habíapropuestounplanparallevaracabosuvenganza,lehabíadadoelnombredeSalimyla manera de encontrarle. En realidad, aquel tipo llevaba meses manejándole,moviendo hilos invisibles para llevar a cabo un plan del que él sólo quería lavenganza.
—Buenasnoches,Facilitador.Elhombrequelerespondiósólodijounafrase.Nadamáscolgar,sepusolachaquetaycasidepuntillassedirigióalapuerta:no
queríadespertaralmayordomo.Salióalacalleycomenzóacaminarporlaorilladelrío. No le gustaba hacerlo de noche, pero eso era lo que le había indicado suinterlocutor.
Uncocheseparóasulado.Seabrióunapuertayunavozleinvitóaentrar.—Buenasnoches,conde.—Buenasnoches.—¿HasidosatisfactoriasucenaconSalimal-Bashir?—Sí,comosiempre.Mientras el coche daba vueltas por París, el conde fue desgranando ante aquel
hombre, al que llamaba el Facilitador, los detalles de la conversación con Salim.Respondióatodassuspreguntasyescuchótodaslasórdenesqueledio.
—Ahora pondremos enmarcha la segunda parte del plan.Dentro de unos díascontactaráconustedunamujerserbiallamadaYlena.Tienerazonespersonalesparaodiaralosmusulmanes.
—¿Cómosepondráencontactoconmigo?—Alquilaráunahabitaciónenunhotel,decidasiaquíenParís,enToulouse,enla
Costa Azul o donde le apetezca. Ella se alojará en el mismo hotel e irá a su
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habitación.Nadielesverájuntos,podránhablarlejosdemiradasyoídosindiscretos.Ylenaserálajefadelotrocomando.Ustedtienelasinstruccionesparaella;sólotieneque dárselas y procurar que las entienda. Karakoz es quien nos ha facilitado elcontacto.Nohasido fácilencontrarungrupoparahacer loquequeremos.Yasabequeyocreoquesóloeldineronoessuficienteparaquelascosassalganbien;hayquetener un motivo como lo tiene usted, como el de Salim o como el de Ylena.Naturalmente Salim no debe conocer la existencia de Ylena, ni ella la de Salim.Ambossonsólopiezasdelrompecabezas.
—Lomismoqueyo—musitóRaymondd'Amis.—Todosformamospartedelrompecabezas.Ustedtieneunmotivodistintoalde
YlenayaldeSalim.—¿Yusted?—Yofacilitonegocios.Noesdifícildecomprender.Representoaunclubmuy
selectodepersonasquepiensanenelfuturoyque,paraconstruiresefuturopróspero,tienenquemoveralgunaspiezas,provocaralgunaconfrontación,quitardeenmedioaalgunosenemigos...esporelbiendelmundo,aunqueparaconseguirelbienaveceshayquehacerunpocodemal.Peroconloquevaapasarganaremostodos,aunquealprincipiohayacaosyconfusión;perosólodelascenizassalelonuevo.
—Yustedhaceposiblequelosdeseosdelosseñoresdeeseselectoclubsellevenacabo.
—Negocioennombredeellos.Buscopersonascomousted,genteque tieneunmotivoparahacerdeterminadascosasylesayudoahacerlo.UstedsueñacondestruirlaCruz;bien,lovaahacer.SalimdeseacastigaraOccidentedondecreequemásvaadoler, también él gana. Por distintos motivos quieren lo mismo. Mi misión eraencontrarlesyponerlesa trabajar juntos.Essencillo: lascosassonmásfácilessi lagentetieneunmotivo,sobretodocuandosetratadematar.Nomegustanlosasesinosprofesionales:matansinmotivo,sólopordinero,demaneraquenoestándispuestosasacrificarse.Peroustedseríacapazdemorirporloquequiere:verdestruidalaCruz,ySalimlomismo;esoesloqueleshaceespeciales.
—Esoesloquenoshacemásmanejablesparausted.—Dígalocomoquiera.Loimportanteeselplanyelplanesperfecto.Lostrozos
de su odiada Cruz que se guardan en España, en Roma y en Jerusalén quedaránhechosañicos,nopodránencontrarníunaastilla.InmediatamentedespuésdequeesosucedaentraráenacciónYlenaenEstambul,haciendovolarelpabellóndeTopkapi,dondeseguardanlasreliquiasdelProfeta.LaespadadeMahoma,loscabellosdesubarba, el manto... todo volará por los aires. ¡Ah, imagínese lo que sucederá! Losmusulmanes de todo el mundo clamarán venganza y en el mismo Estambulcomenzarán los ataques a la comunidad cristiana... Sí, conseguiremos elenfrentamiento entre cristianos y musulmanes. Primero destruiremos unas cuantas
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reliquiascristianas,despuéslasdelProfeta...Nadiepodráponercotoalodioentrelasdos comunidades por mucho que los políticos occidentales se empeñen en ello.Llamaránalacalmaperonadielesharácaso.¿RecuerdaustedaquellascaricaturasdeMahomaquepublicóaqueldiariodanés,eJyllands-Posten?Hubomanifestacionesymuertosporaquellaafrenta,asíque imagínese loquesucederácuandomillonesdemusulmanessepanquehan«volado»lasreliquiasmáspreciadasdesuProfeta.
—Sí,peronocreaquelareaccióndeOccidenteserálamisma.Aloscristianoslesdarálomismo,sóloselamentarán.EnEuropayanadiecreeennada,avecespiensoque lamejorvenganza esquemis contemporáneos están renegandode laCruz sinquenadieselopida.
—Nosea ingenuo,nopodránpasarporaltoatentadosenEspaña,enItaliayenIsrael,yademáscometidosporfanáticosislamistas.
—EsperemosqueelplandeSalimal-Bashirnotengafallos.—Suplannotendráfallospero,amigomío,haremosquesesepaquiénhaestado
detrásdelosatentados:elCírculoseharáomnipresente.—¿AYlenaladetendrán?—Esodependerádesuhabilidad.Lomásprobableesquenosobreviva.Ysi la
cogen,debesuicidarse.—¿Ysinolohace?—Ellasabeloquelesucederásilacogenviva.Preferirámorirapasarelrestode
sus días en una prisión turca, nadamenos que por haber destruido las reliquias deMahoma.
—Puededenunciarnos.—¿Aquién?—Amí.—Imposible,nadielehabrávistojamásconellay,pormuchoqueinvestiguen,lo
máximo que encontrarán es que han sido, junto a otros cientos de personas,huéspedesdelmismohotel.Poresoleaconsejoquebusqueunogrande,dondeentreysalgamuchagente.QuizáseamejorquelaveaaquíenParís,oenlaCostaAzul...
—¿KarakozconoceaYlena?—UstedtampocolepuedehablaraelladeKarakoz.Perosílaconoceysabeque
sólodeseavenganza.Halogradoentrarencontactoconellaatravésdeamigossuyos.Primero averiguó que seguía viva y en el mismo pueblo; más tarde, a través decontactos, hizo que averiguaran hasta dónde sería capaz de llegar. Karakoz lo haorganizadotododesdeladistancia.Lachicallevaunoscuantosmesesesperandoestemomento.Laacompañarándosdesushermanosyunprimo.
—¿CómoesposiblequeKarakoztengacontactosconlagentedelCírculosiendoserbio?
—Karakozesserbobosnioytienecontactosentodaspartes—dijoelFacilitador
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—,semueveporlaantiguaYugoslaviacomoporsucasa,ytambiénporlospaísesárabes.Nadielepreguntaporquepagabien,poresotienebuenosinformantes,pero,además,losproductosquevendesondeprimeracalidad,garantizados.EnelmercadodearmaselmejoresKarakoz,poresotodosacudenasusupermercado.
—Karakozconocelaexistenciadetodosnosotrosyustedsefíadeél...—Amigomío,Karakozesunhombredenegocios,ysabequeladiscreciónyel
silenciosonlabasedesuprosperidad.Élvendearmasatodoelmundo,noleimportaaquiénvayanamatar.
—¿ComprarédirectamenteaKarakozlasarmasparaYlena?—Sí.Usted ya tiene el teléfono del hombre deKarakoz en París; le llaman el
Yugoslavo.Pero noolvide queSalimnopuede saber de la existencia deYlena, niYlenadeladeSalim.Esmejorquecadacomandoactúedemaneraseparadayquenadie pueda relacionarlos. Si Salim supiera lo que nos proponemos, intentaríaimpedirlo; usted sabe que bajo su apariencia se esconde un fanático. Para él, lasreliquiasdeMahomasonsagradas.
—Sí,esunfanáticoalqueleencantaelbuenvino.—Todostenemoscontradicciones...EncuantoaYlena,aúnnosabeelobjetivo;
ustedselodetallará,ledaráeldinero,ledirádónderecogerlasarmas.UnavezquepaguealYugoslavo, él le entregarádocumentos falsosparaYlenayel comando,yhará que la entreguen las armas en el mismo Estambul. En los próximos días ledetallaréelplanparaYlena,elhoteldondedebealojarseenEstambul,cómollegarhastaallí,cómoaccederaTopkapi...enfin,todoslosdetalles.
—¿Mellamaráusted?—Sí,dentrodeunpardedías.—Loscátarosestabanencontradelaviolencia—lerespondióelcondeentono
deenfado—,peroaveceseslaúnicaalternativa.—Medaigualenloqueustedcrea,aquiénreceSalimoaquiénseencomiende
Ylena.Ustedes van amatar en nombre deDios.Bien, esmuy prosaica su actitud,peroniamíniamis representadosnos interesa.Nuestroobjetivoesotro:hayqueagitar el mundo, hay que redefinir fronteras, hay que poner fábricas enfuncionamiento.
—Usteddirigelaorquesta.—Asíes.Ledejaréaquí,estácercadesucasa.Raymondsebajódelcoche,asqueado.Nuncalehabíagustadoesehombre,había
unpuntodevulgaridadenél,apesardesustrajesdecorteimpecable.Eltonodevozdelataba suorigenpero, apesarde ello, lenecesitaba.Mientras caminabahacia sucasapensóencómosehabíaintroducidoensuvida.
Se había presentado sin previo aviso en el castillo. Dijo conocer a antiguosamigosdesupadre,patriotasalemanesquesehabíantenidoqueesconderdespuésde
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laguerra.Noseanduvoporlasramasyleenseñóunaedicióndelujodeaquellacrónicade
frayJulián.—Ustedvengarálasangredelosinocentes;supadremuriósinpoderhacerlo.Elcondeleescuchóextasiadomientrasleexponíaelplan.Unplansencillo,para
el que sólo se necesitaba dinero y creer en aquella causa, y él tenía ambosingredientes.Deesohacíacasiunaño;desdeentonceselhombrehabíacomenzadoaorganizartodoeldispositivo,conprecisiónypaciencia,haciendoquetodoslosqueibanaintervenirseterminaranencontrando,yelpuntodeencuentroeraél,Ravmond,conde d'Amis, cuya vida había estado dedicada desde su nacimiento a la causasagradadeloscátaros.Élnoteníaelvalordesercomolosperfectos,peroalmenoserauncredentecomolohabíansidomuchosdesusantepasados.
Era el último de su estirpe aunque tuviera una hija, Catherine. Pero la habíaeducadosuesposayélnolaconocía,demaneraquedifícilmentepodríaentenderle.
Tampoco su esposa lo había hecho. Nancy era norteamericana. Cuando seconocieronellavivíaconsuspadresenlaRivierafrancesa.
ElpadredeNancyerapoetaypintorysumadremarchantedepintura.Ellaerahijaúnica,mimadahastalasaciedad,sinningúnobjetivoenlavida.
Raymondnuncadebiócasarseconella,peroseenamoró.Supadreleadvirtiódequecometíaunerror,queaquellachicanoeracomoellos.Teníarazón.Peroesperóaquesupadremurieraparacasarse.Quizáerademasiadomayorparaelmatrimonio,estabaapuntodecumplircuarentaaños,ycometiósuprimergranerror.
Leabandonóapenasunañodespuésdecasados,cuandoélseconfióaellay leexplicó la misión sagrada a la que estaba dedicado. Nancy montó en cólera y leexigióquesacaradesusvidasa todossusamigos,aaquellos jóvenesquecomoélteníanunacausa,patriotasdeunmundodistinto,dehombressuperiores.
Semarchódelcastilloembarazada,diciéndolequeestabaloco,yqueporelhijoquellevabaenlasentrañasnoleibaadenunciar,peroleamenazóconcontarlotodosiseacercabaaellaoreclamabaelhijoqueibaanacer.
Élcumplióyellatambién:novolvieronaverse;supoquehabíatenidounahija,Catherine, y todos los meses le hacía llegar una cantidad de dinero para sumanutenciónatravésdesuabogado.SabíaquemadreehijavivíanenelVíllagedeNuevaYork,dondeNancyhabíaabiertounapequeñagaleríadearte.Ellanolehabíapermitidoconocerasuhija,ycuandoélselosuplicóatravésdelabogado,Nancyletelefoneóamenazándole.
Laúltimanoticiaquetuvodeellaesqueestabamuyenferma.
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OvidiollevabavariosdíasenRomayteníalasensacióndenohaberseidonuncadelaciudad.Yanoocupabaelmismolugarenlaoficinaytodossabíanquetrabajabadeformaprovisional;sinembargo,élhabíavueltoaensimismarseeneltrabajocomosinosefueraamarcharnunca.
—Escomobuscarunaagujaenunpajar.Ovidio levantó la vista del ordenador ante la llegada deDomenico, con el que
compartíaelpesoylaresponsabilidaddelainvestigación.—Sí,yalosé,yotampocologrodarsentidoaningunadeestaspalabras,pueden
significartantascosas...¿HashabladoconBruselas?—HaceunmomentomehallamadoLorenzoPanetta,parecequeKarakozseha
movido;memandaelinformepore-mail,supongoquelotendremosdeunmomentoaotro.
—Sehamovido...¿Yesoquésignifica?—quisosaberOvidio.—Pues que ha estado en Chechenia; después se le ha visto en Suiza y en
Luxemburgo.—¡Esetipovadeunladoaotrosinproblemas!—Mientrasnohayaunaordendedetención...Enrealidadllevanañossiguiéndole
y nunca le han detenido; prefieren saber con quién trata, a quién vende, quién leproporciona las armas. Pero Karakoz es extremadamente cuidadoso y por lo quecuentaPanetta, susconversaciones telefónicas son insustanciales, lomismoque lasde su lugarteniente, un tal Dusan. Al parecer funciona con correos, da órdenes yrecibepedidosatravésdelossecuacesquetienerepartidosportodoelmundo:ellosle transmiten lo que le quieren comprar y él se lo suministra. La mayoría de lasocasionesnovealosverdaderoscompradores.Aél tantoleda.Ysialguienquiereverle éldicedónde, aunque su lugarpreferidoesBelgrado.Allí se siente seguroyprotegido,essuciudad,apareceydesapareceenellacomoquierey,porloqueseve,esdifícilseguirlelapista.
—Karakoz continúa siendo lo único sólido que tenemos, el extremo de lacuerda...
—Sí,lacuestiónessinosequivocamosonosprecipitamosalahoradetirardeeseextremo.Porcierto,LorenzoPanettamehadichoquellegaestanocheaRoma;vieneapasarelfindesemanaylegustaríavernos.Mehepermitidoinvitarleacenara mi casa. Naturalmente cuento contigo para la cena, creo que estaremos máscómodosyhablaremosmástranquilos.¿Teparecebien?
Ovidio aceptó de inmediato, sorprendido por la actitud de Domenico, al quenotabacambiado;ahorasemostrabamenosremisoydesconfiadoconél.Loquenosabía era por qué, y se dijo que a lo mejor también había sido culpa suya el no
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haberseentendidoconeldominico.Lorenzo Panetta se había visto en la obligación de aceptar la invitación del
sacerdote.EnsucalidaddesubdirectordelCentrodeCoordinaciónAntiterroristadelaUniónEuropeaeraelresponsabledelasrelacionesdetrabajoconelVaticano.
Estabacansado.SeprometíaunfindesemanalejosdelatensióndelCentro,perotendríaquealargarlajornadadetrabajounashorasmás,porqueaquellacenaeraeso,trabajo.
Sentíacuriosidadporsabercómoseríalacasadeaquelsacerdote,situadadentrodelrecintodelaCiudaddelVaticano.Laimaginabasobria,conmueblespesados,yllenadecuadrosdevírgenesydesantos.
Le abrió la puerta elmismoDomenico, y la primera sorpresa fueverle vestidoconunpantalónvaqueroyunacamisadecuadros.
—Sime llegaustedadecirque lacenaera tan informal, le aseguroquehabríavenidosincorbata,aunqueenrealidadvengodirectamentedelaeropuerto.
DomenicoGabrielliriósatisfechoporhabersorprendidoaaquelpolicíaconfamadeserunodelosmejoresinvestigadoreseuropeos.
—Pase.Ovidioaúnnohallegado,peronotardará.—¿Ovidio?—El padreSagardía, pero no hace falta que nos demos ese tratamiento, ¿no le
parece?PuedellamarmeDomenico,creoqueestaremosmáscómodossinostratamossinformalismos.
La segunda sorpresa fue la decoración de la casa. En realidad, apenas habíamueblesylasparedesestabandesnudas.Elsalón,funcionalymoderno.Parecíaquehubiera comprado el sillón, la mesa y las sillas en una tienda de decoraciónminimalista.
Latercerasorpresafueronlasflores:habíacolocadovariosjarronesminúsculosytransparentesconunamargarita,sólouna,nocabíanmás.
OvidionotardóenllegarytampocoélpudoocultarlasorpresaqueleproducíalacasadeDomenico.
Éste además resultó ser un estupendo cocinero. La pasta estaba deliciosa y losescalopinesallimónfueronmuyalabadosporlosdosinvitados.
—Sientoquenomehayadadotiempoparaprepararunbuenpostre—seexcusóconfalsamodestiaDomenico,mientrascolocabaencimadelamesaunafuenteconrodajasdepiña.
—Pero¿tambiénsabehacerpostres?—preguntóLorenzoPanetta.—No es lo quemejor seme da, pero si tengo tiempo soy capaz de hacer una
buenatartademelocotón.Hastaquenosirvióelcaféyunacopadegrappalostreshombresnoentraronen
materia.
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—Bien,ustedeshanleídoelcorreoelectrónicoqueleshemandadoestamañana,ynohaymuchoqueañadir. InterceptamosunallamadadeundelincuenteconocidocomoelYugoslavo,untipodelosbajosfondosparisinos.EsserbiocomoKarakoz,perollegóaParísañosantesdequecomenzaralaguerra,hizodeguardaespaldasydematónenclubesde alterneyunbuendíadio el salto a losgrandesnegociosde lamano de Karakoz. Incluso tiene un despacho que se dedica a importación yexportación.
—¿Y,exactamente,quées loquehanhabladoKarakozyesehombre?—quisosaberDomenico.
—Lo tiene en el informe. El Yugoslavo llamó a Karakoz para decirle que el«viejo»sehabíapuestoencontactoconél,quequeríaotropedidoperoparaentregaren Serbia y que pagaría al contado. Élmismo iría a recoger el dinero.Karakoz leencargóquevigilaraalachicaqueibaavisitaralviejo.Esoestodo.
»DemaneraquetenemoshombressiguiendoalYugoslavonocheydía,lomismoqueaKarakoz.
—Nosotrosnohemosavanzadomucho.Bueno,enrealidadnohemosavanzadonada—reconocióOvidio.
—Comoustedessaben,sospechamosqueelcomandosuicidadeFrankfurtteníaotra misión, y quizá estaban preparando otro atentado, el problema es cuándo,dónde...esdesesperante,esaspalabrasrescatadasdelospapelesquemadosnotienenningúnsignificado.Algunasdelaspalabrasprovienendepáginasdelibrosysifueraasí,¿porquéquemaríanunlibro?
»Peroloquerealmentemepreocupaesque...enfin...sospechoqueKarakozsehavueltotancautoporquesabequeleseguimoslospasos.
—¿Cómodice?—preguntóDomenico,extrañado.—Siempre había sido prudente, porque sabe que es un personaje de sobra
conocido por todas las agencias de seguridad, demanera que procura no llamar laatención;perodesdelodeFrankfurtsehavueltomuysuspicaz,ysusconversacionesson aún más anodinas de lo que lo eran antes. Está claro que ha reforzado susmedidasdeseguridad.
OvidioyDomenicosequedaroncallados,sopesandolaspalabrasdePanetta.Enrealidad, no les había dicho lo que realmente pensaba y temía: que hubiera unafiltraciónenalgunaparteyKarakozestuviesesobreavisodequeleseguíandecerca.
Panettahabíaestadosopesandolaposibilidaddedecírselo,yhabíaoptadopornohacerlo;ni siquiera lohabíacomentadoconHansWein,aunquepensabahacerloelsiguiente lunes en la oficina.Wein llevaba unos días fuera deBruselas y no habíaqueridoexpresarlesussospechasporteléfononitampocoporcorreoelectrónico.
—¿YporquécreequeKarakozpiensaqueleestánsiguiendoconmásdedicaciónqueantes?—preguntóOvidioconsuspicacia.
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—No he dicho que Karakoz no sepa nada, he dicho que se ha vuelto másdesconfiadodespuésdelatentadodeFrankfurt.Lasarmasylosexplosivosqueutilizóelcomandoloshabíavendidoél.
—¿SiguepensandoquelaIglesiapuedeayudarles?—quisosaberOvidio.—Verá,noesnormalencontrarpapelesdondesehabledesantos,de lacruzde
Roma...DemaneraqueesevidentequesihayunatentadonohayquedescartarquelaIglesiaseaunobjetivo.
—Peroesonoestáenlalógicadelosfanáticosislamistas.Nosontontos,yalospaísesárabesnoles interesa teneraunainstitucióncomolaIglesiagolpeadaporelfanatismoislámico.Sinceramente,nocreoquelaIglesiaseaunobjetivo.
—Tienerazón,noestáenlalógicadeesagente,nolesconviene,pero,aunasí,nodescarteesaposibilidad—respondióPanetta.
—Lohemosdiscutidoenlaoficina,ysinceramentelodescartamos.Seríaunerrorestratégicodetalmagnitudquenilosmásfanáticossoncapacescometerlo.Además,señor Panetta, le recuerdo que ésas son sólo palabras sueltas, palabras que se hanencontradoentre los restosdepapelquemado,no sabemosaqué corresponden.EsmuyarriesgadoaventurarquelaIglesiapuedeserobjetodeunatentadoislamista—insistióDomenico.
—Llevomuchos años trabajando en esto, y le aseguroquepormuchoquenosempeñemos en seguir la lógica de los terroristas, es difícil hacerlo: ellos tienen supropialógica.Avecesdecimosno,noharánestoolootroporquelesperjudicaantelaopiniónpública, pero lohacen.Créame, los terroristas siempre serán capacesdesorprendernos.¿AlguienpensóqueseríancapacesdehacervolarlasTorresGemelas?¿OdeponerbombasendostrenesenMadridcuandoEspañasiempresehadecantadopor apoyar la causa árabey fue el paísdondemásmanifestantes salieron contra laguerra de Irak? Cuando cometen los atentados buscamos entender el porqué,elaboramos teorías al respecto. Pero ellos siempre nos llevan la delantera, somosnosotroslosquedespuésbuscamoslalógicaaloquehanhecho.
—Aunasí,yodescartaríaesaposibilidad—insistióDomenico.—¿Esquenohahabidoatentadoscontrasinagogas?—lesrecordóPanetta.—Sí,loshahabido...—murmuróOvidio.—Bien,entonces,porprudencia,nodescartemosnada.Ahoranoscentraremosen
elYugoslavo,veremosloquedadesíesapista,quiénesese«viejo»delquehabla,sies que realmente hay algún «viejo», pero debemos esperar a que haga algúnmovimiento.Lesmantendréinformados.
LorenzoPanettasedespidióde losdossacerdotes trasagradeceraldominico lacena.Nuncahabíapensandoqueseríainvitadoaunacenadentrodelrecintovaticanoymuchomenosencontrarse condos sacerdotesquea simplevista, por su aspecto,nadiediríaqueloeran.
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—Tómate otra grappa antes de irte —invitó Domenico a Ovidio mientras lellenabaelminúsculovasodelíquidotransparente.
—¿DeverdadcreesqueesoslocosdelCírculonosoncapacesdeatentarcontralaIglesia?
—Noobtendrían ningún beneficio.Nosotros condenamos la invasión de Irak yconstantemente pedimos a Israel que respete los derechos del pueblo palestino, elPapamantieneundiálogoabiertoconimamesyulemas...¿quésentidotienequeseenajenen lavoluntadde la Iglesia?Noharánnadacontranosotros.Nopor razonesmorales,sinosimplementeporquenolesconviene.
DomenicohablabacontalseguridadyfirmezaqueOvídionosesintiócapazderebatirsuspalabras.Laveladahabíatranscurridomuchomejordeloqueesperabayno tenía ganas de estropearla con una de aquellas discusiones en las que seenzarzabanlosdosyquelesdejabaagotadosymalhumorados.
A medianoche se despidió del dominico; estaba cansado y necesitaba pensar,encontrarseconsigomismo.
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Para Salim al-Bashir el fin de semana en París había resultado fructífero. Suencuentroconaquellamujernosólohabíasidoagradableenelterrenopersonal,sinoque le había tranquilizado: el Centro de Coordinación Antiterrorista de la UniónEuropeanosabíanada,nideélnidelCírculo.Andabanaciegas,aunqueseguíanlospasosdeKarakozconvencidosdequea travésdeéste llegaríana laotrapuntadelovillo.PeroelCírculoyahabíaavisadoaKarakozyéstesabíacuidarsusintereses,demaneraquehabríapuestolosmediosnecesariosparaprotegerse.
El Círculo confiaba en Karakoz porque era hábil e inteligente y, sobre todo,porqueno teníamáscompromisoqueeldinero.Nunca leshabía fallado;claroqueellossiemprelehabíanpagadosinregatear,porqueKarakoznoadmitíaregateos.
De todo loque lehabía contado, loúnicoque lepreocupaba fueuna frasequesoltó al azar: «¿Sabes?—había dicho—. El otro día encontré a Panetta revisandotodoslosexpedientesdelpersonaldeldepartamento,noséquébuscaba.Alomejornosefíadealguien».
Nohabíaqueridoalarmarlapuestoqueellanoledioimportanciaalhecho,peroaél sí le pareció inquietante. Si bien era difícil que el Centro de CoordinaciónAntiterrorista diera con el Círculo no sería imposible que terminaran sospechandoalgunafiltraciónyllegaranaella.Esosuponíaunriesgoquenosepodíapermitir,demaneraquehabíallegadoelmomentodedeshacersedelamujer.
Aúnledabavueltasalostresatentadosqueibanaperpetrar.Trasladarahombresque estarían siendo buscados por la policía de medio mundo podía resultar muycomplicado,aunquecadavezleseramásfácilmoverseporEuropa:eranmillonesloshermanos que ahora vivían entre aquellos estúpidos occidentales llenos de buenavoluntad que se creían sus ingenuas proclamas sobre la paz y la alianza decivilizaciones.
Encualquiercaso,debíanactuarcuantoantes,yaquecontabanconlaventajadequeelCentrodeCoordinaciónAntiterroristanosabíanada.
Lamujerlehabíaprometidollamarlesiseproducíaalgunanovedad.Sabíaqueloharía,enrealidadharíacualquiercosaqueéllepidiera.Derepenteunaideasecruzópor su cerebro y sonrió; había encontrado la solución al problema: podía utilizarlacomo bomba humana contra uno de los objetivos. Era una manera hermosa definalizarsurelaciónyderesolverelproblema.Noseríalaprimeramujeroccidentaldispuesta a morir en nombre del islam. Acababa de encontrar la solución a dosproblemas,ylesatisfacíacomoningunaotra.
Por lo pronto se reuniría con el comando enGranada.Omar habíamovido loshilos para que se celebrara en la ciudad un seminario sobre las tres religionesmonoteístas y estaba invitado a participar. Su presencia en actos de ese tipo era
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continua,demaneraqueanadie leextrañaríasuviajeaGranada.Paraentoncesyahabríatomadounadecisiónfirme.
PorloqueOmarlehabíadicho,Mohamed,AlíyHakimyaseencontrabanenelnortedeEspaña,enSantoToribio,mezcladoscon loscientosdeperegrinosqueenaquellosdíasvisitabanelsantuarioparaganareljubileodelAñoSanto.
EncuantoalatentadodeRoma... sí, lecomplacíaconvertirasuamanteenunabombahumana.La imaginaba conel cabello cubiertopor elhiyab gritandoque seinmolabaennombrede
Alá.Rióparasusadentroscomplacidoporaquellamacabraidea;alfinyalcaboellaestabaempalagosamenteentregadaaél.
El timbredel teléfono lesobresaltó.Unsegundodespuésvolvióa reír,estavezsin recato: el departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Harvard leinvitabaaquepronunciaraunaconferenciasobrelaposiblealianzaentreoccidentalesy musulmanes. Aceptó encantado. La retribución sería excelente y ademásacrecentaríasuprestigioacadémico.LeibanaescucharnadamenosquelosfuturosdirigentesdelmundoqueseestabanformandoenHarvard...Lesdiríaloquequeríanoír,noerancapacesdeentenderotracosa.Alosnorteamericanosyaloseuropeosdelasélitesintelectualeslesrepugnabapensarquenosepodíanarreglarlasdiferenciashablando,cediendo;noqueríanproblemasyestabandispuestosacualquiersacrificiocontaldeevitarlos.Erancomoniños.
***
Raymond acariciaba laCrónica de fray Julián como si necesitara que le dierafuerzasparaloquesedisponíaahacer.Luegoladejósobrelamesaysaliódelasuitemirandoinstintivamenteelreloj:lasdosdelatarde.Esperabaquenohubieramuchagente por el pasillo en ese momento: temía que una camarera o cualquier otrohuéspedpudieraverledirigirseaotrahabitación.
HabíaelegidoelCrillonparasuencuentroconYlena.Parajustificarsuestanciaen un hotel teniendo como tenía un apartamento en París, habíamandado pintar yredecorarlosbaños.ElFacilitadorsiempreleinsistíaenquenohabíaquedejarcabossueltos.Nohabíasidofácilelegirelhotel,peroalfinaldecidióquenoibaasacrificarsupropiacomodidadporunencuentro furtivo.EsamismamañanaelFacilitador lehabíatelefoneadoparadecirleunsimplenúmero,eldelahabitacióndeYlena.
Lesorprendióelaspectode lamujer.Demasiadoalta,demasiadorubia,con losojos demasiado azules, en realidad demasiado llamativa para unamisión en la quenecesitabasercasitransparente,quenadiesefijaraenella.
Debíadetenerentreveintitrésyveinticincoaños,yllevabalairareflejadaenelrostro.
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—¿Tieneyalasinstruccionesparamí?—lepreguntóapenassesaludaron.—Unaparte,¿mepermitepasarysentarme?Lanotabatensa,incómoda,deseandoterminarcuantoantes.—Esmejorqueserelaje;aquínadienospuedevernioír,yloquetenemosque
tratarnosepuedehacerconprisas.Leindicóunasillaysesentóenfrentedeél.Lesseparabaunamesaredonda.—Dentro de unos días le entregaré cuatro billetes de avión, para usted y sus
compañeros,peroantesnecesitolasfotosparaqueleshaganlospasaportes.—Lashetraídoyhayuncambio:vendránmihermano,miprimaymiprimo.—¿Yporquéesecambio?—preguntóRaymondalarmado.—Porquemiprimasufriólomismoqueyo—contestómirándoleconira.—¿Ysuotrohermano?—Sequedaparacuidaramimadre.Sóloquedamostresdesietehermanos.Los
mataron en la guerra, lo mismo que a mi padre. Alguien tiene que sobrevivir, lohemosdecididoasí.
—Ysuprima,¿cuántosañostiene?—Esmayorqueyo.—Lehepreguntadocuántosañostiene.—Cuarenta. Perdió a su marido y a su hija pequeña. —Ylena suspiró con
impaciencia—.Aúnnomehaexplicadolamisión.—¿Quélehandicho?—Queporfinpodríavengarmedelabrigadamusulmana.Anadieleimportóloquenoshicieronalosserbios,anadie.—Suvenganzanoiráexactamentecontraesoshombres.—Losé,peroquieroquegentecomoellosllorecomolloréyo.—No es sencillo, pero lo conseguiremos. Se trata de infligir un golpe a los
musulmanesdelquenosepodránreponer:ladestruccióndereliquiasdeMahoma.—¿Reliquias? ¿Los musulmanes tienen reliquias? —preguntó Ylena con
incredulidad.—Sí. En el palacio de los sultanes de Estambul, conocido como Topkapi, un
sultánmandóconstruirunpabellón,queseconocecomoeldelMantoSagrado;allícustodianlacapadeMahoma,susello,espadas,algunospelosdesubarba.Tambiénconservan su estandarte de lana negra.Al igual que los cristianos combatían a losmusulmanes llevando la cruz donde murió Jesús, en momentos de dificultad losturcossacabanenprocesiónelestandartedelProfetaporlascallesdeEstambul.
—¿Ycómolasdestruiremos?—preguntóYlena.—Conunabomba,claro.SuhermanoysusprimosdeberíaniraEstambulcomo
unos turistasmás,encuantoausted... esdifícilquepase inadvertida;esmejorquevaya cuando llegue el momento del atentado, pero procure vestirse de manera
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discretaynohacernadaquellamelaatención.NovayanloscuatrojuntosaTopkapi,esmejorquelohaganporseparado,peroustednovayasola,llamaríalaatención.
—¿Dequénacionalidadserámipasaporte?—Bosnio.PasaránporbosniosdeSarajevo,eslomejor.—SoyserbobosniayconozcobienSarajevo.—Laclaveesvariaralgunascosasperonotodas.Sisehicierapasarporinglesao
sueca, seguramenteno tendríaproblemaspor suaspecto,peroencuantohablara senotaríaquenoloes.Esbosniayestádevacaciones,asídesencillo.
—¿Ylabomba?—Labombalallevaráenunasilladeruedas.Seharápasarporinválida.Serála
únicamaneradeburlar lasmedidasde seguridad,perodebe saberquedifícilmentesaldráconvida.
—¿Dóndecolocaremoselrestodelexplosivo?—También en la silla. Me han dicho que sus amigos sabrán hacerlo, que sus
hermanosysuprimolucharonenlaguerra.—Asíes.—Bien, pues disimularán el explosivo en la silla, en el asiento, en un brazo,
donde resulte más fácil. Deberán colocarlo en Estambul. Sería absurdo correr elriesgodepasarfronterasconunasillacargadadeexplosivos.
—¿LasarmastambiénlasrecibiremosenEstambul?—Sí, lomismoqueelexplosivo.Suhermanoosuprima, tantoda,empujará la
silla.Esunaturistainválida,unavíctimadelaguerra,delosbombardeos.Nopuedeandar,demaneraquevaenunasilladeinválida.Peroinsistoenquedebedisimularsuaspecto.Esdifícilnofijarseenusted,ydebepasarporunabosniainsignificante.Podríaoscurecerseelcabelloocubrirloconelhiyab...
—Habíatraídoyalasfotosparalospasaportes—selamentóYlena.—Setratadesuseguridad;ycréamesiledigoqueunachicacomoustedllamala
atenciónmuchomásdeloquepuedaimaginar.—Deacuerdo,loharé,meoscureceréelcabello.—La ropa que llevará será anodina, nada llamativa. Que sus piernas estén
cubiertasconunamanta,acuérdesequeleharápasarpor inválida.Bienpensadoesmejor que haya otramujer en el comando, esmás creíble que unamusulmana noviajesolacontreshombres.Aunasí...comonoeraloprevisto,deboconsultarlo.
—¿Aquién?—Esonoleimporta.Nocreeráqueunaoperacióndeestecalibreseimprovisao
lapuedeorganizarunasolapersona.—No,esoyalosé.—Yalehedichoquemeparecemejorquehayaotramujer.Demelasfotos.Ylenaleentregóunsobredondeguardabalasfotosparalospasaportes.
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Raymond observó con detenimiento los rostros de los familiares deYlena, susprimosysuhermano.LamujerteníaunrostroagraciadoaunquesincomparaciónconlabellezadeYlena;loshombresnollamaríanlaatención.
—¿Cuándomedarálospasaportesyeldinero?—Primero consultaré los cambios; después volveremos a vernos. Pero necesito
quemedéunanuevafotosuya.¿Podríateñirseelpelohoymismo,hacerselafotoyentregármelaestanocheoalomástardarmañanaporlamañana?
—Sí.Loharéyomisma.Compraréuntinteyenunpardehorashabrécambiadoelcolordelcabello.
—Quizápodríairaunapeluquería...—Ustedmismoinsisteenquenollamelaatención.—Tiene razón, pero si puede comprarse un sombrero, algo que le disimule el
cabelloparacuandopidalacuentaysedespidadelhotel...—EstoesParís.¿Aquiénlepuedeextrañarqueunamujersecambieelcolordel
pelo?—Loextrañoesquealguienconsucolordepeloselotiña.Cualquiermujerharía
lo indecible por tener su color. Pero en fin, no me parece que debamos seguirperdiendo el tiempocon supelo.Actúe en consecuencia, de todasmaneras le darédineroparaquehagaesaspequeñascompras.
YlenaaceptólosdoscientoseurosqueledioRaymond.Luegoabriólapuertadelahabitaciónparacomprobarquenohabíanadieenelpasilloylehizoungestoparaquesaliera.
Élnosesintiósegurohastaqueregresóasusuiteysesirvióuncalvados.TeníaunascuantashoraspordelanteantesdevolveraencontrarseconYlena,demaneraque iría a ver la marcha de las obras de su apartamento, pero antes llamó alFacilitadorparacomunicarleloscambiosenelplan.
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Hans Wein escuchaba con preocupación a Lorenzo Panetta. Si las sospechas dePanetta se confirmaban significaría un duro revés para el prestigio del Centro, ypondríaenentredichosueficaciafrenteaotrasagenciasdeinteligencia.
—Enmiopinión—argumentabaPanetta—,sedeberíavolverainvestigaratodoslosmiembrosdelCentroincluyéndonosanosotros.Nopuedequedarningunaduda.Prefiero que nos digan que estoy equivocado y que veo fantasmas donde sólo hayparedes.
—Pero¿desconfíasdealguien?—lepreguntódirectamentesujefe.—No,sinceramenteno.Pedílosinformesdeseguridadsobretodoslosmiembros
deldepartamentoynohesidocapazdeencontrarelmenoratisbodesospechaenelcurrículodeningunodelosquetrabajanaquí.Peroesonosignificanada,sóloqueyopuedoestarequivocado.¡Ojaláseaasí!
—¿TambiénhasrepasadoelexpedientedeMireilleBéziers?—Claroque sí, ynoheencontradonadaextraordinario.Nonosdejemos llevar
por los prejuicios; sé que a Matthew le sorprendió verla cenar con un joven deaspecto magrebí, pero eso no significa nada, Mireille ha vivido en varios paísesárabes,peroademásnopodemosdejarnosllevarporlaparanoiayveraunterroristadetrásdecadamusulmán.Silachicahubieratenidoalgoqueocultar,nosehabríaidoacenaralrestaurantemásconcurridodeBruselas.
—Sabesqueloqueseocultamejoresloqueestáalavista—lereplicóWein.—Losé,perosinceramentenocreoqueMireilletrabajeparaelCírculo.—Túmismohasdichoquetodosdebemosvolverapasarlosfiltrosdeseguridad
—protestóHansWein.—Desdeluego,yMireillenoseráunaexcepción.—Tecaebienlachica.—Es que creo que es inteligente y decidida. Sólo tiene un problema: que es
demasiadoimpetuosa.—Ennuestronegocioelexcesodeímpetupuedeserunacatástrofe.Encualquier
casoyahepedido aPersonal que lebusquenunhueco enotro sitio; enun tiempoprudencialfirmarésutraslado.
—¿Porquéenuntiempoprudencialynodemanerainmediata?—Porque no quiero problemas con su tío, que llamaría a media Comisión
Europeaparaprotestarporeltratoasuqueridasobrina.Supongoqueenunasemanaodoslatrasladarán.
Lorenzose rió.HansWeineraun tipo transparente,alque lecostabadisimularsus sentimientos por más que se mostraba siempre comedido en todas susmanifestaciones.
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—Enmiopinióndeberíaspediruncontroldeseguridaddemanerainmediata.—LediréaLauraquehagalostrámites.—No,nisiquieraLauradebesaberlo.—¡Porfavor,Lorenzo!¡ConfíoenLauratantocomoenti!—Puesnoconfíesennadie,ni siquieraenmí,hastaqueSeguridad tedigaque
puedeshacerlo.YotambiénconfíoenLaura,pero loscontrolesdeseguridaddebenhacersesinquenadiesepaqueleestáninvestigando,demaneraquenotendríasquedecírselonisiquieraaella.
—Deacuerdo,loharemoscomodices.LorenzoPanettaibaaentrarensudespachocuandoMatthewLucasirrumpióen
laoficinaconprecipitaciónylehizounaseñaparaqueseacercara.—¿Quépasa,Matthew?—¿Estáeljefe?—Sí,claro.—Hemosinterceptadouna llamadaentreelYugoslavoyunnúmerode teléfono
móvil;eraDusan,el lugartenientedeKarakoz.Hemospodidoconseguirelnúmero,peronaturalmentesetratadeunadeesastarjetasquesecompranencualquiertiendadetelefonía,aunqueleestamossiguiendoelrastro.
—¡VamosaveraWein!—respondióPanetta—.EslaprimerabuenanoticiaquetenemosdesdelodeFrankfurt.
Matthew relató en pocas palabras al director y subdirector del Centro todo loreferentealallamada.
El Yugoslavo había recibido la llamada de un hombre. La voz, explicabaMatthew,parecíaperteneceraunhombremayor; laconversaciónhabía sidobreve:«Ella ha venido, tengo las fotos; parte del encargo lo necesito en el destino. Leenviarélalistaylasfotos.Hahabidoalgunoscambios.Tienequeestartododispuestoparadentrodedossemanas».
ElYugoslavo protestó por la premura de tiempo, diciendo que haría lo posibleperosingarantizarlenada.LallamadasehabíaproducidodentrodelradiodeParís,peronohabíanpodidodeterminarlazona.
EncuantoalaconversaciónconDusan,elYugoslavosehabíaquejadodelpocotiempodelquedispondríaparaelencargoylasdificultadescon«lamalditasilla».
—¿Quéhabráqueridodecirconlode«lamalditasilla»?—preguntóHansWeinenvozalta.
—Sea loque sea—prosiguióMatthew—,esto significaqueKarakoz tieneotraentregaenmarchaatravésdesuhombreenParís.Loquenosabemosesaquiénniparaqué.El laboratorioconfirmaque lavozdelhombreperteneceaun francésdeedadavanzada;esunavozculta,nodeungoriladelosbajosfondos.
LauraWhite,laasistentedeHansWein,llamóconsuavidadalapuertaantesde
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entrar.Jefe,lellamaelcomisariodeInterior,¿puedeponerse?—Sí,pásemelallamada.LaasistentedeWeinlesmiróconcuriosidadporqueveíareflejadalatensiónenel
rostrodelostreshombres,peronopreguntónada.SialgonosoportabaHansWeineralacuriosidadylafaltadediscreción.
Matthew y Lorenzo salieron del despacho para permitir a Wein que hablaratranquilo.
—Podemosestarantealgooantenada—dijoMatthew.LorenzoPanettalehizounaseñaparaquenohicieraningúncomentario,loque
noescapóalaperspicazmiradadeLaura.Cuando entraron de nuevo en el despacho de Wein Lorenzo se vio, a
regañadientes,enlaobligacióndeexplicaraMatthewlarazóndesugesto.—Puedequesólosealacorazonadadeunviejopolicía,queesloquesoy,pero
desdelodeFrankfurtKarakozsehavueltomuycauteloso,muchomásdeloqueloerahabitualmente,comosisupieraqueleestamossiguiendolospasos.
—Bueno—respondióelnorteamericano—,esnormalqueseadesconfiado.Estámetido en todas lasmierdas y sabe que hay unmontón de servicios de seguridaddeseandopescarle,¿no?
—Sí,pero... en fin, lodirédirectamente:puedeque tengamosuna filtración—explicóPanetta.
—¿Qué? ¡Esoes imposible!—protestóMatthew—.Todosestamossometidosacontrolesperiódicosdeseguridad.
—Sí,yheexigidoquenossometanauncontrolmás;loúnicoquetenemosquehacer es ser más prudentes. Hasta que Seguridad no termine su trabajo, todas lasnovedades de este caso no saldrán de este despacho—replicó tajantemente HansWein.
—IbaapediraladoctoraVillasantequeescucharalagrabaciónparaqueopinarasobrelavozdeesehombredesconocido—dijoMatthew.
—Pues tendremos que esperar para hacerlo. Tanto da que Andrea escuche esagrabación ahora o dentro de tres días. En cualquier caso no podemos hacer nada.Debemosseguir esperandoaqueelYugoslavo,Karakozyquienesquieraque seansusamigos,sevuelvanamover,yparaellolomejoresquenolohagamosnosotros.Estaremos alerta pero nada más, y a usted, Matthew, le ruego discreción. No megustaríaqueelCentroseconvirtieraenelhazmerreírdelasotrasagencias.
—No se preocupe, sé guardar secretos —replicó Matthew con ironía—, peropermítamedecirlequenocompartoesacorazonada.NoimaginoanadiedelCentrofiltrandoinformación,anoser...
—¿EstápensandoenMireille?—saltóLorenzo—.¡Noseainjustoconella!
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—Nolosoy,perotalvezdemaneranointencionadahahechoalgúncomentarioaalguno de sus amigos árabes que a su vez pueden tener otros amigos. En fin...MireilleBéziersmepareceelúnicopuntodébildeestaoficina.
—Noquiero convertirme en su defensor, no tengo por qué—protestóLorenzoPanetta—. Me revientan los prejuicios y las injusticias. En cualquier caso se lainvestigará y, para su tranquilidad, sepa que está previsto su traslado en un plazobrevedetiempo.
—Ésasíquemepareceunabuenanoticia.Esachicanoencajaaquí.—Sí,noesmuypopularentre lagentede laoficina.Escurioso,no terminode
entenderporquéirritaa todoelmundo—dijoPanettamásparasímismoqueparasusinterlocutores.
—Ysinembargoustedconfíaenella—respondióMatthewLucas.—Sí,creoquetieneganasdetrabajar,queesinteligenteeimaginativa,yquesila
dejaranpodríasereficaz.—¿Unadesuscorazonadas?—ironizóMatthew.—Sí,unacorazonadadeperroviejoycallejero.Durante el escaso tiempo libre de que disponían amediodía, se acercaron a la
cafeteríadelCentro.AndreainvitóaMireilleasentarseconalgunasdelasmujeresdeldepartamento.
NosóloestabaLauraWhite,laasistentedeljefe,sinotambiénDianaParker,sumanoderecha.
Mireilleaceptóresignada.AndreaVillasanteeraunamujerseca,nunca lahabíavisto sonreír, pero reconocía que intentaba integrarla en el equipo pormás que lecostaradisimularlapocasimpatíaquesentíahaciaella.
—Algoseestámoviendo—comentóLauraWhite.—¿Qué?—preguntóconsequedadAndrea.—Nolosé,perohevistoaljefeyaPanettapreocupadosymáscautelososquede
costumbre—aventuróLaura—.Nosé loquese traenentremanosperonoquierenquenadieseentere.
—A lo mejor son suposiciones tuyas, aquí terminamos todos volviéndonosparanoicos,estudiandolosgestosdelquetenemosenfrente—analizóDiana.
—Nomeparecequeseauntemadeconversaciónsieljefeestápreocupadoporalgoosihayalgoqueoculta—cortóensecoAndrea—.Aquícadaunotenemosquecumplirconnuestraobligación.
Laura enrojeció, consciente de que habíametido la pata, precisamente ella quehabíahechodelsilencioyladiscreciónsumejorcualidad.
—No me malinterpretes, Andrea, sólo era un comentario banal—se defendióLaura.
—Nada de lo que se dice aquí es banal ymuchomenos algo que se refiere al
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director y al subdirector del organismo. No me gustan las especulaciones ni loscomentarios.
Todascallaron,conscientesdelmalhumordeAndrea.Lopeorquepodíapasaresque ésta contara a HansWein la indiscreción de Laura, y la única manera de noencenderelánimodeAndreaeranoprotestarnidecirnada.
MatthewLucasseacercóaellasconunatazadecaféenlamano.—¿Puedo sentarme?—preguntó y antes de escuchar la respuesta ya se había
sentado.Mireillenopudoevitarungestodedesagrado.Elnorteamericanoestabahaciendo
lo imposibleparaque laecharandeldepartamentoysuscríticashabíanencontradoterrenoabonadoenelánimodeHansWein.Demaneraqueconsideróquenoentrabaensusueldocompartirsumediahoradedescansoconaquelhombre,por loquesepusoenpieparamarcharse.Además,teníaalgoquehacer.
—Voyafumaruncigarrofuera—sedespidió.La vieron salir como si llevara prisa. Matthew tampoco había ocultado la
incomodidadqueleprovocabaestarcercadeMireille.—Esunabuena compañera—afirmóDianaParker clavando sumirada azul en
Matthew—.Aunqueatinoteguste.—Amínotieneporquégustarme;loúnicoquesepideaquienesestamosenesto
eseficacia,nadamás—respondióMatthew.—Nomegustaquesehabledelaspersonasdeldepartamento,nibiennimal—
volvióacortarensecoAndreamientrasse levantaba,dejandoalgrupoqueaúnnohabíaterminadoelcafé.
—¡Cómoestáhoy!—sequejóLaura.—Llevaunosdíaspreocupada—admitióDiana—,desdeque llegóel lunesdel
findesemana...peroesunapersonaestupenda,deverdad.Nadie respondió.Apuraron el caféy regresaron a la oficina.Panetta aguardaba
impacienteaMatthew.—¿Dóndehabíaido?—sequejóelsubdirectordelCentro.—Atomaruncafé...
¿ocurrealgo?—preguntóMatthewsorprendido.—Paseamidespacho.LasmujeresobservarondereojoaPanettayaMatthew.Eraevidentequepasaba
algoquelosjefesnoqueríanquesupieraelrestodeldepartamento.Matthew esperó a que fueraLorenzoPanetta quien le dijera lo que sucedía.El
italiano, saltándose todas las normas, se encendió un cigarrillo, pese a la miradareprobatoriadeMatthew.
—Nomemirecomosifueraundelincuente—lereprochóPanettamientrasabríalaventanaparaqueseventilaraeldespacho—,mepareceelcolmoquenisiquieraasolasunopuedafumarseuncigarro.
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—Usted sabe que Ie perjudica a la salud, pero no sólo a usted sino que nosconviertealosdemásenfumadorespasivos.Setratadederechos,delsuyoydeldelosdemás.
Panetta miró Matthew con enojo, luego apagó el cigarrillo que acababa deencenderysuspiróresignado.
—NuestragentehaestadosiguiendoadosdeloshombresdelYugoslavo.¿Sabedóndehanestadoesosdosangelitos?PuesnadamásynadamenosqueenelCrillon,unodeloshotelesmáslujososdeParísyposiblementedelmundo.
—¿Quéhacíanallí?—Nada,alparecer.Hanestadosentadoscercaderecepción,hantomadounpar
decopasenelbar,hanpaseadodiscretamenteporelvestíbulo,yallícontinúan,oalmenosallícontinuabanhaceunpardehoras.
—¿Yporquésehaseguidoaesosdoshombres?—PorquesabemosquesondelamáximaconfianzadelYugoslavo.Escurioso...
megustaríasaberquéhacenenelCrillon...—Oprotegenosiguenaalguienquesealojaallí—dedujoMatthew.—Sí, debe de tratarse de una de las dos cosas.Ode que elYugoslavo vaya al
Crillon a reunirse con alguien; de ahí que ellos comprueben que el terreno estédespejado.
—¿Nosehandadocuentadequelesseguían?—No,porahorano;estamos trabajandoconbuenosequipos, tenemosamásde
treintapersonaspendientesdelYugoslavo.—Supongoquedosmatonesllamaránmucholaatenciónenunhotelcomoése—
dijoMatthew con preocupación.—Bueno, no van con la camisa desabrochada, nienseñandobíceps.Procuranpasarinadvertidos.
—Yahora...—Ahora, a esperar. Podemos estar ante una pista. Las llamadas interceptadas,
esosdoshombresenelCrillon...yaveremossinosacercamosonoaKarakoz.—YalCírculo,éseesnuestroprincipalobjetivo.—ParallegaralCírculodebemostirardelacuerdadeKarakoz.Puedequeseala
únicabrechaenlaseguridaddeesosfanáticos.
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Eran cerca de las nueve cuando Ravmond volvió a llamar a la puerta de lahabitacióndeYlena.Estavez sehabía cruzadoconunacamareraa la salidade susuite,perolamujernoleprestóatención.Élsemetióenelascensorypulsóelbotóndelpisotercero,dondeseencontrabalahabitacióndeYlena.Unaparejaaguardabaelascensor,demaneraquenoseatrevióasalirycontinuóhastaelvestíbulo.Unavezallísefuealbarypidióuncalvados.Nolegustababeberenpúblicosolo,peronoqueríaquenadielevieraenlaterceraplanta.
Ylenaleesperaría.Unavezapuradalacopasaliódelhotelsinrumbo,apesardelainsistenciadelporteroparallamarasuchófer.Anduvodurantecasiunahoraantesderegresar.
Ahora sí tuvo suerte y subió al ascensor solo; de nuevo pulsó la planta dondeestaba su suite, y, apenas había subido un piso, pulsó el botón de la planta terceratemiendoquedenuevoseencontraraconcualquierhuéspedyqueeso le impidierallegaralahabitacióndeYlena.Sedijoquelasuerteestabadesuparteporqueenelpasillonoseencontróanadie.Ellaabriólapuertadeinmediato.
—Leestabaesperando—lereprochóconimpaciencia.—Nohepodidovenir antes—respondiómientras examinaba la transformación
delamujer.ElcabellodeYlenaeraahorarubiooscuroyyanolecaíaporlaespaldaporque
selohabíacortadohastalaalturadelasorejas.Elcortenopodíasermásdesastroso;senotabademasiadoquehabíasidoobradeella.Peroelresultadoeraloquecontaba,y ahora Ylena resultaba menos llamativa, más vulgar, pese a esos inmensos ojosazulesqueseguíanirradiandoiraaduraspenascontenida.
—Aquítienelasfotos.¿Hayalgúnproblemaporloscambios?—No,noloshay.Aceptarnosquevayasuprimaenellugardesuhermano.—¿Cuándomeentregarálospasaportesyeldinero?—Dentrodeunosdías,tresocuatroalosumo.—¿Ylasarmasyelexplosivo?—Yaselodijeantes.EsolorecibiránenelmismoEstambul.—¿Quédebohacerhastaquemeentreguelospasaportes?—Deberíaregresarconlossuyos.Lallamaremoscuandotodoestelisto.—¿Ynollamomáslaatenciónviajandotanto?—Es un riesgo que tenemos que correr, porque si se queda aquí sin nada que
hacer también lo haría. En todo caso, éstas son las instrucciones y usted debecumplirlas sin rechistar. En esta operación es de vital importancia no tener ideaspropias.
—¿Quéquieredecir?
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—Que todo ha sido estudiado hasta el mínimo detalle y que no debemosintroducir ningún cambio ni novedad a no ser que sea estrictamente necesario. Sepondránencontactoconusted, lefacilitaránelviajeyel lugardelencuentro;hastaentonces,vayaestudiandoconsusfamiliareselplandelaoperación.
Raymond entregó un sobre grande de color marrón. Un sobre vulgar, que nollamabalaatención.
—DentrohayunplanodeEstambul,unlibroconlosprincipalesmonumentosylugares de interés turístico, además de un folleto con los horarios de visita deTopkapi,SantaSofía, lasmezquitas...Hemos incluido lamanerade irdeun ladoaotro de la ciudad en autobús. Como verá, todo muy inocente, pero tienen queestudiarloafondo.EnellibroencontraránunahistoriadetalladadeTopkapiyloquese puede visitar, naturalmente se da información precisa del pabellón donde seencuentranlasreliquiasdelProfeta.Yhaydosfotosdecómoestándispuestasenlasvitrinas.Porcierto,suhermanoysuprimodeberíanirpensandoenquélugardelasillavanacolocarelexplosivo.Yotracosa:¿siguedispuestaamorir?
Ylenalemirósinsorpresa,comosi lapreguntalahubieracontestadounaymilvecesantesqueahora.
—Creíhabérselodichoantes.Notengadudas,larespuestaessí.Lamismaquelediaaquelhombrequemepusoencontactoconusted.
Luego,parasorpresadeRaymond,ellasesentóyconungestoleinvitóahacerlomismo.Yasí,frenteafrente,Ylenaleexplicóporquénoleimportabamorir.
—Yoteníadoceañoscuandollegóamipuebloundestacamentodemusulmanes.Fui de las primeras en ser violada: me encontraba en casa de una tía mía en lasafueras del pueblo y cuando les vimos salí corriendo a avisar que llegaban losmusulmanes.Peroellosmeatraparonantes;unodeloscamionesparóensecojuntoamíysebajaronvarioshombres.Elquemandabamemiródearribaabajoyyotemblédemiedoporqueaquellamiradamedesnudó.Meempujóaunladodelacarreteraymetiróalsuelo;luegosedesabrochólabraguetayseechósobremí.Yoalprincipiomequedéquieta,sinreaccionar.Estabaaterrada,perosentíundoloragudoentrelaspiernas y entoncesmedefendí, empecé a patalear, a gritar, le arañé la cara.Élmeempezóapegar,nosécuántasbofetadasypuñetazosmedio,hubounmomentoenqueme costaba ver porqueme caía sangre por toda la cara.Me violó con saña, yluegomediounapatadaenelvientre.Perodespuésdeélmeviolaronelrestodeloshombresdelcamión,creoquefueronveinteoveinticinco,nolosé.Variasvecesperdíel conocimiento; entoncesme echaban agua por la cara para queme despertara ysupiera lo queme estaban haciendo.Me dolían las entrañas, como sime hubiesenquemadopordentro.
Raymond laescuchaba fascinado.El tonodevozdeYlenaeracansino;parecíaestarcontandounahistoriabanal.Loquemáslesorprendíaeralarigidezdesurostro,
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quenocambiaradeexpresión.—Me encontraron al día siguiente.No podía hablar, ni andar, ni llorar. Estaba
inconsciente, en coma,más cerca de lamuerte que de la vida. La sangre se habíahechounacostraamialrededor.Mellevaronaunhospitalyallílograrondevolvermea la vida. Tuvieron que operarme y vaciarme por dentro. Aquellos bestias... medestrozaronelútero,losovarios...yademásmemutilaron.Sí,despuésdeloquemehabíanhecho,memutilaronporsiacasoalgúndíalograbarecuperarmeymequedabaalgúndeseodetenerunhombrecerca.¿Sabe?Lopeorfuequeanadieleimportó.Lamatanza que llevaron a cabo en mi pueblo, las violaciones... eso no salió en lasnoticias,nosotroséramosserbobosnios,yenaquellaguerranoshabíatocadoelpapelde malos. Cuando nuestros hombres destrozaban algún pueblo y violaban a susmujeres se convertía en noticia internacional, pero si se violaba a las serbias tantodaba,elmundoenteroclamabapor losbosniosypornadiemás.Ellosorganizaronbien la propaganda y contaron con la ayuda de aquellas brigadasmusulmanas convoluntarios de todos los países islámicos. Ellos parecían ser las únicas víctimas.Nosotros éramos cristianos, pero a los cristianos del resto del mundo no parecíaimportarlesloquenoshacíanlosmusulmanes,lesdefendíanaellos,protestabanporlo que les sucedía a ellos. Ni siquiera la poderosa Iglesia de Roma hizo nadaeficaz...Yaledijequeperdíacasitodamifamiliaamanosdeaquellosmercenarios,yyo... yo sólo soy un resto de mujer sin porvenir, ni nada que ofrecer, porque nisiquieraamímismapuedoofrecerme.Nomeimportamorir.Enrealidadmemataronaquel día, demanera que tantome da volar enEstambul al tiempo que todas esasreliquias.Almenos,conesolesdevuelvoalgodelmalquenoshicieron.
»Nomevuelvaapreguntarsimeimportamorir,nolohaga.Sepaqueyoyaestoymuerta.
Raymond se levantó de la silla sin mostrar ninguna emoción. En realidad nosentíapiedadpor aquellamujer.Era sóloun instrumentomásen suvenganza, a éltanto ledaban los cristianos como losmusulmanes; eranpartedelprecioque teníaquepagar,elquelehabíapuestoelFacilitador:laCruzporlasreliquiasdeMahoma,yluegolagranconfrontación.AhíesdondeelFacilitadorganaba.ÉlsóloqueríaveraRomahumillada,ydeesamaneravengaraaquellosinocentesqueregaronconsusangreOccitania.
—No salga del hotel hastamañana. Coja un taxi para ir a la estación. Ya nospondremosencontactoconusted.
Cuandollegóasusuitesesirvióunacopadecalvadosyluegobuscóelmóvilalquecolocóunatarjetanueva.
—Buenasnoches.El Facilitador le respondió al otro lado de la línea. Estaba satisfecho por la
marchadelplan.RaymonddelaPallisière,vigésimotercerconded'Amis,acababade
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recibirlaordendequenosemovieradeParíshastaqueéllellamara.Unode lospolicíasfrancesesadscritosalCentrodeCoordinaciónAntiterrorista
sepercatódelamiradaquelosdoshombresdelYugoslavodirigieronalamujerqueenaquelmomentoestabapagandolacuentadelhotel.
Eranlasoncedelamañana,yelvestíbulosehallabarepletodegente,huéspedesquedeseabanabonarelimportedesucuentayotrosnuevosquellegaban.
Elpolicíallevabacercadeunahorahaciendoqueleíaunperiódicoydegustabauncafé,exactamentelomismoqueparecíahacerunodeloshombresdelYugoslavo,mientraselotroseencontrabacercadelapuertadeentrada,enunpuntodondepodíaveratodoelqueentraraosalieradelhotel.
Lamirada del hombre delYugoslavo se posó durante unos instantes enYlena,pero inmediatamente apartó lamirada y se concentró de nuevo en el periódico.Elpolicíaobservóalamujerypensóqueeraatractivaaunque,salvolosojosazulesquedestacaban sobre el rostro ovalado, tampoco vio en ella nada especial. La mujerparecíafueradelugarenaquelhotel.Nollevabajoyas,niibavestidacondemasiadogusto:unospantalonesnegros,unjerseydesedanegro,unpañueloquenoparecíaserdemarcaenvolviéndoleelcuello,unbolsonegrocolgadoalhombroquenoostentabaningunadeesasmarcasprohibitivasparaelcomúndelosmortalescomoél.
Pensóquealomejorlachicahabíapasadolanocheconalguien,perodescartólaidea de inmediato al verla pagar la cuenta en metálico. Eso tampoco era normal:¿quiénpagaenmetálicohoyendíaymásenunhotelcomoelCrillon?Alomejorseequivocabayeraunasimpleturistapero,porsiacaso,siseóatravésdel transmisorque llevabaocultoycuyomicrófonoparecíaserun inocentepinen la solapade lachaqueta.
—Puedenosernada,perovaasalirunamujerdeaproximadamenteunoochentadeestatura,elcabellorubiooscuroyojosazules,vavestidadenegro,yelsujetolahamirado.Nosé,peronopareceunadientahabitualdelhotel.
—¿Esguapa?—lerespondióconsornaunodesuscompañerosqueaguardabanfuera—.Alomejoreltipotienebuenolfatoylehagustadoesamujer—continuó.
—Puedeser,estadatentosalareaccióndelotrosujeto.Ylenasaliódelhotelllevando,ademásdelbolsodemano,unamaletapequeñade
colornegro.Unbotoneslaacompañóalapuertaempeñadoenllevársela.Elporterole ofreció pedir un taxi, lo que ella aceptó de inmediato. Dosminutos después seperdíaeneltráficodeParís.
ElhombredelYugoslavoquevigilabalapuertanosemovió,nitampocomiróaYlena.Sucompañerodedentrodelhotelleacababadellamarporelmóvil.
—Nomires,aquíhayunodelacompetencia.Meacabodedarcuenta.Unminutomástardeelpolicíaquecontinuabadentrodelhotelescuchólavozde
sucompañero.
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—Falsaalarma.Hemosvistosaliralachica;noestabamal,peroeltiponilahamirado,tampocolahaseguido.
—¿Porquénomandáisaunodelosnuestrosquelohaga?—Chico,yamedirásporqué!Yatedigoquenilahamirado,yteaseguroque
hemospeinadolazona;poraquínohaymáshombresdelYugoslavo.Nonoshagasperdereltiemponilopierdastú.Procuraquenoseteescapeelsujetoporqueesosíqueseríaunproblema.
Elpolicíaasintiódemalagana.AlgoledecíaqueelhombredelYugoslavohabíamiradodemaneraespecialaaquellamujeryqueeseinterésnadateníaqueverconlaapariencia de la joven. Pero decidió obedecer. Si el sujeto se le despistaba el quetendríaproblemasseríaél.
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—AquívivióBeatodeLiébanaenelsigloviii.TodosustedesconoceránsindudasusComentariosalApocalipsisdeSanJuan.BeatofueunmonjemuysingularqueinclusoseatrevióapolemizarconelentoncesmetropolitanodeEspañayarzobispodeToledo que defendía la doctrina adopcionista. Pero lo importante son los textosqueescribió,queyaentoncesalcanzaronunagrandifusióny fueron ilustradosconmagníficasminiaturas.Beatotambiénescribióunhimnoenelqueporprimeravezsedefendía la predicación deSantiago elMayor enEspaña; realmente ese himno fuepremonitorio porque casi de inmediato se encontró la tumba del Apóstol enCompostela,y...
—Entonces,¿porquéestemonasteriosellamadeSantoToribioenvezdeestardedicadoaBeato?—preguntóunamujerinterrumpiendolasexplicacionesdelaguía,quelamiróasuvezconfastidioporquenoeralaprimeravezquelacortaba.
—Precisamente se lo iba a explicar ahora. Este monasterio fue fundado en laépocavisigoda.EntoncessellamabaSanMartíndeTours.Latradiciónnoshalegadodoshistorias:unaserefierealobispodePalencia,Toribio,queenelsigloviandabapor estas tierras intentando convertir a los paganos; la otra se refiere a que santoToribiodeAstorga,famosoporcombatirlaherejíaprisciliana,estuvotambiénaquí,yprecisamenteél,queenelsigloyhabíaperegrinadoaTierraSanta,trajonumerosasreliquias;esposiblequeentreellasseencontraraelmayortrozodelaVeraCruz.EnelsigloxilosmonjesdelaabadíaseguíanlaregladesanBenitoyentrelostesorosdelmonasterioseencontrabaelcuerpodesantoToribio,y...
—¿YpodremosvereltrozodelaCruzdeCristo?—lamujervolvióainterrumpiralaguíaparadesesperacióndeésta.
—Sí,naturalmente.Ustedesvanaganarel jubileoprecisamenteporqueaquí seencuentra el mayor trozo de la Cruz. Hay indicios de que desde tiempos remotosveníanalmonasteriogentesdetodaspartesparaadorarlaCruzademásderezarantesantoToribio,quetienefamadeserunsantomuymilagrero.Cuandoentremosenelmonasteriopodránapreciarsusepulcrobajounaefigiepolicromadaenmediodelaiglesia.FueelpapaJulioIIquienen1512otorgólabulaporlaqueseestablecíaeljubileo de una semana a quienes llegaran hasta el monasterio los años en que lafestividaddeSantoToribiocayeraendomingo.Elmonasteriotambiénestáenlarutadelllamado«CaminoFrancés»quellevaalosperegrinoshastaCompostela.¡Ah!Yuna curiosidad: sabemos que por lo menos desde el siglo XVI acudían muchasfamilias con personas enfermas, enfermosmentales, porque la tradición asegurabaqueelLignumCruciseracapazdecuraralosendemoniados,y...
—Peroentonces,¿eljubileosólosepuedeganarduranteunasemana?—preguntóotrodelosperegrinosalaguía.
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—No,no, eso les iba a explicar.ElpapaPabloVI amplió el jubileo semanal atodoslosdíasdelañoquevandelafestividaddeSantoToribioendomingohastaelañosiguiente.DemaneraqueseabrelaPuertadelPerdónporelobispoyapartirdeesemomento todos losperegrinosque lleguena lo largodel año lebaniegopodránalcanzar la indulgenciaplenariapara la remisióndesuspecados.Es loqueustedesvanaconseguirencuanto lleguemos,seconfiesen,escuchen lamisaycomulguen.Ya saben que sólo Jerusalén, Roma, Compostela y Caravaca, en Murcia, tienentambiénesteprivilegio.
—Entonceselmonasterio¿dequésigloes?—quisosaberotrodelosperegrinos.—Laactualiglesiaseempezóaconstruiramediadosdelsigloxiii,yesdeestilo
góticomonásticoconinfluenciacisterciense.Aunqueaúnquedanrestosdelaantiguaconstrucción románica. En el siglo xvii se hicieron obras de ampliación en elmonasterioydeentonceseselmaravillosoclaustroqueustedespodránadmirar.YlesgustarásaberquelacapilladondeseguardaelLignumCrucisesbarroca,construidaconlasaportacionesdelosindianos,losemigrantesmontañesesquehicieronfortunaenAmérica.Esespectacular,ya loverán,por subellezayalmismo tiempopor susobriedad. El trozo de la Cruz está guardado en una carcasa de plata sobredoradarealizadapororfebresen1778.
Mohamed y Ali escuchaban atentos las explicaciones de la guía. El autobústurísticoacababadedejaratráselpueblodePotesyseencaramabaporlacuestaquellevabaalmonasterio.
—AhoraveránelmonteViorna,encuya laderaseencuentraSantoToribio.Porcierto,semehabíaolvidadoexplicarlesqueestosvallesseconvirtieronenunrefugioseguroparaloscristianosquehuíandelaocupaciónárabe.
Habían viajado en tren desde Granada a Madrid y desde allí a Santander. SehabíanapuntadoalaexcursiónaSantoToribioenunaagenciadeviajes,comounosturistas más. Habían procurado pasar inadvertidos, vistiendo sin estridencias.Llevaban vaqueros, camisas limpias y planchadas, zapatillas de deporte y el peloarreglado.Claro quemuchos de los peregrinos les habíanmirado con curiosidad ydesconfianza:«Sonmoros—escucharonquesusurrabanasusespaldas—,yaéstosqué les importará Santo Toribio». Ellos procuraron ser amables con todos losmiembrosde laexcursión,ayudandoa las señorasmásmayoresa subirobajardelautobús,ofreciéndoseacomprarlesaguacuandosedeteníanparahacerunalto.UnamujernopudoreprimirlacuriosidadylespreguntóporquéibanaSantoToribio.
—Nosotrosqueréisganareljubileo?—lespreguntóconsuspicacia.—No, señora, pero estamos viajando por Cantabria, y no podemos dejar de
conocerelsantuario.SepaustedqueparalosmusulmanesJesúsfueungranprofeta.Fueron los judíos quienes le crucificaron... —recordó Ali, y la respuesta pareciósatisfaceralamujerquedesdeesemomentolessonrióafectuosamente.
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—Nos está gustando tanto Cantabria que no descartamos volver con nuestrasfamilias—apostillóMohamed.
El paraje donde se levanta el monasterio de Santo Toribio les parecióespectacular.Enlaladeradelamontaña,envueltoentrelosárbolesyelverdedelanaturalezalaspiedrasbrillabanbajoeltenuesoldelmediodía.
CuandosebajarondelautobúslaguíalesseñalólaPuertadelPerdón.A ellos les extrañó la ausencia de guardias, policías y de cualquier cuerpo de
seguridad que protegiera el monasterio. Caminaron alrededor de Santo Toribio,subieronporlaspeñasparacontemplarloconperspectivaydespuésvolvieronabajar.Nadie parecía fijarse en ellos. Entraron y salieron de la iglesia varias veces,observaron con cuidado la capilla del Lignum Crucis, donde los peregrinos seagolpabanrezandoenvozbaja.
Lamisa comenzóy cuantos allí estaban seguían las palabras del sacerdote condevoción convencidos de que sus pecados serían borrados de un plumazo una vezatravesadalaPuertadelPerdónyhabiéndoseconfesadoycomulgado.
NadaimpedíaacercarsealacapilladelLignumCrucis,protegidaporunaverja;alcontrario, cualquierapodíaprosternarseen losescalonesqueconducíanalpequeñorecinto donde se exhibía la reliquia... Cualquiera podría hacer estallar en pedazosaquella capilla si no le importaba inmolarse en el empeño, algo a lo que tantoAlicomo Mohamed estaban dispuestos. A ellos les esperaba Alá en el Paraíso y suParaísoeramásgratificantequeelcielodeloscristianos.
ContaronmentalmentelospasosqueseparabandesdelaPuertadelPerdónhastala capilla, estudiaron los otros accesos y se hicieron en la pequeña tienda delmonasterioconvarioslibrossobreellugar.Ahorayasabíanqueaquellamisióneranosólofactible,sinoquenoofrecíaelmásmínimoproblema.Enaquellugarremotode Cantabria, en aquel paraje a la sombra de los Picos de Europa, nadie parecíadesconfiardenadie;ni losmonjesni lasautoridades localesesperabanquealguienfueracapazdedañaraquellugarymuchomenosdestruirenmilpedazoselLignumCrucis.
SalimeraungenioporhaberelegidoSantoToribio.¿Cómoeraposibleque loscristianosfuerantanestúpidosparadejarsinprotecciónelmonasteriodondedecíanguardarelmayortrozodelaCruzenlaquefuecrucificadoelprofetaIsa?AcabarconelLignumCruciseratareadeniños;cualquierapodíahacerlo.Nisiquieraserequeríavalor:sólounabuenacargadedinamitayaquelmonasteriovolaríahastaelcielo.
Mohamed concluyó que los cristianos serían los únicos culpables de ladestruccióndesuCruzpornoprotegerlacomoeradebido.
Cuandoterminólamisa,hicieronlomismoqueelrestodelosperegrinos:fotosdelmonasterio, de la capilla delLignumCrucis, de la tumba de santo Toribio, delparaje... decenas de fotos que les servirían para fijar mejor su objetivo. Ansiaban
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regresar para contárselo a Omar, pero sobre todo para reunirse con Salim, que enpocosdíasestaríaenGranadayhabíaprometidoverles.Letranquilizarían:elLignumCrucisibaadejardeexistir.
¿De qué serían capaces aquellos peregrinos con los que habían compartido lajornada?, pensaron Ali yMohamed. Se rieron porque sabían que los cristianos selamentaríancuandoesoocurriera,perotambiénquenuncaharíannada.
Occidentenoqueríaproblemasy lamaneradeno tenerlos eramirarhaciaotrolado,ésaeralagranventajadelCírculo.
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Raymonddormíacuandoelmóvilledespertó.LavozapremiantedesuabogadodeNuevaYorklesobresaltó.Alprincipionoentendíaquéleestabadiciendo, luegosequedóensilencio,sinsaberquérespondermientrassuhombredeconfianzalerepetíalanoticia.
—Suesposamurióayer.Mehancomunicadoquellevabatiempointernadaenuncentro hospitalario en Cleveland luchando contra un cáncer de páncreas. Sientohaberledespertadoparadarleestanoticia,peronomeheenteradohastahaceunrato;estabadeviaje,yelabogadodesuesposanomehapodidolocalizarantes.Envistade lo sucedido, he decidido no esperar hasta mañana... ¿Quiere darme algunainstrucción?
Nosabíaquédecirle.Miróelreloj;eranlasdos,yademás¿quéinstrucciónpodíadarle?NopodíapresentarseenCleveland.¿Encalidaddequé?Eraelpadredeunahija a la que no conocía, que nunca había querido saber nada de él. Si iba, searriesgabaaqueleechara...no...enrealidadnosabíaquédecir.
—Conde,¿meescucha?¿Haentendidoloquelehedicho?—Sí,sí... leheescuchado;enrealidadnotengoningunainstrucciónquedarle...
quizá pueda hablar con mi hija y decirle que estoy a su disposición para lo quenecesite... sí, eso será lo mejor, llámela y hable con ella. No le importe volver aavisarmesihayalgonuevo.
Se levantóde lacamay sepusoelbatínde sedaquehabíadejadoenuna sillacercana.Luegosefuealsalón,abrióelmueblebarysacólabotelladecalvados.Apesarde lahoranecesitabaunacopaparaafrontarqueeraviudodeunamujera laque hacía casi treinta años que no veía. Sin embargo, la noticia fue un mazazo,seguramente porque Nancy formaba parte de sus sueños más recónditos y delmomentomásplenode suvida, cuando sehabía sentido enamoradoporprimerayúltimavez.
PorunmomentosintióelimpulsodellamaraCatherine,perosisuhijateníalamitaddelcarácterdesumadre,lecolgaríaelteléfonoysenegaríaahablarconél.Yaeraunamujer,queañosatráshabíadejadoclaroa suabogadoqueno teníaelmásmínimo deseo de conocer a su padre ni mantener ninguna relación con él; y enocasiónde sumayoría de edadCatherine decidió que, al ser legalmente adulta, notenía por qué depender de nadie, ymenos de su padre, por lo que le solicitó queinterrumpieralosenvíosmensualesdedinero.
El abogado no logró convencerla de lo contrario.Desde entoncesCatherine senegó a mantener cualquier contacto. Nancy, por su parte, tampoco había vuelto ahablarconelabogado.Madreehijahabíancortadoeltenuelazoquelasuníaaél.
Sebebiódeuntragolacopadecalvadosyvolvióaservirseotra.Nosabíaqué
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hacer.TalvezdeberíairaNuevaYorkyesperaraquesuhijaregresaradeCleveland.QuizáenestascircunstanciasCatherineaceptaríasucompañía.
No regresó a la cama sino que aguardó la llamada de su abogado, que no seprodujohastaunahoradespués.
—Conde,he logradohablar conel abogadode suhija; lo siento,mehadejadoclaroqueellanoquieresabernadadeusted.Meharecomendadoqueledigaqueesmejorquenointentevolveraponerseencontactoconella.Sientodarleestasmalasnoticias.
—No se preocupe, en realidad... bueno, no me dice nada nuevo, aunque...¿cuándoentierranaNancy?
—Mañana,aprimerahora, incineraránsucuerpoenCleveland.Allíhanvívidolostresúltimosañostratandosuenfermedad.Elabogadodesuhijanomehadadomuchosdetalles,perohecreídoentenderqueellaregresaráenbreveaNuevaYork,donde,comosabe,hanmantenidoabiertalagaleríadearte.
Sí, lo sabía bien. Durante años había mandado comprar cuadros de la galería,comoformadeasegurarsedequeNancyysuhijatuvieraningresossuficientesparavivir; muchas de aquellas obras las había ido regalando y otras aún permanecíanembaladasenlossótanosdelcastillo.Nolegustabaelartemoderno.
Raymond suspiró sintiéndose derrotado, pero aun así había algo en él que serebelaba.Porprimeravezensuvidanosoportabalaposibilidaddenohacernada.
El reloj marcaba las tres y media. Al día siguiente tenía que reunirse con elYugoslavo para terminar de perfilar el pedido para el atentado de Estambul. Elencuentro sería igual que el de Ylena: el hombre reservaría una habitación en elCrillon y allí, lejos de ojos indiscretos, hablarían del plan, además de concretar lacuantía económica de la operación y la forma de pago. El Yugoslavo ya le habíacomunicadoquesujefeKarakozpreferíacobrarenefectivo,obienportransferenciabancaria en Suiza o en Luxemburgo, donde tenía domicilios fiscales a nombre deabogadosalosquepagabagenerosamente.
Tomófinalmenteunadecisiónquesabíaequivocada:iríaaNuevaYorkyanularíasu encuentro con el Yugoslavo. El Facilitador tendría que entender que uno no sequeda viudo todos los días y que tal vez aquélla era la ocasión de acercarse aCatherine,pormásqueéstaseresistiera.
BuscóelmóvilymarcóelnúmerodelacasadelYugoslavo.Lavozdelhombreparecíadeultratumba,pastosa,conlairadelquehasidodespertadodeunprofundosueño.
—Mañananopodremosvernos—afirmóRaymondsinmáspreámbulo.—Pero¿quiénnaricesesusted?¿Quédice?—gritóelYugoslavo.Teníamosque
vernosmañanaenelCrillon,peronopodráser.TengoqueviajaraNuevaYork, lellamarécuandoregrese.
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—¿Quéestádiciendo?¡Esoesimposible!Tenemosquevernosmañanasiquierequelaoperaciónsalgaadelante.¿Aquéjuega?Oiga,noesmomentodebajarsedelbarco.—ElYugoslavoestabamásenfadadoporquelehubierandespertadoqueporelcambiodeplanes.
—Tengoqueirmedeviaje,yaselohedicho,miesposahamuerto—seexcusóRaymond,entonolastimero.
—Amijefenolegustará...—Medaigualloquelegusteasujefe.Éltambiéntieneesposa,demaneraque
entenderámisituación.—¿Cuándoregresará?—Nolosé,entresocuatrodíascomomucho;vayatrabajandoenloqueestaba
previsto.Enrealidadconmigosólotienequeajustardetalles.—Conusted tengoqueajustarelpago—matizóelYugoslavo—yésenoesun
detallemenor.—Puedeesperarunosdías;enrealidadtardaráenservirlamercancía,demanera
quenosevaaproducirningúnretraso.—Nosotroscobramosporadelantado.—Cobraráhastaelúltimodólar,seloaseguro.—Nolequepalamenordudadequeseráasí.Sinodespídasedesucastilloyde
todoloqueaprecie.—¡Nomeamenace!—¡Ah,olvidabaqueestoyhablandocon todounconde! ¡Váyasea lamierday
sepa que detendré la operación hasta que cumpla con su parte! ¡Nosotros notrabajamosgratisnidamoscrédito,niaustednianadie!
—Lellamaréamiregreso.Raymond cortó la comunicación; se sentía agotado de la discusión con aquel
hombre.Despuésvolvióamarcarunnúmero,eldelcastillod'Amis.Elmayordomo no tardó en descolgar el teléfono, ya que tenía el aparato en la
mismamesillajuntoalacama.—Castillod'Amis.—Buenasnochesobuenosdías,Edward.—Buenasnoches,señor.¿Quésucede?—preguntóalarmado.—Nada,nada,Edward,notepreocupes,sóloquetengoquemarcharmedeviaje
porunimprevisto.SalgoparaNuevaYorkenelprimeraviónenqueencuentreplaza.Estaréunosdíasfuera,nosécuántos,cuatro,cinco,lomásunasemana.Haztecargodetodo.
—Desde luego, señor conde. ¿Dónde le localizo en caso de tener quecomunicarmeconusted?—quisosabereleficientemayordomo.
—Me alojaré en el Plaza como siempre, perome puedes localizar a través delmóvil; será lomejor, peroyo llamaré, no te preocupes.Esde esperar que en estos
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díasquevoyaestarfueranosucedanada.Hastadentrodedossemanasnotendremosinvitadosenelcastillo,demaneraqueenprincipionodebespreocupartedenada.
—Estoyasudisposicióncomosiempre,señorconde.—Bien,yatellamaré,Edward.—Quedescanse,señor.—Gracias,buenasnoches.Cuando colgó el teléfono se dijo que almenos podía estar tranquilo respecto a
Edward. El mayordomo se las bastaba para dirigir el castillo en su ausencia. Sevolvióaservirotracopadecalvadosycogióelteléfonoqueestabajuntoalmueblebarparapedira la recepcióndelhotelque lereservaranunbilleteenprimeraclaseparaelprimeravióncondestinoaNuevaYork.
Luego decidió llamar al Facilitador y buscó de nuevo elmóvil; en ese precisoinstantesediocuentadequehabíautilizadoelteléfonomástiempodelpermitidosinoqueríaquelasllamadasfueranrastreadas.HabíahabladomásdelacuentaconelYugoslavo y luego había llamado al castillo. Sintió un sudor frío recorriéndole laespalda.¿Quéhabíahecho?Eraimprobablequenadielesiguiera,oquesospecharandeél, pero elFacilitador siempre sehabíamostradomuy rígido respecto a adoptarmedidas de seguridad extremas y él acababa de saltarse algunas de las máselementales.
ElimpactodelanoticiadelamuertedeNancysumadoalascopasdecalvadoslehabíanembotadolacabezamásdeloqueestabadispuestoareconocer.
IntentótranquilizarsediciéndosequedelaconversaciónconelYugoslavonosepodíadesprendernadaquepudieralevantarsospechas;encuantoalamantenidaconsumayordomo,no teníaninguna importancia.No, noquería comportarse comounparanoico; había quebrado alguna de las medidas de seguridad, pero ninguna tangravecomoparaponerenpeligrosuvenganza.Loúnicoquedebíahacereracambiarla tarjeta al móvil, lo que hacía después de cada llamada al Facilitador, y notelefonearle esa misma noche, sino al día siguiente desde el aeropuerto paraanunciarlequeseibaaNuevaYork.
DiezminutosmástardelellamóelrecepcionistadelCrillonparaconfirmarlequeteníaplazaenunaviónparalasdocedelamañana.
Sesintióeufóricoporelmerohechodesaberqueyaestabaenmarchaypidióqueledespertaranalasocho.Aúnteníatiempodedarunacabezadaeintentardisiparlosefectosdelalcohol.
***
LorenzoPanetta entró sin llamar en el despachodeHansWein.El director delCentrodeCoordinaciónAntiterroristanopudoevitarmirarleconciertoreprochepor
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lainterrupción.—¡Letenemos!—Losé,acabodehablarconParís,yahoramismomemandanune-mail.—Yotambiénhehabladoconellos,ya tengola transcripciónde laconversación
deesecondeconelYugoslavo,yesincreíble.Hanhabladolosuficienteparapoderlocalizarlallamada.
—Loque no sé es dónde nos va a conducir todo esto—dijoWein—.KarakoztienemuchosclientesynosencontramosqueentreéstosademásdelCírculohayuncondefrancés,loquenosponesobreunapistaquenoeslaquebuscábamos.
—Perodebemosseguirla...—replicóPanetta.—NosotrosbuscamoslaconexióndeKarakozconelCírculopara,apartirdeahí,
poder hacer algo contra ese grupode fanáticos.No estamospersiguiendo a ningúncondepormásquetengarelacionesconunhombredeKarakoz.Tengoqueconsultaranuestrossuperioresantesdeseguirtirandodeestehilo.
—¡PorDios,Wein,esloprimeroquetenemosenmuchotiempo!—¡No tenemos nada! Tan sólo una conversación entre un aristócrata y un
traficantedearmas,peroqueyosepaningunodelosdospertenecealCírculo,ynoestamosautorizadosainvestigaraeseciudadanofrancés.
—Sabes que en el curso de cualquier investigación uno se encuentra con otrosdelincuentesyotrosdelitos,avecesconectadosconloquesebusca,avecesno,peroigualmentedelincuentes.
—Lasescuchasestánautorizadaspara llegaralCírculoa travésdeKarakoz.Séqueelcumplimientoestrictodelasreglasavecesproduceretrasos,peronoharemosnadaparaloquenoestemosautorizados.
—Noestoyproponiendo lo contrario,Wein, simplemente creoquenodebemosdesecharestanuevapistapormásqueparezcaquenosalejadelCírculo.Pidetodoslospermisosnecesarios,peroconsiguequepodamostirartambiéndeestehilo.Sinoconduceaningunaparte,lodejamos,yquelapolicíadeParíssehagacargo,peroalmenosvamosaintentarlo.
MatthewLucas asomó la cabezapor la puerta del despachodeWein al tiempoquepedíapermisoparaentrar.
—Pasa, Matthew, imagino que ya te han informado —le dijo el director delCentro.
—Sí,¡esestupendoeincreíble!—Debemosserprudentes—replicóWein.—Sí,claro,peroesunapistaimportante—insistióMatthew.—Que no sabemos si nos conduce a donde queremos ir o nos puede distraer
llevándonos a otra parte que no entra en nuestro ámbito de actuación. Somos uncentrodecoordinacióncontrael terrorismo,nolapolicía,ymuchometemoquela
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conversación de ese conde con el Yugoslavo no tenga nada que ver con lo quebuscamos.
Matthew Lucas se quedó callado mientras buscaba con la mirada el apoyo deLorenzoPanetta,quienparecíadistraído.
—Bueno,peroentodocasoseguiremosestapista—reiteróelnorteamericano.—Lo haremos si nos dan permiso. Tengo que informar a nuestros superiores.
Cuandolohayahechoosdiréquépodemosyquénopodemoshacer.Cuando salierondeldespachodeWein,Lorenzohizouna señaaMatthewpara
queleacompañaraalsuyo.—¿Quédicensusjefes?—lepreguntóLorenzo.—Bueno, imagino que no van a pedir permiso para seguir adelante con las
escuchas.Por loquesé, los francesesestánbiendispuestosparacontinuar.Son losprimeros sorprendidos por haberse encontrado a un respetable aristócrata hablandoconundelincuentedelapeorcalaña.
—¿Metendráinformado?—lepidióLorenzo.—Claro, pero espero queWein consiga permiso de sus jefes. Sería absurdo no
seguirestapistayverdóndeconduce.Porcierto,mevanaenviarundossiersobreeseconde.
—Yotambiénlohepedido,supongoqueyalotendréenelordenador.—Entonces,loshombresdelYugoslavoqueestabanvigilandoelCrillonlohacían
poreseconde...—dijoMatthew.—Eso parece. Sin embargo, todas las informaciones apuntan a que el Círculo
prepara un nuevo atentado y sabemos que las armas se las compran aKarakoz.Obienhancambiadodetienda,obien...
—Nosé,yotampocomeexplicoquéhaceunaristócratafrancésdiscutiendoconuntraficantedearmas.Además,esecondellamóalYugoslavoasunúmeroprivado,y de la conversación se deduce que se traen algo gordo entre manos. Creo quedebemosvigilarle,noperderledevista.
—Bueno, a estas horas está volando a Nueva York y allí le aseguro que losfrancesesno1evanaperderdevistanidenochenidedía.Encuantoalosteléfonosdelcastillo,losfranceseslosvanacontrolarynosotrostambién.Porcierto,¿tienenyaeIinformedeseguridadsobrelagentedeestedepartamento?
—No, aún no. Están investigándonos de nuevo y verificando todos los datos;tardaránunpardedíasendecirnosalgo.
—¿CreequeladoctoraVillasantepodríaescucharlagrabacióndelYugoslavoyelconde?
—Sí,seríainteresanteconocerlaopinióndeAndrea,perodebernosesperaraqueHansWeinconsultealosjefes;hastaentoncessólopodemosesperar.
—Bueno,enmicasoprocuraréhaceralgomás.Voyapediranuestrolaboratorio
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queestudieestagrabaciónycompararélavozdelcondeconesaotragrabaciónquetenemosconelYugoslavo.¿Recuerdaquehablóconunhombreconvozdepersonamayorquesereferíaaunasilla?Alomejoreselmismo...
—¡Vaya!¡Deberíahabérsemeocurridoamí!
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Salimal-Bashirsonreíasatisfechoantelosaplausosdelosasistentesasuconferencia.Sehabíametidoalpúblicoenelbolsillodiciéndolesloquequeríanescuchar:queeraposible la convivencia pacífica entremusulmanes, cristianos y judíos; que el islameraunareligióndepazyquenosedebíaconfundiraquienesprofesabanestareligióncon quienes ponían bombas o secuestraban aviones; que era intolerable que losperiódicos occidentales calificaran a los autores de estos actos como «terroristasislámicos»:«¿Acasocuandouncristianoasesinaaalguienlosperiodistaslecalificandeasesinocristiano?No,no lohacen, localificandeasesinosimplemente,peroenOccidente hay prejuicios contra el islam. Sí, por más que a muchos les cuestereconocerlo es así, y por eso nos ofenden cuando, para explicar que alguien hacometido un acto de violencia, se añade la religión del sujeto siempre que ésteprofesaelislam.Yopidoalosperiodistasquereflexionensobreesto».
También había revindicado el respeto «para nuestra cultura y nuestras normas,quenointentamosimponeranadie.Entonces,¿porquétienenmiedoaquenuestrasmujeresynuestrashijaselijanirconhiyab?¿Aquiénofendemospornocomercarnede cerdo y pedir que en los colegios sean respetuosos con nuestros hijos y no lesobliguenacomerloquevacontranuestrareligión?Esposiblelaconvivenciadesdeel respeto, el respetoa ladiferencia,porque sino se respeta ladiferencia,nuestroshijos terminan sintiéndose de ninguna parte, y crecerán confusos, con rabia yhumillados por tener que esconder lo que son. Los poderes públicos tienen queayudaraquelacomunidadmusulmanavivaenpazdeacuerdoasuscostumbresyasu cultura, facilitando que podamos educar a nuestros hijos como buenosmusulmanes.Juntospodemoscombatirlaviolencia,sólohayunsecreto:elrespetoyla tolerancia porque, desgraciadamente, Occidente se dice tolerante, y lo es paraconsigomismo,peronoloesconlosdemás.QuecadacualreceaDioscomoquierahacerlo,yqueporesonoseaperseguidocomolosomoslosmusulmanes».
Buscó la mirada de Omar, jefe del Círculo en España, que se hacía pasar porhombredenegocios, unoperador turísticoyunode los jefesmás respetadosde lacomunidadmusulmanaen laPenínsula.Ambos intercambiaronunamiradacargadade ironía: allí estaban destacados miembros de la política y la cultura española,aplaudiéndoleaél,eljefedelasoperacionesterroristasdelCírculo,alqueteníanporun respetable profesor. Era muy fácil tratar con los occidentales: sólo había quedecirlesquenosepreocuparanpornada,quesuvidanoteníaporquécambiar,quepodíancontinuarsumidosensuculturahedonistasinpreocuparseporloquesucedíaasualrededor,pendientessólodesímismos.
Losoccidentalesnoqueríanproblemas;poresoestabandispuestosacreeralquelesdijeraquenoloshabría.Yesloqueéllesexplicaba:quelesdejaranhacer,quesi
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lo hacían, no pasaría nada... mientras ellos se seguirían extendiendo como unamancha de aceite hasta llenarlo todo, hasta que las catedrales de toda Europa seconvirtieranenmezquitas.Alfinyalcaboeraundestinomásdignoqueelquelosinfielesdabanaalgunasdesusiglesias,alasqueconvertíanenrestaurantesyhastaendiscotecascomoocurríayaen Inglaterra...Merecíanperderlo todoporquenoserespetabanasímismos,porquenocreíanennada,nisiquieraensuDios.
Dios,decíanlosgurúsdelaculturaoccidental,eracosadelpasado,defanáticos,degentequenohabíapuestoelrelojenlahoradelaHistoria,einvitabanavivirydivertirse, a consumir y nadamás. Por eso los vencerían. Era fácil derrotar a unasociedadquenocreíaennada.
Cuandosebajódelestradodesdedondehabíaimpartidolaconferencia,Salimal-Bashirseviorodeadoysaludóapartedelnumerosopúblicoquemomentosanteslehabía aplaudido. Después se dirigió a una sala contigua donde le aguardaba unnutrido grupo de periodistas que le reiteraron lasmismas preguntas que le veníanhaciendo otros periodistas a lo largo y ancho delmundo.Todos querían saber quépensabaéldelCírculo.TambiénlepreguntaronporelúltimoatentadoperpetradopordichogrupoenFrankfurt,ysobreloscomunicadosdeestaorganizaciónrevindicandoal-Andalus.LaspreguntassobrelasituaciónenOrientePróximo,eldramadelpueblopalestino, las consecuencias de la guerra de Estados Unidos contra Irak fueron elcolofóndetodoloanterior.
Hasta una hora después no pudo abandonar el salón de actos acompañado porOmar y otros hermanos del Círculo, que pasaban por ser pacíficos hombres denegocios.
Sentado junto a Omar, que conducía un todoterreno, los dos hombrespermanecieroncasiensilenciohastaquesalierondeGranada,segurosyadenoserobservados.
—Hastenidoungranéxito—lefelicitóOmar.—Gracias;yatedijequeelsecretoesdecirlesloquequierenescuchar.—La prensa te elogiará. He oído a algunos periodistas hacer comentarios
positivossobretuintervención.—Sí,supongoqueloharán;hastaahorasiemprelohanhecho.—Iremos ami casa, allí cenaremos con algunos de nuestros hombres. Verás a
MohamedyaAli,queestánalaesperadetusinstrucciones.—Sí, el plan es sencillo.Esmás efectivoque los atentados se lleven a cabo el
mismodíayalamismahora.—Túereseljefedeoperaciones,perocreoquealoscristianoslesasustaríamás
que losatentadosfueranendíasconsecutivos;cuandoaúnnosehayanrepuestodeuno,golpearlesconotro.
—¿Sabes,Omar?Sisedesechóesa ideafueporqueunavezqueseproduceun
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atentadotodoslosserviciosantiterroristasseponenensituacióndealerta.Ysihastaeldíaanteriorestánrelajadoshaciendosutrabajocomounarutina,apartirdequeseproduce un atentado incrementan las medidas de seguridad en aeropuertos,ferrocarriles y todos los lugares que creen susceptibles de ser atacados. Llenan lascallesdepolicíasysoldados,aprietanasusconfidentes;además,todoaquelquetieneaspecto de árabe se convierte en sospechoso y alguno de los nuestros puede serdetenidoenuncontrolrutinario,demaneraqueesmejorgolpearenlostreslugaresalmismotiempo.
Sinapartar lavistade la carretera,Omarasintió a las explicacionesdel jefedeoperacionesdelCírculo.
—Porcierto,¿quiéneraesachicaqueestabasentadaenlasprimerasfilasyquecuandoseabrióel turnodepreguntasmehizovarias?Eramagrebí,ynollevabaelhiyabcubriéndoleelcabello.
—Se llamaLailaAmir;es lahermanadeMohamed, tehehabladodeella.Esamujernoscreaunmontóndeproblemas.
—MehapuestoenunaprietoalpreguntarmesinocreíaqueelProfetasehabíaequivocadoalafirmarquelasmujeresdebenestarsubordinadasalhombre,yazotaralasadúlterasylapidarlas...
—Hassabidocallarladiciéndolequeeraunaconferenciaparahablardepolítica,nodeteología,peroquegustosamentepodríashablardeesostemasenotraocasión.
—Sí, pero ha podido arruinarme la conferencia. Afortunadamente el públicoestabademíparteyhanvistoenellaaunaprovocadora.Debeshaceralgoconesamujerypronto.
—LehedadounultimátumaMohamed.—Sinohasidocapazdearreglarlodesuhermana,¿cómopodremosconfiaren
él?—Hasanmeloharecomendado.Estásegurodequeeselhombreidóneo,yque
llegadoelmomentoaceptaráentregarsuvidaporeléxitodelamisión.—Nomeimportaquemueraono,loquemeimportaessiescapazdematar.—Loes,deesonotepreocupes,perodebesdeentenderquenoesfácilmatara
unahermana.—Son nuestras reglas. No será la primera mujer que muera por causar el
deshonorasufamilia.—Sería un error hacerlo ahora. Laila es muy conocida en Granada, se ha
convertidoenunsímbolodeloquepuedeserunamusulmanaintegradayliberada.Siaparecieramuerta,sellevaríaacabounainvestigaciónqueahoranonosconviene.Yate dije que es abogada, trabaja en un despacho con otros abogados; exigirían unainvestigación.
—Resuélveloencuantopuedas.
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La casa de Omar estaba vigilada discretamente por hombres del Círculo quepasaban por criados, campesinos, jardineros y hasta porteros. El jefe de laorganizaciónenEspañasabíaquenopodíapermitirseelmásmínimoerrorporquelaseguridaddesuinvitadoeraprimordial.
Salim saludó a la familia de Omar antes de sentarse a la mesa para presidiraquellacenadondesóloparticipabanhombres.
Algunos habían asistido a la conferencia y dedicaron a Salim grandes elogios;otroslemirabanagradecidosportenerlaoportunidaddetenerletancerca.Salimal-BashireraunmitoparatodosloscombatientesdelCírculo.
Salim no les habló de la operación que estaba en marcha por más que todosdeseabansabercuándoelCírculovolveríaagolpearaloscristianos.ÉllesrecordabaquesielCírculosehabíaconvertidoenunafortalezacasi inexpugnableeraporquenadiesabíamásdeloestrictamentenecesario.
MohamedAmiryAli,aligualqueHakim,leescuchabanensilencio,sintiéndoseimportantes al saberse los elegidos para la siguiente misión. Al final de la cena,mientrasloshombresseestabandespidiendodeSalim,Omarleshizounaseñaalostresparaquesequedaran.
Eneldespachodeéste,conlasventanascerradasydoshombresprotegiendolapuerta,Salimal-Bashirlesexplicólospormenoresdelosatentados.
—Mohamed,teencargarásdeSantoToribioaquíenEspaña.Heleídoelinformequehashecho;mealegrasaberqueAliytúhabéisinspeccionadoafondoelterreno,peroreconozcoquemepreocupavuestroexcesodeconfianza.
—Decimoslaverdad.Nohayningunamedidadeseguridad,almenosnolahabíacuando nosotros visitamos el monasterio. Lo que necesitaremos será una potentecargaexplosivaparavolarlaverjaqueprotegelacapillaylapropiacapilladondeseguardaesetrozodeCruz.CuandonosotrosestuvimoslaCruzsepodíaveratravésdelaverja,aunquenosdijeronquecelebranmisassolemnesdondelaexponenparaquetodos los peregrinos la puedanver.Perodebemosde contar con la dificultadde laverja,demaneraqueelexplosivodebesercapazdedestruirla.
—Tendréis el explosivo, aunque por lo que habéis descrito en el informe serádifícilquedejéislacargaypodáisescapar.
MohamedyAlisequedaronensilenciotemiendoloqueSalimpudieradecirlesacontinuación.
—Si dejáis una bolsa abandonada entre los peregrinos y justo delante de lacapilla, pormásquehaya cientos de ellos agolpadospara ver ese trozodemaderaalgunopuededarsecuenta; inclusopongamosqueadoptanalgúntipodemedidadeseguridadynodejaranentrarenelmonasterioconmochilas...No,nopodemoscorrerriesgos,podríamosfracasar.
—Podemosintentarlo—balbuceóAli.
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SalimhabíavistodibujarseunamuecadeangustiaenelrostrodeMohamed;elnerviosismodeAlieraevidente.
—¿Sabesporquétienenéxitonuestrasoperaciones?Telodiré:porquenosotrosnocorremosriesgos;nointentamoslascosas,lashacemos.Noimportaelsacrificioque tengamos que hacer. Me precio de saber elegir a los hombres para nuestrasmisionesguiadoporelconsejodehombressabioscomoHasanuOmar.¿Sehabránequivocadoalseñalaroscomoverdaderosmuyahidin?
Losdosjóvenesbajaronlacabezaavergonzados.SinocumplíanlasórdenesdeSalim serían considerados unos cobardes, puede que traidores, y perderían laconfianzadesus jefes, loquepodríaacarrearles lamuerte.Encualquiercasoyasesabíansentenciados.
—Sinosoisloshombresquecreemos,esmejorqueosvayáisahora.OsaseguroqueelCírculotienehombresvalientesquedeseanocuparvuestrospuestos.
SalimguardósilenciomientrasOmarmirabaalosdosjóvenesconira;parecíaapuntodegolpearles.QuienhablófueHakim,elyaveteranocombatientedelCírculo,elhombrequesehabíacurtidoenatentadosenMarruecosyqueahoraeraeljefedelpueblodeCañosBlancos.
—Lo haremos, no temas, llevamos semanas preparando el atentado. Sabremoscumplirconloqueseesperadenosotros.
—No,Hakim,atitequieroenotrolugar.Yaoshedichoquelosatentadosserántodoselmismodíayaserposiblealamismahora.MohamedyAliseencargarándeSanto Toribio, otras personas que no necesitáis saber quiénes son, serán losencargadosdeatacarlabasílicadelaSantaCruzdeJerusalénenRoma,ytú,Hakim,deberásacabarconlasreliquiasqueseconservanenlaiglesiadelSantoSepulcrodeJerusalén. Es la partemás difícil de la operación, donde arriesgamosmás.Allí nopodemos cometer errores.Quiero que cuanto antes viajes a Jerusalén; he traído eldossier con toda la documentación sobre el Santo Sepulcro. Allí te esperan loshermanos del Círculo que te ayudarán a destruir el lugar. Podríamos pedir a losfidayinpalestinosquenosayudaranehicieraneste trabajoennuestronombre,perodebemos hacerlo nosotros, ha de llevar nuestro sello, sólo el nuestro. Allí tendrásarmas,explosivosylaayudaquenecesites,perodeberáshacerlotú.Eslapartemásarriesgadade lamisión.Los judíos no son tan confiados como los españoles y lositalianos,demaneraquetienenojosentodaspartes.Losjudíosnopuedenpermitirsequelacomunidadinternacionallesacusedenosercapacesdeprotegerlasreliquiascristianas. Eso volvería a avivar la polémica para convertir Jerusalén en ciudadinternacional, algo a lo que se niegan con todas sus fuerzas. Si destruimos lasreliquiasquecustodianenlaiglesiadelSantoSepulcro,conseguiremosquealgunosdenuestrosamigosperiodistasoccidentaleslopresentencomootroasesinatodeJesúsa manos de los judíos al permitir que el Santo Sepulcro vuele en pedazos. Los
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europeossontanantijudíosqueestaránencantadosdepodercriticarlesunavezmás.Y no porque les importe, ya que no creen en nada, sino por, simplemente, poderacusaralossionistas.Nohacefaltaquetedigaloqueesperodeti,Hakim.
—Notienesquepedirmenada,haréloquetengoquehacer.La firmeza de Hakim hizo que Mohamed y Ali se sintieran aún más
avergonzados. Habían llegado a conocer bien a Hakim por el mucho tiempo quepasabanenCañosBlancos.Leprofesabandevociónporsuintegridadyvalentía,yleconsiderabanunjefejusto,cuyaautoridadnadiediscutíaenelpueblo.
—TuhermanopuedesustituirtecomojefedeCañosBlancos.—Esunhonorqueconfíesenmifamiliaparaquecontinúealfrentedelpueblo.Salimal-BashirclavósumiradaenMohamedyAlialaesperadequelosjóvenes
dijeranalgo.FueMohamedquienhablóprimero.—NoquedaránadadeSantoToribio—aseguróMohamed—,puedesconfiaren
nosotros.—Podemoshacerlo—añadióAliintentandoimprimirfirmezaasuvoz.—Bien, os proporcionaré el explosivo. No quiero que Omar lo compre en los
proveedoreshabituales;seloenviarédentrodeunosdías.Omar,¿tuagenciatieneyaprevisto organizar un viaje para que los peregrinos andaluces ganen el jubileo enSantoToribio?
—Sóloesperoquemedigaslafecha.Necesitotiempoparahacerlapublicidadyanuncios en las parroquias ofreciendo viajes a SantoToribio para ganar el jubileo.Tengounpardeautocaresreservadosparaeso.
—MohamedyAliiránenunodeesosautocares.Comounosperegrinosmás,aligual que hicieron cuando fueron a examinar el terreno. Es más seguro que losexplosivos vayan con ellos en un autocar repleto de peregrinos, que pasaráinadvertido.Encuantoa losexplosivos, lomejoresquetambiénutilicemosunodetusautocaresdelalíneadeParís.
—YasabesquesólotengounoquevaaParísunavezporsemana.—Nonecesitamosmás.—Podríamosaprovecharelviajedeungrupodejubiladosquevanapasarocho
díasallí;elchóferseráunodenuestroshombres;alavueltasetraelacarga.—Bien, ahora cerraremos esos detalles. Lo importante es queMohamed yAli
sepan lo que tienen que hacer, lo que esperamos de ellos. Hakim, tú sabes cómodebenajustarselascargasdeexplosivosalcuerpo;enséñalesantesdemarcharte.
—¿CuándohedeestarenJerusalén?Megustaríaarreglarmisasuntosantesdelamisión.
—Tendrás tiempo, aunque no debes retrasartemás de diez o quince días comomucho.
—Serásuficiente.
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SalimhizoungestoaOmarqueésteinterpretócomoquedebíadespediralostresjóvenes,demaneraquesepusoenpieindicándolesquelareuniónhabíaterminadoyprontorecibiríanlasinstruccionesparaacometerlamisión.
Hakim,MohamedyAlisalieronde laestanciaensilencio,cadaunosumidoensuspropiospensamientos.
—¿Loharán?—preguntóSalimaOmarencuantosequedaronsolos.—Sí,notepreocupes.—NotengodudassobreHakim,peroMohamedyAli...nosé,nolesveoconfe
suficiente.—Noesfácildecidirmorir.Sonjóvenesypensabanqueteníanmuchavidapor
delante.LlamaréaFrankfurtyhablaréconHasan;alfinyalcaboMohamedesahorasuyerno,noestarádemásquelerecuerdesusobligacioneshacianosotros.
—Hazlo,yahoradime,¿cuándoviajanesosviejosaParís?—Dentrodecuatrodías.—Entonces, amigo mío, tendré todo preparado para que al regreso traigan el
explosivo.Tengoquereconocerque tuagenciadeviajesesunaexcelente tapadera.Podemos transportar loquenosvieneenganapormediomundosinque lapolicíasospeche nada. ¿Quién desconfía de un autocar con ancianos que van a pasar unasemanaenParís?
—NohasdichoquiénharálodeRoma—preguntóOmarconcuriosidad.Salimrióaltiempoqueselevantaba.—Hastapara ti seráunasorpresa.Pero tegustará,yaveráscómo lasorpresa te
gustará.Yahora,amigomío,querríadescansar.Mequedamuchotrabajopordelante,mañanahedeestarenRoma.
Omar acompañó a Salim hasta la estancia que le habían preparado para quedescansara.Lasventanasestabanentreabiertasyeloloraazaharparecíaimpregnarlotodo.
—QuésuertetienesdevivirenGranada!—ledijoSalimantesdecerrarlapuerta.A las doce de la mañana del día siguiente Salim telefoneó a uno de sus
lugartenientes desde el aeropuerto de Granada para encargarle que se pusiera encontactoconKarakoz.Debíatenerpreparadoelmaterialparaunasemanamástarde,niundíamás.Luegoaguardó impacientequesaliera suvuelocondestinoaRomacon escala enMadrid. Ella le estaría esperando en el hotel. Se había puesto muycontentacuandolallamóofreciéndolepasarelfindesemanaenRoma.Miróelrelojy pensó que aún tenía tiempopara telefonear al conde; al fin y al cabo, él pagabapartede laoperación.Elmóvildelcondenorespondióydecidió llamaralcastillo.Sabíaquenoeraunaimprudencia:susrelacionesconéleranpúblicasyaamboslesunía la pasión por la historia. Raymond había ido a escucharle algunas de susconferencias, y nunca habían ocultado sus encuentros en los mejores restaurantes
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parisinos.—Castillod'Amis.Sonrióalescucharlavozatipladadelmayordomo.—Buenastardes,Edward,soyelprofesoral-Bashir,¿elcondeseencuentraenel
castillo?Quisierahablarconél.—Losiento,profesor,elcondeestádeviaje,regresaráenunosdías.Salim guardó silencio durante unos segundos. Raymond no le había dicho que
fueraaviajaryesoleinquietó.—¿Se ha ido de viaje? ¡Vaya, pues tenía cierta urgencia en hablar con él y su
móvilnoresponde!—Puedequeelseñorlotengaapagadoporladiferenciahoraria.—¡Ah!¿Ypuedopreguntarledóndeseencuentra?AhorafueEdwardelquesequedócalladosinsabersidebíadaresainformación,
perodecidióhacerlopuestoqueelprofesoreraunamigomuyapreciadoporelconde.—Se encuentra en Nueva York; el señor conde ha sufrido una desgracia: su
esposahamuerto.—Cuántolosiento,¿sabecuándoregresará?—No,señor,aunquedijoquenoestaríamuchofuera.Eraposiblequecuandoel
señorcondellegara,lacondesayaestuvieraenterrada.Fuetodomuyprecipitado.—Claro,loentiendo.Enfin,insistiréenelmóvil,perosillamahágalesaberque
tengourgenciaenhablarconél,yporsupuestotransmítalemiscondolencias.—Desdeluego,asíloharé.Salimcolgóelteléfono,contrariado.Esperabaquelamuertedelacondesa,ala
que nunca se había referido Raymond, no retrasara los planes que ya estaban enmarcha. Seguramente el conde no era un sentimental que necesitara desahogar supena interrumpiendo sus actividades, porque de lo contrario la operación se veríacomprometidayesoeraalgoquenoestabadispuestoapermitirquesucediera.Pensóque la suya con el conde d'Amis era una extraña asociación. En realidad seguíapreguntándosecomohabíasidocapazdedarconél,peroencualquiercasoteníanunenemigocomún:laCruz.Raymondlehabíabuscadoparaquehicieseloqueélnosesentíacapazdehacer:castigaraloscatólicos.Yloharían,claroqueloharían,aunquepor motivos diferentes. Además, el conde pagaba toda la operación aunque enrealidad pensara que sólo se encargaba de una parte. Ya había desembolsadocantidades importantesparaponerla enmarcha,yaSalim ledivertíapensarqueelconded'AmisibaafinanciarunaoperacióndelCírculo.
La voz metálica de los altavoces anunció su vuelo. Salim se dijo que iba adisfrutardeunespléndidofindesemanaconaquellamujerquetanlealleera.
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Los viernes a mediodía cientos de empleados del Centro de CoordinaciónAntiterroristadeBruselasdejabanaprisaeledificio,ansiososporcomenzarelfindesemana.
AndreaVillasanteentróeneldespachodeHansWein.—¿Menecesitaestefindesemana?—lepreguntó.—No, Andrea. Descanse, yome quedaré un ratomás a trabajar, pero también
esperopoderdescansar.—Sinoleimporta,megustaríairmeunpocoantes.—Váyase,ademásescasilahoradesalida.—Esque...—¡Nomedéexplicaciones!—lainterrumpióHansWein—.Ustedtrabajasinque
le importen las horas, demanera que no tiene que excusarse por salirmedia horaantes.Disfrutedelfindesemana,nosveremosellunes.
ApenashabíasalidodeldespachodeWein,Andreasedirigióal lugardondesesentabaLauraWhite.
—Este sábadonopodré ir al partidode squash; lo siento, tendrás quebuscarteotracompañera.
—Notepreocupes,Andrea;ahoramismoibaadecirtequenopuedojugaryquetendremosquedejarloparaotrasemana.
—¡Qué ocupadas estáis las dos!—dijo con ironíaDiana Parker, la segunda deAndrea.
—Bueno,notanocupadacomotú,quenuncatienestiempoparavenirajugaralsquashconnosotras—respondióLaura.
—Noestoyocupada,sóloqueamínomegustairavuestroclub,escomoestaren la oficina. Prefiero quedarme en casa, donde bien que os gusta que os invite acenar.Mientrasvosotrashacéisejercicioyomededicoacocinar;cadaunaserelajacomomejorleparece.
Mireille las escuchaba sin decir palabra. Se preguntaba si ella también seconvertiría en una solterona solitaria sin más horizonte que el trabajo y algunarelaciónesporádicaconalgúnfuncionariocomoella.Sólopensarloladeprimió.No,noqueríaacabarcomoLauraWhiteoAndreaVillasante,nicomoDianaParker,lastresdedicadasencuerpoyalmaal trabajosin tiempopara tenervidaprivada.Oalmenos eso es lo que pensaba, porque no tenían otra conversación que no fuera eltrabajo; incluso Diana, mucho más amable que Andrea y Laura, también parecíaobsesionadaconsuprofesión.
Cruzólosdedosparaquenadielepidieraquesequedaraatrabajarprecisamenteese fin de semana, aunque era difícil que lo hicieran porque en realidad apenas
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contabanconella.Cuando Lorenzo Panetta se disponía a entrar en el despacho deWein vio que
Laurametíalasgafasenelbolsoydespejabasumesadetrabajo.—¿Temarchas?—Aúnno,peroesperodescansarestefindesemana.—Hazlo,tienescaradecansada.PanettaentróeneldespachodeWein,quienacababadecolgarelteléfono.—ArehanllamadodeParís—dijoWein.—¿Quéhapasado?—preguntóLorenzoconimpaciencia.—Tenías razón, ha sido un acierto mantener un control telefónico del castillo
d'Amis, aunque yo también la tenía al pedir permiso a nuestros superiores; de locontrariohabríamospodidoentrarenconflicto.
—Sí,supongoquesí,perodime,¿quéhapasado?—Noimaginasdequiénesamigoelconde.—No, pero si el conde tiene tratos con el Yugoslavo puede ser amigo de
cualquiera.—Ahoramismomepasaránelinformeylatranscripcióndelaconversación.¿Te
suenaelnombredeSalimal-Bashir?—No,nomesuena,creo...¿Metendríaquesonar?—Yo tampoco sabía quién era, pero me lo acaban de decir. Es un reputado
profesordehistoriaqueviveen Inglaterra.Tienevarios librospublicadossobre lasCruzadas,yalparecergozadegranprestigiointernacional.Inclusoesconsultadopordirigentes políticos para tratar la cuestión del entendimiento entre musulmanes yoccidentales.
—Ya,¿yesamigodelconde?—Sí,porloqueparece.Losdoshombressemiraroncomoesperandoverquiéneraelprimeroenexpresar
unpensamientopolíticamenteincorrecto.Panettadecidióserél,yaqueconocíabienaHansWeinysutemordesermalinterpretado.
—AsíquetenemosuncondefrancésquetienetratosconuntraficantedearmasyalavezesamigodeunprofesorcuyoapellidoesBashir.Interesante,¿no?Sobretodoporquesondoshombres«limpios»,fueradetodasospecha.
—¿Tienesalgonuevosobreelconde?—quisosaberasuvezHansWein.—Sí,hacedoshorasmehanenviadosubiografíacompleta.¡Menudopersonaje!
Dignoherederodesupadre.Ten,aquítieneslospapeles,estodomuyraro.Presideuna fundación que se llama Memoria Cátara, y su padre fue filonazi. Al parecerestuvobuscandoelGrialconayudadeciertospersonajesdelaAlemaniadeHitler,ydurante laocupaciónsucastillo fuevisitadoporalgún jerarcanazi.En labúsquedadelGrialcontóconprofesoresalemanesygruposdejóvenesnazis.InclusolaIglesia
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sellegóapreocupar.Aquíestátodo—ledijoasujefeindicándolelospapeles—,esinteresantequeloleas.
—LagentedeParísestáhaciendobienlascosas—afirmóHansWein.—Ylosnorteamericanostambién.MatthewLucasmeacabadepasaruninforme
sobre todo lo que ha hecho el conde desde su llegada aNuevaYork; además, suslaboratorios confirmaronque en aquella grabación era el condequienhabló con elYugoslavodeesamisteriosasilla.
—Creo que te voy a pedir que este fin de semana nos quedemos a trabajar—empezóadecirWein.
—Sí,yotambiéncreoquedebemosquedarnos.—¿Aquiéndecimosquesequede?—Anadie.—Pero ¿por qué? ¡Por favor, Lorenzo, no hay ninguna fuga de información!
Seguridadhaconfirmadoquetodoelpersonalestálimpio.—Losé,ymealegro,pero...Unpardesecretariasserásuficiente;creoquenos
podremosapañarsinpediralagentequesequede.—Noestoydeacuerdo...almenospodríapedírseloaLaura.Andreamehadicho
quehoysequeríairantes,perotambiénpodríamosdecirleaDianaquenosayude.—¡Por favor,Hans!No es necesario que todo el departamento esté deguardia.
Creoquepodemosmanejarnossolos.—Bien,haremosloquedices,peroeslaúltimavezquenocontamosconlagente
deldepartamento.—Hans,estoysegurodequelafiltraciónpartedenuestronúcleo.Nisiquieradigo
queseademaneramalintencionada,peromiinstinto...—¡Tu instinto! Lorenzo, trabajemos con hechos, no con corazonadas. Bueno,
déjamelospapelesyllamaaMatthewporsipuedevenirdespuésdelalmuerzo.LauraWhitellamóalapuertaantesdeentrar.LaacompañabaAndreaVillasante.—¿Quépasa?—preguntódirectamentelaespañola—.Osveoirdeunladoaotro.
¿Hayalgunanoticianueva?—¡No!—dijeronlosdoshombresalunísono.—Nohayningunanovedad—seapresuróadecirPanetta.—Andrea,disfrutedesufindesemana—añadióHansWein.—Deacuerdo,veníaadecirlesqueyamevoy.Lesveréellunes.Lavieronsalir,pensandoconcuriosidaddóndepasaríaelfindesemana.Andrea
era una mujer extremadamente discreta, a la que no se le conocían amoríos enBruselas,siemprededicadaal trabajo.Lorenzopensóqueenrealidadaquellamujersobriayeficazeraunenigma.
LauraWhiteobservabaaHansWeinyaLorenzoPanetta,intentandoescudriñarelpensamientodelosdoshombres.
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—Notienenporquédecírmelo,perointuyoquepasaalgo.—¡Vamos, Laura, no seas suspicaz!—respondió Panetta—. Estamos revisando
papeles,asuntosdetrámite.—Entoncestampocomenecesitanamí...—¿Tienesunplanestupendoparaelfindesemana?—lepreguntóLorenzocon
unasonrisa.—Puessí,estefindesemanatengoprevistoserfeliz.—¡Puesaello!Notepreocupes.Laura esperaba que fuera Hans Wein quien diera por terminada su jornada
laboral.—Váyasetranquilaydescanse—lerecomendósusuperior.Aún no había salido Laura del despacho cuandoDiana Parker, la ayudante de
AndreaVillasante,seasomóatravésdelapuerta.—Mevoyairunpocoantes,¿lesimporta?—No, claro que no —respondió Hans Wein—; en realidad sólo faltan diez
minutosparaquecomienceelfindesemana.—Nomenecesitan,¿verdad?—No,nosepreocupe;nohayningúnmotivoparaquedarseatrabajarmásdelo
necesario—afirmóWein.—Mireilletambiénseva...enfin,lachicanoseatreveaentraraquí,peromehe
ofrecidoadecirloensunombre.Nocreoquequieranquesequede—dijoDianaconunasonrisairónica.
—DesdeluegoquelaseñoritaBézierspuedeirseya—respondióWein.—Deacuerdo,nosvamos,quepasenunbuenfindesemana.Cuando salió Diana Parker, Laura les volvió a observar con desconfianza,
intuyendoquelosdoshombressetraíanalgoentremanos.—Tienenmimóvil...peroloadvierto:sóloadmitiréllamadassiestallalatercera
guerramundial.HansWein se quedó en silencio, pensativo, cuando Laura salió del despacho.
Lorenzotambiénparecíaensimismado.—Es curioso, al parecer todas las mujeres del departamento tienen planes
apasionantesparaelfindesemana.EnelcasodeDiananomeextraña,eneldeLauratampoco, pero Andrea...—murmuró Lorenzo más para sí mismo que para que lerespondieraHansWein.
—Bueno, no es asunto nuestro lo que hagan y tampoco es tan extraño que laseñoraVillasante tenga algo que hacer durante el fin de semana. A lomejor va aMadridaverasufamilia.
—Puedeser,pero...enfin,voyamidespacho.—¡Ah!Espera,notevayas,meestáentrandoenelordenadorlatranscripciónde
laconversacióndeeseBashirconelmayordomodelcastillo...
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Losdoshombresestudiaronduranteunbuenratolosdossieressobrelosúltimosacontecimientos y ambos guardaron un silencio cauto sobre sus más íntimasimpresiones. Habían tirado del hilo de Karakoz y se estaban encontrando conpersonajesinsospechados.
HansWein llegó a la conclusión de queLorenzo debía ponerse en contacto deinmediato con el Vaticano. Al fin y al cabo, en el pasado la Iglesia se habíapreocupadodelasactividadesesotéricasdeunconded'Amis;talvezsabíanalgoquepudiera ayudarles o, en todo caso, complementar la información que tenían sobreaquellaaristocráticafamilia.
LorenzoPanettasefueasudespachoparadesdeallí llamaraldepartamentodeAnálisisdelVaticano,aunqueeranmásdelastresynocreíapoderencontraranadieaesahora.SellevóunasorpresacuandolerespondióelpadreOvidio.
Leexplicóbrevementelaúltimainformaciónconseguidaprometiéndoleenviarune-mailurgenteconinformaciónmásprecisa.ElpadreOvidioleaseguróquehablaríade inmediato con el obispo Pelizzoli y que se pondrían en contacto con él siefectivamenteencontrabanalgoensusarchivosreferentealconded'Amis.
—Tienen que tener algo, porque según los investigadores franceses en susarchivosfiguraqueelVaticanolessolicitóinformaciónycolaboracióndiscreta.
—Encuantohableconelobispolellamaré,perodígame:¿quétienequeverestoconelatentadodeFrankfurt?
—Nolosé;enrealidadpuedequenada,peroesloúnicoquetenemos.HemosidotirandodelextremodelhilodeKarakozyestoesloquenoshemosencontrado.
—Uncondequepresideunafundaciónsobrecátaros...—murmuróOvidio.—Bueno,enrealidadloscátarossehanconvertidoenunreclamoturísticoparala
región,tampocoestanextraño.—Lellamaréencuantopuedahablarconelobispo.Ovidio se quedó pensativo sin saber muy bien qué hacer. Tenía que llamar a
monseñorPelizzoli,peroaesahoraelobispoestabaalmorzandoenlaembajadadeEspañaydudabasimolestarleoesperaraqueacabaraelalmuerzo.
Mientras tomaba la decisión, llamó al móvil de Domenico, que acababa demarcharmediahoraantesaalmorzar.
—¿Estásmuylejos?—lepreguntóaldominico.—AúnnohesalidodelVaticano,¿porqué?—TengonoticiasdenuestrosamigosdeBruselas,ysonbienextrañas.—Notardonicincominutosenllegar.MonseñorPelizzolileíaconatenciónelinformequeOvidiolehabíacolocadoen
el portafolios. Acababa de regresar de almorzar con el embajador español ante laSanta Sede y había encontrado aOvídío yDomenico preocupados y tensos por elinformeenviadoporelCentrodeCoordinaciónAntiterrorista.
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Cuandoterminódeleersuspiróydescolgóelteléfono.—PóngameconelpadreAguirre—lepidióasusecretario.Díezminutosdespuésescuchóalotroladodelalíneadelteléfonolavozenérgica
deIgnacioAguirre.Noperdióeltiempoenformalidades.—Ignacio,tienesquevenirdeinmediato.InvestigandoelatentadodeFrankfurt,
elCentrodeCoordinaciónAntiterroristadelaUniónEuropeasehaencontradoconRaymonddelaPallisière,elconded'Amis.
Hubo un silencio a través de la línea.Monseñor Pelizzoli sabía que la noticiahabía llamado la atención de su viejo maestro. De repente, Ignacio Aguirre seencontrabaconunpasadoquesabíanuncaestaríadeltodoenterrado.
—No, no es que el conde tenga nada que ver con el atentado, es que estabansiguiendo lapistadeun traficantede armasalque teníanpinchadoel teléfono,y...bueno, es complicado de explicar y más por teléfono. ¿Puedo pedirte que vengascuantoantes?Sí,Ovidiocontinúaenelcaso...Gracias,misecretarioseencargarádeque encuentres un billete electrónico en el aeropuerto. Te mandaré un coche aFiumicino.Cenaremosjuntosestanoche,aunquemetemoqueseráeneldespacho.
DespuésdedarinstruccionesasusecretariolepidióquellamaraalpadreOvidioy al padre Domenico. Los dos sacerdotes entraron con gesto preocupado en eldespacho.Elobisponoseanduvoconrodeos.
—El padre Ignacio Aguirre llegará a Roma esta misma noche y se pondrá alfrentedeestecaso;losdostrabajaréisasusórdenes.
El estupor se dibujó en el rostro de los dos sacerdotes. Ovidio fue el que seatrevióapreguntarporqué.
—PorqueelpadreAguirreconocealconded'Amisdesdehacemuchosaños.AlaIglesia le preocuparon en su momento las actividades del padre del actual conde.BuscabaelGrialyeltesorodeloscátaros.Enfin,eraunaépocadifícil,despuésdelaSegundaGuerraMundial.ParecequeelmismoHimmlerestuvoimplicadoenaquellahistoria.NohaymayorexpertosobrecátarosqueelpadreAguirre,perosobre todonohaynadiequesepamásqueéldeesafamilia,alaqueademásconocióbien.
»Ahora mismo llamaré a Lorenzo Panetta a Bruselas; creo que podemosayudarles,aunquenosémuybiencómo.
CuandoLorenzoPanettaentróeneldespachodeHansWein,éstesediocuentadequepasabaalgoimportante.
—Hans,no te lovas a creer, peroenelVaticano tienen información,ymucha,sobreelconded'Amis.Hayunviejojesuitaqueinclusoleconoceyquehaestadoenvariasocasionesensucastillo.ElobispoPelizzolimehadichoqueelcondeesunfanático, y que en cuanto llegue este jesuita, un tal padre Aguirre, nos llamarán.Incluso nos ofrecen que ese sacerdote venga a Bruselas si lo consideramosconveniente.
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—¿Cuándopuedeshablarconesejesuita?—Al parecer vive en España, en Bilbao, pero ya se ha puesto de viaje hacia
Roma; creo que esta noche podremos hablar con él. —Si lo que te cuenta esimportante,hazlovenir.
—Sí,claro.¡Madremía,cómoseestácomplicandotodoesto!—Tranquilo, Lorenzo, a lo mejor no tenemos nada. Los informes sobre el tal
Salim al-Bashir lo describen como la quintaesencia del buen ciudadano; además,tienenacionalidadbritánica.
—Llevounbuenratoleyendoalgunasdelasdeclaracionesyconferenciasdeeseprofesor y, ¿sabes lo quemásme llama la atención?Que jamás ha condenado unatentado. Lamenta que no haya puentes de entendimiento entre musulmanes yoccidentales y queOccidente no tenga sensibilidadpara con losmusulmanes; pideque se establezcan esos puentes para evitarmás desgracias, y no sé cuántas frasesgrandilocuentesmás,peroniunasolacondolenciaporlosatentadosdelCírculo.Sóloexplicacionesdeporquépasaloquepasa.NomegustaeseSalimal-Bashir.Noséporqué,peronomegusta.
—Puesmásvalequenolodigasenvozalta,porquesehacepasarporunhombreclave en las relaciones de los europeos con losmusulmanes, y se le considera unmoderado.
—Hepedido aRomaque le sigan discretamentemientras está allí; luego se lopediremosaLondres...
—¡Suspende esa petición! No podemos hacerlo, no ha hecho nada, no essospechosodenada.Unacosaeselconded'Amis,quetrataconelYugoslavo,yotracosaunprofesorespecialistaenlasCruzadasquellamaauncondequepresideunafundaciónsobreloscátaros.
—Pero...—¡Lorenzo,porDios,nopodemosinvestigaratodoslosciudadanosquetengan
relaciónconelconde!Oporlomenosnopodemoshacerlosinoestamossegurosdequehayalgomás.
—Hayalgomásdeloqueparece.—Puede ser, no digo que no sea así, pero no quiero que nos acusen de tener
prejuicios.Antes tengoquehablarconelenlacebritánico,yqueseanellos losquedecidan.
—¿A qué esperas para hacerlo?—preguntó Lorenzo, conteniendo su enfado aduraspenas.
—Aqueleencuentren.Esviernesporlatardeysehaidodefindesemana.—¡Estupendo!Losmalosestándeenhorabuena,yesoquenosabenqueelfinde
semanadejarnosdeestarpendientesdeellos.Salió del despacho, airado, y casi se dio de bruces con Matthew Lucas que
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llegabaenesemomento.—Lorenzo, traigomásnoticiasdelcondeydesuhija.Ellaes todouncarácter.
Tengofotosdeambos,porseparadoclaro,porqueellasehanegadoaverle;tambiéntengounacopiadelastranscripcionesdesusconversacionesenEstadosUnidos.
VolvieronaldespachodeWein.Lorenzonopodíaevitarsentirciertoresquemorhaciasu jefeporque,asu juicio,eraexcesivamenteescrupulosocon lasnormas.Éljamás había violado la ley para perseguir a los delincuentes, pero sí se habíaarriesgado tomando decisiones, justo lo que Wein se negaba a hacer. Para actuarnecesitaba tener los permisos por escrito y con sellos; de lo contrario preferíapermanecerdebrazoscruzados,loqueavecessignificabaperderuntiempoprecioso.
Matthewleshizounresumendelinformequelesentregó.—Elconded'Amisnohalogradoverasuhija.Esunamujerdeunostreintaaños
quehavividoalasombradesumadre,unagaleristamuyconocidadeNuevaYork.—Eso ya lo sabemos, díganos qué ha hecho en Nueva York—le interrumpió
Panettaconimpaciencia.—Haestado lamayorpartedel tiempoenelhotel,dondesehaentrevistadoen
tres ocasiones con su abogado, un hombre que preside uno de los despachosmásprestigiososycarosdelaciudad.Peroapesardetodo,nohalogradoconvencerladeque accediera a ver a su padre. La tal Catherine se ha mostrado inflexible. En elinforme encontrarán una transcripción de una conversación entre Catherine y supropioabogadodiciendoquesupadreesun«cerdonazi»yquesólopensarenél,leproducenáuseas.
—¿Conquiénmáshahabladoelconde?—preguntóHansWein.—Connadie,sóloconsuabogado;ha llamadounpardevecesalcastillo,pero
esoyalosabenporquetendránlastranscripciones.—Sí,conversacionesnormales,derutina,parasaberquiénlehatelefoneado,nada
más—respondióWein.—En estos momentos el conde está haciendo el equipaje, tiene reservado un
vueloamediamañanaparaParís.Regresaderrotado.Enelinformeestáelnúmerodevuelo.
—Bien.Avisaremos al centro de París para que le sigan una vez que llegue alaeropuerto,veremossiseentrevistaporfinconelYugoslavo...—aseguróHansWeinconciertoentusiasmo.
—SupongoquehanpedidoalcentrodeRomaquesigalospasosdeeseSalimal-Bashir—quisosaberMatthew.
—Acaboderevocaresapetición—contestóPanettasinocultarsuresentimiento—,eljefenoautorizaeseseguimiento.—Pero¿porqué?—preguntóMatthew.
—Porque Salim al-Bashir es un ciudadano británico intachable al que nopodemosponerbajovigilanciaporelmerohechodehaberllamadoalconded'Amis.
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Os recuerdo que en los dos últimos días al conde le han llamado unas cuantaspersonas:unnotariodeCarcasona,eldirectordeunperiódicolocal,subanquerodeParís,unilustreempresariooccitano...enfin,gentenormal.Nopodemosvolvernosparanoicosconvirtiendoensospechososa todos losque tengan tratosconelconde.Salimal-BashiresespecialistaenlasCruzadasyelcondepresideunafundaciónquesellamaMemoriaCátara.SabemosademásqueasisteacharlasycongresossobrelasCruzadas, sobre todo a las concernientes a los cátaros; imagina que tenemos queponernos a investigar a todos los profesores y expertos que hayan tenido o tengancontactoconélporesteasunto...
—PeronoestaríademásinvestigaraeseBashir...—protestóMatthew.—Losiento,Matthew, creoque tienesprejuicios.Si fueranorteamericano, ¿me
pediríasquelohiciera?—respondióHansWein.Matthew Lucas se sintió ofendido por las palabras del director del Centro de
CoordinaciónAntiterrorista.—Esperoquenoseequivoque,Wein;suyaserálaresponsabilidadsisucedealgo.
SiustedcreequelosprejuiciosofuscanmitrabajopuedesolicitaramiagenciaquemerelevencomoenlaceconesteCentro.
—¡Vamos, no exageremos!—les cortóLorenzoPanetta—. ¡Debe saber que noestásoloensusapreciaciones!YotambiéncreoquehayqueseguiraSalimal-Bashir;mepareceunerrornohacerlo.
HansWein lesmiró a los dos.Lepreocupaba la actituddePanetta yMatthew,aunqueestabasegurodeactuarconcorreccióndeacuerdoalasnormas.
—Noqueríaofenderte,Matthew...bien,lomejoresquelocalicemosdeunavezportodasalenlacedelMI6yqueseanlosbritánicoslosquedecidan.AlfinyalcaboSalimal-BashiressúbditodeSuGraciosaMajestad.Peroanteshablaréconnuestrossuperiores.Noquierosorpresasnirecriminacionessialgosalemal.Al-Bashires,porloqueparece,unpersonajeinfluyenteyseorganizaríaunescándalosisesupieraquelehemosestadovigilando.Perohastaqueno tenga todos lospermisosnoharemosnada,yconelenlacedelM16quierohablaryo,demaneraqueesperadaqueosdélaorden.
MatthewLucas y Lorenzo Panetta salieron de pésimo humor del despacho deldirector del Centro. Los dos hombres sentían que se estaba perdiendo un tiempopreciosoyqueSalimal-Bashirpodíaserunapistaque lescondujeraaunsitioqueningunodelosdosseatrevíaaimaginar.
—¿Sabeloquecreoquehabríaquehacer?—preguntóMatthew.—¡Cuidadocontener ideasquenoseanpolíticamentecorrectas!—respondióel
italiano.—Deberíamosteneraalguienenelcastillo.Nosé,quizápodríamossobornaral
mayordomooaalgunodeloscriados.
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—Porloquesé,lagentedeParísestáintentandoobtenerinformacióndeprimeramano, pero el conde debe pagar muy bien a su gente: nadie quiere hablar, y,curiosamente, tampoco se muestran, muy colaboradores los habitantes de la zona.Paraelloselcondeesunaespeciededios; losD'Amissiemprehanprotegidoa loslugareñosyéstosnovenrazónpararompersulealtadhacialafamilia.
—Aunasí,deberíamosintentarlo—insistióMatthew.—Bien,déjemequepiensecómohacerlo.—¿DeverdadhapedidoaRomaquenosiganaltalBashir?—Deverdadlohehecho.—Esunapena...—Síqueloes...
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Salimal-Bashirseencontrabaenbrazosdesuamante.LamujerhabíallegadoaRomaunahoraantesqueélysehabíainstaladoenel
hotelquelehabíaindicado,elBerniniBristol,unedificiosituadoenelcentrodelaciudad,quesindudahabíaconocidotiemposmejores.
Aligualqueenotrasocasiones,habíanreservadohabitacionesseparadas.Salimsemostrabamuy estricto con lasmedidas de seguridad y jamás salían o entrabanjuntos de los hoteles donde se encontraban, de la misma manera que siemprealmorzaban o cenaban en restaurantes pequeños y desconocidos en los quedifícilmentealguienpudierareconocerles.
—¿Me dirás por qué esta prisa para que viniera a Roma?—le interrogó ellamientrasleacariciabalafrente.
—Teníaganasdeverte.Sonriósatisfechaconlarespuesta.AmabaaSalimmásqueanadieenelmundo,
suvidahabíaadquiridosentidodesdequeestabanjuntos;antesdeconocerlesehabíaconvertido en una solterona solitaria que cada vez se sentía más fuera de lugartrabajandoenelCentro,donde todos losesfuerzosestabandedicadosacombatirelterrorismo islámico. Por más que lo intentaba disimular, la gente del Centrodesconfiabadelosmusulmanes.Paraellostodoseranterroristaspotenciales.PocolesimportabaloquesucedíaenPalestina,lamiseriaenPakistánocuántohumillabanlosoccidentalesalospaísesislámicoshaciéndolesverqueeransuperiores.Enrealidad,semerecíanquelescastigaran.Sí,Occidentemerecíauncastigo,Salimteníarazón.
Éllepropusosalirapasearycomeralgoyellaaceptóagradecidasóloporestarjuntoaél.
PrimerosaliódelhotelycaminóendirecciónalapíazzadeSpagnatalycomoSalim lehabía indicado;diezminutosmás tarde llegóély sedirigieronaL'AnticaEnotecaenlaviadelaCroce.Allípidierondoscopasdevinoblancoyunplatodequesoyembutido;erademasiadotardeparacomerydemasiadoprontoparacenar.
—¿Cómoestán las cosas en elCentro?—lepreguntó élmientras acariciaba sumano.
—Como siempre, no hay muchas novedades. Continúan obsesionados conKarakoz,creenquetirandodeesehilollegaránalCírculo.
—¿Yhanaveriguadoalgonuevo?—No,enrealidadno.Yatedijequetienenlosteléfonosintervenidosyquehan
dadotambiénconlosnúmerosdealgunosdesushombres,perosinresultado.—YdelodeFrankfurt,¿quédicen?—Siguen obsesionados con encontrar sentido a algunas de las palabras de los
restosdelospapeles,perohasidoenvano.YatecontéenParísquehanpedidoayuda
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alVaticano,peroloscurastambiénestándesconcertados.—¿Noleshaextrañadoquetehayasidofueraelfindesemana?—Creo que este fin de semana todo el mundo estará fuera. Ya sabes que los
funcionarioshuimosdeBruselaslosfinesdesemana.—Mejorasí.Noquieroqueteveasenapuros.—Nomeimportaría—respondióellamirándoleconpasión.—Peroamísí;tenecesito.—Eslaprimeravezquemedicesunacosaasí.—¿Aúnnosabesquetequiero?—lesonrióél.—Sí,supongoquesí...—Vamos a pasear, hace una tarde estupenda y quiero llevarte a un lugarmuy
especial.Anduvierondurante largorato,sinsiquieradecirleadónde iban.Leapretaba la
manoylabesabacadavezqueellalepreguntaba.Derepenteélsedetuvoantelapuertadeunaiglesia.—Ven,entremos—leinvitóélmientrastirabadeella.—¿Aunaiglesia?¡Estásloco!¿Quévamosahaceraquí?—¿Sabes cómo se llama esta basílica?—continuó hablando Salím sin prestar
atenciónalasombroquesedibujabaenelrostrodelamujer.—¿Esunabasílica?—Sí,labasílicadelaSantaCruzdeJerusalén.Lamandóconstruirelemperador
ConstantinoparaquesumadresantaElenaguardaralasreliquiasquehabíatraídodeJerusalén.
—Puesnoparecetanantigua...—Bueno, ha sido remodelada a lo largo de los siglos: en la Edad Media y
posteriormente en el siglo XVIII. Y verás que, entre las columnas antiguas, hayintercaladospilaresbarrocos.
—¿Cómosabestantodeestabasílica?—preguntóellaasombrada.Salimsonrióycogiéndoledelamanotiródeellahaciaelintenor.La mujer le susurró que, efectivamente, era impresionante, mientras él se la
mostrabacomosileperteneciera.—¿Dóndeestánlasreliquias?—quisosaberella.—Ahorairemosaverlas;estánenunacapillaqueseconstruyóen1930.Sevapor
aquellaescalera,alaizquierdadelcoro.Bajaron las escaleras en silencio y Salim le fue señalando los tesoros allí
guardados.—SontresfragmentosdelaVeraCruzyesodeahísondosespinasdelacorona
deCristo,yaquellountrozodelaesponja;¡ah!,yeltravesañodelacruz...Ellarióporlobajoapretándolelamanoparasacarledesuensimismamiento.
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—¡Eresincreíble!¡Nocreerásquetodasestascosassonauténticas!¿Cómovanaserlasespinasdelacorona?
—Calla y mira. Allí se encuentra uno de los denarios que recibió Judas portraicionaraJesús,yaquelloeseldedodesantoTomásquetocólallagadelprofeta.InclusobajoelpavimentopusierontierradelGólgota.
—¡Qué absurdo! Esto es un cuento para niños tontos.Nadie en su sano juiciopuedecreersequealgunadeestascosasseanlasauténticas.Notevoyacontaratiloquefueelnegociodelasreliquiasatravésdelossiglos.¿Yparaverestonoshemosdadoesacaminata?¡Noteentiendo!Nopensarásquemeimportanlasreliquias,yasabesquesoyatea.
—¡Nodigaseso!—laconminóSalimmientraslecolocabaundedoenloslabioscomosideestamanerapudieraevitarsuspalabras.
—Bueno, no es que sea atea —se disculpó ella—, pero hace años que heabandonadolareligión.
Volvieronasubiralprimerpiso.EllanoseatrevióaromperelsilencioqueSalimhabía establecido entre ellos. Cuando salieron de la basílica empezaba a caer lanoche.
LamujerempezóapreocuparsealobservarelrostrocontraídodeSalim.Apenasrespondíaconmonosílabosasusrequerimientosylehabíasoltadolamano.
Caminaronendirecciónhaciaelcentrodelaciudadyellaempezóasentirpánico.No sabía qué sucedía, la causa de la pesadumbre de Salim, pero sí admitía que lavisitaaaquellabasílicaleshabíaseparadosinquesupieraporqué.
Cuandollegaroncercadelhotel,Salimlepidióqueentraraantes.—Suboenseguidaatuhabitación—dijoella.—No;sinoteimportamegustaríaestarsolo.Mañananosvemos.—Pero¿porqué?—gritóella—.¿Quésucede?¿Quéhehecho?¡Dímelo!—Vamos, cálmate, y sobre todonogrites, ni llames la atención.Necesito estar
solo,esoestodo.—¿YparaesomehashechoveniraRoma?¡Dimequétepasa,porfavor!—Tienesquerespetarme,nopuedes imponermetupresencia.Quieroestarsolo,
yatehedichoquemañanahablaremos.Ella leagarródelbrazoperoél lasoltóconunmovimientobruscodirigiéndose
haciaelhotelydejándolaenlacalleconlosojosllenosdelágrimas.Salimsubióalahabitaciónsegurodequeellanoleobedeceríayquemáspronto
quetardesepresentaríarogándolequeladejaraentrar.Laconocíacomoalapalmadesumanoysabíaquedependíadeél,queharíacualquiercosaquelepidiera,peroexigirlequesesuicidaraeraalgoquedebíahacercontactoyunapreparaciónprevia.
Doshorasdespuésescuchóunostímidosgolpesenlapuerta;fueaabrirsabiendoqueeraella.
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Tenía los ojos enrojecidos, y su cara reflejaba una angustia infinita. Parecíaperdidayfrágil,desarbolada.
Élnodijonada,aunquemantuvolapuertaabierta,mirándolaconindiferencia.—Déjameentrar,porfavor—lesuplicó.—¿Porquénoaceptasquenoquieroestarcontigo?—murmuróél.Ellacomenzóallorartapándoselacaraconlasmanos.—¿Quieresquenosveatodoelmundo?¿Esesoloquepretendes?—lepreguntó
enfadado.—¡Porfavor,déjamepasar!Necesitocomprender...Salim se dio lamedia vuelta dejándola en el umbral pero sin cerrar la puerta.
Como un perro apaleado lamujer entró cerrando suavemente, siguiéndole hasta lahabitación.
—¡Porloquemásquieras,dimequéhehechoparadisgustartetanto!Salimsesentóenelbordedelacamaylamiróconfrialdad,loquelehelóaún
máselalma.—¡Porfavor,Salim...!—Lamujer sehabíapuestode rodillas ante él intentandoabrazarle laspiernas,
peroéllarechazó.Ella empezó a llorar convulsivamente y él no se movió observando su
desesperación, sabiendo que estaba rota, y cada segundo que pasaba másempequeñecida,sinvoluntad.
Hasta dos horas después de seguir humillándola, de mostrar su desprecio, noparecióapiadarsedeella.
—¿Quieressaberquépasa?Bien,telodiré.Lamujerlemiróagradecida.Leamabasinlímites,sabíaquenopodríavivirsin
él.—Tú no crees en nada, eres como todas esas mujeres que se acuestan con
cualquierabuscandoplacer.—¡No,no!Sabesquetequiero—gimióella.—No,nomequieres,eresunainfiel,nocreesennada,norespetasnada.Hoyme
hedadocuentadequenotienescabidaenmivida.Sinorespetaslascreenciasdetupueblo, ¿cómo vas a respetar las mías y respetarme a mí? El islam es lo másimportante, Io más sagrado de mí vida. Bien, ha llegado el momento de queacabemosestarelación.
—¡No!—Elgritodelamujerfuedesgarrador.Denuevointentóabrazarle,peroélsezafódejándolatendidaenelsuelo,aullandocomounanimalherido.
—¡Haré lo que me pidas, pero por favor no me dejes! ¡Haré lo que quieras!¡Creeréenloquetúcreas!¡Pídemeloquequieras,peronomedejes!
Élsonrióparasusadentros.Ladespreciaba,despreciabaaaquellamujertiradaa
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suspies,suplicándolequehicieraconellaloquedeseara.Eraunaputa,unarameracualquiera,comoloerantodaslasoccidentalesquehabíaconocido,noimportabaqueestuvierancasadasosolteras.
—Quierounamujeralaquerespetar,yquemerespetenporloqueesella.Quierounabuenamusulmanaami lado,unaesposa lealy fielquemeobedezca,queestédispuestaalosmayoressacrificiospormí.Quierounamujerquetúnoeresninuncapodrásser.
—¡Serécomotúquieres!¡Tejuroqueteobedeceré,haréloquemepidas,loquemepidas...!¡Nopuedosoportarperderte,nopuedo!—Gemíayllorabadesconsolada.
—Dentrodeunosdíasmehabrásolvidadoyestarásenlacamadeotro.—¡No!¡No!¡Tequieroati!¡Ereselúnicohombrequehequerido!¡Porfavor...
porfavor...!La dejó llorar y suplicarle un buen rato más hasta que la voz de la mujer se
empezó a apagar y sus ojos se convirtieron en dos líneas rojas sobre el rostrohinchado.
—Levántate.Pero ella no respondió ni se movió del suelo donde permanecía sentada
rodeándoselasrodillasconlosbrazoscomosiquieraprotegersedeladesgracia.—¡Obedece!—leordenóconvozáspera.Intentóincorporarseperoapenaslequedabanfuerzas.Estabaexhaustaysesentía
másmuertaqueviva.—Nocreoenti,pero...—Éllamiródereojoparaverelefectodeestasúltimas
palabras y pudo ver un destello en los ojos de ella—. Si quieres estar conmigodeberáscambiar,yestardispuestaasacrificarlotodo.Todoestodo.
—Loharé—balbuceóella.—¿Estásseguradequeseráscapazdecambiar?—Harécualquiercosacontaldeestarcontigo.—Quieroqueteconviertasencreyente,queseasunabuenamusulmana.Ni siquiera se extrañó al escuchar su petición, la aceptó de inmediato con
sumisión,talycomoélsabíaqueharía.—Seréunabuenamusulmana,meconvertiré.Sólotequieroati.—Siestásdispuesta...entonces...bueno,puedeque...—¡Porfavor,Salim,nomedejes,sabesqueharétodoloquequieras!—Quieroamiladoaunabuenamusulmana,aunamujervalientequecomparta
mifeymilucha.QuierounamujerquecreacomoyoqueOccidentedeberendirsealislamcuesteloquecueste.Quierounamujerquemeayudeaconseguirlo.
—Teayudaré,creolomismoquetúcrees.Volvióasentirunaoleadadedespreciohaciaella.¿Cómoeraposiblequehubiera
podidodespojarlacontantafacilidaddesuvoluntad?Aquellamujereraunmuñeco
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porelquecomenzabaasentirasco.—Sidiceslaverdadestaremosjuntos;delocontrario...—Digolaverdad,losabes—afirmóellaconvozapenasaudible.Laayudóaponerseenpieylaacompañóhastaelcuartodebaño.—Lávate la cara. Llamaré al servicio de habitaciones para que traigan una
infusióndetila;lanecesitas.Cuandosaliódelbañolacamarerayahabíatraídolainfusión,quesebebióbajo
laatentamiradadeSalim.Se sentía como un guiñapo, avergonzada por haber demostrado de manera
desesperadasudependenciadeél.Podía leeren losojosdeSalimcuántoladespreciabaypensóqueaúnnosabía
porquésuvidahabíasufridoaquelinesperadorevés.Salimhabíasidosiemprecaballerosoyatento,lahabíamimadohaciéndolasentir
como si fuera una princesa medieval... y de repente... de repente parecía otro, unhombrequeledabamiedo,aunquesedijoqueapesardetodoharíacualquiercosacon taldeseguirconél,aunque tuvieraqueponerseelhiyaby renunciara suvidaprofesional y encerrarse de por vida para dedicarse a él; cualquier cosa menosperderle.
—¿Tieneshambre?—lepreguntóSalim.—No,notengohambre.—Puesyosí.Saldréacomeralgo;veteatuhabitación,tellamarécuandoregrese.IbaaprotestarperolosojosdeSalimbrillabanamenazadores,demaneraquebajó
lacabezayterminódebeberlatila.Ya en su habitación se tumbó sobre la cama dispuesta a esperar a que él la
llamara.Lacamarerahabíacolocadojuntoalaalmohadasucamisón;ellapensóconcuanta ilusión había comprado aquella prenda de seda en La Perla para resultaratractivaaSalim.Ahoraaquelcamisónsehabíaconvertidoenunaprendainútil,yanopodríalucirloanteél;enrealidad,teníaqueaprenderquéqueríadeella.
Aguardóimpacienteconlavistafijaenelrelojmientraslossegundosselehacíaneternos.Salimnolallamóhastatreshorasmástarde,cuandoelladesesperabadequelohiciera.
Leordenóquesubieraasuhabitación;ellaselevantódelacamaysedirigióalcuartodebañohorrorizándosedelaimagenqueledevolvíaelespejo.
Teníaelrostroenrojecidoehinchado.Ensólounatardeparecíahaberenvejecido.No,elespejonomostrabaaunamujeratractivayalegre,comocreíahabersido,sinoaunamujerderrotada.Congestosrápidossepusosobreelrostrounacapaligerademaquillajeysecubriólevementelaspestañasconrímel.NoseatrevióapintarseloslabioscomohacíasiempreporquenosabíacómoreaccionaríaSalim,elnuevoSalim.Luego se puso una blusa limpia y se dispuso a encontrarse con el hombre al que
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amabamásqueasupropiavida.Salimabriólapuertainvitándoleapasar,conunamuecaquequeríapareceruna
sonrisa,alaqueellarespondióagradecida.—¿Hasreflexionado?—lepreguntóSalim.Nosupoquécontestar.Temíaquecualquiercosaquedijeralevolvieraaenfadar,
demaneraqueapenasmusitóun«sí».—Mealegrodequeseaasí.Esperoqueentiendasquelamujerqueestéconmigo
nopuedeserunavulgarramera.Loqueesperodetiesquesepascomportartecomounamujerdecente,comosifuerasunabuenamusulmana.
—Loharé,haréloquemepidas.Notedecepcionaré.—Esoespero...delocontrario...Ellatemblóalveraflorarlairaensurostro.—Sabesqueharécualquiercosaquequieras—lerepitió.—Enesecaso,hallegadoelmomentodequeasumasmiluchacomotuya,deque
entiendasporquéhagoloquehago,dequecompartasmissufrimientosymissueños,dequetesacrifiquescomolohagoyo.¿Estásdispuesta?
—Sí.—¿Aunqueesopuedacostartelavida?SintióunestremecimientoporlapreguntadeSalim,quesabíanoeraretórica.No
lecostóresponderle,porquesedijoquesinélnoseríacapazdevivir.—Mividaes tuya,Salim,yadeberíassaberlo.Hastaahorahehechocuantome
haspedido:hetraicionadoamisjefes,heengañadoamisamigos,yestoydispuestaahacermuchomás,todocuantomepidas.
—Acuéstateydescansa—leordenóSalimaltiempoqueempezabaaquitarselaropaparameterseenlacama.
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AIgnacioAguirre,cuandoentróeneldespachodelobispoPelizzoli,noseleescapólamiradadereprochedeOvidio.
Ignaciollevabaenlamano,ademásdeunaabultadacartera,suviejaedicióndelaCrónicadefrayJulián.
—¿Sabes, Ignacio?—le dijo el obispo Pelizzoli—. Tengo la sensación de queestáscompletandouncírculo.
—Sí,esoparece.ElprofesorArnaudcreyóquealgúndíatendríaquehacerfrentealafamiliaD'Amis.
—¿El profesor Arnaud?—preguntó con curiosidad el padre Domenico que, aligualqueOvidioSagardía,noterminabadeentenderdequéhablabanelobispoyelviejojesuita.
—ElprofesorArnaudfueunhistoriador,especialistaenelperíododelahistoriade Francia en que se expandió la herejía cátara. El padre del actual conde d'Amispidió al profesorArnaud que le autentificara la crónica de fray Julián. El profesortrabajó en su edición y tuvo una relación profesional con el conde que le hizo sertestigodelasidasyvenidasdealgunospersonajesalemanesfilonazis,antesydurantelaguerra.Elcondenuncasefiódeélniéldelconde,peroaunasíelprofesorvioyescuchómuchascosasenelcastillo.
—¡No puedo creer que la crónica de fray Julián tenga nada que ver con elatentadodeFrankfurt!—exclamóOvidio.
—Seguramenteno,perolociertoesquetirandodelhilodeKarakozsehallegadoalconded'Amis,queesunpersonajecuandomenosextraño—afirmóelobispo.
—YeseprofesorArnaud,¿dóndeestá?—quisosaberelpadreDomenico.—Muerto.Muriódedolor.—¿Dedolor?—LacuriosidaddeDomenicoibaenaumento.—Sufriómásdeloquepudosoportar.PerdióasumujerenlaAlemanianazi,la
asesinaron.Era judía.Suúnicohijo,David,murió en Israel al pocode terminar laguerraenunenfrentamientoconungrupoárabe.Elprofesortambiénmurióesedía.
—¡Elmismodíaquesuhijo!—exclamócompungidoOvidio.—Físicamente le sobrevivió un tiempo, pero el día que enterró a su hijo él
tambiénmurió.Los dos sacerdotes se dieron cuenta de que aquel profesor habíamarcado para
siempreaIgnacioAguirreyahoraelpasadovolvíaahacersepresenteenlavidadeljesuitaatravésdeRaymondd'Amis.
El padre Aguirre se sentó frente al obispo Pelizzoli y empezó a leer ladocumentación que le había preparado. El obispo y los dos sacerdotes guardabansilencioalaesperadequedijeraalgo.
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Casi una hora después, cuando terminó de leer, levantó la cabeza y hablódirigiéndosealobispo.
—Luigi,puedequeyoseamásútilenBruselas.—¿Locreesasí?—Sí,deberíaestarjuntoalrestodelequipoqueinvestiga.—Llamaremos al director del Centro de Coordinación Antiterrorista. Es mejor
quehablesconélyluegodecidas.Pormiparte,nohayningúninconvenienteenquehagas lo que creas necesario. El secretario deEstadome ha dado órdenes tajantesparaquecolaboremoscuantopodamos.
Un minuto después, Ignacio Aguirre hablaba con HansWein. El viejo jesuitaescuchólasúltimasnovedadesyseofrecióairaBruselasdeinmediato.Podíavolarenelprimeravióndeldíasiguiente.Weinaceptóelofrecimiento.
ElpadreAguirreclavósumiradacansadayprofundaenelobispoPelizzoli.—Ybien—preguntóelobispo—,¿cúalestuprimeraconclusión?—Luigi, no descartes que D'Amis sea capaz de confabularse con algún grupo
criminalparadañaralaIglesia.PuedequeesaspalabrasdelospapelesquemadosdeFrankfurttenganunsignificadomásclaro,ahoraquesabemosqueelcondeestápormedio.
—¿Quéquieresdecir?—preguntóelobispo,asustado.—Enmiopinión,elcomandodeFrankfurtpodríaestarpreparandootroatentado.
Porloquemehabéisdichoesaspalabraspertenecenapapelesdiferentes...peroparamí,estandoD'Amisdepormedio,ahoratienenotrosignificado.
—¡Pero no hay ningún indicio de que el conde tenga algo que ver con lo deFrankfurt!Enrealidad,loquesesabeesquetienerelacionesconKarakoz—afirmóelobispo,preocupado.
—¿Yquépuedequererunaristócratafrancésdeuntraficantedearmas?LoquedecísdeeseKarakozesquenosólovendearmas,sinoquealquilamercenariosparatodotipodetrabajos.TambiénsabemosqueKarakozvendearmasalCírculo,oseaquehayuna conexión, por tenueque teparezca, entreD'Amisy los terroristasdelCírculo.
ElobispomirósorprendidoaIgnacioAguirre.Aunqueelviejojesuitahabíasidosumaestro y cuanto sabía lo había aprendido de él, le continuaba asombrando suagilidad mental, su capacidad ilimitada para relacionar elementos aparentementecontradictorios,parabuscarcoherenciaenmediodelcaos.NoseatrevíaapensarqueAguirrepudieratenerrazón,peroseríalaprimeravezquenolatuvieraalahoradeencontrarsoluciónauncaso.
—Encuantoaesaspalabrasque rescatarondel fuego...Sonpalabrassueltas, losé,peroporejemploelnombre«Lotario»ahorapuedetenersentido.
—¿Porqué?—preguntóOvidio.
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—Para el conde d'Amis lo tiene. Lotario dei Conti fue elegido Papa con elnombredeInocencioIIIyfuequieniniciólacruzadacontralosalbígenses.
—PeronohayningunapruebadequeesapalabraserefieraalpapaInocencioIII—protestóDomenico.
—No, no la hay, pero «sangre»... ¿no crees que puede ser la sangre de losinocentes?FrayJuliánanunciaensucrónicaquealgúndíaalguienvengarálasangredelosinocentes.
—¡Fray Julián! ¡Por Dios, padre, está usted obsesionado con esa crónica! —exclamóenfadadoOvidio—. ¿Nocreeráque tiene algoquever con el atentadodeFrankfurt?
—Nolosé,pero¿porquélodescartastanrápidamente?YoconozcoaRaymonddelaPallisière.Lehaneducadoenelodio.
—«CorrerálasangreenelcorazóndelSanto...»—murmuróelpadreDomenico.—Eso puede significar un atentado en algún lugar. Luego tenemos la palabra
«cruz»...sialgoodiabanloscátaroseralacruz—continuóelpadreAguirre.—Yanohaycátaros,padre—afirmóDomenico.—Claro que no hay cátaros, pero eso lo sabemos nosotros. Raymond de la
Pallisièrecreequeeselguardiándeaquellaherejíayquelecorresponderevindicarlasangrequesederramó.NosésihasviajadoaOccitania,perosilohashechohabrásvisto que los cátaros se han convertido en un reclamo turístico. Ha habidocomunidadeshippiesquevivíanenaquellazonaycreíanapiesjuntillasquesumododevidaera similar alde loscátaros.Tambiénhubogruposesotéricosque fueronamedirsupuestasvibracionescósmicasenloscastillosdelaregión.InclusohahabidosectasdesdelasquesehainvitadoasusseguidoresalsuicidioparaalcanzarelestadoperfectoyllegaraDios.Sehanescritolibrosparasostenerqueellegadocátaronoesotro que el de los descendientes de Jesús, por no decir que no han cesado lasexcavacionesbuscandoeltesorodeMontségur...YenaquellazonadeFranciapuedesescucharamuchagentehablardeunpasadogloriosodetrovadoresydamasarrasadopor el rey y por la Iglesia. Hasta el más humilde se cree descendiente de algúncaballerootrovador.Loscátarosnoexisten,perohayquienesseempeñanendecirsesus descendientes, discípulos... Raymond de la Pallisière es descendiente de unafamiliadondehuboperfectos.Supadrebuscóeltesorodeloscátarosayudadoporlosnazis, convencidos de que el tesoro era algúnobjeto que daría el poder absoluto aquienlotuviera.ElprofesorArnaudsereíadeellosynuncaquisoprestarexcesivaatención a esas reflexiones que escuchaba en el castillo, aunque tuvo el acierto deescribircuantooíaenhojassueltas.
»ElpadredeRaymondleeducóconunúnicoobjetivo:rescatareltesorocátaroyquizá,también,vengarlasangredelosinocentes.Raymondhavividoenunambienteopresivo,dondetodohagiradoentornoaesalocura.Cuandoleconocíeraunjoven
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necesitadodeseralguien,dereafirmarsefrenteasuprogenitor.Segúnlasnotasdelprofesor Arnaud, creía que su padre había constituido una sociedad secreta paraprotegerellegadocátaroybuscarsutesoro.Alparecereraunaasociaciónculturalenlaquealprincipioleinvitaronaparticipar,perocuandoelcondesediocuentadequeelinterésdelprofesorArnaudporloscátaroserasóloacadémico,intentaronquenosupieramásdelacuentasobresusactividades.
—Ustedhabladelasangredelosinocentes...—dijoelpadreDomenico.—Sí, se derramómucha sangre. No creas que juzgo a la Iglesia, la formamos
hombresysuhistoriahayqueleerlaalaluzdecadamomento.Esonojustificaloserrores,sólolosexplica.¿CreesquealguiendebemorirporcreerqueexisteunDiosdelbienyunDiosdelmal?LoscátaroscreíanqueelmundoeraobradelDiosmalo...
—Perdone,padre,perosuobsesiónporlacrónicadefrayJuliánlellevaamezclarelementosheterogéneos.Noséporquéelconded'AmistienetratosconloshombresdeKarakoz, pero de ahí a sugerir que puede estar organizando un atentado con elCírculo...bien,enmiopinión,ysinquelotomecomounafaltaderespeto,esoesundisparate.
Ovidio Sagardía tragó saliva después de dar su sincera opinión. No se sentíacómodoenfrentándose alhombrequemásadmirabay al quedebía toda su carreraeclesiástica,peroporprimeravezveíaalpadreAguirrecomounancianoincapazdeanalizarconrigoryfrialdadloqueestabapasando.Elsolohechodehabertropezadocon Raymond d'Amis le había llevado a teorizar sobre un atentado organizado amediasentreelcondeyelCírculo.EnBruselasletomaríanporunviejoexcéntricooalgopeor.
—Entiendoquenocompartasmissospechasyhacesbienendecirloenvozalta,peromuchome temo,Ovidio,que,pordisparatadoque tepuedaparecer loquehedicho,tengorazón.ConozcoaRaymonddelaPallisière,ysédeloqueescapaz.
—¿Leconoce?Ustedhadichoquelevioenunpardeocasionesydeesohace¿cuánto?¿Sesentaaños?—respondióOvidio,desafiante.
—Noimaginasenquéambientecreció,nicómoerasupadre...ademástengolospapeles del profesor Arnaud; son notas sueltas, reflexiones al hilo de lo queescuchabayveíaenelcastillo...no,noestoyequivocado.
El discípulo por primera vez se sentía superior a su maestro, de manera queOvidiovolvióareplicaralpadreAguirre.
—ElCírculojamásconfiaríaennadiequenofueramusulmán.Siesdifícilllegaraellosesprecisamenteporquenosefíandenadie.Además,¿paraquénecesitanaeseconde? Hasta ahora vienen haciendo los atentados solos, y desgraciadamente hantenidoéxito,demaneraque¿paraquéaliarseconunextraño?
—Notengorespuestasa todaslaspreguntas,sólounateoría,quecreoqueeslaacertada,pormuydisparatadaqueteparezca.
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—¿Asídesimple?ElCentrodeCoordinaciónAntiterroristadelaUniónEuropeallevasemanasdevanándoselossesosbuscandounapistasólidayderepenteusted...bueno, usted llega y asegura que el caso está resuelto, que el conde d'Amis escómplicedelCírculo.—LaspalabrasdeOvidioestabanllenasdeindignación.
—Sí,efectivamente,y¿sabesporquésehanaliado?PuesparaatentarcontralaIglesia—afirmóelpadreAguirreaguantandolamiradadesafiantedeOvidio.
—Pero¡quédisparate!—exclamóelpadreDomenico.—Bien, no perdamos el tiempo en discusiones —terció el obispo—. Nuestro
papel es ayudar al Centro de Coordinación Antiterrorista de Bruselas con lainformación de la que dispongamos. A mí también me sorprende la hipótesis delpadre Aguirre; no puedo creer que al Círculo le interese enfrentarse a la Iglesia,pero...
Elviejojesuitalesmirósinquesugestodenotaracontrariedad.—Luigi,mehaspedidoquevinierayaquíestoy;sientoquemisconclusionesno
tegusten.—Noeseso,noeseso.Nosetratadeloqueamímegustasinodeloquepuede
serreal...sinceramente,Ignacio,nosoycapazdeseguirtupensamientoparallegaralaconclusiónalaquehasllegado.Yonoloveotanclaro—admitióelobispo.
—Bien,notenéisporquéhacermecaso,puedequeestéequivocado;encualquiercaso déjame exponer mis conclusiones en Bruselas. Seguramente pensarán comovosotros, que soy un viejo fuera de la realidad obsesionado con el pasado. ¡Ojalátengáisrazón!DeBruselasregresarédirectamenteaBilbao.
—Yaestarde;esmejorquevayamosadescansar.Nosabemosloquenosesperamañana.YahoramegustaríairconelpadreAguirreacenar,puestoquemañanasaledeviaje.
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LorenzoPanettasosteníaenlamanounatazadecaféqueibabebiendoapequeñossorbos,altiempoquerecapitulabasobrelosúltimosacontecimientos.
—Esperemos que ese jesuita que conoce al conde d'Amis nos cuente algorealmentesustancioso.
HansWeinse frotaba losojosmientrasescuchabaaLorenzoPanettay,al igualqueMatthewLucas,hacíaloimposiblepornobostezar.Llevabanveinticuatrohorassindescansar,pendientesdelainformaciónqueiballegandoalCentro.
—¿YelpadreOvidio?—quisosaberMatthew.—No, no es el padre Ovidio quien viene, sino otro español, un jesuita que al
parecerdirigiódurantemuchosañoseldepartamentodeAnálisisdelVaticano.—Yconocealconded'Amis...—murmuróMatthewLucas.—Sí,esoparece,yaveremosloquenoscuentacuandollegue.Vienedirectamente
alCentro.Lanunciaturalehaenviadouncochearecogerlealaeropuerto.Porcierto,en el último e-mail que nos envían de París dicen que el conde está en el Crillondesdequeaterrizó,yhastaelmomentonohahabladoconnadie—explicóLorenzo.
Unosgolpessecosenlapuertaalertaronalostreshombres.HansWeíndemanerainstintiva se ajustó la corbata, míentras que Panetta yMatthew Lucas clavaban lamiradaenlapuertaperosinmoverunmúsculo.
Un segundo después de queHansWein dijera «adelante», entró erguido y conpasofirmeunancianodeaspectodistinguido.
—SoyelpadreAguirre—sepresentóenuncorrectoinglés.—Pase, pase. Le estábamos esperando—dijoWeinmientras se levantaba para
estrecharlamanodelsacerdoteeinvitarleasentarse.—LorenzoPanetta,subdirectordelCentro,yMatthewLucas,nuestroenlacecon
laAgenciaAntiterroristadeEstadosUnidos—señalóWeinalosdoshombresqueleacompañaban.
Se estrecharon lamano, y aMatthew le sorprendió la firmeza del apretón delsacerdote.
—¿Uncafé?—propusoLorenzoPanetta.—Siesposible,seloagradezco—respondióIgnacioAguirre.—Claroquesí;aunqueesdomingo,estotodavíafunciona,aunqueseaamedias.Lorenzosaliódeldespachoypidióaunasecretariaquehicieraloimposiblepor
traeruncafépotablealsacerdote.IgnacioAguirrenoperdióeltiempoencircunloquios,yaligualquehabíahecho
ensureuniónconelobispoLuigiPelizzoli,allítambiénexpusosintapujossuteoría.—Señores, creo que es posible una alianza entre el conde d'Amis y el Círculo
parainfligirdañoalaIglesia.CreoqueserálaIglesiaelobjetodelpróximoatentado
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delCírculo.Lostresespecialistasenantiterrorismolemiraronconestupor.Laafirmacióndelsacerdoteleshabíaimpactado.—¿Enquésebasaparahacerestaafirmación?—preguntóeldirectordelCentro.—Conozco a Raymond d'Amis, y le han educado en el odio a la Iglesia. Se
consideraelguardiándelasesenciasdeloscátaros.—Nodiscutiréconustedlaposibilidaddequeelconded'Amis,porlosmotivos
que sean, quiera infligir daño a la Iglesia, pero convendrá conmigo que no esprobablequeelCírculoparticipedelosmotivosdelconde—dijoMatthewLucas.
—Esoesloquehayqueconstatar:sielCírculotienealgunarelaciónconelcondeosimplementeestáncomprandoarmaseinformaciónalmismohombre,aKarakoz.En Roma me dijeron que han interceptado una conversación del conde con unprofesorbritánicodeorigensirio,¿noesasí?
—Sí,ypor loque sabemosSalimal-Bashir está fuerade toda sospecha.Esunprofesor de reconocido prestigio que pasa por ser un islamista moderado, conrelaciones importantes. Acabamos de recibir un informe de los británicos, y noencuentran ningún motivo para sospechar de Bashir; es más, el gobierno de SuGraciosa Majestad le suele consultar cuando surge cualquier conflicto con lacomunidadmusulmana—manifestóHansWeinmientrasmirabadereojoaLorenzoyaMatthew.
—Sin embargo... en fin, yo no descartaría nada a priori—respondió el padreAguirre.
—Perdone,peroelinformedenuestroscolegasbritánicosnodejalugaradudas—afirmóconfastidioHansWein.
—Usted tiene más experiencia, pero sí fuera yo quien tuviera que buscar lacabezao cabezasdelCírculono loharía en los arrabalesde las ciudades; allí sóloencontrarácarnedecañón.
LorenzoPanettayMatthewLucasobservabanconsorpresayciertaadmiraciónalanciano jesuita en su confrontacióndeguanteblanco con el director delCentrodeCoordinaciónAntiterrorista.
—¿Paraustednoessuficienteelinformedelainteligenciabritánica?—preguntóLorenzo.
—Por favor, no memalinterpreten, sólo sugiero que no deberían desechar tanrápidamentelapistadeSalimal-Bashir.
—El profesor Bashír no constituye ninguna pista.—El tono deWein delatabaenfado.
—Bien, no soy quién para decir cómo deben orientar su trabajo. Les explicarécuantosédeRaymonddelaPallisière.
Los tres hombres escucharon en silencio y sin interrumpir el relato del padre
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Aguirre, que no olvidó detalle sobre su extraña relación con los D'Amis. Cuandohubo terminado, abrió una vieja cartera de piel negra y sacó unos libros que lesentregóacadauno.
—Ésta es laCrónica de fray Julián; si disponen de algo de tiempo para leerlaquizá puedan comprender más al conde. Además de una hermosa obra, que encualquiercasomereceser leída,es todauna lecciónsobreelhorrorqueprovocaelfanatismo,seadelsignoquesea.
—Enestecasofanatismocatólico—murmuróMatthewLucas.—Efectivamente, señorLucas,ycomosacerdotenomesientoorgullosodeesa
páginadenuestrahistoria.SiemprehepensadoquesihayalgoqueelTodopoderosonoperdonaráaloshombresesquematenensunombre.Nosepuedeimponerlafeconlafuerzadelasangrederramada.Alafesehadellegaratravésdelarazón.
—¿Creeposibleconciliarfeyrazón?—preguntóLorenzoPanettasinocultarsuinterésyescepticismo.
—Leaseguroqueéseeselcamino,elmejorcaminoparallegaraDios.—Bueno, no discutamos sobre teología —interrumpió Hans Wein—. Lo que
ustednoshacontadoesuna informacióncomplementariaperovaliosapara saberaquénosestamosenfrentando.
Durante una horamás el sacerdote explicó a los tres hombres cuanto sabía deRaymondde laPallisièreydesupadre,elanteriorconded'Amis.Leshablóde lospapeles del profesor Arnaud, que había llegado a saberse casi de memoria, y decuanto en el Vaticano habían ido archivando sobre el neocatarismo, que parecíaquererflorecerenlaactualOccitania.
HansWein, al igual que Lorenzo Panetta yMatthew Lucas, le escucharon sininterrumpirle intentando desbrozar alguna pista real en las palabras del sacerdote,pero pormás que les parecía apasionante el relato, no terminaban de encontrar larazónporlaqueelCírculofueraaaliarseconelaristócrataparacometerunatentado.
El jesuita podía ver reflejado el escepticismo en el rostro de los tres hombres,pero aun así no desistía. Su obligación era decirles lo que pensaba; de ellos seríaluegolaresponsabilidaddedecidirsieransóloideasdeunviejolocoositeníanvisosderealidad.
—Permítanmepreguntarles:¿tienenalgúninformadorenelcastillo?—Los que trabajan en el castillo le son totalmente leales al conde y estamos
encontrandomuchasdificultadesparaobtenerinformacióndedentro—lerespondióLorenzoPanetta.
—Sería de vital importancia que lograran saber que está pasando en el castillod'Amis.
—Lointentamos,aunqueporahoraconescasoéxito—admitióPanetta.—Le agradecemos mucho la información que nos ha dado—manifestó Hans
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Wein—.¿SequedaráenBruselas?—Sólosíustedescreenquelespuedoserútil.HansWein no sabía qué responder. En realidad, lo que había oído le parecía
demasiado fantástico.Peroéleraunalto funcionario,unpolítico,comogustabadereprocharlePanetta,yporlotantonoolvidabaqueaquelsacerdote,querepresentabaalVaticano,lesestabaasegurandoqueelsiguienteatentadodelCírculoseríacontralaIglesia.Asíquenopodíadespedirlesinmás.
—Nos gustaría contar con su colaboración. Debemos procesar cuanto nos hadicho y compartir su hipótesis con nuestros colegas franceses que están sobre elterrenosiguiendoalconded'AmisyalhombredeKarakoz.Ysimelopermite,megustaríainvitarleaalmorzaryseguirhablandosobreloquenoshacontado.
—Estoyasudisposición.Alassieteenpuntodelamañana,cansadoyconojeras,HansWeincelebrabala
primerareunióndeaquellunesconLorenzoPanetta.DespuésdelalmuerzoconelpadreAguirrehabía regresadoaldespacho,donde
había estado hasta bien entrada la noche a la espera de acontecimientos. Al final,tantoélcomoPanettayMatthewLucas,habíanoptadoporirseadescansarsabiendoquelasemanaqueibaacomenzarprometíasercomplicada.Yallíestaban,leyendolosprimeroscorreoselectrónicosenviadosporlosdelegadosdelCentroenParís.
No fuehasta lasochocuandocomenzóa llegarel restodelequipo.LaprimeraLauraWhite,laasistentedeWein.
ALorenzolellamólaatenciónlatensiónquereflejabasurostro.Tambiénteníaojeras, y estaba más pálida que de costumbre porque no se había maquillado. Lamujernoofrecíabuenaspecto.Lorenzopensóqueacasoestuvieraenferma.
—¿Qué tal el fin de semana? —le preguntó curioso a pesar de la miradareprobatoria de Hans Wein, que consideraba una intromisión preguntar acerca deasuntosprivadosacualquieraquetrabajaraconél.
—Bien,muchasgracias.¿Menecesitáis?—No,gracias,Laura,estamosdespachandoasuntosrutinarios—respondióWein.Laurasaliósindecirnada.—Estárara—comentóLorenzo.—Noséporquélodices,yolaveocomosiempre—lecortóWein.El informe de los franceses explicaba que el conde había viajado al castillo
d'Amis,sinqueporelmomentosehubierapuestoencontactoconelYugoslavo.Tampoco se había molestado en devolver ninguna de las numerosas llamadas
recibidas en sucorta ausencia, incluida ladelprofesorSalinaal-Bashir.Sólohabíaintentadohablarconsuhija.LahabíallamadoasuapartamentodeNuevaYorkperonadie respondió. Luego telefoneó al abogado, que cansinamente le explicó que laseñoritaDelaPallisièrenohablaríaconél,talycomolehabíarepetidoenlosúltimos
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tresdías.Además,suclientasehabíaidodeviajeynosabíacuándoregresaría.—La hija se muestra irreductible —sentenció Lorenzo—, no hablará con su
padre.TambiénhabíanrecibidouninformesobrelosúltimosmovimientosdeKarakoz
y, por lo que parecía, el traficante se había esfumado en una de las antiguas exrepúblicassoviéticas,dondehabíaacudidoasurtirsedearmas.
HastalasdieznollegóMatthewLucas.—Buenosdías,yamediránquélespasaalasmujeresdelCentro—dijoamodo
desaludo.HansWein lemiróconfastidio:aquélerael tipodecomentariosqueaborrecía.
PeroLorenzolesonrióconcuriosidad.—Lauraapenasmehasaludado,mehecruzadoconAndreaVillasanteyestáde
unhumordeperros;inclusoDianaParker,laayudantedeAndrea,haevitadodecirmebuenosdíasypareceenfadada.NodirénadadeMireilleBéziers,porqueesaseñoritanisaluda,perotampocoellatienebuenacara.Lasojeraslellegan...enfin,porloquesevelasseñorasnohanpasadounbuenfindesemana.
—¿Tienealgunanovedad?—lepreguntóHansWein,molestoconlaspalabrasdelnorteamericano.
—Ninguna.—Nosotrostampoco—dijoPanetta—,supongoquehabráqueesperar.—Creoquedeberíamos insistirencolarnosenelcastillo.Sólo tenemosquedar
conquienpongaprecioalainformación—afirmóMatthew.—Estoyconusted;inclusoayerelsacerdotenoshizolamismasugerencia,pero
lagentedeParísinsisteenquenohaymanera—fuelarespuestadeLorenzo.—¿Ysimetiéramosaalguien?—insistióMatthew.—¡Por favor, seamos sensatos!—le interrumpió HansWein. En ese momento
LauraWhiteentróeneldespacho.—AcabadellegardePersonal.—YletendióunpapelaHansWein.—¡Perfecto!Porunavezparecequeestagentehacelascosasbien.¡Trasladana
la señorita Béziers! —Hans Wein no ocultaba la satisfacción que le producía lanoticia.
—¿Quieresqueledigaquevengaaverte?—preguntóLaura.—No, no, prefiero que seaLorenzo quien le explique que ha sido destinada al
departamentodeRelacionesInstitucionales.Allíestarámejor;alfinyalcaboeshijadeundiplomático.
LorenzoPanettamirómalhumoradoasujefe.NocreíaquedebieraserélquientuvieraquedespediraMireille,peroHansWeineraasí.
Mireille estaba sentada hablando por teléfono cuando Lorenzo se acercó a su
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mesa. Observó que Matthew Lucas tenía razón. La chica tenía mala cara, y susiemprebrillantecabellonegroparecíadesvaído,sinvida.Sintiócuriosidadporversiefectivamente la observación deMatthew sobre Andrea Villasante y Diana ParkertambiénsecorrespondíaconlarealidadysesorprendióalverelrostrodeAndrea.Nosóloselaveíacontrariada,sinoquesusgestosdenotabancansancio;parecíaausente.TampocoDianaParkerlucíamejoraspectoysepreguntóquéhabríanhechoduranteelfindesemanaparaaparecertodasenaquelestado.
—Mireille,megustaríahablarconusted.¿Vamosatomaruncafé?Mireille asintió levantándose sin protestar y siguiéndole como si no sintiera
ningúninterésenloquepudieradecirle.En la cafetería no había mucha gente a esa hora de la mañana, pero aun así
LorenzoeligióunrincóndondepoderhablarcontranquilidadconMireille.PidierondoscafésyLorenzosediocuentadequeMireilleestabadistraída,lejos
deallí.—¿Lepreocupaalgo?—No,¿porqué?—Nosé,melohaparecido.—Nosepreocupepormíydígameaquédeboelhonordequeelsubdirectordel
Centromeinviteauncafé.ALorenzonoseleescapólaamarguraquedestilabanlaspalabrasdelajoveny
sepreguntóquépodríahaberlepasado.Decidiónoandarseconrodeos.—Mireille,lahantrasladadoaldepartamentodeRelacionesInstitucionales.—¿Ah,sí?Bueno,puestodoscontentos,¿no?LeIlamólaatenciónqueMireillenoparecierasorprendida,perosobretodoque
aceptara sin más que la enviaran a un departamento donde una mujer como elladifícilmentetendríauncometidoacordeconsucapacidad.
—Ser funcionario tieneventajase inconvenientes,y suele sucederqueauno letrasladen.
—iPorfavor,nosemolesteendarmeexplicacionesabsurdas!HansWeinnomesoporta,ysehadeshechodemí,punto.Graciasporelcafé.
Mireilleselevantó,peroLorenzosinsabermuybienporqué,lapidióquenosefuera.
—¿Tienequedecirmealgomás?—¿Sabe?Nolareconozco...—Enrealidadnomeconoce.—Tienerazón,nolaconozco,perosinembargocreíaqueustednoeradelasque
secompadecenasímismas.Lacreíamásentera.—¿Qué esperaba? ¿Que le diera las gracias por despedirme? Sé que soy una
buenaanalista,quesoycapazdetrabajarbienynosóloenundespacho,peronadiese
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ha preocupado de averiguarlo. ¿Por qué habrían de hacerlo?Ustedes formaban ungrupocompacto,bienavenido,yamímehanrecibidocomoaunaintrusa.
—Siéntese,porfavor.Elladudóunossegundos,peroluegoseacomodómirándolefijamentealaespera
de lo que él tuviera que decirle. Lorenzo Panetta también dudaba, pero sus dudasnadateníanqueverconloqueMireillepudieraimaginar.
Hablaronduranteunahoralarga.AlprincipiofueLorenzoelquehablabayellaescuchaba, luego fue ella quien habló. Cuando regresaron al despacho Panetta nopodía disimular que estaba preocupado, y Mireille acaso más tensa que antes deconversarconél.
—Tienesquealmorzarconelsacerdote—leanuncióHansWeinsinpreguntarlepor Mireille—, llévate a Matthew. Y contadle todo lo que hay de nuevo, que enrealidadnoesnada.
LorenzoasintiódistraídoybuscóaMatthewLucas,quienestabaenfrascadoenunaconversaciónconAndreaVillasante.
—Megustaríahablarconusted.—Claro,ahoramismo,¿quésucede?Lorenzonorespondió.
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Raymond de la Pallisière se había refugiado en el silencio y la apatía, y su fielmayordomo Edward se había convertido en el guardián de su estado de ánimoimpidiendoquenadielemolestara.
Elcondehabía regresadohacíaunpardedíasypasaba lashoras sentadoen labiblioteca ensimismado en sus propios pensamientos. Sus socios y amigos de lafundación Memoria Cátara habían intentado verle sin éxito, tampoco habíarespondidoaotras llamadas.Perocuandoescuchóelpitidodelmóvilqueguardabaen el bolsillo de la chaqueta, el conde no tuvo más remedio que sobreponerse yresponder.
—Sí...—Tengotodoelmateriallisto.Supongoqueellugardeentregaeselacordadoy
queestaveznohabrámásdilaciones.La voz del Yugoslavo fue como una sacudida que le obligaba a regresar a la
realidad.—Sí,todotienequesercomoestabaprevisto.—Entonceshagámoslo; ya sabequepara realizar la entrega tieneque enviar la
parteacordada.—Quedamosqueseríaunavezquevieraelmaterial.—Elmaterial es de primera y el riesgo de entregarlo en su destino es alto, de
maneraquepreferimoscobrarporadelantado.—Yarecibieronunacantidadacuenta.—Ahoraqueremoslatotalidad.—No,no recibirán la totalidadhastaqueelmaterialnoesté en sudestino.Les
enviaréunaparte,peronotodo.—¿Ylosdocumentos?—DentrodetresocuatrodíasestaréenParís.Lellamaré.—Bien, pero ya es hora de cerrar este negocio; nosotros hemos cumplido con
nuestraparte.—Esoloveremosalaentrega.PensóenllamaraYlena,perodecidióqueloharíaaldíasiguientecuandollegara
a París.Ylena debía de estar esperando su llamada.También tenía que ponerse encontacto con el Facilitador, pero no desde el móvil con el que hablaba con elYugoslavo; tendría que poner otra tarjeta y cambiar de lugar. No podía cometererrores.SabíaqueelFacilitadornodudaría enhacerlematar.Decidióque, al igualqueaYlena,lellamaríadesdeelCrillon.
Aúnteníaelmóvilenlamanocuandoelmayordomoentrócongestopreocupadoenlabiblioteca.
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—Perdonequelemoleste,señor,perosuabogadodeNuevaYorkestáalteléfono.Lehedichoqueestabareunido,porsinoquierehablarconél.
ARaymond le temblaban lasmanosysintióunsudor fríopor laespalda.Si suabogadolellamabasólopodíansermalasnoticias.Aunquelopeoryahabíapasado:jamásolvidaríalahumillaciónalaquelehabíasometidosuhijanegándoseaverle,mandándole el recado de que sentía náuseas de pensar que su padre era un nazi einsistiendoenquejamáshablaríaconél.
HizoungestoaEdwardparaqueledejarasoloycarraspeómientrassedirigíaasudespachoparahablarsintestigos.
Tardóunossegundosendescolgarelteléfono,temerosodeloquepudieraoír.—Buenastardes,misterSmith.—Buenosdías,perdón,buenastardes,señorconde.Tengonoticiasdesuhija.Sintió otro escalofrío. Todo cuanto se refería a Catherine le ponía los nervios
tensoscomolascuerdasdeunviolín.—Meacabadetelefonearelabogadodesuhijaparacomunicarmequeviajaráa
Franciaenunpardedías.Raymondcontinuabaensilencio,anonadadoporcuantoledecíasuabogado.—¿Meescucha?—preguntóelabogado.—Desdeluego.—Bien, al parecer suhijaquiere recorrer los lugaresdondevivió sumadre;un
viaje sentimental. Ha decidido incluir en su recorrido el castillo... Quiere saber sipuede ir, aunque su abogado me ha dejado claro que la visita no significa unareconciliación,sóloseráunavisita.
—Mihijapuedevenircuandoquiera,elcastilloessucasa,algúndíaserásuyo.¿Querráverme?
—Bueno,suabogadomehadichoquesí,queestádispuestaaverle,peromehainsistidoenquenadahacambiadorespectoalaopiniónqueellatienedeusted.
—¿CuándollegaráaFrancia?—Alparecer,pasadomañanaaterrizaenParís,nosésiirádirectamentealcastillo
oiniciarásuperiplosentimentalporalgúnotrolugar,esonolohadicho.—Comuniqueasuabogadoquemihijapuedevisitarelcastillocuandoquiera.—Bien,asíloharé...esperoquetodovayabien...—Buenastardes,misterSmith.Elabogadocolgóelteléfonoymirónerviosoalhombrequeleobservabasentado
frenteaélyquenosehabíaperdidoniunasoladelaspalabraspronunciadas.Raymondnosabíaquésentir.Buscabadentrodesíalegría,peronolaencontraba.
TemíaaCatherine,temíaelencuentroconsuhijaapesardequeallí,enelcastillo,élsesentíaseguro.
Ansiabaverla,porqueCatherineerasólounsueño.Nosabíacómoerasurostro,
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nielcolordesusojosodesucabello.¿Separeceríaasuesposaoaél?Le preocupaba que llegara en aquelmomento, justo cuando la operación había
entradoenlafasefinal.ÉlteníaqueiraParísyvolverareunirseconYlena.TambiénteníaquellamaralFacilitador,almisteriososeñorquemovíaloshilosdesuvidaydelas de tantos otros como si fueran marionetas. Pero no, él también se servía delFacilitador,graciasaélpodríaperpetrarlavenganzaquesupadrenohabíallevadoacabo. Sí, sería él, el vigésimo tercer conde d'Amis, quien vengara la sangre de losinocentes derramandootra sangre, la de sus verdugos, aunque fueramuchos siglosdespués.LaIglesianohabíapedidoperdónporsucruzadamalditacontraloscátaros.
BuscóelnúmerodeteléfonodeBashir.Teníanqueverse,decidirlafechaenqueharíancorrerlasangredelacristiandad.
Salim al-Bashir se hallaba en aquellos momentos en Londres cenando con ungrupo de intelectuales que disertaban sobre la alianza de civilizaciones. Laconversaciónfuebreveyaparentementeintrascendente.QuedaronenverseenParísduranteelfindesemana,almorzaríanjuntosenL'Ambroisie,enlaplacedesVosges,dondeelfoie-grasdepatoconfitadoalapimientagrissehabíaconvertidoenunodelosplatosfavoritosdeSalim.
***
HansWein leía el informe con las últimas conversaciones del conde d'Amis, yaunque no se mostraba tan excitado como parecían estarlo Lorenzo Panetta yMatthewLucas,nodejabadereconocerqueelcasoparecíacomplicarse.
ElpadreAguirrecontinuabaenBruselase insistíaensu teoríadequeelconded'AmisyelCírculosehabíanunidoparagolpearalaIglesia.Weincreíanotarqueloquedecíaeljesuitaganabaterrenoenelánimodesusegundo,Panetta,ydeMatthewLucas,elenlaceconlosestadounidenses.Aunasí,élseresistíaacreerenesaalianza,el Círculo no necesitaba a ningún conde francés para poner una bomba;desgraciadamenteloveníademostrandocondemasiadafrecuencia.
—¿TedecidirásahoraaqueseintervenganlosteléfonosdeeseSalimal-Bashir?—insistióLorenzo.
—Nuestros amigos británicos tienen esta información y considerarían unescándaloqueseinvestigaraaestehombre.EsamigodetresministrosdelGobierno,einclusohasidorecibidoporpersonasdelentornorealparaconocersuopiniónsobrela situación y demandas de los musulmanes en Reino Unido. Los británicos noquierennioírhablardecercaraSalimal-Bashir.
—Puesseequivocan.¿Cómopuedennegarseaello?—sequejóLorenzoPanetta—.¿Esquenoledanimportanciaasuamistadconelconde?
—Dicen que Bashir no tiene por qué saber que el conde se relaciona con el
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Yugoslavo,ypreguntansipretendemosintervenirlosteléfonosdetodalagentequeconoceelconde.No,nopodemoshacerlosinlosbritánicos.
—Que, curiosamente, se han vuelto exquisitos con las formas. —No quierenproblemasconlosmusulmanes;bastantestienenya.
LauraWhite anunció la llegada del padreAguirre. A Lorenzo le sorprendía elcambioque sehabíaoperadoenLauraen losúltimosdías.Parecíanerviosa.ClaroqueAndreaVillasante tampoco estaba en sumejormomento.La española discutíacontodoelmundoyhabíaperdidoelaplomoquetantaadmiraciónlescausaba.Sepreguntó qué les podía estar pasando a estas dos mujeres. También le llamaba laatenciónquesehubieraproducidociertadistanciaentrelaunaylaotra.Antesselasveía quedar para ir a jugar a squash o visitar alguna exposición; ahora procurabanevitarseymenosaún,citarse.
El saludo del padreAguirre le devolvió a la realidad. El sacerdote creía haberencontradounapistasobreunadelasfrasesencontradasenlospapelesdeFrankfurt.
HansWeinnoteníademasiadasesperanzasenlosdescubrimientosdelsacerdote,sobretodoporqueleasustabanlasespeculacionesqueéstehacíasobreelcaso.
Ignacio Aguirre se daba cuenta de las reticencias del director del Centro deCoordinación Antiterrorista de la Unión Europea, pero hacía caso omiso de ellas.Estaba demasiado angustiado por lo que podía suceder para preocuparse de quehirieransuorgullotomándoleporunviejoloco.
—CreoqueunafrasecorrespondeauntextodeOttoRahn—afirmóelsacerdote.—¿Cuál?—preguntóconcuriosidadLorenzoPanetta.—«Nuestrocieloestáabiertosóloaaquellosquenosoncriaturas...»,loquesigue
es«deunarazainferior,obastardos,oesclavos.Estáabiertoalosarios.Sunombresignificaquesonnoblesseñores».
TantoWeincomoPanettalemirabanasombrados.PeroIgnacioAguirrecontinuóhablandosindetenerse.
—En realidad esta frase es continuación de otro párrafo anterior: «NonecesitamosalDiosdeRoma,yatenemoselnuestro».
—¿EstasfrasessondeOttoRahn?—Asípensabaelpersonaje—respondióelpadreAguirre—;hepodidoencontrar
estostextosgraciasalasnotasdelprofesorArnaud.—¿YquésentidotienequelospensamientosdeOttoRahnestuvieranenmanos
del comando islamista que perpetró el atentado de Frankfurt?—preguntó de malhumorHansWein.
—Nolosé.Puedequealestarencontactoconelconded'Amiséstelessurtieradeseudoliteraturasobreloscátaros,opuedequealgúnmiembrodelcomandosintieraciertointerésporesaherejíaprecisamenteporestarelcondedetrás.
—¡Esundisparate!—exclamóenfadadoWein—.¡Ustedpretendeconvencernos
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dequeelconded'AmisestádetrásdelCírculo!—No,yonopretendoeso.ElCírculoestáformadopor islamistasfanáticosque
tienensupropiaguerradeclaradaaOccidente;loqueyodigoesquepuedehaberunaconfluenciade intereses entre el condey elCírculo, en este casoparagolpear a laIglesia. Otra de las frases es igual de significativa: «Lo imperfecto no puedeprovenir...»,loquecontinúaes«deloperfecto»,esunadelasfrasesdeRahnensulibroCruzadacontraelGrial, analizada por el profesorArnaud, porque explica laesenciadelpensamientocátaro.Entiendosudificultadparaaceptarmiopiniónperonoladescarte.Temotenerrazón.HayunarelaciónclarayevidenteentreRavmondde la Pallisière y el Círculo, y puede que ese profesor Salim al-Bashir no sea taninocentecomoustedespretenden.
—Perdone, padre, pero a veces pienso que usted ha convertido en obsesión lacrónicadefrayJuliánysurelaciónconeldifuntoprofesorArnaud.Leaseguroquetodos nosotros hemos leído dicha crónica, que sin duda es conmovedora, peromecuestacreerqueloquedijeraunfrailehacemásdesietesiglospuedadesencadenarhoyunataqueterroristacontralaIglesia.
—Entiendo sus reticencias, señorWein, pero mi obligación es decirles lo quepienso, lo que creo que va a pasar. Paramí es evidente que va a haber un ataquecontra la Iglesia.Desgraciadamentenoencuentrosentidoaotraspalabras:«cruzdeRoma»,«correrálasangreenelcorazóndelSanto...»,denuevo«cruz»...Peronolequepalamenordudadequedetrásdeesaspalabrasseencuentraellugardondesevaaperpetrarelatentado.EncuantoalaCrónicadefrayJulián,tengoqueaceptarquehadeterminadomividamuchomásdeloqueyomismopodíasospecharlaprimeravez que tuve el libro enmismanos, pero les aseguro que enmismuchos años deservicioalaIglesiajamásmeheengañadoniheengañadocontaldehacervalermishipótesis.
—Bien, continuaremos investigando; no echaremos en saco roto susrecomendaciones—aseguródemalaganaHansWein.
—Creo que mi presencia le incomoda —le espetó Ignacio Aguirre— y loentiendo:ustedesestánpreparadosparaquelascosasseancomocreenquedebenserporque intentan pensar con la lógica de los terroristas, pero les aseguro que éstossiempre les sorprenderán. Aparentemente no tiene sentido que entre los papelesquemadosdeuncomandoislamistaaparezcanfrasesdeOttoRahn.Encuantoaloscátaros...entiendoquelescuestecreerqueunaristócratafrancésquieravengarsedelaIglesiasietesiglosdespuésdelacaídadeMontségur,peroasíes.Elactualconded'Amishasidoeducadoenlavenganza;paraélloscátarosnopertenecenalpasado,sinoqueformanpartedesupresente,estoyconvencido.
—Faltauneslabón—aseguróLorenzoPanetta.—Sí,aparentemente—admitióel jesuita—,yaquísólocabeespecular.Ustedes
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sabenmejorqueyoquehayinteresesqueestánporencimadelosgobiernosydelasinstituciones.Quiénsabesiéseeseleslabón.
—Noentiendodóndequierellegar.—Sí lo entiende, pero no le gusta. Podemos preguntarnos por qué se decidió
acabarconelshaeimpulsarunrégimenreligiosoenIrán,oporquéBinLadenfueunhombre de Occidente... por qué suceden ciertas cosas en el mundo quedesgraciadamentenoson frutode lacasualidad, sinode loscálculos interesadosdeciertagente.Quierodecirque,pordescabelladoque lepuedaparecerqueel conded'AmisyelCírculoseunanparagolpearalaIglesia,tengaporseguroqueloharán.Mevoy aRoma; quiero exponer antemis superiores las conclusiones a las quehellegado.La Iglesiadebe estar preparadapara loque senosviene encima; ahora setrata de averiguar dónde nos van a golpear y, señores, debería ser tarea suyaaveriguarlo.
La conversación con el padre Aguirre dejó malhumorado a Hans Wein ypensativoaLorenzoPanetta,quenoseatrevíaadecirantesu jefequecreíaqueelsacerdoteteníarazón.Peroenaquelcaso,Panettayahabíadecididoqueseríadifícilavanzar con Wein. Le profesaba afecto y respeto, pero su jefe era demasiadoordenancistaparapermitirsesiquierapensarenalgoquenoestuvieraenelmanualdeinstrucciones.YéltemíaquelaprediccióndelpadreAguirresehicierarealidadyungrupodefanáticosatentaracontra laIglesia,pero¿dónde,cuándo,cómo?Confiabaenlograrinformacióndesdedentrodelcastillo,pormásquehastaelmomentohabíanfallado todos los intentos de conseguir que alguien del entorno del conde letraicionara.PeroélestabadispuestoajugarunacartadelaquenadalehabíadichoaHansWein.
TeníaquehablarconMatthewLucas.Confiabaenelnorteamericano,lesabíalosuficientementeinconformistaparajugarselacarrerasifueranecesario.
Matthew siempre tendría problemas porque era incapaz de ser políticamentecorrecto.
***
HakimpaseabaporJerusalénconcierto temor.Said, sucontactodelCírculoenJerusalén, leacompañabaa todaspartes;erauncomerciantede laciudadviejaconuna tiendadesouvenirscercade laPuertadeDamascoque leasegurabaquehabíaoídohablardeCañosBlancos,elpequeñopuebloqueparecíacolgadoenlaladeradelaAlpujarragranadinaydelqueélhabíasidoresponsablehastaserdesignadoparalamisión.
Omar, el jefede loscomandosdelCírculoenEspaña, confiabaenél lomismoqueSalim al-Bashir y le había pedido el sacrificio de su vida sabiendo que no les
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fallaría.SuhermanoseharíacargodeCañosBlancos;estabapreparadoparasereljefeyguardiándeaquelrefugiosegurodelCírculoenEspaña.
Le preocupabanMohamed y Ali. Les había llegado a conocer bien durante eltiempoenquehabíanestadojuntospreparandosuparteenlamisión.Losdosjóvenesrebosaban buena voluntad pero les faltaba fe, creer de verdad en la necesidad delsacrificio.Había podido ver en sus ojos angustia cuando les recordaba que debíanmorirparaquelamisiónfueraunéxito.
MohamedAmirleasegurabaqueansiabaconvertirseenunmártircomosuprimoYusuf,peroenrealidadqueríavivir.
Yusuf había sido una figura importante en el Círculo, era un intelectual, unhombrequehabíaestudiadoenlauniversidad,inquietoycurioso,quesiempreestabaleyendo.SalimdecíaquelamuertedeYusufhabíasidotantocomoperdersumanoderecha. Pero Yusuf se había empeñado en participar en el atentado de Frankfurtporqueerasuciudadycreíaquenohabíanadiemejorqueélparalograreléxitodelamisión.
CañosBlancos se le antojaba aHakim lomásparecido alParaíso en laTierra.AmabaGranada,aquellatierraquesabíaquealgúndíavolveríaaformarpartedelaummamusulmana.
LlegaraJerusalénhabíaresultadomássencillodeloquepreveía.Lohizoconunaexcursión de granadinos que habían elegido la agencia de viajes de Omar paraorganizarsuperegrinaciónaTierraSanta.Habíaintentadoconfundirseentreellos,seruno más, y lo había conseguido. Un matrimonio de edad avanzada parecía habersimpatizado con él y, en el aeropuerto, los atentos ojos de los policías israelíes loúnicoquepodíancaptarerasuper-tenenciaaaquelgrupodeturistas.
Tenerunpasaporteespañollehabíasidodegranayuda,pormásquesuaspectonodejaba lugaradudas;aunque losfuncionariosde inmigración israelíes lehabíaninterrogadosobre losmotivosde suvisita, creíahaberlesdesconcertadocuando lesdijoqueeraalcaldedeunpueblogranadino,yqueviajabaconungrupodeamigosyconocidos.
Said le aseguraba que no debían bajar la guardia, ya que podían estarsiguiéndoles.Claroqueél,asuvez,habíamontadounacontravigilanciaparadetectarsiloshombresdelaseguridadisraelíhabíandesconfiadomásdelonormaldeaquelturista,yhastaelmomentonohabíanpercibidoqueleestuvieranvigilando.Aunasíllevaba tres días visitando la ciudad como un simple turista junto al resto de losperegrinos.
Sabía que no podía fallar. Salim al-Bashir le había encomendado la partemásdifícildelplan.Estabaallíen lacapitalsagrada,mancilladapor lapresenciade losjudíos,ysuyoeraelhonordedestruirlasreliquiasguardadasenlaiglesiadelSantoSepulcro.
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Había visitado la iglesia intentando parecer un turista más. Desde luego, losreligiosos ortodoxos que vigilaban el templo no parecían haber desconfiado de supresencia;acasolehabíantomadoporunárabecristiano.TambiénhabíapaseadoporBelén,incluyendoensurecorridolabasílicadelaNatividad,einclusohabíapedidoaSaídqueleenseñaralastumbasdelospatriarcas.
Saidlehabíapreguntadocuántagentenecesitaríaparallevaradelanteelplanysehabíaextrañadoconsu respuesta:nadie,preferíahacerlosolo.Llevaríauncinturóncargado de explosivos que estallaría en el mismo momento en que se acercara allugardondecustodiabanaqueltrozodemaderoquedecíanerapartedelacruzdondehabíamuertoJesús.
No hacía falta que muriera nadie más que él, ¿a qué sacrificar otras vidas?Además,hastaelmomentoelCírculoerainvisibleparaelMossadylaShinBeit,yasí debería seguir siendo. Las organizaciones palestinas a veces lograban serinfiltradasporelodiadoenemigo,peroelCírculopermanecíacerradoacalycantoalosojosdelosjudíos.
Hakim pensaba en la cercanía delMásAllá. Se decía que pronto estaría en elParaísoysentíaciertotemoranteeltránsitoentrelavidaylamuerte.Estabasegurode la existencia deAlá, por Él iba a sacrificar su vida, por Él llevaba tantos añosluchando, escondiéndose, destruyendo a los enemigos, de manera que no dudaba,peroaunasísedespertabaporlanocheconunsaborácidoenlabocaydolorenelestómago.Unacosaeraparticiparenunamisiónsabiendoquesepuedemoriryotramuy distinta poner fecha al último día de tu vida. Sería un mártir y el Círculohonraríaasufamilia;esoeraloqueledabafuerzasparaseguir.
Antes de volar a Jerusalén, Omar, el jefe del Círculo en España, le habíaencomendadootramisión: hablar con el padre deMohamedAmir y ordenarle queresolvieraelproblemadesuhija.LailahabíaofendidoaSalimal-Bashirmostrándoseimpertinente en la conferencia que Salim había pronunciado enGranada. Laila noponíalímitesasuinmodestiayalgunoshermanoshabíanacudidoaOmaraquejarsedesuinfluenciaensusesposas,hijasyhermanas.Habíaquecallaraaquellaramerayeraobligacióndesufamiliahacerlo.NoselopediríanaMohamedpuestoqueélteníalamisión,juntoaAli,dehacervolarelmonasteriodeSantoToribio;ademásOmardudabadequeMohamedtuvieralafortalezasuficienteparaacabarconlavidadesupropiahermana.
De manera que Hakim había hablado con el padre de Laila y Mohamed sindejarse conmover por las protestas del hombre. Tenía que lavar el honor de sufamilia, era una vergüenza para la comunidad que su hija se exhibiera como unamujervulgar.ParaLailasólocabíaunasolución:morir.Habíaconminadoalhombreaquecumplieraconsudeberydieramuerteasuhijasindecirnadaasuhijo.NodebíadistraeraMohameddesumisión;alfinyalcabo,éleraelcabezadefamilia,
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aunquesedecíaquesuesposaledominabayéstaprotegíaconceloalahija.Saidlesacódesuspensamientosdándoleunlevecodazo.—Puedequenosesténsiguiendo.Hevistotresvecesalmismohombrecercade
nosotros.—¿Quién?—Parémonos a tomar un té y podré indicarte quién es el individuo. Así lo
hicieron,ymientrasbebían la infusiónhumeanteconsaboraespecias,Said lehizounaseñaindicándoleelhombredelquedesconfiaba.Parecíauninofensivoturista;notendríamásdetreintaañosyllevabaunamochilaalaespalda,unpendienteenunaoreja, vaqueros raídos por la rodilla y calzado deportivo.Los hombres deSaid lesdirían más tarde algo más sobre el joven, pero ellos decidieron interrumpir lacaminataydirigirsehaciaelSheraton,elhoteldondeHakimsealojabaconelrestodelosperegrinosgranadinos.
Hakimsedijoqueestabacansadoyqueyahabíavistocuantonecesitaba.Ahorasólo quedaba que Salim al-Bashir fijara la fecha para la misión. No sabía si aúntendría que regresar a Granada o llevarla a cabo de inmediato. En cuanto a losexplosivos,nohabíaproblemas: loshombresdelCírculo teníanunbuenarsenal; sialgosobrabaenOrientePróximoeranarmasconlasquematar.
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ElrecepcionistadelCrillonsemostróencantadodevolveraveralconded'Amis,alqueinmediatamenteofreciólasuitequehabíaocupadolavezanterior.
El conde le dio una generosa propina y, seguido por el botones que llevaba suequipaje,sedirigióalascensor.
Unavezacomodado,volvióabajaralvestíbuloparasalirdelhotelyperderseenelbulliciode la ciudad.CaminóendirecciónalLouvre sin rumbo fijo; entraría enalgúncaféydesdeallí llamaríaalFacilitador.Nodebíaocupar la líneamásdetresminutos,éseeraeltiempolímiteparaquenolocalizaranlallamada.Además,ensuequipaje llevaba varias tarjetas para sumóvil que utilizaba una sola vez para cadallamada.
Entróenuncaféypidióuntéal tiempoquebuscabaconlamiradael teléfono,queseencontrabaalfondodelestablecimiento.
Temía que el Facilitador le reprochara su repentina ausencia, pero estabadispuestoapelearpormanteneralmenosciertaautonomía.Respondióelteléfonoalprimertimbrazo.
—¿Ya está de vuelta?Bien, sé que va a almorzar con nuestro buen amigo.Hallegadolahora,nodebenretrasarlomás.Necesitamosunrevulsivoparalospróximosdías.
Raymondsintióaliviopornorecibirningúnreproche.—¿Ylachica?—Sepondráencontactoconustedmañana.Paraesemomentodebetenerensus
manos la documentación. Acuerde ya con Salim la fecha. Es importante actuarcoordinadamente.
—ElYugoslavopidemásdinero.—¡Ah!Soninsaciables.—Entonces,¿quédebohacer?—El dinero no es un problema, pero tampoco hay que malgastarlo. Si la
operaciónesunéxito,mispatronesnomepreguntaráncuántohemosgastado;delocontrariodeberéresponderdecadacentavo...perohagaloquecreaquedebehacer,no podemos echar al traste la operación en el último momento por la codicia deKarakoz.
—¿Leveré?—Encualquiermomento.Ahorahagaloquetienequehacer.TendríaqueesperaraqueYlenasepusieraencontactoconél;imaginabaquela
joven volvería a alojarse en el hotel como la vez anterior, y le sorprendía latranquilidad del Facilitador, que no parecía haberse preocupado por su ausencia.Estabasegurodequeteníainformaciónprecisadetodossuspasosyesoleprovocaba
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ciertaansiedad.Decidió encaminarse hacia la place Vendóme y curiosear en las tiendas de la
zona;podíaentrarenelRitzy llamardesdeelbaralYugoslavo,aunquepensóquequizáfueramejoresperaraqueéstesepusieraencontactoconél.ElYugoslavosabíacómo encontrarle. Alguno de sus hombres estaría al acecho en el Crillon parainformarledesullegada.NecesitabalosdocumentosparaYlenaysucomando,entreellos tarjetas de crédito falsificadas, pese a que las órdenes del Facilitador erantajantes:procurarnodejarpistas,yunatarjetadecrédito,porfalsaquefuera,eraunapista. También tendría que acercarse al banco para extraer una cantidad paraentregarlealachica.
Desdequehabía salidodelhotel, seishombresydosmujeres seguíanal conded'Amis sin que éste se diera cuenta. Todos ellos trabajaban para el Centro deCoordinaciónAntiterroristaycontabanconlacolaboracióndelaSûretéfrancesa.
Laordeneraseguirledíaynocheprocurandonoalertarle.Loesencialerasabercon quién se reunía, con quién hablaba y, sobre todo, qué negocio tenía con elYugoslavo,elhombredeKarakozenFrancia.
LorenzoPanettahabíapedidoaHansWeinquelepermitieradesplazarseaParísparacoordinarsobreelterrenolaoperación;sujefehabíaaccedidoaregañadientes,perorecordándolequeeraunaltofuncionario,nounpolicía.
Panetta creía que el encuentro del conde con Bashir podría desvelarles algunapista,pormásqueWeinlehabíainsistidoenqueseolvidaradeél.Peromásalládelas recomendaciones de su jefe, Lorenzo tenía su propio plan de acción. EstabasegurodequeseencontrabanmáscercadelCírculodeloquelohabíanestadonunca.Matthew Lucas pensaba igual que él. El norteamericano también había viajado aParís;leseríadegranayuda.Loquesíhabíapodidoerasentaradosmiembrosdesuequipoenunade lasmesasdeL'Ambroisie,despuésdeasegurarsedequeestaríancercadelareservadaporelconded'Amis.
ComodecostumbrenohabíaunasolamesalibreenLaTourd'Argent,perollamódiciendoquiénerayconsiguióuna.UnosminutosantesdedirigirsealL'AmbroisiehabíarecibidounallamadadeSalimproponiéndoleelcambioderestaurante.
Mediahoraantes,laamantedeBashirlecontóporteléfonoqueLorenzoPanettasehabíadesplazadoaParís,yqueaunquetantoeldirectorHansWeincomoelpropioPanettamantenían un riguroso silencio sobre la marcha de las investigaciones delatentadodeFrankfurt,parecíannofiarsedenadie,nisiquieradeella.HabíapodidoescucharquePanettadecíaque«su»hombreestabaenParís.Leaseguróqueharíaloimposibleporindagarmásyque,desdeluego,estabaseguradequenadasabíandeélyseguíanperdidossinencontrarunapistasobreelCírculo,empeñadoscomoestabanentirardelhilodeKarakoz,peroSalimdecidióqueeramejorcambiarsuslugaresdecita,incluidaladelconde.
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CuandoRaymondentróenelrestaurante,Salimal-Bashirleestabaesperandoenunamesasituadaenunrincón.
Losdoshombresseestrecharonlamanoydecidieronpedirelalmuerzoantesdehablar.
—¿Aquésedebeelcambioderestaurante?CreíqueL'Ambroisieeraunodesusfavoritos.
—Esmejorserprecavidos—respondióSalim.—¿Temequealguiensospechedenosotros?—Estoyconvencidodequenohayserviciodeinformaciónenelmundoquesepa
loqueestamospreparando.Perodevezencuandoesmejorhacerestoscambios,porsiacaso.
—Míqueridoamigo,quisierasabersísushombresestánpreparados—preguntóRaymond,dandoporbuenalaexplicacióndeSalim.
—Lo están. Dentro de diez días estaremos en plena Semana Santa. ¿NoconmemoranloscristianoslamuertedeCristoelViernesSanto?
—Sí.—Esedíadestruiremoslosrestosdesucruz,deesacruzqueustedtantoodia.Raymondmiró al hombre con admiración.Nohabía caído en la cuenta de que
estaba por comenzar la Semana Santa porque siempre había vivido al margen decualquier acontecimiento religioso y su vida jamás había estado marcada por lascelebracionescristianas.EnelcastillojamássehabíacelebradolaNavidad,ymuchomenoshabíanestadopendientesdelaSemanaSanta.
—Muyapropiado.Perodígame,tengounacuriosidad:¿quédiránsusjefessobreestosatentados?NohacemuchoungrupodeulemassereunióconelPapayhablarondelanecesidaddeahondareneldiálogoentrelasreligionesmonoteístas.
—Asíes,peronosotrosestamosenguerra, enguerra contra los infielesquenoquieren convertirse a la verdadera fe. Los infieles deben saber que no tienen otraalternativa que convertirse o morir. Los cristianos han asesinado a miles demusulmanesennombredelacruz.
—EsofuedurantelasCruzadas...—dijoriéndoseRaymond.—No, han continuado matándonos, invadiéndonos, despreciándonos. Las
Cruzadas, amigo mío, no han terminado; lo único es que ahora los cristianos novienenacaballosinoenavionesconlasentrañascargadasdebombasquedestruyennuestros pueblos.Algunos de nuestros ulemas hablan de paz; son hombres buenosaunque ingenuos; pero también tenemos traidores entre nosotros que se hanoccidentalizado, que han olvidado quiénes son y la verdadera fe. Ellos tambiénmorirán.
Salim al-Bashir apuró la copa de borgoña mientras Raymond le observabapensandoqueaquelprofesoreralaperfectaimagendelinmigranteasimilado.Nadie
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diríaqueaquelhombreconunimpecabletrajecompradoenlaeleganteyexclusivacalle londinense de Savile Row no era una fotocopia del más exquisito caballerobritánico.Sialgúndíatriunfabalarevoluciónislamista,difícilmenteSalimal-Bashirse adaptaría a la austeridad que predicaba. ¿Renunciaría a comer con vino deBorgoña?
—Y ahora, amigo mío, debemos hablar de dinero —dijo Bashir con tonocompungido.
—Creoqueyaharecibidolatotalidaddeloacordado.—No,yaledijeennuestroúltimoencuentroquenoerasuficiente.Mishombres
morirán,dejanfamiliaylafamiliaesmuyimportanteparanosotros.Lasmadres,lasesposas, los hijos y hermanos de nuestrosmártires deben apoyarles y no sumar lamiseriaaldolordesupérdida.
—Recibiráloquemepidiósitodosalebien.—No;ustedmelodaráantesdequellevemosacabolaoperación.—Laoperaciónesdeambos,asíloconvinimos.—Nosotrosnolenecesitamos,esustedquiennosnecesita.Raymondnorespondió.Bashirteníarazón.Élsolojamáshabríapodidollevara
cabo su venganza. Había sido el Facilitador quien había pensado en cómoaprovecharse de ambos, de Bashir y de él. El Círculo había recibido una buenainyección de dinero, y una parte seguramente se había quedado en alguna de lascuentasultrasecretasdeBashirodehombrescomoél.Pensóensímismo,encómoyahabíasaboreadoensueñosladulzuradelavenganza.Sí,ledaríaeldinero;alfinyalcabo,elgruesode laoperacióncorríaacargodeesoshombresmisteriososa losquerepresentabaelFacilitador.
El Círculo actuaba donde y cuando quería, Bashir tenía razón, era él quien lenecesitaba,élyelFacilitador,queansiabaverenlostitularesdelosperiódicosqueelCírculohabíaatentadocontralaIglesiaycomorespuestaungrupoultracatólicohabíadestruidolasreliquiasdeMahomaqueseencontrabanenTopkapi,elpalaciodelossultanesotomanos.
El Facilitador lo había dejado muy claro: los hombres a los que representabanecesitaban un choque violento entre musulmanes y occidentales, y nada másviolentoquedestruirreliquiaspreciadasdelasdosreligiones:restosdelacruzdondefueclavadoJesús,y lacapa,elsello, lasespadas,undienteypelosde labarbadelProfeta.
—Recibiráloquemepidió—concedióRaymond.Salim al-Bashir sonrió.Ni por unmomento había dudado de que el aristócrata
desembolsaríalacantidadquelehabíasolicitado.Estabaensusmanos.—Conde,dentrodediezdíashabráculminadosuvenganza.—Esoespero.
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—Nosotrosnocometemoserrores,poresoestamosdispuestosamorir.LorenzoPanettayelequipodelCentrodeCoordinaciónAntiterroristasehabían
vistosorprendidosporelcambioderestaurante.LomásquelograronfuequedosdesushombresobtuvieranunamesaparaalmorzarenLaTourd'Argent,perolejosdelconde d'Amis y de Bashir y sin tiempo de colocar micrófonos para escuchar laconversaciónentrelosdoshombres.Loúnicoquepudieronhacereraobservarcómoel conde y Salim al-Bashir comían amigablementemientras hablaban en voz baja,perolascharlasdeotroscomensalesdemesascircundantes,elruidodeliryvenirdelos camareros, y el hecho de que no estuvieran suficientemente cerca, les habíaimpedido escucharles. De nadamás pudieron informar a Lorenzo Panetta, que lesaguardabaimpacienteenlasededelCentroenParís.
Raymondregresóalhotelapenasconcluyóelalmuerzo.Nosediocuentadequeleseguían,nitampocoqueenelvestíbulodelhotelleobservabandosdeloshombresdel Yugoslavo. No habían pasado ni cinco minutos desde que entró en su suitecuandoescuchóunosgolpessecosenlapuerta.Abriódeinmediatoyseencontróaunhombrealto,decabello rubiooscuroyojoscolordeacerovestidoconunbuentraje;peseaello,algoensuaspectoledecíaqueaquelhombrenoerauncaballero.
ElhombreentróantesdequeRaymondleinvitaraahacerlo.—Letraigosuencargo.—Abrióunmaletíndelqueextrajoungruesosobre,que
depositósobrelamesa.Raymondabrióelsobre;enélestabanlospasaportesfalsificadosparaYlenaysus
parientes,asícomotarjetasdecréditoyotrosdocumentosdeidentidad.—Sonauténticos—aseguróelhombre.Nolerespondió,sinoqueseaseguródequeestuvieratodoloquehabíapedido.—Lasillaestálista.—¿Dóndeestá?—EnEstambul,claro.Deberánrecogerlaenestadirección,juntoalacámarade
vídeoyelrestodelmaterial.—¿Dónde han colocado los explosivos?—preguntó Raymond sin disimular la
curiosidadquesentía.—Eso,amigomío,selodiránenEstambulasugente;yosólosoyuncorreo.Elhombresoltóunacarcajadaquemostróunahileradedientesamarillentos.Raymondlemirócondesprecio.Aquelhombreerasólounmatón,unomásdelos
quetrabajabanparaelYugoslavoyKarakoz.SenotabaqueeradelsurdeFranciaporsuacento.Unmercenario,unhombrededicadoalnegociodelamuerte.
—Puedequetengaquehablarconsujefe.—Yasabecómoencontrarle,peronoseleocurrallamarleasucasa,eseteléfono
noesseguro,nocornetamáserrores.Encuantoaldinero...—Lorecibiránporelcanalhabitual.
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—Hasubidoelprecio,yalosabe;suencargoharesultadomáscomplicadodeloqueesperábamos.
—Primerocomprobaremosel restode lamercancía,despuéshablaremosdeeseajusteenelprecio;ahora,simepermite,estoyesperandootravisita.
—¿Lachica?NoestáenParís.—¿Ustedcómolosabe?—Nos encargamos de su seguridad en París, de que no cometa ningún error.
Hastamañananosepondráencontactoconusted.Esguapa,aunqueelpelooscuronolesientabien.
—Tengoquehacerunallamada,buenastardes.Cuando se quedó solo suspiró aliviado. Le repugnaba tener que tratar con
matones.Busco labotelladeea/vadosysesirvióunacopagenerosa.Diezchas,sedijo,endiezLilasestanaperpetradasuvenganza:asaselohabíaaseguradoBashir.
DespuésdelalmuerzoSalimal-BashirhabíadecididodarseunrespiropaseandoporParís.Legustabaaquellaciudadmásqueningunaotraypensabacómocambiaríacuando,algúndía,fueratotalmentemusulmana.
Pasearleayudabaaponerenordenlasideas,yenesemomentonecesitabapensaren los últimosdetalles de los tres atentados.Confiaba sobre todo enHakim.Sabíaqueéstesesacrificaríasinpestañear.UnatentadoenelcentrodelaciudadviejadeJerusalén,enlaiglesiadelSantoSepulcro,conmoveríaalmundoentero.
ElCírculohabíalogradoserimpenetrable,yesoenIsraeleratodaunahazaña.Laclaveera la independenciaa lahoradeactuar,quecadacomando fueraautónomo.Sabíaquepodían contar con la ayudadeotrasorganizacionesqueoperaban en losterritorios ocupados, pero en el Círculo preferían confiar en sus propias fuerzas.Hakim se inmolaría ante los ojos de cientos de turistas provocando la muerte demuchosdeellosydestruyendoellugardondeloscristianosguardabanlosrestosdelaCruz.
TampocoleinquietabalavoladuradelabasílicadelaSantaCruzdeJerusalénenRoma. Pensó en la mujer con la que había mantenido una relación íntima en losúltimosaños,porquelehabíaservidodeojosyoídosenelCentrodeCoordinaciónAntiterrorista de la Unión Europea. Estaba seguro de que tarde o temprano ladescubrirían,puestoqueellamismalehabíacomentadoqueenlasúltimassemanaslainvestigacióndelatentadodeFrankfurthabíapasadoasermateriareservadaparatodos los miembros del Centro. Hans Wein, el director, y Lorenzo Panetta, elsubdirector,seguíancontandoconelpersonalperosincompartirlainformaciónquetenían.Estaba seguradequenohabían avanzado, pero el hermetismodeWein eraseñaldequesospechabanqueteníanuntopo.
Aún no había decidido si pedirle directamente que se inmolara o engañarla,aunqueestoúltimoseríadifícil,porqueparagarantizareléxitodelaoperaciónlomás
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seguro era que llevara un cinturón cargado de explosivos.Tenía que pensar qué lediría,aunquenodudabadequelamujerharíacualquiercosaporél.Quizá,sedijo,paranoasustarlalomejorseríaentregarleunbolsocargadodeexplosivosypedirlequelocolocaraenlacapilladondeseconservanlasreliquias.Naturalmente,antesdequeellapudieradepositarelbolsoysalir,élaccionaríaeldetonadorylaharíavolarjuntoalostrestrozosdelaVeraCruz,eltravesaño,lasespinasdelacoronaytodasaquellasotrasreliquiasqueguardaban.
EncuantoaMohamedAmirysuamigoAli,Omarleasegurabaqueestabanlistosyquepodíanconfiarenellos.Moriríansiteníanquemorir.
Bashirpensóqueera imprescindibleque fallecieran todos.Era lamaneradenodejarhuellas.
Sín duda el lugar más fácil de atacar era aquel monasterio de Santo ToribioescondidoenlasmontañasdeCantabria.Carecíadecualquierprotección,comosilosmonjesquecustodiabanelLignumCrucispensaranquenadaninadieseríacapazdeatacarsucenobio.
Saboreó por adelantado la conmoción que los tres atentados producirían en elmundo.Despuésde lasexplosiones,Occidenteno tendríamás remedioqueaceptarque estaba perdiendo la guerra, y sus dirigentes más ingenuos no podrían seguirnegándoseaverlarealidad.Tambiénlospaíseshermanostendríanqueaceptarqueyanohabríamarchaatrásy losmás tibios,apartirdeesemomento,nopodríanhacercomponendas con sus amigos de Occidente, con los que algunos hacían pingüesnegocios y otros hablaban de alianza de civilizaciones. Estallaría la tercera guerramundialylaganaríanellos.
LoselegidosdeDios.
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IgnacioAguirre aguardaba a ser recibidoporLorenzoPanetta.HacíaunahoraquehabíallegadoaParís.
En Roma había estado el tiempo justo para reunirse a solas con el obispoPelizzoli,responsabledeldepartamentodeAnálisisdelVaticano.
La conversación fue larga. Lo que dijo el viejo jesuita aumentó aún más lapreocupacióndePelizzoliydelasautoridadesvaticanassobrelaposibilidaddequeseprodujeraunatentadocontralaIglesia.
Ni el padreOvidioSagardía ni el padreDomenicoGabrielli fueron invitados aparticiparenlasdeliberacionesdelpadreAguirreconelobispoyotrosresponsablesdelgobiernodelaIglesia.
Aunasí,Ovidiobuscólaocasiónparaestarasolasunosminutosconelhombrequehabíasidomásqueunpadreparaél.
AntesdepartirhaciaParís,habíahabladoconelpadreAguirre.—Padre,sitieneunminuto...—dijoconhumildadOvidio.El sacerdote accedió, aunque dirigiéndose a él sin entusiasmo. En aquel
momento, lamenordesuspreocupacionesera loquepudierapasarleaOvidioque,aunquelecostabaaceptarlo,lehabíadecepcionado.
—Dime—respondióconsequedad.—Quieropedirleperdón.Séque lehedecepcionado,quehe falladocuandono
debía ni podía hacerlo. Usted esperaba que fuera capaz de estar a la altura decircunstanciascomoésta,paraesomehahechoprepararmealolargodeestosañosyme ha facilitado todas las oportunidades. Sé que he pecado de ingratitud y heantepuestomisproblemaspersonales amideberpara con la Iglesia.Lo siento,megustaríatenersuperdón.
ElpadreAguirresesintióreconfortadoporlaactituddeOvidioyleconmoviósupesadumbre.
HabíapuestotantoempeñoenhacerdeaqueljovenunhombreútilparalaIglesiaque,acaso,habíapasadoporaltoqueOvidioerasólounserhumanocomoélmismo.
—No tienes por qué pedirme perdón. Me alegro de que hayas recapacitado.Ahoradeboirme,hablaremosenotromomento.
—Nomequedoenpazsinoséquemehaperdonado...—Ovidio,no tengoqueperdonarte, lo importanteesque tehasdadocuentade
que tienes que servir allá donde la Iglesia te necesita.Quédate enpaz, hijomío, yayudacuantopuedasenestosmomentosdifíciles.
—Padre...¿deverdadlacrónicadefrayJuliánhadesencadenadotodoesto?—¡PorDios,quécosasdices!No,noechemoslaculpaaaquelpobrefraile.—Peroélreclamabavenganza...ensucrónicapidequealguienvenguelasangre
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delosinocentes...—No nos volvamos locos nosotros también. Fray Julián sufrió porque su
conciencia se rebelaba a que se impusiera a Dios haciendo derramar sangre. Porfavor,Ovidio,ponteenlapieldelbuenfraile,perosobretodonoolvidesqueesunahistoriadelsigloxiü.AfrayJuliánledolíalaconcienciaysentíaquederramarsangrenopodíaquedarimpune.YaveoqueempiezasatomarteenseriolacrónicadefrayJulián...
—Perdóneme,padre, siemprepenséque...en fin,meparecíaunaexcentricidad,unaobsesión,suinterésporesacrónica.Jamássospechéqueundíaibaaconvertirseenunapistaparaunasuntotanterriblecomoéste.
—Hablaremosdetodoestoamivuelta.Ahoradeboirme.—¿SevadeRoma?—MevoyaParís.—¿AParís?—Sí, monseñor Pelizzoli os informará de lo que crea que debéis saber sobre
cómoestánlascosas.El jesuita pensaba en Ovidio mientras seguía al funcionario que le llevaba al
despachodondePanettahabíainstaladosucuartelgeneralenParís.NolesorprendióencontrarallíaMatthewLucas,queparecíaentendersebienconPanetta.
—Mealegrodequeestéaquí,padre—ledijoamododesaludoLorenzoPanetta—.HansWeinmeavisódesullegada.
—Como puede suponer estamos muy preocupados; no sé si les puedo ser dealgunautilidad...entodocasoheobtenidopermisoparaestarconustedesyseguirdecercalaoperación.
—Nos serán muy útiles sus consejos y experiencia—le aseguró Panetta—. Yahora,padre,megustaríahablarconusted,nosésibajosecretodeconfesión,porqueloquelevoyadecirnodebesaberlonadie...
***
Raymondnoteníahambreniganasdesalir.DecidióquedarsedescansandoensusuitedelCrillon.Llevabaunratointentandoleerperoeraincapazdeconcentrarseydecidióponer la televisión.El teléfono le sobresaltó,y aúnmáscuandoescuchóaljefederecepcióndelhotel.
—Señorconde,perdonequelemoleste,perounadamaquedicesersuhijaquierehablarconusted.
Sequedómudo,sinsaberquédecir.Tardóunossegundosenreaccionar.NopodíaserciertoqueCatherineestuvieraallíymuchomenosquequisierahablarconél.
—Noleheentendido—acertóadecir.
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—Suhijaestáaquíypideque leavisemos.¿Quiereustedquesubaa lasuiteoprefierequeleespereaquí?
Nosabíaqué responder.Le resultaba imposibleaceptarqueCatherineestuvieraenesemismoinstantetancercadeélysintióqueletemblabanlaspiernas.
—Señorconde...—leconminabaelrecepcionistaaunarespuesta.—Pregunteamihijasiprefieresubiraquíoesperarmeenelvestíbulo.Unsegundomástardeelrecepcionistaleanunciabaqueunbotonesacompañaba
asuhijaalasuite.Raymond teníamiedo.Notabaqueunsudor frío le recorría laespalda.Temíaa
Catheríne, de la que sólo sabía cuánto le odiaba. Había soñado con conocerla,abrazarla,perosabiendoqueeraunsueñoquejamássecumpliríaporquesuhijasehabía negado siempre a encontrarse con él y había hecho público a través de susabogadossudespreciohaciaél,laúltimaveznohacíaniunasemana.Ahora,endosdías,parecíahabercambiadodeopinión,primeroviniendoaFrancia,aunquefueraenunviajesentimentalenbuscadelashuellasdelpasadodesumadreyluegopidiendoiralcastillo,yahorapresentándosedeimprovisoenelCrillon.
Unos golpes en la puerta le anunciaron la llegada deCatheríne. Se acercó conpasovacilanteaabrirysequedóinmóvilcuandoviofrenteaélaaquellamujerderostroanguloso,cabellocastañoconreflejoscaobayunosinmensosojosnegros.Elbotoneslesobservóconcuriosidadmientrasesperabalapropinadelconde.
Catheríneentrósindecirpalabra;parecíaseguradesímisma,yensumiradanosereflejabaningunaemoción.
—Asíquetúeresmipadre—ledijomirándolefijamentealosojos.—Sí—musitóRaymond.—Eresdiferenteacomotehabíaimaginado.Él no respondió. Tenía la boca y la garganta seca y se sentía en situación de
inferioridadanteaquellamujerquepaseabasumiradaporelsalón.Ellatampocoeracomo la había imaginado; no se parecía a Nancy salvo por la seguridad quedesprendía.
—¿Cómomehabíasimaginado?—quisosaberél.—Supongoque...nosé...conaspectodemonstruo,aunquemimadredecíaque
habíassidomuyguapo,supongoqueporesoseenamoróysecasócontigo.—Asíqueunmonstruo...—musitóélentonodequeja.—Paramíesloqueeres—respondióCatherinesinvacilar,—¿Quéquieres?—lepreguntóélconapenasunhilodevoz.—Quierovisitarloslugaresdondevivieronmimadreymisabuelos.Quierosaber
cómofuesuvidaaquí.Tambiénmegustaría...—Catherinesemordióellabioantesde continuar hablando como si sopesara lo que iba a decir—; en fin, me gustaríasabercómopudoenamorarsedeti.
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—Estabasmuyunidaatumadre—afirmóRaymond.—Lo era todo para mí. Cuando te dejó se dedicó totalmente a mí, hizo lo
imposibleparaquenoecharaenfaltaunpadre.Nuncamefalló,ledebotodocuantosoy.
—Mehubieragustadoconocerteantes—murmuróRaymond—,perotumadrenomelopermitió,yluegotútampocoquisistesabernadademí.
—No,noquise.¿Paraqué?Representastodoloquemimadreyyoodiamos.—Yahora,¿porquéhasqueridoverme?Noeranecesario,podíasiralcastillosin
queyoestuvieraallí.Catherine guardó silencio unos segundos retirando su mirada de la suya.
Raymond la observaba fascinado. Le parecía increíble que aquella mujer fuera suhija.Sinembargoloera:allíestabadespreciándolecomoloveníahaciendodesdequeteníausoderazón.
—Nolosé;noséporquéhequeridoverte,noséporquéestoyaquí—confesóelladenuevososteniéndolelamirada.
—¿Tieneshambre?—lepreguntódeimproviso.—¿Hambre?No...nosé...—¿DóndetealojasenParís?—EnelMaurice.—¿Quieresquevayamosacenar?—¿Acenar?—Sí,podemosiracenarycontinuamoshablando.Raymondlaviodudar;tampocoélsabíaporquélehabíapropuestoiracenar.Ya
eran las ocho ymedia, y además él no tenía apetito; pero necesitaba salir, respiraraire,encontrarseenunterrenomásneutral.
—Deacuerdo—dijoella—,peronomeapetecetenerquecambiarme.Él lamiró con detenimiento dándose cuenta de que la joven vestía demanera
informal:pantalónvaquero,unsuéterdecachemir,botasyunchaquetónquehabíadejadoenlaentrada.Asívestidanopodíanirademasiadoslugares,almenosnoalosqueélconocía.
—¿EslaprimeravezquevienesaParís?—preguntóasuhija.—No,heestadoenotrasocasiones.Unviajedeestudios,luegoviajesdetrabajo.—Bien,entoncestienesunaideadeloslugaresquetepuedengustar.—¿PodemosiraLaCoupole?EstáenMontparnasse...—Deacuerdo,iremosallí;esunlugarquegustamuchoalosnorteamericanos.—¿Yatino?—Nuncaheestado.Catherine le miró como si le pareciera imposible que un francés no hubiera
almorzadoocenadoalgunavezensuvidaallí.
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Nohablaronmuchodurantelacena,aunqueellalepreguntóconcuriosidadporelcastillo y él se interesó por sus estudios de arte y por lo que pensaba hacer en elfuturo.Catherinesemostróesquivaenlasrespuestas.
—Noséquévoyahacerconmivida.Mesientomuysola,perderamimadrehasidolomásterriblequemehasucedido.Necesitotiempopararecuperarme.
Raymond empezaba a creer que podía ser posible, si actuaba con cautela,estableceruna relaciónconsuhija.Lanotabaperdida, frágil, exhaustapor la largaenfermedaddesumadre,destrozadaporsumuerte.
—Háblamedetumadre—lepidió.PeroCatherinesepusoenguardia,ysusojosnegrosbrillaronconira.—Notengonadaquecontartedemimadre,precisamenteati.—Yolaquería,lahequeridosiempre—respondióRaymond.—Silahubiesesqueridohabríasabandonadotuslocuras.—¿Mislocuras?¿Cuálessonmislocuras?—Eresunnazi,unlocoquesueñaconunarazasuperiory,loqueespeor,tecrees
herederodeloscátaros.—Soyherederodeunaviejafamiliadondealgunosdesusmiembrosmurieronen
lahoguerapor los interesesdeun reyy el fanatismodeunPapa.Si sabes algodehistorianodeberíasacusarmedeloco.
—Yasé,mimadremecontótodasesashistoriasabsurdas.—¿Absurdas?Lahistoriadenuestrafamilia(sí,Catherine,tambiénestufamilia)
noesunahistoriaabsurda.Nuestrafamilia luchópormantener la independenciadesutierraynopasaraformarpartedelaCoronadeFrancia.HubounaconfabulacióndelreyydelPapa,aamboslesconveníaacabarconelLanguedoc,y...
—¡Porfavor,nomehablesdereyesydepapas!¡EstamosenelsigloXXI!¿Enquésiglovivestú?Perosobretodo,¿cómopuedessernazi?¿Cómopuedescreerquehayhombresmejoresqueotros?
—Hayhombresmejoresqueotros,esoesevidente.—¡Todossomosiguales!—dijoCatherineelevandoeltonodevoz.—No,no lo somos.Yono soy igual que el camareroquenos está sirviendo al
cena.Yosoyelconded'Amis,yélcomomuchoconoceráelnombredesusabuelos.Tútampocoeresigualqueelcamarero.Pormuynorteamericanaquetesientas,algúndíaseráslacondesad'Amisytegusteonoheredarásalgomásquedineroytierras,heredarásunahistoria.Peroaunquenofueraslafuturacondesad'Amis,tampocoerescomoelcamarero.Hasestudiadoenunabuenauniversidad,hasestadomimadadesdepequeña,notehafaltadodenada.
—Yo también he sido camarera.Durante dos años trabajé en la cafetería de launiversidad.Heservidomuchosrefrescosyhotdogs.Recuerdoesosdosañoscomolosmásdivertidosdemivida. ¿Qué tienedemalo ser camarero?EnNorteamérica
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tanto da de lo que uno trabaja; haber sido camarero, repartidor de periódicos,barrendero o cualquier otra cosa es un motivo de orgullo. ¿De verdad te creessuperior?
La joven empezó a reír. A Raymond le dolía la risa de Catherine, y sintióresentimiento hacia su fallecida esposa por haber hecho de aquella hija unamujervulgar, alguiencapazde sentirse igualaaquel joven,conacentodelextrarradiodeParís,quelesestabasirviendolacena.
—¿Quétecontótumadresobremí?—quisosaberRaymond.—Laverdad,mimadrenuncamentía.Meexplicóque tupadreeraun locoque
habíahechodetiotroloco.—Noestoy loco,Catherine, sólo quiero lomejor parami tierra, para losmíos.
Soy heredero de una tradición y tengo responsabilidades con el presente y con elfuturo precisamente porque soy heredero de un pasado. Puede que lo entiendascuandoseaslacondesad'Amis.
—Notengolamenorintencióndeconvertirmeencondesa—aseguróCatherine.—Da lomismo loque túquieras, lo serás cuandoyomuera.Esono lopuedes
cambiar. ¿Sabes?Hace años queme atormenta la idea de saber que quizá nuestrafamilia se acabe contigo; que tantos siglos de compromiso se desvanezcan por sercomoeres.
¿Ycómosoy?Túnomeconoces—replicóairada.—No era difícil imaginar cómo te estaba educando tumadre. Durante años le
supliquéquetedejaraveniralcastilloaconocerlaqueserátuherencia,peroellasenegaba.Y luego tuactitudcuando fuistemayordeedad rechazandocualquiercosaquetellegarademí.
—Nonecesitonadatuyo.Mimadresebastabaysobrabaparamantenernosalasdos.Mientras fuipequeñaaceptó eldineroqueenviabasporquecreíaqueno teníaderechoaprivarmedenada,peroenrealidadnonecesitábamostudinero.
Raymond suspiró. Aquella joven que era su hija le resultaba agotadora. Tandirecta,desinhibida,seguradesímisma,tandiferenteacomolahabíasoñado.
LaacompañóalhotelMauricesinatreverseapreguntarlecuándosevolveríanaver.
—Porcierto,¿cómosabíasquemealojabaenelCrillon?—Miabogadosepusoencontactocontuabogado,yalparecerésteleinformóde
queestabasenParís.Sedespidieronsinsiquieradarselamano.Raymondsentíaunafuerteopresiónen
elpecho,temíaqueésafueralaprimerayúltimavezquevieraasuhija.
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Omar,eljefedeloscomandosdelCírculoenEspaña,habíacitadoaMohamedAmiryaAlienelpueblodeCañosBlancos,encasadeHakim.
CaminodeCañosBlancoslosdosjóvenesbromeabannerviosos,conscientesdequeOmar les iba a comunicar la fecha y los detalles finales del atentado.Ambossabíanqueestabandisfrutandodelosúltimosdíasdesuvida.
Mohamed también temía que Omar le volviera a hablar de Laila. Su hermanaparecía haberse convertido en una pesadilla para la comunidad musulmana y lehacíanaélresponsablepornosercapazdeponerlaensusitio.
Pero ¿cuál era su sitio?, se preguntaba íntimamenteMohamed. Era difícil paraunamujernocontagiarsedelamaneradevivirdeotrasmujerescomoella.Supadreeradébil y sumadre la protegíadejándolahacer, enfrentándose a sumaridoy a élmismo.
AMohamedleatormentabapensareneldíaenquesinpretenderlohabíapegadoasumadre.Fueunanocheenqueescuchóasuhermanadecirqueibaacenaracasadeunamigo,eljovenabogadoconelque,juntoasusamigas,compartíadespacho.
Leparecióvergonzosoquefueraacenarconunhombreasolasensucasa;nolecostabaimaginarloquepodíasucederdespuésdelacena.Sefijóenqueibavestidaconunosvaquerosnegrosyunablusadeseda,yqueibamaquillada.Laconminóanosaliryellasenegó;entonces,cuandoibaapegarle,sumadresepusoenmediodelosdosyrecibióelgolpedestinadoasuhermana.
Sumadrelehabíallamado«loco»ylamentótenerunhijocomoél.Desdeaqueldíaapenasledirigíalapalabra;solíaescucharlarepetirasupadrequeaquelhijolestraería la desgracia. Su padre la regañaba sin mucha convicción y le pedía queintentaraconvenceraLailadequenoprovocaralasirasdelhermano.PerosumadrereplicabaqueLailaerabuenayprudente,yseríalaalegríadesuvejez,mientrasqueMohamedsólolescausabasufrimiento.
Su padre intentabamantener un difícil equilibrio entre lo que él le exigía, quemetieraenveredaaLaila,ylosdeseosdelajovendeseguirsiendoyactuandocomohastalallegadadesuhermano.
MohamedsabíaquehastaelmomentoLailanohabíapermitidoqueningúnjovensesobrepasaraconella,peroteníaideassobrelaigualdadentrehombresymujeres,yse rebelaba antela posibilidad de estar sometida a cualquier hombre. Él lehabíapedidoasupadrequelaenviaraaMarruecosparacasarlaporlasbuenasoporlasmalas, pero supadrehabía admitidoqueno tenía poder para hacerlo.Laila eraciudadana española por decisión propia y ni siquiera él, que era su padre, podíaobligarlaatomarmaridocontrasuvoluntad.
CuandollegaronaCañosBlancos,Aliempezóareír.
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—¡Quéestúpidos!BuscanalCírculoportodaspartesynosehanenteradodequeestepuebloessuyo;hastalaspiedrasloson.
—Mejorasí—respondióMohamed—;ésteesunbuenrefugio.—Lomásdivertidoescuandovienenesosperiodistasdelatelevisiónamostrar
cómoseviveenunpueblomusulmángranadinoenplenosigloXXIypreguntanalagentequequéopinandelCírculo.¡Quéempalagosos!¡Cuántomiedonostienen!Nosabenquéhacerparanomolestarnosyquelesaprobemos.
—Sí, esoesaquí,peroanuestroshermanos lesmatanen Irak, enPalestina, enAfganistán—respondióMohamed.
ElhermanodeHakimlesabriólapuertadelacasayloscondujodeinmediatoalasaladondelesesperabaOmar,quelessaludóabrazándoles.
—Bien,Salimal-Bashirmehatransmitidolasúltimasinstrucciones.ElatentadoseráelViernesSanto,eldíaenqueJesúsfuecrucificado.Unaideagenial.
—Síqueloes—afirmóAliconentusiasmo.—VamosadestruirleslosrestosdelaCruzprecisamenteenelaniversariodela
crucifixión.Seráunacontecimientomundial—continuódiciendoOmar—;supongoqueestáispreparados.
—Loestamos—respondieronMohamedyAlialunísono.Omarlesentregóunabolsaacadaunoylesvolvióaabrazar.—Nuestros hermanosdelCírculo aprecianvuestro sacrificio.Vuestros nombres
serecordaránatravésdelostiempos.Encadabolsahaymediomillóndeeuros.Mohamed y Ali le miraron asombrados. ¿Por qué les daba tanto dinero si
inevitablementeibanamorir?—Eldineronopuedecompensarlapérdidadeunavida,perosíayudaravuestras
familias, ya que dejarán de contar con vuestra ayuda. Os lo entrego en efectivoporqueesmejor.Situpadre,Mohamed,recibieraunatransferenciademediomillónde euros las autoridades sospecharían de inmediato, y lo mismo sucedería con tufamilia,Ali.
—Pero...noesnecesario...mipadreseganabienlavida—respondióMohamed.—Tu padre va a perder a sus dos hijos y necesita tener garantizada la vejez.
Además, ¿te olvidas de tu esposa? Tienes mujer y dos hijos. ¿Qué será de elloscuando faltes? En cuanto a tu familia, Ali, malviven, y este dinero les ayudará amontarsupropionegocioenMarruecos.
AMohamednoselehabíaescapadolaafirmacióndeOmardequesupadreibaaperderasusdoshijos.
—Gracias—afirmóAli—,mifamiliaosloagradeceráeternamente.—No me deis las gracias, el Círculo nunca abandona a los suyos. Y ahora
repasaremoselplan:cómoiréisaSantoToribioydóndeesconderemoselexplosivo.ElplandeOmarerasencillo;enrealidadyalohabíanhabladoenotrasocasiones.
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Irían en una excursión con otros peregrinos. La suerte les acompañaba, porque ungrupodecatequistas, todos jóvenes,de laedaddeMohamedyAli, ibanaganareljubileoaSantoToribio.Naturalmente,losautocareserandelacompañíadeOmar,yel chófer de uno de los vehículos, un hermano del Círculo. Los cinturones con elexplosivo irían en unas bolsas preparadas. Saldrían el jueves de buena mañana ydormirían en un hotel de Potes junto al resto de los peregrinos. La mañana delViernes Santo subirían a las doce, hora prevista para los oficios;Mohamed y Alipasaríaninadvertidosentreelgrupodejóvenes.Seríaentoncescuandoharíanestallarelmonasterioconcuantaspersonashubieradentro,ylomásimportante,noquedaríani un resto del camarín donde en una carcasa de plata sobredorada los monjesguardancelosamenteelpedazodeLignumCrucismásgrandedecuantosconservabalacristiandad.
Ornarsonreíasatisfecho.Ensumiradanohabíaniunasombradedudadequeelatentadosellevaríaabuentérmino.
—YasabéisqueaSalimal-Bashir lepreocupaespecialmentevuestrocometido.Yoconfíoenvosotros,vuestroéxitoserátotal.
—¿YHakim?—preguntóMohamed.—Continúa en Jerusalén —afirmó Omar—. Él también ha recibido sus
instrucciones.SuhermanolesustituirácomoresponsabledeCañosBlancos.SesientehonradodeocuparellugardeunhéroecomoHakim.Sihoyestoyaquíesporquehevenidoaentregarlelamismaayudaqueavosotros.
ElhermanodeHakimentróenlapequeñasalaseguidodeunjovenalquehabíanvisto en otras ocasiones en la casa. El joven depositó una bandeja con humeantesvasosdearomáticotéydulceshechosconmielyalmendras.
Omar dio buena cuenta de ellos, mientras Mohamed y Ali a duras penasdisimulabansunerviosismo.
MohamedqueríabuscarlaocasióndequedarseasolasconOmarparapreguntarleporLaila,perocomoparecíaque lacasualidadno ibaahacerleesefavor,optóporpediraOmarqueleconcedieraunosminutosasolas.
El hermano de Hakim invitó a Ali a dar un paseo para permitir que Omar yMohamedhablaran.
—¿Quéquieres?—preguntóOmar,malhumorado.—Anteshasdichoquemispadresperderánasusdoshijos...—Asíes.—Laila...—Lailadebemorir;tupadredeberíadehaberresueltoelproblema,peronoloha
hecho. No podemos permitir que tu hermana continúe con sus actividades. Suejemploestáhaciendodañoanuestrasmujeres,sobretodoalasmásjóvenes.Tepedíquesolucionaraselproblema.
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—Sí,peroluegomedijistequenohicieranada.—Esverdad,túnodebesdeponerteenpeligro.Estásdestinadoaunamisiónque
darámayorgloriaalislam—sonriócomplacienteOmar.—¿Quién...quiénlohará?—seatrevióapreguntarMohamed.—Elhonordelasfamiliassedebelavarenlapropiafamilia.Loharáunodetus
primos;llegaráenunpardedíasdeMarruecos.AMohamedleestremeciólanoticia.Supadrelehabíaanunciadoquesuhermano
mayor le enviaba a uno de sus hijos para que le ayudara a encontrar trabajo enGranada.Naturalmentesealojaríaconellos.Loquesupadrenosabíaesqueaqueljovenveníaamatarasuhija.
Mohamed se sentía impotente a la vez que la rabia le dominaba. Rabia contraLailaalaquequería,peroqueporsutozudezestabacondenadaamorir.
—Esmejorasí—continuódiciendoOmar—ynotepreocupes,nosocuparemosde tu primo. Sabemos ser generosos, aunque éste no es un caso que debiéramosresolver nosotros. Ahora no pienses más en ello. Eres un buen creyente, prontoestarásenelParaísojuntoaAlá.¿Nolamentaráslodetuhermana?
Le hubiera gustado tener valor para decirle que sí, que lamentaba que Lailatuvieraquemorir,quelaquería,queerasuhermana,peroMohamedbajólamiradaalsueloynorespondióalapregunta.
—¿Cuándoserá?—quisosabersinqueaOmarlepasarainadvertidoeltonotensodesuvoz.
—Esolodecidirátuprimo.Éldeberáescogerelmejormomento.—Noquieroquesufra—pidióMohamed.—Supongo que tu primo sabrá cómo hacerlo sin causar más sufrimiento del
necesario—respondióOmarconindiferencia.NiMohamed ni Ali hablaronmucho en el trayecto de regreso a Granada. Ali
pensabaenquéhacerlosúltimosdíasdesuvida,yMohamednopodíaquitarsedelacabezalasentenciademuertecontraLaila.
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Raymondsedespertótemprano.Enrealidad,apenashabíalogradodormirpensandoenCatherine.Temíaqueunavezsaciadasucuriosidadellanoquisieravolveraverleyahoraquelahabíaconocidoélsesentíaincapazderenunciaratenerlacerca.
Conscientedequeeraunviejoyque la soledad lehabía acompañadodesde lainfancia,ansiabacompartir losúltimosañosdesuvidaconalguienque llenarasusdíasdealegría.NosabíasiCatherineseríacapazdedarlefelicidad,peroalmenoserasuhijayelsolohechodetenerlaenelcastilloseríaunabendición.
PensóllamarlaalMauriceeinvitarlaaalmorzar,peronoseatreviótemiendolareaccióndeCatherine.AdemásdebíaesperarlavisitadeYlena,quepodíallegarencualquiermomento.
Telefoneó a su fielmayordomo, quien le informóde los asuntos cotidianos delcastillo, y le pidió que prepara la suite principal, y dispusiera flores por todo elcastillo. Si Catherine iba a d'Amis quería que lo sintiera como su hogar, que seenamoraradellugarenelquegeneracionesdeD'Amishabíanvivido.
Nohabíaterminadolaconversaciónconelmayordomocuandoescuchóeltimbre.AbriópensandoquepodíaserYlena,ysequedósinsaberquéhacercuandose
encontróconCatherine.—¿Hasdesayunado?—preguntóellaamododesaludo.—Sí,desayunémuypronto—respondióRaymondsinsaberquéactitudadoptar
anteaquellahijadecididaasorprenderle.—Bueno,peropodemostomarotrocafé,¿teparecebien?¿Meinvitasapasarote
molesto?—preguntóellaaúnenelumbraldelapuerta.—Pasa,laverdadesquenoteesperaba—confesóRaymond.—Yotampocoesperabavertehoy,ypuedequenielrestodemivida,peroaquí
estoy.Lainvitóasentarsemientraspedíacaféalserviciodehabitaciones.—¿Quétienesquehacerhoy?—preguntóCatherine.—¿Hoy?Bien...bueno...tengoqueveraunapersona.Encuantolaveapuedeque
regresealcastillo.Estoyunpococansado;yasoymayoryaúnnomeherepuestodelviajeaEstadosUnidos.
—Debíasdehabérteloahorrado.Ledijeamiabogadoqueledijeraaltuyoquenoseteocurrierair.
—Losé,perocreíqueeramideberestarcontigoenunmomentoasí.—¿Cómo puedes haber creído que yo iba a querer estar contigo mientras
enterraba a mi madre? ¡Debes estar loco para haber pensado algo así! Tú eres laúltimapersonaquemimadrehubiesequeridoqueasistieraasuentierro.
—Bien,yohiceloquecreícorrecto.Tampocoerafácilparamíireintentarverte.
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Fueronunosdíasagotadoresydemuchosufrimiento—leconfesóél.—¿Sufrimiento? ¡Es increíble qué hables de sufrimiento! Yo era quien estaba
sufriendo,quien sufrepor lapérdidade sumadre,pero tú...Si lahubiesesqueridohabríarenunciadoatuslocuras,habríasrotoconellocodetupadre,habríasintentadotenerunavidapropiajuntoaella,perolasacrificaste,comomesacrificasteamí.
EltonofríoehirientedeCatherineenmudecióaRaymond.Temíadeciralgomásquelacontrariarayselevantaradejándolesolo.—Quizánohasidounabuenaideavenir—dijoellalevantándoseydirigiéndosea
lapuertacumpliendoasílostemoresdesupadre.—¡No,porfavor,notevayas!Raymond se había levantado colocándose ante ella con la voz y el gesto
suplicante.—Enrealidadestoyconfundida—admitióella—.Nosésiestoyhaciendobien,
quizáhasidounamalaideaconocerte.—Catherine, yo... en fin, creo que deberíamos darnos una oportunidad, que tú
deberíasdarmeunaoportunidad.Nosé...hablemos,conozcámonos,ysiluegosiguespensandoquesoyunmonstruo...enfin...notienesnadaqueperder.
—Nosésiestoytraicionandoamimadre—respondióellaenvozbaja.—¿Traicionándola?¿Porqué?—Aellanolegustaríavermecontigo,esolosé.—¡Por favor,Catherine, júzgame después de conocerme! Pero hazlo tú, con tu
propiocriterio.Permítemedecepcionartedirectamente.—Sí,supongoqueloharás.Unosgolpessecosenlapuerta interrumpieronlaconversación.Raymondtemió
quefueseYlena.Fueaabrirlapuertayefectivamenteseencontróconella.—Buenosdías—dijomientrasentrabaenlasuitesinesperaraquelainvitaraa
entrar,peroseparóensecocuandovíoaunamujersentadaenelsofáconunatazadecaféenlamanoymirándolaconcuriosidad.SevolvióhaciaRaymondyleinterrogóconlosojossobrelapresenciadeaquelladesconocida.
—Sinoteimportanospodemosverdentrodeunrato;ahoratengotrabajo—lepidióRaymondasuhija.
—Bien,yanosveremos—respondióCatherinemalhumorada.—¿Tepasoarecogerporelhoteldentrodeunahora?—No.Raymond temió queCatherine se fuera para no volver, demanera que decidió
correrunriesgoquesabíaqueelFacilitadornoleperdonaríasillegaraaconocerlo.—¿Porquénomeesperasaquímientrasyohabloconestaseñoraeneldespacho?—Bueno—aceptóCatherinedemalagana.
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RaymondindicóaYlenaqueleacompañaraalpequeñodespachosituadojuntoalasala,ysecongratulódequeaquellasuitedelCrillóndispusieradetantoespacio.
CuandocerrólapuertaysesintióasalvodelamiradainquisitivadesuhijatuvoqueenfrentarsealceñofruncidodeYlena.
—¿Quiénes?—preguntólamujer.—Esmihija,nosepreocupe.—Nadiedebevermeconusted.—Yonosabíacuándovendríaustedyellasepresentódeimproviso.¿Nocreeque
esmejoractuarconnaturalidad?Ylenalemirópreocupada.Aquelimprevistoladesazonaba.Nolehabíagustado
lahijadeRaymond;sehabíasentidoescudriñadadearribaabajoporella.Raymond le entregó una cartera con la documentación y el dinero, que ella
comprobóconminuciosidad.—Prometierondineroparanuestrasfamilias.—Aquí tiene una parte; el resto lo recibirán en un par de días, ya está todo
arreglado.Busquelasilla,lasarmasylosexplosivosenladirecciónquevieneenelsobre.Allílesdarántodoelmaterialpreparado.¿Susacompañantesestándispuestos?
—Loestamos.—Bien,entoncesnohaymuchomásquehablar.Quetengasuerte.—¿Suerte?Sabequevoyamorir.—Losé,peromorirácumpliendounavenganza;seráunamuertedulce.Ylenanorespondió.Unligeroruidolaalertóymiróhacialapuertaqueseparaba
eldespachodelasaladondesehabíaquedadoCatherine.Raymondobservósugestoeintentótranquilizarla.
—Nosepreocupe,nadienosescucha.—¿Estáseguro?—Loestoy.Cuando regresaron al salón Catherine hablaba por su teléfono móvil; parecía
enfrascada en una conversación con una amiga. Raymond sintió alivio de que asífuera,Ylenaapenaslamiró.
—¿Quiéneraesachica?—preguntóCatherineapenashubosalidoYlena.—Nosabíaqueerascuriosa—respondióélesquivandolarespuesta.—Ynolosoy,sóloque...enfin,nosémuchodetiymehasorprendidoverauna
chicatanespecialaestashorasdelamañana.—¿Especial?¿Quétienedeespecial?—Suaspecto;esmuyguapaaunquenotengamuchogustovistiendo.—Parasatisfacer tucuriosidad tediréque trabajaenelbufetedemiabogadoy
quemehatraídounosdocumentosqueteníaquefirmar.¿Contenta?—Bueno, en realidadme da lomismo. Siento haberte preguntado—se excusó
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ella.—Voyaregresaralcastillo,¿quieresvenirconmigo?—¿Alcastillo?¿Ahora?—Sí,con la firmadeesospapelesyanomequedanadaporhacerenParís,de
maneraquevuelvoacasa.TúqueríasconocereIcastillo,¿no?—Sí,pero...bueno...nosésiquieroirahora.—Serásbienvenidacuandoquieras.—Entonces,¿tevas?—Sí,anoserquequierasquemequedeparaestarcontigo.—No,notenecesitoparanada.—Entoncesregresoalcastillo,tengoobligacionesqueatender.Catherine se levantó y cogió su abrigo y Raymond lamiró con pesadumbre y
temor.Lecostabaentenderla.DesdequehabíasalidodelCrillondoshombresdelYugoslavoseguíanaYlena
sinqueéstasedieracuenta.Teníanórdenesdenoperderladevistay,sobretodo,decomprobarquenadielasiguiera.Unodeloshombresparecíaincómodo,nodejabademirardecuandoencuandohaciaatrás.
—¿Quétepasa?—lepreguntósucolega.—Nosé,perocreoquenossiguen.Habíaunamujermuyextrañaenelvestíbulo
delhotel...—¡Quétonteríasdices!Heestadoatentoatodoslosqueentrabanysalíanynohe
vistoanadiesospechoso.—Puedequetengasrazón.—Estetrabajonuestroterminavolviéndonosparanoicos.—Másvalequenonosequivoquemosoeljefenoscortaráatiras.DiezagentesdelCentroAntiterroristaseguíanlospasosdelosdoshombresdel
Yugoslavoydeaquellamujeraltaydelgadaquecruzabaconpasorápidolaplacedela Concorde, buscando la otra orilla del río, donde está la Asamblea Nacional.EstabanencontactopermanenteconLorenzoPanetta,quien leshabíaconminadoanoperderdevistanialamujernialosdosmatones.Otroequipodelcentrosehabíapuesto enmarcha para reforzar a los agentes que ya estaban en la calle. Panetta yMatthewLucasestabandispuestosaaveriguarquéocultabaelconded'Amis;además,cadavezestabanmásconvencidosdequeelpadreAguirreteníarazónyqueelconde—comodecíaaquel jesuita—ibaa intentarperpetrarsuvenganzacontra laIglesia,aunqueambostemíanquequizáporseguiraalcondepodíanestarperdiendolapistadelCírculo.QuizáHansWeinteníarazón:losmalossuelencoincidirenlosmismossupermercados de armas, de manera que Karakoz bien podría estar sirviendo alCírculoyalcondeindistintamente,peroPanettahabíadecididodejarseguiarporsuintuición yMatthew Lucas le secundaba. Esperaba no estar cometiendo el primer
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errordesucarrera.—¿Sabemosalgodesufuente?—preguntóelsacerdoteaPanetta.—Noscuentacosasvagas, sin importancia,peroesperoqueenalgúnmomento
nosseadeutilidad—respondióPanetta.—Esapersonacorreungranpeligro;sielcondedescubrequeleestánespiando
puedehacercualquiercosa—dijoeljesuitaconpreocupación.—Nosepreocupe;cuandoalguiensemeteenesto,sabealoquesearriesga—
intervinoMatthewLucas.—Aunasímepreocupasaberquehayalguienenlaguaridadellobo—insistióel
sacerdote.—Esunriesgoquetengoquecorrer—afirmóPanetta—.Esdevitalimportancia
saber qué pasos va dando el conde y eso sólo lo podemos saber si nos lo cuentandesdedentro.
—Sisujefeseentera,¿quéhará?—quisosaberelsacerdote.—Mi jefe lo sabe casi todo; sabe que estamos consiguiendo información del
entorno del conde, aunque no le he precisado cómo ni quién. Cuando todo estotermine,yomismose lodiré, leexplicaré todocuantohehecho,peroporahoraesmejor que nadie sepa más de lo que necesita saber. Usted es sacerdote y puedeguardarelsecreto,yMatthew...bueno,creoqueapesardetodoentiendeporquélohehecho.
ElpadreAguirreencendióunGauloises,habíavueltoafumar.Sereprochabaasímismosudebilidad,yseconsolabadiciéndosequecuandoterminaralapesadillaqueestaba viviendo y pudiera regresar a su retiro de Bilbao, nunca más volvería aencenderuncigarro.
Lorenzo Panetta también fumaba, y ambos se sentían avergonzados ante lasmiradas de reprobación del joven Matthew Lucas. Aquella mañana ya se habíafumadomediopaquetedeGauloisesysentíalagargantasecayáspera.
Sentados ante un panel demonitores a través del cual seguían el recorrido deaquella extraña chica por las calles de París, el viejo sacerdote aprovechaba losmomentosdesilenciopararezar
—¿Sabe, padre?Cuesta creer que en pleno sigloXXI un hombre sea capaz dequereratentarcontralaIglesiaporalgoquesucedióenelsigloXIII,pormásqueesefrayJuliándejaraelencargodequesevengaralasangredeloscátaros.
IgnacioAguirresopesólaspalabrasdeMatthewLucasantesderesponderle.Enrealidad, llevabaañosdandovueltasaesamismareflexiónyaúnmásdesdequeelobispoPelizzolilemandóllamaraRoma.Ycuantomásrespondíaalapregunta,másse daba cuenta de las malas interpretaciones a que daba lugar la crónica de frayJulián.
—Fray Julián no quería que corriera más sangre, y de ningún modo pedía
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venganzaporlacruzadacontraloscátaros.Nadamáslejosdesupropiopensamiento.—Padre,creoqueyameheleídoalmenosmediadocenadevecesesacrónicay
la frase finalesmeridianamenteclara:«Algúndíaalguienvengará lasangrede losinocentes».
—Es loque fray Julián temía:queante tanta sangrederramadaalguiencreyeraquelaúnicarespuestafueralavenganza.FrayJuliáneraunhombreconproblemasdeconciencia,unclérigoquenocompartíaloqueestabahaciendolaIglesia,peroquesesentíaincapazdetraicionarla.
—Enrealidadlatraicionó—apuntóMatthew.—No, no lo hizo. Intentó conciliar todas las lealtades, y creo yo que hasta lo
consiguió.ÉlnoseapartódelaIglesia,nosehizocátaro,pormásqueintentóayudaraquenoperecieran aquellasgentesque teníanunavisióndistintadel cristianismo.FuelealadoñaMaría,agradecidoporcuantohizoporél,yporquequisoestara laalturadeloquecreyóqueerasuobligaciónconlacasadeAínsa,pormásqueelserbastardo le dolía en lo más profundo. Protegiendo a doña María cumplió uncompromisodelealtadconsupadre,aunquenadielehubierapedidoquelohiciera.
»A fray Julián le enfermó laconciencia:vivir la contradicciónde ser leal a tandistintascausas.Eraunhombredebien,unhombrequeabominabadelaviolencia,ytambién un hombre cuya razón chocó contra el fanatismo inmísericorde de frayFerrer. No puede aislar la última frase del resto de su vida; además, a mi juicio,tambiéneséstalainterpretacióndelprofesorArnaud,queendefinitivafuequiennosha legado el estudio sobre fray Julián, lo que éste teme es que algún día alguienquieravengartantasmuertesyporellosederramemássangre.
—Haceunainterpretaciónmuybenévolaeinteresadadelacrónicadeesefraile.—No,Matthew,noesasí.Sihaleídoademásdelacrónica,todaslasanotaciones
del profesor Arnaud que la acompañan, verá que rengo razón. Y le aseguro qucFerdinandArnaudnoeraunhombrereligioso,nisiquieracreyente.
Le llegó a conocer muy bien —aseguró Lorenzo Panetta interviniendo en laconversación.
—Nosvimosdosveces,perofuerondosocasionesmuyespecialesy,pordifícilqueparezca,avecesseconocemásaunhombrealquehas tratadounahoraqueaalguienaquienvestodoslosdías.
DespuésdedeambularYlenasemetióenelmetroy tomóunalíneaqueparabacercadelaGaredeLyon.Losagentesquelaseguíanlavieronacercarsealataquilla,comprarunbilleteypagarenefectivo.Unodeellos,trasmostrarunaplacadepolicíaalempleadodelosferrocarriles,consiguióaveriguarquelamujerhabíacompradounbilleteparaelOrientExpress.
—Va aEstambul—le dijo un cajero que luego estuvo todo el día pensando sihabíahechobienenrevelareldestinodeaquellamujerdemiradaperdidaaltipoque
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lehabíaenseñadounaplacadepolicía.LosagentesinformaronnerviososaPanettayéstediolaordendequealmenos
dosdeellos subieranal trenyno laperdierandevista.Yacompraríanelbillete alrevisor;queinventaranloquelesdieralaganaparajustificarsupresenciaeneltren,pero se aseguró de que entendieran que no admitiría excusas si se les escapabaaquellamisteriosajoven.
—SevaaEstambul—explicóaMatthewyalpadreAguirre,queescuchabanensilenciolasórdenesdePanetta.
—Llamaréahoramismoamiagencia;tenemosgenteallí—aseguróMatthew.—Hágalo, yo voy a llamar a HansWein. Creo que debemos desplazar allí un
equipo,aunquetambiéntenemosgente,perotodoslosojosseránpocos.EstabahablandoconHansWeinparacomunicarlelasúltimasnovedades,cuando
un agente destacado en el Crillon le llamó para anunciarle que el conde dejaba elhotel.Panettanodudóniunsegundoenordenarlequelesiguieran.
—Supongo que no se va a encontrar con la chica, pero hay que seguirledondequieraquevaya.
ElpadreAguirreencendióuncigarroyaspiróelhumoasesinoquelequemabalagarganta.LorenzoPanettaleimitó.MatthewLucassaliódelasalaprotestandoenvozbaja.
***
Lamujer se sobresaltó cuando escuchó la voz de su amante, aunque por aquelnúmero de móvil sólo podía llamarla él. Pero Salim nunca la había localizado enhorasdetrabajoyesolaalarmó.
—¿Estásocupada?—Sí—murmuróellasonrojándose.—Tenemosquevernos.—¿Cuándo?—Ahora.—¿Ahora?¿Dóndeestás?Nosésipodré...—¿Cuántofaltaparaquesalgasaalmorzar?—Quinceminutos,perosuelohacerloenlacafeteríadelCentro;nodisponemos
demuchotiempo,apenasmediahora,¿nopodemosvernosmástardeenmicasa?—Entúcasano,estarávigilada.—Entonces...—¿Quéibasahacerestatarde?—Irmeacasa.—Hazlo que has hecho en otras ocasiones: prepárate para salir a correr, sigues
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haciendofootíng,¿no?—Sí.—Salacorrer;aunquesonpequeños,puedesiralosjardinesdelaplaceduPetit
Sablon,alladodetucasa.Nosveremosallí.Sintió alivio cuando escuchó el clic que indicaba que él había cortado la
comunicación.Miró a su alrededor para observar si alguien lamiraba, pero nadieparecíahacerlo.LosempleadosdelCentroaparentabannopreocuparseporlasvidasajenas y no meterse en los asuntos de los demás, pero ella sabía por experienciapropia que todos se sabían al dedillo la vida de los demás.Y ella era una personaespecialmentesignificada,yahoramásquenuncanecesitabavolverseinvisible.
Apenas almorzó, pero nadie comentó su falta de apetito. Procuró no pareceransiosapormarcharse,peroencuantofuelahoracogióelbolsoydejólaoficina.
Se impusoconducirdespaciopara llegarasucasa.Unavezallí,secambióconparsimonia buscando el chándal más favorecedor. No es que tuviera muchasesperanzasdeconmoverle,peroalmenos lo intentaría.Demaneraquese retocóelmaquillaje, se puso un chándal que creía le sentaba bien y salió como tantas otrastardes a correr por los alrededores de su casa situada en aquel barrio elegante ydiscretodeSablon,muycercadelaplaceRoyaleydelMuseodeArteAntiguo.Enaqueledificiovivíandosaltos funcionariosde laOTANy,comobiensabía,estabavigilado.EnrealidadBruselaseraunaciudadvigiladanocheydíadondelosserviciosdeespionajepropiosyajenosnoseperdíandevista.
Pasó por delante de las estatuas de los condes deEgmont y deHorn, víctimassiglosatrásdelaCoronaespañola,ycorrióalrededordelaverjadelparque,unaverjadehierroforjadodecoradaconcolumnasdeestilogótico.
Aquelparqueerapequeñoperomuyverde,yaaquellashorashabíapocagente.Dejóvagar lamiradabuscándoleyno tardóenverlecaminandodistraídamente
como quien no tiene prisa y se entretiene paseando. Intentó comportarse connaturalidadmientrassedirigíahaciaél.
—Estáscorriendounriesgomuygrandeviniendoaquí—ledijoella.—Sí,supongoquesí,peronecesitabaverte.—¿Sucedealgo?—preguntóalarmada.—Quieroquenoscasemos.Ellasintióquelasangrelesubíaalacabeza.LapeticióndematrimoniodeSalim
la desconcertaba. ¿Cómo podía querer casarse con ella después de lo sucedido enRoma?Allí la había despreciado hasta hacerla sentirmenos que nada, y ahora derepentelepedíaquesecasaraconél.
—Pero¿porqué?—seatrevióapreguntarle.—¿Nosabesporqué?Porquetequiero.Sientoloquepasó.Quieroquecambies,
que seas como yo, pero deseo que lo hagas porque me quieres tanto como yo te
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quiero.En el tono helado de Salim no había ni una pizca de romanticismo, pero ella
creyóqueélestabahaciendoungranesfuerzopormostrarsearrepentido.—Yotequiero,Salim,yclaroquedeseocasarmecontigo.—Entoncesloharemoscuantoantes.—¡Estásloco,sabesquenopodemos!TendríasatodoelCentroinvestigándote,y
yoyanoteseríadeningunaayuda.—Por ahora sigo siendo un ciudadano fuera de toda sospecha.Quiero que nos
casemos,lotengotodopreparado.LoharemosenRomadentrodeunasemana.—¿EnRoma...?—Eltonodeelladenotabadolor.EnRomahabíavividoelpeordíadesuvida,
habíacreídoqueleperdía,sehabíasentidohumillada,despreciada.—Sí,enRoma,quierocompensarteporloquepasó.Noteabrazoporquenosési
alguienpuedevernos,perodebesestarsegurademiamor.Suspiróaliviada.NohabíalogradoconciliarelsueñodesdequeregresódeRoma
aquelfindesemanafatídico,yahoraéllepedíaqueseconvirtieraensuesposa,algoconloquenisiquierasehabíaatrevidoasoñar.
—Tequiero,Salim,tequieromásqueamipropiavidaynuncacreíquepodríaconvertirme en tu esposa. Dejaré de ser como soy, me convertiré en una buenamusulmana,teseguirédondequieraquevayas.Nosoportoestarsinti.
—Entoncesmehasperdonado—ledijoélmirándolaconintensidad.—Puedeshacerdemíloquequieras,Salim.—Bien,organízalotodoparaestardentrodeunasemanaenRoma.Pideunosdías
devacacionesparanuestralunademiel.—¿Deboanunciarquemecaso?—No,yaloharásaturegreso.Decidiremosjuntosquéhacerdespués.Ahorasólo
debemospensarenlaboda.—Salim,noquieroiralmismohotel—suplicóella.—Noloharemos.¿TeparecebienelExcelsior?—Cualquieramenos...—Calla,nolorecuerdes.Tecompensaré,teprometoquetecompensaré.Yahora
vete,corre,piensaennosotros.Sientonopoderabrazarte.Corriósinrumbo,despuésdecruzarlaruedelaRégencehacialaplaceduGran
SablondondeenaquelmomentoseestabailuminandolafachadadeNótreDameduSablon,unaiglesiagótico-flamencaqueeraunodelosorgullosdelaciudad.
Cuandoregresóasuapartamentoestabaextenuada;sepreguntabaporquénosesentíafeliz:queríacasarseconSalim,sabíaquesudestinoestabaunidoaldeaquelhombre, pero la petición de matrimonio la había apesadumbrado, sin que ellosupusieraniporunmomentoquecuestionaralaideadecasarseconél.Loharía,en
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realidad ya no se pertenecía a ella misma, lo había descubierto aquella noche enRoma cuando él la hizo sentirse poco menos que un guiñapo; desde entonces nohabía conseguido recuperar su autoestima; por eso no lograba sentirse feliz ni aunsabiendoqueéllaquería.
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SumadrehabíacocinadouncuscúsdecorderoayudadaporlasilenciosaFátima.Su padre había pedido a Laila que aquel sábado no saliera de casa y diera la
bienvenida, juntoal restode la familia,a suprimo.Mohamedhabía temidoquesuhermanasenegara,peroparecíahaberaceptadodebuengradoparticiparenaquellacenafamiliar.
Mustafallegóamediatardeconunamaletapequeñacomotodoequipaje,apesardequeasegurabaquequeríaprobarsuerteenEspaña.
—Aquí las cosas no son fáciles—le aseguróMohamed—, cada día estánmásdurosconlospapeles;ademássonunosracistas,prefierenalossuramericanosporquesoncristianoscomoellos.
ElpadredeMohamedaseguróaMustafaqueharíanloimposibleporayudarleyquepodíaquedarseavivirconelloseltiempoquefueranecesario.
—Eres hijo demi hermano, sangre demi propia sangre, y ésta es tu casa.Notenemoslujos,perosíalgunascomodidades.
Mustafalesentretuvocontándoleslasúltimasnovedadesquesehabíanproducidoenlafamilia:bodas,defunciones,bautizos,trabajos...lomezclabatodomientrasdababuenacuentadelcuscússervidoporlaesposadesutío.
—Ytú,Laila,¿siemprecomescon loshombres?—preguntóde improvisoa suprima.
—¿Acasoteofendequemesienteacomerenmipropiamesa?—No, pero... bueno, veo que tu madre nos sirve como hacen las buenas
musulmanasyquetucuñadalaayuda,peroningunasehasentadoconnosotros.Mohamedserevolvióincómodoenlasillamientrasquesupadresintiólamirada
desuesposaclavarseconrabiaensusobrino.—Esto esEspaña,Mustafa—respondióLaila—,yyo soy española.Hace años
que tengo lanacionalidad.Aquínohaydiferenciasentremujeresyhombres, todostenemoslosmismosderechosydeberes.Nomeimportaayudaraservir lacena; lohagoencantada,peronocompartoquemimadrenopueda sentarseconnosotrosyquetampocolohagaFátima.¿Quéhaydemaloencomerjuntos?NocreerásqueaAláleimportaquelohagamos.
—La tradición es ley y debemos respetar nuestras propias leyes. Por más quehayascambiadodenacionalidaderesquieneres:Laila,lahijadetuspadres,marroquíymusulmana,¿oacasohasapostatadodenuestrafe?
—SoycreyenteycadadíaquepasasientoqueAlámedamásfuerzasparaviviryhacerloquehago.
—¿Yromperconlatradiciónesloquecreesquedebeshacer?—TenemosqueentrarenelsigloXXI,Mustafa.Elrelojnosepara.Lohanhecho
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los cristianos, lo han hecho los judíos, y nosotros no podemos seguir retrasándolo.Dime, Mustafa, si tuvieras un cáncer, ¿irías a un hospital? ¿Permitirías que teoperaran y te dieran un tratamiento del siglo en que vivimos o preferirías que tepusieranunemplasteytedieranunacoccióndehierbasparacurarte?
—Noséquépretendesdecir—respondióMustafa,malhumorado.—Pues que si tuvieras una grave enfermedad te curarías con remedios de este
siglo, no te empeñarías en morirte porque en el pasado se curaba con sangrías yemplastes. Tenemos que adaptar nuestras costumbres almundo actual, y eso nadatienequeverconlafeniconlapiedad.Yosoycreyente,Mustafa,perosimepongoenfermavoyalmédico,siquieroirdeviajelohagoenavión,entren,enautocar,enbarco,comotúlohashecho;nomesuboenunpollinoparairdeunlugaraotro.SimequieroinformardeloquesucedeenMarruecospongolatelevisión,noesperoaque un pariente nos escriba diciendo lo que allí sucede. Para saber de la familiautilizo el teléfono, lomismo que tú.Y no confiamos los alimentos al fresco de lanoche,sinoquelosguardamosenlanevera.Elmundohacambiado,Mustafa,elrelojnosehaparado,ynosotrosdebemosadaptarnuestrascostumbres,nuestrasnormas,almundoenquevivimos;debemosleerlostextosantiguosconotramirada,sinperderlo esencial, y lo esencial es que Alá existe y que no debemos olvidar que es elMisericordioso.
La habían escuchado en silencio. Sumadre, esbozando una sonrisa de orgullo;Fátima, con admiración; su padre, con cariño; Mohamed, con asombro; y hastaMustafa,porlomuchoquetardóenreaccionar,parecíaimpresionadoporLaila.
—Hacestrampaconlaspalabras.¿QuiénerestúparainterpretarlaLey?¿Acasoeres más sabia que nuestros imames y ulemas, que han dedicado toda su vida alestudiodelCorán?Buscasexcusasparajustificartucomportamiento,nadamás.
—¿Mi comportamiento? ¿Qué sabes tú de mi comportamiento? ¿A qué terefieres?
—Mehaextrañadovertesinelhiyab...yqueestéssentadaaquíconloshombres;en cuanto a las cosas que dices... procura que nadie te oiga, porque causaríasescándaloennuestracomunidad.
—Seescandalizanquienesquierenyesenellosdondeanidaelmal,noenmispalabras.Yosólodigoquenoesincompatiblelafeconlademocraciaylalibertad,yconelrespetoalascreenciasdelosdemás.HayunafrasedeMartinLutherKingquesiempremehaconmovido,diceasí:«Hemossidocapacesdevolarcomolospájaros,de nadar como los peces, pero no somos capaces de vivir sencillamente comohermanos».Puesbien,yocreoqueesposiblehacerlo,dependedenosotros,dequenoseamos tan soberbios de creer que a cada uno nos asiste toda la razón, de quererimponernosalosdemás,decondenarycombatiralosquerezan,sientenopiensandemaneradistinta.Dejemosquecadacual receasuDios,dotémonosdenormasyde
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leyesquecumplamostodosyquehaganposiblelaconvivenciapacíficayrespetuosa,yreconozcanlosderechossagradosquetenemoscomopersonas.
—¡Basta!—gritóMohamed, más conmovido de lo que quería permitirse. Laspalabrasde suhermana le llegabana lomásprofundode su sery sentíauna rabiainfinitahaciaella,porsercapazdehacerledudar.
DuranteunsegundoMohamedsehabíadejadoenvolverporelrazonamientodeLaila;sedecíaquedenadaserviríaqueélseinmolara,queelmundonoseríamejorporquedestruyeranlosrestosdeaquellacruzenquehabíamuertoelprofetaIsa.
Lailahabíaestremecidosuconciencia,peroyanopodíavolverseatrás.—Cálmate,Mohamed—pidiósupadre—,ytú,Laila,calladeunavezynonos
pongasenevidenciadelantedelhijodemihermano.Mustafahabladeacuerdoalatradiciónquetodosdebemosrespetar.Yahoradeberíamosretirarnos,MustafaestarácansadodelviajeyvuestramadreyFátimadebenpodersentarseareposarycomeralgúnbocado.
Mustafa asintió y dio las gracias mientras Mohamed le conducía al pequeñocuarto donde hasta ese momento habían alojado a los hijos de Fátima. MientrasMustafa estuviera conellos, losniñoscompartirían lahabitaciónconFátimayconMohamed,loquesuponíaunalivio,porquedeesamaneratendríaotraexcusaparanotocarla.Nosehabíaquedadoembarazadapesea todos los intentosyél sentíacadadía más repulsión del cuerpo blando de su mujer, de sus ojos indiferentes que ledejabanhacersinemitirningúnsonido.Ellaestabatanlejosdeallícomoélmismocuandolaposeía.
—Mujer,cuandoterminesvenaacostarte,setevecansada.Lamujer asintió sin responder a la orden de sumarido que salía de la sala en
direccióndeldormitorio.Cuandosequedaronsolas,hizounaseñaaLailayaFátimaparaquelasiguieranalacocina.
—Laila,debestenercuidado.NomegustaloquehadichotuprimoMustafa.—Madre,nodebespreocuparte,nadapuedehacerme.—Sípuede—murmuróFátima.Lailaysumadrelamiraronexpectantes.Fátimasemordióellabiosindecidirsea
hablar.Habíallegadoaapreciarasusuegra,quejamáslehabíalevantadolamanoysemostraba amable y cariñosa con sus hijos. En cuanto a Laila... la admiraba, lehubieragustadotenerelvalordesercomoella.Hastaquelaconociópensabaquesuobligación era subordinarse a los hombres, pero ahora... no, no se atrevería arebelarsecontraMohamed,nicontraelvenerableimamAsanal-Jari,delqueteníaelhonordeserhija;peroelquenofueracapazdehacerlonosignificabaquenocreyeraqueLailateníarazónencuantodecía.
—¿Qué quieres decir, Fátima? —le preguntó Laila con más curiosidad quepreocupación.
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—Son nuestras costumbres... ya sabes... pueden lavar el honor de la familia...pueden matarnos si manchamos el honor de la familia... y tu primo... no sé...perdóname,peronomegusta.
LailasoltóunacarcajadayseacercóaFátimaparaabrazarla.Sentíacompasiónpor su cuñada, por aquella mujer poco agraciada, que se ocultaba bajo chilabasoscurasyconelhiyabcubriéndolesiempreelpelo.
—Fátima,estamosenEspaña,aquínosucedenestascosas;nadiemevaamatar,ademásyonohemanchadoelhonordelafamilia.
Pero sumadre había palidecido, sopesando las palabras de su nuera. A ella lehabíasorprendidoelapremiodelhermanodesumaridoparaquerecibieraasuhijoMustafa, y la había inquietado ver cómo éste había buscado la confrontación conLaila.
—Peroelhonordelafamilialosuelenresolverlosfamiliaresdirectos,elpadre,elmarido,elhermano...—dijolamujermirandoaFátima.
—Pero hay ocasiones en que si es necesario se busca a otro miembro de lafamilia.Puedehaberpadresquenosesientancapacesdematarasupropiahija,y...bueno,yocreoquepeseatodoMohamedquiereaLaila.Aveceshetemidoqueél...perono...nocreoquefueracapazdematarla.
Su suegra emitió un sonido lastimeromientras queLaila lamiró con asombro.Fátimaestabahablandodesuvidacomosinoleperteneciera,comosiviviromorirdependieradelavoluntaddesufamilia.
—Fátima, llevoaños luchandocontra todoestoquedices.Nopodemosdarporbuenoqueaunaadúlteraselalapideoqueaunladrónselecortelamanooaqueaunamujerselaasesineparalavarnoséquéextrañoconceptodelhonoroqueaunaniñalacasenconundesconocido.
—¡Tencuidado,Laila,noteconfíes!—lepidióFátimaconvozdesúplica—.YcuídatedeMustafa,evítale.Notedejaremossola,nisiquierapor lanochedeberíasestarsola.Atrancabienlapuertaynotefíesdetuprimo.
Fátima se asustó cuando su suegra se acercó a ella y le cogió las manosapretándoselasconfuerzamientraslaobligabaamirarladefrente.
—¿Quésabes,Fátima?¡Dínoslo!—leordenó.—¡Nosénada,os loaseguro!Si supieraalgonodudéisque lodiría,noquiero
que...noquieroquelepasenadaaLaila,perotengomiedo.Lastresmujeressequedaronensilencio,sobrecogidas,yLailaporprimeravez
tambiénsintiómiedo.Mohamedayudabaasuprimoacolocarlapocaropaqueguardabaenlamaleta.—Tumadre no ha debido permitir que tu hermana se haya convertido en una
cristiana—reprochóMustafaaMohamed.—Lailaescomoesynoesculpademimadre.Estoesmuydiferentedelaaldea
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dondevives,aquíesobligatorioquelasniñasvayanalcolegioy,desgraciadamente,lesmetenideasenlacabeza.Mispadresnoshaneducadocomodebían.
—Tú eres un buen musulmán; alguien de quien sentirnos orgullosos, pero tuhermana...estáprovocandoeldeshonoranuestrafamilia.
—Míhermananohahechonadareprobable—ladefendióMohamed.—¡Vamos,túsabesquesí!Loquehadichoestanocheesblasfemia.Supongoque
le tienes afecto, pero no debería importarte lo que le pase; cuanto antes loresolvamos,mejor.Túdeberíashaberlohechoperoyamehandichoque...bueno,queeresunhombreimportante,quenodebestenerproblemasconlaley.Paraesoestálafamilia. Tu padre es débil, siempre lo ha sido,me lo ha explicado elmío. Es unapena,porquees elmayor, aunquedehechoes amipadreaquienacude la familiaparapedirlejusticia.
—Mipadrenoesdébil—protestóMohamedsintiéndosehumillado.—Tuhermanadeberíaestarmuerta.Túnopuedeshacerlo,pero¿yél?—¿Matarías a tu propia hija? Bueno, supongo que no puedes responder a esa
pregunta;aúneresjovenynotieneshijos.—Tengotreshermanasalasquenodudaríaencortarelcuellosisecomportaran
comoLaila.Peroesonuncasucederáporquemimadrelashaeducadobienyyaestáncasadas.
—Creíquetushermanaseranmásjóvenesquetú.—Yasíes.Lamayortienedieciochoaños,lesigueunadedieciséisylapequeña
de catorce años. Mi padre arregló sus esponsales cuando eran niñas y ellas hanaceptado sudestino, comodebe ser. ¿Porquénohabéis casadoaLaila?Mimadredice que si se la hubieseis enviado os la habría devuelto casada. Mi madre nocomprendealatuya.
—Bien.Tedejaréquedescanses.Mohamednoqueríacontinuarladiscusiónconsuprimo.Élabominabadecuanto
hacía Laila, pero no soportaba los reproches deMustafa contra su hermana y suspadres.
—Nomequedarémuchotiempo,puedequeunasemana—leadvirtiósuprimo.—Noteprecipites,porquea lomejor...—Mohamedquedóensilenciomientras
Mustafaaguardabaaqueterminaralafrase.—Haré lo que he venido a hacer—respondió Mustafa. Mohamed salió de la
habitaciónsinresponderle.
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Raymond de la Pallisière presidía la reunión semanal de la fundación MemoriaCátara respondiendo a las preguntas preocupadas de sus más allegados. Aquelloshombres compartían con él su odio contra la Iglesia y habían confiado a su buenjuicioquellevaraadelanteunplanparainfligirungolpeaRoma,peroningunosabía,niqueríasaber,enquéconsistiríaelgolpe,aunqueansiabansabercuándosería.
TodosquedaronensilenciocuandoEdward,ellealmayordomodelconde,entróconpasoprecipitadoenlabibliotecadondecelebrabanlareunión.
Edwardseacercóalconded'Amisylemurmuróalgoaloídoqueconmocionóalaristócrata,porquetodoslospresenteslevieronpalidecer.
—Señores...mevanaperdonarunosminutos,enseguidaregreso.Raymond abandonó la biblioteca seguido de Edward. El mayordomo aún no
habíasalidodesuasombrodesdequeuncriadolehabíaavisadodequeunaseñoritaacababadellegar,unaseñoritaqueaguardabaenelvestíbuloydecíaserlahijadelconde.
Edwardhabíaacudidodeinmediatoysehabíaencontradoconunamujer jovende mirada impertinente, con un par de maletas Vuitton que le apremiaba a queavisaranasupadre.
Elcondehabíallegadoeldíaanterior;nolehabíadichoaEdwardqueesperabalavisitadenadieymenosdeaquellahijaque,porloqueélsabía,vivíaenNorteaméricayconlaquenoteníatrato.
Catherine estaba de pie y parecía de mal humor. Raymond se acercó a ellainterrogándolaconlamirada.
—Hedecididovenir—dijoellacomotodaexplicaciónasuinopinadavisita.—Eresbienvenidaalcastillo.—Gracias.—Edward, acompañe a mi hija Catherine a la habitación verde; mande una
doncellaparaqueleayudeconelequipajeyconcuantonecesite.—Nomevoyaquedarmuchotiempo...—Quédateloquequieras;ahora,simelopermites,tengounareuniónconunos
caballerosmiembros del comité demi fundación. El castillo está a tu disposición.Esperonodemorarmemucho.
—Noquieroserunincordio.—Noloeres;yahoraperdóname.Raymond regresó sobre sus pasos sintiéndose desconcertado a la vez que
satisfecho por la llegada de su hija. Tendría que acostumbrarse al carácterimprevisibledeCatherine,enesosíseparecíaasufallecidaesposa.
CatherinesiguióaEdwardporlasescalerashastaelprimerpiso,dondeeldiscreto
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mayordomo abrió una puerta que daba paso a una habitación entelada en seda decolorverdepálido.
—Ahora mismo le enviaré a una doncella para que la ayude a deshacer elequipaje.
—Nohacefalta;soycapazdedeshacermipropiamaleta.—Aunasílaenviaréporsinecesitaalgo...—Nonecesitonada.Gracias.CuandoEdwardsaliódelahabitación,Catherinesuspiróaliviadamientrasmiraba
asualrededor.La cama con dosel le pareció inmensa y le gustó el secreter apoyado contra la
paredy losdospequeños sillones tapizados enunverdemás intensoque el de lasparedes.Viodospuertasy,curiosa,lasabrió;unadabaauncuartodebañoylaotraaunvestidor.
No tardó más de diez minutos en deshacer las maletas. Estaba ansiosa porconocerelcastillo.
CuandosaliódelahabitaciónseencontróaEdwardapocospasosdelapuerta.—¿Deseaalgolaseñorita?—Sí,quieroconocerelcastillo,¿puedeenseñármelo?Elmayordomosonriósatisfechoporlapeticiónysedispusoaconvertirseenguía
deaquellajovenquealgúndíaseríaladueñadellugar.—Bien,señores, sóloquedaanunciarlesquedentrodeunosdías resarciremosa
nuestrasfamiliasporelsufrimientoquelesinfligieronenelpasado.SeráelViernesSanto;niyopuedodecirlesmásniaustedeslesconvienesaberlo.
Uncaballeroentradoenañosyconunmarcadoacentooccitanopidiólapalabra.—Quiero felicitarle en nombre de todos nosotros por la labor que viene
desarrollando.La familiaD'Amisha sido la luzqueha impedidoque se apague lamemoria de cuanto sucedió en nuestra tierra y que olvidemos a nuestrosmártires.Usted,lomismoquesupadre,hademostradounagenerosidadsinlímites.
Acontinuaciónhablóunhombredemedianaedad:—Entendemosquenosenosdebadarinformaciónprecisa,pero¿noseríaposible
conoceralmenoselalcancedeloquevaasuceder?Raymond les miró durante unos segundos antes de responder. No, no iba a
decirles una palabra de más. El Facilitador le había guiado hasta ese momentoinsistiendo en la necesidad de la discreción. Nadie debía saber más de lo quenecesitaba saber, le repetía. Ni siquiera los hombres y corporaciones a las que elFacilitador representaba sabían lo que sucedería, nimuchomenos cuándo.Queríanresultados, eso es lo que elFacilitador les garantizaba, de lamismamaneraque élgarantizaba a aquelloshombresque sentían comoél quehabía llegadoel díade lavenganza.
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—Porsupropiaseguridad,ademásdeporlamía,poreléxitodelaoperación,esmejorquenosepannada.SóloesténatentosalViernesSanto,eldíaqueloscristianoslloranlacrucifixión...Nodebodecirlesmás,caballeros.
En ese momento la puerta se abrió y todos los asistentes dirigieron la miradahacialafiguradeunamujerqueserecortabaentrelassombrasdelumbral,mientrasescuchabanlavozdeEdwardprotestando.
—¡Señorita,lehedichoqueahoranosepodíaentrarenlabiblioteca!PeroCatherineseplantóenmediodelagranestanciasonriendoalospresentesy
sinmirarasupadre.—¡Perdónenme!Siento haberles interrumpido...Raymondmiró a su hija y ella
pudoverensusojosverdesundestellodeira.—Caballeros, lespresentoamihija.Catherine,estosseñoresson losmiembros
delcomitédelafundaciónMemoriaCátara.Todos lospresentes se levantaronde inmediatopara saludara lahijadelconde
d'Amis.Todossabíandesuexistencia,algunosinclusohabíanconocidoaNancy,laefímeraesposadeRaymonddelaPallisière.
Catherinelessaludósonriente,ylesreiterósusdisculpasporhaberirrumpidodeaquelmodo.
—Peroacabodellegary...bueno,lesconfiesomientusiasmoporestelugar.NohepodidoresistirlatentacióndeentrarcuandoEdwardmehadichoqueaquíestabalabibliotecaconalgunos retratosdenuestros antepasados... todoestoes tannuevoparamí...LaencontraronencantadorayfelicitaronaRaymondporlapresenciadesuhija en el castillo, incluso le dijeron que ya era hora de que aquel lugar se vierafavorecidoporunamanofemenina.
Nohizo falta dar por terminada la reunión, de hecho ya lo estaba, yRaymondpidió aEdwardque sirvieraun refrigerio a sus invitados.Dada la hora, las siete ymedia,lamayoríaoptóporunjerez.
Catherinedepartióconunosyconotros interesándosepor lascostumbresde laregión, asombrándose de cuanto le contaban, mostrándose ávida por aprender.Raymonddejóqueseledisiparalairaparadejarpasoalorgullodetenerlaporhija.
Mediahoradespués,aquelloscaballerossedespidierondeseandoaCatherineunafelizestanciaenelcastilloeinvitándolaavisitarlesencompañíadesupadre.
Unhombreanciano,muchomásqueelconde,seacercóaésteyleabrazó,luegobesólamanodeCatherine.
—Hoyesundíafeliz,nosóloporlasbuenasnoticiasquenoshadadosupadresinoporhaberlaconocido.Miqueridoamigo,hablaremoselViernesSanto.
RaymondestuvotentadoderecriminaraCatherinesuinterrupciónenlareunión,pero decidió no hacerlo; se sentía demasiado orgulloso de que aquellos hombresconocieranaquienseríasuheredera.
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—Hablasmuybienfrancés—dijoelconde—,¿dóndelohasaprendido?—Mi madre se empeñó en que lo estudiara—contestó Catherine—. Tuve una
profesoracanadiense,madamePicard.Eramuybuena.—Ajuzgarportuacento,desdeluegodebíadeserlo.
***
Hakimbebía lentamente el té aromático que le había ofrecido Said, el jefe delCírculoenJerusalén.Losdoshombrescomentabanlosdetallesdelatentado.
—Tienes visado para un mes, de manera que no debes preocupárte. LosperegrinosconlosquevinisteestánvisitandoelSinaí—afirmóSaid.
—¿Creesquelosjudíosnosevanadarcuenta?Locontrolantodo.—Yanosoninfalibles.Nosabenlucharenlasombra.Miraloquehasucedidoen
Líbano, han sido incapaces de derrotar a Hizbullah. Están preparados para lucharcontraejércitos,paratirarlabombaatómica,peronoparalucharentresombras.
—ElMossad...—¡Esunmito!Laprueba somosnosotros: no sabennadadelCírculo. ¡Vamos,
tranquilízate!—Nodebemosconfiarnos.—Ynolohacemos.Tenemoshombresquenossiguenatodaspartesparasabersi
nosvigilaelMossado laShinBeitynohandetectadoanadie.Estásprotegidolasveinticuatrohoras,amigomío.
—Nomepreocupamividasinoeléxitodelaoperación.—Viviráshastaesedíayelmundoenteroseasombraráde tuhazaña.Nuestros
hermanostebendecirán.—Noesamíaquiendebenbendecirsinoaloshombresquenossabenguiar.—Y ahora, amigomío, repasemos el plan. Es una suerte que nuestro hermano
Omartengaunaagenciadeviajes.Susórdenessonclaras: lamañanadelviernesteunirásalgrupodeperegrinosconlosquellegaste,parairalosoficiosenlaiglesiadelSantoSepulcro.Nadiesefijaráenti;esedíahabrácientosdeperegrinosdetodoelmundoylosguíastienenbienorganizadalavisitadelosgrupos.Llevaráspuestoelcinturónconlosexplosivos.
—Pero¿yloscontroles?—¿Creesqueungrupodeperegrinosvaainteresaralossoldadosisraelíes?Nios
mirarán.Sólotienesquellegarhastaellugardondeseguardalareliquiayallí...desdeallí irás al Paraíso.Elmanejo del cinturón es sencillo, sólo tienes que tirar de unaanilla.
—Perolareliquiaestámuyprotegida,¿creesquelaexplosiónladestruirá?—Noquedaránada;esunapenaquenopuedasverlo.¡Ah!Omarmeencargaque
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tedigaqueestosúltimosdíasdebesunirteaalgunadelasexcursionesdelgrupoconelquehasvenido.CuandoregresendelaexcursiónalSinaícruzaránaJordania,parairaPetra;debesirconellos.
—Loharé.PeroantesquierovolveralaiglesiadelSantoSepulcro,quierohacerdenuevolarutaquedeberérecorrer.
—No,no irás.No es conveniente que lo hagas, alguienpodría fijarse en ti.Yahemosidoentresocasiones,tesabeselrecorridodememoria.
—Deboirunavezmás...—No,Hakim,nodebemostentaralasuerte.—¿Sabes?Echodemenosmipueblo.—¿Tupueblo?—CañosBlancos...nuncahesidomásfelizqueallí.Desdelacarreteraunopiensa
que las casas están suspendidas sobre los riscos. En primavera huele a azahar y afrutayelcieloesdecolorazulintensoytodoeldíaescuchamoselsonidodelaguacuandocaeenlasfuentes.CreoqueeslomásparecidoalParaíso.
Catherinesehabíaempeñadoenconduciryélhabíaaccedidodemalagana;sesentíamásseguroconelchóferquellevabaasuserviciomuchosaños.
Raymond estaba asombrado por el cambio que parecía estar operándose enCatherine.Noesquesuhijasemostraracariñosaconél,peroalmenosnoestabatanarisca y en guardia como al principio, e incluso había momentos en que la veíarelajadaysonriente.
Él le había enseñado cada rincóndel castillo y habían visitado los alrededores,perolagranvisitaeraladeaquellamañanaenquesedirigíanaMontségur.
SuhijanodejabadepreguntarleporlafundaciónMemoriaCátara;parecíatenerunrepentinointerésporelpasado,inclusoseconfesóentusiasmadaporlaCrónicadefrayJulián,apesardequesehabíamostradoreticentealeerlacuandoélleinsistióenqueeranecesarioquelohicieraparaquecomprendieralahistoriafamiliar.
PeroenesemomentoRaymondpensabaenelFacilitador.Lehabía llamadounpardevecessinrecibirrespuestayesole inquietaba.Tambiénhabía telefoneadoalYugoslavo\para asegurarsedequeYlenahubiera recibido elmaterial tal y como lehabían asegurado, pero tampoco tuvo suerte con esa llamada: el teléfono delYugoslavonorespondía.
—Nomeescuchas,estásdistraído.—Perdona,¿quémedecías?—TepreguntabaporeseprofesorqueescribiólahistoriadefrayJulián.—¿El profesor Arnaud? Bueno,mi padre le contrató porque él era uno de los
mejoresmedievalistasdeFrancia.Desafortunadamente,larelaciónconelprofesornofue fácil. Estaba casado con una judía que desapareció un buen día y eso leenloqueció.
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—¿Desapareció?¿Porqué?—Nolosé,creoquesefuedeviajeynoregresó.Élnoaceptóqueleabandonara.
Seconvirtióenunhombredifícil.Mipadrequisoquetrabajarajuntoaunequipodeinvestigadoresyestudiososnosólofranceses,peroélsóloponíainconvenientes.LoúnicoqueleinteresabaeralacrónicadefrayJulián.
—¿Yquéotracosadebíadeinteresarle?—Catherine,yateheexplicadoqueloscátarosguardabanunsecreto,unsecreto
queaúnnohasidodesvelado:elGrial.—¡Porfavor,esosoncuentosdeniños!—respondióellairritada.—Eso es lo que tú crees, pero en algún lugar hay un objeto con una fuerza
extraordinariayquienloposea...enfin,seconvertiríaenelhombremáspoderosodelmundo.
Catherineserió,peroélnoseenfadó.Sabíaqueerainútilconvencerasuhijadequeexistíatalobjeto.Tambiénrechazabalaexistenciadeltesorocátaro.
—TúmismohasdichoqueelprofesorArnauderaungranmedievalista,yensusnotas a la crónica de fray Julián descarta la existencia del tesoro escondido. ElprofesorArnauddejamuyclaroqueel tesoronoeraotroqueeldineroyjoyasquedonabanloscredentesasuIglesia,yquefuerongastandoensusnecesidades.
—Hay textos que aseguran lo contrario. El profesorArnaud era un hombre degranprestigio,peronoeselúnicoquehaestudiadolahistoriadeloscátaros.
—Perotupadrelebuscóáél.—Tuabuelonecesitabaalguiencuyaautoridadtodosrespetaranparaautentificar
ellegajodelaCrónicadefrayJulián.Hacía frío y Raymond se estremeció cuando se bajaron del coche. Catherine
parecía entusiasmadapor la visita y se sorprendióde encontrar a los pies de aquelriscoaungrupodeturistasqueescuchabanatentoslasexplicacionesdeunguía.
—MontségursignificaMonteSeguroydehechoresistiómásdeloqueelreydeFranciayelPapaesperaban—decíaelguía.
—¿Vienes?—preguntóCatherineasupadrequeandabalentamenteynoparecíademasiadoentusiasmadocon la ideade subira lacimadeaquel lugarqueconocíacomolapalmadesumano.
—Teacompañaréahacerpartedelrecorrido.ARaymond legustabaver aCatherine ir deun ladoaotro, estremecerse en el
Campo de los Quemados, hacerse una foto junto a la estela conmemorativa enrecuerdodeaquellosdesgraciados.
Caía una lluvia fina cuando dos horas después Catherine dio por terminada lavisita.
—He escuchado que el guía decía que éste no es el verdadero castillo de loscátaros,queenelsigloxivseedificólanuevafortaleza.
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—Quedanrestosdelantiguocastillo:laplanta,partedelasmurallaslabradasenlapropiapiedradelamontaña.
—Nohedejadodepensarentuantepasada,endoñaMaría.—Nuestraantepasada,Catherine.—Comprende que todo esto lo sientamuy lejano amí, amimundo.Esa doña
Maríaeratodouncarácter.—Creoquetúlohasheredado—respondióRaymondconunasonrisa.—¿Por qué dices eso? Ni siquiera soy creyente y mucho menos una fanática
comotuantepasada.—Puesamímepareceque tienes tanmalcaráctercomodoñaMaría.Elpobre
frayJuliánvivíaatemorizado,ytodalafamiliagirabaalrededordelabuenaseñora.—Sí...inclusoeltemplario...pobrehombre,hacersetemplarioparafastidiarasu
madre.—Fernando... un caballero valiente. En cuanto a hacer lo contrario de lo que
esperan nuestros mayores es algo tan viejo como el mundo; tú misma disfrutasllevándomelacontraria.
—Atisí,nocoincidoennadacontigo,peroconmimadreeradiferente.Bastabaconquenosmiráramosparasaberloquepensábamos.
Raymond pareció sobresaltarse al escuchar el timbre de llamada del móvil. ACatherinelesorprendíaquesupadresiempretuvieratresmóvilesamanoynohabíalogradoqueledijeraporqué.
—Sí…AlotroladodelalíneaRaymondescuchólavozdelYugoslavo.Catherineseseparódospasosparadejarlehablarconciertaintimidad,peronolo
suficientecomoparanoescucharlaconversación.—EntoncesellallegarásinnovedadaEstambul.Quieroquemellameencuanto
ellayelrestodelequipohayanllegado...»Claroquerecibiráeldineroacordado,peroquierosaberquellegasinproblemas.
SushombrestienenquegarantizarlaseguridaddelachicahastaelViernesSanto,yevitar cualquier incidente... Naturalmente que me aseguraré de que la chica estábien...Lehedichoque recibiránel restodeldineroen lospróximosdías,ynomeamenaceconsujefe,noselotolero...Limíteseahacerloquelehedicho,austednoleconciernesabermásdeloquesabe,sólodebenprotegerlahastaelViernesSanto,cuandoesedíaellasalgadelhotelconelrestodelequipo,déjenla,sutrabajohabráterminado.LoquemepreocupaesqueYlenasehagacontodoelmaterial...
A pesar de que el conde había bajado la voz, habíamomentos en que parecíaalteradoyporesoaCatherinelellegabanretazosdelaconversación;habíaencendidouncigarrilloyparecíapensativacuandoRaymondd'Amiscortólallamada.
—Perdona,losnegocioslepersiguenaunoinclusohastaestamontañasagrada.
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—¿Algúnproblema?—quisosaberella.—Ninguno, nada especial, sóloque la genteno trabajademanera eficazyhay
querepetirlascosasparaqueseenteren.¿Regresamosanuestrocastillo?—Sí,yquierodartelasgraciasportraerme;hamerecidolapena.Devueltaalcastillod'AmisCatherineconducíaconlamiradafijaenlacarretera
yparecíadistraída.Supadretampocoteníademasiadasganasdehablar.Denuevoeltimbredelmóvilvolvióaalterarelrostrodelconde,quesesentíaincómodohablandodelantedeella.
—Salim,amigomío,mealegrodeescucharle...¿YaestáenRoma?,mealegrodequeasísea,y¿cómovalaoperación?
»Ya,ya,veoque tieneunexcelentehumor...y¿el restodesusamigos?...Bien,esperoque todosalgasegún loprevisto,yquenohayaningúnfallo... Imaginoqueusted controlará los tres equipos... bueno, no puedo hablar demasiado, voy por lacarretera...LasegundaentregadeldinerolarecibiráantesdelViernesSanto...Sí,yasé que faltan cuatro días, pero no se preocupe,esas familias no quedaránabandonadas...Esperoqueme llameelpróximoviernes,ysi todosalebien,amigomío,nosencontraremosenParísparacelebrarlo.
—Veoquetusnegociosnotedejanniunminutolibre—dijoCatherinecuandosupadrehuboguardadoelmóvil.
—Asíes;menosmalqueelinventodelmóvilpermitenotenerqueestartodoeldíaeneldespacho.
—¿Deverdadnotienesproblemas?—¿Porquémelopreguntas?—No sé, bueno, quizá por el tono de tu voz, no he podido evitar escuchar la
conversación...—afirmóella.—No, no tengo problemas, pero las operaciones financieras siempre me
preocupanhastaquehanllegadoabuenfin,sobretodocuandonodependendemí.—¿Puedoayudarte?ElofrecimientodeCatherinelesorprendió.Observóasuhija,quenoapartabalos
ojos de la carretera, y sintió un deseo enormede confiarse a ella, pero no lo hizo.CatherineeracomoNancyysuesposalehabíaabandonadocuandoseenteródeloquepretendíalafamiliaD'Amis,sobretodolahorrorizósaberquebuscabanelGrial,y que creían pertenecer a una raza superior. Estaba seguro de que Catherinereaccionaría como Nancy y él no soportaría perder a su hija ahora que la habíaconocido.
—Nonecesito ayuda, no te preocupes.Si la necesitara nodudaría enpedírtela,peronosésisabesmuchodeoperacionesfinancieras.
—Pruebaaconfiarenmí—respondióellaentonodesafiante.—¿Confiar?Losnegociosnotienennadaqueverconlaconfianza.
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—Puesyocreoquesí.Perodalomismo;alfinyalcabosoyunaextrañaynopuedopretenderquemecuentesquéhaces,dequévives,aquétededicas.
—Soyelconded'Amis,administroelpatrimonioheredadodemisantepasados:tierras,valoresfinancieros,inversiones...
Procuro no correr riesgos, aunque a veces es inevitable hacerlo, y cuando esosucedemeinquieto.
—Yahoraloestás.—Sí, ahora lo estoy; ya te he dicho que me preocupo cuando las cosas no
dependendirectamentedeloqueyohagoporquelaresponsabilidadesdeotros.—¿YeseSalim...?—Es un buen amigo con quien tengo negocios, negocios... delicados, difíciles,
queni siquieradependendirectamentedeél; ambos tenemosque fiarnosde loquehaganotros.
—¿DedóndeesSalim?Pareceárabe,¿no?—Es británico, pero de origen sirio. Todo un caballero; le conocerás y te
encantará.—¿Vaaveniralcastillo?—Nolosé.¿Porquémelopreguntas?—Porqueyonoestarémuchotiempo.—¿Cuándo te irás? —preguntó Raymond sintiendo una fuerte opresión en el
pechoytemiendolarespuesta.—Nolosé,tampocoquieroconvertirmeenunavisitapesada.—Catherine,elcastilloestucasa,algúndíaserátuyo;noestásdevisita,yatelo
hedicho.—¿Sabes? Hay momentos en los que no sé ni qué pensar de mí misma.
Conocerte, estar en el castillo, visitar los lugares donde vivió mi madre... estoyconfundida.
—Nome juzgues demasiado deprisa. Dame tiempo y dátelo a ti para saber simerecelapenaquemetengascomopadre.
Elcastilloestabasumidoenelsilenciodelanochecuando,agotados,llegarondelviaje;sóloEdward,elmayordomo,aguardabaimpacientealcondeporsinecesitabaalgo,peroniRaymondniCatherinequeríanotracosaqueretirarseasushabitacionesydescansar.
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Hacíadíasquenodormíanenunacama.LorenzoPanetta,MatthewLucasyelpadreAguirrenosemovíandeladelegacióndelCentrodeCoordinaciónAntiterroristaenParís.
EnaquelmomentoPanetta informabaaHansWeindelúltimo informeenviadodesde Sarajevo por colegas de Matthew Lucas de la Agencia Antiterrorista deEstadosUnidos.
—Te lo acabo de mandar por e-mail, pero quería que supieras que el caso secomplica.LachicasellamaYlenaMilojevicyesserbobosnia.Durantelaguerralaviolaron y los que lo hicieron casi acaban con su vida. Fue una patrulla de lasBrigadasMusulmanas.Lachicanohatenidomuchasuerte:enlaguerraperdióasupadreyunhermano.Yahoravienelomássorprendente:loshombresdeKarakozlasiguenatodaspartes,peroellanoparecesaberlo.HaceunpardedíasacudióaunadireccióndeEstambuljuntoconunhermanoydosprimos,deallísalieronconunosbultosquecargaronenunacamioneta.Peroahoravienelomejor:acabandeverlaenunasilladeruedas,yvestidademaneraespecial,conelhiyabcubriéndoleelcabello.Sehanreunidoconsuprimoque,alparecer, lesesperabaallí.Losnorteamericanosestánsiéndonosmuyútiles,perodeberíashablarconlosturcos.Esevidentequeesamujerpiensahaceralgoenlaciudad.Elhechodequeunaserbiasevistacomounacreyentemusulmana...
HansWeinescuchabaconpreocupaciónaLorenzoPanetta.Aquelcasoseestabacomplicandoenormementey lopeoreraqueparecíano tenersentido.Siguiendo lapistadeKarakozhabíantopadoconaquelaristócratafrancésqueteníatratosconelYugoslavo,elhombredeKarakozenParís,yapartirdeahíhabíandadoconaquellamujermisteriosa.Claroquemásmisteriosaaúnera laúltimaconversaciónentreelconded'AmisyelilustreprofesorSalimal-Bashir.PormásqueseresistíaacreerqueBashir podía ser algo más de lo que aparentaba, temía que su segundo, Panetta,tuviera razón, ya que la última conversación entre el conde d'Amis y el profesorresultaba extraña. ¿A qué «operaciones» se refería y por qué tenía que enviarledinero?,y¿aquéfamiliasnoibanadejardesamparadas?
PanettaleinsistíaenquesesiguieraaSalimal-Bashirnocheydía,peroélseguíasinatreverseadaresepaso,aunquecadavezestabamásinclinadoahablarconlosbritánicos.
—Deacuerdo,hablaréconlosturcos,supongoquenotendránningúnproblemaen colaborar. ¡Ah! Te mandan todos recuerdos, y empieza a resultarme difícilmanteneranuestragentefueradejuego.LauraWhitesesienteofendidaporloquediceesunafaltadeconfianzayAndreaVillasanteseplantóayereneldespachoparadecirmeque si no confiaba en ella presentaría la dimisiónypediría un trasladode
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departamento.ConsideraunaofensaquelahayamossacadodelcasoFrankfurt.¿Nocrees que estamos exagerando con tanta reserva? Seguridad no ha encontradoninguna fuga, ha vuelto a investigar a todo el personal. Y por cierto, esto es unremansodepazdesdequesefueMireilleBéziers:aquellachicanosponíanerviososatodos.Afortunadamentenomelahevueltoaencontrarnisiquieraenelascensor.
—¿PorquénoteolvidasdeMireille,Hans?—respondióPanetta,malhumorado.—Sí,tienesrazón,yamehelibradodeella,aunqueelotrodíamedijeronquesu
tío el general estaba enfadado con nuestro departamento por haberla despedido.Bueno,esperoqueselepaseelenfado.ElhechodequeélseaungeneraldelaOTANnoessuficientemotivoparaqueotrostengamosquesufrirasusobrina.
—¿Sabes,Hans?CreoqueenelfondonoestássatisfechoconhaberdespedidoaMireille.Fuisteinjustoylosabes.
—¡Vayadefensortieneenti!—Yo siempre creí que Mireille Béziers podía sernos útil, que es una persona
valiosa.Siteparece,hablemosdeloqueestápasando.Lorenzo Panetta pidió encarecidamente a su jefe quemantuviera el caso en el
máximoniveldeconfidencialidad,recordándolequedesdequesóloellosdosestabanenelasuntohabíanavanzadoenlainvestigación.
—NovoyadiscutircontigoacercadeMireilleBéziers,peroyatedijequecreíaquenoerasjustoconella.Hans,séqueteresultadifícilnocontarleaLauraloqueestamoshaciendo;estuasistenteyllevaañostrabajandocontigo;yotambiéntengolamejoropinióndeella,perocréemequeesmejorasí.Hazmecasoenesto,esloúnicoquetepido,yencuantoaAndrea...bueno,meimaginoqueestaráfuriosa,perodebesaguantar lapresión.Seréyoquienasuma la responsabilidaddehaberlesmantenidofuera.Cuandoestoterminepediréperdónatodoeldepartamentoypuedequeseaelmomentoparadeciradiós.
—¿Quéestásdiciendo?—preguntópreocupadoHansWein.—Yahablaremos,peroestoycansadodevivirenBruselas;tengoganasdevolver
aRoma;nosésitelohedicho,peromihijomayormevaahacerabuelo.—Tefelicito,peroquieroquesepasqueharéloimposibleporquetequedes.¡Ah!
Yda la enhorabuenaanuestragentedeParís; estánhaciendounexcelente trabajo.Por cierto, aquí todo el mundo se va de vacaciones de Semana Santa. Andrea hadecidido tomarse toda la semana, supongo que para dejar claro su enfado, y le hadichoaDianaParkerquepuestoqueellanovaaestarylashemosdejadofueradelcaso,notienesentidoquesequededeguardia.Laurasevamañana.VentajasdequeelCentroestéenBruselasyBélgicaseaunpaíscatólico.
ElpadreAguirreestabadibujandoenunpapelgrandescuadrosconlosnombresde losqueaparecíanen la investigación:Karakoz,elYugoslavo,Raymondd'Amis,Salimal-Bashir,YlenaMilojevic.
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Elviejojesuitateníaclaroquetodosestabanrelacionadosconunmismoobjetivo:atentarcontralaIglesia,pormásqueYlenaparecieraunapiezaquenoencajaba.
—¿QuéquerráhacerenEstambul?—sepreguntóenvozaltaMatthewLucas.—Nolosé,nadabueno—respondióeljesuita—.Esamujerdebedeodiaralos
musulmanespor loque lesucedió,ysinembargosehavestidocomounacreyentemusulmana.Suprimatambiénsehapuestoelhiyab,ysuhermanoysuprimosehandejadobarbaysehancompradoropaenlosbazaresbosnios.
—Esto,padre,noencajaconsuteoría—dijoasuvezMatthewLucas.—No hemos encontrado el eslabón, pero está en alguna parte.No sé qué va a
hacerYlenaMilojevicenEstambul,peroestoysegurodequeperjudicaráalaIglesia—insistióelpadreAguirre.
—Bueno,esperaremos.Nolaperderemosdevista—aseguróPanetta.—SabemosqueloquetengaquepasarseráelViernesSanto,nosólo«viernes»es
una de las palabras que encontramos enFrankfurt, sino además una fecha especialpara los católicos. El día en que Jesús fue crucificado... el conde recordó alYugoslavoqueYlenaactuaráelViernesSantoymás tardeen suconversaciónconSalimal-Bashir volvieron ahablar delViernesSanto, de tresoperacionesprevistasparaesedía... esevidentequepreparanungolpecontra la Iglesia.Esa fechanohasido elegida de manera inocente y menos estando Raymond de la Pallisière pormedio.Élodialacruzytodocuantosignifica...enlospapelesdeFrankfurtaparecíalapalabra«cruz»,yque«correrálasangreenelcorazóndelSanto...»,«sangre».
—¡Eso es lo que no entiendo!—se quejóMatthewLucas—, por qué entre lospapeles de un comando islamista se habla de la cruz y de santos y de la cruz deRoma...ymedesesperanoverlavinculaciónconesachicaqueestáenEstambul.
—EleslabónesKarakoz—afirmóLorenzoPanetta.—Además de Karakoz y del conde d'Amis hay otro eslabón, que es el que
debemosencontrar—explicóelpadreAguirre—.LapreguntaessiesasoperacionesdelasqueelcondehablabaconSalimal-Bashirtienenalgoqueverconesachicaoson independientes. Rezo para que podamos evitar una desgracia. He hablado aprimerahora conel obispoPelizzoli, paraquehablen conel señorWein.Entiendoque el señorWein no quiera que le acusen de tener prejuicios, pero debe ordenarseguiraSalimal-Bashir.
—SerádifícilconvenceraHansWeindequeSalimal-BashirpertenecealCírculo—afirmóMatthewLucas.
—Puedoequivocarme,pero...sí,enrealidadcreoquepertenecealCírculo.CreotambiénqueRaymonddelaPallisièresehaconfabuladoconestaorganizaciónparallevar a cabo su venganza contra la Iglesia, por más que ustedes aseguren que elgrupononecesitadelconde,peronomenegaránquesiéstepagaesasoperaciones,elCírculo no despreciará ese dinero. Ustedes mismos aseguran que los comandos
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actúandeformaindependienteyquemuchosseautofinancian.Paramíestáclaroqueuno o varios grupos islamistas van a perpetrar un atentado contra la Iglesia y queprobablementelafinanciacióndeeseatentadocorreacargodelconded'Amis.
—Mepregunto cómo es posible que el conde entrara en contacto con ellos—murmuróLorenzoPanetta.
—Éseesotrode lospuntosdébilesdesu teoría—dijoMatthewLucasalpadreAguirre,haciendosuyalaafirmacióndePanetta.
—Me tranquiliza saber que van a poner sobreaviso a las autoridades turcas,porqueesobvioquehabráunatentadoenEstambulyqueeldíaelegidoeselViernesSanto.Tampoco tengodudasdequehabráunsegundoatentadoenRoma,queseráimposible de evitar simis superiores en el Vaticano no logran convencer al señorWeinparaquesigaalprofesoral-Bashir.Encuantoalosotros...¡lepidoaDiosquenosilumine!
—No sé si Dios nos va a iluminar, pero espero que la fuente que hemosconseguidofiltrarenelcastilloseacapazdealumbrarnos—afirmóPanetta.
—Si el conde llegara a sospechar que una persona de su entorno le estáespiando...nosé,señorPanetta,peroavecestemoloquepuedapasar.
—No ha resultado fácil contar con una persona dentro, aunque tengo quereconocer que hasta ahora no nos ha dicho nada que no sepamos a través de laintervencióndelosteléfonosdelconde.
—Peroesapersonacorreungranpeligro—reiteróelsacerdote.—Haasumidocorrer esepeligro,y recibiráuna recompensapor ello—explicó
MatthewLucas.—¡Vamos,Matthew,noseatanduro!Ustedsabequeestarenlabocadelloboes
peligrosoyquepuedesignificararriesgarlavida.Encuantoalodequerecibiráunarecompensa...Lo importanteesquecontinuemosmanteniendoelsecretodenuestrafuenteporsupropiaseguridad—replicóLorenzoPanetta.EstambulEl hotel elegido para su estancia era el Etap IstambulOteli en la calleMesturiyetCaddesiTepebasi.Allí el primodeYlenahabía reservadodoshabitaciones; una lacompartían los dos hombres, otra las dos mujeres. Los cuatro estaban tensos eimpacientes,ademásdeconvencidosdequenadaninadielesimpediríallevaracabosuvenganza.Nosehabíandadocuentadequedoshombreslesseguíandecerca,yelloseranseguidosasuvezporunapareja.HansWeinhabíahabladoconeljefedelespionaje turco avisándole de la presencia de aquel grupo sospechoso que parecíatener relación con Karakoz. Reunidos en una de las habitaciones, los cuatrorepasabanelplan.
—SubiremosaTopkapiparaque tevayas familiarizandoconel lugar—dijoelprimodeYlena.
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—No sé si es buena idea que corramos ese riesgo. Es mejor que vayamos elviernes,talycomoestáprevisto.Notepreocupes,tengomemorizadohastaelúltimodetalle.Losdosdíasqueestuveaquímebastanparasabercómolodebemoshacer.
—Tienerazón—intervinosuprima—,corremosunriesgosisubimosconlasilla,ysivamossinellayalgúnguardialareconoce,cuandovolvamosserádifícilexplicarquesehaconvertidoenparalíticaentansólodosdías.
—¿Ylena,¿estássegura?—Lavozdesuhermanoreflejabatristeza.—¡Claroqueloestoy!Nomeimportamorir,séquelesvamosahacerundaño
infinito,destruiremossussagradasreliquias.Sí,merecelapenamorirporello.—A veces temo que todo sea una trampa... no entiendo lo que pretende ese
hombreconelquetehasreunidoenParís.Nosotrostenemosunarazónparahacerloquehacemos,pero¿yél?
—También tiene susmotivos, pero amí nome importan.Nos dijeron que nospodía ayudar y así ha sido. ¿Cuánto tiempohemos pasado soñando en devolver eldañoquenoshicieron?Esnuestraoportunidad.Esehombrenoshadadodinero,hahechoquenosdenlasarmasyelmaterialquenecesitamos;amínomeimportaporquéquierequedestruyamoslasreliquiasdeMahoma,loquemeimportaesporquéqueremosdestruirlasnosotros.
El coronel Halman, jefe del contraespionaje turco, sintió que le temblaban laspiernas. De manera que aquel grupo de jóvenes lo que pretendía era destruir lasreliquiasdelProfetaguardadasenTopkapi,elpalaciodelossultanes.
Habíacolocadomicrófonosenlasdoshabitacionesqueocupabanlosjóvenes.ElCentrodeCoordinaciónAntiterroristade laUniónEuropea leshabía avisadode lapresencia en Estambul de un grupo que podía tener intención de cometer un actoterrorista y las informaciones habían resultado ciertas y precisas. Primero lesalertaron sobre la llegadadeunode los jóvenes,después,de lasdosmujeresydelotromuchacho.
Élsehabíainstaladojuntoavariosdesushombresenelhotel,enlashabitacionesqueestabanjuntoalasdeaquelcomando.
—Mevoyalcuartel—ledijoaunodesushombres—,eljefetienequesaberloqueestánpreparandoestoslocos.HabráquehablarconBruselas.
—Deberíamosdetenerlesya—lerespondióunodelosagentes.—No,laordenesnohacernadayesperaraversiseponenencontactoconotros
terroristas.Una hora después Hans Wein recibía una transcripción de la conversación
mantenidaporYlenaMilojevic,suhermanoysusprimos.EldirectordelCentrodeCoordinaciónAntiterroristanopudoevitarunescalofríoytelefoneódeinmediatoaLorenzoPanetta.
—Teenvíoporlalíneadeseguridadunatranscripcióndelasconversacionesdela
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talYlena.QuizádeberíasiraEstambul.Notelovasacreer,peroquierenhacervolarlasreliquiasdeMahoma.
—¿Cómodices?—lepreguntóunasombradoPanetta.—Al parecer en el antiguo palacio de los sultanes hay un pabellón donde se
guardan reliquiasdeMahoma, creoque tienendesdepelosde subarba, a espadas,una carta escrita sobre cuero y, lomás importante, parece que sumanto. La chicaquierehacerloañicosaunquelecuestelavida.
—¡Dios Santo! Eso desencadenaría una reacción incontrolada por parte de losislamistasfanáticos.¡Noquieronipensarenloqueseríancapacesdehacer!
—Puedesimaginártelo.Hemostenidosuertey...bueno,reconozcoquegraciasatiyatuempeñodeseguiraeseviejocondefrancés.AhorayasabemosenloqueestámetidoKarakoz.
—No,nolosabemos,sólosabemosunaparte,peronotenemosniideadeloquevaapasarenRoma.TerecuerdoqueelcondehablóconSalimal-Bashirrefiriéndoseatresoperaciones...Porfavor,Hans,¡hablaconlosbritánicosypidealositalianosquesiganaBashir!
Hans Wein se quedó unos segundos en silencio que a Lorenzo Panetta leresultaroneternos.
—Hablaréyquedecidanellos.Nopuedocorrerelriesgodemandarespiaraunreputado profesor que asesora al Gobierno británico. Lo siento, pero no podemoshacerlosinpermisodelosbritánicos.
—¡Pues no pierdas más tiempo! ¡Estoy seguro que ese Bashir no es lo queparece!
—Sí,ésaeslateoríadelpadreAguirre,peronotedejesinfluirporél,manténlacabeza fría, aunque supongo que estará ahí contigo. El Vaticano no deja depresionarmeparaquelesinformecadahora.EsejesuitaleshaconvencidodequevaahaberungranatentadocontralaIglesia,ymirapordóndeloqueúnicoquetenemosesunatentadocontraelislam.
—¿Sabes, Hans? El padre Aguirre tiene razón. Él nos dijo que Ylena iba aEstambul a cometer un atentado y así es. Creo que no puedes asumir laresponsabilidaddequedartecruzadodebrazos,porquesiSalimal-BashirhacealgoenRoma...enfin,tuyaserálaresponsabilidad.
—¿Meestásdiciendoquenocompartescómoestoydirigiendolaoperación?—Teestoydiciendoqueporunavezdejesdeactuarcomounpolíticoqueteme
cometerunerrorydaraltrasteconsucarrera.—Hablaréconlosbritánicosy túponteencontactoconelresponsable turcode
esta operación, un tal coronel Halman —respondió Hans Wein con evidente malhumor.
Lorenzo Panetta colgó el teléfono y encendió un cigarrillo antes de explicar a
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MatthewLucasyalpadreAguirreloquelehabíacontadoHansWein.—Teníaustedrazón,padre:lachicaestáenEstambulparacometerunatentado;
alparecerquieredestruirlasreliquiasdeMahomaqueseguardanenunpalacio.—EnTopkapi—aseguróconelgestopreocupadoel jesuita—,ysi lologra...el
mundoestallaráporlosaires.Losislamistasradicalesresponderánatacandoiglesias,haráncorrersangreinocente.¡Diosmío,quienlohayaplaneadoloquepretendeesunenfrentamientoentrecristianosymusulmanes!
—Podría estallar una guerra —afirmó Matthew Lucas—; si se enciende esacerillaseráimposibleapagarlahoguera.
—¡Vayaconelconde!—LaexpresióndePanettaestabacargadadeira.—Es su venganza contra la Iglesia: provocar una guerra —musitó el padre
Aguirre.—HansquierequevayaaEstambul,perocreoqueesmejorquemequedeaquí...—YyocreoquemiagencianotieneporquéseguirlosdictadosdeHansWein,y
portantovoyallamaramisuperiorpararecomendarlequenuestragentedeRomanopierdadevistaaSalimal-Bashir.
—Matthew,estonolopuedenhacersinnosotros;nomepareceelmomentoparaprovocar una guerra entre servicios de inteligencia. Le recuerdo que ésta es unainvestigacióndelCentrodeCoordinaciónAntiterroristade laUniónEuropeayqueestamos comportándonos lealmente con su agencia dándoles toda la información;además, yo le agradezco la ayuda suplementaria queme está dando, pero le pidoencarecidamentequenodéunpasosinHansWein.
—Ustedlosestádando—respondióMatthewLucas,desafiante.—Sí,escierto,ymeestoyjugandomicarrera,sóloeso.Perosisugentesecruza
porsucuentaenlaoperación,provocaráunacrisisdeconfianzaentrelainteligenciaeuropeaylanorteamericana,yestascosassondifícilesdesuperar.
—Sinembargo,eljovenMatthewtienerazón—intervinoelpadreAguirre—;sujefe,elseñorWein,estámanteniendounaactitudmuyobstinada.
—Hans Wein es un excelente profesional que no quiere cometer errores nisaltarse ninguna regla, y es así como se debe de actuar —le defendió LorenzoPanetta.
UnminutodespuésestaballamandoalcoronelHalmandelcontraespionajeturco.Halman le aseguró que tenía controlado al comando y que podía detenerles en
cualquiermomento.Panetta lepidióqueno lohiciera,queesperarahastaelúltimodía,hastaelúltimominuto.
—Silesdetieneahoraalertaráaquieneslesmanejanymuchonostememosquehayotrosatentadosenmarcha.Asíqueno lesdetenga,esnecesarioquese sientanseguros.¿QuéhaydeloshombresdeKarakoz?
Elturcolecontóquesehabíaninstaladoenelhotelyparecíanángelesguardianes
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de los cuatro jóvenes; hasta el momento no parecían haberse dado cuenta de queestabanvigiladosasuvez.
—Tengacuidado,sonprofesionales,noseconfíe;puedendarsecuentadequelesvigilan.
Pero el coronel Halman le aseguró que los agentes que estaban a sus órdenessabíanmuybienloquesetraíanentremanos,yquisosabersitambiéndebíandeteneraloshombresdeKarakoz.
—Sí,deténgales,peronoantesdequeyoselodiga.
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RaymonddelaPallisièreobservósatisfechoaaquelgrupodeturistasmásnumerosoqueenotrasocasiones,debidoalaproximidaddelafestividaddelaSemanaSanta.
Desde hacía años abría las puertas del castillo un día a la semana. Colegios,asociacionesdelaterceraedad,turistasdepasoporlaregión,solíanacudiraaquellasvisitas guiadas por uno de los castillos más antiguos y mejor conservados deOccitania.Aquellapráctica,además,lepermitíaahorrarimpuestos,yaqueelcastilloestabaconsideradomonumentonacional.
Catherine, a su lado, observaba la mirada de satisfacción de su padre ante lasexpresionesdeasombrodelosvisitantes.
—Tesientesmuyorgullosodelcastillo,¿verdad?—Mesientoorgullosodeserquiensoy,derepresentaraunadelasmásilustres
familias de Francia. Sí, me siento orgulloso de lo que fuimos y espero sentirmeorgullosode loquehagamos.Tú,Catherine,eres laherederade todoestoyesperoquealgúndíalleguesaamarestecastilloyestatierratantocomoyo.
Ellaleapretóelbrazoenungestodeafecto;parecíaconmovidaporlapasiónconlaqueelcondehabíapronunciadoaquellaspalabras,peroélnopareciódarsecuentadelgestoporquederepentelenotótenso.Catherinedirigiólamiradahaciadondevioquemiraba su padre y no vio nada especial entre aquel grupo de turistas, pero élparecíahabervistounfantasma.
—¿Quésucede?—lepreguntóintrigada.Antes de que él pudiera responder vio que se dirigía hacia ellos un hombre de
medianaedad,conunairónicasonrisadibujadaenloslabios.—¿Elconded'Amis?—preguntóelhombre.—Sí...—fuelarespuestatitubeantedeRaymonddelaPallisière.—Encantadodeconocerle, aunqueen realidadnosconocemos:nospresentaron
haceunosmesesenunaconferencia sobre lasCruzadas,¿recuerda?SoyamigodelprofesorBeauvoir...
Por laexpresióndelrostrodesupadreCatherinepensóqueéstenosabíaquiéneraesetalprofesorBeauvoir.
—¡Ah,sí!Encantado,cuandolehevisto...enfin...hepensadoqueleconocía...¿Legustaelcastillo?
—Esfastuoso.—Siendo amigo del profesor Beauvoir, ¿aceptará tomar un té conmigo? Me
gustaríaquemedijeracómoestáelprofesor.—Muchasgracias,aceptoencantado.—Acompáñeme,porfavor—dijoelcondeencaminándosehacialabiblioteca.Catherinesesintióexcluida.Supadrehacíacasoomisodesupresencia,yaquel
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hombreparecíahaberlepuestonerviosoaunquenodieramuestrasdeello.—Llamaré aEdwardpara quenos traiga el té—dijo ella. Supadre se paró en
secomientrasqueelhombrelamirabaconcuriosidad.—Nohacefalta, loharéyo... lepresentoamihijaCatherine.Estápasandouna
temporadaconmigoenelcastillo.Aella lesorprendióquedieraaquellaexplicaciónaaquelaparentedesconocido
quelamirabadearribaabajoescrutándola.—¿Suhija?Encantado,señorita...—Esunplacer,señor...—Brown.—Mealegrodequelegusteelcastillo,señorBrown.—Catherine... si no te importame gustaría charlar un rato con el señorBrown
de...denuestroamigoelprofesorBeauvoir.¿Noteimporta,verdad?Nosveremosalahoradelalmuerzo.
Catherine asintió y desapareció entre el grupo de turistas que escuchaba lasexplicacionesdelguíasobreuntapizdelsigloxvilquemostrabaunaescenadecaza.
Raymondy el señorBrowncontinuaron andandohacia la biblioteca, aunque elleal Edward, que parecía tener un instinto especial para saber cuándo el conde lenecesitaba,aparecióderepente.
—¡Ah,Edward,quéoportuno!¿Podríaservirnosunpocodetéenlabiblioteca?¿Oprefierecafé,señorBrown?
—Café,porfavor,caféamericano;ustedestomanelcafémuyfuerte.—Desde luego—respondióEdward, desapareciendo con lamisma rapidez con
quehabíallegado.Yaenlabibliotecayunavezcerradalapuertalosdoshombressemiraron.Enlos
ojosdeRaymondsereflejabapreocupación,enlosdelseñorBrownironía.—Veo que le he dado un buen susto, lo siento, pero quería hablar con usted y
estosúltimosdíaspresientoquelosteléfonosnosonseguros.—Leheestadollamando,Facilitador.—Losé,losé,pero¿sabe?,loshombresalosquerepresentotieneninteresesmuy
diversosyesomeobligaairdeunlugaraotro.Porcierto,tieneustedunahijamuyguapa;nosabíaqueseencontrabaaquí,creíquevivíaenEstadosUnidos.
—SumadrehamuertoyellahavenidoavisitarFrancia.—Los informes que tengo sobre usted decían que su esposa y su hija no le
trataban...—Así era, pero ya le digo quemi esposa hamuerto y Catherine ha viajado a
Francia para conocer los lugares donde sumadre vivió su juventud; no es que sehayanarregladolascosasentrenosotros,peroalmenosnoshablamos.
—Conmovedor.
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—¿Quésucede,Facilitador?—DejedellamarmeFacilitador,aquípuedellamarmeseñorBrown.—Quetampocoessunombre.—¿Ah, no?Amíme gusta.Bien, vayamos a nuestros asuntos. Faltan dos días
paraelViernesSanto,¿estátodoapunto?—Loestá.Loscomandosharánloprevisto.EncuantoaEstambul,lachicayaha
llegado.Los hombres delYugoslavo la vigilan noche y día.Nome cabe lamenordudadequevolarájuntoaesasreliquias.
Unos ligeros golpes en la puerta fueron suficientes para que los dos hombresquedaran en silencio.Una criada llevaba una bandeja que colocó sobre unamesitabajaysaliódespuésdeasegurarsedequeelcondenolanecesitaba.
Raymond no dijo nada, pero le extrañó que no les hubiera servido Edward,¿dóndesehabríametidoelmayordomo?
—EnelCentrodeCoordinaciónAntiterroristade laUniónEuropeahaymuchaactividad—aseguró el hombre que se hacía llamar Brown—, pero por lo que sé,HansWein,sudirector,hadeclaradosecretoabsolutoelcasoFrankfurt,ynísiquierasuscolaboradoresmásallegadosconocenlosúltimosdetallesdelainvestigación.Esomeinquieta.
—¿Porqué?EsimposiblequerelacionenlodeFrankfurtconnosotros.—Sí, es difícil que lo hagan, pero nunca menosprecie la inteligencia ajena.
Siemprenospodemosdejarunaventanaabierta.—Nohayventanasabiertas.Nocreoquevayaustedaponersenerviosoahora.—Yonomepongonervioso,esustedelquedeberíadeestarlopor si algosale
mal.—Nadasaldrámal.NoquedarániunaastilladelosrestosdelaCruzqueguardan
enSantoToribio;encuantoalSantoSepulcro...tampocotengodudas.Laventajadecontar con comandos de islamistas fanáticos es que están dispuestos a morir, demaneraqueeléxitodelasoperacionesestáasegurado.
—¿YRoma?—LabasílicadelaSantaCruzdeJerusalénenRomasaltaráhechapedazos.Los
cristianossufriránporlapérdidadesusreliquias,losodiadosrestosdelaCruz...—suspiróelconde—.Bueno,enrealidadperderánmásqueesospedazosdemadera:enlabasílicaromanaguardanademásdosespinasdelacoronadeCristo,unclavo,unapartedelcartelconlainscripción«INRI»,eldedodesantoTomásquetocólasllagasdeCristo...Supersticiones,todosupersticiones.
—¿Losatentadosseránalamismahora?—No, cada comando decidirá el momento más oportuno. Lo importante es el
éxitodelaoperación.Además,tendráunefectomayorqueprimerosalteporlosairesSantoToribiooelSantoSepulcro,yluegolabasílicadeRoma.Elviernesseráundía
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delutoparalaCristiandad.—Tambiénparaelislam.—Sí, también para ellos. Usted conseguirá lo que pretende: que cristianos y
musulmanesseenzarcenenunaguerra,yyosaborearélavenganzadeverdestruidosesosrestosdelaCruzquetantosignificanparaelVaticanoyquetantodañohicieronenelpasado.¡Cuántosasesinatossecometieronenarbolandolacruz!
—Bien, espero que tenga usted razón. Las personas a las que represento notoleranfallos.
—Lerepitoquenoloshabrá.Lellamaréelviernes.—No, conde, no lo haga. Ésta es la última vez que nos vemos y hablamos.
Nuestronegociohaterminadooestáapuntodeterminar.Ustedhabráconseguidosupropósito,supequeñopropósitodevengarsedealgoquesucedióhaceochosiglos.
—Yustedelsuyodeprovocarunenfrentamientoentrelasdosreligiones.—¡Ah,lareligión!Niamíniamisrepresentadosnosimportanlasreligiones;se
tratadenegocios,nadamás.SilagenteestanestúpidadematarseennombredeAláo de Dios tanto nos da, para nosotros es la excusa que necesitamos para que losgobiernosvayanenladirecciónquenosconviene.Nadamás.
—Entonces,¿nolevolveréaver?—No. Si estoy aquí es porque quería asegurarme de que todo continuaba
adelante,quenohayimprevistosdeúltimahora.—Noloshay,estétranquilo.—Bien,entoncesmemarcho.—¿Quierequedarseaalmorzar?—Noseríaprudente,suhijapodríasospechar.—¿Sospechar?¿Quéhabríadesospechar?—Creoqueesmásperspicazdeloqueustedsupone.—¿Ah,sí?¿Ycómolosabe?—Porelbrillodesusojos.Raymond de la Pallisière no respondió.Mientras se levantaba para despedir al
Facilitador pensó que sería un alivio no volver a tener que tratar con él.Había enaquelhombreunanotadevulgaridadquesiemprelehabíarepelido.
Salierondelabibliotecaysedirigieronhaciaelpatiodelcastillo.Ungolpesecoles alertó. La puerta de la biblioteca se había cerrado de golpe como si alguienhubierasalidodeallíconprisa.ElFacilitadormiróaRaymondyéste lesostuvolamirada.
—Supongoqueelvientohabrácerradolapuerta.—¿Elviento?Porloquehevistotodaslasventanasestabancerradas.—Noseaparanoico,nohabíanadie;labibliotecasólotieneunapuerta.—Ustedconocesucasa.Espero...esperoquetodosalgabien,delocontrariono
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seráamíaquienvuelvaaver,peroleaseguroquemisrepresentadostienencontactocongentequeustedpreferiríanoconocer.
—¡Nomeamenace!Estáustedenmicasa,¿cómoseatreve?—Noesunaamenaza,conde,esunaadvertencia.Raymondestuvodistraídoduranteelalmuerzo,yCatherinetampocoparecíacon
demasiadasganasdehablar.Hastaelfinalellanoleanuncióquesemarchaba.—¿Cuándolohasdecidido?—quisosaberél.—Yatedijequenoibaaquedarmemuchotiempo.—¿Dóndeirás?—Bueno,quieroconocerlaCostaAzulyluegoquizávayaaItalia.—Notemarches,porfavor,quédateunpocomás—lesuplicóelconde.Catherineparecíaconmovidaporlaangustiaquemostrabasupadreanteeltemor
deperderla.—Sabesquemíintenciónnuncahasidoladequedarme.TengomividaenNueva
York,ynopuedoabandonar lagalería;mimadre trabajóduroparaquesunegociofueraimportante.
—¿Mepermitesacompañarte?—¿Acompañarme?¿ANuevaYork?—Adondevayas.Soyviejo,notengoanadieexceptoati,ydentrodeunosdías...
digamosqueloquehadadosentidoamividadejarádedármelo.—¿Yquéesloquehadadosentidoatuvida?—Vengarlasangredelosinocentes.Catherineseestremeció,recordabaaquellaspalabrasdelaCrónicadefrayJulián.
Miró a Raymond sintiendo pena por él. Le habían educado en aquella obsesión,haciéndole guardián de aquellas palabras para perpetrar una venganza. Y, sinembargo, ella no creía que fray Julián pidiera venganza; al contrario, temía quealguienpudieraquerervengarlasangrederramadaderramando,asuvez,muchamás.
—Estásloco.—No,noloestoy,túsabesquenoloestoy.—Nopuedoquedarme.—Almenos quédate unos díasmás, dos, tres, espera a que termine la Semana
Santa.—¿Porqué?—Esloúnicoquetepido.—Deacuerdo—consintióellaaltiempoquesentíaunapunzadadeinquietud.Edwardescuchabalaconversaciónentrepadreehijamientrasmandabaretirarlas
bandejasdelamesa.Elmayordomoparecíaapesadumbrado,tantocomoloestabaelconde.Catherinecruzósumiradaconélyenlosojosdeamboshuboundestellodedesafío.
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ElrostrodePanettareflejabaunaenormetensión,lamismaquesedibujabaenelpadreAguirre y el comisarioMoretti.Dosdías atrás, elmiércoles por la noche, lafuente de Panetta en el castillo d'Amis le había telefoneado anunciándole que elViernesSantosecometeríantresatentados:unoenelnortedeEspaña,enCantabria,enelmonasteriodeSantoToribio;otroenlaiglesiadelSantoSepulcrodeJerusalén,yelterceroenRoma.Sufuenteleconfesóquelehabíasidoimposibleaveriguarellugarexactoenquelosterroristasibanaatacarenlacapitalitaliana.Habíacorridoungran riesgo espiando la conversación del conde con un misterioso visitante queparecíatenerungranascendientesobreél.Porsuacentoparecíainglés,respondíaalnombre de señor Brown y hablaba de sus «representados» como personas quesacarían un importante rédito del enfrentamiento entre los islamistas radicales yOccidente.
Panetta pidió a su interlocutor que buscara cualquier excusa y abandonara elcastillo, pero le respondió que no podía, que si semarchaba el conde sospecharía.LuegocolgóelteléfonosinquePanettasupieraporqué,sumiéndoleenunestadodeansiedadquelecostabadominar.
Desde aquel miércoles por la noche Hans Wein, director del Centro deCoordinaciónAntiterroristaeuropeo,habíadesplegadotodoslosmediosasualcancepara, juntoalaspolicíasespañola, italianaeisraelí,buscarportodoslosrinconesaloscomandosdelCírculo.Teníanapenasdosdíasparaintentardetenerles.
TambiénesanochePanettadecidiódesplazarseaRoma,ellugarmásvulnerablede la operación ya que desconocían dónde se proponían golpear los terroristas. ElpadreAguirreviajóconél.
AntesdeiralaeropuertoPanettahabíahabladopersonalmenteconArturoGarcía,el delegado del Centro de Coordinación Antiterrorista de la Unión Europea enMadrid, un español curtido en la lucha contra ETA. Panetta le habló de Salim al-Bashiryelespañolleaseguróquebuscaríaalgunapistadelpersonaje.Aúnnohabíasalidohaciaelaeropuertocuandorecibiólallamadadelpolicíaespañol.
—SuprofesorestuvohacepocoenEspaña,enGranada,enunaconferenciasobrela alianza de las civilizaciones.Al parecerBashir vino invitado por un empresariogranadino de origenmarroquí, un talOmar. Tiene varias agencias de viajes y unaflotadeautocares.Pasaporserunmoderadoyesunhombrebienconsideradoporlasautoridadesdemipaís.
—¡EsdelCírculo!¡Estoyseguro!—respondióPanetta.—Puede que tenga razón o quizá no; en todo caso hemos pedido autorización
judicialparapincharlelosteléfonosyseguirtodossuspasos.Nohaymuchotiempoperoesperoqueseguirlenosdéalgúnresultado.Lasfuerzasdeseguridadyaestánen
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situación de alerta estudiando un plan de protección de Santo Toribio. Da lacasualidadqueésteesAñoSanto,yhayperegrinosqueacudenadiarioalmonasteriodesdetodoslospuntosdeEspañaydeEuropa.
—¿NohadichoqueOmartieneagenciasdeviajes?—Sí,lastiene,yestoyalaesperadequemedigansihaenviadoalgunaexcursión
aSantoToribio.Encuantosepaalgolevolveréallamar.—Salgo para Roma, llámeme a la delegación del Centro de Coordinación
Antiterrorista.—¿Aestashoras?—NuestroscolegasfranceseshanpuestounaviónadisposicióndelCentro.—Aesoselellamacooperación.Bien,lemantendréinformado.HansWeinsehabíaencargadodehablarconlosisraelíes,yMatthewLucashabía
viajadoenunaviónprivadohastaJerusalénparaexplicarlestodoslosdetallesdelainvestigación.
Peroaquellaangustiosanochedelmiércoles,HansWeinlehabíavueltoarepetiraPanetta que los británicos seguían negándose a que se vigilara aSalim al-Bashirdondequisieraqueestuviera.
—MehaninsistidoqueBashiresunhombreintocableyquesilemolestamosytrasciendealaprensaseorganizaráunbuenescándalo—explicóWein.
—¡Perono tedascuentadequeeselcerebrode todaestaoperación!Salimal-BashirestáenRoma,esélquienhaorganizadotodoslosatentados,pormásquelosvayaafinanciarelconded'Amis,ysabemosquetambiénhabráunatentadoenRoma,¡porfavor,actúa!
PeroWeinsehabíamostradoinflexible:sinpermisodelosbritánicosnoloharía.—Losisraelíesyasehanpuestoatrabajar,peroestánaciegas.—Nosabemosmásdeloquetehedicho:elatentadoseráenelSantoSepulcro.—Sí, eso les he dicho. Matthew Lucas les dará toda la información de que
disponemosencuantollegueaJerusalén,aunqueyalesheenviadounmemorando.Nosalendesuasombroconlahistoriadelcondeyloscátaros...
—Al menos saben cuál es el lugar elegido. Espero que puedan evitar que lossalvajesdelCírculoorganicenunacarnicería.
—VanarodearlaiglesiadelSantoSepulcro,aunquemehandichoquenolavanacerrar,quierencogeralosterroristas.Tienentanpocainformacióncomonosotrossobre el Círculo. Los comandos son como fantasmas... en fin... espero que seancapaces de evitar una catástrofe. También he hablado con el ministro del Interiorespañol.
—Yoacabodehacerloconnuestrodelegado.—ElministroestásorprendidodequeelCírculohayadecididoatacarEspaña,no
lo entiende puesto que su Gobierno es el gran promotor de la alianza de
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civilizaciones.—Supongoqueconalianzaosinellaselotomaránenserio—replicóPanetta—,
aunqueyatehedichoqueacabodehablarconnuestrohombreenMadrid,ymehaconfirmadoquelasfuerzasdeseguridadestánensituacióndealertamáximayquesevanadesplegarportodalazonadondeestáelmonasteriodeSantoToribio.
—Porloquesé,allíseconservaeltrozomásgrandedelaVeraCruz—respondióHansWein.
—Sí,peroesunlugarrecóndito.—Supongoquepensaránqueasílesresultarámásfácil.—El problema es que el viernes habrámiles de peregrinos, tanto en Jerusalén
comoenSantoToribio...Esperoquesepuedapararaesoslocos.—¿Sabes,Lorenzo?Sigodándolevueltasaquiénpuedeseresemisteriososeñor
Browndelquetehablótufuente—manifestóHansWeinconpreocupación.—Yotampocodejodepensarenello.¿Quiénesseránsusrepresentados?¿Porqué
buscanunchoquefrontalentreelislamyOccidente?—respondióPanetta.—¿Negocios?—ÉsaeslateoríadelpadreAguirre.Sueledecirqueenelmundohaymáscosas
delasqueseven.Nolosé,estoytanconfundidocomotú.AinstanciasdelpadreAguirre,ladiplomaciavaticanasehabíapuestoencontacto
con el Gobierno de Londres, pero el Foreign Office sólo les dio buenas palabras.Serían losexpertosenmateriaantiterrorista losqueevaluarían la situaciónydesdeluegoactuaríanenconsecuenciasilocreyerannecesario.
MatthewLucas,antesdeviajaraJerusalén,tambiénhabíapedidoasussuperioresquehablaranconlosbritánicos,peroéstosnohabíansidosensiblesalosargumentosesgrimidos.
Enrealidad,elgobiernodeSuGraciosaMajestadtemíaquearreciaranlascríticasporsusúltimasdecisionespolíticasrespectoalosinmigrantesmusulmanes.Araízdelos atentados deLondres del 7 de junio de 2005 enLondres, se había abierto unabrechaenlasociedad,yladesconfianzahacialosmusulmanescrecía,peroalmismotiempolosperiódicosylosintelectualescriticabanyhacíanculpablealgobiernodelosbrotesdexenofobia.Nohabíamañanaenqueelprimerministronosedesayunaracon algún artículo o comentario editorial criticándole al respecto. Por eso habíaconstituidoun«comitédesabios»queleasesorabadirectamentesobrelosproblemasdelosinmigrantesislámicos,yprecisamenteelpresidentedeesecomitéeraSalimal-Bashir, que incluso había sido recibido por la Reina, que gentilmente le habíainvitadoatomarelté.
Salim al-Bashir era un hombre cuyas opiniones buscaban las cadenas detelevisión, y cuyas reflexiones aparecían en el Times. Su influencia no sólo secircunscribíaaReinoUnidosinoamediaEuropa,demaneraqueelForeignOfficeno
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estaba dispuesto a meter la pata sólo porque el Centro Antiterrorista de Bruselasasegurara que tenía tratos con un conde cuyas actividades estaban siendoinvestigadas.
Las elecciones estaban a la vuelta de la esquina y lo último que necesitaba elprimer ministro era un escándalo y que le acusaran de racista; por eso el CentroAntiterroristadeBruselasnopodíapermitirseellujodeequivocarserespectoaSalimal-Bashir.
Además,losserviciosdeinteligenciabritánicosdudabandelaeficaciadelCentro,un invento de los políticos que no hacíamás de dos años que había comenzado afuncionaryquehastaentonces,segúnsuóptica,ofrecíamásvoluntadqueresultados.
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Roma,madrugadadelViernesSantoLorenzoPanettahabíaperdidolacuentadeloscigarrillosquesehabíafumado.
—Puede que consigamos parar lo de Jerusalén y lo de Santo Toribio, pero notenemosniideadedóndevanaatentarenRoma,ylaúnicapistaesBashir—dijosinesperarrespuesta.
ElpadreAguirreparecíamásviejo; losojosse lehabíanempequeñecidoporelcansancio,yPanettasedabacuentadequelasmanosdelsacerdoteavecesteníanuntemblor,imperceptibleparacualquieraquenofueraunsabuesocomoél.
La preocupación del padre Aguirre era sólo un pálido reflejo de la que seregistrabaenlasalturasdelVaticano.LaSantaSedenodudabadelasconclusionesdeljesuita:laIglesiaibaasergolpeadaporelcontubernioentreunviejoquequeríavengar la muerte de sus antepasados cátaros y un grupo islamista dispuesto aprovocarelmiedoyelcaosenelcorazóndelaCristiandad.
SehabíanreforzadotodaslasmedidasdeseguridadalrededordelVaticano,peropormás que se había intentado convencer al Santo Padre para que suspendiera supresencia en los actos litúrgicos de aquel Viernes Santo, éste se había negado: élcorreríaelmismopeligroqueelrestodelosfieles.
Ovidio Sagardía, junto a Domenico Gabrielli y el obispoPelizzoli, intentabancoordinarlaseguridadentornoalPapa.Sialgolesucediera...noqueríannipensarenesa posibilidad. Ovidio se decía que jamás se lo perdonaría. Se reprochaba suceguera, y pedía a Dios que les iluminara. ¿Dónde, cuándo, en qué momento lesgolpearíaelCírculo?NisiquierasuviejomaestroelpadreAguirreparecíacapazdeencontrarelhilodelquetirar,paraevitarlacatástrofe.
—No teatormentes, elSantoPadreestarábienprotegido—leaseguróelpadreDomenicointerrumpiendosuspensamientos.
—Mepreguntoporquéhesidotanobstinado.ElpadreAguirreteníarazón,peroamímeparecíaimposiblequealguienpudieraorganizarunatentadoennombredealgoquesucedióenelsigloxüi.Esecondeesundemonio.
—Enelfondoesunpobrehombre.ComoloesesagentedelCírculoalaquesusjefesconvencenparaqueseinmole—respondióDomenico.
—¡Cuántairracionalidad!—Vamos,elobisponosesperaensudespacho.
Jerusalén,ViernesSanto,sietedelamañanaHakimnohabíadormidoentodalanoche.Queríaestarmuydespiertodurantelasqueseríansusúltimashorasdevida.
HabíarechazadotodoslosofrecimientosquelehizoSaid,eljefedelCírculoen
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Israel. Se negaba a pasar su última noche con una prostituta que le dejaría unasensacióndeascoyvacío,ni tampoco sedejó convencerparaque le sirvieranunacenaespecial;loúnicoqueansiabaeraestarasolasy,pesealasprotestasdeSaid,loconsiguió.
Pasólanochesentadomirandopor laventana,disfrutandodelcambiodelcolordelcieloconelpasardelashoras:delgrisalnegro,luegodenuevoungrissalpicadodeblancoyelrojodelamanecer,hastaquedenuevoelazulvolvióaadueñarsedelfirmamento.
Había pensado en su difunta esposa, la única mujer a la que había amado.Recordabalaprimeravezquelaviocuandoélteníadoceyellatansólosieteaños.Suspadreshabíanacordadosumatrimonioconaquellaniñaquelesacólalenguayledijoqueeramuyfeo.
Nosevolvieronaverhastaquecumpliódieciséis.Fueeldíadesusesponsales.Élse quedó mudo cuando la vio; le parecía la más hermosa de las mujeres. Ella alprincipioaceptóresignadasusuerte,peroluegoleamóconlamismapasiónqueél.
Los años vividos junto a ella habían sido losmás felices de su vida, y los doshijosquetuvieroneransuorgullo.Sentíanohabersedespedidodelosniños,peroeramejorasí.DesdequesuesposamurióyélsededicóencuerpoyalmaalCírculo,lospequeñosvivíanconsuspadresenTánger.Nolesfaltabadenada,eranniñosfelices.SesentiríanorgullososdeélcuandolesexplicaranquesupadrehabíamuertoconelnombredeAláenloslabiosyporlagloriadelislam.
Durante la noche tambiénhabíapensado en elParaísoprometidopara aquellosquemoríanluchandocontralosinfieles,ydeseabapodercompartirloconsuesposa.Sí,sedijo,ellaestaríaallí,yeraellaconquienestaría,paranadanecesitabaunacortedehuríes.
SaidentróenlahabitaciónapenaslascampanasdealgunadelasmuchasiglesiasdeJerusalénempezaronadarlasocho.Llevabaunabandejaconcaféyunplatocondulces,ademásdeunamochilacargadaalhombro.
—¡Vaya, si ya estás despierto! ¿A qué hora te has levantado? —preguntó alobservarqueHakimestabavestidoyafeitado.
—Nohedormido,noteníasueño.—Ya.EljefedelCírculopudoverenelrostrodeHakimlashuellasdelavigilia,aunque
lesorprendióverletranquilo,comosiaqueldíanotuvieraunacitaconlamuerte.—¿Mehastraídoelcinturón?—preguntóHakim.—Sí,estáenlamochila.Sácaloconcuidado.Hakimabriólamochilaysacóuncinturóncargadoconexplosivos.Enlamochila
también había un detonador que debía ajustar para hacer estallar la carga en elmomentopreciso.Contemplóelcinturónantesdedejarloconcuidadoencimadela
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cama.—Desayunaprimero,asítedespejarás—leaconsejóSaid.—Sí,tengohambre.—Unhombrenodebemorirconelestómagovacío—rióSaid.—Almenosyonoloharé.¿Aquéhorasaldremos?—Elguíahacitadoatugrupoalasonce;iréiscaminandohastaelSantoSepulcro
para asistir a los oficios de las doce. Acuérdate de lo que hemos planeado: debesmezclarteconlosperegrinos.Enrealidadparecesespañol,supongoquetantotiempoviviendoentreelloshalimadolasdiferenciasexternas.Procurahablarconlosotrosperegrinos,úneteaesepardeancianas tanhabladoras,veconellas.Y...bueno... túsabráselegirelmomentoenquedebesapretareldetonador,perositevesenapuros,nodudes,noimportaquenohayasllegadoallugardondeestánlasreliquias.
—Peroelobjetivoes...—HakimnopudoterminarlafraseporquelecortóSaid.—Elobjetivotantoda;elmundoseconmocionaráigualmentesilaiglesiavuela
porlosaires,osilogramoscometerunatentadoenelcorazóndeJerusalén.Todaslaspiedrasdelaciudadsonsantas,demaneraquetantodaloquesedestruya.Nopongasen peligro la operación sólo porque no puedas llegar hasta el lugar acordado. ¿Loentiendes?
—Notepreocupes,loscristianosllorarán.—Sí, deben llorar por haber ayudado a los perros judíos a arrancarnos nuestra
tierra.Hallegadoelmomentodedevolverlestantahumillación.—Hoyseráungrandía—respondióHakim.
Roma,ViernesSanto,ochodelamañana
AmaneciónubladoenRoma.Salimal-Bashirparecíadeunhumorexcelente, tantoquedeslizósumanoenunacariciasobreelcuerpodesuamante,quetumbadabocaabajoparecíadormida.Perono loestaba.Lamujernohabíapegadoojoen toda lanochetemiendoquellegaraelnuevodía.
Cuando llegó aRoma no podía imaginar lo que Salim le exigiría.Habían sidomuchas las ocasiones en que ella le había asegurado que su vida sin él no tendríasentidoyqueharíacualquiercosaquelepidiera.Dehecho,llevabaañostraicionandoasupaís,asusjefes,asusamigos.SutrabajoenelCentroAntiterroristadeBruselassólo tenía un objetivo: servir a Salim. Había tenido mucha suerte de no serdescubierta.Ahoraéllepedíaunactodevalentía.
—Notepasaránada,teloaseguro,perotienesqueayudarme.Elplan,leexplicóSalim,erasencillo.Setratabadecolocarunamochilacargada
de explosivos en la basílica de la Santa Cruz de Jerusalén donde se guardabanalgunasreliquiasdeCristo.Sobretodo, le insistiósuamante,habíaquedestruir los
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trestrozosdelaVeraCruz.Cuandoellalepreguntóporquéqueríadestruiraquellasreliquias,élleaseguróquesetratabadequeloscristianosentendieranquenopodíanseguirmancillandoTierraSantaayudandoalosjudíosasersusdueños.
—Sonsóloobjetos,nadamás.¿Deverdadcreesquelasdosespinasoeltrozodeesponja son auténticos? ¿Que el denario que conservan es uno de los que recibióJudasparatraicionaraJesús?¡Vamos,noseas ingenua!Lasiglesiaseuropeasestánrepletas de falsas reliquias. En cuanto a esos tres pedazos de la Vera Cruz sonigualmentefalsos.Sisejuntarantodoslosquehayrepartidos,teaseguroquehabríanouna,sinovariascruces.
Ellahabíasidoeducadaenelcristianismo,yaunquehacíamuchosañosquenoibaalaiglesiaylareligiónnoocupabaningúnlugarensuvidaysedecíaatea,enesemomento sentía el peso de la educación recibida. Además, tenía miedo. Salim leatemorizaba,yempezabaadudardesussentimientos.
—Vamos,perezosa, levántate,hoyeselgrandía.Esmuypronto, son lasocho,perotepropongoquenostomemosunbuendesayunoantesdeirnos.
Ellasevolviólentamente,restregándoselosojoscomosiseestuvieradespertandoy lemiró intentandosonreír.Él laabrazóconfuerzay labesódiciéndolecuánto laamaba,peroaellasuspalabraslesonabanhuecas.Noseatrevíaadesprendersedesuabrazo,temiendosureacción.Semantuvoquietahastaqueéllaanimóalevantarse.
—Pediréquenostraiganeldesayunoalahabitación.Sintió alivio al liberarse de su abrazo. Mientras se duchaba pensaba en cómo
evitarhacerloqueéllehabíapedido.Sisenegabanolevolveríaaver,ynoestabapreparadapara eso; y si lohacía, se estaría traicionandoa símisma,y ésa sería laúltimatraiciónquelequedabaporcometer.
Salimparecíaestardeunhumorexcelente.Laacariciaba,labesabayleapretabalamanomirándolaalosojosconcomplicidad.
—Espérame, no tardaré mucho. Y arréglate, que quiero que hoy te pongasespecialmenteguapa.
—Comoquieras.Salim salió de la habitación cerrando la puerta con suavidad. Sabía que un
hermanodelCírculo leesperabaenuncafécercanoalhotel.Allí leentregaríaunabolsaenlaquehabríaunbolsodemujercargadodeexplosivos.Peroseríaélquiendetonaría los explosivos; no se fiaba de que ella tuviera valor para hacerlo. Él laacompañaría hasta la basílica, luego se retiraría a cierta distancia y cincominutosdespuésapretaríaelbotónqueharíavolarasuamantejuntoaaquellasreliquias.Elmundoenterosesorprendería.
Entró en el café y distinguió sentado en el fondo al jefe de los comandos delCírculoenRoma.Bishara,deorigenjordano,pasabaporserunpreeminentehombredenegocios,casadoconunanapolitana.
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Losdoshombresseabrazaronconafecto.—Noesperabaquevinierastú—dijoSalim.—Amigomío,hoyesungrandía,yloquevasahaceresdemasiadoimportante
paraconfiárseloanadie.¿Ellaestádispuestaamorir?—No lo sabe, creeque sólodebedejar el bolso en la capilla de las reliquias y
luegosalir.Esmejorasí,nolacreoconlafortalezasuficienteparasacrificarsuvida.—Esunainfiel.—Loes,peronoshasidoútilhastaahora.Encualquiercasodebemorir;creoque
en el Centro Antiterrorista de Bruselas sospechan que tienen una filtración. Escuestióndetiempoqueaverigüenqueesella.
—¿Paratiseráunagranpérdida?—No, amigo mío, será una liberación. Es una mujer absorbente, incapaz de
comprenderme. Cuanto ha hecho ha sido por mí, no porque se dé cuenta de laimportancia que tiene nuestra lucha. Puede que me case pronto, quizá vaya aFrankfurtylepidaanuestroqueridoimamHasanquemedéasuhermanaFátima.Seríaungranhonorformarpartedesufamilia.
—Creía que Fátima después del martirio de Yusuf, su marido, había sidodesposada.
—Sí,HasanselaentregóaMohamedAmir,elprimodeYusuf.PeroMohamedvaamorirhoymismo.
Bishara frunció el entrecejo y luego esbozó una amplia sonrisamostrando unahileradedientesblanquísimos.
—Demaneraqueseráunodenuestrosmártires...eresungranhombre,Salim,alhacertecargodesuviuda.
—Yahora,amigomío,dimesitodoestápreparadocomotepedí.—Sí,sehamontadoeldispositivosiguiendotusinstrucciones,notendrásningún
problema.¿Desdedóndeloaccionarás?—Healquiladouncoche...—Buenaidea.¿Regresarásalhotel?—No,iréderechoalaeropuerto,regresoaLondres.—Sí,serálomejor.Sedespidieronconafecto,segurosdequeunashorasmástardelosinformativos
de toda las televisiones del mundo abrirían sus ediciones anunciando no sólo elatentado de Roma, sino también el de Jerusalén y el de Santo Toribio. El mundoentero temblaríademiedoanteelCírculo,y losgobiernosoccidentalesno tendríanmásremedioquedoblegarseanteellos.
Salimdecidióregresarcaminandoalhotel;necesitabareflexionarasolassobreloquesucedería.
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Granada,madrugadadelViernesSanto
Las pesadillas se habían apoderado del sueño de Laila. Se despertó de repenteempapadaporunsudorfrío.Miróelreloj:aúnnohabíaamanecido;leeraimposibleconciliar el sueño. Se levantó y buscó su ropa en el armario. Se daría una ducha,prepararía el desayuno para toda la familia y luego se iría a hacer footing; eso larelajaría.
Pensó en Mohamed. Su hermano se había marchado hacía dos días sin deciradónde,perosehabíadespedidocongranparsimoniadesuspadres, inclusoestuvoamableconella.
«Cuídate»,lerecomendó,mientraslaabrazabacomosinuncasefueranavolveraver.
SucuñadaFátimaleaseguróquenosabíadóndeibasumarido,Mohamednuncaleexplicabaloquehacíanidóndesedirigía.Fátimaleconfesóqueaellatambiénlehabíasorprendidoladespedida.
—Noquieroasustartepero...bueno,merecuerdaaloquehizomiprimermarido,Yusuf,cuandosefuepara...yasabes,formabapartedeuncomando...
Laila no dejaba de pensar en las palabras de Fátima. ¿Le habrían captado denuevolosradicalesparaparticiparenalgúnatentado?Noseatrevíaacomentarconsumadresuangustia,perocreíaquesuhermanoestabaenpeligro.
Cuando Ali fue a buscar a Mohamed, éste quiso hablar a solas con su primoMustafa.LosdoshombresseencerraronenelcuartodeMustafa,ycuandosalieronelrostrodesuprimoestabarojodeirayeldeMohameddeangustia.
EllaaborrecíaasuprimoMustafacontodasualma,desdequehabíallegadoasucasahacíapatentecuántoladespreciaba.Avergonzabaasumadrerecriminándolequepermitieraasuhijacomportarsecomounaespañolacualquiera.Yhastasupadre,aveces,parecíadescorazonadoporlosdiscursosinterminablesdeMustafasobrecómodebíacomportarseunabuenamusulmana.
«Menosmalqueseva»,pensóLailamientraspreparabacafé.Mustafaleshabíaanunciadoquepensabairseaquelmismoviernespuestoquenohabíaencontradountrabajoadecuadoparaél.Todos sehabían sentidoaliviadospor sumarcha, aunquehabíanevitadomanifestarlo.
Potes,Cantabria,seisDelamañana
Mohamed se despertó malhumorado. Los ronquidos de Ali le impedían dormir.
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Llevabadosnochessinpegarojo,ylafaltadesueñoleteníairritado.Selevantóymiróporlaventana,elcieloparecíaaclararse.—Levántate,Ali,sonlasseis.Alasnuevetenemosqueestardesayunando.Ali se dio la vuelta en la cama sin hacerle caso. Pero Mohamed le tiró su
almohadaynotuvomásremedioqueabrirlosojosrefunfuñando.—¡Estásloco!¿Paraquéquiereslevantartesiaúnesdenoche?Hastalasdoceno
tenemosqueiraSantoToribio.Losabesbien,demaneraquedéjamedescansarunrato.
—Nopodemossepararnosdelgrupo.—Elguíadijoquesaldremosdelhotel,quehabía tiempo librehasta lasoncey
media,peroquesaldríamosdeaquí,¿adóndequieresirahora?Yonotengoganasdehacerturismo.
—Dentrodeunashorasestaremosmuertos—sentencióMohamed.—Losé, por esoprefierodormirynopensar.Yahablamosanochehasta tarde.
Noshemoscomprometidoynohayvueltaatrás.—Notengoganasdemorir.—Yo tampoco,pero sinonosvolamos,nosvolarán.¿CreesqueelCírculonos
permitiría vivir si les traicionamos? Además, no hay traidores ni cobardes entrenosotros.Nospresentamosvoluntariosparaesteatentado.
—Yonomepresentévoluntario,fuistetúquienmepresentóaOmar.—¡ElsupervivientedeFrankfurt!¡Menudohéroe!Terecuerdoquetemandaron
desde Frankfurt para que te pusieras a las órdenes de Omar porque debías estarmuerto.
—Hasanmeentregóasuhermanaparaqueladesposara...—HasansequitódeencimaaFátima,ahoraelladependerádetufamilia,aunque
nolefaltarádenada,elCírculoesgenerosoconlosmártires,losabesbien.—¡MeimportauncominoFátima!¡Yoloquequieroesvivir!—¡Cállate!¿Quieresquenosoigatodoelmundo?¡Estásloco!Mohamed se sentó en el borde de la cama con los puños apretados intentando
dominarse.—¿Atinoteimportamorir?—Séporloquemuero.—¡Tehepreguntadosinoteimporta!—No,nomeimporta.IréalParaíso,mifamiliahonrarámimemoria,acambiode
mi vida la suya será mejor. Mis padres malviven; ahora podrán tener una vejeztranquila.Yosóloleshedadoproblemas,sesentiránorgullososcuandosepanquehesido capaz de convertirme en unmártir. Ellos serán importantes y sus vecinos leshonrarán.Mimuertesólotieneventajas,Mohamed,lomismoquelatuya.
—Mispadresnonecesitandinero,nibuscanelreconocimientodelosdemás.No
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creoqueamimadrelehagafelizquemeconviertaenunmártir.—Tumadre...enfin...ellasehaespañolizadomucho.—¡Nodigasnadademimadreotemato!—¡No he dicho nada malo de tu madre! ¡Por favor, Mohamed, contrólate o
conseguirásquenosdescubran!—¿Cómopuedesestartantranquilosabiendoquevasamorir?—Pero¿porquétienestantomiedoalamuerte?Yosoycreyente,heluchadopor
serunbuencreyenteyséquealotroladomeesperaAlá.—¿Nuncahaspensadoquepuedenohabernada?—¿Quéquieresdecir?—Quenadiehavueltodelamuerteparadecirnosloquehaydespués.—¡Blasfemo! ¡Calla, no quiero escucharte! Vete y déjame tranquilo, necesito
descansar.Mohamedsemetióenladucha.Cuandosaliódelcuartodebañoleirritóverque
Alironcaba.Sepusounosvaquerosyunjerseydelanaysaliódelahabitación.IríaapasearporPotes.
Aquelpueblorodeadodemontañasleparecíaunlugarllenodeencanto.Lanocheanterior había comprado una botella de aguardiente para bebérselo con Ali en lahabitación, pero éste se había negado a probar el alcohol. Ali se había vueltocumplidor estricto del islam; en él no quedaban rastros del delincuente que habíasido.
Enlacallenohabíanadie,aunquelellegóelolorapanreciénhechoquesalíadeunatahonaqueaúnnohabíaabierto.PensóenLaila.Suhermanaestaríadurmiendo.Sabía que esamismamañanaMustafa la asesinaría.Estuvo tentado de llamar a sucasa y decirle a su padre lo que se proponía hacer su primo, y luego escaparse élmismo, pero ¿adónde iría?Ali tenía razón: el Círculo le encontraría y lomalo noseríaqueledieranmuerte;lopeorseríaqueletorturaríanhastaqueexhalaraelúltimoaliento.Sabíaquenoteníavueltaatrás.
Cuando regresó al hotel le sorprendió ver a una pareja de la Guardia Civilhablando con el encargado de recepción. Procuró no mirarles y subió la escalerahaciaelprimerpiso,dondeestabasuhabitación.
—Ali,despierta,laGuardiaCivilestáabajo.Suamigoseincorporódeunsalto,estavezdefinitivamentedespierto.—¿Tehanpreguntandoalgo?¿Quéhacían?—Nolosé,hablabanconelderecepción.Alimiróporlaventanaperonovionadasospechoso.—YasabesqueentodoslospuebloshayGuardiaCivil;notieneporquésernada.
Detodasmanerasmevistoporsiacaso.¿Quiénmáshabíaenelvestíbulodelhotel?
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—Nadie,aúnesmuypronto.—Vamosatranquilizarnos.Nadiesabeporquéestamosaquíyademásnosotros
notenemosloscinturonesconlosexplosivos,estánenelautocar,elchófer tieneelencargodecustodiarloshastaqueselospidamos.YenelCírculonohaytraidores,demaneraquenadienoshadelatado.Asíquenopasanada,tranquilicémonos.
—Sítúlodices...—Sí,lodigo.Esperaremos.Granada—Laila,¿mepuedesayudar?Lailasesobresaltó.NohabíaescuchadoaMustafaentrarenlacocina.Suprimo
lesonreíaconfalsaamabilidad.—¿Quéquieres?—¿Podríasayudarmeadoblarlascamisas?—¿Tumadrenotehaenseñadoahacerlo?Puesdebería.AMustafaselehelólasonrisayapretólospuños,peronosemovió.Lailanotó
queestabahaciendounesfuerzoparaevitarunapeleaylesorprendió.—Sólotehepedidoquemeayudes,nocreoqueesoteofenda—respondióél.Decidióayudarle.Cuantoantestuvierahechalamaleta,antesseiríaydejaríade
agobiarlasupresencia.—Esmuypronto,¿aquéhorasaletuautocarparaAlgeciras?—Alasnueve,peroamímegustaircontiempoalossitios.Salieron de la cocina en dirección al pequeño cuarto que ocupaba Mustafa,
situadojuntoadondeFátimadormíaconsushijos.LaropadeMustafaestabaencimadelacamaylamaletaabierta.Lailaseacercó
a la cama y cogió una de las camisas, que comenzó a doblar. Se volvió cuandoescuchó la puerta de la habitación cerrarse e iba a gritar pero no le dio tiempo ahacerlo.Mustafatapósubocaconunamanomientrasconlaotraclavabauninmensocuchilloensugarganta.Sintióundoloragudo,undolorinsoportable,porelqueseleescapabalavida,luegolanegruradelamuerteseadueñódeella.
Fátimasedespertóalescucharunruidoenlahabitacióndeallado.Sequedóensilenciointentandoescucharalgúnotrosonido,peronooyónadasalvolospasosdeMustafa. ¿Qué estaría haciendo el joven a aquella hora tan temprana?Miró a sushijosysetranquilizóalverlesdormirplácidamente.Luegoselevantóysepusounabata y con cuidado, intentando no hacer ruido, salió al pasillo. La puerta de lahabitacióndeMustafaestabacerrada,noasíladeLaila.Sedirigióalahabitacióndesucuñadaconaprensión.Nohabíanadie.Luegofuealacocina,dondeencontrócaféreciénhechoyunatazamediovacía.
Buscó a Laila por toda la casa procurando no hacer ruido y despertar a sussuegros,perofueMustafaelquelesalióalpaso.
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—¿Quéhaces?—lepreguntóenvozbajaperoconuntonoairado.—BuscoaLaila.—Hasalido,creoqueibaacorrer.Fátimasetranquilizó.EranormalqueLailamadrugaraysefueraahacerfooting,
aunquequizáerademasiadopronto.—Bien,¿necesitasalgo?—preguntóaMustafa.—No,nonecesitonada,peromeduelelacabeza,creoquemevoyavolverala
cama.—¿Aquéhorasaletuautocar?—Alasnueve,perocreoquevoyacogerotroquesalgamástarde.Además,hay
variosferrysysinoembarcoenunoembarcaréenotro.Ahoramevoyadormir,nomeencuentrobien.
—Puedodarteunaaspirinaoprepararteunté—leofrecióFátima.—No,noquieronada,ysinoteimportaprocuraquenadiememolestehastaque
medespierte.—Deacuerdo.Regresóasucuartoinquieta.HabíaalgoenlaactituddeMustafaquelallevabaa
desconfiar,yrecordólarecomendacióndeMohamedparaquecuidaradesuhermana.Sesentóenelbordedelacamasinsaberquéhacer,luegosevistióconrapidezy
sefuealacocinaaesperaraLaila.Noestaríatranquilahastaquelavieraregresar.
Madrid,madrugadadelViernesSanto
ArturoGarcía,jefedeladelegacióndelCentrodeCoordinaciónAntiterroristadelaUniónEuropeaenMadrid,telefoneóaLorenzoPanetta.
—Puedequehayamosencontradoalgo.Yahehabladoconlosisraelíes,yconlosnorteamericanos.Verá,haceunosdíassaliódeGranadaungrupodeperegrinoscondestinoaJordaniayTierraSanta.Laexcursiónlaencargóunaparroquiagranadinaala agencia deOmar, el hombre que organizó la conferencia de Salim al-Bashir enGranada. Aún no nos hemos hecho con la lista completa de los peregrinos, peroesperotenerlaestamismamañana.Encualquiercasolosisraelíesyatienenlosdatosysupongoqueencontraránaesegrupodeinmediato.OmartambiénhamandadounpardeautocaresconperegrinosaSantoToribio.Porloquesabemos,losperegrinosestán alojados en Potes, un pueblo a dos kilómetros de Santo Toribio, y tienenprevisto subir al monasterio para los oficios. Tenemos hombres por todas partes,vigilando.Hemos hablado con losmonjes y han puesto a buen recaudo elLignumCrucis.Enrealidad,dosdelosmonjesescoltadosporlaGuardiaCivilacabandesalirdelmonasterioconlasreliquiasmásimportantes.Ladudaquetenemosessicortarelacceso a Santo Toribio y así evitar la llegada de los terroristas o permitir que
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continúen llegando peregrinos a ganar el jubileo, y rezar para ser capaces deencontraraesosdesalmados.
—¿Yquévanahacer?—preguntóPanetta.—Ésaesunadecisiónpolítica;esdifícilasumirqueesagentepuedasalirseconla
suyayprovocarunamatanza.Sinosomoscapacesdedetenerlesantes,¿imaginaloque sucedería si la opinión pública se enterase de que hemos permitido que losperegrinossirvierandeconejillosdeIndias?
—Peroesosignificaquelosterroristaspuedenescaparse.—Sí,esunadecisióndifícildetomar.Lellamarédesdeallí.—¿SevaustedaSantoToribio?—Enrealidadyaestoydecamino:unhelicópterodelaGuardiaCivilestáapunto
dedespegar.Enunahoraestarésobreelterreno.Cuando terminó de hablar con el policía español, Panetta telefoneó aMatthew
Lucas.—Losé,Lorenzo,tenemostodalainformación,esetalOmardacoberturaalos
terroristasdelCírculoatravésdesuagenciadeviajes.Losespañoleshanhechounbuentrabajo,lástimaqueunpocotarde.
—¡Vamos, Matthew, no sea injusto! Esa gente es difícil de encontrar, lo sabebien.¿Cuántotiempollevamosnosotrosintentándolo?
—Tiene razón. Supongo que me desespera saber que vamos contrarreloj. Losisraelíes handecididoquevan apermitir que losperegrinos lleguenhasta elSantoSepulcro.SepuedeimaginarcómoestáJerusalénenSemanaSanta,congentedetodoel mundo que viene rezar. Por lo que sé ya han hablado con las autoridadeseclesiásticasqueseencargandelSantoSepulcro,yhahabidounpequeñolío,porqueaquísonigualmenteresponsableslosortodoxosqueloscatólicos.Resultaimposiblesacar las reliquias, el lugaren sí esuna reliquia.La ideaes impedirqueentren losperegrinosinformándolesdequela iglesiaestá llena.Aellosnolesextrañará,puessuelen hacer colas de hasta seis horas para entrar, demanera que se han colocadocontrolesyvallasconlaexcusadeordenarlaentrada,supongoquelafilallegaráaserinmensa.Mientras,lossoldadosylosserviciosdeinteligenciabuscaránentrelosperegrinos.¡OjalálosterroristasesténenelgrupodelaexcursióndeOrnar!
—¿Sesabeyaenquéhotelestán?—Lapolicíaestáenello,nocreoquetardenmuchoensaberlo.—Quetengansuerte.—¿Yustedes?—Nada,nosabemospordóndeempezar.PuedeserenlabasílicadeSanPedro,o
encualquieriglesiadeRoma.Estamosaciegas.—¿Nolehanvueltoallamardelcastillo?¿Nosabenada?—No,nomehanvueltoallamarytemoloquelepuedapasaranuestrafuentesi
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elcondedescubrequeleestabaespiando.—Losiento,deverdad.—Lecreo,Matthew,lecreo.Llámemesihayalgunanovedad.—Loharé.TambiénhehabladoconHansWein;estádelosnervios.—Todosloestamos.—No entiendo por qué todo el mundo se ha empecinado en no hacer nada
respectoaSalimal-Bashir.—Yo tampoco, aunque gracias a los españoles hemos logrado una pista
importante,eseamigodeBashir,eltalOmar,puedeserunodelosjefesdelCírculo.—Lellamaré,delerecuerdosalpadreAguirre,supongoqueestarádesesperado.—Como todos nosotros. Los únicos que están de suerte son los turcos. Tienen
controladoalcomando,sabendónde,cómoycuándopiensanactuar.Sólotienenquedetenerles.
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Estambul,ViernesSanto,ochodelamañana
Ylenase terminódecolocarelhiyab sobreelcabello.Suprima también lo llevabapuesto;suhermanoysuprimoestabanlistos.
Habíanpedidoeldesayunoenlahabitación.Enrealidadapenashabíansalidodelhotel;procurabannollamardemasiadolaatención.
—¿Estáspreparada?—lepreguntósuhermano.—Loestoy.—Sitúquieres...—Calla—leordenóella—.Loúnicoquequieroesvenganza.Teaseguroqueen
el momento en que apriete el botón del detonador seré feliz. ¿Vosotros estáispreparados?
—Loestamos.—Procuravivir,conqueyomueraessuficiente.Nomegustaríaqueterminaras
tusdíasenunacárcelturca.—Sabesquenonoscogeránvivos.—Esloúnicoquemepreocupa.Estoscerdossoncapacesdetodo.La conversación de Ylena con su hermano le llegaba con claridad al coronel
Halman.Porunmomento tuvoganasde irrumpirdesde lahabitacióncontiguaa laqueocupabanlosterroristasypreguntarlesquiéneramáscerdo,siélquejamáshabíamatadoanadieasangrefríaoellosquepretendíanprovocarunamatanza.Porquenotenía la menor duda de que si pudiesen lograr su propósito morirían muchosinocentes. Eran cientos de turistas de todo el mundo los que visitaban cada díaTopkapi,esosincontar loscolegiosquellevabanasusalumnosavisitarelantiguopalaciodelossultanes.
Elmilitar turcodecidió llamarpor teléfonoaPanettapara anunciarleque iba aprocederaladetencióndelcomando.Noteníasentidodejarlesseguiradelantepuestoquenosehabíanpuestoencontactoconnadie,ninadielohabíahechoconellos.LosdoshombresdelYugoslavoqueparecíanvigilar a lamuchacha tampoco se habíanreunidoconningunapersona.
Lorenzo Panetta escuchó las explicaciones del coronel y le pidió que no lesdetuviera.
—DejélesllegarhastaTopkapi;puedequeallílesestéesperandoalgúncontacto.Nocreoqueseacorrerdemasiadosriesgos.
—Puesyocreoquesíloscorremos.Enestosdosdíasnohanmencionadodóndeesconden los explosivosypuedeque si seponennerviososo intuyenalgodecidanvolarse,noimportadónde.Nodeberíamoscorrereseriesgo.
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—Vamos,coronel,esevidenteque losexplosivosdebendeestaren lasilla,esachicaandasinningúnproblema,ysihastaahoranosehandadocuentadeque lestienencontroladosnotienenporquédesconfiar.LeruegoquelespermitallegarhastaTopkapi... incluso que lleguen hasta el pabellón donde guardan las reliquias delProfeta,puedequesitienenalgúncontactolesestéesperandoallí.
—¡Estáloco!¿Cómocreequevoyapermitirquelleguenalpabellóndenuestrasreliquias? Por nada del mundo aceptaré que esos cerdos puedan acercarse a losobjetosquepertenecieronalProfeta.
—Setratademedirbieneltiempo;séquenoesfácil,perotampocoimposible.—No,noloharé.DejaréquevayanaTopkapi,peroantesdequepuedandirigirse
alpabellóndondeguardamoslasreliquiasdeMahomalesdetendré,yreceparaquenopase nada.Estamos colaborando en todo lo quenos pidenperono al precio depermitirunamatanza.
—¡PorDios,noleestoypidiendoquepermitaunamatanza,sóloqueaverigüesitienencómplices!
—Yodecidiréelmomentodeladetención—insistióelcoronelHalman.—Naturalmente, es usted el que está sobre el terreno.CuandoPanetta colgó el
teléfonoempujóelcenicero,malhumorado.—¡QuésusceptibleesesteHalman!—Está aceptando una gran responsabilidad —respondió el comisario Moretti,
delegadodelCentroAntiterroristaenRomaquehabíaasistidoalaconversaciónentrePanettayHalman.
—Todos estamos asumiendo una gran responsabilidad. Pero tenemos queaprovechar todos los resquicios; hayque saber si la chica se pone en contacto conalguien.
—Sinolohahechohastaahora,esimprobablequeenelúltimominutolohaga.NoquisieraestarenlapieldeHalman:sinoladetieneatiemposeencontraríaconunacatástrofe.
—Tiene razón. Además, somos nosotros los que tenemos que evitar que aquíocurraotracatástrofeynosabemosnipordóndeempezar.
Salieron de la habitación y se encaminaron hacia el ascensor donde una parejatambiénesperabaparabajaralvestíbulo.Ylenanolesprestódemasiadaatención.Suprimaempujabalasillaysuhermanoysuprimolasflanqueaban.
Suprimofueabuscarelmonovolumenquehabíanalquiladoy,ayudadosporelporterodelhotel,acomodaronaYlenadentrodelcoche.
Tardaron en llegar más de media hora, porque el tráfico de Estambul estabaespecialmentedensoaquellamañanaenqueturistasdetodasparteshabíanacudidoavisitarlaciudad.
Llegaron hasta la cima de la colina, explicando a los guardias que intentaban
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controlareltráficoquellevabanaunainválida.Buscaron un lugar donde aparcar cerca de los autocares que iban dejando su
cargamentodeturistas.—¿Estásnerviosa?—lapreguntósuprimaaYlena.—No,noloestoy.Soyfeliz.Guardaron su turnohaciendo colay suhermano sacó los tíquets para entrar en
Topkapi.—Afortunadamentenoparecehabermuchagente—dijoeljoven.—Noesnadaespectacular—dijoYlena.—¿Noteimpresiona?—replicósuprimasonriendo.—No, el lugar es bonito porque se ve el mar, pero como palacio... no sé, en
realidadsonsólopabellones.—Desdelosquesedominóbuenapartedelmundo—apostillósuhermano.Un grupo de turistas italianos escuchaban las explicaciones del guía mientras
aguardabansuturnoparaentrarenelpalacio.—Ya les he dicho que Topkapi lo construyóMehmet, pero cada sultán añadía
pabellones nuevos. Topkapi ha sufrido cuatro incendios, y de la época deMehmetquedaeledificiodelTesorollamadoRahtHazinesi,elPabellóndelosAzulejosCiniliKóskylosmurosinternosyexternos.Elpalaciotienetresáreas,elpalaciointerno,elpalacio externo y el harén. El primer patio, que es donde están estacionados losautocares,fueelcuarteldelosjenízaros.
Los guardias que controlaban los accesos a Topkapi no les prestaron especialatención;inclusopermitieronqueaccedieranalrecintosinpasarporelarcodetectordemetales,aunqueunosamablesfuncionariosdiscutíanconlosguíasdelosgruposparaorganizarlavisitadeéstosdentrodelrecinto.Losguíassequejabandequelesimpusieranun itinerarioenvezdedejarlesorganizar lavisitacomosiemprehabíanhecho.
—Sonmuyconfiados—afirmóelprimodeYlenaunavezquehubieronpasadoelprimercontrol.
—Notienenporquédesconfiardenosotros; sólosomos turistas—respondióelhermanodeYlena.
Tampocoencontraronningúnobstáculoparaatravesar el segundopórtico, eldeBabUSelamodelassalutaciones,quefueconstruidoporSolimánelMagnífico.
—Vamos directamente al pabellón de las reliquias—ordenóYlena a su prima,quecontinuabaempujandolasilla.
—No, no seas impaciente, paseemos primero, como si de verdad fuéramosturistas—sugiriósuprima—.Mira,podemosempezarporelharén.
Ylena asintió de mala gana. Sentía la necesidad imperiosa de cumplir con suobjetivo: infligir una herida al islam, y no veía razón para retrasarmás tiempo su
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venganza.Entraron en el harén y, como el resto de los visitantes, observaron curiosos
aquellasparedesquehabíansidolasestanciasdelasmujeresdelossultanesydesushijos.
Elgrupodeturistasitalianosquehabíanencontradoalaentradasalíandelharénbromeandosobrelasodaliscasaltiempoqueinmortalizabanellugarconsuscámarasdigitales.Otrogrupode turistas,éstos turcos,y lamayoríahombres,entraronenelharén.AYlenalefastidiabanlasmiradasdeconmiseraciónqueledirigían.
«Sisupieraisloquevoyahacer,metemeríaisenvezdecompadecerme»,pensabaella.
—¿Porquénosalimos?—pidióimpaciente.Suprimaempujólasillahacialasalidamientrassuhermanolepedíaquenose
impacientara.—Notepongasnerviosa.—Noloestoy,sóloquieroterminarconesto.—Parecequetienesprisaenmorir—lereprochósuprimo.—Sí,tienesrazón,tengoprisaenmorir.AtravesaronelBabUSaadet,elPórticode laFelicidad,porelqueantañosólo
podíapasarelsultány,acontinuación,seencontraronjuntoalaArzOdasi,laSaladePeticionesdelgranvisir.
—Aquíveníagentedelmundoenteroasolicitar favoresalgranvisiryéste losestudiaba y luego decidía si se los transmitía o no al sultán—dijo el hermano deYlena.
—¡Quémásdaloquehicieran!—EltonoirritadodeYlenalespreocupó.—¡Vamos,noteenfades!Túmismanoshasrepetidoqueteníamosquesercautos
yhacerlascosasbien.Además...bueno,nosólovasamorirtú,esmuyprobablequetambién muramos nosotros. Déjanos disfrutar de estos últimos minutos —dijo suhermano.
—¡Alabandoalossultanes!—Respirando,Ylena,sólorespirando—respondiósuprimo.Elgrupodeturistasturcosconsuguíaalfrentellegódondeestabanellos.Elguía
explicabacadarincóndellugar.—Yahoraaladerechaveránustedesotropabellón,eslaTesorería,yeslaantigua
residenciadeMehmetelConquistador; aquí seguardanalgunosde los regalosquerecibíael sultán.Ya la izquierdadeestepatio... sí, justoahí—dijoseñalandootrapuerta— están las salas donde se guardan las santas reliquias. A partir de 1517empezaronallegarobjetosquehabíanpertenecidoalprofetaMahomayquehastaesemomento se encontraban en La Meca y en El Cairo. Podrán ver ustedes desdeespadas hasta pelos de la barba deMahoma, uno de sus dientes, el estandarte, el
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MantoSanto...Estasreliquiaspermanecieronsiemprecustodiadaslejosdelosojosdeloshabitantesde laciudad,aunqueelestandarteera laexcepciónporqueenalgunaocasiónfuesacadoenprocesiónporlascallesdelaciudad.EnelpabellóndondesealberganlasreliquiashaylectoresquerecitanelCorándíaynoche.Síganme,ahoratenemos la suerte de poder contemplarlas. Para losmusulmanes estas reliquias sonigualdeimportantesquelopuedenserparaloscatólicoslaSábanaSantadeTurínolos restos de laSantaCruz que se encuentran en catedrales, iglesias y basílicas demediaEuropa.
Ylenamiróasuprimayéstaentendióquenodebíandemorarsemás,asíqueapesar de que sentía un nudo en el estómago, empujó la silla hacia la entrada delPabellóndelasReliquias.
De repente, sin que supieran de dónde habían salido, los cuatro jóvenes seencontraronrodeadosporungrupodepolicíasysoldadosarmados.Ylenamiróasualrededor dándose cuenta de que los turistas turcos no eran tales, sino policías depaisano,yqueenlaexplanadanoquedabanadieexceptoellos.
El coronel Halman empezó a abrirse paso entre sus hombres aprovechando eldesconciertodeloscuatrojóvenes.
—¡Entréguense!—les ordenó el militar hablando en inglés—. Su aventura haterminado,¡ponganlasmanosenalto!
El hermano y el primo de Ylena la miraron y pudieron leer en sus ojos ira ydeterminación, y cómo esbozaba una sonrisa murmurando «adiós». Un segundodespuésseprodujolaexplosión.
Entrelaespesuradelhumosepodíanescuchargritosygemidos.Lassirenasdelasambulanciasirrumpieronenelrecinto.
Cuandosedespejóelhumoloquesepodíaversobrelaexplanadaeradantesco.Restosdecuerposmutilados,losdelosjóvenesytambiénlosdelosagentesqueseencontrabanmáscercadeellos.
Laconfusiónsehabíaadueñadodellugar.EntrelosgritospodíaescucharselavozfirmedelcoronelHalmanintentandohacerseconlasituaciónapesardeestarherido.
—¡No han alcanzado las reliquias, pero se ha derrumbado parte del muro deentradaalpabellón!—gritabaunpolicía.
Al recinto comenzaron a llegar camiones del Ejército con más soldados quefuerontomandoposicionesdentrodeTopkapialtiempoqueayudabanadesalojaralos turistasquehabíansidollevadoshaciaelcuartopatioporsusguías,despuésdehaberrecibidoinstruccionesprecisasdenopararsenienelprimernienelsegundopatio.
Todos escucharon la explosión sin saber de dóndeprovenía, aunquede repentevieronllegaragruposdesoldadosquelesobligabanaabandonarellugar.Evacuaronenpocosminutosalosvisitantes,alteradosporlaconfusión.
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CuandoenTopkapisóloquedaronlossoldados,lapolicíaylosserviciosmédicosque se habían desplazado al lugar, el coronel Halman telefoneó a sus jefes parainformarlesdelresultadodelaoperaciónyacontinuaciónllamóaLorenzoPanetta.
—Hanmuertoloscuatroterroristasydiezdemishombres.Además,tengootrosveinteheridos,algunosdegravedad.
—Losiento,¿cómohasucedido?—preguntóPanetta.—La apuesta ha sidomuy fuerte, hemos corrido un gran riesgo. No íbamos a
permitirquelos turistasentraranhoyenTopkapi,peropensamosquelos terroristashabrían sospechado si nohubieran encontradoun climadenormalidad.Demaneraque hemos permitido que fueran entrando con cuentagotas algunos grupos,desviándoles hacia otras zonas del palacio lo suficientemente alejadas para que nocorrieranpeligro.Noha sido fácil, los guías han lanzado todo tipode improperiosporquenoentendíanporquénoselespermitíaorganizarlavisitadeTopkapicomosiempre habían hecho.Créame si le digo que he rezadopara que ningún turista sedespistara de su grupo. Los terroristas han estado en todo momento rodeados sinsaberlo por un grupo de policías y soldados vestidos de paisano como simplesturistas.Nadiesepusoencontactoconlosterroristas;hiceloquemepidióapesardelosriesgos,aguardéhastaelúltimomomentoparaversialguienseponíaencontactocon los terroristas, si tenían algún cómplice; e intentamos detenerles justo en elmomentoenqueibanaentrarenelPabellóndelasSantasReliquias.Lamuchachadebió activar la carga del explosivo y... se puede imaginar el resto. Será difícilidentificarloscadáveres.
—¿YlasreliquiasdelProfeta?—preguntóconpreocupaciónLorenzoPanetta.—Intactas,nohansufridoningúndaño.Alásealoadoporhaberlasprotegido.—Yporevitarunderramamientodesangremayor,¿seimagina,coronel,loque
habríasucedidosilleganadestruiresasreliquias?—Sí,habríahabidounbañodesangre.—Sientolodesushombres.—Imagíneseloquevaasuponerhablarconsusfamilias...—¿Podríanretenerlainformacióndelosucedidoduranteunashoras?—¡Usted pide imposibles! Aquí había gente, demasiada gente para guardar un
secreto.Turistas,guías,funcionarios,soldados,policías...No,nopodemosretenerlainformaciónmuchotiempo,¿porqué?
—¿Quévanadecir?—¿Quésugierequedigamos?—PermítamehablarconeldirectordelCentrodeCoordinaciónAntiterroristaen
Bruselas,ylellamodeinmediato.—Misjefeshanhabladoyaconelsuyo.—Demecincominutos.Lorenzoencendióuncigarrilloy aspiróhasta lomásprofundoelhumo.Luego
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relatóbrevementealpadreAguirreyalcomisarioMoretticuantolehabíaexplicadoelcoronelHalman.
—¡Hantenidomuchovalor!¡Selahanjugado!EsecoronelHalmandebedeserunfueradeserie—exclamóelcomisarioMoretti.
—Sí,haarriesgadomucho,yorganizarunaoperaciónasíesmuydifícil.Sillegaamorir un solo turista, el gobierno turco y nosotros nos habríamos visto endificultades.Noshabríanacusadodeponerenpeligrovidasinocentes.
—Esloquehemoshecho—afirmóMoretti.—Esloquemuchasveceshacemospensandoqueasísalvaremosmuchasvidas,
peronomesientoorgullosodeello.HansWeinestabaconmocionadoyaliviadoalmismotiempo.—Almenoslode
Estambulnohasalidomal—dijoWeinaPanetta.—Han muerto diez hombres, además de los cuatro terroristas, y también hay
numerososheridos,perono,nohasalidomalparaloquepodíahabersucedido.—SiesoslocoshubierandestruidolasreliquiasdeMahomaahoramismohabría
muchosmásmuertos.¿Teimaginaslareaccióndelosislamistasfanáticos?—Agradezcámoslesalosturcossusacrificio—dijoPanetta.—¿Habéisavanzadoalgo?—No,seguimosaciegas,ydentrodeunahoraelSantoPadredirigirálosoficios
litúrgicosdelViernesSanto.NohayunsolorincóndelVaticanosinprotección.—PeronosabemossiatacaránelVaticano...—respondióHansWein.—No,nolosabemos,perohayqueprotegeralPapa.¿Quépasaconlosisraelíes?—He hablado hace un minuto con ellos y también con Matthew Lucas. Han
localizadoalgrupode turistasque llegóa Israelcon laagenciadeviajesdeOmar.LosisraelíestambiénlesvanapermitiracercarsealSantoSepulcro.Todoestoesunalocura...—selamentóWein.
—Nuncaherezadotantoenmivida—confesóPanetta.—Los turcos me consultan sobre el comunicado oficial de los hechos. En mi
opiniónesmejordecirlaverdad—afirmóWein.—Sí,siempreesmejordecirlaverdad,peronoesnecesariohacerloahoramismo.
Delocontrarioalertaríamosalrestodeloscomandosqueseproponenatentar.—Deacuerdo.¿Quéquieresquedigaalosturcos?—Quizápuedendecirquehahabidounaexplosión,nosesabesiintencionada,y
quehanmuertovariaspersonas.—Noesconvincente,¿Noesmuysorprendentequehayanmuertosólosoldados
ypolicías?—Si decimos que les estaban siguiendo, entonces sabrán que tenemos más
información.—YosigosinencontrarlaconexiónentreesaYlenayelCírculo—sequejóWein.
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—Peroexiste;puedequeniellossepanquelahay,perolahay—insistióPanetta.—Bueno,¿entoncesquépropones?—Decirlomenosposible.Siempresepuedeecharmanodelsocorrido«estamos
investigando, en estos momentos barajamos todas las hipótesis, les iremosinformando».
—Vale,informacióndebajoperfilmientrassepueda.—Almenosduranteunashoras.Sabemosquelosatentadosseránhoy,intentemos
ganareldía.—Deacuerdo.Lorenzo Panetta sabía que Hans Wein hablaría con el gobierno turco y él
telefoneóasuvezalcoronelHalman.—Coronel, diga lomenos posible, ya sabe: que están investigando, que en las
próximashorastendránmásinformación,etcétera,etcétera,etcétera.—Sí,yameséesacanción.—Hayotroscomandosdispuestosaactuar,adosdeellosparecequelestenemos
localizados,el tercero... el tercerosabemosqueactuaráenRoma,peronosabemosdóndenicuándo.Necesitotiempo,nopodemosalertarles.
—Haréloquepueda.—Gracias.
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Jerusalén,ViernesSanto
HakimsehabíaunidoalgrupodeperegrinosgranadinosconlosquehabíallegadoaIsrael. Llevaban diez minutos haciendo el Vía Crucis por las viejas calles deJerusalén.Élmurmurabaentredientescomositambiénestuvierarezandoelrosario,procurandopasarinadvertidoparacualquieraquelemirara.
Mientrasmurmurabalaoraciónibaobservandoaderechaeizquierda,intentandosopesarsihabíamássoldadosdelohabitualpatrullandolascallesdelaciudadvieja.Loshabía, admitióHakim,peropensóque acaso eradebido a la gran afluenciadeturistasqueenaquellasfechasvisitanIsrael.
Noteníamiedo,nadieparecíafijarseenél.Sesentíainvisiblecaminandoconlosperegrinos.
Aligualquesugrupo,otrosmuchoscientosdeperegrinosrezabanalpasodelasestaciones,deaquelloslugaresdondeCristohabíacaminadoconlaCruz.SonrióparasusadentrosalpensarenlaCruz.Loscristianos jamásserepondríandelgolpequeibanarecibir.LavoladuradelSantoSepulcro,ladestruccióndeSantoToribiodondeguardabanel trozodemaderomásgrandedecuantoshabíayladelabasílicadelaSantaCruzde JerusalénenRoma...No, lospolíticospusilánimesnopodríanmirarhaciaotroladoparaevitarlaconfrontación,notendríanmásremedioqueaceptarqueestaban en guerra.Hasta entonces los europeos se habían negado a admitirlo, perodespués de aquello ya no podrían ignorar la realidad. El Círculo acabaría conOccidente;llegaríaeldíaenelquelabanderadelamedialunaondearíaentodaslascapitalesdeEuropa,ylasiglesiasseríanconvertidasenmezquitas.
Perdido en sus pensamientos no se dio cuenta de que se estaban acercando alSantoSepulcro.Allíparecíahabermáscontrolesqueenocasionesanteriores,lagenteprotestabaalserexaminadadearribaabajo,teniendoquemostrarcuantollevabaenbolsosymochilas.
«El sujeto parece que se está percatando de la situación», decía un agente deseguridad a través del micrófono que llevaba disimulado en la solapa, pero cuyosonidonítidollegóalasaladeoperacionesenlaquelosserviciosdeinteligenciaylapolicíaisraelítrabajabandesdehacíadíasparaevitarelatentado.
MatthewLucasintentabacontrolarsunerviosismo.Nohacíamásquepreguntarporquénoledeteníanya.
—Sisedacuentadequeestárodeadoescapazdesuicidarseenmediodetodaesamultitudyhabráunacarnicería—lerespondióelcoronelKaffman,jefedelMossad.
Peronoparecíanescucharle, aunquepodíaverque loshombresqueestabanenaquella sala tenían los rostros tensos y no podían disimular la angustia que les
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provocabalasituación.Elcoronelquedirigíalaoperacióndiounaordenalagentequeacababadehablar.—Ahora.MatthewLucasleinterrogóconlamirada.¿Quéhabíaqueridodecircon«ahora»
?Yselamentóenvozbajadelaactituddelosisraelíes;pasabanporserlosmejoresaliadosdeEstadosUnidos,peroparecíannoconfiarennadie;lehabíandejadoasistircomoespectadorperosinprestarleatención.
FaltabanquinientosmetrosparallegaralapuertadelSantoSepulcro.Hakimyelrestodelgrupotuvieronquepararse.Loscontrolesestabanprovocandounalargacolaquelesobligabaaesperar.
Hakimsediocuentadequedifícilmentepodríaentrarenlaiglesia.Saidlehabíadicho que los judíos solían adoptar medidas de seguridad pero procurando nomolestaralosturistas.Miróhaciaatrásparaversi teníaalgunavíadeescape,perocomprendió que retroceder enmedio de aquel gentío que empujaba para llegar alSanto Sepulcro iba a resultar imposible. Inmediatamente se arrepintió de haberpensadoenescapar.Nopodíahacerlo,estabaallíparamorirymoriría.Sinopodíaentrar en el SantoSepulcro, almenos destruiría la entrada de la iglesia, ya que encuanto estuviera suficientemente cerca, en cuanto los soldados se dispusieran acachearasugrupo,élharíaestallarlacarga.Muchosdeaquellosperegrinosmoriríanconél.
Se sintió desolado al ser consciente de que no podía lograr el objetivo fijado.Omar se llevaríaunaprofundadecepciónySalimal-Bashirpensaríaque sehabíanequivocado de hombre encomendándole una misión que había sido incapaz decumplir.
Odiómásquenuncaalosjudíosporimpedirlecumplirconsumisión,mientrasmirabacondesprecioaaquellagentequenodejabaderezarasualrededor.
Derepentesintióquelecogíanlosbrazosyselosllevabanalaespalda.—Notemuevas—escuchóqueledecíanenperfectoespañol.Luegosesintióarrastradodellugar,mientraslosperegrinosdesugrupoiniciaban
unaprotestaalverqueselollevaban.—Tenemosalsujeto—dijoelagenteatravésdesumicrófonoinvisible,mientras
arrastrabanaHakimfueradelgentío,caminodelaPuertadeDamasco.Enlasaladeoperacionessuspiraronconalivio.Nohabíanlocalizadoalgrupode
turistashastaesamismamañanayaHakimhastahacíaunahora.Eraunmilagro.Hakimnopodíamoversey sentíaque las lágrimas se leagolpabanen losojos.
Lágrimasdefrustración,deiraydedolor.SalieronporlaPuertadeDamasco,dondeaesahoracientosdepersonasentraban
y salían de la ciudad tres veces santa. Allí les esperaba un coche en el que lemetieron,condosagentesacadalado,ademásdelqueconducíayotroqueibaenla
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partededelanteapuntándoleconunapistola.—Buentrabajo—lesdijoeldelapistolaalosdoshombresquehabíandetenidoa
Hakimyacontinuaciónlesordenóponerlelasesposas.Fueunsegundo,sólounsegundoelqueHakimtuvounadelasmanoslibres,yno
dudó.Tiródeldetonadorquellevabaenelcinturón.Elcocheexplotósaltandoporlosairesyllevándoseconsigolasvidasnosólode
susocupantes:otrosvehículossevieronalcanzadosporlaexplosión.Elcaosseadueñódellugarapesardequeenseguidacomenzaronallegarcoches
delapolicíayambulancias.En la sala de operaciones hubo un momento de confusión, aunque el coronel
Kaffmanseimpusodeinmediatodandoórdenesaunosyaotros,mientraspedíaquelosagentesqueestabanenlosalrededoresdelaPuertadeDamascoleinformaransindemora.
MatthewLucas pudo escuchar la voz entrecortada de un agente que informabadesde el lugar de los hechos: «El coche ha saltado por los aires. Hay heridos ymuertos,estoeshorrible...Debíade llevaruncinturónconexplosivosyhapodidoactivarlo. Aún no lo sabemos, el laboratorio lo confirmará. Creo que hay turistasentrelasvíctimas,aunquetambiénhaypalestinosygentenuestra...».
—Parecíaquehabíamoshecholomásdifícil,encontraraesehombreydetenerlo,ynohemossidocapacesdeevitarloquetendríaquehabersidolomássencillo—selamentóelcoronelKaffman.
MatthewLucassentíaunnudoenlagarganta,peropidiópermisoparaacercarseallugardelaexplosión.
—Vengaconmigo—ledijoelcoronel—,delocontrarionopodráacercarse.DecaminoalaPuertadeDamascoMatthewtelefoneóasujefeyacontinuacióna
LorenzoPanetta.—Noha sidoposible evitar el horror.Hahabidouna explosiónymuertos—le
dijo.—¡Diosmío!¿Quéhapasado?—Hastaestamañananoidentificaronatodoslosperegrinosquehabíanvenidoen
la excursión organizada por Omar. Al parecer el sujeto se llamaba Hakim, conpasaporte español.Mi jefe ha hablado con elCentroAntiterrorista deMadrid y elcomisarioGarcía leha llamadoparadecirlequeel talHakim tenía lanacionalidadespañola pero era de origen marroquí. Al parecer era el alcalde de un pueblo deGranada, Caños Blancos. Un hombre fuera de toda sospecha. Las autoridadesespañolasleteníanporunmoderado,yelpueblocomounejemplo.
—Sí, el comisario García también habló conmigo. Hakim era un hombre sinescrúpulos—respondióPanetta.
—Sí,bueno,Hakimnoestabaenelhoteljuntoalrestodelosperegrinosconlos
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que llegó a Israel y no participaba de todas las excursiones de éstos.No sabemosquiénessucontacto,nidóndesehaalojado,nolehemoslocalizadohastaquenoseha unido a su grupo, pero llegó solo al hotel donde estaban y desde allí salieroncaminodelSantoSepulcro.
—¡Perodígamequéhapasado!—Le detuvieron cerca del Santo Sepulcro, lograron sacarle de entre los
peregrinos,peroalparecerpudoaccederaldetonadorquellevabaencimayvolarse;bueno,juntoaélhanvoladopolicíasyagentesisraelíes,turistas,palestinos...aúnnosabemoscuántagentehamuerto.Voycaminodellugar.
—¿Ylaiglesia?—LaiglesiadelSantoSepulcronosehavistoafectada;enrealidadlaexplosión
sehaproducidofueradelasmurallas.LorenzoPanettadiograciasaDiosensilencio.Lamentaba losmuertos,perosedecíaquepodíahaberhabidomuchosmássino lehubierandetenidoatiempo.
ElcoronelKaffmanlepidióelteléfonoaMatthewLucas.—¿Señor Panetta? Soy el coronel Kaffman. Le aseguro que hemos hecho lo
imposible.Hemostrabajadocontrarreloj,yapesardelosucedidopuededecirsequehemostenidosuerte.AunquedesgraciadamentenosabemosnadasobreloscontactosdeesteterroristaenIsrael,ylepuedoasegurarqueparanosotroshabríasidodevitalimportancia, puesto que el Círculo es la única organización terrorista invisible. Siustedesnoshubieranavisadoantesdeloquepasaba,quizáhabríamospodidohacermás.
—Le aseguro, coronel, queme hubiera gustado poder decirles algo antes, perohemos trabajado con hipótesis, sin certidumbres, y... bueno, cuando hemos tenidoalgorealleshemosavisadodeinmediato.
—Demasiado tarde, señor Panetta, demasiado tarde. Desgraciadamente hanmuertomuchosinocentes.
—Todoslosmuertossoninocentes,coronel.—No,señorPanetta,todosno.
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ViernesSanto,castillod'Amis,surdeFrancia
AEdwardlehabíasorprendidoencontraralcondesentadoanteel televisorcuando,comocadamañana,acudióadespertarleconlabandejadeldesayuno.
El condeya estabavestidoyparecía inquieto, aunquenodijonadaquehicierallegar a Edward a esa conclusión. Eran muchos los años a su servicio, y elmayordomopodíaleerenelrostrodelseñordelcastillo.
Encualquierotromomentohabríahechoalgúncomentarioparaintentaraveriguara través de la respuesta qué preocupaba al conde d'Amis, pero Edward pensó quebastanteteníaélconsuspropiosproblemas.
RaymonddelaPallisièresehabíaencerradoensudespacho.PidióaEdwardquenadie lemolestara, ni siquiera su hija, pero elmayordomo sabía que esa orden norezaríaparaCatherine.Lahijadelcondeeraunamujertozuda,quenoseateníaalasreglas. Sentía simpatía hacia ella porque desde su llegada el castillo parecía haberrevivido,peronoseengañaba:cuandoCatherineseconvirtieraencondesad'Amisledespediría.
Eran cerca de las once cuando Catherine se presentó delante de la puerta deldespacho de su padre y, sin hacer caso de las advertencias de Edward, empujó lapuertayentró.
—¿Qué sucede?—lepreguntó a supadre amodode saludo,observándole concuriosidadalverlesentadoanteeltelevisoryconuntransistorpegadoalaoreja.
Elcondehizoungestodedesagradopor la irrupcióndesuhijaperola invitóasentarse.
—Estoyescuchandolasnoticias.—¿Algointeresante?—¿Esquenuncaveslatelevisión?—LaCNN; las cadenas europeas apenas informan sobre EstadosUnidos salvo
paradecirqueGeorgeBushesunpobrediabloempecinadoenhacerelmal.—HahabidounaexplosiónenEstambul,yalparecerotraenJerusalén.—¿Sí?¿Quéclasedeexplosiones?—No hay demasiada información, dicen que en Estambul la explosión la ha
podidoprovocarunescapedegas.Nolosé.EncuantoaJerusalén...—Pues algún terrorista habrá decidido inmolarse. Es lo que suelen hacer por
aquellazona,¿no?—leinterrumpióCatherinesíndardemasiadaimportanciaaloqueledecíasupadre.
—¿Tedalomismo?—lepreguntóelconde.—Noesquemedélomismo,esquevivimosenunmundoqueesasí;creoque
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nos hemos ido inmunizando ante los actos horrorosos. Somos capaces de ver losinformativosmientras comemos, en nada afecta a nuestra vida cotidiana. ¿Cuántasveces has visto las imágenes de un atentado con variosmuertos y has continuadohaciendoloqueteníasprevisto?
—Unareflexiónmuycínica,Catherine.—Unareflexiónrealcomolavidamisma.Perodime:¿quétepreocupa?—Nada,nadaenespecial.ElpitidodelteléfonomóvilalertóaRaymond.Mirólapantallayleyó:NÚMERO
PRIVADO. Temía que fuera el Facilitador. Las cosas no estaban saliendo comohabíanplaneado.
—Catherine,¿teimportadejarmeasolasunosminutos?Ellaselevantóofendidaysaliósindecirpalabra.
—Sí...—EltonodevozdeRaymondestabacargadodetensión.—¿Quéestásucediendo?—escuchódeciralFacilitador.—Nolosé.HeintentadoponermeencontactoconelYugoslavoparasaberquéha
sucedidoenEstambul,peroparecequesehaesfumado.Norespondeenningunodesusteléfonos.
—Enlosnoticierosnosemencionanlasreliquias.—Losé.EstoyviendolaCNN,ylospresentadoresespeculanconunaexplosión
degas.—Yo sé un poco más que usted. El gobierno turco ha decidido retener la
informaciónunascuantashorasapeticióndelCentrodeCoordinaciónAntiterroristadelaUniónEuropea.Hahabidodiezmuertos,todossoldados,ademásdelachicaylosquelaacompañaban.ElPabellóndelasReliquiasapenashasufridodaños.
Raymondno lepreguntócómo losabía.Loshombresa losque representabaelFacilitador tenían acceso a todos los gobiernos del mundo, de manera que no lesresultabadifícilobtenerinformacióndeprimeramano.
—Mis representados están muy enfadados —escuchó decir al Facilitador—.Ustedhabíagarantizadoeléxitodelaoperación.
—Noséloquehapasado.—¿HahabladoconsuamigoBashir?EnJerusalénunterroristasehavoladopor
losairesenlaPuertadeDamasco.—Losé,loacabodeverenlaCNN.—LaPuertadeDamascoestáalejadadelSantoSepulcro.—Tambiénlosé.—DemaneraqueBashirtampocohacumplidoconloprevisto.—AúnfaltanSantoToribioyRoma—dijoRaymond.—¿Yqué?Yada lomismo.Loque buscábamosno era que unos terroristas se
suicidaran,sinoprovocarunenfrentamientoentrelospaísesislámicosproductoresde
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petróleoyOccidente.Ylena teníaquehaberdestruido las reliquiasdeMahoma,éseera el objetivo; el que ella estémuerta tanto da. ¿A quién le importa un terroristamuertomás? Lomismo que el desgraciado de Jerusalén. Se ha voladomatando aunoscuantostranseúntes.¿Yqué?Ésossonatentadoscomunes,sinimportancia.Metemo,conde,quealguiensehadejadounaventanaabiertaenalgunaparte.
—¿Quéquieredecir?—LavozdeRaymonddenotabainseguridad.—Seloavisé.Misrepresentadosnoadmitenfracasos.—Lasoperacionesestabanbienorganizadas,lerepitoquenoséloquehapasado.—ProcurehablarconelYugoslavo.Aestashorasdebedetenerunaideadeloque
hafalladoenEstambul.—Volveréaintentarlo.—Procurerevisarlasventanasycomprobarcuáldeellasdejómalcerrada.¡Ah!
Y llame a su amigo Bashir; él también tiene que dar una explicación sobre estefracaso.
ElFacilitadorcortólacomunicaciónsindartiempoaRaymondareplicar.Marcóde inmediato el número delYugoslavo, pero de nuevo se encontró con el silencio.LlamóaSalim,pero le saltóel contestadorpidiendoquedejaraunmensaje.Colgóangustiado.
SantoToribio,Potes,ViernesSanto
ArturoGarcíaexplicabaalosagentesdelaPolicíaNacionalydelaGuardiaCivilloquesabíadeaquellosdosjóvenesque,unpisomásarriba,aguardabanelmomentodevolarsejuntoaltrozodelaVeraCruzqueseguardabaenSantoToribio.
El delegado del Centro Antiterrorista en España se había desplazado hastaCantabria, consciente de la gravedad de la situación. En su conversación con elministrodel Interioréstesehabíamostrado tajante:noqueríacorrerningúnriesgo,tantoledabaquelosterroristassepudieranponerencontactoconotrosenlazona.Lo que había que evitar era el atentado, de manera que había que detenerles deinmediatoimpidiéndolesqueseacercaranaSantoToribio.
Unapolicíasehabíavestidocomocamareradelhotel.Sobreelpapel,elplanerasencillo.Lamujerllamaríaalapuerta;llevaríaconsigouncarroconsábanasytoallaslimpias, y cuando le abrieran entraría ydetrásde ella el restode los efectivos.Nosabían cómo iban a reaccionar los terroristas, pero era previsible que intentaransuicidarse,demaneraquelaoperaciónteníariesgos,ylosqueentraranpodíanmorir.
Eldirectordelhotel,apesardelnerviosismo,habíaobedecidotodaslasórdenesde la policía.Habían idodesalojando el hotel conmucha cautela, llamando a cadahabitaciónypidiendoa loshuéspedesquesedirigierana recepciónparaunasuntoimportante;unavezallíeranconducidosalapuertatrasera,pordondeeransacadosy
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alejadosdellugar.A Arturo García le maravillaba la suerte que estaban teniendo. En cualquier
momentopodíanbajarlosterroristasydarsecuentadeloqueestabapasando.Habían trabajado a contrarreloj, sabiendo que cada minuto era precioso, y el
comisarioGarcíanorespiróhastalocalizarlosdosautocaresdelaagenciadeviajesde Omar. Si alguien iba a cometer un atentado en Santo Toribio tenían que estarescondidos entre ese grupo de peregrinos. Dos ancianas asustadas le hablaron de«esosdosjóvenestansimpáticos,conpintademoros,peroquesonbuenoscristianosyvienenaganareljubileo».
MohameddabavueltasporlahabitaciónenfadadoconAli,quetodavíaseestabavistiendo.
—¡Dateprisa!—¿Paraqué?Sonlasonce,aúnfaltaunahora.—Sinotedasprisa,mevoy.—Hazloquequieras.PeroMohamedsesentóenlacamaydejóvagarlamiradaatravésdelaventana.—Estepuebloesmuytranquilo.Mira,apesardelahoranohaynadieenlacalle.Lasprisasnoconducenaningunaparte—respondióAli.Mohamedbuscósuteléfonomóvilymarcóelnúmerodesucasa.Leatormentaba
saberquesuprimoMustafaibaaasesinaraLaila.EscuchólavozsombríadesupadreysupoqueLailayaestabamuerta.—Mohamed, hijo, ¿dónde estás? Debes venir de inmediato, ha ocurrido algo
terrible.Mientras su padre le hablaba, escuchaba de fondo el llanto de su madre y de
Fátima.—Nopuedoir,tengoquehaceruntrabajoimportante.—Hijo, tuhermana...MustafahamatadoaLaila...dicequehasidopornuestro
bien...¡Porfavor,hijo,ven!Mohamedsintióquelefaltabaelaire.Alileobservabaensilencioyensumirada
pudoleerreprobación.—Nopuedoir,padre,osquieromucho,díseloamimadre...ellayyo...bueno,no
noshemosentendidoyséquelahehechosufrir.Pero,hijo,¿quédices?¿Quémequieresdecir?¡Porfavor,Mohamed!LavozdeMustafasonóimperiosa.Lehabíaquitadoelteléfonoasupadre.—Nodeberíashaberllamado—leescuchódecirasuprimo.—¿Quélehashecho?—gritóMohamed.—Loquetúnotehasatrevidoahacer.Agradécemelo,señorimportante.Yyaque
has llamado, diles a tus padres que dejen de gimotear. Tengo que marcharme, nopuedenllamaralapolicíahastaqueyonoestéseguro.Daleslaordenotendréque...
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¡Cállate!Noteatrevasatocarles.—Hazloqueteestoydiciendo.Volvióaescucharlavozentrecortadadesupadre.¡CuántoodiabaaMustafa!—Hijo...¿porqué?—Padre,hacedloqueosdice;delocontrarioosharádaño.Fátimalahaencontradodegolladaensucuarto...eshorrible.Tuhermana...¡Que
Aláseamisericordiosoconella!¡Pobrehijamía!Túmadresehavueltoloca,nonosdejaacercarnosaLaila,sehaabrazadoasucuerpoy...¡Eshorrible,hijo,eshorrible!
¡Padre,escúchame!DileaMustafaquesepuedemarchar,quenollamaréisa lapolicíahastadentrodeunrato.Dadletiempoparahuir.Padre,sinolohubierahechoél lo habría hecho otro... Laila... Laila se había convertido en un problema, se loadvertí,osloadvertíavosotros,peronoquisisteisescucharme...yolaquería...
MohamedllorabadesconsoladamenteyAlilequitóelteléfonodelasmanos.—SeñorAmir,hagaloquelehapedidoMohamed,eslomejorparatodos.Confíe
enlasabiduríadequienesdirigennuestracomunidad.LuegodevolvióelteléfonoaMohamedyéstepidióhablarconsuesposaFátima.—Hazlesentrarenrazón,impidequemimadrellamealapolicía.Mustafadebe
escapar,túlosabes.—Noeranecesariomatarla—escuchódeciraFátima.¡Quésabes tú,estúpidamujer!¿Cómoteatrevesaopinarsobre loquenuestros
jefesdeciden?PregúntaleatuhermanoporquéteníaquemorirLaila,pregúntaselo.Hasidoélquienlohadecidido—gritóMohamed.
Alilequitóelteléfonoycortólacomunicación.Luegoleobligóabeberunvasodeagua.
Nodeberíashaberllamado;túsabíasqueestoibaasuceder.Unosgolpesfuertesenlapuertaalertaronalosdosjóvenes.
Mohamed se secó las lágrimas con el reverso de lamano yAli se acercó a lapuertapreguntandoquiénera.
—Soylacamarera,tengoquellevarmelastoallassucias.—Novamosatardarmucho,saldremosenunosminutos—respondióAli.—Ya,perosinoleimportadarmelastoallas,seloagradeceré.Aliabriólapuerta
yencontrófrenteaélaunamujerdemedianaedadquelesonreíaconamabilidad.—Sientomolestarles,¿puedopasaralbañoaporlastoallas?Lacamareraempujó lapuertasinesperar respuestayAli seapartóparadejarla
pasar.Mohamedmiraba por la ventana para evitar que lamujer le viera llorar.Unruido le alertó y cuando se volvió, en la habitación había unos guardias civiles depaisanoapuntándoleconsussubfusiles,mientrasqueotrohabíaderribadoaAliylesujetabalasmanosalaespaldamientrasleponíaunasesposas.
Mohamednoseresistió.Aúnnosehabíacolocadoelcinturónconlosexplosivos,
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demaneraquenoteníasiquieralaoportunidaddesuicidarse.Enrealidad,sintióunaoleadadealivioysedejócolocarlasesposas.Aqueldíanoibaamorir,Alánoqueríasusacrificio.Habíasalvado lavidaenFrankfurtyahora lavolvíaa salvar.Se juróquenuncamáslacomprometería.
Rodeadosdepolicíasyguardiascivilessalierondelhotel.Unhombreyaentradoenaños,vestidodepaisano,lesmiróconcuriosidadantesdepreguntaraunodelosguardiassihabíanregistradolahabitaciónyencontradolosexplosivos.
—Sí,estosangelitosteníandoscinturonespreparadosparahacerlosexplotar.Losguardabanenunabolsaenelarmario;sólolesfaltabaactivarlos.
—Buentrabajo.—Yque lodiga, comisario.Estosdesgraciadospodíanhabermatadoamuchos
inocentes.—Llévenlesalcuartel.AllílesinterrogaremosantesdetrasladarlesaMadrid.—Asusórdenes,comisario.ArturoGarcíasuspiróaliviadoaltiempoquetelefoneabaalministrodelInterior
paraexplicarleelresultadodelaoperación,luegotelefoneóaHansWeinaBruselasy,porúltimo,aLorenzoPanetta.
—Debuenanoshemoslibradograciasasuinformador.Felicíteledemiparte,sinsuinformaciónhabríasidoimposibledeteneraestosdosdesgraciadosyencontrarelrastrodeltalOmar.
¿QuéharánconOmar?—quisosaberPanetta.—Nada.¿Nada?—Ustedsabecómoesestenegocio,ahorasabemosqueeltalOmarperteneceal
Círculo,demaneraque lomejoresdarlecuerda,yaveremosquéhace—sentencióArturoGarcía.
—Lepediríaqueinterrogaracuantoantesalosdetenidos;puedequesepanalgosobreelatentadodeRoma.
—Nosepreocupe,es loquevoyahacer.Esperoquenosdiganalgodeinterés,pero sobre todoquea travésde ellospodamos tirardelhilodelCírculo.Procuraréllamarlecuantoantes.
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El padre Aguirre parecía ensimismado y llevaba un buen rato sin decir palabra.Lorenzoleobservópreocupado;elrostrodelviejosacerdoteparecíadelcolordelacera,ynoeradifícilleerensusojoselinmensosufrimientoqueleembargaba.
—SóloquedaRoma.AfortunadamentesehapodidoabortarelatentadodeSantoToribio,meloacabadedecirnuestrodelegadoenEspaña—informóPanetta.
ElcomisarioMorettilepasóelteléfonoparaquehablaraconHansWein.—Hans,losé,acabodehablarconGarcía;almenoslosespañolessehanlibrado
del atentado y han salvado suVeraCruz.Bueno, en realidad, hasta ahora ningunareliquiahasufridodaño,nieltrozodelLignumCrucisdeJerusalénníeldeEspaña,nitampocolasreliquiasdeMahoma.
Panetta escuchó las indicaciones que le daba Hans Wein. Su jefe estaba tanangustiado como él temiendo que en cualquier momento el Círculo realizara elatentadodeRoma.
—¡Diosmío,cómonomehedadocuentaantes!¡Soyunestúpido!—exclamóderepenteelpadreAguirre.
—Tranquilícese, padre... —dijo el comisario Moretti intentando calmar alsacerdote,quesehabíapuestoenpieconlosojosdesorbitados.
—¡Sédóndevanacometerelatentado!—aseguróelsacerdote.PanettayMoretti,juntoalrestodelospolicías,sequedaronexpectantesmirando
alpadreAguirrequeparecíahaberenloquecido.—¡Losé!¡Claroquelosé!¡Diosmío,cómonomehedadocuentaantes!LorenzoPanettayelcomisarioMorettilograronconvencerleparaquesesentara.—RaymonddelaPallisièreodialaCruz,elsímboloaborrecidoporloscátaros,su
obsesiónesdestruir laCruz.Lohanqueridohacer conel trozodelLignumCrucisqueseconservaenJerusalén,coneldeSantoToribio,elmásgrandedecuantosseconservan y, por pura lógica, también intentarán destruir los tres trozos de laVeraCruzqueseconservanenRoma.ElatentadoseráenlabasílicadelaSantaCruzdeJerusalén.Enesabasílicahayunacapilla,lacapilladelasreliquias,allíseencuentranguardados tres trozosde laCruzdeCristo,ademásdedosespinasde lacorona,untrozodeesponja...sí,seráallí,estoyseguro.
—¡Tienelógica!—exclamóPanetta.—¡Nohaytiempoqueperder!—dijoMoretti.Salim al-Bashir estrujó el papel que tenía entre las manos. La rabia le había
transfiguradoelrostro.¡Aquellaestúpidapagaríacaroloqueacababadehacer!¿Cómohabíapodidoconfiarenqueleobedecería?Diounpuñetazoenlaparedy
sintióundoloragudoenlosnudillosdesollados.Hasta hacía una hora se había sentido el hombre más feliz del mundo, pero
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ahora...Revisó la habitación borrando cualquier huella de la presencia de la mujer.
Siempre se había mostrado cuidadoso cuando se encontraban en los hoteles:reservaban habitaciones separadas y procuraban que nadie les viera ir de unahabitación a otra.Nunca salían ni entraban en el hotel almismo tiempo. Él habíaimpuestoaquellasdrásticasmedidasdeseguridadparaevitarquelesvieranjuntos.
Lanocheanteriorlahabíainvitadoadormirconélensuhabitación,yellahabíaacudidoconunapequeñabolsademanoconelcamisónyelneceser.Esamañana,cuando él se había ido para reunirse con el jefe del Círculo en Roma, se habíaquedadoarreglándose.
Alregresar,nolesorprendióaSalimnoencontrarlaenelcuarto.Pensóqueellasehabríaidoalsuyoparacambiarsederopa,yquedeunmomentoaotroregresaría.La llamó por elmóvil pero ella no respondía, y él pensó que se encontraría en elbaño,ohabríadecididobajaralacafeteríaatomaruncafé.Perohabíanpasadocasidoshorasynohabía rastrodeella.Salimsupoentoncesque lamujerhabíahuido.Buscóporsucuartoalgúnindiciodelafuga,yencontróenelbolsillodesuchaquetacolgadaenelarmarioaquellacartaqueahoraestrujaba.
Querido Salim, he tomado la decisiónmás difícil demi vida: separarme de tiparasiempre.Túteníasrazón,nosoylamujerquenecesitas,noestoyalaalturanidetinidetucausa.Duranteestosañoshehechocuantomehaspedidoyteconfiesoquelohehechosinremordimientos.Simehubiesespedidolavidatelahabríadadogustosa,peronopuedohacerloquequieresquehaga;nosoycapazdedestruirlostrozosdelaVeraCruz,nilasreliquiasqueseconservanenlaSantaCruz,pormásquemedigasquesonfalsas.Nuncahesidounabuenacristiana:haceañosqueperdíla fe y no voy a la iglesia, pero no puedo destruir todo aquello en lo que meeducaron.No,nosoycapazdedestruiresostrespedazosdelaVeraCruz;seríatantocomodestruirmiesenciacomopersona,mialma.Imaginoquetereirássitehablodelalma,puesni yomismameacordabadeque la tenía.Pero tantoda.Tampocoquieroarriesgarmeaquehayamuertosoheridosydudomuchodequeyo salierailesa.Conozcoeldañoquepuedehacerunabomba.Seamossinceros,Salim,nomeparece que tu plan fuera tan inofensivo como lo planteaste y, peor aún, hedescubiertoquenopuedofiarmedeticomohiceenelpasado.Sisiguieratusdeseosnopodríasoportarvivirelrestodemividaconesacarga.
Yaves,yoquehehechodetodo,quehetraicionadoamisamigosyamímisma,nosoycapazdecometerestaúltimafelonía,lamásfácilsegúntú.
Me voy, Salim, y creo que es mejor para los dos esta separación. Nunca teperjudicaré, te juro que intentaré olvidarte para poder olvidar yo todo lo que hehecho.
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Nosésipodrásperdonarme,peromequedalaesperanzadequelohagas.Alfinyalcabo,túeresunhombredefe.
Tequiero.
Sepreguntódóndeestaría.LomásseguroesquehubieraabandonadoelhotelyregresadoaBruselas.Alomejorlaencontrabaenelaeropuerto.
TelefoneóaljefedelCírculoenRoma.—Amigomío,laperrahahuido.Laoperaciónquedacancelada.—Salim,algoestásaliendomal,¿hasvistolatelevisión?—No,¿quésucede?—UnhombresehasuicidadoenJerusalénenlaPuertadeDamasco.Hahabido
variosmuertos.—¿EnlaPuertadeDamasco?—Sí.—Pero...—Losé,algohapasado.TambiénhahabidounaextrañaexplosiónenEstambul.
Alparecerhaymuertosyvariosheridos.—¿YenEspaña?—Aúnnosénada.—TellamaréencuantollegueaLondres.Intentaaveriguarquéhapasado.Puede
quenoshayantraicionado.—Cuídate,amigomío.Terminó de cerrar lamaleta y dejó la habitación, no sin antes echar un último
vistazoporsialgolehabíapasadoinadvertido.Pagólacuentaenrecepciónypidióqueletrajeranelcochequehabíadejadoen
elgaraje.EnelaeropuertomiróellistadodevuelosaBruselas;elsiguientesalíatreshorasmástardeyelanteriorhabíasalidoapenasdiezminutosantesdesullegada.
Buscóun teléfonopúblico ehizouna llamada.Dio ladirecciónde lamujer enBruselasyunaorden:eliminarla.
Sehabíaconvertidoenunpeligroparaél.Hoydecíaquererle,pero¿ymañana?Estabadispuestoamorirantesquedejarsecogervivo,porqueconélpodíacaer
todalareddelCírculoenEuropa.Maldijoalamujerporhaberlepuestoenpeligro.Ovidio Sagardía tenía lamirada clavada en la cruz que colgaba del pecho del
Papa.Enesemomentolavibracióndelmóvilleadvirtiódelallamada.EraelpadreAguirre.
Seapartódetrásdeunacolumnapararesponder,perosinperderdevistalafiguradel Papa, que en el centro de la basílica de San Pedro continuaba con los oficioslitúrgicosdeViernesSanto.
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—AtentaráncontralacruzylacruzenRomaestáen...Ovidioterminólafrase:—EnlabasílicadelaSantaCruzdeJerusalén.¡Diosmío,sieraevidente!—Sí, hijo, sí, lo era, pero la ofuscación y elmiedo no nos dejaban ver lo que
teníamosdelante.Raymondd'Amisquieredestruirlacruz,demaneraquesulógicasólopuedellevarleadestruirlosrestosdelacruz.
—Yahora,¿quépasará?—preguntóOvidioenunsusurro.—ElseñorPanettayelcomisarioMorettiyahanadoptadomedidasparaproteger
labasílicadelaSantaCruz;ellosmismoshansalidoparaallá.—SélodeEstambulylodeJerusalén—dijoOvidio.—Hahabidomuchosmuertos,muchasangrederramada.Mesientoculpablepor
nohabersidocapazdeevitarlo.—¡Pero,padre,graciasaustedelCentroAntiterroristahatomadoenseriolapista
delconded'Amis!—Mehehechodemasiadoviejoyyanopiensotanrápidamentecomoantes.—Encuantotermineeloficiomeacercaréaverle.—No,notemuevasdeahí.SalgoahoraparaelVaticano.
Castillod'Amis,surdeFrancia
RaymonddelaPallisièrellorabaderabia.AcababadehablarconSalimal-Bashiryya no cabían dudas: la operación había fracasado. Los pedazos de la Vera Cruzcontinuaban intactos en Roma, Jerusalén y Santo Toribio. Decenas de personashabíanmuertoysecontabauncentenardeheridosenJerusalényEstambul,peronohabíanlogradosupropósito.
El jefe del Círculo sospechaba que lo de Estambul no era simplemente unaexplosión de gas y Raymond sabía que si descubría que él había organizado unatentadocontralasreliquiasdelProfetalemandaríamatar.
EncuantoalcomandoenviadoaSantoToribio,Bashirintuíaquehabíasucedidoalgo. La televisión y la radio no informaban de que en aquel rincón del norte deEspañahubieraacontecidonadaespecial,peroeraevidentequealgohabíaocurrido,puestoqueSantoToribioseguíaenpie.
BashirnohabíaqueridollamaraOmar,preferíaesperar.YalellamaríaeljefedelCírculoenEspaña;sinolohacíaeraporquelehabíandetenidooporquesucedíaalgodegravedad.
—Noséquéesloquehafallado,peroloaveriguaré—prometióBashir.—Hegastadomuchodinero—lereprochóRaymond.—Losé.—Tienequedarmeunaexplicación;estonopuedequedardeestamanera.
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—Tendrásuexplicacióncuandoaverigüeloquehapasado.Hastaentoncestendráqueconformarseconesperar.
—¡Quieroresultados!—gritóRaymond.—¡Estáloco!Ahoraloúnicoquepodemoshaceresquedarnosquietos,¿pretende
quenosdetenganatodos?Supongoquemeestarállamandoporunalíneasegura...—Estoyutilizandounatarjetademóvilnueva.—Debemostenercuidado,puedequealguiennoshayatraicionado,mishombres
estabanpreparados...En la cabeza deRaymond retumbaban las palabras deSalím al-Bashir: «Puede
quealguiennoshayatraicionado...».Pero¿quién?Nadiesabíadetallesdelplan;losmiembros del consejo deMemoriaCátara ignoraban todos los detalles, y llevabantodalamañanallamándolealarmadosporloqueveíanenlatelevisión.
Sonóunodesusmóvilesylocogiódeinmediato.LavozprofundadelFacilitadorlesobrecogió.
—Conde,¿dóndeestásuhija?A Raymond le sorprendió la pregunta. ¿Por qué quería saber dónde estaba
Catherine?—¿Porquémepreguntapormihija?—Esunamuchachamuyespecial,tieneeldondelaubicuidad.—¿Quéquieredecir?—QuellevatressemanasenCalifornia,encasadeunaamiga,pintoradecierto
éxito.Suhijaseestárecuperandodeladepresióncausadaporelfallecimientodesumadre. Pero, como es unamuchachamuy especial, almismo tiempo está ahí conusted,visitandoloslugaresdondeviviósumadre.
—¿Quéestádiciendo?—Raymondsentíaqueapenaspodíarespirar.—Ledijequetuvieracuidadoconlasventanas.Noshaexpuestoatodos,esusted
unestúpido.Suyaeslaresponsabilidaddetodoestefiasco.AsuamigoBashirnolegustarásaberque leshanburladoporsudescuido,porcomportarsecomounpobreviejosentimental.Bashirhaperdidohombresvaliosos,yenelCírculonoperdonanloserrores.Yusted,conde,hacometidoelpeordetodos.
—AhoramismohablaréconCatherine...—Nosearidículo.¿Quélevaadecir?¿Creequelecontaráparaquiéntrabaja?
Uno tieneque saber cuándoha llegado al final yusted, conde, ha llegado al suyo.Buenastardes.
Elconded'Amissesirvióunacopadecalvadosylabebiódeuntrago.Luegosesentóunossegundosparaponersuspensamientosenorden.Noteníaningunaopción.Ninguna.
Se levantóy se sentódetrásde sumesadedespachoy tocóel timbreparaqueacudieraEdward.Elmayordomonotardónidosminutosenllamaralapuerta.
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—Edward,aviseamihijadequequierohablarconella.Lavioentrarsonriéndole,despreocupada.No,noseparecíaaNancynitampoco
aél,peroeraalegreybellaylosdíasquehabíanpasadojuntoshabíansidounregalo.—¿Queríasverme?Estabaenmicuarto releyendo laCrónicade frayJulián; al
finalheterminadoobsesionándomeconellacasitantocomotú—ledijomientrassesentabaenfrentedeél.
Lesonrió,luegoabrióelprimercajóndelamesaysacóunrevólver.Catherinelemiróasombradacuandoélleapuntó,peronolediotiempoadefenderse.Ledisparóabocajarroalacabeza.Lamuchachacayóalsueloconelrostroveladoporlasangre.
Raymondlaviodesplomarsemientraslaslágrimaslenublabanlosojos.Luegosecolocóelrevólverenlabocaydisparó.
Alarmadoporlosdisparos,Edwardentróeneldespachoysugritodesgarradorseescuchóentodoelcastillo.
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Hans Wein escuchaba en silencio a Lorenzo Panetta. El director del CentroAntiterroristaaduraspenasocultabasuindignación.
Weinhabía citadoa todo suequipoenelCentropara analizar lo sucedidoy loúltimoqueesperabaescuchareralarevelacióndePanetta.
El subdirector del Centro estaba visiblemente afectado. La noche del ViernesSantohabíasufridounacrisisdeansiedadquealprincipioconfundióconuninfarto.
Había pasado todo el viernes esperando que de unmomento a otro el CírculocometieraunatentadoenRoma.Peronohabíasucedido.Lapolicíahabíarevisadolabasílica de la Santa Cruz de Jerusalén de arriba abajo, pero no encontraron nadasospechoso.ElpadreAguirreinsistíaenque,sihabíaatentado,seríaallí.
Panetta no dejaba de preguntarse qué había sucedido, por qué elCírculo habíadesistido.AcasoelfracasodelatentadodeSantoToribioleshabíahechoesconderseensusmadrigueras.
PerolopeorfuecuandorecibiólallamadadeldelegadodelCentroAntiterroristade París, que informaba del suicidio del conde d'Amis y del asesinato de su hija.Panetta lanzó un grito profundo que asustó a cuantos estaban a su alrededor.Comenzó a sudar, el pulso se le aceleró y notó que el aire no le llegaba a lospulmones.LellevaronalaClínicaGemelliyallí,despuésderevisarledearribaabajoy hacerle varias pruebas, el médico de guardia diagnosticó una crisis de ansiedadprovocadaporelestrés.Peroélsabíaloquelesucedía:queeldolordesuconcienciale resultaba insoportable. Era responsable de una muerte: la de la joven MireilleBéziers.
A primera hora de la mañana del lunes había cogido el avión con destino aBruselas a pesar de que Hans Wein le había conminado a quedarse en Roma ydescansar. Panetta sabía que debía explicarse ante su jefe, porque de otra maneraaquelcasojamásquedaríacerrado.Yallíestaba,enlasededelCentroAntiterroristaenBruselas,haciendolaconfesiónmásdifícildesuvidaanteunatónitoeiracundoHansWein.
—LepedíaMireillequeseinfiltraraenelcastillo.Elladudó,peroluegomedijoquesí.Yosabíaquequeríademostrarsuvalíaporquesesentíainjustamentetratadaporeldepartamentoytambiénporqueapesardelosriesgos,erainteligenteycapaz.Semeocurrióquesuplantaraalahijadelconde.Éstenolaconocía,nolahabíavistoensuvida.MatthewLucasconsiguióunainformaciónexhaustivadeCatherinedelaPallisière yMireille se empapó de aquella información hasta ser capaz de hacersepasarpor lahijadelconde.Tuvoéxito, leengañó.Graciasaellasupimoslode losatentados y el lugar donde iban a producirse: en Jerusalén, en Santo Toribio, enEstambulyenRoma.Sejugólavidaporsalvarlavidadeinocentes,porimpedirque
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Raymond y el Círculo derramaran sangre inocente. Nunca pensé que la pudieradescubrir...Yo...losiento,séquesoyculpabledesumuerte.
—Lo eres. No tenías derecho a organizar una operación de infiltración sin mipermisoyocultármelotodoestetiempo,haciéndomecreerquetufuenteerauncriadodel castillo. La pusiste en peligro y la han matado. Sí, eres responsable de losucedido.
—SinMireillenohabríamosevitadolosatentados—afirmóPanetta—.Fueellalaquemellamóparaavisarmedeloslugareselegidosporelcondeparalosatentados.Jamáshabríamoslogradohacernadasinsuinformación.Fuelaúltimavezquehabléconella,yanosepusomásencontactoconmigo.Mireillehasalvadomuchasvidas.
—Puedeser,esoyanuncalosabremos.—¡Vamos, Wein, yo puedo ser un miserable por haber arriesgado la vida de
Mireille,peronoloseastúqueriendoquitarvalorasusacrificio!Enesemomento entró en el despachoMatthewLucas con losojos enrojecidos
por el cansancio. Llevaba tres días sin apenas dormir. La noticia de la muerte deMireillelehabíaconmocionado.
—Tútambiénmeengañaste,Matthew—lereprochóHansWein.—Sí.NuncamegustóMireille,perocreíquelaideadeLorenzodeinfiltrarlaera
unaposibilidadquenodebíamosdesperdiciar,peroalaqueustedseopondría.PuedepediramiagenciaquemerelevencomoenlaceconelCentroAntiterrorista;entiendoquedebeserasí,sehaquebradolaconfianzaentreustedyyo—afirmóconaplomoMatthewLucas.
—Loharé,nodudesqueloharé.Encuantoati,Lorenzo...creoqueesunabuenaideaqueregresesaRomaahoraquevasaserabuelo.Yanoconfíoenti.
—Loentiendo,Hans,noteloreprocho.—No, no puedes reprochármelo. Bien, recapitulemos, pero ¿dónde demonios
estánLauraWhiteyAndreaVillasante?Hepedidoquelasconvoquenalareunión...Diana Parker, la asistente de Andrea Villasante, entró en ese momento en el
despacho con el rostro desencajado. Los tres hombres se quedaron mirándolaexpectantes,sinsaberquépensar.
—¡Eshorrible!¡Horrible!—decíaDianaentresollozos.—Pero¿quésucede?—exclamóHansWein—.¡Hagaelfavordehablar!Una secretaria entró también en el despacho y tras ella la mayoría de los
miembros de la oficina. Todos estaban conmocionados. Por fin Diana Parker fuecapazdehablar.
—¡Estánmuertas!¡Diosmío,quéhorror!DosminutosmástardeuninspectordelapolicíadeBruselaspedíapermisopara
hablarconHansWein.—LoscuerposdelaseñoraLauraWhiteylaseñoraAndreaVillasantehansido
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encontrados estámañana por unamujer que había sacado a su perro a pasear. Lamujerquelasencontrópaseabaporelparqueconelperroyéstecomenzóatirardeellallevándolahastadondeestabanloscadáveres.Elforensedicequelamuertedebiódeseralrededordelasochodelanoche.Sehanencontradodosbolsasconlosefectospersonalesdeambasmujeres;alparecerregresabandejugarasquash.
Sequedaronconmocionados.Derepentetodoeramuerteasualrededor.NosóloMireille,tambiénLaurayAndreahabíanperdidolavida,pero¿porqué?
—¿Cómomurieron?—preguntóHansWeinintentandonoperderlacompostura,aunqueestabaprofundamenteafectado.
—Degolladas. Les rebanaron la garganta. Lo siento —dijo el inspector de lapolicíabelga.
—¡Diosmío!—exclamóPanetta.—Puedequeintentarandefenderse,inclusoqueunadeellasintentarahuir,peroel
asesino...Elasesinoactuócomounprofesional.—¿Unprofesionaldequé?—preguntónerviosoHansWein.—Losraterosnoactúandeesaforma,señor—respondióazoradoelinspector.DianacontóqueAndrealahabíallamadoparaqueseunieraaLaurayellapara
jugarasquashyluegocenarjuntas,peroquenofue,porquehabíaquedadoconotraamigaparairalcine.
—¡Sihubieseidoestaríamuerta!—gritóasustada.—¿Handetenidoaalguien?—preguntóPanettavivamenteimpresionado.—Aún no. Me gustaría saber si ustedes pueden imaginar algún móvil para
asesinaraestasdosseñoras;nosé,algo relacionadoconsuvidapersonaloconsutrabajo...—Elinspectordejólapreguntaenelaire.
—¿Nopodríaserundelincuentecomúnqueintentararobarles?—preguntóasuvezMatthewLucas.
—No,no, señor, tenían losbilleterosenelbolsoy todas las tarjetasdecrédito.Hemos hecho comprobaciones con los bancos y... en fin, nadie ha intentado sacardinero de sus cuentas. Lomás sorprendente es que no hemos encontrado ningunahuella, nada que nos dé una pista sobre el asesino o asesinos. Díganme, ¿alguienpodíatenerinterésenmatarlas?
HansWeinseirguió,incómodoantelapregunta.—No,inspector,erandosfuncionariasejemplares,personasdetodaconfianzay
conmucharesponsabilidad.—Sientohacerlesestaspreguntas,perodetrásdetodoasesinatohayunmóvil,y
mideberesencontrarloparaintentardeteneralasesino.—Lo entiendo, inspector, haga su trabajo. Pero comprenda nuestro estupor y
nuestra pena, eran personasmuy queridas por todos nosotros. LauraWhite eramiasistente personal; en cuanto a Andrea Villasante, sin ella este departamento no
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habríapodidofuncionar...»Pero¿quéestápasando?—preguntóenvozaltaHansWeincuandosemarchóel
inspector—.Todoestoesunalocura.Cuando Diana Parker se tranquilizó pudo dar más detalles de su última
conversaciónconAndreaVillasante.Andrea se había ido de vacaciones y Laura también, pero al parecer las dos
regresaron antes de tiempo. Andrea me dijo que la acababa de llamar Laura, quenecesitaban quemar adrenalina e iban a jugar un partido, que si me quería unir aellas...
—Hans,unadeellaseralainformante...—afirmóPanetta.—¿Lainformantedequién?¿Dequéhablas?—Tedijequecreíaqueteníamosunafugadeinformación,quenoeranormalque
Karakoz se hubiese vuelto tan cuidadoso. En realidad, hasta que Mireille no seinfiltróenelcastilloanduvimosaciegas.Fueellalaquenosconfirmólaalianzadelcondecon el Círculo. Laura o Andrea trabajaban, bien para Karakoz, bien para elCírculo.
—¡Te has vuelto loco! ¡Sabes que Seguridad hizo comprobaciones con todo elpersonal del departamento! Pero además las conocía bien a las dos, eran mujeresexcepcionales,entregadasasutrabajo,incapacesdeunabarbaridadasí.
—Unadelasdosfiltrabalainformación—insistióPanetta.—¿Yporquélasmataron?—Nolosé,acasoporqueelqueinformabatemíaserdescubierto,oporquehabía
dejadodeconfiarenella,oporalgunaotracausa.EnRomanosecometióelatentadoque nos anuncióMireille, y los españoles tienen a dos terroristas del Círculo quetardeotempranodiránalgo.
—AlomejorMireilleBéziersseequivocóynuncaestuvoprevistounatentadoenRoma. En cuanto a los dos terroristas detenidos en España, son dos desgraciados,carne de cañón; uno fue un ratero al que adoctrinaron en la cárcel y el otro unestudiante, un universitario, hijo de una familia bien integrada de Granada. El talMohamedAmirestácasadoconlahermanadeuninfluyenteimamdeFrankfurt.Porcierto,asuhermanalaasesinaronelmismodía,alparecerfueunasesinatodehonor.La chica se había occidentalizado, era feminista y plantaba cara a los islamistasradicales.Laasesinóunprimoparalavarelhonordelafamilia.No,esosdosnovanadecirmuchomásdeloquehancontado.HehabladoconelinspectorGarcíaynoesperaquecantenmás.
—Yotambiénhehabladoconelinspector.Paralosespañolesnohaydudadequelosdos terroristaspertenecenalCírculo, lomismoqueel talHakimquesevolóenJerusalén.Ytienenunproblemaconesepueblo,CañosBlancos,dedondeHakimeraalcalde. Puede que sea una base delCírculo, pero tienen que andarse con cuidado
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paraquelosperiódicosnolesacusendexenófobos—remachóMatthewLucas.—Hans,insistoenquetomesenconsideraciónloquetehedicho—intervinode
nuevoPanetta.—¡NopermitiréquemancheselbuennombredeLaurayAndrea!—¡Loquequieresesevitarqueestedepartamentoseapuestoencuarentenapor
unproblemadeseguridad!—afirmóPanetta.—Tuteoríaessóloeso,teoría.Teordenoquerespetesalosmuertos.Nomanches
elbuennombrededosmujeresinocentes.Paramíestáclaroloquepasó:lasasesinóun delincuente, quizá intentó robarles y se resistieron, y el delincuente no pudoperpetrareldelitoporqueenesemomentollegóalguien,nosébien...Perosíséquenovoyalanzarmierdasobresumemorianisobreestedepartamento.
—Yotambiénlasapreciaba,Hans,peromegustaríasabercuáldeellaslohizoyporqué.
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ElpadreAguirreoficiaba el funeral porMireilleBéziers.LorenzoPanetta lehabíapedido que acudiera a Bruselas para dirigir la ceremonia. El día anterior se habíacelebradootrofuneralporAndreaVillasanteyLauraWhite,antesdequelosféretroscon sus restos fueran enviados a sus respectivos países, España e Inglaterra. PeroMireilleBéziersestabateniendounfuneraldeespecialsolemnidad.Lamuchachaerahija de un embajador; sobrina de un general de laOTAN; la red de amigos de sufamiliallegabahastalasmásaltasesferas.
Elviejojesuitahabíallegadoacompañadodelsacerdotejoven,OvidioSagardía.Las mujeres del departamento lloraban y los hombres a duras penas lograban
contener las lágrimas. Todos tenían un sentimiento de culpa respecto a MireilleBéziers,unaheroína,decíaelpadreAguirre,unamujerquenohabíadudadoenponerenpeligrosuvidaparaevitarquesederramarasangreinocente.Unamujervaliente,generosa,unagranmujer.
HansWein escuchaba con los ojos clavados en el suelo las palabras del padreAguirre.
Mireille habíamuerto en acto de servicio,mientras queLauraWhite yAndreaVillasantehabíansidoasesinadaspornosesabíaquién,aunqueoficialmentesedijoque se trataba de un delincuente común que había intentado robarles cuandoregresabandejugarunpartidodesquash.
A HansWein le daban el pésame por la muerte de aquellas tres mujeres quehabíantrabajadoensudepartamento;perolasmiradasdeLorenzoPanettalehacíansentirseunmiserable.Sí,sentía lapérdidadeLauraydeAndrea,peronuncahabíasoportado a Mireille Béziers, que se había convertido en una heroína, y todos lefelicitabanporhabertenidoensudepartamentoaaquellaintrépidamujer.
Aguardóhastaquesemarcharontodoslosasistentesalfuneral.QueríahablarconLorenzo Panetta, pero éste se había adentrado en la sacristía en busca del padreAguirreydeOvidioSagardía.AllíleencontrójuntoaMatthewLucas.
—Queríadespedirme.Séquetevasmañana—acertóadecirWein.—Sí, me marcho; te he dejado un memorando con todas las conclusiones del
caso.Esperoqueteseadealgunautilidad—replicóPanetta.—Yaloheleído,gracias.—¿Yalohasleído?—Sí...bueno,mecuestacompartiralgunadelascosasquedices.ElpadreAguirre,OvidioyMatthewlesobservabanincómodosensilencio.Los
dossacerdotesyasehabíancambiadoyvestíantrajeconalzacuellos.—YocoincidoconlatesisdeLorenzo—intervinoMatthew.—Sí,yalosupongo.
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—Hans, los datos son incontestables: el conde d'Amis quería vengarse de laIglesia, destruyendo lo más preciado para los cristianos: la Cruz, los restos delLignumCrucis.
—¿Y quéme dices del atentado de Estambul? Que yo sepa, los islamistas nohicieronnadaaloscátaros.
—Sí,tenemoslagunas,nosfaltaneslabones.SeguimossinsaberquiéneselseñorBrown;puedequeélseaeleslabón,laconexiónentreelatentadodeEstambulylosdeSantoToribioy Jerusalén.LohediscutidomuchoconelpadreAguirre; él creequealguiendirigíaaRaymond,alguienquequeríaprovocarunenfrentamientoentreel islam y la Iglesia, además de con Occidente. En realidad, Mireille me lo dijocuandomehablódeltalseñorBrown.
—¿Conquéobjeto?—preguntóHansWeinmirandoalpadreAguirre.—SeñorWein,haygentequesebeneficiaríadeeseenfrentamiento.Genteparala
que el mundo y los seres humanos son sólo una oportunidad de negocio. Si sehubiesendestruidolasreliquiasdelProfeta,losislamistasradicaleshabríansalidoalacalleyprovocadounbañodesangreentodoelmundo.LadestruccióndelostrozosdelaVeraCruzqueseconservanenSantoToribio,enJerusalényenlabasílicadelaSantaCruz,habríaindignadoamuchagente.Alguienestababuscandoquesaltaralachispa; querían provocar una guerra de religiones y han estado a punto deconseguirlo.Supongoquedeeseenfrentamientoalguienhabríahechonegocio.
—Hans,túmismobarajasteesaposibilidad,dijistequedetrásdetodoestopodíahaber «negocios» —aseveró Lorenzo Panetta—. El conde d'Amis se alió con elCírculopara conseguir suobjetivo, financió las operaciones, consiguió las armas através deKarakoz,manipuló a esa pobre chica,Ylena.También debes aceptar queteníamosunafugadeinformación.
—Sí,llevasmesesdiciéndolo—admitióHansWein.—YesealguieneraoLauraWhiteoAndreaVillasante—sentencióPanetta.—¡Esonolocreerénunca!—gritóWein.—¿Porquécreeustedquelasmataron?—preguntóMatthewLucas.—Dímelotú,Matthew—lerespondióHansWeinentonodesafiante.—Queríanmataraunadelasdos,perolasencontraronjuntasyelquelohizono
queríadejartestigos.—¿Yporquétendríanquematarasufuente?—Quizáporqueelquerecibíalainformaciónsesentíaenpeligropensandoquela
iban a descubrir —respondió Lorenzo—. Seguramente ella comentaría a quien lacontrolaraquehabíamosimpuestolamáximareservaenelcasoFrankfurt.Opuedequeellaestuvieraharta.Nolosé.
—Wein, no debería de cejar en investigar a Salim al-Bashir —le recomendóMatthew—;esehombrenoestrigolimpio.
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—Hastaahoranoselehaprobadonada,absolutamentenada.Creo,aligualqueMatthew,queSalimal-BashiresunodelosjefesdelCírculo.A
titecorresponderáprobarlo—dijoPanetta.—Yasabesque losbritánicosnoquierennioírhablarde investigaraSalimal-
Bashir.—Bueno, suya y tuya será la responsabilidad por tanta terquedad —fue la
respuestadeLorenzo.—Comobiensabes,elcomisarioGarcíaaseguraquelosdosterroristasdetenidos
enSantoToribionieganconoceraSalimal-Bashiryaseguranqueelatentadocontraelmonasteriofueideadeellosdosydenadiemás.
—Sí, puedo imaginar lo que dicen, pero espero que el comisario García seacapaz, con un poco de tiempo, de obtener más información, no sólo de esos dosterroristassinodeltalOmar,queevidentementeesunjefedelaorganización.
—Te mantendré informado —dijo Hans Wein tendiendo la mano a LorenzoPanetta.
—No,noloharás,perodalomismo.Estoycerrandolapuertaaunaetapademivida.
—Quetengassuerte.—Gracias,tambiéntedeseoatilomejor.Hans Wein iba a salir de la sacristía cuando una pareja se disponía a entrar.
ReconociódeinmediatoalospadresdeMireilleBéziers.Lamadre,vestidadenegroriguroso;enelrostromostrabahuellasdelágrimas.Elpadre,altoyenjuto,soportabacondignidadeldolorporlapérdidadesuhija.
—Veníamosadarlelasgracias,padreAguirre,porlaspalabrasquehadichodemihija—dijolamadredeMíreille.
—Notienenquedarmelasgracias.Sientonosercapazdedarleselconsueloquenecesitan—respondióeljesuita.
LamadredeMireillesecolocódelantedeHansWeinydeLorenzoPanetta.Losdoshombresbajaronlamirada.
—Ahora que no nos oye nadie y que no tenemos por qué representar ningúnpapel, les diré algo. Son ustedes unos miserables, ustedes han matado a mi hija.Usted,señorWein,despreciabaaMireilleporqueellaeratodoloquenuncahasidousted.¿Quélemolestaba?¿Quenohubierasidounachicaquesehabíaabiertopasoen el extrarradio de una ciudad como usted?AMireille nadie le regaló nada. Erainteligente,yobtuvounasexcelentescalificacionesenelcolegioyenlauniversidad.Aprendió con fluidez a hablar varios idiomas y estaba empeñada en hacer loimposible para tender puentes entreOriente yOccidente. Susmejores amigos eranmusulmanes,poresorepudiabalaviolenciadelosislamistasfanáticos,poresoqueríacombatirles,decíaquemancillabanelislam.Peroustedlapersiguiódesdeelmismo
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momentoenquellegóasudepartamento,latratócomoaunaapestada,lecolocóelcarteldeenchufadaysepermitiódespreciarla.Lahumilló,ustedquenoesnadie,quenoesnada.Sécómoha llegadoasupuesto,señorWein, lohahecho inclinandolacervizantelospolíticos,mostrándosesiemprepolíticamentecorrecto, temiendoquealguiensedieracuentadesuimpostura.
—¡Por favor, señora, no se haga daño a sí misma! —dijo el padre Aguirreimpresionadoporlaspalabrasdeaquellamujerquenoreprimíalaslágrimas.
—No, no voy a callarme.Quiero que sepan cuánto les desprecio.Usted, señorPanetta,manipulóamihija,seaprovechódesusituación,desusganasdedemostrarqueeraunapersonaconcapacidadsuficienteparaestardondeestaba.Noleimportóqueellanotuvieraexperienciacomoagentesobreelterreno,noleimportónada.Lamanipulóvilmente,convenciéndoladequesihacíabieneltrabajovolveríacomounaheroínaaldepartamentoyyanadie la cuestionaría.Usted seencargaríadeello.Laengañó.
Lamujerclavó lamiradaenMatthewLucas,queparecíahaberempequeñecidomientraslaescuchaba.
—Y usted... usted no es mejor que ellos. La aborrecía, ¿verdad? Mireille mecontó su cara de asombro cuando se encontraron por casualidad en un restaurante.Creoqueusted sequedó conmocionado al verla conun jovende aspectomagrebí.Esolahizosospechosaasusojos,porqueustedesincapazderespetaralosquenoson como usted. El joven que estaba con Mireille era muy importante para ella,seguramentesehabríancasadosinohubiesepasadoloquepasó.Esfrancés,nacióenMontpellier,suspadressonargelinos.Ahmedesinformático,ymuybueno.Tampocoa él nadie le ha regalado nada. Ha tenido que demostrar a esta sociedad llena deprejuiciosyxenófobaloquevale.¿Quépensódemihijaalverlaconunjovenconrasgosmagrebíes?Lopuedoimaginar.
Matthew bajó la cabeza avergonzado. No dijo nada; sabía que aunque sedisculpaseaquellamadrejamásleperdonaría.
—Ustedes la hanmatado; espero que su conciencia, si es que la tienen, no lespermitavivirenpazelrestodesusdías.Mihijaerainocente.Ustedeshanderramadosusangreinocente.
ElpadredeMireillecogiódelbrazoasumujerylaarrastrófueradelasacristíaintentandoaltiempoenjuagarlelaslágrimas.
—¡Vamos,querida,nollores,esoshombressonincapacesdesentirnada!HansWeinrespiróhondo.Estabapálido,conlosbrazosinertes;pasadounminuto
quealospresenteslesparecióeterno,reaccionóysaliódelasacristía.ElviejojesuitapodíaleereldoloryladesesperanzaenlosojosdePanettayde
MatthewLucas.—Se ha derramado mucha sangre, pero ustedes han evitado que se derramara
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muchamás—lesdijo.—No,padre,lamadredeMireilletienerazón;todoloquehadichoescierto.Y
nosirvedeconsuelopensarquepodíahabersidopeor.Mireilleestámuerta,ademásde los policías y soldados de Estambul, de la gente común que transitaba por laPuerta deDamasco en Jerusalén...Hanmuertomuchos inocentes. Su condequeríavengar la muerte de aquellos inocentes que murieron en las hogueras de laInquisición y ha terminado provocando una carnicería. ¡Resulta tan absurdo quealguienquisieravengarseporloquesucedióhaceochosiglos!
—Raymond d'Amis ha sido también una víctima. Vivió obsesionado con lacrónicadefrayJulián,creyendoquehacíahonorasufamilia,asusantepasados,sillevabaacabounavenganzaqueotrosnohabíanpodidoperpetrar.Nuncasabremosdeltodoloquehasucedidodeverdad.
—Loqueyosé,padre,esqueunajovendetreintaañosllenadevidaeilusionesestámuerta,yqueyosoyelculpable.Esloúnicoquesé,ytambiénqueesamalditacrónicahaprovocadomuchodaño.
—No, Lorenzo, no echemos la culpa a fray Julián. El pobre fraile vivióatormentadoporlaviolenciaquehabíaasualrededoryqueélrepudiaba,jamáspidióvenganza.
—PeroasílointerpretaronlosD'Amis—insistióLorenzo.—No,asílointerpretóelpadredeRaymondyporesoinculcóasuhijounodio
furibundohacialaIglesia.Raymonderadébil,unpobremuchachoobsesionadoporlavenganzaqueélcreíaquepedíafrayJulián.Nosupoleerenelalmadelfraile,nosupo ver que éste aborrecía la violencia y que no creía que ninguna causa pudierajustificar el derramamiento de sangre. Cuando yo conocí a Raymond era unadolescenteasustado,deseosodeagradarasupadre,deestaralaalturadeloqueéstepretendía.Raymondtambiénhasidounavíctima.
Lorenzo se despidió de los dos sacerdotes y semarchó sin esperar aMatthewLucas.Enaquelinstantecomenzabaelrestodesuvida,unavidaquetambiénhabíasidomarcadaporeltestimoniodeaquelfrailequehabíavividoenlaEdadMedia.
HabíanpasadoseismesesdesdeaquelViernesSanto.LorenzoPanettacaminabaconpasolentoendirecciónalatumbaquelehabíaindicadoelguarda.Llevabaenlamanoun volumenprimorosamente encuadernado: laCrónica de fray Julián.No sehabía separado de aquel libro desde hacía seis meses, intentando buscar mensajessecretosinexistentesencadaunadesuspáginas.Peronoloshabía.
El padreAguirre le había recomendado que se enfrentara a aquella tumba queahorabuscabaenelcementeriodeMontpellier.
Eljesuitalehabíallamadoconregularidadobligándoleaexpulsartodoeldoloryel sentimiento de culpa que llevaba dentro. Pero el padre Aguirre no sólo habíacuidadodelalmadoloridadePanetta.AntesderegresarasuretiroenBilbao,había
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viajadoaMontpellierparahablarconlospadresdeMireille,paraintentaraliviarlessudolorexplicándolesdetalladamentetodolosucedido.LeshablódelaCrónicadefrayJulián, delprofesorArnaud,deRaymond...Pasóhorasenterasescuchando laspalabras de angustia de la madre de Mireille, buscando a su vez palabras deesperanza. El padre Aguirre le había dicho a Lorenzo que debía emprender aquelviajesiqueríarecuperarseasímismo.Poresoestabaallí.
Elolora floresmarchitasyel silenciodel cementerio le sobrecogieron.Estuvotentadodevolveratrás,perolaspalabrasdelpadreAguirreresonabanensucabezaysiguióandando.
UnasencillalápidademármolcubríalatierradondedescansabaMireilleBéziers.Sintióquelaslágrimaslenublabanlosojos;hizounesfuerzoparacontenerlasynodejarsedominarpor laemoción.Intentórezarperonolesalíanlaspalabras.EstabaallíporquenecesitabaencontrarseasolasconsigomismoantelatumbadeMireille.Pero sobre todo porque necesitaba pedirle perdón. Se sentó en una esquina de lalápidayentoncessediocuentadequehabíaunainscripción:
MIREILLEBÉZIERS.DIOSUVIDAPARAEVITARQUESEDERRAMARA
LASANGREDELOSINOCENTES
Nopudocontenerlaslágrimasporaquellamuchachaqueyacíaparaelrestodelaeternidad y lloró, como no lo había hecho nunca, por tanta sangre inocentederramada.
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Agradecimientos
Detrásdeunlibrohaymuchaspersonasademásdelautor.Duranteellargoañoymedio en que he estado escribiendoLa sangre de los inocentes, he contado con lagenerosidad,pacienciayapoyodeFermínyÁlex,ytambiéndealgunosamigosmuyqueridosquenomehanescatimadoánimosyhanestadomuycerca,comoFernandoEscribano, Margarita Robles, CarmenMartínez Terrón, Dolores Travesedo y LolaPedrosa,omisprimosJuanManuelyMercedes.
AbrahamDar,conafectoypaciencia,mehaguiadoporelIsraeldehoyydeayer,elde lospionerosen losprimeroskibbutzim, recomendándomelibros,buscándomedocumentacióny respondiendoa todasmispreguntasydudassobre lasituacióndelosjudíosenlaFranciadeVichyoenelBerlíndelosprimerosmesesdelaSegundaGuerraMundial,ylesaseguroquehansidomuchas.
Tampoco puedo olvidar el apoyo y la confianza de mi editor David Trías, deNúria Tey y Riccardo Cavallero; de Luciano de Cea junto a todo el equipo decomerciales de Plaza y Janés; de AliciaMartí y Leticia Rodero, siempre con unasonrisa;deEmiliaLopequemeayudóapasaralimpioelmanuscrito,ydesdeluegodeJustynaRzewuskaquehaabiertolaspuertasparaquemisnovelasseleanenmásde veintiséis países. La verdad es que me faltaría espacio para mostrar miagradecimientoacuantaspersonas trabajanenPlazayJanésquehacenposiblequemisnovelaslleguenamanosdeloslectores.
ConTifis,miperro,unpastoralemánnobleyleal,hedadolargospaseosquemeservíanparaaclararlasideassobreloqueibaescribiendo.
Reconozcoquesinmifamiliaysinmisamigosnoseríacapazdehacernada,ymuchomenosdeescribirunanovelacomolaquetienenensusmanos.
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Sobrelaautora
JuliaNavarro(Madrid1953)esperiodistayhatrabajadoalolargodesucarreraen prensa escrita radio y televisión. Autora de los libros de actualidad políticaNosotros, La transición; Entre Felipe y Aznar; La izquierda que viene y SeñoraPresidenta.Consuprimeranovela,LaHermandadde laSábanaSanta, obtuvounespectacularéxito,alcanzandolosprimerospuestosdeventa tantoenEspañacomoenelextranjero.Consusiguientenovela,LaBibliadeBarro confirmósuéxitodepúblicoycritica.Ambostítuloshanvendidohasta lafechamásdedosmillonesdeejemplaresentodoelmundo,ysehanpublicadoenmásdeveinticincopaíses,entreellos.Italia,Alemania,Portugal,Rusia,Corea,Japón,China,ReinoUnidooEstadosUnidos.Susnovelashansidomerecedorasdedistintosgalardones:PremioQuéLeera lamejornovelaespañoladel2004.VIIIPremiode los lectoresdeCrisol.PremioCiudaddeCartagena2004,PremioPlumadePlatade laFeriadelLibrodeBilbao2005,PremioProtagonistas deLiteratura yPremioMásQueMúsica de losLibros2006. Los derechos cinematográficos deLaHermandad de la Sábana Santa estánvendidosyenestosmomentosseestápreparandosuadaptación.
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