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Staff del Libro Moderadora: Aria

Traductoras

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Yanli

Aria

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Recopilación y Revisión

Nanis

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ƸӜƷYossƸӜƷ y Auroo_J

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Contenido

Sinopsis ................................................................................................................................................ 5

Uno ...................................................................................................................................................... 5

Dos ..................................................................................................................................................... 16

Tres .................................................................................................................................................... 25

Cuatro ................................................................................................................................................ 37

Cinco .................................................................................................................................................. 53

Seis .................................................................................................................................................... 63

Siete ................................................................................................................................................... 71

Ocho .................................................................................................................................................. 82

Nueve Allison ........................................................................................................................................ 92

Diez .................................................................................................................................................. 100

Once ................................................................................................................................................ 108

Doce ................................................................................................................................................ 115

Trece ................................................................................................................................................ 121

Catorce ............................................................................................................................................ 126

Quince ............................................................................................................................................. 142

Sobre la autora ................................................................................................................................ 147

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Sinopsis

uando tenía ocho años, Allison Starr comenzó a pasar los veranos con su

tía en San Diego. Casi diez años más tarde, está enfocada en su último

año de la escuela secundaria y a qué universidades aplicar, no el

atractivo surfista que sigue apareciendo en el pequeño rincón de playa donde lee.

No tiene ningún interés en una relación romántica, sobre todo una que comienza

en el verano y sería a larga distancia. Ali trata de ignorarlo, pero encuentra al chico

en la playa mucho más entretenido que las palabras en sus libros.

Cooper Pérez nunca ha surfeado en la misma playa tantos días seguidos. Parece

que no puede cambiar de lugar hasta que tenga el coraje de hablar con la chica que

siempre está leyendo sus libros en la sombra. Cuando por fin se acerca a ella, está

abrumado con la atracción inmediata que siente por esta chica hermosa e

inteligente, a pesar de que es tres años más joven.

Cooper y Allison pasan el resto del verano juntos, descubriendo su amor por

muchas cosas, incluyendo uno al otro. El verano finalmente llega a su fin, pero el

amor no. Allison vuelve a casa para comenzar su último año de secundaria, pero

una oportunidad trae a Cooper más cerca de Allison de lo que cualquiera de ellos

hubiera esperado. El Sr. Pérez es el nuevo maestro de inglés en la escuela

secundaria de Allison.

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Uno Allison

Traducido por Mona y yanli

Corregido por Nanis

o sabía que esto fuera posible, pero enamorarse de alguien era más

fácil de lo que esperé. He escuchado del amor de verano y todo eso,

quiero decir, ¿quién no ha visto Grease? pero experimentarlo yo

misma es una historia completamente diferente. Él estaba justo allí parado delante

de mí, corriendo con su tabla de surf en las olas. Su cabello rubio arenoso

revoloteando en la brisa del mar, mientras sus piernas eran las primeras en golpear

el agua, su piel bronceada por horas bajo el sol de California. Lo contemplé, mi

mandíbula abierta, mientras él lo hacía parecer fácil.

No me había dado cuenta de que miré a este extraño todo el tiempo que estuvo

sobre su tabla de surf, pero lo hice. Cuando salió del agua, dio una mirada en mi

dirección y me sonrió. Creo que le sonreí de vuelta, pero el shock hace cosas

graciosas en el rostro de una persona. Miré cada paso que él daba mientras

caminaba hacia una camioneta blanca en un estacionamiento cercano. Puso su

tabla de surf en la base y sacó una toalla. Observé mientras se secaba, de espalda a

mí. De repente, giró y me sorprendió mirándolo fijamente. Rápidamente levanté el

libro que había estado leyendo tratando de ocultar mi rostro antes de que el chico

surfista llegara salpicando el panorama. Sobre la cubierta, podía verlo sonreír con

satisfacción antes de que se subiera en la cabina de su camioneta.

N

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Era imposible enfocarme en mi libro ahora. Él era insanamente lindo, y ciertamente

me vio echándole un vistazo. Oh bueno, esta era una playa grande, y las

posibilidades de que lo viera otr vez eran casi nulas. Al día siguiente, volví a lo que

consideré mi punto habitual, lista para enfocarme en mi libro. Había estado

leyendo de pasada algunos clásicos antes de que comenzara mi clase de inglés AP

en otoño. Traje ocho libros conmigo, para leer uno cada semana de mis vacaciones.

En este momento, leía Drácula de Bram Stoker. Quería olvidar al tipo realmente

lindo, y pensé que un psicópata chupasangre lo lograría. Abrí mi libro donde lo

había dejado antes de la distracción del día anterior.

Lucy le decía a Mina cómo había dejado de tener perspectivas de matrimonio al

tener tres hombres para elegir. Los tres estaban bien, pero amaba a uno más que a

los otros dos. Lucy le envió a Mina un mensaje con su elección, Lord Arthur

Holmwood es hermoso y rico. Si yo tuviera la opción, habría escogido a Quincy

Morris, el vaquero tejano. Él podía no ser muy fino, pero era valiente y tenía un

corazón del tamaño de su estado natal. Sí, habría elegido a Quincy, pero a

diferencia de Lucy, yo no tenía perspectivas.

Mi último novio y yo rompimos antes de que la escuela terminara. Sabía que él no

era "el indicado”, no importa cuán lindo era o lo bien que nos llevábamos.

Jeremy y yo habíamos salido exclusivamente durante nuestro primer año, y

principalmente, este había sido bastante divertido. Él era inteligente, gracioso, y les

gustaba a todos. Había sido más o menos solo un amigo realmente bueno para mí,

pero él quería algo más. Algo que yo no podía darle. Realmente lamento que no

pudiera hacerlo porque él es realmente un gran tipo, simplemente no es mi tipo. Él

no entendía por qué nosotros no podíamos estar juntos, y todavía tengo noticias de

él una vez a la semana. Mis amigos pensaron que estaba loca, pero cuando tu

corazón habla, tienes que escucharlo.

Me senté sobre la hermosa playa tratando de olvidar al hermoso desconocido. No

era fácil ya que lo había visto cuatro días seguidos. Cada día me sentaba allí,

tratando de leer mi libro, incapaz de concentrarme en nada más que él. Él siempre

me sonreía, yo solamente le devolvía la mirada. Justo cuando el pensamiento de

que no lo había visto cruzó por mi mente, arena fue pateada en mi rostro. Salté a

mis pies y dejé caer mi libro.

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—Lo siento por eso —dijo una voz oculta. Sabía que era un hombre, pero su rostro

estaba cubierto mientras él tiraba su camisa sobre su cabeza. Estaba perdida

mirando fijamente sus abdominales hasta que su camisa estuvo fuera. Mis ojos se

ampliaron ya que ahora estaba mirando al Chico Surfista. Él me sonrió, y mi

entorno pareció desaparecer. Me quedé muda, y él siguió—: A veces el viento

golpea, y la arena va a donde sea posible —dijo esto simplemente mientras dejaba

caer su camisa encima de su toalla.

Él no me esperó para responder, lo que era una cosa buena porque estoy segura de

que no podría haber dicho algo incluso si quería. Me limpié la arena y miré cuando

él se dio vuelta e hizo un trote fácil hacia el agua. Despacio me hundí de nuevo en

mi toalla en un trance. Desde la distancia, era apuesto; de cerca, era irreal. Sacudí

mi cabeza, determinada a concentrarme en mi lectura. No recuerdo cuánto tiempo

había estado mirando por encima de mi libro, mirándolo. Parecía que lo miré por

largo tiempo mientras hacía surf porque demasiado pronto estaba emergiendo del

agua y caminando de vuelta a su toalla. Al principio él mantuvo sus ojos en la

arena, luego rápidamente me dio una mirada y sonrió.

Mierda. Casi rompo el grueso libro contra mi cabeza. Muy cerca podía escuchar su

risa sofocada. Genial.

Solo malditamente genial. Tal vez solamente debería presentarme como la

acosadora malditamente torpe. ¿Soy la mujer que cada hombre sueña, verdad?

Suspiré y mantuve el libro tan cerca de mi rostro que no podía distinguir ninguna

de las palabras. Una sombra se extendió sobre mí. Me atreví a levantar la vista y lo

encontré a él, el lindo Chico Surfista, que está de pie sobre mí. Lo miré sobre las

monturas de mis lentes de sol.

—Leyendo así dañarás tus ojos —comentó. Mi lengua se hinchó y se secó en mi

boca. No sé qué expresión tenía en mi rostro, pero esta lo hizo sonreír. Él asintió y

sonrió aún más fuerte—. Soy Cooper, por cierto —ofreció.

Mis ojos se ampliaron mientras tomé una fuerte ingesta de aire. No podía hablar, lo

que es molesto porque soy una persona bastante extrovertida. Cooper sonrió en su

mano, tratando de ocultarlo como una tos.

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—Bien, Chica del Libro —dijo finalmente después de un momento—. Bueno, por si

acaso decides que quieres decirme tu nombre o… —miró hacia la playa, y luego de

vuelta a mí—… o hablar en absoluto —añadió—. Hago surf en esta playa todos los

días, solo para que sepas.

Desde luego que lo sé, Cooper, te he mirado durante cinco días. Él me sonrió otra vez, y

mi mente se quedó en blanco.

—Bien entonces —dijo mientras recogía sus cosas y se dio vuelta para marcharse—

, espero verte mañana.

Con esto, se volvió y camino hacia su camioneta. Lo miré poner su tabla de surf en

el techo y se subió en la cabina. Bajó las ventanas para dejar salir el calor. Di unos

pasos rápidos hacia el área de estacionamiento. Cooper estaba retrocediendo, por

lo que necesitaba estabilizar mis nervios. Solo tenía una oportunidad de causar una

buena primera impresión.

—Ali —grité mientras él pasaba.

Cooper dio un golpe seco a los frenos de su camioneta y luego de repente estacionó

en un espacio desocupado. Se asomó por la ventana y me miró, casi con

curiosidad. Aclaré mi garganta.

—Mi nombre —dije en voz alta—. Es Ali. O uh... Allison.

La puerta de la camioneta se abrió, y Cooper salió. Pasó su mano por su cabello

enmarañado por la sal y dio unos pasos hacia mí. Tomé un inventario de él

mientras se acercaba.

Era alto, al menos un metro ochenta. Tenía la contextura de un nadador, músculos

definidos ocultos detrás de una figura escuálida. Su cabello lucía más marrón en

las raíces, la parte superior blanqueada por el sol. Sus ojos eran azul claro y claros

como el cristal. Era como si el cielo de verano hubiera encontrado su inspiración en

los ojos de este chico. No podía apartar mi mirada de la suya.

—Allison —dijo a un brazo de distancia. Asentí inexpresivamente.

—O Ali —repetí, sintiendo una ligera subida de rubor a mi rostro—. Así es como

me llaman mis amigos.

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Cooper asintió y me estudió.

—Ali es más fácil de decir que Chica del Libro. —Se encogió de hombros y se

acercó.

La sensación de escucharlo hablar conmigo y tan cerca no se parecía a nada que

alguna vez haya sentido antes.

—Chica del Libro realmente tiene su encanto —comenté. Cooper se rió, y me sentí

más relajada.

—¿No eres de por aquí, verdad?

—¿Soy tan obvia?

—Eres así de obvia —dijo Cooper con doble sentido y la sensación de relajamiento

se fue.

—Mejor me voy —dije rápidamente y me di vuelta para recoger mis cosas. Soy una

estúpida, decidí. ¡Tan obviamente estúpida! Me apresuré para meter a la fuerza todas

mis cosas de playa en mi bolso. Noté un segundo par de manos a mi lado, y

levanté la mirada para encontrar a Cooper agachado junto a mí. Recogió mi copia

de Drácula y pasó sus dedos sobre el lomo del libro.

—Este es un gran libro —dijo tranquilamente.

Dejé de hacer lo que estaba haciendo y giré para mirarlo.

—¿Comprendo a Drácula, sabes? Por qué hace lo que hace. —Sacudí mi cabeza. No,

él le chupa la sangre a la gente—. No lo he terminado todavía. —Porque estaba

demasiado distraída mirando la forma que tu cuerpo trabaja en las olas.

Él me lo devolvió, y nuestros dedos se rozaron. El libro cayó suavemente a la

arena, y ambos nos movimos para recogerlo.

Naturalmente, nuestras cabezas chocaron. Comencé a caerme hacia atrás, y Cooper

agarró mi brazo, jalándome para equilibrarme.

Una vez que estaba estable y capaz de darme cuenta de mi entorno, nuestros

rostros estaban a solamente centímetros de distancia.

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–Ow —murmuré y tomé una respiración muy necesaria.

—Lo lamento —dijo Cooper y se inclinó algunos centímetros hacia atrás.

Pero no parecía lamentarlo. Lucía tan aturdido como yo.

Pasé mis dedos sobre mi frente, diciendo:

—Estoy bien. —No que él preguntara, pero tenía que desprenderme de su mirada

escrutadora.

—Avísame cuando lo termines —dijo él—. Me gustaría saber lo que piensas de

ello.

Podía oler el agua salada sobre su piel, y cerré mis ojos y respiré profundamente.

Poco después, él liberó mis manos y dio un paso atrás.

—Lo terminaré por la mañana —solté. Los ojos de Cooper se ampliaron.

—Todavía tienes, ¿qué, alrededor de trescientas páginas?

Me encogí de hombros y puse el libro en mi bolsa y comencé a retroceder. Cooper

dio un paso hacia mí y en el proceso, robó el oxígeno de mis pulmones.

—Soy una lectora rápida —le dije—. Y sólo quedan unas doscientas páginas

aproximadamente. —Él arqueó una ceja—. Mina y Van Helsing están de acuerdo

en relación con el diario de Jonathan. —Cooper sonrió y asintió. Me encontré

preguntándome si él en realidad había leído el clásico.

—Estás en la mitad —concordó él—. ¿Te veré aquí mañana?

Sonreí.

—Eso espero. —Me reí y rápidamente di vuelta para dirigirme de regreso al

camino que conducía a la casa de mi tía. Podía sentir los increíbles ojos de Cooper

siguiéndome mientras me marchaba.

En cuanto llegué a casa, abrí mi libro y me puse a trabajar. Ahora tenía que

terminar para mañana. No sé por qué sentí que tenía algo que demostrarle a

Cooper. Tal vez porque había estado echándole el ojo durante los últimos cinco

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días, y quería que pensara que era más que una conejita de playa. Había estado

leyendo durante una hora cuando mi tía llegó a casa.

—¡Ali! —gritó desde abajo. Cerré mi libro y me dirigí abajo para encontrarme con

ella.

—Hey, tía Trudy —respondí cuando entré en la cocina. Mi tía era un poco

excéntrica. Nunca se casó o tuvo hijos propios, pero me dijo que no lo había

querido de ninguna otra forma. Es extrovertida y llena de vida. Me quedo con ella

cada verano por al menos un mes, pero este año, nos decidimos por dos meses

como una despedida antes de mi último año. Trudy es la hermana de mi padre, y

he estado con ella cada verano durante los últimos diez años. Un verano por cada

año que mi mamá se ha ido (eso le daba a mi papá un descanso).

—¿Qué te gustaría cenar esta noche? —preguntó mientras se metía su cabello

canoso en una cola floja. La tía Trudy no estaba cómoda en una cocina y sobre todo

la utiliza para mostrar su arte. Durante los veranos, yo le deleitaba con comidas

caseras un par de veces a la semana.

—¿Quieres que prepare algo? —Abrí el refrigerador para ver qué podía batir.

Ella comenzó a sacudir la cabeza.

—No. —Dio un giro—. Vamos a salir esta noche. —Ella sonrió.

Me pregunté por qué me preguntaría si ya sabía lo que quería hacer. Tal vez era

por cortesía o sólo por todos esos años que había estado por su cuenta. Estuve de

acuerdo y volví a mi habitación para refrescarme.

Miré a Drácula y decidí que me quedaría despierta toda la noche para terminarlo, si

tenía que hacerlo. Diez minutos más tarde, estábamos fuera de la puerta y en

camino al restaurante de comida mexicana favorito de tía Trudy. No habíamos

comido allí este verano, pero había comido allí muchas veces antes. La camarera

reconoció a mi tía y nos llevó a una mesa en el centro del restaurante, donde le

gustaba sentarse.

—Apuesto que si pides una margarita, te traería una —dijo mi tía.

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—No tengo veintiuno aún, tía Trudy —le recordé—. Pero tengo casi dieciocho

años.

—Vamos —me animó—. Vamos a intentarlo.

Típico de tía Trudy, la vida es sólo un gran juego.

El camarero se acercó por detrás de mí.

—Hey, Trudy —dijo—, ¿te gustaría tu habitual margarita?

Trudy sonrió y asintió.

—Bueno, sí, me gustaría, Ryan —contestó—. Y una para mi sobrina. —Agitó su

mano hacia mí—. Me está visitando por el verano. —Pude sentir al camarero

moviéndose para conseguir un mejor vistazo de mí.

Ni siquiera tenía mi licencia de conducir, no es que eso hubiera importado ya que

era menor de edad. Estuve nerviosa inmediatamente y deje mi mirada fija en la

mesa. Sentí a la tía Trudy pateándome la pierna.

—¡Aw! —Alcé mi cabeza de golpe para fruncirle el ceño. Ella me guiñó el ojo y

luego hizo un gesto con la cabeza hacia el camarero. A regañadientes miré hacia

atrás, y mi corazón se detuvo en mi pecho.

Era Cooper de la playa.

—Bueno, la Chica del Libro. —Sonrió—. ¿Cómo vas a conseguir terminar toda esa

lectura si estás aquí de fiesta con Trudy? —Abrí mi boca y la cerré de nuevo.

Enfócate, Ali, me dije, no actúes como una idiota.

—Lo terminaré esta noche, así que no hay margarita para mí. Muchas gracias,

Cooper —dije un poco más brusco de lo que tenía la intención—. ¿O es Ryan?

—Tal vez usa un nombre diferente para las chicas que conoce. Típico chico surfista. Y aquí

estoy, pensando en que es inteligente y diferente de otros chicos. Debo ser tan ingenua.

—¿Ustedes dos se conocen? —pregunto tía Trudy, obviamente superada por la

emoción. Cooper nunca quitó sus ojos de mí mientras se inclinaba en cuclillas al

lado de nuestra mesa.

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—Sí, nos conocemos, excepto que me dijo que su nombre era Cooper —le dije a mi

tía con inesperado enojo y arranqué mi mirada de la suya. Tía Trudy comenzó a

reír. No sé por qué me sentía tan frustrada. No es como que siquiera conocía a este

chico o si lo vería otra vez.

—Lo es, cariño. —Ella se rió—. Su nombre es Ryan Cooper, pero sólo lo llamo

Ryan. —Ella tocó mi mano. Me quede sentada en la dura silla de madera y me

sentí como de cinco centímetros de alto. Cooper se rió junto con mi tía.

—Tuve el placer de conocer a Allison hoy temprano en la playa —respondió Ryan

Cooper—. Y espero poder verla mañana. —Esta vez su voz fue baja, y se acercó un

poco más a mí.

—Bueno, necesito utilizar el baño de señoras —anunció tía Trudy, dejándonos

solos. Forcé mis ojos a desprenderse de la silla vacía de tía Trudy hacia Cooper,

quien seguía de rodillas junto a mí. Mis nervios burbujearon de la emoción al estar

tan íntimamente cerca.

—¿Así que Trudy es tu tía? —preguntó mientras se trasladaba a la ahora, silla

vacía.

Asentí mientras le miraba. La tenue iluminación del restaurante lo hizo incluso

más guapo, si eso fuera posible.

—La visito cada verano —le dije—. Estaré aquí hasta finales de agosto, antes de

que empiece la escuela en el otoño.

La sonrisa de Cooper hizo brillar sus ojos.

—¿Estarás en la playa mañana? —Parecía muy emocionado. Su mirada me hizo

sentir hermosa, como si él fuera un artista viendo a la Mona Lisa. No sabía por qué

me sentía así. No era reina de belleza. Pero no pude evitar sentirme una cuando él

estaba mirándome así. Por todo lo que él sabía, podría estar tan loca como mi tía.

—Si puedo conseguir terminar mi lectura —dije.

Sin otra palabra, se deslizó fuera de la silla y la sostuvo para que la tía Trudy

pudiera sentarse. Nos informó que estaría de vuelta con nuestras bebidas.

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—Oh, Allison —dijo Trudy—, siempre me ha gustado Ryan. Es un joven educado.

E inteligente también. —Asentí, sólo escuchando y tratando de actuar como si no

estuviera interesada. Pero por supuesto que lo estaba—. Y se graduó en San Diego

State esta primavera pasada. —Eso llamó mi atención.

—¿Ya salió de la universidad? —tartamudeé.

Tía Trudy sonrió y asintió.

—Sí, estaba en un programa acelerado y fue capaz de hacer cuatro años en unos

dos y medio. Creo que está en alguna parte de los veinte años, tal vez sólo

veintiuno.

Suspiré. Yo solo tenía diecisiete. De ninguna manera él iría por alguien cuatro años

más joven, incluso si cumplía dieciocho años en unos meses.

—Aquí tienen, señoras. —Cooper estuvo de vuelta con nuestras bebidas, una

margarita para tía Trudy y un brebaje mezclado para mí. La cena estuvo buena, y

Cooper continuó viniendo a nuestra mesa. Cuanto más lo hacía, más nerviosa me

ponía. Él sólo parecía tan grande de muchas formas diferentes; lo último que

quería era hacerme ilusiones.

De vuelta en casa, agarré mi libro y me instalé en la cama. Tenía una larga noche

de lectura por delante. Me quedé dormida con visiones del Conde Drácula y

Cooper todos mezclados y distorsionados. A decir verdad, en su mayoría eran sólo

de Cooper y cómo lucía en su tabla de surf, flotando sobre las olas con el sol

brillando en el agua que se aferraba a su cuerpo.

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Dos Cooper

Traducido por Aria

Corregido por Nanis

espués de hablar con Trudy cuando Ali estaba en el servicio de mujeres,

supe lo que tenía que hacer. Sabiendo que Allison estaría de vuelta en la

playa el día siguiente, pedí el permiso de Trudy para llevar a su sobrina

a cenar fuera. Decidí no hacer surf ese día. Estaba nervioso por pedirle salir y no

quería oler como el océano. Trudy me dijo que ella tenía casi dieciocho, lo que la

hace solo casi tres años más joven, pero como cualquier chico, todavía temía el

rechazo. Estacioné mi camioneta en un espacio vacío en el pequeño

estacionamiento y vi a Allison inmediatamente. Me senté y la observé antes de

salir.

Se mantuvo mirando a su libro, y luego exploraba el agua lentamente. ¿Estaba

buscándome? Eso me puso en marcha. Aparecí detrás de ella. No estaba leyendo

Drácula; debía haberlo terminado como dijo que lo haría. Estaba sosteniendo

Orgullo y Prejuicio. Supongo que no hacía las cosas a medias.

—Esa señorita Bennett te va a sacar de quicio tarde o temprano —dije finalmente.

Allison cerró su libro de golpe y saltó cuando me agaché a su lado. Se veía tan

hermosa. Me recordaba a Blanca Nieves. Su piel era impecable como la porcelana

enmarcada con su cabello oscuro, casi negro. Los grandes ojos marrones de Allison

D

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estaban muy abiertos por la sorpresa mientras se daba la vuelta para mirarme. Me

quité mis gafas de sol y cambié mi peso para arrodillarme en la arena.

—Terminé Drácula justo como dije que lo haría —dijo rápidamente. Su cálido

aliento tocó mi cara, y me di cuenta de la cercanía de nuestros labios. Parpadeé un

par de veces, intentando formar mi siguiente pensamiento.

—¿Y qué pensaste? —pregunté, moviéndome para sentarme a su lado en la toalla

de playa. Esperaba que ella no estuviera molesta por cómo seguía moviéndome

más y más cerca, parecía que no podía evitarlo.

Allison tragó antes de responder.

—Me gustó más que la película. —Se encogió de hombros pero no se alejó.

—Bien. —Reí—. Ahora puedo seguir respetándote. —¡Estúpido! Ella acaba de

terminar uno de tus libros favoritos, y tú la has insultado. Realmente suave.

Ali dejó escapar una risa dura.

—Bueno, me alegro mucho de que pueda satisfacer tus expectativas —dijo

desafiante y cruzó los brazos sobre su pecho, el símbolo universal de cierre

personal. Instintivamente, alargué una mano y toqué su mano ligeramente. Tuve

que ignorar lo suave que era su piel y disculparme.

—Ahora no me malinterpretes Ali. Me encuentro normalmente con gente que se

escabulle y no terminan el libro si simplemente pueden ver la película. —Mis

dedos hicieron un recorrido por su brazo hasta la mano que estaba sosteniendo su

antebrazo con la esperanza de que me mirara—. Todo lo que estoy diciendo es que

estoy impresionado. —Ahora nuestros dedos se estaban tocando, y estaba teniendo

problemas para concentrarme—. Quiero decir leíste, qué, como doscientos

cincuenta páginas anoche. Eso es persistencia. —Mis dedos se entretuvieron sobre

su mano, y me encontré tomando nota del contraste de nuestra piel. Estaba

pasando demasiado tiempo bajo el sol.

—Soy una lectora rápida —murmuró, y me di cuenta de que estaba mirando

fijamente mi boca—. Y persistente. —Miré de nuestras manos a su boca. Los labios

de Allison eran del color de los pétalos coral pálido y se abrieron un poco cuando

se dio cuenta de que le estaba mirando. Tenía que mantenerme concentrado.

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—Muy impresionante —añadí, esperando que supiera que estaba hablando de la

lectura y no de sus labios. Está bien, un poco de sus labios.

Me forcé a inclinarme hacia atrás cuando lo que de verdad quería hacer era

sostener su suave mejilla en mi mano y presionar mis labios en los de ella. Mi

mano todavía estaba en la de Ali, y a ella no parecía importarle. Todo en lo que me

podía concentrar era nuestro toque. Me sentía cómodo y relajado, como si fuera la

cosa más natural del mundo. Levanté la vista de nuestras manos para encontrar su

mirada fija en mí. Un corto segundo después, eché la espalda hacia atrás. No podía

concentrarme mientras estaba tan cerca de ella. Negué con la cabeza, y mis

pensamientos lentamente volvieron a la razón por la que estaba aquí.

—¿Sin hacer surf hoy? —preguntó, rompiendo el silencio. Miré al océano, luego de

nuevo a ella.

—Hoy las olas son de mierda —dije en voz alta. Y tengo que trabajar, para llevarte a

una cita, agregué en mi mente. Cuando hablé otra vez, bajé mi voz, y ella se inclinó

hacia mí—. Y estaba esperando hacer algo diferente hoy.

Allison arqueó una ceja oscura.

—¿Y qué sería eso? —Podía sentir mi cara volviéndose caliente, avergonzado. Me

agaché al nivel de sus ojos otra vez. Solo dilo, me ordené.

—Allison, ¿quieres salir conmigo esta noche? —hablé tan rápido que casi no

entendí lo que dije.

—¿Quieres salir conmigo? —preguntó, su voz sonaba sorprendida. Ambas cejas

oscuras se arquearon en su frente.

Oh. Mierda. ¿Cuán arrogante soy? Allison debe tener novio. ¿Trudy no me lo habría

dicho? Tal vez él es un títere, y ella quiere que yo me abalance y le haga perder la cabeza a

Ali. Serénate. Puedo volverla loca.

Forcé una risa dura.

—Por supuesto que quiero —dije, tomando su mano fácilmente—. Nunca he hecho

surf en una playa tantos días consecutivos, pero después de verte a ti aquel primer

día, tuve que seguir viniendo —dije todo claramente. Silencio.

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Los ojos marrón oscuro de Allison se redondearon con sorpresa. Rompió el

contacto visual conmigo y bajó la mirada hacia mi mano sobre la suya. Pensé que

iba a quitar mi mano de encima, pero en su lugar, entrelazó las yemas de nuestros

dedos. Mi pulso se aceleró.

—Así que —dijo, su voz baja—, ¿una cita? —Su mano estaba cálida alrededor de la

mía, y no pude evitar mover mi pulgar hacia atrás y adelante sobre su piel suave.

—¿Qué tal si te recojo en casa de tu tía Trudy a las seis? —Sus mejillas se

sonrojaron, y se veía aún más hermosa.

—Bien —susurró Ali. Me acerqué más para hablar directamente en su oreja. Olía

como a coco y cítrico.

—No creo que sepas lo adorable que eres cuando te avergüenzas —susurré. No me

moví: me quedé atrapado en un limbo bajo su trance—. Nos vemos a las seis en

punto. —Me levanté rápidamente y me fui antes de que pudiera decir algo más o

actuar siguiendo mis impulsos.

* * *

El trabajo fue un borrón. Recuerdo contarle a Sean, mi mejor amigo, sobre Allison.

Estoy bastante seguro de que eso era lo único de lo que podía hablar. Él la

recordaba de la noche anterior y más o menos la había acosado desde las sombras.

En un momento dado, él había amenazado con invitarla a salir si yo no lo hacía.

Pensé que podría estar molestándolo con lo mucho que estaba hablando sobre ella,

pero no me importaba.

—Así que —dijo Sean. Me volví hacia él mientras continuaba—, ¿vas a llevar a esta

Chica de los Libros a la hoguera esta noche? —Demonios. Me había olvidado de eso.

—No lo sé… —dejé que mi frase se fuera apagando. Sean me conocía bien.

—Te olvidaste —acusó. No. Simplemente no me acordaba.

—Simplemente no creo que eso sea una especie de primera cita…

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—De ninguna manera —me cortó Sean—. Vas a estar ahí. Es nuestra tradicional

fiesta de fin de año, nuestra última. —Tenía razón.

Desde que estábamos en la escuela primaria, siempre celebrábamos el verano con

una hoguera, una manera de dar la bienvenida a los meses sin preocupaciones de

surf y sol. Primero fue con nuestras familias, luego se extendió a nuestros amigos,

y ahora solo era un enorme grupo de personas. En mi caso yéndome de la

universidad a un ritmo acelerado, ésta sería probablemente nuestra última fiesta

juntos. A Sean todavía le quedaban dos años de universidad, y yo había estado

solicitando trabajos por toda California, así que, ¿quién sabe dónde terminaría?

—Veré qué puedo hacer —prometí. Sean no parecía contento pero me conocía lo

suficientemente bien como para saber que intentar que cambiara de idea era inútil.

No me importaba la fogata de esta noche. Tenía una cita con Allison.

* * *

Antes de salir de la casa, mi madre me dio algunos buenos consejos: llévale unas

flores a Trudy; me ganaría unos puntos. Mi madre siempre está diciendo cosas

como esa, enseñándome los puntos más finos de cómo tratar a las mujeres. Así que

en mi camino a casa, me detuve en el mercado de productores y tomé un ramo de

flores silvestres para Trudy y un único girasol para Allison. Parecían adecuadas

para ambas mujeres.

Cuando llegué ahí, me paré en la puerta, esperando a llamar. Faltaban dos minutos

para las seis. Podía oírlas riéndose dentro, pero sonaba como si fuera Trudy

principalmente. Estaba entusiasmado y nervioso. Cambié las flores a una mano y

llamé. La risa se detuvo, y un momento más tarde, Trudy abrió la puerta con una

enorme sonrisa.

—Buenas tardes, Trudy —dije, sosteniendo el ramo de flores silvestres hacia ella—.

Éstas son para ti. —Sonreí cuando la boca de Trudy formó una O, y las tomó.

—Ryan —susurró—. Eres todo un encanto. —Dio un paso atrás y agitó una mano

hacia dentro—. Entra, por favor. —Lo hice. La casa de Trudy era lo que yo llamaría

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“eclético”, pero no me importaban sus cuadros y muebles. Escudriñé la habitación

buscando a Allison. Justo cuando estaba pensando en su nombre, apareció por la

cocina.

El tiempo se detuvo. Era la persona más hermosa que alguna vez había visto.

Llevaba una falda larga blanca que fluía y una camiseta sin mangas amarilla

pálida; su cabello oscuro estaba recogido en alto. Quería dejar caer la flor que

estaba sosteniendo y pasar mis dedos por su piel, por la base de su cuello hasta su

hombro.

—Voy a ponerlas en un poco de agua —dijo Trudy, rompiendo mi trance de

Allison. Me di cuenta de que se estaba ruborizando por mi mirada y dio unos

pocos pasos hacia mí. Cerré la distancia entre nosotros y extendí el girasol hacia

ella.

—Esto me ha hecho pensar en ti —dije quedamente. Ali las alcanzó, y nuestros

dedos se rozaron otra vez. Se sintió diferente de lo que había hecho antes ese día.

Era más poderoso, como si estuviera fijado con electricidad. Nuestras miradas se

encontraron, y supe que los dos lo habíamos sentido.

—Es preciosa —dijo—. Gracias. —Sonreí a cómo algo tan simple podía hacerla

feliz.

—De nada —respondí. Trudy volvió a la habitación, y di un reacio paso atrás. Ella

tenía una ramita de lo que parecía ser lavanda en su mano. Caminó hasta Ali y le

dijo algo al oído, lo cual la hizo sonrojarse. Ali se movió, y Trudy comenzó a agitar

la lavanda en el cabello oscuro de Allison. Cuando hubo terminado y Allison no

estaba mirando, me guiñó el ojo.

—Déjame poner ese maravilloso girasol en un gran jarrón por ti, Ali —dijo Trudy y

se lo recogió—. Ahora pónganse en marcha, ustedes dos. La noche es joven, y

ustedes también. —Y con eso, estábamos en nuestra cita.

El aire nocturno era cálido mientras el sol colgaba vagamente en el cielo. Quería

sostener la mano de Ali mientras caminábamos hacia la camioneta pero decidí que

no quería presionar. Abrí la puerta para ella y la ayudé a meterse en la cabina. Una

vez que estuve dentro, me volví para mirar hacia ella. El sol poniente la hacía lucir

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radiante. Me miró por el rabillo del ojo y luego se volvió para mirarme a la cara.

Bajó la mirada hacia su falda, y luego tocó la parte superior de su delgado top.

—¿Qué pasa? —preguntó, alarmada. Estiré el brazo y tomé su mano, sin

importarme si parecía atrevido.

—Estás impresionante —le dije. Nos miramos el uno al otro, y sentí que la

gravedad me tiraba hacia ella.

—Tú no te ves nada mal —dijo con una sonrisa. Tuve que reír ante su evaluación.

Me gusta una chica ingeniosa.

—Iba a usar pantalones cortos y arreglarme mi cabello con la cera de la tabla de

surf. Pero luego he pensado, nah, me arreglaré para ti. —Ali empezó a reír, y

estuve perdido en su sonido. Arranqué el motor y me alejé de la acera, sin soltar su

mano, dejando que descansaran sobre el asiento entre nosotros.

—Así que —dijo después de unos cuantos minutos de cómodo silencio—. ¿A

dónde vamos?

—Espero que te guste italiano. —Sonreí. La llevaba a este pequeño lugar que pocas

personas conocían. Servían las mejores albóndigas y pan de ajo.

—¿A quién no? —respondió con una sonrisa.

Me gustaba.

—Creo que nos vamos a llevar bien. —Y tenía razón.

La cena fue genial. No, “genial” no parece describirlo. Simplemente congeniamos.

Comimos, hablamos, y reímos durante casi tres horas. Hablamos sobre nuestros

gustos y aversiones, nuestras metas y sueños, familias y futuros. Teníamos tanto en

común que era irreal, casi fortuito. Cuanto más hablábamos, más me sentía

conectado a ella. Ali amaba los libros y el inglés tanto como yo, y quería ser

profesora o una escritora. No era solo increíblemente hermosa, era increíblemente

inteligente también. Estiré mi brazo a través de la mesa y tomé su mano en la mía.

Mientras lo hacía, ella se acercó a mí en la cabina redonda. Una vez más, quería

tomar su delicado rostro en mis manos y presionar mis labios en los suyos. Me

incliné hacia ella.

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—Hola Coop —dijo una voz irritantemente familiar detrás de mí. Allison miró más

allá de mí, y me volví para ver a Sean. Miró una y otra vez entre nosotros—. Así

que, ¿vas a presentarme? —Quería decir: “No, no voy a presentarte. Voy a matarte”.

Aclaré mi garganta.

—Hola, Sean. —Me volví hacia Ali, sus mejillas adorablemente rosas, y apreté sus

dedos—. Allison, éste es Sean, Sean, ésta es…

—Chica de los Libros —me cortó, sonriendo. Los ojos de Ali crecieron, y luego

asintió y sonrió, mirando a Sean.

—Hola Sean —empezó—. Tú eres el chico que estaba en el restaurante anoche,

escondido en las sombras, ¿no? —Le señaló con un dedo e inclinó su cabeza hacia

un lado. Nuestras mandíbulas cayeron abiertas, y entonces Sean y yo reímos—.

Bueno, voy a dejar que hablen chicos, y yo solo… ya saben. —Luego se deslizó

fuera de la cabina.

Sean se volvió para mirarme.

—Creo que estoy enamorado —dijo soñadoramente mientras se dejaba caer en la

cabina, y le di un puñetazo en el brazo.

—¿Qué estás haciendo aquí? —Estaba molesto. Él sabía de esta cita. Se encogió de

hombros y tomó un panecillo y le dio un mordisco.

—No voy a dejar que te escapes de la hoguera, amigo mío. —Masticó con la boca

abierta—. Tienes que estar ahí. Lleva a la Chica de los Libros… Ali —dijo,

encogiéndose de hombros.

—Vamos, Sean, ésta es nuestra primera cita —declaré, deseando que entendiera.

—Amigo, he dicho que la lleves. —Me miró, frustrado por no entender lo que

estaba diciendo—. Está muy buena, hombre. Si no se lo preguntas, tal vez yo…

—No le dejé que acabara. Golpeé la parte posterior de su cabeza.

—¿Preguntarme qué? —preguntó Ali mientras se deslizaba con facilidad a mi lado.

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—Hay una hoguera esta noche —dije quedamente, volviéndome para mirarla y

bloquear la vista de Sean. No me había dado cuenta lo cerca que estaba e

inmediatamente me distraje con sus labios suaves como pétalos.

—Es tradición —interrumpió Sean, pero no hice que rompiéramos el contacto

visual.

Ali parpadeó y sonrió, mirando rápidamente abajo hacia mis labios, luego de

nuevo a mis ojos.

—¿Quieres ir a la hoguera?

—Yo… —No sabía qué decir. No podía concentrarme en nada. Ali sonrió y me

guiñó un ojo.

—Supongo que te veremos más tarde, Sean —dijo ella más allá de mí—. Ha sido

un placer conocerte. —Se volvió hacia mí. No sé cuánto tiempo nos sentamos ahí,

pero en algún momento, Sean se fue.

—No creo que alguna vez haya visto a alguien callar a Sean, nunca —le dije,

impresionado. Ella se mordió el labio y miró abajo.

—Así que, ¿tus amigos te llaman Coop? —preguntó con una sonrisa.

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Tres Allison

Traducido por Nayelii

Corregido por Floraah1

o quiero que te sientas como que tienes que ir a esta fogata —me

dijo Cooper cuando regresamos a su camión. En este punto, me

habría ido a cualquier lado con él.

—Tu amigo dijo que era tradición. —Me encogí de hombros—. Y las tradiciones no

deben ser rotas. —Me sentía nerviosa, pero en conflicto. Era tranquilo estar con

Cooper. Él se giró hacia mí mientras nos acercábamos al semáforo y estudió mi

rostro por un momento.

—No nos quedaremos mucho tiempo, lo prometo —me dijo tranquilamente,

luciendo como que estaba perdido en un pensamiento diferente. Le sonreí. El aire

se había vuelto frío con el sol poniente, y froté mis brazos para calentarme.

Cooper estacionó y se giró para buscar algo detrás del asiento. Un minuto después,

sostenía una sudadera para mí.

—Gracias —dije, tomándola de él. Estaba agradecida que en la oscuridad, no podía

ver el rubor de mis mejillas.

—Hey —dijo Cooper, alcanzando a través del asiento y tomando mi mano en la

suya—. No estés nerviosa —dijo mientras apretaba mis dedos—. No me iré de tu

lado. —Sonreí débilmente ante su consuelo. Giró para enfrentarme, su expresión,

un cruce entre serio y nervioso.

—N

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—¿Estás bien? —pregunté, cubriendo su mano con mi mano libre. Él asintió

lentamente pero no habló por lo que pareció como un minuto entero. Mi corazón y

cabeza fueron a sobre marcha, tratando de procesar lo que podía posiblemente

estar pensando.

—Me estás poniendo nerviosa —espeté finalmente.

—Esa no es mi intención —dijo—. Sólo estaba pensando cuán surrealista es todo

esto. —Él se desplazó y estaba ahora literalmente sentado al borde de su asiento—.

Quiero decir, cuando te vi por primera vez en la playa, mi primer pensamiento fue

que linda eras. —Tuve que mirar abajo mientras dijo eso—. Y entonces mientras

más te veía, más tenía que conocerte. Eran pequeñas cosas como, cómo te sientas

en la sombra en la playa o la manera que sostienes tu botella de agua y tratas de

balancear tu libro. —Su voz cayó—. Luego cuando finalmente me hablaste, supe

que sólo necesitaba más, y entonces esta noche… —Vuelvo a mirar hacia él

mientras su voz se apaga.

—Está noche fue surrealista —ofrecí. Cooper dejó salir una corta risa.

—Por decir lo menos. —Su mano libre se movió a mi rostro, y mi visión se hizo

borrosa. Los pulgares de Cooper trazaron mi mejilla, y mi aliento se atrapó en mi

garganta—. No sé tú, pero nunca he estado tan cómodo con otra persona, y mucho

menos en una primera cita. —Su mano era cálida sobre mi piel, y traté de regular

la velocidad de mi corazón así podría hablar.

—Sé lo que quieres decir —dije lentamente. No que tuviera mucha experiencia

saliendo, pero sabía que nunca he tenido tanta diversión con nadie antes o

sentirme tan cómoda. Se sentía increíblemente natural. Quería decirle esto, pero al

contrario, todo lo que salió de mi boca fue—: Natural.

—Exactamente —estuvo de acuerdo, moviéndose más cerca. Podía casi sentir sus

labios sobre los míos. Nunca he deseado nada más.

De repente, la camioneta comenzó a sacudirse, y ambos saltamos.

Terremoto, fue mi primer pensamiento. No entendí que el sacudir estaba vinculado

con gritos fuertes fuera de la cabina. Una pareja de chicos estaba golpeando la

camioneta atrás y adelante y gritando el nombre de Cooper. No se dieron cuenta

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de que había alguien más dentro de la camioneta con él hasta que mi espalda se

presionó contra la ventana del lado del pasajero.

Cooper suspiró.

—Lo siento por ellos —dijo, sonando frustrado y un poco avergonzado—. No

tenemos que hacer esto —agregó, casi con ilusión. Asintió hacia la playa, y miré

sobre su hombro. Estaba sorprendida de ver cuarenta o cincuenta personas

alrededor de un fuego enorme.

Tragué y sonreí lo mejor que pude.

—Vamos, Sean dijo que era tradición. —Cooper sonrío, y mi corazón se derritió.

Puedo hacer esto.

Nos sentamos sin hacer ruido en la cabina de la camioneta por sólo otro minuto

antes de salir. Cooper tomó mi mano de vuelta en la suya y presionó sus labios

muy rápidamente en ella. Esto reemplazó el momento íntimo que perdimos por los

chicos bulliciosos.

—¿Lista para esto? —preguntó. No respondí. Al contrario, sólo sonreí y abrí la

puerta de la camioneta. Me dije silenciosamente: sé valiente y actúa segura. Cooper

caminó alrededor de la camioneta y deslizó su mano de vuelta en la mía.

Esto era una fogata seria. El resplandor de llamas saltaba treinta metros en el cielo

a través de la noche. Sean pareció pasmado cuando nos vio llegar. Él se encargó de

conducirme alrededor y presentarme a tanta gente como pudo. Incluso aunque la

gente seguía viniendo a Cooper, él se quedó cerca de mí a lo largo de las

presentaciones. En algún momento, enlazó su brazo alrededor de mí.

—Sean —dijo Cooper, su voz afilada. Sean puso sus manos arriba en una posición

de rendición y sonrió torcidamente. Alargué la mano hasta que encontré la mano

de Cooper y la sostuve apretadamente en la mía; nuestros dedo entrelazados. El

resto de la noche, estuve más que contenta de permanecer cerca de Cooper.

Ocasionalmente, él deslizaba su brazo alrededor de mi cintura. Era como un

cuento de hadas.

Terminé divirtiéndome, y hacia el final de la noche, la mayoría de la gente sólo me

llamaba la chica de Cooper o señorita Coop. Al principio traté de recordarles mi

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nombre, pero eventualmente, me di por vencida. Estaba usando su sudadera

SDSU, lo cual me hacía lucir como novia, así que sólo fui con ello. Honestamente,

me dio un alto secreto al pensamiento.

Era cerca de las once, y la fiesta seguía en pleno apogeo. Una buena cosa acerca de

mi tía Trudy era que trataba de mantenernos con tecnología, a diferencia de mi

papá. Le envié un mensaje de texto diciéndole dónde estaba y qué estaba haciendo,

y ella respondió diciéndome que me divirtiera y recordara cerrar la puerta con

llave cuando llegará a casa. Era tan fácil como eso. Trudy entendía lo que

significaba ser joven, y ella confiaba en Ryan Cooper.

Tiré la sudadera de Cooper más apretada alrededor de mi cuerpo, tratando de

bloquear algo de la brisa del océano. Él notó lo que estaba haciendo y puso su

brazo sobre mi hombro y me tiró cerca de su cuerpo. Wow. Sólo wow.

—Tengo una manta en la camioneta. Quédate aquí, e iré a tomarla. —Hizo una

rápida carrera hacia su camioneta. Me quedé sola y miré la fiesta. La mayoría de la

gente estaba más allá de borracha. Cooper y yo habíamos descubierto que a

ninguno de los dos le importaba beber porque eso te hacía hacer cosas estúpidas, y

alguna de esa gente estaba demostrando nuestro punto.

Giré alrededor y comencé lentamente a caminar hacia el agua, lejos de la gente

borracha y ruidosa. No había caminado demasiado lejos antes de que las voces

parecieran desvanecerse.

Que noche interesante, pensé. Nunca imaginé que podía sentirme tan bien con

alguien, especialmente tan rápidamente. Sabía que Cooper estaba tratando de

conseguir un empleo enseñando y podía terminar en cualquier lugar, pero no

quería pensar en eso. Sólo quería enfocarme en el ahora, vivir en el momento.

Escuché suaves pisadas detrás de mí.

—No me he ido mucho tiempo, y ya estás escabulléndote —dijo Cooper mientras

se acercaba por detrás de mí—. Si estás buscando a Sean, no está aquí. —Giré

alrededor y dejé salir una fuerte risa, y Cooper se unió a mí. Vino más cerca y

envolvió la manta alrededor de mis hombros, sosteniendo las esquinas. Él vaciló

por un momento, entonces las usó como riendas y me empujó más cerca. Miré

hacia arriba y encontré su intensa mirada.

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Era como un sueño. Las olas estrellándose en el suelo emparejadas con la música

distante, el fuego desprendiendo un brillo anaranjado que dejaba nuestros rostros

en la sombra. Incluso las estrellas en lo alto brillaban a través de la neblina costera.

Cooper tomó ambas esquinas de la manta en una mano y me empujo

completamente contra su pecho. Con su mano libre, la colocó bajo mi ya elevado

mentón. Su pulgar trazó mi pómulo, después sobre mi labio inferior. Mi boca se

separó bajo su toque. Nos quedamos inmóviles, memorizando este momento. Dejé

a mis ojos cerrarse lentamente, y mientras hice eso, los suaves labios de Cooper se

presionaron en los míos.

Nos quedamos solo ahí, sin movernos, incluso sin respirar. Entonces la sensación

de sus labios en los míos se puso, el doble de tiempo. Cada nervio en mi cuerpo

cobró vida. Se sentía como si mi cuerpo estuviera despertando por primera vez,

sintiéndose entonces como debía sentirse siempre. Todo se sentía nuevo, y se

sentía bien.

Descansé mis brazos alrededor de su cuello y me empujé tan cerca como pude.

Cooper dejó que su mano bajo mi mentón se deslizara a la parte posterior de mi

cabeza y se enroscara en mi cabello mientras su otra mano lanzó la manta y

sostuvo la parte baja de mi espalda.

Yo estaba híper consciente de él. El olor de la loción bronceadora sobre su piel, las

manchas azul oscuro de zafiro en sus sinceros ojos, cómo caía su casi rubio cabello

en su frente. Cómo eran los largos dedos de Coop mientras tocaba suavemente la

piel expuesta de mi espalda. Él sabía como menta y verano, y quería más. Cuando

su lengua rozó contra mis labios, mi boca se abrió lentamente.

La Tercera Guerra Mundial podía haber comenzado, y ninguno de nosotros lo

hubiera notado. El mundo entero como lo conocíamos había desaparecido. Ese

beso cambió todo. Supe justo en ese momento que ya no era más la chica que había

sido tres minutos antes, era diferente ahora. No sé qué era o cómo lo supe, pero lo

hice. Era fácil estar con Cooper. Me había estado ahogando, y él no era sólo mi

chaleco salvavidas, sino también mi oxígeno.

Lo extraño era que nunca me di cuenta de esas cosas que faltaban. No sabía que

otra persona podía llenar este vacío desconocido, pero él lo hacía. Sin saberlo,

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Cooper estaba curándome, completándome. Ya no estaba más vacía o perdida. En

una noche, en un beso, lo sentí suceder.

Caí de cabeza, no hay vuelta atrás, enamorada de Cooper Ryan.

* * *

Siempre miraría atrás a las semanas que siguieron a ese beso cambiador de mundo

como algunas de las mejores de mi vida. Cooper y yo éramos inseparables. Él

seguía teniendo que trabajar la mayoría de los días, pero sólo por unas pocas

horas.

El resto de su tiempo se convirtió en nuestro tiempo. Podíamos hablar por horas

acerca de todo tipo de cosas, y cuanto más descubrimos uno del otro, más caíamos

en un amor sin palabras. Quería decirle cómo me sentía, que estaba enamorada de

él, pero el temor al rechazo era mucho más poderoso.

Cooper me habló acerca de su programa acelerado y como se sintió graduarse

mucho antes que sus amigos. Confesó su amor por los libros, todos los libros. Le

dije como yo había sido la tutora de inglés en la Escuela Preparatoria Autónoma

Chino por los pasados tres años. Eso lo impresionó, pero le dije que pensé que me

hacía una enorme nerd.

—Bueno, de un nerd a otro… creo que una chica inteligente es sexy. —Mis mejillas

quemaron mientras presioné mis labios en los suyos. Durante algo de ese tiempo,

nosotros sólo nos tendíamos en la playa y leíamos. Nunca supe que estar con

alguien podía sentirse tan bien. Cooper me dijo que tenía un tiempo difícil

conociendo gente nueva debido a su familia, una vez que ellos lo conocían y

averiguaban su nombre.

—Bueno, ¿cuál es tu apellido súper secreto? —lo desafié—. El mío es Starr, Allison

Starr. —Tendí mi mano para un cursi apretón. Cooper se rió y tomó mi mano,

tirándome más cerca.

—Perez. Cooper Ryan Perez —dijo, luego me besó suavemente.

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—¿Perez? Nop. No me suena —le dije, entonces intensifiqué el beso. Quise decirle

justo entonces cómo me sentía hacia él, pero era una cobarde hasta la médula.

Quiero decir, vamos, ¿con qué frecuencia el amor de verano dura?

En la última semana de mi viaje, Coop finalmente me convenció de entrar en el

agua, para experimentar el surf. El agua estaba helada incluso aunque el aire que

me rodeaba era de unos agradables treinta y siete grados del Sur de California. Por

lo que finalmente entré en el agua es porque sabía lo cerca que nuestro cuerpos

estarían. Aunque ambos sentíamos la innegable conexión, estábamos manteniendo

estrictas reglas físicas. La oportunidad de sostenerlo mientras el agua mantenía

nuestros cuerpos ingrávidos me dio un escalofrío sólo de pensarlo.

—Ahora no te frustres si no consigues subir a la tabla —estaba diciéndome Cooper

mientras flotábamos arriba y abajo en las olas. Asentí y seguí repitiendo lo que me

enseñó; convirtiéndolo en mi mantra. Chapotear, empujar, equilibrar, pararse. Estaba

usando un rashguard1 prestado y estaba tendida sobre mi estómago en la tabla de

surf recién encerada, manteniendo mis ojos enfocados en la costa.

—¿Me dirás cuando ir? —Podía escuchar el miedo en mi voz. Soy académica, no

deportista. Cooper se rió y sentí su mano tocar mi pierna mientras se movía en

frente de la tabla. Él se empujó a sí mismo más cerca y me sumergió aún más en el

agua fría y besó ligeramente la punta de mi nariz. Cuando habló, miró

directamente a mis ojos.

—Te dije que lo haría. ¿Qué más dije? —Perdí el enfoque mirando en esos

increíblemente azules ojos.

—Que iba a ser divertido e iba a estar bien —le repetí como un buen pequeño loro.

Él asintió y sonrío.

—Ésa es mi chica —dijo y flotó alejándose de mi lado—. Prepárate —dijo sobre el

sonido de la ola viniendo—. ¡Ahora, Ali! —gritó Cooper—. ¡Chapotea!

Mis brazos se empujaron profundos en el agua, y los moví justo como Cooper me

mostró. Después de sólo unos pocos segundos de chapotear, se sentía como que

había estado levantando pesas en el gimnasio por horas, pero seguí adelante. Podía

1 Rashguard: ropa especial para surfear.

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sentir el agua levantar el frente de la tabla, y me preparaba para intentar ponerme

de pie, enfocándome en mi equilibrio, llevé mis piernas arriba para meterlas bajo

mi cuerpo, y sentí algo tirándome de vuelta. Tan pronto como las puntas de mis

pies tocaron la tabla, la cosa entera salió disparada de debajo de mí. Dura agua fría

llenó mi nariz y boca. No sabría decir en qué dirección estaba, y sentí que iba a

ahogarme.

La presión se construyó en mis pulmones. Me sentí desorientada. Quería luchar en

mi camino a la superficie pero no podía encontrarla.

Cálidos brazos se enroscaron alrededor de mi cintura y me facilitó ir hacia arriba.

Un momento después, mi cabeza rompió la superficie, y tosí fuera el agua de mar y

engullí aire.

Cooper estaba sosteniendo mi espalda hacia su pecho, y estábamos deslizándonos

hacia la playa. Mi cabello oscuro estaba cubriendo mis ojos, y me di cuenta que

estaba agarrando sus brazos como si fueran mi propio chaleco salvavidas personal.

—Está bien —dijo la voz de Cooper en mi oído—. Te tengo.

Apenas había notado que estaba deslizándose la tabla de surf a nuestro lado hasta

que el suelo del océano golpeó mis pies. Lo hicimos. Puse mis pies abajo y traté de

pararme, pero en algún momento durante mi experiencia cercana a la muerte,

alguien había remplazado mis piernas con gelatina porque no podían sostener mi

peso. Los brazos de Cooper se desplazaron bajo los míos, y casi me arrastró al

lugar donde habíamos dejado nuestras toallas, dejando la tabla detrás de nosotros

sobre la arena.

—¿Qué pasó? —pregunté una vez supe que estaba a salvo. Las palabras eran

ásperas y dolorosas en mi garganta. Empujé mi cabello fuera de mi rostro y miré a

Cooper y lo encontré mirando a mi pie. Estaba tocándolo ligeramente y

presionando alrededor.

—¿Esto duele? —preguntó mientras movía su mano alrededor de mi tobillo.

—No —respondí—. ¿Debería? —Él parecía satisfecho con mi respuesta y se sentó a

mi lado en su toalla.

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—Podría más tarde —dijo, secándose—. Pasó todo tan rápido. Comenzaste a

chapotear, y tus pies se enredaron en la correa. No creo que te dieras cuenta que

estabas pateando con tu pie cuando debías haber estado sólo usando tus brazos. —

Esta última parte lo dijo un poco simpático, como que lo había hecho antes él

mismo.

Sentí lágrimas quemar en mis ojos.

—Te dije que no era nada buena en esto —señalé mientras la sensación de

humillación se asentaba. Cooper se rió fácilmente y tiró de mí hacía sus brazos.

—Lo hiciste bien. Fue un accidente. —Presionó sus fríos labios en mi cabello

húmedo—. La próxima vez será mucho más fácil.

—No habrá próxima vez —dije definitivamente—. Si quieres deshacerte de mí,

mejor encuentra una nueva manera porque no estoy volviendo de nuevo a esa

trampa de muerte líquida. —Cooper se recostó de vuelta en la arena y rodó de risa.

No sabía qué podía posiblemente encontrar tan divertido.

—¿Deshacerme de ti? —Logró decir entre bocanadas de aliento. Crucé mis brazos

sobre mi pecho y esperé que consiguiera su compostura.

Al contrario, él me empujó abajo a su lado y me sostuvo a su lado.

—No tengo ni idea de por qué crees que esto es tan gracioso —exigí—. Casi muero

ahí afuera. —Al decir esto, una nueva ronda de risa empezó, y era incapaz de

resistirme a reírme con él. A pesar de cómo de estúpida me sentía, mi vergüenza se

derritió lejos en el cálido sol de verano, riendo con Cooper.

Un momento después, ambos estábamos tendidos sobre nuestras espaldas,

encarando al brillante sol. Cooper tomó mi mano en la suya, y nada necesito ser

dicho. Habíamos encontrado que ambos podíamos disfrutar el cómodo silencio

entre nosotros.

Después de un rato, él dijo:

—¿Te dije que no dejaría que nada te sucediera, o no?

Rodé arriba sobre mi codo para conseguir una mejor vista de él.

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—Sí, lo hiciste —admití. Estaba viva, y la sensación de que un elefante había estado

de pie sobre mi pecho se había finalmente ido. Mi espalda estaba doliendo, pero no

era nada que un baño caliente no pudiera arreglar. Cooper ahora reflejó mi

posición excepto que él protegió sus ojos del sol.

—¿Puedo preguntarte algo? —Su voz era baja y seria.

—Por supuesto —contesté. Él tomó una pausa, pensando antes de hablar. Ahora

ese es un concepto que me gustaría dominar.

—¿Por qué dijiste eso? —dijo finalmente—. ¿Acerca de mí queriendo deshacerme

de ti, quiero decir?

—Oh. —Encogí un hombro—. En caso de que quisieras deshacerte de mí sin la

desastrosa ruptura. —Incluso mientras decía esto, podía escuchar cómo de ridículo

e infantil sonaba, y no podía creer que lo había dicho en voz alta. Cooper se

enderezó hasta sentarse. Miró hacia el agua, sus cejas se empujaron juntas en

pensamiento. Piensa, me dije a mí misma. Tiene que haber alguna manera de salvar

esto.

—Sólo pensé que la semana siguiente —ahora era el tiempo para la honestidad—,

esto terminaría para ti —dije en una pequeña voz—. Que estarías sólo moviéndote

al mundo real, y yo volvería a la escuela.

Mi estómago se ató a sí mismo en nudos mientras decía esta verdad. ¿Cómo era

posible que mirando algún lindo chico de surf de la zona podía convertirse en

esto? Habían sido sólo unas pocas semanas, pero no sabía cómo lo habría

manejado sin él.

—¿Terminado para mí? —respondió y giró para enfrentarme—. ¿Habría

terminado para ti?

Negué con la cabeza.

—No creo que esto termine nunca para mí —admití. Los rasgos de Cooper se

suavizaron.

—Lo sabía —susurró—. Sólo estabas tratando de dejarme.

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—¿Dejarte? —pregunté, lo cual me llevó a preguntarme si alguna vez conseguiría

algo menos confuso tratando de entender la mente masculina.

—Allison Starr, ¿no lo ves? —Ahuecó mi rostro en sus manos—. Te amo.

—Cohetes se dispararon dentro de mí ante sus palabras—. Tú, chica tonta —dijo,

sus labios rozando los míos mientras continuaba—. Me enamoré de ti, y no puedo

decirle a mi corazón que se detenga sólo porque el verano está terminando.

Cooper lo hizo sonar tan perfecto y fácil.

—¿Me amas? —pregunté—. ¿Cómo, amor verdadero? —Él se rió. Tal vez era la

experiencia cercana a la muerte o demasiado sol, pero necesitaba saber si lo

escuché bien.

—Del tipo acerca del que todos los grandes poetas escriben —respondió. Nuestras

narices chocaron juntas, y podía sentir mi mente racional trabajando a toda

máquina. Era ahora o nunca.

—Bueno, porque me enamoré de ti hace semanas. —Descansé mis manos contra su

pecho desnudo, empujándolo de vuelta para ver en sus ojos—. Cooper Ryan Perez,

te amo. —Finalmente, lo había dicho en voz alta. Cooper buscó mi rostro, y antes

de que pudiera tener otro pensamiento, me empujó de vuelta a él, nuestras bocas

juntándose febrilmente. Nos movimos en tal sincronización que era como si

hubiera sido ensayado, pero era sólo otra señal de que tan en sintonía estábamos.

Demasiado pronto él se alejó. Ambos estábamos respirando desigualmente, y

nuestros rostros estaban ruborizados. No quería decir nada para no terminar este

momento. Sus sentimientos eran reales, no lo había imaginado. Sentí los ojos de

Cooper en mí, y giré para encontrarlos. Él levantó su mano y retiró mi salvaje y

húmedo cabello de mi rostro.

—Sigues siendo hermosa, incluso aunque el océano trató de llevarte abajo —dijo,

rompiendo el silencio que colgaba entre nosotros. Ninguno de nosotros habló

acerca del futuro o lo que nos traería. Algunas cosas podían ser mejor dejar sin

decir. Sólo nos sentamos ahí, sosteniéndonos el uno al otro cerca, no queriendo que

el tiempo pasara mientras mirábamos el sol caer en la ahora naranja agua.

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El tiempo estaba pasando ya sea nos gustara o no, deslizándose a través de

nuestros dedos como la arena en la playa.

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Cuatro Cooper

Traducido por Susanauribe

Corregido por Floraah1

e dije a Allison que la amaba. Lo cual es cierto, más de lo que quería

admitir, incluso para mí. No podía pensar en no verla todos los días. Se

había convertido en parte de lo que soy ahora.

Habíamos tenido una discusión sobre nuestras edades hace unas semanas.

Tenemos tres años de diferencia, pero ella tendría dieciocho en unos meses, así que

las cosas no parecían tan desbalanceadas para nosotros. No es que se sintiera

desequilibrado, supongo que simplemente sería menos mal visto por la sociedad.

Le expliqué cómo era estar mucho más adelantado en mis tiempos de escuela.

Clases aceleradas desde mi primer año, junto con clases de universidad desde mi

penúltimo año. Todavía necesitaba tomar unas clases para mi licenciatura pero

podía enseñar como siempre había querido.

Estaba de camino a recoger a Ali para nuestra última noche juntos. Tenía una

sorpresa preparada que me tomó una semana planificar y estaba nervioso porque

todo dependía de Sean, cubriéndome.

Nunca pensé que la casa de la loca Trudy se volvería familiar para mí, pero se

había vuelto de esa manera. Toqué la puerta y Ali la abrió rápidamente, como si

hubiera estado esperándome. Su sonrisa ilumina mi mundo.

L

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—Hola —dijo con un sonrojo en su rostro. Dios, amaba ese rubor.

—Hola —digo y la atraigo hacia mí, no quiero soltarla pero escucho un profundo

ruido en la casa.

—¿Ese es Ryan? —grita Trudy desde algún lugar. Ali se mueve hacia atrás y me

sonríe.

—Claro que lo es, tía Trudy.

Pude notar que ella está conteniendo su paciencia. Después de unos golpes y

ruidos; aparece. Trudy tiene pintura en su rostro, su cabello gris está recogido en

un moño.

—Ryan —dice suavemente. Dejo que Ali vaya y abrace a la loca de su tía—. Bueno,

entra —dice. Allison se encoge de hombros y doy un paso dentro.

—Tía, ya hablamos de esto —dijo Ali con ojos suplicantes. Sonrío, en verdad

quiero a esta chica.

—Ali, se amable y ve a buscar mis lentes —dice Trudy—. Están en mi habitación.

Puedo notar que Ali quiere decir algo más, pero decide no hacerlo y desaparece.

Trudy se voltea lentamente hacia mí.

—¿Asumo qué quieres decirme algo, hermosa Trudy? —pregunto en voz baja,

tratando de suavizarla.

Su respuesta es una sonrisa pícara.

—Me gustas Ryan, y sé cómo se siente Ali por ti —empieza—. Quiero decirte algo,

luego estarás libre. —Asiento con la cabeza—. Ella ha pasado por mucho dolor y

no podré soportar si es herida de nuevo.

—Trudy, yo nunca…

Ella alza su mano.

—Lo sé, Ryan, lo sé. Es simplemente que es su última noche juntos y sé que puede

haber un poco de presión por… —Mira hacia abajo, luego de regreso a mí—. Tú

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sabes, cerrar el trato o algo así. —Oh Dios mío. Podría morir literalmente ahora. En

cambio, asiento educadamente—. Simplemente, ten cuidado, ¿está bien?

—Trudy. —Me aclaro la garganta—. Quiero a tu sobrina y la respeto y solamente

para que lo sepas, no hay planes de… —Ni siquiera puedo decir las palabras.

—No puedo encontrar tus lentes en ningún lugar —dijo Allison cuando llegó a la

habitación. Gracias Dios. Miró entre los dos, probablemente sintiendo la

incomodidad—. ¿Estás listo? —pregunta, posando sus hermosos ojos marrones en

mí.

Agarro su mano.

—Sí, lo estoy.

Miré a Trudy, esperando que ella no malinterpretara eso, pero simplemente asintió

cuando nos fuimos. Una vez en la camioneta, se volteó hacia mí.

—¿Te gustaría compartir conmigo lo que pasó?

Sonreí, avergonzado.

—Tu tía quería saber si estábamos planeando, tú sabes, ¿cómo lo dijo ella? “Cerrar

el trato” esta noche.

Ali puso su cabeza entre sus manos y gimió.

—Estoy muy avergonzada y lo siento tanto —dijo por entre sus dientes.

Detuve la camioneta cuando estábamos en la esquina. No alzó la mirada y pude

ver el rojo tiñendo su rostro. Toqué su mano y ella se alejó. Eso era una primera

vez.

—Mírame por favor —rogué.

—No puedo. —Su voz estaba temblando.

Alejé sus manos de su rostro, sus ojos estaban fuertemente cerrados. La moví por el

asiento y la sostuve entre mis brazos. Podía oler el aroma de coco que simplemente

parecía ser parte de ella. Besé su cuello y froté pequeños círculos en su espalda,

tratando de que se relajara.

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—Puedes hablar conmigo —animé.

Ali se sentó y recuperó su compostura.

—Después —dijo rápidamente.

La observo y decido que no está lista para hablar en este momento, pero haría que

se abriera más tarde. Conduje en silencio hacia la playa y la sorpresa que había

planeado para esta noche.

Seguí mirando a Ali por el rabillo del ojo. Seguía mordiendo su dedo y mirando

por la ventana; parecía molesta. Quería saber qué estaba sucediendo en ese enorme

cerebro, pero se cerraba como una ostra. Quería que pudiera ser capaz de

hablarme, de confiarme sus sentimientos.

Esta noche, iba a llevar a Allison al lugar donde esto comenzó para mí. Tal vez ella

no se dio cuenta el día que nos vimos por primera vez, pero la vi antes de que me

notara.

Esta pequeña parte de la playa cambió mi vida y la chica que sostenía mi mano

cambió mi corazón. Mi corazón que le pertenece completamente a ella. Donde mis

sentimientos se transformaron de asombro a amor. Necesito que Ali sepa lo que

significa para mí, qué impacto ha tenido en mi vida. Que sepa que nunca voy a

dejar de amarla sin importar cuánta distancia se interponga entre nosotros.

El sol estaba comenzando su descenso nocturno hacia la oscuridad. Su mano

estaba entrelazada con la mía y no pude evitar notar como simplemente encajaba

ahí. Ella siguió mirando el enorme sol naranja y podía notar que estaba pensando.

Tal vez ahora podía lograr que se abriera.

—Hey —dije finalmente mientras golpeo mi hombro con el de ella, rompiendo su

silencio. No era brillante, pero fue la primera cosa que se me ocurrió y salió de mi

boca.

—Hmm —fue su respuesta, lo cual me hizo reír. Era como si se hubiera olvidado

que estaba allí.

—¿Dónde te perdí? —Dejé de caminar y la volteé hacia mí, sosteniendo sus

hombros con mis manos.

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—Estamos corriendo contra el sol —meditó. Arqueé una ceja, tratando de seguir el

hilo de sus pensamientos—. Igual que en el final de Drácula. También corren contra

el sol, pero era para que pudieran matar la cuenta.

—Está bien —dije lentamente.

Ali se sonrojó y miró hacia abajo.

—Una caminata romántica en la playa, listo. Un chico increíblemente perfecto,

doble listo. Una chica idiota que no sabe cuándo callarse, abundantemente listo.

—Negué con mi cabeza y besé su nariz.

—¿Y esa parte del libro te recuerda a nosotros ahora? —Forcé una sonrisa, todavía

tratando de entender qué quería decir.

—No. —Negó con su cabeza—. Me siento tonta por decir eso, todo eso. No,

simplemente fue el único libro que terminé mientras estaba aquí y al final, el sol

cerró esa historia… —Su voz se apagó y su mirada regresó al sol.

—Hey, Ali —digo, moviendo sus delgados hombros con mis manos—. Cuando

este sol se oculte, no es nuestro final. ¿Está bien? —Asentí, esperando que ella lo

entendiera—. Drácula es ficticio, y nosotros somos personas reales. —La besé

rápidamente.

—Parte de mí siente que esto no es real —dice avergonzadamente—. Que mañana

me despertaré y todo esto habrá sido un sueño.

—Entonces habría sido un buen sueño.

La acerqué a mi pecho y la sostuve allí, queriendo que este momento no terminara

nunca. Ella suspira y besa mi hombro.

—El mejor sueño que he tenido —dice sobre mi camisa.

Simplemente nos quedamos allí, abrazados mientras observamos el sol brillar

mientras se sumerge en el Océano Pacífico. Quiero decirle cuánto significa para mí.

Que nunca pensé que pudiera conocer a alguien como ella. Alguien que me pueda

hacer una mejor persona y vea el mundo de una manera completamente diferente.

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—Tengo una sorpresa para ti —susurro en su oído. Tomo su mano y empiezo a

guiarla hacia la línea de árboles.

—¿Qué es? —Curiosidad y emoción goteaban de su pregunta.

Sigo guiándola hacia adelante.

—Una sorpresa —respondo, deteniéndome y dándole la vuelta para que no vea lo

que he organizado—. Aquí es donde te vi por primera vez —le digo—, donde todo

cambió para mí.

Ella asiente, mira alrededor y veo que está reprimiendo sus emociones lo mejor

que puede. Puedo ver a Sean; que ha hecho todo por mí y me levanta sus pulgares.

—Cierra tus ojos.

Ali inclina su cabeza para mirarme sospechosamente, pero hace lo que le pedí.

Envuelvo un brazo alrededor de su delgada cintura y pongo mi mano encima de

sus ojos.

—¿Qué está pasando? —Agarró mi brazo de su vientre y me acercó aún más.

Ahora está casi oscuro y puedo ver el duro trabajo que hizo Sean al organizar esto

por mí. Pongo mis labios en el cuello de Ali.

—Una sorpresa —respondo con un beso.

Ella volteó su rostro y beso sus perfectos labios. Puedo perderme en ese beso, y casi

lo hago. Abro mis ojos y descubro que el escenario está organizado. Sean

simplemente está esperando y le indico con mis ojos que se vaya. Después de un

minuto de silenciosa batalla, entiende la indirecta. Espero hasta que sé que está

fuera de vista. Incluso observo mientras se sube a su auto y sale del oscuro

estacionamiento. Ahora estamos completamente solos. Llevo a Ali hacia una

sábana que ha sido tendida.

—¿Lista? —pregunto. Ella asiente, poniendo sus manos en las mías, las cuales

siguen cubriendo sus ojos. Destapo sus ojos y doy un pequeño paso hacia atrás—.

Ábrelos.

Estoy detrás de ella, así que no sé qué está pensando. Frente a nosotros hay un

picnic a la luz de las velas. No estoy hablando sobre las pequeñas velas del té en

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esos frascos plateados. Hice que Sean pusiera y encendiera casi cincuenta velas en

la arena. En el centro de ellas, hay una sábana oscura con una canasta de picnic

hacia el borde. Quiero que diga algo, cualquier cosa. El silencio me está matando.

Estiro mi mano para tocar su hombro, cuando se voltea.

—Cooper —susurra, lágrimas brillan en sus pestañas oscuras—, ¿cómo hiciste todo

esto? —Su voz está llena de asombro.

Me moví más cerca y me agaché para susurrarle en su oído.

—Magia.

Ali se ríe y una lágrima se desliza por su mejilla. La acercó a mí, besándola con

toda mi emoción. Puedo sentir sus mejillas húmedas, mientras las lágrimas siguen

cayendo. Me muevo hacia atrás para mirarla a los ojos, encontrándolos llenos de

lágrimas, pero no sé si son de tristeza o alegría.

—¿Qué pasa? —Acuno su rostro en mis manos y cierra sus ojos—. Allison, por

favor —ruego.

Finalmente, ella se conecta con mi mirada.

—Te amo —dice lentamente. Asiento y me quedo callado, esperando que diga algo

más—. No quiero estar lejos de ti y mañana lo estaré. —Sé exactamente cómo se

está sintiendo, pero siento como si debiera ser fuerte y optimista por ella.

—Todavía tenemos esta noche —respondo, deseando silenciosamente que la noche

nos congelara en este momento.

Por un rato, ninguno de los dos habla; sin palabras que puedan hacer esto más

fácil. Observo las luces que brillan a nuestro alrededor, como las estrellas en el

cielo, y soy lo suficientemente afortunado de tener un ángel en mis brazos. Ali

murmura algo sobre tener frío así que nos sentamos en la sábana, la cubro con una

extra que empaqué y la acerco.

—Esto es tan hermoso —dice soñadoramente.

—Empaqué un poco de comida, por si tienes hambre —menciono.

Ali se recuesta para mirarme.

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—Tú me conoces, siempre lista para comer. —Sonríe.

Esta chica altera mi mundo. Me encanta que no tema comer o decir lo que piensa.

La mayoría de las chicas, están tan engañadas al pensar que saben exactamente

dónde están. Ali siempre ha sido honesta y ella misma. Tal vez debería decirle

sobre mi familia. El dinero y los fideicomisos esperándome. Tal vez es por eso que

es tan fácil estar con ella, no conoce ese lado mío. Estoy casi seguro de que no le

importaría.

Agarramos la comida que Sean nos había preparado para esta noche; queso y

galletas, frutas y unos cuantos vegetales y unas fresas cubiertas con chocolate.

Estaba pensando en una botella de champán, pero me decidí por una buena sidra

de manzana, porque a ambos no nos gustaba beber.

No eran grandes porciones de comida, pero hombre, me llenó. O podría ser mis

nervios llenando mi estómago. Me tendí en la sábana y la observé beber de su vaso

de plástico rojo. Toqué una parte de su espalda, sintiendo el calor de su piel y dejé

que mis dedos exploraran la piel debajo de su camisa. Es tan suave y cálida

mientras mis dedos trazan su columna.

Ali se volteó a mirarme, sus ojos líquidos.

—Eso se siente tan bien. —Sus ojos están cerrados y está casi ronroneando con mi

toque.

—¿Quieres hablarme sobre lo que sucedió antes? —probé. Sentí los músculos de

Ali tensarse bajo mi mano.

—Nop —respondió rápidamente. Me senté y la acerqué. Dejamos que Trudy

implantara dudas en nuestro cerebro. No había planeado llevarlo a ese nivel con

Ali, todavía. Quiero decir, sí, lo he pensado, simplemente soy un hombre.

—¿Estabas pensando que tal vez… tal vez esta noche… nosotros…? —Mis manos

comienzan a sudar y se vuelven a tensar con los nervios. Ali gime con vergüenza y

cae en la sábana, cubriendo su rostro. No sé qué decir, así que no digo nada. Me

asombra que ella pensó en estar de manera íntima conmigo y eso sube un poco mi

ego.

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—Sí —dijo finalmente, aunque estuvo apaciguado por sus manos—. Esperaba que

fuera así.

Estaría mintiendo si no admitiera que el nivel de anticipación se elevó unos

cuantos puntos. Me apoyé en mi codo junto a ella. Con mi mano libre, levanté las

suyas de su rostro pero ella mantuvo sus ojos cerrados. Así que besé sus párpados.

—Yo también lo pensé —admití en tono apresurado.

Ali lentamente abrió sus ojos. Ninguno se movió. Mi rostro estaba encima del de

ella, nuestras miradas conectadas. La mano de ella tocó ligeramente mi rostro.

—Estoy enamorada de ti —susurró.

Nos quedamos allí tendidos, lado a lado, bañados por la luz de la luna, rodeados

por la luz de las velas. Ali se movió lentamente, moviendo mi rostro hacia el de

ella. La dejé besarme y fue casi la cosa más sensual que había experimentado. Su

pierna pasó por encima de mi cuerpo, poniéndola encima de la mía y sus manos

debajo de mi camisa.

Solamente soy humano.

La puse en mi pecho y rodé, así que intercambiamos posiciones. Sus brazos se

enredaron en mi cuello y su boca casi se volvió desesperada contra la mía. Hice un

camino desde su boca hasta su clavícula, las manos de Ali recorriendo todo mi

pecho. Comenzó a tirar de la tela y levantó mi camisa por encima de mi cabeza.

Miré a sus grandes ojos marrones que estaban hambrientos.

Antes de saber exactamente qué estaba haciendo, mi mano estaba en su estómago

y lentamente quitaba su camisa. Se movió y la camisa estaba en mi mano. Ali

regresó su boca a la mía, y ambos rodamos una vez más, su delicado cuerpo

presionando al mío. Una de sus manos dejó mi brazo y se movió hacia la bragueta

de mi pantalón; estaba luchando por desabrocharlo. Tuve que reaccionar mientras

todavía era capaz de pensar.

—Ali. —Envolví mis dedos alrededor de su muñeca, deteniéndola.

—Cooper —susurró, besando mi cuello.

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Oh. Dios. Mío. Cada hormona de mi cuerpo se sobre activó. Concéntrate. Tomé una

profunda respiración y la volteé para que estuviéramos tendidos lado a lado de

nuevo. Ambos nos tendimos, jadeando por aire. Después del minuto, en el cual

podría haber tomado una ducha muy fría, me senté para mirarla. Tomando su

mano, la besé suavemente.

—Sabes que quiero esto demasiado, pero no esta noche —le dije.

Ali asintió, cerrando sus ojos, lo cual me dejó fuera de sus emociones. Ambos nos

pusimos otra vez las camisetas, traté de regular mi respiración y me recordé por

qué sentí la necesidad de detener a esta linda chica de aprovecharse de mí. Ella

tenía el cuerpo más perfecto, y garantizo que esto me visitará en mis sueños por

semanas.

—Simplemente pensé, que con las velas y que siendo nuestra última noche me

querrías.

—Oh, te quiero, Ali, simplemente no esta noche.

Oh hombre, sí quiero pero la respeto demasiado y quiero poder despertarme a su

lado y no tener que decir buenas noches. Ali se sienta y se acurruca a mi lado. No

quiero dejarla ir. Beso la cima de su cabeza y la mantengo en mis brazos.

—Coop —murmura Allison, me recuesto y encuentro sus ojos serios. Toco su

cremosa y suave mejilla, preguntándome qué ha generado tanta preocupación.

—¿Qué pasa? —Espero no sonar demasiado alarmado. Solamente estoy nervioso

por haberla molestada.

—Simplemente estoy… preocupada… tal vez deberías saber.

Balbucea y se voltea lejos de mí. El miedo oprime mi pecho.

—Ali… —Toco su espalda—. Habla conmigo. —No se dio vuelta, pero puedo

escucharla murmurar algo. Trato de voltearla hacia mí—. No puedo escucharte,

cariño.

De repente, ella se pone de pie, sus puños a sus costados. Parece molesta; no tan

enojada, simplemente angustiada.

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—Soy virgen —revela, su voz desaparece en la oscuridad. Antes de que pueda

responder, se voltea y corre, desapareciendo en la negrura.

—Ali. —Mi voz está temblando.

Así que esto es lo que ha estado en su mente toda la noche. Al decirle que no,

probablemente se sintió indeseada o que hizo algo malo. Me pongo de pie y me

dirijo hacia donde salió corriendo.

Puedo verla no muy adelante; la luna está tan brillante esta noche que casi parece

como un reflector. Grito su nombre de nuevo pero no se detiene. Aumento mi

velocidad y de repente estoy agradecido por todas las veces que Sean me arrastró

al gimnasio con él. Sabe que estoy cerca y que puedo superarla. Su carrera se

convierte en una caminata mientras pone sus manos en sus caderas.

—No quiero hablar sobre esto —resopla. Estiro mis manos y agarro sus hombros,

girándola.

—Muy mal, porque yo sí. —Mi voz es suplicante, lo cual la impacta—. Deberías

saber que… —Cierro mis ojos y sé que necesito ser honesto con ella—… yo

también lo soy.

Los ojos de ella traicionan sus pensamientos y puedo ver que no me cree. Demonios,

Sean tampoco me cree, pero es la verdad.

—No he encontrado a la persona indicada todavía.

Me acerco y empujo algunos mechones de su cabello fuera de su rostro. Puedo ver

que ha estado llorando y me acerco más, poniendo mis manos en sus caderas. Se

ve confundida mientras me mira a los ojos.

—¿Entonces por qué te detuviste?

Suspiro, tratando de descifrar cuál es la mejor manera para decir esto. Soy un chico

criado con modales del viejo mundo, que algunas personas no entienden.

—Porque creo que la primera vez debería ser especial —susurro, sin confiar en mi

voz en un tono normal—. No creo que pueda soportar estar tan cerca de ti esta

noche y saber que no me despertaré a tu lado mañana. —Incluso en la luz de la

luna, puede ver sus mejillas sonrojándose—. Cuando sea el tiempo correcto, Ali, no

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quiero tener que decir adiós. Quiero abrazarte hasta que te duermas y ver como tu

cabello se derrama por tu almohada. —Levanto mi mano y toco su cabello,

deslizándolo por mis dedos—. Quiero estar ahí para ver la luz iluminando la

habitación y besarte hasta que te despiertes. —Llevo la mano de Ali a mis labios y

la beso—. Cuando sea el tiempo correcto… —me muevo, por lo que mis labios

están a centímetros de los de ella—… será para siempre.

Me inclino y beso a Ali tan gentilmente como puedo, pensando en ella como una

frágil muñeca de porcelana. Al principio vacila pero luego se derrite contra mí,

dejando que envuelva mis brazos alrededor de ella.

Me enamoré más de ella en ese momento, bajo la enorme luna blanca. Sus manos

se deslizaron por mi espalda y hasta mi cabello, sosteniendo mi boca contra la de

ella. Se estremeció pero no sabía si era por el frío o si su sangre estaba

recorriéndola como lo hacía la mía.

Sin palabras, regresamos a nuestro escondite a la luz de las velas. Cuando se sentó

en la sábana, envolví la manta extra alrededor de sus hombros. No podía quitar

mis ojos de ella y la encontré mirándome de la misma manera.

Abrió la manta y yo la extendí para que ambos pudiéramos acurrucarnos bajo ella.

Nuestros cuerpos estaban tan cerca que era difícil recordar que habíamos admitido

nuestra inocencia. Nada de lo que estoy pensando ahora, es inocente. Miro los ojos

de Ali, esperando que no pueda leer mi mente, pero puedo verlo en sus ojos.

—Te amo tanto —susurra.

Lo que yo escucho es “te deseo tanto”. La infinita diferencia entre chicos y chicas.

Beso su frente y la abrazo a mí.

—Te amo —digo en su cabello.

Ali suspira y presiona su rostro en mi cuello.

—Todavía quiero hacerlo.

Inclina su cabeza para mirarme. No sé qué decir. Miro sus ojos, que lo dicen todo,

están ardientes y llenos de deseo.

—No tienes que probarme nada —le aseguro.

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Ali buscó en mi honesto rostro como si fuera un polígrafo humano revisando para

ver si estoy diciéndole la verdad. Muerde sus labios, luego lentamente asiente con

su cabeza.

—Pienso que necesito dejarte una parte de mí, para no olvidar nuestro verano.

Mi cerebro decide que necesita unas vacaciones. Ali se lanza, y está encima de mí

como una cheetah atacando su presa, hambrienta. Me besa como si fuera nuestro

último día en la tierra, sus manos explorando bajo mi camiseta, la cual rasga. Besa

mi pecho, sus dedos trazando donde sus labios han pasado y es como fuego

quemándome, un fuego que no quiero apagar.

Mi cerebro trata de regresar del descanso, pero mi cuerpo le dice que salga de la

ciudad. Cerebro insiste en que necesito mantener mi moral, pero cuerpo me

recuerda que no veré a Ali por mucho tiempo. Cerebro dice algo estúpido sobre

que la ausencia hace que el amor crezca, pero cuerpo responde algo parecido a

“Cállate”.

Todo este silencioso debate, ocurre mientras Ali no ha dejado de besar mi pecho

expuesto. Entonces dice algo que me sorprende. En primer lugar se sienta y, sin

advertencia, se quita su camisa.

—¿Quieres devolver el favor?

Me sentí como un personaje de caricatura. Estoy seguro de que mis ojos sobresalen

de mi cabeza y nubes de humo están saliendo de mis orejas, mientras mi cuerpo

gana esta ronda.

Pongo a Ali de espalda en la sábana e inmediatamente empiezo a besar su

estómago plano. Me sostengo con una mano a cada uno de sus costados mientras

beso su abdomen.

La mejor parte, era los pequeños sonidos que estaba haciendo, pequeños gemidos

y suspiros. Comencé a subir besándola, así que eventualmente haría contacto con

su boca, al instante me di cuenta de que cuando alcancé sus pechos su cuerpo se

puso rígido.

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—Cooper… espera. —Sus palabras salieron forzadas. Me senté para mirarla. En su

debate interno de cuerpo vs. cerebro, su cerebro había ganado—. Tenías razón —

dice y se sienta, empujándome hacia atrás—. Esta no es la noche correcta.

¿Escuchaste eso, cuerpo? Tiempo para enfriarse rápidamente, te guste o no.

—Lo siento —añade y puedo escuchar la culpa en la que estaba bañada su

disculpa.

Me toma un momento poder hablar.

—No lo sientas. —Mi voz está ronca y retumba en mi garganta. Por segunda vez

en la noche, nos ponemos la ropa de nuevo, excepto que esta vez, Ali no me mira.

—Hey. —Toco su brazo.

—Lo siento tanto —dice ella de nuevo.

Niego con mi cabeza y la acercó antes de que pueda escapar.

—No hay razón para decir que lo sientes.

—Sí, la hay. He estado actuando como loca esta noche. Escapando, luego

saltándote encima. —Niega con su cabeza—. Simplemente siento que todo está

cambiando y se me está yendo de las manos. Fue la única manera en la que pude

pensar para aferrarme a esto. —Sus dedos se posaron en mi costado.

—Las cosas están cambiando y no podemos hacer nada al respecto, pero si estás

preocupada por nosotros —me inclino para mirarla—, lo que tenemos no

cambiará. Tenemos mucho tiempo delante de nosotros.

Ali sonríe y pone su cabeza en mi hombro. Las velas están comenzando a

consumirse, pero ninguno de nosotros se movió para irse. Simplemente nos

abrazamos, aferrándonos al tiempo que nos queda juntos. Ali bosteza y trata de

ocultarlo.

—¿Estás cansada? —Hago la pregunta obvia.

—No —responde, su voz desafiante mientras otro bostezo se escapa. Comprendo.

— Pronto estaremos juntos —prometo.

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—No lo suficientemente pronto. —No podría estar más de acuerdo.

La luna está en lo alto del cielo, diciéndonos que es tiempo de irnos de donde

encontré y me enamoré de Allison. Era la última cosa que quería hacer, pero es casi

medianoche y mañana tendremos que madrugar.

Me ayuda a empacar el picnic y llevarlo de regreso a mi camioneta. No decimos

mucho en el viaje de regreso a casa de Trudy. No necesitamos palabras para

expresar los sentimientos en voz alta, porque es casi tangible en el espacio entre

nosotros.

Acompaño a Ali hasta su puerta y la beso suavemente bajo la luz del porche.

—Te amo —susurra en mis labios.

—Yo también, Ali —respondí—. Te veré en la mañana.

Preferiría simplemente llevarla a la cama, meterla dentro y abrazarla toda la noche.

Pero dejo a la chica de la que me he enamorada este verano en su puerta y me voy

a casa. Cuando llegué, mi mamá seguía despierta, esperándome.

—¿Tuviste una buena noche con Allison? —preguntó en voz baja.

Abrazo y beso a mi madre.

—Sí —le digo, no quiero revivir todo lo que sucedió esta noche—. ¿Qué sigues

haciendo despierta?

Mamá usualmente está en la cama a las nueve, y es medianoche, algo debe estar

sucediendo. Tomo asiento a su lado.

—Esperando a que llegaras a casa. —Sonríe, pero está llena de estrés.

—¿Qué pasa, mamá? —No me gusta cuando está así de críptica.

Toma un sorbo de su vino, se pone de pie, besa la cima de mi cabeza y me entrega

un trozo de papel. Agarro la nota pero espero para abrirla, hasta que esté solo. Es

una nota escrita a mano, un mensaje que mamá tomó más temprano.

Llamó la Preparatoria Chico Chater Junior High School y quiere ofrecerte un trabajo en su

departamento de inglés. Necesitan escuchar tu respuesta tan rápido como sea posible. Suena

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como una muy buena oportunidad aunque es más lejos de lo que te hubiera gustado.

Piénsalo. Te quiero hijo.

Doblé el papel y lo puse en el mostrador de la cocina. Me acababan de entregar mi

trabajo soñado que me llevaría a ochocientos kilómetros de distancia de mi chica.

No había notado que mamá había regresado a la cocina. Tampoco había notado

que tenía mirando fijamente, al mismo punto de la pared, por media hora. Mamá

debió haber sentido mi corazón encogiéndose mientras se sentó a mi lado.

—Dijeron que podías enviarle tu respuesta con cualquier pregunta —me dice.

Asiento y forzó una sonrisa.

—Esta es la oportunidad por la que tanto has trabajado, Cooper. Sé que tomarás la

decisión correcta. —Se pone de pie y me abraza, tratando de darme apoyo—. Te

veré en la mañana.

Sé que ella apoyará cualquier decisión que tome; siempre ha querido que escoja mi

propio camino, pero todavía tengo la necesidad de hacerla sentir orgullosa.

Una vez en mi habitación, me siento frente a mi laptop por casi una hora, antes de

que pudiera responder la oferta. Escribo:

Yo, Cooper Ryan Perez, aceptaré el puesto que me han ofrecido en Preparatoria Chico

Charter Junior High School.

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Cinco Allison

Traducido por Azuloni

Corregido por Dennars

o pude dormir en toda la noche. Lo intenté, pero no conseguía

estar cómoda.

¡Ah! y estaba muy caliente y mojada reproduciendo la escena de

la playa una y otra vez. Cooper y yo habíamos tenido la charla de

sexo esta noche. No hubiera sido tan malo si no me hubiera lanzado sobre él,

admitido mi inocencia y luego huido totalmente avergonzada. Mucho para

considerarse madura. Él era tan increíble, todo lo que hacía me impulsaba a querer

más de él. Pero tenía razón, valdría la pena esperar. Deben ser alrededor de las

cuatro de la mañana. Decido que dormir no está en la carta de esta noche, así que

ando de puntillas hasta la cocina para hacerme un poco de té caliente. Para mi

sorpresa, tía Trudy está sentada en la mesa leyendo el periódico.

Me mira cuando entro en el pequeño espacio desordenado.

—Tampoco puedo dormir —me dice.

Suspiro deseando hablar. Pero me temo que una vez que lo haga me derretiré en

un mar de lágrimas. Eché agua caliente sobre una bolsa de té y observé cómo el

líquido hacía que el contenido de la bolsita se filtrara. Poco a poco el agua cambió

de color y la fragancia llenó el aire.

N

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—De verdad lo amas, ¿verdad? —preguntó tía Trudy en voz alta.

Asentí con la cabeza, pero no me volví por miedo a que la confirmación hablada

diera lugar a las lágrimas.

—Entonces el amor encontrará la manera cariño, confía en mí. —Por fin me volví a

mirarla. La emoción en sus ojos me dijo que era real. Confié en sus palabras. Me

lleve mi té a mi habitación para escribirle una carta a Cooper. Ayer mi tía me había

regalado un paquete de fotos que había tomado durante el verano, la mayoría de

Cooper y yo, o de ella conmigo. Las repasé hasta que encontré la que ella insistió

en tomar mientras nos íbamos a nuestra primera cita. Ambos parecíamos

entusiasmados y llenos de una cruda emoción. Encontré una que había tomado

hacía uno o dos días y nuestras expresiones eran las mismas.

Nada había desaparecido en las últimas semanas que habíamos pasado juntos.

Coloqué las fotos para poder echarles un vistazo mientras escribía.

Querido Cooper, me es imposible expresar con palabras todo lo que este verano ha

significado para mí, lo que siempre va a significar para mí. Nunca pensé que algo como esto

iba a pasar... sobre todo a mí. Mi mundo ha cambiado para siempre, para bien porque estás

en él. Echaré de menos no verte todos los días, no importa la cara valiente que ponga. Sé que

vamos a idear algo para vernos pronto. Espero con interés el intercambio de correos

electrónicos para aprender más y más acerca de ti. Puede que sea más fácil abrirme con una

pantalla de ordenador como barrera entre nosotros y aprenda a confiar mis sentimientos y

mi corazón a alguien más. Aprenderé a ser paciente. Aprenderé a confiar. Aprenderé el

significado del amor desde sus mismas raíces.

Cooper, sé que no nos conocemos mucho, pero me conozco a mí misma y sé lo que siento por

ti. Me siento llena y ligera, todo al mismo tiempo. Sé que te quiero y te confío mi corazón.

Llévalo contigo a donde quiera que vayas, es tuyo.

Todo el amor del mundo, Ali.

Leí y releí la carta. La doblé alrededor de una fotografía de nosotros en la playa,

con el océano extendiéndose detrás de nosotros. Empaqué el resto de mis cosas y

las llevé todas abajo. Podía oír a tía Trudy hablando en voz baja con alguien. Eché

un vistazo al reloj de la pared. Con un sonoro tictac marcaba las cinco y media.

Traté de hacer coincidir mi respiración con el constante tic-tac, que era más estable

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que el golpeteo de mi pecho. Llevé mi taza a la cocina y me sorprendió lo que

encontré. ¡Cooper sentado con mi tía!

Cesó la conversación y los dos se volvieron lentamente hacia mí. Cooper sonrió,

pero la sonrisa no llegó a los ojos, era más una sonrisa triste.

—Lo encontré fuera —dijo finalmente tía Trudy cuando se dio cuenta de que

ninguno de nosotros iba a hablar—, estaba sentado solo en la oscuridad como un

miserable, así que tuve que dejarlo entrar.

—Hola —me dice Cooper.

Tragué un nudo en la garganta que no sabía que estaba allí.

—Hola —repetí y me aclaré la garganta.

Tía Trudy se movió lentamente hacia la puerta de la cocina.

—Bueno, mejor voy a prepararme —dijo—. Salimos en una hora.

Así que nos quedamos solos. Ninguno de los dos habló o se movió durante un

minuto entero. Me sonrojé pensando en cómo había actuado la noche anterior.

Seducir, correr y seducir otra vez (no había sido mi momento más brillante).

Todavía tenía la carta que le había escrito en la mano, así que sin pensarlo se la

tendí. Cooper se levantó y cruzó la habitación.

Haciendo caso omiso de mi brazo extendido, tomó mi cara entre sus manos y me

besó.

Empezó gentil y suave, pero eso cambió rápidamente. Antes de saber cómo había

llegado hasta ahí, tenía la espalda presionada contra las puertas de la despensa.

Cooper estaba en todas partes. Sus manos, su boca, su aliento y yo quería más. Lo

abracé y lo atraje más cerca, sin querer soltarlo. Profundicé el beso mientras

deslizaba las manos por debajo de la parte de atrás de su camisa. Cooper levantó la

cabeza y sus ojos eran de un oscuro azul zafiro, se veían tan hambrientos como yo

misma me sentía.

La voz era ronca cuando me habló al oído.

—Te deseo.

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Movió la boca sobre mi cuello siguiendo a través de la mandíbula. Las manos que

habían estado en mis caderas sosteniéndome, ahora estaban sobre mis hombros y

deslizándose suavemente por mi clavícula.

—¿Qué pasó con lo que dijiste anoche? —logré decir con palabras entrecortadas.

Cooper alcanzó mi boca con la suya y yo pasé los brazos alrededor de su cuello. Lo

tengo. Olvídate de esperar, me gusta este plan.

—¡Allison, no olvides llamar a tu padre antes de irnos! —gritó tía Trudy desde

arriba, aunque sonó como si estuviera en la habitación de al lado. Cooper da un

paso atrás cerrando los ojos y pasándose las manos por el cabello.

Espera. No. No te detengas todavía.

—Lo siento Allison —dice finalmente. Odio cuando alguien se disculpa y no sabes

por qué. Sobre todo después de una sesión de besos profundos.

—No me estoy quejando —respondí con valentía—. Soy yo la que lo intentó, ya

sabes, anoche en la playa.

Esto hizo reír a Cooper, lo que es un buen signo teniendo en cuenta la tensión de

tantas emociones. Caminó hacia el lado opuesto de la pequeña cocina y se quedó

de espaldas a mí. Oh-ooh. Esto no puede ser bueno.

—No me estoy disculpando por eso.

Cruzó la habitación y tomó mis manos entre las suyas. Tomó la carta que había

caído al suelo y se la metió en el bolsillo trasero. Agaché la cabeza mientras él

continuaba.

—Anoche cuando llegué a casa tenía un mensaje de un trabajo.

—Eso es bueno —traté de sonar optimista, aunque su cara no me dio muchas

esperanzas.

—Voy a estar enseñando en una escuela privada de Chico, a un par de horas de

Sacramento. —Tomó aire—. Es más lejos de lo que me habría gustado pero he

tenido que aceptarlo.

Acaricié su mejilla y lo besé en la boca.

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—¿Es eso todo? —le pregunté ocultando la histeria en mi voz—. Porque sonaba

como algo mucho más serio. —Cooper sonrió y puse una mano en su mejilla—.

Como tú has dicho, todo se arreglará de alguna forma. Confía en eso.

Y puse la otra mano sobre su corazón.

—Te amo Allison —me dijo mientras me tomaba en sus brazos.

Diez segundos, o tal vez una hora más tarde, tía Trudy volvió a bajar, haciéndonos

saber que era hora de irse.

Cooper caminó hasta la estación de tren conmigo y tía Trudy. Intercambiamos las

cartas que habíamos escrito. La mía era solo una simple envoltura, la suya era un

enorme sobre lleno de cartas. Odio las despedidas. Trato de evitarlas desde que

perdí a mi mamá. Murió hace casi diez años, cuando tenía cuarenta años. Fue

repentino, una condición cardiaca desconocida. Me despedí de ella unos quince

minutos antes de que la declarasen muerta. Murió en la cirugía, el daño al corazón

era demasiado grande para repararse. Acababa de cumplir ocho años. Desde

entonces, evito las despedidas. En el fondo tengo miedo de que el decir adiós a

alguien sea una sentencia de muerte. Tía Trudy sabe cómo me siento acerca de esto

así que no me sorprendió cuando le dijo en voz baja a Cooper que no lo hiciera.

—Di algo así como “Nos vemos pronto” —le susurra mientras manipulo mi

equipaje fingiendo no haber oído.

Ha llegado el momento de subir al tren. Es la última cosa que quiero hacer. Tía

Trudy me jala a sus brazos antes de que se me ocurra otra cosa.

—Más pronto y más tiempo la próxima vez nena —me dice al oído.

La abrazo con fuerza.

—El próximo verano es todo tuyo tía Trudy. Te quiero. —La abrazo con más

fuerza y la suelto. Da un paso atrás y Cooper un paso adelante. Nos quedamos ahí

parados sin hablar. Ninguno de los dos quiere hacer frente a esto. Entonces pasa

sin avisar: lloro. Cooper me encierra en su pecho.

—Hey cariño —susurra tratando de calmarme—. Vamos a estar juntos pronto y te

llamaré esta noche, lo prometo.

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No quiero dejarlo ir.

—Te quiero —murmuro para su camisa y agrego—: Nos vemos pronto.

Se ríe y me gustaría poder encerrar esa risa en un frasco y abrirlo para escucharla

cuando esté sola.

—Nos vemos pronto —dice sobre mi mejilla y me besa.

En breve estoy sola en el tren, sosteniendo con las dos manos el sobre que contiene

las cartas de Cooper. Estoy esperando que el tren se aleje antes de rasgarlo y

abrirlo.

Poco a poco abro el sobre. En el interior hay cinco cartas en una pequeña caja.

Tengo las cartas en la mano izquierda y la caja en la derecha. Sacudo la caja y

suena algo. Está etiquetada "Abrir la noche anterior al primer día de clases”. Las

otras están fechadas y una tiene la fecha de hoy. La abro.

Querida Allison:

Mi corazón se está rompiendo sin tenerte al alcance de la mano. No sabía que pudiese

sentirme así tan rápido. Lo que tenemos es real, asentado en piedra. No hay distancia que

nos separe. Vamos a estar juntos pronto, pero no suficientemente pronto. Por favor, no

dejes que crezcan las semillas de la duda sobre nosotros.

“No hay cerca de piedra capaz de limitar el amor, lo que el amor puede hacer, aquello que el

amor se atreve a intentar”. (Romeo y Julieta, Acto 2, Escena 2)

Podemos superar cualquier cosa que la vida nos lance. Me has cambiado para siempre y le

has dado vida a mi corazón. Nunca olvidaremos el tiempo de enamorarnos en la playa, bajo

el sol del verano.

Hasta que pueda abrazarte otra vez,

Cooper Ryan Perez.

Sostuve la nota cuidadosamente escrita en mi pecho y las lágrimas cayeron

manchado mis mejillas. Está claro que los dos estábamos en la misma sintonía con

nuestros sentimientos. Solo deseaba, egoístamente, que no tuviera que irse tan lejos

a trabajar. Sé que he puesto una fachada de chica fuerte y valiente, pero vamos.

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Dijo que eran más de quinientos kilómetros de distancia. La próxima vez que

pueda verlo será en Acción de Gracias. Para entonces voy a tener dieciocho años,

lo cual es bueno, pero todavía está muy lejano. Inclino la cabeza hacia atrás y cierro

los ojos, recordando cada detalle de la cara de Cooper.

—Señora —alguien me estaba zarandeando.

Abrí los ojos y me encontré en mi parada. Recogí las cosas y me bajé del tren. Pude

ver a mi papá saludándome, no es difícil de encontrar. Mi padre, Robert, mide un

metro noventa y ocho centímetros de puro músculo. Es el capitán del

departamento de bomberos del condado y pasa más tiempo fuera de casa del que

nos gustaría a ambos. A pesar de las largas horas de ausencia, mi padre siempre ha

estado ahí para mí y se esfuerza por ocultar el dolor que lo atormenta. El amor por

alguien a quien nunca volverá a ver. Papá me alcanza rápidamente y en un

instante mis pies ya no tocan el suelo por el abrazo.

—Mi Ali-Ups —dijo llamándome por mi apodo—. Te he echado mucho de menos.

—Yo también papá.

Cargó mis maletas y nos dirigimos a casa.

Cooper me llamó esa noche por primera vez, como prometió.

Nos enviábamos un correo electrónico dos veces al día. Le conté más acerca de mis

padres y él me habló de su familia. Era difícil hablarle de mi mamá, de cómo la

perdí tan temprano y de mi miedo a olvidarla. Cooper me escuchó y se abrió un

poco más confiándome que su familia es rica, por lo que ha mantenido a la gente a

distancia. Hasta que llegué yo. Ahora está en el norte de California, y la escuela

iniciará dentro de dos días para ambos. Cooper me dijo que me llamaría después

de la escuela, tenía muchas lecciones que preparar. Este sería el tiempo más largo

sin comunicarnos desde que nos habíamos conocido. Él me dijo que abriera la

pequeña caja que estaba junto con las cartas. No perdí el tiempo. Dentro había una

pulsera hecha con cuerda de piel y pequeñas llaves entremetidas. Cada llave era

distinta, como si cada una abriera algo diferente. Me la puse de inmediato. Sonaba

como si tuviera un pequeño carillón de viento en la muñeca. El sonido era

precioso. Le envié un correo electrónico a Cooper sabiendo que no se conectaría y

le dije lo mucho que lo amaba. Le pregunté si había una historia detrás del

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colgante pues parecía una herencia. Tal vez una reliquia familiar. Lo que

significaría un tipo diferente de seriedad en nuestra relación. Lo que también

implicaba la necesidad de cuestionar a mi mejor amiga y saber su opinión sobre lo

que podría significar todo esto.

¿La clave de su corazón? —C

Pero hay muchas. —A

¿No había ninguna nota? —C

No. Le he enviado un correo electrónico para tener respuestas. —A

No recibí una respuesta en mi correo hasta la mañana de mi primer día de escuela.

Realmente me hubiera gustado haber pasado menos tiempo con mi cabello esta

mañana, así podría haberlo leído. En lugar de eso imprimí la respuesta y la guardé

en la mochila para leerla al salir de la escuela. Había llamado a Christina, mi mejor

amiga que era de San Diego y le había contado todo acerca de Cooper. Al principio

tenía mis dudas, pero cuando le hablé de mi chico surfista, se convirtió en el mayor

apoyo. Christina y yo habíamos sido amigas desde la escuela primaria y es como

una hermana para mí. Estaba afuera esperándome para que pudiéramos ir juntas a

la escuela en nuestro primer día como seniors. Su música estaba tan alta que podía

oírla a través de las ventanas. Christina estaba bailando y riendo en el coche.

—¡Seniors! —gritó mientras abría la puerta. Me eché a reír y me subí.

Inmediatamente me agarró la muñeca para examinar el brazalete.

—Esto es súper retro y muy lindo —los ojos verde oscuro de Christina brillaban—.

Significa algo, absolutamente.

Me abroché el cinturón de seguridad y ella pisó el acelerador. Nos dirigimos hacia

la Preparatoria Chino Charter para empezar nuestro último año.

Las dos estábamos inquietas y excitadas mientras caminábamos hacia el campus y

no éramos las únicas. La clase entera estaba con los nervios de punta ante nuestro

último año de educación obligatoria. Yo estaba ansiosa, quería que pasara el día

para volver a casa, sabía que Cooper me llamaría. En cada clase intenté leer el

correo de Cooper, pero rápidamente fui bombardeada por el trabajo de las clases.

En el almuerzo escuché el rumor de que nuestro críptico y anciano profesor de

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inglés, el Sr. Snyder, se había retirado y que el nuevo maestro era alucinante. No

podría importarme menos, excepto que yo estaba en la clase senior y el tutor era el

profesor de inglés que trabajaría junto con este nuevo maestro. Inglés era mi última

clase del día, séptima hora, así que supongo que a esa hora me enteraría de qué iba

todo el alboroto. Fui a la sexta clase, determinada a leer el correo que no había

podido leer desde las siete a.m. Por suerte tenía a la Sra. Sinclair en el sexto

período, química, ella quería que habláramos con nuestros compañeros de

laboratorio acerca de cómo había sido nuestro verano. Christina es mi compañera,

es la única clase que tenemos juntas y me dijo que leyera el correo y luego le

informara.

Por fin saqué las palabras de Cooper impresas. No era muy largo. Lo leí una y otra

vez.

El tiempo se detuvo.

Christina me miró.

—¿Estás bien? —Me tocó el brazo, luego la cara. Un sudor frío cubrió mi cuerpo y

se me retorció el estómago, pensé que iba a vomitar. Me levanté de un salto y corrí

sin pensar hacia el baño de chicas. Podía oír a Christina gritando detrás de mí pero

no podía parar. Me encerré en un cubículo y me apoyé en la puerta con la carta de

Cooper colgando en la mano. El corazón me latía en el pecho y temblaba.

No estuve mucho más tiempo sola.

—¡Ali! —dijo Christina dando un golpecito en la puerta del cubículo—, déjame

entrar.

Con dedos temblorosos le abrí la puerta. Llevaba nuestras mochilas y tenía una

expresión de preocupación.

—¿Esto es por el correo? —Sus cejas doradas se juntaron con preocupación.

—Cooper —logré decir mientras le entregaba el papel. Debería guardarme esto

para mí misma pero sabía que si había alguien con quien confesarme era Christina.

Podía confiar en ella e iba a necesitar a un amigo que entendiese y fuera un apoyo.

Christina la tomó, arqueó las cejas con sorpresa y luego escaneó las frases varias

veces. Me miró otra vez y entonces me abrazó.

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—Va a estar bien —dijo con voz temblorosa. Sé que está siendo amable. No va a

estar bien.

El correo decía lo siguiente:

Ali. Hubo una confusión. Voy a dar clases en la Preparatoria Chino

Charter, no en Chico. Voy a ser profesor en tu escuela. Tenemos

que hablar... no sé cómo, o si... No sé qué hacer. Cooper.

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Seis Cooper

Traducido por Aria

Corregido por Dennars

ada clase que pasa me lleva más cerca de lo inevitable. Fui a la

Preparatoria Chico solo para enterarme que hubo una gran confusión. Se

suponía que tenía que decir “Ve a la Preparatoria Chino”. Chino, donde

vive Ali. La escuela a la que asiste. Y no es simplemente dar clase ahí (cuando

recibí mis hojas de asistencia, encontré que ella estaba en mi última clase del día y

también era tutora de inglés sénior). No solo voy a ser su profesor y la tendré en

clase durante una hora, sino que también seré requerido para verla tres veces por

semana cuando ella enseñe en mi clase.

Mi primer pensamiento fue, ¿cómo demonios pasó esto? La respuesta estaba en

Chico. Había un espacio libre en el departamento de historia pero la vacante de

inglés estaba en Chino. Las notificaciones telefónicas se cruzaron y las llamadas

fueron a los candidatos equivocados. Bryan Smith fue a Chino para encontrarse en

la misma situación. Una vez que me dijeron dónde se suponía que tenía que estar

en realidad, recé para que lo hubiera oído mal. De ninguna forma puedo dar clases

en el colegio de Allison, pero acepté y tengo que vivir con mi elección hasta que

pueda encontrar algo nuevo. Solo tuve tiempo para enviarle un correo rápido y

luego subir al avión. Ahora me enfrentaré a la tortura de verla entrando en clase.

Joder, mi clase. La parte más dura es mi deseo enorme de verla combinado con un

C

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absoluto terror. Espero que pueda mantener la cabeza y superar la última clase del

día, la clase de Ali.

La campana suena y los chicos comienzan a llegar. Ni siquiera quiero ver su cara

cuando entre, no sé si recibió el correo que le envié. Tenía nuestra foto del verano

(nuestra última noche juntos) que me dio en su carta en mi escritorio. Pero ahora

está escondida y a salvo en mi cajón superior. Me siento en el borde de la mesa y

reviso los planes que tengo para la primera semana. Había decidido que los

estudiantes leyeran Drácula ya que era lo que Ali estaba leyendo y uno de mis

favoritos. Sería un buen punto de partida.

Hay murmullos por toda la clase. El entrenador de baloncesto me dijo en el

almuerzo que todos los chicos de su clase estaban hablando sobre el joven chico

nuevo. Como si necesitara algo más para ponerme nervioso. Hay un eco de risas y

miro hacia arriba.

Ali está de pie en la entrada, sin mirar arriba y reacia a moverse. Hay dos asientos

vacíos en la clase, primera y última fila. La campana suena y se supone que los

estudiantes tienen que estar sentados. Ali todavía está de pie afuera, se ve como si

fuera a vomitar. Estoy confundido. No quiero nada más que jalarla cerca y decirle

lo mucho que la quiero. Pero no puedo. Ni siquiera se supone que tenga que saber

quién es. Simplemente estoy mirándola sin tener ni idea de qué decir.

Un chico en la parte posterior de la clase se levanta y va hacia ella. Pone un brazo

alrededor de sus hombros y le susurra al oído. Quiero arrancarle la cabeza. Ali

asiente, todavía mirando al suelo. El chico (que va a suspender mi clase de inglés)

sigue hablando y Ali sonríe débilmente. Finalmente es capaz de convencerla de

entrar a la clase y me siento aliviado. Me doy cuenta de que hay veinte pares de

ojos mirándome ahora. Me vuelvo hacia ellos y sonrío.

—Bienvenidos a inglés del último curso —me las arreglo para decir—. Soy el señor

Perez.

Entonces paso lista. Jeremy Fisher es el chico que está sentado junto a Ali. Reparto

la lista de asientos y todo el mundo rellena su nombre. La miro y por un momento

solo me fijo en la letra de Ali. Escribió a mano las cartas que me dio hace una

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semana, pero ahora su letra parece dura y tensa, como si la mano hubiera estado

temblando mientras la escribió.

—Bien —dejo el papel—. Vamos a empezar este año con Drácula.

Me lanzo a la lección que he planeado. Todo lo que necesito es concentrarme en las

palabras de Bram Stoker. Hago un resumen de lo que espero de ellos y bla, bla, bla,

hasta que suena la campana.

Todos los estudiantes se levantan, excepto dos: Ali y Jeremy.

Lo veo inclinarse cerca y tomar su mano, diciéndole algo. Ali responde en un

susurro. Jeremy se levanta y se va. Ali y yo estamos solos. Camino a la puerta

cerrada y la dejo abierta, solo ligeramente. Ella no se mueve en absoluto, incluso

cuando yo me muevo y me siento en la mesa junto a ella.

—No lo sabía —digo finalmente. Ella asiente. Esto me está matando. Me muevo y

me arrodillo junto a ella. Puedo ver que está llevando la pulsera de llaves que le

regalé. Era de mi abuela. Siempre perdía las cosas, así que mi abuelo se la hizo. La

última llave que puso fue la de una nueva casa que le construyó. La llave, decía él,

que empezaría su futuro. Por eso se la di a ella. Veo a Ali como mi futuro.

Me mandó un correo preguntándome por ello, pero fui notificado de la confusión

de escuelas y no respondí. Quiero asegurarle lo mucho que significa para mí, pero

ahora estoy atado por las reglas.

—Se supone que debemos estar planeando nuestro enfoque para la tutoría de este

año —dice y puedo ver que está conteniendo las lágrimas mientras saca un

cuaderno con espiral. Se aclara la garganta e inspira con fuerza, todavía no me ha

mirado—. Al comienzo del año es cuando obtendremos el máximo interés y…

—sus manos están temblando. Pongo una mano sobre las suyas y parece relajarse.

—Por favor mírame Ali —susurro—. Todavía soy yo

Quiero ver sus grandes ojos marrones y decirle que todo va a estar bien.

—Eres el señor Perez —dice mientras la voz queda atrapada en su garganta—. Yo

soy Allison Starr, tu alumna. —Las lágrimas ruedan por sus mejillas sonrosadas y

el corazón se me está rompiendo.

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—Ali —digo acercándome—. Sé que esto complica las cosas, pero… —¿Qué podía

decir? Mientras que esté aquí como profesor de Ali no podemos estar juntos.

Finalmente me mira. Sus ojos están apagados, pero brillando con lágrimas. Sus

increíbles labios hacen un mohín, el de abajo está temblando. No puedo evitar

tocarlo. Los labios de Ali se abren y las lágrimas siguen brotando. Ahueco su cara

en mi mano, sus ojos se cierran y se inclina.

—Tengo que irme —murmura pero no se mueve. Traba su mirada con la mía una

vez más y me sumerjo en ella. Me inclino y presiono mis labios sobre los suyos.

Después de un breve momento se aparta hacia atrás, mete todas sus cosas en la

mochila y huye de la clase. Me siento en el suelo, solo y confundido.

* * *

Por el momento estoy viviendo en un hotel. Me desplomo en la silla mal tapizada y

enciendo mi laptop. Me quedé en la clase casi tres horas, reacio a irme en caso de

que Ali volviera, pero nunca lo hizo. Abro mi correo. Tengo uno de Ali. Mi

corazón late una o dos veces más de lo necesario mientras lo abro.

Querido Cooper,

Abrí tu carta y decía que te mandara un correo sobre cómo había ido el primer día de mi

último año. Ha sido horrible. He descubierto que el chico que quiero es inalcanzable. No

ayuda que cada chica de mi escuela esté enamorada del nuevo profesor de inglés y no paren

de hablar de él. Me recuerda a ese chico que conocí en la playa este verano. Estoy enamorada

de ese chico. Lo más horrible es que parece que mi corazón está literalmente rompiéndose en

el pecho y me cuesta respirar. Es aún más atroz el dolor de estar enamorada y saber que se

ha terminado. Sé que tiene que terminar pero, desesperada, quiero aferrarme a la negación y

encontrar alguna manera de que funcione. No quiero dejarle ir, pero acaba de conseguir el

trabajo de sus sueños y sé qué va a elegir. Tendré que resignarme a suponer que fue un

enamoramiento de verano y encontraré la manera de seguir adelante.

Espero que tu primer día haya sido mejor. No espero una respuesta. No tengo expectativas.

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ASTARR

Auch. Miro la fecha y la hora, acababa de enviarlo hace una media hora. Tengo que

hablar con ella, explicarle que no tenía ni idea. Mis manos están atadas. No es solo

perder mi trabajo, sino pena de cárcel, ella es mi alumna menor de edad.

Pero la quiero; eso no ha cambiado y necesita escucharlo. Envié el correo que había

escrito como respuesta a la pulsera de cuentas de llaves. La que había planeado

enviar mientras estaba a ochocientos kilómetros de distancia. Hago que la decisión

de la ruptura la tome ella. Todavía soy ese chico de la playa y ella merece más que

un correo intentando explicarme.

Estoy en la carretera en cuestión de segundos y tecleo su dirección en mi GPS en el

coche de alquiler. Solo vive a dieciséis kilómetros de donde me estoy quedando.

Que conveniente.

Me detengo en frente de su casa y está a oscuras; no hay luces encendidas excepto

por una habitación arriba. Me siento y observo, esperando que pase algo. Supongo

que ese algo que tiene que pasar soy yo. Sé que el señor Starr trabaja muchas horas

y normalmente no está en casa hasta después de las diez u once la mayoría de los

días y solo son las seis. De alguna manera estoy en la puerta principal, llamando

antes de saber lo que estoy haciendo. Llamo y luego llamo otra vez, con repentina

urgencia.

—¡Ya voy! —oigo gritar a Ali desde detrás de la puerta. La abre y luego se

congela—. No puedes estar aquí —dice cerrando rápidamente la puerta a medias.

Tiene los ojos rojos e hinchados y está apretando un pañuelo en el puño.

—Yo soy ese chico de la playa —casi grito. Sus tristes ojos de ciervo se amplían.

Bajando la voz continúo—: Mi amor por ti no ha cambiado, pero necesitamos

hablar. No voy a dejar que simplemente huyas de esto.

Ali asiente lentamente y mira hacia la calle, abre la puerta para dejarme entrar.

Puedo sentir la tensión en el aire y todo lo que puedo pensar es en nuestra última

noche en la playa, juntos, llenos de una tensión completamente diferente. Nos

quedamos ahí, a tres metros de distancia, sin ni siquiera mirarnos el uno al otro.

Ali me da la espalda y da un paso alejándose de la entrada donde todavía estoy de

pie.

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—Así que supongo que has venido aquí para decir “Siempre te querré, pero se ha

terminado” o algo así —su voz suena baja y derrotada. Doy un paso más cerca y

toco su brazo.

—No —digo lentamente y Ali se vuelve para mirarme—. He venido aquí para

decirte que te quiero.

Su aliento está atrapado en la garganta. Me siento abrumado por la emoción que

brilla en la mirada cruda de sus ojos.

—Te quiero, Allison Starr. Siempre —digo tomándola en mis brazos, llenando mis

pulmones con aire. No había sido capaz de respirar sin ella—. Te quiero.

Lo digo una última vez antes de besarla y puedo ver que se está conteniendo.

—Soy yo Ali, Cooper —sigo hablando y besando su oreja, dejando que mis dientes

lo rocen. La siento temblar contra mí.

—Cooper —susurra, cediendo por fin y oírla decir mi nombre me parece el sonido

más dulce en la tierra. Asiento y sus manos me envuelven tirándome hacia ella. Sé

que debería estar aquí para decirle que se ha terminado, pero no lo he hecho. No

creo que alguna vez se termine para ninguno de nosotros. Así que en lugar de eso

hacemos como si fuera el último día del planeta. Todo el deseo y la necesidad, al

estar separados, han cobrado su precio y no podemos controlarlo. Volvimos a

respirar una hora después y no sé cómo estamos en su habitación. Doy vueltas y

ella también.

—¿Cómo hemos llegado aquí? —pregunto. Ali se ríe. Reconozco esa risa, la que

estallaba antes de que me convirtiera en el Sr. Perez.

—No puedo asegurártelo, pero estoy suponiendo que me has arrastrado parte del

camino —dice recorriendo con las manos mi cabello recién cortado. Durante la

siguiente hora solo fuimos Coop y Ali, los que se enamoraron en el verano. Nos

besamos y nos reímos, sin pensar en los problemas que tendríamos que enfrentar.

Nuestros estómagos nos recuerdan cosas simples como la necesidad de comer.

Decidimos ir a la cocina y me hace macarrones con queso. Estoy sorprendido de

ver que son casi las nueve.

—¿Cuándo viene tu padre a casa? —tengo que preguntar finalmente.

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Mira hacia el reloj.

—Está en un turno de veinticuatro horas, así que tal vez como a las ocho a.m.

El padre de Allison es bombero y tiene horarios locos. Es el capitán, así que sus

horas están un poco más estructuradas pero siempre está dispuesto a ir más allá de

las obligaciones si es por un bien mayor. Al principio solo pienso que eso nos da

horas y horas a solas, pero se nos vino encima la realidad de mi visita.

—Ali —empiezo. Ella niega con la cabeza.

—No estoy lista para terminar con esto todavía. —Se levanta y atraviesa la

habitación cruzando los brazos sobre el pecho. Me levanto y la sigo, sujetándola

por detrás.

—No ha terminado —le aseguro. Se vuelve y me mira—. Solo espera hasta que

averigüemos qué podemos hacer.

—Eres mi profesor. Te van a despedir —lo dice tan directo y frío—. O te meterán

en la cárcel.

Asiento, sin querer aceptar eso.

—Lo sé.

—Así que —dice Ali finalmente—, hemos terminado. —Y puedo sentir las

lágrimas quemando en mis ojos

—En el entendido de que no voy a ver a nadie más hasta que mi novia se gradúe

en mayo. —Beso su cabello. Ali deja escapar una risa brusca y la sonrisa que no

llega a sus ojos. Nos besamos una vez más. Es tan suave y dulce.

—No estoy esperando que hagas eso —dice mientras caminamos hacia la puerta.

Me vuelvo para hacer contacto visual directo con ella.

—No creo que entiendas lo mucho que realmente te quiero. —Ese rubor que me

encanta toca sus mejillas—. Tú eres la mujer que quiero y no voy a salir con otras

personas hasta ese día especial de mayo. —Me siento enfermo del estómago

diciendo esto, sabiendo lo mucho que me va a doler estar lejos de ella—. Entiendo

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que este es tu último año y tendrás eventos y bailes, así que. . . —Ni siquiera quiero

terminar mis pensamientos. Ali asiente solemnemente pero no responde.

—Bien. —Sonríe, pero todavía no llega a sus tristes ojos. Levanto su barbilla y

puedo verlo (la separación). Ali se está alejando. Estoy fuera. ¿Pero qué más

podemos hacer?

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Siete Allison

Traducido por flochi

Corregido por Nanis

unca quise ser la fuerte, pero pude ver en sus hermosos ojos azules

esa noche de septiembre, que tenía que serlo. Decir adiós, sin

importar cuán temporal fuera, fue una de las cosas más difíciles que

tuve que hacer. Pensé que mientras pasaran las semanas el dolor remitiría, pero

solo se hizo más grande. Cada día se volvió un desafío si podría superarlo o no.

Perdí el apetito por la vida también. Nada pareció importar. Incluso parecía que no

podía verme inmersa en la seguridad de mis libros.

La tutoría durante la semana fue una agonía, estar cerca de Cooper pero tener que

mantener la distancia. Toda evidencia del verano se borró de su apariencia. Había

desaparecido el chico surfista despreocupado de cabello lacio de aquellos días.

Ahora un hombre con el peso de Atlas sobre sus hombros se para en frente de mi

clase cada día. Su cabello más oscuro, el bronceado de piel aclarándose. Se parece a

Cooper pero no es la misma persona. Mi pecho dolía por verse alejado de él, y no

sé cuánto tiempo más puedo justificar mi depresión.

Estar en una escuela privada significa que hay menos estudiantes, así que todos

conocen los asuntos de todos, incluyendo las cosas de los maestros. Somos

adolescentes, y cotilleamos, es lo que hacemos. Hace como una semana fue cuando

lo escuché por primera vez. El Sr. Perez y la Sra. Sherman están saliendo. Dos días

después, se rumoreaba que estaban comprometidos. Hablando de un golpe al

N

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corazón. La Sra. Sherman, Stacy Sherman. No es sólo cualquier profesora, es la

diosa de E.F. de nuestra escuela. No estoy exagerando, Zeus pudo haber sido su

padre. Es alta y delgada con un todo… apretado muscular. Su largo cabello rubio

siempre está perfecto para coincidir con el perfecto bronceado que tiene todo el

año. Es unos años mayor que Cooper, pero a él parece no importarle. Lo sé porque

soy una acosadora. Lo esperé junto al estacionamiento de la escuela y los observé

irse a almorzar juntos. Estaban riendo, y él abrió la puerta de su coche para ella, y

ella le tocó el brazo y le guiñó el ojo. ¡Le guiñó el ojo! Es una vagabunda. La Sra.

Vagabunda, y la tengo en el cuarto período justo antes del almuerzo.

Ya está bien de “No voy a ver a nadie hasta mayo”. Blah-blah, mierda, mierda.

Han pasado casi tres meses, o sesenta y ocho días, desde la última vez que hemos

estado juntos. Debería haber saboreado cada segundo de ese último día que

tuvimos, pero no había comprendido que era nuestro último día, nuestro beso. Si

lo hubiera sabido, podría no haberlo dejado irse. Es la primera semana de

diciembre, y casi no hemos tenido contacto. Tres semanas hasta las vacaciones de

invierno y puedo deprimirme todo lo que quiera.

Coop… el Sr. Perez ha sido extremadamente cuidadoso. Apenas me llama en

clases, nunca hace contacto visual por más de un segundo, y durante las tutorías,

mantiene la puerta abierta y se sienta en el lado opuesto de la clase. Yo, por otra

parte, he estado en el borde de lo deprimida y obsesiva. Reproduzco cada segundo

que pasamos juntos. Ahora tengo la alegría de analizar a la Sra. Sherman y

compararme con ella, y nunca la supero cuando lo hago. Creo que no dormí o comí

durante el primer mes de escuela. Él se ve bien, más que bien. Su cabello es más

oscuro y un poco más largo, e incluso tiene la desfachatez de rebotar cuando

camina. Suspiro y me doy cuenta que Christina está observándome. Estamos en

química, y tengo una hora con el Sr. Caliente, como algunas de las chicas han

empezado a llamarlo, en unos veinte minutos.

—Han pasado meses, Ali —susurra ella casi con urgencia. Asiento—. Quiero decir

que terminó contigo duro y actúa como si ni siquiera existieras. —Toca mi mano

suavemente—. Odio ser la que lo diga, pero necesitas seguir adelante. —Retiro mi

mano de la de ella como si quemara.

—No quiero seguir adelante —murmuro con enojo.

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—Lo sé —dice y toma mi mano, ignorándome. Escuchamos el resto de la charla y

luego tenemos hora de laboratorio. Christina decide que necesito embellecerme un

poco y pone algo de rubor en mis mejillas hundidas y brillo en mis labios antes de

inglés. Cuando el timbre suena, me sorprende encontrar a Jeremy esperando

afuera de la puerta. Christina sonríe y se encoge de hombros a la vez que se

marcha. Esa astuta pedazo de… sigue adelante… Jeremy. Vaya amiga es.

—Hola, Ali —dice Jeremy, tomando mi mochila de mi hombro para llevarlo como

solía cuando era mi novio—. Pensé que caminaríamos a clase juntos.

—Bien —digo, sintiéndome desnuda sin mi mochila para esconderme detrás.

Jeremy es un chico lindo. Salimos hasta el final del año pasado; sólo pensamos que

era mejor romper y disfrutar de nuestros veranos. Fue mutuo, pero ahora estoy

pensando que fue mi idea más que la suya. Volver a la escuela lo había puesto

sentimental o algo así. Jeremy había sido persistente en mantener el contacto este

verano, diciéndome que me extrañaba, pero he sido un fantasma los últimos

meses. Sin embargo, él ha seguido diciéndome que echa de menos el “nosotros” y

ha estado intentando invitarme a salir.

—Entonces —dice cuando llegamos al pasillo casi vacío—, el baile formal de

invierno es en tres semanas, y escuché que no tienes pareja. —Dejé de caminar y lo

miré.

Es un buen chico, lindo también. ¿Pero no puede ver que estoy quebrada? He

conocido a Jeremy desde la escuela primeria, y siempre ha sido mi amigo. Estuve

allí cuando entró al equipo universitario junior en nuestro primer año y fui a cada

uno de sus partidos. Él era el deportista popular, y yo era la nerd. Él era buscado

por todas las chicas de la escuela y no podía mentirme a mí misma… pude ver su

atractivo. Jeremy es de altura media, pero cargado de músculos. Su cabello es del

color del café oscuro, y sus ojos son de este intenso marrón ámbar, el que no

puedes evitar perderte.

El año pasado nos miramos y decidimos darle a la cita un intento. Fue extraño al

principio, en especial la primera vez que nos besamos, pero también me sentí

segura y querida. Fue extraño caminar de la mano mientras llevaba mi mochila a

clase, con todos observando. Me pregunté en secreto si nos casaríamos alguna vez

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y le contaríamos a nuestros hijos cómo nos conocimos en el arenero, amigos de

toda la vida. Al final, me di cuenta que él siempre sería mi amigo, y él había

adquirido una nueva perspectiva de lo que vio en mí. Me dijo la noche que

rompimos que soy el amor de su vida.

—No voy a ir —le digo sin emoción. Toma mi mano en la suya y seguimos

caminando. Quiero alejar mi mano, pero se siente tan caliente y quiero sentir esa

querida sensación. Inmediatamente, las personas se voltean para vernos. Estoy

segura de que se rumoreará que estamos de nuevo juntos en el primer período de

mañana. Justo antes de entrar a nuestra clase de inglés junto, me gira hacia él.

—Por favor, piensa en ello —dice, ojos ámbar rogando—. Te estoy pidiendo que

por favor vayas a nuestro baile de invierno de segundo año, Ali. Incluso si es sólo

como amigos. —Jeremy se inclina y roza ligeramente sus labios en mi mejilla,

luego entra a clase. Puedo sentir ojos puestos en mí, dos de ellos azules y ardiendo

ferozmente, cuando tomo mi asiento. La clase entera vio y escuchó todo entre

Jeremy y yo, y sé que mi cara tiene que ser del color de un tomate. Fantástico.

Jeremy pone mi mochila en mi escritorio, y lentamente alzo la vista. Cooper parece

molesto y me da una mirada que le da escalofríos a mi corazón. Me dijo que vaya a

los eventos escolares. Él es quien ni siquiera quiere hablarme. ¿Cómo puede estar

enojado conmigo? El timbre suena, y me siento en mi silla dura de plástico.

—No saquen sus cosas —dice el Sr. Perez—. Pasaremos este período en la

biblioteca para que puedan hacer algunas investigaciones para su ensayo que

vence antes de las vacaciones de invierno. —La clase está emocionada, y Jeremy se

pone de pie para llevar mi mochila otra vez.

—La tengo, Jer, pero gracias. —Recojo mi mochila, y soy la primera en llegar a la

biblioteca. Escojo un asiento donde puedo estar sola, aunque es obvio que Jeremy

quiere sentarse conmigo. Saco mis cuadernos y empiezo a trabajar en mi ensayo.

Casi está terminado… bueno, está completamente terminado. Pero quiero parecer

sumergida en él. A cada uno nos fue asignado un poema de Edna St. Vinvent

Millay; el mío era “Sé que soy nada más que el verano para tu corazón”. Es intenso

y muy adecuado. Empieza: “Sé que soy nada más que el verano para tu corazón y

no las cuatro estaciones del año.” Se podría decir que me impactó cuando lo leí.

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Después de veinte minutos de releer mi ensayo terminado, deambulo por la

sección de referencias sólo para moverme. Nadie está en esta parte de la biblioteca,

y tomo ventaja del silencio. Me recuesto contra la librería y cierro los ojos. Me

siento a punto de llorar y hablar consigo misma me mantiene tranquila. No me

gusta mucho. Cooper es en todo lo que puedo pensar. Seguro, Jeremy está siendo

dulce y debo estar disfrutando de mi último año en la preparatoria. Pero me siento

atrapada en mi corazón y atascada en mi cerebro. Golpeo mi cabeza contra los

lomos de los libros y suelto un suspiro.

—¿Está bien allí atrás, Srta. Starr? —Abro mis ojos de golpe para encontrar a

Cooper parado junto a mí. Está sujetando un portapapeles en una mano y un libro

en la otra. Cierro los ojos y tomo tanto aire como mis pulmones aguanten. No

lloraré.

—Sí, Sr. Perez —respondo. Mira en torno suyo, y es obvio que estamos solos.

—¿Estás saliendo con Jeremy Fisher? —pregunta, acercándose. Puedo oler su

loción, así que inhalo tanto como mis pulmones pueden contener, inhalándolo.

Está usando una camisa blanca fuera del pantalón, con un chaleco marrón por

encima; que va perfecto con la chaqueta marrón de pana y los pantalones vaquero

oscuro, está logrando completamente el look de “sexy joven maestro”.

—No estoy saliendo con nadie, Sr. Perez. —Trago saliva—. Mi novio me botó, y

estoy muy afligida para superarlo —digo tranquilamente—. Escuché que está

saliendo con la Srta. Sherman, que quizás incluso haya una boda en junio.

—Ooops. No esperaba que todo eso se me escapara.

Cooper toma una fuerte inhalación como si lo hubiera herido. Normalmente no

sería tan atrevida, pero me siento más valiente en un lugar público rodeada de

todos estos libros. Finalmente alzo la mirada y veo el dolor de mis palabras en sus

ojos. Quiero decirle que no sé hacer esto o preguntarle lo que debería decir. Le

ruego con mis ojos. Enséñame, Coop… enséñame cómo no amarte más.

—Quizás tu novio está igual de afligido —dice más cerca de mi cara—. Apuesto a

que todavía está enamorado de ti y apenas resistiendo cada día sin escuchar tu voz

o sentir tu toque. —Sus palabras salen tan rápidas que apenas puedo entenderlo—.

Y estás mal informada si piensas que estoy saliendo con Stacy Sherman. Mi novia

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está ocupada con la escuela en este momento pero había esperado que me esperara

cuando salga en mayo. —Noto su mano sujetando la librería por apoyo. Sin mi

permiso, la alcanzo y la toco. Los ojos de Cooper están cerrados, y no se mueve.

—Me gustaría que fuera cierto —susurro, y antes de saberlo, su rostro está frente a

mí. ¿Va a besarme? ¿Quizás a gritarme?

—Sigo enamorado de ti, Ali —vocaliza las palabras, luego se va. Me quedo allí,

sorprendida por un momento hasta que puedo respirar correctamente. Tener los

labios de Cooper tan cerca de los míos me ha dejado mareada y con el corazón

latiendo. De regreso en mi mesa, el mundo parece ajeno a mi experiencia

devastadora. Jeremy se desliza en la silla frente a mí.

—¿Estás bien? —pregunta—. Parece como si te fueras a enfermar.

—Creo que ya lo estoy.

Christina me lleva a casa de la escuela, Jeremy siguiéndome en mi coche, y pasó el

resto de la semana en cama. Mi estómago duele tanto que me doblo por el dolor;

luego mi espalda duele y soy incapaz de ponerme cómoda. Nunca he faltado tanto

a la escuela, nunca. Mi papá está tremendamente preocupado, pero sé con qué es

que estoy enferma. Desamor. No puedo evitar preguntarme si tuvo algo que ver

con lo que Cooper me dijo en la desierta sección de referencias. Mis esperanzas se

elevan, luego bajan. Suben, luego vuelven a bajar. Un corazón destrozado puede

tomar tanto.

El viernes, Jeremy viene luego de la escuela, trayéndome toda la tarea. Están todas

separadas en sobres grandes y sellados para evitar la necesidad de hacer trampa.

Noté que el sobre de inglés era el más grueso. Jeremy y yo nos sentamos en el sofá

mientras me pone al día con los chismes que me he perdido. Me confirmó lo que

temía: todos asumieron que estábamos juntos de nuevo.

—Realmente te extrañé esta semana —me dice luego de haber hablado por veinte

minutos. Sonrío débilmente. ¿Qué es lo correcto por hacer?

—Sí, correcto —respondo porque no he sido cualquier cosa menos “señorita

capaz”. He sido una sombra de mí misma. Jeremy se acerca y toma mi mano en la

suya, y nuevamente, tengo esa sensación de calidez.

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—Tus manos están heladas —remarca, luego me tira a su pecho. Se siente familiar,

pero no correcto, aun así él es tan cálido que se lo permito—. En serio te he

extrañado, Ali. Más de esta semana —dice Jeremy cerca de mi oído.

—Oh. —Es todo lo que puedo decir. Jeremy no dice nada por un rato; sólo parece

contento con sujetarme.

—Entonces, ¿has pensado en el baile de invierno? —pregunta.

Me preguntaba cuándo lo traería a colación.

—Oh… Jeremy —tartamudeo—. No creo que sea buena idea.

Se da la vuelta y me encara.

—¿Qué tal como amigos? —Sus misteriosos ojos le rogaban a los míos. Puedo ver

todos los días y los meses que pasamos juntos en esos ojos.

Suspiro.

—Veamos cómo me siento la próxima semana. —Intento comprarme algo de

tiempo. Jeremy mueve su cara y roza sus labios contra los míos. Jadeo y salto hacia

atrás, sintiendo el sudor empezando a perlar mi frente. Ninguno de los dos habla,

creo que estoy en shock.

—Lo siento. Eso estuvo fuera de lugar —dice, nuestros labios todavía cerca. Dios,

extraño besar. Me debato si es ético besar a Jeremy y fingir que es Cooper.

—Está bien —murmuro, y mientras lo digo, se tocan de nuevo—. Gracias por

traerme la tarea. —Me recuesto hacia atrás. Se pasa las manos a través del cabello,

y me pongo de pie, Jeremy siguiéndome.

—Siéntete mejor, ¿sí? —dice Jeremy, agachándose y besando la cima de mi cabeza

antes de irse. Me siento aturdida en el sofá por unos minutos una vez que se fue.

Cuando me pongo de pie, mis piernas están tan acalambradas que es difícil

caminar, pero tropiezo hasta la cocina para hacerme algo de té.

Llevo mi té y la tarea a mi habitación. Me toma dos segundos romper el de inglés.

Dentro hay sólo unas cuantas hojas de papel de trabajo real de clase. El resto son

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notas manuscritas de Cooper. Están fechadas desde el primer día de escuela hasta

ahora, lo que significa que hay casi ochenta notas.

Tres horas después, estoy más confundida que nunca. Las palabras de Cooper eran

una mezcla de amor e incertidumbre. Escribe sobre lo difícil que es verme cada día,

pero cómo este acuerdo es necesario. Su última carta es la más preocupante. Dice:

Si amas suficiente a alguien debes dejarlo ir. Eso es lo que haré. Te libero de sentirte

obligada a estar pegada a mí. Ali, ha terminado. Vive tu vida.

Leí estas cuatro frases una docena de veces. No sé si mi corazón podría lastimarse

más, pero lo hizo.

* * *

Reacia vuelvo a la escuela el lunes. Todo parecía verse diferente, sentirse diferente.

Jeremy camina conmigo a clase de inglés cada día de la semana, y dejo que

sostenga mi mochila y mi mano. Así que soy una persona terrible, sólo necesitaba

algo de fuerza, y él estaba dispuesto a proporcionarla. Observé a Cooper mirarnos

cada vez que llegamos juntos. Oye, si quería sacarme de su vida, entonces bien.

Tomé una decisión de una fracción de segundo garabateando algunas palabras en

un pedazo de papel y lo lancé al escritorio de Jeremy. Lo agarró y lo leyó debajo

del escritorio. Observé mientras sus ojos se amplían; luego sonrió, escribiendo

algo.

No al baile, sí a la cita. Esta noche.

Te recojo a las siete.

El baile es mañana a la noche, y hoy es el último día antes de las dos semanas de

las vacaciones de invierno. Sostuve el papel plano en mi escritorio, sin notar que la

clase estaba absolutamente silenciosa. Miré hacia arriba para encontrar a Cooper

parado sobre mi escritorio.

—¿Hay algo más interesante que mi charla, Srta. Starr? —Su voz tensa.

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—Sr. Perez, ese es mi papel —dijo Jeremy, defendiéndome rápidamente.

—Entonces, Sr. Fisher, ¿por qué está en el escritorio de Allison? —La manera en

que dijo mi nombre fue brutal. Como un sabor amargo que no pudiera quitarse de

la boca. Nuestros ensayos fueron entregados hoy al inicio de la clase, y el Sr. Perez

pasó el resto de la clase dando charlas sobre, ya sabes, no lo puedo recordar. El

timbre suena, y el resto de los estudiantes huyen antes de que algo de tarea pueda

ser asignada en vacaciones. Ahora sólo soy yo, Cooper, y Jeremy en el aula vacía.

Cooper nunca quitó sus ojos de mí mientras hablaba.

—Sr. Fisher, que tenga buenas vacaciones. Srta. Starr, necesito hablar con usted

sobre su comportamiento.

—Pero, Sr. Perez —intenta nuevamente Jeremy.

Nuestro profesor lo miró.

—Eso es todo, Jeremy. Por favor, cierra la puerta cuando te vayas. —Jeremy me dio

una mirada de disculpa pero se fue como le dijo. Me senté mirando la nota en mi

escritorio, notando lo silenciosa que estaba ahora la habitación.

—Lo siento —trago saliva—… Sr. Perez, sobre la nota. —Se sienta en el escritorio

frente a mí.

—Entonces, ¿vas a salir con ese títere esta noche? —Alcé la mirada a sus brillantes

ojos azules.

—Me dijeron que viviera mi vida —espeté y me puse de pie cara a cara con el

hombre que seguía amando—. Ni siquiera llamaste para mi cumpleaños. —Mi voz

descendió. Sé que él no podía, pero sin embargo dolía. Tenía algunas expectativas

de celebrar mi día en la edad adulta. Tenía muchas expectativas que sé que nunca

se cumplirán, y el pensamiento es devastador.

—Debería darte detención —dijo, y sentí mi mandíbula caer abierta.

Sentí el rubor calentar mi cara, y me acerqué.

—Entonces hazlo. —Cooper agarró mi cara y me tiró a un feroz beso. Estuve llena

de enojo y pasión por los breves segundos que duró. Tiré su rostro hacia el mío y

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dejé que mil recuerdos me inundaran. Mis dedos se enredaron en su largo cabello,

y en todo lo que pude pensar fue, finalmente. Cuando me liberó, me tambaleé hacia

atrás, y él se enderezó. Sólo mirándolo, cabello desordenado y ojos un poco

salvajes, todo lo que quería hacer era saltar sobre él y llevarlo al piso del aula.

—No pienses un segundo que esto ha sido fácil por mí, Ali. —Él tragó, y pude ver

lágrimas en sus ojos—. He querido abrazarte —su voz baja—, para besarte, para

hacerte feliz. Sólo para estar contigo cada día. Me está matando. —Se puso la mano

sobre el pecho—. ¿Puedes verlo? —Cooper se dobló para encontrarse con mi

mirada—. Siempre te amaré. —Sus dedos trazan mis mejillas y toca mi cuello.

Nuestras miradas se traban, y quiero besarlo otra vez—. Siempre serás la única

para mí.

Temo demasiado decir algo, así que actúo por impulso y dejo que mis labios

regresen a los de él. Esta vez el beso es suave y dulce, el enojo se ha ido y la

verdadera emoción de la situación permanece, amor. Retiro mi cara de la suya y

encuentro sus ojos abiertos. Estoy tan abrumada que necesito salir de aquí. Se

siente como si las paredes se estuvieran cerrando sobre nosotros. Agarro mis cosas

y hago una línea recta hacia la puerta pero me detengo antes de abrirla. Me doy la

vuelta para tener una última mirada de Cooper.

—Coop —dije estrangulada. Está observándome, y puedo ver que sus ojos están

llenos de lágrimas. Me trago mi propia emoción—. Eres el único hombre que

siempre tendrá mi corazón. —Mi valor disminuye, y estoy a punto de correr a mi

coche.

No me sorprende encontrarme a Jeremy apoyado contra él, esperando por mí.

Camina hacia mí y ahueca mi cara en sus manos.

—¿Estás bien? —Su cara está llena de preocupación, y estoy segura de que parezco

un completo desastre. Segura de sentirme como una—. ¿El Sr. Perez… te hizo

algo? —Sostiene mi mirada para asegurarse de que le respondo con honestidad.

Niego con la cabeza.

—No. Claro que no. —Tengo que detenerme para respirar—. No estoy

acostumbrada a meterme en problemas.

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Una sonrisa tira de los labios de Jeremy.

—Mi pequeña Ali Goody Twoshoes —susurra, sonriendo. Suspiro de alivio,

sabiendo que acabo de esquivar una bala. Jeremy sigue sosteniendo mi cara y

ahora tiene una mirada extraña en sus ojos. Conozco esa mirada, era la misma que

tuvo justo… antes…

La boca de Jeremy casi se estrella con la mía. Sus labios están ansiosos mientras sus

manos se deslizan desde mis mejillas a la parte de atrás de mi cabeza. Sigue

besándome, mi boca sin responder hasta que él está satisfecho. No pude reaccionar

a tiempo para apartarlo. Literalmente me congelo en sorpresa. ¿Por qué piensa que

tiene derecho a besarme?

—Te veré esta noche a las siete —dice, besándome una última vez antes de irse

trotando a su coche.

Oh sí. Porque estuve de acuerdo en salir con él esta noche. Jeremy piensa que

hemos vuelto.

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Ocho Cooper

Traducido por ♥ Ellie ♥

Corregido por Viqijb

o bebo muy a menudo pero, diablos, en este momento estoy bastante

borracho. Ali salió con ese imbécil, Jeremy, tres veces durante sus

vacaciones de invierno. Lo que no puedo entender es cómo ella me

besó ese último día de escuela, y luego fue directo a los brazos de Jeremy.

Debería haberle dado un pase de detención.

Caminé hasta su casa esta noche y estoy esperando a que regrese. Sólo quiero

verla, quizá incluso hablar con ella. La última vez que él la trajo a su casa, intentó

besarla, y ella casi se lo permitió. Tal vez sabía que yo los observaba porque echó

una mirada alrededor antes de entrar, sola, dejando a Fisher en su umbral. Fue

genial ver cuánto deseaba él ese beso, cómo lo esperaba, y cómo no lo consiguió.

Ahora estoy sentado al otro lado de la calle y dos casas más abajo. Esta casa está en

venta, así que nadie la ocupa. Tal vez debería comprarla. Eso le enseñará. Ali ha

estado fuera por casi tres horas otra vez. Probablemente viendo alguna estúpida

película y comiendo alguna estúpida cena. Tan estúpidamente predecible.

Soy tan estúpido. Cuelgo mi estúpida cabeza en mis manos y tiro de mi estúpido

cabello.

N

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Estoy bebiendo alguna clase de ron envuelto en una bolsa de papel de la tienda de

licores. Me he convertido en un cliché: el borracho ex-novio que acecha a la mujer

que ama y que simplemente no puede dejar ir. Mi estómago quema por el alcohol,

así que dejo de beber. Es la primera cosa inteligente que he hecho esta noche.

Apoyado contra la puerta detrás de mí, sólo miro fijamente al otro lado de la calle.

¿Cómo pude precipitarme tanto en romper las cosas con ella? No he olvidado ni

un minuto de nuestro verano juntos, aunque ahora estamos plagados con un clima

más frío… y en tiempos más fríos.

Cierro los ojos mientras imagino a Ali el primer día en que la vi: su cabello oscuro

recogido en una cola de caballo y sus gafas de sol tan grandes que cubrían la

mayor parte de su rostro. Había estado mirándola por unos buenos diez minutos

antes de que ella siquiera me notara. Una vez que lo hizo, mi vida cambió. La

observé desde el agua mientras ella me miraba desde la arena. La noche en que la

besé, seis días después, fue como nada que jamás hubiera experimentado antes. Su

cuerpo amoldado al mío, sus labios suaves pero urgentes.

No como la última vez que la besé. Había estado tan enojado por verla aceptar salir

con ese idiota, que no podía pensar claramente. Había escrito esa carta porque no

quería retenerla… sólo para tener que verla siguiendo adelante. Mis emociones y

testosterona simplemente reaccionaron. Quería continuar sosteniéndola y

besándola, pero no era posible. Nuestra relación no es posible. Mi corazón duele

tanto que siento dolor físicamente.

No. Espera. Eso es por el ron.

Me inclino fuera del porche y vomito lo único que tengo en el estómago: alcohol.

Estoy a un paso de acurrucarme en una pelota y llorar. Qué demonios, término por

acurrucarme y dejar que el dolor me tenga… Entonces me desmayo.

Me despierto y siento algo suave sobre mí y sé que alguien está cerca. Trato de

incorporarme y veo que Ali está junto a mí leyendo un libro con una linterna. Ella

nota que estoy despierto.

—Casi logras que te atrapen aquí afuera —dice, dejando su libro y apagando la

linterna.

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Hay una manta sobre mí, y la reconozco como la colcha de su cama sobre la que

habíamos yacido en septiembre. Trato de sentarme por completo y me siento

inmediatamente demasiado mareado y con náuseas otra vez. Ali se gira y toma

algo de su lado.

—Aquí —dice, ayudándome a sentarme—. Traje agua y galletas saladas para ti.

Los brazos de Ali resbalan bajo los míos mientras me sostiene contra la pared. Está

tan cerca de mí, cuidándome. Puedo sentir el olor a coco que la rodea, y la

sensación de estar en casa cubre mi corazón.

—¿Cómo supiste que estaba aquí? —pregunto, tomando el agua y bebiéndola a

sorbos.

Una mueca cruza sus labios.

—Te he visto aquí afuera cada noche en que he salido con Jeremy —dice entre

dientes—. Cuando me dejó, te vi tirado aquí y esperé hasta que se fuera para venir.

Cuando te encontré, bueno, supongo que supe que podrías necesitar ayuda.

Me froto la cabeza.

—¿Qué hora es? —La luna cuelga perezosamente en el cielo. Pienso, o mejor dicho

espero, haber vomitado la mayor parte del alcohol que consumí, pero todavía

siento los efectos.

—Las tres de la mañana —contesta.

—No es lo que tú piensas —digo, sintiendo a mi estómago anudarse.

Ali asiente, mirándome.

—¿Qué es entonces, Cooper?

Sus ojos se ven tan tristes como yo me siento. Quiero decirle que simplemente no

puedo dejarla ir, y decirle cuánto la amo. Pero estoy ebrio, y cuando le diga cómo

me siento realmente, sé que debo estar sobrio para que me tome en serio.

En su lugar, digo:

—No lo sé.

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Ella me entrega otra botella de agua, más galletas, y un par de gomas de mascar.

Oh, infiernos. Este momento apesta.

—¿Puedes caminar? —pregunta de repente.

—Tienes razón. —Empujo para pararme y maldigo inmediatamente la invención

del ron—. Debo ir a casa.

Ali sacude la cabeza y suspira fuertemente, equilibrando mi peso sobre sus

hombros.

—Vives demasiado lejos para ir caminando, y no te dejaré entrar en mi auto si vas

a vomitar otra vez —dice, luchando para ayudarme a caminar. Hago una nota

mental para preguntarle luego cómo sabe dónde vivo—. Mi papá está apagando

un incendio en unas tierras de cultivo en el norte y no volverá a casa por otros tres

o cuatro días más. Puedes quedarte en mi casa, pero sólo por esta noche.

Sé que debería estar diciendo que no y caminar a mi casa, pero no puedo.

—Estoy borracho —indico lo obvio. Ali se ríe y me empuja adelante.

Soy vagamente consciente de que de alguna manera logró hacerme subir las

escaleras y que me ha metido en su cama. Puedo sentirla cómo me quita los

zapatos, y siento su vacilación mientras considera qué hacer con el resto de mi

ropa. Mis ojos están cerrados, y la escucho tararear mientras coloca unas mantas

sobre mí.

El cuarto gira, y quiero que se detenga.

—Estás congelado —dice para ella misma, pensando que me he desmayado otra

vez. Se sienta en la cama y cepilla con sus dedos el cabello fuera de mi cara—. Eres

tan hermoso, Cooper. —Sus labios se presionan suavemente en mi frente—. Te

extraño cada día, y cada día desearía que las cosas fueran diferentes. ¿Por qué me

escribiste esa última carta, eh? ¿Qué te hizo pensar que eso mejoraría algo?

—susurra, entonces sale del cuarto.

Me duele el pensar que se aleja. También la extraño, y quiero decírselo, pero el ron

me ha agotado. Lentamente, mi mente se deja caer en un sueño perturbado.

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¡Qué noche horrible! Mi cabeza duele más de lo que jamás pensé posible; ahora

que pienso en ello, también lo hace el resto de mí. Me giro y siento la estrechez de

mi estómago vacío. Necesito comer. Empujo los pies fuera de la cama y noto que

aún llevo puesta la ropa de ayer. Ni siquiera sé cómo llegué a casa. Fuerzo mis ojos

a abrirse, tratando de recordar algo de anoche. Quise hablar con Allison, así que

decidí caminar hasta su casa, y en el camino había una tienda de licores… Compré

una botella de ron… Ali estaba en su cita, así que la esperé fuera al otro lado de la

calle… Oh, mierda.

Mi cabeza se levanta de un tirón, y mis ojos se abren muy grandes. Estoy en el

cuarto de Ali. Ella me encontró ebrio y cuidó de mí. Echo una mirada alrededor del

cuarto que está decorado en su mayoría en tonos rosas y amarillos. Trato de

reconstruir los acontecimientos de anoche. Espero no haber empeorado las cosas

entre nosotros.

Hay una nota en la almohada:

Cooper, duerme todo lo que quieras. Puse una toalla limpia en el cuarto de baño para que

puedas ducharte. Mi padre es más alto que tú, pero encontré algo de ropa que quizás te

quede.

Gimo en desconcierto y miro el reloj. Es casi mediodía. Me paro y logro llegar

hasta el cuarto de baño. Me quito la ropa y me meto al agua caliente. La ducha se

siente bien, pero no lo suficientemente bien como para hacerme sentir mejor. Luego

de secarme, me visto con la ropa del Sr. Starr, los jeans son un poco largos y

grandes, al igual que la camiseta, pero servirán. Uso el cepillo de dientes de Ali;

eso será mi pequeño secreto. Regreso al dormitorio e inhalo. Huele como Ali.

Quiero mirar y tocar todo, pero escucho un ruido abajo. Ella debe saber que estoy

despierto. Me preparo para mi caminata de la vergüenza.

Avanzo calladamente hasta la cocina. Ali tiene puestos unos auriculares y tararea y

baila al ritmo de una música que no puedo oír. Hay una cafetera con café recién

hecho, y está preparando panqueques. Me inclino contra el mostrador y sólo la

observo. Parece que empezará a llover en cualquier momento, pero la débil luz de

la tarde temprana parece bailar en ella como el sol del verano. Sus caderas se

mueven de aquí para allá lentamente; su cabello cuelga suelto hasta la mitad de su

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espalda. Lleva puestos unos pantalones de ejercicio y una camiseta. Es la persona

más hermosa que jamás haya visto.

Ya no puedo aguantarlo. Ya no me importa cuán estúpido y borracho estuve

anoche. No me importa haberle dicho que siguiera adelante. Todo lo que me

importa es Allison. La amo y necesito estar cerca de ella. Me muevo a través del

frío piso de la cocina y apoyo mis manos en sus caderas oscilantes. Ali salta y deja

salir un pequeño grito.

Se quita los auriculares mientras se gira alrededor.

—Soy solo yo —digo, sonriendo—. ¿A quién esperabas?

Ali traga y se vuelve hacia la estufa.

—Estoy preparándote panqueques —dice suavemente. Supongo que eso es justo.

Mis sentimientos sólo se han hecho más fuertes, pero no puedo esperar que los de

ella sean iguales, especialmente desde que le dije que continuara. Oh, y ese

estúpido imbécil de Jeremy. Quito mi mano, pero ella me detiene, apoyándola

nuevamente en su cadera.

—¿Cómo te sientes? —Su voz ahora es suave y preocupada, y me toma un

momento el poder contestar porque su piel está expuesta entre sus pantalones y la

camiseta, y quiero tocarla.

—Mejor, gracias a ti —digo, dando un paso adelante, de modo que mi pecho casi

se presiona contra su espalda. Me inclino e inhalo su olor. Lo único que quiero es

sostenerla entre mis brazos—. Si dije algo anoche…

Ali se ríe de mí, no “conmigo” porque estoy demasiado avergonzado para reír.

—Estabas bastante destrozado. —Pone el último panqueque en un plato y apaga el

quemador—. No podía dejarte allí.

Se gira hacia mí, mis manos parecen pegadas a donde las ha colocado.

—Sigues apareciéndote, y ya no sé qué hacer. —Pone las palmas de sus manos en

mi pecho, y yo contengo el aliento, esperando a que me empuje lejos de ella.

—Lo siento —susurro.

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Un trueno nos interrumpe, y Ali salta asustada. Mis brazos se envuelven

instintivamente a su alrededor, protegiéndola de cualquier posible daño. Llueve

tranquilamente afuera, y nos paramos allí, sosteniéndonos el uno al otro, incapaces

de hacer contacto visual.

—¿Qué lamentas? —pregunta Ali.

Bufo una risa.

—Lamento tantas cosas que no sé por dónde comenzar —admito.

Ali me mira con sus grandes ojos marrones.

—No quiero a Jeremy —dice, para mi sorpresa—. Sólo quería sentirme deseada.

—Sus mejillas se ruborizan, y sé que quiere apartar la mirada. Sostengo su rostro

entre mis manos para que no lo haga. He extrañado tanto su rostro, que no puedo

perder esta oportunidad de mirarlo.

—Tú siempre has sido deseada, Ali —digo con tanta pasión que no puedo pensar

claramente. Mis labios están casi sobre los suyos—. A veces no podemos tener

aquello que más deseamos.

Ali cierra los ojos y respira profundamente. La conozco lo suficiente como para

saber que hace eso antes de tomar una decisión o antes de decir algo importante.

Cuando sus ojos se abren otra vez, están ardiendo.

—Si yo soy lo que deseas, Cooper —se detiene y pasa sus manos por debajo de mi

camisa prestada—, puedes tenerme.

Esperaba que me dijera que me fuera, que ya la había lastimado demasiado. La

deseo tanto que no puedo dormir por las noches, maldiciendo el no poder tocarla

siquiera una vez más, y aquí está ella, ofreciéndose para mí. Tiro de ella hacia mí

con fuerza, y nuestras bocas casi chocan juntas con ferocidad.

Ali deja salir un pequeño gemido que casi detiene mi corazón. Nos besamos, y

nuestras manos están en todas partes. Abro mis ojos y encuentro que los suyos

también están abiertos, pero nada se detiene. Casi nos enciende más. Ella respira

con dificultad, y no estoy muy seguro de cómo lo hizo, pero ya no tengo puesta la

camisa. Esto me recuerda nuestra noche en la playa. Ali se aleja un poco y corre sus

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manos por mi pecho; mis rodillas se debilitan. Tiro de ella conmigo, y ambos

aterrizamos en el piso de su cocina, riéndonos a carcajadas.

Yacemos lado a lado, riendo y recobrando el aliento. No sé qué hacer. Quiero estar

con esta chica de cada forma posible, pero aún soy su profesor. El conflicto que

lucha en mi interior es un tormento. No lo ayuda en nada cuando Ali se incorpora

y su camiseta es lanzada lejos. No podría apartar la mirada incluso si quisiera

hacerlo. Lleva un sostén negro de encaje, que contrasta con su pálida piel, y llena

mi visión. Ali reúne su cabello en una cola de caballo suelta y se inclina sobre mí y

traza mis labios con la punta de su lengua. Estoy paralizado. Se desliza encima de

mí, presionando su suave y tibio cuerpo contra mi pecho mientras comienza a

besarme lentamente, con indecisión. Mis dedos se cierran en su cabello,

sosteniendo su rostro contra el mío con una mano, la otra descansando en su

cadera otra vez. Ali balancea su peso hacia adelante y atrás, y me olvido por un

momento cómo respirar.

Me doy cuenta de lo que hace, y es demasiado tarde. Se ha quitado sus pantalones,

y no puedo respirar ante la vista de su ropa interior a juego. Su boca asalta la mía,

y puedo oír mi propio gemido.

—Ali —susurro, tratando de encontrar la voluntad para detenerme. Por supuesto,

detenerme es lo último que quiero hacer. Quiero tomarla en mis brazos y

sostenerla para siempre. Quiero que nuestra primera vez sea romántica y especial,

no en el piso de una cocina.

Ella puede sentir mi vacilación, y se aleja un poco.

—Pensé que esto es lo que querías. —Su rostro se sonroja.

Por supuesto que quiero esto, ¿cómo podría no quererlo? Puedo ver cómo

comienza a deshacerse mientras espera que le diga que no otra vez. Me incorporo y

la sostengo cerca y fuertemente.

—Lo es —digo contra su cabello—. Lo es, Ali, cielos. No hay nada que quiera más

que a ti.

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Puedo sentir que comienza a relajarse. Mis dedos exploran su piel expuesta,

provocando piel de gallina en su cuerpo. La ayudo a ponerse de pie y la dirijo

hacia la sala, donde envuelvo una manta alrededor de sus hombros.

Inmediatamente, ambos estamos de regreso en la playa, con una fogata brillante

ardiendo a nuestras espaldas, y mil estrellas chispeando en lo alto. Como lo hice

aquella vez, utilizando la manta, tiro de Allison más cerca de mí mientras inclina

su rostro hacia el mío. Me siento tan completamente saturado con el amor hacia

esta chica, que siento como si pudiera ahogarme en él. Sus ojos están abiertos y

ardiendo de deseo. Mi voluntad se evapora, y cedo ante mí mismo. He estado lejos

de su intimidad por meses, y ya no puedo soportarlo otro segundo.

Creo que se sorprende cuando tiro de su rostro hacia el mío, y al igual que en la

playa, la manta cae silenciosamente al piso. Los esbeltos brazos de Ali se envuelven

alrededor de mi cuello, y fácilmente la levanto en mis brazos. El sofá no está muy

lejos, así que la llevo hasta allí, sin romper nuestro beso, y suavemente la acuesto

sobre él. Me posiciono sobre su cuerpo delicado, sin dejar que soporte mi peso,

pero Ali me tira hacia ella, apretándonos juntos. Sus dedos se entierran en mi

cabello, y gime suavemente mientras beso su cuello.

—Te amo —susurro contra su oreja, y ella tiembla debajo de mí.

Cuando nos miramos otra vez, sabemos que nada nos detendrá en este momento y

que nada nos interrumpirá.

Es justo ahí cuando suena el teléfono. Me caigo del sofá y choco contra el piso.

Allison salta y se sienta, tomando la manta del piso para cubrir su piel expuesta. El

contestador recoge la llamada perdida.

—Oye, Ali. —La voz de Jeremy llena el cuarto—. Sólo estaba asegurándome que

nos veremos esta noche. Llámame… Te amo.

Ali camina hasta la máquina y presiona unos pocos botones hasta que el mensaje

es borrado. Cuando se vuelve para encararme, se ve molesta. Quiero ir hacia ella,

pero pesa en mí la idea de que quizás ella quiera ir a esta cita, aún si no es

conmigo, incluso si es con un tipo que ella dice no querer.

Estaría mintiendo si dijera que mi ego no soportó un gran golpe por ello.

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—¿Él te ama? —Aquí estamos, revolcándonos semi-desnudos y un… un

pretendiente literalmente la llama.

Ali se ruboriza y se encoge de hombros.

—Él dice que sí.

Trago.

—¿Y qué le dices tú?

Ali se gira alrededor y tira la manta más fuertemente alrededor de su cuerpo casi

desnudo.

—Nada. —Su voz es baja—. No le digo nada, porque nada es lo que siento por él.

El alivio me inunda por sus palabras. Camino por el cuarto y tomo a Ali en mis

brazos.

—Sólo tenemos que tener paciencia —le digo, besando su cabeza—. ¿Puedes

esperarme? —pregunto suavemente, sabiendo que yo esperaría una vida por ella.

Ali asiente lentamente, luciendo tan frustrada como yo me siento.

—¿Hasta mayo? —me pregunta, haciéndose para atrás.

Beso la punta de su nariz. Encuentro irónico que sea yo quien le pida que espere

por mí, cuando por lo general los papeles están invertidos. Pero no me quejo. Me

gusta el hecho que esta chica-súper-caliente intente aprovecharse de mí.

—Hasta mayo, entonces podremos estar juntos todo el tiempo.

Ali me da esa sonrisa que más amo, y se inclina para besar mis labios.

—Y entonces para siempre —dice.

Nos sentamos en el piso de su cocina, escuchando la lluvia, sosteniéndonos el uno

al otro; repletos de amor y paciencia. No había nada más que necesitáramos decir.

Mayo. Sólo cinco meses más. Ciento cincuenta días de duchas frías.

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Nueve

Allison

Traducido por Vanehz

Corregido por Floraah1

on Cooper estamos de regreso en la camioneta, o lo mejor que podíamos

hacerlo, habíamos estado hablando cada día por horas. Ideamos un plan,

un horario secreto para ser capaces de estar cerca. Incluso se coló, más

de una vez, mientras mi padre estaba en el trabajo.

En navidad, intercambiamos regalos. Le di un nuevo reloj, él me dio un collar con

una concha marina. Dijo que era de nuestra playa y la había traído con él desde

nuestra última noche allí. Lo llevaba en vez del brazalete de la llave. No podía

llevarlo si Christina sabía lo que significaba para mí.

Quería llevar las cosas al siguiente nivel con él, pero entendía por qué no

podíamos. Cinco meses, esa era la meta, solo cinco meses más, ridículamente

largos.

Es enero y nuestro primer día de regreso a la escuela, desde el inicio de las

vacaciones de invierno.

Realmente estoy esperando mi clase de inglés hoy. Sé que Cooper y yo necesitamos

mantener esto en secreto, pero es tan increíblemente apuesto, puedo pasar todo el

periodo de clase comiéndolo con los ojos en vez de ignorándolo. Espero poder

mantenerme a mí misma bajo control.

C

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No será fácil, desde que me fui para las vacaciones de invierno, siempre

estornudaba para alejar las lágrimas, y ahora no puedo sacar la sonrisa de mi

rostro.

Estoy caminando entre el segundo y tercer periodo cuando Jeremy me alcanza.

—Entonces, nunca me llamaste la noche pasada —dice, poniendo su brazo

alrededor de mis hombros. Quiero quitármelo de encima, pero no quiero herir sus

sentimientos o quemar mi puente de amistad con él. Ha sido tan dulce conmigo,

incluso después de que le llamara el día que Cooper oyó su mensaje.

Le dije que me gustaba pasar tiempo con él, pero simplemente no sentía de la

misma forma que él. Dijo que entendía y preguntó si podíamos seguir saliendo. De

mala gana acepté, y lo vi una vez más en las vacaciones dónde trató de besarme.

Desde entonces he estado tratando de evitarlo, sin éxito.

—Lo siento por eso. Estaba ocupada. —Una lamentable explicación.

Se inclinó y besó mi mejilla.

—¿Puedo sacarte esta noche? —preguntó optimista—. ¿Cómo amigos? —Como si

añadiendo la palabra amigos, fuera a cambiar el cómo realmente se sentía sobre

mí. Perdón amigo, no soy de esas chicas.

—Realmente necesito enfocarme en la escuela ahora —mentí. Aceptó la

información que le di y asintió, conociendo a mi nerd interior.

—Está bien —dijo fácilmente—. Te veo en inglés. —Me besó ligeramente en la

mejilla una vez más.

Lo vi desaparecer en el mar de estudiantes. Caminé hacia el tercer periodo

aturdida.

—Oh, Allison —llamó el Sr. Thorn mientras tomaba asiento—. Te necesitan en la

oficina, algo sobre tutoría. Aquí hay un pase. —Extendió su mano y me deslizó un

papel, lo miré confundida. ¿Sabrían algo? El miedo me llenó, y el sudor cubrió mi

piel. Tragué y sonreí.

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—Gracias, Sr. Thorn —me las arreglé para decir mientras giraba y caminaba fuera

de clases. Me detuve primero en el baño de chicas. Necesitaba asegurarme de lucir

inocente y compuesta.

Lucía más pálida de lo normal. Después de pararme frente al espejo por diez

minutos, volvió algo de color a mi rostro, o al menos me convencí de eso. Tomé la

ruta más lenta a la oficina y encontré a mi tutora al teléfono. Me hizo gestos para

que me sentara, así que lo hice.

—Hola, Allison —me saludó.

Parecía calmada, lo cual era bueno. Por supuesto, si estuviera en alguna clase de

problemas, habría sido llamada a la oficina del director, no al tutor guía.

—Hola, Sra. Brown. ¿Qué sucede? —Estoy temblando.

Ella sostiene una carpeta y me la entrega.

—Esta es la lista de todos los mayores que dicen haber estado tomando clases

contigo y el Sr. Perez. Necesito que los revises y marques su progreso. Creo que

algunos de ellos mienten absolutamente sobre lo que aparece. Sabes cómo es esto.

Tengo un escritorio aquí para ti —dice mientras me conduce a una corta distancia

y me indica. Dejo salir el aire que he estado sosteniendo en mis pulmones y abro la

carpeta. Estoy paranoica.

Justo como acababa de decir. El progreso que el Sr. Perez había mantenido de los

estudiantes que habíamos visto desde septiembre. Paso el tercer y cuarto periodo

en la oficina haciendo mi papeleo, lo cual es bueno porque entonces no tengo que

ver al Sr. Sherman, rebotar por allí, por una hora.

La campana suena para el almuerzo y empiezo a empacar mis cosas. Solo necesito

entregar lo que encontré a la Sra. Brown pero me distraigo, mientras Cooper entra

en la oficina.

Quiero saludarlo, pero no era lo mejor. Él no me ha visto, de cualquier forma. Luce

preocupado y entra en la oficina del Sr. Matthew, el director, pasando su mano a

través de su cabello.

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Me permito moverme un poco más cerca ya que la puerta no está cerrada del todo.

Normalmente no escucho a hurtadillas, pero hoy parece apropiado, así que

pretendo seguir viendo mi carpeta de tutoría. Nadie está en la oficina, excepto la

secretaria quien está demasiado ocupada en el teléfono para incluso notarme.

—Ha llegado a mi conocimiento, Sr. Perez, que podría tener algún interés especial

en una estudiante aquí en Preparatoria Chino —dijo el Sr. Matthew.

Hubo una pausa.

—Ningún interés especial en absoluto, señor —respondió. Sostuve mi aliento

escuchando—. ¿Quién diría tal cosa?

—Se nota que pasa tiempo extra con Allison Starr —continuó Matthew.

—Bueno, por supuesto que lo hago, señor, es una tutora de inglés avanzado.

Trabajamos juntos tres veces a la semana con sus compañeros de clase. —Cooper

sonaba tan seguro y confiado—. Es cualquier cosa menos atención especial, señor.

Me fue delegada esta obligación por el Sr. Snyder. No la elegí.

—Bueno, es una chica atractiva y usted es joven —lo probó él.

Cooper rió, pero podía decir que estaba incómodo.

—Sr. Matthew, puedo asegurarle que no tengo absolutamente interés alguno en

Allison Starr. —Cooper se aclaró la garganta—. He sospechado que puede tener un

enamoramiento conmigo, pero mis sentimientos han sido y serán siempre

estrictamente profesionales. Nunca vería a una estudiante de esa forma, señor. Y

debe saberlo, pero Stacy Sherman y yo nos estamos viendo. —Se detuvo—. No es

serio, pero hemos salido un par de veces. —Tenía que ser convincente, me dije a mí

misma. Miente, eso es lo que hace. Tiene que hacerlo.

—Es bueno oírlo, Cooper —dijo el director—. Los estudiantes tienen sus ideas y

rumores, así que debemos mantenernos profesionales.

—Sí, señor. Encuentro que la mayoría de estudiantes, Allison por ejemplo, puede

ser inmadura y engañarse con ideas locas. Es realmente nada más que una

estudiante para mí. —Mi corazón está palpitando fuertemente en mi pecho, y mi

estómago es un nudo torturante—. Usted entiende cómo pueden ser los

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estudiantes. Algunas veces llegan a delirar y hablar entre ellos sobre algunos

enamoramientos que empiezan a creer que es verdad. Allison es una buena

estudiante, señor; pero le aseguro que no es más que una estudiante para mí,

señor.

—Muy bien; me alegra que hayamos aclarado esto —dice el director, y estrechan

sus manos.

Estoy congelada contra la pared cuando Cooper sale. Él no me ve o sabe que lo oí

llamarme inmadura, delirante y enamorada. Oh. Y la mejor parte, sobre su novia.

Seguro, solo lo decía para sacudirse al Sr. Matthew, pero cielos, sonaba tan seguro

y convincente. Tenía que preguntarme, ¿estaba mintiéndole al director o a mí?

Me senté durante el sexto periodo con Christina, está contándome sobre ese nuevo

chico que le gusta, Andrew. Quiero decirle todo sobre Cooper, pero piensa que las

cosas terminaron meses atrás.

Me siento como si fuera a vomitar. Hay un dolor en mi espalda baja, se siente como

si alguien me hubiera pateado allí repetidamente. La campana suena. Me levanto y

me muevo robóticamente. Mi mundo se ha movido y está desmoronándose ante

mis propios ojos.

Soy consciente de que Jeremy está caminando conmigo a clase, sosteniendo mi

bolso. Tomo asiento y trato de pelear con la urgencia de vomitar.

Oigo a Cooper llamar al orden en la clase. Está hablando sobre las vacaciones de

invierno y lo que algunos estudiantes hicieron. No lo oigo llamar mi nombre.

—Hey, Ali. —Jeremy toca mi mano. Lo miro y sus ojos se agrandan—. ¿Estás bien?

Me levanto y me doy cuenta de que todos están mirándome. Cierro mis ojos, me

siento tan mareada, y me recargo contra el escritorio.

Finalmente obligo a mis ojos a abrirse así no vomitaré en clase, Cooper está

mirándome. Lo veo dar un paso hacia mí, sus cejas fruncidas con preocupación,

levanta su mano y cae a su lado.

Las lágrimas queman en mis ojos, y solo me dirijo a la puerta, sin mirar atrás.

—Allison —me llama Cooper por mi nombre.

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—Arreglaré esto, Sr. P —dice Jeremy, siguiéndome afuera.

Estoy solo a unos metros fuera de clase cuando Jeremy me atrapa. Quiero correr,

excepto que mis piernas se sienten como si estuvieran llenas de plomo.

—Hey —dice Jeremy, sosteniendo mis hombros—. ¿Qué pasa? ¿Necesitas que te

lleve a la enfermería? —Su voz es baja y gentil.

—Estoy bien —miento, jadeando por aire.

—Como el infierno que lo estás —dice, levantándome en brazos.

Quizás es aquí donde pertenezco, con alguien cómo Jeremy, alguien a mi nivel de

madurez con el que puedo encapricharme. Trago aire, pero nunca parece

suficiente. Las palabras que Coop le dijo al director hacen eco en mi cabeza.

—No me siento bien… solo necesito algo de aire fresco —le digo.

Él acepta la respuesta y se sienta conmigo hasta que la clase está casi terminada.

Mantiene sus brazos alrededor de mí, contengo las lágrimas. Jeremy no me

pregunta nada; solo me deja estar. Aún estamos sentados en la planta de piedra

cuando Cooper sale.

—¿Está todo bien allí afuera? —El hijo de los dos tiempos de un arma, pregunta.

Ni siquiera puedo mirarlo.

—Eso creo, Sr. Perez, simplemente regresaremos a clase —responde Jeremy y me

ayuda a ponerme en pie. Veo la mano de Cooper retorcerse como si quisiera

ayudarme, otra vez.

—Muy bien —dice, y Jeremy me conduce hasta el asiento.

Los minutos pasan hasta que la campana finalmente suena.

—¿Puedo llevarte a casa? —pregunta Jeremy.

Sacudo mi cabeza, negando.

—Me quedaré hasta tarde con unas cosas de tutoría —le digo. Se supone que tengo

que ver algunas discrepancias que encontré hoy más temprano.

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Cooper está sentado en el borde de su escritorio hablando con Hillary, quien

obviamente está coqueteando con él. Está sacando pecho y meciendo su cabello.

Cooper ni siquiera parece notarlo. Solo otra adolescente desilusionada.

Quizás debería empezar un club. O quizás, pueda citarse con ella también; agregar un

tercero a la mezcla.

Todas sus preguntas son finalmente resueltas, estamos solos. Ya que la clase está

vacía, me levanto. Me siento como si fuera a fallecer pero me fuerzo a tomar un

paso tras otro en mis piernas que no colaboran.

Antes de que pueda alcanzar la puerta, Cooper la cierra y se gira; la preocupación

cubre su rostro.

—Por favor, dime qué está mal —ruega, abriendo los brazos mientras camina hacia

mí.

—Ni siquiera puedo hablarte justo ahora —me las arreglo para decir.

Junto toda la fuerza que tengo en tratar de moverme y pasarlo. Cooper me agarra

por los hombros, y mi corazón duplica su ritmo. Sus ojos son de un azul oscuro,

como agua tormentosa.

—Vamos, Ali, soy yo quien está aquí. —Luce tan alterado, pero aun así lo alejo. No

otra vez. No puedo pasar por no tenerlo otra vez. Necesito ser fuerte y sostenerme

por mi cuenta.

—No, no es así, Sr. Perez. Odiaría arruinar nuestra relación profesional con mi

inmadurez y engañarme en pensar que hay algo más. —Dejo caer mi bolso en el

suelo—. Ya sabe, desde que soy tan ilusa con el enamoramiento y todo. Oh, y, ¿qué

pensaría, la mujer con la que ha estado saliendo, de todo esto, la Srta. Sherman?

Apuesto a que le molestaría realmente encontrarnos solos en su salón de clase.

Pongo mis manos en mis caderas y espero por su refutación. Él me mira

sorprendido.

—Déjame explicarte.

Entonces hago lo impensable, lo abofeteo. Realmente fuerte. La mano de Cooper

vuela a su mejilla, y lo empujo pasándolo.

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Mi piel está tan pegajosa que la siento extremadamente fría mientras salgo. No sé

dónde ir o qué hacer. Solo quiero alejarme.

El patio está desierto, giro alrededor. El suelo parece inestable bajo mis pies, como

si estuviera caminando en un bote. Es difícil tomar aliento, y el dolor en mi

estómago es tan intenso que me siento mareada.

El dolor en mi corazón es incluso peor. Miro alrededor por algún sitio donde

sentarme, pero mis piernas no se mueven, están entumecidas. Mi mundo empieza

a girar, no puedo enfocarme en nada. Puntos negros nublan mi visión. Se siente

como si estuviera siendo estrangulada.

La última cosa que recuerdo ver es a Cooper corriendo hacia mí, pero está de lado,

lo oigo gritar mi nombre, pero suena como si estuviera bajo el agua. Mi cuerpo

choca en el frío y duro cemento.

Nada excepto total oscuridad.

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Diez Cooper

Traducido por Susanauribe

Corregido por Viqijb

s tan obvio que Ali escuchó lo que le dije al Sr. Matthews. ¿Qué

esperaba? ¿Que confesara cuánto la amaba y arriesgara todo? Quiero

decir, cuando descubrí Chino en el mapa, su gran hito era la de Prisión

de Hombres. Ella simplemente me abofeteó y tengo que admitirlo, para alguien tan

pequeño, dolió como el infierno. Se veía bastante molesta. Su piel estaba más

pálida de lo normal y parecía caminar de manera graciosa.

Me agaché y recogí su mochila del suelo y salí; no podía estar muy lejos y tenía que

darle una explicación.

Ella seguía en el patio afuera de mi salón. No se está moviendo de manera correcta

sino rígidamente, como si tuviera dolor. Le grito y ella no responde. Me muevo en

dirección a ella, sintiéndome nervioso. Algo está mal definitivamente. Luego se

voltea y me mira, sus ojos se ponen en blanco y se estrella con el suelo.

—¡Allison! —grito y la sostengo justo cuando golpea el concreto. Su piel está fría,

húmeda y volviéndose azul—. ¡Ayuda! —grito, poniendo su cabeza en mis manos.

Sigo gritando y tratando de sentir su pulso. Es muy débil. Después de lo que

parecen años de gritos, un chico con aspecto gótico aparece.

—¿Qué pasó? —pregunta, luciendo poco preocupado y nervioso.

E

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—Llama al 911 —exijo, mirando y señalando el móvil en sus manos.

Regreso mi mirada hacia Ali y trato de decidir si debería comenzar a hacer CPR2.

—Llamé cuando la vi caer —dice lentamente.

Volteo a Ali de espalda, manteniendo mis dedos en su arteria carótida. Me acerco

para escuchar sus respiraciones en mi oído que está justo encima de su boca. Su

respiración es tan superficial que apenas puedo sentirla.

—Ali, escúchame —le digo—. Necesito que estés bien. Necesito que pelees.

Escucho sirenas pero no puedo descifrar cuán cerca están. Una nube de miedo me

ha envuelto. Saliendo del aire, un equipo de paramédicos está a nuestro alrededor.

Uno de ellos me está moviendo hacia atrás, lejos de Ali.

—Señor, ¿puede decirnos qué sucedió? —un hombre comienza a preguntarme.

Observo mientras la levantan a una camilla y ponen una máscara de oxígeno en su

rostro.

—Estaba actuando de manera extraña… se cayó… se desmayó. —Traté de

explicar—. Necesito quedarme con ella. —Me moví hacia adelante.

—Señor, cuidaremos bien de ella. ¿Puede darnos más información? —Empujé el

oh-tan-útil-paramédico a un lado, pero me detuvo—. Dijo que había estado

actuando extraño, ¿puede explicarlo?

—Le diré lo que quiera en la ambulancia.

Me dirigí hacia la ambulancia, sin dejar de ver a Allison. No pelearon más. Alguien

sigue haciéndome preguntas y les doy respuesta de una sola palabra. Toda mi

atención está concentrada en la frágil niña amarrada a la camilla. Me siento junto a

ella y tomó su fría mano. Sus ojos siguen revoloteando para abrirse pero está

inconsciente. Quiero que sepa que estoy aquí y no tenga miedo. Los paramédicos

están poniéndole toda clase de bandas y abriendo su camisa y poniendo algo en su

pecho. Cuando su ritmo cardíaco se muestra en el monitor, los escucho hablar de

problemas. Simplemente estoy viendo que los oscuros ojos de Ali se abran.

2 CPR: Cardiopulmonary resuscitation: Reanimación cardiopulmonar.

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—Estoy aquí, Ali. —Me inclino y susurro en su oído.

Su piel está tan fría y casi de tiza. Sus ojos finalmente miran en mi dirección.

—Estoy aquí —digo de nuevo y me muevo tan cerca como puedo—. Te amo.

Sus ojos se blanquean de nuevo y luego el monitor hace un terrible beep. Me volteo

para ver. No tiene ritmo cardíaco. El corazón de Ali ha dejado de latir. Rompí el

corazón de Allison Starr.

* * *

El tiempo ya no me significa nada. Todo a mi alrededor era un remolino de ruidos

y movimiento. Cuando llegamos a emergencias, todos excepto yo, estaba en

“cámara rápida” mientras los paramédicos llevaban a Ali. Fui llevado a otro lugar

para responder preguntas. Revisando mis breves respuesta en la ambulancia. Me

dijeron que necesitaban mucha más información. Después de que les dije quién era

yo, su profesor y lo que había visto, su desmayo, llamaron a su padre y yo llamé a

su tía Trudy.

—Hola —respondió ella alegremente.

—Trudy —me las arreglé para decir.

—¿Quién es? —sonó instantáneamente preocupada.

—Ryan. —Contuve un sollozo—. Cooper Ryan y sucedió algo con Ali.

Le di una recapitulación de los eventos, tanto como pude.

—Estoy de camino —dijo ella y la línea se colgó.

Seguí preguntando por Ali en la mesa de las enfermeras pero porque no era

familia, no me dieron información.

—Señor, sé que es su profesor y está preocupado pero…

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—¡No soy su profesor! —le grité a la enfermera—. Soy su novio.

Los ojos de la enfermera se agrandaron y luego se entrecerraron.

—De acuerdo con el papeleo, usted dijo que era su profesor de inglés. —No

recordé haber llenado papeleo—. ¿Cuál de los dos es, Sr. Perez?

No respondí. Simplemente me moví hacia atrás y de alguna manera llegué a una

silla. El hospital del reloj avanzaba pero no tenía idea de cuánto había estado aquí.

—¿Dónde está ella? —dice profunda voz—. Soy su padre, Robert Starr.

Me pongo de pie y camino audazmente hacia él. La enfermera está explicándole

algo y el miedo se infunde en su rostro. En algún momento en mi corta caminata

hacia él, comienzo a llorar.

—Sr. Starr —tartamudeo. Me mira y sus ojos están confundidos y rodeados de

lágrimas—. Soy Cooper —digo. Me mira por un minuto.

—¿La trajiste, a mi Ali, aquí? —dice él—. ¿El profesor? —Antes de que pueda

responder, pregunta—: Espera… Cooper… ¿de la playa el verano pasado?

Suspiro y miro al brillante piso blanco del hospital.

—Sí. —Es todo lo que puedo decir, respondiendo ambas preguntas. Trago,

esperando a ser golpeado o gritado.

Nada sucede.

El Sr. Starr me abraza y comienza a llorar. No simplemente llorar, sollozos

completos. Mi barrera se rompe y lloro junto con él. Todo mi ser se siente como si

estuviera deshaciéndose mientras lo abrazo. Finalmente se compone lo suficiente

para que todo haga click en su cabeza.

Me empuja hacia atrás y el entendimiento está justo debajo de la superficie de su

mirada.

—Espera. —Contengo mi aliento—. ¿El novio de Ali o su profesor?

—Señor —digo—. Puedo explicarlo.

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Antes de que pueda hacerlo, el puño del Sr. Starr entra en contacto con mi rostro

como había anticipado. Me muevo hacia atrás y caigo en el frío suelo.

* * *

Escucho voces y quiero abrir mis ojos pero parecen haberse pegado. Mi cabeza está

partiéndose con el dolor y todo mi rostro duele. Decido intentar escuchar qué están

diciendo los susurros.

—No, Robert, escúchame tú. Ali lo conoció en la playa este verano. No tenía idea

de él terminaría siendo su profesor. —Era Trudy. Me estaba defendiendo contra el

papá de Allison, Robert.

—Pero es su profesor —dijo enojado el Sr. Starr.

—¿Lo noqueaste incluso aunque gracias a él tu hija sigue viva? —Silencio—.

Conozco a este chico y ama a Allison, profesor o no.

Una mano fría presionó mi frente. Traté de abrir mis ojos.

—Allison —balbuceé y traté de sentarme.

—Whoa, Ryan —dice Trudy, ayudándome a sentarme.

Pánico se extendió dentro de mí.

—Allison —intento de nuevo.

Nadie habló así que traté de abrir mis ojos. Puedo ver al Sr. Starr con su cabeza

entre sus manos, recostado contra la pared.

—Está estable por ahora —me dice su tía. Por ahora… ¿qué significa eso?

—¿Qué sucedió? —Comienzo a temblar. Trudy se volteó a mirar al padre de Ali

que se volteó a mirarme.

—Aneurisma aórtica —responde lentamente. ¿Qué es eso? Trudy gentilmente

estaba palmeando mi espalda mientras él continuaba—. Las paredes de su corazón

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son débiles… como las de su madre. —Las mejillas de Robert estaban mojadas

mientras lágrimas continuaban saliendo de sus ojos—. El corazón de Allison no ha

explotado así que todavía tiene oportunidad.

—¿Qué puedo hacer? —No, esto no puede estar pasando. No a Ali. Esto no está bien. El

Sr. Starr alza su cabeza de sus manos y me mira directamente a mis ojos. Parece

evaluarme antes de caminar hacia mí. Me encogí y esperé ser noqueado de nuevo.

Él es un hombre enorme y estoy seguro de que el siguiente golpe puede matarme.

—Por lo que el doctor me dijo, gracias a ti sigue viva, al traerla tan rápidamente.

—Pone su mano en mi hombro—. Gracias, Cooper.

Él apretó mi hombro. Se sintió como si ahora tuviéramos un acuerdo no hablado.

No del típico hombre que después de que golpea al otro se siente mejor y pone el

malentendido a un lado. No, yo soy el tipo de hablémoslo-más-tarde y siento que

el Sr. Starr y yo deberíamos hablarlo después.

—Sr. Starr. —Un hombre en una bata de doctor color blanca se nos acerca—. Ahora

puede verla. —Trudy me ayuda a ponerme de pie y me estabiliza mientras nos

movemos hacia adelante—. Lo siento, hijo, la UCI es restringida, solamente la

familia.

El Sr. Starr me defiende.

—Él es familia —declaró simplemente y pone un brazo alrededor de mí.

No estoy seguro de hace cuánto me golpeó este señor, pero ahora soy familia. Tal

vez necesito reconsiderar aprender a golpear y a hablar un poco menos. Parece

acelerar el proceso de ser camaradas. El doctor no cuestionó a Robert y nos llevó a

un área del hospital dividida en secciones. Explicó que solamente podíamos entrar

uno a la vez.

El Sr. Starr entró primero, inclinándose sobre su cama. Le habló suavemente y

tomó su mano. Levantó su mano a su rostro y comenzó a llorar de nuevo. Fue una

escena terrible de ver.

Trudy dejó escapar un largo suspiro y me volteé a mirarla.

—Necesita una cirugía. —La miré—. Es muy riesgosa pero necesaria.

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—No puedo perderla —le digo a Trudy—. La amo.

Ella simplemente asiente y toma mi mano y simplemente esperamos a ver que

resulta. Trudy me deja entrar antes que ella.

Ali se ve tan pequeña y frágil en la cama de hospital. Su respiración suena

reprimida y el monitor hace beep en un ritmo inconstante. Me siento en la dura

silla de plástico junto a la cama y tomo su fría mano.

—No sé si puedes escucharme, Ali pero estoy aquí y no voy a ningún lado. —Beso

su mano—. Te amo y tienes que superarlo. Haré cualquier cosa.

Mientras digo las palabras, todo tiene sentido en mi cabeza. Ahora todo está claro.

La neblina que me había engullido se ha desvanecido junto a Ali. Es como el sol

para mí, quemando la neblina. Me decido y sé qué debe hacerse. Me siento con ella

hasta que se termina el tiempo, diciéndole mi plan, luego le explico a Trudy

rápidamente lo que voy a hacer.

Una vez afuera, me doy cuenta de que no tengo auto. Así que saco mi móvil y hago

una de las muchas llamadas que haré hoy. Suena tres veces antes de que haya

respuesta.

—Director Matthews —responde mi jefe.

Respiro profundamente y siento que estoy tomando la decisión correcta.

—Sr. Matthews —digo firmemente—, habla Cooper Perez.

—Cooper, ¿todo está bien?

—Señor, lo siento pero debido a una emergencia familia necesito rechazar mi

puesto.

Hay silencio por su parte.

—¿Me está diciendo que renuncia?

—Sí —lo digo de manera directa y sin otra explicación.

—Escuché que Allison Starr estuvo en algún tipo de accidente. ¿Tiene algo que ver

con esto?

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Suspiro.

—No quiero ser grosero pero dado que acabo de renunciar, ya no tengo que

responder sus preguntas.

—Si descubro que mintió respecto a su relación con una estudiante… —Su voz se

apaga con su amenaza.

—Entendido —respondí—. Tendrá mi carta de renuncia a primera hora de la

mañana.

Cuelgo y llamo a mi abogado. Rápidamente le informo de la situación, desde

principio a fin. Me asegura que debido a que Allison y yo terminamos al darnos

cuenta de la situación, estoy protegido y cualquier ley será abatida antes de que

pueda continuar el proceso. Como precaución, un abogado de su bufet contactará a

la escuela y suavizará todo y se asegurará de no hayan malentendidos. Quiero

todas mis bases cubiertas así que le pregunto unas cosas sobre renuncia a mi

trabajo. Algunas cosas significan más que una paga.

Una vez que termino la llamada, llamo a mi mamá. Suena su buzón de mensajes y

le digo todo. Mi mamá es comprensiva pero en esta situación, no la puedo ver

siendo… comprensiva. Este trabajo significaba mucho para ella, casi tanto como

para mí. Pero conoció a Allison y supo que haría cualquier cosa por ella, así que no

creo que se sorprenda.

Hago una llamada más antes de que regresar a la sala de espera de la UCI. Es a mi

abogado estatal. Le explico lo que planeo hacer y qué necesito de él. Naturalmente,

tiene algunas preguntas pero cuando se asegura de la seriedad de los eventos,

obedece.

Ahora la parte más difícil.

Tengo que hablar con el Sr. Starr y espero que entienda. Desearía saber cómo

bloquear golpes.

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108

Once Allison

Traducido por Akanet

Corregido por Dennars

a última cosa que recuerdo es a Cooper sosteniendo mi mano y

diciéndome que me ama. No puedo abrir los ojos, están muy pesados,

pero sigo tratando. Mi pecho se siente como si hubiera estado corriendo

muy rápido durante diez días seguidos, sin descanso. Duele tanto que abro los ojos

para asegurarme de que no hay un peso de alguna clase presionándome el pecho...

como un elefante, o algo así.

Ahora que puedo abrir los ojos me doy cuenta de que no sé dónde estoy, y me

estoy asustando.

Tengo una máscara sobre la boca y cables por todo el cuerpo. Lucho por moverme,

ahora en pleno modo de pánico, tratando de arrancármelo todo.

—Oye —dice una voz suave tomando mis manos entre las suyas y presionándome

suavemente de vuelta hacia la cama—. Estás bien —dice tocando mi cabello—.

Estás en el hospital. Hay un problema con tu corazón, pero van a arreglarlo.

Estoy teniendo problemas para concentrarme y no puedo encontrar su rostro, pero

conocería esa voz en cualquier lugar.

—¿Qué pasó? —creo que pregunto. Finalmente Cooper mueve la cara hacia mi

línea de visión directa. Las luces del techo lo rodean y parece que está brillando.

Un ángel... mi ángel.

L

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—No te preocupes por eso ahora cariño —susurra y besa mi cabeza—. Sólo tienes

que luchar para superar esto, ¿de acuerdo? Necesito que sepas que estoy aquí, no

me voy a ir, sin importar lo que pase. —Solo puedo mirarlo fijamente. Sé que ha

estado llorando porque sus ojos están hinchados. Y uno es de color negro y azul y

está casi cerrado por la hinchazón.

—Tu ojo. —Quiero tocar su rostro. Cooper sonríe y mira hacia abajo.

—Conocí a tu padre —dice riendo.

—¿Él... te pegó? —No puedo creer esto. Los detalles están empezando a entrar en

foco. Le dije a papá acerca de Cooper... estaba en la escuela con mi maestro cuando

me desplomé... Cooper viajó al hospital conmigo. Oh mierda. Todo se sabe.

—Sí —responde tocando su mejilla. Se estremece—. Está bien creo, quiero decir

entre tu padre y yo. Trudy vino a recatarme mientras estaba fuera de combate.

Hay mucho que procesar. Me siento muy cansada pero no quiero cerrar los ojos y

perderme a Cooper.

—¿Y ahora qué? —Suspiro y el pecho me aprieta. Los dedos de Cooper acarician

mi cabello y mi mejilla.

—Descansa y ponte fuerte, para que el médico pueda arreglarte y estés bien de

nuevo —me dice.

—¿Y nosotros? ¿Qué pasa ahora con nosotros? —Cooper sonríe y se inclina más

cerca de mí. Tengo muchos cables pegados, así que no puedo moverme. Siento sus

labios presionarse contra mi frente.

—Bueno, estaba pensando en eso... llevar las cosas al siguiente nivel —afirma.

Siguiente nivel, ¿qué quiere decir? Debe haber visto la confusión en mis ojos, así que

continúa—. Hice un par de llamadas...

—¿Cuánto tiempo ha estado lúcida? —Una enfermera entra en la habitación

abruptamente. Cooper mantiene sus ojos en los míos mientras le contesta.

—Solo un par de minutos señora —responde.

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—¿Y qué parte de “si despierta avísanos inmediatamente con el timbre” no

entendiste? —Cooper se inclina hacia abajo y me besa la frente.

—Te amo, Allison Starr —me dice, ignorando a la enfermera—. Necesitamos dejar

que esta mujer tan agradable te examine, pero cuando acabe, hay algo que tengo

que preguntarte. —Me besa una vez más y sale de la habitación. La enfermera

viene a mi lado de la cama mientras comprueba algunas cosas en mi historia

médica y los muchos monitores y bolsas unidas a mí.

—El médico vendrá en breve con tu padre —dice y se va. Asimilo mi entorno lo

mejor que puedo. Estoy en una caja de cristal que está unida a la cama del hospital.

Afuera puedo ver a mi papá, a Cooper y a tía Trudy junto a la estación de

enfermeras. Todos están de pie alrededor de un doctor que parece estar

explicándoles algo. Todos asienten al mismo tiempo y el médico sigue hablando

con movimientos de las manos para conseguir que su punto de vista sea

entendido. Cooper mira hacia el otro lado de la habitación y directamente a mis

ojos. Su mirada me atrae, él es todo lo que puedo ver. En este momento, estamos

en nuestro propio mundo privado, aunque estamos separados por seis metros de

distancia y una pared de vidrio.

Noto que el médico deja al grupo y se dirige hacia mi puerta. Veo, mientras, que

Cooper toca el brazo de mi papá y le dice algo. Lo que sea que le esté diciendo,

tiene toda la atención de mi padre.

—Hola Allison —me saluda el médico—. Justo estaba hablando con tu padre y

familia... —él sigue hablando, pero estoy viendo a mi papá y a Cooper. Puedo

escuchar al médico decir algo acerca de un aneurisma, pero lo que está pasando

afuera de mi habitación es mucho más importante. Puedo ver la cara de mi padre

volverse de un rojo brillante, pero no se sorprende por lo que Cooper le está

diciendo.

Cooper sigue hablando y mi papá se ve furioso o asustado. Mira hacia mí y sus

ojos se suavizan. Trudy tiene una pequeña sonrisa en los labios debido,

seguramente, a lo que está oyendo. Mi papá niega con la cabeza y Cooper se cubre

el corazón con la mano y parece estar suplicando.

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—Así que a esta hora, mañana, si sigues estable haremos la cirugía. —El médico

me da palmaditas en el brazo.

—Cirugía. —Finalmente miro al médico y pienso que, tal vez, lo que estaba

diciendo también era importante. Él asiente con la cabeza, piensa que debí

entender todo. Hace algunas notas en mi historia clínica y se va. Vuelvo mi

atención de nuevo al espectáculo fuera de mi habitación. Papá y Cooper están en

medio de una conversación. Cooper sigue hablando y mi padre sigue escuchando,

no se ve emocionado, pero ya no se ve molesto. Parece estar sumido en sus

pensamientos. Hablan por otros diez minutos más antes de que mi papá se levante

y venga hacia mi habitación.

—Hola nenita —dice en voz baja.

—Hola papá —le respondo. Él toma mis manos—. Veo que has conocido a Cooper.

Mi padre asiente con la cabeza y suspira.

—Sí —dice lentamente—, hablaremos de eso cuando te sientas mejor.

—No sabía que él iba a ser mi profesor... lo conocí antes... terminamos. —Mi

palabras se derramaron y podía oír el monitor del corazón sonando más alto y más

apresurado—. Lo amo papá.

—Cálmate cariño —dijo en voz baja. Su sonrisa era conflictiva—. Ya no estoy

molesto. He tenido este último día para conocerlo y es un tipo decente. Y no es que

cualquier tipo, alguna vez, vaya a ser lo suficientemente bueno para mi Ali-Oops.

¿El último día?

—¿Cuánto tiempo he estado aquí?

—Treinta horas —respondió con tristeza—. La pared de tu corazón es débil, justo

como la de tu mamá. Si Cooper no hubiera estado contigo... —No dijimos nada por

un tiempo, no teníamos que hacerlo. Antes de que mi mamá muriera, pensaron

que habían captado el problema a tiempo. No lo hicieron. Yo estoy en la misma

situación en la que ella había estado hacía ya diez años—. El doctor dice que tu

corazón parece haber estado débil durante algún tiempo. ¿Has estado

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experimentando cualquiera de los síntomas a los que sabes que deberías estar

atenta?

Mentiría si le dijera que no. Después de que mi mamá murió, nos enteramos que

podía ser una enfermedad genética y cuáles eran los síntomas. Incluían dolor

abdominal y de espalda, dolor en las piernas o entumecimiento, sensación de

estrés, náuseas, ansiedad y taquicardia. Había sentido la mayor parte de ellos y

debería haber visto las señales, pero pensé que todo era debido a un metafórico

corazón roto.

—Va a estar bien, papá —traté de sonar segura e ignoré la pregunta que me hizo.

—Fui muy afortunado de tener a tu madre —sonaba nostálgico—, era la mujer más

hermosa que he visto en mi vida y cuando aceptó casarse conmigo, no creí que la

vida pudiera volverse mejor. Cuando dijo que estaba embarazada —hizo una

pausa—, la vida se volvió mejor.

Se deslizaron las lágrimas por la cara de mi padre y las mías le siguieron.

—También la extraño —susurré.

—Sólo tienes dieciocho años, pero has soportado cosas que te han hecho parecer

más vieja o más madura para mí. —Cerró los ojos mientras pensaba—. No puedo

imaginar cómo habría sido mi vida si tu mamá no me hubiera dicho que sí. Esos

años con ella fueron los mejores de mi vida. Me dio la oportunidad de conocer el

amor.

Mi papá no había hablado tanto de mi mamá desde que murió, nunca. Miró a

través de la habitación y más allá de mí. Seguí su mirada y vi a Cooper

mirándonos.

—Él te ama —me dijo mi papá. Sonrío y me hubiera ruborizado si mi sangre

estuviera fluyendo correctamente.

—También lo amo.

—Vas a estar bien. —Me besó en la frente—. Sólo quería que supieras que, cosas

como la vida, no siempre salen según lo planeado. A veces solo necesitamos

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trabajar con lo que tenemos y reconocerlo como un regalo. Ali, tú eres mi regalo y

te quiero más que a nada en el mundo. —Las lágrimas seguían rodando.

—¿Qué pasa papá? —Él parecía tan angustiado como si estuviera tratando de

decirme algo sin darme ninguna información.

—Sólo quiero que seas feliz —dijo encogiéndose de hombros—, que seas tan feliz

como sea posible durante el mayor tiempo posible. No quiero que te pierdas nada

porque tú y yo sabemos cuán frágil y breve puede ser la vida.

—Soy feliz papá —le aseguré. Él sonrió y me besó la mano.

—Descansa un poco cariño. —Se puso de pie apoyándose en la cama.

—No estoy cansada —bostecé y mis ojos se cerraron involuntariamente—, solo

necesito descansar los ojos un momento.

La siguiente vez que los abrí, habían pasado casi cinco horas. Me enfoqué en el

reloj de la pared y luego noté que Cooper estaba sentado junto a mí con la cabeza

sobre mi cama. Estaba respirando suavemente, durmiendo. Levanté el brazo y

apoyé la mano en su cabeza. Si pudiera haberme movido, lo habría besado. Habían

cambiado la máscara de respiración por unos de esos tubos que ponen en la nariz.

Pasé los dedos por su cabello. Parecía más oscuro ahora que no había estado

surfeando al sol. Mis dedos pasaron ligeros por la mejilla y la sombra de la barba

de casi dos días. Cooper volvió la cara y luego se incorporó. Parpadeó un par de

veces, mirándome.

—Hola —dijo adormilado.

—Hola. —Le sonreí y él tomó mi mano—. Me alegro que estés aquí, pero, ¿no

tienes que trabajar? —Después de que las palabras salieron, me hubiera gustado

poder devolverlas. No quería que se fuera a ninguna parte. Cooper me hacía sentir

segura, con él podría superarlo todo.

—Esa es una de las cosas de las que quería hablarte —dijo uniformemente. Lo

animé a continuar con los ojos—. Yo, bueno... —sonaba nervioso—… renuncié.

¿Qué?

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—¿Que hiciste qué? —No entendía—. Querías muchísimo ese trabajo. —Él tomó

mis manos entre las suyas y sonrió.

—No quiero nada tanto como te quiero a ti Ali —dijo y si mi corazón pudiera latir

con más fuerza, probablemente podrías haberlo visto saltar a través de la bata de

hospital—. Me di cuenta de que nada era más importante que estar contigo, nada.

—Pero... Cooper. —No sabía qué decir. Había renunciado a mucho para tomar este

trabajo en el departamento de inglés. Esencialmente había renunciado a nosotros.

—Pero nada —dijo sonriendo y besando mis manos—. Tú eres mi mundo, Ali. Ya

no puedo permanecer lejos. —Cooper se movió en su asiento y giró para

mirarme—. Hay algo más de lo que quiero hablarte.

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Doce

Cooper

Traducido por Mel94_

Corregido por Viqijb

ué es, Cooper? —me preguntó Ali ansiosamente—. Pareces

molesto, dime qué está pasando por favor. —Siento como si mi

corazón pudiera partirse. Trago y pienso sobre la conversación que tuve ayer con

Robert Starr.

—No sabía que pudiera sentir algo así por alguien, Ali. El día que me di cuenta de

que estaba enamorado de ti, sabía que sólo había un futuro para ambos. Me he

torturado a mí mismo estando lejos de ti, y no puedo seguir haciéndolo, aunque

sea por una hora más. Tu papá y yo tuvimos una charla acerca de cómo pueden

cambiar las cosas rápidamente, y pensé que casi te había perdido, más de una vez.

No quiero volver a perderte, Ali. Es por eso que quiero preguntarte algo. —Llené

mis pulmones. Los bonitos ojos de Ali estaban muy abiertos del asombro, y sus

pálidas mejillas tenían un ligero rubor.

—¿Cooper? —Su voz era apenas audible. Tomé sus manos entre las mías.

—No quiero volver a separarme de ti, y necesito que luches para estar conmigo.

Sabes que cuando salgas de la operación esta noche estaré aquí esperándote. Te

quiero tanto a veces que no sé cómo he vivido antes sin conocerte. Sé que no puedo

vivir sin ti. Allison Marie Starr, ¿quieres casarte conmigo? —La habitación se

quedó en silencio, a excepción del monitor del corazón de Ali. Noté que el ritmo

—¿Q

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era más rápido de lo que debería haber estado y su respiración era dificultosa.

Peiné un cabello suelto de su rostro.

—No tienes que responder ahora. Sólo tenía que preguntártelo. Sólo necesitaba que

supieras que soy serio acerca de nosotros, tan serio como se puede llegar a ser.

—¿Hablaste con mi papá sobre esto? —me preguntó finalmente.

Asentí lentamente.

—Sí. Hablé con tu papá sobre lo mucho que te quiero y hablamos sobre el futuro.

Le expliqué que era serio acerca de nosotros estando juntos. Necesito que sepas

que cuando despiertes, no me voy a ir a ninguna parte. —Besé su mano—.

Necesito que sigas adelante y así poder casarte conmigo con el corazón fuerte.

—Miré como las lágrimas brotaban de los ojos de Ali.

—Cooper —dijo, y sus lágrimas desbordaron, ella miraba nuestras manos—. No.

—No podía apartar mis ojos de su rostro. Sollozó silenciosamente y su pulgar trazó

la palma de mi mano. Ninguno de los dos dijo nada en un largo tiempo. Tengo que

salir de aquí para no venirme abajo delante de ella. Tengo que mantener una fuerte

disposición. Me dejé llevar de tal manera que cuando me di cuenta de que esto es

lo que yo quería y necesitaba hacer, me había olvidado tomar en cuenta que

Allison tal vez ya no me quería más.

—Me parece bien —conseguí decir, y tragué el enorme nudo en mi garganta. Me

levanté y la besé en la frente—. No voy a ir a ninguna parte a menos que quieras

que lo haga —dije en voz baja contra su piel. Ella no dijo nada mientras salía de la

habitación.

Trudy y Robert estaban en la sala de espera cuando salí. Ambos estaban de pie

sonriendo. Resoplé junto a ellos, incapaz de tan siquiera hacer contacto visual. No

es así como imaginé que sería. Caminé al baño de hombres y me encerré en un

cubículo, apoyándome contra la puerta cerrada. No, nada como esto. Dejé que las

lágrimas vinieran y rasgaran el mismísimo centro de mi alma. Supongo que me lo

merecía. Había puesto mucho espacio entre nosotros y la empujé lejos.

Dejé escapar una dura risa cínica. La cosa es que quería casarme con Ali. Creo que

ya lo sabía en nuestra primera cita, compartiendo ese primer beso. La idea de

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perderla era insoportable, pero parece que la he perdido. Dios. ¿En qué estaba

pensando? Golpeo el marco metálico de la puerta antes de saber que lo estoy

haciendo. ¿Quién creía que era? Bla, bla, Te amo. Bla, bla, cásate conmigo.

—¡Soy tan estúpido! —grito en el vacío baño. Derrumbado en el suelo, sin

preocuparme por los gérmenes, y lo pierdo. Estoy llorando tan fuerte que sostengo

mi pecho, como si quisiera evitar que mi corazón estallase. No estoy seguro del

tiempo que estuve en el suelo, lo suficiente como para tener que dejar de llorar,

pero ahora me encontraba perdido en un laberinto de emociones. El lado de mi

cara está pegado a la fría puerta del cubículo y mis brazos todavía envueltos

alrededor de mi pecho. Estoy entumecido y no quiero sentir nada.

—Cooper. —Una voz resonó en la habitación llena de azulejos. No respondí. No

creía que pudiera. Un par de zapatos se paran fuera de mi espacio confinado de

soledad. Trata de abrir la puerta—. Vamos, Cooper, abre la puerta, Soy Robert

Starr.

—No —murmuro preguntándome cuánto tiempo he estado aquí. Suspira y trata

de abrir la puerta de nuevo—. Ella dijo no —digo más fuerte. Robert deja de

intentar abrirla.

—Lo sé, acabo de hablar con ella —me dijo—. Abre la puerta así podremos hablar.

—Después de un breve debate, activé el bloqueo de plata, y trató de abrir la puerta.

Me saca por los pies y me sostiene. Incluso he perdido mi voluntad para

mantenerme de pie por mi cuenta. La forma en que Robert me está mirando me

dan ganas de estallar de nuevo. En vez de eso, caigo sobre su pecho y dejo que me

abrace. Sólo lo he conocido desde hace menos de dos días, y desde ese momento en

que le dije que soy el profesor de su hija, conseguí un puñetazo en la cara. Le dije

que amaba a su hija, entendió pero quería darme otro puñetazo. Entonces, le dije

que quería casarme con su única hija, me hizo explicar mientras apretaba las

manos en puños. Supongo que soy afortunado por haber sido golpeado sólo esa

vez. Sinceramente, debería de ser golpeado por mi estupidez.

Le expliqué cómo me sentía sobre Alison. Le hablé de la chica más hermosa que

había visto en la playa en San Diego. Cuando hablamos sentía que había

encontrado mi hogar en ella. Le expliqué sobre la confusión y de cómo me convertí

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en su profesor y ayer renuncié a mi trabajo. Le dije que traté de terminar con ella,

pero al hacerlo, sentí como si me estuviera rompiendo un brazo. Le dije que mis

sentimientos no cambiarían. Necesito que ella sepa que no voy a irme a ninguna

parte y que ella tiene algo por lo que luchar. Ahora sé que no es para mí, pero tenía

que ser algo.

Rompí su corazón. Estaba preparado para curarla todos los días de nuestra vida.

Mi único deseo era que ella me diera la oportunidad.

—Ella no sabe si va a hacerlo, como su madre —me dijo finalmente el Sr. Starr—.

No quiere hacerte pasar por ese dolor. —Me di vuelta y me sostuve del lavabo.

Tuve que tragar la bilis que subía por mi garganta. Esperaba que él estuviera

aliviado de que ella me hubiera rechazado, era su elección, pero parecía casi

decepcionado. Robert entiende y quiere un gran futuro para ella, no importa el

tiempo que fuera.

—Sólo quiero hacerla feliz —le digo. Quiero darle la mayor felicidad posible, casi

no puedo soportar la siguiente parte de esto, porque si no lo hace… no, ella tiene

que hacerlo. Quiero que sepa lo mucho que quiero que ella salga adelante.

—Conozco a mi Ali-Oops. —Robert se aclara la garganta—. Por lo que sé a lo largo

de los últimos siete meses, ella no ha sido feliz sin ti tampoco. Todo lo que está

haciendo es tratar de darte una salida, para hacerte feliz.

—Eso es lo más ridículo, estúpido…

—Está haciendo lo que cree que es lo mejor, al igual que tú. —Su lógica es

profunda.

—Sólo dime que hacer —le rogué. Él se encoge de hombros.

—No puedo hacer eso, Cooper. El amor es una extraña bestia. —Él me da

palmaditas simpáticamente—. Voy a ir a sentarme con ella un rato. Trudy se

encuentra allí ahora. —Se da la vuelta dejándome—. La llevan a las siete esta

noche, a cirugía.

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Estoy solo de nuevo. A veces desearía una bola 8 mágica3. Algo que me dé

respuestas que no puedo confiar en mí mismo. Sé que Ali no quiere verme, pero

eso no significa que vaya a irme. Este hospital será mi casa hasta que sepa que ella

lo haya hecho fuera de los bosques.

Finalmente, dejo el baño. He estado allí tanto tiempo que debo parecer un loco.

Busco el camino a la sala de espera donde Trudy trata de consolarme, pero yo estoy

más allá de la comodidad. Robert se nos une veinte minutos después, el médico

nos encuentra a los tres juntos y explica que va a hacer la cirugía.

—La vena aorta de Allison necesita ser reparada antes de que pueda estallar.

Abriré la porción dilatada de la aorta y le insertaré un tubo con un parche sintético.

Una vez que el tubo suture, el saco del aneurisma será cerrado alrededor del tubo

artificial. Aunque la cirugía es un riesgo, el riesgo de ruptura es mayor. —El doctor

nos examina a cada uno de nosotros, expresando la gravedad de la situación—.

Allison es una jovencita sana y será bien atendida. —Él se detuvo sólo para hablar

con Robert—. La cirugía es un riesgo, y usted debe sopesar los pros y los contras

de las opciones.

¿Se supone que nos va a hacer sentir mejor? Voy a cortarle su maldito corazón y

abrirlo y ponerle un tubo. Oh sí, estoy muy contento por eso. Si tú no haces eso,

ella muere. El hecho de que Ali sea una persona sana no significa que vaya a estar

bien.

Me gustaría poder cambiar mi lugar con ella. Me rasgaría el corazón de mi pecho y

se lo daría. Ahora que lo pienso, creo que ya lo hice, y ella lo rechazó.

Observo mientras Robert y el Dr. Cortarla-por-arriba firman algún papel con la

enfermera. Ambos parecen bastante tranquilos, pero me estoy volviendo loco aquí.

Cierro los ojos y traigo el rostro de Allison en nuestra primera cita a mi mente. A

menudo se sonrojaba por como respondía a las preguntas, su sonrisa iluminaba mi

mundo. Su risa era contagiosa y me sacudió el corazón la primera vez que la

escuché. Toda esa noche fue natural, y tuve la tonta idea de que pasaríamos

muchas noches como esa. Cenando y hablando, caminando por la playa bajo las

estrellas. Ali era tan vibrante y llena de vida. Ahora estaba derrotada y…

3 Bola 8 mágica: La Magic 8-Ball es una esfera de plástico con la misma apariencia que una bola 8 de

billar usado para echar la fortuna o buscar consejo.

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—Cooper. —Miré al Sr. Starr. ¿Cuántas veces había dicho mi nombre antes de que

lo escuchara? Lo miré—. Allison estaba preguntando por ti. —Pone una mano

sobre mi hombro—. Necesitas verla. Te arrepentirás si no lo haces.

—Señor. —Un nudo de emoción afecta a mis nervios—. Con todo el debido

respeto, ella no quiere… no quiere verme allí.

Tartamudeo a través del obvio dolor en mis palabras. Robert pone sus manos en

sus caderas, niega con la cabeza y mira al suelo.

—Vamos hijo. —Su voz es áspera—. Me ha pedido que te envíe dentro.

Sé que está diciendo la verdad, pero todavía me siento machacado. Camino hasta

la habitación de vidrio donde se encuentra Ali. No quiero nada más que estar con

ella, ayudarla a que no sienta miedo, pero no sé qué es lo que podría decir o hacer

por ella ahora. Pensé que le había ofrecido consuelo, pero en su lugar… no sé qué

hice. Fui honesto y abierto, y ella me golpeó con abajo fuerza. Ali me hizo un mejor

hombre. Tengo que seguir siendo ese hombre para ella, no importa lo que sienta

por mí.

Me paro frente a su puerta.

Los ojos de Ali están cerrados, y la mirada en su rostro es tranquila. Me doy cuenta

de todas las veces que le he dicho que la quería hoy, ella no me lo ha dicho ninguna

vez. ¿Entonces, está preguntando por mí? ¿Va a pedirme que me vaya?

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Trece Allison

Traducido por MaryLuna

Corregido por Curitiba

bro mis ojos para ver que Cooper está parado fuera de mi puerta. Se

ve tan miserable. Por un momento simplemente nos miramos

fijamente separados por un cristal. Parece como si no pudiera entrar,

así que le hago señas para que ingrese. Vacila antes de pasar a la habitación, y

cuando lo hace, no se acerca, y no me mira. La forma en que está respirando parece

que está tratando de mantenerse unido. Quiero que venga a mí y me sostenga

cerca, que bese mi cara y me diga que todo estará bien.

—Tu médico acaba de explicar el procedimiento —dice, rompiendo el silencio,

pero no me mira. Lo veo tragar—. Tu papá me dijo que preguntaste por mí. —No

es una pregunta, sólo quiere que sepa por qué está aquí.

—Sí —digo, tratando de tomar una respiración profunda. Estoy tan frustrada por

lo lejos que está de mí. Quiero ver en sus increíbles ojos—. Mírame —exijo, casi

gritándole. La cabeza de Cooper se levanta y ahora está mirándome fijamente, sus

ojos parecen agua agitada. Puedo sentir las lágrimas quemando mis propios ojos.

Levanto la mano de la barandilla y la extiendo hacia él.

Cooper mira mi mano, y las lágrimas caen por sus mejillas. Lentamente, cada paso

dado deliberadamente, camina al lado de mi cama. Mira fijamente mi mano como

si fuera un objeto extraño antes de tomarla en la suya. Tan pronto como nuestras

manos se tocan, comienzo a relajarme, pero él parece tensarse. ¿Qué le digo al

A

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chico que acaba de declarárseme? Siento decir no, ¿pero no quiero que sientas el

dolor de perderme? Puedo sentir la velocidad del latido de mi corazón mientras

me doy cuenta de que esta podría ser la última vez que lo veo.

—Sé que las cosas han cambiado entre nosotros —dice lentamente—, pero me

quedaré hasta saber que lograste salir bien de tu cirugía, al igual que el doctor dijo

que lo harías. —Cooper aprieta mis dedos, y una sonrisa forzada aparece en sus

labios.

Suspiro y cierro mis ojos, forzando fuera los pensamientos negativos de mi mente.

—Sabes por qué tenía que decir que no. —Trato de decirle, esperando que él

entienda.

—Necesitas descansar.

Su respuesta es apenas audible mientras deja ir mi mano. Abro los ojos y veo a

Cooper dar pequeños pasos para alejarse de mí. Quiero agarrarlo y sacudirlo.

—Simplemente no puedo —digo entre dientes y comienzo mi abastecimiento de

agua—. No puedo hacerte pasar por lo que mi padre pasó.

Cooper se detiene y da un paso hacia mí.

—Vas a hacerlo, Ali —dice en un tono tranquilizador, y dejó escapar una risa dura.

—Por supuesto que lo haré, al igual que mi mamá lo hizo —decir esto en voz alta

me hizo enojar. Cooper regresó y se paró a mi lado, tomando mi mano de nuevo.

—Sé que tu madre era una gran mujer, Ali, pero tienes un corazón diferente. Tu

corazón es fuerte. —Su otra mano ahuecó mi cara, y me llenó de calor—. Entiendo

que te lastime demasiado para que sientas lo mismo hacia mí, pero vas a seguir

adelante y vivir una vida feliz mucho tiempo. —Me quedé mirando sus ojos azules

expresivos. No entiendo de qué está hablando. ¿Sentirme de la misma manera

hacia él? Para ser un tipo tan inteligente, seguro que es denso.

—Estoy tratando de dejarte ir así puedes vivir tu vida —trato de decirle. ¿Qué no

entiende? Cooper niega con la cabeza.

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—No creo que sepas lo mucho que significas para mí, Allison Starr. Nada va a

cambiar lo que siento por ti. La única manera que puedo seguir y vivir mi vida es

contigo. —La forma en que lo dice sonando como si se sintiera culpable por ser tan

honesto.

—Cooper. —Quiero sentarme y poner mi cabeza en su pecho y sentir sus brazos

alrededor de mí.

—No debería haber dicho eso. —Da un paso atrás de nuevo—. Necesitas

concentrarte en mejorar, no en... —Él lanza sus manos en el aire—. Me parece que

no puede decir o hacer lo correcto ya. Lo siento. —Se gira y está en la puerta antes

de que pudiera reaccionar.

—Te amo, Cooper —dejé escapar, utilizando toda mi energía. Se congela, al igual

que todo lo demás en mis palabras—. Quiero decir que sí. Quiero casarme contigo

y hacerte feliz como tú me haces, pero no puedes ver… —Me atraganto—. ¿No ves

que simplemente no podría soportar si sabía que ibas a estar esperando por mí y

no lo lograra?

Sin volverse, me contesta:

—¿No ves que quiero estar allí para ti cuando salgas adelante? Te amo tanto que...

—No terminó la frase.

—Te amo demasiado —susurro. Decir esas tres simples palabras parece chocar

contra él. Cuando Cooper da la vuelta, su expresión no se puede leer, pero

lágrimas frescas cubren sus mejillas. Se mueve por la habitación tan rápido que es

casi un borrón. Toma mi cabeza suavemente entre sus manos y se acerca como si

me fuera a besar. Se detiene a pocos centímetros de mis labios y se retira. No sé qué

expresión tiene mi cara, pero lo único que sé es cuánto lo amo y espero que sea lo

que él ve.

Cuando los labios de Cooper finalmente hacen contacto con los míos, nada más

parece importarme. Quiero poner mis brazos alrededor de él y tirarlo más de cerca.

Él está siendo tan amable conmigo como si estuviera hecha de cristal o una burbuja

a punto de estallar. Le susurro que lo amo en cuanto nos separamos para tomar

aire.

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Cooper mira hacia la pantalla al lado de mi cama que está siguiendo el ritmo de

mi corazón, entonces se vuelve a ver el reloj en la pared. Son las seis y media. La

enfermera entrará en cualquier momento para prepararme para la cirugía e

inyectarme para atontarme, y lo único que puedo pensar es en tirar de Cooper a la

cama conmigo. Tengo que salir con vida por muchas razones, pero la única que se

me ocurre ahora es que, ¡no quiero morir virgen! Sus dedos tocan mi mejilla

suavemente y empujan algunos mechones de cabello de mi rostro, y ninguno de

los dos se mueve. Simplemente nos miramos el uno al otro, grabando el momento

en la memoria.

—Te amo —digo en voz baja.

Las esquinas de la boca de Cooper se levantan en una sonrisa torcida.

—Ali, no voy a cometer los errores de mi pasado nunca más. —Dejó salir un corto

soplo de aire antes de continuar—. Sólo quería lo mejor para ti, y he tomado todas

las decisiones equivocadas, por lo que estás en control. —Mira hacia abajo en la

cama y se sienta—. Creo que lo que estoy tratando de decir es que la pelota está en

tu campo. Voy a hacer lo que quieras que haga. Lo que te haga feliz.

Abro la boca para decirle que él es lo que me hace feliz, pero no lo hago porque se

inclina y me besa en la frente. Oigo un ruido detrás de Cooper, pero nada más me

importa, excepto que sepa cómo me siento. Poco a poco levanto mi mano, que

parece pesar por lo menos veinte kilos, para tocarle la cara. Cooper la toma y la

levanta el resto del camino para mí. Todo mi cuerpo se siente pesado y sin

funcionar. Quiero decirle tantas cosas, pero de repente me siento demasiado

cansada para hablar, diablos, mantener los ojos abiertos es una lucha.

—Cooper —susurro, al menos creo que digo su nombre. Besa el interior de mi

palma.

—Sí. —Su voz es baja y ronca, y abre mi mano, así que estoy ahuecando su mejilla.

Suspiro y reúno mis pensamientos.

—Quiero casarme contigo —susurro—. Sólo que me gustaría que las cosas fueran

diferentes porque no puedo soportar causarte ningún dolor. —Ahora mis brazos

están hormigueando y mis piernas están frías—. Quiero que sigas adelante si no lo

logro, ¿de acuerdo? Sé que vas a sufrir, pero también pasará. —Muevo mis dedos

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sobre su cara—. Encontrarás a una mujer que te ame y te hará feliz, y quiero, no,

necesito que sepas que estoy bien con eso. —Me sorprende que Cooper no me haya

interrumpido todavía, así que continúo—. Estoy tan agradecida de haber tenido la

oportunidad de enamorarme antes de reunirme con mi creador. Me has dado un

regalo tan precioso y siempre estaré agradecida por el verano que pasamos juntos.

—Me siento como si mi cabeza estuviera siendo levantada y mi cuerpo empujado.

Me obligo a abrir los ojos.

Estoy en un pasillo, las luces brillantes queman mis ojos sobre mí.

Cooper no está en ningún lado. La enfermera había entrado y comenzó a

prepararme cuando Cooper se había sentado en mi cama. No dije nada de este

monólogo en voz alta, él no había oído nada de eso. Había sido empujada a la

cirugía-drogada-pensando que le estaba dando permiso para dejarme ir. Ahora no

sabe cómo me siento.

Ya es demasiado tarde. Podría perder a Cooper para siempre, y nunca sabrá lo que

realmente siento por él. No, esto no está sucediendo. Trato de esforzarme para

conseguir a mi enfermera pero soy incapaz de hacerlo porque ella me está

presionando, diciéndome que tengo que calmarme. Quiero gritar que entienda,

pero es inútil.

No, ruego con mis ojos. Necesito que lo sepa. . . Lo necesito.

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126

Catorce Cooper

Traducido por Clarksx

Corregido por Curitiba

a última cosa que Allison dijo fue mi nombre. Parecía como si quisiera

decir algo más, pero luego esos estúpidos medicamentos la llevaron

directamente a la tierra de los sueños. Al menos parecía tranquila y

relajada. Besé sus labios suaves por última vez antes de que se pusiera en marcha.

Ahora tengo que sentarme aquí por quién sabe cuánto tiempo, rezando y

esperando escuchar el final de su sentencia. Sólo para que pueda verla por última

vez, aunque sea para decirme que fuera a patear rocas y la dejara sola. Al menos, si

me está diciendo que me pierda, eso significa que lo hizo, que logró atravesar todo

y está viva.

Pensé en lo frágil que se sentía bajo mi tacto. ¿Es realmente lo suficientemente

fuerte como para atravesar una cirugía complicada?

No, Cooper. No se puede pensar de esa manera, me dice mi cerebro. Cierro los ojos y me

deslizo hacia abajo en la silla, apoyando la cabeza en mis manos y los codos sobre

las rodillas. Esto no puede ser real. Estoy teniendo una pesadilla, y cuando me

despierte, Ali estará bien. Tal vez me quedé dormido en la playa y todavía estamos

en San Diego, en la orilla del agua, el sol caliente que cubre nuestros cuerpos y las

olas frías deslizándose por la arena a nuestros pies.

L

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—Me voy a la cafetería. ¿Quieres un café? —Miro hacia arriba, y Trudy me está

hablando. Espero no estar soñando con Trudy ahora. Ella sacude mi hombro, y me

doy cuenta que estoy sólo mirándola-despierto-no soñando.

—Uh, no, gracias —le digo mientras trato de concentrarme en el aquí y ahora.

Se encoge de hombros y toma una respiración profunda.

—Tienes que pensar en positivo, Ryan. Ali va a salir adelante. Sólo sé que lo hará.

—Quiero reír y llorar. No he dormido en casi dos días, y creo que estoy

empezando a perder contacto con la realidad.

—¿Sabes qué, tienes razón. —Me pongo de pie, y los ojos de Trudy se amplían por

mi repentino movimiento—. El café sería bueno también. —Trato de sonreír, pero

estoy seguro de que parece una mueca. Saco mi billetera y coloco en su mano el

dinero y luego vuelvo a sentarme. Miro mi reloj para ver cuánto tiempo han tenido

a Ali allá, parece que hubieran sido horas. Estoy sorprendido de ver que sólo ha

sido alrededor de veinte minutos. El Sr. Starr está sentado unas cuantas sillas

después de mí, con la cabeza inclinada en silenciosa oración.

Me gustaría poder pensar en algo que decirle, a los dos, para hacer esto más fácil.

Nada se puede decir para que esto fuera menos difícil para nosotros. Puse mi

cabeza en mis manos y dejé que mis ojos se cerraran. No es que sea capaz de

dormir, no hasta que sepa que ella esté bien, mis ojos están tan pesados. Puedo

tomar algunas respiraciones lentas y profundas y sé que si no estuviera tan

preocupado, podría conciliar el sueño en cuestión de minutos. Puedo oír a alguien

caminando hacia mí y miro hacia arriba, esperando a Trudy con mi café.

Se trata de una enfermera vestida toda de azul del quirófano, y se ve alterada. El

Sr. Starr y yo saltamos a nuestros pies con sincronización, pensando lo mismo, esto

no puede ser una buena noticia. La enfermera mira hacia atrás y adelante entre ambos

lados de nosotros luego su mirada recae en mí.

—Cooper —dice ella, sonando frustrada. Su cabello castaño está recogido

cuidadosamente en un gorro quirúrgico, y una tarjeta de identificación recortada

en el dobladillo de la parte superior, que tiene su foto y el nombre impreso en el

plástico, Laura.

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—Sí —murmuro.

Ella mueve su mano en un movimiento para que la siga y da un paso.

—Allison, no vamos a empezar con ella hasta que pueda hablar con usted —dice

Laura lo suficientemente fuerte como para que Robert pudiera escuchar—. Ella

está agitada y molesta, así que tal vez usted pueda ayudar a calmarla. —Asiento

con la cabeza y la seguí hasta puerta con la etiqueta Restringido—. Necesito que

vengas aquí primero. —Nos paramos delante de una puerta que conduce a una

sala llena de lavaderos de acero inoxidable.

Seguí su ejemplo y me lavé todo el brazo hasta los codos por lo que pareció como

una hora. De la nada apareció otra enfermera y me seco las manos y los brazos,

luego me coloca unos guantes de látex. Cuando están puestos, me desliza una

máscara sobre la cara y se va. Estoy de pie sintiendo que estoy en un programa de

cámara escondida, sin saber qué hacer.

—Por aquí —dice Laura mientras usa la espalda para abrir otro conjunto de

puertas. Por supuesto que la sigo sin saber lo que voy a ver detrás de ellas.

No estaba preparado para lo que sucedió después.

Estoy de pie en una sala quirúrgica, la sala quirúrgica de Ali para ser exactos. Ali

estaba en la cama con correas a través de su cuerpo, y los tubos están saliendo de

todas partes. Grandes luces brillantes están en lo alto, y un pitido de supervisión

en intervalos compulsivos. Entonces me di cuenta de todos los demás: el doctor de

Ali, junto a una bandeja de herramientas brillantes y una decena de otras

enfermeras, sin incluir la que había venido a buscarme, y tal vez dos médicos más.

Laura me llevó hacia adelante suavemente con su mano enguantada en mi espalda.

Los ojos de Ali estaban cerrados y su respiración era constante.

—Aquí está Cooper para ti, Allison —dijo Laura lentamente. Sus ojos se abrieron, y

buscó en la habitación. Me acerqué para quedar en su campo de visión, en mi

opinión, lo que significa agacharme al lado de la mesa de operaciones.

—Cooper —susurró Ali y sonrió. Yo no podía dejar de sonreír de nuevo y sentí

que las lágrimas quemaban mis ojos—. Me dieron drogas. —Reflexionó ella. Esta

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afirmación consiguió unas pocas risas de la audiencia, a lo que no hice caso. Quería

sacarla en brazos y llevarla lejos de aquí, para protegerla.

Le toqué la cabeza con la mano cubierta con el guante y sonrió.

—Allison, tienen que empezar para que puedas estar mejor —le dije en voz baja,

tratando de calmarla. Ali rodo los ojos.

—Lo sé… Lo sé —dijo adormilada mientras sus ojos se cerraban de nuevo—. Pero

quería… decirte algo… importante… y pensé que tenía… pero… él disparó…

entonces me di cuenta que no había —balbuceó. Asentí con la cabeza, fingiendo

comprender lo que decía.

—¿Qué es? —le pregunté, deseando que de repente no estuviéramos rodeados de

toda esta gente. ¿Y si quería decirme que no me quiere aquí cuando se despierte?

Creo que mi corazón necesitaría un médico.

—Iba a hacerlo… decirte que siguiera adelante… si no lo consigo. —Ella me miró

fijamente a los ojos—. Vas a ser capaz de encontrar a alguien…

—Ali —dije en voz baja, acercándome más, nuestros rostros separados por

centímetros, y le toqué los labios con el dedo enguantado.

—Déjame terminar —balbuceó ella—. Entonces quise decirte… no… Darte las

gracias por darme el mejor verano de mi vida. —No pude contener las lágrimas—.

Me diste el regalo más grande cuando… cuando me diste tu amor. Así que pensé…

hey… tú eres mío… así… No quiero que encuentres a alguien más. —Arrastrando

las palabras, sonando casi borracha. La observé con atención y parecía que sabía lo

que estaba diciendo. Sus ojos marrones oscuros eran lúcidos, y ella sonrió.

—Está bien —le dije con mi máscara, la que me cubre la cara y metafóricamente

frenando mis emociones—. No lo haré.

Ali sonrió.

—Pregúntame de nuevo. —Sacudí mi cabeza, confundido—. Pregúntame, Cooper.

—Su voz era baja y ronca. Tomé una respiración profunda, tratando de procesar lo

que estaba diciendo. Le pregunté si quería que me fuera, pero no me ha despedido.

Sólo me dijo que no quería que encontrara a alguien más, pero me había

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rechazado. Pregúntame de nuevo, había dicho. La miré a los ojos en espera y arqueó

una ceja. ¿Era en serio?

Qué infiernos, sólo se vive una vez, ¿no? Mal momento para pensarlo.

—Allison Starr. —Hablo en voz baja sólo para ella, bloqueando todas las otras

personas en la habitación—. Me comprometo a sanar tu corazón todos los días

durante el resto de nuestras vidas. —Tomé una respiración profunda—. ¿Quieres

casarte conmigo? —Lágrimas corrían desde las piscinas oscuras de los ojos de

Allison.

—Sí —susurró ella, y me di cuenta que no había un ojo seco en funcionamiento.

—Estaba siendo tan estúpida antes —dijo en voz alta—. Sí, Cooper. Me casaré

contigo. —Mi corazón bombeó tan fuerte en mi pecho que estaba seguro que iba a

explotar. Quería besarla, pero esta estúpida máscara estaba en el camino.

—Sí —repetí de nuevo, seguro—. ¿Quieres casarte conmigo? —Ella trató de asentir

con la cabeza, pero tenía una correa a través de ella.

—Quería salvarte de esto, bueno, de mi parte, pero también te quiero mucho, y al

igual que mi papá dijo: "la vida es demasiado corta", así que sí —dijo Ali

fácilmente. No pude evitarlo, me incliné y la besé a través de mi máscara.

—¿Te vas a casar conmigo? —le pregunté nuevamente, sorprendido. Ali se rió, y

sonaba mejor que cualquier sonido que hubiera oído en mi vida—. Es mejor estar

segura porque tengo testigos. —Le hice un gesto a la habitación con la mirada.

—Bueno, es mejor estar seguro, porque me van a arreglar y te abrazaré —bromeó.

Me incliné lo más cerca que podía llegar a su oreja.

—He estado seguro desde el primer día que te vi —le dije para que sólo lo pudiera

oír—. Te amo. —Le toqué la frente. Me levanté de mala gana para irme. La

enfermera Laura, que me había traído, me tenía que regresar. Tenía los ojos

enrojecidos por la emoción. Antes de irme, di la vuelta a la habitación.

—Esa es mi novia —casi grité con una sonrisa. El personal médico se echó a reír y

luego se pusieron a trabajar. La enfermera me hizo frotar hasta los codos de nuevo.

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—Esa fue la cosa más romántica que he visto —dijo Laura, sin mirarme—. Y

ustedes dos son tan jóvenes —continuó—. Pero aun así seguros de sí mismos.

Ella tiene razón, estoy seguro.

Me encontré de nuevo en la sala de espera, pero no recuerdo cómo caminamos de

regreso. Allison me había dicho que sí, que se casará conmigo. Trudy estaba de pie

con el Sr. Starr sosteniendo dos tazas de café. La conversación se detuvo cuando

me vieron, miradas de preocupación cubriendo sus rostros. No sé cómo me veía,

pero por tan feliz como me sentía, estoy seguro de que me veía aterrorizado.

—Cooper —dijo Robert, frenético—. ¿Qué pasó? —Me paré a una la longitud del

brazo de él mientras recogía mis pensamientos. Sólo iba a dejarlo salir, pero luego

lo pensé mejor. Quiero decir, vamos, lo último que quería era que él me golpeara

de nuevo sólo por pura sorpresa.

Le miré a la cara y cerré los ojos.

—Ella dijo que sí —hablé con cuidado y lentamente, dejando que el shock de la

realidad se hundiera en mi cuerpo. El silencio me hizo abrir los ojos para que

pudiera ver su expresión. Sr. Starr asintió pensativo con la cabeza y miró hacia

Trudy, que asintió con la cabeza, así, como si tuvieran una conversación silenciosa

en la que se acordó de algo.

—Entonces ella luchará para sobrevivir —dijo Robert finalmente, agarrando mi

hombro con su mano—. Le diste tu corazón, hijo, y ahora luchará por mantenerlo

latiendo.

Sus palabras me sacudieron hasta mi centro. Llevaron a cabo tanto significado y

verdad. No me había dado cuenta de que Trudy estaba llorando. El Sr. Starr, o mi

pronto-a-ser suegro, me dio un abrazo de oso. Lo abracé de nuevo, sabiendo que

ambos nos entendíamos más de lo que alguna vez podía ser posible. Ali había

dicho que sí. Me amaba igual como yo lo amaba a ella.

Para siempre.

* * *

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Para siempre sería la parte fácil. El ahora es la parte difícil. Esperando saber que el

amor de mi vida iba a pasar a través de una de las cirugías más difíciles pero eso es

todo lo que puedo hacer, esperar. Así que esperar es lo que haré.

Siete horas es mucho tiempo para tratar de no preocuparse. Me dormí un par de

horas, no está bien, pero era algo. Cuando me desperté, la sala de espera estaba

llena de estudiantes de la preparatoria Chino. Reconocí a muchos de ellos. Los dos

que se destacaron fueron Jeremy y Christina. Jeremy me estaba dando una mirada

de muerte, y Christina, bueno, parecía que entendía. ¿Allison le habló de nosotros?

No importaba ya. Ya no era su maestro. Cerré los ojos y apoyé la cabeza contra la

pared, tratando de olvidarme de las docenas de ojos que no dejaba de mirar en mi

dirección.

No me había dado cuenta que me quedé dormido de nuevo, pero cuando mis ojos

se abrieron de golpe, otra hora había pasado.

—Todavía no hay una actualización —dijo una voz a mi lado. Me volví y me

sorprendí al encontrar a Christina junto a mí. Jeremy seguía al otro lado de la sala

de estar con un pequeño grupo de amigos, algunos llorando y sosteniéndose los

unos a los otros para apoyarse.

—Uh, gracias —tartamudeé. Christina sonrió débilmente, y me sentí un poco

incómodo.

Ella dejó escapar un suspiro largo y recostó su cabeza más cerca de mí.

—Ali me dijo que la dejaste tan pronto como te enteraste de que serías su maestro.

—Afirmó. No sabía cómo debía responderle, pero no tenía que hacerlo porque

continuó—. Yo sabía que no era por ti, y luego durante las vacaciones de invierno

que se encontraba bien. Era como si ella no supiera cómo ser feliz sin ti, y te dio su

alegría otra vez.

Me volví hacia Christina recto.

—Nunca deje de amarla —susurré. Sonrió y asintió con la cabeza. Nunca había

hablado antes con Christina, ella no era una de mis estudiantes. Era de altura

promedio, alrededor de 1,62 cm, y cabello rubio largo hasta los hombros, rizado en

las puntas. Tenía ojos verde oscuro, el color de las esmeraldas, y una cara linda,

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alegre y redonda para compensar la nariz. Christina tenía una voz calmante llena

de razón, sin juicio en ella. Parecía leal y compasiva.

—¿Qué vas a hacer? —Su interrogatorio fue intenso y casi tan doloroso como el ojo

negro.

—Bueno, entre nosotros. —Esperé mientras ella volvió a asentir—. Dejé la

preparatoria Chino y le pregunté a Allison si quería casarse conmigo.

El rostro bien guardado de Christina convertido en una máscara de sorpresa. Miró

al señor Starr.

—¿Lo sabe? —Su voz era baja y casi dura.

Casi me reí.

—Por supuesto que sí. —Señalé a mi ojo hinchado—. Robert sabe todo acerca de lo

mío con Ali. —Bueno, tanto como un padre debe saber, modifique en mi cabeza.

Christina estaba en silencio en sus pensamientos antes de hablar de nuevo.

—Bueno, ¿y dijo que sí? —preguntó la mejor amiga de Ali finalmente. Sonreí por

primera vez en horas.

—¿Quieres oír la historia? —Ella asintió con la cabeza así que procedí a contarle,

no sólo la propuesta, todo. La primera vez que vi a Allison en la playa, nuestro

primer encuentro y el beso. Le expliqué la confusión en la escuela y la angustia que

habíamos tenido desde entonces. Cuando terminé, los ojos de Christina se llenaron

de lágrimas y me abrazó rápidamente.

—Todo es… increíble —dijo, con voz apenas audible, ojos de esmeralda brillantes

por las lágrimas—. Simplemente no puedo creer lo que ambos han tenido que

pasar.

—Yo tampoco —admití. Nos sentamos en silencio, procesando el peso de la

circunstancia de que aún queda por delante. Christina tomó mi mano y la apretó

entre las suyas.

—Allison es la persona más fuerte y valiente que he conocido —me dice, pero no

me mira—. No voy a decirle a nadie lo que compartiste conmigo, pero creo que los

rumores serán difíciles para Ali, a pesar de que nunca dejaría que le molestara.

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—Los rumores...

—Mire, señor Perez, todos estamos en la escuela secundaria, y hay personas que

están preguntándome que está usted haciendo aquí. El chisme es obligado a volar.

—La verdad de sus palabras son como picaduras en la herida abierta de mi

corazón. ¿La pobre Ali nunca tiene un descanso?

—Bueno. —Me pongo a decir, pero tengo que dejar que se me destrabe el nudo de

la garganta—. Puede decir que la encontré y me dirigí con ella al hospital. También

puede informarle a sus compañeros de clase que ya no soy su maestro y, Christina.

—Ella me mira con inocentes ojos redondos—. Llámame por favor Cooper o

Coop—. Christina se rió, parecía como un sonido prohibido en la sala de espera.

—Puedo ver por qué Ali se enamoró fuertemente de ti... Cooper. Y voy a seguir a

los tiburones en la bahía. —Con eso, mi nuevo aliado cruza el océano de los

depredadores sedientos de sangre para defenderme a mí y la mujer que amo.

Inclino mi cabeza para descansar contra la pared, y mis ojos se sesgan lentamente.

Antes de cerrarse, dos personas más entran en la sala de espera, pero mis ojos

están demasiado pesados para identificarlos.

—Cooper —dice la mujer. Esa mujer suena como mi mamá, medito—. Cooper, cariño

—dice ella y me toca el brazo. Obligó a mis párpados a abrirse y mirar a la señora a

mi lado.

—¿Mamá? —La niebla en mi cerebro está tratando de calcular—. ¿Cómo hiciste...

cuando... quién...? —No sabía por dónde empezar. Estaba tratando de preguntarle

cómo sabía dónde estaba, cuándo llegó aquí, y quién le dijo lo que estaba pasando.

Entonces me di cuenta de la otra persona que estaba con ella, Sean. Se veía tan

tenue, que no era apropiado para él, aun bajo las circunstancias.

—Trudy llamó al restaurante buscándome. Me dijo lo que estaba pasando y que te

vendría bien un amigo. —explicó Sean, y luego una pequeña sonrisa cruzó sus

labios—. Parece que podrías haber necesitado un refuerzo. ¿Qué te pasó en la cara?

—Mi mamá tocaba la delicada piel alrededor de mis ojos, y me estremecí de nuevo

por el dolor.

—Ese sería yo —habló el Sr. Starr—. Hubo uh... un malentendido.

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—Eres el padre de Ali, ¿eh? —preguntó Sean, bastante divertido.

—Seguro, soy Robert Starr. —El musculoso hombre alto tendió la mano y estrechó

la de Sean a cambio. Mi madre se puso de pie y era tan pequeña que parecía la

mitad de su tamaño. Conociendo a mi mamá, probablemente iba a tratar de

golpear a Robert por lo que había hecho en mi cara, ojo por ojo.

—Hola, soy Danielle Perez —dijo ella con calma mientras tomaba su turno para

estrechar la mano del señor Starr. Salté de la silla antes que nadie pudiera hablar.

—Uh, mamá... Tengo que hablar contigo —solté. Los dos me miraron como si yo

fuera un lunático. Ella dejó caer la mano y me miró con curiosidad.

—Claro, hijo —dijo lentamente y sospechosamente antes de que ella se volviera

hacia Robert—. Y tú y yo hablaremos más adelante sobre ese ojo negro que le diste

a mi hijo. —Me cubrí la cara con las manos, pero para mi sorpresa, el señor Starr se

reía.

—Voy a dejar que le explique. —Hizo una pausa mientras lo miraba a él—. Todo.

—El peso de todo es lo que era casi imposible de soportar. Sean dio un paso hacia

mí, viéndose tan incómodo como lo haría cualquier persona después de dos horas

en el coche con mi madre.

—Hey, hombre. —Le tiré en el hombro—. Gracias por venir. —Sus brazos me

rodearon fuerte en un parpadeo.

—No estoy aquí por ti. —Sus palabras son casi cómicas. Me inclino hacia atrás para

ver lo que quiere decir—. La chica del libro también va a necesitar a alguien para

sostenerla cuando se despierte, y, ¿quién puede decir que no va a pedir por mí? El

sonido que se escapa de mi garganta es un cruce entre una risa y un sollozo. ¿Debo

pedirle que sea mi padrino para que sepa? Nah, necesito ver el asombro en su

rostro cuando sea el momento adecuado.

Me vuelvo hacia el grupo de estudiantes todavía acurrucado en un rincón.

—Christina —llamé lo suficientemente fuerte. Sus ojos se ajustan a los míos, ella se

levanta y cruza la habitación. Cuando llega a Sean y a mí, se pone de pie en

silencio a mi lado—. Sean, esta es la mejor amiga de Allison, Christina... Christina,

este es mi mejor amigo, Sean. —Ambos se dieron las manos.

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—Mucho gusto —dice Sean, muy elegante. Casi esperaba que se inclinara y besara

la mano.

—Igualmente, Sean —dice Christina, encantada. Me volteo para verlos; siguen

dándose un apretón de manos que, aceptémoslo, se ha convertido en tomarse de

las manos.

Me aclaro la garganta.

—Christina, ¿te importaría contarle a Sean todos los detalles? —Me inclino para

susurrarle al oído—. Excepto la propuesta, tengo que decirle yo. —Christina guiñó

y sonrió

—Vamos —protestó Sean—. ¿Desde cuándo me guardar secretos? —Abro la boca

para explicar, pero encontré a Christina manejándolo.

—Desde que perdiste privilegios por venir tan tarde. —Se ajusta de una manera

adorable y juguetona. Nunca he visto a Sean desvanecerse, pero estoy bastante

seguro de que esto es lo que aparentaba él. Los veo alejarse juntos y sé que los dejo

a cada uno en las manos adecuadas. Sabía que a Sean le gustaría Christina, ella es

una linda rubia enérgica.

Mi madre y yo nos excusamos, y no caminamos mucho antes de que mi mamá se

volviera y sin palabras exigiera respuestas. En primer lugar, tuve que dar

respuestas a las preguntas que ella no sabía hacer. Hemos encontrado un pasillo

desierto y nos sentamos uno junto al otro.

—Hijo. —Tocó mi mejilla—. En primer lugar, ¿estás bien? —La miré a los ojos, que

era como mirar en los míos. Esta es mi madre, la mujer que me traía una bebida

cuando estaba enfermo con un popote inclinado en una dirección loca sólo para

animarme, que arreglaba todas mis peleas y heridas, la mujer que me enseñó a

amar y ser amado. Ella es mi red de seguridad.

—Mamá. —Siento un nudo en la garganta—. Ella no puede morir. —Vi que sus

ojos se llenaron de lágrimas cuando se lo dije. Mi madre había pasado algún

tiempo con Ali este verano y se quedó tan enamorada como yo. Habían pasado

horas hablando, mi mamá enseñándole a cocinar algunos de los platos

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tradicionales de nuestra familia. Mi madre sabía el dolor que me había causado el

tener que terminar las cosas con ella. Creo que le duele casi tanto.

Mamá me tomó la mano entre las suyas.

—Así que, por qué no empiezas a explicar todo... comenzando con el ojo negro.

—Dejo salir una carcajada sin humor y le hablo de Robert Starr por primera vez.

Traté de jugar a la víctima, pero mi mamá me dijo que tenía que perdonarlo a

causa de la conmoción.

—¿Él no lo sabía? —Su mano cubrió su boca de una manera elegante.

—Supongo que no, pero pensé que lo haría y muy rápido. Mi mamá me miró a los

ojos por un momento.

—Cuando hablé contigo en Navidad, te pregunté si habías visto a Ali, y me dijiste

que no. Que necesitabas permanecer en la ciudad para trabajar en planes de

lecciones. —Por teléfono me podía esconder más de mi mamá, pero en persona

extrae la verdad como un lector de mentes.

—No podía evitarlo. —Sonaba como un mohín de un niño de cuatro años de edad.

Ella negó con la cabeza.

—La forma en que ustedes dos están juntos es como... pan y mantequilla. Sería

antinatural estar separados. —Mi boca se abrió. Es por eso que tenemos madres,

sólo hacen que todo se vea bien a veces.

Puse mi cabeza en su hombro, anhelando el consuelo que he necesitado en los

últimos dos días.

—Ahora —dijo en voz baja—. Háblame de dejar tu trabajo. —Me senté como un

robot y me quedé mirando su rostro tranquilo—. No soy tonta, hijo. No creíste que

John no me llamaría. —No era una pregunta. Debería haberme dado cuenta que lo

primero que haría John sería llamar a mi mamá. Nunca te fíes de un abogado.

Quería negar o explicar. En su lugar me encontré diciendo algo totalmente

diferente.

—No tenía otra opción. —Esperaba que me dijera que siempre tenía una opción.

Estaba equivocado.

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—Va a haber otro trabajo. —Siempre he sabido que mi mamá era comprensiva,

pero esta era... irreal. Tal vez sabía que estaba plagado de ansiedad en este

momento y se quedaba tranquila para mi beneficio. Eso me hizo amarla más.

Así que creo que voy a probar mi teoría.

—Le pedí que se casara conmigo. —Ahora mi mamá me miró sorprendida—. Dijo

que sí... así... tú conseguirás la hija que siempre quisiste. —Gruesas lágrimas

rodaron delicadamente de los ojos de mi madre—. ¿Son lágrimas de felicidad?

—pregunté finalmente mientras me atrajo en un abrazo.

Le tomó un momento para responder.

—Sí —dijo con un suspiro de aliento. Me abrazó fuerte, y ambos lloramos en serio.

Hubo un rayo de luz en la oscura nube que se cernía sobre las circunstancias, pero

al menos teníamos eso. Esperanza y amor.

Mamá y yo finalmente volvimos a la sala de espera para reunirnos con el grupo.

Los ojos del señor Starr se había cerrado hasta que mi mamá se acercó a él, con las

manos en las caderas. Él se puso de pie, esperando la venganza de una madre,

pero él no conocía a mi mamá, enana en comparación con él, de 1,50 cm de altura,

mamá abrazó a Robert y apenas lo sostenía. Por un momento, él estaba demasiado

aturdido para responder, pero entonces tentativamente devolvió el gesto. Se

quedaron allí... abrazados en algún tipo de entendimiento parental. Tomé mi

asiento y continúe con el juego de la espera.

Las horas parecían continuar arrastrándose, cada minuto se tomaba una hora. En la

marca de siete horas, el médico había enviado a una enfermera informándonos que

el procedimiento sería más largo de lo que esperaba en primer lugar. Era Laura, y

nos dijo que podría haber dos, tal vez tres horas más antes de que se termine. Por

supuesto, todos tenían preguntas, y lo único que podía decir era que nuestra Ali

estaba estable. La forma en que dijo estable sonó inseguro, lo que llevó a una ronda

de preguntas diferentes.

Laura levantó las manos en una posición de rendición.

—Miren, si tuviera más información, estaría feliz de dárselas. Tengo que volver

allí. —Se fue antes de que pudiéramos hacer otra cosa. Miré alrededor de la

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habitación casi vacía. Todos los compañeros de clase de Allison se habían ido a

excepción de Christina, que estaba sentada junto a Sean. Me senté solo y miraba

mientras Trudy, mamá, y Robert susurraban juntos. Sean tenía un brazo alrededor

de Christina, dejándola descansar la cabeza sobre su hombro, y ella sostenía la

mano que se extendía sobre su regazo. Solo no me parece una palabra muy fuerte,

lo suficiente para saber cómo me siento. Dejé que mi cabeza se apoyara contra la

pared de atrás y repetí cada segundo que estuve con Ali otra vez en mi mente.

Cuatro horas más tarde, el doctor Allison salió de las puertas "Restringido". Su

rostro estaba pálido y demacrado. Se puso de pie delante de nuestro grupo, que

consistía en Robert, Trudy, mamá, Sean, Christina y yo. El médico se aclaró la

garganta y se pasó el dorso de la mano por la frente antes de hablar. Miró al señor

Starr luego a mí, entonces cerró los ojos y movió la cabeza en estado de shock.

—Sr. Starr —gruñó la voz cansada del médico—. Este tipo de procedimiento es

muy difícil… ―El brazo de Robert se envolvió alrededor de mi hombro mientras

mis piernas empezaron a ceder. Sabía que el papá de Ali se puso a llorar, y yo

podía sentir las lágrimas que rodaban por mis mejillas. Todo el mundo a nuestro

alrededor comenzó a abrazarse entre sí en apoyo. Los brazos de Sean se apoyaron

tanto en Trudy como en Christina mientras que el brazo de mi madre estaba

alrededor de mi cintura y de la mano libre del señor Starr, Trudy le pasó un brazo

alrededor de mi mamá que unía a todos. El médico continuó:

—El corazón de Allison... también... su corazón... dejó de latir durante más de dos

minutos cuando apagamos el bypass. —Tuvo que hacer una pausa ante nuestros

sonidos de desesperación—. Hemos intentado todo lo médicamente posible, pero

simplemente no podía... —He dejado de escuchar. El sonido ya no llegó a mis

oídos. Cada parte de mí se estremeció con incredulidad. No. No, tenía que haber

algún tipo de error. Si pudiera volver allí y ver a su… Estoy seguro de que ella va a

estar bien. Tiene que estar bien.

Era vagamente consciente de que el médico seguía hablando, pero todavía no

estaba escuchando.

—Déjeme verla —exigí en voz alta. El médico parpadeó un par de veces, y sus ojos

se abrieron como platos.

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—No creo que sea una buena idea en estos momentos...

—Dije QUE LA QUIERO VER AHORA —grité. Robert agarró mis hombros, y Sean

puso una mano sobre mi pecho. Sacudí a los dos fuera.

—Coop, escucha, el doctor estaba diciendo... —Sean empezó diciéndome hasta que

le lancé una mirada. Se detuvo a media frase, pero dejó su mano en mi hombro.

Estaba respirando fuerte y rápido, esperando no perder el conocimiento o vomitar.

El médico me miró fijamente durante un minuto entero antes de responder a mi

forma de gritar. El grupo a mi alrededor parecía casi tranquilo, que me amplificaba

aún más. Todos deben estar en shock, que es la única respuesta razonable de por

qué ellos tienen la mirada helada de incredulidad en sus rostros. Miré al doctor

que parecía evitar mi contacto visual. Él miró a la cara de asombro de Robert que

se limitó a asentir.

—Muy bien —dijo el médico rápidamente. Me volví a mirar el grupo de personas,

todos amados por Allison. Asentí con la cabeza una vez y luego seguí al médico de

nuevo hacia las puertas "Restringido" como hace unas muy largas once horas atrás.

No sabía qué esperar, o cuando el médico me estaba llevando. Podía sentir mis

manos que temblaban y mi corazón latía en el pecho. Nos detuvimos en el extremo

del pasillo. Esto es todo. Me tragué el nudo enorme en la garganta y parpadeé las

lágrimas ardiendo en mis ojos.

Miré al doctor y entonces hacia la puerta cerrada. El doctor me miró con recelo. Sé

que probablemente está esperando al tipo duro que le gritó delante de un grupo de

personas. No soy ese tipo en estos momentos. Estoy roto y deshecho. La otra mitad

que me había hecho todo esto...

Tomé una respiración profunda y abrí la puerta con las manos temblorosas. Me

dirigí a la zona de cortinas cerradas, que estaba rodeado de enfermeras. Cada paso

que daba sentía como si estuviera caminando por la plancha o hacia abajo el

corredor de la muerte. Un paso más y podría ser el último. La enfermera que me

había traído de vuelta a Allison todas esas horas atrás, me vio caminando hacia ella

y me encontró a mitad de camino.

—Cooper —dijo Laura—, ¿cómo llegaste hasta aquí? —preguntó con voz suave,

tranquila y conciliadora.

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—El doctor —me las arreglé para decir. Me tocó el brazo, y no podía mirarla a los

ojos. Hubo algún movimiento, y me tomó un momento para ver que estaba ahora

en paz. Ah, lo que es un eufemismo. Tomé la cortina, y dos minutos tortuosos más

tarde, yo quería tirar de ella para ver a mi Ali, o... lo que quedaba de ella.

Oí el grito salir de mi garganta, y nada pudo parar las lágrimas de mis ojos. Me

sentía débil y tembloroso haciendo que toda la sangre corriera por mi cuerpo. Di

un paso más cerca. No sabía lo que debía haber esperado cuando entré por primera

vez a través de esas puertas, pero nunca hubiera esperado esto. Me sorprendió

saber que mi vida nunca volvería a ser la misma.

Ese fue mi último pensamiento antes de desmayarme.

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142

Quince Robert

Traducido por carosole, Yanli, Mona y Aria

Corregido por Curitiba

os años después…

Hace veinte años atrás tuve que hacer lo inimaginable, enterrar a la mujer que

amaba. A pesar de que el dolor era casi insoportable, nunca supe que iba a sufrir

algo incluso más inaguantable, ver a mi única hija padecer la misma enfermedad.

Como un padre, harías cualquier cosa por tu bebé, pero era imposible darle mi

corazón a mi hija. A los dieciocho años, Allison sufría de aneurisma aórtico. Si no

hubiera sido por su profesor en aquel entonces, Cooper Perez, ella ni siquiera

habría llegado al hospital, mucho menos a la cirugía.

Ese fue también el día que descubrí que el chico que Ali había conocido en la playa

durante las vacaciones de verano, Cooper, era uno y el mismo. Después de darle

un puñetazo en la cara, mi hermana, Trudy, me explicó todo. No es como si me

gustara la situación, pero respeté al chico. Él estaba dispuesto a enfrentarme por lo

mucho que amaba a mi hija. No sólo contra mí, sino también renunció a su trabajo

para estar a su lado. El chico era un diez en mi libro. Es por eso que pude entender

cuando me dijo que quería pedirle a Ali que se casara con él. No podía soportar

estar otro minuto sin ella.

Daría cualquier cosa por otro minuto con la mamá de Allison.

D

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Después de que Cooper y yo hablamos sobre eso por casi una hora, tuvo mi

bendición.

La vida podría terminar en un abrir y cerrar de ojos, así que tenemos que

aprovechar cada segundo que Dios nos da. Fue devastador ver la angustia de

Cooper cuando Ali le dijo que no. Entiendo porque ella pensó que estaba haciendo

lo correcto, pero también sólo estaba haciéndose daño. Me gustaría decir que me

sorprendió cuando cambió de opinión y le pidió a la enfermera que llevara a

Cooper a la mesa de operaciones, pero no lo estuve. Él le volvió a preguntar, y dijo

que sí.

Luego tuvimos que atravesar una cirugía de siete horas que duró más de once por

complicaciones. Nunca olvidaré la expresión en el rostro del doctor cuando hizo el

largo camino a la sala de espera.

Su expresión dijo todo incluso antes de que explicara. Recuerdo sus palabras a

menudo como si las dijera ayer.

—Sr. Starr —su voz baja y haciéndose eco nuevamente desde mis recuerdos—, este

tipo de procedimiento es difícil... —El corazón de Allison se había detenido por

completo, y les tomó dos largos minutos antes de ponerse en marcha otra vez. Fue

una batalla a partir de ahí. Recuerdo poner mi brazo alrededor de Cooper,

pensando que él estaba cerca del desmayo, tan cerca como lo estaba yo.

Las lágrimas corrían salvajemente por nuestras caras mientras escuchábamos el

resto. En ese momento, Cooper y yo teníamos un vínculo que nunca podría ser

roto.

Dos hombres, dos mujeres, cuatro corazones rotos.

Estoy esperando dentro de una iglesia por Cooper ahora. Es una hermosa tarde de

primavera. Le echo un vistazo a mi reloj justo cuando él entra por la puerta. Sonríe,

y todo el dolor y la preocupación del pasado se aleja.

—No llego tarde. —Se ríe mientras se me acerca por un abrazo.

—Nunca dije que lo estuvieras, hijo. —Palmeé su espalda y sonreí. Cooper está

vestido con un traje negro que hace que sus ojos azules brillen aún más—. ¿Estás

listo para esto? —le pregunto.

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Él deja salir un largo suspiro y lanza una gran sonrisa.

—Claro que lo estoy.

Su respuesta es tan segura como el amanecer.

—Estaré de vuelta enseguida. —Asiento y le doy unas palmaditas en el hombro—.

Espera aquí.

Nunca pensé hace dos años que aquí es donde todos acabaríamos, pero no podría

estar más feliz de lo que estoy ahora. Toque suavemente a la puerta en la parte de

atrás de la iglesia.

Christina abrió la puerta una hendidura, sus ojos brillantes y tan verdes como la

hierba.

—¿Es la hora? —preguntó, sonriendo mientras abría la puerta sólo lo suficiente

como para que me apretujara por ella.

—Lo es —dije cuando entré en la pequeña sala y sentí que mi garganta se contraía.

En el interior había un aluvión de claveles amarillo pálido, rosas envejecidas y una

variedad de flores. Di dos pasos cuidadosos hacia la cascada blanca ondulante en

el centro de todo. Su cabello oscuro estaba recogido, y pequeños rizos caían a lo

largo. Sus mejillas rosadas ardían con emoción y sus oscuros ojos marrón chocolate

estaban muy abiertos y brillantes. Su sonrisa cubría su rostro mientras estaba

parada delante de mí.

—¿Estás listo para entregarme, papá? —preguntó Allison suavemente. Tragué

saliva mientras tomaba sus delicadas manos en las mías.

—Nunca —susurré con una sonrisa.

Hace dos años el doctor nos dijo a Cooper y a mí que esta clase de procedimiento

es difícil, pero no imposible añadió. El corazón de Allison se había detenido

durante dos minutos enteros, y nada parecía funcionar para reanimarla. Entonces

la enfermera que había traído a Cooper al quirófano, Laura, antes que Ali se fuera

intentó algo diferente.

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—Aquel muchacho está ahí afuera esperando para casarse contigo, Allison Starr

—dijo fuerte en el oído de Ali—. Así que no lo decepciones. Sigue luchando. —El

quirófano entero se había quedado en silencio en shock ante lo que Laura acababa

de hacer. Tan silencioso que el único sonido que se escuchaba era el ritmo en

incremento del ahora palpitante corazón de Ali. Le tomó un momento al personal

médico para saltar de nuevo a la acción después de ver lo que ellos más tarde

describirían como un milagro médico.

Cooper le había entregado realmente su corazón a Allison y todo el amor que

llevaba en él. Su amor por mi niña la salvó ese día. Mirando hacia atrás, era como

si los latidos del corazón de él viajaran por los pasillos directamente hacia los de

ella y sólo... bueno, era como si estuviera latiendo por ambos.

Ese día cuando el doctor vino para darnos las noticias, Cooper me dijo que no

había escuchado nada de lo que dijo; solamente sabía que tenía que verla. Sólo

puedo imaginar su sorpresa cuando retiró la cortina de la sala de recuperación

para encontrarla viva. No solamente viva sino despierta.

Cuando él despertó tras su desmayo, no vieron nada malo en dejarlo recuperarse

en la cama al lado de Ali. Ella tuvo que quedarse en el hospital durante un par de

semanas y luego fue declarada en buen estado de salud con un certificado. No

podía volver a la escuela enseguida, pero tenía un tutor de apoyo que le dio tanto

tiempo como necesitaba, Cooper. Casi lo dejé vivir con nosotros. Cuando Ali se

sintió dispuesta, lo dejé llevarla a cenar, sabiendo lo que él estaba tramando. Esa

noche ella vino a casa con una sonrisa permanente y un anillo de compromiso con

un diamante de dos quilates. Esa es la noche en que hice a Cooper salir; no es

necesario crear la tentación. Allison se graduó ese verano, tal y como estaba

previsto.

La iglesia está llena con más de doscientas personas que han tocado las vidas de

Cooper y Allison de alguna manera u otra, los doctores que trabajaron para sellar

la rotura en su corazón, la enfermera que la hizo seguir luchando, y tantos amigos

y familiares quienes estaban tan ansiosos de ver a Ali salir adelante como Cooper y

yo lo estábamos. Tomé el brazo de Ali y lo entrelacé a través del mío. Su traje de

novia de encaje de color marfil corta directamente a través de su pecho y muestra

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casi dos centímetros de su incisión curada. Ella decidió no cubrirlo completamente

diciendo que este era un recordatorio visible de lo que el amor puede hacer.

Juntos, Ali y yo estamos en la parte posterior de la iglesia esperando a que la

música empiece. A nuestra señal, hacemos nuestro camino por un pasillo cubierto

de pétalos. La iglesia entera se levanta para ver a la hermosa novia realizar su viaje

hacia el novio. Los ojos azules de Cooper están muy abiertos, y su sonrisa lo dice

todo mientras observa a mi niña pequeña caminar hacia él. Mil recuerdos

parpadean en mi mente: Allison dando sus primeros pasos, aprendiendo a andar

en bicicleta, sus ojos en la mañana de Navidad. Ninguno de esos recuerdos felices

se puede comparar a este momento. Mi bebé sobrevivió a la cirugía y tiene una

saludable y larga vida por delante. Llegamos a la parte delantera de la iglesia y

pongo la mano de Ali en la de Cooper.

Allison se vuelve para darme un beso en la mejilla.

—Te quiero, papá —susurra en mi oído.

—Te quiero, niña —le susurro a mi vez. Cooper me estrecha la mano y fija su

mirada en la mía. Sé lo mucho que le quiere, y no se detendrá ante nada para

hacerla feliz.

He acompañado a mi pequeña Ali-Oops hacia el altar hoy. La he entregado al

único hombre al que confió su corazón.

El hombre que salvó a mi bebé con la única cosa que podía, amor incondicional.

La vida te tirará muchas cosas, así que puedes contar con aprender algo nuevo

cada día. He aprendido a abrir mi corazón y dejar que la vida me enseñe lo que sea

que tiene que ofrecer. Cada día es un regalo envuelto con las lecciones de mañana.

Hoy, la vida me ha enseñado que hay un felices para siempre.

Fin

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Sobre la autora

my Lynn Steele empezó a

escribir a una edad temprana.

En su adolescencia, entretenía a

sus compañeros de clase con sus

historias subidas de tono hasta ser confiscadas por

profesores.

Steele vive en el sur de California con su marido.

Esta es su primera novela.

A