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Stop al estrés en la conducción
PROYECTO:
“Guía de Prevención de Riesgos Laborales. El Estrés en el Transporte”.
© 2013, de esta edición:
Junta de Castilla y León.
Consejería de Economía y Empleo.
ELABORACIÓN:
Federación Regional de Transportes, Comunicaciones y Mar de UGT Castilla y León. TCM-UGT.
Instituto de Formación y Estudios Sociales de Castilla y León. IFES.
FINANCIACIÓN:
Junta de Castilla y León.
Consejería de Economía y Empleo.
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Índice
1. ¿QUÉ ES EL ESTRÉS? .................................................................................. 5
1.1. Tipos de estrés ................................................................................ 9
1.2. Respuesta del organismo ................................................................ 12
1.3. Problemas para la salud .................................................................. 17
1.4. Causas de estrés o estresores .......................................................... 21
2. ESTRÉS LABORAL ..................................................................................... 27
2.1. Estrés en el sector del transporte ..................................................... 30
2.2. Estresores en el transporte por carretera ........................................... 35
2.3. Otros aspectos relacionados con el estrés laboral ................................ 40
3. ¿QUÉ HACER FRENTE AL ESTRÉS? .................................................... 44
3.1. Gestión personal ............................................................................ 46
3.2. Gestión empresarial ....................................................................... 56
3.3. Técnicas de relajación ..................................................................... 65
Stop al estrés en la conducción
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Presentación
El estrés es un problema para la salud que sufren muchos conductores
profesionales y entre sus consecuencias se incluyen graves enfermedades
crónicas y una mayor posibilidad de sufrir accidentes de tráfico.
Son muchas las fuentes de estrés: las presiones en el
trabajo, la conducción en situaciones difíciles, la
necesidad de llegar a la hora a los distintos destinos y
cumpliendo estrictamente las normas de tráfico, las
situaciones tensas con los pasajeros o con los clientes,
la inestabilidad laboral, la incertidumbre sobre lo que
pasará en el futuro, las dificultades para llegar a fin de
mes, los problemas en las relaciones personales, las preocupaciones por la
salud, etc. En muchas ocasiones estos problemas nos desbordan y no somos
capaces de superarlos, lo que afecta a nuestro propio bienestar psíquico e incluso
a nuestro estado de salud físico.
El estrés se puede convertir en una seria amenaza para la salud, ya que
puede consumir los nutrientes de nuestro organismo, dañar el sistema
cardiovascular, aumentar la presión sanguínea, incrementar el riesgo de padecer
diabetes y debilitar nuestro sistema inmunológico. También puede contribuir a
aumentar la depresión, la fatiga, la ansiedad y la irritabilidad influyendo muy
negativamente en nuestras relaciones personales, sociales y profesionales.
¿Es posible acabar con el estrés? Por desgracia la respuesta es no, y menos
en una sociedad en la que reinan cada vez más ideas como competitividad o
productividad. Lo que sí podemos hacer es reducir su impacto aprendiendo a
reconocer lo que nos provoca el estrés y anticipándonos a él desarrollando
habilidades y estrategias que disminuyan sus efectos. Esto es lo que
pretendemos con esta guía y por ello daremos respuesta a preguntas como:
¿qué es en realidad el estrés?, ¿cuáles son sus causas y consecuencias? o
¿cuáles son las mejores formas de prevenirlo o de disminuir su impacto sobre la
salud?
Stop al estrés en la conducción
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En los últimos años todo el mundo oye hablar con mucha frecuencia del estrés,
pero también hay mucha gente que desconoce lo que en realidad es, qué
implicaciones tiene para la salud y cómo se puede prevenir. Por este motivo,
vamos a dar una explicación que aclare sus connotaciones más importantes.
El estrés es un concepto muy difícil de explicar, ya que se utiliza como
cajón de sastre para referirlo a una amplia variedad de
estados del individuo afectado por muy diversas
presiones. La RAE (Real Academia Española) define el
estrés como “tensión provocada por situaciones
agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o
trastornos psicológicos a veces graves.” Desde un punto
de vista más técnico se ha definido el estrés desde diferentes perspectivas:
Como estímulo: “los estímulos capaces de desencadenar la reacción de
lucha o huída” (Cannon, 1911).
Como relación: “entre la persona y el entorno que es percibida por la
persona como impuesta o excediendo sus recursos y que pone en peligro su
bienestar” (Lazarus, Folkman y Parker, 1998).
Como respuesta a una demanda: “la respuesta inespecífica del organismo
ante toda demanda hecha sobre él” (Selye, 1936); “aquellas situaciones que
provocan fuertes demandas para el individuo y que pueden agotar sus
recursos de afrontamiento” (Brengelman, 1987).
Como desequilibrio: “el estrés es un desequilibrio sustancial (percibido)
entre la demanda y la capacidad de respuesta (del individuo) bajo
condiciones en las que el fracaso ante esta demanda posee importantes
consecuencias (percibidas)" (McGrath, 1970).
Integrando las teorías de Cannon y Selye, González de Rivera (1978) hace una
definición más global “cuando el grado de estimulación ambiental supera o no
llega a los niveles en que el organismo responde con eficacia idónea, el individuo
percibe la situación como nociva, peligrosa o desagradable desencadenando una
reacción de lucha-huída y/o una reacción de estrés, con hipersecreción de
catecolaminas y cortisol”.
Guía práctica de prevención
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En definitiva, el estrés es un proceso físico y psicológico que se produce
ante la presencia de un estresor (cualquier amenaza o estímulo físico o
psicológico, real o ficticio) y ante el que uno no sabe muy bien cómo
enfrentarse. Si ante esta circunstancia
se responde de forma eficaz y rápida, la
situación se resuelve con éxito y no se
producen las consecuencias negativas
derivadas del estrés.
En cambio, cuando no se resuelve de
esta forma, el organismo reacciona
(agudizando los sentidos, aumentando
el ritmo cardíaco, la presión sanguínea,
la sudoración, etc.) para adaptarse a la
nueva circunstancia. Esta reacción no es
negativa y en muchas situaciones
cotidianas necesitamos tener algo de
estrés para estar en un nivel de alerta
óptimo. En definitiva, existen dos tipos
de estrés:
Distrés: el aspecto negativo del estrés, cuando sentimos que no podemos
hacer frente a una determinada situación, ya que estamos desbordados por
sus demandas.
Eutrés o eustrés: el estrés positivo, es decir, aquel que nos permite
adaptarnos a los cambios y reaccionar rápidamente y con mayor fuerza ante
los problemas y peligros que debemos enfrentarnos.
Numerosos estudios han demostrado que funcionamos mejor cuando
tenemos situaciones donde se requiere algo de eutrés. Esto sucede porque
percibimos una “amenaza” del medio y nos activamos para responder ante la
misma, produciéndose una serie de cambios que nos permiten estar más
alerta y ver con mayor claridad las circunstancias. No obstante, cuando el
eutrés se mantiene a lo largo del tiempo puede dar lugar al distrés y
aparecen consecuencias negativas para nuestra salud.
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Por otro lado, existen varios factores que influyen a la hora de responder ante
una amenaza o estresor:
Características del propio estresor: ¿se puede controlar?, ¿ocurre a
menudo?, ¿es predecible?
Experiencias previas del
individuo: cuando la circunstancia ya
ha sucedido anteriormente, son más
predecibles sus consecuencias y
nuestras propias reacciones, por lo
que será más sencillo paliar el
impacto.
Factores biológicos (como la
predisposición genética, la edad o el
sexo) y psicológicos (como el tipo de
personalidad del individuo).
Todo ello hace que lo que para una
persona puede ser un factor de estrés importante, para otras no lo sea. Veamos
un pequeño cuadro resumen de lo que implica el distrés y el eutrés.
Estrés negativo (distrés)
Estrés positivo (eutrés)
Activación no adaptativa que no conduce a metas
Activación adaptativa que conduce a la consecución de metas
Percepción de amenaza Percepción de reto
Respuesta desproporcionada e inadecuada
Tensión necesaria que mejora la capacidad y las habilidades
Impide resolver los conflictos Estimula la actividad
Produce malestar Ofrece una vida atractiva
Puede tener consecuencias graves para la salud Percepción placentera
Desequilibrio: demanda-recursos Equilibrio y bienestar
No progreso Progreso
En esta guía, utilizaremos el término estrés, aunque en realidad nos estemos
refiriendo al distrés, ya que es el término más generalizado.
Guía práctica de prevención
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1.1. Tipos de estrés
La Asociación Psicológica Americana distingue tres tipos de estrés: estrés
agudo, estrés agudo episódico y estrés crónico. Debido a que cada uno cuenta
con sus propias características, síntomas y duración, su tratamiento suele ser
complicado.
Estrés agudo
Es la forma de estrés más común.
Surge del desequilibrio percibido
entre la demanda que se presenta y
la capacidad de respuesta que se
tiene ante él. En pequeñas dosis
este tipo de estrés es
emocionante; en dosis muy altas
resulta agotador. Por ejemplo,
conducir por una carretera de
montaña en la mañana de un día
soleado puede ser estimulante y
hasta divertido; sin embargo el
mismo recorrido al final de la jornada
de trabajo y al anochecer con lluvia
resulta agotador y estresante.
La mayoría de las personas reconoce
los síntomas de estrés agudo:
cansancio psicológico, dolores de
cabeza, malestar estomacal y otros
síntomas. Este estrés puede ser provocado por pequeñas circunstancias: un
accidente donde recibimos un pequeño golpe en el vehículo, la pérdida de un
cliente, un plazo de entrega que no vamos a cumplir, los pequeños problemas
con un hijo en el colegio, etc.
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Estrés agudo episódico
Hay personas que por su propia forma de ser sufren estrés agudo con
frecuencia: siempre tienen prisa y casi siempre llegan tarde; si algo les puede
salir mal, les sale mal; tienen muchas responsabilidades, unas veces impuestas y
otras autoimpuestas, pero se ven desbordadas por ellas. Todo ello hace que
sufran una y otra vez episodios de estrés agudo. Si además estas personas se
dedican a profesiones donde existe un gran número de estresores, como la
conducción de vehículos, tendrán mayores posibilidades de sufrirlo.
Las personas que sufren este tipo de estrés suelen estar demasiado agitadas,
ansiosas y tensas, tener mal carácter, mostrar hostilidad o ser irritables. Suelen
describirse como personas muy nerviosas. Debido a este estado, sus
relaciones personales son difíciles, sobre todo cuando interactúan con otros que
responden a este carácter tan agitado, ansioso y hostil. Los síntomas del estrés
agudo episódico son los de una sobreagitación prolongada: dolores de cabeza
persistentes, migrañas, hipertensión, dolor en el pecho y enfermedad cardíaca.
Es más probable que este tipo de personas desarrollen enfermedades coronarias
que las personas que muestran un patrón de conducta opuesto.
Otra forma de estrés agudo episódico surge en aquellas personas que muestran
una preocupación incesante, que ven el desastre a la vuelta de la esquina y
son muy pesimistas, con lo que prevén una catástrofe en cada situación. Para
ellos el mundo está lleno de peligros y es un lugar donde lo peor siempre está
por suceder. Estas personas también tienden a agitarse demasiado y a estar
tensas, pero en realidad están más ansiosas y deprimidas que enojadas y
hostiles.
Tratar el estrés agudo episódico requiere ayuda profesional y suele
llevar bastante tiempo. Además, debido a que los rasgos de personalidad de
las personas que lo sufren y su propio estilo de vida están tan arraigados y son
tan habituales, no ven nada malo en la forma como conducen sus vidas y son
sumamente resistentes al cambio. Únicamente la firme expectativa de alivio de
sus síntomas puede llevarles a realizar un tratamiento de recuperación bajo
supervisión profesional.
Guía práctica de prevención
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Estrés crónico
Este es el estrés agotador que desgasta
a las personas día tras día, mes a mes,
año tras año; que destruye el cuerpo,
la mente y la vida haciendo
estragos mediante el desgaste a
largo plazo. Es el estrés fruto de la
pobreza, de las familias disfuncionales,
de problemas de salud graves, de verse
atrapados en un matrimonio infeliz o en
un empleo que se detesta. Este estrés
aparece cuando no se ve una salida a
una situación angustiosa y se pierden
todas las esperanzas.
Las raíces también se pueden encontrar
en experiencias traumáticas, sobre
todo de la niñez, que se interiorizaron y se mantienen presentes
constantemente. Estas personas tienen una visión del mundo, o un sistema de
creencias, distorsionado que les provoca un estrés interminable; para ellos el
mundo suele ser un lugar amenazante y fingen lo que no son.
Un gran problema de este estrés es que las personas se acostumbran a él, se
olvidan que está ahí; lo ignoran porque es algo habitual y familiar. En cambio sí
son capaces de reconocer inmediatamente el estrés agudo porque es nuevo. El
estrés crónico desgasta y puede causar una crisis nerviosa final y extrema que
puede llegar a matar a través del suicidio, la violencia, el ataque al corazón o
incluso el cáncer. La recuperación, donde se debe reformular la personalidad, las
convicciones y unas creencias muy arraigadas, exige un autoexamen activo que
lleve a un cambio de conducta y a ser capaces de llevar a cabo técnicas de
manejo del estrés. Además, debido a que los recursos físicos y mentales se van
consumiendo por el desgaste a largo plazo, los síntomas de estrés crónico
son difíciles de tratar y pueden requerir tratamiento médico.
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1.2. Respuesta del organismo
La necesidad de los humanos de responder rápidamente ante los peligros les ha
permitido la supervivencia durante miles de años. Cuando detectamos una
amenaza o se nos incrementa las demandas de forma sustancial, se produce una
reacción de estrés que nos prepara para hacerlo frente o para huir (a esta
respuesta a veces se la denomina “reacción de lucha o huida”). A nivel
fisiológico, el organismo reacciona de muy diversas maneras, como
podemos observar en la siguiente imagen.
Guía práctica de prevención
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Reacción del organismo ante los diversos tipos de presión
En el siguiente cuadro podemos observar cómo reacciona el or-ganismo en situaciones normales, en situaciones de diverso tipo de presión (baja y aguda) y bajo un estado de presión crónica resultante de un estrés prolongado.
Normal (relajado) Con presión Presión aguda Presión crónica
(estrés)
Cerebro Suministro sanguíneo
normal
Aumento del suministro sanguíneo
Se piensa con mayor claridad
Dolores de cabeza o migrañas,
temblores y tics nerviosos
Estado de ánimo Feliz Serio Mayor
concentración
Ansiedad, pérdida del sentido del
humor
Salivación Normal Reducida Reducida Boca seca, nudo en la garganta
Músculos Suministro sanguíneo
normal
Aumento del suministro sanguíneo
Mejor funcionamiento
Tensión y dolor muscular
Corazón
Ritmo y presión
sanguínea normales
Aumento del ritmo y de la presión sanguínea
Mejor funcionamiento
Hipertensión y dolores del pecho
Pulmones Ritmo normal de respiración
Aumento del ritmo de respiración
Mejor funcionamiento Tos y asma
Estómago
Suministro sanguíneo y secreción de
ácido normales
Reducción del suministro de sangre
y aumento de la secreción de ácidos
La reducción del suministro de
sangre reduce la digestión
Úlceras debidas a la acidez y la indigestión
Intestinos
Suministro sanguíneo y
actividad normales
Reducción del suministro de sangre
y aumento de la actividad
La reducción del suministro de
sangre reduce la digestión
Dolor abdominal y diarrea
Vejiga Normal Aumento de las ganas de orinar
Aumento de las ganas de orinar por incremento
de la estimulación
nerviosa
Aumento de las ganas de orinar y
síntomas en la próstata
Órganos sexuales
Hombres: normal
Mujeres: menstruación
normal
Hombre: impotencia (disminuye el
suministro de sangre) Mujer: menstruación
irregular
Disminución del suministro de
sangre
Hombre: impotencia
Mujer: desórdenes en las
menstruaciones
Piel Saludable Disminución del
suministro sanguíneo, piel seca
Disminución del suministro de
sangre
Sequedad y erupciones
Bioquímica
Consumo normal de oxígeno, glucosa y
grasas liberadas
Aumento del consumo de oxígeno,
glucosa y grasas
Aumenta la cantidad de
energía disponible
Cansancio rápido
Fuente: Andrew Melhuish, Executive health.
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En la sociedad moderna, aunque no nos enfrentamos a tantas situaciones de vida
o muerte, sobre todo en los países desarrollados, nos seguimos enfrentando a
numerosas amenazas reales o percibidas como reales: un vehículo que hace
una maniobra peligrosa, un pasajero que reacciona con violencia, un cliente que
se queja airadamente del retraso de un pedido, una pareja que exige más
dedicación, un trabajo inestable, un hijo que no quiere estudiar, etc.
Ante todas estas amenazas se reacciona de diferentes formas: se las trata de
solucionar pero a veces no se puede, se intenta escapar y evitar confrontaciones,
se sienten diversas emociones a las que en muchas ocasiones no se puede dar
rienda suelta, etc.; todo ello tiene un efecto acumulativo que, con el paso del
tiempo, va dañando la salud.
Síndrome General de Adaptación
Cuando los niveles de estrés son bajos, nuestro organismo se encuentra por lo
general en un estado denominado de “homeostasis” donde todos los sistemas
del organismo funcionan con suavidad para mantener el equilibrio. La aparición
de un estresor, sea negativo o positivo, como por ejemplo un peatón que se nos
cruza inesperadamente o una felicitación por un servicio bien hecho, provoca una
reacción fisiológica, tras la cual el organismo trata de volver al estado de
homeostasis mediante
una respuesta de
adaptación. A este
intento de volver a la
normalidad se le conoce
como el Síndrome
General de Adap-
tación (SGA). Este
síndrome se divide en
tres fases:
Guía práctica de prevención
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Fase de alarma: ante una
amenaza existe una
reacción inmediata en la
que el sistema nervioso da
señales al organismo para
que se prepare y este
reacciona como hemos
visto anteriormente. Es
decir, desencadena una
reacción de “lucha o huída”. Por ejemplo, si a un taxista se le acerca un
personaje siniestro por la noche y se sube al taxi, su organismo reacciona de
inmediato: si al verle la cara se da cuenta de que tan solo es una viejecita
alta y delgada, el organismo vuelve al estado normal; en cambio, si es un
joven con mal aspecto el proceso de estrés continúa.
Fase de resistencia: el organismo trata de volver al estado normal, pero
como todavía persiste el elemento estresor, no lo logra y sigue excitado a un
nivel que causa que ciertas partes y sistemas del organismo sigan
funcionando a un
nivel mayor del
normal. Por ejemplo,
si alguien se entera
de que un ser
querido ha sufrido un
accidente y le tienen
que operar, en los
primeros momentos
se sufre un ataque
de ansiedad y el
organismo responde
de la misma forma que en la fase de alarma. Poco a poco, uno se va
calmando y adaptando a la noticia, pero el organismo no vuelve a un estado
de completa normalidad y se encuentra en fase de resistencia. Tras una
operación exitosa, el organismo poco a poco vuelve a la normalidad.
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Fase de agotamiento: cuando el estímulo es excesivamente prolongado o
alcanza gran intensidad y el individuo es incapaz de rechazarlo, eliminarlo o
superarlo, aparece la
fase de agotamiento
donde se acaban las
energías tanto físicas
como psíquicas. En esta
fase mientras el
organismo trata de
adaptarse al estresor
crónico, la glándula
suprarrenal continúa
soltando cortisol, que
permanece en el torrente sanguíneo durante largos períodos como resultado
de una respuesta metabólica lenta. Con el paso del tiempo, el cortisol reduce
la capacidad del sistema inmunológico de responder a los ataques, por lo que
se cogen con mayor facilidad enfermedades. Además, entre otros efectos, la
presión sanguínea puede estar muy alta y se puede reducir la capacidad del
organismo para controlar el nivel de glucosa en la sangre.
Reacción psicológica
Paralelamente a esta activación fisiológica se da una activación psicológica,
donde se ponen en acción una serie de mecanismos
psicológicos y conductales de un carácter muy diverso
que variará su magnitud y su contenido en función de:
La naturaleza de la demanda (qué se nos requiere).
La apreciación que el individuo haga de ese estímulo.
Ciertas capacidades pueden ayudar a gestionar la
situación de estrés como, por ejemplo, la capacidad de reproducir experiencias y
conocimientos adquiridos anteriormente (memoria), la capacidad de encontrar
nuevas soluciones a un problema (creatividad) o la capacidad para desarrollar el
pensamiento según estructuras lógicas (razonamiento).
Guía práctica de prevención
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1.3. Problemas para la salud
La siguiente imagen nos da una idea general de los efectos del estrés crónico:
Veamos en mayor profundidad los efectos más importantes sobre la salud:
Enfermedades cardiovasculares (cardiopatía isquémica, hipertensión,
ictus,…): las investigaciones han demostrado que el estrés crónico influye en
el ritmo cardíaco, la tensión sanguínea y los infartos. El estudio INTERHEART,
que tuvo a casi 30.000 participantes en 52 países, identificó el estrés como
uno de los principales factores de riesgo en los infartos de corazón.
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Problemas neurológicos:
Dolores de cabeza: el estrés puede ser el desencadenante directo de
padecer dolores de cabeza y migrañas (dolores de cabeza muy intensos).
Por otro lado, la liberación de cortisol en cantidades moderadas no es
dañina, sin embargo un exceso de esta hormona se convierte en un
tóxico para el cerebro, llegando a lesionar y matar neuronas, aumenta la
ansiedad y la depresión y provoca fobias, alteraciones del sueño y pánico.
Memoria y concentración:
los estudios sobre animales
han observado cómo los
glucocorticoides (como el
cortisol, la cortisona y la
corticosterona producidos
principalmente en la corteza
suprarrenal de los seres
humanos) afectan a la
capacidad de memoria. Una
exposición prolongada al
cortisol reduce el hipocampo,
el principal lugar donde se
almacena la memoria.
Problemas de sueño: el
estrés afecta al sueño
haciendo que no descanse-
mos adecuadamente. Además también fomenta el consumo de sustancias
que dificultan la conciliación del sueño (cafeína, alcohol u otro tipo de
drogas). Recordemos que el sueño es una función fisiológica necesaria
que nos ayuda a la restauración física y mental, durante el cual algunas
regiones del cerebro (como el cortex cerebral) logran un descanso
esencial. No dormir lo suficiente (la media suele ser entre 6 y 8 horas,
aunque esto puede variar según el individuo) debilita el sistema
inmunológico y aumenta las posibilidades de padecer enfermedades
cardiovasculares.
Guía práctica de prevención
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Problemas digestivos: el
estrés puede provocar
trastornos digestivos como
náuseas, vómitos, colon
irritable, gastroduodenitis,
dolores estomacales o diarrea.
Obesidad y sobrepeso: un
alto nivel de estrés incrementa
los niveles de cortisol en la
sangre, lo que provoca hambre y activa las encimas encargadas de
almacenar grasa.
Diabetes: controlar el
estrés es fundamental para
prevenir la diabetes de Tipo
2, o diabetes del adulto.
Como hemos visto, las
personas estresadas a
menudo no duermen lo
suficiente, no comen bien,
pueden abusar de la bebida,
las medicinas o, incluso, de
las drogas, todo ello puede
alterar los niveles de azúcar
en la sangre e incrementar
las posibilidades de sufrir
diabetes o dificultar el tenerla bajo control.
Trastornos inmunológicos: un estrés prolongado puede afectar la
capacidad de respuesta del sistema inmunológico, lo que aumenta las
posibilidades de sufrir más enfermedades. Un estudio realizado por Sheldon
Cohen en 1998, psicólogo de Carnegie Mellon University de Estados Unidos,
mostró que las personas expuestas a factores estresores presentaban del
orden de tres a cinco veces más casos de padecer infecciones víricas que el
resto.
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Pérdida de pelo: el efecto más común
del estrés sobre la pérdida de pelo es el
“efluvio telogénico agudo”, que es una
caída difusa, reversible y brusca del
cabello que se presenta de dos a cuatro
meses después de haber actuado la
causa desencadenante. También puede
causar la “alopecia areata” que es una
enfermedad que consiste en la pérdida
del pelo en una zona localizada del
cuerpo, generalmente en áreas re-
dondeadas y de tamaño pequeño del
cuero cabelludo o de la barba.
Libido: el estrés baja los niveles de libido lo que afecta a nuestra vida
sexual. En los hombres un alto nivel de estrés puede reducir la producción de
testosterona, lo que afecta a la capacidad para mantener las erecciones. En
las mujeres puede provocar trastornos en las hormonas reproductoras lo que
afecta al estado de ánimo, al sueño y a la libido.
Guía práctica de prevención
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1.4. Causas de estrés o estresores
Estresores externos o psicosociales
Son los factores de origen externo que se producen en nuestra vida diaria y
como consecuencia de nuestra interacción con el entorno y con las personas. Se
pueden clasificar según su importancia: mayores (muerte, secuestro,
violación…), menores (pérdida de puesto de trabajo, traslado a otra ciudad,
divorcio…) o cotidianos (discusión con el jefe, dificultad para llegar a fin de mes,
disputas familiares…). Veamos aquellos que son más comunes:
Stop al estrés en la conducción
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Adaptación al cambio: siempre que ocurre un cambio en la rutina diaria,
tanto para bien como para mal, se experimenta una reacción de estrés para
adaptarnos al mismo. Cuantos más cambios existan, mayor es la probabilidad
de que el estrés afecte a la salud. Por ejemplo, el incorporarse a un trabajo
nuevo requiere una adaptación y esto conlleva un estrés, si a este le
sumamos un cambio de ciudad, donde hay que hacer nuevos amigos, e
incluso de país, con otro idioma y otra cultura, el nivel de estrés aumenta
considerablemente (ansiedad, dificultad para dormir, etc.) y si este período
de adaptación se alarga en el tiempo puede tener importantes efectos en la
salud.
Acontecimientos menores: el cúmulo de pequeños estresores, como las
frustraciones, las discusiones o las molestias que nos causan otras personas,
pueden convertirse en factores estresantes de importancia que afectan a
nuestra salud; como por ejemplo, aguantar continuamente a conductores que
se cuelan por cualquier sitio, oír a los pasajeros quejarse del estado del
autobús, escuchar a un grupo de jóvenes que acaban de subirse al autobús
como se meten con otros pasajeros o soportar las impertinencias de algún
compañero de trabajo.
Dificultades económicas: las dificultades para hacer frente a todos los
gastos que se generan tanto en
nuestro entorno personal (hipotecas,
facturas o gastos de colegio, etc.) o
laboral (en el caso de los autónomos
pagos a la seguridad social,
impuestos, gastos de mantenimiento
de vehículos, letras por compra de
equipos o vehículos, etc.) son una de
las mayores fuentes de estrés y más
en una situación de crisis como la que
vivimos donde la estabilidad laboral es
menor, se han congelado o reducido
los salarios, los beneficios empresariales han caído y ha aumentado el precio
de los insumos (gasoil, repuestos, etc.).
Guía práctica de prevención
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Relaciones personales: son en ocasiones una de las mayores fuentes de
estrés; ya sea de forma positiva, como cuando iniciamos una relación, o
negativa, cuando se está produciendo una separación. El resultado suele ser
una mayor dificultad para concentrarnos en nuestro trabajo y una falta de
sueño. Estas relaciones pueden influenciarnos para que intentemos ser
mejores personas o pueden hacernos tambalear minando nuestra autoestima
y deteriorando las relaciones con otras personas de nuestro entorno como
hijos, familiares o amigos comunes.
Entornos estresantes: como
la vida en el casco urbano
(lleno de ruido, contaminación
o atascos), el entorno laboral
(carga de trabajo, cambio de
turnos, conducción en
situaciones difíciles, apremio
por llegar a tiempo a los
destinos…; aspecto que
abordaremos más adelante al
detalle), el uso de nuevas
tecnologías (el tecnoestrés o la
ansiedad producida por el
manejo de las nuevas
tecnologías, que también
veremos más adelante), etc.
Violencia y discriminación:
cuando conviven personas
intolerantes de diferente raza,
religión, ideología o edad se pueden producir episodios de discriminación que
pueden acabar en actos violentos en los que, por ejemplo, los conductores de
autobuses se pueden ver involucrados al tener que intervenir en diversas
situaciones como cuando un joven ocupa un asiento dedicado a personas que
lo necesitan y no deja sentar a una señora mayor o cuando un grupo de
jóvenes se mete con un inmigrante.
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Estresores internos
El estrés también puede venir provocado por factores internos (personalidad,
nivel de autoestima, falta de habilidades sociales, etc.) o por la interacción de
estos con los factores psicosociales que hemos descrito anteriormente. Veamos
los factores internos que más pueden influir sobre el estrés:
Personalidad: aunque hoy en día se acepta que nadie es el prototipo de un
tipo de personalidad concreta, sino una mezcla de varias, existe una
tendencia a tener más rasgos de alguna en concreto.
Tipo A: son personas muy
perfeccionistas, que se autoimponen
metas elevadas y que para alcanzarlas
realizan enormes esfuerzos. Para ellas el
trabajo se convierte en el centro de su
vida, viven en una tensión constante, son
incapaces de relajarse y están
continuamente pendientes de todo. Por lo
general, son personas excesivamente
ambiciosas, competitivas, activas,
enérgicas, impacientes y diligentes. En 1974, los doctores Friedman y
Rosenman publicaron que las
personalidades de “Tipo A” tienen mayor
riesgo de sufrir enfermedades
cardiovasculares.
Tipo B: por el contrario, son personas
pacientes, relajadas, no competitivas,
tolerantes hacia los demás y fáciles de
llevar. No se marcan grandes metas y
prefieren tomarse las cosas con calma
antes que agobiarse y estresarse.
Tipo C: es una persona poco asertiva, que se somete a los deseos de los
demás y rara vez tiene en cuenta sus propios deseos, necesidades o
preferencias. Tiende a ocultar sus emociones negativas y trata de
Guía práctica de prevención
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mantener una apariencia calmada y positiva ante los demás. Son
también personas pacientes, amables, cooperadoras, extremadamente
preocupadas por complacer a los demás y ser aceptados por ellos, no
suelen quejarse y tienden a sacrificarse por otros de una manera
excesiva.
Tipo D: son personas que tienden a
preocuparse más de lo debido, son bastante
irritables, con altos valores de afectividad
negativa e inhibición social. El estrés
negativo (distress) propio de la
personalidad D, puede provocar la
enfermedad cardiovascular de forma directa
o indirecta.
Baja autoestima: son personas que no confían en sus propias posibilidades,
por lo que creen que no pueden afrontar muchas de las demandas a las que
se ven sometidas, lo que les genera estrés. El nivel de autoestima puede
variar con el tiempo en una persona, lograr que el nivel de autoestima
aumente reduce el nivel de estrés.
Perfeccionismo: buscan constantemente la perfección y no acaban de estar
satisfechos con los resultados, lo que les provoca estrés. Es un rasgo que se
da más entre las personas que tienen una personalidad de tipo A.
Pesimismo: tienden a ver la realidad de forma negativa, maximizan los
fracasos y los acontecimientos negativos dando menor importancia a los
éxitos o sucesos positivos. Esta forma de
ver la realidad genera preocupaciones y
aumenta los niveles de estrés.
Pobres en habilidades sociales: los
más tímidos e introvertidos tienen más
dificultades para relacionarse social-
mente, así como para pedir ayuda. No
exteriorizar ni compartir las preocu-
paciones ni los sentimientos provoca
mayores niveles de ansiedad.
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Desconocimiento de las propias emociones y falta de control
emocional: el estrés, al igual que otras emociones, lleva asociado unos
síntomas físicos y psíquicos. Para poder gestionar y controlar cualquier
emoción es necesario primeramente reconocer lo que se está
experimentando (síntomas), por qué está sucediendo (causas), qué efectos
produce (consecuencias) y cómo se puede evitar o disminuir (prevención).
Destrezas, habilidades y conocimientos adquiridos: el trabajo que se
desarrolla puede requerir
unas capacidades y
conocimientos superiores al
nivel de preparación de la
persona, lo que genera estrés
por no poderlo realizar
correctamente. Por el
contrario, la capacidad de la
persona puede estar por
encima de lo que requiere el
puesto que ocupa y ser esto
una fuente de frustración e insatisfacción.
Autonomía: las personas poco autónomas asimilan mejor situaciones
autoritarias y de poca independencia con ambientes laborales con muchas
normas. En cambio, se encuentran más incómodas cuando tienen que tomar
decisiones y responsabilidades, lo que les genera más estrés.
Ansiedad: tener ansiedad lleva a una mayor predisposición a preocuparse de
forma excesiva por la mayoría de situaciones, lo que provoca una tensión casi
permanente a lo largo del día y fomenta el estrés.
Falta de flexibilidad y rigidez: las personas poco flexibles y rígidas se
enfrentan a un mayor número de conflictos y se adaptan peor a las
situaciones que implican cambios y que requieren un mayor esfuerzo de
adaptación.
Enfermedades físicas y/o mentales: padecer enfermedades puede
predisponer a padecer estrés.
Stop al estrés en la conducción
28
En la definición de la Comisión Europea del término estrés laboral está
implícito que “el estrés en el trabajo es el conjunto de reacciones emocionales,
cognitivas, fisiológicas y del comportamiento a ciertos aspectos adversos o
nocivos del contenido, la organización o el entorno de trabajo (...)”.
El ambiente laboral y las condiciones laborales son los principales focos de estrés
en los países occidentales y todo apunta a que la situación pueda empeorar en
las próximas décadas. A nivel europeo, según una encuesta encargada por la
Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo (EU-OSHA) la mitad de
los trabajadores (51%) cree que las situaciones de estrés laboral son comunes
en sus puestos de trabajo. A nivel nacional, según la Encuesta de Calidad de
Vida en el Trabajo del INE (Instituto Nacional de Estadística), en el año 2010,
casi la mitad de los trabajadores percibían un nivel de estrés alto o muy alto en
su puesto de trabajo, un porcentaje superior a años anteriores.
Estrés percibido en el puesto de trabajo
Muy bajo Bajo Medio Alto Muy
alto Alto +
Muy alto
2006 15,0% 9,8% 28,0% 28,6% 18,6% 47,2%
2007 19,0% 8,7% 27,9% 27,2% 17,2% 44,4%
2008 15,4% 11,1% 28,4% 27,9% 17,2% 45,1%
2009 14,4% 9,7% 30,3% 28,7% 16,9% 45,6%
2010 12,4% 9,0% 28,7% 29,7% 20,2% 49,9% En una escala de 0 a 10, los valores se han agregado del siguiente modo: muy bajo (0,1), bajo (2,3), medio (4,5,6), alto (7,8) y muy alto (9,10)
Fuente: elaboración propia a partir de datos del INE (Instituto Nacional de Estadística)
En 2008, la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-
OSHA) detectó hasta 27 riesgos psicosociales emergentes relacionados
con la seguridad y la salud en el trabajo. La gran mayoría de ellos están
relacionados con los siguientes ámbitos: (1) nuevas formas de contratos
laborales e inseguridad laboral; (2) riesgos en materia de seguridad y salud en el
trabajo para los trabajadores de edad avanzada; (3) intensificación del trabajo;
(4) elevada carga de trabajo y de presión; (5) situación emocional extrema en el
trabajo, incluidos casos de violencia y acoso; (6) y desequilibrio entre vida
personal y laboral.
Guía práctica de prevención
29
Según expertos de la Asociación
Española de Especialistas en Medicina
del Trabajo (AEEMT), en 2012 el 62%
de los trabajadores españoles
estaba más estresado que en 2011.
Según estos expertos, esto se debe a la
crisis, ya que se está expuesto a
continuos ajustes de plantilla, a la
incertidumbre laboral y, en muchas
ocasiones, a una mayor carga de
trabajo derivada de la reestructuración
de las empresas.
Además, las perspectivas futuras no parecen muy prometedoras, como pone
de manifiesto un estudio publicado por EU-OSHA en 2012, donde ocho de cada
diez trabajadores europeos apuntó que en los próximos cinco años la cifra de
personas que sufriría estrés de origen laboral aumentaría.
El Consejo de Administración de la OIT aprobó una nueva lista de
enfermedades profesionales el 25 de marzo de 2010 que sustituye a la de
2002, donde se han incluido por primera vez de manera específica los trastornos
mentales y del comportamiento, destacando:
El “trastorno de estrés postraumático”.
Otros trastornos mentales o del comportamiento no mencionados en el punto
anterior cuando se haya establecido, científicamente o por métodos
adecuados a las condiciones y la práctica nacionales, un vínculo directo entre
la exposición a factores de riesgo que resulte de las actividades laborales y
lo(s) trastornos(s) mentales o del comportamiento contraído(s).
Aunque esta lista funciona como recomendaciones para los países, supone un
avance en la lucha contra los riesgos psicosociales y se espera que los países
desarrollados incluyan sus propuestas en sus listados de enfermedades
profesionales. Introducir el estrés laboral en el listado de enfermedades
profesionales español supondría un gran paso adelante para combatirlo.
Stop al estrés en la conducción
30
2.1. Estrés en el sector del transporte
Los conductores profesionales son uno de los colectivos que sufre mayor estrés
en el trabajo, lo que no solo repercute seriamente sobre su salud, como en
cualquier otro trabajador que padezca estrés, sino que también aumenta en gran
medida las posibilidades de sufrir accidentes de tráfico debido a esta causa.
Veamos los resultados de algunos estudios a nivel europeo y nacional.
A nivel europeo
La V Encuesta Europea sobre Condiciones de Trabajo (2011) nos sirve de
referencia para conocer algunas de las causas por las que el nivel de estrés en la
rama de “Transporte, almacenamiento y comunicaciones” es tan alto:
Es el sector con el menor nivel de autonomía de los trabajadores, donde
solo un 30% indica contar con un nivel de autonomía aceptable. Recordemos
que por lo general cuanto mayor es este nivel, mayor es la satisfacción con el
trabajo.
Es la actividad económica (señalado por un 51% de los encuestados) donde
menos común es aprender algo nuevo.
Es la actividad en que menos proporción de encuestados señala que
puede aplicar sus propias ideas a su trabajo, con el 58%.
Es la actividad donde más se señala que hay que estar más “en disposición
o de guardia”, señalado por un 30% de los trabajadores.
Es la segunda actividad, por detrás de los profesionales de la salud, que se
expone a un mayor enfrentamiento a la conducta adversa de los
usuarios, donde lo señalan el 20%.
Es, junto con la agricultura, donde hay menor satisfacción con su
profesión; más del 20% muestra que no está satisfecho.
Es, junto con la industria, el sector donde menor porcentaje de
encuestados señala “sentirse como en casa en la organización”,
indicado por el 65% de los encuestados, mientras que en otros sectores como
agricultura, salud y educación supera el 75%.
Guía práctica de prevención
31
A nivel nacional
Según la Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo del INE, mencionada
con anterioridad, en 2010 la rama de actividad de “Transporte, almacenamiento
y comunicaciones” era el quinto sector económico donde más encuestados
(53,4%) percibían el estrés en su puesto de trabajo como “Alto” o “Muy alto”.
En esta misma encuesta también podemos observar cómo ha evolucionado la
percepción del nivel de estrés en el trabajo entre 2006 y 2010 en el sector de
“Transporte, almacenamiento y comunicaciones”. Valorando los encuestados que
han señalado una percepción alta y muy alta, vemos cómo los peores años
fueron 2009 y 2006, con un 56,0% y un 55,9% respectivamente.
Stop al estrés en la conducción
32
Estrés percibido en su puesto de trabajo en la rama de “Transporte, almacenamiento y comunicaciones”
Muy bajo Bajo Medio Alto Muy
alto Alto +
Muy alto
2006 8,6% 8,5% 27% 31,1% 24,8% 55,9%
2007 11,9% 7,7% 27,1% 26,8% 26,5% 53,3%
2008 11,7% 8,1% 28,4% 29,2% 22,6% 51,8%
2009 9,0% 9,8% 25,2% 32% 24,0% 56,0%
2010 10,7% 8,1% 27,8% 31,8% 21,6% 53,4% En una escala de 0 a 10, los valores se han agregado del siguiente modo: muy bajo (0,1), bajo (2,3), medio (4,5,6), alto (7,8) y muy alto (9,10)
Fuente: elaboración propia a partir de datos del INE
En la VII Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo (2011), realizada
por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT), se
analizan las condiciones en que los trabajadores realizan su trabajo en España.
En ella se preguntó si se tiene “Estrés, ansiedad o nerviosismo” y el 83,4% de
los “Camioneros, repartidores, taxistas y otros conductores” respondió que sí.
Guía práctica de prevención
33
Durante estos últimos años, el sector del transporte por carretera en España está
colaborando incipientemente en la implantación de diferentes procesos de
producción (como el “Just in Time”), de comercialización (la distribución de
productos adquiridos por Internet) o de movilidad sostenible (Transporte a la
Demanda o cumplimiento estricto de horarios). Por ello es un sector
estratégico que contribuye a la mejora de la competitividad del país y apoya el
desarrollo de otros sectores clave como la industria, el comercio o el turismo. Sin
embargo, para alcanzar estos logros se ve obligado a estar continuamente
incorporando nuevas tecnologías y nuevas formas de organizar el trabajo que le
permiten ser más flexible, fiable y rápido.
Este cambio exige a los profesionales del sector un mayor esfuerzo, como
el aprender el uso de nuevas tecnologías, el ser más flexibles en los horarios
laborables o el estar más a menudo a disposición de la empresa. Todo ello
conlleva que los niveles de estrés hayan aumentado y que se deba intentar paliar
sus efectos que no solo son negativos para el trabajador sino también para la
propia empresa.
Se podría decir que los dos principales factores que han aumentado el estrés
entre los profesionales en los últimos tiempos han sido:
La introducción de nuevas
tecnologías (GPS, ordenado-
res de abordo, tacógrafos
digitales, localizadores, apli-
caciones en los móviles, etc.),
que ha hecho que su trabajo
esté más controlado y más
sometido a la presión y el
estrés, obligando a los
profesionales a estar pen-
dientes de ellas al mismo tiempo que realizan las tareas de conducción, lo
que aumenta el riesgo de sufrir accidentes. Por otro lado, su uso requiere que
los profesionales del volante estén cada vez mejor formados y se reciclen
regularmente. El problema es que estos profesionales tienen más dificultades
Stop al estrés en la conducción
34
de formarse que los trabajadores normales debido a la idiosincrasia de su
trabajo: largas jornadas laborales, trabajo a turnos, conducción nocturna,
jornadas de descanso irregulares, largos desplazamientos que les obligan a
estar muchos días fuera de su domicilio, etc.
En el transporte de mercancías, la
introducción cada vez mayor del “Just-
in-time” en las empresas (producir los
elementos que se necesitan, en las
cantidades necesarias y en el momento
justo, lo que elimina en gran medida el
stock) obliga a los transportistas a
suministrar los pedidos con horarios
muy ajustados.
El impacto del estrés en la conducción
suele tener efectos:
Directos: la realización de maniobras
más arriesgadas, el deterioro en la
percepción de los elementos de su
entorno, el exceso de velocidad, una
peor asimilación de la información o el
desajuste de la atención y la capacidad
de concentración.
Indirectos: la dificultad para conciliar
el sueño, lo que no permite al
organismo recuperarse, o la aparición
de enfermedades (depresiones,
enfermedades cardiovasculares, etc.).
En un estudio de 2009 (Hilton y Staddon, Análisis de accidentes y prevención)
donde se analizaba el impacto de los síntomas de la salud mental en los
conductores profesionales, se indica que el estar al volante con un estrés elevado
equivale a conducir con una tasa de alcohol en sangre de 0,08% (0,38 mg/l).
Estrés perceptivo La conducción urbana lleva asociada numerosas características: alto nivel de ruido, tráfico más denso, elevado número de peatones y ciclistas a los que hay que respetar, exposición a postes y carteles publicitarios, semáforos, radares, gran número de señalizaciones, etc. Con todo este nivel de exposición podemos sufrir un estrés perceptivo que nos impide captar todos los estímulos a los que nos vemos sometidos, incluidos aquellos que son necesarios para una conducción segura, lo que incrementa el riesgo de sufrir accidentes. Está comprobado que en algunas zonas en las que se han eliminado señales se han reducido los accidentes.
Efecto acumulativo Los elementos estresantes del tráfico en los diversos entornos suelen producirse de forma muy habitual entre los conductores profesionales: atascos, circulación densa y lenta, presión del tiempo, conducción peligrosa de otros conductores, etc. La constante exposición a ellos hace que con el paso del tiempo tengan un efecto acumulativo y puedan conducir a una reacción de estrés grave.
Guía práctica de prevención
35
2.2. Estresores en el transporte por carretera
Las reacciones de estrés vienen determinadas por las características individuales
(tipo de personalidad, nivel de autoestima, experiencias pasadas, etc.), por las
demandas del entorno de trabajo y por la forma en que percibimos nuestros
recursos y capacidades para hacer frente a las demandas que se nos presentan.
Aunque las características individuales de cada persona son sumamente
importantes en relación al estrés, como hemos visto en el capítulo anterior,
algunas características de ciertas profesiones son identificadas como
potencialmente generadoras de estrés. Por ejemplo, el estrés laboral entre los
conductores profesionales puede derivar de un amplio abanico de situaciones
(horarios muy exigentes, atascos, situaciones climatológicas adversas, horarios
irregulares y a turnos, largas horas en soledad, etc.), unos son comunes a todos
los conductores y otros específicos a los diversos subsectores, como podemos
ver en el siguiente esquema:
Guía práctica de prevención
37
En definitiva, los factores de estrés entre los profesionales del transporte por
carretera son variados y muchos están relacionados con el subtipo de transporte
que se realice. Sin embargo, vamos agruparlos en cinco categorías para ofrecer
una idea global del problema.
1. Relacionados con el ambiente físico de trabajo
Condiciones de trabajo
exigentes desde el punto de
vista físico (conducción en
condiciones climatológicas ad-
versas, atascos, tráfico denso,
exposición a productos tó-
xicos…).
Mantenimiento deficiente
del vehículo o mal diseño,
como iluminación inadecuada,
exceso de ruido del motor,
mala climatización o vibraciones
excesivas.
Mal diseño del espacio de
trabajo, como la falta de espacio
en el área del conductor de los
autobuses urbanos, la dificultad
de acceder a los diferentes
instrumentos o la dificultad para
acceder a las mercancías que se
transportan.
Falta de seguridad de los
lugares de descanso o de
aparcamiento, que conduce al
vandalismo y a los robos tanto
de los objetos personales como
de la mercancía.
Bélgica El Sindicato de Trabajadores Transportistas Belga (BTB-ABVV) investigó las causas del estrés en el sector del transporte. El 69% manifestó sentirse molesto por el comportamiento de otros conductores. Un tema específico fue el de la violencia, y más en concreto, el aumento de los robos en los camiones, especialmente de las mercancías. Las estrategias de prevención incluyeron un manual de prevención para los conductores sobre cómo prevenir los robos, instrucciones claras de cómo reaccionar en caso de robo, cómo actuar con la mercancía que se transporta, cómo usar sistemas de seguridad, dónde aparcar los camiones, etc.
Stop al estrés en la conducción
38
2. Relacionados con la tarea o el contenido del
trabajo a realizar
Fuertes exigencias cuantitativas, como llegar a los destinos a tiempo o
procesar correctamente toda la información que llega continuamente, y más
aún cuando el tráfico es denso.
Exigencias cualitativas, como
entregar las mercancías en
perfecto estado o tratar con
cortesía a los pasajeros.
Dificultades relacionadas con
la tarea, como llegar a puntos
de difícil acceso para lo que hay
que realizar complicadas
maniobras.
3. Relacionados con la organización del trabajo
Inestabilidad de los contratos de trabajo, como los contratos temporales.
Contradicción en las demandas que se exigen; por ejemplo, es preciso
ofrecer información a los
pasajeros y prestar atención a la
conducción.
Inadaptación de las horas de
trabajo con los ritmos
normales de la sociedad como
el trabajo a turnos, el trabajo por
la noche o durante los fines de
semana.
Falta de control y autonomía sobre la organización y programación de
tareas. Esto es cada vez más cierto con la introducción de las nuevas
tecnologías que, aunque aumentan la seguridad, también incrementan el
estrés ya que restringen mucho más la autonomía en la conducción para
decidir aspectos tales como cuándo descansar o cuándo conducir.
Guía práctica de prevención
39
4. Ligados a las relaciones en el trabajo
Falta de apoyo de compañeros
y/o supervisores, como por
ejemplo ante un accidente, donde
se suele buscar más el fallo
humano que el fallo en la
organización del trabajo; en
ocasiones los profesionales
conducen con fatiga o estrés y sin
el debido descanso debido a la alta
carga de trabajo que se les
encomienda.
Gestión poco participativa,
autoritaria y deficiente, donde no se tiene ni voz ni voto.
Ausencia o escaso reconocimiento del trabajo, donde se hace hincapié
en los errores y apenas se valora el trabajo bien hecho.
5. Relacionados con la situación socio-económica de
la empresa
Mala salud económica de la empresa, lo que genera incertidumbre sobre
el futuro laboral.
Mercado con fuerte compe-
tencia en el ámbito nacional o
internacional que reduce los
márgenes.
Condiciones salariales que
se deterioran. Por ejemplo,
cada vez es más frecuente
encontrarse con un estan-
camiento o, incluso, una bajada
salarial, lo que repercute en la
calidad de vida.
Stop al estrés en la conducción
40
2.3. Otros aspectos relacionados con el estrés laboral
Acoso en el trabajo
El acoso laboral o moral en el trabajo, conocido comúnmente a través del
término inglés mobbing ("asediar, acosar, acorralar en grupo"), es tanto la
acción de un hostigador u hostigadores conducente a producir un estrés extremo
(miedo, terror o desánimo) en el trabajador, como el efecto que produce en el
trabajador (problemas psíquicos e incluso físicos).
El mobbing es una forma sofisticada
de persecución u hostigamiento
psicológico que un empleado sufre en
su lugar de trabajo e incluso fuera de él.
Se lleva a cabo por parte de uno o más
individuos que pueden ser: compañeros
(acoso horizontal, entre iguales),
superiores (acoso en sentido vertical
descendente, también llamado bossing,
del inglés boss, jefe) o incluso subalternos (en sentido vertical ascendente).
Se suele caracterizar por la sutileza (no se suele producir con agresividad o
violencia), la repetitividad y continuidad en el tiempo (es un proceso lento de
desgaste psicológico que puede durar semanas, meses e incluso años) y donde
se suele buscar como objetivo final que el trabajador acosado abandone su
puesto de trabajo. En los casos más extremos se añaden "accidentes fortuitos" y
hasta agresiones físicas.
¿Qué hacer ante el Mobbing?
El desconocimiento de lo que hay que hacer en estos casos suele agravar los
efectos del estrés generado sobre nuestra salud y nuestro entorno. A
continuación se muestran algunos consejos sobre las pautas a seguir:
Guía práctica de prevención
41
Actuar lo antes posible, antes de que el
acosador gane terreno. Es aconsejable
informar inmediatamente de la situación a
los representantes del personal (delegados
de prevención) del centro de trabajo para
recabar su apoyo y asesoramiento. Ellos
pueden encauzar las acciones a seguir y
ayudar a detener la situación antes de que
se agrave.
En caso necesario, solicitar asistencia
psicológica, médica y/o legal, para
hacer frente a la situación
de acoso, ya que estos
profesionales son los que
mejor nos pueden ayudar
cuando la situación es
grave.
Registrar los hechos.
Conviene que se recopilen
las pruebas del acoso al que
se ve sometido uno,
teniendo en cuenta que para
que los hechos sean considerados judicialmente deben ser probados como
sistemáticos y reiterados a lo largo del tiempo. Cualquier información es
relevante: escritos, grabaciones, informes médicos o psicológicos, testigos,
etc.
Síndrome de burnout
El síndrome de burnout (síndrome de agotamiento laboral o fatiga laboral
crónica) es un prolongado estrés en el organismo ante los factores
estresantes emocionales e interpersonales que se presentan en el trabajo. Este
síndrome se da sobre todo en profesiones con alta implicación emocional
como profesores, personal sanitario o asistentes sociales; aunque se puede dar
Stop al estrés en la conducción
42
en todas las profesiones. En un estudio finlandés sobre el estrés (El Burnout en
Finlandia, 2004), se observó que los conductores profesionales tienen mayores
índices de padecer el síndrome de "burnout" que otras muchas profesiones. Los
síntomas de Burnout pueden agruparse en:
Síntomas físicos: malestar general, dolores de cabeza y musculares,
cansancio, problemas de sueño, desórdenes gastrointestinales, pérdida de
peso, hipertensión, cardiopatías, asma y alergias.
Síntomas emocionales: implica la sensación de haberse sobrepasado
emocionalmente y haber agotado los recursos emocionales lo que lleva a:
distanciamiento afectivo, aburrimiento, incapacidad para concentrarse,
desorientación, frustración, ansiedad, baja realización personal y baja
autoestima, sentimientos depresivos, culpabilidad, soledad, impotencia y
alienación.
Síntomas conductales: conducta despersonalizada y superficial en la
relación con el cliente y los compañeros de trabajo, absentismo laboral,
abuso de sustancias (medicamentos, tabaco, alcohol u otro tipo de drogas),
cambios bruscos de humor, adopción de prácticas de alto riesgo (conducción
muy peligrosa), agresividad, aislamiento, irritabilidad, impulsividad y
aumento de conductas hiperactivas y violentas.
Estos síntomas tienen unas
consecuencias negativas
tanto personales (aumentan
los problemas en las
relaciones sociales y
familiares, baja la autoestima,
se tiende al aislamiento…)
como laborales (deterioro de
las relaciones, empeoramiento
del ambiente laboral, mayor
probabilidad de sufrir
accidentes, disminución de la productividad y la calidad del trabajo).
Guía práctica de prevención
43
Tecnoestrés
El psiquiatra norteamericano Craig
Brod en 1984 lo definió por
primera vez como “una
enfermedad de adaptación
causada por la falta de habilidad
para tratar con las nuevas
tecnologías del ordenador de
manera saludable”. Es un estado
psicológico negativo relacionado
con el uso de las tecnologías de la
información y la comunicación que
lleva a un alto nivel de activación
psicofisiológica no placentera.
Tiene dos dimensiones:
Tecnofobia: la persona experimenta altos niveles de activación fisiológica no
placentera, y siente tensión y malestar por el uso presente o futuro de algún
tipo de tecnología, llegando al extremo de no querer hablar de ella.
Tecnofatiga: se caracteriza por sentimientos de cansancio y agotamiento
mental y cognitivo debidos al uso de tecnologías, complementados también
con actitudes escépticas y creencias de ineficacia por su utilización. Asociada
a la misma está la “Fatiga informativa”, que es la sobrecarga de información
derivada del uso de Internet y de la falta de competencia para estructurar y
asimilar toda la nueva información con la consiguiente aparición del cansancio
mental.
Como contrapunto tenemos al Tecnoadicto que es la persona que experimenta
la incontrolable compulsión por utilizar las tecnologías de la información y la
comunicación en todo momento y en todo lugar. Además, quiere estar al día de
los últimos avances y acaba siendo dependiente de la tecnología sobre la que
estructura su vida y que se convierte en muchas ocasiones en una fuente más de
estrés.
Guía práctica de prevención
45
Como hemos visto hasta ahora, el estrés es un tema muy complejo que no se
puede ver solamente desde una perspectiva, sino que es un prisma al que hay
que examinar desde muy diversos ángulos y considerarlos todos en un
conjunto ya que el nivel de interacción entre ellos es elevado. Examinarlo tan
solo desde la perspectiva del “estrés laboral” o del “estrés en la conducción” nos
daría una idea sesgada y poco clarificadora. En la siguiente imagen se puede
apreciar la complejidad del estrés y cómo interactúan muy diversas variables.
Es importante saber que las estrategias para afrontar el estrés pueden
aprenderse y desarrollarse con el tiempo. Pero, en caso de que se
experimenten los efectos del estrés de forma importante, hay que acudir al
médico o a un profesional especializado. Además, en la fase más crítica hay que
evitar la conducción, y en caso de que esto no sea posible hay que conducir con
extrema precaución e intentando evitar situaciones que intensifiquen el estrés
(atascos, horarios rígidos, trato con clientes problemáticos, etc.).
En este capítulo veremos primeramente qué técnicas o estrategias se pueden
desarrollar a nivel personal para gestionar el estrés y a continuación qué
medidas debe introducir la empresa en este aspecto. Recordemos que las
empresas deben tratar el estrés laboral igual que cualquier otro riesgo
para la salud y la seguridad en el lugar de trabajo.
Stop al estrés en la conducción
46
3.1. Gestión personal
Enfoque físico
Cuidar del estado físico del
organismo es fundamental
para que este haga frente al
estrés y para ello se debe
hacer ejercicio con
regularidad, dormir bien,
comer de forma saludable y
ser capaz de relajarse.
Veamos la importancia de
cada uno de estos aspectos.
Realizar ejercicio físico.
Los beneficios del ejercicio
físico son numerosos
como, entre otros muchos,
aumento de la capacidad
cardiorrespiratoria; dismi-
nución del riesgo de
padecer enfermedades coronarias; disminución de la tensión arterial;
prevención y disminución de trastornos respiratorios y de la atrofia en el
tejido muscular; mayor flexibilidad; reducción y/o mantenimiento del peso.
Además, también ayuda a tomar conciencia de las fuerzas y limitaciones
físicas del organismo. Sin embargo, aunque hay muchos estudios sobre los
beneficios del ejercicio físico sobre el estrés, todavía no existe uno que aporte
evidencias concluyentes. Lo que biológicamente está claro es que el ejercicio
parece darle al cuerpo la posibilidad de sobrellevar mejor el estrés, ya que
obliga a los sistemas fisiológicos corporales involucrados en la respuesta al
estrés a comunicarse mucho más de lo habitual; por el contrario, cuanto más
sedentarios somos, menos eficiente es nuestro cuerpo para responder al
estrés.
Finlandia “Un Conductor Sano Puede” fue un proyecto realizado entre 2001-2004 que pretendía concienciar sobre la importancia de llevar a cabo hábitos de vida saludables. En el proyecto colaboraron “Rahtarit ry” (una organización profesional del transporte de mercancías), la Asociación de Salud Finlandesa y el Consejo de Nutrición Diaria de Finlandia. Las principales actividades fueron tres:
Eventos informativos y de asesoramiento de cómo realizar las tareas de conducción en buen estado.
Cooperación con organizaciones y empresas que ofrecen servicios en las áreas de descanso (más de 500 áreas en Finlandia) con el fin de proporcionar alimentos más saludables e información, con materiales didácticos, sobre la salud y el bienestar de los conductores.
Publicación de artículos en la revista de la organización y en su página web sobre alimentación, ejercicio, descanso, carga de trabajo mental, hábitos saludables, etc.
Guía práctica de prevención
47
Dormir bien. Esto tiene beneficios sobre el corazón, el peso y la mente.
Dormir es un buen remedio para reducir el estrés y combatir la irritabilidad,
el mal humor y la depresión. Si se concilia un buen sueño reparador tras un
día de muchos problemas, a la mañana siguiente las cosas parecen
diferentes. Por lo general se necesitan de 6 a 8 horas de sueño para
descansar bien, aunque esto puede variar según la persona. El descansar
menos horas de las necesarias hace que nos cansemos más durante el día,
especialmente tras la comida y de madrugada, algo que para los conductores
profesionales supone un gran riesgo, ya que pueden quedarse dormidos al
volante.
Comer de forma saludable. Una dieta equilibrada y saludable ayuda a
proporcionar los nutrientes necesarios al organismo para enfrentarse a las
diferentes situaciones de estrés. Por el contrario, una dieta desequilibrada y
pobre en nutrientes no lo logra. Por otro lado, hay que evitar el abuso del
consumo de alcohol, nicotina o cafeína ya que aumenta los niveles de estrés.
Existen numerosas dietas, lo importante es que la que se elija sea equilibrada
y suficiente en cantidad y calidad; en la siguiente imagen se presenta la dieta
mediterránea.
Stop al estrés en la conducción
48
Aprender a relajarse. Para ello se pueden utilizar simples técnicas de
relajación. Al relajarse, el ritmo cardíaco se ralentiza y la presión sanguínea y
el ritmo metabólico disminuyen. Al final de este capítulo existe un apartado
sobre las técnicas de relajación.
Enfoque mental
Gestionar el estrés también
consiste en controlar las
percepciones mentales de tal forma
que tengan los menores efectos
psíquicos sobre el organismo. Las
percepciones negativas son un
factor que genera estrés, por
ello, evaluar lo que se dice, se
piensa y se hace es el primer paso;
¿cómo hacerlo?
Hacer una lista con las
preocupaciones y priorizarlas.
Examinar las causas de los
problemas y las preocupaciones. Hay que evaluar lo que se dice, lo que se
piensa y lo que se hace. Por otro lado, las percepciones son a menudo parte
del problema, por lo que hay que intentar buscar la objetividad.
Analizar la importancia de cada problema y considerar las consecuencias
que supone tanto el no hacer nada como el llevar a cabo algún tipo de acción.
Hacer una lista de todas las opciones, incluso de aquellas que no gusten.
Diseñar un plan de acción y llevarlo a cabo. En muchas ocasiones hasta el
matiz más pequeño puede marcar la diferencia.
Evaluar lo que se ha hecho, cómo se hizo y qué se cambiaría en caso de
que se volviese a hacer con el fin de aprender de los errores.
Por otro lado, el anticiparse a las situaciones que generan estrés es una
buena estrategia. Por ejemplo, si el tratar con algunos clientes o con pasajeros
Guía práctica de prevención
49
que se quejan de algo es una fuente de estrés, hay que intentar mejorar esta
interacción. Para ello se puede practicar con un compañero de trabajo o un
familiar y grabarlo, así se podrá comprobar cómo se hace e introducir mejores
estrategias de comunicación.
La reestructuración cognitiva o de la forma de pensar también ayuda a
reducir el estrés. El pesimismo, centrarse en lo negativo, echarse la culpa de las
cosas o pensar que todo es blanco o negro, sin considerar que hay muchas
escalas de grises, son factores de estrés. Una buena estrategia para frenar el
flujo de pensamientos negativos es intentar pararlo diciéndose a uno mismo una
palabra que pare el flujo (como “para”, “vale” o “basta”) y reemplazar esa
negatividad por pensamientos positivos.
Enfoque emocional
En muchas ocasiones nos estresamos por la percepción que tenemos ante
diversos hechos, no por la realidad en sí. Por ello, para gestionar el estrés es
necesario examinar nuestras respuestas emocionales ante los diversos factores
estresantes y sobre todo en las interacciones con otras personas. Cuando se
aprende a identificar las emociones que provienen de percepciones o creencias
irracionales que dan respuesta a comportamientos emocionales, se es capaz de
racionalizarlas y responder de una forma más apropiada:
Aprender a reír, estar alegre e incluso a llorar. Estas respuestas
emocionales pueden mejorar el estado de ánimo, aliviar el estrés y mejorar
las relaciones sociales. La risa y la alegría aumentan los niveles de
endomorfinas, incrementan el oxígeno en sangre, disminuyen el estrés,
alivian el dolor y mejoran la productividad. A largo plazo, también fortalece el
sistema inmunológico, lo que nos hace más fuertes ante las enfermedades.
Tratar con el enfado adecuadamente. Este suele surgir cuando se pierde
el control de una situación o se está frustrado por acontecimientos sobre los
que no se puede hacer nada o muy poco. Las principales fuentes de enfado
incluyen: la percepción de amenazas hacia nosotros o hacia los que nos
importan (por ejemplo un vehículo que nos adelanta peligrosamente);
reacciones a la injusticia (cuando en un autobús un joven no permite
Stop al estrés en la conducción
50
sentarse a una persona mayor en un sitio reservado a mayores);
interpretación errónea de la realidad (la extraña acción de un conductor, pero
que en realidad ha sido causada por una avería mecánica); la intolerancia (de
unos jóvenes pasajeros hacia un inmigrante); expectativas poco reales; o el
acoso o la violencia hacia nosotros u otras personas. El enfado se puede
suprimir, expresar o calmar; la opción más saludable por extraña que
parezca es expresarlo, pero existen diversas estrategias para convertir el
enfado agresivo hacia el asertivo:
Reconocer los síntomas del
enfado y aprender a reducir
su impacto. Cuando aparecen
hay que frenar su impacto, por
ejemplo se puede contar hasta
10 o respirar profundamente
varias veces.
Anticipar los factores de estrés que se pueden presentar y planificar
lo que se va a hacer en caso de que surjan. Por ejemplo, en caso de un
atasco buscar una ruta alternativa.
Ser realista en las expectativas. Cuando no existe un equilibrio entre
las expectativas y los resultados obtenidos surge la frustración y el
enfado. Por ello es necesario realizar un análisis de la situación real antes
de crear la expectativa; es decir, con qué recursos y capacidades se
cuenta ante determinadas expectativas y poner el listón a una altura que
sea alcanzable.
Contar con un sistema de apoyo. Es conveniente tener un compañero
o un buen amigo que escuche las frustraciones y dé otra perspectiva a
los problemas. También es importante no cansarlos contándoles
continuamente nuestros problemas.
Transformar las quejas en peticiones. Cuando surja una situación
que requiera una queja, conviene enfocarla de tal forma que parezca una
petición y ante la que se puede llegar a un acuerdo; así se reducirá el
nivel de conflicto y de estrés.
Guía práctica de prevención
51
Reducir el impacto verbal. Si se logra discutir o expresarse de forma
moderada o respetuosa se reduce el nivel de conflicto y se genera un
clima de mayor tolerancia y receptividad.
Cuidar las relaciones sociales y basarlas en valores sólidos. En
ocasiones se da por hecho que la familia e, incluso, los amigos siempre
estarán allí y no se les dedica el tiempo suficiente, por eso es recomendable
esforzarnos más y cultivar valores como la confianza, la honestidad, el
respeto mutuo o el cariño.
Enfoque conductal
Un horario muy apretado es una constante fuente de estrés por lo que hay que
intentar aliviarlo y saber cuándo hay que decir “No”. Para todo el mundo el
día tiene 24 horas y nunca hay que restar tiempo para las necesidades básicas
como comer, descansar y dormir. Además, también es conveniente reservar
tiempo para uno mismo y la familia. Es decir, hay que dar prioridad a las propias
necesidades de uno y para ello se pueden adoptar las siguientes estrategias:
Hacer una lista de
prioridades: urgentes, menos
urgentes y prescindibles.
Empezar por las más urgentes,
asignar una fecha a las menos
urgentes y saber rechazar las
prescindibles.
Evitar decir a todo que “Sí” de
forma espontánea y sin
meditación. Hay que seguir la norma de dejar por lo menos un día de
reflexión, meditando bien la decisión y si se opta por el “No”, pensar en las
alternativas que se puedan ofrecer a cambio en caso de que surjan presiones.
También conviene priorizar estas alternativas para ofrecer primero las que
menos carga de estrés conlleven.
Ser firme en las decisiones. Hay que mostrar receptividad y compresión
ante las propuestas, explicar el por qué de la decisión tomada y en caso
Stop al estrés en la conducción
52
necesario ofrecer las alternativas pensadas; la última alternativa es aceptar
la imposición. Hay que recordar que el aumentar la carga de trabajo
incrementa el nivel de estrés y quita el tiempo que se necesita para uno
mismo.
Enfoque temporal
En muchas ocasiones el estrés laboral viene derivado de una mala organización
de nuestras tareas. Conviene emplear algo de tiempo en planificar nuestro
trabajo de la forma más racional posible, con objeto de tener bajo control las
demandas laborales. Se pueden seguir las siguientes recomendaciones:
Determinar objetivos y prioridades, tomando decisiones sobre qué hacer y
qué no hacer.
Determinar bloques de tiempo productivo y tiempos de ocio.
Ser realistas a la hora de calcular los tiempos de todas las actividades.
Dejar márgenes de tiempo para imprevistos.
Aprovechar los tiempos “inútiles” cuando no se hace nada.
Programar el tiempo para
actividades no esenciales pero
necesarias.
Anticipar tareas para evitar las
posteriores acumulaciones de
trabajo.
Conocer la propia capacidad de
trabajo y mejorarla mediante
estrategias de afrontamiento.
Ser capaz de delegar; hay que tener
en cuenta que nadie es esencial.
Concentrar la atención en lo que se está haciendo evitando las
interrupciones.
Dedicar unos minutos a programarse diariamente y tener en cuenta cuáles
son las horas de máximo rendimiento y las de más bajo.
Guía práctica de prevención
53
Enfoque laboral
Una persona manifiesta estrés cuando percibe que las demandas a las que se ve
sometida (tanto externas como internas o auto-impuestas) son excesivas y
superiores a los recursos que cree tener para superar dichas demandas. Esta
percepción varía considerablemente entre las diferentes personas, de
manera que lo que a uno le resulta estresante a otro no.
Conducir un vehículo es una actividad que
no solo requiere habilidad y
concentración, sino también mucha
paciencia por parte de los conductores. Es
conveniente realizar una
autoevaluación de nuestra
conducción y ver cuáles son aquellos
aspectos que generan mayor estrés con el fin de corregirlos.
El estrés provoca que aumenten las posibilidades de sufrir un accidente ya que,
como venimos repitiendo, hace que la conducción sea más arriesgada:
Aumenta la agresividad del conductor ante otros conductores.
Se conduce a mayor velocidad y se asumen más riesgos.
Se transgreden con mayor frecuencia las normas de circulación, como el no
respetar la distancia de seguridad.
Disminuye el nivel de concentración en la conducción con lo que, entre otros
aspectos, disminuye la capacidad para percibir las señales.
A continuación mostramos una serie de recomendaciones para rebajar el nivel
de estrés:
Evitar conducir cansado o fatigado. El agotamiento puede ser causa de
estrés.
Estudiar previamente la ruta por donde se va a transitar. Existen rutas
más difíciles que causan estrés e incluso en muchas ocasiones el
Stop al estrés en la conducción
54
desconocimiento causa estrés. También es conveniente preguntar a otros
compañeros que conozcan la ruta y pedir sugerencias.
Mantener la visibilidad en óptimas condiciones. Hay que mantener
limpios todos los elementos que influyen en la visibilidad (como parabrisas,
faros, retrovisores, ventanillas o salpicadero) y llevar unas gafas de sol a
mano para usarlas en caso de que se necesiten ya que una menor visibilidad,
además de fatigar la vista, genera más estrés al aumentar la sensación de
peligro. Recordemos que esta sensación es uno de los mayores agentes de
estrés y ante la cual nuestro organismo reacciona inconscientemente.
Llevar el habitáculo del vehículo a una temperatura de confort y bien
ventilado. A muchas personas les causa agobio e incomodidad el exceso de
calor dentro del vehículo.
Evitar abusar del consumo de sustancias estimulantes. Por ejemplo, la
cafeína y la nicotina causan mayor nerviosismo.
Adoptar una actitud tolerante y paciente frente a las adversidades del
tráfico (atascos, obstrucciones de otros vehículos, semáforos mal
coordinados, flujo lento, etc.). Es importante conducir con calma, sin realizar
maniobras arriesgadas y sin hostigar a otros conductores, ya que les puede
llevar a realizar maniobras imprevisibles y peligrosas. Durante la conducción
siempre hay que pensar que la salud y la seguridad están en juego.
Generar pensamientos positivos. Esto ayuda a reducir el nivel de estrés
en el conductor: “no pasa nada porque llegue un poco más tarde”, “ya queda
poco para terminar y llegar a casa”, “este es un atasco normal y seguro que
dura poco”, etc.
Disminuir la velocidad cuando existen condiciones de conducción
adversas (lluvia, tráfico muy denso, etc.). De esta forma se reduce la
sensación de peligro.
Aumentar la distancia de seguridad. Así, aunque el vehículo de delante
haga alguna maniobra imprudente o frene inesperadamente, se dispondrá del
tiempo suficiente para reaccionar con calma y no sentir que se ha producido
una situación de peligro.
Adoptar una actitud respetuosa y colaborativa ante los demás
vehículos; hay que recordar que todos cometemos errores. Por lo general,
Guía práctica de prevención
55
esto es más sencillo en camiones y autobuses ya que, gracias a que el
conductor está sentado a más altura, ofrecen una mejor visibilidad sobre lo
que pasa más adelante y es más fácil anticiparse a los problemas.
Conducir pensando en las acciones propias. Aunque también hay que
estar pendiente de lo que hace el resto de conductores, hay que prestar
atención sobre todo a nuestra propia conducción y no dejar que las
imprudencias de las otras personas sean fuente de estrés personal.
Evitar a toda costa discutir
mientras se conduce, ya sea con
los pasajeros del vehículo o
hablando con el manos libres. Lo
mejor es mantener una actitud
pacífica mientras se conduce.
Dejar los problemas de la vida
diaria a un lado. Hay personas que
se desahogan conduciendo y realizan una conducción peligrosa, lo que afecta
tanto a su seguridad como a la de los demás usuarios de la vía.
No conducir “contra reloj”. Hay que salir con tiempo suficiente hacia el
destino siempre que se pueda. Cuando se cuenta con el tiempo suficiente
para llegar a los destinos, uno no se siente tan presionado y realiza una
conducción más segura y menos estresante.
Formarse en todos los temas que se considere necesario. El
desconocimiento o la falta de habilidades es a menudo una gran fuente de
estrés, esto es especialmente importante en relación a la tecnología. Hay que
recordar que nos encontramos en la sociedad de la información y la
comunicación donde la tecnológica tiene cada vez mayor presencia en todos
los ámbitos, también en el sector del transporte, por lo que es necesario
estar abierto a todas las tecnologías y exigir una formación adecuada.
Exigir instrucciones claras y conocer nuestros derechos. La
incertidumbre y los malentendidos son otra fuente de estrés, por ello es
importante tener muy claro cuáles son no solo las funciones, las obligaciones
y las instrucciones específicas para las diferentes tareas que hay que realizar,
sino también los derechos que se tienen.
Stop al estrés en la conducción
56
3.2. Gestión empresarial
La estructura de las empresas de transporte en España se caracteriza
principalmente por ser PYMES con menos de 250 trabajadores. La mayoría de
ellas son sin asalariados, es decir autónomos, o micro-empresas (de hasta 10
trabajadores). En este sector predominan las actividades de transporte por
carretera respecto a otros modos de transporte.
Los efectos del estrés
laboral son dañinos para la
salud de los trabajadores y
para las propias empresas
en relación a:
Disminución del rendi-
miento y de la pro-
ductividad.
Menor motivación y
dedicación al trabajo.
Incremento de las
prácticas laborales me-
nos seguras y de las
tasas de accidente.
Aumento del absentismo
laboral.
Aumento de las quejas
de usuarios y clientes.
Deterioro de la imagen
corporativa de la
empresa tanto entre los empleados como de cara al exterior.
Aumento de los problemas legales ante las demandas presentadas por los
trabajadores que sufren estrés.
Encuesta Europea en las empresas sobre riesgos nuevos y emergentes (ESENER)
Esta encuesta, realizada en 2009, pregunta a directivos y representantes de los trabajadores en materia de seguridad y salud acerca de la manera en que se gestionan los riesgos de seguridad y salud en el lugar de trabajo, haciendo especial hincapié en los riesgos psicosociales, como el estrés laboral, la violencia y el acoso. Los resultados más relevantes en relación al estrés son:
El tema que más preocupaba a los directivos europeos eran los accidentes (80% muy o bastante preocupados), seguido del estrés laboral (79%).
Un 26% de las empresas de la Europa de los veintisiete afirmaron contar con procedimientos para gestionar el estrés laboral.
El ámbito en el que la información o el apoyo sería más útil es la “elaboración y aplicación de medidas de prevención” (91%), seguido de la “inclusión de los riesgos psicosociales en las evaluaciones de riesgo” (83%) y la “gestión de cuestiones específicas como la violencia, el acoso y el estrés” (77%).
Guía práctica de prevención
57
Los elementos básicos para la gestión del estrés incluyen la planificación de la
prevención desde el momento en que se está diseñando el proyecto empresarial,
la evaluación de los riesgos inherentes en el lugar de trabajo con una
actualización periódica de las circunstancias que hayan podido ser alteradas, la
disposición de un grupo coherente y global de medidas de corrección adaptadas
a la naturaleza de los riesgos detectados y la retroalimentación en cuanto a la
eficacia de estas medidas. Existen distintas metodologías para la
evaluación y gestión del estrés laboral, pero básicamente se resumen en
los siguientes pasos: (1) Identificar, (2) Evaluar, (3) Planificar, (4) Actuar,
(5) Mejorar. El proceso se puede resumir en el siguiente esquema.
Stop al estrés en la conducción
58
Las estrategias empresariales para reducir el estrés deben partir del sistema
organizativo e intentar involucrar a todo el tejido, incluyendo a los propios
trabajadores, mediante campañas informativas y formativas. La organización y
los medios con los que cuenta cada empresa son muy variables y dependen de
numerosos factores. Por ejemplo,
a la hora de establecer la
organización intervienen circuns-
tancias tan diversas como el
tamaño, el tipo de empresa
(familiar, cooperativa, etc.) o la
tradición existente en repartir las
funciones y las cargas de trabajo.
Por ello, a la hora de ofrecer
las recomendaciones para
gestionar el estrés las vamos
a agrupar valorando las di-
versas áreas que influyen
sobre este, como se puede ver
en el esquema de al lado.
Carga de trabajo
Valorar no solo las habilidades de los trabajadores sino también su
capacidad para hacer frente a situaciones de estrés a la hora de asignar
las diversas tareas entre los empleados.
Repartir equitativamente las cargas de trabajo y asignarles el tiempo
suficiente. Es necesario que se puedan realizar sin un nivel de estrés
elevado.
Introducir pausas adecuadas. Hay que valorar tanto los tiempos de
conducción y descanso obligatorios o recomendados, como los momentos en
que las situaciones de estrés y de fatiga son más frecuentes.
Introducir mecanismos adecuados para hacer frente a las cargas de
trabajo extras o imprevistas: contratación de personal temporal, medidas
de compensación motivadoras, etc.
Guía práctica de prevención
59
Sustituir adecuadamente las bajas y ausencias de trabajo para evitar
sobrecargas continuadas.
Evaluar la organización (como los
recorridos o tiempos de conducción
y descanso) y las tareas de trabajo
(conducción, reparto, carga,
descarga, etc.). Para ello hay que
valorar los posibles factores
estresores que puedan presentarse.
Valorar el equipamiento (como la
climatización, la litera o los
asientos), el diseño interior y el
espacio para el conductor
(autobuses urbanos), cuando se
vayan a adquirir vehículos con el fin
de que la conducción, o el descanso,
resulten lo más cómodos y eficientes
posible.
Realizar un mantenimiento y
limpieza adecuados de los
vehículos. De esta forma se garantiza que sean lo más cómodos posible,
disminuyan las posibilidades de sufrir averías mecánicas y no haya quejas por
parte de los usuarios.
Sistemas de apoyo
Incluir el estrés a la hora de analizar la
productividad, el absentismo laboral, las
causas de los accidentes de trabajo o las
enfermedades relacionadas con el trabajo.
Prestar el máximo apoyo y respaldo
cuando se produzcan situaciones que
generen estrés como accidentes de tráfico,
problemas de salud o problemas familiares.
Federación Internacional de Trabajadores del Transporte
Entre 2006 y 2007, ITF (lnternational Transport Workers' Federation, Federación Internacional de Trabajadores del Transporte) realizó una encuesta a 380 mujeres conductoras de 14 países a nivel mundial (Alemania, Bangladés, Barbados, Bélgica, Bermudas, Brasil, Canadá, España, Guinea, India, Italia, Lituania, Mauricio y Reino Unido). Casi tres cuartas partes de las mujeres dijeron estar preocupadas por temas de seguridad y salud. Los principales problemas que se identificaron fueron la falta de compromiso de los empresarios para tratar con el estrés y los ataques con violencia.
Otros temas que también inquietaban y eran fuente de estrés fueron la seguridad en el aparcamiento, el tiempo que pasaban fuera de casa, la falta de servicios y baños para la higiene personal o el ruido y las vibraciones.
Stop al estrés en la conducción
60
Al adquirir vehículos, informarse
si tienen dispositivos para la
conducción autónoma en
atascos; una tecnología que
están desarrollando varias
empresas de automoción y que
sin duda alguna ayudará a
combatir, en parte, el estrés
provocado por los atascos o el tráfico muy denso.
Tecnologías de conducción automática
Diversas marcas de automoción están desarrollando tecnologías de conducción
automática para hacer la conducción más cómoda y menos estresante:
Volvo ha desarrollado una tecnología para la conducción en los atascos donde,
pulsando un botón, el motor, los frenos y la dirección pasan a estar gestionados
automáticamente y se mantiene una distancia de seguridad con el coche de delante.
En cualquier momento el conductor puede retomar el control del vehículo. Para que
el sistema de asistencia en atascos de tráfico pueda ser activado, se requiere que el
vehículo circule a menos de 50 km/h.
Bosch, el fabricante alemán de componentes para automóviles, ha comenzado a
realizar pruebas de conducción automática en tráfico real por carretera. En la primera
fase de pruebas se incluye la conducción automática por autopistas, puesto que en
estas carreteras no hay peatones ni tráfico en sentido contrario. El vehículo se
controla a través de un asistente de mantenimiento de carril, del control de crucero
adaptativo y de un asistente de cambio de carril. Además, toda la información sobre
el entorno del vehículo se registra mediante sensores de radar y de vídeo. Los
resultados también se utilizarán para el desarrollo de funciones como un "piloto para
atascos", donde el vehículo se conducirá de forma automática a bajas velocidades.
Audi está desarrollando su sistema de conducción automática en atascos, el cual se
hace cargo del vehículo, dentro de unos ciertos límites, de las maniobras de giro, y
además, es capaz de acelerar y de frenar de forma autónoma a velocidades de entre
0 y 60 km/h.
Guía práctica de prevención
61
Motivación y Autonomía del trabajador
Consultar con los trabajadores cuando se vayan a introducir cambios
que les afecten directamente: cambios de turnos de trabajo, trabajo
nocturno, realización de nuevas rutas, etc.
Rediseñar el trabajo para que sea más estimulante y menos
monótono y estresante. Es recomendable introducir la realización de tareas
auxiliares (tareas administrativas, mayor contacto con clientes), rotaciones
de recorridos o rutas y cambios de turnos.
Crear un sistema de recompensas. Cuando los trabajadores realicen bien
sus tareas y cumplan con los objetivos previstos, se les debe premiar.
Entendimiento de las funciones
Hacer un diseño correcto de las tareas. Deben tener sentido, ofrecer el
mayor nivel de autonomía
posible a los trabajadores,
dar la oportunidad de poner
en práctica las capacidades
y conocimientos, ser
estimulantes y generar un
sentimiento de satisfacción
cuando se realizan.
Llevar a cabo sistemas de
control de la calidad. Hay
que definir claramente todo
el protocolo (como
objetivos, resultados finales
o parámetros de valoración)
y explicárselo claramente a
todos los trabajadores.
Describir claramente lo que implican las diversas tareas y establecer el
orden de prioridades para la consecución de las mismas.
Stop al estrés en la conducción
62
Evitar al máximo la aparición de contradicciones que pueden surgir
durante el desarrollo de las tareas laborales, como atender a los pasajeros y
prestar la máxima atención a la circulación. Por ejemplo, en los autobuses
urbanos se puede colocar un cartel que avise a los pasajeros de que no se
puede hablar con los conductores cuando estos estén conduciendo o incluir
más tecnologías que reduzcan la interacción con los conductores, como
paneles informativos, que indiquen la próxima parada o los intercambios que
se pueden realizar.
Relaciones laborales
Introducir medidas de
flexibilidad, como en los
horarios de trabajo o en la
elección de vacaciones, que
permitan compaginar, dentro de
lo posible, las exigencias y
responsabilidades laborales con
las extralaborales.
Revisar los procedimientos
organizativos que puedan
tener una repercusión sobre el
estrés, tales como las eva-
luaciones del rendimiento y los
sistemas de promoción.
Valorar los factores per-
sonales que predisponen al
estrés en la selección de los
candidatos más adecuados a
los puestos de trabajo.
Ofrecer oportunidades para
reducir la sensación de so-
ledad y aislamiento fomen-
tando la interacción social
Alemania: conductores de autobuses urbanos
La conducción de autobuses en el entorno urbano es más estresante que la realizada en carretera por diversos factores: densidad del tráfico, presiones de tiempo, tener que realizar tareas contradictorias (prestar atención a la conducción e informar a los pasajeros), probabilidad de tener que tratar con pasajeros violentos, incomodidad del puesto (poco espacio, vibraciones, corrientes de aire, etc.), cambios de rutas, cambios de turnos, tener que estar en muchas ocasiones a disposición de la empresa, conducción nocturna, mayor probabilidad de vandalismo, o tránsito por lugares problemáticos, especialmente por la noche.
En 2004, la Inspección Laboral de Bavaria en Alemanía realizó un proyecto para identificar el nivel de estrés de los conductores de autobuses urbanos. En más del 90% de los casos se detectó estrés psicológico derivado entre otros motivos de la incapacidad de tomar sus propias decisiones, de las conductas irracionales de algunos pasajeros, de la necesidad de mantener continuamente un alto nivel de alerta o de las presiones de tiempo.
Como resultado de las investigaciones sobre el terreno y de las discusiones con los conductores de autobuses y con los responsables de la gestión, la mayoría de las empresas (37 de las 39 que participaron en el estudio) firmaron convenios que establecían los pasos y las medidas para aliviar situaciones de estrés.
Guía práctica de prevención
63
entre los trabajadores: contar con instalaciones adecuadas, crear eventos
(equipos deportivos, actividades para familias, etc.), realizar más reuniones
de trabajo, etc.
Crear protocolos efectivos para que los trabajadores puedan tanto
realizar sugerencias como canalizar sus quejas y tanto unas como otras
reciban una respuesta pronta y adecuada.
Formación
Formar a los trabajadores sobre hábitos de vida
saludable (descanso, alimentación, actividad física,
etc.), que puedan minimizar las consecuencias del
estrés en la salud.
Realizar regularmente acciones formativas
específicas que ayuden a rebajar los niveles de estrés: conducción en
condiciones adversas, técnicas de relajación, etc.
Alemania: prevención del estrés mediante la formación digital
Diversas empresas de transporte urbano alemanas apoyadas por la Universidad de Erfurt
desarrollaron un software específico de simulación para formar sobre cómo prevenir el
estrés a los conductores de autobuses y tranvías urbanos. Este tipo de formación ofrecía
la ventaja no solo de poder simular situaciones reales de estrés que se pueden dar
durante las jornadas laborables y de las que se puede aprender, sino también aumentaba
la motivación hacia la formación.
Se dividía en dos secciones, la primera contenía información sobre las causas del estrés y
cómo evitarlo, al final de la cual había un examen. La segunda parte era interactiva con
imágenes reales o recreadas (había diferentes versiones para los conductores de
autobuses y para los de tranvía) donde el conductor se enfrentaba a situaciones de
estrés como discusión con pasajeros, problemas en las paradas o situaciones de tráfico
problemáticas, entre otras. Al final, los participantes aprendían a anticiparse a las
situaciones problemáticas, a reaccionar apropiadamente y a gestionar mejor estas
situaciones. Esta formación también resultó efectiva porque se podía realizar de forma
flexible y adaptarse a las necesidades de aprendizaje individuales de cada participante.
Entre 2003 y 2008, 274 empresas utilizaron esta formación organizándose 58 seminarios
en los que participaron 415 conductores y 208 formadores.
Stop al estrés en la conducción
64
Transport Van Dievel: seguridad y bajo consumo
Es una empresa de transporte con unos 90 conductores que opera en el Benelux, Francia y Alemania y que lleva varios años trabajando en implantar una cultura de seguridad. Presta gran atención a la seguridad y la ergonomía a la hora de seleccionar sus vehículos, e introduce mejoras específicas como espejos especiales y cámaras, manos libres para teléfonos, ordenadores de abordo y nuevas tecnologías; también ha impuesto límites de velocidad en sus camiones y lleva unos estrictos programas de mantenimiento. Además, evalúa los equipos de carga y descarga así como los muelles que utiliza en las empresas a las que suministra sus servicios.
Por otra parte, tiene un programa de formación muy dinámico para desarrollar comportamientos de conducción seguros: tanto los profesionales jóvenes como los adultos tienen que realizar una formación práctica intensiva donde primero se explican los principios y reglas de la conducción defensiva. Posteriormente un conductor de seguridad (disponen de un equipo de 10) acompaña al participante y le ofrece sugerencias sobre cómo mejorar sus habilidades. En esta fase se puede desestimar la contratación del mismo. También se promueve la conducción segura de muy diversas formas: reuniones, sugerencias individuales, hojas de información, mensajes de seguridad, etc.
Una de las iniciativas más interesantes es el programa de formación “Eco-proactive” que busca la relación entre la conducción segura y la económica. Las ventajas de este programa incluyen: menor estrés en la conducción, mayor comodidad, más posibilidades de anticiparse a los problemas y reducción del consumo de combustible. Además, se ha comprobado que todo ello no repercute en los tiempos de los trayectos. Entre el 2001 y el 2006, los accidentes se redujeron en un 70% y la media de esta empresa, en relación a los accidentes, está muy por debajo de la sectorial.
Guía práctica de prevención
65
3.3. Técnicas de relajación
Las técnicas de relajación se han practicado durante siglos y hay un amplio
abanico de ellas entre las que se puede elegir. Las más comunes son el yoga, el
chi kung, tai chi, la respiración diafragmática, la meditación, la visualización, la
relajación muscular progresiva, el masaje terapéutico, el biofeedback y la
hipnosis. Veamos algunas de ellas de forma breve.
Yoga: es una práctica muy antigua que combina ejercicios de meditación,
respiración y posturas dirigida tanto a relajar como a obtener mayor dominio
del cuerpo y de la
concentración mental. Se
originó en la India hace más
de 5.000 años y desde
entonces ha ido
evolucionando existiendo hoy
en día diversos tipos. El yoga
clásico es el ancestro de la
mayor parte de ellos. Una de
las ramas más populares de
Yoga clásico es el Hatha Yoga,
ya que es el que más se
centra en el cuerpo. Este yoga
combina el control de la
respiración y los asanas (posturas y movimientos que mejoran la fuerza y la
flexibilidad).
Chi kung: alude a una diversidad de técnicas habitualmente relacionadas con
la medicina china tradicional, que comprenden la mente, la respiración y el
ejercicio físico. En su práctica se realizan flujos de movimientos, técnicas de
respiración, ejercicios de visualización y vocalización de sonidos específicos
creados para reestablecer el equilibrio y para revitalizar y unir el cuerpo y la
mente. El chi kung se practica, generalmente, con objetivos orientados al
mantenimiento de la salud. Es por ello que es una de las prácticas que más
Stop al estrés en la conducción
66
se está extendiendo en la actualidad y algunas organizaciones dedicadas a la
salud incluyen esta práctica en los tratamientos para pacientes que padecen
estrés crónico.
Tai Chi: es considerado como meditación en movimiento. En él se realizan
una serie de posturas y movimientos de forma lenta y suave donde cada
postura o movimiento fluye hacia el siguiente sin pausa alguna. Se desarrolló
en China hace más de 2.000 años como un arte marcial, pero en la
actualidad se lo considera como una práctica físico-espiritual muy provechosa
para la salud, por lo que su práctica se ha extendido por todo el mundo. Los
beneficios para la salud incluyen reducción del estrés, mejora del equilibrio y
aumento de la flexibilidad.
Respiración diafragmática: utiliza intencionadamente el diafragma para
controlar la respiración. Habitualmente, respiramos utilizando solamente la
parte superior del pecho y la región torácica sin utilizar la parte abdominal.
De manera muy simple, en este tipo de respiración se aspira profundamente
llenando al máximo los pulmones y utilizando el diafragma y el abdomen.
Esta técnica se utiliza en yoga y en otras prácticas de meditación. En la
siguiente imagen te explicamos cómo se realiza.
Guía práctica de prevención
67
Meditación: ayuda a la relajación y a reducir el estrés. La mayoría de
técnicas incluyen el sentarse tranquilamente durante un tiempo (por ejemplo
15 minutos) controlando la respiración y pensando en una palabra específica
o símbolo o en los propios pensamientos. La meditación se ha practicado
durante siglos en los países de oriente como forma de introspección y de
rehabilitación. Además, es muy útil para reducir el estrés ya que calma el
cuerpo y la mente, creando una sensación de paz interior.
Visualización: a menudo son las percepciones y los propios pensamientos
los que provocan el estrés al ponernos en los peores escenarios. La
imaginación también se puede utilizar para reducir el estrés. En la
visualización se crean escenas mentales positivas utilizando la imaginación;
se puede utilizar cualquier imagen pero las escenas naturales son muy
apropiadas (el mar, la montaña, la playa…) porque son lugares a los que
vamos para relajarnos. También se pueden utilizar otros sentidos recordando
diversos olores, sabores o sonidos que nos hayan gustado.
Relajación muscular progresiva: involucra la contracción y relajación de
diferentes grupos musculares del cuerpo. La forma más común es comenzar
con los pies y seguir subiendo por todo el cuerpo como se muestra en la
imagen. Esta técnica está diseñada para conocer mejor cómo se tensan y
relajan los diversos músculos y así, cuando nos enfrentamos a situaciones de
estrés, se puede identificar mejor dónde se encuentra la tensión, con lo que
podremos intentar relajarla.