Sturzenegger

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29 - Y a sabemos que en 2012 la economía no creció y, para el año que viene, las perspectivas también son malas, no en el sentido de que habrá una crisis o un colapso de la actividad, sino que va a seguir esta situación de estancamiento económico. Esto tiene una cantidad bas- tante importante de motivos, dentro de los cuales, el más importante, por supuesto, es la apreciación del tipo de cambio. Se busca controlar la inflación controlando el tipo de cambio y esto ha generado un atraso cam- biario y un impacto muy fuerte en la com- petitividad de muchos sectores. La econo- mía dejó de crear empleos. De hecho, ya se han destruido 100 mil puestos de trabajo. Si esto continúa así, es posible que tam- bién se restrinjan más importaciones, por- que, a medida que siga el atraso cambiario, habrá menos exportaciones, menos dóla- res y habrá que poner más restricciones. Esto dificultará mucho el funcionamiento de la economía. El otro tema que compli- cará la economía argentina transcurre en el mercado de créditos. A partir de que tanto los estados provinciales como el nacional e YPF se han transformado en demandantes de fondos locales, se está produciendo una absorción de fondos que empieza a generar un aumento de las tasas de interés. Antes, YPF no operaba en el mercado local. Ahora, se tiene que financiar íntegramente en este mercado. Intentó hacerlo afuera, pero no lo logró. Por lo tanto, los fondos que financia- rán la petrolera son los que no van a estar para el resto de la actividad productiva. Esto va a generar un aumento de tasas de interés que va a ralentizar toda la economía y que tendrá un efecto depresivo sobre el consumo y sobre la inversión. Por otro lado, el sector inmobiliario ha sido destruido por obligar a la pesificación. Se ha desplomado la actividad de compra- venta. Por supuesto, el sistema se tiene que acomodar porque la gente tiene que seguir comprando y vendiendo casas, pero en va- lores más bajos que los que teníamos. También, la inversión está afectada por múltiples factores. La propia expropiación de YPF es una situación negativa. Además, las empresas no pueden distribuir dividen- dos, lo que afecta la voluntad de inversión. Por otra parte, tenemos una economía cre- cientemente cerrada. Argentina está desaprovechando el con- texto internacional favorable que hoy exis- te. El precio de la soja es altísimo y las tasas internacionales son bajísimas, como no se vieron en los últimos 40 años. Todos los paí- ses de Latinoamérica están aprovechando esas tasas para rehacer toda su infraestruc- tura, porque nunca se pudieron financiar con tasas tan bajas. Con excepción de Euro- pa, todos los países, en especial los socios comerciales de Argentina, están creciendo. El escenario internacional es fabuloso. Para los que miramos los números, sabemos que el escenario para Argentina es excelente. En este sentido, vamos a tener una muy buena cosecha el año que viene, proba- blemente en un récord histórico. Esto es lo que los economistas toman para decir que habrá más dólares y pensar así que la eco- nomía se va a recuperar. A esto, yo contes- to: es cierto que habrá más dólares por la soja, pero también es cierto que los otros sectores de exportación están sufriendo los costos domésticos. Sin embargo, esta situación tiene una so- lución de corto y una de largo plazo. En el corto plazo, hay que ajustar el tipo de cam- bio para darle un impulso a la economía, como hicieron Eduardo Duhalde y Roberto Lavagna en el 2002. Pero la devaluación en sí no es un objeto deseado, porque es una licuación de los salarios. Hay que entrar en un proceso de crecimiento con salarios rea- les altos y crecientes. Y esto se consigue in- virtiendo en capital físico, capital humano y absorción de tecnología. Argentina tiene que aumentar su tasa de inversión y para eso tiene que dejar las locuras que está haciendo, que lo único que logran es que nadie invierta en el país. Necesitamos un gobierno que dé confianza y que deje de cambiar las reglas de juego todos los días. Federico Sturzenegger, presidente del Banco Ciudad Hay que dejar de cambiar las reglas ANIVERSARIO

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Ya sabemos que en 2012 la economía no creció y, para el año que viene, las perspectivas también son malas,

no en el sentido de que habrá una crisis o un colapso de la actividad, sino que va a seguir esta situación de estancamiento económico. Esto tiene una cantidad bas-tante importante de motivos, dentro de los cuales, el más importante, por supuesto, es la apreciación del tipo de cambio. Se busca controlar la inflación controlando el tipo de cambio y esto ha generado un atraso cam-biario y un impacto muy fuerte en la com-petitividad de muchos sectores. La econo-mía dejó de crear empleos. De hecho, ya se han destruido 100 mil puestos de trabajo.

Si esto continúa así, es posible que tam-bién se restrinjan más importaciones, por-que, a medida que siga el atraso cambiario, habrá menos exportaciones, menos dóla-res y habrá que poner más restricciones. Esto dificultará mucho el funcionamiento de la economía. El otro tema que compli-cará la economía argentina transcurre en el mercado de créditos. A partir de que tanto los estados provinciales como el nacional e YPF se han transformado en demandantes de fondos locales, se está produciendo una absorción de fondos que empieza a generar un aumento de las tasas de interés. Antes, YPF no operaba en el mercado local. Ahora, se tiene que financiar íntegramente en este

mercado. Intentó hacerlo afuera, pero no lo logró. Por lo tanto, los fondos que financia-rán la petrolera son los que no van a estar para el resto de la actividad productiva. Esto va a generar un aumento de tasas de interés que va a ralentizar toda la economía y que tendrá un efecto depresivo sobre el consumo y sobre la inversión.

Por otro lado, el sector inmobiliario ha sido destruido por obligar a la pesificación. Se ha desplomado la actividad de compra-venta. Por supuesto, el sistema se tiene que acomodar porque la gente tiene que seguir comprando y vendiendo casas, pero en va-lores más bajos que los que teníamos.

También, la inversión está afectada por múltiples factores. La propia expropiación de YPF es una situación negativa. Además, las empresas no pueden distribuir dividen-dos, lo que afecta la voluntad de inversión. Por otra parte, tenemos una economía cre-cientemente cerrada.

Argentina está desaprovechando el con-texto internacional favorable que hoy exis-te. El precio de la soja es altísimo y las tasas internacionales son bajísimas, como no se vieron en los últimos 40 años. Todos los paí-ses de Latinoamérica están aprovechando esas tasas para rehacer toda su infraestruc-tura, porque nunca se pudieron financiar con tasas tan bajas. Con excepción de Euro-pa, todos los países, en especial los socios

comerciales de Argentina, están creciendo. El escenario internacional es fabuloso. Para los que miramos los números, sabemos que el escenario para Argentina es excelente.

En este sentido, vamos a tener una muy buena cosecha el año que viene, proba-blemente en un récord histórico. Esto es lo que los economistas toman para decir que habrá más dólares y pensar así que la eco-nomía se va a recuperar. A esto, yo contes-to: es cierto que habrá más dólares por la soja, pero también es cierto que los otros sectores de exportación están sufriendo los costos domésticos.

Sin embargo, esta situación tiene una so-lución de corto y una de largo plazo. En el corto plazo, hay que ajustar el tipo de cam-bio para darle un impulso a la economía, como hicieron Eduardo Duhalde y Roberto Lavagna en el 2002. Pero la devaluación en sí no es un objeto deseado, porque es una licuación de los salarios. Hay que entrar en un proceso de crecimiento con salarios rea-les altos y crecientes. Y esto se consigue in-virtiendo en capital físico, capital humano y absorción de tecnología. Argentina tiene que aumentar su tasa de inversión y para eso tiene que dejar las locuras que está haciendo, que lo único que logran es que nadie invierta en el país. Necesitamos un gobierno que dé confianza y que deje de cambiar las reglas de juego todos los días.

Federico Sturzenegger, presidente del Banco Ciudad

Hay que dejar de cambiar las reglas

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