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FEBRERO 2014
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Enseñar Artes Visuales con TIC II
Clase 6: ¿Qué, cómo y cuándo evaluamos?
La evaluación
La evaluación es un proceso complejo de reflexión y análisis crítico, que permite una posterior
toma de decisiones con el objeto de producir transformaciones en el proceso educativo.
En términos generales, suele ser concebida como un proceso de relevamiento de
información y valoración acerca del aprendizaje de los estudiantes, para acreditar saberes y
reinterpretar la propuesta de enseñanza a fin de tomar decisiones didácticas.
Desde nuestra disciplina, la consideramos una construcción epistemológica y didáctica
sujeta a decisiones que tendrán en cuenta todas las particularidades subjetivas e
interpretativas que conforman el campo del arte.
La evaluación debe ser parte fundamental del proceso de adquisición de conocimientos
para posibilitar la permanente constatación de la validez del rumbo y de las estrategias que
se están utilizando para enseñar. Implica contemplar las características propias de nuestro
lenguaje, la lógica disciplinar internas, las diversas dinámicas y los enfoques didácticos
adoptados para su desarrollo.
Nuestra disciplina, atravesada fuertemente por procesos subjetivos, requiere mayor nivel de
rigurosidad y explicitación respecto a determinar y dar a conocer a los alumnos qué se
espera de ellos como evidencia de logro.
¿Qué, cómo y cuándo evaluamos? Estos interrogantes nos proponen repensar nuestras
prácticas de evaluación habituales.
¿Qué evaluar?
Responder a esta pregunta supone reflexionar, en primer lugar, sobre qué queremos que los
alumnos comprendan y, en segundo, acerca de qué pretendemos que realicen con el
conocimiento adquirido. Recordemos que el aprendizaje se evalúa en términos de lo que los
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alumnos adquirieron a partir de la experiencia educativa que les propusimos, por ello los
objetivos brindan criterios para evaluar ya que establecen los logros posibles: ¿obtuvieron eso
que esperábamos que obtuvieran?
Los diferentes contextos, los conocimientos con los que los estudiantes ingresan a la situación
de enseñanza, la adquisición de los saberes que se ponen en juego durante el desarrollo de
las clases, y los problemas que van resolviendo en el transcurso de las mismas; nos permite
establecer con mayor precisión los logros posibles. Indagar con qué saberes los alumnos
entraron a la situación de enseñanza, brindará mayores posibilidades al docente de evaluar
qué fue lo que aprendieron.
Hacer públicos y explicitar estos criterios nos posibilita poner en discusión qué se considera un
buen trabajo. Asimismo, ayuda a establecer una comunicación más democrática con los
alumnos y los orienta en sus procesos de aprendizaje. En definitiva, adoptar un
posicionamiento claro con respecto a los criterios de evaluación, permite comprenderla
como una herramienta de conocimiento tanto para profesores como para los alumnos.
Las prácticas que priorizan la medición a través de la aplicación de instrumentos tecnicistas y
mecanicistas –que, por otra parte, poco tienen que ver con nuestra disciplina- para ponderar
resultados en términos de eficiencia y adquisiciones observables de los estudiantes por sobre
los procesos de aprendizaje; en general, disocian lo que se aprende de lo que se enseña y
tensionan la relación entre lo enseñado y lo que se intenta evaluar.
Definir los propósitos y la forma que adoptará la evaluación tendrá en cuenta la diversidad
de perspectivas desde las cuales abordar un mismo contenido y reflexionar acerca de los
enfoques que los docentes adoptan sobre las áreas de conocimiento, la orientación del
objeto de enseñanza y la prioridad que le otorgará a determinadas operaciones cognitivas
en las propuestas.
¿Cómo evaluar?
La elección del instrumento adecuado constituye una de las decisiones más importantes
para garantizar la dimensión didáctica de la evaluación y, por ello, su construcción debe ser
coherente con las habilidades cognitivas que buscamos desarrollar, los objetivos que nos
hemos formulado y las situaciones de aprendizaje que propongamos.
Los modos de evaluar variarán de acuerdo con las áreas conceptuales trabajadas y las
operaciones cognitivas priorizadas. Teniendo en cuenta que los distintos procesos evaluativos
implican aprendizajes que no siempre tienen la misma significación para los estudiantes, éstos
deben tener la posibilidad de comprender las razones de su aprobación o desaprobación.
El estudiante necesita información acerca de sus dificultades y de sus progresos y que lo
acompañen a reflexionar, a fin de reconducir sus procesos creativos, revalorar su propia
realización, sus posibilidades y potencialidades. Debemos tener en cuenta que estamos
evaluando a estudiantes de nivel superior, a quienes se les acreditan saberes en términos
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profesionales. Una valoración siempre positiva y poco profunda de los trabajos no considera
el compromiso, el esfuerzo en los procesos de trabajo y la investigación.
Por otra parte, en las artes visuales es importante adoptar formatos diferenciados para los
distintos tipos de unidades curriculares y tener en cuenta los diferentes campos de la
formación, considerando la estructura conceptual, el propósito educativo y sus aportes a la
práctica docente. Este perfil de seguimiento y evaluación requerirá prever una gran
diversidad de propuestas de evaluación.
En este sentido, cobran relevancia los momentos de auto evaluación de los estudiantes. Estos
espacios brindarán a los futuros docentes la posibilidad de desarrollar autonomía y métodos
de trabajo necesarios para el futuro desarrollo profesional.
¿Cuándo evaluar?
Para comenzar es necesario retomar la diferencia entre evaluar resultados y procesos. Ni las
propuestas ni los sentidos serán los mismos si vamos en una u otra dirección, pero ambos tipos
de propuestas no deben perder de vista que el norte debe estar en promover una
evaluación formativa que brinde información sobre los progresos y dificultades que
encuentran los alumnos durante el proceso de aprendizaje. En este sentido, resulta
importante tener en cuenta la necesidad de evaluar tanto las actividades parciales que se
desarrollan en la secuencia como el trabajo final que se propone como cierre.
Ejemplos:
Algunos ejemplos de instrumentos que pueden proponerse para diversificar las situaciones de
evaluación:
la producción colaborativa de informes escritos,
la presentación oral de lo realizado,
la realización de registros conjuntos en torno a experimentos,
portafolios (para diversos registros personales - metacognitivos- de un proceso).
trabajo con la retroalimentación del público en general (post en un blog, comentarios
en un foro, revisiones en una wiki,) después de una publicación web.
trabajo con narrativas
También es valioso, tanto para la evaluación de procesos como de resultados, incluir otras
perspectivas además de la del docente, tales como la de los alumnos –a través de la
autoevaluación y de la coevaluación-, la mirada de otros miembros de la comunidad
escolar, etc. Sumar a la mirada de los alumnos requiere que pongamos en acción un trabajo
pedagógico que les enseñe a tomar conciencia de sus avances y dificultades, reconocer los
aportes propios y ajenos de modo de promover en el aula una cultura de la responsabilidad
compartida por los aprendizajes de todos. Para ello será necesario generar espacios para
poner en discusión los criterios y puntos de vista sobre qué y cómo se evaluará.
Desde nuestra disciplina en especial, consideramos que la evaluación ya no puede
circunscribirse sólo a un momento determinado para saber cuánto se ha aprendido. Es
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indispensable que en los procesos de trabajo en aula los docentes desarrollen estrategias que
les permitan a los estudiantes construir conocimiento, que puedan dar cuenta de ello y
reflexionar sobre sus construcciones. Al mismo tiempo, el docente podrá, en el caso que sea
necesario, reorientar los procesos y por otra parte, contará con información que permita
valorarlos en su real dimensión y en un pie de igualdad con las producciones finales.
Para nuestra evaluación es de fundamental importancia la utilización de diferentes formatos
para el registro de experiencias (escritos, fotográficos, sonoros, video, bocetos, storyboard,
etc.) y proponer a los estudiantes adoptar como una actividad más, el registro experimental
de sus procesos creativos e investigativos. Por ejemplo, organizar una carpeta que dé cuenta
a partir de textos e imágenes de los procesos de producción, a la manera de cuaderno de
artista. Filmar, fotografiar y/o grabar el análisis de sus propios trabajos, los avances del
proyecto y las reflexiones acerca de los roles asignados y las dinámicas grupales que se
pusieron en juego.
En síntesis, la mejor orientación para saber cómo, cuándo y a quiénes evaluar será
preguntarnos si la propuesta que estamos poniendo en acción brinda información valiosa a
docentes y alumnos sobre los aspectos en los que cada uno es fuerte y sobre los que se
requiere un mayor trabajo.
Uso de TIC y modos de registro y evaluación. Nuevos desafíos.
La incorporación paulatina de la tecnología en nuestras aulas ha generado un cambio
importante en nuestros modos de enseñar, de aprender y de evaluar. En efecto, en muy
poco tiempo, algunos de nosotros hemos pasado de proyectar tracción a sangre diapositivas
de obras a utilizar como apoyatura, presentaciones y videos digitales de óptima calidad.
Antes, en el mejor de los casos comprábamos diapositivas o fascículos en algún museo o
librería, pedíamos en la biblioteca de la institución el material prestado o hacíamos el trabajo
artesanal de fotografiar analógicamente un libro con rollo para diapositiva y armar así
nuestros recursos. Los que hemos hecho estos recorridos bien sabemos que los análisis
vinculados a la sintaxis de las obras comenzaban a ser azarosos en la medida que el tiempo
desteñía los colores y uniformaba las texturas de nuestras reproducciones gráficas y
fotográficas. Luego, en algunos casos se pudo avanzar con el uso de la televisión y las
películas en vhs y con la proyección de filminas aunque, estas últimas siempre eran más
convenientes para textos y gráficos que para imágenes de obras de arte.
Conseguir el material que necesitábamos se tornaba a veces muy complejo y lento, tanto
para los docentes como para los estudiantes y alumnos. Los modos de almacenamiento de
la información no siempre eran prácticos y eficaces y su capacidad era altamente limitada.
Hoy las TIC en el aula nos dan la posibilidad de, por ejemplo, visitar virtualmente entre todos
las obras de un museo on-line, buscar y bajar rápidamente información, imágenes y textos
previa selección de fuentes, mostrar presentaciones de la cantidad de obras que queramos
con una excelente calidad de imagen y almacenar nuestro material en soportes diminutos y
con enorme capacidad o compartirlo en espacios virtuales para acceder a él cuándo y
dónde lo necesitemos.
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En nuestra disciplina los modos de evaluación de hace unos años, por lo general, eran
prácticamente más del tipo resultadista y estaban vinculados casi con exclusividad a la
presentación de la carpeta número cinco con los trabajos del período. Hoy, cuando el
énfasis está puesto fuertemente en la observación del devenir de los procesos también; las
TIC se configuran como excelentes instrumentos y modos para registrar y evaluar de modo
continuo tanto los procesos como las producciones finales.
Por otra parte, nos ofrecen distintos modos de participación activa a los docentes y alumnos
a través del uso de variadas herramientas digitales a fin de poder experimentar formas de
evaluación diversas mediadas con TIC. Por ejemplo: foros, wikis, documentos colaborativos,
blogs, etc. Al mismo tiempo, las TIC han ampliado también las vías y los modos de devolución
e intercambio que los docentes podemos hacer con nuestros estudiantes.
¿Cuál sería la diferencia durante la evaluación en una secuencia que no se usan TIC y
en una que se incorporan las TIC en la enseñanza? ¿No habría que pensar otras estrategias
de enseñanza, de seguimiento y de evaluación?
Los invitamos a compartir su parecer en el Foro de Actividades
La cocina de las secuencias
Las instancias de evaluación en nuestras secuencias conservan algunas cuestiones
constantes. Cada clase tiene especificado su momento de evaluación -que podríamos
llamar parcial o de procesos- con la descripción breve de sus parámetros y los modos de
devolución que aparecen consignados en ese ítem o se detalla en el cierre.
Al mismo tiempo, cada secuencia tiene especificado su momento de evaluación final. En
este apartado observarán que en las tres propuestas didácticas se mantiene el mismo espíritu
de trabajo evaluatorio: “Se evaluará especialmente el trabajo colaborativo de cada equipo,
el cumplimiento de los pasos del proyecto, la distribución de los tiempos, la adecuada
búsqueda y selección de información y el uso apropiado de la tecnología en cada una de
las instancias; más allá de lo logrado en el boceto final”… “Si bien será importante en la
evaluación el resultado final de la propuesta, se prestará especial atención al trabajo
colaborativo de cada equipo, la distribución de los tiempos, la adecuada búsqueda y
selección de información y el uso apropiado de la tecnología en estas actividades”.
¿Cómo pensamos los registros de estos procesos? No hay un solo modo de hacerlo, hay que
saber seleccionar el más adecuado para cada conjunto de actividades. Si los grupos de
trabajo nos presentan un documento colaborativo aún en construcción o terminado, sin
duda, podremos consignar allí nuestras apreciaciones. Si lo que estamos observando son
imágenes, bocetos o maquetas borrador una opción interesante es llevar adelante la
evaluación del proceso con todos los estudiantes, de manera oral y que los grupos apunten
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las sugerencias del docente, al tiempo que éste organiza, por ejemplo utilizando Excel, una
planilla de seguimiento, una por cada equipo donde el profesor tomará nota de las
devoluciones realizadas en sus copias impresas. Este documento será de fundamental
importancia a la hora de realizar la evaluación final.
En la instancia de evaluación queda evidenciada la importancia fundamental que tienen los
procesos de producción que cada grupo haya transitado como insumos a tener en cuenta al
momento de llevar adelante la evaluación integral o final.
Actividades
Foro de consultas
Foro de Actividades Construyendo las Secuencias 6
Trabajo de análisis reflexivo en torno a las secuencias propuestas como modelo haciendo
especial hincapié en el modo en el que se propone evaluar cada una de las actividades de
las clases y el trabajo final.
Bibliografía de referencia
Consejo Federal de Educación, Instituto Nacional de Formación Docente (2009).
Recomendaciones para la elaboración de diseños curriculares, de Profesorados de
educación artística. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación. Disponible en:
http://repositorio.educacion.gov.ar:8080/dspace/bitstream/handle/123456789/89809/A
rtistica.pdf?sequence=1 Fecha de consulta: 20/2/2014
Feldman, Daniel (2010) Aportes para el desarrollo curricular. Didáctica general. Buenos
Aires, Ministerio de Educación de la Nación. Disponible en
http://repositorio.educacion.gov.ar:8080/dspace/bitstream/handle/123456789/89818/D
idactica%20general.pdf?sequence=1 Fecha de consulta: 20/2/2014.
Autores: Ana Palermo, Francisco Carranza y Alejandra Maddonni
Cómo citar este texto:
Palermo Ana, Carranza Francisco y Maddonni Alejandra (2013). Clase Nro 6: ¿Qué, cómo y cuándo evaluamos?
Módulo II Artes Visuales y TIC Formación Docente. Especialización docente de nivel superior en educación y TIC.
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Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.
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