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Tabla Cronológica de los Profetas de Israel Dennis Bratcher Esta tabla solamente incluye las figuras proféticas mayores del período del Antiguo Testamento. El período después del año 750 a. C., que comienza con Óseas y Amós, es frecuentemente conocida como el período clásico de la profecía y a los profetas se les conoce como los profetas escritores. De alguna forma, ambos nombres no son exactos. No existe realmente una clara separación radical entre los profetas antes del comienzo del "período clásico" y de aquellos que vienen después, tal como el título puede implicarlo. Además, no todos aquellos profetas fueron necesariamente escritores; en muchos casos, otros fueron los que de hecho escribieron los libros que llevan su nombre, y escribieron sobre esos profetas, sus vidas y mensajes. Las fechas reflejan el ministerio activo de los profetas que fue determinado por las porciones bíblicas que se pueden fechar. Excepto por las tradiciones de Isaías, no se hace el intento para clasificar los diferentes períodos de tiempo que se reflejan en los libros proféticos mismos. Por ejemplo, es claro que la colección de sermones y narraciones de Amós tuvo que pasar por un editor (que revisó la redacción) en el reino del Sur después de la destrucción de Jerusalén en el año 587 a. C., más o menos unos 150 años después del ministerio de Amós en el reino del Norte (Amós 9:11- 15). Esto solamente nos recuerda que existe una diferencia entre el contexto histórico inmediato de

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Tabla Cronológicade los Profetas de Israel

Dennis Bratcher

 Esta tabla solamente incluye las figuras proféticas mayores del período del Antiguo Testamento. El período después del año 750 a. C., que comienza con Óseas y Amós, es frecuentemente conocida como el período clásico de la profecía y a los profetas se les conoce como los profetas escritores. De alguna forma, ambos nombres no son exactos. No existe realmente una clara separación radical entre los profetas antes del comienzo del "período clásico" y de aquellos que vienen después, tal como el título puede implicarlo. Además, no todos aquellos profetas fueron necesariamente escritores; en muchos casos, otros fueron los que de hecho escribieron los libros que llevan su nombre, y escribieron sobre esos profetas, sus vidas y mensajes.

Las fechas reflejan el ministerio activo de los profetas que fue determinado por las porciones bíblicas que se pueden fechar. Excepto por las tradiciones de Isaías, no se hace el intento para clasificar los diferentes períodos de tiempo que se reflejan en los libros proféticos mismos. Por ejemplo, es claro que la colección de sermones y narraciones de Amós tuvo que pasar por un editor (que revisó la redacción) en el reino del Sur después de la destrucción de Jerusalén en el año 587 a. C., más o menos unos 150 años después del ministerio de Amós en el reino del Norte (Amós 9:11-15).

Esto solamente nos recuerda que existe una diferencia entre el contexto histórico inmediato de las figuras proféticas del Antiguo Testamento y el contexto histórico de los libros que llevan su nombre Los libros son los productos de la comunidad de fe, algunas veces a través de varios siglos, mientras se recolectaban, se reflexionaba sobre ellas, y se usaban los mensajes que los mismos profetas habían traído (para ver una tabla de los diferentes tiempos dentro del material bíblico, ver The Three Triads of Biblical Interpretation, y el artículo que lo acompaña Guidelines for Interpreting Biblical Narrative). Los libros frecuentemente llevan una clara evidencia de este dinámico uso de las tradiciones proféticas en algún período de tiempo, que también nos dice algo sobre la continua vitalidad de los escritos como la palabra viva de Dios para el pueblo.

En esta tabla no se incluye a Daniel porque ese libro normalmente no es considerado un libro profético. Existe muy poca evidencia histórica para fechar el libro de Joel, y podría colocarse entre el año 500 a. C. y tan tarde como en el año 300 a. C. El libro de Jonás se coloca en el período de la época Asiría del siglo VIII a. C., pero muchos estudiosos colocan el tiempo de la escritura de

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ese libro a la mitad del siglo V a. C., un poco después de las reformas de Nehemías. Esto sugiere que el libro usa tradiciones mucho más antiguas, de la época Asiría, como medios para abordar un tipo muy diferente de problemas en la comunidad post-exílica.

El Reino Unido

Fecha (aC) Profetas del reino unido

1020-1000 Samuel

975-960 Natán

El Reino Dividido

Fecha (aC) Reino del norte | Reino del sur Fecha (aC)

870-850 Elías | x x

850-800 Eliseo | x x

750-745 Amós | [Jonás] [740-730]

750-745 Óseas | x x

x x

| Isaías de Jerusalén 742-700

| Miqueas 722-701

| Sofonías 628-622

| Jeremías 626-586

| Nahum 612

| Habacuc 605

| Ezequiel 593-573

| Abadías c. 586/5

| Isaías (caps. 40-55) 540

| Hageo 520-515

| Zacarías 520-515

| Isaías (caps. 56-66) 515-500

| Joel 500-350?

| Malaquías 500-450

| Jonás 450-400

08. Profetas postexílicosHageo, Zacarías y Malaquías.

Hageo y Zacarías animaron al pueblo a levantarse y construir el templo; Zacarías recibió una serie de visiones apocalípticas que describían el glorioso futuro que aguardaba a Israel durante la era de la restauración si eran fieles a Dios (Zac. 6:15).

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Como un siglo después de Zacarías vino Malaquías y, con él, el fin del canon profético del AT (1 Mac. 4:46; 9:27; 14:41).

Diccionario biblico: Profeta(heb. nâbî, "llamado [por Dios]" o "quien tiene una vocación [de Dios]";probablemente del ac. nabû , "llamar"; aram. nebî; gr. profets).

Alguien que primero recibía instrucciones de Dios y luego las transmitía a lagente. Estos 2 aspectos de su obra se reflejaban en los nombres con que se losconocía: vidente (jôzeh o rôeh) y Profeta (nâbî). El 1º fue más común en elperíodo temprano de la historia hebrea (1 S. 9:9). El término que se usa conmayor frecuencia es nâbî, pues lo designa como vocero de Dios. Como "vidente"discernía la voluntad de Dios, y como "Profeta" la trasmitía a otros.

I. El Profeta y su obra.

El Profeta es una persona llamada y calificada en forma sobrenatural comoportavoz de Dios. Mientras que en los tiempos del AT los sacerdotes eran los representantes del pueblo ante Dios -sus portavoces y mediadores-, el Profeta,en un sentido especial, era el representante oficial de Dios entre su pueblosobre la tierra. Mientras el oficio sacerdotal era hereditario, la designaciónde un Profeta provenía del llamado divino. El sacerdote, como mediador en elsistema de sacrificios, conducía a Israel en la adoración, aunque sus deberessecundarios incluían dedicar una parte de su tiempo a instruir al pueblo acercade la voluntad de Dios como ya había sido revelada por los Profetas, Moisés enparticular. En cambio, la instrucción religiosa era tarea primordial delProfeta. El sacerdote se ocupaba mayormente de la ceremonia y los ritos delsantuario (que se centraban en la adoración pública), en la mediación para elperdón de los pecados, y en el mantenimiento ritual de las relaciones correctasentre Dios y su pueblo. El Profeta era principalmente un maestro de justicia,de espiritualidad y de conducta ética, un reformador moral con mensajes deinstrucción, consejo, amonestación y advertencia, y su obra a menudo incluía lapredicción de eventos futuros. En el caso de Moisés, uno de los mayores

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Profetas (Dt. 18:15), la profecía fue una función comparativamente menor.

En un sentido más amplio del vocablo, Profetas hubo desde los primeros días delmundo. Tanto Abrahán (Gn. 20:7) como Moisés (Dt. 18:15) fueron llamadosProfetas. Durante el período de los jueces el oficio profético languideció, y"la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión confrecuencia" (1 S. 3:1). El llamado de Samuel hacia el final de ese período fuetrascendental. Fue el 1er "Profeta" en el sentido más estricto de la palabra,y se lo puede considerar como fundador del oficio profético; iba de lugar enlugar como maestro de Israel (10:10-13; cf 7:16, 17). Después de él y hasta elfin del tiempo del AT, diversos hombres escogidos hablaron a la nación ennombre de Dios, interpretando el pasado y el presente, exhortando a lajusticia, y siempre dirigiendo su vista al futuro glorioso que Dios les habíaseñalado como pueblo. Samuel habría fundado lo que se conoce como "lasescuelas de los Profetas". Los jóvenes que recibían su educación en estasescuelas (19:20) eran conocidos como los "hijos de los Profetas" (2 R. 2:3-5). La 1ª de tales escuelas que se mencionan estuvo en Ramá (1 S. 19:18, 20), lasede de Samuel (7:17). Los hijos de los Profetas no eran necesariamenterecipientes directos del don profético, pero eran divinamente llamados, como los ministros evangélicos de hoy, para instruir a la gente acerca de lavoluntad y los caminos de Dios. Las escuelas de los Profetas fueron unapoderosa fuerza que limitó el avance de la marea del mal, que tan a menudoamenazó con sumergir al pueblo hebreo bajo una inundación de idolatría,materialismo e injusticia, y proporcionó una barrera contra la ola decorrupción que avanzaba con mucha rapidez. Estas escuelas proveyeron eladiestramiento mental y espiritual a jóvenes seleccionados que serían losmaestros y dirigentes de la nación.

Después de Samuel, en tiempos del reino unido de Judá e Israel, surgieronhombres como Natán el Profeta, Gad el vidente (1 Cr. 29:29) y Ahías (2 Cr.9:29). Luego, bajo la monarquía dividida, hubo muchos Profetas. Algunos(Oseas, Isaías, etc.) fueron autores de libros preservados en el canon sagrado;otros (Natán, Gad, Semaías, lddo, etc.) también escribieron, pero no se

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conservaron sus escritos. Algunos de los mayores Profetas, como Elías yEliseo, no escribieron sus discursos proféticos, y por lo tanto a veces se losllama "Profetas orales". En el canon hebreo, las 4 grandes obras históricas deJosué, Jueces, Samuel y Reyes reciben el nombre de Profetas Anteriores, porquese sostenía que sus autores fueron Profetas. Aunque de naturaleza mayormentehistórica, estos libros muestran el propósito de sus autores de conservar unregistro del trato de Dios con Israel como una lección objetiva para su propiageneración y las posteriores. Isaías, Jeremías, Ezequiel y "los Doce" -desdeOseas hasta Malaquías- son llamados Profetas Posteriores. 948 Bajo el reinodividido, los Profetas Oseas, Amós y Jonás trabajaron mayormente para Israel,el reino del norte; el resto, especialmente para Judá, el reino del sur, aunquealgunos de éstos también incluyeron al reino del norte en sus mensajes.

Dicho sea de paso, cabe aclarar la frase "Profetas Menores" (Oseas hastaMalaquías): se los llama así sólo porque sus libros son comparativamente brevesen relación con los de los "Profetas Mayores" (lsaías hasta Daniel). De ningúnmodo implica que el ministerio de sus autores fuera de corta duración o que susescritos fueran de menor importancia y/o inspiración.

Los Profetas Posteriores se pueden dividir cronológicamente en 4 grupos:

1. Profetas del s VIII a.C.

Incluye a Jonás, Amós, Oseas, Miqueas e Isaías, aproximadamente en ese orden. El s VIII fue testigo del surgimiento de Asiria, y antes de finalizar esteperíodo la nación llevó cautivas a las 10 tribus del reino del norte, con loque la nación desapareció. En por lo menos 2 ocasiones también Judá estuvo apunto de ser destruido por los asirios. El papel principal de los Profetas dels VIII habría sido, primero, evitar, si era posible, la cautividad del reinodel norte llamando a su pueblo a volverse al servicio y a la adoración delverdadero Dios, pero también -particularmente en el caso de Isaías- sostener alreino del sur durante este tiempo de gran crisis nacional. Con la muerte deIsaías el don profético parece haberse silenciado por medio siglo o algo más.

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2. Profetas del s VII a.C.

Este siglo fue testigo del apogeo de Asiria, pero antes de terminar la centuriahabía desaparecido del escenario de acción y el Imperio Caldeo o Neobabilónicohabía ocupado su lugar. Durante los años de decadencia de Asiria y desurgimiento de los caldeos, Dios envió a varios Profetas para llamar al pueblode Judá a una reforma completa que impidiera la inminente cautividadbabilónica. Entre esos Profetas estaban Nahum, Habacuc, Sofonías, Jeremías y,tal vez, Joel.

3. Profetas del periodo del cautiverio babilónico.

Estos fueron Jeremías, Ezequiel, Daniel y, quizás, Abdías. La meta principalde los mensajes de este período fue ayudar a Judá a comprender el propósito queDios tenía al permitir el cautiverio, inspirar esperanza en una restauración, yelevar los ojos de los judíos a la gloriosa oportunidad que los esperaba alregresar de la cautividad si eran fieles a Dios. Jeremías entregó sus mensajesa los habitantes de Jerusalén y Judá antes y durante el comienzo delcautiverio, y Ezequiel ministró a los exiliados en Babilonia, Daniel fueenviado a la corte de Nabucodonosor para comunicar la voluntad de Dios al granmonarca y conseguir su cooperación con el plan divino para el pueblo de Dios.

4. Profetas postexílicos:

Hageo, Zacarías y Malaquías. Los 2 primeros animaron al pueblo a levantarse yconstruir el templo; Zacarías recibió una serie de visiones apocalípticas quedescribían el glorioso futuro que aguardaba a Israel durante la era de larestauración si eran fieles a Dios (Zac. 6:15). Como un siglo después deZacarías vino Malaquías y, con él, el fin del canon profético del AT (1 Mac.4:46; 9:27; 14:41).

Aunque el libro de Daniel contiene algunos de los mensajes proféticos másimportantes que encontramos en las Escrituras, el pueblo hebreo no lo incluyóen la sección profético del canon. En vista de que se incluyen obrashistóricas como Josué, Jueces, Samuel y Reyes en la sección profético, esevidente que el contenido no fue el factor principal que determinó suclasificación dentro de los escritos canónicos. sino el oficio de su escritor. Así, Daniel sirvió principalmente como hombre de estado en la corte deNabucodonosor, y aunque recibió algunas de las mayores visiones de todos los

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tiempos, no fue considerado un Profeta en el mismo sentido que Isaías,Jeremías, Ezequiel, Oseas o los otros, cuyas vidas se dedicaron exclusivamenteal oficio profético; no obstante, Cristo lo llamó Profeta (Mt. 24:15). VéaseCanon (I).

En el amanecer de los tiempos del NT, el don de profecía fue reactivado con lasdeclaraciones inspiradas de Elisabet (Lc. 1:41-45), y de Simeón y Ana(2:25-38). Unos pocos años más tarde vino Juan el Bautista en el papel deElías (Lc. 1:17). Cristo declaró que Juan fue Profeta "y más que Profeta" (Mt.11:9, 10). Pablo estimó el don profético como una de las gracias del Espíritu(1 Co. 12:10), y declaró que era uno de los mayores dones (14:1, 5). Como enlos tiempos del AT, el don profético no necesariamente implicaba la predicciónde acontecimientos futuros, aunque este aspecto de la profecía pudiera estarincluido, sino que consistió mayormente en la exhortación y la edificación (vs3, 4).

El llamado al oficio profético y la dádiva consiguiente del don profético eranactos de Dios, como en el caso de Isaías (Is. 6:8, 9), Jeremías (Jer. 1:5),Ezequiel (Ez. 2:3-5) y Amós (Am. 7:15). Moisés lo recibió desde la zarzaardiente (Ex. 3:1-4:17). El llamado de Eliseo al oficio profético fueanunciado por 949

CRONOLOGÍA DE LOS ProfetaS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

950 Elías (1 R. 19:19, 20; cf 2 R. 2:13, 14). Al llamado profético leacompañaba una entrega de capacidades especiales para que el Profeta pudierahablar en nombre de Dios. Lo constituía en un "atalaya" o "guardián" sobre lacasa de Israel (Ez. 33:7), y lo hacía estrictamente responsable ante Dios porla entrega fiel de los mensajes que debía darles (vs 3, 6). Habiendo aceptadoel llamado profético, no podía abandonarlo a voluntad, como Jeremías una vezpensó hacerlo (Jer. 20:7-9; cf 1 R. 19:9; Jn. 1:6-8, 23; 3:2). A veces Dios sedirigía al Profeta en forma audible (Nm. 7:89; 1 S. 3:4), aunque másfrecuentemente en sueños y visiones (Nm. 12:6; Ez. 1:1; Dn. 8:2; Mt. 1:19,20). Un verdadero Profeta enseñaba por el Espíritu de Dios (1 R. 22:24; 2 Cr. 15: 1;24:20; Neh. 9:30; Ez. 11:5; Jl. 2:28; Mi. 3:8; Zac. 7:12; 1 P. 1:10, 11) yhablaba movido por el Espíritu de Dios (2 P. 1:20, 21). El mensaje queentregaba no era propio, sino de Dios (Ez. 2:7; 3:4, 10, 11; cf Nm. 22:38; 1 R.

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22:14). En ciertos casos, como en el de Natán (2 S. 7:3) y de Samuel (1 S.16:6, 7), el juicio humano del Profeta era modificado por Dios. Por un tiempoEzequiel estuvo mudo, excepto cuando entregaba un mensaje de Dios (Ez. 1:2, 3;3:26, 27; 33:21, 22). Esta experiencia singular fue una señal para losoyentes: cada vez que hablaba lo hacía por orden de Dios. En principio, algosimilar sucedía con los demás Profetas, porque ninguna profecía de lasEscrituras "fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dioshablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo" (2 P. 1:21). Por ello,haremos "bien en estar atentos" a sus mensajes "como a una antorcha que alumbraen lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga" ennuestros corazones (1:19).

En algunos casos, los Profetas vieron la necesidad de buscar e inquirirdiligentemente el significado de las palabras que hablaban (1 P. 1:10, 11). Por ejemplo, se dice específicamente que Daniel no comprendió algunas porcionesdel mensaje que le fue confiado (Dn. 8:27; 12:8, 9). Por otra parte, losProfetas entendían claramente que hablaban en nombre de Dios, y asícorrientemente introducían sus mensajes con expresiones como: "Jehová dijo así"(Is. 66:1), "Palabra que vino de Jehová a Jeremías" (Jer. 11:1), "Visión deIsaías hijo de Amoz" (Is. 1:1), "Miré, y he aquí" (Ez. 10:1; Ap. 4:1), "Y vi"(5:1). Dios confirmaba la autoridad de los hombres que él llamó al cargoprofético con el mensaje que entregaban (1 S. 3:19-21), con señalessobrenaturales (2 R. 2:13-15), con el cumplimiento de sus predicciones (Dt.18:22; Jer. 28:9) y con la conformidad de sus enseñanzas con la voluntad deDios ya revelada (Dt. 13:1-3; Is. 8:20). Aunque estaban sujetos "a pasionessemejantes a las" de otros seres humanos, sus vidas reflejaban los elevadosprincipios de lo que testificaban (cf Stg. 5:17). A menudo se levantabanfalsos Profetas, como en los días de Acab (1 R. 22:6; cf v 22), Jeremías (Jer.27:14, 15; 28:1, 2, 5-9, 15-17), Ezequiel (Ez. 13:16, 17) y Miqueas (Mi. 3:11),pero podían ser descubiertos por sus motivos mercenarios (3:11), por sudisposición a decir lo que el pueblo deseaba escuchar (Is. 30:10; Mi. 2:11),porque lo que anunciaban no se cumplía (Dt. 18:22), por las discrepancias entresus mensajes y los de quienes habían sido probados como Profetas (Dt. 13:2, 3-1

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Is. 8:20; Jer. 27:12-16), por apelar a los deseos de los impíos (1 R. 22:6-8) ypor sus propias vidas no consagradas (Mt. 7:15-20).

Del mismo modo que un Profeta es un vocero o mensajero de Dios, la profecía estodo mensaje presentado de parte de Dios por orden de él: revelación especialde la voluntad y del pensamiento divinos, destinada a capacitar al hombre paracooperar con los propósitos infinitos de Dios, que consiste esencialmente enconsejos, orientaciones, reprensiones y advertencias. Como "no hará nadaJehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los Profetas" (Am.3:7), él espera que los que lean lo que los Profetas escribieron le presten lamás cuidadosa atención. Al hacerlo podrán estar seguros de ser "prosperados"(2 Cr. 20:20). Los que no prestan atención a las palabras de un Profeta comomensajero o guardián enviado por Dios son personalmente responsables ante elSeñor (Ez. 3:17-21; 33:1-9). Israel, por lo general, rechazó las emocionantesapelaciones de los Profetas (Lc. 11:47, 48), así como Dios lo había advertido aIsaías (Is. 6:9-11) y a Jeremías (Jer. 1:8, 17, 19). Esto trajo la ruina sobreIsrael, lo condujo a su rechazo del Mesías y, así, a ser descartado como naciónescogida.

Muchas de las profecías del AT están escritas en poesía hebrea. La calidad yla forma literarias reflejan el caracter, la educación y el estado emocionaldel Profeta. La personalidad de Jeremías* está grabada vívidamente en elregistro de su misión profética, hasta el punto en que un lector cuidadoso casipuede sentir que lo conoce personalmente. Algunas obras, como las de Is., Jl.y Hab. son de una belleza literaria superior y reflejan un desarrollo lógicodel pensamiento. Pasajes como los de Is. 9:1-7; 40:1-8; 52:7-53:12; 55; 61:1-3y Jl. 951 2:1-14 no han sido superados en imágenes gráficas, retóricaequilibrada y lenguaje pintoresco. En algunas obras, como la de Jer., los hechos históricos constituyen el molde en el que se presentaron los mensajesproféticos. Otras parecen ser colecciones de sermones. Algunos Profetas, comoOseas, reflejan hondas emociones y, como resultado, no se prestan fácilmente aun análisis literario lógico. La profecía de Hab. también manifiesta unprofundo sentir humano al describir el Profeta su propia lucha para comprender

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la voluntad revelada de Dios y su reconciliación con ella.

Los Profetas se ocuparon del trato de Dios con Israel en lo pasado (Ez. 16; 20;etc.), y dejaron lecciones importantes para la generación actual; como tambiénde los acontecimientos históricos contemporáneos, señalando los propósitosdivinos y la realización de su voluntad entre las naciones (Is. 36-39; lamayor parte de Jer.; muchos pasajes de Ez.; Dn. 1-6; Hag.; etc.). A menudo, yextensamente, denunciaron los pecados de Israel (Is. 1:2-15; 3:12-15; 9:13;10:2; Jer. 2:5-35; Ez. 8:5-16; Os. 5; Am. 8:1-6; Mal.). Destacaron continuamente la responsabilidad personal de los que escuchaban sus mensajes deactuar en armonía con ellos (Ez. 3:17-21; cf 18:25-32; 33:7-16: etc.). Amenudo instaron a realizar actos específicos (Is. 1:16-20; Jer. 27:1-18; 29:5-13; 38:14-23; 42:1-18; JI. 2:12, 13; Am. 5:4-15; Hag. 1:7, 8; Mal.3:10-12; etc.). Fielmente señalaron las consecuencias del mal hacer (Is.2:10-21; 7:17-25; 24; Jer. 4; 18:9, 10; 23:9-40; 24; Ez. 4; 5; 9; Dn. 9:3-14;Os. 5; JI. 1; Am. 7-9; Sof.; etc.) y del bien hacer (Is. 1:18-20; 38; Jer.7:2-7; 17:20-26; 18:7, 8, Os. 14; JI. 2:12-32; etc.). Con frecuencia, mediantelos Profetas Dios elevó los ojos de su pueblo al glorioso futuro que losesperaba como nación si cooperaban cabalmente con sus propósitos para ellos(Is. 40-66; Jer. 33; Ez. 36-48; Mi. 4; Zac.; etc.). La culminación de susmensajes siempre era la venida del Mesías y el establecimiento de su reino (Is.9:1-7; 11:1-12; 12; 25; 52-66; Dn. 2:44; 7:18, 27; JI. 3:9-21; Mi. 4:1-5:15;etc.).

II. La interpretación de las profecías.

PROFECÍAS DE LOS 2.300 DÍAS-AÑOS

Las profecías del AT no siempre distinguen claramente entre lo que conocemoshoy como la 1ª y 2ª venidas de Cristo, sino que a Menudo tratan estos 2 grandeseventos como uno solo, o uno de ellos sigue inmediatamente al otro. La mayoríade los mensajes proféticos se expresan 952 en un lenguaje literal directo, perootros son altamente figurados o simbólicos (Dn. 2; 7; 8; Zac. 1-6; Ap. 6-19;etc.). El elemento predictivo en la profecía tenía la intención de ofrecer unpanorama de las cosas del tiempo a la luz de la eternidad, de alertar a la

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iglesia para que actúe apropiadamente en momentos oportunos, de facilitar lapreparación personal para la crisis final, de vindicar a Dios y dejar al hombresin excusa en el día del juicio, y de certificar la validez de la profecía comoun todo. Los muchos ejemplos de profecías cumplidas -ya sea que los sucesosocurrieran en forma inmediata o en épocas posteriores, registrados en la Bibliao en la historia- sirven para afirmar la fe en la inspirada Palabra (véanse loscuadros de las pp 951 y 953). Dios llama la atención a su poder singular dedeclarar "lo por venir desde el principio" (Is. 46:9, 10), y Jesús dijo: "Yahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis" (Jn.14:29).

A veces -por el lenguaje altamente figurado o simbólico, o por la dificultad derelacionar los mensajes con su contexto histórico, o por la operación defactores condicionales en la predicción de eventos todavía futuros (Jer. 18:7,10), o por la transición del Israel histórico literal a la iglesia cristiana-,los libros proféticos se prestan más fácilmente para ser mal interpretados quelas secciones históricas, poéticas o doctrinales de las Escrituras. Por eso,el único procedimiento seguro para la comprensión y aplicación de los mensajesproféticos es un estudio sistemático de la profecía como un todo, y unafamiliarización completa con ella. Sobre la base de tal estudio es posiblellegar a sólidos principios de interpretación.

Primero es necesario determinar con precisión qué escribieron los Profetas bajola conducción del Espíritu Santo, y qué quisieron decir con lo que escribieron. También se necesita un estudio preciso de las palabras y las relacionesgramaticales del pasaje que se considera. A veces se puede resolver laincertidumbre acerca de su significado sólo por una referencia al lenguaje enque se escribió originalmente. Cada frase debe ser comprendida en relación consu contexto mayor. En ninguna circunstancia es seguro considerar un pasaje sinreferencia a su contexto literario o histórico; cada mensaje profético tenía unsignificado para la gente a la que estaba destinado. Una de las primerastareas del investigador, y de las más importantes, es la determinación de ese

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significado. Sólo entonces es posible llegar a una aplicación válida de lasprofecías para nuestros días. La Biblia debe ser su propio intérprete; esdecir, los pasajes bíblicos deben ser comparados con otros pasajes bíblicos quetratan del mismo tema.

Hablando en general, las promesas y predicciones dadas por medio de losProfetas del AT al Israel literal estaban sujetas a la obediencia y lealtad;eran condicionales. Sin embargo, el pueblo rechazó el plan de Dios para elloscomo nación, y lo que Dios quiso cumplir mediante el Israel de la antigüedadfinalmente lo realizará por medio de sus hijos espirituales. (Por eso, muchasde las promesas de Dios originalmente hechas al antiguo Israel se cumplirán, enprincipio, en la iglesia cristiana.) Los planes y propósitos divinosindefectiblemente se llevarán a cabo (Is. 46:10), aunque para satisfacer lasnuevas condiciones se cambien los medios y los agentes con los cuales serealicen. Cuando una persona o una nación rehúsa cooperar con el expresopropósito de Dios, renuncia a su papel en el plan divino y es descartada (Jer.18:6-10; cf Dn. 5:25-28). Cuando los judíos rechazaron a Jesús, en ocasión dela crucifixión, Dios les quitó el reino* y lo dio a "gente que produzca losfrutos" del reino (Mt. 21:41-44; 23:36-38). La iglesia cristiana, como la"gente" de quien habló Jesús, reemplazó a Israel en el plan de Dios (1 P. 2:9,10). Los escritos de los Profetas del AT están plenos de significado para loscreyentes cristianos (Lc. 24:25-27, 44; Ro. 15:4; 2 Ti. 3:16, 17; cf 1 Co. 10:1-12), pero en vista de que la iglesia de Cristo no es un grupo racial nipolítico que viva en la tierra literal de Canaán, rodeada por enemigosliterales, como los asirios, los babilonios y los egipcios, muchos detalles delas profecías del AT no son aplicables literalmente a los tiempos cristianos. Además, muchas de ellas tratan exclusivamente de situaciones específicas de unpasado remoto.

De la lectura de los Profetas del AT un creyente puede lograr 2 beneficios: 1.Aprovechar la instrucción que Dios dio a su pueblo en lo pasado al aplicarla así mismo y observar los resultados de aceptar o rechazar esos principios. 2.Determinar qué predicciones, no cumplidas en el Israel literal, quedan para el

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pueblo de Dios de la actualidad. Sin embargo, se debe tener mucho cuidado enhacer aplicaciones injustificadas. Hay que determinar hasta qué punto esaprofecía es de naturaleza condicional, cuántas de esas condiciones secumplieron y, finalmente, si la inspiración ha indicado que tendrá unaaplicación posterior. En particular, se debe estudiar cómo la transición delIsrael literal a la iglesia cristiana puede 953 afectar el cumplimiento de esapredicción. Sólo cuando un escritor inspirado posterior aplica una profecía alos tiempos cristianos puede hacerse con certeza una nueva aplicación de ella.

El registro del trato de Dios con su pueblo en lo pasado se ha conservado parabeneficio de las generaciones posteriores, hasta el fin del tiempo. Bajo laconducción del Espíritu Santo, los mensajes originalmente proclamados por lossantos hombres de Dios de la antigüedad al pueblo de sus días pueden llegar aser un medio eficaz de descubrir la voluntad divina para su iglesia actual. Mediante los Profetas ancestrales es nuestro privilegio escuchar la voz de Dioshablando con claridad en nuestros días. En las afirmaciones inspiradas elsincero buscador de la verdad encontrará mensajes de inspiración, consuelo yorientación.

Acerca de los principios básicos de interpretación se puede ver CBA1:1030-1033; 4:27-40, 685; y el índice general del t. 7 bajo "Biblia,interpretación" e "Interpretación profética". Para los principios deinterpretación de las profecías simbólicas, véase CBA 4:606, 607. Para lainterpretación y el cumplimiento específicos de profecías simbólicas básicasque no se pueden estudiar adecuadamente aquí para no exceder el panorama que seofrece en este Diccionario, véase el CBA en los lugares donde se comentan lospasajes bíblicos respectivos. Para el "Profeta" de Tit. 1:12, véase Poeta.