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USO Y MANEJO DEL MANUAL DIAGNÓSTICO Y ESTADÍSTICO DE LOS
TRASTORNOS MENTALES
EN LA CONSEJERÍA PROFESIONAL CON UN ENFOQUE CLÍNICO
Magnolia Grullon
Universidad del Turabo
Introducción
En este trabajo se intenta delimitar el proceso y manejo del Manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV-TR) como un área de importancia
dentro del ámbito más amplio de la Consejería Profesional, partiendo del enfoque clínico.
Si bien el trabajo del consejero profesional no es diagnosticar, debe conocer, adiestrarse y
reconocer qué se considera parte de un diagnóstico y cómo afecta el mismo a su cliente,
ya que la meta de un profesional de la salud debe siempre ser lograr una buena
intervención. Este trabajo tiene como objetivo proveerle al consejero profesional con un
enfoque clínico para atender las necesidades de la población con trastornos mentales
utilizando un conjunto de conocimientos empíricos basados en el DSM-IV-TR (Lana,
2008).
Magnolia Grullon is a Ph.D. student at the University of Turabo. Her research interests
are clinical psychology and diagnostics.
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El estudiante de consejería no se le provee en su currículo una clase donde se le
adiestre a poder reconocer ciertos criterios que podrían ser causa de una enfermedad
mental, donde el tener el conocimiento en el área clínica le beneficiaria como profesional
al momento de entrar en una relación terapéutica con su cliente. El enfoque clínico, o su
representación, es el resultado de estudios definidos como la generalización de un
recopilado de procesos, investigación, procesos de diagnóstico, protocolo de tratamientos
y resultados terapéuticos partiendo de un escenario natural (Wright, 2007). Es un campo
que tiene como objetivo el estudio, diagnóstico, y tratamiento de los problemas
psicológicos, trastornos psicológicos, o la conducta anormal (Guadalupe, 2008).
La consejería supone la intervención de una persona con cierto grado de
adiestramiento especializado en alguna área específica como la tanatología, la educación,
la religión, o cualquier otra, y su intervención tiene como objetivo el ayudar a sus
pacientes, clientes, feligreses, etc., a resolver problemas concretos vinculados con su
especialidad, y sólo dentro de los límites de ella, mediante una toma de decisiones
informadas. El consejero proporciona información específica sobre determinadas
materias, facilitando la toma de decisiones de su cliente (Ledesma & Lena, 2007). Con
los cambios y la evolución en el conocimiento relacionado a tratamientos en la
consejería, la industria se propone equipar a los consejeros en comprender el desarrollo
de las enfermedades mentales (Wilderman, 2005)
Planteamiento del Problema
Esta investigación consiste en proveerle al consejero profesional un enfoque
global en nuevas estrategias de tratamiento para sus clientes, utilizando métodos clínicos
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en su práctica con el fin de desarrollar nuevas herramientas de trabajo que lo equipen con
nuevos planes de intervención, y por ende, disminuir los trastornos disfuncionales y
optimizar el crecimiento saludable en clientes (Myers & Sweeney, 2008). La
problemática que enfrentan los consejeros es la necesidad de conocer y relacionarse con
el manual DSM-IV-TR y entender los síntomas o características de una enfermedad
mental y poder adquirir las herramientas necesarias para enfocar los servicios de
consejería, basándose en esos síntomas que su clientela podría presentar. A través de este
trabajo se intenta promover el interés de los consejeros a adquirir las competencias
necesarias para llevar a cabo su trabajo de forma efectiva y así contribuir al desarrollo y
mejoramiento de la calidad de vida de sus clientes.
Los consejeros profesionales buscan la mejoría de sus clientes a través de
desarrollar, prevenir y proveer las intervenciones. Aunque las mismas se basan en la
filosofía del cuidado, una práctica ética requiere el uso de evidencias basadas en técnicas.
De hecho el Código De Ética de la ACA explica claramente que los consejeros tienen la
responsabilidad al público de entrar en una práctica que se base en metodologías de
investigación rigurosa (ACA, 2005). Ante lo expuesto, la práctica de la consejería tiene
la necesidad de un enfoque en el cual se utilice el DSM-IV-TR, basándose en evidencias
que informen la practica clínica y marcando que “el movimiento hacia la practica de la
consejería es y continua siendo una lucha dentro de la misma consejería, pero es una
lucha positiva (Sexton, 2008).
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Justificación de la Investigación
Esta investigación se justifica ante el hecho de lograr que el consejero profesional
se interese en conocer los trastornos y el contenido de los mismos, con sus
clasificaciones, con el propósito de proporcionar descripciones claras de las categorías
diagnósticas, con el fin de entenderlos, estudiarlos, intercambiar información e integrar
los distintos trastornos mentales como una posibilidad a las distintas situaciones que el
cliente presenta (Narrow, 2009). El DSM-IV-TR está realizado a partir de datos
empíricos y con una metodología descriptiva, con el objetivo de mejorar la comunicación
entre profesionales clínicos de variadas orientaciones, y de profesionales clínicos en
general con investigadores diversos. Por esto, no tiene la pretensión de explicar las
diversas patologías, ni de proponer líneas de tratamiento farmacológico o
psicoterapéutico, como tampoco de adscribirse a una teoría o corriente específica dentro
de la psicología o psiquiatría (Phillips, 2005).
Y como se menciona anteriormente, el objetivo es mejorar la comunicación entre
profesionales clínicos e investigadores, pero la consejería profesional ha avanzado de una
manera tan rápida en el siglo XX, y sus servicios son cada día más solicitados que se
espera que el consejero tenga el conocimiento en los diagnósticos y que criterios aplican
a cada uno de ellos, ya que en los últimos años las enfermedades mentales han
incrementado.
Los profesionales de la salud mental deben demostrar empatía y ver la
problemática desde el punto de vista del cliente (Kress, 2005). Por ende, si el cliente ha
sido diagnosticado de alguna enfermedad mental y el consejero tiene previo conociendo
de dicho diagnóstico, la ayuda será más efectiva y de no poder proveer los servicios se
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hará un buen referido gracias a los conocimientos que tiene en el área de la
psicopatología. El beneficio de este tipo de práctica redundará en una mejor inserción
laboral del futuro profesional de la consejería ya sea en práctica privada o en
instituciones del campo de la salud mental, es importante aclarar que siempre debe ser
utilizado por consejeros que han adquirido los conocimientos necesarios ya que se usa
como una guía que debe ser acompañada de juicio clínico, además de los conocimientos
profesionales y criterios éticos necesarios.
Propósito del Estudio
Históricamente, tal vez por sus procesos tradicionales, la consejería se ha visto
más simple que otras profesiones, pero en el siglo XX, esta carrera se ha desarrollado
rápidamente con un futuro prometedor. Este crecimiento responde a cambios irreversibles
en el mundo de la consejería con un marco holístico, lleno de aceptaciones (McMahon,
2006).El propósito del estudio es presentar la necesidad de adiestrar a los consejeros
profesionales a relacionarse con el uso del DSM-IV-TR en su profesión con un enfoque
clínico a través del adiestramiento y la educación continua sobre la importancia en la
consideración del marco clínico (Lynch & Happell, 2008).
La presente investigación delineará un desarrollo orientado al acercamiento del
DSM-IV-TR, el cual podría ser útil para (1) entender intuitivamente los procedimientos
clínicos y su historial, (2) predecir el estado actual y ambiental del cliente, (3) entender el
„aquí y el ahora‟ permitiendo en cada sesión una educación dialéctica a la relación en la
intervención, (4) sugerencias o estrategias de tratamiento para un plan que pueda
desarrollarse, y (5) hacer observaciones para la efectividad de la intervención y el plan de
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tratamiento (Ivey & Bradford, 2008). El infundir un foco que fortalezca el conocimiento
y sus procedimientos clínicos a la consejería puede que provea resultados positivos no
sólo para los clientes, sino a su vez, para los consejeros, así lograr un cambio efectivo,
aceptable integrando y fortaleciendo la consejería con un enfoque en la psicopatología
(Harris, 2007)
Metodología
La metodología utilizada en esta investigación es de tipo no interactiva donde se
analiza a través de una búsqueda de diferentes fuentes de información del tema, libros,
artículos profesionales, datos y conceptos de eventos pasados el uso y manejo del
manual de diagnostico DSM-IV-TR y el modelo clínico para llegar a conclusiones y
ofrecer recomendaciones.
Marco Teórico
Según la teoría existencial de Víctor Frankel, los mecanismos y estructuras
teóricas acerca del ser humano sólo tendrán sentido cuando se hable de ellas en función
de la persona existente. Es así como el enfoque existencial plantea que antes de
contraponer las tendencias y actitudes orientadas a la objetividad y la subjetividad y
pretender elegir sólo por una de ellas, debemos darnos cuenta de que son aspectos de la
misma realidad pero que funcionan en niveles distintos de experiencia (y el error consiste
en confundirlos y negar alguno de ellos). Mediante la primera, se pretende explicar al ser
humano aportando valiosas consideraciones técnicas y de diagnóstico y mediante la
segunda, lo que se busca es comprenderlo a partir de su relación y situación en el mundo.
De ahí, que se haga indispensable relacionar los comportamientos, ideas, emociones y
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actitudes de las personas con el contexto (no sólo histórico, social y cultural, sino también
psicológico) en el que se crean o desarrollan todas ellas.
Es pertinente aclarar que si bien es apropiado preguntarse por variables
implicadas en los procesos psicológicos cotidianos de los seres humanos (estructuras
psicológicas, mecanismos de enfrentamiento, emociones, etc.), es muy importante, tal
como sugiere Bugental (1964, 1987,1997), interrogarse acerca del sentido de la
experiencia y la intencionalidad de la persona concreta que está creando sus propias
emociones y mecanismos a partir de su vivencia como ser en el mundo. Antes que
desarrollar cualquier técnica, diagnóstico o construcción teórica acerca de alguien (lo cual
funciona en el nivel de la explicación, en la búsqueda del por qué), se debe
comprender el significado de los comportamientos, ideas, impulsos y sentimientos para la
persona que los está creando y experienciando, lo cual opera en el nivel de la
comprensión, en la búsqueda del qué (Lucas, 2008). Por consiguiente, se trata de aplicar
cualquier porqué a la situación concreta de la persona, haciendo que “la técnica tenga
sentido en función de la persona y no al contrario”, tal como sugiere el mismo May
(1963, p. 17).
Ahora bien, podremos apreciar que en los datos alrededor de los cuales se
encuadran las descripciones que ofrece el DSM-IV-TR para diagnosticar las distintas
enfermedades mentales, en todo momento se hace estricta, aunque detallada, referencia a
los criterios y características para el diagnóstico, a los síntomas que sufre el individuo, a
la forma como estos evolucionan durante la enfermedad, a las estadísticas en cuanto al
pronóstico y la prevalencia de la misma, a los subtipos y trastornos asociados, y a los
criterios para hacer un diagnóstico diferencial. Si no procuramos comprender al ser
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humano, se podrá captar, como dice May (1963), todos los detalles y aspectos teóricos
relacionados con la persona observada, pero desligados de la experiencia de la persona
misma y de su relación y situación en el mundo, lo cual lleva a no comprender el sentido
de la enfermedad mental y sus síntomas patológicos. Lo que, mediante esta actitud, no se
alcanza a percibir es que el ser humano no tiene una enfermedad en sí, sino que él mismo
es la enfermedad, en el sentido de que todos sus síntomas patológicos son creados a partir
de la estructura existencial que él mismo ha creado con un fin particular.
La enfermedad mental no concierne en primera instancia a sus propios síntomas,
sino más bien a la estructura en que se apoyan dichos síntomas y esta estructura es
netamente de carácter existencial debido a que se construye a partir de la relación de la
persona con el mundo, los otros y consigo mismo, es decir, a partir de su vivencia de ser
en el mundo. En este sentido, podemos comprender entonces que los distintos aspectos
que nos ofrece el DSM-IV-TR sobre la enfermedad mental, se refieren exclusivamente a
dar claridad sobre todo aquello concerniente a los síntomas de la enfermedad, a cómo se
dan y evolucionan y a las distintas pautas para realizar un diagnóstico con base en ellos
(García, 2008).
La liberación de pensamientos en los clientes ocurre cuando ellos obtienen
introspección y entienden las fuerzas tanto internas como externas que contribuyen a los
problemas y preocupaciones en sus vidas. Esta forma de liberarse suele ocurrir cuando el
foco de la consejería va más allá de localizar el problema sino de reconocer su naturaleza
transaccional y los factores ambientales ya sean internos o externos (Zalaquett, 2008).
¿Estamos viendo a los pacientes como ellos realmente son, o simplemente los estamos
viendo como una proyección de nuestras teorías sobre ellos (Corsini, 2007)?
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Esta teoría no sólo enmarca el enfoque existencial del cliente entre la
sicopatología y si mismo, sino a la vez como el consejero bajo los esquemas teóricos del
existencialismo debe adaptar unas reformas cognitivas para poder entrar en ese mundo o
campo fenomenológico de su cliente con conocimientos clínicos y a la vez teóricos.
Según Ivey y Bradford (2008), los consejeros profesionales necesitan unirse con sus
clientes donde estén cognitiva y emocionalmente conectados, pero hay algo que se
necesita fomentar en ellos mismos para que exploren su problemática a un nivel más
profundo. Por ende, el consejero o terapeuta necesita estar listo parta trabajar con clientes
y saber donde se encuentran, y explorar su mundo de una perspectiva diferente.
Trasfondo Histórico
No existe un reto intelectual o emocional más grande que decidir dos cosas: (1)
cómo concebir la vida de una persona con problemas psicológicos, y (2) el mejor
tratamiento que pueda proporcionársele (Davison, 2001). En la consejería es, y ha sido,
importante a través de los años la evolución y el movimiento hacia un escenario más
amplio, implementando nuevos métodos y mecanismos de consejería no tan sólo
limitándose al escenario escolar, sino a diversas áreas de la profesión es que se utiliza
como ejemplo de una trayectoria evolutiva a Pinel, el cual es considerado como el padre
de la psiquiatría y el verdadero fundador de la clínica y de sus bases metodológicas. Él
constituyó la clínica médica como la observación y el análisis sistemático de los
fenómenos perceptibles de la enfermedad e introdujo el término alienado en lugar del de
loco en el circuito médico.
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Como integrante del grupo de ideólogos corriente de pensamiento renovador que
marcó el siglo XVIII, Pinel liberó a los locos de las cadenas y participó de los ideales de
la Revolución Francesa. En1793 es nombrado por la Comuna de París, director del
Hospital de La Bicêtre (para enfermos) y posteriormente de La Salpêtrière (para
enfermas). La reforma que hace de estos centros y de los hospitales que se fundan
guiados por sus revolucionarios pasos tuvo en cuenta tanto los aspectos asistenciales
como los dedicados a hacer más agradable la estancia a los enfermos (ej., jardines, etc.).
Pinel elaboró una clasificación completa de los trastornos mentales que podían tener la
categoría de melancolía, manía, demencia o idiocia, y sentó las bases de un tratamiento
de la psique que seguía los protocolos del tratamiento físico. Gracias a sus propuestas, se
crearon cuerpos médicos especializados e instituciones para el tratamiento de los
enfermos psíquicos, de las cuales provienen los hospitales psiquiátricos actuales. Por todo
ello, a Pinel se le considera uno de los padres de la psiquiatría moderna.
Tras este gran impulso, el estudio de la locura alcanzó su punto máximo a finales
del siglo XIX y principios del siglo XX, con personajes como Emil Kraepelin (1856-
1926), que confeccionó una nosografía de la psicopatología que aún se utiliza, Sigmund
Freud (1856-1939), padre de la teoría psicoanalítica, descubridor del inconsciente y
creador de una nueva forma de psicoterapia dinámica que llega hasta nuestros días; y
Karl Jaspers (1883-1969), fundador de la psicopatología moderna. Todos ellos sentaron
las bases del actual abordaje de la enfermedad mental, en sus distintos enfoques.
Considerando que el conocimiento es un proceso cuya base es la observación
empírica de los fenómenos y por medio de la cual se obtienen datos que el médico deberá
agrupar y clasificar según analogías y diferencias, constituyendo de este modo clases,
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géneros y especies; evitando siempre introducir su subjetividad. Como creador del
método anátomo-clínico - basado en correlacionar la observación que se realiza del
enfermo junto al lecho con la localización a posteriori, en las necropsias o autopsias -
logra introducir la cuestión de la alienación mental en el circuito médico.
Pinel es el primero que realizará un contacto personal con el enfermo y gestará
lo que se conoce como tratamiento moral, a través del cual todos los esfuerzos
terapéuticos van encaminados a que el enfermo mental recupere el control racional de su
conducta; para tal fin propone retirarlo de su ambiente para curarlo y poder controlar sus
condiciones de vida con una disciplina severa y paterna regulada por la ley médica, lo
que se conoce como transferencia paterna en esta época. Se rompe así el tópico de la
incurabilidad del loco, aunque los resultados obtenidos dejarán mucho que desear
(Orama, 2008).
Barone (1997) encontró las dificultades en los seres humanos en su forma de
funcionar y clarificó que aunque la gente experimenta problemas estas dificultades se
representan como un constante continuum. Así es que las categorías vagas de un criterio
no pueden fácilmente explicar las variable y la problemática del cliente. También sugirió
que es imposible crear una dicotomía verdadera entre el funcionamiento anormal y
normal. Ya que casi cada orientación teórica reconoce que es el grado de funcionamiento
en el comportamiento que dicta la distinción entre normal y anormal; hasta Freud, que es
usualmente criticado por sobre patologizar el comportamiento, estaba claro en su mensaje
que era el grado del inconsciente y sus conflictos o el deseo que podría interferir con las
funciones normales y no la mera presencia de un conflicto o deseo (Lopez, 2006).
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Investigaciones Realizadas
Las investigaciones realizadas en el campo del diagnóstico clínico tienen como
base el arduo trabajo desde 1952 donde surge la primera publicación del DSM, dada la
necesidad de recolectar datos de tipo estadístico en relación a los trastornos mentales,
para el censo de 1840 en EE. UU. La American Psychiatric Association y la New York
Academy of Medicine trabajando en conjunto en la elaboración de una nomenclatura
aceptable para todo el país (para pacientes con enfermedades psiquiátricas graves y
neurológicas) y en ese entonces con el ejército de Estados Unidos, por su parte,
confeccionaron en paralelo una nomenclatura más amplia que permitiera incluir enfermos
de la Segunda guerra mundial.
La publicación de consideraciones sobre la edad y el género en el diagnóstico
psiquiátrico. Agenda de investigación para el DSM-V coincide con las fases iniciales del
desarrollo del DSM-V, cuya publicación está programada para 2011. El intervalo de
aproximadamente 17 años que va a transcurrir entre la publicación del DSM-IV
(American Psychiatric Association, 1994) y el DSM-V ha constituido en psiquiatría una
época inmensamente productiva desde el punto de vista científico. Hay numerosos
factores que han contribuido a este enorme desarrollo. Iniciado en 1990, «la década del
cerebro» dirigió la atención de la sociedad hacia la prevalencia y el problema
representado por los trastornos mentales, y constituyó un estímulo importante para las
aportaciones de los investigadores en los diversos campos de las ciencias biológicas y
comportamentales para el estudio de estos trastornos.
La duplicación del presupuesto del National Institutes of Health que tuvo lugar
entre 1999 y 2004 permitió que el National Institute of Mental Health (NIMH), el
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National Institute on Drug Abuse (NIDA) y el National Institute on Alcohol Abuse and
Alcoholism (NIAAA) llevaran adelante de manera efectiva una amplia gama de
iniciativas científicas dirigidas al incremento de los conocimientos relativos al
tratamiento y la prevención de los trastornos mentales y de los trastornos relacionados
con el uso de sustancias. Entre los avances científicos que han permitido un refinamiento
significativo de los sistemas futuros de clasificación psiquiátrica se encuentran la poten-
ciación de la investigación acerca de los marcadores biológicos de las enfermedades
mentales.
A largo plazo, consideramos que la identificación de las lagunas existentes en
nuestro conocimiento, así como las recomendaciones de investigación específicas para
solucionar estas lagunas, van a guiar a las agencias de financiación y a los investigadores
independientes para el apoyo y la realización de estudios que contribuyan a la revisión
futura de las clasificaciones psiquiátricas (Narrow, 2009).
Sin embargo, hoy en día se considera que para entender apropiadamente el
concepto de anormalidad, es necesario mirar en primer lugar que se entiende por salud
mental. A nivel general, se comenta que esta última es entendida como, el bienestar
físico, psicológico y social, que va más allá del esquema biomédico, donde abarca la
esfera subjetiva y del comportamiento del ser humano. No es la ausencia de alteraciones
y de enfermedad, sino un concepto positivo que implica distintos grados de vitalidad y
funcionamiento adaptativo. Así, se considera a un individuo normal si muestra la
suficiente capacidad para relacionarse con su entorno de una manera constructiva,
flexible, productiva y adaptativa, y si sus percepciones de sí mismo y del entorno son
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promotoras de equilibrio cognitivo-afectivo, de relaciones interpersonales sanas
y estables, y de patrones de comportamiento funcionales (Oblitas, 2007).
Hallazgos
El concepto surge tras la introducción en la década de1980, y la rápida expansión,
de las clasificaciones basadas en la sicopatología descriptiva (DSM-III y IV; CIE-10) que
utilizan criterios operativos para definir categorías diagnósticas. La contribución que
estos instrumentos han supuesto para el desarrollo de la psiquiatría, facilitando un
lenguaje común y sirviendo para su uso generalizado en la investigación, se pone de
manifiesto con los datos de un estudio reciente. No obstante, hay numerosas críticas e
insatisfacciones con los diagnósticos en uso, lo que ha llevado a un intenso y extenso
debate sobre el desarrollo de sus versiones futuras. La esperanza de que los avances
científicos y tecnológicos (genética molecular, neuroimagen, etc.), permitiendo una
nueva clasificación basada en la fisiopatología y en marcadores biológicos no puede ya
sostenerse, y la fragilidad de los constructos nosológicos actuales cuestiona su validez,
por lo que se alzan muchas voces solicitando cambios sustanciales. La ingente iniciativa
que trata de dar respuesta a esta tarea ha sido auspiciada por las instituciones que avalan
el DSM-V (Asociación Psiquiátrica Americana) y la CIE-11 (Organización Mundial de la
Salud) y ha recibido el apoyo económico del gobierno de los Estados Unidos por medio
de los Institutos Nacionales de Salud. Se ha organizado una serie de 12 conferencias bajo
el título «El futuro del diagnóstico en psiquiatría. Perfeccionando la agenda de
investigación». Dos de ellas se dedican a cuestiones metodológicas y las otras 10 a temas
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monográficos sobre parcelas clínicas en discusión o con nuevas propuestas. Se pretende
un consenso amplio y la mayor participación multinacional posible.
Para ello se están realizando la mitad de las reuniones fuera de Norteamérica y la
mitad de los participantes de todas ellas son de países distintos de Estados Unidos.
También se estimula la interacción con cualquier interesado a través del proyecto DSM-V
Prelude. La preparación de esta nueva edición comenzó en 1999 y se espera que llegue a
término en 2012 para el DSM-V y en 2015 para la CIE-115 (Ruiz, 2008). La terapia
psicológica es más eficaz que el no tratamiento para una amplia variedad de trastornos,
aunque en la práctica clínica real el 65-80% de los pacientes no acepta el tratamiento o lo
abandonan antes de la décima sesión ( López, Grau, & Fusté, 2002).
La salud mental, desde la perspectiva existencial, es concebida como el resultado
del constructivo seguimiento de la persona a su propia estructura de potencialidades para
desarrollar coherente y auténticamente el proyecto de vida personal. Las potencialidades
vienen a ser reflejadas en las expresiones mentales, emocionales y sensoriales hacia otros,
uno mismo y las cosas (De Castro & Santos, 2007). Es decir en el hombre mismo, como
sujeto de continuos cambios y devenires, reclama una psicoterapia capaz de dar respuesta
a los planteos existenciales, esenciales de todo hombre. En tal sentido, se analiza la
filosofía existencial y sus planteamientos dentro de la terapia como una respuesta a este
hombre en crisis. Los planteos filosóficos del existencialismo abordan, desde diferentes
ámbitos y con algunas disidencias, al hombre concreto, a esta existencia arrojada al
mundo, que se autodefine en la libertad de su accionar. Todo ello, no obstante, implica un
debate existencial constante, una angustia, un enfrentarse ante continuas decisiones, que
lo comprometen y responsabilizan. En ese contexto, afirma, al enfoque existencial, como
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un movimiento que puede tener y efectivamente tendrá profundos efectos en la práctica
terapéutica con los pacientes. Un movimiento que vendría a dar respuestas en el ámbito
de la clínica, ante la insuficiencia de modelos existentes y ante una sociedad deseosa de
encontrar respuestas de orden humano y no satisfecha con respuestas de orden técnico,
que nada parecían haber aportado para la solución de los problemas del hombre concreto.
El existencialismo significaba considerar a la persona existente como centro,
poniendo el énfasis en el ser humano tal como surge y deviene. En este sentido se ha
afirmado que todo terapeuta es existencialista en la medida que puede aprender al
paciente en su realidad y es capaz de brindarle comprensión. Entendiendo, al
existencialismo, como filosofía de base que sustenta y fortalece al accionar terapéutico, y
le brinde una base epistemológico (Gonzales, 2006).
Conclusiones
En esta investigación se ha tratado de expandir el marco contextual y teórico de la
consejería profesional a un marco más amplio y completo como es el modelo clínico,
aunque se debe continuamente buscar e implementar nuevas formas de enfocar el trabajo
de la profesión donde los consejeros entren en una participación activa en la búsqueda de
conocimiento relacionado a las psicopatológicas de sus clientes. Se espera que a través de
esta investigación surja el interés de ampliar los modelos de consejería ya sea para el
beneficio del consejero o de sus clientes. Se exhorta a los consejeros profesionales a
reevaluar el procedimiento de consejería que proveen integrando nuevos conocimientos
del DSM-IV-TR y sus próximas revisiones como parte de su práctica profesional y, de
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esta forma, poder llegar a una determinación asertiva si su cliente podría esta en la
necesidad de unos servicios más complejos como la psicología clínica o la psiquiatría.
Si el consejero profesional reconoce que su práctica como profesional de la salud
mental es una de constante aprendizaje y retos para su vida profesional, podrá trabajar
con lo expuesto en esta investigación y hacer una reestructuración a su formación para
entonces entrar en un campo más amplio y de mayor beneficio como lo es en el presente,
el enfoque clínico. Es necesario señalar que, desde esta perspectiva conceptual la salud
mental es concebida como el resultado del seguimiento de la persona de su propia
estructura de potencialidades para desarrollar el proyecto de vida personal. Las
potencialidades se refieren a la capacidad de cada persona para enfrentar las situaciones
de la vida diaria y las posibilidades actuales de desarrollo implicadas en ella, lo cual
repercute y se ve reflejado en las expresiones mentales, emocionales y sensoriales hacia
otros, uno mismo y las cosas.
Los tratamientos para la salud mental han cambiado dramáticamente,
particularmente en las dos últimas décadas, con el avance en el conocimiento y el manejo
de cuidado relacionado a la consejería se ha convertido en algo más científico y a la
misma vez riguroso. Como resultado de esta práctica el uso de evidencia requiere más
consejeros en el área de salud mental. Al mismo tiempo ellos son más responsables de
crear programas donde realicen búsquedas relacionadas a la salud mental y, por ende, los
consejeros deben entender como funcionan los diagnósticos mentales (Calley, 2009).
Según Comer (2007), hay unas destrezas y conocimientos que los consejeros deben tener
en el área de la salud mental como seria la etiología, el diagnóstico, tratamiento,
referidos y la prevención de trastornos emocionales, mentales y el comportamiento
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disfuncional incluyendo comportamientos adictivos y la practica del desarrollo óptimo en
el desarrollo mental, principios específicos de modelos teóricos, investigación,
conceptualización de caso y teorías del desarrollo con conceptos de la psicopatología que
lleven a un plan de tratamiento apropiado. Conocer los principios básicos del uso del
DSM-IV-TR. Aplicando las modalidades del conocimiento en los consejeros para iniciar,
mantener y por ultimo terminar las sesiones con implicaciones positivas a largo plazo. El
conocer dichos diagnósticos proveerán las herramientas apropiadas para un referido en
caso de ser necesario e inclusive el poder identificar ciertos diagnósticos los cuales
conllevan al uso de fármacos ampliaran el conocimiento de la problemática del cliente y
hasta sus efectos emocionales.
Finalmente, y como conclusión, vale recordar que para poder comprender la
psicopatología apropiadamente, se debe siempre tener presente que no hay experiencia y
creación humana desligada de la total orientación de la persona en el mundo y de aquel
valor y/o significado que ésta pretenda reafirmar o preservar. Todo pensamiento,
impulso, deseo, síntoma, mecanismo psíquico o conducta, siempre presenta una
intencionalidad que apunta a un significado concreto. ¿Quién crea o pretende crear y/o
preservar dicho significado y con qué fin? Ese es precisamente el punto de partida de
toda comprensión psicológica.
Recomendaciones
Como parte de esta investigación se recomienda a los consejeros profesionales lo
siguientes:
1) Introducir el uso y manejo del DSM-IV-TR a los consejeros profesionales;
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2) Ampliar el acceso a los nuevos adelantos en el área clínica con el propósito de
entender la problemática del cliente;
3) Proveer educación continua sobre los diferentes trastornos en el DSM-IV-TR;
4) Adiestrar a los consejeros a reconocer cuáles son los diversos criterios de cada
trastorno;
5) Adiestrar al consejero a entender un diagnóstico psicológico con diversas
patologías, diferenciando las alteraciones psicológicas.
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