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    las Gedichte eines Lebendigen-, estando en Dresde, se aloj en casa de Bakunin, con el cual trab ntima amistad;fue tambin en Dresde donde Miguel Alejandrovitch conoci al msico Adolfo Reichel, que se convirti en unode sus ms fieles amigos. El gobierno sajn manifest pronto intenciones hostiles hacia Ruge y sus colaboradoresy Bakunin y Herwehg debieron abandonar Sajonia, en enero de 1843, y marchar a Zurich. Bakunin pas en Suizael ao 1843; una carta escrita a Ruge desde la isla de San Pedro (lago de Vienne), en mayo de 1843 (publicada enPars en 1844 en los Deutschfranzsische Jahrbcher), termina con este vehemente apstrofe: Es aqu donde

    comienza el combate y tan fuerte es nuestra causa que nosotros -slo algunos hombres dispersos y con las manosatadas- con nuestro grito de guerra inspiraremos espanto a sus miradas! Adelante, bravamente! Quiero rompertus ligaduras -ah, germanos desean hacerse griegos!- yo, el escita. Envenme sus obras; las har imprimir en laisla de Rousseau, y con letras de fuego escribir una vez ms en la historia: Muerte a los persas!En Suiza Bakunin conoci a los comunistas alemanes, agrupados alrededor de Weitling; pas el invierno de 1843-44 en Berna, donde se relacion con la familia Vogt. [1] Uno de los cuatro hermanos Vogt, Adolfo (ms tardeprofesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Berna), se hizo su amigo ntimo. Pero, inquietado por lapolica suiza y requerido por la embajada rusa, Bakunin dej Berna en febrero de 1844, se dirigi a Bruselas y deall a Pars, donde permanecera hasta diciembre de 1847.En Pars, adonde lleg con su fiel amigo Reichel, encontr a Herwegh y su mujer (Emma Siegmundo). Conoci a

    Carlos Marx, quien llegado a Pars en 1843, fue en principio colaborador de Arnold Ruge, pero pronto loabandon para comenzar con Engels la elaboracin de una doctrina especial. Bakunin se relacion con Proudhon,a quien vea frecuentemente; coincidentes en ciertos puntos esenciales y distanciados en otros, se trababan endiscusiones que se prolongaban noches enteras. Conoci tambin a George Sand, de quien admiraba el talento yque por entonces tena influencias de Pierre Leroux. Los aos de Pars fueron los ms fecundos para el desarrolloespiritual de Miguel Bakunin; fue entonces cuando esboz las ideas que haban de constituir luego su programarevolucionario. Pero estaban todava mal desbrozadas sobre ms de un punto y mezcladas con un resto deidealismo metafsico del que no se desembarazaran por completo sino ms tarde.Ha sido l mismo quien caracteriz sus relaciones con Marx y con Proudhon en esa poca:Marx -ha escrito en 1871 (manuscrito francs- estaba mucho ms adelantado que yo, como lo est an hoy; no

    ms adelantado, sino que era incomparablemente ms sabio. Yo no saba entonces nada de la economa poltica,no me haba desecho todava de las abstracciones metafsicas, y mi socialismo no era ms que de instinto. l,aunque ms joven que yo, era ya un ateo, un sabio materialista y un socialista consciente. Fue precisamente en esapoca cuando elabor los primeros fundamentos de su sistema actual. Nos vimos bastante a menudo, pues yo lorespetaba mucho por su ciencia y por su abnegacin apasionada y seria -aunque siempre mezclada con la vanidadpersonal- hacia la causa del proletariado, y yo buscaba con avidez su conversacin siempre instructiva y espiritualcuando no se inspiraba en mezquinos odios, lo que suceda demasiado a menudo. Nunca, por consiguiente, hubointimidad franca entre nosotros. Nuestros temperamentos no lo permitan. l me llamaba idealista sentimental ytena razn; yo le llamaba vanidoso, prfido y simulador, y tena tambin razn.En cuanto a Engels, Bakunin lo ha caracterizado as en un pasaje en que habla de la sociedad secreta fundada porMarx (Gosudarstvennost i Anarkhia 1874, pg. 224): Hacia 1845, Marx se ha puesto a la cabeza de los

    comunistas alemanes y poco despus -con M. Engels, su amigo constante, tan inteligente como l, aunque menoserudito, pero en cambio ms prctico y no menos dotado para la calumnia poltica, la mentira y la intriga- hafundado una sociedad secreta de comunistas alemanes o de socialistas autoritarios.He aqu lo que dice de Proudhon en un manuscrito francs de 1870: Proudhon, a pesar de todos los esfuerzos queha hecho por sacudir las tradiciones del idealismo clsico, no por eso ha dejado de ser, toda su vida, un idealistaincorregible -inspirndose, como lo dije dos meses antes de su muerte[2], ya en la Biblia, ya en el derecho romano-y metafsico hasta el extremo. Su gran desgracia es haber no estudiado nunca las ciencias naturales y no haber,por lo tanto, adoptado su mtodo. Tuvo instintos de genio que le permitieron entrever el camino justo, pero,

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    arrastrado por sus malos hbitos idealistas, volvi a caer siempre en los viejos errores, los que han hecho de l unacontradiccin perpetua: un genio vigoroso, un pensador revolucionario, pero enfrentado siempre con losfantasmas del idealismo, a los que no lleg jams a vencer.Marx, como pensador, est en el buen camino. Ha establecido como principio que todas las evoluciones jurdicasen la historia son no las causas sino los efectos de las evoluciones econmicas. Es ste un grande y fecundo

    pensamiento que no ha inventado absolutamente nada: ha sido entrevisto, expresado en parte por muchos otrosantes que l; pero, en fin, a l le pertenece el honor de haberlo establecido slidamente y de haberlo planteadocomo base de todo su sistema econmico. Por otra parte, Proudhon haba comprendido y sentido la libertadmucho ms que l. Proudhon, cuando no haca doctrina o metafsica, tena el instinto del revolucionario: adorabaa Satans y proclamaba la ANARQUA. Es muy posible que Marx pueda elevarse tericamente a un sistematodava ms racional de la libertad que Proudhon, pero carece del instinto de la libertad: Es, de pies a cabeza, unautoritario.En 1847, Bakunin recibi en Pars a Herzen y a Ogarev, que haban dejado Rusia para vivir en Occidente;tambin a Belinsky -entonces en toda la madurez de su talento-, quien morira al ao siguiente.Como consecuencia de un discurso pronunciado el 29 de noviembre de 1847, en conmemoracin de la

    insurreccin polaca de 1830, Bakunin fue expulsado de Francia a pedido de la embajada rusa. Para tratar derestarle las simpatas que se haban manifestado tan pronto a su alrededor, el representante de Rusia en Pars,Kisselev, hizo correr el rumor de que Bakunin haba estado al servicio de la embajada, que lo haba empleado,pero que se vea obligada a desembarazarse de l porque haba ido demasiado lejos (carta de Bakunin a Fanelli, 29de mayo de 1867). El conde Duchatel, ministro del Interior, interpelado en la Cmara de los Pares, se atrinchertras calculadas reticencias para dar aliento a la calumnia imaginada por Kisselev y que tendra pronto granrepercusin. Bakunin march a Bruselas, donde viva Marx, expulsado tambin de Francia desde 1845, y desdeall escribi a su amigo Herwehg: Los alemanes Bornstedt, Marx y Engels -Marx sobre todo- hacen aqu su malhabitual: vanidad, malevolencia, chismes, fanfarronera en teora y pusilanimidad en la prctica -disertacionessobre la vida, la accin y la sencillez, y ausencia completa de vida, de accin y de sencillez-, coqueterasrepugnantes con los obreros ms instruidos y locuaces. Segn ellos, Feuerbach es un burgus, y el epteto deburgus es repetido hasta la sociedad por gentes que no son de pies a cabeza ms que burgueses de ciudad

    provinciana; en una palabra, tontera y mentira, mentira y tontera. En una sociedad semejante no hay medio derespirar libremente. Me mantengo alejado de ellos y he declarado claramente que no ir a su KommunistischerHandwerkerverein, y que no quisiera tener nada que ver con esa sociedad.La revolucin del 24 de febrero reabri a Bakunin las puertas de Francia. Se apresur a volver a Pars, pero prontola noticia de los acontecimientos de Viene y de Berln lo decidi a partir para Alemania (abril), desde dondeesperaba poder tomar parte de los movimientos insurreccionales de Polonia. Pas por Colonia, donde Marx yEngels iban a comenzar la publicacin de la Neve Rheinische Zeitung; era el momento en que la legindemocrtica alemana de Pars, que acompaaba a Herwehg, acababa de hacer en el gran ducado de Bade unatentativa insurreccional que concluy en un lamentable fracaso. Marx atac violentamente a Herwehg por estemotivo; Bakunin tom la defensa de su amigo, lo que lo llev a una ruptura con Marx. Escribi ms tarde(manuscrito francs de 1871): En esta cuestin, pienso hoy y lo digo francamente, eran Marx y Engels los que

    tenan razn: juzgaban mejor la situacin general. Atacaron a Herwehg con el descaro que caracterizaba susataques y yo lo defend con calor, personalmente, contra ellos, en Colonia. De ah procede nuestra discordia. Sedirigi luego a Berln y a Breslau y de all a Praga, donde trat intilmente de hacer propaganda democrtica yrevolucionaria en el Congreso eslavo (junio), y donde tom parte en el movimiento insurreccional duramentereprimido por Windischgratz; despus volvi a Breslau. Durante su permanencia en esta ciudad, la Neve Rheinische Zeitungpublic (6 de julio) una carta fechada en Pars cuyo autor deca: A propsito de la propaganda eslava, se nos ha afirmado ayer que George Sand posee documentos que comprometenprofundamente al ruso expulsado de aqu, Miguel Bakunin, y lo presentan como instrumento o agente de Rusia,nuevamente enrolado, al cual se atribuye la parte principal del reciente arresto de los desgraciados polacos.

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    George Sand ha mostrado esos papeles a algunos de sus amigos. Bakunin protest inmediatamente contra esainfame calumnia con una carta que public elAllgemeine Older-Zeitungde Breslau (carta que laNeve RheinischeZeitungreprodujo el 16 de julio), y escribi a Mme. George Sand pidindole que se explicara sobre el uso quehaba hecho de su nombre. George Sand respondi con una carta al redactor de la Neve Rheinische Zeitung,fechada en la Chatre (Indre) el 20 de julio de 1848, en la que deca: Los hechos comunicados por su corresponsalson completamente falsos. Yo no he posedo nunca la menor prueba de las insinuaciones que usted trata de

    acreditar contra M. Bakunin. No estuve, pues, nunca autorizada a expresar la menor duda sobre la lealtad de sucarcter y la sinceridad de sus opiniones. Apelo a su honor y a su conciencia para la insercin de esta carta en superidico. Marx insert la carta y dio al mismo tiempo la siguiente explicacin sobre la publicidad que habaacordado a la calumnia de su corresponsal en Pars: Hemos cumplido el deber de la prensa de ejercer sobre loshombres pblicos una estricta vigilancia y hemos dado al mismo tiempo, por eso, a M. Bakunin la ocasin dedisipar una sospecha que haba sido verdaderamente emitida en ciertos artculos de Pars. Es intil insistir sobreesta singular teora, segn la cual la prensa tendra el deber de acoger la calumnia y de publicarla, sin tomarse eltrabajo de corroborarla con los hechos.Al mes siguiente, Bakunin encontr a Marx en Berln y tuvo lugar una reconciliacin aparente. Bakunin escribicon este motivo en 1871 (manuscrito francs): Los amigos comunes nos obligaron a abrazarnos. Y entonces, enmedio de una conversacin medio en serio medio en broma, Marx me dijo: Sabes t que estoy a la cabeza de

    una sociedad comunista secreta tan bien disciplinada que si dijera a uno solo de sus miembros: Vete a matar aBakunin, te matara? Despus de esta conversacin no nos volvimos a ver hasta 1864.La amenaza de Marx haba hecho risueamente a Bakunin en 1848 intentara concretarla seriamente 24 aos mstarde: cuando la oposicin del anarquista revolucionario en la Internacional se hizo molesta para el dominiopersonal que Marx pretenda ejercer, ste intent desembarazarse de l por un verdadero asesinato moral.Expulsado de Prusia y de Sajonia, Bakunin pas el resto del ao 1848 en el principado de Anhalt. All public enalemn su folleto Aufruf an die Slaven, von sinem russischen Patrioten, Michael Bakunin. Mitgles desSlavencongresses. En l desarrolla este programa: unin de los revolucionarios eslavos con los revolucionariosde las otras naciones -hngaros, alemanes, italianos- para la destruccin de las tres monarquas opresoras: Imperiode Rusia, Imperio de Hungra, Reina de Prusia; luego, libre federacin de los pueblos eslavos emancipados. Marx

    crey su deber combatir estas ideas; escribi en laNeve Rheinische Zeitung(14 de febrero de 1849): Bakunin esnuestro amigo; esto no nos impedir criticar su folleto. Y formulaba as su punto de vista: Aparte de lospolacos, los rusos y quiz tambin los eslavos de Turqua, ningn pueblo eslavo tiene un porvenir, por la sencillarazn de que faltan a todos los otros eslavos las condiciones histricas, geogrficas, polticas e industriales deindependencia y de vitalidad. Respecto de esta diferencia entre las ideas de Marx y las suyas en la cuestineslava, Bakunin escribi (1871, manuscrito francs): En 1848 nos encontramos enfrentados por nuestrasopiniones, y debo decir que la razn estaba ms de su parte que de la ma Arrastrado por la embriaguez delmovimiento revolucionario, yo estaba ms interesado en el aspecto negativo que en el aspecto positivo de larevolucin Sin embargo, hubo un punto en que tuve razn. Como eslavo, yo quera la emancipacin de la razaeslava del yugo de los alemanes y, como patriota alemn, Marx no admita entonces, como no la admite todavahoy, el derecho de los eslavos a emanciparse del yugo de los alemanes, pensando hoy como entonces que losalemanes estn llamados a civilizarlos, es decir, a germanizarlos por las buenas o por las malas.

    En enero de 1849, Bakunin lleg a Leipzig secretamente. All, con un grupo de jvenes checos de Praga, sededic a preparar una sublevacin en Bohemia. A pesar de los avances de la reaccin en Alemania y en Francia,todava poda esperarse mucho, pues en ms de un punto de Europa la revolucin no haba sido an aplastada. PoIX, expulsado de Roma, haba dejado el puesto a la repblica romana, dirigida por el triunvirato Manzini, Saffi yArmellini, con Garibaldi como general. Venencia -nuevamente libre- sostena contra los austriacos un sitioheroico; los hngaros, rebelados contra Austria y dirigidos por Kossuth, proclamaban la decadencia de la casa delos Hasburgo. Por esa poca estall en Dresde (3 de mayo de 1849) una sublevacin popular provocada por lanegativa del rey de Sajonia a aceptar la constitucin del imperio alemn, votada por el Parlamento de Frankfurt.

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    El rey huy el da 4; fue instalado un gobierno provisorio (Heubner, Tzschirner y Todt) y los insurrectospermanecieron dueos de la ciudad durante cinco das. Bakunin, que haba cambiado Leipzig por Dresde amediados de abril, se convirti en uno de los jefes rebeldes y contribuy a tomar las ms enrgicas medidas parala defensa de las barricadas contra las tropas prusianas. (El comandante militar fue primeramente el lugartenientecoronel Heinze; despus, a partir del 8 de mayo, el joven tipgrafo Stephan Born, que haba organizado el aoprecedente la primera asociacin general de los obreros alemanes, la Arbeiter-Verbrderung). La estatura

    gigantesca de Bakunin y su condicin de revolucionario ruso atrajeron particularmente la atencin sobre l; seform pronto una leyenda en torno de su persona; se atribuan a l solo los incendios provocados por la defensa.Fue -se escribi- el alma verdadera de toda la revolucin; ejerci un terrorismo que difundi el espanto; actusiempre ingeniosamente: aconsej, para impedir a los prusianos tirar sobre las barricadas, colocar en ellas lasobras maestras de la galera de arte.El da 9 los insurrectos, retrocediendo ante la superioridad de las fuerzas enemigas, efectuaron su retirada sobre elFreiberg. All Bakunin intent vanamente convencer a Born para que pasara, con los combatientes que lequedaban, al territorio de Bohemia para provocar en esa zona una nueva sublevacin. Born rehus y licenci a sustropas. Entonces, viendo que ya no haba nada que hacer, Heubner, Bakunin y el msico Ricardo Wagner sedirigieron a Chemnitz. Durante la noche del 9 al 10 de mayo, los burgueses armados arrestaron a Heubner y aBakunin y los entregaron a los prusianos; Wagner, que se haba refugiado en la casa de su hermana, logr escapar.

    La conducta de Bakunin en Dresde fue la de un combatiente decidido y la de un jefe previsor. En una de suscartas alNew York Daily Tribune (nmero del 2 de octubre de 1852) -On Revolution and Contre Revolution inGermany-, Marx, a pesar de su hostilidad, reconoci el servicio prestado por Bakunin a la causa revolucionaria.As escribi: En Dresde la lucha se continu durante cuatro das en las calles de la ciudad. Los tenderos deDresde, la guardia comunal, no slo no combatieron, sino que en varios casos favorecieron la accin de lastropas contra los insurrectos. stos se componan casi exclusivamente de obreros de los distritos manufactureroscircundantes.Encontraron un jefe capaz y de sangre fra en el refugiado ruso Miguel Bakunin.Conducido a la fortaleza de Knigstein (Sajonia), Bakunin, despus de largos meses de prisin, fue condenado amuerte el 14 de enero de 1850; en junio se le conmut la pena por la detencin perpetua y, simultneamente, fueentregado al gobierno de Austria, que lo reclamaba. All estuvo primero detenido en Praga y luego (marzo de

    1851), en la ciudadela de Olmtz, donde el 15 de mayo de ese mismo ao fue condenado a la horca; peronuevamente se le conmut la pena por la detencin perpetua. En las prisiones austriacas, Bakunin fue tratadoduramente: tena hierros en los pies y en las manos, y en Olmtz, estuvo incluso encadenado por la cintura.Austria lo entreg al gobierno ruso poco despus de su condena. En Rusia fue encerrado en la fortaleza de Pedro yPablo, en el revellin de Alejo. Al principio de su cautiverio, por intermedio del conde Orlov, el zar le pidi unaconfesin escrita. Bakunin, pensando que se encontraba en poder de un oso y que, por lo dems, siendo todossus actos conocidos, no tena ningn secreto que revelar (carta a Herzen, 8 de diciembre de 1860, Irkustk), sedecidi a escribir. En su carta deca al zar: Desea mi confesin, pero no debe ignorar que el penitente no estobligado a confesar los pecados ajenos. Yo no tengo ms que el honor y la conciencia de no haber traicionado anadie que haya querido confiarse a m, y es por esto que no le dar nombres. Cuando Nicols tuvo la carta deBakunin -cuenta Herzen (Obras Pstumas)-, dijo: Es un buen muchacho, lleno de espritu, pero es un hombre

    peligroso; es preciso guardarlo bien bajo cerrojos.Al comenzar la guerra de Crimea, temiendo que la fortaleza de Pedro y Pablo pudiera ser bombardeada o tomada por los ingleses, se transfiri al prisionero a Schlsselburg (1854). All enferm de escorbuto y comoconsecuencia perdi todos los dientes. He aqu lo que el autor de la presente nota escribi -al da siguiente de lamuerte de Bakunin y de acuerdo con los relatos recogidos de labios de ste- sobre el ltimo perodo de sucautiverio: El atroz rgimen de la prisin haba destrozado completamente su estmago; al final, nos cont lmismo, haba tomado asco a todos los alimentos y se nutra exclusivamente de coles agrias picadas (chitchi). Perosi el cuerpo se debilitaba, el espritu permaneca inflexible. Tema sobre todo una sola cosa: el encontrarse un da,

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    por la accin debilitante de la prisin, en el estado de postracin espiritual del que Silvio Pellico ofrece unejemplo tan conocido; tema cesar de odiar, de sentir en su corazn el sentimiento de rebelda que los sostena yde llegar a perdonar a sus verdugos y resignarse a su suerte. Pero este temor era superfluo; su energa no leabandon un solo da y sali de la prisin tal como haba entrado. Nos ha contado tambin que para distraerse enlos largos hastos de su soledad se complaca en repasar mentalmente la leyenda de Prometeo, el titn bienhechorde los hombres, encadenado por orden del zar del Olimpo a una roca del Cucaso; pensaba dramatizarla y

    nosotros hemos retenido la meloda suave y quejumbrosa, compuesta por l, de memoria, de las ninfas del ocanoque iban a llevar sus consuelos a la vctima de las venganzas de Jpiter. (Bulletin de la Federation jurassiennede lInternational, suplemento al nmero del 9 de julio de 1870.)A la muerte de Nicols se esperaba que el cambio de gobierno aportara algn alivio a la situacin del indomablerevolucionario, pero fue el mismo Alejandro II quien borr con su propia mano el nombre de Bakunin de la listade amnistiados. La madre del prisionero se present un mes ms tarde al nuevo zar para suplicarle concedieragracia a su hijo, pero el autcrata respondi: Sepa usted, seora, que mientras su hijo viva no podr ser liberado.El cautiverio de Bakunin se prolong an dos aos despus de la muerte de Nicols, pues Alejandro permanecasordo a todos los ruegos que se le dirigan. Un da, el zar, teniendo en la mano la carta que Miguel Bakunin habaescrito en 1851 a Nicols, se dirigi al prncipe Gontcharov dicindole: Pero yo no veo el menorarrepentimiento en esta carta!. Finalmente, en 1857, Alejandro se dej ablandar y consinti en trocar la condena

    perpetua por destierro a Siberia.Bakunin fue internado en Tomsk. Se cas hacia fines de 1858 con una joven polaca, Antonia Kwiatkowska, ypoco despus, por intervencin de un pariente por la lnea materna, Muraviev Amursky, gobernador de laSiberia oriental, pudo ir a residir a Irkutsk (marzo de 1859), donde empez a trabajar en la compaa del Amour yms tarde en una empresa minera. Esperaba obtener pronto su libertad y volver a Rusia, pero Muraviev se habavisto obligado a abandonar su puesto en vista de la oposicin que le haca la burocracia y Bakunin comprendientonces que no le quedaba ms que un medio: la evasin. Saliendo de Irkutsk (5/17 de julio de 1861) con elpretexto de un viaje de negocios y de estudios autorizado por el gobierno, como representante de un negociantellamado Sabachniokov, lleg a Nicolaievsk (julio) y all se embarc en una unidad del Estado, el Strelok, yendo aDe-Kastri, puerto situado ms al sur. Despus logr pasar sin despertar sospechas a un navo mercante, el Vikera,que le condujo al Japn, a Hakodadi; de all pas a Yokohama, luego a San Francisco (octubre) y a New York

    (noviembre) y el 27 de diciembre de 1861 lleg a Londres, donde fue recibido por Herzen y Ogarev.Se pueden resumir rpidamente los seis primeros aos del segundo refugio de Bakunin en Occidente.Pronto comprendi que, a pesar de la amistad personal que lo una a Herzen y a Ogarev, no poda asociarse a laaccin poltica de la queKolokolera el rgano. Expuso sus ideas en el curso del ao 1861 en dos folletos rusos:Alos amigos rusos, polacos y a todos los amigos eslavos y La Causa del pueblo, Romanov, Pugatchev o Pestel?Cuando estall en 1863 la insurreccin polaca trat de unirse a ella, pero la organizacin de una legin rusafracas; la expedicin de Lapinski no pudo llegar a un resultado y Bakunin, que haba ido a Estocolmo -donde sele reuni su mujer- con la esperanza de obtener una intervencin sueca, debi regresar a Londres (octubre) sinhaber conseguido su propsito. Se march entonces a Italia, desde donde hizo, a mediados de 1864, otro viaje aSuecia; regres por Londres, donde volvi a ver a Marx, y por Pars, donde volvi a ver a Proudhon. Como

    consecuencia de la guerra de 1859 y de la heroica expedicin de Garibaldi en 1860, Italia acababa de nacer a unavida nueva; Bakunin permaneci en ese pas hasta el otoo de 1867, establecindose primero en Florencia y luegoen Npoles y sus alrededores. Haba concebido el plan de una organizacin revolucionaria secreta con miras a lapropaganda y, llegado el momento, decidida a la accin. Desde 1864 consigui agrupar cierto nmero deitalianos, franceses, escandinavos y eslavos en esa sociedad secreta, que se llam Fraternidad InternacionaloAlianza de los revolucionarios socialistas. En Italia, Bakunin y sus amigos se aplicaron sobre todo a luchar contralos mazzinianos, republicanos autoritarios y religiosos, que tenan por divisa Dios y pueblo; en Npoles se fundun peridico, Libert e Giustizia, en el que Bakunin desarroll su programa. En julio de 1866 participaba aHerzen y a Ogarev de la existencia de la sociedad secreta, a la que consagraba desde haca dos aos toda su

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    actividad, y les comunicaba el programa, del que sus antiguos amigos, segn l mismo, se escandalizaron mucho.En ese momento, la organizacin -segn testimonio de Bakunin- tena adherentes en Suecia, en Noruega, enDinamarca, en Inglaterra, en Blgica, en Francia, en Espaa y en Italia, y comprenda tambin polacos y rusosentre sus miembros.En 1867, los demcratas burgueses de diversas naciones, principalmente los franceses y los alemanes, fundaron la

    Liga de la paz y de la libertad y convocaron a un congreso en Ginebra, el que tuvo mucha repercusin. Bakunintena an algunas ilusiones respecto de los demcratas; fue en este congreso donde pronunci un discurso, se hizomiembro del comit central de la Liga, estableci su residencia en Suiza, cerca de Vevey, y, durante el ao quesigui, se esforz por inclinar a sus colegas del comit en favor del socialismo revolucionario. En el segundocongreso de la Liga -en Berna (septiembre de 1868)- hizo, con algunos de sus amigos, miembros de laorganizacin secreta en 1864 (Eliseo Recls, Arstides Rey, Charles Keller, Vctor Jaclard, Giuseppe Fanelli,Saverio Friscia, Nicols Jukovsky, Valeriano Mroczkowsky y otros), una tentativa para que la Liga votararesoluciones francamente revolucionarias. Despus de varios das de debate, los socialistas revolucionarios,encontrndose en minora, declararon que se separaban de la Liga (25 de septiembre de 1868) y fundaron elmismo da, bajo el nombre deAlianza internacional de la democracia socialista, una asociacin nueva, de la queBakunin redact el programa. Este programa, que resuma las concepciones a que su autor haba llegado en eltranscurso de una larga evolucin comenzada en Alemania en 1842, deca entre otras cosas:

    La Alianza se declara atea; quiere la abolicin definitiva y completa de las clases y la igualacin poltica,econmica y social de los individuos de ambos sexos; quiere que la tierra, los instrumentos de trabajo, como todootro capital, convirtindose en propiedad colectiva de la sociedad entera, no puedan ser utilizados ms que por lostrabajadores, es decir, por las asociaciones agrcolas e industriales. Reconoce que todos los Estados polticos yautoritarios actualmente existentes, reducindose ms y ms a simples funciones administrativas de los serviciospblicos en sus pases respectivos, debern desaparecer en la unin universal de las libres asociaciones, tantoagrcolas como industriales.Al constituirse, la Alianza internacional de la democracia socialista declar que deseaba ingresar en laAsociacin Internacional de los Trabajadores, de la que aceptaba los estatutos generales.

    Con fecha 1 de septiembre de 1868, haba aparecido en Ginebra el primer nmero de un peridico ruso, Naroa-noe Dielo, redactado por Miguel Bakunin y Nicols Jukovsky. Contena un editorial titulado Programa de lademocracia socialista rusa, idntico en el fondo al programa que adopt algunos das despus la Alianzainternacional de la democracia socialista. Pero desde su segundo nmero el peridico cambi de redaccin ypas a manos de Nicols Utin, que le imprimi una orientacin totalmente diferente. La Asociacin Internacionalde los Trabajadores haba sido fundada en Londres el 23 de septiembre de 1864, pero su organizacin definitiva yla adopcin de sus estatutos no databan ms que de su primer congreso, celebrado en Ginebra del 3 al 8 deseptiembre de 1868.A su paso por Londres, en octubre de 1864, Bakunin, que no haba vuelto a ver a Marx desde 1848, recibi lavisita de ste. Marx acababa de explicarse con l sobre la calumnia acogida en 1848 por la Neve RheinischeZeitungy que los periodistas alemanes haban vuelto a poner en circulacin en 1853. Mazzini Herzen haban

    tomado entonces la defensa del calumniado, encerrado en una fortaleza rusa; Marx, en esa ocasin, en el peridicoingls Morning Advertiser, haba declarado una vez ms que Bakunin era su amigo y, en 1864, se lo reiter.Como consecuencia de esta conversacin, Marx comprometi a Bakunin a unirse a la Internacional, pero ste, deregreso a Italia, prefiri consagrarse a la organizacin secreta de que he hablado ya. La Internacional en suscomienzos no estaba representada, fuera del Congreso General de Londres, ms que por un grupo de obrerosmutualistas de Pars, y nada haca prever la importancia que ms tarde adquirira. Fue slo despus de su segundocongreso de Lausanne (septiembre de 1867), despus de los dos procesos de Pars y de la gran huelga de Ginebra(1868) que la atencin se dirigi seriamente hacia ella, convertida en una impotencia de la que ya no se podaignorar su influencia y su accin revolucionaria. En su tercer congreso en Bruselas (septiembre de 1868) se

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    que haba cometido un error, tendi la mano a Bakunin y ste, frente a todos, quem la declaracin del jurado yencendi con ella un cigarrillo.Despus del Congreso de Basilea, Bakunin se retir a Locarno (Tessino). Esta decisin obedeci a motivosestrictamente privados: la necesidad de establecerse en un lugar donde le fuera posible vivir con pocos recursos ydonde adems pudiera entregarse con tranquilidad a los trabajos de traduccin encargados por un editor de

    Petersburgo (se trataba, principalmente, de una traduccin del primer volumen de El Capital, de Marx, aparecidoen 1867). Pero al marcharse Bakunin de Ginebra, dej desgraciadamente el campo libre a los intrigantes polticos,quienes asocindose a las maniobras de un emigrado ruso, Nicols Utin -demasiado conocido por el triste papelque desempe en la Internacional, para que haya necesidad de caracterizarlo aqu-, lograron en algunos mesesdesorganizar la Internacional ginebrina, ocupar sus puestos directivos y apoderarse del peridico LEgalit. Marx,a quien sus rencores y sus mezquinas envidias contra Bakunin cegaban, no se avergonz de rebajarse a concertaruna alianza con Utin y la camarilla de los polticos seudosocialistas de Ginebra, los hombres del Templonico[3], al mismo tiempo que por una comunicacin confidencial (28 de marzo de 1870), enviada a susamigos de Alemania, trataba de denigrar a Bakunin ante los demcratas socialistas alemanes, representndolocomo un agente del partido paneslavista, del cual reciba -afirmaba Marx- veinticinco mil francos al ao.Las intrigas de Utin y de sus asociados ginebrinos lograron provocar una escisin en la Federacin Romanda: sta

    se separ (abril de 1870) en dos fracciones, de las cuales una -de acuerdo con las Internacionales de Francia, deBlgica y de Espaa- se haba pronunciado por la poltica revolucionaria, declarando que toda participacin de laclase obrera en la poltica burguesa gubernamental no poda tener otros resultados que la consolidacin del ordende cosas existente. La otra fraccin, en cambio, profesaba la intervencin poltica y las candidaturas obreras.El Consejo General de Londres, as como los alemanes y los suizos alemanes, tomaron partido por la segunda deestas fracciones (fraccin de Utin y del Templo nico), mientras que los franceses, los belgas y los espaolestomaban partido por la primera (fraccin del Jura).Bakunin estaba en ese momento absorbido por los asuntos rusos. En la primavera de 1869 haba entrado ya enrelaciones con Netchaiev; crea entonces en la posibilidad de organizar en Rusia una vasta sublevacin decampesinos, como en tiempos de Stenka Ratkin: pues el aniversario, luego de dos siglos, del ao de la granrevuelta (1869) pareca una coincidencia casi proftica. Es entonces cuando escribi en ruso el manifiesto

    titulado: Algunas palabras a los jvenes hermanos de Rusia, y el folleto La ciencia y la causa revolucionariaactual. Netchaiev haba vuelto a Rusia, pero debi huir nuevamente despus del arresto de casi todos sus amigosy de la destruccin de su organizacin; regres a Suiza en enero de 1870. Exigi a Bakunin que abandonara latraduccin comenzada deEl Capital[4] para consagrarse enteramente a la propaganda revolucionaria rusa; obtuvode Ogarev -para el Comit ruso que deca representar- la entrega que constitua el fondo Bakhmetiev. Una partede este dinero le haba sido ya confiada por Herzen el ao precedente. Bakunin escribi, en ruso, el folleto A losoficiales del ejrcito ruso y, en francs, El oso de Berna y el oso de San Petersburgo. Hizo tambin apareceralgunos nmeros de una nueva serie deKolokoly despleg durante muchos meses una gran actividad, pero acabpor comprender que Netchaiev slo buscaba servirse de l como de un simple instrumento y que haba recurrido aprocedimientos jesuticos para conseguir una verdadera dictadura personal. Despus de una explicacin decisivaque tuvo lugar en Ginebra en julio de 1870, rompi completamente con el joven revolucionario. Haba sidovctima de su excesiva confianza y de la admiracin que le haba inspirado primeramente la energa salvaje de

    Netchaiev. No es preciso decir -escribi Bakunin a Ogarev despus de esta ruptura-, que nosotros hemosdesempeado un hermoso papel de idiotas. Cmo se burlara Herzen de ambos, si viviera, y con cunta razn! Ybien, no hay ya ms remedio que tragar esta amarga pldora, que nos har ms circunspectos de aqu en adelante.(2 de agosto de 1870.)En ese momento acababa de estallar la guerra entre Alemania y Francia y Bakunin segua sus peripecias con unapasionado inters. T no eres ms que ruso -escriba el 11 de agosto a Ogarev-, mientras que yo soyinternacional. A sus ojos, la derrota de Francia por la Alemania feudal y militar era el triunfo de lacontrarrevolucin y sta no poda ser evitada ms que llamando al pueblo francs a levantarse en masa, para

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    rechazar al mismo tiempo al invasor extranjero y a los tiranos internos que lo tenan en la servidumbre econmicay poltica. Escribi a sus amigos socialistas de Lyon:El movimiento patritico de 1792 no es nada en comparacin con el que deben hacer ustedes ahora si quierensalvar a Francia. Por lo tanto, levntense, amigos, al canto de La Marsellesa, que se convierte hoy otra vez en elcanto legtimo de Francia, palpitante de actualidad, el canto de la libertad, el canto del pueblo, el canto de la

    humanidad, porque la causa de Francia se ha convertido otra vez en la causa de la humanidad. Obrando comopatriotas salvaremos la libertad universal Ah, si fuera joven no escribira cartas, estara con ustedes!Un corresponsal del Volksstaat (el peridico de Liebknecht) haba escrito que los obreros parisienses eranindiferentes a la guerra actual. Bakunin se indign de que pudiera suponrseles una apata casi criminal yentonces escribi para demostrarles que no podan desinteresarse de la invasin alemana, que deban defender sulibertad contra las bandas armadas del despotismo prusiano. Ah! -exclama- si Francia fuera invadida por inejrcito de proletarios alemanes, ingleses, belgas, espaoles, italianos, llevando en alto la bandera del socialismorevolucionario y anunciando al mundo la emancipacin final de los trabajadores, hubiera sido el primero en gritara los obreros franceses: brele tus brazos, son tus hermanos, y nete a ellos para barrer los restos podridos delmundo burgus!. Pero la invasin que deshonraba a Francia era una invasin aristocrtica, monrquica ymilitar Permaneciendo pasivos ante esa invasin, los obreros franceses no traicionaran slo su propia libertad,

    traicionaran tambin la causa del proletariado del mundo entero, la causa sagrada del socialismo revolucionario.Las ideas de Bakunin sobre la situacin y sobres los medios necesarios para salvar a Francia y a la causa de lalibertad fueron expuestas por l en un corto folleto, que apareci annimamente, en septiembre, bajo el ttulo deCartas a un francs sobre la crisis actual.El 9 de septiembre sali de Locarno para dirigirse a Lyon, donde lleg el da 15. Un Comit de Salvacin deFrancia, del que Bakunin fue el miembro ms activo y ms audaz, se haba organizado en esos das para intentaruna sublevacin revolucionaria. El programa de este movimiento fue publicado el 26 de septiembre en un cartelrojo que llevaba las firmas de los delegados de Lyon, de Saint Etienne, de Tarare, de Marsella; Bakunin, aunqueextranjero, no vacil en aadir su firma a las de aqullos, a fin de compartir los riesgos y la responsabilidad. Elcartel, despus de haber declarado que la mquina gubernamental del Estado, reducida a la impotencia, era

    abolida, y que el pueblo de Francia entraba en posesin plena de s mismo, propona la formacin, en todas lascomunas federadas, de comits de salvacin de Francia y el envo inmediato a Lyon de dos delegados de esecomit de cabecera de departamento para formar la convencin revolucionaria de la salvacin de Francia. Unmovimiento popular puso el 28 de septiembre a los revolucionarios en posesin del Ayuntamiento de Lyon, perola traicin del general Cluseret y la cobarda de algunos en quienes el pueblo haba puesto su confianza hicieronfracasar esta tentativa. Bakunin -contra quien el procurador de la Repblica, Andrieux, haba lanzado una ordende arresto- logr huir a Marsella, donde se mantuvo algn tiempo oculto, tratando de preparar un nuevomovimiento. Durante este perodo, las autoridades francesas hicieron correr el rumor de que era un agente asueldo de Prusia y de que el gobierno de la Defensa Nacional tena la prueba. Por su parte, el Volksstaat, deLiebknecht, imprima estas lneas a propsito del movimiento del 28 de septiembre y del programa del cartel rojo:No se podra haber hecho mejor en la oficina berlinesa de prensa para servir a los designios de Bismarck.

    El 24 de octubre, desalentado por la actitud de Francia, Bakunin sali de Marsella a bordo de un navo cuyocapitn era amigo de sus compaeros; pensaba volver a Locarno por Gnova y Miln. La vspera escriba a unsocialista espaol, Sentin, que haba ido a Francia con la esperanza de unirse al movimiento revolucionaria: Elpueblo de Francia no es ya revolucionario El militarismo y el burocratismo, la arrogancia nobiliaria y eljesuitismo protestante de los prusianos, aliados tiernamente al Knut de mi querido soberano y amo, el emperadorde todas las Rusias, van a triunfar en Europa, Dios sabe durante cuntas decenas de aos. Adis todos nuestrossueos de emancipacin inmediata! El movimiento que estall en Marsella el 31 de octubre, siete das despusde su partida, no hizo ms que confirmar su juicio pesimista: la comuna revolucionaria, que haba instalado en elAyuntamiento ante la noticia de la capitulacin de Bazaine, no pudo mantenerse ms que cinco das y abdic el 4

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    de noviembre ante el comisario Alfonso Gent, enviado por Gambetta.Vuelto a Locarno, donde pas el invierno en lo soledad, luchando contra la penuria y la miseria, Bakunin escribicomo continuacin a las Cartas a un francs una exposicin de la nueva situacin de Europa, que apareci en laprimavera de 1871 con el ttuloEl imperio Knouto-germnico y la revolucin social. La noticia de la insurreccin parisiense del 8 de marzo vino a desbaratar una parte de sus sombros pronsticos, demostrando que el

    proletariado parisiense haba conservado, al menos, su energa y su espritu de rebelda. Pero el herosmo delpueblo de Pars resultara impotente para despertar a Francia, agotada y vencida; las tentativas hechas en varasprovincias para generalizar el movimiento comunalista fracasaron; los valerosos insurrectos parisienses fueronfinalmente aplastados por la superioridad numrica de los enemigos, y Bakunin -que haba ido (27 de abril) consus amigos del Jura para encontrarse ms cerca de la frontera francesa- debi volver a Locarno sin haber podidoobrar (1 de junio). Pero esta vez no se dej ganar por el desaliento. La Comuna de Pars, objeto de los odiosfuriosos de todas las reacciones coaligadas, haba encendido una chispa de esperanza en el corazn de todos losexplotados. El proletariado universal saludaba en el pueblo heroico, cuya sangre acababa de correr a torrentes porla emancipacin humana, al Satn moderno, al gran rebelde vencido, pero no pacificado, segn la expresin deBakunin. El patriota italiano Mazzini haba unido su voz a las que maldecan a Pars y a la Internacional; Bakuninescribi la Respuesta de un internacional a Mazzini, que apareci a la vez en italiano y en francs (agosto de1871). Este escrito tuvo una inmensa repercusin en Italia y produjo en la juventud y en los obreros de ese pas un

    movimiento de opinin que dio nacimiento, antes del fin de 1871, a numerosas secciones de la Internacional. Unsegundo folleto,La teologa poltica de Mazzini y la Internaciona, acab la obra comenzada y Bakunin, que -porel envo de Fanelli a Espaa- haba sido el creador de la Internacional espaola, fue -por su polmica contraMazzini en 1871- el creador de esa Internacional italiana que iba a lanzarse con tanto ardor a la lucha, nosolamente contra la dominacin de la burguesa sobre el proletariado sino tambin contra las tentativas de quienesquisieron, en ese momento, instaurar el principio de autoridad en el seno de la Asociacin Internacional de losTrabajadores.La escisin en la federacin romanda -que hubiera podido terminarse por una reconciliacin, si el ConsejoGeneral de Londres lo hubiera querido y si su agente, Utin, hubiera sido menos prfido- se haba agravado y eraya inevitable. En agosto de 1870, Bakunin y tres de sus amigos fueron expulsados de la seccin de Ginebra pormanifestar su simpata por los jurasianos. Poco despus del fin de la guerra de 1870-71, los agentes de Marx

    fueron a Ginebra para reavivar las discordias. Los miembros de la seccin de la Alianza creyeron dar una pruebade sus intenciones pacficas resolviendo la disolucin de su seccin, pero el partido de Marx y de Utin no ces.Una nueva seccin -llamada de propaganda y de accin revolucionaria socialista-, constituida en Ginebra por losrefugiados de la Comuna y en la que haban ingresado los antiguos miembros de la seccin de la Alianza, viorechazada su admisin por el Consejo General. En lugar de un Congreso general de la Internacional, el ConsejoGeneral -dirigido por Marx y Engels- convoc en Londres, en septiembre de 1871, una conferencia secreta,compuesta casi exclusivamente por gente de confianza de Marx, y en la cual ste hizo tomar decisiones quedestruan la autonoma de las federaciones y secciones de la Internacional, concediendo al Consejo General unaautoridad contraria a la establecida por los estatutos fundamentales de la Asociacin. La conferencia pretendi almismo tiempo organizar, bajo la direccin de ese Consejo, lo que llamaba la accin poltica de la clase obrera.Haba urgencia por no dejar absorber la Internacional -vasta federacin de agrupaciones organizadas para luchar

    en el terreno econmico contra la explotacin capitalista- por una pequea camarilla de sectarios marxistas yblanquistas. Las secciones del Jura, unidas a la seccin de propaganda de Ginebra, se constituyeron el 12 denoviembre de 1871 en Federacin Jurasiana y dirigieron a todas las Federaciones de la Internacional una circularinvitndolas a luchar para rechazar las usurpaciones del Consejo General y para reivindicar enrgicamente suautonoma. La sociedad futura -deca la circular- no debe ser otra cosa que la universalizacin de la organizacinque la Internacional se haya dado. Debemos preocuparnos por acercar lo ms posible esta organizacin a nuestroideal. Cmo se espera que una sociedad igualitaria y libre surja de una organizacin autoritaria? Es imposible. LaInternacional, debe ser desde ahora la imagen fiel de nuestros principios de libertad y de federacin, y debe alejarde su seno todo principio tendiente a la autoridad y a la dictadura.

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    Bakunin acogi con entusiasmo la circular de Sonvillier y se dedic activamente a propagar esos principios en lassecciones italianas. Espaa, Blgica, la mayor parte de las secciones reorganizadas en Francia (a pesar de lareaccin versallesa) bajo la forma de grupos secretos, la mayora de las secciones de Estados Unidos, sepronunciaron en el mismo sentido que la Federacin Jurasiana y se pudo asegurar que la tentativa de Marx y desus aliados para establecer su dominio en la Internacional pronto sera contrarrestada. La primera mitad del ao

    1872 fue signada por una circular confidencial del Consejo General, obra de Marx, impresa como folleto ytitulada Las pretendidas escisiones en la Internacional. En ella eran atacados y difamados los principalesmilitantes del partido autonomista o federalista y todas las protestas que se haban levantado contra ciertos actosdel Consejo General aparecan como el resultado de una intriga tramada por los miembros de la antigua Alianzainternacional de la democracia socialista que, bajo la direccin del Papa misterioso de Locarno, trabajaban enla destruccin de la Internacional. Bakunin calific esta circular como lo mereca, escribiendo a sus amigos: Laespada de Damocles con que se nos amenaz tanto tiempo acaba de caer por fin sobre nuestras cabezas. No espropiamente una espada, sino el arma habitual del seor Marx: un montn de basura.Bakunin pas el verano y el otoo de 1872 en Zurich, donde se fund (en agosto) por su iniciativa una seccineslava -formada casi enteramente por estudiantes serbios y rusos- que adhiri a la federacin jurasiana de laInternacional. En el mes de abril, desde Locarno, se haba relacionado con algunos jvenes rusos que residan en

    Suiza y los haba organizado en un grupo secreto de accin y de propaganda. Entre los miembros de ese grupo, elmilitante ms activo fue Armando Ross (Miguel Sajin) quien, ntimamente ligado a Bakunin desde el verano de1870, fue hasta la primavera de 1876 el principal intermediario entre el gran agitador revolucionario y la juventudde Rusia. Es posible afirmar que a la propaganda hecha en ese momento por Bakunin se debi el impulso de losaos siguientes, pues fue l quien lanz la idea de que la juventud deba ir al pueblo. Sajin cre en Zurich unaimprenta rusa que public en 1873, bajo el ttulo de Istoritcheskoe razvitte Internatsionala, una coleccin deartculos aparecidos en los peridicos socialistas belgas y suizos, con algunas notas explicativas de diversosautores, entre ellos un captulo sobre la Alianza escrito por Bakunin y, en 1874, de Bakunin solo,Gosudarstvennost i Anarkhia.[5] Un conflicto con Pedro Lavrov y discusiones personales entre algunos miembrosdeban llevar a la disolucin de la seccin eslava de Zurich, en 1873.Por entonces, el Consejo General decidi convocar un congreso general para el 2 de septiembre de 1872, pero

    como sede de ese congreso eligi La Haya, para poder llevar all ms fcilmente desde Londres y en gran nmero,delegados provistos de mandatos complacientes o ficticios, totalmente adeptos a su poltica. De este modo, elacceso al congreso se haca muy difcil a los representantes de las federaciones alejadas, e imposible a Bakunin.La federacin italiana, nuevamente constituida, se abstuvo de enviar delegados; la federacin espaola envicuatro; la federacin jurasiana, dos; la federacin belga, siete; la federacin holandesa, cinco. Estos veintindelegados, nicos representantes verdaderos de la Internacional, formaron el ncleo de la minora.La mayora -un total de cuarenta hombres- no representaba en realidad ms que a sus integrantes y estabacomprendida por adelantado a ejecutar todo lo que le dictara la fraccin de la que Marx y Engels eran los jefes. Elnico acto del congreso de La Haya del que hablaremos aqu es la expulsin de Bakunin, determinada el ltimoda (7 de septiembre) -cuando ya un tercio de los delegados haba partido- por veintisiete votos contra siete y ochoabstenciones. Los motivos expuestos por Marx y sus partidarios para exigir -despus de un irrisorio simulacro de

    encuesta realizada en familia por una comisin de cinco miembros- la expulsin de Bakunin eran los siguientes:Que est demostrado por un proyecto de estatutos y cartas firmadas Bakunin que este ciudadano ha intentado, yquizs logrado, fundar en Europa una sociedad llamada Alianza, que tiene estatutos completamente diferentesdesde el punto de vista social y poltico de los de la Asociacin Internacional de los Trabajadores; que elciudadano Bakunin se ha servido de maniobras fraudulentas tendientes a apropiarse total o parcialmente de lafortuna de otro, lo que constituye un hecho de estafa; que, adems, para no cumplir sus compromisos, l o susagentes han recurrido a la intimidacin. En esta segunda parte del acta de acusacin marxista que hace alusin alos trescientos rublos recibidos como adelanto por Bakunin a cuenta de la traduccin de El Capital, y a la cartaescrita por Netchaiev al editorPoliakov- lo que yo he calificado ms arriba de tentativa de asesinato moral.

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    Inmediatamente fue publicada una protesta contra esta infamia por un grupo de emigrados rusos; he aqu losprincipales pasajes:Ginebra y Zurich, 4 de octubre de 1872 Se han atrevido a lanzar contra nuestro amigo Miguel Bakunin laacusacin de estafa y de chantaje No creemos necesario ni oportuno discutir aqu los pretendidos hechos sobre

    los cuales se crey poder apoyar la extraa acusacin dirigida contra nuestro compatriota y amigo. Estos hechosno son bien conocidos, en sus menores detalles, y consideramos un deber restablecerlos en toda su verdad tan pronto como nos sea permitido hacerlos. Ahora estamos impedidos por la situacin desgraciada de otrocompatriota, que no es nuestro amigo, pero a quien las persecuciones de que es en este mismo momento vctimapor parte del gobierno ruso, nos lo hacen sagrado.[6]

    El seor Marx, del que nosotros no queremos, por lo dems, discutir la habilidad, en esta ocasin al menos, hacalculado muy mal. Los corazones honrados, en todos los pases, no experimentarn ms que indignacin ydisgusto ante una intriga tan grosera y una violacin tan flagrante de los ms sencillos principios de la justicia. Encuanto a Rusia, nosotros podemos asegurar al seor Marx que todas sus maniobras estarn siempre condenadas alfracaso: Bakunin es demasiado estimado y conocido all para que la calumnia pueda llegar a l (firmado):Nicols Ogarev, Bartolom Zayzev, Woldemar Ozerov, Armando Ross, Woldemar Holstein, Zemphiri Rally,

    Alejandro Oelsnitz, Valeriano Smirnov.El 15 de septiembre, al da siguiente del congreso de La Haya, se reuni en Saint-Imier (Jura suizo) otro congresointernacional, formado por los delegados de las federaciones italiana, espaola y jurasiana, y los representantes delas secciones francesas y norteamericanas. Este congreso declar por unanimidad rechazar absolutamente todaslas resoluciones del congreso de La Haya y no reconocer de ningn modo los poderes del nuevo CongresoGeneral nombrado por l (Consejo que, por otra parte, haba sido trasladado a New York). La federacin italianahaba confirmado por adelantado las resoluciones de Saint-Imier por su votacin, emitida en la Conferencia deRmini el 4 de agosto; la federacin jurasiana las confirm en un congreso especial celebrado el mismo da 15 deseptiembre; la mayor parte de las secciones francesas se apresuraron a enviar su completa aprobacin; lafederacin espaola y la federacin belga confirmaron a su vez estas resoluciones en sus respectivos congresos,celebrados en Crdoba y en Bruselas durante la semana de navidad de 1872; la federacin norteamericana hizo lo

    mismo en la sesin de su Consejo Federal (New York, Spring Street) del 19 de enero de 1873, y la federacininglesa, donde se encontraban dos de los antiguos amigos de Marx -Eccarius y Jung[7], que se separaron de l acausa de sus procedimientos-, en su congreso del 26 de enero de 1873. El Consejo General de New York,queriendo hacer uso de los poderes otorgados por el congreso de La Haya, pronunci el 5 de enero de 1873 lasuspensin de la federacin jurasiana, declarada rebelde. Pero este acto tuvo solamente por resultado que lafederacin holandesa, que en principio haba tratado de conservar la neutralidad, saliera de su reserva y se uniera alas otras siete federaciones de la Internacional, declarando el 14 de febrero de 1873 que no reconoca lasuspensin de la federacin jurasiana.La publicacin por Marx y el pequeo grupo se sus seguidores, en la segunda mitad de 1873, de un panfleto llenode groseras alteraciones de la verdad bajo el ttulo de La Alianza de la democracia socialista y la AsociacinInternacional de los Trabajadores, no tuvo otros resultados que provocar el disgusto de los que leyeron esa triste

    pgina, producto de un odio ciego.El 1 de septiembre de 1873 se abra en Ginebra el sexto congreso general de la Internacional: las federacionesbelga, holandesa, italiana, espaola, francesa, inglesa y del Jura suizo estaban representadas; los socialistaslassallianos de Berln haban enviado un telegrama de simpata firmado por Hassenclever y Hasselmann. Elcongreso se ocup de la revisin de los estatutos de la Internacional, declar la supresin del Consejo General ehizo de la Internacional una federacin libre, sin ninguna autoridad dirigente a su cabeza. Las federaciones ysecciones que componen la Asociacin -dicen los nuevos estatutos (artculo 3)- conservan su completa autonoma,es decir, el derecho de organizarse segn su voluntad, de administrar sus propios asuntos sin ninguna injerencia

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    exterior y de determinar ellas mismas la marcha que estimen ms conveniente para llegar a la emancipacin deltrabajo.Bakunin estaba cansado luego de una larga vida de luchas; la prisin lo haba envejecido prematuramente, susalud se haba quebrantado y deseaba el reposo y el retiro. Cuando vio a la Internacional reorganizada bajo elprincipio de libre federacin, pens que haba llegado el momento de apelar a la tolerancia de sus compaeros, y

    dirigi a los miembros de la federacin jurasiana una carta (publicada el 12 de octubre de 1873) para rogarlesaceptaran su dimisin como miembro de la federacin jurasiana y como miembro de la Internacional, aadiendo:No me siento ya con las fuerzas necesarias para la lucha; no podra, pues, ser en el campo del proletariado msque un estorbo, no una ayuda Me retiro, por consiguiente, queridos compaeros, lleno de agradecimiento haciaustedes y de simpata por su grande y santa causa, la causa de la humanidad. Continuar siguiendo con ansiedadtodos sus pasos y saludar con placer cada uno de sus nuevos triunfos. Ser suyo hasta la muerte. No lequedaban ms que tres aos de vida.Su amigo el revolucionario italiano Carlos Cafiero, le dio hospitalidad en una casa que acababa de ocupar enLocarno. All Bakunin vivi hasta mediados de 1874, exclusivamente absorbido, segn parece, por ese nuevognero de vida, en el que encontraba por fin la tranquilidad, la seguridad y un relativo bienestar. Pero no habadejado de considerarse un soldado de la revolucin: sabiendo que sus amigos italianos haban preparado un

    movimiento insurreccional, parti para Bologna (julio de 1874) para tomar parte en l. El movimiento, malcombinado, fracas y Bakunin debi volver a Suiza Clandestinamente.En ese momento se produjo un malentendido en la amistad que una a Bakunin y a Cafiero. ste, que habasacrificado su fortuna desinteresadamente por la causa de la revolucin, se encontr de pronto arruinado y se vioobligado a poner en venta su casa. Bakunin debi salir de Locarno y fue a establecerse en Lugano donde, gracias ala remesa que le enviaron sus hermanos de una parte de la herencia paterna, pudo continuar subviniendo a susnecesidades y a las de su familia. Por lo dems, el enfriamiento de la amistad entre Bakunin y Cafiero no durmucho y las relaciones se restablecieron pronto. Pero la enfermedad progresaba, sus estragos llegaban al cuerpo yal espritu y Bakunin no era, en 1875, ms que la sombra de s mismo. En junio de 1876, con la esperanza dehallar algn alivio a sus males, sali de Lugano para dirigirse a Berna; al llegar all dijo a su amigo, el doctorAdolfo Vogt: Vengo para que me devuelvas la salud o para morir. Se le instal en una clnica (J. L. Hug Brain

    15 Krankenpension, Mattenhof, 317), donde recibi durante quince das las atenciones afectuosas de sus viejosamigos Vogt y Reichel. En una de sus ltimas conversaciones, que han sido anotadas por Reichel, hablando deSchopenhauer (el da 15) hizo esta observacin: Todo nuestra filosofa parte de una base falsa; es decir,comienza siempre considerando al individuo como individuo y no, como debera hacerlo, como un ser perteneciente a una colectividad. De ah la mayor parte de los errores filosficos, que concluyen sea en laconcepcin de la felicidad en las nubes, sea en su pesimismo como el de Schopenhauer y Hartmann. El da 21dijo a su amigo, que se lamentaba de que Bakunin jams hubiera tenido tiempo de escribir sus memorias: Ypara qu quieres que la hubiera escrito? No vale la pena abrir la boca. Hoy los pueblos de todos los pases hanperdido el instinto de la revolucin No, si yo encontrara todava un poco de salud, quisiera ms bien escribiruna tica basada en los principios del colectivismo, sin frases filosficas ni religiosas. Muri el 1 de julio amedioda.

    El 3 de julio, socialistas procedentes de todas partes de Suiza llegaron a Berna para rendir los ltimos honores aMiguel Bakunin. Sobre su tumba pronunciaron discursos algunos de sus amigos de la federacin jurasiana:Adhemar y Schwitzguebel, James Guillaume, Eliseo Recls; Nicols Jukovsky, en nombre de los rusos; PaulBrousse, en nombre de la juventud revolucionaria francesa; Carlo Salvioni, en nombre de la juventudrevolucionaria italiana; Betsien, en nombre del proletariado alemn. En una reunin que tuvo lugar despus de laceremonia, un mismo deseo sali de todos los corazones: olvidar los rencores personales y la unin, sobre elterreno de la libertad de todas las fracciones del socialismo de ambos mundos. Y se aprob por unanimidad laresolucin siguiente: Los trabajadores reunidos en Berna con motivo de la muerte de Miguel Bakunin,pertenecientes a cinco naciones diferentes, unos partidarios del Estado obrero, los otros partidarios de la libre

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    federacin de los grupos de productores, piensan que una reconciliacin es no slo til, deseable, sino que esfcil, sobre el terreno de los principios de la Internacional, tales como se han formulado en el artculo tres de losestatutos revisados en el Congreso de Ginebra de 1873.En consecuencia, la asamblea reunida en Berna propone a todos los trabajadores olvidar las intiles y enfadosasdisensiones pasadas, y unirse ms estrechamente sobre el reconocimiento de los principios enunciados en el

    artculo 3 de los mencionados estatutos.Qu respuesta se dio a esta proposicin de unin en la libertad y de olvido de los odios pasados? La TaguachtdeZurich (redactor Hermann Greulich), public el 8 de julio las lneas siguientes: Bakunin era mirado por muchosbuenos socialistas, hombres imparciales, como un agente ruso; esta sospecha, errnea, sin duda, est fundada en elhecho de que la accin destructiva de Bakunin hizo mucho dao al movimiento revolucionario y benefici a lareaccin. Esta injuria de la Taguacht, as como los juicios malevolentes emitidos por el Volksstaatde Leipzig yel Vperedde Londres, hicieron reconocer a los amigos de Bakunin que quienes le haban perseguido con su odiono estaban dispuestos a cesar, y el Bulletin de la Federation jurassienne, en presencia de estas manifestacioneshostiles, debi hacer esta declaracin (septiembre de 1876): Deseamos -nuestra conducta lo ha demostradosiempre- el acercamiento, en la medida de lo posible, de todos los grupos socialistas; estamos dispuestos a tenderla mano de la reconciliacin a todos los que quieran luchar sinceramente por la emancipacin del trabajo; pero

    estamos bien decididos a no dejar insultar a nuestros muertos.Ha llegado por fin el momento de que la posteridad juzgue la persona y los actos de Miguel Bakunin con laimparcialidad que hay derecho a esperar de ella? Se podr esperar que el voto emitido por sus amigos sobre sutumba recin cubierta se realice algn da?James Guillaume

    CAPTULO IRACIONALIDAD DE LAS TCTICAS REVOLUCIONARIAS

    *La racionalidad histrico-econmica. Admito que el orden actual, tanto el poltico como el civil y el socialexistentes en cada pas, es el resumen final o el resultado del choque, de la lucha, del triunfo y de la aniquilacinmutua, como as tambin de la combinacin e interaccin de todas las fuerzas heterogneas, tanto internas comoexternar, que operan en un pas y actan sobre l. Qu se deduce de esto? En primer lugar, que es posible uncambio del orden dominante y que tal cambio slo puede darse como resultado de la modificacin del equilibriode fuerzas que actan en una sociedad.A fin de resolver cmo el equilibrio existente de las fuerzas sociales fue modificado en le pasado y cmo puedeser modificado en el presente -lo que constituye un importante problema- debemos examinar ms de cerca lanaturaleza esencial de esas fuerzas.Tal como ocurre en el mundo orgnico e inorgnico, donde todo lo que vive o simplemente existe -en sentidomecnico, fsico o qumico- influye su entorno en alguna medida, en la sociedad humana hasta el ser ms humildeencarna una pequea parte de la fuerza social. Por cierto que esta fuerza, tomaba aisladamente o en comparacincon la inmensa totalidad de las fuerzas sociales, resulta insignificante y su efecto es casi nulo. Es decir, si yo solo,

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    Tenemos aqu el panorama real de la distribucin de las riquezas sociales en los dominios de Rusia. Vamos adescribir la relacin numrica entre estas tres categoras. De los setenta millones que constituyen la poblacin detodo el imperio, pertenecen a la categora inferior o primera categora no menos de sesenta y siete o sesenta yocho millones. El nmero de explotadores conscientes -de puros y simples explotadores- no excede de tres, cuatroo, a lo sumo, diez mil individuos. Restan, pues, tres o cuatro millones para la categora intermedia, formada porindividuos que son al mismo tiempo explotados y explotadores. Esta categora puede dividirse en dos sectores: el

    de la inmensa mayora, que es explotada en una medida mayor de la que comparten en la explotacin de losdems, y el de una minora que es explotada slo en pequeo grado y que es ms o menos consciente de su propiopapel de explotadora. Si agregamos este ltimo sector al de los explotadores de la cspide, obtendremos alrededorde 200.000 explotadores premeditados y codiciosos sobre 70 millones de habitantes, de manera que la relacin esde uno por cada trescientos cincuenta.El interrogante es ahora ste: Cmo pudo llegar a darse esta monstruosa proporcin? Cmo es posible que200.000 sean capaces de explotar impunemente a 70.000.000? Acaso tienen esas 200.000 personas ms fuerzafsica o inteligencia natural que los otros 70.000.000? Basta haber planeado la pregunta para contestarlanegativamente. La fuerza fsica est por supuesto fuera de cuestin, y en cuanto a inteligencia innata, si tomamosal azar 200.000 personas del estrato inferior y las comparamos con 200.000 explotadores en lo referido acapacidad mental, nos convenceremos de que los primeros poseen mayor inteligencia innata que los ltimos, pero

    stos tienen una enorme ventaja sobre la masa del pueblo, la ventaja de la educacin.S, la educacin es una fuerza, y por muy distorsionada, superficial y deficiente que sea la educacin de las clasessuperiores, no hay duda que, unida a otras causas, contribuye poderosamente a conservar el poder en manos deuna minora privilegiada. Pero aqu surge este interrogante: por qu es educada la minora en tanto que lainmensa mayora permanece sin educacin? Acaso la minora tiene ms capacidad en ese sentido? De nuevobasta plantearse esta pregunta para contestarla negativamente. Existe ms capacidad en la masa del pueblo que enla minora, lo que significa que esta ltima goza del privilegio de la educacin por razones completamentediferentes.La razn es, por supuesto, por todos conocida: la minora ha estado desde tiempo atrs en una posicin que lepermite acceder a la educacin y conserva todava esa posicin, mientras que la masa del pueblo no puede lograr

    ninguna educacin; o sea, la minora ocupa la ventajosa posicin de los explotadores mientras que el pueblo es lavctima de su explotacin. Esto significa entonces que la actitud de la minora explotadora con respecto al puebloexplotado ha sido determinada antes del momento en que la minora comenz a esforzarse por conservar el podermediante la educacin. Cul pudo haber sido la base de su poder antes de ese momento? Pudo haber sidosolamente el poder del acuerdo.Todos los Estados, pasados y presentes, tienen como punto de partida constante y principal el acuerdo. En vano sebusca esa base principal para la formacin de los Estados en la religin. Indudablemente, la religin -es decir, laignorancia del pueblo, el fanatismo salvaje y la estupidez condicionada por estos factores- contribuy mucho aformar esa organizacin sistematizada para la explotacin de las masas que es el Estado. Pero a fin de que esaestupidez pudiera ser explotada, fue necesaria la existencia de explotadores que llegaran a un entendimientomutuo y formaran un Estado.

    Tomen cien tontos e invariablemente encontrarn entre ellos unos pocos que sean algo ms astutos que el resto,aunque continen siendo tontos. Por consiguiente, es natural que sos se conviertan en jefes y que, como tales,probablemente luchen entre s hasta que lleguen a comprender que de esa manera se destruiran mutuamente sinninguna ventaja o provecho. Habiendo comprendido esto, comienzan a esforzarse por lograr la unidad. Quiz nose unan completamente, pero se agruparn en dos o tres facciones, mediante otros tantos acuerdos. Luegosobrevendr una lucha entre estas facciones; cada una usar todos los medios disponibles para poner al pueblo desu lado: demagogia, soborno, engaos y, por supuesto, religin. All tenemos el comienzo de la explotacin porparte del Estado.

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    Por ltimo, un partido, basado en el pacto ms amplio e inteligente, habiendo vencido a todos los dems, logra elpoder exclusivo y crea la ley del Estado. Esa victoria naturalmente atrae hacia el vencedor a varios integrantes delcampo de los vencidos, y si el partido victorioso es lo bastante lcido los acepta de buen grado, demostrandorespeto por los miembros ms influyentes y fuertes, otorgndoles todo tipo de privilegios segn sus cualidadesespeciales; es decir, los mtodos y los medios, adquiridos por hbito o herencia, mediante los cuales explotan ms

    o menos conscientemente a todos los otros; algunos provienen del clero, otros de la nobleza y otros del campocomercial. As, una vez creados los poderes, surge abiertamente el Estado. Posteriormente, una u otra religin loexplica, sacraliza el hecho de violencia consumado y con ello fundamenta la pretendida razn de Estado.Una vez lograda la consolidacin, los estratos privilegiados continan desarrollando y fortaleciendo su dominiosobre las masas por medio del crecimiento natural y de la herencia. Los hijos y los nietos de los fundadores de lasclases gobernantes se convierten en explotadores cada vez ms poderosos, en virtud principalmente de su posicinsocial y no de la existencia de un plan consciente o elaborado. Como resultado de un complot, el poder seconcentra ms y ms en manos de un Estado soberano y la minora que se ubica junto a l hace de la explotacinde las masas -en la medida en que lo hace la gran mayora de la clase explotadora- su funcin habitual,tradicional, ritual y aceptada con mayor o menor grado de ingenuidad.

    Poco a poco, en medida siempre creciente, la mayora de los explotadores, por su nacimiento y posicin socialheredada, comienzan a crecer seriamente ensus derechos innatos e histricos. Y no solamente ellos, sino tambinlas masas explotadas, sometidas a la influencia de los mismos hbitos tradicionales y al perjudicial efecto demalintencionadas doctrinas religiosas, comienzan a creer en los derechos de sus explotadores y verdugos, ycontinan creyendo hasta que su capacidad de sufrimiento llega al borde, despertando en ellos una concienciadiferente.Esta nueva conciencia surge y se desarrolla muy lentamente en las masas. Pueden pasar siglos antes de quecomience a agitarse, pero una vez que comienza a hacerlo no existe fuerza capaz de detener su curso. La grantarea en el arte de gobernar es evitar, o al menos retardar en lo posible, el despertar de la conciencia del pueblo.La lentitud del desarrollo de la conciencia racional del pueblo tiene dos causas: primero, el pueblo abrumado por

    el duro trabajo y ms an por las angustiantes preocupaciones de la vida cotidiana, y segundo, su posicin polticay econmica lo condena a la ignorancia. La pobreza, el hambre, la agotadora faena y la opresin continua bastanpara quebrar al hombre ms fuerte e inteligente. Agrguese a ello la ignorancia y pronto se llegar a admirar a estepobre pueblo que se arregla, si bien lentamente, para avanzar, y no se torna -por el contrario- ms torpe ao trasao.El conocimiento es poder, la ignorancia es la causa de la impotencia social. La situacin no sera tan mala si todosse hundieran en el mismo nivel de ignorancia. Si as fuera, los dotados de mayor inteligencia seran los msfuertes. Pero considerando la mayor educacin de las clases dominantes, el vigor natural de la mente del pueblopierde significacin. Qu es la educacin sino el capital mental, la suma del trabajo mental de todas lasgeneraciones del pasado? Cmo puede una mente ignorante, por vigorosa que sea su naturaleza, sostener unalucha contra el poder mental producido durante siglos de desarrollo? Por eso vemos a menudo a hombres

    inteligentes del pueblo reverenciando sumisamente a tontos educados. Esos tontos los abruman no con suinteligencia sino con el conocimiento adquirido.Esto, no obstante, sucede nicamente cuando un campesino sagaz enfrenta a un tonto educado con respecto aasuntos que estn ms all del alcance de la comprensin del campesino. En su propio dominio, con respecto atemas que le son familiares, el campesino puede ser ms que un competidor para una persona comn educada. Elproblema es que debido a la ignorancia de las personas sencillas el alcance de su pensamiento es muy limitado.Son escasos los campesinos cuya visin vaya ms all de su poblado, mientras que el hombre educado msmediocre aprende a abarcar con su mente superficial los intereses y la vida de pases enteros. Es la ignorancia

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    principalmente la que impide al pueblo adquirir conciencia de sus intereses comunes y de su inmenso podernumrico. Es la ignorancia la que le impide elaborar una comprensin compartida y formar una organizacinsubversiva contra el robo y la opresin organizados, contra el Estado. Por consiguiente, todo Estado precavidoemplear cualquier medio para conservar la ignorancia del pueblo, condicin sobre la cual descansan el poder y laexistencia misma del Estado.

    As como el Estado el pueblo est condenado a la ignorancia, las clases gobernantes estn destinadas, por su posicin en l, a llevar adelante la causa de la civilizacin del Estado. Hasta ahora no ha habido otracivilizacin en la historia que la civilizacin de la clase gobernante. El verdadero pueblo, el pueblo laborioso, fueslo la herramienta y la vctima de esa civilizacin. Su pesado y brutal trabajo cre las condiciones materialespara la cultura social, que a su vez increment el poder de dominacin de las clases gobernantes, en tanto stasrecompensaban al pueblo con pobreza y esclavitud.Si la educacin clasista contina progresando mientras las mentes del pueblo permanecen en el mismo estado, laesclavitud se intensificar ms con cada nueva generacin. Pero afortunadamente no se da ni un avanceininterrumpido por parte de las clases gobernantes ni una inercia absoluta por parte del pueblo. Adems, laeducacin tradicional de la clase gobernante contiene en su mdula un gusano, difcilmente advertible alcomienzo pero que crece en la medida en que contina avanzando la civilizacin, un gusano que carcome sus

    partes vitales y que, por ltimo, la destruye completamente. Ese gusano no es otra cosa que el privilegio, lafalsedad, la explotacin y la opresin del pueblo, que constituyen la esencia de la clase gobernante y, porconsiguiente, su conciencia.En el primer perodo heroico de gobierno llevado a cabo por las clases gobernantes todo esto era escasamentesentido o comprendido. El egosmo de stas aparece velado al comienzo de la historia por el herosmo deindividuos que se sacrifican, pero no con vista al beneficio del pueblo sino al beneficio y la gloria de la clase quepara ellos constituye todo el pueblo y fuera de la cual slo ven enemigos o esclavos. Tales fueron los famososrepublicanos de Grecia y de Roma. Pero este perodo heroico pas fugazmente; fue seguido por un perodo en elque el privilegio, al aparecer bajo su verdadera forma, origin egosmo, cobarda, ruindad y estupidez. Ypaulatinamente la tenacidad del Estado se convirti en corrupcin e impotencia.

    Durante el perodo de decadencia de las clases gobernantes surge en su seno una minora menos corrompida:individuos inteligentes, magnnimos y animosos que prefieren la verdad a sus propios intereses y que han llegadoa la idea de que los derechos del pueblo son pisoteados por los privilegios clasistas. Esos individuos generalmentecomienzan por hacer intentos de despertar la conciencia de la clase a la cual pertenecen por nacimiento. Luego,convencidos de la inutilidad de esos esfuerzos, le dan la espalda, reniegan de ella y se convierten en apstoles dela emancipacin y de la rebelin del pueblo. Tales fueron nuestros decembristas.Si los decembristas fracasaron, ello se debi a dos causa principales. En primer lugar, eran nobles, lo cualsignificaba que no tenan mucha interaccin con el pueblo y que poco saban lo que haba que hacer. En segundolugar, y por la misma razn, no pudieron aproximarse al pueblo ni despertar en l la fe y el fervor necesarios, puesles hablaban a las masas en el lenguaje de su clase y no expresaban los pensamientos del pueblo. Slo hombresdel pueblo pueden ser verdaderos dirigentes de la lucha por la emancipacin. Pero, pueden surgir esos

    libertadores del pueblo de las profundidades de la ignorancia?En la medida en que la inteligencia y el vigor de las clases dominantes se deteriora, continan aumentando lainteligencia y por tanto el poder del pueblo. En el pueblo, por lento que haya sido su movimiento hacia laliberacin, y por ms que muchos textos puedan estar fuera de su alcance, el proceso de verdadero avance no seha detenido jams. El pueblo tiene dos libros de los cuales aprender: uno es la amarga experiencia de privaciones,opresin, despojo y tormentos infringidos por el gobierno y las clases dominantes; otro es la viviente tradicinoral, que se transmite de generacin en generacin, amplindose siempre su alcance y volvindose ms racionalsu contenido. Con la excepcin de momentos muy escasos en que el pueblo intervino en una etapa de la historia

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    como actor principal, su papel se ha limitado al de espectador del drama de la historia, y si tom parte en l, fueen la mayora de los casos como supernumerario, empleado como instrumento y por coercin.En las luchas intestinas de las facciones, la ayuda del pueblo siempre ha sido requerida, prometindosele todaclase de beneficios como recompensa. Pero, apenas terminada la batalla con la victoria de uno u otro grupo o conla avenencia mutua, las promesas hechas al pueblo fueron olvidadas. Adems, es el pueblo quien siempre ha

    debido pagar las prdidas provocadas por esos conflictos. La reconciliacin o la victoria slo pueden tener lugar aexpensas del pueblo. Y esto no puede haberse dado de otra manera y ser siempre as hasta que las condicioneseconmicas y polticas sufran un cambio radical.En torno de qu giran todas las pendencias de las facciones? En torno de la riqueza y del poder. Y qu son lariqueza y el poder sino dos formas inseparables de la explotacin del trabajo del pueblo y de su poder noorganizado? Todas las facciones son fuertes y ricas slo en virtud del poder y la riqueza robados al pueblo. Estosignifica que la derrota de cualquiera de ellas es en realidad la derrota de una parte del poder del pueblo; lasprdidas y la ruina material sufridas por l representan la ruina de la riqueza del pueblo.Empero, el triunfo y el enriquecimiento de la faccin victoriosa no solamente fracasa en beneficiar al pueblo, sinoque en verdad empeora su situacin: primero, porque nicamente el pueblo soporta el peso de esa lucha, y

    segundo, porque la faccin victoriosa, habiendo eliminado a todos los rivales del campo de la explotacin,emprende con renovado gusto y desembozada falta de escrpulos el negocio de explotar al pueblo.Tal ha sido la experiencia que el pueblo ha hecho desde comienzos de la historia, experiencia que finalmente loconduce a la conciencia racional, a una comprensin clara de las cosas adquirida a expensas de sufrimiento, ruinay derramamiento de sangre.[8]

    CAPTULO II

    EL PROBLEMA ECONMICO ORIGINA TODOS LOS DEMS

    Subyaciendo a todos los problemas histricos, nacionales, religiosos y polticos estuvo siempre el problemaeconmico, el ms importante y esencial no slo para el pueblo trabajador sino tambin para todas las clases, elEstado y la Iglesia. La riqueza siempre ha sido -y todava lo es- la condicin indispensable para la realizacin detodo lo humano: autoridad, poder, inteligencia, conocimiento, libertad. Esto es verdad en tal medida, que la iglesiams ideal del mundo -la iglesia cristiana-, que predica el desprecio por los bienes terrenales, tan pronto logrvencer al paganismo y fundar su propio poder sobre las ruinas de aqul, orient toda su accin hacia laadquisicin de riqueza.El poder poltico y la riqueza son inseparables. Los que tienen poder tienen los medios para obtener riqueza ydeben centrar todos sus esfuerzos en adquirirla, pues sin ella no sern capaces de conservar su poder. Los que sonricos debe hacerse fuertes, pues, al carecer de poder, corren el riesgo de ser despojados de su riqueza. El pueblotrabajador ha sido siempre impotente porque estaba golpeado por la pobreza, y estaba golpeado por la pobrezaporque careca del suficiente poder. Considerando esto no es de extraar que, entre todos los problemas queenfrenta, haya visto y vea como problema primero y principal el problema econmico, el problema de obtener elpan.

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    El pueblo trabajador, perpetua vctima de la civilizacin, mrtir de la historia, no siempre vio y comprendi esteproblema como lo hace actualmente, pero siempre lo sinti intensamente y uno puede asegurar que entre todos los problemas histricos que provocaron su pasiva simpata, en todos sus esfuerzos instintivos en los camposreligioso y poltico, ha sido siempre el problema econmico que trat de solucionar. Todo pueblo, tomado en sutotalidad, es socialista, y todo trabajador que pertenece al pueblo es socialista en virtud de su posicin. Y estaforma de ser socialista es incomparablemente ms seria que la de aquellos socialistas que, perteneciendo a las

    clases privilegiadas por la condicin ventajosa de su vida, llegan a las convicciones del socialismo slo por va dela ciencia y del pensamiento.De ninguna manera me inclino a subestimar la ciencia o el pensamiento. Comprendo que principalmente son estosdos factores los que distinguen al hombre de los dems animales; los reconozco como a las estrellas que guantoda prosperidad humana. Pero al mismo tiempo comprendo que la suya es slo una luz fra, que mientras no vayade la mano de la vida, su verdad no descanse sobre la verdad de la vida, se volver impotente y estril. Siempreque contradicen la vida, la ciencia y el pensamiento degeneran en sofisticacin, en culto de la falsedad o cobardavergonzosa e inactividad, pues ni la ciencia ni el pensamiento existen aislados; no son algo abstracto, semanifiestan slo en el hombre real y todo hombre real es un ser completo que no puede buscar la verdad y lateora rigurosas y al mismo tiempo gozar los frutos de la falsedad en la prctica. En todo hombre, inclusive en elsocialista ms convencido, que pertenezca -no por nacimiento sino por una circunstancia accidental- a la clase

    gobernante, es decir, que explote a otros, se puede descubrir esta contradiccin entre el pensamiento y la vida. Yesta contradiccin invariablemente lo paraliza, lo vuelve impotente. Por eso slo puede convertirse en unsocialista completamente convencido recin cuando haya roto todos los lazos que lo atan al mundo privilegiado yhaya renunciado a todas sus ventajas.El pueblo trabajador no tiene nada a que renunciar ni nada de que separarse: es socialista por su misma condicin.Golpeado por la pobreza, injuriado, oprimido, el trabajador se vuelve por instinto representante de todos losindigentes, de todos los injuriados y de todos los oprimidos. Y cul es este problema social sino el de laemancipacin ltima e integral de todos los sumergidos? La diferencia esencial entre el socialista educado, quepertenece a la clase gobernante aunque slo sea por su educacin, y el socialista inconsciente del pueblotrabajador reside en el hecho de que el primero, deseando convertirse en un socialista, nunca podr serloplenamente, en tanto que el ltimo, sindolo, no es conciente de ello, no sabe que existe la ciencia social en el

    mundo e inclusive no oy nunca la palabra socialismo.El uno sabe todo acerca del socialismo, pero no es socialista; el otro es socialista aunque nada sepa acerca de l.Qu es preferible? En mi opinin, es preferible sersocialista. Resulta casi imposible pasar, por decirlo as, delpensamiento abstracto -el pensamiento despojado de vida y carente de su fuerza impulsora- a la vida. Pero el casoinverso -la posibilidad de pasar del ser al pensamiento- ha sido confirmado por toda la historia de la humanidad.Y ahora encuentra una fundamentacin adicional en la historia del pueblo trabajador.Todo el problema social se reduce, pues, a un problema muy simple. Inmensas multitudes han estado y an estncondenadas a la pobreza y a la esclavitud. Siempre han constituido una inmensa mayora comparndola con laminora opresora y explotadora. Esto significa que el poder numrico siempre estuvo de su lado. Por quentonces no lo ha usado para librarse del yugo odioso y funesto? Puede uno llegar a imaginar que haya existido

    un momento en que las masas comenzaron a amar la opresin y a no sentir su penoso yugo? Eso sera contrario alsentido comn, contrario a la misma naturaleza del hombre. Todo ser viviente lucha por la prosperidad y lalibertad, y para odiar al opresor no es necesario siquiera ser un hombre, basta con ser un animal. Por tanto, la largay sufrida paciencia de las masas debe explicarse por otras razones.Indudablemente, una de las causas principales reside en la ignorancia del pueblo. Debido a esa ignorancia, ste nose concibe a s mismo como una masa todopoderosa unida por lazos de solidaridad. Est desunido en laconcepcin de s mismo tanto como est desunido en la vida, como resultado de las oprimentes circunstancias.Esa doble desunin es el origen principal de la impotencia cotidiana del pueblo. Debido a eso, entre las personas

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    ignorantes o que poseen el ms bajo nivel de educacin o una experiencia colectiva e histrica escasa, todos, todala comunidad, consideran los problemas y las opresiones que sufren como un fenmeno particular o personal y nocomo un fenmeno general que los afecta a todos en la misma medida y que, por consiguiente, debe unirlos en undestino compartido, en la resistencia o en el trabajo.Lo que sucede es precisamente lo contrario: toda regin, toda comuna, toda familia y todo individuo consideran a

    los otros como enemigos dispuestos a imponer su yugo y a despojarlos, y mientras esta alienacin mutuacontine, cualquier partido -aunque est apenas organizado-, cualquier casta o poder estatal, que quiz representena un nmero comparativamente pequeo de personas, puede fcilmente embaucar, aterrorizar y oprimir a millonesde trabajadores.La segunda razn -tambin secuela directa de la misma ignorancia- es que el pueblo no ve y no conoce losverdaderos orgenes de su miseria, y a menudo odia nicamente la manifestacin de la causa y no la causa misma,as como un perro puede morder el palo con el que un hombre le pega, pero no al hombre mismo. De esta formalos gobiernos, las castas y los partidos -que han fundado hasta ahora su existencia en las aberraciones mentales delpueblo- pueden continuar engaando. Ignorante de las verdaderas causas de su infortunio, el pueblo no puede, porsupuesto, tener idea de la forma y de los medios para lograr su emancipacin y se deja desviar de uno a otrocamino falso, buscando la salvacin donde es imposible hallarla y prestndose como instrumento para ser usado

    en su propia contra por los opresores.De este modo, las masas del pueblo, impulsadas por la misma necesidad social de mejorar su vida y de liberarsede la intolerable opresin, se dejan llevar de una a otra forma de sinsentido religioso, de una a otra forma polticaelaborada para la opresin del pueblo -pues la ltima siempre es tan opresiva como la anterior o an peor-, demanera similar al hombre que, atormentado por la enfermedad, va de un lado a otro, pero no encuentra alivio enninguno.Tal ha sido la historia del pueblo trabajador en todos los pases, en el mundo entero. Una historia desesperanzada,odiosa, horrible, capaz de llevar a la angustia a cualquiera que busque justicia humana. Y sin embargo uno nodebe dejarse arrastrar por este sentimiento. Por aborrecible que haya sido esta historia hasta el presente, no puededecirse que se haya dado en vano o que no arroj ningn beneficio. Qu se puede hacer si, por su propia

    naturaleza, el hombre est condenado a elaborar su camino desde la ms negra oscuridad a la razn, desde elestado animal al humano, en medio de todo tipo de abominaciones y tormentos? Los errores histricos y losinfortunios que van de la mano con ellos han dado origen a multitudes de analfabetos. Y esas gentes han pagadocon su sudor y con su sangre, con su pobreza, su hambre, su penosa esclavitud, su tormento y hasta su muerte,cada uno de los nuevos movimientos a los que fueron atradas por las minoras explotadoras. En lugar de loslibros que no pudieron leer, la historia escribi a latigazos esas lecciones sobre sus espaldas. Tales lecciones nopueden olvidarse fcilmente. Pagando costosamente cada nueva fe, cada nueva esperanza o cada nuevo error, lasmasas del pueblo alcanzan la razn por la va de las estupideces histricas.A travs de amarga experiencia han llegado a comprender la inutilidad de todas las creencias religiosas, de todoslos movimientos polticos y nacionales, y de esta manera han llegado por primera vez a plantearse el problemasocial con claridad. Ese problema corresponde al instinto original y ancestral pero, a travs de siglos de

    desarrollo, desde los comienzos de la historia del Estado, estuvo oscurecido por las miasmas religiosas, polticas ypatriticas. Apartadas ya esas miasmas, Europa se agita por el problema social.En todas partes las masas comienzan a vislumbrar la verdadera causa de su miseria, comienzan a tener concienciadel poder de la solidaridad y comienzan tambin a comparar su inmensidad numrica con la insignificancia dequienes las despojan. Pero si han alcanzado esa conciencia, qu les impide liberarse?La respuesta es: la falta de organizacin y la dificultad para llegar a un acuerdo mutuo.

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    Hemos visto que en toda sociedad histricamente desarrollada, como en el caso de la actual sociedad europea, porejemplo, las masas estn divididas en tres categoras principales:1. La inmensa mayora, completamente desorganizada, que es explotada y que no explota a otros;2. Un sector considerable que abarca todos los estratos intermedios, una minora explotadora y al mismo tiempo

    explotada, que es oprimida y oprime a otros;3. Y por ltimo la pura y simple minora de opresores y explotadores, el grupo ms pequeo, conscientes de sufuncin y plenamente de acuerdo con respecto a un plan de accin: afianzar esa clase gobernante suprema.Hemos vista, adems, que en la medida en que sta crece y se desarrolla, la mayora de aquellos que forman lasclases gobernantes se vuelven en s mismos una masa semiinstintiva o, si ustedes quieren, un Estado organizado, pero que carece de una comprensin mutua o de una direccin consciente en sus movimientos y acciones.Respecto de las masas trabajadoras, no organizadas en absoluto, estos ltimos -los miembros de las clasesgobernantes- juegan, por supuesto, el papel de explotadores y continan oprimindolas no a travs de un plandeliberado sobre el cual se hayan puesto de acuerdo sino a travs de la costumbre, del derecho tradicional yjurdico, credos -en su mayora- de la legalidad y de la santidad de ese derecho.

    Pero al mismo tiempo, respecto de la minora que controla el gobierno, respecto del grupo que mantienen unacuerdo mutuo y explcito en cuanto a su curso de accin, ese conjunto intermedio juego el rol ms o menospasivo de una vctima explotada. Y puesto que esta clase media, si bien no suficientemente organizada, conservams riqueza, educacin y libertad de movimientos y accin