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Entrevista al historiador argentino Horacio Tarcus

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No existe un verdadero Marx, existe un legado complejoSBADO 21 DE SEPTIEMBRE DE 2013Entrevista a Horacio Tarcus, a partir de su libro Marx en la Argentina, sus primeros lectores obreros, intelectuales y cientficos. Primera parte: su trabajo, las investigaciones y las lecturas del marxismo.Parte II Siempre que interpretamos rearmamos el corpus, un recorte de ciertos textos de MarxPor Juan CiucciAPU: En principio una pregunta amplia cmo surge la idea, el trabajo del libro?Horacio Tarcus: El libro es un tramo de una investigacin de mayor aliento que intenta registrar la historia de las ideas socialistas y, podramos decir, las ideas de izquierda en la Argentina en el largo plazo. O sea, arrancar con la primera vez que se habla de socialismo en el Ro de la Plata hacia 1837 y ver cmo se trmino se va modificando, resemantizando, resignificando a lo largo del siglo XIX, y sobre todo a lo largo del siglo XX. Este trabajo, Marx en la Argentina, abarca el perodo 1870- 1910. En marzo o abril del ao prximo va a salir -por Fondo de Cultura Econmica- el tramo previo, que va de 1837 a 1870. Estoy preparando lo que sera la tercera parte de la saga que sera el itinerario de Marx y el marxismo en la Argentina desde 1910 y probablemente llegue hasta 1983, o sea hasta el retorno de los exiliados y los debates en el inicio de la transicin democrtica.APU: En este marco, ste es sobre los comienzos, las primeras lecturas que hay en el Ro de la Plata del marxismo...HT: De Marx es el inicio, claro; de las ideas socialistas es el segundo. Como ancdota te puedo contar que cuando me puse a planificar la investigacin, pens hacer un volumen sobre el siglo XX, y dedicarle un primer captulo al siglo XIX considerando que haba poco, que no haba fuentes. Lo que me pas con este libro es que me fui entusiasmando con todo lo que apareca del siglo XIX porque tuve la suerte de poder viajar, encontrar otros archivos, sobre todo en Holanda, aunque tambin en Pars, en Montevideo, en Chile. Ac, a travs de particulares, coleccionistas, encontr cosas en libreras, fondos documentales; en el contexto en que haca la investigacin, se estaba creando y desarrollando el CeDInCI.Entonces, lo que iba a ser un captulo o dos captulos termin siendo un libro de 500 pginas y me apasion con el siglo XIX. Era un especialista en Historia Poltica del siglo XX, pero me apasion y todos estos aos vine trabajando mucho, sobre todo con el pensamiento francs, en el marco del pensamiento europeo y el XIX latinoamericano. Mientras trabajaba con la recepcin argentina de Marx, trat de ver qu pasaba en el resto de Amrica Latina, trat de ver si poda aprovechar estudios existentes para otros pases y ver si hay patrones de recepcin que se repiten o si los procesos son muy diversos. Entonces fui ampliando el foco hacia Amrica Latina cada vez ms. Eso dio como resultado un artculo extenso o un libro pequeo, que va a salir el ao prximo como libro, que es otra investigacin que se llama El Manifiesto comunista en Amrica Latina. Esto es un poco la historia, como ves, de cmo unos y otros libros estn muy vinculados entre s.APU: En el libro menciona que en Europa son ms sistemticos estos estudios y que faltara esto en Amrica Latina.HT: As es. En Europa se fue sedimentando, a lo largo de los 60 y sobre todo en la dcada del 70, una suerte de campo de investigacin acerca del marxismo, de campo profesional de investigacin. Se pas del investigador partidario, del memorialista, del viejo dirigente que tiene un archivo en su casa, al universitario profesionalizado en estas cuestiones, que ensea en la universidad, que participa de eventos internacionales en torno a estas cuestiones. Por ejemplo: en el siglo pasado, se haca un gran evento en Pars sobre la fundacin de la primera Internacional, se hace otro evento en 1971 por el centenario de la Comuna de Pars y se empieza a crear adems una red muy interesante de investigadores que se encuentran en congresos que intercambian experiencias, que hacen estudios comparados. Como resultado del crecimiento de este campo y de esta red, surge esta gran historia del marxismo que coordinan Eric Hobsbawm y cuenta con otros historiadores eminentes. Citarlos a todos sera imposible, algunas figuras tambin de Europa del este, porque esta historia se desarrolla cuando todava existe la Unin Sovitica y estn vigentes las llamadas democracias populares en Europa del este. Pero hay una cantidad de investigadores que se decantan como investigadores crticos, esto hubiera sido muy difcil hacerlo en el marco del marxismo leninismo, estalinismo ortodoxos. La historia del marxismo es casi impensable en esos trminos porque en las historias oficiales se reduce a una especie de visin unilineal de expansin de una verdad que se proclam una vez y se expandi casi naturalmente por el mundo.sta es una historia problemtica, compleja, llena de paradojas, de aporas, es una historia extraordinaria, apasionante, donde se cruza el mundo de las ideas con el mundo de la militancia, de la accin social, una teora atravesada por la poltica, por la ideologa, pero sin perder esta dimensin pica y podramos decir apasionante, era necesario reponer las complejidades, las contradicciones, las aporas. En Amrica Latina, cuando se dan estos desarrollos en Europa, no conocemos este tipo de investigaciones; porque estos procesos coinciden con las dictaduras militares, en buena medida en Brasil, en Chile, Uruguay, Argentina o regmenes democrticos muy dbiles. Hay algunos investigadores vinculados a estos equipos pero que normalmente estn en el exilio, por ejemplo Jos Mara Aric, es un hombre vinculado cuya obra tiene que ver con estos desarrollos y, adems, colabora en una de estas grandes historias del marxismo, Portantiero colabora en otra, pero los esfuerzos fueron aislados. Hay un historiador chileno llamado Marcelo Segall que hace una obra interesante sobre la recepcin de las ideas socialistas en su pas. Otro investigador uruguayo, hoy olvidado inclusive en el Uruguay, Digenes de Giorgi, que tambin hace un estudio sobre la Comuna de Pars en el Uruguay. Pero son esfuerzos aislados, fijate que no se conocen entre s, Aric no conoce a Digenes y viceversa, Portantiero no sabe de Segall, no se citan, evidentemente no se conocen.La situacin se empieza a revertir -en parte- con el retorno de los exilios y la normalizacin de la vida universitaria. Por qu digo en parte? Porque en la transicin democrtica ya no era la clase obrera el centro del inters acadmico, porque ya no aparece como el actor central que apareca en la dcada del 50, 60, 70. Aparece un inters m diseminado hacia los movimientos sociales o la democracia, otros actores. El marxismo, si bien conoce un ltimo momento de inters en la dcada del ochenta, la transicin democrtica en casi toda Amrica Latina coincide con la proclamacin de la crisis del marxismo en Europa y tambin en nuestro Continente, entonces tampoco el marxismo tiene la centralidad, el inters, la vigencia que poda tener en dcadas anteriores.Tengo que hacer una salvedad que es Brasil. En Brasil, la crisis del marxismo se vivi de un modo mucho ms mediatizado y el eclipse de la clase obrera como actor central del escenario poltico tambin se vivi de un modo muy mediatizado; en la medida que el gran partido emergente, que en sus orgenes era un partido de clase, era un partido de los trabajadores: el PT. El marxismo se mantuvo vigente, inclusive podramos decir que se reactiv en Brasil. La llegada de otras lecturas de autores como Foucault, que fue muy importante en el Brasil de los aos 70, 80 y 90, no fue como aqu que vena a reemplazar a Marx. La recepcin de Gramsci fue una recepcin ms regular, no fue una moda que eclosiona y despus refluye.Qu te quiero decir con todo esto? Que si bien en Brasil la recepcin del marxismo es mucho ms tarda, es una recepcin que podramos decir que arranca en un sentido fuerte con la Revolucin Rusa, la recepcin del marxismo a finales delsSiglo XIX y principios del XX es mucho ms difusa, segn las investigaciones de los propios brasileos. Sin embargo este marxismo termina arraigando muy fuerte en los espacios polticos, universitarios, obreros y como resultado de esto hay un cmulo extraordinario de investigaciones sobre marxismo en Brasil. En la ltima dcada desembocaron en la edicin de Historia do marxismo no Brasil, cinco tomos donde participan alrededor de treinta o cuarenta autores. Nosotros no tenemos una obra semejante, ni para Mxico ni para Argentina, ni para Chile, ni para Uruguay, ni para Colombia, por citarte pases donde el marxismo eclosion. Muchos de los investigadores que escriben la historia del marxismo en Brasil estaban exiliados en Europa bajo la dictadura militar brasilea y se formaron con Robert Paris o con muchos de los investigadores europeos a los que hacamos alusin al principio de la pregunta. Entonces, de algn modo, Brasil pudo recuperar esa lnea de investigacin.APU: En este caso puntual interesa tambin que remarca la idea de registrar cmo leyeron a Marx y por qu lo leyeron as. No una lectura de qu marxismo es el que hay que leer o no leer, sino cmo fue esa recepcin.HT: Intent correrme de una lectura normativa, porque en realidad alguien me podra decir: s, existen historias de la izquierda y el marxismo en Argentina, que algunas siguen siendo tiles. Pero casi todas ellas tienen un carcter normativo: Marx dijo esto y en realidad fue incomprendido o tergiversado adrede. Por ejemplo, fue tergiversado porque hay una especie de vocacin inherente en ciertas figuras, en ciertas corrientes hacia la tergiversacin social demcrata o sectaria o dogmtica o reformista. Creo que todo el legado de Marx, como cualquier legado terico, nunca constituye una totalidad coherente, sistemtica y universalmente aplicable a cualquier momento, a cualquier tiempo o lugar, que basta haber ledo y comprendido para aplicarlo bien y conducir al partido de la clase obrera en el camino de la revolucin. El legado de Marx est constituido por una serie de textos que, en su conjunto, pueden constituir una teora -el marxismo tiene la ambicin de que as sea- pero esa teora incompleta, llena de tensiones, de contradicciones, de bsquedas irresueltas, de caminos que a veces quedan inconclusos.Cualquier pensador que se tome en serio la teora nunca est plenamente conforme con su propia construccin terica y Marx era sa cabeza prometeica que permanentemente piensa, repiensa, siente que cada uno de los acontecimientos que se suceden en la Europa de su poca o en el mundo de algn modo ponen a prueba su propia teora, y entonces l reformula. Aparece un hecho inesperado: las revoluciones del 48, bueno, ah Marx y Engels hacen ajustes que, a veces, implican reformulaciones tericas. Aparecen fenmenos como los bonapartismos, fenmenos de autonomizacin del Estado impensables por la teora tal como es formulada en La ideologa alemana o El manifiesto comunista. Qu es el bonapartismo? Qu es el luismarquismo? Marx concibe la idea de una expansin mundial del capitalismo pero de pronto estalla la cuestin nacional, impensable en El manifiesto comunista, negada podramos decir, un punto ciego en la teora de Marx de 1848 pero estalla la cuestin nacional y, entonces, qu actitud tomar frente a la resistencia de los irlandeses. Qu actitud tomar frente a las comunidades rurales rusas y los populistas que dicen que hay que defender estas formas antes que el capitalismo las termine por disolver. Estas son preguntas que eran imposibles que estuvieran planteadas en la teora de 1845-1848.Qu quiero decir con esto? Que aqu hay un legado compuesto de preguntas, interrogantes, desarrollos, desarrollos inconclusos, exploraciones, dudas, anotaciones, apuntes, resmenes, cartas y textos que no dicen lo mismo, Marx y Engels que no dicen exactamente lo mismo. Entonces, parto de la idea de que se legado, cuando intenta ser convertido en doctrina e inspirar a las grandes masas necesita ser sistematizado, lo que Marx nunca arma como sistema. El que lo quiere usar para que eso devenga ideologa, devenga poltica, devenga mundo -para decirlo en trminos de los historicistas- necesita hacerlo asequible para sectores mucho ms amplios, necesita simplificarlo, necesita vulgarizarlo, necesita darle nuevos sentidos, necesita ajustarlo a una realidad totalmente distinta de la que fue producido, y esos vacos tienden a ser llenados de algn modo, porque una doctrina no admite el grado de complejidad de una teora, una doctrina necesita ser clara, transmisible, comprensible.Ah hay un proceso del cual Marx -podramos decir- casi no participa o participa poco, Engels participa ms en la traduccin poltica del legado marxiano y del suyo propio, pero cuando se muere Engels quedan los legatarios, los herederos y no tarda en producirse una disputa en torno a este cuerpo doctrinario. Apenas muere Engels, estalla el debate sobre el revisionismo, que es uno ms entre mltiples debates. Entonces lo que planteo es: tratar de hacer un careo de Juan B. Justo, de Jos Ingenieros o de Rosa Luxemburgo o Berstein, de Lenin con el verdadero Marx; es un ejercicio prcticamente estril porque no existe un verdadero Marx, existe un legado complejo. Todo autor poltico, terico, doctrinario, en la medida en que interpreta est haciendo algn forzamiento, porque interpretar en un sentido fuerte es algo muy distinto que glosar. El glosador es como Pierre Menard, el que glosa y quiere ser absolutamente fiel a la teora del maestro, lo que hace es reescribir la historia del maestro. Cuando vos intents interpretar, resumir, aplicar entre comillas, bueno, te ests apartando, ests haciendo una traduccin a tu realidad y, como sabemos, el traductor es traidor. Pero no traidor en el sentido necesariamente negativo imbuido de malas intenciones, si utilizo para m medio y para m lugar, bueno, creo que estoy siendo fiel al pensamiento de Marx, pero en realidad estoy haciendo otra cosa.Entonces a m me interes ver cmo eran sas operaciones, por qu se hacan, respondiendo a qu necesidades se hacan. Partiendo de la base de que todos operan del mismo modo, Kautsky, o Bernstein desde Alemania o Lenin y Trotsky desde Rusia o Juan B. Justo y Jos Ingenieros desde Argentina. Estn haciendo operaciones semejantes de apropiacin y relectura y traduccin y aplicacin entre comillas siempre- de la teora marxista a la realidad de su poca. El ejercicio normativo me parece estril y corresponde a una etapa en que se crea que exista un marxismo nico, que se llamaba marxismo-leninismo, o marxismo-leninismo-estalinismo o marxismo-leninismo-maosmo o marxismo-leninismo-troskismo. Hoy ya queda muy poca gente que piensa as, s hay gente que piensa as, pero la teora marxista felizmente ha estallado, no hay centros como pudo ser Mosc o como pudo ser Pars para la Cuarta Internacional o como pudo ser La Habana en el periodo de apogeo del guevarismo. Hoy hay un marxismo ms rico porque hay una proliferacin de centros de produccin y no hay guiones, no hay marxismo guin negrismo porque Toni Negri plantea otra cosa, no se plantea a s mismo como el que lee correctamente a Marx y los dems lo han ledo ms.Y aun en los sectores partidarios ms dogmaticos, aun as hay una apertura hacia una lectura internacional mucho ms laica, esto de que no haya centros de la revolucin y que no haya padres tutelares del marxismo y administradores de la doctrina en una ciudad o en un pas, ha hecho que se lea con ms libertad y se admita la pluralidad de marxismos. Y en paralelo se admite la pluralidad de marxismos con una pluralidad de lectura de autores no marxistas, pero que de algn modo hace ms rico el horizonte del pensamiento crtico. Pienso en Foucault o en autores como Deleuze, no s, te podra poner muchsimos ejemplos de autores que hoy estn admitidos leer dentro del espectro de las izquierdas, y en otras pocas el index era mucho ms claro. Haba textos sagrados y textos profanos, a los textos profanos no haba que leerlos y si se lean era de contrabando, a hurtadillas, el dirigente del partido no se poda enterar, hoy eso felizmente estall. Entonces digo, es este contexto histrico-poltico el que, de algn modo, habilita lecturas nuevas, menos normativas, que fue la intencin.Siempre que interpretamos rearmamos el corpus, un recorte de ciertos textos de MarxSBADO 21 DE SEPTIEMBRE DE 2013Entrevista a Horacio Tarcus, a partir de su libro Marx en la Argentina, sus primeros lectores obreros, intelectuales y cientficos (Siglo XXI). El Marx revolucionario y el Marx cientfico, y su enviado a la Argentina, en esta segunda parte de la charla.Parte I: No existe un verdadero Marx, existe un legado complejoPor Juan CiucciAPU: En el libro marca dos momentos de recepcin de Marx a fines del siglo XIX y comienzos del XX: un Marx revolucionario y uno cientfico, que estaran en tensin.Horacio Tarcus: En realidad, son dos recortes que se hacen de Marx, segn las circunstancias de difusin de su obra. En la dcada de 1870 se vislumbra, sobre todo, el Marx revolucionario organizador dirigente de la Internacional. Porque cuando estalla la Comuna de Pars, la prensa de todo el mundo pone el foco en este acontecimiento asombroso, porque es la primera vez que se produce una revolucin de estas caractersticas, donde el pueblo en armas se auto organiza, niega el Estado nacional, es una ciudad que se autonomiza. Es un acontecimiento totalmente inesperado, el mundo moderno conoca las revoluciones burguesas, conoca el carcter de masas de las revoluciones de 1848, pero esta es una revolucin totalmente inesperada y la prensa de la poca busca algn tipo de explicacin ante este fenmeno totalmente novedoso.Entonces trata de radicar la explicacin en una suerte de organizacin secreta llamada Asociacin Internacional de los Trabajadores, que habra promovido la toma del poder por los obreros parisinos en 1871. Por supuesto, esto responde a una visin conspirativa de la historia y de la poltica, no fue la Internacional la que decidi la Comuna de Pars, sino que fue la ignominiosa derrota francesa en la guerra franco-prusiana y un momento de vaco de poder, de algn modo llenado por estos obreros y soldados indignados, en un momento de una crisis poltica de la dirigencia francesa extraordinaria. Se escribi mucho sobre la Comuna, pero se la piense como se la piense, lo que es claro es que no fue un subproducto de las decisiones de la Internacional. Pero s aparece en la prensa de la poca, en la prensa portea, en la prensa de Montevideo, en la prensa espaola, hay estudios sobre La Comuna en la prensa de la poca, y todas coinciden en que en un primer momento hay un asombro y pnico en las lites.A continuacin, se busca un culpable y no puede ser el pueblo el culpable, tiene que ser una organizacin secreta, entonces ah aparece la Internacional. Y ah, por primera vez, la Internacional llega a la gran prensa, a los titulares de la gran prensa y se habla de la Asociacin Internacional de los Trabajadores y se transcriben documentos, se consiguen documentos que facilita la polica. Pocas semanas despus aparece alguien que tena que ser el cerebro de esta Internacional y entonces ah aparece la figura de Marx presentado, por ejemplo, en la prensa portea por uno de los corresponsales de La Nacin, Gutirrez, el escritor y amigo de Mitre, mdico, que est haciendo un viaje de perfeccionamiento en Pars; l tiene como apoyo econmico enviar corresponsalas al diario de Mitre y lo agarra la situacin de La Comuna. Entonces escribe diariamente sus artculos y sigue este itinerario: asombro, pnico en las lites, denuncia de la Internacional y, de pronto, aparece un seor llamado Carlos Marx, este genio malfico que, como un Prometeo moderno, le rob la sabidura a los dioses para ponerla al servicio del pueblo. En este contexto la polica francesa fragua una cantidad de cartas de Marx presentndolo como alguien que est animando a los obreros a extender la revolucin. Cuando en realidad Marx fue muy cauto con La Comuna de Pars y en la medida en que l tena algn ascendiente sobre un proceso, l estaba en Londres y esto ocurra en Pars. Marx era respetado pero era uno ms entre la cantidad de lderes revolucionarios de la poca. l precisamente tiene una gran preocupacin porque La Comuna logre sobrevivir y llega a recomendar que se acepte una paz honrosa antes de que el movimiento sea reprimido y todos sean fusilados, que es lo que termina pasando. De modo que en la correspondencia real nos encontramos un Marx sensible polticamente, cauto, inteligente y en la prensa burguesa aparece un Marx como un especie de enloquecido tratando de generar un incendio en toda Francia y despus en toda Europa.Lo que digo es que sta imagen del Marx organizador, revolucionario, que est atrs de los procesos revolucionarios en curso, es de algn modo contrapesada, desplazada por el Marx autor de El Capital, el Marx que descubri las leyes de la historia, el Marx que, segn las palabras de Engels en el cementerio ante la tumba de Marx, as como Darwin descubri las leyes de la evolucin de las especies, nuestro querido Carlos Marx descubri las leyes del funcionamiento de la sociedad. Esto, en realidad, hace sistema con el pensamiento positivista hegemnico en la poca, entonces aparece un Marx como campen de la ciencia, un Marx que descubri las leyes del decurso objetivo de la historia. No es que el Marx revolucionario desaparece absolutamente, pero la imagen de que se puede llevar a cabo una revolucin como la de los comuneros de 1871 comienza a desaparecer en el horizonte de la social democracia hacia 1900.Pongo el ejemplo de las conferencia de Jos Ingenieros: en cada aniversario de la Comuna, dicta una conferencia para los afiliados del partido socialista que quisieran acercarse, haciendo un elogio de la Comuna. Pero este mismo Ingenieros que est a punto de recibirse de mdico, que est imbuido de las doctrinas positivistas spencereanas, pero tambin del socialismo y del marxismo, de matriz social demcrata europea que se est consumiendo, en determinado momento, Ingenieros dice s podemos celebrar el carcter heroico de los comuneros, pero no lo hagamos con la esperanza mesinica de repetir esto. Esto es una excepcionalidad histrica, una especie de aborto de la historia, ac las sociedades estn evolucionando, los partidos socialistas son partidos que en todo caso empujan sa evolucin histrica, el desarrollo econmico, la integracin social. Las revoluciones al modo del siglo XIX se han terminado.Creo que ac no tiene sentido decir: Ingenieros no comprendi a Marx, que Ingenieros no haba ledo a Lenin. Este es un modo posible de leer a Marx, era un modo legtimo. Vos me dirs pero bueno, era un recorte de ciertos textos de Marx en desmedro de otros textos de Marx. Te dira que siempre hacemos eso, siempre que interpretamos rearmamos el corpus, entonces los textos sobre La Comuna ah nos parecen textos polticos, subordinados frente la centralidad de un texto cientfico como El Capital. O viceversa, en determinados momentos decimos este texto es muy importante pero es un texto muy complejo, vamos al ms poltico donde est la quintaesencia de su pensamiento. Bueno, todos, ortodoxos y heterodoxos, reformistas, revisionistas, revolucionarios, hacen este tipo de operaciones, no es que los revisionistas tergiversan y los ortodoxos leen bien: todos hacen operaciones de interpretacin.APU: Uno de los personajes importantes para esa difusin en la Argentina es Raymond Wilmart Puede comentarnos su experiencia en el pas?HT: Mir, es un personaje apasionante. Lo descubr a partir de referencias aisladas que aparecan en la prensa de la poca, por ejemplo Jos Ingenieros en un escrito muy temprano sobre la historia de la Internacional en la Argentina, dice y el doctor Wilmart que en algn momento le dio problemas a la polica y hoy es un abogado de la lite portea. Yo deca quin ser este Wilmart? Fui a la facultad de Derecho y encontr os de este jurista, profesor de Derecho Romano, pero me cost dar con la pista del joven revolucionario. Encontr en un viejo texto publicado en francs, en la dcada del 70, por uno de los estudiosos que te nombraba al principio este chileno de apellido Segall- un artculo que pona el foco en Wilmart y me dio una pista preciosa. l deca que Wilmart se haba carteado con Marx, citaba dos o tres lneas de la correspondencia de Wilmart con Marx, deca que haba sido anarquista en su juventud, que Marx lo haba enviado como delegado a fortalecer la seccin argentina de la Internacional, y que despus se haba convertido en un abogado de la lite, pero que se haba mantenido vinculado y solidario durante muchos aos con el Partido Socialista. Le dedica dos o tres pginas breves, y esto ya me puso mucho ms en la pista.Segall anunciaba la prxima publicacin de la correspondencia de Wilmart con Marx, as como otra correspondencia que haba reunido sobre la Internacional en Argentina y en Amrica Latina. Quiso la mala suerte que a Segall lo atropellara un auto en Amsterdam y queda invlido durante muchos aos y finalmente falleci; no pude conocerlo ni pude dar con ese conjunto de cartas que l tena, aparentemente traducidas o en proceso de traduccin. No logr dar con ningn familiar, no pierdo las esperanzas de hacerlo algn da. Si publics esto, quizs algn familiar lo lee y tiene la gentileza de escribirme. Al no aparecer este legado dije, bueno, empezar de cero entonces. Me fui a Holanda, consult las cartas, las fotografi, ped permiso para traducirlas, trabajamos semanas en el desciframiento de esa terrible letra, y adems del francs de 1873, con el plus de que muchas cosas estn dichas entrelneas porque es un revolucionario que le escribe a otro revolucionario que est cumpliendo una misin y no quiere que le intercepte las cartas. Entonces, fue muy complejo traducir. En Holanda encontr otras cartas, en un nmero especial del diario anarquista La Protesta aparecieron, en la dcada del 20, otras cartas y, entonces las pude reunir en el apndice del libro y reconstruir en parte el vnculo de Wilmart con Marx.Quedaban, todava, muchas zonas oscuras, pero un da voy a la Biblioteca Nacional y busco Wilmart ser hace diez aos- y todava estaban las viejas tarjetas mecanografiadas y algunas manuscritas. Una ficha de Wilmart, despus que recorro todas las fichas, casi todos los artculos de temas jurdicos, me interesaban pero para m objeto slo diagonalmente. Finalmente encuentro una ficha que se llama Un error de Carlos Marx. Digo: qu es esto? Y esta ficha me salv porque me meti en una pista extraordinaria, porque esta ficha -que estaba manuscrita- vaya a saber, deba ser de la poca de cuando Paul Groussac era director, cuando los directores todava se abocaban a las tareas bibliotecolgicas y llenaban fichas; no descarto que sea la letra de Groussac, adems est escrito con las rbricas y las tintas de la poca. Me hubiera gustado fotografiar la tarjeta, vaya a saber dnde fue a parar. Me puso en la pista, pido el artculo en cuestin, que era un artculo aparecido en una revista de graduados y estudiantes de Derecho y Wilmart cuenta, ah, su vida.La cuenta el viejo Wilmart, que ya no participa de las esperanzas revolucionarias de su juventud, la cuenta de algn modo como uno cuenta su propia vida, racionalizndola, omitiendo algunas cosas, enfatizando otras, pero de algn modo me permiti normalizar una ficha biogrfica y darle coherencia al conjunto. La historia era que Wilmart era un joven belga, hijo de una familia noble, que se rebela y se va de la casa paterna y no sabemos cmo ni por qu, en esta vida juvenil aventurera, desemboca en la ciudad de Burdeos; all traba amistad con la hija de Marx, Laura, y el yerno de Marx, el cubano Paul Lafargue. Laura y Paul eran dos entusiastas animadores del movimiento socialista, fundadores del Partido Socialista francs, difusores de obra de Marx, y logra incorporan al joven Wilmart a la organizacin poltica francesa, que es la seccin francesa de la Asociacin Internacional de los Trabajadores.En determinado momento, Wilmart cuenta que frecuenta la casa de los Lafargue y Marx era para l un estimulo extraordinario, que all encontr los libros de Marx, los libros de Engels, los libros de los socialistas de la poca, as como libros de ciencia; digamos, lo introducen en el mundo de la cultura y le da un sentido a su rebelda. All cuenta que, en determinado momento, Wilmart viaja a Londres y conoce personalmente a Marx, pero lo que omite decir es que en realidad viaja para participar como delegado de la seccin holandesa de uno de los congresos de la Asociacin Internacional de los Trabajadores, que es el Congreso de la Confrontacin entre marxistas y bakuninistas. Este relato permite descartar la hiptesis de que Wilmart haba sido anarquista en su juventud; l tiene una actitud de respaldo a los marxistas, pero no vota por la expulsin de todos los anarquistas, como s vota el sector ms duro y esto llevo a conjeturar que, en realidad, era anarquista Wilmart, pero no lo era.La historia es que en ese congreso se informa de la creacin de la seccin argentina. Quines crean la seccin argentina de la Internacional? Los comuneros exiliados de 1871. Se comunican con el Consejo General que tena su sede en Londres, que de algn modo hegemonizaba Marx, aunque no dominaba por completo. Marx y el Consejo General en Londres deciden enviar a este hombre, probablemente, porque era joven, no estaba casado, era un hombre inteligente, manejaba idiomas, hablaba espaol, y entonces era la persona ideal. Era una persona de confianza, amigo personal de Lafargue y lo envan para fortalecer la seccin y, de algn modo, ponerla a resguardo de los anarquistas. Porque la seccin uruguaya estaba hegemonizada por los anarquistas, mientras que la seccin portea ni era marxista ni bakuninista, porque en realidad esto es una simplificacin de la historia de la Internacional, no es que la Internacional se divida entre marxistas y bakuninistas, la historia es mucho ms compleja porque haba muchas tendencias, pero sobre todo la base de estos jvenes era un socialismo internacionalista muy vago, muy indeterminado, no estaba formado doctrinariamente: no eran blanquistas, no eran bakuninistas, no eran marxistas, eran hombres con una ideologa ms general, ms abstracta, ms sentimental, pero bueno, ah podan de algn modo ganar terreno las ideas bakuninistas, Marx se apresura a enviar a Wilmart.De la correspondencia que se conserva en el fondo Marx, del Instituto de Amsterdam, hay toda una serie de cartas de Wilmart, pero desde Buenos Aires hay slo tres, que son las que comento y transcribo ntegras en el apndice. Las tres cartas que se van sucediendo a lo largo del ao 1873, demuestran el creciente escepticismo de Wilmart respecto de crear una seccin de la Internacional. Hay que decir que ste es un contexto de declive, de repliegue de la Internacional, la derrota de la Comuna de Pars fue una derrota para la Internacional, aunque la Internacional no la hubiera convocado. El respaldo de Marx a La Comuna, a la famosa locucin de la guerra civil en Francia, de algn modo determin el retiro de los sindicatos ingleses que constituan un apoyo de masas, un apoyo institucional muy importante. La divisin entre marxistas y bakuninistas y la expulsin de los bakuninistas implica la creacin de una Internacional paralela y el retiro de muchos sectores independientes que no se sentan parte de ese debate, y no casualmente Marx impulsa la votacin de que se traslade la sede a Estados Unidos. Trasladar la sede a un lugar al que los bakuninistas tenan un acceso mucho ms difcil era reconocer que se haba entrado en un proceso de declive.En el campo local, la situacin no era mucho ms entusiasta para Wilmart, aqu se encuentra con una cantidad de comuneros que no tienen una gran formacin poltica, no es una clase obrera emergente, son artesanos que se implantan en los espacios locales, son zapateros, cocineros -ah estn las profesiones- que vienen como exiliados polticos pero tambin con una voluntad de integrarse social y econmicamente, no tienen relaciones orgnicas con las, todava, muy incipientes organizaciones obreras. Hablan otro idioma, se renen a hablar en francs. A lo largo del ao pareciera que hay un momento de crecimiento de la Internacional hacia sectores de habla italiana, de habla espaola, pero el movimiento enseguida se desarticula. Se vuelve a organizar en 1875, pero un proceso judicial dirigido contra ellos, acusndolos de haber incendiado la iglesia del Salvador, vuelve a desarticular el movimiento.Entre tanto, Wilmart se va a tratar de una afeccin pulmonar a Crdoba, conoce una hija de la lite cordobesa, se convierte en una suerte de alumno esmerado y luego discpulo de un abogado del foro cordobs muy reputado, que ve un muchacho inteligente, que habla idiomas, que aprende rpidamente y no tarda, entonces, Wilmart en asimilarse a la Argentina de 1870. Se recibe pronto de abogado, se casa con esta mujer y, como dice Segall, no va a volver a ser un cuadro revolucionario militante, pero s va a acompaar algunas acciones del Partido Socialista y, como abogado, va a desarrollar una cantidad de obra, de artculos y de intervenciones en un sentido sumamente social.Las cartas que recibe de Marx se han perdido, un familiar las quema o las rompe, no sabemos exactamente, lo cuenta uno de los descendientes. Tenemos las cartas de Wilmart, pero no tenemos las cartas de Marx, probablemente se han perdido para siempre. Un dato curioso de su biografa es que uno de sus descendientes era el cura Raymundo Podest, se llama as por Wilmart, por su abuelo. Es ese famoso cura progresista de izquierda que decide romper con la prohibicin del celibato y casarse con Clelia. Lamentablemente, no llegue a entrevistarlo con vida, no s en qu medida ese abuelo revolucionario habr influido en las ideas del cura Podest.APU: Una de las tensiones que est presente en el libro es la complejidad de El Capital, una lectura difcil, y al mismo tiempo la posibilidad de distintos medios obreros para difundirlo. Cmo analiza este acceso a la obra y al mismo tiempo muchos conceptos vertidos en la prensa obrera?HT: Ese es un capitulo que -creo- recin se est estudiando en estas ltimas dos dcadas en el mundo, que es la historia de los esfuerzos de edicin popular. La escuela, los cursos, las bibliotecas obreras, las escuelas de formacin, los cuadernillos con resmenes y con esquemas. Este realmente es todo un mundo: el mundo de las editoriales, los libros baratos y la folletera, merecera varios volmenes. Le dedique aqu un subcaptulo para mostrar cmo los socialistas argentinos estn recibiendo la folletera belga, francesa, alemana, la espaola que es ms incipiente que la italiana, y estn copiando el modelo de editar en serio. O sea, en principio editan libros y folletos sueltos, y despus descubren la importancia de crear un sello editorial, editar libros que tengan un solo formato, que constituyan una serie numerada porque eso hace al hbito, a construir el hbito del lector de comprar de modo serial, de organizar su biblioteca numricamente. Digamos que es un proceso que se va dando en la segunda mitad de la dcada de 1890 e inicios del 1900 en la Argentina y son los prolegmenos de la Editorial La Vanguardia que, despus en la dcada del 20, va a ser la Editorial Claridad.Sigo trabajando en esto, recuperando viejos catlogos, poniendo el foco en la recuperacin de la folletera, pero claro, esto que a nosotros hoy nos parece como un mtodo muy antiguo, folletos llenos de textos que no tienen ningn atractivo, para hoy en plena cultura de la imagen, y detrs de la cultura de imagen, la cultura digital, esto nos parece una antigedad total. Sin embargo, estos folletos, con estas ilustraciones -si vos queres precarias-, y estas vietas y apenas algunos juegos tipogrficos, eran medios de avanzada para la poca. La edicin de Almanaques Socialistas, por ejemplo, era una forma de entroncar con la tradicin del almanaque popular de los siglos XVIII y XIX, cuando en la casa campesina y en la casa obrera no haba libros todava, qu ingresaba: el almanaque. Cul era la cultura que manejaba el campesino, el artesano y ese obrero incipiente? Eran los fragmentos que contena un almanaque. El almanaque, adems del calendario, tena consejos para la siembra y la cosecha, indicaba el tiempo a lo largo del ao, traa algn cuento, traa poemas, traa alguna frase clebre y una cantidad de imgenes que, despus, la mujer de la familia campesina obrera seguramente recortaba y enmarcaba y era el cuadro que adornaba la casa, en una poca en la que haba una enorme penuria de medios grficos. Hoy hay una sobreabundancia de medios grficos, pero no lo haba un siglo atrs, inclusive medio siglo atrs.El trabajo de difusin que hacen tanto anarquistas como socialistas, articulado con el mundo festivo, con el picnic, de la representacin llamada en los trminos de la poca filo-dramtica, el recitado de poemas, el canto de himnos, la difusin de los retratos de Marx, de Pablo Iglesias o de Juan B. Justo, la celebracin de los grandes acontecimientos, la Revolucin Francesa primero, la Comuna de Pars, comienzan a constituir lo que se podra llamar la cultura obrera anarquista y la cultura obrera socialista; anarquismo y socialismo como parte de una cultura obrera mucho ms amplia, pero articuladores, organizadores, formadores de esa cultura. Entonces, lo que estos sistemas de edicin permiten, es construir ciertas jerarquas donde vos, quizs, tens acceso a los medios de difusin ms masivos como puede ser el diario, luego del diario pods pasar a un peridico semanal que es un poco ms doctrinario, del peridico al folleto y del folleto al libro; del libro ms sencillo de divulgacin al libro mucho ms complejo.El modo en el que el sistema de Marx -de algn modo- es difundido a travs del Anti-Dhring, digamos que Marx no arma sistema, pero Engels arma sistema, pero su Anti-Dhring sigue siendo un libro complejo. Entonces le pide a Engels que separe tramos y de ah sale Socialismo utpico y Socialismo cientfico, y Bebel escribe su famoso libro sobre La mujer en el pasado, en el presente y en el porvenir y es el libro que sirve como llave para ingreso a la militancia y para la formacin de lo que es la teora del Materialismo Histrico. Como sabemos hoy, Bebel no era tan terico, sino un lder obrero socialista, orador sobre todo, y un divulgador, pero bueno, para muchos medios obreros, artesanos La Mujer de Bebel fue el libro inicitico, para otros fue El Manifiesto Comunista no? para otros van a ser las novelas sociales, Tolstoi, La Madre de Gorki. Aparece en las entrevistas que hago con viejos militantes; una de mis primeras preguntas es cmo recuerda usted su ingreso en el universo de la poltica, de la militancia, los anhelos sociales? Qu fue: un to, un padre, un vendedor de libros, una lectura, la experiencia de una huelga? Bueno, siempre es una mezcla de todas estas cosas, pero siempre aparece algn libro inicitico.De modo que El Capital aparece como una obra compleja, muchos cuentan que nunca pudieron pasar de las primeras pginas, pero aparecen las primeras ediciones resumidas. Hay un socialista francs Deville que hace una sntesis muy difundida en francs que el propio Marx de algn modo avala. Curiosamente en Italia es un Anarquista, Carlo Cafiero, el que resume El Capital, y su traduccin va a tener circulacin en Argentina. Kausky va a hacer su resumen de la economa marxista convirtiendo ya la crtica de la economa poltica en una especie de ciencia econmica dentro del sistema cientfico de Kausky. Digamos que cada uno de estos resmenes, lo que decamos antes, interpreta, sacrifica, simplifica. En general la teora del fetichismo ocupa un lugar casi nulo, a veces queda de modo ritual porque Marx lo dice, no es un foco interpretativo, son resmenes que tienden a construir ciencia econmica antes que crtica de la economa poltica que tena El Capital para Marx que l no quera ser un economista cientfico. l se propone hacer otra cosa, mostrar los ncleos ideolgicos en la economa poltica burguesa, mostrar hasta dnde la economa poltica burguesa permita pensar y dde estaba el ncleo de obtencin del beneficio que dinamizaba permanentemente el sistema, que era el plusvalor.La teora burguesa permita arrimarse a pensar el plusvalor pero al mismo tiempo ocultaba se ncleo porque no poda revelar su secreto, haba que correrse de se lugar, haba que correr el punto de mira desde el cual la economa poltica como ciencia pensaba todo el proceso para develar finalmente el secreto que era la teora del plusvalor. Entonces no es que Marx -en torno al plusvalor- desarrolla otra ciencia sino que lo que plantea es la necesidad de un pensamiento crtico; crtico de la filosofa, crtico de la economa poltica, crtico de la teora poltica. Lo que hace el movimiento socialista de la poca (y no se le poda pedir otra cosa) es construir positivamente, la teora del materialismo histrico pasaba a ser una sociologa Marxista, la crtica de la economa poltica pasaba a ser una economa marxista, en la crtica, en la poltica y el estado pasaba a ser una teora marxista del estado del estado y de la poltica. Ah donde Marx ejerce, lo que podramos llamar con Adorno una dialctica negativa, esta necesidad de armar sistema tiende a positivisarlo.