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576 '. ~.. ,ual de técnicas de modificación y terapia de conducta e) Eficaces. d) Realistas. e) Las cuatro anteriores. 6. Las principales diferencias existentes entre los hipótesis de «incubación del miedo» y la de «los ensayos cogmnvos» consisten en: a) El papel .atribuido al autocontrol en el proceso de generalización. b) La función de' la secuencia EC-EI. e) Las propuestas por la «teor ia dc los dos factores». LECTURAS RECOMENDADAS Cáccrcs, J.: (19S4) «Técnicas aversivns», cn J. Mayor y F. J. Labrador (cds.) Me I le Modificacion de Conducta, Madrid, Alhambra Universidad. ' ., 1I1IIU (e .Cnl~í[Ulo ,en el que se. rcpa~~l con mayor dcrcnimicnto los susiraros teóricos aducidos a la hora de explicar el funcion.unicnto de las técnicas uvcrsivas. Fax et al. (1986): «Guidclincs for thc use of contingcnt clcctric shock to treat abcrrant bchavior» en Herscn, Eislcr y Miller, 01'. cit., 1986. . ' Capitulo que describe en profundidad las posibles «resistencias» encontradas a la han de_"lt~ntar irnplcrncntar un programa de tratamiento aversivo, y presenta sistcmúticament~ los pases a seguir. $1 queremos que el pfl50nal implicado en el programa participe y no lo sabotee. Howard, M. O., Y Jcnson, J M (1990) «Chcrnical aversion trcatmcnt of alcohol dcpcndcnce Validity of current criticisrns». Tire International Journal o/ Addictions, 25 (/0), 1227- 1262. . . R~visión exhaustiva de los trabajos publicados en relación con el tratamiento avcrsivo qllll11J~O de los 'p~obkmJs de dependencia alcohólica, hacicnd~ especial referencia a su e0cacl~, ac.cptablhdad, análisis de riesgos. relación coste/efectividad, consideraciones teóricas e implicaciones para el futuro. Cuestiona la validez de las críticas vertidas contra este tipo de mtcrvenciones. Rachman. S., y Tcasdale (1969b): A version Therapy and BelraviOl:r Disorders, Londres Rout- . ledge S: Kegan Paul. .> ' AUl1q~~ haya pasad? algún tiempo desde su publicación, sigue siendo el único texto, en ~o[ma de lIhr.? .1l1~nografico. que plantea de manera sistemática las cuestiones relacionadas con. los procedimientos aversivos. Un resumen. para los que tengan dificultad en conseguir el libro. puede e!!.s:.onlrarseen Franks, C. (cd.): (1969a). Wilson, G. T. -(t9S6): «Chemicul avcrsion conditioning 0$ a treatment for alcoholism: A reanalysis», Behavior Rcsearch and Therapy. 25, 503-516. " Trabajo que revisa de manera critico, sistemático y controlada la supuesta eficacia de los procedimientos aversivos, empleando estímulos químicos. aplicados al campo del alcoholismo. © Ediciones Pirámide ··.!I ., l. .......,.J I Técnicas de autocontrol: : MARTA 1. DíAZ GARCíA MARíA ISABEL COMECHE MORENO MIGUEL ÁNGEL VALLEJO PAREJA , Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) i I ! 1, Introducción Tradicionalmente la intervención en el terreno de la salud ¡se ha realizado bajo la perspectiva de un sujeto relativamente pasivo ante lbs problemas que se planteaban en su vida, que pcdia consejo a un especialista encdrgado de enseñarle la estrategi!l que solucionaría sus conflictos. En este modelo el papel delclicnte.se reduce alde mero usuario de las técnicas que un terapeuta directivo pone a' su alcance. Dcsd~ esta óptica la responsabilidad del cambio queda totalmente bajo la' tutela (klltcrapeuta, él es quien en todo momento decidirá qué es lo que hay que hacer, reduciendo así al I " .' máximo la implicación y participación del individuo en el proceso de cambio. Esta visión tradicional del proceso de intervención requiere un modelo de sujeto totalmente motivado a ser dirigido externamente hacia el cambio. Sin embargo, no es dificil encontrar pacientes que, aunque desean modiGcar dete¡:minados aspectos de su vida, se resisten a ser guiados por otra persona en dicho cambio (Kanfer, 1980). Nos encontramos en este punto con uno de los factores que pueden hacer fracasar la tera- pia: la falta de participación e implicación del sujeto en el prbgrama diseñado por su especialista, al hacer atribuciones externas acerca d6;llis modificaciones que se pro- ducen en su medio. . . ".' .. ' !.. Este factor puede ser eliminado adoptando un modelo de'intervención más parti- cipativo, que implique y motive al sujeto transrnitiéndole lo idónea y necesaria que resulta su cooperación en el diseño y puesta cn jnarcha del program·a. De esta manera se obtienen en el proceso terapéutico todas aquellas ventajas derivadas de la percep- ción de control interno que el sujeto-posee' COIl respecto a las modificaciones que sufre su medio, las cuales han sido puestas de manifiesto por la psicología social y clínica. En este marco de intervención es donde los programas de autocontrol van a desa- rrollarse, teniendo como objetivo final que el individuo aprenda a ser su propio tera- peuta. Se trata en último término de hacer que el sujeto asuma progresiva y gradual- mente su respons<]bili.d.ad en el proceso de cambio, incorporando a su repertorio conductual todó10';-P;'é¡"fdido, de tal manera que sea capaz de ponerlo en marcha de manera casi automática ante las situaciones que sea necesario, o de generalizar el uso © Ediciones Pirámide

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e) Eficaces.d) Realistas.e) Las cuatro anteriores.

6. Las principales diferencias existentes entre los hipótesis de «incubación del miedo» y la de«los ensayos cogmnvos» consisten en:

a) El papel .atribuido al autocontrol en el proceso de generalización.b) La función de' la secuencia EC-EI.e) Las propuestas por la «teor ia dc los dos factores».

LECTURAS RECOMENDADAS

Cáccrcs, J.: (19S4) «Técnicas aversivns», cn J. Mayor y F. J. Labrador (cds.) Me I leModificacion de Conducta, Madrid, Alhambra Universidad. ' ., 1I1IIU (e

.Cnl~í[Ulo ,en el que se. rcpa~~l con mayor dcrcnimicnto los susiraros teóricos aducidos a lahora de explicar el funcion.unicnto de las técnicas uvcrsivas.

Fax et al. (1986): «Guidclincs for thc use of contingcnt clcctric shock to treat abcrrant bchavior»en Herscn, Eislcr y Miller, 01'. cit., 1986. . '

Capitulo que describe en profundidad las posibles «resistencias» encontradas a la hande_"lt~ntar irnplcrncntar un programa de tratamiento aversivo, y presenta sistcmúticament~los pases a seguir. $1 queremos que el pfl50nal implicado en el programa participe y no losabotee. e»

Howard, M. O., Y Jcnson, J M (1990) «Chcrnical aversion trcatmcnt of alcohol dcpcndcnceValidity of current criticisrns». Tire International Journal o/ Addictions, 25 (/0), 1227-1262. .

. R~visión exhaustiva de los trabajos publicados en relación con el tratamiento avcrsivoqllll11J~O de los 'p~obkmJs de dependencia alcohólica, hacicnd~ especial referencia a sue0cacl~, ac.cptablhdad, análisis de riesgos. relación coste/efectividad, consideraciones teóricase implicaciones para el futuro. Cuestiona la validez de las críticas vertidas contra este tipode mtcrvenciones.

Rachman. S., y Tcasdale (1969b): A version Therapy and BelraviOl:r Disorders, Londres Rout-. ledge S: Kegan Paul. .> '

AUl1q~~ haya pasad? algún tiempo desde su publicación, sigue siendo el único texto, en~o[ma de lIhr.? .1l1~nografico. que plantea de manera sistemática las cuestiones relacionadascon. los procedimientos aversivos. Un resumen. para los que tengan dificultad en conseguirel libro. puede e!!.s:.onlrarseen Franks, C. (cd.): (1969a).

Wilson, G. T. -(t9S6): «Chemicul avcrsion conditioning 0$ a treatment for alcoholism: Areanalysis», Behavior Rcsearch and Therapy. 25, 503-516. "

Trabajo que revisa de manera critico, sistemático y controlada la supuesta eficacia delos procedimientos aversivos, empleando estímulos químicos. aplicados al campo delalcoholismo.

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Técnicas de autocontrol: :

MARTA 1. DíAZ GARCíAMARíA ISABEL COMECHE MORENOMIGUEL ÁNGEL VALLEJO PAREJA ,Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED)

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1, Introducción

Tradicionalmente la intervención en el terreno de la salud ¡se ha realizado bajo laperspectiva de un sujeto relativamente pasivo ante lbs problemas que se planteabanen su vida, que pcdia consejo a un especialista encdrgado de enseñarle la estrategi!lque solucionaría sus conflictos. En este modelo el papel delclicnte.se reduce aldemero usuario de las técnicas que un terapeuta directivo pone a' su alcance. Dcsd~ estaóptica la responsabilidad del cambio queda totalmente bajo la' tutela (klltcrapeuta, éles quien en todo momento decidirá qué es lo que hay que hacer, reduciendo así al

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máximo la implicación y participación del individuo en el proceso de cambio.Esta visión tradicional del proceso de intervención requiere un modelo de sujeto

totalmente motivado a ser dirigido externamente hacia el cambio. Sin embargo, no esdificil encontrar pacientes que, aunque desean modiGcar dete¡:minados aspectos de suvida, se resisten a ser guiados por otra persona en dicho cambio (Kanfer, 1980). Nosencontramos en este punto con uno de los factores que pueden hacer fracasar la tera-pia: la falta de participación e implicación del sujeto en el prbgrama diseñado por suespecialista, al hacer atribuciones externas acerca d6;llis modificaciones que se pro-ducen en su medio. . . ".' .. ' !..

Este factor puede ser eliminado adoptando un modelo de'intervención más parti-cipativo, que implique y motive al sujeto transrnitiéndole lo idónea y necesaria queresulta su cooperación en el diseño y puesta cn jnarcha del program·a. De esta manerase obtienen en el proceso terapéutico todas aquellas ventajas derivadas de la percep-ción de control interno que el sujeto-posee' COIl respecto a las modificaciones quesufre su medio, las cuales han sido puestas de manifiesto por la psicología social y

clínica.En este marco de intervención es donde los programas de autocontrol van a desa-

rrollarse, teniendo como objetivo final que el individuo aprenda a ser su propio tera-peuta. Se trata en último término de hacer que el sujeto asuma progresiva y gradual-mente su respons<]bili.d.ad en el proceso de cambio, incorporando a su repertorioconductual todó10';-P;'é¡"fdido, de tal manera que sea capaz de ponerlo en marcha demanera casi automática ante las situaciones que sea necesario, o de generalizar el uso

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de las técnicas en el afrontamiento de problemas distintos de los que le hicieroncomenzar con un programa dc auroccntr ol.

Para Kanfer (1980) la importancia de los programas de autocontrol viene funda-mentada por las siguientes razones:

Existencia de muchas conductas quc sólo resultan accesibles al propiosujeto. .Las conductas problemas suelen estar relacionadas con autorreacciones v ac-tividad cogniiiva (pensamientos, fantasías, imágenes) no susceptibles de ob-servación directa.Puesto que los sujetos. aun buscando ayuda, resulta difícil que alteren susestilos de vida, es necesario plantear una intervención que presente el cambiocomo positivo y factible para cl sujeto. de tal manera que se maximice sumotivación para cl cambio. ,Por último, como ya se ha apuntado, la intervención no debe tan sólo acabarcon los conflictos presentes, sino enseñar al sujeto cómo manejar posiblesrccaidas o nuevos problemas.

2. Bases teóricas

2.1. El autocontrol en la historia de la modificación de conducta

Ya en los primeros momentos de la modificación de conducta, la importancia delautocontrol se ve reconocida por autores tan representativos como Skinner (1953), elcual hace referencia al hecho de quc una persona pueda controlar su conducta de lamisma manera que controla la conducta de los dcrnás.isiendo este comportamiento dela misma naturaleza que cualquier otro fácilmente accesible, Skinner al hablar deautocontrol establece la distinción entre conducta controladora y conductacontrola-da; la primera es una respuesta cuya realizac(ón-i,ñjilica' variaciones en la probabili-dad de ocurrencia de la segunda, por ejemplo: ponerse unos guantes (conducta con-troladora) para no morderse las uñas (conducta controlada).

Sin embargo, va a ser cl renovado interés que los procesos cognitivos adquierendurante 13 década de los sesenta y setenta el responsable de que los procesos deautocontrol empiecen a atraer la atención de clínicos e invcsticadores. Merece lapena destacar, del entramado teórico que determina el surgimiento de la terapia deconducta cognitiva, el artículo de Hornrne en 1965: «Control of Coverants: The Ope-rants of the Mind», en el que propone el término de coverant (fruto de la contracciónentre caven: encubi;!:to_y. operant: operante) para referirse a los sucesos internos quepueden ser manipulados a través de condieionamiento operante. Este trabajo va a serel precursor de los posteriores estudios de Cautela (1966, 1967, 1969) sobre condicio-namiento encubierto. Asimismo, resultan de gran interés los estudios sobre aprendi-zaje social de Bandura (1969, 1974, 1976 Y 1977), en los que se propone un modelointeractivo sujeto-entorno modulado por los procesos cognitivos del sujeto. El com-portamiento no está determinado por las características objetivas del medio, sino que

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ila conducta del individuo dependerá de la percepción que ,en un momento concretotenga de dicho medio, y de las eogniciones asociadas a ella. .

Moviéndonos ya dentro del ámbito de la terapia de conducta cognitiva, el interéspor los procesos de autocontrol nace concretamente, tal como indica Avia (1984), delintento de integrar el enfoque operante skinneriano con los resultados de la psicolo-gía social y clínica, a los que ya nos hemos referido, y que ponen de manifiesto lospositivos efectos motivacionales que sobre los sujetos tiene la atribución de resulta-dos a sus propias acciones (Averill, 1973; Y Perlmuter y lvionty, 1979). .

Entre las primeras aplicaciones clínicas de programas' de autocontrol, destacanlos trabajos dc Ferster, Nurnberger y Levitt en 1962, quienes diseñan una nueva estra-tegia de intervención en problemas de obesidad, consistente en la anticipación de lasconsecuencias aversivas de la conducta de comer en exceso. (pérdida de salud, aspec-to. físico poco atractivo, desaprobación social, etc.), el cliente aprende a imaginarsucesos desagradables contingentemcnte a la conducta de comer; los autores introdu-cen tarnbién en el programa algunos elementos de control estimular. En este mismoaño aparecen también las investigaciones de Fox'sobre hábito de estudio, aplicandoestrategias dc control estimular. En 1965 Goldiamond publica estudios de autocon-trol aplicado a la tartamudez, problemas de escritura y ~cndimiel1to académico yproblemas de interacción en la pareja (Goldiamond, 1965~ y 1965b).

2.2, Concepto de autocontrol

'Definir el término de autocontrol no es tarea fácil. Éste puede que sea uno de losconceptos en los que mayor confusión tcrminológica nos encontremos. Así, las eti-quetas autorregulación, autocontrol o autodisciplina son utilizadas indistintamentepor la mayor parte de los investigadores y clínicos. Sin' embargo, ciertos autoresestablecen matices entre algunos de estos términos: según Kanfer y Goldstein (l980),el término autorregulación haría referencia a todos aquellos casos en los que la perso-

. na dirige su propia conducta, pero las modificaciones que lleva a cabo no suponen elcontrol de ninguna respuesta conflictiva (aprenderalguna habilidad, poner en marchaestrategias de resolución de problemas). ~';'- <rf" . i .

Dicha conflictividad sí está presente cuando utilizamos el concepto dc autocon-trol. En este caso, el sujeto inicia una conducta controladora que va a tratar de alterarla probabilidad de ocurrencia de una conducta conflictiva (conducta controlada). Dentrode este caso cumarcariarnos por ejemplo las conductas de autocontrol de ingestión dealimentos de un individuo obeso, o las de ahorro de un sujeto quc suele gastar dema-siado en caprichos sin acordarse del-final. de mes. Como vemos, para Kanfer y Golds-tein la autorregulación seria un concepto más general, que englobaría conceptos deámbito más restringido como el autocontrol.

Es frecuente encontrar interpretaciones erróneas del término autocontrol. Paramuchos, autocontrol es sinónimo de restricción, tener autocontrol supone no hacerdeterminadas cosas. Sin embargo, las estrategias de autocontrol no suponen siempreno hacer, sino qq",.\!Il.I~.mayor parte de los casos se trata de poner en marcha conduc-tas que altereir=Ié f{eellcncia de ocurrencia de otras, en unos casos disminuyéndola(comer algo bajo en calorías antes de ir a la compra para evitar que el hambre nos

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haga comprar productos h ipcrcalóricos más apetecibles), en otros aurnentándola (co-locar el calendario de los exámenes al lado de la televisión, para incrementar laconducta de estudio),

Por otra parte, debemos matizar que un sujeto no exhibe autocontrol simplementepor el hecho de realizar por si mismo ciertas conductas. El requisito imprescindibleque debe cumplir una conducta para que podamos hablar de autocontrol es que ésta seponga en marcha sin ninguna instigación exterior, física o social. En un principio elindividuo puede haber sido entrenado porIín terapeuta en habilidades de autocontrol,o puede haber presión del medio para que inicie un programa de autocontrol, pero enel momento de iniciar la conducta controladora, ésta sólo debe estar motivada porvariables autogeneradas; de otro modo no podemos hablar de autocontrol.

Por último, antes de definir cl concepto de autocontrol, habría que matizarla identidad establecida muy frecuentemente entre aurocontrol y fuerza de voluntad.El concepto de fuerza de voluntad tradicionalmente se ha identificado como unavariable de personalidad relativamente estable que hacía que los individuos exhibie-ran aurocoutrol ante detcrminadas situaciones, concibiendo asimismo este rasgo comono susceptible de entrenamiento; es decir, el sujeto lo posee o no, y en este últimocaso resulta prácticamente imposible 'lUC el sujeto llegue a manifestar autocontrol.Esta concepción del autocontrol como rasgo resulta poco práctica, ya que cierra laspuertas al entrenamiento y por tanto a la modificación del comportamiento del suje-to. Por otra parte, únicamente aporta una definición tautológica del concepto de auto-control, es .dcc ir, una persona manifiesta autccontrol en su comportamiento por-que posee fuerza de voluntad, y posee fuerza de voluntad porque inicia conductas deautocontroJ. .

..,,;::---=- Desde el punto de vista de la terapia de conducta, el autocontrol se ve como una( habilidad entrcnablc que conforma un continuo, a lo largo del cual puede situarse! cualquier persona. La mani [estación de autocontrol no es otra cosa que el resultado

del conocimiento que cl sujeto tiene acerca de las relaciones funcionales que contro-lan su comportamiento: en tal caso un aumento de dicho conocimiento llevaría a unincremento del aurocontrol. Como dicen Thoresen y Mahoney (1974): «conocertc a timismo es conocer las variables que [e controlan».

Una vez realizadas estas consideraciones acerca del concepto de autocontrol, noscentraremos en la definición del término. Thoresen y Mahqney (1974) en su libroAutocontrol cond uctual sugieren que una persona muestra autocontrol cuando, enausencia de imposiciones externas inmediatas, lleva a cabo una conducta cuya proba-bilidad es menor que otras conductas disponibles en su repertorio. Esta dcfinieión, anuestro juicio, carece de un importante aspecto al que hacen referencia Kanfer yGoldstein (1980)'y al que ya anteriormente nos hemos referido: es el hecho de laconfl ictividad de la respuesta controlada. Es algo constatable que las respuestas con-troladoras suelen ..télíé~ menor probabilidad de ocurrencia que las conductas a contro-lar. Sin embargo, lo que nos parece importante destacar es que las variables que .enúltimo término va a determinar la puesta en marcha de estrategias de autocontrol sonlas consecuencias aversivas que a corto o largo plazo tienen las respuestas objeto decontrol, a pesar de sus inmediatos efectos positivos. Teniendo en cuenta lo que hemoscomentado hasta aquí, podría definirsc como autocontrol una habilidad susceptible

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! .de aprendizaje, que englobaría cualquier conducta controlada exclusivamente porvariables autogeneradas (físicas, sociales o cognitivas) que trate de alterar la probabi-lidad de ocurrencia de otra conducta cuyas consecuencias, en algún momento, po-drian resultar avcrsivas para el individuo.

3. Procedimiento básico

i3.1. Fases del entrenamiento en autocontrol i

i'Las fases que conlleva el entrenamiento cn un programa de autocontrol son las

siguientes: - ---". l

l. Autoobservácion. Para poder intervenir sobre una conducta, lo primero quee1ebe saber hacer cl sujeto es detectar la, darse cuenta de su ocurrencia. Así en unprimer momento habrá que enseñar al paciente a opcrativizar sus problemas, paraposteriormente obtener datos acerca de las caracteristicas topográficas y las relacio-nes funcionales de los mismos.

2. Establecimiento de objetivos. El paciente habrá de decidir qué nivel de con-trol quiere alcanzar sobre la respuesta conflictiva (quiero dejar de fumar cornp!e-tamcnte, sólo en determinadas ocasiones o sólo quiero reducir el número de. ciga-rrillos). ..

3. Entrenamiento en técnicas concretas y establecimiento de criterios 'de ejecu-ción. En esta fase, en función de los objetivos establecidos y de los datos obtenidospor medio de la autoobservación, se deciden las técnicas concretas de autocontrol enlas que se entrenará al cliente. A su vez se establecen las reglas de conducta qucguiarán todo el entrenamiento, es decir, qué se compromete a hacer el cliente y enqué momentos concretes.

4. Aplicacion de las técnicas en contextoireal i; .: Una vez el entrcnamie'nto se hallevado 2 cabo en la consulta, el siguiente paso es la puesta en práctica de lo aprendi-do en su vida diaria. Los pasos que el sujeto ha de 'seguir al enfrentarse a una situaciónreal son los siguientes: .

Autoobservación. Identificación de [a situación problemática.Aplicación de la técnica adecuada, a los requerimientos de la situación.Autoevaluación. Comparación de la ejecución en esta situación con los crite-rios conductuales que previamente se habían establecido.Auiorrefuerzo o autocastigo en función de la adecuación de la conducta a loscriterios de ejecución. .Autocorrección. En caso dc que la conducta 'no haya alcanzado los criteriosestablecidos habrá que identificar si cl problema ha estado en la autoobscrva-ción (po'lia(idintificado a tiempo), en la aplicación de la técnica (falta deaprend~aje) o en la autoevaluación (no es capaz de realizar una comparación _objetiva entre su conducta y los criterios).

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582 Manual de técnicas de modificación y terapia de conduela

5. Revision de las aplicaciones con el terapeuta. Una vez que el sujeto empiezaa afrontar situaciones reales, la tarea cn las sesiones con el terapeuta consistirá enrevisar las aplicaciones concretas realizadas, analiznndo las dificultades y problemassurgidos para su solución.

Como vemos. el esquema de trabajo de un entrenamiento en estrategias de auto-control es el mismo que en otro tipo de intervenciones, la diferencia está en que elobjetivo de los programas de autoconrro! no es la eliminación del problema puntual;lo que se busca es que el sujeto internalice unas técnicas y una metodología de mane-jo de situaciones que le permita el abordaje de otros aspectos problemáticos quepudiesen surgir en su vida. Tal C0l110 decíamos al principio del capítulo. se trata deque al final el sujeto se haya convertido en su propio terapeuta: únicamente cuando el

-- individ_uo sea capaz de utilizar las técnicas aprendidas por sí mismo, sinJa instigaciónot"I-rcrapeuta, podemos hablar de autocontrol. Mientras que el sujeto-las utilicepor

indicación del terapeuta, tan sólo podemos hablar de heterocontrol.

3.2. Técnicas de autocontrol

Las técnicas de autccontrol se dividen básicamente en dos grandes grupos: técni-cas de control estimular y técnicas de programación conductual. En las primeras seplani rica el contexto estimular en el que tiene lugar la respuesta controlada de talmanera que su probabilidad sea altcrada. En este caso la intervención se realiza antesde que la conducta tcnga lugar, manipulando los estímulos discriminativos que lacontrolan. En el segundo grupo, la intervención se realiza a posteriori, manipulandolas consecuencias de la respuesta una vez ésta ha tenido lugar.

Aunque las tccnicas que acabamos de apuntar conforman el núcleo del entrena-miento en autocontrol, no debemos olvidar la necesidad de motivar al sujeto para elcambio, haciéndolo parecer como positivo)' accesible a sus posibilidades, mediantela estructuruc ión del proceso de entrenamiento y la clari ficación de metas (Kanfer,19S0). De otra manera las estrategias anteriores no tendrían ninguna utilidad, al nocontar con un sujeto motivado a unlizar las.

Entre las técnicas encaminadas a obtener estos objetivos, a continuación expon-dremos las tres más representativas: auioobscrvación, contratos conductuales y pro-gramación de tareas intersesiones.

A utoobservacion

Como indicábamos en la exposición del proceso de entrenamiento en autocontrol,es imprescindible CJ..ucel sujeto aprenda a detectar su conducta problemática antes deintentar rnodificarla. Para ello la primera tarea del terapeuta será hacer ver al clientela importancia de obtener un registro preciso acerca de sus conductas problema 'Yenscñarle a operativizarlas, sustituyendo las definiciones vagas y generales por ex-presiones claras y concretas susceptibles de observación y cuanti ficación.

Una vez definidos qué tipo de sucesos debe observar el sujeto, se decide el méto-do mediante el que llevará a cabo el registro de sus respuestas, ensayando en la

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, ''f''. , !consulta la manera de realizar tanto la autoobservación como el registro. Los méto-dos usados en la autoobservación varían en función de las, características de la res-puesta en la que estemos interesados y.de la naturaleza de la misma.

Hay que tener en cuenta que la autoobservación está sujeta a un proceso de aprcn-dizaje, y que ha de progresar cualitativa y cuantivarnentc a lo largo de la aplicacióndel programa de autocontrol. A este respecto es 'importante reiterar la importanciaque en términos de autocontrol y reactividad tiene el registro inmediato de la conduc-ta. Reactividad que puede ejercer un efecto terapéutico de po\ sí. No obstante, aunquela autoobservación se ha utilizado ampliamente como método terapéutico, sus efec-tos no son duraderos (Kazdin, 1974; Mahoney, 1977), por lo que es necesario siemprecompletar la terapia con otras técnicas de intervención.

Otro aspecto de notable relevancia, en términos de la aplicación del programa deautocontrol es esfeedback: que proporciona al sujeto la autoevaluación. Esto le permi-te poner en marcha mecanismos evaluativos, comparando su ejecución con los crite-rios que el sujeto considera como adecuados. De esta manera se aplican procedimien-tos autocorrectivos tratando de ajustar la frecuencia a los criterios considerados correctos(Kanfcr y Phi llips, 1970). El proceso de autoobservación puede ser en sí mismo rcfor-zantc (el estudiante que va registrando sus horas de estudio) o servir como castigomoderado (la chica que se da cuenta que se muerde las uñas a todas horas y en casitodas las situaciones).

En resumen, la autoobservación, como primer paso del entrenamiento en auto-control, tendría un doble objetivo: por una parte, motivar al cliente, al implicarlcactivamente en el programa y percibir los efectos positivos que la técnica tiene sobresu conducta, y por otra, posibilitar que el sujeto aprenda a detectar qué condicionespropician su conducta problema.

Contratos conductuales

Los contratos conductuales constituyen también un instrumento adecuado a utili-zar en un programa dc autocontrol. Sirven para formalizar el programa de interven-ción de tal manera que el sujeto sepa qué ha lié ha'g'er en cada momento y qué contin-gencias ha de autoadministrarsc. En otros casos, pueden servir de complemento alprograma al facilitar controles externos, del terapeuta o de terceras personas relacio-nadas con el sujeto. El lector interesado puede consultar las características y condi-ciones de los contrato.s conductuales, que h<),nsido tratados en otro lugar.

Progromacion de tareas intersesiones

La programación de tareas durante el período entre sesiones tiene como fin, poruna parte, fomentar la participación del individuo, haciendo que se integre de maneraactiva en el programa de cambio y vayaasumiendo que va a ser él, en último término,el único artífice de las modificaciones que tengan lugar; por otra, ofrece al sujeto laposibilidad de ensayar todo lo aprendido con el terapeuta, y darse cuenta de las difi-cultades que encuept1iit, en su puesta en marcha, para su posterior discusión en laconsulta. Las·r;ir'éas intersesiones son, a su vez, una manera de obtener informaciónacerca de otras posibles áreas conflictivas en la vida del sujeto.

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584 Manuat de técnicas de tnoaiticecián y terapia de conducta

La asignación de tareas concretas para realizar en el intervalo interscsioncs se havenido utilizando como técnica terapéutica desde hace tiempo (Herzberg, 1945; Sheltony Ackcrman, 1974; Shelton, 1979). Sin embargo, es en los programas de autocontroldonde alcanza un papel central, al ser el medio por el que el cliente asume su respon-sabilidad en el cambio.

Los ejercicios asignados deben estar, en todo caso, adaptados a las posibilidadesdel individuo. En un primer momento deben ser sencillos y restringidos en su ámbitode aplicación, permitiendo el logro rápido de objetivos, de tal manera que el sujetovea probable el cambio y, lo que es más importante, perciba que es su ncción sobre elmedio la responsable del cambio que está teniendo lugar.

El compromiso en el programa de autocontrol será así cada vez más firme, au-mentando la percepción de control sobre el problema y permitiendo que el sujetoafronte con éxito los sucesivos retos que surgirán en la terapia.

3.2.1. Técnicas de control estimular

Como ya hemos apuntado anteriormente, las técnicas de control estimular van en-caminadas a planificar cl medio social y fisico en el que se desenvuelve el sujeto, modi-ficando ciertos aspectos que llevarán a alterar la probabilidad de la respuesta controlada.Se trata, por tanto, de ejercer el control sobre aquellos estímulos que están determi-nando la aparición de dicha respuesta, interviniendo antes de que ésta tenga lugar.

Estas técnicas fueron introducidas en un principio por Fcrster, Nurnbcrger y Le-vitt (1962) asociadas a problemas de obesidad, uno de los campos en los que más sehan utilizado y quizá en el que mayor éxito hayan alcanzado (Stuart y Davis, 1972).El área de aplicación de estas estrategias no se restringe sólo a este ámbito, sino quese han aplicado con éxito a problemas sexuales, control de conductas adictivns, incre-mento de la conducta de estudio, problemas maritalcs, insomnio, cte.

Para Avia (1984), el control estimular implicaría alguna de las siguientes estrategias:

Restricción fisica. Esta estrategia iría encaminada a prevenir una respuesta(ponerse guantes para no morderse las uñas, o una mascarilla para no picarmientras se prepara la comida).Eliminacion de estlmulos, Se trata de hacer desaparecer los estímulos dis-criminativos elicitadores de conductas conflictivas que deseamos eliminar(sacar la TV del cuarto de estudio, no comprar productos hipercalór icos, dejarel dinero. suelto en casa para no comprar tabaco, sacar los libros del dormi-torio).Cambiar los esti/llirios discriminativos . El objetivo de esta estrategia es quelas conductas objeto-decontrol queden solamente bajo la influencia de detcr-minados estímulos discriminativos, es decir, se trataría de restringir el núme-ro de estímulos elicitadores de una respuesta (comer a horas fijas y siempre enel mismo sitio, fumar sólo en determinadas ocasiones, dormir siempre' en lacama yleer sentado en el sofá).Cambiar el medio social. Introducir alguna persona en el contexto en el quese da la conducta, para que su presencia impida la realización de la respuesta

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problema (el exhibicionista que sale siempre con un amigo, el ama -de casaque va al mercado con una vecina para no pararse en las máquinas tragaperras).Modificar las propias condiciones fisicas o [isiologicas, El objetivo es mo-dificar el medio interno del sujeto de tal manera que se reduzca la probabili-dad de ciertas respuestas (tomar algo antes de ir a comprar para evitar tenta-ciones, relajarse durante unos minutos antes de pedir explicaciones sobre unhecho conflictivo a tu pareja para evitar perder el control).

Estas técnicas por si solas no producen cambios estables y duraderos, sino que es~demús necesario entrenar al sujeto en conductas y estrategias alternativas que susti-tuyan los comportamientos problemáticos (entrenamiento en aserción o habilidadessociales, reestructuración cognitiva, auto instrucciones, crc.). Por ejemplo, no sólohay que enseñar al !?,u.i!;toobeso a que no compre productos hipercalóricos, habrá queenseñarle a llevar una dicta equilibrada; no es suficiente con enseñar a nuestro clientea controlar su mal humor en las conversaciones con su mujer, seguramente habrá queentrenarle en habilidades de conversación.

En un primer momento cuando el individuo carece todavía de estrategias de afron-tamiento, un método de control adecuado puede ser evitar los estímulos que elicitancomportamientos problemáticos (cambiar la ruta al trabajo para no pasar por el bar,no entrar en la habitación desordenada (k un hijo para así no generar nerviosismo,evitar a un amigo que nos va a pedir un favor que no deberíamos conceder). Este tipode control se correspondería con la primera Case del autocontrol según el esquema deKúntcr (1978), es decir, cl llamado autocontrol dccisional. Una vez el sujeto poseehabilidades suficientes para enfrentarse a la situac ión, estaríamos en la segunda etapade autocontrol, cl llamado autocontrol demorado (pasar por delante del bar dándoseautoinstrucciones acerca de lo que debe realizar, hablar con el amigo después de unentrenamiento en conducta ascrtiva),

3.2.2. Técnicas de programación conductual

En este tipo de técnicas, a diferencia úe'í;ls\{¡t~riores, la intervención se realizauna vez la conducta se ha llevado a cabo. Con estas estrategias se manipulan y plani-fican las consecuencias de 13 respuesta a controlar.

Dentro de este grupo analizaremos: el auiorreforzamicnto, el autocastigo y lastécnicas de autocontrol encubiertas. '

A utorrcforzrnniento

Hablamos de autorreforzamicnto cuando es el propio individuo quien aplica, ex-clusiva y coruigenrernerue, las consecuencias reforzantes a una conducta. Los requi-sitos que debe cumplir el autorreforzamiento son, por una parte, que el sujeto emita laconducta libremente sin ser obligado a realizarla por agentes externos, y por otra, quela entrega contij1,gt:Jl.t", del refuerzo sea autoadministrada (Kazdin, 1975).

Los refuérzés ·á· utilizar en este caso son del mismo tipo que en condiciones derefuerzo externo: material (comida, dinero, prenda de vestir), actividades gratifican-

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tes (ir al cine, leer una novela), reforzamiento simbólico (expresiones positivas) oretirada de un estímulo avcrsivo, es decir, reforzamiento negativo (retirar la fotogra-fía de uno rrusmo, en bañador y antes de empezar el régimen, de la puerta de lanevera, cuando se consigue perder Un determinado número de kilos).

Dentro del marco del entrenamiento en autocontrol, tan importante y convenientecomo la autoadministración del refuerzo, resulta el proceso de determinar qué crite-nos conductuales y qué cantidad de refuerzo se obtendrá por la conducta realizada.Terapeuta y cliente deciden apriori, durante el diseño del programa de autorreforza-miento: qué es lo que tendrá que hacer el sujeto, y qué cantidad de refuerzo se propor-cionara a cambio. De esta manera los efectos de la autoadrninistración se ven incre-mentados al permitir al sujeto decidir los criterios de reforzamiento que se aplicarápostenorm~nte. En tal caso hablamos de reforzarniento autodeterminado (Glynn, 1970)y aut..o¡0mll1lstrado. !

Como ejemplos de a~torreforzamiento podemos tomar los siguientes casos:1) Un estudiante cuyo problema consiste en que se levanta muchas veces de la silla deestudio para picar (tomar café, coger una galleta, tomar un refresco, etc.). El procedi-miento de autorrefucrzo podría consistir en tomar un café, una galleta o un refresco(solamente uno) si y sólo si ha leído y subrayado antes un mínimo de 10 páginas.2) Un ama de casa que es incapaz de negarse a comprar los productos para la casa quese presentan en reuniones de amigas. En este caso el programa de autorrcfuerzo con-sistiria en decirse frases positivas acerca de su capacidad para llevar a cabo la con-ducta asertiva, ccntingentemente a la realización de ésta: «lo he conse cuido» <da• . , . o )proxirna vez aun me resultará mas fácil», «me siento muy bien, soy capaz de decir loque quiero», etc. 3) Una estudiante de decoración cuyo problema es que todas lasnoches se pone a trabajar primero en la mesa de dibujo, que es lo que realmente legusta, con el firme propósito de estudiar después, cosa que no llega a hacer casinunca. En este caso el pTograma consistiría en hacer contingentes dos horas de dibujopor cada hora de estudio, es decir, que dibujar sea solamente posible si anteriormenteha habido un tiempo determinado de conducta de estudio. .

En el caso del autorreforzamiento, las" con~ideraciones a hacer al cliente son lasmismas que si el refuerzo fuese heteroaplieado: señalar la importancia de la sistema-ticidad en el cumplimiento del programa, manteniendo fielmcnte los criterios con-ductuales y de reforzamiento. Las condiciones específicas dé! autorreforzamiento(que el sujeto sea el único responsable de dispensar o no refuerzo) pueden hacer sinembargo ~ue el individuo se vuelva poco a poco más indulgente, relaje loscriterios yse ad~Inlstre los refuerzos SIn haber alcanzado el nivel de ejecución establecido(Felixbrod y O'Leary, 1973). Por tanto, en este caso habrá que insistir más en lanecesidad de cumplir el programa sistemáticamente en beneficio del propio sujeto.-~.. _-- .

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Autocastigo.>"

. En cont{aposición con la técnica anterior, el autocastigo consiste en la autoadmi-nistración de consecuencias aversivas contingenternente a la realización de la con-d,ucta a. eliminar. Sin cmba.rgo,. a] igual que en el autorreforzamiento, el sujeto decidi-ra previamente con el terapeuta qué conducta será objeto de castigo, bajo qué condiciones

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se producirá éste, así como el tipo y la cantidad de castigo que se administrará. De lamisma manera, los procedimientos utilizados en el aurocastigo son los mismos quecuando el castigo es heteroadministrado: fisico (golpe con una goma, choque eléctri-co), simbólico (expresiones verbales de autocrítica o autodesaprobación) o retiradade estímulos positivos (no tomar un postre, no ir al cinc).

Ejemplos de utilización del autocasiigo son: 1) El obsesivo que aprende a detenersus cadenas de pensamientos golpeándose en la muñeca con una goma, redirigiendo apartir de ahí su pensamiento. 2) La persona obesa que por haber comido un pasteldebe realizar un cuarto de hora más de ejercicio fisico. 3) El sujeto que, por habergritado en una discusión, no va al cine esa noche con su pareja.

Desafortunadamente, tal y como recoge Kanfer (1980), a pesar de que el auiocas-ligo suele ser una conducta ampliamente utilizada en el repertorio del cliente, éstatiene poca utilidad en la eliminación de la respuesta objetivo. Y ello debido bien a lafalta de sistematicidad en la auroadministración, o bien al hecho de que el sujetointerprete el castigo como un método para poder realizar la conducta castigada. Es'decir, el autocastigo permite que el individuo «pague» por el comportamiento inade-cuado, convirtiéndose dc esta manera en la forma de realizar la conducta sin senti-mientos de culpabilidad. Este problema puede ser subsanado si el autocastigo estácontrolado estrechamente por el tcr apeuta, aunque en este caso ya no podamos hablarestrictamente de aurocorurol.

Por tanto, habría que sella lar que el autocastigo debe ser la técnica a utilizar comoúltimo recurso, y siempre en combinación con otra, técnicas como el autorreforza-miento, el control estimular y sobre todo el entrenamiento en habilidades alternativasincompatibles con la conducta a eliminar.

Métodos encubiertos

Los método encubiertos, propuestos por Cautela (1969), se caracterizan por utili-zar la imaginación del sujeto para la representación de estímulos, respuestas y conse-cuencias, tanto reforzantes como aversivas. Salvando esta característica, las técnicasencubiertas son esencialmente iguales a los-métodos no encubiertos.

Condición indispensable para el uso de este 'tipo de estrategias es que el sujetoque va a ser entrenado tenga un nivel suficiente de capacidad imaginativa, es decir,debe ser capaz de imaginar vividarnente la situación. Si esto no es así, se procederápreviamente a realizar un entrenamiento en imaginación, o por el contrario nos de-cantaremos hacia métodos no encubiertos."

Dentro de este grupo describiremos« la scnsibilización encubierta, el aurorrefor-zarniento encubierto y el modelado en~ubierto.

Sensibílizacion encubierta. Consiste en que el individuo se imagine a sí mismorealizando Ia conducta cuya frecuencia pretende reducir y, de manera contingente ybrusca, pase a imaginar algún acontecimiento aversivo que a largo plazo dicho com-portamiento podría acarrear, o, de otra manera, imagine algún hecho que, aun siendopoco probai3.l.eiéii·'-·lh"-realidad, resulte muy aversivo,p,ara el sujeto. Esta técnica sesuele utilizar asociada a autorreforzamicnto negativo, lis decir, el escape en iniagina-

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ción de la situación en lal que la respuesta objetivo ha sido castigada, se asocia asentimientos, sensaciones ¡y cogniciones de bienestar.

Otra forma de llevar a cabo la sensibilización encubierta es mediante el uso de laimaginación, únicamente para anticipar las consecuencias aversivas que puede gene-rar la respuesta problema, 'o para hacer contingente a la misma algún acontecimientomuy avcrsivo. La conducta objetivo, sin embargo, se está ejecutando en la realidad.Esta variante de la sensibilización encubierta es utilizada ampliamente en problemasde obesidad, para el.autocontrol de la conducta de comer en exceso o para dej ar de

',1 'fumar. En el primer caso e! sujeto mientras está comiendo imagina las consecuenciasnegativas que su comportamiento puede traer en el futuro: problemas de salud, des-aprobación social, no resultar atractivo al 'sexo opuesto o hacerse la ropa a medida.De esta forma el individuoempieza a controlar el consumo excesivo de alimentos, yaque este comportamiento s~ convierte en estímulo anticipatorio de situaciones aversi-vas. En un caso de, abandono del tabaco la estrategia sería imaginar, mientras el'sujeto fuma un cigarro, la 'escena del médico informándo!e de qlle padece un cáncerde pulmón o un enfisema pulrnonar dentro de unos años, con todas las consecuenciasque estas enfermedades llevan asociadas. Otra forma de autocontrolar el consumo detabaco puede ser imaginar; durante la conducta de fumar, algo que resulte repugnanteal individuo; en un caso tratado en nuestra consulta resultó muy efectivo que el clien-te imaginase su garganta llena de mucosidades cuando estaba fumando.- I . ,

Autorreforzcnniento encubierto. Consiste en la imaginación de la conducta objetode control y la autoadministración de consecuencias reforzantes también de maneraimaginada. Al igual que en la técnica anterior, en este caso también puede utilizarsela imaginación exclusivamente para la presentación de los estímulos positivos. Cau-tela sugiere que las escenas agradables que se utilicen como reforzadores encubiertossean condicionados a una palabra, por ejemplo, «reforzamicnto», de tal manera quedicha palabra suscite la imaginación de la escena' reforzante de manera más rápida.

Como ejemplos de autorreforzamiento encubierto podemos tomar el caso deuna persona con exceso de peso que mientras está realizando ejercicio fisico se ima-gina paseando por la playa cqn un llamativo bañador, o el caso de un estudiante quepreparando los exámenes imagina el momento de la entreg,a de notas con resultadosbrillantes.

Modelado encubierto. ' Esta técnica utiliza la imaginación para presentar al suje-to un modelo seguro, hábil y capaz, que realiza la' conducta temida. El procedimientoconsiste en primer lugar en que el sujeto se imagine actuando tal y como él se com-porta habitualmente, para posteriormente pasar a imaginar cómo el modelo realizauna actuación adecuada. Es tarea del terapeuta indicar al sujeto aquellas característi-cas relevantes de laconductadelmodelo, para que éste les preste especial atención.Por ejemplo, un.individuo poco asertivo imagina un modelo que es capaz de entrar enuna tienda, mirarlo todo y no comprar nada, centrándose en imaginar los detallesrelevantes de S\1 actuación. .

Susskind (1970) presenta una variación de este método mediante su técnica de«auto imagen idealizada». El procedimiento es el mismo, con la diferencia de que en

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Técnicas de sutoc. = 589

este caso el sujeto no imagina un modelo que ejecuta adecuadamente, si no que. seimagina a sí mismo actuando, pero llevando a cabo algún cambio en la conducta, queentre dentro de sus posibilidades.

A pesar de las ventajas de las técnicas encubiertas, como su fácil uso en la vidadiaria y la posibilidad de ensayar el afrontamiento de situaciones problemáticas en laconsulta, previendo posibles dificultades, es necesario tener en cuenta el problemaque representa, la imposibilidad de controlar la ejecución del sujeto. La inaccesibili-dad que el terapeuta tiene a la imagen que realmente se está formando el sujeto de lasituación hace que la posibilidad de corrección se debilite, por lo qlle puede producirseún aprendizaje defectuoso, con la consecuente inoperatividad de los métodos encubiertos.

3.2.3. Autoinstrucci.ones

Está técnica es formulada por Meichenbaum en 1969 a partir de los trabajos deLuria (1961) y Vigotsky (1962), para tratar de abordar los problemas de ejecuciónque los niños hiperactivos manifiestan en la resolución de las tareas. Se dirige espe-cíficamente a promover el autocontrol del individuo, y consiste en aprender a utilizaruna serie de comentarios y sugerencias que controlen la realización de la tarea, de talmanera que el sujeto los internalice y generalice, transformándose así en un esquemacognitivo que vaya guiando su comportamiento.

Los pasos del entrenamiento autoiustruccional son los siguientes:

El modelo realiza la conducta, dándose las autoinstrucciones pertinentes envoz alta .El sujeto realiza la conducta y el modelo le da las instrucciones en vozalta.El sujeto realiza la conducta y se da las autoinstrucciones en voz alta.Mientras el individuo realiza la tarea se da las auto instrucciones en vozbaja.

. Finalmente, el sujeto realiza la tarea.con.autoinstrucciones encubiertas.

Las autoinstrucciones concretas que utilice el sujeto 'deberán referirse a .los si-gúientes pasos en la resolución de la tarea (Ruiz, 1993):

1. Defi;1ición del problema. ¿Qué tengo que hacer?2. Aproximación al problema. ¿Qué me piden concretamente que haga?3. Focalización de la atención'" ¿Que datos tengo? ,4. Autorrefuerzo. lo estoy planteando bien.5. Autoverbalizaciones para afrontar los errores. Me he equivocado, pero puedo

repetirlo.6. Autoevaluación. ¿lo he resuelto bien?7. Autorrefuerzo.

La importan'éi~''''Je''''las autoinstruccioncs viene determinada por el hecho de que,al ser un método que sirve para guiar el aprendizaje, puede usarse para facilitar la

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2.

3.4.

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, !puesta en práctica del resto de las técnicas que se utilicen y, por tanto, resulta conve-niente su inclusión en cualquier programa de entrenamiento en autocontrol.

4, Consideraciones finales y evaluación crítica. .. ¡ i -

A través del presente capltulo se ha tratado de aportar una idea clara y concisaacerca de lo que se considera actualmente como autocontrol en el ámbito de la terapiade conducta. Para ello se ha revisado su base teórica, definición conceptual, antece-dentes históricos y técnicas utilizadas, y se han puesto una serie de ejemplos destina-dos a clarificar su aplicación a 'problemas concretos. . .

Sin embargo, los métcidos expuestos a lo largo del presente capítulo no agotan latotalidad de lQs que pueden ser utilizados en programas de entrenamiento en autocon-trol. En realidad, podemos decir que cualquier técnica de modificación de conductapuede ser aprendida e incorporada al repertorio conductual del sujeto, para posterior-mente uiilizarla en su vid~ diaria, ya que, salvo casos muy específicos de resoluciónde problemas concretos, :el objetivo final de cualquier intervención en terapia deconducta es lograr que el individuo obtenga, recupere o incremente el autocontrol ensu comportamiento diario; Por tanto, todas las técnicas de modificación de conductatienen cabida en un programa de entrenamiento en autocontrol

Llegar a obtener un riivel adecuado' de autocontrol permite al sujeto una mejoradaptación al medio y una mayor autocstima. El individuo se percibe como una per-sona más libre, que posee IIn amplio repertorio de estrategias de afrontamiento, asícomo una metodología de' uso que le permiten, en todo momento, decidir qué actua-ción es la más adecuada a la situación que se le presenta. El-terapeuta en este procesotiene un papel exclusivamente temporal, de apoyo y guía del cambio conductual delcliente, debiendo ser muy cuidadoso para no detentar ciertas responsabilidades delproceso terapéutico que el cliente ya esté en condiciones de asumir.

Actualmerite, tanto el interés por el autoeontrol como ¡'a puesta en marcha delos programas de entrenamiento no se reducen exclusivamente al ámbito de la tera-pia, en la relación terapeuta-cliente, sino que debido a las repercusiones que puedetener en la calidad de vida de los sujetos, cada vez más.están apareciendo libros,vídeos y programas divulgativos, así como cursos ofrecidos por instituciones, quetratan de reclamar la atención de los distintos grupos de la población, acerca de lasposibilidades de mejora en diferentes áreas de su vida a través de las estrategias deautocontrol. ., I . . . /.

A pesar de la excesiva generalización que suele caracterizar a estos materiales,pueden ser de gran utilidad, especialmente en aquellos casos en que exista una ade-cuación a las necesidades eSRecíficas del sujeto. Así estos programas ofrecen, por unaparte, la posibili\lad-ae~~ -é'¡ -individuo aprenda a cambiar su comportamiento sinnecesidad de lá¿lyuda de un terapeuta, motivándole mediante la presentación de ca-sos similares que consiguieron resolver el problema; por otra, aportan al sujeto ideasque le pueden. permitir él aplicar y ajustar las técnicas a sus propios problemas auncuando no sean los queespccificamente se abordan. De esta manera, pueden obtener-se datos acerca de la apl icacióri de programas de autocontrol a nuevas áreas .. Asi

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mismo puede ser un material muy valioso en el curso del entrenamiento con el tera-peuta, guiando el desarrollo de habilidades especificas (Kanfer, 1980).

La conclusión final a que nos pueden llevar estas consideraciones es que afortu-nadamente la consciencia acerca del interés y la importancia del autocontrol estáabandonando el ámbito de la relación terapéutica para divulgarse de manera másgeneral entre la población. De esta manera, los beneficios, tanto individuales comosociales, derivados de la puesta en práctica de estrategias de autocontrol se harán másfácilmente accesibles, y de una manera menos costosa, que en el caso dé una inter-vención individual izada, al evitar en parte el coste emocional y de riesgo físico quedeterminadas conductas conllevan, así como el gasto económico que requiere su solución.

: EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACIÓN

1. De acuerdo con Kanfer (1980), la relevancia de los programas de autocontrol se debe a:

®e)

La ineficacia de los programas de control externo lid comportamieuto.La existencia de conductas que sólo resultan accesibles al propio sujeto.Las dificultades que plantea el tener que asistir personalmente a la consulta.

2. Desde un punto de vista conceptual y práctico, el .uuocontrol:

a) No tiene: nada que ver con el condic ionamicnto operante.b) Es un procedimiento exclusivamente cognitivo.® Implica la integración de múltiples técnicas de modificación de conducta.

3. Lo que caracteriza a una conducta de aurocomrol es que:

f...gJ: Se ponga en marcha sin ninguna instigación exterior, física o social.b) El paciente sea capaz de inhibirla.

. e) Es un ejercicio de fuerza de voluntad.

",. .::-:4. En el procedimiento de aplicación del aurocoutrof juega un papel primordial:

a) La autoobservación.(b)) Que el paciente quiera realmente cambiar.'?Y La práctica en la consulta.

r

5, La aplicación de las técnicas de a,.utoco,nlrol en el contexto real de la vida del paciente:

a) No es aconsejable como principio general.(Ji).) Debe llevar aparejada la uutocvaluación de su ejecución.

~ No requiere de unos objetivos ccqcrcros.

6. El papel principal del terapeuta en la aplicación de las técnicas de autocontrol

.a) Es el de s.t;P.,e.r:'l~r las tareas que el paciente debe llevar a cabo en su medio ambiente.iií Es el de erlucador en las técnicas tic modificación de conducta.e) No tiene papel definido alguno. 1.;

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592 t ;!;,\/ de técnicas de modificación y terapia de conducta

7. Un objetivo de la autoobservación, como primer pasotrol, es:n

~;

c)

del entrenamiento en aurocon-

Motivar al cliente al irnplicarle activamente en el programa,Dificultar que detecte los cambios externos que inciden sobre el problema.Confirmar el juicio que el terapeuta se ha hecho delproblema del paciente.

S. Las técnicas de control estimular:

a) Producen cambios estables y duraderos en el comportamiento objeto de interven-ción,

(JiJ; Requieren ser complementadas con otras que faciliten formas alternativas de res-puesta.

c) Se utilizan preferentemente al final del programa de autocontrol.

9. En el uso del autorrefuerzo en el programa deautocontrol debe tenerse presente:

;\Q))b)c)

Que debe ser aplicado por el propio sujeto.Que se rige por principios distintos que el refuerzo administrado por terceras personas,Que el paciente es generalmente sistemático y «justo» en su aplicación.

t O. Una de las características que hace más eficaz y necesario el autocontrol en el marcogeneral de actividad de la modificación de conducta es: .

a) Que todo programa de intervenciónha de comenzar por un programa de uurocontrol.Q)) SU facilidad pura llegar a gran número de personas y situaciones.

e)' Quc pueden ser diseñados, aplicados y supervisados sin requerir la atención delpsicólogo.

LECTURAS RECOMENDADAS

Davis, lv!.; McKay, M., y Eshelman, E. R. (1985): Técnicas de autocontrol emocional. Barce-lona, Martínez Roca (original, 1982).

El texto pretende un acercamiento fundamentalmente práctico que prevé incluso laautoaplicación de éste. Incluye la auioevaluación de las respuestas ante situaciones estrc-sanies y U11 amplio conjunto de técnicas para ser autoaplicadas. Éstas abarcan desde larelajación, respiración o autohipnosis, hasta el ,entrenamiento asertivo o las técnicas debiofecdback. '

I

Izquierdo, A. (1987): Aiitocontrol. Aprenda a cambiar su propia vida. Bilbao, Mensajero.

Libro pensado para_~'<!r_,ª]ltoaplicado Y que constituye una divulgación práctica delacercamiento generalde la modificación de conducta, en términos de evaluación y tratamiento .

./~'

Kanfer, F. H; (1986): «Métodos de autogcstión», en Fi H. Kanfer y A. P. Goldstein (eds.),Cómo ayudar al c~mbio en psicoterapia, Bilbao, Desclée de Brouwer.

En este capítulo Kanfer realiza una excelente revisión del proceso de entrenamiento enautoc¿ntrol y de'las':téc11icas más ampliamente utilizadas en el mismo, comentando las

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~:.;;Ji;"'''\j':-,\ Técnicas de eutocc , 593

......ventajas y problemas concretos que pueden surgir de su aplicación, y poniendo ejemplosque clarifiquen su aplicación. Realiza una breve conceptualización del autocontrol cousi-dcrándolo como un caso más especifico del proceso de autorregulación general del individuo.

Kazdin. A. E. (1983): «La modificación cognitiva de la conducta y elautocontrol», en A. E,Kazdin (ed.), Historia de la modificacion de conducta, Bilbao, Dcsclée de Brouwer.

En este capítulo Kazdin realiza un resumen "cerca de la problemática presentada por lainvestigación en los distintos modelos de aprendizaje (condicionarnienro clásico, operan-te y vicario), que va a determinar el inicio de cambios en el marco teórico del paradigmaconductista, y por tanto el resurgimiento del interés por los procesos encubiertos. Lleva acabo una revisión de las distintas técnicas cognitivas y de autocontrol, aportando duros de

- su utilización a lo largo de la historia de la terapia de conducta.

Marlau, G. A. (19\10): «Relapsed prevention and the maintcnance of optirnal health», enS. A. Shumakcr, C. P. Parker, J. J. Probstfield y J. 1vl. Wolle (eds.), The Handbook ofHeolth Betiavior Change, Nuev~l York, Springer, págs. 44-63.

Se' discute la prevención de recaídas y se propone un programa de autocontrol paraayudar a los individuos a anticipar y afrontar los problemas de recaídas en los procesosde cambio de hábitos.

Rehm, L. (1991): «Métodos de aurocorurol», en V. E. Caballo (cd.), Manual de técnicas deterapia y modificación de conducta, Madrid, Siglo .'\XI, págs. 655-683.

Se revisa los distintos métodos de autocontrol para 1" terapia, tras una definición conceptualde éstos. Se repasan las distintas técnicas haciendo especial hincapié en la auroobscrvución,aurocvaluación y autorrefuerzo. Se presenta un programa de autocontrol para la depresión.

Rehm, L., y Rokke, P. (1988):. «Sclt-managcment thcrapics», en K. P. S. Dobson (cd.), HUI/d-book of Cognitive Behovioral Thercpies, Nueva York, Guilford, págs. 136-166.

Se centra en los tres modelos de autoayuda y su aplicación como técnicas o métodosterapéuticos: modelo de autocficucia de Bandura, modelo autoinsiruccional de Mcichenbaumy modelo de autocontrol de Kanfcr. Se repasan aplicaciones en el campo de la ansiedad,dolor y depresión. Se considera también el uso de instrumentos de autoobservación ycuestionarios.

Thoresen, C. E., y Mahoney, M. J. (1974): Behm·i6i"iS~lf-eon/rol. Nueva York, Holt, Rine-han &. Winston.

En este libro los autores presentan una revisión más amplia del concepto de autocon-trol, centrándose en las distintas razones que hacen relevante su estudio, y cn los diferen-tes enfoques a la hora dc definir este concepto, Asimismo, tratan de manera más detalladacada una de las técnicas, comentando casos concretos de aplicación de las mismas. Resul-ta de especial interés para los investigadoras el capitulo que se dedica a tratar cuestionesmctodológicas a tener en cuenta en caso de plantear una investigación en este ámbito.

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