TECNICAS DE IDENTIFICACION FORENSE

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IV. La drogodependencia "Tan cerca tuve el cielo, que casi creí que lo había alcanzado" (R. Tagore). Una vez apreciadas la crisis del concepto de la cárcel y la pena, no hay duda alguna, que los mismos, no son los instrumentos más adecuados para hacer frente al hecho de la drogodependencia y la criminalidad destilada de la misma. Por ello, podemos afirmar, que este problema, es el rasgo más característico de la delincuencia y de la prisión contemporánea. Si bien es cierto, que no es un fenómeno nuevo, ya que desde hace mucho tiempo está inherentemente vinculado a la subcultura del delito18, no lo es menos, que a partir de los años setenta el problema ha adquirido serias dimensiones. Así ya, en 1981, el propio Ministerio de Justicia, reconocía en un informe oficial, que entre el sesenta y el noventa por ciento de la población española reclusa, consumía droga19. Y en 1985, la Inspección de Sanidad, volvía a repetir que del setenta al ochenta por ciento de los ingresados, eran consumidores de todo tipo de drogas20. Por esta causa, gran parte de la población penitenciaria, tiene problemas de drogodependencia, afirmación que es extrapolable a otros países europeos. Es por lo tanto, un fenómeno tan extraordinario tanto a nivel económico como emotivo, que la solución que se adopte puede suponer un cambio de orientación a la hora de analizar los factores criminógenos. Por ello hemos de precisar conceptualmente tres términos que tienen frecuentemente una significación ambigua o equívoca. En primer lugar, el drogodependiente es aquella persona que en su relación con la droga, presenta las siguientes características: dependencia física, depencia psicológica, tolerancia y deseo21. Desde una óptica farmacológica, es todo estado de intoxicación crónica que, a continuación de la suspensión brusca y completa de la droga, produce un síndrome característico achacable a la privación. En todo caso, es el factor de dependencia, lo que va a diferenciar al drogodependiente del consumidor ocasional22, que hace que su vida emotiva y práctica, esté completamente dominada por la necesidad del fármaco y sus efectos. El toxicómano sufre una desesperada necesidad de procurarse la droga por cualquier medio, experimentando un enorme debilitamiento de todos los demás intereses y ligámenes con la realidad de los otros23. El lobo puede perder los dientes, pero no pierde la memoria; el toxicómano puede decrepitarse físicamente, pero el lobo de la droga se apodera de su conocimiento y dirige cada una de sus actividades a la consecución de la misma.

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TECNICAS USDAS PARA IDENTIFICACION DE PERSONAS VIVAS O CADAVERES

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IV. La drogodependencia

"Tan cerca tuve el cielo, que casi cre que lo haba alcanzado" (R. Tagore).

Una vez apreciadas la crisis del concepto de la crcel y la pena, no hay duda alguna, que los mismos, no son los instrumentos ms adecuados para hacer frente al hecho de la drogodependencia y la criminalidad destilada de la misma. Por ello, podemos afirmar, que este problema, es el rasgo ms caracterstico de la delincuencia y de la prisin contempornea. Si bien es cierto, que no es un fenmeno nuevo, ya que desde hace mucho tiempo est inherentemente vinculado a la subcultura del delito18, no lo es menos, que a partir de los aos setenta el problema ha adquirido serias dimensiones. As ya, en 1981, el propio Ministerio de Justicia, reconoca en un informe oficial, que entre el sesenta y el noventa por ciento de la poblacin espaola reclusa, consuma droga19. Y en 1985, la Inspeccin de Sanidad, volva a repetir que del setenta al ochenta por ciento de los ingresados, eran consumidores de todo tipo de drogas20. Por esta causa, gran parte de la poblacin penitenciaria, tiene problemas de drogodependencia, afirmacin que es extrapolable a otros pases europeos.

Es por lo tanto, un fenmeno tan extraordinario tanto a nivel econmico como emotivo, que la solucin que se adopte puede suponer un cambio de orientacin a la hora de analizar los factores crimingenos. Por ello hemos de precisar conceptualmente tres trminos que tienen frecuentemente una significacin ambigua o equvoca.

En primer lugar, el drogodependiente es aquella persona que en su relacin con la droga, presenta las siguientes caractersticas: dependencia fsica, depencia psicolgica, tolerancia y deseo21. Desde una ptica farmacolgica, es todo estado de intoxicacin crnica que, a continuacin de la suspensin brusca y completa de la droga, produce un sndrome caracterstico achacable a la privacin. En todo caso, es el factor de dependencia, lo que va a diferenciar al drogodependiente del consumidor ocasional22, que hace que su vida emotiva y prctica, est completamente dominada por la necesidad del frmaco y sus efectos. El toxicmano sufre una desesperada necesidad de procurarse la droga por cualquier medio, experimentando un enorme debilitamiento de todos los dems intereses y ligmenes con la realidad de los otros23. El lobo puede perder los dientes, pero no pierde la memoria; el toxicmano puede decrepitarse fsicamente, pero el lobo de la droga se apodera de su conocimiento y dirige cada una de sus actividades a la consecucin de la misma.

En segundo lugar, droga es toda sustancia qumica o natural, psicotropa24, que es capaz de producir dependencia, ya fsica, ya psicolgica, entendindose que ambas dependencias se dan en los opiceos (opio, morfina, herona...), el alcohol y los barbitricos, mientras que slo hay dependencia psicolgica, respecto a los derivados del cannabis (hachs, marihuana,...), cocana, anfetaminas, tabacos, inhalantes y alucingenos. Como vemos, la distincin entre drogas legales (tabaco y alcohol) e ilegales, nada tiene que ver con su potencialidad adictiva25. La distincin entre ambos tipos de dependencia, ha servido a la doctrina y a la jurisprudencia penal, como criterio para interpretar el artculo 344 del antiguo Cdigo Penal26 en lo relativo a distinguir entre sustancias que causan grave dao a la salud y las que no lo causan, entendiendo, que las primeras, son aquellas que crean dependencia fsica, mientras que las segundas son las que producen dependencia psicolgica.

En tercer lugar, la rehabilitacin, que se puede configurar como un proceso largo, complejo y multidimensional27, que tiene como finalidad ltima, el sustituir el modus vivendi "para la droga", por el de "sin droga". Es un proceso largo, porque debe estar jalonado por metas parciales, que se van conquistando paulatinamente. La prisa, slo es buena para los ladrones y los malos toreros, toda rehabilitacin contrarreloj, est predestinada al fracaso. Es un proceso complejo, porque combina diversos tipos de intervencin: biolgica, psicolgica, cultural, familiar, en la que el afectado, tiene una va atractiva espiral y desestructuradora de su entorno. Y es multidimensional, porque este complejo de intervenciones, no puede ser afrontado desde una nica rea y mucho menos por un slo equipo o persona.

V. La legalizacin de las drogas: una necesidad inaplazable

"La vida del lobo, est en la muerte del cordero" (John Clarke).

Los textos penales, carecen de la sensibilidad suficiente para abarcar la realidad del fenmeno de la drogadiccin y aunque es imposible segregar el dato jurdico de su contexto social, lo que no ofrece dudas, es que el consumo de drogas, se interpreta como una reaccin del individuo, contra el contexto social con el que se relaciona, en el que los factores socioeconmicos y psicolgicos juegan un papel decisivo, que exige cada vez ms un tratamiento individualizado y no generalizador, para cada caso concreto. Por ello, no sera desdeable, del mismo modo que ha acaecido en materia de menores, que se diese a la drogadiccin un tratamiento unitario, en el que los principios de garanta penal y de legalidad, adoptasen una postura letrgica y permitiesen una intervencin ms amplia de otras instituciones, siempre bajo el criterio y control del rgano judicial, propiciando una poltica de alternativas a la prisin que obstaculicen la marginacin y la reincidencia. Por ello, la respuesta carcelaria, ser legtima, en la medida que no sea exclusiva, sino integrada en un abanico ms amplio de respuestas. Se trata de propiciar una alternativa a la propia droga, que es causa y origen de determinados delitos, buscando el logro de la reconstruccin del "yo" destruido.

En esta "nueva" interpretacin del concepto de drogodependencia, la sociedad y el Estado desempean un papel estelar. El mundo en que vivimos esta sujeto a profundos cambios y transformaciones difciles de controlar. Por otra parte, el Estado que se concibe como la situacin organizativa de la sociedad, debe compensar a cada ciudadano individual por toda desventaja que experimente cuando participa en la vida social y en el marco de formas preestablecidas, y el impulso, y la razn justificativa de su existencia, no lo constituye el crecimiento en s, sino el deseo de compensacin. Las vctimas de las relaciones sociales que redundan en beneficio de otras, exigen ser resarcidas y este resarcimiento solo se puede formular dentro de un sistema global. Se ha planificado la educacin segn Humboldt, la economa segn Keynes, la investigacin segn Popper. Lo que acontece en la sociedad slo puede ser interpretado mediante teoras que parten del hecho de la existencia de la comunicacin humana y de que todas las ideas sobre sociedad o poltica, revierten sobre ellas mismas. Por ello no es posible el mantenimiento represivo actual de la drogodependencia,... "ojo por ojo y el mundo acabara ciego"...

Y es que un primer acercamiento al problema de las drogas desde una perspectiva etico-valorativa, propone la represin del consumo de sustancias estupefacientes como la solucin y el remedio a dicho fenmeno, sin apreciar, que en la misma respuesta, se halla una parte importante de las causas de los problemas que actualmente conviven en el uso y abuso de las drogas. La represin, no implica la desaparicin del problema, sino la creacin de otra serie de efectos perniciosos. Por ello el legislador, en una primera opcin, eligi la va intervencionista y monopolizadora, inmersa en el movimiento internacional fiscalizador y sancionatorio, nacido a principios del siglo, bajo los auspicios de los Estados Unidos, postura que parte de la negacin del derecho del hombre a consumir determinadas sustancias, basando su sancin en la proteccin a la salud, a la dignidad humana, al libre desarrollo de la personalidad y que a travs del derecho penal, tipifica unos delitos, determina conductas relacionadas con el consumo y trafico de estas sustancias, pero no explica la libertad de manejo y el uso de otros productos (alcohol, tabaco, frmacos) que priman sobre aquellos bienes.

Frente a esta opcin, se impone cada vez un mayor razonamiento la idea de la progresiva despenalizacin del trfico y consumo de toda o de algunas drogas, reconociendo el derecho del individuo a experimentar los efectos de cualquier sustancia. En este caso, la intervencin estatal debe ser mnima, limitndose a dar una educacin e informacin veraz, control de la publicidad y proscripcin de venta a menores.

Por ello hemos de cuestionarnos la eficacia derivada de la utilizacin de mtodos represivos, ya que los mismos no han impedido el continuo aumento del trfico ilcito y consumo abusivo de drogas, de modo que las acciones preventivas y rehabilitadoras aparecen como alternativas a la opcin meramente represiva.

Por otra parte, la ley prohibitiva, represiva, tiene ms de corrupta que de correctora; dichas normas, agravan los problemas de marginacin, al conducir a jvenes que no ocasionan problemas sociales a una evolucin problemtica. Asimismo induce o abre la puerta, a determinados delitos (falsedades, coacciones, homicidios etc.). De este modo, la droga es fundamentalmente una forma de huida. Intentar alejar la droga del individuo mediante una ley represiva, es una solucin indirecta: se ha de reformar la estructura social y la arquitectura vital y educacin del individuo, haciendo desaparecer las motivaciones que conducen al consumo "abusivo" de droga; motivaciones eminentemente personales que al coincidir en gran nmero de individuos permite contemplar la drogadiccin como un fenmeno social. El hombre bebe como consecuencia de su natural tendencia al estado artificial progresivo de felicidad, seguridad, euforia y bienestar. La sustancia est al servicio del hombre, es medio de alivio y comunicacin social, materia creadora de sueos que permite un alejamiento necesario de las formas de pensar y vivir cotidianas.

En cambio el consumo abusivo parte de una incapacidad para hacer frente a los problemas cotidianos, de un desencanto autopersonal o de una falta de sentido o comprensin de la actividad diaria; el alcohlico o toxicmano no surge de repente, el individuo depende de la droga. As se ha hablado diversos factores que inciden en la iniciacin al consumo, tales como la curiosidad por nuevas experiencias, el mimetismo o presin social del grupo, el ambiente familiar, la actitud consumista, y la saturacin de bienestar, fomentada por una sociedad cada vez ms materializada y vaca moralmente. En los jvenes se puede destacar el paro y la falta de oportunidades, la crisis del sistema educativo y planes de estudio sobrecargados, la falta de instalaciones y medios para el ocio, la crisis de valores y la falta de ideales, la escasa participacin en la vida social y pblica, los problemas familiares, la crisis de originalidad juvenil, la propia personalidad aun no conformada.

No existen causas concretas y taxativas, sino generales, dentro de un abanico de posibilidades, peculiares a cada uno de los individuos.

VI. La droga como factor crimingeno

"Cuando el hombre no se encuentra a si mismo no encuentra nada" (Goethe).

Frecuentemente se ha considerado la droga como factor desencadenante de conductas delictivas, premisa falsa en tanto que la mayor parte de consumidores de drogas no delinquen. Droga y delincuencia, pueden concurrir en un gran nmero de sujetos porque los presupuestos que motivan ambas, son en ocasiones idnticos; es ms, del cincuenta y uno por ciento de los toxicmanos tienen antecedentes penales con anterioridad al uso indebido de la droga.

Es la situacin de marginacin, eventualmente concurrente en un especifico grupo de personas, la que va influir poderosamente en la comisin del hecho delictivo, as como la regulacin que se haga de esta marginacin dentro de las leyes positivas existentes y las actitudes publicas de la sociedad respecto a la toxicomana. Por ello, como causa directa, no existe delincuencia generada por la droga "per se". La droga podr animar a la comisin del delito, pero no es causa directa del mismo, creando una criminalidad de carcter funcional, dependiente de las circunstancias que rodean a la droga y al individuo; es el tipo particular del "asaltante" que tiene su caldo de cultivo en el anonimato de las grandes ciudades .

Ms no es la tenencia o consumo, la causa de la delincuencia, sino la ausencia de droga, el sndrome de abstinencia. Por ello..proporcionar droga a estos sujetos en estado de sndrome ayudara a reducir la delincuencia causada por los mismos...?. En este caso parece que la implantacin del "tratamiento de metadona", disminuye el nmero de delitos y facilita la reinsercin social.

En cuanto al tipo de delitos cometidos en estos estados, raramente el adicto va ms all de los delitos contra la propiedad (pequeos hurtos, estafas, receptacin, robos violencia o intimidacin) y otros ms directamente encaminados a la obtencin de drogas (falsificacin de recetas, robos de droga en farmacias, trfico de estupefacientes), as como el reconocimiento de otra serie de prcticas para obtener medios econmicos precisos para obtener la droga tal como la mendicidad y la prostitucin. En todo caso es una delincuencia menor y corriente.

En conclusin, en la relacin droga-delito, no se pueden establecer afirmaciones generales. Frecuentemente la droga es utilizada como chivo expiatorio de las verdaderas causas motivadoras de la delincuencia. Tras afirmaciones, como la de que el ochenta por ciento de los delitos estn condicionados por la ingestin de drogas, hay un juego de intereses polticos para mezclarlo todo ("sexo, droga y violencia"). Se alude a la droga para significar alguna entidad fsica que explique una situacin dolorosa.

Es preciso obrar con cautela, ya que la situacin personal y el condicionamiento social son coordenadas ms relevantes en la comisin del delito.

Desde una perspectiva sociocultural, el problema del consumo abusivo, es una cuestin de poltica social. La deshumanizacin de la sociedad actual, es factor decisivo en la gnesis de la drogadiccin. La droga encubre el alienante e insatisfecho mundo de la sociedad actual. Implica la existencia de una cultura vaca en un colectivo de estructuras injustas, es una forma de huida. En el mismo sentido, la sociedad, no solo crea e incita al consumo, sino que las propias relaciones sociales lo exigen; beber en compaa es confirmar la amistad; el consumo de drogas es una forma de relacin.

La droga es en gran parte, efecto de la degradacin de la dignidad individual del hombre producida por la sociedad. El drogadicto es un subproducto de la sociedad. Es por ello necesaria la transformacin de la sociedad, el hallazgo de una nueva escala de valores y hbitos incompatibles con la droga. Hay que reeducar al hombre. Las verdades ms sencillas son aquellas a las que el hombre llega ms tarde. Se le educa en la creencia de ser el mejor y tener ms, sin explicarle que la verdadera felicidad consiste en disfrutar con intensidad las cosas pequeas. Los hombres de nuestros das han introducido el triunfo, como una especie de mana infantil en todas la cosas; en las ms insignificantes y en las ms graves. Batir un rcord es el ideal de todos; el de los antiguos, era la sabidura, la paz , la renuncia.

A su vez, las drogas cumplen una funcin social que explica su presencia. El hombre y la sociedad han inventado y mantienen la droga porque la necesitan. Tal vez porque estimula la sociabilidad, porque es un medio de integracin y de adaptacin a las grandes frustraciones sociales o por la propia naturaleza del hombre . El consumo de drogas es pues un hbito, una costumbre, un artculo ms de consumo de nuestra sociedad. Por ello, el grupo, es un factor esencial en la iniciacin del consumo. De ah se deriva, que deba ser la comunidad, el principal medio de rehabilitacin del toxicmano. La sociedad puede y debe hacer prevencin y reinsercin, evitando la obtencin violenta de drogas, la publicidad y aceptacin pblica de las mismas, a travs de medidas educativas y campaas antidroga, basadas en una informacin veraz y objetiva y principalmente, creando un colectivo digno.

La oportunidad del tratamiento depende de la comprensin y concienciacin social ante el problema, principalmente, cuando hay conflictos penales.

Desde un enfoque econmico, en la dinmica actual, no cabe duda de que la drogadiccin no es una inocente enfermedad que se introduce y prolifera sin intervencin humana, sino que est alentada hbilmente por los beneficios que proporciona. Es ms, se ha llegado a decir que el trfico de armas y el de drogas son los negocios por excelencia de este siglo, de modo que hay una relacin directa entre el factor econmico de una sociedad y el grado de consumo o toxicomana. Asimismo, este factor econmico facilitar la creacin de centros adecuados para el tratamiento y rehabilitacin, as como el reconocimiento de que el "negocio de la droga", constituye el nico medio de vida de muchas personas y proporciona considerables ingresos a "dignas entidades". Y es que el beneficio econmico, es consecuencia de la existencia de la misma ley prohibitiva y represiva, que al limitar su disponibilidad y poner trabas a su consumo, asegura inmediatamente su alta cotizacin. La droga en la sociedad actual, es una mercanca. Su comercializacin da lugar a la creacin de un mercado que desarrolla un comercio. Este comercio, parte de una necesidad inherente al ser humano de alejarse en ocasiones de la realidad cotidiana, mediante estados producidos artificialmente, Esta necesidad, es aumentada y constantemente alentada, convirtindola en ocasiones, de pura y simple necesidad natural, en una grave dependencia. La droga satisface aquella necesidad y, como articulo de consumo tienen un precio. No es pues de extraar, que se estn produciendo en la actualidad compras de terrenos de plantaciones de marihuana por grandes empresas tabacaleras americanas, con vistas a su legalizacin, que tal vez venga cuando este comercio este en manos de multinacionales. Como dice Espinazo Garca, desde hace muchos aos, la dimensin econmica del trfico clandestino de drogas ha constituido el verdadero motor que ha impulsado esta ilcita actividad. Estos intereses facilitados por la legislacin fiscalizadora y represiva, se han encargado de hacer que no sucumba el RENTABLE NEGOCIO de trfico de drogas. Es un problema creado, impuesto y alentado por el beneficio. Mientras haya demanda y rentabilidad, habr trfico.

Histricamente, el hombre por un motivo u otro, siempre ha sentido la necesidad de drogarse. Las drogas siempre han existido, en todo lugar y en todo tiempo. Cada pueblo ha tenido la propia, porque es un fenmeno que acompa al hombre a lo largo de toda su existencia. La bsqueda de la embriaguez natural o qumica o de un estado artificial y concreto, es un fenmeno universal. Con fines mgico-religiosos, para huir de la realidad, para hacer frente a los problemas o por la incapacidad para ello, por simple placer o con fines mdicos...el hombre ha hecho uso de plantas, productos qumicos...incluibles en el concepto de droga: en la Europa meridional, el vino; en la Europa septentrional, el vodka y el whisky; en Asia el camo y la adormidera; en Sudamrica, el mate, la coca, los alucingenos...

La droga y su consumo siempre han estado presentes en la historia de la humanidad; lo que ha variado son los propsitos que se pretenden obtener al consumirla, el significado de la misma y la aparicin en los ltimos tiempos de un consumo abusivo.