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Osear Tell"állil Historia de las ideas en la Argentina En una síntesis lograda y transparente, Historia de las ideas en la Argentina recorre las creencias y los discursos que permiten entender de qué manera los argentinos han pensado su identidad, su pasado, sus opciones políticas y su porvenir como sociedad, desde 1810 hasta 1980. Así, describe los climas de cada época y los temores o las esperanzas que animaban a sus hombres: los sueños de la Generación del 37, la democratización de la mano del yrigoyenismo, las zozobras de la elite que ante el avance de la inmigración veía en riesgo sus privilegios, la irrupción delliderazgo de Perón y la posición de los intelectuales frente a él, la emergencia de las ideologías revolucionarias y la politización de los años sesenta y setenta, hasta llegar a la violencia y el terrorismo de Estado que siguieron. El libro ofrece una cuidada selección de autores y temas: el tipo de selección que sólo los verdaderos manuales, con la solidez de una obra de referencia, pueden alcanzar. En sus páginas se advierte desde el comienzo la inquietud de transmitir, con la mayor sencillez posible, la trama política y cultural de cada período histórico haciendo oír las voces de quienes fueron sus protagonistas. Oscar Terán fue un intelectual destacado, un ciudadano comprometido y un profesor atento a sus alumnos y a la función que la enseñanza tiene en la iniciación intelectual. Con la soltura de un discurso oral, estas lecciones, en..lasque quiso volcar su experiencia en las aulas universitarias, reflejan su preocupación por transponer un análisis riguroso y complejo en una exposición clara e incitante. La Biblioteca Básica de Historia ofrece un panorama sistemático de la historia argentina desde los pueblos originarios hasta el siglo XX en sus dimensiones social, política, económica y cultural. A partir de sólidas y actualizadas investigaciones, destacados historiadores narran el pasado de nuestro país situándolo en su contexto y en sus vínculos con América Latina y el mundo. Los relatos combinan una perspectiva original y rigurosa con una exposición sencilla y directa. Cada volumen incluye fuentes e ilustraciones que contribuyen a hacer más vívida la historia. ~'~~~"-::,·2.';~~·:" --$ .: ¿Jt~;:~':::=~~ ... ;.:~~ ~B~9i8-g87-629-06o-g @ @#ª~ 911']I~lIIIIU~Il~~11 ~ siglo veintiuno ~ editores ¡ osear'·· erá Historia de las ideas en la Argentina Diez lecciones iniciales, 1810-1980 biblioteca básica de historia

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Osear Tell"állil

Historia de las ideas en la Argentina

En una síntesis lograda y transparente, Historia de las ideas en laArgentina recorre las creencias y los discursos que permiten entenderde qué manera los argentinos han pensado su identidad, su pasado,sus opciones políticas y su porvenir como sociedad, desde 1810 hasta1980. Así, describe los climas de cada época y los temoreso las esperanzas que animaban a sus hombres: los sueños de laGeneración del 37, la democratización de la mano del yrigoyenismo,las zozobras de la elite que ante el avance de la inmigración veía enriesgo sus privilegios, la irrupción delliderazgo de Perón y la posiciónde los intelectuales frente a él, la emergencia de las ideologíasrevolucionarias y la politización de los años sesenta y setenta, hastallegar a la violencia y el terrorismo de Estado que siguieron.

El libro ofrece una cuidada selección de autores y temas: el tipode selección que sólo los verdaderos manuales, con la solidez de unaobra de referencia, pueden alcanzar. En sus páginas se advierte desdeel comienzo la inquietud de transmitir, con la mayor sencillez posible,la trama política y cultural de cada período histórico haciendo oír lasvoces de quienes fueron sus protagonistas.

Oscar Terán fue un intelectual destacado, un ciudadano comprometidoy un profesor atento a sus alumnos y a la función que la enseñanzatiene en la iniciación intelectual. Con la soltura de un discurso oral,estas lecciones, en..lasque quiso volcar su experiencia en las aulasuniversitarias, reflejan su preocupación por transponer un análisisriguroso y complejo en una exposición clara e incitante.

La Biblioteca Básica de Historia ofrece un panorama sistemáticode la historia argentina desde los pueblos originarios hasta elsiglo XX en sus dimensiones social, política, económica y cultural.A partir de sólidas y actualizadas investigaciones, destacadoshistoriadores narran el pasado de nuestro país situándolo en sucontexto y en sus vínculos con América Latina y el mundo.Los relatos combinan una perspectiva original y rigurosa conuna exposición sencilla y directa. Cada volumen incluye fuentese ilustraciones que contribuyen a hacer más vívida la historia.

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¡osear'·· eráHistoria de las ideasen la ArgentinaDiez lecciones iniciales, 1810-1980

biblioteca básica de historia

siglo veintiuno editores argentina s.a,Tucumán 1621 7· N (C1050AAG), Buenos Aires, Argentina

siglo veintiuno editores, s.a. de c.v.Cerro del agua 248, Delegación Coyoacán (04310), D.F., México

siglo veintiuno de españa editores, s.a.clMenéndez Pida!, 3 BIS (28006) Madrid, España

OscarTeránHistoria de las ideas en la Argentina: diez lecciones iniciales,1810-1980. - la ed. - Buenos Aires: Siglo XXI Editores Argentina,2008. 11 320 p. ; 23x16 cm. - (Biblioteca básica de historia 11Dirigida por Luis Alberto Romero)

ISBN 978-987-629-060-9

1. Historia Argentina.CDD 982

© 2008, Siglo )(,'<1 Editores Argentina S. A.

Edición al cuidado de Yamila Sevilla y Valeria Añón

Diseño de colección: tholón kunst

ISBN 978-987-629-060-9

Impreso en Grafinor 1 1 Lamadrid 1576, Villa Ballester,en el mes de septiembre de 2008

Hecho el depósito que marca la ley 11.723.Impreso en Argentina 11 Made in Argentina

A los estudiantes de Pensamiento Argentino y Latinoamericanode la Facultad deFilosofia y Letras, Universidad de Buenos Aires.

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126 Historia de las ideas en la Argentina

será más inquietante cuando se encuentren rasgos semeJantes ¿~'ti"propia elite.

Nuestros padres -escribió Cané en sus Ensayos- eran soldados,poetas y artistas. Nosotros somos tenderos, mercachifles y agio-tistas. Ahora un siglo, el sueño constante de lajuventud era lagloria, la patria, el amor; hoyes una concesión de ferrocanilpara lanzarse a venderla al mercado de Londres. '

Ya sabemos que ese afán mercantilista para Cané va unido a la decaden-ci~ de las viejas virtudes republicanas. En el discurso de homenaje a Sar-miento en 1888, esta sensación se ha vuelto angustia: "Siento, señores-confie.sa-, que estamos en un momento de angustioso peligro para el

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porvenir de nuestro país", porqueJ.no se forman naciones dignas de, ese nombre sin más base que el bienestar material o la pasión del lucro

satisfecha;! .

Hemos visto entonces en tomo de los escritos de Cané cómo se articulódesde la Generación del 80 la problemática de las cuestiones política (de-mocracia), social (movilidad y conflicto en el mundo del trabajo) e inmi-gratoría ("marea invasora"). Esta última alentó la idea de que muchas delas dificultades del presente se originaban en una sociedad "cartaginesa"y también "excesivamente heterogénea" (así se la definió en diversas in-tervenciones).Juan Alsina, quien trabajó sobre la base de la información;ue I~s c~nsos empezaban a aportar sobre la realidad nacional, opinó:La diversidad de razas coexistiendo en una nación crea problemas socia-

I~s gI:aví~i.mo~:~o~,s_~r;~:~?,Se~ n~estr~ república la l;.omogeneidad, p~ra ,.'disminuir coiiflictos que no dejaran de presentarse dentro de ella".

.Súm~nle a todo esto el marco mundial de una época de agudos con-flictos ll1te~'nacio~ales, que exacerbaban las pasiones patrióticas, y elmarco nacional signado por la i9minencia de una guerra con Chile.Comprenderán entonces por qué buena parte de las soluciones a estosconflictos se trasladó a la última cuestión, la cuestión nacionaL Esto es,a I~ construcción de una identidad nacional ca az de homogeneizar yunificar aquello que la extranjería, el mercantilismo y la modernidad~aban separando disolviendo. -----

. E~éC;d~ de 1890, el. problema de la identidad nacional y la na-CIOnalIzación de las masas adquirirá su máxima intensidad y estará pre-sente entre Ias princípales preocupaciones del estado y de los intelec-t~les hasta el Centenario. De manera que volveremos a encontrarlo ya tratarlo en las próximas lecciones.

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LeccfÓn 5

El positivismo:José María Ramos Mejía y José Ingenieros

El positivismo -sus categorías, su lenguaje y su confianza en lacapacidad de la ciencia para dilucidar el presente- atraviesaalgunos de los discursos más significativos que circulan en laesfera pública durante la última década del siglo XIX y la prime-ra del siglo XX. Entre ellos, cabe destacar el texto Las multitu-des argentinas de José María Ramos Mejía y la Sociologíaargentina de José Ingenieros. En el primero, el diagnóstico delpresente se construye contando la historia de esas "multitu-des", tan exasperadamente visibles para la elite en la BuenosAires de ese entonces, En el segundo, la apelación a la sociolo-gía -esa ciencia nueva- legitima un discurso que, a pesar de losproblemas, ve en el presente la certeza de un futuro promisorio.

El movimiento positivista argentino se desarrolla entre 1890y 1910, aunque su legado seguirá operando hasta bien entrado el si-glo XX. Nacido en la primera mitad del siglo .~I~, en Fran~ia, con la fi-

1~~oJí~.,~~/\1f~~,t~~,~);;.g~98-185?) '.~.~?OSItI::~:n0 rna~~?~c~n,s_u,f::~ .sencia toda la cultura de ese siglo. Su recepcion entre nosotros esdetectable en un conjunto de intelectuales vinculados a la formaciónde la docencia del normalismo argentino, como Pedro Scalabrini, Al-fredo Ferreira, Víctor Mercante y Rodolfo Senet. No obstante, su mayorinfluencia se desarrollará sobre la base de las obras del inglés HerbertSpencer (1820-1903), las cuales abarcaron una reflexió~ sist~mática ~o-bre una enorme variedad de aspectos: la naturaleza, la historia, la SOCIe-

dad, la cultura ...Si se lo coteja con la Generación del 80, en el positivismo argentino

se destaca una mayor voluntad de sistematicidad, de profesionalismo,podríamos decir. Esto se percibe en las figuras de sus p,rincipa~es repre-sentantes: José María Ramos Mejía y, sobre todo, Jose Ingemeros. Enellos me basaré para delinear los rasgos fundamentales y específicos de

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128 Historia de las ideas en la Argentina

JOl?é,,~amos Mejía

Ramos Mejía era miembro de una familia tradicional, proveniente de laépoca colonial, formado en las filas antirrosistas. Se graduó de médico enla Universidad de Buenos Aires y se especializó en patología nerviosa.Precisamente, su recepción del positivismo será a través una variantedesarrollada en Italia bajo la jefatura intelectual de Cesare Lombroso(1835-1909), quien entre 1860 y 1870 funda la escuela de antropologíapositiva. Bajo su influencia, Ramos Mejía escribió La neurosis de los hombrescélebresen la Argentina y Las multitudes argentinas. En cuan to a su actuacióndentro del estado, el cargo de mayor relevancia fue el de presidente delConsejo Nacional de Educación, desempeñado entre 1908 y 1912. Enesta última gestión, su pensamiento gravitó profundamente sobre un sec-tor tan estratégico como la enseñanza primaria en la Argentina.

De su producción, seleccionamos Las multitudes argentinas, publicadoen 1899. Una lectura ceñida al texto nos permite ver que en ese libroRamos Mejía introduce una serie de conceptos novedosos que toma dela "psicología de las masas", una disciplina que está surgiendo a partirde algunos autores italianos y franceses, dentro de los cuales sobresaleGustave Le Bon (1841-1931), quien había escrito un libro titulado Psico-logía de las masas. Allí, el escritor francés propone observar y analizar loscolectivos humanos (secta, club, multitud) como conjunto, como per-sona colectiva, dotada como tal de ciertos rasgos psicológicos: voluntad,imaginación, etcétera.

Aunque resulte algo obvio, es preciso remarcar que la emergencia deesta disciplina teórica se relaciona estrechamente con la preocupaciónque los sectores dirigentes experimentan ante la aparición de las mul-titudes urbanas. Este tema recorre todo el siglo XIX en el arco occiden-tal, por razones que derivan tanto de la Revolución Industrial como dela presencia de las multitudes urbanas en el espacio público y político,presencia que marcará las sucesivas revoluciones francesas: 1789, 1793,1830, 1848, 1871. Dentro del campo de los intelectuales, la revoluciónde 1848 constituye un parte aguas, ya que muchos intelectuales que ha-bían apoyado estos levantamientos consideraron a partir de entoncesque se trataba de movimientos básicamente destructivos. Sonó entreellos la consigna de "vuelta al orden" y de "fin de la revolución". Otros,como Marx o anarquistas como Bakunin, celebraron en cambio estairrupción de la masa en la escena pública.

Lo cierto es que la figura de la "multitud" como una realidad amena-zante forma parte de las representaciones reactivas ante el ciclo revolu-, ,. "_0'

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Lección 5. El positivismo: José María Ramos Mejí~y oJosé Ingenieros 129

cionario francés y europeo en general. Una presencia en la c.ual-:comodice Pierre Rosanvallon en su libro El momento Guizot-lo que inquieta esesa "visión de las multitudes revolucionarias incontrolables, masa indis-tinta e imprevisible, monstruo sin rostro congénitamente irrep:esenta-ble en tanto grado cero de la organicidad. El número, fuerza barbara einmoral que no puede sino destruir", . .

Para entonces, y siguiendo los pasos del progreso del periodismo, laopinión pública del mundo americano estaba ~n~o,ITI1adade ~sos acon-tecimientos; muchos de ellos -como los magnicidios anarquistas- pre-sentados con cierta espectacularidad. Pero además, fundamentalmente,estas informaciones del extranjero se superponían con sucesos y pre-ocupaciones que, dentro de la elite dirigente y dominante en la Ar-gentina, planteaban la pregunta "¿qué hacer con las masas?". Unapregunta, como veremos, que ya no dejará de aparecer en fOITI1arecu-rrente en el panorama nacional.

Pero ¿qué son estas masas o multitudes en el momento en que Ra-mos Mejía escribe? Por cierto, ya no son las tradicionales masas rura~esque animaron las luchas y guerras durante el siglo XIX. El estado ~~ClO-nal centralizado tiene por fin el control unificado de la fuerza legítima.Para entonces, las últimas montoneras están en franca retirada y elcampo está pacificado. . .

De modo que las~~es que "hac~ problema" en el gIro del SI-

glo XIX al XX son ahora las ~,:ltitudes urbanas, que en ~l caso argen-tino se hallan entremezcladas con el mundo de los trabajadores y, porende, con la inmigración (dado que trabajador,e inmigranteson cat~-gorías qúe en su mayoría se superponen). Esa presencia novedosa, y~ VI'

vida muchas veces como amenazante (o al menos inquietante), motiva,aun desde miradores tan distantes. como el de Gustave Le Bon y el deJosé María Ramos Mejía, una pregunta: ¿cómo e~t~r que la presenciade las masas afecte la gobernabilidad y el reconocimiento del papel rec-tor de la minoría dirigente? Aquí es donde el saber positivista se ofrececomo respuesta, Porque para dominar ese fenómeno prin:ero ,hay queconocerlo, y el positivismo cree haber .descubierto leyes Clenuficas so-bre los hechos sociales. En este proceso de conocimiento elabora todauna representación, una visión de las masas y, como c~ntracara necesa-ria, una representación de la relación entre masas y elites,

En concreto, podemos ver que los análisis y propuestas de Le Bon ysus seguidores pueden enmarcarse perfectamente como respuestas aun fenómeno político-social inscrip'~o a su·ve,~<l:ep.,tFo.d~J~.B9m~~4Y..'\:á;'Y.i::':_~

,l-s€~.ií.:ñrc?de la-secularización de los tiempos modernos. Resumiendo,

130 Historia de las ideas en la Argentina

podemos decir que en una época de progresiva laicización, de p.rogre-siva caída de las creencias religiosas como eje ordenador de la vida so-cial, es preciso contar con otros elementos simbólicos capaces de susti-tuirlas como cemento de la sociedad, como fuerzas capaces de organizary orientar una voluntad colectiva. Piensan entonces que no se trata delamentarse frente a ese ingreso sin retorno en "la era de las muche-dumbres"; sino de aceptar este dato en toda su crudeza para extraerde su estudio objetivo las enseñanzas necesarias para gobernarlas.Gustave Le ,Bon había escrito al respecto: "Quien conozca el arte deimpresionar laimaainación de las muchedumbres conoce también el- -;r;de gobernar~as".

Sabemos, por lo demás, que se trata de un tema de muy larga dura-ción que nos remite hasta la Antigüedad. Sabemos asimismo que lamanera de designar y valorar ese sujeto colectivo llamado "masa" o"multitud" ha variado a lo largo de la historia, y que esas valoracioneshabilitaron diversas denominaciones: "plebe", "pueblo", "chusma" ...Cuando llegamos a Ramos Mejía y otros intelectuales de su grupo, ob-servamos que los nombres más utilizados son "masa" y "multitud"; conellos se designa un conjunto indiferenciado de personas, una realidadsocial magmática y confusa.

Es comprensible que ese fenómeno confuso se haya presentadocomo un desafio a las nacientes ciencias sociales. Después de todo, elpositivismo confía en que la observación unida a la razón puede detec-tar un orden, una legalidad, que escapa a quienes están desposeídos deestos instrumentos intelectuales. Además, y esto es fundamental, quienencuentre esa clave podrá prever y hasta encauzar el curso de las gran-des movilizaciones populares.

Precisamente éstos son los desafíos teóricos a los que Le Bon (y Ra-mos Mejía en su estela de influencia) trata de responder. Adopta ese en-foque a partir de la p$icología de las masas, una suerte de subdisciplinadentro de la naciente sociología. Para ésta, se trata de analizar a las ma-sas o multitudes como si se tratara de un organismo colectivo dotado defunciones psicológicas. Aquello que dota a esta disciplina de un objetopropio es que esas masas, si bien son un conjunto de individuos, corn-p_onen algo más, distinto de la suma de esos individuos. Esto es, qu~ ali!:!gresar en el "estado de multitud", el individuo adopta...comportamlen-

tos diferentes de los que desa12~<?!l~1:i~31.ac!~~rRor_sí solo.Pero notemos que en la base de su razonamiento se halla un dato sor-

prendente: para el intelectual francés, el 'zazo social, aquello que reúne alos indivíduos. los aglutina; los cementa, es un "lazo simbólico (corno es

Lección 5. El positivismo: José Maria Ramos Mejía y José Ingenieros 131

simbólica la reunión- de~na hinchada de fútbol en torno de una ban-dera, el símbolo de su club). Y la simbología que opera pertenece alám!2.i..t:ono de lo racional (por ejemplo, un conjunto argumentado deprincipios), s~E-~lsie lo emocional, irracional, mítico.

Concretamente, Le Bon mantiene para el individuo el carácter defi-nido desde Descartes en el siglo XVII y sostenido por el liberalismo enlos siglos siguientes, tal como hemos visto en lecciones anteriores. Estoes, el individuo como un sujeto racional, consciente, dotado de una vo-luntad libre, autónoma, que puede regular su comportamiento segúnnormas racionales. Por el contrario, la multitud es una entidad incons-ciente e irracional, que actúa por impulsos que ella misma desconoce ycon finalidades que ~scapa~~~l~~ca raci9!!.al.

Se trata de un d"!to sorprendente no bien se lo coteja con las teoríascontractualistas ya vistas. Recordemos que, en estas últimas, el lazo so-cial se construye sobre bases racionaks. Se dice por ejemplo que enHobbes aquello que lleva a los seres humanos a constituir sociedad sedebe a un cruce de temor (por el estado de inseguridad permanenteantes del pacto) sumado al cálculo racional (elijo racionalmente ce-der parte de mis potencias para salir del estadio de "guerra de todoscontra todos").

En cambio, cuando Le Bon expone su Psicología de las masas, consi-dera que, al ser parte de una multitud, el individuo es distinto decuando está aislado, es decir, que el ingreso en estado de multitud pro-duce efectos sobre su comportamiento. Fundamentalmente, el indivi-duo que mientras está aislado es un ser racional, al ingresar en una mul-titud actúa impulsado por móviles concebidos como irracionales.Cualquier individuo que ing"rese ~n el seno de una multitud se enajena(ya no decide Eor sí sino por al~~en aje~o, por <:>~_o),pierde su auto-nomía racional.

Llamemos la atención sobre el hecho de que de este modo ,~o-4J.lcía en las ciencias sociales la noción de "inconsciente", que en esosmismos años estaba siendo adoptada por distintas fracciones de intelec-tuales: médicos, psiquiatras, filósofos y escritores (Freud y su fundacióndel psicoanálisis son el ejemplo ineludible). Proyectada esta idea sobreel papel de las multitudes en la historia, producía efectos historiográfi-cos en la línea de lo que en nuestros días se denominaría "el descentra-miento del sujeto". En efecto, se producía así un desplazamiento defin-dividuo soberano de sus prácticas, tantas veces encarnado en losgrandes hombres. Grandes hombres, a su manera, habían sido Facundopara Sarmiento y BelgEaJ).? y. SanMartín para la historia escrita por B,!r-

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132 Historia de las ideas en la Argentina

" , iante a uel desplazamiento, en Las mult~tudes .tolome Mitre. Ahora, med ide d la historia de batallas y de heroes' Ra M' ía se despi e eargentmas mos eJ fuerzas ciiegas que discurren en las en-l llama "las uerzas c . , , _-,-,para atender a o que "1 d stino sin odios m cannos ,

/, trañas de la sociedad y que c~mp en, s~ ~ tesis acerca del móvil de las' f ya esta enuncia a

En esta misma rase '1' las zuía: en otras palabras,' d 11 que las moviuza, que "'_,multitudes, e aque o " social (Esto es tenemos la

d l lógica de su accion , ,tenemos el secreto e a , l e hacen') Ya sabemos que

' or que hacen o qu ,respuesta a la pregunta cp lti d s no son movidas a la acción

l masas las mu titu e ,la respuesta es que as, "les Ahora más concre-

' 'por factores IrraClOna " 'por el razonamiento smo d b o pie~on conce2!,os

d' , la muche um re ntarnente, se nos Ira que " ib Ramos Meiía las multitu-. , ',,, ·"AsI-escn e "sino que "piensa por Imagenes, " s no se deja]ri] impresio-

.~-- '" o por Imagene , "des, no pudiendo pe~salr ~m, es las aterrorizan o las seducen, con-nar sino por ellas, y solo as Imagen '"

" 'viles de sus ácctortes'.virtiéndose en los umcos mo , , queda claro que el intelec-

' d tas consideracionesEn síntesis, en to as es M" cepta con un pretendido' , tal que es Ramos eJla a

tual y funcionario esta 1 asas más que la argu-ecedor que, ante as m ,

realismo un tanto estrem d l lenguaje y las imágenes s~ges-' , 'al alen los recursos e :J

mentacion ración v - tor establece que este fe-'" l as" porque nuestro autivas, Y digo ante as mas d' " iluminista sólo se verifica en-- 1 entera tra icionnómeno de ruptura con a Estos sectores obreros y popularesel terreno de las clases subalternas

M, ., or elementos anónimos, sin

ti e Ramos eJla pestán compuestos §()s en, , nervioso rudimentario, poco'-- alidad de inteligencia vaga, sistema ,

person I , , - --;; ~l ~orazón):' a veces_~n el estomago,educados, que lensan ~ --- -b-1 ta franqueza la que probable-- , lada con a so u _ ,

Encontramos aqUl reve dif dida dentro de la minoría po-id pliamente I un Imente fuera una I ea am , O E ' t esante esta comprobaciónlítica y cultural dirigente hacia 19

10 h', s I~ erultural es observar la rela-

f ' te en a Istona cdado que un tema ascman, d 1 l dirigente y las de la cultura. l id creenCias e a c ase .

"ción entre as I eas ----- ---- ideración para retomarla cuando,. iso ret er esta consl eraCl _popular, Es precIso re en did (de manera des-!"-l"_. di te se vea sorpren I aen 1916, esta misma clase mgen l der político de Hipólito

~ d ) por el ascenso a pofavorable, a su enten er , .t medida a sectores funda-Yligoyen, quien vendría a expresar en cier a

mentales de aquellas cla~es subalternas, l' demos apelar a varias citasd 'd n ziro fundamenta, po

Se ha pro UCI o u ",. , a de la importancia cultu-' , nos advierten acercque respaldan este V1n~JeY mado 01' la cultura occidental. En sural de este nuevo derrotero to " LPt' (editada por la Universidad' " 1 H' toria de Amenca a znacontribución a a zs fi ue "las doctrinas liberales.de Cambridge), Cha~'les A. S, Hall a irma q "= '. i. "''r''',.

-Ó, -s:..

ILecCión 5. El positivismo: José María Rarr1.OsMejía y José Ingenieros -1;3~'-

clásicas basadas en la autonomía individual dieron paso a teorías queconstruían al individuo com-;;-parte integral del organismo social", Carl--L___ _ __.. ". _ _ _ __ . -=~horske, en Viena Fin-de-Siécle, ha descripto en los siguientes términosesa "c:..risisdel yo liberal":

hn nuestro siglo, el hombre racional ha tenido que dar I~gara esa criatura más rica pero más versátil y peligrosa, el hombre ~psicológico, Este nuevo hombre no es meramente un animalracional, sino una criatura de sentimientos e instintos! J

Tal ha sido para un autor como Robert Nísbet la magnitud de este girocultural que en La formación del pensamiento sociológico la ha equiparadocon aquella otra tan diferente que señaló la decadencia de la Edad Me-dia y el advenimiento de la Edad de la Razón, esto es, del Iluminismo,tres siglos antes,

Pero ya sabemos que todo proceso de recepción implica traslaciones,desvíos, modulaciones diferentes, Así, si bien Ramos Mejía adhiere entérminos sustantivos al mens<!ie de Le Bon, le introduc~- una correcciónsintomática, Afirma en aquel texto que un miémbro de la elite posee ladistancia crítica suficiente para no caer nunca en el estado de multitud;esto es, coloca en un plano superior de racionalidad a la elite respectode la multitud, Sin duda, reencontramos aquí inquietud y hasta unacierta alarma, como se ve al final del libro, donde se lee que si no sereacciona a tiempo la multitud conducida por líderes socialistas puede

.•...I :;J- ••••••• __ ••tomar el poder, No Obstante, termina imperando una mirada que sigueconfiando en las capacidades de la clase dirigente para encauzar losefectos no deseados de la presencia de esas "multitudes argentinas".

Empero, es cierto que también en Le Bon se pone de relieve el papelde los líderes en el seno de esas multitudes, En realidad, dicho términoaún no ha ingresado en el' diccionario político de los argentinos, De allíque Ramos Mejía utilice el término francés: meneurs, que significa "con-ductores, gujas, Iíderes", .Esto es fundamentalporque en la concepciónde Le Bon la multitud es necesariamente conducida por esos líderes(que Max Weber llamaría "líderes carismáticos"), Son ellos los queguían a las multitudes, y por eso puede concluirse que la clase dirigentedebería dotarse de semejantes sujetos,

Si seguimos pensando en esta línea, debe resultamos sintomático

que un fenómeno noved~so dentro de la historia de las ~dea~.aTgen'~~~~~'f~~.t~>«Lnas que aparece en el peno do sea.la relectura de la figura dé Ju:an-~- .

. nuel ge ~Qsa's"HásraTe~tbÍ{éés la imagen privilegiada-dentro de la elite- .

134 Historia de las ideas en la Argentina

dominante 'era la que habían introducido algunos miembros de la ge-neración unitaria y luego de la Generación del 37: Rosas había sido undéspota sanguinario. Para la década del 90, en cambio, nuevos miembrosde la elite como Adolfo Saldías y Ernesto Quesada, elaboran algunos es-

, 1--_ '----'. .tudios donde se s_eparan de esa versión unívoca, maCIza, comienzan a~atiz<!r_su imagen. Es evidente que sobre ellos está operando un rasgoatractivo de la fisura de Rosas, que apunta a la concepción de que en él

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se personificaría elencuentro de las masas con un líder. El propio Ra-mos Mejía escribirá en 19Cf7un extenso estudio titulado Rosas y sutiempo, donde afirma que, durante el gobierno del Restaurador de lasLeyes, el pueblo -que según la psicología de las masas juzga siempremás por el sentimiento que por la razón- encontrará en Rosas a su con-ductor necesario. Precisamente, Las multitudes argentinas es el escritoque servirá de prólogo a ese estudio sobre Rosas.

Al retornar al análisis de este libro vemos de pronto que, junto conaquella caracterización de irracionalidad, minoridad y afeminamiento(las multitudes son dibujadas con la ingenuidad de los niños y el apasio-namiento gue una larga tradición androcrática o machista atribuye a lasmu'eresLjunto con su representación como una fuerza fenomenal va-ciada de inteligencia y raciocinio, surge inopinadamente la afirmaciónde que las masas son capaces de protagonizar actos de barbarie perotambién de heroísmo;junto con su espontaneidad y violencia, tambiénpueden contener el heroísmo de los seres primitivos. Es desde esta am-bigua perspectiva que, en Las multitudes argentinas, Ramos Mejía pasa re-vista al pasado nacional. .

En ese relato introduce algunas modificaciones significativas respectode las versiones historiográficas hasta entonces dominantes. Así, recor-demos que los hombres del 80 habían denunciado un descenso de lasvirtudes republicanas incluso dentro de la propia elite, pero habíancontrastado esas actitudes con un pasado patricio en el que aún impe-raban las viejas cualidades. Ramos Mejía, en cambio, considera que laausencia de sentido republicano y nacional dentro de la elite se hundeen una historia que se confunde con sus mismos orígenes. Más aún, ysorprendentemente, entiende que ante este comportamiento degra-dado, fueron las masas, las multitudes, las que tuvieron actitudes másacordes con el civismo y el patriotismo, ya que desde la época coloniallas clases elevadas habían aspirado sólo a un liberalismo egoísta, redu-cido a obtener beneficios personales. Para ello se habían aliado con "elgobierno mismo, en perfecta concordancia con la iniciativa de los veci-nos más influyentes de la ciudad". Esta actitud, que linda con la inm?-

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ralidad republicana, se evidenció durante los episodios de la Recon-quista de Buenos Aires contra los invasores ingleses. Entonces -escribeRamos Mejía-, mientras "hervía en el seno de la muchedumbre el másvivo entusiasmo por la venganza, las clases superiores y los burgueses ri-cos y meticulosos habían resuelto aceptar los hechos consumados".

Si afinamos la lectura comprobaremos hasta qué punto el libro anali-zado rnU!§~r:.~otr~ v~~que la J1is..t:.()_riase es~~..!>edesde]as inqui~~d_~~del presente. Porque, de los dos fenómenos indicados, el primero se re-sume diciendo que la Argentina nació con una clase diligente más bur-guesa que republicana. Esto es lo que podemos interpretar cuando Ra-mos Mejía señala los males derivados de la inexistencia en Buenos Airesde "la culta y orgullosa aristocracia" que en el Alto Perú formaba el nú-cleo social de una clase legítimamente dirigente. El segundo fenómeno su-braya, como contrapartida, la función altamente positiva de la Plebe ar-gentina en el proceso emancipatorio abierto en 1810. De hecho, lasgrandes victorias en nuestra historia política provienen de ella: "La re-volución argentina es la obra más popular de la historia y la menos per-sonal de toda la América Latina". No es difícil concluir, en este tramode la lectura, que Ramos Mejía lamenta en su propio presente las clau-dicaciones de su propia clase dirigente y la ausencia de aquellas multi-tudes de la emancipación.

¿Pero es que acaso con ello este miembro de la elite invertía la visiónde la relación entre una elite dirigente y unas masas dirigidas? En abso-luto. Porque allí mismo aclara que el aporte de aquellas multitudes a laconformación de la nacionalidad consistió en una contribución literal-mente material y energética. Leamos: las masas "no trajeron coElbora-ción intelectual a la civilización argentina, sino puramente física. [... ]Su función parece más bien biológica que política". Apela aquí a una fi-gura, a un tópico, que remite a las tradiciones universales más antiguas:el papel vivificador de la barbarie ante una sociedad adormecida y co-rrompida por exceso de comodidades y de bienes materiales. Por eso,en el pasado nacional Ramos Mejía admira a "esos bárbaros, física-mente tan vigorosos en su musculatura de hierro", que aportaron sucontingente de sangre aséptica a las ciudades exhaustas.

Desde estas filosofías y proclamas vitalistas se respondía entonces alfantasma de la decadencia o de la degeneración que recorría el finaldel siglo XIX en todas las naciones occidentales. Esta decadencia eraasociada a ciertos supuestos males de la modernidad: exceso de civiliza-ción, sofisticación en el consumo y el confort, vida aI?-ti~.<3:turalt~n lasgrandes ciúcl.ii;l?s, espíritu de análisis hiperracionalísta, abulia so' pér- .

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136 Historia de las ideas en la Argentina

dida de la-voluntad. Con estas interpretaciones adaptadas a su mediolocal, el autor de Las multitudes ... acompañaba también el motivo deépoca que denunciaba el exceso de civilización como causa de debilita-miento, y señalaba la necesidad de estímulos reenergizantes. En efecto,la literatura y la filosofía del momento habían comenzado a exaltar lasfuerzas instintiv'as y a denunciar el ~náli~is intele~t~ali~la,,;c~mo~puestoal.vigor de la a~ción. friedric~Ni~tzsche (1844-1..?90,tlUlen entre 1883y 1885 publicó su muy exitosa obra Así habló Zamtustm) era para enton-ces uno de quienes expresaban de manera más cabal esta reacción an-tiintelectualista. En los escritos de Ramos Mejía se encuentran citas queregistran sus lecturas del filósofo alemán. Dice, por ejemplo, que paraconducir y seducir a las multitudes heterogéneas del Río de la Plata fuepreciso un superhombre criollo tallado en .:1 espíritu de Zaratustra. yjustamente en Rosas se cumpliría ~_glorificación de los instintos rebel-des y agresivos contra toda convención social [ ... ], de conquista y depresa, [ ... ] una afirmación de la energía humana triunfante, brutal, im-placable para los otros".

Después de todo, según esta perspectiva, si Rosas triunfó sobre los de-más caudillos fue porque en su personalidad se produjo la síntesis delos hábitos urbanos con los instintos campesinos y bárbaros. Resumende las bajas aptitudes morales de la plebe urbana, el Restaurador con-formaba simultáneamente un genuino producto de la multitud de loscampos, y ambas encontraron en él a su líder, nacido de la más genuinaexpresión de esa superabundancia de energía a la que Darwin -afirmaRamos Mejía- atribuiría un despertar tan salvaje como vital de las pasio-nes más bravías. _.. - -e:

AÍ i~scribir estos temas en la narrativa de la elite argentina, nuestroautor oponía un pasado rural y bárbaro al mundo urbano de su tiempopresente. En este último encontraba una inmigración con comporta-mientos egoístas y afanes de enriquecimiento veloz que conspirabancontra los valores republicanos. Como contrapartida, tanto el mundorural gaucho como el caudillismo del pasado (que en Facundo hemosvisto como causas y efectos del atraso argentino) adquieren una valora-ción claramente positiva. También, frente a una clase dirigente que a fi-

~ -nes del siglo XIX ha perdido el rumbo, nuestro~utor rescatara la fi81:1radejuan Manuel de Rosas, a quien en J 907 le dedicará un vol'::.~inosoesiudio titulado Rosas y su tiempo.- Debo señalar que esta visión matizada y a veces reivindicatoria dequien había sido condenado por las generaciones unitaria y del 37 no

. era original. ...fI~ab.fasido precedida por la historia de Adolfo ~aldfas 50--- _ ..•• " .•.••,:.\ •• ,1...,. __ '<I'.-'..~.,.•.

Lección 5. El positivismo: José María Ramos Mejía y José Ingenieros 137

".-bre Rosas en tres volúme~es (publicados en 1881, Í884 Y-1887), seguidapor la de Ernesto Quesada en 1898 con La época de Rosas. Es evidenteque todos ellos encontraron en el Restaurador de las Leyes un ejemplodeseado para sus propios tiempos, tiempos en los que ven el mismo in-'~uict;;:;;~divorcio entre ~nasas L~_li.t~s_q~ehabí~ s_eñaladoVicente Fid~l.!:-ópezen el prefacio de su Historia de la República Argentina.

La campaña de los ejércitos jibertadores es uno de los episodios más

bellos de la gran guerra: es un drama de la escuela impresionista, un

cuadro con los colores excesivos de Fortuna y las extravagancias

vesánicas de los aguafuertes de Gaya. Tiene de todo: la barbarie

pujante y siniestra de los personajes de la Orestiada; la sencillez

maravillosa de los Persas; la originalidad, el sabor y la tonalidad

vigorosa de las cosas indígenas, con su arritmia de actitudes y su calor

de ejecución. Y no me digáis que la escena es asaz modesta y los

personajes oscuros para dar tanta sensación, porque todo el teatro de

Esquilo, que ha enseñado al mundo que es la belleza trágica, no

recurre jamás a otro procedimiento que al que le brinda la sublime

sencillez de sus cuadros iluminados por el genio. A pesar de todo, la

barbarie de esa multitud tiene él simpático saber de todo lo que es

grande y original. iNO sé qué extraño efecto me producen aquellos

terribles tercios de Rosas, qué tan profundas impresiones hicieron

experimentar a Sarmiento cuando los vio después de Caseros! iQué

secretos los que encierra el alma de esasmultitudes! Gen~rosas pocas-,«,. - -: veces, in-~~nscientemente abnegadas muchas, bárbaras e impulsivas

siempre, van a donde las llevan, como la fiera domesticada detrás del

domador. Esos soldados -dice Sarmiento en uno de sus párrafos

lapidarios- carecieron diez años del abrigo de un techo y nunca

murmuraron; la pasión del amor, poderosa e indomable en el hombre

como en el bruto, pues que ella perpetúa la sociedad, estuvo

comprimida diez años, y nunca murmuraron; la pasión de adquirir,

como la de elevarse, no fue satisfecha entre los soldados; las

afecciones de familia fueron por la ausencia extinguidas, los goces de

las ciudades casi olvidados, todos los instintos humanos

atormentados, y nunca murmuraron.

138 Historia de las ideas en la Argentina

Por cierto, al igual que estos dos precedentes, Ramos Mejía condena elterror rosista, al que califica de "brutal y excesivo". Pero de aquellaépoca, y frente a la "gruesa capa de elemento extranjero que ha incor-porado a la nuestra su sangre fría", aprecia en aql~ellas masas rural~~ laabnezación y obediencia que las llevó a desempenar un papel pOSItIVOen las zuerras de la independencia y en las luchas civiles argentinas.Pero e~tiende' también que estas cualidades habrían sido una purafuerza ciega sin un meneur o conductor, función que Rosas había cum-plido en forma acabada. . .

Es claro que se trataba en estos casos de diversas evaluaciones sobrela relación líderes-masas. Por consiguiente, estamos ante un tema con-siderable, ya que esta relación es fundamental para comprender elcurso de la historia política argentina prácticamente hasta el presente.Tenemos aquí un primer esquema valorativo de ese fenó~eno ~acia laépoca que nos ocupa. Podemos ver así que para, Vic~nte Fldel Lopez, elcaudillismo era un hecho negativo, mientras que Mitre encontraba enéste la expresión de sentimientos democráticos e igualitarios que con-tinuaban entonando la consigna gaucha del "naides es más que naides",Claro que esos sentimientos espontáneos debían ser canalizados porinstituciones liberales y republicanas.

En cuanto a Ramos Mejía, ya se hallaba presente el temor de que esossentimientos fueran aprovechados por líderes demagógicos para explo-tar la ignorancia de las masas. De modo que, al hablar del pasado crio-llo, puede aún celebrar aquel espíritu energético y aun b~rbaro comocontribución a la nacionalidad argentina. Pero cuando se instala en supresente, tanto el fenómeno inmigratorio como la presencia del acti-vismo político socialista lo hacen mostrarse temeroso y.cautel~so. Estoaparece nítidamente en el final de Las multitudes argentmas. AlI.Il~e~osque hasta tanto surja una auténtica "multitud p~lítica" que sus~tUlra or-gánicamente a las actuales agrupaciones artificiales y personalistas, porno decir facciosas, permanecerá el temor de que "el día que la plebetenga hambre, la multitud socialista que la organice sea implacable y lo.smeneurs que la dirijan representen el acabado ejemplar de esa canalla VI-

rulencia que lo contamina todo".Nuevamente y para concluir, era el mismo sentimiento de temor ante

la invasión y el asedio que hemos ya detectado en algunos miembros dela Generación del 80. Sin ir más lejos, se trataba de lo que un autor con-temporáneo como P. A. Taguieff ha marcado como rasgo do/una con-cepción liberal radicalmente antipopulista, que "se bas~ en ~l temor delas elites tradicionales a la nueva alianza entre el poder irracional de las

4If"" •• ';; -: _ o;·

Lección 5. El positivismo: José María Ramos Mejía y José Ingenieros 139

masasy 'el estilo groseramente personalista de ciertos líderes de tenden-cia demagógica". Enseguida veremos de qué modo, para conjurar aquelriesgo, y desde la dirección del Consejo Nacional de Educación, RamosMejía apostó a la escuela pública como resorte de nacionalización delas masas que obraraco;n; barrera ante la penetración-de ideas subver-sivas del orden conservador.

Pero volviendo a Las multitudes argentinas, observamos que aquelmovimiento de rein~erpretación del pasado nacional llevaba a inverti}"también el ej~_~storiogt:áfico que colocaba a Buenos Aires en-el ce.::-tro y origen del movimiento de la civilización que luego se habría ex-pandido por el interior. Ahora,- la revaloración del mundo rural lleva,por el contrario, a co~siderar la ciudad de Buenos Aires como un fe-nómeno anómalo dentro del cuerpo nacional. No era por cierto unamirada novedosa, ya que Alberdi, antes de la federalización de Bue-nos Aires, había desarrollado esta antinomia Buenos Aires-interior, lacual construirá un tópico, un tema, que ya no abandonará las visionesde los argentinos.

Otro aspecto ya mencionado y presente en su libro es el tema inmi-gratorio, que como vimos constituía una de las obsesiones del mo-mento. Dentro del espíritu positivista, para su tratamiento Ramos Mejíaapela a unos criterios y una retórica provenientes del daruiinismo social.Se conoce con este nombre a las concepciones que adoptaba~ criterIÜs--extraídos de las revolucionarias posiciones de Darwin sobre la evolu-ción de las especies para aplicarlas a la lectura de los hechos sociales. Latraducción resultaba sencilla y tentadora en un momento de intensasluchas sociales y de expansión colonialista de los países más desarrolla-dos en el planeta. Esta ideología funcionó como una racionalización,t¿~'!.j~~tificación ~~plicación seooocientífic-a-del derecho de los(más poderosos (ya fueran naciones o clases sociales) sobre los débiles.E~-posició~- tenía además ese simplismo que süeletofnaf mas-convin-centes los razonamientos.

No obstante, más allá de que el darwinismo social desarrolló una con-cepción anticientífica disfrazada de cientificidad, resultará útil echaruna rápida mirada a la teoría biológica darwiniana para comprender elclima intelectual que contribuyó a generar, dentro del cual florecieronlas interpretaciones del positivismo argentino. Resumiendo estas ideas,digamos que, en F;l origen tle las ::peci::sJ1859] , Charles Darwin postulóuna ley general según la cual las especies vivientes luchan por la super-vivencia, y triunfan aquellas que mejor se adaptan al medio. Estas últi-mas se 4esarrollan:y .expanden, mientras las demásse' extinguen. De: ~ - .. -~ '....... ---.-. - -

140 Historia de las ideas en la Argentina

manera que la historia de la vida sobre la Tierra nos muestra una suce-sión de especies que se alternan en su desarrollo. A esto se lo llamará"evolución" de las especies, término qu~~ c~rs~_ con la i<:leaent~.n-~~s d<2.mina21tede "progreso" suele inducir a error.Porque la teoría dar-winiana habla de "adaptación" y no de progreso, y nadie puede demos-.trar que los mejor adaptados sean superiores a quienes -no pudieronadaptarse. Un ejemplo clá;i~o lo ofre~ió el hall<lzgo de restos fósiles dejirafas de_cuello corto. La explicación de Darwin es que en una épocalejana éstas convivían con otras de cuello largo, tal como las que cono-cemos. Al producirse cambios importantes en el medio, se habrían ex-tinguido las pasturas del suelo y sólo habrían sobrevivido aquellas cuyolargo cuello les permitió alimentarse de las copas de los árboles. Las de-más desaparecieron. No hay aquí, como verán, evolución o progreso,sino simplemente supervivencia de hecho de una especie favorecidapor razones genéticas enteramente azarosas. (Azarosas en la medida enque no existe en este razonamiento un gran plan que garantice el me-jor curso posible en el desarrollo de la vida.)

Sin embargo, el efecto ya no científico sino cultural de la teoría dar-winiana residió en cuestionar severamente el dogma creacionistajudeo-cristiano inscripto en el Génesis bíblico. P().rq~ara Darwin no hay es-

_ pecies f~,:,..:.inmutables creadas de una vez p~~ siempre, sino formasvariables que se suceden a lo largo de millones de años, dado que se es-taba entonces también mostrandoque ésa era la edad de la Tierra y nolos miles de años que había calculado la tradición bíblica.

Para que se entienda este impacto cultural, citaré una opinión de Sig-mund Freud. Según ella, el ser humano habría padecido tres grandesimpactos narcisístÍcos, tres grandes heridas al orgullo de su yo. En pri-mer lugar, las teorías de Copérnico y de Galileo, por las cuales se pos-tuló que la Tierra no es el cénirodel universo sino un fragmento entretantos otros girando en el espacio. Luego, la teoría de Darwin, que sos-tiene que el ser humano no está hecho a imagen y semejanza de Dios,sino que desciende de otras especies que no gozan de tal pretensión dedignidad. Finalmente, la teoría del propio fu:eud, que afirma que los se-!:-eshumanos no nos ajustamos a la definición alistotélica de "animalesracionales", )@ que buena parte de nuestra conducta está regulada porlas fuerzas ocultas del inconsciente.

Es cierto sin embargo que ~tos factores fueron..9p~.c:.ados ante losojos de la intelectualidad eor un_acelebración sin duda narcisística. Erala ~e}ebraci§E_de la cap~cidad de Ja ciencia para deve!ar los misteriosI?~s pr0.il~~os_d~ea!~da~:..veamos al respecto el siguieI?-te par de. : ~"'"-~ . - ~«.- ~ --.:..

Lección 5. El positivismo: José María Ramos Mejía y José Ingenieros 141

extensas citas, una de fuente europea y otra argentina, donde se palpa,se percibe el admirado orgullo ante los logros de la ciencia.

[La ciencia] prolongó la vida; mitigó el dolor; extinguió enfermedades;

aumentó la fertilidad de los suelos; dio nuevas seguridades al marino;

suministró nuevas armas al guerrero; unió grandes ríos y estuarios con

puentes de forma desconocida para nuestros padres; guió el rayo

desde los cielos a la tierra haciéndolo inocuo; iluminó la noche con el

esplendor del día; extendió el alcance de la visión humana; multiplicó la

fuerza de los músculos humanos; aceleró el movimiento; anuló las

distancias; facilitó el intercambio y la correspondencia de acciones

amistosas, el despacho de todos los negocios; permitió al hombre

descender hasta las profundidades del mar, remontarse en el aire;

penetrar con seguridad en los mefíticos recovecos de la tierra; recorrer

países en vehículos que se mueven sin caballos; cruzar el océano en

barcos que avanzan a diez nudos por hora contra el viento. Éstos son

sólo una parte de sus frutos, y se trata de sus primeros frutos, pues la

ciencia es una filosofía que nunca reposa, que nunca llega a su fin, quenunca es perfecta. Su leyes el progreso.

Thomas Macaulay (1837), "Ensayo sobre Bacon", en Ensayos sobrepolítica y literatura, Madrid, Librería de Hernando, 1902.,1'

Casi seis.désadas más tarde y entre nosotros, en el número 1de la re-vista La Escuela Positiva, editada en Corrientes en febrero de 1895, Al-fredo Ferreira extendía esta confianza y la convertía en sistema:

El positivismo es la ciencia espiritualizada, sistematizada y ge- 'neralizada. Fuera de la ciencia no hay nada: después de abra- '1zar el arte y la industria, ella puede llegar hasta predecir la \)aparición de un grande hombre con el advenimiento de unacontecimiento social del futuro, como el paso de un cometaen el cielo.

Florentino Ameghino (1854-1911) será entre nosotros quien, de modotal vez más entusiasta, adhiera a la celebración de la ciencia a partir dedichos éxitos, tal como lo muestran sus palabras de 1881, que tanto re-.cuerdan a.lacita ....de Macaulay ya referida. . ~ -t:~c~\_~j" •.. -

.:..-':..--.:..0/.-...- ....: .~.~ .•...•'"

(I¡

)

142 Historia de las ideas en la Argentina

;- ",,!,;./-;;.;-,:; ~

AY4!TAY4T~.lIT.4'IJ?4TA1'¿Y4YI'""DLa ciencia ha llegado a investigar y conocer un grandísimo número de las

leyes de la naturaleza que rigen en nuestro planeta y aun en la

in~ensidad del espacio. Ahí podréis ver que los adelantos de la física, la

qurruca y la mecánica han producido verdaderas maravillas que no

tendrían nada que envidiar a los famosos palacios encantados y demás

obras que los supersticiosos pueblos orientales atribuyen a las hadas, a

los magos y a los nigromantes. Allí veréis que, gracias a los adelantos de

la mecánica, el hombre ha conseguido fabricar verdaderas ciudades

flot~ntes que atraviesan el océano en todas direcciones, transportando

naciones de uno a otro continente. Con los adelantos de la óptica ha

penetrado el secreto de otros mundos que se encuentran a millares de

millares de leguas de distancia de la tierra. Por medio de la electricidad

se ha adelantado al tiempo, ha arrebatado el rayo a las nubes, transmite

I~ voz amiga a luengas distancias y reproduce la luz solar en plenas

tinieblas nocturnas. Con el descubrimiento del vapor y sus aplicaciones

ha multiplicado sus fuerzas a lo infinito, y en el día cruza la atmósfera c~n

mayor velocidad que el vuelo de las aves, viaja por la superficie de la

tierra y del agua con pasmosa celeridad, desciende al fondo del mar ypasa por debajo de las más altas montañas. A cada nuevo

descubrimiento se hacen de él mil aplicaciones distintas y este mismoconduce a otros de más en más sorprendentes.

Florentino Ameghino, Conceptos fundamentales, Buenos Aires, ElAteneo, 1928. ~

Por cierto que difícilmente pueda encontrarse en la Argentina a al-guie~ que haya .encarnado aquella figura de manera más cabal que Flo-rentino Ameg.h~no, como lo seguirán revelando ya avanzado este siglot~~to su prest~glO como símbolo deLtJ.I:Qgresis~~i~, como la oposi-cien que segula cosechando entre los sectores católicos tradicionales.

Por otra parte, provenientes del mundo europeo, libros de granventa como l!!!erza y materia de Luis BÜcl1Eer o Los enigmas.Ae0¿niversode Ernst Haeckel divulgaron esa versión cientificista hacia sectores mu-cho más amplios que los específicamente intelectuales. Un hijo bas-tardo de ese¿:spíritu cientificista fue el darwinismo social, esto ~s la ~x-tensión anticientífica de algunos postulados del evolucionismo a lainterpretación de las sociedades. Más aún cuando aquellos postulados~e cl::p~~ron con el racismo. Aclaremos que por "racismo" debemos en-

~- .:,..:,.;\.¿;.,'~~'.;,.;.::-::. ' .",- " -':';">.':' . - ,.,. , "

Lección 5. El positivismo: José María Ramos Mejía y José Ingenieros 143

·,.••,,:.\ ••d:<ft!l9~runa concepción que afirma una correspondencia entre ciertos- ", ,.~~~á)ifc~::¡~caracteres físicos hereditarios y ciertas capacidades intelectuales y mora-les. A este universo pertenecen afirmaciones tales como: "los blancos sonmás inteligentes que los negros" o "los mestizos son mentirosos y ladi-nos". Tengamos en cuenta por fin que ~8d~v~rsión racig~~pone.gprogr~~a de !~Ilustración y a~?~ programa que soste,nga q~le I~ edu- ..cación p1::ledetran~<:>:2..na~I~~j~ra:..aJ?_s~n~ivid~os:.porque justamenteel racismo concibe la raza como una determinación que no puede sermodificada por la educación y la cultura. Sea como fuere, concreta-mente, en los siglos pasados y aun en el presente siglo estuvo muy exten-dida la creencia en la superioridad de la raza blanca sobre las demás.

En el texto de Ramos Mejía que hemos considerado, se encuentranalgunas afirmaciones racistas y sociodarwinianas, pero ellas están justa-mente relativizadas y atenuadas por el papel transformador adjudicadoa la educación. Es cierto que al referirse a los inmigrante s nuestro autorse está remitiendo a una población también blanca, lo que facilita laadopción de una dosis de integracionismo paternalista que considera alos extranjeros como un aporte conflictivo aunque imprescindible parala construcción de una nación moderna. Según esta perspectiva, para ga-rantizar dicha integración bastará con la educación pública y con lasoportunidades de progreso material que la Argentina ofrece en aque-llos años a los extranjeros recién llegados. También con la potencia in-tegradora y pedagógica del ambiente argentino sobre la psicología delinmigrante. "El medio -Ieemos en Las multitudes ... - opera maravillas enla plástica mansedumbre de su cerebro casi virgen". Ese medio será unavieja conocida: la pampa, que ya no es entonces el espacio desértico seña-

, lado por Sarmiento y Alberdi, sino el medio que civiliza a los inmigran-teso Podemos así ver en concreto cómo se resignifica unª-..y_otra vez esetópico fundamental del imaginario argentino q~e es '~r~.-pampa~.

De todos modos, es cierto que en el texto mismo de Ram'ós Mejía seencuentran afirmaciones deheterofobia (esto es, de rechazo al dife-rente), sobre todo cuando sostiene nuestro autor que la presencia ex-tranjera puede resultar a veces excesiva y hasta abrumadora. "Como sontantos, todo lo inundan: los teatros de segundo y tercer orden, los pa-seos que son gratis, las iglesias porque son devotos y mansamente cre-yentes, las calles, las plazas, los asilos, los hospitales, los circos y los mer-cados." Empero, no se deja de observar con simpatía la voluntad deintegración de esos inmigrantes que se obstinan en disfrazarse de gau-chos para los carnavales. Aquella ingenuidad estimulada por la libertady el trabajo conforma para Ramos Mejía el signo positivo de un aporte

144 Historia de las ideas en la Argentina

sustancial para la nacionalidad argentina en construccion, hasta elpunto de concebir a la primera generación de inmigrantes como la de-positaria del sentimiento futuro de la nacionalidad en su concepciónmoderna.

También aparece aquí otra obsesión de los escritos de la época: mar-car los límites, los bordes, dentro de ese mundo de extranjeros entrequienes asumen la función laboriosa y aun patriótica y otros compo-nentes de una especie de fauna degenerada o peligrosa que crece en laconfusión de las multitudes urbanas. En ese auténtico zoológico social,Ramos Mejía describirá los tipos desviados: el guarango, el canalla, elhuaso y el compadre, y se detendrá en la denuncia del burgués, que seenriquece con la usura y permanece impermeable a las virtudes de cari-dad y patriotismo, Cuando su deseo de acumulación inmoderada no re-sulte encauzado, "este burgués aureus, en multitud -advierte-, será te-mible, ~i la educación nacional jig 10~Q.difica_~on el ceJ1illo de lacultura y la infiltración de otros ideales que lo contengan en su ascen-sión precipitada hacia el Capitolio". He aquí entonces claramente ex-presado el temor casi paranoico ante esos extranjeros que rápidamentehan comenzado la carrera del ascenso social y que ya para el Centena-rio empiezan a ocupar destacadas posiciones en el país.

Otro peligro para la clase dominante lo ofrece el guarango porqueejercita la temida estrategia d~r;;:sirm.iIaCi6ñ) tema de época que se en-carna enla obseSiÓndela elite, qiie pretende detectar las calidades rea-les de quienes pujan por incorporal-se a los círculos prestigiosos. Al res-pecto, Ramos Mejía resulta tranquilizador para su propio sector, ya quesi bien el guarango ha recibido las bendiciones de la "!n§trucción" en laforma habitual de "inyecciones universitarias", no dej~de ser ':uQ !!!en-dicante de la cuh~ra". Le falta ese ab~le~~ --di~~- q~e §ólo p..!!edenproporcionar "el hogar d~tradición" o "la cultura universitaria" cuandoesta última "no es simplemente profesional y utilitaria como la nuestra".Por eso, "aun cuando le veáis médico, abogado, ingeniero Q..p'eriodista,le sentiréis a la legua ese olorcillo picante al establo y al asilo de g:t:!a-:-;ngo cuadrado". Un retorno biologizado de lo reprimido tarde o tem-prano lo desenmascarará:

Le veréis insinuarse en la mejor sociedad, ser socio de los me-jores centros, miembro de asociaciones selectas [ ... ], perocuando menos lo esperéis, saltará inesperadamente la recalci-trante estructura que necesita un par de generaciones para de-jar la larva que va adherida a la primera.

Lección 5. El positivismo: José María Ramos Mejía y José Ingenieros 145

Según estas afirmaciones, la educación no basta para legitimar una po-sición que sólo puede avalar la buena cuna, esto es, el linaje.

Tres lecc~ones fundament~les extrae Ramos Mejía de este recorrido:el mercado ~o produce lazo social, antes bien, ~ara a los indivi-duos: el predominio de los valores económicos atenta contra la virtudrepublicana, esencial para el desarrollo de una nación; finalmente, porla escalera de esos valores ascienden los recién llegados, amenazandolas posiciones de la clase criolla tradicional.

En estas co~0siones se encuentra un giro, un desvío del camino in-dicado por Alberdi para la construcción de una nación. Recordaránque el autor de las Bases había c~nfiado ~n las ¡:>rácticas económicas<:9_mo in~tancia roductora de l'!.z~_soc}aly pertenencia nacional. Fueasí como difundió la máxima latina ubi bene, ibi patria, que quiere decir"donde están los bienes económicos, allí está la patria". Contamos conun dato preciso para documentar ese giro: cuando en 1898 se formó1<3:Liga Patriótica Argentina, compuesta por miembros conspicuos de laelite entre los cuales estabaJosé María Ramos Mejía, en una de sus pro-clamas esta asociación s!:.::>.Eusoex resamente a la consig~a del ubi bene,ibi patria.

¿Sobre qué base entonces apoyar el lazo social, el sentimiento de per-tenencia a una comunidad? La respuesta ya la conocemos, y es la mismaa la que apela Ramos Mejía: el sentimiento nacional. En esa línea, ydesde su puesto al frente del Consejo Nacional de Educación, RamosMejía reglamentará las ceremonias escolares como procedimiento denacionalización de las masas. Detalló su finalidad de este modo:

~stemáticamente y con obligada insistencia se les habla de la "patria, de la bandera, de las glorias nacionales y de los episo-dios heroicos de la historia; oyen el himno y lo cantan y lo re-citan con ceño y ardores de cómica epopeya, lo comentan a sumodo con ~echicera inge~u.idad, y en su verba accionada de/muestran como es de proplC1a la edad para echar la semilla detan noble sentimiento/

Era el modo en que imaginó la construcción de multitudes menos pa-sivas políticamente que las que creía ver en el Buenos Aires de fines delsiglo XIX. Y digo "que creía ver", ya que recientes estudios demuestranla presencia de una sociedad movilizada, "contradiciendo -como ha es-crito Hilda Sabato- ¡;-difundid; imagen -del ~~tra~ero sólo interesadoen sus asuntos_?-~vaº-os y_*_n9 ª" [ayida pública", Dichosea de p.aso,

. ~~..........;:. :.. ~- -

146 Historia de las ideas en la Argentina

este desfase entre lo que los contemporáneos ven y aquello que se lesescapa plantea un problema clásico de la historia intelectual. Ya en Elotoño de la Edad Media (1919), el gran historiador holandésjohan Hui-zinga consideró este problema en términos convincentes. Reconoce allíque los e~ropeys ?~ siglo XVI "no veían" en la n~cienJ:~ _burgu~ja unafuerza motriz de la sociedad, sino qu~ seguían atentos a la [l0Q1~~ ycon ello desatendían a aquel sector social que efectivamente habría derevolucionar la historia. Sin ~mbargo, concluye Huizinga, incluso aque-llo que los humanos no ven forma p'!.rt~ c!~~l!.!p-a~era [email protected]

/realidad y de a~tuar en ella.;Pero volvamos a Las multitudes ... Es evidente que si nos preguntamos

desde dónde está escrito este libro, desde dónde observa la realidadque describe, la respuesta es "de arriba hacia abajo". En efecto, RamosMejía mira la sociedad argentina desde el vértice superior de esa pirá-mide que imagina habitada por la elite a la que él pertenece, y desdedonde interpreta el mundo de las masas, el mundo popular, el mundo deabajo. Por otro lado, la historia social nos enseña que ese mundo está enun proceso de franca y veloz transformación por el formidable impactode lo que se llamó el "aluvión" inmigratorio, y que llevó al historiadorcontemporáneo José Luis Rome!?_a definir esa etapa como la de la "Al--~ntina aluvional". Esa transformación no escapó a los ojos de la elite.Concretamente, al observar los datos de extranjería del censo de 1895Rodolfo Rivarola confesaba haber encontrado "una sustitución j.e la so-~i~I:Jilida~ argentina2..Y ~~.!:lE~_~~olución".I Hasta qué punto en tina sociedad entran en contacto la cultura de

I elite y la cultura popular es una cuestión que varía en cada nación. 'Enla Argentina de fines del siglo XIX y principios del siglo pasado ese for-midable laboratorio social tenía su dinámica y generaba sus propias for-maciones culturales. Surgió así toda una literatura y una cultura criollista-estudiada por Adolfo Prieto en su ya citado libro El discurso criollista en laformación de la Argentina moderna- en las que la cultura gauchesca eraapropiada y traducida por las nuevas camadas de inmigrantes, Es posi-ble imaginar que, a medida que avanzaba el proceso, estas mezclas de-ben haberse producido en casi todos los aspectos: casamientos mixtosentre criollos y extranjeros o hijos de extranjeros, mixtura de hábitosalimentarios (tal como se observa en las variadas comidas que se consu-men hoy en día), incorporación y mezcla de juegos, de deportes, de va-lores, ideas y creencias.

De hecho, algunos de estos fenómenos atrajeron la atención de lacultura de elite. Así, Ernesto Quesada estudió detalladamente las for-

Lección 5. El positivismo: José María Ramos Mejía y José Ingenieros 147

maciones lingüísticas del "cocoliche" y de una literatura acorde comoproducto de la hibridación o mezcla del español con la lengua d 1. li e osHa lanos: También fue el caso de Ramos Mejía en el capítulo final deLas multztudes argentina! al ~ar cuenta de un "afuera" poblado de gua-rangos y nuevos ncos. El mismo dedicó a ese "mundo de abaio" 1

. _ :J ,en ospnmeros anos del nuevo siglo, un libro al que tituló Los simulad01'es del /talento. ,'....., __ o , ---

- ,La simu!~ció.n (ap.arentar ser lo que no se es) es un t~a~t::. época,

en buena medida alimentado por el anonimato de las grandes ciuda-~es'.:n las c~~le,~ (a diferencia de los pequeños poblados) ya no se sabe, qUl~n es quien . En Los simulado1JJ~gel talento, Ramos Mejía confiesa sul~qUletud ante lo que llama "l~ prensa de las paredes y de los muros~~e~b~anqueados" y que nosotros llamamos graffiti. En ellos -dice- lossect~res populares se ~x~~esan en una lengua caótica de p~lotes y je-r~gl.!.ficos:

')'I\.1\

Un pájaro dibujado con groseros contornos, un sol, una manocon cinco rayos, un sedicente caballo, una flecha o muchas ra-yas para arriba o para abajo, todo eso, combinado entre sí,mudo para nosotros, encierra sin duda alguna particular ri-q.ueza, de expresiones impenetrables a los que ignoramos esta I

'l J'c~enCla popular sui generis, en que tanta vida desconocida pal-pita a cada momento.

Ramos ~ejía :mrma que ha conocido a quienes así se expresan: un sas-tre espanol, un obrero, una prostituta, algunos "scruchantes". Se le ocu-~re entonce.s que muchos de sus signos han de ser conjuros o arnuletos,algo parecido a las palabras mágicas de que se servía la plebe romana

para hacerse invulnerable".

Detengámonos un momento en este pasaje. Pensando en las sucesí-v~ posiciones de la elite narradas hasta aquí, verificamos el significativogiro respecto de la colocación de Sarmiento. Si en el Facundo el intelec-t~_a~e ~sigñ~b~ el.señalado ,.rol de'intérprete y henlli:ne~~,-yesa cap;--cidad fijaba el lírnite entre la civilización y la barbarie, sesenta años des-pués Ramos M~.ía se encuentra frente a otro muro, no en los baños del~onda sin.o en las paredes de la ciudad de Buenos Aires, y cq!1fi~sa suImp9.te!}[email protected] comprender esos mensajes cifrados. Así de Sar-miento a Ramos~jJ~ un miembro de la elite liberal siente cuestío- '!

I}ad~ su. ~pacid~ct. P~~~I~.a.!:,~1 vacíº-d~ sen.,tld? ~@e~ é~igmasy~~4.s.signlfícades-' Entonces, cercenada su capacidad para comprender

148 Historia de las ideas en la Argentina

lenguas diversas, lo .9iferent~ ~ ton:~~ si!l~~n~<!?}! P_oI ende~~s-ti~!lte y ~I!len<l_z~~~~.~~:tbre la base de esa sospecha, se instala la para-noia: "¿No habéis observado en las paredes mil signos extravagantes~ ._---pero obedeciendo algunas veces a cierto metódico plan?".

En s~~a, por aquí y por allá aparecen síntomas que -revelan las pre-venciones de la elite ante lo que se llama los "efectos ~~3~c:.ridos" de lamodernidad y de la modernización que ella misma había aceptado eimpulsado: Esto es especialmente cierto en los intelectuales que cuen-tan con un linaje criollo y patricio, como es el caso de Ramos Mejía.

José Ingenieros

No ocurrirá lo mismo con quien fue el más reconocido <jjscíp.!:,!10de~_mos Mejía. Se trata de José Ingenieros, él mismo del aluvión inmi-gratorio. Existe en su biografía un dato significativo: nacido eIl1lali:)

(SU apellido es [ngegnieros¿ al que posteriormente modifica: ¿para "na-

cionalizarlo", para "desitalianizarlo"?Fuera como fuese, su curva intelectual nos muestra a alguien que

viene de otro lado en cuanto a sus orígenes nacionales y sociales. Enefecto, Ingenieros Ilo posee linaJ~!_~_!:i9ueza, ni Eosi<jónpolítica. Demanera que nos encontramos ahora ante alguien que está librado a lacarrera del ascenso apoyado en su práctica específicamente intelectual,es decir, en su capital simbólico, en su saber, a diferencia de Ramos Me-jía o Cané, por ejemplo, que se apoyaban en una herencia social pres-tigiosa y en posiciones económicas y políticas asentadas.

En este sentido, Ingenieros aparece en la constelación letrada comouno de los primeros intelectuales en el sentido moderno del término,porl;-q~e se e~tiend~ a aquel sujeto que legitima su actividad y obtienesu sustento del ámbito estrictamente intelectual. Esto es, su identidadprofesional y su prestigio social derivan del desarrollo de una serie dedestrezas, saberes y prácticas letradas, es decir, destrezas y saberes lite-rarios, científicos, estéticos, etcétera. Para que esto ocurra, debe con-formarse lo que se denomina un ".c:..amp~?.tele0ual", es decir, unconjunto de instituciones (escuelas, universidades, ateneos) que cons-truyan una red con su propia lógica, en la cual se ubicarán precisa-mente los intelectuales. "<:;9n su propia lógica" implica que la fun~jQ!l_intelectual no debe estar penetrada por las lógicas de otros caE:E.<?s,Zo~o el de la econo¡-r{ía o lapolítica, por ejemplo. El intelectual se legi-

. tirna: así en ~u '~apítal ~im~~~~" (porque posee cienos copocimient?s

Lección 5. El positivismo: José Maria Ramos Mejia y José Ingenieros 149

o porque escribe bien), y no será considerado en función de la 'p~s~-sión de otros "capitales". Una persona adinerada que practique unamala literatura, por ejemplo, no resultará consagrada ni legitimadadentro del campo intelectual.

Decir que el intelectual moderno es alguien que se legitima en supropia práctica intelectual implica que a la pregunta "¿qué lo autorizaa usted a hablar?", interrogante que otros han respondido: "mi linaj~","mi Eosición política" o "mi posiQ.9lJ.lipcial", la respuesta de un Ingenie-ros sería: "mi saber".e_. _

En la próxima lección veremos de qué manera ese campo intelectualcomienza a estructurarse en forma más sólida. Por ahora nos basta consaber que José Ingenieros se construirá con ese perfil de intelectual.Además, resulta muy interesante descubrir que dicho perfil ~u..Yiene~on algunos rasgos que el positivismo pr.esep.ta comº_d~iLnitorios de unbuen científico. --- ---

Así, es evidente que Ingenieros se presenta como un investigador"oJ2ietivo". y ocurre que para alcanzar dicha objetividad es preciso inde-pendizarse de todo interés político, ya que en las visiones políticas im-peran las pasiones, las cuales obnubilan la verdad y dan rienda suelta ala imaginación. Nótese que aquí la objetividad, esto es, la ciencia, apa-rece en las antípodas de la actividad política, y de este modo se está di-ciendo que el saber debe ocupar un espacio autónomo respecto de ella.Esto es así porque la ciencia persigue el valor de la verdad, mientras lapolítica tiene como su dios el poder, y por ello obedecen a diferentes ló-gicas de acción.

Todos los textos de Ingenieros de su período de positivismo más or-todoxo (entre fines deTsiglo XIX y 1910 aproximad;~ente) están -~~_cuadrados en un programa de conocimiento de la sociedad medianteun método científico alejado de toda subjetividad. Su concepción másperfilada al respecto puede leerse en un artículo de 1908 titulado "De~<!sociología como ciencia natural'~ que luego incorporó a su libro So-ciología arge,,!!ina. Allí propone su proyecto científico, al que pretende,-por ende, neutralmente valorativo:

"'; "'~•. !;.'

Las opiniones expuestas a continuación no pueden corres-ponder a las tendencias de ningún partido político o de talhistoriador. Una circunstancia de ese género no agregaría au-toridad a lo escrito. La interpretación de la experiencia socialno ha sido nunca la norma de la acción política colectiva, ge-

. ~;eralmente,~ovida por pasiones e intereses~e 1.os.q'1~ sólo;r-~,,~"-41,~ .- ....•.~ """-.-,..:.",,, "''C'''' •

150 Historia de las ideas en la Argentina

pocos tienen conciencia; los historiaciores suelen reflejar sussentimientos personales o los de su grupo inmediato, supedi-tando a ellos los hechos, cuando no son desviados de la verdadpor las naturales inclinaciones del temperamento imaginativo.

rAsimismol!os cambios sociológicos suelen operarse sin que las colecti-,vidades perciban el nuevo rumbo, de modo que los gmpos sociales son

./ como ''bajeles que marchan sin brújula", arrastrados por corrientes quel~~a~onciencia social no sospecha. / - -

-De tal modo, Ingenieros se construye con el perfil del sabio cientí-fico, y este rasgo se muestra en todo su despliegue en su "voluntad desistema". Es decir, ya no se trata de alguien que escribe guiado por suinspiración momentánea, sino de quien practica una disciplina conti-nua y busca construir un conjunto de ideas y conceptos articulados enun todo coherente, Tan es así que, sobre la base de dos influencias teó-ricas básicas, el 'p_ar~ismo y el ev_ol~_c.ionismospenceriano, Ingenierosproducirá una síntesis que. denominará "biceconomismo". D~?Eenceradopta lo que considera las nociones fundamentales del sistema: la ex-periencia ~mpil~i~a (fundada en datos percibidos por los sentidos) de-termina el conocimiento; estos hechos están relacionados por l~es in-flexibles (todo fenómeno responde a un g~t~n!linismo rilS!:!roso,~on lo!=ualla libertad es una ilusión) y la ~!1tera realidad evolucio~n formapermanente y se desarrolla hacia lo mejor.

De lo dicho s~comprende que esta concepción sostenía que el posi-tivismo debía mantener una relación conflictiva con el liberalismo, Másde unavez, en efecto, Ingenieros se opondrá "desde la ciencia" al tripledogma de la Revolución Francesa (liberté, egalité, fratemitej. A la ~bertad,porque la ciencia muestra que en el universo impera un rígido deterrni-r;ismo. A la igualdad, dado que el ~arwinismo señala con evidenciasque los organismos vivientes de cualquier índole son naturalmente des-iguales, y que esas desigualdades son las que explican el triunfo de unosy el fracaso de otros en su adaptación al medio, Por fin, a la fraternidadporque lo que impera entre los individuos es la lucha por la superviven-~ia. Por todo esto considera que en la sociedad imperan leyes que rea-lizan una justa selección mediante "un trabajo de eliminación de losmás débiles por los más fuertes", según afirma Ingenieros.

En síntesis, para Ingenieros existe una base biológica, un medio do-minante y unas prácticas económicas que interactúan en la evoluciónde las sociedades. Estas variables le permiten intervenir en un debateque sehadesatado en toda Iberoamérica desde las últimas décadas del .

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Lección 5, El positivismo: José María Ramos Mejía y José Ingenieros 151

siglo XIX, Para entonces, los Estados Unidos' de América se están ca""¡{-virtien~o.en una p~tencia en el escenario mundial, mientras Centro ySudamenca expenmentan serias dificultades para emprender un ca-mino de progreso, Para colmo, en 1898 estalla la guerra entre Estados~nidos y E~p~ña, en la cual esta última sufre una ominosa derrota ypierde sus últimas dependencias coloniales, incluida Cuba, Entre laadmiración y el temor, en toda Hispanoamérica las clases diligentes yletradas se pr~:g~~~!l_cui~s J~cau~a d<J .!:.,el:!:..a§Ode esta parte delcontinente,---- ---

'En ~su -artículo "La j-ºrmación~e ...!,~naraza argentina", Ingenierosaplica su visión sociológica positivista para responder a esta cuestión. A

"' ~~te~~er, la explicación reside en ~res c~~~rincipales: ~ desigt2~1cI~Iy;ac!On alc~zada por las sociedades indígenas preexistentes a lac.onquista, C:!, diferente tipo de ~o!:,(lui?t~Y c~ionización europea y la de-slgualdaddel medio ií~ic~e sus ,<!!fe!:~!l_~e_Fegi_ones.Por ello, sostieneque en el norte de América se produjo el resultado más feliz debido a"la excelencia étnica y social de las razas blancas inmigradas, el climapropicio a su adaptación y su no mestización con las de color". Por elcontrario, en la zona tropical de América del Sur se han producido laspeores consecuencias, mientras que en la zona templada (a la quepertenece la Argentina), si bien existieron núcleos numerosos de "ra-zas inferiores" (como llama a indios y negros), el cruzamiento ha sidoprogresivo, dado que se ha operado un auténtico proceso de "blan-queamiento" de la sociedad, a lo cual mucho ha contribuido el procesoinmigratorio, Sobre esta base étnica actúan las fuerzas económicas ,en~~emente. favorecidas por la fertilidad del medio argentino, quepermite una enorme creación de riquezas agropecuarias. A ellas se lessumarán -pronostica-las provenientes de una industria aún incipiente.

Siguiendo este esquema lineal, Ingenieros sostiene una suerte detransparencia entre economía y política, y por eso pronostica que el de-sarrollo productivo definirá clases sociales diferenciadas, que a su vezserán las condiciones de posibilidad para un funcionamiento políticomoderno. De tal manera, en un escrito de 1904 prevé la emergencia decuatro sectores políticos fundamentales: dos partidos de gobierno, unoconservador y otro progresista (que representarán respectivamente a laclase rural y a la burguesía industrial) y, en los extremos opuestos, losreaccionarios y los revolucionarios, definidos estos últimos como quie-nes "no retroceden ante la eventualidad de una crisis revolucionariapara apresurar la realización de sus ideas y suplir por la fuerza el nú-mero que les falta",

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152 Historia de las ideas en la Argentina

"Entonces, se trata sin duda de uno de los períodos en los que el ho-rizonte real acordado al socialismo se ha estrechado más profunda-mente, lo cual coincide con uno de los momentos de mayor acerca-miento de Ingenieros a los círculos liberales. Resulta coherente portanto que estas nuevas adhesiones teóricas tuvieran lugar junto con laadscripción de Ingenieros a nuevos espacios institucionales. Hacia1899, abandona su militancia en el Partido Socialista y tres años mástarde renuncia a su afiliación (aunque siempre, confiesa, "votará socia-lista"). En 1900 obtiene el cargo de jefe de clínica en el Servicio de Ob-servación de Alienados de la policía de Buenos Aires, cuya direccióndesempeñará entre 1904 y 1911, Ydesde 1907 dirige el Instituto de Cri-minología anexo a la Penitenciaría Nacional. También en 1900 se hacecargo de la dirección de Archivos de Críminología, Medicina Legal y Psiquia-tría, donde permanecerá hasta 1913.

Ingenieros coincide con una plena confianza en el futuro de gran-deza de la Argentina, ampliamente difundida en casitodos los sectores.Esa confianza se apoyaba en el formidable crec¡;;;'iento' económico, quecolocaba al país entre los primeros del mundo, hasta el punto de queentonces se hablaba del "~il~gn:>-ª,!:geI?-tino"y en Europa se decía "ricocomo un argentipo". --

Fiel al mito de la grandeza argentina, Ingenieros considera que tam-bién en este aspecto el país ha sellado un pacto con el destino, ya que laferacidad del medio nacional posibilita una enorme producción debienes agropecuarios, a los que se le añadirían en poco tiempo los pro-venientes de una industria todavía incipiente. Según el esquema seña-lado, que se afirma en la transparencia de las relaciones entre economíay política, Ingenieros cree que las condiciones para un funcionamientopolítico moderno ya se encuentran en vías de realización. Podría de-cirse que en este momento Ingenieros retorna el etapismo alberdiano:~ partir de la economía se moldea la sociedad, y (ieésta emana l~'polí-nca. Al cumplirse ese proceso gradualista, se extinguiría la denostadapolítica criolla, esto es, el fantasma que atormentaba al Partido Socia-lista al observar una cultura política en la que los ciudadanos resultabancooptados por relacione~ clientel,:!"_esy p.<2.r_lid~r~zgoscarísmáticos enlugar de ser~~.:y!ogramas de ideas y principios.

Por todo esto, tendría lugar una confluencia virtuosa de esos diversosfactores, todos los cuales, según la perspectiva de Ingenieros, auguranpara la Argentina un destino de potencia imperialista. Para contextua-lizar estas afirmaciones, debe tenerse en cuenta que estas creenciaseran •.~utér:~cas .Eonvi~ciones. de época en el mundo occidental, que

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Lección 5. El positivismo: José María Ramos Mejía y José Ingenieros 153

ab;~~'aban desde los sector~s nacionalistas y liber'ales hasta al!!u;;~~sO-cialistas, y que en general giraban sobre argumentos de distinto"nivel. Es-tos argumentos podían referirse tanto a la responsabilidad del hombreblanco (esto es, una supuesta misión de tutela sobre las demás razas), asícomo a que sólo las naciones capaces de convertirse en imperios resulta-rí.an finalmente vi~bles. Con todo, el imperialismo imaginado por Inge-n~eros se caractenzará por un expansionismo esencialmente pacífico ydifusor de la civilización. Es decir, que también en este aspecto nuestropaís sería un caso excepcional. El pronosticado imperialismo argentinosería virtuoso porque -a diferencia de los noratlánticos- será una ex-presión pacífica de la lucha darwiniana entre las naciones. La Argentinapuede entonces aspirar a un liderazgo semejante al estadounidense eneste sector del continente.

Desde estos supuestos, el discurso positivista de Ingenieros interven-drá en la polémica conocida como "querella por la nacionalidad" tra-tando de definir "qué es ser argentino", tal como veremos más detalla-damente en la próximalección. Para concluir con este recorrido de laprimera parte de la carrera intelectual de Ingenieros (volveremos a en-contrarlo en la lección 7), apuntemos que también en este punto existecongruencia entre sus orígenes socioculturales y su propuesta naciona-lizadora. Porque, a diferencia de otros intelectuales de linaje criollo yapresentados en estas lecciones -como Miguel Cané o Ramos Mejía-, lanación de Ingenieros no se encuentra en el pasado sino en el porvenir.Esto se debe a que Ingenieros piensa que, a partir de la mezcla que seestá produciendo con el aporte extranjero, en un futuro aún indetermi-nado surgirá una nueva "raza" que definirá el tipo argentino.

Mientras ese futuro llega, sostiene que la clase gobernante debe en-tender que, ante los conflictos que se producen en el mundo del tra-bajo, no debe implementarse una política coercitiva sino consensual.Para ello es preciso atender a l~~d-Ucación de la clase obrera y al mejo-ramiento de sus condiciones de vida, dado que -escribe Ingenieros- "laretórica antiburguesa y dinamitera es el plato favorito de las multitudesdescontentas". Piensa asimismo que cuanto más civilizada es una socie-dad, más se desarrolla la solidaridad social. De hecho, un episodiodonde creyó encontrar las condiciones propicias para este tipo de pro-puestas fue el proyecto de ley de reforma laboral planteado por JoaquínV.éGonzález. Por eso, Ingenieros lo saluda como uno de los "más osadosreformadores del presente siglo" y entiende que la aprobación de dichoproyecto prácticamente realizaría el programa mínimo del Partido So-c\i!l~"~fü-~~I.!~p.q. Resulta sumamente elocuente esta colocación de In-

- ' - . -; ".~. ... -

154 Historia de las ideas en la Argentina

genieros,. ubicado en el mismo terreno de un reformista liberal comoGonzález.

Por fin, sobre las bases así sentadas Ingenieros construye un modelode sociedad jerarquizado en tres estratos o sectores. En la cima, las mi-norías poseedoras de ideales y del saber científico, encargadas de lide-rar los cambios sociales; luego, las multitudes honestas, productivas ymediocres, auténticos baluartes del orden, y ambas separadas de losmárgenes donde pululan los sujetos de la locura y el delito (a veces enlas vecindades del anarquismo terrorista). De ese modo, Ingenieros en-tiende que la nave de la argentinidad podrá alcanzar el destino de gran-deza que la torna excepcional dentro del contexto latinoamericano.

'1"1

Lección 6 -

El CentenarioEl modernismo cultural (Manuel Gálvezy Leopoldo Lugones) y El juicio del siglode Joaquín V. González

El Q!9..9~~nismo__es un movimiento literario que renovó las letrashispanoamericanas. Cabe recordar que el período de eferves-cencia modernista ~ntre 1890 y 1910- se superpone con unperíodo de fuerte gravitación del discurso positivista en la esce-na intelectual. Puede decirse que, durante estos veinte años, elespac~Sli~~Elctu~L~s_t?_0C?..u~ad9~!!j§!!!1J.i1ºs filosóJLcos P..9relP?s~ti~s~~ y ~.':ltér~~'2?_~~s.!.~.t!cC2.-literarios.por el.rn.QQemisl]Joc~lt':lral. Uno de los rasgos que caracteriza a la modernidad esla progresiva autonomización de las distintas esferas de compe-tencia, proceso por el cual cada ámbito o campo de actividadtiende a regirse en función de criterios propios. Así, vimos en lafigura de Ingenieros al intelectual científico que, distanciado dela política, fundamenta su discurso en la posesión de un saberdotado de métodos, de criterios y de leyes específicos. Ahora,en el proceso de autonomización de la esfera artístico-literaria,frente a la verdad de la ciencia, se va a afirmar la idea de que el

_arte -entendido en su acepción amplia, que incluye a la literatu-_~ o'

ra- es portador de una verdad difer~nte~, i~luso, §.!:!!:leriºI~averdad del discurso racional o científico: la verdad de la fantasía- --- .- --~-'- - ---- --- ----~de la imagina(;i~n _qu~I:l~~g!le el ideal de la beileza. Entonces,correlativamente a la afirmación de la belleza como un valor cen-tral en el modernismo, surge la figura del artista o del escritor. Enpalabras de Real de Azúa, esta figura aparece teñld~ de aris!9-

. c!atismoi~te.!ec~al,_e.':l_ !~~t~pued~ ca¡J~.r.~_g0....911~está"Il}~

allá" de lo 9L!e (iparece~La_ realidad.

Ahora vamos a desarrollar un tema menos presente en gene-ral en las reconstrucciones históricas del pensamiento argentino. Setrata de un curso de ideas producido dentro de un movimiento litera-rio conocido como "!!1.29_~.!:..nis~_~i~!.ario:,cuyo adalid o guía fue el

-.,poeta Á1i{ar~gü~pse I).ubén Darío._~_)/~'" *~~"""'::1' Je~¿;:""'I' ------- .'~::;S;