Tema 12.- La dignidad de hijos de Dios

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TEMA XII: LA DIGNIDAD DE HIJOS DE DIOS 89 Tema 12.- La dignidad de hijos de Dios FUNDAMENTACIÓN La dignidad de la persona humana está enraizada en su creación a imagen y semejanza de Dios; se realiza en su vocación a la bienaventuranza divina. Corresponde al ser humano llegar libremente a esta realización. Por sus actos deliberados, la persona humana se conforma, o no se conforma, al bien prometido por Dios y atestiguado por la conciencia moral. Los seres humanos se edifican a sí mismos y crecen desde el interior: hacen de toda su vida sensible y espiritual un material de su crecimiento. Con la ayuda de la gracia crecen en la virtud, evitan el pecado y, si lo cometen, recurren como el hijo pródigo a la misericordia de nuestro Padre del cielo. Así acceden a la perfección de la caridad. Reconoce que la persona es el ser principal de la sociedad, respetando sus derechos y siendo responsable de sus deberes, por lo que defiende siempre la dignidad humana. Mateo 10, 1-16 CONOCEMOS LA REALIDAD Despertando el interés Escuchan la siguiente historia: “El concierto”. Esteban perdió a su mamá cuando era muy pequeño. Su papá, ingeniero, siempre estaba ocupado. Por eso contrató a doña Ernestina para que cuidara a su hijo. Al principio, el trato entre ambos fue muy formal, pero poco a poco ambos comenzaron a volverse amigos. Esteban la invitaba a ver las caricaturas con él y, durante los anuncios, ambos conversaban. Esteban comenzó a tomar clases de violín, doña E rnestina le esperaba y le preparaba chocolate al estilo de su tierra. Esteban demostró ser un “niño prodigio”. En muy pocos años dominó el violín, por lo que le ofrecieron dar un concierto de gala en el Palacio de Bellas Artes. Su padre estaba muy orgulloso e invitó a sus amigos y colegas importantes. Doña Ernestina estaba feliz porque Esteban le había dado un boleto para la función. Ese día, doña Ernestina, feliz, se puso su mejor vestido y se fue al recital, pero el que cuidaba la puerta le dijo que no podía posar porque el vestido no era adecuado para la gala. Ella no comprendía y comenzó a discutir, hasta que el padre de Esteban le permitió el acceso. Sin embargo, la envió al segundo piso del teatro, para no estar con sus invitados. La primera interpretación emocionó al público, el cual aplaudió a rabiar. Esteban notó que doña Ernestina estaba en el segundo piso, en uno de los asientos más lejanos. _ Antes de continuar, quiero que mi amiga Ernestina ocupe el lugar que le corresponde, aquí en la primera fila. Cuando llegó un acomodador la trajo, la gente quedó admirada y sin entender mucho de por qué esa persona tenía que estar en primera fila. El concierto fue un éxito. Al concluir, Esteban no quiso asistir al elegante coctel que ofreció su padre. En lugar de esto se fue con doña Ernestina a tomar un rico chocolate estilo pueblo. Recogiendo los saberes previos Si estuvieras en el lugar de Esteban, ¿habrías hecho amistad con doña Ernestina? ¿Crees que doña Ernestina entendía por qué no le dejaban pasar debido a su vestido? ¿A ti te ha pasado algo parecido en algún lugar? ¿Te has sentido alguna vez rechazado por ser diferente? ¿Has dado la cara por alguna persona que estaba siendo excluida? Confrontando los saberes ¿Por qué crees que unas personas rechazan a otras? ¿Qué razones podemos dar en contra de la exclusión? ¿Crees que en nuestra zona también existe la discriminación y la exclusión?

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TEMA XII: LA DIGNIDAD DE HIJOS DE DIOS

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Tema 12.- La dignidad de hijos de Dios

FUNDAMENTACIÓN

La dignidad de la persona humana está enraizada en su creación a imagen y

semejanza de Dios; se realiza en su vocación a la bienaventuranza divina. Corresponde al ser humano llegar libremente a esta realización.

Por sus actos deliberados, la persona humana se conforma, o no se conforma, al

bien prometido por Dios y atestiguado por la conciencia moral. Los seres

humanos se edifican a sí mismos y crecen desde el interior: hacen de toda su vida sensible y espiritual un material de su crecimiento.

Con la ayuda de la gracia crecen en la virtud, evitan el pecado y, si lo cometen,

recurren como el hijo pródigo a la misericordia de nuestro Padre del cielo. Así

acceden a la perfección de la caridad.

Reconoce que la persona es el ser principal de la sociedad, respetando sus derechos y

siendo responsable de sus deberes, por lo que defiende siempre la dignidad humana. Mateo 10, 1-16

CONOCEMOS LA REALIDAD

Despertando el interés

Escuchan la siguiente historia: “El concierto”.

Esteban perdió a su mamá cuando era muy pequeño. Su papá, ingeniero, siempre estaba ocupado. Por eso contrató a doña Ernestina para que cuidara a su hijo. Al principio, el trato entre ambos fue muy formal, pero poco a poco ambos comenzaron a volverse amigos. Esteban la invitaba a ver las caricaturas con él y, durante los anuncios, ambos conversaban. Esteban comenzó a tomar clases de violín, doña E rnestina le esperaba y le preparaba chocolate al estilo de su tierra. Esteban demostró ser un “niño prodigio”. En muy pocos años dominó el violín, por lo que le ofrecieron dar un concierto de gala en el Palacio de Bellas Artes. Su padre estaba muy orgulloso e invitó a sus amigos y colegas importantes. Doña Ernestina estaba feliz porque Esteban le había dado un boleto para la función. Ese día, doña Ernestina, feliz, se puso su mejor vestido y se fue al recital, pero el que cuidaba la puerta le dijo que no podía posar porque el vestido no era adecuado para la gala. Ella no comprendía y comenzó a discutir, hasta que el padre de Esteban le permitió el acceso. Sin embargo, la envió al segundo piso del teatro, para no estar con sus invitados. La primera interpretación emocionó al público, el cual aplaudió a rabiar. Esteban notó que doña Ernestina estaba en el segundo piso, en uno de los asientos más lejanos. _ Antes de continuar, quiero que mi amiga Ernestina ocupe el lugar que le corresponde, aquí en la primera fila. Cuando llegó un acomodador la trajo, la gente quedó admirada y sin entender mucho de por qué esa persona tenía que estar en primera fila. El concierto fue un éxito. Al concluir, Esteban no quiso asistir al elegante coctel que ofreció su padre. En lugar de esto se fue con doña Ernestina a tomar un rico chocolate estilo pueblo.

Recogiendo los saberes previos

Si estuvieras en el lugar de Esteban, ¿habrías hecho amistad con doña Ernestina?

¿Crees que doña Ernestina entendía por qué no le dejaban pasar debido a su vestido? ¿A ti te ha pasado algo parecido en algún lugar?

¿Te has sentido alguna vez rechazado por ser diferente?

¿Has dado la cara por alguna persona que estaba siendo excluida?

Confrontando los saberes

¿Por qué crees que unas personas rechazan a otras?

¿Qué razones podemos dar en contra de la exclusión?

¿Crees que en nuestra zona también existe la discriminación y la exclusión?

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CONSTRUYENDO EL APRENDIZAJE

Iluminando con la Palabra de Dios

Frente a las gravísimas y continuas violaciones a los derechos humanos que ocurren en el mundo entero, es necesario recordar que la defensa y la promoción integral de la dignidad de la persona humana son el centro y la finalidad misma d e la Doctrina Social de la Iglesia.

Entre todos los seres de la tierra, sólo el hombre tiene la jerarquía de "persona", es decir sujeto dotado de inteligencia, conciencia y voluntad libre y, por eso mismo, centro y vértice de todo lo que existe.

Pero si desde este ángulo, que podríamos llamar "natural", la dignidad de la persona aparece como importantísima, recién podemos apreciar su verdadera magnitud leyendo la Biblia. En ella, Dios nos revela, no sólo que el hombre fue creado semejante a El, sino que, cuando pecó, fue perdonado y redimido por el amor de su hijo, Jesucristo. Es entonces, el Creador mismo, el que nos señala cuál es la dignidad que asigna al hombre. Por eso, todo atropello, toda explotación, todo maltrato a un ser humano, por más pequeño e insignificante que parezca, es simultáneamente un atropello y una ofensa a Dios. Así, por la Biblia sabemos qué es el hombre, qué relación tiene con las cosas y con los demás hombres y cuál es el sentido de su vida.

El hombre ha sido creado como:

Un ser a imagen de Dios: La Biblia nos enseña que el hombre fue creado "a imagen y semejanza" de Dios, es decir provisto de inteligencia, conciencia, libertad y amor. De estas características, propias y exclusivas del hombre, se derivan tres consecuencias:

Que todo hombre vale porque es hombre, y no por lo que tiene o por lo que sabe.

Que toda la creación visible está bajo su dominio.

Que jamás puede ser tratado como una cosa o utilizado como un objeto.

Un ser único e irrepetible: Cada hombre es una creación única e individual de Dios Una persona no es un número en un conjunto, ni un eslabón en una cadena. Cada hombre es un ser a quien Dios crea, llama y conoce por su propio nombre.

Un ser social llamado a un destino trascendente: Continuamente y de mil maneras, Dios nos llama a construir la unidad fraterna entre todos los hombres y la unidad de todos los hombres con El. Es decir que nos confía la tarea de ser co-creadores del reino del amor, el Reino de Dios, que comienza en la Tierra y tiene su realización plena en la vida eterna.

Un ser con cuerpo y alma: Por ser una especialísima unidad de cuerpo y alma, el hombre es una síntesis única en la creación. Por eso puede afirmarse que no es una partícula más de la naturaleza, sino que es superior a toda ella. El hombre es el único ser que, poseyendo interioridad y conciencia de sí mismo, puede descubrir el sentido de su vida.

Un ser con inteligencia y sabiduría: Para descubrir ese sentido de la vida, debe poner en juego su inteligencia. Por ella, consigue también dominar y colocar a su servicio al resto de la naturaleza, y por medio de la sabiduría puede humani zar los nuevos descubrimientos, evitando así que se vuelvan en su contra.

Un ser con conciencia moral: El hombre es también el único ser al que Dios ha escrito su ley de amor en el corazón. Existe en lo profundo de todo hombre una voz que le señala el bien y el mal. Es la conciencia moral, "el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios".

Un ser libre: ésta es la característica más saliente de la predilección de Dios por el hombre y el punto más alto de su dignidad. Por su inteligencia, el hombre puede conocer el camino del bien. Dios le ha dado también este don, para que, actuando según su libre elección, y no por instinto o coacción externa, busque la unidad de los hombres entre sí y con su Creador, y alcance así la felicidad eterna.

Cuando hablamos de derecho a la vida, a la integridad física y moral, al alimento, a la vivienda, a la educación, a la salud, al trabajo, a la responsabilidad compartida en la vida de la nación, hablamos de la persona humana. Es esta persona humana la que la fe nos hace reconocer como

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creada a imagen de Dios y destinada a una meta eterna. Es esta persona la que se encuentra frecuentemente amenazada y hambrienta, sin vivienda y trabajo decentes, sin acceso al patrimonio cultural de su pueblo o de la humanidad y sin voz para hacer oír sus angustias. A la gran causa del pleno desarrollo en la solidaridad deben dar nueva vida aquellos que en uno u otro grado ya gozan estos bienes, para el servicio de todos aquellos que están privados de ellos en medida a veces dramática.

Creyentes y no creyentes están, por lo general, de acuerdo en que todo lo que existe en la tierra se ha de ordenar hacia el hombre como hacia su centro de culminación. Pero, ¿Qué es el hombre? El mismo se ha definido muchas veces y sigue enunciando nuevas definiciones variadas y a veces contradictorias: unas veces se exalta como la norma absoluta de todo y otras veces se deprime hasta la desesperación; de ahí dudas y ansiedad. La Iglesia, plenamente consciente de esas contradicciones, puede ofrecer al hombre, instruida por la revelación divina, una respuesta en la que se describa su verdadera condición humana, se expliquen sus debilidades y, al mismo tiempo, se pueda reconocer rectamente su dignidad y su vocación. Enseña la Sagrada Escritura que el hombre fue creado "“imagen de Dios”, capaz de conocer y amar a su creador, constituido por El como señor sobre todas las criaturas para que las gobernase e hiciera uso de ellas, dando gloria a Dios.

La dignidad humana es el valor intrínseco y supremo que tiene cada ser humano, independientemente de su situación económica, social y cultural; así como de sus creencias o formas de pensar.

El ser humano posee dignidad por sí mismo, nadie se la da, es decir, la tiene desde el mismo instante de su concepción. Asimismo, nadie, bajo ningún pretexto, sea religioso, ideológico o de “seguridad de estado”, se la puede quitar o limitar.

Los sistemas de opresión que han lesionado los derechos humanos parten de ciertos presupuestos ideológicos que también tienen algo en común: el desconocimiento del valor personal e intransferible de cada ser humano. Así, por ejemplo, para justificarse la esclavitud, se decía que el esclavo no era persona humana, sino un objeto. Durante la colonia española se decía lo mismo: que el indio no tenía alma, y por lo tanto no poseía dignidad humana. A la misma mujer, a pesar de los logros obtenidos en sus derechos, todavía en muchos lugares se le sigue considerando de rango inferior al hombre y, por lo tanto, con menos dignidad. El fondo de todos estos sistemas opresivos es justificar la explotación del hombre por el hombre.

Las características principales del hombre son:

Ser una persona, por tener un alma espiritual y eterna.

Ser sensible, por estar dotado de un cuerpo.

Ser social, ya que necesita de los demás hombres.

Ser libre, ya que puede decidir.

Ser consciente de sus actos.

Además posee la inteligencia, por la que conoce las cosas y se autonoce; y la voluntad, que le lleva a querer el bien y, por lo tanto, a amar a Dios.

Los aspectos propios de la persona humana son: la dignidad, la libertad, la sociabilidad.

Hay que denominar claramente por su nombre a la injusticia, a la explotación del hombre por el hombre, a la explotación del hombre por el Estado o por mecanismos encuadrados en los sistemas o regímenes. Hay que llamar por su nombre a todas las injusticias sociales, a toda discriminación, a toda violencia contra el hombre, sea en el cuerpo o en el espíritu, en la conciencia o en la dignidad de su persona o de su vida.

Es normal para los cristianos que nadie sea despreciado, oprimido, maltratado, porque es de otra raza, de otra cultura, de otra religión. El respeto concierne a la integridad de la vida, a todas las etapas de la vida, por eso hay motivo para levantarse contra los que matan y torturan. Este respeto toca también las libertades fundamentales, la de pensar y actuar según su conciencia.

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Parece increíble que un derecho a la libertad tan alto, tan profundamente humano (el derecho a la libertad religiosa), sea en diversas partes del mundo mal interpretado. De tal modo los creyentes son objeto de sospechas, desconfianzas, como si fuesen menos dignos de confianza que el resto de los ciudadanos. Sin embargo, lo contrario es lo verdadero: precisamente porque sitúa su existencia bajo el signo de Dios, el creyente es estimulado a vivir en la bondad, la justicia y la verdad. De su intima relación con Dios, surge una nueva relación con los demás, fundada sobre los valores de fraternidad y solidaridad, de sentido de la responsabilidad, de preocupación por el bien común, de respeto por los ordenamientos civiles.

La motivación de fondo, capaz de transformar las acciones, es la fe en Cristo. Ella nos enseña que vale la pena esforzarse por ser mejor; que vale la pena trabajar por una sociedad mas justa; que vale la pena defender al inocente, al oprimido, al pobre; que vale le pena sufrir para atenuar el sufrimiento de los demás; que vale la pena dignificar cada vez mas al hombre hermano. Vale la pena, porque ese hombre no es el pobre ser que vive, sufre, goza, es explotado y acaba su vida con la muerte; sino que es un ser imagen de Dios, llamado a la amistad eterna con El: un ser que Dios ama y quiere que sea amado.

No basta denunciar: hay que hacer. Hay que comprometerse en primera persona, juntamente con todos los hombres de buena voluntad, en la construcción de un mundo que sea realmente a medida del hombre. Con esperanza renovada cada día, debemos luchar, al lado de quienes antes que nosotros emprendieron ya la batalla, para reparar el mal, consolar a los afligidos, ofrecer la palabra de la esperanza que puede convertir los corazones y llevar a bendecir en vez de maldecir, a amar en vez de odiar. De este modo, seremos testigos de la luz de Cristo en un mundo donde las tinieblas del mal continúan introduciéndose peligrosamente a los corazones humanos.

Las tensiones tienen su fuente en las viejas estructuras socioeconómicas, en las estructuras injustas que permiten la acumulación de la mayoría de los bienes en manos de una elite poco numerosa, juntamente con la simultánea pobreza y miseria de una enorme mayoría de la sociedad. Hay que cambiar este sistema injusto por medio de reformas adecuadas.

Cristo espera de nosotros esa prueba de amor al hombre, porque El lo quiere cada vez mas digno en su dimensión humana y espiritual, en su sed de justicia, en su ansia de liberación del pecado y de las opresiones que amenazan su dignidad.

La solidaridad carecerá realmente de significado mientras no tenga como fundamento el amor. Esto es lo propio de la solidaridad como virtud y en lo que los cristianos nos diferenciamos radicalmente de cualquier otra persona inspirada en ideologías pasajeras. Solamente una solidaridad basada en el amor y fruto del mismo ofrecerá esperanzas de constituir un fundamento estable a la construcción de una sociedad justa y fraterna.

Debemos sentirnos siempre al servicio de los hermanos que caminan con nosotros por el sendero polvoriento y fatigoso de la vida. Cuanta necesidad de amor se palpa en toda clase de personas. Tenemos una tarea maravillosa que cumplir: amar, ayudar, aliviar, consolar e iluminar con la presencia de Jesús.

La realidad nos dice que un joven comienza peligrosamente a envejecer cuando se deja engañar por el principio, fácil y cómodo, de que “el fin justifica los medios”; cuando llega a creer que la única esperanza para mejorar la sociedad esta en promover la lucha y el odio entre los grupos sociales, en la utopía de una sociedad sin clases, que se revela muy pronto como creadora de nuevas clases. Sólo el amor aproxima lo que es diferente y realiza la unión en la diversidad. Las palabras de Cristo: “Ámense como yo los he amado”, son el germen y principio de la única transformación lo suficientemente radical como para ser apreciada por un joven. Germen y principio de la única revolución que no traiciona al hombre. Solo el amor verdadero construye.

Comencemos ahora que estudiamos, en los grupos juveniles, en las instituciones educativas, en la parroquia. No permitamos nunca que nadie de nuestros conocidos sean privados de sus derechos o marginados por otros por no ser de su medio social, color, o porque no habla su lengua o no comparte su fe. Neguémonos a construir barreras entre unos y otros.

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Contexto de la Lectura

Jesús reúne a todos aquellos que le siguen y los envío a proclamar su mensaje a los pueblos vecinos. Pero deben hacerlo de una manera determinada, que les distinguirá de cualquier otro enviado. Son enviados para aliviar el sufrimiento de las personas, tanto espiritual, expulsando demonios, como corporal, sanando las enfermedades.

Lo primero que deben hacer es proclamar el Reino de los Cielos, una forma de vida completamente diferente a la que se vive hasta ahora, pues se cambia el poder y el dinero, por el amor y el servicio. Y esa proclamación no es teórica, sino que se basa en una experiencia concreta que transmite vida en abundancia: sanar la enfermedad, resucitar muertos, limpiar leprosos, echar demonios. Es decir, deben aliviar el sufrimiento de las personas, deben hacer que su vida pase del dolor a la felicidad, porque eso es lo que quiere Dios Padre para la humanidad, pero que no se consigue, porque los mismos hombres se empeñan en vivir de espaldas al amor.

Otra característica es que no deben estar pendientes de la parte económica, sino que deben confiar en la providencia de Dios y en la generosidad de la gente, ya que ellos están haciendo una tarea encomendada por Jesús. Se presentan con total libertad, expresando lo que saben y han experimentado, exponiendo su mensaje, y si es acogido se quedarán allí, y si no, saldrán de allí sacudiéndose hasta el polvo de sus sandalias.

Y una última recomendación, deben ser prudentes, pues van a lugares que quizás no los quieras, pero también deben ser sencillos, para poder llegar a todos los que se acerquen a ellos. En este pasaje está esbozada la Doctrina Social de la Iglesia, pues se busca aliviar el sufrimiento y la necedad de la persona humana en su dignidad de hijo e hija de Dios.

Escuchamos la Palabra

Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio poder

sobre los malos espíritus para expulsarlos y para

curar toda clase de enfermedades y dolencias, con

las siguientes instrucciones:

“A lo largo del camino proclamen: ¡El Reino de los

Cielos está ahora cerca! Sanen enfermos, resuciten

muertos, limpien leprosos y echen los demonios.

Ustedes lo recibieron sin pagar, denlo sin cobrar. No

lleven oro, plata o monedas en el cinturón. Nada

de provisiones para el viaje, o vestidos de repuesto;

no lleven bastón ni sandalias, porque el que trabaja

se merece el alimento.

En todo pueblo o aldea en que entren, busquen

alguna persona que valga, y quédense en su casa

hasta que se vayan. Al entrar en la casa, deséenle

la paz. Si esta familia la merece, recibirá su paz; y si

no la merece, la bendición volverá a ustedes.

Y si en algún lugar no los reciben ni escuchan sus

palabras, salgan de esa familia o de esa ciudad,

sacudiendo el polvo de los pies. Yo les aseguro que

esa ciudad, en el día del juicio, será tratada con

mayor rigor que Sodoma y Gomorra.

Miren que los envío como ovejas en medio de

lobos: sean, pues, precavidos como la serpiente,

pero sencillos como la paloma”. (Mateo 10, 1-16)

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Interiorizando la Palabra

El hombre es digno de sí mismo porque es imagen de Dios, porque Dios mismo lo hizo único, irrepetible y le señalo una misión que debe cumplir como individuo y como sociedad. Esa misión que todo cristiano tiene consiste en proclamar y trabajar para que el Reino de Dios se haga realidad aquí en la tierra, entre hombres y mujeres, entre pueblos y naciones, entre continentes y razas.

Jesús sabía muy bien de qué hablaba cuando envió a sus discípulos a los pueblos y ciudades circundantes. El sabía del sufrimiento de su pueblo, de los abusos de las autoridades, de la explotación de los ricos, del abandono de los enfermos, de la desesperación de los pobres. Por eso quiere que proclamar y hacer el bien vayan unidos, que no sea únicamente un bonito discurso, sino que se experimente que esa Palabra tiene el poder de transformar.

Y para que no tengan ninguna tentación en cuanto a tener cosas, los envía sin nada, para que la confianza en Dios sea su seguridad. Así darán gratis todo lo que hagan a los demás, pues lo hacen gracias a los dones que Dios les ha dado, también gratis. Lo único que piden, es el alimento y un lugar donde dormir. Es la sencillez en su máxima expresión de aquel que va en nombre de Jesús de Nazaret.

En Jesús, el hombre vuelve a encontrar la grandeza, la dignidad y el valor propio de su humanidad. La dignidad del hombre es pues invalorable y esa dignidad se fundamenta en haber sido la única criatura creada a imagen y semejanza de Dios. Dios nos ha creado para que vivamos juntos y de esa manera podamos realizarnos y ser felices.

Mensaje para hoy

Uno de los motivos por los que podemos sentirnos especiales como seres humanos es, que nuestro ideal no nos lo hemos propuesto nosotros, sino que nos lo ha dado Dios mismo: ser su imagen y semejanza. El hombre, por sí mismo no habría osado aspirar a tanto, pero Dios nos propone ese reto, ser imagen y semejanza suya. Después de la encarnación del hijo de Dios, este reto se hace más fácil pues, tenemos un modelo más cercano, Jesús de Nazaret. Esta idea la entendieron ya los primeros cristianos cuando decían: “El Cristiano es otro Cristo”. El Papa nos dice: “El hombre lo será plenamente en la medida en que realice en sí la imagen divina”.

El hombre se hace más imagen de Dios en la medida que cultiva su mente, mediante el estudio y el conocimiento de las verdades en cada área del saber humano; es decir, haciendo suyos los valores lógicos que subyacen a las ciencias. También crecemos optando y viviendo los valores éticos que están en la base de todo acto positivo y de todas las virtudes humanas y cristianas. Igualmente, nos hacemos más imagen de Dios en al medida que buscamos vivir más estéticamente a través del cultivo de todo lo artístico. Madurar, es crecer en y por los valores como imagen y semejanza de Dios imitando a Cristo, nuestro modelo.

Vivir el amor de Jesús es vivir la Doctrina Social de la Iglesia, pues ésta brota del mensaje evangélico que Jesús proclamó. Haciéndolo así, iremos construyendo un mundo mejor, donde los hombres y las mujeres, podrán desarrollar todos sus talentos y llegar a esa felicidad que Dios quiere para cada uno de nosotros.

Conversamos

Si Dios nos ha creado a su imagen y semejanza ¿Por qué crees que nos lastimamos entre hermanos?

¿Quién tiene más dignidad, el hombre o la mujer? Fundamenta tu respuesta.

¿Cuál crees que son los ambientes o los lugares que te ayudan a respetar a los demás? Menciónalos.

Cuáles son los derechos fundamentales de las personas que actualmente son más violados.

Qué acciones concretas debemos realizar como Iglesia, a favor de los pobres.

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Recordamos

La promoción integral de la persona es el fin de la Doctrina Social de la Iglesia.

El hombre y la mujer han sido creados a imagen y semejanza de Dios.

Cada persona es un ser único e irrepetible amado por Dios.

La libertad es el gran don que Dios nos ha concedido a las personas.

APLICAMOS LO APRENDIDO

Actuando en la vida

Leemos el siguiente texto, reflexionamos sobre lo que dice. Luego vemos si se está cumpliendo en nuestro

entorno, tratando de responder cuáles son las causas de que no se cumplan y cuáles son los efectos que

provoca su no cumplimiento. Todo ello lo presentamos en un papelote.

El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó y proclamo la Declaración Universal de Derechos Humanos, cuyos dos artículos les presentamos.

Artículo 1.- Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y deben comportarse fraternalmente los unos a los otros.

Artículo 3.- Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.

La Biblia nos enseña que el hombre fue creado "a imagen y semejanza" de Dios, es decir provisto de inteligencia,

conciencia y libertad. De estas características, propias y exclusivas del hombre, ¿qué consecuencias se derivan? Presentan

sus conclusiones a través de un audiovisual o de un gráfico.

Analicen cuáles son los colectivos más vulnerables a los derechos sociales y realicen un panel invitando a un

representante de cada uno de ellos para que les informe lo que está pasando. Sería conveniente que hubiera alguna

autoridad que les escuche y que pueda proponer soluciones a la problemática planteada. Después habría una participación

de los estudiantes por medio de preguntas o de soluciones a las problemáticas planteadas.

En un mural pegan fotos de revistas donde se vea el atropello a la dignidad de las personas. Se acompañaría con un

comentario y acciones que se deberían tomar para erradicar esas violaciones.

Componen una letra que la acoplarán a una música conocida, denunciando la violación de la dignidad humana en el lugar

donde vivimos.

Escenifican la violación a la dignidad humana y la posible solución a esa violación.

Reflexionan sobre las siguientes frases e imágenes.

La libertad, la moralidad y la dignidad humana del individuo consisten precisamente en que haga el bien, no porque esté forzado a hacerlo, sino porque libremente lo conciba, lo quiera y lo ame. (Mijail Bakunin)

Perder la propia individualidad y convertirse en un mero engranaje de una máquina está por debajo de la dignidad humana. (Gandhi)

Es necesario crear una economía más humana, más solidaria, capaz de contribuir a desarrollar la dignidad de los pueblos. (José Luis Sampedro)

Cuando niegas a Dios, niegas la dignidad humana. Quien defiende a Dios, está defendiendo al hombre. (Benedicto XVI)

Y así como los pueblos sin dignidad son rebaños, los individuos sin ella son esclavos. (José Ingenieros)

Una nación no debe juzgarse por cómo trata a sus ciudadanos con mejor posición, sino por cómo trata a los que tienen poco o nada. (Nelson Mandela)

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Compromisos

Personal: Agradezco en la mañana a Dios por hacerme hijo suyo.

Social: Tengo una actitud positiva para dar vida a mis compañeros.

Eclesial: Cada día dedicaré un tiempo para elevar una oración a Dios por las personas que sufren debido

a la violación de su dignidad humana.

Ecológico: Hago un lema invitando a todos a evitar la violación de los derechos humanos.

Viviendo la Celebración

En este momento vamos a colocar una mesita en el centro del aula, con una Biblia y una vela encendida,

significando que Dios está en medio de nosotros. En su presencia, realizamos esta celebración.

Iniciamos: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Entonamos el canto: “La dignidad no se va a vender”.

Tal vez de arriba, tal vez de abajo, decidirán lo que van a hacer. Pero le juro que por mi parte no, la dignidad no se va a vender.

No, no, la dignidad no se va a vender. (2)

Porque es más alta que el pan, que la riqueza y la gloria. Son muchos años de historia que no se pueden borrar, no, no.

No, no, la dignidad no se va a vender.

Y el que se vende se va, y el que se vende no vuelve más. Porque le falta, porque no tiene, una patita pa caminar. Y el que se vende se va, y el que se vende no vuelve más. Porque le falta, porque no tiene, una gotita de dignidad. Y qué podemos decir en medio de este atropello Donde a fuerza de fusil están matando lo bello, compay.

No, no, la dignidad no se va a vender.

Y el que se vende se va, y el que se vende no vuelve más. Porque le falta, porque no tiene, una patita pa caminar. Y el que se vende se va, y el que se vende no vuelve más. Porque le falta, porque no tiene, una gotita de dignidad.

No, no, la dignidad no se va a vender.

Recordamos brevemente la lectura bíblica de hoy.

A continuación se realiza un pequeño comentario sobre el mensaje

que nos deja el Evangelio para nuestras vidas.

En forma espontánea los alumnos y alumnas hacen una oración de

petición o de agradecimiento, relacionada con el tema de hoy.

Después, recitan la siguiente oración, dirigida por la maestra:

Señor de la libertad y del amor, nos duele saber que cada año,

millones de personas sufren la violación de su dignidad humana.

Estamos profundamente afligidos y turbados ante el hecho

de que la dignidad humana sea pisoteada por el engaño y la fuerza.

Ayuda a los transgresores a que vean el valor de cada ser humano

Señor de la Vida, concede la fuerza a aquéllos

cuyos corazones están despedazados.

Danos la luz, la gracia y el valor de trabajar contigo

a fin de que todos podamos participar de la bondad de la creación.

Llénanos de la sabiduría y del valor necesario para ser solidarios de las víctimas, de

suerte que todos podamos gozar de las libertades y derechos

cuya fuente reside en Jesucristo. Amén.

Al finalizar las peticiones, oramos con el Padre Nuestro.

Terminamos la celebración con el canto: ...