Tema ii america colonial
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1
República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular para la Educación
Instituto Universitario de Tecnología
Antonio José de Sucre
Ciudad Bolívar
TEMA II
AMERICA COLONIAL
Profesor Alumna
Alexander Bravo Ana Karina Zamora
CI. 25.932.130
Ciudad Bolívar, Enero 2016
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Índice
Pág.
Introducción 03
AMÉRICA PRECOLOMBINA 04
LOS MAYAS 05
LOS AZTECAS 07
LOS INCAS 09
LA COLONIA EN AMÉRICA 11
Venezuela colonial, viviendas y materiales utilizados para
su construcción.
11
Características de la arquitectura Colonial. 14
Estructura de las primeras ciudades 17
Obras importantes 18
Diseñadores o artistas 19
Conclusión 21
Bibliografía 22
Anexos 23
3
Introducción
El continente americano estaba habitado por numerosos grupos humanos
con culturas muy diferentes. Habían llegado en varias oleadas desde Asia hacía
decenas de miles de años.
Los pueblos que habitaban América antes de la conquista europea tenían
diversas formas de organización política, social y económica: algunos habían
desarrollado sociedades urbanas complejas, y otros, con una agricultura muy
rudimentaria, seguían viviendo de la caza y la recolección. Los aztecas y los
mayas, en América Central, y los incas, en la región andina, se encuadran dentro
del primer grupo.
A la llegada de los españoles, las únicas sociedades urbanas que existían
en América eran la azteca y la inca, pues la cultura maya había desaparecido en
el siglo XI d.C.
Las tierras de los actuales Canadá y Estados Unidos y las zonas de selva
de Sudamérica y del Caribe eran el hábitat de un gran número de tribus que se
dedicaban a la caza y a la recolección de vegetales o practicaban una agricultura
parecida a la neolítica.
Pero en el centro y sur del continente americano se desarrollaron diversas
civilizaciones comparables a las de Egipto, Mesopotamia o China. Las tres mejor
conocidas fueron las de los mayas y aztecas en Centroamérica y la de los incas
en Sudamérica.
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AMÉRICA PRECOLOMBINA
El arte precolombino es el desarrollado por los pueblos indígenas de
Mesoamérica y las regiones andinas entre el 1500 a. C. y la llegada de los
descubridores europeos en 1492. Cuando Cristóbal Colón llegó a América,
el imperio inca o Tahuantinsuyo estaba en pleno auge, abarcando una superficie
de aproximadamente 4.700 kilómetros.
Más al norte, los aztecas o Mexicas, dominaban el centro y sur del actual
México, en Mesoamérica, gobernados por Ahuizotl (1486-1503). Los mayas son
otros de los pueblos importantes de la cultura precolombina, su legado científico
y astronómico es mundial. Se destaca también la riqueza de su literatura en obras
como el Popol Vuh se explica el origen del mundo y de los indios mayas. Mientras
en Europa, se vivían profundas transformaciones económicas, científicas y
culturales, todos temas importantes de abordar si se quiere entender el contexto
histórico.
Las principales culturas americanas precolombinas, mayas, aztecas e
incas, se desarrollan en lo que hoy serían México y Perú. Todas ellas cuentan con
una refinada red administrativa que les permite mantener el control de su
población, territorio y recursos, lo que trae consigo una sociedad altamente
jerarquizada y especializada. Otro factor que las caracteriza es el despliegue de
sofisticadas técnicas agrícolas, siendo el maíz uno de los principales cultivos. La
ciudad se presenta como el eje central del intercambio comercial y el poder
político y religioso, a pesar de las grandes extensiones de tierras que logran
concentrar y que ha llevado a estas sociedades a ser caracterizadas como
imperios.
Según variados estudios arqueológicos, los habitantes más antiguos que
ocupan lo que hoy constituye el territorio nacional, se remontan a fechas
anteriores a 9.000 a.C, período denominado Paleoindio. De esta época se han
encontrado vestigios de cuatro enclaves arqueológicos que corresponden a:
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Quereo, en la región de Coquimbo; Tagua Tagua, en la región del Libertador
Bernardo O'Higgins; Monte Verde, en la región de Los Lagos; y Cueva Fell, en la
región de Magallanes y la Antártica Chilena. Desde el 9.000 a. C. hasta el 1.500 a.
C, aproximadamente, se ubica el período conocido como Arcaico. Los vestigios
culturales más emblemáticos de esta época corresponden a la tradición
Chinchorro, ubicada en la costa norte del país, donde se han encontrado momias
que dan cuenta de sus costumbres religiosas.
También se han rastreado importantes vestigios de arte rupestre que datan
del 2400 a. C, en cuevas como las de Guañure y Puxuma, en la zona cordillerana
de la primera región. El último período que distinguen los arqueólogos es el agro-
alfarero, que va desde el 1500 a. c. hasta 1470 d. C, y los grupos culturales más
conocidos corresponden a los diaguitas y atacameños, asentados al norte del
territorio.
LOS MAYAS
La civilización maya habitó una zona de América Central, que hoy se
correspondería con el sur de México, Guatemala, Honduras y El Salvador. Si nos
remontamos a la antigüedad, tienen una historia de unos 3000 años, que
van desde 1500 a. de C. hasta 1530 d. de C., año en que fueron conquistados por
los españoles. Pero la civilización maya nunca ha desaparecido por completo,
pues hoy día viven muchos pueblos descendientes de los mayas que conservan
rasgos de su cultura y de su lengua.
Fundaron grandes ciudades como Chichén Itzá, Uxmal, Palenque y Copán.
Las ciudades mayas eran centros ceremoniales monumentales con pirámides
escalonadas y otros grandes edificios de uso religioso, así como observatorios
astronómicos y grandes explanadas para desarrollar los rituales. A la llegada de
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los españoles ya habían sido abandonadas, pero se conocen por la arqueología y
nos han legado un patrimonio cultural impresionante.
Los Mayas no tenían poder político centralizado. Ellos desarrollaron una
cultura común absorbiendo y desarrollando elementos tomados de sus vecinos. El
largo calendario, la escritura con glifos y los principios fundamentales de su
religión pueden ser directamente correlacionados con los Olmecas por el
intermediario de Izapa. La civilización olmeca desapareció antes de la llegada de
Cristo pero su herencia fue la base de todas las otras civilizaciones
mesoamericanas tales como la de los Zapotecas del Monte Alban, la de la gran
hegemonía de Teotihuacán, la de los Toltecas de Tula y finalmente la de los
Aztecas.
Los Mayas recibieron también influencias por Teotihuacán que controlaba
las tierras altas de México desde el primero al séptimo siglo. Su edad de oro duró
unos cinco siglos de 300 a 800 AD. Luego, ellos cesaron de construir templos,
declinaron y se fragmentaron en diversos estados que fueron un botín fácil para
las fuerzas invasoras del norte como los Toltecas que habían sido desalojados de
Tula hacia el fin del décimo siglo. Estos últimos se volvieron la elite dirigente de los
Mayas durante el período postclásico. Los dios toltecas fueron agregados al
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panteón maya pero los Toltecas fueron absorbidos y ellos adoptaron la lengua
maya yucateca.
Los Mayas estaban organizados en ciudades estados, que a veces se
ayudaban, que a veces se combatían pero ellos compartían las mismas creencias
y se sometían a sacerdotes cuyo poder provenía de sus conocimientos en
astronomía, matemáticas y numerología. Los Mayas eran muy conscientes del
paso del tiempo. Ellos registraban algunas fechas sobre estelas y probablemente
muchas en libros actualmente perdidos porque los sacerdotes españoles católicos
fanáticos los destruían sistemáticamente para hacer desaparecer toda marca de
"creencias paganas". Reconstruir la historia de los Mayas es como descubrir el
enigma de una novela policial porque se debe tomar en cuenta los menores
detalles que se pueden encontrar en lo que queda en los sitios arqueológicos que
no han sido pillados o destruidos por los Españoles.
Hay centenares de sitios mayas conocidos que cubren un período de dos
milenios. Esto puede volverse bastante desconcertante por lo que yo he concebido
un cuadro que se ve más abajo que proporciona una referencia rápida indicando el
emplazamiento de los más importantes sitios (tierras altas del sur, bajas tierras
centrales y bajas tierras del norte) y el período en el cual ellos se pueden asociar
más fácilmente (preclásicos, clásicos y postclásicos). Los sitios puestos en relieve
hace el lazo con una de la páginas de este sitio web y los otros conducen a un
mínimo de informaciones sobre cada sitio.
LOS AZTECAS
Los aztecas son los últimos de los pueblos que habitaron junto al lago
Texcoco, en tierras de la actual México. Su imperio abarca desde principios de
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siglo XII d. de C. hasta 1525 d. de C., año en que Cortés ejecuta a Cuauhtémoc,
último rey azteca (1520-1525).
La civilización de los aztecas es heredera de todas las de la zona, además
de ser la que mejor conocemos. Su lugar principal era la capital, Tenochtitlán,
fundada en 1325. Ellos creían que esta ciudad era el centro del universo y punto
de intersección de una cruz, cuyos extremos marcaban los territorios que debían
ser conquistados para instaurar en ellos el orden deseado por los dioses.
Otra ciudad importante fue Teotihuacán, que significa “ciudad de los
dioses”. La ciudad es un centro ceremonial trazado como un gran símbolo de dos
ejes. El que va de norte a sur, denominado «Calzada de los Muertos», es el
principal, y de él parten, como alas, edificios, palacios, plazas y adoratorios. En la
cabeza se encuentra la gran pirámide de la Luna y a un costado la mole inmensa
de la pirámide del Sol, dualidad creadora de la naturaleza y de los hombres.
Su existencia estuvo regida por fenómenos de la naturaleza que afectaban
a los seres humanos como la lluvia, la siembra y la cosecha, aunque también tenía
un profundo significado astronómico.
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Grandes conocedores de la astronomía, la medicina y la escritura, la
mayoría de la población no tenía acceso al saber, reservado exclusivamente a los
sacerdotes. De hecho, la religión formaba parte de cada momento de la vida de
este pueblo, que tenía en Quetzacoatl, conocido como la serpiente emplumada, su
dios más importante.
La organización política estaba determinada en una monarquía de carácter
electivo, no hereditaria, es decir de padres a hijos, sino que estos eran elegidos
por consenso entre los miembros de la nobleza azteca. Cuando ocurría la muerte
del emperador, era elegido el sucesor por el Consejo Supremo (tlatocan), formado
por los representantes de la nobleza azteca. El emperador era considerado de
origen divino y poseía atribuciones o poderes ilimitados en la sociedad azteca.
LOS INCAS
El imperio inca fue la última de las grandes civilizaciones andinas. Unificó y
controló un enorme territorio de 5.000 km de largo, que abarca la actual Perú, pero
también parte de Bolivia, algo de Ecuador, noroeste de Argentina y norte de Chile.
Los historiadores sitúan este pueblo entre los siglos XII y XVI de nuestra era. El fin
del imperio inca lo marca la llegada de los españoles en 1532 d. de C.
El rey, al que se conocía por el nombre de Sapa Inca, era considerado un
dios y se le llamaba «Hijo del Sol». Todo lo que tocaba se convertía en sagrado. El
rey era considerado también el centro del mundo. Los incas creían que el universo
funcionaba correctamente gracias a él. Vivía en la ciudad central del imperio,
llamada Cuzco, que quiere decir ombligo.
La ciudad de Cuzco era el centro político y también religioso del imperio
inca. Cuando el viajero se acercaba a la ciudad todo parecía indicarle que entraba
en el mundo sagrado. La fortaleza de Sacsayhuamán, que presidía la ciudad de
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Cuzco, es una obra impresionante, ejemplo del poder de los emperadores incas.
En sus murallas se representaban animales sobrenaturales que preparaban la
entrada a la propia ciudad, en cuyo centro estaba el templo de Coricancha,
rebosando el oro que simbolizaba a Inti, cuyo hijo era el Sapa Inca.
Machu Pichu es la ciudad inca mejor conservada. Situada en la montaña,
en medio de la nada, es llamada también la Ciudad Perdida de los Incas. La zona
puede dividirse en tres sectores definidos: el agrícola, con andenes dedicados al
cultivo; el urbano que conserva elementos arquitectónicos de la ciudad inca y el
militar, donde se encuentran casas más humildes y talleres. Las construcciones
más importantes son el Templo del Sol, la Tumba Real y el Palacio del Inca.
Al frente del imperio, que ellos llamaban Tawantinsuyu, estaba el Inca, y las
zonas conquistadas estaban dirigidas por los curacas o gobernadores de
provincia. Durante los 33 años de gobierno de Pachacutec, el estado Inca se
convirtió en un poderoso imperio, algo que sucedió en la época en que Colón
iniciaba su viaje a lo desconocido.
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LA COLONIA EN AMÉRICA
Antecedentes históricos.
La colonización española de América se inicia a partir de 1492 cuando
el Descubrimiento de América permite a la Monarquía de España incorporar a
su patrimonio los extensos territorios del continente americano, y someter a su
dominio a los pueblos que los habitaban, extendiendo así el vasto Imperio
Español.
De España a América se trasladó una sociedad jerarquizada, dividida en
diferentes estratos o grupos. En un comienzo y para proteger a la cada vez más
disminuida población indígena, la sociedad colonial se dividió legalmente en dos
grandes grupos: la república de españoles y la república de indios. En la primera
estuvieron incluidos los españoles peninsulares, los criollos y los mestizos
legítimos (es decir, los hijos de españoles casados con mujeres indígenas). En la
segunda fueron agrupados todos los nativos y sus curacas. En teoría, ambas
comunidades debían estar separadas y tener sus propias autoridades y
obligaciones, e incluso debían vivir en lugares distintos, pero en la práctica esto no
fue así. Además, había una tercera categoría: la de los negros africanos, llegados
a América en condición de esclavos.
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Los españoles ocupaban la cúspide de la pirámide social, aunque eran la
minoría. Dentro de este grupo, los más privilegiados eran los encomenderos,
hacendados, comerciantes, mineros y funcionarios. Además, estaban los nobles
que venían con los virreyes, así como los altos funcionarios civiles y eclesiásticos.
Los allegados a estas autoridades, también conocidos como paniaguados, eran
los principales candidatos a recibir prebendas. Muchos de ellos se casaron con
mujeres americanas y se establecieron en América.
Poco después de la conquista se comenzó a distinguir a los españoles
venidos desde Europa, llamados peninsulares o chapetones, de aquellos nacidos
en América, los criollos. Esto originó después una fuerte rivalidad entre ambos
sectores que se manifestó en conflictos por el poder y el prestigio social.
Tras destruir los imperios Maya y Azteca en Centroamérica, los colonos
fundaron el Virreinato de Nueva España, el 12 de octubre de 1535, que se
extendería a través de Centroamérica, México y el sur de lo que actualmente
es Estados Unidos.
Venezuela colonial, viviendas y materiales utilizados para su construcción.
En Venezuela contamos con una arquitectura tradicional resultado del
mestizaje de los patrones constructivos y materiales traídos por lo españoles y
utilizando los sistemas indígenas que lejos de desaparecer tras el proceso de
conquista se afianzaron tanto que aún tienen vigencia en nuestros días. Ejemplo
es que el bahareque aún se continúa haciendo, y los tradicionales techos de caña
amarga y madera cubiertos de paja y teja siguen vigentes.
Los materiales de construcción mas empleados fueron el barro y la madera.
Las casas coloniales tenían una distribución y una decoración muy similares, eran
de una sola planta y las habitaciones se distribuían alrededor de un patio central.
Los techos eran de tejas.
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Las casas actuales de Pedraza en Barinas y Guasgualito en Apure acusan
estas características del techo wahibo con grandes aleros horizontales que dejan
pasar el aire al interior.
Del mismo modo en la vivienda de la costa del estado Falcón y en especial
de la Península de Paraguaná las casa de cardón y torta de barro y paja típicas de
los aborígenes se mezclan con las viviendas.
Las grandes obras de Arquitectura Patrimonial urbana de la era colonial se
van a caracterizar por ser grandes mansiones que en algunos casos ocupaban
una manzana siguiendo el diseño heredado de los Árabes de casas muy altas con
dos grandes salones hacia la calle ventanales con asientos con romanillas y
celosías según el clima. Dentro de las normas de las leyes de indias.
El patio con un gran claustro de amplios corredores como los antiguos
conventos. Estaban sembrados de flores aromáticas. Granados y limoneros. A fin
de compensar los malos olores del patio del fondo donde estaban los huertos, los
animales domésticos y las habitaciones de los esclavos, así como las caballerizas
el aljibe y la alberca del agua potable casi siempre recogida de la lluvia.
Entre los dos patios estaba ubicado el comedor. La cocina separados por
romanilla, calados, de influencia morisca y a veces con vidrios de colores. El
acceso a la vivienda estaba marcado por un gran portal con escudo de armas de
la familia lleno de arabescos y motivos barrocos. Este portal tenía piso de piedra y
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su gran altura permitía entrar a caballo además de pase los carruajes que entraron
a Venezuela a mediados del siglo pasado.
La calidad bioclimatica de estas grandes mansiones la determinaba la
succión que producía el viento en los patios reponiendo el aire para producir una
frescura que la diferencia de las edificaciones contemporáneas.
Los muros encalados de tapia o adobe, siendo materiales de excelente
comportamiento, permiten mantener fríos los muros en su interior al igual que toda
la arquitectura del Norte de Africa y del Sur de España.
Características de la arquitectura Colonial.
La Arquitectura de Venezuela es el arte edificado tanto en Venezuela, como
por arquitectos venezolanos en otras partes del mundo. La arquitectura
venezolana es una mezcla de la cultura autóctona indígena venezolana y de las
adoptadas en el país por la transculturización artística de las distintas culturas
arquitectónicas que se comenzaron a proyectar en Venezuela desde la llegada de
los españoles a territorio venezolano.
La arquitectura colonial venezolana es construida desde el siglo XVI cuando
Venezuela comienza a ser colonia dependiente del Imperio Español, hasta 1810,
cuando comienza el proceso de independencia de Venezuela. La arquitectura de
esta época se caracteriza por su discreta modestia. La explicación está en las
condiciones socioeconómicas del país. Venezuela no ofrecía entonces a los
colonizadores las inmensas riquezas guardadas por la naturaleza para tiempos
posteriores.
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Una provincia aparentemente poco rica no podía permitirse el lujo de
construir edificios de alto costo a imitación de los grandes virreinatos que existían
para la época y la sociedad colonial no brindaba tampoco un cuadro tan próspero
como el de otros países de América Latina.
La simplificación de los problemas técnicos, la renuncia a la mayoría de los
elementos decorativos y abigarradas ostentaciones de barroquismos fantasiosos,
la imposibilidad de utilizar materiales costosos y la consiguiente falta de artesanos,
contribuyeron a establecer una modesta pero bien definida fisonomía de la
arquitectura colonial de Venezuela.
La arquitectura colonial Venezolana tenía un carácter utilitario y práctico,
que predominaba sobre lo artístico y estético. Por ello, las edificaciones eran
sencillas, cómodas y espaciosas.
Las construcciones coloniales fueron de tres tipos:
Construcciones militares: realizadas a lo largo de la costa venezolana,
tenían por finalidad la defensa del territorio frente a los ataques de piratas y
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corsarios extranjeros. En nuestros días podemos observar algunas fortalezas en la
isla de Margarita, el lago de Maracaibo, Puerto Cabello y La Guaira
Construcciones civiles: representadas por las amplias casas coloniales
de la ciudad, de las haciendas, los edificios públicos, y otras obras destinadas al
uso de la población y a las instituciones oficiales. Entre ellas, se destacan las
sedes de los cabildos y casa de gobierno. Igualmente, se construyeron numerosos
puentes, acueductos, muelles y otras obras de servicio público, acueductos,
muelles y otras obras de servicio público.
Construcciones religiosas: representadas por las catedrales, las capillas,
los seminarios y los conventos, que se edificaban tanto en las ciudades como en
los pueblos de Venezuela. La mayoría de los templos fueron construidos y
dirigidos por los propios misioneros, quienes se valían de artesanos e indígenas
para su realización.
Nuestra arquitectura tradicional suele regirse por patrones aportados por
nuestros ancestros y se realizan con materiales y técnicas propios de la región
donde se desarrollan, adaptándose al medio ambiente y resolviendo cada
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necesidad imponiéndose ante la geografía y el clima donde se desarrolla. Esa
sabiduría que impulsa a realizar construcciones acordes al clima y geografía se
han vuelto con el pasar del tiempo parte de la memoria colectiva pasando los
conocimientos de generación tras generación.
En Venezuela contamos con una arquitectura tradicional resultado del
mestizaje de los patrones constructivos y materiales traídos por lo españoles y
utilizando los sistemas indígenas que lejos de desaparecer tras el proceso de
conquista se afianzaron tanto que aún tienen vigencia en nuestros días. Ejemplo
es que el bahareque aún se continúa haciendo, y los tradicionales techos de caña
amarga y madera cubiertos de paja y teja siguen vigentes.
Otro ejemplo de construcciones netamente tradicionales que actualmente
siguen en uso son los palafitos que se construyen sobre las aguas lejos del
pantano. Aunque la arquitectura tradicional es muy parecida en todas las regiones
de nuestra tierra, podemos identificar distintas edificaciones y construcciones
según la región donde se desarrollen. Podemos identificar distintas
particularidades en la arquitectura si hacemos una divina de la geografía
venezolana entre, llanos, selva, costa y montaña.
En todas existen diversos elementos comunes como el zaguán, el patio
central, las fachadas contiguas, los ventanales con pollos, pero existen diversas
particularidades que dan respuesta a las necesidades del hombre según el medio
geográfico donde se desenvuelve y esto hace que cada región tenga sus propias
características arquitectónicas.
Estructura de las primeras ciudades
Al finalizar el siglo XVII las provincias que hoy conforman Venezuela eran
las siguientes:
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Venezuela, que incluía lo que hoy son el Dto. Federal y los estados
Miranda, Aragua, Carabobo, Lara, Falcón, Yaracuy, Trujillo, Cojedes y
Portuguesa. El estado Zulia pertenecía también a la provincia de Venezuela hasta
1676, año en que se anexó a la de Mérida y La Grita. La provincia tenía gobierno
metropolitano y capitanía general propios y dependía jurídicamente de la Real
Audiencia de Santo Domingo.
Margarita, actual estado Nueva Esparta. Dependía jurídica, política y
militarmente de la Real Audiencia de Santo Domingo.
Trinidad y Guayana, Isla de Trinidad (que en 1797 fue conquistada por los
ingleses), el actual estado Bolívar, Amazonas y Amacuro. Tenía capitanía general
propia y dependía de la Real Audiencia de Santa Fé (actual Colombia).
Nueva Andalucía o Cumaná, actuales estados de Sucre, Anzoátegui y
Monagas. Tenía gobierno político y militar propio y dependía jurídicamente de la
Real Audiencia de Santo Domingo.
Mérida y La Grita (luego Maracaibo), Los actuales estados Mérida,
Táchira, Barinas, parte de Apure y Zulia. Durante el siglo XVII dependió política y
jurídicamente de la Real Audiencia de Santa Fé. En lo militar dependía también de
la misma Audiencia hasta 1622, pero de allí en adelante tuvo capitanía general
propia.
Obras importantes
En ciudades como Maracaibo, La Guaira, Guarupano y San Cristóbal, los
comerciantes construyeron casas de dos pisos con balcones.
Entre 1830 y 1870, se construyeron construcciones religiosas en caracas, Puerto
Cabello, Mérida, Ciudad Bolívar, Barquisimeto y la Guaira.
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Durante el guzmancismo se impulsó la construcción. En caracas se
construyó el Capitolio Federal, el parque del calvario, el acueducto de Macarao, la
fachada de la antigua sede de la Universidad Central de Venezuela, la Basílica de
Santa Teresa-Santa Ana y el Templo Masónico. En el resto de las ciudades del
país se construyeron pocas obras de importancia a finales del siglo XIX. En
Valencia se edificó la Plaza Bolívar y el teatro de Valencia. También se erigieron el
teatro de Puerto Cabello; el teatro de Baralt y el hospital de Chiquinquirá, en
Maracaibo; los cuarteles de Maracay y el Palacio de gobierno de San Cristóbal. A
comienzo del siglo XX la vivienda rural variaba en su forma y materiales de
construcción según la región y el clima.
Diseñadores o artistas
Nuestros artistas hicieron grandes esfuerzos por presentar obras bajo este
estilo, pero no tuvo mayor éxito y empezaron a eliminar detalles para adaptarlos a
nuestra realidad, dando origen así al “Arte Colonial Venezolano”.
LA ESCULTURA: Las máximas representaciones escultóricas en la época
colonial Venezolana, la conformaron las “tallas de madera” con temas de carácter
religioso. Uno de sus principales representantes fueron Juan Bautista Gonzáles y
su hijo Manuel, en el siglo XIX, quienes elaboraron esculturas de gran renombre y
prestigio para las iglesias y para algunas casas de familias adineradas.
En la escultura sobresalen Francisco Narváez, Alejandro Colina, Gertrud
Goldschmidt, Lía Bermúdez, entre otros. En el país también han tenido especial
cabida las actividades y creaciones en el campo del diseño gráfico.
LA PINTURA: Se presentaron principalmente, en el periodo colonial
Venezolano, obras pictóricas de carácter anónimo y otras firmadas por algunos
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artistas de la época quienes adoptaron formas expresivas de la tradición religiosa
española para crear luego una tendencia propia.
La composición pictórica era solamente y simétrica, se utilizó el óleo como
técnica, los pintores más destacados de este periodo fueron Juan Pedro López y
Antonio José Landaeta.
Quienes destacaron en esta fase fueron Juan Lovera, Arturo Michelena,
Martín Tovar y Tovar, Tito Salas, entre otros. No obstante, la pintura romántica
tuvo su mayor exponente en Cristóbal Rojas, quien se apartó mayormente de esos
temas generalizados
LA ARQUITECTURA: En la arquitectura hubo una interesante fusión entre
los sistemas de construcción indígenas y europeos. Los españoles adoptaron las
tapias, techos de palma, horcones de madera, sin cambiar los modelos hispánicos
ni las fachadas exteriores e interiores porque era el único sistema constructivo que
conocían.
En arquitectura militar se destacaron Claudio Rugero y Juan Antonelli en la
construcción de fortalezas. Tanto en la pintura como en la escultura se
interpretaron temas religiosos cristianos, producto de la imitación de modelos de
imaginaria españoles o de las habilidades artesanales desarrolladas por los
nativos.
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Conclusión
Las artes en este período de la historia venezolana estuvieron supeditadas
al gusto de los personeros europeos, civiles y religiosos que buscaban rodearse
de obras artísticas hechas según los principios estéticos de la época. Muy pronto
fu predominando lo Barroco importado de España.
Para entender la arquitectura venezolana es fundamental remontarse al
período prehispánico en función de la adaptación de las viviendas indígenas y de
las obras de infraestructura construidas como apoyo a la producción agrícola al
paisaje que hicieron las diferentes etnias ubicadas en distintas zonas geográficas
del territorio nacional.
Los indígenas en esa comunicación permanente con la madre Tierra,
diseñaron sus viviendas tomando en cuenta los elementos climáticos y extrajeron
directamente de la naturaleza los materiales para su elaboración cuidando así el
equilibrio ecológico.
Durante los primeros siglos de la llegada de los españoles XVI y XVIIel
desarrollo arquitectónico en el país se vio limitado por la falta de recursos
económicos y por la poca importancia otorgada por los conquistadores a estas
provincias. Sin embargo, para el siglo XVIII, creció la población y se intensificó la
economía, lo que permitió establecer parámetros urbanísticos para la construcción
de viviendas, iglesias y fortificaciones para el resguardo del territorio. Algunas de
estas estructuras permanecen en la actualidad de forma reconstruida o como
ruinas.
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Bibliografía
artecolonialdevenezuela.blogspot.com
artescolonialesvenezolanas.blogspot.com
Beuchot, M. La querella de la conquista. Una polémica del siglo XVI. Siglo XXI,
Madrid, 1992.
Foster, G., Cultura y Conquista. La herencia española en América, México, 1962.
Simpson, L.B. Los conquistadores y el indio americano. Ed. Península. Barcelona,
1970.
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