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Dimensin jurdica del matrimonio

T 3 El ser del matrimonio

TEMA 3

EL SER DEL MATRIMONIO

Introduccin

A menudo la palabra "matrimonio" se emplea indistintamente para aludir a dos realidades diferentes, aunque muy prximas entre s por la relacin de causalidad que existe entre ellas: por un lado se llama "matrimonio" a la comunidad conyugal, a la unidad formada por los esposos. Pero tambin se llama matrimonio a la celebracin nupcial, a la boda o casamiento, es decir al acto en y por el cual el varn y la mujer se hacen el uno del otro, se unen en matrimonio al entregarse mutuamente como esposos. En otras palabras, el trmino matrimonio se emplea tanto para referirse al "estado matrimonial" como a la "ceremonia matrimonial". En otras lenguas, el trmino se refiere sobre todo al momento de contraer matrimonio: en ingls (marriage), en francs (mariage), en italiano (matrimonio). Aun as, en castellano es posible emplear expresiones que diferencien ambas realidades: as, nupcias, casamiento, boda, hacen referencia al intercambio del consentimiento o alianza matrimonial; mientras comunidad o sociedad conyugal, vnculo o estado matrimonial, significan el matrimonio propiamente dicho, es decir la pareja en cuanto ya unida.

Aunque a primera vista hacer esta distincin parezca una cuestin meramente acadmica, reviste una gran trascendencia, como tambin la tiene reconocer la relacin de causalidad que media entre ambas realidades o momentos. Los autores medievales a menudo confundieron la causa con el efecto al definir el matrimonio como "el consentimiento del varn y de la mujer que contiene una comunidad indivisa de vida". El error no era leve, porque el consentimiento es en realidad un acto pasajero, transitorio, es la manifestacin de una decisin aqu y ahora que, una vez dada ya ha pasado. En cambio el matrimonio -el vnculo o unin conyugal- es un estado permanente y duradero, que no pasa. La alianza o pacto es la causa de la unin conyugal; el vnculo es el efecto del pacto o consentimiento.

Santo Toms de Aquino, en el siglo XIII aclar bien los trminos al afirmar que en el matrimonio se deben considerar tres cosas: la primera es su esencia, que es la unin o vnculo; la segunda es su causa, que es el desposorio, la tercera su efecto o fin, que son los hijos y por eso aade- se llama "matrimonio", pues la etimolgicamente matrimonio procede de las palabras latinas "mater" (madre) y "munus" (oficio).

1. Alianza y vnculo

Veamos a continuacin por qu es importante establecer la debida distincin entre alianza o pacto (estudiado en el tema anterior) y vnculo o estado matrimonial. El pacto es la expresin de un acto recproco de voluntad de los contrayentes. Como decamos hace un momento es un momento o instante que "pasa". El matrimonio en sentido estricto es el vnculo que se establece entre los contrayentes como efecto del consentimiento, y es un estado o situacin permanente, que no "pasa", sino que perdura. Mientras en el pacto los contrayentes "se estn uniendo", en el matrimonio los esposos "han quedado unidos", vinculados para siempre.

El matrimonio no es "el pacto o consentimiento en cuanto perdura en el tiempo", sino una realidad nueva y autnoma, cuya existencia no depende ms de la voluntad consensual de los contrayentes. Si el matrimonio se confundiera con el pacto o alianza, el vnculo resultara ser el consentimiento de los contrayentes mantenido a lo largo del tiempo, segundo a segundo, en cada instante de la vida de los esposos. Pero el consentimiento no se puede mantener suspendido en el tiempo: o se prest y ya ocurri, o bien nunca se prest, y entonces no caus vnculo alguno.

El matrimonio es, en cambio, el vnculo o unin establecida entre los cnyuges, cuya causa es el pacto, pero se distingue formalmente de ste. El consentimiento o pacto es el acto de voluntad por el que los contrayentes deciden de una vez para siempre darse recprocamente como esposo o esposa: deciden (quieren) establecer el vnculo conyugal entre ellos. Por su propia naturaleza, esta decisin tiene lugar en un momento histrico determinado, fugaz y transitorio en s mismo, pero que da lugar y causa una realidad permanente, el vnculo, la unin matrimonial. El matrimonio no es el "s", ni la sucesin de infinitos "ses" entre los esposos. No hay ms que un nico "s", que es decisivo, porque funda y produce de una vez por todas el vnculo o estado matrimonial. Si ms tarde los esposos se arrepintieran de esa decisin, el matrimonio no desaparecera, precisamente porque es una realidad que una vez constituida, permanece con independencia de la voluntad de las partes, porque no es esa voluntad continuada lo que da vida al vnculo. El vnculo, una vez establecido, guarda completa autonoma respecto a la voluntad de los contrayentes.

Este modo tradicional de apreciar la realidad del matrimonio ha sido negado por ciertas corrientes que tienden a confundir el vnculo, el matrimonio, con la voluntad matrimonial (consentimiento) o incluso con la vida matrimonial. Desde esta perspectiva, hay quienes afirman que habra matrimonio mientras perdurara la mutua y continuada voluntad de quererse como esposos (algo parecido a la "affectio maritalis" del Derecho romano). Pero en el momento en que esa voluntad viniese a menos, o cambiara de orientacin, el matrimonio se habra desvanecido como por ensalmo. Lo mismo sucedera si a lo largo de la biografa de los cnyuges acontecieran sucesos que afectaran radicalmente a la comunidad de vida y amor (una enfermedad, un revs econmico, la infidelidad o el abandono por una de las partes, etc.). En ambos casos habra pues que "declarar la defuncin" del matrimonio, quedando las partes libres de entablar una nueva unin si lo desearan. Se trata de una apreciacin simplista del matrimonio que tergiversa la realidad de lo que realmente ocurre en el momento de contraer matrimonio. Si el matrimonio fuese un puro factum, pura existencia, los cnyuges se iran haciendo tales en cada momento de su existencia, cada momento sera entrega y aceptacin, y en l se iran haciendo constantemente marido y mujer. Ser marido y mujer sera pura actualizacin existencial.

En cambio, el compromiso matrimonial constituye como esposos desde el principio, por cuanto pone en acto (actualiza) todo el desarrollo existencial, que queda asumido (comprometido), al quedar entregada y aceptada toda la capacidad de ser cnyuges. De este modo, la decisin de cada momento es reflejo (cumplimiento) de la primera decisin comprometedora, y la existencia conyugal (el hecho de vivir como cnyuges) es desarrollo de lo que ya se hizo presente en el acto de contraer. Varn y mujer no se hacen, pues, marido y mujer a travs del desarrollo existencial, son marido y mujer desde el pacto conyugal, que como tales les constituye. Es, en consecuencia, una actualizacin ms profunda y plena del amor conyugal y de su unin que lo sera el puro factum, el mero desarrollo existencial (Hervada-Lombarda).Si el vnculo, una vez establecido, guarda completa autonoma respecto a la voluntad de los contrayentes, no es porque lo diga la Iglesia o cualquier autoridad, por respetable que sea; ni porque se plantee el matrimonio como algo mecnico (produccin automtica causa-efecto) y quiz inhumano. Muy al contrario, responde a la misma naturaleza de las cosas, es decir de lo que acontece en la alianza conyugal. Hemos considerado que la libertad humana se ejercita de manera radical en el don de s propio del compromiso o pacto conyugal. Una vez la libertad se ha ejercitado en el compromiso, los dems momentos deben ser contemplados, no desde el prisma de la libertad todava no ejercida, sino desde la perspectiva del cumplimiento vital del compromiso asumido. La entrega de las propias vidas se ha comprometido en el momento de contraer matrimonio, en el que se ha constituido el vnculo conyugal. La vida matrimonial, la permanencia del vnculo a lo largo de la existencia de los cnyuges, es el cumplimiento y la realizacin en el tiempo de una entrega ya hecha (Hervada). Los avatares y peripecias (adversidades, reveses econmicos, enfermedades, etc.) que pueden acontecer a lo largo de la vida matrimonial no influyen en la existencia y validez de la entrega, ni pueden cambiar la realidad del vnculo ya constituido. No hay matrimonio sin pacto, pero el matrimonio queda fundado, instituido, por un nico e irrepetible pacto. Puesta la causa (pacto) se produce totalmente el efecto (el vnculo o matrimonio).

Comenta el Profesor Viladrich que, llegados a este punto, no sera extrao que el lector hubiera experimentado un alto grado de asombro. Cmo es posible podra objetar- que de un nico e irrepetible s fundacional, que se pronuncia aqu y ahora, en un minsculo instante, surja de manera definitiva un vnculo perpetuo y exclusivo entre los esposos? Cmo es posible que el matrimonio permanezca ya como vnculo perpetuo con independencia de los arrepentimientos y cambios de circunstancias a que pueden verse sujetos las partes? No estaremos llevando las cosas demasiado lejos? No estaramos siendo demasiado rgidos? No es esto una exageracin? La necesaria proporcin entre el pacto y el vnculo matrimonial

La respuesta ser negativa si entendemos que entre causa (pacto conyugal) y efecto (vinculo) hay una proporcin. Evidentemente, no cualquier acto de voluntad tiene el poder de crear una unin tan ntima y profunda como es el vnculo matrimonial. Slo el pacto conyugal es proporcionado, es decir apto para producir esta unin perpetua y exclusiva entre un varn y una mujer. En efecto, slo el pacto matrimonial contiene una decisin voluntaria o compromiso y realiza una recproca donacin de las personas de los cnyuges, que se instituyen recprocamente en co-posesores mutuos o esposos, lo que lleva consigo la perpetuidad, exclusividad y fecundidad de tal entrega esponsal. Slo tal pacto es verdadero y, por tanto, capaz de producir como efecto la unin matrimonial.

Los contrayentes tienen el poder de realizar el autntico pacto o de no hacerlo. En sentido negativo, podemos deducir que puede suceder y sucede con alguna frecuencia- que dos contrayentes no quieran asumir un compromiso pleno, porque no quieran realmente entregarse al otro, pretendiendo simplemente vivir juntos sin darse y obligarse como esposos, o porque no quieran asumir algn aspecto de la entrega, por ejemplo, la perpetuidad, la exclusividad, la fecundidad, la educacin de los hijos, etc. En tales casos, es cierto que los contrayentes no causan el vnculo, porque no hay autntico pacto o, en otras palabras, el pacto no es conyugal, y por tanto no es adecuado o proporcionado para producir el vnculo matrimonial. Una pareja puede "pactar" el vivir juntos sin compromiso, o con un cierto compromiso indefinido, pero no perpetuo; o una relacin de dos, cerrada a la fecundidad; o bien una relacin no exclusiva, etc. Eso es posible, y puede darse una cobertura legal a tales acuerdos, pero lo que es cierto es que no causan el vnculo y no son el matrimonio. Hay slo una apariencia de matrimonio, pero faltar la sustancia, la realidad del vnculo matrimonial.

Cuando se produce un tipo de alianza o pacto incompleto o falso, o cuando bajo el "s" no hay ni siquiera pacto de ninguna clase (por ejemplo, cuando al contraer se busca exclusivamente una finalidad diversa del matrimonio como obtener la nacionalidad, o conseguir la independencia de la propia familia de origen), estamos en presencia del pacto nulo. Es decir, de un pacto que es ineficaz, incapaz de producir como efecto la unin conyugal, el vnculo o matrimonio.

El sentido de la expresin matrimonio nulo, es el de un matrimonio que nunca ha existido porque no ha habido un autntico pacto. A pesar de las apariencias legales o sociales, al no haberse producido el vnculo, no ha habido matrimonio, y esto es lo que la autoridad de la Iglesia "declara" a travs de un proceso de nulidad. La posible confusin de la opinin pblica acerca del pacto y el matrimonio "nulos" se deriva del hecho que los contrayentes aparentemente se casan o han estado "casados" incluso varios o muchos aos; es decir, pronuncian un "s" dentro de las ceremonias legales oficiales. Ocurre a menudo que la apariencia social de la ceremonia induzca a presumir que existe matrimonio. Ahora bien, no siempre que dos contrayentes dicen pblicamente el "s", dicen realmente el s contenido en el autntico pacto conyugal. Cuando, a pesar de todas las apariencias sociales y legales meramente externas- no hay un real y pleno pacto matrimonial, tampoco se ha realizado real y plenamente el matrimonio. Las ceremonias y formalidades presuponen un contenido real. Si ste faltase completamente (como en el caso de quien no quiere compromiso alguno) o fuese incompleto (se quiere un cierto compromiso, pero construido "a su modo", no perpetuo, no exclusivo, infecundo, etc.), las ceremonias y las formalidades seran meras apariencias, como la cscara de un huevo que en realidad estara vaco. Declarar la nulidad del pacto no es ms que "descubrir" pblicamente esa vacuidad, esa falsa apariencia de un matrimonio que en realidad no es tal.

Las consecuencias de cuanto hemos dicho hasta ahora son muchas, pero para mayor claridad en la exposicin, vamos a destacar tres:

1. El pacto y el vnculo matrimonial son realidades, no simples ceremonias y formalidades.

2. Entre pacto y vnculo existe una justa proporcin. A tal causa, tal efecto: los contrayentes crean lo que en definitiva quieren o desean. Si realmente lo que quieren es el matrimonio (un vnculo de amor indisolublemente fiel y fecundo), deben establecer un pacto matrimonial pleno y completo (la real y efectiva entrega de la conyugalidad). Si pactan otra cosa (una unin indefinida, pero disoluble; una unin no exclusiva, abierta a otras relaciones; una unin cerrada a la procreacin), entonces no producen el vnculo matrimonial, sino otra cosa. Y si, a pesar de la ceremonia, no pactan nada (porque no quieren en absoluto unirse, sino obtener la nacionalidad; o bien han sido coaccionados y no son libres), no producen nada.

3. De lo anterior se deduce que el matrimonio es una realidad con contornos precisos y definidos (no por ninguna autoridad, sino por la naturaleza humana). Por tanto, no todo "s" es pacto matrimonial, ni cualquier relacin entre varn y mujer es matrimonio. Hoy en da se llama demasiadas veces matrimonio o casamiento a realidades que no lo son. Son realidades que merecen respeto, pero que no pueden confundirse ni ser llamadas matrimonio.

A modo de sntesis, podemos decir que el pacto matrimonial es el acto de la voluntad por el que el varn y la mujer se dan y aceptan de manera plena, perpetua y exclusiva como marido y mujer, en todo lo que concierne a esa unin de vida, orientada al bien de los esposos y a la generacin y educacin integral de los hijos. Slo este consentimiento o pacto produce el matrimonio, y nicamente los contrayentes pueden darlo, sin que nadie (la autoridad, la familia, etc.) pueda sustituirles en ese acto personalsimo y decisivo en el que est implicada directamente su libertad. El pacto es un acto de la voluntad, y no puede ser tampoco sustituido por una actitud de hecho del varn y la mujer (por ejemplo, la convivencia).

2. Naturaleza de la unin matrimonial

El pacto conyugal tiene como presupuestos fundamentales,

1. la capacidad o soberana del ser humano de comprometer su vida en un acto personalsimo de libertad y,

2. la potencialidad de la naturaleza humana sexuada, modalizada de manera complementaria, de realizar la unin ms profunda posible entre un varn y una mujer. En el matrimonio, libertad y naturaleza se unen. Ahora bien, la libertad acta segn el orden de la naturaleza, y no crea el contenido del matrimonio.

El vnculo matrimonial, que une jurdicamente a ambos cnyuges, nace del consentimiento mutuo manifestado, es decir de un acto de libertad: pero es un acto de libertad que desencadena un proceso natural que estaba en potencia, la unin en las naturalezas. Ese acto de libertad que es el consentimiento, hace posible que lo que era una ordenacin genrica del hombre a la mujer, una de manera definitiva a un hombre concreto con una mujer concreta en el vnculo matrimonial.

La persona humana es un ser libre, que se autoposee, y que en ejercicio de su libertad, puede donarse, siguiendo una inclinacin natural (inclinatio naturae) propia de la complementariedad sexual: inclinacin que como hemos visto- no es mero instinto, sino inclinacin, lo cual implica tambin a la voluntad y la racionalidad del hombre. Ese entregarse consiste en hacer partcipe y participar en la naturaleza masculina o femenina del otro, producindose una unin en la naturaleza.

Siguiendo al Profesor Hervada diremos que la unidad en la naturaleza consiste en una participacin y comunicacin en la virilidad y la feminidad, en cuya virtud las dos naturalezas quedan relacionadas en su dimensin complementaria, al hacerse coposesores mutuos. Esta unidad, aunque tiene un fundamento ontolgico (el ser personal masculino y femenino), no es, como resulta evidente, ontolgica, en el sentido de que no hay fusin de seres o de naturalezas. Se trata de una unidad de ndole jurdica producida por un vnculo jurdico, en cuya virtud las dos naturalezas, permaneciendo individualmente distintas, quedan unidas por una relacin de justicia (en el sentido clsico del trmino: dar a cada uno lo suyo, ius suum quique tribuere): se deben el uno al otro porque se han hecho el uno del otro (Hervada-Lombarda).Esta unin no la inventan los amantes, sino que la "propone" y la hace realidad la naturaleza, de una manera muy profunda: no es una unin cualquiera, sino una unidad por la que varn y mujer son "una sola carne" (en latn, una caro): esta expresin bblica es el texto antiguo que con mayor sencillez y profundidad ha plasmado la realidad matrimonial. El matrimonio no es una simple relacin sino una comunidad (comn-unidad) constituida por los esposos. Cada uno de ellos deja de ser "varn" o "mujer" para convertirse en "esposo" o "esposa".

As, el matrimonio puede describirse como la comunidad que forman varn y mujer, cuya estructura bsica estriba en una unidad en las naturalezas: dos naturalezas individualizadas y complementarias en lo accidental se integran entre s comunicndose ambas en lo que tienen de distintas, mediante una relacin jurdica que las vincula y en cuya virtud cada cnyuge es copartcipe del otro en la virilidad y en la feminidad (Hervada).Al casarse, los esposos se hacen consortes (con-sortes, los que comparten la misma suerte, el mismo destino). El matrimonio es por eso tambin un proyecto de vida, es una unidad de destinos, de dos historias personales, de dos vidas que se hacen una sola. No hace falta pensar mucho para advertir que de la edificacin autntica o desviada de esa comunidad depende que la vida matrimonial sea una gozosa y enriquecedora convivencia, una mediocre tolerancia mutua, o una losa muy pesada de soportar, cuando no yugo insoportable destinado a la ruptura. La educacin para el matrimonio ha de ser, por tanto, una educacin para el amor, para el respeto, para la convivencia mutua. Los esposos han de edificar su vida matrimonial sobre el cario recproco creciente, cada vez ms hondo, que abarque a la entera persona en sus cualidades y defectos.

Pero el matrimonio es sobre todo y principalmente una comunidad constituida desde el momento del pacto conyugal. Y no debe confundirse con la vida conyugal, que puede ser lograda o no serlo. La felicidad de la vida conyugal depende de los esposos. La existencia del matrimonio ya no depende de ellos desde el momento en que ha surgido el vnculo matrimonial.

3. Ser esposo/a, una identidad personal

Conviene notar que nos estamos refiriendo constantemente al pacto como un acto de "entrega", de "donacin", o a un acto por el que "se hace partcipe" al otro de la naturaleza masculina o femenina. En consecuencia, la unin matrimonial implica una "copertenencia" entre los esposos. El varn puede decir que la mujer "es suya", "es su mujer"; y la mujer puede decir que el varn "es suyo", "es su marido", de manera que ya no son dos, sino una comn unidad en lo conyugal. Al ser de verdad el uno del otro, se deben en justicia el uno al otro. Por eso decimos que les une un vnculo de justicia. De ah la idea multisecular por la que se ha hablado de matrimonio como vnculo jurdico, no porque lo hagan jurdico desde fuera las leyes, sino porque es jurdico en s mismo.

Como decamos hace un momento, al casarse, el varn se convierte en marido y la mujer en esposa. Y qu es eso, sino establecer una nueva identidad? Una identidad que deriva de su personal decisin, de sus propios actos y de su capacidad de adquirirla, no proviene de un hecho externo (de la autoridad, de la sociedad).

Resulta por eso fundamental distinguir entre identidad y rol: el rol hace referencia a un papel o funcin atribuido desde fuera (por la sociedad, por la cultura, por la historia) al sujeto. As ocurre en una representacin teatral, o en una pelcula de cine, en la que cada actor realiza el papel que se le atribuye desde la direccin; el rol no afecta el ser del sujeto desde dentro, sino que le atribuye una funcin a nivel del obrar, del actuar; pero ese actuar no depender del ser (en el sentido de que el obrar sigue al ser), sino de otros factores externos al propio sujeto. La identidad es en cambio el modo de ser del sujeto, que lo que identifica como tal (como dice el propio trmino) segn su naturaleza, y le lleva a actuar de modo consecuente a ese modo de ser. De cuanto hemos dicho con anterioridad, se deduce que ser marido y ser esposa no son roles, sino identidades. Se es marido o mujer y no se hace de marido o de mujer. La estructura familiar est configurada por modos de ser personales: marido-mujer-paternidad-maternidad-filiacin-fraternidad que tienen su origen en el matrimonio.

Lo que podra parecer una cuestin puramente terica tiene suma importancia, y est en directa relacin con lo que se ha estudiado sobre la persona, la teora del gnero y la familia. Cuando se concibe el matrimonio y la familia como un mero producto cultural, y no como algo natural, se reduce la estructura de la familia y las relaciones familiares a simples roles, que dependen del momento histrico, de las costumbres o de las conveniencias o intereses. No es difcil darse cuenta que, desde esta perspectiva, el matrimonio y la familia quedan desligados de la naturaleza de las cosas, mientras lo decisivo es la funcin que se atribuye al sujeto desde fuera: no importa quines sean los sujetos (dos varones o dos mujeres), si hay o no compromiso, si hay o no apertura a la fecundidad, etc. Cuando se pierde toda referencia natural ya no hay un nico modelo de familia (el diseado por la naturaleza), sino que pretende hablarse de "familias", y son tales aquellas agregaciones humanas a las que la ley quiera atribuir los papeles o roles de la estructura familiar.

4. El matrimonio, primera relacin familiar

Si, como acabamos de ver, el vnculo conyugal constituye una nueva identidad en las personas de los esposos (ser-marido-de/ser-esposa-de), podremos afirmar que ste constituye la primera relacin familiar.

La nocin de relacin familiar es central a la hora de comprender qu es lo que constituye en familia a una agregacin humana. Esta nocin se comprende en sentido diverso bajo el influjo de diversas corrientes ideolgicas. Mientras en las sociedades patriarcales la relacin familiar se consideraba estrechamente vinculada a las relaciones de sangre, la cultura postmoderna, empapada de subjetivismo afectivo, parece haber reducido estas relaciones a la fragilidad de los lazos constituidos por un amor sentimental. Parece observarse tras estas posiciones extremas una visin reductiva de la persona y de sus relaciones. La relacin familiar responde a la naturaleza humana, una naturaleza que es racional y libre.

Comnmente se considera que existe propiamente familia desde el nacimiento del primer hijo, constituyendo la relacin paterno y materno-filial la primera relacin familiar. Desde este punto de vista, el parentesco o relacin familiar, tendra un fundamento meramente biolgico. Es preciso superar la visin biologista que sita en la sangre la esencia de la familia y de toda relacin familiar. Las relaciones familiares no son meramente relaciones de sangre, ni relaciones sentimentales, sino tambin y sobre todo como veremos- son relaciones de libertad.

La libertad humana tiene un papel muy importante en la constitucin de las relaciones familiares. Los vnculos familiares son todos ellos! relaciones creadas por la voluntad humana y no slo fruto de los procesos biolgicos. La comprensin exclusivamente biolgica de los lazos familiares es una reduccin antropolgica ajena a la tradicin occidental de raz cristiana. Las identidades familiares no son primaria y esencialmente identidades biolgicas, sino aspectos de las relaciones interpersonales, son relacionales y encierran exigencias de justicia: es decir, piden un determinado tipo de comportamientos. Las identidades familiares por antonomasia son las generadas en el contexto de la comunin conyugal y como desarrollo natural del amor de los esposos.

Conviene a la vez evitar caer en otro extremo: una concepcin del ser humano como libertad que se auto-proyecta, y que acta sin referencia alguna al dato natural. La causalidad propia de la voluntad se produce slo en la medida en la que la voluntad sigue el orden de la naturaleza (es decir, de la recta ratio) y no cuando se aparta o se opone a ella. En otras palabras, se trata de relaciones que no pueden ser creadas por una voluntad dominada por intenciones utilitaristas o individualistas, sino por actos humanos que tienen la misma dimensin o estructura esponsal propia del matrimonio, es decir, actos en los que las personas se entregan a s mismas al tiempo que aceptan la co-identidad de la otra persona.

La libertad acta de manera soberana en la constitucin de la alianza conyugal y en la creacin del vnculo. El vnculo matrimonial no es, como hemos visto, una mera relacin externa, sino que acta e incide en la estructura esencial de la persona, originando un nuevo modo de ser, una nueva identidad en las personas de los esposos. Y es precisamente esta nueva identidad relacional (ser-marido-de/ser-esposa-de), la que constituye en sentido estricto la primera relacin familiar.

La consideracin del carcter familiar del vnculo conyugal impide incurrir en una tentacin de la que no son inmunes muchos y que consiste en una visin puramente subjetiva e individualista del vnculo conyugal. Est muy difundida, en efecto, la expresin relacin interpersonal aplicada al matrimonio. La relacin matrimonial no es una mera relacin interpersonal como puede serlo la que une a dos amigos sino que constituye una concreta y especfica relacin familiar, es decir, forma parte de un entramado extenso que se llama sistema de parentesco y que configura cada sociedad humana desde dentro.

El matrimonio es la "botadura" de la familia (hemos tomado esta grfica expresin de Carreras), no slo como su causa o principio, sino porque "ser cnyuge" constituye la primera relacin de parentesco, es decir la primera relacin familiar y fundamento de las dems, pues es a travs de ella que se despliegan las restantes: la filiacin y la fraternidad (lgicamente, desde una perspectiva personal la primera relacin consiste en la filiacin-(paternidad-maternidad), pues en ella se adquiere la primera identidad personal y familiar. Desde el punto de vista familiar, no obstante, la primera relacin es la relacin matrimonial, porque de ella derivan las restantes (Juan Pablo II, Carta a las familias, n. 7). Los cnyuges son entre s los primeros parientes, desde el mismo momento que intercambian el consentimiento y, en modo especial, cuando lo consuman mediante la primera cpula conyugal en la que se re-conocen recprocamente como cnyuges.

Se trata de una asercin aparentemente novedosa que, como veremos, no slo contribuye a comprender mejor la propia relacin conyugal, sino que es clave para explicar siguiendo la terminologa tradicional- su naturaleza, propiedades y fines.

El punto de partida est en la comprensin del vnculo matrimonial. Los cnyuges no estn unidos exclusivamente por un lazo de naturaleza contractual y jurdica, sino que estn relacionados en los diversos niveles del ser personal fsicos, afectivos y espirituales , y eso es precisamente lo que caracteriza las relaciones familiares. Es ste es el punto clave, porque a travs de l se puede fcilmente superar la visin biologista que sita en la sangre la esencia de la familia y de toda relacin familiar. Si el matrimonio, que se origina esencialmente por un acto de consentimiento, es la primera relacin familiar, entonces tambin las dems relaciones familiares pueden estar libres de la biologa, es decir, pueden existir aunque entre los sujetos no haya vinculacin de naturaleza biolgica. Pinsese, por ejemplo, en la condicin familiar de los hijos adoptados, que ha sido siempre admitida como una relacin familiar. Ms an, precisamente en esta tradicin se admite la posibilidad de una familia en la que ninguno de los miembros estara unido a los dems por lazos biolgicos: as ocurrira, por ejemplo, en el supuesto de que una pareja casada, que por razones legtimas no hubiera consumado la unin a travs la cpula conyugal, hubiera adoptado dos o ms hijos (procedentes de parentelas biolgicas distintas). Estaran presentes las tres relaciones bsicas conyugalidad, filiacin y fraternidad, pero ninguna de ellas constara de la dimensin biolgica. Lgicamente, esta familia no podra ser presentada como modelo, puesto que la dimensin biolgica aunque no sea esencial est presente en los procesos normales de formacin de la familia. El paradigma de familia se encuentra condensado en esta afirmacin: Un hombre y una mujer unidos en matrimonio forman con sus hijos una familia. Esta disposicin es anterior a todo reconocimiento por la autoridad pblica; se impone a ella. Se la considerar como la referencia normal en funcin de la cual deben ser apreciadas las diversas formas de parentesco" (Catecismo de la Iglesia Catlica).

El hombre y la mujer casados se pertenecen recprocamente, se constituyen mutuamente en los primeros parientes y su identidad personal est determinada tambin por la identidad de cnyuge, que es una co-identidad biogrfica. Esta idea es todava pacfica en las restantes relaciones familiares, porque se considera que una vez creada la relacin familiar subsiste con independencia de la voluntad de los sujetos de la relacin. La nocin de ex-familiar ex-padre, ex-hijo, ex-hermana todava no ha encontrado arraigo en occidente, mientras que ha tomado carta de naturaleza la nocin de ex-marido o de ex-mujer, porque se piensa que estas relaciones no alcanzan los niveles ms ntimos de la persona, como hemos explicado ms arriba.

En cierto modo esta conviccin ha estado implcitamente presente en la tradicin occidental. Aunque pueda resultar paradjico, la ligazn entre matrimonio y familia quedaba especialmente reforzada en las uniones conyugales estriles, incapaces de engendrar hijos. En estos casos, la sociedad occidental de raz cristiana- ha sostenido siempre la plena legitimidad y bondad de tales uniones. En efecto, se ha comprendido desde el principio que el matrimonio no es un simple instrumento cultural para asegurar la descendencia, ni tampoco un pretexto para poder establecer la que segn las sociedades patriarcales- sera la relacin verdaderamente importante, es decir, la filiacin por la que el hijo sucedera al padre en su posicin social y familiar. En esto, el cristianismo ha aportado un elemento nuevo a la civilizacin occidental: la principalidad de la unin conyugal. La civilizacin occidental se ha construido as sobre un sistema de parentesco original y sin precedentes, cuyo eje es la unidad de los esposos, los cuales constituyen una caro una sola carne-, expresin bblica que, en trminos culturalmente ms modernos, podra traducirse as: los esposos son los primeros parientes, la primera unidad familiar: el matrimonio es ya familia (Carreras).

5. Propiedades del vnculo matrimonial

En el lejano siglo IV, Agustn de Hipona dej un bello y profundo legado a la doctrina sobre el matrimonio, al atribuirle tres razones de bondad (los llamados tria bona): el bien de los hijos, el bien de la fidelidad, y el bien de la indisolubilidad. Ms tarde, los autores medievales, en una elaboracin ms acadmica, prefirieron hablar de fines (mutua ayuda y generacin y educacin de los hijos) y de propiedades esenciales del vnculo matrimonial (unidad e indisolubilidad). En todo caso, ambas conceptualizaciones aportan elementos de inters en la comprensin de la realidad matrimonial.

Las propiedades son aquellas caractersticas que acompaan necesariamente a la esencia de una realidad, sin identificarse con ella. La esencia del matrimonio son los cnyuges en cuanto unidos vinculados- en sus naturalezas masculina y femenina. Las propiedades son las caractersticas que acompaan al vnculo matrimonial: la unidad y la indisolubilidad. Toda unin matrimonial, para ser autntica, ha de ser una e indisoluble.

Con demasiada frecuencia, sin embargo, se habla de estas "propiedades" como si fueran caractersticas del matrimonio atribuidas arbitrariamente y desde fuera al mismo; como si fueran leyes extrnsecas y ajenas a la unin matrimonial. Se piensa a menudo que la indisolubilidad es una norma que se ha impuesto durante siglos al matrimonio, y de la que ste se ha liberado en la modernidad.

Pero son la unidad y la indisolubilidad leyes extrnsecas al matrimonio? Unidad e indisolubilidad son los modos de unir propios del vnculo matrimonial. Son propiedades del vnculo precisamente llamadas esenciales no slo porque acompaan a la esencia del matrimonio, sino porque emanan de ella. Como hemos visto, el vnculo surge de la donacin interpersonal, total e incondicionada del varn y de la mujer, donacin que responde a las ms ntimas aspiraciones del ser humano. Las propiedades son una exigencia, tanto de la dignidad de la persona que realiza tan maravilloso acto de donacin, como de la autenticidad de tal acto de entrega.

Cuando se da y se acepta la persona del otro el otro como persona, fin en s mismo, y por tanto no instrumentalizable- la exigencia de la perpetuidad es profundamente congruente con la verdad del don. No existe una verdadera autodonacin en la que sta no sea irrevocable: poner in lmite temporal a la donacin equivale, en efecto, a no darse enteramente. En cuanto es la persona misma la que se entrega, es su dignidad la que exige que el don sea irreversible (la persona es fin, no medio, no instrumento). Con palabras de un conocido texto de Juan Pablo II se podra decir que si la persona se reservase algo o la posibilidad de decidir de otra manera en orden al futuro, ya no se donara totalmente.Por otra parte, si a travs del consentimiento se crea una nueva identidad personal (la de cnyuge), tal identidad (relacional) es incancelable mientras viva el otro. La indisolubilidad aparece as radicada en la realidad de la total donacin interpersonal que realizan los cnyuges en el matrimonio.

La unidad del vnculo hace referencia a la exclusividad del don. El yo es indivisible e irrepetible, y no puede donarse simultneamente a varias personas: la donacin personal al otro es excluyente por naturaleza, y reclama por tanto una relacin exclusiva. Todos estamos de acuerdo en admitir que la poligamia o la poliandria son fenmenos que contradicen la dignidad de la persona, que la rebajan a nivel de objeto de uso y disfrute; ninguna legislacin occidental admite tales prcticas. Pero tambin contradice la exclusividad quien, en el momento de contraer matrimonio, se reserva el derecho a mantener relaciones con una tercera persona, porque en ese caso no se verificara un autntico y total don de la propia conyugalidad.

Unidad e indisolubilidad, distinguindose conceptualmente, estn en estrecha relacin y podran considerarse como dos caras de la misma moneda en cuanto la indisolubilidad es la plenitud biogrfica de la unidad.

En definitiva, hemos visto cmo las propiedades del matrimonio tienen una justificacin interna, en cuanto exigencias intrnsecas de la autenticidad de la donacin a la que conduce el verdadero amor conyugal. El amor conyugal, en efecto, no se compagina con la temporalidad ni con la mediocridad. Cuando un Estado aprueba la posibilidad del divorcio, est introduciendo una contradiccin interna en la institucin del matrimonio, que deja de ser una realidad natural para convertirse en una formalidad legal que la autoridad puede manejar a su antojo. Es una experiencia tristemente demostrada que el divorcio es el primer paso para otras manipulaciones que terminan por destruir completamente la idea de matrimonio.

6. Los fines del matrimonio

Del mismo modo que las propiedades del vnculo (unidad e indisolubilidad), tambin la ordenacin a los fines naturales del matrimonio -el bien de los esposos y la generacin y educacin de la prole- estn intrnsecamente presente en la verdad de la donacin conyugal. Los fines del matrimonio estn tambin en directa relacin con el amor conyugal y en consecuencia con el matrimonio- como su ordenacin interna o su obrar finalizado. El amor, adems de virtus unitiva (fuerza de unin) es virtus operativa (impulso operativo), se manifiesta necesariamente en obras. La lengua castellana ha plasmado esta realidad en el conocido refrn "obras son amores y no buenas razones".

La mutua ayuda de los esposos como fin del matrimonio, no es ms que uno de los impulsos operativos del amor conyugal. El amor conyugal es amor personal, de persona a persona, que comporta la consideracin del otro como fin en s mismo, como bien, nunca como un medio, como objeto de goce o de uso. Por la donacin propia del amor conyugal, cada uno de los cnyuges es "un bien" del y para el otro cnyuge.

Por otra parte, el amor conyugal tiene por objeto al otro en cuanto persona humana modalizada sexualmente como varn o mujer. Pues bien, la potencial paternidad o maternidad es una dimensin esencial de la estructura personal masculina y femenina. No se puede querer verdaderamente al otro como varn o como mujer sin quererle como potencial padre o madre de sus hijos. El amor conyugal que se centrara en el amor mutuo excluyendo la potencial paternidad o maternidad, sera un amor incompleto y egosta: no sera, en definitiva, amor conyugal.

Los fines del matrimonio se inscriben en el ser mismo del amor propiamente conyugal y no son de ningn modo leyes extrnsecas a l, impuestas de modo arbitrario por las leyes de la Iglesia o por cualquier autoridad; no son deberes sobreaadidos al amor conyugal y distintos o extraos al amor; tampoco son meras elecciones que pueden realizar los cnyuges para obtener un matrimonio "ms logrado", ms acabado o perfecto. Hay verdadera donacin conyugal, autntico matrimonio, en la medida en que esa donacin sea una completa aceptacin del otro como bien (en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en la prosperidad o en la adversidad) y en la totalidad de su ser masculino o femenino y, por tanto, incluyendo su potencial capacidad de ser padre o madre.

Decamos al inicio que la propuesta agustiniana de los bienes del matrimonio aporta a la explicacin escolstica nuevos elementos de comprensin. En efecto, no slo basta darse cuenta de que el vnculo matrimonial es necesariamente exclusivo e indisoluble, sino que la consideracin de su bondad ayuda a atribuirle todo su significado y alcance. La unidad, la indisolubilidad, la fecundidad son bienes del matrimonio, valores positivos que expresan las perfeccin del matrimonio. Son adems bienes, porque benefician: en primer lugar a los esposos y a la familia, pero tambin a la sociedad. Por ejemplo, el valor de la indisolubilidad beneficia a los esposos, porque debe ayudar a fortalecer el amor, a hacerlo ms firme en la adversidad; beneficia a los hijos porque favorece la creacin de un ambiente de amor estable, donde nacen, crecen y desarrollan una personalidad equilibrada los hijos; beneficia a la sociedad, porque genera la estabilidad en las familias; y una familia fuerte y estable disminuye la conflictividad social (las cifras hablan por s solas).

Desear una unin permanente, exclusiva y fecunda es algo profundamente natural, es el cauce por el que discurre y se consolida el amor conyugal normalmente constituido. Los bienes del matrimonio, lejos de constituir lmites a la libertad o al desarrollo personal de los cnyuges, son valores a travs de los cuales el amor(fuerza que inclina a la donacin esponsal)encuentra su ms perfecta y acabada realizacin.

Bibliografa complementariaCarreras, J., Las bodas: sexo, fiesta y derecho, 2 ed. corregida y aumentada, Madrid 1998.Carreras, J., La emergencia de la familia, Rialp, Madrid 2006.Hervada, J. Dilogos sobre el amor y el matrimonio, 4 ed., Pamplona 2007.

Viladrich, P.J., El pacto conyugal, Madrid 2002.Viladrich, P.J, El modelo antropolgico del matrimonio, Rialp, Madrid 2001.PAGE 14