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Revista de Ciencias Sociales (RCS) Vol. IX, No. 1, Enero - Abril 2003, pp. 155-170 FACES - LUZ ISSN 1315-9518 Psicología y economía, un pionero: Thorstein Veblen (La Teoría de la Clase Ociosa) Rodríguez Kauth, Angel* Parra, Pamela** Resumen Los autores intentan la recuperación de la memoria histórica de T. Veblen, a partir de sus aportes desde la economía a la psicología, de hace algo más de un siglo. Sin duda que la figura de Veblen fue pionera en este quehacer, que necesario es decirlo, ha tenido escasa difusión en el mun- do académico mirada desde una perspectiva que vaya algo más allá de la “psicología del sentido co- mún” para los hombres de negocios y las finanzas. El propósito de los autores es, básicamente, ha- cer un recorrido sobre la que quizás sea la obra de más vasto alcance intelectual de Veblen: La teoría de la Clase Ociosa. Palabras clave: Psicología, economía, Thorstein Veblen, teoría de la clase ociosa. A Pioneer in Psychology and Economy: Thorstein Veblen (The theory of the Idle Class) Abstract The authors attempt to recover the historic memory of T. Veblen, based on his contributions in the fields of economics and psychology, more than a century ago. Without doubt Veblen was a pioneer in this area, and it is necessary to say, he his ideas have had little diffusion in the academic world from a perspective beyond that of “common sense psychology” for businessmen and financiers. The purpose of the authors is to review what is possibly Veblen’s work of greatest intellectual impact: the theory of the idle class. Key words: Psychology, economics, Thorstein Veblen, theory of the idle class. 155 Recibido: 02-11-16. Aceptado: 03-02-05 * Profesor Titular de Psicología Social y Director del Proyecto de Investigación “Psicología Política” en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nac. de San Luis, Argentina. ** Alumna Becaria del Proyecto Psicología Política.

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  • Revista de Ciencias Sociales (RCS)Vol. IX, No. 1, Enero - Abril 2003, pp. 155-170

    FACES - LUZ ISSN 1315-9518

    Psicologa y economa, un pionero:Thorstein Veblen (La Teora de la Clase Ociosa)

    Rodrguez Kauth, Angel*Parra, Pamela**

    ResumenLos autores intentan la recuperacin de la memoria histrica de T. Veblen, a partir de sus

    aportes desde la economa a la psicologa, de hace algo ms de un siglo. Sin duda que la figura deVeblen fue pionera en este quehacer, que necesario es decirlo, ha tenido escasa difusin en el mun

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    do acadmico mirada desde una perspectiva que vaya algo ms all de la psicologa del sentido co-

    mn para los hombres de negocios y las finanzas. El propsito de los autores es, bsicamente, ha-

    cer un recorrido sobre la que quizs sea la obra de ms vasto alcance intelectual de Veblen: La teorade la Clase Ociosa.Palabras clave: Psicologa, economa, Thorstein Veblen, teora de la clase ociosa.

    A Pioneer in Psychology and Economy:Thorstein Veblen (The theory of the Idle Class)Abstract

    The authors attempt to recover the historic memory of T. Veblen, based on his contributionsin the fields of economics and psychology, more than a century ago. Without doubt Veblen was apioneer in this area, and it is necessary to say, he his ideas have had little diffusion in the academicworld from a perspective beyond that of common sense psychology for businessmen andfinanciers. The purpose of the authors is to review what is possibly Veblens work of greatestintellectual impact: the theory of the idle class.Key words: Psychology, economics, Thorstein Veblen, theory of the idle class.

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    Recibido: 02-11-16. Aceptado: 03-02-05

    * Profesor Titular de Psicologa Social y Director del Proyecto de Investigacin Psicologa Poltica en laFacultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nac. de San Luis, Argentina.

    ** Alumna Becaria del Proyecto Psicologa Poltica.

  • En el presente escrito los autores harnel intento de recuperar -en la medida de sus li

    -

    mitadas posibilidades- el pensamiento de unode los ms eminentes socilogos (1) produci

    -

    dos en el espacio de la academia norteameri-

    cana. Particularmente nos hemos de ocupar desus desarrollos y consideraciones acerca de loque l llam la Clase Ociosa (2) objeto de an

    -

    lisis que Veblen tuvo la astucia y -porqu no-el genio de no solamente observar atentamen

    -

    te -fenmeno que seguramente muchos otrospensadores tambin deben haber visto- sino,fundamentalmente, la de describir y sistemati

    -

    zar una teora alrededor de una formacin declase tan singular, como es la que representaa los sectores ms notables y destacados de lasburguesas y de las oligarquas existentes en lacontemporaneidad de su tierra natal y del restodel mundo. De esta obra de Veblen, Jorge L.Borges, que solamente era un literato brillan

    -

    te, dijo que la consideraba una stira, agregan-

    do Por lo dems, basta mirar de cerca unasociedad para saber que no es Utopa y que sudescripcin imparcial corre el albur de lindarcon la stira (Veblen, 1985).

    Thorstein B. Veblen (1857-1929) erahijo de inmigrantes noruegos y desde la nieztuvo dificultades para adaptarse a la doble vi

    -

    sin que le proporcionaban sus ancestros y lade sus compaeros, habindose encontrado endesventaja respecto a estos ltimos en el usodel idioma ingls. Posiblemente, fue esta si

    -

    tuacin de marginalidad en la que tuvo lugarsu crianza lo que funcion como uno de los in

    -

    centivos principales que tuvo para tomar dis-

    tancias crecientes respecto a la estructuracinsocial vigente. Los finales vigesimonnicosfueron una poca de alta agitacin social y po

    -

    ltica, tambin en los Estados Unidos, no vin-

    dose Veblen afuera de tales conflictos. En suformacin intelectual -y porqu no tambinemocional- recibi la influencia de los diri

    -

    gentes sindicales de entonces, interesndonosparticularmente destacar la de aquel literatoque fue U. Sinclair (1906), el cual marc rum

    -

    bos con sus escritos de apasionado contenidosocial denunciando la explotacin de la claseobrera y los abusos del sistema industrial.

    Asimismo, ya en un plano ms acad-

    mico, cabe hacer notar la triple influencia querecibi desde el anarquismo utpico, el mar

    -

    xismo y el evolucionismo darwiniano. Aun-

    que merece hacerse notar que en momento al-

    guno Veblen fue un recipiendario pasivo desus lecturas, por el contrario, las mismas fue

    -

    ron hechas con un profundo sentido crtico,para as amalgamarlas con una penetracinoriginalmente suya. La vena darwinista reci

    -

    bida por Veblen estuvo referida al escaso con-

    trol que tienen los individuos sobre los proce-

    sos de cambio social. Esto le permiti saltearel exceso de importancia que el racionalismoimperante -marxistas y economistas clsicos-adjudicaba a los procesos racionales en latoma de decisiones. Al mismo tiempo recha

    -

    zaba otros planteamientos del darwinismo so-

    cial -tales como la seleccin natural y la super-

    vivencia de los individuos ms aptos- por con-

    siderarlos como tendientes a mantener y am-

    pliar la injerencia de los valores propios de lacultura capitalista.

    Sin embargo, es posible encontrar enVeblen una fuerte influencia del anarquismoutpico, sobre todo en lo que se refiere a la id

    -

    lica visin del estado salvaje prehistrico,dnde no existan las jerarquas de clase socialni los Estados autoritarios ni, mucho menos,las guerras. Esta concepcin paradisaca de laprehistoria la tom Veblen de algunos estu

    -

    dios antropolgicos a la usanza de la poca y apartir de una libre interpretacin que hizo detales informes, como as tambin de otros denaturaleza arqueolgica. Sin proponrselo,Veblen coincida -no explcitamente- con J.

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  • Rousseau, cuando sealaba que los productosde la actividad humana en sociedad -como sonlas instituciones- son malos (3) en tanto quelos instintos propios de los humanos son bue

    -

    nos. Por otra parte, respecto a la tercera in-

    fluencia sealada -el marxismo- debe anotar-

    se que algunas ideas de Veblen eran muy se-

    mejantes -en contenido- a las del propio Marx,en cuanto para ambos la triloga conformadapor las instituciones econmicas, las clasessociales y las formas de la propiedad tienenuna influencia notable en los procesos de cam

    -

    bio socio-histrico. Tambin coincidan enconsiderar al Estado moderno como confor

    -

    mado por un comit ejecutivo de hombres denegocios, coincidiendo en su desprecio porel militarismo y la guerra.

    Desde el punto de vista psicolgico,Veblen se manejaba con rudimentos elemen

    -

    tales de psicologa, dndole preeminencia alos instintos y a los hbitos, aunque -quizsdesconociendo la reciente obra desarrolladapor Freud- es curioso que no deje de nombrara la horda, a la que sin caracterizar de pri

    -

    mitiva como haca Freud (1913), Veblen leadjudica caractersticas de tal. Pese a eso, nopuede dejar de considerarse a su sagacidad deobservador y crtico analtico -siempre mor

    -

    daz en sus juicios- como uno de los iniciado-

    res de la psicologa econmica, sobre todo enlo que se refiere a los anlisis -producto de laobservacin- que realiz acerca de las formasde consumo y, particularmente, del conspicuou ostentoso.

    Sin duda alguna que su texto La Teorade la Clase Ociosa es, quizs, el que mayor di

    -

    fusin e influencia -para la posteridad- ha te-

    nido en el pblico acadmico; en l se desarro-

    lla la particular interpretacin del autor acercadel origen, desenvolvimiento y mantenimien

    -

    to de las instituciones sociales, hecho que se-

    gn Veblen se produjo al amparo de las fuer-

    zas econmicas dominantes de cada momentosocio-histrico. Este fue su primer libro y elnico que alcanz fama en vida de Veblen.Quizs, el trmino que se haya popularizadoms desde la aparicin de esta obra, fue el deconsumo ostentoso , utilizado como smboloque sirve de fiel reflejo de la competencia en

    -

    tre los individuos por alcanzar las metas de al-

    tas jerarquas en el sistema de estratificacinsocial.

    Para Veblen la clase ociosa -comocreacin humana a partir de una institucin-ha tenido un surgimiento gradual, el cual fueocurriendo durante el perodo de la transicindel originario salvajismo primitivo a lo que ldenomina la barbarie (4). Dicha clase en

    -

    cuentra su mximo desarrollo y expresin enlos estadios superiores de la ms moderna cul

    -

    tura brbara -la de su contemporaneidad ytambin, porqu no, la nuestra- tiempo en quese produce la transicin de hbitos en el estilode vida que podan ser caracterizados -paraese primer momento de la estancia del hombresobre la tierra- de pacficos, buclicos (5), ensu pasaje a una costumbre social de tipo beli

    -

    cosa. Es en ese trnsito de un estadio a otrodnde se puede comenzar a intuir la distincinque va a surgir entre las diferentes clases so

    -

    ciales y las tareas a que cada una de stas estasociada en el sistema sociolgico estamental.La regla de oro, est en que los miembros delas clases superiores -los que mandan- no rea

    -

    lizan tareas manuales o de produccin de cual-

    quier tipo de bienes.En su obra de mayor divulgacin y que

    lo hizo famoso, Veblen (1898) fij las si-

    guientes condiciones presentadas como nece-

    sarias para que en la historia de los pueblostenga lugar la aparicin de una clase ociosa.Ellas, sintticamente, pueden ser presentadasde la siguiente manera:

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  • 1. La comunidad de que se trate debe tenerhbitos de vida de caractersticas depre

    -

    dadoras -caza y guerra, esta ltima comouna forma de proteger los cotos de caza(6) los individuos pertenecientes a las cla

    -

    ses ociosas tienen que estar habituados -atravs de la educacin recibida- para infli-gir daos -a otros individuos de su espe

    -

    cie, o a cualquier manifestacin de la na-

    turaleza- mediante el uso de la fuerza ymerced a la utilizacin de cada vez mssofisticadas estratagemas.

    2. Asimismo, en el medio ambiente que losrodea tienen que existir buenas y segurasposibilidades de conseguir medios desubsistencia suficientemente grandescomo para la mayora de los miembros desa comunidad -dentro del espacio fsicoque ofrece el hbitat natural- para as per

    -

    mitir que una parte considerable de lamisma pueda estar eximida de dedicarse ala realizacin de los trabajos rutinarios ymanuales.

    La clase ociosa comprendi -en los pri-

    meros tiempos del pasaje de los estadios n-

    mades a los sedentarios- a los estamentos con-

    formados por guerreros y sacerdotes (7). Deall, las ocupaciones de estos pasaran a ser,fundamentalmente, el gobierno (8) la guerra,los rituales religiosos y la prctica de depor

    -

    tes. Estas eran tareas dignas a las que puedenser clasificadas -en el lenguaje, siempre irni

    -

    co y mordaz, de Veblen- como hazaas; a lapar que resultaban indignas, las ocupacionespropias del quehacer cotidiano, todo lo cual seconstituye en la base de una distincin de tipopersonal-social, en los trminos jerrquicosde superioridad e inferioridad de posicin declase social, tanto de pertenencia como de re

    -

    ferencia (Merton, 1964), a la par que todo estoconlleva la atribucin de caractersticas parti

    -

    culares de tipo intelectual a quines se encon-

    traban ubicados en tales posiciones de status,-en funcin de los roles o papeles desempea

    -

    dos- ya sean los mismos adscriptos o adquiri-

    dos.Al haber hecho referencia a la hazaa,

    no podemos dejar de actualizar algunos de losdichos de Veblen para leerlos con la presenta

    -

    cin y caracteres con que se ofrecen al analistacontemporneo. La hazaa fue la conse

    -

    cuencia de las actividades de rapia que loshombres debieron emprender cuando choca

    -

    ron con las limitaciones ambientales para po-

    der lograr el sustento o la seguridad. As, lacaza y la lucha se fueron convirtiendo paulati

    -

    namente en las ocupaciones principales de losvarones, con el exclusivo fin de proteger losdos intereses sealados anteriormente. Desdeuna lectura psicolgica, puede leerse comouna sublimacin social a la prohibicin -porparte de la civilizacin- de las formas mscrueles de lucha en la vida cotidiana a partir dela creacin de nuevas instituciones sociales,tales como, por ejemplo, el servicio militar -endonde los militares de carrera se rodean conlujosas pompas y entorchados que se exhibenen intiles desfiles- y, ms tarde, con la prcti

    -

    ca de deportes riesgosos y de algunos juegos.Ejemplo de lo anterior puede encon

    -

    trarse en el origen de la mayora de los depor-

    tes, los cuales fueron de carcter violento. Laprctica del ftbol fue -y contina siendo,pese a las reglamentaciones- un juego violen

    -

    to, el que se manifiesta de manera notoria fun-

    damentalmente entre los espectadores del jue-

    go. El boxeo representa, quizs, la expresinms notoria de la violencia y, sobre l, no valela pena ni el esfuerzo de hacer mayores co

    -

    mentarios. Otro tanto ocurra con los deportesecuestres, tan comunes en el pasado, que te

    -

    nan la cualidad de destacar las capacidadescaballerescas de los varones. A ellos debe su

    -

    mrsele, en el ltimo siglo la prctica del auto-

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  • movilismo de competicin, que ha puesto alservicio de la muerte y la desgracia humanauna tecnologa que fue pensada para acortarlas distancias entre un punto y otro.

    Segn los dichos de Veblen, las carac-

    tersticas que se reconocen como de tipo so-

    bresalientes y decisivas -para adscribir unaposicin de clase social a alguien o un grupo-de una variada gama de actividades, o de unaclase social en un estadio de cultura particular,no conservar la misma importancia relativaen los estadios subsiguientes, sino que necesa

    -

    riamente se han de producir cambios gradua-

    les en los criterios a tener en cuenta para laconsideracin de evaluacin que haga lagente (Marn, 1993) al respecto .

    De tal forma, por ejemplo la caza queoriginariamente tuvo un sentido depredador,con el tiempo se ha ido sofisticando y deriven prcticas socializadas como pueden ser lapropia caza y el tiro al blanco. Dice Veblenque Cuando la comunidad sale de la verda-dera vida de caza, sta se diferencia en dos as-pectos distintos. Por un lado, es un comercioejercido, principalmente, con fines lucrati-vos, de los que el elemento de hazaa estvirtualmente ausente. Y de otro, la caza estambin un deporte, un ejercicio del simpleimpulso de rapia. As, pues, no proporcionaun incentivo econmico apreciable pero con-tiene, en ms o en menos cantidad, un elemen-to evidente de hazaa. De tal manera, cuando... la industria ha avanzado hasta el puntoque la comunidad no depende ya para su sub-sistencia de la caza ni de ninguna otra formade actividad que pueda ser calificada justa-mente de hazaa. Desde este momento el ras-go caracterstico de la vida de la clase ociosaes una exencin ostensible de toda tarea til.

    El tiro -deporte derivado de la caza- noslo se prctica con armas de fuego sino que

    ha recuperado en su quehacer el uso de armasprimitivas, como la ballesta y el arco y la fle

    -

    cha. Otro tanto ocurre con algunas actividadesatlticas, como las de lanzamiento, en parti

    -

    cular de la jabalina y del disco. Sin embargo,en la actualidad son las actividades deportivasdnde el individuo puede demostrar su domi

    -

    nio sobre otros -animales o elementos mec-

    nicos- como pueden ser los deportes de a ca-

    ballo o automovilsticos los que mejor refle-

    jan la posicin de clase de algunos de sus habi-

    tes. Esto que sealamos vale tanto para laprctica propiamente dicha de tales deportes,como para la consagracin de ste como es

    -

    pectculo. Aunque vale reiterar que, como ta-

    les, los mismos se han masificado y, en tantoespectculo, ya no sirven para distinguir a losmiembros de una clase social superior de otrainferior, salvo en el caso especfico de algunosdeportes que todava conservan la calidad deexquisitos y cuya prctica o expectacinpuede diferenciar a los miembros de las dife

    -

    rentes clases.Otro de los juegos que no podemos

    pasar por alto es el de la guerra (9) qu, sin du-

    das, no es un juego, pero que es tomado comotal por los sectores militares de la aristocraciay las burguesas gobernantes. Hacer la guerraera un placer dionisaco para los aristcratasque con eso lograban los favores del pueblollano que se entusiasmaba con sus llamados ala defensa del honor nacional y del territo

    -

    rio, aunque la campaa a la que se convocabano fuese otra cosa que una guerra de conquistaimperial. Este entusiasmo del pueblo signifi

    -

    caba la emergencia de los arcaicos instintosde combate.

    En la organizacin social primitiva, lasactividades del grupo social tendan a separar

    -

    se en dos categoras que, en trminos moder-

    nos, podran ser traducidas como hazaa e in-

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  • dustria. La denominacin de hazaa -por par-

    te de Veblen- corresponde al papel que de-

    sempea el varn -como sujeto fsicamentems fuerte, ms robusto- a la vez que ms ca

    -

    paz de ejercer una tensin violenta y repenti-

    na; asimismo -en la opinin de Veblen- el ma-

    cho est ms fcilmente inclinado a la autoa-

    firmacin, a la emulacin activa y a las con-

    ductas agresivas. En cambio, el quehacer de laindustria representa un esfuerzo encaminadoa crear una cosa nueva, un objeto original, elcual tiene una finalidad novedosa que le vienedada por la mano moldeadora -oposicin delpulgar en relacin con los otros dedos de lamano, hecho que aparece en el proceso de ho

    -

    minizacin- de quien la efecta empleandomaterial pasivo o materia bruta, producto dehaberla extrado de la naturaleza. En este sen

    -

    tido debe considerarse el papel que representala hazaa, en cuanto es capaz de producir unresultado que es til para el agente, se trata en

    -

    tonces de la conversin hacia los propios finesdel actor social, que no necesariamente han depertenecer al orden de lo material.

    Aquellas ocupaciones clasificadas so-

    cialmente como proezas -hazaas en la termi-

    nologa vebliana- son dignas, honorables ynobles, por lo que merecen ser ejecutadas porlos individuos que tienen a su cargo las activi

    -

    dades del gobierno y de la guerra dentro delmbito de la comunidad que as lo pact pre

    -

    viamente con ellos (Hobbes, 1651); en tantoque aquellas actividades que no contienen loselementos de proeza sealados, de hazaas,como aquellos otros quehaceres que llevanimplcito en s mismos la condicin de la ser

    -

    vidumbre y la sumisin, son considerados in-

    dignos, degradantes y a la par que innoblespara ser actuadas por los hombres de honor,que son los que gobiernan.

    El tema recurrente acerca del honorpor parte de Veblen nos obliga a realizar algu

    -

    nas reflexiones al respecto. Segn Pitt-Rivers(1999), Originalmente la palabra honor (dellatn honos) designaba una divinidad que re

    -

    presentaba el coraje de la guerra. Posterior-

    mente signific la concesin de tierras mere-

    cidas por la victoria, y luego esta base mate-

    rial sirvi para la elaboracin de un conceptomoral de extrema complejidad, por no decirambigedad. El concepto de honor es suma

    -

    mente ambiguo en ciencias sociales debido asus mltiples acepciones, que han provocadoms muertes que la peste, ya que el honor,pese a su multivocidad, es simultneamenteun hecho social objetivo a la par que un senti

    -

    miento de profunda subjetividad.Curiosamente, el honor no es una cuali

    -

    dad exigida a todos por igual en una comuni-

    dad; as, las mujeres no deben lavar su honorcon sangre batindose a duelo por una dispu

    -

    ta marital, mientras que los siervos pueden serofendidos por quienes ocupan un status supe

    -

    rior al de ellos, sin que esto pueda leerse comouna ofensa a su honor. Y esto es as porque elhonor es un bien que se puede comprar. Esverdad, no est en venta en los negocios, perose adquiere a travs de la intermediacin debienes y se lo mantiene merced a conductas,tal como tan bien lo describe Veblen.

    En la lectura de la extensa obra de Ve-

    blen, l apunta que por una necesidad selecti-

    va el hombre es un agente que permanente-

    mente est buscando, en cada uno de los actosque realiza, la coronacin de algn fin concre

    -

    to, objetivo e impersonal. Esto explica quesienta gusto y placer por realizar el trabajo demanera eficaz y productiva, simultneamenteque sienta disgusto por el esfuerzo ftil, intil.A esta manera de actividad, o de propensintendencial para el trabajo, es a la cual Veblendenomina con el nombre de instinto del tra

    -

    bajo eficaz (10).

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    Psicologa y economa, un pionero: Thorstein Veblen (La Teora de la Clase Ociosa)Rodrguez Kauth, Angel y Parra, Pamela __________________________________________

  • Nuestro autor observa que durante ellargo proceso en que tiene lugar la evolucincultural de la humanidad, la aparicin de unaclase ociosa coincide con el comienzo del sen

    -

    tido que se atribuye a la propiedad privada. Laprimera forma de propiedad que l encuentraen sus estudios, es la propiedad que tienen losmachos sobre las mujeres, las cuales son to

    -

    madas como un objeto propio y que son dis-

    frutadas por los hombres fsicamente aptosque habitan en la comunidad de que se trate.Este concepto inicial de propiedad ms tardees extendido a todos aquellos productos queemergen de su industrializacin y, de esta ma

    -

    nera, es que surge la propiedad sobre los obje-

    tos materiales, la cual es aadida y extendida ala concepcin ya existente de propiedad sobrelas personas, tal el caso de las mujeres y de loque ms tarde sera la institucin del esclavis

    -

    mo. La propiedad sobre las mujeres aparececomo una derivacin de la cultura brbara porla aprehensin de cautivas que pareciera serque eran utilizadas como trofeos. Esta es unaforma ms de poner en evidencia la capacidadque tienen los hombres afortunados paragenerar -y as exhibir- sus proezas.

    Veblen consideraba que dondequieraque existiese instalada la institucin de la pro

    -

    piedad privada, el proceso econmico presen-

    tara como caracterstica distintiva y especialla lucha entre los hombres -a veces encarniza

    -

    da- por la posesin de los bienes escasos. Laeficacia industrial es llevada a un punto tal queles permite -a los que intervienen en tal proce

    -

    so- ... conseguir algo ms que los medios m-

    nimos de subsistencia disponibles origina-

    riamente como propsito de consecucin delquehacer en cuestin.

    Suele sostenerse convencionalmente-desde una lectura meramente economtrica-que el fin ltimo de la adquisicin y la acumu

    -

    lacin de propiedades es el consumo de aque-

    llos bienes que han sido acumulados. Sin em-

    bargo, el propio Veblen -que luego fue am-

    pliado, aunque sin tener mayormente en cuen-

    ta sus contribuciones, por la moderna psicolo-

    ga y sociologa- observ que existe otro m-

    vil -muchas veces oculto para los actores so-

    ciales- en la propia raz de la institucin de lapropiedad privada, cual es el afn por la emu

    -

    lacin (11), la ... que ofrece el incentivo delque deriva invariablemente la acumulacin.El mvil que hay en la raz de la propiedad esla emulacin. De tal manera, la posesin deriquezas materiales y de bienes simblicos,confiere honores especiales a sus detentores yas se puede convertir en una distincin valo

    -

    rativa que sirve para otorgar una mayor pre-

    eminencia dentro de la escala de estratifica-

    cin social vigente a quienes las poseen.Es preciso sealar que Veblen hizo un

    valioso aporte psicosociolgico a la compren-

    sin del fenmeno social del consumo, comohecho individual y de masas, aunque dichotratamiento qued restringido solamente alespacio del consumo ostentoso, que era suprincipal preocupacin. Nuestro autor nadadijo acerca de la prctica consumista comouna forma de tapar agujeros ante la presen

    -

    cia de faltas de orden psicolgico. Y malpoda haberlo hecho, ya que l no era psiclo

    -

    go de profesin y poco saba al respecto nitampoco le interesaba este hecho en paticular.Pero, sus notables aportes psicosociales alconsumo ostentoso fueron ms que suficien

    -

    tes como para que la ciencia psicolgica le es-

    tuviera en deuda y se vea obligada a estudiar-una y otra vez- sus valiosos aportes con ma

    -

    yor detenimiento que el que se le ha prestadohasta la fecha que, sin dudas, han sido escasosy pobres.

    Asimismo, Veblen observ que en elespacio de una organizacin comunitaria,dnde la mayor parte de los bienes son de pro

    -

    161

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  • piedad privada, la necesidad de ganarse lavida -el sustento cotidiano- resulta ser un in

    -

    centivo poderoso y omnipresente para losmiembros ms pobres que habitan en ella. Ati

    -

    nadamente lleg a afirmar, sin necesidad deaparecer como un terico marxista, que la pro

    -

    piedad privada naci, se desarroll y lleg aser una institucin humana y social por moti

    -

    vos ajenos a la subsistencia, que no guardanrelacin alguna con los mnimos necesariospara vivir adecuadamente. Entonces llega aconcluir que el incentivo dominante de loshombres fue, desde el principio, la especialdistincin valorativa que se le atribuye a quie

    -

    nes poseen la propiedad privada, lo que vieneunido a la posesin y exhibicin de la riqueza.

    La fase inicial del proceso de la propie-

    dad -caracterizada por una fase de adquisicinmediante la aprehensin de bienes y la poste

    -

    rior conversin de los mismos, hechos de unamanera casi ingenua, de aquellos bienesaprehendidos por la fuerza a la naturaleza, o aotros agrupamientos humanos- comienza atransitar el camino hacia el estadio subsi

    -

    guiente. Esto sucede a partir de una organiza-

    cin incipiente de las actividades de la indus-

    tria y se hace sobre la base de la propiedad pri-

    vada merced a la utilizacin de una nueva ins-

    titucin, cual es la de la esclavitud, hasta quede esa manera llega a convertirse en una co

    -

    munidad industrial ms o menos autosuficien-

    te para el logro de sus necesidades. En estepunto es que la tenencia de posesiones co

    -

    mienza a ser valorada por los otros y terminanpor convertirse en una prueba ms de la prepo

    -

    tencia con que se manifiesta el poseedor deesos bienes sobre otros individuos de la mis

    -

    ma comunidad, e incluso, tambin de otrasagrupaciones sociales.

    Es en este lugar del anlisis que la pro-

    piedad privada se presenta con el carcter par-

    ticularsimo que representan los trofeos logra-

    dos, hacindose as objetos utilizables paraexhibir pblicamente ante el conjunto de losotros, muchos de ellos posibles y eventualescompetidores futuros. Estos trofeos fueronconseguidos con el juego de la propiedadpracticado entre los miembros del grupo, paralo cual se han utilizado ... los mtodos cuasi-pacficos que caracterizan a los estilos devida nmades. Aqu es dnde la propiedad seha convertido en la prueba ms irrefutable deque fcilmente sirve para demostrar el gradode xito honorable que se ha alcanzado, cons

    -

    tituyndose as ... en el sentir popular, en labase socialmente convencional de estima yaprecio por parte de los miembros del grupo.La riqueza es ahora intrnsecamente hono

    -

    rable y honra a quienes tienen el privilegiode poseerla. Ms, con el paso de los tiempos,la riqueza adquirida en forma pasiva -por laherencia- se convertir, ... por un refina

    -

    miento ulterior, en ms honorfica que la ad-

    quirida por el propio esfuerzo del poseedor.Y es aqu dnde la situacin de compa

    -

    raciones sociales comienza a complicarse, esobvio que en tal juego de logros hay algunosmiembros del grupo que triunfan en sus pro

    -

    psitos -la minora- y otros que pierden o fra-

    casan -en este caso son la mayora de ellos-, locual genera una relacin de desequilibrio.Mientras el proceso de comparacin sea clara

    -

    mente favorable, para quines estn ubicadosen sa posicin de triunfadores no existirnproblemas mayores; en tanto qu, cuando losresultados de la competencia le han sido fran

    -

    camente desfavorables en la posesin de bie-

    nes materiales -y tambin en la de los simbli-

    cos- entonces ... el individuo medio, normal,vivir en un estado de insatisfaccin crni

    -

    ca, algo que ha sido definido por el psicoan-

    lisis -y que ha tomado patente de criterio uni-

    versal en todas las escuelas psicolgicas- bajoel nombre tcnico de frustracin. Por ms am

    -

    162

    Psicologa y economa, un pionero: Thorstein Veblen (La Teora de la Clase Ociosa)Rodrguez Kauth, Angel y Parra, Pamela __________________________________________

  • plia, igualitaria o equivalente conque puedaestar hecha la distribucin de la riqueza entrelos miembros de la comunidad, ningn au

    -

    mento general de ella que se produzca puedeavanzar en direccin a lograr saciar esta nece

    -

    sidad -de tipo social- cuyo fundamento prima-

    rio es el deseo individual -cuya expresin pue-

    de ser tanto de naturaleza consciente o incons-

    ciente- por alcanzar a superar a cada uno delos dems individuos y grupos de la colectivi

    -

    dad en la acumulacin de bienes, sobre la basede la excedencia de sus logros econmicos yque se trasuntan en la posesin de bienes conun alto valor simblico.

    Resulta por dems interesante el anli-

    sis que hace Veblen sobre la necesidad de acu-

    mular ms y ms riquezas. Este es un hechoque ha sorprendido a ms de un psiclogo osocilogo, costndole encontrar una explica

    -

    cin tan plausible como la lograda por nuestroautor. Veblen tiene en cuenta lo que l llamael propio respeto y que en el mbito de lapsicologa ha recibido diferentes nombres,como el de autovaloracin, autoestima, etc.En este sentido, Veblen se adelanta a la idea degrupo de referencia y de pertenencia, tanbien descriptos por Merton (1964) casi mediosiglo ms tarde, al sealar que En cualquiercomunidad donde los bienes se poseen, porseparado, el individuo necesita para su tran

    -

    quilidad mental poseer una parte de bienestan grande como la porcin que tienen otroscon los cuales est acostumbrado a clasifi

    -

    carse; y es agradable poseer algo ms queellos.

    Pero aqu no terminan sus anlisis, sinoque agrega que los individuos al acostumbrar

    -

    se a los nuevos niveles de riqueza, estos dejande reportarle las satisfacciones originales ycomienza una nueva etapa de mayores bs

    -

    quedas de posesiones, siendo el nivel que seocupa en un momento determinado la base

    para despertar el deseo por alcanzar otro nue-

    vo nivel superior de mayor cantidad y cuali-

    dad de posesiones, todo lo cual termina porconvertirse en una suerte de crculo viciosodnde nunca se encuentra el lmite ms alto, eltecho para la ambicin. Es constante la ten

    -

    dencia a hacer que el nivel pecuniario actualse convierta en punto de partida de un nuevoaumento de riqueza; y a su vez esto da un nue

    -

    vo nivel de suficiencia y una nueva clasifica-

    cin pecuniaria del individuo comparado consus vecinos.

    Estos prrafos de Veblen pueden seresclarecedores para llegar a comprender la di

    -

    nmica actual en los fenmenos de corrupcin(Rodrguez Kauth, 1992, 1999), los cuales sehan puesto tan de moda durante el Siglo XX.Asimismo, dichos anlisis pueden ser un piepara comprender el porqu, las razones quepermitan interpretar psicolgica como socio

    -

    lgicamente, el actual estado de perversinque se vive dentro de los ambientes polticos yeconmicos que rigen los destinos de los pa

    -

    ses subdesarrollados (Rodriguez Kauth y Fal-

    cn, 1997). El clima de parafernalia dispen-

    diosa y exhibicionista por el cual transitamoses, quizs, comprensible desde esta lecturavebliana de una realidad que supera con cre

    -

    ces las fantasas mil y una nochescas, que fue-

    ra tan bien descripta por socilogos, econo-

    mistas y hasta novelistas, como es el caso deGarca Mrquez.

    Ms, Veblen aclara que el sentido deprovocar envidia y la estima de los semejan

    -

    tes en la acumulacin no es por s mismo elnico que se encuentra presente para la ad

    -

    quisicin de bienes. Tambin est presente elsentido de ... una mayor comodidad y segu

    -

    ridad, que asimismo participa en la respeta-

    bilidad de la persona. Y no olvida, nuestroautor, el sentido de podero que adjudica lariqueza acumulada.

    163

    __________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. IX, No. 1, 2003

  • Pero, retomando al propio Veblen, lmismo destaca que al producirse el pasaje alestadio depredador -durante la evolucin so

    -

    cial de la especie humana- aparece un fenme-

    no singular, cual es el del egosmo -lo llamatextualmente as-; dicho esto en el sentido msestricto en que pueda ser descrito. Tal figuratuvo la oportunidad de convertirse en la notadominante del estadio depredador. Esa espe

    -

    cial propensin hacia las conductas egostas,hacia lo individual, sigue acompaando a losindividuos a lo largo de su evolucin histricacomo un rasgo penetrante y distintivo que tie

    -

    ne la particularidad de llegar a modelar sus es-

    quemas generales acerca de la vida. La ten-

    dencia a lograr un resultado exitoso y el con-

    secuente desagrado -y hasta la repugnancia-por lo que l denomina el esfuerzo ftil,continan siendo los incentivos para los moti

    -

    vos econmicos que subyacen a la base de to-

    das las prcticas del quehacer competitivodentro de la comunidad de pares.

    El efecto inmediato que producira lalucha por la obtencin de los objetos pecunia

    -

    rios sera hacer que todos los hombres fuesenigualmente industriosos, es decir, laboriosos;a la vez que tengan la virtud de presentar con

    -

    ductas de tipo frugal en el desarrollo de suvida cotidiana, tanto en la intimidad, en lo pri

    -

    vado, como en la faz pblica. Es decir, coneste planteamiento de ... hacer a los hombresindustriosos y frugales -que suena casi a uncontenido de tipo religioso (12) nos encontra

    -

    mos ante una clara posicin de defensa de unatica rigurosa, semejante a la que en Argenti

    -

    na propusiera -pocos aos ms tarde- el cle-

    bre pensador Jos Ingenieros (1917).En el discurso de Veblen, las clases

    menos privilegiadas tambin merecen un lu-

    gar para su anlisis. Al respecto, sealaba queen el reparto y bsqueda de la riqueza, Estasno pueden eludir en ningn caso el trabajo y,

    la dedicacin a ste no es algo denigrante paralos miembros de los sectores implicados en eltrabajo, ... al menos dentro de su propia cla

    -

    se. Estos individuos ... tienen un cierto or-

    gullo emulativo por conseguir una evalua-

    cin reputable de eficiencia y eficacia en suquehacer laboral, ya que el mismo es -a menu

    -

    do- la nica lnea de emulacin competitivaque est al alcance de sus limitadas posibilida

    -

    des. Para quienes se encuentran en tal situa-

    cin, solamente la eficiencia productora y elahorro, la lucha por la respetabilidad pecu

    -

    niaria operar en cierta medida en el sentidode aumentar la diligencia y la sobriedad. Enel pensamiento de Veblen el trabajo no era unacondena ni estigma social, ni tampoco de ca

    -

    rcter fsico, aunque es preciso recordar aquque P. Lafargue (1880) -quien estaba casadocon la hija predilecta de K. Marx- haba escri

    -

    to un opsculo (1880), en el cual sealaba -acontrapelo de los famosos argumentos quesostena su suegro- que el trabajo no dignifica,la dignificacin del hombre solamente la lo

    -

    gra la pereza y el ocio, a la par que sostenaque el trabajo es, en todo caso, una condenapara aquel que debe vivir del mismo.

    En el espacio de la antigua cultura de-

    predadora, el trabajo fsico estaba asociado-en los mbitos de pensamiento de los hom

    -

    bres, es decir, por los contenidos que transitanel imaginario social- con la debilidad y el so

    -

    metimiento constante a la sujecin de un amo;el trabajo fsico era considerado como una re

    -

    baja en la estima social. Por lo que el trabajoera considerado una indignidad impropia dealguien que ocupara una buena posicin. Enfuncin de lo expuesto por Veblen, es que detal forma, eran condenadas y evitadas aquellasocupaciones que resultaban ser vulgarmenteproductivas, es decir, que implicaran algnesfuerzo fsico. Los hombres reflexivos hanconsiderado siempre como requisito necesa

    -

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    Psicologa y economa, un pionero: Thorstein Veblen (La Teora de la Clase Ociosa)Rodrguez Kauth, Angel y Parra, Pamela __________________________________________

  • rio e indispensable para poder llevar una vidahumana digna, bella e, incluso, irreprochable,un cierto grado de capacidad de ocio y deexencin de todo contacto con los procesos in

    -

    dustriales que sirven a las finalidades cotidia-

    nas inmediatas de la vida humana. A los ojosde todos los hombres civilizados, la vida deociosidad es bella y ennoblecedora en s mis

    -

    ma y en sus consecuencias.El valor directivo, subjetivo, del ocio,

    es un reflejo de la utilidad del ocio como me-

    dio para conseguir el respeto de s mismo a lavez que el de los dems. Para ganar y con

    -

    servar la estima de los hombres no basta conposeer riqueza y poder. La riqueza y el podertienen que ser puestos de manifiesto, porquela estima slo se otorga ante su evidencia.

    La abstencin del trabajo no es slo unacapacidad honorfica o meritoria intrnseca,sino que llega a convertirse en un requisito im

    -

    puesto por los criterios del decoro. La fervien-

    te insistencia en la propiedad privada comobase de la reputacin positiva fue muy inge

    -

    nua, a la par que imperiosa, durante los prime-

    ros estadios del proceso de acumulacin de ri-

    queza. Esta abstinencia del trabajo fsico alservicio de otros se convirti en la prueba con

    -

    vencional de la posesin de riquezas y, porconsiguiente, fue la marca convencional deque se estaba ocupando una buena -en el senti

    -

    do de alta- posicin social en el sistema estra-

    tificatorio de que se tratase; esta permanenteinsistencia en los mritos que atribuye la ri

    -

    queza ha conducido a una repetitiva insisten-

    cia ms vigorosa en la prctica de una vidaociosa.

    Por otro lado, seala Veblen, simult-

    neamente har su aparicin una clase ociosa ala que denomina secundaria, la cual, en cier

    -

    to sentido puede ser considerada como espu-

    ria, despreciablemente pobre y dnde lasvidas de sus integrantes estarn cargadas de

    precariedades, plagadas de necesidades detodo tipo y de incomodidades; sa tipificacinde clase tendr que ser necesariamente de ta

    -

    les caractersticas morales que la convertirnen incapaz de lanzarse de lleno al emprendi

    -

    miento de autnticas empresas lucrativas.El trmino ocio es sinnimo de hol

    -

    ganza, haraganera, descanso, inaccin, repo-

    so, etc. Sin embargo, en el pensamiento deVeblen puede ser resumido como que signi

    -

    fica dejar pasar el tiempo sin necesidad dehacer alguna cosa productiva. Esta lectura delocio en Veblen obedece principalmente a dosrazones:

    1)"Por el sentido de la indignidad im-

    plcita que conlleva el trabajo productivo; y2) Como forma de demostracin de la pose

    -

    sin de una capacidad pecuniaria que permi-

    te una vida de ociosidad.Destaca Veblen que el ocio, expresado

    en su sentido ms estricto y, a diferencia de lahazaa y del esfuerzo productivo, no tiene ca

    -

    pacidad alguna de dejar ningn producto mate-

    rial que pueda ser til a la sociedad, aunque nopor eso deja de tener una utilidad prctica ins

    -

    trumental para el s mismo de sus protagonis-

    tas, a la vez que poseer un carcter simblico.Veblen encuentra verdadero aquello de

    que varias generaciones con prcticas de ocio-

    sidad dominante dejan un efecto larvado per-

    sistente y perceptible en la conformacin de laestructura de la personalidad, lo cual es anmayor en el testimonio de su conducta cotidia

    -

    na y de los modales utilizados habitualmentecomo forma de comportamiento.

    Surge, adems, una clase ociosa subsi-

    diaria, o derivada, cuya tarea es la prcticapermanente de un ocio vicario, el cual es utili

    -

    zado -de manera especular- para mantener enalto la reputacin de la clase ociosa primaria,o tambin autntica, en el decir de Veblen. Elocio al que estn habilitados a practicar los in

    -

    165

    __________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. IX, No. 1, 2003

  • dividuos de la clase servil, que se encuentraexenta del trabajo productivo propiamente di

    -

    cho, es slo un esfuerzo -otro ms- que se lesexige a los miembros de la servidumbre y queno se encuentra precisamente dirigido -demodo primordial o normal- a la comunidad dequienes pertenecen a ella.

    Una parte de la clase servil, especial-

    mente la compuesta por las personas cuyaocupacin es precisamente la de la ociosidadvicaria, est obligada a asumir nuevas obliga

    -

    ciones, como es el consumo vicario de bienes.La expresin ms patente en que se realizaesta prctica de consumo se puede observar enel uso obligatorio de -entre otros objetos sim

    -

    blicos- las libreas, cofias, etc. que estabaconminada a usar la servidumbre (13) comoasimismo a hacer un consumo de tipo diferen

    -

    cial en determinados tipos de alimentos, devestimentas particulares, de habitacin y demobiliario.

    La etapa de comienzo en la costumbredel consumo antecedi a la fortaleza y poten

    -

    cia pecuniaria, la misma se encuentra ya en lafase inicial de la cultura depredadora y an an

    -

    tes de los comienzos propios de la vida depre-

    dadora. Veblen entiende que la utilidad que lepresta -a los individuos y colectivos- el consu

    -

    mo como una demostracin -forma de exhibi-

    cin- de la posesin de riquezas ha de ser cla-

    sificado como un proceso derivado del queposey en sus orgenes remotos, los cualespueden ser ubicados en la etapa primitiva delnomadismo.

    De este modo, cuando se arriba al msevolucionado estadio industrial, la clase in

    -

    dustrial baja -obrera- est obligada a consumirnica y solamente aquello que le es necesariopara su subsistencia fsica; en tanto que el lujoy las comodidades de la vida le pertenecen ex

    -

    clusivamente a la recientemente aparecidanueva clase ociosa.

    As fue como el uso de las bebidasembriagantes y de sustancias narcticas, alser artculos de consumo de alto costo mo

    -

    netario, eran consideradas por la sociedadcomo productos caractersticos de los no

    -

    bles y hasta se las tena por honorficas. Lle-

    garon a representar el significado -en unasegunda instancia- de la ubicacin de statussuperior de aquellos que tenan la capacidadde costearse esos placeres considerados ex

    -

    quisitos. Esta peculiar distincin valorativaen el consumo trajo aadida una desaproba

    -

    cin explcita de uso corriente para todo ex-

    ceso de sta naturaleza por parte de las mu-

    jeres, de los menores de edad y de los sujetosinferiores (15). Como la mujer era conside

    -

    rada algo as como una cosa, ellas debanconsumir nicamente lo que les era impres

    -

    cindible y necesario para su propio sustentoy el mantenimiento de la vida y desarrollo dela prole, que era lo nico que tenan a su car

    -

    go y responsabilidad de manera exclusivacomo actividad socialmente valorada.

    Durante las primeras etapas del desa-

    rrollo econmico capitalista, el consumo ili-

    mitado de bienes y servicios, en especial deaquellos bienes que representaran una mejor ymayor calidad, corresponda de manera nor

    -

    mal nicamente a los miembros de la claseociosa. Tal tipo de restriccin ha tendido a irdesapareciendo durante el estadio pacficoposterior de la propiedad privada de los bienesde produccin y de un sistema industrial quese basaba, fundamentalmente, en la explota

    -

    cin de los trabajadores asalariados, o bien enlas formas y estructuras de las economas de lacomunidad domstica de tamao pequeo.

    El caballero perteneciente a la claseociosa, que viva durante el estadio cuasi pac

    -

    fico, no solamente consuma los objetos y ser-

    vicios que le ofreca el entorno, consumo quese haca por encima del mnimo necesario

    166

    Psicologa y economa, un pionero: Thorstein Veblen (La Teora de la Clase Ociosa)Rodrguez Kauth, Angel y Parra, Pamela __________________________________________

  • para la subsistencia y la eficiencia fsica, sinoque el mismo lleg a sufrir tambin una parti

    -

    cularsima especializacin, por lo que se refie-

    re a la sofisticada calidad de los bienes consu-

    midos. El consumo de esos bienes, de una ma-

    yor excelencia en su elaboracin y produc-

    cin, dan por supuesta una demostracin -antelos ojos de los otros- de la riqueza poseda, locual lo convierte en un consumo de tipo hono

    -

    rfico; por el contrario, la imposibilidad mani-

    fiesta de consumir en cantidad y calidad hacaque sus vidas se convirtieran en un signo deinferioridad y demrito.

    Asimismo, para evitar el embruteci-

    miento cultural, los caballeros estaban obliga-

    dos a cultivar el estilo de sus gustos y aficio-

    nes; as, les corresponda ser capaces de dis-

    tinguir entre los bienes formalmente consumi-

    bles y los no consumibles de todos los que sele presentaban en oferta dentro del mercado,con lo cual aprendan a vivir una vida de ocioostensible -y ostentoso- de manera que ste fa

    -

    voreciera y aumentara su reputacin y estimasocial. Es por esa causa que aparecen los bue

    -

    nos modales y las costumbres exquisitas, lasnormas de etiqueta, la conformidad con lanorma del ocio y el consumo ostensible yconspicuo.

    De tal manera que, conforme se acu-

    mulaba la riqueza, se fueron desarrollandocada vez ms las caractersticas tpicas de laclase ociosa, por lo que se refiere a sus estruc

    -

    turas y funciones, a la par que va emergiendouna necesaria -socialmente hablando- dife

    -

    renciacin dentro de su propio seno. La heren-

    cia material recibida de los mayores y la hidal-

    gua, iban unidas a una forma de herencia muyparticular: la de la ociosidad obligatoria. Lasangre hidalga bien puede ser transmitidade generacin en generacin sin transmitir ne

    -

    cesariamente a la vez bienes materiales sufi-

    cientes, de ah resulta una clase de caballeros

    ociosos que no poseen riqueza, pero que paramantener su posicin caballeresca se alan alos ms poderosos mediante la utilizacin deun sistema de dependencia o feudalismo (16).

    El consumo del ocio, practicado por es-

    tos caballeros al servicio de un amo, represen-

    taba una suerte de inversin laboral hechapara mantener y hasta para aumentar su buenafama y estima, pese a no contar con recursospropios suficientes. Al hacerse ms amplio elgrupo, cuya buena estimacin se trata de ase

    -

    gurar de este modo, se necesitan medios mspatentes para indicar la imputacin del mrito,a travs de la utilizacin de uniformes, distin

    -

    tivos, banderas y hasta la obligacin de usar li-

    breas.Cuando la realizacin de estas tareas

    serviles tiene algo que ver con las ocupacionesprimarias de la clase ociosa, entonces adquie

    -

    ren fcilmente un carcter honorfico de tiporeflejo, vale decir, surge una especie de identi

    -

    ficacin vicaria con el patrn que lo alimenta,lo sostiene econmicamente y le permite viviren su castillo.

    En el mbito de las comunidades de lacultura occidental esta clase ociosa siempreha ocupado el lugar de la cabeza -el vrtice- dela pirmide de estructuracin social en cuantoa la calidad ostensible de su buena reputa

    -

    cin; su manera rumbosa de vivir, a la par quesus particulares criterios axiolgicos le pro

    -

    porcionan la normativa que les es til y quesirve a toda la comunidad para medir los crite

    -

    rios de la reputacin.En el espacio de las comunidades civi

    -

    lizadas modernas, las lneas de demarcacin,de separacin, entre las clases sociales se hanhecho vagas, difusas e inestables, esto se haproducido merced a la prdida del valor socialacordado a la herencia y al reemplazo de stapor las adquisiciones de naturaleza educati

    -

    vas; de esta forma, la norma que grada la re-

    167

    __________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. IX, No. 1, 2003

  • putacin extiende su influencia coactiva a lolargo de la estructura social en direccin hacialos estratos ms inferiores. El basamento so

    -

    bre el que descansa la buena reputacin entoda comunidad industrial es la fortaleza pe

    -

    cuniaria y, los instrumentos de mostrar la po-

    sesin de tal fortaleza para alcanzar un buennombre, son la prctica del ocio y mantener unconsumo ostensible permanente de bienes,aunque la mayor parte de las veces los mismossean realmente innecesarios. En cambio, enlos estratos inferiores ambas tareas son dele

    -

    gadas -en buena medida- en las figuras fami-

    liares de la esposa y de los hijos.Destaca Veblen -con acierto- que nin

    -

    guna clase social, ni siquiera la ms misera-

    blemente pobre, la ms misrrima, abandonapor completo todo consumo ostensible y hastaconspicuo. As, los hombres son capaces desoportar muchas miserias, penurias e incomo

    -

    didades, antes de abandonar la ltima bagatelao apariencia de decoro pecuniario.

    Veblen atribuye el valor ... subjetivodel ocio y de las otras demostraciones de ri

    -

    queza a una especie de ... resultado de unasustitucin mental como medio de obtener elrespeto de los dems. Es decir, Veblen conesto est hablando del concepto de status, o deposicin social, que ms tarde se hiciera claveen los estudios de tipo psicosociolgico.

    Como se ha podido observar hasta estepunto -y se podra continuar hacindolo contodo el texto de su obra- Veblen utiliza de ma

    -

    nera constante recursos del lenguaje y la tcni-

    ca psicolgica en sus sesudos anlisis. Por talrazn es que hemos querido rendirle -con es

    -

    tas pginas- un sentido homenaje a quien -ennuestro criterio- fuera el que iniciara las rela

    -

    ciones que todava no estn lo suficientemen-

    te extendidas ni consolidadas entre la psicolo-

    ga y la economa. Se puede argir que el pre-

    sente estudio comentado es ms sociolgico

    que econmico, lo cual es verdad, pero no sedebe olvidar no solamente la formacin aca

    -

    dmica de Veblen, sino que el presente estu-

    dio est basado en una ntima relacin entre laeconoma y la sociologa, de la cual se puedenderivar extensiones interesantes y valiosaspara con la psicosociologa y los an ms mo

    -

    dernos desarrollos de la psicologa poltica.Para finalizar con el tratamiento del

    ocio, no podemos dejar de citar unas lneas es-

    critas por el filsofo ingls B. Russell (1935),las cuales tienen absoluta vigencia comoprognosis para la actualidad del mercado la

    -

    boral que se vive angustiosamente en todo elmundo, y que Veblen no tuvo en cuenta cuan

    -

    do habl de la ociosidad. Si bien es cierto, loque reproduciremos a continuacin tiene pocarelacin con el texto que aqu nos ha ocupado,sin embargo entendemos que es preciso tener

    -

    las en cuenta en los momentos actuales.Russell seal que: Supongamos que

    en un momento dado un cierto nmero de per-

    sonas estn empleadas en la manufactura dealfileres. Trabajando, por ejemplo, ocho ho

    -

    ras diarias hacen tantos alfileres como nece-

    sita el mundo. Alguien elabora un invento quepermite que el mismo nmero de personas fa

    -

    briquen el doble del nmero de alfileres queantes. Pero el mundo no necesita tantos alfile

    -

    res, y ya son tan baratos que difcilmente po-

    drn venderse a un precio inferior. En unmundo racional, las personas ocupadas en lamanufactura de alfileres emplearan cuatrohoras en lugar de ocho y todo seguira comoantes. Pero en el mundo real se pensara queesto es desmoralizante. Los hombres todavatrabajan ocho horas, hay demasiados alfile

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    res, algunos patronos quiebran y la mitad delos hombres que antes se dedicaban a este tra

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    bajo pierden su empleo. Al fin se obtiene tantoocio como con el otro plan, pero la mitad delos hombres estn totalmente ociosos, mien

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    Psicologa y economa, un pionero: Thorstein Veblen (La Teora de la Clase Ociosa)Rodrguez Kauth, Angel y Parra, Pamela __________________________________________

  • tras que la otra mitad trabaja en exceso. As escomo se asegura que el inevitable ocio causela miseria que nos rodea, en vez de ser unafuente universal de felicidad. Podemos ima

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    ginar algo ms absurdo?.

    Notas1. Que, curiosamente no era socilogo de

    grado acadmico ni de quehacer profesio-nal, sino que l haba obtenido una gra

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    duacin en economa y fue durante mu-

    chos aos profesor universitario en sadisciplina.

    2. Lejos estaba Veblen de sospechar quemenos de cien aos ms tarde, el reclamodel ocio planificado estara inserto en lasreclamaciones de buena parte del proleta-riado internacional que ve en tal forma deactividad (inactividad) una expresin asus demandas de mayor justicia social yequidad.

    3. Dentro de las instituciones sociales Ve-

    blen incluy a los usos y costumbres a lapar que sostena que los mismos tenan encomn tres caractersticas nefastas para eldesarrollo social: despilfarro, rapacidad yarcasmo.

    4. Aqu se puede observar la influencia deldarwinismo social y, simultneamente, ladel anarquismo utpico, ya que se trasun

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    ta una suerte de valoracin positiva en susjuicio por el pasado buclico del primiti-vismo.

    5. Como por otra parte era la forma de vidaen que se cri de Veblen durante su niezy juventud, antes de incorporarse al siste-ma universitario.

    6. Aunque parezca paradojal, actualmentetambin los miembros de las aristocraciasy oligarquas conservan y protegen talesterritorios que les facilitan una identifica-cin clara de posicin social.

    7. Siempre han sido ambos estamentos bue-

    nos aliados en su bsqueda de lograr elPoder y asentarse en l (Rodriguez Kauth,1998).

    8. Por aquello de como defini Weber(1944) al Estado: la capacidad de tener elmonopolio de la fuerza fsica (violencia),cosa que los guerreros siempre tuvieron asu disposicin precisamente por su cerca-na a las armas, cualquiera estas sean.

    9. Obviamente que en esta lectura analticala guerra no es sinnima de la concepcinde Von Clausewitz, que conceba a laguerra como la prolongacin de la polti-ca por otros medios.

    10. En 1898 public en Journal of SociologyThe instinct of Workmanship, desarro

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    llando el instinto de laboriosidad.11. El uso del trmino emulacin es clave

    para comprender los posteriores anlisisveblianos acerca del consumo ostentoso yla ruptura epistemolgica que l efectacon los tratadistas econmicos tradicio-nales.

    12. Del tipo que excelentemente fuera des-

    cripto por M. Weber (1955). Asimismo,no se deben olvidar las influencias fami-liares recibidas por Veblen en su crianzainfantil, ya que su niez transcurri juntoa sus padres en hogar de inmigrantes no-ruegos protestantes.

    13. Esta particularidad de hacer utilizar ropasdistintivas para la servidumbre, es otroelemento simblico de utilidad para aque-llos que trabajan de patrones.

    14. Como puede observarse, las mujeres en-traban en la misma categora de los infe

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    riores, al igual que los menores de edad.15. Esto se hizo notable durante la Baja Edad

    Media, en que muchos caballeros, despo-sedos de bienes materiales con los quealimentar y criar sus caballeras, se vieron

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    __________________________________ Revista de Ciencias Sociales, Vol. IX, No. 1, 2003

  • obligados a ponerse al servicio de algnseor feudal rico y poderoso que los pro-vea de campos -terrenos- lo suficiente-mente grandes en los cuales poder hacerla cra de sus equinos. Fue una forma deconvertirse en lo que luego se conoceracon el nombre de mercenarios.

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