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TERAPIA DE PAREJA ¿CÓMO AFECTA LA

SEPARACIÓN DE LOS PADRES A LOS HIJOS?

Salvar un matrimonio que lleva muchos años con dificultades es una tarea complicada. La solución pasa por una terapia de pareja en primera instancia, pero a veces la solución es la separación. ¿Cómo afecta la separación de los padres a los hijos?

Terapias de pareja y separación

En las consultas de terapias de pareja con

frecuencia nos encontramos con una gran

preocupación por parte de los padres ante la

decisión de separarse o divorciarse. Muchos

matrimonios deciden permanecer unidos por el

bien de los menores o adolescentes, aunque su

amor haya desaparecido e incluso ante una

relación tóxica y negativa para ambos y para el

entorno familiar.

Pero la realidad es que no siempre para una

separación las consecuencias son negativas, sino

que pueden ser neutras o si nos pasamos al polo

opuesto, positivas para los miembros de la

familia y en muchos casos para la estabilidad y el

buen desarrollo del menor. Por ello no es justo

creer que las separaciones siempre conllevan

consecuencias negativas, pues esta aseveración

no siempre es cierta.

Una vez producida la separación, el proceso por

el que deberá pasar el menor para adaptarse a

una nueva vivienda, economía, la separación de

unos de sus padres, etc. supondrá solo alguna de

las circunstancias a las que el niño/a tendrá que

enfrentarse. Indudablemente, y dependiendo de

las características de su personalidad, así como

de las circunstancias y la capacidad de sus

padres para apartarlo de los problemas que como

adultos y pareja sufren, supondrá un tipo de

adaptación más positiva o negativa.

Es este el momento más importante para que

este proceso se lleve a cabo de forma correcta,

sana y eficaz para el menor, y preferentemente se

debe realizar en el menor tiempo posible para

lograr su adaptación. Evitarle las consecuencias

negativas, así como cualquier situación

estresante, de desorden y de agobio, le facilitará

la adaptación a su nueva situación sin que ello

suponga un conflicto.

Si lo expuesto en líneas anteriores no se lleva a

cabo, no adoptando una actitud de respeto y de

deseo de hacer lo mejor para el menor, sino al

contrario, involucrándole en conversaciones

negativas o críticas hacia el otro miembro de la

pareja y en los problemas propios de la pareja o

haciéndole parte de la guerra abierta existente

entre adultos, el menor puede sufrir situaciones

de difícil manejo que terminarán repercutiéndole

negativamente en mayor o menor medida

dependiendo de la clase e intensidad de la

situación vivida.

Lo que queremos poner en conocimiento, es que

no es el proceso de divorcio en sí mismo el que

puede afectar al menor, sino que son todas las

circunstancias negativas vividas con anterioridad

a este hecho así como lo que suceda en el

transcurso del tiempo hasta la separación, el

que puede generar un comportamiento poco

adaptativo en el niño/a.

Las situaciones negativas producto de unos padres que

prefieren no proteger y cuidar a nivel emocional a sus

hijos, priorizando la venganza, rabia y odio hacia su ex

pareja, pueden verse cada vez con más frecuencia. El

concepto de alienación parental, conocidos por

muchos, se produce cuando uno de los progenitores a

través de distintas estrategias busca que su hijo sienta

rechazo por el otro progenitor. Para ello, las críticas, las

censuras o el rechazo que muestra hacia su ex pareja

se hacen notar y se menciona al menor con la finalidad

de que este rechace al miembro criticado.

A pesar de que este síndrome no esté aceptado

por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es

cierto que tras algunas separaciones o divorcios

uno de los miembros de la pareja o incluso

abuelos o las nuevas parejas deciden culpar o

hablar mal del otro progenitor, con la finalidad de

ganarse al menor y separarle de la otra figura de

protección. Es común en estos casos comprobar

como el menor utiliza un vocabulario impropio de

su edad cuando habla sobre el progenitor

rechazado, argumentando y utilizando frases más

propias de adultos que de un niño de su edad. Así

mismo, recalcan que es producto de su propia

decisión el alejarse de su padre o madre y que no

está bajo la influencia de nadie.

Lo que encontramos detrás de estos casos es que

uno de los progenitores hace tal lavado de

cerebro al menor, a través de críticas y

argumentos en muchos casos irracionales que

terminan produciéndole un rechazo hacia uno de

sus progenitores, generándose sin lugar a dudas

una situación de riesgo y conflicto para el niño

que deriva en un gran deterioro en la figura del

progenitor y su consecuente distanciamiento.

Más información en Psicoadapta:

http://www.psicoadapta.es/terapias-de-pareja-en-madrid.php

A modo de conclusión, recordar que en cualquier

proceso bien sea de separación o cualquier otro

que suponga un cambio sustancial para un

menor u adolescente, la prioridad debe ser la

protección del mismo. Explicarles lo que va a

suceder, ofrecer nuestra protección, apoyo y

seguridad en todo momento y actuar siempre en

su beneficio, serán claves para la adaptación de

las nuevas situaciones.