Textos sobre TV para que trabajen los alumnos

6

Click here to load reader

description

Algunos textos para hacer un comentario reflexivo sobre ellos.

Transcript of Textos sobre TV para que trabajen los alumnos

Page 1: Textos  sobre TV para que trabajen los alumnos

Texto 1

¿UNA PROFECÍA CUMPLIDA?

“ Hemos olvidado que al lado de la oscura visión de Orwell, hubo otra –un poco

más antigua, un poco menos conocida pero igualmente estremecedora–: El

Mundo Feliz de Aldous Huxley. Al contrario de lo que se cree, incluso entre gente

ilustrada, Huxley y Orwell no profetizaron la misma cosa. Orwell advierte que

sobrevendrá sobre nosotros una opresión impuesta externamente. Mientras que

en la visión de Huxley, ningún Gran Hermano será necesario para privar a la gente

de su historia, madurez y autonomía. Tal y como él lo vio, la gente llegará a amar

su opresión, a adorar las tecnologías que deshacen sus capacidades para pensar.

Lo que Orwell temía era a aquellos que prohibirían los libros; lo que temió

Huxley era que no hubiera ninguna razón para prohibir los libros, porque no habría

nadie que quisiera leerlos. Orwell pensó que se nos privaría de la información;

Huxley que sería tan abundante que nos reduciría a la pasividad y el egoísmo.

Orwell profetizó que la verdad nos sería ocultada; Huxley que sería ahogada en un

mar de superficialidad. (...) Como dijo el propio Huxley en Un Mundo Feliz

Revivido, los luchadores civiles y los racionalistas que están siempre alerta para

oponerse a la tiranía «se equivocaron al no tomar en consideración el apetito casi

infinito del hombre por la diversión». En 1984, añadía Huxley, la gente era

controlada mediante el dolor. En Un Mundo Feliz, lo era mediante el placer. En

definitiva, mientras que Orwell temió que aquello que odiamos sería nuestra ruina;

Huxley temió que nos arruinaría lo que amamos.” (2)

Neil Postman, Amusing Ourselves to Death, Public Discourse in the Age of Show

Business, Pinguin Books, New York, 1986 p. vii,viii., (Traducción: José Boza)

(Puede que para muchos la profecía de Huxley y su recuerdo por parte de Postman no sea sino otra página

apocalíptica de visionarios más o menos pesimistas. Sin embargo, ¿no puede ser extraordinariamente

clarificadora su lectura en un momento en el que el Gran Hermano de 1984 se ha convertido en el año 2001

en un programa de TV con doce millones de felices y satisfechos telespectadores?)

Page 2: Textos  sobre TV para que trabajen los alumnos

Texto 2 LA INFORMACIÓN

La información es hoy, sobre todo, mercancía de empresas de entretenimiento

antes que luz y riqueza democrática. Hiper-emoción: por influencia de la TV (espectáculo del acontecimiento) los media

serios se han ido contagiando de lo patético: si la emoción que usted siente es verdadera, la información es verdadera.

Las imágenes son un problema El aspecto visible de los acontecimientos no explica su esencia. Los hechos

realmente serios no son representables en imágenes. Sin embargo, la actualidad hoy es aquello que es visualizable. La importancia

de un acontecimiento es proporcional a las imágenes que de él se derivan. Los hechos que carecen de imágenes son condenados al silencio o la indiferencia. No son seleccionados. Siempre estarán primero los incendios, disturbios, violencias, catástrofes, guerras,... lo dramático.

Antes informar era proporcionar no sólo la descripción precisa y verificada de un

hecho, sino también aportar un conjunto de parámetros contextuales que permitieran comprender su significado. Ahora informar es hacer asistir, si es posible en directo, al acontecimiento. La imagen o su descripción es suficiente para comprender. Pero ¿basta ver para comprender?

Hoy la censura no es cortar, suprimir, prohibir, sino algo mucho más complejo y

sutil: se apoya en la superabundancia de información que acaba siendo opaca y oculta lo que falta: la guerra del Golfo es televisada y así no nos enteramos de la guerra del Golfo. Hoy hay mucha información, pero la sobreinformación no siempre es buena información.

Lo que da valor hoy a una información no es la verdad, sino la cantidad de

personas susceptibles de interesarse por ella. El telediario no está hecho para informar sino para distraer. La persona que se

dice: me voy a informar seriamente viendo el telediario, se miente a si misma, porque no quiere reconocer que se deja llevar por su propia pereza. Informarse es un trabajo. Nadie te lo da todo hecho.

El presentador: el teleperiodista tiene que ser breve pero interesante, entendible,

didáctico, atractivo, fácil, único, la estrella de ese show business, el rostro de las noticias. Muchas veces la gente elige un telediario por su presentador que es quien le da credibilidad.

Ignacio Ramonet, La tiranía de la comunicación, Debate, Madrid, 1998

Page 3: Textos  sobre TV para que trabajen los alumnos

Texto 3

LA TRIVIALIZACIÓN DE LOS VALORES

“La televisión es un invento extraño y diabólico, nacido con la intención de informar, de dar a nuestra ignorancia conocimiento, serenidad, conciencia. Pero por alguna razón extraña y misteriosa, algo ha fallado. En lugar de dar información o cultura, lo destruye todo, como una inundación, como una tempestad (...) Es una auténtica invasión. Es como tener en tu casa una boca abierta que lo vomita todo de forma matemática y estúpida. Es como si la guerra, la religión, todo, Dios incluido, pasara por una batidora que lo hiciera todo puré: todo se desintegra en partículas mínimas, destruido para siempre”.

Federico Fellini en “El fulgor de un monstruo”, Fotogramas & Vídeo, n.1722, sep. de 1986, pág. 39.

Page 4: Textos  sobre TV para que trabajen los alumnos

Texto 4

TELÉPOLIS

Durante el siglo XX se ha ido generando a partir de las tecnologías mediáticas una nueva forma de

organización social que ha transformado el Planeta en una nueva ciudad, TELÉPOLIS, sustentada en una

nueva forma económica, el telepolismo, en el que el ocio de los telepolitas, se transforma en trabajo y el

consumo en producción.

De las Polis clásicas, sustentadas en el mercado y el comercio, se pasó después a las Metrópolis (Londres,

París, Tokio, Nueva York, etc...) enraizadas en la industria que, aunque instalada fuera de su ámbito, se

gestionaba desde los grandes centros de decisión metropolitanos. En la segunda mitad de nuestro siglo, los

lazos ciudadanos ya no están ligados a un territorio ni a una concentración de población sino que se

establecen el la dispersión y en la multidimensión a través de redes complejas de conexión a distancia como

si de un territorio virtual se tratara. De este modo el planeta entero es Telépolis, la nueva ciudad. Europa es

el centro histórico, América es el Nuevo Ensanche de la ciudad. Los países son barrios. Las regiones, simples

manzanas de „casas‟. Las cordilleras, ríos, océanos... simples líneas divisorias entre unos barrios y otros. Los

desiertos y selvas inhabitadas, solares sin edificar o grandes parques y zonas verde. Un vuelo transoceánico

es como cruzar un río caudaloso. Cruzar el Canal de la Mancha por el tunel, como ir en metro de la rive

gauche a la rive droit de París.

En esta nueva ciudad el centro social por excelencia, el Agora o plaza de las antiguas polis, es el espacio de

ondas sonoras y visuales compuesta por los mas-media, especialmente por la televisión, pero también por

todos los medios de transferir sistemas de signos a distancia: allí ocurre todo lo que tiene alguna relevancia

ante la pasiva contemplación ciudadana. Lo que allí no aparece sencillamente no ocurre.

Se es telepolita por el mero hecho de enchufar el televisor. Telépolis funciona tanto mejor cuanto más estén

los telepolitas en sus casas, trabajando allí para que la nueva ciudad crezca y progrese. Conviene que las

ventanas (los televisores) de las fachadas estén abiertas al máximo para que los ciudadanos ventilen sus

mentes con el aire electrónico. El ágora no está en la casa sino que es la casa: tan pronto aparece un

famélico niño somalí en el cuarto de estar como una fantástica pareja mulata haciendo perversiones en el

dormitorio. Telépolis supone un nuevo concepto de calle: ese “lugar de encuentro”, o también ese

“escaparate, un camino entre tiendas” es hoy el cuarto de estar. Las tres funciones básicas –informativa,

simbólica y de esparcimiento – que el sociólogo Lefevbre asignaba a la calle son cumplidas hoy por los

medios de comunicación. Los cafés, los teatros, los estadios y las plazas de toros, pasando por las tertulias en

las ramblas o en las plazas mayores de los pueblos e incluso la escuela donde se formaba la opinión pública

han desaparecido sustituidas por una única voz unidireccional, uniforme. Los antiguos porteros han sido

sustituidos por los teleporteros, los creadores de opinión, los informadores, los comentaristas y los analistas

sociales, los tertulianos, los brokers y los traficantes de informaciones privilegiadas.

Hay también una nueva clase de marginados, trasnochados defensores del Antiguo Régimen: no todo el

mundo sale a la calle. También hay gente que vive en cuchitriles inhabitables, a veces incluso sin balcón ni

ventana (sin televisor ni radio) que llegan a carecer de toda aireación exterior (ningún consumo de medios

de comunicación). Menos mal que incluso a estos individuos miserables que tienden a vivir encerrados en

sus alcobas, el oxígeno informativo les llega a través de las habitaciones vecinas (amigos, conocidos) y de

sus propias familias que les cuentan cómo es la plaza exterior y les invitan a salir afuera... A la mayoría de la

población, sin embargo, le gustaría tener terraza (antena parabólica), si no jardín (pantalla para ver varias

cadenas a la vez). Los más miserables son gente altamente marginal, dados a coleccionar objetos anticuados

(libros, antigüedades) que amontonan en torno a su lúgubre mesa camilla, iluminada con viejas candelas.

Suelen caracterizarse por su desaliño en el vestir: cubren su desnudez únicamente con algunos harapos de

noticias periclitadas. Por suerte, cada vez quedan menos enfermos de agorafobia y la gran mayoría está

encantada.

Javier Echeverría, Telépolis, Destino, Ensayos nº 17, Barcelona, 1994. (Resumen breve)

Page 5: Textos  sobre TV para que trabajen los alumnos

as oci a c ión

de T el es p e ct a do res

y Ra d i oye n tes

d e a ra gón

Texto 5

Escucha y comenta esta canción de Pedro Guerra

El Circo de la realidad

En el circo de la realidad,

sólo hay reflejos de la realidad,

se desinforma de la realidad,

todo se compra, en realidad.

Hay un verso de la realidad

que no es verso ni es la realidad:

un guiñapo de la realidad

apenas.

En el circo de la realidad

la gente piensa que la realidad

es el deseo de la realidad

y todo vale en realidad.

Hay un trozo de la realidad,

hay un juego de parcialidad,

un impulso de perversidad

obscena

Pasen y vean:

monstruos heridos de dos cabezas.

¡Ponga aquí su intimidad!

¡Hable aquí de su dolor!

¡Venda su fugacidad!

Pasen y vean:

las confundidas y los horteras

¡Muestre aquí su vanidad!

¡Haga un alto en su pudor

que mañana Dios dirá!

En el circo de la realidad,

hay un desprecio por la realidad,

un desencuentro con la realidad,

todo se compra, en realidad.

Tomas falsas de la realidad,

paraísos de caducidad,

exorcismos de felicidad

certera.

En el circo de la realidad,

hay un recorte de la realidad,

sólo fantasmas de la realidad,

bolsas de humo en realidad,

ilusiones en publicidad,

decepciones en capacidad,

intenciones de complicidad

grosera.

Pasen y vean:

monstruos heridos de dos cabezas.

¡Ponga aquí su intimidad!

¡Hable aquí de su dolor!

¡Venda su fugacidad!

Pasen y vean:

las confundidas y los horteras

¡Muestre aquí su vanidad!

¡Haga un alto en su pudor

que mañana Dios dirá!

Page 6: Textos  sobre TV para que trabajen los alumnos

Texto 6

A los niños y a las niñas que vuelven a casa del colegio cada tarde cargados

con una pesada mochila y unos deberes pendientes les espera en la sala de

estar, o en el cuarto de cada uno, la programación televisiva ritual, una

programación por lo general, salvo honrosas excepciones, poco propicia a la

sedimentación de los valores o de la información que hayan podido recibir en

las aulas. Esa programación se impone en las horas libres, y se necesita

mucha fuerza de voluntad para evitarla porque se adoba con un lenguaje

fácil, pobre y caótico, con situaciones en las que sobrenada la violencia y la

procacidad, con la presencia de unos cuerpos atractivos y tentadores que todo

lo experimentan sin dificultad en un clima de falso compañerismo, de

indolencia o de pasotismo. (...) Nuestros niños y adolescentes crecen y la

sociedad se encuentra así de modo irremediable con unos individuos que han

pasado por el medio escolar, pero a los que les resultad difícil convivir y que

hacen difícil la convivencia, atiborrados de imágenes zafias, de cotilleos

inútiles y absurdos, alejados de una realidad que por ley natural están

obligados a tomar en sus manos sin recursos aprendidos para transformarla.

Enrique Mújica

Defensor del Pueblo

Año 2005