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SUMUNTÁN Nº 31 (2013); p. 101-130 I.S.S.N.: 1132-6956 Gregorio José Torres Quesada TOPONIMIA RELATIVA A LA RELIGIÓN EN SIERRA MÁGINA I. INTRODUCCIÓN A bundando en el concepto de toponimia y de sus características 1 , la investigación en torno a esta ofrece datos muy interesantes para el estudio del paisaje que contemplaban los habitantes de otras épocas. Se- gún Tort, la toponimia de cualquier lugar tiene tres cualidades 2 : transpa- rencia, de forma que el nombre del lugar se puede interpretar con relativa rapidez, sobre todo, en el entorno del habla local y del medio físico; ex- 1 Torres Quesada, G.J. (2012) págs. 169-208. 2 Tort, J. (2003): «A propòsit de la relació entre toponímia i geografia: el principi de ‘significativitat territorial’». Butlletí Interior de la Societat d’Onomàstica, 94-95, págs. 675-688, citado por Riesco Chueca, P. (2010) en “Nombres en el paisaje: la toponimia, fuente de conocimiento y aprecio del territorio”, Cuadernos Geográficos XLVI, págs. 7-34. RESUMEN La influencia de la religión católica, en menor medida la religión islámica, ha llegado también a la toponimia de la comarca de Sierra Mágina y ha dejado multitud de nombres de lugar relativos a construcciones religiosas, a la propiedad, a la liturgia y a la fe, a la cruz, a lugares santos, etc. SUMMARY The influence of the Catholic religion, to a lesser extent of Islam, has also reached the place names in the region of Sierra Mágina and has given many place names related to religious buildings, property, liturgy and faith, the cross, holy places, etc.

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    SUMUNTN N 31 (2013); p. 101-130I.S.S.N.: 1132-6956

    Gregorio Jos Torres Quesada

    TOPONIMIA RELATIVA A LA RELIGINEN SIERRA MGINA

    I. INTRODUCCIN

    Abundando en el concepto de toponimia y de sus caractersticas1, la investigacin en torno a esta ofrece datos muy interesantes para el estudio del paisaje que contemplaban los habitantes de otras pocas. Se-gn Tort, la toponimia de cualquier lugar tiene tres cualidades2: transpa-rencia, de forma que el nombre del lugar se puede interpretar con relativa rapidez, sobre todo, en el entorno del habla local y del medio fsico; ex-

    1 Torres Quesada, G.J. (2012) pgs. 169-208.2 Tort, J. (2003): A propsit de la relaci entre toponmia i geografia: el principi de

    significativitat territorial. Butllet Interior de la Societat dOnomstica, 94-95, pgs. 675-688, citado por Riesco Chueca, P. (2010) en Nombres en el paisaje: la toponimia, fuente de conocimiento y aprecio del territorio, Cuadernos Geogrficos XLVI, pgs. 7-34.

    RESUMENLa influencia de la religin catlica, en menor medida la religin islmica, ha llegado tambin a la toponimia de la comarca de Sierra Mgina y ha dejado multitud de nombres de lugar relativos a construcciones religiosas, a la propiedad, a la liturgia y a la fe, a la cruz, a lugares santos, etc.

    SUMMARyThe influence of the Catholic religion, to a lesser extent of Islam, has also reached the place names in the region of Sierra Mgina and has given many place names related to religious buildings, property, liturgy and faith, the cross, holy places, etc.

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    cepcionalidad, segn la cual el nombre dado al lugar debe hacer referencia a un hecho sobresaliente, diferenciador y llamativo, presente en el medio fsico, o en las circunstancias de posesin o explotacin del terreno; y significancia territorial, que hace referencia a la notoriedad que le otorgan los conocedores del medio, generalmente, campesinos y pobladores del territorio. Por su parte, Ortega Aragn3 atribuye al topnimo cuatro cuali-dades: es necesario, espontneo, referencial y de transmisin oral.

    En la comarca de Sierra Mgina hay muchos topnimos que hacen referencia a la religin (en este trabajo hemos recogido 113), algunos a la religin musulmana (8), los ms, a algn mbito de la fe, de la piedad o de las instituciones de la iglesia catlica4. Estos topnimos son ms frecuen-tes cuanto ms cerca se encuentran de un ncleo de poblacin5. El nombre de estos lugares alude a celebraciones litrgicas, a actos piadosos, a la po-sesin del bien por instituciones o personas de la Iglesia (cabildos, cofra-das, hospitales, capellanas, ermitas, monasterios, conventos, etc.). Esos topnimos, con frecuencia, han llegado hasta nuestros das libres de con-textualizacin histrica, por lo que pueden resultar confusos o desconcer-tantes. As, es frecuente encontrar en nuestra geografa lugares llamados de las nimas porque en su momento pertenecieron a la Cofrada de las nimas del Purgatorio, muy frecuente en nuestra comarca; que bajo el nombre de un lugar llamado El Santo subyace un antiguo uso religioso o una propiedad de la Iglesia; que en el lugar llamado La Mezquita, donde no hay rastro de ella, puede haber existido una antiqusima edificacin, de origen desconocido, pero atribuida a los rabes. En referencia a sus respectivos poseedores, hay muchos topnimos religiosos: lugares de los

    3 Ortega Aragn, G. (2007), pgs. 5-21.4 Aparte de la bibliografa local, hemos cotejado diversos mapas geogrficos (Mapa

    topogrfico nacional de Espaa, escala 1:25.000, del Instituto Geogrfico Nacional, Mi-nisterio de Fomento, ed. 2003 (mapas 947-I, II, III y IV; 948-I, II, III y IV; 969-I, II, III yIV; 970-I, II, III y IV) y otros trabajos como: Muoz Pomer R. (1974) Repertorio de nombres geogrficos, Jan, Valencia; Inventario de toponimia andaluza. Jan, Consejera de Obras Pblicas y Transportes, Sevilla, 1990.

    5 En efecto, la mayor o menor densidad de topnimos en una determinada rea est ntimamente relacionada con la proximidad a ncleos de poblacin, con la intensidad de la participacin de grupos sociales y del aprovechamiento del terreno en las labores agrcolas, con la antigedad del poblamiento y con la demarcacin de las lindes de los trminos municipales.

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    cannigos, de los clrigos, del cura, de la sacristana, de los frailes o del Monasterio. Hay, en fin, muchsimos topnimos referentes a la cruz y al santoral de la iglesia catlica, especialmente en el callejero de nuestros pueblos.

    La profusin de topnimos relativos a la religin cristiana responde a un fenmeno de cristianizacin de los lugares que se produce durante el proceso de repoblacin experimentado en la pennsula tras la recon-quista de un territorio que, durante muchos siglos, haba pertenecido a los musulmanes; pero tambin a la exigencia de convertir a los moriscos, los nuevos cristianos de moros, en cristianos. En este tiempo tiene lugar un amplio proceso de implantacin del hecho religioso y de las instituciones eclesisticas en la vida social que, por su trascendencia y perdurabili-dad en el tiempo, afecta tambin a la toponimia. As, durante cientos de aos las gentes dirn que el Cortijo de los Frailes, al sur del trmino de Carchelejo, perteneci a unos frailes. La tradicin y, sobre todo, inves-tigacin histrica nos recuerda que all se encontraba el Monasterio de Nuestra Seora de la Esperanza, de la Orden de San Basilio Magno.

    A veces un significado muy visible de un topnimo puede llamar a engao. El aparente concepto del nombre oculta una realidad ms intrin-cada: por ejemplo, por una asociacin etimolgica, fraile o monja puede hacer referencia a un accidente geogrfico. Por otro lado, en la sociedad rural el topnimo moro (y sus variantes mora, moros, moras) se atribuye a un tiempo o a una construccin cronolgicamente muy dispar6: puede dar nombre a un viejo eremitorio altomedieval al amparo de un monasterio, o a antiqusimos poblados dispersos en los que ocasionalmente ha apare-cido cermica y/o restos seos, o a edificaciones atpicas de arquitectura popular7, que se considera, en un determinado momento, de un origen dudoso. Finalmente, el trmino moro es equiparado gentil, vinculable a un fenmeno de aculturacin propiciado por el proceso de cristianizacin de los territorios que se inici tras la reconquista (en el siglo X, en el norte peninsular, en los siglos XV y XVI, en el sur).

    6 Satu Olivn, E. (1995), pgs. 15-19.7 As, el Albercn de los Moros, construccin, presumiblemente de poca ibera, muy

    anterior a la invasin musulmana, situada al pie de la Pea de los Buitres, en Pegalajar.

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    II. CLASIFICACIN DE LA TOPONIMIA RELATIVA A LA RELI-GIN EN SIERRA MGINA

    Los topnimos referentes a la religin en la comarca de Sierra Mgi-na los hemos clasificado8 en:

    - Referentes a nombres de santos en construcciones religiosas: ermitas, huertas, capillas, iglesias, barrios, pero tambin en la orografa del terreno.

    - Referentes a la jerarqua como propietarios. - Referentes a la piedad, a la fe o a la liturgia de la iglesia catlica. - Referentes a hechos y lugares bblicos. - Referentes a la cruz. - Lugares santos. - Referentes a otras religiones. - Por semejanza a objetos religiosos.

    III. TOPONIMIA REFERENTE A SANTOS EN CONSTRUCCIONES RELIGIOSAS

    En este estudio vamos a prescindir de los nombres de calles y edifi-caciones en el interior de los municipios, de los cuales hay varios en cada una de las localidades de Sierra Mgina, con frecuencia santos patrones y antiguos santos protectores. En cambio, nos centraremos en los topni-mos que se encuentran fuera de los pueblos, la mayor parte de los cuales, como veremos, estn localizados en las cercanas de los mismos y en lugares elevados, dominando el pueblo y las huertas. Sin duda, ejercen un carcter protector, especialmente los santos protectores contra la langosta y la peste.

    As, al suroeste de Bedmar se encuentra Concepcin, hoy paraje de olivar, sin resto alguno de construccin religiosa. A la entrada por el sur de Blmez de la Moraleda se halla la Ermita del Visillo, cuyo nombre debe hacer clara referencia al dominio geogrfico que ejerce el lugar so-bre el valle del Jandulilla9.

    8 Nuestra clasificacin parte de la realizada por Gonzlez y Fernndez Valls, J.M. (1979), pgs. 93-116.

    9 La primera acepcin de la voz viso del DRAE dice: Altura o eminencia, sitio o lugar alto, desde donde se ve y descubre mucho terreno, del lat. visus. Galmes de Fuen-

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    A las afueras de Cabra del Santo Cristo se encuentran, al norte, la Er-mita de San Antonio y, al sur, en un lugar preeminente, al pie de la Sierra Cruzada, en el paraje llamado La Virgen, la Ermita de San Cristbal que, junto con San Miguel, gozan de gran devocin en la localidad, ambos protectores contra la peste10. Cerca de sta, se encuentra el paraje llamado San Blas, santo agrcola protector de los animales, paraje en el que no queda rastro de edificacin religiosa alguna. El nombre de La Virgen pue-de hacer referencia a la ubicacin en ese lugar de una edificacin religiosa dedicada a sta, igual que sucede con la Caada de Nuestra Seora11 en esta misma localidad y en Bedmar en el Cortijo La Virgen. Esta profusin de topnimos relativos a la religin cristiana en esta zona est relacionada con las peregrinaciones hacia el Cristo de Burgos que tenan lugar desde tierras accitanas.

    En el lugar llamado Puerta de Arenas, en Campillo de Arenas, se en-cuentra la Ermita de Santa Luca, levantada en 1857 en sustitucin de un antiguo nicho que albergaba su imagen12. Su ubicacin debe ser relacio-nada con la proteccin divina de las fronteras y de la luz y la vista que los habitantes del lugar buscaban. La advocacin a Santa Luca se atribuye a un hecho milagroso acaecido all en tiempo inmemorial, cuando unos malhechores, que profanaban a tiros una estampa de la virgen, quedaron ciegos. En los territorios de frontera son frecuentes las ermitas y los san-tuarios con las advocaciones marianas de la Fuensanta13 o de Santa Luca,

    tes, . (1999), pgs. 84-85, explica el vocablo a partir del lat. adversum contrario, que se halla enfrente de > *avieso > *vieso > viso, pero el emplazamiento de los lugares objeto de estudio no refleja esta realidad, y, menos el diminutivo Visillo. Los topnimos Viso y Visillo dan nombre, al menos, a otros cinco lugares en la provincia de Jan, uno de ellos en Cambil, la Vereda del Visillo.

    10 Cf. Lorite Cruz, P.J. (2012), pgs. 65-84. Tal era la devocin al santo que, segn Francisco de Rus Puerta en su Corografa del Reino y Obispado de Jan, treinta y una localidades mantenan iglesias y ermitas dedicadas a San Sebastin en torno a 1646.

    11 Polgono 31 de referencia catastral, segn el Inventario ... pg. 83, al sur del Cerro de los Peones.

    12 Cf. la carta de 1995 del prroco Pedro Francisco Ruiz al Gobernador Eclesis-tico en la que se solicita la construccin de la ermita (Circunstancias que motivaron la fundacin de la ermita de Santa Luca en Puerta de Arenas, Sumuntn, II, (1992) pgs. 248-249).

    13 En Alcaudete, Fuensanta de Martos, Villanueva del Arzobispo, Murcia, Crdoba, Huelma (en este santuario, La Fuensanta se venera acompaada de Santa Luca).

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    como el caso de Huelma, en donde se venera en el mismo santuario a la Virgen de la Fuensanta y, desde una fecha indeterminada, a Santa Luca.

    En Pegalajar se halla la Era de San Gregorio, patrn de la localidad, antiguamente a las afueras de la localidad, junto al estanque de la Fuente de la Reja, lugar al que era llevada en procesin la imagen de San Gre-gorio para bendecir los campos y pedir por que mantuviera alejadas las temibles plagas de langosta.14 Esta procesin decay durante varios dece-nios y fue recuperada a finales de los aos ochenta del siglo pasado15. En la actualidad se utiliza tmidamente este topnimo, pues la era ha quedado borrada por la expansin urbanstica hacia el este. En el lugar existe hoy como recuerdo, incrustada en una fachada, una hornacina con la imagen del santo patrn de la localidad.

    La devocin a San Marcos, santo pastoril y protector contra la lan-gosta, fue amplia e intensa en la provincia de Jan. As, Ximena Jura-do cita trece localidades en las que exista una ermita dedicada al santo evangelista, y al que muchas de ellas haban hecho voto16. En la comarca de Sierra Mgina el culto a San Marcos estaba especialmente extendi-do por casi todas las localidades: Albanchez, Pegalajar, Mancha Real, Jimena, Cambil, Campillo de Arenas, Blmez de la Moraleda, Huelma, Garcez, Carchelejo, Larva, Torres17. De esta devocin apenas quedan al-

    14 San Gregorio es considerado, al menos desde el siglo XII, como santo protector contra la temible plaga de langosta. Para combatirla, se esparca por los campos el agua que, pasada a travs de la cabeza del santo de Ostia, era trada del santuario de Sorlada, en Navarra, lugar en el que enferm y muri el obispo. Como muchos municipios no podan sufragar los gastos del viaje hasta aquel lugar, se organizaba un itinerario de la reliquia por toda Espaa, que tambin lleg a la dicesis de Jan, y, as, el 13 de febrero de 1757, en la villa de Torredonjimeno, luego que se trajo por la justizia el agua, se hizo prozesin general y vendizin de campos (Archivo Parroquial de Santa Mara, L. I de Bautismos, f. 112). En Pegalajar la advocacin ms extendida es la de San Gregorio Nacianceno, en lugar del Ostiense, a causa de una confusin que se debi de extender en la Edad Media, pues ambos santos murieron el mismo da, el 9 de mayo. Sobre esta confusin, cf. Chris-tian, W.A. (1991), pgs. 60-61; Jimeno Aranguren, R. (2003), pgs. 89-101), y Aponte Marn, A. y Lpez Cordero, J.A. (2000), pgs. 128-132.

    15 Lpez Cordero, J.A. (1992), pgs. 78-84.16 Ximena Jurado, M. (1652), pgs. 158-204. stas son Alcaudete, Linares, Bailn,

    Marmolejo, Baeza (Iglesia), Jimena, Torreblascopedro, Vilches, Bedmar, Torreperogil, Sabiote, Jdar y Porcuna.

    17 Amezcua, M. (1992), pg. 107.

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    gunos nombres en la toponimia y en el callejero. As, en Cambil existe la calle San Marcos, en la que se ubicaban el Pilar de San Marcos, que fue desmantelado en 181518, y la Ermita de San Marcos, que debi de estar ubicada a las afueras de Cambil, de pervivencia efmera, pues se encon-traba ya arruinada en el siglo XVI, en el camino de Jan19. De Carchelejo tenemos constancia de la existencia de la Fuente Pilar de San Marcos.

    En Pegalajar, la Ermita de San Marcos debi de ser fundada en el siglo XVII, pero desaparecera a finales del siglo, pues ya no es citada por Ximena Jurado20. El culto a San Marcos debi de verse eclipsado por el aumento del fervor hacia San Gregorio, al que el pueblo hizo voto el 27 de abril de 1670 y haba convertido en su patrn. En Albanchez, Blmez de la Moraleda, Cambil, Garcez, Jimena21, Mancha Real, Larva y Torres se celebraba la fiesta de San Marcos el 25 de abril, da de la advocacin. En Campillo de Arenas tena lugar una romera desde el pueblo al cerro del castillo22.

    En Mancha Real el culto a San Marcos permanece hasta nuestros das como patrn. Pero en la toponimia permanece en el cercano Huerto de San Marcos, al noroeste de la localidad23.

    La corta vida de muchas ermitas de nuestra comarca est relacionada con el origen mismo de ellas. La vocacin del pueblo por un santo estaba ligada a la necesidad de proteccin y a las tradiciones que haban im-portado los repobladores que, en diversas pocas, se asentaron en Sierra Mgina. Esa vocacin propiciaba la necesidad de construir un lugar de culto, que sola ser financiado por el propio pueblo. El edificio se cons-trua con materiales y tcnicas locales, de forma que necesitaba continuas reformas. Un mnimo abandono en su mantenimiento por decaimiento en el culto poda suponer el derrumbe de la construccin y la desaparicin

    18 Galiano Puy, R. (2013), pg. 294.19 Galiano Puy, R. (2013), pg. 166.20 Ximena Jurado, M. (1652), pg. 166. Cf. Lpez Cordero, J.A. (2007).21 ... se va a la de Sn. Marcos en su dia, visperas en procesion la misa que alli se

    dice toda la gente descalza, ayunan todo el pueblo, nios y mugeres sin comer hasta que hayan dicho misa y encierran los ganados para que no coman ... el qual se hizo para los daos que solia hacer la langosta (Relaciones Topogrficas, pg. 711).

    22 Amezcua, M. (1992), pgs. 123-127.23 En el polgono 21 de referencia catastral, segn el Inventario ... pg. 221.

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    total. En recuerdo de que all hubo un lugar sagrado, a veces, se instal una cruz. De ello, en muchos casos, slo nos queda un topnimo del tipo santo, virgen o cruz. Tal vez este recuerdo lo mantienen El Santo y La Cruz Alta, en Pegalajar, la Loma de la Ermita, en Carchelejo, Virgen, en Cabra del Santo Cristo, y el Cerro de la Virgen, en Cambil.

    IV. TOPONIMIA REFERENTE A LA JERARQUA ECLESISTICA COMO PROPIETARIOS

    La iglesia, como propietaria de inmuebles y terrenos agrcolas y ga-naderos, ha dejado en la toponimia muchos nombres en los que aparece identificado el nombre del titular. Como veremos ms adelante, en oca-siones, bajo el propietario que figura en el nombre del lugar subyace otra realidad ms orogrfica que eclesistica.

    En el paraje de Cuadros, en el trmino de Bedmar, se encuentran las ruinas del Molino de la Sacristana en clara referencia a la propiedad de la edificacin, situada en un entorno propiedad de la iglesia dedicada al retiro y la oracin.

    En la comarca de Sierra Mgina hay dos referencias toponmicas identificadas con el nombre de monje y monjas sobre las que tenemos que trabajar con cautela. As, con el nombre de Las Monjas hay un paraje al este del trmino municipal de Cabra del Santo Cristo, al oeste de la es-tacin de Huesa24, semidesrtico, pero muy peculiar. En una altiplanicie sobresalen nueve cerros que van de los 850 a los 900m. de altitud, muy desgastados por la erosin, alrededor de los cuales se han formado peque-os barrancos. A este paraje se le conoce con el nombre de Las Monjas, un lugar que no parece haber sido propiedad de ninguna orden eclesis-tica. Ciertamente, monje y monja puede estar justificado cuando se hace referencia a un edificio eclesistico o a tierras sujetas a la jurisdiccin de una comunidad monacal, pero no es frecuente atribuir la propiedad de barrancos, lomas o peas a los monjes o a las monjas. Ms bien el nom-bre responde a la orografa del terreno25. Por ello, es preciso buscar una justificacin a travs de asociaciones etimolgicas. Con frecuencia peas,

    24 Coordenadas lon. 3 12 11.02 W, lat. 37 43 10.49 N.25 Galmz de Fuentes, . (1990), pgs. 48-49.

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    lomas o montes sirven de hitos o mojones. En algunos casos, la palabra mojn26 se ha convertido en monjn y se ha asociado como un aumentati-vo a otra palabra, monje, y, por extensin, a monja. Asociado al paraje de Las Monjas, hay dos topnimos ms: Barranco de las Monjas y Cortijo de las Monjas, junto a la estacin de ferrocarril de Huesa27.

    Igual que en el caso anterior debe suceder con el paraje llamado Loma del Monje, en el trmino de Bedmar, en el entorno del abrevadero del Cao del Aguadero28, donde destaca una loma de 1608 m. de altitud29.

    Sobre topnimos que contienen el trmino fraile o frailes hemos de distinguir los que, efectivamente, hacen referencia a la propiedad por par-te de una orden religiosa, los que apuntan a una entidad local habitada y los que apuntan a un accidente orogrfico. Pues parece evidente que la idea que transmite el nombre no coincide siempre con la realidad que se observa en el paisaje ni en los acontecimientos histricos. En la provincia de Jan hay, al menos, quince referencias toponmicas a fraile.

    As, en Cambil hay varios topnimos relacionados con el Monasterio de Santa Mara de Oviedo, de la orden de San Basilio Magno, primero que se creaba en Espaa, en 1540, fundado por los doce ermitaos de las, en aquel tiempo, llamadas Celdillas del ro Oviedo o de Mata-Bexix30. ste es el ltimo territorio en caer en manos cristianas antes de la toma definitiva de Granada, por lo que la de los basilios fue una de las ltimas rdenes religiosas en instalarse en el Reino de Jan31. Relacionados con la

    26 Del hispanolat. mutulo,-onis, derivado del lat. cls. mutulus modilln, cabeza sobresaliente de una viga, madero hincado en un muro.

    27 En la provincia de Jan hay, al menos, veintisiete lugares llamados Monjas o Las Monjas.

    28 En el polgono 12 de referencia catastral, segn el Inventario ... pg. 235.29 Coordenadas lon. 3 25 33.44 W, lat. 37 44 48.22 N.30 Ximena Jurado, M. (1652), pgs. 166-167, 469; Galiano Puy, R. (1994), pgs.

    21-114; Galiano Puy, R. (2013), pgs. 203-235.31 En la Baja Edad Media, en Jan y en beda se haban instalado ya seis rdenes

    mendicantes, cuatro en Baeza, tres en Andjar, dos en Alcaudete, y uno en Cazorla, en La Guardia y en Santisteban del Puerto, cuando se cre el monasterio de Cambil (Toledado Galera, J. (1989), pgs. 37-47). El despliegue inicial de establecimientos religiosos se debe al repartimiento de tierras que sigue a la conquista de territorios: trinitarios, merce-darios, franciscanos y dominicos son los beneficiarios. A cambio, las rdenes contribui-ran a la implantacin de, adems de la confesin cristiana, la poltica castellana.

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    estancia de los monjes en estos parajes estn los topnimos Frailes, tam-bin llamado Monte de los Frailes32, la Dehesa de los Frailes, el Cortijo de Santa Mara y el Cortijo o Casera de los Frailes, todos situados en el entorno de los restos del monasterio, al sur de Mata Bejid.

    Pero el Monasterio de Santa Mara del Ro Oviedo cae pronto en desuso y los monjes basilios fundan en Cazalla un nuevo monasterio, dedicado a Nuestra Seora de la Esperanza33, en octubre de 1578, que permanece habitado por la orden hasta que, en 1821, el gobierno constitu-cional suprime todas las comunidades religiosas. De la permanencia de los monjes de San Basilio Magno en este emplazamiento y de su actividad agrcola y ganadera34 han llegado hasta nuestros das varios topnimos, el Cortijo de los Frailes, al sur del trmino municipal de Carchelejo, situado en el Collado Cruz de las Veredas, junto al Barranco del Monasterio o de Almonaster.35

    En otras ocasiones, no se ve la relacin entre rdenes religiosas y el topnimo frailes. As, en Mancha Real existe un sitio llamado Casa de Freilas, Casa Alta de Fraila y Casa Baja de Fraila, y en Noalejo, el Barranco Frilla. En el trmino de Jan hay un pago llamado Fraylas. Estos topnimos podran estar refirindose a la misma realidad que la que oculta el nombre del pueblo de Frailes, en la Sierra Sur de la provincia de Jan, cuyo nombre procede, segn fuentes rabes, de Afralya36. Estos nombres podran hacer referencia a una edificacin o conjunto de edifica-

    32 Citado en Archivo Municipal de Jan, A.C., cab. de 12 de septiembre de 1687, en relacin con un informe encargado por el Concejo de Jan en marzo de 1689 para estudiar el estado de conservacin del monte de Mata Begid (cf. Coronas Tejada, L. (1994), pgs. 361-372).

    33 Ortega y Sagrista, R. (1966), pgs. 10-11; Higueras Maldonado, J. (1996), pgs. 51-67.

    34 En el Catastro del Marqus de Ensenada, el monasterio posea trece fanegas y media de regado y cuatrocientas seis de secano, en donde se trabajaban 1182 olivos, 2300 vides, frutales, parrales, encinas, quejigos, tierra de labor y monte. Cf. tambin la relacin de propiedades en Ortega y Sagrista, R. (1966), El monasterio ..., pgs. 47-50.

    35 Ortega y Sagrista, R. (1966), pgs. 9-62; Higueras Maldonado, J. (1996), pgs. 51-67.

    36 Jimnez Mata, M Carmen (1990), pgs. 125-126; Vallv, J. (1969), pg. 61.

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    ciones rsticas, villa o aldea, o a alguna actividad agrcola relaciona-da con la recoleccin del cereal o con la molturacin del vino37.

    Un tercer grupo de topnimos relativos a frailes parece ms relacio-nado con el entorno orogrfico en que se encuentra. En efecto, hay mul-titud de ejemplos en la toponimia espaola en los que fraile da nombre a un promontorio de roca viva, convertido en un punto singular muy llama-tivo en el entorno geogrfico38, tal vez por la semejanza que presenta un promontorio con un aspecto muy parecido a un religioso erguido39. Con este sentido del trmino podran estar relacionados los tres topnimos que se encuentran al norte del trmino de Cabra del Santo Cristo, cerca del trmino de beda, Frailes, Caseta de los Frailes y Cortijo de los Frailes, cerca de la llamativa Rambla del Infierno40, y la Casera de los Frailes, al sur de Pegalajar, en cuyo entorno, sobre el Cerro de la Condesa, se pue-den observar varios promontorios de piedra muy elevados.

    Sin embargo, el nombre del Cortijo de los Frailes, en Huelma, hace referencia a la propiedad de los religiosos del Monasterio de San Agustn, que posean, segn declara el prior el 20 de septiembre de 1752, varias fincas rsticas en Cabrita, Polera y Solera, lugares en los que perviven los topnimos Capellana, El Capelln, Cortijo de la Capellana y Cape-llana Polera41. En el callejero de Huelma permanece en la actualidad la Calle del Convento.

    Finalmente, recogemos otros topnimos compuestos por un lugar comn seguido del cargo religioso del administrador de la propiedad eclesistica: as la Loma del Clrigo, en Carchelejo, la Cuesta del Frai-le y la Casera del Prior, en Jimena, la Dehesa del Ermitao, en Noale-

    37 Conjetura sta sugerida por el DRAE, que ofrece dos andalucismos de la voz frai-le: Montn de mies trillada, que se hace en las eras para aventarla cuando haga viento a propsito y En los lagares, montn de uvas ya pisadas y apiladas para formar los pies.

    38 Trapero, M. (1999), pgs. 957-970.39 Menos plausible parece la propuesta de hacerlo derivar del lat. fractum, -am roto,

    quebrado, fracturado que, a travs de asociaciones etimolgicas (sin duda, relacionadas con el aspecto que presenta el accidente geogrfico), da los topnimos catalanes freta, fred, fret y frau, forma apocopada de frare fraile (Galmz de Fuentes, . (1990), pgs. 35-3).

    40 Es muy curiosa la coexistencia en un lugar de dos topnimos antagnicos, como Barranco de las nimas y el Collado del Diablo, en Sierra Nevada, Granada.

    41 Galiano Puy, R. (2001), pg. 384.

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    jo, y el Albercn del Sacristn, el Haza del Cura y el Cerro del Prior, en Pegalajar.

    V. TOPNIMOS REFERENTES A LA PIEDAD, A LA FE O A LA LI-TURGIA DE LA IGLESIA CATLICA

    En la provincia de Granada hay siete lugares vinculados a las nimas del Purgatorio, en Jan, diez, casi todos, cortijos, corrales y dehesas42. Sin embargo, en Almera permanecen en pie, al menos, cuarenta y dos ermitas43. En Sierra Mgina existen cinco lugares referentes a las nimas: el Haza de las nimas44, en Bedmar, el Pecho de las nimas y la Casa de las nimas, en Pegalajar, Cerro de las nimas, en Larva, y el Cortijo de las nimas, en Huelma. El culto a las nimas surge en el momento en que nace entre los cristianos la idea del purgatorio, cuya doctrina fue formulada en los concilios de Florencia y Trento. Este lugar es, pues, un estado transitorio de purificacin para los que han muerto y necesitan ma-yor purificacin para llegar a la santidad. En la tierra, los vivos celebran actos propiciatorios para ayudar al difunto en ese proceso de purificacin, especialmente el 2 de noviembre, fecha instituida por San Odiln, monje benedictino de Cluny. Popularmente se conocen las nimas como los es-pritus de los difuntos que sufren las penas del purgatorio, que, a veces, deambulan entre nosotros requiriendo que se cumplan algunas promesas incumplidas, que se rece por ellos, que se les ofrezcan misas, etc45. La propia idea de que los espritus (o nimas) deambulen por las casas o las calles causaba tal temor que se daban limosnas y se hacan misas para apaciguarlos. As, las gentes sufragaban misas para sus familiares difuntos o para la colectividad de los muertos. Ante la imposibilidad de pagarlas, surgieron las cofradas46, que se encargaban de pedir dinero, su-

    42 Inventario de toponimia andaluza. Jan; Inventario de toponimia andaluza. Gra-nada.

    43 Sobre su origen, distribucin geogrfica, tipologa y causas de tal abundancia en un espacio tan reducido como el poniente almeriense, cf. Matarn Guil, M.F. (1994), pgs. 143-168.

    44 Alcal Moreno, I. (1992), pgs. 23-29.45 Estos conceptos coinciden plenamente con los manes de los romanos y de los

    etruscos.46 Cf. Aponte Marn, . y Lpez Cordero, J.A. (2000), pgs. 246-251.

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    fragar las misas, instituir altares dentro de las iglesias e, incluso, construir ermitas dedicadas a las nimas. Las cofradas de las nimas, instituidas al margen de la organizacin eclesistica, disponan de propiedades urbanas y rsticas que generaban recursos. En este contexto se explican los top-nimos relativos a las nimas y que nombran propiedades como cortijos, haciendas, molinos, hazas y dehesas. A veces, prximo a uno de estos topnimos se encuentra otro relativo al infierno47.

    Otros topnimos relativos a la fe son el Cerro del Predicatorio48, al este de Cabra del Santo Cristo, indito en toda la geografa nacional, y la Caada del Rosario, en Noalejo, ambos referentes a actos religiosos.

    VI. HECHOS y LUGARES BBLICOS EN LA TOPONIMIATras la conquista de Granada fue prioritario para las autoridades ad-

    ministrativas y eclesisticas la homogeneizacin cultural y, sobre todo, religiosa de una sociedad muy heterognea en aquel momento. Una de las prcticas ms utilizadas por las instituciones fue la exteriorizacin de los actos y ritos religiosos a travs de autos sacramentales, procesiones por las calles, representacin de la pasin de Cristo hasta su crucifixin en el Calvario por medio de los Via Crucis, etc. Este ltimo ha propiciado en infinidad de localidades la existencia de nombres relativos al calvario. As, las calles y los parajes denominados actualmente con el nombre de calvario49 estn relacionados con la proximidad de un cementerio, con la costumbre de realizar un Va Crucis en tiempo de Pascua en direccin a este lugar, o con ambos motivos a la vez. El lugar, inicialmente sagrado, suele coincidir con una colina de cierta altura a las afueras de la pobla-cin. El tramo final del Va Crucis era propicio para la realizacin de enterramientos, que dieron lugar a un futuro cementerio.

    Tal fue la profusin de este topnimo vinculado a la tradicin cristia-na que en Espaa hay, al menos, 965 lugares con este nombre, 21 de ellos en la provincia de Jan. En la comarca de Sierra Mgina existe una ca-

    47 Cf. nota 39.48 Coordenadas long. 3 1225.28 W, lat. 37 4127.86N.49 La voz calvario responde a la traduccin que San Jernimo hizo al latn, clava-

    riae locus (Vulg. Math, 27, 33), del griego , kranou tpos, y del hebreo golgotha; en todos los idiomas significa lugar de la calavera.

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    lle Calvario en Crcheles, Cabra de Santo Cristo, Albanchez de Mgina, Pegalajar50, Solera y Huelma; en Carchelejo, en un lugar extramuros exista un lugar llamado Las Tres Cruces51; un paraje llamado Eras del Calvario, en Campillo de Arenas; el Cerro del Calvario, en Noalejo, y un Camino del Calvario en Albanchez de Mgina y en Crcheles. En el caso de Pegalajar, la calle Calvario finaliza en un paraje llamado Tres Cruces, nombre que, por su ubicacin, debemos vincular con las crucifixiones de Jess y los dos ladrones. No obstante, no podemos pasar por alto la circunstancia de que en este lugar existe un importante cruce de caminos: por un lado, de sur a norte, se encuentra la vereda real beda-Granada que, subiendo de los Cotillos, se dirige hacia Mancha Real, desvindose antes hacia el Puerto Alto; por otro lado, hacia el este, se dirige el camino de Bercho; entre ambos caminos, surgen el camino del Hoyo de la Sierra y el camino de los Nevazos; finalmente, hacia el oeste, se dirige el camino hacia Pegalajar, llamado, a partir de finales del S. XIX, calle Calvario.

    En todos los casos era comn la realizacin de un Via Crucis que vivificara la pasin de Cristo a lo largo de un trayecto, el camino del Cal-vario, en el que se colocaban cruces, de madera o de piedra52, mviles o fijas, que marcaban las catorce estaciones, que terminaba en un cemente-rio53, en una ermita54 o en una colina.

    No falta en la toponimia de Sierra Mgina un sorprendente caso de antropomorfismo55, como el que encontramos en el trifinium56 entre Jan,

    50 Lpez Cordero, J.A., Cuevas Mata, J. y Polo Aranda, D. (1993), pgs. 49-51.51 Lpez, Toms, Diccionario Geogrfico de Espaa, Siglo XVIII, 1787, revisin

    del publicado en 1761.52 Como las que hasta 1969 haba en el Camino de las Cruces en direccin al Cal-

    vario, en Jan.53 Es el caso de Pegalajar.54 Tal es el caso de Alcaudete, situada en la cima de una colina llamada, por ello, El

    Calvario.55 De las mismas caractersticas que el monte navarro de Los tres Hermanos, el ro

    Dos Hermanas ro, tambin en Navarra, que tiene su origen de dos manantiales, o los montes del Pirineo aragons Las tres Sorores, Las Tres Sorellas, Pea Donas, o la sierra pacense de Dos Hermanas, dividida en dos cerros, la aldea oscense de Muller Muerta, el ro salmantino de Cuerpo de Hombre, y otros ejemplos recogidos por Rohlfs, Gerhard (1951), pgs 229-265.

    56 Lugar en donde confluyen tres lmites, semejante al lugar Tres Mojones en el que confluyen los trminos de Cabra del Santo Cristo, Jdar y beda.

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    Pegalajar y Carchelejo, en el pico conocido como Los Tres Mancebos57, tal vez el monte ms visible desde Pegalajar, que hace referencia al episo-dio bblico de los tres jvenes judos que, por negarse a adorar la estatua de oro erigida por Nabucodonosor, fueron arrojados al fuego y se salva-ron gracias a la fe que profesaban al Dios de los judos58. En la misma cadena montaosa y en la misma linde, a unos 500m. al norte de Los Tres Mancebos encontramos otro topnimo, Los Valientes, que, sin duda, oculta tambin el nombre de los tres judos, Sadrac, Mesac y Abed-Neg, salvados de las llamas. Inmediatamente surgen varios interrogantes: por qu se llam as esa montaa? quin le dio nombre? No es fcil respon-der a esta pregunta. Slo podemos movernos en el campo de las conje-turas. En primer lugar, hace referencia al nmero tres, y en el horizonte aludido no se ven con claridad tres picos y, menos, desde cualquier punto desde el que se mire. Por otro lado, esta no es, sin duda, una historia tan conocida por el pueblo llano como para que este pueda utilizarla para dar nombre a una montaa59. Por tanto, no obedece a un topnimo de origen popular. En tercer lugar, las cimas de Los Tres Mancebos y Los Valientes son visibles por los habitantes de Pegalajar, La Guardia, La Cerradura, Mata Begid, Cambil, Crchel y Carchelejo (para nuestra hiptesis, esta circunstancia tiene mucha importancia). Por ltimo, la historia de los tres jvenes hebreos y la de Jons librado del cetceo, temas bblicos de li-beracin y perseverancia en la fe en Dios, la esperanza en la redencin,

    57 Llamado Monte Alto de Calabaeros, en el expediente de deslinde del trmino municipal de Pegalajar, y Calabaeros, en el dibujo del trmino realizado con el mismo motivo en 1559 (Lpez Cordero, J.A. (1997), pgs. 63 y 78).

    58 Libro de Daniel, 3.59 Esta historia, no obstante, es un tpico tan frecuente en la iconografa cristiana

    desde el inicio mismo del cristianismo que ha llegado a convertirse en uno de los temas ms tradicionales de liberacin del Antiguo Testamento. En las catacumbas de Priscila, una de las ms antiguas de Roma, se ven en dos frescos la escena de los jvenes hebreos en llamas. Tambin aparece la escena en muchos sarcfagos paleocristianos: en el frag-mento de la tapa de un sarcfago del clebre taller de La Bureba, de mediados del siglo IV, que se encuentra en el Museo de Burgos, o en la tapa del sarcfago paleocristiano de Martos, sito en el Museo de Jan (Recio Veganzones, A. (1969), pgs. 33-36), o en la tapa del sarcfago de la Traditio legis, fechado a finales del S. IV (Museo Vaticano, Museo Pio Cristiano), en diversos iconos ortodoxos y en la arquitectura del romnico francs y espaol tambin es un tema muy representado.

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    salvacin y santificacin del pueblo, as como la existencia de un juicio, son muy utilizadas desde los mismos albores del cristianismo. Por todo ello, podramos situar el origen del topnimo que nos ocupa en este con-texto de propagacin de la fe: el sacerdote o el monje invocando la fe de los tres muchachos, una fe tan robusta, tan magnfica como una montaa. Nada ms elocuente que sealar con el dedo el imponente monte. Esta misma imagen podra ser utilizada para la cima contigua, Los Valientes, cualidad, sin duda, que a los tres hebreos les sobraba.

    Fuera este o no el origen de los dos topnimos, lo realmente cierto es la intencin de cristianizar el territorio con la presencia constante de edifi-caciones, ritos, celebraciones religiosas, smbolos o nombres metafricos que recuerdan permanentemente la supremaca de la religin cristiana frente a otros credos, musulmn o judo, aparentemente erradicados, pero que an en los siglos XVI y XVII permanecan en el entorno familiar y en la mente de una parte importante de la poblacin, la morisca, que no haba huido o an no haba sido expulsada.

    VII. LA CRUZ EN LA TOPONIMIALa cruz es considerada, desde los albores de la cristiandad, el princi-

    pal smbolo de la fe cristiana, y el signo de la cruz realizado con la mano sobre las personas, el gesto del culto ms antiguo y ms difundido.60 El acto de signarse precede a todas las acciones de la vida cotidiana61. Todos los momentos del da, todos los objetos y todos los lugares deben estar protegidos por el smbolo de la cruz. Esta tradicin, que no deja de tener relacin con los gestos profilcticos comunes en el paganismo de pocas

    60 Los cristianos de las catacumbas romanas utilizaban tambin como smbolos el pez y el pan, pero stos no prosperaron.

    61 Para ponerse en marcha, para entrar o salir de casa, para calzarse, para lavarse, para sentarse a la mesa, para encender las lmparas, para acostarse, para iniciar una conversacin, grabamos la frente con el signo de la cruz, dice Tertuliano, De corona militis, 4. En este mismo sentido, tambin Hiplito Romano, Trad. apost. 41. Igualmente, es preciso trazar el signo de la cruz en el lecho donde dormimos, en el pan que comemos (Gregorio Magno, Dial. I, 11, ed. Moricca), en el inicio y fin de las cartas (numerosos ejemplos en Epistulae merovingici et karolini aevi), en las paredes, sobre las tumbas, en las jambas de las puertas, etc. Casas, cementerios, iglesias, monasterios, capillas, rboles, piedras, todo lleva el signo de la cruz (Giordano, O. (1983), pgs. 59-75).

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    anteriores, tiene dos significados fundamentales: es el signo de la Pasin y es un escudo que nos defiende del demonio, que se manifiesta a travs de las fuerzas del mal y de los espritus malignos que acechan continua-mente al hombre62. Cargada la cruz de un simbolismo positivo, se hizo necesaria en el siglo IV la abolicin de la pena de crucifixin del procedi-miento penal, tal vez bajo el reinado de Constantino.

    Parece que en los primeros siglos del cristianismo los cristianos no tuvieron ms imgenes u objetos de culto que la cruz, que era reproduci-da en el interior y en las inmediaciones de la casa como objeto mgico-devocional.

    La tradicin de marcar con la cruz el entorno ms inmediato del in-dividuo ya tena antecedentes en poca etrusca y romana. Los lmites de las provincias y de las propiedades privadas eran sagrados y, por tanto, marcados por una piedra, una teja o una estaca clavada en la extremidad de la finca, siempre bajo la proteccin de Terminus, dios tutelar de los lmites de los campos63. Esta costumbre se difunde rpidamente entre los cristianos, de manera que se podan ver cruces en las plazas pblicas, en los mercados, en los montes, en los caminos, en las colinas, en los luga-res desiertos64. Donde nicamente no estaba permitido reproducir cruces era en el suelo y sobre el pavimento, para evitar que fuera pisada por los caminantes.

    El carcter mgico de la cruz se difunde por todas partes: es sm-bolo por excelencia de la taumaturgia e instrumento necesario para la realizacin de conjuros y exorcismos, hasta el punto de que ante la cruz huan aterrorizados y vencidos los espritus malignos, se aplacaban las tempestades, cesaba el granizo o caa la lluvia pedida, se extinguan los incendios; gracias a ella, el campo daba buenos frutos, las mujeres eran fecundas, prosperaban los rebaos65.

    62 En este contexto se sita la aparicin de la cruz al emperador Constantino la noche anterior a la victoriosa batalla emprendida contra Magencio en el puente Milvio, relatada por Eusebio de Cesarea en Vita Const. I, 27.

    63 Guilln, J. (1985), pgs. 270-272.64 Juan Crisstomo, Adv. Iuadeos et Gentiles, 9.65 Giordano, O. (1983), pg. 67.

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    La colocacin de cruces por todas partes, costumbre que ha llegado hasta nuestros das66, ha favorecido en el campo de la toponimia la exis-tencia de muchos nombres vinculados a la palabra cruz en lugares en donde fsicamente est o estuvo el smbolo de la cruz. De esta manera, la palabra cruz est siempre asociada a un accidente geogrfico.

    As, como era costumbre entre los etruscos y los romanos, en los siglos XVI y XVII las lindes de los trminos municipales estaban salpi-cadas por cruces con la finalidad de vigilar los campos y protegerlos de sequas, incendios y plagas, de velar por los caminantes y protegerlos del mal reflejado en el lobo, el bandido el mismo diablo que anda por los caminos67 y definir un territorio cristianizado, libre del pensamiento judo o musulmn. Un ejemplo muy ilustrativo de ello se produjo durante el amojonamiento del trmino de Pegalajar en 1559, cuando se colocaron cruces de madera en la cumbre del Almadn, en la Mata de Ahumada, en el Camino del Humilladero y en el mojn del Mercadillo de la Pea de la Contratacin, y se rez ante ellas68. El acto de ir sembrando los linderos de cruces durante el amojonamiento de trminos debi de ser un rito muy frecuente69.

    66 Refirindose a la gran abundancia de signos de la cruz tanto en el urbanismo como en el trmino salmantino de La Alberca, J.L. Puerto afirma que la presencia de la cruz de modo explcito y visible, en los cruceros de granito o en los dinteles de las puertas de las casas; pero tambin, de otro ms sutil y secreto, en los grabados de peas junto a los caminos o deslindando huertos, as como en las jambas de las puertas de casas y de cuadras, ofrece tres motivaciones: la vinculacin de los vivos con los difuntos, esto es, con las nimas Benditas; una finalidad mgico-religiosa, de defensa y proteccin de la casa y de sus moradores; y una manifestacin de criptojudasmo, pues los moradores, que abrazaban otra religin de puertas adentro, mostraban su credo cristiano de puertas afuera (Puerto, J.L. (2010), pgs. 74-76).

    67 Lpez Cordero, J.A. (1997), pg. 59.68 Lpez Cordero, J.A. (1997), pgs. 61-75.69 En un simple rastreo hemos encontrado esta prctica en pocas recientes: en el

    amojonamiento de la lnea definitiva de lmites entre la provincia de Navarra y el depar-tamento francs de los Bajos Pirineos, realizado el 2 de diciembre de 1856; en el deslinde y amojonamiento de los trminos municipales conquenses de Buenache de Alarcn y de Olmedilla de Alarcn, realizados el 14 de junio de 1901; y en el reconocimiento de mo-joneras entre los trminos leoneses de Boca de Hurgano y Posada de Valden, realizado el 10 de octubre de 1927.

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    El topnimo Tres Cruces, hallado en Pegalajar, en Blmez de la Mo-raleda y en Carchelejo, est ntimamente relacionado con el Calvario y el Via Crucis que se realizaba en multitud de localidades, segn comenta-mos en el captulo precedente.

    Por otro lado, para dejar constancia de la existencia en el pasado de una ermita era frecuente la colocacin de una cruz. As, existe un paraje a las afueras de Pegalajar llamado Cruz Alta, vinculado a otro nombre, El Santo, que debe recordar a una ermita dedicada a San Nicasio, y a otra de-dicada ms tarde a San Marcos, ambas desaparecidas, cuyas ubicaciones exactas se desconocen. El lugar, al oeste del pueblo, sobre el monte, do-minaba la poblacin y las huertas, emplazamiento idneo para que el san-to velara por los sembrados y los ganados de agricultores y ganaderos70.

    Referencia a la cruz hacen tambin diversos topnimos situados den-tro de las poblaciones o en sus lmites, como en Huelma, la Fuente de la Cruz, construida en 1544 y sustituida ms tarde por otra, llamada Fuente Seca, en la calle Larga71; o la Cruz del Pulgn, la Cruz (de) Esteban y la Cruz (de) Juan, en Mancha Real; o la Calle de la Cruz, a la salida de la Iglesia de la Santa Cruz, en Pegalajar.

    El humilladero es un lugar vinculado al culto de la cruz. El DRAE lo define como lugar devoto que suele haber a las entradas o salidas de los pueblos y junto a los caminos, con una cruz o imagen. Habitualmente coincida con el final de los Via Crucis, un punto de oracin para los ca-minantes e, incluso, el lugar en donde eran castigados los malhechores, semejante al rollo de justicia, insignia de jurisdiccin. En muchas oca-siones se situaba en lugares solitarios o en caminos poco transitados, de donde surge la expresin un tanto insultante de llevar al humilladero. En efecto, hay en Sierra Mgina un humilladero relacionado con el cami-no. As, el Diccionario de Toms Lpez deja constancia de la existencia en Cabra del Santo Cristo del Humilladero del Santo Cristo de Burgos, a una legua de Cabra, en direccin a beda. Este lugar debe estar vincula-do a la devocin al Cristo de Burgos y el peregrinaje desde beda hacia

    70 Lpez Cordero, J.A. (1992), pgs. 78-83; Lpez Cordero, J.A. (1999), pgs. 457-480; Lpez Cordero, J.A. (2007) San Marcos y el voto de Pegalajar a San Gregorio en 1670 en Programa de fiestas en honor de San Gregorio, Pegalajar.

    71 Lzaro Damas, M.S. (1994), pgs. 23-34.

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    Cabra del Santo Cristo. Por otro lado, en el lmite entre Pegalajar y Cam-bil, siguiendo la lnea de mojones del Acebuche, de la Cerradura y del Mercadillo de la Pea de la Contratacin, se encontraba el Humilladero del Prior Juan Cano en la parte alta del actual Carretn, que fue utilizado tambin como mojn durante el amojonamiento del trmino de Pegalajar en 155972. Era una cruz de piedra, situada junto al antiguo camino que discurra entre Jan y Cambil.

    Haciendo una interpretacin sobre el terreno de muchos de los to-pnimos que contienen la expresin cruz o de la cruz, observamos que el nombre no siempre parece referirse al smbolo de la fe cristiana. As, podemos observar que muchos de esos nombres se sitan en encrucijadas de caminos, en donde era frecuente situar una cruz o un crucero. Debido a este smbolo, el trmino cruz adquiere en toponimia un nuevo signi-ficado: cruce de caminos, igual que sucede con la voz estrella73. En el lxico encontramos las palabras derivadas cruzar(se) y encrucijada pero obsrvese que la voz cruce se incorpora al diccionario de la Academia en el ao 183274.

    Usada en otros contextos, resulta an ms desconcertante su utiliza-cin. As, en los topnimos Barranco de las Cruces, Cabezo de la Cruz, Alto de la Cruz o Pea de la Cruz no es fcil imaginarse un cruce de ca-minos en estos lugares geogrficos, salvo que antao hubiera habido una cruz, de madera o de piedra, para marcar los linderos o para proteger los campos de tormentas, plagas y malhechores. En un estudio detenido del terreno en que se sitan estos lugares observamos que tienen como carac-terstica comn ser pedregosos, abruptos y ridos. Es evidente que la voz cruz, procedente del lat. crucem, no tiene ningn significado parecido ni prximo a piedra o pedregoso, por lo que podramos pensar que otra palabra, originariamente distinta a sta, ha evolucionado hasta coincidir con ella, tal vez por asociacin etimolgica.

    72 Lpez Cordero, J.A. (19992), pgs. 59-68.73 La voz estrella tambin adquiere en toponimia el significado de cruce de cami-

    nos (Torres Quesada, G.J. (2012), pgs. 179-180).74 Corominas, J. (1980), s.v. cruz. Garca Arias apunta que el uso de la palabra cruz

    con artculo masculino, condujo a la nueva forma cruce para nombrar una encrucijada de caminos sealizada con un crucero o simplemente con una cruz marcada en una piedra o en el tronco de un rbol (Garca Arias, X.L. (2005) Toponimia asturiana, Oviedo).

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    Partamos, pues, de la raz prehispnica *carabo-75, que, como en cataln o en francs76, podra haber dado lugar a un homnimo de cruz, pero con el significado de barranco, precipicio o lugar pedregoso77. De esta raz parte el latn carolingio cravum lugar pedregoso, de donde provienen los topnimos provenzales Crau, La Crau de Saut y La Crau dHyres, y Crabos, en Lugo. Por asociacin etimolgica, favorecida por la proximidad fontica, comienza a identificarse en cataln con creu creu en topnimos como Creu, Creueta y Cap de Creus, y en castellano con Cruz, Cruces y Crucero, lugares siempre caracterizados por encontrarse en terrenos pedregosos y abruptos. Aqu se enmarcaran diversos topnimos de la comarca de Sierra Mgina tales como La Cruz de Requena78, en el Barranco de la Cruz, en Jdar, la Sierra de la Cruz79 y la Cruz de la Cerilla, en Blmez de la Moraleda, la Caada de las Cruces80, en Huelma, o la Sierra Cruzada, que se extiende, hacia el oeste, desde la localidad de Cabra del Santo Cristo y se adentra en el trmino de Huelma muy abrupta, pedregosa y abundante en barrancos.

    La raz *car-abo- puede evolucionar a *carb-, por sncopa de la vocal -a-, o a *cabr-, por sncopa de la vocal -a- e intercambio de consonantes, y dar lugar, por asociaciones etimolgicas, a los topnimos

    75 Galmz de Fuentes, . (1990) pgs. 31-32. Su origen estara en la raz indoeu-ropea *kr- duro, que se encuentra en el griego krats poder y en una raz prehispnica *kar- duro, piedra; con sufijacin obtenemos la base *car-alt-, de la que parten los topnimos Caralt, Cavall, Caballo; la base *car-a- pedregoso, que se encuentra en topnimos como Caracol (< *kara collem colina pedregosa), Caracolera, Carava, Caravaca, Caravia, Carabias, Carabanchel, Caravantes, Carabasot, Carabass, Carabas, Calabazas, Calabaceros, stos dos en Crcheles; y la base *car-abo-, que da, por un lado, topnimos como Caraba y Carabaa, y, por otro, la palabra del latn carolin-gio cravum lugar pedregoso.

    76 A partir de *carabo recogemos topnimos en la Provenza como Crau, Pochoto Crau, La Crau de Saut, La Crau dHyres, o en Lugo, Crabos.

    77 Galmz de Fuentes, . (1990) pgs. 31-32.78 En donde al traidor Requena se le aparece el mismsimo diablo en forma de ma-

    cho cabro, leyenda que encuentra tambin en tierras de Cazorla.79 En donde existe el topnimo Cantalar, que parte de una raz *kant- piedra, qui-

    jarro, borde pedregoso (Hubschmid, J. (1958), pg. 133; Galmz de Fuentes, . (1990), pg. 20)

    80 O Senda las Cruzes, segn aparece en el legajo 3, n 14, 1103 del Archivo de la Casa Ducal de Alburquerque, referente al testimonio de la sentencia dictada en 1504, ex-pedido en 1510, sobre los pleitos ocurridos entre Jan y Huelma en el amojonamiento del trmino de Begid. Este topnimo podra referir un cruce de caminos, pues aqu se bifurcan dos vas pecuarias.

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    cabra y cabrera81. En la comarca de Sierra Mgina encontramos los siguientes topnimos: en Cabra del Santo Cristo, la Sierra de la Cabrita, La Cabrita, el Cortijo de la Cabrita; en Huelma, Cabrita, Cortijo de la Cabrita, Fuente Cabritas y Manantial de Fuente Cabritas; separando los trminos de Larva y Quesada, la Sierra de las Cabras; al sureste de Larva, Matacabras82.

    Todos estos lugares estn caracterizados por encontrarse en terrenos muy pedregosos y abruptos o al pie de los mismos. El propio nombre de Cabra83 del Santo Cristo podra estar relacionado con esta raz84.

    VIII. LUGARES SANTOS EN LA TOPONIMIA

    Los lugares que se denominan con el adjetivo santo estn relacio-nados con una antigua edificacin religiosa, casi siempre cristiana, que desapareci sin dejar apenas rastro. Tanto es as, que, a veces, se adjetiva como santo un lugar en el que se ha descubierto que hubo una construc-cin religiosa musulmana.85 En la comarca de Sierra Mgina encontra-mos diversos topnimos: Arroyo Santo, Cerro de Arroyo Santo y Casa de Arroyo Santo, en Cabra del Santo Cristo, tal vez relacionados con las

    81 Galmz de Fuentes, . (1990), pg. 33, argumentado documentalmente a partir de Madoz, quien, sobre la regin leonesa de La Cabrera dice: Todas las enunciadas montaas de La Cabrera estn por lo general cubiertas de monte bajo, y sobre la isla balear de Cabrera la describe como montuosa, escarpada, y ... sus cumbres llenas de peascos. Son muy numerosos los lugares de Espaa que contienen estas denominaciones.

    82 En donde *mata- significa conjunto extenso de matas y matorrales y zona boscosa. Cf. en Sierra Mgina Mata Bejid, en Cambil; Mata del Tomillo, en Blmez de la Moraleda; Mata Grande, en Huelma; Mata Parda o Mataparda, en Jimena; Mata Re-donda, en Campillo de Arenas; Matacas, en Jimena; Matarejos, en Torres; Mararribazos, en Jdar.

    83 El nombre de Cabra aparece por primera vez en una carta de 25 de marzo de 1254 en la que Alfonso X concede las aldeas de Cabra y Santiesteban a beda (Perea Lpez, F.J., (1998), p. 113). Sobre su poblamiento y renombre el Atlante Espaol dice: pero en el de 1545, se acab de poblar, llamndola Cabrilla o Cabra, hasta que la compr don Jernimo de San Vtores de la Portilla, el qual traxo una copia del Santo Christo de Bur-gos, la que coloc en la Iglesia Parroquial, y desde entonces se empez a llamar Cabra del Santo Christo.

    84 Su trmino est formado por un gran territorio en el que domina el terreno abrup-to de altos cerros alternando por profundos barrancos (Segovia Fernndez, A.M., (2004), p. 115).

    85 Satu Olivn, E. (1995), pgs. 15-19.

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    peregrinaciones al Cristo de Burgos; El Santo, en Cambil y en Pegalajar, del que ya se ha hablado ms arriba; el Sacromonte, en Cambil; y en Cr-chel, el Puerto (de la) Virgen.

    IX. TOPNIMOS REFERENTES A OTRAS RELIGIONESLas referencias a moro, moros, morillas, tal vez no tienen nada que

    ver con natural del norte de frica, sino con antiguas edificaciones, rabes o no, no identificadas por los habitantes del lugar y, por ello, atri-buidas a los rabes; o, quizs, a las caractersticas del terreno: partiendo de una raz prerromnica mor(r)- / mur(r)- que significa montculo ro-coso, peasco (en vasco murru colina), presente en la voz morrena. La imaginacin popular, haciendo uso de una asociacin etimolgica, ha establecido la relacin con moro (< lat. maurus habitante del Norte de frica, moro)86.

    Entre los topnimos de pertenencia a moro, es decir, relativo a la cultura rabe, hallamos la Fuente del Moro, en Jimena, junto a la cual quedan restos de una construccin rabe de la que las Relaciones Topo-grficas de Felipe II dicen que a la distancia de media legua estaba la fortaleza, hoy en ruinas de la Fuente del Moro, un castillo antiguo derri-bado ... de ruin edificio de tapiera sin haber cosa notable. Podra tratarse de un refugio (husun) de los varios que hay en el entorno, construidos estratgicamente al pie del monte, utilizados por pequeas poblaciones rurales que cultivan las huertas aledaas. En Pegalajar, al pie de la Pea de los Buitres, se halla el Albercn de los Moros, atribuido popularmente a los rabes, pero seguramente anterior a la poca rabe. Esta denomina-cin popular da a entender que la adjetivacin de los moros significa muy antiguo, inmemorial.

    Otros topnimos reciben nombre de un grupo tnico-religioso, como el Barranco del Judo o Moriscos, en Cambil, o la Caada de las Mori-llas, en Carchelejo. Estos dos ltimos podran hacer referencia al aspecto orogrfico del entorno, es decir, montuoso, rodeado de colinas, en cuyo caso hemos de acudir a la raz prerromnica mor(r)- / mur(r)-, tan profusa en la oronimia nacional.

    86 Satu Olivn, E. (1995), pgs. 15-16.

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    En cuanto al topnimo Barranco del Judo, en principio, podemos pensar que hace referencia a algn personaje de origen hebreo que ha-bitara en la comarca e, incluso, que contiene el carcter peyorativo que habitualmente los cristianos aplicaban a esta raza. Pero seguramente este no debi de ser el origen de los ms de 160 topnimos que existen en la geografa nacional que contienen las formas judo y judos, relacionados con toda clase de accidentes geogrficos: cerros, barrancos, lomas, cor-tijos, picos, cimas, morros, llanos, hoyos, caadas, etc. En un recorrido realizado por cada uno de ellos detectamos que, al menos 127, casual-mente, se encuentran sobre la linde entre dos trminos municipales o a unos cientos de metros de ella. El topnimo que nos ocupa de Cambil est situado al este del trmino de Cambil, alindando con el de Huelma. As que la explicacin al nombre de estos topnimos debe buscarse en otra causa. Igual que ha sucedido ya en otras ocasiones, sospechamos que podra tratarse de una asociacin etimolgica, tal vez a partir del lat. iudicium juicio o iudex juez87, pues en la demarcacin de lindes eran frecuente la presencia de un juez de paz, a menudo deba de dirimir liti-gios entre las partes afectadas88. Si esto es as, el nombre que se le dio al lugar debi de contener una de estas dos palabras que, evolucionaron, por asociacin etimolgica, a judo, voz prxima fonticamente a aquellas pero de contenido semntico muy distinto.

    Los diversos lugares que reciben el nombre de Mezquita, sobre todo donde no se ve edificacin alguna, dejan entrever que all debi de haber una construccin de carcter religioso, tal vez dedicada a la oracin, un morabito, un oratorio rabe, tal vez, utilizado luego por cristianos, o, in-cluso, un simple lugar de reunin y oracin89; en cualquier caso, de origen desconocido ya para los habitantes del lugar. As, encontramos en el te-

    87 Corominas, J. (1980), s.v. juez, que recoge la primera documentacin judez en 1129.

    88 Delpech, F. (1991), pg. 60, describe el acto ritual: de pie en un hoyo y mante-niendo por encima de su cabeza un terrn, el que reivindica la propiedad de tal o cual terreno discute o puede atestiguar el correcto emplazamiento de un mojn, presta un juramento solemne cuya buena fe est garantizada por la creencia de que todo aserto mentiroso sera a propsito inmediatamente sancionado por la propia tierra, que sin falta se tragara al perjuro.

    89 Chavarria Vargas, J.A. (2003), pg. 29.

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    rreno el Hoyo de la Mezquita y el Cerro de la Mezquita, en Carchelejo, y el paraje de La Mezquita, en Pegalajar. El Bedmar se encuentran la Casa de Mahoma y la Finca de la Mahoma, que perteneci al marquesado de la Cueva90.

    X. SEMEJANZA A OBJETOS RELIGIOSOS EN LA TOPONIMIAA lo largo de la geografa nacional hay infinidad de topnimos rela-

    cionados con la campana, tambin en la provincia de Jan91. As, la Pea Campanario, de 1573m. de altitud, se encuentra en Blmez de la Morale-da, al este de la Sierra de la Cruz, junto a los Morros de Camaramamila, punto divisorio de los trminos de Bedmar y Blmez, en medio de un abrupto y escarpado terreno. Debe su nombre a la pea que sobresale sobre el resto, aparentando un campanario entre las casas de un pueblo. ste es el paisaje que se puede observar en buena parte de los topnimos que tienen esta denominacin.

    Por otro lado, a medio camino entre Albanchez de Mgina y Bedmar, a unos 500m. del ro de Albanchez, se encuentra el Cerro Campanil, de 655m. de altura, marcando linde entre los dos trminos municipales, en pleno valle, que ronda los 600m. de altitud media, slo moldeado por los ros de Bedmar y de Albanchez, y por la ligera elevacin de este cerro. Este valle no llamara la atencin tanto si no estuviera rodeado por tres flancos con empinadas montaas: al este, por la Serrezuela de Bedmar; al oeste, por el Aznaitn; al sur, por los picos de Sierra Mgina. Sus aguas slo tienen salida hacia el norte, en busca de la depresin del Guadalqui-vir. Este topnimo es estudiado aqu slo por la proximidad formal, que no semntica, con campana. Segn algunos autores, su origen podra estar en la antigua ciudad romana de Campaneana (tal vez poblada por soldados oriundos de la Campania romana), ubicada por varios investi-gadores en la localidad de Albanchez de Mgina a raz de los hallazgos

    90 Troyano Viedma, J.M. (1993), pgs. 71-86; Troyano Chicharro, J.M. (2001), pgs. 63-74; Gmez Carreras, M. (2005), pgs. 55-76.

    91 Campanario en Porcuna, Arjona, Jan (sobre la Caada de las Hazadillas) y Bl-mez de la Moraleda; Campanera en Alcaudete y Villacarrillo; Campana en Marmolejo, Cabra del Santo Cristo, Martos, La Carolina, Arjona, Castillo de Locubn, Torreperogil y beda; Campanicas en Alcal la Real; Campanilla en Hornos.

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    de monedas y de varias inscripciones92. No obstante, no debemos dejar de lado que hay lugares llamados Campanario o Campana, en los que la silueta del terreno es completamente llana. Tal es el caso de La Campana sevillana. Para estos topnimos se postula un origen etimolgico latino a partir de campus terreno llano, llanura. De este modo, nuestro topni-mo hara referencia a la llanura, la nica existente entre Bedmar y Alban-chez, entre las montaas de la Serrezuela, el Aznaitn y las estribaciones de Mgina.

    Existen dos lugares llamados El Plpito, en Pegalajar y en Carche-lejo, que reciben este nombre, segn los habitantes de estas poblaciones, por estar en alto, sobre extensos valles, a semejanza del plpito de la igle-sia. Mas, bajo la forma Pulpite hallamos la Caada de Pulpite en Torres, el Barranco de Pulpite y el Cortijo de Pulpite en Mancha Real93. Estos lu-gares coinciden con elevaciones orogrficas ms bien suaves. Tal vez una de las ms pronunciadas sea la de Pegalajar. La relacin de este topnimo con la definicin del DRAE, a saber, plataforma pequea y elevada con antepecho y tornavoz, que hay en algunas iglesias para predicar desde ella, cantar la epstola y el evangelio y hacer otros ejercicios religiosos, parece, como mucho, metafrica. Pero, si buscamos ms definiciones y usos, encontramos que esta voz ya era recogida por Nebrija en 1495, de la que dice: pulpitum, -i; pergula, -ae, voces latinas que significan tablado, tribuna, ctedra y parte del teatro en que representan los actores: esce-na, idea sta dada tambin por Covarruvias. Por su parte, Corominas94 revela que la primera documentacin de esta palabra tiene lugar en Ber-ceo, en el siglo XIII, bajo la forma francesa pulpite. En algn momento esta voz, bajo una u otra forma, lleg a nombrar el accidente geogrfico descrito arriba y pasar a la oronimia.

    92 Gngora y Martnez, M. (1916), pgs. 81-83); Ximena, M. (1946), pgs. 626-630; Ruiz, A. (1998), pgs. 81-100.

    93 En el territorio nacional hay, al menos, 42 topnimos que contienen la palabra Plpito, y 5 con la forma Pulpite. Es especialmente frecuente en Valencia, Murcia y An-daluca Occidenta, menos en el centro peninsular.94 Corominas, J. (1980), s.v. plpito.

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