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PORFIRIO SE PREGUNTA El tema que se ha escogido para este trabajo de pensamiento y reflexión es sobre el gran problema que deja abierto Porfirio al hacer como él dice, una pequeña introducción concerniente a lo que los antiguos han dicho acerca de las categorías expuestas por Aristóteles, aclarando que no es según él una investigación; mas sí un escrito acerca de cuestiones simples. Los términos o los conceptos, según Aristóteles, tienen cuatro propiedades fundamentales, a saber: la connotación, la denotación, universalidad y la predicabilidad. Éste último se refiere la propiedad por la cual el concepto puede decirse de los individuos. Hay dos tipos de predicabilidad: las categorías y categoremas. Los categoremas o predicables remiten a un análisis de tipo gramatical. Predicables hay de tipo esencial o accidental. El predicable de tipo esencial se refiere a aquella predicación del sujeto que está presente en su misma definición, por ejemplo: el triangulo tiene tres lados, esta manera en la que he predicado del triangulo ya está presente en su definición. Entre los de carácter esencial están la especie, el género y la diferenciación. Teniendo como base lo anterior y sabiendo que no podemos predicar una sola cosa de algo, trataremos de exponer en pocas palabras, cuáles son las definiciones de cada uno de estos predicables. En este caso y para este trabajo se formulará, a partir de lo dicho por Porfirio, los conceptos de género y especie, omitiendo los otros categoremas de tipo accidental (propio y accidente) también expuestos por Porfirio. Para finalmente, plantear dónde radica el problema que nace de éstos, los universales. 1

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PORFIRIO SE PREGUNTA

El tema que se ha escogido para este trabajo de pensamiento y reflexión es sobre el gran problema que deja abierto Porfirio al hacer como él dice, una pequeña introducción concerniente a lo que los antiguos han dicho acerca de las categorías expuestas por Aristóteles, aclarando que no es según él una investigación; mas sí un escrito acerca de cuestiones simples.

Los términos o los conceptos, según Aristóteles, tienen cuatro propiedades fundamentales, a saber: la connotación, la denotación, universalidad y la predicabilidad. Éste último se refiere la propiedad por la cual el concepto puede decirse de los individuos. Hay dos tipos de predicabilidad: las categorías y categoremas. Los categoremas o predicables remiten a un análisis de tipo gramatical. Predicables hay de tipo esencial o accidental. El predicable de tipo esencial se refiere a aquella predicación del sujeto que está presente en su misma definición, por ejemplo: el triangulo tiene tres lados, esta manera en la que he predicado del triangulo ya está presente en su definición. Entre los de carácter esencial están la especie, el género y la diferenciación.

Teniendo como base lo anterior y sabiendo que no podemos predicar una sola cosa de algo, trataremos de exponer en pocas palabras, cuáles son las definiciones de cada uno de estos predicables. En este caso y para este trabajo se formulará, a partir de lo dicho por Porfirio, los conceptos de género y especie, omitiendo los otros categoremas de tipo accidental (propio y accidente) también expuestos por Porfirio. Para finalmente, plantear dónde radica el problema que nace de éstos, los universales.

GÉNERO

Primeramente y como se ha deducido por el anterior recorrido, el género es un categorema no una categoría. Es algo que se puede predicar de los individuos. Esta definición no dice mucho, no define en realidad qué es género, pues si decimos sólo eso, alguien puede decir que la cualidad, la pasión, la cantidad, la relación es género y género quedaría relegado a cualquier predicado. Lo cual no es así, el género dice algo más.

Definimos éste categorema como algo que “se dice de algunos que de algún modo guardan relación con un cierto uno y entre sí” (Porfirio, 2003), es decir, algo que tienen en común varias cosas. Por otra parte, también se refiere “al principio de generación de cada uno, sea en razón del que genera, sea en razón del lugar donde uno se genera” (Porfirio, 2003). En estas definiciones hay una correspondencia, aunque no se puede decir que la segunda definición está contenida en la primera, ni viceversa. Porque si expresamos que: Dagoberto es género de los cartageneros, no estamos diciendo otra cosa sino que hay algo que

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Dagoberto tiene en común con otros: es de Cartagena, su lugar de origen es Cartagena; pero si señalamos que Dagoberto es género de Dagoberto (junior) y Dagoberto junior es hijo único, no podemos decir que tiene algo en común en relación con alguien. Simplemente se aplica que cuando se habla de género se está haciendo referencia a algo en común, un lugar de origen o quien genera.

La tercera definición de género la expresa Porfirio en las siguientes palabras: “por otra parte también se dice género a lo que subordina a la especie... es un principio- dice claramente de lo que está debajo de él” (Porfirio, 2003) esto quiere decir que el género es lo que se predica de muchas cosas. Siempre tiene a la especie por debajo de él, o como dice en el texto la especie está subordinada al género. Por ejemplo: la fruta es el género de la manzana. Manzana es una especie de fruta. La manzana verde es una especie de manzana; la manzana es el género de la manzana verde. Está claro que es el género el que está siempre por encima de la especie, en palabras de Porfirió: la subordina

Hay también un tipo de género que no podemos pasar por alto llamado género generalísimo que hace referencia a “aquel género que por encima del cual no puede haber otro género superior... siendo género no es especie” (Porfirio, 2003), es el género de los géneros, podríamos decir un universal por antonomasia, ya que él abarca, cubre o de él brotan todas las especies posibles hasta llegar al particular más particular, la especie especialísima.

LA ESPECIE

Definimos especie “como la forma de algo” (Porfirio, 2003) y cuando hablamos de especie nos debemos remitir a aquel pensamiento de Aristóteles, a razón de quien se está tratando en el texto de Porfirio. Partamos desde la sustancia. Ésta es un compuesto de materia y forma. La materia es aquello de lo que está hecha la cosa, en cambio la forma es la determinación de la cosa. Cuando decimos: es una especie digna de reina. Hablamos no de lo material, pues de eso se encargan los categoremas, pero sí de aquello que decimos está fuera del ser material, la forma, lo que lo hace ser.

También se denomina especie a lo que está bajo un cierto género, por ejemplo el hombre es una especie animal; manzana es una especie de fruta; los anteriores ejemplos ilustran de una manera clara la principal caracterización de la especie, a saber: siempre va a estar debajo de un género, incluso la especie especialísima. No así con el género, pues éste es todo lo contrario, ya que no tiene debajo otro género sino una especie y a diferencia de la especie siempre va a estar subordinando a otros (la especie) incluso el género generalísimo, pues aunque sobre él ya no hay otro género, él sigue subordinando a otras especies. De la proposición: el hombre es animal, podemos deducir que: el hombre es una especie animal y que el animal es género del hombre.

El problema de los universales radica en aquella pregunta que él realiza al comienzo de su escrito:

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“Así pues sobre los géneros a las especies declinaré hablar tanto de si subsisten o son puros y simples pensamientos, como de si son subsistentes corpóreos o incorpóreos, también de si están separados o si son subsistentes en las cosas sensibles y dependen de ellas, por ser tratamiento de todo esto profundísimo y requerir un examen mayor” (Porfirio, 2003) dice Porfirio que él desiste hablar del problema, pues simplemente lo plantea, pero no se pronuncia sobre-manera acerca de él por que dice: éste merece un procedimiento un poco más riguroso y un examen mayor.

El problema que ha planteado Porfirio, en otras palabras, se resume en esto: qué son los universales: son pensamientos sin ninguna influencia en la parte material de la cosa a la que se refiere o por el contrario, como algo que subsiste. Si el universal es algo concreto, particular, corpóreo, o si por el contrario no es nada particular aunque hace referencia a él, siendo incorpóreo. También si hacen parte de la cosa, es decir si subsisten en la cosa sensible o si por el contrario no puede ser sin el particular perceptible; un ente externo, con existencia propia. Porfirio se pregunta por tres cosas en esencial, si el universal es material o no, si son un ente externo o interno a la cosa o si es pensamiento o no lo es.

Así deja Porfirio planteado el problema. Por lo tanto, de esa manera sus sucesores lo retoman, para desarrollarlo y desde ahí optar una postura contundente que dé respuesta a la misma.

Bibliografía

Porfirio. (2003). Isagoge. Barcelona: Antropos.

Por: Dagoberto Marín Pacheco

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