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Trabajo Trabajo de de ciencias ciencias María Ballester González y Julia Pérez Vázquez.

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cienciascienciasMaría Ballester González y Julia Pérez Vázquez.

Descubren un medicamento que detiene la progresión del Parkinson

Activación de un gen clave.En la actualidad, los medicamentos que se usan para tratar el Parkinson permiten paliar sus síntomas, pero no frenar el desarrollo de la enfermedad. Ahora, sin embargo, un equipo de científicos de la (Estados Unidos), ha descubierto un medicamento que podría detener la progresión del Parkinson.Según un de la UCDenver, los investigadores han demostrado ya que este medicamento funciona en ratones. Además, los científicos llevan realizando pruebas con humanos desde 2009. Los resultados de estos tests serán publicados en unos meses.Uno de los autores de la investigación, , director de la división de farmacología y toxicología de la Escuela de Medicina de la UCDenver, explica que el medicamento descubierto puede prevenir la progresión del Parkinson mediante la activación de un gen esencial para la protección de las células cerebrales.Gracias a este gen, llamado DJ-1, se puede aumentar la producción de antioxidantes como el y reducir los efectos debilitadores del exceso de oxígeno en las células cerebrales. Además, la activación del DJ-1 ayuda a eliminar proteínas anómalas, que de otra manera se acumulan y matan a las neuronas.Las neuronas dopaminérgicas del mesencéfalo, que se ven afectadas por el Parkinson, son particularmente susceptibles al exceso de oxígeno y los depósitos de proteínas anómalas, y de ahí la enorme importancia que para ellas tendría la activación de este gen.

Falso hallazgo de “fósiles alienígenas” en un meteorito. Richard Hoover, un prestigioso científico de la NASA, asegura haber descubierto fósiles de antiguas especies alienígenas tras analizar los restos de varios meteoritos. Su trabajo, que acaba de aparecer en , ha despertado ya todo tipo de reacciones, desde la excitación al más duro escepticismo. La noticia sería realmente espectacular si no fuera porque.... es falsa. Este mismo medio, como otros muchos en todo el mundo, incluidas las agencias de prensa, se ha hecho eco del polémico descubrimiento, que ha resultado ser una falacia. Hoover es un investigador prestigioso y el artículo ha aparecido publicado en la citada revista, sí, pero no es actual, y la publicación, aunque se ampara en el nombre de «Journal», como muchas otras revistas especializadas en diferentes campos de la ciencia, no es precisamente de gran confianza, ya que sus responsables son partidario confesos de la teoría de la Panspermia y proclives a publicar cualquier cosa que suscriba que la vida llegó a la Tierra en un meteorito, aunque no esté confirmado. En realidad, el estudio había sido rechazado anteriormente por otras revistas de primera línea., investigador del Centro Espacial Marshall, de la NASA, explica que "los complejos filamentos hallados en el interior de los meteoritos son los restos de microfósiles indígenas de cianobacterias y otros (células sin un núcleo bien definido)". "Dichos filamentos -escribía Hoover- fueron encontrados en piedras recientemente fracturadas y se observa cómo están agarradas a la matriz de la roca del meteorito" de la misma forma en que comunidades de cianobacterias terrestres acuáticas crecen en los sedimentos de barro o arcilla.Para realizar sus análisis, la revista dice que Hoover cortó en finas láminas fragmentos de varios tipos de , una clase de meteoritos de gran antiguedad (varios miles de millones de años) que pueden mostrar contenidos relativamente altos de agua y materiales orgánicos.Parecidas a bacterias terrestresSegún dice el mismo artículo, el científico examinó después las láminas al microscopio y encontró la impronta de "criaturas" parecidas a algunos tipos de bacterias terrestres, que él llama "fósiles indígenas" y que, en su opinión, se originaron fuera de la Tierra. Hoover descartaba la posibilidad de que esos restos sean de origen terrestre y que se mezclaran con el meteorito después de caer en nuestro planeta."Estas bacterias fosilizadas -dice Hoover en su artículo- no son contaminantes terrestres, sino restos fosilizados de organismos vivientes que existieron en los lugares de origen de estos meteoritos, por ejemplo cometas, lunas y otros cuerpos celestes". "Las implicaciones -añade- son que la vida se encuentra por todas partes y que la vida en la Tierra pudo llegar de otros planetas".La existencia de estudios que sugieren la presencia de microbios alienígenas en el interior de meteoritos no es nueva, y ha suscitado ya agrias polémicas entre los investigadores, que se preguntan cómo esos organismos podrían haber sobrevivido en el espacio y cómo y dónde pudo surgir la vida en el universo. Sin embargo, este artículo no debía haber salido a la luz, aunque la capacidad profesional de Richar Hoover no se pone en duda.

Falso hallazgo de “fósiles alienígenas” en un meteorito. Richard Hoover, un prestigioso científico de la NASA, asegura haber descubierto fósiles de antiguas especies alienígenas tras analizar los restos de varios meteoritos. Su trabajo, que acaba de aparecer en , ha despertado ya todo tipo de reacciones, desde la excitación al más duro escepticismo. La noticia sería realmente espectacular si no fuera porque.... es falsa. Este mismo medio, como otros muchos en todo el mundo, incluidas las agencias de prensa, se ha hecho eco del polémico descubrimiento, que ha resultado ser una falacia. Hoover es un investigador prestigioso y el artículo ha aparecido publicado en la citada revista, sí, pero no es actual, y la publicación, aunque se ampara en el nombre de «Journal», como muchas otras revistas especializadas en diferentes campos de la ciencia, no es precisamente de gran confianza, ya que sus responsables son partidario confesos de la teoría de la Panspermia y proclives a publicar cualquier cosa que suscriba que la vida llegó a la Tierra en un meteorito, aunque no esté confirmado. En realidad, el estudio había sido rechazado anteriormente por otras revistas de primera línea., investigador del Centro Espacial Marshall, de la NASA, explica que "los complejos filamentos hallados en el interior de los meteoritos son los restos de microfósiles indígenas de cianobacterias y otros (células sin un núcleo bien definido)". "Dichos filamentos -escribía Hoover- fueron encontrados en piedras recientemente fracturadas y se observa cómo están agarradas a la matriz de la roca del meteorito" de la misma forma en que comunidades de cianobacterias terrestres acuáticas crecen en los sedimentos de barro o arcilla.Para realizar sus análisis, la revista dice que Hoover cortó en finas láminas fragmentos de varios tipos de , una clase de meteoritos de gran antiguedad (varios miles de millones de años) que pueden mostrar contenidos relativamente altos de agua y materiales orgánicos.Parecidas a bacterias terrestresSegún dice el mismo artículo, el científico examinó después las láminas al microscopio y encontró la impronta de "criaturas" parecidas a algunos tipos de bacterias terrestres, que él llama "fósiles indígenas" y que, en su opinión, se originaron fuera de la Tierra. Hoover descartaba la posibilidad de que esos restos sean de origen terrestre y que se mezclaran con el meteorito después de caer en nuestro planeta."Estas bacterias fosilizadas -dice Hoover en su artículo- no son contaminantes terrestres, sino restos fosilizados de organismos vivientes que existieron en los lugares de origen de estos meteoritos, por ejemplo cometas, lunas y otros cuerpos celestes". "Las implicaciones -añade- son que la vida se encuentra por todas partes y que la vida en la Tierra pudo llegar de otros planetas".La existencia de estudios que sugieren la presencia de microbios alienígenas en el interior de meteoritos no es nueva, y ha suscitado ya agrias polémicas entre los investigadores, que se preguntan cómo esos organismos podrían haber sobrevivido en el espacio y cómo y dónde pudo surgir la vida en el universo. Sin embargo, este artículo no debía haber salido a la luz, aunque la capacidad profesional de Richar Hoover no se pone en duda.

Una mosca del cretácico.

El insecto, que se creía extinto, «resucita» en un macizo montañoso de Namibia Se supo de su antigua existencia cuando en 1999 fue hallada en Álava, atrapada en ámbar y fosilizada, tras lo cual se pudo determinar que esta mosca vivió hace unos 110 millones de años, coincidiendo en el tiempo con los dinosaurios. La primera especie fósil fue descrita por Antonio Arillo, entomólogo de la Universidad Complutense de Madrid, y por Saskia Waters, entonces investigadora del Instituto Bernard Price de Johannesburgo, en Sudáfrica, y fue bautizada como Alavesia subiasi en honor al acarólogo Luis Subías. Con posterioridad apareció una segunda especie, fosilizada en ámbar asturiano. La descubrió el gemólogo Miguel Ángel Prieto, y los encargados de su descripción, Arillo y Enrique Peñalver, del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), la denominaron Alavesia prietoi en honor a su descubridor.La mosca, peculiar por la morfología de sus antenas y por ciertas características de la nervación de las alas, fue descubierta en el marco de un proyecto sobre el estudio del ámbar español desarrollado por el Ministerio de Ciencia e y dirigido por el geólogo Xavier Delclós, de la Universidad de Barcelona. Estaba considerada una extinta reliquia del pasado, por lo cual la sorpresa fue mayúscula cuando dos entomólogos, de Canadá y de Sudáfrica, la observaron recientemente, vivita y volando, en el macizo montañoso Brandberg, al noroeste del desierto de Namibia, situado en la región de Damaraland. Tanto los investigadores que la han visto como los entomólogos españoles que la describieron por primera vez tras observarla al microscopio en el interior de un fragmento de ámbar han tenido la sensación de ver «resucitada» una especie primitiva extinguida desde hace millones de años.Nada se sabe de la biología de este insecto milenario, y habrá que viajar a Namibia para observar algún ejemplar en su hábitat para estudiarlo. De momento, los científicos que la hallaron in situ, Bradley Sinclair y Ashley Kirk-Spriggs, han reubicado a la mosca en la familia de los ateléstidos tras haber estudiado su estructura interna, algo que no fue posible en los ejemplares fósiles.«El descubrimiento de una criatura viva que se creía extinguida desde hace millones de años permite albergar esperanzas de descubrir otro «mundo Perdido» en el macizo Brandberg», declara Enrique Peñalver, del IGME. El macizo es una espectacular intrusión granítica circular de 650 kilómetros cuadrados, encajada en medio del desierto de Namibia, en la que hace algunos años ya se descubrieron los primeros ejemplares vivientes de un orden de insectos carnívoros llamados mantofásmidos, cuyos ejemplares sólo se conocían como fósiles en ámbar báltico. «Posiblemente esta región sea como una ventana a tiempos remotos donde los insectos habrían seguido una evolución sin grandes cambios, seguramente por aislamiento», apunta el científico. –Eva van den Berg.

Una hiena 'supertrituradora' compitió con los humanos

Una especie de hiena gigante, de 110 kilos de peso, que vivió hace 1,5 millones de años, se convirtió en la gran competidora de los primeros homínidos que habitaron Eurasia, a quienes disputaban la carne carroñeada a cazadores como los tigres dientes de sable o licaones. Su espectacular mandíbula y su tamaño ponía muy difícil las cosas a aquellos humanos del Pleistoceno en el lacustre paisaje del sureste ibérico.Este es el escenario que dibuja la investigación publicada por un equipo de paleontólogos españoles en la revista 'Quaternary International',basado en los trabajos realizados en los últimos años en los yacimientos de Orce (Granada),de donde han rescatado, hasta ahora, más de 17.000 fósiles.El trabajo, dirigido por Paul Palmqvist, de la Universidad de Málaga, y Bienvenido Martínez, del ía el doble tamaño que una hiena manchada actual y que, al contrario que éstas, no cazaba nunca, sino que se dedicaba a carroñear exclusivamente."Al analizar los fósiles, hemos comprobado que sus mandíbulas eran poderosas, auténticas trituradoras de huesos para sacarles el tuétano e incluso el cerebro del cráneo. Además, sus patas eran robustas y corta, lo que indica que no cazaban porque no podía correr a gran velocidad", argumenta Martínez a ELMUNDO.es.Gran parte de estas conclusiones se han sacado gracias a los hallazgos en el yacimiento de Venta Micena, donde hubo un cubil de estas 'Pachycrocuta' en el que acumularon una ingente cantidad de grandes huesos de mamíferos hervíboros, adonde los llevaban para su consumo.Las hienas gigantes coincidieron en Eurasia con homínidos primitivos, hasta su desaparición hace unos 900.000 años. En los yacimientos de Fuente Nueva y Barranco León, ambos en Orce, se han encontrado restos de utensilios de piedra tallados por aquellos humanos hace entre 1,5 y 1,3 millones de años, que avalan su presencia en la zona.Más al norte, en la sierra de Atapuerca (Burgos), también se han hallado restos humanos de hace 1,3 millones de años y en Georgia (en concreto en Dmanisi) se ha documentado una especie humana de hace 1,8 millones de años.Martínez recuerda que en los momentos estudiados en Orce, en el Pleistoceno, los homínidos eran una especie minoritaria y que las hienas eran mucho más eficaces a la hora de robar las presas a los carnívoros cazadores.

National Geographic sitúa la Atlántida bajo las marismas de Doñana.

Puede que Platón en sus Diálogos no hiciera más que relatar una verdad histórica y no una leyenda de la antigüedad al mencionar la existencia junto a los Pilares de Hércules de una fabulosa ciudad -la - que en cuestión de "un día y una noche... desapareció entre las profundidades del mar". Un grupo internacional de investigadores, con el respaldo de la de Estados Unidos, dice haber encontrado indicios del mito que viene fascinando desde hace 11.000 años justo bajo las marismas del Parque Nacional de Doñana. El equipo de geólogos y arqueólogos dirigido por el profesor americano Richard Freund ha invertido dos años de trabajos con la ayuda de fotografías de satélite, radares capaces de penetrar la tierra, cartografía digital y tecnología submarina. Y de acuerdo a sus conclusiones, narradas para la televisión en un documental especial emitido esta semana, la Atlántida con su peculiar diseño circular estuvo situada ni más ni menos que al noroeste de Cádiz. El profesor Freund también ha confirmado que el final de esa ideal ciudad vino en forma de un cataclismo de la naturaleza: un terremoto y un brutal tsunami como el sufrido la semana pasada por Japón. De acuerdo a las explicaciones ofrecidas por el académico de la Universidad de Hartford, en Connecticut, "resulta bastante difícil entender que un tsunami puede arrasar hasta más de 90 kilómetros tierra adentro pero de eso, más o menos, es de lo que estamos hablando".Pasadizos bajo el subsueloComo respaldo a estas hipótesis, los investigadores señalan la existencia de restos de otras "ciudades monumento" construidas siguiendo el peculiar trazado circular de la Atlántida. Obras situadas en otras partes de España y atribuidas a supervivientes de la destrucción de la mítica ciudad descrita en las cercanías del estrecho de Gibraltar. De acuerdo las explicaciones del profesor Freund, el lugar identificado en Doñana, que resulta accesible solamente durante un mes de verano, "es el mejor candidato posible nunca descubierto con la mayor cantidad de evidencias" en comparación a otras alternativas en otras partes del mundo.El equipo patrocinado por la National Geographic ha anunciado su intención de volver para realizar excavaciones tanto en la zona del Parque de Doñana como en las misteriosas réplicas detectadas más hacia el centro de España. Entre las evidencias presentadas figuran estatuillas que se remontan a la edad de bronce y una serie de mediciones que indican la existencia en el subsuelo, bajo varios metros de agua y barro en la desembocadura del Guadalquivir, de estructuras que podrían ser canales y zonas de uso comunal.

El terremoto de Japón desplaza el eje de la Tierra 15 centímetros.

Richard Gross, científico del Jet Propulsion Laboratory, de la NASA, ha comprobado que, tras el terremoto del pasado viernes en Japón, el eje de la Tierra se ha desplazado alrededor de 15 centímetros, el doble que durante el terremoto de Chile de 2010. «Según mis cálculos -asegura el investigador- la duración del día se ha acortado en 1,8 millonésimas de segundo». Un tiempo al que hay que añadir las 1,2 millonésimas de segundos que perdimos tras el terremoto chileno.Los datos iniciales sugerían, el viernes, , la principal del archipiélago, y que movió el eje de la Tierra unos diez centímetros. Pero análisis posteriores y más detallados han hecho crecer esa cifra hasta los 15 centímetros lo que tiene una consecuencia directa sobre la duración de los días. Al principio se dijo que como consecuencia del seismo los días se habían acortado en 1,6 millonésimas de segundo. Ahora los expertos creen que se han acortado en 1,8 millonésimas de segundo y advierten que posteriores estudios podrían volver a modificar estas cantidades.Un día terrestre dura cerca de 24 horas, o lo que es lo mismo, unos 86.400 segundos. A lo largo del año, esa duración varía cerca de un milisegundo (o mil millonésimas de segundo), debido a las variaciones estcionales en la distribución de la masa del planeta. Además, la Tierra realiza, de forma natural, sus propias redistribuciones de masa, la mayor parte de las cuales tiene lugar como consecuencia de las interacciones de las placas tectónicas. Terremoto en ChileEn febrero de 2010, por ejemplo, la placa de Nazca se movió y la consecuencia fue un seismo destructivo en Chile. Esta clase de movimientos «de empuje», sin embargo, tienen también el efecto de alterar la rotación terrestre. «En un evento de empuje -explica Gross- una placa tectónica se desliza debajo de otra, y puede desplazarla hacia arriba o hacia abajo». La rotación de nuestro planeta sufrió una pequeña aceleraciónY cuando la placa de Nazca se deslizó bajo la placa suramericana y la movió hacia el eje terrestre, las leyes de la Física nos dicen que la rotación de nuestro planeta sufrió una pequeña aceleración. De la misma forma, el terremoto de 2004 en Sumatra también redistribuyó la masa de la Tierra, causando una aceleración en su velocidad de rotación (los días se acortaron entonces 6,8 millonésimas de segundo). Un efecto, por otra parte, que se contraarresta con la pérdida de grandes masas heladas en Groenlandia durante los últimos años (que también es una redistribución de masas), y que ha provocado el efecto contrario, ralentizando la Tierra y «devolviendo» al día una parte del tiemo perdido.En resumen, según se distribuya la masa alrededor del eje de rotación terrestre, ésta ejerce un efecto de aceleración o de frenado. Se trata del mismo principio gracias al que funcionan algunos juguetes infantiles, generalmente pelotas de plástico en cuyo interior hay una bola metálica. Al hacerlas rodar, la bola metálica también se mueve, y según sea su posición, hace que la pelota acelere a peqqueños tirones o se frene.Por supuesto, en el caso de la Tierra, los desplazamientos de masa, sean del origen que sean, afectan a su velocidad de rotación, y por lo tanto a la longitud del día.

Los humanos envejecen como los simios Durante mucho tiempo, los científicos creían que los seres humanos envejecían de forma más lenta que otros animales gracias a nuestra esperanza de vida relativamente larga y al acceso a la medicina moderna. Las comparaciones realizadas con ratas, ratones y otras criaturas que no viven muchos años así lo confirmaban. Ahora, por primera vez, los patrones de envejecimiento humano se han comparado con los de chimpancés, gorilas y otros primates, y, sorprendentemente, no somos tan originales como pensábamos... Nos hacemos viejos a un ritmo similar. El estudio, llevado a cabo por investigadores de la Universidad Estatal de Iowa, aparece publicado en la revista .No es necesario leer obituarios ni vender seguros de vida para saber que la muerte y la enfermedad es más común a medida que se cumplen años y nos acercamos a la vejez. Pero los científicos que habían estudiado los patrones de envejecimiento de los ratones o las moscas de la fruta habían asumido que el reloj del envejecimiento marca el tiempo más lentamente para los seres humanos. «Teníamos buenas razones para pensar que el envejecimiento humano era único», dice Anne Bronikowski, profesora asociada a la Universidad Estatal de Iowa en Ames (EE.UU.). Por un lado, los seres humanos viven más tiempo que muchos animales -con algunas excepciones, los loros, aves marinas, tortugas y almejas nos pueden sobrevivir-, pero destacamos como los primates de más larga duración. «Los seres humanos viven muchos años después de que su capacidad reproductiva se haya acabado», dice Bronikowski. «Si fuéramos como otros mamíferos, nos moriríamos poco después de alcanzar la mediana edad». Los investigadores combinaron datos de los estudios a largo plazo de siete especies de primates silvestres: los monos capuchinos de Costa Rica, los monos de Brasil, los babuinos y los monos azules de Kenia, los chimpancés de Tanzania, los goriles de Ruanda y los lemures de Madagascar. El equipo no se centró en el inevitable declive en la salud o la fertilidad que vienen con la edad, sino en el riesgo de morir. Cuando compararon las tasas de envejecimiento humano -medido como la proporción en que aumenta el riesgo de mortalidad con la edad-, con las de cerca de 3.000 simios, los datos coincidían en gran manera.

Ellas duran mas «Los patrones humanos no son notablemente diferentes, a pesar de que los primates salvajes experimentan fuentes de mortalidad de las que nosotros estamos protegidos», señalan los autores. Los resultados también confirman otro patrón en los humanos: los machos mueren antes que las hembras. En los primates, la brecha de mortalidad entre machos y hembras es más estrecha en las especies en que las que los varones son menos agresivos, como los monos muriquis, que no comptien abiertamente entre sí por el favor de las hembras. En el resto, es posible que ellos vivan menos al estar sometidos al estrés y la tensión de la competencia. Los investigadores creen que los resultados pueden ayudar a comprender si los seres humanos pueden vivir más tiempo del que ya lo hacen.

Desarrollan turbinas submarinas para generar energía

De hecho, hay muy pocas turbinas que producen energía en las profundidades de las aguas aprovechando las corrientes, y la mayoría de ellas funcionan como molinos, con sus aspas girando en función de la dirección de los flujos oceánicos.Pero durante el verano boreal se pondrá a prueba en el Reino Unido un nuevo tipo de generadores que prometen avances importantes en esta tecnología.Investigadores de Suecia han desarrollado una turbina en forma de cometa (barrilete, papagayo o volantín) anclada en el fondo del mar por medio de un cable. El dispositivo surcará las profundidades del océano para generar energía de una forma más eficiente y barata.Según le explicó a BBC Mundo Anders Janson, de Minesto -una de las compañías suecas involucradas en el proyecto-, la ventaja de esta tecnología es que permite la producción de más energía a menor costo.En el desarrollo de las turbinas submarinas participan también la Universidad Tecnológica de Chalmers y la compañía multinacional Saab, ambas de Suecia.AvancesJanson dijo que estas turbinas en forma de cometas pueden aprovechar las corrientes marinas que se desplazan a una velocidad menor, algo que no pueden hacer otras tecnologías que aprovechan los flujos marinos.En otras palabras, la cometa podrá generar energía a partir de corrientes que se desplazan entre 1 y 2,5 metros por segundo, mientras que otros dispositivos menos avanzados requieren 2,5 metros por segundo para producir la misma cantidad de electricidad.Nosotros podemos operar en zonas de menores velocidades y hacerlo conjuntamente con otro tipo de turbinas, con el fin de garantizar un mayor aprovechamiento del potencial energético de las corrientes marinasAnders Janson, Minesto"Esas otras turbinas funcionan en base a muy altas velocidades de desplazamiento de la marea en puntos clave en todo el planeta", explicó Janson."Nosotros podemos operar en zonas de menores velocidades y hacerlo conjuntamente con otro tipo de turbinas, con el fin de garantizar un mayor aprovechamiento del potencial energético de las corrientes marinas", agregó.Por otra parte, su construcción es mucho menos costosa, ya que los generadores en forma de molinos pesan entre 200 y 300 toneladas por megavatio producido. "En nuestro caso es 14 toneladas por megavatio y generamos más electricidad"."Si hacemos una comparación con las turbinas eólicas, la razón por la que éstas se construyen lo más grande posible es porque abarcan un área mayor y así producen más energía. La ventaja de nuestras cometas es que son más pequeñas y pueden recorrer un área mucho mayor. De manera que, a un menor costo, producen una gran cantidad de energía", dijo Janson.

Una esperanza para ralentizar el alzhéimerLos científicos suelen ser unánimes: poco, o muy poco, sabemos del origen del alzhéimer. Y aún menos sobre la forma de controlar la enfermedad. Sin embargo, algunos hallazgos abren nuevas vías de investigación. Es el caso del trabajo, publicado en la revista «Nature», y elaborado por investigadores de la Universidad de Sevilla (US) y del Instituto Karolinska de Estocolmo. Los investigadores han descifrado el mecanismo responsable de la inflamación cerebral, un proceso que contribuye decisivamente a la muerte celular y, consecuentemente, a la aparición de enfermedades como el alzhéimer, el párkinson o la esclerosis.

«No se sabe si esta inflamación es la causa inicial de la enfermedad, pero podría ser un desencadenante de la muerte celular», afirma a LA RAZÓN José Luis Venero, catedrático de Bioquímica u Biología Molecular de la US.

Pero, ¿cuál es el proceso de esta muerte celular? Los investigadores han hallado que la activación moderada de las enzimas conocidas como caspasas provocan, a su vez, la activación de las células microgliales del sistema nervioso, que son responsables de la inflamación cerebral. Las pruebas se han llevado a cabo con ratas, ratones y seres humanos.

Muerte de las neuronas«Si somos capaces de reducir la activación de las células microgliales a través de la activación de las caspasas, podríamos reducir los procesos de inflamación cerebral», apunta Venero, responsable del equipo español que ha trabajado codo con codo con los investigadores suecos. Así, se reducirían los fenómenos neurotóxicos que matan a las neuronas.

De esta forma, «se abre una nueva vía farmacológica para el tratamiento de esta inflamación, presente en los enfermos de párkinson, alzhéimer y esclerosis», añade el investigador. Por ello, se podría ralentizar el curso de estas enfermedades». Con todo, no hay que olvidar que estamos ante pacientes «que sufren una progresión continua» de su mal. Y que, «cuánto más tempranos sean los diagnósticos, antes se podrían desarrollar terapias que disminuyan esa progresión».

La Fundación Alzhéimer España cifra en 500.000 las personas que padecen la enfermedad, aunque podrían llegar a 800.000 si se tiene en cuenta a aquellos no diagnosticados. Mientras, el Grupo Español de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología (SEN) calcula que existen entre 120.000 y 150.000 personas que sufren párkinson. Entre un 2 y un 5 por ciento no ha cumplido los 40 años.

Una mutación natural produce chirimoyas sin pepitas

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Uno de los objetivos más perseguidos por los expertos en reproducción vegetal es la obtención de frutas sin pepitas para que sean más fáciles de comer. Resulta paradójico ya que la función biológica de las frutas es precisamente la formación de semillas y su dispersión. En otras palabras, el apetitoso y nutritivo fruto carnoso no es más que un cebo para que los animales los ingieran y diseminen las semillas en el medio natural.Ahora, un grupo de investigadores españoles y estadounidenses han descubierto en una variedad de chirimoya una mutación natural que consigue lo mismo que los científicos llevan años persiguiendo: obtener frutas sin pepitas. La investigación, liderada por científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y publicada en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS), ha identificado un gen que determina la presencia o ausencia de las pepitas en una variedad de la fruta 'Annona squamosa', de la familia de la chirimoya.Los autores señalan que el hallazgo abre la puerta a la posibilidad de obtener en el futuro frutas sin pepitas aptas para el consumo humano. Pero para que eso suceda y podamos encontrar chirimoyas sin semillas en las fruterías es preciso que los investigadores realicen una serie de cruces entre 'Annona squamosa' y la chirimoya que solemos encontrar en las tiendas ('Annona cherimola')."Las plantas con esta mutación no producen semillas, pero sí flores y polen", explica a ELMUNDO.es Iñaki Hormaza, autor del estudio y profesor de investigación del CSIC en el IHSM 'La Mayora'. "En el cruzamiento tenemos que usar el parental masculino con la mutación y cruzarlo con plantas femeninas de la chirimoya que comemos en España".

LA NOTICIA LA NOTICIA ESCOGIDA; ESCOGIDA;

La obesidad por sí misma no La obesidad por sí misma no provoca infartosprovoca infartos

La obsesión por la asociación entre la grasa corporal y el riesgo cardiovascular podría no estar justificada, a tenor de un estudio publicado hoy en The Lancet, que afirma que la obesidad, si no va acompañada de otros factores de riesgo, no se puede utilizar para predecir la posibilidad de sufrir un infarto u otras enfermedades coronarias. El trabajo, en el que se han recopilado datos de estudios prospectivos (que evalúan a grupos de individuos durante mucho tiempo) con más de 220.000 participantes deja claro, así, la importancia de realizar un análisis de sangre siempre que se pueda, antes de basarse sólo en la obesidad del participante. El colesterol, la tensión arterial o la diabetes son más importantes.Además, los autores desmienten una creencia establecida por un estudio anterior: que la medida de la cintura era un mejor indicador del riesgo cardiovascular que el índice de masa corporal (IMC, el parámetro más utilizado para definir la obesidad). Sin embargo, los propios autores se muestran cautelosos con la interpretación de sus resultados. "Hay que hacer una lectura cuidadosa", comenta el endocrino del Hospital Clínico de Madrid Miguel Ángel Rubio, coordinador de uno de los 58 estudios analizados en el trabajo, el DRECE. Para este experto, este resultado está lejos de significar que la obesidad no es importante porque, como subraya, en el 80% de los casos provoca los factores que sí son determinantes para predecir el riesgo cardiovascular, como el colesterol, la tensión arterial o la diabetes. "Este trabajo demuestra que la obesidad en sí misma no interviene en la posibilidad de patología cardiaca, que lo hacen los factores clásicos", explica. "Esto ya se sospechaba, pero hasta ahora no se habían hecho estudios prospectivos". “Hay que hacer una interpretación cuidadosa», dice uno de los autores”.Otros factoresEl especialista recalca que la obesidad sigue siendo un predictor válido en el caso de no disponer de análisis de sangre porque "indirectamente" indica que ocho de cada diez personas con este problema sufrirán también alguno de los otros factores de riesgo. Rubio apunta, no obstante, al concepto de obeso no metabólico, que es la definición que reciben aquellos obesos cuyos valores de colesterol, azúcar e hipertensión son absolutamente normales, sólo un 20% del total. Sin embargo, para el investigador del Centro de Investigación en Red de la Obesidad (CIBERobn) Javier Gómez Ambrosi, el concepto de "obeso metabólicamente sano" es algo que "hay que desmontar. No sólo está el riesgo de enfermedad cardiovascular, también sabemos que aumenta las posibilidades de sufrir distintos tipos de cáncer". Este especialista cree que el trabajo de The Lancet tiene una pega: no tener en cuenta otra medida de obesidad, el porcentaje de grasa corporal. Dos ensayos de su laboratorio de la Clínica Universidad de Navarra han demostrado que dicha medida sí ayuda a predecir las alteraciones cardiovasculares, aún más que el IMC. Gómez Ambrosi considera, así, que el estudio publicado hoy generará "mucha correspondencia", a pesar de que los propios autores subrayen "la importancia potencial de reducir la adiposidad" para la salud.