Trabajo de grado para optar por el título de Maestro en Artes Visuales con opción complementaria en

Diseño Industrial

Pontificia Universidad JaverianaOctubre de 2016

Asesorado por Camilo Ordóñez

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“Creo que no te quiero, que solamente quiero la imposibilidad tan obvia de quererte. Como el guante izquierdo enamorado

de la mano derecha”— Julio Cortázar

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Índice

Introducción

Imposibilidades

De los anhelos

De la frustración y la deconstrucción

La reconstrucción y El mal menor

La cicatriz

Bibliografía

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IntroducciónEl mal menor es el recuento de un proceso de superación de una enfermedad degenerativa, como lo es cáncer, en mi contexto familiar a través del arte. El mal menor pretende en un primer momento, hacer una revisión de las elecciones de mi familia frente a una decisión de vida, y en uno segundo, abstraerlas hasta validar cualquier elección en la vida de un ser humano desde el contexto del que se elige. Entonces, este trabajo trata la relación de la sutura quirúrgica como tratamiento de heridas físicas y la acción de coser o bordar como tratamiento de heridas espirituales. Dicha relación desemboca en el trabajo plástico del mismo nombre El mal menor, una serie de bordados y una pieza escultórica que dan cuenta de la sutura de la herida emocional.

Este trabajo trata las relaciones entre anhelo/fracaso y fracaso/frustración con el fin de pensar el fracaso como una variable subjetiva, esto para que sea posible concebir los éxitos comunes como fracasos personales y los fracasos comunes como éxitos personales. Por lo que, según el El mal menor, el éxito o el fracaso solo debe ser medido por la persona que toma la decisión y que vive en primera instancia las consecuencias, por ello se entienden como variables y no como constantes.

En consecuencia, El mal menor busca referentes creativos que apoyen su idea constante de unión por medio del tejido, de reparo por medio de la costura y de sanación de una herida por medio de la catarsis creativa. El mal menor es simplemente una elección de vida, una consecuencia del acto de aferrarse a la vida a pesar de ir perdiendo la calidad de la misma.

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ImposibilidadesHace 4000 años fue la lepra, en 1341 la peste bubónica, en el siglo XIX la tuberculosis, en 1918 fue la gripe española, en los 80’s el VIH, en los 90’s la malaria, ¿y hoy en día?, el cáncer. Los seres humanos, como cualquier animal tienen un instinto de supervivencia que impulsa ese estímulo de no dejarse morir: ni de hambre, ni de plagas, ni de enfermedades; lo único que nos diferencia de otra especie animal es el raciocinio, tenemos la capacidad de entender qué nos está matando (interna o externamente), identificar la dolencia y combatirlo.

La tuberculosis se erradicó del mundo, el VIH está ad portas de recibir una vacuna y las demás se han vuelto dolencias menores, con tratamiento, que no matan a nadie… pero, ¿y el cáncer?, aún no lo detenemos, aún nos mata, aún se resiste. Por más que lo tratemos, se mueren nuestros seres queridos, nos morimos; por lo que quizá, todos hemos sido víctimas directas o indirectas de esta enfermedad. Acá se evidencia una relación enfermiza de anhelo por estar sano y frustración por la metástasis, esa fue la que me cautivó y esa imposibilidad es la que voy a desarrollar en este texto, el pulso de El mal menor.

Siempre he estado intrigado por la relaciones de imposibles, como la frase célebre de Cortázar que listé anteriormente, y por esto, la fijación/odio con el cáncer que se ha desarrollado en mí, no es por ser signo cáncer (aunque es una casualidad llamativa), sino que quizá está más vinculada con una variación del Síndrome de Estocolmo1 Del cual, yo he sido víctima de un captor, violador, asesino, llamado cáncer; que viola, reprime y mata a mis seres queridos. Y aun así, tengo la osadía de mirarlo a los ojos y conocer su naturaleza rebelde que maneja a mis seres queridos.

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En mi vida, el cáncer no es nuevo, todo comenzó hace unos 16 años, un Andrés Oviedo de apenas diez años miraba con asombro a su tía con la que se crio, cuando ella le contaba que tenía una enfermedad grave llamada cáncer, pero que no era como el signo, sino que era mala, por lo que tenían que operarla y quitárselo para que ella estuviera bien. La cirugía pasó y por 6 años el único cáncer del que se hablaba era el que me identificaba, el del horóscopo; sin embargo, el cáncer tiene esa peculiar virtud de adaptarse a su ambiente para no desaparecer. Lo que llamamos metástasis no es más que la manera de sobrevivir de las células cancerígenas, no obstante, la extirpación de las mismas era la supervivencia de mi tía, una relación parasitaria que obligaba a deconstruir el cuerpo de ella para evitar que el cáncer tuviera éxito en su destrucción.

1. Síndrome de Estocolmo: Trastorno psicológico temporal que aparece en la persona que ha sido secuestrada y que consiste en mostrarse comprensivo y benevolente con la conducta de los secuestradores e identificarse progresivamente con sus ideas, ya sea durante el secuestro o tras ser liberada.

Catedral, David Peña 2014 Soportes para batería y vidrio

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Aunque más adelante abordaré la deconstrucción antes mencionada, es importante para mi hacer relevante el impacto del cáncer en mi vida, me quitó a mis dos abuelos y aún está presente en dos familiares más. Siempre con la misma estrategia, ataca, se erradica y vuelve, la necesidad del cáncer de subsistir se vuelve un pulso con la necesidad de la persona por mantenerse viva, una lucha de anhelos que no siempre se puede ganar.

De los Anhelos

Como seres vivos tenemos necesidades fisiológicas que alimentan nuestra supervivencia, al igual que, como seres racionales tenemos necesidades que distan de lo fisiológico pero que comprometen la supervivencia del ser, es decir, no siempre está primero sobrevivir que sentirse realizado.

Como resultado de esta búsqueda y creación de una metodología de trabajo propia, me he dado cuenta que desarrollé una inquietud particular por el significado etimológico de las palabras que usamos para expresarnos. Así que, fue menester la búsqueda de cada uno de los términos acá referidos para crear acuerdos comunes sobre qué esperar de cada uno de ellos. Si hablamos de necesidades mediadas por la razón estaremos hablando de anhelos, pero ¿qué es un anhelo?, así lo define (pobremente) la Real Academia de la Lengua Española:

anhelo.(Del lat. anhēlus).

m. Deseo vehemente. (Real Academia Española, 2015)

A falta de una definición más rica, me veo obligado a buscar más relaciones etimológicas, para definir concretamente el anhelo al cual espero referirme:

Deseo.(Del lat. desidĭum).1. m. Movimiento afectivo hacia algo que se apetece.2. m. Acción y efecto de desear.3. m. Objeto de deseo.4. m. Impulso, excitación venérea.arder en ~s de algo.1. loc. verb. Anhelarlo con vehemencia. (Real Academia Española,

2015)

Si bien, la Real Academia presenta el anhelo como un deseo, hay que hacer la salvedad que el deseo no se puede entender estrictamente como una necesidad fisiológica, es decir, uno no desea comer, cagar, dormir, etc. Si el deseo y el anhelo están íntimamente relacionados, tenemos que encontrar

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qué los motiva, qué necesidad lleva al ser a tener anhelos específicos.Es Abraham Maslow quien trata con cierto rigor una jerarquía en las necesidades y por ende es importante traerlo a colación. Maslow en 1943, en su artículo “A Theory of Human Motivation” y posteriormente en su libro “Motivation and Personality”, introduce un concepto de pirámide con el cual pretende dar una jerarquía a las necesidades. En su teoría, agrega a dicha pirámide cuatro categorías que no son necesariamente fisiológicas, las cuales define como: seguridad, aceptación social, autoestima y autorrealización, siguiendo ese orden de jerárquico (Maslow, 1954).

Necesidades FisiológicasIncluyen las necesidades vitales para la supervivencia y son de orden biológico. Dentro de este grupo, encontramos necesidades como: necesidad de respirar, de beber agua, de dormir, de comer, de sexo, de refugio. Maslow piensa que estas necesidades son las más básicas en la jerarquía, ya que las demás necesidades son secundarias hasta que no se hayan cubierto las de este nivel.

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Necesidades de seguridadLas necesidades de seguridad son necesarias para vivir, pero están a un nivel diferente que las necesidades fisiológicas. Es decir, hasta que las primeras no se satisfacen, no surge un segundo eslabón de necesidades que se orienta a la seguridad personal, al orden, la estabilidad y la protección. Aquí se encuentran: la seguridad física, de empleo, de ingresos y recursos, familiar, de salud, etc.

Necesidades de afiliaciónMaslow describe estás necesidades como menos básicas, y tienen sentido cuando las necesidades anteriores están satisfechas. Ejemplos de estas necesidades son: el amor, el afecto y la pertenencia o afiliación a un cierto grupo social y buscan superar los sentimientos de soledad. Estas necesidades se presentan continuamente en la vida diaria, cuando el ser humano muestra deseos de casarse, de tener una familia, de ser parte de una comunidad, ser miembro de una iglesia o asistir a un club social.

Necesidades de reconocimientoTras cubrir las necesidades de los tres primeros niveles de la Pirámide de Maslow, aparecen las necesidades de reconocimiento como la autoestima, el reconocimiento hacia la propia persona, el logro particular y el respeto hacia los demás; al satisfacer dichas necesidades, la persona se siente segura de sí misma y piensa que es valiosa dentro de la sociedad; cuando estas necesidades no son satisfechas, las personas se sienten inferiores y sin valor. Según Maslow existen dos necesidades de reconocimiento: una inferior, que incluye el respeto de los demás, la necesidad de estatus, fama, gloria, reconocimiento, atención, reputación, y dignidad; y otra superior, que determina la necesidad de respeto de sí mismo, incluyendo sentimientos como autoconfianza, competencia, logro, independencia y libertad.

Necesidades de autorrealizaciónPor último, en el nivel más alto se encuentran las necesidades de autorrealización y el desarrollo de las necesidades internas, el desarrollo espiritual, moral, la búsqueda de una misión en la vida, la ayuda desinteresada hacia los demás, etc. (Maslow, 1954)

Aunque estoy de acuerdo en reconocer la multiplicidad del ser y otorgarle valor a las necesidades no fisiológicas, creo que el ser humano no es susceptible de encajar en un esquema jerárquico, puesto que no hay una representación que permita describir dicha multiplicidad y por ende la poca probabilidad de hacer encajar al ser humano dentro de una

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jerarquía. Al ser humano se le debe entender como un ser único, capaz de anteponer necesidades de realización (o de cualquier índole) sobre necesidades fisiológicas; entonces, el ser humano dista del animal puesto que no actúa en relación a sus instintos de supervivencia.

Otro ejemplo es el enunciado en el periódico Gramma, órgano oficial del Partido Comunista, en donde se escribe el artículo “Cuba no acepta presiones ni chantajes”, del cual quiero abstraer lo siguiente:

Existen principios bioéticos que obligan al médico a respetar la decisión de una persona que ha decidido iniciar una huelga de hambre.Por tanto, de ningún modo puede forzársele a ingerir alimentos, como hacen cotidianamente las autoridades norteamericanas en las cárceles y centros de tortura de Guantánamo, Abu Ghraib y Bagram, en violación de los derechos de los detenidos.La medicina solo puede actuar cuando el paciente ha entrado en shock, fase en que como regla resulta tarde, pues el ser humano está en los límites de la supervivencia, lo que se llama punto de no retorno.[...] Cuba, que ha demostrado con creces que tiene como divisa principal la vida y la dignidad del ser humano, no aceptará presiones ni chantajes. (Betancourt, 2016)

¿Es posible concebir la jerarquía aún como una forma válida de aceptar el ser?, creo que simplemente hay que aceptar los aciertos de Maslow y progresar hacia una multiplicidad del hombre. Entonces, si bien definimos el anhelo como sinónimo del deseo haciendo la salvedad de la racionalidad, debemos encontrar en el anhelo la voluntad que motiva al ser a poner en peligro su existencia.

Por ejemplo, Franklin Brito Rodríguez, un productor agropecuario de 49 años de edad, fallece el 30 de agosto de 2010, en el Hospital Militar de Caracas, Venezuela, en donde había sido recluido en contra de su voluntad por órdenes expresas de la Defensora del Pueblo Venezolana, Gabriela Ramírez. Desde el 2 de julio de 2009, Brito habría realizado sucesivas huelgas de hambre como medida de presión para solicitar la entrega de sus tierras e indemnización para su familia, debido a la expropiación de las mismas. La última la inició el 1 de marzo de 2010, con consecuencias fatales para su organismo. En el momento de su muerte pesaba 35 kilogramos, teniendo una estatura de 1,90 mts. (Agencia Venezolana de Noticias, 2010). Entonces, el caso de Franklin es solo uno de cientos que se pueden nombrar, ejemplos claros de aquellas ocasiones en que la voluntad vence a las necesidades fisiológicas.

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Fotografía de Franklin Brito tomada 04/05/2010 por la Alianza Venezolana-Holandesa por la democracia

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Para tener un anhelo hay que meditar la racionalidad del ser para entonces entender la posibilidad de anhelar. Un anhelo difiere de una necesidad fisiológica, puesto que no se relaciona con la supervivencia animal, sin embargo, éste podría poner en riesgo la supervivencia de un ser, ya que en el hombre racional las necesidades fisiológicas no son jerárquicas sino de igual índole. Ahora, un anhelo puede constituirse como un deseo animal en tanto se sienta como un impulso o una excitación, pero solo puede ser constituido así por un ser racional y consciente de lo anhelado, a esta excitación se le conoce como voluntad.

Es así como los anhelos tienen una cualidad y es que están mediados por la esperanza, puesto que esta determinará el espacio temporal de su resolución.

Esperanza.1. f. Estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos.2. f. Mat. Valor medio de una variable aleatoria o de una distribución de probabilidad.3. f. Rel. En la doctrina cristiana, virtud teologal por la que se espera que Dios dé los bienes que ha prometido (Real Academia Española, 2015)

En la construcción de la definición de anhelo, se ve una relación directa con la esperanza, en la medida en que, para que un anhelo sea real debe existir al menos una mínima posibilidad de que dicho deseo pueda hacerse realidad. Es decir, un imposible no puede ser anhelado, ya que no despertaría la voluntad que un verdadero anhelo sí despertaría. Sin embargo, dada la pluralidad del ser humano, sería injusto (y también egoísta) esperar encontrar solo un anhelo válido. Por lo que, es imposible invalidar anhelos en tanto el concepto y mesura de la esperanza es subjetiva, ya que depende del ser que desea.

La fuerza de voluntad es equiparada con ese anhelo, un motor invisible que le pide al cuerpo hacer o dejar de hacer cosas solo para sentir una satisfacción, o al menos la persecución de la misma y el motivo que hace que mi tía aún decida operarse tras 6 cirugías; Es por eso los animales no anhelan, los animales tienen un impulso biológico que los lleva a la satisfacción de sus necesidades fisiológicas, solo los seres racionales anhelamos, pero ¿qué pasa cuando fallamos en nuestra persecución? ¿Qué pasará cuando cese la voluntad de vida de mi tía por el cáncer?

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Fracaso, esa es lo que prosigue al anhelo fallido, por lo que creo necesario encontrar la definición de fracaso para posteriormente identificar el origen de la frustración. Así pues, debemos buscar definiciones ya dadas para desde ahí crear una propia.

fracaso.(De fracasar).1. m. Malogro, resultado adverso de una empresa o negocio.2. m. Suceso lastimoso, inopinado y funesto.3. m. Caída o ruina de algo con estrépito y rompimiento.4. m. Med. Disfunción brusca de un órgano. (Real Academia Española, 2015)

fracasar.(Cf. it. fracassare).1. intr. Dicho de una pretensión o de un proyecto: frustrarse (‖ malograrse).2. intr. Dicho de una persona: Tener resultado adverso en un negocio.3. intr. Dicho especialmente de una embarcación cuando ha tropezado con un escollo: Romperse, hacerse pedazos y desmenuzarse.4. tr. desus. destrozar (‖ hacer trozos algo). (Real Academia Española, 2015)

Tenemos así la primera referencia de cómo definir el fracaso, por lo que será un suceso lastimoso o funesto para el ser racional. Él en su entendimiento del mundo sabrá que falló y entenderá que su anhelo acabó, por eso a lo largo de este documento he tratado de esforzarme porque el lector entienda la subjetividad del término fracaso. Éste está directamente ligado a la concepción del ser y solo él determinará cuándo falló o cuándo tuvo éxito, un fracaso personal puede ser un éxito colectivo y viceversa.

La frustración no es necesariamente un escenario de fracaso. José Antonio Marina, antes de hablarnos de los fracasos de la inteligencia en su libro, “La inteligencia fracasada”, nos narra cómo un romance con la estupidez puede considerarse un fracaso de la inteligencia, y no es que este texto pretenda abordar la estupidez, es precisamente que la concepción de éxito tiene que estar desligada de lo tonto o inteligente que pueda ser un anhelo, seguramente, aunque mi tía fallezca, no habrá fracasado.

“Si la estupidez no tuviera algún parecido que le permitiese pasar por progreso, esperanza o perfeccionamiento, nadie querría ser tonto” - Robert Musil

Sin embargo, mi postura es otra y para que sea claro mi propósito, lo ejemplificaré: un hombre de mediana edad que lleva una vida saludable

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es diagnosticado con cáncer (de cualquier índole), un doctor explica a éste y a su mujer el tratamiento. El hombre podrá prolongar su vida, sin embargo, los tratamientos (al igual que el cáncer) irán deteriorando sus facultades, al igual el doctor le explica que si se trata, podrá vivir más o al menos sobrevivir más tiempo. Éste medita las consecuencias y a pesar de tener una familia estable y muchas razones para vivir, se rehúsa a tratarse, dice que vivirá lo que su enfermedad le permita con las facultades que tiene hoy en día, hasta que el mismo cáncer lo mate. Es decir, el hombre está frustrado por no poder llevar una vida plena como lo hace hoy en día, pero no fracasa en su propósito como ser al renunciar a las esperanzas de vida, no pretendo juzgar el valor de la decisión de nadie, simplemente aclarar que la elección del hombre es producto de su racionalidad, quizá la muerte para él sea el único paso que lleve a la reconstrucción de su ser, por lo que la muerte es una elección productiva de su frustración.

De la frustración y la deconstrucción

Solo los seres racionales se frustran en tanto somos los únicos que anhelamos. En este sentido, debo definir la frustración como una ruptura en el ser, un momento donde el motor invisible que nos mantenía se rompe, nuestra motivación (capaz de anteponerse a la subsistencia) se termina y nuestro cuerpo se rompe, quizá no físicamente pero si íntimamente. Aunque un automóvil esté impecable en su exterior, si su motor está dañado no arrancará. La frustración sustrae una parte esencial de la máquina, el motor, entonces cuando estamos frustrados podemos ser un cascaron carente de voluntad, y es necesario hallarla.

Si los cuerpos tienen motor, no es descabellado pensarlos como máquinas en tanto son un conjunto de subsistemas que responden a un organismo mayor, por lo que es muy fácil equiparar una máquina humana con cualquier aparato maquínico, quizá es esa visión cristiana de creación a imagen y semejanza. Por eso, creo que los cuerpos tienen correspondencias directas a las máquinas, que la frustración es capaz de sustraer piezas vitales de la máquina y que una máquina sin sus componentes esenciales necesita una búsqueda de un motor.

En consecuencia, si estamos deconstruidos, necesitamos reconstruirnos. Aunque reconozco que la pluralidad del ser humano hace que ante alguna eventualidad los cuerpos se deconstruyan de manera distinta, creo que es necesario encontrar deconstrucciones comunes para trabajar en esa base a estas y formular aspectos comunes y útiles para un ser que necesite reconstruirse. Por eso, hablo de dos aspectos de deconstrucción que se dan tras una frustración, estos no pretenden seguir un orden lógico ni jerárquico, ni son variables dependientes, una puede suceder independiente de la otra:

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El primero hace referencia a la ruptura, es decir, cuando una frustración rompe un ser, éste no pierde partes de su maquinaria (entiéndase tangible e intangible), sino que simplemente necesita reconstruirse y continuar. La reorganización de la maquinaria no siempre es necesaria, puesto que los seres son capaces de seguir adelante una ruptura sin afectar su funcionalidad.

El segundo es la extracción, la cual sucede cuando un cuerpo pierde una parte tras una deconstrucción, esto siempre lleva a una reorganización de la máquina ya que ésta cambia, una persona vive sin apéndice, sin un riñón, sin un pulmón, sin un ser querido, pero necesita una reconstrucción para subsistir.

Reconstrucción y el Mal Menor

Si un ser está roto, debe unirse. Si un ser está fragmentado, reconstruirse y si a un ser le falta una pieza, re organizarse; todo en pro de cumplir su persecución. El 11 de oct. de 2016, Doris Salcedo, recurría al público para hacer una intervención artística en la Plaza de Bolívar justo después de que un acuerdo de paz en Colombia fracasará. La artista con ayuda de los presentes construía un tejido que involucraba los nombres de las víctimas de ambos lados del conflicto, todo en pro de reconstruir un país fragmentado y encontrar la voluntad que permita llegar a esa anhelada meta de conseguir la paz.

La obra de Doris recurre al tejido para sanar una dolencia emocional de la misma manera en la que los médicos recurren a la sutura para cerrar una herida, el tejido es una forma de unión y reconstrucción para heridas físicas e intangibles. Allí es donde nace El mal menor 2, mi trabajo de grado en Artes Visuales, en el cual la voluntad de vida se evidencia en la elección de no morir, de tratarse, de esperar la cura y de reconstruir a partir de la frustración por los fracasos, entendiendo que si se muere, no se falló, porque se vivió un poco más.El mal menor trabaja mucho bajo la influencia de la costura y la máquina de coser, que en mi familia representan más que un aparato que cumple solo su función práctica. Por lo cual, creo que es necesario crear un contexto, ya que puede representar cuerpos físicos dentro de mi familia. Mi abuela, criada en el seno de una familia conservadora en los 30’s, sabía que su único objetivo era casarse, tener hijos y criarlos bien, si lograba conseguir un esposo que se sintiera amado y unos hijos bien criados, por lo que su única labor en la vida estaría satisfecha.

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Publicidad de la intervención de Doris Salcedo 2016

Intervención de Doris Salcedo 2016Plaza de Bolivar

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Intervención de Doris Salcedo 2016Plaza de Bolivar

Intervención de Doris Salcedo 2016Plaza de Bolivar

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Mi abuelo, quizá aún más conservador y machista que ella, tenía como objetivo su carrera militar, él, en su figura de progenitor alfa, sabía que no podía dejar a su mujer trabajar y que él debería proveer todo en su hogar; así que así fue, trabajó de sol a sol para que su mujer no tuviera que hacerlo y él pudiera darse el lujo de no dejarla. Entonces, mi abuela sin más remedio se dedicó a oficios varios, como la costura y el tejido, de ahí su dicho “todo persona tiene que saber tres cosas: nadar, manejar y poner un botón”, y así fue, siguiendo la tradición todos en mi casa sabían lo básico de la costura, por supuesto, más las mujeres que los hombres, pero todos sabían poner botones.

Los años pasaron, mis abuelos fallecieron y con la muerte de un ser querido llega esa sensación de mantenerlos vivos con el recuerdo , reviviendo sus fotos, sus hobbies, sus recetas y para mi tía, la costura. Ella recién jubilada decidió recuperar la tradición, empezar a bordar patrones a partir de las revistas “punto de cruz” de mi abuela, coser manteles, etc. Y fue así como mi tía denominó la máquina de coser de mi abuela casi como propia, la usó y se dio en la tarea de coser, bordar y crear cosas a partir de sus frustraciones. Por eso yo decidí que la máquina representaría a mi tía, juntas se hicieron una y vivirían el mismo destino de deconstrucción y quizá la muerte.

La cicatriz

Como ya he expresado mi ferviente interés en buscar palabras en el diccionario para entender su etimología, la palabra cicatriz no podía ser la excepción, y más porque al buscarla encontré justo la definición que 2 Según Amaya, L. y Berrío-Acosta en “Modelo de tres niveles para el análisis de casos éticos en psicología”, en la Grecia antigua se postuló una teoría para dilemas éticos que aún se mantiene vigente y es comúnmente aceptada: el mal menor. Según ellos está definido de la siguiente manera: La Doctrina del Mal Menor define como moralmente válida la elección de la opción que genera daño en un entorno en el cual no es posible garantizar la beneficencia y se está obligado a actuar. De este modo se reconoce la opción con mal menor como el mayor bien posible. Es importante que la persona tenga muy claros sus argumen- tos al acogerse a esta doctrina de tal forma que, de ser nece- sario, pueda sustentar su actuación ante el escrutinio públi- co. (Berrio-Acosta & Amaya, 2015) Dada la validez del principio, explico a continuación el uso de éste, no solo en situaciones extremas, sino su vali- dez como salvavidas en caso de un fracaso de la inteli- gencia. El principio ha sido profundamente analizado y puesto en práctica por la rama legislativa y es allí, donde plasmado en la ley 1164 de 2007 se nombra, como un compromiso ético para los psicólogos: Mal Menor: Se deberá elegir el menor mal evitando trans- gredir el derecho a la integridad, cuando hay que obrar sin dilación y las posibles decisiones puedan generar conse- cuencias menos graves que las que se deriven de no actuar. Causa de Doble Efecto: Es éticamente aceptable realizar una acción en sí misma buena o indiferente que tenga un efecto bueno y uno malo, si: a) La acción en sí misma, es decir, sin tener en cuenta las circunstancias, es buena o indiferente; b) La intención es lograr el efecto bueno; c) El efecto bueno se da al menos con igual inmediatez que el malo, no mediante el efecto malo; d) Debe haber una razón urgente para actuar y el bien que se busca debe superar el mal que se permite. No es ético conseguir un bien menor a costa de un mal mayor; e) Si el efecto bueno pudiera obte- nerse por otro medio, no es ético hacerlo por un medio que implique un efecto malo. (Congreso de Colombia, 2007)

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está acorde con la situación, no solo una que se remitiera al plano físico tangible, sino un más elaborado rastro de unión:

Cicatriz.1. f. Señal que queda en los tejidos orgánicos después de curada una herida o llaga.2. f. Impresión que queda en el ánimo por algún sentimiento pasado (Real Academia Española, 2015)

La cicatriz es el vestigio, el mero recuerdo de lo que sucedió; por eso antes de la cicatriz viene la herida, antes de la cicatriz viene el proceso de sanación y como no todas las heridas pueden ser tratadas de la misma manera, no todas las cicatrices son iguales.

Las heridas producidas por una deconstrucción física tienden a tratarse con sutura, la sutura es un ejercicio de unión muy parecido a la costura pero es comúnmente usado en el campo médico.

Fotografía Digital Tejido queloide de extirpación de glandula tiroidea Andrés Oviedo, 2015

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Fotografía Digital Tejido queloide de extirpación de glandula tiroidea Andrés Oviedo, 2015

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Sutura.Del lat. sutūra; de sutum, supino de suĕre ‘coser’.1. f. Anat. Línea sinuosa, a modo de sierra, que forma la unión de ciertos huesos del cráneo.2. f. Bot. Cordoncillo que forma la juntura de las ventallas de un fruto.3. f. Med. Costura con que se reúnen los labios de una herida. (Real Academia Española, 2015)

Coser. Del lat. consuĕre.1. tr. Unir con hilo, generalmente enhebrado en la aguja, dos o más pedazos de tela, cuero u otra materia.2. tr. Hacer o reparar una prenda, especialmente de ropa de vestir, con aguja o a máquina. Se ganó la vida cosiendo vestidos. U. t. c. intr. Cosía para un taller.3. tr. Unir papeles mediante grapas.4. tr. Unir una cosa con otra, de suerte que queden muy juntas o pegadas.5. tr. Producir a alguien varias heridas en el cuerpo con arma punzante o de otro tipo. Lo cosieron A puñaladas, A balazos.6. prnl. Dicho de una persona: Unirse estrechamente con algo. (Real Academia Española, 2015)

Si leemos ambas interpretaciones, la sutura o costura pueden llegar a considerarse sinónimos, ambos los entenderemos como ese proceso que llevará a la sanación de una herida, a la reparación de un ser roto. La sutura quirúrgica es entendida como la reparación de un cuerpo físico, por eso creo que la costura puede entenderse como la reparación de la parte espiritual de un cuerpo, por lo que así será entendida en mi caso.El mal menor comprende una serie de tambores con bordados en hilo industrial, similar al hilo quirúrgico. Estos son bordados puesto que es la reivindicación de la tradición familiar de mi abuela, retomada por mi tía cuando fue diagnosticada con cáncer la segunda de seis veces que lo ha sido. En ella, siempre entendí el bordado como un ejercicio de catarsis, siempre creí que mi abuela bordaba porque era el único oficio que una mujer podía hacer libremente en la vida, ya que quedaba a los oficios de la casa como criar a sus hijos y ocupar su tiempo como en la costura, mientras mi abuelo trabajaba.

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Anatome corporis humane Juan Valverde, 1607

Anatome corporis humane Juan Valverde, 1607

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Primer bordado con sutura quirúrgicaAndrés Oviedo, 2015

En este sentido creo que mi tía comenzó a hacerlo por la misma razón, era el mal menor, un cáncer la mataba, frustraba su anhelo de seguir adelante y lo único que recibía a cambio era metástasis, para mí, el bordado era su manera de mantenerse viva, la sutura espiritual que necesitaba. Por eso tome la decisión de retomar el bordado, los bordados que acá se presentan son fragmentos de bordados de mi abuela y de mi tía, esto ya lo dijiste antes, entonces quítalo antes o acá y expuestos en tambores de madera como los que ellas usaban. Estos bordados son para nosotros la sutura de una herida emocional.

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El mal menorAndrés Oviedo, 2016

El mal menorAndrés Oviedo, 2016

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Como también enuncié antes, El mal menor también comprende una máquina de coser, pero no una máquina de coser cualquiera, si bien expliqué su historia, ahora explicaré por qué esta máquina es especial para mí y por qué hace parte del El mal menor. La máquina es una representación simbólica de la decisión de vida denominada como el mal menor, es el elemento de unión para herida emocional de mi tía y mi abuela, pero también la máquina es la representación del cuerpo físico de mi tía, la pieza que se evidencia en El mal menor no solo es el vehículo de la unión, sino el vehículo de la deconstrucción, esta máquina tiene dos caras, una que construye y sigue viva luchando y una cara que está deconstruida y malfunciona.

El mal menorAndrés Oviedo, 2016

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El mal menorAndrés Oviedo, 2016

Mi tía lleva 6 cirugías y en todas ellas se caracterizan por la remoción “total” del cáncer. En cada una se aseveró que el cáncer no estaba más presente en su organismo puesto que se extirpó algún órgano o segmento del cuerpo que estaba contaminado. Sin embargo, en todas las 6 ocasiones hasta la actualidad, ad portas de la séptima cirugía, el cáncer regresó. Mi tía sigue viva, mal funciona pero aún está intacta, tiene que tomar medicamentos todos los días por la ausencia de órganos vitales como la tiroides, pero aún lucha.

Siendo así, la máquina es el reflejo vivo de mí tía, la máquina ha sido deconstruida en 6 ocasiones removiendo piezas de la misma que le permiten mal funcionar, piezas que dejan cicatrices visibles en la máquina tal como sucede en mi tía, pero aun así le permiten cumplir su objetivo principal: coser. La máquina representa el anhelo pero su deconstrucción evidencia la frustración como cicatrices y en los bordados está representada esa voluntad de vivir, mientras mi tía cumpla su único objetivo propuesto por ella misma: subsistir, la máquina cumplirá su único objetivo propuesto por mí: unir. En tanto mi tía viva, la máquina vivirá.

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El mal menorAndrés Oviedo, 2016

Cada una de las 6 deconstrucciones en mi tía ha dejado cicatrices, evidencias. Por eso he construido 6 evidencias que acompañan a la máquina, 6 ilustraciones basadas en dibujos médicos hipocráticos de sutura, que demuestran como seis procedimientos quirúrgicos han intervenido a la máquina, una disección parte por parte de su deconstrucción y mal funcionamiento.

Después de todo, El mal menor no se acabó, el mal menor es una elección constante de vida que jamás será una verdad inamovible. Siempre estará vulnerable a cambiar y quizá, algún día, el mal menor será morir.

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Camilo OrdóñezAsesor

Andrés Felipe Oviedo UrbanoAutor