Trabajo de investigacion N°1
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Transcript of Trabajo de investigacion N°1
ALUMNA
LEIDY TATIANA PUERTA
CARRERA PROFESIONAL
DERECHO
CURSO
CIENCIA POLITICA
TUTOR:
CESAR AUGUSTO QUIÑONES
CICLO N°2
UNIVERSIDAD PERUANA DE LA AMÉRICAS
2015
ÍNDICE
1. CONTENIDO...................................................................................................3
2. CONCLUSIONES..........................................................................................16
3. RECOMENDACIONES..................................................................................18
4. BIBLIOGRAFÍA..............................................................................................19
1. CONTENIDO
Tema:
“Los golpes de Estado o gobiernos autoritarios en el Perú durante el siglo XX”.
1. Definición.
Se conoce como golpe al acto y consecuencia de golpear, un verbo que hace
referencia tanto a los impactos físicos como a los de carácter simbólico. El Estado,
por su parte, es una modalidad que permite organizar a una sociedad de manera
soberana y coercitiva y con autoridad para regular el funcionamiento de
la comunidad dentro de un determinado territorio.
Al conjugar las definiciones de ambos términos surge la noción de golpe de
Estado. Se trata de una acción violenta llevada a cabo por fuerzas militares o
rebeldes que busca quedarse con el gobierno de un Estado. El golpe de Estado,
de esta manera, supone la sustitución de las autoridades existentes y el cambio de
mando de las instituciones estatales por imposición.
En concreto para establecer el origen del término tenemos que retrotraernos a la
Francia del siglo XVIII cuando comenzó a utilizarse aquel para referirse a todas
aquellas acciones de carácter violento que el rey llevaba a cabo sin tener en
cuenta las normas establecidas, moral y legalmente, en la sociedad. El hecho de
que las acometiera de esta forma se amparaba en que eran necesarias por el bien
común.
El golpe de Estado constituye una violación y falta de reconocimiento hacia la
legitimidad constitucional ya que atenta contra las reglamentaciones legales de
llegada y permanencia en el poder. Es posible distinguir entre dos grandes tipos
de golpes de Estado: el golpe institucional es aquel que tiene lugar cuando llegan
al poder ciertos integrantes del propio partido en funciones, mientras que el golpe
de carácter militar es concretado por las fuerzas armadas. En las últimas décadas
se ha sumado la noción de golpe de mercado para hacer referencia a los cambios
institucionales que tienen lugar por la presión de grupos económicos en
condiciones de desestabilizar la economía.
El 29 de agosto de 1975, el General de División EP Francisco Morales Bermúdez,
entonces Presidente del Consejo de Ministros, y quien estaba voceado para
suceder en el gobierno a Velasco, lideró un golpe de estado desde la ciudad
de Tacna y derrocó a Velasco en una acción que se conoció como el Tacnazo.
Para la realización de esta acción, Morales Bermúdez alegó la mala situación
económica que atravesaba el país y la deteriorada salud de Velasco, a quien se le
debió amputar la pierna derecha el 10 de marzo de 1973 debido a
una gangrena devenida de un aneurisma aórtico abdominal que lo puso al borde
de la muerte el 23 de febrero.
En la tarde de ese mismo día Velasco abandonó Palacio de Gobierno y se marchó
pacíficamente a su residencia de Chaclacayo. Oficialmente, se le consideró
“relevado” del alto mando. No hubo ni una manifestación a su favor en todo el
país.
El autogolpe en Perú de 1992 fue un golpe de Estado propiciado el domingo 5 de
abril por el entonces presidente de la República, Alberto Fujimori, con el respaldo
de las Fuerzas Armadas. En este se disolvió el Congreso de la República, se
intervino el Poder Judicial y además hubo persecución de algunos miembros de la
oposición. Sin embargo el 82% de la población, según todas las encuestas de la
época, apoyó esta medida por el desprestigio del parlamento.
2. Características de los golpes de Estado.
El golpe de Estado lo puede provocar un grupo armado, fuerzas armadas
sublevadas (rebelión militar) o fuerzas civiles y militares sublevadas (rebelión
cívico-militar). En muchas ocasiones termina con la instauración de una dictadura.
Por definición se produce contra cualquier gobierno, autoritario o no, y puede
buscar instaurar cualquier otro diferente, también autoritario o no. Sin embargo, el
sentido peyorativo que se aplica al término golpe de Estado hace que se utilice en
la mayor parte de las ocasiones para referirse a intentos de instauración de
dictaduras.
Este ataque a la legalidad y soberanía de un país implica la retención de los
organismos depositarios de aquéllas. Estos órganos podrían ser el Gobierno o
el Parlamento, en el caso de países democráticos, o el rey o dictador en otros
sistemas de gobierno distintos. También es habitual el control de los medios de
comunicación, la prohibición de cualquier tipo de oposición y la suspensión
del Estado de derecho, al menos temporalmente.
Algunos diferencian el golpe de Estado del pronunciamiento militar, basándose en
que éste último busca cambiar el Gobierno, pero sin llevar a cabo una usurpación
ni derrocar el sistema vigente.
Cuando el golpe de Estado está propiciado por quienes ya se encuentran en
el poder, y solamente se produce un cambio de régimen político sin cambiar las
autoridades que desde él ejercen el poder, se suele denominar golpe de Estado
constitucional o Autogolpe.
También importa destacar la existencia de golpes de Estado técnicos. Suelen
darse de la siguiente forma: subsisten las autoridades, el parlamento, el poder
judicial y el sistema legal en general, pero por una acción de desacato de tipo
extorsiva de un grupo poderoso (militares, grupos económicos, etc.) la autoridad
legal se ve menoscabada, y ese grupo poderoso logra que las autoridades
adopten ciertas decisiones que los favorecen.
3. Fundamento o sustento que justificó el golpe de Estado (Estatuto
Revolucionario, proclama a la Nación, etc)
La razón de fondo del golpe de Estado del 5 de abril de 1992
Entre 1960 y 1980 el Perú asistió a dos posibilidades de su existencia como país:
o se mantenía el sistema económico y social impuesto por las clases dominantes
bajo la férula del imperialismo; o la creación de un orden nuevo, que no sería otro
que el socialismo.
La posibilidad de una revolución en el Perú se tornó más clara a principios de los
años 60 del siglo XX cuando aparecieron, en el ambiente de avance de los
movimientos revolucionarios en el mundo y en América Latina, por lo menos dos
fuerzas guerrilleras que actuaron entre 1963 y 1966, derrotados definitivamente
como tales.
Vino después el proceso de reformas burguesas de la dictadura militar instalada el
3 de octubre de 1968 en el marco de las reformas preventivas de la Alianza para
el Progreso, cuyo objetivo fundamental era neutralizar y derrotar la ola
revolucionaria en nuestra América de aquellos años. Las reformas velasquistas de
1968-1975, si bien es cierto finiquitaron el ocaso de la vieja oligarquía
(terratenientes y burguesía comercial-financiera) y generaron, eventualmente, un
nuevo trato con el capital imperialista, no constituyó una transformación estructural
de fondo, pues los viejos mecanismos del poder seguían enfrentados a las clases
explotadas. Bastó que un felón y bribón diera el golpe de Estado el 29 de agosto
de 1975 para que todo el andamiaje de reformas se viniera abajo sin que nadie se
haya preocupado en defender al régimen de la "primera fase". Fueron las clases
explotadas (clase obrera, clase campesina y pequeña burguesía empobrecida de
las ciudades) las que siguieron luchando en las calles y en el campo, mientras que
la derecha solo esperaba un mejor momento para participar en el nuevo proceso
electoral programado para abril de 1980. No hay que olvidar que el APRA, con
Haya de la Torre todavía, se alió, en la práctica, a la dictadura de Morales
Bermúdez, oponiéndose y boicoteando las huelgas de los trabajadores.
Las clases dominantes en el poder durante los años 80 fueron incapaces de dar al
Perú un rumbo diferente como para acabar con la crisis generalizada de la
sociedad, cuya expresión más visible era la crisis económica marcada por la
impagable deuda externa que tenía acogotado al país y cuyo pago exigía reducir
los presupuestos públicos en educación, salud y otros servicios sociales, además
de reducir los salarios de los trabajadores del Estado: un evidente deterioro de la
vida social que exigía cambios inmediatos.
La alternativa violentista de Sendero Luminoso y del MRTA se tornaron en
obstáculos para la organización revolucionaria de las masas, mientras la Izquierda
Unida, constituida como un referente progresista para amplios sectores populares,
no pasó de una mera fuerza electoral llena de contradicciones internas que, al
final, la volvieron intransitable, incluso como unidad política.
En tales circunstancias del Perú se presentaba, en el plano internacional, el nuevo
orden capitalista con su modelo neoliberal ante el fracaso del "Estado del
Bienestar" y del modelo de "sustitución de Importaciones" en América Latina,
neoliberalismo elaborado como programa de largo plazo para garantizar que las
tasas de ganancia del gran capital se recuperaran a los niveles que
alcanzaron durante las décadas pasadas (1950-1970). Esta ola ya se llegaba a
percibir en el Perú desde los "paquetazos" y los brotes de privatización de la
dictadura de Morales Bermúdez, la reprimarización de la economía peruana del
segundo belaundismo (1980-1985), pero también desde el primer gobierno aprista
(1985-1990) con dos nuevos "paquetazos" encubiertos con la verborrea del "no
pago de la deuda externa" que, por lo demás, el gobierno del Presidente Belaúnde
dejó de pagar por insolvencia desde 1984. En realidad, la aún presencia de un
movimiento obrero y popular todavía con cierta capacidad de respuesta, impedía a
los gobiernos de los 80 imponer el neoliberalismo, tal como se estaba
desarrollando en Chile desde el golpe de Estado de Augusto Pinochet Ugarte, y
desde 1988 en Brasil con el Presidente Collor de Melo, para hablar solo de
América Latina.
En el Perú de fines de los 80 y principios de los 90 las condiciones para imponer el
nuevo modelo no eran, pues, muy propicias. Es así que la propuesta neoliberal de
Mario Vargas Llosa, notable predicador de los intereses de la gran burguesía
internacional, no mereció sino el rechazo del pueblo peruano, incluyendo algunos
sectores liberales influidos por el keinesianismo de décadas pasadas y, por
supuesto, de las fuerzas de la dividida izquierda. Ante la prédica neoliberal de
Vargas Llosa que incluía la privatización de la educación y un shock que ya había
producido el "caracazo" en Venezuela, la tendencia electoral fundamental de 1990
se inclinó, aun antes de la primera vuelta, hacia "Cambio 90" de Alberto Fujimori
Fujimori, cuyo equipo inicial de asesores estaba formado por militantes de uno de
los partidos de la izquierda peruana, despedidos luego de la victoria en segunda
vuelta. En junio de 1990 triunfó la posición del "no shock".
El shock neoliberal del 8 de agosto de 1990 perpetrado por el fujimorismo bajo la
invocación de Dios ("que Dios nos ayude", terminó diciendo el delincuente ex
Ministro de Economía y Finanzas Hurtado Miller) avizoraba el programa neoliberal
que el nuevo Presidente había negado durante la campaña electoral. Luego
vinieron el plan para la reducción del aparato estatal y el consiguiente despido
masivo de trabajadores públicos, el congelamiento de los derechos de estos
trabajadores, el proyecto de una Ley antiterrorista que arrasaba con los derechos
humanos, encontrando en la oposición parlamentaria de derecha e izquierda un
obstáculo, pero también en el movimiento sindical que en 1991 desarrolló un vasto
movimiento huelguístico que comprometió a los trabajadores estatales y al
proletariado minero, siendo la huelga del SUTEP el movimiento más importante
que durante 109 días enfrentó el plan de privatización de la educación que luego
se plasmaría legalmente con el Decreto Legislativo 699 y los Decretos Leyes
26011, 26012 y 26013, derogados por la presión de los maestros pero hoy
revividos en la nueva Ley de Educación 28044 (2003) y en la Ley de Carrera
Pública Magisterial 29262 (2007).
Lo que hoy ocultan los analistas de la derecha peruana es que el golpe del 5 de
abril fue planificado y ejecutado por los dueños del gran capital nacional e
internacional, sus operadores políticos y militares de aquellos años bajo las
orientaciones de los organismos internacionales (Banco Mundial y Fondo
Monetario Internacional, a los que se sumó la Organización Mundial del Comercio
que norma los TLC) como bien lo afirma el sociólogo Sinesio López Jiménez ("El
fujimorismo en su lugar". La República de Lima, 08/05/2012, p. 10), ha tenido
como motivación y objetivo fundamental imponer el programa neoliberal a través
de un régimen autoritario, pues es por todos conocido que las políticas
neoliberales no podrían merecer el apoyo del pueblo mediante consultas
populares.
La aplicación del modelo neoliberal se configuró "constitucionalmente" el 31 de
octubre de 1993 con la aprobación fraudulenta de una nueva Constitución que
estableció normas contrarias a las de la Constitución aprobada en 1978, que
recogía importantes reivindicaciones de los trabajadores y del pueblo, el carácter
regulador del Estado liberal y su rol conductor de la economía y los servicios frente
al capital privado nacional y extranjero, a diferencia de la actual Constitución
neoliberal que reduce al Estado peruano a la subsidiariedad frente al capital
internacional. Con el golpe de Estadlo de 1992 se impone en el Perú una
reorientación del capitalismo tendiente a privatizar el aparato económico y los
servicios básicos, desregular las relaciones laborales destruyendo los derechos de
los trabajadores públicos y privados, poner a disposición de los grandes
inversionistas los recursos naturales a través de contratos leoninos e
inmodificables en el largo plazo.
Después de 20 años de aquel golpe de mano el Perú se ha convertido en un
Estado neoliberal, débil para las transnacionales y los monopolios nacionales,
pero muy duro para el pueblo y los trabajadores, cuyos reclamos y protestas son
respondidos, desde el gobierno central, con la policía y las fuerzas armadas a las
que el nuevo Presidente de la "gran transformación" acaba de reivindicar como las
"fuerzas tutelaras de la patria", título que la vieja oligarquía inventó para
mantenerlas al lado de los poderosos en nombre de la patria, precisamente.
4. Causas que originaron el golpe de Estado.
Antes que nada quiero aclararte que el golpe no lo dio Velasco como caudillo, sino
las Fuerzas Armadas como institución. El Gobierno Revolucionario de Las Fuerzas
Armadas (GRFA) duró de 1968 hasta 1980 y tuvo 2 fases: la primera (1968-1975),
de tendencia socialista, con Juan Velasco como líder y la segunda (1975-1980)
encabezada por Francisco Morales Bermúdez. La primera fase tuvo una tendencia
socialista y dio medidas que mejoraron la condición social de las clases más
pobres, pero insertaron al Perú en una crisis económica; es allí donde dan un
"golpe dentro del golpe" y se inaugura la Segunda Fase, buscando amortiguar las
medidas dadas por el primer gobierno y así evitar la crisis económica, que ya
empezaba a mostrarse y que se desarrollaría en el primer gobierno de Alan García
(1985-1990). Respondiendo a tu pregunta, estas fueron las razones por las cuáles
se dio el golpe de Estado de 1968:
1. El Escándalo de la página 11: Luego de llevar más de 50 años en el Perú sin
pagar impuestos, la International Petroleum Company (IPC), que controlaba los
yacimiento de La Brea y Pariñas (en Talara, Piura), se negaba a hacer otro
contrato con el Estado Peruano. Sin embargo, accedió y en agosto de 1968,
firmó un acuerdo con el entonces presidente Fernando Belaúnde Terry. En él,
se le exoneraba de todos los impuestos que adeudaba a cambio de que
desocupara La Brea y Pariñas. Sin embargo, esta empresa estaría a cargo de
la refinación del petróleo, o sea, el Estado le vendería el petróleo en crudo para
que la IPC lo refine para su comercialización. La firma del contrato se tomó
como una "conquista nacional" sobre lo extranjero, y le dio un respiro al
alicaído gobierno de Belaúnde. Pero luego de firmado el contrato, Loret de
Mola salió declarando que faltaba la página 11 del contrato, en la que se
establecía el precio con el que el Perú le vendería el petróleo a la IPC para la
refinación, especulando que el precio real (que aparecería en la página 11)
sería muy inferior al que se había anunciado públicamente. Este fue el pretexto
que desencadenó que los militares dieran un golpe la madrugada del 3 de
octubre de 1968 (día de mi cumpleaños, por cierto).
2. La incapacidad de los civiles para concretar las reformas que el Perú
necesitaba. Recuerda bien esta frase, porque este fue la frase que usaron la
Fuerzas Armadas para "justificar" en Golpe de Estado. Belaúnde tenía
intenciones de realizar la reforma agraria y otra seria de reformas de carácter
socialista para el beneficio de la población, pero tenía una traba constante: El
Congreso. En él, se había formado una alianza entre el APRA (Alianza Popular
Revolucionaria Americana) y la UNO (Unión Nacional Odriísta), que no se
entendía muy bien, porque el APRA era izquierdista y la UNO derechista, pero
los dos tenían una cosa común: su odio a Belaúnde por haberles ganado la
elección. Además, Haya de La Torre (el fundador del APRA), quería trabar los
proyectos de Belaúnde, porque Haya los quería hacer en su gobierno, ya que
él era el fijo ganador de las elecciones de 1969 (que nunca se hicieron debido
al golpe). Por eso es que el Congreso desestabilizó el gobierno belaundista,
que juntados con algunos errores oficialistas hicieron que también se
desencadenara una crisis económica donde sabemos quiénes siempre son los
más perjudicados en estas crisis: los pobres. Esto, sumado al estancamiento
que se le había dado a la ya necesaria Reforma Agraria, hizo pensar a los
militares que ellos eran los encargados de realizar los grandes cambios que el
país necesitaba, y no los civiles, que habían demostrado su incapacidad.
Estos fueron las 2 principales razones del golpe.
El Acta de Talara y el Escándalo de los página 11 (1968)
Fuente: RPP
La Junta Militar convoca nuevas elecciones y en 1963 asume la presidencia
Fernando Belaúnde que ofrece resolver el problema de la Brea y Pariñas en 90
días. Envia al Congreso proyecto que declara nulo el Laudo de y solicita que los
campos de la Brea y Pariñas pasen a poder de la Empresa Petrolera Fiscal. El
Congreso en oposición, dio la ley 14596, que declaraba nulo el Laudo Arbitral,
pero no se pronunciaba sobre el segundo punto. Se buscaba el retorno de los
campos a poder del Estado.
En Julio de 1968 por presiones se inician tratos con la IPC en palacio y el 13 de
agosto se firma el Acta de Talara por el cual todos los campos petroleros pasaban
a poder de la Empresa Petrolera Fiscal. La Acta fue firmada por Belaúnde, por el
Presidente del Senado Carlos Manuel Cox y por el Presidente de la Cámara de
Diputados Andrés Townsend Escurra y por los altos funcionarios de la IPC. Se
terminaba con el "Problema de la Brea y Pariñas", estallando el Perú en alegría.
La IPC todavía en poder de la Refinería pacta los precios que pagaría por el
petróleo refinado en los campos en poder peruano.
El presidente de la Empresa Petrolera Fiscal. Ing. Carlos Loret de Mola el 10 de
setiembre de 1968, denuncia que faltaba una página en el contrato de precios.
Esa fue la famosa "Página Once". Se hizo escándalo y sirvió de pretexto para que
el 3 de octubre de 1968, el presidente Belaúnde fuera depuesto por el general
Juan Velasco Alvarado. Posteriormente se conoce que la "Página 11" sólo era una
página en blanco.
El 9 de octubre el presidente Velasco anuncia en forma dramática, que en esos
momentos el ejército peruano, con acantonamiento en Piura, al mando del general
Fermín Málaga Prado, estaba ingresando a Talara asumiendo el control de la
refinería. Ese día fue designado como el Día de la Dignidad Nacional eliminándose
el nombre de la International Petroleum en Co. en el Perú.
5. Consecuencias del golpe de Estado.
Lamentablemente, el gobierno militar de Velasco y Morales Bermúdez es un
evento que marca el destino del Perú por muchos años...tanto que hasta ahora
pagamos las consecuencias de ello. La famosa "Revolución Peruana"...con un
modelo estatista, proteccionista, socialista...que al final no logra solucionar los
problemas sociales del país, es más, deja al Perú con una deuda exterior
inmensa, crisis social y el caldo de cultivo para la aparición del terrorismo
inmediatamente....junto con el retorno de la democracia.
Las consecuencias políticas del autogolpe son considerables. Las elecciones
fueron organizadas en noviembre 1992 para consagrar una nueva forma de poder
legislativo: el antiguo Parlamento – dos cámaras (diputados y senadores) y 240
representantes – fue remplazado por un Congreso único de 120 miembros.
Este fue encargado en seguida de redactar una nueva Constitución que integrará
las nuevas reglas de juego por el fujimorismo en materia económica y de
seguridad interior. Los partidos políticos tradicionalesbuscando deslegitimar el
autogolpe deFujimori se abstuvieron (en su mayoría) de participar en las lecciones
para el nuevo Congreso, sin embargo el único resultado de esta acción fue
garantizar la obtención de una mayoría en el poder legislativo al partido del
presidente. Entre los principales cambios políticos introducidos en la Constitución
de 1993, podemos mencionar la reelección presidencial, la revisión de las formas
de escrutinio, la redefinición de la representación política según las diferentes
regiones del país, la interrupción del proceso de descentralización administrativa,
el endurecimiento de las penas ligadas al delito de terrorismo, la redefinición del
rol económico el Estado, entre otros. La Constitución fue en seguida ratificada por
un referéndum presentado a la población como una suerte de validación de los
buenos resultados del gobierno Fujimori en materia económica y en pacificación.
La obstinación del «régimen» por mantenerse en el poder varios quinquenios
sucesivos se revela el fin es bastante nefasto para el país, y eso, a varios títulos.
Primero que nada, el ejecutivo se acostumbró a utilizar los recursos y los servicios
del Estado para servir sus propios intereses en detrimento del interés público.
Los programas sociales, enfocados hacia las poblaciones más vulnerables, fueron
claramente utilizados para constituir una clientela electoral solida y fiel al
Presidente Fujimori. “El chino”, llamado así por sus orígenes asiáticos, recorría
todo el país inaugurando obras públicas y distribuyendo alimentos, medicamentos,
computadoras en las escuelas, tractores en el campo, etc. Más tarde, el régimen
no duda en utilizar los servicios de inteligencia, el poder judicial y la administración
tributaria para perseguir a los opositores. En seguida, la extrema personalización
del poder deseada por el Presidente Fujimori y su empresa de deslegitimación de
todas las otras instituciones políticas del país costaron muy caro a la joven
democracia peruana que vio su sistema de partidos políticos desplomarse.
A partir de este momento, los candidatos independientes serán percibidos por los
electores como los más aptos a aportar soluciones eficaces a los problemas del
país. En fin, la desprofesionalización y la corrupción de todos los poderes del
Estado van a consolidar una forma de « democracia degradada » que manchó
durablemente la imagen del Estado peruano cuya eficacia y legitimidad son
todavía sospechosas en los ojos de los ciudadanos. Finalmente, el modelo
autoritario de Fujimori estalló bajo la presión de sus propias contradicciones en
2001. En efecto, si el autoritarismo del sistema Fujimorista había resultado muy útil
para retomar el control de la economía y pacificar el país, este sin embrago no
permitía la aplicación de las reformas de “segunda generación” que estaban
enfocadas a luchar contra la corrupción en el Estado y a aumentar sus
capacidades administrativas. El presidente Fujimori y sus principales socios
políticos acabaron en prisión, pero la voluntad de instaurar un régimen autoritario
de mano dura, con el concurso de civiles, persiste todavía en una minoría del alto
mando de las fuerzas armadas y en un sector nada despreciable de la población
peruana que está siempre dispuesta a apoyar este tipo de iniciativas. Hoy, el
Presidente Humala, de formación militar, parece preferir el orden democrático al
orden autoritario. Sin embrago, la presencia de algunos militares en el gobierno, la
reaparición de la amenaza securitaria de Sendero Luminoso y el aislamiento
progresivo del presidente permiten encontrar algunas similitudes con los primeros
años de la era Fujimori.
Las tres principales consecuencias del golpe de Estado: La crisis económica se
agravará, el terrorismo aumentará y la figura de Alan García crecerá
6. Fin (conclusión) del golpe de estado.
El medio para lograr lo uno y lo otro era la reforma agraria, que en su dimensión
política se ofrecía como un corolario de la doctrina de seguridad y desarrollo. Pero
el propósito de la reforma no era exclusivamente político; formaba parte a la vez
de un proyecto tan ambicioso como impreciso de transformación profunda de la
economía y la sociedad peruana, que debía lograr la maduración y diversificación
de la primera y la integración más completa de la segunda. Para que lo uno y lo
otro fuera posible era necesaria una redifinición del lazo externo, y en este aspecto
el gobierno militar iba a reivindicar una mayor autonomía a la vez diplomática y
económica para el Perú: la nacionalización del petróleo, que figuró entre sus
primera medidas y pudo entonces parecer un recurso político para consolidar la
legitimidad de un régimen que había justificado su instauración invocando el
discutible arreglo petrolero negociado por el gobierno de Beleaúnde , iba pronto a
revelarse el primer episodio de una redefinición de los objetivos del Estado en un
país dependiente que no dejaba de traer reminiscencias de la que el primer
aprismo había postulado bajo el rótulo de Estado Antiimperialista.
El régimen que así se perfilaba fue recibido con universal desconcierto por la
opinión peruana y latinoamericana. Por una parte aplicó más consecuentemente
que ningún otro los postulados de la doctrina de Seguridad y Desarrollo; por otra,
aunque no estaba dispuesto a tolerar el desafío a su monopolio legal de la
violencia que era la guerrilla, y reservaba para la institución militar la dirección y el
control del proceso político y social, se rehusaba a encuadrar su proyecto en el
marco de la resurgente guerra fría. En cuanto a ideologías, su apertura simpática
a la más intransigentemente revolucionarias, que recordaba a la de los dirigentes
mexicanos de la década de 1920, hizo posible a más de un teórico de la guerra
popular retornar a la escena pública desde los cuadros burocráticos de los nuevos
organismos estatales de promoción social; en el marco internacional, su defensa
celosa de la soberanía peruana iba a tener por corolario la restauración de lazos
diplomáticos y comerciales con la URSS y una aún más definitoria reconciliación
con Cuba, celebrada con ruidoso entusiasmo por Fidel Castro, que para desazón
de buena parte de las izquierdas peruanas, se apresuró a proclamar el carácter
profundamente revolucionario del régimen militar.
Perú hoy esta atravesando un proceso necesariamente contradictorio y doloroso
de unificación social y cultural, en que el éxodo rural y el crecimiento urbano están
provocando por fin la íntima confrontación entre la nación india de la sierra central
y meridional, y la criolla, africana y mestiza heredera de la colonización hispana en
la costa. Esa transición de suyo difícil lo es aún más por que encuentra hoy un
estímulo más poderoso en la crisis profunda de la sociedad rural serrana que en la
atracción ejercida por un polo urbano e industrial que desde hace más de una
década ha perdido mucho de su vigor.
2. CONCLUSIONES
El Estado peruano es un ejemplo bastante significativo de cómo los factores
estructurales de diversa índole -geográficos, históricos, étnico-raciales, político
institucionales, socioeconómicos y culturales- pueden llegar a constituir una
amalgama de problemas heredados no resueltos que dificultan en alto grado la
consolidación de un régimen democrático. Yendo un poco más lejos, diríamos
que son un obstáculo importante para la estabilidad política y para la
pervivencia de cualquier régimen, incluidos los regímenes autoritarios.
El golpe de estado de 1968, si bien es cierto institucional, inicialmente fue
liderado por un grupo reducido de oficiales al mando de Velasco.
Gradualmente, las contradicciones del modelo de desarrollo fueron minando la
unidad de las Fuerzas Armadas. Este elemento fue clave para entender el
golpe dentro del golpe que ocurrió en 1975.
Podemos aprender mucho de la experiencia del autogolpe de 1992. Creo que
lo principal que debemos aprender (o más bien re-aprender) es que la
democracia significa más que las expresiones momentáneas y fluctuantes de
la voluntad del pueblo, sino también un compromiso duradero para la
convivencia en una sociedad igualitaria y fundada en el autogobierno de la
sociedad en base a la ley. Las leyes deben reflejar valores perdurables e
intereses, el sentido de lo que generalmente es justo para todos. Sólo cuando
las personas aprenden a vivir en conjunto bajo leyes que son justas, tanto
porque se corresponden con la voluntad de la gente y porque se han formulado
a través de procedimientos democráticos que sean incluyentes y justos,
podemos hablar propiamente de una comunidad autónoma. Y aquí reside la
mayor lección de todas. El hecho de que el Congreso pueda ser cerrado y el
poder judicial depurado, no sólo con impunidad, sino también con el aplauso
entusiasta de la nación, indica el grado en que las instituciones fundamentales
de la democracia carecen de apoyo público. Eso es sin duda una historia con
moraleja para estar atentos mientras Perú y otras democracias miran hacia el
futuro.
3. RECOMENDACIONES
En el Perú se ha producido una transición democrática, luego de soportar diez
años de dictadura. Pero esto no es lo más importante; lo que realmente va a
conducir al país por el sendero de la construcción no sólo democrática sino,
sobre todo, económica es un proceso de democratización. Democratización
que hará tomar conciencia a la gente de que los valores democráticos no
pueden nunca más agredirse y sepultarlas bajo un régimen autoritario. En el
Perú, son ya varias veces que se ha dado la transición democrática; pero
nunca ha habido un proceso democratizador. Pasado un tiempo relativamente
breve se caía nuevamente en el autoritarismo, los golpes de estado suprimía
las libertades con grave perjuicio para la vida de la nación. Esta
democratización eliminaría de raíz todo intento autocrático, tenemos de
ejemplo a Chile, son ya 13 años de la transición democrática y son también
trece años de proceso democratizador, los intentos o nostalgias por un
gobierno autoritario ha quedado en la historia.
Es fundamental, sin ninguna duda, que se dé en el Perú una ley de partidos
políticos; los partidos deben dejar su forma caudillesca de ver la política. Una
ley que regula la vida de los partidos y por ende de la vida democrática.
Actualmente hay docenas de pequeños partidos que conducen
su organización de manera vertical, desestructurada y en función solamente de
tiempos electorales. Los actores políticos tienen que tener credenciales
democráticos. Si toman a la política como profesión se debe empezar desde
abajo y no empezarla como Presidente.
4. BIBLIOGRAFÍA
Tulio Halperin Donghi “Historia Contemporánea de América Latina” Alianza
Editorial.
Mario Vargas Llosa y otros autores. Cómo Fujimori Jodió al Perú. Cambridge
University Press, 1997.
http://definicion.de/golpe-de-estado/#ixzz3PbZAl6Wp
http://vanguardia-intelectual.blogspot.com/2012/04/5-de-abril-1992-golpe-de-
estado.html
http://www.sciencespo.fr/opalc/sites/sciencespo.fr.opalc/files/Fujimori%20P
%C3%A9rou.pdf