Trabajo, espacio y experiencia
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[Ide@s CONCYTEG 6 (77): Noviembre, 2011] ISSN: 2007-2716
Cmo citar: Garabito Ballesteros, G. 2011), Trabajo, espacio y experiencia. El caso de los jvenes obreros de Azcapotzalco, Ide@s CONCYTEG, 6 (77), pp. 1255-1280.
1255 ISBN 978-607-8164-02-8
Trabajo, espacio y experiencia. El caso de los jvenes obreros de Azcapotzalco Gustavo Garabito Ballesteros1 Resumen En este artculo se aborda la relacin entre el trabajo y el espacio en los jvenes obreros de Azcapotzalco a partir de su experiencia cotidiana, destacando la importancia de estudiar a los jvenes obreros en el contexto de la crisis manufacturera actual. Asimismo se resea el desarrollo, auge y decadencia del entorno urbano industrial de la delegacin de Azcapotzalco, en la ciudad de Mxico y se analiza cmo influye este espacio en la construccin de la experiencia de trabajo as como otros mbitos como la familia y la escolaridad. Palabras clave: trabajo, experiencia y vida cotidiana, significados del trabajo, entornos industriales y urbanos. Summary In this paper we analyze the relationship between the work and space of the Azcapotzalco young workers from their daily experience. Taking a major importance in the study of these workers inside of todays working crisis context. Although, we focus in the development, the ups and downs of the industrial environment of the Azcapotzalco area (Mexico City), and is analyzed how the space in the construction affects the working experience as well as other subjects such as the family and academic studies. Keywords: work, experience and daily life, the meanings of work, urban and industrial environments.
1 Socilogo laboral. Doctor en Estudios Sociales, lnea de Estudios Laborales por la Universidad Autnoma Metropolitana, unidad Iztapalapa (UAM-I). Lneas de investigacin: Trabajo y vida cotidiana, jvenes y trabajo, fenomenologa del trabajo. Miembro del Seminario de Investigaciones sobre Juventud (SIJ) de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico (UNAM), de la Asociacin Latinoamericana de Sociologa del Trabajo (ALAST), de la Asociacin Mexicana de Estudios del Trabajo (AMET) y del Crculo Latinoamericano de Fenomenologa (CLAFEN). Correos electrnicos: [email protected] y [email protected].
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Introduccin
n Mxico, el largo proceso de
reestructuracin productiva desde
1982 hasta nuestros das, adems
de producir cambios en los procesos
productivos y de relaciones industriales (De
la Garza, 2006) tambin ha impactado,
fsica y espacialmente, el entorno
industrial-urbano transformando la
experiencia del trabajo y las interacciones
sociales que son construidas cotidianamente
por los sujetos. Es decir, las
transformaciones estructurales del modelo
econmico dominante permean la
experiencia cotidiana de los individuos
generando con ello procesos subjetivos que
orientan y dan sentido a la accin social en
un espacio dado. Un entorno industrial
urbano de larga trayectoria como
Azcapotzalco es un escenario pertinente
para analizar cmo las transformaciones en
el modelo econmico y productivo influyen
o no en la construccin subjetiva de la
experiencia cotidiana del trabajo. Histrica
y tradicionalmente, la delegacin de
Azcapotzalco, al noroeste del Distrito
Federal, ha sido una zona industrial por
excelencia, y aunque ahora su liderazgo en
la rama de la manufactura ha decado de
manera importante, no slo por un descenso
generalizado del sector y su transformacin
hacia la maquiladora en otras zonas del
pas, sino tambin por el desarrollo
econmico de los municipios vecinos
Tlalnepantla y Naucalpan, an as sigue
conservando sus caractersticas fabriles que
se extienden a las colonias y barrios
originalmente destinados para obreros.
Estudios realizados en Azcapotzalco (Nieto,
1997; Bazn, 1991; Sheridan, 1991;
Villanueva, 1990; y Estrada, 1990), dieron
cuenta de un entorno urbano que, a la par
de su desarrollo industrial, tambin se
caracterizaba por una mezcla de pueblos y
barrios tpicos que han sido absorbidos por
la actividad fabril, as como por las grandes
unidades habitacionales que albergaban a la
entonces poblacin obrera de la regin. Con
la dinmica del proceso de reestructuracin
productiva de las grandes empresas de las
zonas industriales de la delegacin y un
deterioro de las unidades habitacionales, el
contexto urbano industrial tambin se ha
transformado no slo fsicamente, sino
tambin simblicamente a travs de la
construccin que los sujetos realizan de su
espacio de vida.
A la par del decrecimiento industrial,
tambin se ha dado una significativa
disminucin poblacional. Ello no slo se
debe al fenmeno demogrfico de familias
con menos hijos, sino tambin a la
expulsin de personas por la carencia de
empleo en la zona; y, de manera inversa,
este dficit poblacional repercute
negativamente en las industrias que an se
encuentran en la regin. A ello, le sumamos
un importante deterioro urbano a causa de
la contaminacin industrial, fbricas,
bodegas y transporte de carga que invaden
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los espacios destinados a la vivienda,
aumento delincuencial y la poca atencin
de las autoridades. Sin embargo, la
insercin de la poblacin joven de
Azcapotzalco en las fbricas cercanas an
se sigue dando bajo una lgica de tradicin
y pragmatismo cmodo, como se ver ms
adelante. Es decir, para los jvenes de la
delegacin la opcin ms inmediata y
cmoda para ingresar en el mundo laboral
es la fbrica, dada la cercana con los
hogares y por los requisitos que solicitan.
Es en este contexto que nos interesa
conocer cmo se construye la experiencia
de trabajo a partir de la articulacin entre la
actividad productiva, el mbito familiar y
educativo, y la significacin de los espacios
cotidianos no de manera aislada, sino
dinmica y en una visin de conjunto. Es
decir, analizar la experiencia laboral en su
proceso de construccin subjetiva a partir
de determinados contextos espaciales (la
fbrica, el barrio, la casa) y en su
interaccin con otros mundos de vida que
influyen de manera decisiva para la
eleccin de un empleo. As, lo que est en
cuestin es estudiar cules son los
componentes que llevan a los jvenes
obreros de Azcapotzalco a optar por el
trabajo fabril y no otro. Hasta qu grado y
de qu manera influye la familia, el nivel
educativo y la significacin del entorno
para comenzar una carrera laboral en una
fbrica. Con ello queremos aportar al
anlisis de los procesos subjetivos en torno
al trabajo, contribuyendo con una mirada
distinta la larga tradicin de estudios
obreros dentro del marco de los nuevos
estudios laborales (De la Garza, 2007). Para
ello, a partir de una perspectiva del
construccionismo social (Gergen, 1996) y
la fenomenologa social (Schtz, 1973) que
busca justamente la construccin de la
experiencia, se han realizado 16 entrevistas
semiestructuradas a jvenes obreros que
viven y trabajan en la delegacin de
Azcapotzalco, ms 70 cuestionarios a
jvenes obreros en Vallejo, as como
observacin constante de los entornos
industriales y barriales de la delegacin,
destacando los detalles cotidianos y la
relacin entre espacio urbano e industrial.
Lo que aqu se presenta es parte de una
investigacin ms amplia que concluy en
una tesis doctoral.
El presente artculo est divido en cuatro
partes. En la primera de ellas, presentamos
de manera breve el debate terico del cual
parte esta investigacin, se expone
puntualmente los principales conceptos
tericos as como la estrategia
metodolgica. Posteriormente se presenta
algunas caractersticas esenciales del
espacio objeto del estudio, la Delegacin
Azcapotzalco, en la Ciudad de Mxico. El
tercer apartado corresponde al anlisis de la
informacin y experiencia de campo y en la
ltima seccin se presentan algunas
reflexiones finales.
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Punto de partida y conceptos de anlisis
La problemtica que enmarca el presente
artculo est constituida por varias
dimensiones. La primera de ellas, de matiz
terico, responde a la relativa ausencia de
estudios sobre cultura y experiencia obrera
en los ltimos veinte aos. Por lo menos en
Mxico, parece ser que las investigaciones
sobre las maquilas en la frontera norte y
sur, y en algunos estados del centro,
desplazaron la larga tradicin de anlisis y
reflexiones sobre la cuestin obrera que iba
desde los movimientos obreros sindicales
hasta anlisis de cultura obrera y
condiciones de clase.2 Esta situacin llama
a un inters renovado por el estudio de la
experiencia de clase (Thompson, 1977) y
su relacin con el trabajo y la vida
cotidiana. Ello implica reflexionar sobre las
categoras del sujeto y el trabajo ms all
del mbito productivo. En principio, la
vivencia del trabajo, concreta en la
actividad productiva, pasa por un proceso
subjetivo del cual surgen reflexiones,
decisiones y motivaciones que entrelazan
este mbito con otras esferas, como la
familia, la educacin y el tiempo libre. As
el trabajo, como accin, est cruzado por
deseos, necesidades y posibilidades que
influyen en el proceso de dar sentido a
dicha accin. Es la subjetividad la que 2 No hay espacio para comentar el desarrollo terico y emprico sobre los estudios obreros, un balance sobre los estudios obreros y de su cultura se pueden revisar en: De la Garza, 1986, 1989, 1992, 1997; Guadarrama, 1998, 2000; Novelo, 1984, 1999; y Novelo et al, 1986.
media entre las estructuras y la accin
social (De la Garza, 2005).
Este inters por el anlisis renovado de la
experiencia obrera, es particularmente
relevante en este periodo de aguda crisis
econmica y social que ha impactado
gravemente a la industria manufacturera y a
sus trabajadores. Precisamente, el cambio
de los estudios de la conciencia de clase
hacia los procesos subjetivos de dar sentido
e identidad tuvieron lugar en otra crisis,
aquella de a inicios de la dcada de los
ochenta que condujo a la reestructuracin
productiva en el seno de las polticas
econmicas neoliberales (De la Garza,
1992). No nos interesa comparar la crisis
actual con aquella -ello sera materia de otra
investigacin de carcter ms cuantitativo-,
sino ms bien conocer cmo los jvenes
trabajadores de barrios obreros, perciben y
viven la presente cada de la manufactura,
s les afecta o no. Se trata de estudiar cmo
es la experiencia obrera en una pronunciada
cada de la industria manufacturera.
Es importante destacar los lmites y
alcances de este estudio. An cuando la
presente investigacin se antoja para
discutir sobre la existencia o no de un
nuevo sujeto-obrero, de un nuevo
proletariado, o sobre los componentes de
una conciencia de clase que responda a los
tiempos actuales, nuestros intereses van por
otra direccin. Lo que nos compete es
conocer los procesos subjetivos y la
construccin de una nocin ampliada del
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trabajo que incluya la experiencia integral
del obrero. El paso de las construcciones
marxistas de la cultura obrera en su relacin
con la vida cotidiana que provenan de la
Escuela de Birmingham (Thompson,
Hoggart, Willis, Goldthorpe, Lockwood) y
su incorporacin de la subjetividad ha
tenido ms impacto actualmente en los
estudios de las identidades profesionales o
de la cultura laboral (y no cultura obrera) de
los sectores productivos ms dinmicos
como la maquila o servicios, que en la
manufactura clsica de tipo fordista-
taylorista. Hoy da, el auge de los estudios
sobre las identidades profesionales,
imaginarios y representaciones sociales o
procesos de significacin en el mundo del
trabajo no abordan al sector manufacturero
clsico (aunque s mucho al sector
maquilador) sino servicios y empleos
precarios.3 De ninguna manera
consideramos negativo este nuevo auge rico
y diverso de los estudios laborales, pero s
creemos que es fundamental regresar a
estudiar a la nueva generacin obrera de la
manufactura clsica y sus experiencias de
vida. Mxime cuando se trata un segmento
cada vez ms reducido y en una larga y
pronunciada crisis.
Por otra parte, a pesar de que los estudios
pioneros sobre la juventud, tanto en
Inglaterra como en los Estados Unidos
durante la posguerra, se enfocaron en las
clases obreras (Morch, 1996) (Feixa, 1998)
3 De la Garza et al, 2008, De la Garza 2009; Guadarrama y Torres, 2007; Pea et al, 2009.
(Prez, 2008), ahora las investigaciones
sobre la juventud y el trabajo han
desatendido a los jvenes obreros. La
mayora de estos estudios, tanto
cuantitativos como cualitativos, se centran
en empleos precarios no formales
(prostitutas, lavacoches, meseros, entre
otros), en trabajos juveniles tpicos
(empleados de comida rpida, call centers,
meseros de bares, DJs, entre otros) o en la
relacin entre el aparato educativo y el
mercado de trabajo.4 Por ello es importante
atender las experiencias de vida de los
jvenes obreros contemporneos en estas
reas de conocimientos (estudios del trabajo
y estudios sobre la juventud). As pues, nos
interesa cmo los jvenes obreros atribuyen
significados a sus acciones sociales en
contextos parcialmente estructurados (el
trabajo, la escuela, la familia, el espacio
urbano) y cmo stos, a su vez, tambin
influyen en las decisiones, acciones y actos
de los sujetos. Es decir, la compleja
interaccin entre estructuras, accin social
y los procesos subjetivos de dar sentido en
el mundo de la vida cotidiana (De la Garza,
2006a). En este marco, las nociones trabajo,
contexto de significados, configuracin de
la experiencia, y espacios vitales, sern los
ejes conceptuales que nos permitirn
analizar y comprender con un mayor detalle
de la experiencia de trabajo manufacturero
y sus significados en la vida cotidiana en un
4 Vase los trabajos de Abdala et al. (2005), Camarena, (2004) Higgins, (2001) Ibez(2005), Guzmn(2004) Jacinto, (2004), Pieck, (2001), Navarrete(2004), Muoz(2001), Machado (2007).
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espacio urbano-industrial como lo es
Azcapotzalco.
Entendemos el Trabajo, en su dimensin
vivencial, como el conjunto acumulativo de
las experiencias de actividades productivas
(remuneradas o no) en el transcurso de vida
de un individuo. Lo distinguimos de
empleo, en tanto que ste es un episodio
especfico de la actividad productiva y es
variable dentro de la trayectoria vital
(empleos agradables, desagradables,
empleos de aos o de meses, entre otros) en
tanto que el trabajo es continuo, abarca los
distintos empleos y est estrechamente
relacionado con otros mbitos de vida como
el familiar, el educativo y el del tiempo
libre. Adems del anlisis del trabajo,
tambin se debe considerarse el mbito del
no trabajo. El no trabajo (que sera
diferente al espacio del desempleo en tanto
que ste implica la salida de un empleo,
des-empleo) ser entendido ms que una
esfera distinta al mundo laboral como un
espacio de preparacin hacia el trabajo. El
no trabajo como el espacio de vida donde
las inquietudes por el trabajo adquieren
importancia y donde el trabajo, la familia,
los amigos y otros factores configuran
acciones especficas para la bsqueda de
empleo. En este sentido, esta nocin de no-
empleo sera diferente tambin a la de
socializacin para el trabajo, ya que sta, si
bien habla de la apropiacin de significados
del trabajo previos al empleo, no
necesariamente supone la accin de buscar
trabajo (Salles, 1999). As pues, el Trabajo,
en tanto la trifurcacin ya expuesta, ser en
lo sucesivo el concepto organizador de la
experiencia significativa en una mediacin
entre los contextos significativos en, desde
y para el trabajo y la configuracin de la
experiencia que articula otros mbitos de
vida. Al referirnos al Trabajo, denotar las
distintas caractersticas estructurales,
significativas, de accin social y de poder
que se desarrollan en l, pero que son
particulares de cada experiencia biogrfica
de los actores.
Por otra parte, la incorporacin de la
espacialidad conlleva la significacin del
espacio que los individuos hacen a travs de
los recuerdos, los sueos y las vivencias
estableciendo una relacin simblicamente
importante entre espacio e individuo. Estos
espacios se desarrollan como espacios de
vida y espacios vividos (Merleau-Ponty,
1993) (Nicol, 1996). Los primeros se
refieren a los lugares recurrentes y a las
trayectorias que los sujetos van
estableciendo en su cotidianeidad material y
objetiva, los segundos a cmo son
significados los espacios de vida (Lindn,
2006:46-48), es decir, el desdoblamiento
espacial de lo material a lo simblico (como
representacin significativa), y como un
marco de referencia significativo que se
transforma con el tiempo. Estos elementos
espaciales son fundamentales dentro de un
contexto ms amplio de la experiencia
espacial, que rene tanto las prcticas, el
conocimiento (acervo) y la subjetividad
espacial, la cual no se remite a un solo
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individuo, sino que puede ser social. Est
nocin es sumamente importante, mxime
cuando un espacio geogrfico como
Azcapotzalco, histrica y
antropolgicamente ha sido relacionado
como una importante actividad fabril y
obrera. Los espacios de vida estructurados
fsicamente como lo es la fbrica, la unidad
habitacional, el vecindario o el bar, se
articulan en las trayectorias (recorridos)
cotidianas y se significan en los espacios
vividos integrando en la experiencia
espacial distintos mbitos, el familiar, el
laboral, y el del ocio.
As, la configuracin especfica de la
experiencia del Trabajo es la articulacin
dinmica de una serie de experiencias
afines y correlacionadas entre s y cumple
una funcin interpretativa en la vida
cotidiana. Dicha articulacin se da en dos
sentidos simultneos: 1) en afinidad de
experiencias determinadas por la
recurrencia cotidiana de las mismas en un
slo mbito de sentido ms o menos
homogneo; y en este sentido conforma su
trayectoria laboral y en 2) correlacin con
otros mbitos de sentidos secundarios pero
corresponsables con el primero. Esta
dinmica interactiva es recproca aunque
pueden variar sus grados de dependencia,
conformando en conjunto el proyecto
biogrfico laboral el cual no es
necesariamente premeditado ni racional,
sino que se va adaptando segn las
prioridades, deseos, lmites y los elementos
estructurales y coyunturales que se vayan
presentando e implica una complejo dilogo
retrospectivo y proyectivo. En este sentido,
la configuracin de la experiencia de
trabajo es espacio-temporal en tanto se va
conformando por distintos espacios en un
devenir constante. Es interpretativa (en
contraste con la expresiva) en tanto que los
sujetos pueden dar sentido a su Vida en
marcos temporales ms extensos, en
estructuras ms amplias (tales como las
instituciones, el Estado, el trabajo, la
religin, etc.), y en un sinfn de relaciones
sociales intersubjetivas con un nmero
indeterminado de actores. En tanto los
sujetos pueden dar sentido a su Vida,
tambin pueden compartir sus experiencias
significativas (en tanto comprendo mi
experiencia puedo compartirla con los
dems). La configuracin total de la
experiencia es el marco interpretativo que
congrega, distingue, selecciona y cristaliza
las diferencias experiencias significativas
vivenciadas a lo largo del tiempo. As, para
conocer configuraciones de experiencia
especficos (como lo es el trabajo y su
relacin espacio-temporal), es importante
situarlo en la configuracin total de la
experiencia (Schtz, 1973). En tanto que la
experiencia es una forma de conocer el
mundo en la vida cotidiana, tambin funge
como un acceso al conocimiento desde el
mbito de la sociologa, la ciencia poltica y
la historia. As, para E.P.Thompson, en su
anlisis histrico de la formacin de la clase
obrera en Inglaterra, seala que: () la clase obrera cobra existencia cuando algunos hombres, de resultas de sus experiencias comunes (heredadas o
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compartidas), sienten y articulan la identidad de sus interesa a la vez comunes a ellos mismos y frente a otros hombres cuyos intereses son distintos (y habitualmente opuestos) a los suyos. La experiencia de clase, est ampliamente determinada por las relaciones de produccin en la que los hombres nacen, o en las que entran de manera involuntaria. La conciencia de clase es la forma en qu se expresan estas experiencias en trminos culturales: encarnada en tradiciones, sistemas de valores, ideas y formas institucionales. (Thompson,1977:XIII-XIV)
Es decir, la experiencia de clase, si bien
puede darse en contextos parcialmente
estructurados (en el caso de Thompson, a
travs de las relaciones de produccin) que
le dan unidad, permite articular y recrear la
realidad a travs de expresiones culturales
que son afines a dichos contextos. En este
sentido, la experiencia tambin es una
expresin colectiva de una realidad social
en particular5. Concluyendo, la experiencia
funge no slo como una forma de conocer y
compartir el mundo de la vida cotidiana,
sino que adems pueden articularse
experiencias afines en contextos
determinados (ya sea por el espacio, el
momento histrico, grupo etreo, tipo de
actividad econmica) en una expresin ms
o menos homognea de la realidad social y
en cmo sta es interpretada por los actores.
La experiencia congrega los distintos
mbitos de la vida cotidiana para generar un
sentido que permita la compresin de la
realidad.
As, la experiencia de trabajo no se limita
slo a la actividad productiva, sino que
explica y se explica por otros mbitos 5 Cfr. Illades (2008)
distintos. As, como veremos ms adelante,
la experiencia fabril est influida no slo
por una eleccin personal, sino que adems
convergen la escolaridad, la situacin
familiar y el entorno espacial en una
dinmica mutua. De esta manera, la
experiencia de trabajo, no es slo el
conocimiento ordinario adquirido en la
esfera laboral, sino que se define tambin
por la articulacin de los distintos mbitos
que intervienen en ella. La experiencia de
trabajo no slo responde a la pregunta de
en qu y cmo trabajo? Sino que adems
responde al por qu y para qu trabajo?
Sujetos y espacio de anlisis: jvenes obreros
Retomamos una concepcin de jvenes6
como una construccin socio-histrica7 que
refiere a aquellos sujetos que se encuentran
en el trnsito de la niez a la vida adulta y
que se caracteriza primordialmente por ser
una etapa de iniciacin e integracin a
experiencias distintas a las vividas durante
la infancia y preparatorias para la edad
adulta. Distinguimos tres procesos de
6 Por cuestiones de espacio no podemos desarrollar la problematizacin de la nocin de lo juvenil ms all de discurso -an dominante- de la socio-demografa que lo encuadra bajo una determinada edad biolgica a partir de criterios que, bajo una premisa operativa de homogeneidad, delimitan rangos etreos y el paso a una concepcin socio-histrica que destaque rasgos culturales e identitarios. Este debate se puede seguir en (Prez, 2010, 2008,) (Urteaga, 2010, 2007) (Cuevas, 2006) (Esteinou, 2005) (Alpzar y Bernal 2003) (Bourdieu, 1990). 7 Castro, 2007; Cuevas, 2006.
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iniciacin e integracin: el trabajo, las
prcticas sexuales y las actividades
censuradas socialmente (cigarro, alcohol,
drogas, violencias, etc.) Diferentes
encuestas (IMJ, 2002 y 2005) sealan estos
procesos de integracin entre los 14 y 16
aos, pudindose extender hasta los 18. Sin
embargo, en trminos de edad, se ubica a
los jvenes entre los 12 y 29 aos de edad.
Y salvo estas particularidades enunciadas,
los jvenes presentan una compleja
heterogeneidad por su origen tnico, su
posicin econmica, educativa, social y
geogrfica.
Como se sealaba ms arriba, la deficiente
relacin entre el aparato educativo y el
mercado de trabajo ha sido la principal
preocupacin de los estudiosos del trabajo
juvenil8. En menor medida tambin se han
desarrollado estudios de caso de corte
cualitativo sobre los significados, la
experiencia y las trayectorias laborales de
los jvenes en distintas ocupaciones9
predominando aquellas ocupaciones
tpicamente juveniles tales como los
empleados de restaurantes de comida
rpida, cines, call centers, supermercados y
tiendas comerciales entre otros. Sin
embargo, en nuestra revisin del estado del
arte, no encontramos estudios de caso
especficamente sobre obreros jvenes. Si
8 Entre muchos estudios sobre la desarticulacin entre los aparatos educativos y el mercado de trabajo podemos contar los de Alexim, 2006: Abdala, 2005; Weller, 2005; Pieck, 2001; Jacinto, 2004). 9 Cf. Machado, 2007; Ibez, 2005, Guzmn, 2004; Garabito, 2007.
bien, en la Escuela de Birmingham, en
Inglaterra se inici en la dcada de los
sesentas una importante tradicin de
investigaciones sobre la conformacin de la
clase donde indirectamente se aborda la
cuestin de la juventud obrera (Willis,
1988; Hoggart, 1990; Thompson, 1977) en
la actualidad no se atendido el anlisis de la
experiencia de vida de los jvenes obreros.
Esto se debe, por una parte, a la importante
cada del trabajo industrial en relacin con
el creciente sector servicios y por la otra,
por el creciente inters por las expresiones
culturales de lo juvenil a travs de lo que se
le llama como contraculturas juveniles
representados por toda una gama de
representaciones identitarias tales como los
maras, los punks, los emos, cholos, etctera
ensombreciendo a otros sectores juveniles
tales como los agrcolas, los jvenes con
oficios (albailes, carpinteros, plomeros) y
los obreros los cuales son analizados desde
un situacin ocupacional y no tanto desde
su condicin juvenil.
A reserva de lo que se abordar ms
adelante en relacin con el contexto de
insercin laboral (contexto escolar,
educativo, familia y espacial) de los jvenes
entrevistados, un rpido anlisis, resultado
del cruce de ocupacin y la edad, nos
permite acercarnos de manera general a la
participacin juvenil en el trabajo industrial
en Mxico. A partir de los datos calculados
por Camarena (2004:124) y de la Encuesta
Nacional de Ocupacin y Empleo (ENOE)
correspondiente al 2007 del Instituto
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Trabajo, espacio y experiencia. El caso de los jvenes obreros de Azcapotzalco Gustavo Garabito Ballesteros
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Nacional de Estadstica, Geografa e
Informtica (INEGI) se puede notar una
interesante tendencia en las ocupaciones
elegidas por los jvenes mexicanos en su
primer trabajo: los trabajos de la industria,
en particular los de ayudantes generales y
peones, y en menor medida los de artesanos
y obreros, son los ms elegidos como
primer empleo entre los trabajadores
menores de edad (menores de 14 aos y
entre 14 y 17 aos); en contraste, las
actividades de comercio registran un
aumento conforme aumenta la edad de
ingreso al primer empleo. Esto se explica
en gran medida por la relacin entre el nivel
educativo que priva en esa edad y los
requisitos de esos puestos.
De esta manera tenemos que el 10.5% de
jvenes menores de 14 aos tuvieron como
primer trabajo ser ayudantes o peones de
industria (un 3.3 fueron obreros o
artesanos) y un porcentaje igual en las
actividades comerciales para la misma
edad. Para el siguiente grupo etario, entre
los 14 y 17 aos de edad, el porcentaje de
ayudantes y peones aumenta a un 17.6% y
de manera similar a un 16.6 % como
empleados de comercio. Pero,
aparentemente, los jvenes de 18 a 20 aos,
no se interesan tanto por el trabajo como
ayudante o pen como primer empleo
(participacin del 10.3%), sino que
prefieren las ocupaciones del comercio
(19.5%). Tendencia que se consolida en el
rango de los 21 y 24 aos de edad: los
jvenes que fueron peones o ayudantes
industriales son slo el 5.7% mientras que
los laboran en el comercio se mantienen en
un 18.2%. Lo anterior puede derivarse, en
el caso de los ayudantes y peones obreros,
del aumento progresivo en su capacitacin
laboral y por lo tanto en una trayectoria
laboral ascendente en los escaos
jerrquicos, o, por lo contrario, en una
salida de la ocupacin por los pocos
ingresos o satisfacciones obtenidas en el
mismo y las crecientes necesidades que
viene con el aumento de los aos tales
como casarse y criar a los hijos. En el caso
de los comerciantes, es evidente cmo
conforme aumenta la edad va
consolidndose como una opcin
conveniente. Es relevante el
comportamiento similar que tienen tanto los
servicios personales, los cuales son
tradicionalmente relacionados con los
jvenes (por incluir a empleados en cines,
restaurantes, parques de diversiones,
estilistas y otros), con los artesanos y
obreros, los operadores de maquinaria y
equipo y los vendedores ambulantes, lo que
revela, nuevamente, la heterogeneidad de la
participacin laboral de los jvenes. Es
decir, que no hay propiamente ocupaciones
tpicamente de jvenes.
Centrando la atencin en el sector de
jvenes trabajadores industriales, artesanos
y ayudantes para el 2007, se puede apreciar
que casi la mitad (53.3%) de los
trabajadores de la rama son artesanos y
trabajadores fabriles, una cuarta parte
(25.6%) son ayudantes y peones y tan slo
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el 14.6% son operadores de maquinaria. En
el Distrito Federal, el nmero de artesanos
tiene una mayor importancia, pues asciende
al 58%, en tanto que los ayudantes
representan al 20% del total de trabajadores
y los operadores de mquinas responden al
11.4%. No obstante, cuando se ve a detalle
la composicin de las distintas laborales
desglosadas por ocupaciones ms
especficas, puede notarse la misma
tendencia que se encuentra tambin en el
anlisis de Rosa Mara Camarena (2001).
Entre los jvenes de 14 a 19 aos, hay una
importante presencia tanto como ayudantes
y peones industriales, como en el comercio
y en los servicios personales. Pero
conforme la edad aumenta, la participacin
en como ayudantes en el sector industrial se
ve disminuida de forma bastante visible (de
un 59.9% a un 35.5%.).
Por ltimo, queremos abordar sobre el
importante nmero de jvenes trabajadores
entre los 14 y 17 aos que no asisten a la
escuela (por lo menos al momento de la
entrevista). Tanto a nivel nacional como en
el Distrito Federal, el sector industrial es el
que ms jvenes no estudiantes rene en
sus actividades. De este sector, son los
operadores de maquinaria quienes ms
jvenes en esta condiciones renen (el
87.2%). Sin embargo, en el Distrito
Federal, la distribucin de estos jvenes que
no asisten a la escuela tiene una importante
presencia en prcticamente todas las
ocupaciones. As pues, el trabajo industrial
tiene presencia en los jvenes como una
opcin ante el primer empleo; esta
posibilidad de empleo tiene particular
importancia cuando se vive en un entorno
industrial urbano como lo es Azcapotzalco.
Veamos a continuacin algunas de sus
principales caractersticas.
Azcapotzalco: entre la decadencia y la restructuracin industrial
Ser joven en un entorno industrial urbano
genera un marco de significados laborales
muy distintos al estudiante universitario
que vive en una zona de oficinas y
comercios. Adems de ser mayor la
posibilidad de trabajar en una fbrica como
obrero que en una oficina como office boy,
los referentes en torno a la construccin
significativa del trabajo responde a una
tradicin familiar, histrica y valorativa
muy peculiar. Por ello que la referencia
espacial sea de capital importancia para el
presente estudio.
La Delegacin Azcapotzalco, al norte de la
Ciudad de Mxico, sufri a partir de la
dcada de los cuarentas un procesos de
industrializacin urbana que no slo
modifico el entorno geogrfico, sino la
totalidad de la vida cotidiana en el lugar.
As, en el contexto del proceso de
localizacin industrial y crecimiento urbano
de la Zona Metropolitana de la Ciudad de
Mxico (ZMCM), el papel desempeado
por la delegacin ha sido sintomtico de lo
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Trabajo, espacio y experiencia. El caso de los jvenes obreros de Azcapotzalco Gustavo Garabito Ballesteros
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que pasa en el resto de la ciudad. Si el
modelo proteccionista del Estado
benefactor contribuy a que el Distrito
Federal, de 1940 a 1970, fuese la entidad
con mayor participacin en la industria a
nivel nacional, ese mismo factor permiti
que Azcapotzalco haya sido la delegacin
con mayor participacin en dicho sector. Y
si el cambio de modelo a partir de 1980
afect sobre todo a la ZMCM, el impacto
fue mayor sobre la delegacin. El constante
proceso de transformacin de la
urbanizacin industrial de Azcapotzalco
sugiere un interesante espacio de anlisis
sobre cmo los jvenes construyen su
experiencia de Trabajo en un entorno fabril
que, a pesar de su doble proceso de
decadencia y reestructuracin, se impone en
la experiencia espacial cotidiana.
En Azcapotzalco, la industrializacin se
impuso a una economa agrcola y ganadera
que era suficiente para la regin, trabajar en
fbricas, al inicio del proceso, ni siquiera
era considerado como una alternativa para
obtener ingresos. Al mismo tiempo que se
edificaban las grandes plantas industriales,
los habitantes de Azcapotzalco an
trabajaban en los establos y en los jornales
que quedaban y se divertan en fiestas
campestres tpicas (Bazn, 1991). Pero el
crecimiento urbano impuesto -en su
mayora precario y desordenado-, violent
la vida cotidiana en varias dimensiones:
En su crecimiento poblacional causado
sobre todo por las migraciones
multitudinarias de trabajadores que
habran de colonizar y prcticamente
construir su residencia (fsica) para
habitar (vivir) en torno a industria.
En su relacin con el espacio: se secan
arroyos y ros como el ro
Camarones, ahora avenida con el
mismo nombre-, las fincas, haciendas
y ranchos se fraccionan, y se
comienzan a construir vecindades,
casas y Unidades Habitacionales, las
trayectorias espaciales se afectan por el
desarrollo habitacional.
Hay una transformacin importante en
la apropiacin de los espacios a travs
de la denominacin de los lugares: de
los nombres originarios de los calpullis
(Amantla, Xochimanca, Pochtln,
Huacalco) a la nomenclatura mixta
cristiana-indgena (El Rosario, San
Juan Tlihuaca, San Bartolo
Cahualtongo Santiago Ahuizotla, San
Miguel Amantla San Francisco
Tetecala) y, con la urbanizacin
industrial, colonias con referentes
fabriles (El Gas, Petrolera, Euzkady,
Un Hogar para Cada Trabajador,
Trabajadores del Hierro).
En sus actividades diarias: el tiempo
cotidiano, antes laxo y determinado
por los ciclos naturales, despus se
organiza por la jornada laboral. Los
trabajadores agrcolas comienzan a
desarrollar habilidades propias de las
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fbricas. La composicin interna de los
hogares tambin se transforma, la
familia disminuye, las prcticas
reproductivas de la fuerza de trabajo se
modifican (Sheridan, 1991), la mujer
comienza a ingresar en los talleres, lo
laboral invade lo domstico no slo en
la relacin trabajo/ocio sino en
tambin en proximidad espacial de las
naves industriales y fbricas en los
barrios y colonias, y en la
contaminacin industrial resultante
(Bazn, 1991).
En suma, en la Ciudad de Mxico, pero
sobre todo en la delegacin Azcapotzalco,
se da el paso de lo rural a lo industrial y de
ste a lo urbano (Lefebvre, 1983); slo que
no se sucede uno a uno, sino que se
sobreponen e incluso coexiste en la
construccin del espacio. Por ello, para el
caso de Azcapotzalco es que hemos estado
refirindonos a una urbanizacin industrial,
es decir, un proceso de desarrollo e
intensificacin urbana a raz de la
instalacin fabril; lo cual es un proceso
distinto al de industrializacin urbana,
donde dicha industria se establece en una
infraestructura ya desarrollada, que se dio,
en lo general, en la Ciudad de Mxico y en
Guadalajara. Y como hemos visto, factores
polticos y econmicos estructuran pero no
determinan- la vida cotidiana de los sujetos,
quines a su vez, reconstruyen en sus
prcticas y procesos subjetivos, los espacios
habitados.
A partir de la dcada de los setentas, la
reconstruccin del espacio rural va la
urbanizacin industrial ahora pasa por otro
proceso de reestructuracin totalmente
opuesto, la descentralizacin industrial que
ya ha generado un proceso de
desindustrializacin de la Ciudad de
Mxico y por supuesto, de Azcapotzalco.
Dado que en el Modelo de Sustitucin de
Importaciones la ZMCM fue la que
concentr la mayora de dinmica
econmica, la crisis de dicho modelo afect
principalmente a esta ciudad. Y si este
modelo econmico benefici el desarrollo
urbano, social, poltico y econmico de la
Ciudad de Mxico, el nuevo modelo
exportador y de apertura comercial dentro
del marco de las polticas neoliberales lo
afectaran notablemente.
As como la transformacin del Modelo de
Sustitucin de Importaciones afect de
manera central a la delegacin de
Azcapotzalco por la urbanizacin industrial,
el proceso de descentralizacin de la
manufactura transforme especialmente a
dicha delegacin, aunque presente matices
diferentes a lo que en general pasa en la
ZMCM, ya que el descenso de la actividad
manufacturera es relativa y hay varios
proyectos de revitalizar los parques
industriales. En los ltimos veinte aos, la
zona industrial de Azcapotzalco ha
presentado importantes transformaciones en
el nmero de sus unidades, personal
ocupado, remuneraciones y tipo de
industria que concuerdan con las tendencias
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de dispersin industrial y de concentracin
de servicios en la ZMCM. Tal vez uno de
los cambios ms importantes y particulares
dentro de la delegacin es el cambio de
industrias de la transformacin por
industrias manufactureras ya que resulta
ms barata su importacin. Con ello se ha
dado una reorientacin de algunos rubros
de la actividad industrial, por otros
dedicados al comercio, servicios y vivienda,
propiciando condiciones de desempleo y
migracin de la poblacin por prdida de
empleo. A pesar de ello, Azcapotzalco
conserva su estrecha relacin industrial con
los municipios de Tlalnepantla y
Naucalpan, y con el corredor industrial
Cuautitln Izcalli en el Estado de Mxico
(Moctezuma, 2006) (Duhau y Giglia, 2008)
(PDDA, 2006).
A pesar del franco decrecimiento industrial,
la delegacin Azcapotzalco an conserva
el 40 por ciento del uso del suelo industrial
del Distrito Federal; aportando el 15.04 por
ciento del empleo industrial productivo y
tiene reas con proyectos de desarrollo,
tales como el ex-rastro de Ferrera, los
Almacenes Nacionales de Depsito y la
Terminal de Carga de los Ferrocarriles de
Pantaco, las cuales, en conjunto, suman
cerca de 150 hectreas, las que destinadas a
proyectos de uso de alta tecnologa y
servicios daran cabida a cerca de 20 mil
empleos adicionales y an es destino de
viaje para un sector especfico de poblacin
trabajadora de la Zona Metropolitana del
Valle de Mxico. Esta condicin se refleja
en la movilidad de la poblacin en el norte,
registrando las delegaciones Azcapotzalco
y Gustavo A. Madero, conjuntamente, el 12
por ciento de las trayectorias (PDDA,
2006:8).
Desde el ao 2000 se ha puesto en marcha
siete proyectos de parques industriales de
los cuales cuatro se concentran en
Azcapotzalco: el Clster Vallejo, el
Tecnoparque Azcapotzalco -presentado
por la Asociacin de Industriales de
Vallejo, Coparmex y Canacintra- el Parque
Tecnolgico Educativo Milenio Ferrera y
uno ms en Cuitlhuac. Con estos parques
industriales, proyectados durante el sexenio
foxista, se pretende darle un giro a Vallejo
para pasar de la manufactura a la maquila
de electrnica.10 As mismo, en el 2007, se
construy de una planta de distribucin y
maquila del corporativo Procter and
Gamble, con una inversin de 100
millones de dlares y cerca de 2 mil
empleos temporales y permanentes11.
As, las reas industriales actualmente
ocupan 722.6 hectreas aproximadamente,
siendo las ms importantes del Distrito
Federal, representando en extensin,
ligeramente superior, la quinta parte del
territorio de Azcapotzalco (21.70 por
ciento). Los polgonos se ubican en la
colonia Industrial Vallejo con 377 mil 87
hectreas y en las Unidades Territoriales
San Salvador Xochimanca, Coltongo, Santo
10 La Jornada, 02/02/2002 y 13/02/2002 11 La Jornada, 01/09/2007
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Toms, San Martn Xochinhuac, Santa
Ins, Santo Domingo, Ampliacin
Petrolera, Industrial San Antonio, San
Miguel Amantla, San Pablo Xalpa, San
Juan Tlihuaca, as como las diseminadas
por todo el territorio que, en conjunto
suman 344.73 hectreas (PDDA, 2006:15).
Segn datos del Sistema de Informacin
Empresarial Mexicano (SIEM), las
empresas con un nmero de trabajadores
entre 300 y 500 o ms, se concentran en
grandes zonas industriales como Vallejo,
con excepcin de empresas como
Compaa Hulera Tornel, S.A. de C.V., que
cuenta, para el 2007, con un nmero
aproximado de 1,759 trabajadores y se
encuentra en el barrio de Santa Cruz
Acayucan, frente a el pequeo
fraccionamiento industrial de Santa Luca.
Empresas con entre 100 y menos de 300
trabajadores se encuentran distribuidos en
el resto de colonias y barrios. Destacamos
lo anterior porque resulta interesante que
las empresas medianas y pequeas que no
pertenecen a las zonas industriales
establecidas circundan dichas zonas
incorporndose (o invadiendo) a los
pueblos, barrios y colonias vecinas. A ello
hay que agregarle las bodegas y almacenes
que estn diseminados en zonas
habitacionales, adems del gran nmero de
enormes tractocamiones de carga de uno y
hasta dos cajones estacionados que
obstruyen las calles y avenidas del lugar.
Otro grave problema subyacente al
decrecimiento fabril es el abandono de
viejas plantas industriales las cuales se
convierten en focos de contaminacin
industrial, como ya lo habamos comentado
antes, o se rentan como bodegas para
distribuir mercanca importada (Cf.
Hiernaux, 1998) (Moctezuma, 2006:334).
La estructura espacial de Azcapotzalco es
muy interesante. La delegacin se ha
caracterizado por entremezclar en su
territorio tres tipos fundamentales de
espacios urbanos: a) Viejos pueblos y
barrios (originalmente ganaderos y
agrcolas) que fueron absorbidos por el
desarrollo urbano e industrial, tales como
San Miguel Amantla, Santiago Ahuizotla;
San Pedro Xalpa, San Andrs y El Barrio
de San Andrs. b) Colonias obreras
desarrollados durante el proceso de
industrializacin entre 1930 y 1950, como
la Reynosa Tamaulipas, El Arenal,
Clavera, y c) grandes Unidades
Habitacionales desarrolladas durante en la
dcada de 1970 y 1980, como El Rosario,
Tlaltilco, Presidente Madero y Miguel
Hidalgo, por mencionar algunas.12 Resulta
interesante como estos distintos espacios
(pueblo y barrios, colonias y U.H.) urbanos
se entrelazan con fronteras difusas. As
mismo, las U.H. se entretejen con pueblos y
barrios tradicionales y con colonias ms
urbanizadas como es el caso, al centro
oriente, de las Unidades Habitacionales San
Juan Tlihuaca y Rosendo Salazar, las cuales
estn al interior del que fuera el pueblo San
12 (Sheridan, 1991:16-17) (Nieto, 1997:72-123) (Moctezuma, 2006) (Duahu y Giglia, 2008)
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Juan Tlihuaca, la primera al norte y la
segunda al sur. Tambin nos encontramos
con antiguos barrios que han sido
totalmente absorbidos por el territorio
industrial. Tal es el caso del Barrio de las
Salinas, Santa Cruz de las Salinas y el
Barrio de Huautla de las Salinas que
prcticamente han desaparecido salvo por
algunos callejones en medio del complejo
industrial de Vallejo.
Es evidente que Azcapotzalco atraviesa por
una transicin entre el retroceso y abandono
de su condicin industrial y el rescate de la
misma, a travs de la reestructuracin de su
planta industrial. Resulta interesante que
esta situacin de deterioro econmico
manifieste otros signos que van ms all de
la esfera productiva, el aumento de la
delincuencia y la marginalidad en las zonas
industriales y perifricas a stas, bodegas y
pequeas fbricas diseminadas por toda la
delegacin, que an cuando siguen
operando, es evidente su descuido;
numerosos tractocamiones que invaden
calles y espacios urbanos de vivienda; y una
enorme refinera que se impone no slo por
su presencia fsica, sino por su presencia
qumica contaminante. Estas imgenes
urbanas si bien son imponentes para el
forastero, muy posiblemente sean
cotidianas para los residentes, recordando
su pasado industrial y su desarrollo incierto.
Es difcil estimar la decadencia o no de la
vigencia y funcionalidad fabril de Vallejo a
simple vista. Si bien es cierto que no
tenemos un punto de referencia visual del
auge industrial de hace tres dcadas, la
heterogeneidad entre los diferentes tipos de
industria, a juzgar por su apariencia, es muy
contrastante: por una parte, hay una cuantas
industrias saludables y con una esttica
moderna, caracterizadas por un acceso
visual a la planta y las oficinas, con
fachadas bien pintadas y libres de graffiti,
con amplios jardines verdes y bien
cuidados, personal de vigilancia en las
entradas y un flujo regular de personal
interno y proveedores. Muestra de ello son
las fbricas Siemens -con varias plantas en
la zona-, Helvex, Nokia, Vitro y el
tecnoparque, por sealar algunas.
Por otra parte, estn viejas fbricas activas,
muchas de ellas enormes y totalmente
amuralladas con bardas de ms de tres
metros de alto, que evocan los tiempos de la
gran industria. El ejemplo ms
representativo lo es la legendaria fbrica de
cables de acero y cobre Condumex, pero
tambin hay otras que, aunque de menor
tamao, tambin tienen este aspecto
totalmente cerrado, podemos contar a
Pepsico, Sabritas, Gamesa, Cemex, Azor,
Maizoro, Procter and Gamble y Wyeth
entre otras.
Tambin encontramos otras fbricas,
descuidadas, pero an en actividad, muchas
de ellas carecen de nombre, algunas tienen
jardines descuidados o altas bardas
descoloridas, un claro ejemplo de ello es
una gran fbrica, sin nombre, que se
encuentra en la esquina de la Calzada
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Vallejo y el poniente 128, la cual parece ser
que slo es utilizada una fraccin de la
misma, tambin podemos contar a
Cosmticos Mara -nos enteramos del
nombre adentro de la empresa-, la acerera
Formacero o la fbrica Koblens, entre
muchas otras. Tambin hay que considerar
pequeas fbricas y almacenes que estn
dispersos en toda la zona industrial. Por
ltimo, numerosas fbricas totalmente
abandonadas con cristales rotos, paredes
cubiertas por inteligibles graffiti, cortinas
metlicas y tubos de aire acondicionado
totalmente oxidados y con montculos de
basura orgnica y fierros retorcidos en sus
patios.
Todas estas edificaciones fabriles estn
distribuidas de manera heterognea entre
las enormes manzanas divididas por las
amplias calles y viejas vas de tren
prcticamente en desuso -aunque un par de
veces nos toc observar el paso del tren
entre las fbricas, probablemente para
recoger basura y metales viejos-. As
conviven empresas an vigorosas y otras
totalmente vacas o en espera de ser
rentadas como bodegas. Conforme
explorbamos Vallejo, pudimos reconocer
entre trabajadores que entraban o salan de
trabajar (entre las 16:00 y las 18:00 horas),
ya sea en solitario, pares o numerosos
grupos -como los empleados de Gamesa,
Femsa o los de Procter and Gamble,- los
que salan a comer, tambin en pequeos
grupos, otros empleados, a juzgar por la
vestimenta, aparentemente mandos medios
o profesionistas nunca se les vio con los
obreros por cierto- y los desempleados, sus
papeles en la mano, deambulando en las
calles-.
A pesar de estos problemas, Azcapotzalco
sigue siendo la principal zona industrial de
la Ciudad de Mxico, en tanto produccin
como en ingresos y poblacin ocupada, y la
caprichosa distribucin entre pueblos
urbanizados, barrios, colonias y Unidades
Habitacionales an se entrelaza con
fronteras difusas. Los jvenes de
Azcapotzalco podran estar inmersos en un
espacio urbano que dista mucho de ser
homogneo, es posible que la disputa que
se da a nivel institucional entre
reestructurar la industria de la regin o
continuar con su deterioro, tambin se
presente en el joven al momento de iniciar
la bsqueda de su trabajo.
Experiencia obrera
En los jvenes obreros entrevistados, la
relacin espacial con el trabajo result ser
capital para la comprensin de su actividad
laboral. Las difusas fronteras entre el
espacio domstico y barrial con el industrial
naturalizan el trabajo fabril como la
opcin ms inmediata para laborar justo
despus de terminar los estudios de
secundaria. Varios de los entrevistados
referan cmo desde la infancia recuerdan
los ruidos y olores de las fbricas cercanas,
as como el ir y venir de los obreros -ya
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Trabajo, espacio y experiencia. El caso de los jvenes obreros de Azcapotzalco Gustavo Garabito Ballesteros
1272 ISBN 978-607-8164-02-8
describimos brevemente los espacios
industriales y urbanos lneas ms arriba-.
Crecan y convivan en estos entornos
fabriles los cuales conforman el escenario
cotidiano de su trayectoria vital. La
presencia cercana de los centros de trabajo
hace de las fbricas el referente laboral
inmediato en los jvenes de Azcapotzalco.
Esto no se debe slo a su cercana espacial
y biogrfica (en tanto la convivencia con
estos entornos desde su niez) sino tambin
a la construccin de redes de familiares,
vecinos y amigos que permiten una
insercin laboral directa a estos lugares.
La insercin laboral de los jvenes en las
zonas industriales cercanas ha sido
motivadas precisamente por los amigos o
familiares que ya laboraban ah o, en el
peor de los casos cuando necesitaban
empleo, slo acudan a dichas zonas. Diego,
uno de los entrevistados, nos relataba al
respecto: pues slo era cosa de darme una
vuelta por Vallejo a ver qu encontraba, o
preguntarles a los trabajadores que andaban
por ah si saban si haba algn trabajo o
algo. Casi siempre haba vacantes como
ayudante general, por eso no me
preocupaba13.
Es interesante resaltar que an con la
importante cada del empleo manufacturero
en Mxico y en el Distrito Federal, en
13 Es interesante resaltar que an con la importante cada del empleo manufacturero en Mxico y en el Distrito Federal, en Vallejo las ofertas de empleo para puestos de ayudantes generales eran relativamente abundantes segn lo pudimos constatar en los recorridos por esta zona industrial.
Vallejo las ofertas de empleo para puestos
de ayudantes generales son relativamente
abundantes segn lo pudimos constatar en
los recorridos por esta zona industrial. En
un cuidadoso recorrido podan encontrarse
algunas vacantes, sobre todo como
ayudantes generales, y en menor medida,
como auxiliares de almacn o
transportistas. No obstante, dicha oferta es
muy errtica. Un da se exhiben vacantes y
al da siguiente ya estn ocupadas, o en
empresas donde no haba puestos
disponibles, en cuestin de das ya
comenzaban a solicitar personal. As
mismo, desempleados que recorran las
calles de Vallejo sealaban que hay que
estar tocando puertas y preguntando en las
fbricas a los trabajadores, porque luego s
hay chamba aunque no tengan los carteles.
Esta fluctuacin de empleo en la zona
obliga a los desempleados regresar a la
zona varias veces a la semana.
Hay que destacar que Azcapotzalco, a
diferencia de otras delegaciones de la
Ciudad de Mxico, slo cuenta con dos
pequeas plazas comerciales, un slo cine y
muy pocos cafs y restaurantes, de tal
forma que el mercado de trabajo ms
abundante y directo lo conforman las zonas
industriales y las fbricas diseminadas entre
las colonias. Adems de la oferta espacial
del mercado de trabajo, los referentes
familiares, de vecinos y amigos que han
trabajan en las fbricas, influyen en la
eleccin del trabajo pues ofrecen un mayor
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conocimiento de las actividades y las
condiciones de trabajo.
Otro factor espacial que determina la
incorporacin en la actividad fabril son las
ventajas pragmticas que tiene vivir cerca
de las factoras. El ahorro al no gastar en el
transporte pblico (a pe o a bicicleta son
los medios ms comunes para desplazarse
al lugar de trabajo, en los casos de mayor
distancia, slo basta un camin), ni
tampoco en alimentos ya que es posible
regresar a comer al hogar y de nuevo a la
fbrica. Por las mismas razones, hay
tambin una mayor disposicin de tiempo,
poder levantarse ms tarde que los
compaeros que viven ms lejos
(conocimos muchos trabajadores de Vallejo
y San Antonio que residen en Tlanepantla,
Ecatepec, Cuautitln y otros municipios del
Estado de Mxico, y que tienen que cubrir
distancias de hasta hora y media), regresar
ms temprano a la casa y disponer de
mayor tiempo libre para el descanso o el
ocio. En el caso de las obreras, este
componente de economa del tiempo es de
gran importancia para el cuidado de los
hijos y la atencin del esposo.
El arraigo territorial a la delegacin que los
entrevistados expresaban tambin es de
destacarse. Se les pregunt si les gustara
cambiar de domicilio y un importante
nmero de ellos respondi que no, que ah
haban nacido y que no les interesaba
cambiar. Ah tenan a su familia y su
trabajo, no vean la necesidad de cambiarse.
Si bien podran desplazarse a otra colonia,
no lo haran a otra delegacin o a un estado
vecino. Uno de los obreros entrevistados
pas un tiempo trabajando en la fronteriza
ciudad de Tijuana, sin embargo nunca se
interes por cruzar la frontera para trabajar
en los Estados Unidos, nos deca: Ahora
s que es de uno no?, el querer es poder,
aqu se puede si uno quiere, pero si uno es
huevn no? [donde sea ser huevn-le
respondo-] pues s, la verdad no?.
As pues, la relacin espacial cotidiana
entre el trabajo y el entorno barrial est
entre cruzado por varias dimensiones: la
biogrfica, en tanto los imaginarios
construidos desde la infancia sobre los
espacios cotidianos. La pragmtica, en
cuanto a la comodidad y ahorro que les
ofrece tener empleo constante cerca del
hogar y la referencial en cuanto a la
constitucin de redes sociales que permiten
un rpido acceso a las vacantes fabriles.
Si bien la construccin de la experiencia
laboral desde el ngulo espacial ofrece
ventajas notables, las condiciones de
trabajo dentro de la fbrica estn muy lejos
de ser favorables para los trabajadores. La
oferta de trabajo en las zonas industriales de
Azcapotzalco est compuesta
predominantemente por puestos de
ayudante general. Esta vacante, la ms
baja en la jerarqua del trabajo industrial, es
de gran flexibilidad, pues el obrero es
entrenado en distintas habilidades y a
capricho es transferido de una actividad a
-
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otra.14 El salario mensual15 va de los $ 2 mil
500 pesos (mexicanos) a los 3 mil 200 en
las empresas mejor pagadas, con una
jornada de ocho horas diarias; sin embargo,
el minsculo salario los obliga a cubrir
jornadas de hasta 12 horas diarias para
cubrir con las necesidades diarias. En su
mayora, se rolan los turnos, es decir, un da
es jornada nocturna, al siguiente vespertina,
y al siguiente diurna, lo cual resulta ser muy
desgastante para el trabajador. Los
sindicatos son de proteccin y los obreros
entrevistados nos decan que no conocan a
los delegados sindicales y que tampoco
haban sido convocados para alguna
asamblea.
A partir de las narraciones realizadas por
los obreros entrevistados, la actividad de
trabajo cotidiana es percibida por ellos
como muy montona y aburrida: llenar
envases plsticos de lquidos cosmticos,
introducir propaganda en bolsas de frituras,
atornillar, soldar circuitos, entre otros y en
otros casos -sobre todo en el caso de los
hombres-, muy intensivas y con alto riesgo
para la salud, fundicin de metales a altas
temperaturas, envasado de alta precisin de
productos qumicos y farmacuticos, carga
de pesados cables de cobre entre otros. No
14 Esto lo pudimos constatar cuando ingresamos a varias empresas, so pretexto de emplearnos, y nos explicaron en qu consista las actividades del ayudante general. 15 Aqu nos referimos al salario mensual, pero la paga es usualmente semanal (entre $500 y 620 pesos mexicanos a la semana), lo cual es visto por los obreros como ventajoso, pues sus necesidades son inmediatas y no tiene ni el tiempo ni el dinero como para ahorrar.
en pocas veces, nos referan los
trabajadores de hacer sufrido accidentes y
enfermedades derivadas de la actividad
laboral. Una de las obreras entrevistadas,
Alicia, despus de trabajar un corto periodo
en Vallejo se emple en una tienda de ropa,
pero cerro a los pocos meses que ingres y
tuvo que regresar al trabajo fabril porque
en estos trabajos no te piden experiencia,
y pues es ms fcil que pueda entrar ()
envaso y etiqueto los productos () es un
trabajo fcil pero muy aburrido pero con
mucha gente chismosa. Alicia rechaza la
idea de seguir siendo obrera, porque quiere
superarse, ser mejor, no quedarse en lo
mismo. En contraste, Luis, un joven
obrero de 19 aos que lo obligaron a
trabajar porque embaraz a su novia, l
sacaba y cortaba lo rollos de tela de doce
mquinas en una fbrica a la esquina de su
casa:
me gustaba mucho porque ah s me traan en chinga () no me gusta aburrirme porque me da hueva (sic) y me salgo () y las maquinotas estaban bien grandotas, bien chidas, aunque luego no haba trabajo y me ponan a limpiar, y me aburra mucho.
Y si bien en la mayora de los casos cuentan
con la seguridad social elemental: seguro
mdico, aportaciones para vivienda y vales
de despensa; pudimos notar importantes
cambios en las de por s ya precarias
condiciones de trabajo. Empresas de
Vallejo -Gamesa y Sabritas, por sealar
algunas de las ms importantes- han
comenzado a emplear personal por contrato
temporal (contratos de un solo mes por un
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cuatrimestre o menos), trabajo por hora o
por cuota de produccin y contratos va
tercerizacin a travs de agencias de
empleo externas. Ello como respuesta a la
aguda cada de la produccin manufacturera
a nivel nacional. Esta flexibilizacin en los
mecanismos de contrato han afectado
sensiblemente a las madres trabajadores.
Para ellas, a pesar de los bajos salarios que
se pagan en las fbricas, la seguridad social,
la estabilidad en el empleo y los horarios
fijos eran una gran ventaja en comparacin
con otros empleos en el sector de servicios -
a su juicio, mucho mas inestable y con
caprichosos horarios-, ya que podan
organizar y planear el cuidado de los hijos y
las actividades del hogar.
El caso de Vanessa, una obrera de la
colonia Coltongo, a una cuadra al sur de
Vallejo, comenz a trabajar en las fbricas
vecinas:
porque en las empresas buenas no te permiten quedarte mucho tiempo, como tres meses o por contrato () y ms que nada por el seguro, porque ya tena a mis hijos. Preguntamos que cmo haba marcado el trabajo obrero en su vida, a lo que nos respondi: pues ser que ya me acostumbr, pero s busco otra cosa, como superarme () pues ahorita como est la situacin pues ahora s que en lo que sea, pero despus s me gustara seguir estudiando [terminar tu prepa], s, para conseguir algo mejor () si me qued en un trabajo como esos [-se refiere al sector servicios-] y si mi hijo se enferma a dnde corro?, ya me ha pasado. Y quiero sacar mi casa, muchas cosas () ora, en una tienda de ropa, pues es prcticamente hasta el domingo, y eso tambin es una desventaja.
Otra entrevistada, Yessica, de 25 aos y con
preparatoria trunca se lamentaba de la
misma situacin. Se senta imposibilitada
de trabajar porque no encontraba un empleo
flexible que le diera el tiempo suficiente
para atender a sus dos hijos. En los trabajos
de medio tiempo no contaban con Seguro
Social, necesario para sus hijos, y en las
fbricas donde s tena esta prestacin eran
muchas horas y no poda cuidar de sus
hijos. Esta situacin la frustraba mucho.
Estos testimonios expresan muy bien la
articulacin de la familia con el trabajo es
uno de los acontecimientos que ms
influyen en el ingreso al trabajo obrero. En
una importante mayora de los
entrevistados, el ingreso al mundo laboral
fabril se da al trmino de la educacin
secundaria y al embarazo del primer hijo -y
el sucesivo matrimonio-. Nos referimos a
hombre y mujeres que tienen su
primognito entre los 16 y 18 aos. Ello los
orilla a truncar sus estudios de bachillerato
y trabajar en puestos de muy baja
calificacin (la secundaria es el mnimo
requerido para trabajar como ayudante
general) con pocas posibilidades de
ascenso. Y si bien algunos terminan sus
estudios secundarios y bachilleratos en
escuelas abiertas o en el Sistema de
Educacin para Adultos, muy pocos han
logrado cambios notables en sus tempranas
trayectorias laborales. Con todo ello, son
sobre todos las mujeres las qu ms se
lamentan de su condicin obrera, pues tiene
que lidiar con la doble jornada laboral ms
la jornada de trabajo domstico que les es
impuesta por su situacin de madre y
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Trabajo, espacio y experiencia. El caso de los jvenes obreros de Azcapotzalco Gustavo Garabito Ballesteros
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esposa. Le preguntamos a Vanessa: [Qu
te hace feliz?] que mis hijos estn bien y
yo estar bien con ellos, qu toda mi familia
est bien [qu es lo que ms te
preocupa?] pus no tener a dnde llegar,
ahorita s tengo, maana quin sabe, mi
mam no me va a durar toda la vida.
Consideraciones finales
El paso del trabajo fabril al de servicios -y a
la inversa- conlleva cambios importantes en
la percepcin que se tiene del trabajo. Por
una parte, tenemos a trabajadores que
sienten que los servicios son aburridos, de
poca calificacin, con horarios flexibles que
entorpecen otras actividades -familiares y/o
de ocio-, y que requieren de ciertas
habilidades como la simpata y el trato con
las personas, cualidades que no creen tener.
El compaerismo y solidaridad en la
fbrica, en oposicin al estrs y constante
competencia en los servicios es otro factor
que marca una diferencia para nuestros
entrevistados. Adems de la importante
valorizacin que se hace de la proteccin
social, en un clculo donde es preferible
tener un menor sueldo pero con
prestaciones que lo inverso, sobre todo en
los y las jvenes trabajadores con hijos.
Por otra parte, es interesante que aquellos
que estn conformes con el trabajo fabril no
se sienten preocupados por encontrar otro
empleo. Sin problemas entran y salen como
ayudantes generales, si preocuparse por
obtener un trabajo distinto. Ms que un
orgullo obrero, pareciera que nos
enfrentamos ante un pragmatismo obrero,
en un entorno fabril con una vieja tradicin
obrera en decadencia. Es decir, el trabajo
industrial es lo ms fcil de conseguir, est
cerca del hogar, requiere de poca
escolaridad y no es necesario tener
experiencia de trabajo. Con ello no
queremos dar a entender que estos jvenes
sean mediocres, sino ms bien, que el
entorno espacial y los mbitos familiar y
educativo privilegian lo fabril por encima
de otras oportunidades, dndole centralidad.
La experiencia de trabajo en Azcapotzalco,
tiene lugar en la fbrica y en el hogar. Sin
embargo tambin se da una percepcin
opuesta, sobre todo en las mujeres. Existe
un desprecio por trabajo obrero, como algo
mediocre, montono, esclavizante y sin
futuro. Una condicin de la que habr que
luchar para superarla, una presencia de la
condicin obrera por oposicin y negacin
(Bonfil, 1987). Situacin difcil, cargada de
sentimientos de impotencia, pues pareciera
que la educacin, los hijos y el mismo
espacio se impone y determina el trabajo
fabril si bien no como la nica opcin, s
como la ms factible. Pareciera que entre
los residentes de Azcapotzalco, existe de
manera latente un destino obrero que hay
que aceptar o superar. Con todo, pareciera
que hay una relativa aceptacin (o acaso
resignacin) casi natural de las condiciones
del trabajo fabril: bajos salarios, trabajo
extenuante y montono, jornadas que
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1277 ISBN 978-607-8164-02-8
requieren de horas extras para aumentar el
suelo, ausencia total de sindicatos u otras
organizaciones. Eso es lo que hay, se acepta
o se deja.
Es evidente que la experiencia del trabajo
obrero tiene una importante carga de
gnero. Para los varones, la iniciacin
laboral con la entrada a la paternidad se da
casi de manera simultnea, e incluso, para
los jvenes no padres, el trabajo les prepara
para su paternidad. Esta iniciacin doble,
casi ritual, construye su masculinidad de
una forma tradicional y, ms que ser un
camino de la adolescencia a la adultez,
pareciera ser el paso del nio al hombre.
Ser obrero contribuye a una construccin de
s como el Hombre fuerte, rudo, proveedor,
trabajador y sin preocupaciones. En el caso
de las mujeres, an cuando los
entrevistados relataban mayoras femeninas
en las fbricas, ser obrera se contrapone a
ser madre. Hay en estas trabajadoras un
sentimiento de frustracin y de negacin
del futuro por su actividad en la
manufactura. La fbrica les garantiza
proteccin social para sus hijos, pero no
una mejora real de su situacin social
entonces qu hacer? En los jvenes
entrevistados existe una oposicin entre el
estudio y el trabajo. Rara vez se logra la
simultaneidad entre estas dos actividades,
ya sea porque no se tienen los recursos para
seguir estudiando o porque no se tiene el
tiempo debido al trabajo. Esto genera un
conocido crculo vicioso, pues al no poder
continuar con sus estudios, quedan
constreidos al mercado como ayudantes
generales, y el este puesto no genera ni los
ingresos ni las condiciones para seguir
estudiando. Mxime cuando se tienen
esposa(o) e hijos a quienes alimentar. Este
crculo vicioso puede llevar a la exclusin
social, pues las oportunidades de superar su
condicin se cancelan mutuamente.
Se puede ser madre, padre, obrero, obrera
y joven al mismo tiempo? La mayora de
nuestros entrevistados s se identifican
como jvenes, pero no es algo que estuviera
en cuestin, pero al narrar su experiencia
previa al trabajo, s diferenciaban
tajantemente su juventud, caracterizada
como andar en el desmadre, en las fiestas,
sin trabajar, sin preocupaciones. Tambin
toman su distancia respecto a los otros
jvenes (hermanos y amigos). Esos chavos
despreocupados que no piensan en su
futuro. No cabe duda que estos trabajadores
relacionan directamente el trabajo con la
madurez y la responsabilidad, pero ello no
los opone a su visin de lo que es joven.
En todo caso, su condicin juvenil parece
estar ms dada por su edad y su salud que
por sus prcticas culturales o de ocio. La
experiencia obrera nos ha revelado una
compleja articulacin entre el trabajo, la
educacin, la familia y el entorno barrial.
Lejos de darse una relacin de causalidad
directa, nos encontramos con una
articulacin multifactorial orientada
fundamentalmente por el trabajo. As, el
trabajo sigue siendo la columna vertebral en
la constitucin de la vida, dotando de
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Trabajo, espacio y experiencia. El caso de los jvenes obreros de Azcapotzalco Gustavo Garabito Ballesteros
1278 ISBN 978-607-8164-02-8
sentido la accin de los sujetos y de la
necesaria identidad que permite una
comprensin de una compleja realidad
social. Con ello, el trabajo deja de ser
solamente la actividad productiva para
convertirse en un articulador trascendente
en la vida de las personas. Ello nos exige
una mirada amplia que permita comprender
la vida cotidiana en toda su complejidad.
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