Trabajo poetas

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LUNA CABRERA DIANA PEDRET DANIEL JULIAN PAULA SORIANO RAÚL GUILLOT

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LUNA CABRERA

DIANA PEDRET

DANIEL JULIAN

PAULA SORIANO

RAÚL GUILLOT

Poeta árabe nacido en Ruzafa en el siglo XII, ( 1141-1177), que siempre escribió sobre la nostalgia de su valencia natal.

Al-Russafi se sintió desde pequeño atríido por el mundo de la poesía. Hijo de padre sastre, se trasladó a Málaga, centro de la moda en esa época, donde triunfó plenamente como modisto y como poeta.

Su categoría fue reconocida por grandes mecenas que quisieron contratarle, pero siempre mantuvo su independencia creativa. Y también su amor a su terreta, siendo suyos algunos de los más hermosos poemas patrióticos

Murió en 1177 lejos de la tierra que le vio nacer. Pero sólo físicamente, ya que, según se cuenta, murió mientras escribía un poema sobre la grandeza valenciana.

Amigos, ¿qué le pasa al desierto

que se ha vestido de perfume?

¿Qué tienen las cabezas de los jinetes

que caen desfallecidos, como ebrios?

¿Se ha deshecho en trozos el almizcle

en el camino reposado del céfiro,

o alguno ha pronunciado el nombre de

Valencia?

Amigos, deteneos junto a mi

pues hablar de ella trae el frescor

Amigos Desierto

Perfume

Jinetes

Camino

Perfume

NostalgiaMecena

Calle

Patriótico

Sastre

-José Augusto Trinidad Martínez Ruiz, más conocido por su seudónimo «Azorín» (Monóvar, Alicante, 8 de junio de 1873 –Madrid, 2 de marzo de 1967), fue un escritor español, además de novelista, ensayista y crítico literario.

Cuando estalló la Guerra Civil huyó del Madrid del Frente Popular y con su esposa, Julia Guinda Urzanqui, se refugió en Francia. Terminada la contienda, pudo regresar a España gracias a la ayuda que al efecto recibió del entonces ministro del Interior, Ramón Serrano Suñer, a quien años más tarde (1955) dedicó Azorín «con viva gratitud» su obra El pasado (Biblioteca Nueva, Madrid).

En 1946 se le otorgó la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio.

En sus últimos años se mostró apasionado y asiduo espectador cinematográfico.

¡Pobre rosa!

De nada te han servido tus

defensas,

ni tus estambres, reclamando

vida,

ni las fragancias que en el alma

escondes:

el jardinero te troquela en

ramo...

...para morir estática,

sabiendo la tortura en que

agonizas.

No será el viento quien te

arranque el pétalo

hasta quedar desnuda,

ni la abeja libando de tu jugo

podrá polinizarte...

Los ojos que te miran

de sobra sabes que ya no te ven,

final aborrecible siendo aún bella.

En soledad mortal de cementerio

hoy te han dejado,

solo para adornar una mortaja...

Rosa

Estambres

Ramo

Abeja

Cementerio

Burguesa

Refugio

Novelista

Periodista

Acomodada

Ni el más buen novelista

ni periodista,

Pueden describir tu hermosura, Rosa.

Con tus largos estambres

Descansas acomodada en aquel ramo

Ramo refugio de aquella abeja,

Pequeña, indefensa como tu mi burguesa

Entre las tierras del cementerio te encuentras

ahora tú mi princesa.