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Psicología Social e Instituciones EL NEGRO DE MIERDA: IDENTIDAD SOCIAL ARGENTINA. MARIA VICTORIA CRUCES Introducción Si a cualquier argentino se le pregunta si es racista, instantáneamente contesta que no. Si el argentino discrimina por credo o raza, dice no. Y al mismo tiempo que observa a un pibe de unos 17 años de gorrita, tez oscura, mechas rubias y una dentadura (comedero para ir entrando en tema) para nada envidiable, que patea una botella por la vereda, exclama: ¡que negro de mierda! Todos los argentinos hemos incorporado el mito de que somos capaces de aceptar a todo ser humano que desee vivir en nuestra patria. La Constitución Nacional refleja esta creencia popular, y tanto es así que en el preámbulo se afirma y sostiene como máxima, y nuestra Carta Magna es símbolo de la construcción jurídica política de nuestro estado independiente. Entonces por qué se escucha, se dice, repetidamente exclamaciones tales como: ¡ese negro de mierda me rayo el auto!, ¡ese negro de mierda me robó la cartera y salió corriendo!, ¡los cuida coches son todos unos negros de mierda, si no les das plata te roban o rayan el auto!, ¡yo no soy discriminativo, pero no digas que no es un negro de mierda! Ahora bien, ¿Cuál es el significado de “negro de mierda” en este país? Una hipótesis posible sería: negro de mierda en argentina es todo sujeto que por su condición socio cultural es excluido o marginado por grupos sociales que responden a una ideología europea heredada de la conquista. Desarrollo El ámbito nacional es la consecuencia de las distintas variables actuales e históricas. Haciendo un breve resumen, podemos decir que la variable histórica está conformada por dos clases de habitantes: el aborigen y el colonizador, en su gran mayoría español. Así, el colonizador, es el gran protagonista de nuestra historia ya que fue él quién dota al aborigen de una personalidad humana inexistente hasta su llegada (al menos eso es lo que dicen ellos). Lo que se desprende que el nativo debe, obligatoriamente, dotarse de humanidad. En 1492 el ideario mundial puede sintetizarse bajo la concepción católica romana, la del amo y la del siervo. Dios como amo y el hombre como siervo. Pero no todos los hombres son siervos, las clases sociales son bien diferenciadas entre sí, existiendo sólo la nobleza y cortesanos por un lado, y por el otro, la plebe que sustenta con su trabajo (que no estaba considerado como en la actualidad sino como servicio obligatorio a favor del reino) el sistema económico reinante en ese entonces. Esto es lo que, a grandes rasgos, heredamos con la colonización. Y hay que tener también en cuenta que el nativo de estas tierras pierde todo. Y que es todo: pierde su propia subjetividad con la que vivía hasta ese momento y cae bajo el yugo de los europeos que invaden estos territorios con su propia forma de vida e imponen por la fuerza las prácticas traídas de Europa. En las sucesivas inmigraciones extranjeras, que hasta nomás de 20 años, eran en generalidad de origen europeo, fuimos heredando y desarrollando una cultura pro europea, es decir que somos una cultura de auto composición europea con

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EL NEGRO DE MIERDA: IDENTIDAD SOCIAL ARGENTINA.

MARIA VICTORIA CRUCES

Introducción

Si a cualquier argentino se le pregunta si es racista, instantáneamente contesta que no. Si el argentino discrimina por credo o raza, dice no. Y al mismo tiempo que observa a un pibe de unos 17 años de gorrita, tez oscura, mechas rubias y una dentadura (comedero para ir entrando en tema) para nada envidiable, que patea una botella por la vereda, exclama: ¡que negro de mierda!Todos los argentinos hemos incorporado el mito de que somos capaces de aceptar a todo ser humano que desee vivir en nuestra patria. La Constitución Nacional refleja esta creencia popular, y tanto es así que en el preámbulo se afirma y sostiene como máxima, y nuestra Carta Magna es símbolo de la construcción jurídica política de nuestro estado independiente. Entonces por qué se escucha, se dice, repetidamente exclamaciones tales como: ¡ese negro de mierda me rayo el auto!, ¡ese negro de mierda me robó la cartera y salió corriendo!, ¡los cuida coches son todos unos negros de mierda, si no les das plata te roban o rayan el auto!, ¡yo no soy discriminativo, pero no digas que no es un negro de mierda! Ahora bien, ¿Cuál es el significado de “negro de mierda” en este país?Una hipótesis posible sería: negro de mierda en argentina es todo sujeto que por su condición socio cultural es excluido o marginado por grupos sociales que responden a una ideología europea heredada de la conquista.

Desarrollo

El ámbito nacional es la consecuencia de las distintas variables actuales e históricas. Haciendo un breve resumen, podemos decir que la variable histórica está conformada por dos clases de habitantes: el aborigen y el colonizador, en su gran mayoría español. Así, el colonizador, es el gran protagonista de nuestra historia ya que fue él quién dota al aborigen de una personalidad humana inexistente hasta su llegada (al menos eso es lo que dicen ellos). Lo que se desprende que el nativo debe, obligatoriamente, dotarse de humanidad. En 1492 el ideario mundial puede sintetizarse bajo la concepción católica romana, la del amo y la del siervo. Dios como amo y el hombre como siervo. Pero no todos los hombres son siervos, las clases sociales son bien diferenciadas entre sí, existiendo sólo la nobleza y cortesanos por un lado, y por el otro, la plebe que sustenta con su trabajo (que no estaba considerado como en la actualidad sino como servicio obligatorio a favor del reino) el sistema económico reinante en ese entonces. Esto es lo que, a grandes rasgos, heredamos con la colonización. Y hay que tener también en cuenta que el nativo de estas tierras pierde todo. Y que es todo: pierde su propia subjetividad con la que vivía hasta ese momento y cae bajo el yugo de los europeos que invaden estos territorios con su propia forma de vida e imponen por la fuerza las prácticas traídas de Europa.

En las sucesivas inmigraciones extranjeras, que hasta nomás de 20 años, eran en generalidad de origen europeo, fuimos heredando y desarrollando una cultura pro europea, es decir que somos una cultura de auto composición europea con una mirada puesta siempre más allá de los mares, hacia la patria grande. Y hemos generado, a través de nuestra educación, un rechazo hacia lo nativo, lo aborigen, hasta tal punto recordemos que un presidente argentino, el General Roca (que tiene muchos nombres de calle en su honor) organizó la campaña al desierto (el actual sur argentino) en la cual se realizó un exterminio de todo habitante aborigen de la zona que no aceptara las condiciones de vida de los que gobernaban en ese momento. También se podría citar otro punto interesante de nuestra historia nacional, recordando que la actual ciudad de Quilmes debe su nombre al asentamiento de los indios quilmes que habitaban la cordillera de nuestro estado actual, que fueron erradicados de aquella zona porque el español creía que en esos lugares había oro (lo que hoy sabemos que no es así). Los quilmeños que tuvieron “la suerte” de caer

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prisioneros fueron traídos y asentados en la zona geográfica de la actual Quilmes, Buenos Aires. Estos indios fueron muriendo, pues no se adaptaban a las nuevas condiciones de vida (clima, forma de sustento económico, vasallaje europeo, etc.). Es decir, que en una primigenia concepción de patria observamos a una sociedad dividida, entre aquellos que son lo bueno, lo noble, lo enaltecedor de la raza humana, lo sociabilizado que es el conquistador, y por otro lado lo malo, lo inhumano, lo salvaje que es nuestro indio, nuestro origen.

En la época de la conquista la iglesia católica era símbolo de organización social, era quien definía todo sistema social y económico de la época a través de su acción. Herencia que hasta unos pocos años atrás seguía en práctica en nuestro país.

Recién con la presencia de Evita en el poder por intermedio del presidente Perón, la iglesia empieza a ser cuestionada como fundante de la organización social en nuestro país. Pero aún así, hasta no hace más de 20 años, la iglesia fue la institución social por excelencia que estableció el tipo de relaciones sociales que regían en el estado argentino. La propia Constitución Nacional, modificada en 1994, hasta ese entonces en su artículo segundo esgrimía que la República Argentina sostenía el culto católico. Por lo tanto la educación y los saberes que fuimos adquiriendo a través de las distintas épocas han sido subordinados a dos cuestiones: 1) la concepción europeísta (especialmente lo que atañe al sistema económico) y 2) la concepción dogmática de la iglesia católica. Estas dos cuestiones han puesto de manifiesto que el imaginario social eficaz que llega a nuestros días, se basa en la necesidad de subordinación de un grupo social determinado por parte de la clase gobernante o dominante y la cuestión del pecado, y ambas razones son castigadas por el ordenamiento jurídico y moral si son transgredidas. Por lo tanto para que este sistema de producción sea eficiente, la clase dirigente ha reproducido el sistema de dominación social hasta nuestros días por medio de mecanismos educacionales formales (escuelas y sus respectivos programas educativos designados por el estado) y no formales (instituciones gubernamentales, no gubernamentales y fundamentalmente la familia).

Al seguir analizando variables históricas, otra cuestión a citar es el problema de la esclavitud. Somos esclavos de Dios, del rey, del amo, de la patria, de la familia, del patrón, del dinero, de la información. Somos esclavos de las relaciones sociales que nos dan origen. Nosotros mismos como sujetos emergentes de relaciones que nos dan origen producimos y reproducimos situaciones. Pues así se va desarrollando nuestra forma concreta de existencia. Ahora bien, recordemos que el esclavo era aquel de piel oscura, el negro. Ningún español (al menos anterior a la invasión mora) era negro. Y de todas maneras, dentro del magma de significaciones sociales, el negro siempre está por debajo de un escalón de la persona de piel blanca, por lo que siempre el factor de dominación estuvo signado por el color de piel: el blanco sobre el negro.

A fines del XIX hay un nuevo concepto político: la soberanía. Thomas Hobbes en sus escritos comienza a reflejar el traspaso de lo antiguo a lo moderno, comienza a instaurar la visión contractualista de la sociedad a fin de terminar con el estado de guerra natural, dándole poder al soberano para lograr la paz. El pacto de sujeción al soberano es la delegación por parte de los hombres de su soberanía a cambio del derecho a la vida. Nos encontramos con la formación de los estados nacionales con un sin fin de vicisitudes, con nuevas formas de organización social en el contexto mundial, “El contrato social de Rosseau” en Europa, Tocqueville en América, el vapor y su influencia en la revolución industrial y su consecuencia económica y demás hechos históricos. Todo al momento de la formación de un país. Argentina. Este país que poco a poco realizó una escisión del resto de América, y en especial de América del Sur. Al constituirnos como país, regulamos a través de la Constitución Nacional la organización social, política y económica que nos ha regido desde 1852, con algunos cambios adaptativos a la actualidad de cada momento histórico social.

En la carta magna también se hace referencia a la esclavitud y, dejamos bien en claro que es en relación a la abolición de la misma, que sólo a los hijos de eslavos nacidos en

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territorio nacional se los consideraba libres. Y aquí incorporamos nuevos conceptos de la humanidad del hombre también heredada del viejo continente. Una nueva concepción del hombre. Entre pensadores argentinos podemos citar a José Mármol, Esteban Echeverría, Juan bautista Alberdi, Sarmiento, que entre otros que expresan estas nuevas ideologías dominantes. El hombre libre de otros hombres, pero no de Dios, y eso sigue con los años y hechos históricos. Y retomando, es decir, que no nos íbamos a deshacer de todos los esclavos, pues lo seguíamos necesitando para elaborar los productos de nuestra satisfacción hasta tanto encontrar la manera de generar nuevos sistemas de producción en los cuales la clase dominante siguiera con su estilo de vida. El auge independentista que se respiraba en aquella época traspaso todo ámbito: el psicosocial, socio dinámico, institucional, comunitario, nacional, latinoamericano y mundial. Esto provoco una serie de fuertes conflictos y el hombre como sujeto creador, debió resolver la cuestión supliendo un modo de producción por otro nuevo, con las modificaciones necesarias que satisficieran lo emergente de la situación: un sujeto con libertad política. De esta forma en el viejo continente y en el nuevo, el negro dejó su condición de esclavo jurídicamente legal para pasar a ser ciudadano libre de otro hombre. Pero no cambio la subjetividad ni el esquema conceptual referencial de los otros sujetos componentes de la sociedad de que el negro es esclavo. Hoy podemos observarlo en la fuerte resistencia que produjo en la sociedad norteamericana la candidatura y posterior elección de Obama en Estados Unidos.

Con el transcurso del tiempo en nuestro país se suceden diversos hechos históricos relacionados con la conformación del estado propiamente dicho. En estas “cruzadas” independentistas y separatistas a la vez, fueron utilizados como “carne de cañón” aquellos ciudadanos, mejor dicho hombres, de un grupo social diferente al grupo dirigente. Es decir, que la clase dominante ya no tenía esclavos legales y que, como antes, cuantos más esclavos tenía era más poderoso; sino que la clase dirigente se unía en grupo formando un ejército por el cual ejercía sus actos de poder. Ya no había negros esclavos sino que había gente de piel oscura o mestiza, sin educación, sin forma de sustentarse económicamente. Este ejército cobraba un mínimo salario. Entonces incorporamos dos nuevos conceptos: estado y trabajo, que van correlativos con ciudadanos y salario. Se transforma nuevamente el escenario y se transforman nuevamente los mecanismos de producción. Aparece con la noción de estado un nuevo ordenamiento social, el liberalismo y la ilustración.

Se produce en el siglo XX y fines del XIX, otra nueva concepción del hombre, como centro de todo acontecer histórico social y como agente modificador de la realidad que lo rodea, tanto económica como social. Esta nueva forma de organización se genera también en Argentina que no queda ajena al contexto mundial y una vez más adopta las formas europeas. Así atravesamos un nuevo siglo y comenzamos un nuevo milenio. En Europa se comienza a sentir las consecuencias del liberalismo económico, hambruna y desocupación, la crisis obrera, pero América y especial Argentina, se presentan como el nuevo continente posible de recrear una nueva forma de vida. Sobreviene la primera gran inmigración europea al país, y este nuevo elemento social cambia la estructura social existente hasta ese momento. Hasta ese momento existían dos clases sociales. La clase terrateniente, que ocupaba los puestos más altos dentro del gobierno, tenía acceso a la educación y vivienda digna, y otra clase social que era pobre, sin acceso a la educación, con trabajos llamados duros, con mínimo salario y sin posibilidad de ascender socialmente. Ahora se incorpora a la sociedad argentina el inmigrante europeo, latino en su gran mayoría, el cual se asienta dentro de los barrios marginales de la época, pero con la característica que este inmigrante trae consigo una subjetividad y matriz de aprendizaje diferente a los lugareños. Dentro de los barriales (se le dice así porque sus calles eran de barro y no adoquinadas como en los barrios del centro), se genero una nueva cultura entre inmigrantes y criollos. El inmigrante trajo consigo los ideales europeos de libertad política y se forma un nuevo partido político popular en oposición de la oligarquía.Entrado el siglo XX, se logra el voto popular (es decir que hasta entonces sólo votaba una clase social), la educación popular, y otras cuestiones concernientes a otorgar un espacio al “populacho” que crece y pide ese espacio.

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En plena era de la modernidad (años ’40 ’50) emerge en la estructura social argentina un nuevo ciudadano, aquel que llega del interior del país en busca de nuevas oportunidades y se instala en la periferia de la ciudad, similar a los inmigrantes. Se forman las primeras villas como las conocemos en la actualidad. En la periferia y barriales se entremezclan ambos grupos sociales con el correr del tiempo. Una parte de la inmigración se constituye en la clase media argentina, y otro grupo conforma las nuevas villas junto al inmigrante del interior: “el cabeza” o “cabecita negra”.

Este es un pensamiento de Bunge: “Se conforma el obrero cuyo trabajo es bien pago y expuesto a pocos paros, su mujer es hacendosa y además gana un pequeño salario trabajando en casa; no tienen sino uno o dos hijos. Si la sensibilidad y la inteligencia de este hombre estuviesen lo bastante cultivadas para que apreciase otros placeres que la baraja, la bebidas y el café concierto, si estuviese instruido en la higiene y supiese que la salud es el primero de los bienes, si para conservar la suya, estuviese resuelto a refrenar varias de sus tendencias y además de todo tuviese una voluntad de hierro… ¡OH, entonces cuántos cambios en su existencia!”

El grupo social de la villa se transformo en un grupo y clase social excluida. Es un sector marginado por otros sectores sociales y su habitante es denominado villero en contraposición de aquél ciudadano noble, educado, en sujeción de las normas morales, sociales heredadas de la conquista. La sociedad argentina atravesó estos últimos 30 años acontecimientos inscriptos en nuestra memoria colectiva que han generado incertidumbre, desazón, desencanto, que van desde el terrorismo de estado hasta el temor que implica la posibilidad de caída en los oscuros espacios de la exclusión social. La pobreza, la desigualdad e injusticia se evidencian cada día más. Se trata de imponer que esta violencia sistemática, real y simbólica es transitoria. Es decir que la exclusión es responsabilidad individual por no poder adaptarse al nuevo orden mundial, en el cual el mercado ocupa el lugar de Dios.

Conclusión

Enrique Pichon Riviére dice: “El hombre es un ser de necesidades que sólo se satisfacen socialmente en relaciones que lo determinan, nada hay en él que no sea resultado de la interacción entre individuos, grupos y clases”.

El sujeto se comporta en un contexto, que es un horizonte de su experiencia, organizador y determinante de la misma, que sólo en las condiciones concretas de existencia esa conducta adquiere significatividad y coherencia. El sujeto es social e históricamente determinado (sin caer en el determinismo absoluto) que es en el aquí y ahora, la síntesis, el punto de llegada de una historia vincular y social. El sujeto se constituye en su relación dialéctica con el mundo, relación que tiene su motor en la necesidad, y busca en el mundo que lo rodea su fuente de gratificación. Pero el mundo para el sujeto se da en un entretejido de vínculos y relaciones sociales que determinan esos vínculos. Son estos vínculos y relaciones lo que configuran la subjetividad.

El organizador interno de la clase social a la que pertenecen los negros de mierda esta dado por otro grupo social. Todos los elementos que constituyen la mutua representación interna de este grupo social (el negro de mierda) han sido dirigidos intencionalmente. Los otros o el otro (la clase oligarca), aparecen intrincados en el interjuego necesidad-satisfacción, en una red de expectativas adquiriendo significatividad. El otro para satisfacer su necesidad, ha puesto su intencionalidad en la tarea grupal del marginado, constituyendo, modificando y reestructurando el mundo interno de los sujetos comprometidos en el proceso. Así el mundo externo del excluido, su acción, su relación ínter sujeto, alcanza el registro del mundo interno. El vínculo se instituye al reconstruirse la interioridad, la trama relacional de la que participa. Esta inscripción dentro del mundo interno en los sujetos le da carácter de sistema. La mutua representación interna da apoyo a todos y cada uno de los sujetos miembros del mismo. Esa estructura representacional no es sólo efecto de la interacción, aunque la determina en parte, es la que sostiene como

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interjuego de fantasías, los mecanismos de asunción y adjudicación de roles. Hay una dialéctica de la función instituyente del grupo en el sujeto. Sujeto determinado por ese proceso interaccional, y del sujeto en el grupo, al que hace, configura con cada acto, con cada representación.

El negro de mierda no podemos ni debemos ocultarlo, es parte de nosotros y de nuestra creación como sociedad, es necesario para satisfacer nuestro narcisismo. El negro de mierda es nuestra sociedad, representa nuestra cultura, nuestro acontecer, nuestra fuerza bruta, es parte indispensable de nuestra economía. Es la mano de obra barata, sin tecnificación, sin educación, sin movilidad social. Es todo aquello que queremos ocultar de nosotros mismos, porque todo lo malo está en el otro. Lo proyectamos en ellos. Los mezclamos con la delincuencia, la violencia, pero es la propia violencia de la clase social opuesta a la de la villa que ejerce mayor violencia hacia ellos, denigrándolos y discriminándolos al denominarlos negros de mierda. Negro de esclavo. Mierda es lo que expulsa nuestro cuerpo por ser dañino a nuestra parte biológica, lo desechable. Cuando adjuntamos el adjetivo “de mierda” significamos lo que es desechable. La mierda en primera instancia, no es más que aquello que hemos injerido en algún momento para alimentarnos y sobrevivir y que luego nuestro organismo lo desecha porque no sirve para ninguna otra función vital, ya que nuevamente incorporamos alimentos frescos que nos dan una nueva utilidad. Los negros de mierda acaso, ¿no se vuelven desechables en su función en la producción de los bienes de satisfacción? Descartamos uno y lo reemplazamos por otro de iguales condiciones, ya que por su misma exclusión y marginalidad no se plantean cuestiones esenciales de dignidad humana.

Retomando el pensamiento de Hobbes, si librados a sí mismos los hombres sólo aspiran a satisfacer sus impulsos (necesidades, según Pichón), luego de lograda la paz social será necesario mantenerla, generando nuevas formas de orientar la acción de los hombres, de encauzarlos en una dirección, en busca de aquello que el pensamiento moderno considerará y definirá como útil para el “todo social”.

La idea de que la razón “ilumina”, se impone a la cultura como el intento de incorporar a lo cotidiano, cerrando las puertas al origen, al pasado y a la historicidad del sujeto, pensando sólo en función del futuro y de una sociabilidad construida en forma artificial.

Esta sociedad construida artificialmente originó los negros de mierda, muertos silenciosos, que no son muertes heroicas en batallas, ellos provienen de la vergüenza del patíbulo o la indigencia. Son producto de una guerra silenciosa pero no por ello menos cruenta, son cuerpos de la exclusión y se trata de sujetos que se tratan de ocultar.

Los negros de mierda de hoy llaman la atención como algo que debe ser corregido, algo peligroso para el orden social imperante, en un idioma aún no descifrado totalmente, aunque sí sabemos con certeza que en la actualidad las relaciones de lo cotidiano se construyen con un lenguaje bélico.

A estas víctimas del nuevo sistema de disciplinamiento social se les transforman sus vidas en algo precario e incierto, donde aparece la pérdida de derechos sociales que se tienden a naturalizar. Estas nuevas representaciones sociales se relacionan con la identidad y la pertenencia social, como producto de un proceso de aproximación de la realidad exterior al pensamiento, en reciprocidad a la elaboración psicológica y social de la realidad. De esta forma las representaciones sociales son constitutivas de lo social.

La actualidad argentina esta signada por la fragmentación de la sociedad, la ruptura de lazos sociales, la sensación de no pertenecer al todo social como en la antigüedad. Existe la cultura de la imagen, la perfección corporal, donde aflora la desigualdad. El cuerpo también se ha transformado en símbolo de status que dice a donde cada uno pertenece, cual es nuestro lugar en la sociedad.

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En los últimos años salieron de la oscuridad nuestros negros de mierda, que fueron emergiendo desde las sombras, ocultados por las luces de las marquesinas que iluminaban una ilusión del primer mundo. Ahora el problema es tal vez porque la visibilidad implica interpelación, aquello que se ve, interroga al resto de la sociedad, genera preguntas, que, articuladas, confieren historicidad a los hechos transformándolos en acontecimientos.

“… la doctrina fundamental de la política posmoderna es que no hay acontecimiento, que nada ocurre realmente, que el acontecimiento-verdad es un corto circuito pasajero, ilusorio, una identificación falsa que será dispersa un poco antes o un poco después por la reafirmación de la diferencia o, en el mejor de los casos, con la promesa efímera de la redención por venir” (Zizek).

ANEXO

Bibliografía:- Enfoques y perspectivas en psicología social; Ana P. de Quiroga.- La intervención en lo social; Alfredo J. Carballeda.- El trabajo social desde una mirada histórica centrada en la intervención; Alfredo J.

Carballeda.- Agresividad en el contexto escolar; María Viviana Torres.- Psicología de la vida cotidiana; E. Pichon Riviére.- El proceso grupal; E. Pichon Riviére.- Introducción al derecho; Zorraquín Becú.