Trabajo Psicológico en El Fútbol Amateur

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Propuestas para el trabajo psicológico en el fútbol amateur Psicología del Fútbol Autor: Santiago Rivera Edición nº 93 - Enero 2015 El fútbol profesional siempre llama nuestra atención. Nos gusta poner ejemplos y analizar situaciones deportivas en estos contextos, pero a veces olvidamos que el día a día de la mayoría de entrenadores y futbolistas tienen lugar en campos de barrios y pueblos conocidos únicamente en su región. El fútbol amateur se vive con la misma pasión pero en condiciones distintas, entre ellas las psicológicas. Es por ello que este mes nos vamos a aproximar a las características del futbol aficionado, de sus técnicos y jugadores, para proponer algunas estrategias que pueden resultar útiles en el entrenamiento psicológico del deportista. DESARROLLO La gran mayoría de partidos de fútbol que se disputan cada fin de semana tienen algo en común: no son de profesionales. Jugador y entrenador pueden ganar algo de dinero, pero siempre sumas simbólicas que tal vez ayuden a sufragar los gastos de desplazamiento. Esto implica distintos aspectos que vamos a revisar porque condicionan el componente psicológico y socioafectivo a la hora de entrenar a un equipo. Características del fútbol amateur Recursos limitados: es el común denominador a estos niveles competitivos. Los clubs cuentan con poco dinero y se echan de menos materiales suficientes, vestuarios y campos en buenas condiciones. Como se dice coloquialmente, se “trabaja con las uñas”. Entorno familiar: algunos jugadores y entrenadores tienen mujer e hijos a los cuáles han de atender. Los más jóvenes cuentan con unos padres que pueden apoyar la práctica deportiva con la expectativa de que su hijo “tiene posibilidades en el fútbol” o simplemente le gusta que practique deporte. La actitud que el entorno familiar tiene hacia el fútbol va a condicionar la experiencia deportiva y el estado psicológico del jugador. Campos pequeños: a pesar de tener gradas chicas, estos campos tienen un público limitado pero fiel que sigue a los equipos semana tras semana. Es poco pero a veces hace mucho ruido. Prensa local: en cualquier pueblo o barrio hay una emisora de radio local, y probablemente un reportero con la intensión de hacer su trabajo, y al cual habrá que tener en cuenta.

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Propuestas para el trabajo psicológico en el fútbol amateur

Psicología del Fútbol

Autor: Santiago Rivera

 Edición nº 93 - Enero 2015

El fútbol profesional siempre llama nuestra atención. Nos gusta poner ejemplos y analizar situaciones deportivas en estos contextos, pero a veces olvidamos que el día a día de la mayoría de entrenadores y futbolistas tienen lugar en campos de barrios y pueblos conocidos únicamente en su región. El fútbol amateur se vive con la misma pasión pero en condiciones distintas, entre ellas las psicológicas. Es por ello que este mes nos vamos a aproximar a las características del futbol aficionado, de sus técnicos y jugadores, para proponer algunas estrategias que pueden resultar útiles en el entrenamiento psicológico del deportista.

DESARROLLO

La gran mayoría de partidos de fútbol que se disputan cada fin de semana tienen algo en común: no son de profesionales. Jugador y entrenador pueden ganar algo de dinero, pero siempre sumas simbólicas que tal vez ayuden a sufragar los gastos de desplazamiento. Esto implica distintos aspectos que vamos a revisar porque condicionan el componente psicológico y socioafectivo a la hora de entrenar a un equipo.

     Características del fútbol amateur

Recursos limitados: es el común denominador a estos niveles competitivos. Los clubs cuentan con poco dinero y se echan de menos materiales suficientes, vestuarios y campos en buenas condiciones. Como se dice coloquialmente, se “trabaja con las uñas”.

Entorno familiar: algunos jugadores y entrenadores tienen mujer e hijos a los cuáles han de atender. Los más jóvenes cuentan con unos padres que pueden apoyar la práctica deportiva con la expectativa de que su hijo “tiene posibilidades en el fútbol” o simplemente le gusta que practique deporte. La actitud que el entorno familiar tiene hacia el fútbol va a condicionar la experiencia deportiva y el estado psicológico del jugador.    

Campos pequeños: a pesar de tener gradas chicas, estos campos tienen un público limitado pero fiel que sigue a los equipos semana tras semana. Es poco pero a veces hace mucho ruido.

Prensa local: en cualquier pueblo o barrio hay una emisora de radio local, y probablemente un reportero con la intensión de hacer su trabajo, y al cual habrá que tener en cuenta.

Inversión: para estos deportistas y entrenadores jugar al fútbol suele tener costes económicos y a veces afectivos. Como dijimos, el dinero que reciben, si es que lo cobran, no alcanza para cubrir gastos de desplazamiento. El fútbol se vuelve una actividad de ocio y se practica en el tiempo libre, por lo que se deja de dedicar tiempo a la familia.

Entrenadores bien formados: esto depende del país. En España por ejemplo, se puede encontrar a un técnico con la máxima titulación en un campo de fútbol amateur, lo cual contribuye a que la calidad de la preparación sea mucho más rigurosa. Esto es positivo hasta que el entrenador comienza diseñar actividades tan complejas y exigentes que resultan propias para jugadores con cualidades semiprofesionales o profesionales, pero no amateur. Estos últimos tienen menores recursos tácticos, técnicos, físicos y psicológicos. Así terminan frustrados los técnicos y los futbolistas. Los ejercicios no salen bien.   

Directivos con expectativas inadecuadas: igual que algunos entrenadores, los directivos también pueden jugar a ser profesionales en un club sin recursos económicos, y exigir el éxito deportivo sin

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proveer al entrenador de los recursos humanos y materiales necesarios para conseguir un ascenso, por ejemplo. 

Árbitros desprotegidos: en estos campos los árbitros no tienen la protección de una cámara de televisión de disuada al jugador o aficionado que lo quiere agredir. Tampoco de la policía. Si fuese el caso, a esta se le llama si el partido se “calienta”.

El fútbol profesional como referente: tiene sentido que lo que vemos en la tele sirva como ejemplo a seguir. Es cierto que se debe aprender de los mejores, pero no siempre, no todos dan buen ejemplo: las celebraciones individuales, la simulación de faltas, el descontrol emocional en situaciones de presión, etc.

Características de los técnicos

Ajustar las propias expectativas: el técnico quiere ganar, igual que los jugadores, pero este debe tener en cuenta que los futbolistas no tienen las mismas capacidades que aquel al que ven por la televisión.

Limitaciones económicas: no es fácil trabajar con recursos limitados, por lo que se ha de mentalizar en sacar el mayor partido de lo mucho o poco con que se cuenta.

Oportunidad: cada situación en la vida representa una oportunidad de aprendizaje y crecimiento, y en el fútbol no es diferente. Muchos entrenadores profesionales han pasado por todas las categorías en algún momento de su carrera. Adversidades como la falta de recursos pueden enseñar distintas competencias.

Características del futbolista amateur

Trabaja o estudia: el jugador no vive del fútbol. Si ya un jugador profesional o semiprofesional se equivoca al dedicarse sólo al deporte (puede formarse para preparar su retiro, por ejemplo), uno amateur que vea en el fútbol un futuro es muy probable que esté equivocado. Si con 18 años no ha llamado la atención de un equipo de élite, es más que probable que no tenga las cualidades para “llegar”.   

Horarios de entrenamiento nocturnos: Como se trabaja o estudia en durante el día, los entrenamientos se realizan al finalizar el día y con el cansancio que ello implica.

Es un hobby: si no se juega por dinero se hace por el placer de competir. En todo caso, se asume más como un hobby que como un trabajo, teniendo esto implicaciones a nivel de motivacional.

Poca cultura deportiva: si se toma como una actividad se ocio, aunque se compita, el interés por conocer una adecuada alimentación o rutina de calentamiento suele ser poco. El coste de una lesión no es tan alto, hay cosas más importantes como el trabajo.

Técnicamente: como hemos mencionado antes, el futbolista amateur tiene cualidades técnicas acorde al nivel competitivo en que se encuentra. No hace mucho escuchamos a un jugador decir que Naymar no duraría ni 5 minutos en un campo de fútbol regional, y tiene razón, pues en ese fútbol no suele haber jugadores con esas cualidades y cuando aparece alguno con buen regate se para con dos buenas patadas. Por algo es que el brasileño compite al máximo nivel.

Tácticamente: la táctica consiste en pensar, y el jugador amateur es más lento al procesar información. Su cabeza va al ritmo de juego de su competición, y si va más rápido, probablemente

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tenga posibilidades de jugar a un mayor nivel.

Físicamente: si para muchos jugadores profesionales el entrenamiento invisible no es su fuerte, para el amateur tampoco lo es. Este  futbolista se cuida muy poco y tampoco se suele exigir al máximo en la preparación física cuando entrena. Esto contribuye a que el ritmo de juego sea lento y se prevengan menos lesiones. 

Necesidades psicológicas del futbolista amateur

Motivación: para motivar el entrenador debe conocer qué interesa al jugador. Si no cobra va a entrenar porque le apasiona el fútbol, y por ello debe encargarse de que ese sentimiento de disfrute se mantenga vivo. Al jugador le gusta competir, por lo que debe retarlo a sí mismo en mejorar sus cualidades (sean más o sean menos) y a superar a un oponente.

En esta misma medida, ha de tener cuidado con las exigencias, pues el jugador amateur no suele estar dispuesto a aguantar a un entrenador que se la pase dando voces y exigiendo el máximo esfuerzo físico o mental. Puede que el futbolista prefiera darlo todo en su jornada laboral y en la noche pasar un buen rato en compañía de sus compañeros de equipo. Más cuando está dejando de ver a su bebé por dar unas patadas al balón. Este jugador es poco el tiempo que va a mantenerse motivado si en los entrenamientos pasa el tiempo y no se toca la pelota, o si disputa pocos minutos. No es como el profesional que aguanta porque le toca.     

Atención y concentración: el entrenador debe tener en cuenta que el futbolista no llega “fresco” a entrenar, sino de trabajar, por lo que su esfuerzo mental no va a ser tan alto como pudiera desear. Recordemos que prestar atención  cansa, y para mantener niveles adecuados ha de saber estimular a cada deportista.

Control de la activación: cuando se compite se ponen marcha mecanismos psicológicos y fisiológicos que mantienen en alerta al jugador. En ocasiones, cuando se pasan momentos críticos en el partido las emociones o los pensamientos no se controlan. Por lo tanto, habrá de enseñar al futbolista a conocerse y a gestionar el nivel de tensión. Esto le ayudará a prevenir lesiones y expulsiones.

Autoconfianza: en los entornos competitivos se ponen a prueba las propias capacidades, independientemente del nivel en que se juegue. En este sentido, el proceso mediante el cual se valora la percepción de autoeficacia en el futbolista funciona de la misma forma en cualquier ser humano. Por lo tanto, un profesional o un amateur puede ver disminuir su autoconfianza después de cometer dos errores seguidos. Entonces es necesario enseñar a enfrentar los fallos y la frustración, tema que hemos tratado en artículos de otras ediciones. 

Comunicación: en cualquier nivel el fútbol sigue siendo un deporte de cooperación y la comunicación una necesidad fundamental para coordinar los esfuerzos individuales en uno colectivo. Además, es la herramienta de trabajo básica del entrenador para motivar, dar instrucciones y feedback. Un futbolista que va a entrenar de noche después de haberse levantado a las 7 a.m. quiere oir mensajes estimulantes y positivos, y no soportar el mal humor del entrenador (ya tuvo suficiente con el jefe). Esto no quiere decir que siempre se deba reforzar, sino que se debe hacer en el momento adecuado y tener en cuenta que se viene a disfrutar y no a trabajar (o a cobrar por jugar). 

Liderazgo: todos los grupos sociales necesitan de líderes. El entrenador tiene su filosofía de trabajo y ha de saber transmitirla a los jugadores y a los capitanes. Para ello tendrá que adaptar su estilo de liderazgo a las características de cada jugador, del equipo y del entorno del mismo. De esta forma

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podrá relacionarse positivamente con los árbitros, directivos, público y familia de los deportistas.   

Cohesión: comprometer a los jugadores a lo largo de una temporada en torno a un mismo objetivo es una tarea compleja cuando el interés de algunos jugadores es bajo. Por ejemplo, como no se cobra hay algunos que faltan a entrenamientos o llegan tarde con frecuencia. La aplicación de normas ha de ser inteligente.

Cuando el nivel competitivo es bajo, igual que las cualidades generales de los jugadores, aquellos que más jueguen como equipo sin duda serán más competitivos. Ver a los compañeros comprometidos motiva. En este sentido, la forma en que el entrenador lidere marcará una importante diferencia.

CONCLUSIONES

Cuando se entrena a un equipo de fútbol amateur distintas variables particulares de este contexto han de ser tenidas en cuenta por los técnicos. Un aspecto específico suele ser la falta de recursos, sin embargo, esto representa para el entrenador una oportunidad de aprendizaje. En un entorno dinámico adaptarse a las carencias puede ser una buena escuela para desarrollar la habilidad de sacar el máximo provecho al grupo. Para esto será indispensable mantener una actitud abierta ante la dificultad y sentirse atraído por el reto de entrenar a este tipo de equipos.