JORNADA DE ORACIÓN POR LAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL 04 de Abril del 2017 – 13:00hrs – Auditorio de la Universidad Pontificia de México.

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1. Canto de Entrada 2. Monición de entrada Queridos hermanos: Bienvenidos a esta Jornada de oración por las víctimas de abuso sexual de menores. Nos hemos reunido hoy, con el corazón lastimado y arrepentido. Estamos profundamente consternados por las noticias que han salido a la luz, en todo el mundo, sobre el abuso sexual de niños y jóvenes vulnerables, por parte de miembros de la Iglesia católica, especialmente sacerdotes y religiosos. Compartimos, como decía el papa Benedicto XVI, el desazón y el sentimiento de traición, al enterarnos de esos actos pecaminosos y criminales, así como del lamentable modo en que los afrontaron las autoridades de la Iglesia en las distintas partes del mundo. La infancia, sabemos todos, es un tesoro. El corazón del niño, tan abierto de esperanza, contempla los misterios del amor de Dios y se muestra dispuesto, de una forma única, a ser alimentado en la fe. Hoy, como decía el papa Francisco, el corazón de la Iglesia mira los ojos de Jesús, en esos niños y niñas, y quiere llorar. Pide la gracia de llorar, ante los detestables actos de abuso, perpetrados contra menores. Actos que han dejado cicatrices para toda la vida. El abuso sexual es una herida profunda que, a menudo, es fuente implacable de angustia emocional y espiritual. Muchos de los que han sufrido esta experiencia han buscado paliativos por el camino de la adicción. Otros han experimentado trastornos en las relaciones con padres, cónyuges e hijos. El sufrimiento de las familias ha sido especialmente grave, ya que el daño provocado por el abuso, las ha afectado en sus relaciones. Algunos han sufrido, incluso, la terrible tragedia del suicido de un ser querido. Las muertes de estos hijos, tan amados de Dios, pesan en el corazón y en la conciencia de toda la Iglesia. Para estas familias, ofrecemos hoy nuestros sentimientos de amor solidario con su dolor. La presencia de nosotros aquí, habla del milagro de la esperanza que prevalece contra la más profunda oscuridad. Sin duda, es un signo de la misericordia de Dios, el que hoy tengamos esta oportunidad de encontrarnos para adorar a Dios, mirarnos a los ojos y buscar la gracia de la reconciliación. Ante Dios y su pueblo mexicano, expresamos nuestro dolor por los pecados y crímenes graves de abusos sexuales, cometidos por el clero contra los niños y humildemente pedimos perdón. También pedimos perdón, por los pecados de omisión, por parte de líderes de la Iglesia que no han respondido adecuadamente a las denuncias de abuso, presentadas por aquellos que fueron víctimas del abuso y por sus familiares. Dispongamos nuestro corazón a este encuentro con la misericordia. P: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Todos: Amén. P: Que el Dios de la esperanza les dé su paz, y que el Señor de la vida esté siempre con ustedes. Todos: Y con tu espíritu.

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3. Himno para la sanidad de la Iglesia 1.- Aquí estamos testigos silenciosos de la iglesia que amamos y nombramos, escuchando las súplicas de las voces de los niños por nuestro pasado, en pecado y vergüenza. Padre, nos hemos herido tan profundamente; la confianza traicionada, secretos oscuros guardados. Ahora, la verdad grita a la luz del día. Lágrimas de edad que ahora libremente lloramos. 2. Incorpora en nosotros una profunda compasión, firme determinación de sanar el pasado. Ayúdanos a comprender la oscuridad, para que no suceda. Señor, rezamos por los heridos; escuchamos el grito de dolor de las víctimas. Ayúdanos a buscar el camino de la justicia. Ayúdanos a ver la luz de nuevo. 3. Encontramos esperanza en la promesa de Jesús, “Yo estoy con ustedes, no tengan miedo”, luchando en la tormenta y el conflicto, sabiendo que nuestro Dios está cerca. Amado Dios, envía tu misericordia, y así como los fuegos rastrillan esta tierra, quizá nuestra nueva vida se convierta en un color maravilloso y, a través de las cenizas, florezca nuevamente. 4. Aquí estamos testigos silenciosos de la iglesia que amamos y nombramos, escuchando las súplicas de las voces de los niños, por nuestro pasado, en pecado y vergüenza. Padre, nos hemos herido tan profundamente; la confianza traicionada, secretos oscuros guardados. Ahora, la verdad grita a la luz del día. Lágrimas de edad que ahora libremente lloramos. 4. Oración Inicial Dios, nos llamaste con tu voz y nos hiciste con tu Palabra. Somos tu Iglesia, un pueblo en camino con una larga historia y un largo pasado de tinieblas y de luz. Nos has reunido y nos has llamado, desde nuestras incertidumbres para que podamos ser un pueblo nuevo, con un nuevo comienzo de esperanza y paz. Pon tu nombre en nuestras bocas y tu trabajo en nuestras manos para que, una vez más, podamos escuchar tu evangelio y seguir a tu Hijo. Que tu presencia sea de paz y sanidad en este mundo; que todos los que te busquen encuentren consuelo y un hogar entre tu pueblo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Todos: Amén 5. Lectura del Libro del profeta Isaías (11, 1-11) Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará. Reposará sobre él el espíritu de Yahveh: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh. Y le inspirará en el temor de Yahveh. No juzgará por las apariencias, ni sentenciará de oídas. Juzgará con justicia a los débiles, y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra. Herirá al hombre cruel con la vara de su boca, con el soplo de sus labios matará al

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malvado. Justicia será el ceñidor de su cintura, verdad el cinturón de sus flancos. Serán vecinos el lobo y el cordero, y el leopardo se echará con el cabrito, el novillo y el cachorro pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá. La vaca y la osa pacerán, juntas acostarán sus crías, el león, como los bueyes, comerá paja. Hurgará el niño de pecho en el agujero del áspid, y en la hura de la víbora el recién destetado meterá la mano. Nadie hará daño, nadie hará mal en todo mi santo Monte, porque la tierra estará llena de conocimiento de Yahveh, como cubren las aguas el mar. Aquel día la raíz de Jesé que estará enhiesta para estandarte de pueblos, las gentes la buscarán, y su morada será gloriosa. Aquel día volverá el Señor a mostrar su mano para recobrar el resto de su pueblo que haya quedado de Asur y de Egipto, de Patrós, de Kus, de Elam, de Senaar, de Jamat y de las islas del mar." Palabra de Dios Todos: Te alabamos Señor 6. Reflexión 7. Canto 8. Lamento Como Iglesia y como obispo, soy consciente del pasado y de las acciones que nos han traído aquí este día. A pesar de las acciones de uno, todos hemos sufrido en distintos grados, pero no más que las víctimas y sus familias. Hoy nos reunimos reconociendo con tristeza el martirio de la inocencia de algunos de nuestros niños, víctimas de una estructura clerical con síntomas desbordantes de poder; víctimas de espectadores silenciosos, del ocultamiento y la complicidad. Mártires de nuestra época y víctimas de la incomprensión. Los mártires de la inocencia experimentaron el rapto de ella misma, dentro del santuario de protección a la vulnerabilidad, llamada Iglesia. Muchos de ellos han vivido en el acto del abuso sexual, la muerte de Dios en sus vidas. Los inocentes han vivido su persecución dentro de la Iglesia, no fuera de ella. En esta Jornada, queremos expresarles a todos los niños, adolescentes y personas vulnerables que fueron abusados sexualmente por algún miembro de nuestra Iglesia: ¡Lo sentimos mucho! Pedimos justicia para ustedes y le pedimos a Dios que no haya impunidad dentro de nuestra Iglesia en el tratamiento de estos delitos. R: Señor, escucha mi oración, cuando llamo, contéstame. Ven y escúchame.

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A los abusados que han sido lastimados y siguen padeciendo el dolor del abuso que sufrieron. Perdón, lo siento profundamente. R: A los padres, familiares y amigos de aquellos que fueron abusados. Perdón, lo siento profundamente. R: A las familias de los que fueron abusados, que sufren la vergüenza y el silencio. Perdón, lo siento profundamente. R: A las familias de aquellos que se han quitado la vida por los abusos sexuales. Perdón, lo siento profundamente. R: Por las veces no hemos escuchado a las víctimas y su historia de daño. Perdón, lo siento profundamente. R: Por las veces que no hemos dado a las víctimas y a sus familias la seguridad de que estamos con ellos. Perdón, lo siento profundamente. R: Por los católicos que se han alejado, desilusionado y avergonzado, a causa del anti-testimonio de sus ministros. Perdón, lo siento profundamente. R: Por nuestra Iglesia, necesitada de conversión, para que pueda ser un espacio seguro para las personas. Perdón, lo siento profundamente. R: 9. Canto del Padre Nuestro Dirijámonos al buen Dios con las palabras que su Hijo nos enseñó: Padre nuestro. 10. Oración final Dios de nuestros padres, renuévanos en la fe que es nuestra vida y salvación, en la esperanza que promete perdón y renovación interior, en la caridad que purifica y abre nuestro corazón a amarte a ti, y en ti, a todos nuestros hermanos y hermanas. Señor Jesucristo, que la Iglesia en México renueve su compromiso en la formación de nuestros jóvenes en el camino De la verdad y la bondad, la santidad y el servicio generoso a la sociedad. Espíritu Santo, consolador, defensor y guía, inspira una nueva primavera de santidad y celo apostólico para la Iglesia mexicana. Que nuestro dolor y nuestras lágrimas, nuestro sincero esfuerzo por corregir los errores del pasado y nuestro firme propósito de enmienda,

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den una cosecha abundante de gracia para la profundización de la fe en nuestras familias, parroquias, escuelas y comunidades, para el progreso espiritual de la sociedad mexicana, y el crecimiento de la caridad, la justicia, la alegría y la paz en toda la familia humana. A ti, Trinidad, con plena confianza en la amorosa protección de Santa María de Guadalupe, Reina de México, Madre nuestra, y todos los santos, nos encomendamos nosotros mismos, y a nuestros hijos así como las necesidades de la Iglesia en México. Amén. 11. Bendición Que el Señor guíe sus corazones en el camino de su amor y los llene con la presencia de Cristo. TODOS: Amén. Que les dé fuerza para caminar en la vida para proclamar su amor. TODOS: Amén. Y que la bendición de Dios Todopoderoso Padre, Hijo, y el Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezcan para siempre. TODOS: Amén.

12. Canto de salida