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L a práctica del barranquismo, en algunas ocasiones envuelta en una aureola de búsqueda de nuevas sensaciones, hace que cierto número de practicantes no tenga la sufi- ciente experiencia para el desarrollo de la actividad en un medio siempre aisla- do, hostil y en muchas ocasiones húme- do. Esta ‘aventura deportiva’ está condi- cionada por la topografía del cauce, cau- dal, temperatura y calidad de las aguas. La topografía determina la calidad de los descensos, constituidos por una suce- sión de paisajes rocosos, estrechos, con cascadas de agua y remansos profun- dos. Puede llegar a desarrollarse en pro- fundas gargantas (en algunas ocasiones entre paredes de más de 300 metros), con un recorrido de varios kilómetros de longitud y sobre un terreno calcáreo, gra- nítico o de conglomerado difícilmente penetrable desde el exterior. Las estadísticas publicadas sobre la siniestrabilidad en el descenso de barran- cos descubren que el número de acci- dentes crece anual y progresivamente desde la segunda mitad de los años ochenta. También recogen que la inex- periencia es la causa más frecuente de los accidentes en este medio: la falta de preparación física, el desconocimiento del medio, los desconocimientos técni- cos para salvar las cascadas, las corrien- tes, los toboganes naturales, los sifones estrechos, etc. y los escasos conoci- mientos para la evaluación de los pará- metros meteorológicos. El objetivo de éste artículo es dar a conocer las lesiones más frecuentes encontradas entre los accidentados, así como su prevención. Traumatismos. La dificultad del terreno, con un suelo inestable y res- baladizo, provoca que los traumatismos sean frecuentes. Los resbalones, las caí- das, la falta de impulso para los saltos, la imprecisión de los mismos o la recep- ción en una poza inexplorada y ocupa- da por piedras, ramas o troncos contri- buyen a este tipo de lesiones. La caída durante el rápel o la rotura de anclajes, aunque en menor proporción, también contribuyen a este tipo de lesiones. Se ha observado una tendencia a quitar el neopreno del accidentado para dejar al descubierto la zona lesionada. La mínima movilización de una fractu- ra, luxación o esguince provoca dolor. El neopreno, en la mayoría de las oca- siones con un espesor mínimo de 3 mm, que aumenta hasta 6-8 mm en la zona de los tobillos por la suma del espesor del neopreno del peto y de los escarpi- nes, favorece una buena inmovilización. Si pudiera añadirse una férula mejor, pero es absurdo desvestir al lesionado del neopreno para aplicarle una férula. Politraumatismos. En ocasiones, un traumatismo inicial provocado por una caída o resbalón puede complicar- se por el caudal del agua. La fuerza del agua puede causar golpes violentos al arrastrar e impactar a la víctima sobre las rocas y los accidentes del terreno. Afortunadamente, estos traumatismos pueden quedar amortiguados por el espesor del neopreno, causando exclu- sivamente heridas, hematomas o lesio- nes musculares, pero en otras ocasio- nes pueden complicarse con múltiples fracturas y la muerte. Traumatismos craneoencefálicos. No es extraño que la cabeza se golpee en una caída, resbalón o arrastre por el caudal de agua, pudiendo producirse un grave traumatismo craneoencefálico. Igualmente sucede con la caída de pie- dras desde las paredes el interior del barranco, bien por desprendimientos naturales, bien provocadas por anima- les o por barranquistas que están hacien- do la aproximación. El casco es funda- mental para prevenirlos. Agotamiento. Clásicamente se ha dicho que los cuatro peligros de la mon- taña son los cuatro ‘hipos’: hipoxia (fal- ta de oxígeno), hipoglucemia (falta de azúcar), hipotermia (falta de calor) e hipo- hidratación (falta de agua). En la activi- dad de descenso de barrancos, salvo la hipoxia (si exceptuamos los barrancos situados por encima de los 2.500 - 3.000 metros), los otros tres ‘hipos’ están pre- sentes. La hipoglucemia y la hipohidra- tación son los responsables del agota- miento. A su vez, como posteriormente comentaremos, el agotamiento también favorece la aparición de hipotermia. El esfuerzo físico intenso o prolon- gado con un entrenamiento insuficien- te son las causas más frecuentes del agotamiento. Su aparición viene favore- cida por el frío, el miedo, la alimentación deficiente (hipoglucemia) y la deshidra- tación (hipohidratación), habitualmente favorecida por una excesiva sudoración ante un esfuerzo no acostumbrado. Ahogamiento. Los problemas que causan los caudales de agua y el ago- tamiento son los responsables de los accidentes por ahogamiento, en algu- nas ocasiones favorecidos por el uso de material inadecuado, como la utilización de mochilas sin salida de agua. En otras ocasiones el ahogamiento es secunda- rio y consecutivo a un resbalón, caída o arrastre por una corriente de agua. La víctima sufre inicialmente un traumatis- mo con pérdida de consciencia y pos- teriormente ahogamiento. También se han dado ahogamientos en una casca- da de agua cuya causa ha sido el blo- queo con un "nudo de alondra" de un descensor tipo ‘ocho’. Hipotermia. La hipotermia es un problema que acompaña con frecuen- cia a los accidentes que se producen durante la práctica de los diferentes deportes de montaña. El poder de enfria- miento del agua es 25 veces superior a cuando se está fuera de ella. El poder de enfriamiento del agua fría sobre una persona desnuda es tal, que la hipoter- mia se produce sistemáticamente en pocos minutos. La protección de los tra- jes de neopreno debe servir para con- servar la temperatura corporal. Sin embar- go, las partes del cuerpo que se dejan fuera de la protección del neopreno favo- recen la aparición de una hipotermia. Por ello, para su prevención es muy impor- tante llevar siempre en aguas frías unos guantes, escarpines y un traje de neo- preno sin roturas ni desgarros. La cabe- za es una fuente muy importante de pér- dida de calor y en aguas frías debe estar cubierta con la capucha del traje, espe- cialmente si el barranquista ha queda- do inmovilizado por un accidente Mordeduras de serpientes. En los barrancos españoles la víbora aspid (Vípe- ra aspis) es la más frecuente, y algunos albergan en su interior gran cantidad de ellas como los barrancos secos de la Sie- rra de Guara (Huesca), sin olvidar que también está presente en muchas de las marchas de aproximación. Hemos vistos en muchas ocasiones a barranquistas y guías de barrancos, fundamentalmente franceses, que llevan en su botiquín suero antiofídico. Esto lle- va a una pregunta que debe quedar muy clara: ¿Debe aplicarse suero antiofídico fuera del hospital?. LA RESPUESTA ES NO. Su administración se restringe exclusi- vamente al medio hospitalario y bajo estrecha vigilancia médica, por los ries- gos que conlleva de aparición de reac- ciones alérgicas graves que pueden lle- var a la muerte. Cardiopatía isquémica. Angina de pecho e infarto agudo de miocardio. Estas crisis cardiacas están relacionadas con el esfuerzo físico, el agotamiento y con los ambientes fríos. Se caracterizan por la aparición de un dolor en la región cen- tral del tórax, con sensación de peso u opresión y llega a irradiarse hacia la man- díbula, cuello, espalda y brazos, en espe- cial el izquierdo. Puede acompañarse de sudoración fría y profusa, palidez de piel, náuseas y vómitos. Su complicación más grave es la muerte súbita por parada car- diaca. Se previene evitando que practi- quen esta actividad aquellas personas con estos antecedentes en su historial clínico. Hemos visto paradas cardiorrespira- torias provocadas por el agua muy fría. Esta parada cardiorrespiratoria se debe a un mecanismo reflejo vagal que para la actividad del corazón y puede produ- cirse en aquellos deportistas que se intro- ducen en agua fría sin neopreno o la suficiente protección del mismo. Es típi- ca de aquellas víctimas que tras un esfuerzo importante en la aproximación, se introducen en el agua para refrescar- se (¡cuidado en los barrancos altos del Pirineo!) antes de ponerse el neopreno. O al revés, tras un descenso exigen- te se quitan el neopreno y se bañan para quitarse el calor. A este paro cardiaco popularmente se le conoce como ‘cor- te de digestión’. julio 2004 CampoBase 79 SALUD Y MONTAÑA El descenso deportivo de barrancos es una actividad que se desarrolla en un medio salvaje pero de apariencia acogedora. El progresivo desarrollo de esta actividad montañera, que cada año atrae nuevos practicantes, no deja de estar exenta de un elevado riesgo de accidentes. POR Manuel Luis Avellanas Nunca descender un barranco donde el esfuerzo físico pueda superar nuestra preparación Asesorarse antes de elegir un barranco sobre su exigencia Informarse siempre previamente del caudal de agua Consultar siempre los partes meteorológicos, especialmente cuando en el barranco seleccio- nado pueden darse fuertes ave- nidas de agua tras las tormentas Prevenir los traumatismos crane- oencefálicos: usar el casco No saltar nunca a una poza de agua, aunque sea conocida, sin que se explore antes el fondo Evitar el agotamiento y la deshi- dratación durante la actividad Prevenir la hipotermia mediante la integridad del traje de neo- preno y la utilización de guantes y escarpines Utilizar la capucha de neopreno en aguas frías, especialmente cuando se está inmovilizado por dificultades técnicas o accidente No bañarse nunca sin neopreno en aguas frías Evitar accidentes 78 CampoBase julio 2004 Medicina Trampas en los barrancos Nudos habituales 1. RÁPIDO. Es como el rápel clásico, pero el mosquetón de seguridad evita el ‘nudo de alondra’. 2. CLÁSICO. Podría saltar y transformarse en un ‘nudo de alondra’ y el barranquista podría quedarse bloqueado en una situación crítica 3. ALTERNATIVA AL CLÁSICO. Al pasar la cuerda por detrás del ‘ocho’ evitamos el ‘nudo de alondra’ EL NÚMERO DE ACCIDENTES CRECE ANUAL Y PROGRESIVAMENTE DESDE LA SEGUNDA MITAD DE LOS AÑOS OCHENTA Dr. Manuel Luis Avellanas Nacido y residente en Huesca, desde el comienzo de su carrera ha compagina- do diversos cargos en el hospital San Jorge de la capi- tal oscense (donde es coor- dinador de la unidad de transplantes) con la investi- gación pionera en medicina de montaña. Así, ha sido coordinador del Servicio Aragonés de Medicina de Urgencia en Montaña (SAMUM), presidente de la Sociedad Española de Medicina y Auxilio en Montaña, director de los Cursos Universitarios de Especialización en Medicina y Urgencia en Montaña de la Universidad de Zaragoza, y asesor de socorro en monta- ña de la Federación Aragonesa de Montañismo. Sin embargo, su experiencia más valiosa la ha adquirido sobre el terreno: como médi- co de expedición en el K2 y en el Nanga Parbat, entre otras muchas CONSULTA al experto Envía tus consultas a: [email protected] 2 1 3

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La práctica del barranquismo, enalgunas ocasiones envuelta enuna aureola de búsqueda de

nuevas sensaciones, hace que ciertonúmero de practicantes no tenga la sufi-ciente experiencia para el desarrollo dela actividad en un medio siempre aisla-do, hostil y en muchas ocasiones húme-do.

Esta ‘aventura deportiva’ está condi-cionada por la topografía del cauce, cau-dal, temperatura y calidad de las aguas.La topografía determina la calidad de losdescensos, constituidos por una suce-sión de paisajes rocosos, estrechos, concascadas de agua y remansos profun-dos. Puede llegar a desarrollarse en pro-fundas gargantas (en algunas ocasionesentre paredes de más de 300 metros),con un recorrido de varios kilómetros delongitud y sobre un terreno calcáreo, gra-nítico o de conglomerado difícilmentepenetrable desde el exterior.

Las estadísticas publicadas sobre lasiniestrabilidad en el descenso de barran-cos descubren que el número de acci-dentes crece anual y progresivamentedesde la segunda mitad de los añosochenta. También recogen que la inex-periencia es la causa más frecuente delos accidentes en este medio: la falta depreparación física, el desconocimientodel medio, los desconocimientos técni-cos para salvar las cascadas, las corrien-tes, los toboganes naturales, los sifonesestrechos, etc. y los escasos conoci-mientos para la evaluación de los pará-metros meteorológicos.

El objetivo de éste artículo es dar aconocer las lesiones más frecuentesencontradas entre los accidentados, así

como su prevención. • Traumatismos. La dificultad del

terreno, con un suelo inestable y res-baladizo, provoca que los traumatismossean frecuentes. Los resbalones, las caí-das, la falta de impulso para los saltos,la imprecisión de los mismos o la recep-ción en una poza inexplorada y ocupa-da por piedras, ramas o troncos contri-buyen a este tipo de lesiones. La caídadurante el rápel o la rotura de anclajes,aunque en menor proporción, tambiéncontribuyen a este tipo de lesiones.

Se ha observado una tendencia aquitar el neopreno del accidentado paradejar al descubierto la zona lesionada.La mínima movilización de una fractu-ra, luxación o esguince provoca dolor.El neopreno, en la mayoría de las oca-siones con un espesor mínimo de 3 mm,que aumenta hasta 6-8 mm en la zonade los tobillos por la suma del espesordel neopreno del peto y de los escarpi-nes, favorece una buena inmovilización.Si pudiera añadirse una férula mejor,pero es absurdo desvestir al lesionadodel neopreno para aplicarle una férula.

• Politraumatismos. En ocasiones,un traumatismo inicial provocado poruna caída o resbalón puede complicar-se por el caudal del agua. La fuerza delagua puede causar golpes violentos alarrastrar e impactar a la víctima sobrelas rocas y los accidentes del terreno.Afortunadamente, estos traumatismospueden quedar amortiguados por elespesor del neopreno, causando exclu-sivamente heridas, hematomas o lesio-nes musculares, pero en otras ocasio-nes pueden complicarse con múltiplesfracturas y la muerte.

• Traumatismos craneoencefálicos.No es extraño que la cabeza se golpeeen una caída, resbalón o arrastre por elcaudal de agua, pudiendo producirse ungrave traumatismo craneoencefálico.Igualmente sucede con la caída de pie-dras desde las paredes el interior delbarranco, bien por desprendimientosnaturales, bien provocadas por anima-les o por barranquistas que están hacien-do la aproximación. El casco es funda-mental para prevenirlos.

• Agotamiento. Clásicamente se hadicho que los cuatro peligros de la mon-taña son los cuatro ‘hipos’: hipoxia (fal-ta de oxígeno), hipoglucemia (falta deazúcar), hipotermia (falta de calor) e hipo-hidratación (falta de agua). En la activi-dad de descenso de barrancos, salvo lahipoxia (si exceptuamos los barrancossituados por encima de los 2.500 - 3.000metros), los otros tres ‘hipos’ están pre-sentes. La hipoglucemia y la hipohidra-tación son los responsables del agota-miento. A su vez, como posteriormentecomentaremos, el agotamiento tambiénfavorece la aparición de hipotermia.

El esfuerzo físico intenso o prolon-gado con un entrenamiento insuficien-te son las causas más frecuentes delagotamiento. Su aparición viene favore-cida por el frío, el miedo, la alimentacióndeficiente (hipoglucemia) y la deshidra-tación (hipohidratación), habitualmentefavorecida por una excesiva sudoraciónante un esfuerzo no acostumbrado.

• Ahogamiento. Los problemas quecausan los caudales de agua y el ago-tamiento son los responsables de losaccidentes por ahogamiento, en algu-nas ocasiones favorecidos por el uso dematerial inadecuado, como la utilizaciónde mochilas sin salida de agua. En otrasocasiones el ahogamiento es secunda-rio y consecutivo a un resbalón, caída oarrastre por una corriente de agua. Lavíctima sufre inicialmente un traumatis-

mo con pérdida de consciencia y pos-teriormente ahogamiento. También sehan dado ahogamientos en una casca-da de agua cuya causa ha sido el blo-queo con un "nudo de alondra" de undescensor tipo ‘ocho’.

• Hipotermia. La hipotermia es unproblema que acompaña con frecuen-cia a los accidentes que se producendurante la práctica de los diferentesdeportes de montaña. El poder de enfria-

miento del agua es 25 veces superiora cuando se está fuera de ella. El poderde enfriamiento del agua fría sobre unapersona desnuda es tal, que la hipoter-mia se produce sistemáticamente enpocos minutos. La protección de los tra-jes de neopreno debe servir para con-servar la temperatura corporal. Sin embar-go, las partes del cuerpo que se dejanfuera de la protección del neopreno favo-recen la aparición de una hipotermia. Porello, para su prevención es muy impor-tante llevar siempre en aguas frías unosguantes, escarpines y un traje de neo-preno sin roturas ni desgarros. La cabe-za es una fuente muy importante de pér-dida de calor y en aguas frías debe estarcubierta con la capucha del traje, espe-cialmente si el barranquista ha queda-do inmovilizado por un accidente

• Mordeduras de serpientes. En losbarrancos españoles la víbora aspid (Vípe-ra aspis) es la más frecuente, y algunosalbergan en su interior gran cantidad deellas como los barrancos secos de la Sie-rra de Guara (Huesca), sin olvidar quetambién está presente en muchas de lasmarchas de aproximación.

Hemos vistos en muchas ocasionesa barranquistas y guías de barrancos,fundamentalmente franceses, que llevanen su botiquín suero antiofídico. Esto lle-va a una pregunta que debe quedar muyclara: ¿Debe aplicarse suero antiofídicofuera del hospital?. LA RESPUESTA ES NO.Su administración se restringe exclusi-vamente al medio hospitalario y bajoestrecha vigilancia médica, por los ries-gos que conlleva de aparición de reac-ciones alérgicas graves que pueden lle-var a la muerte.

• Cardiopatía isquémica. Angina depecho e infarto agudo de miocardio. Estascrisis cardiacas están relacionadas conel esfuerzo físico, el agotamiento y conlos ambientes fríos. Se caracterizan porla aparición de un dolor en la región cen-tral del tórax, con sensación de peso uopresión y llega a irradiarse hacia la man-díbula, cuello, espalda y brazos, en espe-cial el izquierdo. Puede acompañarse desudoración fría y profusa, palidez de piel,náuseas y vómitos. Su complicación másgrave es la muerte súbita por parada car-diaca. Se previene evitando que practi-quen esta actividad aquellas personascon estos antecedentes en su historialclínico.

Hemos visto paradas cardiorrespira-torias provocadas por el agua muy fría.Esta parada cardiorrespiratoria se debea un mecanismo reflejo vagal que parala actividad del corazón y puede produ-cirse en aquellos deportistas que se intro-ducen en agua fría sin neopreno o lasuficiente protección del mismo. Es típi-ca de aquellas víctimas que tras unesfuerzo importante en la aproximación,se introducen en el agua para refrescar-se (¡cuidado en los barrancos altos delPirineo!) antes de ponerse el neopreno.

O al revés, tras un descenso exigen-te se quitan el neopreno y se bañan paraquitarse el calor. A este paro cardiacopopularmente se le conoce como ‘cor-te de digestión’.

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SALUD Y MONTAÑA

El descenso deportivo de barrancos es unaactividad que se desarrolla en un mediosalvaje pero de apariencia acogedora.El progresivo desarrollo de esta actividad

montañera, que cada año atrae nuevos

practicantes, no deja de estar exenta de un

elevado riesgo de accidentes.

POR Manuel Luis Avellanas

• Nunca descender un barrancodonde el esfuerzo físico puedasuperar nuestra preparación

• Asesorarse antes de elegir unbarranco sobre su exigencia

• Informarse siempre previamentedel caudal de agua

• Consultar siempre los partesmeteorológicos, especialmentecuando en el barranco seleccio-nado pueden darse fuertes ave-nidas de agua tras las tormentas

• Prevenir los traumatismos crane-oencefálicos: usar el casco

• No saltar nunca a una poza deagua, aunque sea conocida, sinque se explore antes el fondo

• Evitar el agotamiento y la deshi-dratación durante la actividad

• Prevenir la hipotermia mediantela integridad del traje de neo-preno y la utilización de guantesy escarpines

• Utilizar la capucha de neoprenoen aguas frías, especialmentecuando se está inmovilizado pordificultades técnicas o accidente

• No bañarse nunca sin neoprenoen aguas frías

Evitaraccidentes

78 CampoBase julio 2004

Medicina

Trampas en los barrancos

Nudoshabituales

1. RÁPIDO. Es como el rápel clásico,pero el mosquetón de seguridadevita el ‘nudo de alondra’.

2. CLÁSICO. Podría saltar ytransformarse en un ‘nudo de alondra’ y el barranquistapodría quedarse bloqueado en unasituación crítica

3. ALTERNATIVA AL CLÁSICO. Alpasar la cuerda por detrás del‘ocho’ evitamos el ‘nudo de alondra’

EL NÚMERO DE ACCIDENTES CRECE ANUALY PROGRESIVAMENTE DESDE LA SEGUNDAMITAD DE LOS AÑOS OCHENTA

Dr. Manuel LuisAvellanas

• Nacido y residente enHuesca, desde el comienzode su carrera ha compagina-do diversos cargos en elhospital San Jorge de la capi-tal oscense (donde es coor-dinador de la unidad detransplantes) con la investi-gación pionera en medicinade montaña. Así, ha sidocoordinador del ServicioAragonés de Medicina deUrgencia en Montaña(SAMUM), presidente de laSociedad Española deMedicina y Auxilio enMontaña, director de losCursos Universitarios deEspecialización en Medicinay Urgencia en Montaña de laUniversidad de Zaragoza, yasesor de socorro en monta-ña de la FederaciónAragonesa de Montañismo.Sin embargo, su experienciamás valiosa la ha adquiridosobre el terreno: como médi-co de expedición en el K2 yen el Nanga Parbat, entreotras muchas

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