Transandalus 1º

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TRANSANDALUS Puerto de Santa María – Jimena de la Frontera El domingo 27 de enero, “meto” la bicicleta en el autobús de línea que lleva al Puerto de Santa María pasando por “tooodoooos” y cada uno de los pueblos. Nadie, en la compañía de autobuses, me da la seguridad de que admitirán la bicicleta en el autobús (dependía del conductor). Una vez en la estación, el chófer me pone muy mala cara pero le consigo convencer. Llego al Puerto de Santa María. El conductor me deja en las afueras del Puerto de Santa María, de noche y lloviendo. Me toca paseo cargado hasta el Hostal. Cuando llego al centro de El Puerto de Santa María me encuentro al autobús parado donde, por lo visto, está la segunda parada. El cabrón del conductor me mira con desprecio. Se ha vengado de tener que llevar al bicicleta en la bodega del autobús. En el hostal preparo la bici e improviso el porta road-book que llevaré todo el camino.

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TRANSANDALUS

Puerto de Santa María – Jimena de la Frontera

El domingo 27 de enero, “meto” la bicicleta en el autobús de línea que lleva al Puerto de Santa María pasando por “tooodoooos” y cada uno de los pueblos. Nadie, en la compañía de autobuses, me da la seguridad de que admitirán la bicicleta en el autobús (dependía del conductor). Una vez en la estación, el chófer me pone muy mala cara pero le consigo convencer. Llego al Puerto de Santa María. El conductor me deja en las afueras del

Puerto de Santa María, de noche y lloviendo. Me toca paseo cargado hasta el Hostal. Cuando llego al centro de El Puerto de Santa María me encuentro al autobús parado donde, por lo visto, está la segunda parada. El cabrón del conductor me mira con desprecio. Se ha vengado de tener que llevar al bicicleta en la bodega del autobús. En el hostal preparo la bici e improviso el porta road-book que llevaré todo el camino.

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Lunes 28 de enero de 2013

Me levanto al alba. Empieza la ruta. Me cuesta un poco encontrar el inicio. Una vez que me aclaro empiezo a rodar por un carril-bici y a los pocos kilómetros estoy en un parque natural “Los Toruños” Una auténtica maravilla. (véanse las fotos). 12 kilómetros después estoy en Puerto Real y a los 40 Km. estoy en Chiclana. Parada, café y tostada . El road-book está muy claro y todo va “cojonuo”.

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Salir de Chiclana me cuesta un poco más. El Road-book no está tan claro como antes, pero casi sin problemas llego a Novo Santi Petri. Urbanizaciones de lujo con campos de golf. Allí me pierdo durante muuuchooos kilómetros. Pregunto a la gente de la zona y nadie entiende nada de lo que pone el documento . Tiene puntos de referencia inexistentes, nadie se aclara, así que acabo por intentar llegar a Roche por mi cuenta y descubro con asombro que si hubiera girado nada más llegar a Novo Santi Petri no hubiera tenido pérdida alguna. Por fin, después de hacer unos 20 Km. de más llego a Torre del Puerto. Paro a comer en la cantina del Puerto Pesquero, llevándome la sorpresa de que no tienen nada de pescado (ni enlatado) y que cuando les pido un bocadillo para llevar me tiran un cacho papel aluminio para que me lo envuelva yo mismo. Parece ser que les molestaba mucho que fuera su cliente. Por fin llego a Roche. El paisaje ya es de pino piñonero y playa.

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Llego sobre las cuatro de la tarde a Conil de la Frontera. Precioso pueblo turístico. Sigo el camino (que ahora sí que está bien indicado) y después de cruzar un puente sobre un río, andar por un camino cerca de la playa (llena de trampas de arena) rodeado de vacas. Cruzar por la playa un torrente (menos mal que la marea estaba baja) te meten por la una zona de interior y subes por una zona divertidísima de bosque de pino piñonero con suelo de arena. Una gozada donde rodar es un reto. llegué, por fin, a Barbate. (80 Km.) Busco y encuentro un cutre hostal (no había ni agua caliente) ceno y a dormir (en el saco).

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Aunque me pongo despertador, me quedo dormido. Me pongo en marcha un poco tarde y salgo de Barbate. La rueda de detrás me pierde aire y durante casi toda la jornada, cada poco, tengo que parar a inflarla. Me meten por un camino con un letrero que pone “Prohibido pasar, espacio militar, peligro”. Aun así el road-book fija claramente que hay que pasar por allí. El camino, paralelo a la playa, está imposible. Además de un helicóptero militar haciendo todo tipo de maniobras aéreas y tirando muchas bengalas al mar (espectáculo muy colorido y sonoro). Mucho militar usando extraños aparatos que me miran pasar sin decirme nada. Tiene trampas de arena, charcos de barro y lodazales varios, torrentes que llevan bastante agua. Cada kilómetro es un calvario, así que al final, aprovechando que la marea está baja, ruedo por la playa. Por fin puedo hacer unos cuantos kilómetros del tirón y llego a Zahara de los Atunes.

Martes 29 de enero de 2013

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Salgo de Zahara de los Atunes, más barro, mucha más arena… Al final llego a una carretera que me lleva a una preciosa urbanización, a un precioso faro y, por un camino lateral, a la última playa virgen de Cádiz. Todo es precioso pero… Se me rompe el cambio. Tengo que parar y arreglarlo como puedo. A partir de aquí la cadena se me sale siempre que no esté perfectamente engrasada. Se ve que el coctel de barro y arena, arena y barro… no es lo ideal para la transmisión. Consigo llegar a una carretera (la de Bolonia) y subo el puerto de Bolonia. La cadena me aguanta y la rueda deja de perder aire. Además me como un plato de espaguetis maravillosos, acompañado de varios tubos de cerveza. Todo empieza a ser bonito de nuevo.

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Bajo el puerto de Bolonia y me meten en un barrizal brutal. Avanzo como puedo con la bici al hombro. Cada metro es una lucha. El barro, en ocasiones me llega a la rodilla. Por fin llego a una carretera y después por una pista que me lleva a Tarifa. Salgo del pueblo pero el road-book, o no lo sé interpretar o está mal. Siguiendo las indicaciones de una paisano que me encuentro por allí salgo a la carretera. Subo un puerto larguísimo y llego, extenuado al mirador del estrecho. Me encuentro a un par de ciclistas y me dicen que Algeciras está a 8 Km. Y, además, ¡casi todos de bajada!. Si me doy prisa puedo llegar antes de que anochezca. Me lanzo por la carretera y llego a Algeciras. Esta vez me meto en un hotel de cuatro estrellas. Necesito reponer. Cuando entro en la recepción del hotel, lleno de barro hasta las trancas y, me imagino, con un olor “penetrante” el recepcionista no puede evitar poner cara de sorpresa. Baño relajante, cena y dormir como los señores.

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Desayuno en el buffet del hotel, salgo de Algeciras, llego a El Barrio y desde allí la ruta marcada es un jeroglífico. Me paro en un bar y seis parroquianos se agrupan a mi alrededor para intentar enterarse. Imposible. Me mandan para la estación de El Barrio y yo, obediente voy hacia allí. Cuando estoy cerca me pasan dos ciclistas, les pregunto que cómo se va al Castillo del Castillar y me dices que les siga. Ellos van hacia allí. Después de hacer algo de carretera llegamos a una finca con un letrero que dice “prohibido el paso”, saltamos la valla y continuamos por un carril precioso y llano que bordea un canal de agua. Vamos rápido y no puedo hacer ninguna fotografía. Al final nuestros caminos se dividen. Saludos, fotos y despedidas de rigor. Comienzo la subida hacia el Castillo del Castillar. El castillo es una maravilla y, en una ventana veo un búho nival. Sorpresas te da la vida… Paro a comer en una venta con aspecto medieval. la cocinera y encargada parece también bastante medieval. La higiene dejaba algo que desear, pero era el único sitio abierto.

Miércoles 30 de enero de 2013

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Los colegas que me ayudaron, Antonio y Pedro (“El Canijo”, según él “El Definido”). Parte final del sendero del canal y búho en la ventana.

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Salgo del Castillo y bajo por un camino destrozado, con cárcavas enormes que me obligan a bajarme de la bici y llego a un valle hermoso. Cruzo la vía del tren y me pongo a rodar por un camino paralelo a la vía. Empieza el vía crucis. Barro cada poco, charcos en los que te metías hasta la rodilla, terrenos arados y, cómo no, embarrados, que hay que cruzar con la bici a cuestas. No puedo más y salto la valla que me separo de la vía del tren. Más barro y piedras. Hacer diez kilómetros me cuesta horas. La cadena se me sale cada poco. Durante horas no veo a nadie. Por fin me encuentro a un lugareño, le pregunto el camino y se asusta cuando le digo por donde he ido. Me dice que el camino continúa mucho más embarrado y que él considera que es imposible que pueda pasar. Me aconseja que valla por carretera, pero para llegar hasta ella tengo que cruzar el río Hoz Garganta. Él también lo cruzará y me enseñará como se hace. El río viene bastante fuerte, así que hay que poner los pies perpendicular a la corriente y cruzarlo por una tira de hormigón que casi no se ve. Cuando estoy en medio del río siento que la corriente me arrastra pero consigo mantener el equilibrio y paso a a otra orilla. Sigo por carretera pero la cadena sigue dándome problemas y veo la estación de tren de Jimena de la Frontera. Estoy pelín cansado. Tengo trabajo pendiente en casa. Compruebo que hay un tren que llega a Ronda. La tentación es demasiado fuerte. Saco billete y termino la ruta. Llego a casa, recibo el cariño de los míos , ducha, cena y MI CAMA.

PD: La ruta que me queda, desde Jimena de la Frontera lo haré próximamente. Es posible que acompañado por algún/os colegas..

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Mucho barro, tanto en los caminos como en los campos arados que había que atravesar

El río que tuve que atravesar, en la foto parece menos caudaloso que lo que me pareció a mí cuando estuve en medio de él.

La bicicleta, ya limpia en la estación del tren de Jimera de la Frontera. En total había recorrido unos 300 Km. En 3 días