Un 30 de Febrero

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Esta obra fue estrenada en 28 de junio de 1963, en el teatro de la Comedia de Madrid, con el siguiente REPARTO (Por orden de aparición) VIOLETA.......................Asunción Sancho TURPHY.........................Rolando Barral MARTINA.......................Florinda Chico AMARANTA...................Encarnita Paso GUSTAVITO...................Jesús Molina JUAN................................Francisco Valladares DON ACACIO..................Francisco Pierra LORENZO........................Ricardo Canales JOSEFINA........................Ana del Arco EL LUGAR: Tal vez será mas fácil encontrarlo en la intima geografía de nuestra capital. No es ni siquiera un barrio. Es apenas una manzana de casas a la derecha y otro grupo de casas a la izquierda. Casas modernas, áspera y monotamente modernas. En verano todas las ventanas están abiertas. La calle es pequeña, estrecha y pueden oírse con facilidad las conversaciones. Un opulento personaje bautizo a este trocito de mundo con un nombre muy especial: “El infierno”. “El infierno” esta habitado en su ochenta por ciento por gentes al margen de la ley. O lo que es más correcto, al margen de la sociedad. O lo que precisa más, al margen de nuestra sociedad. VIOLETA.- No me la he inventado. Y si se empeñan puedo presentársela. Es verdad de arriba abajo. Turbia, rabiosa, dolorida, en el fondo un poco ingenua. En el fondo, una señorita de provincias. LAS PROVINCIAS.- Lamento comunicar a ustedes que la emigración española a otras naciones es mucho menos dramática que la emigración de las provincias hacia la

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Esta obra fue estrenada en 28 de junio de 1963, en el teatro de la Comedia de Madrid, con el siguiente

REPARTO

(Por orden de aparición)

VIOLETA.......................Asunción SanchoTURPHY.........................Rolando BarralMARTINA.......................Florinda ChicoAMARANTA...................Encarnita PasoGUSTAVITO...................Jesús MolinaJUAN................................Francisco ValladaresDON ACACIO..................Francisco PierraLORENZO........................Ricardo CanalesJOSEFINA........................Ana del Arco

EL LUGAR: Tal vez será mas fácil encontrarlo en la intima geografía de nuestra capital. No es ni siquiera un barrio. Es apenas una manzana de casas a la derecha y otro grupo de casas a la izquierda. Casas modernas, áspera y monotamente modernas. En verano todas las ventanas están abiertas. La calle es pequeña, estrecha y pueden oírse con facilidad las conversaciones. Un opulento personaje bautizo a este trocito de mundo con un nombre muy especial: “El infierno”. “El infierno” esta habitado en su ochenta por ciento por gentes al margen de la ley. O lo que es más correcto, al margen de la sociedad. O lo que precisa más, al margen de nuestra sociedad.

VIOLETA.- No me la he inventado. Y si se empeñan puedo presentársela. Es verdad de arriba abajo. Turbia, rabiosa, dolorida, en el fondo un poco ingenua. En el fondo, una señorita de provincias.

LAS PROVINCIAS.- Lamento comunicar a ustedes que la emigración española a otras naciones es mucho menos dramática que la emigración de las provincias hacia la capital. Este es un tremendo problema. A veces vienen en busca de trabajo obreros y campesinos. Otras veces, esto es lo más triste, gente de la clase media con su carga de represiones, de moral torcida y de sonambulismo. Es tragicómico verles ceder de sus creencias, de sus principios, en busca del dinero y la comodidad. Y ceder sin creer que ceden. Son el exponente de una sociedad que se tambalea.

Tampoco he inventado a Amaranta, ni a Martina, ni a Don Acacio. Todos jugaron su papel en aquel “infierno” tragicómico, un poco Chejoviano, un poco resignado. Ni siquiera invente a Orfeo.

ORFEO.- El triste destino de Orfeo, una vez que saca a su amada del infierno, es encontrar un sitio donde vivir. Porque la única solución de Orfeo es permanecer en el infierno junto a su amor. He aquí un Orfeo, increíblemente bueno, sano, limpio de corazón. Increíble? Pues si lo creen increíble va mi desgarrada palabra de honor de que existe.

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NO SE HABLA muy académicamente en ni obra. Es probable que se haga con dureza, con un poquito de desgarro y, a veces, llamando a pan, pan y al vino, vino. Por respeto a ustedes y a mi mismo no existen – creo – frases que puedan herir excesivamente los oídos, y conste que ya se que existen oídos muy enfermos.

ES POSIBLE que alguien, aquejado de una vanidad que a este pobre autor de comedias falta, diga que mi pieza es un folletín porque alguien da las gracias llorando. O una novelita rosa que trata el eterno tema de la redención de eso que se llama la “mujer mala”. O que se han recargado las tintas en los personajes de los padres. Conozco los esquemas de cuanto se puede decir. Cada vez estoy más en contacto con la vida y menos con los esquemas. Pero ya se, ya se que se pueden decir muchas cosas.

Tan simple de construcción y de desarrollo es mi pieza.; Tan natural que me gusta tal vez por eso, antes que me gusta por otras muchas cosas. Y en esas muchas cosas estan la rebeldía ante un mundo absurdo, ante unos usos y costumbres nauseabundos, ante mil y mil accidentes que oscurecen la limpia y eterna libertad de vivir.

ACTO PRIMERO

El salón de un apartamento. Si mal no recuerdo, este piso formaba parte de una extraña casa situada en la calle de Fundadores, o acaso en otra muy cercana al barrio de Ventas. El piso era de construcción moderna y estaba puesto con un lujo destartalado. Cuando yo lo conocí estaba habitado por un ser increíble. Tal vez un poco trivial –como diría Enrique Llovet- ; pero con un atractivo personal formidable. Se llamaba Pepa, pero se hacia llamar VIOLETA. Había alquilado el piso con muebles y luego lo había llenado de muñecos, que a ella le gustaban mucho. Había un oso de felpa y un payaso.... y un “bambi” grande. El salón – dejen que lo recuerde – era amplio. Tenia un ventanal con terracita al fondo, en chaflán, y desde la terraza, en

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donde estaban instalados los inevitables muebles de hierro esmaltados en blanco, yo podía contemplar la fachada de la casa cercana. Había una puerta de corredera, en el fondo, que se abría a un pasillo. La derecha nos llevaba al recibimiento de la casa. La izquierda, al resto de las habitaciones. A la derecha había una puerta que abría paso al dormitorio de VIOLETA. Recuerdo muy bien que dentro del salón había un sofá y una butaca. Y un mueblecito lleno de bebidas. Y un teléfono de mesa. Y algunas cosas más que iré recordando. Por ejemplo, periódicos infantiles. Una increíble cantidad de periódicos infantiles. “Dumbos”, “D D T”, “Pulgarcitos”. VIOLETA los leía insaciablemente. Y en este término quiero empezar mi historia. Un día de verano, por la noche. Creo que eran las once y media. Tal vez más. El balcón estaba abierto. Y se oía una radio. Recuerdo que tocaba “Beguin de Beguin”. De la calle llegaban las conversaciones de verano. Como humo, como espuma. Sin mucha densidad.

(VIOLETA abrió la puerta del dormitorio. Una bata la cubría apenas su desnudez. Tras VIOLETA apareció TURPHY. Era un hombre rubio, atlético, tremendo.

Despeinado, la camisa desabrochada, la chaqueta cogida por el cuello. Comenzaron a hablar).

VIOLETA.- Well, goodbye my dear. TURPHY.- Oh no, no! Darling. I am sorry. I am sorry. (La toma en los brazos) I am a man. You must know that. I am a man.VIOLETA.- You are a man, exantectly.TURPHY.- (Volviendo a abrazarla) – But you don’t know that. I am a man, you think “turphy is a poor boy”.VIOLETA.- No, Turphy. My little mouse, I love you.TURPHY.- My little mouse! Turphy Forrester is only, only a little mouse. NO! Like. (Le muestra el bíceps.) Dinamit. (Tensa los músculos) Dinamiiiiit!VIOLETA.- Oh yes, my darling. Dinamit! Terrorific, dinamit. (Intenta sacarlo de la habitación, pero el muy torpe se ha puesto a beber whisky a morro.) No, güisqui no. No more! Turphy, please.TURPHY.- (Golpeándose el pecho) Dinamit!VIOLETA.- Please... please....TURPHY.- (Golpeándose el puno) Dinamit!VIOLETA.- Please. (Turphy cae ne un sofá. Bebe más, con mirada vidriosa. VIOLETA ha ido al foro, ha abierto la puerta corredera y grita:) Martina! Martina! En donde te metes, Martina?

(MARTINA es una muchacha de servir. No es joven.)

MARTINA.- Me había echado, señorita.VIOLETA.- Anda, pues a ver si echas a este.MARTINA.-Pero le ha dejado coger la botella?VIOLETA.- Esta en plan legionario.

(MARTINA se acerca a TURPHY)

MARTINA.- Or, cir. How are you?TURPHY.- (Dándose en los bíceps) – Dinamit! That dinamit and that dinamit.MARTINA.- (A VIOLETA) – Pero que le pasa con la dinamita? VIOLETA.- Ha cogido esa perra. Todo el es dinamita, pero no estalla.

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MARTINA.- Ah... es un atleta!VIOLETA.- Si. En el peor sentido de la palabra. Ahora se ha empeñado en demostrarme que es un hombre. Dinamita! Ni un cohete de pueblo!MARTINA.- Mister Forrester. You must be caballerous. Miss Violeta Fernández have a terrible migraine. Mister Forrester, please. The time is money, Mister Forrester.TURPHY.- I well drink. A moment please. I pay. Yo pagar. Pagar.MARTINA.- This güisqui is very expensive.TURPHY.= Quinientos?MARTINA.- Mil pesetas for bottle.TURPHY.- Yes. Yo pagar.....

(Le da un billete. Suena el timbre de la puerta con insistencia.)

VIOLETA.- Abre. (Le recoge el billete. MARTINA desaparece.) Slowly....more slowly, Turphy. (El se golpea en el pecho.) Si, cielo. Dinamita ya lo se. Pero bebe despacio, que vas a coger una tea de campeonato. Que slowly, my darling. Yes.TURPHY.- I am sorry…. Violet.

(Penetra en bata EUGENIA, a quien todos llaman AMARANTA. Viene despavorida. Es joven y bonita.)

AMARANTA.- Pepa, por tu madre....VIOLETA.- Que te pasa?AMARANTA.- El señor de Segovia, que ha venido el señor de Segovia.VIOLETA.- Y que?AMARANTA.- Que tengo a Gustavito en el piso.VIOLETA.- Lo ves Eugenia? Si no se pueden tener señores a setenta y cinco kilómetros de Madrid. Los señores se tienen en el litoral.AMARANTA.- Échame una mano, por Dios. Lo esta entreteniendo el sereno.VIOLETA.- Martina, pasa aquí al chico. Tu, arréglate! (MARTINA sale corriendo) Los pitillos, que no haya dejado pitillos. Y mira bien que Gustavito se lo haya puesto todo. No vaya a pasar como con Javier, que se dejo la corbata y tuviste que regalársela al señor de Valladolid, para justificarte. Anda....Jesús..., estas blanca! Vamos, ten animo. Los hombres se enteran de todo, pero seis anos después.

(Un ruido)

AMARANTA.- El ascensor! ( Sale corriendo) Dale a Gustavito diez duros y un paquete de “Chéster”. Luego te lo doy yo.

(Sale disparada por el foro, cruzándose con MARTINA, que trae de la mano a GUSTAVITO, un chico con el pelo rizado, chaqueta de cuero negro y pantalón

estrecho.)VIOLETA.- Anda, niño, descansa un poco. (Le tira un paquete de “Chéster”.) De parte de Amaranta. Voy a vestirme. Martina, el vestido verde.MARTINA.- Lo tiene usted en el armario. (Sale VIOLETA por la derecha. A GUSTAVITO) Quieres un coñac?GUSTAVITO.- Más bien tila.MARTINA.- Anda, tomate un coñac.

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(Le ofrece una copa. TURPHY se vuelve al muchacho.)

TURPHY.- (Tocándose el brazo.) Dinamit, boy. Dinamit! Tha is dinamit!MARTINA.- Yes, mister Forrester. You are King Kong, mister Forrester. (A GUSTAVITO) Ha hecho el ridículo ahí dentro y nos vamos a tener que tragar que e s un coloso hasta pasado mañana.GUSTAVITO.- Y luego dicen que Tennesse Williams es un morboso.MARTINA.- Que Williams?GUSTAVITO.- Un compatriota de este, que ha inventado que se puede ser invertido, atormentado y persona decente al mismo tiempo.MARTINA.- (A TURPHY) El hermano, Mister Forrester. The brother of Miss Violeta Fernandez.TURPHY.- Oh! (Abraza a GUSTAVITO) Yo amar hermana.GUSTAVITO.- Gracias.TURPHY.- Tener mala suerte. Ir Corea. Balas zim....zim....Yo neurótico. A veces yo no poder.GUSTAVITO.- Y yo. Y mi tío. Y todos los hombres. Sin necesidad de ir a Corea.MARTINA.- Háblale despacio. Casi no entiende el español.GUSTAVITO.- Que le hable su padre, que tiene obligación. Estoy harto de salir corriendo. Que si viene el señor de Segovia, que si vienen otro señor de esta ciudad o de tal otra, que si viene..... Oye, porque vienen tantos tíos importantes?MARTINA.- Porque somos una nación muy moral. Y venir a ver a estas, aunque te parezca mentira, forma parte de la moral.GUSTAVITO.- No me lo parece, Martina. Es mentira. Y tú lo sabes.MARTINA.- Pero me lo callo, porque me conviene. Anda Gustavito que te llevas todos los días diez duros y un paquete de Chéster”. Con eso se puede corre.GUSTAVITO.- Vaya vida!MARTINA.- Pues si que la mía es para ponerla en un escaparate.GUSTAVITO.- A ti te dan propinas. Y estas acostumbrada desde joven.MARTINA.- Pero no se resigna una a ser del equipo titular y pasar al suplente porque se tienen cuarenta anos. (GUSTAVITO le tiende la copa.) Te ha gustado el coñac, eh? (Le sirve otra.) Anduve siempre detrás de quedarme de fija. Eso tiene un porvenir. Amiga fija de un hombre que este casado como Dios manda. Porque los que están casados como Dios manda, son los que tienen mejor a las amigas.GUSTAVITO.- Que paradojas!MARTINA.- Eso no lo puedes comprender, porque eres muy joven. Pero hay caballeros que cuanto mas respetan a la esposa, mejor tratan a la amiga. No hubo suerte. Se me cruzo un estudiante de Ciencias Políticas. Menudo rollo de niño! Siempre hablando de Europa, de la toma de conciencia y de la responsabilidad social. Pero era guapo para parar un tren. Ya no estoy en edad de fija. Hay que servir. (Mirando hacia la derecha) Si yo fuera ella, le decía que si a Don Acacio. Menudo Partido!GUSTAVITO.- Es futbolista?MARTINA.- Es un señor muy rico, muy cabal, muy justo.GUSTAVITO.- Y casado como Dios manda.MARTINA.- Eso. Pero yo creo que esta aspira a volver a Burgos.GUSTAVITO.- Es de Burgos?MARTINA.= Si. Hija de un oficial del Registro de la Propiedad. Tiene otra hermana. Y la madre! Menuda pandilla de beatas! “Los Tres Erre” los llaman en el Espolón.GUSTAVITO.- Y esta?

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MARTINA.- Esta aquí haciendo la carrera.GUSTAVITO.- Eso ya lo sabemos. Pero que le dice a los padres?MARTINA.- Haciendo la carrera de Filosofía. Y trabajando de secretaria con los americanos para costeársela.GUSTAVITO.- De que trabajo con los americanos, no hay duda. Se ha dormido!MARTINA.- Todos terminan cogiendo una botella y durmiéndose. Están hechos polvo. Uno no se civiliza impunemente. (Un ronquido de TURPHY.) Mira. El progreso. (Otro ronquido.) Nuestro tiempo.GUSTAVITO.- No dejo de preguntarme como reaccionarían estos si estuvieran como mi padre, tres anos comiendo lentejas durante la guerra.MARTINA.- A lo mejor se desmoralizaban.GUSTAVITO.- (Mirándole con interés.) – Es que hacer una guerra con proyectiles dirigidos puede ser interesante, pero hacerla oyendo: P’arriba Martínez, que hay que atacar!” eso es muy duro!MARTINA.- Ayúdame! Vamos a ponerle en el ascensor. (Bate las palmas en la terracita.) Manolo! Manolo! Para un taxi, que tengo un torrejonense. Si. Lleva domicilio. Súbeme el ascensor. Baja a coger a TURPHY. Lo dejas en su casa.GUSTAVITO.- No, rica. Los trabajos extra para los turistas.MARTINA.- Lo que pesa el whisky.GUSTAVITO.- Sobre todo dentro de un señor!

(Lo han cogido en brazos y salen por el foro. El teléfono suena con insistencia. VIOLETA sale por la derecha. Va vestida con elegancia. Toma el aparato con cierta

desgana.)

VIOLETA.- Si. Ah, soy yo! No Acisclo. Como siempre. Solita. Esperando que tú me llames. SE ha dormido ya la santa? Claro tu mujer. Vaya por Dios!..... Que le pasa? Rotura de columna vertebral. Y no será reuma? Mira que cuando el reuma dice “allá voy”....Bueno Acisclo. Yo, ya sabes, aquí solita. (Quita del sofá la chaqueta del norteamericano, que se la ha dejado MARTINA, la cual entra ahora por el foro.) Esperando que me llames. Atiéndela bien. Tu mujer en un altar. Claro luego se caen y se rompen la columna vertebral. Hasta luego.

(Cuelga.)

MARTINA.- (Tirando la chaqueta por la ventana.) Manolo, que se deja esto el americano. (A VIOLETA.) Si la señorita... (VIOLETA vacila.) Señorita... (VIOLETA cae al suelo.) Ay, Dios! Señorita! Señorita! Beba un poco de coñac! Ande! Contésteme! Señorita. (Deja a VIOLETA y corre desapareciendo por la derecha. La oímos gritar: Señorita Amaranta! Señorita Amaranta! Es urgente! ( Vuelve a salir. Corre al foro.) Manolo! El medico. Llama a algún medico! Y yo que se! El que venga mas pronto! No, no se han pegado dos negros! Se ha puesto mala la señorita. En cinco minutos? Anda! ( El timbre de la puerta.) Ay, Dios! ( Corre MARTINA para desaparecer por el foro. Entra en seguida. Tras ella, AMARANTA, con una bata y el pelo revuelto.) Ahí.....AMARANTA.- Madre de mi alma, esta chica. (Se arrodilla.) Cuidado que se lo tengo dicho. NO tomes tantas pastillas. Que te va a pasar algo. Pues nada. Una para dormir. Otra para despertarse.MARTINA.- Ahora parece que tiene más color.AMARANTA.- Has llamado al medico?

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MARTINA.- El sereno sabe de uno. Lo manda ahora mismo.AMARANTA.- Trae la jarra de agua. Y colonia! ( MARTINA le da la jarra y desaparece por la derecha.) Pepa! Vamos Pepa mujer! Pepa....Me oyes? Claro que me oyes. Si estas moviendo los labios. (Humedece la mano en el agua y moja el rostro de VIOLETA.) No, Pepa. Temblores no. Estate quieta. (Sale MARTINA con un frasco de colonia.) Gracias! Destápalo! (Se lo entrega.) Trae.MARTINA.- Pero que hace usted con la colonia?AMARANTA.- Dársela a beber. Veras como se despierta.MARTINA.- Oiga.....AMARANTA.- Si se reacciona enseguida. Y luego se esta una un día con el aliento oliendo a “Royal Ambre” que da gusto acercarse a una.MARTINA.- No le vaya a pasar algo.AMARANTA.- Que la va a pasar? Mi madre despertaba así a mi madre toda la vida cuando le daba el histérico. Anda, Pepa! Traga! Venga!MARTINA.- Tiene los dientes apretados.AMARANTA.- Dame un corcho.MARTINA.- (Mientras lo coge.) Perdone usted que la haya molestado.AMARANTA.- No, hija. Por mi, nada. El señor de Segovia es el que se ha quedado en una situación como para un chiste. Pepa, por Dios, no te pongas pesada, que tengo trabajo! Anda, cariñito. Bebe, así.

(VIOLETA ha bebido. El trago es infernal. VIOLETA se incorpora. Gime.)

VIOLETA.- Agua! Agua!

(AMARANTA le tiende la jarra.)

AMARANTA.- Que! Lo estas viendo Martina?VIOLETA.- (Tras beber, castañeteando los dientes.) – Dame un abrigo, Martina. Tráeme la “Centramina”.MARTINA.- Señorita....tanta pastilla...VIOLETA.- La “Centramina”! No ves que no puedo con mi alma y tengo que salir? ( MARTINA hace mutis por la derecha. VIOLETA esta en el sofá. Muy nerviosa. Aterida.) Nina. Yo no he pagado, a mi no me enseñes nada.AMARANTA.- (Cruzándose la bata) – Si es que me has cogido haciendo la nomina.VIOLETA.- Pues anda. Termina de cuadrar la suma y déjame en paz.AMARANTA.- Pepa, coges unos cabreos de pronto...VIOLETA.- Cojo lo que quiero! Martina... que me estoy muriendo de frío.

(MARTINA saca un visón.)

MARTINA.- Voy.... tenga. Así por los hombros.VIOLETA.- La “Centramina”.MARTINA.- Señorita....VIOLETA.- La “Centramina”...tengo que salir.AMARANTA.- Pero si hoy te has hecho ya cinco mil pesetas.VIOLETA.- Y quiero hacerme veinte mil. Y volver a Burgos. Y comprar una casa.AMARANTA.- Cualquiera diría que no te gusta esta vida.VIOLETA.- Y no me gusta. Trae aca. (Le quita el tubo de “Centramina” de las manos a MARTINA. Intenta abrirlo.) A ti, si, no?

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AMARANTA.- Oye, es cómodo. Has visto alguien que se gane la vida echado? Todo lo mas, sentado. Y los cobradores de autobús, de pie. No se hacer otra cosa. Si, ya se. No tenemos retiro ni montepío. Pero algún día lo tendremos.VIOLETA.- Déjame en paz.AMARANTA.- Estamos viviendo una revolución social. Y no se porque me huele que nosotras formamos parte de lo social. Pepa... cuidado con las pastillas!VIOLETA.- Cuando vuelva a Burgos y compre una casa y saque a mi padre del empleo y todo sea como tiene que ser.... entonces tirare las pastillas al río. Si. Entonces las tirare.AMARANTA.- Pepa. Te lo estoy diciendo todos los días. Para esto, como para ingeniero, hay que nacer. Y tú no has nacido. Si te cojo yo el día que te metiste de cabeza en esta porquería, te saco a tirones.VIOLETA.- Deja de darme consejos...Quieres?AMARANTA.- Porque lo hiciste?VIOLETA.- Y que se yo! No. No tengo perdón de Dios, y lo se. Había mil salidas. Podía haber estudiado..., me podría haber empleado en cualquier sitio. Pero... tenía miedo. Tu no has tenido miedo nunca? Y no te han temblado las piernas? No te has puesto mala? Que se yo! Seré lo que sea, pero soy un ser humano.AMARANTA.- Alíviate, que de Dios siempre se puede tener perdón. A mí, el que no me perdona, es el señor de Segovia. VIOLETA.- Maldita sea! Que me has dado para beber? Me esta ardiendo el estomago. (AMARANTA oculta la botella de colonia.) “Whisky”, Martina. Yo necesitaba una inyección de algo. Me estoy muriendo de frío.AMARANTA.- Si hace calor.VIOLETA.- Pues por eso.AMARANTA.- Yo creo que lo que tú tienes en el cuerpo son las cartas de Burgos. No se puede escribir diciendo que estas de pensión, que te levantas a las ocho y que estas haciendo la novena a San Cosme y San Damián, dando esos atracones de Villa Rosa, Jardines Samba y fines de semana en Torrelodones. No se puede mentir así. El cuerpo lo nota. Ya ves mi madre. Cada vez que le decía a mi padre ahí tienes a tu hija, y me señalaba a mi, le entraba un dolor de costado que se ponía a morir.VIOLETA.- Anda, Eugenia. Que se te va a dormir el señor de Segovia.AMARANTA.- De verdad, tú tienes que echarle valor y decirles a “Los tres Erre” lo que estas haciendo aquí.VIOLETA.- No! Eso no! De todo esto no se enteran mis padres. Que crees que harían? Matarme. Ponerme contra una pared y tirarme piedras. Son honrados y delante mía no se les llama “Los tres Erre”.AMARANTA.- Si os llamaban así en Burgos. “Tres Erres”. Mayores con reparos. No es cosa mía.VIOLETA.- Sácala de aquí, Martina. Vamos fuera!AMARANTA.- Estas endemoniada.VIOLETA.- Estoy como quiero. Vamos!AMARANTA.- Si me necesitas, llámame. (Hace mutis precedida por MARTINA. Vuelve a entrar para decir) Tienes algo para leer? Ese, en cuanto puede, se pone a contarme que va a casar a la hija con un ingeniero de Caminos y prefiero tragarme el rollo con algo delante de los ojos.VIOLETA.- (Por el mueble) Ahí tienes el DDT. Y el último Pulgarcito.AMARANTA.- has comprado “El Beso Purificador” de la colección Trébol?VIOLETA.- NoAMARANTA.- Me arreglo con “El capitán Trueno”. Deja de temblar, mujer.

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VIOLETA.- Tiemblo porque me da la gana!AMARANTA.- Hija, que uva!

(El frío que VIOLETA siente es cada vez mas intenso. Esta cerca de la ventana.)

VIOLETA.- Pura, por lo menos podías cerrar la ventana. Manolo! Tirale una piedra a ventana de la Pura, que la abre a mala idea para que la oigamos.VOZ.- (Desde mas allá)- Anda, Pepa. Que todas tenemos apartamentos y cada una en su casa.VIOLETA.- Si yo quisiera bailar con los negros ya seria rica. Pero en esto, como en todo, hay clases.VOZ.- El gobierno dice que no.VIOLETA.- Que veneno de lengua, guapa!VOZ.- Eso es pelusa, rica.VIOLETA.- Guarra!VOZ.- Cursi, niña de Burgos. Que mientras todas tenemos calor, tu andas muerta de frío.VIOLETA.- Asquerosa!VOZ.- Si serás rara, que naciste un 29 de Febrero.VIOLETA.- Pingo!VOZ.- Y tu que? De las Esclavas Misioneras?

(JUAN esta en el foro. Llega al final de la bronca. Casi no la escucha. Es un muchacho muy joven. Tiene una sonrisa abierta, franca, agradable. Recuerdo que cuando lo vi me impresiono esa sonrisa. Me atreví a decirle: “Es la sonrisa de los

que no han bajado al infierno”. El me respondió: “Pues yo baje”. Tenía una niña de cuatro anos de la mano. Luego supe lo demás. Ahora, trae en la mano un maletín.

VIOLETA cierra la ventana. Se vuelve y lo ve.)

VIOLETA.- En la otra puerta.Juan.- El sereno dice que es aquí.VIOLETA.- los estudiantes, para Amaranta. Yo quiero señores viejos. Te enteras? Crees que eres guapo? Pues tu guapeza te la guardas donde te quepa. Los chicos bien educados y temerosos de Dios no pisan ciertas calles. De que te ríes? El muñeco riéndose...

(MARTINA acaba de entrar)

MARTINA.- Le manda el conserje del Palace?JUAN.- NoMARTINA.- Paquito, el de la Gran Pena!JUAN.- NoMARTINA.- Acabaremos! Usted viene recomendado por el “Chaturri”, el que salio de seminarista, que creo que lo han cogido por querer poner una bomba en el Banco del Opus Dei.JUAN.- Del...?MARTINA.- Del Opus Dei. El Banco Popular, le dicen.JUAN.- Que es del Opus Dei?

(Una Pausa. Se miran)

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VIOLETA.- No gastes bromas.JUAN.- No lo se, lo que es.MARTINA.- Tiene un choteo del fino, si, señor.JUAN.- La enferma...donde esta?MARTINA.- Que? JUAN.- Han pedido al sereno un medico. Esta es la calle de Fundadores, no?MARTINA.- Si.JUAN.- Pues da la casualidad de que yo salía de la Ronda, ahí a la vuelta, de una visita de urgencia y el sereno me dijo...MARTINA.- Oh, si! Fui yo. Disculpe Doctor. Es que la señorita se puso muy mala, ahora esta mejor.JUAN.- Si no hago falta...VIOLETA.- Espere. Estoy temblando.JUAN.- Siéntese. Tanto frío tiene?VIOLETA.- Estoy temblando.

(VIOLETA se sienta. JUAN le toma el pulso.)

JUAN.- Ya. No lo entiendo. (El fonendoscopio). Quiere desabrocharse el traje? ( VIOLETA lo hace con decisión, poniendo a la vista de JUAN todo lo que oculta al publico.) No es preciso tanto. Así esta bien. Respire. Mas. Mas. (Se quita el fonendo.) Que le ocurrió?MARTINA.- Se cayó redonda. Y ha tardado lo menos cinco minutos en levantarse. Yo creo que es cansancio, doctor. Como sale todas las noches!JUAN.- (Mientras baja el mercurio de un termómetro.) – Ah, trabaja por la noche!VIOLETA.- Si.JUAN.- Ya ve, yo trabajo a todas horas.MARTINA.- Pero lo de ella tiene mas desgaste.JUAN.- Porque?MARTINA.- Ya se figurara.JUAN.- Métase eso ahí. (Indica debajo de la axila.) Exacto. (VIOLETA se introduce el termómetro debajo de la axila). Eso es, apriete el brazo. No tanto. Porque?MARTINA.- Que?JUAN.- Que porque tiene mas desgaste?MARTINA.- Ya sabe.JUAN.- Trabaja en alguna cafetería?VIOLETA.- No.JUAN.- (Divertido.) – De veras, ya me ha intrigado. Donde trabaja usted?VIOLETA.- Hago barra.JUAN.- En el circo. Artista. Bueno, eso no desgasta, todo lo contrario. El ejercicio en la barra ayuda a tonificar el cuerpo y los músculos. Cuando no se pasan muchos nervios. Que supongo que ustedes los pasaran.MARTINA.- usted ha hecho el Servicio Militar?JUAN.- Si.MARTINA.- Y le dieron útil?JUAN.- Que pasa? Porque no iba a serlo?

(Ríe.)

VIOLETA.- Esta bien Martina. Vete a tus cosas.

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MARTINA.- Pero...VIOLETA.- He dicho que te vayas. Vamos!MARTINA.- (A parte, a VIOLETA). O se trae guasa o es un trapa disfrazado de medico, que se nos va a llevar hasta los ceniceros.VIOLETA.- Déjame en paz!

(MARTINA desaparece por el foro.)

JUAN.- Disculpe. Quiere darme el termómetro?VIOLETA.- Cojalo usted.JUAN.- Ah, si. Perdone! Aparta usted el brazo? Gracias.VIOLETA.- Tengo fiebre?JUAN.- Mas bien todo lo contrario. Es curioso. Y hay taquicardia. Pues lo tengo que encontrar. Cruze las piernas. (Violeta lo hace con excesiva generosidad. JUAN no se ocupa de otra cosa que de los reflejos rotulares que comprueba con el clásico martillito.) Que raro!VIOLETA.- Le gustan?JUAN.- Son normales. Unos reflejos normales. Me permite? (Le acerca una linternita a los ojos.) Y la concentración pupilar, también.... o tal vez no. (Se rasca la cabeza.) Dolores en el abdomen?VIOLETA.- Si.JUAN.- Fuertes?VIOLETA.- Si.JUAN.- Espaciados?VIOLETA.- Pues si. Como retortijones.JUAN.- Ha comido algo?VIOLETA,- No.JUAN,- Vera usted. Es una barbaridad, pero según la Patología de Lacalle...va usted a dar a luz.VIOLETA.- Oiga...JUAN.- Ya se, ya se. Pero si no es eso, no se lo que tiene. VIOLETA.- Cuantos enfermos ha visto usted?JUAN.- Usted es la segunda. La primera, ahí, en La Ronda, me lo ha puesto muy facilito. Vesícula biliar. De acuerdo, yo podría decirle todo lo que tiene. Le hago tres radiografías, cuatro encefalogramas, siete análisis. Así lo sabe cualquiera. Para eso no es necesario estudiar medicina. Usted misma puede descubrir lo que tiene. Medico es el que ve a un enfermo y antes de que hable se supone lo que padece.VIOLETA.- Usted no es de Madrid.JUAN.- No, de Burgos.VIOLETA.- Yo también!JUAN.- De un pueblo. Salas de los Infantes.VIOLETA.- Lo conozco.JUAN.- Es muy bonito, no?VIOLETA.- Si.JUAN.- Conoce usted a Garces?VIOLETA.- a Isabelita Garces?JUAN.- No. A Santiago Garces. Es mi padre. En Salas le quieren mucho. Figúrese. Cuatro generaciones de Garces con el titulo del ciudadano modelo. Tengo una hermanan monja.VIOLETA.- Yo también.

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JUAN,- he hecho la carrera a pedazos. Un poco en Valencia. Otro poco en Granada. Y siempre en las nubes. Siempre suspendiendo en Junio para aprobar en Septiembre. “Garces no se entera de nada”; “Garces, que esta usted en el mundo”. Garces ha terminado en Madrid intentando abrirse camino. (VIOLETA toma el tubo de “Centramina” y se lo extiende.) Centramina... vaya! Gracias por ayudarme! Cuantas?VIOLETA.- Cinco o seis.JUAN.- Diarias?VIOLETA.- SiJUAN.- Bueno. Ya entiendo la taquicardia, porque?VIOLETA.- No puedo con mi alma.JUAN.- Trabaja mucho?VIOLETA.- No, y desde luego, no trabajo en el circo.JUAN.-donde?VIOLETA.- En... (Le mira. Se calla.)

JUAN.- Donde?VIOLETA.- Soy secretaria de dirección de una empresa y estoy haciendo la carrera de Filosofía y Letras.JUAN.- Ya.VIOLETA.- Yo pienso que es anemia o agotamiento.JUAN.- Nadie se agota de trabajar. De no trabajar, es posible. (Le distiende el parpado inferior.) No. No tiene anemia. Desde cuando empezó con la “Centramina”?VIOLETA.- Hace un ano. Al principio con una bastaba. Después dos, tres.JUAN.- Bueno...como se llama usted?VIOLETA.- Violeta.JUAN.- Un nombre muy bonito. Se figura? Mi hermana, la monja, se llama Pepa.VIOLETA,- Que vulgaridad!JUAN.- Violeta! Estupendo! Le decía que va a ser preciso ir rebajando el número de pastillas. Mañana puede tomar aun cinco. Pero pasado mañana hay que intentar sostenerse solo con cuatro. Y si nota que no puede, que va a tomar la “Centramina” a pesar de todo, me llama a este teléfono. (Le da una tarjeta.) y charlamos un rato. Aguarde. Le tengo que poner el número de teléfono. Cual es...? Diablos! Siete días solo en Madrid y estos teléfonos madrileños con tantas cifras. Lo primero es un dos. (Apunta.) Usted que estudia Filosofía. Cuando fue la Revolución Francesa?VIOLETA.- Pero también los franceses tienen revoluciones? Yo creí que eso solo era en Hispanoamérica.

(JUAN ríe)

JUAN.- Vamos!VIOLETA.- Pues debió caer en el siglo XV o así.JUAN.- Que buen humor! Y se atreve a decir que esta enferma. No se si fue por 1780 o... Ah si! 1789. las dos primeras como están: 217. Las segundas cambiadas: 21798. y luego mi edad mas uno. Tengo 24, 25. 2179825. Ah, las senas! (Va a escribir). Donde vivo yo? Pero, Senor....es por detrás de este sitio donde hay tanto jaleo.VIOLETA.- El Estadio Santiago Bernabeu.JUAN.- No,.no. en el centro. Donde los cines.VIOLETA.- La Gran Vía.

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JUAN.- Eso. Una callecita......VIOLETA.- Chinchilla.....JUAN.- No.VIOLETA.- Abada. Mesonero Romanos.JUAN.- No.VIOLETA.- Infantas. Tres Cruces.JUAN.- Hay una iglesia. Y muy cerca un teatro donde, según me han dicho, estrenan siempre los monárquicos.VIOLETA.- Luna. JUAN.- No.VIOLETA.- Desengaño JUAN.- Eso! Desengaño 11. Voy a apuntármelo yo también, que no se me olvide. Para usted. (Le da una tarjeta). Y para mí. (Mientras escribe.) Delante de una iglesia tenia que vivir! Aun no se como mi madre no se metió a cura. En Salas nos llaman “Los Papistas”. (Se levanta. Inicia el mutis.) Desengaño 11. Ya no se me olvida.VIOLETA.- No me receta ninguna medicina?

(Se levanta)

JUAN.- Ah, si! ( Vuelve hasta ella, se sienta.) Cual prefiere?VIOLETA.- Que?JUAN.- Que medicina prefiere que le mande?VIOLETA.- Oiga. Usted es un medico raro. Todos los médicos que he conocido se ponen a llenar las recetas de medicinas.JUAN.- A ver si aciertan con alguna.VIOLETA.- Pero algo habrá para quitarme la “Centramina”.JUAN.- No se trata de quitarle la “Centramina”, Violeta, si no de quitarle la pena. (Un silencio.) Usted toma la “Centramina” para salir a la calle, para tirar adelante. Y la vida no es tirar adelante. La vida es una cosa que nos lleva, una cosa formidable, estupenda.VIOLETA,- Menos cuando te hacen daño.JUAN.- (Muy sonriente.) Y a mi que nunca me hacen daño! No es que no se lo hayan propuesto. Pero no se... me entra risa cuando quieren hacerme daño. (Y se echa reír, VIOLETA sonríe suavemente.) Ponemos penicilina? NO, eso no, que es muy molesto. Oriénteme.VIOLETA.- Yo tomaba unas pastillas que me iban muy bien para el estomago.JUAN.- Pues esas. Como se llaman?VIOLETA.- “Digestinas”.JUAN.- Eso. Un tubo de “Digestinas”. (Escribe.)

VIOLETA.- Las venden por cajas.JUAN.- (Tachando.) Pues una caja de “Digestinas”, ya esta. Si se mete en la cama y come un poco....VIOLETA.- No tengo ganas.JUAN.- Pues hay que tenerlas.VIOLETA.- Para que?JUAN.- Para vivir.VIOLETA.- Para que?

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JUAN.- Para nada. Para vivir. Y usted estudia filosofía? Hay que vivir por las buenas. Porque es magnifico. Si se mete en la cama y come algo, se le quitara el frío. No deje de llamarme.VIOLETA.- Que le debo?JUAN.- Ya le pasare la cuenta. Todavía me queda algo de dinero.VIOLETA.- Quiero pagarle ahora mismo.JUAN.- De verdad, no es necesario.VIOLETA.- Se lo ruego.JUAN.- Son cincuenta Pesetas.VIOLETA.- Nada mas?JUAN.- Estoy empezando, tengo que hacerme con una clientela.VIOLETA.- Siete anos de Bachillerato....JUAN.- Siete de carrera, una licenciatura, un doctorado....producen cincuenta pesetas. Si se es medico de pueblo producen un pollo.VIOLETA.- Le voy a dar quinientas por la visita.JUAN.- Violeta! Si eso no lo debe ganar ni Don Carlos Jiménez Díaz!VIOLETA.- Bueno! Usted va a tratarme. Es como si dijéramos la garantía.JUAN.- De acuerdo. Me hacen mucha falta. (Se las guarda.) Me deja beber un dedito de coñac? Que se cree? Uno también necesita su “Centramina”. Gracias. (Toma la copa que le ofrece VIOLETA). Es curioso. Me encuentro a gusto aquí. No me había ocurrido desde que llegue a la capital. (Escucha.) Una radio. (Va a asomarse a la terracita. VIOLETA lo impide.)

VIOLETA.- No. No se asome.JUAN.- Porque?VIOLETA.- Se ven cosas raras. Bueno, es que los balcones no son muy seguros.JUAN.- No conocía este barrio.VIOLETA.- Sabe como llaman a este pedazo de calle? “El infierno”.JUAN.- Por el calor?VIOLETA.- Si, por eso. El mote se lo puso un señor importante que venia por aquí.JUAN.- Los señores importantes... siempre llamando a las cosas como ellos quieren. (VIOLETA ha cogido el fonendoscopio.) No ha oído nunca un corazón? Vera. Póngaselo, así, ahora, aquí. (La guía.) Que tal? ( Le quita una cánula al fonendo.) Es formidable. Sabe lo que dice? No, no, no, no, no. (VIOLETA ríe.) Niño, haz esto que es lo bueno. Y el corazón, no, no, no, no. Niño, piensa esto que es lo mandado. Y el corazón, no, no, no, no. La Ley dice. No, no, no. Los códigos mandan. No, no, no.La sociedad ordena. No, no. (Le quita el fonendo.) No le oyen Violeta. Si algunos oyeran al corazón, lo querrían meter en la cárcel.VIOLETA.- Espere, déjeme oírlo. (Lo hace.) No, no, no, no.

(Se ríe.)

JUAN.- Que edad tiene?VIOLETA.- Muy poca. Solo cumplo un ano cada cuatro.JUAN.- No me diga que nació un 29 de Febrero?VIOLETA.- Si. (JUAN se echa a reír.) Es una ridiculez, ya lo se. Hasta en eso tenia que ser rara. No se ría.JUAN.- Si no me rió de usted. Me río de mí. Yo también nací un 29 de Febrero. Oiga, Violeta. Eso es una cosa estupenda. Porque estamos muy cerca de la solución. Y la

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solución es el 30 de Febrero. El próximo 30 de Febrero se arreglara todo. No habrá una sola injusticia, ni un solo dolor, exactamente, el próximo 30 de Febrero. Puede estar segura.VIOLETA. (Sonriendo.) – Pero no existe un 30 de Febrero.JUAN.- no lo sabe, eh? No sabe usted que antes de tener este almanaque tuvimos otro en que había un 30 de Febrero, Violeta. El 30 de Febrero es la esperanza. Y le aseguro que la esperanza no debe perderse. Suponga que manan se hace un calendario con 31 días para Febrero. Y 28 solo para Octubre. No le daría vergüenza no haber creído en el 30 de Febrero? ( Sonríe. Deja la copa.) Es estupendo este coñac. Buenas noches, Violeta. VIOLETA.- Va usted para casa?JUAN.- Si. (Le da la mano.) Manan solo cuatro.

(Va hacia la puerta.)

VIOLETA.- Doctor.... yo quería pedirle...JUAN.- Si.VIOLETA.- He encontrado muy poca gente como usted. A lo mejor es que usted no nació un 29 de Febrero, si no un 30 de Febrero. Tal vez lo necesite. No.... no me deje por imposible. Si se lo propone acabara curándome, no se olvide de mí.JUAN.- Claro que si. Que curso lleva?VIOLETA.- Eh?JUAN.- De Filosofía.VIOLETA.- El tercero.JUAN.- Estupendo. (Va hacia la puerta.) Ah.... se me olvidaba! Me llamo Juan.VIOLETA.- Buenas noches, Juan.JUAN.- Buenas noches, Violeta.

(JUAN desaparece por el foro. MARTINA penetra en el momento.)

MARTINA.- Que pasa?VIOLETA.- (Como encantada.) Pasa algo?MARTINA.- Al irse me ha dicho: “que no estudie tanto la señorita”. Eso llevaba guindillas de Aracena.VIOLETA.- No se.MARTINA.- Como?VIOLETA.- Que aun no se si llevaba guindilla o lo decía en serio.MARTINA.- Pero se lo ha apuntado usted?VIOLETA.- No!MARTINA.- Entonces que hacia aquí?VIOLETA.- Auscultarme, en le buen sentido de la palabra.MARTINA.- Yo creí que había tenido usted un capricho.VIOLETA.- Con el frío no se tienen caprichos, Martina. Acércate al balcón, mira a ver si sale.

(MARTINA obedece.)

MARTINA.- Ya esta ahí.VIOLETA.- Habla con el sereno?

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MARTINA.- No.VIOLETA.- Con nadie?MARTINA.- Con nadie. Ha parado un taxi.VIOLETA.- Que pasaba.MARTINA.- Si.VIOLETA.- Se va?MARTINA.- Si. (VIOLETA afloja la tensión.) Que le ha recetado?VIOLETA.- Digestinas.MARTINA.- Lo que me suponía. A que se ha llevado el cenicero de plata de la entrada?

VIOLETA.- Ven para aca. Esta empezando. Me ha recetado “Digestinas” porque esta empezando.MARTINA.- Y todavía no ha llegado a lo del Calcio Sandoz.VIOLETA.- Pero todo lo que ha dicho esta muy pensado. Que a mi para curarme, no hay que curarme el cuerpo, si no la pena. No eso es verdad. Yo me desmayo de pena. Y tiemblo de pena. Quinientas pesetas le he dado.MARTINA.- Porque?VIOLETA.- Pues ya ves. Por pena.MARTINA.- Ya. Que le ha gustado a usted más que la cuenta corriente de un señor de Bilbao.VIOLETA.- NO, no me ha gustado. Martina vete al cuerno! Ya sabes tú que no me gustan los hombres. Ni las mujeres. Y que por mucho que se esfuercen los pobres, lo más que siento es dolor de cabeza. Ese tío me entiende. Es muy listo.MARTINA.- Pero, señorita, si se ha ido de verdad creyendo que usted estudiaba Filosofía....., desgraciado del enfermo que coja en sus manos.VIOLETA.- No lo se. Y me parece que nunca sabré si el se ha percatado de que soy una buscona. Solo se que hay muchas cosas que no le gustan, que le dan asco. Muchas cosas que se van a arreglar un 30 de Febrero. Y yo no le doy asco. Solo.......MARTINA.- Que?VIOLETA.- Tengo el temor de que sea vanguardista. Porque enseñarle, le he ensenado todo el cuerpo y no me lo miraba.MARTINA.- Haberlo comprometido.VIOLETA.- Es un tío de esos que te denudas delante de el, coge un periódico y te dice: “Cuidado con las corrientes”. Y se pone a leer. Pero yo creo que no. No es muy machote. Pero ya sabes los desengaños que dan los muy machotes. Es el término medio. Y ese es el hombre lo suficientemente femenino como para pedirle ayuda llorando y lo suficientemente masculino como para sacudirte una bofetada si no le ayudas. (Don ACACIO esta en el umbral del foro. Recuerdo que era un hombre de mediana edad. Uno de esos seres deplorables que se estiman a si mismos, que se escuchan a si mismos, que se precian de justos, no por hacer justicia, si no por serlo como el que es peluquero de señoras. Nunca me cayó bien. Ahora lo recuerdo en aquel umbral, gordito, calvo, importante, serio, justo y legal, lúgubremente legal, tan legal como un manicomio o como una casa de citas. A VIOLETA no le divirtió nada que se presentara. Tanto, que palideció al verle.) Pero Chipirri....ACACIO.- Estaba la puerta abierta.VIOLETA.- Martina, ya te he dicho que cierres bien la puerta. Hay que empujar fuerte. Si no, se puede meter alguien que no sea Chipirri y ya tenemos el disgusto.MARTINA.- Persóneme, señorita.

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ACACIO.- Es igual. Si se mete alguien sin deber, se llama a la Ley. O a sus instrumentos, policía y ciudadanos debidamente autorizados. (A MARTINA, muy seguro de si y muy picaron mientras le da el sombrero.) No se puede jugar con la ley. La sociedad esta protegida.

(Un besito en la mejilla a VIOLETA.)

MARTINA.- Lo de siempre, Don Acacio?ACACIO.- Lo de siempre, Martina.

(MARTINA hace mutis.)

VIOLETA.- Y como es esto? Tu mujer con la columna vertebral rota y tu aquí?ACACIO.- Chiquilla, me apetecía un poco de aire fresco. Hay dos enfermeras con ella y en todo momento la visita del Doctor Gutiérrez Pavón que, además de muy religioso, es un especialista formidable. (VIOLETA va ha sentarse y el odioso señor ha puesto la mano debajo, con lo que VIOLETA se sienta encima. Respinga.) Chipirri, eso te lo hacen los paletos. Ay, has picado! Ha picado! Siempre picas! Ay, mi moruchita...! como pica mi moruchita!VIOLETA.- Chipirri, eso te lo hacen los paletos. No esta bien que un señor de tu posición ponga la manita en el sofá. ACACIO.- Que crees tu? Que no se divertirme yo y gastar bromitas? ( Saca una caja de cerillas. Enciende una.) A que no la apagas? ( VIOLETA la apaga.) Pum! Un beso. (Le da un beso.) Al que apaga una cerilla, le dan un besito. A que no lo sabias?VIOLETA.- Lo que mas me gusta de ti es que me sorprendas. Tu te figuras lo que es que le digan de pronto a una apaga una cerilla y le den un beso? Es de angina de pecho.ACACIO.- Uno también ha corrido lo suyo.VIOLETA.- Y tu hija?ACACIO.- Bien, bien. Preparando la boda. El chico es una excelente persona, sabes?VIOLETA.- Si, ya me dijiste.ACACIO.- Abogado, como yo. Premio extraordinario. Y con un gran porvenir en política.VIOLETA.- Si?ACACIO.- Si. Es muy de izquierdas. Pero en bien, comprendes? Política liberal. Abrir la mano. Espero que constituyan una familia muy dichosa. Y muy respetable. La chica va a estar preciosa, con su traje blanco y su ramo de azahar.VIOLETA.- Porque tu hija es virgen, claro.ACACIO.- Nuestras mujeres, nuestras hermanas y nuestras hijas siempre son vírgenes. Y en cuanto haya casado a esa barbiancilla y el mayor me salga ingeniero, yo ya puedo vivir tranquilo.VIOLETA.- (De pronto.) Chipirri, yo no he visto en mi vida un tío como tu. Eres único. A ti no te ha pasado alguna vez algo? No te ha dado un cólico de hígado, no han querido pegarte?ACACIO.- No... Porque, moruchita?VIOLETA.- Pero pasan cosas, chipirri. Se te ve a ti, y parece que no ocurre nada. Y la gente de pronto esta triste y te embargan, y te detienen, y tienes hambre, y das a luz un niño tonto, ocurren cosas.

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ACACIO.- Todas cosas muy alegres. Los niños no son tontos, sino inocentes. Y la justicia nunca embarga, saca los muebles a la escalera para asustar un poquito, que es distinto.VIOLETA.- Pero a mí me han pasado cosas.ACACIO.- Anda, anda. Con esa carita! A ti te ha pasado que eres muy reguapa.VIOLETA.- A tu hija la ha besado el novio?ACACIO.- No.VIOLETA.- Pero porque?ACACIO.- Porque es una señorita decente y a las señoritas decentes nunca las besa el novio. (MARTINA entra con un café con leche y unos bizcochos.) Martina... quiere pasarlo al dormitorio?VIOLETA.- Estoy cansada, Chipirri.ACACIO.- (Tomando el teléfono.) Cansada, de que? De estar quietecita en casa, leyendo tus tebeos? ( Marca un numero.) No te falta de nada, si quieres algo no tienes mas que pedirlo por esa boquita. Un “Seat 600”? Quiere mi moruchita un “Seat 600”? (Al aparato.) Sanatorio de la Milagrosa. Me quiere poner con la señora de Don Acacio Fernández de Iturbide y Sanz. Gracias. (A VIOLETA.) Otro apartamento? Quiere mi niña bonita otro apartamento? Mira, mira los anuncios. Elige. (Al teléfono.) Irene. Si. Desde el Círculo de Bellas Artes. No he iniciado la conversación de negocios. La voy a iniciar en breve. (Una sena a MARTINA, que obedece y entra en la derecha.) Como te encuentras? Muchos dolores? Procura evitar la morfina. Esta Irenita contigo? Que ángel! Si. Reza Irene, reza mucho. Todos tenemos que rezar para que la cosa no vaya a más. Anda, tranquilízate. (Cuelga.) Que Dios no nos mande lo que podemos soportar! (Sale MARTINA.) Martina, si me duermo, me llama usted a las tres.MARTINA.- Como siempre, Don Acacio.ACACIO.- Como siempre. Anda, moruchita.

(Y el pulpo desaparece por la derecha.)

VIOLETA.- Hoy te vas a acostar con tu tía. Jurado!MARTINA.- Señorita...VIOLETA.- y no digo yo que se acueste con su mujer, porque no soy rencorosa.MARTINA.- Hace usted mal en tratarlo así. Le da lo que le pide.VIOLETA.- Pero no le has visto, el muy majadero lo contento que esta con vivir? Si para el la vida es un reparto de globos.MARTINA.- Ande, señorita, entre. Total, es un ratito malo.VIOLETA.- Un ratito? Que te crees? Que esta haciendo las quintas? Un ratito! Una hora larga! A ti te lo daba yo.MARTINS.- Pero si podía usted sacarle hasta el aliento.VIOLETA.- No quiero.MARTINA.- Piense en sus padres. Si usted llega a Burgos cargada de dinero.....VIOLETA.- No. Oye...., todo eso tiene que ser bonito. Quitarse la ropa y lo demás. Pero este pedazo de cerdo lo ha hecho sucio. Si. El y los que son como el. Apaga la luz. “ Mi Moruchita! y no es eso. Por mi padre que de este infierno salgo yo.MARTINA.- De este infierno no se sale, la sacan a una.VIOLETA.- Hoy, no!MARTINA.- Por el medico...?VIOLETA.- No!

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MARTINA.- Haga lo que quiera. Pero viejos tan idiotas como ese, caen pocos. Hoy los viejos son listísimos. Con eso del Instituto Nacional de previsión, se han puesto chulos. Usted necesita ganar dinero en poco tiempo. Y no pensar en el mediquillo, claro. Porque a lo mejor un día le dicen: “Violeta....lo de siempre”. Y tiene usted que entrar con un café y unos bizcochos en una alcoba.

(Esto impresiona terriblemente a VIOLETA. Mira largamente a MARTINA. Asiente. Coge le tubo de “Centramina”. Se sirve un a pastilla. La traga.)

VIOLETA.- esta para verle la cara. (Se sirve una pastilla.) Y esta para no gritar socorro. Cuando entres a despertarlo me das las píldoras de dormir. Un “Quadronox” y medio. Y te llevas el tubo. No me lo dejes en la mesilla.

(Suspira y hace mutis por la derecha. La música ha crecido en la radio. Voces por la calle)

VOZ.- Esa radio! Queremos dormir!VOZ FEMENINA.- Hasta las doce, te aguantas.

(Una sirena. MARTINA mira por el ventanal. Gritos. Asoma la cara ACACIO en camiseta y con unos pantalones en la mano.)

ACACIO.- Ocurre algo?MARTINA.- No. Don Acacio. La policía que viene a recoger a las chicas.ACACIO.- (Sonriente.) Ah, vamos! Lo de siempre.MARTINA.- Eso, lo de siempre.ACACIO.- Quieres plancharme los pantalones, Martina? Como siempre.

ACACIO desaparece. Suena un timbre. MARTINA sale por el foro, dejando los pantalones en el pasillo. Entra al instante con visible muestras de terror. La siguen

LORENZO y JOSEFINA. Van para viejos. Yo quiero recordar que el vestía con modestia, una limpia y pretenciosa modestia. A ella le ocurría igual. Pienso que no

me aprecian del todo dos seres vivientes, sino dos símbolos, dos banderas apolilladas.)

LORENZO.- Avísela de todos modos.MARTINA.- Pero es que esta dormida.LORENZO.- Pues la despierta.MARTINA.- Ha estado estudiando hasta muy tarde.LORENZO.- Hágame el favor. Donde esta la alcoba?

(MARTINA se pone enfrente de la puerta de la derecha, impidiendo el paso.)

MARTINA.- Deje, deje. Yo la avisare. Se asusta si ve visitas en la habitación.JOSEFINA.- Que no somos una visita normal. Somos sus padres.LORENZO.- Ande...dígale que estamos aquí.MARTINA.- (En la derecha) Señorita..., que están aquí sus padres. (En la derecha se escucha un estruendo.) Es la mesilla. La ha tirado de emoción.LORENZO.- Lo ve usted...? ( Se sienta en el sofá. Junto a el, JOSEFINA.) No te lo he dicho? Los hijos dan muchos disgustos, pero también muchas alegrías.

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MARTINA.- Y muchas sorpresas.JOSEFINA.- Muchas!LORENZO.- Pero con todo eso, es lo mejor del mundo.JOSEFINA.- A mí nunca me ha pesado tenerlos.LORENZO.- Nunca.

(VIOLETA sale con la bata sobre el cuerpo desnudo. Se dirige a MARTINA.)

VIOLETA.- Tu lo que tienes es muy mala uva. Pero que muy mala uva. Chipirri se ha metido en el armario sin abrir la puerta y yo casi me como la mesilla. Cuando gastes esas bromas.... (MARTINA le señala el sofá, VIOLETA palidece.) Papa....mama....JOSEFINA.- Pepita, hija....no nos das un beso?VIOLETA.- Si...claro.

(Avanza hacia ellos.)

JOSEFINA.- Que pronto te recoges! Así me gusta. Un beso, hija de mi alma.LORENZO.- Pepita1

(La besan y abrazan.)

JOSEFINA.- Hueles a café con leche y bizcochos.LORENZO.- Josefina...que cosas! Siempre serás la misma. Puede concebirse un despiste semejante? Café con leche y bizcochos!VIOLETA.- Será mejor que salgamos a tomar cualquier cosa.LORENZO.- No, Pepita. Tenemos que hablar.VIOLETA.- Pero en una cafetería.LORENZO.- Prefiero aquí. Por cierto, es una preciosidad el pisito este. Nos los pintabas tan modesto!VIOLETA.- Es que la... la patrona se ha ido dos meses. A Venezuela. Y antes lo pinto y lo arreglo.JOSEFINA.- Vamos, que te has quedado de dueña.VIOLETA.- De dueña, no. Pero casi.LORENZO.- Siete anos hacia que no venia por Madrid. Cada vez crece más y se pone más bonito. Por aquí debe vivir mucho estudiante.VIOLETA.- Si, es un barrio estudiantil. Martina....MARTINA.- Si señorita.VIOLETA.- (Aparte.) Di a Chipirri que se vista.MARTINA.- Los pantalones los tengo yo. Los paso?VIOLETA.- Pero pon cuidado. Que se vaya poniendo lo demás y que este atento para salir corriendo.

(JOSEFINA curioseando ha llegado hasta la puerta de la alcoba. VIOLETA la coge del brazo.)

JOSEFINA.- De ahí, de ahí sale el olor a café con leche y bizcochos.LORENZO.- Josefina, tu lo que tienes es hambre.JOSEFINA.- Pero aparte de eso, de ahí sale el olor a café con leche y bizcochos.LORENZO.- Igual podías decir que huele a abogado del estado.

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MARTINA.- Huy, por que poco!VIOLETA.- Anda, Martina! Y prepara unos sándwiches. Quieres café, mama? Anda, por Dios, Martina, a lo tuyo!

(MARTINA hace mutis por la derecha.)

LORENZO.- Cuéntame.VIOLETA.- Ya lo sabéis todo por mis cartas.LORENZO.- Pagan bien los Americanos?VIOLETA.- Eh?LORENZO.- De secretaria. Te pagan bien? Me decías hace poco que estabas por pedirles un aumento de sueldo.VIOLETA.- Ah! Si! Me lo han concedido. Que pasa papa? A que viene esta visita?LORENZO.-No es visita.VIOLETA.- Eh?LORENZO.- Voy a quedarme en Madrid.VIOLETA.- Pero...LORENZO.- Voy a quedarme en Madrid.VIOLETA.- Papa, eso es una locura.LORENZO.- Pepita. Tú sabes lo que ha sido nuestra vida. Treinta anos en el Registro de la Propiedad. Treinta anos de pasar estrechezes con la frente muy alta. Porque a dignos y honrados no nos ha ganado nadie. Eso lo puedo jurar. Pero se marcha monja tu hermana, tú te vienes a Madrid a estudiar y nos quedamos solos. Y cuando llega el ascenso, cuando se puede mejorar en la oficina, salta cuatro por encima de ti.JOSEFINA.- Tres!LORENZO.- Déjame hablar, Josefina. Gómez Alcuz, que es? Un grillo? Pues también lo han puesto delante de mí. He protestado. Instancia va, instancia viene. Se reían. No se porque en Burgos hace gracia que uno proteste. Con mil ochocientas sesenta y dos pesetas teníamos que arreglarnos.VIOLETA.- Yo os giraba.JOSEFINA.- Para deudas, Pepita.LORENZO.- Y además, un hombre es un hombre. No se tiene porque vivir del dinero de los hijos. Eso me lo enseñaron desde pequeñito. (Un silencio). Pepa...tú has sido siempre mi orgullo. Un poco díscola, un poco rebelde, no te gustaba Burgos....cosas de juventud. Pero eres honrada y sincera y como se tiene que ser. Como yo. Sin pasar una. Pepa... no quiero mas que me eches una mano.... quiero hacer lo que tu haces con los americanos. Trabajar. Duro si es preciso. Pero pagado como lo que soy: como un hombre honrado. Si tu me introduces en tu mundo, me presentas.... fíjate lo humillante que es para un padre como Dios manda, pedirle a una hija que lo ayude....pues te lo pido.VIOLETA.- Aquí no os podéis quedar.LORENZO.- Porque?VIOLETA.- Porque no.JOSEFINA.- Si la patrona se ha ido a Venezuela!LORENZO.- nosotros dormimos en cualquier parte. Con tal de que sea un sitio decente.VIOLETA.- Yo os buscare una pensión.JOSEFINA.- Pepita. Tú no te das cuenta. Los hijos os marcháis y dejáis a los padres y os suponéis que no les importa. Estamos solos, Pepita. Y mas de una vez....no, no...Hambre no! Eso, nunca. Pero un gus gus de querer comer más y no poder...

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VIOLETA.- Mama, por Dios. El mes pasado gire tres mil pesetas.JOSEFINA.- Con eso pagamos los trajes y esos zapatos..... y la casa.VIOLETA.- No puede ser. Tenéis que volver a Burgos. Me comprometo a giraros cinco mil pesetas todos lo meses. Papa, solo llevo ano y medio en Madrid. Dadme tiempo. En tres o cuatro años habré ganado lo suficiente para que no os falte de nada.LORENZO.- Tu tienes un corazón de oro, pero a mi me han saltado cuatro en la oficina.IOLETA.- La puerca miseria de mi clase!LORENZO.- Pepita!VIOLETA.- Perdonadme...JOSEFINA.- Es que no te alegra vernos?VIOLETA.- Mucho, papa...perdonadme. Estoy muy nerviosa.JOSEFINA.- Te has quedado más delgada. No será que trabajas demasiado?LORENZO.- Estas enferma?VIOLETA.- (Recordando.) Enferma, no. Tengo pena.JOSEFINA.- Has hablado con el confesor?VIOLETA.- Si.JOSEFINA.- Pues veras como se te quita la pena.VIOLETA.- Si. Estoy segura. (MARTINA que abandono la derecha a su tiempo y desapareció por el foro, hace su entrada ahora por allí, con una bandeja sobre la que hallamos unos sándwiches y unas tazas de café.) En cuanto tomemos esto salimos a dar una vuelta. Esta puesta la verbena de San Juan.LORENZO.- Venimos cansados.VIOLETA.- Es igual. Salimos a dar una vuelta en taxi y por el camino arreglamos lo del trabajo y lo del sitio donde os vais a quedar. Porque aquí no puede ser, papa. No quiero disgustos con la patrona.LORENZO.- Descuida. No vengo a darte disgustos. Y en cuanto trabaje y pueda comprarme un piso y un cochecito....JOSEFINA.- Que suenas!LORENZO.- Pero, que menos puede tener un hombre que trabaja que un pisito como este y un coche pequeño? Un “Seat 600” de esos. O un 4-4?JOSEFINA.- Lorenzo! Si te toco una bicicleta en una tómbola y al otro día te habías metido en el escaparate de una tienda de comestibles! ( Se ríe.) Que menos mal que viniste con los bolsillos llenos de judías pintas.

(LORENZO se ríe.)

MARTINA.- (Al oído de VIOLETA.) No los encuentro.VIOLETA.- Que?MARTINA.-Los pantalones de Don Acacio. Me los ha dado para planchar y con el jaleo de sus padres no se donde los he puesto.VIOLETA.- Pero has mirado bien?MARTINA.- En todas partes.VIOLETA.- No estarán aquí?MARTINA.- De aquí los he sacado y ya he estado buscando.

(El timbre de la puerta insistente.)

VIOLETA.- Que no pase nadie!MARTINA.- Si, señorita.

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(MARTINA hace mutis por el foro.)

JOSEFINA.- Sabes que tenias razón, Lorenzo? Que era hambre. Como no hemos tomado nada en el autobús.VIOLETA.- Quieres levantarte un omento, mama?LORENZO.- Que buscas?VIOLETA.- Nada! Nada! (Con desesperación.) Donde habrá dejado esa idiota los pantalones?

(AMARANTA penetra en la habitación, despavorida, a pesar de los esfuerzos que MARTINA hace por detenerla.)

AMARANTA.- La ha “cascao” Pepa! El señor de Segovia, la ha “cascao”.VIOLETA.- Cállate!AMARANTA.- Se conoce que del esfuerzo, porque se ha puesto como a delirar y ha empezado a decir: Estas escaleras, estas escaleras. Mira que o funcionar el ascensor!VIOLETA.- Sácala de aquí, Martina!AMARANTA.- Por tu madre, Pepa! No me dejes sola que la ha “cascao”! con los ojos fuera de las orbitas que esta el tío!VIOLETA.- Eugenia, por la Virgen!AMARANTA.- Acuérdate como te ayude cuando le dio la parálisis al director del banco, que lo bajamos en una mecedora mía. No me tires, Martina. Esta muerto.....Que hago? Va a venir la policía.LORENZO.- Que pasa?VIOLETA.- Son mis padres, Eugenia.AMARANTA.- Tanto gusto, señora. Reclinado así que lo tenia y yo con el ojo puesto en la chaqueta, porque digo, en cuanto se duerma le registro la cartera.... (Reacciona.) Ahí va! “Los tres Eres”?VIOLETA.- Eugenia!AMARANTA.- Los de Burgos?VIOLETA.- Si. (Vencida ya.) Anda, no tiembles más. Ya estoy yo aquí para temblar. (Toma el teléfono.) Segovia tarda mucho? Ahora mismo. Vale. (A AMARANTA.) Tu sabes el teléfono del finado en Segovia?AMANTA.- 2731VIOLETA.- (Al teléfono.) 2731. (A MARTINA.) Dale un coñac a esta pobre imbecil.AMARANTA.- Pepa, perdóname.VIOLETA.- (Al teléfono.) Segovia 2731. (A AMARANTA.) Como se llamaba?AMARANTA.- (Llorosa.) Azuquiqui.VIOLETA.- El de bautismo.AMARANTA.- No lo se. Yo siempre le llamaba Azuquiqui.MARTINA.- Creo que de apellido era Palacios.VIOLETA.- (Al aparato.) El señor Palacios? No esta. Ha ido a Madrid al Congreso de la Lana. Ya. Es usted su señora? Tienen hijos? Hay alguno mayor de dieciocho anos? Quiere decirle que se ponga? De la Secretaria del Congreso. Niño. Mira ten aguante. Te voy a decir una cosa muy mala. Tu papa se ha muerto. Si, hijo. Que no te noten nada. Tú nos vas a ayudar. Eh? Tú te traes un coche y te lo llevas y resulta que se ha muerto en Guadarrama. Nada de jaleos, porque si no, mañana Segovia sabe que se ha muerto al lado de una amiguita mía. Si, perdona...vamos no llores. Que no te vea tu madre. Ayúdanos. Apunta. Fundadores 65. 5 centro. Ya veremos lo que decimos. De

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aquí hay que sacarlo. Di ahí que se ha puesto malo en un café. El sereno se llama Manolo. Pregunta por la señorita Amaranta. Vuela. (Cuelga. LORENZO y JOSEFINA la están mirando.) Márchate, Eugenia. (AMARANTA se abraza a VIOLETA.)Anda, ten calma. Estas cosas se arreglan porque le interesa a todos que no se sepa.

(MARTINA sale con ella.)

LORENZO.- Pero que significa....?VIOLETA.- Es una vecina.LORENZO.- Es una....?VIOLET.- Si, como yo.Josefina.- Pepita!VIOLETA.- Que si la ibas a llamar fulana, yo también lo soy. Y la casa esta llena de apartamentos que nos pagan los señores de provincias.JOSEFINA.- Ay madre mía!VIOLETA.- Y no trabajo con los americanos, ni estudio. Que mas?

(LORENZO levanta el brazo. JOSEFINA le contiene.)

JOSEFINA.- Lorenzo!

(Una pausa.)

VIOLETA.- No se. Aun no se como ha podido ser. Me moría de asco allí con vosotros. Todo me parecía falso, todo mentira y necesitaba salir corriendo. Pero que era yo? Una señorita, solo eso. Sabía un poco de cultura general. Un poco de idiomas. Oui lo decía muy bien. Y todo me parecía cerrado, triste, oscuro. Un buen infierno. Cuando llegue aquí me maltrataron. Muy bien! Lo hicieron muy bien! Lo hicieron tan bien que, como una imbecil, ni me di cuenta de que caía en un infierno.JOSEFINA.- Lorenzo, por Dios!VIOLETA.- He estado reuniendo dinero día a día como mejor he podido, con la esperanza de poder sacaros de allí, de no verte llorar, de no oír como había que estirar la paga...LORENZO.- Con que una furcia...eh?VIOLETA.- No del todo.LORENZO.- Que te falta, di? Ni fuerzas tengo para matarte a golpes.JOSEFINA.- Lorenzo!LORENZO.- Cállate, Josefina. Pero no lo comprendes? Han sido treinta anos trabajando por vosotras. Treinta anos de honradez, de llevar la cabeza muy alta, de que nadie me pudiera echar en cara ni tanto así...y te has atrevido. No pensaste en nosotros?VIOLETA.- No dejaba de pensar en vosotros.LORENZO.- Ya lo has oído! Esta desgraciada no dejaba de pensar en nosotros. Seguro que cuando se iba con un caballero decía: “lo contento que se va a poner papa.”VIOLETA.- Escúchame.LORENZO.- No te escucho. A las perdidas no se las escucha. Se las escupe, se las echa a puntapiés de todos los sitios. Y la iglesia? Ibas a la iglesia? Te presignabas? Asquerosa.VIOLETA.- Papa!

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LORENZO.- Asquerosa!VIOLETA.- Si es que no sirve. Comprendes? A veces nada de lo que nos han dicho sirve. Hay que trepar, salir del hoyo como sea.LORENZO.- Como sea! Cayendo en un hoyo.VIOLETA.- Si. Eso es lo espantoso.LORENZO.- Dios mío! Bueno, Josefina. Tu padre era pintor. Le gustaban los contrastes. Pues ahí esta. Una hija monja y la otra...JOSEFINA.- Lorenzo, por favor! Vamonos! Que me voy a desmayar!LORENZO.- Exacto. Vamonos! Que esperaba esta loca? Comprar nuestra dignidad con su trabajito? No, hombre. Son muchos anos de ir con la cabeza muy alta par agacharla ahora, por un plato de lentejas.JOSEFINA.- Y a donde vamos? Según te has marchado de la oficina....Lorenzo, a nuestra edad...! que hacemos?LORENZO.- Pedir limosna, y muy honrado de pedirla. Mejor eso que ir a la cárcel, porque yo si veo a esta con un hombre termino en la cárcel, porque lo estrangulo. (Un ruido en la alcoba.) Que es eso? Que? Tu también tienes amigos de Segovia en la alcoba? Hombre! ( Observa un instante.) Salga! Salga usted ahora mismo! He dicho que salga!

(ACACIO asoma la cabeza y trata de sonreír.)

ACACIO.- Perdone, caballero. Me es imposible salir.LORENZO.- Y yo le digo que salga, y no me obligue a sacarlo yo. No me sujetes, Josefina! Si el señor va a salir.ACACIO.- Hay un contratiempo que me impide presentarme a usted.LORENZO.- O sale o lo mato!ACACIO.- Desde luego, señor. (ACACIO aparece por la derecha. Lleva su chaqueta, su corbata. Esta perfectamente respetable. Salvo que de cintura para abajo esta envuelto en una sabana, tan mal dispuesta, que deja ver los calcetines y las ligas. Sin embargo, el aire cordial y pulposo no le ha abandonado, por lo que extiende la mano hacia LORENZO.) Mi querido amigo.LORENZO.- Usted esta casado, no?ACACIO.- Si, señor.LORENZO.- A ver... donde vive? Que voy a hablar con su señora.ACACIO.- Mi mujer, para desgracia, se halla postrada en el lecho del dolor, con dos vértebras escoriadas.VIOLETA.- Voy a buscarte los pantalones, Chipirri y coges la puerta.LORENZO.- Tu no te mueves de aquí.VIOLETA.- Por favor.ACACIO.- Me parece muy prudente...., yo se lo ruego, amigo mío. Anda, moruchita.

(VIOLETA desaparece por el foro.)

LORENZO.- Y ahora....ACACIO.- Me permite que hablemos como lo que somos?LORENZO.- Como lo que es usted.ACACIO.- Como lo que somos: dos caballeros, dignos y honrados. Porque si usted en lugar de encontrarme en estas circunstancias me encuentra informando en el Supremo, o en mi tertulia del Café Neguri, charlando con el excelentísimo señor Don Fernando

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Rupianez Torella, usted dice: “Este hombre es un caballero”. He aquí como el hecho no es el hecho en si, sino el hecho con la hojarasca de su circunstancia.LORENZO.- Mi hija...ACACIO.- Violeta.Lorenzo.- Como Violeta?ACACIO.- Se llama Violeta.LORENZO.- Se llama Pepa.ACACIO.- Ángel mío! Se avergüenza de la vulgaridad de su nombre para ponerse otro más sugerente. Bien. Pepita es una santa, una santita. Sola en la ciudad, acosada por el miedo, encuentra un hombre como yo que la protege, que le da todo lo que necesita, que se le ofrece para que nada le ocurra, a cambio de que? Del asqueroso sexo? No. De la compañía, del cambio de impresiones, del cariño.LORENZO.- Oiga...ACACIO.- Un instante. Yo adoro a mi esposa. Ella en un altar. Pero desde ese altar en que colocamos a las esposas, a veces, se oye muy mal lo que le ocurre a uno. Las pequeñas cosas que es preciso contar a alguien.LORENZO.- Pero...ACACIO.- Con que cariño me ha odio siempre esa moruchita! Con que atención! Que fiel me ha sido! Como una segunda esposa. Ya se que no puede haber mas que una y que el matrimonio es indisoluble y solo se hace soluble con la muerte de uno de los cónyuges. Pero fíjense bien: si mi mujer – Dios no lo quiera – muriese, yo..., lo juro ante Dios, me casaría en el acto con pepita. Soy rico. Incluso muy rico. He oído las quejas de usted ante el Registro de la Propiedad. Desde ahí! Que tristes las injusticias a cierta edad, amigo mío!LORENZO.- Muy tristes.ACACCIO.- Usted, que por decoro, por conciencia, debía ganar por lo menos diez mil al mes.LORENZO.- Por lo menos.ACACIO.- Me he sentido avergonzado de su situación como hombre, como español. Que nosotros, que estamos sosteniendo nuestras costumbres, con la cabeza muy alta, tengamos que pasar a veces por situaciones bochornosas y miserias que...LORENZO.- No lo sabe usted bienACACIO.- Si, si lo se.LORENZO.- Le digo que no.ACACIO.-. Tanto lo se que, con todo respeto, y mediando la devoción que a Pepita le tengo, yo me ofrezco a usted para que no le falte de nada y para buscarle un trabajo como Dios manda. Amigo mío.... esta es su casa, y el coche que a Pepita voy a comprar, será su coche y tendrá usted su cuenta corriente como la tiene que tener un caballero.LORENZO.- Pero...ACACIO.- Tengamos claridad. Remediemos la mala suerte de Pepita con nuestro amor: el de padres y el de señor particular que la venera. Mientras yo viva aquí no faltara de nada. Y eso lo juro con la mano sobre el corazón. (Ha entrado VIOLETA con unos pantalones en la mano.) Ah, gracias, moruchita! Si ustedes me permiten... (JOSEFINA se vuelve y mientras ACACIO procede a ponerse los pantalones detrás de la chimenea, hablando.) Yo no quiero sino el bien y la caridad para todos. (Una pernera.) Los sentimientos bajos me repugnan tanto como pueden repugnarle a ustedes. (La otra.) Ea... (Se ha abrochado.) Lo dicho, dicho esta. Esta es su casa, amigo mío. Y vera como me porto con ustedes, con mi segunda familia. Y esta niña...esta niña es una santita, una pobre santita humilde y buena....Usted me permite

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que de caballero a caballero le ofrezca la mano? Le suplico que me la tome. (LORENZO lo hace.) Buenas noches moruchita, tu no te metas en ningún jaleo con la vecina, que tu eres distinta...eh? Hasta luego.

(Y desaparece. Un silencio.)

JOSEFINA.- Vamonos.LORENZO.- A donde?JOSEFINA.- No se. A Burgos.LORENZO.- Me he despedido de la oficina.JOSEFINA.- No lo se, Lorenzo. A cualquier sitio.LORENZO.- Pues si no lo sabes, te callas. Hoy dormimos aquí. Mañana ya veremos.JOSEFINA.- Pero después de Haber visto a ese monstruo!LORENZO.-No es ningún monstruo. Los hombres son los hombres. Y no me vas a negar que tiene mejor corazón que mi jefe. Las circunstancias empujan a muchas cosas y vete a saber si su mujer no le entiende y el, por discreción, se lo calla. En todo caso podías acusar a tu hija por haberme vendido tan fácilmente.JOSEFINA.- Pues...LORENZO.- Y tampoco. Porque estaba sola y muerta de miedo. Que harías tu si estuviese sola y muerta de miedo?JOSEFINA.- Yo te digo que...LORENZO.- (Violento.) Estoy harto. Harto de pasar estrecheces, de contar los céntimos, estoy harto de mi mismo....comprendes? ( Se serena.) Pasa algo por dormir hoy aquí? No podemos ir mañana con la cabeza tan alta como hoy? JOSEFINA.- Lo que tu mandes.LORENZO. Exacto. (A VIOLETA que le esta mirando con sus grandes ojos sorprendidos.) No lo disculpo....entiendes? pero la vida tiene sus circunstancias. Eso hay que reconocerlo.

(VIOLETA comienza a reír suavemente. Es una risa enferma, una riza nerviosa.....ríe ahora con fuerza. Se deja caer en el sofá.)

JOSEFINA.- Hija!LORENZO.- Pepa....que te ocurre?VIOLETA.- Nada. Nada! ( Y ríe. El teléfono suena. Lo coge la propia VIOLETA.) Eh? Si. Soy yo. Doctor...como dio con el numero? Llamando a toda la casa? Me encuentro mejor. Mucho mejor. Un poco de asco en el estomago. No se porque. Al contrario, me estoy riendo. No puedo parar de reírme. Me voy a poner mala de tanto reírme. Y casi....casi le diría que me río de pena, doctor....de pena.

TELON

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ACTO SEGUNDO

Debió pasar un mes. Tal vez mucho menos. Por más que lo intento, no puedo recordar ese extremo con precisión. Recuerdo que VIOLETA había salido unas cuantas veces, quizás muchas con JUAN. Y que se rieron mucho y que VIOLETA tuvo ocasión de salvarle de un atropello. “Estas siempre en las nubes”, le dijo.

(Fue una tarde cuando me asome de nuevo al piso de la calle Fundadores. Ha pasado el tiempo y, sin embargo, parecía que nada hubiese ocurrido. Sentado en el sofá

estaba TURPHY y GUSTAVITO consumía sus habituales cigarrillos.)

TURPHY.- Oye, muchacho. No es posible. Yo poder con la Corea, poder con el Japón, con la estratosfera. Como no poder con la Violeta?GUSTAVITO.- Porque te pones nervioso. Y fallas hoy y vienes mañana y llevas así quince días. Prueba con una americana.

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TURPHY.- Con españolas no poder ahora. Con americanas no poder desde chiquitito.GUSTAVITO.- A ti lo que te pasa no son nervios. Es exceso de tranquilidad.TURPHY.- Como?GUSTAVITO.- Que eres mas bien tirando a perezoso.TURPHY.- Oh, no! Yo tener una mujer en brazos e imaginar ser Hércules. O.K. I work. Yo pensar en levantarla en brazos, en recogerla. En tirarla al techo, sujetarla con una mano.GUSTAVITO.- Claro. Piensas todo eso y cuando llega el momento te coge cansado. Sin ánimo de insultarte, tú eres un occidental.TURPHY.- What?GUSTAVITO.- Occidental. Tu esto de las señoras te lo has tomado en serio. Oye... sabes para que están aquí? Para darnos buenos ratos, ellas; para divertirnos, ellas; para preocuparse, ellas. Yo en cuanto me noto flojucho me pongo a leer la tercera página de “Pueblo” a ver si la entiendo y de ahí no me sacan.TURPHY.- No entender.GUSTAVITO.- Mañana te lo traduzco, salao.

(Por el foro entra LORENZO. Los ve. En el dedo de LORENZO dan vueltas las llaves de un coche.)

LORENZO.- Martina!

(Aparece MARTINA.)

MARTINA.- Señoriíto....LORENZO.- Quiere decirle al americano que este no es sitio de hacer tertulia?MARTINA.- Esta esperando a su hija.LORENZO.- Ya he advertido que a mi hija no tiene porque esperarla.MARTINA.- Da mil pesetas cada vez que viene.LORENZO.- (Dándole vueltas a las llaves.) Mil pesetas! Para comprarse una finca, vamos. Hay tipos que creen que con el dinero se puede comprar todo. Pues no. Dígale que se marche!MARTINA.- Pero...LORENZO.- Y que lo mando yo, que soy el dueño de la casa.MARTINA.- Si, Don Lorenzo. (Se acerca a TURPHY.) My dear friend.TURPHY.- Oh yes, Martina.MARTINA.- MISTER Forrester. The master of the house of the Violeta Fernandez says that you go in the street.TURPHY.- But I pay. Yo pago.MARTINA.- No more dollars.TURPHY.- I pay pesetas.MARTINA.- To go, Mister Forrester. That is all.TURPHY.- No ser agradable.MARTINA.- No.TURPHY.- Dear Martina. Yo tener que conseguir Miss Violeta Fernández una vez. Si no volverme loco. Inferiority complex. MARTINA.- Pues se queda usted con el complex. Pero no.LORENZO.- Ya esta bien, Martina. Vamos!MARTINA.- Mister Forrester, please.

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TURPHY.- O.K., O.K. Yo llamar after. Telephone. (Se dirige al foro.) I love Miss Violeta Fernández. (LORENZO da media vuelta.) I am sorry. Poder con la estratosfera, no poder con Violeta, I am sorry.

(Y desaparece.)

LORENZO.- (A MARTINA que va a acompañar a TURPHY.) Quiere decirle a la vecina que venga?MARTINA.- Esta con el señor de Lugo.LORENZO.- Quiere decirla que venga, o pongo a este mozo en la calle a puntapiés?GUSTAVITO.- Oiga...MARTINA.- Si, señor.

(Hace mutis MARTINA.)

LORENZO.- Siéntese, siéntese.GUSTAVITO.- A mi no me arme líos, eh? Que bastante tuve con el muerto de Segovia. Vaya rato! Vestir a un señor que se había quedado así de tieso.LORENZO.- Todos los cadáveres se quedan tiesos.GUSTAVITO.- Pero no tanto, caray! Un andaluz se muere y es más flexible, pero cuando se muere un castellano.... la meseta entera se ha muerto. En mi vida he visto tanta rigidez.LORENZO.- Hijo mío es usted un asco!GUSTAVITO.- Oiga...LORENZO.- Un asco! Esa existencia que usted lleva es deplorable. No ha pensado en estudiar el bachillerato, en hacerse un porvenir? O quiere seguir de chulo toda su vida?GUSTAVITO.- Quiero seguir de chulo toda mi vida.LORENZO.- Pero aquí en esta casa no... Verdad?GUSTAVITO.- Oiga.... que le ocurre a esta casa?LORENZO.- Que estando yo, no.

(MARTINA aparece con AMARANTA, la pobre con su inevitable bata, cruzada sobre el cuerpo.)

AMARANTA.- Me llamaba?LORENZO.- Si.AMARANTA.- Es que el señor de Lugo....LORENZO.- Que espere.AMARANTA.- De verdad, es que llevo una época que los dejo a todos en lo mejor de la película.LORENZO.- Pues los deja. Amiga mía, usted tiene un amigo de Lugo, otro de Palencia, otro de Pamplona. Usted es la geografía erótica española mas completa que conozco. Lo malo es que siempre que vienen sus amigos la encuentran a usted con el chulo.AMARANTA.- Oiga...LORENZO.- Con el chulo...y nos mete el chulo aquí hasta que el señor, de donde sea, se ha dormido o se ha muerto.AMARANTA.- La Pepa me ha hecho siempre ese favor.

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LORENZO.- La situación de Pepita ha cambiado y va a cambiar mucho más. De ahora en adelante, a este barbian lo mete usted en el sótano o donde le parezca.AMARANTA.- Pero, Don Lorenzo....LORENZO.- Que no quiero chulos aquí.AMARANTA.- No es un chulo, es mi novio.LORENZO.- Bueno usted lo llama como quiera. Pero esta casa no sirve de sala de espera para sus trapicheos.... entendido?AMARANTA.- La Pepa me dejaba....LORENZO.- Le insisto que la Pepa va a hacer lo que yo estime conveniente. Buenas tardes.AMARANTA.- Pero, Don Lorenzo. El chico no molesta y a mi me anima verle después. Una trabaja siquiera para esa satisfacción espiritual.LORENZO.- Lo cita en el café de la esquina. Buenas tardes.

(LORENZO va hacia el ventanal.)

AMARANTA.- Te digo yo a ti que esta casa no es la misma, Martina. Antes había un relajo más simpático. El de ahora, no. El relajo de ahora no lo trago.MARTINA.- Es que es un relajo decente, y eso no se puede tragar así como así.AMARANTA.- Anda, niño. Que te voy a bajar al apartamento de la Vicky, que allí te dejaran un parchis.

(Salen los tres por el foro, pero se detienen impresionados, porque ven entrar a JOSEFINA. Trae un velo en la cabeza y un libro de oraciones en las manos.)

JOSEFINA.- Buenas...AMARANTA.- Buenas tardes nos de Dios.JOSEFINA.- Alabémosle. (Se hacen unas reverencias discretas. AMARANTA y el chulillo desaparecen.) Martina...MARTINA.- Señora...JOSEFINA.- Que podía comer yo?MARTINA.- Lo que le apetezca.JOSEFINA.- No se. Cualquier cosita. Tortilla de patatas hay?MARTINA.- Se la hago en seguidaJOSEFINA.- Y me abre dos latas de foie gras.MARTINA.- Si señora. El señor va a tomar algo?JOSEFINA.- Quieres un tentempié Lorenzo?LORENZO.- Si. Una cosa suave. Queda chorizo?MARTINA.- Si.LORENZO.- Pues si me pone tres o cuatro rajitas con dos huevos fritos.MARTINA.- Si, señor. (Mientras se va.) Menos mal que no tenemos perro, porque si no se lo comen.LORENZO.- Que decía?JOSEFINA.- No se. Siempre anda hablando en voz baja.LORENZO.- A esta también la voy a echar yo.JOSEFINA.- Quiere mucho a Pepita.LORENZO.- Pero Ha pasado por cosas que no debía haber pasado.JOSEFINA.- Me ha parecido oírle que comíamos mucho o algo parecido.LORENZO.- Ves? Yo en mi casa como lo que quiero.

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JOSEFINA.- Verdaderamente, comemos mucho Lorenzo. En veinte días he comido más que en treinta anos. No se. Es como aprensión. Pienso que si no como lo que hay delante, me lo van a quitar.LORENZO.- Josefina...JOSEFINA.- Han sido tantos anos de estrechez. De comer, si. Pero no todo lo que una quería. Me pasa igual con los vestidos. Creo que me los voy a tener que achicar o cambiarles la hechura para el ano que viene. (Toca un timbre.) He estado en la iglesia.LORENZO.- Confesaste?JOSEFINA.- No. Lo haré mañana. Quiero ir bien preparada. A propósito (Entra MARTINA. Martina, hay procesión. Pasa por esta calle, lo sabia usted?MARTINA.- Si. Ya he visto los balcones con colgaduras.JOSEFINA.- Sacan una imagen preciosa de la Virgen de los Dolores desde la misma parroquia. Tenemos que colgar algo. Traiga mi colcha.MARTINA. Si, señora.

(Desaparece por el foro.)

LORENZO.- Pues si hay procesión se me van a subir los chiquillos en el coche. Ya veras, ya veras como con tanta procesión y tanto jaleo me rompen un cristal.JOSEFINA.- Donde lo has aparcado?LORENZO.- En la esquina.JOSEFINA.- No. La procesión tuerce por la primera bocacalle. Se me muy bien el itinerario.

(Un pequeño silencio.)

LORENZO.- (De pronto.) He ingresado cincuenta mil pesetas más en la cuenta corriente.JOSEFINA.- Ah, si?LORENZO.- Una comisión en una minuta de Don Acacio. Que, por cierto, un día tienes que venir por el despacho. Te gustara. Severo, serio. Como Don Acacio, pero en habitación. Josefina...que te pasa?JOSEFINA.- Nada.LORENZO.- Si, si. A ti te pasa algo. Llevas dos o tres días desasosegada. Habla!JOSEFINA.- Me temo que lo que estamos haciendo con Don Acacio no este bien.LORENZO.- Mira, Josefina, tu me conoces. Ya sabes que soy el hombre mas intrego de toda España. Que en un concurso del diario “Alcázar “me escogieron como “el español mas honrado de 1962.”JOSEFINA. Si, si.LORENZO.- Bueno, pues, “el español mas honrado de 1962” te dice que no esta mal lo de Don Acacio. Entiéndeme, no es que este bien. Que no esta mal, que es distinto. Cual seria el ideal? Que Pepa se casara por la iglesia y como Dios manda con un hombre bueno. Pero si Dios no se lo ha mandado...hace mal en consolar a Don Acacio, tan generoso, tan simpático siempre?JOSEFINA.- Y además, el pobre hombre molesta tan poco.LORENZO.- Figúrate, a su edad. Porque ya me conoces, Josefina; si yo supiera que el dinero que da aquí y el coche que ha comprado, y los vestidos y ese hotelito que se ha empeñado que tengamos en la sierra... todo eso, se lo iba a quitar a su mujer o a sus hijos....Josefina, ya me conoces...ahora mismo nos íbamos de aquí todos, Pepa inclusive. Pero si le sobra a manos llenas y para el es una alegría vernos tan

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contentos...Vamos, vamos, Josefina! Si casi es una obra de caridad! Ya me ves a mí. Con la frente muy alta. Tu no vas con la frente muy alta?JOSEFINA.- Pues...LORENZO.- Bueno, tu es que siempre has sido tirando a cabizbaja. Pero puedes estar tranquila.

(MARTINA entra con unos platos que pone en una mesita, cerca del sofá. Trae al brazo una colcha. LORENZO se pone a comer con toda su alma.)

MARTINA.- La colcha, señora.JOSEFINA.- Tráigala aquí.

(Se asoman a la ventana.)

VOZ FEMENINA.- Tu también cuelgas, Martina?MARTINA.- Como tú.VOZ.- Y que le pides a la Virgen?MARTINA.- Que le pides tu?VOZ DE HOMBRE.- No gritéis!MUJER.- Grito porque estoy en mi casa.HOMBRE.- A que me voy a acordar de tu padre!MARTINA.- Retírese la señora, que cuando estos empiezan con la familia, no se salvan ni Daoiz ni Velarde.

(JOSEFINA se retira y se sienta junto a LORENZO. MARTINA ha entornado el ventanal.)

LORENZO.- Estos huevos están fresquísimos. (Lo dice con la boca llena.) Prueba, prueba la tortilla... ya veras.JOSEFINA.- (Con la boca llena.) Tu crees que Pepita esta mala?LORENZO.- (Idem.) Mira, Josefina. Todo eso de la pena son camamas. La chica lo que necesita son inyecciones de hígado. Y esto! Huevos fritos.JOSEFINA.- Si es que no come.LORENZO.- Muy poco!JOSEFINA.- Y ese mediquillo que la ha visitado un par de veces...LORENZO.- Nada. Lo que necesita es un buen especialista. Ya ha dicho Don Acacio que va a mandar al mejor.JOSEFINA.- Pues ella dice que ese medico joven la entiende. Y el muchacho parece muy simpático y muy noble.LORENZO.- Eso si. Simpático, si que es. Pero se puede ser simpático y no ser Marañon, digo yo. Es la procesión? JOSEFINA.- Aun no. Falta una hora.

(MARTINA aparece cerrando el ventanal)

LORENZO.- Déjeme usted eso en el horno. No estoy tranquilo. Voy a meter el coche en el garaje, no sea que al arrodillarse me lo vayan a abollar. Porque cuando entra la devoción, los primeros que pagan son los “Seat 600.”

(Sale por el foro. MARTINA recoge el plato de LORENZO. Se va a marchar.)

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JOSEFINA.- Martina...ese medico?MARTINA.- Ah, el doctor Garcés! Lo llamamos un día que a la señorita le dio un vahído. Caramba, la noche que vinieron ustedes.JOSEFINA.- Y después?MARTINA.- La ha seguido tratando. Es de Salas de los Infantes.JOSEFINA.- Vaya! No sabía yo eso. Buen chico entonces.MARTINA.- Muy buen chico.

(Va a irse.)

JOSEFINA.- Martina... usted va a la iglesia?MARTINA.- Yo? No, señora.JOSEFINA.- Por que?MARTINA.- Porque he sido piculina.JOSEFINA.- A la iglesia no le importa acoger en su seno a las piculinas, hija mía.MARTINA.- Vera, Dona Josefa. No se si lo entiende. Pero para mí esto es como un juego. La vida. O se esta dentro o se esta fuera. Y si se esta dentro no te dejan salirte. Por mucho que hagas, siempre habrá alguien que diga: “Ahí la tienes, la muy cuatro letras en misa.”JOSEFINA.- La iglesia...MARTINA.- No es la iglesia, dona Josefa. Deje la iglesia aparte. Son... los tíos..., la gente. Esa, cuando te han metido en el estanque, no te dejan que te seques. No es que yo no crea... pero déjeme creer sin publicidad, si no le importa.JOSEFINA.- Pues le aseguro...que a todas estas chicas de la casa les convenía ir un poquito a la iglesia.MARTINA.- Si el párroco les buscara un trabajo bien pagado se había acabado el infierno. Bien que quisiera el pobre. Pero hay mucha hambre, mucha pena, muchas cosas malas para no meterse de cabeza en el estanque. Se lo juro yo que lo he vivido.

(Entra VIOLETA. Parece muy agitada. Recuerdo que me asombro aquel día con su vestido inocente y sus ansias de vivir. Luego supe que habían ocurrido cosas

terribles.)

VIOLETA.- Dame agua.MARTINA.- Señorita...JOSEFINA.- Hija!VIOLETA.- Déjame, mama.

(VIOLETA bebe el agua que le ofrece MARTINA.)

JOSEFINA.- No bebas tan de prisa. Te va sentar mal.VIOLETA.- Y Eugenia...?MARTINA.- En casa.VIOLETA.- Llámala. Dile que la necesito.MARTINA.- Señorita, que esta con un señor de Lugo.VIOLETA.- Que se levante.MARTINA.- Si es que la he levantado ya hace un momento.VIOLETA.- Que se levante.MARTINA.- A Eugenia, de lo que se le mueren los tíos es del suspense.

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VIOLETA.- Vamos!MARTINA.- Si es que además la ha echado.VIOLETA.- Quien?MARTINA.- Su padre. Estaba aquí Gustavito y el Falluti, y su padre le ha dicho a la señorita Eugenia que Gustavito no puede pisar esta casa.VIOLETA.- Eugenia es mi amiga. Entra aquí cuando yo quiero.JOSEFINA.- Pepita, yo no he sido.VIOLETA.- Pues se lo decís así a papa.JOSEFINA.- Ya conoces a tu padre. Es muy extremoso.VIOLETA.- Bueno, pues esta es mi casa. Porque aquí es donde me acuesto con el que la paga. (JOSEFINA cierra los ojos.) Perdóname, mama. No he querido decir eso. Discúlpame. Ya se que hubierais querido lo mejor para mi. Mama, dame un beso, por favor. (La abraza.) Es que Eugenia me aguanta mis nervios y es la única amiga que tengo. Por favor, Martina, llámala.MARTINA.- Como usted quiera.

(Hace Mutis por el foro.)

VIOLETA.- No estas engañada...JOSEFINA.- No. Te lo seguro. A veces siento pena por....VIOLETA.- Mama, yo estoy muy contenta de que no os falte de nada.JOSEFINA.- Tal vez hubiéramos preferido que estuvieras casada como Dios Manda y que nos faltaran algunas cosas. Bueno...hay circunstancias. Al fin y al cabo, es un hombre bueno. Y generoso. Has visto la pulserita que me trajo ayer?VIOLETA.- (Impaciente.) Es muy bonita.JOSEFINA.- (Cogiendo el plato en que estaba comiendo.) Te dejo sola con tu amiga. Trátala poco. Que se yo! En el fondo, tu padre y yo estamos pidiendo un milagro: que un día, de la noche a la mañana, todo se arregle y...trátala poco.

(Desaparece Por el foro. Entra MARTINA con AMARANTA de la mano.)

AMARANTA.- Se ha vestido..., así como suena. Ha cogido el tío, me ha preguntado con mucho choteo si me quedaban muchos avisos, se ha vestido y ha cogido el portante.VIOLETA.- Eugenia...AMARANTA.- Pepa...esto hay que arreglarlo. O tú te esperas a que termine, como cualquier mujer normal, o voy a coger fama de rara y se acabo la clientela.VIOLETA.- Eugenia, por Dios, yo te doy lo que sea. De cuanto era?AMARANTA.- De mil. Pero de los que repiten.VIOLETA.- Bueno, pues te debo dos mil. Tenéis que ayudarme.AMARANTA.- Que pasa?VIOLETA.- Cierra esa puerta, Martina. (MARTINA cierra.) Tú sabes lo de anoche.AMARANTA.- Que estabas en el Whisky Flop y entro el medico con unos amigos y tu saliste corriendo.VIOLETA.- No. Eso fue hace cinco días.MARTINA.- Lo del auto.AMARANTA.- No se.VIOLETA.- No me ha dado tiempo a contártelo. Joaquina, “La Benemérita”, ya la conoces, hizo un enganche de coche a la salida del Palace. Que si era un diplomático, que si tenía dos “Mercedes “como el que estaba guiando...Yo no tenia ganas de nada.

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Te lo juro. Pero ya conoces a la “Benemérita “, que la llaman así porque actúa siempre por parejas. Me metió, quieras que no, en el “Mercedes “. El diplomático se puso muy gracioso. Tan gracioso, que en la Cuesta de las Perdices” se dejo los sesos pegados al cartel ese que dice: “Parador de Ribadeo, 591 kms”, que ya es ganas de avisar con tiempo. La “benemérita” estaba como muerta. Salí corriendo. Me trinco un camarero de La Pérgola. Dios santo, declarar y declarar. Me llevaron al Equipo Quirúrgico. Y nada mas entrar..., Juan.AMARANTA.- El medico.VIOLETA.- Si. Por lo visto, una moto había matado a un compañero suyo.AMARANTA.- Que te dijo?VIOLETA.- Pues eso es lo raro. Que no me dijo nada. Lo tuve frente a frente. Y mientras, los guardias gritando: “Esta furcia esta ilesa. La otra furcia es la que tiene para rato”. Creí que me iba a morir.AMARANTA.- Y que?VIOLETA.- Lo tuvo que oír. Ha tenido que verme. No es posible resbalar así en las cosas. Yo no hacia mas que llorar y pedirle a los guardias: “mas bajo. No griten. Por Dios! Mas bajo!” Y ellos: “Esta furcia, esta furcia”. Y yo: “Por el amor de Dios, mas bajo”.MARTINA.- Señorita, el chico ese, en el buen sentido de la palabra, es un poco gilipuertas. A lo mejor, ni reparo, ya se lo dije.VIOLETA.- Hoy no ha ido.AMARANTA.- Que?VIOLETA.- Nos vemos todos los días, o casi todos, en el Café Comercial. Hoy no ha ido.AMARANTA.- Habrá tenido trabajo.VIOLETA.- Me telefonea cuando no puede ir. Se dio cuenta de todo, Eugenia! No quiso avergonzarme más.AMARANTA.- No te pongas así, mujer.VIOLETA.- Si cuando le veo, tiemblo. Le habrán dicho? Se habrá enterado? Y a veces vamos paseando y me cruzo con un tío y me quiere saludar, y yo agacho la cabeza y la meto aquí en el pecho. Y noto como se ríen de el. Maldita sea! O me vio o le han dicho algo.AMARANTA.- Pues si le ha hablado alguien ha sido “La Pitones”.VIOLETA.- “La Pitones” no sabe que salgo con el chico.AMARANTA.- Llámale a su casa.VIOLETA.- No! No me atrevo.AMARANTA.- Pero porque?VIOLETA.- Porque a lo mejor se pone y dice: “Violeta ya se que eres una...” No. No llamo. (Se deja caer en el sofá.) Dios mío! Y me ha cambiado. Eugenia, te lo juro. Hoy no he tomado mas que una “Centramina”, y me siento mejor, y ya no me mareo. Y mira... mira el pulso. Me has visto temblar, Martina?MARTINA.- No, señorita.VIOLETA.- Y sin una pastilla, sin una inyección. Hablándome. Riéndose de las medicinas, como siempre. Echándole un valor a la vida... porque es más valiente que un toro, porque no hay nada que lo acobarde.AMARANTA.- Tu te has chalao por ese muchacho, Pepa.

(Un silencio.)

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VIOLETA.- Si. Le quiero. Le quiero con toda mi alma. Oye, Martina, tú sabes que los hombres me dejan fría. Pues este me da la mano y...madre mía!... me lo comería.AMARANTA.- Pepa, si le quieres, porque tienes que seguir con esta vida y hacerte coche y que te embarquen y aguantar al calamar ese que ejerce de abogado?VIOLETA.- Me quiere el a mi?AMARANTA.- Tu sabrás.VIOLETA.- No lo se. No se sabe nunca nada con el. Sonríe y sonríe y dice que quererse y besarse es un acosa muy alegre y muy bonita y que siempre hay solución para todo y que lo importante es ser libre. Como ir montada en un pájaro, es escucharle! Parece como si nunca se hubiera hecho nada malo. Oye, Eugenia...si esto es el infierno, solo ese puede sacarme de aquí.MARTINA.- Quiere usted que mande a hacer gárgaras a Don Acacio cuando venga?VIOLETA.- No puedo! No ves que no puedo? Necesito dinero. Di, Eugenia, lo tirarías todo por la ventana solo porque quieres a Gustavo? Di. Y si le propones irse? Aunque sea manteniéndolo tu! Se iría? Vamos, Eugenia!AMARANTA.- En el fondo, creo que no.VIOLETA.- Ah, Martina! Como pegarle una patada al infierno cuando sabes que lo único que tienes seguro es el infierno? Si, Martina, ya se. Yo he oído a la gente honrada esas cosas de “con las escaleras que hay para fregar” “Mejor se gana sacado tierra”. Pero lo que se les olvida es que si nos ponemos a fregar escaleras, a los dos días hay un consejero delegado que nos quiere poner a otra cosa porque ya sabe que fuimos furcias. Y si sacamos tierra, no somos mujeres sacando tierra, sino unas mujeres que sacan tierra y han sido unas furcias. Y es inútil huir. Estas apresada, sabes Eugenia? En Irun alguien puede decir: “Si, fue una furcia” o en Port-Bou. Y tu bajaras corriendo, te lo Irán diciendo en todos los pueblos. Y llegaras al mar. Y mientras haya agua roja y gualda, no se quien, no se quien te gritara siempre: “Furcia, si has sido una furcia, furcia”. (El teléfono suena. Las tres se sobresaltan. MARTINA va a cogerlo.) No! No lo cojas.MARTINA.- Será el?VIOLETA.- No quiero oír eso. De el, no. Por la Virgen, Martina! No, Eugenia! Tu tampoco. Déjalo sonar.MARTINA.- Va a venir su madre.

(VIOLETA corre a la puerta del foro, bloqueándola. El teléfono suena un par de veces más. Silencio.)

AMARANTA.- De verdad..., porque no te plantas delante de el y le dices: “Carlos de mi alma, yo he sido un pendón desorejao, pero desde hoy no hay mas hombre para mi que tu, Carlos”.VIOLETA.- Cállate, Eugenia, que no se llama Carlos, sino Juan.AMARANTA.- Bueno, es lo mismo. Cuando es una cosa importante hay que echarle rostro y corazón. Eso decía mi abuela: “Yo siempre que he engañado a tu abuelo, le he engañado con rostro y corazón. Le decía: Paco vete a jugar al domino”. Y metía en casa a un brigada de Intendencia. Con rostro y corazón”.VIOLETA.- Eugenia, por favor!AMARANTA.- Lo que pasa es que tú, en el fondo, no eres una fulana. Como dice Gustavito, eres una extraña señorita de Burgos, con muy mala uva y muchas ganas de que te quieran.VIOLETA.- Que hago?AMARANTA.- Yo que tu, llamaba.

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(El teléfono suena otra vez.)

VIOLETA.- Espera. No lo cojas. Si. Tu, Martina. Mira a ver si le notas en la voz que lo sabe. O tu, Eugenia. No, espera. Martina sabe más. Anda...cogelo.

(Se tapa los oídos. MARTINA se acerca el auricular al oído lentamente.)

MARTINA.- Si, si. Aquí es. Si, padre. Como todos lo sanos. Apagaremos la luz cuando pase la procesión. (A VIOLETA.) El cura de la parroquia. (Al teléfono.) No; el portero no me ha dicho nada. Pero en cuanto vemos la imagen apagamos las luces. Si. Se lo comunicare a la vecina. Mande usted a un monaguillo, padre, porque el portero no esta nunca en su sitio. Bueno, al monaguillo no, que es muy pequeño el pobrecito. Yo avisare a las que pueda. (Cuelga.) Pobrecillo... esta mas contento porque hoy le van a hacer un poco de caso!VIOLETA.- No llama. No me llamara nunca más.AMARANTA.- Dame. (Coge el teléfono.) Cual es el teléfono de su casa?VIOLETA.- No estará en su casa. Estará en la clínica.AMARANTA.- Cual es el teléfono de la clínica?VIOLETA.- Creo que... Martina busca en la guía. Clínica de la Concepción.MARTINA.- Cla, cla, cla, cli, cli, cli...AMARANTA.- Pareces un grillo.MARTINA.- Búscalo tu, ingeniosa.

(En el foro esta JUAN. Se acerca a ellas sin que noten su presencia.)

AMARANTA.- Clínica....Concepción. Aquí esta.JUAN.- 2372200AMARANTA.- (Marcando.) 2372200. (A JUAN.) Dos, treinta y siete, veintidós... (Deja el teléfono.) Violeta. Que ya se ha puesto.VIOLETA.- Eh? (AMARANTA se lo enseña.) Juan...

(Un silencio.)

JUAN.- Cuando he ido al café ya te habías marchado.VIOLETA.- Es que...JUAN.- Hoy no tenias nervios para esperar, eh?VIOLETA.- Pues es que había algunas cosas que hacer y... (Señalando a AMARANTA.) Es una amiguita mía. No se si te la habré presentado. (Le cruza la bata.) Anda siempre así, en bata. Es lógico. Con este calor!JUAN.- Encantado.AMARANTA.- Encantada.JUAN.- De filosofía?AMARANTA.- No. De Cartagena. Pero vine de muy pequeñita y...VIOLETA.- No. Estudia... Farmacia. Si. Quiere poner una farmacia.JUAN.- Que? Como va la química?VIOLETA.- Muy bien. La Química, muy bien. Tu has aprobado la Química?AMARANTA.- Anda! Y la Geografía y la Historia. Y el Catecismo del Padre Ripalda...!

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VIOLETA.- Eso. Márchate, Amaranta. La batita, crúzatela bien. Por favor. Di buenas noches.AMARANTA.- Buenas noches.VIOLETA.- Acompáñala, Martina.JUAN.- Martina, la puerta no cierra del todo. No he hecho más que empujar y se ha abierto.MARTINA.- Si. Ya se.AMARANTA.- (Desde la puerta.) Tu padre ha llamado chulo a Gustavito y...VIOLETA.- Si. Muy bien, hasta luego.

(MARTINA la empuja fuera. Un silencio.)

JUAN.- (Sentándose.) Y tus padres?VIOLETA.- Mama anda por ahí. Ya te los presentare.JUAN.- NO esta bien que nos saludemos desde lejos.VIOLETA.- Ah, no, no, claro! Te pasa algo?JUAN.- A mi...? No! Ah, me encontraras un poco cansado! Además me pone de muy malo humor ver que no puedo hacer nada ante un enfermo. Te figuras? Hemos cogido a un pobre loco. Era impenetrable. Yo lo llamo la sociedad 1963. Esta como una cabra, pero se empeña que los locos somos nosotros. No hay manera de atacarle por ningún sitio, de hacerle perder esa confianza espantosa en si mismo. Nosotros somos los locos peligrosos y hay que encerrarnos, según el. Anda dame un poco de coñac! Que dirías que es lo ultimo que he hecho? He salido a la calle con un zapato negro y otro marrón. (VIOLETA le sirve un coñac.) Menos mal que me he dado cuenta a tiempo.

(La mira largamente.)

VIOLETA.- (Tragando saliva.) No...no te pasa nada mas?JUAN.- Es que me tiene que pasar algo?VIOLETA.- No...JUAN.- Me dijiste que te quedaba aun una asignatura...no?VIOLETA.- SiJUAN>- La has aprobado?VIOLETA.- No. He preferido dejarla para septiembre.

(JUAN sonríe con amplitud.)

JUAN.- Que pasa con tantas colgaduras?VIOLETA.- Hay procesión.JUAN.- En el infierno?VIOLETA.- Eh?JUAN.- No le llaman a esto el infierno? Ya se, ya se. Hay otro barrio que le llaman el Pozo de no se que. Y a lo de ahí arriba, Ventas. Y no veo ninguna venta. (Se miran. De pronto.) Ha muerto un amigo mío. Un accidente de moto. Lo lleve al Equipo Quirúrgico. Estuve más de media hora esperando que parase un coche para trasladarlo. Todos pasaban de largo. Si alguno me ayuda en los cinco primeros minutos, lo salvo. Es muy raro, muy raro, lo que pasa con este loco de la sociedad 1963. Muy raro. Porque al menor descuido cae sobre ti y eres tu quien debía caer sobre ella. Muy raro!

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VIOLETA.- Viste a alguien... en el Equipo Quirúrgico?JUAN.- A alguien?VIOLETA.- Algún conocido?JUAN.- Conozco a muy poca gente en Madrid todavía. No. No vi a nadie. A propósito de conocer...me presentaron un muchacho. Roberto Llamas, que es muy divertido...Conoce a gente de esa que llena notas. Iba con una chica que se llama..., bueno, no se como se llama, pero la llaman “La Pitones”. (VIOLETA angustiada, retrocede un paso.) La hermana de Llamas estudia Filosofía. Tu mismo curso. (Un silencio.) Porque?VIOLETA.- Juan, debes comprenderme...JUAN.- Solo quiero saber porque.VIOLETA.- Porque eras distinto, porque habías nacido un 30 de Febrero, porque estabas fuera del mundo...

(JUAN empieza a reír con toda su alma.)

JUAN.- Tu crees que así podrás ponerte buena alguna vez? Que mentira tan graciosa! Que graciosa eres!VIOLETA.- Te juro que...JUAN.- Juan, cállate, por Dios.JUAN.- Sino, Pepa. Te llamas Pepa y se te ocurre ponerte Violeta. Es para morirse de risa! Oye, te aseguro que me he enterado sin proponérmelo. Al ir a recoger a la hermana de Llamas. No había ninguna Violeta Fernández en el curso. Y cuando he llegado aquí no me acordaba del piso. Si, no me acordaba. La señorita Violeta Fernández? Violeta> ah, si! La Pepa! De acuerdo, yo te llamare siempre Violeta.

(Ríe con toda su alma.)

VIOLETA.- No te rías! No te rías!JUAN.- Vamos... porque no me lo dijiste al principio?VIOLETA.- Porque me daba vergüenza. No he sentido vergüenza de nadie. Y de ti, la sentía.JUAN.- Porque no eras una universitaria... Dios Santo! Bueno...y ahora, tranquila ya, sin complejos ni tonterías. Donde trabajas?

(VIOLETA le mira largamente.)

VIOLETA.- Juan...JUAN.- Tiene que ser en un sitio importante. Esta casa no se paga con un sueldo normal.VIOLETA.- Te vas a chotear de tu abuelo, sabes? De mi, no.JUAN.- (Riendo.) Ya, salio. Donde has aprendido tantas chulerías, di?

VIOLETA.- De verdad quieres saber lo que soy?JUAN.- Pues claro.VIOLETA.- Pues soy una... una furcia. En Salas de los Infantes habrá alguna, si tu padre lo permite. Pues eso soy. (A JUAN le da un ataque de risa.) Soy una furcia. Si, lo soy. De que te ríes?JUAN.- En serio, Pepita. O hablamos en serio o no te tomo el pulso nunca más.VIOLETA.- Pero si lo soy.

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JUAN.- Perdona. No tengo derecho a meterme en tus cosas. Pero tampoco esta bien que te pongas así y salgas diciendo esas tonterías.VIOLETA.- Porque no puedo ser una furcia?JUAN.- Porque no. Oye, conozco muy pocas, sabes? Pero te aseguro que tú no puedes serlo. Y si lo fueras, no tendrías unos papas de Burgos en tu casa y no harías las cosas que tu haces.VIOLETA.-Que hago yo?JUAN.- Inventarte una historia fantástica, unos estudios, un nombre muy poético. No. Habrás dicho: quiero tanto. (Ella va a hablar.) y no me hubieses dado quinientas pesetas por una visita. No! No! No es real, no es lógico.VIOLETA.- Pero es así!JUAN.- Además.... no lo sabes? Te morirías.VIOLETA.- Eh?JUAN.- Que si fueras una prostituta terminarías muriéndote. Veras, es muy complicado de explicarte, pero tu carácter no lo resiste. No puede resistirlo. Acabarías suicidándote... que se yo! No estas hecha para eso. Aunque lo intentases, no podrías. Y bien.... me dices ahora, por favor, donde trabajas? Es pura curiosidad.VIOLETA.- (Lentamente, mirando a JUAN con fijeza.) Soy la secretaria de Mister Turphy Forrester. Un negocio de exportación. Me daba vergüenza decirte que no tengo estudios.JUAN.- Porque?VIOLETA.- Por lo mismo que me da vergüenza decirte que me llamo Pepa.( Se ha sentado en el sofá.) Contigo se es capaz de todo menos, a veces, de decir la verdad. Ya ves, yo creí que el que se daba a la morfina no tenia salvación, que yo me moriría tomando pastillas y pastillas de “Centramina”, que no hay purgatorio sino un infierno de donde es imposible salir. Y tú llegas, te ríes, dices que nada tiene importancia, que para todo existe solución.JUAN.- (Tomándole el pulso.) Y para todo existe solución. Cuantas “Centraminas” hoy?VIOLETA.- Ninguna.JUAN.- Júramelo.VIOLETA.- Te lo juro...Antes de llegar tu creí que iba a necesitarlas, pero...JUAN.- Eso hay que celebrarlo! ( Se sienta junto a ella.) Y supongo que querrás celebrar también que he conseguido un puesto fijo en la clínica. (El fonendoscopio.) Respira hondo. Así. Cinco mil pesetas al mes. No es mucho. Pero para empezar no esta mal. (Le quita el fonendoscopio.) Ni tanto así de taquicardia. Eres otra mujer... estupendo! Cruza las piernas. (VIOLETA lo hace bajando la falda pudorosamente. El comprueba los reflejos.) Cinco mil pesetas. Es casi una fortuna. No quería creérmelo! Doctor Garcés, va usted a ganar de momento cinco mil pesetas! ( Con una linterna pequeña le mira las pupilas.) Así. Abre los ojos. Quieres casarte conmigo?VIOLETA.- Que?JUAN.-Abre los ojos. Que si quieres casarte conmigo.VIOLETA.- Pero...JUAN.- (Tactandola en el epigastrio.) Se quito la angustia del estomago, eh? Aspira hondo. No eches el aire. Veras: es un problema, porque no me gusta que mi mujer trabaje fuera de casa. Tendrás que dejar la secretaria del señor Forrester. Respira. Formidable! Se quito la dilatación del estomago por completo. Extiende los brazos. (Recuerdo, recuerdo la expresión de VIOLETA. Conmocionada, atónita, creyendo por vez primera en lo imposible. Luego me dijo que su hija pone a veces esa expresión cuando le hablan de los Reyes Magos.) Al principio no habrá más remedio

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que vivir con esas cinco mil pesetas. Pero tú puedes hacerlo. Baja el brazo derecho. Casi no temblamos, eh? Separa los dedos. Iremos al teatro a los pisos de arriba y a los cines de sesión continua. Estupendo! Un poco mas y no te queda ni rastro de esa intoxicación. Camina. Hacia allí. Vamos, camina! ( VIOLETA asiente, obedece.) No, no. En línea recta, despacio. Así. Si me ayudas pondremos una consulta, trabajare fuerte y en tres anos...zas!....un primer puesto y dos hijos. (VIOLETA se detiene.) Vuélvete. Con calma. Donde se fueron los mareos, amiga mía? Y hablando, solo hablando, sin que tomaras una sola medicina. Ven hacia aquí, lentamente. Vamos. No seas ridícula. Ni vas a temblar ni te vas a caer. Despacio. No te he preguntado si me quieres. Porque yo te quiero mucho y me basta. A lo mejor, prefieres casarte con otro. O estas ya enamorada. (Ella va avanzando.) Pero había que arriesgarse. Bueno...quieres casarte conmigo? ( Ella frente a el. Le abraza de pronto, con una desesperación casi infantil.) Oye! No vas a temblar ahora. Me estas estropeando la curación. Y es mi primer caso importarte. (VIOLETA llora en silencio.) Pero... Violeta...escucha. (Le alza la cabeza.) No llores. Porque lloras? Tan mal efecto te ha hecho? Bueno, un marido con cinco mil pesetas no es para dar gritos de entusiasmo, pero....Violeta, por favor! Di algo. VIOLETA.-( Sencilla, suave.) Gracias.JUAN.- Pero....VIOLETA.- Gracias... (Le toma la mano y se la besa.) Gracias, gracias. (Se abraza a el.) Gracias, gracias. (Solloza. El le toma de la barbilla. Va a besarla.) No. No me beses.JUAN.-No iras a decirme que porque es pecado.VIOLETA.- No. No es por eso. Que tonta! Ya estoy temblando.JUAN.- No se porque siento un cariño tremendo por la gente que tiembla. No creas. He leído muchos libros. Naturaleza epileptoide. Y yo prefiero creer que no es la epilepsia, si no el miedo, la esperanza, la alegría..., un sinfín de cosas.VIOLETA.- Puedo...puedo tomar coñac?JUAN.- Si., (VIOLETA se sirve una copa.) Me gustaría que fuese muy pronto, Violeta. La semana que viene. O la otra. Te llevare a Salas. Supongo que es el único viaje de novios que podemos hacer. Papa te mirara de arriba abajo. “Decente, tiene pinta de decente. Autorizado.” (Y se ríe.) Que pasa, Violeta? No quieres casarte conmigo?VIOLETA.- Oh, si. Claro que si.JUAN.- Entonces.VIOLETA.- Es que...sabes?... yo también te quiero. Y como te quiero con toda mi alma, como casi me muero de quererte tanto, pienso que...no se, tal vez mereces casarte con otra chica. Una universitaria. Eso es. Yo no podría hacerte feliz. Tengo muy mal carácter. Ya lo has visto, y cuando me enfado.... tú necesitas una de esas chicas buenas, suaves, que oyen la misa todos los días.JUAN.- Con que la oigas los domingos, como yo, me basta. Quedamos en que la semana que viene ola otra.VIOLETA.- No, Juan, por Dios. Es que ahora veo que tú no sabes...JUAN.- Que?VIOLETA.- No Juan, por favor.JUAN.- No. Si yo tengo la solución. Dos anos para aprobar la microbiología. Y ahora me das calabazas tú.VIOLETA.- Porque?

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JUAN.- Y yo que demonios se! Porque eres la única chica que he tratado en Madrid, porque eres buena, porque te entiendo y me entiendes y ... bueno, porque te he curado, y a los médicos deben darles ganas de casarse con las enfermas que curan.VIOLETA.- Que dirá la gente?JUAN.- Creo que no hay que pedirles permiso.VIOLETA.-Yo pienso que...JUAN.- He hecho toda mi vida lo que me ha dado la gana. He pensado lo que he querido y nadie me ha dado miedo. Bien, si o no?

(VIOLETA no contesta. El se encoge de hombros. Va hacia la puerta.)

VIOLETA.- Espera. (Se abraza a el.) El mundo esta lleno de envidias. Te dirán de mí que he sido una fresca o una....JUAN.- No suelo oír más que lo que me interesa.VIOLETA.- A lo mejor quieren burlarse de ti.JUAN.- Llevo veinticinco anos burlándome de la gente yo.VIOLETA.- La sociedad...JUAN.- La sociedad no puede con un hombre y una mujer si ellos se lo proponen. (Asiente VIOLETA. El sonríe.) Cuando te besare? Un treinta de febrero?

(VIOLETA se quita el carmín de los labios con un pañuelo.)

VIOLETA.- Ahora.

(JUAN la besa suavemente.)

JUAN.- Vuelvo por ti. Dentro de un momento. Y no te importe esperar. (Sonríe.) Violeta...

(Y ahora la besa más fuerte. JOSEFINA ha entrado. Queda quieta. JUAN se marcha sin verla. VIOLETA cae en un sillón, como hipnotizada.)

JOSEFINA.- Te encuentras mejor?VIOLETA.- Eh? Ah, si! Era un poco de angustia. Nada de importancia.JOSEFINA.- Y llamaste al medico?VIOLETA.- Si, si.JOSEFINA.- Como Te ha encontrado?VIOLETA.- Mejor, mucho mejor.

(Por el foro entra LORENZO.)

LORENZO.- La que he armado! Bien se ha ido, bien! Servido.JOSEFINA.- Quien?LORENZO.- El cura. Como estorbaba el coche el paso de la procesión – porque nunca terminas de informarte que no dobla por la primera, sino por Antonio Toledano, que es la segunda – habían llamado a la grúa para llevarse el coche. Figúrate! Me he ido al cura y le he dicho: “Mire usted, a católico no me gana. Y como no me gana a católico, el coche se queda aquí.” Y un guardia que estaba conchabado con el cura, venga a señalarme unos discos “Prohibido aparcar”. Y sabes lo que le he dicho? Pues le he dicho: “Una persona decente no tiene porque mirar discos. Los

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prohibidos se han hecho para la gentuza”. Pues el tío a ponerme una multa. Y yo le he dicho: “Iré a pagarla....” Y he soltado el nombre de Don Acacio completo. Ya sabes que es Don Acacio en el Ayuntamiento y en la Diputación! El guardia se ha puesto blanco y el cura amarillo. Total, que si fue, que si vino, que la procesión tuerce ahora por la primera bocacalle.

(Muerde un puro.)

JOSEFINA.- Pues como se habrán puesto los de la segunda!LORENZO.- (Lo enciende.) Señor, que salgan a la calle. Si tanta devoción tienen, cuando suenen las campanillas, todos escaleras abajo y a rezar en voz alta, pero en el encintado.JOSEFINA.- Y tú en el balcón!LORENZO.-El del Palacio Real me merecía yo! Que te pasa, Pepa?VIOLETA.- Nada!LORENZO.- Ah, si! A ti te pasa algo.VIOLETA.- Nada En absoluto.Voy a arreglarme un poco.

(Desaparece por la derecha.)

LORENZO.- Que la pasa?JOSEFINA.- Cierra la puerta.LORENZO.- Pero...JOSEFINA.- Cierra la puerta.

(LORENZO cierra la puerta de la derecha.)

LORENZO.- Que hay?JOSEFINA.- He encontrado a Pepita aquí, besándose con el chico ese..., con el mediquillo. No, no se han dado cuenta de que les veía.LORENZO.- Esta chica...esta chica.JOSEFINA.- Pero no puede ser.LORENZO.- Que le gustan los hombres, Josefina! Esa es la realidad. Que le gustan los hombres! Si hubiéramos sabido cuando nació en Burgos, tan pequeñita, con aquella inocencia, que le iban a gustar los hombres, que iba a necesitar que la besaran... porque necesita que la besen.JOSEFINA.- Y se que ha vuelto a la barra del Hawai.JUAN.- Ya ves! El vicio. Porque, que va a sacar del Hawai o del mediquillo? Tres mil pesetas y que no le cobre la consulta? Una inmoralidad! Y expuesta a que Don Acacio se entere.JOSEFINA.- Pero...JUAN.- Josefina, pero...pero. Soy un ateo? Lo que yo quisiera es que Pepita se casara como Dios manda. No me hagas repetirlo. Tú sabes que eso es lo primero. Dios no lo ha querido así. Pero al menos Don Acacio la estima y la protege. Y es un caballero.JOSEFINA.- Eso si.LORENZO.- Voy a hablarle muy clarito. Yo no consiento que a un señor como Don Acacio se le haga de menos. Y ahora mismo la llamo y se lo digo.

(La puerta del foro se ha abierto. Don ACACIO esta en el umbral, trae un paquetito en las manos.)

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ACACIO.-Buenas noches, buenas noches.LORENZO.- Don Acacio. (Le da la mano.) Josefina, cogele el sombrero a Don Acacio.

(JOSEFINA se apresura.)

ACACCIO.- No se moleste, por Dios, dona Josefina.JOSEFINA.- Si no es molestia. Mucho trabajo?ACACIO.- Digo...su marido lo sabe.

(Se sienta en el sofá llevado por LORENZO.)

LORENZO.- Uf! Luego dirán por ahí: “Lo que gana Don Acacio!; pero si vieran lo que trabaja Don Acacio...ACACIO.- Esa reformita del Código Penal.. Me esta trayendo de cabeza.LORENZO.- Oiga, y lo del chico ese?ACACIO.- Figúrese, lo del chico. El hijo de un amigo mío, familia ilustre, conservadora, que de pronto ha salido por la calle gritando: “Me ahogo. Gentuza, un billete para Francia, gentuza, hipócritas!JOSEFINA.- Que le van a hacer?ACACIO.- Ya veremos. Porque se ha resistido a la autoridad y parece que se metió la mano en el bolsillo cuando le estaban interrogando.JOSEFINA.- Seria para sacar el pañuelo.ACACIO.- Eso dice el., pero se interpreta como una falta de respeto. En fin, que la juventud esta perdida.LORENZO.- Y su señora...?ACACIO.- Pues eso no lleva buen camino, amigo Fernández. Usted se acuerda que le pusieron una vértebra en su sitio?LORENZO.- SiACACIO.- Pues esta tarde se le ha salido un hueso del brazo. Y es lo que me dice el medico: “Veremos a ver que hueso se le sale cuando le metamos el del brazo.”JOSEFINA.- Eso es anemia.ACACIO.- Al contrario. Exceso de cal. Que por un lado le vive el cuerpo y por otro el esqueleto.LORENZO.- Ya ves! Y habrá tanto sinvergüenza con una salud de bronce!ACACIO.- Eso.LORENZO.- Y su hija...?ACACIO.- De cabeza, la pobrecita. Retrasando la boda. Y el novio que va a salir ministro de un momento a otro. En fin, Dios proveerá. (Abre el paquete.) Le he traído una cosita a Pepa. No es nada. Un recuerdo.LORENZO.- Un brillante muy bonito.ACACIO.- Que quiero que tenga su huchita, poquito a poco.LORENZO.- Se va a entusiasmar.JOSEFINA.- Deja, deja que se lo de el.LORENZO.- Si. Nosotros les dejaremos solos.

(Una sonrisa benevolente a DON ACACIO.)

JOSEFINA.- Vamos a ver la procesión.

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ACACIO.- Ah... Pero es que hay procesión?JOSEFINA.- Si. La del barrio.ACACIO.- Ah, entonces no. No es necesario que se vayan/LORENZO.- Don Acacio...ACACIO.- Se lo ruego. (VIOLETA esta en la derecha.) Moruchita...VIOLETA.- Me has cogido a medio arreglarme.ACACIO.- No, moruchita. Hoy pasa una procesión...VIOLETA.- No lo has entendido bien. Me falta ponerme otro vestido. No voy a quitarme ninguno.JOSEFINA.- Don Acacio te traía esta sortija.ACACIO.- Para la huchita... para que vayas teniendo cosas buenas. (VIOLETA le devuelve el estuche sin mirar.) Que te ocurre?VIOLETA.- Llévatela. Te mandare los pendientes y la otra sortija. Los vestidos creo que me los he ganado.ACACIO.- Pero, nena.VIOLETA.- Veras, Acacio. No quiero ponerme violenta. No me obligues. Tú te marchas ahora y yo no te vuelvo a ver más.LORENZO.- Nina!VIOLETA.- El se va. Y no se le ocurre ni saludarme cuando me encuentre por la calle... estamos?ACACIO.- Pero, pepita, que ha ocurrido? He hecho algo malo yo?VIOLETA.- No. Y no me obligues a ponerme violenta. Gracias por todo y buenas noches.ACACIO.- Ah, no! Así no! Yo necesito una explicación!VIOLETA.- Por favor, Acacio.ACACIO.- La exijo.VIOLETA.- Me matas, Acacio. Me estabas matando poco a poco. Y no solo con tu piel, y tus besuqueos, y tus sonrisitas y tus loado sea Dios, mientras me tenías trincada de la cintura. No! Me estabas matando porque no se como yo no me daba cuenta que era del equipo...comprendes? no lo se explicar. Pero me dolía en las entrañas pensar que yo era la queridita de un caballero español de carrera, muy ilustre, muy noble y muy bueno y muy casado por la iglesia. Que estaba en tu puchero. Haciéndote el juego. No lo se explicar mejor, perdona. Acacio, te dije que no quería hablar de eso. Me dolía estar casi conforme... sabes? Y si sigo un minuto mas así me hubiera tirado por la ventana. Anda, márchate. Y tengamos la fiesta en paz.ACACIO.- Pero...VIOLETA.- Márchate, que lo cuento. Que salgo al balcón y empiezo a gritar las cosas que han pasado en esa alcoba. Por Dios, Acacio, de buena manera. Sin hacernos más daño.ACACIO.- Desde luego.LORENZO.- (Abrumado.) Don Acacio...ACACIO.- Nada, nada, amigo Fernández. Ella tendrá sus razones.LORENZO.- Pero esto tiene que ser una locura momentánea. Se le pasara.ACACIO.- Ojala... ella sabe que no tiene mas que llamarme; eso si, procurando que no se entere mi señora, para que yo venga a sus pies.LORENZO.- Es que yo no quiero que un caballero como usted, con ese corazón y esos sentimientos, salga así de esta casa.ACACIO.- Habiendo pagado además el recibo del mes. Si, es doloroso. Pero, por caballero, no puedo oponerme a los deseos de una señorita...Nada, nada. Que ella piense, recapacite.

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LORENZO.- Recapacitara.ACACIO.- Pues mejor que mejor. Así sea. (Ante ella.) Moruchita..., a pesar de mi avanzada edad, aunque no provecta, nunca creí inspirarte repugnancia.VIOLETA.- No me la inspirabas. Anda, márchate.ACACIO.- Quiero que sepas que, a mi modo, he sido muy feliz. Siempre a tu servicio.LORENZO.- Don Acacio, yo que le voy a decir...?JOSEFINA.- Don Acacio...!ACACIO.- Nada, nada. Tranquilidad en todos los frentes. Me llevo la sortija? Si; aquí esta. Por favor.... los jóvenes tienen su mundo, sus cosas. Tranquilidad.

(Desaparece por el foro.)

LORENZO.- (En el foro.) Don Acacio, que se mete usted en el cuarto de bao. Por allí. Como siempre. Hasta pronto, don Acacio. Martina, ábrale la puerta. (Se vuelve a VIOLETA.) Pero tu estas loca, di? Tu te has propuesto matarnos a disgustos? Que cuentos son esos del puchero y del equipo? Quien habla así? Y ese hombre que no tenia mas que atenciones y cariño para contigo! Se le puede decir esas cosas? Yo te juro que...VIOLETA.- Me voy a casar.LORENZO.- Si no le das una explicación de... (Se calla.) Como?VIOLETA.- Que me voy a casar.JOSEFINA.- Pero, Pepita...LORENZO.- Que tu te vas a casar? Cuando?VIOLETA.- La semana que viene.JOSEFINA.- Pero así, de pronto?VIOLETA.- Así, de pronto. Me lo han pedido.LORENZO.- Pero con quien?VIOLETA.- Con el doctor Juan Garcés.LORENZO.- Con el medico ese que...VIOLETA.- Si.JOSEFINA. Pepa, es muy raro que sin mas ni mas....!VIOLETA.- Es muy sencillo, nos queremos. Le entiendo y el me entiende a mi. No! No ha hecho más que besarme una vez. Y casi porque yo se lo he pedido. Estoy enamorada de el.JOSEFINA.- Pero...VIOLETA.- Quiero ayudarle a triunfar en su carrera. Darle ánimos, trabajar con el.LORENZO.- Ese muchacho...VIOLETA.- Por la iglesia, papa. Se casa por la iglesia.LORENZO.- Por la iglesia?VIOLETA.- Si. Estaba muerta de ganas de decíroslo. Sabía que os iba a alegrar más que a mí. Lo entiendes, papa? En un instante, dejo de ser todo lo que os repugnaba, para ser lo que vosotros queréis y lo que yo quiero también.LORENZO.- Claro, claro... y... gana mucho ese chico?VIOLETA.- Cinco mil pesetas. Seguras. Pero se ira abriendo camino. En cuanto lo conozcáis os va a entusiasmar. Es... eso que tu dices siempre papa. Un limpio de corazón. Tan bueno, tan sonriente.LORENZO.- Cinco mil pesetas...VIOLETA.- es muy joven/LORENZO.- No, no esta mal. Su familia?

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VIOLETA.- Es de Burgos. Bueno, de Salas de los Infantes. Los llaman “Los Papistas” figúrate!JOSEFINA.- y tu le has dicho...?VIOLETA.- No.JOSEFINA.- Porque?VIOLETA.- me daba miedo perderlo. Pero no lo perdería. El hace frente a todo. Es distinto...comprendes?LORENZO.- Muy distinto tiene que ser para no haberse dado cuenta.VIOLETA.- Esta en su mundo, en sus cosas. Que le importa lo que haya sido? Le importa solo lo que pueda ser ahora. Y lo que voy a ser ahora...Dios Mío!... creo que no habrá una sola mujer en el mundo que ponga mas voluntas en ser buena, en hacerlo todo bien... ahora supongo que os alegrara... tenéis que estar muy contentos.JOSEFINA.- (Abrazándola.) Yo si, Pepa. Yo estoy muy contenta.LORENZO.- Es lo que siempre he querido para ti, Pepita. Dios me ha escuchado.VIOLETA.- Nos casaremos muy temprano. Y nos iremos a Salas. Que será el viaje de bodas. No hay dinero para más. Pero en el fondo es estupendo que no haya dinero para mas!LORENZO.- Tenemos que conocerle.VIOLETA.- El esta deseando conoceros a vosotros. Vendrá ahora mismo. Voy a terminar de arreglarme. Habladle de Burgos. Le gusta mucho nuestra provincia. Al menos, el paisaje.

(Desaparece alborozada por la derecha. LORENZO y JOSEFINA se miran.)

LORENZO.- Ves, ves por lo que hay que creer en Dios? Porque El todo lo remedia. El llega siempre a tiempo. (Esta cerca del ventanal.)Habrá que devolver el coche. No esta terminado de pagar. Y con cinco mil pesetas que gana el muchacho ese...JOSEFINA.- Pero tu cuenta corriente...LORENZO.- Josefina, no digas tonterías. Hay para tirar unos meses. Tu cuenta corriente! Como si fuera importante! Hubiera podido ser algo si sigo trabajando con don Acacio. Pero así... menos que una cartilla de ahorro.JOSEFINA.- Y porque no sigues trabajando con don Acacio?LORENZO.- Porque la niña se casa como Dios manda y ese puesto me lo había dado don Acacio, mediando la niña – acuérdate que dijo esas palabras – mediando la niña.JOSEFINA.- Puedes volver por el despacho.LORENZO.- Sabes de sobra que no me va a admitir. O no?JOSEFINA.- Si. Me figuro que no. El chico ese seguro que te podrá colocar en algún lado.LORENZO.- Pero no lo has oído? cinco mil pesetas. Esta empezando. Lo normal seria que le ayudara yo. De donde? Pobre muchacho! Deja de poner esa cara, Josefina. No vamos a ir a ningún asilo. Y aun tengo brazos y fuerzas para trabajar en cualquier cosa.JOSEFINA.- Pero en que?LORENZO.- No se. En cualquier cosa. Es sufiente, no?Josefina.- No puedo remediarlo. Le tengo miedo a la vida. No se porque. Como he tenido siempre hambre! Y no se me pasa comiendo. Llevo el hambre aquí. (Se señala la frente.) Y el miedo. Por más que lo pienso, no encuentro mayor mal que morirse. Pues, mira, a morirme no tengo miedo. Y a esto, a esto de despertarse todos los días... a esto, si.

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LORENZO.- Bah! Sandeces! Yo puedo encontrar trabajo. Diez anos mas trabajando y...JOSEFINA.- Si. Con diez anos el chico ese ya habrá ganado lo suficiente para mantenernos.LORENZO.- Eso. Hasta que, gracias a Dios, nos muramos. A veces me pregunto porque tenemos tantas ganas de morirnos los de Burgos! Y porque nos casamos tú y yo. No se como tienes la cara, no! ni partida de nacimiento habrá tuya. Solo se que durante muchos anos he tenido una mujer honrada al lado mío que decía: Lorenzo. Eso ya es algo! ( Esta mirando hacia el ventanal, hacia su coche. Saca las llaves y las hace girar en su dedo.) Pero no te amilanes, no tengas tanto miedo, sabes? Me preocupa ese chico. Nuestro futuro yerno.Josefina.- Si es tan bueno como ha dicho Pepita...!LORENZO.- Precisamente Por ser tan bueno.JOSEFINA.- Y que te preocupa?LORENZO.- No, no es nada económico. Ya me comprendes. Es un problema de conciencia que me esta atormentando.JOSEFINA.- Un problema de conciencia?LORENZO.- Si, Josefina.... podemos consentir que ese muchacho tan bueno se case sin saber lo que ha sido Pepita? De acuerdo. Estamos expuestos a que se entere y renuncie a la boda. Pero podemos dejar ir a un ser humano al degolladero?JOSEFINA.- Ya has oído a Pepita. Tal vez al chico no le importe.LORENZO.-Mira, será todo lo moderno que quiera, pero es de Salas de los Infantes. Te das cuenta, no? Lo condenamos al ridículo, a que la gente se de codazos cuando pase del brazo de la chica.JOSEFINA.- Yo...LORENZO.- Ponte en su carne. Figúrate que es hijo tuyo. Te gustaría que le hicieran una cosa así? En recta conciencia, como lo que somos, oyendo misa los domingos, puede permitirse un engaño de esa magnitud?JOSEFINA.- Hay infinidad de chicos que se casan sin saber lo que ha hecho la novia y...LORENZO.- Josefina..., no me desesperes. Una cosa es pendonear extraoficialmente y otra es pendonear de un modo oficial. Habrá chicas – muy pocas, gracias a Dios – que se casen sin tener que perder mas que un zapato. Porque? Falta de formación, molicie, guasa, lo que quieras. Pero son señoritas. Pepita...JOSEFINA.- Hambre, soledad, miedo.LORENZO.- Pero no es una señorita...Si estuviera aquí Don Acacio, echaba mano del Código y te lo explicaba en dos palabras. Lo que se es que si mi hija es una señorita y da un resbalón, yo no tengo obligación moral de poner en antecedentes al novio. Pero siendo una cualquiera...en recta moral debo hablar.JOSEFINA.- Si dices algo, se ira...LORENZO.- Es posible. Y ahora, con la mano en el corazón, pensando en Dios, te sientes capaz de ocultárselo?JOSEFINA.- Si.LORENZO.- Josefina! No has dicho nada en tu vida, has sido una sombra, si, una sombra, no has hecho más que lloriquear, y cuando llega el momento de dar una respuesta de categoría dices: si.JOSEFINA.- No, no, perdona. Estoy hecha un lío. Digo lo que tú quieras. Tú sabrás lo que hay que hacer. Pero...

(JUAN esta en la puerta del foro. Sonríe.)

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JUAN.- Perdonen. Vengo a buscar a Violeta...Oh, no a...! A... como se llama? Bueno a su hija. No se si les ha hablado de mi. Soy...LORENZO.- Si. El doctor Garcés. Ya. Pepa nos ha hablado mucho de usted.JUAN.- Pepita, eso es.LORENZO.- Esta terminando de arreglarse.JUAN.- Ha visto como se ha puesto la calle con la procesión? Y los balcones! Hay gente en todos los balcones. Mire. Alli. Tres, cuatro, cinco. Cinco mujeres. Me gustaría saber que piden al santo.LORENZO.- No es un santo lo que va a salir. Es la Virgen.JOSEFINA.- De la Piedad.JUAN.- Ah! La Virgen de la Piedad! Estupendo! Lo que no se es como pueden resistir este calor. Mire, mire que vaho sube de la calle.LORENZO.- Muchacho...JUAN.- Eh?LORENZO.- Quiere sentarse?JUAN.- No, gracias. No estoy cansado. Les dijo Pepita que yo soy de Salas? Y que hemos nacido los dos un 29 de Febrero? Cuando nos vimos la primera vez yo...JUAN.- Escúcheme.JUAN.- Si, señor.LORENZO.- Pepita nos ha dicho que usted quiere casarse con ella. Es cierto?JUAN.- Ah, si! En seguida.LORENZO.- Y que...JUAN.- Gano cinco mil pesetas, pero...LORENZO.- No me refiero a eso. Por favor, entre hombres de conciencia la palabra peseta no debe sonar. Nos ha dicho que su familia es un ejemplo de moralidad y que piensan ir a pasar la luna de miel con ellos.JUAN.- Si.LORENZO.- Usted ignora a que se dedica mi hija?JUAN.- Oh! Es eso? Me mintió diciéndome que estudiaba Filosofía, porque se avergonzaba de trabajar de sueldo. Eso es muy provinciano. Me hizo gracia. También me oculto su nombre. Violeta, en vez de...de...Pepita. Eso es. Ah, no, no! Ahora ya se a lo que se dedica.LORENZO.- y no le importa casarse con ella?JUAN.- Todo lo contrario! Si viera que en el fondo me enorgullezco que trabaje en eso...! estoy seguro que gracias a su experiencia me va a ayudar mucho.LORENZO.- (Atónito.) Ya. De modo que su experiencia le va a servir a usted!JUAN.- Estoy seguro.JOSEFINA.- (A LORENZO.) Lo ves?LORENZO.- Cállate! (A JUAN.) Me permite que lo encuentre repugnante?JUAN.- Porque? Una secretaria...LORENZO.- Que secretaria?JUAN.- Pepita. Es secretaria de un americano...Ah, de ese apellido si que me acuerdo! Forrester.LORENZO.- No.JUAN.- Que?LORENZO.- Que Pepita no es secretaria de nadie, que yo le estimo a usted porque es un muchacho noble y por muy doloroso que a un padre resulte...por muy terrible....yo no le puedo tener engañado. Mi hija es una prostituta.

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(Un silencio. De las manos de LORENZO caen las llaves de un coche. Se agacha lentamente a recogerlas.)

JUAN.- Pero...LORENZO.- Si.JUAN.- Oh, no! No es posible.LORENZO..- Porque?JUAN.- Porque me lo esta diciendo usted, su padre. No es posible.LORENZO.- Le he dicho que para un padre es terrible. Pero que mi conciencia me obliga a ello. Este piso lo pagaba un abogado eminente de cierta edad, con quien Pepita ha reñido para casarse con usted. Y los abrigos, las joyas, el dinero que Pepita tiene proceden de ese hombre y de otros. Por favor, usted se merece la verdad, pero no me obligue a avergonzarme mas!JUAN.- Ella me dijo hace poco...aquí...LORENZO.- Ahora ya lo sabe. Ahora puede quedarse o marcharse. Nosotros hemos cumplido con nuestra conciencia. Vamos, Josefina.

(Desaparecen por el foro. JUAN arruga el rostro. Por el foro también aparecen MARTINA y AMARANTA.)

MARTINA.- Disculpe, doctor. Es que las ventanas de la farmacéutica dan al callejón y la chica no quiere perderse la procesión.AMARANTA.- Nosotras no molestamos. Nos encerramos en el balcón.MARTINA.- Quiere algo, doctor? Doctor!JUAN.- Eh? No, nada. Gracias.

(MARTINA y AMARANTA salen al balcón. JUAN se pasa el pañuelo por la frente. Aparece VIOLETA. Le ve. Sonríe.)

VIOLETA.- Juan... (Va hacia el. Se detiene.) Que ocurre? Te pasa algo?JUAN.- Debe ser la radiactividad. Las tortugas gigantes no saben volver al mar, los pájaros emigran al norte...y hay hombres, por inexplicable que parezca, que se enteran de todo al final. Has debido pensar que era un imbecil., que como no me daba cuenta..., pero no me doy cuenta de tantas cosas!VIOLETA.- Quien te lo ha dicho?JUAN.- Tu padre. (VIOLETA retrocede un paso.) Era un deber de conciencia para el.VIOLETA.- Y no te han dicho que esa conciencia tenia el cartelito de “No Funciona” para el viejo que venia aquí? Que tal vez ha hablado para no perder el dinero?JUAN.- (Mirándola, sonriente.) Que horror, verdad! Su conciencia. Su extraña conciencia. Y no sabes si compadecerlos o tenerlos rabia. Hay tantos, tantos así! Perdona, Violeta no tiembles, por favor. Si quieres, puedes evitarlo.VIOLETA.- Pero no vuelvo. Me pondré a trabajar en una casa honrada. Te lo juro. Con todo lo anterior, no vuelvo. Se morirán de hambre. Yo....yo les voy a ver como se mueren de hambre.JUAN.- No es preciso que vuelvas con nada de eso. Me caso contigo.VIOLETA.- Pero...JUAN.- Estoy pensando que lo que Dios no me perdonaría es quedarme cruzado de brazos, no luchar, no intentar ponerme frente a esas conciencias tan terribles. Ha de ser difícil. Porque hay muchos así. No les oyes? Vamos, di que les oyes.VIOLETA.- Si.

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JUAN.- Pues me importan un bledo. Nunca, nunca pensare como ellos y seré libre y al final ganare yo. (VIOLETA se abraza a el.) Que calor....verdad?VIOLETA.- Si. Es un ahogo espantoso. Parece como si fuera a asfixiarme. Y al tiempo tengo frío.JUAN.- Será preciso que no...Que no se enteren mis padres.VIOLETA.- Juan, yo no quiero...JUAN.- Pero yo si. Quiero casarme. Pero será preciso que al principio no se enteren mis padres. Ni los amigos. Ejerceré en otra ciudad.

(MARTINA entra y apaga la luz general. Las luces de las casas de los balcones de enfrente se han apagado también. De la calle viene un suave resplandor. MARTINA

cierra el balcón tras de si.)

VIOLETA.- En todas partes pueden conocerme.JUAN.- No me importa! Y si es preciso iré de tu mano ante todos, a todas partes. (Sonriendo.) Ya ves que no me desanimo! Hay que vivir por encima de todo. No me desanimo!VIOLETA.- (Abrazándose a el, enternecida.) Juan. No...No sufras. Acéptame..., por Dios. Se que es muy difícil..., que ahora estas temblando tu...; pero si nos queremos, vamos a intentarlo. Por piedad, por rabia, por muchas cosas. Dame una oportunidad. Tenías tu razón. Esta muy cerca la solución. La tenemos en la mano. Y la solución es... (Casi sonriendo.) Un 30 de Febrero. Cuando haya desaparecido este barrio, este infierno, los que lo hicieron posible, los que lo habitamos. Y no haya miedo. Ni hambre. Esa hambre de siglos. Ese terror al hambre. Cuando no haya culpas. (AMARANTA y MARTINA se arrodillan en el balcón.) Ni pecados. Un 30 de Febrero, cuando no nos hagamos daño los unos a los otros, cuando podamos vivir, cuando no haya envidia, ni hipocresía, ni rencor. Entonces volveremos Juan. Porque aunque ellos digan que no, aunque lo nieguen, para ti y para mi, tiene que existir, amor mío, tiene que haber un 30 de Febrero, tiene que haber un 30 de Febrero...

(Se abraza desesperadamente a el. Cae el

TELON

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