Un amor sin ataduras

Cuenta una leyenda de los indios sioux, que hace miles de años llegó ante la tienda del viejo brujo una pareja. Ella se llamaba Nube Alta y él, Toro Bravo.

-Nos amamos- empezó diciendo Toro Bravo

-Y nos vamos a casar- dijo ella

-Pero, nos queremos tanto que tenemos miedo de que nuestro amor acabe. Queremos un hechizo, un conjuro, algo que nos garantice que podremos estar unidos para siempre-dijeron los jóvenes al unísono.

-Hay algo, pero es una tarea muy difícil y sacrificada- dijo el brujo, tras una larga pausa.

-No importa. Haremos lo que considere y sea necesario- dijeron los amantes.

- Nube Alta, sin más armas que una red y tus manos, subirás al monte y cazarás el halcón más vigoroso y me lo traerás vivo el tercer día de luna llena. Y tú, Toro Bravo, deberás traer de la montaña más alta a la más valiente de las águilas y traerla viva, sin ninguna herida.

El día establecido por el viejo brujo, los jóvenes llegaron a su tienda con dos grandes bolsas de tela que contenían a las aves solicitadas. El viejo brujo les pidió que, con mucho cuidado, las sacaran de la bolsa. Eran sin duda las aves más hermosas de su estirpe.

-Ahora, atad entre sí a las aves por las patas con estas tiras de cuero. Después soltadlas y dejad que intenten volar.

El águila y el halcón intentaron levantar el vuelo, pero sólo consiguieron revolcarse entre sí. Incapacitadas por su imposibilidad de volar comenzaron a picotearse la una a la otra con tal fuerza y agresividad que ambas murieron presas de su propia violencia.

-Éste es el conjuro. Jamás olvidéis lo que habéis visto hoy. Vosotros sois como el águila y el halcón… si os atáis el uno al otro, aunque sea por amor, viviréis arrastrándoos y tarde o temprano os haréis tanto daño el uno al otro, que al final vuestro amor morirá. Si queréis que vuestro amor perdure, volad juntos pero jamás atados.