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Un Cuento de Enfermera Por Louisa May Alcott

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UnCuentodeEnfermera

Por

LouisaMayAlcott

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I

MIPACIENTE

Mi querida señorita Snow, al enterarme de que mi amiga, la señoraCarruth, necesita de una enfermera para su hija enferma, me apresuro aproponerleelpuesto,yaquepiensoqueesustedlapersonaidóneaparaél,amenosquelastareasresultendemasiadoarduas.Nomecabedudadequesuscartasderecomendaciónymisincerorespaldolegarantizaránlacolocación,siustedlodesea.Partimosmañana,yleescribocongranapremio,peroledeseoéxitodecaraalfuturoyleagradezcosinceramentesusserviciospasados.

Atentamente,

L.S.Hamilton

Esta amable carta, deuna antigua empleadora,me fue entregada estandoyoagotadaydesanimada,trasunabúsquedainfructuosadeunpuestocomoelquehorameofrecían.Estabataninteresadaquemeapresuréasalirdenuevo,conlaesperanzadequenadiesemeanticiparaconlosCarruth.Hechadeunimponentebloquedegranito, lacasase levantabaenuna tranquilaplazadelWestEndque teníasupropiopequeñoparque,dondehabíauna fuentecitaydonde los niños paseaban bajo sus capuchas blancas. Elegantes carruajesentraban y salían, las damas subían y bajaban con ligereza por los ampliosescalonesarrastrandosusvestidosdeseda,yloscaballeros,consustrajesdemontar intachables, pasaban a medio galope sobre sus hermosos caballos.InclusolasmujeresyloshombresdeservicioteníanaspectodequeLabuenavidabajolasescalerashubiesesidorepresentadaenestesiglo,aligualqueenelpasado,ytodoparticipabadelairedelujoqueimpregnabaelambiente,tanagradablecomoelsolenotoño.«LosCarruthdebendeserunafamiliafeliz»,penséalacordarmedemipropiapobrezaysoledad,mientrasesperabadepieaquecontestaranamitímidallamadaaltimbre.

Unarrogantesirvientemedejópasary,trasconocerelobjetodemivisita,me llevó a una antesala hasta que su señora estuviera libre. A través de lapuerta entreabierta podía ver la sala de estar, donde varias damas estabansentadasyhablaban.

Ansiosaporverlaclasedepersonaconlaqueibaaencontrarme,observéconmucho interés a la única dama del grupo que no llevaba sombrero. LaseñoraCarrutheraunamujerhermosa,apesardesuscincuentaaños,puessupelotodavíaeracastañooscuro,teníalosdientesperfectos,losojosllenosdeluzysecomportabaconunadignidadquerevelabaungranorgullonaturalalavezqueelegancia.

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Era obvio que sabía cómo entretener a las invitadas, pues sus rostrosindiferentesseiluminabanyamenudoseoíanrisasdespuésdesusanimadaspalabras.

«Parece una mujer moderna y desenfadada, a pesar de tener a una hijaenferma»,medijemientras laobservaba.Cincominutosdespués,cambiédeopinión cuando, tras despedirse de la última de las invitadas y quedarse asolas,meparecióotracriatura.Toda laanimaciónseborródesu rostroy lodejópálidoycansado.Elcomportamientomajestuosodehacíaunmomentocambió, sedejó caer enunasiento, comosi su almay su cuerpoestuviesenagotados. Tan solo se quedó así un instante; los pasos del sirviente que seacercaba la hicieron volver en sí y mostrar un aire de perfecta composturamientrasescuchabaanunciaralhombreque«unajovenesperaparaverla».

Leexpliquébrevementelarazóndemivisita,lepresentémiscredencialesy, mientras ella las examinaba, la observé con interés redoblado pues,habiéndolavislumbradoporunmomentosinsumáscara, la fría tranquilidadqueahoramostrabayanopodíaengañarme.Leolosrostrosconrapidez,yelsuyo era el más trágico que jamás he visto. Esos ojos tan inquietos, esasarrugasdemelancolíaalrededordelaboca,esetonodesesperadobajosufirmevoz y una indescriptible expresión de tristeza insuperable… todo ellodemostrabaquelavidalehabíatraídounapesadacruz,delaquesufortunanopodía librarla y para la que su orgullo no podía encontrar una proteccióneficaz.

—Parecequeesustedinglesa;¿tieneamigosenestepaís?

LaseñoraCarruthhablóde repente,ymedirigióuna intensamirada.Ledevolvíotraigualdeintensaylerespondítranquilamente:

—Ninguno,ahoraquelaseñoraHamiltonsemarchaynotengofamiliarescercanos al otro lado del océano. Soy huérfana, dependo demímisma y, apesardeserhijadeuncaballero,miorgullonomeimpideganarmeelpanconcualquiertrabajohonrado.

Algoenmiaspectoomimaneradehablarparecióagradarle;seacercóunpocomásysutonosevolviómássuavecuando,aldevolvermelascartas,medijo:

—Sonmuy satisfactorias, señorita Snow, pero antes de seguir, creo quedebo decirle lo que la señora Hamilton tan delicadamente ha evitadomencionarensunota.Laenfermedaddemihijanoesfísica,sinomental.

Amedidaquelaúltimafrasesalíadesuslabiosaregañadientes,vicómolasmanos blancas que descansaban en su regazo se estrechaban lentamentecon fuerza y delataban lo mucho que a la madre le costaba confiarle ladolenciadesuhijaaunaextraña.Laspalabras,elgestoylaexpresiónquela

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acompañaban hicieron que mis ojos se llenaran de lágrimas, y mi rostroinvoluntariamenteexpresólacompasiónqueyonosupedisimular.Lamiradade la señoraCarruth se suavizóaúnmás,ycasi sevolviónostálgicacuandodijo:

—Tengo entendido por la señora Hamilton que usted ya tiene algunaexperiencia en el cuidadodedementes, yque tiene ciertopoder sobre ellos.Parece usted jovenpara unaprofesión tan triste; ¿desea usted continuar conestaclasedecuidados?

—Tengo treintaañosy,aunque laprofesiónseasinduda triste,megustamásqueser institutrizodamadecompañía;yelhechomismodeque tengacualidades para ello hace que quiera dar lo mejor de mí a aquellos quenecesitandetodalaayudayelcariñoquesussemejantespuedanofrecerles.

Un prolongado suspiro de alivio escapó de sus labios y, bajando la voz,dijoconunairedeconfianzaquemefuemuygrato:

—Variaspersonashansolicitadoelpuesto,peroningunamehaparecidolaindicada. Creo que usted sí lo será, y espero que los cuidados no seandemasiadoparausted.No le cedería anadieesta tarea sipudierahacerlayomisma, pero, como ocurre con frecuencia, mi pobre niña rechaza con másfuerzaaaquellosqueunavezfueronlosmásqueridosparaella,ynodejaquemeacerque.Por tanto,debovermipuestoocupadoporunaextraña,aunquemerompaelcorazónserapartadaasídeella.

Hizounapausa,luegoañadióapresuradamente,comosimehubieraleídoelpensamiento:

—Tal vez usted se pregunte por qué no enviamos a esta desafortunadachica fuera de casa. Sencillamente, porque no confío en nadie para que lacuide,niquieroperdereltristeplacerdeprotegerlayhacerlopocoquepuedaporella.Ahora,déjemequelehabledeella.Llevaenfermaunaño,perolosviolentos ataques se producen a intervalos; el resto del tiempo, es casi ellamismadenuevo,ysolonecesitalaatenciónylasdistraccionesquecualquierpersona compasiva e inteligente pueda darle. La vieja enfermera, que llevaconmigomuchosaños,estáagotadaydebedescansar,Elinornopermitequeningunadelasmujeresqueahoraestánconmigoseleacerque,asíquehemosdecidido probar con una compañera joven. Hay a mano personas conexperienciaparacuidardeelladurantesusfrenéticosparoxismos,asíquetodolo que le pido es que la entretenga y se ocupe de ella en sus días de máslucidez.¿Haráustedesto?

—Conmuchogusto,sipuedo—lerespondíconentusiasmo.

—Gracias.Notengodudasdequetendráustedéxito,amenosqueellalecoja aversión. La señora Hamilton me habló de sus muchas aptitudes y su

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habilidadparausarlas.LedejoasujuiciotodoloreferentealasdistraccionesyocupacionesparaElinor.Esdeseablequeduermatantocomoleseaposible,las conversaciones han de ser insulsas, y las tareas, tranquilas. Andarecuperándosedeunrecienteataqueyestádemuymalhumor,peroyanosemuestra violenta. Durante los próximos meses irá mejorando gradualmentehastaque seproduzcaotra recaída;por tanto,nodebeusted temernadaporahora.

—Nunca temo a aquellos a los que amo, y aprendo pronto a amar aaquellosalosquecompadezco.

—Entoncesamaráustedamipobrehija,puesdespertarálamayordesuscompasiones.Perodéjemeaclararleunpunto,parasuenterasatisfacción.Nohaydineroquepuedapagarestosservicios,digaunacantidadygustosamentelaaceptaré,ydebuengradolaaumentarésilastareasresultanmásdifícilesdeloqueustedesperaba.

—No soyunapersonaque semuevapor dinero; solo quiero unhogar yunapequeñacantidadparanodependerdelacaridadajena.Permítameprobarunasemanaantesdecerrarestacuestión.Puedoempezarenseguida,siustedlodesea,yloharélomejorquepueda.

Sé que mis maneras y mi sinceridad le agradaron; tomó mi mano y laapretóconungestoimpulsivomientrasselevantabaymeconducíaasucuartodiciendo:

—Vamos, entonces,ydejemosqueElinorveaesealegre rostro suyo.Loúnico que temo es que encuentre esta vida aburrida y pierda usted su buenánimo y viveza.Mi hija no puede salir y no ve a ninguno de sus antiguosamigos, así que estará usted prisionera la mayor parte del tiempo. ¿Podrásoportarlo?

—Creoquesí,sipuedosaliratomarelaireunavezaldíaydescansarporlasnoches.Soyfuerteymeencuentrobien,nuncaconocíeldesánimo,aunqueaveceshetenidobuenosmotivosparaello.

—Tieneustedunalmafeliz,¡laenvidio!

Meestabayoquitandoelsombreroylacapamientrashablaba,yellameestabaobservandohastaque,conaquellaexclamación,segiróycaminóalolargo de la habitación con paso rápido como si algún recuerdo amargo opreocupación la atormentaran. Se detuvo frente a un tocador que tenía unaselegantesbagatelasesparcidasporencimay,apartándolassincuidadoconunamano,seleccionótresllavesyseacercóamí.

—Estassonlallavedelinvernadero,queahoramismoessuúnicolugardeejercicio;ladelabiblioteca,dondesolíadisfrutar;yladelosarmariosdonde

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estásuropa.Cuandoseencuentrapeordestrozaydañalascosas,peroahorapuedemoverse libremente.El invernadero es sagradopara ella; puedeustedseleccionar los libros comomejor considere; los adornos y vestidos con losqueellajuegaparecequeleencantanporsusvínculosconelpasado.Elpianoacabadeserafinado,yessumayorconsuelo,cuandoestá losuficientebienparatocarlo.

Puso las llaves enmimano yme condujo escaleras arriba y a través dehabitacionescuyaampliaeleganciacautivaronmisojosyofrecieronpromesasdelujososaposentosalapobreacompañantequeerayocuandodejémisuciorincónenuna casadehuéspedesbarata.La señoraCarruth abrióunapuertaque conducía a un ala remota ymemostró un apartamento que parecía unperfectonidodecomodidad,ymedijoqueeramío.Continuandoatravésdeunagaleríayunaantesala,dondedosmujeresdeedadmedianayconaspectodeencargadasestabansentadastrabajando,ellasedetuvoenelumbraldeunapuertaquenoseatrevíaacruzary,conunamiradaquenuncaolvidaré,dijoconsolemnidad:

—SeñoritaSnow,enestacasaveráustedmuchascosasqueleoprimiránelcorazóny requeriránsupacienciaycompasión;nonecesito insistirleenqueguardesilenciorespectoalasobligacionesqueleencomendamos,niofrecerlesoborno alguno por su lealtad; dejemos que el ruego de una tristemadre seganesutiernacompañíaparaunahijamuydesdichada.

—Puedeustedconfiarenmí,señora,esasafliccionessonsagradasparamí.

Nodijemás,peroellaquedósatisfechay,conun tembloren lavoz,unamiradadeanheloensuorgullosorostro,señalólapuertaysusurró:

—No puedo ir más lejos. Trátela como si no pasara nada y sígale lacorriente en sus inofensivos caprichos. Si está tranquila, entreténgase hastaqueellahable,ysilaconfundeoalarmaalgo,toqueeltimbre:estasmujeresestánaquípararesponderaél.Vayausted,querida,perodéjemeverlaantesdequesemarche.

Con una pequeña palpitación en el corazón, no de miedo, sino deexpectación,entréymiréamialrededor.Aprimeravista,lahabitaciónparecíaunboudoiramuebladodemaneraexquisitaymuyatractivoparalahijadeunhombre rico, pero una segunda ojeada revelaba muchas huellas de lasfrenéticas escenas que se habían producido allí. Las ventanas tenían ricoscortinajes, pero los barrotes de hierro proyectaban su sombra sobre el sueloiluminadoporelsol.Ungranespejoestabadesfiguradoporvariasfisuras,feasmanchashabíanechadoaperder laalfombraconflores,había juguetesrotosdesperdigadosysobrelosmueblesdepalisandroymármolseveíanlasmarcasdemanostemerarias.Todaslaspuertasestabancerradasconllave,salvolaqueyo había usado para entrar, la chimenea estaba protegida por una pantalla

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metálicayvariosarmariosestabancerrados.Tansoloelpianoestabaabierto,yasualrededorhabíaporelsuelopartiturasrotas.Sobreunsofá,enlaesquinamásoscura,estaba lomáspatéticodeaquellahermosay, sinembargo, tristehabitación: una chica alta y perfectamente desarrollada, al igual que suatractiva madre; no costaba imaginar que aquella visión fuera una angustiadiariaparalamadre.Muypálida,peronoagotadaporunañodesufrimiento,aquel atractivo físico de ella solo hacía que la enfermedadmental resultaramás tristey llamativa.Sobre losfuertesbrazosblancos,cruzadospordebajodelacabeza,aparecíanoscurosmoretones—sindudainfligidosporsímisma—y le colgabaunagran cantidadde cabello rizadoy rojizo, enmarañadoydescuidado;teníaloslabioscerradosyunospárpadoscaídosporelcansancioescondían amedias los ojosmás extraños que jamás he visto. De un coloravellanaclaro,parecíancasideunamarilloleonado,comolosojosdeuntigre;teníanunaexpresióninfinitamentesalvajeytriste,perounligeroruidodemivestido al avanzar los alteró; al instante los ojos se abrieron por completo,oscureciéndose y dilatándose hasta volverse oscuros y fieros, mientras losfijabasobremíconunamiradaquemehizoestremecerporuninstante,perono habló ni semovió así que, recordando las últimas palabras de sumadre,simplementemeinclinéyledijetranquilamente:

—Buenosdías,señoritaCarruth.Hevenidoasentarmeunratoconusted.Nolamolestarésisedisponíaadormir—paséjuntoaella,mesentéalladodelaventanayempecéahojearvarioslibrosquehabíatiradoscerca.

Siguióunlargosilencio,duranteelcualpaséconcalmalaspáginascomosi estuviera absorta en lahistoria, si bienno leí ni una solapalabra, pues laconsciencia de que aquellos ojos salvajes me observaban me afectabasingularmente.

Inmediatamente, como si estuviera satisfecha con el escrutinio de mirostro,yansiosaporoírmivozdenuevo,dijo, conel intensoymonocordetonopropiodelosdementes:

—¿Cuáleselnombredeminuevacuidadora?

—Elnombredesunuevaacompañanteyamiga,siustedlepermitequelosea,esKateSnow.

Alverquedeseabahablar,dejéel libroenel sueloymegiréhaciaella,comosi estuviese listaparaquemepreguntara.Ella estabaechada, apoyadasobresucodo,yseguíamirándome,perolaferozmiradasehabíatrocadoenunamezcla de duda y curiosidad.Con la libertad de alguien para quien lasformasylasceremoniashandejadodeexistir,miróyhablósinimportarlelacortesíaoelpropiocontrol.

—¿Porquéhavenido?¿Noteníaotracosaquehacerqueencerrarseenuna

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prisiónconunacriaturatanmiserablecomoyo?

—Podría haber hecho muchas otras cosas, pero preferí esta, ya que megusta cuidar a los enfermos, porque resulta que tengo el poder dereconfortarlos,yesoesalgomuyagradable,comopuedeustedsuponer.

—Ojalápudierahaceresopormí;peroyosoyuncasoperdido…Uncasoperdido.

De repente se levantó y empezó a caminar de un lado a otro con pasorápido,comosiquisieraescapardealgunaideadesesperada.Fuedeaquíparaallá, como una criatura salvaje en su celda; seguía mirándome de manerafurtivayenmásdeunaocasiónhizounapausaantesdegirarsebruscamenteyalejarseparaempezardenuevoacaminardeunaparedaotra sindescanso.Cogíunpequeñobordadoquehabíaenuncestovolcado,conlaesperanzadetranquilizarlaydirigirsuatenciónhaciamí,yempecéaexaminarlo.Elinorsedetuvoalinstante,memiróunmomento,luegoseacercóydijoconciertoairearrogante:

—Notoqueeso,estáhechounamarañayustedloestropearámás.

—Yaveo,perocreoquepuedodesenredarloyluegoustedpuedeacabarlo,ya que es demasiado bonito para que se eche a perder. Puede que luego legustetrabajarenél,yyoleleeréalgoenvozalta.Deseoquepodamospasarjuntasratosagradables,señoritaCarruth.

Le hablé en un tono alegre, exactamente igual que si me estuvieradirigiendoaunapersonasana,pueslaexperienciamehabíaenseñadoquelamanera más segura de tranquilizar a los maníacos era aparentar no serconscientedesulocuraydarporhechoquesecomportanconpropiedad.Lesayudabaaaumentarsupropiocontroly,normalmente,ganabanenobediencia,alapelaraunadelasmotivacionesmásfuertesqueposeemos:eldeseodelabuena opinión de los demás.Elinor pareció sorprenderse al principio, luegopreocupada,ydijoapresuradamente:

—Sabeustedloquemepasa,¿no?¿Nolehandicholahorriblevidaquellevodesdehaceunaño?Metrataustedcomosifueraunaenfermacomún.

—Sé todo lo del pasado, pero eso ya pasó, para nunca volver, espero.Olvídeloyhagamosfelizelpresente,sipodemos.

—¡Olvidarlo!¿Cómo?Cuandoséqueestehorrorvolveráunayotravezaperseguirme hasta que me muera… ¿Cómo puedo ser feliz con lo que medeparaelfuturoylosrecordatoriosdemimiseriaconstantementeantemí?

Echóunamiradadesesperadaalahabitaciónyextendiósusheridosbrazosconungestopatéticoquemellegóalcorazónehizoquemetemblaralavozcuandocogísusmanosentrelasmíasyledijeconternura:

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—TodoesposibleconlaayudadeDios;tengaesperanzayespere;espereyÉl la ayudará a su debido tiempo.Mientras tanto deje que yo haga cuantopuedaporusted,yporhacerquesuvidaseamásfeliz.

Creoquemirostroymisgestoslellegaronmásquemispalabras,pueslacompasión humana encuentra mejores intérpretes que las palabras. Ella losintióasí,cedióy,cayendosobresusrodillas,seaferróamíconlafuerzadeun alma desesperada que por fin ha encontrado un apoyo, gritandoapasionadamente:

—Sí,ayúdeme,ámeme,sálvemesipuede;ningunaafligidacriaturaenelmundolanecesitatantocomoyoausted.

Laabracérápidamenteydejéquemislágrimascorrieranlibremente,conlaesperanzadequeella tambiénlloraseylebajaseelfrenesí.Nolohizo,peromislágrimasconsolaronsupobrecorazón,puesleconfirmaronmisinceridadylacalmaronconelbálsamodelacompasión.Enseguidalevantólamirada,sin lágrimas,peromáscalmadayconunaexpresióndulce;bajómi rostroymebesó.

—Esustedmuyamable,gracias.Intentarédemostrarlemigratitudsiendotranquilayobediente.No lloreustedpormí,querida;yonopuedo,ymedapenaverlahacerlo.Ojalápudieracreerquehayalgunaesperanza.¿Creeustedrealmentequeconeltiempopodréponermebien?

Ahora hablaba y miraba como una niña pequeña, y me observaba contristeza,todavíaderodillasjuntoamí,conmibrazoalrededordeella.

—Asíes.Es joveny tieneuncuerposanoparaayudarla.Unagranpartedependedesímisma,ysi tratademantener sumente tranquilay feliz,creoque podrá ponerse bien, pues he visto casos peores que se han curado porcompleto.

Ella negó con la cabeza y murmuró en voz alta, como para sí misma,mientraslaantiguatristezavolvíaacaersobresurostro.

—¿Quépuedeserpeorquelomío,sipuedesaberse…?Lospecadosdelospadresrecaeránsobreloshijos,yellosdebenpagarelcastigo.

Las palabras de la hija recordaban el triste semblante de lamadre ymeconfirmaronqueaquellujosohogarestabaensombrecidoporalgunatragediafamiliarocultaalmundo.Aquellosolomehizosentirmáslástimaporlapobrechica, y estaba tratando de pensar en alguna ocupación divertida para ellacuandounadelasmujeresentróconunabandejaenlamano.

—Laseñoritadebecomeralgoahora,yaquenosetomóeldesayuno.Talvezustedpuedapersuadirladeello.Eldoctordicequehoypuedetomarvino,ylasopaestábuenísima.

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Las formas de lamujer eranmuy respetuosas, pero su tono era duro, sumiradafríay,segúnhablaba,probólasopaehizounsonidoconloslabiosquehabríaacabadoporquitarleelapetitoaunenfermodelicado.Cuandoestabavolviendoacolocarlacucharaenelcuenco,ladetuveyledijeamablemente:

—Unalimpia,porfavor.LaseñoritaCarruthprefierenousarestaahora.

—Vaya por Dios, qué exigente —dijo y, encogiéndose de hombros,Hannahfueabuscarotracuchara.

Fueunanimiedad,perotuvosuefecto,yaqueElinor,quesehabíavueltoaecharsobreelsofádemalhumoryobservabaalamujerconelceñofruncido,segiróhaciamíconunasonrisaydijodeunmodolastimero:

—¡Oh!,me trata usted como a una dama, a pesar de que soy una pobrecriaturamedioloca,yellascreenquedaigualloquediganohagan,peroyosínoto la diferencia, y me tomaré la cena para complacerla a usted, señoritaSnow.

Como si estuviera deseosa por demostrar que no había olvidado lasmanerasdeunadama,selevantómientrashablabaycomenzóarecogerseelpelo y a alisarse el chal blanco en el que estaba envuelta, preparándoseapresuradamente para esa solitaria cena, como solía hacer en las fiestasreligiosasantesdequecomenzarasutristecalvario.Impacienteporanimarla,dispuselasopayelvinosobrelamesaovalada,acerquéunsillónaellayabrílapuertadelinvernaderoparaalcanzarunramilletedefloresconelquellenarunflorerovacíoqueteníafrenteaella.Hannahsequedómirandotodoaquellocuando regresó, pero no hizo ningún comentario. Tan solo preguntósecamente:

—¿Tomaráustedelalmuerzoenlahabitacióndealladomientrasyoechounojoaquí,señoritaSnow?

—LotomaréconlaseñoritaElinor,siellamelopermite;creoquesisuscomidasfueranmássocialesdisfrutaríadeellasytendríamejorapetito.

—Gracias;serámuyagradable.Esmuydeprimentecomersoladíatrasdíaynovernuncaanadiesalvoaestasmujeresyaldoctor.Esustedunabuenaenfermera,Kate.

Parecíabastantecuerdaytranquilamientrasesperabadepieaquetrajeranmi bandeja. Era conmovedor ver lo mucho que se esforzaba por tratar decontrolarsusdivagacionesycómohacíaloshonoresdelamesa.

Yo tenía mucha hambre, de modo que comí con entusiasmo mientrashablabasobrevariostemasalegres;mibuenapetitoparecióaumentarelsuyo,ylacompañíalediounciertoplaceralacomidaquehastaentonceslehabíaresultadoalgomuydesagradable.Apenasdijonada,perosonrióvariasveces,

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yserioenunaocasiónconunaamablebromamía.Aquelsonidonoparecíahabitual, pues hizo que Hannah se acercara a la puerta con aspectosorprendidoynervioso.Elinorfruncióelceñoylegritóbruscamente:

—Márchate…, y déjanos en paz. La señorita Snow puede cuidar de mímejorqueunadocenacomotúyJane.

La mujer asintió con la cabeza y se marchó. Elinor trató de ocultar sunerviosismoconunairede tranquilidad,yyo seguí charlandomuycontentapor mi éxito, hasta que una palabra desafortunada deshizo todo el trabajohecho.Cuandodejódecomer,echémisillahaciaatrásyledijerápidamente,yatuteándola:

—Vayamosadarunpaseoporelinvernadero,elejerciciotevendrábienytumadredicequetegustaestarallí.

Segúnlaspalabrassalíandemiboca,Elinorselevantódeunsaltoconunaviolenciaquevolcólamesa,yyomepusedepie.

—¡Mimadre!—repitió con fiereza—. ¿Cómo se atreve a hablar de ellacuandoloheprohibido?Nopuedooírelsonidodesunombre,puesellaeslacausade todomisufrimiento. ¡Oh!¿Porqué lohahecho?…¿Porqué lohahecho?—Y, dejándose caer en la silla, se cubrió la cara con un gestomáspatéticoquelaslágrimas.

Conmocionadaporelefectodemimomentáneanegligencia,nomeatrevíahablar.Recogí tranquilamente los cristalesy lavajilla rota,me los llevéyvolvíacolocar lamesa.Puseencimaunos librosyempecéaojearloscon laesperanzadeborrarelrecuerdodemierrorconalgunatareaagradableencasodequeellalevantaralavista.Peroellanosemovióy,almiraramialrededorenbuscadealgúnmedioseguroparaestimularla,mimiradafueacaersobreelpiano.HabíaunfragmentodelaSonatapatética,deBeethoven,sobreelatril;melasabíaentera,asíquemesentéyempecéatocarlabajito,observandoconfrecuencia la figura inmóvil de la butaca. Fue lomás inteligente que podíahaber hecho, ya que unas lágrimas le empezaron a brotar, al principiocompulsivamente, pero enseguida el llanto se fue calmando, aliviando a laagotadamenteyrefrescandosutristecorazóncomoningúnotroconsueloenformadepalabrashabríahecho.

Contentadehaberprovocadoeste cambio favorable, seguí tocandohastaquesuslágrimassesecaronyparecióquedarsedormidaconlacabezaapoyadasobre el brazo almohadillado de la butaca. Entonces me detuve, pero, encuantomemoví, sus ojos se abrieron; no como antes, sino con unamiradatranquilaquemostrabanelbienquelehabíahechollorar.

—Pensé que estabas dormida; ¿continúo?—le dije, sin hacer caso amianteriordescuidoyalestallidoquelohabíaseguido.

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—No,raravezduermo;ojalápudiera.¿Puedoentrarahí?,parecetanfrescoy tranquilo…—señaló el invernadero y, ofreciéndole mi brazo, la condujedentro.

Eraun lugar solitario, sombreadoy tranquilo, con el suavebrillodel solsobrelasverdeshojas,elaromadelicadodelasfloresyelsosegadomurmullode una pequeña fuente en medio de la cual una sirena de mármol estabaechadadurmiendo.

CuandoElinor se detuvo,me senté en el césped que rodeaba el pilón y,atrayéndolajuntoamí,pusesucabezasobremiregazomientraslehumedecíalafrentecalienteylecantabaunaevocadoramelodíaqueyahabíacalmadoamásdeunespírituagitado.

Al principiomiraba como si estuviese contenta de volver a ver su lugarfavorito,perosumiradasiempreregresabaamíconunasilenciosaconfianzaquemeconmovíamuchísimo.

Al fin, levantó la mano, golpeó mi mejilla suavemente y dijocariñosamenteyconhumildad:

—Esunrostrotanamableyalegrequenopuedoapartarmimiradadeél.¿Lemolestamifaltadecortesía?

—¡Oh,no!,perodesearíaquedurmieras.¿Medejasquelointente?

—Si puede; deseo olvidar, pero cuando lo intentomis pensamientosmeatormentanynoconsigodescansar.Unlargoyprofundosueñoharíamáspormíquetodalamorfinadelmundo.

Sindecirpalabra,pusemismanossobresufrente,lamiréalosojosymedispuse a la tarea de hacer que durmiera. Antes de lo que pensaba, suspárpadoscayeron,lasrápidaspulsacionesdesussienescesaron,larespiraciónsalía suavemente a través de sus labios y, con un suspiro de maravillosasatisfacción,sedejóllevarhastauntranquilosueño.Habíaintentadoantesmispoderes,peronuncaconunéxitotancompleto,y,mientraslaobservaba,conaquellaprofundapazqueiluminabasurostro,ledigraciasaDiosporeldonqueposeía.Sentadaasí,lasuavecaídadeunaflormedespertódemiensueñoy,allevantarlavistaparaverdesdedóndehabíacaído,vialaseñoraCarruthinclinada sobre una pequeña ventana, en lo alto del muro que separaba elinvernaderodelacasa.Conunamiradainterrogadoraseñalóasuhija,yyolesusurré:

—Sí,estádormida.

—¡Gracias a Dios! Es la primera vez que descansa de manera naturaldesdehacedías.¿Cómohaobradoustedelmilagro,señoritaSnow?

—La hipnoticé, y seguirá durmiendo durante horas a menos que yo la

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despierte.Talvezdeberíahaberpedidopermisoantesdehacerlo,peroustednoestabaaquíysabíaquenoleharíadaño—ledijellenadeconfianza.

—Tenía usted mucha razón. Cualquier cosa con tal de tranquilizarla.Intentamosestoantes,peronofuncionó.¿Puedenvenirsushermanosaverla?Yonomeatrevo.

—Sí,cualquierapuedevenir…Nosedespertará.

—Deleunbesopormí,ysigaigualacomohaempezado.

LavozdelaseñoraCarruthtemblaba,yellaseretirórápidamentecomosiquisieraesconderundolorparaelquenohabíacura.Alcabodeunrato,unospasossigilososhicieronquemegirarayvieraaunjoven,vestidodesacerdotecatólico, que se acercaba hacia mí con los ojos clavados en la durmiente.Como si no hubiera reparado en mi presencia, se quedó de pie mirándola,mientrassuslabiossemovíansinhacerruidoysusmanosparecíanseguirunrosario,comosiestuvieserezandoporsupobrealma.Laapresuradaentradadeotrohombremás joven interrumpiósusoracionesy,conunamirada,unagrave reverencia y un saludo apenas audible, hizo ademán de retirarse. Elrecién llegado se parecía tan poco a su hermano en apariencia como en lasformas, y, cuando estuvieron de pie juntos un instante, los observé conatención disimulada. El mayor tenía un rostro pálido y ascético, con ojosmelancólicos,labocarígidayexpresiónabsortadequienhallevadounavidaintrospectiva. Su aire frío y tímido, su vestimenta sencilla y la devotaexpresión recordaban losviejos cuadrosdemonjesy santos, y cuandooí sunombreme chocó por su idoneidad. La cara delmás joven eramuchomásatractiva pues, a pesar de lasmarcas de unamente disipada e inquieta, eraguapo e irradiaba fuerza. Los ojos eran sinceros, mostraban una naturalezaardiente,orgullosayobstinadapero,aunasí,encantadora,apesardetodoslosdefectos.Susmodaleseranimpetuososcomolosdeunchiquillo,puesconunrápidogestodelacabezasearrodillójuntoasuhermanay,tomandolamanode la muchacha en la suya, la besó con ternura mientras su pecho subía ybajabaconunaemociónantelaquenocedía.

—Mírala, Augustine, tan hermosa, tan tranquila. Qué consuelo verla denuevosiendoellamisma—susurrómientraslamiraba.

—Sí, y, aunque sea pecado, desearía que no volviera a despertarse —contestóelotroentonolúgubre.

—Nodigaseso,mientrashayavida,hayesperanza, inclusoparalapobreNell. ¿La ha encontrado usted muy enferma, señorita? —preguntó Harrylevantandolavistaymirándomedemaneraimplorante.

—No;estámejordecomoesperabaencontrármela,yconcuidadosesperoqueprontopuedavolveraserellamisma.

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—Eso es estupendo; gracias. Debe de estar usted muy cansada; ¿nopodemos llevarla al sofá?Si ella duermedemasiado, se desmayará usted decansancio—dijoentonoamistoso,comosiestuvieseansiosopormostrarmesugratitudyayudarme.

—Serámejorquelamovamos;hayhumedadaquí.Levántelaconcuidadoyyoloseguiré.

Augustineavanzó,yambosllevaronalachicadormidaalahabitaciónylaacostaron.Ellasoltóunsuspirocuandosucabezatocólaalmohadaysubrazose colgó del cuello de Harry como si hasta en sueños pudiera sentir sucercanía.Élpusosumejillajuntoaladeellaporuninstante,leechóelpelohacia atrásypermaneció junto a ella conun cariñohermosode contemplar.Augustinepusosumanosobreellacomosilabendijeseensilencio,medirigióotragravereverencia, tomómimanoymesusurrómediotemblorosoconsuimpetuosavoz:

—Seaamableconestapobrechica,señorita,y,acambio,pídamecualquiercosa.

Noesperóaescucharmirespuestaysaliódeprisadelahabitación.PocosminutosmástardeHannahmetrajounapequeñanotadelaseñoraCarruth.

MihijomehadichoqueElinorduermeplácidamente,ynosedespertaráenhoras;queustedparecemuycansadayquenecesitadescansar.BajeydejequeHannahsequedeconella;yahahechoustedsuficienteporhoy;déjemedarlelasgraciasymandarlaacasaparaquepuedapasarunanochetranquilaantesdeempezarmañanaconsubuenalabor.

E.C.

Salíy,trasunalargaentrevistaconlaseñoraCarruth,enlaquelecontéloquehabíasucedidoarribayrecibiralgunosconsejossobreloquemeesperaba,Harrymecondujohastaelcarruajeymemarchémásinteresadaquenuncaenmipaciente.

II

ELPRIMERVÍNCULO

A la mañana siguiente temprano, me presenté en mi nuevo puesto. ElsirvientedenuevomedijoquelaseñoraCarruthestabaocupada,peroañadióque la señoritaElinormevería en cuanto yo estuviese lista. Impaciente porsabercómohabíapasadolanoche,meapresuréaliberarmedeloquellevabaencima,perotuvequeesperaraquesubieranmismaletasy,mientrasesperaba

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en el descansillo del segundo piso, de repente me llegó el sonido de unasvoces que provenían de una habitación cercana. La conversación era enfrancés, peropudedistinguir la vozde la señoraCarruth quehablaba enuntono implorante a Augustine como si protestase y a Harry, aparentemente,desafiante. La voz de este último se elevaba por encima de las del resto, ypudeentenderalgunaspalabras.

—Notienesderechoapedirnosqueprometamoseso,Steele.

—Talvezno,perosítengoelpoderdehacerlo.

Nunca había oído nada tan exasperante como esta última voz, fría ysarcástica.Me dejó paralizada, pues era extraña; y cuandome detuve en elprimerescalón,oíaHarryexclamarapasionadamente:

—¿No has traído ya suficiente deshonor a esta casa como para que nosobliguesarealizarunactodetraiciónasí?Juroqueteatormentarédespuésdequemehayasllevadoaquemepegueuntiroomeahorque.

—Notepongasmelodramático,Hal.

Una prolongada risa siguió a estas palabras, y me apresuré a subir lasescaleras justo a tiempo de evitar a Harry, quien salió corriendo de lahabitaciónydelacasacomosiestuvieradesesperado.Aquellomesorprendiómuchísimoymedejópreocupada.Fuiamicuartoy,mientrasmepreparabaparaveraElinor,tratéderecordardóndehabíaoídoantesesavozyesarisatan peculiares.Estaba segura de que las había oído, pero dónde o cómo eraalgoquenoalcanzabaarecordary,despuésdeestarledandovueltasenvano,me di por vencida y pensé que no valía la pena malgastar tiempo en ello.Cuandopaséporlaantesala,Hannahdijo,enrespuestaamisaludo:

—EncontraráustedalaseñoritaElinordeunhumorhorribleestamañana.Serámejorquenointentehipnotizarladenuevo;nolesientabien.

Temíhaberlehechodañoymeapresuréaentrar.Elinorestabadepiejuntoalaventanaabierta,conambasmanossujetasalosbarrotesdehierro,comosianhelararetorcerlosyescapar.Parecíaenrojecidayexcitada,perohabíahechotodoloposibleporestar listaparamí.Teníasudelicadocabellorecogido,elvestido cuidadosamente arreglado y la habitación ordenada. Estaba tanenfrascadaenalgúninquietantepensamientoquenomevionimeoyóentrar,así que, sentándome en silencio, la observé y esperé. Finalmente, videsaparecer el ceño fruncido de su frente, perder intensidad en lamirada ycómo las manos se relajaban mientras respiraba profundamente un par deveces, como si se quitara unpesode encima.De repente, se giró ymevio,soltóunaexclamacióndesorpresayvinohaciamíconlasmanosextendidas.

—Deberíadehabersabidoqueestabaustedaquí;ustedtraelapazconsigo

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y me sentí calmada incluso antes de verla —dijo con una sonrisa debienvenida.

—No pretendía que sintieras nada; Hannah me ha dicho que no teencuentras muy bien debido al pequeño experimento de ayer —comencédiciendo,bastantesorprendidademiinfluenciasobreella.

Pero ella me cortó y dijo, con una mirada desdeñosa y el rostroensombrecido:

—Hannah no tiene ni idea de nada. No estoy peor; he dormidodeliciosamentetodalanocheymehelevantadosintiéndomeyomisma.Teníamuchas ganas de que usted llegara y viera cuánto bien me ha hecho. Mepreparéparaustedyestabamuycontentahastaque sucedióalgoquehabríaconsternadoaunaalguienmáscuerdoqueyo.Déjemequelehabledeello.

Hablaba con excitación, y, con la esperanza de tranquilizarla, le dijemientrasmedirigíaalpiano:

—No te molestes en contármelo ahora. Ven y canta un poco. Tengomuchasganasdeescucharte.

—¡Cantar! —gritó ella, estremeciéndose—. Usted no sabe lo que pide.¿Podríaustedcantarcuandotieneelcorazónatormentadoporunpecadoquealguienmuycercanoaustedvaacometer?Debohablar,tantosiquiereustedescucharcomosino;mevaadaralgosinoselocuentoaalguien;pronto,elmundoenterolosabrá.Siéntese,noleharédaño,peronomeloimpida.

Hablóconunavehemenciaqueladejósinaliento,mesentóenelsofádeunempujóny,sujetándomeconunafuerzaalaquenohabríaresistido,aunqueasí lo hubiera intentado, prosiguió con más coherencia de la que esperaba,mientrasyo,queconocíaelpoderdeunamiradasanasobreuna lunática, lamirabafijamenteylaescuchabaensilencio.

—Harryme loha contado.Él viene avermecadamañana antesde irse.Hoyestabamuyenfadado,selonoté,ylepreguntéporqué.Nosabedecirmequeno,pobreHal,asíquemelocontó.Amyvaacasarsedentrodeunmesynadie lovaa impedir. Imagínesequéperversión, conesamaldiciónquenospersigueatodosnosotros.

Unapreguntallegóhastalapuntademislabios,peronolostraspasó;aunasí,mirostrodebiódetraicionarme,pues,inclinándosehaciamí,ellacontestóa mi silenciosa pregunta con un estridente susurro, tan lleno de dolorcontenidoypasiónquemehizoestremecer.

—Merefieroalamaldicióndelalocura.Todosnosotrosestamoslocos,oloestaremos;venimosdeunaestirpedelocosy,duranteaños,estaherenciasehaidotransmitiendosinqueanadielepreocuparanlosdescendientes.Debería

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deacabarconnosotros,quesomos losúltimos;ningunodenosotrosdeberíacasarse, ninguno de nosotros se ha atrevido siquiera a considerarlo, salvoAmy, y esto demuestra que ella es la más loca de todos. Alguien debedetenerla,alguiendebeevitarlelaagoníadeverasushijosconvertidosenloqueyosoyoenloqueseráHarry.

Enesemomento,Elinorseretorciólasmanosycomenzóapasearseporlahabitacióncon talparoxismode impotentedesesperaciónyaflicciónquemesenté,desconcertada,preguntándomesinoseríansololasdivagacionesdeunamenteperturbada.ElrostrodelaseñoraCarruth,suspalabrasysusmodalesvolvieronamicabeza,al igualquelaexpresiónmelancólicadeAugustineyaquel extraño deseo que pronunció sobre su hermanamientras ella dormía;todoestoylaviolenciadeHarryqueacababadepresenciarconfirmaronmissospechasdequeaquellatrágicaafirmacióneraciertay,denuevo,comosilapalabra«Amy»meloevocase,volvíatenerlaextrañasensacióndehaberoídotodos esos nombres antes y sentí un interés pasajero por sus desconocidosdueños.No hubo tiempo de revivir el vago capricho, puesElinor se detuvoabruptamentedelantedemí.

—Sepreguntaráustedporquénosoportooírelnombredemimadre; lediréporqué.Hacemucho tiempo,cuandoellaera jovenyhermosa, secasóconmipadre,apesardequeconocíalatristehistoriadesufamilia.Élerarico;ella, pobre y orgullosa; la ambición la hizo volverse perversa, y se casó, apesar de que la advirtieron de que, aunque ella había escapado, sus hijosheredarían lamaldicióncon toda seguridad,pues, cuandounageneración selibra,estacaeconmásfuerzasobrelasiguiente.Todosmissufrimientosselosdeboaella;nopuedoamarla.Puedequenoestébiendecirestascosas,perosonciertasynopuedoevitarlo,puesllegasiempreunmomentoenelqueloshijos aprenden a criticar a sus padres como hombres ymujeres, y pobre deaquellosque,consusacciones,cambianelafectoyelrespetoporelodioyeldesprecio.

Aquelamargolamentoyelsolemnefervordesuactitudmeconmovieroneintimidaron;nomeatrevíaahablar,penséque laspalabrasnoserviríanparaconsolarlaniparacontrolareldesbordamientodeunapenadurantetantosañosreprimida que, ahora que la voluntad no era lo suficientemente fuerte paradominarla,galopabaariendasuelta.Prosiguióconfirmeza.

—Sialgunavezunamujertuvorazonesparaarrepentirse,esaesmimadre,peronoloharáy,hastaquelohaga,Diosnosabandonará.Nadapuedevencersuorgullo,nisiquieraunaafliccióncomolamía.Ellalaesconde,meesconde,yledicealmundoquemeestoyconsumiendo;niunapalabradelalocura.Aestas mujeres les paga para mantener el secreto, y a usted no le habríapermitidollegarhastamí,sinohubieraestadoseguradesudiscreción.Esaesla razónpor la quenome envían fuera; nadiede aquí sabenadadenuestra

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historia pasada, ya que llegamos hace solo dos años; entonces yo meencontrababien…¡Oh!¡Quéfelizera!

Con las manos sujetas por detrás de la cabeza, parecía una hermosa ypálida imagen de la desesperación. Sin lágrimas y en silencio, pero con talexpresióndeamoryanheloensusojosque,consololevantarlamiradahaciaelcuadroquehabíasobrenosotros,bastabaparacontarlahistoriadeunamorperdido,uncorazónroto.Eraelúnicocuadrodelahabitación, lacaradeunhombre,atractivoy joven,conunaireexcepcionalmente fuerteynoble,quemehabíaatraídoeldíaanterioryhabíahechoquedesearahablardeél;nada,salvoeltemoraotroataquecomoelquehabíaseguidoalapronunciacióndelnombre de la madre, me lo habría impedido. Volví a mirarlo entonces conredoblado interésyaque lachica tenía lamiradafijaenél,presagiandootrocapítuloenlahistoriadelatristefamilia.

—¡Cuántoloquería!—dijosuavemente,mientrastodasucarabrillabaconunaluzsuaveycálida—,¡ycuántomequeríaélamí!,demasiadoparadejarqueacarreasetodamividaconunremordimientoquellegaríademasiadotardecomo para resarcirme.Entonces le creí cruel, ahora le doy gracias por ello;prefieroserlainocentesufridoraquesoyaunadespreciablemujercomoesmimadre. Nuncamás volveré a verlo, pero sé que él piensa enmí, allá en laIndia,yque,cuandoyomuera,uncorazónnoblellorarápormí.

Lavozleflaqueóylefallóy,duranteuninstante,elfuegodesusojosseextinguió con las lágrimas. Pensé que era el momento de reaccionar y melevanté, con intención de consolarla. Al instante, puso su mano sobre mihombroy,empujándomedenuevohaciamiasiento,dijo,casiconfiereza:

—Aúnnoheterminado,debeustedoírlotodo…No,notodo,lopeormeloguardoparamí,meloguardopormipadre.¿Noesunrostrotierno,sinceroynoble?Séqueustedestádeacuerdo;bueno,loaméhaceunaño.Yonosabíanada de la desgracia que pesaba sobre nosotros, pues aquello se ocultó conmuchocuidadohastaqueAugustinelodescubrió.Éldebiódehaberhabladoantesyhabermesalvadoatiempo,perovolviócuandoyoyaestabaprometida,luegomeadvirtiódeldestinoquemeesperaba.Yonopodíacreerlo,mamálonegaba, peromi padre lo confesó. Demodo que Edward semarchó con elcorazónroto,yyomeconvertíenloquesoy.¿Veustedestamarca?

Conunrápidogestoseabrióelvestidoypudeversobresublancopechouna profunda cicatriz violeta. Me estremecí sin querer y me puse pálidapensandoenloqueestabaporvenir.

—Sí, intentématarme, pero ellosnomedejaronmorir.Lavieja tragediavuelveaempezar.Augustinesehizosacerdote,conlaesperanzadeocultarsucalamidad y expiar el pecado de su padre rezando sin descanso. Harry sevolvióuninsensato,unavidacortayalegre,diceél,ycuandolleguesuturno

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seevitarámuchossufrimientos,comohabríahechoyo.Amyescomomamá,solopiensaensímisma,secasaráyperpetuarálamaldición.Suprometidolosabe, pero él no renunciará a su fortuna, y ninguno de nosotros se atreve acontarleelamargosecretoquelospodríasepararporquelehemosprometidoaSteelequeguardaremoselsecretohastaqueacabeelaño.

—¿QuiénesSteele?

Lapreguntasaliódemislabiosantesdequepudieraimpedirlo,peronofuimáslejos,puesElinorpusosumanosobremislabiosymesusurrómientrasmirabanerviosahaciaatrás:

—¡Chssst!,nomepregunte;metemoquelodiréapesardemipromesa.Éleselgeniomalvadodenuestrafamilia,tengacuidadoconéloseapoderarádeustedigualquehahechocontodosnosotros.

Trasestaenigmáticacontestación,sequedódepieensilencioduranteunmomento,luegocontinuóconmásviolenciaqueantes.

—¡Ahorapensaráustedqueestoy locadeatar!¿Vaapedirmequecante,sonría yme siente tranquilamentemientras continúan estasmaldades?Diceustedquepuedequemerecupere,yoledigoqueesoesimposible,lamuerteeslaúnicacuraparaunCarruthloco.Peroyosoytanjovenytanfuertequepasarámuchotiempohastaquellegue,amenosqueyohagaquevenga…

Ellaapretólasmanos,hizorechinarlosdientesymiróalrededorsuyoconuna expresión de desesperación, como si estuviera preparándose para algúnacto frenético que la libraría de aquel futuro oscuro y espantoso que laaguardaba.Muchasmujeressehabríanechadoa temblarypedidoayuda;yodebería de haberlo hecho, si no hubiera sido porque la compasión habíasuperado mi miedo; me olvidé de mí misma, solo podía pensar en aquellapobrechicatandesesperada,indefensayafligida;meacerquéaellaylarodeéconmisbrazoscontantaternuracomosihubierasidomihermana;nohablé,pero la sostuve cercademíy sentí quepodía controlarla tan solo abasededelicadeza. Al principio, pareció no darse cuenta demi presencia, mientraspermanecía de pie, rígida, sin hacer un solo movimiento, con la miradaperdidadeaquíparaallá,con losdientesy lasmanos todavíaapretados.Derepente,lafortalezayexcitaciónparecieronabandonarla,ysehabríacaídodeno ser por mis brazos. La eché sobre el sofá, le humedecí los labios, laabaniquéylehablédulcemente,afanándomeasualrededorhastaquelevantódenuevolavistaymemiró,yabastanterecompuesta,perotanpálidaydébilquemedolióenelalmaverlaasí.

—Yapasó—susurró,ycerrólosojosconcansancio—.Nomedejehablar,no me deje pensar, o volveré a desesperarme. Léame algo, lo que sea,cualquiercosaquepuedatranquilizarme…

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Busqué entre los libros de la habitación, pero no encontré nada quemeparecieraadecuadohastaque,justodebajodeunapiladenovelasaburridasymediocrespoemas,descubríUncuentodeNavidad,deDickens.Erajustoloque quería y, sentándome junto a Elinor, comencé a leérselo lo másteatralmente que pude, con la esperanza de atraer la atención demi oyente.Durante un rato ella permaneció echada con lasmanos sobre sus ojos y sinaparenteinterés,pero,cuandollegamosalapartedelosCratchit,vicómoensuslabiossedibujabaunasonrisa,unasuaveexpresiónseapoderódesurostroyelpequeñoTinyTimhizoqueaparecieranlágrimassilenciosasenaquellostristes ojos suyos, pues la magia de aquella sencilla historia la conquistó ydemostróser lamejormedicinaquepodríahaberledado.Felizpormiéxito,seguí leyéndole durante varias horas los libros más animados que tenía amano. Elinor apenas decía nada, pero era evidente que le gustaba, ypermaneció echada escuchándome mientras la lluvia caía con fuerza y elvientomelancólicosequejaba.Cenóunpocoydespuésleentrósueño,asíqueretomémistareasymeentretuvelomejorquepudehastaelocaso.Sentadaenlapenumbra,oíaHannahllamarmedesdelapuertay,alacercarmehastaella,medijo:

—AlaseñoraCarruthlegustaríaverlaensucuartoantesdesalir.Yomeocuparédelaseñorita.

Contentadepoderescapardelasombríainfluenciadeaquellahabitación,bajé y disfruté del lujo y la belleza que veía de camino. La señoraCarruthestaba arreglándose para la cena y, aunque a lamayoría de las personas leshabría parecido una dama sonriente, bendecida con todo aquello que da lafelicidad,amímeparecíamásdignadecompasiónquesuhija,pueselorgullohabíadejadosumarcasobreellayunavoluntadindomablesedelatabaenelfuegodesusojosyenladesafiantemuecadesuslabios.

Merecibióconunairerefinado,hizoalgunaspreguntas,dijoesperarquemeencontraseagustoy,luego,añadió:

—Yaquelalluviaparecequenolavaadejarpasear, talvezdeseeusteddescansary entretenersedandounpaseopor la casa.Si le apetece, le ruegoquelohaga;nomolestaráustedanadie;nosotrosvamosasalir.Hayotracosade la que deseaba hablarle; ya que, necesariamente, habrá ciertasirregularidades en sus comidas, siéntase libre de pedirlas cuando consideremásoportuno.Lapequeñasalaparadesayunosquehay juntoa labibliotecaestá a su disposición, yMorris se encargará de que tenga usted todo lo quedesee. Dígale a la señorita Amy que estoy lista, Lizette. Buenas noches,señoritaSnow.

Con una ligera inclinación se marchó y me dejó preguntándome dóndeestaría el señorCarruth.Mehabía imaginadoque estabamuerto, puesno lo

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habíavistonioído,peronohabíaningúnrastrodeviudedadenelvestidodelaseñora Carruth y, en ese momento, recordé que Elinor había hablado de élcomodifícilmente lohabríahecho, si lamuertehubiesedejadocaer suveloentreellosdos.

Mientrasestospensamientospasabanpormicabeza,caminéunpocoporel amplio salón, todavía sin iluminar, salvo por el brillo que provenía delcuartodelaseñoraCarruthdetrásdemíydeotro,enelextremoopuesto.Lapuerta de este apartamento estaba entornada y, cuandome aproximé a ella,salió una joven que se estaba poniendo los guantes. Era una chica rubia yesbelta,muchomenosguapaqueElinor;ensurostronohabíarasgoalgunodenoblezainnata,calidezofortaleza.Deunvistazo,adivinéunanaturalezafría,superficial y egoísta. Tenía los ojos azules y traviesos, una expresión débilpero caprichosa, y sus modales eran medio nerviosos, medio coquetos, sindignidad ni elegancia. Se detuvo al verme,me observó un instante y luegoasintióconlacabeza,comosimereconociera.

—La señorita Snow, ¿verdad? ¿Cómo se encuentra nuestra querida Nellesta noche? Habría subido corriendo a dejar queme viera, de haber tenidotiempo.Aellalegustamirarcosashermosas,yamímeencantasatisfacerla.Dígalequetengoalgunosregalosdebodaqueenseñarle.¿Creeustedqueestámuymal?

Mientras hablaba en tono despreocupado, Amy seguía a sus cosas,poniéndose losguantes,arreglándoseelvestidodevolantesysacudiendounfino pañuelo. Sin apenas esperar mi respuesta, se dispuso a continuar y,mientrassecolocabaelcuellodecachemirsobreloshombros,medijo:

—Salúdelademiparte,porfavor,ydígalequeirémañanaacontarlecómofue la cena de esta noche. ¿Está la muchacha tranquila y a salvo, señoritaSnow?

—Creoquesí,siunatienecuidadoconevitarlelostemasespinosos…—comencéadecir,peroellameinterrumpió.

—¿Notienemiedodeestarasolasconella?

—Enabsoluto.

—Pues yo sí lo tendría, querida. Nunca me atrevo a verla si no estánHannahoJaneconmigo.Ustedyahahechoantesestetipodecosas,¿verdad?

—Sí,meocupédeunaamigadurantedosañosydelhijoretrasadode laseñoraHamiltondurantelosúltimosseismeses.

—¡Debedeserunavidaespantosa!Comoparaencanecerdegolpe,perotiene usted el aspecto joven y sonrosado de quien disfruta de la formamásapacible.Paramíesbastante…

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Sedetuvoabruptamenteysemarchósindisculparsenidespedirse.

Aldarmelavueltatrasella,viauncaballeroqueavanzabaporelsalóny,alpasarasulado,vicómoellaserecogíaelvestidohaciaatrás,nofueraqueéllotocara,yseinclinabaconlamayordeferenciaposiblepararesponderasusaludo.

—¿Vasasalirdenuevo,Amy?—dijoél,sindetenerse.

—Sí,Steele;¿temolesta?

—Enabsoluto;bailacuantoquieras—fuesudespreocupadarespuesta.

Amybajódeprisaporlasescalerasconun«gracias»,yelcaballerosiguiócaminandodetrás demí.Yomehabía dado la vuelta para continuar conmipaseo y ahora el pasillo estaba demasiado oscuro para permitirme ver nada,salvounafiguraaltayoscuraquesedeslizabajuntoamí,tansilenciosacomounasombra.

Comomujer,sentíacuriosidady,dadoqueestabaociosa,meentretuvecontodaclasedefantasíasrarasyrománticasacercadeese«geniomalvadodelafamilia», talcomoElinor lohabía llamado.Mientrasmeditaba,deambulédeaquíparaallá,admirandotodoloqueveíahastaquemeentróhambreyfuienbuscadelapequeñasaladedesayunoydeMorris.Abrílapuertalentamenteyentré sin molestar a dos personas, quienes, para mi sorpresa, ocupaban lahabitación.Aunadeellasnoleprestéatención,puesunasimplemiradaalaotramediolapistaqueestababuscando,yrecordétanvivamenteunincidenteque había olvidado hacía mucho tiempo que me quedé parada y como sinhabla.

Augustineestabadepiedelantedelfuego,teníalacabezainclinadasobrelarepisademármoldelachimeneayeldesánimodominabacadalíneadesuabatidafigura.Recostadoenunasillalujosaybaja,habíaunhombredeunostreinta años, delgado y elegante, con el rostro imberbe y oliváceo; tenía losrasgosmarcados, losojosnegrosbrillantes,unabocadesdeñosayunafrentealtaylisaconelpelooscuropeinadohaciaatrásdeunaformaquemuypocosrostrossoportan.Apesardeirvestidodeunamaneramuysencilla,habíaunairedeeleganciaenél,delaquecarecíahastaelguapodeHarry;aunasí,yapesardetenerrasgosinequívocosdeserdebuenafamilia,nuncaviunhombremásrepulsivo.Teníaunasonrisainsolenteycruel,yelbrillomaliciosodesusojoseratanirritantecomouninsulto.

—Esta vida nos está matando a ambos. Noche tras noche tengo queencontrar y traer al pobre chico a casa peor que si estuvieramuerto—dijoAugustine.

—Cíñete a tus oraciones y deja que se vaya —empezó a decir el otro

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fríamente,peronoprosiguió,pueshabiéndomesacadoelsonidodelasvocesde mis reflexiones, el pomo de la puerta se escapó de mi mano con unrepentino«clic»ylosdoshombreslevantaronlamirada.

NoséquéexpresiónteníaAugustine,puesmisojosseguíanclavadosensuacompañante, quien sufrió un cambio repentino y radical mientras selevantabaconunairedeferenteytedioso,comosiesperaraquemedirigieraaél.Merecompuseymurmuréalgoacercade«lasórdenesdelaseñoraCarruthymité»ymedisculpéporhaberlosmolestado.

—En absoluto, permítame que llame a Morris —dijo e hizo con unaceleridad encantadora; luego, mientras Augustine continuaba en silencio,añadió con una sonrisa—: Creo que debo presentarme: soy Robert Steele,amigodelafamiliayelhumildeservidordeusted,señoritaSnow.

Meinclinéymesenté,sinsaberquéotracosahacer.Nohubotiempodesentirmeincómoda,puesensupapeldeanfitrión,Steelepidiótéy,mientraslopreparaban,serepantingócontraelrespaldodelasillaqueestabafrenteamíyhabló cómodamente, mientras sus ojos amables buscaban mi rostro; yo mesonrojé con indignación. Entonces me dirigí a Augustine, que permanecíamirandoelfuegodemalagana.

—SeñorCarruth,suhermanadeseabaqueledijera,siloveía,queesperaquepaseustedunahoramañanaconella.

Se giró hacia mí y su agotado rostro se volvió hermoso y lleno desentimientocuando,conentusiasmo,afirmó:

—Graciaspor traermeesteagradablemensajeypor su interésenElinor.Mi madre dice que, hasta ahora, ha tenido usted gran éxito con ella, y yoespero,sinceramente,queellamejorebajosubenéficainfluencia.

Yo había abierto la boca para contestar, cuando un sirviente asomó lacabeza,comoasustado,y,mirandoaAugustine,dijo:

—Porfavor,señor,¿puedeustedayudarmeconelseñorHarry?Nopuedohacernadaconél,estácompletamentefueradesíestavez.

—¡Silencio!Ahoravoy,John.

El joven sacerdote habló con severidad, aunque sus pálidas mejillas seencendieronylavergüenzayeldolorhicierontemblarsuvoz.

Elsirvientedesapareció,AugustinelosiguióapresuradamenteyMorrismeindicóquemicenaestabalista.Steeleacercóunasillaalamesay,cuandolacogí,enuntonosuave,locualmeeramásdesagradablequecuandolohacíaconsarcasmo,dijo:

—Pareceustedmuy sola, cenando sinnadiey, dadoque el santonosha

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abandonado,¿aceptaráustedlacompañíadeunpecadoryqueleofrezcaunatazadeté,señoritaSnow?

Acepté, por supuesto, y, mientras preparaba el té, decidí observar a esehombrecontantaatencióncomohabíahechoélconmigo,yaqueunaextrañasensación de contrariedad había surgido en mi fuero interno. Me gustabaestudiar las personalidades, e imaginaba que tenía alguna habilidad paracomprender en las personas los rostros y la naturaleza, de las cuales sonespejo.Estecasorequeríacoraje,pacienciaytacto,peronadahastaentonceshabía conseguido intimidarme. Mientras comía tranquilamente pan conmantequilla,observéyescuchécontodosmissentidosalertas.Habíaalgoenmismodales que, evidentemente, lo desconcertaba, ya que esa vezme topécon su amable mirada sin sonrojarme, ni di signos de inquietud ante supresencia ni tampoco mostré admiración alguna por sus dotes mentales opersonales,comosospechoquesolíasucederleconlamayoríadelasmujeres.Un observador menos agudo no habría tardado en considerarme una jovenprosaicayflemática,conintencióndecenarynadamás.Noobstante,apesardemidesagrado,mehalagabanlasmolestiasquesetomabaporconvencersede lo contrario y la decisión a la que, evidentemente, había llegado,concretamente:ladequeyoeraunenigmaquevalíalapenadescifrarporlasrazonesqueélconsideraraválidas.YocreoqueélsospechabaqueElinormehabíacontadoalgosobreél,yestaidealoincomodaba,yaquehacíamuchaspreguntasyobteníarespuestastanbrevesqueponíanapruebasupaciencia.

—CreoqueencontraráenElinorunapacienteinteresante.

—Sí.

—Supongoqueestenoeselprimercasoquehatratado,¿verdad?

—No.

—ComodiceAmy,esusteddemasiadojovenyalegreparallevarunavidaasí.

Estonorequeríarespuesta,ynoseladi,mientrasponíaunatazadetéenlamano delgada ymorena que se extendía para recibirla. Él no había tomadoasiento,peroseguíadepieenlaalfombraconunaactitudrelajada;memirabacon frecuencia,avecesabiertamente, sibien lamayoríadeellas lohacíadereojo, como si deseara leer mi rostro, pero ocultando sus propios rasgosdelatores.Removiendosuavementeelté,mepreguntóconamableinterés:

—¿Cómoestabahoy?¿Tranquilaoexcitada?

—Lasdoscosas—respondí,mientrasaparentabaservirmemermelada.

—Agitadayhabladora,supongo.

—Bastante.

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—¿Cuálparecíaserlacausadesuagitación?

—Sudesgraciadoestadomental.

Dejó la taza con un gesto de impaciencia y, con los ojos fijos en mí,preguntó:

—Me refiero a qué capricho o desilusión se apoderó de ella hoy. Enresumidascuentas,¿dequéhabló?

Yotambiéndejémitazay,girándomeunpoco,lomirédirectamenteyledije,conunairedecididoque,evidentemente,losorprendió:

—¿MepermitepreguntarlesiesustedelmédicodelaseñoritaCarruth?

—No,notengoesehonor—contestó,yunaextrañasonrisaseledibujóenelrostro.

—Entoncesdebeustedpermitirmequeprefieranorepetirnadade loqueesta pobre chica pueda haber dicho en mi presencia. Su desgracia la haceobjetodecompasión,nodecuriosidad,ysoloasumadreoasumédicopuedoinformardesuspalabrasoactos.

Sabíaqueestabaenfadado,puessusojosnegrosbrillaronymesoltóunarápidamiradaquehabríaacobardadoaunamujertímida,perosuvozeramássuavequenunca,ysusmodales,másrespetuososqueantes.

—Tiene usted mucha razón, señorita Snow; admiro su discreción y lafelicitoporhabersuperado tanbien lapequeñapruebaquemeheatrevidoahacerleparamipropiasatisfacción.Dadoquesuposiciónenestafamiliatieneunanaturalezaparticularyconfidencial,puedodecirlequeyoocupounlugaraún más particular y confidencial que el suyo. Nada ocurre sin miconocimiento,ytodoslosasuntosmesoncomunicadossinreservas,dadoque,desdeque el señorCarruth se retiró delmundo, ejerzo el papel de hermanomayor.LaseñoraCarruthselodirá.

Hizo una pausa, y esperaba, evidentemente, que yo mostrara interés,sorpresa o curiosidad. Sentí las tres cosas, pero oculté el hecho bajo unaexpresiónindiferente,ymelimitéadecir:

—¿Puedealcanzarmelacestaconlaspastas?

Él me la pasó y, acercando una silla a la mesa, se sentó, se sirvió undiscreto bizcocho y, mientras fingía disfrutarlo, dirigió la conversaciónabruptamentehaciamipersona.

—¿LosSnowdeLeicestershiresonacasofamiliaressuyos?Conocíaunafamiliadelomásencantadoraconeseapellidocuandoestuveenelextranjero.

«Quieresaberdedóndesoy»,pensé,ymeparecióquepodríadivertirme,

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después de mi aburrido día, tratando de frustrarlo. Le respondí lo másreservadamentequepude:

—Creo que haymuchos Snowdon enLeicestershire, pero ningún Snow;losSnowsondeLincolnshire.

—Así es, ahora recuerdo; es fácil que uno confunda nombres tanparecidos. Entonces imagino que las hermosas hijas del comandante Snowseránprimasoparientessuyas.

—Enabsoluto;notengovínculoalgunoconInglaterra.

Pareciómolestarse, perono estabadispuesto adejar que lodesairaseny,asumiendounaexpresióndesorpresa,dijorápidamente:

—Leruegoquemeperdone, supusequeerausted inglesae imaginéquepodríahablarledeciertaspersonasporlasquepodríamoshabersentidomutuointerés.

—Soyinglesa,peroyanotengofamiliaresallí,salvodosancianastías,enEscocia.

Y, habiéndole concedido este último dato, me levanté, me incliné consolemnidadysalídelahabitación.

Leoíecharsusillahaciaatrásyponerlamanosobreelpomodelapuerta,pero no lo giró; yo subí corriendo para cantar algo a Elinor hasta que sedurmió,traslocualmefuiamicuarto.Alfinlibre,mesentéapensar,yaquelos acontecimientos del día tenían un doble interés por lo que habíadescubierto.

Para explicar tal cosa debo relatar brevemente un incidente que habíaocurridohacíamásdeseismeses.Enaquellaépocanoteníayotrabajoymealojaba en una casa de huéspedes de segunda clase, cuya mesa no meagradaba,asíquetomabalascomidasenunapaciblerestaurantecercano.Undía,mientrasesperabaenmirincónaquemetrajeranlacena,escuchéalgunaspalabrasenlamesadeal ladoqueatrajeronmiatención;o,másbien,fuelavozquelaspronunció,pueseramuypeculiar.Intensayalavezdulce,teníauntimbremetálico,comoel sonidodeunacampanadebronce,y la risaque laseguíaeratanmusicalcomotriste.

—Augustine, Elinor, Harry y Amy, ¿lo recordará usted, madame, mamere?

La voz de unamujer respondió, pero demasiado baja como para que yopudiera captar lo que decía, y el murmullo de la conversación continuódurantevariosminutoshastaquelosnítidostonosseelevarondenuevo.

—Puedequetengamosqueesperarmucho,peronoestaremosasalvohasta

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queesaviejaentrometidasemarche;asíquetengamospaciencia.

—Bien,ymientrastantonosdivertiremos.

Lamujer teníaun inconfundibleacentofrancés,yelburbujeodelcorchodelchampagnesiguióasufrase.

Nooínadamás,puesenaquelmomentoelcamareroseacercóamíysusenérgicos movimientos con los cuchillos y tenedores los alertaron de miproximidad.Alpoco,oícómoselevantabanparairsey,asomándomedespuésdequepasaran,viaunamujeralta,deavanzadaedadybienvestidaquesealejabaporelcomedoracompañadaporelhombrealqueahoraconocíacomoRobertSteele.

Losobservéduranteuninstante,ymelosimaginécomomadreehijo,yaqueel rostrode lamujer tenía rasgosde labellezaqueelhombreposeíaenbuen grado. Mientras seguía cenando, me entretuve pensando en quiénespodríanserAugustine,Elinor,HarryyAmy,paraquédebíaesperarlaparejayquién sería la «vieja entrometida». Luego me olvidé del asunto hasta quevolvieronaaparecerlosnombres,peronofuehastaquevielrostrodeRobertSteelecuandorecordédóndeloshabíaoído,aligualqueaquellavozyaquellarisatansingulares.Ahoralorecordabatodoy,mientraspensabaenello,nosemeibadelacabezalavozdeElinorcuandohabíasusurrado:«éleselgeniomalvadodeestafamilia».

III

HARRY

Duranteunaodossemanasllevéunavidatranquilaybastanteocupada,ymisesfuerzosseveíanrecompensadosconlamejoríadiariadeElinor.Prontomeconvencídequeeltratamientoquehabíaestadorecibiendohastaentonceseradeltodoequivocado;lasoledaderaloquepeorleveníay,aunasí,debidoa la errónea creencia en la necesidad de su completo aislamiento y reposo,habíandejadoque lamuchacha rumiase su aflicción sin una sola ocupaciónagradabley sinmáscompañíaque ladeunaanciana sirvientaydeaquellasdosmujeres,quenoeranmásquemerasvigilantes,nohábilesenfermerasnialegrescompañeras.Eléxitodelnuevoexperimentodemostrabatalcosa,ylarápidarecuperaciónsorprendióyentusiasmóasufamilia,haciendoquesemeobsequiaraconunrespetoyunagratitudcompletamenteinmerecidos.

Elinor seaferrabaamícomosiyo lo fuera todoparaella,ycadadía semostrabamásdócil,tranquilaydueñadesímisma.Augustinelavisitabaconfrecuencia,peseaqueyonuncaloaniméaello,puesunremordimientoeterno

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parecía oprimirlo más aún que su melancolía innata, como si no pudieraolvidar que su acto, tal y como se había producido, había acelerado laaparicióndeaquellaenfermedadhereditariaensuhermana.Ellaloperdonóyse esforzó por mostrar el mismo afecto, pero el recuerdo del pasado seinterponíaentreellosdos,yélnuncahabríapodidoserparaellaloqueerasuhermanopequeño.

No pasó un solo día sin que Harry trajera alguna baratija nueva oentretenidaparadistraeraElinor.Estandoconéleracuandoellasesentíamásfeliz,puessabíaasíqueélestabaasalvo,y,alversuansiedad,yohacíatodoloqueestabaenmipoderparaquelosencuentrosresultaranagradablesyparaqueél fueraaverlaamenudoy sequedaramucho tiempo,protegidode lasinfluenciasquelorodeabanfueradeaquellaapartadahabitación.

Meconmovíavercómoestasdesgraciadasyjóvenescriaturasseaferrabanlaunaalaotra;ellatratabademantenerloalejadodelavidaimprudenteque,conseguridad,loacercabaaldestinodelquehubierapodidoescaparduranteaños;élsoportabapacientementetodossuscambiosdehumor,impacienteporaliviar y alegrar el triste cautiverio del que no podía salvarla. No tardé enaprender a amarlos como una hermanamayor, y ellosme consideraron unaamigaenlaquepodíanconfiar.

Amyraravezvenía;estabaabsortaen la ropapara laboda,perocuandome encontraba con ella, siempre excusaba su abandono por el temor amolestaralapobreNell,oenviabamensajesquenosignificabannadayqueeranrecibidosensilencio.

La señora Carruth seguía igual, siempre cortés y tranquila en público,pendiente del bienestar deElinor y gentilmente reservada conmigo; pero yopodíaverqueunaterribleansiedadlaoprimía,puesenvejecíaconrapidezy,aveces,surostroteníaunaexpresióncasidesesperadaquedelatabalaluchaqueelorgulloylavoluntadmanteníanconunalgúnsecretoyduroadversario.

Steelefrecuentabalacasayobservabatodoloquesucedíaenellaconunainfatigable vigilancia.A los sirvientes les caía bien y lo obedecían como sifuera el amo, pero era evidente que la familia lo odiaba y lo temía, aunquetodos,salvoHarry,lotratabanconescrupulosaeducación.Yoseguíelejemplode ellos a este respecto, pero no sentíamiedo u odio ni se lomostré, y esadiferenciapareciósatisfacerlo.Siensunaturalezahabíaunladobueno,creoque yo llegué a él, pues conmigo casi nunca mostraba el espíritu cruel ysarcásticoquetanrepulsivolehacíaparalosdemás.Poralgunarazón,parecíaestar ansiosopor complacerme, yno tardé en llegar a la conclusióndeque,temiendo tenerme como enemigo, había decidido tenerme como amiga,aunqueyonopodíaentenderdequémodopodríahacerledañoaalguienqueparecíatenerelcontrolabsolutodeestapeculiarfamilia.

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Era imposible resistirse al encanto de sus modales y su conversacióncuando decidía ejercer su poder de fascinación; sin embargo, mientras yodisfrutabadeesto,mereservabaenmisgestosymispalabrasy leestudiabaconmayor interés cadadía.Todas lasnoches lo encontraba esperandoen lapequeña salita, como si una de mis tareas fuese llevarle el té; aunque,accidentalmente,meenteréporMorrisdequesetratabadeunnuevoarreglo.

Él no me preguntaba por Elinor (sospecho que Hannah le daba toda lainformaciónquepodía),sinoquesededicabaahacerqueaquellamediahorafueraagradableparalosdos,conaparenteindiferenciaperoverdaderotalento,demodoqueyonomesentíaofendida,aunqueMorrissequedómirandoconlos ojos como platos y Lizette sonrió con afectación cuando mencioné elhecho a la señora Carruth. Ella pareció sorprenderse y reflexionar por uninstante,perorespondiócomosiempre:

—Meparecemuybien,señoritaSnow.Steeleesalgopeculiarperopuedehaceraquíloqueleplazca;demodoquesiaustednoledesagrada,tendréquedejarlecompartirconustedelté,dadoqueélsuelellegarmuytardecomoparacenarconnosotros.

DemodoqueSteelesiguióviniendo,aunqueyosospechabaquelaseñoraCarruthnoteníanadaqueverconelloynohabríapodidoevitarloaunquelohubiese intentado. Yo no tenía objeción alguna, pues su alegre compañíaresultabamuyagradabledespuésdeunlargodíademipenosatarea.Además,losnuevoslibrosquetraíaysuanimadaconversaciónmerefrescabanlamentetanto como la comida restauraba mi cuerpo. A menudo deseaba que nuncahubiese ocurrido nada que me predispusiera en su contra, ya que daba laimpresión de querer que tuviera una buena opinión de él, y los diferentesmedios que empleaba para ganársela eran cautivadores; sin embargo, yo noconseguía superarmidesconfianzay aversión instintivas, apesardeque lasocultaba tras una conducta tranquila que parecía agradarle a la vez quemolestarle.

Las cosas siguieron así hasta finales de la segunda semana, cuando unnuevo problema vino a interrumpir nuestra breve calma. El sábado por lamañana,Harryentróconaspectocansadoyabatido.

—Buenosdías, señoritaSnow.¿Cómovaeso,Nell?Veoquehaspasadounanochetranquilaporquemerecibesconunasonrisa;ojalápudierayohacerlomismo.

Ellalorecibió,enefecto,conunasonrisa,peroestasedesvaneciómientraslomiraba con ojos tiernos y acusadores y, peinándose el cabellomoreno yrizadodelafrente,ledecíaamablemente:

—Pobremuchacho, tuvidaesmuchopeorquelamíaporquenotienesa

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ningúnamigocomoKatequeesté siemprecercaparamantenertealejadodelas tentaciones. ¿Anoche volviste a olvidar la promesa que me hiciste y tecomportastemal,Hal?

—Miramicaraydimesiesasí.

Él lemostró su rostro, y ella se quedó satisfecha, pues, a pesar de estarpálidoyagotado,eraevidentequenohabíapasadounanochededesenfreno.Ella le rodeó el cuello con el brazo y lo besó con unamirada de gratitud yamor que hizo que los orgullosos ojos del muchacho se empañaran y susfirmeslabiostemblaran.

—Buen chico, ahora sí que me siento de verdad feliz, pues saber quepuedohaceralgodebienenelmundohacequevalga lapenavivir.¿Qué tepreocupabaanoche,querido,quenopudistedormir?

—Lo mismo de siempre, Nell. Ya no puedo soportarlo más. Amy va acasarse el día de Navidad y no va a posponerlo hasta Año Nuevo, que escuando quedaríamos libres de la promesa que le hicimos a Steele. ¡Malditosea!

—Calla, Hal, deja que Dios se ocupe de la condenación y ayúdame apensarenunplanparaevitaresaimpulsivapromesamientrassepuedahaceralgo.Meduele la cabezade tantodarlevueltasynoveo lamanera,pero túereslistoyseguroqueseteocurriráalgo.Katenosayudaráallevarloacabo,aunqueaúnnopodemoscontárselotodo.

Neguéconlacabeza,pero,enmifuerointerno,medecidíahacertodoloposible por evitar aquel mercenario e insensato matrimonio. Agarrados delbrazo, los dos hermanos paseaban arriba y abajo por el largo pasillo delinvernaderodondenosencontrábamos;yomesentéjuntoalafuente,ocupadaenmis labores,perocogiendoalvuelo fragmentosde suconversación,puesmehabíanrogadoquenomemarchara.

—TengosuertedenoestarasolasnuncaconCarrol,porqueséqueselodiríatodo;peroaquí,encasa,Amymevigila,yfuera,Steele,oalgunodesusespías,siempreestáalertaparaevitarquenosveamos.

Harryhablabacondesánimo,comosielforzadosilenciohicieramellaensuhumor;peroElinorrespondió,conairedesafiante:

—Amínomevigilarían; iríaaveraCarrol, lecontaría laverdad,yqueencajelasconsecuencias,comounhombre.

—Desearíahacerlo,Nell,peronopuedo.LehedadomipalabraaSteele,yesdeshonrosoincumplirunapromesa.

—Nocuandoselehaceaunvillano…Perono,nolellamaréasíporqueéles lo que es. Tal vez sea normal sentirse como él, y no nos corresponda a

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nosotroshablardehonor.¡Oh,Hal,desearíaqueestuviésemostodosmuertos!

—Mejor sería que nunca hubiésemos nacido —contestó él, en un tonomuchomás amargo que el de ella, y, durante variosminutos, caminaron ensilencio—.Sipadreejercierasuautoridad,seenfrentasealmundoconvalorypusiese fin a todoesto,yopodría soportar ladesgraciaquenosha caído—estalló Harry—, pero es tan lamentablemente débil, está tan a merced deSteele,tienetantomiedodefrustraraAmyy…—hizounapausaaquí,comosituvieramiedodepronunciarelnombreprohibido,auncuandodebierahabersidoelnombrequeconmáscariñoydulzurasalieradesuslabios—Augustinedice que el remordimiento vuelve cobardes a los más valientes, y no essorprendentequeunhombretímidocomopadresevuelvalacriaturarotaqueesahora.¿Cuándoleviste,Hal?

—La semana pasada. Volví ayer, pero Steele estaba allí y no me dejóentrar.Dijoqueseencontrabademasiadodébilparahablaryque,duranteuntiempo,seríamejorquenadie,salvo…yasabesquién,fuese.Esosignificaquenadieirá,pero,aunasí,ellasílohará.

—¿Quépresagiatodoesto?—preguntóElinor,deteniéndosecercademí,comosiunarepentinasensacióndepeligro lahubierahechogirarsehacia laamigaenquienmásconfiaba.

—Supongo que una nueva tormenta. Creo que ese hombre estáendemoniadoyquehacerdañoalosdemáslecausaverdaderoplacer;deotromodosecompadeceríadenosotrosen lugardebuscarvenganzaporeldañoque,inocentemente,lehemoshecho.¿CreeustedenSatán,señoritaSnow?—me preguntó Harry, sentado en el borde de la fuente, mientras miraba condesganalascoloridaspiedrasquecubríanelfondo.

—Creoquesí,aunqueelseñorSteelenoesexactamentemimodeloparaeste personaje histórico. Él tiene una conciencia, os lo aseguro, a pesar delmaléficoespírituqueloposee.

—¡Gracias,madeimoselle!

Unanítidavozpronuncióestaspalabrasy,allevantarlavista,viaSteeleasomarsetranquilamentealapequeñaventana,enlacualhabíaaparecidoenotraocasiónlaseñoraCarruth.

Elinorsehizounovillodetrásdesuhermano,peroélsepusoenpiedeunsalto y lanzó una piedra, en un gesto impetuoso que le dio fuerza pero noprecisiónasupropósito.

Steeleagachó lacabezaparaevitarel impacto, se rioydijo, enese tonosuyotanexasperante:

—Estonoesunargumentopropiodecaballeros,Hal.

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—¡Entoncesprobaréconotromáscontundente!—RepusoHarryysediolavueltapara salirdel invernaderoconvehemencia,peroElinor lo sujetó,ySteele,mientrasdesaparecíaysedespedíaconlamano,dijo:

—Notemolestes,voyaunirmeavuestraalegrefiestecilla.

—¡Oh,Kate!Nodebevenir,¡nopuedosoportarlo!—gritóElinor.

—Lomataré,silointenta;¡espíavulgaryentrometido!—respondióHarry,tratandodezafarsedeella.

—Quedaosaquílosdos,queyomeocuparédelseñorSteele—dijeysalídeprisacerrandolapuertatrasdemí.

Lohicejustoatiempoporque,segúngirélallavedelacerradura,élentró,sonrienteaún,peroconunbrilloensusojosnegrosquenopresagiabanadabuenoparaaquellosalosquebuscaba.

—Steele es la contraseña, demodo que permítame pasar, amable y lealcentinela—medijo,yavanzótodoloquepudosinllegaratocarme.

—Esanoeslacontraseñay,porlotanto,nopuedeustedpasar,camarada—lecontestéy,guardandolallaveenmibolsillo,meapoyécontralapuertayloobsequiéconunrostromuchomástranquiloycalmadoqueelsuyo.

—En serio, señorita Snow, maneja usted los asuntos de una maneradespótica.¿Nosabeustedqueespeligrosooponerseamí?

Fruncíaelceñoymerepasabaconunaexpresióndeenfadoysorpresa.

—Ya lo he visto en los demás, pero no le tengomiedo a nada, y deboobedecerlasórdenesatodacosta.

—¿Lasórdenesdequién?

—DeldoctorShirley.Él insisteenqueElinorpermanezca tranquila,ysupresenciayalehahechodaño;asíquenopuedeustedirmásallá.

—Perotengoelmismoderechoavisitarlaqueesechico.

—Permítamequelodude.

Estaba a punto de decirme algo, pero se detuvo apresuradamente y,cruzando los brazos, me miró con una extraña expresión. Un momentodespués,hablóconmástranquilidad,peromásimperativamente.

—TengoelpermisodelaseñoraCarruthparapasar;deseoveraElinoryestoyacostumbradoaquesemeobedezca.Seaustedtanamabledeabrirmelapuerta.

—Discúlpemesimeniego;laseñoraCarruthpusoaElinoramicuidadoyestamismamañaname rogóqueusaramipropiocriterioparaadmitir a sus

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hermanos y hermana. Creo que es imprudente y poco seguro permitir queustedentreahoraynovoyapermitirlo.

—¿Sabeustedqueyosoyelamoenestacasa?

—Perono elmío, señorSteele, y aquí yo soyquien decide hasta que laseñoraCarruthmedespida.

Me indignó su insistencia y, aunque controlé mi voz, mis ojos seencendieronymeenfrentéaéldemaneratanresueltacomolasuya.Éldiounpaso hacia atrás; cambió su ceño fruncido por media sonrisa, la mirada dedesaprobación arrogante por una de sincera admiración y, con una curiosaexpresión,mezcladefastidio,sumisiónyamabilidad,medijo:

—Noestoyacostumbradoadejardehacermivoluntad,peroadmirotantosu coraje que me seduce ceder por el placer de disfrutar de una nuevaexperiencia.¿Quémedaráustedacambio,señoritaSnow,simesometoasuautoridad?

—Miagradecimientoyungranrespetoporunhombrequesabecontrolarsu temperamento, perdonar una pequeña afrenta y compadecer una granaflicción.

Unamaravillosaexpresióndulceysuavesedibujóensurostrocuandolomiréconairedeconfianza,puessentíqueestavezlavictoriaeramía.

—¿Me dará usted lamano y no se olvidará usted de bajar al anochecercomohizoayer?

Meofreció sumano y yo, enseguida, saqué lamía del bolsillo donde lateníaguardada;alhacerlo,lallaveseenganchóenmianilloycayóalsuelo.Meapresuréa recuperarla,peroél fuemás rápidoqueyoy, sujetándolaconfuerza,memirócontodalaviejamaliciadesusojosy,conlaantiguaasperezadesuvoz,medijo:

—Ahora las tornas han cambiado: es usted quien debe solicitar permisoparaentrar,yyoquienpuederechazarla,silodeseo.¿Deboseguirsuejemplodeseveridad?

—Sí,haciendoloqueustedsabequeeslocorrecto,pordesagradablequepuedaresultarle.

—¿Fuedesagradablerechazarmeelacceso?

—Meresultóagradablehastaqueustedsedioporvencido.

Se rio, jugueteó con la llave y pareció considerar algún asunto. Yopermanecíensilencio,todavíaantelapuertacerrada,ydecididaaresistirhastael final. Creo que él se dio cuenta de ello y encontró un nuevo placer enenfrentarseaunavoluntadqueestuvieraa laalturade lasuya.Lamalacara

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desapareció y fue reemplazada por una que no le había visto hasta elmomento. Era una mirada mitad triste, mitad melancólica cuando me dijo,observándomeatentamente:

—Es usted una persona curiosa; creo que sería capaz de expulsar a midemonio,siselopropone.Haltienerazónaldecirquehayundemonioenmí.Algúndíaledirécuáles.¿Novaapedirmesiquieralallave?

—No.

—¿Por qué no? Creo que podría usted argumentar con elocuencia, siquisiera.

—Nohaynecesidaddeeso;séqueseráustedgenerosoyquedemostraráque valora la buena opinión de una persona incluso tan insignificante comoyo.

Tendí la mano mientras hablaba, él puso la llave en ella y salió de lahabitaciónconuntranquilo«gracias».

Ansiosa por saber cómo les había ido a mis prisioneros, abrí la puerta,entréymeencontréaElinorquetodavíatemblaba,peroquesereíamientrasobservabaaHarry,quienhabíaarrastradounenormeflorerohastalapared,sehabíasubidoalapequeñaventanayhabíaatrancadolapequeñapuertadelahabitación;descendía enesemomento,mientrasmascullabapara sípalabrasdevenganza.

—Bueno,poresteladoestásasalvo,Nell,yyoharéguardiaantetupuertasihicierafalta.Bien,señoritaSnow,¿hahechoquesebataenretiradanuestroenemigo?

—Sí, ha firmado una tregua y abandonado el campo de batalla. Ahora,señorHarry,prométameunacosa:contróleseyevíteloporelbiendeElinor,sino por el suyo propio—le dije seriamente,mientras su hermana se echabasobremíyelhermanopermanecíadepiefrenteanosotrostodavíasonrojadodeira.

—Se lo prometo, pero tendré que irme de casa para cumplirlo, o lapróximavezquememiredeesemodoinsultantetansuyoledarésumerecido.¿Confiarásenmímientrasestéfuera,Nell?

—Qué remedio; pero, querido, ten cuidado; recuerda lo mucho que mifelicidaddependedeti,yvuelvesiendoelmismobuenmuchachoqueseva.Veaverapadre,sipuedes,yquédateconAugustinetantocomoseaposible;allíestásmásasalvo,aunqueséqueesunlugarmuyaburrido.

—Meaburresoberanamenteconsudevoción,peroharétodoloposibleporsoportarloyregresarétanprontocomomiirasehayasosegado.Denadasirveesperar que la de Steele desaparezca; él nunca olvida ni perdona, y tarde o

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temprano tendré que pagar por la piedrecita que le pasó por encima de lacabeza.Adiós,Nell,conservaelánimo,querida.Cuidedeella,señoritaSnow,ynodejequeelenemigomarcheporsorpresasobreustedesmientrasyoestoyfuera.

Tratandodehablaranimadamente,Harryabrazóasuhermana,medio lamanocalurosamenteysemarchóaenfrentarsealastentacionesdelasquenohabríapodidoescaparallífuera.

Yo mantuve mi promesa y, al anochecer, bajé a la pequeña salita,preguntándomecómomerecibiríaSteele.Juntoamiplatohabíaunramoderosas de invierno, pero él no estaba allí y lo eché demenos, puesmi cenaresultómuysolitariayaburridasinsuoscuroyvivazrostroysufamiliarvoz,resonando enmis oídos.Terminé pronto el té, aunque permanecímeditandosobrelasfloreshastaqueélentróapresuradamente;eraevidentequeesperabaencontrarlahabitaciónvacía.Parecíatriste,endurecidoyfrío,perounamiradadesorpresayplacersedibujóensucaraencuantomevio.

—Ah,haesperado;seloagradezco.

—No,yaheterminadoydeboirmeenseguida.¿Tomaráustedté?

—Acabo de cenar, pero tomaré una taza ya que está usted aquí paraservírmela.

La tomóde pie frente al fuegoy, una vez que le hube servido,medi lavueltapara irme.Unarosacayódemiramo.Cuando la recogí,élse inclinótambién y, al hacerlo, una pequeña piedra cayó del bolsillo de su chaleco yrodóporlaalfombra.LacogíyreconocíenellalaqueHarrylehabíalanzado.Sentí un repentino temor al recordar sus palabras. Él parecía algomolesto,peropermaneciócomosinadajugandoconlaflorenelmomentoenquemimiradapasódelapiedraasurostro.

—Hayunviejodichoquedicequeunhombrevengativoconservaráunapiedraenelbolsillodurantesieteaños,ledarálavuelta,laconservaráduranteotros siete años y, entonces, se la arrojará a su enemigo.Espero que no seausteddeesaclase,señorSteele.

Él se encogió de hombros riendo y, mientras arrojaba la flor al fuego,contestó:

—No tocaré al chico,mas tampoco olvidaré su insolencia, aunque amípocomehayaafectado.¿Lehangustadolasflores?

—Sí, son rosas inglesas, me han hecho recordar mi hogar, y se loagradezco.

—¿Semarchaustedtantemprano?

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—Elinormeespera;buenasnoches—dije,ysubí, llevándome lamalditapiedraconmigo.

Durante toda lasemana,Steeleestuvo inusualmentealegreyafabley,entodalasemananotuvimosnoticiasdeHarry.SupimosporAugustinequenohabíaidoaverniasuhermanoniasupadre,nitampocofuevistoenlossitiosque solía frecuentar. Según pasaban los días, fuimos poniéndonos cada vezmásnerviosos.YoestabaseguradequeSteelesabíaalgodeél,peroéljurabapor su honor que no lo había visto, y nos aseguró que el chico regresaríacuandoselehubierapasadoelataquedeira.

Elinorestabapreocupada,yyoalbergabapensamientosquenomeatrevíaa formular, pero el resto de la familia parecía haberse acostumbrado a loscaprichosos hábitos de Harry, y esperaban, sin mucha preocupación, a queregresara.

ElviernesporlanochehubovisitayyomequedéconElinorhastaquesedurmió, pues el sonido de la música llegaba incluso hasta nuestro remotoaposentoylehacíanrecordar losdíasenlosqueellaeralamásalegreentrelosalegresennochesasí.Porfin,sequedódormidayyomedejécaerporlapequeña salita, tomé un refresco, luego cogí un libro yme senté a leer y adisfrutar de la agradable agitación que llegaba desde arriba. De repente,alguiengolpeóenlagranventanaqueseabríaenlapartedeatrásdelacasa.LevantélascortinasyviaHarry;congranalegría,desabrochéelpestilloylaabríporcompleto.Sindecirpalabra,entrótambaleándose,seechóenelsofáysequedó allí tumbado, respirando agitadamente.Me acerqué a él, vacilante,algo que él pareció comprender, pues, volviendo su demacrado rostro haciamí,medijoconvozronca:

—Estoy sobrio, no tengamiedodemí.Estoymojado, tengo fríoy estoyenfermo.Dejequemeecheaquíhastaque recupereel aliento, luegome irésigilosamenteynomolestaréanadie.

Trasunsegundovistazo,meconvencídequedecíalaverdadymeacerquéa él llena de compasión. Resultaba triste verle ahí echado, tosiendosordamente,conaspectofebril,losojoshundidosyloslabiosresecos.Teníalaropamojadaymanchada,elpelodescuidado.Todosuaspectoeraeldequienha pasado por situaciones de locura y a duras penas ha conseguido escaparvivodeellas.

—¿Quéhapasado?¿Dóndehasestado?Elinorhaestadomuypreocupada,yyotambién—dije,agitandoelfuegoyacercándoleuncojínparalacabeza,mientrasélseechaba,agotadoporlatos.

Levantó la vista, me miró con una expresión lastimosa y me susurrómientrastemblaba:

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—Nomepregunte;ynose locuentea lapobreNell;ella se sentiría tandecepcionada… No pude evitarlo. Traté de alejarme, pero me cogieron y,entonces,seacabótodo.

—¿Quiéntecogió,Harry?—lepreguntéindignada,cuandosedetuvoparalimpiarsufrentehúmedaybeberelaguaqueleacerquéaloslabios.

—LostíteresdeSteele,ellossabendóndeencontrarmeycómotentarme,ynotienenpiedadalguna…

—Peroélmeaseguróquenosabíanadadeti.

—¿Cómo iba a saberlo si me llevaron y me mantuvieron fuera de mídurante varios días?Una palabra de ellos fue suficiente para que todasmispromesas ymis decisiones fueran en vano.Ya le dije que él no olvidaba niperdonaba,ynolohizo.

Cuandoestaspalabrashubieronsalidodesuboca,Steeleentró,ysedetuvoa contemplar aquella deplorable visión; luego me miró un instante y,recomponiéndose,avanzóconfingidasorpresa.

—¿Porqué,Hal? ¿Qué sucede?Oh…Yaveo; señoritaSnow, esteno eslugarparausted;llamaréaJohnymeocuparédelchico.

Antes de que pudiera contestar, Harry se puso de pie a duras penas y,señalándose con un gesto tan lleno de patetismo como su voz rota, con lamiradamástristequejamáshevistoenunrostrohumano,ledijo:

—¿Estássatisfecho?¿Noessuficientecastigounasemanadesufrimientoydegradaciónporuninstantedeira?

—¿Quéquieresdecir?No te entiendo…—comenzóadecirSteele, cuyorostroestabaahoratanimpasiblecomoeldelbustodebroncequehabíadetrásdeél.

—Sabesquemeinterpongoentucaminoyquieresquitarmedeenmedio.Esta no es la primera vez que intentas deshacerte demí, aunque sería másmisericordiosopegarmeuntiroquellevaracaboestejuego,queacabaconelalma a la vez que con el cuerpo. Augustine ha renunciado a todo. Amy sehabráidopronto,lapobreNellesinofensivayyonotemolestarépormuchotiempo;creoqueporfinheconseguidomipropiamuerte.

Un espasmo de tos lo sacudió de pies a cabeza, frenando su apasionadodiscurso, y lo hizo acostarse de nuevo hasta que se le pasó. Steele se habíapuestopálido,perosedominóalaperfección,pues,conunacentodelástimaydereproche,cuandoseacercóparaofrecerleayuda,exclamó:

—Teperdonoestasduraspalabrasporqueestanochenoeres tú.Déjameacompañartehastatuhabitaciónyacomodarte,sipuedo.

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—¡Nome toques!—gritó Harry—. Prefiero arrastrarme que deberte unfavor,tedesprecioyteodio,aunqueseas…

—¡Para!—LavozdeSteeleresonóenlahabitaciónenuntonoquehabríasometido a un espíritumás rebelde que el del pobreHarry, quien se detuvoante la mirada amenazadora del otro. Steele señaló hacia la puerta con unaspecto que obligaba a obediencia, por un lado, pero, por el otro, amímeincitabaaldesafío—.Veteatucuarto,joven,yrecuerdaloqueeresantesdeinsultar a un caballero con esas bravuconerías sensibleras. Quédese, si lodesea,señoritaSnow:deseohablarconusted.

—Me niego a escuchar. Ven, Harry, apóyate enmí y deja que ocupe ellugardetuhermanaestanoche.

No sé cómo le sentó a Steele mi respuesta, pues, sin volver la cabeza,entrelacéelbrazodeHarryconelmíoylosaquédelahabitación.Nadienossiguió,perooícómosecerrabalapuertadelasalamientrasayudabaalpobremuchacho a subir la escalera de servicio que nos protegía de la alegreagitación de la parte superior de la casa; apenas lo hube dejado en suapartamento y llamado a su ayuda de cámara, el doctor Shirley, que vivíacerca,entróapresuradamenteydijoque loenviabaelseñorSteele.Yanosemenecesitabaallí,yyameibacuandoHarrymellamóymesusurró,mientrassujetabamimano,conunaexpresióndeagradecimiento:

—NoselodigaaElinor;puedequemeencuentrebienparaverlamañanaporlamañana.

Seloprometíylodejéconelcorazónapesadumbrado;peroalamañanasiguienteélestabatumbadoconfiebre,ydurantedíashubopocasesperanzasdequeElinorvolvieraaverledenuevoenestemundo.

IV

TRESVECESCONFUNDIDA

—Hetomadounadecisiónyustedesmiúltimaesperanza,Kate.

LamanodeElinorsobremihombromesacódelensimismamientoenelquemeencontrabamientrascosía,yelsonidodesuvozrompióabruptamenteellargosilencioquehabíareinadoentrenosotras.

—¿Qué has decidido y cómo puedo ayudarte, querida? —le preguntécuandoellasesentójuntoamí,conunairedetranquiladeterminación.

Bajandolavoz,dijoconseriedad:

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—Evitarestaboda,ydebeustedejecutarmiplan,porqueyoaquísoyunaprisionera. Escuche y no me decepcione. Augustine no hará nada más quelamentarse y rezar. Harry está enfermo y se siente atado, por honor, amantenerestahorriblepromesa.Esaes la ideadelhonorparaunhombre, lamía es diferente, y conseguiré que se sepa la verdad cueste lo que cueste.Steele no tiene derecho a obligarnos a sufrir esta nueva desgracia.Cualesquieraquesean lasconsecuenciasdemisactos,meenfrentaréaellas.¿Meayudaráusted,Kate?

Susojosmostrabanmáselocuenciaquesuspalabras;enesemomentosupequeestabacompletamentecuerday,trasvariasindirectas,respondíconganas:

—Loharé.

—¡Dioslabendiga!—dijo,conunrostrodeinmensagratitud—.Sabíaqueusted erami amiga; con su sentido comúny su coraje, estoy segura de quetendremoséxito.Esteesmiplan,esmuysencilloydirecto,pero,conSteeleque nos vigila, será necesaria mucha habilidad para llevarlo a cabo. Le heescritoaCarrol,yusteddeberíaentregarlelanotasinquenadielavea.¿Creeustedquepodráhacerlo?

—Nadamás fácil—comencé diciendo, perome detuve al recordar que,aunquemecruzabaamenudoconelprometidodeAmy,élnuncaestabasolo.SiempreestabanconéloconsuprometidalaseñoraCarruthoSteele,oalgúnjoven acompañante, y, dadoquebasta esemomentoyo lo había evitado, nopodíacambiarrepentinamentemimaneradeactuarsinlevantarsospechas.

Sin embargo, confiaba en que, con mi suerte y mi sentido común, sepresentara algunaoportunidad ahoraqueyo estabapendiente de ello.Elinorestaba tan ansiosa que no se percató de mi silencio y, sacando una cartacerradadesucorsé,lapusoenmimanoaltiempoquemesusurrabanerviosa:

—Tenga cuidado y asegúrese de estar a solas con él antes de dársela; yvigilequeSteeleestélosuficientementelejos.Sino,éllasorprenderá.Ahora,vaya a dar su paseo vespertino por la casa; es justo la hora a la que llegaCarrol;seguroqueseloencuentraustedporalgúnlado.

Meagradabalaemocióndeestapequeñaaventuray,guardandolanotaenmibolsillo,mefui,asegurándolequeloharíalomejorposible.Primero,diunavueltaportodaslashabitacionesdelaplantabajaymeasegurédequeSteeleno estuviera allí; luego, subí corriendo y pregunté porHarry, al tiempo queechabaunvistazodetalladoasuhabitacióndesde lapuerta.Nohabíanadie,salvo John y el pobremuchacho que dormía profundamente. John y yo nosllevábamosbien,asíquemedilavueltaymeaventuréapreguntarle:

—¿Cree usted que el señor Steele está en casa? —No, señorita; estoybastante segurodeque salióharáunamediahora. ¿Quiereustedquevayaa

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buscarlo?

—No,gracias,notieneimportancia.

Mearméconunlibroquemehabíaprestadoélehiceloquenuncaanteshabíahecho:fuiasuhabitaciónconlaexcusadedevolvérselo,siélestabaallí,odeasegurarmedequehabíasalido,sitaleraelcaso.Nohuborespuestaamillamaday,despuésde llamarvariasveces,abrí lapuertaymeatrevíamirardentro. El brillo del fuego iluminaba cada rincón, y un solo vistazo mepersuadiódesuausencia.Muysatisfechademiéxitohastaelmomento,estabaa punto de cerrar la puerta cuando algo sobre lamesa captómi atención e,involuntariamente,mehizodarunpasohaciaadelanteparaasegurarmedeloquehabíavisto.Noera sinounpequeño ramilletedebrezoblancoyvioletaqueyohabíallevadoeldíaanterior,puesaElinorleagradabavermeconlasfloresqueaellalegustaban.Sabíaqueeranlasmismasfloresporquetodavíateníanellacitodesedaescarlataqueellahabíausadoparaatarlasyquepodíaverse claramente a través del fino cristal transparente del jarrón en el queestaban puestas.No recordaba dónde las había extraviado, pero ahí estaban,conservadascuidadosamentecomosifueranalgohermosoopreciosoparasunuevodueño.Meolvidédetodolodemásymequedéallídepieunmomento,preguntándomesiélestaríaenamoradodeElinor,puesningúndescubrimientoomanifestaciónpodría sorprendermeyade él.Entonces caí en la cuenta dequeélnosabíaqueeranfloresdeElinory, recordandosusmiradasygestosrecientes, sonreí con algo de desprecio y sonrojo al concluir que las habíaconservadopormí.

Enfadada con él y conmigo misma, salí de la habitación y retomé mitranquilopaseo a travésdepasillosy salasde estar desiertos, esperandodarconel jovenCarrol.Estecaballero,apesardeserdebuenafamilia, teníauncarácter que no estaba a la altura que era de esperar; había derrochado supropia fortuna y ahora estaba dispuesto a venderse por otra fortuna. Amyhabía fijado el precio y parecía bastante satisfecha con la compra, pues lacompetencia incrementaba el valor. A mí, particularmente, me desagradabaporque pertenecía a esa clase de hombres al uso que no saben nada de laverdaderahombríaysonunadeshonraparalasociedad.Amidesagradohabíaqueañadirleunapizcadeorgullofemeninoyderencor,pueselseñorCarrolconsiderabaunhonorprodigarmemuestrasdeadmiraciónynohacíaningúnesfuerzoporrefrenarse,paragranindignacióndeAmy.Laprimeravezquemehabía cruzado en su camino, mientras él estaba de pie en el salón con suprometida,sinmolestarseenbajarlavozymirándomepordetrás,habíadicho:

—¿Quiénesella?

—TansololaacompañantedeElinor—fuelarespuestaquerecibió.

—PuesenvidioaNell;esunamujermuyatractiva.

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—Fred,cállateya,nopermitiréqueadmiresanadiemásqueamí.

—Por supuesto que no; pero permitirás que mire a una hermosa mujer,¿no?Uno se entretiene con bellas institutrices y acompañantes, pero ama yadmirasoloaángelescomotú.

No pude oír nada más de ese encantador diálogo y seguí caminando,dispuesta a demostrarle al señor Carrol que era cosa imposible entretenerseconacompañantescomolaseñoritaSnow.

Desdeentonces,ningunaviejacarabinadepelogrishabríapodidosermásintimidatoria que yo, cuando, algunas veces, nos encontrábamos; pero, nadamás saberqueyo eraunadama, el señorCarrolno tardó enmirarmedeunmodo tal que me daban ganas de pedirle a Steele que interviniese paraenmendarlosmodalesdelcaballero.Mientrasibayoarribayabajopensandoentalescosas,noestabadehumorparaencontrarmeconelinvitadoesperadoy,denoserporElinor,habríarechazadoelencargo.

Confiabaenqueeltimbremeavisaríadesullegada,asíquemesorprendíbastante cuando, de repente, oí su voz en el salón y, al asomarme desde laoscurahabitacióndondemeencontrabaeneseinstante,viqueSteeleentrabaconél.Sedetuvieronunmomentoparadejar lossombrerosyentraronen labibliotecaconlaintenciónderesolveralgúnasunto.Lasdamasnoestabanencasa,yyosabíaqueloshombresnosequedaríanmuchotiempo.Steelenosesepararía de Carrol hasta que se fuera, de modo que había perdido mioportunidad.AnsiosapornodecepcionaraElinor,seguíunrepentinoimpulsoy,deslizándomehastaelsalón,metílanotaenelbolsillodelabrigoqueCarrolhabía dejado sobre una silla. Apenas lo hube hecho, oí que venían, volvícorriendoaloscurosaloncitoy,unmomentodespués,vistoloquepasó,habríadadotodoloqueteníaportenerdenuevolanotaenmipoder.

—Teestoymuyagradecidopordejarmeusarlo;habríapasadomuchofríodenoserporél;perohaceunanochetanapaciblequeprefieroponermeelmíoparavolveracasa—dijoCarrol,deteniéndosepararesguardarsupuroreciénencendidodelacorrientedelapuerta.

—Estáenmihabitación;subiréporél.Nopermitoquelossirvientesentrenenmisaposentos—respondióSteele,mientrascogíaelabrigo,seloponíaalhombroysubíaescalerasarriba.

Me quedé totalmente consternada; había fracasado doblemente, puesCarrolestabaahí,solo,perolanotahabíavolado,yvoladohastalasmanosdelapersonadequienmásdebíaprotegerla.

Meretorcílasmanosenlaoscuridadyhastapodríahaberchilladodetantoenojoquesentía,mientrasCarrol—queadmirabasusemblanteindiferenteenel gran espejo—disfrutaba de su puro.Ninguno de los dos tuvo tiempo de

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proseguir con sus cosas, pues Steele, que siempre se movía con silenciosarapidez,estuvodevueltaantesdequeyopudieradecidirquéhacery,trasunasbrevespalabras,semarcharonambos.Carrol,delacasa;Steele,aesperarmeabajo.Sindetenermeapensar,corríescalerasarriba,directadenuevohacialahabitación de Steele, y miré por todos lados en busca del abrigo. Estabadobladosobreelbrazodelsofáy,sintiéndomecomounladrón,metílamanoenelbolsillo.¡GraciasaDioslanotaestabaallí!Lacogí,fuicorriendoamihabitaciónymesenté,temblandoysinalientoporlaemocióndetodaaquellaaventura.

Tanprontomerecompuse,regreséparaveraElinorylecontémihistoria.Se sintió decepcionada, pero lo encajó bien y me dijo que deberíamosintentarlo de nuevo y que me fuera a cenar. Sin apetito, pero exultante ensecreto por la derrota que le había infligido sin que se diera cuenta, toméasientoyhastadesconcertéaSteeleconmiextrañohumor.DesdeelregresodeHarry,yomehabíamostradofríayreservadacon«nuestroenemigo»,comollamábamos a Steele. Sin embargo, su comportamiento no había variado, osoloparavolversemásafableyhumilde.Si loqueintentabaerahacerciertapenitenciaysolicitaramistad,desdeluegosehabíaquedadosinrecompensa,puesyonoteníaningunaconfianzaenél.Loconsiderabaunactorconsumadoy permanecía impasible ante sus persuasivas actuaciones. Esto lo irritaba y,aunque en más de una ocasión se había marchado en silencio y pálido decólera, siempre volvía a la noche siguiente tan alegre y sereno como si nohubieseocurridonada.Yonolocomprendía,perosentíauncuriosoplacerenobservarlo,yaquelarecluidavidaquellevabanomepermitíaotracompañía,y la mayoría de las mujeres la habrían encontrado encantadora aunquepeligrosa.Yono,hacíamuchoquemisfantasíasdeamorsehabíanterminadoy no volverían nunca. Simplemente, disfrutaba de su compañía y loconsideraba un enigma agradable cuya solución se volvía cada vez másapasionante.

—Tieneustedunaspectode lomásmaliciosoestanoche,señoritaSnow.¿Qué ha estado haciendo? —dijo, después de observarme de esa maneramisteriosatansuyaduranteunosminutos.

—Hedadomihabitualpaseo—lecontestétímidamente,aunquemisojostodavíabrillabandeemociónysecretojúbilo.

—Unpaseoinusualmenteanimado,imagino,puessussonrosadasmejillascontradicensuapellido.

—Esmejorcumplidoqueelanterior;perominaturalezanocontradicemiapellido,peseaquemismejillaspuedanhacerlo…

—¿Havueltoustedabailarestanoche?

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—Sí—contestéymereísinquereralpensarenmiscarrerasarribayabajoporlasescaleras—.¿Cómosabeustedquebailo?—añadí,seca.

—Ayer la vi bailando a solas una especie demajestuosominueto, en elcrepúsculo, y estuve considerablemente tentado de aplaudir. Creo que memerezcounasonrisaenlugardeeseceñofruncidoporsemejantecontrolsobremímismo.

Ahoraeraél elque teníaunaspectomalicioso,yyomesentí incómoda,puessuspalabrasmeconfirmaronalgoqueyaimaginaba:mehabíaobservadoenmásdeunaocasióncuandoyomecreíaasolas.

—Novolveréabailarniacaminardenuevo,ledejolacasaausted,yaquees usted tan aficionado a los paseos al ocaso—dije delmodomás frío quepude.

—Ledoymipalabradequenovolveréaseguirla,sielloledisgusta.¿Mepermitiríaustedexpiarmi fechoríadejandoque laacompañeadarunpaseomañanaencocheaplenaluzdelsol?

—No,gracias;sigosiendodemasiadoinglesaparaeso.Allílosseñoresnollevana loscriadosadarpaseos,pormuchoquebrilleelsoloporhermosoqueseaelcamino.

—Peroustednoesunacriada,ynohaydamamásorgullosaqueustedporestospagos.Tampocoyosoysuamo,comomedijoustedunavez.Ojalá lofuera…—añadió,comoparasí.

Aquellonomeagradóe,inmediatamente,mecallé,comíensilencioymemarchéencuantoterminé.

A la mañana siguiente, Elinor me recibió con un nuevo plan.Aparentemente, yo debía salir con el pretexto de comprarle algunas cosas,como ya había hecho antes varias veces, pero, después de hacer un par derecados,deberíairaveralaseñoraCarrolydecirlequequeríaverasuhijoydarleenseguidalanotaaélcomosifueraunanotadeAmy,quienunayotravez enviaba a los sirvientes con interminables mensajes referentes a lospreparativosdelaboda.Steelenuncaibaporallí,pueslacasaestaballenadejovencitasrománticas,queeraloquemáspavorledaba,ylasseismuchachasquevivíanenlacasaloadorabancomoauténticascolegialas.

—Si va usted temprano, Fred no habrá salido y las chicas estaránocupadas.PregúnteleaAmysitienealgúnencargoparausted.Probablementeledé algunanotao algúnmensaje, comohizo el otrodía, y esoocultará suverdaderopropósito.¿Lointentaráusteddenuevopormí,Kate?

Accedí y, con muchas dudas, salí en pos de mi segunda aventura. Amenudovolvía la vista atrás convencida de que vería a Steele siguiéndome.

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Sin embargo, no vi a nadie y llegué a casa de los Carrol sin mayoresincidencias.

Amymehabíaentregadounanotaparasuamadoy,sujetandolasdosnotasen mi manguito, llamé al timbre. Un soñoliento sirviente me dejó pasar,pareciósorprenderseunpococuandolepreguntéporsuseñor.Dijoqueibaaversiestabaarribaymedejóesperandoenelcomedor,que,evidentemente,acababadeserdesocupadopor lacriada,pueselpolvo todavía flotabay lasventanasestabanabiertas.Mesentécercadeunadeellasy,mientrasesperaba,comparé las diferencias entre las dos direcciones de las cartas.Las palabraseran lasmismas,pero la letraera tandistintacomoelcarácterdeunayotrahermana.TeníaladeElinorencimadelaotraymepuseapensarenalgoquedecirleaCarrolparaasegurarmedequeleprestaríaatenciónalacarta,cuandoun repentino impulsome hizo levantar la vista y vi a Steele en la ventana:teníalosojosclavadosenlamisiva.

Me sentí como imagino que lo hará un pájaro embobado cuando ve porprimeravezlosojosdeunaserpiente;meeraimposiblehablaromovermey,duranteuninstante,mequedésentadamirándolo,comosifueraunfantasma.

Lamaneraenqueseacercósinhacerruidomeasustó,yfuiconscientedelnervioso convencimiento de que nunca más volvería a estar a solas. Eraevidentequeélmehabíaseguido,puesnomostrósorpresaalverme,yciertassospechas sobre mi propósito lo habían llevado hasta ese desacostumbradolugaraunahoratanintempestiva.Encuantomemoví,sumiradasecruzóconlamía;lasonrisaquesiempremeprovocabacomouninsultosedibujóensucara,yeltonodesuvozrevelóqueintuíaalgunamaldadyqueestabaalerta.

—Buenos días…Llueve…y se olvidó usted el paraguas, así que vine atraerleuno.

La aparición de Carrol me hizo recuperar la compostura y, dándole laespaldaaSteele,metí lacartadeElinorhábilmenteenelmanguitomientrasmelevantabaparaofrecerleladeAmyasusomnolientonovio.Conungestodecabeza,unagraciosainclinaciónhaciamíyunasombroantemiapariciónquepodíaleerseensucara,Carrolleyólanota,ladejóenlamesay,conunaexpresióndelomenosafectuosa,dijo:

—HasidocruelporpartedeAmyhacerlaveniraestashorasylevantarmeamísoloparacomunicarmequemenganitanopodráserdamadehonor.Ellarequiereuna respuesta,demodoquedígale, señoritaSnow,queyono tengoninguna,yque le ruegoquemedejeenpazyasípoderprepararmeparamicondena…Perdón,quierodecir,migozo.

Mientras él hablaba, yo había alcanzado la puerta con la esperanza depoderentregarlelanotaenlaentrada,peroSteelellegóallíantesqueyo,yno

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mequedóotracosaquehacerquedeclinarlainsistenteinvitacióndeCarrolaquemesentaraydescansara,e irmeacasaconmi indeseadaescolta trasdemí. Estaba enfadadísima, pero mi ira, al igual que la suya, era del tiposilenciosoeinexpresivo,asíquemeconforméconrechazarensilenciotantoelparaguas como su brazo y alejarme deprisa, bajo la lluvia, con el rostrotranquilo,peroelespíritu iracundo.Élseguíadetrás,conlamiradafijaenelmanguito, ya que, evidentemente, había visto ambas notas y reconocido laletra de Elinor, y estaba decidido a descubrir su contenido. Yo estabaigualmente decidida a decepcionarlo y, no sabiendo cuál sería su siguientemovimiento, hice pedazos la nota mientras caminaba, con la intención dedeshacerme de los fragmentos a la primera oportunidad. Esta no tardó enllegar. Me había desabrochado la capa al sentarme y, con el frenesí, habíaolvidadoabrocharladenuevo;al llegaraunaesquinade lacalle,una fuerteracha de viento la levantó demis hombros. Resultaba imposible abrocharlacon una solamano. Steele lo vio y, con su vozmás cortes, pero sin poderevitarciertoentusiasmo,dijo:

—Dejequelesujeteelmanguito,señoritaSnow.

Conunapequeñasacudida,losfragmentosdelanotasalieronvolandoporlos aires, le pasé el manguito y me abroché la capa con una irreprimiblesonrisa ante su rostro airado. Solo duró un instante; luego, la expresión,mezcladeira,decepciónyadmiraciónqueyoyahabíavistocuandomehabíametido la llave en el bolsillo, se le dibujó en el rostro. Su boca adoptó unmohín de seriedad, pero sus ojos sonrieron y su voz sonó completamentetranquila.

—Muybienhecho,mademoiselle,ustedsabíaqueyoestabaahíyhabríaqueridocogerla,yhasidomáslistaqueyo.Admirosucorajeyhabilidad,peronuncadejoquenadiemedesbarate losplanesyquede impune,asíque,paraenmendarse,tendráquevolveracasademibrazoybajomiparaguas.

Mientrashablaba,pasómibrazopordebajodelsuyoylosujetócontantafirmezaquehabría tenidoque luchar para liberarlo, algopara lo queyo erademasiado orgullosa.Me rendí en silencio y seguí caminando hasta que loabsurdo del asunto me golpeó con tanta fuerza que no puede refrenar unsilenciosoataquedejúbilo.Volvílacabeza,peroélnotóquemimanoestabatemblando,ydebiódepensarqueestaballorandopuesseinclinóparamirarmealacaraconunaexpresióndepena.Nuncaolvidarélamiradadeasombroquemelanzó.Meretuvealmáximo,peroalfinalrompíareír,pues,apesardelatristevidaquehabíallevado,yoaúnnohabíaperdidoelsentidodelhumor.

—Bueno,de todas lasmujerescaprichosas, tentadorase inexplicables,esustedlareina.¿Esquenuncallegaréaentenderla,Kate?

Hablabacasiconirritación,peromesujetólamanoconmásfuerzayme

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obsequió con una mirada que contenía algo más ardiente que la ira o laadmiración.

—Nunca,señorSteele;perolocomprendomejordeloqueustedcreey,deahoraenadelante,mefiaréporcompletodemipropioinstinto.

—¿La previno acaso su instinto contra mí?—me preguntó, después deestudiarmirostroduranteuninstante.

—Sindudaalguna.

—El mío, sin duda, me aconsejó que la respetara y confiara en usted.Desearíadecorazónqueustedpudieradecirlomismo.

—¿Cómopodríahacerlodespuésdeloquehevistoyoído?

—¿Qué ha visto? ¿Qué ha oído?—preguntó con una voz que se volvióimperiosadenuevo.

—HevistoyoídocómotrataustedalpobreHarry,yestenoessinootroejemplodelavergonzosavigilanciaqueejercesobretodoslosresidentesenlacasadelosCarruth.¿Quéderechotieneustedahacertalescosas?

—SelodiréeldíadeAñoNuevo.¿Esperaráustedhastaentonces?

—No,sipuedoaveriguarlopormímismaantes.

—Ah,seunepuesalosqueestáncontramí,¿verdad?Tengacuidado,alalarga.Tieneusteduncorazónvaliente,esustedagudayposeeunrostroqueseduciríaaunsanto,perono tendráéxito,puesnuncapermitoquenadiemevenza.

—Excepto una mujer —dije, y con una sonrisa que, sospecho, habríapuesto a prueba el temperamento del hombre más dócil, miré con unsobreentendido algunos de los pequeños fragmentos de la nota que todavíacolgabandemicapa.

Sin embargo, cuanto más lo desafiaba y contrariaba, más parecía yogustarley,aunquesecalóelsombrero,pudeveresamiradasuyaconlaquenomegustabaencontrarme.

Bajandolavoz,medijo:

—Miapellidoexpresamejorminaturalezaqueelsuyo,pormuyfríaquesea usted. Puede que me doble, pero la mano de una mujer no puedequebrarme,demodoquequedaavisada,puesempiezoacreerdeverdadquealguienlepuederomperaustedelcorazón,Kate…

Meencogídehombros,untrucoquehabíaaprendidodeél,ycuandonosdetuvimosfrentealacasa,lecontesté:

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—Estenoesunjuegodecartasconcorazones,asíquenotemoporelmío.¿Tengosupermisoparaentrar?

—No, hasta queme haya agradecido, de la formamás encantadora quesepa, el que me haya preocupado por usted en esta lluviosa mañana. ¿Noquiere? Entonces castigaré su ingratitud como me plazca—dijo, y bajo elamparodelparaguasseinclinóymebesólamanomientraslasoltaba.

—Nosepongamelodramático,señorSteele.

Las palabras eran la única arma con la que podía responderle, y surtióefecto repetir sus propias palabras, pues, mientras subía corriendo lasescaleras, le oí arrojar el paraguas sobre una silla, el sombrero sobre otra ymascullaralgoentredientes,loquedemostrabaque,porfin,habíayologradoagotarsupaciencia.

Elinor se desesperó cuando le contémi segundo fracaso, puesto que tansolo quedaba un día para la boda. El hecho de que Steele sospechase denosotras y estuviera al acecho parecía dejarla sin energías y sin esperanzas,pero yo no desesperé ni creí que el mal pudiera prevalecer sobre el bien,aunque el cómo evitarlo era algo que no alcanzaba a saber.Harry se estabarecuperando, pero seguía demasiado débil para ser de alguna utilidad;Augustine,cuandoapeléaél, respondió,conelánimosumisodeunhombredébilqueseencuentradeltodosubyugadopormiedoantealguienmásfuerte,que si bien él había renunciado al orgullo, la ambición y la esperanza defelicidadparasímismo,no teníaderechoadecidirpor losdemás; la familiaestaba amerced de Steele y, si ellos estaban dispuestos a tener seguridad acambiodelaverdadyelhonor,creíqueélnoseatreveríaainterferir.Penséenhablar con la señora Carruth, pero ella me evitaba, y yo pensaba que nisiquiera su hija podría hacerla cambiar de propósito. Amy era igualmenteinaccesible, así que, fracasando en todas estas direcciones, mi últimaesperanzaresidíaenSteele.Atrevidocomoeraelproyecto,decidíapelaraél,yconellocomprobarsilaconsideraciónquemeprofesabaeraauténtica,ounmerointentodecegarmelosojosyasegurarsemiinterésadulandomivanidad.Había pasado tan poco tiempo que las circunstancias nos habían juntado deuna forma que pronto dio al traste con todas las ceremonias y las reservas;ahora empezaba a creer yo que él de verdadme amaba pues, aunque no lohabíaconfesadoconpalabras,surostrolotraicionaba,ymiprimeraimpresióndequesetratabadeunactorconsumadoestabacediendorápidamenteanteesapercepcióndepoderqueraravezseequivocacuandosetratadeconfirmarleaunamujer que es amada.Me sentía apenada a la par que contenta por ello;apenadaporquenopodíacorresponderle,ycontentaporquemedabaunarmaqueestabadecididaautilizarporsupropiobienyporeldeaquellosporquiensentíatantointeréscomosifueranmipropiafamilia.

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NoledijenadaaElinoracercademipropósito,perolanocheantesdelaboda esperé a Steele con el corazón en un puño. Él llegó más tarde, conaspectomalhumoradoy cansado, pero su rostro brillaba como siempre cadavezquemeencontrabaallí.Estabaapuntodesentarsecomosiestuvieramuysatisfecho,cuando,temiendoquenosinterrumpieran,lodetuve.

—¿Puedohablarunmomentoconusted,señorSteele?

—Sabe usted que sí, y cuantomás largo sea esemomento,mejor. ¿Quésucede,Kate?

Habíaempezadoahablaralegremente,peromirostrodebiódeinquietarlo,y terminó de manera más seria; enseguida se mostró alerta, con los ojosvigilantes, la voz imponente y, de pie en la alfombra frente a mí, parecióprepararse para malas noticias. Levanté los ojos, lo miré suplicante y conseriedadledije:

—Unavezmepidióustedquepresentaramisargumentos,entoncesledijequeno,peroahoraloharécontodalaelocuenciaqueseacapazdereunir.¿Meescucharáusted?

—Sí.

Fueunasolapalabra,peromeentusiasmópuestoqueladijoconrapidezyapartó la vista como si temiese que mis ojos fueran más eficaces que mispalabras.Diunpasohaciaélyfuidirectaalgrano.

—Séque tieneustedcorazón, creoque tieneustedconciencia,y apeloaambasalpedirleque libereaesta familiadelvergonzososilencioque leshaimpuesto,obienquelecuenteaCarrolelsecretoquedeberíaconocerantesdecasarseconAmy.

Steelerespiróhondo,comosiseliberaradeuntemoroculto,desfruncióelceño a la vez que, mientras memiraba con sus ojos amables, me dijo congravedad:

—Pareceque algunos de ellos ya se han liberadode la promesaquemehicieron voluntariamente hace algunosmeses; si no, ¿cómo ha sabido ustedqueeraunsecreto?

—Nadie puede pasar cierto tiempo en esta casa sin darse cuenta de quealgonovabien—dije—.Elinormehablódelatristeherenciaquelosoprime,peronadamás,salvoquehayunimpedimentoparalabodadeAmy,delcualCarrol debería de estar enterado. Solo usted puede hacerlo sin romper unapromesa,yleconminoaquelohaga,ennombredelaverdadydelajusticia,sinoesporelbiendelapobrechicaqueselopideatravésdemí.

—Selaengañaausted,señoritaSnow;laexcitadamentedeElinorexagerael asunto. La traición de esta promesa no influiría en Carrol; a él solo le

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preocupaeldinero,yelseñorCarruthesmillonario;lapartedeAmyyaesunafortuna de por sí y, teniéndola asegurada, Carrol no renunciaría a ella auncuandoelobstáculofueramayorqueelquemeacabadeindicar.

—PeroElinordicequesíqueinfluiríay,aunquepuedeserquearruinelafelicidaddeAmy, es algoquedebería serdicho, pues el silenciono es sinotraiciónydeshonor.

—Leaseguroquenoesasí;¿vaacreerustedantesaunajovenmediolocaqueamí?

—Sí.

—¿Notieneustedfeenmí?

—Niunápice.

Susojosseiluminaron,elverdeoliváceodesurostroseoscurecióconunbrillointensoy,porsegundavez,pudeverelespíritufieroqueloposeía.Dehabersidoyounhombrecreoquemehabríagolpeado;alserunamujer, tansoloapretólosdientes,caminóporlahabitaciónysedetuvojuntoalaventanapara intentardominarse.Ese instantemedio tiempoa recapacitaryapensarque,siloenfadaba,micausaestaríaperdida.Teníaqueconcebirunamaneraseguradepoderganarla.Meacerquéaél,pusemimanosobresubrazoyledijesentidamente:

—Perdóneme si le juzgo con severidad: pruebe que me equivoco. Seagenerosoyjusto;sitieneustedpoder,úseloconmagnanimidadyconviertaaestaspersonasensusamigas,noensusenemigas.Quierorespetarloyconfiarenusted,demuéstremequemereceustedmiaprecio,ylotendrá.

Élnohabló,peronoviningunairaensurostromediogirado;olvidándomedemímisma,continué:

—Concédale su deseo a Elinor y gánese verdadera gratitud por parte denosotrasdos.Ellatienepocasesperanzas,peroyotengomuchas,pues,apesardeloquehevistoyoído,creoqueposeeustedunanaturalezamejorqueesatan dura que muestra al mundo. No me decepcione; concédame usted lafelicidaddesaberquepuedodespertaryconmoveresanaturalezayhacerdeustedelhombrequedeberíaser.

—Loharé,peroconunacondición.

Se dio la vuelta,me cogió las dosmanos y se inclinó haciamí con unamiradacariñosayradiantequeraravezseveíaensurostroyquetanhermosaera.Sabía loquevendríaydeseé evitarlo, perono encontrépalabras; enuntonoquenuncahabíaoídoantes,continuórápidamente:

—Tiene usted razón; tengo una naturaleza mejor que la que muestro al

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mundo,perohaestadoabandonadatodalavida.Nadiehatenidolavoluntadoelpoderdeevocarla,salvousted,yenustedencuentromidestino.Harétodoloquemepide,aunquepuedacostarmecaro,siacambioustedmeda,nosoloelrespetoylaconfianzaquepromete,sinoamor.¿Lorecibiré,Kate?

No había actuación en ello; era naturalidad, no artificiosidad; lo sentí alinstante, pues había verdadera emoción en su voz, verdadera pasión en susojosysusmanossujetabanlasmíascomosiyofueradeverdadsudestinoyélmeimploraramibondad.Silohubieraamado,selohabríaconfesadoentoncesyhalladounagransatisfacciónalsaberqueteníaelpoderdeservirysalvaraunsemejante.Peroyonoloamaba,yelremordimientoqueaquellomesupusofuemicastigoporcreerdurantetantotiempoqueelverdaderoafectodeestehombre era mentira. Por mucho que deseara ayudar a Elinor, no podíaengañarloaél,peseaquealrechazarloperdíamicausa.Asentandolavozyhaciendo que esta delatara arrepentimiento y lástima, lo miré con unasensaciónenelcorazónquejamáspenséqueélpudierahaceraflorar,yledijefirmeyeducadamente:

—Es imposible, no tango amor que darle, pues por feliz que puedaparecerle,hayunrecuerdoenmicorazónquelomantienefielalpasado.Seloagradezco,congustoserésuamiga,peronopuedosernadamás.

—Debeserlo,¡simeabandona,estoyperdido!Aguardeunpocoydejequeintenteganarmesuamor;nuncafracaséennadaqueanhelaradetodocorazón,ynuncadeseénadatanardientementecomoladeseoausted.

Noeranecesarioquemelodijera,puessurostroresplandecíadeamorydeseo,ymeatrajohacia él como simehiciera suyaymeguardara frente atodaoposición.Yomeseparéyretrocedíhastalapuerta,alpensarquecuantoantesnosseparásemosmejorseríaparaambos.

—Nopuedocambiarmirespuesta,perdónemeyolvídesedemí.Seráfácilparaustedyaquemeconocedesdehacetanpocoquenoesposiblequehayaalimentadounprofundoafecto.¿Seráustedmásamabledeloquehesidoyo?¿Puedo decirle a Elinor que accederá a su ruego, ganándose así muchosamigosenlugardeunosolo…?

Steele se había puesto muy pálido, seguramente debido a la granexcitación; tenía las venas marcadas en la frente, y su expresión amarga ymalvada regresó.Cuando habló, la voz le tembló con ira contenida, aunquenuncaseelevóporencimadesutonohabitual.

—Nuncaperdononiolvido,señoritaSnow,ycreoquesearrepentiráusteddelarespuestaquemehadadoestanoche.DígaleaElinorquesiunapalabramíapudierasalvarlosa todosdeladesgraciaqueseciernesobreellos,nolapronunciaría,aunqueconmisilenciosellaramipropiacondenación.

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Temblando ante la tormenta que había levantado, me arrastré hasta micuarto para permanecer en vela, observar y llorar, pues ese ardiente amantehabía hecho resurgir en mí el recuerdo de otro que en el pasadome habíacortejado conmás tactoyquehabía recibidouna respuestamás amable.Lamuertenoshabíaseparado,yaligualqueeldeElinor,elmíoerauncorazónviudo,yasípermaneceríatodamivida.

V

TRASELVELO

Amy iba a casarsepor lamañanaypartir elmismodía enbarcopara laluna de miel en París. Había querido a toda costa una gran boda. Pero sumadre había exigido que se celebrase en la mayor intimidad, sintiendoseguramente que no tendría la fuerza ni el valor de comparecer.Aun así, lacasabullíade ajetreo lamañanadeNavidad, e incluso la impasibleHannahparecíaagitada.LasseisseñoritasCarrolllenaronlasdependencias,yalgunosamigosíntimosllegaronalahoraseñalada.

Elinor parecía haber renunciado a toda esperanza, y yo, habiendo hechotodo lo posible, decidí mantenerme a un lado y dejar que esta malogradafamiliaresolvierasufortunacomoquisiera.Pero,cuandoseacercabalahora,Elinor empezó a inquietarse; todosmis esfuerzos por distraerla fallaron. Lallevé al invernadero, donde ningún sonido podía alcanzarnos, y le estabaleyendoalgoenvozaltacuando,derepente,golpeósusmanosysepusodepiedeunsaltoconunaenergíainsólita.Lamiré,temiendoalgunacrisis.Ellasequedódepie,conlosojosclavadosenlapequeñaventana,peronohabíanadieallí,ypermanecíacerrada,talcomoHarrylahabíadejado.

—¿Quépasa?—pregunté.

Duranteunosminutosellanocontestó;luego,comosimipreguntaacabasedellegarasupreocupadamente,contestóconunacuriosasonrisa:

—Semeacabadeocurriralgoquenosdivertiráalasdos.Ustednuncahavistomi trajedenovia.Voyaponérmeloy adistraerme jugandoahacerdenovia, ya que hoy no podré ver a la auténtica. Amy me prometió que medejaríaverla,peroparecequeselehaolvidado.Nosemueva,quevuelvoenunmomento.

Fue a su habitación y oí cómo se movía apresuradamente, abriendocajones, sacando sedas y cantando para ella en voz baja. Todo aquello meinquietaba;pero,conlaesperanzadequeellaencontraraciertoplacerentodoaqueldelirio,ladejéasolasyesperépacientemente.Antesdeloesperado,ella

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regresótancambiadaqueapenaslareconocí.Ibatododeblanco,conelbrilloplateadodelasedabajoelencaje,unsuntuosoveloenlacabeza,perlasenelcuello y los brazos, y un resplandor, una luminosidad en su rostronormalmentetanpálido,quelahacíanmuyhermosa.

—¿Lo ve, Kate?, yo debería haber tenido este aspecto. Yo no habríallevadofloresdeazahar;puesaEdwardlegustabanmáslasrosasblancas.Éllasibaatraer,peronuncallegótaldía.

Notuvepalabraspararesponderle;metemblabanloslabiosyteníalosojosempapados. Ella comprendió mi compasión, la aflicción que hacía que micorazón sufriera por ella y, rodeandomi cuello con su brazo, con elmismotonotranquilo,dijo:

—Nosufrapormí,querida;losmalostiemposyapasaron.Aunasí,todalaamarguraregresahoy,ysehaceduro,muyduroqueAmyvayaaserfelizyyono.¡Oh!,bueno,yallegarámiturnoenelmásallá,enunmundodondenohayuniónnicesiónenelmatrimonio.

Sequedóensilencioduranteuninstante;luego,comoparasímisma,dijo:

—Mepreguntosiyahabráterminado…¡Cómomegustaríaverlosatodos!

—Ojaláfueraposible;perocuandolepreguntéaldoctorShirley,yasabesqueélmecontestóque,sinsuda,eramejorqueno—lecontesté.

—Éltienerazón,loreconozco.Perodesearíaveramipadre;élvaavenir,Harrymelodijo.Peroélnoacudiráaverme:tienemiedodemí,ydaiguallobienquemeencuentre;poresonuncaselopido.

Somos una familia extraña y triste; y lomás triste de hoy es que yo nopuedavercasarseamiúnicahermana…

—Telocontarán,querida,yprontosubiráAmyparadespedirse.

—Ellaseolvidarádemí;nadiemecontaránadapuestoqueHarrynoestáahíyAugustinenuncahabladecosasmundanas.Desearíaquebajaseustedylovierapormí,porfavor,Kate;tansolounvistazoconsusamablesojosymedaréporsatisfecha.

—Imposible; no voy vestida para bajar; no hay sitio para mí; no mepidieronque…

Entoncesellameinterrumpióconentusiasmo:

—¡Esono importa!Puedeustedver sinque lavean.Oí a Janedecirle aHannahdesdedóndeibaaasomarseella.Enelpequeñopasillo,alospiesdelaescaleradeservicio,quellegahastaelarmarioconlibros;tansolohayunacortinaentreélylasalita,ypuedeustedmirardesdeallísinquelavean.¡Oh,Kate, sea buena! Vaya, deprisa; vea todo lo que pueda y luego vuelva y

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hágamefelizporundía.

Taninsistentefue,ytanfuerteeramideseo,también,quenotardéencedery, trasavisaraHannah,corríabajoacompartirelesconditedeJane.Depie,detrásde la cortina amedio echar, pudeverunamagnífica escena,pues eramagnífica, a pesar de que las grandes salas no estuvieran llenas. El solinvernalsecolabaentrelosdistintoscorros,tanradiantecomosifueralabodamásfelizdetodoslostiempos.Sinembargo,enmuchosdelosrostrospodíaverse una sombra que hacía de sus sonrisas una mueca. La señora Carruthmostraba su lado más señorial y templado, aunque en su hermoso rostropodían verse grabadas lasmarcas producidas por el sufrimiento y entre susoscuros cabellos asomaranmuchas hebras grises.Cuando sus deberes comoanfitrionaselopermitían,siempresedeteníacercadeunhombredeaspectoenfermizoy con el peloblanco, que se hundía en su silla como si estuvieraansiosoporescapardelasmiradas.Loobservéconatencióny,porsuparecidoconAugustine,supequedebía tratarsedelseñorCarruth.LafrasedeHarry:«lamentablementedébil»,lodescribíaalaperfección.Teníaelaspectodeunhombre a quien las circunstancias han dejado sin esperanza, fuerza nifelicidad. La capacidad de temer parecía ser lo único que le quedaba y,mientrassumiradafurtivaibaderostroenrostro,parecíaencogerseyhacersecada vez más pequeño, como si solo recabase desdén y condena en todaspartes. Pocos se dirigían a él después del primer saludo, y él permanecíasentado,algoapartado,máscomounhuéspedinoportunoquecomoelseñorde la casa.Hacía tiempoquedeseabayo saberalgodeél, aunquenunca leshabíapreguntadoalossirvientesytansolohabíadeducidoalgunascosasporloquelafamiliamehabíacontado;entoncesmeaventuréapreguntarleaJanesisetratabadeél.

—Sí,señorita,ytieneunaspectohorrible.Siempreestáenfermo;eldoctordiceque tiene losnervios fatal yque loúnicoquepuede restablecerlo es eldescanso y la tranquilidad. No soporta el ruido de la ciudad ni lascelebracionesmundanasenlacasa,asíqueviveensucasadecampo,aunpardekilómetrosoasí.ElseñorAugustinesequedaavecesconélyaqueestanaficionadoalatranquilidadcomosupadre,yelseñorSteelelovigilatodoenlosdossitios.

Cuandodijosunombre,mimiradaerrantefueapararaSteele,ynoprestémásatenciónaaquelloschismorreos.Nolohabíavistodesdenuestroúltimoencuentro, y algo en su rostro y en su comportamiento captó mi atención.Estabacambiado,aunquemeresultabadifícildefinirenqué.

Normalmente, era vivaz y resuelto, pero ahora parecía apático. Su fuegoparecía haberse extinguido; hasta su aire despectivo había desaparecido, ycontemplaba la escena con aire ausente, como si no tuviera interés en ella.Cuandolovi,lastreshijasmásjóvenesyrománticasdelosCarruthloestaban

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acorralando,todashablándolealavez,ytodasrogándolequeescogieradeunodesusramosunaflorparaelojal.Surostropareciódespertarunpocoalverlastrespirámidesfloridasantesí.

—Niunasolarosainglesa—leoídecir,puesestabancercaylaclaravozdeSteeleseelevabaconnitidezporencimadelparloteodelaschicas.

—No,querido,perohayheliotropos,queesmifavorita;yasabe,tandulce,yconunabellezatangrande.Escojaesa,señorSteele.

Élnegóconlacabeza,ylasonrisasarcásticaaparecióensuslabioscuandodijo:

—No, gracias; se marchita demasiado pronto; me gustan las floresduraderas.Nielaroma,nilabellezadelheliotropoencajanconmigo,señoritaAmelia.

—Las rosas no son duraderas, y estoy segura de que sus espinas acabanconelplacerdesubelleza.

—Noconelmío.Cogeréentoncesestadeaquí,siFannymedeja.

—¿Porqué,señorSteele?Noesgrancosa,solounramitodebrezoblanco,sinaromaespecial.

—Percibo un aroma muy dulce en ello —dijo, y, rechazando losofrecimientosdeaquellasmanosenguantadasdeblanco,sepusolaflordesugusto; sin embargo, apenas lo hubo hecho, se la quitó, la tiró y salió de lahabitación.

Las tres jóvenessequedaronmirándolodereojo, intercambiaronalgunossusurrosdeconfidenciaysalierona flirtearconcaballerosmejordispuestos.Me puse a observar aAugustine, que estaba de pie detrás de la silla de supadre, conaspectomásmonacalymelancólicoquenunca.Veraunode loshermanosmehacíarecordaralotro,y,sinapartarlavista,dije:

—¿CómoestáhoyelseñorHarry,Jane?

Nocontestó,y,algirarme,viqueellasehabíaido.Habíauncaballerodepiedetrásdemí,conunasillaenlamano.Lahabitaciónestabaoscura,peroenseguidareconocísuvoz.

—Siéntese,señoritaSnow.Elservicioeslargo,ysecansaráustedantesdequetermine.

El tono era muy frío, pero más educado que nunca y, aliviada por lopacífico del ánimo detectado, me senté y, tan relajadamente como si nadahubieseocurridoentrenosotros,dije:

—Seloagradezco…¿Cómohasabidoqueestabaaquí,señorSteele?

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—Vilafaldadesuvestidopordebajodelacortina.

Nohubotiempoparamás;unrevueloenlasalanosdejómudos,ylosdosnos quedamos absortos en el espectáculo que teníamos ante nosotros.Recordando a Elinor tal y cual la había acabado de ver, era incapaz deconsideraraAmycomounanoviapreciosa;ycontalesmalospresagiossobresufuturo,escuchélaspalabrasquelauníanaunhombrequeamabasufortunaporencimadeella.

Elanillohabíasidopuesto,yasehabíanpronunciadolosvotosyestabansonandolasúltimaspalabrasdebendicióndeloslabiosdelpastor,cuando,depronto,elseñorCarruthselevantódelasillagritandoyseñalóhaciaelsalón,comosiestuvieraparalizadoporelterror.Steelelovioprimeroymientraselanciano se levantaba, el joven intuyó el peligro, retiró la cortina y salió,horrorizado, para ponerse ante Elinor. Ella se había quitado el velo, perotodavía llevaba puesto el traje de novia. Deteniéndose en el umbral de lapuerta,levantóunbrazoconungestodesolemneadvertencia,mientrassuvozresonabaatravésdelrepentinosilencio.

—Estonodebecontinuar.ProtestoanteDios,ydeclaro…

—¡Silencio!Esdemasiadotarde…¡Sehancasadoya!

Era la voz de Steele, quien le había tapado la boca con la mano a lamuchacha;consufuertebrazoladetuvoeimpidióquesiguieraavanzando.

—Nuncaesdemasiado tardepara laverdad;padre,porel amordeDios,dígaselo…

PerosuruegoacabóahíporqueSteelelacogióensusbrazosyselallevó,mientras ella soltaba unos gritos que siguieron resonando mucho tiempodespués. La confusa visión de Augustine aguantando a su padre, la señoraCarruth sentadacomosi sehubiesevueltodepiedra,Amyagarrándosea suesposo y las seis señoritasCarrol histéricas pasó antemis ojos cuando subícorriendolasescalerasparavercómoSteeleaduraspenasintentabaevitarqueElinor lo hiriese a él y se hiriese a símisma durante el frenético ataque dedesesperaciónquelahabíaembargado.

Afortunadamente, el doctor Shirley se encontraba entre los invitados,porque yo fui incapaz de calmarla yme vi obligada a dejarla a su cuidado,ayudado por Jane y Hannah. Steele me sacó entonces de la habitación y,cuandomedejécaerenunasilla,agotadatraslaterribleescena,metrajounajarra de agua, sin muestras de agitación, pero respirando deprisa y con unpequeñotemblorenlamanoqueofrecíaelagua.

—Vayaasuhabitaciónydescanse,ustednopuedehaceryanadaaquí.Yodebobajar,puesaquelloesuncaos…

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Sefue,peroyomequedécercadelapobreElinor,porinútilqueresultara.Duranteunratohubociertoajetreoenlacasa,peropocoapocolaagitaciónfuecesandoylosinvitadossemarcharon,lafamiliaserecuperólomejorquepudoyelfrenesídeElinorcesóbajolainfluenciadeunpoderosoopiáceo.Mesorprendió mucho que Amy viniera a despedirse de mí y que dejase unmensaje desolado para su hermana; y se marchó siendo la triste novia quemerecíaser.

Cuando todo se hubo sosegado, supe por Hannah cómo se las habíaarregladoElinorparaescaparse.Lamujernohabíadejadosupuesto,peroalver que Elinor leía tranquilamente, la había dejado sin más. Habiéndoselibradodenosotrasdos,Elinorhabíapuestoelmaceterobajolaventanaigualque había hecho antes Harry, y había escalado hasta la salita. Luego habíapasado a través de las habitaciones desiertas hasta bajar al salón sin que lavieran. Su aspecto y sus extrañas palabras fueron explicados a lossorprendidos invitados por la señora Carruth, quien tuvo que confesar laverdaderaenfermedaddesuhija,pero,comotodoseranamigos,elasuntosezanjótodolobienquecabeesperarcuandohaytantasmujeresenteradasdeloquehacealcaso.

Elinorselevantódébilydesorientaday,durantevariosdías,estuvoenunestado lamentable. El doctor negó con la cabeza, como solo un doctor sabehacerlo,HannahpredijounnuevoataqueyElinorpareciólucharcontraélcontodaslasfuerzasquesuenfermizamentelepermitía.

—Elviejohorrorestáregresando;sientoquesevaapoderandodemí;nodejequellegue,Kate,quédeseconmigo,ayúdeme,manténgamesanay,sinopuede,receaDiosparaquememuera.

Mientrashablaba,seagarrabaamí,comosiyohubierapodidosalvarla,yDiossabequerecéparaquesutormentoacabase.Medediquéaellaencuerpoy alma, y empecé a tener esperanzas de que aquel horror que la acechabadesapareciera,comolasilenciosamelancolíavencelaemociónsalvaje.YomerepartíaentreellayHarry,quiendesconocíahastaquépuntoesavidadegranansiedad la minaba. La señora Carruth lo sobrellevó muy bien durante untiempo, pero la reacción llegó y se volvió haciamí cual si yo fuera, comoHarrymellamaba,elbuenángeldelacasa.Megustabaelapelativoytratédemerecérmelo, pues sentía que necesitaban algún espíritu benévolo que seopusieraalgeniomalvado.

Unatardequefuialcuartodelaseñora,mesorprendíalencontrarmeconlamujerquehabíavistohacíatiempoconSteele.Yohabíallamadoalapuertacomo siempre, una voz me había pedido que entrara y, al hacerlo, vi a laseñora Carruth echada sobre la cama, pálida y ojerosa como un fantasma,mientrasqueesapersona, lujosamentevestidayostensiblementeperfumada,

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estabasentadaobservándolaconunrostroqueaunabaexultaciónylástimadeunacuriosamanera.

—Ha llegado su criada, madame, la dejo pues a su cargo. Misfelicitacionesasumarido,yesperoquenoolvidenuestrafiestadeAñoNuevo—dijoladama,y,conmuchaelegancia,serecogiólosvolantesdesuvestidoysemarchó.

—Lizette,quevengalaseñoritaSnow.

—Aquíestoy.

LaseñoraCarruthvolviólacabeza,mehizoungestoy,cuandomeacerquéhastaella,pusosufríamanosobre lamíaysusojosbuscaronmirostroconunatristezaqueresultabapatética.

—Estáustedenferma,¿quénecesita?—lepregunté.

—Nada; a menudo estoy enferma, pero esta semana pasada ha sidodemasiadoparamí,y todasmis fuerzasmehanabandonadocuandomás lasnecesitaba.¿Meprestaríaustedlassuyas?—dijoella.

—Conmuchogusto.¿Peroquépuedohacerporusted?

—¿EstáElinorlosuficientementebiencomoparaqueladejeustedduranteunahoraodos?

—Sí,estádormida.

—Muybien,señoritaSnow.Confíomuchoenusted,ydadoqueAugustineestá fuerayHarryenfermo,deseopedirlequeseencarguedeuna tareaalgodelicada.

—CreoqueelseñorSteeleestáencasa,¿noloharíaélmejor?

Su mano se cerró sobre la mía con nerviosismo, y en sus ojos asomóverdaderopavor;perocontrolósuvoz,aunqueerabaja,comosiquisieraevitarquelaoyeran.

—No, prefiero no pedírselo a él. Lamento que esté en casa; Lizette dijoquehabíasalido…

—Alsubir,leoípedirsucaballoyhablardeiramontarconelcomandanteDavenant.

LaseñoraCarruthsequedópensativaunmomento,comodecidiendoalgo,yluegohablóconmásfirmeza.

—Dosvecesporsemanasalgoparasupervisar laotracasa,donde,comosabe,seencuentranmiesposoymihijo.Hoynopuedoir,heintentadosalirdelacama,peromemareoal tratarde incorporarme.Noobstante,de todos los

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díasdelaño,es importantequehoyveaalseñorCarrutho lehaga llegarunmensaje.Loscriadosnosondefiar,ustedsí,poresomeatrevoapedirlequemehagaestefavor.

—Congusto.¿Salgoinmediatamente?

—Enseguida,perotengootracosaquedecirle,sibienconelseñorSteeleencasaresultadifícil,porsencilloqueparezca.SeñoritaSnow,aestasalturas,ustedprobablementeyasepaqueélseinteresatantoennuestrosasuntosquesus intervenciones resultan a veces innecesarias. En ausencia del señorCarruth,élhacedemasiadascosasy,amenudo,memolestasuconducta.SiélseenteradequehaidoustedalaresidenciadeLosAlercesenmilugar,meveréobligadaaentrarenexplicacionesqueprefieroevitar.Nopuedoesperarhastaqueélsalga;susmovimientossonimpredecibles,yel tiempoapremia.¿Puedeustedponersemicapaymisobreroyhacersepasarpormíduranteunahora?

Lapropuestaeratanpeculiaryelasuntotanmisteriosoquevacilé.Ellaseacercómuchomás, empezóamostrar signosde inquietudyme susurróconsuslabiospálidos:

—Dentrodeunosdías,ungranmalcaerásobreestafamilia;ayúdenosenesta hora de necesidad y acceda a esta extraña solicitud al igual que seapiadaríausteddelacriaturamástristequeustedconociera.

—Loharé,notema,señoraCarruth.Harécualquiercosaquemepida,peroSteelemereconocerásimeencuentroconél.

—Deberemoscorrerelriesgo.Esusteddemiestaturay,enlapenumbra,conunveloechado,pocossedaríancuentadequeesustedmásdelgadaqueyo.Ustedpuede imitarmis andaresy, si se cruzaconél,pasar a su ladoensilencio, comohagoyoamenudo.El carruaje sepidióhacemediahora, asíque por favor llame y dígale a John que lo acerque hasta la entrada.Normalmente salgo de esa manera con mis paquetes. Ahí están, no sonmuchos;heestadodemasiadoenfermaparapensarennada.

Hablabaconunentusiasmofebril.Semedioincorporóymeindicódóndeestabansucapaysusombreromientrassesujetabalacabeza.

Uncriadocontestóamillamaday,trasdarlelasórdenes,ellaledijo:

—Dígale a Lizette que voy a salir y que no la necesitaré durante variashoras.

Me puse enseguida una falda de seda para tapar la mía, pues Steele lahabría identificadoal instante;mecoloquéelmantode terciopelo, laspieleslujosas,elsombreroalamodaconsusplumasy,aldejarcaerelvelosobremirostro,presentaba,inclusoamisojos,lafiguradeunasegundaseñoraCarruth.

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—Eldisfrazesmejordeloqueesperaba.Oscurecerápidamentey,unavezfueradelacasa,estaráustedasalvo.Dejequelesusurreelmensaje:dígalealseñorCarrutho aAugustinequemadameha estadoaquí, yquedebenestarpreparadosparaverlaenAñoNuevo.Nadamás,salvolarazónporlaquenohe podido ir. Ellos entenderán lo del disfraz, y nadie se opondrá a que estéustedallí,salvoqueSteelelahayaseguido.Noesprobablequeesosuceda;élacaba de llegar de Los Alerces y no regresará hoy. ¡Escuche, ahí está elcarruaje! Vaya, que yo cerraré la puerta con llave hasta que usted regrese;ahoramevoyadescansar.

—Pero ¿y si alguien pregunta por mí y no me encuentra? —dije,deteniéndomeacogerlapequeñacestaconexquisitecesparaelenfermo.

—Pensaránquehasalidoustedadarunpaseo.

—ElseñorSteelesabráquenoesasí.

—¿Tandecercalaobserva?

Sentí que me subían los colores, pero el velo lo ocultó y respondí conserenidad:

—Sí;memolestamucho.Sinembargo,sihoyestáalacecho,comoyaheconseguidoeludirlounpardeveces,seimaginaráquelohevueltoahacer.

—Québondadosaes,Dioslabendiga—dijo,y,paramisorpresa,laseñoraCarruth,quesehabíalevantadoparacerrarlapuertatrasdemí,meabrazóymebesóconternura.

Emocionada,ledevolvíelabrazopues,peseatodossusdefectos,eraunabuenamujerylacompadecía;luego,mecentréenlatareaqueteníaantemí,bajélasescalerasylleguéhastalaentradasinmayorespercances.

Cuando John cerraba ya la puerta del carruaje, oí cómo Steele lepreguntaba:

—¿SabedóndeestálaseñoritaSnow?

—Creoquehasalido,señor,essuhora.

MesonreíparamímismaaloírlarespuestadeJohnymeechéhaciaatrása disfrutar del lujo del cupé, la suave calidez de las pieles y la emoción deaquellamisteriosamascarada.

Alprincipio,medeleitéconelpaisaje invernal;hacíavariosdíasquenosalía,peroelocasoseacercabaconrapidezynotardéenponermeameditar.

Sospechaba que el señor Carruth había acrecentado su fortunamediantealguna transacción fraudulenta, que Steele lo había descubierto y que ahoraestegobernabaalafamiliaconlaamenazaderevelarlotodo;peroporquéles

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exigiótalpromesayloqueseocultabadetrásdelmensajedemadameeraalgoquenoalcazabaaimaginar.Elrápidopasodeunjinetemedespertóy,almirarfuera,viquehabíamosdejadolaciudadatrás.Ahoralacarreteraserpenteabapor lo que parecía ser un parque privado, y supuse que mi viaje estaballegandoasufin.

Teníarazón;prontoempezaronaparpadearlucesatravésdelosárbolessinhojas y, girando hacia una avenida, el carruaje llegó hasta una casa que seelevabaoscuracontraelcielobrumoso.

DeseaballegarhastaelseñorCarruthpasandolomásinadvertidaposible,asíqueentrésinllamar.Habíauncriadoleyendoenlaentrada;eraunhombrecorpulento,conunaactitudservicialyunacarapatibularia.

—DeseoveralseñorCarruth.

—Losientomucho,señora,perohasalido—mecontestóelhombre,conunamiradainquisitiva.

—MerefieroalancianoseñorCarruth.

—Precisamente,señora;hasalido.

—Creíaqueapenassalía…ynuncaporlanoche.

—Sí,señora,esmuypocofrecuentequelohaga,peroasuntosimportanteslorequeríanenlaciudadyaúnnoharegresado.

—EntoncesveréalseñorAugustine.

—Sefueconsupadre,señora;elseñornuncasalesinsuhijo.

No estaba preparada para esta circunstancia y me detuve a pensar. Elhombresefrotabalasmanosy,depie,conunaactitudderespetuosaatención,seguíaobservandomirostroocultotraselvelo.

—Si los espero, ¿creeustedquepodréverlos?—pregunté, reacia a irmesinhaberrealizadomicometido.

—Metemoquenovolveránestanoche,señora.Yaesmuytarde,yelseñornoquerráviajar;además,hacefríoyestámuydelicado,yasabe.

—Lo lamentomucho. No obstante, si es usted tan amable, dele esto departedelaseñoraCarruth.

—¿Algúnmensaje con la cesta, señora?—preguntó el hombremientrascogíalacesta.

—No—contesté, sin atreverme a dejar la nota, pormiedo a que la cosafuesepeor.

—¿Aquiéndebomencionar,señora?

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—Noesnecesariodarningúnnombre.

Sintiéndomedecepcionadayomisma,meconsolédecepcionándoloaél;nome agradaban sus modales. Regresé al carruaje y partí de vuelta, con laimpresióndehaberescuchadounarisitacuandolapuertasehabíacerradotrasdemí.Nohabíamosllegadomuylejosyelcarruajebajabadespacioporunacolina,cuandolapuertadelcupéseabriósilenciosamenteyalguiensesentóamilado.«Steele»,pensé,peronoeraunhombrey,conlatenueluzquehabía,viaunachicamisteriosa,conaspectodeextranjera,depelocastaño,jovenyguapa,peroconairedecidido,quemeinquietómásquesusúbitaintrusión.Alinstante,empezóahablar,conseriedad,perorespetuosamente:

—Tranquila, señora Carruth, no le haré ningún daño. Tengomucho quedecirleysolohepodidoaccederausteddeestamanera,puesmevigilan.

—¿Quiénesusted?—pregunté,contonobastantefirmedespuésdelsustoinicial, pues sentía que podía hacer frente a cualquier cosa que tuvieraaparienciafemenina.

—MellamoMarieGrahn.

—¿Yquétienequedecirme?

—QuelaseñoraCarruthestámuerta.

Exhalólaspalabrasdemaneraagudaenmioído,conunfuerteénfasisenlapalabra«está».

—¿Quéquiereusteddecir?PrimeromellamaseñoraCarruth,yahoramedicequeellaestámuerta.

—Quiero decir lo que le digo.Usted piensa que no conozco su secreto,pero ledemostraréquesí.Ustedcreeque lamadredeRobertestáviva,queellaesmadameDuvalyqueustednoeslalegítimaesposadelseñorCarruth;éltambiénlocreeasí,peroyoconozcolaverdadyhevenidoacontársela.

Lacabezamediovueltasduranteunminuto.Aquellaeraunasoluciónalmisteriotandistintadelaqueesperabaque,alprincipio,medesconcertó.Peromerecompuserápidamentey,entendiendoelvalordetaldescubrimientoparalafamilia,tratédeaprovecharlodelamejormaneraposible.

—¿Cómosabeustedqueesverdadloqueafirma,jovencita?

—Loaverigüé.Déjemeque le cuente lahistoria lomás rápidamentequepueda,puesnohaytiempoqueperder.¿LehablóelseñorCarruthdesuprimermatrimonioantesdelallegadademadameDuval?

—No.

—No era probable que lo hiciera, ni tampoco que dijese toda la verdad

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cuandoloobligaronaconfesar.Sumadrelehizoprometerquenosecasaríanuncaporque la locuraestáen lafamilia,pero,despuésdequeellamuriera,faltóasupalabray,estandoenelextranjero,secasóconThérèse,lahermanademadame.Ellaerahermosa,peropobre,yteníauncaráctermuyfuerte…Élnotardóencansarsedeella;searrepintiódehabersecasadoconaquellamujerde manera tan impulsiva y se marchó. Thérèse prometió que nunca loperdonaría;nuncalohizoy,antesdemorir,lehizoprometerasuhermanaquelediríaaélqueelhijotambiénhabíamuerto.ElseñorCarruthnuncahablóasusamigosdeaquelmatrimonio,ymuypocosenlapequeñaciudadfrancesasabíanqueSteelenoerasuverdaderonombre,asíquecuandoélseenteródelamuertedeThérèseydelniño,pensóqueestabaasalvode todo.MadamecuidódeRobert,pero,comoodiabaalpadre,nuncalecontóalniñoquiéneraaquel,yleenseñóaodiarloigualqueella.Hacealrededordeunaño,madameseenteró,dealgúnmodo,dequeelseñorCarruthsehabíavueltoacasar,teníahijosyeramuy rico.Ellaesunamujerastutaycruel,y solo le importaneldinero y Robert. Ella pensó que Robert debía recuperar su apellido y susderechos, por eso vino a América a reclamarlos. Le encantan lasconspiracionesysepusoatrabajarensecreto.Seenteródelosproblemasenla familia del señor Carruth, de que él estaba enfermo y débil, mental yfísicamente, y se convenció de que, a través del miedo, podría exprimirlomucho.SiélreconocíaaRobert,ellaobtendríamuchomenosquesiconcebíaconsuretorcidamenteotroplan.ElseñorCarruthnuncahabíavueltoaveramadame,ynosabíaqueThérèseteníaunahermana.Ellasseparecíanmuchodejóvenesy,alhacersemayor,Thérèsehabríacambiadodeunmodoparecidoaldemadame,demodoquesepresentóanteélyledijoqueerasuesposa.Lediotantaspruebasqueél lacreyóy,desesperado, leofreciócualquiercosaacambiodesalvarlaaustedyasushijosdeladeshonra.Madameesprecaviday, aunque no cedería nunca ante lo que considera sus derechos, le dijo queesperaríaunpocoyquesemostraríagenerosa.Elrestoyaloconoceusted.

—¿YSteeleseunióaestaconspiración?

—Al principio, él no sabía nada, y no fue hasta después de dar su grangolpecuandoellalecontóqueeraelhijodelseñorCarruth.Aélnolegustósaberlo, pero ella sabía cómo trabajárselo.Ella se había portadobien con eljoven, y él es agradecido; ella le enseñó a odiar a su padre; como él esvengativo,accedióaayudarlayadevolvergolpeporgolpe.Elplanhabíasidomuybientrazadoyprosperódurantealgúntiempo,hastaquevinimosnosotrasamalograrlo.Thérèsemuriódeformarepentinaentreextrañosy,despuésdecasi treinta años, cayó en el olvido, tal como pensaba madame, pues hizoaveriguacionesynadiedel lugar recordabanada, asíque sevioa salvo.Sinembargo,miabuelanolohabíaolvidado,ellahabíaamortajadoelcadáverysehabíaenteradodealgoporunospapelesqueteníaconsigolamuerta.Cuandomispadresmurieron,vinimosaquíavivirconmihermanoy,haceseismeses,

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porpuracasualidad,miabuelaseencontróamadame.Ellalaconocía,porquemadame había ido a recoger al niño cuando Thérèse murió. Unas pocaspalabraslebastaronamadameparaconvencersedequemigrand-mèrepodríatraicionarlasiseenterabadelcomplot;pues,aunquemiabuelasoloconocíaalseñorCarruthconelnombredeseñorSteele,queeselnombrequefigurabaenlascartasdeThérèse,ellasospecharíasiRobertlollamabaenalgúnmomentopadre.

Ellos estabanmuy preocupados, pero grand-mère estaba sorda, era muyanciana y su salud empeoraba rápidamente, y pensaron que ella no losmolestaríadurantemuchotiempo,asíqueesperaronynosvigilarondecerca.

—Ahora entiendo por qué les arrancó la promesa, por qué Steele losvigilaba tanto y por quémadame accedió a permanecer callada. Siga, siga,¿cómollegóustedadescubrirtodoesto?—lepreguntécasisinaliento.

—Ah,esoespenosodedecir,peroloharé.Seguirésupropioejemploymevengaré por todo lo que él me ha hecho sufrir —respondió, con un gestoapasionado,ysusojosbrillaronenlaoscuridad.

—¿Aquiénserefiere?

—A Robert. ¿Cree usted que podía verlo yo tanto y no amarlo? Él eraamable,yonoteníamásamigos,penséquesepreocupabademí,yyoerafelizhastaquellegóesamujer.

—¿Quémujer?

—Él la llamaKate, es la enfermera o institutriz de su hija, él la ama, yyo…¡Yolosodioalosdos!

No era una situación agradable para mí y bendije el disfraz que meprotegía, pues la chica hablaba con gran vehemencia meridional y teníaaspectodepodervengarsuinjusticiaconunaprestezaigualdemeridional.Yodeseabadesviarsuspensamientosyasegurarmiincógnito,asíqueledije:

—¿Cómomehareconocidousted?Creoquenuncanoshemosvisto.

—Lo vi a élmontar una vez a caballo con usted; yo sabía que él iba amenudoa lacasaqueacabausteddedejar,y lahevistoaustedmásdeunavezcuandoloobservabaaél,asíque,cuandoquiseverla,supedóndeir.Nomeatrevíaairasucasaenlaciudadpuestoque,desdedequellegóesamujer,élsiempreandaporallí.

—Nomehadichoustedcómodescubriólasintencionesdemadame—ledije,sintiéndomeyamásrelajada.

—CuandoRobertempezóaausentarsemuchasvecesycambió tanto,mepusenerviosaylepreguntéamadame.Ellaviveconnosotrasparavigilarnos,

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aunque nosotras creíamos que eramuy amable por su parte llevarnos a unabonitacasafueradelaciudadyquesehicieracargodelpagodelalquiler.Ellase rio demí y nome dio explicación alguna, así que yo también empecé avigilar.Amenudo, cuando ellos pensaban que yo dormía, escuchaba tras lapuertademadameyoíamuchascosas.Ellospensabanqueyoeraunachicatonta, pero, al enamorarme,me volví unamujer celosa, y los engañé. Y oíhablardeesatalKate…Dígame,¿esguapa?

—Nomucho.

—¿Joven?

—Treintaaños.

—Pero¿esencantadora,inteligente,buena?

—Nolocreo.

—Él sí. ¡Oh, Dios mío, cómo habla de ella! Podría haber golpeado lapuertamientrasescuchaba,peronomeatrevíaatraicionarmeporelbiendemigrand-mère.

—Seráimposibleocultarloquemehacontado,peronodebeustedtemernada,ningunadeustedessufrirá.

—Grand-mèreestáyaasalvo,ynomepreocupaloquepuedapasarmeamí.Déjemeterminar,yaquedeboirme.Yonocomprendíamuchodeloqueoía,puestoquenuncasupenadadelahistoriadeSteele;fuiaveragrand-mèrebuscandoconsuelo,y,cuandoseloconté,ellaenseguidavioloquetramaban.Ellaseestabamuriendolentamente,perosumenteeralúcida;ellamelocontótodoymehizojurarquevendríayselodiríaausted.Peronolohicehastaqueella estuvo a salvo, pues la ira demadame es feroz, y el alma demi pobreabuela debía poder morir en paz. Ellos han estado esperando su muertedurantemuchosmeses;ellamurióanocheyyohevenidohoymismo.

—Debería usted de haber venido antes, cuando ella todavía vivía parapoderaportarlaspruebas.

—Nomeatreví,perocuandoellavioquequeríaprotegerla,antesdemorirmehizoescribirsuhistoriadelantededostestigos.Estepapelymitestimonioseránsuficientesparademostrarlatraicióndemadamey,cuandotodosesepa,creoqueelescándaloevitaráqueesamujersecaseconRobert,pueséldicequees tanorgullosacomoencantadora. ¿Creeustedqueella sequierecasarconél?

—No,ellanoloama,seloaseguro.Ahora,dígamequérecompensapideporestarevelacióntanvaliosaparamí…

—EldineronopuedecomprarelcorazóndeRobert,yyonoquieromás

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quesucorazón—dijo,y,sollozando,lachicasellevólasmanosalacara.

—Élnosemerecesuslágrimas,Marie,dejequesemarcheybúsqueseunhombrehonestoquenuncalaengañe.

—Él habría sido honesto simadameno lo hubiera echado a perder.Elladescuidó todo lo bueno que hay en él y alimentó todo lo malo. No essorprendente que se haya convertido en lo que es. Yo pensé que podríasalvarlo si lo amaba, pero esamujer se interpuso entre los dos; ella hará eltrabajoyellaobtendrálarecompensa.Élseconvertiráencualquiercosaporella.Anochemismolepidióamadamequeabandonarasuplanyquedejasequeéllamantuviese,porquequeríaganarseelapreciodeKateconunaacciónjusta.

—¿Ymadamenoaccedió?

—Eso es. Dijo que lo había arriesgado todo por él y que, habiendoprometidoguardarelsecreto,teníaquecumplirlapromesa.

La chica dejó de llorar; decidida a lograrmi propósito, le pregunté connerviosismo:

—Esepapel,¿lohatraídousted?

—Teníamiedodesacarlodesuesconditehastaestarseguradequepodíaponerlo en sus manos. No podría haber salido esta noche si madame nohubieseestadofueraySteeleacechandoaesamujer.Peroeldocumentoestáabuenrecaudo,conlaspersonasquefueronlostestigos,gentedeconfianza;y,sivieneustedalpuentemañanaalasochodelatarde,tratarédereunirmeconustedallí.

—Bien, iré. Pero,Marie, ¿qué será de usted ahora que su abuela ya noestá?

—Nolosénimepreocupa.Madameprometióhacersecargodemí,perono puedo quedarme con ella.Robert se ha alejado demí, y yo no tengo yadeseosdevivir.

—Comonohamencionadoustedrecompensaalguna,déjelodemicuenta,ymantengaelánimo;y,mañanaporlanoche,lallevaránaunhogarseguro,mipobreniña.Hastaentonces…

Antes de que yo pudiera terminar de hablar se fue, pues, al levantar lavista, vio que estábamos entrando en la ciudad y, sin mediar palabra, saltóhacialaoscuridadtanvelozysigilosamentecomohabíasubidoalcarruaje,ymedejósumidaenunaagitaciónfebril.Entréen lacasaconrapidezpero laseñoraCarruthno apareció; al ver aSteeleme acordédemipersonaje y, alpasarjuntoaélinclinélacabezaensilencio.Élestabaapoyadoenlaentradadelasaladeestar,conuncolorinusualenlasmejillasyunaspectoanimado

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que me hizo pensar que él también acababa de llegar; rápidamente, me loconfirmó,cuando,alpasarjuntoaél,mesaludóriendo.

—Buenastardes,señoritaSnow.

Mequedé sorprendida,peroconservé ladignidad,ycontinuécomosi sehubieraconfundidoensusaludo.

—Ellaestáalacecho—leoídecir;yluegosubiólasescalerasyseplantóantemí,echóhaciaatrásmiveloymeobservóconairedivertido.

En ese momento comprendí la causa de su júbilo, que era el causanteúltimo demi fracaso. Recordé el poder que había adquirido demanera tansingular sobre él y me sentí indiferente ante mi fracaso; y entonces él mepreguntóconunasonrisaburlona:

—¿Hatenidoustedunagradablepaseo?

Lerespondí,modosa:

—Encantador,gracias.

—Mepreguntosihayalgoquepuedaconquistarsuespíritu…Laderrotano,porloqueparece.

—¡Laderrota!—repetí,conunarisamásalegrequelasuya—.Lomíohasidounmagníficoéxito…

No pude evitar un tono de exultación enmi voz, y resultó evidente quetantomismanerascomomispalabraslodesconcertaron.Lamiradacuriosayperpleja que pusome confirmaron que no sabía nada de losmanejos de lachica y, ansiosa por saber cómo me había descubierto, le dije, con unaexpresiónsimpática:

—¿Qué lepuso tras lapista, señorSteele?Penséquehabía tenidoéxito,puessoloustedmehadescubierto.

—Supersonajeestabamuybienllevadoyeldisfrazeraperfecto,salvoporunacosa.LaseñoraCarruthnotieneesospies,nitampocosaleasícalzada.

Señalómispies.Miréymedicuentadeque,conlasprisas,habíaolvidadocambiarmelaszapatillas.Memordíel labioconirritaciónmientrasélañadíaconentusiasmo:

—Elvestidolosocultabaalandar,peroalsubiralcarruaje,visuspiesylosupetodo.

—¿Yme siguió para que no tuviera éxito enmi empresa? ¡Eso esmuytípicodeusted!—exclaméalrecordaraljinetequenoshabíaadelantadocomounaflechaenlapenumbra.

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Élseriodenuevoy,dandounpasoatrásparaquepudierapasar,ignorómipreguntay,conmaliciaensusojosyensuvoz,dijo:

—Reaciocomosoyaprivarmedesucompañía,creoquesudobledebedeestarmuycansadadeesperarla,asíque le ruegoquevayaaverla.No tengocuriosidadporsaberlarespuestaquelelleva,portanto,puedenustedeshablarenpaz;peropermítamequelesugieraque,lapróximavezquevayaenmisiónsecreta,sedejesuscoquetaszapatillasencasa.

VI

SNOWCONTRASTEELE

Encontré a la señora Carruth esperando nerviosa y la llevé a un cuartointerior,dondeeraimposiblequenosoyesen,ylecontétodalahistoria.Ellahabía sufrido tanto y estaba tan desesperada que cuando la esperanza llegóbajolaformademirelato,perdiólosnervios;todosuorgulloysucontroldesí misma se vinieron abajo y, durante un rato solo pudo expresar susemocionesconlágrimasyagradecimientosentrecortados.

Cuandoestuvoyamástranquila,nosdimosconsejosmutuamente,yaque,ahoraquelacasualidadhabíareveladosupenaoculta,eranaturalquebuscaraconsueloyconfiaracompletamenteenmí.

—He llevadounapesadacarga,pero lamerecía—dijo—.Dios sabequemiorgulloeragrandeyquenecesitabahumildad,peroledoygraciasaÉlporhaberme librado de esta aflicción.Al principio la llevé sobremí, y pensabaqueerademasiadoamargaparapermitirmeexpiarmitempranaambición,miretorcida terquedad.Podíasoportar lapena,pero lavergüenzameoprimíay,cuando creí que mis hijos quedarían deshonrados, pensé que el castigo erainjusto y me desesperé. No le sorprenderá a usted que mi marido sea unhombre roto que se esconde del mundo y que anhela la muerte; y que yoestabadispuestaasalvaraAmydelatormentaqueseavecinabaacostadelaverdad, y que hice todo lo posible por retrasar la hora que haría de todosnosotrosunobjetodelástimaydedesprecio…

—Solome sorprende que lo soportara como ha hecho, pero no seré yoquien la condene hasta haber sido puesta a prueba con igual severidad—lecontestésuavemente,mientrassujetabasutemblorosamano.

—Ni una hija podría haberme sido más fiel —continuó—. Le debí deparecer ciega y fría, pero lo veía todo, y la amé aún más por ello; no meatrevíaamostrarmissentimientoshaciausted,puesesustedunacriaturadeuna naturaleza tan fuerte y, aun así, tan compasiva que sabía que estaría

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tentadaderompermipromesayconvertirlaaustedenmiconfidente.

Fuemuy agradable oír estas palabras de unamujer a quien yo tenía porinsensibley,verdaderamente,disfrutédemirecompensa.Pero,impacienteporsacar provecho de la buena fortuna que nos acompañaba, alejé esospensamientos suyos del pasado y los acerqué a los peligros y deberes delpresente.

—Debemos poner a buen recaudo ese documento sin levantar lassospechas de Steele. Si mantengo la cita con Marie, él me seguirá y lodescubrirá;portanto,debeirusted,señoraCarruth,mientrasyolomantengoaquí.

—¿Cómo puede hacer que se quede? Él solo obedece a esa detestablemujerfrancesa.

—Creoqueseplegaráamivoluntad.

Una sonrisa por el consciente poder que ejercía sobre él asomóinvoluntariamente en mis labios. Ella la vio y, con una expresión casimaternal,dijo:

—SeñoritaSnow,porloscotilleosdeLizetteypormipropiaobservación,estoyseguradequeRobertlaama.Espero,deverdadloespero,queustednoestéinteresadaenél.

—No loestoy,y lodemostraréhaciendo todo loposibleporderrotarloycastigarloaélyasucómplice.Creoquetengomásinfluenciasobreélqueesamujery,porundía,fingiré loquenosientoparaconseguirmipropósito.Esuna tareadesagradable,peronohayotra formademantenerloaquímientrasponemosesepapelasalvo.Hayquehacerfrentealaestrategiaconestrategiay,pornuestrobien,merebajaréaunabrevementira.

—Séqueleseráperdonada,yyonuncapodréolvidarsubondadconmigoycon losmíos.Cuéntemesuplan,queyono fallaréenmiparte. ¿Cómo lodetendráustedenmiausencia,ycómosabréyoqueélestádondedebeestar?

—Hacealgún tiempoqueyanobaja a reunirse conmigoenel saloncito,peroapesardequeadoptaunaireindiferente,séqueardeendeseosdevolveravermeallí,yunapalabramíaloatraerá.Hastaahora,todoestomeconveníaynohehechonadaporverlo,peroahora loharéy,unavezenel saloncito,puedomantenerlodurantehoras,amenosqueestémuyequivocada.Cuandoseacerquenlasocho,presteatención;sinosoyeusted,salgaenseguida;siélnosequedaconmigo,yoiréylaavisaré;peroélsequedará.

—Habla usted con seguridad, señorita Snow, y, si no me equivoco alinterpretarsurostro,estatareanoesdeltododesinteresada.¿Sehaconvertidoélenunenemigo,apesardelamorquesienteporusted?

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—Le confesaré que me produce cierta satisfacción femenina burlarlo,puestoqueélmedesafióahacerlo.Élmehacontrariadoeirritadoamenudo,y lo detesto con toda mi alma por su injusta y egoísta actitud hacia todosustedes.Puedequeel señorCarruthsea indulgenteconélporqueessuhijo,perosemereceunabuenalección,ylavaatener.

—Sí;lojustoesquesufraél,yustedsabrávengarnosmejorquenosotrosmismos.Unacosamás…Madamevinoadecirmehoyquenopodíaesperarmás tiempo; lamuertede laancianaexplica tal cosa.Nospidióa todosquenosreuniéramosconellaenAñoNuevoparaqueasistiéramosasusregocijosy nos preparáramos para la desgracia que nos esperaba. Deseaba que mimarido supiera esto enseguida, no fuera que una repentina cita en el últimomomento lo incapacitara definitivamente para el encuentro. Pero ya no mepreocupaavisarlo, laalegríanopuedehacerledañoylanoticiaharáqueseabienvenidodenuevoacasadespuésdesutristeexilio.DejemosquemadameyRobertvenganacasaparaencontrarseconladerrotaynoconlavictoria,yqueelnuevoañocomienceparatodosnosotrosconlibertadyalegría.

Acontinuaciónsalimos,cadaunaresueltaconnuestropropósito,cadaunailusionadaconeléxitoquenosprometíamosy,despuésdepasarmediahoratranquilaenmihabitación,bajéparacomenzareltrabajodereconciliaciónconmi amante despechado. Él estaba deambulando incansablemente por lashabitaciones,peromevioal instantey seacercóconunairedespreocupadoquenopodíaocultarelverdaderoentusiasmoquesentía.Medetuveenloaltodelasescalerasquellevabanalsaloncito,miréporencimadelhombroconunasonrisay,mediocontimidez,mediocontristeza,ledije:

—¿Loesperoocenarésola?

Él no pudo ocultar la satisfacción que le produjeron estas palabras, peronegóconlacabezaydijofríamente:

—Lostragosqueustedmehacetragarsonamargos.Novolverénunca.

—Perolostragosamargossonsaludablesy,aveces,unoencuentradulzuraenelfondodelacopasitieneelcorajedeapurarlahastaelfinal.

Loinvitéconlamiradamientrasbajaba;éldiounpasoimpulsivohaciamí,peroselopensóunmomentoy,girándoserápidamente,cogiósusombreroysaliódelacasacomosihubiesetenidomiedoaquedarse.Mequedésatisfechapuessabíaque,habiendoaliviadosuorgulloheridoconunaprimeranegativa,unasegundainvitaciónseríaaceptadacontodaseguridad.

Aldíasiguiente,Elinorestabademalhumorydeseabaestarsola,demodoqueyoquedélibre,asíquedecidíemplearmiocioenalgúnpropósito.Hacíabuen día y, poco después de desayunar, salí convencida de que Steele meseguiría.Lohizo,perocontantahabilidadque,denohaberestadopendiente

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deello,nuncamehabríapercatado.Disfrutabamaliciosamenteconelplacerde excitar su curiosidad y agotar su paciencia; lo llevé a lo largo de unaintrincada persecución y completé su turbación esperando en una esquinapacientementehastaqueélestuvieraapuntodedoblarla,yentoncesaparecífrenteaély,conunamezcladeiraysumisión,ledije:

—Señor Steele, hoy no estoy de misión secreta, pero si quiere saberadónde voy, camine conmigo como un caballero y no me siga como unpolicía.

—Gracias,loharéconmuchogusto—dijo,y,descubriéndose,segiróparaacompañarme.

Porlaserenidadconqueselotomósupequeestabaavergonzado,puesmeobsequióconunasdisculpas.

—Comoesustedlaverdadenpersona,señoritaSnow,debocreerlaytratarde suavizar su desagrado explicándole que los asuntos de los Carruth y losmíosseencuentranahoramismoenunestadiomuycrítico,ymiansiedadmehaceestar inquieto,suspicazydescortés.Pronto,muypronto,estaconfusiónhabráterminadoyveráustedmiverdaderanaturaleza.

—Loesperodetodocorazón.

Habléconenergía,perocuandoélme llamó«laverdadenpersona»conese tono de confianza, me remordió la conciencia y experimenté unsentimientoculpabledetraición.

—Entonces, ¿se interesa usted un poco por mí…? Eso me agrada, loconfieso,pueslairaqueustedsuscitanotardaendesaparecery,sinopuedoobtenerotracosa,aspiraréasuestima.

—EsustedorgullosocomoLucifer,perohabiéndosehumilladohastahaceruna confesión, yo haré lomismo. Señor Steele, desearía…—Entonces hiceunapausaparaescogermispalabras,yélexclamóconelímpetucontenidoensurostroysuvoz:

—Desearía ¿qué? Hable libremente, Kate. Hoy estoy de humoracomodaticio,aprovéchelo.

—Bien,entonces,desearíasinceramentequeseamosamigosdenuevo,almenos mientras vivamos en la misma casa. Quiero quedarme con Elinor…Aquísoyfeliz,perotendréqueirmeamenosquetodoestocese…

—Cese¿elqué?

—Ya lo sabe, no es necesario que le diga que me disgusta verlo tancambiado, sentir que nunca me perdonará, descubrir que me vigilan, quedesconfíandemíyqueledesagradoaalguienquehasidotanamableconmigo

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yporquiensientogratitud,aunquenolapuedamostrar.

—¿Esestasuconfesión?

—Sí,hastaleconcederéquesushabilidadeshansuperadoalasmíasyque,después del día de hoy, nome opondrémás a usted, pues estoy cansada demisterioseintrigas.

—¿Admiteentoncessuderrotaylamentasudesafío?

—Seagenerosoy ahórreme todo esto, puesdeotromodopuedequemearrepientayhastamedépordesafiarlodenuevo.

—Casi desearía que lo hiciera, resulta usted especialmente cautivadoracuandoselaazuzayaflorasuespíritu.Noséencuáldesusdiferentesestadosdeánimomegustamás,todosmeagradantanto…

—Yosécuáldelossuyosmegustamás.

—Dígamelo,ytratarédeestarsiempreasícuandoestéustedcerca.

—El acomodaticio; le sienta bien, y me gusta ver el lado bueno de sunaturaleza,puesaúnnoheperdidodeltodomifeenella.¿Meconcederáustedmideseoyseráustedamableduranteelpocotiempoqueestemosjuntos?Porfavor,digaquesí.

Lomiréconlamiradadeconfianzaquemáslegustabaporquetanpocosojosselaofrecían,y,mientrassurostroseencendíaysuvozsevolvíadulce,mecontestó:

—¿Cómopuedodecirquenoaloquemásdeseo?Meharáundesgraciado,pero tengo el coraje de seguir apurando la taza, con la esperanza de quedespuésdelaamarguraencuentreladulzura.

Cuandorepitiómispalabras,mismejillasseencendieron,bajélamiradayvolvílacabezaalsentirquemiempresaeramásdifícildeloquepensaba.Élnotó el cambio y se rio en voz baja, como para sí mismo… Pero no conaquellarisaburlonatansuya,sinodeunaformaalegreeilusionada,quehabríaemocionadoalcorazóndecualquiermujer.

—¿Por qué se sonroja y por qué baja su velo, Kate? ¿La he vuelto aofender?

—No,estoycansada;mevoyacasa.

—¿Puedoirconusted?

—Lopideustedconhumildady,portanto,puedevenir.

—Estáresbaladizo;¿aceptaustedmibrazo?Unavezse lopedícomounactoderenuncia,ahoraseloruegocomounfavor.

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Tomé su brazo y, recuperándome de mi ataque de remordimiento, meesforcéporresultarlomásencantadoraposible;ylohicecontaléxito,quemiacompañanteprontoestuvodeunhumorexcelente.Segúnnosacercábamosalacasa,aflojósuyadeporsílentocaminarymedijo:

—Habiendoaccedidoasudeseo,soylosuficientementeaudazcomoparapedirlequemeconcedausteduno.

—Dígame.

—¿Daría usted un paseo conmigo esta tarde, solo como una forma deratificarnuestrotratadodepaz?

—Elinorquerráestarconmigo.

—¿Perosiellanoquiere?

—LaseñoraCarruthseopondrá.

—LaseñoraCarruthseoponeamenudo,peroalfinalcede.

—Lossirvientescuchichearán.

—¡Puaj!¿Yqué?…Aningunodelosdosnosimporta.

—Susamigossereirándeustedsivenunsombreropasadodemodaensubonitocarruaje.

—No,sivenelrostrobajoelsombrero.

—LaseisseñoritasCarrolleharánlavidaimposibledespuésdeesto.

—¡AldiablolaschicasCarrol!Yalohacen.Porfavor,digaquesí,Kate.Eslapalabramásdulcequepuedepronunciarunamujer.

—Quéhombremáspersistente;lopensaré.

—¡Bien!…Esosignificaquevendráusted.Laesperaréalastres.

A las tres fui, pues Elinor no me necesitaba y la señora Carruth no seopuso.

Mientrascubríamispiesconpielesylosbriososcaballospateabansobreelcampo,Steele,conunasonrisaintencionada,dijo:

—¿QuierevenirustedaLosAlerces,Kate?

—No;unrechazoyamebastó;peropuedeustedtranquilizarmeunpocosimedicesielseñorCarruthysuhijoestabanallíanoche.

—¿Debodecirlaverdad?

—Amí,siempre.

—Loharé;estabanallí.

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—¿Yustedhizoqueelcriadomerechazara?

—Sí.

—Fueustedentonceselhombrequemeadelantóenlacarretera.

—Sí,ycasiechoaperderamicaballoalhacerlo.

—Mealegra.¿Porquélohizo?

—Prefieronodecírselo.

—Noesnecesario;sigamos.

Adonde fuimos nunca lo supe, pues estaba tan resuelta a mantener laconversación que no presté atención ni al cielo ni a la tierra y habléprolijamente de todos los temas que pude, excepto de amor. Para Steele eltrayectoestuvollenodeencanto,puesciertaesperanzahabíasurgidodentrodeél, y cadamirada y palabra amablemía la fortalecían.Estomepreocupaba,pero aun así encontraba cierta satisfacción en darle algo de placer antes detener que infligirle mucho dolor, pues ninguna mujer puede permanecerinsensiblecuandounhombreleentregatodosucorazón,pormaloqueseaelhombre.Duranteaquellahoramemostrómuchosrasgosbuenosdesucarácterquenuncahabíasospechadoy,cuantomásloveía,máslástimamedabaymásculpableme sentía. Cuando llegamos a casa, a primera hora del ocaso, medijo,mientrassubíamoshacialapuerta:

—¿Laverédenuevoestanoche?

—No,amenosquebajeustedcomohacedecostumbre.

—¿Meechausteddemenos,Kate?

Norespondí,yélsoltódenuevoesarisaalegreyentusiasta.

—¡Ah, ya veo…! Demasiado honesta para decir que no y demasiadoorgullosaparadecirquesí.¿Puedoirpues?

—Siseatreve—dije,yconesolodejé,seguradequeapareceríaalahoradesiempre.

DespuésdeleerlealgoaElinorparaquesedurmiera,mevestíconmuchocuidadoy,alencontrarel saloncitovacío,mesentéalgranpianoy toqué lomejorquesabía,convencidadequenotardaríaentenerunoyente.

ASteeleleencantabalamúsica.Yohabíacantadoparaélunaodosvecesanteriormente y conocía sus gustos. Ansiosa por prolongar ese «estado deánimoacomodaticio»,repetítodassuscancionesfavoritase,inmediatamente,una mirada de reojo al espejo me confirmó que mi encantamiento musicalhabía hecho aparecer al espíritu quedeseaba.Él estaba de pie detrás demí,escuchándome, y,mientras lo hacía, sobre su rostro se dibujaba una extraña

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expresiónquelohacíasingularmenteatractivo.Fingínoserconscientedesupresencia hasta que le vi levantar lamano con un gesto impulsivo, como sifueraatocarmelacabezaconunacaricia.Entonces,yodijederepente:

—¿Semehasoltadoelpeinado,señorSteele?

Bajólamanoy,acercándoseamilado,exclamó,concaradeagrado:

—¿Sintióustedqueestabacercaaligualquemesucedeamíconusted?

—Lovienelespejo.

—Lohabíaolvidado,entoncesmi imaginaciónseequivoca.Diríaquenotieneustedsentimientosdenoserporqueponetantosensumúsicaqueseríacapaz de emocionar hasta una piedra y hacer que el propio Augustine seolvidasedesímismo.

—Entonces no cantaré más esta noche—dije, y, al darme la vuelta, vinuestrasdosfigurasreflejadasenelespejo.LamiradadeSteelesiguiólamíay,despuésdeuninstantedesilencio,mepreguntóconunarepentinasonrisa:

—¿Quéparecemos?

—Unpardeamigos,espero.

—Unpardeenamorados,creoyo.

Asíera,yapenasmereconocíamímismacuandomiré.Laemocióndelmomentoledabaamisojosunbrilloinusual,amismejillasuncolorinusual,amislabiosunasonrisainusual,amiactitudunaenergíaquecontrastabaconmi tranquilidad habitual, a la vez que la flor en mi pelo, los adornos quellevaba,elalegrevestidoquehabíasustituidoaltrajesencillodediario,todoellome hacía tener el aspecto de hacía años, cuandome regocijaba por serhermosa. Steele estaba a mi lado y, si nunca lo hubiera considerado guapohastaesemomento,tendríaquehaberlohechoentonces,puestodoloqueeravaronilenélhabíadespertado,yelamortocabasusfinosrasgosconelbrillomágicoquevuelvehermosolomásvulgar.Aquelrostrofelizeraunreprocheparamí,yvolvílavistaconunsuspiroinconsciente.

—Esohasidounsuspirodearrepentimiento,Kate.¿Acasolamentaustedhabersidocruelconmigo?—dijoenvozbaja.

—Empiezoapensarquesí—respondíconsinceridad.

Caminóporlaampliahabitacióny,regresandoamí,mehizounapreguntaquemehubieraparecidoextrañadenoposeeryolallavedesuspensamientos.

—¿Amaustedlacomodidadyellujo,Kate?

—¿Quémujerno?

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—¿No le gustaría una casa como esta…, saber que nunca sentiría lasombra de la pobreza, el peso de la servidumbre, el frío de la soledad denuevo…, la seguridad de que la amarían con ternura toda la vida y que seconvertiríaenlasalvacióndeunsemejante?

Laaparicióndeunsirvientemeahorrótenerqueresponder.Esteanunció:

—Uncaballerodeseaverlo,señor.

—Dígalequeestoyocupado.

—Ya lo veo—dijo una voz extraña, y el dueño de esta avanzó con unasonrisa de complicidad—. Mi querido amigo, debe usted perdonarme porinterrumpir tan encantador tête-à-tête, pero esun asunto importante, yno loentretendrémásdecincominutos.

Steelefruncióelceñoimpacienteyaccedióalruego,yyolosdejé,dándolegraciasenmiinterioralinsistentecaballeroporayudarmeasalirdelapuroydeseando seriamente que se quedase un buen rato y nomemetiera en otroapuroaúnpeor.

El saloncito tenía una luz cálida y brillante, y yo me esforcé para quepermanecieraasí,corrílascortinas,acerquédossillasalachimenea,pusemislibrosymislaboresenunapequeñamesa,dejépreparadoslosperiódicosdelatarde y avivé el fuego hasta que un brillo rojizo inundó la habitación.Todoestabapreparado,peroSteelenovino.Escuchéalospiesdelaescalerayoíunmurmullo de voces que venía hasta mí. Eran más de las siete y la señoraCarruth estaría poniéndose nerviosa, pero ella no podía moverse, con laspuertas del saloncito abiertas y aquellos amables ojos de Steele vigilando.Empecé a temer que había sobreestimado mis poderes, que Steele habíaadivinadomijugadayhabíadescubiertonuestroplan.Másdeunavezestuveapuntodesubir,pero¿quépodríahaberhechounavezallí?Variasvecesestuvetentada de ir a reunirme con Marie yo sola, pero no habiendo conseguidoburlar a Steele en tantas ocasiones, no podía arriesgarme ahora a serdescubierta.Porfin,cuandodieronlassieteymedia,medejécaersobreunabutacay,apoyandomicabezasobre losbrazos, tratédeserpaciente.Estabamuy cansada. Había sido una semana llena de emociones, un día deesfuerzos… Tenía los nervios agotados, el ánimo abatido, y el temor a ladecepciónhizobrotaralgunaslágrimasenmisojosmientraseltiemposeguíapasandoenelrelojynadievenía.Mereprendíporhabersidotandébil,peronopudecontenermeyalfinalagradecíhabercedido.

—Por finseha idoelpesado.Hahechobien,puescincominutosmásyhabríatenidoqueecharlo.

Cuando Steele entró apresuradamente yome puse de pie y el aliviomehizoexclamar:

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—¡Penséquenuncavendría!

—Entonces, ¿quería usted verme?Ustedmisma se ha traicionado,Kate;estaballorandocuandoyoentré.

—Creoqueestabamediodormida,cansadadeesperar.

—¿Lloraustedensueñosysesonrojadeplacercuandoladespiertan?

—Vengaytomesuté,señorSteele.

—Nomeapetece;quese lo llevenyhablemosunpocoantesdequemevaya.

—¿Tieneustedquesalir?Hacefríoynieva,yyocreía…

—Quemequedaría,¿talvez?Seestáagustoaquí,perodebosalir…

—Vayaentonces.Puedopasarlatardemuyagustosola.

—¿NoquiereestarElinorconusted?

—No.

—¿Conquéseentretendrápues?

—Leyendoytrabajando,supongo,yyéndomeadormir…

—¿Yllorarádenuevopormí,Kate?

—Sehaceustedilusiones,señorSteele.

—AhoraesdenuevolaseñoritaSnow,imponenteyfríacomolaJungfrau.

—Lanievesederrite—repliquéconunasonrisa.

—Yelacerosedobla—contestóél,enuntonomásalegre—.Admitaquedeseaquemequede.

—Bien,lohago.

—¿Porqué?

—Prefieronodecírselo.

—¿Dónde están su orgullo y su pasión? Parece usted tímida, sus ojosevitanlosmíos,yesustedunapersonacompletamentedistinta.¿Quésignificatodoesto?

Norespondí,peromicarapareciósatisfacerlo,yelsilenciomefuemásútilque laspalabras.Él sehabía idohacia lapuerta; entonces segiró, tendió sumanoy,enuntonoautoritarioque,enotrotiempomehabríaenfurecido,dijo:

—Nohacemucholeroguéquesequedaraconmigo,yustednolohizo;¿seredimiráustedporellopidiéndomehoyquemequede?

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—Sisigueustedentendiendoquesomossoloamigos…

Élserio.

—Esa clase de amistadme parece estupenda. Entonces, dígame quemequedey llámemeRobert.Solodejoque lohaganaquellosque sepreocupanpormí.

Sonaron los cuartos en el reloj de pared; oí acercarse al carruaje; en unmomento, habría podido arruinarse todo, y yo había hecho una promesa.Protestandoparamisadentros,peroexpresandosumisión,meacerquéaély,cogiendosumano,ledijemansamente,mientrasloacercabaalasiento:

—Porfavor,Robert,quédese.

Él cedió al instante, acercómi silla y se sentó, con un aspecto de sumojúbilo.Yovolvíamislabores,conscientedequemiactitudmedioarrepentida,mediodecididamedaba laaparienciade serunamujerquealberga secretasemocionesdeamor,dudaopudor.Élcreyóenlastrescosasyseentusiasmó,pensandoqueyomearrepentíadehaberlorechazado,peroqueerademasiadoorgullosacomoparaadmitirlo.

—Kate,medoycuentadeque esusteduna coquette—dijo,mientras seapoyaba en el brazo demi silla y observaba losmovimientos demis dedosmientrasyointentabacoser.

—Yyodequeesusteduntirano.

—Losoy,asíquedeboobtenerunarespuestaamipregunta.

—¿Acuál?

—Laquelehehechoenelpisodearriba.¿Deborepetírsela?

—No;lacontestarésiustedmedicealgoantes…Algosobreloquesientocuriosidad.¿Adóndeibaairestanoche?

—Averaunadama.

—¿Hermosa?

—Unahermosamujerparasuedad.

—Entonces,noesjoven.

—No.

—¿Unaamiga?

—Sí;laúnicaquetengoademásdeusted.

—¿Sepreocupaustedmuchoporella?

—No tanto como solía. Sé que esto le agrada, y no tiene usted por qué

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parecerdesdeñosa.Séporquélopreguntayleagradezcoqueseacelosa;esunbuensíntoma.

—Leruegovayaaveraesamujer.Sino,ellasellevaráunadecepción.

—Nomucho;puedeesperar.Lapequeñase inquietará,pero lomismodaverlamañana.

—¿Quépequeña…?¿Lahijadeladama?

—No,lajovenquesealojaconella.Esunaromántica,ymevecomoaunhéroe…Unatristeilusión,pensaráusted…

—Esperoque seaustedbuenoconella,que lahaga feliz en su ilusiónytrateusteddeserloqueellacreequees.

—Unavezpenséquedebíadecasarmeconella,peroyanomeagradalaidea; es demasiado simple, demasiado dócil, es apenas una chiquilla; heencontradoalgomejor…

—Hablaustedcomounsultánenunmercadodeesclavas.¿Mesujetaesto,porfavor?

Le ofrecí una madeja de seda, con la intención de retenerlo, al menos,duranteunahoramás.Éllacogióy,deinmediato,seconvirtióenunamarañainextricable en la que me puse a trabajar concienzudamente, sin conseguirsacarnadaadelante.

—Una situación simbólica —dijo él sonriendo—. Me tiene ustedprisionero,yahoranopuededeshacerlosnudosquehaidohaciendo.Unaveztrató usted de romperlos, pero aquello nos hizo daño a los dos; ahora, tratausteddedeshacerlossuavemente,ytampocofunciona.¿Quierequeleenseñecómosalirdelenredo,Kate?

—No,gracias.Puedodesenmarañarloantesdeloqueustedcree.

—Entoncestirey,mientrastanto,demeustedlarespuestaamipregunta.

Penséquelahabíaolvidado;alverquenoeraasí,notratédeevitarlamás,pueslamejorformadeinteresaralagenteesllevarlaahablardesímisma.

—Todoloqueusteddescribióseríamuybienrecibido,sipudieraobtenerlodeformahonesta—ledijesilabeandomispalabras.

—¿Qué significa eso? —dijo, y vi su mirada aguda sobre la madejaescarlataquehabíaentrenosotros.

—Significaque,amenosqueestuviesemuyseguradeamara lapersonaque me hiciera esos presentes, no me atrevería a aceptarlos. Por amor, merefieroa algomásqueal sentimientodeatraccióny encantoque lehacenaunodisfrutar del placer de la compañíadel otro…Ese es solo el comienzo,

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peroalfinaldebehaberplenaconfianzayrespeto,siunoquiereserfeliz.

Élpareciósopesarmispalabrasy,rápidamente,dijoconseriedad:

—¿Es imposible entonces para un hombre que no sea del todo maloganarseelcorazóndeunabuenamujer,sisabeesperarytrabajary,atravésdeella,sabeapreciarlabellezayelvalordelavirtud?

Ahora podía ser yomisma, ahora podía hablar con franqueza, y lo hice,conlaesperanzadeayudaralladobuenodesupersona,apesardeque,alavez,estabatraicionandoalladomalo.

—Todoesposibleenelamor,yseganeosepierdauncorazón,ningunamujerpodríaarrepentirsedehaberinspiradoundeseodevirtudenelalmadecualquierhombre…Poreso,ysoloporeso,valelapenavivir.Créame:lucheporelloyobtendrásurecompensa—dijeconfervor.

Porprimeravez,visusamablesojosempañarse,temblarsusfirmeslabiosy,ensurostro,aparecerunahumildadqueloennoblecíacomonuncahabíanhechosuorgulloosuencanto.Yentoncespreguntóenuntonoalterado:

—Pero si para obtener esa recompensa debiera sacrificarse mucho…amigos,posición,fortuna,labuenaopinióndelmundo,talvezelcorazónmásdeseado…Entonces,¿cómoseríaesoposible,Kate?

—Mejor pobre y honesto que rico y vil. Los amigos, si son sinceros, semantendráncerca,laposición,alosojosdeDios,serámáselevada,lafortunanopuedellevárselaunocuandomuere,laopinióndelmundosesustentasiunoseencomiendaalaconcienciaysisemantienelaintegridad.Yave,lamarañayasehadesenredadoyesustedlibre.

—Todavíano;estámásenredadaquenunca.

Lasedaestabaenrollada,yretomélalabor;peroSteelesearrellanóenlasilla y se quedó mirando el fuego; parecía haberse olvidado de mí en unensueñorepentino.Yomequedéquieta,sentada,contentadepoderdescansary,mientrasélseguíaperplejotejiendoalgunaideaensucabeza,yocontinuécosiendoplácidamenteycontandolosminutosquetranscurrían.

Se quedó así sentado durantemucho tiempo, sordo al ruido del carruajecuandoregresóyciegoalavisióndeLizette,queaparecióenlapuerta;peroella comprendió la situación con la rapidez de una francesa y se habríamarchadosilenciosamente,siyonolehubierapreguntadoquéquería.

—Amiseñoralegustaríaverla,señoritaSnow,sinotienenadaquehacer.

—Iréenseguida.

Ellasefuey,conunlargosuspirodealivio,yomelevantéparaseguirla.EntoncesSteelesepusodepie,miróelrelojyexclamócomolamentándose:

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—¡Lasnueveya!¿Enquésehaidoestahora?

—Yo la he pasadomuy provechosamente, como demuestrami labor—dije,mientrasrecogíamislibrosylacestadecostura.

—Yotambién,comopodráverusted,porociosoynegligentequelehayaparecido.Eratanagradableestaraquísentadojuntoausted;conlasensaciónde que era usted mi amiga, olvidé que debí de parecer descuidado ydesagradecido, pero le demostraré queno lo soy en absoluto.Laúltimavezquenosdespedimosaquí,ledijequeantesdeunasemanasearrepentiríausteddesurespuesta.¿Acasonoteníayorazón?

—Selodirémañana—lecontesté,impacienteyaporirme.

—¡Mañana!—repitió él con énfasis—. Sí, creo que lo hará, y será unacontestaciónamable,puesentoncesmeconoceráustedmejor.Buenasnoches,Kate;ledeseofelicessueños.

—Buenasnoches,Robert;ledeseosueñosmásfelicesquelosmíos.

Le di la mano con la sensación de que no volvería a llamarme amiganunca,ylodejé,sinsentirmetriunfante,puesbiensabíaqueporlamañanaélvendríahaciamícomoelhijoyherederodelseñorCarruthy,poniendotodasufortunaamispies,mepediríaqueledejaraganarsemiamor.

Subícansadaymeenterédequeeldocumentoestabayaenlugarseguro.Loleí,prometíestarpresentecuandosalieraalaluzyluegomefuialacama,todavía torturada por el rostro cambiado de Steele cuando se había sentadocercademíenelagradablesaloncito.

VII

ELAÑONUEVODEELINOR

Pasé todo el día siguiente tratando de evitarlo cuidadosamente ydedicándomepor completo aElinor, quehabía salidode sumelancolía y seencontraba inusualmente tranquila y dulce. Temíamos contarle lo que habíasucedido,nofueraaserqueesolaexcitara,peroellaparecíasentir laalegreinfluenciadenuestrafelicidad,pues,cuandoAugustineyHarryvinieronparadesearleunfelizAñoNuevo,cadaunoconunregalo,ellalesdijo:

—Seráfeliz,estoyseguradeello,ynooscausarémásaflicciónpuescreoquemepondrébien.Katelopredijo,yellasiempretienerazón.

Tan ilusionada hablaba y con tanta tranquilidad sonreía que todos nosregocijamos por su creencia de que superaría la enfermedad a pesar de

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nuestros presentimientos. Los hermanos se quedaron un rato y, cuando sedespidierondeformainusualmenteafectiva,ellalosrodeóconsusbrazosylesdijoconternura:

—Bésame,Harry;bésame,Augustine,y rezadambosparaqueminuevoañoseatranquiloyfeliz.

Despuésdequesefueran,ellasesentóypermanecióensilencioduranteunahora,conunaspectoplácidoquesosegómipropiainquietudsecreta.Porfin,habló,súbita,peroserenamente.

—¿Estámipadrehoyaquí?

—Creoquesí,querida.

—Deseoverle,¿creeustedquevendrá?

—Sí,¿voyypreguntoporél?

—Sí,porfavor;dígalequeahorasoylaElinordeantesyquedeseomuchoverlo.

—¿Está el señor Steele en casa, Hannah? —pregunté al pasar por lahabitaciónenlaqueellasolíasentarseconsueternalabordeganchillo.

—No,señorita,dijoquenoregresaríahastalanoche.

Muyaliviada, fuia realizarmiencargocon laesperanzadequeno fuerainfructuoso.Erayaalacaídatarde;lacenahabíaacabadoyunapuestadesolespléndidallenabadeluzlagransaladeestar;laspuertasestabanabiertasy,mientrasavanzaba,vi loquenuncaanteshabíavistoenesacasa.Lafamiliareunida.ElseñorCarruthhabíavuelto,eneldoblesentidodelaexpresión,y,sentadoensupropiohogar,parecíaotrohombre.Suesposasehallabadepiejuntoaél,comosiestuvieracontentadeocupardenuevosulugar;teníaunamanosobresuhombroy,conlaotra,leacariciabaelpeloblancomientraslomiraba con una expresión que embellecía su rostro cansado. Harry estabaechadoen el sofá, pálidoy agotado, pero alegredenuevo,yaque se estabariendo de Augustine, mientras este trataba de colocarle los cojines confraternaldiligenciaysereíaconél.Eraunaescenahogareñayfeliz,dondetansolofaltaba lapresenciade lashijasparaquefueracompleta.Ellosparecíanhaberse dado cuenta de dicha ausencia y habían hecho todo lo posible paracolmarla,pueshabíanretiradolascortinasquecubríanloscuadrosdeAmyyElinor,ysubelleza juvenilbrillaba intactaapesarde losañosque lahabíanalterado.Cuandoentré,mequedémuysorprendidayemocionadaporlacálidabienvenidaquemedierontodos.ElseñorCarruthvinoarecibirmeymellevóhastasuesposa,quemesaludóconunbesomaternal,Harryextendióambasmanos yAugustine puso las suyas sobremi cabeza, como sime bendijese.Antesdequepudieraencontraralgoquedecir, laseñoraCarruthhablódela

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formamásbondadosa:

—FelizAñoNuevo,Kate,¿dejarásquelohagamosmásfelizpara tiy teofrezcamos estas muestras de gratitud por unos servicios que recordaremosdurantemuchotiempo?

Mecondujoaunamesay,allí,vicostososregalosdecadamiembrodelafamilia, pues se habían adelantado al agradecimiento deAmy; e, incluso, lapobreElinorsehabíaacordadodemí.Sinhablaporlaemoción,losexaminéy, cuando abrí el sobre que contenía el regalo del señor Carruth, sumunificenciamesobrepasó,ysolopudellorar.

—No,por favor,por favor,querida…—dijoél—, tan soloesunacositaparaqueestéagustocuandotecansesdehacerquelosdemásloestén.Haycosasqueeldineronopuedecomprar,peroaveceshacelacargamásligera.Sea generosa y deje que lo hagamos de esta forma hasta que podamosencontrarotramejor.

Asílohicey,despuésdeagradecérselodecorazón,ledielrecadoque,alinstante,fueaceptado.

—Veréalapobrechica,porsupuestoqueloharé;ahorapuedomirarlaalacara,ynadameagradaríamásahoraquevisitaramipequeña, siellapuedesoportarmipresencia.

Subíconélllevandomisregalos,puespenséqueaElinorlegustaríayledivertiríahablarsobreellosconmigo.Elencuentroentrepadreehijafuemuytranquilo; durante una hora se sentaron a charlar juntos alegremente, peroningunomencionóalaseñoraCarruth.PenséqueElinorlamandaríallamar,laperdonaríaycomenzaríaelañosinnadaquearruinaselaarmoníafamiliar.Lapobremujernoshabíaseguidoconojossuplicantescuandoladejamos,yyolehabía susurrado al oídoque trataría de suavizar los sentimientos de la chicahaciaella.

—¿No hay nadie más a quien te gustaría ver, querida? —le pregunté,cuando su padre se hubo ido tras despedirse con un cariñoso: «adiós, hastamañana».

Ella me entendió, pero me contestó cuidadosamente mientras volvía lacabeza:

—Sí, Kate, pero no ahora. Hoy es un día para perdonar, al igual quenosotros seremosperdonados,yquierohacerloantesde irmeadormir.Dejequedescanseahorayquemeprepareparaveramamá.Canteunpoco,algunode los hermosos himnos antiguos que la hacen a una sentirse consagrada yfeliz.

Cantéconelcorazónalegrey,cuandoterminé,ellapusosumejillajuntoa

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lamíaymesusurró:

—Usted ha sido paramí lo queDavid fue para Saúl.No tengo palabrassuficientemente cálidas para agradecérselo, pero sé que le agradará muchohacerunacosamáspormí,asíquesaludeamamádemiparteydígaleque,cuandome encuentre tranquila por la noche, deseo que suba yme ayude adormirconesasviejascancionesdecunaqueella solíacantarmecuandoyoeraunaniñafeliz.

Ninguno de los regalos de aquel día fue tan valioso para mí como elprivilegio de llevar este mensaje de amor de una hija a su madre. No esnecesarioquecuentecómolorecibiólaseñoraCarruth.Ellahabríasubidoalinstante,peroyoleaconsejéqueesperaraaqueElinorlallamaray,mientrastanto,seprepararaparaenfrentarseamadameyaSteele.Esperamosreunidosenlasaladeestar,coneldocumentopreparado,yconMariecerca,paraquepudieraintervenirsieranecesario.Cuandoelrelojdiolasocho,Steeleentróensolitario.Lohizotranquiloyconairegrave,perosusojosbrillabanyensurostrohabíaunapálidaemociónquenopodíaocultar.Sedetuvouninstanteenelumbral,echóunvistazoentornoalahabitación,vioquetodosestábamosallí,sonrió,comosiestuvierasatisfechoy,cuandoseacercóasupadre,dijo:

—FelizAñoNuevo,amigos,yqueseanmuchosmás.

Nadie respondió a su declaración y la señora Carruth, en su tono másarrogante,lepreguntósecamente:

—¿Dóndeestámadame?

UngestodedolorcruzólacaradeSteele,peroaunasí,enesenuevotono,mezcladehumildadyfelicidad,contestó:

—Madamenolesmolestarámásy,alperderlaaella,heperdidoamiúnicaamiga.

—¡Perdida!¿Estámuerta,Robert?—gritólaseñoraCarruthconsorpresa.

—No. Nos hemos alejado. Durante treinta años nos hemos amadomutuamente a través de muchas vicisitudes, pero un sencillo acto dedesobedienciapormipartenoshaseparadoparasiemprey,aunqueesgrandemipérdida,nomearrepiento.

—¿Quéloshaseparado?—preguntóelseñorCarruth.

—Hevenidoadecírselo,padre.

Una expresión dulce y valiente irrumpió en el rostro de Steelemientrashablaba;luego,fijandosusojosenmí,sepusodepieresueltamenteyconfesótodoelmalqueleshabíahecho;nomencionóalamujerquehabíaideadoelcomploty,generosamente,asumióelpecadoyseatribuyó toda laculpa.No

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puedo decir cómo recibieron esto los demás; a mí me abrumó, pues nopensabaquehubiera tantavirtudy coraje en aquelhombre, ni había soñadoconquesuamor fuera tan fuertecomoparahacerunsacrificioasí.Escuchésinaliento,retenidaporelconstantefuegodelosojosqueseguíanfijossobremíyconmovidaporlasinceraconfesiónquecontantaseveridadloseñalabaaélyquecontantacompasiónexculpabaalaotrapersona.Cuandotodoestuvodicho y él no parecía esperar otra respuesta que la mía, pasando en unrepentinocambiodelaamargainculpaciónauncariñosoruego,conhumildad,peroesperanzado,dijo:

—Ahora, Kate, ahora sí merezco un poco más el respeto de una mujerbuena, pues soy «pobre y honesto, y no rico y vil». Esto es obra suya; ¿lacontinuaráymeayudaráaserdignodeusted?

¿Qué podía contestar? Las palabrasme abandonaron yme cubrí la caradeseandodeshacereltrabajodeldíaanterior.Durantevariosminutosnohicecasoaloquesiguió,aunqueelsonidodemuchasvocesllenabamisoídos.Alpoco,mecalméyescuchéalseñorCarruthdecirleasuhijoquelaconfesiónllegabademasiadotarde,yaquetodosesabíayayeltestimoniodelaancianaestabaabuenrecaudo.Vinoentoncesunareprimendapaternal,peroSteelelainterrumpióydijocontonoexigente:

—¿Quiéndescubrióesto?

—LaseñoritaSnow.

—¡Esimposible!—Comenzóadecirindignadoél,perolaseñoraCarruthretomólahistoriaycontóelpapelqueyohabíajugadoenlahistoria.Ellaeraunamujerorgullosa; él lahabíahecho sufrirprofundamente,y ellanopudopuesresistirsealaoportunidaddeinfligirleaélunaheridatanprofundacomolaquehabíarecibidodeél.

Comosiestuvieraimpacienteporconcedermeunhonor,ellarepitióbreve,pero fielmente,cadaunodemisactos,convirtiéndomeen la figuraprincipalde la trama que había acabado con la derrota de Steele. Mientras yoescuchaba,aunque todohabíasidoporunacausa justaygenerosa,midoblejuegomepareciómuyvulgardespuésdeaquellasinceraconfesiónquetantoesfuerzolehabíacostadoasuautor.Aéltodoesodebiódeparecerlelamayordelastraicionesy,mientrasyoveíacómounespírituapenadosedespertabayserevolvíadentrodeél,sentíquemipoderdehacerelbiensehabíaperdidoparasiempreconestehombre.Cuando la señoraCarruthhubo terminadosurelato, él se giró hacia mí, apartó las manos de mi cara y, sujetándolassuavemente, me preguntó en un tono tranquilo de pasión contenida, másterribleparamíquecualquierferozdenuncia:

—¿Estodoesocierto?

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—Sí.

—¿Todo lo de ayer fue pues una farsa? ¿No significaban nada suscaprichos, su amabilidad, su sonrojo y sus cariñosas sonrisas? ¿Me estuvoengañandohastaelúltimomomento?

Yonodijenada;llenodeira,conunamiradadedesesperación,pusomismanos en la suyay con laotra levantómi cabeza, buscómi rostroy, enuntonoinquisitivoyconvozmuyfuerte,dijo:

—Míreme, Kate; ¡tengo que saber la verdad! Su violencia apaciguó miagitación; la conciencia de que había hecho todo lo posible para evitar unagraninjusticiamediofuerzas;levantélamirada,clarayfirmeahora,ymivozsonósinmiedoyllenadecompasión:

—Tendrá usted la verdad. Lo engañé durante un día, para que estaspersonas pudieran obtener los medios de recuperar sus derechos. Lacasualidadpusoestepoderenmismanosyyoloutilicélibremente.Sihubierasidoustedmásamablecon lapobreMarie, ellanunca lohabría traicionado;usted solo cosecha lo que ha sembrado. Ustedme desafió a que fueramásastuta que usted;me dio lecciones de hipocresía y todos los alicientes paraderrotarloconsuspropiasarmas.Yolasdetesto,peroningunasotrashabríanservido,yyolasuséasabiendas,aunquealhacerloherímipropiadignidad.¿Estáustedsatisfecho?

Mientras hablaba, todas las emociones pasaron por su rostro…Permanecían el dolor, el reproche y el amor imposible. El dolor de ladesesperanzase reflejabaenél,puesniel fríode la separaciónen sumano,que todavíasujetaba lamía,niningúnlamentopodríanhabermehechotantodañoenelcorazóncomoelamargodesdénylamelancolíadesuspalabras:

—¿Yestaeslamujercuyavirtudyhonoryotantohonraba?¿Laqueerami ángel bueno y estaba resuelta a salvarme y a hacer más fácil elarrepentimientograciasalamor?Bonita ilusión…Lástimaqueterminara tanpronto.Habríasidomejorsimehubiesequedadoconmipecadoracompañera,que hubiésemos llevado a cabo nuestro plan y que hubiésemos sido felices,pueseldinerotodolocompra,¡inclusolaverdaddeKateSnow!

Al decir estas últimas palabras soltó mi mano y, dándose la vuelta, seapoyósobre lachimenea,comosihubiesequeridoesconderalgunaemociónrebeldequelogobernaseenelaquelmomento.

Siguióunlargosilencio;todosdeseábamoshablar,peronadiesabíacómoexpresarconsuelooreprobación.

Harry,siempregeneroso,fueelprimeroenperdonaralacusado,apesardetodo lo que había sufrido. Se levantó, a pesar de su debilidad, fue hasta el

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pobreinfelizy,poniendounamanosobresuhombro,ledijosinceramente:

—Robert,noolvidoquesomoshermanosy,aunqueunavezesohizoqueme fueramuy difícil soportar tu crueldad, ahora hace queme seamás fácilperdonarte.Lohagodecorazóny,siloconozco,Augustineharálomismo.

Esteúltimonolodijo,pueselantiguotemorseguíaahí,peroseacercóconunairetempladoyconciliador.

—Aquíestámimano,hermano;noseamosyaenemigos.

Steele no se movió ni habló. La señora Carruth, conmovida por susilenciosodesconsuelo,transigióy,comomujer,tratódecurarlasheridasquehabíacausado.

—Estaconfesióntehonra,yyonoserélaúltimaendartelasgraciasporello,pormuchodañoquenoshayashechoamíyalosmíos.Losdoshemospecado y sufrido por nuestro orgullo y ambición. Dejemos que el perdónmutuoylahumildadhagandenuestrofuturoalgomejorquenuestropasado.Túhabríasapartadodemíamimarido,peroyonotesepararédetupadre.

Lafigurainmóvilseguíaconlacabezainclinadasindecirunapalabra.Elancianohablóconmásindulgenciadelaqueyoesperaba.

—Ella tiene razón; repararémi antigua negligencia, pues eresmi hijo, yporesomismotereconoceré,teperdonaréyguardarésilencioportubien.Nosufriráspornadanihabráreproches,Robert;tomatulugarentrenosotrossilodeseas y, aunque esta joven no puede amarte, los lazos que nos unen haránposible que te consolemos con el natural afecto de padres, hermanos yhermanas.Hijomío,perdóname,igualqueyoteperdono.

Entonces Steele levantó la mirada, ajeno a cualquier llamamiento,insensibleacualquieremoción;eldiabloqueloacechabaquedódelatadoporsurostroenseguida.Todalanoblecalidezydulzurahabíandesaparecidodeél;soloquedabanelorgullo,laamarguraysuindomablevoluntad,queledabanasurefinadaexpresiónlabellezaentreseveraydesdeñosaconquelosartistasretratanalosángelescaídos.

Sevolvióhaciaelgrupoquesehabíaacercadoaély,conunamiradaqueloshizoretroceder,dijo:

—Noaceptarénada.Usted, señor,nuncaha sidounpadreparamí…Yonunca seré un hijo para usted. No oculte nada por mi bien, pues altraicionarme,se traicionaustedanteelmundo,cuyoreprocheyodesafío.Susufrimiento,madame,havengadoelperjuiciodemimadre,yestoysatisfechoconello.Amishermanos lesdejoel apellidoquehedeshonrado, la fortunaqueyanocodicioylahorribleherenciaquelesaguarda.Austed…—Enesemomento su voz se quebró, pero superó el estremecimiento con valor y,

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despacio, mientras me buscaba con una mirada a la que yo no podíaenfrentarme,dijo—:Austedledejoelrecuerdodeestacrueltraición,que,nosolo quitó todo valor a tan dura confesión, sino que me arrebata la únicaesperanza demi vida.Usted ha destrozadomi fe en la verdad,mi deseo devirtud,micapacidaddeamarlanobleza,yhadevueltoalmundoaunhombredesesperado.QueDioslaperdone…¡Yonuncapodréhacerlo!

Yconestasduraspalabras,sefue.

Una extraña sensación de alivio se apoderó de mí cuando se marchó,aunqueestabaentreveradadeinquietud,pues,aunqueelgeniomalvadodelacasahabíadesaparecido,habíadejadotrasdesísumalignainfluencia,ytodosnosotros la sentíamos. Durante un rato hablamos con agitación,preguntándonoscómosehabríaimpuestoamadame,yquéseríadeélconeseánimo tan temerario del que había hecho gala; luego, contentos por apartaraquel mal presentimiento que nos oprimía, hablamos de la paz que nosaguardaba,ytratamosdedisfrutarla.

LaseñoraCarruthme rogóque fueraaver siElinorestaba lista,pueseltiempohabía transcurridosindarnoscuentayellaanhelabaelmomentoquepondríafinaunañodetristeseparación.

Subí,sintiéndomeenfermaycansada,yencontréaElinoryaen lacama.Parecíadormida,yapenadayoporladecepcióndesumadre,mequedédepieunmomentoesperandoaqueseincorporara.Nofueasí,yestabayoapuntodemarcharmecuando,mientrasordenabasuropa,algocayóamispies:unapequeñanavajacon laempuñaduradenácarqueeramía…Unescalofríodeterror me atravesó, pues la navaja estaba abierta y, cuando la recogí, unamancharojacayósobremimano.Elinorteníalacabezavueltay,alinclinarmemás cerca, me estremecí al ver lo pálida que parecía a la luz de la oscurahabitación. Escuché junto a sus labios, y tan solo un ligero aliento salía deellos.Girésucabezaysoltéungritodeespanto,puesteníaunapequeñaheridaenelcuello,porlacualseguíamanandosangre,apesardequelasalmohadasya estaban teñidas de aquel espantoso color. Como en un relámpago, elsignificadode todoaquellosemehizoevidente: lacariñosadespedidadesupadreyhermanos,sudeseodeestarenpazcontodos,eldeseodevolveraverasumadreylatrágicamuertequehabíaelegidoenlugardecontinuarconlatrágicavidaquelaaguardaba.

Mis fuerzasyahabíansidoagotadasalmáximo…Laconmocióndeestedescubrimientofuedemasiadoparamíy,alllamaraHannah,medesmayéporprimeravezenmivida.

Cuandomedesperté, lahabitaciónparecíaestar llenadegente.Antemisojos pasaban rostros golpeados por el horror y, ami alrededor, voces rotassusurraban:«Nohayesperanza…Esdemasiadotardeparasalvarla».«Yacasi

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sehaido».«Esmejorasí,portristequeparezca».

Cuandome incorporé, vi una imagen alrededor de la cama queme hizodesearestarinconscientedenuevo.

Elinor estaba en losbrazosde supadre, exhalando suvidapoco apoco,pues, aunque laheridamortal ya estaba conteniday sehabía intentado todocuantoelamorylahabilidaderancapacesdehacerparasalvarla,lapequeñanavajaenaquellamanodecididahabíacumplidosutareayestemundoyanoalbergabasufrimientosparaella.

Harry estaba de rodillas junto a Elinor, tratando de reprimir su dolor.Augustine rezaba en voz alta, y el devoto fervor de sus palabras calmaba yconsolaba todos los corazones, salvo uno. A los pies de la cama, medioescondida tras lososcuroscortinajes, estaba ladestrozadamadre,comosielgolpe la hubiese atravesado y temiera mostrarse, no fuera a ser que supresencia arruinase la paz de la despedida del alma de su hija. El doctorShirleyestabadepiecercademí, sollozandocomounniño,pueselamableancianohabíaamadoyservidoalapobrechicacontantadedicacióncomosihubierasidounahijasuya.

—¿Nopuedeustedsalvarla?—lesusurré,mientraslaentrecortadaoracióndelsacerdoteterminabayelsonidodelosllantosinundabalahabitación.

—No;porfinestáenpaz,graciasaDios.

Nopudesinoasentirpues labendita tranquilidadenel rostrode lachicaeramayordelaqueningunaalegríadeestemundopudierahaberletraído,y,cuandomirésusojos,todavíaabiertosyhermosamenteclarosantesdequeelvelo de la muerte los cerrase para siempre, vi que estos iban de rostro enrostro, como si buscaran a alguien, y sus labios se movieron en un vanoesfuerzoporhablar.

—Labuscaausted…Ellayahapreguntadoporusted…Vayaquerida—dijoeldoctorShirley,yyofui.

Ellamemiróconamorygratitudcuandoyolabeséenlafríafrente,peroaquellosgrandesynostálgicosojosbuscabanporlahabitacióny,conundeseoquehizosuperarladebilidadmortaldelcuerpo,desucorazónsurgióundulcelamento:

—Mimadre…¡Quieroveramimadre!

Nohubonecesidadderepetirlallamada.Alaprimerapalabra,lamadreselevantó y, sujetando a su hija en los brazos, la estrechó junto a ella hastamucho después de que la muerte hubiese sellado las mudas oraciones deperdónquerecorrieronaquellosdoscorazonesreunidosdenuevo,dejandoqueunoexpiaraungranpecadoconunagranpena,yqueelotrosintiera,consu

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últimolatido,labellezadelamisericordia.

Inclusocuandoporfinlamuchachaseapagó,laseñoraCarruthnodejabaque nadie tocase a su pequeña, salvo a mí, y juntas la preparamos para latumba, llorandomientras trabajábamos con delicadeza, y rezando oracionesquesantificabannuestrodolor.

Estaba tan hermosa cuando terminamos que a primera hora del alballamamos a su padre y hermanos para que atesorasen el recuerdo de laindescriptible dulzura que acariciaba su tranquilo rostro. Tenía sus floresfavoritas alrededor, y las rosasblancasdel pobreEdward sobre supecho,y,cuandolosprimerosrayosdelsolcomenzaronabañarlaconsubrillorojizoyatocarsuslabios,nosotrossonreímosysentimosqueelAñoNuevodeElinorhabíacomenzadofelizmenteenelcielo.

VIII

EXPIACIÓN

Han pasado años desde aquella triste noche y muchos cambios se hanproducido.Yo ahora soy unamujermayor, todavía soltera, pero ni pobre nisolitaria,pues losCarruthmedieronunhogaryamigos.Elhechodevermeasociadadeformatancuriosaalassecretasafliccionesdelafamiliatejióunaespecie de lazo entre nosotros, y ellos me aceptaron como una más de lossuyos.Mealegrédequedarme,pueslosqueríaatodosy,cuandoAmymurió,alsegundoañodematrimonio,sindejarhijosqueheredaranlamaldición,meconvertí en lahijade la familia.Durantealgunosaños, la señoraCarruth seconsagróasumaridoy,cuandoélsefue,ellanolesobreviviómuchotiempo.Sinembargo,sudolorhabíasometidosuorgulloyennoblecidosucarácter.Lalloré como a unamadre. En su lecho demuerte,me encargó que fuera unahermana para sus hijos, yo se lo prometí y, durante todos estos años, hemantenidofielmentemipalabra.

LamuertedeElinorprovocóungrancambioenHarry,quedesarrollóunsorprendentecarácter.Se fuealextranjerodurantevariosañosy,cuandosuspadresmurieron,regresóacasaparaconsolaraAugustine,quienhabíasidounbuenhijoentregadohastaelfinal.Parasorpresamía,Harryhabíadiseñadounplandevida,lohabíaejecutadoynuncasehabíaapartadodeél.Apesardesufortuna y de las tentaciones que esta le ofrecían para satisfacer placer yambición,Harrysehizomédico,estudióconpacienciaytrabajócondenuedoy, ahora, en su plenitud, se ha ganado una reputación de la que puede estarmuyorgulloso.Ningún signode locurahereditaria ha aparecido jamás en él

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desde que se dedicó a una profesión activa y absorbente y, por la ley de lacompensación, parece estar dotado de una maravillosa percepción para losmisterios de las enfermedades mentales, posee una rara habilidad para eltratamiento de estas y la gente acude de todas partes al doctor Carruth enbuscadeexperiencia,pacienciayunacasisensibilidadfemeninaquehacequesuayudaseadoblementebienvenida.

SuvalienteejemplodespertóelespíritudeemulaciónenlanaturalezamásdébildeAugustiney,mientraselhermanopequeñoayudabaa loscuerposylasmentesenfermas,éltrabajabaporlasalmasperdidasoatormentadasconeldevoto fervor de los sacerdotes de antaño. Nunca será grande, pero sí loquerránmucho,puesmuchossonlosquebendicenalhombretímidoquecontanto cuidado consuela la amargura, compadece la debilidad, perdona lospecados y con tanta belleza mezcla la caridad humana con las creenciasdivinas; losprotestantes lo respetancongenuinadevoción,y loscatólicos locanonizarán como un santo. Ninguno de los dos puede casarse, puesto queHarry ha hecho voto de celibato tan vinculante como el de su hermano y,aunqueamboshanrenunciadoaladeliciadeveraesposasehijosjuntoalachimenea,noestánsolos,pueshayunamujerque losamay loshonra tantoporesto,quededicasuvidaaquetenganunhogarfeliz.Nohaydudadequeyo obtengo mi recompensa cuando me llaman su rayo de sol, me cuentantodos sus planes, preocupaciones y alegrías, y vienen a mí en busca deconsuelocuandosuscorazonesclamanporelamoralquetodoelmundotienederecho, excepto cuando lamoral se opone a la pasión.Al recordar lo quehabíapasadoyloquepodríahaberpasado,muchospensaríanqueennuestracasa reinaba la tristeza, pero no hay tres almas que vivan más felices quenosotros; no es que estemos alegres, pero siempre estamos de buen humor,siempre ocupados, cada uno a su manera, y ningunos hermanos podríanquerersemásqueellosdos,niningunahermanapodríaestarmásorgullosadeloqueyo lo estoyde estosdoshombresnobles, útilesy serios, cuyasvidastranscurrenjuntoalamía.

Del destino de Steele no supimos nada durantemucho tiempo.MadameregresóaFranciasinreconciliarseconél.Marie,coneltiempo,seolvidódesu primer amor e hizo feliz a un hombre mejor y más humilde. Robertpermaneció en su exilio voluntario. Harry lo vio una vez en el extranjero;jugabayapostabatemerariamenteyganabagrandessumasdedineroconesaextraña suerte que amenudo acompaña a los jugadores atrevidos. Harry sesituó donde era imposible que no lo viera, pero Steele nomostró signos dereconocerlo; Harry se dirigió a él por su verdadero nombre, pero Steele lecontestócomoaunperfectodesconocido.

—Monsieurseconfunde,puesminombrenoesCarruth.

Harrylollamóhermano,yhabríaañadidoalgomásamistoso,peroSteele

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lointerrumpióydijo,enuntonomarcadamentesevero,mientraslodejabaconunaaltivareverencia:

—Monsieurseequivocadenuevo,yonotengohermanos.

Harryrealizóalgunasaveriguacionessobreél,supoquesehacíapasarporunmisántropoinglésquejugabaporplacer,montababuenoscaballosynuncahablaba con mujeres. Harry tuvo que contentarse con esto, pues Steeledesaparecióynovolvióaverlo.Unotrasotro,losañosfueronpasandoysushermanos empezaron a pensar que había muerto, pero yo nunca perdí laesperanza,puesalgomedecíaquenosvolveríamosaencontrary,diezañosdespuésdequesehubieramarchado,aquelloocurrió.

Yo acompañaba aHarry amenudo cuando él visitaba a pacientes en lasciudadesvecinas,puestodavíaconservabamishabilidadescomoenfermera,ynos gustaba trabajar juntos. En una de esas ocasiones, después de haberlointentadotodoconunapobremujerquenoshabíallamado,fuimosavisitarelasiloprivadodeldoctorMaurice,unmédicofrancésdeciertorenombre.Conlacortesíapropiadesupaís,eldoctornosmostróellugar,nosllevóatodaslashabitacionesynosenseñótodoslospacientes,salvouno.Solounapuertadejóatrás sin abrir y sin hacermención alguna sobre su inquilino. Esta omisióndespertómicuriosidady,cuandolosdoshombressedetuvieronparaobservarelsoleadojardín,dondevariosmaníacospaseabantranquilos,echéunvistazoatravésdelpostigomedioabiertodeaquellapuertacerrada.Novinada,salvounamanodemacradaqueregabaunpequeñofloreroconbrezo;perolavisióndelasfloresmerecordóelpasadotanvivamentequemirostrometraicionó.

—¿Quépasa,Kate?¿Qué tepreocupa?—mepreguntóHarrycuandomeuníaellos.

—HevistoalgoquemeharecordadoaSteele—respondí.

—¡PobreRobert!Megustaría saberdóndebuscarlo—dijoHarry conunsuspiro.

El doctorMaurice nosmiró a los dos de una forma peculiar que yamehabía llamado antes la atención, cuando me presentaron como la señoritaSnow,ydenuevocuandoHarryme llamóKate;ahora, elnombredeSteelevolvióaprovocarleesaexpresión,medioansiosa,mediocuriosa,yrepitiólosnombrescomoparasí.

—RobertSteele,KateSnow,HarryCarruth…

Luego,envozmásalta,comosireaccionara,dijo:

—Perdónenme, y permitan que les haga una pregunta o dos. ¿UstedesdeseanencontraramonsieurSteele?¿Porqué?

—Esmihermano—contestóHarryconimpaciencia,mientrasyo,conun

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terriblepresentimiento,grité:

—¡Oh,nonosdigaqueestáaquí!

EldoctorMauricemeapartósuavementeaunladoyacercóaHarryhastalapuerta.Abrióelbatienteyledijoquemirasedentro.Harryobedeció,estuvomirando durante mucho rato y luego se giró con una expresión de pena ydecepción,peroalavezdeagradecimiento.

—NoesRobert.¡GraciasaDios!

—Deje que pruebemademoiselle; puede que sus ojos seanmás sagacesquelossuyos.Acérqueseyexamineaestainfelizcriatura.

Temblando de miedo y de esperanza, miré por la pequeña habitaciónsoleadaqueresultabaunaprisiónmás tristeque lamásoscurade lasceldas,pueslapobrealmaqueallíseescondíanohabíaperdidosololalibertad,sinoelhechomismodevivirlavida.NomesorprendequeHarrynoreconocieraalasombradehombrequevio;yomismadudéalprincipio,perolasflores,losojos,laactitud…todocontribuyóaqueseactivaralamemoria,ylamezcladetristezayremordimientoqueinundómicorazónmeconfirmóquesí,queeraSteele. Encorvado y débil como un anciano, pálido, con los ojos hundidos,mediacaraocultatrasunabarbadescuidada,estabasentadoconsucabezagrisapoyadaenlasmanos,cabizbajoyconlamiradaperdida,ajenoatodoloquelo rodeaba.Parecíauna criatura fuerte y salvaje, rotapor el cautiverio, y, alobservarlo, el recuerdo de su rostro y su figuramientras hacía aquella duraconfesión diez años antes regresó a mí, tan vivamente que mis ojos nopudieronseguirmirando,asíquemegiréyexclamé:

—Sí,esRobert.¡Dejequevayaconél!

—¡Bien!Iráustedenseguida,mademoiselle;peroahora,recupéreseydejequelecuenteloquesédesuamigo.

EldoctorMauricenoscondujoaunahabitaciónadyacentey,rápidamente,nosrefiriólossiguienteshechos:

—Hacesieteaños,monsieurSteeleacudióamíymepidióquelorecibieracomo paciente. Él ya había tenido una crisis de locura en una ocasión, ypresentíaquepronto tendríaotroataque,pues la locuraestabaensufamilia.Me dijo que no tenía amigos que se hicieran cargo de él, puso una grancantidaddedineroenmismanosymeimploróqueloayudara,sipodía.Teníaun fuerte pavor a convertirse en objeto de lástima o de curiosidad para losdemás, y me pidió que ocultase su presencia aquí y lo dejara vivir deincógnito.Yomemostrémuyinteresadoenél,puesesevidentequeeraunserquellevabauncaminopeligrosoynada,salvounafuertevoluntad,conteníaelsufrimiento mental que lo torturaba. Admití al desgraciado y durante siete

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añoshasidounode loscasosde locuramás terriblesydesesperadosqueheconocido. Durante mucho tiempo, esperé que sus amigos vinieran areclamarlo, pero, hasta ahora, no ha aparecido nadie. He cumplido con élhonestamente,headministradosudineroy,cuandoseagotó,lomantuveaquíporcompasión,puesnuncaconocícriaturamásdesolada.

—¿Nohayesperanzasparaél?—preguntóHarry,mientrasyodejabaquemis lágrimas cayeran libremente al pensar en la amarga penitencia que elpobreRoberthabíaestadocumpliendotodosesosaños.

—Hace seis meses habría contestado que no, pero ahora hay unaposibilidadentreciendequeserecupere,aunquemetemoquelarecuperaciónde su mente se haga a expensas de su exhausto cuerpo. Últimamente, hasobrevenidouncambio;laviolenciadesuenfermedadhadisminuido,yahoramedita en lugar de despotricar, se sienta todo el día inmóvil, en lugar decaminarsincesarcomounapanteraenjaulada,yhablaconcoherencia,aunqueacerca de personas y acontecimientos desconocidos para los que lo rodean.Podríaprovocarsealgunareacciónfavorabledeformatemporal,sinopormástiempo.Heprobadomuchosexperimentos,pero todosfracasaron;puedequeustedesconsiganayudarme,silodesean,puesposeenlaclavedesupasado.

—¿Habladenosotros?—pregunté.

—Sí;elnombredeKateSnowmeestanfamiliarquehedadounrespingocuandoeldoctorCarruthlahallamadoaustedasí.MipacientehablaavecesdeAugustine, deHarry, deElinor y deAmy; pero habla constantemente deKate,imploraquevenga,luegolaacusadetraidora,luegoladesafíaaquelohagasufrir;aunquesiempreregresaa lamisma llamada,pidiendoporusted.¿Contestarámademoisellealallamada?

—Loharé.

Entonces, Harry se lo contó todo porque sintió que el buen hombre semerecíanuestraenteraconfianzaacambiodetodosloscuidadosquelehabíaprodigadoalinfelizalquedurantetantotiempohabíaprotegido.

—Surecuperacióndependedeusted—dijoeldoctor,conunamiradahaciamí—.Deustedeslaimagenmásvivaquetieneensumente,ysuinfluenciaserá reconfortante, a la vez que tonificadora. Cuando esté usted lo bastantetranquila,entreyveasiéllareconoce.EldoctorCarruthyyoestaremoscerca,notieneustednadaquetemer.

Mequitélacapayelsombreroyentréalinstante,sintiendoque,sihabíaalguienquepodíacuraralpobreRobert,esapersonaerayo.Entrésinhacerruidoymecoloquéenelampliorayodeluzquecruzabaelsueloyesperéaqueélmeviera.Élseguíasentadoconlacabezaentrelasmanos,losojosfijosen la luz del sol, los labios que se movían rápidamente, como si estuviera

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hablandoensilencioconalgúnfantasmaquesoloélhubiesevisto.

Misombraloatrajo,ysumiradasecruzóconlamía,peroningúncambioaparecióenelpatéticososiegodesurostro.Suspiró,apartólamiradaydijo,comoparasímismo:

—¡Devueltatanpronto!¡Esperabaquemedieraalgodedescansoantesderegresar!

—¿Meconoce,Robert?—lepreguntésuavemente.

—¿Puedoevitarlo,cuandomehaestadopersiguiendoduranteaños?DiceustedqueesKate,peroyoséquesoloesundemonioquemeatormenta,tanhermosoyfalsocomoella,ynolacreeré.

—No soy un espíritu, sino Kate en persona. ¿Es esta la mano de unfantasma…elrostrodeunfantasma?

Decididaadespertarlodesuensimismamiento,mepusederodillasanteél,cogísumanoconlamíaehicequememirase.Unatenueluzseencendióensusapenadosojos,unalevesonrisasedibujóensuslabiosy,finalmente,metocócomoparaasegurarsedequeerareal.

—Parece Kate—dijo—. Este es su lindo cabello, estas son sus suavesmanosyesaqueacabodeoírerasuvoz.

—La oirá de nuevo si usted quiere, pues he venido a consolarlo, miqueridoamigo.

Élseapartódemí,comosihubiesetocadounanotadiscordante.

—Ella me llamó amigo y luego me traicionó. No miraré ni escucharé,pues,aunqueesteesunespírituhermosoyreconfortante,seirácomotodoslosdemás,¡dejándomeconmipropiamiseria!

—Nuncaseirá,siusteddejaquesequede.¿Quédebohacerparaquemereconozcayconfíeenmí?

—Nada, nunca más volveré a confiar. Kate me engañó, ¡y aquello merompióelcorazón!

—Perdónela. Déjela demostrar que puede ser sincera. ¡Robert! ¡Robert,querido! SoyKate, de verdad…La antiguaKate que trató de ayudarlo unavez,ylovolveráahacer,puesellaloquiereylocompadece,ydeseaquelaperdonemásqueningunaotracosaenelmundo.

—Esosuenaagradable.Dígalodenuevo:¡ellaloquiereylocompadece!¡Ah!,bueno,ellaesunamujer,ypuedepareceramablecuandoenelfondoescruel.Unavezlacreí…Ahorasoymássabio.

Élmeapartóycomenzóacaminarporlahabitaciónsinrumbofijo,como

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inquieto, pero no excitado.Miré hacia la puerta, donde seguían Harry y eldoctor.

—Va bien, continúe—me susurró este último y, ansiosa por probarmispoderes,comencéacantarlacanciónquemáslegustabaaRobert.

Élsedetuvoal instante,escuchóconaire impaciente,marcóelcompásymemiró atentamente. Pero cuandome detuve, él golpeó susmanos con ungestoapasionadoychillóferozmente:

—¡Cállese!¿Cómoseatreveacantarestoaquíy traerdevueltaelúnicodía feliz en el que creí que ella me amaba? Por el amor de Dios, déjemeolvidar,omevolverélocodenuevo…

Seechódenuevosobresuestrechacamaysequedóallí tumbadoconlacaraapartada,comotratandoderechazaralfantasmaqueloatormentaba.Laemocióneramejorquelaapatíay,conmuchavalentía,pusemismanossobresufrentecaliente,depositandotodasmisenergíasentratardecalmaraquellamenteperturbada.

Peromis poderesme habían abandonado, y cuando él levantó lamiradaconaquellosojosmagníficosperomelancólicos,enloscualesseguíabrillandoel amor a través de la oscuridad de aquel triste eclipse, solo pudeestremecerme y darme la vuelta para derramar lágrimas de arrepentimientosobreeldolorqueyohabíaayudadoacrear.

Fue lo más sabio que podía haber hecho. Mi debilidad pareció darlefuerzas, mi tristeza emocionó a aquel corazón que yo había conquistado yheridotiempoatrás.Selevantóyfuehaciamí,meacaricióelpeloymemirócontristeza,puesseguíareacioacreerquefuerareal.

—Elladerramólágrimasaquellanocheyyopenséqueeranpormí.Ahorayanomeengaño,aunqueesagradabletenerlaaellaaquí,inclusosimehacesentirme triste. Ella dice que esKate, ojalá pudiera creerla, pero ella nuncavendrá,nuncasabrádequémodomipecaminosodeseosevolviócontramíyme trajo hasta aquí. Kate, si es usted real, haga que crea en ello; deje quesientaquedeverasmeamaymecompadece.

Alhablar,estirósusbrazoshaciamí,contalmezcladedeseo,incredulidadycariñoensuvozysumiradaquenodudéenliberarlodelatristeilusiónqueme impedía ocuparme de él como deseaba hacerlo. Me acerqué hacia él,alegre, y, acercando su demacrada cara hacia la mía, la besé con labiosarrepentidos. Élme abrazó con fuerza durante unmomento, luegome soltópara mirarme de nuevo con ojos impacientes y ardientes, y exclamó sinaliento:

—Ellanuncahizoesoantes;elfantasmasolorepetíasusactosypalabras;

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estoesnuevo,estoesreal,¡estaesmiKate!Oh,quédeseconmigoelpocoquemequedadevida;lanecesitotanto…

—Nuncaloabandonaré,Robert.

Meacercóaélyapoyósucabezasobremihombro,llorandocomounniñoperdidoquehaencontradoasumadre,y,atravésdelmomentáneosilencio,seoyólafelizexclamacióndeHarry:

—¡GraciasaDios,lohasalvado!

Asífue,perosoloporunbrevelapsodetiempo.Lollevamosacasaylostres consagramos nuestras vidas a él. Harry trató de salvar su devastadocuerpo,Augustine,dedarluzasuapenadaalma,yyo,decalentaryalegrarleeldesoladocorazón,quehabíaalbergadounamortanfielpormí.

El doctorMaurice estaba en lo cierto: al volver la razón desapareció lafortaleza física, y Robert solo volvió a nosotros para morir. Sin embargo,duranteesospocosmesesseredimiódesupasadoconpaciencia,penitenciayun afecto que nos unió a todos.Cuando el final se acercaba, se volviómásnoble,ylamuertehizoporélloquelavidanohabíaconseguido,ynosmostródestellosdelahermosanaturalezaqueelabandono,lainjusticiaylatentaciónnohabíanechadoaperderporcompleto.SulargosufrimientohizoexpiarsuantiguafalsedadyleenseñóqueelpecadosecobrasupropiaretribuciónyqueDiostemplajusticiainfinitaconpiedadinfinita.

Enelsilenciodeunanochedeveranolellególahora,ylarecibióresueltayfelizmente,pues,consusmanossujetasporlasdesushermanosylacabezasobreunaalmohadaapoyadaenelpechodelamujeralaqueamó,semarchócon sus oraciones hacia el reino de las sombras, dejando a tres seres quelloraban por él y un corazón que lo recordaría mucho después de que sehubiesecerradolaúltimatumbadelosCarruth.

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