UN DÍA COMO TODOS.pdf

1
UN DÍA COMO TODOS. No son todavía las ocho y media de la mañana, y ya ha desayunado , como siempre, en una cafetería cercana. Ha tomado un café riquísimo con una magnífica porra, un vaso de agua fresca y un pequeño vaso de zumo de naranja natural, que le ha sabido a gloria. Ha ojeado el suplemento semanal, muy bien editado, de un conocido periódico. Habla de mujeres que sobresalen en sus oficios: presentadoras, empresarias, científicas. Por cierto, ocupa la portada una modelo de tallas grandes, que afirma encontrarse feliz dentro de su cuerpo. Es una chica guapísima. Sale de la cafetería y, frente a su casa, se encuentra con una amiga, casi vecina. Es una mujer muy amable y simpática. -Vengo de misa -dice. -Y tú, ¿qué haces aquí a esta hora? Ella piensa un momento. -Yo no voy a misa a diario-contesta, observando el templo cercano. -Pero sí, te diré que paso unos minutos por la Iglesia. -La otra la mira. -¿Y eso? -Pues... verás. -Yo entro, y encuentro la iglesia ya vacía. Me gusta que haya un ligero aroma a incienso, y que todos se hayan ido. Hay una gran paz en ese momento, en ese lugar. No se oye el menor ruido, y la luz entra por las vidrieras de colores. -Me siento en el último banco, y respiro hondo. Y, ¿sabes qué? Entonces me pongo a recordar todo lo bueno que me ha pasado ayer. Voy recordando, paso a paso lo que fue mi día, dándome cuenta de todo lo bueno que he tenido. -No he tenido ningún dolor, ni enfermedad. Mi familia está bien, aunque tenga sus dificultades como todo el mundo, pero eso pasará. Luego, recuerdo con cariño a todos los que se fueron, y que parecen protegerme desde algún lugar del cosmos. No me permito ningún otro pensamiento, más que recordar lo bueno de cada momento de ayer. Y de lo bien que he dormido esta noche pasada. *** Ayer, por la mañana, nada más llegar a casa como todos los días, puso música en una vieja cassette; hizo unos ejercicios de gimnasia que la mantienen muy bien, a pesar de la edad. Hizo estiramientos y respiró a fondo, mientras seguía el ritmo de la música. Salió a la terraza, en donde ya entraba el sol, y se pasó unos quince minutos dándose masaje en la correa eléctrica, a la vez que leía. Se encontraba muy bien. A continuación, hizo ejercicios con las manos en agua con sal. Puso en el lavabo agua caliente, sal y un producto recetado por el médico. Todo lo hizo muy relajada. Luego, una fiel y cariñosa mujer le limpió la casa -lo hace todos los martes alternos -, y la dejó como los chorros del oro. Todo permanecía en orden. Su casa es bonita, y cómoda. (Y piensa que podría no tenerla, como les ocurre a muchos otros). La llamó una amiga por teléfono. Tiene muchas amigas, y cree que la aprecian. Queda con ella para salir por la tarde. Se ven, meriendan juntas y visitan una exposición de pintura. A continuación, tiene que acudir a su cirujano traumatólogo, que es uno de los mejores de España. Tendrá que operarle la mano otra vez, pero como tiene confianza en él, no le supone trauma alguno. De 18 nietos que tiene, ninguno ha nacido con ninguna discapacidad. Por si fuera poco, todos y todas son guapísimos. ¿Se puede creer?. Además, tiene ya una bisnieta, y otro en ciernes. No está ciega, ni sorda del todo, ni achacosa, ni lleva bastón. Todavía se defiende muy bien en los avatares de la vida. Sus vecinos son todos amables. ¿Puede pedirse más?. Pues sí, porque enseguida se pone a escribir, con la misma ilusión con que lo hacía hace cuarenta años. *** Le ha dicho la amiga con la que se ha parado frente a casa: “Mañana yo haré lo mismo que tú, y recordaré el regalo que ha sido hoy el encontrarme contigo.”

Transcript of UN DÍA COMO TODOS.pdf

Page 1: UN DÍA COMO TODOS.pdf

UN DÍA COMO TODOS.

No son todavía las ocho y media de la mañana, y ya ha desayunado , como siempre, en unacafetería cercana. Ha tomado un café riquísimo con una magnífica porra, un vaso de agua frescay un pequeño vaso de zumo de naranja natural, que le ha sabido a gloria. Ha ojeado el suplementosemanal, muy bien editado, de un conocido periódico. Habla de mujeres que sobresalen en susoficios: presentadoras, empresarias, científicas. Por cierto, ocupa la portada una modelo de tallasgrandes, que afirma encontrarse feliz dentro de su cuerpo. Es una chica guapísima.

Sale de la cafetería y, frente a su casa, se encuentra con una amiga, casi vecina. Es unamujer muy amable y simpática.

-Vengo de misa -dice. -Y tú, ¿qué haces aquí a esta hora?Ella piensa un momento.-Yo no voy a misa a diario-contesta, observando el templo cercano. -Pero sí, te diré que paso

unos minutos por la Iglesia. -La otra la mira.-¿Y eso?-Pues... verás. -Yo entro, y encuentro la iglesia ya vacía. Me gusta que haya un ligero aroma

a incienso, y que todos se hayan ido. Hay una gran paz en ese momento, en ese lugar. No se oyeel menor ruido, y la luz entra por las vidrieras de colores.

-Me siento en el último banco, y respiro hondo. Y, ¿sabes qué? Entonces me pongo arecordar todo lo bueno que me ha pasado ayer. Voy recordando, paso a paso lo que fue mi día,dándome cuenta de todo lo bueno que he tenido.

-No he tenido ningún dolor, ni enfermedad. Mi familia está bien, aunque tenga susdificultades como todo el mundo, pero eso pasará. Luego, recuerdo con cariño a todos los que sefueron, y que parecen protegerme desde algún lugar del cosmos. No me permito ningún otropensamiento, más que recordar lo bueno de cada momento de ayer. Y de lo bien que he dormidoesta noche pasada.

***Ayer, por la mañana, nada más llegar a casa como todos los días, puso música en una vieja

cassette; hizo unos ejercicios de gimnasia que la mantienen muy bien, a pesar de la edad. Hizoestiramientos y respiró a fondo, mientras seguía el ritmo de la música. Salió a la terraza, en dondeya entraba el sol, y se pasó unos quince minutos dándose masaje en la correa eléctrica, a la vezque leía. Se encontraba muy bien.

A continuación, hizo ejercicios con las manos en agua con sal. Puso en el lavabo aguacaliente, sal y un producto recetado por el médico.

Todo lo hizo muy relajada.Luego, una fiel y cariñosa mujer le limpió la casa -lo hace todos los martes alternos -, y la

dejó como los chorros del oro. Todo permanecía en orden. Su casa es bonita, y cómoda. (Y piensaque podría no tenerla, como les ocurre a muchos otros).

La llamó una amiga por teléfono. Tiene muchas amigas, y cree que la aprecian. Queda conella para salir por la tarde. Se ven, meriendan juntas y visitan una exposición de pintura.

A continuación, tiene que acudir a su cirujano traumatólogo, que es uno de los mejores deEspaña. Tendrá que operarle la mano otra vez, pero como tiene confianza en él, no le suponetrauma alguno.

De 18 nietos que tiene, ninguno ha nacido con ninguna discapacidad. Por si fuera poco,todos y todas son guapísimos. ¿Se puede creer?. Además, tiene ya una bisnieta, y otro en ciernes.

No está ciega, ni sorda del todo, ni achacosa, ni lleva bastón. Todavía se defiende muy bienen los avatares de la vida. Sus vecinos son todos amables. ¿Puede pedirse más?.

Pues sí, porque enseguida se pone a escribir, con la misma ilusión con que lo hacía hacecuarenta años.

***Le ha dicho la amiga con la que se ha parado frente a casa: “Mañana yo haré lo mismo que

tú, y recordaré el regalo que ha sido hoy el encontrarme contigo.”