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Un Paseo Por La Historia de La Veterinaria
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UN PASEO POR LA HISTORIA DE LA VETERINARIA:
¿Sabe usted cuál es el origen de nuestra profesión?, ¿de dónde viene la palabra "veterinaria"?, ¿cómo surgió en nuestro país?
Para responder estas preguntas y repasar los puntos más importantes y curiosos de
nuestro pasado, El Cronista Veterinario entrevistó al Dr.
Osvaldo Pérez, colega y presidente de la Asociación Argentina de Historia de la
Veterinaria. ¿Quiere conocer de dónde venimos?
* El primer libro dedicado a la veterinaria fue escrito por
Renato Vegetius, en el Siglo IV,
en Roma. La primera función de los "veterinarios" fue la de
cuidar los caballos, que eran una importante arma de guerra. En este sentido, la relevancia de
los primeros "colegas" creció con las invasiones bárbaras,
cuando se comenzaron a usar las herraduras. Al ganado, en
tanto, lo manejaban los pastores.
* La palabra "veterinario" tiene una historia particular. Deviene
de "veterano", "viejo", "vetusto", porque así eran los
animales que necesitaban cuidado. El primero en
emplearla fue Columela, en el siglo I. Sin embargo, durante muchos años no fue utilizada.
En España, por ejemplo, existían los "albeitares", palabra
derivada del árabe, que nombraba a los herreros. Es que
eran los maestros herreros quienes se ocupaban de los caballos, en todo sentido.
También se empleó el vocablo "mariscal", porque la principal función de los veterinarios era
cuidar a los caballos de los ejércitos. Fue recién en 1772 cuando un abogado francés,
Claude Bourgelat, desencantado con su profesión
(se dice que defendió a un asesino, quien luego de
conseguir la absolución le confesó su culpabilidad), fundó
una escuela para curar animales, a la que denominó
escuela de "Veterinaria", recuperando la olvidada
palabra. Esa institución fue creada en Lyon, y tiempo
después Bourgelat abrió otra en Alfort, en las afueras de París.
Ambas son los antecedentes de las actuales facultades de
veterinaria que aún hoy existen en Francia. Hacia 1850 la
albeitería fue desapareciendo en España, reemplazada por la
veterinaria "moderna".
* El verdadero color que identifica a la veterinaria es el
azul, no el violeta. Esto proviene de la Primera Guerra Mundial,
cuando, así como surgió la Cruz Roja para cuidar a los heridos, también apareció la Cruz Azul, para proteger a los animales.
¿Por qué el violeta? En nuestro país fue el color que identificaba
al centro de estudiantes del Instituto Superior de Agronomía
y Veterinaria, que había sido
fundado en 1904 y pasó a la órbita de la Universidad de Buenos Aires en 1909, ya convertido en Facultad.
* El desarrollo de la veterinaria en Argentina fue tardío. Y existe una explicación. Los animales
locales vivían en libertad, en las llanuras pampeanas. Como el
ganado cimarrón era abundante no hacía falta cuidarlo.
* En 1536, Pedro de Mendoza trajo los primeros caballos a
Buenos Aires. Cuando desapareció la primera ciudad,
se le ordenó a uno de los pioneros que matara a los siete caballos que quedaban vivos,
luego de la tremenda hambruna que asoló el poblado. Pero no lo
hizo, y entonces los caballos, libres, se reprodujeron hasta
generar bagualadas enormes. También los perros salvajes eran una gran plaga. A las
primeras vacas las trajo Garay, en 1580.
* El primer veterinario, en realidad albeitar, de Argentina fue Juan Cordero Margallo, en 1613, quien también ejercía la
medicina humana. En 1790 llegó a Buenos Aires Gabriel
Izquierdo, también con título de albeitar. Luego hubo otros que ejercían la actividad sin título. Recién en 1870, ante un brote de aftosa, la Sociedad Rural
convocó a todos quienes tuvieran algún conocimiento de la medicina y cuidados de los animales. Se presentaron dos
ingleses, un español y un
francés, que se presentaron como veterinarios.
* El Día del Veterinario, 6 de agosto, se festeja en honor a la fecha de inicio de estudios del
instituto de Agronomía y Veterinaria fundado en 1883 en Santa Catalina, en Llavallol, el
primero en nuestro país. Por eso también es el día de los
agrónomos. La primera camada de egresados estuvo compuesta por tres estudiantes, recibidos
cinco años después.
* Acaso el salto en prestigio que dio la veterinaria en nuestro
país lo produjo el francés José Lignieres. Lo contrató la
Sociedad Rural, porque los egresados en veterinaria
argentinos aún no tenían un conocimiento tan basto como
para tratar las múltiples pestes que afectaban el ganado local.
Lignieres llegó en 1890 y rápidamente sacudió la
estantería: describió que la actinobacilosis no era lo mismo que la actinomicosis. Ocho años
después de su llegada ya era miembro de la Academia de
Medicina.
* El primer veterinario "100% argentino", el padre de la
profesión en nuestro país, fue Joaquín Zabala (1872-1919).
Entrerriano y recibido en 1893 en La Plata, comenzó a trabajar en los Mataderos del Sur (hoy Parque Patricios). Empezó a advertir sobre las muchas
falencias que había en el control sanitario de la carne que se
vendía en la Ciudad. Por
ejemplo, la mala conservación (no se utilizaba el frío), los
malos transportes (en carros) y el riesgo de un contagio de
triquinosis, porque cerca de los mataderos había muchos
criaderos de cerdos, que se alimentaban con los restos
invendibles y en mala calidad de las vacas. En 1899 apareció el primer caso de triquinosis, y
entonces los médicos de Buenos Aires (entre ellos los doctores Penna y Malbrán) reconocieron el trabajo de
Zabala.
* A lo largo de la historia hubo varios veterinarios que hicieron importantes contribuciones a la ciencia mundial, sobre todo por sus amplios conocimientos en
microbiología. La profesión
ganó prestigio cuando Pasteur (que era químico) creó la
vacuna contra el carbunclo en los animales. Desde ese
momento, los veterinarios sumaron predicamento e
importancia. Un veterinario francés, Edmund Nocard (de ahí viene "nocardia") descubrió que la psitacosis es una zoonosis, al estudiar cotorritas argentinas
importadas a Europa. La conocida "ostertagia" debe su
nombre a otro conocido veterinario, el Dr. Robert Von
Ostertag. A su vez, el veterinario italiano Eduardo Perroncito descubrió que el
ancilostoma era el responsable de la anemia de los mineros.
Otro colega, Daniel Salmon, de EE.UU, fue el inventor de las bacterinas. De su apellido
también deriva la palabra salmonella, no del salmón...
* Uno de los veterinarios más trascendentes en la historia de la ciencia fue el francés Gastón
Ramón, quien identificó las anatoxinas. Irónicamente, le
hizo un "perjuicio" a la profesión, porque gracias a ese
descubrimiento dejaron de fabricarse sueros en caballos en el Instituto Malbrán, por lo que varios veterinarios se quedaron
sin trabajo.
* ¿Sabía que cada vez que hablamos sobre la vacuna BCG mencionamos a un veterinario? La sigla de la vacuna contra la tuberculosis quiere decir Bacilo
Calmette-Guerín. Esto es conocido. Pero lo que pocos
saben es que Camilo Guerín era
veterinario. Claro, poco le alcanzó para aumentar el status social o laboral de la profesión:
hay fotos en la que se ve a Calmette elegantemente
vestido de guardapolvo blanco, mientras que Guerin aparece de
mameluco y "pegado" al microscopio...
* La veterinaria de pequeños animales creció en Argentina a mediados de los 60, cuando el
avance de la clase media multiplicó la cantidad de
mascotas. Antes, los veterinarios atendían a todo
tipo de animales, y sólo tenían perros y gatos de raza los
integrantes de la aristocracia.
* La primera mujer veterinaria de nuestro país fue Amalia
Pesce de Fagonde, quien egresó
de la UBA en 1937. Tardó diez años en recibirse, porque
durante sus estudios se casó. La segunda mujer, egresada en La
Plata un año después, fue Emma Mocoroa. Las primeras
mujeres veterinarias solían dedicarse a la docencia, a trabajar para organismos públicos y, sobre todo, en
laboratorios. De hecho, cuentan que en materias como
obstetricia, por pudor, a las mujeres se las eximía de cursar
y dar exámenes...
* No hubo en Argentina ningún presidente ni ministro nacional veterinario. Acaso el colega que llegó más lejos en política sea Gildo Insfrán, gobernador de
Formosa.
* El único veterinario que ganó un premio Nobel fue el australiano Peter Doherty.
Fue en 1996, por su trabajo sobre la especificidad de la respuesta inmune mediada por células (compartido con
Rolf Zinkernagel). Claro, Doherty también es
inmunólogo.
¡¡ MUY FELIZ DÍA colegas
VETERINARIOS !!