Un Pasquin

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NÚMERO 55 F FEBRERO DE 2011 F VALOR: CIVIL “Las bandas emergentes son paramilitares mal desmovilizados”: ‘Báez’ ENTREVISTA EXCLUSIVA En diálogo con UN PASQUÍN , el ex jefe político de las ‘AUC’ asegura que el ex presidente Álvaro Uribe le ordenó ir al congreso con Ramón Isaza y Salvatore Mancuso. CIFRAS INFLADAS: “35 mil no éramos los miem- bros de las autodefensas, ¡jamás!” RECLAMO: “El Gobierno incumplió el 95% de los compromisos adquiridos”. SECUESTRO: “Carlos Castaño tenía pensado eli- minar a Carlos Alonso Lucio”. CASO ‘TASMANIA’: “Se cocinó aquí, en la cárcel, con apoyo de personas muy influyentes de afuera”. OPINIÓN EN BLANCO Y NEGRO F POLÍTICAMENTE INCORRECTO WWW.UNPASQUIN.COM 26-F: el fallo inolvidable El 26 de febrero de 2010 está grabado en la memo- ria de Colombia como el día en que la Corte Cons- titucional, en un fallo his- tórico, acabó con las am- biciones reeleccionistas de Álvaro Uribe y le dio un nuevo aire a la política nacional. Una fecha dig- na de recordar. “Sí HAY MAL QUE DURE CIEN AñOS” Detallada crónica de la fiesta del siglo. PG. 16 MAñA VIEJA NO ES RESABIO FOTOS: V. FLÓREZ

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Periodico politico de analisis y opinion

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Número 55 F febrero de 2011 F Valor: ciVil

“Las bandas emergentesson paramilitares maldesmovilizados”: ‘Báez’

entrevista exclusiva En diálogo con un pasquín, el ex jefe político de las ‘AUC’ asegura que el ex presidente Álvaro Uribe le ordenó ir al congreso con Ramón Isaza y Salvatore Mancuso.

cifras infladas: “35 mil no éramos los miem-bros de las autodefensas, ¡jamás!”reclamo: “El Gobierno incumplió el 95% de los compromisos adquiridos”.

secuestro: “Carlos Castaño tenía pensado eli-minar a Carlos Alonso Lucio”.caso ‘tasmania’: “Se cocinó aquí, en la cárcel, con apoyo de personas muy influyentes de afuera”.

opiNióN eN blaNco y Negro F políticameNte iNcorrecto www.uNpasquiN.com

26-F: el fallo inolvidableEl 26 de febrero de 2010 está grabado en la memo-ria de Colombia como el día en que la Corte Cons-titucional, en un fallo his-tórico, acabó con las am-biciones reeleccionistas de Álvaro Uribe y le dio un nuevo aire a la política nacional. Una fecha dig-na de recordar.

“sí hay mal que dure cien años”Detallada crónica de la fiesta del siglo. pg. 16

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2 ~ febrero de 2011 número 55

e d i t o r i a l

De regreso

Afinales del año pasado me re-uní con el ministro del Interior, Germán Vargas Lleras, para plan-tearle algunas inquietudes sobre un pasquín, que no circulaba desde el mes de mayo de 2010. En una charla extensa y detallada le hice

un repaso de la corta historia de este periódico y de las dificultades para su financiación, en buena parte debidas al ambiente de confrontación que caracterizó al régimen de la seguridad democráti-ca. También le expliqué que había resuelto acudir a él luego de ver el talante del nuevo gobierno y el tono de apertura, conciliación y tolerancia que predican ahora prácticamente todos los funciona-rios de la administración Santos, empezando por el propio Presidente de la República.

Luego le dije al Ministro que necesitaba apoyo publicitario, haciéndole ver que al respaldar a un pasquín no so sólo le ayudaba a un proyecto perio-dístico concreto, sino que le daba un gran espalda-razo a la prensa independiente, tan necesaria en cualquier democracia. Así lo entendió Vargas Lleras y a comienzos de este año su compromiso se crista-lizó al incluir este periódico en el plan de medios de algunas entidades del Ministerio, una de las cuales ya pauta en la presente edición de un pasquín.

La decisión de Vargas Lleras –que no es un favor personal ni contempla ninguna injerencia en nues-tro trabajo–es muy significativa porque acaba con la peligrosa tesis según la cual oposición y terrorismo son sinónimos. Ojalá que muchas empresas y perso-nas particulares también lo entiendan así.

—Vladdo

d i r e c t o r / p r o p i e ta r i o :

Vladimir Flórez [ Vladdo ]

en este número:Dibujan: Boligan, Bacteria, Betto y Vladdo.

Escriben: Julián Álvarez, Tremens Delirium, Marcela Duque Penagos, Luisa Fernanda Escobar, Olgahelena Fernández, Antonio Jiménez

Castañeda, Iván Marulanda, Ricardo Sánchez Ángel y Angélica Suárez.

CariCaturas de Vladdo, cortesía de Semana.

www.unpasquin.comMail: [email protected] Twitter: www.twitter.com/unpasquin

Administración: Luz Myriam FlórezAsesoría Web: Gustavo del Castillo

derechos reservados © 2011 News and Design

¿Fin del mundo?

Opinión de Olgahelena Fernández n Especial para Un PasqUín

Da igual si vemos los noticieros de Brasil, de Australia o de Colombia pues el resultado es el mismo: miles de casas inundadas, cientos de muertos o desaparecidos, millones de animales sacrificados etc. Y también da igual si los hechos ocurren en Colombia (donde no hay nada de prevención ni mantenimiento) o si pasan en Australia que, previendo lo que se venía, en uno de los ríos más importantes del país construyeron una barrera de 10 metros de alto ¡10 metros!! Y sin embargo no alcanzó y el río se desbordó con tal fuerza que ya todos conocemos los resultados.

Decía que ya no importa si hay prevención o no, si hay corrupción o no, ya la situación llegó a tal punto que el planeta se cansó y la estamos pagando. El ejem-plo más patético es el de la carne, hace un mes nos decían que la carne de res había subido de precio por las inundaciones, ahora nos dicen que las pocas vacas que sobrevivieron se están muriendo de hambre por el verano. Conclusión: Váyanse acostumbrando, esto en realidad no es algo rarísimo, no es “la niña” , no es que el clima está loco, es la nueva realidad que nosotros mismos hemos creado. De ahora en adelante eso es lo que nos espera, sólo climas extremos: o mucho frió o mucho calor, nunca más el clima que conocimos. Para el que todavía no lo entiende de eso se trata el cambio climático, de extremos. Por ejemplo, en los países don-de había estaciones van a desaparecer la primavera y el otoño, ahora solo habrá invierno y verano… y que sobreviva el más fuerte porque es una realidad, no una hipótesis y vamos a “caer como moscas”.

Pero yo soy tan optimista que tengo ideas, nada que vaya a devolvernos lo que ya dañamos, pero que tal vez nos permitan prolongar la vida en la tierra por unos días:1. Tenemos que empezar por dejar de echarle la culpa al

clima y empezar a reconocer que la culpa es nuestra (de los humanos).

2. Como no podemos esperar nada bueno de las potencias –ya nos defraudaron en Kyoto y más re-cientemente en Acapulco– tenemos que exigir a los gobiernos locales que hagan algo.

Por ejemplo, es una perdida de energía y una es-tupidez enfurecernos porque una buseta echa un asqueroso humo negro contaminante. ¿Es que acaso alguien cree que el señor busetero tiene conciencia ecológica, o educación? ¿Cómo pretendemos exigirle a alguien que se educó, formó y creció en un taller de mecánica rodeado de aceite y de fotos de viejas empelotas que entienda el drama ecológico? Nos co-rresponde exigirle al gobierno que ponga una planta decente de ACPM, para que Colombia deje de usar el diesel más contaminante del mundo. Pensaría uno que los ministros (que en teoría terminaron la nocturna) lo pueden entender. Tampoco podemos pretender que la manicurista deje de usar secante en spray porque es consciente que éste acaba la capa de ozono; le corresponde a la señora elegantísima de vestido sastre no exigirlo y explicarle por qué no lo debe usar, pues quienes han recibido educación no sólo están en la obligación de dar ejemplo, también tienen que pasar esa información a otros.

3. Si los gobiernos deciden seguir ignorando el pro-blema de la sobrepoblación, por miedo a perder público o a enfrentarse con la Iglesia, qué importa lo que se haga pues no hay tierra, ni comida, ni agua, ni oxígeno que alcance; lo único que habrá será más gente, más pobres muriéndose de hambre. ¿No será por esa sobrepoblación que el planeta se mamó y ahora él mismo está haciendo, a su estilo, un control de la natalidad?

A estas alturas debo hacer una aclaración: que a nadie se le ocurra decir que los gobiernos distritales sí tienen conciencia del problema y que por eso se hace el día sin carro. Es gracias a estas estupideces –o como dirían las mamás, por estar poniendo pañitos de agua tibia– que nunca se encargan de lo importante. El mal no se ataca en la superficie, se ataca de raíz, así vaya en contravía del bolsillo de algunos pocos.

Claro que también hay otra solución: dejamos de preocuparnos, nos reproducimos como conejos, con-sumimos como gringos, acabamos con todo y frescos, porque el mundo se encarga de acabar con nosotros.

Olgahelena Fernández es periodista.

No creo que el fin del mundo llegue en 2012 porque justo en esa fecha se termina el calendario Maya; creo más bien que el calendario se termina en esa fecha porque se les acabó el espacio y dividir el círculo en porciones más pequeñas lo hacía muy aparatoso. Tampoco creo en las teorías de último minuto que predicen pestes, te-rremotos, incendios y tsunamis en el futuro. Yo más que en teorías rebuscadas creo en hechos reales, y es por eso que no creo que el mundo se vaya a acabar (futuro) yo creo que hace rato se acabó (pasado) y somos tan brutos que no nos hemos dado

cuenta. Por eso no me asustan las inundaciones ni las sequías que pronostican para mañana, a mí me preocupan las tragedias de hoy; las que están por venir, tal vez ya no nos cojan vivos.

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Opinión de Marcela Duque Penagos n Especial para Un PasqUín

Esa estructura de madera que se erige con elegancia, con estantes que a veces tienen ínfulas de modernidad, y otras, revelan las ajas que ha dejado el tiempo, esa a la que llamamos biblioteca, es un monumento que, al buen lector, le produce un remolino de sentimientos que recorre los rincones de la nostalgia y los pasillos iluminados que conducen a los sueños.

Y es que cada uno de los lomos que la colorean, se erige como un monumento a la vida de ese alguien que antes de poder comprar lo mínimo, ya llevaba debajo del brazo una compilación de palabras llenas de sentido. Cada uno, como una estatua que recuerda aquello que fue y nunca más volverá a serlo, de lo que todavía se espera quizás con un dejo de desilu-sión. Hay páginas que llevan consigo las huellas de tardes enteras en las que encarnando a algún personaje retornamos secretamente a los confines de la infancia inocente en la que todo era posible; otras, la evidencia de intenciones frustradas de adentrarnos en nuevos saberes. Así también se asoman desde lo más profundo de la estantería los lomos que esconden nuestra más banal faceta y que por eso nunca fueron transportados más allá de las paredes de casa o las playas lejanas en las que nadie podía descubrir el deleite de los ren-glones prohibidos.

Los libros, como la vida, van dejando una huella profunda. Y es que cada espacio que llenan en aquella estantería de madera representa un comparti-mento del corazón que fue llenado letra por letra, acompañando el compás

de la vida, alimentando los sueños más ínfimos, curando con paciencia las desilusiones y desenterrando la tranquilidad que deja el suspiro que exhalamos al terminar de leer la última página.

Precisamente por la intimidad que se esconde detrás de cada libro, las bi-bliotecas no deberían ubicarse en lugares tan públicos como las salas de estar, pues cada uno de los libros ahí expuestos habla acerca de su dueño; son como un mapa del pasado que al observarse revela una autobiografía profunda y precisa de quien, poco a poco, ha ido llenando su vida con palabras rodeadas de silencio.

Es difícil entender, también, cómo hay quienes piensan que el libro es un objeto obsoleto, que puede ser reemplazado por páginas que no pueden tocarse, que cuando envejecen no adquieren ese olor a recuerdo, que no pueden con-servar aquellas líneas de subrayado, que dependiendo del momento, son más fuertes o más sutiles y que, por el contrario, se limitan a delinear con colores aquellas palabras cargadas de sentimiento. ¿Cómo perder la emoción que trae arrancar impulsivamente el plástico que envuelve el libro nuevo? ¿Cómo dejar de lado el olor fresco de las páginas vírgenes que ansían una mirada, la emoción infantil que despierta una librería?

Eliminar el libro es aniquilar la evidencia de una compañía constante, es sepultar ese gesto de seguridad incondicional, desvanecer para siempre el tentativo dibujo de un futuro que a pesar de todo, nunca será solitario, porque si algo es cierto es que, salvo error o calamidad, los libros siempre estarán ahí para sostenernos y hacernos recordar.

Marcela Duque es estudiante de Derecho de la Universidad de los Andes

La huella de los libros

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“Mi oficio es llevar a crimi-nales contra la humanidad, como usted, ante la justicia y asegurar que pagarán por lo que han hecho”, le advertí a Salvatore Mancuso.

pregunta: en una entrevista con un pasquín, en 2007, salvatore mancuso dijo que en un momento dado uste-des vetaron al comisionado de paz, luis carlos restrepo, porque les decía mentiras todo el tiempo. ¿es cierto que la relación de ustedes con restrepo iba un poco más allá de lo que oficialmen-te se conoce?respuesta: El papel del doctor Luis Carlos

Restrepo –con quien tuve enormes diferen-

cias– yo puedo juzgarlo como muy hones-

to; muy compleja fue la tarea que cumplió.

Se trataba de ponerse en contacto por pri-

mera vez von una organización compuesta

por una cantidad de jefes regionales dota-

dos de un enorme empoderamiento mili-

tar y político en sus regiones. Restrepo acla-

raba que no había una mesa con los para-

militares, sino 25 mesas; aquí no había uni-

dad. Esto, más allá de llamarse Autodefen-

sas Unidas de Colombia, era una especie de

asociación nacional de ejércitos particula-

res que enfrentaban desde muchos años

atrás el desafío de las guerrillas marxistas,

utilizando las metodologías y las estrate-

gias propias de la guerra irregular, con to-

da una suma de violaciones a los derechos

humanos. Restrepo prácticamente invirtió

los dos primeros años de sus gestiones an-

te las autodefensas buscando unirnos. […]

Cada bloque actuaba con una enorme in-

dependencia militar, política y financiera.

Fueron dos años estériles para LCR.

En medio de las negociaciones prelimi-

nares sucedieron hechos insólitos que de-

velaban el estado de división interna de las

autodefensas. En ese proceso de paz, sen-

tados frente al gobierno nacional, se pre-

sentaron dos guerras internas, la prime-

ra de las cuales borró del mapa el Bloque

Metro, comandado por ‘Doble Cero’, quien

en pleno proceso de paz fue asesinado; al

igual que el comandante de los Llanos, Mi-

guel Arroyave; el comandante del Putuma-

yo, Antonio Londoño Jaramillo, además de

Carlos Castaño.

pero entonces, como decía mancuso, ¿luis carlos restrepo sí les decía mentiras?

Yo no sé si calificar los incumplimien-

tos como mentiras. Aquí hubo una serie de

compromisos del Gobierno –unos verbales

y otros escritos–, el 95% de los cuales fue-

ron flagrantemente violados. Es uno de los

graves antecedentes que tiene este proce-

so. Para mí, ese precedente debe estar muy

presente en las FARC, en los grupos que aún

persisten en la opción armada. Una vez un

guerrillero nos decía que si habíamos sido

engañados nosotros, que éramos los pri-

mos hermanos del Estado, qué podrían es-

perar las FARC.

¿usted cree que, de alguna manera, luis carlos restrepo propició o permi-tió ese engaño?

Luis Carlos Restrepo era el agente del go-

bierno en la mesa de negociación. Detrás de

él estaban, desde luego, el presidente de la

República, el ministro del Interior. Restre-

po procedió de acuerdo a como su leal sa-

ber y entender se lo indicaban, con las ins-

trucciones que sus superiores trazaban y de

acuerdo con el sentido de lealtad –que fue

tal vez de los rasgos más sobresalientes en

la gestión que cumplió.

con las cosas que el ‘tuso’ sierra es-tá diciendo en estados unidos, y cono-ciendo la gran importancia que en ese país le dan a la delación, más el riesgo que usted corre de que lo saquen del programa de justicia y paz, ¿usted no le teme a la extradición?

Todo ser humano por naturaleza tiende

a sentir temor satánico por la pérdida de la

libertad, cualesquiera que sean las circuns-

tancias. Lo del señor Sierra es la consecuen-

cia de una cantidad de sucesos que descono-

ce el país y que ocurrieron alrededor de este

narcotraficante. En el año 2002 por prime-

ra vez se escuchó el nombre del señor Sie-

rra, al que mencionaron los medios de co-

municación al lado de Mancuso y de Car-

los Castaño como los narcotraficantes due-

ños de un embarque muy grande de droga

“Las bandas emergentesson paramilitaresmal desmovilizados”: ‘Ernesto Báez’

El pasado 7 de febrero el ex jefe político de las Autode-fensas Unidas de Colombia (AUC) Iván Roberto Duque Gaviria, alias ‘Ernesto Báez’, recibió durante dos horas en la cárcel de máxima seguridad de Itagüí al director de un pasquín, con quien no sólo habló de las irregula-ridades en el proceso de desmovilización, sino también de las fallas de la ley de Justicia y Paz, el supuesto in-

cumplimiento del gobierno Uribe y la guerra fratricida entre los hermanos Castaño.En la entrevista, ‘Báez’ cuenta además cómo el ex gue-rrillero del M-19 y ex congresista Carlos Alonso Lucio estuvo a punto de ser ejecutado y se refiere a las acu-saciones que en su contra ha hecho en Estados Unidos Juan Carlos Sierra, alias el ‘Tuso’.

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“El ‘Tuso’ no me va a perdo-nar a mí jamás que yo lo haya descubierto. Y de un narco no espera uno más que afir-me que también los demás son narcos”

incautado por la DEA y que motivó la soli-

citud de extradición de estos tres señores.

Un día cualquiera, en agosto o septiem-

bre del 2004, dos años después de ese suce-

so, apareció un personaje en Santa Fe Rali-

to. Ese personaje, que rápidamente trascen-

dió, era el señor Juan Carlos Sierra. El mis-

mo que hacía dos años había perseguido a

muerte Carlos Castaño, que lo había decla-

rado objetivo militar. Sierra empezó a asis-

tir a las reuniones nuestras con el gobier-

no nacional.

¿con el aval de quién llegó él a san-ta fe ralito?

Se decía que era el encargado de finan-

zas del bloque Héroes de Granada, del se-

ñor ‘Don Berna’; fue lo que se nos dijo a los

25 que asistíamos a la mesa de negociación

con el Gobierno.

pero alguien le tenía que dar el bene-plácito, el aval…

Debo pensar que fue el mismo ‘Don Ber-

na’ el que lo llevó. Él decía que era financie-

ro de ‘Don Berna’. Lo cierto del caso es que

un día cualquiera de septiembre u octubre

del 2004, en Santa Fe Ralito en una reunión

con el gobierno nacional, Luis Carlos Res-

trepo tomó la palabra y se refirió concre-

tamente a ese señor y le dijo que no hacía

parte de los miembros de la organización

con los cuales el Gobierno negociaba. Hu-

bo una escaramuza y finalmente Restrepo

lo expulsó de las reuniones y el Presidente

públicamente ordenó que lo capturaran.

Nosotros estábamos convencidos de que

era un comandante de ‘Don Berna’. Entre

los más cercanos a Carlos Castaño nos co-

nocíamos todos, pero en una organización

de 18.000 combatientes conocerlos a todos

es una cosa imposible. De hecho, a muchos

comandantes de bloque los conocimos en

Santa Fe Ralito. Yo no conocía a Chepe Ba-

rrera, ni a Rafa Putumayo, ni a alias ‘Cade-

na’… Teníamos el convencimiento de que

Sierra era uno de los hombres del bloque de

‘Don Berna’. Sin embargo, no fue aceptado en

esa mesa y fue expulsado por el doctor Luis

Carlos Restrepo y se fue a la clandestinidad.

Unos ocho meses después de estar en

Santa Fe Ralito, nosotros organizamos un

punto de encuentro en Villa de la Esperan-

za en Copacabana, Antioquia, y allá estuvi-

mos y continuamos el proceso de desmovi-

lizaciones, que ya se había puesto en mar-

cha y nunca volví a saber del ‘Tuso’ Sierra,

pues él se quedó allá (en Santa Fe Ralito),

tenía que esconderse.

En algunas ocasiones nos dijo el doctor

Luis Carlos Restrepo que el Gobierno hacía

intensas averiguaciones para determinar si

este señor era un narco químicamente puro

–que lo es– o si era un miembro de la orga-

nización que se había ocupado de tareas de

financiación. El 16 de agosto del 2006 el go-

bierno nacional nos ordenó concentrarnos

en La Ceja y allí llegó el ‘Tuso’ Sierra. Cuando

el doctor Luis Carlos Restrepo nos anunció

que debíamos concentrarnos bajo la cus-

todia de la Policía Nacional, también nos

anunció a todos los que estábamos allí (co-

mandantes militares y jefes políticos): “Pa-

ra acá también vendrán el señor Pablo Se-

villano –hermano de Julián Bolívar– y el se-

ñor Juan Carlos Sierra”, a quien finalmente

el Gobierno le dio el aval de autodefensas.

Sierra se había quedado en Santa Fe Ra-

lito, escondido, y tiempo después se trasla-

dó al Magdalena Medio. Estuvo en una fin-

ca en Puerto Berrío, escondido con el nom-

bre de ‘Don Antonio’, hasta el 16 de agosto

del 2006, cuando el doctor Luis Carlos Res-

trepo, en un helicóptero, y con el coronel

Vargas a bordo, trajo a ‘Pablo Sevillano’, y

en ese mismo helicóptero venía ese señor.

He aquí la primera gran farsa de ese per-

sonaje, que dice que yo fui el que lo traje de

Santa Fe Ralito. Yo nunca supe por qué me-

dios llegó él al Magdalena Medio. Y de allá

sí lo trajeron en un helicóptero, con el co-

ronel Vargas, para que se viniera a integrar

al grupo de nosotros. Esa es la historia que

tendrán que contar Luis Carlos Restrepo y

todas las 54 personas que estuvimos reclui-

das en La Ceja.

usted supuestamente no ha colabo-rado lo suficiente, no ha dicho toda la verdad, no quiere colaborar en el tema de la reparación. ¿cómo piensa contra-rrestar esas acusaciones?

Eso no es cierto. La investigación que ha-

ce la Corte es que se averigüe si yo he come-

tido un delito después de haberme sometido

a la Ley de Justicia y Paz. Yo confieso que en

el año 2006, ya siendo desmovilizado, reali-

cé actividades políticas, y por esa confesión

es condenado el doctor Enrique Emilio Án-

gel Barco, congresista, por haber recibido mi

apoyo. Ese hecho, a la luz del concepto de

la Corte, merece ser investigado.

Frente a la contribución con la justicia,

ustedes, los periodistas, nunca me han es-

cuchado en las audiencias públicas. ¿Con-

tribuir es qué? ¿Contribuir es atribuirse uno

hechos que uno no ha cometido? Esa es una

de las grandes falacias de la Ley de Justicia

y Paz. Fiscales inescrupulosos están presio-

nando a los desmovilizados para que con-

fiesen hechos que no han cometido, sólo

porque, tengo entendido, esos fiscales tiene

que cumplir con unos ‘estándares’. Cuando

a mí se me acusa de unos homicidios en los

cuales yo no he tenido participación ni ten-

go conocimiento, mi deber moral impres-

criptible es manifestarle a la justicia que yo

no he cometido ese delito.

Ahora bien, en el tema político, sí tuve

mucha participación y me he referido a 22

políticos, de los cuales la gran mayoría es-

tán privados de la libertad por relaciones

con las autodefensas a través de mi persona.

¿puedo inferir que usted se encuentra completamente tranquilo acerca de su permanencia en el programa de justi-cia y paz?

Si existe justicia, como sé que la hay, yo

no he violado ningún compromiso... Efecti-

vamente sí realicé actividades políticas en el

año 2006 después de mi desmovilización (en

febrero del 2006 para las elecciones de ese

marzo siguiente), pero yo me incorporé a la

Ley de Justicia y paz en diciembre del 2006.

Cuando yo realicé mis actividades políticas

no estaba sometido a ley de justicia y paz.

¿qué tipo de actividades políticas realizó?Me dediqué a hacer proselitismo polí-

tico y a ayudar en financiación a un políti-

co de Caldas.

cuando habla de su trabajo político, usted se excluye de las actividades mi-litares, de la comisión de homicidios, de participación en combates y de las actividades de las que lo acusa el se-ñor sierra.

Cuando yo conocí las acusaciones de

Sierra, vino a la memoria un episodio de

hace unos dos años. Yo fui quien le escri-

bió una carta a la Corte Suprema de Justi-

cia en la que denunciaba el montaje contra

el magistrado Iván Velásquez. Ese episodio

se cocinó aquí, en la cárcel, con el apoyo de

personas muy influyentes de afuera. Aquí en

la cárcel en cabeza del ‘Tuso’ Sierra y afuera

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en cabeza de un abogado que se llama Ser-

gio González. Entre ellos armaron, con el

apoyo (dicen, no me consta) de un herma-

no del doctor Álvaro Uribe Vélez, el cuento

de ‘Tasmania’ según el cual ‘Tasmania’ ha-

bía sido presionado directamente para que

declarara en contra del magistrado Velás-

quez. Aquí en la cárcel estábamos conven-

cidos de que eso había sido así. De la noche

a la mañana, del patio 2, que es de alta se-

guridad, donde estaba recluido ‘Tasmania’,

pasó al patio 1 de justicia y paz, que es de

mediana seguridad. ¿Por orden de quién?

No sé; el INPEC determinó trasladarlo. Era

el primer pago que recibía ‘Tasmania’ por

esas afirmaciones. Después de lo de ‘Tas-

mania’ se hizo infinitamente frecuente la

llegada del señor Sergio González, el abo-

gado que servía de nexo entre unos influ-

yentes políticos de afuera y el señor ‘Tuso’

Sierra. Ese abogado llevaba y traía razones,

llegó inclusive a manifestarles a varios co-

mandantes de aquí: “¿Qué quieren pedirle

al gobierno nacional?” A través de ese abo-

gado, el señor Sierra, narcotraficante quí-

micamente puro, pidió que gestionaran su

traslado a una cárcel en Andes (Antioquia).

Hubo presiones. Nosotros sabíamos que

esos contactos del ‘Tuso’ con el Gobierno y

con influyentes políticos eran una realidad;

así lo demostraba el señor Sergio González.

Luego vino la extradición de todos estos se-

ñores, incluido el ‘Tuso’ Sierra, quien hasta

el último instante de su salida de la cárcel

de Itagüí gritaba: “¡Esto es una traición! ¡Nos

traicionaron! ¡Me traicionaron!” Vaya usted

a saber por qué el ‘Tuso’ Sierra hablaba de

que era una traición.

Nosotros no movimos aquí un dedo fren-

te a esa decisión del Gobierno. Ya estaba cla-

ro que todos los compromisos, por lo me-

nos en materias jurídica y política, habían

sido flagrantemente incumplidos. Sabía-

mos que era una batalla inane.

Unos meses más tarde, sentado yo con

‘Tasmania’ estudiando música –nosotros es-

tudiamos organeta y guitarra–, en una no-

che de nuestros ejercicios ‘Tasmania’ me di-

jo: “Le voy a contar una verdad a usted; y se

la voy a contar porque a mí me engañaron

también y a mí no me cumplieron una se-

rie de promesas importantísimas que me

habían hecho”. Fue la primera noche que

‘Tasmania’ me contó cómo había sido ese

montaje…

la firma de la hoja blanca y todas esas cosas…

Todo. Y como le dictaban y cómo le

pusieron una especie de texto para que

se guiara ante las preguntas que le ha-

cían los periodistas y demás…

¿quién le dictaba?Todo lo traía Sergio González. Es que aquí

hay un personaje que tiene que estar… No

me explico cómo la justicia no ha procedi-

do con ese señor Sergio González...

¿’tasmania’ nunca le contó de quién le traía razón sergio gonzález?

Hablaban de un hermano del doctor Uri-

be; de Ernesto Garcés; del doctor Mario Uri-

be; pero a nosotros nunca nos constó eso.

Eso era lo que venía a decir este señor Gon-

zález. Sólo ‘Tasmania’ me expresó: “Afuera

están interesados en que armemos esto, de

esta manera. A su mamá le vamos a dar una

casa y le vamos a dar una plata; a usted, un

plante. A usted lo van a trasladar del patio 2,

para que se venga a vivir con nosotros aquí.

Y a sus dos hermanos les vamos a conseguir

un empleo, siempre y cuando usted afirme

esto”. Todo ese trabajo lo hizo el ‘Tuso’ aquí,

con ‘Tasmania’. Nosotros lo vinimos a saber

cuando ‘Tasmania’ me lo contó esa noche.

De inmediato le escribí a la CSJ para pedir-

le que el doctor Iván Velásquez que se pre-

sentara cuanto antes aquí, que era un asun-

to sumamente delicado. Aquí vino el doctor

Velásquez y fue cuando se destapó todo lo

que el país conoce.

A raíz de eso, hace dos años o año y me-

dio, me reuní con el doctor Iván Velásquez

en Bogotá, en la oficina de investigaciones

de la Corte (cuando me hizo un reconoci-

miento por el aporte mío a la justicia en este

asunto) y le expresé: “Lo único que me pre-

viene es que este señor ‘Tuso’ me va a pasar

una cuenta de cobro; él no me a perdonar a

mí jamás que yo lo haya descubierto. Y de

un narco no espera uno más que afirme que

también los demás son narcos”.

A este señor ‘Tuso’ Sierra le tengo una

cantidad de pruebas y le vamos a formu-

lar una denuncia penal por falsa denuncia,

por fraude procesal y por falso testimonio.

¿usted por qué decidió contar lo que le contó ‘tasmania’?

Yo le pregunté a ‘Tasmania’: “¿Usted es-

tá empeñado en que ese montaje continúe?

Usted sabe que eso lo está investigando la

justicia… Usted sabe que hoy o mañana, por

cualquier circunstancia, eso se cae… ¿Us-

ted estaría dispuesto?” Y él me dijo: “Doc-

tor, es que le estoy contando es por eso”. Y

le dije: “Si me da carta abierta, déjeme y yo

prendo esto”. Esa fue la razón.

¿cómo fue la noche cuando se produ-jo la extradición de todos los coman-dantes?

Esa noche fue dramática por los com-

pañeros; hay un documento escrito don-

de consta el compromiso del Gobierno de

que no serían extraditados sino después de

que la justicia probara que habían cometi-

do delitos. Y eso la justicia nunca lo probó.

¿ustedes tenían temor de que eso pa-sara, de que en algún momento llega-ran a llevárselos?

Usted me obliga aquí a contar un episo-

dio desconocido, como antecedente de todo

esto. Nosotros fuimos trasladados abrupta-

mente de La Ceja a Itagüí el 1 de diciembre

del 2006. Exactamente un año después, o

sea el 1 de diciembre del 2007, llegó el sub-

director general del INPEC y en la biblioteca

de este establecimiento se reunió con noso-

tros y nos expresó algo insólito: “A muchos

sectores del Gobierno, e inclusive dentro del

mismo INPEC, nos sorprende que ustedes

estén empeñados en denunciar a miembros

de la fuerza pública. Coroneles y generales,

capitanes y mayores, que están haciendo

una gran carrera, han visto frustradas sus ca-

rreras profesionales a raíz de las denuncias

que ustedes están haciendo”. Y entonces se

cuidó. “No estoy hablando como subdirec-

tor del INPEC, sino como un miembro de

la fuerza pública que fui” (él había sido co-

ronel del Ejército). En ese momento, ade-

más, el INPEC estaba presidido por el exge-

neral Eduardo Morales Beltrán.

Lo único que atinó a decir Mancuso, o

el ‘Alemán’, no recuerdo bien, fue: “Mire que

estamos entre la espada y la pared: nos obli-

gan a que tenemos que decir la verdad; pa-

ra decir la verdad tenemos que hablar con

nombres. Y ahora viene usted a decirnos que

ese es un acto de deslealtad. Si es un acto de

deslealtad, ¿cómo podemos entonces noso-

tros responder a las exigencias de las autori-

dades y de la misma Ley de justicia y paz?”.

Después de esa reclamación insólita del

coronel Ortiz, no veíamos qué camino po-

díamos coger. Si continuábamos empeña-

dos en correr el velo, vendrán las conse-

cuencias muy graves porque, ¿quién nos

cuida a nosotros? Hablábamos en esa épo-

ca: ¿quién está al frente del INPEC? Un ge-

neral retirado, miembro de la fuerza pública,

con la que inevitablemente hubo relaciones

de connivencia; pero ahora ese miembro de

la fuerza pública está ocupando el INPEC.

Es decir, nos custodia una persona que hi-

zo parte del conflicto. Nosotros decíamos:

No hay garantías, pues siempre tendremos

a la sombra el garrote institucional; siempre

tendremos que afrontar el problema de que

hay alguien que nos custodia pero mira con

muy malos ojos las declaraciones nuestras.

Después de eso quedamos sumamen-

te aburridos. Pero decidimos seguir, y diji-

mos: Continuemos, no nos dejemos ame-

drentar. El 8 de febrero hubo una incursión

de miembros del INPEC, del grupo especia-

lizado del GRI, una operación de registro

que es normal, pero que fue insólita por-

que entró gente armada, se apagaron las

cámaras, dejó de funcionar el sistema des-

de las 9 del mañana hasta que se acabó el

operativo; nos sacaron de las celdas y nos

llevaron al patio y no nos dejaron ingresar a

las celdas, para ver qué ocurría. Finalmente

anunció el coronel Ortiz que, como produc-

to del operativo, se encontró una granada

y una pistola en uno de los sitios aledaños

que colinda con una de las ventanas de las

celdas. De inmediato se nos vino a la me-

“Treinta y cinco mil no éra-mos los miembros de las autodefensas, ¡jamás! Esa organización podía llegar a quince mil o dieciséis mil combatientes”.

Page 7: Un Pasquin

número 55 febrero de 2011 ~ 7

moria la reclamación que nos habían he-

cho dos meses atrás.

Formulamos denuncias, concluimos que

se trataba de un montaje burdo del gobierno

nacional con el propósito de facilitar la ex-

tradición de esta gente cuanto antes. Era la

prueba rotunda. Sin embargo, no fue posible

que esa prueba prosperara, por las eviden-

cias que el montaje de ese operativo arrojó.

Nunca supimos qué pasó con los responsa-

bles de semejante operativo. Finalmente la

justicia determinó que nosotros no éramos

responsables, pero tampoco se supo quién

fue el responsable. Y a los dos meses extra-

ditaron a toda esta gente.

aparte de estos antecedentes, ¿la ex-tradición los tomó por sorpresa?

Los que tenían pedido de extradición

venían muy prevenidos. Muchas veces se

les escuchaba decir: “Aquí un día nos van a

coger y nos van a llevar”.

¿es cierto que sted intercedió ante car-los castaño para que no matara a car-los alonso lucio?

Hubo tres personas por las cuales abo-

gué para que no fueran eliminadas. Uno fue

Jaime Caicedo, secretario general del par-

tido Comunista, de quien supe, a tiempo,

que iba a ser asesinado en Bogotá por los

grupos que Carlos Castaño tenía dispues-

tos para ese tipo de actividades. La otra, Pie-

dad Córdoba. Y la tercera, Carlos Alonso Lu-

cio, quien estuvo secuestrado por espacio de

15 días y a quien Carlos Castaño tenía pen-

sado eliminar. Castaño era muy ciclotími-

co, con un temperamento muy complica-

do y de la misma manera como él le decía

sí a usted, más tarde le decía no.

¿y por qué pensaba matar a lucio, por sus nexos anteriores con la guerrilla, porque lo creía infiltrado…?

No. Por esa época había conversacio-

nes de paz entre las autodefensas del señor

Castaño y el Ejército de Liberación Nacio-

nal. Carlos Castaño tenía en su poder (se-

cuestrado) a un tal alias ‘Esteban’, un hom-

bre sumamente estructurado, estudioso,

pienso que una ficha política muy impor-

tante del ELN porque a raíz de ese secues-

tro Antonio García se comunicó varias veces

por radio con Carlos Castaño. Después de la

toma de Tolová, Carlos Castaño, indignado,

ordenó fusilarlo. No es cierto lo que se dijo

después en el libro Mi confesión, que debía

llamarse Mi confusión, que Esteban había

muerto producto de esa toma de las FARC;

no, Esteban fue sumariamente ajusticiado

por carlos Castaño. A raíz de eso se rompie-

ron los tratos con Antonio García, pero que-

dó ese antecedente de que podían hablar.

Unos seis meses después se supo que

Carlos Alonso Lucio, prófugo de la justi-

cia, huyendo, se había refugiado en cam-

pamentos de ‘Gabino’ y, no recuerdo a tra-

vés de quién, le hizo saber a Carlos Castaño

el interés de ‘Gabino’ de hacer unos acuer-

dos de paz, para aminorar la intensidad de

la violencia, producto de la confrontación.

Mientras se adelantaban esas conversacio-

nes, Lucio visitó a Carlos Castaño. Yo estuve

presente en dos reuniones de esas.

Castaño tenía deseos de encontrarse

directamente con ‘Gabino’ y le había dicho

eso a Lucio. Se empezó a ver cómo se po-

día hacer ese encuentro, y para eso estaba

de por medio Carlos Alonso Lucio. Hubo

varias reuniones dándole forma esa idea.

Un día Carlos Alonso llegó y le dijo a Car-

los Castaño que ‘Gabino’ conservaba ese

interés, pero temía que el encuentro no se

podía hacer a espaldas del Comando Cen-

tral y había que postergarlo un poco. Cas-

taño se enfureció, se paró transformado y

se lanzó contra Lucio, lo tomó del cuello y

le dijo: “Usted me está es enredando, usted

es un bandido; usted persigue otras cosas,

usted me quiere embaucar a mí, usted es

un mentiroso”.

¿usted estaba ahí?Yo estaba ahí. Estábamos todos: ‘Don

Berna’, no sé si Mancuso, varios coman-

dantes… Entonces le ordenó a una patrulla:

“Llévense a este señor”. Lo secuestró 15 días.

Creo que lo torturó, porque Carlos Alonso

salió sumamente maltratado. Un día yo es-

taba en la zona y Castaño me mandó a lla-

mar y me dijo: “Voy a entregar a Lucio. Me

parece que los argumentos tuyos son muy

válidos”. Yo no le creía. Vine a creer que eso

era cierto cuando vi en las pantallas de te-

levisión a Carlos Alonso Lucio anunciando

que se iba a entregar a la justicia.

¿cómo era la relación de carlos casta-ño con vicente castaño?

Eran muy frecuentes los enfrentamien-

tos entre Vicente y Carlos, ese sí era un cho-

que de trenes; porque el verdadero hombre

de las autodefensas era Vicente, al que to-

dos acataban, al que todos obedecían. Ade-

más, tenía un estilo maravilloso, muy dis-

tinto al de Carlos. Los enfrentamientos en-

tre los dos hermanos tuvieron muchas ra-

zones, inclusive razones profundamente fa-

miliares. Eran el agua y el aceite. En la par-

te final de la vida de Carlos se insistía en el

rumor de que Carlos iba a atentar contra

Vicente; pero también los amigos de Car-

los decían que era Vicente el que tenía in-

tenciones de atentar contra Carlos. Lo cier-

to fue que tomaron muy en serio esos ru-

mores y fue cuando Vicente tomó la deter-

minación de salirle adelante y eliminarlo.

¿qué porcentaje de las bandas emer-gentes son en realidad emergentes o son simplemente continuidad de tropa que no se desmovilizó y que quedó al garete, sin comandantes y sin plata, pero con las armas y con la disponibi-lidad de hacer cosas...?

Yo pienso que las bandas emergentes no

son más que paramilitares mal desmovili-

zados. Porque estamos detenidos 3.000, pe-

ro se desmovilizaron 35.000. Treinta y cinco

mil no éramos los miembros de las autode-

fensas, ¡jamás! Esa organización podía llegar

a 15.000 o 16.0000 combatientes.

¿por qué se infló ese número?Porque hubo una enorme irresponsabi-

lidad en eso. Cuando se desmovilizó parte

de la autodefensa del Bloque Central Bolí-

var, en Santa Rosa del Sur, por allá en el co-

rregimiento de Monterrey, de allá hubo que

devolver cuatro camiones repletos de vagos,

prostitutas, vendedores callejeros, que los

apuntaron en las listas para que figuraran

como desmovilizados y se pudieran ganar

los 354.000 pesos que ofrecía el gobierno.

Como en el caso de justicia y paz cuen-

tan son los números, la justicia cuantitati-

va, entonces es mejor decir: “Fue tan exitosa

mi gestión, que desmovilicé a 35.000 bandi-

dos”. Así de los 35.000 solamente la mitad lo

hayamos sido, pero las cifras cuentan y eso

pesa, eso engorda el cuento. Aquí ocurrió

lo mismo con la Ley de justicia y paz, ha-

blamos siempre de términos cuantitativos.

ahí tuvo que ver el comisionado de paz, del usted habló tan bien…

Cuando yo hablo de la integridad de LCR

no quiere decir que lo estoy presentando co-

mo un ángel delegado por la Divina Provi-

dencia. Errores hubo gravísimos. El hecho

de mantener ese proceso de paz cerrado a

la prensa nos mató a todos porque permi-

timos que la prensa especulara. No permi-

tió que intervinieran ONG que tenían inte-

rés en ver qué ocurría. La elaboración de las

listas para postulados fue un desastre, por-

que aparecían desmovilizados de un bloque

desmovilizándose en otro bloque, un blo-

que con número doblado de combatientes

que nunca había tenido. Pero como lo im-

portante era desmovilizar y mostrarle imá-

genes al país y entregar armas y demás, su-

mémosle; operó el factor suma.

de lo cual restrepo era consciente…Desde luego. Yo no puedo creer que él

no fuera consciente. Además se lo dijimos

varias veces.

¿cómo fue la visita de ustedes al con-greso?

Rocío Arias y Eleonora Pineda hicieron la

propuesta en una reunión y a nosotros nos

comentaron que de eso ya conocía el Presi-

dente y que estaba muy de acuerdo. Cuan-

do ya se supo que yo estaba muy renuente

a hacerlo (y que el mismo doctor Luis Car-

los Restrepo no estaba de acuerdo con eso),

ocurrió la intervención presidencial, dispo-

niendo que, necesariamente, teníamos que

ir los tres. En una conversación telefónica

con Luis Carlos Restrepo el Presidente or-

denó: “Van los tres”. Yo lo oí por el altavoz

del teléfono. Y el doctor Restrepo después

me dijo: “¿Sí se dio cuenta? Es orden del se-

ñor Presidente y tenemos que cumplirla”.

“Cuando se desmovilizó parte de la autodefensa del Bloque Central Bolívar, hubo que devolver cuatro camiones repletos de vagos, prostitutas y vendedores callejeros”.

Page 8: Un Pasquin

8 ~ febrero de 2011 número 55

Si está interesado en ayudar a un pasquín,favor escribir a: [email protected].—Se garantiza absoluta reserva y ubicación en el exterior— Ba

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Page 9: Un Pasquin

número 55 febrero de 2011 ~ 9

no se suba al carro con los zapatos llenos de lodo. deje la silla y los espejos

en la misma posición en que los en-contró. no use perfumes ni lociones,

así sean finos. no apueste carreras con otros

empleados del valet parking. no deje dentro del vehículo volan-

tes publicitarios ni regalos promociona-les sin consultarle al dueño del carro. no deje en el parabrisas la colilla

del tiquete del parqueadero. no le recuerde al cliente que la pro-

pina es voluntaria: ¡él ya lo sabe!

decálogo del ‘valet parking’De la forma como usted siga es-tas simples recomendaciones de-pende que termine pareciéndose a Fernando Alonso o a Juan pablo Montoya. ¡Usted verá!

no fume dentro del carro. no cambie la emisora del radio. no deje el timón ni la barra de cambios untados de sudor ni de nin-guna sustancia pegajosa.

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10 ~ febrero de 2011 número 55

Soledades que matan Por Iván Marulanda n Especial para Un PasqUín

Sería injusto y vergonzoso para la sociedad colombiana que demócratas jóvenes valientes y rectas como Claudia López resulten atropelladas por su militancia en defensa de valores, convicciones y comportamientos indispensables para que esta nación supere el atraso y su vida pública discurra por la decencia. Más incomprensible si son víctimas de represalias para reivindicar a personajes como Samper.

En Colombia son recurrentes fuerzas que se llevan por delante lo que se atraviese, leyes justicia ciudadanía, con tal de montarse en el poder y entonces la historia está atravesada de violencias y miserias.

Si la sociedad y las instituciones colombianas admiten que a Claudia López la perjudique de cualquier forma por mínima que sea Ernesto Samper con su demanda ante la Fiscalía, estaríamos asistiendo a otro episodio de crucifixión de las virtudes y las esperanzas de esta nación saboteada siempre en su lucha por escaparse de los corruptos y los criminales como fórmula de poder y a otra manifestación de la cobardía social que tolera tantas veces tanta ignominia.

En Colombia hay violencias porque la violencia se usa para imponerse en la contienda política. Aquí

siempre ha habido quie-nes asesinan si es necesa-

rio para ganar el poder. Antes intentan el fraude la represión el acoso la amenaza el soborno. Pero si no les resultan mandan el sicario. Y si el asunto es más gran-de y no es suficiente el magnicidio, apelan al genocidio… Y así van llevando las cosas del engaño y la amenaza del asedio y el sabotaje de la trampa electoral y la compra de conciencias y el cohecho, a la ma-sacre y al tiro de gracia hasta coronar el asalto al poder.

Sé de qué hablo, ha sido mi historia y la his-toria de mi generación.

De fraudes electorales ni qué decir, ya son trivialidades, como el cerco econó-mico y mediático a los demócratas que bregan por el cambio… No… Hablo del asesinato de Galán, de Lara, de Jaramillo, de Pizarro, de Gómez Hurtado. Hablo del genocidio contra la Unión Patriótica y contra fuerzas sociales defensoras de los derechos humanos, los derechos de los trabajadores, de las minorías, en fin, de la democracia… Hablo, claro está, del Proceso 8000 y de la parapolítica torrentes de estiércol y del asalto a la Constitución y en fin, de la matonería que se prodiga en cada torneo electoral para elegir y reelegir en la presidencia de la República y en el Congreso y en las administraciones locales personajes de confianza de mafias del narcotráfico y el paramilitarismo…

No… A Claudia López no la podrían condenar por denuncias que hace Ernesto Samper desde su cinismo y su impunidad. Sería otra derrota más a la decencia y la dignidad.

Quien quiera asomarse a los abismos morales de Ernesto Samper debe conocer las crónicas de quienes fueron testigos de su comportamiento como coordinador de la campaña presidencial Liberal de 1982 y de quienes presen-ciaron su encuentro con Pablo Escobar y el pleno del Cartel de Medellín a co-mienzos de aquel año en el Hotel Intercontinental cuando Galán, Lara, yo y otros compañeros del Nuevo Liberalismo nos jugábamos la vida enfrentando sin guardaespaldas ni blindajes el tándem mafia y política para intentar salvar a este país de la pesadilla que de todas maneras le sobrevino.

No basta eso. Debe conocer el testimonio que entregó al Fiscal General de la Nación en el propio gobierno Samper el testigo que le relató con pelos y señales las reuniones que Ernesto Samper y César Villegas sostuvieron a comienzos de la década de los noventas con Gilberto Rodríguez Orejuela y Miguel Rodríguez Orejuela. Encuentros furtivos en el contexto terrorista mafioso político de aquellos tiempos. Y si se quiere completar el expediente debe recabarse en qué quiso decir Alvaro Uribe siendo presidente cuando declaró que devolvió a Juan Fernando Cristo cheques que le envió como secretario de Samper para ayudarle a su cam-paña de Senado en el año 91… de qué cheque hablaría el presidente Uribe y por qué razones lo devolvió…

A este Samper que enterró con sus conductas siniestras su partido y sus amigos ni la justicia ni la sociedad pueden otorgarle el derecho de golpear a Claudia López… No, eso no puede ocurrir… Por mi parte quiero ponerme del lado de esta joven a quien conozco en escritos e intervenciones públicas y a quien anhelo verla como a otros de su generación y sus convicciones crecer en la escena pública de esta nación tantas veces derrotada por la perversidad y tan proclive a dejarse abusar de badulaques… Es indispensable apoyar a la joven e impedir que esta vez la prepotencia del crimen postergue y arrolle promesas de libertad y decoro…

Recuerdo que pocos días antes de caer asesinado Luis Carlos Galán falló otro intento de matarlo, entonces con bazuca, en Medellín. En la angustia que sentía por la cacería que se aventó contra su vida y por la soledad que le rodeaba como quiera que la indiferencia y las indolencias de la sociedad y las autoridades permitían a los pistoleros arrimársele cada vez más, me expresó su extrañeza porque Ernesto Samper no manifestó perturbación ni solidaridad por lo acaecido en Medellín. Entre ellos como políticos y entre sus familias había cercanías que parecían obligar para la ocasión ciertos gestos de cortesía y consternación… Por lo demás Luis Carlos había visitado en la clínica a diario a Ernesto Samper cuando fue herido… Recuerdos de soledades que matan… Claudia… Soledades que no pueden ser…

Iván Marulanda fue miembro de la Asamblea Nacional Constituyente de 1991.

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número 55 febrero de 2011 ~ 11

confesiones de un terrorista

Una historia hípica épicaPor Tremens Delirium n Especial para Un PasqUín

La noche de un lunes, 27 de diciembre de 2010, dejó de dor-mir parado.

Caía el ocaso en Llanogrande (Antioquia), cuando el ex presidente Álvaro Uribe Vélez montaba una yegua, en su ejercicio vespertino de charlatanería –perdón, de chalanería–.

Mientras el estadista maquinaba al ritmo del taz-taz de la trocha, lo acompañaba la policía montada. De repente, el

bostezo de un carabinero, abatido por el aburrimiento, le hizo aflojar las riendas, y su caballo, fuera de control, le propinó un zancazo al ex mandatario.

Según el parte médico: “la herida fue tratada como una lesión de fractura abierta”, por esa razón, este corcel ingresó a la lista de los terroristas más busca-dos; y su foto aparece, al lado de Alfonso Cano y Timochenco, en los afiches que la Dirección de Investigación Criminal despliega en los aeropuertos.

destino providencialEn el momento en que lo parió, su madre supo que ese potro tenía un destino providencial. Lo presintió héroe, la reencarnación de Bucéfalo, de Babieca o de Palomo…

Desde la clandestinidad, habla el que, bendecido por el azar, cumplió el sueño de muchos colombianos (aunque, desafortunadamente, le falló la pun-tería… y sólo le atinó a la pierna de Uribe).

Prófugo de la justicia, para velar por su integridad anda de incógnito y ha llegado al extremo de aprender una lengua extranjera: el rebuzno…

un pasquín: ¿qué pasó el 27 de diciembre de 2010? “Yo vi una mula que se acercaba […]. Le dije, entonces, con cortesía: que

chula, mula, y que buen chofer. ¡Ay! que mulazo me dio la mula, por no guar-

darme lo que pensé. ¡Ay! que mulazo me dio […] por el relajo que yo formé”.

(El Mulazo. En Puras canciones de vacile, de Antonio Aguilar)

sin el ánimo de condenarlo por no haber asestado una patada por ca-da mandato, ¿por qué cree que colombia eligió dos veces a álvaro uribe?

“Primero, nos han enseñado que la esperanza es lo último que hay que per-

der y en ocasiones es lo primero que hay que perder […].

La otra razón es que han desarrollado una dependencia emocional porque

esa persona les está dando algo para compensar un déficit personal.

Y el tercer factor es el miedo a la soledad, personas que prefieren mantener

esa relación aunque estén mal”.

(Walter Riso, entrevista en Nosotras.com)

y su familia, sus hermanos, sus papás, sus primos, ¿no lo (la) detes-tan por haberles manchado el apellido?

“No, mi familia me apoya en su totalidad. Están de acuerdo en que me salga de

este mundo político en donde hay puras personas que lo engañan a uno. Tal

vez fui muy soñador(a), pensé que la política era diferente, era ayudar, estar

al servicio de la comunidad, mas no lo que me enseñaron en este gobierno”.

(Pregunta Salud Hernández–Mora,responde Yidis Medina, en Revista Soho).

y entonces ¿cómo es que no hubo tercer mandato?“Yo creo que en lugar de buscar los cómo hay que buscar los por qué. La gen-

te es mucho más inteligente de lo que uno cree, cuando lo ves con claridad

entonces tú mismo quieres salir […]”.

(Walter Riso, entrevista en Nosotras.com)

por su acción terrorista, usted hace parte de la lista de extraditables… “Es una realidad que no podemos evadir. Mi abuela decía que si te van a

violar y aunque has luchado mucho para que no te violen, en últimas dis-

frútalo. Lo que tenemos que hacer es que los gringos no nos claven tanto”.

(Carlos Moreno de Caro, habla del cierre del TLC en Colombia.com).

¿consideraría la carrera política, como incitatus?“Muchos amigos, generosamente, me plantean esa posibilidad, pero este es

un momento en el que tengo que reconstruir todo el daño personal y fami-

liar que me infligieron y quiero dedicarme a la academia y a la reflexión.”

(Andrés Felipe Arias, después de que el CNE archivó la investigación en su contra, en El Colombiano).

¿qué es lo que usted más lamenta de este incidente?“No admito que se dude de mi honradez.”

(Andrés Uriel Gallego responde a las acusacionesde Miguel Nule en Caracol radio).

¿cómo es su vida actual?“Desde entonces, querido paisa, en este mundo ya no es vivir, pues desde

Tula hasta Tapachula, y luego al Norte me tuve que ir… ¡Conejito, écheme

esa que suspiran tanto los indocumentados!”.

(El Mulazo. En Puras canciones de vacile, de Antonio Aguilar)

Su madre no se equivocaba del todo. Ni Bucéfalo ni Babieca ni Palomo… pero sí Pegaso: un mito, nacido de la sangre de un monstruo, al que le toca vivir “volao”.

FIN.

Tremens Delirium es Periodista, especialista en Periodismo Urbano.

José Obdulio Gaviria, Fernando Londoño, Ma. Isabel Rueda, Alfredo Ran-gel, Rito Alejo del Río, Ernesto Yamhure, Jorge Noguera, Rodrigo Rivera, Gustavo Álvarez Gardeazábal y Plinio Apuleyo Mendoza recuerdan con pesar e indignación el atentado contra la democracia perpetrado hace un año por la bigornia de la Corte Constitucional, cómplice del terrorismo, e

invitan, este 26 de febrero, a la solemne misa por el

† referendo reeleccionistaal conmemorarse el primer aniversario de su trágica desaparición y se unen al dolor que aflige al Dr. Álvaro Uribe e Hijos, Saciedad Anónima.

—La ceremonia será oficiada por Monseñor Alejandro Ordóñezen la capilla privada de la Catedral de Envigado—

Page 12: Un Pasquin

12 ~ febrero de 2011 número 55

Opinión de angélica suárez y Julián Álvarez n Especial para Un PasqUín

Luego de que la Corte Suprema declarara en julio de 2007 (Rad. 26945) que los paramilitares no son delincuentes po-líticos y, por ello, no pueden ser amnistiados ni indultados, el Congreso aprobó la Ley 1312 de 2009, cuyo numeral 17 permitía el uso del principio de oportunidad la cesación de la acción penal a favor de aquellos que no hubieran sido postulados a la “Ley de justicia y paz”. En el examen de esta

norma, la Corte Constitucional decidió en la Sentencia C-936 de 2010 que la aplicación de esta figura a favor de los grupos armados ilegales propiciaba un contexto de impunidad respecto de posibles violaciones de derechos humanos. Entonces el Gobierno habló de un limbo jurídico, del posible rearme de miles de desmovilizados y del eventual fortalecimiento de las bandas criminales.

Para salir al paso a esta posibilidad, el Congreso –el Partido de la U– presentó el Proyecto de ley 202 (Senado) 149 (Cámara) que pretende un Acuerdo de contribución a la verdad histórica y la reparación. Los cuatro debates requeridos para su aprobación fueron cumplidos en 20 días. “El proyecto de ley más rápido tramitado en la historia del Congreso” según Roy Barreras, ponente de la iniciativa. Pero su celeridad no es ningún mérito, si se tiene en cuenta que los riesgos asumidos plantean varios interrogantes:1. Se habla de justicia transicional sin que haya una transición. Los

mecanismos no punitivos son usados en escenarios de transición de la guerra a la paz, o del autoritarismo a la democracia, en las que las estructuras criminales y sus bases sociales y políticas han sido desmanteladas o, al menos, se comprueba la voluntad inequívoca de un desmantelamiento acordado. Al observar el fenómeno de las bandas criminales, ¿puede hablarse de una voluntad de transición?

2. ¿Quién verifica la naturaleza de los delitos? El Proyecto señala (art. 1) que sólo serán beneficiarios del Acuerdo de contribución los res-ponsables de delitos “menores” (porte ilegal de armas, utilización ilegal de uniformes e insignias, etc.). Pero no está claro si estos de-litos se constatan en un proceso judicial o con el simple testimonio del desmovilizado. Si el caso es éste último, ¿quién confesaría una masacre o una tortura, excluyéndose a sí mismo del Acuerdo?

3. El alcance de la verdad y la justicia. El Proyecto prohíbe que la infor-mación obtenida en el “Acuerdo” sea utilizada como prueba en un proceso judicial y protege el derecho del desmovilizado a la no au-toincriminación (art. 3, pár. 1 y 2). Así, los paramilitares tienen de-recho a callar sus crímenes; si hablan, sólo hablarán de sus delitos menores, que les serán perdonados; y si hablan de los crímenes de otros, esto no servirá como prueba. ¿Cómo construir una memoria histórica con una verdad a medias? ¿Cómo contribuir a la repara-ción sin conocer el alcance del daño producido?

4. El concierto para delinquir puede ser un crimen de lesa humani-dad. Ya la Corte Suprema, en octubre de 2009 (Rad. 32712), señaló que el concierto para cometer delitos de lesa humanidad es un cri-men de este tipo. Por lo tanto, la falta de sanción a los responsables de este delito que prevé el Proyecto desconoce la jurisprudencia del alto tribunal y los principales tratados sobre la materia.

5. Presiones sobre el poder judicial. El Proyecto permite además que el Gobierno ordene a los funcionarios judiciales la suspensión de las órdenes de captura y de la ejecución de la pena (art. 6 y 7), lo

cual facilita la presión del poder ejecutivo sobre la necesaria inde-pendencia e imparcialidad de la rama judicial. Además, no prevé la posibilidad de impugnar la solicitud del Gobierno de aplicación de los beneficios.

En resumen, este proyecto de ley busca, a grandes rasgos, otor-gar inmunidad judicial a los paramilitares, a cambio de que cuenten lo ocurrido. Esta estrategia no punitiva que privilegia la verdad sobre la justicia se llevó a cabo, por ejemplo, en Sudáfrica, sin mayor éxi-to, pues los victimarios se negaban a admitir sus faltas o las ubicaban dentro de un contexto de guerra civil en el que quedaban justificadas, y, en consecuencia, las víctimas se resistieron a perdonar. Algo similar ocurrió en Chile y Argentina, en donde el dolor de los familiares creció con los años, y 30 años después de los hechos, todavía los procesos a las juntas militares hacen parte de la agenda política.

Así pues, esta especie de ‘comisión de la verdad’ que acaba de dise-ñar el Gobierno colombiano plantea unos interrogantes que deben ser encarados si se pretende una transición acorde con las necesidades políticas y, sobre todo, con la vigencia de los derechos.

angélica suárez y Julián Álvarez son Abogados e investigadores en Derechos Humanos.

(Imp)unidad nacional

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número 55 febrero de 2011 ~ 13

Opinión de Ricardo sánchez Ángel n Especial para Un PasqUín

Las cifras consolidadas sobre la destrucción en curso a principios del 2011 por el gobierno son alarmantes. Existen 2.2 millones de personas afectadas en 710 municipios, 28 departamentos y el Distrito Capital. Los muertos se calculan en 301, heridos 292, desparecidos 62, viviendas destruidas 5.162 y afectadas gravemente 324.634. Un pueblo entero, Gramalote en Norte de Santander, está en escombros y sus habitantes en la diáspora

(editorial de El Tiempo, Enero 9, 2011). A esto se suma la destrucción de carreteras, puentes, edificios públicos y demás instalaciones.

A su vez el gobierno nacional estima en 12 billones el costo de la inversión en la reconstrucción, una cifra ya criticada por exagerada y que pone en evidencia la voracidad de la tecnoburocracia en querer recursos cuantiosos y de los políticos por usufructuar auxilios para sus clientelas. El estimativo de Luis Jorge Garay es de 4.8 millones de personas afectadas, 50% desempleadas y 15 billones el costo de la recuperación (El Espectador, diciembre 26, 2010) y no ha cesado la ola invernal en distintos lugares con mayor o menor intensidad.

No estaba el país, ni el Estado ni el gobierno preparados para la emergencia. Nunca lo han estado y hay que recordar la destrucción de Armero hace 25 años por la explosión del Volcán del Ruiz.

Pero no se trata solo de una cuestión preventiva como si los embates de la natu-raleza fuesen por maldad o maldición. Esto es acudir a explicaciones supersticiosas, porque tales embates siempre han existido, tan solo que en todo el mundo se han agravado e incrementado en línea ascendente desde que comenzó el efecto invernade-ro y con ello el calentamiento global desde los años de 1850. Estableciendo hasta hoy una relación directa de causalidades entre el capitalismo, sus modos tecnológicos de producción, consumo, organización social y la destrucción profunda de la naturaleza.

Lo que no se ha dicho en la discusión de manera clara es que el desastre am-biental tiene unas raíces no solo naturales sino económico–sociales–culturales, con una clara dimensión política. La catástrofe ambiental en Colombia se suma a los desastres de distinto signo, tales como desempleo, marginalidad, subeducación, violencia, crímenes, diáspora interna y externa, corrupción generalizada, abusos, humillación, explotación, racismo…

Lo que va a operar es una simbiosis destructiva entre lo natural y lo social-económico, que debe ser visto en una perspectiva más general. Hace un año fue en Haití, antes en Nueva Orleans, luego en Chile, Paquistán, Rusia, Venezuela, Brasil, Australia y otros lugares. Reitero, todo esto tiene que ver con el calentamiento global del planeta, con los modelos y estilos económicos de destrucción ambiental.

El país requiere una transformación que vaya de lo urgente a lo permanente, de lo coyuntural a lo estructural. Un retorno y reinvención de la planeación real (no la del Plan de las locomotoras productivista, mercantil y antiecológica: Prosperidad para Todos, 2010-2014) de abajo hacia arriba, de las regiones al centro con un sentido democrático, de unidad nacional e integración con el vecindario andino y el Caribe. Donde los modelos hidráulicos y telúricos sean los criterios rectores. El movimiento alter–ambiental a escala mundial ha precisado la conducta ético política a seguir: No cambiemos el ambiente, cambiemos el sistema.

Ricardo Sánchez es Docotor en Historia y Profesor de la Universidad Nacional de Colombia.

Catástrofe ambiental en clave sociocultural

Menos tecnología y más conciencia ambiental y socialOpinión Juan Manuel López Caballero n Especial para Un PasqUín

Una muestra de los cambios de la época es el premio México de Ciencia y Tecnología otorgado a Boaventura de Sousa Santos y las consideraciones que él hace al recibirlo.

Destaca él el avance que significa reconocer el carácter científico de las ciencias sociales: Cómo por primera vez califica para un premio ‘científico’ un investigador concernido exclusivamente con los problemas del ser humano. Y cómo se acepta además en pie de igualdad lo que hasta ahora eran conocimientos no científicos nacidos de la experiencia de los pueblos y sus luchas (algo similar a lo que está sucediendo en la medici-na, donde ya nadie desconoce los aportes de los métodos tradicionales y/o alternativos). O, si se es aún más optimista, cómo se da carácter instrumental a la tecnología, y mayor jerarquía a ‘las prácticas sociales, las instituciones, los derechos humanos, los regímenes democráticos’.

Pero sobre todo llama la atención la importancia que da al cambio climático al atribuirle el rol de impulsor de una ‘transición paradigmática’ por los retos que nos obligan a ir más allá de las disciplinas y las solu-ciones técnicas e implican una dimensión de cambio de la civilización.

Deseable sería que este mensaje llegara a nosotros, y que se propicie un debate serio sobre la crisis ambiental derivada del modelo de desarrollo económico que se ha puesto en marcha en Colombia. Es necesario orien-tarnos hacia alternativas a la deforestación, la minería a cielo abierto, la ganadería extensiva, la reducción de las reservas ambientales, la ocupación de los páramos, y pensar más en aceptar la importancia de la economía campesina y de las formas de explotación de los territorios ocupados por nuestras comunidades indígenas y afrodescendientes.

Y es el momento de hacerlo ante la tragedia que nos representan las inundaciones y la ‘oportunidad’ que menciona el Presidente Santos que ella trae. No estamos ante un desastre natural como lo quieren plantear convenientemente algunos; es el tipo de sociedad, de modelo de desarrollo y en general de cultura que hemos construido (y que en parte se nos ha impuesto) lo que está fallando. No se trata de ‘relanzar el desarrollo’ bajo las pautas hasta ahora conocidas, sino es más bien una ocasión para la reflexión, el replanteamiento y la construcción de caminos diferentes.

Juan Manuel López Caballero es Economista e Investigador.

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14 ~ febrero de 2011 número 55

Opinión de Jorge Gómez Pinilla n Especial para Un PasqUín

Hay una frase de la película Los Simpson que quizás ayuda a explicar el auge que en nuestro país han tenido durante déca-das esas organizaciones a las que por falta de mejores señas de identificación se les conoce como “fuerzas oscuras”. Dice así: La Administración no aprueba la justicia por cuenta propia, a no ser que dé resultados.

Y hay otra frase, extractada de una carta que un grupo de generales retirados del Ejército le dirigió al Presidente de la República, que le da vali-dez a la anterior. Para situarnos en contexto, el ministro del Interior, Germán Vargas Lleras, dijo que había llegado la hora de “replantear la permanencia de muchas de las personas condenadas en las instalaciones de las brigadas militares”, con moti-vo de la fuga y posterior recaptura del mayor (r) César Alonso Maldonado, y de las denuncias sobre el comportamiento del también mayor (r) Juan Carlos Rodríguez, alias ‘Zeus’ (exjefe de Seguridad de alias ‘Don Diego’), en torno a fiestas orgiásticas en la base de Tolemaida.

Tal parece que los generales Harold Bedoya, Jorge Enrique Mora y Álvaro Valencia Tovar, entre otros, se sintieron heridos en su honor militar con las palabras del ministro, y en menos de 24 horas dirigieron una dura carta al presidente Juan Manuel Santos, donde sin mencionar a Vargas le piden “obtener de los miembros de su ilustrado gobierno que se abstengan de pronunciar declaraciones públicas improvisadas y anunciar medidas no bien estudiadas, que puedan repercutir en forma nociva sobre las instituciones armadas que usted y nosotros valoramos en su exacta dimensión histórica, y en los ingentes sacrificios implícitos en la defensa de la democracia y del Estado de Derecho, que sin ellas habrían dejado de existir en Colombia”.

Para resumir, los generales se oponen a que los militares reos de la justicia sean confinados en cárceles comunes, debido a que ello puede repercutir en forma nociva sobre las instituciones armadas, tratándose de personas que han hecho “ingentes sacrificios”, sin los cuales la democracia y del Estado de Derecho [...] habrían dejado de existir en Colombia.

Estas ya son palabras mayores, en las que se pasa de la simple solidaridad de

cuerpo a la defensa cerrada de un grupo de criminales. El mensaje en últimas es que en lugar de castigarlos habría que premiarlos, y ello explicaría el ambiente tan relajado en que estos oficiales pagan su deuda ante la justicia.

Es aquí donde el asunto empata con la frase de Los Simpson, en cuanto a que de palabra desaprueban ciertas prácticas, pero en la práctica las justifican, por los “resultados” que en apariencia obtuvieron. El caso del mayor Maldonado es representativo, y explicaría por qué es precisamente en torno suyo que se presenta tan abigarrado cierre de filas. Estamos hablando de un oficial brillante que en el curso de diez años –entre el 87 y el 97– recibió todas las condecoraciones posibles y las mejores calificaciones por acciones de orden público, pero vio su hoja de vida manchada por operativos como éste: el 2 de noviembre de 1993 el militante del EPL y comerciante Gerardo Liévano García, conocido como ‘Comandante Libardo’, fue detenido, torturado, desaparecido y asesinado; y Ramón Alirio Pérez Vargas, Nelson Emilio Ortega, Nelson Castro García, Ramón Yesid Torres Galván y alguien conocido como ‘Hoover’ fueron detenidos y torturados por miembros del Comando Antiextorsión y Secuestro (CIAES) del Grupo de Caballería Mecanizado Nº 5, que comandaba el entonces teniente César Maldonado Vidales.

Opinión de Luisa Fernanda Ramírez n Especial para Un PasqUín

Un día me topé con un grupo en Facebook llamado “¿Por qué odio a Colombia?” y me di cuenta de lo inevitable. Después de años de defender a mi país de mis conocidos extranjeros, de asegurarles que a uno no lo secuestran con salir a la puerta, que no todos los colombianos sembramos coca en el patio, que el narcotráfico y la prostitución no es la base de nuestra economía, de enviarles fotos de mi edificio para probarles

que no vivo en un cambuche ni me transporto en balsa por el río Amazonas (luego de explicarles que el río Amazonas y Medellín no son limítrofes) me

cansé de defender lo indefendible. Me sentía como una esposa maltratada: “es que él sólo me pega cuando está borracho pero es muy buen papá”

Cada vez que oigo a los compatriotas en el extranjero exaltar las maravillas que el gobierno de Álvaro Uribe hizo por nuestro país: cómo los carros bomba son noticia del pasado, cómo hace 10 años no podíamos salir de la ciudad sin ser víctimas de una pesca milagrosa, cómo ahora Colombia es un paraíso tercermundista donde todos podemos salir escoltados a la finca – aunque no podamos salir a la calle -, no puedo evitar preguntarme ¿por qué diablos siguen en el extranjero?

Después de oír a mis papás decir que no votarían por Antanas Mockus no porque estuvieran en desacuerdo con su plataforma política sino porque

Esas fuerzas oscuras

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Page 15: Un Pasquin

número 55 febrero de 2011 ~ 15

no creía en el mismo amigo imaginario que ellos, justo en ese momento me di por vencida. Citando a William Ospina: “adorar unas figuras de piedra o unas ranas de oro es insensatez y barbarie, adorar un par de leños cruzados es un acto profundo de sensatez y piedad”

Si alguien defiende a Uribe es paramilitar, si no es guerrillero y chavista. Probablemente haya alguien leyendo esto mientras alega: “si no le gusta en-tonces váyase para Venezuela, ¡a ver qué tan bueno es que le corten el agua a las 5 de la tarde!”

Hay una frase que se le atribuye a Hitler de la cual los señores Chávez y Uribe han hecho un arte: “divide y conquistarás”. Ambos son másteres en el oficio de transformar a su oponente en una cortina de humo para cubrir el hambre, la pobreza y la ignorancia; porque después de todo la idea de una guerra con el país vecino es más catastrófica que todo el hambre, la pobreza y la ignorancia juntos, una guerra que ellos habrían comenzado. Prostitui-mos nuestras libertades con tal de que El Todo Poderoso nos proteja de los aviones vecinos, con tal de poder salir escoltados a la finca (aunque no ten-gamos finca) y tener la ilusión de una finca; ¿no es eso de lo que se trata el

capitalismo? Porque es mejor ser pobre en Colombia donde los pobres tienen el derecho sagrado de comprarse el equipo de sonido de su preferencia a diferencia de esos pobres cubanos a los que les toca comer fríjoles todos los días. Porque esas son las únicas opciones que tenemos, las únicas opciones que elegimos tener.

Nos enaltecemos con patriotismo pseudo-norteamericano cuando un extranjero nos felicita con tono condescendiente por nuestra austeridad (¿es-toicismo?) frente a las adversidades que enfrentamos diariamente, olvidando (¿callando?) la ignorancia feliz que ejerce Colombia sobre sí misma para resolver dichas adversidades, ignorancia ejercida y perpetuada por mandatarios que ni siquiera conocen el país que gobiernan.

No se me hace inverosímil la imagen de Chávez y Uribe sentados en el ocaso jugando póker, ambos fumándose un par de habanos cubanos o quién sabe, hasta una cripa, mientras el uno (cualquiera) le dice al otro (no importa cuál): “se lo tragaron todo!”.

Luisa Fernanda Ramírez es Médica.

TResENUnO Opinión de Antonio Jiménez Castañeda n Especial para Un PasqUín

URIBENi Uribe es la derecha ni las FARC son la izquier-da. Ambos son solamente las orillas del mismo charco de sangre en el que quieren ahogar al país.

YLa única queja que tiene Uribe del Presidente Santos es que no mantiene el ritmo de las ma-sacres de los pasados ocho años. El lema de Uri-be es: “sembremos sangre para que coseche-mos seguridá”.

LAFARClaro, es repugnante, pero toca registrarlo: des-de que se fue, Uribe no hace otra cosa que año-rar a las FARC y las FARC a Uribe. Los burros pio-josos se buscan para rascarse. Pero esos tiem-pos no volverán.

Trino: El Presidente Santos debe entender que ya se cumplió el objetivo de quemar a Riverita en el Mindefensa y tiene que bo-tarlo rápido. Sostener a un uribestia en ese cargo será nefasto para el país.

El hombre fue detenido y acusado de detenciones arbitrarias, amenazas, tortu-ras, desaparición y asesinatos en el operativo de búsqueda de presuntos miembros del EPL, pero la justicia penal militar lo absolvió el 4 de mayo de 1998, por lo que obtuvo su libertad con sólo pagar como caución un salario mínimo legal.

Dos años después se presentó el atentado contra el entonces senador Wilson Borja. En la escena del crimen (donde murieron una vendedora de tintos y uno de los atacantes) quedó un celular con múltiples llamadas de Maldonado Vidales, dato que llevó a los investigadores a identificarlo como el autor intelectual del atentado. El 14 de mayo de 2002 la Fiscalía lo llamó a juicio, y el 19 de diciembre de 2003 el Juzgado Quinto Penal del circuito especializado de Bogotá lo condenó a 28 años de prisión.

Ya es conocido de autos que en noviembre de 2004 Maldonado se fugó de un Batallón de Policía Militar, pese a estar custodiado por unos 30 guardias, y que después de su primera recaptura fue a parar a la base de Tolemaida, donde vivía a cuerpo de rey y de donde se habría fugado el pasado 18 de enero, sin que los capciosos puedan entender por qué su supuesta recaptura se dio dentro de la misma base…

Ha sido largo el recuento, pero apunta a que hay cierta clase de militares acusados y/o condenados por la justicia civil, a los que desde la óptica castrense se les debería calificar de héroes y en consecuencia deberían recibir –y en la práctica reciben– trato como tales. Y es que, en el contexto ya referido de la obtención de resultados (enmarcados además en la doctrina de la Seguridad Nacional), ¿qué pecado puede haber en deshacerse de unos supuestos guerrilleros del EPL, o en querer eliminar a un dirigente sindical de extracción comunista?

Otro ejemplo representativo de esta lógica singular es el del coronel (r) Al-fonso Plazas Vega, condenado a 30 años de prisión por la desaparición forzada de 11 personas durante la retoma del Palacio de Justicia en noviembre de 1985, pero quien ocho meses después de su condena no ha podido ser conducido a un centro penitenciario, como corresponde, y continúa pagando su deuda con la justicia en una guarnición militar, quizá porque actuó “¡defendiendo la democracia, maestro!”.

Interesante reto entonces el que se le plantea al ministro del Interior y Justicia, Germán Vargas Lleras: ¿logrará hacer cumplir lo de “replantear la permanencia de muchas de las personas condenadas en las instalaciones de las brigadas militares”? Es aquí donde se podrá saber a ciencia cierta quiénes son los que en realidad dan las órdenes en este país (y quiénes los que las obedecen) de un lado, y de otro por qué el presidente Juan Manuel Santos estaría tan interesado �o mejor, necesitado- en contratar como asesor en Derechos Humanos a una figura mundialmente reconocida como el juez español Baltasar Garzón.

Jorge Gómez es periodista. http://jorgegomezpinilla.blogspot.com

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Antonio Jiménez Castañeda Invitado Especial, Jardín Botánico

Bogotá. Fue una velada de ensue-ño, que Colombia esperaba hace 100 años. Los invitados fuimos cui-dadosamente acomodados en me-

sas ubicadas junto a plantas emble-máticas de nuestra

amada Colombia. Nosotros queda-mos al pie de la mata de chontadu-ro (bactris gasipaes), en compañía del Procurador Alejandro Ordóñez; los cantantes Miguel Bosé, Juanes y Carlos Vives; el desastroso Alcalde Mayor Samuel Moreno; el analis-ta Gustavo Álvarez Gardeazábal; el filósofo Kid Pambelé y los cómicos Andrés Felipe Arias, Tola y Maruja.

En la mesa de la mata de coca (erythroxylum coca) vimos al sabio, pensador, metafísico, teorizante, or-tógrafo, estudioso, escritor, inves-tigador, filósofo, columnista, juris-consulto y locutor José Obdulio Ga-viria, quien alquiló en Envigado un lujoso frac de pana color lila y chapi-nes de hule color crema. Lo acompa-ñaban su primo, el cineasta Roberto Escobar, hermano del ex congresista y urbanizador antioqueño Pablo Es-cobar Gaviria; el estadista y ganadero Mario Uribe; el industrial, caballista, palmicultor y caballero de la Legión de María, Santiago Uribe Vélez; el in-dustrial Carlos Náder, el ex ministro del Interior Fabio Valencia Cossio; el ministro de la Defensa, Cosito Rive-rita, quien estrenó un deslumbrante vestido de marinero; la empresaria y filántropa Enilse López; las ideólogas Rocío Arias y Eleonora Pineda; el ex ministro del Interior, periodista, tra-tadista, jurista, catedrático, gasista y políglota Fernando Londoño Hoyos; el benemérito coronel de caballería, historiador, localizador de desapare-

cidos y demócrata, Alfonso Plazas Ve-ga y un selecto grupo de internos VIP de la Picota, Cómbita e Itagüí.

Junto a la mata de totumo (tutu-mientus conservandis) se sentaron las principales lumbreras de Colombia en diferentes campos del saber y cul-tivadores del espíritu: Roberto Pom-bo; su cuñado Pachito Santos, Alfre-do Barraza, Andrés González, Yamid Amat, Juan Martín Caicedo, Pilar Cas-taño, Kiko Lloreda, Amparo Grisales, Héctor Abad Faciolince, Roberto So-to Prieto, Fabio Puyo Vasco, Gabriel Melo Guevara, Alberto Santofimio Botero, Alfredo Rangel, el caricatu-rista Pepón, Viena Ruiz, Regina On-ce y los hermanitos Nule.

En la animada mesa de la mata de

cacao sabanero ó borrachero (burun-danguis uribitaes) vimos departir a carcajadas, hasta caer dormidos so-bre los blancos manteles, a Ariel Ar-mel, Belisario Betancur, Alberto Ca-sas Santamaría, Álvaro Castaño Cas-tillo, Enrique Santos Calderón, Ab-dón Espinosa Valderrama, Juan Ca-milo Restrepo, Luis Carlos Sarmiento Angulo, María Isabel Rueda, Martha Lucía Ramírez, Gloria Zea, José Galat y Jorge Barón.

La mesa adyacente a la mata de cizaña (aprovechandis contratonguis) fue ocupada en su totalidad por la fa-milia Bessudo que estuvo esperan-do hasta el amanecer para asumir el manejo del Jardín Botánico a título de fideicomiso, de manera que quie-nes salieron de últimos, caminando en zigzag y cantando rancheras, de-bieron pagar forzosamente las pri-meras boletas de la nueva concesión.

Los comensales de la mesa situa-da bajo las frondosas y verdes ramas del árbol de maracachafa (cannabis sativa o bareta) fueron los hermani-tos Beto y Poncho Rentería, este úl-timo vestido con una vanguardista guayabera anaranjada de felpa, cor-

batín azul celeste, bufanda de seda rosado Soacha, mochila arhuaca vi-notinto en crochet, mocasines ama-rillo pollito de felpa y bermudas ne-gras de paño inglés. Los acompaña-ban Salvo Basile, Felipe Santos Cal-derón, Julio Sánchez Cristo, el gene-ral Óscar Naranjo, Ernesto Yamhure y Ana Mercedes Gómez.

A la hora de los discursos, las me-sas, abarrotadas de invitados, esta-llaron en vivas, lágrimas y aplausos. Desde todas las matas del Jardín Bo-tánico representativas de la colom-bianidad salían enhorabuenas. J.J. Rendón se rasgó en mil pedazos el frac con cuello de tortuga que lu-cía y lo secundaron Isabella Santo-domingo, Paola Turbay y la Conchi Araujo; Luis Alberto Moreno saltó, como un ringlete, a bailar con Lu-li Bossa. A Pedro Gómez le tembla-ba la mandíbula mientras gemía en un espontáneo y patriótico grito de aprobación, interrumpido por pa-trióticos bramidos de alegría pro-venientes de los 40 baños portátiles instalados en los prados.

Al final, en medio de la lluvia, unos invitados regresaban a sus burbujas y limusinas blindadas, mientras que otros abordaban los camiones del IN-PEC exhibiendo sus brazaletes elec-trónicos de exclusivas marcas.

Solamente hubo un lunar, pues no hay dicha completa: una mujer, a todas luces desquiciada (a quien el general Naranjo habría de capturar oportunamente y desaparecer de la escena), quizás enviada por el terro-rismo y la oposición política irracio-nal, desgarró la noche con un grito inmoral: “¿Ven? ¡Sí hay mal que du-re cien años!”.

N. de la D.: esta crónica se entiende como una renuncia del autor, la cual acepta-

mos inmediata e irrevocablemente.

“Sí hay mal que dure cien años”Para celebrar el primer siglo de LE MIENTO, se llevó a cabo una exclusiva gala en el Jardín Botánico de Bogotá.

El inclemente aguacero –que Samuel Moreno no fue capaz de controlar– no hizo deslucir la celebración.

www.lemiento.com – bogotá – colombia febrero de 2011 – edición especial de un pasquín

José Obdulio Gaviria paradirector del DAS; es un anhelonacional.

Plinio Apuleyo Mendoza hablade Auschwitz y otros relatos de ciencia ficción.

Febrero, 2011 1.000d i s c u l p a s

debes creerdebes saber debes sapear falsificados

DAS UFO

luJo DE orADorESloS DIScurSoS fuEron pocoS, pEro sEsudOs y cONcLuyENTEs.

Primero habló el esposo de Juani-ta, cuya determinación y recia voz fueron afinados con media botella de whisky. Es-tuvo sincero: “Si bien es cierto que nues-tros obedientes periodistas no consultan fuentes y ello no es coincidente con algu-nas normas de calidad IncoTEc, nadie puede negar que son trabajadores incan-sables y ciertamente dóciles, pero verti-cales cuando se les ordena callar, ignorar o defender la democracia y los principios que nos legaron primo de rivera, el Ge-neralísimo francisco franco, su reveren-cia Sacra Augusto pinochet y el general luis carlos camacho leyva (para no ir tan lejos) quienes ahora constituyen nuestro norte, nuestro oriente, nuestro sur y nues-tro occidente”, exclamó.

El orador de fondo fue el Excelentí-simo señor Presidente de la Repú-blica: “no es porque este templo de las le-tras sea de mi familia que yo estoy aquí. no, no, no. Siempre he proclamado que tanto el gobierno como la prensa deben ser inde-pendientes. Ahora bien: lo mejor que le ha sucedido a esta casa –que tanto ha sufri-do recibiendo a regañadientes el favor y los contratos de tantos gobiernos cuestionados que no vale la pena recordar esta noche– es que yo haya sido su socio y funcionario. por tanto, y ustedes sabrán comprender, no dudo un instante al condecorarme a mí mismo, aquí y ahora, con una medalla de oro macizo al Mérito Supremo, por mis eje-cutorias como periodista ejemplar y por mis bonitos y universales logros obtenidos con mucho esfuerzo. finalizo subrayando que los encantos de mi querida familia y mi, digo, su periódico, sumados a mi simpatía personal y sencillez, constituyen la esencia de la nacionalidad colombiana, de la cual yo soy un modesto representante”.

Parranda

Testimonios

EMERGENcIA

El busto portátil del doctor Eduardo santos fue cubierto a última hora con un mantel, para evitar que descubriera que su obra magna había caído en manos de la falange que tanto combatió.

BARRIGA LLENA,cORAZÓN cONTENTOEl restaurante fran-cés la Margarita del ocho ofreció la co-mida; y los licores fueron cortesía de las más exclusivas bodegas del Sanan-dresito de la 38.